65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

download 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

of 215

Transcript of 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    1/215

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    2/215

    sociologa

    y

    poltica

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    3/215

    traduccin de

    EDUARDO MOLINA Y VEDIA

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    4/215

    PIERRE BOURDIEUY LA TEORA DEL MUNDO SOCIAL

    porLOUIS PINTO

    sigloveintiunoeditores

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    5/215

    portada de patricia reyes baca

    primera edicin en espaol, 2002

    siglo xxi editores, s.a. de c.v.isbn 968-23-2369-x

    primera edicin en francs, 1998 ditions albin michel, s.a., parsttulo original:pierre bourdieu et la thorie du monde social

    derechos reservados conforme a la leyimpreso y hecho en mxico/printed and made in mexico

    siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.CERRO DEL AGUA 248, DELEGACIN COYOACN, 04310, MXICO, D.F.

    siglo xxi editores argentina, s.a.LAVALLE 1634, 11 A, C1048AAN, BUENOS AIRES, ARGENTINA

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    6/215

    Para J.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    7/215

    INTRODUCCIN

    Un libro sobre Pierre Bourdieu implica un desafo singular: darcuenta de una obra, y del paradigma que propone, esforzndose enser fiel a lo que constituye una de sus principales enseanzas: el pri-mado del trabajo de investigacin sobre la postura terica tal comosuele ser considerada y celebrada. Puesto que si esta obra, que se meha vuelto familiar al paso de los aos, haba podido ya, en sus prime-

    ras fases suscitar en m una impresin tan fuerte de novedad,1 es por-que incitaba a romper con una manera de ser intelectual caracteriza-da por programas, proezas tericas, debates, pruebas iniciticascuyas posturas son tan sublimes por su amplitud filosfica como in-definidas en sus consecuencias empricas e incluso tericas. Cmoevitar reproducir acerca del autor que me haba parecido liberadoruna actitud exegtica de la que haba contribuido a liberarme?

    La confesin de esta inquietud no debe tomarse como una coque-tera ritualmente anunciada en la apertura de un texto puesto que,planteada de modo explcito, vale por s misma como un compromi-so para buscar la frmula que permita hablar tan clara y rigurosa-mente como sea posible de la teora sociolgica de Pierre Bourdieu,incluso teniendo en cuenta lo que l mismo pudo decir sobre lo quees hablar de un autor.2 Esa frmula, que tiene sus dificultades pro-pias y a la que he intentado aproximarme, consiste en establecer unmodo de empleo. ste no es un retrato a perfeccionar sino una suer-te de sistema de seales que permite identificar los principales gestosefectuados por el teorizador en el espacio terico y en el mundo so-cial. Se trata de considerar, a partir del horizonte de problemas en elque fueron producidos y utilizados, los instrumentos universalizables

    [9]

    1 Lo prueba la resea que hice del Esbozo de una teora de la prctica (Esquissedune thorie de la pratique, en La thorie de la pratique, La Pense, 178, diciembre de

    1974, pp. 54-76). La redaccin crey conveniente dar una justificacin, lo que es bas-tante excepcional tratndose de una resea, sometiendo las ideas presentadas a la re-flexin crtica de sus lectores.

    2Vanse en particular P. Bourdieu, Comment lire un auteur, en Mditations pasca-liennes, Pars, Seuil, 1997, pp. 101 ss., y Qu es hacer hablar a un autor? A propsito deMichel Foucault, en Capital cultural, escuela y espacio social, Siglo XXI, Mxico, 3a. ed.,2000, pp. 11-20.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    8/215

    y trasponibles que ofrece la obra con miras a nuevos usos, que pue-den entraar tambin cambios o rectificaciones. La regla es ser con-ciso y convincente ms que exhaustivo y sistemtico, a la manera del

    comentador de la tradicin universitaria, encarnada por el historia-dor de la filosofa que busca mostrar la coherencia de la doctrina y,a veces, sus incertidumbres y lagunas. En cierto modo se podra de-cir que el discurso propuesto aqu es ms el de un utilizador que elde un intrprete, o el de un especialista en Bourdieu (as como hayespecialistas en Marx, Durkheim, Weber, Elias, etctera).

    Hablar sociolgicamente de un autor que es un socilogo no es de-

    jar todo dicho sino adoptar un punto de vista que sera el de ese au-tor en la medida en que se define en relacin con el campo de las cien-cias sociales, sobre el que acta y al que transforma. Contrariamente auna visin somera que ha sido propuesta acerca de su trabajo, PierreBourdieu jams asimil un campo a un juego de fuerzas ciegas. En uncampo hay posibilidades reales de transformacin, pero son muy dife-rentes segn la posicin ocupada. Algunas son propicias a innovacio-nes o incluso a revoluciones: las razones de ello pueden analizarse enel marco de una teora de las subversiones intelectuales o simblicas,lo cual es ciertamente una de las perspectivas ms estimulantes sugeri-das por esta obra. Ahora bien, hoy ya no se cuestiona que la manerade hacer sociologa ha sido sensiblemente afectada por el considerablepapel de Bourdieu. Nos congratulemos de ello o lo deploremos, enFrancia y en otras partes del mundo se impusieron palabras y hbitosintelectuales, mucho ms all del crculo de sus allegados y alumnos.

    Entre los logros ms significativos de la disciplina figuran, por ejem-plo, la representacin de la prctica sociolgica como una indispensa-ble construccin de objeto, la crtica de prenociones, especificadapor una parte en la desconstruccin de categoras (cientficas, admi-nistrativas) y, por otra, en la historizacin de objetos considerada co-mo un medio para luchar contra los efectos de naturalizacin. Algu-nos socilogos, adems, admiten de modo ms o menos consecuenteel principio de un anlisis reflexivo de su relacin con el objeto, quetiene el mrito de impedir ciertas formas ingenuas de dogmatismo yde cientificismo.

    Si bien es natural y deseable que la sociologa de Pierre Bourdieu sus-cite debates y crticas, tambin es dable esperar que las reacciones es-tn a la altura de aquello a lo que apuntan. Y aqu hay que estar muyalerta: lo digo sin espritu de provocacin, sino simplemente por rea-

    INTRODUCCIN10

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    9/215

    lismo bien entendido. Cuando un autor ha tocado tal diversidad dereas, temas, objetos y problemas, yendo desde la casa cabila a la g-nesis del estado, al campo econmico, a la dominacin masculina,

    pasando por el sistema de enseanza, la literatura, la alta costura, lafilosofa de Heidegger, los estilos de vida; cuando tiene por pares a lamayora de quienes se destacaron en Francia y otros pases dentrodel universo de las ciencias del hombre socilogos, etnlogos, fil-sofos, historiadores, lingistas; cuando sus libros son traducidos ydiscutidos en numerosos pases y cuando inspiran investigacionesoriginales y rigurosas, comenzando por las de sus discpulos, ms

    vale no correr el riesgo ni sufrir el ridculo de estar dando palos deciego y haciendo otros derroches vanos de energa, cosas todas queuna lectura atenta y benevolente (sin ser por ello complaciente) ha-bra permitido ahorrarse. Por ejemplo, antes de declarar al socilo-go enemigo de la filosofa, a coro con los miembros de una corpo-racin en posicin defensiva y con ensayistas que fingen su virtudamenazada, habra podido ser til enterarse de un juicio como el dela filsofa Christiane Chauvir: Bourdieu y la filosofa no son unahistoria simple. No consideraremos aqu sino el aspecto ms positivo:es inevitable comprobar que el pensamiento de Bourdieu no cesa deengendrar interlocutores como Searle o Habermas, Taylor o Bouve-resse [] hay que admitirlo, Bourdieu es cada vez ms ledo como fi-lsofo por los filsofos.3 Habra que abstenerse de objeciones en ex-tremo elementales, como las que estn directamente fundadas en lu-chas de fronteras: reprochar a Bourdieu su determinismo no es en

    general otra cosa que un modo algo doctrinal de expresar un viejorencor de filsofo contra las ciencias sociales, capaces de abolir las je-rarquas de objetos y de ignorar la libertad del pensamiento.4 Otrasobjeciones se basan en un conocimiento de odas, que incluso (so-bre todo?) entre personas informadas conduce a conformarse conetiquetas aproximativas, fuentes de juicios perentorios repetidos porel eco incontrolable del rumor intelectual.

    INTRODUCCIN 11

    3 C. Chauvit, Des philosophes lisent Pierre Bourdieu. Bourdieu/Wittgenstein: Laforce de lhabitus, Critique, nmero especial, Pierre Bourdieu, nms. 579-580, agosto-sep-tiembre de 1995, p. 548. Se podra mostrar, en lo que se refiere a otras disciplinas, quehan sido interlocutores personajes como Claude Lvi-Strauss, Michel Foucault, Geor-ges Duby, Enrico Castelnuovo, Aaron Cicourel, Erving Goffman, Albert O. Hirsh-mann, Eric Hobsbawm, William Labov, Moshe Lewin, Edward P. Thompson, etctera.

    4 Y qu decir cuando este tipo de reproche emana de un socilogo? Se trata ver-daderamente del colega que habla o del filsofo reprimido que hace su reingreso en-mascarado?

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    10/215

    La ignorancia revelada por numerosos crticos es resultado, enprimer lugar, de la ceguera ante una de las enseanzas principales dela obra. Al haber tenido que conquistarse y construirse sobre dos

    frentes, amenazando la autonoma del trabajo cientfico, el poderacadmico institucionalmente garantizado y el poder de los mediosde difusin de masas, provistos uno y otro de instrumentos especfi-cos para imponer una definicin de las problemticas legtimas, talobra transmite a todo lector, al menos (y es ms de lo que parece),una moraleja sobre la lectura de textos sociolgicos. Un lector avisa-do es aquel que sabra aplicar cierto nmero de preceptos, en parti-

    cular para la lectura de autores contemporneos: debo preguntarmeen primer lugar en qu medida tal reaccin espontnea, favorable uhostil, es o no imputable, ante todo, a categoras de pensamiento que

    yo poseo como resultado de mi trayectoria social e intelectual, o biende mi disciplina, o incluso de mi posicin universitaria, y quiz de to-do eso a la vez, etc.; debo preguntarme, adems, en qu medida taltoma de posicin aparentemente singular sobre un autor singular noinvolucra y no reprime un conjunto de otras tomas de posicin tci-tas sobre el conocimiento cientfico, el papel de los intelectuales, elorden social; debo preguntarme tambin si el lenguaje de la crticaintelectual no es una forma de expresar eufemismos que permitenconferir una expresin legtima a pasiones humanas-demasiado hu-manas, como la envidia y el resentimiento acadmicos que llevan asospechar falsas glorias (mediticas)5 tras un reconocimiento inte-lectual juzgado excesivo, indecente, contrario a las virtudes universi-

    tarias de la discrecin y a la actitud de los intercambios entre cole-gas Bastara, creo, con aplicar explcitamente tales preceptos parahacer desaparecer buena parte de las cuestiones que, lejos de alimen-tar el debate cientfico, lo obstaculizan.

    El problema de fondo que plantea la posibilidad de un debate sobreuna obra es el de saber cmo es posible criticarla. Recordar la dife-rencia entre argumentos vlidos y centrales, entre cuestionamientosadmisibles, aunque secundarios, y polmicas miserables, es, simple-mente, apelar a una tica de la discusin. sta es indispensable pero,

    INTRODUCCIN12

    5 Habra que hacer una lista de palabras como meditico, prt-a-penser (listopara pensar), poder, etc., que sirven hoy como armas para designar poco ms o me-nos a cualquier adversario, independientemente de toda preocupacin real de validezde la prueba.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    11/215

    en general, quienes la invocan se contentan con principios filosfi-cos demasiado abstractos bajo los augurios de la democracia, la ra-zn y el intercambio. Sobre este punto incluso la obra de Bour-

    dieu ofrece instrumentos muy tiles: sin duda porque llega a reuni-ficar tradiciones intelectuales hasta entonces distintas, la tradicin dela epistemologa histrica de las ciencias a la francesa y la tradicinde la sociologa (marxista, weberiana) de las relaciones de fuerza en-tre grupos dotados de intereses contradictorios; a causa de ello llevaa dirigir igual atencin a la polmica de la razn cientfica y a suscondiciones sociales de posibilidad y de funcionamiento.

    Para expresarlo tan brevemente como sea posible, se puede decirque los criterios de evaluacin de un trabajo cientfico remiten a loque Bachelard llamaba algo solemnemente el acto epistemolgico.Este acto, irreductible a los meros resultados exhibidos en los proce-dimientos de formalizacin estndar del trabajo cientfico, consisteen el conjunto de operaciones conceptuales o instrumentales que elinvestigador realiza con miras a liberar un espacio inteligible de cues-tiones, procedimientos de observacin, desglose de datos, etc.Ejemplos clsicos son pasos tales como la geometrizacin del movi-miento en Galileo o nociones como la del medio interno en ClaudeBernard, generadoras de una multitud de hiptesis y de manipula-ciones experimentales; lo que est en juego es una especie de mec-nica general o de ciencia de los organismos.

    A diferencia del aficionado que se interesa ya sea en los resultados,puesto que son directamente capitalizables y utilizables, o bien en las

    ideas, porque agradan y sorprenden, el juicio competente y ade-cuado sera aquel que supiera hacer justicia al valor del trabajo cum-plido. En efecto, hay que recordar la diferencia entre las puertasabiertas de la cientificidad escenificada o simulada y los pensamien-tos rectificados de la prctica cientfica. No hay conocimiento sin uncuestionamiento de un fondo previo de creencias; por oposicin alas chatas certidumbres sin contraste y sin historia, lo que ensea untexto riguroso es en primer trmino la desconfianza hacia lo que seha venido creyendo.6 En las ciencias fsicas tanto como en las huma-

    INTRODUCCIN 13

    6 Se puede adelantar que el mrito de una investigacin se juzga en funcin de loque, en ella, se presta a un examen en comn por medio de principios de inteligibili-dad razonablemente universalizables, si no universales. Esto no tiene nada que ver conlas competencias patrimoniales del especialista, que a menudo no poseen otra justi-ficacin que la pretensin de legislar sobre un dominio tcitamente otorgado por elpoder temporal de diferentes burocracias de la investigacin, y que no exhiben, ade-

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    12/215

    nas, uno es llevado a interrogarse sobre la naturaleza y la intensidadde los obstculos que habr habido que superar y que (hace falta de-cirlo?) no se confunden necesariamente con lo que dicen de ellos los

    relatos legendarios. Ahora bien, aunque los obstculos no siempreson claramente discernibles y codificables a fortiori, existe, al menosen sociologa, una experiencia relativamente acumulativa de la inves-tigacin, gracias a la cual el investigador aprende, por ejemplo, a des-confiar de las clasificaciones nativas, institucionalmente garantizadaso no, a interrogarse sobre las condiciones de produccin de un dis-curso, sobre la situacin de entrevista. La cientificidad est en la in-

    vencin de un nuevo objeto, objeto construido que ofrece una nue-va manera de ver y de interrogar a un conjunto metdicamente deli-mitado de fenmenos. Una forma de romper con el sentido comn,particularmente poderoso cuando se trata del mundo social, es mos-trar toda la distancia que hay entre la percepcin cientfica de un tra-bajo de investigacin por los pares y la percepcin profana por par-te de ensayistas, periodistas, intelectuales, administradores de la in-

    vestigacin; mientras la primera se esfuerza por comprender en suespecificidad el cuerpo de hiptesis implicado por ese trabajo, la se-gunda puede no ver en l ms que un conjunto de buenas ideas, loque la expone inevitablemente a la decepcin, a la irona sobre laspretensiones de la ciencia. A diferencia de la buena idea, que des-cifra lo real sobrevolndolo de modo a veces ingenioso, la hiptesis,momento del trabajo de generalizacin terica, tiende a condensarla dialctica de la teora y la experiencia. Lejos de existir de modo ais-

    lado, contiene un conjunto de proposiciones solidarias, comproba-bles no ya sobre un dominio nico de lo real sino sobre una mismafamilia de objetos construidos, determinables por un mismo conjun-to de caractersticas estructurales. Al representar tales objetos la cien-cia habla siempre de otra cosa. Habla de relaciones, incitando, por lodems, a ver como problemas los lmites y las condiciones de circula-cin entre dominios de lo real. Las comparaciones se hacen segnun mtodo, y el mtodo compromete siempre a la comparacin. Lahiptesis es una fase de un proceso demostrativo; como nada asegu-ra la homogeneidad entre el aspecto terico y el aspecto emprico

    INTRODUCCIN14

    ms, otra aptitud que la consistente en rastrear errores (cifras, datos...), nicas defi-ciencias que pueden percibir. Frente a competidores ms o menos prximos, ledosmal y rpido, es fcil, segn los casos, hacer una mueca severa ante resultados consi-derados magros o triviales, o bien alabar la originalidad de ideas (y a la inversa).

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    13/215

    del discurso cientfico, su ajuste es un proceso siempre laborioso einacabado que apela a un trabajo crtico sobre la recoleccin de da-tos, la construccin de variables, la elaboracin de indicadores, las

    condiciones de investigacin.Se podra decir, en pocas palabras, que una obra cientfica se ca-

    racteriza por apuestas propiamente tericas, y que la teora no es msque el ejercicio sistemtico de la responsabilidad intelectual: se tratade saber lo que efectivamente se hace cuando se dice lo que se hace.Lo cual implica no tanto elaborar sistemas o modelos como do-minar, entre otras cosas, la relacin con el objeto, los presupuestos

    de una terminologa, de un mtodo aplicado en tal contexto, las con-secuencias de una manera de construir el objeto en otros campos opara la sociologa en general. As entendida, la teora no tiene nadade lo que se denomina a menudo como tal, es decir un conjunto deconsideraciones abstractas, que pueden emplearse fuera de todocontexto y para todo uso, y propicias a debates de gran estilo y pe-quea utilidad. Esta visin predominante de la teora, que conformaa casi todo el mundo por razones evidentes aunque no favorezcael avance de los conocimientos, impide ver que la teora se juzga, noa travs de los axiomas inaugurales sino, ante todo, por su compro-bacin en la prctica misma de la investigacin.

    As, para ser justo con un trabajo de investigacin en ciencias so-ciales,7 no se trata de observar slo su adecuacin a las reglas del ar-te, es decir, en general, a un conjunto de procedimientos estndaraplicados a objetos estndar, sino que es necesario tomar en conside-

    racin los criterios derivados del carcter fundamentalmente tericode todo conocimiento cientfico. Criterio polmico: por qu fue di-fcil conquistar el nuevo punto de vista, muy improbable, que se nospropone? Criterio econmico: por qu ese punto de vista posee unrendimiento elevado, a travs de las extensiones (generalizaciones,comparaciones) que favorece, o de las cuestiones que engendra? Bas-ta sealar esos criterios (sin duda hay otros) para ver hasta qu pun-to el hecho de situarse en un nivel propiamente terico es cosa rara,puesto que la mayora de los intercambios y de las crticas se desarro-llan en un nivel muy diferente (metodologa, debates eruditos).

    Las circunstancias, a veces desconsoladoras, de la recepcin de laobra de Pierre Bourdieu en Francia, ratificaron mi intencin de es-

    INTRODUCCIN 15

    7 Cuestin que volvimos a encontrar constantemente, Grard Mauger y yo, en elmarco de los encuentros Lire les Sciences Sociales.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    14/215

    cribir este libro, sin por ello llevarme a modificar su orientacin ge-neral. No se trata de presentar un alegato, ni una respuesta (de clano de camarilla),8 sino de invitar a medir el aporte de esta obra fun-

    damental y, por consiguiente, dibujar los contornos de lo que podraser una discusin esclarecedora al respecto. Considerara haber cum-plido este proyecto si alcanzara a transmitir un modo de empleo o,mejor an, una disposicin a utilizar los instrumentos, los esquemasde trabajo que contiene.9

    Se habr comprendido sin duda que, dadas mis intenciones, noera cuestin de presentar en una forma escolstica o didctica una

    exposicin completa de los trabajos de Bourdieu10

    y de todas sus ex-tensiones en diferentes dominios. Hablar en general de una obra co-mo sta es una empresa difcil, porque al riesgo de simplificar seagrega el ms inadvertido de hacerla existir en el modo intemporale irreal de un don erudito, condenado a la contemplacin. Pero, conms razn que otras disciplinas, la sociologa no podra dar cuentade s misma, de su gnesis y sus efectos, de un modo intelectualista.No podra olvidar que su pertenencia al mundo social se presenta co-mo un problema de conocimiento, nunca totalmente disociable de

    INTRODUCCIN16

    8 La obra de Pierre Bourdieu alcanz a reunir a investigadores que pudieron reco-nocerse en ella, al menos en un momento dado de su trayectoria. La visin policial operiodstica de una conspiracin, mantenida por algunos editorialistas que no amanla sociologa y por ciertos reporteros que olvidan indagar, no da cuenta de la lgica deltrabajo cientfico, fundado en principio, pese a los obstculos de todo tipo, sobre el in-tercambio, la crtica y la estima recprocos. Los intereses por hacer carrera universita-

    ria habran debido incitar a encontrar otros motivos de conspiracin y, en todo caso,a preferir la proteccin de muy distintos mandarines. Resta citar el punto, en prin-cipio, ms importante: los resultados cientficos de estos lazos de afinidad intelectualson pblicos, es decir, estn disponibles para el juicio de todos.

    9Agregu pasajes originales o inditos, que constituyen la materia de la mayora delos captulos, a textos ya publicados pero modificados: La thorie en pratique, Criti-que, nmero especial Pierre Bourdieu, nms. 575-580, agosto-septiembre de 1995; Thetheory of fields and the sociology of literature: Reflections on the work of Pierre Bour-dieu, International Journal of Contemporary Sociology, nm. especial, Pierre Bourdieus

    thought in contemporary social sciences, vol. 33, nm. 2, octubre de 1996 (traduccin ale-mana, Feldtheorie und Literatursoziologie, berlungen zu den Arbeiten Pierre Bour-dieus, en L. Pinto y F. Schultheis, [eds.], Streifzge durch das literatische Feld, Constan-za, Universittsverlag Constanza, 1997).

    10 En lo sucesivo, para simplificar las referencias, me limitar a citar de modo abre-viado pero claro (Distinction, Sens pratique, Choses dites, Homo academicus, Noblesse, Rgles,Rponses, Raisons pratiques, Mditations...), y sin mencionar el nombre del autor, lasobras de Bourdieu ms frecuentemente utilizadas, que fueron objeto, por lo dems,de indicaciones bibliogrficas completas.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    15/215

    prcticas y tareas prcticas derivadas de tal pertenencia. Es por esopor lo que, ms que abordar demasiado rpidamente determinadascuestiones, prefer elegir cierto nmero de puntos, decisivos a mi jui-

    cio: la naturaleza del conocimiento terico, sus condiciones y sus im-plicaciones sociales.

    El captulo 1 trata de situar a Pierre Bourdieu en el contexto inte-lectual de los aos cincuenta y sesenta, que desempe un papel im-portante en la formacin de su proyecto sociolgico: la historia, so-bre todo, debe permitir, en este caso, rehuir a ciertos malentendidos,especialmente los que suscitan confrontaciones imaginarias con tra-

    diciones acadmicas o con autores sugeridos por el ambiente de lostiempos. Si bien la teora de la prctica fue anunciada o preparadapor el estado del campo filosfico en Francia, sigue siendo cierto queel trabajo emprico en etnologa y sociologa condujo a Bourdieu aformular los problemas sobre un terreno nuevo. En el captulo 2 seplantea una cuestin genealgica: qu es lo que predispona a es-te filsofo convertido a las ciencias sociales a cuestionar, desde el in-terior, la razn cientfica? Los captulos 3 y 4 presentan los principa-les instrumentos tericos. Uno, al tomar la literatura como estudiode caso en el seno de una concepcin unitaria de la sociologa, se es-fuerza por mostrar tales instrumentos mediante su aplicacin con-creta. El otro propone un retorno reflexivo sobre la prctica del te-rico, buscando establecer en qu medida y en qu sentido se puededecir que hay teora en un autor tan desconfiado, por lo dems, res-pecto a las falsas abstenciones tericas del empirismo y del positi-

    vismo. El captulo 5 est dedicado a la antropologa y al cambio deestatus que ha experimentado, al pasar del estado implcito al estadoexplcito; haba que reconocer, sin sobrepasar necesariamente los l-mites de la razn cientfica, que la teora de la prctica abarcaba undiscurso ms general y ms poderoso sobre el hombre, de tipo simi-lar al que formulan los filsofos. En esta antropologa apareca comocentral la nocin de capital simblico. Por ltimo, el captulo 6 abor-da la cuestin Bourdieu y la poltica. Pero no se trata de un recuen-to de las tomas de posicin ni de una justificacin de sus buenos fun-damentos, caso por caso. El propsito es otro: mostrar, en el planode los principios, la compatibilidad de la exigencia cientfica de au-tonoma y de una visin profundamente poltica del mundo social.Es posible abocarse a criticar las representaciones dominantes dilu-cidando, en una coyuntura dada, los medios realistas de hacer pro-gresar lo universal.

    INTRODUCCIN 17

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    16/215

    1UNA HERENCIA INTELECTUAL

    Si se quieren aplicar a Pierre Bourdieu los preceptos que l mismopropuso para hablar de un autor es necesario, sin duda, comenzarpor reconstituir el espacio de las posibilidades en el seno del cualpueden comprenderse la conformacin de un proyecto intelec-tual, la invencin de una posicin especfica en el campo, las tomas

    de posicin tericas y, llegado el caso, las tomas de posicin ticas ypolticas que le corresponden. Pese a las apariencias, este enfoque di-fiere sensiblemente de los que son aplicados de manera habitual porla historia de la filosofa y la historia de las ideas para ubicar la heren-cia de un autor y su relacin con sus predecesores. Ante todo por elmtodo; no se trata de privilegiar las simples declaraciones de un au-tor atribuyndoles las ascendencias, las opciones originales, las evo-

    luciones y las tomas de conciencia que l reivindica; se sabe (aunqueno se haga nada con ese saber) que el discurso sobre los orgenes me-rece siempre ser comprendido en funcin de exigencias y necesida-des de la posicin actualmente ocupada. Despus, por el fondo; ladescripcin debe escapar a las categoras eruditas que el intrprete oel observador es llevado a utilizar espontneamente. A falta de sus-pender, por una duda radical, el recurso a estas categoras a las quese reconoce la competencia erudita, se est condenado a una oscila-cin, por una parte, entre el registro del intelectualismo teoricistaque se instala en el cielo de las ideas puras y de su inmaculada con-cepcin y, por otra, el registro de la familiaridad nativa que permiteabrevar en el fondo comn de evidencias compartidas y movilizar re-ferencias tan seguras que no requieren ser explicitadas (marxismo,kantismo, existencialismo). El espacio de las posibilidades, lejos deser transparente, apela a ser objetividad: hay que liberarse de visiones

    nativas no slo porque son fragmentarias y parciales sino tambinporque nos desvan de interrogar los presupuestos extratericos delas posturas tericas. Contra las tentaciones del intelectualismo, hayque recordar que los agentes ponen en accin, gracias a su sentidonativo de la orientacin, un conjunto de conceptos y de problemasque se inscriben en clasificaciones, jerarquas inseparablemente inte-

    [19]

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    17/215

    lectuales y sociales.1 Sartre, Marx, Nietzsche o Kant, pero tambinDurkheim o Weber, designan doctrinas definidas por sus usos y susutilizadores, por un circuito de lecturas, de comentarios y tambinde carreras, en el cual se reconocen agentes en funcin de caracte-rsticas socialmente condicionadas de las que son poseedores. La he-rencia no se pone en accin ms que por herederos predispuestos aapropirsela y, por consiguiente, a excluir otros posibles.

    LOS POLOS DE LA PRODUCCIN FILOSFICA

    En el curso de los aos cincuenta el campo filosfico estaba marca-do por el predominio del existencialismo. El punto de vista dominan-te sobre el campo impona una ruptura o un esquema de subordina-cin entre la nueva filosofa fundada en la existencia y la mayora delas dems doctrinas, caracterizadas, en grados diversos, por los pre-

    juicios intelectualistas, el gusto por la abstraccin, la cosificacin dela experiencia. Sin embargo los jvenes filsofos de la generacin dela posguerra, nutridos de cultura existencialista y fenomenolgica, sefueron sintiendo crecientemente insatisfechos en este marco, y algu-nos descubrieron otra tradicin, la de la cultura racionalista e hist-rica. Tal tradicin, otrora dominante, al menos hasta los aos veinte,haba sido devaluada despus por el ascenso de un estilo filosficomenos preocupado por las cuestiones de epistemologa que por la

    comprensin de la experiencia. Podemos sentirnos tentados a ver enla alternancia de los humores filosficos la forma que adoptan las re-laciones de fuerza entre posiciones relativamente invariables en elcampo filosfico. No es sorprendente que Michel Foucault haya sidollevado a evocar una lnea divisoria, la que separa una filosofa dela experiencia, del sentido, del sujeto, y una filosofa del saber, de laracionalidad y del concepto. Por un lado una filiacin que es la de

    Sartre y Merleau-Ponty; por otro una, que es la de Cavaills, Bache-lard, Koyr y Canguilhem. Sin duda esta ruptura viene de lejos y sushuellas se podran rastrear a lo largo del siglo XIX: Bergson y Poinca-r, Lachelier y Couturat, Maine de Biran y Comte [] Cualesquiera

    UNA HERENCIA INTELECTUAL20

    1 Charles Souli propuso un anlisis de las jerarquas de los autores entre los estu-diantes de filosofa (Anatomie du got philosophique, Actes de la Recherche en SciencesSociales, 1995, 109, pp. 3-28).

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    18/215

    que hayan podido ser despus las ramificaciones, las interferencias,las aproximaciones, incluso, estas dos formas de pensamiento hanconstituido en Francia dos tramas que siguieron siendo, durante un

    tiempo, al menos, bastante profundamente heterogneas.2La filosofa del saber, de la racionalidad y del concepto ha teni-

    do sus representantes entre historiadores de las ciencias (y episte-mlogos) que, en la lnea de Auguste Comte,3 prefirieron en gene-ral la va de la investigacin histrica a la va formalista y logicista deuna sintaxis pura, y a la va trascendental encarnada por Husserl.4 Pa-ra muchos, todo ha ocurrido como si el marco terico del kantismo,

    especialmente su doctrina de las categoras y de los esquemas, pudie-ra volverse ms o menos flexible de acuerdo con las necesidades dela ciencia en ese momento; donde se debe tratar de descubrir lascondiciones de posibilidad del conocimiento objetivo en las produc-ciones efectivas de una razn cientfica definida por una propiedadde apertura.

    La idea de que la racionalidad se construye en la historia5 ha sidoadmitida, al menos desde finales del siglo XIX, de modo bastante gene-ralizado; un lenguaje constructivista concierne no slo a la teorasino tambin a los datos observables ms elementales, o ms precisa-mente, un lenguaje situado entre los dos momentos: el objeto, y elobjeto construido, en tanto producto de un proceso de objetiva-cin que vuelve posible un horizonte de problemas, de hiptesis y de

    verificaciones. Y desde Lon Brunschvicg hasta Jean Cavaills,6 lasmatemticas mismas, como produccin siempre inacabada de obje-

    tos especficos, han sido consideradas irreductibles a un fundamen-to ya sea lgico o intuitivo. Hacia 1950 y desde haca ya cierto tiem-

    UNA HERENCIA INTELECTUAL 21

    2 M. Foucault, La vie: Lexprience et la science, Revue de Mtaphysique et de Mora-le, nm. 1, enero-marzo, 1985, p. 4.

    3 Sobre la historia de las ciencias en A. Comte vase J. Heilbron, The rise of social the-ory, Polity, Cambridge, Oxford, 1995.

    4 Se sabe que Jean Cavaills pona en un primer plano la filosofa del concepto

    contra la filosofa del sujeto en sus diferentes variantes. Existen pocos estudios siste-mticos sobre la tradicin de historia de las ciencias y la epistemologa fuera del traba-jo de Enrico Castelli Gattinara, Les inquitudes de la raison. pistmologie et histoire en Fran-ce dans lentre-deux-guerres, Pars, Vrin-EHESS, 1998.

    5 Quizs a la antigedad del tema en Francia se debe cierta serenidad frente al pro-blema del relativismo y de algunas provocaciones relativistas tomadas en serio, y aveces en forma trgica, por autores surgidos de una tradicin intelectual diferente.

    6 Vase Hourya Sinaceur, Jean Cavaills. Philosophie mathmatique, Pars, PUF, 1994,pp. 92 y ss.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    19/215

    po, la terminologa de la construccin del objeto era central en ladiscusin, al verse abandonado, si no descalificado,7 el proyecto filo-sfico de un saber radical, sin presupuestos; lo dado, de lo que in-

    tentaban partir los filsofos, no aparece ya ms que como una ilusinengendrada por la universalizacin de una forma particular de expe-riencia. Es as que la toma en consideracin de la historia, lejos deimponer una visin historicista, se encontr, por el contrario, aso-ciada con la necesidad racional; hacer la historia de una ciencia esdescribir el movimiento autnomo por medio del cual se engendranobjetos nuevos y, ms an, instrumentos demostrativos que, si bien

    no los fundan en el sentido filosfico tradicional, los arrancan dela contingencia y la arbitrariedad.Gaston Bachelard (1884-1962), que pudo verse incitado a recurrir

    a las armas de la polmica en una coyuntura desfavorable fuertemen-te dominada por el estilo pattico de la filosofa existencialista, diri-ge sobre todo a los filsofos el reproche de ignorar la situacin inte-lectual de trabajo (para retomar un trmino central en su vocabu-lario), lo que los conduce a conformarse con una imagen muy pobrede la ciencia, con conceptos dotados de un carcter excesivo de ge-neralidad y de abstraccin y, en fin, con ejemplos que no sirven sinopara procurar ilustraciones retricas a desarrollos sustrados, de en-trada, a todo cuestionamiento. La ciencia, segn l, no tiene la filo-sofa que merece.8 Los filsofos, puesto que quieren fundamentarde una vez por todas,9 tienden a conformarse con filosofas de re-sumen,10 filosofas de filsofo;11 las nociones simples y primiti-

    vas (las de materia, sustancia, masa, energa), de las que intentanpartir para llegar a una evidencia de orden superior, descansan sobreel desconocimiento del trabajo concreto de produccin de conoci-mientos, con lo que ste implica de error, de rehacer, de rectifi-cacin, de complicacin.

    Contra la tradicin de la filosofa universitaria, Bachelard invitabaa tratar los conceptos como instrumentos histricos y no como esen-

    UNA HERENCIA INTELECTUAL22

    7 Se podr objetar con razn que tales tendencias no pudieron abolir las fuerzas deresistencia ligadas al pundonor filosfico, con todo lo que lo caracteriza: el gusto porlo ltimo, por lo fundamental, etctera.

    8 G. Bachelard, Le matrialisme rationnel, Pars, PUF, 1953, p. 20.9 Ibid., p. 8.10 G. Bachelard, Le rationalisme appliqu, PUF, 1949, p. 9.11 G. Bachelard, La philosophie du non. Essai dune philosophie du nouvel esprit scientifi-

    que, Pars, PUF, 1940, p. 8.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    20/215

    cias intemporales, y en consecuencia incitaba a atribuirles un sentidotemporal y sobre todo relativo, condicionado por los procedimientosde objetivacin, entendidos stos en sus aspectos ms tcnicos. Si

    bien es cierto que el mtodo define los entes,12 hay que asumir unpluralismo epistemolgico que reconozca el carcter abierto de lasnociones, incluso de aquellas, caras a los existencialistas, que son re-putadas como las ms primitivas. Al subrayar la diversidad de mo-dos de conocimiento concerniente a entidades separadas entre spor su historia propia, tales como el electrn, el ncleo, el tomo, lamolcula, etc., Bachelard proclamaba, dirigindose bastante explci-

    tamente a los filsofos de la existencia: Desde nuestro punto de vis-ta, no todo es real de la misma manera; la sustancia no tiene, en to-dos los niveles, la misma coherencia; la existencia no es una funcinmontona: ella no puede afirmarse en todas partes y con el mismocariz.13 La oposicin filosfica de lo real y la apariencia resulta de-masiado pobre para dar cuenta del proceso de objetivacin cientfi-ca que no cesa de sustituir a lo concreto por lo abstracto, al realismode las sustancias sensibles por el idealismo de las relaciones matem-ticas inteligibles. El rechazo a ceder a las alternativas tericas de latradicin, racionalismo y empirismo, materialismo e idealismo, rea-lismo y nominalismo, esos pares epistemolgicos que sirven de sea-les obligadas e incuestionables en el sentido filosfico de la orienta-cin, desembocaba en una posicin activa de equilibrio que reivindi-caba la tensin y el movimiento: el acto de conocimiento es una dia-lctica siempre inacabada entre la teora y la experiencia, entre la

    construccin y la verificacin, entre el a prioriy el a posteriori.14De ah resulta un proyecto filosfico, el de una epistemologa his-trica que presente algunos rasgos notables: insistencia en el funcio-namiento polmico del conocimiento objetivo, que procede poruna crtica en acto de los obstculos epistemolgicos; prioridad delos anlisis de carcter histrico; relacin de los principios tericoscon el dispositivo experimental (racionalismo aplicado). Si bien es

    UNA HERENCIA INTELECTUAL 23

    12 Ibid., p. 55.13 Ibid., p. 54. La principal estrategia de Bachelard contra los filsofos (los deten-

    tadores de la legitimidad filosfica del momento) consisti en tomarles la palabra, exa-minando las dimensiones culturales implcitas de sus conceptos.

    14 Hay que supervisar los a prioridel racionalismo, darle su justo peso de a posterio-ri, La philosophie du non, p. 42. Usando gustosamente frmulas paradjicas y heterodo-xas Bachelard mostraba de manera proftica la insuficiencia de las categoras filosfi-cas, al menos en su empleo tradicional.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    21/215

    cierto que esta postura epistemolgica se encuentra, con algunos ma-tices, en varios autores, es sobre todo Gaston Bachelard (con Jean Ca-

    vaills) quien no ha cesado de proclamar el carcter fundamental-

    mente histrico de los objetos de la ciencia, y quien se ha visto lleva-do en cierta medida a practicar una historia de tipo discontinuistaprivilegiando los momentos solemnes (Lon Brunschvicg)15 deruptura revolucionaria y de reorganizacin del saber.

    La herencia libremente interpretada y utilizada del kantismo eracompartida, hasta cierto punto, por la filosofa de las ciencias y porlas ciencias del hombre, que desde Durkheim16 no haban dejado de

    plantear la cuestin del a priori: la sociologa no slo pona en primerplano la importancia de la construccin del objeto en la actividadcientfica, sino que tambin se planteaba como programa analizarempricamente la construccin social de la realidad por medio de lascategoras y los modos de clasificacin. Desde Durkheim hasta Lvi-Strauss, pasando por Mauss, una disciplina fundamentalmente posi-tiva superpona, sobre las producciones exticas del mito y del rito,una interrogacin terica respecto a las condiciones de posibilidaddel conocimiento. Pero es notable que tal teora social del conoci-miento, aunque salida de la filosofa, slo haya sido percibida muymal por los filsofos contemporneos, y ms bien por el rodeo de laetnologa, disciplina que acumulaba la ventaja de no sufrir el descr-dito de los ltimos representantes del durkheimismo universitario yla de procurar las garantas de una distancia ennoblecedora del ob-

    jeto. No cabe duda de que, ms profundamente, rechazaban el pro-

    yecto durkheimiano de una ciencia del hombre que se esforzara porrepensar los objetos tradicionales de la filosofa.En sus grandes rasgos el dispositivo argumentativo de los filsofos

    se mont bastante rpido, en el momento en que la sociologa seconstitua como disciplina universitaria y cientfica. En una coyuntu-ra intelectual pese a todo ms propicia que hoy a los intercambios en-tre disciplinas, y mientras buen nmero de filsofos racionalistas du-daban, igual que Durkheim, de la utilidad intelectual de la diserta-cin filosfica y de los mritos del concurso de oposicin, filsofos co-mo Lon Brunschvicg, Jules Lachelier, Frderic Rauh y muchos otrosdirigieron contra Durkheim cierto nmero de crticas; se observar,

    UNA HERENCIA INTELECTUAL24

    15 Citado por H. Sinaceur, op. cit., p. 21.16 Sobre el rechazo colectivo a Durkheim, vase P. Bourdieu y J.-C. Passeron, So-

    ciology and philosophy in France since 1945: Death and resurrection of a philosophywithout Subject, Social Research, vol. 34, nm. 1, pp. 162-212.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    22/215

    de paso, que aquellos no llegaban a cuestionar su pertenencia filos-fica, que pareca evidente. La apuesta ltima era la posibilidad mis-ma de una ciencia del mundo social. En un plano estrictamente epis-

    temolgico, la crtica de los filsofos se diriga a subrayar el retraso,tal vez insuperable de la sociologa, atrapada en la intuicin, respec-to a las ciencias fsicas, que haban llegado a un alto grado de mate-matizacin. En realidad la mayora de las crticas versaban sobre la es-pecificidad del conocimiento sociolgico; los filsofos parecan nocomprender que se pueda arribar a los hechos sociales ahorrndoseel paso por la conciencia individual, y en consecuencia por la psico-

    loga, disciplina distinguida con una funcin de paradigma para lasciencias del hombre; intentaban reservar un lugar, por una parte, alsentido vivido, al tiempo orientado hacia el futuro, a la libertad, y porotra a la creacin, al cambio. En fin, segn los filsofos, los lmites dela sociologa eran puestos en evidencia por algunos objetos de cono-cimiento considerados superiores, que se presuma escapaban a latosquedad de sus instrumentos: la moral de los hroes y de los ge-nios, las religiones superiores. La nueva disciplina amenazaba su-plantar la individualidad libre, con un fetiche, una hipstasis, lo co-lectivo, la conciencia colectiva, con la consecuencia, segnBrunschvicg, de reenviarnos, en el dominio poltico, al organicismode los pensadores conservadores (Bonald). Como se ve, la sociologase encontraba rechazada por los filsofos, no necesariamente mal-

    volos pero sin duda poco inclinados a la reflexin, hacia el determi-nismo, el materialismo, los hechos estadsticos elementales, la me-

    dia o el promedio.17 Por lo visto perciban ms o menos confusa-mente que esta disciplina impona un orden de hechos que, por serirreductible al anlisis interno de nociones intemporales, escapaba aldominio de la filosofa.

    Aunque su prestigio intelectual era importante, el polo racionalistasegua estando dominado en los aos cincuenta. Lo esencial de laproduccin universitaria se dedicaba a la historia de la filosofa o auna metafsica de ascendencia espiritualista cuyo gran nombre eraBergson, valor eminente hasta esa poca. En un campo universitario

    UNA HERENCIA INTELECTUAL 25

    17 Sobre Durkheim y sus interlocutores filsofos, vanse L. Pinto, Le dtail et lanuance. La sociologie durkheimienne vue par les philosophes dans la Revue de M-taphysique et de Morale (1893-1899), Revue de Mtaphysique et de Morale, 1-2, 1993, yConscience et societ. Le Dieu de Jules Lachelier et la sociologie durkheimienne,Corpus, 24-25, 1994.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    23/215

    que habra podido parecer inmutable desde haca varios decenios, elgran cambio haba sido la importacin de la filosofa alemana. Conesta etiqueta se reunan autores diferentes que tenan en comn al-

    gunos rasgos: un estilo tcnico y esotrico en ruptura con la clari-dad francesa, y la pretensin de remontarse ms all de los artificiosdel racionalismo acadmico, hacia una zona ms originaria donde sedieran a ver las cosas mismas.18

    En la posguerra los nombres de Hegel, Husserl y, en menor medi-da, de Nietzsche, Kierkegaard y Heidegger, se haban vuelto muyprestigiosos gracias a la accin de una vanguardia universitaria encar-

    nada por una figura como Jean Wahl. De ese modo se haba consti-tuido un polo fenomenolgico-existencialista que se deslindaba tan-to del racionalismo acadmico como de la metafsica a la francesa.Este polo estaba lejos de ser homogneo y los autores alemanes po-dan cumplir funciones diferentes. As, Hegel poda ser utilizado yafuese de manera tcnica, esotrica, por su mtodo dialctico, en-carnacin de una lgica propiamente filosfica, o bien de modo msprofano, por su contribucin a debates sobre la historia suscitados ymantenidos por la presencia de un marxismo filosfico; en efecto,una de las apuestas exotricas de la filosofa era entonces la cuestindel humanismo (el hombre es un fundamento terico, tico?; enqu medida se realiza en la historia?), terreno de un debate entre fi-lsofos cristianos y ateos. Asimismo, Husserl poda ser invocado si-multneamente por autores que se esforzaban en considerar a la fi-losofa como ciencia rigurosa, por metafsicos y por pensadores

    existencialistas que extraan de l un indispensable arsenal de nocio-nes y de instrumentos (reduccin trascendental, intencionalidad,noesis, noema). El prestigio de este autor influa especialmente so-bre los jvenes filsofos, y los primeros pasos de Foucault, de Bour-dieu y de Derrida estuvieron inspirados y marcados por l. La rela-cin con la fenomenologa fue expresada, aunque en la forma trans-figurada de un lenguaje abstracto, por Michel Foucault, en su libroLas palabras y las cosas.19 La fenomenologa prometa, ante todo, po-ner fin a la ignorancia filosfica concerniente a las ciencias del hom-bre, esforzndose al mismo tiempo por evitar la trampa del positivis-

    UNA HERENCIA INTELECTUAL26

    18 Sobre la importacin de la filosofa alemana en los aos treinta, vase L. Pin-to, Les neveux de Zarathoustra. La rception de Nietszche en France, Pars, Seuil, 1995.

    19 M. Foucault, Las palabras y las cosas. Una arqueologa de las ciencias humanas,Mxico, Siglo XXI, 1968.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    24/215

    mo: ni especulaciones lejanas ni duplicacin de la ciencia; ambicio-naba ser un discurso fundacional pero respetuoso de la experiencia.Sin prejuzgar cuestiones ontolgicas ltimas, esta filosofa pareca

    reivindicar el estatus de un mtodo flexible y abierto. Sobre tal pun-to, precisamente, un autor como Foucault se mostr perplejo, des-pus de haber compartido l mismo la creencia en las promesas dela fenomenologa, como lo prueban sus primeros textos. En el enfo-que fenomenolgico hay un riesgo: el de no superar el redoblamien-to positivista de la ciencia ms que formalmente, por un redobla-miento emprico-trascendental donde la misma cosa es presentada

    dos veces: lo que es dado en la experiencia se encuentra al mismotiempo simplemente transcrito de nuevo en el registro metaempri-co de la dacin de sentido, de suerte que la filosofa termina porperder en ambos tableros, el emprico (es menos rica que las cien-cias) y el trascendental (es menos pura de lo que pretende).

    Hasta finales de los aos cincuenta el existencialismo, combinadocon la fenomenologa, de la que tom ciertos conceptos, representel polo dominante en el campo filosfico. Al contrario que la tradi-cin racionalista, el existencialismo guardaba afinidad con el estiloeminentemente escolar del arte dialctico de que hablaba Durk-heim.20 Pareca no ofrecer otra perspectiva particularmente en suforma sartreana, cada vez ms apoyada por los jvenes catedrticosnormalistas que combinar indefinidamente el en s, el para s, laexistencia, la angustia, la muerte, el otro, etc. Pero cua-lesquiera que fuesen las crticas que se le hayan dirigido, sera un

    abuso reducir el existencialismo a una mera retrica. Junto a cuestio-nes existenciales de eleccin, de situacin, de compromiso, queconstituan los puntos ms accesibles para los lectores profanos, sepodan reconocer, especialmente en Heidegger y Merleau-Ponty, in-terrogaciones ms exigentes, dirigidas a superar el conflicto entre elobjetivismo filosfico y las diferentes versiones de la filosofa espiri-tualista, desgarradas entre el sujeto y el mundo; se trataba de si-tuarse en un nivel descriptivo anterior al de la teora, filosfica ocientfica, suspendiendo de modo radical las reificaciones filosficas,tanto las del sujeto como las de la cosa, engendradas por los pre-supuestos intelectualistas dominantes. La cuestin de la relacinprerreflexiva con el mundo de la experiencia ingenua, con el mun-

    UNA HERENCIA INTELECTUAL 27

    20 . Durkheim, Lenseignement philosophique et lagrgation de philosophie,en . Durkheim, Textes, tomo 3, Pars, Minuit, 1975, p. 422.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    25/215

    do de la vida, reciba una importancia central, por ejemplo, en Mer-leau-Ponty (1908-1962). Para muchos jvenes filsofos de la poca lera una referencia fundamental, y ocupaba, segn Bourdieu, un lu-

    gar aparte en el seno de la filosofa francesa contempornea.21 Mer-leau-Ponty intentaba apoyarse en las conquistas de ciertas disciplinaspositivas, entre ellas la psicologa y la biologa, para mostrar, aunquesin caer en el vitalismo, los puntos muertos a que conducan las vasopuestas de la filosofa intelectualista y la psicologa naturalista (es-pecialmente la de inspiracin conductista): una y otra va planteancomo originario un trmino (el espritu, el cuerpo) que slo tiene

    un sentido derivado, puesto que resulta de un trabajo de construc-cin y de abstraccin. Como consecuencia, la empresa filosfica seatribuye una tarea de descripcin algo problemtica, si acaso no pa-radjica: la de una reconstruccin metdica de lo originario, en pri-mer lugar en la percepcin, despus en la palabra e incluso en el ar-te. Pero cualquiera que haya sido el prestigio de que gozaba Merleau-Ponty, una empresa como la suya no haca sino subrayar los callejo-nes sin salida del enfoque filosfico tradicional. La percepcin, quesegn la filosofa consideraba estaba destinada a suministrar un me-dio privilegiado para superar ciertos enigmas del discurso filosfico,se revelaba como un recurso retrico impotente para procurar ver-daderamente un programa concreto de investigaciones. Y por lti-mo, la pretensin de lo concreto que le haba sido asociada se en-contraba cruelmente desmentida por el carcter en extremo indeter-minado y antihistrico de las experiencias consideradas.22

    Una vez sealado el contraste entre los dos polos de la filosofa fran-cesa, es innegable que pudieron existir intercambios y prstamos en-tre ellos. Aunque no fuera ms que por razones negativas, las actitu-

    UNA HERENCIA INTELECTUAL28

    21 P. Bourdieu, Choses dites, p. 15; vase. tambin L. Althusser y M. Foucault, citadospor Didier Eribon en Michel Foucault et ses contemporains, Pars, Fayard, 1994, pp. 106-107. Por el contrario, segn Althusser, al parecer en la misma poca la moda era afec-

    tar desprecio por Sartre, que estaba de moda (L. Althusser, Les faits, en Lavenir du-re longtemps, Pars, Le Livre de Poche, 1994, p. 363).22 La fenomenologa no puede ir ms all de una descripcin de lo que caracteri-

    za propiamente a la experiencia vivida del mundo social, es decir la aprehensin deese mundo como evidente, como dado por sentado (taken for granted), P. Bourdieu,Le sens pratique, Pars, Minuit, 1980, p. 44. Desde este punto de vista el intento hechopor James M. Ostrow de utilizar el marco terico de Merleau-Ponty como alternativa alos anlisis de Bourdieu no parece muy convincente: vase. J. M. Ostrow, Social sensiti-vity. A study of habit and experience, Nueva York, State University of New York Press, 1990.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    26/215

    des tendan a aproximarse en ciertos puntos, de los cuales puedensubrayarse al menos tres. En primer lugar, la herencia del idealismotrascendental puede descubrirse en la manera en que se afirma, con-

    tra las diversas formas de tentacin positivista, el valor de la nocinde a priori(o sus equivalentes: norma, valor, significacin), entendi-da como forma constitutiva, dadora de sentido.23Y si los trabajos deErnst Cassirer han sido objeto, de una parte y de otra,24 de lecturasfavorables, sin duda es porque era posible encontrar ah tanto unaantropologa fundada en el carcter estructurante de diferentes sis-temas de esquemas como un programa de anlisis histrico de la cul-

    tura. Cassirer (1874-1945), filsofo alemn neokantiano, autor deuna obra abundante y en particular de una Filosofa de las formas sim-blicas, indicaba una va original que permita hacer extensivo a nue-

    vos dominios el tipo de investigacin practicado por los historiadoresde la ciencia en su rea. La idea de forma simblica, conservando

    y subvirtiendo el kantismo, procuraba una generalidad considerableal a priori, al mismo tiempo que autorizaba a tratarlo como un obje-to histrico. Este enfoque, por la mediacin de la herencia kantiana,reencontraba una parte del programa durkheimiano de historiza-cin de las categoras. Pero con esta diferencia, no despreciable: latoma de partido por la inmanencia filosfica y el rechazo de la socio-loga del conocimiento.

    Otro punto de convergencia entre los polos, es la primaca acor-dada a la prctica, bajo nombres diferentes gesto en Cavaills, actoepistemolgico en Bachelard, accin, conducta o comportamiento

    en los fenomenlogos, y para utilizaciones evidentemente muy dis-tintas, si no opuestas (filosofa del concepto/filosofa del sujeto)en relacin con el contenido proposicional dirigido a su valor fa-cial, para retomar la terminologa ulterior de Bourdieu. El anlisis

    UNA HERENCIA INTELECTUAL 29

    23 Es interesante remitirse a un texto indito de Georges Canguilhem, Leons surla mthode, conocido por Pierre Bourdieu, que lo reprodujo en su libro Le mtier desociologue, con J.-C. Chamboredon y J.-C. Passeron, Pars-La Haya, Mouton, 1968, pp.

    336-339. Se tiene ah una buena ilustracin de la relacin colectiva con el neopositivis-mo que prevaleci desde los aos treinta a los aos setenta. (Traduccin espaola,Eloficio de socilogo, trad. Fernando Hugo Azcurra y Jos Sazbn, Mxico, Siglo XXI, 22a.ed., 2000.)

    24 Cassirer tuvo, desde los aos treinta hasta los cincuenta, numerosos interlocuto-res y lectores franceses de todas las disciplinas y de todas las orientaciones: lingistaspsiclogos, filsofos. Pero slo a partir de los sesenta su obra empez a ser traducidade manera significativa. Los textos principales aparecieron en la coleccin Le SensCommun, dirigida en Minuit por Pierre Bourdieu.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    27/215

    debe remontarse, ms all de los temas manifiestos, hacia un princi-pio de constitucin o ley de produccin, que es la condicin de suinteligibilidad.

    En fin, se puede observar que filsofos incluso tan diferentes co-mo Bachelard y Merleau-Ponty comparten hasta cierto punto unaforma argumentativa que hoy se podra denominar holstica: con-tra un empirismo ms bien inclinado al atomismo de la significacin,ellos se ven llevados a considerar que los conceptos forman una redms o menos estrecha, y que las proposiciones no pueden ser com-prendidas y sometidas a prueba una por una, sino globalmente, me-

    diante el sistema terico que involucran. El papel del filsofo es re-constituir gramticas, lgicas, estilos de pensamiento y de accin quepermitan percibir la coherencia de un orden de significaciones.

    Por lo tanto no resulta sorprendente que ciertas producciones ha-yan podido llevar la marca de la doble influencia que sufrieron, co-mo se puede observar a propsito de Georges Canguilhem (1904-1995). ste puede ser considerado una figura central en el campo fi-losfico de los aos cincuenta y sesenta en Francia:25 reuna diversascaractersticas, como la autoridad intelectual en epistemologa, perono confinada a una especialidad estrecha, junto con responsabilida-des diversas en el campo pedaggico e institucional, etc. Menos mar-ginal que Bachelard o Koyr en el seno de la disciplina filosfica,provisto de ttulos de excelencia universitaria (Escuela Normal Supe-rior, oposicin, tesis), Canguilhem encarn, para varias generacionesde estudiantes, el modelo de una prctica intelectual que combinaba

    la reflexin filosfica sobre grandes cuestiones y una familiaridadcon saberes positivos como la biologa. Hacia esa rea se inclin des-pus de haberse formado como mdico. La historia de las cienciasque practic, aun acomodndose en lo esencial a los principios de laepistemologa constructivista26 puesta en marcha por otros, pero has-ta entonces sobre todo en el campo de la fsica, se orientaba a aa-dirles una dimensin suplementaria: la reflexin sobre la especifici-

    UNA HERENCIA INTELECTUAL30

    25 Esta influencia de Canghilhem es atestiguada por las numerosas recopilacionesy los homenajes publicados por sus ex alumnos convertidos a menudo en filsofos uni-versitarios. Es interesante leer el homenaje de Bourdieu al evocar, mediante gestos yexpresiones de su antiguo profesor, una postura intelectual que le haba ganado todasu simpata (P. Bourdieu, Il ne faisait jamais le philosophe, Les Inrockuptibles, 25, 27de septiembre-3 de octubre de 1995, p. 12).

    26 Por ejemplo G. Canguilhem, La formation du concept de rflexe auxXVIIe etXVIIIe si-cles, Pars, PUF, 1955.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    28/215

    dad de lo viviente. Incorporaba a su manera una exigencia terica, lade pensar lo impensado, que la fenomenologa husserliana de la Le-benswelttrataba de explicitar. La filosofa, segn Canguilhem, si bien

    debe instruirse junto al cientfico, no puede ignorar que el objetoconsiderado, instaurador de normas, de normalidad, pero tambinfuente de errores eventuales, tiene como peculiaridad volver posibleslas cuestiones que tanto el filsofo como el cientfico se plantean. To-do ocurre como si el conocimiento de la vida debiera tomar unsentido a la vez objetivo (la vida como objeto) y subjetivo (la vida co-mo principio y condicin del conocimiento). En efecto, el conoci-

    miento de la vida implica una interrogacin sobre el sentido que elconocimiento en tanto tal, reviste en relacin con la vida: Mediantela relacin del conocimiento con la vida humana se devela la rela-cin universal del conocimiento con la organizacin viviente.27 La

    vida es ese objeto de conocimiento de ndole tal que incorpora elconocimiento de interrogarse sobre s misma; ello impide un objeti-

    vismo somero. Racionalista riguroso, Canguilhem intentaba no versellevado a denunciar el misticismo confuso al modo bergsoniano pa-ra caer simplemente en el intelectualismo cristalino propio de unatradicin filosfica dominada por los modelos de las matemticas yde la fsica matemtica. El racionalismo razonable preconizadocontra este tipo de alternativas consiste en saber reconocer sus lmi-tes e integrar sus condiciones de ejercicio;28 si bien es cierto que,segn su frmula, el pensamiento de lo viviente debe tener de lo vi-

    viente la idea de lo viviente, para Canguilhem resultan esenciales

    dos nociones, las de sentido y totalidad, nociones que toma de KurtGoldstein, uno de los autores predilectos de Merleau-Ponty. El mar-co de inteligibilidad en el conocimiento29 de lo viviente es procu-rado por la relacin global, el debate que el organismo mantienecon su medio. Es decir que, so pena de ignorar la originalidad de la

    vida, y de trabajar sobre abstracciones tales como la motricidad, lapercepcin, el hbito, etc., la ciencia debe esforzarse no en reducir(en virtud de una exigencia mal entendida de objetividad) sino, porel contrario, en reproducir las totalidades significativas en las cualesse inscriben los comportamientos objetivos.

    UNA HERENCIA INTELECTUAL 31

    27 G. Canguilhem, La connaissance de la vie, Pars, Vrin, 1965 (primera edicin,1952), p. 11.

    28 Ibid., pp. 12-13.29 Trmino por s mismo significativo, ms amplio que sus equivalentes posibles,

    como ciencia, estudio, anlisis, etctera.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    29/215

    Tal era, pues, en sus grandes lneas, el espacio de posibles filosficosen los aos cincuenta. El rechazo de la historia universitaria de la fi-losofa, cuyos excesos ya haban sido denunciados por Durkheim y

    otros, pareca necesario para la mayora de los aprendices de filso-fo en la medida en que esta especialidad, en lo sucesivo dominanteen el orden del poder temporal institucional, les daba la impresinde ser puramente asctica y desprovista de toda verdadera funcinterica. Se los alentaba a la rebelin contra la ortodoxia acadmicadesde varios lados; por los investigadores ms innovadores, no sloen el dominio de las ciencias del hombre (mile Benveniste, Geor-

    ges Dumzil, Claude Lvi-Strauss) sino incluso por un filsofo comoMerleau-Ponty, espritu abierto y curioso que encarnaba, con todaslas limitaciones de tal empresa, el esfuerzo por integrar las ltimasadquisiciones cientficas en un proyecto filosfico marcado por la fe-nomenologa. La innovacin intelectual no poda dejar de contarcon el capital cientfico, ante todo en la forma que revesta en Fran-cia con la tradicin de historia de las ciencias y, por otra parte, cada

    vez ms, en la forma de la filosofa analtica, de origen anglosajn:30

    comenzaba a ser conocido Wittgenstein, autor predilecto de Bour-dieu. Pero la innovacin tambin poda propiciar intercambios quese multiplicaban en las fronteras entre el campo filosfico y el cam-po de la literatura. Una revista como Critiqueilustraba bien esta dua-lidad de vas con autores como Alexandre Koyr y Eric Weil, por unlado, y, por otro, Georges Bataille. En fin, ms generalmente, la co-

    yuntura universitaria era favorable al cuestionamiento de los mode-

    los acadmicos. La creacin de puestos para encuadrar a un pblicoen vas de crecimiento, el desarrollo de cursos en disciplinas depen-dientes del rea de las ciencias humanas, y el reforzamiento de insti-tuciones de investigacin y de erudicin marginales, propicias alcambio (6a. seccin de la EPHE, la Escuela Prctica de Altos Estudios),fueron algunas de las condiciones de la aparicin de nuevos estilosintelectuales. Sera necesario, por supuesto, matizar este cuadro re-cordando que, lejos de ser reconocidos por la institucin universita-ria, numerosos individuos de esta generacin han debido desarrollarsu empresa original al precio de verse relegados en posiciones domi-nadas: pocos ensearon en la Sorbona antes del 68, y Michel Fou-

    UNA HERENCIA INTELECTUAL32

    30 En Royaumont haba tenido lugar un encuentro entre filsofos franceses, comoMerleau-Ponty, y representantes de las escuelas inglesa y estadunidense (vase Laphilosophie analytique, Cahiers de Royaumont, Pars, Minuit, 1962).

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    30/215

    cault no entr al Colegio de Francia hasta despus de aos pasadosen el extranjero o en provincia, y ms tarde en una institucin expe-rimental, la Universidad de Vincennes.31

    FILOSOFA Y CIENCIAS HUMANAS

    Las diferencias en la trayectoria de los aprendices de filsofos a co-mienzos de los aos sesenta demandan ser referidas a la estructura

    del campo filosfico. En otra parte32

    intent mostrar que este campoestaba organizado en funcin de dos ejes: el primero permite oponerun polo erudito, donde se encuentran sobre todo especialistas perte-necientes a la enseanza superior, y un polo mundano, donde se en-cuentran ms bien generalistas que se dirigen a un pblico exterioral mundo de los filsofos, y en primer lugar a los alumnos de los l-timos cursos del bachillerato; el otro eje permite oponer un polo dela mera reproduccin de los productos y los productores y un polode la produccin, ms propicio a la innovacin. El destino de los fi-lsofos que pasaron los concursos de oposicin estuvo largo tiempoencerrado en un horizonte dominado por el polo de la reproduc-cin, el de la enseanza secundaria, el de los khgnes, o el de los es-pecialistas universitarios, en particular los de historia de la filosofa.El espacio de posibilidades filosficas cambi bajo el efecto de lastransformaciones del sistema universitario en el curso de los aos

    sesenta. Se crearon puestos, y los modos de seleccin se diversifica-ron. El acceso a una posicin universitaria pareca menos dependien-te que antes de las coacciones propias del orden de sucesin me-diante el cual se haba garantizado hasta entonces la identidad dequienes ocupaban los puestos y de los candidatos a la sucesin.33 Enotras palabras, nuevas maneras de ser filsofo, aparentemente msfavorables a la creacin original, eran suscitadas por esa coyuntura ypodan encontrarse reunidas, al menos para una mirada exterior,por un estilo no universitario. Las modalidades de la ruptura conla ortodoxia institucional estaban determinadas, ante todo, por las

    UNA HERENCIA INTELECTUAL 33

    31 Su carrera universitaria es tratada de manera exhaustiva en la biografa de DidierEribon, Michel Foucault, Pars, Flammarion, 1989.

    32 L. Pinto, Les philosophes entre le lyce et lavant-garde, Pars, LHarmattan, 1987, pp.63 y ss.

    33 P. Bourdieu, Homo academicus, Pars, Minuit, 1980, pp. 171 y ss.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    31/215

    caractersticas del capital liberado y, en particular, por su composi-cin, en la cual desempeaba un papel decisivo el peso relativo dela cultura cientfica y de las humanidades. La innovacin revisti

    sentidos bastante diferentes; segn los casos, supona una puesta aprueba radical de la filosofa institucional por la confrontacin conlos saberes positivos, o bien constitua una subversin de la historiade la filosofa, manera hertica de continuar haciendo filosofa. Enfin, entre los detentadores de un capital de tipo cientfico aparecandiferencias en funcin del grado de reconversin, de ruptura con eluniverso filosfico; practicar la historia de los saberes, a la manera

    de Foucault, no tena las mismas consecuencias que dedicarse a la et-nologa.La apertura de posibilidades filosficas cre un clima nuevo. Mu-

    chos sintieron la necesidad de romper con la imagen de amateuris-mo y verbalismo que estaba asociada con el existencialismo en su de-clinacin, y comprendieron que la ciencia ya no poda seguir siendotratada de manera displicente y lejana, ni poda ser reducida a unasimple manipulacin instrumental. La ola del estructuralismo y la dela epistemologa eran en cierto modo paralelas, puesto que se deri-

    vaban de rechazos semejantes. Pero la ruptura con la tradicin filo-sfica tena algo de ambiguo en la medida en que a menudo combi-naba los recursos muy diferentes de la filosofa despus de Nietzsche,de la historia de las ciencias, de las ciencias del hombre y de la litera-tura. As, ciertos autores, al rechazar un modelo intelectual sospe-choso de positivismo, intentaban oponerse a la ortodoxia aun per-

    maneciendo en los lmites tolerados por la institucin universitaria;preservaban el sentido de la altura filosfica en una forma indita devanguardia, mezclando los temas, las problemticas y el estilo, losprestigios eruditos de la ruptura epistemolgica y las audaces est-ticas de la transgresin total. Reveladora de este compromiso inte-lectual es la lista de autores emblemticos, en la cual conviven Ar-taud, Bachelard, Bataille, Blanchot, Braudel, Canguilhem, Dumzil,Freud, Lacan, Lvi-Strauss, Mallarm, Marx, Nietzsche, Sade, Saussu-re Por ejemplo, la propuesta de Louis Althusser otorgaba al mar-xismo ttulos de nobleza epistemolgica gracias a una terminologabachelardiana, sin tener necesidad de revisar la mirada filosfica di-rigida sobre las ciencias del hombre vistas desde arriba. Y si se puedeconsiderar que Michel Foucault ha ocupado la posicin dominanteen el estado nuevo del campo filosfico, es sin duda porque suplanteamiento tena, entre otros, el mrito de inscribirse simultnea-

    UNA HERENCIA INTELECTUAL34

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    32/215

    mente en una pluralidad de universos culturales, como lo prueba elreconocimiento obtenido de quienes, en cada uno de ellos, repre-sentaban la posicin ms innovadora.34

    La coyuntura del campo filosfico que fue instalada, en funcinde categoras nativas de percepcin, bajo la etiqueta del estructura-lismo, corresponde, si no a una reconversin de los jvenes filso-fos, s al menos a una redefinicin de las tareas tericas. Todo suce-de como si la disciplina hubiese sido trabajada en sus fronteras conel campo cientfico. Los individuos estaban expuestos a tensionesque se expresaban en sus elecciones y sus hesitaciones: cmo llegar

    a combinar exigencias diversas de la pertenencia filosfica, de laciencia y de la vanguardia literaria? Liberados hasta cierto punto dela ortodoxia universitaria, los filsofos quedaban sometidos a las obli-gaciones de su posicin dominante. Habra que evocar, para com-prender las sanciones en que se incurra, las sutiles jerarquas queoponan los objetos nobles y los objetos triviales, las disciplinas de es-tilo formalizado y las disciplinas de carcter empirista, la etnologaelevada a antropologa y la sociologa, disciplina despreciada35 queencarnaba, con algunas excepciones,36 en figuras universitarias rela-tivamente opacas, que no podan rivalizar con los representantes dela excelencia intelectual.

    Sea lo que fuere de esta economa simblica de las opciones inte-lectuales, se debe insistir en el hecho de que los diferentes proyectos,puesto que se constituyeron en el seno de un mismo espacio de po-sibilidades, hasta cierto punto pueden ser comparados en su gnesis

    y tal vez en su alcance. As, el enfoque histrico-filosfico de MichelFoucault y la sociologa de la cultura de Pierre Bourdieu pueden serconcebidos como dos maneras de practicar una historia social de lasformas simblicas sugerida por el pensamiento de Ernst Cassirer.Las dos propuestas, que difieren, para decirlo brevemente, por el pe-so relativo que en cada una de ellas representan la filosofa y las cien-

    UNA HERENCIA INTELECTUAL 35

    34 Se podran citar nombres tan diferentes como los de Maurice Blanchot, Georges

    Canguilhem y Georges Dumzil.35 En Choses ditesBourdieu evoca la actitud de muchos aprendices de filsofos: Nues-tro desprecio por la sociologa era incrementado por el hecho de que un socilogo po-da presidir el jurado de un concurso de oposicin de filosofa e imponernos sus cursos,que juzgbamos nulos, sobre Platn o Rousseau [] En esa poca no exista ms queuna sociologa emprica mediocre, sin inspiracin terica ni emprica (p. 15).

    36 Por ejemplo Raymond Aron. Pero l era ms conocido como profesor, ensayistay comentarista de la actualidad que como portador de una definicin profesional dela disciplina sociolgica.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    33/215

    cias del hombre, tienen en comn, sin embargo, el hecho de propo-ner una radicalizacin de las orientaciones del neokantismo. En elplano propiamente filosfico se da una clara ruptura respecto a toda

    tentacin fundacionista: las cuestiones de la filosofa son transferidasal plano de la investigacin positiva. Y en el plano mismo de tal inves-tigacin se propone una diversificacin de los objetos de estudio queoscila entre los lmites de lo importante y de lo insignificante, de lolegtimo y lo ilegtimo.37 Diversificacin que, fuente de malentendi-dos, es inherente a la postura del socilogo, y que el filsofo que eraFoucault debi conquistar al precio de otras incomprensiones o de

    desprecios.38

    La sociologa de las formas simblicas (arte, religin) ha sidoimportante para imponer en el campo intelectual una definicin am-biciosa de la sociologa, en ruptura tanto con el paradigma dominan-te en los aos cincuenta, fundado en el compromiso entre el empi-rismo epistemolgico con miras modernizadoras, adaptadoras, y elprogresismo marxizante,39 como con la filosofa crtica teida de so-ciologa, encarnada por algunas figuras marginales (Lucien Gold-man). Bourdieu, filsofo por formacin, que se haba beneficiado dela doble herencia de la historia de las ciencias (Gaston Bachelard,Georges Canguilhem) y de la fenomenologa en la versin ofrecidapor Husserl y por Maurice Merleau-Ponty, y seducido por el modeloprestigioso de Claude Lvi-Strauss, no estaba muy predispuesto a en-contrar su lugar en el campo de la sociologa universitaria de los aoscincuenta y comienzos de los sesenta, caracterizado sobre todo por la

    oposicin entre un polo escolar dominado por profesores entrega-dos a comentar a los padres fundadores, y un polo de investigacinemprica que atraa a personas de perfil atpico, relativamente poco

    UNA HERENCIA INTELECTUAL36

    37 Sobre el proyecto terico de Michel Foucault en relacin con el campo filosfi-co he propuesto algunos anlisis en Les Philosophes entre le lyce et lavant-garde, op. cit.

    38 Evidentemente se podran proseguir estas comparaciones mostrando, en parti-cular, que la desconstruccin ha sido practicada sin ese nombre tanto por Fou-

    cault (sobre la antropologa, especialmente en su estudio no publicado sobre Kant) co-mo por Bourdieu (sobre la esttica de Kant, y tambin sobre su desconstruccin porDerrida).

    39Acerca de la sociologa en este periodo vanse los artculos en la Revue Franaisede Sociologie(julio-septiembre de 1991, XXXII-3) de Jean-Michel Chapoulie (La secon-de fondation de la sociologie franaise) y Johan Heilbron (Pionniers par defaut? Lesdbuts de la recherche au Centre dtudes sociologiques (1946-1960)), que presen-tan visiones opuestas. Una de las cosas que estaban en juego en esta poca era la rela-cin con el durkheimismo.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    34/215

    titulados y poco legtimos, ms bien inclinados hacia investigacio-nes aplicadas. Para un filsofo de origen la etnologa permita unareconversin legtima, y como consecuencia de su posicin estruc-

    tural poda funcionar como un lugar intermedio entre filosofa y so-ciologa.

    En fin, es posible tambin aproximarse a Bourdieu y a Foucault so-bre otro punto importante: la relacin crtica o reflexiva con el saber;si hay una postura que ellos dos rechazan, es la del sabio, la del eru-dito, la del docto, la del letrado investido de una autoridad indiscu-tida; comparten, en cierta medida, la idea de que el progreso de la

    racionalidad es indisociable de un anlisis de las formas ms o menossuaves del despotismo de la razn (la razn a la vez como despotis-mo y como luz, dice Foucault),40 razn que Bourdieu, al contrarioque Foucault, cree compatible con una definicin exigente de la dis-ciplina sociolgica.

    UNA TRAYECTORIA ATPICA

    En relacin con el espacio de las trayectorias filosficas contempor-neas se debe tratar de situar la trayectoria de este filsofo reconverti-do a las ciencias sociales que es Pierre Bourdieu. Nacido en 1930 enun pueblo bearns, curs una parte de sus estudios en provincia an-tes de proseguirlos en el liceo Louis-le-Grand y entrar en la ENS de la

    calle Ulm. Catedrtico de filosofa en 1955, ense durante un aoen un liceo de provincia. Su ambicin inicial era sacar adelante unatesis de filosofa. Renunci a ello para dedicarse a trabajos de campoen etnologa y sociologa. El servicio militar y la enseanza en la fa-cultad de Argel (1958-1960) le dieron, en efecto, la ocasin de des-cubrir objetos de estudio y puntos de vista distintos de los de un fil-sofo: una sociedad tradicional, la sociedad cabila, y los efectos de lastransformaciones econmicas y polticas sobre este tipo de sociedaden general. Sus primeros escritos fueron dedicados a esos terrenos,en particular: Sociologie de lAlgrie (PUF, coleccin Que sais-je?,1958), Travail et travailleurs en Algrie, con A. Darbel, J. P. Rivet y C.Seibel (Pars-La Haya, Mouton, 1963), Le dracinement. La crise de la-griculture traditionnelle en Algrie, con A. Sayad (Pars, Minuit, 1964).

    UNA HERENCIA INTELECTUAL 37

    40 M. Foucault, La vie: lexprience et la science, art. cit., p. 7.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    35/215

    Comparada con las subversiones de los individuos de la misma ge-neracin que compartan algunas de sus propiedades, especialmenterespecto a los ttulos acadmicos, el proyecto de Pierre Bourdieu pare-

    ca atentatorio contra la dignidad filosfica; no slo implicaba unaconfrontacin con un terreno en el momento en que los autores quepretendan el dominio filosfico proponan otros textos o simplemen-te otra mirada sobre los textos cannicos, sino que adems haba ac-tualizado sine dieel discurso filosfico de superacin a travs del cualpuede recibirse una produccin considerada terica. Los campesinoscabilas y los subproletarios argelinos, primeros nativos estudiados, no

    tenan gran cosa que ofrecer a la mirada letrada, poco inclinada al ex-traamiento antropolgico, puesto que la humildad de tales objetosde estudio no pareca poder ser compensada por la manera de abor-darlos, irremediablemente desprovista de las posibilidades de encanta-miento que ciertos etnlogos ofrecen a los lectores filsofos.41Y asimis-mo se puede pensar que las rupturas propuestas ms tarde en Lamourde lart,42 sobre un terreno tan delicado como el de los juicios de gus-to, tenan todas las posibilidades de no corresponder a las transgresio-nes legtimas que convienen al radicalismo esttico. El cmulo de he-rencias, si bien ha sido propicio a la innovacin intelectual, pudo tam-bin favorecer los malentendidos de parte de lectores predispuestospor toda su cultura a no descifrar un discurso ms que segn opcionesexclusivas que son tambin las ms voltiles. En funcin de las taxono-mas eruditas, Bourdieu tena grandes oportunidades de quedar en elaire y, por consiguiente, condenado a ser reenviado alternativamente

    a los opuestos que recusaba enrgicamente, tales como el objetivismoy el subjetivismo. Para la cultura terica de sus contemporneos enlos aos sesenta, entonces dominada por la orientacin radicalmenteobjetivista del estructuralismo, el inters reiterado por la experienciade los agentes poda ser sospechoso de nostalgias humanistas en elmomento en que pareca una verdad adquirida que la descripcin delo real era adecuadamente realizada por la mera puesta en evidenciade las estructuras ocultas, inconscientes, dado que el rechazo delas opiniones del sentido comn que, tradicionalmente, defina el es-

    UNA HERENCIA INTELECTUAL38

    41 Para los filsofos la etnologa tiene una ventaja evidente sobre la sociologa, de-masiado ligada a la banalidad del mundo familiar. Entre los etnlogos sera instructi-vo hacer la lista de quienes obtuvieron el favor de los filsofos, sin duda porque susci-tan mejor que otros meditaciones grandiosas sobre la humanidad, o simplemente por-que influyen sobre los diversos prestigios de los dems.

    42 P. Bourdieu, con A. Darbel y D. Schnapper, Lamour de lart, op. cit., Minuit, 1966.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    36/215

    tatus del filsofo, poda llegar a expresarse a favor de las tendenciasnuevas marcadas por el prestigio de las ciencias del hombre; un pen-samiento audaz enuncia la verdad del mundo social e histrico en un

    lenguaje a la vez riguroso y sereno, e incita a discutir sobre abstraccio-nes (estructura e historia, instancias, modos de produccin,etc.). El carcter lejano y extico de los objetos considerados era unade las condiciones de la legitimacin filosfica del estructuralismo y,por consiguiente, de un reparto feliz de las fronteras entre filosofa yciencias del hombre, puesto que la antropologa objetivista, en princi-pio mal ajustada a la visin espontnea del mundo social propia de los

    filsofos, contena un renunciamiento tcito a tratar objetos ms pr-ximos e, incluso, la aceptacin de un sentimiento relativo de irreali-dad, portador de placer.43A los participantes del debate terico lespareca difcil encontrar una respuesta a sus expectativas en los textosde Pierre Bourdieu; les habra hecho falta tratar de teorizar mediantetrabajos empricos concernientes a universos generalmente triviales yfamiliares, lo que habra supuesto la aptitud, poco alentada por la ins-titucin escolar, para utilizar realmente (realistamente) la teora o, loque viene a ser lo mismo, tomar partido por la ruptura social con lostemas nobles, que ha conducido a relacionar instrumentos filosficos

    y terrenos ordinarios (esttica kantiana/clases sociales, fotografa).

    Tales son, someramente descritas, las condiciones de acceso de PierreBourdieu al campo cientfico y las relaciones con el mundo intelec-tual que de ellas se derivan. Era indispensable evocarlas para com-

    prender bien los aspectos ms importantes de su trabajo de socilo-go y de intelectual. Sera necesario continuar con estas observacionesdemasiado breves para proponer un anlisis sociolgico de su trayec-toria. Pero se no es mi propsito. Me conformara, para escapar a laalternativa del todo o nada, con entregar algunas breves indicacionesbiogrficas tiles para la comprensin de los captulos siguientes.

    Al finalizar la guerra de Argelia, Bourdieu estaba marcado pues,en trminos de disciplina universitaria. Incorporado a la Facultad deLille en 1961, el joven filsofo se orient hacia la investigacin en

    UNA HERENCIA INTELECTUAL 39

    43 Si la lingstica estructural suscit en Francia tal fascinacin intelectual se debial hecho de que la autonomizacin metodolgica sobre la cual haba sido construidapermita suspender la cuestin de los usos sociales del lenguaje. As, De Saussure po-da ser utilizado como una especie de caballo de Troya de la resistencia contra lasciencias sociales en el corazn mismo de las ciencias sociales (vase P. Bourdieu, Ce queparler veut dire, Pars, Fayard, 1982, pp. 8 y ss.).

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    37/215

    ciencias sociales, que comprometa un poco el porvenir al que habasido destinado inicialmente.44 Sus primeros campos fueron las prc-ticas culturales y el xito escolar. De ello resultaron una serie de art-

    culos y de libros (Les hritiers. Les tudiants et la culture, con Jean-Clau-de Passeron [Paris, Minuit , 1964]; Un art moyen. Essai sur les usagessociaux de la photographie, con L. Boltanski, R. Castel, J.-C. Chambore-don [Pars, Minuit, 1965]; Lamour de lart. Les muses dart europens etleur public, con A. Darbel, D. Schnapper [Pars, Minuit, 1966]). Unareflexin sobre el enfoque sociolgico fue presentada en el libro Lemtier de sociologue, con J.-C. Chamboredon y J.-C. Passeron [Pars-La

    Haya, Mouton, 1968]).En ese momento su carrera universitaria se desarrollaba en insti-tuciones acadmicamente marginales en comparacin con la univer-sidad, con el CNRS (el Consejo Nacional de Investigaciones Cientfi-cas) e intelectualmente prestigiosas. El reconocimiento obtenido ul-teriormente no podra ocultar el contraste entre su creatividad cien-tfica y su influencia limitada, cuando no nula, en las instancias uni-

    versitarias de decisin, de seleccin y de promocin (comisiones na-cionales de las universidades, del CNRS). En 1964 Bourdieu se con-

    vierte en director de estudios en la Escuela Prctica de Altos Estudios(Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales desde 1977), en elCentro de Sociologa Europea dirigido entonces por Raymond Aron.Su seminario es seguido por numerosos investigadores y estudiantes.Se realizan grandes encuestas en las que participan numerosos indi-

    viduos.45 Las publicaciones de trabajos inspirados en hiptesis de

    Bourdieu se multiplican y, juzgando demasiado estrecho el cuadroexistente de las revistas de sociologa, crea una revista nueva, Actes dela Recherche en Sciences Sociales(1975). Esta publicacin, que reflejabasu punto de vista sobre el campo de las ciencias sociales, descansabasobre algunos principios: cuestionamiento de la jerarqua social delos objetos de estudio, rechazo de las convenciones acadmicas depresentacin y de formalizacin, cooperacin entre las diferentes

    UNA HERENCIA INTELECTUAL40

    44 Haba emprendido investigaciones sobre la fenomenologa de la vida afectiva[] Me pensaba como filsofo y tard mucho tiempo en confesarme que me habaconvertido en etnlogo, P. Bourdieu, Fieldwork in philosophy, entrevista con A.Honneth, H. Kocyba y B. Schwibs, 1985, primero publicada en alemn, y retomada enChoses dites, pp. 16-17.

    45 Hay que citarlos o no, teniendo en cuenta que algunos se alejaron despus? Entodo caso los nombres pueden encontrarse fcilmente en las obras publicadas enton-ces y en numerosas revistas.

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    38/215

    ciencias sociales, etc. Por lo dems, a partir de 1964 dirigi en las edi-ciones Minuit la coleccin Le Sens Commun, que propone, junto aestudios sociolgicos de autores a menudo jvenes, obras de autores

    clsicos, traducciones en mbitos como la filosofa, la lingstica, laetnologa, etctera.

    A fines de los aos sesenta las reas abordadas se vuelven cada vezms diversificadas. Si bien la educacin contina ocupando un lugarcentral estudia tambin otros aspectos de la produccin y el consumode bienes culturales. Sucesivamente aparecen La reproduction, Elments

    pour une thorie du systme denseignement, con J.-C. Passeron (Pars, Mi-

    nuit, 1970),Esquisse dune thorie de la pratique(Ginebra, Droz, 1972), Ladistinction. Critique sociale du jugement(Pars, Minuit, 1979), Le Sens pra-tique(Pars, Minuit, 1980), Questions de sociologie(Pars, Minuit, 1980),Ce que parler veut dire(Pars, Fayard, 1982), yLontologie politique de Mar-tin Heidegger(Pars, Minuit, 1988).46 Bourdieu fue elegido profesor enel Colegio de Francia en 1981 (ctedra de sociologa). Las obras poste-riores estn dedicadas, para utilizar clasificaciones muy simples, a laenseanza (Homo academicus[Pars, Minuit, 1984]; La noblesse dtat.Grandes coles et esprit de corps[Pars, Minuit 1989], al arte y la literatura(Les rgles de lart. Gense et structure du champ littraire [Pars, Seuil,1987]; vase tambin Libre-change. Entretien avec Hans Haacke[Pars,Seuil, 1994], a la poltica (La misre du monde, bajo la direccin de P.Bourdieu [Pars, Seuil, 1993]; vase tambin en la coleccin Raisonsdagir, Sur la tlvisin[Pars, 1996], yContre-feux. Propos pour servir larsistance contre linvasion no-librale[Pars, 1998], a la oposicin mas-

    culino-femenino, La domination masculine[Pars, Seuil, 1998], a cues-tiones de teora o de filosofa (Rponses, Pour une anthropologie reflexi-ve, con L. Wacquant [Pars, Seuil, 1992]; Raisons pratiques. Sur la thoriede laction [Pars, Seuil, 1994]; Mditations pascaliennes [Pars, Seuil,1997]).47

    UNA HERENCIA INTELECTUAL 41

    46 Una primera versin de este texto haba aparecido en 1975, en las Actes de la Re-

    cherche en Sciences Sociales.47 Para los lectores que no conocen o conocen mal los escritos de Pierre Bourdieuse puede recomendar la lectura de libros compuestos de entrevistas o recopilacionesde artculos: Questions de sociologie(Pars, Seuil, 1994); Choses dites(Pars, Minuit, 1987);Rponses. Pour une antropologie rflexive, con Loc Wacquant (Pars, Seuil, 1992, obra queincluye una bibliografa muy rica); Raisons pratiques. Sur la thorie de laction (Pars,Seuil, 1994). Entre los textos sobre Bourdieu en lengua francesa se puede recomendarla introduccin de Loc Wacquant a Rponses, pp. 13-42, y obras de introduccin a laobra de Bourdieu, en particular, Alain Accardo, Initiation la sociologie de lillusionnis-

  • 7/30/2019 65603887 Pierre Bourdieu y La Teoria Del Mundo Social

    39/215

    Para las necesidades de la exposicin ha sido necesario presentar elespacio de las posibil