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    Resultados preliminaresdel proyecto 09.11

    L iteratura Nahua Pipil Nonualca

    EL SALVADOR PROFUNDO:Identidad, literatura y sustrato indgena.

    Ensayo

    Dr. Luis Melgar Brizuela

    Docente - Investigador delDepartamento de Letras

    Facultad de Ciencias y HumanidadesConsejo de Investigaciones Cientficas de la

    Universidad de El Salvador, CIC-UES.

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    EL SALVADOR PROFUNDO:Identidad, literatura y sustrato indgena.

    En qu consiste ser salvadoreo?

    Hemos perdido el sentido profundo de El Salvador: su memoria y su rumbo.

    Sabemos de dnde venimos y para dnde vamos? Somos salvadoreos, cuscatlecos,

    guanacos o gringoides? En cul espejo nos miramos: en los medios de comunicacin de

    los ricos y de los amos del mundo o en los reclamos de los marginados de aqu y de all?

    Es nuestro origen hispano-europeo, maya-chort, nahua-pipil, yaqui-nonualco, lenca-

    kakauira o lo-mismo-da? Y a qu santo le rezamos: a la Virgen de Guadalupe, aCiguacatl-Ciguanaba, a San Salvador-Romero, a Israel-Bautista-Tobi, al Premio de la

    Guerra Obama, a Kukulkn-Quetzalcatl o no ms al Becerro de Oro?

    Sin memoria no hay identidad. Sin utopa no hay identidad. Sin memoria propia ni utopa

    propia, la identidad seguir siendo un espejo enterrado, como dira Carlos Fuentes.

    Si la mayora de los jvenes salvadoreos quiere irse de aqu, preferiblemente a Estados

    Unidos porque all estn los dlares, cul es el camino de El Salvador? Pero aqu, con

    qu smbolos patrios nos pagan la mala comida y la buena conciencia? No es acaso con

    smbolos dolarosos y dolosos?Y entonces culprimero, segundo y tercero El Salvador

    si no pasamos de patio trasero del imperio, tanto en materia econmica como en corrientes

    culturales?

    Para redescubrirnos, para desenterrar nuestro espejo de identidad, hay que volver a los

    orgenes, reinventar el camino de nuestra libertad.

    En el campo cultural, para reconstruir nuestro ser colectivo hay que reconstruir la memoria

    ancestral, reescribir la historia, ir al origen: a la profundidad de los abuelos originarios, los

    formadores-forjadores de Cuscatln y Nequepio1

    , ms all del mito de Atlacatl, Atonal,Matas Delgado, Manuel Jos Arce, y ms ac de las mentiras de la Oracin a la Bandera y

    del Himno Nacional, que siguen dando atol con el dedo sobre una independencia todava

    pendiente

    1Originalmente Cuscatln se llam Nequepio, nombre dado por tribus Olmeca y Quich que habitaban la

    regin antes de las masivas migraciones del norte a Mesoamrica. Los pipiles rebautizaron la regin comoCuzcatln debido a la asombrosa fertilidad de las tierras de Nequepio.

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    Planteo aqu una propuesta de viaje al origen: al sustrato ancestral profundo, al espritu de

    los Tlamatinis, de los Amautas, de los Tutecotzimis, es decir, de los sabedores de cosas,

    los herederos de la espiritualidad nahua-pipil-nonualca, maya y lenca.2

    Investigando las races de este pobrecito pas que somos nosotros.

    Deca Roque Dalton: Nos han hecho una historia de maysculas atragantadoras, como le

    organizan el chupn de hojas de salvia al cipote llorn que apenas mama 3Y propona

    que el verdadero Padre de la Patria no es Matas Delgado sino Anastasio Aquino

    Padre Anastasio Aquino, descorredor de velos;matador de prejuicios, padre Anastasio Vida;padre Anastasio PuebloPadre de la Patria.Comandante de la Patria.Corazn rebelde de la Patria. 4

    En el Departamento de Letras de la Facultad de Ciencias y Humanidades de la Universidad

    de El Salvador, a travs de varios proyectos y trabajos de investigacin coordinados por mi

    persona durante ms de 15 aos (19962013), hemos logrado aproximarnos a la cuestin

    indgena o ancestral con algunos resultados plausibles, si bien rodeados de obstculos,

    incomprensiones y denegaciones, por parte de los burcratas, de los facilistas, de los

    estacionarios y an de los (diz que) rganos de direccin.En 1996, Margarita Muoz, Consuelo Roque y yo, siendo los tres docentes del

    Departamento de Letras y teniendo los tres el afn de propiciar un real cambio curricular

    que integrase las tres funciones universitarias (investigacin, proyeccin, docencia) y las

    tres reas de la carrera (literatura, lingstica , semitica cultural), nos pusimos a trabajar

    intensamente en el diseo de un currculo integrado que cambiara el modo de aprendizaje

    combinando el trabajo de campo con la consulta bibliogrfica, la teora con la prctica, las

    letras con los estudios culturales (semiticos) y los modelos europeos con los modelos

    ancestrales nuestros (nahua-pipil-nonualcos, maya-chortes, lenca-kakauiras).

    Ese currculo innovado fue aprobado por el Consejo Superior Universitario en 1997, al

    tenor de las orientaciones de cambio curricular dadas por ese mismo organismo entre 1990

    2Tutecotzimit: el sabio rey maya que sustituy al sanguinario rey pipil Cuauhmichn, hacia finales del sigloXIII, segn diversos autores salvadoreos y centroamericanos.3Dalton, Roque. (1989). Pobrecito poeta que era yo. Costa Rica: EDUCA, 4. ed.4Dalton, Roque. (1961). La ventana en el rostro. Mxico: Ediciones De Andrea.

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    y 1991. Entre las ms de cien carreras que ofrece la UES, slo unas quince se atrevieron a

    emprender currculos integrados, siguiendo las pautas de la Secretara de Asuntos

    Acadmicos y del propio CSU. La Licenciatura en Letras fue una de esas pocas carreras.

    Pero el conservadurismo pedaggico dominante en la comunidad universitaria, tanto en

    docentes como en estudiantes, puso cuesta-arriba aquellos intentos de cambio. Poco a pocolos currculos innovados fueron fracasando ante la renuencia cuando no ante el boicot de la

    mayora. El de la Licenciatura en Letras resisti trece aos. Finalmente fue suprimido,

    sustituido por un currculo convencional en que ni la investigacin ni la proyeccin social

    tienen mayor importancia.

    La oralitura: puerta de entrada al sustrato indgena.

    El trmino oralitura fue adoptado por una convencin de escritores en lenguas indgenasde Amrica, en Temuco, Chile (mayo de 1997), para designar el trnsito de las

    expresiones orales a las escritas, a propuesta del coordinador del encuentro, el poeta

    mapuche Elicura Chihuailaf.

    Nosotros la hemos venido trabajando en el Departamento de Letras de la UES desde 1996-

    1997: recopilando relatos, poesa y dramatizaciones (como las de los Historiantes), en el

    marco de la cultura popular; estudiando esos textos recopilados, analizndolos e

    interpretndolos segn teoras literarias, lingsticas, etno-culturales. Anteriormente a la

    oraliturase le llamaba tradicin oralofolklore lingstico, no sin cierto desdn, sin darlerelevancia. Nosotros la hemos priorizado en nuestras investigaciones por considerarla,

    desde nuestra especialidad, una llave maestra en la bsqueda de la cultura ancestral.

    En 2007, el Instituto de Estudios Histricos, Antropolgicos y Arqueolgicos, y el

    Departamento de Letras, de la UES, publicaron, bajo mi coordinacin, el libro Oralitura

    de El Salvador, que contiene 52 relatos cuidadosamente seleccionados de entre centenares

    recopilados en alrededor de 40 municipios del pas, precedidos de un estudio semitico-

    lingstico-literario. 5

    Desde las Letras, en el marco de los estudios culturales, la va de acceso a la memoriaancestral es la oralitura porque conlleva la recordacin florida del mito, la leyenda, el

    testimonio. La cultura oral predomina en los sectores populares entre los cuales la lectura y

    5La iniciativa de editar este libro fue del Master Carlos Lara Martnez, en ese momento Director del Institutode Estudios Histricos, Antropolgicos y Arqueolgicos; lo hizo con profesionalidad y rigor acadmico.

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    la escritura son escasas, pobres de nivel. La literatura oral es para ellos un medio

    indispensable de resistencia cultural, de pertenencia identitaria.

    Adems de mltiples relatos hemos recopilado poesa oral popular: bombas o coplas, letras

    de canciones y oraciones locales, adivinanzas, refranes, juegos lingsticos. El modelo ms

    acabado de esta lrica popular son las bombas o coplas de jeu-jeude Izalco. 6

    La oralitura pone a los estudios literarios en relacin interdisciplinaria con la antropologa,

    la etnologa, la historia, la mitologa, en fin, el humanismo. Su riqueza es innegable tanto

    en contenidos ancestrales como en valores esttico-lingsticos. La ganancia acadmica que

    nos deja es ante todo la percepcin del ser cultural de cada comunidad, de cada lugar

    investigado.

    Antecedente: el Proyecto Sonsonate. Primeros hallazgos.

    Hace unos diez aos, cuando el Consejo de Investigaciones Cientficas, CIC, de la UES,

    estaba recin instituido bajo la rectora magnfica de la Dra. Mara Isabel Rodrguez,

    siendo Directora Ejecutiva del mismo la Dra. Erlinda Hndal, ahora Vice-Ministra de

    Ciencia y Tecnologa del MINED, present al CIC mi primer protocolo de investigacin, el

    Proyecto Sonsonate, que fue aprobado bajo el cdigo 0.42 y se desarroll entre 2003 y

    2006. Escogimos este departamento porque, como se sabe, rene un mximo de sustrato

    indgena a la vez que un mximo de sustrato colonial, lo cual lo convierte en el modelo por

    excelencia del mestizaje salvadoreo-cuscatleco. Adems, algunos clsicos nacionales,como Salarru, Claudia Lars y Francisco Herrera Velado, fueron sonsonatecos y crearon

    obras modlicas del indigenismo y del mestizaje.

    Esta primera investigacin plenamente institucionalizada se centr (a escala mayor) en tres

    municipios: Izalco, Nahuizalco y Santo Domingo de Guzmn (Huitzapan).

    Complementariamente se visitaron y estudiaron (a escala menor) otros municipios del

    mismo Departamento: Caluco, Sonzacate, Nahulingo, Salcoatitn, Juaya; algunos ms del

    Departamento de La Libertad: Huizcar, Teotepeque, Jicalapa, y del Departamento de San

    Salvador: Panchimalco, Santiago Texacuangos, Tonacatepeque.

    Los temas indagados fueron la oralitura, la literatura escrita, el idioma nhuat, la mitologa,

    las artes, las artesanas, los nahuatismos, la toponimia, los sistemas de creencias,

    6 Con la participacin destacada del escritor e investigador Joaqun Meza y de la investigadora SoniaGuzmn, entrevistamos en Izalco, entre 2012 y 2013, a los dos principales bomberos: Felipe Pila y AndrsCulina, de quienes grabamos unas setenta bombas de jeu-jeu, altamente representativas de la tradicin oralizalquea.

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    vestimentarios, culinarios, etc. Tales recopilaciones (mediante entrevistas, grabaciones,

    fotografas, filmaciones, participacin en eventos) fueron constituyendo un arsenal de

    textos, imgenes y documentos conexos a travs de los cuales hemos venido caracterizando

    los rasgos identitarios principales de cada municipio visitado.

    Los resultados principales del Proyecto Sonsonate fueron:

    El descubrimiento de la Mitologa de la Calaverita y del Morro, vinculada con la

    Mitologa del Jcaro y de Ixquic, del Popol-Vuh, y con la Mitologa del Maz y la

    Lluvia, de los maya-chortes (de Guatemala, Honduras, El Salvador).

    La determinacin de rasgos dominantes en la identidad local de esos municipios,

    tales como los mitos de la Cuyanca (el nahual de Izalco y Santo Domingo), el Arco

    Encantado (Santo Domingo), las cofradas y la alcalda del comn en Izalco, la

    persistencia del idioma nhuat, del pensamiento mgico, de la medicina natural.

    El acopio de centenares de relatos y formas de poesa popular El acopio de topnimos y antropnimos indgenas (nahua-pipiles)

    El acopio de textos literarios indigenistas de autores consagrados (Salarru, Lars,

    otros)

    La divulgacin de los valores culturales indgenas en mbitos acadmicos

    La entrega de monografas, antologas e informes de investigacin y otras formas de

    servicio social a casas de la cultura de varios de los municipios investigados

    En ese mismo transcurso se continu la elaboracin de tres libros de oralitura:

    Farabundo en el Cerro de los dioses (Teotepeque), que rene relatos mticos,

    testimoniales (de ese municipio), as como pasajes histricos y poemas, sobre el

    hroe revolucionario.

    El brujo Anastasio Aquino, que de manera similar al anterior conjunta relatos

    locales de Santiago Nonualco y textos literarios sobre este lder y mrtir de las

    luchas indgenas.

    Oralitura y literatura de Nahuizalco: antologa de relatos y poemas, orales y

    escritos, sobre la mitologa, la historia y la cultura de este municipio.

    Otro resultado principal del Proyecto Sonsonate fue la red de relaciones con comunidades

    e instituciones que nos permitieron iniciar en octubre de 2007 el Festival Indgena

    Yulcucat (Canto del corazn), cuya sede ha sido nuestro Departamento de Letras, del cual

    se han tenido ya siete ediciones. Esta actividad de amplia proyeccin ha incidido en el

    acercamiento y la colaboracin recproca de las asociaciones indgenas salvadoreas entre

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    s y con la Gran Confederacin Maya, de Guatemala. 7Y en los dos ltimos aos (2012-

    2013) ha contado con la participacin de otras universidades (la Tecnolgica, la Gavidia, la

    Evanglica), algunas instancias de Gobierno: la Secretara de Cultura y la Biblioteca

    Nacional, y otras entidades culturales como la Fundacin Metfora (que dirige el poeta

    Otoniel Guevara) y la Concertacin Feminista Prudencia Ayala.

    Literatura nahua-pipil-nonualca.

    Entre 2005 y 2007 comenzamos a estudiar la cultura nonualca salvadorea, inicialmente los

    tres municipios ms emblemticos del Departamento de La Paz, mencionados como los tres

    nonualcoscon sus respectivos nombres de santos: Santiago, San Pedro y San Juan; luego

    otros municipios del mismo departamento que muestran caractersticas particulares tanto en

    el sustrato indgena como en el sustrato colonial: Olocuilta, Cuyultitn, Ostuma, San Pedro

    Mashuat, San Antonio Mashuat. Por ejemplo: el culto a Machimn (o San Simn o

    Hermano Simn) en Cuyultitn, que se celebra a finales de octubre o principios de

    noviembre por las fechas del Da de Brujas o del Da de Muertos. Pudimos conocer ah,

    en 2005, cmo se renen representantes de comunidades indgenas del pas en ceremonias

    que comnmente se toman como brujera y antropolgicamente corresponden al

    sincretismo del pensamiento mgico ancestral y de las tradiciones cristianas coloniales.

    Ese primer acercamiento a la nonualquidad salvadorea no nos haba revelado an la

    dimensin profunda de sus races tnicas y de las migraciones que le hayan dado origen:

    faltaba encontrar la metrpoli ms ancestral y poderosa del Nonualcat primigenio8 :Tehuacn de Tecoluca. Es ms, seguamos considerando que el epicentro del sustrato

    indgena salvadoreo era la zona izalca (la regin nahua-pipil del Occidente de la

    Repblica: Sonsonate, Ahuachapn, Santa Ana y, ya en la zona central, La Libertad); no

    nos habamos percatado de que nuestra regin nonualca puede haber sido tambin un

    epicentro de la cultura ancestral, quizs ms antiguo o fundante que la regin izalca. Esto

    nos hizo ver la necesidad de estudiar con mayor detenimiento y profundidad las

    7Entre las comunidades indgenas que han participado en este Festival ancestral, destacan: El Consejo dePueblos Originarios Nahua Pipil, de Nahuizalco; la Fundacin Ama, de Izalco; la Fundacin AnastasioAquino, de Santiago Nonualco; la Fundacin Cdices; la Asociacin Coordinadora de ComunidadesIndgenas de El Salvador, ACCIES; ACOPOC; Mujeres de Barro Rojo, de Santo Domingo de Guzmn, yPasos del Jaguar

    8El Dr. Luis Araujo, en su opsculo Nahuatln (Cuzcatln), cuna de la civilizacin(1937, San Salvador:La Unin Dutriz Hnos.) afirma que Nonualcat perteneca a Tula y su metrpoli era Tehuacn. (Araujo serefiere a una supuesta Tula salvadorea o cuscatleca. El significado original del nombre Tula sera el deciudad capitalo lugar de tules o de juncos).

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    caractersticas etno-culturales e histricas del conglomerado de municipios de la regin

    paracentral de nuestro pas (departamentos de La Paz y San Vicente).

    Fue entonces cuando decidimos concentrarnos tanto en la ciudad de Tecoluca, cabecera del

    municipio del mismo nombre, como especialmente en su cantn Tehuacn, que contiene un

    parque ecolgico exuberante, antes conocido como Hacienda Opico, de la familia Angulo,y despus de la guerra de los ochentas convertida en parque municipal y zona protegida,

    para orgullo y beneficio de la sociedad tecoluquense.

    Los mayas ocupaban diversas ciudades en esa regin, entre ellas Quelepa, Cihuatn y

    Tehuacn, que se interrelacionaban entre s sobre todo para actividades de comercio y de

    produccin. Entre los siglos VIII y IX sobrevino el colapso maya, por razones que los

    historiadores an no han logrado establecer.

    Atendiendo a la mayor documentacin o credibilidad de los investigadores, podemos

    resumir que entre los siglos IX y XII, en el perodo denominado Post-Clsico, floreci en la

    ciudad de Tula (Hidalgo, Mxico) el imperio tolteca, cuyo lder fue Topiltzin Axitl Ce

    Acatl Quetzalcoatl, figura histrica y a la vez legendaria.

    Segn el gegrafo e historiador mexicano-cubano, Jorge Viv Escoto, los nonohualca

    eran nobles descendientes de la antigua poblacin nahuat de Teotihuacn que con sus

    guerreros y squito haban emigrado a Tapallan, es decir a regiones que actualmente

    corresponden al sur de Veracruz. 9

    Al respecto Viv cita a Wigberto Jimnez Moreno quien afirma que los nonoalca, hacia elao 900, colaboraron con los tolteca-chichimeca en la formacin del imperio tolteca.10

    En resumen, estos autores sealan que en Tula se suscit un grave conflicto entre los

    tolteca-chichimeca y los nonohualca: los primeros rendan culto a Quetzalcatl y se

    oponan a los sacrificios humanos; los segundos veneraban a Tezcatlipoca y trataban de

    instaurar los sacrificios humanos. Vencieron los nonohualca obligando a Topiltzin, lder de

    los toltecas, a emigrar a Tapallan (Coatzacoalco, Veracruz).

    Los nonohalca, sigue planteando Viv, quedaron dueos del poder en Tula, donde

    permanecieron hasta 1117, cuando emigraron al sur de Puebla. Entre los lugares por los que

    9Viv Escoto, Jorge. (1973). El poblamiento nhuat en El Salvador y otros pases de Centroamrica. San

    Salvador: DP-MINED.

    10Jimnez Moreno, Wigberto. (1959). Sntesis de historia pretolteca de Mesoamrica. Mxico, p. 1077.

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    pasaron pueden mencionarse Izcar, Quetzaltepec, Tehuacn y Coscatn, nombres que

    coinciden, como sabemos, con los de las regiones central y paracentral de El Salvador.

    Los nobles nonohalca que se establecieron en el sur del actual Estado de Puebla en el siglo

    XII, fueron los mismos que ms tarde fundaron el reino de Cuscatln en los actuales

    departamentos de San Salvador, Cuscatln, La Paz y San Vicente. Los nonualcosconservaron su rgimen tribal, su identidad como pueblo y su rebelda, como lo muestra el

    levantamiento de Anastasio Aquino entre enero y mayo de 1833.

    El sitio ecolgico y arqueolgico de Tehuacn.

    Un lugar privilegiado de El Salvador y Tecoluca es Tehuacn, nombre que corresponde

    tanto al parque ecolgico como al sitio arqueolgico. De gran atractivo turstico y

    ambiental es el parque, a corta distancia de la ciudad de Tecoluca, que concentra bellezasnaturales en sus ms de setenta manzanas de regin boscosa, y valores histricos como el

    monolito denominadoLen de piedra, los restos de una antigua pirmide y terraplenes de

    un parque de pelota. Daro Gonzlez afirmaba que sobre esa pirmide se levantaba una

    escultura de estilo mexicano representando a un prncipe nonualco. Agrega este autor que

    Tehuacn fue la metrpoli del seoro nonualco, tanto por su poder militar como por su

    jerarqua religiosa.11

    Por su parte el historiador nicaragense Rodolfo Cardenal afirma que los nonualcos se

    apoderaron de la zona hasta el ro Goascorn y provocaron el desgajamiento de los pipilesasentados ah desde antes.12 Lard y Larn los caracteriz como una tribu temida, rica y

    fuerte gracias a su movilidad como a sus destrezas guerreras y sus conocimientos

    asimilados de la cultura tolteca.

    Tehuacn de San Vicente, fue la metrpoli nonualca debido a su podero militar y religioso.

    Lo que caracteriz a esta etnia fue su espritu guerrerista, por ello es comprensible que haya

    precisamente un jaguar (Len de Piedra) como nahual protector de la zona, pues ste era

    el mayor rango militar que poda alcanzarse en la milicia indgena, entre los militares que

    no procedan de la noblezacomo los guerreros guila que deban ser nobles.

    11Gonzlez, Daro. (1892). Ruinas de Tehuacn. Objetos precolombinos.Revista La Universidad, #6, San

    Salvador.

    12Rodolfo Cardenal. (1996). Manual de Historia de Centroamrica,San Salvador: UCA Editores.

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    Cuadro Toponmico.Elaborado por el escritor Joaqun Meza Rodezno, investigador asociado delproyecto CIC UES:Literatura Nahua Pipil Nonualca.

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    Tecoluca tena dos nahuales poderosos: el tecolote, mascota de Mictlantecuhtli, el dios de

    los muertos, y el jaguar, smbolo del podero militar de Tehuacn. Posiblemente ah

    existiera un importante telpushkal, especie de escuela donde se entrenaba a los muchachos

    para ser guerreros. Su valenta se sopesaba por el nmero de prisioneros que hicieran en la

    batalla; se les calificaba como Valientes bhos (Teculucelus) si capturaban dos,Guerreros guilas (Cuauhcue) si tres, o Guerreros jaguares (Ucelut) si cuatro.

    El culto de los nonualcos a Tezcatlipoca (el hermano gemelo malo de Quetzalcatl) se

    explica por ser este dios el patrono de la magia guerrera, quien sola tomar forma de bho

    para caminar de noche entre la gente.

    Nuestro escritor ms indigenista, Salarru, lo seala como nahual del brujo en su poemaEl

    tecolote: Para dormir/hace girar la cabeza varias veces/como tapn de tuerca/ y duerme

    mirando hacia la cola/ Esto es soar en el pasado/El tecolote es el nahual del brujo/pjaro

    linterna, gato con alas.13

    En los Anales de los cakchiquelesse narra una batalla entre estos y los nonualcas- xulpiti:

    los primeros derrotaron momentneamente a los segundos; pero en una nueva pelea los

    nonualcas-xulpiti se sobrepusieron en virtud de su magia o nahualismo: Atacamos una

    vez, atacamos dos veces, hasta que fuimos derrotados. Unos caminaban por el cielo, otros

    andaban en la tierra, unos bajaban, otros suban, todos contra nosotros, demostrando su arte

    mgica y sus transformaciones.14

    Tambin al Rey de los nonualcos, Anastasio Aquino, se le atribuyen artes mgicas, segnla oralitura que sobre l recopilamos en la zona: (el) agelo de uno de los muchachos

    les dijo que ya no volvieran por ah, porque el que se apareca y cuidaba la fuente era el

    indio Aquino que, como era brujo, se poda convertir en venado y culebra y asustar a todo

    el que llegara a cazar al lugar.15

    El contrapunto izalcos-nonualcos.

    La amplia recopilacin lograda en la zona nonualca salvadorea, particularmente mitos,

    leyendas, cuentos, pasadas (relatos orales), as como fotografas, documentos y entrevistas

    con especialistas, nos permitieron encontrar signos propios, especficos de estos lugares. El

    13Salarru. (1975). Mundo nomasito,San Salvador: Editorial Universitaria.14Recinos, Adrin -editor- (1988). Memorial de Solol. Anales de los cakchiqueles. Ttulos de los seoresde Totonicapn. Guatemala: Piedra Santa.15Melgar Brizuela, Luis -coordinador- (2007). Oralitura de El Salvador. San Salvador: UES.

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    ms notable fue el de las palancasque distinguen las fiestas patronales de algunos de estos

    municipios, entre ellos principalmente San Juan Nonualco, San Pedro Nonualco y Santa

    Mara Ostuma.16

    Las palancas ms conocidas son las de San Juan, cuyo esplendor se despliega en las

    celebraciones patronales del Da de la Cruz, en honor al Seor de la Caridad (parroquia ElCalvario), con sede en siete ermitas correspondientes a barrios o zonas diferentes de la

    ciudad.

    Un signo adjunto a los desfiles de las palancas es la danza del tigre y el venado, que se

    desplaza por toda la ciudad al son del pito y del tambor, tradicin de origen prehispnico

    que corresponde a un mito popular del que recogimos varias versiones. Su argumento se

    contrae a la persecucin que un tigre hace a una pareja de viejos que han cazado un venado;

    ellos se refugian en un rbol y llaman a la comunidad, la cual acude a salvarlos dando

    muerte a la fiera. Luego reparten la carne mientras recitan as con rimas pareadas: lacostilla para la comadre Mara, / la cabeza para la Teresa, / el culo para el teniente

    Angulo, improvisando segn los nombres o apodos de los presentes.

    Aqu pueden advertirse dos rasgos de la cultura indgena ancestral: la presencia de los dos

    nahuales mximos de Cuscatln: el tigre y el venado; y el sentido comunitario que

    predomina tanto en la defensa de la pareja como en el reparto de la carne del tigre.

    Si se comparan estos signos con los que sobresalen en la misma celebracin del Da de la

    Cruz en la zona izalca (2 y 3 de mayo), pueden advertirse diferencias semitico-rituales:

    palanca/cruz de jiote, ermitas/cofradas, tenanzas/mayordomas, entre otras. 17

    El anlisis puntual de esas diferencias da lugar a cuestiones como cul de esos signos

    (palanca/ cruz de jiote) implica mayor antigedad y por lo tanto en cul de ambas zonas se

    dieron antes o despus los asentamientos originarios de unas u otras etnias migrantes.

    Corresponde la palanca a la cruz csmica de los indgenas, es decir al sentido de los cuatro

    rumbos de los dos ejes que se cruzan de este a oeste y de norte a sur, a diferencia de la cruz

    de jiote que obviamente deriva del concepto cristiano de la muerte de Cristo en el madero?

    16Las palancasconsisten en dos vigas largas de bamb, ensambladas de modo que varios cargadores puedanllevar en ellas: frutas, flores, adornos, comidas Se trata de rep resentar, colorida y festivamente, los dones dela Madre Tierra, y a la vez, simbolizar las cuatro direcciones del universo al conformar las dos vigas de

    bamb, sus cargadores y su carga un cuadriltero vegetal-humano.

    17 Entiendo por zona izalca la de sustrato nahua-pipil del Occidente salvadoreo: los departamentos deSonsonate, Ahuachapn, Santa Ana y La Libertad.

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    El hallazgo de esas diferencias nos llev a plantearnos un cotejo de valores ancestrales

    entre los izalcos y los nonualcos a travs de los mitos relacionados con duendes, lugares

    encantados, sitios arqueolgicos, hroes, santos populares, con el propsito de determinar

    los signos identitarios de cada regin y de cada municipio. Presentamos el siguiente

    cuadro comparativo como un primer resultado de ese cotejo.

    Oralitura Salvadorea: MITOSIZALCOS NONUALCOS

    De las aguas: Cuyanca, Izalco La Calaverita, Nahuizalco Las Managuas, Cuisnahuat

    Cuevas encantadas: De Chanejet, Izalco

    Estocal, Cuisnahuat

    Cerros, montaas, quebradas:

    Cerro El Arcoiris, Nahuizalco Piedra Pintada, San Jos Villanueva Tula, San Jos Villanueva Tunal y Cerro San Lucas,

    Cuisnahuat

    Santos populares: Cristo Negro, Juaya Virgen de La Lava, Izalco Virgen de La Perla, Jicalapa Macario El Cachimbn, Izalco

    Hroes mitificados:

    Frabundo Mart, Teotepeque Juan Ama y Feliciano Ama, Izalco Atonal, Izalco

    Sitios arqueolgicos (sagrados): Tacuzcalco, Izalco Tazumal y Casa Blanca, Chalchuapa

    Arco Encantado, Santo Domingo deGuzmn.

    De las aguas: El cangrejito de oro, Tehuacn El tamborcito del ojo de agua El bagre encantado, Montecristo La risa del manglar, La Colorada

    Las Managuas, Tecoluca

    Cuevas encantadas De Moctezuma, Tehuacn Del Partideo, Tecoluca

    Del Muls, Sta. Ma. Ostuma Del indio Aquino, Casa Pea en

    San Pedro Nonualco.

    Cerros, montaas, quebradas: Cerro La Campana, Tecoluca

    Cerro El Tacuacn, Stgo. Nonualco

    Barranca del Sisimico, Apastepeque

    Santos populares: El Seor de La Caridad, San Juan N. Los Nios Zarcos, San Pedro N. Santa Rita, Apastepeque San Lorenzo, Tecoluca Machimn, Cuyultitn

    Hroes mitificados

    Anastasio Aquino, Stgo. Nonualco

    Netn y Luisn, San Carlos Lempa El Comandante Lino, Tecoluca

    Sitios arqueolgicos (sagrados) Tehuacn, Tecoluca, San Vicente La Pichichera, Apastepeque.

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    Por otro lado, la distincin de las sub-culturas izalca y nonualca como subdivisiones de la

    cultura nahua-pipil salvadorea (del tronco cultural tolteca mesoamericano) nos permite

    considerar, desde las letras, las artes y dems mbitos culturales que las rodean, un mapa

    etno-cultural-artstico-literario de El Salvador. Obviamente esas dos sub-culturas no llenan

    todo el mapa: inicialmente tenemos sealadas otras dos sub-culturas en el sustrato indgenadel pas: la lenca-potn-kakawira, en la zona oriental, entre los ros Lempa y Guascorn, y

    la maya-chort, en los departamentos de Chalatenango y Santa Ana, en la zona fronteriza

    con Guatemala y Honduras, es decir el punto del Trifinio que rene en sus alturas a estos

    tres pases.

    Tendramos as cuatro zonas etno-culturales en El Salvador, al menos para una primera

    macro-hiptesis que ser sometida a prueba en sus signos pertinentes, fundamentalmente a

    travs de la literatura oral y de la literatura escrita, en el contexto de las artes, las artesanas

    y la cultura en general.

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    Claves para una auscultacin de la salvadoreidad o cuscatlanidad desde el sustrato

    indgena.

    Las claves que aqu referimos se han obtenido tanto de la literatura escrita la de autores

    consagrados, como Gavidia, Salarru, Claribel Alegra, Claudia Lars, Pedro Geoffroy

    Rivas, Roque Dalton, Roberto Cea, Matilde Elena Lpez, Miguel ngel Chinchilla, RafaelLara Martnez como de la literatura oral u oralitura. De esta tambin hay disponible un

    largo arsenal de recopilaciones, las ms recientes realizadas por nosotros mismos: el Centro

    de Documentacin del Departamento de Letras de la UES posee un acervo considerable de

    oralitura nacional, y las ms antiguas realizadas por investigadores de alto reconocimiento

    como Mara de Baratta, Francisco Espinoza, Sabino Deodanes, Gloria Aracely de

    Gutirrez, Jorge Lemus, Benjamn Palomo, Joaqun Meza, entre varios otros.

    Este acervo indgena e indigenista muestra algunos signos privilegiados o modlicos de

    nuestra identidad ancestral, que proliferan tanto en la literatura escrita como en la oral. Setrata de nahuales: versiones mgicas de la fauna, la flora y los elementos, es decir, de

    nuestra ecologa como sustento de nuestra mitologa, de cuyo venero emanan artes,

    literatura (oral o escrita), cultura propia. En la auscultacin que al respecto hemos

    realizado, los trece signos-cumbres son: el venado (mazat), el tigre (ucelut), la serpiente

    (cat), el colibr (huitzilin), el tecolote (teclut), el blsamo (hoisiloxit), el morro (uaxcalo

    xicalli), el maz (cinteot), el amate (amat), el agua (atl), el viento (ejecat), el fuego (tit), la

    tierra (tal).

    En un segundo plano pueden sealarse otros signos de nuestra colectividad originaria: losduendes(Ciguanaba, Cipito, Cadejo), los hroeso epnimos(Tutecotzimit, Tekij, Atonal,

    Atlacat, Anastasio Aquino, Feliciano Ama), los sitios(Cuscatln, Quetzalcoatitlan, Izalco,

    Nahuizalco, Huitzapan, Tecoluca, Tehuacn, Nequepio, Cihuatn, Quelepa, Chinchontepec,

    Chaparrastique, Ilamatepec, Tacuzcalco, Caluco, Sonzacate, Teotepeque, Guazapa, y un

    largo etctera).

    Nos centraremos en esos trece nahuales de Cuscatln para mostrar su incidencia en la

    literatura nacional.

    El venado(mazat).

    Para Salarru este era el nahual de Cuscatln. En Balsamera, la novela interior de la

    novela Catleya luna, que a mi juicio es su obra maestra ms que Cuentos de barro, dice:

    El smbolo o blasn sagrado de la raza se pasaba de un cacique a otro Estaba

    labrado toscamente, con una cabeza coronada de espinas en la parte superior y una

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    leyenda en pipil as: Tituluat ishpan tutecu: Reverenciamos al Seor. En la parteinferior la silueta tosca de un venado, el mazate, que era el nahual.

    Que el venado sea el nahual supremo de los pipiles, como afirma el Sagatara, corresponde

    a una visin-opcin radicalmente pacifista, por ello de mayor espiritualidad, lo cual se

    confirma en el final de Balsamera, es decir, el relato sobre Higinio Naba, el Hoisil(asnombrado) quien perdiera la vida poco antes de la alzada

    Higinio Naba era el jefe sicreto, elmago blanco de los izalcos, y se opona a su rebelin

    porque saba la ley de la raza de Cuscatln: Que los Cuscatlanes anden la resinacin del

    venado indefenso y den su sangre como el hoisil de sus montaas18

    A Higinio lo mataron los enviados de los brujos negros porque se neg a darles suelta

    para su levantamiento de venganza. Cuando l lleg al bebedero convertido en venado

    blanco, ellos lo balearon y luego le machetiaron el tronco como al blsamo19

    En su magistral estudio sobre esa obra de Salarru, Rafael Lara Martnez propone la

    oposicin venado / tigre como una metfora de la oposicin tnica de 1932: indio /

    ladino.20

    El venado es personaje principal en nuestra literatura identitaria. Diversos autores lo

    plasman como modelo de belleza y mansedumbre. Roque Dalton lo describe as:

    Tiene los ojos ms bellos de la tierrase alimenta tan slo de agua y mariposas y

    estando a solas es capaz de volar Sus orejas fueron hechas de la cabeza de una

    serpiente vaciada con finura y revestida con ptalos de orqudeaSus cascos denoche mnima y de ferocidad El venado huele a mujer y cuando se angustiadespide un sudor melifluo que, de poderse recoger an tibio, sirve para curar larabia de los animales salvajes.

    21

    Oswaldo Escobar Velado destaca su agilidad y su olor a monte:

    Cruza el venado como flecha de oromanchada de cobalto,en un salto sonoro

    18Las palabrasNabayHoisilsignifican blsamo, la primera en maya, la segunda en nhuat, segn Salarru.(cfr. de este escritor: El blsamo, en Revista CulturaNo. 55, San Salvador, enero-marzo de 1970, pp. 73-79).19Salarru. (1974). Catleya luna. San Salvador: DP-MINED.20 Vase Lara Martnez, Rafael (1991) Salarru o el mito de la creacin de la sociedad mestizasalvadorea. San Salvador: DPI.21 Dalton, Roque. (1964). El venado, Los testimonios. La Habana: UNEAC.

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    la llanura que resulta pequea para el saltoOlor a monte, a valle, a cazador que llega.El venado es la flor que no se entregay veloz y audaz la luz deshace.22

    Tambin en la oralitura nacional este nahual tiene fuerte presencia. Como ya antes hemos

    referido, en la memoria local de Santiago Nonualco se hace aparecer al indio Aquino

    convirtindose en venado y en culebra. Por su parte el escritor sonsonateco Adolfo Herrera

    Vega recogi de la tradicin oral de los izalcos el Baile El Venado, teatro popular, en que

    los personajes son el tigre, el venado, unos chuchitos, unos soldados, una muchacha y el

    rey. Al final de la representacin el venado dice as:

    Para m fue la desgracia

    para m que nac venado;si del tigre me defiendoel chucho me da cansado

    23

    El jaguar(ucelut)

    Cae de su peso que mientras el venado simboliza la paz, el jaguar representa la guerra:

    ambos son, en contrapunto, los mayores nahuales de Cuscatln, de ah su co-presencia tan

    frecuente en la narrativa y en la danza. En la escultura y en la arquitectura prehispnicas el

    jaguar era emblema constante. Ejemplo modlico es el disco solar encontrado en CaraSucia, departamento de Ahuachapn, zona fronteriza con Guatemala, antigua Tamoanchn

    salvadorea segn algunas versiones (como la de Antonio Arocha en El Salvador, la

    antigua patria maya), el cual consiste en el relieve en piedra del rostro del jaguar, smbolo

    que luego fue adoptado, impropiamente, por el extinto Banco Cuzcatln: doble saqueo del

    cono y del topnimo. 24

    El poeta, al par que lingista y antroplogo, Pedro Geoffroy Rivas, a mi juicio el mximo

    indigenista en la poesa salvadorea, dedica a este nahual de Cuscatln una de sus obras

    maestras: Los nietos del jaguar, ttulo con que signa a los ancestros de esta tierra depreseas:

    22 Escobar Velado, Oswaldo. (1997). El venado, Tierra azul donde el venado cruza.San Salvador: DPI.p.97.23Herrera Vega, Adolfo (1961). Expresin literaria de nuestra vieja raza.San Salvador: MINED.24Arocha, Antonio. (1991). El Salvador, la antigua patria maya. San Salvador: Desticentro.Ese disco solar se encuentra ahora en el Museo Nacional de Antropologa e Historia, MUNA, David J.

    Guzmn.

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    Junto al espejo de agua os hablar el volcnescucharis sus vocescuando la luna ostente crculos de lluviaall ser el sitioverde y negro pas de agua quemante

    tierra de joyasseris el pueblo del jaguarencarnaris en la bestia manchadaen su rostro hallaris vuestro espejo

    25

    De la ms alta significacin identitaria es el final de ese libro, el poema Para los nietos del

    jaguar, cuyos ltimos versos rezan as:

    pero an estamos aquy otra vez ganaremos la tierra

    para los nietos del jaguar.

    El poeta Jos Roberto Cea, otro de los principales buscadores de nuestra identidad, hijo

    meritsimo de Izalco (segn distincin que esa ciudad le confiriera hace poco), nos ofrece

    en su libro Los pies sobre la tierra de preseas, un ejemplo de integracin de lo

    lingstico-ancestral (en este caso los topnimos o nombres geogrficos) con el mensaje

    revolucionario, en el marco de la pasada guerra salvadorea. En buena parte del libro va

    mencionando diversos lugares del pas donde la guerrilla daba su lucha, y Cea llama a la

    sublevacin. Desde Usulutn (cuya etimologa es ucelut jaguar, tan tierra o lugar), el

    poeta hace sentir nuestra tierra de preseas:

    MARAVILLOSA REPBLICA DE EL SALVADORDESDE USULUTNLUGAR DE LOS HOMBRES OCELOTESLA GUERRILLA TE SALUDA.26

    Tambin en la oralitura emanada de nuestra mitologa ancestral, el jaguar o tigre ocupa un

    sitial de primera, sobre todo como guerrero. Los caballeros tigres y los caballeros guilas

    eran los hroes de la guerra florida, entre los nahua-toltecas de Mesoamrica. Carlos

    Gustavo Urrutia, un escritor sui gneris que se nutri directamente de la mitologa maya-tolteca de aqu, ofrece en uno de sus textos una muestra al respecto:

    El tigre Tezcatlipocadijo aChalchuitlicueque destapara los barreos

    25Rivas, Pedro Geoffroy.(1977).Los nietos del jaguar. San Salvador: Editorial Universitaria.26Cea, Jos Roberto.Los pies sobre la tierra de preseas.Premio nico del Certamen Latinoamericano deEDUCA, 1984.

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    y los barreos fueron destapados y vaciados, y llovi torrencialmenteEl tigre Tezcatlipoca de un zarpazo derrib del cielo a Quetzalcatl 27

    La yuxtaposicin de Ucelut a Tezcatlipoca, el Seor del Espejo Humeante, hace ver la parte

    sombra, nocturna, del jaguar como nagual prehispnico. Quetzalcatl era el benfico,

    Tezcatlipoca el malfico, siendo entre s hermanos gemelos pero de signo inverso, como elda y la noche, como la luz y la sombra. Este simbolismo mtico hace ver la guerra (del

    tigre) como lo malo, y la paz (del venado) como lo bueno. En el tonalpohualli (calendario

    azteca) oclotl era el segundo signo del ciclo de 260 das. Explica al respecto Yolotl

    Gonzlez Torres: En una de las edades cosmognicas Quetzalcatl le da un puntapi a

    Tezcatlipoca quien se convierte en jaguar28

    La serpiente(cat)

    Representa la energa de la Madre Tierra, sobre todo en su denominacin de Cigua-Catl, la

    mujer-serpiente. Al unirse con el quetzal y convertirse en la serpiente que vuela o

    emplumada, conforman ambos a la deidad mxima de la sociedad mesoamericana, llamada

    Quetzalcatl (en nhuatl) y Kukulkn (en maya), de quien Ernesto Cardenal afirma que

    equivale a Jesucristo en su rango y sentido benfico.

    En la oralitura salvadorea es uno de los nahuales de mayor frecuencia; aparece como

    duea de los cerros (sera el caso de Coatepec, el cerro de la serpiente) , como duea de las

    aguas (la Cuyancat de Izalco) o como duea de alguna cueva.Geoffroy Rivas la destaca en sus dos poemarios indigenistas, YulcucatyLos nietos del

    jaguar.29 En el primero figura el poema Danza ritual en honor de Chiconcat.

    Chiconcat significa siete serpientes En su honor los guerreros golpeaban sus escudos y

    hacan sonar sus cascabeles:

    Danzad, danzad, Seores de la Tierra!Saludad a la Reina que llega

    En el segundo sobresale, por su sonoridad, ritmo y tono invocatorio, el poema Para dormir

    a una culebra:

    27 Urrutia, Carlos Gustavo. (1958). Los cuatro soles, Kay Nict o canto de la flor. San Salvador:Ministerio de Defensa. Imprenta Nacional.28Vase Gonzlez Torres, Ylotl. (1991). Diccionario de mitologa y religin de Mesoamrica. Mxico:Larousse.29

    Rivas, Pedro Geoffroy. (2008). El surco de la estirpe. San Salvador: DPI, CONCULTURA.

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    Chin Chin Torsumba sumba sumbachin chin tor

    Un ejemplo privilegiado de poesa sobre la serpiente, a tono con la mitologa nahua

    mesoamericana, me parece el poema en prosa Tata, de Los testimonios, de Roque

    Dalton:

    Cuando la Mara Le le dijo a su marido que haba parido una serpiente elSecundino Le le dio el primer machetazo En seguida abri la cuna. Pesc

    hbilmente por lo que debe haber sido el cuello a la serpiente y se fue con ella almonte. En un huatal hermoso la dej ir. Dios te bend iga, pues musit. Alregresar al pueblo, el Secundino traa los ojos colorados, colorados.30

    En oralitura tenemos en Expresin literaria de nuestra vieja raza, que rene textosrecopilados por Herrera Vega en la zona izalca, un relato sobre la Cuyancat

    se le llama Cuyancat, es decir culebra con cabeza de cerdo. No hace muchotiempo, treinta aos tal vez, se la oa gritar cual marrano hambriento en noches delluvia atemporalada Al gritar alarmaba en la soledad de la noche, y cuando

    alguien se aventuraba a querer espiarla, enmudeca aqu, para escucharsesbitamente ms all, y aquel grito se alejaba cual burla resurgiendo cada vez ms

    lejos31

    El colibr(Huitzilin)

    Es uno de los nahuales mximos en la cultura mesoamericana. Su belleza, tamao, forma

    de volar sobre las flores, su hibernacin lo muestran como una maravilla de la naturaleza.

    El dios azteca de la guerra, Huitzilopochtli(el Colibr Zurdo), llevaba un yelmo en forma

    de cabeza de colibr. En la cultura maya figura como mensajero de los dioses. Entre los

    cachiqueles se cree que el Sol se transforma en colibr para volverse amante de la Luna.

    Dos de nuestros mayores indigenistas, Salarru y Roberto Cea, sonsonatecos ambos, han

    visto al colibr con admiracin verncula. El primero, en un artculo sobre Suchitoto

    publicado en la Revista Cultura, al considerar la etimologa de ese municipio (Suchit: flor,

    totot: pjaro = elpjaro-flor) propone que ese pjaro es el colibr:

    30Dalton, Roque. (1964). Los testimonios. La Habana: UNEAC.31 Herrera Vega, Adolfo (1961). Cuyancat, Expresin literaria de nuestra vieja raza. San Salvador:MINED. p.309-310.

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    porque es el picaflor y semeja l mismo una brillante flor al extremo de untallo azotado por el viento ofrece por el hecho de ser un helicptero

    minsculo un equilibrado signo entre la flor y el pjaro como smbolo de la

    transfiguracin mgica recogida por el ojo asombrado en plena luz solar.32

    El Sagatara lo califica como la joya ms preciada de la diosa de la floracin, el canto y la

    danza, Sochiqutzali.

    Por su parte, el poeta Cea, en su Oracin al colibr sagrado, de Todo el cdice, le dice:

    T, punta de lanza. Obsidiana voltil.No te lleves el brillo de tu vuelo.Djalo en el vaco, flotando.

    T, pequeo pedernal con alas.Luz que vuela. Alada joya. Ptalo flotante.Llvame a la regin de las estrellas.Quiero sacar la vida reluciente.

    Prncipe de las flores que deslizan canoaspor los ros de miel llenos de luna,dame tu vuelo antiguopara viajar la msica

    33

    El Tecolote. (Teclut)

    Al referirnos a Tecoluca-Tehuacn como metrpoli de los nonualcos prehispnicos, en el

    actual departamento de San Vicente, sealbamos al tecolote como el nahual ms conocido

    de ese lugar (vid. supra, p. 12). Su frecuencia en la literatura salvadorea, oral o escrita,

    es menor. Entre los clsicos nacionales quien ms lo ha figurado es Salarru, en el poema

    ya citado, El tecolote, de Mundo nomasito (op. cit.), y en el cuento El ngel del

    espejo.34

    En ese poema, el Sagatara seala que la popular creencia de que cuando el tecolote canta

    el indio muere, viene de tradiciones muy antiguas, desde el Popol Vuh:

    cuando llegaron los emisariosa invitar a Isbalanqu y Junafpara jugar pelota

    32Salarru. (1968). Suchitoto, Revista CulturaNo. 13, abril-junio. San Salvador. DP-MINED.33Cea, Jos Roberto. (1998) Todo el cdice. San Salvador: Direccin de Publicaciones e Impresos.34Salarru. (1960). La espada y otras narraciones. San Salvador: Ministerio de Cultura.

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    en la sombra Sibalbai

    Y recuerda, de esa biblia de los maya-quichs, el pasaje en que la calavera de Junajp,

    desde la rama del jcaro, escupe en la palma de la mano / de la india Scuic / (La

    Sangre), dejndola embarazada, para que de ella surjan los nuevos indios, los

    forjadores de la cultura del maz. Conmemora as la participacin de los cuatro tecolotes de

    Xibalb (los Tucures) en la salvacin de Ixquic (Scuic) y, por tanto, en el advenimiento de

    la era del maz.

    La figuracin del tecolote sube de tono en el cuento El ngel del espejo, a mi juicio, el

    texto salarrueriano que mejor reivindica a los izalcos en cuanto vctimas de 1932. Aqu el

    centro de inters es la aparicin, en las inmediaciones del volcn, de un Mistiricuco:

    Tepalteclot, El Tecolote de Seda un bho de fantasmagrico aspecto elespireto del volcn, el nagual del Izalco:El ngel del espejo.Cuando la Chala se santigu, el ngel se le vino encima, cegndola con su espejo

    colorado, le ech la bendicin por la cabeza, tocndole apenas la frente sin quemarlay se perdi volando al descojerentre los palos y dejando una fueya ayaguitiadadeniebla rojiza.

    El relato se cierra sealando que ese fuego fatuo de Izalco es producido sin duda por las

    fosas comunes de indios fusilados en masa durante la revuelta de 1932 que diezm la

    poblacin de los Izalcos y toda la costa de Tunal.

    La seleccin de estos nahuales como modelos de la cultura ancestral de Cuscatln la hemos

    determinado sobre dos criterios: a) la calidad de representacin identitaria y b) la

    frecuencia de su mencin o tematizacin en la literatura y en la oralitura indigenistas.

    Hemos considerado hasta aqu, segn tales criterios, cinco nahuales animales. Estudiemos

    ahora cuatro nahuales vegetales.

    El blsamo.(Hoisiloxit)

    el balsamero le naci al pas de Cuscatln para distinguirlo, dndosele como se le dio y

    an se le da un magnfico smbolo que no slo justifica el nombre (aparentemente casual

    de El Salvador) sino su historia de sacrificio por la Fraternidad, la Libertad y la Paz.

    Quien as habla es, de nuevo, el Sagatara de Cuscatln, Salarru, a mi juicio el mejor

    narrador salvadoreo del siglo XX y el ms indigenista, el ms conocedor del indio de

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    Tunal, que es ante todo el de la regin del blsamo. El ttulo de Balsamera recubre tanto

    la rebelin de los izalcos, instigada por los brujos negros, como la historia del brujo blanco

    que quera mantenerlos en la resignacin del venado, en la espiritualidad de Cuscatln:

    Higinio Naba, el Hoisil, el mago de esa Balsamera epicentro de Cuscatln.

    En el ya citado artculo El blsamo,el cuentista plantea que en el escudo de El Salvadorms que los cinco volcanes debera figurar el balsamero mostrando sus heridas simtricas

    y sus cuas del mismo palo (en la forma de los clavos del crucifijo). Y lo valora como

    un rbol sacerdoteo un rbol santoporque, como Cristo mismo, perfuma el hachaque lo

    hiere35 El blsamo, afirma, ser Jesucristo, El Salvador del Mundo, en su momento

    culminante del Calvario. Y agrega que es un rbol solar, el mayor entre todos, por su

    capacidad exclusiva para el Bien y porque ha nacido en un sitio del mundo que se

    denomina la Costa de Tunal (la Costa del Blsamo, por otro nombre), o sea la regin de

    El Sol, puesto que Tunal es El Sol.

    El simbolismo del blsamo alcanza su clmax en la parte final de Balsamera, en Catleya

    luna, como ya lo hemos sealado al tratar el nahual venado: ah se conjuntan ambos

    signos, el venado y el blsamo, en el personaje mximo que es Higinio Naba, el Cristo de

    los Izalcos. Poco antes de este episodio que cierra la historia de 1932, ha descrito a los

    balsameros como crucifijos sin brazos Cristos heridos en el santo costado donde los

    grumos de su sangre son recogidos para sanar otras heridas

    Joaqun Meza, en su Real Diccionario de la vulgar lengua guanaca, anota que el blsamo

    fue declarado rbol nacional de El Salvador, junto con el maquilishuat, durante elMartinato, el 1 de septiembre de 1939, y refiere una historia segn la cual el rbol de

    blsamo haba brotado de la abnegacin y del dolor humano. 36

    El morro o jcaro. (Xicalli o xicalat)

    Decamos antes que uno de los principales hallazgos de la investigacin que realizamos

    entre 2003 y 2006, el Proyecto Sonsonate, fue la Mitologa de la Calaverita y del Morro.

    Esa percepcin devino del anlisis de seis versiones recopiladas sobre la historia de una

    mujer cuya cabeza y otras partes del cuerpo salan volando de noche a estarse con el

    amante: al descubrirla, el esposo le impide a la cabeza voladora que se una a su tronco,

    35Salarru. (1970). El blsamo, Revista Cultura. No. 55, enero-marzo, San Salvador: DP-MINED. p. 75.

    36Meza Rodezno, Joaqun. (2009). Real Diccionario de la vulgar lengua guanaca. San Salvador: NekepEditores.

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    por lo cual esta se le pega al cuello al hombre convirtindolo en un ser de dos cabezas.37

    Gracias a la intervencin de un venado el marido se libera de la calaverita y luego la

    entierra: de ella brota ms tarde un rbol de morro del cual nacen los muchachos del maz

    y de la lluvia (tepehuaso managuas) quienes, despus de vengarse de los malos abuelos,

    por la valenta y astucia del menor de ellos, el lder, el Cipito, forjan la agricultura delmaz.

    Segn esta mitologa nahua-pipil, emparentada con la de Junajp en la tradicin maya-

    quich, con la de Kmix en la maya-chort y con la de Quetzalcatl y Nanahuatl en la

    tradicin azteca, el jcaro o morro viene a ser, metafricamente, la matriz del maz, la

    mediacin, junto con el venado, entre la muerte de la bruja-esposa infiel y el nacimiento

    de los hroes del maz, principalmente Cipito, el prncipe de los managuas. 38

    La versin que hemos tomado como modlica de entre las seis recopiladas, es la de

    Schultze-Jena, en la traduccin de Rafael Lara Martnez, en la cual aparece ese lder de losmanaguas o tepehuas protagonizando el hallazgo del maz en el interior de un cerro:

    Hagamos una nube! Produzcamos un gran trueno! Luego con gran eficiencia

    (el menor) realiz un huracn, una tormenta y produjo un rayo. En seguida abri el

    cerro. Pero l qued atrapado bajo el maz

    Tenemos aqu una muestra ejemplar de nuestra oralitura, en este caso la recopilada por el

    sabio alemn Schultze-Jena, en 1930, directamente del Alcalde del Comn de Izalco, Ins

    Masin. 39 Tambin la versin recogida por el investigador sueco Carl Hartman, en

    Nahuizalco (1898-1899), es muy rica en elementos mtico-poticos. En cambio lasversiones obtenidas por nosotros desde 1990, muestran el empobrecimiento del mito, si

    bien conservan sus signos principales.

    El morro o jcara aparece frecuentemente en la literatura oral y escrita de El Salvador y

    de Mesoamrica. Un ejemplo privilegiado es el poema El jcaro, del nicaragense Pablo

    Antonio Cuadra (cercano en su indigenismo a Salarru):

    Sobre este rbol escribo:

    37Dos de esas versiones fueron recopiladas, respectivamente en Nahuizalco y en Izalco, por los eminentes

    americanistas europeos: Carl Hartman (hacia finales del siglo XIX) y Leonhard Schultze-Jena (en 1930). Lasotras cuatro fueron obtenidas en la zona occidental del pas, por nosotros, es decir, por el Departamento deLetras de la UES, entre 1990 y 2004.38Vase al respecto:

    Lpez Garca, Julin. (2010). Kmix: la lluvia en la mitologa y el ritual maya-chort. Guatemala:Cholsamaj.

    Garibay, ngel Mara.(1994). Llave del nhuat. Mxico: Porra. p. 223.39Schultze-Jena, Leonhard. (1977). Mitos y leyendas de los pipiles de Izalco. San Salvador: Cuscatln.

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    Xicalli en nhuatljcaro sabanerode hojas como cruces:fasciculadas, bellashojas de un diseo sacrificial,

    memorial de mrtires,rbol de las calaveras. 40

    Aqu Cuadra retoma el pasaje tan conocido de Xibalb, en el Popol Vuh,como tambin lo

    hace Salarru en el cuento Xibalbail de Oyarkandal. Vale la pena referir, adems, otro

    texto del mismo Sagatara: La caramba, que destaca el uso del morro en la msica de

    nuestros indgenas. Ms que un cuento es un poema en prosa, para resaltar la sonrisa

    herida y moribunda de Cuscatln. La caramba es un instrumento artesanal cuyo resonador

    es a veces una jcara tallada con amor y otras veces, un caracol de mar.41

    El maz(cinteot).

    En la cultura mesoamericana esta es la planta de las plantas, la sustancia de que finalmente

    fue bien hecho el ser humano, segn el Popol-Vuh. Por su centralidad ecolgica y

    mtolgica, el tema del maz prolifera en las literaturas de la regin, tanto orales como

    escritas. Ejemplo cumbre de esa proliferacin es Hombres de maz, de Miguel Angel

    Asturias, quien antes de publicarla haba colaborado en la traduccin del Popol-Vuhal

    francs de Georges Reynaud.

    En el libro de Schultze-Jena, ya referido, se seala la correspondencia entre el Cipito, elms pequeo y el ms astuto de los muchachos del maz y la lluvia, y el Nanahuatl de la

    leyenda mexicana de la creacin. Surge Salarru aqu, otra vez, como uno de sus

    principales cantores, en el poema La milpa:

    la milpa, palabra alimenticiade Kukulcnla sembramoscon las primeras lluvias y la primera luzde mayo,el mes del rbol y la cruzel elotellevado por la mata a horcajadas(cual la nana al cipote)sobre la cadera.42

    40Cuadra, Pablo Antonio. (1980). Siete rboles contra el atardecer. Venezuela: Presidencia de la Repblica.41Salarru. (1970). Obras escogidas, t. II. San Salvador: Editorial Universitaria, pp. 603-60542Salarru. (1975). Mundo nomasito,San Salvador: Editorial Universitaria. p. 172.

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    En su Invocacin a Xipe Ttec, Pedro Geoffroy Rivas se refiere al maz, con el cual se

    relaciona ese terrible dios:

    Que la tierna planta del maz

    no sea quemada ni destruidaverde es mi corazn,pero he de ver el orocuajando en la mazorcaque el maz fructifiquey el oro de los granos abunde. 43

    La omnipresencia del maz en Mesoamrica se manifiesta en la variedad de comidas y

    bebidas que de l provienen, una de ellas,la chicha, el fermento o vino de maz, con que

    los pipiles festejan y se alegran al son del pito y del tambor. A la chicha se refiere Gilberto

    Gonzlez y Contreras en el poema Tambores de rebelin:

    Tambores con que el indiohace trizas el miedo.y enhebra el son que embriagalo mismo que el fermentodel maz y la caa44

    Tambin Dalton exalta ese elixir del indio, la chicha, en el poema Al maz, de su libro

    ms indigenista, Los testimonios(op. cit.):

    Yo no creo en la leyenda de tu origensi fueras slo sangre de tapirsi solo sangre de serpiente fuerasde dnde sacaras tu clima enamorado?De dnde te vendran los relmpagoscon los que participas en la chicha sagradacon los que otorgas alas al prstino aguardiante?

    Y lo invoca como lo nico que queda de nuestros dioses:

    Maz padre maz tu nombre pronunciamosen la primera en la ltima hora oh no nos abandonesjamsnunca jams

    43Rivas, Pedro Geoffroy. (2008). El surco de la estirpe. San Salvador: DPI, CONCULTURA.44Lara-Martnez, Rafael.(2009). Balsamera bajo la guerra fra: El Salvador 1932, historia intelectual deun etnocidio. San Salvador: Universidad Don Bosco.

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    Otro de los grandes de la poesa salvadorea, Jos Roberto Cea, compaero de Dalton en la

    Generacin Comprometida, ofrece una Relacin del maz en El cdice liberado.

    Este es un Dios Salvaje.Propugnador de aromas.

    Hizo al hombrey llor cuando lo vio crecer

    Este es un Dios Salvaje.Y si pierde el poderel hombre muere. 45

    Volvamos al punto de los derivados del maz: en su poemario breve Fbulas de mis(sic),

    Miguel ngel Chinchilla tambin celebra a la chicha y a la tortilla; a la p rimera en La

    chicha y el whisky (p. 15), en que la bebida autctona derrota a la escocesa, y a la

    segunda en Orgenes (p. 11), de tono humorstico:

    -

    De verd, buelita, diay venimos? pregunt tortillito, receloso de la historia quesu abuela acababa de contarle.

    - Claro, mijocontest paciente y orgullosa la abuela tortilla, bien segura de que sulinaje vena del cielo. 46

    El amate(amatl)

    En El Salvador, la palabra amatedesigna uno de los rboles ms preciados por su sombra

    y ms narrado por sus misterios. En el nhuatl clsico (mexicano) significapapel, lienzo

    para escritura o pintura, hecho de corteza de rbol.

    El amate tiene alto relieve en nuestra literatura. En El libro del trpico, modelo del

    costumbrismo salvadoreo, Arturo Ambrogi se solaza en ponernos A la sombra del

    amate:

    En medio del patio, frente al rancho, proyectando su intenso manchn de sombrasobre la pajiza techumbre, se alza el amate Bajo el amate se congrega la familiapara en la poca del elote, engullir los huacales de suculento atole

    Bajo el amate se compone la Cruz, al apuntar Mayo, todo mojado por las primeraslluvias El amate es sagrado. Intocable47

    45Cea, Jos Roberto. (1968). Cdice liberado.San Salvador: MINED, Direccin de Publicaciones. p.4446Chinchilla, Miguel ngel.(1984). Fbulas de mis. San Salvador: Editorial Abril Uno.47Ambrogi, Arturo. (1955). El libro del trpico. San Salvador: D.E. Ministerio de Cultura.

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    Fue en esa tradicin que Salarru fund, en 1939, la Revista Amatl, que en sus pocos

    nmeros se concentr en temas indgenas y esotricos. Ese mismo signo cuscatleco le sirvi

    al Sagatara para iniciar su Mundo nomasito(op. cit.):

    Cerro de los amates,

    Cerro de San Jacinto,Isla del cielo,Mundo Nomasito,Yo te amo

    Alfredo Espino lo describe as en el soneto Un rbol del camino de Jcaras tristes:

    rbol de paz, entre el silencio santodeshoja a veces el rosal de un cantoen la quietud de las llanuras muertas

    amatle misterioso, a cuyo amparomi corazn es como un nido claroy los ramajes son alas abiertas. 48

    En honor a tan noble rbol, en 1987, Miguel ngel Azucena, Miguel ngel Chinchilla,

    Joaqun Meza y yo, creamos la Revista Amate, de la cual publicamos seis nmeros, y a

    la vez constituimos el Grupo Amate. Veinte aos ms tarde publicamos La flor del amate

    en cuya nota de presentacin decimos:

    sabemos que las flores del amate se parecen a las peras del olmo existiendo

    dichas flores nicamente en la tierra del mito y en los corredores o ventanas de lafantasa, con aquello de que slo los sordomudos gozan el privilegio de ver lasflores del amate, y eso no ms en noches de luna llena lo que la leyenda de la flor

    del amate no dice es que tambin los poetas por padecer de la palabra, sentimos msque pensamos y por tanto, en nuestros guios de ojo con la luna y la sombra,podemos ver y hasta cortar dichas flores, para luego plasmarlas en libros, revistas ydems escrituras

    49

    Hemos recorrido as, brevemente, cuatro nahuales vegetales de Cuscatln en su

    manifestacin literaria, escrita y oral: se trata de la visin ecolgica, mtica, cosmognica

    que nos heredaron los ancestros y que pervive en la palabra de los creadores y de los

    recreadores.

    48Espino, Alfredo. (1989). Jcaras tristes.Santa Tecla: Clsicos Roxsil.49Grupo Amate. (2007). La flor del amate. San Salvador: ndole.p.8.

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    Para completar ese panorama del legado ancestral pondr ahora y comentar algunas

    muestras de poesa o narrativa acerca de los cuatro nahuales elementales: el agua, el

    viento, el fuego y la tierra.

    Esos cuatro elementos se articulan con el mito de la creacin del cosmos y de la

    humanidad, que se conoce en la cultura nahua-tolteca como el mito o leyenda de los soles,entendindose por soles los perodos o eras de la creacin.50 En nuestra literatura

    tenemos al respecto la versin de Carlos Gustavo Urrutia, en Kay Nict o Canto de la Flor

    titulada Los cuatro soles, en la cual esos cuatro perodos corresponden respectivamente al

    agua, el viento, el fuego y la tierra:Atonatiuh, Ehecatonatiuh, Tletonatiuh, Tlatonatiuh. 51

    El agua(atl)

    El nuestro ha sido, ante todo, un pas de aguas. Entre las joyas o preseas de Cuscatlnsobresalen las muchas aguas: eso significa Sonsonate (sensont: cuatrocientas o muchas;

    atl: aguas): manantiales (ojos de agua), quebradas, ros, lagunas, mar han sido belleza

    principal en esta (antigua) tierra de lagos y volcanes, ahora tan depredada por el capitalismo

    salvaje, por los gringos y gringoides de todo cuo.

    En Mitos pipiles de Schultze-Jena, obra que segn un mi amigo antroplogo-poeta

    debiera ser tenida como nuestra biblia nahua-pipil, buena parte se dedica al tema del agua

    en su relacin con las plantas, las estaciones, los seores de la lluvia: tepehuas, tlaloques,

    managuas, y sus varios amigos (como el sapo) e instrumentos (como el pedernal) Lostepehuas no desean el agua para beberla sino para encumbrarla hacia el empreo

    Desplazan el agua en matatas que reparten la lluvia a profusin en el invierno.52

    El imaginario indgena despliega una mitologa particular por cada uno de los cuatro

    elementos. En El Salvador-Cuscatln, uno de los principales mitos del agua es el de la

    Siguanaba, el ms recurrente en nuestra literatura oral, cuyas versiones sobreabundan en

    todo el pas. Carlos Gustavo Urrutia lo recoge bajo el nombre de Cihuehuetl, la india

    bonita que fue formada de maz y de pito en una jcara llena de agua y descendi del

    Omeyocan vestida con el incendio del crepsculo vespertino, acompaada de siete

    quetzales y siete chiltotas Sus ojos eran negros como semillas de pacn y sus labios rojos

    50Vase: Martnez, Jos Luis. (1976). Amrica antigua. Mxico: SEP. pp. 19-24; o el ya citado libro deGaribay, Llave del nhuatl, entre muchas otras fuentes.51 Gustavo Urrutia, Carlos. (1958). Los cuatro soles, Kay Nict o Canto de la Flor. San Salvador:Ministerio de Defensa. Imprenta Nacional. pp. 119-120.52 Schultze Jena,Leonhard. Op.Cit.p. 37.

    http://www.google.com.sv/search?hl=es&tbo=p&tbm=bks&q=inauthor:%22Leonhard+Schultze+Jena%22http://www.google.com.sv/search?hl=es&tbo=p&tbm=bks&q=inauthor:%22Leonhard+Schultze+Jena%22
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    como las plumas del pecho del quetzal. Tlaloc, el dios de la lluvia y de la niebla, la cas

    con su hijo Yeisum. 53

    Dalton tambin recrea este mito en el poema La Siguanaba, de su libro ms indigenista,

    Los testimonios:

    La que tena los ojos como el agua profundaque se viste de negro con las piedras del fondo de la pozaabandon su marido y su hijo --Cipitn ste, el del ombligo como una piedrecita de cacaoTlloc ha puesto en ella sus ojos iracundos.54

    Al estudiar la mitologa maya chort en relacin con el maz y la lluvia, Julin Lpez Garca

    explica: el ciclo mtico ms importante tiene que ver con la obtencin de la lluvia como

    la bendicin fundamental de la humanidad el hecho desencadenante de todo el sistema

    mtico que protagoniza el Kmix, es la sequa que le obliga a buscar y ganar la lluvia. Estepersonaje es el equivalente al Cipito de la tradicin nahua-pipil, lder de los tepeguas o

    managuas, descubridor del maz. 55

    Otro ejemplo del tema del agua en nuestra literatura indigenista lo ofrece el poeta

    izalqueo Jos Roberto Cea, en Cdice liberado:

    Que la vasija lloraO que los ros se detienen, entran, se paseanpara adquirir memoria.Tomo agua y la cantoQue no hay agua sagrada sin vasija sagrada.Que los dioses tienen el recipiente puro.Que se mira la vida en esta vida.Que la vasija est donde se espera. 56

    El viento(Ejecat)

    Una de las manifestaciones del supremo dios Quetzalcatl es el viento, Ejcat, el AbueloViento en la mitologa nahua-pipil. Su instrumento sagrado, la flauta de carrizo o caa

    53Gustavo Urrutia, Carlos. Op. Cit.pp. 115-118.54Dalton, Roque. (1964). Los testimonios. La Habana: UNEAC. p. 82.55 Lpez Garca, Julin. (2010). Kmix: la lluvia en la mitologa y el ritual maya-chort. Guatemala:Cholsamaj. p. 1856Cea, Jos Roberto. (1968).Cdice liberado.San Salvador: MINED, Direccin de Publicaciones. pp. 37-38.

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    (acat), que junto al tambor (uuet) haca la fiesta ancestral. Se relaciona tambin con

    Huracn, el Corazn del Cielo.

    En Creacin de los dioses, de Yulcucat, Geoffroy Rivas evoca al viento como dios

    primigenio:

    Anchas corrientes iban y venan,combatindose,luchando contra todo,estableciendo el equilibrio,despertando el misterioQuetzalcatl fue el lagarto,gobernador del Viento y de la Vida,el del hbito blanco.57

    Y otra vez Dalton, en la historia salvadorea el revolucionario ms poeta, el poeta ms

    revolucionario, nos muestra su agudeza en la penetracin de lo ancestral, en estos versos

    dedicados al viento:

    OpuViento de la nocheel Invisiblecon nosotros los guiados por su custodioque loamos en su honorusando conchas marinas rescatadas de la calcinacin

    58

    Y otra vez Salarru, el Sagatara de Cuscatln, nos evoca el imaginario ancestral en estas

    imgenes del viento fundidas con imgenes de la serpiente:

    Las mariposas en quietud palpitan como corazones agnicos, levemente, con un

    palpitar que es ms un estremecimiento, un escalofro casi imperceptible. El gran

    reptil, nuestro Seor culebra Tornadiza, el Viento, duerme tambin, enroscado en

    yagual: Tepelishpan nemi tutecuyo Quetzalcohuat-Ehecate, sobre la montaa en

    descanso ms all de la luna, el viento languidece en luz y cruza el vaco,

    identificndose entonces con el verdadero y nico Quetzalcohual, La SerpienteEmplumada, quien a su vez se funde con La Mariposa de Cristal, su femenino

    aspecto.59

    57Rivas, Pedro Geoffroy. (2008). Yulcucat, El surco de la estirpe. San Salvador: DPI, CONCULTURA.58Dalton, Roque. (1964). Los testimonios. La Habana: UNEAC. p. 49.59

    Salarru. (1970). El ngel del espejo, Obras escogidas, t. II. San Salvador: Editorial Universitaria.

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    El fuego. (Tit)

    El fuego corresponde, en la cosmogona nahua, a los dioses ms antiguos, los formadores.

    Es el Abuelo Fuego. Con el agua, purifica. Se relaciona sobre todo con el Sol (Tonatiuh),

    centro de la energa (tnal) y del poder.

    El nacimiento del sol y de la luna pas por la mxima prueba de fuego: los dioses se

    convocaron entre s a concurso para escoger a quien se convirtiera en Sol y a quien se

    convirtiera en Luna. Luego, designaron a Tecucistcatl, el orgulloso Seor de los

    Caracoles, ricamente ataviado, y aNanahuatzin, proveniente de los macehuales, los pobres,

    el pueblo llano. Quien primero se inmolara lanzndose al fuego, sera el Sol; el otro, la

    Luna. Tecucistcatl se acobard mientras que Nanahuatzin de inmediato y sin vacilacin

    alguna se arroj a las llamas, convirtindose en el Nuevo Sol; el otro, tan lleno de nfulas

    como cobarde, fue la Luna.60

    Nuestros pipiles vean al sol (Tonatiuh) y a la luna (Mesti) como hermanos: el primero, un

    muchacho con rostro de jaguar; la segunda, una muchacha que vesta refajo, con cara de

    coneja.

    El mito de la Primera aparicin del sol, recopilado por Schultze-Jena en Izalco, en 1930,

    narra que al estar todo formado el Izalco comenz a esparcir correntadas de piedras y

    correntadas de agua, las cuales llegaron aqu mismo al pueblo.61 Jos Roberto Cea, el

    Gran Lenguade Izalco, escribi al respecto En las bodas del sol y de la tierra, poemaincluido en su antologa Pocas y buenas:

    Todo danzaba ebrio de alegrade maz primitivoLas vrgenes del fuego oficiaban perfume, melodasy calendas salvajes recin domesticadasLa luz se meda con ocote.Las estrellas se encendan con lucirnagasTodo tuvo un ardor recin nacido.

    Y bajo el toldo verde del amatese recibi de luz la madrugada. 62

    60Cfr. Jos Luis Martnez. Amrica antigua. SEP, Mxico, 1976. pp. 19-24; y: ngel Mara Garibay. Llavedel nhuatl. Porra, Mxico, 1994.61 Schultze Jena,Leonhard. Op.Cit. p. 54.62Cea, Jos Roberto. (1986). Pocas y buenas. San Salvador: Canoa editores. pp. 143-145.

    http://www.google.com.sv/search?hl=es&tbo=p&tbm=bks&q=inauthor:%22Leonhard+Schultze+Jena%22http://www.google.com.sv/search?hl=es&tbo=p&tbm=bks&q=inauthor:%22Leonhard+Schultze+Jena%22
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    La raz en el humo es el ttulo que Roque Dalton pone a la segunda parte de Los

    testimonios, que, por cierto, dedica al Partido Comunista Salvadoreo, PCS, como para

    llamar la atencin de los revolucionarios de los aos sesentas sobre el problema de la

    identidad salvadorea: nuestro fundamento no es la piedra ni el fuego sino su contraparte,el humo, es decir, la huella de la destruccin de la cultura raigal, la nahua y maya,

    incinerada en sus cdices por el fuego del conquistador, tal como ah lo dice Roque en el

    poema El humo:

    Quemronse los cdices donde tu planta recaa para siemprey el calendariogranero de los dastambin muri en el fuego.Nez de la Vega y Landa los dos obispos los dostemerosos de nuestros posibles demonios inderrotablesal fuego lo que con el fuego tiene trato dijeron

    y ah la huella de tu pie descalzovolvi al humoso cuarto de los siglos perdidos 63

    La tierra(tal).

    Llegamos, finalmente, al nahual trece de nuestra propia seleccin: la tierra, nuestra

    Tonantzin, nuestra Madre Tierra. En la mitologa de Cuscatln la tierra se vincula en primer

    lugar con la serpiente, como puede advertirse en los textos que Schultze-Jena agrup en el

    captulo La tierra, de Los mitos pipiles (op. cit.) La serpiente posee el alma de los

    espacios subterrneos, particularmente de las cuevas.

    Otros signos cuscatlecos que ataen al sentido de la madre tierra son: la mariposa negra (de

    obsidiana), el jabal o cerdo monts, el maz, el morro (en la conexin con el agua), la

    ceiba, el blsamo, los volcanes, los valles en fin: la ecologa nuestra como trasfondo del

    imaginario popular de sustrato indgena.

    Ese sentido lo perciben a fondo y lo diseminan imaginsticamente los poetas y los

    narradores indigenistas. Alto ejemplo es el poema Tierra:

    Tierra de los colores en la edad de orodonde no se quemaba la madera o la piedraOh Hu racn rayo y relmpagot que sabes las cosas grandes y pequeasConcdenos la paz y el reposola justicia de nuestro propio sercon una sola lengua de lo pedimoscorazn del cielo corazn de la tierra

    63Dalton, Roque. (1964). Los testimonios. La Habana: UNEAC p. 50.

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    La tierra de los colores desde entonces testigojusta testigo como que no dice nadasuficiente era el humo de los volcanespor eso no se quemaba la madera o la piedra

    La vieja tierra de los colores misteriosavomitada por el mar.64

    Dos rasgos identitarios destaca Dalton en esos versos: los colores y el mar, preseas mayores

    del Cuscatln antiguo. En cambio, para entender el rumbo de un Cuscatln nuevo, en lucha

    por un cambio humanista desde la raz ancestral, un buen modelo es Los pies sobre la

    tierra de preseas, de Jos Roberto Cea, quien en el mensaje inicial se coloca en un tiempo

    nacional: El Salvador-Tierra adentro. Este libro, premiado en 1984 a nivel

    latinoamericano, presenta a la guerrilla como punta de lanza de un retorno a la Tierra de

    Preseas (Cuscatln). El eje principal de construccin del texto son nuestros topnimos,

    nombres nahuas o lencas que el poeta va desglosando en su etimologa ancestral. Desde

    cada sitio que se nombra y se desentraa en su significado prstino, el llamado

    revolucionario se eleva en la accin de la guerrilla y en la voz del poeta:

    MARAVILLOSA REPBLICA DE EL SALVADORDESDE CUSCATLANTIERRA DE PRESEASO LUGAR DE JOYAS Y COLLARES --LA GUERRILLA TE SALUDA. 65

    Y como una muestra final de la visin indigenista sobre nuestra Madre Tierra, una vez ms

    cito a Salarru:

    Cuscatln vena de muy lejos (de) la irradiacin directa de las regiones sagradas donde

    los dioses autctonos moraban incubando con su calor y su luz el Destino de estas

    tierras El Sagatara pone como epicentro de esa cuscatlanidad a Tunal, la tierra del sol,

    la costa del blsamo en la regin de los izalcos y al relacionar ese ayer del indio con la

    utopa que an cabe cultivar, agrega: La tragedia y el dolor eran una poda frentica que

    hara elevarse ms segura y vigorizante la raza hacia su destino el Quinto Reino, laSuperhombra

    66

    64Dalton, Roque. (1964). Los testimonios. La Habana: UNEAC. pp. 45-46.65Cea, Jos Roberto. ---- Los pies sobre la tierra de preseas. ----- p. 57.66Salarru. (1974). Catleya luna. San Salvador: DP-MINED. pp. 138-142.

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    Conclusiones.

    1. El panorama que hemos trazado de la literatura indigenista en El Salvador nos

    permite una imagen general de la identidad y su relacin con la raz ancestral. Este

    no es un saber generalizado en nuestra sociedad; por el contrario, son temasdesconocidos o irrelevantes para la mayora de los nacionales, por lo cual la

    conciencia identitaria y de pertenencia se desdibuja. El estudio y el cultivo de la

    literatura autctona es, pues, una condicin indispensable para reescribir nuestra

    historia y avizorar mejor nuestro camino de libertad y de superacin humanista.

    2. Ahora bien, la recuperacin de ese saber indgena casi perdido para la mayora de

    los salvadoreos, de nada servira si al mismo tiempo no se orienta a la

    reivindicacin concreta de las comunidades indgenas que an existen en nuestro

    pas. La primera reivindicacin que estos grupos exigen es el reconocimiento plenode su existencia, de su aporte histrico y de sus derechos de recuperacin cultural,

    socio-poltica y econmica. Por ejemplo, que el Estado no retarde ms la

    ratificacin del convenio 169 de la OIT, que la casi totalidad de los Estados

    americanos ya han ratificado. Otra reivindicacin urgente es la atencin educativa y

    cultural que debe procurrseles para su superacin y productividad en todos los

    campos de la vida nacional, lo cual conlleva reformas en el sistema educativo o

    curricular acerca de su conocimiento y atencin especfica de sus necesidades

    artsticas, culturales y de desarrollo humano.

    3. La mayora de las universidades de nuestro pas no otorgan espacio suficiente a la

    investigacin y promocin del tema indgena, si bien algunas de ellas, como la

    UTEC, la ULS, la UDB y la propia UES han abierto programas de atencin a esta

    problemtica. Al respecto, el MINED es el llamado a promover reformas

    curriculares sobre todo en las carreras humansticas, que beneficien en lo inmediato

    a las comunidades indgenas y en general a nuestra sociedad en su sentido de

    identidad.

    4.

    Atendiendo la propuesta de la Secretara de Cultura del FMLN sobre la creacin delMinisterio de Cultura, la cual nos parece muy atinada para potenciar el trabajo

    artstico cultural tan descuidado entre nosotros, agregamos que como un canal

    subsecuente y de urgencia se establezca, un Viceministerio de Asuntos Indgenas

    que se concentre tanto en el estudio y divulgacin de los valores ancestrales como

    en la reivindicacin de las comunidades que mantienen esa herencia autctona.

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