1B mio cid
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2010
PRIMERO MEDIO B
VERSIÓN INFANTIL CCM
21/06/2010
CANTAR DEL MÍO
CID PARA NIÑOS
Cantar del Mío Cid
Fotografía portada, http://www.elpais.com
Adaptación Primer año medio B, 2010
Ilustraciones Primer año medio B, 2010
Edición David Delgado Toro
Sobre esta edición
Esta primera edición presenta una
breve adaptación realizada en prosa
del Cantar de Mío Cid, donde se ha
simplificado el lenguaje y la historia,
a modo de ser comprendida por un
lector infantil.
Destaco que sólo se han suprimido
algunas partes del relato, pero no
modificado la historia principal, por
lo que podemos encontrar los tres
cantares.
Por último, felicitar a los alumnos
que han invertido tiempo, paciencia
y sobre todo compromiso en esta
creación, que perdurará en el
tiempo.
Profesor David Alejandro Delgado
Toro, CCM
Cantar del Destierro
Cantar de las Bodas
Cantar de la afrenta
de Corpes
Cantos del 1-7
l Mío Cid, obedeciendo las
órdenes del rey, se fue
con sus parientes y
vasallos fuera del reino de Vivar.
Emprendiendo camino hacia Burgos
y dejando con tristeza sus palacios,
yermos y solitarios. Él tenía pocas
esperanzas y un destino que era
desconocido. Luego de unos días
entra a Burgos; los ciudadanos
sentían dolor por su situación, ya
que pensaban que era un buen
vasallo y no merecía se desterrado.
E
Los burgueses no quisieron
hospedarlo por miedo al rencor que
les tenía el Rey Alfonso, ni siquiera le
dirigían la palabra, e incluso una niña
se acercó y le habló sólo para decirle
que se alejara; después de esto, se
marchó de Burgos. Días después el
Cid conoce a Martín Antolínez, un
ciudadano de Burgos que le da pan y
vino, éste le dice que se vayan en la
mañana para que el rey Alfonso no
se enoje, pero luego decide
unírseles. El Cid y su gente estaban
pobres, no tenían nada, entonces
para obtener dinero, junto a Martín
Antolínez planearon arreglar dos
arcas, llenándolas de arena para así
lograr que fueran más pesadas y
obtener más ganancia con ellas.
Haciendo esto, el Cid y Martín,
entregan las arcas a unos judíos a
cambio de dinero.
Cantos del 8-14
artín Antolínez busca a los
judíos Raquel y Vidas a
quienes les iban a vender las
arcas. Los encuentra
contando el dinero que
habían ganado durante el día y les
pregunta si pueden hablar un
momento ya que andaba deprisa. En
la conversación les pide que le
guarden el dinero del Cid durante el
año y a cambio les iba a
M
recompensar por el favor que les
pedía. Después de eso se
encaminaron donde el Cid que se
encontraba en Burgos. Lo
encuentran y lo saludan
animadamente. Raquel, mostrándole
su aprecio, le besa las manos ya que
lo consideran un héroe. Martín
Antolínez y el Cid les venden el arca
que tenían a los judíos en 600
marcos. El Cid y Antolínez andaban
apurados y se despidieron de los
judíos, éstos les desean buena
suerte y prometen que ni moros ni
cristianos verán las arcas.
Raquel y Vidas, al considerarlo un
buen negocio, le regalan 30 marcos
a Antolínez que eran para el Cid y se
va muy agradecido. Junto con el Cid
se ponen en marcha silenciosamente
para que no los descubrieran al salir
de la ciudad y así poder ir a visitar a
su familia. El Cid, o también llamado
el Campeador, alza su mano derecha
y da las gracias a Dios por la vida y
promete que si lo ayuda: él hará que
realicen mil misas en su nombre y se
promete que visitará a su familia a
toda costa antes que salga el sol. El
Cid iba cabalgando deprisa para que
no lo encontraran, ya que era el
último día en que tenía permitido
estar en Castilla. Por lo que se dirige
hacia San Pedro, para ver a su
esposa Jimena y a su amigo, el
sacerdote.
Cantos del 15-21
uando el Cid tocó la puerta del
monasterio, la alegría fue
inmensa para todos. El Cid
habla con Don Sancho, el
sacerdote, para darle dinero,
con el fin de que permanezcan ahí su
esposa y sus hijas, y le dice que no
se preocupe, por cada marco que
gaste él le dará cuatro. Jimena, su
esposa, está muy apenada y no hace
más que sufrir, llorando se arrodilla
C
para poder besar la mano del
Campeador. El Cid toma a sus hijas
en brazos y le pide a Dios poder
casarlas y seguir vivo para
reencontrarse con su amada esposa.
Luego, los cónyuges se separan. El
Cid emprende de nuevo su camino y
al enterarse la gente, son muchos
los que deciden seguirle, se reúnen
en la ciudad de Burgos y luego van
hacia donde está el Cid. Tienen que
apurarse, puesto que sólo le quedan
tres días para cumplir el plazo
establecido para abandonar el reino.
Por el camino se le va uniendo más
gente. La última noche que
permaneció en la ciudad de Castilla,
el Cid tiene un sueño en el que se le
aparece el ángel Gabriel para
anunciarle que todo le irá bien. Por
la mañana el Cid cuenta a su gente,
son unos trescientos jinetes todos
armados.
Cantos del 22-28
l Cid y sus hombres cruzan la
sierra para abandonar las
tierras del rey Alfonso,
caminan de noche, al llegar cerca de
Castejón de Henares planifican la
emboscada. Preparada la emboscada
Castejón cae saqueando a su pueblo
E
llevándose su oro y sus cosas, los
demás hombres regresan con más
botín de otros pueblos, feliz el Cid
ofrece a Minaya parte de este, éste
no acepta mientras no haya ganado
una gran batalla solo entonces
podría recibir su parte. El Cid decide
repartir el botín él obtiene una quinta
parte la cual vende a Hita y
Guadalajara, una vez realizado esto
marcha hacia Zaragoza lejos del rey
Alfonso él que ya se encontraba
cerca, emprende el viaje hacia otras
tierras gobernadas por el rey de
Valencia. Acampa sobre Alcocer y
envía a sus hombres a cavar un foso
que indicara que ahí vivirá el Cid. La
noticia que el Cid estaba cerca se
extendió por todas partes, decían
que él viviría entre moros, lo que les
causaba temor, los de ese lugar
pronto le pagarían tributo.
Cantos del 29 - 35
ace mucho tiempo, en la
España medieval, se
destacaba un hombre de
grandes virtudes, su nombre, Ruy
Díaz de Vivar, más conocido por
todos como “Mío Cid”, o el “Cid
Campeador”. Estando Mío Cid en
Alcocer, con el fin de engañar a los
Moros, se va dejando una sola
tienda, los de Alcocer, se jactan que
se le ha acabado el pan y la cebada,
de lejos, Mío Cid, junto a Minaya, un
H
fiel vasallo ve que los de Alcocer
ambiciosos por el botín, salen
presurosos, dejando las puertas
abiertas, por lo que el Cid vuelve
atrás con sus hombres, y se inicia
una batalla, los vasallos del Cid,
matan a muchos moros y así, el Cid
sale triunfante y toma posesión de
Alcocer. Todos muy satisfechos, ven
como Pedro Bermúdez, pone la
bandera en lo más alto, al tiempo
que Ruy Díaz, agradece a Dios y a
los santos. Aprovechando la alegría,
don Ruy se dirige a Minaya,
señalando que el castillo es un gran
botín y que perdonarían la vida de
los moros y moras que han
sobrevivido para así servirse de
ellos. El Cid era un hombre que
despertaba admiración como
también grandes envidias, es por eso
que le envían un mensaje al Rey de
Valencia, contándole lo sucedido y
señalándole que si no tomaba
medidas, perdería Ateca, Terrer y
Cataluyud.
Es así como el Rey Tamín envía tres
mil moros, más adelante se unirán
Fáriz y Galve y acorralarán a Mío Cid,
le cortan el agua y los mantienen
cercados por tres semanas. El Cid
Campeador no se doblegaba
fácilmente, su astucia, valentía y fe,
más la ayuda de sus fieles
seguidores siempre le permitían
enfrentarse a sus enemigos, por esto
a la cuarta semana de estar cercados
llama a los de su confianza para
deliberar; Minaya es el primero que
insta a la batalla contra los moros y
aunque están en minoría propone
atacar al romper el alba, tramaron la
emboscada en absoluto secreto, para
que éste no se fuese a filtrar; el Cid
encarga su enseñanza al fiel Pedro
Bermúdez quien la defenderá incluso
con su vida si fuese necesario. Los
moros están bien armados, la batalla
comienza, la tierra tiembla; el Cid
ordena que permanezcan en sus
lugares, él dará la orden para atacar,
Pedro Bermúdez, ansioso,
desobedece y con la enseña en la
mano sale a atacar, el Cid, le suplica
que no lo haga, Bermúdez
convencido de que no hay otra forma
de hacerlo, queda entre medio de los
moros quienes desean apropiarse de
la enseña, en ese momento, el Cid
Campeador motiva a sus hombres
que cuerpo a cuerpo luchen con los
moros, son trescientos, a los cuales
vencieron.
Cantos del 36-42
antos escudos destrozados,
tantas corazas deshechas,
caballos sin dueños. Miles de
moros caían sobre el campo
asesinados por muchos caballeros
cristianos. A Minaya Alvar Fañez le
habían matado el caballo, el Mío Cid
se dio cuenta de aquello y fue
cabalgando hacia un general el cual
fue asesinado por el cid y se le fue
arrebatado el caballo que luego se lo
dio a Minaya diciéndole –Cabalgad
mi Minaya, vos sos mi brazo
diestro!, los moros aún están
firmes!-Entonces Minaya empezó a
T
cabalgar, luego él hirió al rey Fáriz,
mientras que Galve fue herido por
Martin Antolínez, los dos emir Fáriz y
Galve huyeron hasta Calatayud.
Terminada la batalla los victoriosos
recibieron su botín lleno de escudos,
de armas, de abundantes riquezas y
quinientos diez caballos, lo cual el
Cid lo repartió entre todos sus
vasallos y peones, pero el más
beneficiado fue Minaya ya que podía
tomar lo que deseara por ser el
brazo diestro del cid, este último
tiene intenciones de enviar la noticia
a Castilla y de mandarle un presente
al rey Alfonso que eran treinta
caballos con silla y muy bien
embridados. El cid le entrega una
bota colmada de plata fina
beneficiosa para la catedral de
Burgos, lo que quedaba se lo dieron
a la mujer y a sus hijas y dice que si
sobrevive serán damas ricas.
Cantos del 43-49
uego de haber ganado la
batalla, Minaya le dice al Mío
Cid que debe volver a Castilla
pero él le dice que quizás a su vuelta
no estén en el mismo lugar ya que la
ciudad en donde estaban era
extremadamente pobre, Minaya
parte a la mañana siguiente rumbo a
Castilla. Mío Cid se queda solo con
sus vasallos, hace un trato con los
moros para venderles Alcocer por
L
tres mil marcos de plata con este
dinero les pagaría a sus vasallos por
su ayuda. Cuando el Cid se va, los
moros lloran por él le dan las gracias
por todo lo que hizo por ellos, el Cid
les pidió un tributo a Daroca, Teruel,
Molina y Cella la del Canal por lo que
había realizado por el pueblo. Por
otro lado Minaya vuelve a Castilla
con treinta caballos de parte de Mío
Cid hacia el rey, quien perdona la
traición de Minaya pero no la de Mío
Cid, pero de igual modo permite que
toda la gente que estuviera de parte
del Mío Cid fuera con Minaya en
busca de Ruiz Díaz de Vivar para
poder ayudarlo en sus batallas,
Minaya parte rumbo a Zaragoza con
200 castellanos a la búsqueda del
Cid quien se encontraba esperando
la llegada de ella.
Cantos del 50-56
inaya vuelve de Castilla,
viene con la alegría de haber
pagado la promesa, y le trae
buenas nuevas sobre los hermanos y
familiares del Cid, éste lo recibe muy
feliz, ya que escucha buenas noticias
de su mujer e hijas. El Cid,
emprende una nueva aventura,
dirigiéndose hacia Alcañiz, saquea
los alrededores, al tercer día regresa
nuevamente donde estaban. Corre la
noticia de pueblo en pueblo, todos
M
saben que al Cid no deben temer, ya
que es un gran hombre. Estaban
todos contentos en el campamento,
el Capitán les dice que partan al
amanecer, el Cid va a acampar al
pueblo de Olocau y permanece allí
tres días, vuela la noticia de que el
Cid anda trastornando al mundo.
Llega a oídos del conde de Barcelona
que el Mío Cid andaba saqueando
sus tierras, éste queda muy
apesadumbrado y lo toma como una
grave ofensa hacia él. El conde
piensa que el Cid le ha causado
mucho daño y ahora saquea sus
tierras, el conde buscará venganza,
se le unen muchas personas en su
búsqueda, al tercer día le dan
alcance en el pinar de Tévar, lo
encuentra por fin y el Mío Cid envía
un mensaje diciéndole, que no lo
tome a mal, el conde responde
preparándose para otra batalla.
Cantos del 57- al 63
ongan el botín a salvo,
ármense de valor y vistan
nuestras armas. Exclamó el cid
el conde consigo trae innumerables
aliados como cristianos y moros.
Están dispuesto a quitarnos nuestro
P
botín si seguimos acá nos darán
alcance. A ponerse firme ellos vienen
cuesta abajo. Los derrotaremos, el
conde se dará cuenta con quien trató
de enfrentarse… todos se alistan, se
arreglan y cargan sus pesadas
armas. Al verlos venir el cid da la
orden de atacar todos se tiran
animosamente en contra de ellos
luego de una larga batalla salen
victoriosos lo que les deja la colada,
objeto de gran valor monetario. El
conde devastado por la batalla y en
manos del Cid exclama humillado:
haberme vencido estos mal
cazados… el Cid con orgullo le ofrece
comida y vinos, come y bebe cuanto
quieras si lo haces tú y tus aliados
quedaran en libertad. Dijo de una
manera en la que no demostraba
rencores. El conde se resistió
reiteradamente con soberbia. Al final
de tres días termina cediendo y
comiendo el banquete con gran
apetito, él y sus hombres estaban
muy hambrientos. Cid los deja en
libertad y el conde promete no
volver por venganza. Luego se reúne
con su mesnada y se llenó de alegría
al ver sus riquezas. “tan ricos están
sus hombres que ya no saben lo que
tienen “, pensó
Cantos del 64-70
quí comienza la gesta del Mío
Cid, este a poblado el puerto
de Olocan, hacia el mar,
empezó a guerrear, hasta que
alcanzo la victoria y conquisto las
tierras de Géricas, Onda, Almenara y
Burriana. El Cid se apoderó de
Murviendro, y veía que dios lo
ayudaba a los de Valencia no les
agrado. El de Vivar alababa a su
padre, le cuenta lo que están
haciendo en sus tierras y lo que
A
deben hacer para que los mal
comportamientos se acaben. Les
pide ayuda a los de Jérica, Olocan,
Onda, Alenemara y Burriano. Al
tercer día todos se juntaron a hablar
para paliar por permanecer.
Ténganme los caballos listos
atacaremos el ejército, los hombres
que estaban desterrados en tierras
extrañas veremos si merecen ser
soldados (dijo el Mío Cid),
campeador a mí mándeme con cien
caballeros y con estos cien entraré
por otra parte y usted con los otros
vaya al frente (dijo Miraya) pasó la
noche y al amanecer empezaron a
armar cada caballero sabía lo que
tenía que hacer, y en eso el Mío Cid
dice esas tiendas deberéis cortar
arrancarles las estacas y derribar
todo los palos. Por otra parte Minaya
tuvieron que huir rápidamente,
grandes son las ganancias.
Cantos del 71-77
ío Cid estuvo tres años en
tierra de moros durmiendo
de día y baqueando en las
noches mientras ganaba villas.
Mientras los valencianos no sabían
que hacer ya que no tenían pan y se
estaban muriendo de hambre hasta
que esto llego a oídos del Cid que
decidió ir. Espero tres días en el
canal de cella y llego a valencia. Ahí
estuvieron nueve meses y al décimo
mes el rey se rindió, con esto el Cid
obtuvo más tierras y repartió todas
M
las riquezas del reino (oro y plata)
entre los valencianos. El rey de
Valencia volvió con treinta mil
hombres mientras que el rey de
Sevilla logró escapar con tres
heridos. El Cid se volvió acarreando
el botín porque esta victoria le
resulto muy provechosa. Él decidió
dejar de cortarse la barba como
manera de demostrar su amor por el
rey Alfonso, este campeador le dio a
todos en Valencia cosas y heredades
aunque deseaba tener noticias de los
que se juntaron después. Como el
Cid contaba con tres mil setecientos
hombre le pidió a Minaya que fuera a
castilla para que escogiera entre sus
ganancias un centenar de caballos,
él decía “mi mujer y mis hijos serán
conducidos con gran honra entre las
tierras extrañas que me he ganado.
Cantos del 78-84
legó un clérigo a quien
llamaban obispo Don
Jerónimo cuando el Cid lo
supo dijo complacido: oíd
Minaya deseo elegir un
obispado en Valencia y llevaréis
a Castilla las famosas nuevas.
Se despide y emprende su
viaje. Un día se pregunta donde
L
se encuentra el rey Alfonso y
averiguando que ha poco saliera
de Sahún y de allí se
encaminara para Carrión,
Minaya se encamino llevando
consigo presentes. Apenas salía
de misa el rey Alfonso encontró
a Minaya arrodillándose ante
todo el pueblo cae ante los pies
del rey le besa repetidamente
sus manos y dice: ¡oh! rey el
Cid os pide si lo deja sacar a su
mujer doña Jimena y a sus dos
hijas llevárselas consigo a
Valencia y el rey respondió:
pláceme de corazón yo les
mandaré provisiones mientras
viajen por mi reino. Minaya ya
de viaje a San Pedro donde se
encuentran las damas y les
dice: el rey me ha dado permiso
que os conduzca a Valencia. En
el camino Minaya se encuentra
con Raquel que le dijo: que el
Cid le devolviera el capital por
lo que este contesta yo lo
trataré con el Cid -Raquel le
respondió –de lo contrario
iremos a buscarlo se despiden-
y emprenden el viaje y con ellos
va el mensajero en cinco días se
pusieron en san Pedro y aquí
dejaremos a las damas en
compañía del amigo, los
caballeros le llevaron el
mensaje al Cid con lo que dijo
tú Muño Gustioz, Pedro
Bermúdez, Martín Antolínez y el
obispo don Jerónimo cabalga
junto con 100 hombres para
ofrecerse en combate. Entraron
en Medinaceli donde todos
agradecían los cuidados de
Minaya hacia las damas. En la
mañana reanudan el viaje
llegando cerca de Valencia.
Cantos del 85-92
l juicio presidido por el
monarca para solucionar los
conflictos entre El Cid y los
infantes de Carrión comienza, El Cid
-ya perdonado- toma asiento y los
infantes de Carrión –algo resentidos
por su fallido intento de escapar el
juicio, y lanzando miradas
sospechosas al Cid, que ha llegado
tarde- ocupan sus respectivos
E
asientos. Comienza el juicio y se
exponen las demandas –“Pido las
espadas y todos los bienes que he
donado a los Carrión”- Proclama el
Cid. Ante lo cual los infantes abren
mucho los ojos, pero acceden. Sin
embargo, el Cid, no satisfecho se
levanta y reclama la muerte de los
infantes y, como si todo hubiese
estado pre-decidido todos los
miembros del juicio empiezan a
levantarse y tomar bandos. El duelo
se desata.
Cantos del 93-100
a están de regreso, el obispo
Don Jerónimo les dará la
absolución y a cabalgar. Todos
acatan las órdenes del Cid y Minaya
dice: ”Cid déjame a mi otra misión ,
dame ciento treinta caballeros y
cuando ustedes caigan sobre ellos
apareceré yo por otra parte” .
Entrada la noche el obispo les da la
más franca absolución a los pecados
de los guerreros. El obispo dice “el
que en la lucha muriere peleando
Y
cara a cara de sus pecados le
absuelvo y Dios cojera su alma” y
solicita la gracia de dar los primeros
golpes con su espada petición que el
Cid le concede. El Cid y sus hombres
van a la lucha donde sangre y sudor
había. El rey Yusuf se escapa al
castillo de Cullera y Cid lo persigue
hasta matarlo, al lograr la victoria
Cid vuelve a Valencia en donde lo
recibieron las damas quienes lo
sirvieron. Más tarde Cid reparte el
botín de marcos encontrados en la
batalla con sus más cercanos. El Cid
manda a Minaya junto a Pedro
Bermúdez a Castilla donde deben
entregarle al Rey Alfonso doscientos
caballos como obsequio, estos salen
de Valencia andan día y noche hasta
pasar la sierra que los divide para
llegar a Valladolid, aquí se encuentra
el Rey quien sale a recibir el
presente, Minaya y Pedro se
arrodillan diciendo “Merced, merced,
rey Alfonso señor nuestro tan
honrado, en nombre de Mío Cid este
suelo y pies besamos, a su vez el rey
responde diciéndolo recibo
agradecido confiando en que Dios
me dará vida y ocasión para
corresponderle. Mientras el Conde
García, enemigo irreconciliable del
Cid, profana que la honra de éste
crece a beneficio de lo ganado en
las batallas y ellos a su vez por esto
pierden cada día más afrentados
diciendo” raro sería que esto no nos
haga daño. El Rey viste con ricas y
lindas vestiduras a estos fieles
servidores del Cid, les da a elegir las
mejores armas para que al regresar
impresionen al Cid vestidos como
verdaderos caballeros. El Rey Alfonso
además ordena matar 3 caballos y
obtener su corazón y poder hacer
algo bueno con ellos.
Cantos del 101-107
a gloria del Cid despierta la
codicia de los infantes de
Carrión quienes desean
solicitar en matrimonio a sus hijas,
doña Elvira y doña Sol. Ellos creen
que tendrán más riquezas a su
disposición, amén del prestigio que
ambos ganarán al formar parte de la
familia de don Rodrigo. Con esta
pretensión, don Diego y don
Fernando, se dirigen al palacio a
L
solicitarle al monarca que
intervenga, gracias a su enorme
influencia política, ante el padre de
estas connotadas señoritas. El rey,
don Alfonso, acepta y llama a Minaya
Alvar Fáñez y a Pedro Bermúdez
para encomendarles que sean ellos
quienes lleven este mensaje al Cid.
Deben convencerlo para que acepte
la boda, insinuando que será un
honor para él y su familia este
enlace, pues al acceder a esta
petición van a contar nuevamente
con el favor real. Don Rodrigo acepta
gustosamente, pero pide
entrevistarse con el rey previamente,
antes de informar a su familia la feliz
noticia. El rey fija el encuentro con
don Rodrigo en tres semanas en las
aguas del Tajo. Llegada la fecha de
tal acontecimiento, los preparativos
han concluido sin contratiempo
alguno. Una vez alistando los
caballos, la comitiva, constituida por
el Cid y sus vasallos, se dirige al
lugar acordado. El Cid y el rey se
saludan cordialmente, dejando todos
los problemas atrás conversan sobre
los temas pendientes entre ambos,
incluidas las disculpas pertinentes
por los ingratos acontecimientos que
malograron la relación entre ambos
hace algún tiempo. Ambos llegan al
acuerdo que doña Elvira y doña Sol
se casen con los Infantes de Carrión
en el palacio, donde tendrán todas
las comodidades y sirvientes a su
disposición. Finalizado el encuentro
se despiden amistosamente y
regresan a sus hogares. En el
camino Mío Cid le señala a su amigo
Minaya que él informará a sus hijas
sobre el casamiento.
Cantos del 108-114
l Cid, don Rodrigo Díaz de
Vivar, anuncia el casamiento
de sus hijas, doña Elvira y
doña Sol, a su esposa Jimena. Las
mujeres reciben con gran
satisfacción la noticia, pues las
damas consideran que al casarse
serán ricas. El Cid les explica que no
pudo negarse al compromiso, pues el
E
rey Alfonso se lo pidió con
vehemencia. El día de la boda, los
sirvientes preparan el palacio, los
invitados llegan acicalados con sus
mejores ropas y dispuestos a
compartir la alegría de la familia. El
Cid encomienda a su fiel amigo Alvar
Fáñez la entrega de sus hijas a los
prometidos los Infantes de Carrión,
don Diego y don Fernando,
cumpliéndose así la voluntad del rey.
Todos parten a la iglesia Santa María
y celebran la ceremonia, encabezada
por el obispo Don Jerónimo quien
bendice los matrimonios. Los
festejos se prolongan por quince
días seguidos, abunda la comida, la
bebida y la música. Finalmente, se
reparten regalos a los invitados,
quienes posteriormente regresan a
sus hogares en Castilla. El Cid y los
suyos, incluidos los sirvientes y los
vasallos, se quedaron en Valencia
por 2 años, llevando una vida
cómoda y plácida, sin mayores
sobresaltos. Sin embargo, todo
cambiaría de un momento a otro,
cuando se escapa un león de su
jaula, alborotando a los habitantes
de la ciudadela quienes reaccionaron
con mucho miedo, descontrolándose,
sin la claridad mental necesaria para
resolver el problema. Entre todo el
ajetreo, don Fernando se esconde
bajo una banqueta y don Diego se
escapa por la puerta gritando, ambos
Infantes asustados dejan a su suegro
solo ante la bestia. Don Rodrigo
despierta de su siesta y se dirige al
león, quien al reconocer la autoridad
del amo, se doblega bajando la
cabeza. Lo enjaula nuevamente,
retornando la paz y la tranquilidad al
castillo. El rey moro, Búcar de
Marruecos, prepara sus armas y sus
hombres para atacar Valencia, lugar
donde reside el Cid y su gente. Los
infantes de Carrión, temen a la
muerte en batalla y a dejar viudas a
sus esposas. El Campeador,
entendiendo la naturaleza voluble y
pusilánime de sus yernos, les sugiere
no participar en la contienda. Él
mismo se encargará de guiar a sus
tropas hacia la victoria.
Cantos del 115-121
l rey le ordenó a Mio Cid
que se retirara de la
batalla contra los Moros,
pero éste sin tomar en cuenta su
mandato formó sus tropas y
caballería para atacar,.
Preparados para comenzar la
batalla, se hace presente el
sacerdote quien propone al Cid
estrenar sus nuevas armas para
E
complacerlo matando moros. Uno
de sus yernos ataca primero a
uno de los moros llamado
Aladraf, éste se vuelve contra él
y éste escapa. El Cid y los
infantes de Carrión, se llevaron
una gran sorpresa ante la
destreza del sacerdote al luchar.
Frente a esta escena el Cid
campeador decide participar en
la batalla, propiciando así la gran
victoria. Prontamente, Mío Cid
persigue a Búcar quien le ofrece
falsa paz. Sin embargo, el Cid no
acepta y lo asesina. Posterior a la
muerte de Búcar, Cid y los suyos,
ven la gran cantidad de muertos
que han dejado y las ganancias
que eso significa para ellos. El
Cid halaga a sus yernos, muy
satisfecho por el resultado de la
batalla disfruta su victoria junto a
sus vasallos.
Cantos del 122-129
os infantes van a la corte del
Cid a pedirle llevarse a sus
hijas a las tierras de Carrión
engañando al Cid diciendo que
cuidarán de ellas con el corazón
como honra a él. El Cid accede a
aquella petición, confiando en ellos y
dándoles ciertos beneficios
materiales. Después de esto, sus
hijas, Elvira y Sol, en un gran duelo
L
se despiden de sus padres,
pidiéndole al Cid que les envíe
mensajes a las tierras de Carrión. El
Cid decide mandar a Muño, sobrino
suyo, para que vea las heredades
que los infantes le prometieron dar a
sus hijas, y también, le encarga que
le diga a Abengalvón, su amigo, que
les de hospedaje y todo lo que sus
hijas necesiten, a cambio de eso, el
Cid le premiaría por su gratitud.
Llegan donde Abengalvón, el cual los
recibe con grandes alborozos. Los
infantes al darse cuenta de la gran
riqueza que poseía el moro, idean un
plan para asesinarlo y quedarse con
aquello, pero un moro latino escucha
aquel macabro propósito y decide
advertirle a Abengalvón. Después de
esto el amigo de Rodrigo, amenaza a
los infantes y se despide de ellos.
Pero se va con un presentimiento, a
las hijas del Cid les depara una
desgracia. Después de lo sucedido,
Fernando, Diego y su gente,
descansan aquella noche en los
fieros montes, y al amanecer deciden
pedirles que se fueran, para
quedarse solos con sus esposas.
Luego de esto, Elvira y Sol fueron
advertidas de su destino, Sol pidió
compasión, la cual no les fue
otorgada. Los infantes sin piedad las
maltrataron y dejaron botadas en el
robledal de Corpes. Luego se
marchan abandonando a las mal
heridas y, dejándolas por muertas.
Cantos del 129-136
n el robledal de Corpes las
hijas del Cid quedan expuestas
a los animales del bosque y a
las aves sin conciencia de lo que
sucedía gracias al azote de los
infantes de Carrión, sus maridos.
Estos las dejan por muertas ahí y se
van felices por la venganza por lo del
león. Félez tiene un mal
presentimiento y vuelve a buscar a
E
sus primas, cuando encuentra a las
hijas del Cid, las reanima y las lleva
a san Esteban. El Cid al enterarse de
este hecho expresa su sentimiento
de esperanza de casar bien a sus
hijas y de cobrar venganza. Muño
Gustioz es el que va a pedirle justicia
al rey que se encontraba en
Sahagún, el rey al enterarse se
arrepiente de haber ordenado los
casamientos y convoca a la corte en
Toledo para hacer justicia. Los del
bando de Carrión tratan de
influenciar al rey para que no se
convoque a corte, pero hay una
negativa rotunda del rey e igual se
convoca a una corte.
Cantos del 136-142
l rey, el Cid y la mesnada se
acercaron a Toledo, el Cid
solicitó al rey permiso para
quedarse con los suyos una noche
descansando antes de entrar a la
ciudad, y le fue concedido.
Descansaron una noche y celebraron
la vigilia en San Servando. Llevó al
obispo don Jerónimo, además de
Bermúdez y los otros. A la siguiente
mañana el Cid entró a la corte junto
a sus cien. El rey ofreció al Cid un
E
escaño junto al suyo mas este lo
rechazó. Rodrigo Díaz expuso su
demanda, y los jueces le
encontraron razón; se le concedieron
las dos espadas de vuelta, Colada y
Tizón, que entregó a Pedro
Bermúdez y a Martín Antolínez, pero
los infantes de Carrión no tenían los
tres mil marcos que debían, pues los
habían gastado, por lo que se les
fueron devueltos en especies,
animales y espadas, que entregó a
los suyos para que cuidaran. Fue ahí
cuando propuso el reto, estaba él
enojado por el mal trato a sus hijas.
Garci Ordóñez entró en riña con el
Cid Campeador, mientras este
último no entendía como Pedro Mudo
Bermúdez seguía callado, sin
levantar la voz, sin opinar nada
sobre sus primas hermanas, en
comparación al Cid, muy enojado
estaba por las ofensas a sus hijas.
Cantos del 149-152
uño Gustioz reta a Asur
González, entraron los
caballeros por la corte,
Ojarra e Iñigo Jiménez, para pedirle
al Cid sus hijas con el fin de que
sean las reinas de Navarra y Aragón,
se levantó, y toda la corte escuchaba
como entregaba sus hijas a
casamiento, estos besaron la mano
del rey y la del Cid, a muchos les
M
gustó, pero a los infantes de Carrión
no, Minaya Alvar Fáñez se puso de
pie, él tenía rencor a los infantes de
Carrión, ya que antes ellos tenían
como esposas a sus primas, grandes
bienes les dio el Cid y ellos las
abandonaron, pero ahora, pero
ahora otros piden a sus primas, y
está feliz porque así las podrán
llamar señoras, empezó una
discusión entre él y Gómez Peláez y
el rey dijo que iban a tener un duelo
al otro día, cuando estuviese
saliendo el sol, pero los infantes se
opusieron, ya que le habían dado sus
armas y caballos al Cid, el rey le dijo
que él tenía que organizar todo, pero
él se opuso y el rey le dijo que
devolviera todo porque el combate
sería frente a él y el que no se
presentase al duelo se daba por
vencido y traidor.
Babieca, y cuando regresó, el Cid le
besó la mano al rey y le dijo, éste es
el mejor caballo y se lo regalaré, el
rey se opuso diciendo que el caballo
no sería lo mismo sin el buen jinete,
éste se despidió del rey y aconsejó a
los hombres que iban a enfrentar a
los infantes. Dos días aguardaron a
los infantes, venían con todos su
familiares, el rey Alfonso estaba ahí
y los luchadores se estaban
preparando, los tres que defendían al
Cid y los tres infantes, al comenzar
la pelea, Pedro Bermúdez retó a
Fernán González, Fernán hirió a
Pedro y de su caballo cayó, éste se
rindió, Martín Antolínez vence a
Diego González ganando la batalla.
Muño Gustioz vence a Asur González
y el padre de los infantes declara el
enfrentamiento perdido, los del Cid
son vencedores y van a Valencia
donde su señor. Bien merecidos lo
tienen los infantes que abandonan a
una dama después de enamorarla.
Las hijas del Cid se han casado
nuevamente doña Elvira y doña Sol.
Los reyes de España, sus parientes
son, y feliz está el mío Cid
Campeador.
Cantos del 143-148
edro Bermúdez, corto de palabras,
enfrenta a Fernando González,
infante de Carrión, enrostrándole
que gracias al Cid él valía mucho más, le
recordó su cobardía ante el moro en la
lucha por Valencia, el cual nunca mató,
sino que fue Pedro quien lo derrotó,
dejando atrás a Fernando y otorgándole
a éste la imagen de valentía frente a las
tropas. El secreto de su victoria no había
llegado a oídos de nadie. Luego, Pedro
en la Corte, dio a conocer lo cobarde y
P
miedoso que había sido Fernando al
ocultarse del león en Valencia, el que se
desató, mientras el Cid dormía. Este
último se despertó y volvió a atar al
león, y cuando buscó a sus yernos,
ninguno había tomado el control sobre el
animal. Pedro toma este argumento y
acusa al infante de malvado y traidor,
también quita valor a los infantes por
haber dejado abandonadas a doña Elvira
y doña Sol, hijas del Cid,… la disputa
entre ellos cesó. Diego González había
estado en silencio, luego reaccionó,
habló y dio a entender que no se
arrepentían de haber abandonado a las
hijas del Cid, Elvira y Sol, porque eso los
ha honrado más como hombres. Cuando
éste termina de hablar, se para Martín
Antolínez y comienza a reprender a
Diego por su comentario, y les dice a
todos que Elvira y Sol valen mucho más
que ellos, que se merecen algo mejor.
En medio de la discusión entra a la corte
Asur González, padre de los infantes de
Carrión, por un momento escucha
atentamente y luego interrumpe para
insultar al Cid y así tratar de recuperar
el honor de la familia que poco antes
habían perdido sus hijos.
Fin
MÁS IMÁGENES DEL CANTAR DEL MÍO CID
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