9 METODOLOGIA

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Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices 1 CAPÍTULO 9.- METODOLOGÍA DE LAS SITUACIONES PRAXIOMOTRICES

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Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

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CAPÍTULO 9.- METODOLOGÍA DE LAS

SITUACIONES PRAXIOMOTRICES

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

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CAPÍTULO 9.- METODOLOGÍA DE LAS SITUACIONES PRAXIOMOTRICES.....................................1

INDICE. ………………………………………………………………..………………………...…….…………2

9.1.- INTRODUCCIÓN: LOS SIS-TEMAS PRAXIOMOTORES. .......................................................................4

9.2.- LOS VECTORES DE ANÁLISIS DEL SISTEMA PRAXIOMOTOR. ........................................................7

9.2.1.- Máquinas humanas, vectores y flujos. .........................................................................................................7

9.2.2.- Vector energético y su aspecto material. .....................................................................................................8

9.2.3.- El vector informacional. .................................................................................................... .........................12

9.2.4.- El aspecto interpretativo y el sentido de las praxis motrices. ....................................................................15

9.3.- ORIENTACIONES METODOLÓGICAS EN PRAXIOMOTRICIDAD SITUACIONAL. EL ANÁLISIS

DEL SENTIDO INTERNO. ..................................................................................................................................17

9.3.1.- Praxis motriz: comportamiento. Praxética motriz. .....................................................................................21

9.3.2.- Praxis motriz: interacción. Co-motricidad. ................................................................................................26

9.3.3.- Praxis motriz: entorno. Praxiomotricidad ecológica. .................................................................................34

9.3.4.- Praxis motriz: objetivo. Teleomotricidad. ..................................................................................................36

9.3.5.- Praxis motriz: rol. Praxiomotricidad funcional. .........................................................................................43

9.3.6.- Praxis motriz: signo. Praxémica motriz. ....................................................................................................49

9.4.- DIMENSIONES PARA EL ANÁLISIS DE LAS SITUACIONES PRAXIOMOTRICES. RASGOS

PERTINENTES Y VARIABLES. ........................................................................................................................57

9.4.1.- Locomotricidad: el espacio praxiomotor....................................................................................................60

9.4.2.- Kinemotricidad: la gestualidad praxiomotriz. ............................................................................................65

9.4.3.- Cronomotricidad: el tiempo praxiomotor. .................................................................................................71

9.4.4.- Co-motricidad: la comunicación praxiomotriz. .........................................................................................81

9.4.5.- Equimotricidad: la relación con la competición. .......................................................................................88

9.4.6.- Estrategia motriz como variable dependiente. ...........................................................................................94

9.4.7.- Praxis motriz como unidad de análisis. ....................................................................................................102

9.5.- PRAXIOGRAFÍA MOTRIZ: DISEÑOS, MÉTODOS Y TÉCNICAS DE INVESTIGACIÓN.

COMPLEMENTACIÓN DE PERSPECTIVAS METODOLÓGICAS. ...........................................................117

9.5.1.- Diseños diversos. Una guía metodológica. ..............................................................................................117

9.5.2.- Métodos y técnicas de investigación en Praxiomotricidad situacional. ...................................................128

9.5.3.- Conclusiones: metodología, ideología y complementación de perspectivas (TESIS 2). .................…....138

INDICE DE GRÁFICOS, TABLAS Y FÓRMULAS……………………………………………………..……...2 GRÁFICO 21.- Praxis motriz y toma de sentido como unidad metodológica. ...................................................20

GRÁFICO 22.- Orientaciones metodológicas en el estudio de las situaciones praxiomotrices. .......................20

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GRÁFICO 23.- Modelo de comunicación en interacción recíproca de U. Eco (1976: 252)………………......30

GRÁFICO 24.- Ejemplo de una red proposicional deducida del estudio de un combate de kárate…………….42

TABLA 9.- Distintas facetas de roles praxiomotores (ejemplos tomados de un deporte de equipo). ..................47

GRÁFICO 25.- Modelo conceptual de la metodología de la praxémica motriz. .................................................56

FÓRMULA 4.- Relación de dependencia entre las dimensiones de análisis de las situaciones praxiomotrices tomadas como variables. .......................................................................................................................................97

GRÁFICO 26.- Modelo metodológico final que se ha propuesto para el análisis de la estrategia motriz de las

prácticas físicas. .....................................................................................................................................................98

TABLA 10.- Ejemplo de una matriz de decisiones estratégicas. .........................................................................99

GRÁFICO 27.- Modelo epistémico de análisis praxiomotor. ...........................................................................111

TABLA 11.- Ejemplo de un teleograma de un combate de kárate en función del tiempo…………..………....116

GRÁFICO 28.- Modelo caracterizador de los modelos científicos. En Jiménez Burillo, F. (1981: 152). Tomado

de Koromita (1977: 309). ....................................................................................................................................132

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CAPÍTULO 9.- METODOLOGÍA DE LAS SITUACIONES

PRAXIOMOTRICES

9.1.- INTRODUCCIÓN: LOS SIS-TEMAS PRAXIOMOTORES

La lógica interna de una situación praxiomotriz implica considerar provisionalmente

a esta como un sistema cerrado en cuanto a su organización, y, cabría también, en cuanto a su

flujo informacional. El contenido del sistema se refiere a la estructura de datos provenientes

de las producciones motrices, es decir, de las praxis motrices o estructuras de sentido a partir

de tales realizaciones (finalizadas, actuales o previstas).

La demarcación de un sistema de acciones toma como punto de partida los rasgos que

lo caracterizan, y que además lo diferencian de los restantes -“rasgos pertinentes”-. Según

Luhmann (Izuzquiza, I., 1990: 242) “La acción debe analizarse desde el punto de vista de la

selección que la construye como tal y desde las consecuencias que esta selección plantea y

que son, a la vez, ulteriores selecciones”. Siendo el sentido de las acciones su consecuencia -

emergencia- sistémica fundamental, hay que considerar que la comprensión de dicho sentido

no se plantea siempre desde una perspectiva unívoca.

En este capítulo, para concluir nuestro planteamiento epistemológico sobre la

Praxiología motriz, y tomando la diversidad de opciones metodológicas en sus

investigaciones, habremos de abordar varias cuestiones:

- El papel de los dos ejes de contenido esenciales -flujos- de todo sistema: el

energético y el informacional.

- Las orientaciones posibles para el descubrimiento del sentido de las praxis motrices,

cuando este se aborda sólo desde el nivel interno o disciplinarmente exclusivo -

Praxiomotricidad situacional-.

- Las dimensiones básicas para la toma de datos referidas a la estructura del contenido

(que es el sentido interno del conjunto de las secuencias de praxis motrices), sea cual

sea la orientación que se haya adoptado.

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- La identificación de las características de la praxis motriz como unidad

metodológica de estudio en el campo de exclusividad disciplinar de la Praxiología

motriz, es decir, del conjunto de situaciones praxiomotrices (como unidad conceptual,

la praxis motriz ya fue caracterizada en el capítulo 5).

- Las alternativas de diseño y métodos en cuanto a la toma de datos praxiomotores, a

su análisis y a su presentación.

Si bien el campo de estudio no compartido por la Praxiología motriz con otras áreas

del saber -lo intradisciplinar- es el gran sistema praxiomotor (o conjunto de las situaciones

praxiomotrices), podemos entender que cada uno de los subsistemas particulares y cada uno

de los aspectos del gran sistema son, en realidad, un sis-tema.

Una diversidad de corrientes ideológicas en Praxiología motriz ya fue constatada en

uno de los apartados del capítulo 4. Es precisamente en base a la complementación de

perspectivas ideológicas y metodológicas en el seno de cada uno de los sistemas, como se

llegará a obtener la comprensión global de su sentido interno. Esta será la posible conclusión

final de este capítulo metodológico, que nos conducirá además a la confirmación de nuestra

segunda tesis.

Vamos a relacionar a continuación algunos de los avances aparecidos a lo largo de los

capítulos precedentes, y que serán los auténticos “sis-temas” a desarrollar en el actual.

En primer lugar se ha planteado una comprensión del sentido de la praxis motriz

según un estado estático, restringido únicamente a lo que dimana de los componentes de la

tarea praxiomotriz, o según un estado dinámico o de desarrollo de la situación, como

consecuencia de que encontramos a alguna persona manejándose con los requisitos de la

tarea.

En segundo lugar, y dentro de lo situacional (tarea dinamizada), se llega a descubrir

una vertiente manifiesta -comportamiento motor- de las secuencias praxiomotrices,

externamente observable por el agente, los co-participantes (e incluso personas ajenas a la

situación: investigadores, espectadores), y una vertiente oculta, restringida a las percepciones

y proyectos de cada agente motor.

En tercer lugar vimos que, tomando el flujo interpretativo-informacional del sistema

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praxiomotor como predominante (el que sustenta el contenido praxiomotor-sentido), hasta el

momento las orientaciones intrasistémicas son seis. Así, las praxis motrices podían

entenderse (conformando los correspondientes subsistemas) como:

- Comportamiento motor: el aspecto del entorno praxiomotor observable

exteriormente.

- Condiciones del entorno praxiomotor, independientemente de que, sean o no

perceptibles desde el exterior.

- Interacción motriz, sólo posible cuando se establecen relaciones necesarias entre los

productores de una situación.

- Objetivo praxiomotor, en base a la intención de los participantes de incidir en su

motricidad, mediante el uso de las condiciones del entorno.

- Aspecto de un rol praxiomotor, dentro de una estructura dinamizada de funciones,

en forma de papel adoptado por los participantes.

- Signo praxiomotor, como componente de una estructura (código praxemiotor) de

significantes (indicios percibidos de la secuencia praxiomotriz) y significados

(proyecto praxiomotor asociado).

Por último, determinamos que el entorno praxiomotor y los objetivos motores podían

identificarse en función de sus condiciones dinamizadas: espaciales (y objetuales),

temporales, gestuales, comunicativas (si hay co-participantes) y equilibradoras (dirigidas a

controlar el aspecto de las praxis que se relacionan con la dialéctica competitiva, cuando hay

competición).

Tales dimensiones pueden analizarse como subsistemas independientes o

conjuntamente, deduciéndose que toda praxis motriz es en realidad una praxis estratégica, o

sea, que manifiesta (u oculta) la estrategia motriz de la situación. Cuando se escogen los

factores dentro de cada dimensión ya se están seleccionando los rasgos pertinentes de la

situación-sistema praxiomotor. A su vez, tomadas como variables, cada dimensión aporta un

conjunto de indicadores, susceptibles de ser manipulados con cualquier forma de diseño de

investigación.

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9.2.- LOS VECTORES DE ANÁLISIS DEL SISTEMA PRAXIOMOTOR

9.2.1.- Máquinas humanas, vectores y flujos

El estudio de cada sistema praxiomotor conlleva una primera decisión metodológica:

se habrá de atender, quizá priorizar, a algunas de las características de los sustratos que

componen el contenido de todo sistema. Siguiendo a S. Serrano (1992: 50), podemos deducir

que cualquier interpretación sistémica podrá efectuarse en términos de materia, energía e

información, peso que “... materia, energía e información son los tres conceptos clave con

los que hemos de explicar los diferentes fenómenos que tienen lugar en nuestro universo,

desde el grano de arena a la mente humana”.

Esos tres factores son, no obstante reducibles unos a otros, de forma que pueden

entenderse como independientes, como yuxtapuestos o como las diferentes caras de un

mismo dado (F. García Rodríguez, 1992: 8):

“De aquí que podamos decir que todo sistema es una información. Y lo

contrario, toda información presupone una organización de la materia.

Informar es dar forma. Por este motivo podemos afirmar que la información

es parte consustancial de la realidad. Lo real es energía e información”.

Este punto de partida sistémico también ha salpicado a la Praxiología motriz, puesto

que entiende el análisis de su objeto de estudio desde una original lógica interna. P. Parlebas

(1981: 245-253) se refiere a cuatro modelos de estudio del deporte, siendo los tres primeros

reducibles a tres tipos de “máquinas”: mecánica, energética e informacional. Dice S. Serrano

(1992: 501) al respecto que

“... si el motor de explosión era consecuencia de la investigación en el campo

de la energía, la información ha potenciado otro tipo de máquinas, las

máquinas lógicas, las máquinas que ya no simulan la actividad muscular para

potenciar la fuerza física, sino que simulan la actividad mental para potenciar

la capacidad de resolver problemas”.

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El cuarto modelo introduce la perspectiva semiotriz (significación de la información),

que a su vez fundamentará a la Praxiología motriz como disciplina. Esta última idea aparece

en B. During (1989 y 1991) y Hernández Moreno (1994a). Ejemplos de prácticas-tipo

representativas susceptibles de plasmar este modelo son, por ejemplo, los deportes colectivos.

La relación energía-información es tenida en cuenta por Parlebas en otros apartados:

tomando, por ejemplo, (Parlebas, 1985a, según un estudio de G. Dransart) el gasto energético

(VO2) junto a la percepción del riesgo, o (Parlebas, 1985a y 1988a) la inversión entre la

entropía energética y la informacional en el deporte y las prácticas físicas en general. Otros

autores que indican la pertinencia de esta interacción energía-información son Delaunay

(1976) o Lagardera (1995b).

El carácter del flujo informativo y del energético también sirve para clasificar y

ordenar prácticas físicas. Sobre esta utilidad, en el monográfico sobre las actividades físicas

de aventura en la naturaleza (Apunts, 41), hay una cierta unanimidad en los artículos de

Fuster y Elizalde (1995), de Olivera y Olivera (1995) y de F. Funollet (1995). Para Olivera y

Olivera (1995: 118) uno de los rasgos característicos de las actividades físicas en la

naturaleza es que se fundamentan en un “... cuerpo informacional a diferencia del cuerpo

energético que presenta el deporte”.

Veamos de forma algo más detallada el papel sistémico que juega cada vector en el

descubrimiento de la lógica interna de las situaciones praxiomotrices.

9.2.2.- Vector energético y su aspecto material

El análisis del factor energético como flujo del sistema no es reivindicado apenas por

los praxiólogos, probablemente porque su inclusión apelaría a un retorno a problemas

fisiológicos o físicos ya dejados atrás por la Praxiología motriz. De hecho lo motor es

entendido por Parlebas (1986) y Delaunay (1980 y 1985) como lo deducible por el ser

biológico puesto en el mundo físico. Por ello la motricidad en este sentido no se encuentra

incluida en el seno del campo de estudio exclusivo de la Praxiología motriz.

Por otro lado, B. During (1989 y 1991) y Menaut (1982) lo introducen dentro del

análisis de la conducta (motriz) del sujeto, y aunque no es lo específico de la acción motriz, sí

llega a influenciarla.

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G. Lasierra (1993) también introduce el “gasto energético” como uno de los posibles

rasgos pertinentes de los sistemas deportivos, no operativizando en ningún momento sus

posibilidades en la investigación. P. Parlebas (1985a), si bien alude a datos relacionados con

el gasto energético, no lo conceptualiza como <<rasgo pertinente>> de prácticas motrices; él

habla del rasgo “agente locomotor interno/externo”.

Una vertiente del vector energético se refiere a lo material. Con la famosa fórmula de

Einstein, lo material puede ser reducible a lo energético y viceversa. Para Menaut (1982) lo

material también regula la acción motriz de los sujetos. Los análisis sobre lo material de las

prácticas físicas desde la Praxiología motriz se apartan de las explicaciones biomecánicas, en

esencia por las mismas razones del no retorno a disciplinas clásicas no específicas.

No obstante, lo energético y lo material del sistema praxiomotor son reinterpretados

desde otra perspectiva. Como señala Parlebas (1981: 256) “Los datos mecánicos, energéticos

e informacionales se encuentran sometidos a la atribución de una significación por el sujeto

actuante, significación que toma cuerpo en la decisión motriz”. También Menaut (1982)

piensa que no es tanto lo energético y material en sí, sino que en el binomio juego-jugador lo

energético se ha de poner en relación con lo racional de las actuaciones estratégicas del ser

que actúa, y lo instrumental es también un soporte de relaciones abstractas entre el sujeto y su

medio (material y humano).

En definitiva, parece como si la concepción de lo energético fuese bastante más

amplia que el uso clásico (físico-químico) que se le ha otorgado al término. F. García

Rodríguez (1992: 8) afirma que “Lo que conocemos como energía es -según Einstein- una

forma de la energía, una formalización de la energía”. Siguiendo con este razonamiento,

Parlebas (1985a) sugiere que “Corresponde al praxiólogo interpretar los datos aportados por

estas disciplinas e integrarlos en su propia problemática de la acción motriz...”, aludiendo a

materias como la fisiología o las neurociencias.

Lagardera (1994c) incluye a las “energéticas” (bioenergetizantes: footing,

musculación...) entre una de las categorías de las acciones psicopráxicas físico-recreativas.

En otro documento (1995a: 49) piensa, por el contrario, que una categorización de las

prácticas físicas según su gasto energético ayudará, pero no será decisivo para la comprensión

de las actividades psicomotrices. En esta línea de razonamiento de la interpretación sobre lo

energético y/o lo material, J. Fuster y B. Elizalde (1995) comenta algunos factores de

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“riesgo” ligados a lo intrínseco de la acción motriz, por ejemplo, la influencia de un

continium energético y la utilización de material.

El criterio agente externo/interno de Parlebas (1985a) es retomado por varios autores

para clasificar las actividades físicas en la naturaleza, por ejemplo por Olivera y Olivera

(1995) y F. Funollet (1995). Para este último autor (1995: 127) “La utilización del material

siempre ha estado asociada a una tecnología que permite realizar un trabajo y rentabilizar

las energías disponibles, generalmente por medio de una máquina”. Este autor toma el

criterio “generación de la energía” para el surgimiento de la situación praxiomotriz,

diferenciando entre prácticas de: energía autogenerada y energía generada (externamente a la

corporalidad del sujeto: animal, entorno -gravitación, agua, viento o sol- y motor). Quizá

sería oportuno aclarar que las situaciones praxiomotrices que implican energía generada

incluyen además la autogenerada, si no no existiría situación, por que el agente no estaría

participando.

Lo que se puede concluir de lo expuesto en esta parte es que tanto los factores

energéticos como sus aspectos materiales resuelven de una manera muy parcial algunas

pretensiones dirigidas a la investigación praxiomotriz. Estos flujos son tomados como

contenido a interpretar en la situación (por los propios agentes o por los praxiólogos). En

ningún caso es objetivo primordial de la Praxiología motriz dedicarse a desvelar cuestiones

que bien resolverán la motricidad, la fisiología, la biomecánica o la kinesiología.

Una sugerencia de J. Corraze (1986: 53) alienta a desviar los estudios hacia otro punto

de vista:

“De la misma manera que los seres vivos poseen dos sistemas capaces de

modificar el medio, la acción y la comunicación, existen a su vez dos tipos de

relación energética con el medio”.

No querríamos señalar tanto que la intervención del sujeto y su relación energética es

directa con el medio físico o social, cuanto que el interés del praxiólogo debería centrarse en

los distintos tipos de entorno. P. Parlebas (1981) y J. Corraze (1986) apelan únicamente al

entorno físico (ambiental) y al social (humano), pero se olvidan de que hay prácticas físicas

que están limitadas al medio corporal (por ejemplo en el Yoga). La forma de percibir y de

utilizar los datos energéticos y mecánico-materiales en cada entorno son, por supuesto,

diferentes.

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En el entorno corporal -situaciones praxiocorporales-, lo energético incide

únicamente sobre los sustratos corporales del agente. En una sesión de relajación el

practicante puede tener sensaciones de peso, de temperatura, de ritmo (cardiaco, respiratorio,

de tensión muscular). Puede centrar su atención en unas u otras partes de su cuerpo, con lo

cual la información del vector energético es dinámica en su localización y en su intensidad, es

decir, es real para la persona que genera la situación praxiomotriz. Si eso sucede así, esta

forma de encarar la cuestión debe ser desentrañada por la Praxiología motriz.

En las situaciones praxioambientales la incidencia recíproca entre la persona y el

medio físico es obligatoria: la energía corporal y la externa son mutuamente acopladas. Es

precisamente la percepción de tal ajuste la que el agente manipula en sus decisiones

praxiomotrices. La aportación energética del exterior a la corporalidad puede ser mínima

(carreras de atletismo en pista, alpinismo), puede ser intermedia (surf, parapente) o máxima

(puenting, rallies en automóvil).

La sensación de cansancio, la de tomar la “ruta” adecuada a favor o en contra del

impulso externo (corriente de aire, agua, viento o gravedad), la del roce y la fricción, la

equilibración, la de la temperatura del ambiente (agua, aire, terreno), la sensación de la fuerza

en la recuperación, envío, y sujeción de objetos, la percepción de la tensión muscular en

relación a aparatos y máquinas y al movimiento corporal en su manejo, etc. son una muestra

de la gran cantidad de datos de sentido que la persona gestiona en la emergencia de praxis

motrices.

En las situaciones praxiosociales el uso energético-material de los agentes se

modifica notablemente. No sólo es lo proveniente del propio cuerpo y de la relación persona-

medio físico. Ahora se añaden los datos provenientes de otras personas. La percepción de la

energía y del uso que de ella realizan los co-participantes, es tenida en cuenta por cada una de

las personas en interacción (participantes en la situación). Ya no son fuerzas o consumos

energéticos individuales, sino los compartidos: el peso de los pisos superiores sobre las

inferiores en un Castell, el empuje de la fila posterior de la melé y de la delantera del equipo

contrario, el empuje conjunto de lo remos en ocho con timonel, la fuerza del impacto de

parada en el tiro a puerta o en la recepción del remate o en la intercepción del pase, o en la

tracción del otro luchador, ... También lo no instrumental e indirecto es tenido en cuenta:

anotación del cansancio por el sudor o rubor facial de otro, o por la temperatura al contactar

con él, constatación de la cantidad de esfuerzo realizado por otro piragüista tras percibir la

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velocidad del ritmo de su palada, etc.

La toma de datos energéticos puede ser directa sobre los participantes (pruebas de

consumo máximo de oxígeno, de acidulemia, sport-téster, etc.) y los objetos (contadores de

vueltas, velocímetros...) o indirecta sobre ellos (digitalización, cámaras telemétricas).

Estudios exclusivos centrados en este tipo de datos no son el objeto de la Praxiología motriz;

en todo caso serán el motivo de un análisis compartido con otras disciplinas.

Lo que realmente parece interesar a un praxiólogo en este tema es el conjunto de

datos generados a partir de la interpretación de lo energético y material que los mismos

agentes u observadores externos efectúan (por ejemplo, otros agentes, o investigadores no

participantes) en la situación, para la producción de praxis motrices. A todas luces, el vector

energético como tal es insuficiente para explicar las praxis motrices. El paso metodológico

adecuado parece dirigirse hacia el descubrimiento de la gestión del vector informativo del

sistema praxiomotor.

9.2.3.- El vector informacional

La consideración de la situación praxiomotriz como sistema-información ha sido

privilegiada en la Praxiomotricidad situacional. Parlebas (1985a) señala que lo que determina

la situación son las especiales interacciones -relaciones- entre el agente y su medio, siendo

sus principales categorías el vector informativo y el de la comunicación con el otro. Respecto

del vector informativo, las dos sub-categorías destacables son (Lagardera, 1995a) la gestión-

interpretación de la información procedente del medio físico (o vector “incertidumbre”) y la

procedente del medio humano (o vector “interacción”, que es el de la comunicación con el

otro). Recordemos por el momento que Parlebas (1981) no considera destacable la categoría

de informaciones procedentes de la relación del agente con su propio medio corporal.

Veamos entonces qué papel juega el factor información dentro del sistema

praxiomotor, que es ese sistema que aborda un tipo especial de acciones-las praxis motrices-.

Desde una perspectiva sistémica de segundo orden (J. Ibáñez, 1994b: 111), “La palabra

información articula dos significados: informarse de (información) y dar forma

(neguentropía). Se extrae información mediante la observación (es una operación

semántica), y se inyecta neguentropía mediante la acción (es una operación pragmática)”. A.

Sanvisens (1984: 123) matiza que “La entropía de la información es negativa, porque implica

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un camino de ordenación partiendo del azar o de la elección”.

Las operaciones y acciones relacionadas con la información tienen como fin el revelar

una incertidumbre, en base a un conjunto de datos. Según el diccionario de la RAE, datos son

los “Antecedentes necesarios para llegar al conocimiento exacto de una cosa o para deducir

las consecuencias legítimas de un hecho”. Luego el conocimiento y/o la deducción de las

consecuencias de un hecho -toma de decisiones- implican varias condiciones en los datos que

se manipulan al efecto: que sean identificables (etiquetados conceptualmente), que sean en

número necesario, que estén estructurados en un orden determinado y asociados a un

contexto de relevancia.

Toda información, haciendo referencia a una incertidumbre, conlleva un

conocimiento, independientemente de si es o no cierto, y, en consecuencia, conocimiento

digno de ser tomado en consideración. Junto a la información se dan dos fenómenos:

- El de la codificación, basado en el hecho de que la información puede ser expresada

en diferentes formatos, cuyo sentido es comprensible para quien se maneja en ese

código.

- El de la comunicación, basado en el hecho de que una información expresada en un

código puede ser interpretada por otras personas distintas a las que produjeron la

información.

Tomando ambos fenómenos, P. Parlebas (1981: 220) define la <<situación motriz>>

como el “Conjunto de datos objetivos y subjetivos que caracterizan la acción motriz de una o

varias personas que, en un medio físico dado, realizan una tarea motriz”. En otras palabras,

si una parte del objeto de la Praxiología es la praxis motriz en su situación, parece claro que

efectivamente se privilegia la lógica interna centrada en el vector informativo. Los datos

objetivos, dice Parlebas (1981: 220), están asociados a la tarea, mientras que los subjetivos

remiten a la conducta motriz de cada participante. Por otro lado las situaciones, como

conjunto de datos codificados, pueden implicar o no comunicaciones específicas -

interacciones motrices esenciales-.

Siendo el punto de partida coherente con la teoría de la información, la Praxiología

motriz corre el mismo riesgo que aquella: restringir sus estudios a la forma y el proceso del

flujo informacional (el factor neguentrópico), dejando a un lado el factor semántico, el de la

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toma de sentido de los datos seleccionados. Del primer tipo de estudios se ocupan la

Cibernética, la Informática y la Ingeniería de las comunicaciones. Ejemplos de modelos

analizadores de tal factor en la Praxiomotricidad situacional son las redes de comunicaciones

motrices de los juegos deportivos y las redes de interacción de marca, ambos propuestos por

Parlebas (1986).

Este posicionamiento formalizador no exime de manifestar limitaciones y de recibir

algunas críticas. Para U. Eco (1990: 300) “El código al que se refiere el teórico de la

información es un sistema monoplano, y como tal puede definirse no como un código, sino

como un sistema, es decir, como un s-código”. Según este semiótico (1990: 301)

“También los sistemas que estudia la semántica estructural (tanto la

Lingüística como la Antropología estructural) son s-códigos. Se trata de

sistemas que asignan pertinencias a un espacio o universos de contenido”.

(316) “... son sistemas de unidades definibles por sus posiciones recíprocas, y

que ninguna de estas entidades está correlacionada con un contenido. En

virtud de esto último, ninguna de esas entidades puede utilizarse para

operaciones de referencia. En otras palabras, con un código -s-código-

pueden hacerse afirmaciones falsas sobre un estado del mundo”.

Es decir, en un sistema-código aislado las operaciones de significación no existen, de

modo que la interpretación sobre una realidad no nos asegura su veracidad. De la misma

opinión son Montes, S. y Pérez, R. (1978: 115), para quienes “Por ser extensión más que

reemplazamiento del punto de vista mecanicista y de la teoría de las máquinas, la teoría de

la información, tan desarrollada matemáticamente, resultó un chasco en psicología y

sociología”. Así, por ejemplo, la teoría de los juegos, conveniente para el mantenimiento de

los sistemas “racionales”, son, para estos autores, “... inadecuados para fenómenos de

cambio, diferenciación, evolución, neguentropía, producción de estados improbables,

creatividad, establecimiento de tensiones, autorrealización, emergencia, etc.”.

Al respecto constata S. Serrano (1993: 502) que

“Si la inteligencia artificial tiene interés en la modelización de la actividad

comunicativa, no hemos de dejar de reconocer que los datos sobre los que

trabaja se los han suministrado disciplinas científicas como la lingüística, la

psicología, la sociología, la antropología y la neurociencia”.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

15

De hecho, los sistemas sociales, basados en el flujo informacional, únicamente son

plausibles si están asociados a un contexto de referencia seleccionado que le otorga su

significado. Según Luhmann (Izuzquiza, 1990: 159), identificado cierto sistema,

“El entorno es, siempre, un horizonte de procesamiento de información para

el sistema. Dicho de otra manera, el entorno es el conjunto de posibilidades al

que puede acceder un sistema para efectuar, sobre el mismo, todo un conjunto

de selecciones que sean significativas. Un acceso que se realiza mediante el

<<sentido>>: el entorno será considerado por el sistema en tanto sea

considerado <<entorno significativo>>, en tanto sea adecuadamente captado

mediante lo que Luhmann denomina el <<sistema del sentido>>”.

La conclusión inmediata se dirige a destacar un aspecto particular del vector

informativo, y es el de la toma de sentido del sistema informacional, que se constituye en la

situación praxiomotriz.

9.2.4.- El aspecto interpretativo y el sentido de las praxis motrices

La perspectiva formalista desde una teoría de la información mecanicista se muestra

francamente limitada para dar explicaciones de los fenómenos conductuales y actanciales en

el seno de los sistemas sociales y culturales. Contra esta limitación la Praxiología motriz se

provee de algunos recursos, por ejemplo cuando se introducen los sistemas de roles-subroles

o se propone la perspectiva semiotriz.

En todo caso no debemos olvidar que las praxis motrices existen -son abordadas por

los praxiólogos- porque se logra encontrar un sentido a cierto tipo de producciones motrices

de las personas.

E. Laszlo (1988: 94) habla de los flujos que se descubren en la sociedad: personas,

información, energía y mercancías. Podemos pensar que si “mercancías” se corresponde

aproximadamente con lo material, se necesita incluir a las personas en un nuevo flujo,

diferente a las tres dimensiones clásicas de S. Serrano (1993) -materia, energía e

información-. Este flujo se distingue de los otros sistemas porque supera lo formal-

informacional; será el flujo de las significaciones, de las interpretaciones y del otorgamiento

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

16

de sentidos a la realidad, probablemente en una diferente concepción del clásico flujo

informativo.

La perspectiva informacional-interpretativa se dirige hacia una sistémica de segundo

orden para comprender fenómenos de la realidad, puesto que (J. Habermas, 1990: 21):

“Debe admitirse un acceso a los datos que capte comprensivamente el

sentido. A partir de aquí resulta la típica problemática de la mensurabilidad

de las ciencias sociales. En lugar de la observación controlada, que garantiza

el anonimato (intercambiabilidad) del sujeto que observa y, en esta medida, la

posibilidad de repetir la observación, entra en escena una relación de

participación del sujeto que comprende con respecto de un otro que está

enfrente de él (Alter ego).”

Según Luhmann (Izuzquiza, 1990: 255-258), los rasgos fundamentales del sentido

son:

1. El sentido es una forma de estructurar la complejidad y de hacerla accesible.

2.- Es también un horizonte de posibilidades que un sistema puede escoger. Esa es la fuente

de la inestabilidad del sistema.

3.- Debido a la autorreferencia del sistema, (Izuzquiza, 1990: 257) “... el sentido es creado

por el sistema mismo que determina para sí mismo un marco de posibilidades, realiza una

serie de acciones y establece ciertas formas de conexión”, de tal forma que “El sentido es

entendido como el núcleo mismo del modo de actuar”.

En resumen, según entiende Luhmann (Izuzquiza, 1990: 258)

“Al reflexionar sobre sí mismo de modo autorreferente, el sistema delimita su

campo de posibilidades, elige de un modo determinado y determina unas

formas de conexión que, una vez establecidas son condición para la

autorreproducción del sentido. El sentido es el mismo movimiento del sistema,

que se fundamenta a sí mismo”.

Por otro lado, (Izuzquiza, 1990: 260-263) las dimensiones del sentido, eso que

Luhmann refiere como las diferencias en la comprensión del sentido, evitando las

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

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tautologías y favoreciendo la observación, serían:

1. Dimensión objetiva (260) que “Supone una ordenación de los objetivos posibles de

intención o de comunicación y permite que esos objetos sean considerados como tales”.

2. Dimensión temporal. Es otra forma de ordenación de la experiencia que se centra en la

conjugación en el presente de la unidad de la perspectiva pasada y futura.

3. Dimensión social. Permite organizar la experiencia en términos de la doble contingencia -

Alter y Ego-, reduplicando las posibilidades de comprensión.

En definitiva, sea cual sea el procedimiento de abordaje de las interpretaciones, los

sentidos que los praxiólogos encuentran en las situaciones, o los que el agente(s) de la

situación encuentra(n), no será posible identificarlos en los vectores energético, material o

informacional (en sentido clásico de teoría “formal” de la información). Estos vectores

(modelos de “máquinas”, para P. Parlebas, 1981) pueden ser una de tantas condiciones,

aunque nunca serán suficientes para el reconocimiento de la lógica interna praxiomotriz: el

sentido es una interpretación del contenido estructurado que se plantea en la situación

generada por un agente.

En este lugar de nuestro discurrir epistemológico es cuando el concepto de

significación práxica (Castarlenas y otros, 1993a) o el de función praxiomotriz pueden ser

introducidos con total vigencia operativa. Es esta derivación hacia el contenido lo que

caracteriza esta versión metodológica y que se añade al proceder formalizador y cuantitativo

de la Praxiología motriz.

Es por ello, que el sentido interno de las situaciones praxiomotrices se encuentra, por

el momento y sin menoscabo de poder ser ampliadas, identificado con las siguientes seis

orientaciones metodológicas, a las que dedicaremos la totalidad del próximo apartado.

9.3.- ORIENTACIONES METODOLÓGICAS EN PRAXIOMOTRICIDAD

SITUACIONAL. EL ANÁLISIS DEL SENTIDO INTERNO

Las explicaciones del sentido de los sistemas de praxis motrices no pueden orientarse,

como en ninguna ciencia social, unívocamente. Como bien entienden Serrano Sánchez y

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

18

Navarro Adelantado (1995: 26) refiriéndose a un tipo concreto de situaciones praxiomotrices,

“La coherencia reclama que si expresa el carácter sistémico del juego deportivo, se tendrán

que desarrollar los subsistemas que le dan soporte para que ello permita explicarlo en su

totalidad y no de forma parcial”. El resultado previsible respecto de la gestión de los

conocimientos en el seno de la Praxiomotricidad situacional también lo apuntan estos autores

(1995: 27): “Podríamos decir que la praxiología está adquiriendo “apellidos

epistemológicos””.

Si la búsqueda del praxiólogo se dirige fundamentalmente hacia el descubrimiento del

sentido interno del sistema de las praxis motrices, tal se desentrañará en referencia a las

estructuras de condiciones y objetivos praxiomotores, particularizadas para las distintas

situaciones praxiomotrices seleccionadas. El problema reside en que como una acción es una

elaboración teórica (“acción” en J. Mosterín, 1987: 176), la praxis motriz debe plasmarse en

un “algo” analizable. Veremos a continuación las formas en las que se entiende la praxis

motriz en el planteamiento metodológico de su sentido exclusivo, con sus respectivos

“apellidos epistemológicos”. Provisionalmente encontramos seis formas de descubrir el

sentido interno de las praxis motrices:

1) Praxis motriz como comportamiento motor. Se atiende a sus manifestaciones observables

desde el exterior. Se refieren a las condiciones praxiomotrices, es decir al estado de las

condiciones del entorno praxiomotor definidas en la tarea. Desde este punto de vista “ético” -

étic, por oposición a émic-, estaremos haciendo una Praxética motriz.

2) Praxis motriz como interacción. Si la situación es praxiosocial, donde la relación entre los

participantes es obligatoria para el cumplimiento de los objetivos de la tarea, entonces el

sentido interno del estado dinamizado del entorno praxiomotor es entendido como

comunicación. Una investigación de este tipo será una Co-motricidad.

3) Praxis motriz como entorno praxiomotor. En una <<ecopraxis motriz>> el sentido interno

descubre el estado global dinamizado del entorno praxiomotor, sea cual sea su vertiente,

comportamental o subjetiva (la interpretación que el propio agente efectúa en base a las

condiciones praxiomotrices). Será una investigación perteneciente a una Praxiomotricidad

ecológica.

4) Praxis motriz como objetivo praxiomotor -cabría denominarla <<teleopraxis motriz>>-. El

sentido de las praxis se comprende según los proyectos o intenciones que desea alcanzar el

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

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participante en la búsqueda de los objetivos motores finales. Un estudio centrado en este

aspecto pertenece a la Teleomotricidad.

5) Praxis motriz como rol o papel a desempeñar -<<rol praxiomotor>>-. El actor desarrolla

sus funciones, no siempre asignadas o previstas, en una situación. El problema de

comprender el sentido interno según roles es definir qué se entiende por funciones a realizar.

Será una Praxiomotricidad funcional (junto a la Co-motricidad, el campo de estudio

resultante será una Sociomotricidad).

6) Praxis motriz como signo. También denominado <<praxema motor>>, el sentido se

encuentra en la asociación entre un significante (lo perceptible para el agente que elabora la

significación como plano de la expresión), y un significado (el aspecto cognitivo asociado a

ese significante -proyecto, intención, meta...-, o plano del contenido). Una comprensión del

signo praxiomotor concierne a una Semiotricidad de la situación, es decir, a una Praxémica

motriz (“émica” o perspectiva interna, por oposición a la perspectiva “ética” o manifiesta). En

última instancia defenderemos que un estudio praxiomotor situacional “completo”, con

complementación de perspectivas, se reduce a un análisis praxemiotor.

P. Parlebas (1981: 2) resume las perspectivas en el estudio de la praxis motriz en tres:

acción-fenómeno o comportamiento motor, acción-subjetividad o conducta motriz y acción-

significación que reúne las dos anteriores (rol sociomotor, estrategia motriz, praxema). Sin

embargo, considerados incluso los mismos elementos del sistema, según las seis perspectivas

que por el momento descubrimos, cada forma de entender el sistema es un “subsis-tema” de

análisis con una orientación metodológica particular. En absoluto se descarta la posibilidad

de encontrar nuevas formas de sentido en el seno de la Praxiomotricidad situacional.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

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Gráfico 21.- Praxis motriz y toma de sentido como unidad metodológica.

Gráfico 22.- Orientaciones metodológicas en el estudio de las situaciones

praxiomotrices.

Objetivo

Rol Signo

PRAXIS MOTRIZ

(Unidad metodológica)

Comportamiento Interacción

Entorno

Praxética motriz Co-motricidad

Teleomotricidad

PRAXIOMOTRICIDAD

SITUACIONAL

Praxiomotricidad

ecológica Praxiomotricidad

funcional

Praxémica motriz

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

21

9.3.1.- Praxis motriz: comportamiento. Praxética Motriz

La denominada perspectiva “objetiva” (P. Parlebas, 1981) cuando la unidad de

investigación atiende al comportamiento motor, referida al estado del entorno praxiomotor,

es la opción metodológica más extendida en Praxiología motriz. La característica principal de

esos estudios es que están centrados en la enumeración de lo externamente observable para el

investigador durante el desarrollo de secuencias motrices. Puesto que alude exclusivamente a

lo manifiesto, es decir, a lo “ético” (por oposición a lo “émico” u oculto), tal perspectiva

praxiomotriz será una PRAXÉTICA MOTRIZ.

Recordemos que para J. Mosterín (1987: 176) la acción es una construcción teórica

“... que nos permite mejor comprender y explicar la conducta observable. Pero lo observado

en la conducta es el hecho espacio-temporal, no la intención”, la cual es inobservable, tal

como lo es la totalidad de la acción. Una praxis motriz es una entidad global, una de cuyas

vertientes es lo observable. Por ello, el mayor de los inconvenientes de los análisis puramente

comportamentales es que no consideran lo no observable: percepciones del propio agente

motor, sus interpretaciones, sus proyectos y metas, todos ellos aspectos esenciales en el

desarrollo de las situaciones praxiomotrices.

Pero a interpretaciones, percepciones, intenciones, metas o proyectos diferentes, dado

un mismo comportamiento motor, resultan praxis motrices diferentes. Si de una misma

secuencia externamente observable pueden resultar praxis motrices diferentes, entonces el

estudio praxético no recoge la comprensión de una parte importante del sistema praxiomotor.

Por otro lado, en ciertas situaciones praxiocorporales de puro estatismo, por ejemplo estar

tendido haciendo actividades de relajación, lo comportamental evidentemente no me da una

información suficiente sobre el hecho praxiomotor.

No obstante, este enfoque “ético” presenta ciertas ventajas, como el ser adecuado para

iniciar estudios hasta el momento no abordados, y para acercarse a la metodología científica

“dominante” en ciencias sociales, que es la heredada de las ciencias naturales-. Para J. Ibáñez

(1994b: 34) en el desentramado de la lógica interna

“Podemos considerar tres niveles: elementos, relaciones entre elementos

(estructura), relaciones entre estructuras -relaciones entre relaciones-

(sistema). El enfoque étic se mantiene al nivel de los elementos, el enfoque

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

22

émic se eleva al nivel de las estructuras. Cuando nos enfrentamos con un

sistema desconocido..., no tenemos más remedio que iniciar la investigación

desde el enfoque étic (y someter perpetuamente a crítica, desde este enfoque,

los supuestos descubrimientos émic)”.

Por su parte, para P. Ricoeur (1982) el objeto de una ciencia social puede traducirse,

que no sustituirse, como si se tratara de uno natural. El caso es también aplicable a la praxis

motriz en la situación praxiomotriz (P. Ricoeur, 1982: 204):

“Es a costa de una conversión metodológica como el fenómeno social puede

estar alineado sobre el fenómeno natural. Entonces se dirá de él,..., que a)

constituye un orden de fenómenos no reducible a otros; b) es esencialmente

observable en el sentido del empirismo lógico; c) se presta a un

comportamiento científico tan axiológicamente neutro que no le permite la

crítica interna de los prejuicios ideológicos; d) en fin, responde de la única

racionalidad, la que está en acción en todas las ciencias”.

En los primeros momentos de la construcción de una ciencia social sí podría

justificarse, como medio, el abordar el objeto de estudio disciplinar siguiendo la corriente

dominante en la gran comunidad científica. Con esta forma de actuar, que tiene una

justificación externa a la propia actividad investigadora, se puede ganar un reconocimiento,

hacerse un hueco entre el conjunto de áreas científicas, en suma, ser tratados como

“auténticos” investigadores.

En esta misma situación se encontraron la psicología inicial, que era una psico-

fisiología, o la psicología conductista, o la sociología positivista. Posteriormente, los métodos

de estas ciencias avanzaron, superando los propios de las ciencias naturales, pero, entonces,

ya sin perder el estatuto de “ciencia”, que fue alcanzado con tanto esfuerzo personal y

sacrificio epistemológico (asumir un objeto de estudio provisionalmente “capado”). Pero si

este proyecto de disciplina científica que es la Praxiología motriz no explica el objeto que ella

misa ha instaurado, entonces el medio no es el adecuado, puesto que el fin no se cumple. En

conclusión, los estudios centrados en lo comportamental de las praxis motrices en su

situación sólo deberían ocupar un estadio transitorio del proceder metodológico.

Podríamos preguntarnos si, a pesar de todo, desde una orientación comportamental no

se puede encontrar alguna forma del sentido de las praxis motrices. Para G. Robles (1984) el

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

23

significado de una secuencia motriz observada como espectador se restringe precisamente a

ese movimiento. Según G. Robles (1984: 78) “Llamaremos unidad del movimiento físico al

movimiento que, al ser observado, cobre una significación unitaria como tal movimiento. Por

ejemplo, y para entendernos, en el andar la unidad de movimiento sería un paso”, es decir,

“... la unidad dotada de sentido para el observador es el paso”; este autor la denomina

<<acto>>.

Traducido a una terminología praxiomotriz, lo observable externamente -perspectiva

comportamental- puede darnos información a los no participantes en la situación

praxiomotriz sobre:

- Un aspecto de las condiciones praxiomotrices, las referidas al estado espacial,

temporal y gestual registrables externamente. Dadas las condiciones motrices internas

de la tarea, el investigador no participante puede anotar la dinamización de esas

condiciones, exactamente, dónde se ubican las personas o los móviles, animales y

máquinas por ellos manejados, y sus posturas y movimientos, y sus frecuencias. El

investigador externo puede incluso determinar con tecnología más sofisticada, la

velocidad, la intensidad y la cantidad en esos aspectos espaciales y temporales

tratados como magnitudes. Con tales registros se puede deducir incluso la

interrelación entre co-participantes: transmisión de móviles, contactos, distancias y

sincronizaciones mutuas, etc. Las magnitudes espaciales, temporales y gestuales

pueden generar entonces otro factor cuantificable que sería lo comunicativo, pero

restringido claro está, a las (Parlebas, 1981) “interacciones motrices esenciales y

directas”.

Por otro lado, tomando situaciones competitivas, donde la comparación es

condición extrasituacional necesaria, todo lo observable externamente en la propia

situación es interpretable como adecuado o no a las reglas de la competición. En tal

caso, lo espacial, temporal, gestual y relacional explican algo del factor (también

susceptible de ser cuantificado) “equilibración”, por ejemplo, el tipo y número de

acciones que implican faltas o compensaciones, el tipo y frecuencia de acciones que

dan lugar a detenciones momentáneas de la situación, a la entrada y salida de

jugadores o al logro de ventajas en la competición -puntos a favor, sanciones al

contrario-, entre otras circunstancias.

En el análisis de lo situacional, la equilibración aparece bajo el término

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

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“reglamento” en la propuesta de Hernández Moreno (1994a) y por los que siguen el

modelo metodológico de este investigador. El juego deportivo, como situación motriz

reglada y competitiva, y especialmente el deporte, es propenso al registro de datos

comportamentales. Es por ello que la mayor parte de los estudios en Praxiomotricidad

situacional atienden a una Praxética motriz deportiva. Podemos repasar al respecto las

investigaciones de Parlebas y sus propuestas (1982, 1985a, 1986, 1987 y 1988a) y de

Hernández Moreno (1987, 1988a y b, 1994a y b, y 1996b).

Como ejemplos del mismo tipo encontramos otras investigaciones en Aguado

(1991), Lloret (1994a), Amador (1994a), Mahlo (1985), Antón (1992 y 1994),

Navarro Adelantado (1995a), Ruiz Llamas (1996), Reboredo (1994), Castarlenas

(1994), Segura i Rius y otros (1994), Álamo Mendoza (1996). Sobre propuestas

metodológicas en esta línea nos podemos remitir también a Dufour (1990),

Grosgeorge (1990), Riera y Aguado (1989), Riera (1989 y 1995b), Busca y otros

(1994), Lasierra (1994) y Rodríguez Ribas (1994a y b).

- Un aspecto de las objetivos praxiomotores, aquellos que coinciden exactamente con

los objetivos motores internos, o sea, con los objetivos motores finales propuestos en

la tarea praxiomotriz. Propuestas en este sentido son los análisis basados en las

“interacciones de marca” de P. Parlebas (1981) para los juegos deportivos

sociomotrices, o la frecuencia de acciones que implican puntuación reglamentaria de

Hernández Moreno (1987 y 1994a) para los deportes sociomotores. En idéntica

orientación a Hernández Moreno podemos consultar, entre otros, algunos apartados de

los estudios de Lloret (1994), Amador (1994) o Ruiz Llamas (1996).

Tanto Lagardera (1995a) como Serrano Sánchez y Navarro Adelantado (1995)

indican que, como toda ciencia, la Praxiología motriz, en el intento de descubrir la lógica

interna de las situaciones praxiomotrices debería aspirar a superar el nivel descriptivo en el

que se encuentra, procurando acercarse a niveles explicativos y predictivos. Respecto de los

procedimientos metodológicos para lograrlo, estos autores no encuentran un acuerdo.

Para B. F. Skinner (1975: 21)

“El descubrimiento de principios de organización en la estructura del

comportamiento -tales como los <<universales>> de las culturas, o los

lenguajes, los patrones arquetípicos de la literatura, o los tipos psicológicos-

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

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pueden hacer posible la predicción de casos de comportamiento que no han

ocurrido antes”.

Las modelizaciones -“universales” en P. Parlebas- desde las condiciones del entorno

fijadas de la tarea, las mismas que se reproducen en la situación praxiomotriz, pueden mostrar

cierto poder predictivo. Los análisis hipotético-deductivos, con diseños correlacionales o

experimental-causalistas tienen plena vigencia en el seno de la orientación comportamental.

Pero se ha de insistir en que estos diseños únicamente se atienen a una de las varias

facetas posibles de las praxis motrices. En otras palabras, si bien la referencia a lo

comportamental es necesaria en diversas situaciones-sistemas, la causalidad en los objetos de

estudio sociales es ficticia, es decir, se toma en cuenta “como si...”, y en absoluto se refiere a

un “tal como es” definitivo: con unos comportamientos motores sólo se podrían explicar,

y a veces predecir, otros comportamientos, pero nunca la globalidad de la praxis motriz.

Siguiendo a J. Habermas (1989b: 258), aquellas categorías tomadas por el análisis

comportamental (cantidad, espacio, tiempo, sustancia)

“....circunscriben el ámbito dentro del cual pueden generarse

operacionalmente objetos abstractos. Sólo cuando a estas categorías se añade

la de la causalidad, pueden extenderse las operaciones al ámbito al que

habitualmente llamamos realidad: a los objetos de la experiencia sensorial o

comunicativa posible, es decir, a algo en el mundo objetivo....”.

Se podría, por ejemplo, llegar a correlacionar positivamente una mayor fluidez en la

circulación del balón y jugadores en cierto sector del campo de baloncesto en cierto intervalo

de tiempo (lo denominaríamos un “mayor ritmo del juego”?), con un rápido desplazamiento

con balón en superioridad numérica y en dirección a la canasta contraria (un “contraataque”).

Puede que hasta se llegara demostrar que la causa de un gran porcentaje de contraataques en

el baloncesto sea el incremento del ritmo de juego.

Aunque fuesen ciertas ambas explicaciones estrictamente comportamentales, todavía

no se podría demostrar la causa de la decisión de incrementar el ritmo de juego, o la decisión

de contraatacar, que son factores subjetivos y que marcan poderosamente el carácter de las

situaciones praxiomotrices y la generación de praxis motrices. Esta constatación es la

sustentada por G. Sartori (1994: 41): “En las ciencias sociales, siempre he sostenido, no es

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

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válida la determinación causal, sino la indeterminación causal. Aquí también se dan causas;

pero causas cuyos efectos no son <<necesarios>> como lo son en las leyes naturales”.

En este punto volvemos al principio. Las operaciones enumeradas, lógicas,

instrumentales, comunicativas, mediciones de espacios, tiempos y otras variables físicas

(Habermas, 1989b: 257) “... tienen que ser co-ejecutadas en acciones porque fijan la

estructura del mundo objetivo en el que los agentes intervienen instrumentalmente, y la

estructura del mundo social en que pueden actuar unos con otros”. En Praxiomotricidad

situacional, el submundo objetivo o manifiesto -subsistema comportamental- se restringe a un

aspecto del conjunto de las situaciones praxioambientales y praxiosociales, sin embargo

apenas es relevante para lo praxiocorporal y no ha lugar en lo subjetivo.

Con una Praxética motriz el sentido de las praxis motrices es todavía pobre, y además

no llega a abarcar la totalidad del campo de estudio de la Praxiología motriz centrada en las

situaciones.

9.3.2.- Praxis motriz: interacción. Co-Motricidad

El punto de vista relacional, el centrado en la explicación de las situaciones

praxiosociales, ha sido, por bastante tiempo y desde sus inicios, privilegiado por la

Praxiología motriz. Sus más destacados investigadores y metodólogos han investigado

empíricamente algunos de tales sistemas: juegos deportivos colectivos, deportes de equipo y

deportes de lucha, baloncesto, tenis, wáter-polo, voleibol, Lucha canaria, Pelota valenciana...

La explicación de este fenómeno es consecuencia de la ideología praxiomotriz asumida por la

Praxilogía motriz cuando propone un original objeto de estudio.

Veíamos algunos apartados atrás que el “paradigma” (<<Paradigma>> en el sentido

de “ejemplar”, según T. S Kuhn, 1971) de la vertiente interpretativa en el flujo informacional,

era aquel conjunto de situaciones denominado “deportes colectivos”. Tal confirmación está

plasmado en el cuadro de la p. 252, en Parlebas (1981). El reto metodológico es importante,

por cuanto los fundamentos conceptuales deberán estar perfectamente clarificados con

anterioridad a la presentación de una diferente visión de las prácticas físicas dominantes en

nuestra sociedad.

La construcción de situaciones praxiosociales es consecuencia de un rasgo

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

27

identificador de la tarea praxiomotriz: es condición necesaria la interactuación entre varias

personas en vistas a la consecución de algún objetivo motor. Cuando varias personas deciden

relacionarse (asumiendo conjunta y simultáneamente las condiciones y objetivos de la tarea),

emergen sociopraxis motrices. En toda función praxiomotriz de las situaciones

praxiosociales se pretende una expresa selección de interacciones, es decir (J. Corraze, 1986:

26) “Existe por tanto una especialización de ciertos comportamientos con vistas a la

comunicación”. El subcampo de estudio que analiza los subsistemas praxiosociales será una

CO-MOTRICIDAD (ver el concepto <<co-motricidad>> en P. Parlebas, 1981).

Ciertas investigaciones, como el descubrimiento de estructuras que son las redes de

comunicaciones motrices, las interacciones de marca o los roles sociomotores (Parlebas,

1986, 1988a), atienden al aspecto relacional que se deduce del análisis del estado estático que

es la tarea o el estatuto praxiomotor.

El fenómeno de la sociopraxis motriz conlleva dos cuestiones: por una parte hay un

intercambio de algo entre personas, pero además hay una mutua influencia en base a tal

intercambio. M. L. Knapp (1982: 96) expresa que

“Si sabemos que la disposición de ciertos objetos en nuestro medio puede

contribuir a la estructura de comunicación que tiene lugar en ese medio, no es

de sorprender que a menudo tratemos de manipular los objetos a fin de

conseguir cierto tipo de respuestas”.

En suma, las personas se relacionan de forma interactiva porque “toman algo” de

otros y eso es utilizado. Eso es lo que P. Parlebas (1981) quiere expresar con los conceptos

“interacción motriz” e “interacción motriz esencial” (ver también la p. 239 de los

“universales” en Parlebas, 1981). Ese algo puede ser material y tangible (objetos, contactos),

es decir, “instrumental”, como diría P. Parlebas (1981), o inmaterial (información,

interpretaciones). Esos dos aspectos merecen ser tomados en consideración en las

investigaciones praxiomotrices.

La información entendida desde su significación -punto de vista “praxemiotriz”-

puede implicar en numerosas ocasiones y circunstancias una interacción entre personas, que

no siempre tiene que ser visible desde el exterior, siendo este último caso el de los

comportamientos motores denominados (P. Parlebas, 1981) <<interacciones motrices

directas>>. Para Parlebas (1981: 102) estas especiales interacciones suceden cuando “Desde

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

28

el cumplimiento de una tarea motriz, el comportamiento motor de un individuo influye de

manera observable en el comportamiento motor de uno o varios sujetos”, y además (104) es

externamente observable. Por tanto, la situación praxiosocial es condición suficiente para una

<<comunicación praxiomotriz>>.

Tal como afirman M. D. Scott y W. G. Powers (1983: 49) en una teoría de la

comunicación “Algunos llegarían hasta decir que, de hecho, la comunicación sólo se produce

cuando una persona intencionadamente implica a otra con el fin de obtener una respuesta

específica y predeterminada”, cuando en realidad (49) “Todo lo que está directa o

indirectamente asociado con nosotros puede tener significado en la mente de otra persona,

pero esto no debe llevarnos a dejar de comunicar”.

Si bien está claro que la coincidencia espacial y temporal de más de una persona

supone una irremediable comunicación, que no es necesariamente observable, la distancia

espacial y temporal no tiene por qué no implicar una comunicación; eso sucede en espacios y

tiempos concurrentes (Lasierra, 1993). El problema será el de una identificación de las

circunstancias del contexto de la información significante y la consiguiente acotación, que en

el caso de las situaciones praxiomotrices están en función de la tarea definida.

Siguiendo este mismo razonamiento, Ellis, R. y McClintock, A. (1993: 74) añaden

otras características al fenómeno comunicativo:

“Aunque la comunicación puede considerarse como un proceso deliberado

que implica emitir y recibir mensajes, hay veces en que la comunicación se

produce sin un intento consciente deliberado. Gran parte de la comunicación

humana implica un proceso de interpretación e investigación del significado

de la conducta y del habla”. (124) “En consecuencia, la comunicación se

considera como un proceso de negociación en el que cada persona implicada

que envía o recibe un mensaje busca un terreno común en el que puedan llegar

a un acuerdo. Las experiencias compartidas, una cultura común, el uso de

signos lingüísticos y claves comunes ayudarán en la búsqueda de un

significado consensuado que sirva como vehículo para intercambiar ideas y

formalizar relaciones”.

A las características de ser una producción y una interpretación, de ser inevitable y

compartida (mutuamente influyente), al proceso de comunicación praxiomotriz se añaden

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

29

otras características como las de la selección, observación y comprensión.

Según N. Luhmann (Izuzquiza, I., 1990) son varios los aspectos a seleccionar: a) la

selección de un contenido informativo; b) la selección que supone hacer partícipe o informar

de ese contenido; c) la selección que supone aceptar o no el contenido comunicado; (206)

“Así, lo que se comunica es elegido y, por ello, es compartido y, en su caso, comprendido”.

En resumen, los elementos de toda comunicación praxiomotriz, que se corresponden

con cada una de las tres selecciones en una situación praxiosocial son, respectivamente: la

información, el mensaje y la expectativa de éxito y comprensión.

El motivo de la reseña de estas características del fenómeno comunicativo en una

comunicación praxiomotriz desde una significación -“Praxémica motriz”- reside en buscar la

consonancia con la nueva concepción construccionista y autoreflexiva (en una cibernética de

segundo orden), cuya noción clave es la “autoobservación”.

Siguiendo con las argumentaciones de N. Luhmann (Izuzquiza, I., 1990) la selección

como proceso comunicativo supone no centrarse en la transmisión como fenómeno, puesto

que no es necesariamente inherente a la comunicación. Defendiendo una tesis cercana al

construccionismo radical, concluye que (208) “El proceso comunicativo se incluye siempre a

sí mismo, aunque apunta a algo distinto y diferente de sí mismo -bien sean los elementos que

participan en la comunicación, los contenidos, las selecciones, etc.-”, resultando que la

observación se convierte en el principal elemento comunicativo, hasta el punto que (208) “El

sistema social se observa a sí mismo y observa a otros sistemas mediante la comunicación”,

circunstancia totalmente aplicable a las situaciones praxiosociales.

Montes, S. y Pérez, R. (1978: 115) señalan las condiciones de un modelo de

comunicación, el cual debe abarcar: a toda la materia comunicativa, a todo el orden de

elementos y relaciones estructurales del código, a las explicaciones entre materia, orden y

contenido, y a las explicaciones de la función semántica y su nivel de referencia a la realidad.

Destacan que un modelo no es un simple diagrama, aunque pueda representarse como

tal. Por último, indican tres condiciones más de los modelos comunicativos: debe ser

completo (por cuanto describe las reglas de la infraestructura, estructura funcional y

supraestructura intencional), debe ser válido lógicamente (demostrado según las leyes que

rigen el proceso representado por el modelo) y debe ser contrastado con la realidad.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

30

U. Eco (1976: 252) propone un modelo de comunicación en interacción, cuya

representación topográfica es como sigue:

Gráfico 23. Modelo de comunicación (en interacción recíproca) de U. Eco (1976:

252).

En la sociopraxis motriz se encuentra la esencia de la comunicación praxiomotriz,

pero esta no tiene por qué estar prevista. Las situaciones praxiosociales no son

necesariamente estatutarias, pueden ser improvisadas. Para U. Bronfenbrenner (1987: 77),

hablando de estructuras interpersonales, que se establece una relación cuando una persona

presta atención a las actividades de otra, o participa en ellas: “La presencia de una relación

en ambas direcciones cumple la condición mínima y definitoria de una díada...”. Constata

este autor que hay varias formas funcionales diferentes que la díada puede adoptar, entre las

que se destacan (77-79):

1.- Una díada de observación. Uno de los miembros presta atención, de forma estrecha

y duradera, a la actividad del otro, el cual, a su vez, reconoce el interés que le muestra.

Emisor-----Mensaje-----Canal-----Mensaje--------Destinatario---------Texto

Codificado como fuente interpretado

de información (Contenido)

(Expresión)

Códigos--------------------------------(Cont.)-----------------------------Códigos

Subcódigos (circ.) Subcódigos

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

31

2.- Una díada de actividad conjunta, en la que ambos se perciben a sí mismos como

realizando algo juntos, que no significa que hagan lo mismo.

U. Bronfenbrenner (1987: 80) hipotetiza que

“Cuando una persona comienza a prestar atención a las actividades de otra, y

viceversa, es más probable que lleguen a participar conjuntamente en esas

actividades. Por lo tanto, las díadas de observación tienden a convertirse en

díadas de actividad conjunta”.

Lagardera (1995a) insiste en la necesidad de utilizar procedimientos fenomenológicos

para desentrañar estatutos perdidos o situaciones no estatutarizadas. Los sistemas

praxiosociales no escapan a esta opción.

Refiriéndonos al contenido de la comunicación praxiomotriz, según T. Parsons

(Abercrombie y otros, 1986: 179) en la interacción social “... los actores tienen que tomar

nota de las acciones, deseos, y objetivos de otros, tiene que ser el centro de la

investigación...”. M. E. Shaw (1986: 24) concreta más, indicando que la interacción es en

realidad una forma de interdependencia, y que puede asumir muchas formas: verbal, física,

emocional, etc.

Desde una exclusividad disciplinar (intradisciplinar, en una Praxiomotricidad

situacional) nos interesa analizar el conjunto de datos necesarios pero suficientes que son

consecuencia de la tarea praxiomotriz asumida por los co-agentes. De acuerdo con este

criterio, reseñemos que lo verbal y los gestos-emblema (“gestemas” en Parlebas, 1981)

influyen y son “cercanos” a la situación, pero pertenecen al contexto praxiomotor

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

32

“extrasituacional”. De igual modo, las acciones con objetivos no motores, los deseos y

emociones pertenecen al contexto. Parlebas (1981) distingue entre una interacción

instrumental -“interacción motriz esencial y directa”: transmitir móviles, contactar- y otra que

no lo es o resulta a consecuencia de ella -“interacción motriz esencial e indirecta”-.

En definitiva, el sentido de las praxis motrices en situaciones praxiosociales desde la

Co-motricidad, proviene, entonces, desde una perspectiva comportamental (desplazarse,

movilizar segmentos corporales, ocupar un espacio, conducir un objeto) y, por otro lado,

desde una perspectiva no manifiesta y subjetiva (la percepción de tales comportamientos, la

asignación de intenciones al otro, la gestación de proyectos motores en forma de objetivos

motores parciales en relación a estados modificados del entorno, etc.).

De este modo (Schilder, 1983: 189), “... un cuerpo en acción estará expresando o

haciendo algo”; “Así como se ve y comprende el cuerpo de otra persona, se comprende de

inmediato la acción de esta persona expresada en movimiento”. Lo praxiosocial-

comportamental es válido tanto para un espectador no participante (por ejemplo, un

investigador) como para los co-participantes, pero nada nos asegura que la percepción sobre

la secuencia motriz sea semejante para un agente y para el investigador.

Otra cuestión a considerar en los estudios desde una Co-motricidad se refieren al

alcance dinamizado de las “condiciones motrices internas”. La particularidad de que los

límites del entorno praxiomotor se amplíen hasta el medio humano ya implica necesariamente

trascender y considerar en las investigaciones el sub-entorno corporal y el ambiental (físico).

Ello se comprueba cuando es patente que en los sistemas praxiosociales siguen

permaneciendo aspectos no compartidos: lo limitado a lo corporal (sensación de agotamiento,

profundidad de los jadeos respiratorios) y parte de lo limitado a lo ambiental (por ejemplo,

sensación de tensión muscular en la recepción de un móvil). Podría plantearse si, a pesar de

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

33

analizarse las situaciones praxiosociales, estos datos no deben ser gestionados también por

una Co-motricidad.

Actuar juntos (oponiéndose, cooperando o en colaboración-oposición) implica ser

cómplices de lo que se construye con-juntamente. Perseguir objetivos motores comunes

(solidariamente o en rivalidad) induce a compartir: en algo estarán de acuerdo los co-

participantes rivales por muchas zancadillas que se pongan; por ejemplo, en que las

zancadillas pretenden evitar que los otros logren el objetivo motor (haciéndolos caer al suelo).

En el seno del sistema de las sociopraxis motrices surge un código de comunicación

praxiomotriz que es compartido irremediablemente por los agentes. Tomar esto en cuenta en

las investigaciones nos remitiría nuevamente hacia la perspectiva semiotriz, o más

concretamente (restringido a lo situacional) hacia una “Praxémica motriz”.

En definitiva, la perspectiva relacional (interaccional) en el estudio de las situaciones

praxiosociales en Praxiología motriz se está resolviendo en la actualidad y provisionalmente,

desde una socio-praxética motriz, por cuanto los investigadores se centran en el aspecto

comportamental que presenta la comunicación praxiomotriz. Al respecto, ver, por ejemplo,

las investigaciones y metodologías empleadas por Hernández Moreno (1987), Lloret (1994),

Amador (1994), Navarro Adelantado (1995) o Ruiz Llamas (1996). Otro aspecto no abordado

pero necesario, es el que analiza la comunicación praxiomotriz como una estructura de signos

praxiomotores en forma de código. Para su investigación habrá que esperar al desarrollo

metodológico y operativo de una Sociopraxémica motriz, es decir, de una orientación

semiotriz específica para el estudio de las situaciones praxiosociales.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

34

9.3.3.- Praxis motriz: entorno. Praxiomotricidad ecológica

Una praxis motriz se interpreta analizando los componentes espaciales, temporales,

gestuales y relacionales que la componen cuando surge en su situación. El sentido de la praxis

motriz abarca la comprensión del entorno en donde se desarrolla. Esta perspectiva

metodológica definirá una PRAXIOMOTRICIDAD ECOLÓGICA.

Es más amplia que la Praxética motriz, puesto que la abarca, y que parte de la

totalidad de los aspectos de las condiciones praxiomotrices. La praxis motriz es entonces una

ecopraxis motriz. Atiende a las condiciones del entorno praxiomotor, al lado estático -tarea-

y al dinámico, que es la situación praxiomotriz. Incluye al aspecto manifiesto o

comportamental, pero también al oculto y subjetivo para el agente (perceptivo-interpretativo-

planificador).

Algunas consecuencias directas del concepto <<condición praxiomotriz>> para las

investigaciones en Praxiología motriz serán las siguientes:

- Los rasgos pertinentes, características distintivas de las situaciones praxiomotrices,

son el primer paso en el estudio de la situación. Estas se refieren a las condiciones de

la tarea. Es decir, los rasgos pertinentes no son sino las condiciones motrices internas

previstas en la tarea praxiomotriz. Así se desprende, tal como son enumerados por

Parlebas (1981 y 1988a). Por tanto, el segundo paso es dirigirse a la propia situación, a

la que incluye las producciones de los propios participantes, pero restringiéndose a lo

que la tarea praxiomotriz posibilita exclusivamente en la realización de objetivos

motores.

- No todos los jugadores o participantes en la situación perciben-interpretan como

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

35

idéntico el contenido del estado del entorno. En consecuencia, tampoco realizan

(motrizmente), de igual forma. Esos aspectos diferenciales hay que hacerlos constatar,

puesto que explican la diversidad de situaciones resultantes ante una misma tarea

praxiomotriz realizada en distintas ocasiones.

- Las representaciones subjetivas, normalmente inconscientes, son tan determinantes

en la situación como lo percibido externamente por otros co-participantes o por

personas ajenas a la situación praxiomotriz -comportamiento motor-. Habrá que

arbitrar procedimientos de instrumentación para poder analizar las relaciones entre

ambos aspectos.

Es precisamente este último punto, el de la externalización del aspecto subjetivo del

entorno situacional, el que no encuentra respuesta metodológica adecuada. No se disponen

técnicas de investigación adecuadas para poder registrar con fiabilidad qué indicios son los

escogidos por el participante en la situación. A posteriori (en entrevistas) el participante no

sabe o no acierta a dar con la información precisa que en el momento de la situación utilizó.

Un intento metodológico al respecto aparece como la “decision-making” de Alain y Sarrazin

(1990) o el “acto táctico” de Mahlo (1985), puesto que expresamente se está investigando

atendiendo a ese particular: el investigador dirige selectivamente la atención del participante

hacia la rememoración de los indicios del entorno.

Aún en una observación participante, en ciertos casos los indicios son tan

tremendamente rápidos (décimas de segundo) que no son plenamente conscientes; la

interpretación está con frecuencia automatizada (por ejemplo, en deportes de equipo o

combate). El investigador inmerso en la situación tampoco puede registrar todos los indicios

utilizados en la secuencia motriz. Si no todos, puede que se acuerde de algunos.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

36

Es quizá ésta, la de la observación participante, una vía provisional, aunque

incompleta y con deficiencias, para el estudio del contenido percibido por el agente. La

observación participante es especialmente adecuada en situaciones miotrices o en situaciones

praxiocorporales, y, en general, en aquellas en las que la adquisición de indicios es lenta.

El operativo instrumental de análisis y representación topográfica del sistema de

condiciones praxiomotrices, lo denominaremos configuración praxiomotriz. Su deducción

será factible a partir de la formalización (en forma de árbol, de mapa conceptual, de grafos...)

del conjunto de categorías deducidas a partir de los indicadores y rasgos pertinentes

encontrados en la descripción-interpretación del entorno praxiomotor de cada situación

(según criterios espaciales, temporales, gestuales, relacionales -cuando hayan co-

participantes- y equilibradores -cuando haya competición-).

9.3.4.- Praxis motriz: objetivo. Teleomotricidad

Según J. Mosterín (1987: 176) “La descripción de una conducta en términos de

acciones constituye ya una interpretación de esa conducta”, conducta entendida como hecho

espacio-temporal observable. De acuerdo con ello, “... según las diversas hipótesis que

hagamos acerca de las intenciones del agente, describiremos su conducta en términos de

acciones de un modo distinto, aunque se trate siempre de la misma conducta observada”. A

partir de estas afirmaciones concluye Mosterín en que “Toda acción es intencional. Si no hay

intención no hay acción, aunque haya movimientos observables”.

Siguiendo a Sánchez Vázquez (1973: 156)

“Toda acción verdaderamente humana exige la conciencia de un fin, el cual se

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

37

supedita al curso de la actividad misma”. “El fin prefigura idealmente lo que

aún no se logra alcanzar”. “No se trata de la actividad de una conciencia

pura, sino de la conciencia de un hombre social que no puede prescindir de la

producción de fines en ninguna actividad...”.

En la Praxiología motriz una perspectiva teleológica es inherente e imprescindible a la

descripción de cualquier situación. En definitiva, y siguiendo esta orientación metodológica

es lícito inaugurar una TELEOMOTRICIDAD.

Una praxis motriz, como toda acción, toma necesariamente sentido, entre otros, desde

el fin que se quiere perseguir mediante la realización del agente. Para Greimas (Lozano y

Peña-Marín, 1978: 84), “El sentido no es únicamente lo que se quiere decir; significa también

una dirección, es decir, en el lenguaje de los filósofos, una intencionalidad y una finalidad”,

mientras que para Habermas (1989b: 247) “Elementos determinantes de la acción son, por

tanto, sólo aquellas descripciones que hubiera podido (cuando menos) poner la base de su

acción como plan de acción”. Así entendida, toda praxis motriz es una teleopraxis motriz.

Ella se corresponde con los objetivos praxiomotores de la situación.

Los “objetivos praxiomotores” son el resultado de la puesta en acción de objetivos

motores internos, es decir, cuando un agente es efectivamente, capaz de intentar

cumplimentarlos.

La metodología praxiomotriz presenta ciertas particularidades que merecen

destacarse, por cuanto puedan afectar al ámbito teleomotor. P. Parlebas se refiere a la

“interacción de marca” (1981: 100) como aquella forma de comunicación motriz que conduce

al logro de los objetivos codificados de un juego deportivo. La interacción de marca se

muestra para este autor como un aspecto concreto incluido en la “red de comunicaciones

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

38

motrices”.

Por otro lado, cuando desarrolla el concepto de <<praxia>> (Parlebas, 1981: 176)

como unidad metodológica de observación de la acción motriz, este autor indica que “... toda

acción es orientada hacia una meta...”, y que (177) a cada praxia “... podemos asociarle una

intención o un objetivo más o menos limitado a alcanzar...”. Los subroles sociomotores

toman como unidad de modelización de la acción motriz a las praxias (1981: 293).

En esta línea, para G. Lasierra (1990) en los deportes colectivos existe una estructura

superior marcada por los objetivos del juego. Indica (1990: 61) que “El concepto “táctica

individual” define claramente la idea de intencionalidad...”. Lasierra (1993: 49) también

entiende como equivalentes a las conductas motrices estratégicas dotadas de intencionalidad y

a los subroles sociomotores, en los que tales se convierten en un recurso metodológico de

análisis de las conductas en los deportes colectivos.

J. Riera (1995: 50) define el concepto de táctica en función del objetivo parcial

supeditado al objetivo principal y estratégico. J. Vankersschaver (1987) así como V. Navarro

Adelantado (1995) coinciden en matizar que cada subrol sociomotor inscrito dentro de un

juego deportivo debe especificar el nivel de intencionalidad del jugador (corre para solicitar

la pelota, esquiva para alejarse).

P. Parlebas (1981: 169) además explica la acción motriz como un signo (“praxema”),

donde su significado es el proyecto táctico percibido por el jugador. En juegos deportivos

sociomotores el proyecto táctico se correspondería con el “subrol sociomotor”.

Otros autores se centran en rasgos propios de situaciones específicas. C. Bayer (1986)

habla de los principios estratégicos de los deportes colectivos (recuperar el balón frente a

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

39

conservar el balón, impedir la progresión de balón y jugadores a meta frente a la progresión

de los que poseen el balón, y proteger la meta frente al ataque a la meta). También hablan de

intencionalidades del juego en deportes específicos: J. Olivera-J. Ticó (1992) en baloncesto

(recepción del pase como opuesto a interceptación, penetración frente a acoso...) y J. Antón

(1994) en balonmano (acoso frente a “fijación” del adversario, control a distancia del

poseedor frente a la “petición del balón”...).

Objetivos, fines, intenciones o intencionalidades, motivaciones, principios, proyectos,

proposiciones, ya sean finales o parciales, ya sean caracterizadores de una situación

(definidos en la tarea praxiomotriz) o perseguidos por el participante en la situación. Eso es lo

que de común tienen todos los planteamientos anteriores. En verdad, todos ellos han

colaborado de una manera u otra en la fundamentación de una Teleomotricidad como forma

de estudio original dentro de la Praxiología Motriz.

M. Rivera (1978: 72) constata que en las explicaciones teleológicas aparecen

locuciones que indican siempre una finalidad, tales como: “para qué”, “con el fin de que”,

“con el propósito de”. Para Rivera “Las explicaciones teleológicas indican dos cosas: a) Las

acciones que ejerce un todo para mantenerlo en funcionamiento; o bien: b) Hacen hincapié

en ciertos dinamismos para conseguir una finalidad”. La explicación finalística (tipo b)

menciona un propósito individual, sobre una situación concreta y temporal. La explicación

funcionalista (tipo a) se refiere a un factor general de ocurrencia.

Otro tema a tratar en un planteamiento metodológico teleomotor se centra en la

consideración de si la praxis motriz es una acción con intención racional o lo es con una

intención subjetiva. P. Ricoeur (1982: 213) distingue dos claros universos del discurso:

“...el que por su medio nos damos cuenta de la acción como acontecimiento

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

40

físico en el mundo y el que dentro del cual hablamos ordinariamente de la

acción, sea para informar de ella a los demás, sea para responder a las

cuestiones que ellos nos plantean en cuanto a nuestras intenciones y a nuestros

motivos”. “... la vuelta a una intencionalidad consciente, a una motivación

racional, a una imputación personal, se inscriben en el interior de la

explicación teleológica; ésta no pone en juego nada más que la forma del

sistema; la intencionalidad, en el sentido fenomenológico, designa un tipo de

sistema que atañe a la forma explicitiva general la posibilidad de asignar a un

centro <<interno>> de responsabilidad el origen de la acción”.

De acuerdo a ese aspecto formalizador, es interesante destacar la posibilidad de

representar los análisis teleomotores en Praxiología motriz como modelos, considerándose

como un “universal” (según la idea de “universal” de P. Parlebas , 1981), en forma de grafos,

en forma de árbol (destacando la red jerárquica de objetivos y subobjetivos intermedios en

distintos niveles), o, incluso, en forma de mapa conceptual. Como universal, una red de

objetivos en interrelación no es sino un posible aspecto del sistema de roles praxiomotores

(concretamente, de roles y subroles teleomotores). Modelos tales, aparecen, por ejemplo para

deportes de equipo, en Blázquez (1986), Bayer (1986), Lasierra (1990), Antón (1990) o

Hernández Moreno (1994a).

Este sistema de los objetivos praxiomotores en su representación topográfica lo

denominaremos “red proposicional”.

La deducción de una intencionalidad final es bastante clara en el desarrollo de tareas

estatutarizadas con énfasis en lo comportamental (juegos deportivos, danzas tradicionales y

coreografías, etc.), en general, las situaciones locomotrices e isomotrices de carácter

praxiosocial y praxioambiental.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

41

Pero la deducción metodológica de objetivos miotores, sobre todo en entornos

praxiocorporales, de objetivos en el desarrollo de situaciones desde tareas no estatutarizadas -

improvisadas- o la constatación de objetivos intermedios incluso en las mismas situaciones

estatutarizadas, es bastante problemática. Con frecuencia habrá que remitirse a técnicas

fenomenológicas, en la línea apuntada antes por P. Ricoeur (1982).

R. H. Turner (1991) señala algunos errores de los estudios basados en una perspectiva

de decisiones racionales. Modelos clásicos de este tipo aparecen bajo la denominación de

“teoría de juegos” o “teoría de la decisión”. La crítica a los mismos para las situaciones

praxiomotrices la realiza Parlebas (1981: 265-272). Según Turner (1991) los errores de tales

estudios son, entre otros: evidencia empírica débil o inconclusa, la cuestionable validez de

modelos que se pretenden presentar como altamente sofisticados, generalizaciones

injustificadas, errores en la atribución de fines individuales -que suelen ser subjetivos-, su no

enunciación pública por parte de tales individuos, o su incapacidad de enunciación o su

falseamiento. En otros casos la acción no se guía por metas precisas (aunque los

investigadores los enuncian), o, incluso los resultados finales pueden ser fortuitos.

En ciertos estudios, lo que aparece como racional a corto plazo se puede volver

irracional a largo plazo y viceversa. También aparecen análisis que no toman en cuenta

suficientemente el entorno del actor que decide y su conocimiento, y la imagen que este tiene

de la realidad que le circunda (por ejemplo, asociándola a su percepción del riesgo o de la

incertidumbre).

En definitiva, la evocación por parte de los actores o la asignación de intenciones a los

actores por parte de los investigadores praxiomotores, debe realizarse con cautela y debe,

además, comprobarse con otros procedimientos. Algunos ejemplos de los escasos estudios

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

42

teleomotores son los aparecen en Mahlo (1985), Bayer (1986), Alain y Sarrazin (1990) y

Rodríguez Ribas (1995b). La triangulación y las segundas pruebas (re-evocaciones o re-

asignaciones) parecen ser dos técnicas apropiadas para comprobar la existencia de modelos

de decisión -racional o no racional- para los distintos participantes en situaciones

praxiomotrices.

INTENCIONES TÁCTICAS DEL KARATECA ESTUDIADO (LAS QUE SE

ASIGNA Y LAS QUE ASIGNA A SU ADVERSARIO) PARA LA

CONSTRUCCIÓN DE LA RED PROPOSICIONAL.

- A: INTENTAR TOCAR (MARCAR) AL ADVERSARIO (A).

. a1: intentar buscar la distancia adecuada respecto de A.

. a2: intentar buscar zonas desprotegidas de A.

. a3: intentar situar el golpe en A.

. a4: intentar evitar que A me toque (A').

- A': INTENTAR EVITAR QUE A ME TOQUE (MARQUE).

. a1': intentar evitar que A encuentre la distancia adecuada respecto de mí.

. a2': intentar evitar que A encuentre mis zonas desprotegidas.

. a3': intentar evitar que A me sitúe el golpe. . a4': intentar evitar que A evite ser tocado (A)

A A'

a1

a2

a3

a4

a4'

a1'

a2'

a3'

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

43

Gráfico 24.- Ejemplo de una red proposicional deducida del estudio de un combate de

kárate.

Si realmente es verificado, entonces con tal modelo se habrá podido elaborar una “red

proposicional” o sistema de objetivos y subobjetivos praxiomotores de la situación estudiada.

9.3.5.- Praxis motriz: rol. Praxiomotricidad funcional

P. Parlebas (1986) introduce la noción de rol sociomotor, creyendo lícito identificar

una praxis motriz a una consecuencia de un papel a desarrollar, durante el proceso en el cual

un agente es partícipe de una situación. No obstante (Parlebas, 1981: 202) él lo deja

restringido a aquel conjunto de comportamientos resultado de la dinamización de lo previsto

en un estatuto sociomotor de un juego deportivo.

Si bien aceptamos inicialmente que la concepción funcionalista es factible cuando

existe un estatuto praxiomotor, podríamos llegar a considerar que toda situación praxiomotriz

se entiende o se asemeja metodológicamente como si se partiese de un estatuto, aunque tal no

exista, siempre que queden perfectamente identificados los componentes de la tarea

praxiomotriz de referencia, o sea, sus condiciones y objetivos motores internos.

Por otro lado, no sólo lo comportamental se incluye en una PRAXIOMOTRICIDAD

FUNCIONAL. También atañe a los aspectos subjetivos y ocultos que maneja el participante

en todo tipo de situación. En conclusión, la noción de rol praxiomotor es más amplia desde

el momento en que se aplica operacionalmente incluso a las situaciones que no son juegos

deportivos colectivos: situaciones praxioambientales o praxiocorporales, ó que no son juegos,

ó que no se identifican con una competición...

En el apartado correspondiente hemos definido <<rol praxiomotor>> como el “uso

que la persona hace de las condiciones y objetivos explicitados en un estatuto praxiomotor”.

Esta noción mantendrá ciertas particularidades:

- Surge con la puesta en juego de un estatuto praxiomotor, o desde una situación que

se pueda asimilar como que procede de una tarea entendida como estatuto.

- Puede ser definido externamente (desde una “normatividad” estatutaria y las

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

44

expectativas de acuerdo a las funciones que contiene), o internamente (desde la

interpretación de los propios actores o de observadores externos).

- Variabilidad en las posibles funciones y cierto grado de libertad de actuación para

los participantes en la situación.

- Complejidad, conformada por una estructura de subroles praxiomotores.

- Simultaneidad en el desempeño e interferencia entre roles (y entre roles parciales o

entre subroles).

De acuerdo con lo anterior, las consecuencias metodológicas del <<rol praxiomotor>>

son diversas:

- Si se determina la existencia de un estatuto praxiomotor como definidor de una

situación, entonces podremos descubrir roles praxiomotores. En todo caso, podría

entenderse una situación no estatutaria como si así lo fuera. Si se logra una

caracterización total de roles praxiomotores interrelacionados en una situación (el

sistema de roles praxiomotores), entonces es que la situación se ha llegado a

interpretar globalmente, y, por tanto, se ha descrito toda esa situación.

- La estructura de roles praxiomotores conforman un complejo estratégico. Analizar la

estrategia motriz de una situación praxiomotriz es describir la totalidad de la situación.

<<Estrategia motriz>> es definido por Parlebas (1981: 265) como “Puesta en

práctica sobre el campo de un plan de acción individual o colectivo tendente a

resolver la tarea planteada por una situación” y por Hernández Moreno (1996a: 22)

como “Conducta motriz de un individuo, grupo o equipo, actuando en una situación

motriz dada, orientada hacia la resolución de los problemas que se le plantean en tal

situación, de manera individual grupal o en equipo”. En esencia un rol praxiomotor es

un rol estratégico.

- Como rol estratégico que es, cada rol praxiomotor debe atender a sus distintos

aspectos, siendo un compendio del total de sus vertientes: estatutaria, comportamental

y ecopráxica (percepción-interpretación del entorno praxiomotor), teleomotriz, y

relacional, si fuese el caso, entre otras. De acuerdo con ello, hablaríamos de: rol

estatutario y rol sociomotor (Parlebas), rol comportamental (Hernández Moreno),

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

45

rol ecopráxico (interpretación-intervención sobre el medio o entorno praxiomotor que

se genera) o rol teleomotor (interpretación-previsión de objetivos motores)

Dada esta extensa gama de opciones, es normal que Lasierra (1993: 43) hable de

“diferentes prismas de interpretación” de los roles en deportes de equipo, o que (49)

haya sido capaz de descubrir que un mismo subrol-intención puede desarrollarse por n

subroles-comportamiento (el los denomina “acciones”) y que un subrol-

comportamiento pertenezca a n subroles-intención. P. Navarro (1994: 182) desde una

teoría de la acción puede confirmar la apreciación de Lasierra: “... es característico de

la agencia humana el que pueda producir efectos <<físicos>> idénticos con muy

distintas intenciones y efectos físicos distintos con la misma intención”.

- En base a tal complejidad, un rol praxiomotor, o, si se prefiere, cada sector de la

estrategia motriz, puede entenderse como una estructura de subroles praxiomotores

parciales. La noción de <<subrol sociomotor>> es tratada por Parlebas (1986 y 1981),

Lasierra (1990 y 1993a), Hernández Moreno (1994a), Lloret (1994a) y F. Amador

(1994a), entre otros. También es de interés, en la misma línea, el concepto de

<<subfunción sociopráxica>> creado por el GEP (1994). Por otro lado, se pueden

proponer roles praxiomotores parciales como conjunto de subroles referidos a algún

aspecto concreto.

- Proponer un listado de roles parciales o de subroles praxiomotores implica indicar la

vertiente u orientación desde la que se parte. Proponer un sistema global de roles

praxiomotores y de subroles praxiomotores (o sea, explicar una situación praxiomotriz

o descubrir su estrategia motriz) implica indicar el modo de interrelación que se aplica

a ese listado. Dado que no siempre se hacen explícitos los criterios descriptores-

clasificadores, resultan listados de roles o subroles de muy diverso signo para una

misma práctica física. Esos listados aparentemente no dan pie a mostrar la posibilidad

de ser comparados. Apreciamos, sin embargo, que cuando los criterios de clasificación

y descripción de los roles parciales-subroles motores se tornan transparentes, los

listados de los diferentes autores son complementarios y no se descubren

contradicciones entre unos y otros.

- Las posibilidades de describir aspectos de roles praxiomotores o subroles

praxiomotores son las siguientes:

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

46

. Atendiendo al sistema de los objetivos motores, a la jerarquía compuesta de

objetivos motores internos (presentes en el estatuto praxiomotor) y objetivos

praxiomotores (deducidos de la situación praxiomotriz). Ejemplos de tales

serían los principios de juego de C. Bayer (1986) y Lasierra (1990) para los

deportes de equipo o los de Antón (1990) para el balonmano.

. Atendiendo al sistema de las condiciones del entorno praxiomotor, tanto en

su estado estático (estatuto praxiomotor) como en su estado dinamizado

(desarrollo de la tarea). Por tanto, se descubrirán roles praxiomotores parciales

o subroles praxiomotores, considerando lo percibido por un observador externo

(comportamiento motor) y también considerando las percepciones

situacionales de los participantes. En cualquier caso, harán referencia a lo

espacial (distancias, trayectorias, posesión de objetos...), a lo temporal

(aceleración, ritmo, sincronización, secuenciación), a lo gestual

(segmentariedad y uso de implementos o ropa, desplazamientos, manejo de

objetos o máquinas), a lo relacional (cuando son situaciones praxiosociales:

intercambio de objetos, gestualidad colectiva, trayectorias cruzadas,

velocidades coordinadas) y a lo equilibrador (cuando son situaciones

competitivas: aspectos anteriores que expresamente no se permiten en el

estatuto praxiomotor y consecuencias para el desarrollo de la situación). Dada

esta gran cantidad de alternativas es normal que por ejemplo F. Amador

(1994a: 310) hable, para los deportes de lucha, de sub-roles relacionados con la

utilización del espacio, relacionados con el tiempo o con la

contracomunicación.

- Hay dos formas de deducir los roles parciales-subroles praxiomotores procedentes de

la subjetividad de los agentes de la situación: siguiendo una línea perceptivo-

interpretativa o siguiendo una línea decisorio-proyectiva. En una línea perceptivo-

interpretativa diríamos que “el estado del entorno praxiomotor y los objetivos motores

de esta secuencia son o han sido o pretendían ser...”. De acuerdo con la decisorio-

proyectiva diremos que “tal como está ahora la situación, el plan previsto de actuación

tiene el objetivo de..., de modo que el entorno resultará probablemente con estas

características...”.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

47

CLASIFICACIONES DE LOS ROLES SOCIOMOTORES

EN LOS DEPORTES DE EQUIPO CON PORTERO

Roles sociomotores estatutarios:

. Portero

. Jugador de campo.

Roles sociomotores comportamentales:

. Jugador con balón.

. Jugador compañero del que tiene el balón.

. Jugador adversario del que tiene el balón.

Roles sociomotores intencionales:

. Proteger el balón.

. Dirigirlo hacia la portería contraria.

Nueva propuesta.- Roles sociomotores estratégicos (PRAXIOMOTORES):

. 1.- Portero con balón que lo protege.

. 2.- Portero con balón que lo dirige hacia la portería contraria.

. 3.- Portero compañero del que tiene el balón, que lo protege.

. 4.- Portero compañero del que tiene el balón, que lo dirige hacia la portería contraria.

. 5.- Portero adversario del que tiene el balón, que lo protege.

.6.- Portero adversario del que tiene el balón, que lo dirige hacia la portería contraria.

. 7.- Jugador de campo que tiene el balón, que lo protege.

. 8.- Jugador de campo que tiene el balón, que lo dirige hacia la portería contraria.

. 9.- Jugador de campo, compañero del que tiene el balón y lo protege.

. 10.- Jugador de campo, compañero del que tiene el balón y lo dirige hacia la portería

contraria.

. 11.- Jugador de campo, adversario del que tiene el balón y lo protege.

. 12.- Jugador de campo, adversario del que tiene el balón y lo dirige hacia la portería

contraria.

Tabla 9.- Distintas facetas de roles praxiomotores (ejemplos tomados de un deporte de

equipo).

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

48

P. Parlebas (1981: 229) y Amador (1994a) plantean el problema de las siguientes sub-

segmentaciones, una vez identificado un subrol praxiomotor (sociomotor en el caso de estos

autores) que se toma como unidad. Concluyen que ello, puesto que implica una explicación

estratégica de la situación, no alterará la unidad estratégica desde la que se parte. Esta opción

es totalmente válida, puesto que la unidad que se toma para seccionar y definir (Parlebas,

1981: 293) un conjunto de subroles es la praxia. Según se adopten unos criterios u otros,

resultarán diferentes tipos y categorizaciones de subroles para una misma situación. En el

mismo sentido, según se afine más o menos en el seccionamiento de la situación entendida

como compendio de subroles, nos encontraremos con una cantidad mayor o menor de

subroles praxiomotores.

El problema se trasladará entonces al tipo y cantidad de indicadores escogidos para

las categorizaciones de la situación como roles-subroles praxiomotores. P. Parlebas (1981,

1985b) y P. Lavega (1995a) propone los de tipo espacial (terreno, móviles), temporal y

relacional (relaciones entre participantes). Pero si lo estratégico que definen los roles-subroles

praxiomotores se identifica con el uso de las condiciones y objetivos motores definidos en la

tarea, entonces los indicadores serán, además de los anteriores, los gestuales, y los

equilibradores (cuando exista competición).

Una estructuración completa de roles-subroles praxiomotores explicará entonces una

situación. Su forma topo-gráfica se ha re-presentado en forma de grafos, que Parlebas (1981 y

1986), denominará “red de cambio de roles -o subroles- sociomotores”-), pero también es

posible hacerlo en forma de árbol (en una jerarquización por niveles de especificidad), o

podrían intentarse otros modelos tal como las redes de Petri (P. Navarro, 1994), o las

representaciones desde la “teoría de la conversación” y de la “interacción de actores” (G.

Pask, 1994), o como “mapa conceptual” (Domínguez Lago y Valverde Rodríguez, 1993, para

el fútbol).

Entenderemos que, puesto que tiene una orientación netamente sociológica (Navarro

Adelantado, 1995a), tanto la Co-motricidad como la Praxiomotricidad funcional conforman,

conjuntamente, y en términos de Parlebas (1981, 1988a), una Sociomotricidad como

orientación metodológica en el estudio de situaciones praxiomotrices (praxiosociales, en su

caso).

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

49

9.3.6.- Praxis motriz: signo. Praxémica Motriz

P. Parlebas es también inspirador de una última orientación metodológica, actualmente

de difícil aplicación operativa. Parlebas (1981 y 1986) habla de “praxemas” y “gestemas”

como las unidades sígnicas que surgen de una situación ludo-praxiosocial, cuando es

entendida como un código, donde un comportamiento motor o un gesto-emblema se entiende

como el significante del signo, y el proyecto táctico asociado se entiende como el significado

del signo.

Si bien el punto de partida es totalmente aceptable (situación interpretada como una

estructura-código de signos), la problemática de la restricción al subcampo praxiomotor que

propone Parlebas (1981, 1988a) (lo comportamental de los juegos deportivos sociomotores)

es idéntica a lo expresado para la orientación metodológica funcionalista -la de los roles

praxiomotores-.

Podemos definir un signo praxiomotor o praxis motriz entendida como un signo, que

daremos en llamar praxema motor, tal que asocie una percepción de las condiciones de un

entorno praxiomotor (condiciones praxiomotrices) -significante- y un proyecto estratégico, es

decir, objetivos praxiomotores -significado-. Esta propuesta metodológica conformará una

PRAXÉMICA MOTRIZ dentro de la Praxiología motriz. Es Praxémica por oposición a una

Praxética, o sea, una interpretación significacional de la situación praxiomotriz -“émica”- por

oposición a la puramente comportamental -“ética”-.

La perspectiva de la acción entendida como un signo es utilizada cada vez más en una

teoría de la acción. W. B. Pearce (1994: 284-285) presenta su particular concepción al

respecto:

“Quiero tomar la posición de que significados y acciones no son nunca

separables, pero al mismo tiempo no son nunca la misma cosa. Significados y

acciones son distintos aspectos de nuestro mundo”. “Desearía argumentar que

vivimos en un mundo real de significado-acción, construimos muchos de estos

mundos. Estamos juntos y simultáneamente involucrados en ellos”.

Siendo el ámbito de aplicación metodológica de los gestemas y praxemas demasiado

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

50

restringido -las situaciones praxiosociales-, sin embargo, P. Parlebas (1981) propugna el

campo de la Semiotricidad, en un sentido amplio: comportamiento motor -significante-

asociado a una interpretación instrumental, socioafectiva o referencial, es decir, excediendo

los límites de la exclusividad que representa la situación praxiomotriz. Por ello, una

Praxémica motriz será un estudio semiotor delimitado a lo propiamente situacional, es decir, a

la elaboración disciplinar de estructuras de praxis motrices entendidas como códigos -sistemas

de signos-. La praxis motriz es, entonces, un praxema motor, es decir, la praxis motriz que

toma sentido en su situación al entender aquella como un signo.

Este signo praxiomotor mostrará sus dos típicas caras. El significante se entenderá

como la percepción y/o previsión del estado del entorno de la situación y/o realización

puramente comportamental. El significado se entenderá como la interpretación y/o

anticipación y/o consecución real de objetivos motores.

Veamos el punto de vista situacional de Parlebas dentro de su Semiotricidad. En los

códigos praxémicos (Parlebas, 1981) el significante será el comportamiento motor y el

significado el proyecto táctico que se le asocia, tal como es percibido. Parlebas (1981: 169)

define <<praxema>> como “Conducta motriz de un jugador, donde el significante es el

comportamiento observable y el significado el proyecto táctico correspondiente tal como ha

sido percibido”. Según Parlebas (1981) lo entiende en el comentario que sigue a la definición,

el “proyecto táctico percibido” asociado al comportamiento es el subrol sociomotor que dicho

comportamiento motor anuncia. Luego el comportamiento motor es el conjunto de indicios

seleccionados por el jugador y antecesores del subrol.

Pensamos que el concepto de <<praxema>>, tal como ha sido definido por Parlebas

puede ser netamente ampliado. Veamos algunas razones:

- El primer motivo es que el comportamiento motor es una percepción exterior, pero

no necesariamente la percepción es semejante para el observador externo

(investigador) que para el observador interno a la situación (agente). En el segundo

caso, interpretación del observador participante, los estudios deben dirigirse hacia que

el agente exteriorice su percepción, cosa que implica hacer hincapié en la fiabilidad del

estudio.

- El segundo motivo es que el comportamiento debe ser interpretado para ser asociado

a un significado denominado <<proyecto táctico>>. Esta asociación puede ser otra vez

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

51

según una interpretación externa (la que el investigador cree que el jugador realiza) o

interna (la interpretación del propio jugador).

- En tercer lugar las interacciones directas (las instrumentales explicitadas en un

reglamento de juego deportivo) pueden ser interpretadas como praxemas, con lo que

un estudio de códigos sígnicos de situaciones de juego ya no requeriría diferenciar lo

directo o lo indirecto. Recordemos que para Parlebas (1981) los praxemas son siempre

sociopraxis motrices indirectas.

- En cuarto lugar el concepto de subrol sociomotor es muy amplio: usos del espacio, de

tiempos, de secuencias que implican transgresiones del reglamento de juego,

movimientos y expresiones de la corporalidad de los participantes. Aún así, el

concepto de “proyecto táctico” puede ser más amplio que el uso que se le da al

concepto de “subrol sociomotor”. Hemos hablado de “uso” entre los praxiólogos;

nótese que como concepto definido (Parlebas, 1981: 227), en situaciones

praxiosociales el “subrol sociomotor” puede ser perfectamente asimilable a un

“proyecto táctico”. Algunos autores como Bayer (1986), Antón (1990),

Vankersschaver, Lasierra (1990) plantean la existencia de intencionalidades en el

juego que guían estratégicamente las acciones del jugador. Esas son también

generadoras de proyectos tácticos. En última instancia parece más adecuado hablar de

“objetivos praxiomotores”.

- El quinto motivo es que el proceso codificador puede ser también inverso en el

tiempo, al proceso que Parlebas sugiere en su comentario al concepto <<praxema>>

(reunión de indicios de un comportamiento motor que anteceden un subrol

sociomotor). Un jugador suele plantear mentalmente un proyecto táctico y luego

presentará indicios comportamentales (manipulación de las condiciones

praxiomotrices del entorno) cuando la realización sea efectiva. En este caso, se percibe

(anticipa) mentalmente el proyecto táctico a la ejecución (a la aparición del

comportamiento motor).

- En sexto lugar, el concepto de “praxema” podría ser también ampliado a las

situaciones no ludo-praxiosociales. Las situaciones generadas desde tareas no

estatutarizadas pueden interpretarse según una estructura codificada de signos,

estructura que no tiene por qué depender de un reglamento. En otras palabras, la

perspectiva praxemiotriz puede aplicarse a sistemas tales como situaciones no

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

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competitivas, situaciones que no son juegos motores, o situaciones que no son bailes

tradicionales. Por otro lado, si entendemos que a pesar de no existir comunicación

(motriz) (por ejemplo, en situaciones praxioambientales o praxiocorporales, es decir,

en las que no son praxiosociales) en una situación praxiomotriz siempre existe un

proceso de significación (se desprenden signos), entonces los concursos de atletismo,

la gimnasia artística, los Bolos, el surf, el Yoga y el Stretching, entre otros, pueden ser

perfectamente abordados por una Praxémica motriz. Una teoría de la significación sin

presentar necesariamente una comunicación es defendida por U. Eco (1976).

En diversos documentos P. Parlebas (1981 y 1986) indica el carácter diferencial del

signo praxiomotor respecto del signo verbal, ese que los lingüistas analizan. Considera que es

un error ciertas posturas de asimilación metodológica del praxema motor investigándolo como

si de palabras o de frases se tratasen. Parlebas (1986) nombra como ejemplo de tal error a R.

L. Birdwhistell, fundador de la Kinésica.

Para establecer las características semióticas de las praxis motrices, procederemos

mediante comparaciones con otro tipo de signos, sobre todo con los verbales. Ya puesto en

evidencia por P. Irlinger (1974) en referencia a los gestos-signo, por P. Parlebas (1986, 1981)

respecto de los praxemas, y corroborado por B. During (1991), otras características de los

signos de las comunicaciones no verbales son evidenciadas por S. Serrano (1981 y 1993) y

por M. Castañer (1992):

- Polisemia: a un mismo significante praxiomotor le pueden corresponder varios

significados y viceversa.

- Variabilidad: la percepción de significantes y la interpretación de significados

pueden modificarse entre sujetos en una misma situación praxiomotriz, o para un

mismo sujeto en diferentes situaciones. La realidad sígnica de las praxis motrices es

cambiante. En este punto se ha de insistir, entre otros, en el factor polisémico (un

significante con varios significados o viceversa) y en la inestabilidad (modificabilidad

de los códigos, que se cambian según las necesidades: equipo netamente defensivo,

jugadores de gran envergadura...)

- Simultaneidad: en una misma situación se producen varias percepciones de la praxis

motriz global, algunas de las cuales son seleccionadas por cada uno de los

participantes. Ello se contrapone a la linealidad de otros lenguajes. La justificación del

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

53

factor de simultaneidad de los praxemas motores se justifica, entre otras causas, por la

superposición o yuxtaposición de distintos códigos y subcódigos, de carácter más

personalizado, o de distintos aspectos de los mismos.

Por ejemplo, se simultanean los códigos asociados a cada (sub)entorno:

praxiocorporal, praxioambiental o praxiosocial. También Parlebas (1986) insiste en la

superposición de tres códigos para los juegos deportivos sociomotores: el mecánico, el

específico (el mecánico asociado al reglamento) y el táctico (el específico pero

asociado al desarrollo del juego).

- Indiscreción: las praxis motrices no están delimitadas objetivamente, no son

discretas. Las praxis motrices como unidades sígnicas pueden ser captadas con

distintas “longitudes”.

- Subjetividad: La realidad de los significados es subjetiva y resulta indisociable del

aspecto pragmático (las reacciones que producen en los sujetos), los cuales incluso

pueden llegar a confundirse. Cada participante o conjunto de participantes analizan la

realidad sobre la que centran su atención, la misma realidad -situación praxiomotriz-

que colaboran en su construcción. Al respecto podemos indicar que para los agentes

toda percepción en vistas a la manipulación o gestación de una realidad es incompleta.

W. B. Pearce (1994: 278) manifiesta que “... el significado de una enunciación

siempre está inconcluso”.

- Irremediabilidad o continuidad. Cualquier praxis motriz, sea o no producida con la

intención de transmitir algo, transmite igualmente y su contenido puede ser captado y

utilizado por otros. De hecho, si la producción de la situación viene determinada por la

presencia de las praxis motrices y estas no aparecen, entonces no habrá “juego”.

Watzlawick (1994: 46) comenta que

“No sólo se ignora la fantástica capacidad del animal para percibir e

interpretar correctamente los más pequeños movimientos musculares, y sobre

todo la mímica, sino también el hecho de que nosotros, los seres humanos,

estamos emitiendo constantemente señales de las que somos inconscientes, y de

las que, por consiguiente, no tenemos ninguna influencia”.

A tenor de la famosa afirmación de este autor (“es imposible no comunicar”), Scott y

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

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Powers (1983: 49) defienden que “Como uno no puede dejar de comunicarse,

constantemente está revelando algo sobre sí mismo a las personas del entorno

inmediato”.

- Transaccionalidad: la praxis motriz informa sobre las personas que actúan (medio

social) y sobre el resto de aspectos que rodean a la persona que actúa (medio físico,

medio corporal) en la situación (ver la <<transacción sociomotriz>> en Delaunay,

1980 y 1985). Según esta óptica, el praxema motor es tremendamente motivado (para

cada circunstancia, en su propia situación praxiomotriz) y no arbitrario

En función de las características enumeradas, podríamos extraer algunas

consecuencias metodológicas, intentando la instrumentación de posibles estudios

praxemiotores:

- Hay que lograr la exteriorización de las subjetividades de los actores que intervienen

en las situaciones praxiomotrices, con frecuencia de manera no consciente.

- Hay que ahondar en esas subjetividades, para intentar completar los distintos planos

de la multidimensionalidad a que esta sometida toda praxis motriz.

- Esa multidimensionalidad a exteriorizar hará referencia a distintas dimensiones o

parámetros, tanto en lo que afecta al sujeto directamente, como en lo que afecta a su

entorno más directo. Habremos de repetir la evocación de una misma situación en la

que intervino el jugador.

- Contra la variabilidad atenderemos a la identificación de algún tipo de regularidades,

que en última instancia es lo que pretende toda investigación.

- Respecto de la no discreción, tendremos que buscarnos algún artilugio para

identificar y delimitar unidades de análisis.

Dos de los campos propios de una Praxémica motriz, siguiendo una concepción

semiótica clásica, son la Sintáctica praxiomotriz y la Semántica praxiomotriz. Veamos qué

opciones encontramos para su operativización.

La Sintáctica praxiomotriz, plano de la expresión, se ocupa del subsistema de

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

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significantes praxiomotores. Hace referencia a la percepción de la situación por parte de

cada participante (lo que ve, oye o palpa) -existan o no co-participantes-. Externamente

analizadas, esas percepciones se corresponden con los comportamientos motores en el sentido

de P. Parlebas (1981). Pero ya hemos hecho notar que también sería posible plantear un

análisis de las percepciones subjetivas del entorno praxiomotor. Una perspectiva ecopráxica -

desde una Praxiomotricidad ecológica- que analice las condiciones praxiomotrices percibidas

o previstas para su realización por los participantes, ya sea desde el punto de vista

comportamental o desde el subjetivo, parece tremendamente adecuada para abordar el sistema

(s-código en terminología de U. Eco, 1976) de los significantes praxiomotores.

Operativamente, podríamos utilizar la configuración praxiomotriz, que representa al sistema

de condiciones del entorno de la situación praxiomotriz.

La Semántica praxiomotriz, plano del contenido, se ocupa del subsistema de

significados praxiomotores. Sean proyectos tácticos, intencionalidades, planes estratégico-

motores, subroles praxiomotores, decisiones, etc., el contenido se resume en una estructura de

objetivos praxiomotores. Por ello la Teleomotricidad, que hace referencia a los objetivos

internos planteados por las tareas (por ejemplo un reglamento de juego), y a los objetivos,

finalidades o metas inmediatas de los propios participantes para lograr esos objetivos de la

tarea, parece ser la orientación idónea para abordar el s-código de los significados

praxiomotores. Operativamente podríamos introducir la red proposicional, que refleja el

sistema de objetivos motores de una situación praxiomotriz.

Un código praxemiotor, y siguiendo otra vez a U. Eco (1976 y 1990), resultaría de la

asociación de los dos s-códigos precedentes (el de los significantes y el de los significados),

en última instancia, de la superposición de una configuración praxiomotriz y de una red

proposicional completa.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

Gráfico 25.- Modelo conceptual de la metodología de la Praxémica motriz.

Pero todo código es provisional: cambia en relación a la evolución estratégica que

adoptan los participantes cuando estos abordan un tipo de situación praxiomotriz concreta

(tácticas y contratácticas de los equipos deportivos, formación del jugador, perfeccionamiento

del bailarín, aprendizajes de los yoguis...). Una consecuencia metodológica implica, entonces,

no sólo el incrementar progresivamente la muestra con sucesivos estudios praxemiotores

(para poder decir que el código analizado es representativo de una población amplia y

diversa), sino además revisar permanentemente los resultados (para poder confirmar que el

código praxemiotor está actualizado).

En el apartado correspondiente indicamos las dificultades de operativizar los estudios

en una Praxiomotricidad ecológica: no se dispone de instrumental tecnológico fiable para

establecer los indicios del entorno que el sujeto percibe subjetivamente en la situación. El

SITUACIÓN PRAXIOMOTRIZ --- CCOODDIIGGOO PPRRAAXXEEMMIIOOTTOORR

(una práctica física) (sistema)

(P) PRAXIS MOTRIZ --- ((SS)) SSIIGGNNOO PPRRAAXXIIOOMMOOTTOORR

(una acción motriz (praxema motor,

esencial): unidad de análisis):

(p1)condiciones del entorno --- ((ss11))SSIIGGNNIIFFIICCAANNTTEE

PPRRAAXXIIOOMMOOTTOORR

(p2)proyecto táctico, objetivos --- ((ss22))SSIIGGNNIIFFIICCAADDOO

PPRRAAXXIIOOMMOOTTOORR

______________________________________________

(P) Planos: --- (S)Subsistemas:

(p1)de la expresión --- (s1)sintáctico

(p2)del contenido --- (s2)semántico

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

57

recurso de la rememoración, incluso visionando simultáneamente la secuencia praxiomotriz

grabada en vídeo en la que el agente entrevistado participa, o desde una observación

participante, hay que utilizarla con extrema cautela.

Por el momento, la única fiabilidad siempre segura de un estudio praxemiotor

(elaboración de un código praxemiotor) consistiría en asociar comportamientos motores,

identificados por el investigador y/o por el propio participante, con objetivos praxiomotores,

estos sí, rememorados por el participante. Otras opciones pueden intentarse, pero requerirían

de comprobaciones estrictas de su grado de fiabilidad.

Ya en otro orden de cosas, la gran virtud de la perspectiva praxemiotriz, tal como

defenderemos más adelante, reside en que el signo praxiomotor muestra la capacidad de

reunir y superar las diferencias entre el punto de vista manifiesto y el oculto de la praxis

motriz. Esto tiene sus antecedentes ideológicos, por ejemplo, Praxiología motriz como ciencia

social positivo-mecanicista ó como ciencia hermenéutico-interpretativa, sistemas

praxiomotores según una cibernética formalista ó según una teoría de la información

comprensiva... Pero además tiene sus consecuentes metodológicos: metodologías

praxiomotrices “objetivas” y cuantitativas ó “subjetivas” y cualitativas... Al asociar

necesariamente dos aspectos -significante y significado-, ciertas dicotomías de la ciencia se

pueden llegar a poner en relación para intentar completar las explicaciones del signo

praxiomotor: lo natural y dado con lo socioculural y construido, lo sincrónico con lo

diacrónico, lo estático de la situación con lo dinámico...

9.4.- DIMENSIONES PARA EL ANÁLISIS DE LAS SITUACIONES

PRAXIOMOTRICES. RASGOS PERTINENTES Y VARIABLES

Toda investigación se rige por las progresivas decisiones metodológicas que toma el

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

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investigador, en función de los intereses que caracterizan el conocimiento -siempre parcial-

del objeto y campo de estudio. El proceso lógico, una vez se haya optado por centrarse en

alguno de los aspectos de los vectores sistémicos, y una vez se haya escogido alguno de los

aspectos de una o varias de las orientaciones metodológicas en el análisis del sentido interno

de las situaciones praxiomotrices, se centra en identificar indicadores y rasgos que nos

aporten la mayor información posible sobre el sistema de praxis motrices a investigar.

Al repasar las orientaciones de sentido de los sistemas de praxis motrices se coincidía,

en todas y cada una de las posibilidades, en que las procedencias de los indicadores, son

siempre las mismas. La información sobre los comportamientos motores y sobre las

sociopraxis motrices, sobre el entorno y objetivos praxiomotores, sobre los roles y signos

praxiomotores muestran idénticas referencias operativas. Los indicadores (variables en su

caso) proceden siempre del análisis de lo espacial, lo temporal y gestual, y de lo interaccional

y equilibrador (si es que hay, respectivamente, co-participación y competición) de la situación

praxiomotriz.

Ya puesto de manifiesto por P. Parlebas (1988a: 106) con los “rasgos pertinentes de la

lógica interna de los juegos deportivos”, es Hernández Moreno (1994a) quien (con los

iniciales “parámetros de la estructura funcional de los deportes de equipo”) esboza un modelo

metodológico con distintas revisiones1, susceptible de ser ampliado al total del campo de la

Praxiología motriz. El nuevo modelo sobre las dimensiones para el análisis de cualquier

situación praxiomotriz es el que expondremos a continuación.

1 El proceso seguido sobre el modelo metodológico de los

parámetros de la estructura funcional de los deportes y sus

distintas revisiones, puede apreciarse con los documentos de

Hernández Moreno de 1983, 1988b y 1994a. En esta última

publicación el modelo, que señala que es todavía revisable, es

ampliado al conjunto de los deportes.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

59

Este proceder queda perfectamente justificado cuando cualquier situación

praxiomotriz es comprendida como un sistema, aislado del contexto global por sus especiales

rasgos pertinentes (características diferenciadoras). En este sentido, F. García Rodríguez

(1992: 6) señala que siendo una estructura dinamizada, “En todo sistema existen

obligatoriamente unas dimensiones espaciales y un tiempo, que viene dado por la medida de

su dinámica”. Puesto que hablamos de sistemas específicos -los “praxiomotores”-, a estas

dimensiones habrá que añadir otras, bien entendido que:

- Esas dimensiones son internas al sistema, sin menoscabo de que tales también

puedan aparecer en el macrocontexto praxiomotor. Un ejemplo de tal propuesta es la

de P. Lavega (1995a), que propone idénticos elementos para un sistema tomado desde

una perspectiva praxiomotriz o para un sistema desde una perspectiva sociocultural. El

caso inverso (dimensiones extrasituacionales tomadas como que pueden servir para

entender el sistema “situación praxiomotriz”) no siempre es factible: Lavega (1995a)

con el subsistema de apuestas, Hernández Moreno (1994a), C. Bayer (1986) y

seguidores, con el reglamento/reglas, o Parlebas (1981, 1986 y 1988a) y F. Amador

(1995), con los gestemas y subsistema de puntuación, son algunos de los ejemplos de

tal pretensión. Recordemos que estas últimas dimensiones son extrasituacionales,

puesto que no cumplen el criterio de especificidad (poseer rasgos de una praxis motriz)

o el de pertinencia (ser una condición necesaria y suficiente para el desarrollo de la

tarea).

- Cada dimensión conforma un subsistema parcial, un subcampo de investigación que

puede aislarse, pero también combinarse para explicar el sistema específico total.

Prácticamente todos los investigadores coinciden en algunas de las dimensiones. Otros

modelos dimensionales representativos, a parte de los de Hernández Moreno (1994a) y

Parlebas (1988a), son los modelos de Menaut (1982), Bayer (1986), Antón (1990 y

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

60

1992), Olaso (1993a), Lloret (1994a), Amador (1994a), Navarro Adelantado (1995a) y

Lavega (1995a), entre otros.

- Puesto que se trata de dimensiones que analizan la dinámica de la situación, tales

dimensiones siempre tienen su referente inicial (que no procedimental ni final, que

atañe exclusivamente a la situación) en la tarea praxiomotriz a desarrollar.

- Cada una de tales dimensiones dinamizadas, puesto que muestran el uso que los

participantes efectúan de las condiciones de la tarea praxiomotriz de referencia, en

vistas a la consecución del objetivo motor final que se propuso, no son más que los

componentes parciales de un estudio global sobre la estrategia motriz de una situación

praxiomotriz (por ejemplo, de un juego deportivo).

9.4.1.- Locomotricidad: el espacio praxiomotor

Su operativo metodológico supone la elaboración del (sub)sistema espacial. El

espacio de la situación, como espacio praxiomotor configura disciplinarmente el campo de la

LOCOMOTRICIDAD, que se definirá como el “estudio de las situaciones praxiomotrices

desde su dimensión espacial”. La praxis motriz como unidad de análisis estudiada desde la

dimensión espacial es una locopraxis motriz.

Las referencias espaciales son continuas en las monografías praxiomotrices. Ellas

consideran las consecuencias praxiomotrices -generación de praxis motrices- de las

características de los componentes espaciales: del terreno, del espacio aéreo y acuático, de las

diferentes subzonas, de máquinas e ingenios mecánicos, de objetos fijos y móviles, etc.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

61

Desplazamientos de participantes y de los móviles que estos utilizan con o sin medios

de transporte, posiciones y distancias respecto a referencias concretas (respecto a líneas,

metas, aparatos estáticos, zonas corporales), ó referencias relativas (respecto a móviles y

participantes en movimiento o reposo entre sí), conforman el grueso de los indicadores en las

investigaciones. Algunas de las propuestas nos remiten a Parlebas (1988a), Hernández

Moreno (1987), Riera (1995b) o Ruiz Llamas (1996). En suma, lo espacial es una de las

grandes variables incluidas en las investigaciones de la Praxiología motriz.

La dimensión espacial aparece necesariamente en todo sistema praxiomotor.

Junto a la gestual se manifiesta como una de las dos dimensiones básicas en el estudio de

las situaciones praxiomotrices. Las restantes dimensiones (temporal, comunicacional y

equilibradora) se refieren en última instancia a cuestiones espaciales.

Mediante la dimensión espacial podemos determinar toda una extensa gama de

comportamientos motores, de sociopraxis motrices (“espacio sociomotor”, en Parlebas,

1988a), de percepciones del entorno (Mahlo, 1985), de objetivos motores (“objetivos

locomotores”, en Rodríguez Ribas, 1995a), de roles y subroles praxiomotores (tales como el

“zaguero” en voleibol (Parlebas, 1986), “jugador del equipo que posee el balón” (Hernández

Moreno, 1987) ó “subroles relacionados con el espacio” (Amador, 1994a)) y, finalmente, de

praxemas motores.

Precisamente sobre los signos espaciales, tenemos la propuesta de una Proxémica (uso

cultural del espacio) de E. Hall (1976), que es revisada por Poyatos (1994) y aplicada a la

Educación física por M. Castañer (1993). Para Parlebas (1981 y 1986) una Proxémica

específica debe ser retomada por la Praxiología motriz, iniciativa que nosotros daremos en

denominar Proxémica praxiomotriz, y que definiremos como el “estudio praxemiotor de las

situaciones desde su dimensión espacial”.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

62

Desde una perspectiva teleomotriz, la Locomotricidad debe ser ampliamente

introducida en los estudios de situaciones locomotrices, que son las propias de la mayoría de

los juegos deportivos. Para P. Bourdieu (1988: 175) “... la prioridad de las prioridades es la

construcción de la estructura del espacio de las prácticas deportivas cuyos efectos

registrarán las monografías consagradas a deportes particulares”: en atletismo (lanzar o

saltar más lejos), en deportes de equipo y en deportes de tiro (introducir el móvil en la diana),

en juegos de persecución (alcanzar-tocar a otro), en todo tipo de carreras (llegar antes a la

meta: automovilismo, ciclismo, sobre patines o esquies, atletismo, natación, etc.).

En situaciones isolocomotrices (surf y fun-board, rítmica de conjuntos, patinaje

artístico...) y en las de isomotricidad de objetos (malabares, gimnasia rítmica con aparatos,

correcto manejo de máquinas) lo espacial y sus componentes (terreno, móviles, maquinas)

también se muestra como muy relevante. En definitiva, el estudio del uso del espacio para la

consecución del objetivo motor final debe ser siempre abordado.

En otro tipo de situaciones isomotrices (isomiotrices -culturismo-, isocronomotrices -

bailes-) y en las situaciones miotrices (Yogas, Tai-chí, Stretching, Jogging, pesas, relajaciones

y sofrologías) lo espacial será menos importante, aunque no debería nunca descuidarse su

inclusión en los análisis.

Desde una perspectiva ecopráxica, esta dimensión espacial es muy significativa en las

situaciones praxioambientales, y, por supuesto, en las situaciones praxiosociales, donde lo

espacial (distancias relativas, ocupación de zonas, desplazamientos conjuntos, transmisión de

móviles, percepción de la ubicación de los otros o de los móviles por otros manejados) es uno

de los principales medios de relación. En las situaciones praxiocorporales, donde los límites

del entorno para la producción de praxis motrices quedan fijados por lo corporal, lo espacial

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

63

tiene sentido con los movimientos intersegmentarios (distancias relativas), con la localización

y participación de zonas corporales y sus funciones (tórax, abdomen, chakras, ampliar el

volumen pulmonar en una inspiración profunda...).

Veamos seguidamente algunos fundamentos conceptuales y metodológicos que

puedan incluirse en una Locomotricidad. Semánticamente, según T. Romañá (1994: 21-22)

“El espacio, es lo que contiene a todos los objetos sensibles, y al mismo tiempo, la parte que

ocupan dichos objetos. Es por tanto vacío, cabida, capacidad, y extensión, amplitud,

volumen”. Según Vurpillot (1979: 128) “Percibimos los objetos situados unos respecto de los

otros y manteniendo entre sí relaciones de distancia”. Ello requiere de algunas matizaciones

(128-129):

- Objeto abarca al sujeto que percibe y a cualquier elemento perceptualmente aislable.

- Hay más de un espacio: los matemáticos, el físico y los perceptuales.

- Los espacios matemáticos se corresponden con las geometrías, más o menos

aplicables al espacio físico y a los perceptuales.

- Los seres vivos están dotados de órganos sensoriales, por medio de los cuales

obtienen información de sí mismos y se ponen en comunicación con el mundo físico y

con los demás. Por tanto nos podemos encontrar, siempre en relación con el espacio

físico (sometido a la gravedad, a la luminosidad, etc.), con un espacio visual, auditivo,

táctil y propioceptivo, químico...

- La posesión de un sistema coherente de relaciones espaciales implica:

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

64

a. Relaciones entre los puntos del espacio físico (objetos) y también de personas, y los

estímulos que éstos proporcionan.

b. Correspondencia entre los datos sensoriales obtenidos a partir de un mismo grupo de

objetos (físicos, sociales). Es patente que (Vurpillot, 1979: 129) “La motricidad

desempeña un papel muy importante en la integración de los diferentes datos. Cuando

esta última es perfecta, el sujeto cuenta con un marco de referencia estable, el espacio

representativo, al que confronta toda nueva percepción”.

- El estudio del espacio puede desintegrar artificialmente las informaciones

provenientes de los distintos órganos sensoriales, ó, también, los diferentes conjuntos

de objetos del espacio.

- En todo caso, vivimos en un espacio de n-dimensiones, que superan la relación

espacio tridimensional-tiempo.

Metodológicamente, para Wicker (T. Romañá, 1994: 94) un <<escenario de

conducta>> es “... una realidad objetiva, empírica, autogenerada y reconocible por sus

habitantes, localizada en el espacio y en el tiempo, donde se realizan ciertas actividades en

forma de patrones o pautas en relación al entorno físico”. Ese escenario requiere de un

estudio en tres niveles (T. Romañá, 1994: 98):

- Análisis de recursos, o componentes del escenario, o nivel previo referido a las

condiciones motrices internas espaciales. Podríamos establecer un paralelismo entre

este concepto y la idea de “espacio pertinente” de las praxis físicas en Lagardera

(1994c).

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

65

- Análisis de la dinámica interna, como dispositivos para realizar las tareas

relacionadas con el escenario. Es el nivel situacional específico que incluye en

exclusividad disciplinar a las condiciones praxiomotrices espaciales.

- Análisis del contexto, según lazos de ese escenario con otros, con organizaciones

más amplias y con factores culturales e históricos. Es el nivel interdisciplinar o

transversal y no exclusivo, donde las condiciones praxiomotrices espaciales se ponen

en relación con otras condiciones espaciales extrasituacionales y/o contextuales. Al

respecto es ilustrativa la definición de las distintas “zonas” de actuación que Lavega

(1995a: 620 y ss.) estructura en distintos niveles, desde los situacionales (zonas

esenciales para participantes: tiradores), esenciales para no participantes

(plantadores...) y zonas no esenciales o contextuales (espectadores, árbitros,

representantes federativos...).

9.4.2.- Kinemotricidad: la gestualidad praxiomotriz

Sea cual sea el sistema praxiomotor de referencia, la dimensión gestual se introduce de

una u otra forma en las propuestas y estudios situacionales. Para Parlebas (1988a), uno de los

rasgos pertinentes del juego deportivo son los “modos de resolución de la tarea”. Para

Hernández Moreno (1994a) y los seguidores de su modelo metodológico, la técnica es uno de

los parámetros a abordar en el estudio de las situaciones ludomotrices.

La dimensión gestual aparece necesariamente en todo sistema praxiomotor. Junto

a la espacial se manifiesta como una de las dos dimensiones básicas en el estudio de las

situaciones praxiomotrices. Las restantes dimensiones (temporal, comunicacional o

equilibradora) hacen referencia en última instancia a lo gestual.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

66

Conceptualmente el término <<kinemotricidad>> es más amplio de lo que pudiera

deducirse de él semánticamente. Esto es así porque partimos de la idea de la Kinésica, como

disciplina que analiza la gestualidad de las personas en el seno de una cultura. Al respecto nos

encontramos con las obras de Birdwhistell (1979, por ejemplo), y la reivindicación que de la

Kinésica efectúan Parlebas (1986 y 1981) y M. Lloret (1994a), entre otros, para una

Praxiomotricidad situacional.

Es decir, en el análisis de una situación praxiomotriz una KINEMOTRICIDAD se

referirá al estudio del conjunto de posiciones y movimientos faciales, segmentarios y/o

corporales. Por otro lado, este “estudio de las situaciones praxiomotrices desde su dimensión

gestual” también debería incluir, entre otros, el análisis del empleo que realizan los

participantes respecto de sus implementos, accesorios o de las prendas de vestuario

imprescindibles para el desarrollo de la tarea. Bien pensado, tales componentes son, en

realidad, prolongación de su cuerpo externo (stick, bate, raqueta, pértiga, comba, florete,

judogui, zapatillas, protectores...). Por último, el análisis de la “gestualidad” de lo

internamente corpóreo es otra opción de contenido de estudio de la Kinemotricidad

(respiraciones, tensión-distensión articular y muscular, presión en el contacto...), sin que ello

obligatoriamente deba mostrar movimiento externamente perceptible (ese es el caso del Yoga

o de la relajación progresiva).

Este amplio ámbito tiene sus limitaciones. Si entendíamos un sistema praxiomotor

como aquel que contenía al conjunto de elementos que son condición necesaria y suficiente

para el desarrollo de tareas praxiomotrices (ver la TESIS 1 de la “exclusividad disciplinar” en

el apartado correspondiente), entonces el gesto-emblema (M. Castañer, 1993) o el gestema-

sustituto de la palabra (Parlebas, 1981) no tienen cabida en una Kinemotricidad, puesto que

como (sub)disciplina, sólo afectará a la comprensión de lo situacional. Los gestemas son,

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

67

entonces, un conjunto de elementos extrasituacionales yuxtapuestos o simples añadidos de las

praxis motrices en situación.

No obstante, lo gestual en situación -gestualidad praxiomotriz- toma sentido en tanto

en cuanto afecta al desarrollo de la tarea. Ulteriores interpretaciones (simbólicas,

biomecánicas, fisiológicas, culturales, etc.) corresponden entonces a una lógica externa, es

decir, dentro de la Praxiología motriz, a estudios transversales -véase la Praxiomotricidad

contextual-.

El tratamiento metodológico de la gestualidad praxiomotriz tiene como uno de sus

objetivos la construcción del (sub)sistema gestual. La praxis motriz como unidad de análisis

situacionales estudiada desde la dimensión gestual es una kinepraxis motriz.

Hasta el momento la orientación metodológica kinemotriz más extendida ha sido la

comportamental: el estudio de la gestualidad externamente perceptible respecto de los

implicados en la situación (correr, saltar, lanzar, pasar, trepar, levantar...). En teoría de la

acción, y en palabras de J. Habermas (1989b: 241) “Bajo la aparición de procesos

observables en el mundo de las acciones aparecen como movimientos corporales del sujeto

agente”.

En sectores muy concretos del amplio campo de la Praxiología motriz, una estabilidad

del gesto deportivo, más o menos eficaz para la consecución de los fines motores y

subobjetivos, se suele denominar “técnica”. J. Riera (1995a: 54) defiende que los términos

más descriptivos del concepto <<técnica>> en el deporte son: ejecución, interacción con la

dimensión física del entorno y eficacia. Hernández Moreno (1996a: 20) define <<técnica

deportiva>> al “modelo de ejecución biomecánico mediante el cual el individuo resuelve, de

forma operativa, la acción práxica que le plantea una situación motriz determinada”. Para

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

68

Lasierra (1993: 48) un tercer nivel de concreción de los subroles en los deportes de equipo es

el de la modalidad de ejecución, gesto o forma para solucionar una acción.

En ciertas actividades de expresión corporal (mimo, danza) el estudio de lo gestual

exteriormente perceptible y sus caracteres, es presentado como uno de los elementos más

destacados. Por ejemplo Laban (1987) se refiere a los “aspectos mensurables de la

movilidad”: resistencia fuerte-débil, velocidad rápida-lenta, dirección recta-ondulada y

control detenido-liberado. P. Ossona (1984) en dos de los apartados de su libro (“diseño y

expresión” y “ejercicios de análisis”) propone: “poses de baile”, “movimiento de tipo

percusivo”, “unir marcha al movimiento”, etc.

Para von Wright (1980) el aspecto exterior de la acción contiene un sub-aspecto

inmediato -como actividad muscular: levantar el brazo- y otro remoto -como consecuencia:

lanzar el balón-. Para este autor, el sub-aspecto remoto no necesariamente implica cambio en

la situación.

Para G. Lasierra (1995) el estudio de la técnica es estudio de la acción instrumental y

de la adaptación al entorno. Siguiendo a Habermas (1989b: 234) “Las reglas de acción

instrumental sirven para la solución de tareas técnicas”. Es decir, la estabilización de

procedimientos de resolución de situaciones supone un conjunto de reglas de actuación

efectivas. Ese es el modo de intervención normativo de, por ejemplo, la tecnología, la

rehabilitación, la Educación física, y el entrenamiento deportivo o coreográfico.

Para el análisis de las acciones Anscombe (1991) sostiene que primero es la

comprensión de la intención y, en todo caso, después se introduciría la explicación en base a

los factores corporales, y nunca al revés. G. Anscombe (1991: 75) defiende que

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

69

“... cuando describimos acciones intencionales en tanto que tales, sería un

error buscar la descripción fundamental de lo que ocurre, como el movimiento

de los músculos o de las moléculas, para después pensar en la intención como

algo, quizá muy complejo, que la califica. Los únicos hechos que deben

considerarse son las acciones intencionales mismas, y llamar intencional a una

acción significa que es intencional según alguna descripción que demos (o

podamos dar) de ella”.

De acuerdo con tal idea, la perspectiva comportamental es relativamente pobre, y a

todas luces incompleta para las explicaciones kinemotrices en el seno de una

Praxiomotricidad situacional.

Ello supondría referirse a otras orientaciones metodológicas intradisciplinares.

Ciñéndonos a la perspectiva relacional, las interacciones gestuales directas entre los agentes

en situaciones praxiosociales es resaltada por los praxiólogos: contacto directo con o sin

objetos cooperando (pases, torres), oponiéndose (golpeo, tocado, inmovilización) o en

cooperación-oposición (melé, barreras, bloqueo).

Dentro de esa misma perspectiva relacional, la orientación funcional es con frecuencia

particularizada a lo gestual. Los “roles estratégicos” en los deportes de equipo de Hernández

Moreno (1994a) (poseedor del balón, compañero del poseedor del balón y adversario al

poseedor del balón), suele con frecuencia desembocar en una lista de opciones -subroles

sociomotores- que consideran esa misma relación con el balón: conducir, controlar, pasar,

interceptar, recibir, proteger...

En otros estudios, el agrupamiento por tipos de gestualidades también supone definir

subroles, como en el caso de los “subroles luctatorios” -o de “acción técnica”- de Amador

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

70

(1994a): levantar al adversario, desequilibrarlo, segar con la pierna, enganchar con la mano...

En esta misma línea funcional, es destacable la aportación de Lasierra (1993) respecto

del nivel de concreción para la determinación de las “subfunciones ludomotrices”: conductas

con significación e intencionalidad (dar continuidad), acciones observables y medibles (pase)

y modalidad de ejecución gestual (pase en armado clásico).

Una perspectiva ecopráxica toma en consideración no sólo lo exteriormente

observable de lo gestual en la situación, sino también lo subjetivamente perceptible de esa

misma gestualidad. La operativización de este aspecto en los estudios praxiomotores son por

el momento prácticamente inabordables, a no ser que las interpretaciones de los participantes

alcancen un cierto grado de mínima fiabilidad.

Cuestiones de la interocepción, la sensación de tensión o de la reequilibración en el

movimiento o en las posiciones corporales, de la percepción de la intensidad de la respiración

y del latido cardiaco, sensaciones de presión (intensidad del roce del viento, del golpeo del

adversario o de los apoyos en la zancada), colocación del implemento (sitck, raqueta) aunque

no haya control visual, etc., son algunos de los ejemplos de esta orientación. Como se habrá

podido apreciar, la Kinemotricidad es factible en todo tipo de sistemas: praxiocorporales,

praxioambientales y praxiosociales.

Desde la perspectiva teleomotriz, que toma en cuenta la intencionalidad como fines a

lograr con la realización de praxis motrices, el análisis de lo gestual es muy significativo para

ciertos sistemas. Concretamente, en las situaciones isomotrices (reproducción

cualitativamente adecuada de ciertos modelos definidos en base a criterios motores) lo gestual

debería considerarse sobre todo en las isomorfomotrices (danzas, acrobacias, expresión

mímica), en las isomiotrices (culturismo) y en la isomotricidad de objetos (manejo de

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

71

máquinas y de móviles, malabarismos).

La perspectiva praxemiotriz, que, tratando a las praxis motrices como signos, asocia

un aspecto manifiesto o subjetivo del entorno praxiomotor (condiciones praxiomotrices) a

otro referido a los objetivos praxiomotores (proyecto, plan, intención, meta), da perfecta

cabida a una kinemotricidad: en el seno del primer aspecto, por ejemplo tomando los datos

referidos a las posturas corporales y segmentarias; en el aspecto teleomotor, identificando los

subobjetivos (motores) de carácter eminentemente gestual. Desde esta perspectiva podemos

definir una Kinémica praxiomotriz como el “estudio praxemiotor de las situaciones

praxemiotrices desde su dimensión gestual”.

9.4.3.- Cronomotricidad: el tiempo praxiomotor

El factor temporal de las situaciones praxiomotrices es recalcado por los

investigadores y teóricos de la Praxiología motriz, de tal modo que podemos proponer un

fundamento metodológico (y conceptual) basado en tal dimensión.

Una CRONOMOTRICIDAD, para el análisis de las situaciones praxiomotrices de

acuerdo a su aspecto temporal se define como aquel “estudio de las situaciones

praxiomotrices desde su dimensión temporal” y tiene como uno de sus objetivos la

construcción del (sub)sistema temporal. La praxis motriz como unidad de análisis estudiada

desde la dimensión temporal es una cronopraxis motriz.

Las referencias al tiempo praxiomotor no son tantas como las del espacio

praxiomotor. Para P. Parlebas (1988) los imperativos temporales son un conjunto de rasgos

diferenciadores de la acción motriz entre juegos deportivos. Según A. Menaut (1982)

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

72

podemos diferenciar una sincronía interna (que define las estructuras del juego) de una

diacronía interna (que define la dinámica de cada situación motriz). El tiempo también es

introducido por Hernández Moreno (1994a) como uno de los parámetros configuradores en la

acción del juego deportivo. Las referencias de otros autores como Delaunay (1973 y 1985),

Mahlo (1985), Lasierra (1993), Lagardera (1994c), Navarro Adelantado (1995a) y Riera y

Riera (1995b) nos inducen a reconocer la necesidad de incluir lo temporal en los estudios

sobre el conjunto de las situaciones praxiomotrices.

Algunas de las escasas investigaciones que nos son próximas y que incluyen la

dimensión temporal como variable de estudio son, entre otras: Hernández Moreno (1996c),

Antón (1992), Olaso (1993), Lloret (1994a), Amador (1994a), Lavega (1995a) y Ruiz Llamas

(1996).

No debemos olvidar que sea cual sea el sistema praxiomotor de que se trate, como

sistema que es, el factor temporal es uno de los principales condicionantes de su dinámica.

Son precisamente estas carencias metodológicas las que nos conducen a desarrollar este

apartado con una mayor amplitud.

El tiempo praxiomotor, como orientación metodológica en las investigaciones sobre la

toma de sentido de las praxis motrices, aparece fundamentalmente en el análisis del

comportamiento motor: tiempo de participación y pausa (Hernández Moreno, 1996c) e

incidencias reglamentarias (Hernández Pérez, 1994), tiempo-indicador (Riera, 1995b), ritmo

del combate, o como variable independiente para el registro de secuencias (por ejemplo en un

ludograma o locograma, según intervalos temporales).

Hernández Pérez (1994: 33) lo denomina<<tempus>> y lo define como “Parámetro

de la lógica interna del deporte, referido tanto a la actuación del individuo como al

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

73

desarrollo general del juego, que refleja la rapidez y cantidad de conductas motrices que

caracterizan la acción de juego en un periodo determinado”.

Entendido como factor de interacción, lo temporal se corresponde a un tiempo

sociomotor, y para su tratamiento metodológico se ha propuesto distribuirlo Parlebas (1981 y

1986) entre lo comportamental, lo funcional (subroles sociomotores) y lo praxémico.

Podemos intentar, tal como Parlebas (1988a) propone para lo espacial, abordar el tiempo

sociomotor de acuerdo a un:

- Tiempo en tanto que secuencia fija a superar.

- Tiempo distribuido en subtiempos diferenciados.

- Tiempo en tanto que instante a alcanzar.

- Tiempo de enfrentamiento motor (de contactos, de guardia, de carga).

- Tiempo individual de interacción.

La perspectiva cronomotriz de lo interaccional presenta otras opciones. Por ejemplo,

para los deportes colectivos, y también haciendo un símil con el factor espacial que presenta

Hernández Moreno (1994a), podremos estudiar el tiempo como:

-Subtiempos: tiempos fijos prohibidos, tiempos variables prohibidos, tiempos fijos

semiprohibidos y tiempos-marca.

- Tiempo en función del desarrollo del juego: tiempos colectivos (intervalos de

organización de la jugada, intervalos temporales más o menos favorables para lograr

puntuar) y tiempos individuales dentro del grupo.

Para este grupo de juegos deportivos (colectivos y de competición) o para aquellos

individuales (competitivos) pero en los que los participantes actúan paralelamente, podemos

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

74

distinguir en tal símil espacial (Lavega, 1995a: 620): tiempos comunes, tiempos antitéticos y

tiempos concurrentes.

Otros aspectos temporales como la sincronización (Rodríguez Ribas, 1994a) o las

anticipaciones (Parlebas, 1986) merecen ser investigadas, por cuanto puedan afectar a la

deducción de la estructura del desarrollo de las situaciones.

El tiempo eco-práxico, a parte de las dos anteriores perspectivas -la comportamental y

la relacional-, incluirá una orientación más subjetiva: sensaciones de duración, de velocidad y

de aceleración, de compenetración, de mantenimiento del ritmo... Su instrumentalización

metodológica se muestra harto complicada y, por el momento, de cuestionable fiabilidad.

Estos condicionantes no deberían obviar el intento de operativizar y validar técnicas de

investigación alternativas a las actualmente existentes.

En las situaciones praxiocorporales el tiempo es marcado introspectivamente, es

decir, con referencia a ritmos corporales (respiratorios, cardiacos), o, simplemente, sin

referencias (cálculo subjetivo de la duración de la tensión-distensión muscular, cálculo del

trabajo para cada chakra, duración del estiramiento...).

En las praxioambientales parece oportuno tomar en consideración las circunstancias

anteriores en relación al transcurso de acontecimientos externos al sujeto (duración y

velocidad de una ráfaga de viento, ritmo de la música, tiempo cronometrado, ...). En este tipo

de sistemas puede surgir, al igual que en el terreno físico, una incertidumbre temporal

(momento de llegada a una baliza o de tomar una ola, por ejemplo).

Respecto del tiempo en las situaciones praxiosociales, se acumula la información

temporal de lo praxiocorporal y lo praxioambiental junto a la interaccional. La necesaria

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

75

existencia de co-participantes ya implica que cada agente atienda a los ritmos de los otros

(sincronizando, rompiéndoles la estabilidad rítmica, acelerando respecto a ellos, etc.). En

suma, el análisis temporal se complicará, por cuanto cada agente puede ser un elemento de

incertidumbre para los demás.

Por otro lado, junto a un tiempo individual (en relación a sí mismo, en relación al

entorno físico y al entorno social), una investigación cronomotriz de situaciones

praxiosociales sólo estará completa si se toma en cuenta un tiempo colectivo. El tiempo

colectivo nos conduce al tratamiento del grupo o de los subgrupos de co-participantes como

un todo, como una unidad (tiempo invertido en llevar el balón a meta, duración de la melé,

ritmo de palada en un ocho con timonel...).

El tiempo teleomotor, tiempo como objetivo (o subobjetivo) motor a lograr, apenas se

encuentra desarrollado en la literatura praxiomotriz. No obstante es muy relevante cuando se

hayan de analizar situaciones isocronomotrices (aquellas que implican una reproducción de

modelos temporales: bailes, seguimiento de ritmos, etc.), o en cualquier situación -locomotriz,

isomotriz o miotriz- condicionada a una superación temporal (llegar a meta antes que el otro,

mantener el equilibrio tantos segundos, aguantar la respiración un intervalo de tiempo

fijado...).

En idéntica consideración al tiempo eco-práxico, el tiempo teleomotor presenta un

aspecto subjetivo, es decir, el tiempo como meta particular e intermedia a lograr, en vistas a la

consecución del objetivo final (que puede mostrar o no una caracterización temporal).

Una cronomotricidad funcional sí parece estar algo más desarrollada

metodológicamente, sobre todo para los deportes sociomotores: los sectores de acción

estatutarios debidos a los imperativos temporales utilizados para deducir los roles

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

76

sociomotores en los juegos deportivos colectivos en Parlebas (1985b), los “subroles

relacionados con el tiempo” en Amador (1994a), o la categoría “temporizar” como subrol

sociomotor común a los deportes de equipo (Hernández Moreno, 1994a) o como acción

(Riera, 1995b).

En palabras de G. Robles (1984: 52) “En todo caso, la determinación de los límites

temporales dentro de los cuales ha de tener lugar la acción constituye un elemento necesario

de la convención que es el juego”. Puesto que un rol praxiomotor puede ser analizado desde

diferentes vertientes, quizás como subroles (estatutaria, comportamental, individual o

relacional, subjetiva, en función de las condiciones del entorno o según los objetivos

praxiomotores), las cuestiones temporales de las praxis motrices entendidas como asociadas a

papeles a desarrollar pueden ser muy diversas. Ello nos obliga a remitirnos a las otras

orientaciones metodológicas.

Por último, la dimensión temporal de las situaciones desde una orientación

praxemiotriz (praxis motriz como signo) no está en absoluto iniciada ni propuesta en los

estudios praxiomotores. No obstante, puede servirnos de referencia algunas consideraciones

metodológicas de la <<Cronémica>> (Poyatos, 1994 a y b), análogo temporal de la

“proxémica” espacial de E. Hall, y que se define (Poyatos, 1994a: 159) como “la

conceptualización, estructuración y uso del tiempo” que efectúan las personas en el seno de

cada cultura.

Por nuestra parte, daremos en llamar Cronémica praxiomotriz al “estudio

praxemiotor de las situaciones praxiomotrices desde su dimensión temporal”. Su operativo

metodológico, evidentemente, está aún por desarrollar. Algunos de los intentos aproximativos

pueden ser los de Irlinger (1973) o Mahlo (1985). No obstante, podría servirnos inicialmente

la asociación entre el subsistema (s-código) de condiciones praxiomotrices-tiempo

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

77

(significante del signo praxiomotor) y el subsistema (s-código) de objetivos praxiomotores-

tiempo (significado del signo praxiomotor), es decir, la vertiente temporal de,

respectivamente, la configuración praxiomotriz y la red proposicional.

Lo que procede a continuación es introducir algunas aportaciones conceptuales y

metodológicas, comunes a las ciencias sociales, para llegar a fundamentar una

Cronomotricidad.

N. Caparrós (1994: 51) propone llamar <<tiempo>> a un

“... concepto estructural no intuitivo de carácter plural, que da cuenta de la

reversibilidad/irrevesibilidad de los procesos y que permite delimitar la

dinámica y el sentido de los sistemas tridimensionales. Por otra parte,

denominaremos temporalidad a esa región particular del tiempo que se

enuncia centrada en cada sujeto y que tiene como fin dotarle de sentido”.

Para Luhmann (I. Izuzquiza, 1990: 243) “... toda acción es, fundamentalmente, un

suceso temporal. Y, en consecuencia, la teoría de la acción debe incluir, necesariamente, una

teoría del tiempo para que pueda ser abordada con precisión”. Puesto que la acción la

entiende este teórico como un suceso conectivo, entonces será necesario “... incorporar el

elemento temporal que supone toda conexión y toda selectividad entendida como conexión,

para poder entender la acción”.

En esta misma orientación, García Rodríguez (1992: 6) defiende que “El tiempo es la

medida dinámica de los sistemas”, de modo que se manifiesta como “... una propiedad

emergente de todo sistema y que desaparece cuando el sistema pierde su dinámica”. En otras

palabras, esta dimensión es inherente a toda situación praxiomotriz, de modo que

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

78

atemporalmente, la situación se reduce a su nivel estático, es decir, únicamente al de la tarea

praxiomotriz.

Este mismo autor (García Rodríguez, 1992: 6), indica que “El tiempo no tiene

sustancia en sí, sino que es sólo la propiedad sistémica, que desaparece con la quietud”. En

otras palabras, en el análisis de toda situación praxiomotriz habremos de asociar siempre lo

temporal a alguna de las otras dos dimensiones básicas, la espacial o la gestual, puesto que

ellas sí pueden ser en sí mismas. El tiempo praxiomotor no es nada por sí, es siempre un

tiempo percibido o medido de manejo de objetos y de recorrer un terreno o de ocupar una

zona (tiempo-espacio), de mantener un equilibrio y de seguir un ritmo con las palmas

(tiempo-gestualidad), etc.

En este sentido, para un sistema praxiomotor dado y dinamizado por lo actores

protagonistas (P. Fraise, 1979: 83-84)

“... la percepción y la estimación del tiempo son directamente referidas a la

captación de los diferentes caracteres del devenir. Los cambios de los que

hablamos son aquellos que corresponden al medio físico, técnico, social en el

que vivimos y aquellos que corresponden a nuestro organismo. En todo

momento, el sujeto se encuentra confrontado a una doble serie de

acontecimientos, externos e internos, que percibe en diversos grados”

A la necesaria emergencia de lo temporal en el sistema praxiomotor, se le suma

entonces una estructuración situacional de tal dimensión. Es por ello que J. L. Pardo (1992:

30) afirma que todos los procesos temporales están sometidos a “... cierta lógica interna que

gobierna el orden de sucesión...” de modo que siempre “... hay una buena razón para que una

percepción aparezca antes o después de otra”.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

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En una operativización del aspecto temporal de las situaciones praxiomotrices habrá

que tomar en consideración la distinción que hace Hall (T. Romañá, 1994: 79) de un tiempo

policrónico, en el que se permite hacer varias cosas cada vez, de un tiempo monocrónico, es

decir, de un tiempo para cada cosa y una sola cosa en cada tiempo.

Antes de proseguir, será interesante introducir algunos conceptos metodológicos que

nos serán de gran ayuda (N. Caparrós, 1994: 170):

- “Un suceso momentáneo se experimenta como un conjunto que acontece en el

presente. Si dos o más hechos tienen lugar en ese mismo presente se dice, entonces,

que son simultáneos”.

- Existen sucesos no momentáneos que llamaremos procesuales.

- Intervalo temporal es un conjunto de presentes, todos ellos posteriores a uno inicial y

anteriores a uno final. La duración del proceso es lo que dista entre el momento inicial

y final.

- “Desde este punto de vista, el tiempo es el conjunto de todos los intervalos

temporales”.

Para una orientación metodológica ecopráxica, P. Fraise (1979: 84-121) nos plantea

tres tipos de problemas, válidos para ser analizados en relación con el tiempo y su percepción

en el seno de una situación praxiomotriz:

- La percepción de la sucesión. En palabras de P. Fraise (1979: 84) “Sólo hay cambio

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

80

y, por lo tanto tiempo cuando hay sucesión de fases o estadios”. El estudio es posible

si (1979: 88), para los practicantes, los estímulos sucesivos son capaces de ser

organizados entre sí, ya sea debido a factores externos (prefijación de los

acontecimientos: en el fútbol, a un pase del balón sigue un intento de recepción), o

según si es necesaria información suplementaria para construir la sucesión (tras ser

detenido el balón por un jugador, éste lo puede volver a pasar, ó tirarlo a la meta ó

ponerlo en fuera de juego, entre otras posibilidades).

- La percepción de la duración. Para P. Fraise (1979: 102), “Dos fases del cambio se

siguen más o menos rápidamente. Entre ellas se produce una duración”, cuya

estimación “... es función de los diferentes aspectos del cambio y sus relaciones con el

sujeto que las vive”. Su estudio implica la evaluación de la situación: el efecto del

medio y la influencia de la tarea (1979: 103): “Sabemos efectivamente que el tiempo

nos parece corto o prolongado según las actividades que realicemos”. Parece que el

principio explicativo es el siguiente: “permaneciendo constante la situación, cuanto

más elevado es el nivel de la actividad más breve parece su duración”, entendiendo

por nivel: complejidad, intensidad, incertidumbre, etc.

- La orientación temporal. Este concepto es explicado por P. Fraise (1979: 118):

“Entre los cambios indefinidos, hay algunos que por su periodicidad ofrecen un

sistema de referencia que permite situar, fechar un cambio”. Parece ser que las

referencias temporales son dependientes de un doble sistema: uno interno y otro

externo. Un factor de análisis importante es la persistencia rítmica (1979: 118), que se

presenta como “... un efecto de experiencia y es una adaptación por anticipación de

los cambios”. Tal adaptación presenta, entonces, un carácter interno (por ejemplo, el

cálculo en el que un jugador espera que el adversario reaccione ante una finta) o

externo (por ejemplo, las acciones de dependencia temporal entre jugadores

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

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compañeros: sólo hay tiro cuando el otro le facilita el balón). Esto nos conduce a

deducir que (1979: 120-121) todo participante en una secuencia puede “... situar este

momento en relación con cambios anteriores y posteriores” en la sucesión de un ciclo,

pudiendo entonces “... imaginar, planificar y crear de algún modo el porvenir...”, o

sea, organizar su estrategia de acción.

9.4.4.- Co-motricidad: la comunicación praxiomotriz

Una de las finalidades del análisis mediante la dimensión comunicativa de las

situaciones praxiomotrices es la elaboración del sistema de comunicación praxiomotriz. La

praxis motriz en su situación como unidad de análisis estudiada desde la dimensión

comunicativa es una sociopraxis motriz, y su campo de estudio conforma la CO-

MOTRICIDAD.

La comunicación praxiomotriz surge a partir de las condiciones necesarias y

suficientes para el desarrollo de la tarea. Este criterio nos indica que no en todas las

situaciones praxiomotrices existe comunicación praxiomotriz.

Para que una situación sea praxiosocial, debe definirse esta circunstancia en las

condiciones motrices internas (las de la tarea), y esto supone dos factores imprescindibles:

que se haya definido al menos un espacio y tiempo de concurrencia entre los co-participantes

y que se haya definido el proceder relacional entre los agentes en ese espacio-tiempo.

Recordemos (ver el apartado 9.3.2) que las características resultantes de una

comunicación en una situación praxiosocial, sea del signo que sea, son las de ser una

producción y una interpretación, ser inevitable y compartida, e implicar una selección, una

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

82

observación y comprensión del contenido incluido en el proceso de comunicación

praxiomotriz.

F. Vandamme (1976) nos indica algunas de las formas de abordar los estudios sobre la

comunicación praxiomotriz. Por ejemplo se puede analizar la desviación que se constata entre

lo que se desea que se comprenda y lo que realmente se ha comprendido del contenido de

comunicación. Otra posibilidad es analizar las características del código que relaciona a los

co-participantes. Una tercera opción sería analizar el contenido de la comunicación,

independientemente de si existe o no deseo de comunicar en el seno de una situación

praxiosocial.

Según Vandamme (1976: 98-99),

“Una de las posibilidades existentes es el punto de vista del alcance que un

tipo de comunicación tiene, o sea, minimizando los disturbios externos, o, si se

prefiere, minimizando la variabilidad en destino que no pueda predecirse a

partir de la variabilidad introducida en origen. En este contexto, la teoría de la

información parece apropiada”. “Hay otra forma de estudiar la comunicación

que centra su atención en las propiedades de codificación y decodificación”.

“Otro punto de vista posible en el estudio de la comunicación es el interés en

las relaciones personales y sociales, causas y consecuencias del elemento que

es comunicado. Aquí nos referimos al problema del contexto”.

Una idea semejante es la propuesta por C. Flament (1972: 234), para quien

“Se pueden clasificar las comunicaciones sea en función de los temas, sea en

función del papel que desempeña la comunicación en el proceso de discusión

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

83

del grupo”. “El primer método, al cual por lo general se le reserva el nombre

de análisis de contenido, da cuenta de las ideas, los argumentos, las

afirmaciones que surgen en el debate, pero no nos permite describir los

dinamismos de la comunicación, ni las relaciones interpersonales que

constituyen la vida del grupo, a lo cual apunta el segundo método”.

El punto de vista formalizador de las comunicaciones praxiomotrices es el inicial y

más profusamente desarrollado por P. Parlebas (1986, 1981 y, sobre todo, 1988a). Utilizando

la teoría de grafos propone (Parlebas, 1988a) la “red de comunicaciones motrices”,

refiriéndose a las relaciones (positivas y/o negativas) posibles máximas y sincrónicas de

carácter comportamental exclusivamente entre participantes, y que vienen establecidas en el

reglamento de un juego deportivo.

Ruiz Llamas (1994), al establecer la red de comunicaciones en el tenis dobles como si

se asemejara a la que presentan los deportes de equipo (un equipo que directamente se opone

a otro), cuando desde la perspectiva de Parlebas (1988a) es una red relevada (para cooperar

con el compañero hay que enviar la bola a los adversarios), nos sugiere la idea de que es

posible una formalización de la globalidad de las formas de comunicación: las directas-

reglamentadas y las indirectas-situación.

Pero esta formalización ya supone considerar siempre las secuencias manifiestas y las

interpretaciones ocultas que se dan en los co-participantes. Es decir, habrá que tomar en

cuenta el contenido de la comunicación praxiomotriz en la misma situación praxiosocial.

Ya refiriéndonos concretamente al contenido, y en una postura idéntica a la expuesta

por Delaunay (1980 y 1985), Scott y Powers (1983: 51-52) sugieren que

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

84

“... se puede llamar a la comunicación, transaccional. Esto quiere decir que la

conducta comunicativa está influida, conformada y modificada por las

personas y el entorno con quienes entra en contacto”. “Podemos pensar en el

fenómeno transaccional de la comunicación humana como en los componentes

de un sistema: cuando uno cambia, provoca modificaciones en todos los

demás. Lo mismo ocurre con los comunicantes humanos y su ambiente. Los

cambios en las personas y en el entorno ejercen un impacto directo en la

comunicación. Así, el modelo transaccional muestra la comunicación como un

sistema de componentes interrelacionados”.

El considerar la comunicación praxiomotriz como que está en función del entorno (y

de las interpretaciones de los agentes) en su situación, nos induce a concluir dos cuestiones

desde la perspectiva ecopráxica:

- En primer lugar, que para investigar el entorno praxiosocial es necesario

introducirse en los contenidos de los entornos praxioambiental y praxiocorporal

de los participantes.

- En segundo lugar, que, en última instancia, referirse a lo comunicacional es en

definitiva referirse a lo espacial (junto a sus objetos y aparatos) y a lo gestual

(junto a los implementos y equipamiento de los participantes).

Por ello, cuando hablemos de “comunicación praxiomotriz” nos tendríamos que

remitir en primer lugar a los contenidos espaciales y gestuales que relacionan a los

participantes (las dos dimensiones “básicas”). Para J. Corraze (1986: 11),

“Las comunicaciones no verbales utilizan tres tipos de soportes. En primer

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

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lugar, el cuerpo, en sus cualidades físicas o fisiológicas y en sus movimientos.

En segundo lugar, artefactos ligados al propio cuerpo, como la vestimenta, los

tatuajes y las mutilaciones, sean o no rituales. Existen igualmente artefactos

ligados al medio, ya que todos los productos del artificio humano pueden

servir para la comunicar. Por último, la dispersión en el espacio de los

individuos, ya se trate de un espacio físico o territorial, o del espacio que

rodea al cuerpo y ligado a él y que son asimismo signos no verbales”.

Ello sin menoscabo de que también sea factible introducir las dimensiones temporal

(secuencia de la comunicación, su velocidad o sincronización, etc.), o equilibradora (cuando

hay competición): interacciones de marca -Parlebas (1981)- o sanciones -“reglamento” en

Hernández Moreno (1987)-, y que a veces permiten el logro de puntos -Amador (1994a)-.

Entonces, y de acuerdo a Scott y Powers (1983: 44) para la investigación

“ ... consideramos los ocho modos principales en que nos comunicamos no

verbalmente: a través de los movimientos corporales, tacto, apariencia física,

conducta oral -grito-, uso del espacio, uso de las cosas, conducta visual -

observar miradas-, y uso del tiempo”.

La determinación del sistema de comunicación praxiomotriz no finaliza con la

referencia al entorno, ya sea desde lo comportamental (exteriormente observable) o desde el

lado subjetivo (interiormente interpretable respecto a lo comunicable o comunicado). Para L.

Cencillo (1988: 26) “... el catálogo de todo lo que se dice, se connota y aún se calla, pero a

pesar de ello se “transmite” contiene elementos como:

- Hechos, relaciones, intenciones, deseos y necesidades.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

86

- Calificaciones: axiales, situacionales, posicionales o de rol, lógicas.

- Pautas, encuadres y redefiniciones.

- Enmascaramientos y pretericiones.

- Estados: subjetivos, intersubjetivales, objetivos.

- Factores indeterminantes.

La dimensión comunicacional también aparece en las orientaciones teleomotriz,

funcional y praxemiotriz (praxis motriz desde la significación-codificación).

Respecto de los objetivos praxiomotores, toda situación praxiosocial concierne a un

grupo de participantes, ya sea en cooperación, en oposición o en cooperación/oposición,

según sus pretensiones en la producción de praxis motrices. Respecto de la primera forma,

para J. Searle (1989: 69)

“La intencionalidad colectiva supone que esté presente en el sustrato un

sentimiento del “otro” considerado como candidato posible para participar en

una actuación cooperativa, es decir, presupone concebir a los otros como algo

más que meros agentes conscientes, concebirlos como miembros efectivos o

potenciales de una actividad cooperativa”.

En situaciones estatutarizadas con frecuencia se prevén planes de actuación

estratégicos y acordados entre el conjunto de los participantes para la consecución de los

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

87

objetivos motores internos previstos en esa tarea-estatuto praxiomotor (a veces,

“reglamento”). El estudio por medio de la interpretación y la exteriorización de esos planes,

normalmente ocultos y subjetivos a los agentes, parece ser uno de los procedimientos

adecuados para abordar esta perspectiva teleomotriz.

Al efecto pueden plantearse técnicas de investigación como la entrevista en base a la

observación de imágenes grabadas o de situaciones imaginarias, donde aparezcan los otros co-

participantes. Otra opción sería la observación participante, donde el investigador se maneja

como otro constructor más de la situación praxiosocial.

La perspectiva funcional ha sido bastante desarrollada en los estudios praxiomotores,

aunque no de manera suficiente de acuerdo a sus amplias posibilidades utilizando la

dimensión comunicacional. Según F. Lagardera (1995a) todavía no hay un operativo

adecuado y estandarizado para abordar el sistema de los subroles. Por definición, los roles y

subroles en situación praxiosocial son roles o subroles “sociomotores”.

Recordemos que un rol praxiomotor completo implicaría una conjunción de las otras

perspectivas: comportamental y subjetiva, teleomotriz y ecopráxica, cada una de ellas con sus

correspondientes categorizaciones. Por ello, la centración en alguna de tales orientaciones

metodológicas supone un modelo de análisis particular para desentrañar el sistema de los roles

sociomotores de cada situación.

Los praxemas socio-motores se definen por la conjunción del aspecto externamente

observable (comportamental) con el subjetivamente interpretado para elaborar

metodológicamente una explicación de la praxis motriz entendida como signo, en este caso

formando parte de un código compartido colectivamente de manera consciente o inconsciente.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

88

La problemática de la exteriorización del aspecto subjetivo e inconsciente del praxema

motor se torna harto complicada, cuando abordamos el tema de su fiabilidad. Por el momento,

las mismas técnicas de interpretación de las situaciones praxiosociales que se han propuesto

para la orientación teleomotriz (observación-interpretación de imágenes, interpretación de

situaciones imaginarias, observación participante) nos resuelven algunas cuestiones. La

externalización-interpretación de las condiciones praxiomotrices (un aspecto de lo

ecopráxico) parece bastante más difícil de ser abordada, y no conocemos hasta la fecha

alternativas operativas apropiadas.

9.4.5.- Equimotricidad: la relación con la competición

Una de las finalidades del análisis mediante la dimensión equilibradora de las

situaciones praxiomotrices es la elaboración del sistema de equilibración praxiomotriz. La

praxis motriz como unidad de análisis de las situaciones praxiomotrices estudiada desde la

dimensión equilibradora, siempre que exista competición, es una equipraxis motriz, y su

campo de estudio es una EQUIMOTRICIDAD.

Por ello la elaboración de este sistema es únicamente factible a partir de estatutos

praxiomotores, donde se definen las posibilidades de comparar, registrar y valorar praxis

motrices en base a sus comportamientos motores (aspecto manifiesto y observable en

situación).

Las equipraxis motrices se localizan, entonces, en los juegos deportivos (juegos

tradicionales y deportes), en las competiciones y “exámenes” de danza o de expresión

mímica, en la valoración de las manifestaciones de las posibilidades corpóreas y motrices

(demostraciones de fuerza, de velocidad, de precisión, de contorsionismo, de equilibrio, de

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

89

dominio de objetos...), etc.

La consecuencia de proponer una dimensión equilibradora, que relacione aspectos

propiamente situacionales con los de la competición, es que para la elaboración del sistema de

equilibración praxiomotriz se hacen referencia a elementos que pertenecen a dos niveles

diferentes: los de la situación (praxis motrices como manifestaciones necesarias y suficientes

en el desarrollo de la tarea) y que conforman el sistema, y los extrasituacionales “cercanos” a

ese sistema (los referidos a la organización y gestión de la competición y a las consecuencias

que para la competición tienen los desarrollos situacionales).

Veamos algunas propuestas metodológicas de los praxiólogos. Para P. Parlebas (1981:

25) <<competición motriz>> es aquella “Situación objetiva de enfrentamiento motor en el

desarrollo de la cual uno o varios individuos desarrollan una tarea motriz subsumida

imperativamente a las reglas que definen las obligaciones, el funcionamiento y todas las

particularidades de los criterios de éxito o fracaso”.

Esta objetividad, según Parlebas (1981) no concierne al deseo subjetivo de

autosuperación, aunque ésta pueda ser la base socialmente aceptada de una competición. En

este último caso, se define un conjunto de condiciones claramente definidas. La situación

praxiomotriz de competición, puede estar institucionalizada (deporte), favoreciendo con sus

reglas el espectáculo, ó no institucionalizada (juegos tradicionales).

Para el GEP (Castarlenas y otros, 1993b: 28) <<competición>> implica “... la

existencia de enfrentamiento de forma convencional y que permite, en función de los

resultados, situar a los participantes en una jerarquía de éxitos”.

Podemos apreciar que tal como el GEP y Parlebas lo han planteado, la competición se

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

90

presenta en un nivel diferente respecto a la “oposición”. Esto es bueno aclararlo en tanto en

cuanto la oposición puede ser un componente imprescindible (parte integrante necesaria y

suficiente) de la praxis motriz, mientras que la competición pertenece únicamente a una forma

de condicionamiento de la acción de juego (sin ser parte de ella).

La competición se presenta en un nivel diferente (con frecuencia simbólico) al

contener una convencionalidad que dirime la manipulación de resultados y, a veces, la

jerarquización del éxito o fracaso. Sucede algo parecido con el “sistema de puntuaciones” de

Parlebas (1981): por mucho que condicione a la acción de juego, no por ello forma parte de la

acción.

En definitiva, la competición o la puntuación no son necesarias para la situación de

juego. Serán necesarios para dirimir, por ejemplo, los resultados victoriosos o los fracasos a

consecuencia de la situación de juego o para establecer una escala de resultados. Esto no quita

que la convención (desde una competición reglamentada) distinga “acciones de marca” y

formas que conducen a lograrlas. Estas praxis motrices referidas a la situación sociomotriz de

competición coinciden entonces con los usos de los conceptos <<colaboración>> y

<<oposición>> que el GEP (Castarlenas y otros, 1993b) hacen de las dos formas de

“interacción motriz esencial y directa” de Parlebas (1981): la “comunicación motriz” y la

“contracomunicación motriz”.

Esas praxis motrices conforman todo un sistema praxio-motor que relaciona la

situación (al meter gol, al penalizar, etc.) con lo que de simbólico tiene lo post situacional

(sumar y restar “puntos” o “marcas”). Por ejemplo, F. Amador (1994a) mezcla en el “sistema

de puntuación” elementos situacionales como las “interacciones de marca”, con otros

elementos extrasituacionales como la “matematización asignando valores numéricos a los

logros, ventajas o victorias”. En el parámetro “reglamento”, definidor de la estructura

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

91

sistémica de los juegos deportivos, Hernández Moreno (1994a) destaca el componente “forma

de puntuar y cómo ganar o perder”. Para su representación P. Lavega (1995a) propone la “red

de interacción de marca de Competición”. Sin embargo, insistimos de nuevo, el sistema

equilibrador atiende estrictamente a un aspecto de lo situacional.

En base a tal simbolización de las realizaciones motrices pueden programarse

“competiciones” individuales (situaciones psicomotrices estatutarizadas y

extrasituacionalmente competitivas) en espacios y/o tiempos distantes. Son, entonces,

completamente factibles registros tales como los del “récord Guiness”, las marcas deportivas

(natación, atletismo, récord de la hora, de la milla...), válidos en cualquier país y en cualquier

época, mientras se cumplan de forma estricta las condiciones prefijadas, a veces controladas

(¿imparcialmente?) por un juez (árbitro, “hombre bueno”...) que garantiza el cumplimiento de

una pretendida igualdad de oportunidades.

Pero independientemente de que exista o no un espacio-tiempo simultáneo,

concurrente o separado entre participantes, siempre se buscará un equilibrio de opciones para

ellos.

La definición de estatutos praxiomotores competitivos implica explicitar y definir con

gran precisión (con escaso género de dudas) las condiciones y objetivos motores obligatorios

para los actores, de tal manera que la “homeostasis” de desarrollo de la situación quede

asegurada para ellos, y así sea percibido por los posibles espectadores. En una situación

praxiosocial competitiva, por ejemplo, desde el exterior se ha de percibir perfectamente este

equilibrio. En este sentido Parlebas (1988a: 106) señala que “Toda posibilidad abierta al

atacante es inmediatamente compensada por una réplica permitida al defensor”.

El modelo explicativo de la “homeostasis” implica la comprensión de las situaciones,

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

92

desde el punto de vista sistémico, según el equilibrio dinámico entre las partes

interdependientes. Ver ejemplos de estos modelos para analizar los juegos deportivos en el

uso del concepto “agón” de Callois (Navarro Adelantado, 1995a: 100 y 145; y Lavega, 1995a:

751) o en los gráficos sobre los objetivos praxiomotores y opciones de la estrategia motriz del

juego (deportivo) en D. Blázquez (1986), C. Bayer (1986), J. Antón (1990), G. Lasierra

(1990), y una revisión reciente para los deportes de equipo de Hernández Moreno (1994a).

El que se hayan definido una serie de normas de competición tiene como consecuencia

el que el equilibrio de opciones pueda quedar roto por múltiples circunstancias: por culpa de

los propios participantes o por los responsables de la objetividad de la competición (juez,

árbitro), ya sea intencionada o inintencionadamente, ya sea a causa de otros factores no

previstos (inclemencias meteorológicas, intromisión del público, fallas en los aparatos de

registro...).

Puesto que se refiere a la competición, en el nivel propiamente situacional también se

pueden producir roturas en la igualdad de oportunidades, lo cual implica transgredir normas

(del reglamento) referidas específicamente a los objetivos y condiciones praxiomotores de la

situación. Sobre el particular, estas conductas no exclusivas del juego son denominadas de

“evasión” (transgresión de las reglas) por Navarro Adelantado. (1995a: 191). Para J.

Habermas (1989b: 239) “Las acciones reguladas por normas no tienen por qué ser conforme

a la norma de que se trate, pueden también transgredir normas vigentes; pero también la

transgresión de una norma presupone la orientación por una norma vigente”.

Las violaciones de lo reglamentado no son necesarias para el desarrollo de la

situación: se puede jugar perfectamente sin ellas. No obstante, si aceptamos la imparcialidad y

el modelo homeostático de la competición (si deseamos determinar la adecuación o no a los

objetivos siguiendo o no las condiciones del entorno prefijados), las transgresiones “se

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

93

pagan”, porque, en definitiva, las acciones se comparan. Por ejemplo, en el parámetro

“reglamento” Hernández Moreno (1994b: 54) introduce la noción de análisis “penalizaciones

a las infracciones de las reglas”.

La consecuencia del reconocimiento real de una transgresión a las normas, sea o no

referida a lo situacional o a lo extrasituacional, es una compensación para los participantes

perjudicados en la ruptura del equilibrio de opciones. Algunas de tales posibilidades (las

acciones transgresoras y las consecuencias) están previstas en algunos reglamentos.

Es habitual, entonces, encontrarse con estatutos que definen comportamientos motores

concretos, y que pueden ser analizados desde el propio reglamento o ya desde la situación, por

ejemplo, con la intención de elaborar el sistema de equilibración praxiomotriz. Los

agruparemos refiriéndonos a comportamientos:

- Puntuables y necesarios para la situación, que suponen un registro (marca)

matemático por tal comportamiento: hacer un gol (o sea introducir el balón en la

portería) vale x; realizar un doble mortal vale x puntos; lanzar la jabalina vale x

metros, etc.

- Sancionables y no necesarios para el desarrollo de la situación (es decir,

extrasituacionales), aunque no siempre sancionados. Son, por ejemplo: el caer en el

fuera de juego (rugby), dejar que el balón salga por la línea de banda (baloncesto),

zancadillear a un contrario (fútbol), no acabar completamente un giro en un ejercicio

gimnástico, dejar caer las pesas antes del tiempo mínimo en la posición (halterofilia),

golpe de kárate no reglamentario, huir después de haber sido tocado en la Cogida,

pasividad en la lucha, etc. Podría jugarse perfectamente sin ellos, y si estos

comportamientos surgen durante el juego, entonces se buscaría una compensación:

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

94

negativa para el “infractor” y/o positiva y ventajosa para los “perjudicados” en el

desequilibrio de acciones, con el fin de otorgar esa igualdad de oportunidades a los

competidores. Los procedimientos habituales son utilizar una mecánica de

puntuaciones (resta de marcas o suma de sanciones para el infractor, o suma de marcas

para los perjudicados) o comportamientos de compensación (desventajosos para los

infractores y/o ventajosos para los perjudicados).

- De compensación, como consecuencia de: una sanción a un infractor (por ejemplo,

sacar el balón por la línea lateral), una desventaja manifiesta externa e imprevista para

el desarrollo de las condiciones explicitadas para la situación (lluvia, mal estado del

terreno) o error perjudicador detectado y reconocido de acuerdo a las condiciones de

partida (una “injusticia” del árbitro o juez). Entonces, se suele otorgar una ventaja

compensatoria, en forma de comportamiento motor beneficioso, a los perjudicados:

pasa el balón al otro equipo, se aplaza el encuentro, compensación en metros durante

la salida por calles (carreras cortas en atletismo), etc.

- Cambio de roles estatutarios obligatorio, cuando no hay simultaneidad de opciones:

policías pasan a ladrones, los perseguidos pasan a defensores de las cuatro casas, los

que llevan la varita luego serán los que la buscan entre los adversarios, etc.

9.4.6.- Estrategia motriz como variable dependiente

La estrategia motriz va a ser entendida en nuestro modelo metodológico como una

unificación de las cinco dimensiones anteriormente propuestas. Por ello, analizar la estrategia

motriz completa de una situación praxiomotriz implica reunir los sistemas espacial, temporal,

gestual, comunicacional y equilibrador, deducidos ellos con análisis previos.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

95

La justificación de tal planteamiento procede de la especial concepción que tienen los

praxiólogos de lo que hemos dado en denominar <<praxis motriz>> (acción motriz, acción de

juego...). La praxis motriz en su situación, procedente del desarrollo de una tarea (condiciones

y objetivos motores), es entendida eminentemente como una acción estratégica tal como se

defiende por Mahlo (1985), Delaunay (1980), Menaut (1982), Parlebas (1986), Amador

(1994a), y Navarro Adelantado (1995a: 75), entre otros.

Parlebas (1981: 265) define <<estrategia motriz>> como la “Puesta en práctica sobre

el campo de un plan de acción individual o colectivo en vistas a la resolución de una tarea

propuesta por una situación motriz”. De acuerdo a este punto de vista (1981: 271) “La noción

de estrategia motriz presenta la particularidad de solidarizar íntimamente el proyecto

práxico y la ejecución corporal”.

Si bien pudiera programarse teórica y anticipadamente, en el ámbito situacional de la

praxis motriz nos interesa preferentemente lo que implica como estrategia a una acción

completa: percepción, decisión y ejecución. En ese sentido Sánchez Vázquez (1973: 170)

defiende que “... una teoría es práctica en cuanto que materializa, a través de una serie de

mediaciones, lo que antes sólo existía idealmente, como conocimiento de la realidad o

anticipación ideal de la transformación”.

Para Hernández Moreno (1996a: 22) la <<estrategia motriz deportiva>> es la

“Conducta motriz de un individuo, grupo o equipo actuando en una situación motriz dada,

orientada hacia la resolución de los problemas que se plantean en tal situación, de manera

individual, grupal o en equipo”. Otras concepciones de estrategia y táctica, son, por ejemplo,

las de Mahlo (1985), Teodorescu (1977), Talaga (1985), J. Riera (1989 y 1995a), M. Lloret

(1994a), y las que aparecen en las recopilaciones conceptuales de F. Amador (1994a) y G.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

96

Lasierra (1995). Tanto para Parlebas (1981) como para Hernández Moreno (1996b),

<<estrategia motriz>> y <<táctica>> se muestran como sinónimos.

La estrategia motriz es, entonces, un uso que los distintos participantes (puestos o no

de acuerdo) efectúan de las condiciones motrices internas y objetivos motores internos

explicitados en la tarea praxiomotriz (juego, deporte, actividad expresiva o introspectiva...),

para afrontar la situación consecuente.

Es decir, explicar la estrategia motriz que emplean una o varias personas en una

situación praxiomotriz supone explicar cómo ellas usan el espacio, el tiempo, la

gestualidad, la comunicación (cuando es posible) y la equilibración (cuando se presenta

en forma de competición) praxiomotores.

Siguiendo el criterio de análisis de las situaciones en función de las diferentes

dimensiones, la estrategia motriz puede centrarse en indicadores asociados a cada una de

ellas, de modo que es lícito hablar de una estrategia motriz espacial, otra temporal, otra

gestual, otra comunicacional (individual y/o grupal, cooperativa, opositiva o de

cooperación/oposición) y otra equilibradora. En realidad son aspectos metodológicos

dimensionales de una única estrategia motriz global.

Serrano y Navarro Adelantado (1995: 27) plantean también la posibilidad de

identificar variables dependientes e independientes para los estudios praxiomotores. En un

diseño investigador donde las dimensiones se entiendan como variables, la estrategia motriz

sería la variable dependiente de las independientes: espacio, tiempo, gestualidad,

comunicación y equilibración2, es decir:

2 Ver una propuesta formal semejante en Rodríguez Ribas

(1994b), partiendo de los parámetros de la estructura

funcional de los deportes, según el modelo de Hernández Moreno

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

97

E = f(ES,T,G,C,EQ)

siendo E: estrategia motriz; ES: espacio praxiomotor; T: tiempo praxiomotor; G: gestualidad

praxiomotriz; C: comunicación praxiomotriz y EQ: elementos de la equilibración

praxiomotriz.

Fórmula 4.- Relación de dependencia entre las dimensiones de análisis de las

situaciones praxiomotrices tomadas como variables.

(1994a) con una nueva versión revisada.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

98

VARIABLES INDEPENDIENTES

ESTRATEGIA=f (E,T,G,C,Eq)

VARIABLE DEPENDIENTE

Gráfico 26.- Modelo metodológico final que se ha propuesto para el análisis de la

estrategia motriz de las prácticas físicas.

equilibración

Estrategia praxiomotriz

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

99

Este modelo metodológico de la estrategia motriz se presenta, respecto a las

dimensiones de análisis de cualquier situación praxiomotriz, como una hipótesis de trabajo.

De acuerdo a este modelo tridimensional, las dimensiones independientes se

combinarán en aras de lograr la comprensión de la estrategia global. La MATRIZ DE LAS

DECISIONES ESTRATÉGICAS resultante sería como sigue:

=> ES T G C EQ

ES ES,ES ES,T ES,G ES,C ES,EQ

T T,ES T,T T,G T,C T,EQ

G G,ES G,T G,G G,C G,EQ

C C,ES C,T G,G G,C G,EQ

EQ EQ,ES EQ,T EQ,G EQ,C EQ,EQ

Tabla 10.- Ejemplo de una matriz de decisiones estratégicas.

Cada elemento es sustituido por sus correspondientes indicadores. Por ejemplo, en

deportes de equipo, indicadores espaciales (ES) pueden ser “distancia relativa” o

“localización del balón en el terreno” y un indicador comunicacional (C) puede ser “número

de jugadores afectados (concretar el número)”. El siguiente paso sería señalar las categorías

correspondientes al indicador de referencia. Por ejemplo en deportes de equipo, para el

indicador ES “distancia relativa” se pueden proponer las categorías: “larga”, “media” y

“próxima”. Para el indicador C “número de jugadores afectados”, las categorías podrían ser:

“individuo”, “grupo de un equipo”, “equipo” y “totalidad de jugadores (los dos equipos)”.

El resultado de una combinación (ES,ES) sería, sustituyendo: “distancia relativa del

balón respecto de las distintas líneas del campo”. La combinación de indicadores (ES,C) sería

“distancia relativa entre jugadores (concretar el número)” y “distancia relativa del balón

respecto de los jugadores (concretar el número)”.

Esta matriz base es un ejemplo en el que se combinan los elementos 2 a 2. Pueden

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

100

plantearse otro tipo de matrices donde se combinen los elementos y sus indicadores 3 a 3, 4 a

4, o los indicadores de los cinco elementos a la vez. Por ejemplo, una posible combinación

(ES,ES,C), utilizando los indicadores propuestos, es “distancia relativa entre balón-

jugadores”.

Otra posibilidad más será la recombinación de elementos -y sus indicadores-,

multiplicándose enormemente el abanico de opciones de explicación de la estrategia motriz:

. 2 a 2, tomados de 2 en 2: (ES-ES, ES-C); (T-EQ, ES-C)...

. 2 a 2, tomados de 3 en 3: (ES-ES-T, T-C-EQ)...

. 3 a 3, tomados de 2 en 2: (ES-T, T-EQ, ES-C)...

y así se podría seguir con diferentes propuestas matriciales más. El resultado final,

difícilmente operativizable si no es con un potente instrumental informático, nos conduce

hacia el sistema de la estrategia motriz, que equivale a la comprensión de la situación

praxiomotriz como sistema.

Lo más habitual y práctico en una investigación praxiomotriz será el intento de

explicación de una parte significativa de la estrategia motriz de una situación. La habilidad del

investigador consistirá en escoger los indicadores (junto a sus categorías) y sus

combinaciones posibles que mayor información me den de la situación praxiomotriz, pero con

el menor número de operaciones posible. Lógicamente, a medida que se vayan tomando las

sucesivas decisiones metodológicas, el investigador irá perdiendo información, puesto que se

ha centrado en la explicación de una parcela concreta de entre las múltiples opciones.

Tal como acertadamente indica P. Parlebas (1981), la dimensión estratégica es

especialmente significativa para investigar sobre las situaciones de gran incertidumbre para

los agentes, donde las praxis motrices han de readaptarse a las distintas evoluciones de la

situación que los participantes provocan, y, al tiempo, están condicionados ellos por los

diversos factores previos o surgidos sobre la marcha. Serán prácticas en terrenos no

domesticados, prácticas contracomunicacionales, y, en general, toda práctica totalmente

novedosa o improvisada.

En palabras de López Cachero (1983: 159) la decisión en incertidumbre “...conduce a

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

101

que la adopción de decisiones dependa de criterios estrechamente vinculados a las

concepciones y valores personales del decisor...”. Tal como P. Watzlawick (1994: 40)

describe,

“... tras una paralización inicial, todo estado de confusión desencadena una

reacción de búsqueda de causas o de motivos que arrojen luz sobre la

incertidumbre y la sensación de inseguridad que ésta produce. De aquí se

siguen dos cosas: primero, si la búsqueda no da resultado, se amplía al campo

a todas las conexiones imaginables e inimaginables y, en unas circunstancias

dadas, se establecerán interrelaciones entre las cosas más insignificantes y

disparatadas. Segundo, en un estado de confusión existe una fuerte tendencia a

aferrarse a la primera explicación concreta que se cree percibir a través de la

niebla de la confusión”.

La elección en la decisión praxiomotriz y su análisis (Parlebas, 1981) apenas

funcionaría según una teoría de juegos clásica -matematizada- racional o mediante criterios de

probabilidad -estadística-. Ambas perspectivas están totalmente relativizas a los primados

mecánicos, energéticos e informacionales que, con frecuencia, atañen a decisiones subjetivas

e inconscientes tomadas en décimas de segundo.

La combinatoria de indicadores-categorías de las cinco dimensiones (sean tomadas o

no como variables), es factible para cada una de las seis orientaciones metodológicas. La

explicación de la estrategia motriz desde la perspectiva comportamental (observación externa

de las condiciones praxiomotrices del entorno) ha sido la más habitual, mediante el análisis

estadístico de unidades escogidas de secuencias visibles al investigador exterior (espectador

directo en deportes o análisis de grabaciones en vídeo). Esa es la perspectiva que aparece, por

ejemplo, en Hernández Moreno (1987), Antón (1992) o M. Lloret (1994a), entre otros.

Un intento de comprensión de la estrategia motriz desde la vertiente subjetiva en la

orientación ecopráxica, ha sido el realizado por Mahlo (1985) aunque presenta claras

dificultades actualmente para la obtención de información fiable. De hecho, y en base a tales

restricciones operativas, en la orientación relacional (orientación ecopráxica restringida a la

comunicación entre participantes) y en la funcional (praxis motriz según el uso que los

participantes realizan de las condiciones y objetivos motores definidos en un estatuto

praxiomotor, o sea, papeles o roles) se ha destacado siempre la vertiente comportamental.

Sobre la vertiente comportamental de la orientación relacional, se puede consultar a Parlebas

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

102

(1988a). Sobre la vertiente comportamental de la orientación funcional podemos dirigirnos a

Parlebas (1986), Hernández Moreno (1994a), Amador (1994a), Navarro Adelantado (1995a),

Lavega (1995a) y a Ruiz Llamas (1996).

La orientación teleomotriz (objetivos praxiomotores: planes, objetivos parciales o

finales, proyectos, metas intermedias a lograr...) no ha sido apenas abordada intentando

explicaciones de la estrategia motriz, pero metodológicamente parece factible. Algunos

intentos son los de C. Bayer (1986), Lasierra (1990), Antón (1990) y Rodríguez Ribas

(1995b).

Las orientaciones por excelencia, con mayores posibilidades de descubrirse según la

estrategia motriz de la situación, son la funcional y la praxémica (praxis motriz como signo),

puesto que reúnen en una única propuesta metodológica las otras orientaciones. En definitiva,

un “rol praxiomotor” y un “praxema motor” presentan la opción de unificar objetivos

praxiomotores (perspectiva telomotriz) junto a condiciones praxiomotrices (perspectiva

ecopráxica). Un intento tal parece que es apropiado afrontarlo de acuerdo a una conjunción de

las dimensiones para el análisis de las situaciones, o en otras palabras, de acuerdo a una

estrategia motriz. La primera propuesta operativizada de una Praxémica motriz corresponde a

P. Irliger (1973).

Por tanto, una “matriz de decisiones estratégicas” es aplicable, cuando la praxis motriz

como unidad de análisis del sistema (situación praxiomotriz) se entiende de acuerdo a un

comportamiento motor, como sociopraxis motriz, como condición praxiomotriz, como

objetivo motor, como dependiente de un rol o como signo praxiomotor.

9.4.7.- Praxis motriz como unidad de análisis

En el capítulo correspondiente definimos <<PRAXIS MOTRIZ>> como aquella

“manifestación de la persona que toma sentido en una estructura de datos surgida con la

realización de objetivos motores, en función de las condiciones del entorno”.

Refiriéndonos únicamente a lo situacional, una praxis motriz se identifica por los

“objetivos praxiomotores” y las “condiciones praxiomotrices”, donde a una manifestación le

corresponde una interpretación, deducida ésta en el seno de una estructura de datos. Tal

propuesta conceptual tiene sus consecuencias metodológicas.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

103

Puesto que los datos pueden ser exteriormente perceptibles ó, por el contrario,

subjetivos, las interpretaciones también pueden deducirse acorde a estructuras manifiestas ó a

estructuras ocultas. En este punto, las posturas de los investigadores praxiólogos pueden

multiplicarse tanto como las que se aprecian en el debate entre los defensores de perspectivas

causal-mecanicistas ó posturas puramente interpretativas en las ciencias sociales.

En los siguientes apartados nos dedicaremos a ofertar opciones operativas para las

investigaciones, perfectamente complementarias entre ellas, con el fin de posibilitar el estudio

de los sistemas praxiomotores (situaciones praxiomotrices entendidas como sistemas).

En el presente punto, sin embargo, únicamente veremos procedimientos para

identificar unidades de sentido denominadas “praxis motrices”, requisito necesario y previo

para la explicación de los aconteceres en las situaciones praxiomotrices. Tal como nos

recuerdan H. Blas y otros (1994: 41) “La descripción, interpretación y manipulación de

unidades constituye la base de toda actividad científica”, porque “Independientemente de la

naturaleza de tales unidades, éstas resultan una condición necesaria, sea cual sea el campo

de observación donde se consideren”.

Siguiendo a estos autores (1994: 41) “Cuando una unidad es definida resulta

separada de un fondo por un acto de distinción. Esta noción de distinción es operativa y se

refiere al proceso según el cual una unidad es definida”. En Praxiología han habido

propuestas para la identificación de unidades de acción, como las “acciones básicas” en la

filosofía analítica y los “actomas” en una Teoría de la acción estructuralista. La problemática

de la formulación de las “acciones básicas”, o sea, no mediadas por otras acciones, puede

encontrarse de forma escueta por ejemplo en J. Mosterín (1987) y P. Ricoeur (1988). La

problemática de la definición de las unidades indivisibles denominadas “actomas” se puede

encontrar en B. Lara (1991).

Las “acciones básicas” de A. C. Danto (Habermas, 1989b) se han querido referir a

movimientos corporales relevantes como extender la mano, erguir el cuerpo, encogerse de

hombros, movimientos de la laringe (al vocalizar), etc. Pero la discusión surge cuando se

parte de la idea de que (J. Habermas, 1989b: 241) “... los movimientos corporales no

representan el sustrato a través del cual las acciones entran en el mundo, sino que son ellas

mismas acciones primitivas”, y por tanto susceptibles de ser estudiadas como unidades. En

definitiva, según esta idea, una acción completa se caracterizaría porque “... es ejecutada

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

104

<<mediante>> la ejecución de otra acción, es decir, de un movimiento corporal...”.

En contra de esta idea, J. Habermas (1989b: 246) defiende -tal como G. von Wright

(1979)- que “ ... el movimiento corporal es parte, pero no base clara y distinta, de una acción

instrumental, y, por tanto, no es acción básica alguna”. Una primera conclusión a la que

llegaríamos, entonces, es que praxis motriz no es igual a una secuencia estudiada desde

una dimensión gestual.

B. Lara (1991) también encuentra problemática otras propuestas de unidades de

acción. “Actoma” es (Lara, B., 1991: 59-60) “... la unidad fundamental de la acción, una

especie de átomo de acción, o de “cuanto indivisible””. Según este teórico (1991: 60)

“... el actoma postula, naturalmente, la existencia de un presente puntual e

instantáneo, noción que constituye ya de por sí una abstracción más o menos

vaporosa y difícil, puesto que está ligada a los arduos problemas del tiempo

físico y del tiempo psíquico.”

En todo caso, y siguiendo a Pearce, W. B. (1994: 278), “Para entender lo que

acontece en un momento dado, ustedes deben considerarlo como co-construido por los

eventos circundantes y en función de lo que sucedió previamente y de lo que sucederá

después. Esta tríada es la unidad básica de análisis”. Al respecto puede consultarse también

en el apartado correspondiente de esta tesis (capítulo 5), los conceptos derivados de acción:

<<retroacción>> y <<preacción>>.

En otras palabras, (B. Lara, 1991: 60). “La noción de actoma es tan enrevesada como

las del continuo espacial y la divisibilidad física de la materia...”. Podemos obtener, con ello,

una segunda consecuencia, y es que las secuencias de la situación analizadas desde lo

espacial, lo temporal o desde cualquier otra dimensión no se deben confundir con una

praxis motriz, a pesar de que las dimensiones nos ayuden a encontrarle un sentido, es

decir a definirla como acción.

Parece más oportuno partir de la concepción de una unidad de análisis -denominada

para nosotros “praxis motriz”-, al estilo de lo expresado por Habermas (1989b: 248):

“El modo como se generan nuevos niveles de acción es idéntico a la

introducción de una nueva interpretación. Punto de referencia es el significado

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

105

de la acción primitiva que viene determinado por la correspondiente regla de

acción y condiciones particulares de contexto. Nuevas interpretaciones (que

posiblemente determinen nuevas acciones) resultan porque la acción básica es

interpretada bajo aspectos distintos por referencia a contextos ampliados”.

Si nos restringimos a un contexto definido como es la situación praxiomotriz,

Habermas (1989b) nos está señalando que inicialmente partamos de la tarea praxiomotriz (sus

condiciones y objetivos motores internos explicitados), para, luego, establecer las distintas

interpretaciones (sentidos; operativamente: “orientaciones metodológicas”) ya en la propia

dinámica, comenzando por los niveles más genéricos y globales.

En definitiva, hay que recordarlo, la finalidad metodológica, de acuerdo a la definición

de nuestro objeto de estudio (“praxis motriz”), es la elaboración de sentidos, de

interpretaciones (escoger una o varias de las orientaciones metodológicas). El medio utilizado

para lograr tal fin requiere introducir las distintas dimensiones analíticas de que disponemos

por el momento (espacio, tiempo, gestualidad, comunicación y equilibración praxiomotrices).

Las explicaciones dimensionales nunca serán el objetivo metodológico de la Praxiología

motriz si aceptamos aquella definición de “praxis motriz”.

Por tanto, algunas fases operativas del proceso investigador implicarían:

1. Descubrir los rasgos pertinentes desde la tarea (condiciones y objetivos motores

internos). Esto es, concretar y poner límites en las distintas dimensiones (espacial,

temporal, gestual, comunicacional y equilibradora).

2. Establecer las manipulaciones observadas en la situación que los actores efectúan

(condiciones y objetivos praxiomotores), registrando las variaciones debido al “uso”

de tales dimensiones, desde los iniciales condiciones y objetivos motores internos.

3. Otorgarles sentido (darles forma interpretativa a los datos deducidos mediante el

análisis de las dimensiones, sea en la tarea o en la situación), como comportamiento,

interacción, entorno global, objetivo, rol y/o signo. Es decir, operar según una

orientación metodológica.

4. Expresar las conclusiones obtenidas (en su caso, divulgarlas: numéricamente,

verbalmente, gráficamente, etc.).

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

106

En Praxiología motriz también han habido propuestas de unidades de estudio:

“praxia”, “golpe de juego”, “acción de juego”, “jugada”... Vamos a detenernos en el concepto,

para ver luego cómo localizarlas.

P. Parlebas (1981: 176) define <<praxia>> como la “Secuencia de comportamientos

motores realizados por un sujeto interviniendo en una situación motriz y considerada como la

unidad de base de la acción observada”. Comenta que “Según el punto de vista y el marco de

investigación adoptados, el flujo comportamental podría segmentarse en unidades de

naturaleza y de importancia bien diferentes”. Siendo consecuentes con esta definición,

Parlebas (1981: 176-177) señala que como comportamiento-unidad podemos referirnos a: un

“golpe de juego”, a un “rol sociomotor” o a un “subrol sociomotor”, a “secuencias técnicas”,

“comunicaciones” o “contracomunicaciones”.

También indica (Parlebas, 1981:177) que todas esas unidades “se insertan en marcos

de análisis diferentes; a cada una de ellas, incluidas las más limitadas, podemos asociarles

una intención o un objetivo más o menos limitado a alcanzar...”, tal que, por ejemplo “A todo

microacto puede corresponderle un microobjetivo”.

De lo expresado podemos deducir que se pueden establecer unidades-comportamiento

y unidades-comportamiento-con objetivo. Esta conclusión, no se aparta ni añade apenas nada

nuevo al proceso de identificar unidades que propusimos atrás (se corresponde con la fase 2).

Veamos si podemos seguir concretando.

“Golpe (de juego)” es para Parlebas (1981: 33) “Toda secuencia de juego

comprendida entre dos límites definidos de modo preciso para cada juego; los límites varían

por supuesto de juego a juego en función de las características de cada situación lúdica”. Por

ejemplo, en voleibol sería golpe de juego desde el pitido del árbitro autorizando el saque hasta

que el balón queda “muerto”.

Es decir, podríamos establecer un golpe de juego atendiendo a un elemento

relacionado con la dimensión espacial: el balón está en juego, pueden lograrse los objetivos

del juego. La identificación de los golpes de juego son apropiados para la definición de

“subroles sociomotores” o los “scores”.

Puesto que los comportamientos (práxicos) se identifican en la propia situación,

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

107

podemos ver que, por ejemplo, la definición de roles sociomotores y subroles concretos

(Lavega; 1995a) atienden a factores relacionados con las dimensiones espaciales (terreno de

juego, relación jugador-objetos), temporales y comunicacionales (relación entre jugadores)

observados en la propia situación:

Parlebas (1981: 229) es tajante al referirse a las posibles segmentaciones y

subsegmentaciones de los comportamientos motores: siempre es posible definir sub-

estrategias o super-estrategias (1981: 271) o concreciones espaciales y temporales de subroles

sociomotores (1981: 229). Sobre el mismo particular Lasierra (1993) distingue entre las

unidades denominadas subfunciones (praxis motriz desde una perspectiva teleomotriz: una

intencionalidad), acciones de juego (medibles y observables, es decir, praxis motriz como

comportamientos motores) y modalidad de ejecución (praxis motriz-comportamiento desde su

dimensión gestual).

Parlebas (1981:293) propone otra posible unidad junto a las praxias, y es la

“interacción motriz”. También se basa en el comportamiento motor, concretamente (1981:

102) en aquel que influye de manera observable sobre otros participantes. La interacción

motriz esencial (a diferencia de la inesencial) corresponde a la situación y es a la que nos

referiremos. Analizando los ejemplos de sociopraxis motrices que Parlebas (1981) propone

(pase, tiro, toque, intercepción, placaje, remate, apoyo, desmarcaje...) podemos determinar

que se asientan sobre las mencionadas dimensiones espacial, gestual, comunicacional y

equilibradora (ésta sobre todo en el caso de las interacciones de marca).

La interacción directa puede ser deducida analizando los reglamentos de los juegos

deportivos sociomotores (Parlebas, 1981: 104) y se identifica asimismo en la propia situación,

como “secuencia motriz observable desde el exterior” de acuerdo a “características espacio-

temporales”. La indirecta -“praxema motor”- es deducible únicamente en la situación, pero

tiene la particularidad (1981: 169) de asociar lo comportamental junto a proyectos -

“tácticos”-, aunando en una única unidad de análisis la perspectiva eco-práxica y la

teleomotriz.

Hablando de los praxemas, Parlebas (1981: 170) pone ejemplos de los

comportamientos (una cara del praxema: perspectiva eco-práxica) que, como “indicios”, toma

el participante: orientación del cuerpo, trayectoria de la carrera, aceleración. Volvemos otra

vez sobre las dimensiones de análisis de las situaciones (lo gestual, lo espacial, lo temporal...).

Por otro lado (la otra cara: perspectiva teleomotriz), se entiende que el “proyecto táctico” es el

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

108

anuncio de la próxima aparición de un subrol (socio)motor. Ya vimos atrás que los subroles se

identificaban atendiendo a características de esas mismas dimensiones.

Vamos a centrarnos en otra unidad utilizada en Praxiología motriz, denominada

“acción de juego”. En el vocabulario básico, Hernández Moreno (1994a: 161) lo entiende

como “acción de un jugador con compañero-s y/o adversario-s que tiene lugar en el espacio

y el tiempo establecidos...”. Para Amador (1994a: 201) las acciones motrices son pertinentes,

observables externamente y operativizables.

Según estas características metodológicas, la pertinencia implica referirse a una

práctica que habrá de caracterizarse por sus rasgos (espaciales, comunicacionales...) que se

asocian a las distintas dimensiones. La operativización se traslada a unidades como el gesto,

técnica, subrol, conducta o praxema. Más adelante (Amador, 1994a: 484 y ss.) analiza la

“acción de brega” (acción motriz en la Lucha Canaria) de acuerdo a el uso del espacio, los

aspectos técnicos (gestuales) y temporales, reglamentarios (equilibradores), así como las

acciones praxémicas y los subroles (elementos que vuelven sobre las mismas dimensiones).

Para Lavega (1995a: 665) la acción de juego se ha entender como la “... unidad básica

de toda práctica lúdica reglamentada; ello significa que cada juego está constituido por un

conjunto de secuencias de acciones”. La “jugada” es para este autor aquel conjunto mínimo

de acciones ordenadas cronológicamente, y se corresponde con el concepto “golpe de juego”

de Parlebas (1981). Por ello (Lavega, 1994a) los límites de la jugada “deben estar

perfectamente definidos”.

Después de este recorrido sobre propuestas de unidades metodológicas en la

Praxiomotricidad situacional, parece que irremediablemente volvemos al punto de partida:

para dar sentido a una unidad (praxis motriz) sea desde la orientación metodológica que

sea, tendremos que referirnos a las dimensiones de análisis de las situaciones

(dimensiones como rasgos pertinentes previos desde la tarea, como variables, como

indicadores, como parámetros; como elementos sistémicos, como factores cualitativos, etc.).

Si nos vemos remitidos al mismo origen metodológico, será oportuno seguir tomando

decisiones para conducir las investigaciones. El investigador praxiólogo de los sistemas

praxiomotores tiene la última palabra. Para Parlebas (1981) la definición de cada praxia

tomada como unidad de análisis -comportamental- depende del punto de vista adoptado por el

investigador. De igual forma la lista de sociopraxis motrices, de comportamientos motores, de

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

109

subroles, de praxemas, de objetivos praxiomotores, etc., son diferentes de una investigación a

otra, dada una misma situación praxiomotriz, no sólo porque se hayan escogido orientaciones

metodológicas diferentes.

Incluso aunque se elija la misma orientación, por ejemplo la funcional, la lista de

subroles del balonmano es diferente de un estudio a otro porque habitualmente los criterios

utilizados al aplicar las dimensiones son diversos. El problema se traslada entonces al proceso

de selección de indicadores concretos y a sus correspondientes criterios de clasificación,

unido al proceso de combinación de indicadores-categorías.

A tal efecto quizá nos puedan servir de ayuda las propuestas de I. Darrault (1985),

aunque él lo aplique restrictivamente al análisis del discurso psicomotor. Parte de la idea

(1985: 124-125) de que la práctica (psicomotriz) es de naturaleza multisemiótica, puesto que

en ella confluyen varios sistemas susceptibles de ser analizados por separado (lectura

horizontal, que es siempre incompleta) o conjuntamente (lectura vertical).

En nuestro caso los “sistemas” son los que se corresponden con cada una de las

dimensiones (sub-sistemas espacial, temporal, gestual, comunicacional y equilibrador). Se

utilice una lectura horizontal (siempre inconveniente) o simultánea para operar con varios de

los sistemas, el objetivo metodológico (Darrault, 1985: 126) siempre es determinar el

significado global que otorga coherencia al discurso.

En Praxiomotricidad situacional hablaremos de una coherencia del discurso

praxiomotor elaborada desde alguna de las formas de sentido, regido según las diferentes

orientaciones metodológicas que en la actualidad conocemos (entorno, objetivo, rol, signo...).

Según este autor (Darrault, 1985: 131) los recorridos (o “itinerarios”) en la investigación

pueden dirigirse en dos sentidos, desde las estructuras manifiestas (superficiales, las de las

secuencias) a las profundas (las que contienen el sentido), o viceversa.

Si nos centramos en los subsistemas concretos, la segmentación de las secuencias, que

es el paso necesario para comprender las situaciones, se basa en:

- Elegir las subdimensiones (indicadores espaciales, temporales...) que nos informan

sobre el proceso en que la secuencia se desarrolla de acuerdo al subsistema o

subsistemas de referencia.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

110

- Aplicar disyunciones o fracturas de la secuencia por medio de oposiciones para un

mismo indicador, con niveles sucesivos de especificidad o superiores de generalidad.

El resultado es un árbol de categorías: el nivel superior es la secuencia total (discurso,

situación) y el inferior la secuencia con sus diferentes segmentaciones (en su caso,

subsegmentaciones) marcadas por los fragmentos. La elección de las sucesivas

oposiciones para caracterizar el discurso praxiomotor (categorías) sólo será validado

cuando se llegue al nivel mismo de la secuencia.

- Solapar la información obtenida multidimensionalmente, centrándose en una

combinatoria de los indicadores (algebraica, estadística, análisis de contenido,

estructuración (topo)gráfica, etc.).

El discurso praxiomotor -una situación- o aspectos del mismo, por supuesto no

siempre es necesariamente de características comportamentales, es decir, observable

exteriormente. Con frecuencia se habrá de recurrir a diferentes métodos y técnicas de

investigación, con el objeto de establecer un tipo de información “traducida”,

metodológicamente operativa, pero que es diferente a la que aparece en las secuencias

praxiomotrices.

Para los sistemas praxiocorporales o en orientaciones teleomotrices funcionales,

praxemiotrices y probablemente en la vertiente subjetiva de las orientaciones eco-práxicas, la

situación praxiomotriz se podría comprender, por ejemplo, si el propio agente fuese capaz de

interpretar verbalmente o gráficamente la secuencia de la cual él mismo es partícipe.

Luego, lo que será inicialmente analizada por el investigador es una información

espacial, temporal, gestual..., todavía sin ninguna forma de sentido, “referida a” las secuencias

praxiomotrices, y no las propias secuencias, de la cual la observación externa es apenas una

parte menor de la información posible que se descubre.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

111

Gráfico 27.- Modelo epistémico de análisis praxiomotor.

CONTEXTO PRAXIOMOTOR

SITUACIÓN PRAXIOMOTRIZ

Praxis motriz en el contexto

Praxis motriz en la situación

TAREA PRAXIOMOTRIZ

Estrategia praxiomotriz

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

112

Podemos revisar algunos ejemplos de protocolos de registro de datos praxiomotores

(suponemos que debidamente validados para las secuencias que tratan), protocolos propuestos

independientemente de las técnicas de investigación para la obtención de tal registro.

A. Acuña (1994: 260-262) nos presenta un listado de aspectos adecuados para analizar

una danza tribal. Son algunos aspectos concretamente referidos a la estructura general de la

coreografía:

- Participantes: número, situación espacial, tipo somático...

- Coreografía: registro sincrónico de los participantes, por episodios, y diacrónico de la

evolución de los episodios.

- Elementos musicales y vocalizaciones: señales vocales y cualidades de la voz (ritmo,

volumen, resonancia...), número, nombres y características de cada elemento musical

(tiempo, sincronización entre ellos y respecto a la coreografía).

- Movimiento cinésico: gestos, movimientos corporales y segmentarios, posturas

estáticas.

- Paralenguajes: conducta táctil (tipos: palmear, acariciar... y zonas del cuerpo),

expresiones faciales (zonas de la cara), conducta visual, proxémica (territorialidad,

densidad según número de participantes, distancias, disposiciones), adornos e

indumentaria (atuendo, artefactos, maquillaje), factores del entorno (medio ambiente

natural y humano próximo al escenario, decorado).

R. Laban (1987) considera tres elementos de análisis del movimiento significativo

corporal -el “material”-, que afectan a representaciones de danza, mimo o teatro: tiempo

(velocidad), espacio (dirección), peso (intensidad), a los que añade el flujo de aparición de las

acciones (densidad de los signos). La significatividad de la acción corporal procede de la

reinterpretación de las características de los factores mencionados según actitudes (flotar,

envestir, aletear, deslizar, zapatear, acuchillar, etc.) que esconden valores sociales y

personales (instintos, sentimientos...). El proceso de análisis de una interpretación escénica

propone que se efectúe de acuerdo a tales “factores de movilidad”, categorizándolos como

sigue:

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

113

- Dirección del movimiento corporal en el espacio: adelante, atrás, derecha,

izquierda...

- Nivel en el espacio: alto, mediano, profundo.

- Extensión en el espacio: cerca, lejos, pequeño, grande, largo, corto.

- Vía en el espacio: derecha, angular, curva.

- Tiempo-ritmo, según velocidad (rápida, normal, lenta), según unidades (los mismos

términos que en solfeo: uno, uno y medio, dos, cuatro...), tempo (presto, moderato,

lento), movimientos vibratorios, pausas.

- Peso como “energía muscular” o intensidad de la fuerza usada en la resistencia al

peso: fuerte, normal, débil.

- Peso según acentos, y según grados de tensión (tenso, relajado).

- Flujo como fluir activo, interrumpido, detenido.

- Flujo como acción continua, discontinua, parada.

- Fluir según el control: normal, intermitente, completo.

- Flujo al adoptar el cuerpo un movimiento, una posición o una serie de posiciones.

Algunos listados para el análisis de las dimensiones aplicadas a los juegos pueden

encontrarse en S. Olaso (1993a) y P. Lavega (1995a). P. Parlebas (1988b) sugiere se tome

diversidad de información, pero centrándonos únicamente en lo situacional, propone se

estudien en el juego:

- Características del terreno: acondicionado, poco acondicionado, natural.

- Delimitación del espacio: trazado, delimitado por elementos propios del lugar, sin

trazos, sus dimensiones y emplazamiento de los jugadores.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

114

- Existencia o no de materiales y objetos, sus dimensiones y características.

- Número de jugadores, distribución o no en equipos y/o roles.

- Vestimenta particular para el juego: características, uniformidad o no, numeración...

- Relaciones entre jugadores: número de equipos, equipos fijos o variables, sin equipos

pero con posibles alianzas provisionales.

- Existencia de roles diferenciados o importantes (buscado, evitado y/o penalizable,

indiferente), otros roles destacados. Roles fijos y permanentes para uno o varios

jugadores o provisionales (reemplazables).

- Poderes y atribuciones de los roles, asociados o no a zonas del terreno.

- Tipo de relaciones según comportamientos de cooperación y/o oposición,

interacciones de “contacto” o no, grado de violencia en las interacciones de

antagonismo (no hay, leve, medio, alto).

- El juego posee una regla para terminar el juego o no la posee (puede continuar

indefinidamente). Si la posee, es a tiempo, por puntos u otro.

- Acciones para ganar o perder, actos puntuales y provisionales o no.

- Partes del juego o partidas sucesivas. Formas de parar o de interrupción del juego.

- Modificación o no de las reglas durante el juego, precisión de aspectos específicos o

no y cuáles.

- Existencia o no de tácticas características, son individuales y/o colectivas.

- Actos motores esenciales (¿objetivos?): desmarque, carrera-persecución, lanzamiento

a diana material, pases puntuables, esconderse, contactos (tocar, golpear a otros),

destreza de dominio de instrumentos, un jugador lleva a otro, otros actos.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

115

Nos hemos detenido en listados que se aplican a situaciones praxiomotrices especiales

(expresivas, lúdicas) de los que se dispone de menos documentación. Sobre grupos de

deportes o deportes concretos, existe un mayor número de trabajos y publicaciones, y por ello

hay más facilidad para acceder a esos listados. Entre otros encontramos las tesis de Delaunay

(19876), de Menaut (1982), de Hernández Moreno (1987), de Antón (1992), de Lloret

(1994a), de Amador (1994a) y de Ruiz Llamas (1996), y las propuestas de análisis de la

táctica estructura de los juegos deportivos de Hernández Moreno (1994a) y de Parlebas (1986,

1981 y 1988a) y de la de Riera (1995b).

En todas estas propuestas de registro referidas a las dimensiones aplicadas a

secuencias para la obtención de indicadores y categorías asociadas, apreciamos que pueden

ser fuente de inspiración los tratamientos metodológicos aparecidos en disciplinas tales como

la Proxémica (Parlebas, 1981), la Kinésica (Lloret, 1994a) y la Cronémica (M. Castañer,

1992), pero siempre debidamente adaptadas a las situaciones praxiomotrices (Parlebas, 1981 y

1986). Algunos de los extensos listados, con posibilidad de ser aplicados al análisis

dimensional de la Praxiomotricidad situacional, son los de F. Poyatos (1994), tomando

categorías aportadas por la Proxémica, Kinésica y Cronémica y el sistema categoríal para la

comunicación no-verbal del educador físico en la tesis de M. Castañer (1992).

Los registros correspondientes son denominados en general “praxiogramas” (Parlebas,

1981) -quizás más correctamente “praxiogramas motores” en la nomenclatura que

empleamos-. Por dimensiones, serán: “locogramas” (Parlebas, 1981; Delaunay, 1985 y

Rodríguez Ribas, 1984b) para los registros espaciales, “kinegramas” para los gestuales,

“cronogramas” para los temporales, “socio-praxiogramas” para los registros de interacciones

y “equigramas” para los de los equilibradores.

Por unidades de sentido, en el registro de praxis motrices los praxiogramas se

denominarán “teleogramas” para los objetivos motores y “ecogramas” para las condiciones

del entorno praxiomotor. Eventualmente, la combinación de tales se denominan

“ludogramas” (Parlebas, 1986) para los roles y subroles -“roles praxiomotores”- en los

juegos deportivos y “praxemiogramas motores” para los praxemas motores.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

116

SEGUNDOS:

OBJETIVOS

PRAXIOM.OTORES:

5" 10" 15" 20" 25" 30" ...

a1 X

a2 X X

a3

a4 X

a1' X

a2' X

a3' X

a4'

Tabla 11.- Ejemplo de un teleograma de uno de los karatekas en una secuencia del

combate, en función del tiempo reglamentario.

INTENCIONES TÁCTICAS DEL KARATECA ESTUDIADO (LAS QUE SE

ASIGNA Y LAS QUE ASIGNA A SU ADVERSARIO).

- A: INTENTAR TOCAR (MARCAR) AL ADVERSARIO (A).

. a1: intentar buscar la distancia adecuada respecto de A.

. a2: intentar buscar zonas desprotegidas de A.

. a3: intentar situar el golpe en A.

. a4: intentar evitar que A me toque (A').

- A': INTENTAR EVITAR QUE A ME TOQUE (MARQUE).

. a1': intentar evitar que A encuentre la distancia adecuada respecto de mí.

. a2': intentar evitar que A encuentre mis zonas desprotegidas.

. a3': intentar evitar que A me sitúe el golpe. . a4': intentar evitar que A evite ser tocado (A)

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

117

9.5.- PRAXIOGRAFÍA MOTRIZ: DISEÑOS, MÉTODOS Y TÉCNICAS DE

INVESTIGACIÓN. COMPLEMENTACIÓN DE PERSPECTIVAS METODOLÓGICAS

La Praxiografía motriz es el nivel operativo del conocimiento de la Praxiología

motriz, es decir, trata de los asuntos relacionados con el diseño de las investigaciones, la toma

de información y de elaboración de los datos, de su interpretación y presentación final. La

Praxiografía motriz gestiona el saber praxiomotor en su nivel más bajo de abstracción. De

algunos de tales asuntos trataremos en los puntos que siguen.

9.5.1.- Diseños diversos. Una guía metodológica

Una de las tesis de A. Chamlers (1992) es que la ciencia tiene como objetivo interno

preferente la generalización de los saberes que construye. Gran cantidad de científicos

piensan que, además de la generalización, el objetivo último de la ciencia es la predicción.

En opinión de J. Balcells (1994: 79) si bien el fin último de la ciencia es “... descubrir

y formular leyes generales, no por ello toda labor científica investigadora debe agotar

necesariamente su actividad en alcanzar este objetivo...”, porque si la investigación es un

proceso en fases, unas investigaciones pueden profundizar más que otras y otras pretenden

alcanzar un mayor grado de generalización, de modo que (1994: 87) la relación entre ambos

factores es inversa: a mayor profundidad del estudio le corresponde un menor grado de

generalización, y viceversa.

Según la profundidad del objetivo de estudio, nos podemos encontrar con los

siguientes diseños posibles (Balcells, 1994: 81-84):

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

118

- Descripción, que implica “representar una cosa”, de modo que se tenga alguna “idea”

de la misma. Según este autor, es la fase menos elaborada de la ciencia, aunque a

veces, por escasez de conocimientos, es casi imprescindible detenerse en este nivel.

Para F. Lagardera (1995a) la descripción es uno de los niveles en los que actualmente

la Praxiología motriz centra sus esfuerzos. La descripción, entonces, puede ser como

fin de la investigación, o como una primera fase del estudio.

- Clasificación, o sea, agrupar fenómenos por sus características comunes o separarlos

por sus diferencias. Una subfase es encasillar. Una subfase más profunda es el

descubrimiento de tipologías. La Praxiología motriz desde sus mismas propuestas

iniciales realiza un gran esfuerzo clasificador. Este sería el segundo nivel en el que la

Praxiología motriz, en opinión de F. Lagardera (1995a), actualmente más se ocupa.

- Explicación, determinando las causas y efectos, respondiendo a la pregunta “por qué”

de los fenómenos. Este es el nivel más profundo que implica tener bien asentados los

dos precedentes, y a los que la Praxiología motriz tenderá a centrarse en algún

momento. Eso es lo deseable para Lagardera (1995a), para quien algunas de las

investigaciones como las de Parlebas (1985b) o Amador (1994a) ya introducen

explicaciones, aunque todavía de bajo nivel. Las modalidades de explicación son

(Balcells, 1994: 83) la causal o determinista (una misma causa produce un mismo

efecto siempre), la funcional (dos factores están relacionados según una función

matemática) y la probabilística o estocástica (una causa produce o está en relación con

otra según un grado mayor o menor de probabilidad).

El nivel de la predicción es el de la explicación, aunque se ha de tener claro (Balcells,

1994: 84) que:

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

119

- La previsión es aplicable a un conjunto muy localizado del cual se han efectuado las

correspondientes verificaciones.

- Los fenómenos sociales son complejos, multifactoriales (a diferencia de los

fenómenos físicos, cuyos factores son menos en número y más controlables).

- Existen rápidas y profundas modificaciones en los contextos sociales, de modo que

las regularidades (base de las explicaciones con intenciones predictivas) quedan con

frecuencia en entredicho (a diferencia de los fenómenos naturales). La Praxiología

motriz es, por definición, una ciencia social.

Por el grado de generalización, se pueden establecer diseños (Balcells, 1994: 84-87)

que impliquen:

- Teorías particulares, o investigaciones concretas, cuyas conclusiones no pueden

aplicarse a otros casos similares, a pesar de que son el paso previo para investigaciones

de mayor nivel de generalización.

- Teorías de alcance medio, en las que se utilizan modelos (representaciones de los

fenómenos que tratan de reducir su complejidad y variedad) aplicados a grupos de

fenómenos representativos. El nivel de generalización comienza a ser algo relevante y

se sitúan entre las hipótesis de trabajo menores y las especulaciones generalistas.

- Teorías holísticas, cuya finalidad es representar una síntesis global de los grandes

grupos de fenómenos. Son también una forma de orientación de las investigaciones de

los niveles medio y particular.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

120

En la praxis científica, con frecuencia un plan estratégico establecido para un estudio

suele modificarse con el avanzar del trabajo investigador. Ante una idea inicial más o menos

consciente para abordar un estudio, sólo se podrán definir las características concretas de un

diseño cuando el estudio ya ha quedado concluido. I. Hacking (1991: 24) se remite a Crombie

para indicar que este autor

“... tenía en cuenta modos de pensamiento constantes o permanentes tales

como: a) la simple postulación y deducción en la ciencia matemática, b) la

investigación experimental, c) la construcción hipotética de modelos por

analogía, d) el ordenamiento de la variedad mediante la comparación y la

taxonomía, e) el análisis estadístico de regularidades de poblaciones y f) la

derivación histórica del desarrollo genético”.

El primer factor que hemos abordado para caracterizar una investigación ha sido el

objetivo científico pretendido. El segundo factor ha sido el nivel de profundidad del objetivo y

el tercero el grado de generalización.

Otro interesante factor a tomar en cuenta es el grado de vinculación del investigador y

del investigado respecto de la investigación. A tal efecto J. Ibáñez (1994: 72) se refiere a tres

perspectivas, que a su vez son las típicas de algunas ciencias:

- “En la perspectiva distributiva, el sujeto es limpiamente evacuado”; se corresponde

con las ciencias naturales (o con las ciencias sociales abordadas como si de ciencias

naturales se tratasen), que consideran a un sujeto idéntico en el espacio y en el tiempo.

En esta perspectiva “La singularidad subjetiva del investigador es reducida como

<<ecuación personal>>”.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

121

- “En la perspectiva estructural, el sujeto es integrado parcial y transitoriamente”,

sólo integrado a nivel del contenido que produce y en el momento de la relación con lo

que produce. Es el dominio habitual de las ciencias humanas (Lingüística, Historia, o

de las ciencias sociales, como si de ciencias humanas se tratasen).

- “En la perspectiva dialéctica, se pretende integrar al sujeto total y definitivamente,

pues integra los niveles de contenido y relacional”. Traspasa los límites internos

considerando la producción intelectual del sujeto (contenido), su relacionalidad (por

ejemplo la intención, la percepción, la afectividad) y todo ello en su conexión con el

exterior, eliminando la separación entre sujeto (investigador) y objeto (investigado). Se

corresponde con las ciencias sociales (Sociología, Antropología, Psicología,

Praxiología motriz).

Un quinto factor en el diseño menciona el modo de tratar los datos en el momento de

ser elaborados. Para ello nos remitiremos a G. Rocher (1990), para quien es posible trabajar

con datos que se caracterizan por su mayor o menor grado de abstracción:

- Los estudios lógico-experimentales construyen modelos teóricos que se elevan a un

segundo nivel de abstracción, y además presuponen una cierta predicción. Se pueden

efectuar segundas interpretaciones elaboradas de los datos sobre la “realidad”, o

establecer directamente modelos intelectuales (tales como los matemáticos o los

lógicos). Las redes de cambios de roles y subroles, las redes de comunicación motriz,

las redes de marca (Parlebas, 1981), o las redes proposicionales (Rodríguez Ribas,

1995b) son algunos de los modelos abstractos que nos indican cómo es y cómo será

cada juego, o más propiamente su “esqueleto”. Junto a estas “modelizaciones”, otras

técnicas incluidas como “teórico-experimentales” (G. Rocher, 1990) serían también la

“creación de neologismos” (Delaunay, 1985) y el “análisis semántico de términos

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

122

praxiomotores” (ver en el apartado dedicado a Navarro Adelantado de esta tesis).

Puesto que se sitúa en una perspectiva abstracta, a veces puramente estructural, con

frecuencia se ha de elaborar un marco teórico previo en base a axiomas.

- Los modelos conceptuales utilizan datos propios de la “realidad”, con poco grado de

abstracción. El diseño experimental puede tener un alcance explicativo y quizás

predictivo muy localizado. Son varios los autores que propugnan y utilizan estos

diseños: Parlebas (1985b, 1987 y 1988a), Rodríguez Ribas (1994b), Hernández

Moreno y otros (1994), Navarro Adelantado (1995a), Serrano S. y Navarro Adelantado

(1995) y Lagardera (1995a). Dentro del ámbito experimental nos interesan los

experimentos de campo, en su situación (praxiomotriz) original. Por tanto, implica

una modificación mínima de las condiciones de la realidad, para determinar relaciones

causales. En definitiva los diseños serán cuasi-experimentales, en base a la

imposibilidad de controlar totalmente todas las variables (dependientes,

independientes, intervinientes). El contexto experimental se refiere a (Festinguer y

Katz, 1987: 104 y ss.) alguna situación social que existe (juego, danza, deporte), en la

cual se encuentra el fenómeno a estudiar (por ejemplo, la estrategia motriz).

El diseño de un experimento contiene: la selección de un problema, la determinación

de las variables independientes (VI, que se cambian para una segunda situación de

control) y de las dependientes (VD, que se supone se modifican a consecuencia de la

manipulación de las independientes), el establecimiento de las hipótesis de trabajo

(que prevé la relación y tipo de modificación entre la variable dependiente e

independiente) y la selección del contexto del experimento. Por ejemplo podríamos

establecer la hipótesis de que un elevado número de contraataques (VD) se deben a los

constantes cambios en el ritmo del juego (VI) en los partidos de waterpolo profesional

(contexto). Entonces propondríamos unas situaciones en las que se producirían

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

123

cambios de ritmo y otras en las que no se producen, y estudiaremos, en ambos casos,

el número de contraataques. La ventaja de estos estudios reside en su gran potencia

para las teorías: son capaces de dar explicaciones, de establecer regularidades y

previsiones en consonancia con las demostraciones causales.

Los diseños correlacionales no tienen tanta potencia para las teorías, puesto que

únicamente posibilitan regularidades en base a relaciones positivas (directas) o

negativas (inversas) entre variables, las cuales no se manipulan. Son los diseños

correlacionales los más utilizados en las tesis doctorales praxiomotrices de esta década

-los 90-. Siguiendo con el ejemplo anterior, sólo podríamos determinar que una alta

frecuencia de cambios de ritmo de juego se corresponde con una elevada tasa de

contraataques en un partido de waterpolo profesional. Nunca tendremos la certeza de

si esta elevada tasa se debe a la frecuencia en el cambio de ritmo o también a otras

variables. Por tanto, los diseños correlacionales no tienen carácter predictivo, sino, a lo

sumo, probabilístico. Aquí el diseño se reduce a la selección del problema y del

contexto, a la determinación de variables, y al establecimiento de la probabilidad del

tipo de relaciones entre variables.

Otro factor en el diseño es la identificación del grado de regularidad de los datos, y

sus consecuencias para ser abordados. Para Galindo y Labourdette (1991) caben distinguir dos

tipos de fenómenos: aleatorios, no sometidos (sometibles, cabría decir) a leyes y causales,

sometidos a leyes. De modo que:

- Los diseños con fenómenos aleatorios se caracterizan por la imposibilidad de

conocer los resultados cuando se repiten en iguales condiciones. Así (Galindo y

Labourdette, 1991: 10) “La información puede simplificarse mediante una serie de

valores característicos, que representan la globalidad de los datos. Solo podemos

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

124

predecir lo que sucederá después de repetir el fenómeno varias veces”. Si las variables

se deducen de las condiciones, y éstas son indeterminadas en número, entonces sólo

podríamos estudiar algunos aspectos, siendo la previsión muy relativa, y referida

únicamente a lo estudiado.

- Para los fenómenos causales, no aleatorios o sometidos a leyes, la repetición en las

mismas condiciones nos darían los mismos resultados. En estos diseños (Galindo y

Labourdette, 1991: 11) “Las variables que vamos a estudiar están perfectamente

determinadas y no existe ninguna interacción distinta a las de las magnitudes objeto

de estudio”.

Ya hemos “tomado” algunas decisiones metodológicas, las cuales afectan al diseño del

estudio respecto a:

- Objetivo científico final pretendido (generalización, predicción).

- Nivel de profundidad del objetivo (descripción, clasificación, explicación).

- Grado de generalización del objetivo (teorías particularistas, de alcance medio,

holísticas).

- Grado de vinculación del investigador e investigado respecto de la investigación

(nula, parcial, total).

- Grado de abstracción de los datos (modelos teóricos, modelos conceptuales).

- Grado de regularidad de los datos (modelos aleatorios, modelos causales).

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

125

De modo más o menos consciente el investigador se va decantando por unas posturas

u otras. Hay que hacer notar que las anteriores decisiones tienen una coherencia entre sí, de

modo que si un praxiólogo elige un objetivo de predicción es probable que el diseño de su

investigación implique: un objetivo explicativo, intentando fundamentar una teoría

particularista, con nula vinculación a la investigación, mediante modelos conceptuales y

causales.

En Praxiomotricidad situacional, como en las otras ciencias sociales, ese diseño para

elaborar e interpretar los datos posee una denominación. Estaríamos ante una postura

metodológica “causal-mecanicista”, postura que tiene sus antecedentes ideológicos, y que en

el apartado correspondiente de la tesis (cap. 4) se identificó como (Mardones y Ursúa, 1982)

“perspectiva galileana”.

Una orientación puramente comportamental (análisis de lo observable exteriormente

en las condiciones del entorno de la situación, entendida como sistema de praxis motrices)

puede asociarse con la mencionada postura “causal-mecanicista”. Su grado de elaboración de

sentido de las praxis motrices es ciertamente pobre, pero, a cambio, su grado de predicción

podría llegar a ser probablemente alto.

Entiéndase que no todos los diseños de orientación comportamental en

Praxiomotricidad situacional son necesariamente causal-mecanicistas. Únicamente se ha

indicado que son posibles diseños con posturas causal-mecanicistas mediante

orientaciones comportamentales. Este tipo de diseños es el que hace asemejar la

metodología de las ciencias sociales a los modelos propios de las ciencias naturales (física,

química).

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

126

El resto de formas de generar e interpretar los datos -el resto de formas de diseño- las

denominaremos posturas interpretativas, por cuanto los diseños metodológicos permiten un

mayor grado de elaboración de sentido de las praxis motrices. Ideológicamente esta postura se

acercaría más a la perspectiva “aristotélica” (Mardones y Ursúa, 1982).

Las orientaciones que superan lo meramente comportamental en Praxiomotricidad

situacional se podrían dividir en dos grupos:

- Las que apenas consideran lo comportamental (orientación teleomotriz y vertiente

subjetiva de la orientación ecopráxica), o sea, puramente interpretativas y

“aristotélicas”, ya que se centran en el aspecto oculto (no observable externamente) de

las praxis motrices.

- Las que pueden complementar -aunque no es requisito imprescindible- la orientación

comportamental con las puramente interpretativas: la ecopráxica (estructura del

entorno praxiomotor global), la funcional (sistema de roles praxiomotores) y la

praxémica (código de praxemas motores). Estas tres pueden unificar lo manifiesto y lo

oculto de las praxis motrices en su situación.

En el próximo apartado veremos algunas formas para tomar información de la

situación praxiomotriz y su tratamiento posterior (métodos y técnicas de investigación).

Pero antes recordemos en esta guía metodológica algunas otras decisiones que el

investigador-praxiólogo podría ir tomando en el avanzar de la investigación (nos remitimos al

apartado anterior sobre las unidades de análisis). Son fases específicas para la

Praxiomotricidad situacional:

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

127

1. Descubrir los rasgos pertinentes desde la tarea (condiciones y objetivos motores

internos).

2. Establecer las manipulaciones observadas en la situación que los actores efectúan

(condiciones y objetivos praxiomotores), desde las iniciales condiciones y objetivos

motores internos.

3. Otorgarles sentido (darles forma interpretativa a los datos deducidos mediante el

análisis de las dimensiones, sea en la tarea o en la situación) como comportamiento,

interacción, entorno global, objetivo, rol y/o signo. Es decir, operar según una

orientación metodológica.

4. Expresar las conclusiones obtenidas (en su caso, divulgarlas: numéricamente,

verbalmente, (topo)gráficamente, etc.).

Para los pasos 1 a 3 se requería remitirse a las dimensiones de análisis de la situación

(espacial, temporal, gestual...). Concretamente para el paso 2, que implicaba la segmentación

de las secuencias, habría que:

- Elegir las subdimensiones (indicadores espaciales, temporales...).

- Aplicar disyunciones o fracturas de la secuencia praxiomotriz por medio de

oposiciones para un mismo indicador. La elección de las sucesivas oposiciones para

caracterizar el discurso praxiomotor (categorías) sólo será validada cuando se llegue al

nivel mismo de la secuencia.

- Solapar la información obtenida multidimensionalmente, centrándose en una

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

128

combinatoria de los indicadores (algebraica, estadística, modelizaciones, análisis de

contenido, estructuración (topo)gráfica, etc.).

9.5.2.- Métodos y técnicas de investigación en Praxiomotricidad situacional

En el punto anterior vimos que habían dos frentes en los cuales era preciso obtener

información: la tarea o estado estático y latente de la situación praxiomotriz, y la propia

situación como estado dinámico de desarrollo de lo explicitado en la tarea.

Ya en la propia situación, los dos frentes en los que se puede obtener información son:

su vertiente manifiesta o comportamental y su vertiente oculta o subjetiva

(independientemente de que luego se puedan combinar ambas).

Según se aborden uno o varios de estos frentes, se requiere de un diseño de la

investigación apropiado. También se necesitan utilizar de unos métodos y técnicas de

investigación adecuados.

En cualquier caso, es imprescindible remitirse a las dimensiones de análisis (espacio,

gestualidad, tiempo, y comunicación y equilibración cuando se dan, respectivamente,

sociopraxis motrices necesarias y estatuto competitivo), sea cual sea el modelo de diseño

metodológico elegido (causal-mecanicista o interpretativo).

Lo que nos ocupa en este punto es precisamente el modo de obtener esa información.

Grosso modo, la información que incluye a personas (en nuestro caso sus praxis motrices)

puede obtenerse (Festinger, L. y Katz, D., 1987): observándolas (observación),

preguntándoles sobre sus acciones (cuestionarios), o utilizando información ya registrada para

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

129

otros fines distintos para los que en principio fue registrada (uso de documentos, registros,

índices, ...). Sobre las características, procedimientos de uso, ventajas e inconvenientes de

cada una de estas formas, es recomendable remitirse a manuales metodológicos de varias

disciplinas sociales con cierta tradición (Psicología, Sociología, Antropología, por ejemplo),

tanto para los métodos cualitativos como para los cuantitativos.

Se da por supuesto que cada uno de estos métodos puede emplearse en Praxiología

motriz. Por ejemplo, Parlebas (1988b) pregunta al investigador sobre “el tipo de datos” en los

que se ha basado para “observar un juego”: observaciones de campo, entrevista guiada,

cuestionario escrito, documentos. Olaso (1993a) y Lavega (1995a) utilizan algunas de estas

técnicas en sus tesis sobre juegos. R. Laban (1987) indica que el análisis de actividades

expresivas implicaría a una función “objetiva”, observable con componentes operativos y

mensurables, y a una “sensación” personal descrita por “introspección”.

Estos métodos pueden utilizarse por sí solos o combinándolos, dando lugar a técnicas

de investigación mixtas.

Los documentos pueden ya existir (reglamentos escritos, como los de los deportes,

estadísticas de juego en competiciones, publicaciones sobre juegos y bailes tradicionales,

sobre actividades introspectivas: Yogas, gimnasias suaves, de mantenimiento y de

rehabilitación, etc.), o ser documentos creados expresamente (registros numéricos o gráficos,

transcripciones de entrevistas, diarios y memorias, etc.). Tales documentos suelen ser

empleados en una segunda “lectura” para reinterpretar los datos que en su momento fueron

elaborados.

La observación (entendida en un sentido restringido) permite registrar aspectos

perceptibles externamente. Es el procedimiento de reunión de datos más utilizado para el

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

130

estudio de los juegos deportivos y demás actividades estatutarizadas, puesto que lo que se

persigue con un estatuto praxiomotor es una muestra comprobable de comportamientos

motores cuando la situación tiene lugar. Su ventaja reside en la fidelidad que nos

proporcionan las reacciones perceptibles que se presentan, ya sean directamente o

indirectamente (grabación en vídeo, por ejemplo).

Para superar sus limitaciones (sólo es posible registrar lo visible, audible o palpable),

en el estudio de las praxis motrices se consideran técnicas mixtas de observación-

cuestionarios, o se interpreta en un segundo nivel lo registrado mediante observación (uso de

documentos), o se pide al investigador que se vincule a la situación (que sea un observador

participante).

Con los cuestionarios en definitiva se trata de obtener información mediante un

conjunto de estímulos (verbales o gráficos) a que quedan sometidas las personas para conocer

su conducta, es expresada por ellas verbalmente o no verbalmente. Es un instrumento

inductivo. Se hacen preguntas (orales, escritas o gráficas) sobre una materia concreta para

llegar a detectar las respuestas, actitudes y comportamientos sobre dicha materia. La

fiabilidad depende de la sinceridad de las respuestas.

Mediante los cuestionarios podemos obtener información difícilmente detectable

mediante observación. Para ayudar a la fiabilidad de las respuestas y comentarios, se pueden

complementar los cuestionarios con observaciones (técnicas mixtas), o tomar las respuestas

como un primer paso para ser reinterpretadas posteriormente (uso de documentos).

Efectivamente la triangulación (utilizando varios procedimientos distintos de toma de

información) y la reinterpretación de los resultados (por los mismos investigadores en otro

momento, por otros investigadores o por los propios participantes) son dos estrategias de

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

131

comprobación de la fiabilidad propugnadas en ciencias sociales (Pourtois y Desmet, 1992),

sobre todo cuando se analizan fenómenos complejos, como puedan ser las situaciones

praxiomotrices, y cuando se utilizan técnicas cualitativas.

Sugerencias concretas de técnicas de investigación para los juegos y el deporte

aparecen en Parlebas (1981, 1986), Mahlo (1985), Delaunay (1985), Grosgeorge (1990),

Dufour (1990), Olaso (1993a), Rodríguez Ribas (1994b) y Riera (1995b). Veamos

seguidamente algunas técnicas empleadas o de posible utilización por los praxiólogos:

- Modelizaciones. Para Montes, S. y Pérez, R. (1978: 114) <<modelo>> “Es la

representación de una determinada realidad como sistema”. Es una técnica propia de

un diseño “lógico-experimental”, en la que se trata de plasmar una imagen sobre una

“realidad” compleja (por ejemplo praxis motrices o aspectos de la misma) de modo

que facilite su comprensión. El proceso supone un “cartografiado” ateniéndose a

tautologías (H. Blas y otros, 1994: 60). Las “modelizaciones” son empleadas y

divulgadas por Parlebas (1986, 1981 y 1988a) recogiéndolos bajo el concepto

“universales ludomotores”. Son diversos los tipos de modelos (Yurén, M. T., 1978):

verbales, gráficos, matemáticos y materiales. Parlebas (1981 y 1988a) acepta en sus

“universales ludomotores” los modelos matemáticos representables bajo la teoría de

grafos. Sobre los modelos matemáticos podemos remitirnos, por ejemplo, a Sierra

Bravo (1981).

H. Blas y otros (1994: 63) resumen los procesos y características en torno a la

modelización (incluyendo observación previa y su explicación): se construye a partir

de un marco teórico de referencia; tiene carácter de como si (el mapa no es el

territorio); es explicativo, pero no toda explicación es un modelo. En la modelización,

la explicación es un cartografiado de las descripciones sobre tautologías. Un modelo es

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

132

interpretativo en el contexto de la teoría que le dio origen. La modelización es un

mecanismo generativo, que permite el pasaje de la observación a la argumentación.

Gráfico 28.- Modelo caracterizador de los modelos científicos. En Jiménez Burillo, F.

(1985: 152). Tomado de Koromita (1977: 309).

MUNDO ABSTRACCION MODELO

EXPERIMENTACIÓN MODIFICACION DERIVACION

DATOS INTERPRETACIÓN PREDICCIÓN

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

133

- Creación de neologismos. Según Delaunay (1985), considerando la elaboración de

modelos originales, son necesarios nuevos términos que sean reflejo de la concepción

teórica que se pretende plasmar en el modelo. Implica un diseño “lógico-

experimental”.

- Análisis semántico de términos praxiomotores (ASP). Es otra técnica de formato

“lógico-experimental”. Se podrían deducir indicadores de estudio de las situaciones

praxiomotrices analizando el campo semántico de términos empleados -o susceptibles

de ser empleados- por la Praxiología motriz (<<motriz>>, <<acción>>, <<juego>>,

<<deporte>>, <<conducta motriz>>, <<estrategia>>...). Parlebas (1981), Hernández

Moreno (1987), Lagardera (1993b y 1994c), Amador (1994a) y Navarro Adelantado

(1995a) son autores que profundizan sobre el concepto que encierran algunos

vocablos, y obtienen consecuencias teóricas (por ejemplo, puntos de interés, rasgos

pertinentes, clasificaciones) y metodológicas (modo de tratar los aspectos teóricos y su

operativización en las investigaciones).

- Estadísticas de las acciones de juego. Es una técnica de observación empleada por

los medios informativos, los técnicos deportivos y los investigadores del deporte.

Hacen referencia a aspectos comportamentales, normalmente descritos en los

reglamentos deportivos, relacionados con el reglamento (dimensión equilibradora:

efectividad en los tiros a canasta, número de violaciones, salidas falsas, intentos de

saltos efectuados...) y con el uso del espacio y el móvil, el tiempo y la gestualidad

empleada (asistencias, rebotes, características de las acrobacias, sistemas de juego,

técnicas...).

- Escalas descriptivas. Son adecuadas para registrar interacciones motrices esenciales,

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

134

subroles (Lasierra y Escudero, 1993) y praxemas en su vertiente comportamental y

comportamientos no estandarizados. Para ello (M. Castañer, 1992) se da una

explicación global, una definición de la categoría comportamental a observar, su

descripción (gestual, espacial, temporal...), estos últimos como “núcleo categorial”, y

el “grado de apertura” (variaciones y posibilidades de aparición a partir del núcleo

categorial). Es apropiado para registros de la gestualidad. Los “ludogramas” fueron

propuestos (Parlebas, 1986) para registrar tipos secuencias fijas de juego cuando un

jugador ocupa un rol o subrol en función del tiempo. Tanto para las estadísticas como

para las escalas descriptivas es ya recomendable registros mediante procedimientos

informáticos.

- El locograma es una representación gráfica de los desplazamientos de los jugadores

o de los móviles en el espacio durante el juego deportivo (Parlebas, 1981: 130). Los

técnicos deportivos suelen utilizar este tipo de representación para explicar el modelo

de sistema de juego que se pretende llegar a realizar en un partido. Los locogramas

también son utilizables para cualquier situación praxioambiental (donde hay una

necesaria relación persona-entorno físico) y praxiosocial: danza, mimo, juegos

motores no competitivos... Se pueden utilizar técnicas sofisticadas para el registro de

locogramas en base a cámaras telemétricas o digitalizaciones (Hernández Moreno,

1987; Aguado y Riera, 1989). Su versión gestual serían los kinegramas, y también

existen procedimientos técnicos sofisticados que nos dan más facilidad y fiabilidad en

los registros (digitalizaciones, células foto-eléctricas...).

- Cuestionarios sobre la práctica motriz. A los participantes o a los espectadores de la

situación se les efectúa una entrevista sobre sus propias acciones de juego o sobre la de

otros participantes; también pueden rellenar cuestionarios. Estas preguntas harán

referencia a situaciones ya vividas o vistas, o a situaciones hipotéticas. Son adecuados,

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

135

por ejemplo, para recuperar actividades que ya no se practican (juegos o danzas

perdidas), para documentarse sobre prácticas espontáneas o para prever formas de

actuación en situaciones futuras.

- Observación ludomotriz participante (OLP). El propio investigador interviene en el

desarrollo del juego como un participante más. Esta técnica presenta la limitación de

que el investigador llegue a adaptarse al nivel de juego. Si lo consigue incluso puede

condicionar de alguna manera el desarrollo del juego (como propósito experimental).

Así es posible conocer, por ejemplo, percepciones sobre procesos de las fintas,

adecuación de trayectorias de los jugadores, decisiones para los marcajes... y otras

cuestiones de difícil observación desde el exterior (percepciones subjetivas del

espacio, del tiempo, de la gestualidad, de las relaciones con los otros, etc., y los

objetivos praxiomotores). Breves introducciones a la observación participante en

ciencias sociales las encontramos en Balcells (1994), en Gutiérrez y Delgado (1994) y

en Pourtois y Desmet (1992).

Simplemente como observación participante es una técnica válida para cualquier tipo

de práctica física. Es con seguridad imprescindible para explicar situaciones

praxiocorporales (relajación, Tantra yoga...), donde los comportamientos motores

observados desde el exterior apenas nos dicen nada sobre lo que sucede. La

observación participante es recomendable complementarla, por ejemplo, con

verbalizaciones simultáneamente con la participación del investigador (una

grabadora), con un diario donde el investigador rememore a posteriori su participación

y las de los co-participantes, o con una observación externa.

- Cuestionario de autoobservación ludomotriz (CAL). A los jugadores se les pregunta

sobre las situaciones que están observando en ese momento en una grabación en vídeo

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

136

o en fotografías, situación en la que ellos mismos eran partícipes. Se pueden describir

los comportamientos que se están viendo, o interpretarlos, o, con ayuda de las

imágenes, indicar intenciones, percepciones, etc. Pueden referirse a sus propias

acciones o a las de sus compañeros, o a las de sus adversarios, en la toma de

decisiones estratégicas (por ejemplo, por qué su compañero fue hacia tal lugar, por qué

realizó así esa finta a su adversario, qué alternativa propone a su acción...). El CAL

tiene como misión el traducir al lenguaje verbal lo que se nos presentó como lenguaje

praxiomotor. Las formas que puede adoptar el CAL son variadas: tests cerrados,

cuestionarios abiertos, discusiones de grupo, entrevistas en profundidad...

Algunos investigadores han usado el CAL, por ejemplo, Mahlo (1985), Irlinger (1973)

y Rodríguez Ribas (1995b). La ventaja del CAL es la posibilidad de exteriorizar

aspectos inconscientes y/o subjetivos (por ejemplo, objetivos praxiomotores:

respondiendo a las preguntas “para qué” y “por qué”), rememorando las acciones con

ayuda actualizada de una grabación de las secuencias (no se pierde tanta fiabilidad por

cuestiones de olvido). La autoobservación es factible para analizar cualquier práctica

física, sobre todo para aquellas que el investigador desconoce totalmente. Sobre la

autoobservación es interesante consultar Delgado y Gutiérrez (1994). La fiabilidad de

la autoobservación queda en entredicho para la vertiente subjetiva de las condiciones

del entorno (identificación a posteriori de percepciones sobre lo espacial, lo temporal,

lo gestual...).

- Cuestionario accional. Es también una técnica mixta, puesto que se plantean

situaciones mediante preguntas orales o gráficas, y se registran la respuestas motrices

observadas en el desarrollo de las tareas (Delaunay, 1985). Puede ser de gran utilidad

para los diseños experimentales y para analizar prácticas y situaciones espontáneas. Si

en la observación ludomotriz participante (OLP) el “registro” que hace el investigador

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

137

es in situ y en el cuestionario de autoobservación ludomotriz (CAL) los registros son a

posteriori, en el cuestionario accional los registros ya son a priori respecto de las

realizaciones motrices.

- Análisis del contenido praxiomotor (ACP). Un documento (audio, vídeo, gráfico,

escrito o transcrito -por ejemplo una entrevista desde el CAL-) es seccionado,

codificado y reinterpretado según hipótesis o patrones teóricos de partida. Una

aplicación del ACP se halla en Rodríguez Ribas (1995b) y propuestas específicas las

encontramos en Delgado y Del Villar (1995). El ACP puede ser útil para determinar

roles praxiomotores globales, praxemas motores, objetivos praxiomotores,

percepciones subjetivas de las condiciones del entorno, y sus formas estructurantes

(respectivamente, sistema de roles praxiomotores, código praxemiotor, red

proposicional y configuración praxiomotriz). Sobre Análisis de contenido pueden

consultarse Krippendorff (1990), de forma sencilla a Ruiz e Ispizua (1989) y sobre el

control de su fiabilidad a Pourtois y Desmet (1992).

Navarro y Díaz (1994) indican algunas de las características y finalidades del Análisis

de contenido. El AC (Navarro y Díaz, 1994: 179-180)

“... se concibe como una perspectiva metodológica cuya finalidad sería la

investigación de (al menos algunas de) las virtualidades expresivas de

expresiones en general”. “Puede abordarse, con igual legitimidad, un AC de

expresiones gestuales, pictóricas, musicales, etc.”. “Sin embargo, y justamente

para poder manejarlas con comodidad como “expresiones objeto”, el análisis

de expresiones orales se realiza normalmente a partir de transcripciones

escritas de las mismas”. “Desde este punto de vista, el “contenido” de un texto

no es algo que estaría localizado dentro del texto en cuanto tal, sino fuera de

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

138

él, en un plano distinto en relación al cual ese texto define y revela su sentido”.

“... el AC de un texto tendría la misión de establecer las conexiones existentes

entre el nivel sintáctico -en sentido lato- de ese texto y sus referencias

semánticas y pragmáticas”,

siendo lo sintáctico la “forma o superficie” y los niveles semántico y pragmático el

“contenido”.

En cualquier caso, sean cuales fueren los métodos empleados, es interesante introducir

una reflexión final de J. Habermas (1990: 21-22), para quien en teoría de la acción

“El paradigma ya no es la observación, sino la interrogación, así, pues, una

comunicación en la que el que comprende debe introducir, como de costumbre,

partes susceptibles de control de su subjetividad para así poder encontrar al

otro que está enfrente de él al nivel de intersubjetividad de un entendimiento

posible en general”.

9.5.3.- Conclusiones: metodología, ideología y complementación de perspectivas (TESIS 2)

Uno de los problemas que abordamos en el segundo capítulo de este trabajo se refería

a la concepción de la ciencia como dividida en dos sectores, uno de tendencia fisicalista y otro

de tendencia más comprensiva. La conclusión a la que nosotros nos sumamos, y se justificó

para las ciencias sociales, era la de la complementación.

Posteriormente vimos en el capítulo 4, que desde su ideología la Praxiología motriz,

como ciencia social, no escapaba al doble discurso de la ciencia, discursos que se resumían en

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

139

una tendencia “galileana” y en una tendencia “aristotélica”. En la metodología esta dualidad

se repetía en idéntico sentido, denominándose entonces postura “causal-mecanicista” y

postura “interpretativa”3.

La Praxiología motriz no puede ser monopolizadora de un modelo de investigación

único si desea cumplir con el objetivo de explicar y comprender su objeto formal de estudio

(el sentido de las praxis motrices). Ya veíamos, por ejemplo, cómo García Ferrando (1990)

señalaba la gran complejidad del hecho social deportivo y la inadecuación de perspectivas

unidireccionales para una disciplina social.

En metodología de las ciencias sociales los modelos “causal-mecanicistas” se han

dado en denominar “cuantitativos” u “objetivistas” y el resto, los interpretativos,

“cualitativos” o “subjetivistas”. Los vinculados a cada tipología operante de investigación

social relatan a los investigadores de la otra postura, las ventajas de la propia y las desventajas

de la otra postura. Prácticamente todos los manuales de metodología cualitativa muestran las

virtudes de los métodos cualitativos y las limitaciones de los cuantitativos. Ello

probablemente es motivado por los cambios en la ideología científica de finales de siglo, la

innovación metodológica, que implica justificar lo que es poco conocido, y, en muchos casos,

para intentar elevar la propia “autoestima socio-científica” (los investigadores sociales

cualitativos aparentan un cierto “complejo de inferioridad” respecto de los cuantitativos, ya

que no encuentran las razones por las que los cuantitativistas sean todavía “mejor aceptados”

en la comunidad científica que ellos).

Los métodos cuantitativos se podrían caracterizar como que se manejan en un modelo

3 Sobre el debate entre ambas tipologías metodológicas, ver los

tres primeros capítulos de Delgado y Gutiérrez (Coordinadores)

(1994). Sobre sus antecedentes ideológicos, ver Mardones y

Ursúa (1982).

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

140

hipotético-deductivo, observacional-empírico, buscando relaciones mecánicas-matematizadas

o probabilísticas estocásticas (mediante estadísticas). Los métodos cualitativos no tienen una

caracterización tan definida, puesto que se definen más bien por oposición a los cuantitativos

(es una amalgama de diversidad de propuestas metodológicas).

Las bases del modelo hipotético-deductivo, todavía predominante en la ciencia actual,

sobre todo en las naturales, se asientan fundamentalmente desde los postulados cartesianos y

empiristas. Los métodos cualitativos son bastante más recientes que los cuantitativos que

gozan de gran tradición. Por eso a los cuantitativos también se les denomina “tradicionales”,

y a los cualitativos métodos “alternativos”.

Pourtois y Desmet (1992: 108-127) resumen para las ciencias sociales la concepción

metodológica tradicional y la nueva concepción (esa que paulatinamente comienza a

integrarse en las investigaciones actuales), atendiendo a ocho criterios dualizados:

- Instrumentación centrada sobre el individuo aislado, ó sobre el sujeto en interacción.

- Objetividad de las medidas sobre las personas, ó evaluación de la construcción de la

realidad por el individuo (subjetividad).

- Neutralidad del observador ó participación del observador.

- Investigación de rasgos normativos (grandes grupos, estandarización) ó rasgos

particulares (multiplicidad de grupos).

- Teoría del hándicap (de la deficiencia de los extremos de la norma), ó teoría de la

diferencia.

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

141

- Investigación de la coherencia (causalidad tras la descomposición de la realidad), ó

investigación del sentido (comprensión, interpretación, significaciones, paradojas y

perversiones, contradicciones y desórdenes).

- Tiempo objetivo, ó tiempo subjetivo.

- Causalidad lineal, ó paradigma de la complejidad (conjunto de dimensiones del

fenómeno global).

La última labor de este trabajo es mostrar que existe una orientación metodológica en

Praxiología motriz situacional capaz de aunar ambas posturas, posturas también identificadas

con sus correspondientes ideológicos.

Esa orientación la identificamos con la perspectiva praxémica, la que entendía a las

praxis motrices como signos -“praxemas motores”- insertos en un código (una estructura de

significaciones), donde el significante se refiere a condiciones praxiomotrices y el significado

a los objetivos praxiomotores que se le asocian.

La perspectiva praxémica implica remitirse a las otras dos orientaciones

metodológicas que la sustentan: la ecopráxica (la que analiza las condiciones del entorno) y la

teleomotriz (la que abarca el estudio de los objetivos motores). Las investigaciones sobre los

objetivos praxiomotores (objetivos motores en la situación) es puramente comprensiva e

interpretacional (depende de los fines -motores- parciales que los participantes pretenden en la

situación).

Sin embargo, el análisis de las condiciones praxiomotrices (condiciones del entorno

Juan Pedro Rodríguez Ribas. Fundamentos teóricos y metodológicos de la Praxiología motriz 9. Metodología de las situaciones praxiomotrices

142

situacional) puede plantearse atendiendo a una perspectiva puramente comportamental

(analizando las manifestaciones exteriormente perceptibles de la situación) o en una vertiente

más subjetivista (percepción personal de las condiciones del entorno que tienen los mismos

participantes).

La perspectiva más extendida en Praxiología motriz es precisamente la

comportamental, circunstancia comprensible para los inicios de una disciplina, y justificada

por la pretensión de “abrirse un hueco” entre las ciencias de mayor reconocimiento. Por

ejemplo, J. Sanmartín (1990: 34) explica que para alcanzar el estatus de científicas, la

sociología y la psicología -ambas a finales del siglo XIX- “... debieron imaginar las

cualidades como objeto de estudio y renunciar a la dilucidación mediante causas finales”.

Para ser “científicas” tuvieron que acercarse al modelo de la ciencia natural, de modo que “...

una y otra no tenían más remedio que prescindir de la <<comprensión>> aristotélica y

metrizar/medir, aduciendo causas eficientes en lugar de intenciones, fines o propósitos”.

No obstante, esta circunstancia no debería ser permanente, ni siquiera la más

extendida, en el intento de completar las explicaciones centradas en la praxis motriz, porque

en ciencias sociales completar es, sobre todo, complementar.

P. Parlebas (1981) defiende esta misma postura, aunque en ciertos momentos (1988a)

se decanta por opciones más galileanas. Ya en su primer vocablo -”action motrice”- Parlebas

(1981: 1-2) presenta tres perspectivas (comportamental, subjetiva y unificada) para enfocar la

comprensión de las praxis motrices. Más adelante (1981: 256) indica que la información

(datos mecánicos, energéticos e informacionales) es semiotrizada mediante la atribución de

significados que efectúa la persona en situación de realizar una tarea práxica.

Veamos algunos apoyos a la tesis de la complementación para la explicación de las

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praxis motrices (que es una forma de acción específicamente con objetivos motores).

Partiremos desde el principio. Desde una teoría de la acción García Selgas (1994: 524)

confirma que

“... tanto la (re)producción del sentido de la acción como su análisis científico son

fenómenos sociales donde lo estructural-repetitivo-general confluye constitutivamente

con lo intencional-ideográfico-particular, por lo que la interpretación cualitativa se

sostiene sobre la regularidad explicativa, y viceversa”,

conllevando, en tal caso, una ruptura de las dualidades sujeto/intencionalidad y

objeto/sistema/contexto. En esta misma línea de la teoría de la acción P. Navarro (1994)

indica que

“Hay dos puntos de vista básicos desde los que es posible considerar, tanto preteórica

como teóricamente, la realidad de la acción. Uno de esos puntos de vista asume una

perspectiva interna y subjetiva, y desde ella la acción aparece considerada en tanto

que proceso; el otro punto de vista asume una perspectiva externa u objetiva, y desde

ésta la acción se considera a la luz de sus resultados o efectos”.

J. Mosterín (1987: 155) señala, por ejemplo, que “Una acción básica nuestra es algo

que podemos considerar desde dentro, fenomenológicamente, puesto que tenemos perfecta

conciencia de ella, o desde fuera, científicamente, puesto que también es accesible a la

fisiología empírica”. Aceptaremos esta idea siempre y cuando la consideración de la acción

“desde dentro” se entienda como susceptible de cientifizarse, y que “tenemos perfecta

conciencia de ella” quede sustituido por “tenemos conciencia de ella”.

Ya en el seno de las ciencias sociales, G. Rocher (1990: 30) defiende que la acción-

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positivista de Durkheim y la acción-comprensiva de Weber, antes que oponerse, se

complementan, existiendo la posibilidad de observar un fenómeno social desde fuera o desde

la perspectiva de los actores “... con miras a deducir una explicación lo más completa y

próxima a la realidad que sea posible”. Ello quiere decir que (R. Boudon, 1981) no se debe

evitar el carácter interpretativo de la acción, pero, al tiempo que tampoco se debe evitar el “...

tomar las precauciones de que todo científico se rodea cuando trata de explicar un hecho

cualquiera”, y este resulte científicamente controlado y fiable.

Refiriéndonos a una metodología praxiológica, J. Habermas (1989b: 243 y 244) indica

que

“... los movimientos corporales están sujetos a un nexo causal de sucesos y estados,

mientras que las acciones las producen los sujetos conforme a reglas. Los

movimientos y las acciones exigen conceptos básicos categorialmente diferentes”.

Los movimientos corporales y en el espacio son de la “Naturaleza”; las acciones, sin

embargo, se comprenden. De este modo K. Popper (1970: 229) admite que

“Se dice que la comprensión se basa en la humanidad, que no es común. Sería,

en su forma fundamental, un tipo de identificación intuitiva con otros seres

humanos, a la que nos ayudarían los movimientos expresivos, tales como los

gestos y el habla; sería, además, una comprensión de las acciones humanas, y,

en último término, una comprensión de los productos de la mente humana”.

“Es preciso admitir que, en el sentido que nos estamos refiriendo, podemos

comprender a los hombres, sus acciones y sus productos, mientras que no

podemos comprender la “Naturaleza” (los sistemas solares, las moléculas o

partículas elementales”.

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Por ello, a fenómenos praxiomotores concebidos como diferentes, metodologías

distintas (Lagardera, 1995a), lo cual no quita que todas ellas sí puedan tener cabida en una

Praxiología motriz.

M. Martínez (1989: 26), respecto de las ciencias sociales, señala que las explicaciones

causales y otras explicaciones que se apoyan en análisis estadísticos y que participan del

mismo concepto, tales como coeficientes de correlación, regresión lineal, análisis de la

varianza, etc., deberán complementarse con explicaciones “motivacionales”, explicaciones

“funcionales”, explicaciones “intencionales” y, en general, con explicaciones que se

relacionen con el “significado” que tienen las cosas y las acciones para el ser humano. Estas

formas de explicación -cualitativas- (Pourtois, J-P. Y Desmet, H., 1992: 121) “... dirigidos a

la búsqueda de la comprensión no excluyen en modo alguno el rigor científico de la

metodología”.

Ello requerirá de la validación del proceso investigador, tal como apuntó R. Boudon

(1981). Pourtois y Desmet (1992: 131-132) proponen el paralelismo entre las exigencias

habituales de la investigación cuantitativa y las prácticas de la investigación cualitativa en

ciencias sociales, de acuerdo a las siguientes equivalencias:

- A la validez interna corresponde la credibilidad.

- A la validez externa corresponde la transferibilidad.

- A la fidelidad corresponde la constancia interna.

- A la objetividad corresponde la fiabilidad.

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Una razón metodológica más para la complementación de perspectivas en ciencias

sociales es también de índole validatorio. Para M. Stubbs (1987: 226)

“Es una cuestión de sentido común -que también forma parte de los métodos policiales

y de la teoría de las ciencias sociales- que hay que contrastar la descripción de un

hecho con otras descripciones o pruebas independientes, reunidas a través de métodos

diversos. El término triangulación se utiliza de varias formas, pero fundamentalmente

se refiere a la recogida y comparación de distintas perspectivas sobre una situación.

Así, los datos de estudio se pueden contrastar con observaciones etnográficas, y, en

general, los datos cuantitativos se pueden contrastar con informes cualitativos, y

viceversa”.

Si bien podemos deducir una consecuencia intradisciplinar a los anteriores

razonamientos de la complementación , y es que en el signo praxiomotor encuentran cabida la

diversidad de tendencias metodológicas (y, por ende, ideológicas) que la Praxiología motriz

asume (comportamental-causal mecanicista, ecopráxica-subjetiva, teleomotriz-interpretativa),

también podemos deducir una consecuencia extradisciplinar: no hay razón para rechazar

investigaciones marcadas primordialmente por alguna de las tendencias.

Ello queda justificado por el hecho de que en el futuro es posible una reinterpretación

del conocimiento obtenido en una investigación, con la intención de ser complementada con

otra perspectiva. Y es que las posibilidades del objeto de estudio de la Praxiología motriz -

praxis motriz-, sobre todo en su versión significativa (en el nivel situacional: “praxema

motor”), es francamente amplio.

Aunque socialmente en ciertas comunidades científicas algunas posturas estén

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desvalorizadas, si ya se aceptó el lugar para una teoría de las praxis motrices, las distintas

orientaciones con que se enfoque su estudio son siempre necesarias, imprescindibles.

Para concluir repasemos la segunda tesis, que formulamos así:

“La diversidad de tendencias en los fundamentos internos y metodológicas de

la Praxiología Motriz confluyen en una teoría del signo praxiomotor”.

Esta tesis supuso mostrar:

2.1.- Que existen diversidad de tendencias metodológicas e ideológicas en el ámbito

disciplinar en el seno del conjunto de conocimientos exclusivos de la Praxiología Motriz.

Ello se comprobó de forma repartida entre dos capítulos: el dedicado a la ideología

praxiomotriz (cap. 4) y el de metodología (el presente capítulo 9).

2.2.- Que el signo praxiomotor (como objeto de estudio) puede ser abordado (total o

parcialmente) con esas tendencias. O más concretamente que:

2.2.1.- Es posible entender la praxis motriz como signo (formando parte de un código). La

propuesta de esta orientación metodológica se formuló en el tercer apartado sobre

metodología (en este capítulo 9).

2.2.2.- El estudio del signo praxiomotor aúna distintas alternativas metodológicas y

conceptuales que abordan lo manifiesto y lo oculto del objeto de estudio de la Praxiología

motriz. Para mostrar esta idea se recurrieron a los tres puntos anteriores, referidos: a la praxis

motriz como unidad de análisis, a los diseños de investigación en Praxiología motriz, y a sus

posibles métodos y técnicas de investigación.

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