Post on 16-Oct-2021
Rafael Castellano Página 1
ABRAHAM MASLOW: TEORIA MOTIVACIONAL DE UN PSICOLOGO HUMANISTA
Rafael Castellano
Abraham Maslow
Existen pocos autores tan citados y, al mismo
tiempo, tan insuficientemente analizados
como Abraham Maslow. Su extendida fama
está directamente asociada con la masiva
aplicación de su teoría de la motivación en
el campo de la educación y en el mundo de
las organizaciones, (ilustrada por medio del
dispositivo de la “jerarquía de
necesidades”). Sin embargo –
sorprendentemente- no es mucha la gente
(entre quienes aplican o utilizan de algún
modo ese dispositivo o constructo) que
comprende los fundamentos y supuestos
filosóficos y antropológicos que están detrás
de su teoría motivacional.
El objetivo de este artículo es ahondar
brevemente en esos fundamentos, refrescar
y profundizar la lógica de la “jerarquía de
necesidades” y ofrecer una crítica actual de
las propuestas de este autor.
1) FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS Y
ANTROPOLÓGICOS
A) AMBIENTE Y EPOCA QUE
ENMARCAN LA OBRA DE MASLOW
Hacia fines de la década de 1940 Maslow
había decidido que su principal área de
interés – dentro del campo de la psicología-
sería investigar sobre la motivación de la
conducta humana y, en este terreno,
predominaban por entonces el psicoanálisis
freudiano y el conductismo de Skinner.
Los psicólogos humanistas (Gordon Allport,
Erich Fromm, Rollo May, Carl Rogers y el
propio Maslow) se presentaron como una
alternativa diferente (más optimista acerca
de la naturaleza humana) que las encarnadas
por Freud y por el conductismo. Para
conocer mejor a Maslow, creo que es
importante comenzar por recordar de qué
perspectivas intentó diferenciarse. A Maslow
le interesaba investigar la naturaleza y la
dinámica de la energía que motoriza la
conducta humana. Freud - desde el
psicoanálisis- y Skinner –desde el
conductismo- ya habían propuesto sendos
marcos teóricos y experimentales para
explicar esa cuestión. Maslow intrentó
diferenciarse de esas dos tradiciones. Para
llegar a Maslow repasaremos brevemente,
entonces, lo que Freud y el conductismo
sostenían.
Sigmund Freud
Freud concibió la personalidad como una
totalidad dinámica organizada de acuerdo
con tres grandes sistemas o instancias que,
Rafael Castellano Página 2
en mutua interacción permitían explicar la
vida psíquica. Ello, Yo y Superyó,
influyéndose y condicionándose, estructuran
el psiquismo. El Ello (nombre impersonal que
Freud toma de Groddeck) es la parte más
primitiva de nuestro psiquismo y se refiere a
las funciones y fenómenos psíquicos
originados por nuestras necesidades
orgánicas. Dice Freud:
“Ha de sernos muy provechoso (…) seguir la invitación
de Groddeck, el cual afirma siempre que aquello que
llamamos nuestro Yo se conduce en la vida
pasivamente y que en vez de vivir somos vividos por
poderes ignotos e invencibles (…) Propongo dar el
nombre de Yo al ente que emana del sistema psíquico
y es primero preconsciente, y el de Ello –según lo hace
Groddeck- a lo psíquico restante –inconsciente- en lo
que dicho Yo se continúa.” (1)
El Ello es la fuente de impulsos que se nos
imponen y de los que no experimentamos la
vivencia de ser sus autores. Solo sentimos la
demanda de movernos hacia aquello que
calmará la urgencia interior produciendo el
placer de la satisfacción. Este mundo interior
de impulsos ciegos que no implican otra
meta inmediata que el placer, es el mundo
del Ello: un conjunto de impulsos y
tendencias instintivas (*)
_____
(*) En psicología se entiende por “instinto” una tendencia
innata de orden sensible, ciega y específica a la posesión o al
rechazo de objetos que, percibidos por los órganos de los
sentidos, aparecen como convenientes o no en función de la
resolución afectiva de agrado o desagrado que despiertan en
el individuo. En psicoanálisis, en cambio, instinto es la fuerza
o energía que origina los impulsos a la satisfacción causados
por las necesidades biológicas del organismo. Freud no usó,
en rigor, la palabra “instinto” sino la palabra alemana “triebb”
que expresa la idea de fuerza, tendencia, pulsión. Así, en
cuanto el instinto es un impulso, debe ser entendido como
representante psíquico de una excitación somática.
Este mundo interior de impulsos ciegos, que
no implican otra meta inmediata que el
placer, es el mundo del Ello: un conjunto de
impulsos y tendencias “instintivos”. La
actividad del Ello está sometida a una ley: el
principio del placer (la descarga de la tensión
psíquica) Los procesos del Ello son
inconscientes y solo tenemos conciencia de
ellos indirectamente en cuanto se forman
representaciones mentales. En síntesis: los
impulsos del Ello se satisfacen o bien
mediante la acción, o bien por medio de la
representación mental de objetos capaces de
procurarle placer. De lo contrario,
insatisfechos, quedan sujetos a la
“represión”. Así, capaz de obtener placer
gracias a unas representaciones mentales, el
Ello no necesita de la realidad ni tiene
contacto con ella. El Ello es incapaz –así- de
aprender. Su falta de contacto con la
realidad lo priva de experiencias de
aprendizaje. El Ello, además, no conoce la
moralidad: su único criterio de
discernimiento es el placer o displacer. Dice
Freud:
“El núcleo de nuestra esencia está formado por el
oscuro Ello (…) En él actúan los instintos orgánicos
formados, a su vez, por la fusión (…) de dos fuerzas
primordiales: Eros y Tanatos (destrucción) Más la
satisfacción instintual inmediata e inescrupulosa, tal
como la exige el Ello llevaría a peligrosos conflictos con
el mundo exterior y a la destrucción del individuo”. (2)
El Yo, por su parte, nos aparece como el
“agente” responsable de la experiencia
cognoscitiva del querer. Se nos muestra
abierto, en comunicación con dos mundos
diferentes: nuestro mundo interior y el
mundo exterior de la realidad. Esta
comunicación se logra porque el Yo percibe,
es capaz de captar cognoscitivamente tanto
Rafael Castellano Página 3
nuestros propios fenómenos internos como
los objetos reales del mundo. Mediante la
percepción el Yo forma las representaciones
mentales de los objetos con los que entra en
contacto y guarda tales representaciones
mentales, las que puede evocar por medio
de la memoria. Cuando hablamos de
representaciones mentales que “aparecen”
ante el Yo, hablamos de “fenómenos
psíquicos conscientes” pero también de
“fenómenos psíquicos latentes” a la
conciencia que reciben el calificativo de pre-
conscientes. A diferencia del Ello el Yo tiene,
entonces, contenidos conscientes.
El hecho de que no solo perciba sino que
también recuerde, implica –contrastando
con el Ello- que el Yo vive en el tiempo.
Distingue entre pasado y presente y proyecta
el futuro. La percepción de la realidad y el
recuerdo sugieren que el Yo aprende,
evoluciona, madura. El Ello es eternamente
infantil. El Yo es además agente ejecutor ya
que no solo forma representaciones
mentales de los objetos que pueden servir al
Ello para sus procesos primarios de
realización de deseos, sino que también
puede procurarse los objetos mismos.
El Yo está sujeto a la realidad al punto que
esta se le impone condicionando y rigiendo
se actividad de manera semejante a como el
placer condiciona y rige la actividad del Ello.
Y así como la actividad del Ello es eficaz en
cuanto obedece a la orientación impuesta
por el principio del placer, así es eficaz la
actividad del Yo en cuanto este se sujeta a la
orientación que le impone la realidad misma.
Por esta razón decimos que el Yo está sujeto
al principio de la realidad. La realidad lo
condiciona y lo rige.
En síntesis, Freud dice respecto al Yo:
El Yo gobierna la motilidad voluntaria. Su tarea
consiste en la autoconservación, y la realiza en doble
sentido. Frente al mundo exterior se percata de los
estímulos, acumula (en la memoria) experiencias sobre
los mismos, elude (por la fuga) los que son demasiado
intensos, enfrenta (por adaptación) los estímulos
moderados y, por fin, aprende a modificar el mundo
exterior, adecuándolo a su propia conveniencia
(actividad). Hacia el interior, frente al Ello, conquista el
dominio sobre las exigencias de los instintos, decide si
han de tener acceso a la satisfacción, aplazándola hasta
oportunidades y circunstancias más favorables del
mundo exterior, o bien suprimiendo totalmente las
excitaciones instintivas. (3)
Sigmund Freud
Por otro lado, la realidad proporciona al Yo la
dimensión ética-cultural, con sus maneras de
ver, de interpretar, de juzgar, de valorar y
sobre todo de aprobar o desaprobar, de
premiar o castigar. Se crea así una nueva
instancia que llamamos Superyó que tiene
una doble función. El Superyó como
autoridad ética incorporada manda lo que
hay que hacer ofreciendo ideales que realizar
(el Yo Ideal), y establece censuras y
prohibiciones (castigando al Yo con
remordimientos y sentimientos de culpa por
sus desobediencias). Dice Freud:
Rafael Castellano Página 4
Esta nueva instancia psíquica continúa las funciones
que anteriormente desempeñaron las personas
correspondientes del mundo exterior: observa al Yo, le
imparte órdenes, lo corrige y lo amenaza con castigos,
tal como lo hicieron los padres, cuya plaza ha venido a
ocupar. A esta instancia la llamamos Superyó, y en sus
funciones judicativas la sentimos como conciencia. (4)
En resumen: para Freud la fuente de donde
proviene la energía psíquica es el Ello (en
forma de energía que apetece placer sexual,
o en forma de libido libremente móvil), pero
el Yo controla al Ello manteniendo el
contacto con la realidad exterior en bien de
la persona. Sin embargo el proceso
dinámico-económico de distribución, control
y gasto de energía no es simple. El Yo gasta
energía en sus propios procesos psicológicos
cuyo objetivo es, en primer lugar, satisfacer
las necesidades biológicas (los impulsos del
Ello), actuando al servicio de las elecciones o
“catexias objetales” del Ello. El Yo orienta la
libido y la transforma en libido objetal. La
catexia objetal del Ello concuerda y se
refuerza con la libido objetal que el Yo dirige
hacia el objeto satisfactorio. Por medio de un
progresivo aprendizaje el Yo va cargando sus
representaciones mentales de de tales
objetos satisfactorios apareciendo, así,
catexias del Yo, lo que genera un superávit
de energía que se orienta a descubrir nuevos
objetos hacia los cuales orientar su libido que
(aún cuando sigue condicionada por el
principio del placer) puede ser
desexualizada. Igual sigue siendo una fuerza
impulsora caracterizada por su movilidad y
capacidad de desplazamiento. El modo en
que el Yo invierte su libido se relaciona con
un proceso clave, denominado
“identificación”.
Dice Freud: La identificación es la forma primitiva de
enlace a un objeto. Siguiendo una dirección regresiva,
se convierte en sustitución de un enlace libidinoso a un
objeto en introyección del objeto en el Yo. (5)
Burrhus Frederic Skinner (6)
Skinner propuso un análisis funcional de la
conducta que relaciona variables
independientes ambientales con variables
dependientes conductuales. Sugiere que una
vez conocidas las relaciones funcionales se
puede predecir una conducta si se tienen
claras las variables controladoras (variables
de las cuales la conducta es función), y se
puede controlar una conducta si se
manipulan esas variables controladoras.
B.F. Skinner
Los estados hipotéticos internos
(motivación, deseos, sentimientos) no son
variables causales.
Las variables independientes pueden ser
temporalmente remotas (las contingencias a
las cuales estuvo expuesto el organismo en
su historia de aprendizaje). La conducta está
determinada; posee regularidades. Es
posible establecer leyes para predecirla y
controlarla.
Rafael Castellano Página 5
Skinner se oponía a la idea de libre albedrío
(que concibe la conducta como actos de un
agente libre y no determinado causalmente).
La idea de que el individuo está más allá de
factores controladores le parecía peligrosa y
afirmaba que la era necesario identificar los
factores controladores para ejercitar el
máximo control sobre la propia vida.
Lo que controla la conducta no son ni
sentimientos ni estados observados
introspectivamente sino procesos y
estructuras mentales dentro del organismo.
Sin embargo se opone a quienes al explicar la
conducta se detienen en los “eventos
privados”. La cadena causal –sostiene- solo
se completa al llegar a las causas iniciadoras
en el ambiente. No existen causas
puramente mentales ni autonomía humana.
La regularidad de las conductas tiene que ver
con lo que llama “reforzamiento”
(consecuencias ambientales cuyos efectos se
detectan más tarde). La conducta es función
de sus consecuencias ambientales pasadas.
Los genes no determinan directamente la
conducta. Lo que se hereda es la
susceptibilidad hacia ciertas contingencias
ontogenéticas. Toda conducta es
condicionada por factores genéticos y
ambientales.
Distingue entre “mente” (ficción explicativa)
y “eventos privados” (imaginación, diálogo
interno, atención, emociones, percepción).
Señala que los términos psicológicos son
válidos como conductas verbales a estudiar,
pero no como factores explicativos.
Su objeto de estudio no es la mente o la
experiencia consciente, sino la conducta.
Entiende a la psicología como parte de la
biología, por lo que su objeto de estudio es la
conducta de los organismos. Optar por la
mente –dice- no contribuye a la predicción y
el control de la conducta. Pero, siendo la
conducta algo funcional y contextuado, no
puede restringirse al organismo: debe
abarcar sus relaciones funcionales y no su
morfología.
Considera importante tratar el tema de la
“privacidad” (fenomenología) abordándolo
desde la conducta en lugar de partir de la
experiencia inmediata. La conducta es, en
síntesis, un patrón modificado por la
exposición a contingencias de
reforzamiento durante la vida. Es el
resultado de esa historia de aprendizaje.
Pero esto no tiene que ver con un
almacenamiento de información de las
contingencias. Las contingencias de
reforzamiento cambian a la persona;
cambian el organismo pero no en un sentido
psíquico o cognitivo, sino mediante cambios
fisiológicos que dan lugar a nuevas
conductas. Las conductas pueden ser
“respondientes” (reflejos y conductas
aprendidas por ciertos condicionamientos o
estímulos) u “operantes” (conductas
llamadas voluntarias que operan
seleccionando consecuencias en el
ambiente). La “operante” explica el
propósito, significado o intención cuando
identifica sus variables controladoras.
Propósito, significado, intención, no son
propiedades de la conducta en sí misma sino
formas de referirse a variables controladoras
(potencialmente manipulables). Skinner no
niega la conciencia pero la limita a dos
significados: a) capacidad de responder ante
ciertos estímulos; b) capacidad de conducta
auto- descriptiva.
Rafael Castellano Página 6
Pues bien: estos dos enfoques (el de Freud y
el de Skinner) dominaban la escena por
entonces.
Dos psicólogos, desencantados con la visión
de Freud tendiente a explicar la conducta
humana en términos “deshumanizantes” (en
el sentido de que obedecía a “energías”,
“sistemas psíquicos”, etc.), e insatisfechos
con la insistencia del psicoanálisis en pensar
la conducta partiendo de casos patológicos y
sin prestar demasiada atención a las
personas “sanas”, comienzan a abrir un
camino por el que luego transitará Maslow:
el de la reflexión psicológica a partir de los
principios de la filosofía existencial. Esas dos
personas fueron el psiquiatra Ludwig
Binswanger y el psicoanalista -y también
psiquiatra- Medard Boss.
Binswanger sugirió que Freud estaba
perdiendo la realidad fenoménica de la
experiencia humana, refiriéndose al hecho
de que para la fenomenología existe una
unidad mente/cuerpo, y que en la
experiencia fenoménica la persona es y
permanece como una unidad.
Tanto Binswanger como Boss fueron muy
influenciados por la filosofía de Heidegger.
Ambos estudiaron la existencia del “ser” en
un tiempo presente, en un espacio
determinado y en la perspectiva de un
carácter ideográfico centrado en la
individualidad. La visión desarrollada por
estos autores concibe a un ser humano que
progresa activamente en la vida asumiendo
la responsabilidad de realizar sus
posibilidades, aprendiendo a trascender
realizando sus potencialidades.
La psicología humanista de Maslow también
está fuertemente enraizada en el
existencialismo, que concibe al hombre
como un “ser- en- el- mundo”, consciente de
su propia existencia. Los existencialistas
rechazan la noción de que las personas estén
sobre-determinadas por factores
hereditarios o influencias ambientales y
creen que cada quien tiene la libertad de
elegir, y es responsable por su propia
existencia.
Los principios del existencialismo que mayor
influencia ejercieron sobre las teorías de
Maslow, son tres:
Libertad
Para el existencialismo el individuo es
completamente libre de elegir y es, por
tanto, completamente responsable de su
existencia. “La vida es lo que hacemos de
ella”. Tal libertad de elección no implica
necesariamente que el individuo actuará en
función de su mejor interés. La libertad no
asegura que todas las elecciones serán
sabias. Esta premisa existencial atrae a los
teóricos humanistas (Maslow incluído)
porque colocan al ser humano como eje
determinante de su propia conducta y
experiencia. El humano es un “agente
Rafael Castellano Página 7
consciente” que experimenta, decide y
escoge sus acciones. La psicología humanista
toma este modelo como punto de partida
propio: un ser responsable, libre y realizando
elecciones entre diversas posibilidades
abiertas.
Devenir
Quizás, el concepto existencialista más
relevante (desde el punto de vista del análisis
de la teoría motivacional de Maslow), es el
de “devenir”. Para el existencialismo una
persona no es algo estático: siempre está en
el proceso de devenir algo diferente. En
consecuencia depende de ella –en tanto
agente libre- realizar (en todo cuanto sea
posible) sus potencialidades. Solo
“actualizando” esos potenciales puede el
individuo vivir una vida auténtica. Para el
humanismo, una existencia auténtica
requiere más que la satisfacción de las
necesidades biológicas y los impulsos
sexuales y/o agresivos. Las personas que
resisten el “devenir” se niegan a sí mismas
las posibilidades de una vida humana. Para
Maslow esto es una tragedia porque
contemplaba el proceso de devenir (o –en
sus propia palabras- de auto –actualización o
auto- realización) como inherente a la
naturaleza humana. Esto no significa que los
psicólogos humanistas no reconozcan las
dificultades propias del intento por desplegar
una vida plena de sentido y realización, sobre
todo en un escenario de profundos cambios
culturales en el que los valores y las
creencias tradicionales han dejado de actuar
como guías para la vida.
Experiencia Humana
El humanismo enfatiza el modo en que la
consciencia, los sentimientos y emociones
subjetivas, y las experiencias personales, se
relacionan con la propia existencia en un
“mundo- de- otros”. Se trata de una
perspectiva “fenomenológica” para la cual la
cual la experiencia subjetiva (tal como se
presenta aquí y ahora) es el fenómeno
primario para el estudio de la naturaleza
humana. Las explicaciones teóricas son
secundarias respecto de la experiencia en sí
misma y respecto del sentido que esta tiene
para los propios individuos. En este sentido,
Maslow escribió: “El elemento básico del
campo del conocimiento es la experiencia
íntima y directa. (…) No existe ningún
substituto de la experiencia”. Esto llevó a
Maslow a apreciar la individualidad. Este
enfoque (en lo que se refiere al estudio de la
personalidad) se denomina “ideográfico”: el
foco principal está puesto en las
singularidades de cada persona. Como
resultado, Maslow sostuvo que toda
conducta está gobernada por una tendencia
hacia la auto-actualización, tendencia que es
idiosincrática (característica) del individuo.
Esta tendencia lleva a los individuos a través
de una progresión jerárquica orientada a
alcanzar la auto-actualización. De un modo
similar a Freud denomina a cada una de
estas etapas “necesidades”, pero el sentido o
el énfasis es muy distinto: Maslow no se
refiere a procesos inconscientes, y su teoría
no hace alusiones a conflictos internos que
operarían como la fuente de la motivación. A
diferencia de Freud enfatiza el componente
idiosincrático, individual, de la naturaleza
humana, y una progresión sistemática a
través de una pirámide de necesidades
jerárquicamente organizada. (7)
Rafael Castellano Página 8
B) MARCO ANTROPOLÓGICO Y
FILOSÓFICO DE LA OBRA DE
MASLOW.
Maslow, como ya señalé, se encuadró dentro
de las posturas teóricas del existencialismo.
Escribió:
Nos hallamos en un período de transición de una
imagen del ser humano a otra, de una filosofía de vida
a otra (…) Como afirmación general puede llamarse
visión humanista (…) Se trata de un rechazo del
enfoque no humano, impersonal y orientado hacia el
objeto (…) ¿Que está sucediendo en la psicología? El
punto de vista mecanicista de la ciencia, la imagen
conductista de los seres humanos, trata al individuo
como un objeto pasivo (…) El nuevo existencialismo
contrasta la imagen de los seres humanos como
objetos pasivos, dominados por las fuerzas económicas
marxistas o por las fuerzas inconscientes freudianas
con la imagen del ser humano como alguien en
movimiento. Hoy día se habla mucho de elección,
experiencia personal, decisión y responsabilidad. Hay
muchos escritos sobre la forma en que es posible (…)
tomar nuestro propio destino en nuestras manos. En
los escritos de Skinner nunca encontrarán estas
palabras. Por el contrario, él constantemente habla de
refuerzo. En la novela de Skinner “Walden Dos” se
trata a toda la población condicionándola,
conformándola y moldeándola por un profeta
benévolo (…) Por el contrario, el enfoque
existencialista pone de relieve la capacidad de cada
persona para escoger y para resistir (…) Actualmente se
habla mucho del Yo y de la identidad personal. Lo que
se halla implicado en estos debates es algo que
podemos llamar “cualidad del ser humano”, pero entre
los pensadores mecanicistas no existe el concepto de
naturaleza humana. El existencialismo es el “agente”
(…) el que decide. (8)
En relación a este punto afirmaba lo
siguiente:
“Elegir, reconocer y asumir lo propio, lo idiosincrático,
es lo mismo que elegir la realización de los potenciales
instintoides. En la búsqueda personal de identidad
descubrimos la manera en que somos distintos de las
demás personas, pero –al mismo tiempo- descubrimos
lo que es común a todos. No se trata de una teoría
conductista o de los instintos: las conductas que están
genéticamente determinadas son “reflejas” y no tienen
mucha importancia para el psicólogo, como si la tienen
los impulsos, las necesidades en sentido estricto (…)
Me importa destacar lo instintoide (aunque esta
palabra me haya generado muchos problemas) porque
me irrita el punto de vista que acentúa en exceso lo
sociológico y ambiental en la psicología, como es el
caso de Erich Fromm. (…) Aunque la meta consiste en
volverse plenamente humano, en convertirse en todo
lo que la persona puede llegar a ser, la persona tiene
que hacer elecciones y seleccionar entre una gran
reserva de potenciales. Para una persona muy limitada
o poco inteligente, la plena realización (el máximo de
lo que puede lograr) puede consistir en algo muy
simple. (…) Al elegir, uno también hace sacrificios
porque posterga ciertos potenciales. (9)
La psicología humanista supone que existe
una esencia humana definida. La forma
concreta que adopta es la “teoría de los
instintos”, pero también tiene que ver con la
“teoría de la capacidad y de las necesidades”,
es decir, con el hecho de “capacidades que
quieren expresarse y realizarse” (en este
punto Maslow subraya una diferencia con la
idea de Sartre de una relatividad total,
sosteniendo –por el contrario- que la
naturaleza humana no es infinitamente
maleable y que posee parámetros definidos).
(9). Cada uno de nosotros, desde su óptica,
tiene una naturaleza superior que es parte
de nuestra esencia, lo que significa que –bajo
condiciones favorables- las personas
manifestarán rasgos como afecto, altruismo,
amistad, generosidad, bondad. Estas son las
características propias de lo que llamó
“autorrealización”. Esta naturaleza superior
se manifiesta gracias a buenas condiciones
del entorno, en las personas “plenamente
evolucionadas”. Esto no significa que Maslow
rechace las diversas teorías que señalan que
en los humanos radica tanto el potencial
Rafael Castellano Página 9
para lo bueno como para lo malo, pero pone
el acento en la tendencia a lo bueno en
entornos favorables. Así, afirmó: “Una buena
sociedad es aquella que posibilita la
autorrealización de sus miembros”. (10) “El
humano, cuando está plenamente implicado
en lo que hace, tiende a considerar que sus
mayores gratificaciones son las meta-
gratificaciones, los “valores del ser”:
contribuir a la justicia, la excelencia, la
belleza, la verdad. (11)
Abraham Maslow
Pues bien, nos habíamos planteado
identificar cuáles son los elementos que
distinguen los planteos teóricos de Maslow
respecto de los de aquellos de quienes
pretendió diferenciarse (el psicoanálisis
freudiano y el conductismo de Skinner).
Repasemos entonces las principales
divergencias.
Para Freud, la fuente de donde proviene la
energía psíquica es el Ello, donde actúan
instintos orgánicos cuyo único criterio de
discernimiento es el placer o displacer. No
hay allí moralidad, temporalidad,
maduración ni teleología alguna. La
constitución del Ello es irracional e
inconsciente. En el Yo sí aparecen
fenómenos psíquicos conscientes,
temporalidad, aprendizaje y principios
morales (Superyó), pero no es allí donde
radican las motivaciones y la energía. Su
función –antes bien- es controlar, reprimir y
orientar las demandas que surgen del Ello. El
Yo es en mayor medida sede de
remordimientos, culpas y angustias que de
motivaciones. Las representaciones mentales
que el Yo produce para descubrir e investir
objetos satisfactorios -en términos de las
exigencias del Ello-, implican un desgaste de
energía, pero el origen de tal desgaste se
inicia en el Ello. El Yo, cuando logra generar
un superávit de energía, se orienta a
descubrir nuevos objetos en los que invertir
su propia libido, mediante el proceso de
identificación.
Para Skinner, la conducta no está
determinada por causas mentales, ni
exclusivamente genéticas, ni se puede hablar
de autonomía humana. Las causas
iniciadoras de la conducta son externas,
están en el ambiente, y los patrones de
conducta se van estableciendo mediante
procesos de reforzamiento. En ellos no hay
propósito, significado ni intención, sino solo
manipulación de variables controladoras. La
conciencia no va más allá de la capacidad
para responder ante ciertos estímulos, o
para la auto-descripción.
Maslow, por el contrario, coloca al ser
humano como eje de su propia conducta y
experiencia, como “agente consciente” que
experimenta y decide sus acciones. Pero este
decidir va más allá de la satisfacción de
necesidades biológicas y pulsiones. La
naturaleza humana tiende a “devenir”, a
realizar –en cuanto sea posible- sus
potencialidades. Toda conducta está
gobernada por una tendencia a la
Rafael Castellano Página 10
actualización. Y cada persona es singular por
lo que los procesos de auto-actualización
también lo son.
En una difundida entrevista en la Universidad
de Brandeis con el Dr. Frick (12), Maslow
expresa que el hombre realiza sus
potenciales de manera muy similar a como
una bellota se transforma en un árbol. Esta
sentencia le sugiere a Frick una suerte de
“programación” que le preocupa. Maslow no
rechaza esta connotación pero, al ratificarla y
reelaborarla, expresa una postura
nítidamente existencialista. Dice:
Tenemos un sentido interior de una fuerza irresistible y
prácticamente nada puede impedir que un gato se
convierta en un gato, pero actuar sobre esa naturaleza
es lo que constituye la insistencia existencial en la que
el hombre se hace a sí mismo. Diría que las
potencialidades de la naturaleza humana tienen una
raíz biológica y son instintoides, pero que es en la
cultura y en la propia vida, y con voluntad y con auto-
responsabilidad que el hombre se hace a sí mismo. Es
decir, sin no se hace nada con las potencialidades uno
es un vegetal, de modo que el trabajo esforzado es el
camino (...) (Pero) no hay que pecar de antibiologismo.
Frick le señala una posible contradicción:
descubrir la propia naturaleza o crearla,
elegirla. Maslow contesta:
Falta una palabra que exprese conjuntamente las ideas
de descubrir (los propios talentos, tendencias, gustos,
propensión constitucional temperamental) y revelar,
crear (mediante el esfuerzo y la propia determinación
de uno mismo); pero con acento en lo “receptivo”. La
creación no es arbitraria. No puedo transformarme en
mujer, salvo de una manera muy ineficaz e
insatisfactoria.
Así, crear parece ser –para Maslow-
descubrir que es uno (tendencias,
propensiones, intenciones) y, luego, trabajar
para que todo eso se actualice, se concrete.
Sin embargo, dice:
(Pero) la mayoría de las personas no solo no conocen y
no aprecian su tendencia a volverse más plenamente
humanas, sino que están dominadas por las
necesidades del momento. No saben de antemano que
luego de haber llegado esa gratificación buscarán otra
necesidad superior. Para ellos el valor absoluto es la
necesidad, en la jerarquía, por la que están dominados
durante un período particular.
2) LA JERARQUÍA DE NECESIDADES (13)
A) BREVE PRESENTACIÓN DEL
DESARROLLO DE MASLOW
Trabajando con monos, Maslow descubrió -
muy al principio en su carrera- que ciertas
necesidades prevalecen sobre otras. Por
ejemplo, si alguien está hambriento o
sediento tenderá a calmar la sed antes que
comer. Alguien puede pasarse sin comer
unos cuantos días, pero solo podrá estar un
par de días sin agua. La sed es una necesidad
“más fuerte” que el hambre. De la misma
forma, si alguien está muy sediento, pero lo
han sometido a condiciones que no le
permiten respirar, privilegiará la necesidad
de respirar. El sexo, naturalmente, es menos
importante que cualquiera de estas
necesidades.
Maslow recogió esta idea y creó su ahora
famosa jerarquía de necesidades. Además
de considerar las evidentes agua, aire,
comida y sexo, identificó cinco grandes
bloques: las necesidades fisiológicas,
necesidades de seguridad y
reaseguramiento, la necesidad de amor y
pertenencia, necesidad de estima y la
necesidad de actualizar el sí mismo (self); en
ese orden.
1. Las necesidades fisiológicas. Incluyen las
necesidades que tenemos de oxígeno, agua,
Rafael Castellano Página 11
proteínas, sal, azúcar, calcio y otros
minerales y vitaminas. También se incorpora
aquí la necesidad de mantener el equilibrio
del PH (volverse demasiado ácido o básico
nos mataría) y de la temperatura (36.7 ºC o
cercano a él). Otras necesidades
consideradas en este punto son las dirigidas
a mantenernos activos, a dormir, a
descansar, a eliminar desperdicios (CO2,
sudor, orina y heces), a evitar el dolor y a
tener sexo.
Maslow creía, apoyándose en sus
investigaciones, que éstas eran de hecho
necesidades individuales y que, por ejemplo,
una falta de vitamina C conduciría a una
persona a buscar específicamente aquellas
cosas que en el pasado proveían de vitamina
C, por ejemplo el jugo de naranja.
2. Las necesidades de seguridad y
reaseguramiento. Cuando las necesidades
fisiológicas se mantienen compensadas,
entra en juego este segundo grupo
relacionado con la preocupación por
cuestiones relativas a la provisión de
seguridad, protección y estabilidad. Incluso
puede desarrollarse una necesidad de
estructura, de ciertos límites, de orden.
Desde una perspectiva negativa, el sujeto
puede empezar a preocuparse no por
necesidades como el hambre y la sed, sino
por sus miedos y ansiedades. En el adulto
medio no marginalizado, este grupo de
necesidades se representa en las urgencias
por hallar una casa en un lugar seguro, la
estabilidad laboral, un buen plan de
jubilación un buen seguro de vida, etc.
3. Las necesidades de amor y de
pertenencia. Cuando las necesidades
fisiológicas y de seguridad se equilibran
entran en escena las necesidades de
amistad, de pareja, de hijos, de relaciones
afectivas en general, incluyendo la sensación
general de comunidad. Desde el ángulo
negativo, nos volvemos exageradamente
susceptibles a la soledad y a las ansiedades
sociales. En nuestra vida cotidiana,
exhibimos estas necesidades en nuestros
deseos de unión (matrimonio), de tener
familias, de ser parte de una comunidad, de
ser miembros de una iglesia, de una
hermandad, de ser parte de una barra de
amigos o pertenecer a un club. También se
manifiesta en lo que buscamos al elegir una
carrera.
4. Las necesidades de estima. Resuelto lo
anterior empezamos a preocuparnos por la
autoestima. Maslow describió dos versiones
de necesidades de estima, una baja y otra
alta. La baja es la del respeto de los demás, la
necesidad de estatus, fama, gloria,
reconocimiento, atención, reputación,
apreciación, dignidad e incluso dominio. La
alta comprende las necesidades de respeto
por uno mismo, incluyendo sentimientos
tales como confianza, competencia, logros,
maestría, independencia y libertad. Señalaba
que esta es la forma “alta” porque, a
diferencia del respeto de los demás, una vez
que desarrollamos cierto respeto por
nosotros mismos, suele ser más estable y es
más difícil perderlo.
La versión negativa de estas necesidades es
una baja autoestima y complejos de
inferioridad. Maslow creía que Adler había
descubierto algo importante cuando propuso
Rafael Castellano Página 12
que este asunto estaba en la raíz de muchos
de nuestros problemas psicológicos.
Maslow llama a estos cuatro niveles
anteriormente mencionados necesidades de
déficit o Necesidades-D. Si no tenemos lo
suficiente de algo (tenemos un déficit),
sentimos la necesidad. Pero si logramos lo
que necesitamos, no sentimos tal déficit. En
otras palabras, no tenemos esa motivación.
El autor también habla de estos niveles en
términos de homeostasis, principio a través
del cual opera nuestro termostato de forma
equilibrada: cuando hace mucho frío,
enciende la calefacción; cuando hace mucho
calor, apaga el calentador. De la misma
manera, en nuestro cuerpo, cuando falta
alguna sustancia, desarrolla un ansia por ella;
cuando logra conseguir suficiente de ella,
entonces se detiene el ansia. Lo que Maslow
hace es simplemente extender el principio de
la homeostasis a las necesidades, tales como
la seguridad, pertenencia y estima. Considera
a todas estas necesidades como
esencialmente vitales. Incluso el amor y la
estima son necesarios para el
mantenimiento de la salud. Afirma que todas
estas necesidades están construidas
genéticamente en todos nosotros, como los
instintos. De hecho, les llama necesidades
instintoides (casi instintivas).
En términos de desarrollo general, nos
movemos a través de estos niveles como si
fueran estadios. Apenas nacidos, nuestro
foco (o casi nuestro completo complejo de
necesidades) está en lo fisiológico.
Inmediatamente, empezamos a reconocer
que necesitamos estar seguros. Poco tiempo
después, buscamos atención y afecto. Un
poco más tarde, buscamos la autoestima.
Bajo condiciones de estrés o cuando nuestra
supervivencia está amenazada, podemos
“regresar” a un nivel de necesidad anterior.
También todo esto puede ocurrir en una
sociedad de cierto bienestar: cuando la
sociedad sufre abruptas disrupciones las
personas empiezan a reclamar que un nuevo
líder tome las riendas y se haga cargo.
Maslow sugiere que podríamos preguntarles
a las personas sobre su “filosofía de futuro”,
cuál sería su ideal de vida o del mundo y- así
- conseguir suficiente información sobre
cuáles de sus necesidades están cubiertas y
cuáles no.
Quien tiene problemas significativos a lo
largo de su desarrollo (por ejemplo, periodos
más o menos largos de inseguridad o
desamparo en la infancia, o la pérdida de un
miembro familiar por muerte o divorcio, o
rechazo significativo y abuso) podría “fijar”
este grupo de necesidades para el resto de
su vida.
Rafael Castellano Página 13
Esta es la comprensión de Maslow sobre la
neurosis. Por ejemplo: quien atravesó
situaciones de privaciones en su infancia,
aunque tenga ahora todo lo que necesita, se
seguirá sintiendo necesitado-
obsesivamente- por tener dinero y ahorrar
constantemente. O, si sus padres se
divorciaron cuando aún era muy pequeño;
aunque ahora tenga una familia integra se
sentirá constantemente celoso o creerá que
lo van abandonar en cualquier oportunidad
porque no es lo suficientemente “bueno”
para ella.
5. Auto-actualización
El último nivel es diferente. Maslow ha
utilizado una gran variedad de términos para
referirse al mismo: motivación de
crecimiento (opuesto al déficit motivacional),
necesidades de ser (o B-needs, opuesto al D-
needs), y auto-actualización.
Se trata de necesidades que no comprenden
balance u homeostasis. Una vez logradas,
continúan haciéndonos sentir su presencia.
De hecho, tienden a ser aún más insaciables
a medida que las alimentamos. Comprenden
aquellos continuos deseos de llenar
potenciales, de “ser todo lo que se pueda
ser”. Es una cuestión de ser más completo;
de estar “auto-actualizado”.
Dada la dificultad evidente de cubrir
satisfactoriamente todas las necesidades
previas de la jerarquía, no es sorprendente
que solo exista un puñado de personas que
sean verdadera y predominantemente auto-
actualizadas. En algún momento, Maslow
sugirió que se trata de apenas un 2%.
La pregunta es: ¿qué es lo que Maslow
quiere decir exactamente con auto-
actualización? Para responder, tendremos
que analizar a aquellas personas que Maslow
considera auto-actualizadas. Empezó
escogiendo a un grupo de personas (algunas
figuras históricas y otras que él conocía y
que le parecía que cumplían con los criterios
de ser auto-actualizadas). Se incluyeron en
este angosto grupo personajes como
Abraham Lincoln, Thomas Jefferson,
Mahatma Gandhi, Albert Einstein, Eleanor
Roosevelt, William James, y otros. Luego se
centró en sus biografías, escritos, actos,(y
palabras de aquellos a los que conoció
personalmente) y así sucesivamente. De
estas fuentes, desarrolló entonces una lista
de cualidades similares a todo el grupo,
opuesta a la gran masa compuesta por el
resto. Estas personas estaban – sugirió-
centradas en la realidad, lo que significa que
podían diferenciar lo falso o ficticio de lo real
y genuino. También eran personas centradas
en el problema, o lo que es lo mismo,
personas que enfrentaban los problemas de
la realidad en virtud de sus soluciones, no
como problemas personales inabordables o
ante los que se sometían. Y además, tenían
una percepción diferente de los significados
y los fines. Creían que los fines no
Rafael Castellano Página 14
necesariamente justifican los medios; que los
medios pueden ser fines en sí mismos y que
los medios eran con frecuencia más
importantes que los fines.
Los auto-actualizadores poseían también una
manera peculiar de relacionarse con los
demás. En primer lugar, tenían una
necesidad de privacidad, y se sentían
cómodos estando solos. Eran relativamente
independientes de la cultura y el entorno,
apoyándose más en sus propias experiencias
y juicios. Así mismo, eran resistentes a la
enculturación, esto es, que no eran
susceptibles a la presión social; eran de
hecho, inconformistas en el mejor sentido.
Poseían, por otra parte, lo que Maslow
llamaba valores democráticos, o sea, que
eran abiertos a la variedad étnica e
individual, e incluso la defendían. Tenían la
cualidad llamada en alemán
Gemeinschaftsgefühl (interés social,
compasión, humanidad). Y disfrutaban de las
relaciones personales íntimas con pocos
amigos cercanos y miembros familiares, más
que de un montón de relaciones superficiales
con mucha gente.
Tenían un sentido del humor no hostil,
prefiriendo las bromas a costa de sí mismos
o de la condición humana, pero nunca
dirigida a otros. Poseían además una
cualidad llamada aceptación de sí mismo y
de los demás, lo cual implica que preferían
aceptar a las personas como eran, más que
querer cambiarlas. La misma actitud la
tenían consigo mismos: si tenían alguna
cualidad que no fuese dañina, la dejaban
estar, incluso aunque fuese una rareza
personal. En consonancia con esto surge la
espontaneidad y simplicidad: ellos preferían
ser ellos mismos antes que pretenciosos o
artificiales. De hecho, ante sus
inconformidades, tendían a ser
convencionales en la superficie,
precisamente lo contrario que los
inconformistas menos auto-actualizados que
tienden a ser más dramáticos.
Además, estas personas tenían una cierta
frescura en la apreciación; una habilidad
para ver cosas, incluso ordinarias, como
preciosas. Por consiguiente eran creativos,
inventivos y originales. Y, finalmente, tenían
una tendencia a vivir con mayor intensidad
las experiencias que el resto de las personas.
Una experiencia cumbre, como le gustaba
llamarla, es aquella que nos hace sentir
como fuera de nosotros; como
pertenecientes a un Universo; pequeños o
grandes en virtud de nuestra pertenencia a la
naturaleza. Sostenía que estas experiencias
tienden a dejar una huella sobre las personas
que las viven, transformándolas. Mucha
gente busca estas experiencias de forma
activa. También son llamadas experiencias
místicas y constituyen parte importante de
muchas religiones y tradiciones filosóficas.
No obstante, Maslow no creía que los auto-
actualizados sean personas perfectas.
También descubrió una serie de
imperfecciones a lo largo de su análisis: en
primer lugar, con bastante frecuencia sentían
ansiedad y culpa; pero una ansiedad y culpa
realistas, no neuróticas o fuera de contexto.
Algunos de ellos eran “idos” (ausentes
mentalmente). Y por último, algunos otros
sufrían de momentos de pérdida de humor,
frialdad y rudeza.
Rafael Castellano Página 15
B) PRESUPUESTOS DE LA TEORIA DE LA
JERARQUÍA DE NECESIDADES (14)
• Libertad
El ser humano es fundamentalmente
libre y responsable por su conducta.
Esa libertad se manifiesta en el modo
en que cada quien decide como
satisfacer sus necesidades, y –más
específicamente- en cómo cada
persona tiende hacia la auto-
actualización, decidiendo cuáles son
sus potencialidades y cómo
desarrollarlas. Una persona es tanto
más libre cuanto menos dominada se
encuentra por las necesidades
fisiológicas. A medida que una
persona asciende a través de la
jerarquía, va progresivamente
esculpiendo su propia individualidad;
va creando la “clase de persona que
será” a partir de una serie de
posibilidades. Las personas se
autorrealizan “a su modo”.
• Racionalidad
Maslow resaltaba la capacidad de los
humanos de recordar
conscientemente experiencias
pasadas y considerar posibilidades
futuras y experiencias presentes, y –
así- decidir respecto de cursos de
acción. Cualquier ser humano realiza
este tipo de actividades
cotidianamente, por lo que –cree
Maslow- la racionalidad es central en
la conducta humana. Maslow no
ignora que la irracionalidad se
manifiesta en conflictos entre
necesidades, compulsiones,
inconsistencias en la conducta y en
los procesos inconscientes, pero
sostiene que el comportamiento está
mayormente gobernado por fuerzas
racionales. Su convicción lo lleva a
afirmar que el reporte consciente
que una persona ofrece sobre su
propia experiencia subjetiva, es un
elemento válido para el estudio
científico (los psicólogos –en general-
rechazan los métodos introspectivos,
salvo en casos muy específicos). Para
Maslow los seres humanos toman
decisiones racionales para actualizar
su potencial.
• Constitucionalismo
Si las personas son libres para auto-
esculpirse y determinar
creativamente sus propios destinos,
entonces ni lo constitucional ni lo
ambiental tienen un rol significativo
en lo que se refiere al moldeado de
la conducta. Pero, de los dos,
Maslow se inclina a otorgar mayor
peso a lo constitucional, desde el
momento en que en la base de su
concepto de “jerarquía” están las
necesidades fisiológicas
(originalmente constitutivas). Otros
rastros de constitucionalismo
pueden hallarse en el concepto de
autorrealización. Maslow considera
el impulso hacia la actualización del
propio potencial como un “aspecto
inherente de lo que una persona es”,
en lugar de cómo aquello que una
persona “aprende”. Ese impulso es
innato. El rol de la sociedad y la
Rafael Castellano Página 16
cultura se limita a ser –meramente-
el de “facilitador” o “inhibidor”. El
ambiente social no puede formar ni
alterar la cualidad y la naturaleza
esencial de la auto-actualización
(determinada fundamentalmente
por lo biológico). Lo máximo que una
sociedad y una cultura pueden hacer
es alentar la auto-actualización
mediante la gratificación de las
necesidades más básicas, y
proveyendo oportunidades y formas
de expresión. Pero, es importante
resaltar que debido a su fuerte
compromiso con la presunción de
libertad, la inclinación de Maslow
hacia el constitucionalismo es apenas
más enfática que la que muestra
hacia el ambientalismo.
• Maleabilidad
La libertad y el crecimiento
(entendido como la constante
persecución de la auto-actualización,
ubicada en la cumbre de la pirámide)
interactúan -en la teoría humanista-
provocando cambios en la
personalidad de los individuos a
través del tiempo. En la medida en
que una persona asciende en la
jerarquía de necesidades, se
convierte progresivamente en
alguien más libre para escoger la
dirección de su crecimiento personal.
Los cambios en la personalidad
deben - así- ser concebidos como
movimientos hacia la auto-
actualización de los propios
potenciales. Aún cuando algunos de
estos potenciales son innatos, el
grado y la forma de su actualización
dependen centralmente de
elecciones personales.
• Subjetividad
La perspectiva fenomenológica del
aquí y ahora, a la que suscribe
Maslow lo enrola en los
presupuestos propios de la
subjetividad. Las personas no
pueden ser entendidas si no es en
referencia a su mundo interior
privado; la experiencia subjetiva es
más importante que las conductas
observables. Así, si bien la jerarquía
de necesidades es común para todos
los humanos, las necesidades se
manifiestan de un modo específico
en cada individuo y se expresan de
modos únicos. Cada persona está
constantemente persiguiendo la
actualización de un “self”, que
únicamente ese individuo puede
apreciar y experimentar
subjetivamente.
• Proactividad
El ser humano, tal como lo concibe
Maslow no se comporta en función
de respuestas a estímulos externos.
Las personas tienden a satisfacer sus
estados interiores; son esas
necesidades las que generan los
comportamientos. No puede, por
ejemplo, existir un estímulo externo
asociado a la auto-actualización (por
su propia naturaleza se trata de un
concepto proactivo). La gente, cree
Maslow, está orientada hacia el
Rafael Castellano Página 17
futuro, consciente de sus
potencialidades y siempre luchando
por realizarlas en su ser. El único
modo en que una persona puede
auto- actualizarse es a través de
acciones generadas internamente.
• Teleología
¿De dónde proviene el “estímulo interno”
que origina la mencionada proactividad, la
búsqueda incesante de una realización que
opera “de adentro hacia afuera”?
La idea de “realización” es una noción
compleja que no se limita al pleno desarrollo
de ciertas potencialidades personales
entendidas en términos de dones, talentos o
capacidades. Parte de una manera de
concebir la “salud” que se establece en
disputa con Freud. El concepto clásico de
Freud de salud (15) se traduce normalmente
en la fórmula: capacidad de trabajar y
capacidad de amar. La capacidad de
establecer vínculos gratificantes con otras
personas (amar) y con las cosas (el trabajo)
daría por resultado una vida gratificante,
saludable y plena.
El hombre dentro de esta concepción es un
ser incompleto que se completa al amar y ser
amado, así como al cumplir con deberes que
le requiere la vida en sociedad.
Maslow modifica esta concepción de salud al
ampliarla y definirla desde el contexto a la
vez que interiormente. Agrega a las
dimensiones objetales de Freud el plano
ético. Dice
Estoy rechazando deliberadamente nuestra distinción
facilona entre enfermedad y salud, por lo menos en
cuanto a los signos aparentes se refiere. ¿Significa
enfermedad tener síntomas? Yo sostengo, con respecto
a esto, que la enfermedad puede consistir muy bien en
no tener síntomas cuando deberían tenerse. ¿Salud
significa estar libre de síntomas? Yo lo niego. ¿Qué
Nazis estaban sanos en Auschwitz o Dachau? Aquellos
que sentían angustiada su conciencia o los que la
poseían lozana, clara y feliz? ¿Es posible que una
persona profundamente humana no sintiera, en tales
circunstancias, conflicto, sufrimiento, depresión, cólera,
etc.?
Como dice G. Aquino (a quien estoy
siguiendo en este punto) la salud, entonces,
más que un equilibrio, una homeostasis, es
una dinámica lanzada desde la estructura
interna hacia el futuro. De allí que la relación
entre autoconocimiento, ética, vocación y
proyecto de vida sean los pilares o los
frentes de lucha contra la frustración, la
neurosis, la enfermedad (…) En el hombre
está, entonces, la necesidad de
autodesarrollo en plano ontológico y, por lo
tanto, el principio de salud como necesidad.
Este concepto de hombre trasciende la visión
de un ser encerrado en la alternancia entre
el principio de placer y el instinto de
autodestrucción. Es una concepción de la
criatura humana como permanente
vocación y anhelo de sí misma. Para Maslow
la vocación difiere y trasciende al modelo
psicoanalítico de sublimación,
identificaciones y reparaciones. Si las
necesidades de autodesarrollo y de
Gracias por visitar este Libro Electrónico
Puedes leer la versión completa de este libro electrónico en diferentes
formatos:
HTML(Gratis / Disponible a todos los usuarios)
PDF / TXT(Disponible a miembros V.I.P. Los miembros con una
membresía básica pueden acceder hasta 5 libros electrónicos en
formato PDF/TXT durante el mes.)
Epub y Mobipocket (Exclusivos para miembros V.I.P.)
Para descargar este libro completo, tan solo seleccione el formato deseado,
abajo: