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1888.Ric-Ricesunpobrediablo,unanarquistadesarrapadoquenoencuentraotrositiodondecaersemuertoqueunacuevaperdidadelPirineocatalán.Enesazona,víade paso para contrabandistas ymalhechores, descubre por azar un género de setasignoradoporlacivilización:losfungus,unosgigantescoshongosantropomórficosalosqueRic-Ricaccidentalmentetraealavida.

Maravillado por las extraordinarias habilidades de los fungus y su sentido decomunidad, Ric-Ric ve en ellos el arma definitiva para hacer realidad sus deseos:conquistaralahermosaMailís,unafemmefataleasupesar, instaurarunasociedadanarquistadeverdadera fraternidadyvengarsede todoaquelque leha tratadoconcrueldad,desdelaguardiacivilhastaelposaderolocalquesecreeamoyseñordellugar.Comandandoalosmonstruososfungus,Ric-Ricconsiguereuniruninvencibleejército con el que va a plantar cara, en batallas épicas y gracias a una singularestrategiamilitar,alastropasdelejércitoespañolyfrancés.

«Unwéstern invernal decimonónico en los Pirineos».Así define Fungus el propioAlbertSánchezPiñol,unahistoriaconlaquevuelvealanovelafantástica.Pero,másallá del género literario, Sánchez Piñol utiliza elmonstruo, lamonstruosidad y lasrelacionesconlosmonstruosparahablarnosdeuntemauniversalysiemprevigente:elpoder.

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AlbertSánchezPiñol

FungusElreidelsPirineus

ePubr1.0Titivillus17.06.2019

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Títulooriginal:FungusAlbertSánchezPiñol,2019Traducción:NoemíSobreguésAriasIl·lustrador:QuimHereuEditordigital:TitivillusePubbaser2.1

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Lagentenosedacuentadelpoderquetiene.JOANBROSSA

Elmalnoexiste;soloexisteelPoder.

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ÍNDICE

PRIMERAPARTE

I.Ric-Ric,fugitivoyanarquista,sepierdeenlosPirineos,dondedescubreunanaturalezasalvajeyunahumanidadcruel

II.Ric-Ricdespiertaaccidentalmenteaunmonstruodormidodesdetiemposinmemoriales

III.EldéspotaCassianmuereporunarrebatodeRic-Ric

IV.ElmonstruotuertoyRic-Ricentablanrelacionesdelomáspeculiares

V.GrotescastentativasdeRic-RicparadifundirelIdealanarquistaconcuatromonstruoscomovanguardiarevolucionaria

VI.InfructuosoydesventuradoesfuerzodeMailísparaqueRic-Ricsedeshagadelosmonstruos,alosquebautizacomo«fungus»

VII.Ric-Ric,acosadoporlainfameGuardiaCivilespañola,reclutaunportentosoejércitodefungus

SEGUNDAPARTE

VIII.Elejércitoespañol,dirigidoporelsensibleaunqueatormentadoAntonioOrdóñez,inicialospreparativosparaexterminarlarazafúngica

IX.Testigosmilitaresmuyfiablescorroboranquelosfungushaniniciadolasingularobradevaciarunamontañaenterapordentro,conelpropósitodeconvertirlaenmadrigueradetodaslasabominaciones

X.Fungusymilitaressepreparanparalabatalladefinitiva.Ric-Ricsetopacasualmenteconelejércitoydedicainsultosmuyofensivosalpresidentedelgobiernoespañol,PráxedesSagasta.Seponendemanifiestolascarenciasdelosfungus,quelesimpidenentenderelplandebatalla.Eldesastreesinminente

XI.LaGranBatalla.HeroicocomportamientodeTuertoydeChiquitín.AntonioOrdóñezdescubredónderesideelauténticoPoder

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XII.ElmalvadoCassian,quenoestabamuerto,descubreconprofundaconsternaciónqueRic-RicsehahechoconelPoderydecidevengarsedeél.Ric-Ric,alfrentedeunahórridatropadefungus,atacalaVellaconferocidadinfinita

XIII.InconmensurabletragediadeTuerto,alquelascircunstanciasempujanaasesinaraladorablehijodeMailís,Alban

XIV.PerspicaciayperspectivadeMailís

XV.Ric-Ricpierdealúnicofungusporelquesentíaunsinceroafecto.TambiénpierdeaMailísacausadeunaparadoja:secuestraasuamadaporquelaama,yelladejadeamarloporquelahasecuestrado

XVI.InsufriblecautiveriodeMailís,recluidaentrecientosdemonstruosabominablesyunpretendientealquedetesta

XVII.Loínfimoyloinfinito

TERCERAPARTE

XVIII.EntraenescenaEusebiEstribill,fotógrafoobsesionadoconhacerlafotografíamásmemorabledetodoslostiempos,yquesinpretenderlotendráunpapeldecisivoeneldestinodelarazafúngica

XIX.EusebiEstribillesconducidosinsaberloalaMontañaAgujereada,dondedescubre,coninfinitohorror,aRic-Ric,quecapitaneaunahordamonstruosa

XX.ÚltimoretratoymuertedeEusebiEstribill

XXI.Movilizacióndelejércitofrancés.LodirigeAugusteFéraud,generaldebrigadauniversalmenteconocidoporsumalhumorysuextremacrueldad

XXII.TristísimoydesoladorfinaldeMailísenlaMontañaAgujereada

XXIII.FerocidaddeFéraud,queasesinaydecapitaatodoslosfungusqueseinterponenentreélylaMontañaAgujereada.LosfungustomanlasupremadecisióndeliberaraTuertodesuostracismo

XXIV.GravísimasdiscrepanciasentreChiquitínyTuerto.Mailís,desesperadaporencontraraAlban,seinterponeentreelejércitofrancésylosfungus,conelriesgodequelahieraolamatecualquieradelosdosbandos

XXV.Comoeradeprever,elejércitofrancésvencealosfungus.Gran

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hecatombefúngica.IgnominiosocomportamientodeChiquitín,quesedeshonrahuyendo

XXVI.Finaldeestararísimayextraordinariahistoria,enlaquesehanarradocómoapareciólarazafúngica,susumisióninicialalossereshumanosysurevueltaposterior.SeconsumaelmezquinodestinodeRic-Ric.Enelúltimosuspiro,chiquitíndescubreelauténticoesconditedelPoder

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PRIMERAPARTE

Había nacido en el año 888 y era el guerrero más formidable del reino de losfrancos.ComosellamabaFilisMundi,todoelmundoacabóllamándoloFilomeno.Matósarracenosenel sur, sajonesen lospantanosyvikingosen lacosta.Undía,FilomenopreguntóalreyLuisIIIelCiego:

—Mirey,¿dónderadicaelPodersobreloshombres?Elrey,quenoeraciego,semirólasmanosyledijo:—Yosoymonarca,enefecto,perolaesenciadelPoderesdeunasustancia tan

etéreaquenadiesabedóndeseoculta.Y desde aquel día Filomeno dedicó su vida a buscar el Poder. Un eremita

ortodoxoledijo:—ElPoderseocultaenlamontañamásalta.Unmagoorientalledijo:—ElPoderbrotadeunassemillasdiminutas.Yunsabiojudíoledijo:—ElPoderesperaenlacuevamásprofunda.Y tras escuchar al mago, al eremita y al sabio, Filomeno se consumió hasta

morir,porquenielguerreromásformidablepodíaresolverunenigmaqueseocultaen la cueva más profunda y en la cima más alta, y que a la vez es una semilladiminuta.

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E

CAPÍTULOI

RIC-RIC, FUGITIVO Y ANARQUISTA, SE PIERDE EN LOS PIRINEOS, DONDE DESCUBRE UNANATURALEZASALVAJEYUNAHUMANIDADCRUEL

n 1888 todos los que querían atravesar aquella muralla de picos llamadaPirineos lo hacían por un estrecho valle en cuyo centro había una solitaria

poblaciónllamadalaVella.LoshabitantesdelaVellaeranbuenosyhumildes,peroentreellos tambiénhabitabaotro tipode individuos: losquepreferíanel lucroa laley,losquecruzabanporcaminosdemontañaparaevitarfronterasyaranceles,alosquetodoelmundollamabamuscatsporelcolorvioletaoscurodesubarretina.

Labarretinamoradalosidentificaba.Algunasdeaquellasgorrasoscurasmedíanochopalmos.Sieranecesario,lautilizabancomocuerdaocinturón;ocomozurrón,cuandonoteníansacos.Rellenadegrava,seconvertíaenunaporrasilenciosa.Perosobretodoerauncódigo.Sialguienlallevabadobladahaciaatrás,queríadecirquevendíatrigo.Dobladahacialaizquierda,quevendíautensilios;yaladerecha,armas.Unnudosignificabaqueeldueñodelagorrahabíamatadoaunhombre;dosnudos,adoshombresomás.Unabarretinaenlaquehubieranatadounaramitaderomeroeraunaadvertencia:«Peligro,laGuardiaCivilrondaporaquí».Losmuscatscompartíaninteresesy supersticiones,y,comosucedecon lospescadores,considerabanqueensus viajes transfronterizos debían evitar la presencia de mujeres, que daban malasuerte. Bebían cantidades inverosímiles de vincaud, un vinomezclado con hierbasqueservíanmuycaliente,ycuandoelvincaudselessubíaalosojospodíanmataraunhombrecon lamisma indiferenciacon laquedecapitabanaunconejo.Noeranbuenaspersonas.

Losmuscats llevaban paquetes de contrabando de veinticinco kilos atados a laespalda. Con aquella carga, montaña arriba, era imposible hacer el trayecto entreEspañayFranciasinpasarunanochefuera,enunrefugio.Poresotodoslosmuscatsde laVella conocían la casa deCassian.O, comodecían en su idioma, elostal deCassian.

En 1888, mil años después de que naciera Filomeno, en las cumbres de losPirineosorientalesvivíaunhombrequeasegurabaserdescendientedirectodelgranguerrero.SellamabaCassian,ydesuprimitivoantepasadohabíaheredadolaalturaimponente,labarbarojaylascejasaúnmásrojas.Comohabíaperdidoelpelorojo,era de esos hombres que lucen la calvicie como un atributo. Para compensarla se

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habíadejadocrecerunaslargaspatillasqueempalmabanconunbigotecasinaranjaque destacaba sobre elmentón pelado.Gobernaba suostal como si fuera un reinooculto en lomás alto de lamontaña, enmedio de un pequeño prado de hierbajospisoteados por los muscats. La degradación del entorno anunciaba la presenciahumana:elostalestabarodeadoderesiduos;herradurasviejasybaratijasoxidadas,huesosdeganadomuertomedioenterradosydetritosdetodotipo.

El edificio era un rectángulo con el tejado de pizarra negra.Dentro, había unapared atravesadaporunabarrapringosademadera sinpulir, sostenidaporbarrilesviejos, de la que colgaban unos faldones de arpillera. La barra estaba cubierta deagujeritosenlosquereposabancadáveresdemoscasquehabíansufridounaagoníahorrible,sumergidasencharcosdelabebidadelvalle:elvincaud.Alfondoestabalachimenea.Unabocaenormeyahumada,contresganchosdehierroennegrecidodelosquecolgabangrandesollas,bárbarasypanzudas.

Losmuscatsno teníanamigos.Y,aunasí,avecesCassianhacíaconfidenciasaalgunodesushuéspedes.

—¿Sabesunacosa?—ledecía—.SoydescendientedeFilomeno,elgranguerrerofranco,yalgúndíaencontraréelPoder,queseocultamuycercadeaquí,enalgunaparte.

Ric-RicirrumpióenelostaldeCassianunatardedeotoñodeaquel1888.Entróconaquellosojitosyaquellascejasnegras;entróconaquelpelolargo,comodeJesúsenlacruz,yanadie,niaCassiannialosmuscats,selepasóporlacabezaqueaquelhombretanpequeñoibaacambiarsuexistencia.AnadieselepasóporlacabezaqueinclusoibaatransformarlosPirineosyelmundoentero.Nadiepensóalgoasí.Yconrazón. Menudo cuadro. Nunca habían visto a nadie tan poco preparado para lamontaña.Zapatosde ciudad, un abrigonegrodesgastadoy raído, yunbombín tannegrocomolabarbayelbigote.Eraunindividuorechoncho,anchodetórax,conlosbrazos y las piernas un poco cortos pero fuertes.Era todo él algo desaliñado, algoridículo:conunojomirabacomounzorro,yconelotrocomounagallina.Entróysesentó delante de la chimenea temblando de frío y abrazándose como si su cuerpofueraunacáscara.

Cassian le informódeque aquello no era unhotel, sinoun escondite; un lugarclandestinoenelquesolorecalabanloscontrabandistas.Siqueríapasarlanocheallítendríaquepagartresreales.Peroelhombrecillonoteníaniuno.Entoncesunviejomuscatalzólavoz:

—Seguroqueesunconfidente.Yotro,quemasticabatrozosdeungranqueso,lepreguntó:—¿Quiénteenvía?¿Lapolicíaespañolaolafrancesa?

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Cassianpreguntóatodoelmundo:—¿Quéhago?Ylosmuscats,conlanaturalidaddequienpreguntaporunadirecciónenlacalle,

lecontestaron:—Garganta,garganta.Cassiansacóunarmadedebajodelmostrador.Hacíaaños,uncarlistacaminodel

exilio le había pagado la estancia con aquel revólver. Era una buena arma, unLefaucheuxmodelo1863.Enlaculataponía:«FábricadeOviedo».CassiancargólasseisbalaseneltamboryapuntadepistolaobligóaRic-Ricasalirconéldelostal.

Dieron doscientos pasos, Ric-Ric con el cañón del Lefaucheux clavado en losriñones,hastaquellegaronalbordedeunagarganta.Allí,enlacimadelmundo,eramás fácilmatar,porqueallí arribaelolvido sustituía laviolencia:despeñabanaunhombre,y lanaturaleza simplemente se lo tragabacomosinuncahubiera existido.Solían lanzar a las víctimas a gargantas, que no eran exactamente barrancos, sinogrietasabismales.Losmuscatsdecíanque lasgargantasde losPirineosestaban tanllenasdecadáveresquecualquierdíaloshuesosdesbordaríanlasprofundidades.

CassianhizoqueRic-Ric sedetuvieradelantedeunadeaquellasgargantas,unagujeroqueseabríaenelsuelocomounpozo,peroconunabocaquenoeraredonda,sinoestrechayalargadacomolasonrisadeundemonio.Noseveíaelfondo.CuandoRic-Ricestuvoentrelagargantayelarma,Cassianvolvióainsistir:

—Pagalostresrealesydejaréquetemarches.Ric-Ric cayó de rodillas, sollozando, y confesó: huía de la ley porque era un

revolucionarioácrata.Cuandolollevabanacomisaría,logolpeabanconunabarradehierro.«Ríete,ríete—ledecían—,aversiahorateríes».Yél,medioloco,siemprecontestaba:«Ric,ric!»,«Merío,merío».Deahíleveníaelnombre.Peroaquelañode1888BarcelonaerasededeunaExposiciónUniversal.Laautoridadqueríalimpiarla ciudad de chusma, había más policía que nunca, y él, harto de palizas, habíaescapadodelaurbe.Peroyanopodíaalejarsemás:alotroladodelafronteratambiénhabíapolisyjueces.Acabóconunpatético:

—Nomeentreguesalosreaccionarios,compañero.Cassian tenía buen criterio para juzgar a los hombres y se dijo que, si aquel

individuo era un revolucionario, debía de serlo de tercera o cuarta categoría: no,definitivamenteRic-Ric no eramás que un desvergonzado que había llegado a suostalporpuracasualidad,porqueenlamontaña,comoenelmar,haynáufragos.Nololanzóporlagarganta.Enfundóelarmaylollevóaotrositio,nomuyalejadodelostal:elpiedeunamontaña.

Cassian y Ric-Ric entraron en una especie de pasadizo de roca, un caminitoestrecho entre dos paredes de piedra. Al fondo se abría una grieta en la roca.Entraron.Dentro, el espacio adquiría las proporciones de una celda demonasterio.Las paredes eran de roca rugosa de color plomo. Oían el viento silbando conrelinchosdeasno.Dentrohacíamásfríoquefuera.

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Cassian hizo un gesto con lamano abarcando aquel espacio diminuto como sifueraunimperio.

—Te traeréunpicoyunapalaparaque loamplíes—ledijo—.T’i seràs forçaben,enlatiàcauna.

Caunasignificacueva.Ric-Ricmiróasualrededor.Eradifícilsaberquépensaba.Soloobjetó:—¿Ynopodríastraermetambiénunsofá,compañero?Cassiansepartióderisa.Lodejóallíy,alvolversolo,losmuscatspensaronque

Ric-Richabíadejadodeexistir,gargantaabajo.—Nolohelanzadoalagarganta—dijoCassian—.Noeraunconfidente.Lepreguntaroncómopodíaestartanseguro.—Porque la policía nunca mandaría a un espía sin un real en el bolsillo—y

añadió—:Apartirdeahoraseráelcriadodelacasa.Todoslosmuscatsentendieronloqueaquellosignificaba.Elvalleseregíaporlos

ostals.Enaquelvallelagentenoteníacasas;eranlascasaslasqueteníangente.Aunindividuonunca lepreguntabandequéfamiliaera,sinoaquéostalpertenecía.Lascasaspoderosasteníanuncriado.Yloscriadosdeaquelvalleestabanespecialmenteadscritosysometidosa losdueñosde losostals.Los trabajosmásdurosypenososeranparaellos.Acambiocobrabanunsueldo,porexiguoquefuera, lescedíanunahabitaciónconunacamayunorinal,y,dehecho,apesardeaquellavidasumisa,eranunmiembromásdelafamilia.

Pero la montaña degradaba todo lo que regía en el valle. Cuanto más arribavivían,mássedifuminabaysecorrompíala leydeloshombres.YcuandoCassiananuncióqueRic-Ricseríaelcriadodelostal,loquequeríadecireraqueleatribuiríantodaslasobligacionesdeuncriado,peronolosprivilegios:noviviríabajoelmismotechoynoseríadelafamilia,porquelosmuscatsnoeranunafamilia,eranotracosa.Losmuscatsasintieron,satisfechos,porquesiemprehabíanpensadoqueCassianibajusto de servicio. Y dijeron lo que cualquier hombre del valle habría dicho de uncriado:

—Sihuye,telotraeremosdevuelta.

Cassian lo ayudó a habilitar aquella cripta natural, la cauna. Ric-Ric amplió laentrada y el interior, y construyó una puerta que parecía la barca de un náufrago.Inclusopodíacerrarlaconunpestillodecorral,grandeyoxidado.Alabrirlapuerta,lasbisagrasgemían,comosihubieranpisadoaunratón,yseentrabaenunacuevadecincopasosdelargoporseisdeancho.Habíauncolchónpelado,rellenodepaja.Allado, una estufa de hierromuy vieja. El humo se canalizaba por un largo tubo enformadecodo.Enresumen,sehabíaconstruidounaviviendatroglodita.

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Pero Ric-Ric solo pisaba la cauna por la noche. El día lo pasaba en el ostal,sometido a un régimen laboral extenuante. Le tocaban las labores más duras eingratas: arañarse lasmanos cortando leña, dar de comer a los conejos enjaulados,abastecerlacasadeagualimpiadelarroyomáscercanohelándoselosdedosconelasa de los cubos, fregar el suelo con una escoba de brezo… También hacía decamarero:teníaqueservirbebida,pan,queso,garbanzosytocinoalosmuscats,quelo trataban en función de la idea que se tenía en el valle de la palabra criado. Lollamaban con un largo silbido, como si fuera un perro, y cuando lo tenían al ladoutilizabansucamisacomoservilleta.

Laguardianade lacasaeraunaocahorrible,viejaychillona,ymáscalvaqueCassian.Aquella oca tenía su historia. Según había llegado a oídos deRic-Ric, alprincipio había seis ocas. Las otras cinco decidieron que aquella sería la de rangoinferior,asíqueadquirieronlacostumbredepicotearlelacabeza.Deahílacalvicie.Cadavezqueseagachabaparacomerseungusanooungrano,lasocasdealrededorlacastigabanconelpico.Pararobarleelgusanooelgranoypararecordarlequeeralaúltimaoca.Alfinalelpobreanimalyanoteníapelonipielenlapartesuperiordelacabeza,soloelhuesoalaire,blancoyredondocomounaboladebillar,ycubiertodeunacostradesangrereseca.

Loparadójicofuequeladesgraciadeaquellaocalesalvólavida.CadavezqueCassiannecesitabacarneparalaollaymantecaparaladespensa,suhachaelegíaalaocamás gorda y lustrosa.Y cuando solo le quedó la oca calva, decidió indultarla,porquesuscarnesyaestabandemasiadosecasparacocinarlasyporque ladraba tanfuerte, tan indignada,quehacíadeguardiana conmás celoquecualquierperro.ElcasoesquelaOcaCalvasequedósinenemigas,solitariaperotriunfante.Entrabaysalía del edificio como si fuera la reina de los Pirineos: balanceaba su cuerporedondeado,conlacabezamuyrecta,elcuellolargocomounperiscopioylamiradapresuntuosa.OdiabaaRic-Ric,quizáporqueenaquelhombretansometidoaCassiancomo un animal de corral veía un símil de sus antiguas congéneres. Siempre loperseguíaylopellizcabaconelpico,justodetrásdelasrodillas.

Pero lo peor eran los utensilios que Ric-Ric tenía que manipular a diario, lasensacióndequemilhombresloshabíanutilizadoantesqueél.Todoloquetocabansus dedos era viejo y estaba desgastado. Los mangos de martillos y hachas eranmaderas centenarias; los dientes de las sierras eran romos y planos, casi comomuelas.Quizáfueraasíporquetodoobjetoquellegaraaaquellasalturasdebíahacerun trayecto largo, tortuoso y esporádico, y la escasez de suministros obligaba aremendar y a reconstruir. Todo el ostal apestaba a una insana mezcla de sudoracumulado, tabaco,vincaud rancioy sobre todoespartomohoso.Unolor a establohumano.Había telarañas en todas las vigas y en todos los rincones, grandes comovelas triangulares ymanchadas de hollín. El aire vetusto y decrépito de la casa secontagiabaalanaturalezacircundante.Alrededordeledificioseextendíaunahierbasiempreamarilla,siempreenfermaycansadadevivir.Laúnicaexcepciónenaquel

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paisajetristeydecaídoeranlassetas.Unassetasgigantesquellenabanelpaisajeyalasquenadieprestabamásatenciónointerésquealahierba.

Aquellassetas.Losmuscatsestabantanacostumbradosaellasquesusojospasabanporencima

sin verlas. Pero Ric-Ric era un hombre de ciudad, nunca había visto setas dedimensionestanextraordinarias.Cadamañana,cuandorecorríaelcortotrayectoentreelostaly lacauna,veíadocenasdehongosdescomunales.Losmáspequeñoserandeltamañodeuntabureteypodíasentarseenellos,mientrasquelosaltoslellegabanal pecho.Setas gigantes, de color yemadehuevo, de color algaodemil tonosdeocre.Eltroncoerauncilindroperfecto,sanoyrobusto,quecrecíarectoyfirme.Lamedida de los sombreros, esféricos, eramuy variada. Algunos eran grandes comoruedasdecarro.Lassetasaparecíanaquíyallá,esparcidassinorden.Lesdabaigualunterrenoqueotro.Aquíuna,másalláunpar,yalfondo,enaquellosárboles,másdeunadocena,agrupadas,exhibiendounaarroganciainmóvil.

Ric-Ric tardó muy poco en hartarse de su régimen laboral. Un día estabaagachado,fregandoelsuelo,cuandolaOcaCalvaseplantódelantedeélabriendolasalasysoltandocagadaslíquidas.«¡Cra,cra,cra!»,graznó.Aquelloloindignó.

—¡Compañero! —dijo dirigiéndose a Cassian—. No seas cómplice delcapitalismo explotador. En el fondo tú también eres una víctima, porque no sabesnadadelIdeal.Dejaqueteexpliquelosprincipiosdelanarquismointernacionalista.

YRic-Ricselanzóaunaabruptadisertación.DescribióunafuturaArcadiafelizenlaquesehabríanabolidotodaslasjerarquías,enlaqueelHombreNuevohabríasuperadolosconflictosygozaríadeunaNuevaEralibertaria.Cassianloescuchabaconlabocaabierta,tanabiertaqueelcigarrillolecolgabadellabioinferior.DejóqueRic-Ricseexplicaraydespuésledijoentonoamistosoyconmovido:

—Cuántarazóntienes,Ric-Ric.Aquí,perdidoentremontañas incultas,no teníaacceso a tannoblesutopías.Mehas abierto los ojos.Esmás, tus palabras sonunaauténticarevelación.Acércate,amigomío,quequieroabrazartefraternalmente.

Cuando lo tuvocerca,Cassian lepegódosbofetadas,unaencadamejilla.Dosbofetadassonoras,comosialguienfuriosogolpearaunaesteraempapadacontraunapared.

¡Ric-Ric!Aquelidiotaaspirabaaconvertirelmundoenunlugarenelquenadiemandara sobre nadie. ¡Y se lo explicaba a él! Al descendiente de Filomeno, quededicabasuvidaabuscarlafuentedelPoder.

—En las tabernas de Barcelona puede que embaucaras a alguien con estapalabreríabarata—dijoCassian—.Amíno.Sienlugardepretenderliberaratodalahumanidadpensarasenliberaraunindividuoconcreto,túmismo,ahoranoestaríasderodillas.

Ric-RicprotestóyCassiandejóelLefaucheuxenelmostradorconungolpeseco.—Telodemostraré.Loúnicoquetienesquehaceresdispararme.Yyanoserás

uncriado,sinoeldueñodelostal.

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CassiancogióaRic-Ricdelamuñecaconungestobrusco,loobligóaempuñarlaculataysepusoelcañóndelrevólverenelpecho.

—No te preocupes por losmuscats.No te harán nada.Admiran a los hombresindómitosydecididos.Venga.

Pero Ric-Ric retiró la mano y con voz temblorosa alegó que aquello sería uncrimenporelcapital,nocontraelcapital.Cassianlointerrumpiócondesprecioyledirigiólassiguientespalabras:

—¿Loves?Notienesestas ideasporqueestásoprimido.Estásoprimidoporquetienesestasideas.

LaleyendadeFilomenocontabaqueelPoderseocultabaenlacuevamásalta.Enelfondodelacuevahabíaunasemilla.

Aunqueeraotoñoyaúnnohacíamucho frío,en lacaunadeRic-Ricnuncaseentrabaencalor.Por lasnoches laestufaquemaba troncosy troncoscomosi fueraunalocomotora.Perolarocaestabaimpregnadadeunahumedadranciayobstinada.Además,cadacincooseisnochesrecibíaunavisita.

A veces, a la horamás oscura, lo despertaba una presencia turbadora:Cassian,conunquinquéenlamano,amorradoalaparedinteriordelacueva.Buscabaalgoconlaactitudsolitariadelosfantasmas.ElcandilhacíaqueRic-Ricparpadearaysetaparalacaraconunamano,comosiledañaralosojos.Semedioincorporabaenelcolchónyentonces,entre las tinieblasy la luzparpadeantedelquinqué,Cassian lomirabacomosielintrusofueraél.

—¿Has encontrado algo?—le preguntaba—.Semillas, unas semillas pequeñas.¿Lashasencontrado?

Cassianseñalabaconundedoelcentrodelapared.Yconunavozinexpresivaleordenaba:

—Pica.Aquí.Levántatedelacamayexcavaunpocomás,vagodeldemonio.

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L

CAPÍTULOII

RIC-RIC DESPIERTA ACCIDENTALMENTE A UN MONSTRUO DORMIDO DESDE TIEMPOS

INMEMORIALES

osprimeroscoposdenievecayeronamediadosdeoctubre,aúntímidoscomoexploradoresenterritorioenemigo.ElostaldeCassianensuciabaaquellanieve

tanpura:losmuscatslapisabanyconvertíanlosalrededoresdelacasaenunlodazalnegroylicuado.

UndíaqueRic-Ric fue al arroyo, el cubo se le resbalóde losdedosy cayó alagua. Echó a correr para intentar pescarlo. El cubo chocó y rebotó contra lospedruscosquesobresalían,redondeadoscomohuevos,hastaqueencallóenuncododelcauce.ElincidentenohabríatenidomayorimportanciasinohubierasidoporqueelcuboembarrancójustodelantedeuncaminitoocultoporlavegetaciónqueRic-Ricaúnnoconocía.Seadentróenél.

El camino descendía, en algunos tramos abruptamente. Los muscats le habíancontadoqueaquellasbajadasempinadasy llenasdepiedras se llamabancanchales.Aquellas rocosas faldas de montaña eran sorprendentes. Y aún sorprendía másconstatarqueinclusoallícrecíanaquellassetas,queemergíanentregrandesbloquesyenunterrenoinclinado.Lamayoríaerantangrandes,ytanaltas,quesisesentabaenellaslaspiernaslecolgabanenelvacío,comounniñoenlatrona.

Cuandollevabaunratocaminandosedijoqueunhombreconzapatosdeciudad,yconlapuntaabiertacomolabocadeuncocodrilo,nodebíaperderseporsenderospirenaicos.Estabaapuntodedarmediavueltacuandolovio:unhilodehumoqueseelevabaporencimadeunafilacompactadeárboles.Siguiendoelhumofueapararaunapequeñallanura.Yenmediodelallanurahabíaunacasa.

Eraunacasacomolaquedibujaríaunniño.Plantacuadrada,dosventanas,unaacadaladodelapuerta,untejadoadosaguasmuypronunciadasyunachimeneadepiedra. El humo de una chimenea humana puede ser demuchos tipos. Elostal deCassian,por ejemplo, emitíaunhumoclandestino, abyecto.Peroeste eraunhumobenéfico:unacolumnitablancaynítidaqueascendíaalcielorectacomouncirio.Eledificio estaba rodeado de un preciosomurete de piedra seca, de pizarra, como eltejado.Elmuronollegabanialacinturadeunadulto,asíquenoeraunobstáculo,sinounlímite,unamaneradeproclamar:hastaelmuro,elmundoformapartedela

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naturalezaindomabledelosPirineos,peroapartirdelmuroelespacioespropiedadirrenunciable de los hombres. Y para afianzar este principio, detrás del murete seextendíalapruebamásrotundadecolonizaciónhumana:unhuerto.Locultivabaunviejo.Elhombre levantóel torsoy ledijoalgoconvoz ruda.Erauna invitaciónacruzar el cercado, casi unaorden.Ric-Ric obedeció, reticente. Pero almomento elviejoloinvitóaentrarensuostal,abebervincaudyacomerquesodecabra.Elviejosellamabaasí:Viejo.

Dentroloesperabanuncomedordepequeñasdimensiones,unamujeryunniño.LasúnicasmujeresqueRic-Richabíaconocidoapestabanasardina.Aquellaolíaajabónderomero.Eraunamujerrubiaquerondabaloscuarentaaños.Teníaelpelodeun rubio oscuro, como lamiel que llevamucho tiempo en el bote de vidrio, y elcuerpodelgadoyfibroso.SellamabaMailís.ElniñosellamabaAlban.Ynoeraunniñonormal:delapartederechadel labiolecaíaunhilodebaba.EncuantovioaRic-Ric se abalanzóhacia él.Loabrazópor la cintura, con lamejilladerechamuypegadaasuombligo,comosileauscultaralabarriga,yrepetíacomounautómata:

—T’aimiforça,t’aimi,t’aimi.T’aimi significa te quiero. Era un niño perturbado. Ric-Ric no tardó en darse

cuentadequeellaeraunamujerespecial:enlasestanterías,rústicas,habíalibros.Lamayoría eran diccionarios de diferentes idiomas, gramáticas… ¡Libros! ¡En losPirineos!Leresultabatanextrañoverlibrosallícomoenelfondodelmar.

Mailísloseñalóconundedoíndiceimperativo,undedoinflexible,yledijoquesolo sequedaríaacenar si antesdejabaque le lavarany lecortaranaquelpelo tansucio y encrespado.Ric-Ric entendió que aquel dedo simbolizaba su carácter: eramaestradeescuela.

Derepente,elniñomiróaRic-Ricconinquietud.—¿Onteslomieucaval?Mailísquisoexplicarse.Undíaelniñohabíamontadounpotro.ParaAlbanhabía

sidounaexperiencia tanfelizquesiemprereclamabarepetirla.Yentonces,despuésdecomer,seprodujounpequeñomilagro:laenfermedaddelniñoylapartesalvajedeRic-Ricseentendieron.Sesentóconelniñoenbrazosylediopalmaditasenlaespaldaconelamorrudoperoinexpugnabledelosgorilascuandoabrazanasuscrías.Yasíestuvieronunrato:Albanmusitando«t’aimi,t’aimi»,yRic-Ric,ahoraconelpelo limpio y corto, diciéndole al oído: «Cuando vuelva te traeré un caval, uncaval…».EntoncesMailísllenóunbarreñodeaguacaliente.Salióysearrodillóenlahierba.Seremangóysumergiólosantebrazosenelaguahumeante.Éllasiguió,sesentóenelbancodepiedraquerecorríalafachadaylamiró.

Mailísestabaarrodilladaacincometrosdelbancodepiedra,enmarcadapor lascumbres pirenaicas. Una distancia púdica, suficiente para que ambos fingieran noprestaratenciónalotro.Peroentreélyellasolohabíaaire.EralaprimeramujerqueRic-Ric veía desdequehabía llegado a losPirineos.Miraba sobre todo sus brazosdesnudos,muyblancos.Deseabaque se subieraunpocomás lasmangas, unpoco

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más.Ella,aunqueestabadeespaldas,sentíasuinterés.Ynoledesagradaba.Paraloshombresdelvalle,unamujerdecuarentaañosyaeratanviejacomolasmontañas.Yde repente aparecía un extraño que la miraba con deseo. No, aquellos ojos no lamolestaban.Seremangóysemojólosbrazosconelaguacaliente.Enseguidanotóelefecto:unainquietuddetrásdeella.CuandoMailísacabólasablucionesnosedijeronnada.Élparecíamásturbadoqueella.Sedespidióatodaprisa.

Perovolvió.Elotoñodeaquel1888fue testigodeunascuantasvisitasmásdeRic-Ric al ostal deMailís. Cuando cruzaba la puerta, Alban saltaba sobre él paraabrazarlo.

—¿Onteslomieucaval?Ric-Riclecontestaba:—Pronto,prontotelotraeré.Ella lo señalaba con su dedo demaestra de escuela, lo reñía porque llevaba el

pelolargo,selolavabayselocortaba.Despuésdecenarélsesentabafuera,afumarenelbancodepiedra.Yella,comosiempre,semojabalosbrazosenelbarreñodeaguahumeante.Deespaldasaél,enelcésped,enmarcadaporlosPirineos.

Saltabaalavistaqueeraunindividuotosco,deideasestrambóticas,perotambiénera cierto que a aquellas alturas delmundono se podían elegir las visitas.Y teníaocurrenciasgraciosas.UndíasalióeltemadelpotrodeAlban.

—¿Porquénorobanuno?—ledijo—.Alfinyalcabo,lapropiedadprivadaesunrobo.

Mailís y el Viejo se miraron desconcertados. Tardaron un rato en soltar unacarcajada.Ric-Ricnuncaaclaróquenoeraunchiste.

DurantelosúltimosdíasdeotoñoRic-RicpensómuchoenMailísyensuenérgicodedo índice. Imaginaba que un día se atrevería a abrazarla por la cintura. Sinembargo, solo eran fantasías de alguien que vivía en una cueva inmunda, llena debotellasvacíasdelagrestevincauddelvalle,robadasalostal.PeroenaquellosdíasRic-Ricmantuvounaconversaciónqueloprecipitótodo.

Cassianlecomunicóqueibaacerrarelostal.Estabaapuntodellegarelinvierno.Yahabíatrespalmosdenieve,ycuandoelfríoatacaradeverdad,lanievetendríadosmetros de altura. Con los caminos cerrados, el mundo se paralizaba. A aquellasalturas, ni losostalsmás tercos podían resistir.Así pues, sus habitantes, pocos, seresignabanaretirarsetemporalmente.Lamayoríabajabanalvalle,alapoblacióndela Vella, donde pedían refugio a otros ostals amigos y esperaban a que la vidaresucitaseconlaprimavera.Comocadaaño,Cassianteníaprevistocerrarsuostalypasar al lado francés, donde tenía un negocio poco legal de vinos y vinagres. No

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volvería hasta que los caminos se abrieran y los muscats reanudaran la ruta delcontrabando.

A Ric-Ric, que no sabía nada de los usos y costumbres de la montaña, lesorprendió muchísimo aquella evacuación general. O sea, que Mailís, el Viejo yAlban harían lasmaletas y se dirigirían a la Vella, donde pasarían losmesesmásfríos.Aquellosignificabaquenolaveríaenmuchotiempo.Y,así,decidióhacer laúltimavisitaalacasadeMailís.

Llegójustoatiempo.Elcomedorestaballenodepaquetesybultos,listosparasercargados. Cuando Ric-Ric entró por la puerta, la encontró haciendo fardos consábanas.No era necesario que se dijeran nada.Avanzó y ella retrocedió, indecisa,hastachocardeespaldascontralapared.

Ric-Ricestabaapuntodefranquearelpalmodeairequeseparabasuslabiosdelosdeellacuandolapuertaseabrió.EranelViejoyAlban,quevolvíandelaVellaconuncarroalquiladoquelostrasladaríaalvalle.Ric-Ric,sorprendido,seseparódeMailís,loquehizoqueella,aúnturbada,recuperaraelcontroldelasituación.Hablóparatodos,aunqueenrealidadsedirigíaaél:

—El señor Ric-Ric esmuy poco amable con las damas, porque este otoño hagozado de la hospitalidad de nuestroostal pero aún no se ha dignado invitarme avisitarelsuyo.Yesoquemañananosmarchamosalvalleynovolveremoshastalaprimavera.

Eraunaformadeayudarloaqueacabasedeconcretar lacita.PeroRic-Ricaúnestabademasiadoconfusopor la interrupcióndelniñoyelviejo.Tuvoquehacerlotodoella:

—Peroestoyseguradequemañanameinvitaráadesayunarsivoyavisitarlodebuenamañana.

¡UnacitaconMailís!CuandoRic-Ricvolvióalostal,Cassianestabamuyocupadohaciendoelinventarioyelequipaje.Elplaneraeste:aldíasiguienteCassianseiríaaFrancia; Ric-Ric, como era criado, pasaría el invierno en su cueva, haciendopequeñasincursionesdemantenimientoenelostal.Solodebíaprocurarquelanievenocubrieralapuerta.Cassianledejabaprovisionesdesobra.

—¿D’acòrdi? Y, sobre todo, sigue picando la pared de la cueva—dicho esto,añadió—: Si encuentras incrustadas unas semillas diminutas, como granos depimienta,guárdalasenuncanuto.¿Meoyes?Esmuyimportante.Guárdalasynoselodigasanadie.

Tras haber dicho estas palabras, Cassian se quedó mirando el fuego conmelancolía. Ric-Ric le leía el pensamiento, su amargura: era descendiente de

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FilomenoyaúnnohabíaencontradoelPoder.¿Dóndeseocultaba?¿Dónde?PorlanocheCassianleofrecióunabotelladevincaud.

—Venga, toma.Porquees laúltimanocheyporquesoyunbuenamo.Yahoralárgateatucauna.

—Gracias,compañero—ledijoRic-Ric.LoqueCassiannosabía,perolaocasí,eraqueduranteeldíaRic-Ricyalehabía

robadotresbotellas,quesehabíatomadoaescondidas.Aquellanoche,cuandosaliódelostal,estababorracho.Ynevaba.Unacortinadenievedulceymuda.Loscoposdenieveerantanligerosquenocaíanrectos,comolasgotasdelluvia,sinohaciendoesesenelaire.Teníafrío.Selevantólassolapasdelabrigonegroysecalóelbombínhasta las cejas.Miró el cielo: la luna parecía un queso podrido.Y se dijo que losPirineos lo afeaban todo; que todo lo que lo rodeaba, fueran canchales de piedrasangulosasobosquesblanqueadosporaquellamalditanieve,estaballenodeenergíashostiles.Todomenosella.

Decaminoalacuevapensóenella.Elalcohollehabíaenturbiadolamente,perorecordabaalaperfecciónqueMailísiríaaldíasiguiente,cuandosalieraelsol.HabíahechobiencitándoseconellaenelostaldeCassianenlugardeensucauna,queeraunpozodeinmundicias,dehollínydemantasdepieldecabramanchadasconmilmasturbaciones.Debíasercauto:aldíasiguientetendríaquellegaralostalantesqueella,esperarlayllevárselaenseguidaadarunpaseoporelbosqueopordondefuera.Porque la normamás sólidade los contrabandistas losurgía a evitar todo contactocon mujeres. La presencia de una mujer, una femna, como ellos las llamaban,provocabaaludesrepentinosydetencionesimprevistas.Losmuscatseranasí:cuantomás irracional fuera una creencia, más creían en ella. Sí, para evitar conflictos ymalentendidostendríaquemadrugar.Ymucho.

Recorrió el último tramo del caminito que llevaba a la cueva. A ambos lados,pendientesnevadas,boscosas,conárbolesjóvenes.Sedetuvoenunacurvaymiróaladerecha.Eraunasubidadecuarentaycincogradossalpicadadeárbolesdelgados.Entrelosarbolitos,másarriba,habíacuatrodeaquellassetasgrandiosas,agrupadas.Lasmiró.Ysucedió.

Elamor.Aquella noche, en aquella curva nevada, en el interior deRic-Ric fructificóun

sentimientonuevo.Mientrasmiraba aquellas cuatro setas, en lo altodeuna ladera,notóunaalegríaenelpecho.Unafuerzaentusiasta,comounpolluelodeáguilaquepugnaporsalirdelhuevo.Unaalegríaqueledecíaqueella,Mailís, lecambiaríalavida.Y se dijo que aquello, aquella euforia tan nítida, tan insólita, necesariamentedebíaserelamor,yqueelamoreraunaespeciederevolucióninterior.

Entoncescayóenlacuentadequelahabíainvitadoadesayunarynoteníanadapara desayunar. Enamorado, borracho, mirando aquellas setas altas y orgullosas,pensó: «Cortaré un buen trozo de seta y lo haré en la estufa, y será como si

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desayunáramospastel».Soloaélselepodíaocurrirsemejantetontería.Peroasífueyasíempezótodo.

Empezó a subir, hundiéndose en la nieve hasta las rodillas, agarrándose a lasramasdelosárboles jóvenes,felizdequea laeuforiadelvincaud sesumara ladelamor.Mientrasascendía,elbombínyelabrigonegrocontrastabanconaquellanievetanblanca,plateadaporlaluna.Lascuatrosetasemergíanconorgullovertical.Concincodedosexpulsó lanievedelsombrerodeunadeellas,unsombreroredondoygrandecomounamesadetimbas.Aquelsombreroteníalapielfinayfría,húmeda,conlasuperficieligeramenteabultada.Queríacortaruntriángulo,comolaporcióndeunpastel.Lanavaja,conducidaporlamanodeunhombreempachadodealcoholydeamor,hizounaincisión.

Enaquelmomentoseoyóunaespeciedesonidoguturalyahogado,unmugidolejano.Ric-Ricmiró a ambos lados. La noche no ocultaba ninguna vaca.Volvió aconcentrarseenloqueteníaentremanos.

Toda la seta temblaba. El movimiento era tan intenso que la nieve de losalrededores volaba por los aires. La navaja, que se había quedado clavada en elsombrero de la seta, oscilaba formando un arco. Y más aún: una fuerza invisibleextraíaeltroncodelatierra.Alprincipiopensóenunpequeñoterremoto.No:eralaseta.De los lateralesdel tronco,conun ruidodehielo rompiéndose, sedespegaronunas tiras de carne. Enseguida adquirieron la forma demiembros, brazos,muchosbrazos,queacababanencientosdepequeñasraícesquehacíandededos,larguísimos,yqueseretorcíancomogusanos.Pordebajodeltroncoemergíanmanojosderaícesqueempezabanamoversecomopiernas.

Ric-Ric rodó pendiente abajo. Su cuerpo rebotaba contra los árboles y seguíacayendo,entregritosygemidosdemiedoydedolor, levantandounapolvaredadenieveyramasarrastradas.Aterrizóenelcamino.Habíadejadounsurcoenlanieve.Yarriba,alprincipiodelsurco,estabalaseta,convertidaenunacriaturaquemovíatodasaquellasextremidadesramificadas,girándolasentodaslasdirecciones,comosiaúnnocoordinaralosmovimientos.Elcuerpoerauncilindroperfecto.Losbrazosylaspiernaseranmarañasderaíces,cientosderaícesdetodoslostamaños.Lacabeza,aquelenormedisco,girabasobreelejedelcuello.Ric-Ric,asustado,sediocuentadequelasetalomiraba.Porqueaquello,fueraloquefuese,teníaojos.Almenosuno.

Unojo sin párpado.Y ahora aquel ojo lo enfocaba.Unojo con la formay lasdimensionesdeunanuez,peroamarillo.Lanavajaseguíaclavadajustoenelpuntodonde debería estar el otro ojo. La herida supuraba un líquido ambarino. DuranteunossegundosRic-Ricsequedódondeestaba,acuatropatas,hipnotizadoporaquelojoamarilloybrillante.Inclusovio,enelcentrodelgloboocular,unapupilanegraque sedilataba.La criatura semantenía recta, quieta, con losbrazos abiertosy laspiernasseparadas,observándolofijamente,entreloscoposdenievequecaían,bajolaluna.Eraenorme.Ahoraquelaspiernas-raíceshabíanemergidodelatierra,debíaderozarlosdosmetros.Lavoluminosacabezaenformadelentejaoscilaba,insegura.Se

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miraron el uno al otro durante un tiempo indefinible. Ric-Ric de rodillas y elmonstruoalláarriba,iluminadoporlosrayoslunares.Elencantamientonosedeshizohasta que la seta abrió la boca: por debajo del ojo se entreabrió una mandíbulavegetal,yungemidoinhumanoseextendióporelbosque.

Ya teníabastante.Ric-Ric se levantóy echóa correr,gritandohorrorizado. ¡Lacauna, lacauna!Lacueva: entrarycerrar lapuerta trasde sí,nopensabaennadamás. Pero estaba tan borracho que tropezaba y se caía, se levantaba, daba tres ocuatropasosyvolvíaacaerse.Nuncahabíatenidotantomiedo.Nevaba.Lanieveleentrabaen losojos, comosiquisiera cegarlo.Tropezóy fueaparar al suelo, largocomountablón.Searrodilló.Miróatrás.

La noche y la nevada le impedían vermás de veintemetros de aquel caminitopirenaico,queenlanochesefundíacomountúnel.Noveíanada,nooíanada:enelPirineo lasnevadaseransilenciosascomoserpientes.De laboca lesalíannubesdevaho.Yno,noveíalamalditaseta,noestaba.«Estoydemasiadoborracho—sedijosujetándose lacabezacon lasdosmanos—,elvincaud trastorna, debede ser eso».Llevaba tanto ratoenaquellaposturaque se lehabíancongelado las rodillas.Yderepenteoyóunosruidos.

Más allá de la curva; una voz gutural que se acercaba. Gritos estridentes, nihumanos ni animales.Y por fin, entre las sombras de la luna, apareció aquello, elmonstruo.

¡Oh,era inmenso!Corría sincontrol, arañandoel airecon lasmanos, conunosmiembros que acababan en raíces largas y ganchudas como picos de buitre. E ibahaciaél.¡Sí!¡Haciaél!Impulsadoporunaspiernaslarguísimas,fuertes,durasyalavezcontradictoriamenteflexibles;unaspiernasformadaspordocenasderaíces,unaespeciedetentáculosquenoeranniblandosnirígidos,oqueeranrígidosyblandosalavez,yquelopropulsabanconunafuerzaenloquecida.

¡Levántateycorre,Ric-Ric!¡Corre,corre!¡Hazlo!El monstruo se movía con una energía tan poderosa y al mismo tiempo tan

desbocadaque tropezaba, incapazdecoordinaraquellamarañadebrazosypiernas,perdíalaestabilidadysecaíaconunestrépitodemateriadensaydura.Mediacabezase hundía en la nieve como la punta de un balón de rugby, y todo el cuerpo seconvulsionabaenunaespeciedeataqueepilépticoviolentísimo,esparciendooleadasdenievequeformabanremolinos.Almomentovolvíaaponersedepie.Mirabaasualrededor, desorientado, hasta que el pequeño ymaligno ojo amarillo localizaba laespalda de Ric-Ric, el abrigo negro y el sombrero, que destacaban en la blancuracomo un escarabajo, y reanudaba la persecución. De aquella boca salían unoschillidoshorribles,agudos,comodebestiadolorida.¡Corre,Ric-Ric!¡Tevalavidaenello!

Llegóalarroyodedelantedelacueva.Pesealaborrachera,cruzólapasarelasindudar.Lasetaloperseguía,cadavezmáscerca,cadavezmáscercadesuespalda.Yentonces,ungolpedesuerte:cuandoelmonstruoestabayacruzandoelarroyo,sus

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pies,aúnpocohábiles,resbalaroneneltablónquehacíadepuente.Cayóalaguaconunlargogritodefrustración.

Elarroyonoeramuyprofundo,pero tenía la fuerzadeunacatarata.Elagua loarrastró entre olas de espuma blanca y lo empujó cruelmente contra las rocas queemergían.Elarroyosellevabaaaquellacriatura.Ric-Ricaduraspenasveíaalgunapartedeaquelcuerpomonstruosoemergiendoyvolviendoasumergirse,conchorrosdeaguaentrándoleporlabocaabierta.Losinfinitosdedosdelasmanosylospiesseagitabanenmovimientosespasmódicos.Mojado,aquelcuerpoparecíadecaucho;ylasmilextremidades,asquerosasserpientesacuáticas.Sí,lacorrienteselollevaba.Alverlo, Ric-Ric se echó a reír, una risa nerviosa; una risa de hombre aliviado, dehombresalvado.

No.La seta se aferró a una roca, una gran roca de la orilla.Docenas demanos se

adhirieron a la piedra como telarañas de carne. «No, por favor», pensó Ric-Ric.Cuandovioquelostrescodosdecadabrazoseflexionaban,cuandoentendióquelafuerzaconjuntadeaquellosbrazosaberranteserasuperioraladelarroyo,noesperómás.Corrió.

Recorrióelúltimotramo:unpasadizoentredosparedesderocaquellevabaasucauna.Alfondoyaaparecíalaentradadelacueva.Girólacabeza:lasetayahabíaaprendido a mover las patas con más disciplina; ahora corría como un demonio,acortabadistanciasaunavelocidadaterradora.

¡Nomiresatrás,Ric-Ric,nomires!¡Alacauna,alacauna!Entrócomounaexhalación.Teníatantomiedo,eibatanembalado,quenopudo

frenar.Tropezóyfueaparardecabezacontralapareddelfondo,laquecadanochepicaba por orden deCassian.Cayó hacia atrás y los huesos del cuello retumbaroncontra el suelo con un ruido de piedra contra piedra. La puerta se había quedadoabierta,mecidaporelvientocomounviejobalancín.

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C

CAPÍTULOIII

ELDÉSPOTACASSIANMUEREPORUNARREBATODERIC-RIC

uandosedespertó,lasetaseguíaallí.Trastodaunanocheinconsciente,Ric-Ricabriólosojosyvioalmonstruo,justodelantedeél.Dentrodelacueva.

Cauna.Lapalabraencierraresonanciasderefugio,dehogarhumanoprevioalasociedaddeloshombres.Todoslosfetosvivenenunacaunacalienteyfeliz.PoresoeldespertardeRic-Ricfuetancruel:ningúnhombresehallevadonuncaunsustotanhorribleyabismalalabrirlosojos,porquecuandoRic-Ricrecuperólaconsciencia,lasetaestabadentrodesucuevafríaygris.Unmonstruorígido,conlamiradafijaenél,conlanavajaaúnclavadaenelojo.Yaeradedía,peroallídentroloscontornosdelasetasefundíanconlasoscuridadesdelaparedirregularderoca.

Ric-Ric soltó un grito breve, «¡Arj!», como de ardilla atrapada. Era imposibleestarmásindefenso:tendido,bocaarribayconlanucapegadaalsueloporsupropiasangre,reseca.Yencerradoenunaceldadepiedra,conunacriaturaaberranteentreély lapuerta.«¡Arj!».Extendióunbrazo instintivamenteparacogerelatizadorde laestufaeinterpusoaquelladelgadabarradehierroentreélylaseta,comounaespada.Hacía horas que el fuego de la estufa no crepitaba, apagado.El único ruido era larespiracióndeRic-Ric,sujadeoexasperado:«¡Arj,arj!».

Solo lo consolabauna cosa: que la setanohabía aprovechado su inconsciencianocturnaparaasesinarlo.Enrealidad,semanteníataninmóvilquehabríapodidoserlaobradeuntaxidermistaloco.Superfil,losbrazosylaspiernasderaícesgruesasydelgadas,sefundíaconlaspenumbrasdelaroca.Lasetanoemitíaningúnsonido,nosemovía.Ric-Ric estaba aprisionado en un espacio cúbico, rocoso yminúsculo, yentre él y la puerta había unmonstruo amorfo.Y, por todadefensa, unabarrita dehierro.¡Arj!¡Arj,arj,arj!

Pasaron unos minutos interminables y los dos seguían allí, la seta inmóvil yRic-Ricconelatizadorlevantado,jadeandocomosiseahogara.Ysinsaberquéotracosapodíahacer.

Conlamanolibresefrotólaheridadelanuca.Habíaperdidomuchasangre.Elcharco rojo y untuoso del suelo no engañaba. Mierda. Pero no quería distraerse:levantó un poco más el atizador contra el monstruo. Al rato de tener el brazolevantado, empezó a dolerle. Además, al fin y al cabo quizá fuera una defensainnecesaria:durantelanoche,lasetahabíatenidolaoportunidaddematarlo,yseguía

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vivo.Algoqueríadecir.Despacio,muydespacio,bajólabarradehierro.Elmonstruonoreaccionó.Ric-Ricviosutabacoenlaranuranaturaldelarocaqueutilizabacomocajón.Cogióelpapelyeltabacoyseliouncigarrillo.Necesitabapensar.Sesentóenlacamayfumómientrasobservabalaseta;mientrasseobservabanmutuamente.

Ellíquidoamarilloquebrotabadelaheridadelojodelasetasehabíasecadoyformabaunacostrapurulentaalrededordelanavaja.Elotroojoestabaindemne.Ylomiraba.Lapupilaeraunpuntitonegroqueflotabaenunmardeámbar líquido.Sí,aquel ojo amarillo, con formade nuez y, lo peor de todo: sin párpado.Ric-Ricnopudoevitarestremecerse,dejócaerelcigarrilloylopisó.Yentonces,alextinguirseel humo, enseguida notó que el olor a tabaco era sustituido por una fragancia abosque, dura y abrumadora. Era más que un simple olor, mucho más; era unavibración,unaemanación,nosabíacómollamarlo.

Con precaución,muy despacio, se acercó a la seta para observarlamejor en lasemipenumbrade la cueva.Seatrevió a frotar el troncocilíndricocon layemadeldedo índice. Elmonstruo le dejó hacer, sin inmutarse, yRic-Ric fue perdiendo elmiedo.

Unavezsuperadoelsustoinicial,lacuriosidadsustituyóaltemor.Loúnicoquerecordabaeraqueuncorte,laincisióndelanavajitaenelsombrerodelaseta,parecíahabercausadoaquelfenómeno,eldesarraigodelmonstruo.Empezóapalparlo.Erauncolosodecarnevegetal,muyalto:medíadospalmosmásqueélomás.Laparteinferiordelcuerpo,decinturahaciaabajo,habíaestadosumergidaenlatierrahastaelinstante del desarraigo. Un coloso, en efecto, pero nada agraciado. Tenía variosbrazos y varias piernas, si aquella suma demiembros que salían del tronco podíallamarseasí.Seprolongabanendedos,unainfinidaddededos,queenrealidaderanraíces, raícesque sedividían, sebifurcabanyvolvíanadividirse:deundedo salíaotro,deesteotro,yasícientosdededos-raícesdecarnevegetal,yenlapuntadecadaraíz teníacomoespinasganchudas, temiblesyafiladísimas.En laparte inferiordeltronco,cilíndrico,unaentrepiernaenlaquenoseveíaningúnsexo,nalgasniagujeroanal.Ydebajosalíanunaspiernasformadaspormilraíces.Elpiederechoterminabaen un manojo de dedos, mientras que la pierna derecha estaba formada por tresgruesas ramas en forma de trípode. Quizá lo más anómalo fuera aquel pequeñodetalle: convertía al monstruo en un ser asimétrico, y la mente humana odia loscuerposasimétricos.

Ric-Ric, más confiado, empezó a explorar aquel cuerpo como un niño con unjuguetenuevo.Laseta,inexpresiva,dejabaqueelhombretocasesupielhúmedaysucarnedura.Elcilindrodelcuerpoeraperfectamenteredondeado;lasuperficiesoloseveíaalteradaporviejasplantastrepadoras,unostronquitosdelgadosperofirmementeadheridosquerecordabanaantiguoscrustáceosenelcuerpodeunaballena.Ric-Ricutilizóunapiedracomo taburete:desdeaquellaalturapodíapasarle lamanopor lacabeza.Todoelcráneoeraunasuperficiepulida,fríaaltacto,conligerosrelievesy

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desniveles.Lomásasquerosoeraque lapielestabacubiertadeunamucosaquesepegabaalosdedoscomolababadeunababosa.Puaj.

Aunquebuenapartedelcuerpoeradecoloryemadehuevo,porlacabezaylosbrazos se extendían manchas difuminadas de un verde oscuro, mate, con tonosturquesa.Ric-Riclepasóunamanoporlabarbillaynotóunasmembranasenformade filamentos radiales.La boca se abría debajo de los ojos. Se atrevió a bajarle lamandíbula inferiorcondosdedos,comosi fueraundentista.Pasó losdedospor lacavidad bucal.Dentro vio espinas que hacían la función de dientes, tres hileras deespinascompactas,perfectamentealineadas.Noseatrevióaintroducirmáslosdedos.Peromiró,yalfondodelaboca,alfondodeltodo,leparecióverunamasadecarne,comounalenguanegraybabosaqueseretorcíasobresímismaylatía,latíacomouncorazón.Seapartóhorrorizado.

Eraunhombredemasiadolimitadoparaanalizarloqueleestabapasando:queensu cueva había una seta, una seta gigante que caminaba y tenía los ojos de coloramarillo.Unojo,dehecho,queloobservabayloseguía.¿Quépodíahacerél?Nada.Eraunhombrelimitado,peronotantocomoparanoreconocersuslimitaciones.

Yentonces,cuandoelmonstruohabíadejadodeserunaamenaza,pensóenella.Mailís.Oh,Diosmío.Sehabíancitadoaprimerahorayhabíaestadoinconsciente

todalanoche.Saliódelacauna.Seguíanevando.Alláarriba,muyarriba,detrásdecapasycapasdeniebla,seveíalaesferadelsol,casiopaca.Encualquierlugardelmundo,elsolverticalindicaqueyaesmediodía.Ysehabíancitadoaprimerahora.Oh,no.Oh,no.

Oh,no.¡Mailís!Teníaunacitaconlamujermásadorablede losPirineos,yunmonstruo horripilante lo retenía. ¡Mailís! Pensó en sus brazos blancos; lo másdiferente de aquellos brazos blancos y suaves eran los infinitos brazos de aquelmonstruo.¿Cómoibaadisculparse?Sepusoelbombínatodaprisa,saliódelacaunayentoncessediocuentadequelasetaloseguía.

El monstruo estaba cruzando la puerta de la cauna como una gran araña queemergieradelfondodelatela.Seadheríaalmarcodepiedradelapuertaconaquellamaraña de manos y pies, y bajaba la cabeza para pasar por el estrecho umbral.Ric-Ricentendióquelasetasemovíacuandosemovíaél.Laansiedadledioganasde orinar.Mientras rociaba una pared exterior de la cueva con un chorro de orinacaliente,conlasetaobservándolosinmoverse,seleocurrióuntrucoinfantil.

Entróenlacauna,ylaseta,aúntorpeconlaspatas,losiguió.Unavezdentro,Ric-Ricechóacorrer,saliódelacueva,cerrólapuertaylaafianzóconunarocamuygrandeenlabase.Laseta,queaúnnocontrolabadeltodosucuerpo,sequedódentro,atrapada.En la puerta había una pequeña ranura a la altura de los ojos para ver sialguienseacercaba.Ric-Riclautilizóparamirarlacuevapordentro.

AhoraqueRic-Ricnoestaba,lasetaparecíaperdida.Semovíadeunladoaotro,cadavezmásdeprisa,buscándolo.Sehabíavueltoloca.Empezóamoverlosbrazosyatirar lasmiserablespertenenciasdeRic-Ric.Alfinalgirabaygirabasobresueje,

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retorciéndosecomounabrujaenlahoguera.Todalacuevaparecíasometidaalpoderdeunhuracáninterior.

Pero Ric-Ric solo pensaba en ella, en Mailís. Antes de marcharse quitó elpedrusco con el que había afianzado la puerta. Se dijo que si dejaba el pestilloabierto,tardeotempranolasetaacabaríaencontrandolasalidaysemarcharía.Haciaelbosqueomontañaarriba,adondefuera,noleimportaba.Solopodíapensarenella,noenmonstruosdesarraigados.

Echó a correr hacia elostal deCassian y en unmomento, jadeando, se plantódelante del edificio. Tuvo unmal presentimiento. No le llegaban losmalos oloreshabituales: olor a carne ahumada, a humanidad gregaria, a sudores recalentados yesparto viejo. Como si la presencia de Cassian, todo lo que su establecimientosignificaba, se hubiera desvanecido. Entonces recordó que aquel era el último díaantesdelinvierno,queCassiancerrabayatrancabaelostalyseibaaFrancia.

No quedaba nadie. Solo Cassian, en la explanada de delante del ostal,despellejandoconejos.Eramásfácilcargarlosmuertosquevivos,asíque loshabíamatadoa todos,dosdocenas largas,yahora les arrancaba lapiel conmovimientosrápidosymuyhábiles.Teníadospilasdeconejosmuertos:losqueesperabanaquelosdespellejaranylosqueyasoloeranunalargadocadáverdecarneroja.Atodoslesfaltabaunojo:Cassianseloshabíasacadoconeldedoparaquesedesangraran.LaOcaCalvasebebíalasangre.Lachupabadelsueloconelpico,agrandessorbos.AlveraRic-Ricempezóaladrarconlasalasabiertas.¡Cra,cra,cra!

Cassian se enfureció. ¿Dónde se había metido? ¡Era el último día antes delinviernoysequedabadormido!Ric-Ricpreguntóporella.

—¡Femnas!—mascullóCassian.LosojitosnegrosdeRic-RicmiraronaCassiancomodosamenazas.—Noesunaputa—dijo.Cassiantiróconfuerzadelacabezadeunconejoylapieldetodoelcuerposalió

comouncalcetín.—¡Pues ahora sí! —gritó—. Los muscats no pueden ver mujeres durante el

contrabando.¡Ytúlosabías!Ahorayaesunaputa.¿Qué intentaba decirle? Cassian, blandiendo el conejo despellejado, una carne

rojasinorejas,dijolassiguientespalabras:—Nuevemuscats se la han follado, uno tras otro. ¡Antes demarcharse le han

abiertolaspiernascomouncompás!¡Ahoraesputaymuyputa!Mailís.Losmuscats.Suretraso.Nuevemuscats.Cassian se reía. Ric-Ric abría y cerraba la boca sin decir nada.Cassian se dio

cuentadequeRic-Riclomirabaconodio,peronovioelpeligro.Siemprehabíasidounsiervocobarde,conínfulasderevolucionario,peromássumisoqueunternero.Loque Cassian no entendía era que el odio es como los ríos: cuanto más profundo,menosruidohace.

Ella.Mailís.Nuevemuscats.

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LosojosdeRic-Ricsefijaronenlapiladeconejosmuertos.Lediounarrebato:cogióunoy,utilizándolocomounaporra,golpeóaCassian,una,dos,tresveces.Elotro,másofendidoquedolorido,solodecía:

—¿Quéhaces,vagodeldemonio?Hastaqueunode losgolpes le dio en laboca.Aquello lo sacóde sus casillas.

CassiancogióotroconejoyempezóagolpearaRic-Ric.Mientrassemolíanapalos,resbalarony cayeron en la nieve sucia, perodesde el suelo siguieronpeleándose agolpes de conejo. La Oca Calva, nerviosa, corría batiendo las alas y gritando aRic-Ric. Los conejos que empuñaban habían ido descoyuntándose, ya no teníanforma,estabandeshechos,peroellossearrodillaronysiguieronagrediéndose.

—¡Explotador,burgués!—gritabaRic-Ric.Viounaestacademaderabastantegruesa.Lacogióyatacócomosiblandierauna

lanza, intentandoclavárselaenlas tripasaCassian,queconsiguióempuñarlaporelotroextremo.Ymientrasestabanasí,cadaunotirandodeunapuntadelaestaca,sedieron cuenta de que, sin saber exactamente cómo, aquella absurda pelea se habíaconvertido en una lucha a muerte. De pronto, a los dos se les ocurrió lo mismo:olvidaron la estaca y corrieron hacia el ostal: el que consiguiera apoderarse delLefaucheuxmataríaalotro.

Cassianeramásalto, tenía laspiernasmás largasy corríamásdeprisa.Peroelcuerpo rechoncho y compacto de Ric-Ric le proporcionaba un mayor equilibrio:empujóaCassianporlascaderas,comosifueraunjabalíembistiendo.Cassianrodóporelsuelo,yélsiguiócorriendoyloadelantó.

Ric-Ric entró en el edificio y saltó detrás delmostrador: el Lefaucheux estabaallí, debajo de la barra. Se levantó con el arma en lasmanos. Justo a tiempo. Lasilueta deCassian se recortaba en la puerta. Ric-Ric apuntó. La oca entró por unaventana.Aleteaba,ladrabaycorríaentrelosdosduelistas.

—¡Noestácargada,idiota!—serioCassian.Ric-Ricdudaba,nuncahabíadisparadounarma.De repente, la oca saltó a la barra e intentó picotear a Ric-Ric, que

instintivamenteapretóelgatillo.Síqueestabacargada.Unadetonaciónseca:¡bum!Yotra:¡bum!Humoblanco,cegador.Bajóelarma.

Lahumaredablancale impedíavernada.Cuandoelhumosedisipó,Cassianyanoestaba.Laocatampoco.Ric-Ricsalióaperseguirlo.Nuevehombreshabíanatacadoala única mujer decente que conocía, a la mujer más guapa de todos los Pirineos.Alguientendríaquepagarporello.Losmuscatsnoestaban;Cassiansí.Lomataría.

Lovioalolejos.Cuandoaalguienlodisparan,escapazdecorreraunavelocidadextraordinaria,aunqueestéherido:ibadejandounrastrodesangreoscuraenlanieve.

Unasdocenasdemetrosmásallá, lacapadenievequeseparabaalperseguidordelperseguidoyaeravirgen.ElcaminodescendíayCassiancorría.Ric-Ricvolvióadisparar. Cassian corría cada vez más, se alejaba. Dos disparos. ¡Bum, bum! Lasdetonacionesresonabanenlasmontañas.¡Bum,bum!Las largaspiernasdeCassian

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loalejabandeRic-Ric,porque,comosucedeentodaslasbatallas,elvencidosiemprecorremásqueelvencedor.PeroRic-Ricdisparólasextabalay,pesealadistancia,vioqueunladodelacabezadeCassiansalíavolandoyqueseelevabaunsurtidordesangre, como la lava de un volcán enminiatura.Cassian cayó. Se arrastró con loscodos,conlosgestossonámbulosdelosagonizantes,yrodóporunapendientemuyinclinadayllenadenieve.Ric-Ricseacercóresoplando.

Lovio al fondodel barranco, inmóvil ymedio enterrado en la nieve.Un largosurco de sangre oscura sobre el blanco impoluto marcaba el recorrido que habíahecho su cuerpo. Ric-Ric hizo una mueca de asco y a continuación pronunció elúnicoepitafioqueseleocurrió:

—Quetedenporculo,explotadorcapitalista.Volvió al ostal jadeando. Cra… cra… cra… La oca aún rondaba por allí. El

animal intentó cerrarle el paso, pero lo apartó de una patada, con un gesto dedesprecio. Una vez dentro, volvió a cargar el Lefaucheux. Las balas estabanguardadasenunascajitasdecartónmuyagradablesdeverydemanipular.Lassacabaunaaunay las introducíaenelcargador redondo.«¡Cra,cra,cra!», ladraba laocafuera,comoacusándolodelasesinatodesuamo.«Ahoraverás,ocacolaboracionistaconelcapital»,sedijoRic-Ricsaliendodelostalconelarmaenlamano.

Estaba muy orgulloso de haber alcanzado la cabeza de Cassian a casi veintemetros de distancia. No estaba nada mal para alguien que disparaba un arma porprimeravez.Quizáhubieranacidoparaserpistolero.Laocaestaba furiosa.Queríamorderledetrásdelasrodillas,comosiempre.Paraellointentabarodearlo,colocarsedetrásdeél.Ric-Riclaapuntabatorpemente,girandomientraselanimalorbitabaasualrededor.Disparó:¡bum!

Al oír el disparo, la oca, que era calva pero no idiota, huyó despavorida,protestandoconcra-cra-crasindignados.

¡Bum,bum!Laocasemovíaenzigzag.¡Bum,bum,bum!Mierda.El revólver se había quedado sin munición y la puñetera oca huía, indemne,

corriendoporlanievecomounsantoporencimadelagua.¡Cra,cra,cra!Vale,habíaalcanzadoaCassianaveintemetros.Peroquizásolohubierasidoun

golpedesuerte.Pensándolobien,quizáfueraelpeorpistolerodelosPirineos.

Nosabíaquéhacer.Sesentóalabarrayvaciómediabotelladevincaud.Laviolenciasehabíaextinguido,comolosaludes,queacabandescansandoenelvalle,yahorasupensamiento volvía a ella.Mailís.Tenía que ir a verla, tenía que ocuparse de ella,disculparse. Pero ¿qué podía decirle? Nueve hombres, nueve hombres brutales la

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habían violado. Si él hubiera estado donde tenía que estar, aquello no habríasucedido. De acuerdo, él no tenía la culpa de que una seta monstruosa hubieraemergidodelatierra.Perotambiénsedijoquesoloaunborrachoselepodíaocurrirpincharelsombrerodeunasetagiganteenplenanoche.Alfinalconcluyó:eresunimbécil,Ric-Ric.

Una botella y media de vincaud después, hizo lo que le dictaba su instinto:decidiócogerlomásindispensableyvolveralacauna.Aatrincherarseparapasarelinviernoescondidodelmundo.

Oyórelinchos.Procedentesdelestablo.Ah,sí,elburro.LamonturadeCassian.Solo lo utilizaba dos veces al año, para irse y volver al ostal cuando empezaba yacababaelinvierno.PeroahoraCassianestabamuerto.AsíqueRic-Ricsedijoquepodríautilizarloparavolvera lacueva.Cargódosalforjasconbotellasdevincaud,secallonasybullsqueencontrócolgadosenladespensa,unagranhabitacióndetrásdelmostrador,yporúltimosesubiótambiénél.Todofuebienhastaqueestuvieroncercadelacauna.

Cuando ya recorrían el último tramo, el burro se detuvo en seco. Ric-Ric loespoleócruelmente,arre,arre,hastaqueelanimalsesublevó,bramóydiococesalaire.Lareacciónfuetanviolentaquejineteyalforjasrodaronporelsuelo.Algunasbotellasserompieron,yRic-Ricmaldijoalanimal,quehuyóentrerelinchos.

Nunca había visto una bestia tan alterada. Pero no tuvo que preguntarse por elmotivo:mirólapuertadelacauna,cerrada,yungolpedeairelehizollegarelolor,aquelolor.Unolorintensísimo,suntuoso,abosqueprimordial.

LapeleaconCassianyeldestinodeMailíshabíanapartadosuspensamientosdelaseta.Lahabíadejadoenlacauna.¿Seguiríaallí?Oh,no,porfavor,no.

Mirólapuertade lacueva,al fondodeuncallejónnaturaldepiedra.Elviento,aprisionadoentreaquellasparedesderoca,silbabacomoelalmadeunlobomuerto.Noqueríasaberquéhabíadetrásdelapuerta,noquería.Además,averiguarlotendríauncoste:cruzarlosveintemetrosqueloseparabandelaentradaalacauna;empujarlapuerta,oírelchirridodelasbastasbisagrasymirardentro.Ynoqueríamirar.

Perofue.¿Porqué?Porquenopodíanoir.Loúnicoquelequedabaenelmundoeraunacauna oscura,húmedae inhóspita.Perocuandoel inviernode losPirineosestá a punto de llegar, cuando se acerca un frío más doloroso que el ardor delinfierno, loshombres seescondenencualquier refugio,aunquedentropuedahaberunmonstruo.Asípues,Ric-Ricsedirigióalacueva,empujólapuertay,contodoelpesardelmundo,entró.Ymiró.

Lasetaseguíaallí.

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F

CAPÍTULOIV

ELMONSTRUOTUERTOYRIC-RICENTABLANRELACIONESDELOMÁSPECULIARES

uerade la cueva, laventiscaaullaba, furiosayestridente.Dentro, la estufadehierroteníaunallamagranateytristequeiluminabaaquelcuerpomonstruoso:

laseta.LosPirineosnuncahabíanvistoperfilestansinuosos.Estabaquieta,pegadaala pared de delante de la cama, lamás oscura y alejada de la estufa: la luz de lasllamas llegabaalmonstruoparpadeandoy reflejandoclaroscuros.Lacabezaestabaencajadaenlascavidadesdeltechoderocacomounpieenunzapato.Lainfinidadderaíces que le salíande los lados del tronco se fundía con las paredes.Elmonstruoestaba tan inmóvil que de vez en cuandoRic-Ric olvidaba su presencia, como lostumoresqueparecequenoexistenporquenocausandolor.Lomásominosodetodo:elojo,aquelojoamarilloquemirabafijamentealserhumano.

Eldíaanteriorlasetasehabíadejadotocar,asíquenosuponíaningunaamenaza.Almenosnomostrabaningúninstintoviolentooagresivo.No,aquellabestia irrealquizá no le fuera a hacer daño, pero le había traído la desgracia:Mailís violada yCassianmuerto.Ytodoporqueaquellacriaturasehabíacruzadoensucamino.

Recordabatodoaquellodandotragosymástragosdevincaud,sentadodecaraalaestufa.Elalcohollopusomelancólico,yloshombresmelancólicoscantan,aunqueseaconabulia.Todoslosborrachossesabenalgunacanción;todosmenosRic-Ric.Élsolo se sabíamedia,yademáseraunacanciónde lomás idiota.Ya la luzdeunaestufaviejaytristeparecíaaúnmásidiota.Conlavozdesanimadadelosborrachos,cantó:

Baixantdelafontdelgat,unanoiaunanoia,baixantdelafontdelgat,unanoiaiunsoldat.Pregunteu-licomsediu…

Y aquí acababa la canción idiota, al menos el trozo que se sabía. Le parecíarecordar que la chica se llamaba «Marieta», incluso «Marieta de l’Ull Viu», querimabacon«comsediu»,peronoestaba seguro: conel alcohol, la cabeza ledabavueltas.¿Marietadelojovivo?Ningunamujerteníaunojomásvivoqueeldelaseta.

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Unapequeñaesferaamarilla,laúnicapartedelmonstruoqueparecíaanimada.Pero¿qué alma podía contener un ojo como aquel, un cuerpo como aquel? Ric-Ric sequedóunbuenratomirandofijamenteelojoamarillo,elpuntitonegrodelapupila.No tenía nadamejor que hacer que observarlo.Al final, casi podía afirmar que elmonstruo tenía facciones, como si el esfuerzo para desarraigarse hubiera conferidocarácteralespaciofacialdelimitadoentre labocay losojos.Laboca,porejemplo,carecíadelabios,peroformabaunaespeciederictuscomodetristezacontenida.Yalrededorde losojos,del sanoydelmutilado, seextendíaunacortezavegetalquerecordaba lamueca que hacen los niños cuando aguantan el llanto.No, no era unniño:cuandosemiranmuchoratolasnubes,tambiénsevencosas,ynosonnada.

Aquelprimerdíadelinviernode1888,mientrasRic-Ricseemborrachaba,nevódesdelaprimerahorahastalaúltima.Millonesymillonesdecoposdenievecaíanycaíancomosienelcielosehubieraabiertounacompuerta.Ric-Ricvolvióacantarlacanciónidiota.Cuandoyaestabatotalmenteebrio,seenfrentóalaseta.Discutíaconella,comosiestuvieraenunataberna.Convozpastosainterpelabaalmonstruosobrelaletra,laletradelacanción:¿quécoñoteníaqueverunafuenteconungato?¿Lafuenteeradelgato?Losgatosno tienenfuentes,no tienennada.¿Yquépintabaelsoldadodeloscojones?¿Erannovios?¿Ellaeraputa?

—Tú,seta,¿quépiensas?—preguntabaalmonstruo.Pero la seta no contestaba, no se movía, no replicaba. Por más que Ric-Ric,

borracho,legritara,leescupieraolaempujaraconlasdosmanos.Sin embargo, a fuerza de estar sentados uno delante del otro, mirándose

mutuamente,Ric-Ricacabósintiendounaespeciedecompasiónporelmonstruo.Alfin y al cabo, tenían algunas cosas en común: los dos habían acabado en aquellacuevapirenaicasinsaberdeltodocómo,losdosvivíanalmargendelasociedaddeloshombres.Ylosdoseranmuyfeos.Ric-Riclopensabaysereíamirandolabotelladevidrioverde.

Elmonstruoaúntenía lanavajaclavadaenelsegundoojo,hastaelmango.Eraasqueroso.Nopodíaquedarseahíparasiempre.Perocualquiercriaturareaccionaríaviolentamente si intentabanarrancarleunhierro clavado. ¿La seta también?¿Oeraunaformadevidacomolasesponjas,amorfaeinsensible?

—Ahora intentaré ayudarte, compañero—le anunció—, así que no te pongasnervioso.

Dejó la botella, se acercó a la seta y aferró el mango con los cinco dedos,indeciso. Extrajo la navaja despacio, muy despacio. Unos instantes eternos. Perosalió.Limpiamente.Lasetanosehabíamovidonihabíaprotestado.Ric-Ric lediounosgolpecitoseneltroncocilíndrico,comosifueranviejosamigos.

—Muybien—yañadió—:CreoqueserásunbuenmilitantedelIdeal.¿HasoídohablaralgunavezdeBakunin?

Noselopodíacreer:estabadisertandosobreelIdeallibertarioconunaseta.Perotampocoteníanadamejorquehacer,asíquesepasóeldíabebiendoyexplayándose

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sobreelprogresosocialylarevoluciónfutura.Pordesgracia,lasetaerauntertulianode lo más aburrido: no replicaba, ni asentía, ni le llevaba la contraria. Le dio ungolpecitoamistosoeneltronco,fríoymucoso.

—Noserásunputorevisionista,¿verdad?—ledijoriéndose.Por lanoche,derrotadoporelalcohol,sedejócaerenelcolchónyseacurrucó

debajo de tresmantas de pielmugrientas y demasiado finas. Entendió que aquellanochedormiríaacompañado.PeronoseríaconMailís.Levantómediocuerpo,comoparadesearbuenasnochesaaquelcompañerodehabitaciónforzoso.

Seguíaallí, al fondode lacueva.Laespaldacontra lapareddepiedrahúmeda,perfilado por las penumbras y los reflejos de la estufa. Escrutándolo con su ojoamarillo.Lasetaysus faccionesdeniño triste,unniño inconsolable.Sin lanavajaclavada aún eramás evidente la diferencia entre un ojo, tan brillante, y la cuencavacíadelotro.Ric-Ricdijo:

—Compañero:silopensamosbien,ereslaprimerasetatuertadelmundo.Ysetapóconlasmantaspartiéndosederisa.—¡Tuerto, tuerto, tuerto!—decía riéndosecon lavozahogadapor lasmantasy

lospedos.

El invierno llegó de lamano de una gran nevada. Nevaba de día y de noche, sinpausasysinfreno.LaúnicaocupacióndeRic-Ricconsistíaenabrir lapuertade lacaunadosotresvecesaldíaparaasegurarsedequenoseacumularademasiadanieveylabloqueara.Dabaunascuantaspaladasyvolvíaaentrar.

La seta se limitaba a estar ahí, arrimada a la pared como un crustáceo. Norespiraba. Ningún pulmón habitaba en aquel torso largo y cilíndrico, y enconsecuencianoloanimabaningunainhalaciónoexhalación.Perolopeoreraelojo,aquel foco amarillo clavado enRic-Ric.Un ojo que todo lo veía, quemantenía alhumanobajoobservaciónperpetua.Noteníapárpados,demaneraquesumiradaeracomounrayointerminable.Enaquelespaciodiminuto,lacabezaovaladadelasetasoloteníaquemoverseunosgradosparamantenerlobajovigilancia.Siempre.Porquelasetanuncadormía.Laterceranoche,Ric-Ricyapodíaafirmarlocontotalcerteza.No dormía, no comía y no bebía. Ric-Ric sí. Comía, bebía, fumaba y defecabadelantedeella.Teníaalgodehumillanteelhechodequehastaelrincónmásíntimode su anatomía, de sus secretos corporales, estuviera sometido al escrutinioincansabledeunmonstruoconcaradeniñolloroso.

Alcuartodíadeinviernoyaestabahartodelapresenciadelasetatuerta,delojoque todo lo veía. De sus silencios, de su observación acrítica e ininterrumpida.Ric-Ricseenfrentóaella.Lepusolapalaenlasmanos,encimadecienlargosdedos,yledijo:

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—Siquierescompartirmicaunadebesparticiparequitativamenteenlastareas.Apartir de ahora limpiarás la nieve de la entrada. En mi cueva no pienso tolerar aningúnplutócrata—gritóderepente—.¿Lohasentendido?

Peroelmonstruoselimitabaamirarloconaquellacaradeniñotriste.Ric-Ricseenfureció. Le explicó a gritos que quitar la nieve que amenazaba con bloquear lapuertaeradeinteréscomún.Mientras loregañaba,repitió tantasveceslaexpresión«¡tuerto,tuertodeloscojones!»quealfinalacabórefiriéndosealasetasencillamentecomo«Tuerto».

Ric-Ricsedijoquequizá,másqueunadisertación,loqueTuertonecesitabaeraunejemplo,asíqueselollevóafuera.Seagachóconsubombínysuabrigonegro,yquitónieveconmanosybrazosmientrasgritaba:

—¡Así,sehaceasí!Despuésloempujóporlascaderas,oalmenospordondeunserhumanotendría

las caderas, y lo animó a imitarlo. Le costó, pero al final la seta entendió lo quepretendía.Ynonecesitabalapala:empezóamoversusbrazosinterminablescomosifueranescobasgigantes,yenuninstanteretirólanievedelapuertaysiguióysiguiólimpiando el pasillo de roca que comunicaba la entrada de la cueva con el arroyo,cienmetrosmásallá.

Ric-Ric miraba la seta boquiabierto, admirado de aquella energía maquinal ydesaforada.Encuantoelmonstruohuboentendidolasinstrucciones,fuecomosi lehubiesendadocuerda.Ric-Ricconsiderónecesarioreafirmarsuautoridadbuscandoalgunapega.

—¡Compañero!—loriñó—.Pordebajodelanievehasdejadoaldescubiertounacapadebarrosucio,negroytotalmenteinsalubre.

Tuerto,comosilohubieraentendido,utilizólalenguapararetirarelbarroylosdetritos.Ric-Ricsolohabíavistoaquellalenguaelprimerdía,enroscadaenelfondode la boca. Era una lengua en forma de anguila, más negra que el alquitrán eincreíblemente larga: quizá cinco, seis o sietemetros. ¡No,más!Una tira de carnetubular que le colgaba de la boca y se arrastraba por el suelo como una delicadaespátula, dirigida con la precisión con la que un elefante movería la trompa. Enaquellalenguahabíaalgodefinitivamenteobsceno.Ylaeficaciadelmonstruoteníaalgodeinquietante,pormásquelohubieraobedecidoconunasumisióndeautómatamudo.

En algún momento tendría que volver a la casa de Cassian a buscar másprovisiones,comida, tabacoyvincaud. ¿Yentonces?QuizápodríautilizaraTuertocomomontura. Tenía la cabeza grande, ancha y plana, muchomás estable que ellomo de cualquier mula, burro o caballo. Solo tenía que subirse y que la seta leabrierapasoporlanieve.PerocuandoRic-Ricintentóescalaraquelcuerpograndiosoeirregular,laseta,queparecíanoentenderloquepretendíaelhumano,semantuvopertinazmentepasiva.

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—Sí,yasé loqueestáspensando—ledijo—:montartepareceque implicaunajerarquía clasista. Pero no te dejes engañar por las apariencias, compañero Tuerto.Comoeresmásaltoymásfuerte,eslógicoysolidarioquemetransportestúamí,noyoati.

Dicho esto, tiró de aquellos miembros vegetales para que, a gritos y tirones,entendieraquéposturaqueríaqueadoptara.Tuertodoblóporfinaquellamultitudderaíces gruesas que tenía por piernas y se arrodilló. Toda la carcasa del coloso seagachó de golpe, como un peso muerto, y seis rodillas repicaron contra el suelo.EntoncesRic-Ricpudoescalarysentarseconelculobienplantadoenlaplataformadelacabeza.Enlaesferadelcráneohabíaunpardeconcavidades,comolassillasdemontar,enlasquepodíameterlasnalgasparaquenoresbalaran.Quizánofueralamonturamáscómodadelmundo,perovalíalapenaintentarlo.

Sinsabermuybiencómo,consiguióqueTuertoloobedeciera.Lasetaselevantóde golpe, con unmovimiento inesperado. ¡Qué sensación cuando aquella mole sepusodepieconélencima!ElimpulsoqueloelevóporlosairesfuetanbruscoqueRic-Rictuvoqueagarrarseelsombreroconunamano.Seleescapóungrito,mediodeentusiasmo,mediodeespanto.Allíestaba,sentadoenlacabezadeunasetadedosmetros,conunaspiernasqueapartabanlanievecomolaproadeuncrucero.Desdeaquellaalturatodoseveíadiferente.Sentadoenlacabezadelaseta,Ric-Ricestirabaunamanoycasipodíatocarlasardillas.

Intentabaquefuerapordondeélqueríaabasedepatadas.Conunéxitolimitado,todoseadicho.Ric-Ricqueríaqueentendieraqueunapatadaenelhombroderechosignificaba«giraaladerecha»,yenelizquierdo,«giraalaizquierda».Sileponíalasdosmanos en lasmembranasdelmentóny tirabahacia arriba, quería decir que sedetuviera. Pero Tuerto no lo entendía, o solo lo entendía a medias. Ric-Ric seexasperabacuandolasetasedeteníaporsucuenta,opeor,cuandogirabaalrededorde un árbol, como un ciego perdido en un laberinto. En cualquier caso, consiguióplantarsedelantedelostal.

Solohabíanpasadounosdíasdesdelatragedia,laviolacióndeMailísylapeleacon Cassian, pero parecía mucho más tiempo. Ahora una capa de nieve colgabaalrededordeledificio,comopurificandolasexhalacionesdelgénerohumano,todasusuciedadysordidez.Ric-Ricbajódelaseta.Seacercóalapuertacomounfurtivo,laabrióyentrómirándolotodoconmilojos.

El edificio parecía un cementerio helado. Resultaba extraño contemplar aquelespacio, ahora tan vacío. Las contraventanas estaban cerradas y la oscuridad loinvadía todo. La chimenea, muerta, hacía que se respirara un aire glacial. Quédiferencia. Antes siempre había muscats comiendo, durmiendo o calentándose. Otocando aquella extraña música de alta montaña. Y limpiándose las manos en lacamisa del criadoRic-Ric.Ahora no se veía ni a laOcaCalva. ¿Dónde se habríametido?Odiabalasocas.Odiabaalosmuscats;noporquefuerandelincuentes,sinoporsumentalidadreaccionaria.Odiabalaaltamontaña.Éleraunurbanitaredomado.

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¿Yhabíaalgomásopuestoaunostalpirenaicoqueunaciudadmediterránea?Claroque,pensándolobien,tambiénodiabaBarcelona.Definitivamente,laspersonascomoélnosesentíanbienenningúnsitio.

Miróporencimadelhombro:Tuertohabíaentradoenelostal.—¿Quéhacestúaquí?—ledijo.Lohabíadejadofuera,peroelbicholoseguía.Comosiempre.Yahoraestabaallí,

plantadoenmediodelasala,quietocomounaestaca.Élysuexpresióndeniñoquenoquierellorar.Peroadiferenciadesuactitudenlacauna,obsesivamentecentradaenRic-Ric,ahorahacíaalgomás:mirabalacasa,eltecho…conelmentónlevantado,comosinoentendieraquepudierahabertechosartificiales.Lospies,lascienraícesque lehacíandepies,parecían incómodospisandoaquel suelodemadera.Ric-Richizoelgestodeofrecerleunabotelladevincaud.

—¿Quieres,compañero?—seburló.PeroenseguidaseolvidódeTuerto.PensabaenMailís.PobreMailís.Nuevehombres,nuevemuscats.Seguramentelaamordazaroncon

unabarretinavioleta;sí,siempredecíanquelasgorrasmoradasibanmuybienparahacer callar a las femnas.Malnacidos. ¿Cómo lo habían hecho? Losmuscats erandemasiadobestiasparaesperarturno.Sí,seguroquelahabíantumbadoallí,enunamesa. Con la ropa arrancada. Mailís era rubia y tenía la piel muy blanca y fina.Seguramentehabíapegadounoschillidosdeardilla,pobrecita,embestidasdehombreportodoslados.

Cuandoquisodarsecuenta,Ric-Ricestabatocándoselaentrepierna.AlterminarselimpiólamanofrotándolaeneltorsodeTuerto,dondeelsemensemezclóconlamucosavegetal,densacomograsadepato.Había llegadolahoradevolver.Tuertoalzó los brazos formandouna cesta,muchos brazos, yRic-Ric los fue llenando deviandasyprovisiones.Cuandoyaestabamáscargadoquecincomulas,condocenasdebotellasdevincaud,garrafas,tocino,mazorcasybullsblancosmediocongelados,Ric-Riclediounosgolpecitosenelcilindrodelcuerpo.

—Compañero,dejaqueteexpliqueunprincipiodelIdeal:«acadaunosegúnsusnecesidades». No dudes, compañero Tuerto, que te ayudaré a conseguir luz solar,sombrahúmedaocualquiermierdaquenecesiteunasetagigante.Peroyonosoyunaseta, tengo otras necesidades. Ejerciendo de transportista, tu dignidad proletaria seelevasolidariamente.

Entoncesmontó,plantóel culoen lacabezade la setay,muyserio, añadió lassiguientespalabras:

—Debesentender,compañeroTuerto,quenotodaslasigualdadessoniguales.

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Cualquierotrohombrequeno fueraCassiansehabríadejadomorir.Habíaperdidosangrecomoparallenarmediobarril,teníaunabalaincrustadaenlacaderaderechayel cráneo agrietado por el impacto de otra bala.Además, estaba en un pico de losPirineos,enterradobajolanieve.Losmuscatsselohabíandichomuchasveces:morircongelado es la muerte más dulce, y tenían razón. Su cuerpo le decía «duérmete,duérmete, duérmete». El cansancio lo instigaba a cerrar los ojos.Que decidiera lanaturaleza.

No.SedijoqueéleraCassian,descendientedirectodeunaestirpeinmortalquehabíaempezadoconFilomeno,elguerreromásaudazdelemperadorfrancoLuisIIIelCiego.Nopodíarendirse,sudestinoeraencontrarelPoder.

Ric-Ric. El filh de canha, es decir, el hijo de perra deRic-Ric. El odio es unsentimiento que puede favorecer la vida, porque si Cassian necesitaba algún otromotivoparavivir,yalotenía:lavenganza.EnelfondoCassianerauncomerciante,ycomobuencomerciantesabíaquelavenganzaesunadeudacomocualquierotra,quesepagaconsatisfaccionesenlugardeconmercancías.YCassianpensabacobrarseladeuda.

Peroantesteníaquesalvarse.Ynoloteníafácil.Estabamedioenterradobajounacapa de nieve dura y compacta, al fondo de un barranco sin nombre.El tiro en lacaderaleimpedíamoverlaspiernas.Silointentaba,sentíaunpinchazodolorosísimoen el nervio.Y no quería ni pensar en la cabeza.La bala le había abierto la calvacomosifueralatapadeunacafetera.Labuenanoticiaeraquesolodebíadehaberlevolado el hueso, sin afectarle al cerebro. En caso contrario, no pensaría con tantalucidez.

Aunqueeraunhombrefuerte,salirdeaquelhoyonevadofueuninfierno.Empujócon las rodillas,y sobre todocon los codos,hastaque se liberódeaquellapresiónhelada. El precio fueron unos resoplidos de tísico y el agotamiento de todos losmiembros.Habíaperdidotantasangrequeestabamuydébil.Demasiado.Tantoque,tumbadoenaquellaalfombra fría, se leescaparonunas lágrimasde rabia:entendióque en aquellas condiciones no podría volver al valle, a la civilización.A la vida.Habíamásdeunmetrodenieve.Noconseguiríaabrirsecaminoconlacaderaherida,ytandébil.ContanpocasangreenelcuerponopodríaapartarlaspesadasdunasdenievequeloseparabandelaVella.

Solohabíaunasolución.Comoelcaminoestababloqueado,tendríaqueencontrarotraruta.Yexistía.Peroerasuicida.

En cierta ocasión un muscat le habló de un pastor que se había visto en unasituación similar, herido, solo en la montaña y con las dos rodillas rotas. Decidiórodarporlaspendientes:convertirsucuerpoenunbarril,agarrándoseelpechoconlos brazos, y dejarse caer ladera abajo. Pero el pastor lo había hecho en verano,cuandolasladerasnoteníansecretos.Ahoraestabancubiertasdeunamasadenieve,unaalfombrablancayengañosaqueocultababaches salvajes: lasgargantas.Pozos

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insondablesenlatierra,embudosqueconducíandirectamentealabocadeSatanás.Lanieveimpedíadiscernirlos.Sicaíaenunagarganta,seríaelfinal.

Mejor no pensarlo. Se dejó caer rodando. Cuando llegaba a un tramo menosinclinado, metía las manos debajo de la nieve y buscaba pedruscos. Cuandoencontrabauno,lolanzabahaciadelante.Avecesrodabaunosmetrosydesaparecíadegolpe,absorbidoporlanieve.Graciasaestasencillaestratagemapodíadirigirsurutaconciertaseguridad.

Pero al rato ya no podíamás.Ungesto tan sencillo como remover la nieve enbuscadepiedrasloagotabayloentumecía.Estabaherido.Yhacíafrío,muchofrío.Elfríoylosesfuerzoslomataríanantesquelasgargantas.

Cuandollegóaestaconclusión,todofuemuchomássencillo.Seabandonóasusuerte.Yanopensaba,solosemovía.Sedejabacaerporlaspendientes,pasaraloquepasase.Cuandollegabaaunlugarmásllano,seponíadepieysedirigíacojeandoalasiguiente ladera diciéndose: «Soy Cassian, descendiente de Filomeno, y un díadescubrirédóndeseocultaelPoder».Rodóyrodó,sabiendoquecadainstantepodíaserelúltimo.Alfinal,mareadodetantasvueltas,eraelmundoenteroloquegiraba.

Se dejó caer por una pendiente más, muy poco inclinada, y fue la última: derepente,conhorrorinfinito,notóquesucuerpo,enlugarderodar,caíaaplomo.Gritóasustado.¡Unagarganta!Selotragaríaynadiellegaríaaenterarse.Eraelfinal.

No.Noeraelfinal,eraunazanjapocoprofundajuntoalcaminoqueatravesabaelvalle.Undíamásy la nieve lohabría cerradohasta la primavera.Pero aún estabaabierto. Cassian se quedó allí, tumbado al lado del camino. Se echó nieve en elagujerode la cabeza,paracoagular laherida,yesperóacostado.Yanopodíamás,estabaenmanosdelaProvidencia.Sialguienloveía,sesalvaría.Encasocontrario,moriríaallí,comounperro.

Tuvosuerte.Alratooyóeltrotesincopadodeuncarroacercándose.Hay un principio que no admite excepciones: que los individuos que más

desprecian la caridad cristiana son siempre los que más se benefician de ella. SiCassian hubiera encontrado a un individuo herido al borde del camino, lo habríaignoradoabsolutamente.Peroahoraelheridoeraél,asíquealveruncarrolevantóunamanoimplorandoauxilio.

—¡Ajudatz-me!¡Ajudatz-me!Lo llevaron a la únicapoblacióndel valle, laVella.Allí elmédicohizo loque

pudoporsalvarlo.Después,afaltadehospitales,ycomosolíanhacer,lollevaronaunacasaparticularparaquepasaselaconvalecencia.Mientrasestuvieraallídeberíahacersecargodesumantenimiento,peroaCassiannolepreocupaba.Teníadepósitosdedineroaambosladosdelafrontera.

LollevaronalostaldeuncazadorquevivíaalasafuerasdelaVella.Lamujerloatendió mejor que cualquier monja o enfermera. Entraba dos veces al día en suhabitación, se sentaba a un ladodel lièch en el que descansabaCassian y le hacíatragar sopas de huevo, tomillo seco y vincaud. De vez en cuando le quitaba las

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vendasparalimpiarleelpusconesponjasempapadasenaceitederomero.Peronadiepodía asegurarle cuántos meses tardaría en curársele la cadera, ni cuándoencontraríanaunmédicoconsuficientesconocimientoscomoparataparleelboquetedelacabeza.

Undíaelcazadorvolviómásfelizquedecostumbre.Ynoporquehubieracazadounapieza, sinoporquehabíaadquiridounarmanueva.Se lamostróaCassianconorgullo. Era realmente una escopetamagnífica. Tenía dos cañones combinados, deplata bruñida y largos,muy largos. Sí, un arma espléndida. Cuando un hombre laapuntaba al cielo, se sentía capaz de abatir el sol.Cassian le ofreció al cazador eltripledeloquehabíapagadoporella.

Ric-Ric,elmalnacidodeRic-Ric.Cuandopensabaenél,sololeveníaalacabezaelpeorinsultoenlalenguadelvalle: filhdecanha.Lomataría.Lemetería losdoscañones plateados por la boca,muy adentro, y antes de apretar los dos gatillos lediría: «SoyCassian, descendiente de Filomeno, el que un día descubrirá dónde seocultaelPoder».Ylevolaríalacabeza.

Pero antes tenía que curarse.Necesitaba tiempo, el suficiente para recuperar lafuerzayelcontroldelaspiernas.Yparaencontraraalguienqueleclavaraunachapaenelcráneo.

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S

CAPÍTULOV

GROTESCASTENTATIVASDERIC-RICPARADIFUNDIR EL IDEAL ANARQUISTA CON CUATROMONSTRUOSCOMOVANGUARDIAREVOLUCIONARIA

eacababaelinvierno.Porfin.Enelrestodelmundo,laprimaveraseanunciabacon el sol germinando. En los Pirineos, con una lluvia densa, hostil, que

ahuyentabalanievedelasmontañas.Tambiéndelapuertadelacauna.Asíquellególaprimavera,yconellalalluvia.YelcompañeroTuertohizoalgo

impensable:salióde lacuevaporpropia iniciativaysequedóallí,plantadobajo lalluvia,inmóvil.Elagualeresbalabaporlacabeza,lechorreabaporlasmembranasdedebajodelmentón,mientrasmanteníaunaquietudextática.Unapersonamássensibleque Ric-Ric habría podido pensar muchas cosas. Habría podido sorprenderse, porejemplo,delapeculiarrelaciónquelasetamanteníaconlalluvia,comosidelaguadel cielo obtuviera algo más que alimento para el cuerpo. Incluso habría podidopensarqueTuertoañorabauntiempopasado,cuandolavidasoloeraunaexperienciaquieta y vegetal, cuando aún no se había visto abocado a unmundo regido por elmovimiento y las pasiones. Un mundo en el que los hombres se masturbaban enostalsabandonados.

PeroRic-Ricno seplanteóningunade estas reflexiones.Loquehizo fuedejarque lo invadiera un sentimiento pueril: durante todo el invierno la seta le habíaimpuesto su presencia invasiva, su compañía ineludible. Aun así, o quizáprecisamente por eso, habían intimado. Los meses invernales los había vivido encompañíadelcompañeroTuerto.Yahoraqueyanonevaba,ahoraqueporfinpodíansalirdelacauna,¿quéeraloprimeroquehacíaaquellaputasetagigante?Convertirseenunpasmaroteeignorarlo.¡Puesmuybien!

Ofendido,lediolaespaldaalasetaysealejódelacueva.Lasnubesseabrían.Lashojasylasramasdelosárbolesseguíangoteando,peroyanollovía.Seadentróenelbosque,buscómatorralesmuyaltos,sebajólospantalonesyseagachóconunpuñadodehierbajosenlamanoparalimpiarsecuandoterminara.Ymientrasestabaasípensómuchascosas.

LaactituddeTuertoeraenrealidadmuyextraña.Loúnicoquehabíahechohastaentonceserapegarseaélcomounapulgaaunperro.Porprimeravezhabíatomadouna iniciativa: moverse con destreza, salir de la cauna y exponerse a la lluvia.

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Deleitarse con ella. ¿Significaba algo? Pero no le dio tiempo a pensar nada más.Estabaaúnagachadocuandooyóruidos.Crec-crecsdematorralesfracturados.Cadavezmáscerca.

—¡Déjameenpaz!—gritó,aúnagachado—.Apartirdeahoracagarésolo.Crec, crec.Ymás crec-crecs acercándose.Conunamano apartó losmatorrales

queteníadelante.No era Tuerto. Era un morro negro y húmedo. Dos ojos negros. Una cara

triangularypeluda.Unoso.Ric-Ricechóacorrersujetándoselospantalonesamediapiernaypegandolargos

gritos. El oso lo seguía rugiendo. Un hombre que huye con los pantalonesmediobajadosnopuedeescapardeunoso.Miróhaciaatrásyloqueviofuelamuerte:unoso cayéndole encima, las garras traspasando el abrigo negro, clavándosele en lacarne.Seacurrucóprotegiéndoselacabezayelcuelloconlosbrazos,comocuandole daban palizas en la comisaría. Sufrió una alucinación auditiva: oía a Cassianriéndosedesdeelinfierno.

Estaba así, esperando la muerte como los avestruces, cuando notó algo. Unapeste,unolorquesesuperponíaaldeloso.Levantóunojoporencimadelamanga.

Elosoylasetasehabíanconvertidoenunamasijodemiembrosdesiguales,debramidosydevolúmenes.LapielhúmedadeTuertoseabrazabaauncuerpopeludo,y los dos se revolcaban por el suelo entre chasquidos de ramas rotas. El oso seempeñabaenmorderelcráneodelaseta,peroerademasiadograndeyesférico,lasmandíbulasnoencontrabandóndeagarrarse.Rodaronbosqueadentro,unidosenunabrazo asesino. Los perdió de vista, pero los podía seguir fácilmente por losestruendosdelapelea,elestremecimientodelosárbolesylasnubesdepolvovegetalquealzabanaquellasdosmonstruosidades,tanpoderosascomodiferentes.Yporlossonidosanimales.Tambiénerauncombatedevoces,declamoresydeamenazas.Eloso lanzaba rugidos horribles; el estado habitual deTuerto era un silencio estoico,impersonal,yahorareplicabaconvozroncayprofunda,comodeáguiladesesperada.

Ric-Ricseescondiódetrásdeungranárbolconeltroncocubiertodelíquenesymusgoaterciopelado.Nosedecidióamoversehastaquelosruidosseextinguieron.Avanzó tímidamente.Siguióel rastrode ramaspartidasymatorralesdevastados.Yallíestaban.

Tuertoenunaposturaimposible:sentadosobrecincooseisrodillas,sinenergía,con los largos brazos distendidos, medio caído. El oso estaba a sus pies.Muerto.TuertogiróelcuelloymiróaRic-Ricconsuúnicoojo.Ric-Ricmiróel interiordeaquella pequeña esfera amarilla pero no vio nada, ni alegría por la victoria nidemandadegratitud.Soloaquelrictusdeniñodecepcionado,eternamentetriste.Lasetanohabía salido ilesa: sucabeza luciríapara siempre lamarcadecuatrogarrasquelerecorríanlasuperficiecarnosadelcráneo.Elosoestabapeor,muchopeor.

Losdedosdelasetalehabíandesgarradolapielcomounastijeras.Perolaheridamortalestabaenlaboca.Teníalasmandíbulasrotas,grotescamenteabiertas.Ric-Ric

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seacercóalcadáverdelabestia,inseguro,comounniñoquepisaunaolaporprimeravez,ylopinchóconunaramahastaconvencersedequeelosoestabamuertoybienmuerto.

Noselopodíacreer:¡aquellamalditasetahabíamatadounoso!MiróaTuertodeotramanera,boquiabierto.

—¡CompañeroTuerto!—exclamó—.¡Mehassalvadolavida!Y por primera vez lo abrazó, sinceramente conmovido, uniendo su cuerpo al

cilindrodelaseta,aunquelasmanosylasmangasdelabrigoquedaranembadurnadasdeaquellamucosaaceitosaquecubríalapieldeTuerto.

Duranteel invierno, encerradoen la cueva,nohabíaentendido la esenciade lacuestión,queahoraempezabaaquedarclara.Esdecir:queteníaunasetagiganteasuservicio,unasetaque loprotegíaymatabaosossieranecesario.Él,unquinquidebarrio,eradueñoyseñordeunafuerzadescomunalqueloobedecíaciegamente.Ypor fin lo entendió: aquello era lo que Cassian había buscado tan afanosamente.AquelloeraelPoder:eldominiosobreunasfuerzastansumisascomodevastadoras.¡ElPoder!

Pero Ric-Ric no era Cassian. Ric-Ric creía en el Ideal anarquista, y enconsecuencia el Poder no era un fin en sí mismo. Con el osomuerto a sus pies,Ric-Ric se dijo que aquella seta podría ser un magnífico agente revolucionario.Inclusoseenfadóconsigomismo:¿cómonoselehabíaocurridoantes?Unoscuantoscompañeros como aquel podrían impulsar la revolución proletariamuchomás quemildiscursos.Sí, laNaturaleza apoyandoel Ideal.Aquello estimularía a lasmasasobrerasdetodoelmundo,desdeLisboahastaShanghái.

Entusiasmado, se dirigió al lugar en el que una noche había aparecido Tuerto.Formabapartedeungrupodecuatrosetas,ylasotrastresseguíanallí,enlaladeradela montaña. Unos finísimos rayos de sol atravesaban la vegetación e iluminabanaquellos hongos estáticos. ¿Qué había sucedido exactamente aquella noche?No lorecordaba bien, estaba borracho. Hizo memoria: había clavado la navajita en elsombrerodelaseta,deesoestabaseguro.Laincisiónhabíasidojustoenelmedio,sí.Osea,queloquelasdesarraigabaeraunimpactoenelcentrodelsombrero.

Cerróelpuñoygolpeóconfuerzalasetamáscercana.Nopasónada.Decepcionado,repitiólaoperaciónconlasotrasdos.—Vamos,vamos—decíaauninterlocutorinvisible,ansiosoporqueseprodujera

elfenómeno.Teníaunasetayseríamagníficotenercuatro.Nada. Esperó un momento, por si la tierra temblaba y las setas empezaban a

agitarseysedesarraigaban.No.—Mierda—dijo.¿Porquéahoranofuncionabayaquellanochesí?Noencontrabaexplicación.Le

diounapataletainfantil.¡Queríatressetasmás,lasquería!Empezóadarpuñetazos

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enelsombrerodelamáspequeña.Lamolíaapalosaltiempoquepensabaeneloso,elataquedeloso,labocadelosoyelmiedoquehabíapasadomientrashuíadeloso.¡Necesitaba más setas para protegerse de los osos y para difundir la revoluciónácrata!

Nopasónada.Infinitamentedecepcionado,resoplandocomountoro,semarchócuestaabajoseguidoporTuerto.

Peroalalejarseoyóunosruidosdetrásdeél.Dos figuras monstruosas, desastradas, bajaban por la ladera de la montaña. A

duras penas semantenían en pie.Aquellas cabezas desproporcionadas y alargadas,que aún no sabían controlar, les hacían perder el equilibrio, como si les faltara uncontrapeso. Se caían, rodaban, se ponían de pie y volvían a caerse. Aún nodominabanaquellamarañadebrazosypiernasformadospormilraíces.ComoTuertoal principio. De las dos bocas surgían gritos lamentables, sonidos metálicos ydesamparados queparecían salir de la garganta de un ratóngigante.El instinto lasllevaba hacia Ric-Ric. Cuando las tuvo cerca, formando un semicírculo a sualrededor,aúnfrágilesperopendientesdesuvoluntad,Ric-Ricaplaudióyserio.

¡Ajá!ElPoder.Ahíestaba.Erasuyo.¡Sí!Definitivamenteloera.Yseriomás.Noeralasatisfaccióndequienganaunarecompensajusta.Erauna

carcajada viciosa, de jugador que recibe buenas cartas. Pensó en Cassian, elmalnacido de Cassian. Siempre hablaba de una leyenda. Decía que el Poder seocultabaenelpicomásalto,enlacuevamásprofunda.PoresobuscabaenaquellacuevadelacimadelosPirineos.LaspersonascomoRic-Ricnocreíanenleyendas.Pero aquella coincidencia le hizo reír: seguro que aCassian, en el otromundo, leherviría la sangre si supiera que el Poder había ido a parar a sus manos. Con ladiferencia de que Ric-Ric no pensaba utilizar el Poder para apropiárselo, sinoprecisamenteparadestruir todos losPoderesdelmundo. ¡El Ideal! ¡La revolución!Ahora tenía un buen instrumento: al lado de aquellas criaturas, las bombasOrsinieranpetardosdeferia.

Yentonces,cuandolassetasyaestabanreunidas,sucedióalgoextraño:elairesellenódeesporas.Unaespeciedepolenvolador,unanubedepartículasquebrillabancomodestellosdeplataycobre.Ric-RicsediocuentadequelasesporasprocedíandelcuerpodeTuerto.Sedesprendíandesupiel, labrisa laselevabapor losairesymuchasibanapararaloscuerposdelasotrassetasyseadheríanaellos.

Ric-Ricnoentendíaloqueestabapasando,aunqueenseguidanotólosefectos:lastres setasnuevasnoparecíannuevas.Alentrarencontactocon lasesporas,habíanadquirido la pericia muscular de Tuerto y su entendimiento. No habían pasado niunossegundosdesdeelfenómenoyallílastenía,tanhábilesysumisoscomoTuerto.Y,exactamentecomoTuerto,susojosamarillosmirabanfijamenteaRic-Ric,conunaespecie de inteligencia obsesiva, como si aquella figura rechoncha, con su abrigonegroyraído,fueraelcentrodesuexistencia.Peroaquellosoloeraválidoparados

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delassetasqueacababadedespertar.Entoncesseleacercólatercera,lamáspequeñadetodas,quemásqueunasetamonstruosaparecíaunpollitodesplumado.

Se movía a tientas, con los brazos abiertos y cientos de dedos extendidos.Chocabaconlostroncosdelosárboles,secaíayvolvíaalevantarsesoltandoaullidostristes,persistenteseinsufribles,comodegatitosinmadre.

Ric-Ricseacercóa la setadefectuosa.Lasdemáserancolososunpalmoodosmásaltasqueél,peroaquelhongoera tanpequeñoqueaduraspenas le llegabaalombligo.Comolosdemás,teníalapielmanchadadetresocuatrocolores,sí,peroelquepredominabaerauntonocarnoso,unnaranjamate.Comoeratanbajito,Ric-Ricpudocogerlelacabezacomosicogieraunbocadillo.Lolevantóparaverlomejor.Yentonces lo entendió: era ciego, la setita no veía. Por eso extendía los brazosbuscando dónde agarrarse. Aquellos cientos de deditos se aferraron al cuerpo deRic-Ric buscando protección. Con tantos tentáculos, tan amorosos y tan perdidos,parecía una mezcla de pulpo y cachorro huérfano. Ric-Ric le examinó la cara yenseguidaentendióelproblema.

Adiferenciade lasdemás,queno teníanpárpados, losojosdeaquellapequeñaseta estaban cubiertos de una carne gruesa. Por eso no había conseguido abrirlos.Ric-Ricprobóun remediodrástico.Lepasóunbrazoalrededordel cuello, que eramuy delgado. Con la mano libre cogió la mecha para encender cigarrillos quesiemprellevabaencimayleaplicólapuntaencendidaalbordedelospárpados.

Lasetapequeñaseretorciócomounaserpienteysusgemidosseextendieronporelbosque.Aunquelosujetabaconfirmeza,aquelpequeñomonstruoserevolvíaconlafuerzadeunacoladetiburón.Elremediofuncionó.Lasetahizounesfuerzoyalfinallospárpadosseabrieronconuncrujidodecarnedesgarrada.Poruninstantesequedaron así, Ric-Ric sujetándola y agarrándola por la cabecita, mirándose uno aotro.Losojosde la seta sehabían inundadode lágrimasdensascomoelmercurio.Eraunmonstruoextraño.Teníalamandíbulainferiormáslarga,másprominente,yesoleconferíaunaspectomediotemible,mediopueril.CuandoRic-Ricsepusoenmovimiento,aquelserlosiguiócomounperro,pendientedeél,deélydenadamás.Ycomoeratanpequeño,Ric-Ricenseguidaempezóallamarlo«Chiquitín».

Al rato los reunióysedirigióaellosenun tonomáspomposoquenuncaparadecirleslassiguientespalabras:

—Compañeros:permitidmequeosexpliquelosconceptosbásicosdelaluchadeclases.

EnlosúltimoscienmillonesdeañosnosehabíavistoenlosPirineosunaescenamásabsurda.Ric-Ricestabasubidoaunapiedra,comounoradorenlatarimadeunaplazapública.Allíarribagesticulabayvociferabahablandodelordencapitalistaydela injusticia social.Tres setas loescuchaban,atentase inmóviles.Pero lacuartanoparabaquieta,nopodía:Chiquitín.MientraslasotrastresmirabanaRic-Ricconojosamarillos,Chiquitíncorreteabacomoungalgo,nerviososinrazón, trepandopor lasparedes rocosas. Se agarraba a las cortinas de hiedras hasta que resbalaba y se

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despeñaba, convertido en un amasijo de miembros que aún no controlaba. AlprincipioRic-Ric lo ignoró, satisfecho de dirigirse a los demás. Después necesitóbeber: destapó una botella con los dientes y durante un rato, entre trago y trago,siguióexplicándolesconvehemenciaelordenplutocráticoqueregíaelmundo.Hastaqueelvincaudselesubióalacabeza.

Derepente,Ric-RicsecallóylanzóaChiquitínunamiradaturbia,conlosojosvidriosos por el alcohol. Él se esforzaba por dignificar la inteligencia de aquellaspuñeterassetashablándolesdeun temagrandioso,el Idealanarquista,¿yquéhacíaaquelpuñeteroChiquitín?Incordiarcomounabejorrosinalasperoconmilpatas.

—Tehedichoqueparesquieto—mascullóRic-Ric,iracundo,transformadoporelvincaud—.Ytúvengaatocarmeloshuevos.

Seacercóalpequeñomonstruo,cogióunodelosmanojosderaícesquelehacíandepies,locolocóbocaabajoyselollevócomosifueraunagallina.Estababorracho,niélmismosabíaloquequeríahacer.Seacercóaunagarganta.

Era una grieta en la tierra que se abría como un pozo alargado, insondable yoscuro.Ric-Ricmiróelagujero,negrocomosiestuvierallenodecarbón,ylanzóaChiquitín dentro, a las profundidades sin límite. Después volvió por el mismocamino,bebiendodelabotellayhablandodeBakunin.

Chiquitíncayórebotandocontralasparedesderocaafilada,rasgándoselapieldelcuerpoydelacabeza.Unserhumanohabríadesaparecidoallídentroparasiempre.Perolasparedesdelagargantaestabanmuycercalaunadelaotra,yChiquitínteníamildedoslargosyflexibles.Estirótodoslosmiembroshastaqueconsiguióagarrarse.Yahabíacaídocincuentametrosgargantaabajo.

Habíaquedadoextendidocomounared,conlosmiembrossuperioresaferradosauna pared y los inferiores a la otra. Miró hacia arriba: la abertura de la gargantarecortabauncielonublado.Uncielogris,peronotantocomolasparedesenlasquese aguantaba con dificultad. La roca era áspera, negra y estaba mojada: losdedos-raíces resbalaban, como si lagargantaquisierahacerlo caer, deglutirlo.Miróhaciaabajo:noseveíaelfondo,solounaoscuridadabsoluta,denegruraradical.Unadocenadelasraícesquelehacíandededosseagarrabanaunpequeñosaliente,quesedesprendió.Larocacayóydesapareció.Noseoyóningúnruido,ningúnimpacto,comosielfondodelagargantallegaraalcentrodelmundo.

El cuerpo de Chiquitín no tenía corazón ni pulmones, ni hígado ni bazo. Perotambién se cansaba. Apenas hacía unas horas que Ric-Ric lo había desarraigado.Ciertamente,suvidahabíasidocorta.Ydolorosa:lohabíandespertadoquemándolelos párpados, y al rato el mismo individuo lo lanzaba al abismo. Mientras seesforzaba por no caer, mientras luchaba por sujetarse a las paredes empapadas,Chiquitín pensó que aquel exiguo rato de vida consciente había sidomás dolorosoque todo el tiempo infinitoquehabíapasado como simplevegetal.Notabaque laspuntasde losdedos,de fibra aún tierna, se le ibanpartiendoy rompiendouna tras

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otra, como si fueran cuerdas de barco demasiado tensadas.No estaba nervioso, nosentíadolorfísico.Perosufría.

Elcrepúsculooscureciólasnubesdelcielo.CuandoChiquitínllevabaquizáunahora, o cinco, o seis, colgado entre aquellas paredes, no pudo más. Muchos deaquellos dedos-raíces se le habían roto, y cayó garganta abajo. En caída libre, aplomo.Peroenplenacaída,enlanegruramásoscura,elinstintohizoqueproyectaralalenguahaciafuera,comosiquisieraescupirla.Unalenguadecolorvioleta,deseismetros de largo. Por pura suerte, la punta se enroscó en una piedra en forma decuernoquesobresalíadeunapareddelagarganta.

Chiquitín se quedó así, colgando de la larga lengua, un rato indefinible.Miróhaciaarriba.Ahoraelcielosoloeraunamancharemota,insignificante,enloalto.Seleempezabaaenturbiarelpensamiento.Elaguaquechorreabaporlasparedeshacíaunruidocasiinaudibleyalavezmultitudinario,comomilesdehormigashablando.Eralavozdelagarganta,queledecía:«Déjatecaer».Enrealidad,nolovencieronlaangustia ni el agotamiento, sino los párpados: a diferencia de las demás setas,Chiquitín tenía párpados. Y cuando ya se le cerraban, cuando todo su cuerpo sedestensabaylalenguasedesenroscabadelarocaganchuda,notóalgo.Aalguien.

Era Tuerto. Chiquitín lo intuía, unas docenas de metros más arriba. Entre lastinieblasveía lacabezadeaquellagranseta,oalmenossuúnicoojoamarillo,querefulgíay lobuscaba.Chiquitínsefijóbien: las tressetasformabanunaespeciedecuerda,conloscuerposentrelazados,conTuertoenelextremoinferiorybocaabajo,descendiendoporlagarganta.Intentabanllegarhastaél.Perolasumadelastressetasnobastaba,pormásqueestiraranalmáximosusmiembrosmáslargos.

Conunúltimoesfuerzo,Chiquitíntrepóporsupropialengua,agarrándosecomosifueraunacuerda.Llegóalsalienteenelqueestabaenroscaday,unavezallí,estiróunodesusmúltiplesbrazos,elmáslargo;hizoquelasraícesquesalíandelapuntadel brazo subieran, cada vez más arriba, y que las pequeñas raíces que salían deaquellas raíces-dedos se proyectaran aún más hacia arriba, hacia Tuerto. Pero nobastaba.

Tuertoestirabaalmáximounodesusbrazosmás largos,haciaabajo,yaunasítodavíaloseparabanunoscentímetrosdeChiquitín.

De la punta del dedo deChiquitín salió algo proyectado, un filamento delgadocomoelcuernodeuncaracol.Subiócadavezmásy,cuandoyaleparecíaquetodosucuerpo iba a romperse, sintió algo:Tuerto había cogido aquel delicado tentáculo ytirabahaciaarriba,bruscamente,arribaymásarriba.Lasotrasdossetasacabarondealzarlosalasuperficie.Mientrassalíadelagarganta,mildedosabrazaronelpequeñocuerpodeChiquitín.

YaeranochecerradacuandoTuerto,Chiquitínylasotrasdossetasentraronenlacauna. Chiquitín volvía con el cuerpo cubierto de rasguños y erosiones, grietas ycicatrices. Pero todo él desprendía esporas, unas esporas felices, y era como siemitiera una luz interior entusiasta, irreprimible: los demás lo habían salvado.Así

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acababa su primer día de vida desarraigada; el destino lo había sometido a loscaprichos de un borracho delirante, le habían abierto los párpados con fuego y lohabíanlanzadoaunpozoominoso.Perohabíapasadoalgomásimportante,muchomásimportante:losdemáslohabíansalvado,Tuertolohabíasalvado.

Medio dormido, con legañas en los ojos,Ric-Ric no vio el cambio interior deChiquitín,aquellaalegríaquelerefulgíaenlosojitosamarillos,comodospequeñossoles.Solovioalasetaentrandoenlacaunaconlasotrastres.Soltóunaventosidad,dos,debajodelamanta,yselimitóadecir:

—¿Ytúdóndecoñotehabíasmetido?—yantesdevolverataparse,proclamó—:Mañana nos espera un día histórico: el mundo vivirá el primer capítulo de larevolucióninternacionalista.Yahorahacedelfavordedejarmedormir,setasdeloscojones.

ElPoder.AhoraRic-Ricteníaunameta.¡Oh,sí!Larevolución.¿Quéhabíasidosuvida?Un recorrido en péndulo, entre tabernas ínfimas y prostíbulos baratos. Y enmedio, palizas en comisarías. «¡Me río, me río! ¡Me río, me río, me río!», decíacuandolepegaban,burlón.Nuncahabíasidonadie.Sí, lomáximoquehabíahechoera esconderseo reírsede lospoderosos.Pero ahora tenía a cuatromonstruos a suservicio. Ahora Ric-Ric caminaba por un estrecho sendero pirenaico, seguido porcuatrosetas fornidas,y lo inundabaunasensaciónquenuncahabíaexperimentado.¿Sesentíanasílosdueñosdelmundo?¿Inmunes,omnipotentesyarrogantes?Inclusocaminabaconlaespaldamásrectaquedecostumbre.Perosentíaquelefaltabaalgo.

Unarma.Necesitabaunarma.EracomosiaquelPoder,paraponersealserviciodelarevolución,tuvieraquerepresentarseatravésdeunaculatabiensujeta.RecordóelespléndidorevólvercarlistadeCassian,elLefaucheuxdeseisdisparos.Yeratanidiota que lo había olvidado en elostal.Bueno, tenía fácil solución.Lo único quedebía hacer era ir alostal y apropiárselo.Así pues, se dirigió alostal de Cassian,escoltado por las cuatro setas. Pero cuando solo les faltaba el último tramo parallegar,oyeronalgo:música.

De repente, recordó que había acabado el invierno, que con la primavera losmuscatsvolvíanahacersusviajesclandestinosyarecalarenlacasadeCassian.Lellegaba claramente aquella música de violas de rueda, armónicas y voces roncas.Ric-Ricdudóunrato,mirandoelsueloconlabocaentreabiertayapoyandoelpesodel cuerpo en un pie y luego en el otro. Al final decidió que la presencia de losmuscatsnoeraunproblema,sinounaoportunidad.

—CompañeroTuerto,ahoraentraréenlacasa,perovosotrosno.Siaparecéissinanunciaros, esta gente puede sufrir cierta incomprensión ideológica —dijo—.

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Esperadme aquí y entretanto iniciad un fraternal debate sobre el comunismolibertario.

Lassetasnodebatieronnadadenada,naturalmente,nisobreKropotkinnisobreSaint-Simon, pero al menos lo obedecieron y se quedaron fuera, en la linde delbosque.Noobstante,Ric-Ricnotabasuinquietud;laesperaenausenciadelamolesresultabadesagradable.Eracomosielairesellenaradeunaimpaciencianohumana.Losmonstruosnopodríanestarmuchoratosinél.Tendríaquedarseprisa.

El ostal, en efecto, estaba lleno de muscats. Allí los tenía, bebiendo vincaud,tendiendocalcetinesmojadosencuerdasyfrotándoselospiesjuntoalfuego.EnloprimeroquepensófueenMailís:aquelloseranloshombresdelultraje,delvilabuso.Él no era un príncipe de la virtud, ni mucho menos, pero ¡aquellos individuos lahabíanofendidoaella!Lesubióunallamaradadeodio.Peroenseguidasedijo:«SoyunsirvientedelIdeal,nopuedopermitirquelaspasionespersonalesmedominen».Algunosmuscatshacíanmúsicaconinstrumentosextraños:violasconunaruedaquegiraba, mandolinas forradas de cuero y cencerros de vaca que emitían un sonidosorprendentemente nostálgico. Tres de ellos sacudían barretinas rellenas de grava.Cras, cras, cras. Cantaban invadidos por una tristeza imbatible. Las cancioneshablabandeuna formadevida antigua, deunmundoperdidoque todos añoraban,¡oh,paradoja!,porqueenrealidadnuncahabíaexistido.

Ric-Ricsedirigióalmostrador,comoenlostiemposenlosquelesservíacomidaybebida,peroloquebuscabaeraotracosa:elLefaucheux.Seguíaallí,encimadeunbarril, escondido debajo de un trapo sucio, y a su lado dos cajitas cuadradas decartón.Abrió una.Dentro había veintiuna balas perfectamente colocadas.Cargó eltambordelarmaconseisdeaquellospequeñoscilindrosyluegolevantólapistolaydisparóaltecho.¡Bum!Todaslascabezasseagacharonuninstante,alarmadas.

—Escuchadme todos, os traigo la Buena Nueva—empezó a decir Ric-Ric—:Vosotrosnolosabéis,peroestamosalaspuertasdelarevolución.

Losmuscatssemiraronunosaotros.Laúnicaconclusiónposibleeraqueaquelcriadosufríauntrastorno.Peroelmuscatmásviejoeraunindividuosensato:sediocuentadequeuncriadoloco,conunrevólverenlasmanos,podíaserunpeligroy,muy amablemente, le pidió que se explicara. Aquello sorprendió a Ric-Ric. Élesperabaunadiscusióndetaberna,congritosafavoryencontra.Y,porelcontrario,seencontrabaconunaaudienciapacífica,alaesperadeloquepudieradecirles.

Lo peor que le puede pasar a un hombre que no sabe hablar es que lo dejenhablar:Ric-Ricintentóresumirsuideario,peroenseguidaselio.Lesexplicóque,enhonoralprogreso técnico,enBarcelonayahabíacompañerosquebautizabanasushijos con nombres como «Telescopio» o «Sumergible». De la tecnología, queliberaría a loshumanosdel trabajo, pasó a la religión: afirmóque Jesucristo era elprimerrevolucionariode lahistoria,unproletariopalestinoy,pordescontado,ateo.Siguió mezclando temas, cada vez menos seguro de lo que decía. Describió laexistencia de planetas habitados, mundos que practicaban el comunismo libertario

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desdehacíamilaños.Tambiénleshablódelosotrosplanosdelaexistencia,descritospor médiums como Allan Kardec. Dijo que de hecho sería muy lógico que larevoluciónmundial implicara los diferentes elementos: elEspiritual, elCarnal y elVegetal,enunaconvergenciasiderocósmicamúltiple.Y,mirapordónde:ahoraquelopensaba,lavanguardiarevolucionariamáspuraquizáfueradeíndolevegetal.Enresumen: el Poder político no puede reformarse, solo puede destruirse. ¿Loentendían?No,claroqueno,porqueaduraspenasseentendíaasímismo.Secalló,desanimado,ymiróasuaudienciasilenciosa.

Pero, contra todo pronóstico, los muscats no se rieron de Ric-Ric. Se habíanquedadopasmadosalescucharlohablarcontantaconvicción,porestrambóticasquefueranaquellasafirmacionesyaquellospropósitos.Ylomásdignodeadmiracióneraque todo aquello había surgido de la cabecita de un simple criado al que solíanutilizarcomoservilleta.No,noserierondelIdeal.Sencillamentenoloentendían.Elmuscat viejo le pidió detalles. De acuerdo, se acercaba la revolución, pero ¿quésignificabaexactamente?Comohombreruralqueera,elmuscatviejohablabacomosi larevoluciónfueraunaespeciedefenómenometeorológico.¿Seríauna lluviadebendiciones?¿Oquizáarrastraríasuscasasysusrebañoscomounagranriada?

—¿Quépuñetasesloquenoentendéis?—seenfadóRic-Ricalzandoelrevólver—. Cuando la revolución triunfe, los obreros del mundo, desde Lisboa hastaShanghái, tendrán derecho a sofás, muchos sofás mullidos. Eso es la revolución.¡Libertadysofásparatodoelmundo!

Yacontinuacióndescribióunmundosinoprimidosniopresoresyenelque lahumanidadseríaunaysolounaporquesehabríaabolidoelartificiodelasfronterasmundiales.

Nodeberíahaberlodicho.¿Las fronteras? Losmuscats se revolvieron en sus sillas. Al principio fue una

inquietuddifusa,ydespuésunaoposiciónsorda.¿Dequépuñetasestabahablando?Podían tolerar los telescopios, a los espiritistas y a los proletarios palestinos. Pero¿suprimirlasfronteras?Elviejosepusodepie.

—¿Qué tonterías dices? ¡Somos contrabandistas! Si desaparece la frontera, ¿dequédemoniosvamosavivir?

Los muscats empezaron a increparlo. Blandían las barretinas llenas de grava,ahoranocomoinstrumentosmusicales,sinoenseñaldeprotesta.Ric-Ricdiounpasoadelante.

—Todosdebemoshacerunesfuerzorevolucionariopurificador—dijo—.Yo,porejemplo, estoy dispuesto a hacer el supremo esfuerzo de olvidar vuestra infameconductaconlaseñoritaMailís.

Trasdeciresto,elostalsequedóensilencio.PorqueRic-Richablabadeperdón,peroalavezlosapuntabaconelrevólver.Unmuscatdijo:

—Solohicimosloquedeberíashaberhechotú.

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Ric-Ricresoplóysedijoasímismoqueaquellosindividuoseranimpermeablesal Ideal.Chusmareaccionaria.Sí,esoes loqueeran.Ric-Ricapuntabaa todosyaninguno,cadavezmásfurioso.YentoncesentrólaOcaCalva.

Se movía como siempre, balanceando su cuerpo rollizo, con aquel cuellolarguísimomuy levantado y la mirada impertinente, como si fuera la reina de losPirineos. Vete a saber cómo, había conseguido sobrevivir al frío invernal. Ahoravolvíaaestar rodeadadeaquellamasculinidadgregariaentre laquesesentía tanagusto. En cuanto vio a Ric-Ric empezó a correr en círculos, «¡cra, cra, cra!».Graznabaygraznabaalzandoelpicoalcielo.«¡Cra,cra,cra!».

Ric-Ric casi entendía lo que la oca intentaba decir. «¡Cra, cra, cra! ¡Cracriadocramatado Crassian!». La oca corría, aleteaba y daba brincos con el pico haciadelanteygraznandoofendida.

«¡Cra-criadocra-matadoCraaaaassian!».Nopudosoportarlo.Disparócontralaoca,una,dos,tresveces.Noacertóniun

disparo.Eratanmaltiradorquenadiesabíaaquiéndisparaba.Untiradorsolitario,untiradorloco,puedegeneraruncaosincreíble.Ymásaúnsi

disponedelarmaadecuada.ElLefaucheuxhacíaunruidoexplosivoencadadisparo,como un obús en miniatura, y despedía pestilentes volutas de humo blanco. Losmuscatscorrieronentodaslasdirecciones,unosagachandoellomoyotrossaltandocontorpezaporencimademesasysillas.Buscabanlapuerta,lasventanas,cualquiersalida.Ric-Ricsehabíaolvidadode laoca,queno teníaniunrasguño,apuntabaacualquiercuerpoquesemovierayapretabaelgatillo.Agotó las seisbalas, sacóeltamboryvolvióacargarlomientrastodoelmundo,menoslaoca,huía.

Elúnicomuscatquenoreaccionóhuyendofueelmásviejodetodos.Sesacólanavajadelfajín,laabrióylalanzódesdeunadistanciadedocepasosconunafuerzayunapericiaadmirables.Lahojavolócomounaflecha.HabíaapuntadojustoentrelosojosdeRic-Ric.

Enciertomodo,podríadecirsequelosalvóelLefaucheux.Elrevólverteníatantapotenciaqueencadadisparoel tirador recibíaunadescargaque losacudía,cabezaincluida.Lapuntadelanavajalepasótancercadelamejillaqueselellevóellóbulodelaorejaderecha.Ric-Ricpegóungritodedolorysorpresa,dejócaerelarmaenelmostradorycogióel trozodeorejaconlasdosmanosgimiendo,olvidándosedeladocenalargadehombresalosquehabíaintentadoasesinar.Losfugitivos,viendoqueyanolesdisparabanyquelasmanosdeRic-Ricyanososteníanunarma,sinosolountrozodeoreja,seagruparonylomiraronalosojos.Loúnicoqueloseparabadelos muscats era el mostrador, aquella larga barra de madera sin pulir. «¡Cra, cra,cra!». La oca, indemne, graznaba apuntándolo con el pico. Era como si dijera:«¡Hacedlo, hacedlo!». Estaban a punto de lincharlo, y lo único que Ric-Ric podíahacereraaferrareltrozodeorejacortado.Bajólamirada:elmostradorestaballenode pequeñas concavidades con moscas muertas dentro, ahogadas en vincaud; poralgunarazónnopodíaapartarlosojosdeaquellasmoscasmuertas.

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Enaquelmomento,Ric-Ricnotóaquellasensación.Eracomosisumiedofueraungrito,ungritoquelassetas,ysoloellas,podían

auscultar a través del aire, del espacio. Ya había sentido algo parecido durante elataquedeloso.Comosilassetasescuchasensusemociones.Ahoralasensacióneramásdefinida,másclara.Casipodíaversumiedotransformándoseenunaespeciedegrito,ungritomudo,sí,peroquecomocualquiergritopodíamodularconmaticesysignificados.Ycuantomásintensoeraelmiedo,másaltoeraelvolumendelgrito.Almenosparalassetas,paralossentidosdelassetas.Sí,lonotaba.

Los muscats abrieron sus navajas. Lo habían juzgado y sentenciado. Lodegollaríanallímismoylanzaríansucuerpoaunagarganta.Nolohicieron.PorquelassetashabíannotadoelmiedodeRic-Ric.

Entraroncomounatormentadecarnehúmeda,loscuatroalavez,pegandogritosde cuervo gigante, retorciendo sus cabezas monstruosas para que pasaran por lapuerta.Alzabanaquellasextremidadesconlapuntaganchuda,lasdejabancaercomoguadañas y desgarraban carne y huesos. Lanzaban lenguas larguísimas que seenroscabanenlostobillosyhacíangiraraloshombrescomoconejos.Chiquitíneraelmásentusiastadetodos.Saltabasobrelosmuscatscomounarataylesmordíaenelcuello;atacabalascarasylosrostros;susdeditosdehierroarrancabanlosojoscomoquienvacíaunhuevoconunacucharilla.Fueunestallidodeviolenciatanrepentino,tanabrumador,queRic-Ricseagachóparaescondersedebajodelmostrador,detrásdelastelasdesacoquecolgabandelabarra.Seencogiócomounfeto,seagarrólasrodillasconlasmanosyesperóaquetodoacabara.

Gritos salvajes, gemidos; voces excitadas por las mutilaciones. Más gritosdesesperados.Después losgritos seapaciguaron.Estertores.Yunsuavesusurrodelenguasdeslizándoseporelsuelodemaderacomotentáculosduros.Acontinuación,elsilencio.

Ric-RicmiróhaciaarribayvioaparecerporencimadelmostradoraChiquitín,cabeza abajo.La sangre le chorreaba por la boca entreabierta, conmil espinas pordientecitos. Eran espinas largas y afiladas; entre ellas salía una lengua larga, muylarga,unalenguahúmedacomoungusano,decolorgranateintenso.Lomirabaconsusojitosdepárpadosquemados,yporuninstanteRic-Ricpensóqueibaaatacarlo.No.En absoluto.Era elmás devoto de los cuatromonstruos. Solo quería órdenes,másórdenes,másórdenesqueacatarycumplir.

Ric-Ric tardó una eternidad en salir de debajo del mostrador. Sabía que si seponíadepieloqueveríanoseríanadaagradable.Peronopodíaquedarseallíabajoparasiempre.Selevantó.Despacio.Aregañadientes.

Lasalaeraunlargorectángulo.Todoslosrincones,inclusolosdeltecho,estabansalpicadosdesangre.Elsuelorecordabaalosvertederosdelosmercados,dondeloscarniceros tiraban los restos que no querían ni los perros. La diferencia era queaquellosfragmentosdecarne,demiembrosydeórganoserandesereshumanos.

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EmpujóaTuerto,aChiquitín,atodaslassetas,losapartóycruzólapuerta.SaliódelacasadeCassianhorrorizado,corriendoyresbalandoenloscharcosdesangre.Nomiróatrás.Soloqueríaalejarsedeallí.

Fueradelostalloesperabalaoca.Depieencimadeunadeaquellasrocasblancasquesalpicabanelpradoquerodeabaeledificio.Estabatanempapadadesangrecomounaplumamojadaen tinta.Aleteaba,yalhacerlo lapuntadesusalassalpicabadegotitasrojaslahierbadelprado.Ygraznaba.

«¡Cracracra!¡Cracraminal!¡Craminal!¡Criminal!».Ric-Riccorrióyseadentróenunsenderoquedescendía.Lassetaslosiguieron.

Huir, huir, huir.De las bocas de los cuatromonstruos solo salía un ruidode grillogigante:ric,ric,ric.¡Ric,ric,ric!

Huir, escapar. ¡Corre, Ric-Ric! Necesitaba sacarse de la cabeza aquellasespantosas imágenes. Siguió ladera abajo y no se detuvo hasta llegar a un caminollano,bastanteanchoyconmarcasderuedas.EstabatanobnubiladoporlaescenadelostalquenosedabacuentadequehabíaidoapararalarutaqueuníaelvalleconFranciayEspaña.Oyócaballosy,porprecaución,montóencimadeTuerto.

Eran las primeras diligencias que salían de la Vella tras el sitio invernal. Doscarruajes llenos de pasajeros, hombres y mujeres que iban a Tarbes, la localidadfrancesamáscercana,ahacernegociosoavisitara familiares.Después,cuando laGuardiaCivillosinterrogara,todoslostestigosdescribiríanlamismaimagen:ladeunhombreconabrigonegroysombrerocónico,conbarbadepirata,sentadoencimadeunmonstruoantropoide,unacriaturaimpensableconlacabezadeltamañodeunaruedademolino.El individuososteníaunarmaenlamanoizquierdaydisparabaalasnubes.Sí, todoslostestigosrecordabanqueelcarruajesehabíaparadoenseco.¡So,so,so!Yrecordabaneldesenfrenadodiscursoquehizoelhombre.

Alveralosasaltantes,alospasajerosseleshelólasangre.Elolorfantásticoyvirulento de las setas habría podido alarmar a los caballos. Por suerte, llevabanorejerasquelestapabanlavistay,sobretodo,saquitosdepiensoatadosalmorro,queles impedían sentir el hedor de aquellos atacantes. Ric-Ric solo había disparado elrevólver al aire para evitar que la diligencia lo atropellara, pero los viajeros lointerpretaroncomounasalto.Salieronde lasdosdiligenciasy se colocaronen filaconlaespaldapegadaalosvehículosylasmanosarriba.

Ric-Ricavanzó,cabalgandoaTuerto,hastaaquellahileradehombresymujeresatemorizados. Estaba aún muy alterado por la matanza y habló con una raraexcitaciónen lavoz.Lesordenóagritosqueno tuvieranmiedoy les anuncióqueeranmuyafortunadosporserlosprimeroshombresymujeresalosquereclutabaennombredel Ideal.Solo teníanqueabandonar las fábricasen lasque losexplotabanunos capitalistas sin escrúpulos y seguirlo montañas arriba, donde fundarían unaRepública provisional, isocrática y autogestionada. Allí serían libres hasta queestallaralarevoluciónmundial.Hechodecisivo,porcierto,quenotardaríamuchoenproducirsegraciasaloscompañeros,chispadelarevueltaypretorianosdelIdeal.

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Los pasajeros no entendieron ni una palabra. En todo el valle no había ni unafábrica, ni un capitalista.Y nunca se les habría pasado por la cabeza abandonar elúnicobienquetenían,susostals,parairseaviviralaintemperie,yademásbajolacustodiadeunosmonstruosdecuerpocilíndricoymiembrosformadospormilraíces.Ric-Ricnoentendía la faltadeentusiasmodeaquellagente.Se limitabanamirarlocon ojos atemorizados, con las manos levantadas y la boca abierta, como pecesmuertos. Todo el mundo estaba así, quieto y rígido, cuando un ruido rompió elsilencio.Unllanto,elllantodeunniño.Unamujerllevabaenbrazosaunbebé,queahoralloraba.

Ric-Ric sintió el pesodeun escándalobíblico.Miró las dosdiligenciasymirótodosaquellosbrazoslevantados.¿DequésirvetodoelPodercuandounbebéllora?Ahoraquelopensaba,nisiquieraestabasegurodecómohabíallegadohastaallí.Asípues, hizo lo quemejor sabía hacer: huir. Corrió, vegetación adentro. Las setas losiguieron a una velocidad prodigiosa, y en un suspiro habían desaparecido todos,comoabsorbidosporelbosque.

Lospasajerosbajaronlosbrazospocoapoco,aúnensilencio,ysemiraronunosaotros preguntándose si habían asistido a algún tipo de aparición religiosa, pero alrevés.Ynoibandesencaminados,porqueunodelosconductores,desdelaatalayadesuasiento,dijo:

—Avèmagutforçaastre.Esdecir,«Hemostenidomuchasuerte».Yacontinuaciónañadióunapalabraque

todos los hombres y mujeres de aquel valle conocían, una palabra terrible ydefinitiva:menairons.

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A

CAPÍTULOVI

INFRUCTUOSOYDESVENTURADOESFUERZODEMAILÍSPARAQUERIC-RICSEDESHAGADELOSMONSTRUOS,ALOSQUEBAUTIZACOMO«FUNGUS»

ldíasiguientedelasaltoalasdiligencias,Ric-Ricsesentíaridículoyhundido.Podíaperdonarseelfracasocomoreclutador:aquellagentenoteníasuficiente

concienciadeclase.Peronopodíaquitarsedelacabezalamasacredemuscats.Sesentófueradelacueva,enuntaburetedepiedra,yfumóobservandolassetas.

Caía una lluvia fina. Tuerto y los otros dos la absorbían, inmóviles. Chiquitín, encambio,noparabaquieto.Definitivamenteeraelmásalocadodetodos.Mientraslosdemásmanteníanunaquietudextáticabajo la lluvia, sinanhelos,Chiquitínparecíaestar en el patio del colegio. Corría sin sentido, alborotado, se caía al barro, se leenredabanlosdedosdelasmanosconlosdelospies,rodabayacababahechounlío.Dealgúnmodo recordabaa los juegosde losgatitos,quealprincipiohacengraciapero al final cansan.Ric-Ric lomiraba con ojos vidriosos: no podía quitarse de lacabezalamasacredemuscats,nopodía.Loscharcosdesangre.Lostrozosdecarnearrancada.«Olvídalo—sedijo—,piensaenella».

Yesohizo.PensóenMailís,ensuostalllenodelibros,sobretododiccionarios,muchosdiccionarios.Recordóaquellosmomentosdeliciosos, cuandoella se lavabacon agua humeante, sentada en la hierba,mostrándole unos brazos de piel blanca.Mientras daba tragos de vincaud pensando en ella y en Alban, se dijo: «Soy unrevolucionario, ¿por qué no puedo compartir este Poder tan grande?». La idea loentusiasmó.Sí,esoharía.¡Quégranregalo!

Exaltado con el nuevo propósito, pasó el resto del día acicalándose. Metíacamisas y pantalones en un barreño con agua y los lavaba enérgicamente con unapastilladejabóndeltamañodeunladrillo.Lassetaslomirabansinentender.Tuerto,con sucaradeniñoapuntode llorar;Chiquitín, conaquellosojosdesorbitadosdegruesos párpados. ¿Qué significaba? ¿Por qué lavaba ropa y se aseaba? Entonces,mientras retorcía la ropa para escurrirla, Ric-Ricnotó por primera vez el punto devistadelassetas:captabanelamoraMailísenelpechodeRic-Ric.

Sí,lonotaba.EnlapeleadeTuertoconelosoyenlamasacredemuscatsenelostal,Ric-Richabíadescubiertoquelassetasescuchabanlasemocionesdelossereshumanoscomoquienescuchaunavoz.Ahora,porelcontrario,sedabacuentadeque

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tambiénélsentíalasemocionesqueexperimentabanlassetas,comosituvieraorejasenelpecho.Lonotaba.Yloquenotabaeralaincomprensióndelosmonstruos.LessorprendíaqueRic-Ricdesprendieraunsentimientotanfuerte.

—¡Compañeros!—gritó—.¡Misrelacionespersonalesnosoncosavuestra!Yordenóalassetasquelelamieranelsombreroyloszapatosconsuslarguísimas

lenguas, para lustrarlos. Se lavó las axilas, se afeitó la barba con unas tijeras decocinayseacicalólomejorquesabía,quenoeramucho.DesussaqueosalostaldeCassian se había llevado algunos objetos extraños de ver en una cueva, como unespejo rectangular de cuerpo entero. Una vez vestido, limpio y peinado, se miróimitandolaposturadeunreyalqueestánretratandolospintoresdelacorte.Ric-Ricveíaalassetasdetrásdeél,enelespejo.

—Soymásfeoqueunapatatapeluda.Pero¡vosotrosaúnmás!—ydirigiéndoseaTuertoañadió—:Yatitefaltaunojo.

Bebióun tragode café directamentede la cafetera, como si fuera unbotijo, sesubióalacabezadeTuertoysedirigióacasadeMailísseguidoporlasdemássetas.

Mailís.Violada,yporunpuñadodehombres.Ahorapodíaofrecerlealgomásqueunadisculpa:unregalo.Sí,estahabíasidolaidea.¡Yquégranidea!Erabuenísima.¿Cómoeraposiblequenoselehubieraocurridoantes?

Ric-RicylascuatrosetasllegaronalallanuradelostaldeMailís.Parecíaunacasitade juguete.Las simetríasde la construccióneran indiciodeorden: lasdos alasdeltejadodepizarra,idénticas;elmuretedepizarraquerodeabalacasa,uniforme.Eratodolocontrariodeloscuerposdelosmonstruosqueloacompañaban,irregularesyasimétricos.

Llegaba peinado y con los zapatos lustrados con babas de seta. Como queríapresentarseanteMailíssoloconTuerto,seleocurrióuntrucoparaquelosdemásnolo siguieran: les ordenó que derribaran un abeto altísimo. Debían tirarlo abajo ydespuéscortarlasramasyarrancarlacorteza.Seloexplicóconvocesygestosdelomásvehementes.Chiquitín, entusiasta, fue el primero en atacar el árbol, con furia,comosifueraunenemigopersonal.Perfecto.Aquellalabornoteníaningúnsentido;lacuestióneratenerlosocupados,distraerlosyquenolosiguieranalacasa.Cuandolos tuvo a los tres concentrados en aquella tarea inútil, espoleó a Tuerto hasta elmuretedepizarra.

Enseguidaentendióquealgonoibabien.Antesdelinvierno,cuandoibaaverlos,Albansiempresalíaarecibirlo:«T’aimi,t’aimi,¿dóndeestámicaballo?».Peroestavez no había salido nadie. Y, sin embargo, era obvio que la casa volvía a estarhabitada:elhuertoflorecíaylachimeneaexpelíahumoabundante.

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Ric-Riceraunhombresolitario,yaloshombressolitarioslescuestaponerseenel lugar de los demás. «Quizá tenganmiedo», se dijo por fin.Así pues, empezó amoverseparalelamentealmurete,sintraspasarlo,sentadoenlacabezadeTuertoconlaprestanciadeunrajáindiomontadoenunelefante.Queríademostrarlesquenoeraunpeligro,queteníaalasetaperfectamentecontrolada.Lasetabordeabalavalladepiedra que marcaba los límites de la propiedad, arriba y abajo como un soldadohaciendo guardia. ¡Ops! Media vuelta y… ops, media vuelta… ¡Ops! Ric-Ricmanteníalaespaldamuyrecta,orgullosamenterecta.Conlosbrazoscruzadosyloscodoslevantados,parecíaunpríncipeoriental.

No interrumpió aquella exhibición, tan fantástica como ridícula, hasta que seabriólapuertadelostal.Eraella,Mailís.Salióyavanzóconpasopausado,aunquefirme, en dirección a la portezuela del murete. Cualquiera habría entendido lovalientequehabíaqueserparaenfrentarseaaquello.

MailísavanzabahaciaRic-Ric,ylabrisalelevantabaligeramenteelpelodecolormiel. Parecía aún más enérgica que de costumbre. Abrió la puerta y se detuvo.Ric-Ric,felizdeverla,bajódeTuerto,sequitóelsombreroehizoelgestodeentrar.Elmonstruosedispusoaseguirlo.Peroellalodetuvoalzandolavoz:

—¡No,Ric-Ric!Solousted.Ric-Ricnosabíaquédecir.—Solo usted —insistió ella desde el otro lado del muro, de la portezuela,

señalándoloconsupotentededoíndicedemaestradeescuela.Asípues,soloentróél.Tuertosequedófuera,sinresistirse.Ric-Ricselohabía

dejadomuyclaroabasedegritosychasquidosdelengua:nodebíacruzarelmuro.YTuertoobedeció,másquietoqueunaroca.Alparecer,habíaentendido lafuerzadeaquellabarrerasimbólica,deaquelmuretedepizarra.

Ric-Ric yMailís cruzaron el huerto, y cuando ya entraban en la casa él quisotranquilizarlacontorpespalabras:

—Soloesunaseta.Mailís sedetuvoen secoy lomiróconuna severidadqueRic-Ricnuncahabía

vistoenella.Aquellamañana el Viejo había cogido una cesta de colmenillas, las deliciosas

setasprimaverales.Lacestademimbreestabaallí,juntoalapuerta.MailístomóunacolmenillacondosdedosyselacolocóaRic-Ricdebajodelanariz.

—Estoesunaseta,Ric-Ric—entoncesextendióelotrobrazo, señalóaTuerto,queseguíadetrásdelmuro,yañadió,ofendida—:Loqueustedhatraídonoesunaseta.Noloes.

Comieronjuntos;él,ella,AlbanyelViejo.Fueundesastre.Flotabaenelairelapresencia del monstruo, solo contenido por un murete de un metro de altura.Comieronenunsilenciotenso,extraño.Todoslomirabanesperandounaexplicación,inclusoAlban,peroRic-Ricnosabíapordóndeempezar.

—Explíquese—loanimóellaporfin.

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Ric-Ricbalbuceóuna seriede lugarescomunes sobre laprovidencia,quehabíahecho que encontrara cuatro setas animadas que ahora pensaba convertir eninstrumentosdelarevoluciónmundial.

—Ah—dijoelladiscretamente—,asíquehaymásdeuna…—Sí, tres más —le contestó Ric-Ric—. Contándome a mí, somos cinco; las

célulasanarquistassiempreestánformadasporcincoactivistas.—¡Ah, claro! Lo que no acabo de entender —replicó Mailís, sardónicamente

incisiva— es cómo pretende aniquilar el orden capitalista mundial con cuatroacólitos,pormuymonstruososquesean.

Ric-Ricseencogiódehombros.—Planificar esburgués—sedefendió—.Laacracia confía en losmovimientos

espontáneos. Estos compañeros serán la chispa que encenderá el fuegorevolucionario.

Ella insistió en el carácter salvaje, y en consecuencia imprevisible, de losmonstruos.

—Seequivoca—serioél—.Siguenmisconsignasalpiedelaletra.—¿Estáseguro?Ric-Ricsonrióconairesdesuficiencia.—Totalmente.Notienenvoluntad.Dehecho,yosoysuvoluntad.—Ustedsiemprehaafirmadoquelapretensiónúltimadelanarquismoesdestruir

lasmonarquíashereditariasylasrepúblicasburguesas—dijoellacambiandodetema—.Esdecir,aniquilartodaformadepoderpolíticoorganizado.

—Exacto—dijoRic-Ric,complacido.—Ya la vez afirmaquedominay somete a estos compañeros, comousted los

llama,ylodecidetodoporellos.—Enefecto;ordeno,mando,dictoycontrolotodoloquehacen—dijo,orgulloso.NosedabacuentadequeMailísestabatendiéndoleunatrampa.Lamujeracercó

susillaaladeél,extendiólosbrazosporencimadelamesaylecogiólasmanos.Elgesto dejó al descubierto sus antebrazos blancos, de mujer pirenaica. Aquellosantebrazosque,antesdelinvierno,gozabanmostrándoseanteél.Mailísleapretólosdedos,yentonces,sindisimularsuangustia,mirándoloalosojos,dejócaerlagranpregunta:

—¿Y usted cree, querido amigo, que puede destruir los poderes del mundoejerciendounPoderradicalmentedespótico?

Aquellolodesconcertó.Eraunacontradiccióndemasiadograndeparapasarlaporalto, incluso para alguien como él. Era exactamente lo que Mailís buscaba, sudesconcierto,quedudara.Ric-Ricmirócon ternura a lamujer, aAlbany alViejo.Miró el acogedor comedor, la pequeña chimenea… El calor llegaba a todos losrincones de aquel digno ostal. Pensó que calentar una casa era una de las arteshumanasmáscivilizadoras;y,encambio,él,aunquecontrolabaunPodertitánico,unPodersobrehumano,vivíaenunacuevamisérrimaenlaquesiemprehacíafrío.

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—¡Ric-Ric!—clamóMailís—.Usted cree que los controla, pero no le traeránnadabueno.

—Solosonsetas—balbuceóél.Mailíssediocuentadequeestabareceptivo,dequesehabíaabiertounapuertay

podíaconvencerlo.—Nolosllamesetas—lepidió.Entonces,comobuenaprofesora,leexplicóquelaspalabrasdefiníanlascosas.Y

seta,obviamente,nosecorrespondíaconlanaturalezadeaquelloqueesperabadetrásdelmuretedepizarra,fueraloquefuese.Mailíscogióundiccionariodelestante,lohojeóconatencióncientíficayproclamóporfin:fungus.

—¿Fungus?—Sí,llámelosfungus.La palabra tenía resonancias imponentes, lúgubres y siniestras. Seta era una

palabra inofensiva; fungus, en cambio,denotabaorígenesoscurosy soterrados.PoresoMailísrepetíalapalabraunayotravez,fungus,fungus,fungus,esperandohacerleentenderqueestabaenmanosdefuerzasmalignas.

Ric-Ricnohabíavistolanecesidaddeponerlesnombre,almenosgenérico.Siaunolollamaba«Tuerto»eraporlasencillarazóndequelefaltabaunojo;ysiaotrolo llamaba «Chiquitín» solo era porque era pequeño. Nada más. Pero queríacomplaceraMailís,dehechohabíaidoparacomplacerla.¿Fungus?¿Queríaquelosllamara fungus? Puesmuy bien, fungus. Si eso la hacía feliz, él estaría la mar decontentoderebautizarlos.Fungus.

Al hacer aquella concesión, fue como si lo readmitieran en el ostal, en lacomunidadhumana.ElViejoquemóvincaudenunbarreño.Ymientrastodosbebíany fumaban, y Alban volvía a agarrarse a su pecho, Ric-Ric reunió el valor paradisculparse con ella. Para pedirle perdón por haber llegado tarde la mañana de lacatástrofe.Ybajandolosojosañadió:

—Yporloquepasódespués.Peroellanoloentendió.—¿Después?¿Loquepasódespués?¿Aquéserefiere?Ric-Rictartamudeócuatropalabrasininteligibles,hastaqueellasiguiódiciendo:—Creo que es un malentendido. Los hombres del ostal me trataron con una

consideraciónexquisita.Mesirvieroninfusionesdetomilloconmiel,ycuandodecidímarcharme,decepcionadaporsuausenciaypor la largaespera, todosseofrecieronamablementeaacompañarme.

Alverlareaccióndeél,añadió:—¿Porquéponeestacara?Nomegustaríahaberprovocadoalguna lamentable

disputa.Ric-Ricsesintiócomosi lehubieracaídoel techoencima.Secubrió lacabeza

conlasdosmanos,comosiquisieraprotegerse.Cassian,elmalnacidodeCassian.Lahistoriadelaviolaciónsolohabíasidounapuñeterabroma.Unadocenadehombres

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muertos.Ytodoporunmalentendido.Meneólacabezacomounperromojadoquesesacude el agua. Pero lo único que podía hacer era aclarar el motivo de su visita.Ric-RicmiróaAlbanyledijo:

—¿Verdadquesiempretedecíaqueteregalaríauncaval?—yañadió—:Puestelohetraído.

Incluso en aquelmomento extremo, en aquella propuesta delirante, habría sidoposible algún tipo de entendimiento. Porque la generosidad de Ric-Ric, aunquedescabellada, era sincera y bienintencionada, y en elostal vivía gente tolerante.ElViejo loescuchabasin juzgarlo,yMailíshacíaelesfuerzodeentenderlo.Pero,pordesgracia,justoenaquelmomentoMailíslovio.

Chiquitínestabaamorradoalaventana.Susmilesdededosseadheríanalcristal,ysusojosamarillosrastreabanelinteriordelacasa.Laalargadacápsuladelacabezaocupabacasitodalaventanaytapabalaluzdelsol.AquellarepentinasombrahabíahechoqueMailíssegirara,yalveralmonstruonopudoevitarungritodeespanto.ElsustohizoqueAlbanllorase.ElViejosepusodepie,alarmado.

No,losfungusnoobedecíanaRic-Ric,pormuchoqueélloafirmara:almenosuno de los monstruos lo había desobedecido y había cruzado el muro. El Viejodescolgó la escopetade laparedy la cargó.Ric-Ric se abalanzóhacia él e intentóarrebatársela.

—¡No!Ningunodelosdosqueríasoltarelarma.ElViejonoeraconscientedecuálerael

auténticopeligro.Ric-Ricsabíaquelosfungusestabanatentosalasvibracionesdelaire, al amasijo de sentimientos confusos que rezumaba el ostal, que les llegabancomo una ola. Para los fungus, la exaltación del Viejo, el miedo de Mailís y laangustiadeAlbanerancomolasangreparalostiburones.PorqueRic-Ricnotabaquelos fungus estaban sintiéndolos, auscultándolos. Lo notaba, sí. Ahora estabatotalmente seguro: los fungus escuchaban y diferenciaban las emociones de cadaindividuodelamismamaneraquelossereshumanosdiferencianlasvocesdecadapersona.Losfungus,ansiosos,desorientados,interpretabaneldesencanto,latristezay la desolación de Ric-Ric como una señal de alarma, y el impulso defensivo delViejocomounaamenaza.Ric-Ricpreveíaloqueharían.Siaúnnohabíanasaltadoelostalera,sencillamente,porquenocabíanporlasventanasdelacasa,unoscuadradosdedimensionescasi infantiles.Perobuscaríanunaentradaylaencontrarían.Y,unavezdentro,Ric-Ricsabíaperfectamenteloquepasaría.

No tenía tiempodeexplicar todoaquello.Nopodíaexplicarque llevabamesesinmersoenunmundodemonstruossensiblesquesecomunicabanconlasemocionesdelmismomodoqueloslobosseentiendenconaullidoseinterpretanlosolores.Y,comoeraprevisible,elViejolucharía:aquellaerasucasa,aquellaerasuescopetay,paraquitarleunacosaolaotra,tendríanquematarlo.

Oyeronunbatacazoeneltecho;comosisintieranunterremotoporencimadelacabezaenlugardepordebajodelospies.Ric-RicyelViejodejarondeluchar.No

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soltaron la escopeta, pero dejaron de dar tirones y miraron hacia arriba. Mailís yAlbantambiénalzaronlosojos.

Erangolpessincopados,contra lachimeneadepiedra.Comounarieteatacandounamuralla:estabanembistiendolachimeneaconsuspoderosascabezas,comotorosdelidia.Seoíanlosgritosdelosfungusencadaimpulso,yunestrépitodeescombrosprecipitándoseporloslateralesdelacasa.Porlasventanitasseveíacaerunalluviasólida de tejas de pizarra. Cuando hubieran destruido la chimenea, sus cuerpos,monstruososperoflexibles,sedeslizaríanporel tubo.Bajaríanentre lasparedesdehollín,comopulposgigantes,yacontinuaciónlosdestriparían.Atodos.

Losdoshombresvolvíana forcejearpor laescopeta.Ric-RicmiróaMailís sinretirarlasmanosdelarma.Lamadreabrazabaasuhijo,acurrucadacontraunapared.Alban lloraba. Ella se limitaba a mirar a Ric-Ric sin parpadear, con el odioinconmovibleconelquelosinocentesmiranalosverdugos.Ric-Ricsedijoquenohabíanadapeorqueunosojosqueridosmirandodeaquellamanera.Peroenseguidarectificó. Sí que había algo peor: Chiquitín, cabeza abajo, apareciendo por unachimeneaquerida.

Primero fueron mil dedos. Se agarraban a los bordes de la chimenea comotentáculosarticulados.Acontinuaciónaparecieronlosbrazos,contresocuatrocodoscadauno.Yporúltimolacabeza.

ElViejo,Mailís yAlban vieron aparecer una enorme cápsula de carne vegetalfrotandolasparedesdelachimenea.Labestia,cabezaabajo,abrióunabocaconcienespinasencadamandíbula.Delabocasalióunalenguanegradecincooseismetrosqueserpenteabaporelsuelodelacasa.ElViejoyRic-Ric,porinstinto,empezaronadarsaltitosparaevitarquelalenguaselesenroscaraenlostobillos.

En un instante los fungus entrarían por la chimenea y los matarían a todos.Ric-Ric lo sabía, así que tomó la única decisión que podía salvar a aquella gente.Empujó alViejo, que cayó de espaldas, y salió por la puerta gritando y corriendocomounbárbaro.

Comohabíaprevisto, los fungus lo siguieron.AlverqueRic-Ricsemarchaba,volvieronchimeneaarriba.Ric-Riccorríaporelhuertotropezandoconlasmatasdepatata, pero enseguida se incorporaba, hasta que cruzó elmuro.Los fungus dieronunossaltosprodigiososdesdeeltechoylosiguieron.MásalládelmureteloesperabaTuerto: era el único que lo había obedecido, que no se había movido del lugarindicado.Seguíaalotroladodelmurete,másquietoquesilohubierandisecado.

Desdeallí,Ric-Ricmiróelostal.Parecíaqueacabaradesufrirunbombardeo:lachimeneadestruida,losalrededoresdelacasallenosdeladrillosyplacasdepizarradesprendidas del tejado… Ric-Ric resoplaba y miraba a Chiquitín con odio, pero¿cómosecastigaaundiablillodecolornaranja?¿Ydequéserviría?Eldesastreyasehabía consumado. No pudo contenerse: empezó a dar puñetazos a la cabeza deChiquitínriñéndolosatodos.

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EntoncesMailísaparecióenelumbralde lapuerta.Asusojos,Ric-Ricparecíaunaespeciededomadordeleones:allíestaba,alotroladodelmurete,dandopalosaloscuatromonstruosquelorodeaban.Ric-Riclosreprendíaconlenguajetabernarioyrepartíagolpesadiestroysiniestro,sobretodoalmáspequeño.Losfungusacataban,perorugíancomobestias,rabiosos.Sacudíanelcuerpo,sobretodoaquellasenormescabezas discoidales, gritaban como dragones iracundos y con cada sacudidaexpulsaban esporas malolientes, muy malolientes. Protestaban, enfadados, y susinmensasmandíbulasdesprendíanunaespesababaamarillentaquechorreabahastalahierba. Ric-Ric a duras penas conseguía mantenerlos a raya; aparentemente loobedecían, aunque no estaban conformes, pero Mailís entendió que aquellaobedienciaerapurailusión.

Era unamujer tozuda: a pesar del horror, el caos y la destrucción queRic-Richabía llevado a su casa, aún quería hablar con él, impedir que desapareciera enaquellospicosinhóspitos.Lagentedelvalleteníaundicho:«Unpecadorpuedesalirdel infierno,peroquienseadentraen losPirineosacaballodeundemonionosalejamás».

Mailísavanzóhastaelmurete.—Quédeseconnosotros,abandoneestacompañía infame—le imploró—;estas

criaturasnollevanalalibertad,sinoalaperdición.Y alargó los brazos hacia él, por encima delmurete de pizarra.Al hacer aquel

gesto se le subieron las mangas del vestido y dejaron al descubierto aquellosantebrazosblancos;tanblancosquecontrastabanconlapiedranegradelmuro.

Ric-Ric entendió la oferta.Y le dolió.Habría querido replicarlemuchas cosas.Habría queridodecirle, por ejemplo, que regalar uncaval aAlban era la intenciónmás bondadosa que había tenido nunca. Pero los separaba un obstáculo másinfranqueable que cualquier muralla; los separaba el murete de pizarra, y aquellonadapodíacambiarlo.

Ric-Ric escaló el cuerpo de Tuerto utilizando las cuencas de los codos comopeldaños. E instalado en aquellas alturas magníficas y a la vez abominables,calándoseelbombín,proclamó:

—Yo,quenuncahabíatenidonada,ahoraalmenostengocuatrofungus.Yustedmedicequenopuedotenerlosnipuedocompartirlos.

Después,aquelextrañoconjuntodehombreyfungus,aquellasformasdebestiamitológica se pusieron enmovimiento, y detrás de ellos los demásmonstruos, suscuerposcilíndricosysuscientosdemiembrosdesmadrados.Estabanmásalborotadosque nunca. Elmonstruomás nervioso era elmás pequeño.Daba botes de liebre ypegabachillidosdehiena.Antesdeponerseenmovimientoseentretuvounmomentoal otro lado delmuro,mirando aMailís con los ojos inyectados de rabia. Toda lapartesuperiordesucuerpopegabasacudidascomosisufrieraunataqueepiléptico,abría la boca desmesuradamente y proyectaba su larga y amenazante lengua hasta

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tocarelmurodepizarra.Perosediocuentadeque losotros tressemarchaban,dequesequedabasolo,yaregañadientesseincorporóalacomitivamonstruosa.

Ric-Ric hizo que Tuerto acelerara el paso, y todos juntos desaparecieron porsenderosinaccesiblesparaloshumanos.

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H

CAPÍTULOVII

RIC-RIC,ACOSADOPORLA INFAMEGUARDIACIVIL ESPAÑOLA,RECLUTAUNPORTENTOSOEJÉRCITODEFUNGUS

izoelviajederegresoalacuevaentristecidoysentadoenlacabezadeTuerto,que se movía tan despacio como un dromedario viejo, seguido por los

compañeros.Caminabanapasodederrota,comosiRic-Ricleshubieracontagiadosudesánimo.Yllovía.Unalluviaimpertinenteyperseverante,queaúnlohundíamás.El agua le chorreaba por la punta del sombrero, por la barba y por los zapatos,apoyadosenloshombrosdeTuerto.

PocodespuésdesalirdelostaldeMailís,Ric-RichizoqueTuertosedetuviera.Nopodíacreerseloqueestabaviendo:unainclinacióndelterrenoenlaquetodoslosárbolesestabantumbadoscomobolos,conlasramascortadasylacortezaarrancada.Los troncos pelados dejaban al descubierto una madera blanca que parecía unaextensióngigantedehuesos.Entoncescayó:antesdeentrarenlacasadeMailíshabíadejado allí a Chiquitín y a los otros tres, y para tenerlos entretenidos les habíamandado que derribaran un abeto y le quitaran la corteza; siguiendo sus órdenes,habían talado un árbol, y otro, y más. Tres fungus, solo tres, habían talado cienárbolesenunratito.Ric-Ricsequedóabrumado:aquella ladera,arrasada,poníademanifiestolainexorablefuerzabrutadelosmonstruos.Comonoqueríaquenotaransustemores,retomólamarcha.

Llegó a la cueva empapado y abatido, así que para animarse hizo nuevos planesrevolucionarios.Limpiabaelrevólverpensandoenlasiguienteacción.¿Quétocabahacer? ¿Asaltar un banco? ¿Irrumpir en la ópera y provocar una matanza dearistócratasyburgueses?¿Oatacarunacatedralenplenamisa?Se imaginabaa losfungus reventandoel rosetón,cayendoen losbancosentreuna lluviadevidriosdecolores y sembrando el terror entre los feligreses. Al pensarlo se le escapaba unarisitadesdeñosa.

Altiempoquepasabauntrapoporelrevólver,fantaseandoconescenasdemuertey destrucción, los cuatro fungus lo observaban atentamente. El gatillo de los

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Lefaucheuxeramuysensible.Ric-Richizounmalgestoyelarmasedisparó.Labalasiguió una trayectoria ascendente y entró en el cuerpo de unode los fungus, en elpuntoenelqueunhumanotendríaelmentón.Lacriaturacayódesplomadaalsueloconunruidodeescombroscompactos,muerta.

Ric-Ric pegó un bote, asustado. El disparo, el humo de la bala y el cadáverextendido,enorme.Elcuerpoocupabacasitodoelsuelodelacueva.Trassoltarunoscuantostacosenlosquesemezclabanputasyoros,constató,algomáscalmado,quelavíctimaeraunodelosfungusnuevos.No,Chiquitínno:lehabíasalvadosucortaestatura. Si hubiera sido un pocomás alto, la bala le habría alcanzado a él, no alfungusqueteníadetrás.

Yderepenteaquelfenómeno.Lasesporas.Lacauna se llenódeesporas,unapurpurinavoladora, comopequeñasescamas

plateadas.Unaespeciedeconfetidelicadoybrillantequesalíadeloscuerposdelosfungus.ComoeldíaenqueTuertoesparciósusesporassobrelostresfungusreciéndesarraigados. Ric-Ric contemplaba aquella lluvia de partículas sin entender quéeran.Salíandeloscuerposdelosfungusvivosycaíansobreelfungusmuerto.Peronopasónadamás.Elúnicocambioapreciablefuequelosfungusmirabanelcadáver,noaRic-Ric.Las cabezas lenticulares se inclinaban sobre la víctima, sin entender,comovacasmirandoaltren.

Ric-Riclesordenódemalasmanerasquecargaranalmuerto.Losfungusalzaronelcadáverconunaveintenadebrazosyunainfinidaddededos.SiguiendoaRic-Ric,entraronenelbosquey,unavezallí,abastantedistanciadelacueva,lesordenóquecavaranunazanja.Losfungusnoentendieronconquépropósito.Ric-Ric,enfadado,ejemplificóloquequería:seagachóyextrajotierraconlasmanos.

—¡Venga, venga! Es muy fácil: no podemos dejar una seta tan grandepudriéndosealairelibre—losempujóylesgritó—:¡Venga,malnacidos!

Porfinparecíaquelohabíanentendido.Empezaronaexcavarconenergía.Tresfungus,utilizandolasmanazascomopalas,enseguidaabriríanunagranfosa.

Ric-Ricsesentóyapoyólaespaldaenunárbol.Unoshelechoslehacíandecojín.Nopodíadejarlosallíymarcharse.Silohacía,iríandetrásdeél,comosiempre,ynocavaríanlatumba.Llevabaunabotella,quesebebiómirandolasnubes.Yanollovía.¿Quéatacaría?¿Unbanco,unacatedralounaópera?Lecostabadecidirse.Elbuentiempo,elvincaudyelruidosincopadodelostrabajosdeexcavaciónhicieronqueseadormeciera.

LodespertóChiquitín,claro.Él,siempreél,elmástraviesodetodos.Losdemástambién lo rodeaban y reclamaban su atención. Cuando se puso de pie paraasegurarsedequehabíanterminadoeltrabajoqueleshabíapedido,viounaimagenmuypococonvencional.

Losfungushabíanhechoungranagujeroenlatierra,enefecto,yhabíanmetidoasucompañeromuerto.Peronotumbado,sinoderecho,conmediocuerpoenterrado.Más que enterrarlo, lo habían plantado. El cuerpo metido en la tierra hasta las

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caderas, la cabeza ladeada, como si durmiera tristemente, y los brazos caídos, sinenergía,inertes.Pesealapocapericiadelosexcavadores,elfungusestabaenterradodemaneraquelapuntadelosdedostocabalatierradelaquehabíasurgido,comosiexpresaralavoluntaddevolveraemergerdeellaalgúndía.

Ric-Riccontemplóuninstanteaquellaimageninsólita.Luegoseechóareír.Seleescapó una risita, primero por lo bajo y despuésmás ruidosa.Una risa bufonesca,escandalosa. Tuvo un detalle de humor negro: volcó la botella sobre la cabezaesféricadelmuertoylaregóconvincaud.

—Listo—dijoriéndose—,vuestroamigoyaestábendecido.Caíaunalluviafina,quesedeslizabaporlacabezainclinadadelfungusmuerto.

Lluvia, más lluvia. Miró a su alrededor y de repente se alarmó: algo estabacambiando en los fungus. Los monstruos lo escrutaban con sus ojos amarillos ypequeños, mientras las gotas de lluvia rebotaban en sus cabezas semiesféricas.Ric-Ricnotabaquenoleshabíagustadoaquelgesto,aquellairrespetuosarociadadevincaudsobreelcadáver.Lomirabanbajolalluvia,enfurruñados.SobretodoTuerto.Ahora, aquellas facciones de niño que contiene el llanto dabanmiedo.No deberíahabersereídodeaquelentierroprimitivo.Diounpasoatrás.

Loamenazaban.Sinpalabras.Soloemitiendosentimientosofendidos.Lonotaba.Aquel era su idioma. Las emociones de los fungus salían del interior de losmonstruos, cruzaban el éter y de alguna manera le entraban por el pecho. Y lasentendía.Elsentimientodeofensa,devejación,y lafuriaquecausaba.Lonotaba.Ric-Ric dio un paso atrás, dos; aquellas cabezas lenticulares se acercaban a élmirándolofijamente.Estabanofendidos.Muyofendidos.

Tuvo miedo. Un miedo ancestral: estaba allí, bajo la lluvia, en un bosquerecóndito de los Pirineos, en la periferia de la periferia del mundo; lejos de todoauxilio y rodeado de criaturas de mil brazos, garras ganchudas y la piel siempremojada. ¿Qué eran realmente? Nunca podría responder esa pregunta. Resopló. Levinieron a lamemoria las últimas palabras deMailís: «Ric-Ric, estas criaturas, elPoder sobre estas criaturasno llevaa la revolución, sinoa laperdición».Mailís lohabía entendido enseguida: «¡Son fungus, Ric-Ric, fungus!». Tenía razón. ¿Cómohabíapodidoofuscarsetanto?Éleraanarquista:¿quéhacíaejerciendoelPodersobreotros,aunquefuerancriaturastanignotas,tanincomprensibles?

La idea fue abriéndose paso en sumente como un hacha en un tronco.Mailísteníarazón,comosiempre.Teníaquedeshacersedelosmonstruosoacabaríanconéldeunamanerauotra,tardeotemprano.Disimulando,intentandoocultarsustemores,lesdiounaordende lomás absurda, loprimeroque se lepasópor la cabeza:queperforaranel fondode lacaunautilizando lapuntade susmildedoscomopicosypalas; que picaran aquella pared en la que Cassian lo había obligado a hacer deminero.

—¡Venga,venga,compañeros!¡Hacedlo!

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Los fungus no reaccionaron. Por primera vez no lo obedecían en el acto. Sequedaron allí, bajo la lluvia que repicaba en sus cráneos, con los ojitos amarillosmirándolofijamente,hastaqueChiquitíndiounsalto,entusiasmado.

Aquel pequeñomonstruo siempre necesitaba acción, siempre necesitaba gastarenergía.Cualquierordenleparecíabien.Eracomosidijera:«¿Picarlaparedinteriorde la cueva? ¡Hagámoslo!».Echóa correr endireccióna la cueva,y los fungus losiguieron.Elmásreticente fueTuerto.AúnmirabaaRic-Ricconunrictusdeniñorebelde.Ric-Ric,inseguro,hizoungestoconlamano.

—¡Venga,compañero!¿Aquéesperas?Vetútambién.Tuerto se dirigió por fin a la cueva. Con una especie de repugnancia, de

desagrado.Perofue.Cuandolostuvoalostresdentrodelacauna,Ric-Riccerrólapuerta.

Tenía una lata de queroseno que había robado de la despensa deCassian. Soloteníaquerociarlapuertayprenderlefuego.Seríaelfinal.Elfinaldelosmonstruosyelfinaldelamonstruosarelaciónquelouníaalosmonstruos.«¡Sonfungus,sonlaperdición!», lehabía advertidoMailís.Y tenía razón.Sí, sedesharíade ellos.Y lohizo.Rociótodala lataenlapuertaparaquelamaderaseempaparadequeroseno.Echó el último chorro en un trapo sucio y lo encendió. Ya solo quedaba lanzarlocontralapuerta.Ungestoyselibraríaparasiempredeaquellosmonstruos.

YenesoestabacuandoapareciólaOcaCalva.¿Dedóndedemoniossalía?Taninsolentecomosiempre,graznandoconlasalas

abiertas:«¡Cracracrá!».Justoenaquelmomento,mientras laocagraznabayélaúnteníaenlamanoeltrapoenllamas,oyólascincopalabrasmástemidasportodoslossúbditosespañoles:

—¡AltoalaGuardiaCivil!Segiróyvioadosjinetesconuniformeverdeclaro,capaytricornio,apuntándolo

confusiles.Aloscaballos,cosainsólitaenaquellosanimales,nolesalarmabaelolordelosfungus:lapuertaolíatantoaquerosenoqueinclusocubríaelhedorfúngico.

—Sueltelamecha.HayqueserespañolparaentenderlaceleridadconlaqueRic-Ricobedeció.Dejó

caer el trapo en llamas, muerto de miedo, y levantó las dos manos en señal derendición.Unguardiabajódelcaballoyapagóeltrapopisándoloconlabota.Laocaclamabaalcielo,apuntabaaRic-Ricconelpicoyloacusabaconsusgraznidos.Elotroguardiacivillepreguntó:

—¿Dedóndehasacadoesevolátil?Hurtado,claro.¡Élnohabíarobadonada!Hacíatiempoquelaocarondabaporallí,abandonada,

yalveracercarsealosguardiascivilessehabíaenvalentonado.A Ric-Ric no le costó imaginar el motivo que había llevado a la pareja de

guardias civiles hasta su cueva: la diligencia, el asalto a las putas diligencias deTarbes.Habíasidounataqueinsufriblementeridículo,sinvíctimasnibotín,peroalfin y al cabo un asalto. Debía de haber al menos una veintena de pasajeros, de

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testigos.AlgunohabíaavisadoalaGuardiaCivil.Porculpadeaquelsucesodebíande haber ordenado a los guardias que exploraran las cimas y los valles, querecorrieran caminosybarrancos espoleando caballos pocogallardosy conpésimasherraduras.Yque lohicieranbajo la lluviay laventisca, lejosde techosy lugarescálidos.Sumalhumoreracomprensible.

Poco antes, los guardias civiles habían oído un disparo, el disparo que habíamatado al fungus. Una bala de un Lefaucheux carlista, con su chasquidoinconfundible:¡bum!Solohabíantenidoqueseguirelrastrodeleco.Bum,um,um…

Ric-Ric sabía perfectamente cómo se las gastaba la Guardia Civil. Eran aúnpeoresquelapolicía.¡LaGuardiaCivil!Pidióperdónconfusamente.Fueunerror:elque implora perdón a una autoridad es porque ha cometido un delito. Ahora solofaltabasabercuál.

Los guardias ataron los caballos a un tronco caído. Después se acercaron aRic-Ricyleordenaronqueabrieralapuerta.

—¿Lacauna? ¡Oh, no, eso no!—suplicó con una indignamezcla de ruegos ygemidos.

Perolosguardiascreían,conrazón,queallídentroseescondíaalgoeinsistieronconunavozqueeraelPoderpersonificado:

—Abraesapuerta.Obedecióconinfinitopesar.Avanzóhacialapuertacomouncondenadohaciael

patíbulo.Sabíaexactamenteloquepasaríaapartirdeaquelmomento,ysabíaquenosepodíahacernadaporevitarlo.

Aregañadientes, retiró lagranrocaquehabíacolocadoparabloquear lapuerta.Hizounúltimointentoporcerrarleselpaso.

—Agente,no,porfavor.Solosirvióparaquerecibieraunculatazoenelestómago.Retrocedió.Unguardia

sequedóapuntándolealpechoconelfusil.Elotroentró.Elguardiacivilseadentróenaquellaoscuridadcomosisesumergieraenunlago

de tinta. Cueva adentro, a tientas. Primero fue el olor. Allí, el olor a querosenoquedabaocultobajounhedor increíblementedensoamusgomojado,unefluviodesangredebosque.Amedidaque losojosdelhombrefueronacostumbrándosea lastinieblas,empezóaveralgo.Siluetas.Unassiluetasfugaces,másintuidasquevistas;semiesferas vegetales, cuerpos nebulosamente cilíndricos, miembros delgados yvigorosos, cubiertos de una piel como de reptiles húmedos. Miembros pocodefinidos, incomprensibles para lamente humana.Por un instante, el agente pensóquequizáestuviera rodeadodeserpientes.Sobre todoporaquellos ruidos,aquellossusurroscomodepielesaceitosasfrotándoseentresí.Metióunamanoenelbolsillodelaguerrerayencendióunacerilla.

Lallamitailuminóunosojosamarillosyrefulgentes,muyrefulgentes,pequeñosperoominosos,conformadenuez.Aquellapequeñaclaridad,porescasaquefuera,lepermitió entender que no eran serpientes, sino lenguas.Unas lenguas que parecían

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vivas, que se movían por voluntad propia. Vio aquellas lenguas tubulares que seretorcíancomoserpentinasvoladorasyvioquesalíandeunasbocasconcientosdeespinasenlugardedientes,hilerasehilerasdeespinas.Yviootracosa.

A la izquierda,muycercade lacerilla:unmiembro indefinible;unaespeciederaízmuylarga,finacomouncable,durayafiladacomoelacero,quesealzóentrelastinieblas.Derepente,seprecipitódearribaabajo.Fueungolpesecoyafilado,comodeguillotina.Lamanoquesujetabalacerillacayó,separadadelbrazo.Elhorror.

Fuerade la cueva, el guardiaque custodiaba aRic-Ric jamáshabíaoídogritoscomo aquellos, ni siquiera en los individuos a los que torturaban en el cuartelillo.Nunca habría pensado que unas cuerdas vocales pudieran expresar tanto espanto ytantodolor.Almomento,algosanguinolentosaliódisparadodelacueva.

Elguardiacivillovio:ungrantrozodecarneytendones,devenasseccionadasque aún expelían sangre, y jirones de ropa verde. Aquel fragmento humano habíasalidovolandodelacuevacomounvómitoyhabíacaídoasuspies.

Ric-Ricseasustóalverlatransformacióndeaquelhombre.Eraunindividuoderostrorojizo,sanguíneo,yenunsuspirosequedóblancocomolacal.Dejócaerelpesadomosquetónyechóacorrer.Lacapavolaba.Corríacontodassusfuerzas.Nollegaríamuylejos.

Los tres fungus salieron de la cauna como espíritus liberados de una lámpara.Gritaban. Era un chirrido de hierro contra hierro, un rugido ofendido, vengativo yportentoso.Ric-Ricsetapólosoídos.Sabíaloqueibaapasar,ynolosoportaba.

Los fungus, desbocados e incontinentes, decapitaron y destriparon los doscaballos,ylohicieronconunaespeciedeodiorencoroso,comosilaspobresbestiaspagaranporelsacrilegioquehabíacometidoRic-Ric.Curiosamente,respetaronalaOcaCalvacasiconunpuntodedelicadeza,comounbuenciudadanoquehacecasodelcartelde«Nopisarelcésped».Laesquivaron,ágilesyveloces,ycorrierontraselguardiacivil.

Mientras lo perseguían le lanzaban trozos de los cuerpos de los dos caballosmuertosydesucompañeroasesinado.Patas,piernasycabezas.Lelanzabanpuñadosde tripas que se retorcían en el aire como redes de viejos gladiadores y caían a laderecha, a la izquierda o delante del fugitivo como bolas sanguinolentas. Era unaespecie de juego cruel, una tortura diabólica, porque cualquier fungus corría diezvecesmásdeprisaqueunguardiacivil.YtambiénmásdeprisaqueRic-Ric,queibadetrásdeellosgritando:

—¡No,no,nolohagáis!Perolosfungusentendíanmuchomenosellenguajehabladodeloshombresque

susemociones:notabanlossentimientosdeRic-Ric,unossentimientosdemiedo,sí,pero también de odio y de profunda repulsión hacia los uniformes verdes. Y lointerpretaroncomounasentencia.

Losfungussaltaronsobreelguardiacivilcomoavesdepresacayendodesdeelcielo.Ric-Ricsolopudomirarcómodesaparecíabajoloscuerposdelosmonstruos,

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bajosustorsoscilíndricosysusextremidadesramificadas.Cuandollegó,yalohabíantrituradogarras,bocasydientesespinosos.

Ric-Ric contempló aquella extensiónde carne picada.Loqueun instante anteseraunserhumanoahorasehabíaconvertidoenunapirámidedehuesos,demúsculosdesgarrados,detelaycuerotroceado.Girólacabeza.

—¿Quéhabéishecho,quéhabéishecho?—lloriqueaba.Ric-Ric sabía perfectamente que la muerte de aquellos individuos era la suya.

Porqueuna cosa eramatar a unos cuantosmuscats, a los quenadie iba a echar demenos,yotramuydistintaasesinaradosguardiasciviles.LosfungusnoconocíanelEstadonilapolicía,nicómofuncionaban.Élsí.EnBarcelona,escondiéndoseporlosrinconesdebarriosportuariosyproletarios,siemprehabíasobrevividoporqueerataninsignificantequenomerecíalaatencióndelospoderespúblicos.Peroahoraeraunhombremarcado.YcuandoelengranajedelPoderseponíaenfuncionamiento,yanosedetenía.Nunca.

Tardeotempranoecharíandemenosalosguardiasmuertos.Yentoncesenviaríanamás,yamás,hastaqueundíalopillaríanylometeríanenlacárcel,lotorturaríanylo ejecutarían. Solo era cuestión de tiempo. El calabozo y el interrogatorio. Losgolpesenlascostillas.«¡Merío,merío!¡Pegadmetodoloquequeráis!¡SoyRic-Ric,yme ríodevuestroscalabozosydevuestrasbarrasdehierro!».No,yanose reía.Porqueyanoeraundesvergonzadoanónimo.Sehabíaconvertidoenunasesinodeguardiasciviles.YelEstadonoperdonabaalosasesinosdeguardiasciviles.Nunca.

El tormento empezaría inmediatamente después del arresto. Y peor que losgolpes, que el juicio y la ejecución sería el abogado defensor. Le adjudicarían unabogado.¿Porqué?Larespuestaeramuysencilla:porqueenuninfiernoperfectonopuedenfaltardemoniosquehablendeesperanza.

El garrote vil. Había visto muchas ejecuciones en plazas públicas. El reoencapuchado,sentadoyaferradoporelcuelloaunposteconuncollardehierro,conlaespaldarecta.Elverdugogirauntorniquete,unabrocadehierrogruesayenespiralque entra por la parte posterior del cuello. La broca se abre paso por los huesos,destruyelacolumnavertebraly,mientrasavanza,seoyenlosjadeosdelcondenado,debajodelacapucha.Elúltimoestertor.

¡No! Dos guardias civiles muertos inútilmente, ¡mira que eres idiota, Ric-Ric!Vendránabuscarte.Ytematarán.

Echóacorrercomoun loco.Corrióycorrió,sealejóde lacaunayentróenelbosque,comobuscandoelamparode laespesuramásprofundayescondidade losPirineos.Mientrascorríasequitólaropa,comosifueraellastredeunavidapasada.Dejócaerelbombín,elabrigonegro,lospantaloneseinclusoloscalzoncillos,largosysucios.Corríaycorría,desnudo,ylosfungusloseguíancomogalgos,atentosaél,a todo lo que exhalaba su alma, ahora desesperada. Lo seguían, pero aquellossentimientoserantanenloquecidosquenocaptabansusignificado.Chiquitíncorríaycorríaasulado,máscercaqueningúnotrodelosmonstruos,sinapartarlosojosde

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él. Sí, Chiquitín, el fungus más pequeño, asustado y a la vez excitado por lossentimientosdesoladoresquenotabasaliendodelpechodeRic-Ric.

Elfríoloreanimaba.Noqueríadejardecorrer,ledabalasensacióndequesisedeteníasemoriría.¿Quéhabíahecho?¿Quéhabíahecho?Losfungus loseguíanaltiempo que gritaban con una voz colectiva de grillo: «¡Cric-cric-cric! ¡Ric-RicRic-Ric!».LaOcaCalvatambiénestabaallí.Poralgúnmotivoignoto,alosfunguslesdabalomismo,latoleraban,laadmitíanconunaespeciedeindulgencianatural.Encabezaba el séquito de fungus, corriendo con las alas abiertas. Y graznaba,graznabamásasustadaquenunca,comosisudiminutocerebrointuyeraqueestabaapunto de pasar algo grandioso, como si aquella loca carrera estuviera a punto dedesembocarenunhechoexcepcionalyperturbador.

Yquizáfueraasí.Ric-Ricni siquiera semolestabaenapartar las ramasdeárbolesyarbustos; las

empujabayatravesabaparedesvegetales,comosinoleimportaradespeñarseporunagargantaocultaporlíquenes.¡No,noqueríamorir!TeníaelPoderensusmanos,pero¿dequéleservía?Losfunguspodíanprotegerlodeunoso,dedosguardiascivilesyde una docena demuscats. Pero ¿qué podrían hacer contra todo unEstado?Hastaaquelmomentoel Idealanarquistahabíasidounaentelequiade taberna.Ahoraqueteníaqueenfrentarsealosauténticospoderesdelmundo,ahoraquetodoelengranajerepresordelEstadocaeríasobreél,sedabacuentadequetodosuafánrevolucionariocabíaenunvasodevino.

Corríaycorríasinparar,yelcrepúsculodiopasoa lanoche.Ymientrascorríabajo la luna vio una gran seta, una de aquellas setas que cubrían los bosquespirenaicos, una seta como aquella que una noche de 1888 había desarraigado. Sedetuvounmomento,solouninstante,jadeando.Cerróelpuñocontantafuerzaqueseclavólasuñasenlapalmadelamanoydioungolpeenmediodelsombrerodelaseta. Siguió adelante. Vio otra seta, grandiosa. Le dio otro puñetazo sin dejar decorrer.Atravesaba la espesura y se le aparecíanmás ymás setas.Y él, fugitivo ydesesperado, sin pensarlo, repartía golpes, golpes ymás golpes. Ya no se detenía.Pasaba junto a las setas, corriendo y desnudo, les daba un golpe en medio delsombreroyseguíaadelante.

El Estado quería matarlo. El gobierno, la policía; el orden establecido. Todosqueríanmatarlo, todoslospoderososdelmundo.Losjueces, las leyes.¿Quésabíanellos,juecesyprocuradores,delavida,delaexistenciaenlacimadelmundo?Perolocondenarían.Sinpiedad.Sieranecesario,decretaríanilegalesalosfungus,comosilavidapudierailegalizarse.¡Oh,sí,loharían,claroqueloharían!«Losfungussonilegalesy,enconsonanciaconlasagradaleydeloshombres,losfungusnoexisten».Conocía muy bien a abogados y procuradores: un jurista era un individuo quesolucionabaunproblemasobreelpapelycreíaqueasíyaestabaresuelto.

Perolosfungusexistían.Eranmásrealesquelasleyes,muchomás.Dehecho,losfunguseranlarealidad.Yélestabaensusmanos.Sí:élnoteníafungus,losfunguslo

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teníanaél.Empezabaaentenderlo.Loúnicoquepodíahacereradesnudarse,correrygritar,conelpenebailándoledeunladoaotrocomounpéndulodecarne.¡No,noquería morir! Hasta una misérrima vida de troglodita era preferible a la muerte.Corría, chocaba conmás setas, aquellas grandes setas, y las golpeaba con el puñoderecho,conelpuñoizquierdo,mientrasselesaltabanlágrimasdemiedo,tristezayangustia,yseguíacorriendo.Grandessetas,aquíyallá,cadavezmás;unpuñetazoyseconvertíanen fungus, fungus, fungus.Aquí,allá,mássetas,máspuñetazos,másfungus,queseincorporabanasuséquitovociferanteyenloquecido,másymás.

¡Corre,Ric-Ric,corre!¡Notepares!—¡Ric-Ric,Ric-Ric!—chillabanlosfungusquecabalgabanconél,detrásdeély

aamboslados;fungusqueloseguíanyesparcíanesporas,nubesdeesporasplateadascomo escamas de sardina que iluminaban el bosque como mil bombillas. Unpuñetazo,yotro,yotro,hastaquesedejócaerpanzaarriba,agotadoyjadeante.

Tendidoenlahierbasalvaje,puntiagudayfea,miróelcielo.Elvientomovíalascopasdelosárboles.Entoncessediocuentadequesehabíahechodenoche.Enelcénit se veía una luna redonda como un plato. Y estrellas que parpadeabancompadeciéndose de él. Lloró, con la cara entre las manos, inconsolable. Estabacondenado.Ledabaigualadóndeir.Elgobiernolomataría.NohabíahechocasoaMailís,quehabíaintentadoadvertírselo:¿dequélesirveaunhombretodoelPoderdelmundosilollevaalaperdición?

Estaba rodeado de fungus, muchos fungus. Tuerto lo miraba con sus extrañasfacciones vegetales, de niño, con la expresiónmás triste que le había visto nunca.Chiquitíntambiénestabaallí,élysumandíbuladepiraña.Elpequeñofungusparecíamásdesconcertadoqueenfadado:notabaelmiedo,elinmensomiedoqueexhalabaRic-Ric. Pero, a la vez, como no sabía nada del mundo humano, le resultabaimposibleentenderlaprocedenciadeaquelmiedodesmesurado.Alfinal,Chiquitín,compungido pero a la vez exigente, tiró de un brazo de Ric-Ric con cien largosdedos.Queríaqueselevantara,quevolvieraadirigirlos,adarlesórdenes.Insistíaylloriqueaba tirándoledelbrazoconunadeterminaciónnadahabitual enun fungus.Ric-Ric se dejó hacer. Se alzó en la noche pirenaica, desnudo como un Adánembrutecidoyalcohólico.Unavezdepie,miróasualrededorysediocuentadequehabía despertado a muchos fungus.Muchísimos. Uno por cada puñetazo. Aquellamasagregariadesprendíaunfuertehedoralíquenesanimados.Peroélsoloteníafrío,solo tenía sueño,doloryhematomas repartidospor todoel cuerpo.Yal final,másresignadoqueimperioso,dijolassiguientespalabras:

—Llevadmeacasa.Cerrólosojosyunainmensamultituddebrazosvegetales,unconglomeradode

dedosfríos,alzósucarnedesnuda.Avanzabanporelbosquecomounainterminableprocesión fúnebre, silenciosos y determinados a servir a su amo.Y, como este leshabíaordenado,lollevaronacasa.

Alacauna,claro.

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Lorodeabanmásdequinientosfungus.Yunaoca.

Aloshombres lesgustacreerque losgrandesacontecimientos, seanhecatombesoapoteosis, han sido anunciados por leyendas y profecías. Pero si los fungusaparecieron aquel invierno de 1888 no fue gracias a los vaticinios, sino a losfilamentos.

Hacíasiglosqueaquellasgrandessetasesperabanenlascimasyenlosbosquespirenaicos.Y,sinembargo,lomásimportantedeaquelloscuerposvegetalesnoeralapartevisible,sinolaenterrada:lasraíces.Yprolongándolas,unfilamento.

Un hilo vegetal más fino que un pelo, pero indestructible. Más duro que eldiamante ymás flexible que el tentáculo de unamedusa.Durante cientos de añosaquelfilamentocreciósinparar,adentrándosecadavezmásenladuratierradelosPirineos.Sehundióperforandolaroca,haciaabajo,hastaquelapuntadelfilamentoquedópordebajodelabasedelamontaña.Y,unavezallí,esperó.Porquejustoenlapunta del filamento había un átomo de consciencia aletargada, esperando quealguienlainvocara.Aquellanochedelinviernode1888,loquetraspasólacabezadeTuertofuealgoinfinitamentemásimportantequeelhierrodeunanavajita.Fueelamor.

Aquellanochede1888,Ric-Ricvolvíaalacuevaborracho.Yenamorado.Loqueelfungusesperabaparaactivarseeraprecisamenteaquello:unaemociónlobastantefuerte para recorrer el filamento hasta abajo, muy abajo, hasta la base de lamontaña.Unsentimientolobastante intensoparallegaralextremodel tentáculoyconectarconelátomoquedormíaenunaminúsculabolsaenlapuntadelfilamento.

Cadafunguseraelproductodesiglosdeformación.Peroloquelanaturalezanohabíaprevistoeraqueunaobratanlaboriosa,tandelicadayperfecta,pudieraserdestruidaenbrevesinstantesporuninventomoderno:laartilleríadefragmentación.

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SEGUNDAPARTE

Cuandotuvoaquinientosfungusasusórdenes,cuandoacababadeconvertirseenelhombre más poderoso de los Pirineos, Ric-Ric cayó en una apatía enfermiza. Sepasabalosdíasborrachoylasnochesroncando,comosihubieraabdicadodelIdealydesímismo.SolíaencerrarseenlacuevaconTuerto,elprimerfungusquehabíatenido, y era como si se sincerara con aquelmonstruo y solo con él. Se quedabamirando el único ojo de Tuerto, sus facciones de niño perdido, y con voz tristeevocabalosviejostiemposencomún.

—Quégraninviernopasamosjuntostúyyo,¿verdad,compañero?Como todos los seres humanos, Ric-Ric tendía a idealizar las experiencias

pasadas.Despuéspensaba,dabauntragoyvolvíaaTuerto,preocupado.—Yo solo quería el Poder para que la humanidad alcanzara el Ideal, pero lo

únicoqueheconseguidoesquevenganabuscarme.¿Yvosotros?NopuedohuirdelaGuardiaCivilrodeadodequinientosfungus.¿Quéharéconvosotros?

Porquelosfungusestabanahí,ynuncavolveríanasersimplessetasinmóviles.Unavezdesarraigados,yprovistosdeaquelloscuerposdemilmiembros,odiabanlainmovilidad. Para ellos la inactividad era un mal insufrible. No podían pararquietos:leinvadíanlacueva,rodeabansucamaysucuerpo,lotocabanconmilesdededosdepuntaganchuda,inclusolocubríanconmillonesdeesporas.Eracomosileurgieran: «¿Qué vamosahacer?¿Qué vamosahacer?».Fungus.Laspuntitas demiles de raíces le tiraban de los faldones del abrigo negro, de los codos, de lasrodillaseinclusodelabarba.Einsistíancadavezmás.Cadavezmás.Hastaqueloasaltaron.

Solotresdíasdespuésdehaberdespertadoaquellamasafúngica,Ric-Ricsintióque corría unpeligro real: se había internado en el bosque cuando los quinientosmonstruos lo rodearon. Los tenía tan cerca que solo podía moverse como unapeonza.Losfungustrepabanunossobrelosotroscreandoparedesdecuerpos,comosiaquellasgrandiosascabezasdecangrejo fueran ladrillos,y lamucosa,cemento.Vociferaban.Unacacofoníadegraznidosabruptos,demugidosdesesperadosqueleexigíanquelesdieraórdenes,queejercieraelPodersobreellos.Ric-Rictuvomiedo.

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Eraunhombresinimaginación,yparaquelodejaranenpazlesmandóloprimeroqueselepasóporlacabeza.

—Entradenlacuevaypicadenlapareddelfondo.Y los fungus obedecieron sin tener en cuenta que la última vez que les había

ordenadolomismohabíasidoconlaintencióndequemarlosvivos.Quinientos fungus se precipitaron hacia la minúscula cueva. No cabían, pero

enseguidaampliaronlaviejacaunadeRic-Ric,aquellapequeñaceldaalpiedeunagranmontañasinnombre.Perforaronlaparedcongarrasmásdurasqueelaceroyempezaron a vaciar la montaña por dentro. Primero hicieron pasadizos oscuros,después escaleras y pisos, ymás pisos, cada vezmás altos. Los quinientos fungustrabajabannocheydíaenaquellaobra,ycadajornadalaconstrucciónsehacíamáscompleja y más loca. Rampas onduladas, depósitos vacíos y recovecos que nollevabananingunaparte.Túnelesenespiral,columnastruncadasy jardinesenlosquelosúnicosvegetaleseranellos,siempreenmovimiento.

Ric-Ricsereíadeaquelloscaprichosconstructores.Avecesinterveníacomounarquitectoborracho,dabaórdenesydirectricesalamultituddefungusentrerisitasetílicas. Los fungus casi nunca le hacían caso. Estaban demasiado ocupadosabriéndose paso en la roca, entre semipenumbras, cargando y descargandoescombros. No lo obedecían, tampoco lo desobedecían, pero la construcción deaquella Montaña Agujereada hizo evidente que su poder sobre los fungus eraintermitente.Peroaélledabaigual:almenoslosteníaentretenidos.

LaOcaCalvatambiénestabaallí.SehabíareconciliadoconRic-Ricyloseguíafielmente. Repartía su tiempo haciendo de mascota de su amo y ladrando a losobreroscomosifueraelauténticocapatazdelaobra.Losfunguslaignorabanyaveceslaobedecían,másomenoscomoaRic-Ric.Elúnicofungusquenoparticipabaentusiásticamente en aquellas construcciones era Tuerto. Se movía con desgana,inclusoeludíael trabajo:amenudosesubíaaunaestructuraelevada,unaespeciedetrampolíndepiedra,muyporencimadelosespaciosinterioresdelamontaña,ydesdeallíobservabaelfrenesíconstructordesuscongéneres.Utilizabanlapuntadelasgarrascomopicos, ypicabancon tanta fuerzayperseveranciaque levantabannubes de roca triturada. El polvo les caía encima. Y así, todos aquellos obrerostrogloditasvivíanperpetuamentecubiertosdeunacapacomodeceniza.Losmismoscuerpos que antes lucían colores fuertes y llamativos mostraban ahora una pielmortecina,apagada,deungrismate.Ylosojos:enaquelfurorconstructivo,todosaquellos ojos sin párpados, siempre velados por una lámina de polvo finísima,parecíanciegos.

Aveces,Chiquitín, exhausto, seacercabaaTuerto.De todos los fungus, eraelprimeroquesehabíadesarraigadoy,másimportanteaún,elquelohabíasacadodelagarganta.Hablabanensuidiomadeemocionesentrelazadasqueemitíandesdesutorsocilíndrico,yChiquitínlepreguntabaporquénocontribuíaavaciarlamontañapor dentro y hacer de aquella Montaña Agujereada un lugar donde vivir. Al

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escucharlo,Tuertoseenfurecía,ysurespuestapodríatraducirsealalenguahumanaconestaspalabras:

—Sielfríoexteriorninosconmueveninosdesagrada,sinosalimentalalluviadelasnubes,yanuestrascabezasnilesgustanlostechosnilosnecesitan,¿paraquéqueremosunaMontañaAgujereada?

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S

CAPÍTULOVIII

EL EJÉRCITO ESPAÑOL, DIRIGIDO POR EL SENSIBLE AUNQUE ATORMENTADO ANTONIO

ORDÓÑEZ,INICIALOSPREPARATIVOSPARAEXTERMINARLARAZAFÚNGICA

e llamaba Antonio Francisco Ordóñez Cabrales, y lo que más amaba en elmundoeralaópera.Enlaacademiamilitarsehabíahechofamosoporllevarla

rayadelpeloperfecta.«QuelascompañíasformenconunafilatanrectacomolarayadelcadeteOrdóñez»,decíaelcoronelquegobernabalainstitución.Perounacosaeralamiliciayotralavocación.AntoniorecordabaperfectamentecómoycuándohabíaempezadosuamorporWagner.

En cierta ocasión, España y Alemania pactaron intercambiar observadoresmilitares.Y como en aquellos asuntos,más diplomáticos quemilitares, eramuchomásimportantecausarbuenaimpresiónqueadquirirconocimientos,losespañolesnoenviaron a los militares más competentes, sino a los más apuestos. Y entre ellos,naturalmente, a Antonio, que se acababa de graduar con un expediente más bienmediocre. Después de visitar las fortificaciones marítimas de las islas Frisias yBerlín,llegaronaBayreuth.YenBayreuthasistióaunaópera.EraWagner.

Oíaaquellamúsicaysetransportaba.Notabaqueelespírituselesalíadelcuerpoyseelevaba.Suespírituviajabaaotromundo,másépicoyalavezmásacogedor;unmundosobrehumanoysinembargo,quéparadoja,máscomprensible.Yalsalirdelaóperasedijoqueelejército,comparadoconWagner,eraunamierda.

Porfinhabíaencontradosuverdaderavocación.Aúnpodíadejarlotodo,colgareluniforme y convertirse en un Heldentenor, un tenor heroico, wagneriano. Grandilema. ¿Qué tenía que hacer? ¿Seguir su instinto musical u obedecer a sussuperiores?¿Cogereldestinoporloscuernosodejarsuvidaenmanosdelosdemás?Antoniosuspiraba:todoelmundosabequétienequehacerparaserfeliz;lodifícileshacerlo. No encontraba las fuerzas para abandonar el ejército. Sí, Wagner loconfrontabaconlaformasupremadeépica:laqueloobligabaaenfrentarseconsigomismo.Alfinaloptóporlaactitudpropiadeloscobardes:posponer.

Durante una temporada asistió a todas las representaciones de ópera que pudo.Pordesgracia,losteatrosespañolesseresistíanaestrenaraWagner,yunanochefueprotagonista de un incidente en el CírculoArtístico.Al día siguienteEl Imparcialpublicabauna«NotadeSociedad».

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LACABRAHIEREALLEÓN

Enlanochedeayerdebíacelebrarseundeliciosoconciertooperísticoen los jardines del Círculo Artístico, que a última hora tuvo quecambiarsuprogramación.Sinembargo,esteseviointerrumpidoporun impetuoso oficial, el joven capitán Antonio Francisco OrdóñezCabrales,quecondenóenérgicamenteelprogramadetintesverdianos.Nosehabíaescuchadounanotacuandonuestrooficialsepusoenpie,gritandoconsignasdeltipo:«¡Estoesindigno!¡Nadiemeadvirtiódequeacudíaaunantrodeblandenguesymojigatos!¡No,Verdi,no!».Lasadvertenciasdelosujieresfueroncomolanzarbreaalfuego,puesnuestroapuestomilitar,envezdecalmarse,seexcitóaúnmás.Suyasfueron voces del estilo: «¡El único diálogo con los verdianos debeemprenderse a cañonazos! ¡Muera José Verdi! ¡Viva RicardoWagner!».Elmuyilustreagregadoculturalitaliano,LeoncioBalbino,sintiosepatrióticamenteinsultadoyseenfrentóalsusodichocapitán,quien lo agarró por las solapas del abrigo. Ambos rodaron por elverde césped en un lamentable espectáculo, desencajado y violento,enelqueelseñorLeonciollevólapeorparte,pueselcapitánOrdóñezacabóporromperleenlacabezalagranyhermosajarraenlaqueseservíaelnocturnoponche.SeesperaquejadiplomáticaporpartedeItalia.

La comandancia no sabía qué hacer con él. Al final decidieron que la mejormaneraderesolverelproblemaeraquitárselodeencima.Loenviaronal lugarmásinhóspito y recóndito de los menguantes dominios españoles: un cuartel de losPirineos orientales. Un lugar en el que no encontraría a verdianos, ni tampocoascensosypromociones.Solofrío,lluviayniebla.

Pero, sorprendentemente, aquel destino no lo sumió en lamelancolía, en partegracias al entorno. Las montañas pirenaicas eran un paisaje wagneriano perfecto,rudoygrandilocuente:casiseveíanvalquiriasvolandoentrepicoypico.Amenudose internaba en los bosques frondosos o ascendía a atalayas naturales. Desde allíarribaseveíannubessólidascomocastillosquesemovíanconunalentitudimperial.Ycuandoestabaallí,soloyconelmundoasuspies,cantabaapasionadosfragmentosdeLohengrin.Tambiéneraciertoque,aloírsuscantos,losrebañosdecorderoshuíandespavoridos. Entonces, ofendido, volvía al cuartel insultando a los corderoscatalanes.

Peroseguíasinresolversududaexistencial.Sinoabandonabalacarreramilitar,nunca sería un granHeldentenor. Tenía que dejarlo todo, arriesgarlo todo, y no seatrevía. Entonces veía aquel entorno natural con ojos menos románticos y másrealistas: el cuartel siempre rodeado de niebla, como una bufanda fantasmal, los

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cañones quietos en el empedrado, las bocas de los fusiles siempre oxidadas: todoestabasiempremojado,losmantelesylasservilletas,loscalcetinesyloscalzoncillos.En las paredes reinaban los hongos, unas manchas verdes y repugnantes, grandescomomantasmilitares.Elpanquemasticabasiempresabíaamoho,aunqueacabaradesalirdelhorno.Cualquieraquesirvieradosañosenaqueldestinoteníagarantizadalaartrosis,elreumaoelasma.ElpropioOrdóñezacababadellegaryyasufríaunainfección en las fosas nasales, llenas de una mucosidad purulenta que nunca sesecaba. Elmédico le había recomendado que se extirpara el cartílago nasal. Él seresistíapormiedoaqueleafectaraaloídoyalcanto.

Amenudosepreguntaba:¿dóndeestabaelPoderparatransformarsupropiavida?AntonioOrdóñeznoencontraba la respuestay semortificabadiciéndose:«Soy tancobardequesolosirvoparamilitar».

Unamañanadelaprimaverade1889convocaronaAntonioaldespachodelcoronelque regía el cuartel, su superior.Uncomandantede laGuardiaCivil había llegadodesde la Vella, una pequeña población de un valle perdido, para explicardeterminadoshechos.Yempezóacontarunahistoriaabsolutamentefantástica.

Elcomandanteleshablódelvallededondevenía,desuaislamientogeográfico.ExplicólopenosoqueeraeltrabajodelaGuardiaCivilenunlugartanremoto.Todalavidadelvalle,poca,seconcentrabaenlaúnicapoblación:laVella.NormalmentelaGuardiaCivilno teníaningún interésensalirdesucuartelillode laVella.¿Paraquéibanasalir?Elclimaeraespantosoylageografíaeravertical.Losúnicosdelitostenían que ver con el contrabando, y arrestar a un puñado de contrabandistas nopermitíaascenderanadie.

Peroenlosúltimostiemposestabanpasandocosasextrañas.Contrabandistasquedesaparecían,comodeglutidosporlasmontañas.Ysobretodoaquello:elasaltoadosdiligencias.

AlaGuardiaCivil,eldestinodeunpuñadodemuscatsno le importaba lomásmínimo. Pero si la Guardia Civil existía era para garantizar la seguridad de loscaminos.Yelextrañocasodelasdiligenciasasaltadasconstituíaunacuestióndepazpública. Por desgracia, los interrogatorios no habían aclarado nada. La únicaconclusiónposible era que allá arriba, en los picosy las laderas, pasaba algo raro.Primeroenviaronunapareja,y luegoaotra;cuatro,cincoparejas.Seis.Hastadoceguardiascivilesconsusmonturas.

—¿Yentonces?—lointerrumpióelcoronel.¿QuéteníadeespecialunaseriedepatrullasporlosPirineos?Elcomandantehabíallevadounacaja,unrecipienteunpocomásgrandequeuna

cajadezapatos.

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—Queeltrozomásgrandequehemosencontradodelosdocenúmeroscabeaquídentro—dijoelcomandante.

Y abrió la caja. Antonio entrevió un fragmento de pelvis humana, tendones yhuesosrotos,yunacorreadecueromordida.Tuvoquegirarlacabeza,horrorizado.Elcomandanteimplorabalaayudadelejército.

CuandoAntonioysusuperiorsequedaronsolos,elcoronelseencendióunpuroydijo,comosihablarasolo:

—Ordóñez,ocúpesedelasunto.Antoniofruncióelceño,disgustado.Noleinteresabalomásmínimoaquellugar

incivilizado y sombrío. Era uno de los pocos valles pirenaicos orientados hacia elAtlántico,elmáshúmedodetodos,yliteralmentetenebroso:estabatanhundidoqueeninviernosushabitantesnoteníannitreshorasdesol.Habitantes,porcierto,delosqueseasegurabaqueeran tanprimitivoscomosu fauna.Yencuantoalasunto,nisiquierasesabíaquiéneraelenemigo.Parecíamásuncasoparalapolicíaqueparalosmilitares.Yseleocurrióunaidea.

Lehabíandichoqueunjovenoficialdepolicíaespecialmentecompetenteestabadestinado en una localidad próxima al cuartel. Lo único que tenía que hacer erapedirleuninforme.Asípodríaalegarqueestabahaciendoalgoporresolverelasunto.Yentretantopodíanpasarmuchascosas.Quizáencontraranalosculpables,oquizáeltiempoloresolvieratodo.

Sedesplazóaaquellapoblaciónyeljovenoficialdepolicía,enefecto,lecausóbuenaimpresión.SurayaeracasitanrectacomoladeAntonio.Escuchóatentamenteaquella historia tan extraña, asintió y le dijo que no se preocupara, que sudepartamentoseocupabadeltema.

Durante unos días fue como si el asunto se hubiera desvanecido.Hasta que elcoronelvolvióallamarloasudespacho.

El hombre estaba hecho una furia. Iba de un lado a otro con un papelito en lamano,untelegramadelaGuardiaCivildelaVella.Conteníaunabateríadepreguntasque el coronel trasladó a Antonio, enfurecido. ¿Por qué no se movía el ejército?¿Cuándopensabanenviarlastropas?Estabanempezandoapasarcosasnuncavistasen el fidelísimo cuerpo de la Guardia Civil: deserciones. Así pues, el coronelpreguntóagritosaOrdóñezquédemonioshabíahechoconelasuntodeloscojones.Las explicaciones solo consiguieron avivar su cólera. ¿Una investigación policial?¡Insensato!Loque teníaquehacereraorganizar lamarchade lacolumna;compraravena y herraduras para los animales, legumbres, un poco de tocino y aguardientepara loshombres,yasegurarsedequehabíabastantescarros, con losejesenbuenestado, y de que la munición no hubiera caducado. Y sobre todo fomentar ladisciplina,queúltimamenteestabamuylaxa.¡Esoteníaquehacer!Yacabóconunaobservaciónespecialmenteinsultante:

—¡Ycuandopaseeporloscerrosnocante,porDios!¡Lospayesessequejandequesusgorgoritosahuyentanelganado!

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Después de aquello,Antonio empezó a organizar lamarcha del regimiento, sí,perosaboteandolospreparativos.NoqueríairalaVella,pormuchoqueelcoronelseexaltara. Y menos para una expedición absurda, contra un enemigo desconocido.Todoaquelloeraprofundamentedesagradable.

En teoría, el regimiento tenía unos mil soldados de infantería. Pero desde laúltimaguerracarlistayahabíanpasadotreceaños,yelregimientosehabíareducidoadosbatallones,elBadajozyelNumancia,queentotalsumabanlavergonzosacifra,por escasa, de quinientos hombres.Restando a los enfermos, los ausentes, los quecumplíanpenasylosdesertores,elregimientocontabaconcuatrocientossoldadosenactivo. Y alimentarlos y avituallarlos no era nada fácil. Sobre todo si tenían queiniciarunamarcha.Cuatrocientoshombresqueteníanquecomerdosvecesaldía,oal menos una. Aquello implicaba cocineros, cocinas portátiles y provisiones dealimentosnoperecederos.Todoslossoldadosteníandospies,loqueimplicabaqueelregimientonecesitabaochocientasalpargatas.Ynoeraunaexigencianegociable:sincalzadoloshombresnocaminan.

Antonioalargólasnegociacionesconlosproveedoresdecebadaydealpargatas.Su esperanza era que el informe de la policía, que quizá pudiera suspender laexpedición, llegaraantesque los suministros.Cadadíaquepasabasinmoverseeraunavictoria.Ycadadía,aprimerahora,seencaminabaalaoficinapostalmilitarporsi había llegado algunamisiva de la policía.Aún no. Pero confiaba en ella.Quizádetuvieran a algún loco estrafalario, o a unos bandoleros asesinos, y el asunto seolvidara.Perofueronpasandolosdíassinquellegaraningúninforme,yAntonionopudoseguirresistiendolosembatesdelcoronel.

Yasíllegóelmomentodelapartida.Losdosbatallonesformabanenelpatiodelcuartel.Antoniosedirigíaaldespachodelcoronelparaanunciarlequetodoestabaapuntocuandounreclutalointerceptó:acababadellegarunsobredirigidoaél,conelsellodelapolicía.

Ordóñezloabrióallímismo,condedosinquietos.Decíaasí:

Excelencia:Siguiendoórdenes,leremitoinformesolicitado.Asuntorequerido:Dilucidar identidad de autores de agresión a números de la

GuardiaCivilenlosPirineosorientales.Sobre el asunto requerido este departamento ha trabajado

siguiendodiversashipótesis,queacontinuaciónseexponen.Hipótesis 1: Los autores son criaturas de las que no se tenía

conocimiento, almenos en el orden científico, queoperan con librealbedríoyllevadasporundesmesuradoinstintoagresivo.

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Hipótesis2:Losautoressonfacciososcarlistas,empecinadosenunnuevolevantamiento.

Hipótesis3:Losautoressonelementosanarquistas,agrupándoseparaunaintentonarevolucionaria.

Hipótesis 4: Los autores son contrabandistas de la región,embarcadosenunnuevotipodeviolencia.

Hipótesis5:Losautoressonanimalessalvajes.Acto seguidoadjuntamos las conclusionesdeestedepartamento,

parasuconocimiento.Hipótesis1.CRIATURASDENUEVOCUÑOBIOLÓGICOLos agentes desplazados al territorio han llevado a cabo un

exhaustivointerrogatorioentreelgentíolocal.Losaldeanosrefieren,entre cuchicheos pero con convicción, la existencia de seresmitológicos, pseudointeligentes, ocultos en rincones y cavidadesnaturales, quehandesvelado su existencia en los últimos tiemposyserían causantes de las referidas matanzas. Es opinión de estedepartamentoque,ENCASODEEXISTIRUNAHIPÓTESISMÁSPLAUSIBLE,laHipótesis1deberíaadjudicarsealasandezyelcretinismopropiosdetodohabitanterural.

Hipótesis2.EMPECINAMIENTOCARLISTAPorlosdatosobtenidosdeinterrogatorios,deespías,dearchivosy

sobreelterreno,estedepartamentoconcluyequeactualmenteNOhayen cursoningún levantamientode signo carlista.Las conspiracionescarlistas suelen dejar un rastro indeleble, tanto por lo arduo de lospreparativos como por el volumen de tropamovilizada.Además, elmundocarlistasiempreoperabajolaesteladeadalidesy/ocaudillitos,sinlosquenuncaemprendenaventurasmilitares.

Seadjuntaestadodeloscapitostesregionales.Savallsfallecióhacedosañosya,enNiza,dondevivíaenretiroy

pacíficamente,dedicadoalaventadevinosalpormayor.«LoTurbot»,quepadece sífilis enúltimogrado, sehalla interno

enunainstitucióndePau,Francia.Armengol Alcañís se halla en presidio desde el 84, cuando fue

aprehendido.Tristany vive en Lourdes, Francia, en un retiro extremadamente

religioso,abominandodelasarmas.No se tiene conocimiento de que hayan surgido otros líderes

carlistas catalanes, o son despreciables por diminutos. En

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consecuencia,sedescartalaHipótesis2.Hipótesis3.GRUPÚSCULOSANARCOIDESLa mentalidad ácrata abomina de lo rural, que considera

reaccionario. El anarquista catalán es criatura urbana, en absolutomontaraz. No se han hallado rastros de su presencia en el áreainvestigada.Enconsecuencia,sedescartalaHipótesis3.

Hipótesis4.CONTRABANDISTASVIOLENTOSEl contrabando se halla ampliamente extendido en los Pirineos.

Los contrabandistas son gentes nomuy apreciadas por la poblaciónlocaldelazona.Elexcesodedinerolosllevaagastarloenmateriaspocorecomendablesyacrearescándalos.Sinembargo,sucarácterysusintereseslosinducenarehuiralasfuerzasdelordenantesqueaenfrentarse a ellas. Nunca es descartable un incidente aislado, peronada prueba que hayan adoptado la violencia como política. Enconsecuencia,sedescartalaHipótesis4.

Hipótesis5.BESTIASYFAUNAENGENERALElúnicoanimalpirenaicocapazdeatacaralhombreeseloso,que

por lo común rehúye el contacto. Si bien podría adjudicarse a losplantígrados la muerte de un número, o incluso dos, de la GuardiaCivil, este departamento juzga absolutamente inviable que los ososhayanasesinadohastaadoceguardiasysusmonturas.

Porlotanto:Lashipótesis2,3,4y5DEBENSERDESCARTADAS.Enconsecuencia:Puestoquetodaslashipótesisalternativashansidodescartadas,se

sugiere,poreliminación,considerarseriamentelaHipótesis1.Unaespeciedegénerobiológicodenuevocuño,indeterminadoy

peligroso,quepuedaestaracechandodesdelasalturaspirenaicas.

Findelreporte.

Siempreasuservicio,InspectorGeneralDemetrioGonzálezArrufat

LugardelaFirma

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Noselopodíacreer.Cuandoterminódeleerelinforme,elasombrocedióelpasoalafuria.¿Yaqueleraelinspectormáseficientedelapolicía?¿Aquelloeratodoloquepodíadecirle?¿Queelenemigoeraunmonstruofantástico?Rompióelinformeenmilpedazosylostiróporlosairescomosifueranconfeti.

Sedirigióaldespachodelcoronelmuyenfadado,conpasodecidido.Entrómásenérgico que nunca y se puso firme desde los talones hasta la raya del pelo. Elcoronel estabaescribiendounacarta.Antonio sabíaquecuandoescribíade aquellamanera,conunaletraprimorosa,eraporquesedirigíaasuamante.Inclusoteníaalladounlibrodepoemas,abierto,delquecopiabaversosmalos.Antoniosecuadróyle anunció que todo estaba a punto, que solo faltaba él. El coronel le contestó sindejardeescribir:

—Ah,no,yonovoy.Yasabe,lagota.Encárgueseusted,Ordóñez.Antoniosequedópetrificado.Comonoasentíaniseretiraba,elcoronelalzólos

ojos del escritorio. ¿Por qué ponía aquella cara?, le reprochó el coronel. Erateniente-coronelprovisional,¿verdad?Todoslostenientes-coronelesqueríantenersupropioregimiento.Bien,puesporfinpodríacomandaruno.Ycomonoparecíaquelohubieraconvencido,añadió:

—Todoloquetienequehaceresfusilaraunoscuantossospechosos.Yyaverácomolascosassearreglansolas.

Luegovolvióalacarta.

Entretanto, por aquellos días en la Montaña Agujereada tuvo lugar un sucesoextraordinario,impensableyúnico:unfungusintentómataraotro.

La víctima estaba fuera de laMontaña Agujereada. Llovía, y aquel fungus sealimentaba, quieto bajo el agua que caía del cielo, con los ramificadosmiembrosrecogidos alrededor del cuerpo cilíndrico y la mirada como velada. Así estabacuandoloempujaronpordetrásconlaintencióndequecayeraaunagarganta.Losfungusdelosalrededoresseacercaron.Observaronlaescena,insólita,yatacaronalhomicida.Cincocentenaresdecuerposlecayeronencima.Quinientosfungusconsusdientes-espinas, sus garras y sus lenguas de serpiente.Un torbellino de bramidos,relinchos y violencia quearrancabaal asesino las raíces que le servíande dedos,manos, piernas y brazos, y que lo troceaba. Tuerto, que estaba cerca, se abriócaminoentrelosatacanteshastadescubrirlaidentidaddelculpable:Chiquitín.

Yalefaltabamásdeunaveintenadededos,arrancadosporelfurorpunitivodelosdemás.EntoncesTuertogritó:

—¡Preguntadleporquélohahecho!Losatacantessedetuvieron.Tuertolepreguntóennombredetodos:—¿Porquéhasqueridolanzaraunfungusaunabismosinfondo?Chiquitín se puso de pie tambaleándose. Comparadas con las de los demás

fungus,altosyfornidos,lasproporcionesdesucuerpoeranridículasypueriles,con

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lacabezademasiadograndeparauntroncotanpequeñoyfrágil.Lasgarrasdelosotroslehabíandejadolargascicatricesquelerecorríantodoeltorso.Ylefaltaba,enefecto,partedelasraíces.Peroestabamásomenosíntegro,porqueperderveintededosnoeragrancosaparaunacriaturaqueteníaunostrescientos.MiróaTuertoyatodoslosfungus,expectantes.Ycontestó:

—Poragradecimiento.Aloírlo,todosdijeron:—Ah,claro.Yvolvieronaltrabajo.Los fungus, que siempre tenían a la vista los sentimientos de los demás, no

podíanmentir.YtodoshabíanentendidoloquehabíaqueridodecirlesChiquitín:eldía en que lo habían rescatado de una garganta se había sentido tan bien, tanagradecido y amparado, que quería que todo el mundo experimentara aquellaalegríayaquelbienestar.PeroChiquitínnopodíarescataraningúnfungusdeunagarganta si antes no caía dentro. Por eso le había dado un empujón, para podersalvarloyquegozaradelplacerdeserrescatado.Todosentendieronlosmotivosdeaquellaacción,bienintencionadaaunqueequivocada,yloperdonaron.

Sin embargo, a partir de aquel día los demás rehuyeron la compañía deChiquitín.Cuando veíanque se acercabaa ellos, lo empujaban con los tentáculosmáslargosdesusbrazos-raíces.Yledecíanalgoasícomo:«Hacescosasraras,poreso preferimos tenerte a distancia». Pero él volvía, y volvía, con una actitud dehuérfanolloroso:buscabalacompañíadesuscongéneres;desusgrandescuerpos,de sus esporas ymucosas.Perono lodejaban.Cuando llovía y salían todosde laMontañaAgujereadaparaalimentarseconelaguaquecaíadelcielo,loapartaban.Los cientos de fungus se quedaban quietos y agrupados, recibían extáticamente lalluviacomounbosquedeconscienciasunidasporunaletargiacolectiva,yChiquitíntenía que mantenerse alejado de ellos, de todas las criaturas que conocía en elmundo. Era el único fungus con párpados: cuando los demás lo rechazaban, losabríaycerrabafrenéticamente,ylosojosselellenabandeunamucosatanlíquidaqueparecíalágrimas.Amenudoledabantemblores.Paraunfungus,lasoledaderaundoloraúnpeorquelainactividad,ydesdeaqueldíaChiquitínempezóasentirseinmensamentedesgraciado.

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E

CAPÍTULOIX

TESTIGOS MILITARES MUY FIABLES CORROBORAN QUE LOS FUNGUS HAN INICIADO LA

SINGULAR OBRA DE VACIAR UNA MONTAÑA ENTERA POR DENTRO, CON EL PROPÓSITO DE

CONVERTIRLAENMADRIGUERADETODASLASABOMINACIONES

l trayectodel regimientohasta laVella fuepenosísimo.Lasgrandes rutas delpaís eran transversales en los Pirineos, no paralelas, lo que obligó a que los

cuatrocientos militares y sus pertrechos se movieran por sendas violentamenteescarpadasoridículamenteestrechas,incapacesdedeglutiraquelflujoderuedas,piesy pezuñas. Los soldados se quedaban sin aliento o se rompían los tobillos, y loslesionados y los agotados sobrecargaban los carros. La vegetación arañaba capas,faldonesypantalones.Eraprimavera,llovíacomosolollueveenlosPirineos,yparaun soldadode infanteríanohaynadamásdesmoralizadorquemarchardía trasdíabajounalluviaincesante,notarcómoelaguacalalagorra,mojalacabezaychorreapor la nuca, con los pantalones empapados pegándose a los muslos. El airehumedecía lapólvorayoxidaba los cañones,pesea losgrandes taponesdecorchoque obturaban las bocas. Cuando por fin llegaron a la Vella, no parecían unregimientoquefueraaatacaralenemigo,sinomásbienunatropaqueseretirabadeundesastre.

Eraundíabrumoso.YasevislumbrabanlasprimerascasasdelaVella,peroentrelossoldadosylosedificiosseinterponíaunateladegasafría.Desdeelprincipiodelos tiempos la niebla ha generado una inquietud irracional. Para combatirla, y poranimara la tropa,Antonioordenóque los tambores secolocaranen lavanguardia.Queríaentraren lapoblaciónanunciandoelpoderdel regimiento.Fueunerror.Loúnicoqueconsiguiófuequelosautóctonos,queyaeranreservadospornaturaleza,seescondieran aún más en sus casitas con techos de pizarra. Cuando el caballo deAntonioentróenlaVella,soloseoíaelruidodelasherradurasrepicandocontraelempedrado. El único que salió a recibirlos fue el alcalde. Buscaba al comandanteentre la niebla, haciendo penosos movimientos de gallina nerviosa con el cuellodemasiado corto. Por fin localizó el caballo de Antonio y corrió hacia él. Aquelhombreno legustónada.Tenía lacabeza inmensay redonda,deobispo, losdedoscortosyregordetes,comosalchichas,yelculomásgordoqueuntambor.Lucíaunasonrisa falsa, de muñeco, enmarcada por dos grandes patillas rubias. Dijo varias

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gentilezas.Antonio se abrigó un pocomás con la capa y se despidió de él con unseco:

—Ocúpesedelalojamientodemishombres.Mientraslatropaseinstalaba,Antonioaprovechóparadirigirsealcuartelillodela

Guardia Civil. Era un edificio grande y feo, a las afueras del pueblo. Unaconstruccióndeparedesmarronesyoscuras,comounamierdadevacacuadrada.Pordentroparecíaunmanicomioevacuadoatodaprisa:porqueríaesparcidaporelsuelo,puertasypersianasgolpeandoy,porúnicoshabitantes,dosguardiasyelcomandante.Ningunodelostressupervivientesparecíamentalmentesano.MirabanaAntoniosinterminar de entender quién era, como los náufragos que han pasado demasiadotiempo en un bote a la deriva. Antonio tenía tres preguntas para el comandante:¿dónde estaba el enemigo?, ¿cuántos eran? y, sobre todo, ¿quién era? No recibióningunarespuesta.Elcomandanteparecíasordo,notantoporunproblemaauditivocomopor cierta lentitudmental.Pero lopeorde todo eran aquellosojosvidriosos,distantes,comosimiraraelmundodesdedebajodeunrío.Ordóñezoptóporhacerlepreguntas más sencillas. ¿Dónde habían sufrido la mayoría de los ataques losguardias civiles a los que había enviado a la montaña? El hombre pensó conexpresión de desconcierto, como alguien al que le preguntan cómo se llama ydescubrequeno losabe.Al final,con terrorcontenido,musitó:«La laderaoeste…Ahí,ahíestán…».PerocuandoAntoniolepreguntaba:«¿Quiénes?¿Quiénesson?»,elcomandantesolobalbuceaba:«Ellos,ellos…Laladeraoeste…».

Eradesesperante.Teníaquederrotaraunenemigodelqueselenegabainclusolaidentidad. Ordóñez se dirigió al ayuntamiento a grandes zancadas. Toda la Vellaestaballenadesoldadosquebuscabantecho,pajayleña.Señalóatres.

—Tú,túytú,seguidme.Cuando llegó, el alcalde de culo gordo lo recibió con una gran sonrisa. Se le

truncó enseguida:Antonio lo cogió por la solapa y lo arrastró a la calle.Una vezfuera, lo arrinconó contra la fachada del ayuntamiento y lo conminó a responder:¿quéestabapasandoenaquelmalditovalle?Elhombre,aterrorizado,juróyperjuróquenosabíanada.Antoniocolocóalostressoldadosenunahilera,conlosfusileslevantados.

—Carguen,apunten.El alcalde cayó de rodillas, muerto de miedo. Antonio le dio una última

oportunidad:leadvirtióquesuobstinadosilenciosoloserviríaparaquelomataran,ydespuésfusilaríaatodoslosvaronesdesufamilia.Solorespetaríaalosmenoresdetreceañosyalasmujeres.

Nohabía terminadodehablar cuandoalguien se interpuso:unamujer.Tenía elpelomuy rubio, del color amarillo con el que losniñospintan el sol.Se interpusoentreelalcaldeyelpelotónasegurandoque,silohacía,tendríaquefusilartambiénasuhija.Antoniosedijoque,cuandounamujersecomportabaconaquella firmeza,

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eraimposibledecirquédespertabamásafecto,sisusformasdecisneosucarácterdevalquiria.

Losasuntoshumanospuedenllegarasermuyretorcidos,porquelasnormasmilitaresindicaban que el comandante de una tropa debía alojarse en el edificio de máscategoríadelapoblaciónqueloalbergaba,yenelcasodelaVellaesteedificioeralacasadelalcalde,alqueAntoniohabíaestadoapuntodefusilar.Demodoqueaquellanocheel fusilado,el fusiladory lahijadel fusiladocenabanalrededorde lamismamesa.LamujersellamabaMailís.AntonionopodíasaberquehabíabajadoalaVellajustodespuésdehaberrecibidolamonstruosavisitadeRic-Ricydelosfungusparaadvertirasusvecinosdelhorrorquerondabaporlascumbres.

AMailísnolegustabanlosmilitares,yaquelmenosaún.Peromientrascenabanintentóexplicarleelfondodelacuestión:lagentedelaVellanoquerríahablarconelejércitodeaquellosominososhechos,delaaparicióndemonstruosenloscaminosyladesaparicióndeguardiascivilesenloscanchales,ynoporquefuerandesafectosoencubridores,sinoporqueestabansegurosdeque lasautoridadesnuncacreeríansuversión.PeroAntonioinsistió:

—Ilústreme, quiero conocer esa leyenda—yen tonomuymilitar añadió—:Esunaorden.

Mailísempezóaexplicarquelosautóctonoscreíanenunaleyendaprotagonizadapor unas criaturas sobrehumanas llamadas menairons. Los menairons del relatopopular eran sumisos, muy trabajadores y guardianes de la cueva en la que seocultabaelPoderdelMundo.Soloexigíanasuamoórdenes,untorrenteincesantedeórdenes.Hasta que un día, después demuchas peripecias y vicisitudes, dejaban deobedecer y acababan apropiándose del Poder, todo el Poder del Mundo. Fin delrelato.

Antonioserio.—Estotalmenteabsurdo—dijo—,elpoderpolíticonoestáenningunacueva,ni

enningúnlugarconcreto.—¿Ahno?—replicóMailís—,puesyodiríaqueusted,comobuenmilitar,cree

queestáenunlugarmuyconcreto:enlabocadelosfusilesdelejército.AOrdóñezno legustó aquel tono sardónico.Niqueunamaestra rural le diera

leccionesdefilosofíapolítica.Lamiróconfurorcontenidoyledirigiólassiguientespalabras:

—Tiene razón, lo creo. Y si hubiera visto alguna vez una batería en acción,entenderíaqueesasí.

PeroAntonionoconsiguiómás información.Los indígenasde aquelvalle eranmuy retorcidos, pensó. Había ocupado su pueblo con una potencia militar

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abrumadora, los había interrogado y amenazado con fusilarlos, y seguía como alprincipio: la única información que había conseguido era una leyenda infantil yabsurda.

Se comieron los postres de nueces con miel y se retiraron todos a sushabitaciones. A Antonio le habían cedido el dormitorio principal. Se fijó en quetodavía quedaban habitaciones libres, pero que aun así el padre y la hija preferíandormirjuntos.Elmotivoeraobvio:leteníanmiedo.Noselopodíarecriminar,claro.Yalmismotiemponopodíaevitarsentirseofendida

Setumbóenlacamapensandoenella.Sehabíafijadoenquenollevabaanillo.¿Quéhacíasolteraunamujertanmaduraytanguapa?Conaquelfísicoysiendohijadelalcalde,seguroquenolehabíanfaltadopretendientes.Estabatancansadoporelviajeque inclusose lehabíadeshechounpocosuperfecta rayadelpelo.Cerró losojosyempezóadormirsecomosicayeraenunpozodeazúcar,ymientrasperdíalaconscienciasepreguntóquémisterioeramayor,lasleyendaspirenaicasquehablabandemonstruossinformaolasmujeresguapasquehuíandelamor.

«Laladeraoeste…Ahíestán…Enlaladeraoeste…Ellos…».Aquellamalditanieblatardódosdíasendespejarse.DosdíasenqueAntoniohizo

todo lo posible por coincidir conMailís. Ella lo evitaba. Pero comían, cenaban ydormían bajo el mismo techo. Y, al fin y al cabo, él era el comandante: tenía laprerrogativadeestarconquienquisieraycuandoquisiera.

El primer sorprendido por la atracción que sentía hacia ella fue el propioOrdóñez.Lasmujeresqueconocíaeransumisas,púdicasydiscretas.Esta,encambio,discutía con su padre como si la autoridad paterna no existiera y bebía vincaud,caliente o frío, como un hombre. En una de las pocas ocasiones en que pudoacorralarla,Antoniovolvióainterrogarlasobrelaleyendalocaldelosmenairons,ocomo se llamaran.Mailís le explicó que, comomaestra de escuela, utilizaba aquelrelato popular: era una herramienta perfecta para aleccionar a los niños sobre losriesgos de la ambición, la vanidad y la desmesura. En el cuento costaba muchoencontrar el Poder verdadero, y al final no acababa en manos de los que más lobuscaban,sinodelosmáshumildes:losmenairons.Asíque,enlafábula,elauténticoPodernoconsistíaendominaralosdemás,sinoenconvertirseenmejorpersona.

—Usted,porejemplo,¿quétipodePoderbusca?—lepreguntóMailís.Antoniolopensóunmomentoysedijo:elpoderdeconvertirmeenHeldentenor,

aqueleraelúnicopoderquedeverdadleimportaba.Peronoseatrevióasincerarseycontestóconunagalanteríamuycastellana:

—Unpoderquemepermitaseducirla.Ellafingiónohaberloentendidoysaliódelaestanciaconunaexcusacualquiera.

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Al tercer día, la niebla se retiró por fin. «La ladera oeste…Ellos…La laderaoeste…».

Ordóñezeligióaunaveintenadehombresyasumejorsargento:elMalagueño.EntodoslosregimientosespañoleshabíaunsargentoapodadoelMalagueño.NuncallamabananadieelLeridanooelPontevedrés,perosiemprehabíaunMalagueño,ylomásgraciosoeraqueelMalagueñodelregimientodeOrdóñeznisiquieraeradeMálaga, sino deMotril. Ordóñez les ordenó que se dirigieran a la ladera oeste, aexplorar.Solodebíandispararpara repeler ataques, si sufríanalguno,yvolver a laVella.

La patrulla partió al día siguiente, antes de que se hiciera de día. Mailís, quesiempremadrugaba, salióalbalcón.Ungranbalcóncuadrado,con labarandilladetroncos pintados de color castaño, desde donde se divisaban las cumbres como sifueran los dientes de una sierra lejana. La casa de su padre tenía unas vistasprivilegiadas.Aúnseveíalapequeñatropa.Lejos,muylejos.Avanzabanlentamenteporlafaldadelamontaña,ydesdeaquelladistanciaparecíanunadisciplinadahileradehormiguitasazules.Alratodesaparecierondetrásdelosaccidentesdelterreno.

Despuésdecomer,AntonioselasingenióparacoincidirconMailísenelbalcónyledijoquehabíareflexionadosobrelaconversaciónquehabíanmantenidosobrelosmenairons.Éleraelejército,éleralaautoridad.Éleraelquemandaba,elqueteníaelPoder.Ysiemprelotendría.Comoparademostrarlo,Antoniosesentóenunasilladelbalcón,apoyólasbotasenlabarandilladecolorcastañoydijoconunasonrisadesagradable:

—YotengoelPoder,¿noleparece?AMailísnolegustóaquellaactitudprepotente,hizoelgestodemarcharseyse

disculpó con ironía diciendo que su padre aún sufría palpitaciones porque alguienhabíaintentadofusilarlo.PeroOrdóñezlaretuvocogiéndolaporlamuñeca:

—YosoyelPoder—insistió.Mailísleseñalólanarizconsudedoíndicedemaestraparaadvertirlequenole

acercaramásloslabios.Quiénsabeloquehabríapasadosienaquelmomentonosehubieranoídolosruidos.

Alprincipiofueronunoschasquidos lejanos,comopetardos.Ordóñez lasoltóymiró al infinito, alerta.Disparos. Eran disparos.Muchos disparos de fusil.Ordenóquelesubieranunosprismáticos.Losoficiales,alarmados,sereunieronconélenelbalcón.

TantoOrdóñezcomolosoficialesdelosdosbatallonespasaronunbuenratoenelbalcónmirandoendirecciónaltiroteo.Loúnicoquepodíanhacereraespecularsobrelo que estaba pasando allí, en la latitud salvaje. Los disparos se prolongaron unmomentoydespuéssefueronespaciando,hastaquecesarondeltodo.Tardóunratoenverse.

Unpuntitoenlalejanía,unpuntitoconpiernasybrazosquecorríadespavoridohacialaVella.Ordóñezloenfocóconlosbinoculares:eraelsargento.Yvolvíasolo.

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Si una audiencia quiere escuchar el relato del episodio armadomás imposible delsigloXIX, elmejor narrador quizá no será un pobre sargento deMotril, asustado ysemianalfabeto.Paraponérselomás fácil,Antonio lo sentó juntoa lachimeneadelostal del alcalde, con los piesmetidos en un barreño de agua caliente y el cuerpoenvueltoenunamanta.Alguienleencendióuncigarrillo.Yporfinhabló.

SegúnelMalagueño,alprincipioavanzaronsinnovedad.Teníanque forzar lostalones, arriba, siempre arriba. Pero no era un trayecto muy penoso. Un paisajesemiboscoso de árboles sueltos y rocas esparcidas. De vez en cuando aparecíanllanuras generosas que aligeraban el ascenso. Hasta que empezaron a ver cosasextrañas,muyextrañas.

La primera sorpresa apareció en una de aquellas llanuras: estaba toda llena deextraños muebles, diseminados sin orden. Eran una especie de sofás hechos conramassinpulirymusgocomprimidocomocojines.Asientosdeunaplaza,dedosyde tres. Sofás en forma de ele, sofás rectangulares en los que cabrían veintepersonas… Nadie se atrevió a sentarse en aquellos artificios incongruentes, enaquellos símiles de vida plácida pero en los que la comodidad estaba tan ausentecomolavidaenlosojosdeunamuñeca.

Siguieron, ahora con los fusiles cargados y a punto. La veintena de hombresmirabanentodasdirecciones.Lesparecíaquedetrásdecadaárbol,decadamatojo,de cada accidente del terreno podía esconderse un enemigo.De repente, se dieroncuentadequenooíanpájaros,ni insectos.Elsargentomiróalcielo.Habíaalgunosbuitres,muyarriba,peroningunovolaba sobre laverticalde suscabezas.Comosiinclusoaquellospájarosdelamuerteevitaranlazonaenlaqueseinternaban.

Lacompañíallegóaunarroyo.ElMalagueñoexplicóqueloquehabíanvistoeraperfectamenteinocuo,peroporalgunarazónseconvirtióenlavisiónmásinquietantedetodas.Yesqueelarroyoestabaatravesadoporunadocenalargadepuentes.Enuntramo que no debía de superar los cien metros contaron trece. Puentes de piedra,puentesdemadera,puentesdepiedrasyramas.Puentescaídos,puentesmalhechos.Puentes,muchospuentes,unospuentesque,másquehacerlasagradafuncióndeunirdos orillas, parecían tener por único objetivo enloquecer a quien los contemplara.¿Por qué? ¿Quién podía necesitar trece puentes en un tramo tan corto? ¡Y tanabsurdamentemalhechos!

Aquí algunos hombres dudaron. ¿Debían seguir adelante? Era evidente quehabíanentradoenunmundoincomprensible,espectralyfantástico.Muchossoldadoseran partidarios de volver atrás y alegaban que se debía informar a los superiores.Buenaexcusa.Peroelsargentoordenóquesiguieransubiendo.

Y,ciertamente,noestabanpreparadosparalasiguienteimagenquelosesperaba,tras doblar una curva natural. Hacía rato que los guiaba un olor nauseabundo, de

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carne putrefacta. Los soldados de la vanguardia apartaron unos matorrales y lovieron.

Loscadáveresdedosguardiasciviles,muertoshacíatiempo.Enterradoshastalacintura, uno al lado del otro, como una pareja de geranios.El uniforme verde aúncubría los torsos, pero los cuerpos ya no tenían carne. Era tan macabro comodesconcertante: ¿por qué el asesino se había tomado la molestia de enterrar loscuerpos de aquella manera tan peculiar? Los soldados dieron un paso atrás, entregemidosyprotestas.

Elfenómenosiguientenolocaptaronporlosojos,sinoporlasorejas.Cuandoelsargento intentabacontenera lossoldados,atemorizadosporelhallazgode losdoscadáveres,oyeronalgo.

Unruido.Unruidoindefinible.Golpes.Unosgolpessordosyseguidos,distantes.Loshombresavanzaronhacialafuentedelsonido.Enunmomentodadollegaronaunaespeciedepasadizoderoca.Aambosladoshabíaparedesdepiedracubiertasdehiedravieja,muyvieja,conhojasdeunverdeoscuro.Seadentrarondespacioycontodas las precauciones posibles. Pisaban una tierra granulada, ferruginosa.Al finaldelpasadizoencontraronunapared;dehecho, la fachadadeunamontaña.Lomássorprendente era que allí, empotrada en aquella pared, había una puerta. Muyrudimentaria,detablonessinpulir.Instintivamente,losveintesoldadosapuntaronlosfusiles hacia aquella puerta. Porque el ruido procedía de allí dentro. Un ruidoindescriptible, como de fragua plutónica;miles demartillos picando y picando sincoordinarse,cadaunoasuritmo.

El sargento les ordenó que bajaran los fusiles. Quería acercarse y temía quealgunoledispararaporaccidente.Sedirigióalapuertacondossoldados.Noestabacerradaconllave.Solohabíaqueempujarlaconlaculata.

Enestepunto elMalagueño interrumpió el relato.Noquería recordar.Omejordicho:queríanorecordar.Peroelejércitoeraelejército.

—Sargento,coño,prosiga.El sargento volvió a la cueva de la montaña, al momento en el que él y dos

soldadosentrabansigilosamente trashaberempujadounapuertaartesanal.Unavezdentro, encontraron una cámara cavernícola de reducidas dimensiones. Y sucia.Habíauncolchóndepajaytambiénunbombíncolgadoenunaprotuberanciadelaroca. El suelo estaba lleno de botellas vacías y mazorcas de maíz atadas con uncordel.Apestabaaespartoviejoyaalcoholdulce.Elhedoratabacoimpregnabalasparedesderoca,decoloracero.

Enlapareddeenfrentedelaentradahabíaunaabertura.Nisiquierapodíadecirseque fuera otra puerta:más bien era un simple agujero por el que podía pasar unapersona.Unorificiorectangularabiertoen laroca,con loscantosmuymalhechos.Cruzaronaquelagujerocomosiquisieranadentrarseenlamontaña,yunavezalotroladotuvieronquelevantarlosojos.

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—FuecomopresenciarlaconstruccióndelatorredeBabeldesdedentro—dijoelMalagueño.

Lamontaña estaba vacía por dentro, como una especie de colmena de tamañouniversal.Habíaescalerasmalhechas,concadaescalóndeuntamañodiferente;lasescalerasascendíancomoserpentinas,cadaunaporsulado,sinorden.Contaronmásde veinte niveles, más de veinte pisos, y en cada uno rincones y estancias,catacumbasaéreas,plataformasdepiedrasinbarandillasquedabanavacíosinsólitosy vertiginosos. En la fachada sur de lamontaña habían abierto agujeros, como uncolador, por los que entraba la luz del sol. Una docena de rayos solares, biendefinidos, que cruzaban las tinieblas interiores como focos teatrales.Era imposibleentenderelsentidoylafinalidaddeaquellaobra,queparecíapensadaporunfaraónloco.

ElMalagueñoalzóaúnmáslamirada.Arribadeltodo,enelextremosuperiordelacimavacía, leparecióverunapuerta.Comosien lapartemáselevadahubieranconstruidounapequeñahabitación,conectadaaunaescaleraquellegabahastaabajo.Aquellapuertaseabrióydeellasalióunindividuorechoncho,enropainterior.Teníaelpelonegroysucio.Gritócomounemperadorloco:«¡Vincaud,vincaud!»,yvolviódentro.Laescenadelborrachoencalzoncillosytirantesfuetanfugaz,ytandelirante,queelsargentodudódesuspropiosojos.

Ordóñezlepreguntóporlosobrerosdeaqueledificioinconcebible.ElMalagueñosuspiró horrorizado: unos demonios obcecados en su labor, unos monstruos concuerpo en forma de T, por decirlo de algúnmodo. El palo vertical de la T era uncilindro, y el horizontal, media cápsula. Del cilindro salían brazos y piernasalargados, de unamateria queno era ni carne ni hueso.Parecíamadera articulada,pero la flexibilidad de los movimientos lo desmentía. Las manos, si aquello eranmanos, teníanmuchosdedos irregulares,muchomás largos, flexiblesy fuertesqueloshumanos, y a la vez con laspuntasdurasy afiladas.Si juntaban losdedos, lasmanosseconvertíanenpicosconlosqueperforabanlasparedes;utilizabanlosdedoscomopicos,y lasgrandespalmascomopalas con lasque retiraban losescombros.Era como si debajo de una piel vegetal tuvieran huesos de hierro. Y habíamuchísimos, en todos los niveles, trabajando obsesivamente, al menos quinientos.Losvieronbajarporlasescalerasacarreandoescombros,largasfilasdecriaturasconlos brazos cargados de cascotes. Luego volvían a subir, con una agilidad animal.«Estoeslacatedraldeldemonio»,sedijoelsargento.

Comolos treshombresmirabanhaciaarriba,nosedieroncuentadequeunserdiminuto se acercaba a ellos.Oyeron unos sonidos comode piesmojados, y en lasemipenumbradistinguieronuncuerpopequeño,conplumasypiesconmembranas.

Tododramatienesucontrapuntocómico,porqueresultóqueaquellacriaturaeraunaoca.¡Unavulgaroca!Elanimalseplantódelantedeaquellosintrusos,losmiróconojitospetulantesygraznóunosestrepitosos«¡Craaaa…!¡Craaa…!¡Craaa…!».

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Detrás de la oca, a unos cincuenta pasos, había uno de aquellos monstruos,acechándolos con dos ojitos amarillos. Formaba una cesta con los brazos, unamultituddebrazosqueconteníangravayescombros.Sehabíaencontradoderepenteconloshumanos.Nosemovía:selimitabaamantenerlosojosfijosenlosintrusos.Elsargento tuvolacuriosasensacióndequeaquelmonstruo,másquemirarlos, lesauscultabaelcorazón.Ynoreaccionaba.Comosielmiedo,laconsternacióndeloshombres,sololegeneraraindiferencia.Peroentoncespasóunacosa:unsoldadodiounpuntapiéalaoca,quesaliódisparadacomounapelota.Elmonstruodejócaerlosescombrosdegolpeyelsargentogritó:

—¡Vámonos,vámonos!Fueralosesperabaelrestodelapatrulla.—¡Atrás, atrás! —ordenó el sargento guiándolos hasta el principio de aquel

caminoemparedadoenlaroca.Eraunaposicióndetiroespléndida:unaveintenadefusilesapuntandoenlaúnica

direccióndesdelaquelospodíanatacar,unestrechopasadizo.Alprincipionopasónada.ElMalagueñobesósumedalladelavirgendelRocío.

Siempre la llevaba al cuello, sobre todo cuando se olía jaleo. Seguía oyéndose elruido de fragua, tan intenso como antes. Dos besosmás a la virgen y apareció elprimermonstruo.

Iba hacia ellos. El mismo que los había sorprendido. Fuera, liberada de lastinieblas, la luzdeldíaponíademanifiestotodoelpoderintimidatoriodelabestia.Losatacabaaunavelocidadextraordinaria,conlabocamásabiertaqueuncepo.Lapiel era unamezcla de verde, yemay rojo oscuro.Le veían las hileras de dientes,unasespinasdeunpalmodelargas.Losatacabaconlosbrazosabiertos,unosbrazosquese ramificaban,con lapuntade losdedoscomopequeñashoces.Yquégrandeera.Debíadesacarleunacabezaalsoldadomásalto.Avanzabacomounaexhalacióncontra la tropa. Con aquella cabeza plana y aquel cuerpo cilíndrico, no sería fácildispararle. Y el chillido de la criatura: un ruido de hierro frotando piedra,interminable.

Lossoldadosnoesperaronalaordendeabrirfuego.Locosieronatiros.Cuandola humareda se desvaneció, vieron al monstruo caído, muerto. Los brazos y laspiernas formabanunamasijodecarnevegetalque se retorcía, agónica, enposturasinverosímiles.

Aquellapequeñavictoriaprodujounefectotonificante.Unjovenreclutatuvoelarrojodesalirdelaformaciónytocarelcadáverconlaculata.Inclusobromeó:

—Quélagartijamagraaaande,misargento,cazicomolasdemipueblo.Loshombresserieron,conunarisanerviosa,falsa.Entonceselruidodefraguase

interrumpió.Silencio.Hacíatantoratoqueoíanaquelrepiqueteomasivo,aquelmartilleo,que

elrepentinosilenciolosasustó.

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Vieron llegar a tres monstruos. Atacaban como el primero, con la boca y losbrazosabiertos,lanzandohorriblesypotentesgraznidosdecuervo.Lasbalashacíanagujeros sin sangre, como si entraran en planchas de corcho. Los abatieron.De lapuerta ovalada salieron cinco o seis más. También los mataron, pero esta vez lescostó más: una veintena de fusiles disparándolos, y después de caer aún searrastrabanhacialossoldados.Senecesitabancincooseisimpactosparaquedejarandemoverse.

Ydespuésllególahorda.Todoelpasadizosellenódeesferascranealesalargadas,demiembrosexcitados,

dechillidosroncos,deojosamarillosyfuriosos,ydededoslargoscomogarras.Lossoldadosdispararonadiscreciónyabatieronamuchos.Peroseguían llegandomás,cadavezmás.

Elsargentointentóunamaniobrademanual:quelamitaddelatropaseretiraradiezmetrosmientraslaotramitadlacubría,yquelosdosgruposfueranrelevándose.Al principio funcionó: los fusiles disparaban creando una cortina de fuego, losmonstruos caían y la patrulla se retiraba por partes. Por desgracia, no pudieronmantenerelorden.

En realidad, ni la tropamás disciplinada delmundo lo habría conseguido. Losmonstruos estaban cada vez más cerca, y el sargento ordenó que calaran lasbayonetas.Eraunaformadeadmitirquenopodríanevitarelcuerpoacuerpo.Perolosmáscobardes,o losmás lúcidos,en lugardecalar labayoneta tiraronelfusilyecharonacorrer.

El Malagueño intentó contener la desbandada agarrándolos y obligándolos avolver a la línea. Fue inútil. Cada vez había más monstruos, más cerca. Los másobedientessemantuvieronfirmes,disparandoyvolviendoacargar.Perolamayoríahuía.Yasí,comodictanlasleyesdelaguerra,elsacrificiodelosvalientessolosirvióparaquesesalvaranloscobardes.

Los monstruos se lanzaron sobre la fila de tiradores como un alud de carne.Asesinaronaloshombresconlasgarras,conlasbocasyconlaslenguasdeserpiente.Ycuandoyanoquedabaningunodisparando,elcombateseconvirtióenunacacería.Todoelmundohuíaladeraabajo.

Lossupervivientescorríanycorrían,bajabanybajaban,cadaunoporsucuenta,ycadavezeranmenos.¡Oh,quésuplicio!Losmonstruosarrancabanlascostillasaloscaídos y las lanzaban contra los fugitivos. Aquello era lo peor. Parecía que losmonstruossedivirtieranatormentandoalossoldadosconlosmiembrosarrancadosdesuscompañerosmuertos.

Ahíseacabóelrelato.Elsargentorecordabaquecorríasinesperanzaporunvalleumbrío,inclinadoysalvaje.Solosehabíasalvadoporquedirigíalafiladetiradoresdesdeatrás,yesolediociertaventajacuandosedeshizolaformación.Yahoraestabaallí,sentadoconlospiesenunbarreñodeaguacalienteysalada.Yconunadocena

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deoficialesmirándolocomosifueraunLázaroresucitadoenlosPirineos,enlugardeenPalestina.

Cuando llovía y los fungus tenían que alimentarse, solían salir de la MontañaAgujereada y agruparse en un claro cercano para recibir el agua de la lluvia. Seuníanenungrupocompactoycreabanunaespeciedeisladecarnevegetalsobrelahierba. Inmóviles, unidos bajo el agua como si fueran un solo cuerpo. EntoncesChiquitín intentaba unirse a ellos. Pero los fungus lo empujaban con cientos demanosybrazos-raíces,lorechazabanyloapartaban.«Eresunfungusextraño,noteacerques a nosotros», le decían. Él intentaba una y otra vez entrar en aquellaagrupación fúngica, buscaba un agujero entre la multitud de cuerpos. Pero losfungus agrupados eran una especie de estructura acorazada; una y otra vez loahuyentaban:«¡No,vete!».

Chiquitín, desesperado, descubrió que solo quedaba un fungus que no lorechazaba.Elmismoque lohabía salvadode lagarganta:Tuerto. Solía recibir lalluvia alejado de los demás, y Chiquitín adquirió la costumbre de colocarse a sulado,máscercadeTuertoquesusombra.Avecesinclusoseagarrabaaunadelasseis rodillas del gran fungus. Estaban tan juntos que a un observador externo lehabríaparecidoqueChiquitínerauntrozodelcuerpoaberrantedeTuerto.

PordesgraciaparaChiquitín,Tuertosehabíaapartadodelosfungus:sepasabalosdíasylasnochesenunaplataformadepiedramuyelevadadentrodelamontaña,contemplandoelinterminableyabsurdotrabajodelosdemás.Selimitabaaobservara sus congéneres desde aquella protuberancia de roca. Callado, inmóvil, casirecluidoensuatalayasolitariaycontemplativa.Chiquitínsequedabaconél,porquemejortenerlacompañíadeunfungusquedeninguno,peroloquedeverdadqueríaeravolverconlosdemás.PorqueTuertoeraunaexcepción:elestadonaturaldelosfungus era el gregarismo; sus cuerpos se conectaban entre sí por las esporas, delmismomodoquelasabejasunentodaslasfloresdeunprado.Asíquemuchasveceslos bracitos deChiquitín tiraban de los poderososmiembros deTuerto rogándole:«Volvamos con los demás, por favor, volvamos». Pero Tuerto no tenía ningunaintencióndevolver.Todolocontrario.

Desdetanarriba,losdosfunguscontemplabancómosevaciaba,transformabayconstruía el interior de la Montaña Agujereada. Los fungus subían y bajaban,siempre atareados, trabajando en espacios retorcidos e imposibles, transportandopiedrapicadaporlostúnelesylasconcavidadesinternasdelamontaña,entregadosaunalabortanincesantecomocarentedesentido.HastaqueundíaTuertosehartóde todo aquello: de la Montaña Agujereada, de su techo oscuro y rocoso, de losfungusydesuinfinitasumisión.

Tuertointerrumpióunadeaquellasprocesionesdeportadoresdeescombros.Concincobrazoslescortabaelpaso,yconotrostresgolpeabalascestasmembranosas

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de los fungus para que los escombros que llevaban cayeran al suelo. Y entonces,gritándolesenelidiomafúngico,lesdijoestaspalabras:

—Os pasáis noche y día picando piedra y moviéndola de sitio. ¿Y de qué ossirve? La piedra en polvo se os pega a la piel y os entra en los ojos. Los tenéiscubiertosdeunacapatanopacaqueparecéisciegos.¿Ytodoparaqué?

Perolosfunguslecontestaron:—Déjanosenpaz.Fuisteelprimer fungusqueabrió losojos,pero todo loque

dicesnospareceinsolenteyfueradelugar.Déjanosenpaz.Chiquitín,quehabíavistotodalaescena,sesintióinmensamentedesamparado.

Porque Tuerto, furioso y desmoralizado, simplemente salió de la montaña, de lacauna, y se marchó. Chiquitín se desesperó. Siempre había querido recuperar lacompañíade losdemás,yahoraperdía laúnicaque lequedaba. ImploróaTuertoquesequedara,peroestenoquisoescucharlo.

AChiquitínledabatantomiedoquedarsesoloquesiguióaTuerto.Recorrieronbosquesycolinas,lejosdetechosartificiales.Chiquitínintentabaseguirlelospasos,peroconsuscortaspataslecostabamantenerelritmo.CorríatodoloquepodíasindejardegritaraTuerto,suplicándolequevolvieraatrásoquealmenosloesperara.PeroTuertoeramásvelozqueChiquitín.CadavezsedistanciabamásdelaMontañaAgujereada y del pequeño fungus. Hasta que, cuando transitaban por un senderoelevado,Tuertodesaparecióenmediodeunbosquedegrandesabetos.Chiquitínloviosubirporunapendientemuysimilaral lugarenelqueundíaRic-Ric lohabíadespertado. Era como si Tuerto estuviera buscando aquel lugar, como si quisieravolveraaquelestadodeinconscienciaanterior.

Una vez pasado el bosque de abetos, Chiquitín se detuvo a recuperar fuerzas,agotado.Miróelpequeñovallequeseabríaasuspies.Yvioalgoinsólito.

Una larga columna de hombres con uniforme azul, caballos y cañones, yarmados con los sentimientos más destructivos que había notado nunca en unacriaturaviva.AvanzandohacialaMontañaAgujereada.

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CAPÍTULOX

FUNGUS Y MILITARES SE PREPARAN PARA LA BATALLA DEFINITIVA. RIC-RIC SE TOPACASUALMENTECONELEJÉRCITOYDEDICA INSULTOSMUYOFENSIVOSALPRESIDENTEDEL

GOBIERNOESPAÑOL,PRÁXEDES SAGASTA. SE PONEN DE MANIFIESTO LAS CARENCIAS DE

LOSFUNGUS,QUELESIMPIDENENTENDERELPLANDEBATALLA.ELDESASTREESINMINENTE

espués de que el Malagueño concluyera su relato sobre la MontañaAgujereada,Ordóñezordenó a los oficiales que salierandel comedor.Mailís

intentómarcharse con ellos, peroAntoniono se lopermitió.Mientras loshombressalían, el teniente coronel la miró fijamente, con la raya del pelo apuntandodirectamente al dedo de Mailís. Cuando se quedaron solos, ella se vengó con unsarcasmo: una veintena de hombres exterminados, y él parecíamás satisfecho queafectado.Antonioseencogiódehombros: laspérdidaseranlamentables,sí,peroalfin y al cabo era el destino de los militares. Y además había un aspecto que loenorgullecía: sería el primer militar del mundo en luchar contra la raza de losnibelungos. Mailís resopló, como quien escucha una pedantería ridícula ydesagradable:¡nibelungos!Soloauncarácterpetulanteseleocurriríabautizarlosconunnombretanpomposo.PeroOrdóñezanuncióentonocondescendiente:

—Yolaprotegerédelosnibelungos.Antonio no entendía queMailís no era el tipo de mujer que busca protección

masculina.Poresoella,sinpensarenloqueestabaapuntodedecir,lesoltó:—Noesnecesario,gracias,élnuncadejaríaquemehicierandaño.Error.Él.¿Quién?¿Quiénnolesdejaríaquelehicierandaño?AntoniohabíasospechadodesdeelprimermomentoqueMailíssabíamásdelo

quedecía.¿Quiénlaprotegería?¿Quién?Mailísintentócontestarleconunaexcusa,comositodohubierasidounmalentendido.PeroAntonionoeraidiota.Lacogiódelbrazoylaamenazóporsegundavezconfusilarasupadre.Alfinal,lamujercedióyhabló.Nosesentíaunadelatora,porqueenrealidadteníamuypocoquerevelar:solola visita de Ric-Ric, a caballo de un monstruo tuerto. Pero aquella escena ya noaportaba nada a los datos que tenía Ordóñez, al menos después del relato delsargento.Aunasí,enlahistoriadeMailíshabíaundetallemuysignificativo:queunhombre,unindividuoconcreto,dirigíalahordadenibelungos.Antoniosepasóuna

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manoporlarayadelpelo:¿seríaelmismohombreque,segúnelMalagueño,exigíalicoralosnibelungosdelamontaña,comosifueransuscriados?

PeroeltirayaflojaentreAntonioyMailísnoacabaríaallí.Porlanoche,trashaberconcluidolospreparativosmilitares,Antoniosellevóuna

botelladevincaud a lahabitación. ¿Quédemonioseraaquellabebida?ParecíaunarepresentacióndeMailís:dulceyfuerte.Ypodíavolverlocaalagente.

Enlugardemeterseenlacama,Ordóñezsiguióbebiendo.Ycuantomásbebía,másnegraseranlasreflexionesqueselepasabanporlacabeza.¿Porquétolerabaaaquellamujer?Másaún:¿cómoconseguíaella torearlo tanfácilmente?Quizá teníaquehacerlesaberquiénmandaba.

No todos loshombressabenbebervincaud.Ordóñeznosabíaqueeldulzordelvincaud erauna trampaquedifuminaba la fronteraentreeldeseoy laviolencia.AmedianochesearmóconelrevólveryunalámparayentróeneldormitoriodeMailísydesupadre.Sedespertaronalarmados.Antesdequehubieranpodidosaltardelacama,Antoniometióellargocañóndelrevólverenlabocadelalcalde,muyadentro.Un ligeromovimientodelarmabastóparaqueelhombre losiguiera,comounpezquehamordido el anzuelo.Lo llevóhasta lapuertay lo echódeunapatada en elculo. Luego volvió con ella, a la cama. Como suele pasar con los borrachos, elalcohol le había eclipsado la perspectiva: no había previsto que ella se resistiría.Mailís gritó, lo arañó, lo mordió y le dio puñetazos. Chillaba y sacudía tanto laspiernas que era como montar un caballo salvaje. Aquello obligó a Antonio aabofetearla,primerocomoaunniñoyluegoconfuria.Ordóñezestabadescubriendoque para violar a una mujer había que tener mucha energía. Mailís le estrelló uncandelabro de hierro en el ojo. Aquello lo enfureció. Al día siguiente dirigiría laoperaciónmás importantedesuvida,y tendríaquehacerloconunojomorado.Sí,todalatropaloveríaconunrisibleojovioleta.Ahoraeraélquienlepegabaaellaenlacara,conlosdospuños.Yanoqueríasometerla,solohacerledaño.

Antonionotócuatromanosque tirabandeélpor loshombrosy se lo llevaban.Eran dos asistentes que dormían en el recibidor. SiMailís no se hubiera resistido,quizánohabríanintervenido.Perohacíademasiadoruidoydecidieronllevarseasusuperior por su bien, no por el bien de ella. Ordóñez estaba muy borracho. Lollevaronasucama,lequitaronlasbotasylotaparonconunamanta.

Antonio suspiró. Se le había deshecho la raya del pelo. Antes de caer en lainconsciencia que causaba el vincaud, se dijo: ¿y si ella tenía razón y el Poder seocultaba en un lugar ignoto? Ni todas sus potestades como alto oficial habíanconseguido hacerla suya. Pero, en este caso, ¿dónde estaba el Poder, dónde seocultabaelauténticoPoder?

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AlamañanasiguienteOrdóñezconvocóatodoslosoficialesenelcomedordelostal.Había ordenado que le llevaran la pizarra de la escuela, donde dibujó un mapasencillísimo.

Había bautizado el plan con el grandilocuente nombre de «OperaciónNibelungo».Antonioaprovechóque teníapúblicoparapresumirdeculturageneralexplicando a los oficiales que, según las leyendas germánicas, los nibelungos eranunas criaturas que habitaban en el submundo y trabajaban incansablemente en lasminas de plomo y de oro. Así que, según la descripción del Malagueño, parecíaadecuadoreferirsealosenemigoscomo«nibelungos».

La Operación Nibelungo consistía en lo siguiente: el regimiento en pleno,incluyendocarros,pertrechosy losdoscañones,ascenderíacomouncuerpounido.Unavezdelantedelamontaña-nidodelosnibelungos,labombardearían.Elenemigosolo tendría dos alternativas: freírse dentro o salir y luchar. En ambos casos seríaaniquilado. Fin de la Operación Nibelungo. ¿Preguntas? Sí. Teniente coronel, ¿deverdadpiensaobligarlosasalirconsolodospiezasdemedianocalibre?Respuesta:enefecto,doscañonesnobastanparaderribarunamontaña,peroestaestávacíapordentro.Losimpactosprovocarándesprendimientosinternosytendránquesalir.¿Máspreguntas? Sí, teniente coronel: parecen muy feroces, se han cargado a veintehombresenunsantiamén.¿Estásegurodequepodremosdestruirlosunavezcarguencontra el regimiento? Respuesta: el sargento ha calculado que hay quinientosnibelungos.Nosotrossomosalgunosmenos,peroprovistosdearmasmodernas.

Aquelloeratodo.Antonioordenóquesecuadraran,¡VivaEspaña!Nadiesehabíaatrevidoamencionarleelojomorado.Antesdedejarlosmarcharaúnlesenchufóunaúltimabravata:

—Señores, estén seguros de que los mataremos a todos, y que al último loenviaremos al famoso Museo de Ciencias Naturales de Barcelona para que lodisequen.

Aquí los oficiales se rieron. Uno de ellos incluso se permitió corregir a sucomandante:

—No,no,aBarcelonano,aMálaga,queelsargentobienqueselohaganado.Másrisas.PeroOrdóñezsefijóenquedetodoslospresentessolohabíaunoque

nosereía:elpropiosargentoMalagueño.Antoniosequedóasolasconél,queparasusorpresaledirigiótrespalabras:—Señor,novaya.Yseexplicó:loqueloimpelíaahacerleaquellaadvertencianoeraloquehabía

pasado, terrorífico, sino lo que había sentido.Cuando estaba dentro de lamontañahabíanotadounavibraciónespecialenelaire,comosilosnibelungoshablaranentresíconunossentidosincomprensiblesparaloshumanos.ElMalagueñoteníaunmalpresentimiento.Peroenelejércitolossargentosobedecenalosoficiales,noalrevés:Ordóñez,imperativo,leordenóquesecuadrarayquesaliera.

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Cuando el sargento estuvo fuera, Antonio abrió la puerta y volvió a cerrarlaasegurándose de hacer ruido, pero, en lugar de abandonar la habitación, se quedódentro,ensilencio.PocodespuésMailíssalíadesuhabitación,convencidadequesehabíanmarchado todos. Era una trampa:Antonio la esperaba allí, sentado con laspiernascruzadasyfumando.Yconlarayadelpeloperfectamentedibujada.Mailíssequedó petrificada, aterrada. Tenía ante sí a la bestia que la noche anterior habíaintentado abrirle las piernas, poseerla y humillarla. Ordóñez se fijó en la cara deMailís,hinchadaporsusgolpes.Solohizoeso,mirarla,conlosojos tanimpasiblescomosupeinado.Despuéssemarchó.Nohabíapronunciadoniunapalabra.Queellamismaimaginaracuálseríasudestinocuandovolvieravictorioso.Ypoderoso.

El regimiento entero se puso en marcha, y esta vez ya no eran dos decenas dehombrescomandadosporunsargentodeMotril.Erancasimediomillardesoldados,con todas las armas y los pertrechos de un regimiento moderno. Y dos piezas deartillería.Antonio,acaballoyenlavanguardia,ordenóquecantaran,ytodasaquellasvoces masculinas ascendieron al cielo. Cientos de gargantas guerreras que,acompasadas con las botas, hacían temblar las nubes. Enseguida se estableció unaespecie de duelo: ¿qué sería más poderoso? ¿Los cánticos viriles o la naturalezasilenciosa?Alprincipioganóla infantería.Losejércitosqueavanzanpisanfloresyestiércolpor igual.Lacolumnapasójuntoaunrebañodevacas,y lossoldadoslasatarondetrásde los carros.Yasí, el ejército aplastabao arrastraba, y la naturalezahuíaosucumbía.

Peroalratolasgargantassehabíansecado.Elcaminoeratanempinadoquehabíaque empujar los carros y los armones. Llegó un punto en que el desnivel era tanpronunciadoqueelregimientoenterotuvoquemoverloscañonesafuerzadebrazos.Yempezóabajar lamoral.Aunasí, el regimiento semantuvocompacto.Elúnicoincidente tuvo lugar poco antes de que llegaran a su objetivo, la montaña de losnibelungos.

Derepente,seoyóundisparo.Todaslascabezassealzaronendirecciónalruido.Antoniovioaunhombresolitarioenloaltodeunaladeraenlaqueaúnquedabaunacapadenieve;disparabaunrevólverylosmaldecía.Lacolumnasedetuvoenseco.

Elhombreestabamuyarriba.Llevabaabrigoysombreronegros,loquehacíaqueenlanieveblancadestacaracomounescarabajo.Loacompañabaunaoca,queabríalasalasygraznabacontraelejército,yconlamanoquelequedabalibreaferrabaunabotella.Sedesgañitaba,losamenazabaymaldecía.Latropasedijoqueinvadíanunpaísespectral.

Antonionoentendíaloquedecíaelhombre,porladistanciayporquehablabaenuna extraña mezcla de idiomas. Pidió un intérprete. Le llevaron a un soldado de

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Tarragona.Ordóñezloapremió:—¿Ybien?¿Quécoñodice?—Dice —contestó el joven soldado— que si queremos su botella vayamos a

buscarla—yañadió—:Yque toda laculpaesdelordenburgués,que leusurpósusofá.

El hombre de negro siguió disparando contra la columna hasta que vació eltambor del revólver. Era absurdo: estaba tan lejos que las balas no cruzarían ni lamitad de lamitad de la distancia que los separaba. Pero aquella aparición tuvo unefectoescénico,porqueelecomultiplicabalasbalascomosimilhombresacecharanal regimiento. Después, el tirador solitario y la oca dieron media vuelta, con undesprecioinfinitohacialosinvasores,ydesaparecieronporunbosquecillodeabetoscubiertosdeniebla.

Lacolumnareanudólamarcha.Ordóñeznoqueríaadmitirqueaquelenemigolehabíageneradociertodesasosiego.Nopodíatolerarlo.Sushombresdebíanverauncomandantegallardoydecidido.Blandió lagorraenel aire,dejóaldescubierto surayaanchayperfecta,yordenóquecantaran.Ningunatropadelmundocantabatanbiencomolainfanteríaespañola.

Antonio empezaba a entender que tenía frente a sí a un estratega peligroso.Agudo y sofisticado. ¡Ah, sí! Todo formaba parte de un plan maliciosamenteconcebido: los puentes aberrantes, las estatuas hechas con cadáveres de guardiasciviles.Sí,elhombredelabrigonegropretendíaatemorizarlos,desconcertarlos;eraunartistadelaguerramental.Y,obviamente,culto:«Siqueréismivincaud,venidabuscarlo». Parafraseaba una cita histórica: cuando el rey persa conminó a losespartanos de las Termópilas a entregar las armas, Leónidas le contestó: «Ven abuscarlas».

Loquenoacababadeentendereralodelsofá.

A Antonio Ordóñez le habría sorprendido mucho saber que aquel espectro consombrero y abrigo negros no sabía ni de conjuras ni de estrategias. Que solo seguiabaporimpulsos,comotodoslosborrachos.

Ric-Ric se había enterado de que se acercaba un ejército poco antes, gracias aChiquitín. Estaba durmiendo la mona en su habitación de laMontaña AgujereadacuandoChiquitín lodespertó.Alprincipioestabademasiadoafectadopor la resacaparaentendernada.Peropocoapocoelpequeñofungus,muyalarmado,consiguióqueRic-Ricnotaraloquequeríadecirle.

Chiquitínhabíavistoaquellacolumnadehombresconuniformeazulyahoraletransmitía una suma de sensaciones de inquietud haciendo unos ruiditosdesamparados,comodecríadehalcón,ytirándoledelbrazo.

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Ric-Ricsefrotólanuca;noestabadeltodosegurodehaberentendidoelmensaje.Perosínotabaalgo:lainminenciadeunpeligro.Decidiósalirdelamontañaaverlocon sus propios ojos. Y como necesitaba desplazarse rápidamente, ordenó a losfungus que le construyeran un transporte: una silla a la que añadieron dos largasramas en posición horizontal, que se prolongaban por delante y por detrás.LuegoRic-Ric seleccionó a los dos fungus que teníanmás patas para que le hicieran deporteadores,unodelanteyelotrodetrás.SesentóysaliódelaMontañaAgujereadacon la Oca Calva sentada en su regazo, dócil como un gatito. Hacía tiempo queRic-Ricylaocahabíanenterradosusdiferencias.Éllasoportabaporqueeraelúnicoservivodeaquelmundoquenoteníalapielcubiertademucosa,yellalotolerabaaélporquesiempreestabaafavordelquemandaba.

Los porteadores se movían a una velocidad extraordinaria, superlativamenteágiles gracias a aquellas piernas de raíces y a aquellos dedos que se agarraban acualquierterreno.Losfungusdesplazabanagranvelocidadaquelridículotransportecon la elegancia y la suavidad de una medusa entre dos aguas, como si no lesafectaranlasleyesdelagravedad.Yasílotransportaronporlascumbres,deformabastanteerrática,hastaquelaocaleadvirtiócongraznidosfuriosos:allí,enelvalle,seveíaunacolumnadehombresarmados.

Ric-Ricmirólatropamilitar,muypordebajodesuspies,conunodioprofundoen los ojos, negros como las cejas, negros como el sombrero. Durante eldesplazamientoen la sillademanohabía idodando tragosde labotellayvolvía allevarunabuenacogorza.¿Porquéloperseguían?Sehabíapasadolavidahuyendode policías y guardias civiles; de todos los agentes del gobierno. ¿Por qué no lodejabanenpaz?Hastaallíhabíanllegadoelorden,elsistemayelgobierno:hastalacimadelosPirineos.

Saltódelasilla.Indignado,avanzóunospasosconelrevólverLefaucheuxenlamano.Mientrasdisparabaalolococontraelejército,gritaba:

—¡Malditos!¡Perros!¡Canallas!¡MecagoenPráxedesSagasta!Laocalosecundabaconsusmalhumoradosgraznidos:«¡Crrrra,crrra,crrra!».El

ecode lasmontañasmultiplicaba losdisparosy los insultos:«Sagasta, asta, asta…¡Crrrraaaa! ¡¡¡El sofá, el sofá…!!!».Cuandohubovaciado el revólver, se sintióunidiota: dos batallones enteros lo contemplaban en silencio desde el valle, y élsimplementenosabíaquémásdecir.Bramóloprimeroqueselepasóporlacabeza:

—Queréistrincarmeelvincaud,¿verdad?¡Puesvenidaquitármelo,malnacidos!«Acidos,acidos,acidos…».Y, dicho esto, dio media vuelta. Detrás de los arbustos lo esperaban los dos

fungus porteadores y la silla de mano. Se sentó como un emperador romanodisgustado,laOcaCalvalosiguióvolandocomounagallinayconungestoimperialdelamanoordenóalosporteadoresquevolvieranallevarloalacauna,esdecir,alaMontañaAgujereada.

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Alrato,lasillavolvíaaentrarenlagransalaabiertaalpiedelamontaña.Allíloesperaban losquinientos fungus, angustiadosporque sehabía ausentadodemasiadotiempo.Ansiosos,deseososderecibirsusórdenes.Porunavezenlavidanoseharíaderogar:Ric-Ricteníamuchasganasdedarlesinstrucciones.Enunaparedderocahabía un saliente, como un pequeño púlpito elevado. Ric-Ric subió mientras losfungussecongregabanabajo,seaglomerabanensemicírculopordebajodesuamo.Estabantanjuntosquedesdearribaparecíaunsuelodebaldosas.

—¡Compañeros! —gritó Ric-Ric—. Tengo que anunciaros una noticia muygrave:¡laconjurareaccionarianosagrede!Atacanestehogarsocialistaycolectivistaquetanalegrementeestáisconstruyendo.Pero¡noospreocupéis!Soloeselúltimoydesesperado intentodel orden capitalista por someternos. ¡Lucharemos contra ellosencarnizadamenteconuñasydientes!¡VivaKropotkin!¡Vivalaediciónilustradadelas memorias del camarada Gorki! ¡Viva la anarquía internacional e intervegetal!¡Viva,compañeros!

Los fungus, naturalmente, no entendieron ni una palabra del discurso. ComoChiquitínseguíamarginadoporlosdemás,quenolotoleraban,semanteníaalospiesdeRic-Ric. Cuando acabó el discurso, Ric-Ric y el pequeño fungus semiraron, yChiquitínnotó las emocionesmásprofundasdelhombre:Ric-Ric temía tantoa losfungus como a los soldados. Si por él fuese, aniquilaría a unos y a otros. Pero nopodía.

ARic-RiclemolestólamiradaimpertinentedeChiquitín.—¿No has entendido mi discurso? ¿Es eso? ¿Qué demonios os cuesta tanto

entender? ¡El ejército quiere aplastar la revolución! —dio un largo trago de unagarrafita y añadió—: ¡Los gobiernos no quieren que los obreros tengan sofás!—yseñalando aChiquitín conundedo, justo entre los ojos, bramó—:Yavosotros ostirarán garganta abajo. ¿Lo entendéis ahora? ¡Os lanzarán a una garganta, setasidiotas!

Aloírlo,Chiquitínpegóunbote,enunactoreflejo.Lagarganta.Aquellosíqueloentendía.Lagarganta.Fuecomosiloviera:quinientosfungus

cayendoaunpozoabismal,unalluviadecuerposconlosmiembrosenredados.Losempujaban aquellos hombres con capa, quepis y ropa azul a los que había vistoavanzandoendirecciónalaMontañaAgujereada.

Una oleada de excitación invadió el cuerpo del fungusmás pequeño. Sacudidoporunasconvulsiones incontrolables,diounsaltoycayóentre lahordade fungus.Estos,sorprendidos,seapartaron.

Chiquitínseagitabacomouninsectoagónico,violentamente,sincontrol.Girabasobre su espalda, como si lo mataran enemigos invisibles. Echaba bocanadas deespuma por la boca, entre las largas espinas, y lanzaba alaridos nunca oídos en laMontañaAgujereada.

¡Nosdespeñaránporunagarganta!

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Lenguaybrazosazotabanelaireenuntorbellinodemiembros.Milesdeesporasabandonaban su cuerpo, como polvo que sale de una vieja alfombra. Esporasbrillantescomochispitasdemercuriohirviendosaltabanyseesparcíanporelcielodela bóveda. Ante aquel estallido de frenesí y convulsiones, los fungus miraban aChiquitínpasmados.

¡Lagarganta,lagarganta!¡¡¡Lagarganta!!!Yderepente,poralgúnmotivoinvisible,laexcitacióndeChiquitínsecontagióa

losquinientosfungusquevivíanenlaMontañaAgujereada.¡Lagarganta!Primero fue uno, luego otro, y una docena más, y al momento los quinientos

fungus habían caído en aquel estadodelirante.Todos se revolvían conuna energíaapasionada, ciega, que los arrastraba. Nubes de esporas refulgentes sobrevolabanaquelrevoltijodefungus,chispaságilescomogolondrinasyvelocescomoaerolitos.Ric-Ric se fijó enChiquitín, sacudidopor el tumultode cuerpos enfebrecidos.Milbrazos lo sostenían por encima de las cabezas, exponiendo a la vista de todos sucuerpozarandeadoyferoz.

Al rato, cuando los bailes desbocados empezaron a perder ímpetu, los fungussubieronlaescaleraenbuscadesuamo.

Ric-Richabíahechoqueconstruyeran suhabitación justodebajodelpicode laMontañaAgujereada.Sellegabaporunainterminableescaleradepiedraenespiral,sinbarandillas.Pordentronodejabadeserunaréplicapocoimaginativadelacaunadelpiedelamontañaenlaquehabíavividohastaentonces.Elsueloeralafríaroca,ylacamaeraunaestructuradetroncosbastosysinpulir.Peroconuncolchón,esosí,demusgotierno,blandísimoydeunverdeazulado.Musgotrenzadoconlapuntadelosdedos-raícesmásdelgadosyafiladosdelosfungus.

Apartedelacama,elúnicomuebleeraunamesa.Dehecho,erauntocónderoblegrandioso,deundiámetrosuperioraldecualquierruedadecarro.Peseasusmedidascolosales,losfunguslohabíanarrancadoytransportadosinesfuerzo.Y,comotodoslos trabajos fúngicos, combinaba una parte basta, chapucera, con otraminuciosa yextremadamenteelaborada:nadiesehabíamolestadoenpulir laspatas,unamarañade raíces gruesas, llenas de tierra, que recordaban a un manojo de zanahoriasgigantes; sin embargo, miles de dedosminúsculos habían pulido la superficie contantoceloyminuciosidadqueparecíacubiertadeciencapasdecera.

Cuandolosfungusentraronenlahabitación,Ric-Ricestabaesperándolosdelantedelgrantocónquehacíademesa.Diounpardetragosdevincaud.Aquellosiemprelocalmaba.Alacabardepositóunapiedraenformadepirámideencimadelamesa.Tambiénunpuñadodepiñonesyunpuñadodesetas.Lospiñonesrepresentabanalossoldados; lassetas,a los fungus.Lapiedraera laMontañaAgujereada.Unaramita

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colocada delante de la piedra, el arroyo que cruzaba por delante de la montaña.Entoncesesbozóunplandeataque.Sinembargo,mientrashablaba,Ric-Ricnotó laincomprensiónquesalíadelospechoscilíndricosdelosfungus.Docenasydocenasdecabezasmonstruosasse inclinabanhacia lamesa,porencimadelmapa,peronoentendíanloqueintentabadecirles.Estoprovocabaunsentimientomasivodetristezaysobretododeangustia.Elairedelahabitaciónsellenódeesporas.

Ric-Ricabroncóalamultitudmonstruosaquelorodeaba:eraunplandeataquemuy sencillo, hasta unos puñeteros fungus deberían entenderlo. Entonces se diocuentadequeelproblemanoeraelplan.Eraelmapa.

Losfungusnoentendíanelsignificadodelospiñonesydelassetas.Unapiedraera una piedra, no unamontaña.Una ramita era una ramita, no un río. Almismotiempo,aquelloloshacíaconscientesdesuslimitaciones.Sedabancuentadequeenaquella representación había algo, grande y portentoso, que su entendimiento nopodíaconcebir.

Ric-Ric se rio. Para él, las carencias de los fungus siempre eran motivo dediversiónyescarnio.Cogióunpuñadodehojassecasdepinoyselolanzóalacaraalosfungusqueteníamáscerca,queretrocedieronconuntemorreverencial.Aquellareacciónlehizoreírseaúnmás.Pero,comonopodíaperdereltiempo,pensóenunplandelomássencillo.

Teníaaquinientosfungus.Bien,pueslosdividiríaendosgrupos.Elprimero,dedoscientos fungus, esperaría a los soldadosdelantede laMontañaAgujereadaparaatraerloshaciaaquelpunto.Losdemás,unostrescientos,atacaríanalejércitoporlaespalda,dirigidosporTuerto.Todomuysencillo.

Aaquellostrescientosnolesresultaríadifícilescondersedetrásdelejército.Eranfungus.Ylosfungusnoseescondíanenelbosque,eranelbosque.Cuandoestuvierandetrásdelatropa,atacarían.¿Enquémomentoexacto?Ric-Riclesmostróunpuñadode cohetes.Eran cohetesmarinerosque losmuscats, en la soledadde losPirineos,utilizabanparaavisarseentreellos.Sujetóunopor la cañay sacóelbrazoporunaestrecha ventana de su habitación, que parecía una tronera. Encendió lamecha; elcohete voló por los aires y a los pocos segundos explotó entre las nubes con unchasquido de petardo, llenando el cielo de chispas rojas. Ric-Ric les advirtió: lostrescientosfungusdeTuerto teníanqueatacarcuandovieranuncohetecomoaquelexplotandoentrelasnubes.Niantesnidespués.

—¿Loentendéis,fungusdeloscojones?Los doscientos fungus que se quedaran a las puertas de lamontaña tenían una

misiónaúnmássencilla: resistir, conjurados,elasaltodelejércitohastaqueTuertoatacaralaretaguardiaenemiga.Parafacilitarleslascosas,Ric-Richizounabandera.¿Qué era una bandera? Básicamente, una tela colgada de un palo que servía paraagruparunatropa.

Ric-Riccogióunasábanaqueutilizabacomomantelenlamesa-tocónypidióquele llevaran una brocha y dos botes de pintura saqueados en casa de Cassian, uno

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amarillo y el otro negro. Pintó la tela de amarillo, un amarillo chillón. Al acabar,dibujóconlabrochaunpardetrazosdepinturanegra,unsímboloenelcentrodelasábana:

()

Paraqueseentendiera, lesexplicóqueel símbolo, (),eraelcoñodeMailís, su

amada.ComoMailís era rubia, deducía que también debía de tener el pelo púbicorubio, asíque leparecía lógicopintar el restode labanderadecoloramarillo.Diootro trago de licor y luego extendió la nueva enseña, la mostró a la audiencia demonstruosydijo:

—¿Osgusta?Ya tenían el plan de ataque y la bandera. Ahora solo tenían que saber quién

capitanearía cada uno de los dos grupos, los doscientos fungus que resistiríanenarbolandolabanderaylostrescientosquetendríanqueatacaralejércitopordetrás.¿QuiénharíadeabanderadodelosdoscientosquevigilaríanlaMontañaAgujereada?

—¿Quiénquiere labandera?Compañeros,nohayhonormásgrandeque ser elabanderadodelarevolución.

HabíaunaspectotípicamentehumanoqueRic-Ricsesentíaincapazdeexplicaralos fungus: que el instinto de los soldados los llevaba a disparar preferentementecontra las banderas y los abanderados enemigos. Los fungus entendíanmuy pocaspalabrashumanas,peronotabanlassensacionesqueRic-Ricdesprendía,ydealgunamanerasupieronquecogeraquellatelaseríamalo,muymalo.Ric-Ricsepaseópordelantede la tropa, comobuscandoalmejor candidato.Porunavez, los fungus loevitaban,aunquefueraechandoelcuerpoligeramentehaciaatrás.AlfinalRic-Ricsedetuvo delante de Chiquitín. «Ah, sí, Chiquitín me estropeó la cita conMailís alamorrarsufeacaraalaventana.Ysilomatannoperderégrancosa,porquelaverdadesqueeselmáspequeño,inútil,traviesoycontrahechodetodos»,pensó.

Ric-Ric le colocó la bandera en el pecho cilíndrico. Sí, durante la inminentebatalla,elquesujetaríaelestandarteseríaChiquitín.

—Loúnicoquetienesquehaceresmanteneradoscientosfungusjuntosyunidosatualrededor,alrededordelabandera,hastaqueTuertoataquealejércitopordetrás—ledijo.

Y dicho esto, le dio unos golpecitos amistosos en la cabeza, como si fuera ungalgo.

Encuantoalatropaimportante,lostrescientosfungusquedeberíanllevaracabola acción decisiva, Ric-Ric no dudó ni un segundo sobre quién debería dirigirla:Tuerto, elmás antiguo y espabilado de todos.Ric-Ric lo llamó, pero el fungus noaparecía.Ric-Ric,sentadoenaquellamagníficayalavezestrambóticamesa-tocón,insistió:

—¡Tuertodeloscojones!¡Venaquí!¿Dóndedemoniostehasmetido?

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Derepente,cayóenlacuentadequehacíamuchosdíasquenoloveía.Ric-RiccogiódelcuelloaChiquitín.

—¿DóndeestáTuerto?¿Dónde?Notóunavibración,dos;unpardeemociones.Chiquitín lehablabaenlenguaje

fúngico:desupechocilíndricosalióunlamentodeañoranzayotrodepérdida,comodeunagargantasaldríandossonidos.Ric-Riclonotó.Lossumó.¿Añoranzadequé?¿Pérdidadequé?Hastaqueloentendió:Tuertosehabíamarchado.

Noselopodíacreer.¡Tuerto!¡Laprimerasetalohabíaabandonado!Secubriólacaracon lasmanos. ¡Tuerto! ¡Habíanpasadoun invierno juntos,encerradosenunacueva,solos,hablandodelavida,delIdealydelaluchadeclases!Habíanluchadocontra osos y reaccionarios, y ahora lo abandonaba. ¡Tuerto!No se lo podía creer.Entremocosysollozos,preguntóaChiquitín:

—¿Esverdad?¿Sehamarchadoparasiempre?Pero los fungus no mentían, no podían mentir. Ric-Ric cayó de rodillas en la

superficiepulidadelamesa.Tuertoeralomásparecidoaunamigoquehabíatenidonunca,yahoralohabíaabandonado.

Justoenaquelmomento, los fungusqueestabanentre lamesay laentradaa lahabitaciónseapartaronyformaronunpasillo.Yporelcentroavanzóalguien.

Era él: Tuerto. Él y su altura poderosa, la cuenca del ojo vacía y las cuatrocicatricesdegarradeosoenlacápsuladelacabeza.

Alverlo,Ric-Ric sepusodepiey lo abrazó.Comoestaba encimade lamesa,tenía la suficiente altura para rodearle el cuello con los brazos.Ric-Ric lloraba dealegríayledababesosdondeloshumanostendríanlasmejillas.

—¡Compañero!¡Compañero!¡Sabíaquenomeabandonarías!Un rato antes, Tuerto también había visto aquella imponente tropa armada

avanzando directamente hacia la Montaña Agujereada. El instinto le decía quesiguiera adelante, que volviera a la naturaleza de la que procedía. Pero no podíaabandonaralossuyos.Porestúpidosquefueran.Poresoestabaallí.

CuandoRic-Ric se calmó, buscó aChiquitín con lamirada.Desde su pequeñaestatura, envuelto con aquella ridícula bandera amarilla, miraba a Ric-Ric con sumandíbulaprominenteysuspárpadosderinoceronte.

—¡Siemprelolíastodo!—exclamóRic-Ric—.¿Nosabesquelosrumoresylasdifamacionessonpequeñoburgueses?

TumbóaChiquitín en su regazo, como si castigara aunniño,y lepegóveinteazotesconlaculatadelLefaucheux.

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A

CAPÍTULOXI

LAGRANBATALLA.HEROICOCOMPORTAMIENTODETUERTOYDECHIQUITÍN.ANTONIO

ORDÓÑEZDESCUBREDÓNDERESIDEELAUTÉNTICOPODER

mediamañana el ejército llegó a su objetivo: lamontaña de los nibelungos.Allí la tenían,unacumbremediocre, irregulary tristona.Ordóñezpensóque

nadie elegiría aquellamontaña para pintar un óleo de losPirineos: los árboles queascendíanpor las laderas parecíanviejos y cansados de vivir, y la roca de la partesuperiornoteníaencantonicolor.

JustopordelantedelamontañacorríaelarroyoqueelMalagueñohabíadescrito.Ordóñez estableció una línea de tiradores en la orilla, con los fusiles apuntando alotroladodelcursodeagua.Unosmetrosdetrásdelainfantería,loscañones.Desdeaquellaposición,laspiezaspodríanbombardearcómodamentelamontaña.Másatrásestaban los carruajes con las municiones. Y al final, en la retaguardia, dejó unapequeñatropa,porprudencia.Todoelregimientoseconcentrabaenunallanurapocoextensa,comonopodíaserdeotramaneraenlosPirineos,yrodeadadeárboles.

Cuando los nibelungos salieran de su refugio, tendrían que avanzar hacia elarroyo.Allí se toparíanconunapotenciade fuego insuperable.Siquerían llegaralcuerpo a cuerpo, antes tendrían que cruzar un arroyo furioso. No podrían.Cuatrocientosfusilesydoscañonesseloimpedirían.

Eldíaerabastantesoleado.Antoniovolvióamirarlamontañadelosnibelungos.Soloparecía imponenteporqueestabanmuycerca.Yesqueelatractivodeaquellamontañanoseveíadesdefuera:escondíaunsecreto.Sí,elsecretodelosnibelungos;elsecretodelavictoria,delPoder.

Unavezcolocada laartillería,Antonioordenóquedispararacontra lamontaña.Ah,sí,laartillería.Loscañonessiempreeranunespectáculo:elsonidoensordecedor,las parábolas de las balas y los impactos en la lejanía. Cada vez que un proyectilestallabaenlacimayproyectabaunalluviade tierrayrocas, la tropalocelebraba.Explosionesrojas,violentaseininterrumpidas.Algunoshombres,entusiastas,inclusoblandían los fusiles con la gorra colgada en la punta. A Antonio le gustaba laartillería, la más expeditiva de las armas; elevaba el espíritu, disipaba dudas,enardecíaalcobardeyexaltabaalvaliente.Loscañoneseranlafuerzaylaesenciadelafuerza;laúltimapalabra.Quientienecañonesarrasa,yquienarrasaimpera.

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No todos los soldados estaban interesados en aquella exhibición destructiva.Algunos se entretenían haciendo pilas con guijarros del río para crear pequeñosparapetosdelantedesuposición.Suscompañerosse reíandeellosasegurandoquelosmonstruosnodisparaban,yqueenconsecuenciaaquellasbarricadaseraninútiles.Peroelalmahumanaesasí,ymientrasunosdisfrutabandelbombardeoygozabanconeldolorajeno,otrosoptabanporprevenireldolorensuspropiascarnes.

Alcabodeunrato, losimpactosdeloscañoneshabíandeformadoelpicodelamontaña.Entoncesloscaballosylasmulasempezaronaponersenerviosos.Ordóñezordenóquetaparanelmorrodelasbestiascontrapos.Yaestabainformadodeaquelsíntoma: cuando las monturas se ponían nerviosas significaba que los nibelungosestaban cerca. Y en efecto: salieron de su madriguera. Ya venían. Ellos. Losnibelungos. Un par de centenares de monstruos. Emergieron de una especie depasadizoqueseabríaentredosparedesderoca.

ElMalagueñohabíahabladodeunahordacaótica,desatadaybestial.Yerantodoaquello, en efecto. Sin embargo, en esta ocasión avanzaban más contenidos. Sedirigieronhacialoshombresconbramidosguturales,agriosygraves,perosincorrer,sin precipitarse. Avanzaban en un grupo compacto; airado, sí, pero nodesencadenabanningunacarga,soloseaproximaban.Hastaquesedetuvieronalotroladodelarroyo,pocosmetrosantesdellegaralagua,queseconvertíaasíenfronterayseparaciónentrehombresynibelungos.

Los soldados vieron aquellamasa de demonios que resoplaban balanceando lacabezahaciaellosylanzandoalairemilesymilesdeesporas;lossoldadosvieronlasbabasblancasquelescaíandelaboca,comosifuerantorosenlaplaza.Doscientosmonstruosconunaespeciedecabezalongitudinal,conojosmaléficamentepequeños,amarillosysinpárpados,quelosmirabanconodiodesdeelotroladodelarroyo.Sí,lossoldadosvierontodoaquello,oyeronaquellosaullidosinhumanosycontuvieronlarespiración.Unaoleadadeespantorecorriólalíneadetiradores.

Antonio esperaba a que los nibelungos intentaran cruzar el arroyo para dar laordendedisparar.Queríalanzarlesunalluviadebalascuandoestuvieranenelagua,loquefrenaríasusmovimientos.Peroentonceslosnibelungoshicieronunamaniobrainesperada: retrocedieron, solo cincuenta pasos. Allí, un poco más retirados,formaron una falange compacta de cuerpos, de cabezas, de brazos y de dedosvegetalesrepugnantementelargos.Abríanlasmandíbulasyaparecíanhilerasehilerasde espinas, agrupadas como si las bocas abiertas fueran zarzas.De aquellas bocasemergían lenguas largas como mangueras, fustigadoras como colas de atún, queestallabanenelaireretandoaloshombresaacercarse.Así,alcontrariodeloqueseesperaba de ellos, losmonstruos no atacaron. Se quedaron al otro lado del arroyo,rezagados,vociferandocomobárbaroscontraRoma,vomitandocrujidosygraznidosde cuervo gigante, y provocando a los humanos para que fueran ellos los queatacaran.

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Yderepenteapareció.Labandera.Enelcentrodelaformacióndelosnibelungossealzóunabandera.Unrectángulodeteladecoloramarillo,colgadodeunmiembrolarguísimo,comounaramafina.Elpropietariodeaquelmiembro,queejercíadeastade la bandera desaparecía entre los demás nibelungos, como si fuera mucho máspequeñoquelosdemás.Enelcentrodelabanderaseveíaundibujomásomenosasí:

()

Los oficiales pidieron permiso a Ordóñez para disparar, pero aún no se lo

concedió.Antesqueríacomentarelextrañosímbolodelabanderaamarilla.—Como pueden ver, caballeros, por fin queda esclarecido el misterio: nos

enfrentamos con la masonería internacional. Los masones siempre han intentadoconquistarelmundo.Yyaloven:parallevaracabosusplanescriminalesnodudanenreclutaramonstruosnienenarbolarsímbolosmísticos.

Yacontinuaciónordenóporfinqueabrieranfuego.Desde su lado del arroyo, los soldados empezaron a disparar contra los

nibelungos.Estosmorían, pero, extrañamente, seguían sin iniciar la carga.Rugían,gesticulabanyagitabanaquellasespantosaslenguasenelaire,peronoatacaban.Selimitaban a morir, con los cuerpos apilados. Su único movimiento era agruparsealrededor de aquella extraña bandera. Cuando los nibelungos que protegían elestandarte con el símbolomisterioso caían, otros se apresuraban aocupar su lugar.Antoniono loentendía.¿Porquénoatacaban?¿Porquése limitabanaaguantareltiroteo?Elfuegoseintensificómásaún,ylosnibelungoscaíanpordocenas.

Bien,sedijoAntonio,habíaidoamataraaquellascriaturasyloestabahaciendo.

Unratoantes,Tuertoytrescientosfungushabíansalidodelacuevaparalocalizaralejército, situarse detrás del enemigo y esperar la orden de ataque. Lo que habíapasadoeralosiguiente.

Lalargafiladecarros,dejinetesydeinfanteríaconcapayuniformeazulseguíaunestrechosendero,caminodelaMontañaAgujereada.Losfunguslosdetectaronyseescondieronenelbosque,juntoalcamino.Lacolumnamilitarpasópenosamentepordelantedeellos.Niunsolohumanolosdescubrió:losfungusteníanunainmensacapacidaddecamuflaje;sefundíanconlavegetación.Cuandosequedabaninmóvileseracomosilapiellescambiaradecolor,comoalassepias,yloshombressoloveíantroncosyramas.Además,sehabíansituadodemaneraqueelvientonotransportarasuolorhastalasfosasnasalesdemulasycaballos.

Luego todo fue aún más fácil: Tuerto y los suyos se limitaron a seguir a lossoldados,ajenosa la legióndemonstruosque ibapegadaasuespalda.Los fungus

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vieron cómo los hombres se dirigían a laMontañaAgujereada y se detenían justodelantedelarroyo.Vieroncómocalzabanaquellasmáquinasimponentesyextrañas,loscañones,ylosdisparaban.Vieroneliniciodeltiroteodelossoldados,cientosdefusilesdisparando.Lasumadecañonesyfusilescreabaunrugidodetormenta,comodetruenosygranizo.

Desdedondeestaba,Tuertoveía labandera (),másalládel enemigo, sostenidaporuna largaextremidaddeChiquitín.Lasbalas laagujereaban.Y lomás terrible:notabalamuertededocenasdecongéneres.Morían,cadavezmás,bajolasbalasdeloshombres.

Tuerto y los fungus miraban al cielo. Tenían que atacar cuando Ric-Ric, queestababajoelpicodelaMontañaAgujereada,lanzarauncoheterojoalcielo.Peroelcielosemanteníaimpolutoyazul.

¿Dóndeestabaelcoheterojo?¿Dónde?

Después de que Tuerto, Chiquitín y todos los fungus salieran a enfrentarse con elejército,Ric-Ricsequedósolo.Aquellasensacióndesoledad, tanpocohabitual, lorelajógratamenteysedejóllevarporlasfantasíasdeantes.SedijoquemuyprontoabandonaríaaquelvalleperdidoyatacaríaBarcelona.Sí,semoríaporverlacaradelosburguesescuandoloscompañerosfungusasaltaransusfábricasydestruyeranlasmáquinas que esclavizaban a la clase obrera. Y aquello no sería todo. Haría pilasinmensas de billetes y los quemaría delante de los banqueros. ¡Ja! Empezó otrabotella.¿Pordóndeiba?Ah,sí,elIdeal:incendiarbancosyfábricas.Sinembargo,laborrachera le había hecho olvidar una cuestión fundamental: que para atacar elmundo capitalista tendría que ordenar a los fungus que abandonaran la MontañaAgujereada y aquel valle oscuro. Y, como todos los mandatarios, Ric-Ric seenfrentaba al punto central delPoder y su ejercicio: ¿qué sería de él si daba a suscompañerosunaordenquenoquisieranobedecer?

Encualquier caso, aquellas agradables fantasías sevieron interrumpidasporuncañoneo.¡Bum,bum!¡BUM!¡Disparabanasumontaña,esdecir,contraél!Miróaltecho: labóvedaerademasiadosólidaparaque losproyectiles laderribaran.Porsiacaso,serefugiódebajodelagranmesa-tocón.Allísediocuentadequelosfungusnosehabíantomadolamolestianiderecortarlasraícesdelapartedeabajo.Ledabalasensacióndeestarenmediodeunbosquedeestalactitasdemaderadediferentestamaños,colgandoaquíyallá,aúnsuciasdetierra.Sedijoqueeraunaobratípicadelos fungus, exagerados en todo y a la vez con una perspectiva ciega.Mierda. DerepentevioaparecerellargocuellodelaOcaCalvapordebajodelamesa.Graznaba.¡Cra,cra,cra!Elcoheterojo.Eracomosiquisieraavisarlo.¡Elcohete!El cohete

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rojo.Demasiadotarde.Ric-Ricyaestababorracho.LosladridosdelaOcaCalvalemolestaban.Desdesuesconditeinfantillariñódirigiéndolelassiguientespalabras:

—¿Sabes por qué no puedes volar, oca de los cojones? Porque tienes las alasdemasiadograndes.

Soltóunacarcajada,diounúltimotragoysequedódormidodebajodelamesa.

Tuertoysustrescientosfungusmirabanalcielo,porencimadelamontaña:¿dóndeestabaelcoheterojo?¿Dónde?Ric-Ricleshabíaencargadolamisióndeatacaralossoldados.Perosolocuandovieranelcoheteexplotandoenelcielo.Ynoloveían.

Losfungusdelotroladodelarroyoseguíanmuriendo.Desdesuposición,Tuertoveíalabandera()ondeandoenlaotraorilla.Peroloquelamovíanoeraelviento,eranlasbalas.Yallí,debajodelatela,debíadeestarChiquitín.Dehecho,elastadelabanderanoeraunpalo,sinounmiembrodeChiquitín,unaextremidadmuylargaquenormalmente llevabadobladadebajodeunade lasaxilas.ComoRic-Richabíaprevisto, los soldados disparaban contra el abanderado. Los movía un instintoinmemorial,arraigadoenloscombatientesdetodoslostiempos:atacarlaenseñadelenemigo. Las balas sacudían la tela y mataban a los fungus que estaban al lado.Paradójicamente, a Chiquitín lo salvaba su corta estatura: como era tan bajito, lasbalas abatían a los fungus que se agrupaban alrededor de la bandera, no a él. Loscadáveresdeloscompañerosmuertos,conlascabezascaídascomoescudoshoplitas,formabanuna tétricabarricadavegetalque loprotegíadel fuegoenemigo.PeroeraevidentequeChiquitínnosaldríaindemne:lasbalasagujereabanlatelaytambiénlaraízlarguiruchaquelaelevaba,pordelgadaquefuera.Eltiroteoeratanintensoquealfinallosdisparosmutilaronaquelmiembro.Cayócomounaramadeárbolcortada,y con él la tela amarilla con el símbolo () en el centro. Chiquitín perseveraba: unsegundomiembrovegetal seelevó,delicadoperosólido.Yen lapuntasuperiordeaqueltentáculosemirrígido,labandera.

TuertoentendióqueChiquitínylosfungusquerodeabanlabanderanoresistiríanmuchomás.Sinembargo,laconsignadeRic-Ricnopodríahaberestadomásclara:«No ataques hasta que veas el cohete rojo en el cielo». Tenía que ir a ayudar aChiquitínyalosdemás.Peroelcoheterojonovolaba.

Hastaquepasóaquello.Derepente,Tuertosellevóunamanoycincuentadedosalacabeza.Acababade

sentir,denotar,undisparoquehabíaheridoaChiquitín.Unabalarozandoelcráneoque lehabíaarrancado lapielde lacabeza.Los fungusescuchaban lassensacionescon la misma nitidez que los seres humanos las voces. Y para Tuerto eraperfectamente audible el gemido de Chiquitín, la quemadura del proyectil; su

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solicitud, su miedo. «No ataquéis antes de ver el cohete rojo —había ordenadoRic-Ric—.¡Obedeced!».

Tuertoabriólaboca,conlasdosmandíbulasseparadascomouncepoabierto.Yanoparecíaaquelniñoquenoquierellorar.Chilló.Ungritolargo,unsonidocomoelancladeuntransatlánticocuandorecorreelojodebuey.Saltóhaciadelanteconunavelocidad impetuosa. Y con los trescientos fungus detrás, que también bramabancomogargantasdehierro,cargócontraelejército.

Los soldadosqueestabanen la retaguardiadel regimientovivían labatalla conciertadespreocupación.Losmásjóvenes,yporlotantomásinquietos,mirabanporencima de los hombros de sus compañeros intentando seguir las vicisitudes delcombate. Los más veteranos fumaban sentados en una roca. Algunos miraban elcielo. Se había nublado y estaban preocupados por si llovía: las capas del ejércitoeran tan malas que incluso el rocío las calaba. La mayoría de los soldados quecustodiaban la retaguardia no estaban atentos a la retaguardia. De repente, vieronaquella masa inhumana que les caía encima. Los pilló tan desprevenidos que nopudieronorganizar ladefensa.Los fungus tampoco se lohabríanpermitido.Tuertoatravesólasposicionesdeloshombresconlosbrazosabiertos,destrozandoconsusgarrastodoloqueencontraba.Detrásdeélibantrescientosfungusmás,furiosos,quetroceabanydescabezabantodoloqueselespusierapordelante,hombresoanimales.Chillabanycorríanimpulsadosporpatasvelocísimas,abriendounasbocasllenasdedientes espinosos. Rompieron las filas interiores del regimiento como una oleadadestructiva,empujaron,aplastaronyvolcaronloscarruajesconunodioexacerbado,como si los fastidiaran especialmente aquellas conjunciones de bestias, ruedas yplataformas demadera.Destriparon los caballos y siguieron adelante, seccionandopiernasybrazos,matandoyrematando.

Loshombreshuían,peronoteníanadóndeir.Corrieroncomounrebañoasustadoen dirección contraria a Tuerto y sus fungus. Pero solo les sirvió para quedarcomprimidos contra los compañeros que luchaban en la orilla del arroyo. Estos,desconcertados,dejarondedisparar sus fusilesymiraronhaciaatrás.Había fungusportodaspartes.Yalfrentedetodosellos,unmonstruoconunsoloojoylosbrazoslarguísimos, todo él lleno de garras que se abatían sobre la tropa como armasmedievales;escupíababasblancasporlabocaybramabaconunestrépitodemuelaaplastandochatarra.Tuertoseccionóelcuellodeuncaballo,lesfracturólanucaaunsargento y tres soldados como si fueran la punta de un lápiz, siguió adelante,atravesando hileras de hombres que luchaban o huían, y de repente vio por fin aChiquitín.

Chiquitín y sus fungus habían cruzado el arroyo, animados por el ataque deTuertoyelcaosentrelossoldados.Chiquitínchillabaanimandoalosfungus.Labaladeunfusillehabíadejadounacicatrizdescarnadaquelesurcabalacabecitadepuntaapunta.Noluchaba:teníalosbrazosocupadosprotegiendolateladelabandera,que

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abrazaba como unamadre a un bebé, con la diferencia de que unamadre humanautilizaríadosbrazos,yChiquitínquince.

En aquel momento, entre guerreros luchando cuerpo a cuerpo, restos depertrechosesparcidosportodaspartesypequeñosincendios,ChiquitínvioaTuerto,yTuerto vio aChiquitín.El fungusmás reflexivo volvía a encontrarse con elmásalborotado.Lossoldadosestabandefinitivamenteatrapadosentre losdosgruposdefungus.Labatallaestabasentenciada.Chiquitínabriódesmesuradamentesusgruesospárpados.Tuertolohabíasalvado.Comoeldíadelagarganta.

Ordóñezenseguidasediocuentadelaenvergaduradeldesastre.Lesestabacayendoencimaunaavalanchadenibelungosquevolcabancarruajesydestripabanahombresycaballos.Atacabanporlaretaguardiacomounaoleadadecarnevegetalchorreandomucosidades.Unamultituddemonstruosvelocesyasesinos, rodeadosdenubesdeesporasplateadasquesuscuerposliberabanenlaexcitacióndelabatalla.

¿Qué había pasado? La respuesta era muy sencilla: en la retaguardia, Antoniosolohabíadejadoalossoldadosmásjóveneseinexpertos;alverseatacados,habíanhuidocorriendohaciaatrásysehabíanamontonadocontraloscarrosylosoficiales.Estoshabíanintentadomantenerelordenyformarunalíneadetiradores.Erainútil.Los nibelungos avanzaban como una nube de langostas gigantes. Antonio vio ahombres decapitados, a hombres destripados y a hombres mutilados. Aquellascriaturas podían arrancar un brazo o una pierna con la facilidad con la que uncamareroquitaríaeltapóndeunabotella.Mutilabanaloshombresyluegolanzabanloscuerpos,aúnvivos,adistanciasinverosímiles.Yasí,lossoldadosdelfrenteylaretaguardiafueroncomprimiéndosecadavezmás,prensadosentrelosnibelungosqueatacabandesdeatrásylosdelaotraorilla,quetambiénhabíanempezadoaatacar.

Para cruzar el arroyo les bastaron sus propios cuerpos: algunos se sumergieronhasta el cuello, de manera que las cabezas formaran una plataforma estable, unapasarela viva. Los fungus que habían rodeado a Chiquitín y la bandera amarillacruzaron el río y cayeron sobre los soldados. Arrasaron a los que habían hechoparapetos de piedras y a los que no, a los que se habían reído de los que hacíanparapetos y a los que no se habían reído. Al principio los hombres respondierondisparandoy,cuandolostuvieronencima,clavaronlasbayonetasenaquelloscuerposcilíndricos,enaquellascabezasesféricas.Peroerandemasiados,demasiadoferocesydemasiado horribles. Y al final la línea de tiradores se derrumbó y sucumbieron.Antoniolovioysupoquetodoestabaperdido.

Enelúltimomomento,enel instantesupremo, losqueresistieronaultranzanofueron los oficiales, sino los suboficiales.Mientras los capitanes caían de rodillas,rezando con los ojos cerrados y esperando la muerte como las avestruces, los

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sargentos ordenaron a la tropa que calara bayonetas y que formara islotes deresistencia en pequeños grupos.A veces eran diez o doce hombres en posición deerizo, espalda contra espalda y con las bayonetas hacia fuera. O unos cuantossoldados, fortificados dentro de los carruajes y disparando contra aquellas bestiasinexorables. Antonio se dijo que los hombres de los carros parecían náufragos enbotes,tanllenosquesenegabanaadmitiramáspasajeros:cuandoalgúncompañerointentabaentrar, loechabanaculatazos.Perotodofueinútil.Cientosdenibelungosvolcabanlosúltimoscarros,arrancabanlosfusilesdelasmanosdeloshombresylosrompíancomocerillas.

Antonio, encima de su caballo, impartía órdenes frenéticamente. Hasta que unnibelungosujetóelmorrodesumonturayotroenroscólalenguaalrededordelcuellodel animal. Pudo matarlos con el revólver, pero el pobre caballo se derrumbó,estrangulado, y Ordóñez con él. Mientras estaba tirado en el suelo, un tercernibelungo intentó asesinarlo con las garras.No, aúnno: aAntonio le dio tiempo alevantarse y decapitarlo con el sable. La cabeza cayó rodando como un disco. ElMalagueñoyunoscuantoshombressereunieronasualrededor,Ordóñezenelcentroconelsablelevantado.Nosirviódenada.Casicincuentanibelungoscayeronencimadeellos,comogigantescasbabosascongarras.

El único que se salvó fueOrdóñez.Corrió hacia un carro lleno dematerial deguerra repartiendo sablazos a derecha e izquierda. Lo escaló. El carruaje estabarepletodecajasdemunicionesyunosbultosconformadeataúdesparaniños.Subióa aquella pirámide de cajas y desde allí arriba contempló el desastre en toda suamplitud.

Nadie había podido huir.La pequeña explanada pirenaica era una extensión desoldadosmuertos,pilasdecadáveresypertrechosesparcidos.Caballosabatidos,conlas cuatro patas levantadas, que se revolvían agónicos. Humaredas, carrosquemándoseyunanaturalezadolorosamenteneutral, quemiraba lahecatombeconindiferencia. Soldados enloquecidos resistían aquí y allá, sin esperanza, disparandolos últimos cartuchos o esgrimiendo bayonetas. Los nibelungos buscaban inclusodebajode loscarrosyarrastrabanconmil lenguasa losqueseescondíanentre losejesy las ruedasparadespuésdescuartizarlos.Y loscañones, losdoscañones:unafuerza huracanada los había volcado; las ruedas y los armones demadera estabanarrancados.

Los nibelungos rodearon el carro al que se había subido Antonio. Docenas ydocenas de criaturas de ojos amarillos y cabeza plana amontonando sus cuerposhúmedos, ansiosos por cazarlo, lanzándole unas lenguas, largas como cuerdasmarineras,quecasilelamíanlacañadelasbotas.Encualquiermomentosubiríanyloharíancaer,ynoseríaunsabledecaballeríaloquelosmantendríaalejados.

Mientraspinchabaaquellas lenguasque intentabanenroscárselepor laspiernas,insertólaespadaenunobjetosólido:losnibelungosteníanlalenguaprensil,comola

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trompadeunelefante,yunodeellosteníaunacabezahumanaadheridaalapunta.Unacabezadecapitada.EraladelMalagueño.Aquellofueelfinal.

Antonio renunció a seguir luchando. Había querido ser tenor, un tenorwagneriano; un Heldentenor, un tenor heroico. Y moriría allí, en unas montañasperdidas,sinvercumplidosusueño.

Yentonces,aunpasode lamuerte,AntonioOrdóñezsehizo lagranpregunta:«¿Yporqué?¿Porquénomeheconvertidoentenor?».

«Soy tenor», se dijo. Había tenido que estar a un paso de la muerte paraentenderlo.«Soytenor—serepitió—,siemprelohesido».Sí,loera,claroqueloera.¿Porquélehabíacostadotantoentenderlo?Ysieratenor,loqueteníaquehacereracantar, cantar y no preocuparse de nadamás. Era lo que tendría que haber hechodesdeelprincipio:cantarycantarynadamás,cantarsinpensarenlasconsecuencias.Ahoraloentendía.Porfin.Aquelloeraelpoder,elPoderreal.Siemprehabíaestadodentrodeél.Ysiemprelohabíanahogadolasinstituciones,elcriteriodelosdemásysusmiedos;pero teníaelPoder,elpoderdecantar.Qué lástimaquehubiera tenidoqueestaraunpasodelamuerteparaentenderlo.

Lanzó la espada lo más lejos que pudo. El acero voló por encima de todasaquellas cabezas ominosas y se perdió entre unos arbustos chamuscados. A losnibelungos les sorprendió aquel gesto temerario.Y cantó. Rodeado de nibelungos,AntonioOrdóñezcantóLohengrin.

Noesati,queolvidasteelhonor,aquiendebounarespuesta.Bienpuedodefendermedelasdudasdelmalvado;labondadnuncasucumbirá.

¿Qué era aquello? Las lenguas de los nibelungos volvieron a las bocas comoserpentinas replegadas. Suspendieron el impulso asesino y se quedaronmirando aAntonio,fascinados.Elestruendodeloscombatescesó,yenelcampodebatallasehizounsilenciorepentino.Losnibelungossehabíanquedadoinmóviles.Escuchaban,escuchabanyescuchabanconunamiradadeniñogolosoenlosojos.

¿DóndeseencuentraelenviadodeDiosparalagloriadeBrabante?Aquellosalosquellamastealaluchaestánsegurosdevencerbajotumando.

Aquelindividuoexhalabaunapurezaúnica,transfigurada.Antoniocantaba,yalhacerlo descubría el secreto del Poder. ¡Oh, qué gran momento para AntonioOrdóñez! Era poderoso, sí, tenía el Poder de cambiarse a símismo, de ser lo quequería ser: tenor, y aquel Poder subyugaba incluso a las masas infernales, que loescuchaban embelesadas y cabizbajas. Porque los nibelungos nunca habían notado

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una emoción como aquella. Limpia, nueva, elevada y viajera. La música era elsentimiento,yelsentimientoeralamúsica.

Los sonidos brutales de la batalla habían callado.Cientos de ojos sin párpadosescuchabanaaquelhombreconsussentidosincomprensiblespara loshumanos.Lamúsica era el lenguaje más próximo a ellos, criaturas que se comunicaban consentimientos.Lomásprobableeraquelosfunguslohubierandejadocantar,cantarycantarhastaelfinaldelostiempos,sinacercarseaélniagredirlo,sinohubierasidoporquealguienllegó.

Antonio se dio cuenta de que de repente lamasa de nibelungos se separaba yabría paso reverencialmente a un individuo. Era el hombre del abrigo negro. Losnibelungos le rendíanunadeferencia real, aunqueel hombreno irradiaba lamenornobleza.Eraun individuobajito, barrigón, con el sombreroy el abrigo raídosy lamiradaenturbiadaporelalcoholyelrencor.Loacompañabaunaoca,queloseguíacomounperro.No:unperrohabría idounpaso atrás, y aquellaocaprecedía a suamo.Balanceaba su cuerpo de ave, con el pecho hinchado, los pasos seguros y ellargocuelloorgullosamentelevantado.Laocayelhombredelbombínseacercaronalcarro.Aquelreydepega,ajenoalsentimientodeveneraciónquedespertabaentrelos nibelungos, dio un trago de una botella de vidrio verde. Se plantó delante delcarro,miróaizquierdayderechay,porúltimomiróaAntonio.Alprincipiofueunamiradasevera.Despuésserio,sardónico,cruelyasesino:

—Ostras, todoungeneral—exclamóen tonodemofa—. ¡Yqué raya tanbienhecha!

Durantetodalabatalla,Ric-Richabíaestadodebajodelgrantocónderoblequehacíademesa,inconscienteporelexcesodelicor.YallísiguióhastaquelaOcaCalvalepicoteólasrodillasylosgenitales.Sedespertócondolordecabezaylanarizllenademocos.Suprimerinstintofueproveersedelabrigoyelsombrero,salirdelamontañayescapar.¿Adónde?No losabía.Perounavezfuerade lacauna, sediocuentadealgotanimprevistocomoasombroso:losfungushabíanganado.

Cuandovio lamatanzano salía de su asombro.Había cuatro soldadosmuertospor cada fungus, omás.Mirara hacia dondemirara, todo eran pilas de cadáveres.Humanos,équidosofungus.

Estabaabstraídoenaquelespectáculodemuertos,decarrosvolcadosypequeñosincendios,depertrechosesparcidosydestruidos,cuandooyóalgoinsólito:uncanto,unavozhumana.Alarma.¿Quiénpodíacantarenunpaisajedespuésdeuncombatecomo aquel? Sacó el revólver y avanzó por el campo de batalla con precauciones.Hastaquedescubrióunaimageninaudita.

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Unpobre idiotahabía sobrevivido.Estabasubidoen lomásaltodeuncarruajelleno de bultos. Un oficial que cantaba, rodeado de fungus cautivados comoserpientes hipnotizadas por un flautista. Cuando estuvo lo bastante cerca, Ric-Ricaplaudióirónicamente.

—¡Bravo, comandante, bravo! ¿Qué era eso que cantaba? ¿Verdi?Me encantaVerdi.

Sehabíapasadolavidaescondiéndosedegentecomoél.Lospoderosos,lafuerzadelgobierno,policías,policíasymáspolicías.Yahoraelejército.Porunmomentoestuvo tentado de preguntarle a aquel individuo si tenía algo que decir. No, ya lohabíadichocantando.

Ric-RichizoungestoyChiquitíntrepóalcarruajeconlaprestezaylahabilidadde un escarabajo.Lanzó su lengua de camaleón, que se clavó en la entrepierna deOrdóñez,ytiródeél.

Ordóñezrodóporelsuelo.Docenas,cientosdefungusseabalanzaronsobreél,yRic-Ricnovolvióaverlo.Milesdedientesydegarras lo trituraron.LoúnicoquequedódeAntonioFranciscoOrdóñezCabralesfueronmanchasdesangrerepartidasporquinientasbocas.

Aquelúltimoasesinatoexcitómásalosfungusquetodoslosanteriores.Saltaban,chillabanygesticulabancomounmanicomiomonstruoso.Ric-Rictambiénsesentíaomnipotente,borrachodevictoria.SesentóenlacabezadeTuertomientrascientosde fungus bailaban, lo rodeaban y lo aclamaban. Sentado en aquella gran cápsula,hombre y fungus formaban un tótem estrafalario. Disparó el revólver a las nubes,enfurecidoyalavezeufórico.Disparómásbalasalcieloyanuncióalosfunguselsiguientemovimiento:bajaríanalaVella.Yladestruirían.DelaVellahabíasalidounejércitoyalaVellavolveríaunejército.Peronoelqueesperaban.

¡Sí,alaVella!Lástimanohaberlohechoantes.Porremotoquefueraaquelvalle,seríaunanoticiadealcancemundial:unapoblacióndedosmilhabitantes,unreductoconservador,devastadoporunosrevolucionariosllegadosdeunadimensiónvegetaldelaexistencia.Eraevidentequeaquellosuponíaungiroimprevistoenlahistoriadela humanidad. Quemaría aquel pueblo colaboracionista. Devastaría sus campos ysacrificaríasusrebaños.Ylosmataríaatodos.Nosemerecíanotracosa.

SemoríadeganasdeleerlanoticiaenelDiluvio.

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L

CAPÍTULOXII

EL MALVADO CASSIAN, QUE NO ESTABA MUERTO, DESCUBRE CON PROFUNDA

CONSTERNACIÓNQUERIC-RICSEHAHECHOCONELPODERYDECIDEVENGARSEDE ÉL.RIC-RIC,ALFRENTEDEUNAHÓRRIDATROPADEFUNGUS,ATACALAVELLACONFEROCIDAD

INFINITA

asatisfaccióndeRic-RicnohabríasidotancompletasihubierasabidoquelaGran Batalla había tenido un testigo oculto y que aquello generaría una

consecuenciaimprevista.EltestigohabíasidoCassian.Durantesuconvalecenciaencasadelcazadorsolo

pensabaenunacosa:mataraRic-Ric.Undía,porfin,unmédicollegadodelaSeuletapó el agujero de la cabeza con una chapa de cobre. Una chapita de formaromboidal, que elmédico le fijó en el hueso del cráneo con clavos pequeñísimos.Aquelmismodía dejó elostal, equipado con un buen abrigo de color granada, unzurrónllenodeviandas,unagarrafitadevincaudylamagníficaescopetaquelehabíacompradoalcazador.Ycienbalas.Yunaenergíademoniacaenelcorazón.

Así pues, avanzó montaña arriba, pero antes de llegar a su destino se topócasualmenteconlaGranBatalla.

Cassianlapresencióentredosgrandesrocas,porencimadedondefungusysereshumanos sematabanmutuamente.Nopodía creerse loqueveía.Y loqueveía eraunatropadesesperada,disparandocontraunosmonstruoscabezones.¿Quéeratodoaquello?Inclusopensóquequizálaheridadelacabezalehabíaafectadoalcerebroysufría alucinaciones.Pero lopeor fue loquevio cuandocesaron losdisparosy losgritosylahumaredasedesvaneció.

¡Era él! ¡El filh de canha deRic-Ric! Pero había una gran diferencia entre elcriado insignificante al que había conocido y aquel Ric-Ric: los monstruos loobedecíanciegamente.Cassianobservabalamansedumbreinfinitadeaquellossereshorripilantes. Cientos de criaturas del inframundo rodeaban a Ric-Ric, sumisas,ofreciéndole la victoria. De sus gargantas vegetales salían unos sonidosmetálicos,comosiintentaranpronunciarpenosamenteelnombredesuamo:«Ric,ric,ric».Encualquier caso, era imposible discernir palabras exactas en aquel tumulto demiembrosalborotados,mucosasrepugnantesysonidosdeformes.«Irc,irc,irc,ircirc,irc,irc,ircirc,irc,irc,ircirc,irc,irc,ircirc,irc,irc,ircirc,irc,irc».

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Uno de aquellos cabezones, una especie de cíclope tuerto, se cargó a Ric-Ricencima,comosi fueraunreybárbarosobreunescudo.Cuandoestuvodepieen lacabezadelmonstruotuerto,Ric-Ricdiounlargotragodelabotellayacontinuación,disparandoelrevólveralcieloenuntonodelomásfestivoycarnavalesco,proclamó:

—IeusoiloreidelsPirenèus!Loscientosycientosdemonstruoscabezonessevolvieronlocos.—¡Irc,irc,irc,ircirc,irc,irc,ircirc,irc!Cassianviotodoaquello,supoquenoeraunaalucinaciónyllegóalamásobvia

delasconclusiones:queRic-RichabíaencontradoelPoder.Imposible.Imposible.Lloróde rabia.Semetióunpuñoen labocay lomordióhastahacerse sangre,

jadeando como si le faltara el aire. Toda la vida buscando el Poder, y de repentellegabaundetritushumano,unborrachorobagallinas,yse loquitaba.Ylopeor: laformaenqueRic-RicejercíaelPoder.Enelaspectodeaquelgilipollas,aclamadopormil monstruos, no había esplendor alguno. Mientras las criaturas lo alzaban porencimadesuscabezasgigantes,élsosteníaunabotellaenlamano,comosifueraunrey de carnaval. Se pitorreaba de sus súbditos monstruosos, se pitorreaba de símismo,sereíaygritaba:

—IeusoiloreidelsPirenèus!LoquemássulfurabaaCassiannoeraqueRic-Ricdegradaralaimagenquetenía

del Poder, sino, por el contrario, la terrible sospecha de que era su representaciónperfecta.VeíaaRic-Ricacaballodeunmonstruoysedecíaque,enelfondo,quizátodos los reyes, todos los gobernantes y dignatarios no fueran más que unostarambanas comoRic-Ric, tocados con una corona en lugar de bombín, que solodebíansupodera la imbecilidadmonstruosadesussúbditos.Oh,sí, siemprehabíapensado que el Poder era magnificencia, y Ric-Ric hacía evidente que no, que laesenciadelPodernoeramásquelaestulticiadelosqueobedecen.

Sintióquenacíadentrodeélunsentimientosuperioralodio,unaformadeodiarmásincisiva,másdespiadadaycruelqueelodio.Ric-RichabíaheridoaCassianylehabíaexpoliadosuostal.Soloporesoyasemerecíaunamuertedolorosísima.Perosus crímenes pretéritos no eran nada comparados con el que acababa de cometer:apoderarsedesusueño.

Apuntó la escopetadedoscañonescontraRic-Ric.Estaba lejos, aunqueeraunblancofactible.Perocuandoestabaapuntodedisparar,Ric-Ricytodoslosfungussemovieronalunísono,comounabandadadecangrejos,ydesaparecierondetrásdeunacortinadeárboles.Mierda.

Tendríaotraocasión.Sí,estabaseguro.Porquemientrashuía,Cassiandescubrióuna gran verdad. Que solo hay un impulso tan fuerte como el deseo de Poder: eldeseodevenganza.

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LaconsecuenciaimprevistatuvoqueverconTuerto.Después de la Gran Batalla, cuando Ric-Ric se fue a dormir a su colchón de

musgo trenzadoyel solya seponía, aquel fungusgrandey fuerteconun soloojopidióatodoslosdemásalgoinsólito:queenterraranaloscaídosenlabatalla.

Nadie entendía aquella demanda. Chiquitín tampoco. Fue el primero enpreguntarleaTuerto:¿porqué?¿Porqué teníanquehacerlo?Tuerto, inmutable, selimitóainsistir:teníanqueenterraralosmuertos.

Nadieloentendíaynadiesemovía.HastaqueChiquitínempezóapasearseporelcampo de batalla. El sol se hundía entre las cumbres; ya hacía rato que la luna sealzaba,sinbrillar,enuncielorojo.Chiquitínavanzó.Suspiesdemildedospisabancadáveresdemulasydecaballos,cadávereshumanosconuniformeazuly tambiéndefungus.Seagachódelantedeunfungusmuerto.Frotólacabezadelcadáverconsus cien dedos. Los ojos amarillos del caído lo miraban, pálidos y vacíos. Latemperaturadelcuerpohabíacambiado:adiferenciade loscadávereshumanos, losfungusmuertosnoseenfriaban,secalentaban.Chiquitínrecorrióconsusdeditoselrostro delmuerto pensando: «Este calor es lamuerte».Un rato antes aquel fungusestaballenodevida,yahorasoloeraunconjuntodemiembrosvegetalesinanimados.Acarició las facciones del muerto. Nunca más volvería a moverse, a luchar o atrabajar. Nunca más ayudaría a otro fungus a salir de una garganta. Después deconstatartodoaquello,laúnicaconclusiónalaquepudollegarfue:«Yoestoyvivo,ytúestásmuerto.Peronoloentiendo».

Los fungusnohabían recibido respuestaa supregunta:«¿Porqué tenemosqueenterrar a nuestros muertos?». Pero lo hicieron. Aquella noche, mientras Ric-Ricdormía, los fungus enterraron a los fungusmuertos. Nomuy lejos, hacia el oeste,habíaunaladerapocoinclinada,sinárbolesyqueridapor la luna.Allíenterraronalossuyos.Excavabanagujeroscónicosymetíanloscuerposinerteshastalacintura,erectos.Alacabar,cuandoyahabíanenterradohastaalúltimodeloscaídos,tuvieronlarespuestaalapregunta.¿Porquéenterrabanasusmuertosqueridos?Porquesí.

Pero Ric-Ric era ajeno a todo aquello, al testigo oculto y a la consecuenciaimprevista,ydurmióprofundamentetodalanoche.Alamañanasiguienteselevantóconunadeterminacióncriminal.Arrasaría laVella.Sí,aquellamañanaseríaelalbade la revolución. Congregó a todos los fungus en aquella gran sala del pie de laMontaña Agujereada para dirigirles una arenga. Era un espacio abierto,grandiosamente frío, con un techo tan alto, tan oscuro y tan amplio que causabahorror.Subió a la cabezadeTuerto, de pie, y les preguntó si sabían lo que era unejército.Élmismolesrespondió,comosifueraunchiste:

—Unapandilladeidiotasarmadosquesiguenestúpidamenteuntrapodecolores.Eraunadescripciónyunabromadeinspiraciónanarquista.Peronoserieron.Los

fungusnuncasereían.Ric-Ricsí.Elordenburguéshabíacreadolosejércitos.Ahora

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losatacaríaotro tipodeejército.Pero,enel fondo,¿cuálera ladiferenciaentreunejército normal y el suyo? Disciplina, armas, estandartes y una tropa lo bastanteestúpidaparamorirporunosinteresesquenuncaentendería.Esoeranlosejércitos,yel suyo tenía todos los atributos: nunca habría una tropa más disciplinada que unejércitodefungus,porqueningunatropaobedeceríatanciegamenteasugeneral.Encuantoalasarmas, losfungusni teníanni lasnecesitaban:elarmaeranellos.Yyateníanunabanderaquealzar,aqueltrapodecoloramarilloconundibujoenformade()enelmedioquehabíanutilizadoenlaGranBatalla.Deacuerdo,eraunatropamásbienfea, terriblementefea,sedijoRic-Ric.Pero,afindecuentas,¿losejércitosnodebíanserterribles?¡Ah,sí!¡ElPoder!Ric-Ricmirabasuejércitomonstruosoysereíacomositodoaquellofuerahumornegro.

Sesentíafeliz,ocasifeliz,siesquelafelicidadestabahechaparapersonascomoél. Decidió empezar los preparativos para la marcha. Colocó a los fungus enformaciónenuna larga columna.Él se sentó en la sillaquehabíaordenadoque lehicieran:unpalanquínpedestrehechoconunasillayunaslargasvarastransversales,y se situó en el lugar más seguro y protegido de la columna, justo en el centro.Sentadoalláarriba,pletórico,conlaOcaCalvasobrelosfaldonesdelabrigo,sentadacomoungato,dioasudeliranteejércitolaordendequeemprendieralamarcha.

ElesperpentoinflamabaaRic-Ric.Lanaturalezadesutroparidiculizabaelordensocialalqueatacaba,yaquellolohacíasentirbien.CuandolalargacolumnasaliódelaMontañaAgujereadayseadentróenlossenderosboscosos,pensóqueasuejércitosololefaltabaunacosaparaquefueracomotodoslosdemás:unatropaenmarchasiemprecanta.

—¡Cantad,malnacidos,cantad!—bramó.Yélmismoentonólaúnicacanciónquesesabía:

Baixantdelafontdelgat,unanoiaunanoia,baixantdelafontdelgat,unanoiaiunsoldat.Pregunteu-licomsediu…

Cientos de gargantas monstruosas hicieron un penoso esfuerzo por imitar lacanciónconsusvocalesguturales,consusconsonantesllenasdeerresarrastradasyviolentas. ¡Fungus! Ric-Ric se dijo que no estaba dirigiendo la caricatura de unejército, sino su representaciónmás perfecta. Pensó que quizá aquel ejército fueramonstruosamenteridículo,peroloqueponíademanifiestoeraquecualquierejércitoera ridículamente monstruoso. Porque, en el fondo, ¿en qué se diferenciaba unejércitodefungusdeunejércitodesereshumanos?Fungus.Quizáhubieranvenidoalmundopara hacer de espejode la sociedadde los hombresy reflejar susmiserias.

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Mientraslotransportabanenlasillademano,dioelúltimotragodeunabotella, latiróalcaminocondesprecioyselimpióloslabiosconlamangadelabrigo.

Sí,asaltaríalaVellaydevastaríaelpueblodelosreaccionarios.Peroantesteníaquehaceralgoimportante,muyimportante.No,nolahabíaolvidado.Aella.Mailís.

Antes de atacar la Vella, Ric-Ric llevó la columna a los alrededores del ostal deMailís e hizo que se escondiera en la linde del bosque. Dejó el ejército oculto yavanzó,acompañadosoloporTuerto.Seacercaronalostal en silencio, cruzaronelmuroyRic-Ricespióporunaventana.Enelcomedor,sentadosalamesa,estabanelViejoyAlbandesayunando.Mailísno.Pensóquedebíadeestarenelpisodearriba,ensudespachito,preparandoclasesocorrigiendoexámenes.Ric-Ricnopodíasaberque, después de su calamitosa visita, Mailís había decidido bajar a la Vella paraadvertirasusvecinos.

Tuertoerael fungusmásantiguo,elmás listoyenelquemásconfiaba.Por lotanto, la misión más importante sería para él. Le señaló el murete de pizarra querodeabalacasaylediounaordentaxativa:nadiedebíacruzaraquelpequeñomurodepizarra,nadie.Tuertosequedaríavigilandoquenoentraranadie.Cuandoatacaranla Vella se produciría el caos. Podían pasar muchas cosas que Ric-Ric no habíaprevisto. En consecuencia, necesitaba a un guardián fiel delante del muro quegarantizara la seguridad de los habitantes del ostal. Después del asalto volvería abuscarla.Teníaladifusaesperanzadeempezarunnuevocapítuloensurelación.«SimeconviertoenunhéroedelIdeal,quizáellamemireconotrosojos»,sedecía.Miróalgranfunguseinsistió:

—¡Protégela! A ella, aMailís. No permitas que nadie cruce el muro. ¿Lo hasentendido?Estaeslaordenquetedoy:mataatodoaquelqueintentecruzarelmuro.

Antesdemarcharse,Ric-Richizoalgopocohabitualenél:abrazóaTuerto.Noestababorracho.Eraunataquedemelancolía.

—Túyyosomosviejosamigos—ledijo—.¿Recuerdaselinviernopasado?Túyyojuntosenlacueva.Tú,yoynadiemás.Sí,fueunlargoinvierno.Muylargo.

Miró la casa,ydespuésendireccióncontraria,hacia la columnademonstruos.Esperaban en la linde del bosque, pero ya empezaban a mostrar signos deimpacienciaymovíancientos,milesdeextremidadestentacularescomosiquisieranabsorberlo.Erasuformadereclamarlo.Ric-Ricloshizoesperarunratomás.

—¿Sabesqué?—dijoaTuerto—.Quequizáestuviéramosmejorsolos.Túyyo,ynadiemás.Perolascosassoncomoson.Nomefalles,compañero.

Paradespedirsediounosamistososgolpecitosconelpuñoaaqueltorsocilíndricoyrotundo.Lohizoconunánimoextraño,másresignadoquetriunfal.Despuésvolvió

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atrás,areunirseconlaturbabestial.SesentóenlasillademanoylaOcaCalvasaltóencimadeélacurrucándoseensubarriga.«¡Cra,cra!».

¡Adelante! Los porteadores levantaron la silla. El ejército volvió a ponerse enmarcha, sin la bandera amarilla con el símbolo ()muy arriba. Ric-Ric miró haciaatrás:Tuertoestabadelantedelmuro,inmóvilcomounarocaesbelta,muyatento.Amedidaquelalargacolumnadefungussealejabadelostal,sufiguraibahaciéndosemássolitariaymayestática.Eraunaimagendignadeserretratadaporunpintorcontalento:elpradoverde,elmuretedepiedranegra,unacasaviejay,justodelante,unguardián poderoso, inalterable y abnegado. Sí, hacía bien confiando en Tuerto, elmejorymásantiguodelosfungus.Mailísestabaenbuenasmanos.

La columna asesina retomó la marcha pesadamente, pero a mitad de caminorompióa lloveryaRic-Ricempezóa invadirleeldesánimo.Laprimaveraeraunaestaciónengorrosa.Pero¿porquéteníaqueviajarenunasilladescubierta?Detuvolacolumna:teníaacientosdefungusasusórdenes,asíquelesmandóquecubrieranlasilla;quelehicieranuntechoderamasoloquefuera.

Docenas de manos ansiosas se pusieron a construir un tejado para la silla demano. Entretanto, él esperaba a un lado del camino, intentando guarecerse de unalluviadensaydeprimente.Enelcielo,nubesymásnubes,grisescomoadoquines.Ylluvia, lluviay lluvia.Niel fondodelmardebíadeser tanhúmedo.Losfungusnoacababanlasreformasdelasilla.Hastiado,porhaceralgo,Ric-Ricseinternóenelbosque.

Eraunbosqueespeso,sombríoyahoramojado.Habíasetas,muchasdeaquellasgrandessetas.Ric-Ricavanzabaporlafrondosidaddelbosquerepartiendopuñetazos.Unospuñetazosqueobedecíanaunaextrañamezcladeinsidiaydedesidia,peroquedetodasformasconvertíanlassetasenfungus.Aquellanochelejanaenquedespertóalprimerfungus,loguiabaelamor:habíaclavadolanavajitaenlacabezadeTuertopensandoen ella, enMailísy el sentimientograndiosoquehabíadespertadoen él.Ahora, caminando por un bosque mojado, huyendo de la policía y del Estado, elsentimiento que lo regía era otro: el odio. Odiaba la sociedad humana, odiaba elordenestablecidoyodiabaalosqueloperseguían.Y,dehecho,odiabaalospropiosfungus, de los que nunca podía desvincularse. Con cada puñetazo, un fungus sedespertaba y lo seguía. Otro fungus, y otro, y otro. Dejó de llover. Al rato, habíadespertadoatantosfungusqueteníalasmuñecasdoloridas.

Se había internado en el bosque seguido solo por la oca y Chiquitín, y ahoravolvíacondocenasydocenasdefungusnuevos.Pero,unavezenelcamino,sellevóunasorpresa:enlugardelimitarseataparlasillaconunparasolimprovisado,habíanconstruidounaespeciedecabinaaltayrectangular,unaestructurahechaconramitasverdesy flexibles trenzadas. ¿Quédemonioseraeso?Por lasdimensionesypor laforma,elresultadodetantaactividadfebrileraunaespeciedeconfesionariomóvil.¡Unconfesionario!¡Élodiabaalosobisposyodiabatodalamierdareligiosa!Yaquelrebañodeidiotasconcabezadelentejalehacíaaquello,uncubículoesmirriadoque

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ademásnoeranadapráctico:alviajarporaquelloscaminostortuosos,sebalancearíacomounazanahoriaenlatrompadeunelefante.

Sinohubieraestadotanempapadoydemalhumor,podríahabersidogracioso.Peroestabaempapadoydemalhumor.¡Fungus!Podíanconstruirdocenasdepuentesen una noche, podían vaciarmontañas, pero eran incapaces de fabricar una cabinamínimamentedigna,cómodayequilibrada.Repartiópatadasaculossinnalgas,aquíyallá,diobofetadasacarassinmejillasycollejasacuellossinnuca.Erainútil,noservía de nada discutir con ellos.Enseguida se cansó.Mierda.Al final se rindió yentróenaquelinventoabsurdo.

La cabina y los listones horizontales formaban una especie de palanquínprimitivo.Habíanatadoelpalode labanderaaunode losángulossuperioresde lacabina, demanera que la enseña amarilla con el símbolo () ondeabamás alta quenunca.Lasillaestabasujetaconcuerdasycordeleshechosconfinastirasdecorteza.En las paredes tenía ventanitas redondeadas, mal repartidas, como agujeros de unqueso. Y así hizo el resto del trayecto hasta la Vella, sentado en una especie deconfesionario salvaje, por llamarlo de alguna manera. Nunca se había sentido tanridículoytanpocorevolucionario.

Alratoaparecióasuspiesunahondonada.Ric-Ricsaliódelpalanquínparaverlamejor. Allí tenían la Vella, al fondo de un embudo natural, una piña de casasatrapadas entre montañas. Se distinguían los tejados de pizarra negra, las callesestrechas,elcampanariode la iglesia…Para loshabitantes, laperspectivaeraotra:cientosdemonstruosapareciendoenunhorizonteelevado;unahordadedemoniosconunacabeza inmensay laspiernasy losbrazoshechosde raícesy acabadosenganchoscrueles.Elanunciodeljuiciofinal.

De niño, a Ric-Ric le gustaba pisar hormigueros y divertirse con el alborotomultitudinario de los insectos. Desde allí arriba, la Vella se parecía mucho a unhormiguero pisado. La campana de la iglesia picaba y repicaba alertando a loshabitantes de una amenaza mortal. Pero saber de la existencia del peligro no lesservíadenada:hombresymujerescorríandeunladoaotrosiniraningúnsitio,enunparoxismoinútil.

Chiquitín,quesiempreestabacercadeRic-Ric,lomirabaconansiedad.Ric-Ricnotaba lasemocionesdeChiquitín:queríaencabezarelataque.Yeraunamaniobramuyfácil:soloteníanquedescenderporuncaminoenzigzag,entrarentrombaporlascallesestrechasyasolarelpueblo.

Por fortuna para la Vella, Ric-Ric era un individuo tan temperamental comoindeciso. Su determinación duraba poco, muy poco, normalmente menos que unabotella. Campanas. ¿Cuánto tiempo hacía que no oía una campana? Fue como siaquelsonido,tanprofundamentecivilizado,lerecordaraquehabíacosasqueestabanporencimadelasdisputashumanas.

No,noeraexactamentecompasión.Erapereza.

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Había llegado agotado por el viaje, empapado por la lluvia y con lasmuñecastumefactasdereclutaratantosfungusnuevos.Cuandotieneslaropainteriormojada,setehanacabadoelvincaudyel tabacoyestásenmediodeunpaisajeagreste,damuchapereza incendiar casas, destriparvacasy, endefinitiva, iniciar la revoluciónmundialconunamatanzadehombres,mujeres,vacas,mulasyperros.Ysobretodosedijo:«¡Hum!CuandoleexpliqueaMailísunaaccióndetantoalcance,puedequemanifieste cierta incomprensión ideológica». Se rascó la barba y la nuca, se giróhaciaChiquitínyledijo:

—¿Sabesqué?Dejémoslocorrer.Yentróenlacabina.Elejércitodemonstruos,obediente,diomediavuelta,volvió

pordondehabíavenidoydesaparecióentrelosárbolesconlaprestezaylasutilezadeunacoladeardilla.Ric-Riceraasí.

Mientras lo llevabandevueltaa laMontañaAgujereada,seacurrucóen lasilladelpalanquín.Yanollovía.Sedesnudó.Sinaquellaropaempapadasesentíamejor.El sol se filtraba por los pequeños agujeros-ventana, y aquel calor le producía unbienestar inesperado. Se pasó una mano por el pecho peludo. Se adormiló,embelesadoporlatemperaturaprimaveral:lacabina,porfeaydesgarbadaquefuera,lo aislaba de los fungus, y así no tenía que ver sus caras espantosas. Bueno, aexcepción de la de Chiquitín, subido al techo, al que podía ver por un pequeñoagujerosuperior.Sí,sesentíamásomenosagusto.

Distendido, rememoró la imagen de hormiguero asustado de la Vella, con lamultitudcorriendodeunladoaotro.Sonrió.Enunbalcónhabíavistoaunamujerrubia,conunalegrevestidodecolorcrema.Perosehabíaextasiadodemasiadoconlavisióngeneralparafijarseenella.Yreconocerla.Derepente,cayó.Abriólosojosdegolpe.

Laconocía.Conocíaaaquellamujer.Claroquesí.¡Era ella! ¡Mailís!A diferencia de lo que pensaba, no estaba en suostal de la

montaña. Seguramente había bajado a dar clase a los niños o a visitar a algúnfamiliar.Entreelcaos,elgentíoylalejanía,lehabíapasadoinadvertida.Peroahoranoteníadudaalguna.¿Cuántasmujeresdecuarentaaños,rubiasyagraciadas,podíahaberenunalocalidadtanmierdosacomolaVella?

La columna entera giró ciento ochenta grados. Volvían. Cuando llegara, sellevaría con él aMailís, claro que sí. En consideración a ella, perdonaría a niños,mujereseinocentes,perosometeríaauncastigoejemplaralosreaccionarioslocales.Fundiría la campanay haría que el alcalde, fuera quien fuese, se tragara el broncelíquidogargantaabajo.Nohabríapiedadniperdón.

Estavezno.

Enciertaocasión,TuertoyChiquitínestabanjuntosysolosmirandolasbrasasdeunpequeñofuego.Tuertodijo:

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—CuandoRic-Ricme dejó haciendo guardia delante de la casa humana, justocuandomeabrazaba,estuveapuntodesepararlelacabezadelcuerpo.

Chiquitínabriódesmesuradamentesusojosdegruesospárpados.—Pensé—siguiódiciendoTuerto—quesilohacía,losfungusdejaríanderecibir

órdenes.—Peronolohiciste—ledijoChiquitín.—No—lecontestóTuerto—.Porquemedijeque,conRic-RicosinRic-Ric, los

fungusseguiríanigual,obedeciendoyagujereandomontañassinsentido.—Peroaunquequisierasarrancarle lacabeza—siguiódiciendoChiquitín—, te

quedastedelantedelacasa,comotehabíamandado,yobedecistesusórdenes.—Sí—dijoTuerto—,porqueyotambiénsoyunfungus.

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C

CAPÍTULOXIII

INCONMENSURABLE TRAGEDIA DE TUERTO, AL QUE LAS CIRCUNSTANCIAS EMPUJAN A

ASESINARALADORABLEHIJODEMAILÍS,ALBAN

uandoRic-RicylacolumnadefungussealejarondelacasadeMailís,Tuertose quedó solo, perfectamente inmóvil delante del murete. Con todos sus

sentidosatentos.«Mataa todoaquelqueintentecruzarelmuro».Delantedeél,unprado;másallá,elbosque.Yasuespalda,eledificioyelmuroquelorodeaba.

Una casa, un ostal. Para Tuerto, para cualquier fungus, era difícil entender elamor de los humanos a los techos artificiales. Él, los fungus, no necesitabanmástecho que su cabeza, que los alimentaba al recibir la lluvia. Pero aquel largo ratoplantado delante de un ostal hizo que Tuerto aprendiera algo sobre las personas.Porque lasparedes le impedíanver aquienesvivíanenesa casa,pero sus sentidosfúngicosdetectabanlasemocionesquesurgíandelinterior.

Sinverlas,graciasasussentidosfúngicos,Tuertonotabaqueenlacasahabíadospersonas,unamuymadurayotramuycándida.Del serhumanomayorsalíanunasemocioneslabradasporeltiempoylaexperiencia.Sentíasuautoridadsolitaria:unaespecie de fuerza sin ambiciones, circunscrita a aquellos muros. Pero lo mássorprendenteera loquedesprendíaelotro serhumano,muypequeño:bondad;unaausencia de malicia abrumadora. Tuerto percibía hasta qué punto los dos sereshumanos se confortaban mutuamente. Lo que uno ofrecía el otro lo necesitaba, yviceversa.Ylacasaeraelámbitoyelreceptáculodeaquellosfuertesvínculos.Así,Tuertoloentendióporfin:unhogarhumanonoeraunacasaporquetuvieraparedes;teníaparedesporqueeraunacasa.

Mientras Tuerto estaba abstraído, deleitándose en las emociones que salían delostal,lesorprendióunaaparición:uncorzo.Elanimalcorríadandosaltos.PasópordelantedeTuerto,amuypocadistancia.Aquellonoeranadafrecuente.Losanimaleseludíanalosfungusysuolor.Elmisterioseresolvióenseguida.

Tuertooyóunasvocesagudas,estridentes.Suúnicoojoenfocóendirecciónalossonidos.Doshombres.Giraronlaesquinadelmureteyseencontraronconelfungus.Eran cazadores. Dos. Uno de ellos, al ver a aquel monstruo, alzó la escopetainstintivamenteydisparó.LabalahirióunbrazoderechodeTuertoyleseccionóuntrozodelmiembro.Nodeberíahaberdisparado.Encualquiercaso,elcazadornotuvo

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tiemponidearrepentirse:Tuertoseabalanzósobreélalavelocidaddelrayo,lequitóaquella escopeta larguísima y se la metió en la boca con tres brazos mientras losujetaba con trescientos dedos. Le metió el cañón esófago abajo y siguióintroduciendo el arma. El cazador se convulsionaba, indefenso, desesperado en suagonía.Cuandoacabó,porlabocasoloemergíalaculata.

El otro cazador se desentendió de su compañero, de Tuerto y del mundo.Borrachodemiedo,soloqueríaencontrarunrefugio,entrarenlacasa.«Mataatodoaquelquecruceelmuro».Elhombresesubióalmurete.Cuandoteníaelombligoenla piedra,Tuerto saltó a su espalda.El cazador cruzó elmuro, sí, pero solo con lamitadsuperiordesucuerpo.

«Mataalquecruceelmuro».Todo había sucedido a una velocidad fulminante. Entre la aparición de los

cazadoresylamuertedelosdoshombreshabíantranscurridosietesegundos.Ynadiehabíacruzadoelmuro.Bien.LasórdenesdeRic-Ricsehabíanmantenido intactas.PeroTuertonotóalgo.

Segiró.Justodelantedeél,enlaparteinteriordelmuro,habíauntercerhombreconunaescopeta,apuntándoleentrelosojos.

EraelViejo,alotro ladodelmurete.Aloírelalborotohabíasalidode lacasa,armadocon lavieja escopeta.ElViejo lohabíavisto asesinandoa los cazadoresypartiendoendoselcuerpodeunhombreconsusgarras.Leapuntabajustoentrelosojos.LapuntadelaescopetanoestabaniaunmetroymediodeTuerto.Empezóallover. Unas gotas jóvenes, pequeñas, que rebotaban en la cabeza del fungus yresbalabanporelcañónmetálicodelaescopeta.Unalluviaquemojabalahierbadelpradoconunruidodenatahirviendo.ElViejoapuntabajustoentrelosdosojos;entreunojo,amarillo,ylacuencadelotro,cruzadaporunacicatriz.Tuertonohizoningúngestoviolento,nohizonada:elViejoestabadentrodelmuro.Elmuretedepizarraloprotegía,comosiestuvieradentrodelrecintomássagrado.

ElViejodisparó.Falló.Quizá no era tan fácil disparar a una forma lenticular como la cabeza de un

fungus,nisiquieraa tancortadistancia.Oquizálaescopetaerademasiadovieja,ylasviejasmanostemblabandemasiado.

Sin embargo, su vida no corría peligro. Mientras no cruzara el muro, semantendríaenunlugarintocable.Esmás:Tuertonoqueríaagredirlo.Habíanotadoelamorquevivíaenaquellacasa.Unsentimientonuevo,gratificanteyextraordinarioporsurarezaentreloshombres.Amor.Tuertohabíaconstatadoqueelamorvivíaallí,dentrodeaquelpequeñoostal.No,Tuertonoteníalamenorintencióndeinterrumpiraquelflujodeafectos,aquellasemocionestanbenéficas.PerolaperspectivadelViejoeraotra:teníamiedodeunmonstruo,unmonstruotuerto,gigantescoyasesino.

ElViejocogiólaescopetaporelcañón,comounaporra,yloatacógritando:—¡Huye,Alban,huye!«Mataalquecruceelmuro».

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Tuertodudaba:Ric-Riclehabíaordenadoquenadiecruzaraelmuro.Laordennoespecificaba en qué dirección. «Mata al que cruce el muro». El viejo lo golpeabafuriosamenteconlaculata.Tuertonisiquieraseprotegíadelosgolpes.

—¡Huye,Alban,huye!«Mataalquecruceelmuro».ElViejohabíacruzadoelmuro.Tuertolomató.Asupesar.Perolohizo.Lo estranguló con unmatojo de dedos férreos y le dobló el cuello hacia atrás,

hastaqueaquellaviejavidaabandonóelcuerpoporlosojos,conunamiradaquelomaldecíamientrassemarchaba.Tuertoestabaconfundido:¿porquélohabíahecho?¿Porquélohabíaatacadodeaquellaformatanfueradelugar,tandesesperada?

Larespuestaestabaunpocomásallá:elsegundohabitantedelacasa,unacriaturapequeña,muypequeña,queintentabahuir.Nuncahabíavistouncuerpotanpequeño,nuncahabíavistoaunniño.Aquelsernoeraunhumanodemedidasmásreducidasybasta.No.Eraotracosa,locaptaba.Losojosllorosos,losgemidosylavocecita;losmiembros flexibles y los huesos blandos. Y el desconocimiento del mundo quedestilaba.Los fungus no eran así.Un instante después de desarraigarse, los demásfungusloscubríanconunalluviadeesporasquelestransmitíatodoaquelloquelosfungushabíanaprendidohastaentonces.Encambio,aquelpequeñoserhumanoeraunacriaturatanindefensacomoignorante.ElViejohabíaqueridoprotegerlo.SabíaqueTuertolomataría,perosuacciónbuscabadartiempoalniñoparaquesealejaradelostal.Tuertonosalíadesuasombro:paraaquelhombre,lavidadelniñoeratanvaliosaquehabíasacrificadolasuyaacambiodediezpasosinfantiles.

Tuerto miraba a Alban sin entender. ¿Qué sentido tenía la existencia de unascriaturas tandesamparadasy tan inútiles?¿Yporquéeran tan importantespara losseres humanos? Tuerto era el fungus que llevaba más tiempo observando a loshombres.Siemprehabíacreídoqueafungusysereshumanoslosdiferenciabandoscosas: el deseo enfermizo de Poder, el ansia de mandar, y aquella misteriosanecesidaddecerrarlosojosporlanoche.Peroahoradescubríaquehabíaunaterceragrandiferencia:lainfancia,fueraloquefueselainfancia.

Todos los sentidos del fungus estaban clavados en el niño.Corría con la toscalentitud de las criaturas, con los brazos abiertos y levantando los talones. Dejabaescapar gemidos, mocos, lágrimas y orina que le manchaba la entrepierna de lospantalones.Queríasaltarelmuro.Seacercóalapiedra;susbrazoserantancortosydébiles que le costaba subir. Tuerto no quería matarlo. Pero si cruzaba el muro,tendría que hacerlo. «No, no cruces el muro». El fungus reaccionó de formaespontáneaeirreflexiva:semoviócomounrayohastasituarsedelantedelniño,justoal otro lado delmuro que quería cruzar.Aquella apariciónmonstruosa y repentinahizoqueelniñocayerahaciaatrás.

Boca arriba, sollozando de horror, el niño vio a aquel monstruo de cabezaenorme,lenticular,yaqueldiminutoojoamarilloinclinándosehaciaéldesdeelotrolado del muro. Vio un torso cilíndrico de cuyos lados brotaban docenas de

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extremidades que se retorcían. De aquellas raíces salieron filamentos delgados ysólidosqueseprecipitaronhaciaelcuerpodelacriaturitaylorecorrieroncomounababosa,explorándolo.Elfungussealteróyunalluviadeesporasbrotódesucuerpo.Tuertonotabatodoloquesentíaelniño.

Albandioungritolargo,muylargo,ycorrióhastaotrapareddelmuro,laopuestaadondeestabaTuerto.Yunavezallíloescaló.Aterrizóenlahierbamojada.Seguíalloviendo.Tuertofijósuúnicoojoenaquellapequeñafiguraconlaropaempapadadelluviaydeorina.

Habíacruzadoelmuro.

Entretanto,Ric-RicylosdemásfungusseabalanzabansobrelapoblacióndelaVella.En las crónicas y los anales de las grandes batallas, las cargas de caballería

ocupanun lugarprivilegiado.Una carga esun espectáculo tanpocohabitual comobello y poderoso, es la brutalidad desatada y a la vez dirigida. La carga de lacaballería militar es la representación de la furia, el clímax violento, perfecto yabsoluto;elmomentosublimedelguerrero.

InclusoRic-Ricentendía losvaloresvisceralesdeunacargadecaballería.Odefungus,queharíanelespectáculoaúnmásextraordinario.Poreso,cuandocambiódeidea,cuandoalfinaldecidióvolveratrásyatacarlaVella,laOcaCalvayélsalierondelacabinaysesentaronenlacabezadelfungusmásalto,unacriaturamuchomásidiotaqueTuerto,peroquemedíadosmetrosymedio.Encabezóelasaltodesdeloaltodeaquelfungus.Diolaordendeataque,yloscientosdefungusseprecipitaroncontralapoblación,laderaabajo.

Ric-Ricchillaba,montadoenlacabezadeaquelfungusenormeyconmanchasdecolorsalmónyalbahacaenlapiel.«¡Cra,cra,cra!»,decíalaoca.Sesentíaeufórico,omnipotentecomoundiosdestructor.Ymientrasseprecipitabacontraelhogardeloshombres,alfrentedeunalegiónfuriosa,sedecíaque,enelfondo,elPodereracomorascarseloscojones:cuandoempiezas,yanopuedesparar.

Cayeron literalmente desde lasmontañas, así que los habitantes de laVella losvieron venir comoun alud incontenible, un alud de carnemonstruosa, en lugar denieveblanca,quedescendíaporlaladeraoeste.Asupaso,lascopasdelosárbolessemovíancomolapuntadelosmástilesdelosbarcosconmalamar.Cientosycientosde gargantas hacían un ruido espantoso, como de mil puercos desolladossimultáneamente.DesembocaronenelcaminoquellevabaalaVella,enloquecidosdefuria.Alprincipiodelacarga,elfungusgiganteybicolordeRic-Ricibadelantedetodos.Unasdocenasde fungusmáspequeños, ligerosyveloces comoaerolitos, loadelantaron. Cuando Ric-Ric vio a un hombre plantado en medio del camino, lavanguardiadelahordayaestabaapuntodeaplastarlo.

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—¡Alto,alto,alto!Un hombre, en efecto, justo enmedio del camino.Un hombre gordo, bastante

bienvestido,conpantalonesblancosyamericana tambiénblanca,quesosteníaunabanderablanca.Lamanoquealzabaelpalodelabanderatemblaba.Eraelalcalde.Lamasamonstruosasehabíadetenidojustoamediometrodeél,formandounmurodemucosasydemiembrosqueseretorcíanydeseabanatacarlo.Peronolohicieron:alguienloscontenía.

Ric-Ricsepusodepieenlacabezadesufungusyempezóaavanzarporencimadelascabezasdelosmonstruosqueestabandelantedeél,comosicadacabezafueraunabaldosa,grandeyredondeada,hastadetenerseenelfungusqueestabamáscercadel alcalde. Desde aquella altura miró al hombre con suficiencia, con los brazoscruzadosyelmentónelevado.

En tiempos históricos, aquellas montañas habían visto cosas insólitas. Habíanvisto losmisteriososygrandilocuenteselefantesdeAníbalyhabíanpresenciado latragedia del caballero Roldán. Pero seguramente nunca habían sido testigos de undiálogotaninverosímil,puerilyextravagantecomoelqueseprodujoacontinuación.LaOcaCalva,insolente,ladrabaalalcalde,peroRic-Riclahizocallar.Ycuandoelhombrelepreguntóquéquería,confalsaprepotencia,condeterminaciónimpostadaytonodeopereta,Ric-Ricgritó:

—Unmillóndepesetas.ServiránparafomentarelIdealentodoelmundo—peroenseguidarectificó—:¡No!¡Dosmillones!Ah,yunsofá.

—¿Unmillón, dosmillones? Pero ¡es imposible!—protestó el alcalde—. ¡Esoequivalealpresupuestodelayuntamientodetodounsiglo,dedossiglos!¿Dedóndequierequesaquetantodinero?

—¿Yelsofá?—Entodoelvallenohayuntapicerodesofás.Ric-Ricserascólanucaconelcañóndelrevólver,reflexionóyledijo:—Estábien.Puesqueseanmilpesetas.Elalcaldesedijoqueestabatratandoconunperfectodesequilibrado:primerole

pedíadosmillonesy,alaprimeraobjeción,lorebajabaamilpesetas.LaOcaCalvanodejabadegraznar,comosiexigieralaejecucióninmediatadelhombre.Chiquitínestaba tanexcitadoqueaduraspenasobedecía aRic-Ric: seadelantóconel lomoinclinado, andando primero a cuatro patas, luego a ocho, y empezó a morder eldobladillodelospantalonesdelalcalde,demaneraque,másqueunfungus,parecíaunamezcladearañayperrillo.Elalcaldeteníaqueirapartandoalpequeñofungusconelpalodelabanderablancamientrashablaba.

—¿Milpesetas?¿Siledamosmilpesetasretirarálaamenaza?—Enbilletespequeños.Ah,yotracosa:quierounafotografía.—¿Unafotografía?¿Quelehaganunafotografía?Ric-Ricsesulfuró.—¿Tienequerepetirtodoloqueledigo?¡Sí,sí,sí!¡Quemehaganunretrato!

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—Deacuerdo—dijoelalcalde—.Milpesetasyunafotografía.Pero¿nopodríaalejaraestacriaturademistobillos?Hablaríamosconmáscalma.

—Y otra cosa: soy tan indulgente que no quemaré la iglesia. Pero a partir deldomingoenmisanoseleerálaBiblia,sinofragmentosescogidosdeBakunin,queacontinuaciónlosfeligresesdebatiránenasambleacolectiva.

El alcaldeasintió.Milpesetas.Un retrato fotográfico.Leer aBakuninenmisa,fuera quien fueseBakunin.De acuerdo. Elmundo se había vuelto definitivamenteloco,perosiaqueleraelprecioporsalvarlaVella,estabadispuestoapagarlo.

Elalcaldepensóqueallíacababalanegociación.No.Ric-Ricdijo:—Unmomento.Nopensaráquetodosestoscompañerosvanamarcharseconlas

manosvacías,¿verdad?—yañadió—:Mailís.LaseñoritaMailís.¿Laconoce?Elalcaldesequedómásblancoquelabandera.Claroquelaconocía.—Mañanavendremosabuscarla—dijoRic-Ric.Ordenó que los fungus le llevaran el palanquín con la cabina. Lo obedecieron,

entusiastas. Cientos de manos verdes dejaron el extraño artefacto en medio delcamino.

—Queentreenlacabina—dijoRic-Ric—.Mañana,aprimerahora.Hizoungestoimperiosoconlamanoytodoslosfungus,dócilescomoterneros,

empezaron a retirarse como el reflujo de unamarea. Todosmenos Chiquitín. Fuepreciso un silbido de pastor de su amo para que dejara de roer los pantalones delalcalde.Ric-Ricmiróalhombreydijolaúltimapalabra:

—SilaseñoritaMailísnoentraenelpalanquín,volveremos.Yosmataréatodos,reaccionariosdemierda.

Y se marcharon. El alcalde de la Vella se quedó admirado de que un rebañomonstruosotangrande,devolúmenestanimponentes,pudieramoverseenunsilenciotanabsoluto.Salierondelcaminodetierraprensadayseadentraronenlamontaña.Frotabanlosárboles,lostroncosylasramas,perograciasalasmucosasdesupielsedeslizabanyresbalabanentrelavegetacióncomosifueranaceite.Asísemarcharonyasídesaparecieron,conunsilenciofantasmal,ascendiendoporlasparedesboscosascasiverticales.

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S

CAPÍTULOXIV

PERSPICACIAYPERSPECTIVADEMAILÍS

iempre fue una niña diferente de las demás. Aún no sabía andar y ya leencantaba el mundo salvaje de los Pirineos, las cumbres y los bosques, los

arroyosyloscanchales.Loshabitantesdelvalleteníanunaperspectivamuydiferentedelanaturaleza.Paraellos,fueradesusostalssolohabíaunmundohostil.Ynolesfaltabanrazonesparapensarlo.Eninviernolosatacabaunfríocruel,yenverano,lamiseria.Poresohabíaninventadolosostals,paraprotegersedelasfuerzasexteriores,y por eso les resultaba extraño que alguien sintiera el más mínimo afecto por elmundonatural.PeroMailíseraasí.Demuypequeñayasedescalzabayseperdíaporlosbosquesdeabetoshorasyhoras,avecesdesolasol.SellamabaMailís.

El padre deMailís era el alcalde de la Vella. Hacía tantos años que ejercía elcargoquehabíaperdidosunombre.Todoelmundolollamabael«cónsul»,queenlalenguadelvallequeríadecir«alcalde».LamadredeMailíshabíamuertoenelparto.Quizáporesoelpadrefuetantoleranteconlaeducacióndeunaniñamuyrebelde,quehuíayhuíadelhorarioescolarparaperderseenlosbosquescircundantes.Porqueelcónsulenseguidaloentendió:ataraaquellacriaturaaunaulaeracomoquererqueun árbol creciera en una maceta. Vagando por las montañas, perdiéndose entreárboleshúmedosyconmanchasde líquenes, se sentía tanagustocomo losdemásseres humanos delante de la chimenea. No le dabanmiedo las gargantas. Cuandoencontrabaalgunodeaquellospozosnaturales,sesentabaen labocadepiedra,sinmiedo, y le hablaba a la profundidad en voz alta, como si en el fondoviviera unaamigainvisible.

En la naturalezamás recóndita,Mailís quizá buscara un útero indulgente, a lamadrequenuncahabía tenido.Yelcónsulhizobien tolerandoaquelespíritu libre,porque el amor de la niña por la naturaleza incentivó otras inquietudes: cuandoaprendióaleer,seguíainternándoseenlosbosques,sí,peroconlibrosbajoelbrazo,comosielamoralanaturalezahubieraconcitadoelamoralacultura.

Leyendo,Mailísdescubrióhastaquépuntoerarecónditoyolvidadoeldiminutovalle en el que había nacido. Pero incluso los rincones más perdidos tienen algoespecial, y en el caso de su valle eran los idiomas. La lengua cotidiana era eloccitano;elcatalánsehablabaporvecindadyporinfluenciadeloscomerciantes,yelespañolporqueseaprendíaenlaescuela.Además,lospocoshabitantespreeminentes,

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comoelcónsul,hacíanquesushijosestudiaranfrancés,queseconsiderabaelidiomadeprestigio.Osea,queenunvalle tanpequeñoconvivíanhastacuatro lenguas: lanatural,ladelasfinanzas,laoficialylaculta.

Paralagentedelvalle,aquellapoliglotíaformabapartedelordendecosasenelquehabíannacido,yporesomismonoledabanningunaimportancia.Mailíssí.Seaficionó a la filología, y sus vecinos enseguida la consideraron una erudita.Así, atodoelmundolepareciólógicoquelahijadelcónsul,solterayleída,acabaracomomaestraenlaescueladelaVella,elúnicotrabajoquepodíanhacerlasmujeresenelvalle.El sueldo ledaba justoparavivir y adquirir librospor correo, sobre tododelingüísticaygramáticasextranjeras,peroellaseconformaba.

UndíallegóalaVellaungalésmuyalto,muyricoymuyfornido.Eratanraroquellegaranextranjerosqueelalcaldeloinvitóasucasa.Cuandolepreguntaronquélohabíallevadoaaquellasmontañasperdidas,elgaléscontestóquelasmontañas.Elcónsulnoloentendió.¿Quéinterés teníanaquellascumbreshórridas,quehacíanlavidaimposiblealagente?PeroMailísenseguidacongenióconél.Elespíritudelostiemposeraelromanticismo,querendíacultoalanaturalezayalamorespontáneo.Mientraselgalésestuvoenelvalle,hicieronelamornueveveces.

El desastre llegó poco después. Y no tanto porqueMailís se hubiera quedadopreñadacomoporquequisierateneralniño.Elcónsullaconminóaquesedeshicieradeél.Enelmundopequeñoyranciodelvalle,queunasolteraparieranoerainmoral,eraimpensable.No, lahijadelalcaldenopodíatenerhijossinmarido.Peroellasecerróenbanda:loquería.Elprimeryfundamentalderechodeunamujereraaquel,parir, y nodejaría que la autoridad se lovetara.Lasdiscusiones entre padre e hijasubierondetono.«Yosoypadreycónsul—veníaadecirle—,mandoenmicasayentodoelvalle,yharásloqueyomande».UndíahizollamaraunacuranderaparaqueMailísabortara.Ella,ofendida,semarchó.

MientrassemarchabadelostalydejabaatráslaVella,pensóqueenrealidadnosehabíaenfrentadoconsupadre,sinoconelPoderensí.Eracomosielcuerpodelcónsulsolofuerauncontinente,unenvaseenelqueresidíalafacultaddemandar,deimponerse a los demás. La norma. La institución. El Poder. Durante aquellos seismeses de conflicto y de discusiones, Mailís siempre había intentado separar a supadredelcargo,almentordelpoderoso.Nolohabíaconseguido.Sesentíaderrotada.Noporsupadre,sinoporelPoderqueseencarnabaenél.

Mailíshizoloquehabríahechocualquierotrohabitantedelvalleensusituación:buscarrefugioenelostaldelfamiliarmáscercano.Ensucasoeraelhermanomayorde su padre, al que todo el mundo llamaba «el Viejo». Vivía más arriba, en unapequeña casa construida en una de aquellas terrazas que de vez en cuando losPirineostolerabanensusladeras.Unacasarodeadaporunmuretedepiedrasnegras,planascomoláminas.Elhechodequevivieraallíyademostrabaqueeraunhombresolitario.Nuncasehabíaentendidoconelcónsul,alqueconsiderabaunpretencioso.ElViejolaacogió.Porhospitalidadyporjoderasuhermano.

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Mailís tuvoalniñoy lobautizóconelnombredeAlban,queenel idiomadelvallesignificaba«blanco»ytambién«puro».CuandoAlbancreció,sehizoevidenteque sufría alguna tara mental. A los seis años solo había aprendido a decir dospalabras: t’estimi. Siempre le colgaba un hilo de baba del labio inferior. Le dabaigual.AllíarribaMailísnoerainfeliz.DesplazarsehastalaVellaparatrabajarcomomaestra era sin duda un fastidio. Pero estaba enmedio de la naturaleza que tantoamaba, con Alban y un estante lleno de libros de gramáticas extranjeras. Noimaginabaningúnotrolugarmejorparavivir.

Hastaqueaparecióaquelhombre.

AlprincipioMailíssolosintióciertarepugnanciahaciaRic-Ric,haciasusuñassuciasysusgreñas,haciaelbombínviejoyelabrigoraído.Todoéleraunanovedadextrañaypocoagradable.Cuando,porejemplo,lepreguntabacómohabíallegadoaaquellascumbresrecónditas,élcontestabaqueporunsofá.¿Unsofá?Sí, laculpaeradeunsofá.Elconglomeradocapitalistalehabíaexpropiadounsofá,susofá.Esodecía.

Sinembargo,aquelhombreteníadoscosasasufavor.Laprimera:queRic-Ricera todo lo contrario del padre deMailís. «Yo soy amo, padre y cónsul, yo soy elPoder».Encontraposición,nuncahabíaconocidoanadietancontrarioalordenylospoderesestablecidoscomoRic-Ric.Dehecho,seríaelhombremenosadecuadodelmundopara gobernar un reino, unvalle, unostal o siquiera supropia vida.Mailísveía en él a una persona libre, una virtud irresistible para alguien como ella.Todoindicaba que tarde o temprano debía fructificar una especie de amor mutuo.Probablementeyahabríancaídounoenbrazosdelotrosinohubierasidoporqueenel inviernode1888Ric-Ric se hizo el escurridizo.LadecepcióndeMailís fue tangrandecomotriste.Selimitóaaceptarloconelcarácterestoicodelagentedelvalle.

Sinembargo,alaprimaverasiguiente,contratodopronóstico,reapareció.Eraél.Fueavisitarlaalostal.Peronofuesolo:loacompañabancuatromonstruos.

Mailísnosalíadesuasombro.Unascriaturassalidasdealgúninframundo,deunadimensión de la existencia imposible,más allá de toda comprensión.De hecho, lopeor de todo no eran tanto losmonstruos como la relación quemantenían con él.Ric-Ric no entendía, o no quería entender, hasta qué punto aquellas criaturas loabsorbían,lolimitabanylorodeaban:eracomounpezenunbarril,quesecreelibreporquenada.

Cuandosemarchó,Mailíssintióquelaasaltabanunossentimientospeoresqueelhorror:ladecepciónyeldesamor.ElViejoteníaunavisiónmásserena.

—Hemostenidosuerte,nohanentrado—decía—.Cuandounmenairóentraenunostal,sequedahastaquemuere.

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Mailís propuso que bajaran los tres al valle, a la Vella, a buscar refugio yprotección.ElViejoseopuso.

—¿Por qué crees que estarás más segura recorriendo caminos al descubierto,expuestaaasaltoseinfortunios,quedentrodeunbuenostal?—lepreguntó—.Ahífueratepondrásenpeligrotúypondrásenpeligroalniño.

PeroMailíssesentíaenlaobligacióndeadvertirasusvecinosdelvalle.No,nolepreocupaban el Viejo y Alban: el ataque de los monstruos solo había sido unincidente,unmalentendido.Lohabíacaptadoenseguida;poreso,cuandoRic-Ricyasemarchaba,habíasalidocorriendodelostalparahablarconél:«Yoantesnoteníanadayahoratengoalosfungus»,lehabíadicho.Unhombrequehablabaasínoerauna amenaza, solo era un despechado.Al final decidió que bajaría a laVella paraavisaralasautoridades.Erasudeber.

Porsuerte,hizotodoelcaminosindetectarelmenorrastrodelosfungus.Y,unavez en la población, lo que le preocupaba,másqueningúnmonstruo, era volver aencontrarseconsupadre.Conelcónsul.NoseveíandesdeelnacimientodeAlban,ydeaquellohacíayaseisaños.Durantetodoaqueltiemposehabíanevitado.

LacasafamiliarestabajustoenelcentrodelaVella.Mailísllamóalapuertayleabrióelpropiocónsul.Alverla,elalcaldemostróunaexpresiónquenoeranifríanicordial.Seisaños.Élteníamenospelo,yella,laslíneasfacialesmásmarcadas,másprofundas. No hablaron de sus relaciones. Ella se limitó a explicarle lo que habíapasadoenelostal,yalacabarlepreguntóasupadrequépensabahacer.

—Nada—dijoelcónsul—.¿Quéquieresquehaga?Mailís se sulfuró. Su padre no había cambiado, lo que ella opinara no tenía

ningúnpeso.Furiosa,gritó:—¡Han pasado seis años! Y sigues igual: nada de lo que diga tiene la menor

importanciaparati.Tambiénélalzólavoz:—Paraesohasvenido,¿verdad?Parasaldarcuentas.—¡No!—exclamóMailís—.Nosetratadenosotros,porlasmontañascorreun

peligropúblico,túereslaautoridadpública.¡Hazalgo!—¿Deverdadcreesquemeharíancaso?A continuación, para sorpresa de Mailís, le ofreció que se quedara a pasar la

noche.Conlabocapequeña,peroseloofreció.—Quédate—ledijo—.¿Adóndevasairaestashoras?Ydicesqueporahífuera

rondan menairons, ¿verdad? —y sin atreverse a mirarla a la cara añadió—: Tuhabitación está tal como la dejaste. Le he pedido al criado que siempre haya unapastilladejabónderomero,paraquehuelaati.

Aquello la conmovió. Aquel sencillo detalle del jabón de romero. A pesar detodo,elcónsullarecordaba,lateníapresente.

Se quedó más de una noche. Los dos necesitaban estar juntos. Quizá asíencontraranlamaneradereconciliarse.Alfinyalcabo,erasupadre.YAlbanestaría

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seguroenelostaldelViejo:suintuicióndemaestradeescuelaledecíaqueRic-Ricnovolveríaaatacarlacasa.

Perosuinstintomaternalnodescansaba,ycomoprecauciónadicionalhablócondoshombres.Erancazadores.EstabanapuntodesalirdelaVella,yMailíslespidióunfavor:quepasaranporelostaldelViejoparacomprobarquetodoibabien.Yque,encualquiercaso,tuvierancuidado,muchocuidado.

Pero aquellos días empezaron a desaparecer parejas de la Guardia Civil. Lasmontañasabsorbíana loshombrescon tricornioyuniformeverde.Sedesvanecían,como si los bosques convirtieran en humo a los hombres y lasmonturas.AquelloatrapóaMailísenlaVella:desdeelcuartelillodieronórdenesestrictasdequenadiesalieradelreducidoperímetrodelapoblación.Ydespuéslascosasempeoraronaúnmás.Llegóelejército.LatropaocupólaVellacomounaplaga.Losuniformesolíanacolhervida,asudormasculinoyacueromohoso.AsíentróAntonioOrdóñezensuvida.

ApenasseconocíanyeldedoíndicedeMailísyahabíadeclaradolaguerraalaperfecta raya del pelo de Antonio. Le leyó el alma, y no le gustó. Un caráctermalévoloycaprichoso.Ordóñezdemostrabaqueunhombrepodíasersensibleyalavez inclemente. Confundía los vicios ocultos con virtudes elevadas y creía que, siexperimentabaundeseo,teníatodoelderechodesatisfacerlo.MientrasestuvoenlaVella,hizofusilaradossoldadospordelitosmenorescontralapoblación.Nolohizoporqueleinteresaralomásmínimoelbienestardelosciviles,sinoparareafirmarsuautoridad.

Aunasí,lapresenciadeOrdóñezmejorólarelaciónentrepadreehija.Elcónsulsiempre había ostentado el poder en la Vella, pero ahora se veía sustituido porOrdóñez.Aquello hizo aflorar su partemás humana. Con la casa ocupada por losmilitares,padreehijadormíanenlamismacama,pormiedoyporprudencia.Cadanochehablabanunratoantesdeapagarlalámparadeaceite.Nuncahabíantenidounarelacióntanestrecha.Unanocheellalepreguntó:

—¿Porquéestanimportanteparatimandar?Élseencogiódehombros.—Nohayunporqué.Esasí.Mailísnopodíaconformarseconaquellarespuesta.—¿SabesloquedijoJulioCésar?—añadióelcónsul—.«Prefieroserelprimero

enunaaldeadelaGaliaqueelsegundoenRoma».Noheelegidoserasí,losoy.Túeresrubia,Albanesdeficienteyyonecesitomandar.Cadaquienescomoes.

Mailís compadeció a su padre: el cónsul demostraba que el poder era unaenfermedad.¿Ydequépuedeacusarseaunenfermo?

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Aldíasiguientedequeelejércitosalieraalucharcontralosfungus,padreehijaerandospersonascondenadas: cuandoOrdóñezvolviera, sevengaríadeellos.Loúnicoquepodíanhacereramirarelpaisajedesdeelbalcónconbarandilladecolorcastañoyesperarsudestino.Huirnoeraviable:Ordóñezhabíaordenadoa losdosúltimosguardias civilesquequedabanen laVellaque se apostaranen lapuertade la casa.Resignados,padreehijafumabanenelbalcón.

CuandoMailísseacabóelcigarrillo,hizoalgoinsólito:abrazóalcónsul.Alfinyal cabo, era su padre. Y seguramente sería la última vez. Él, conmovido por laespontaneidaddelgesto,tambiénlaabrazó.Ymientrasestabanasí,ellaoyódeciralcónsul:

—¡AlabadoseaelSeñor,alabadoseaelSeñor!Enelabrazo,supadrehabíaquedadodecaraalasmontañas.CuandoMailísse

giró,lovio.Hacialamitaddelaladeramáspróxima,unaalfombradecuerpossedeslizabaen

direcciónalaVella.PeroloquevolvíanoeraelejércitodeOrdóñez,sinounaturbaabigarradademonstruos.

A aquella distancia se veían como figuritas, pequeños,muy pequeños, por esoparecíanunejércitodeinsectos,consuscráneosalargadosysuslenguascomosogas.Rugían,conunsonidopavorosoquenoeranihumanonianimal.Lacampanadelaiglesiaempezóarepicar.Desdelascalles,desdelasventanasylosbalcones,lagentevioa los fungus,entendióqueeranunaamenaza imparableyhuyó.Oalmenos lointentó.Todoelmundocorría.Hombresymujeresalborotados,buscandoalossuyos,buscandolasalidadelapoblaciónmásopuestaalavancedelosfungus.Mailísmiróhacia abajo y descubrió que de los guardias civiles que vigilaban la casa soloquedaban los tricornios y los mosquetones, que habían dejado para correr másdeprisa.

Padreehijaentendieronqueelregimientonovolvería,queOrdóñeznovolvería.Cuandovioqueelcónsulentrabaenlacasa,Mailíslepreguntóadóndeiba.

—Avestirmedecentemente.Sigosiendoelcónsul—lecontestósupadre.PeroMailísnopodíaapartar losojosde lamasa invasora.Yporencimade los

fungusviounafigurahumanamontadaenlacabezadelfungusmásalto.Eraél,eraRic-Ric.

¡Ric-Ric! Aquella visión le causó una tristeza repentina y muy honda. Él, elhombre que lamiraba con deseo, se había convertido en una especie deAtila quecabalgaba sobre unas hordas del infierno, que dirigía miles de garras vegetales.Avanzabaalfrentedecientosdemonstruosquerugían,quecorríanconpatasdemildedos,ansiosospormatar,porextirparlapresenciahumanadelvalledeloshombres.Sí,definitivamenteRic-Richabíacruzadolaspuertasdelademenciayelhorrorysehabía convertido en adversario de todo el género humano. Se indignó, se sintiótraicionada,decepcionadayhastiada.

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Desde el balcón,Mailís vio a la gente amontonándose en la calle principal, endireccióncontrariaalosfungus.Pordesgracia,atodosseleshabíaocurridolamismaideayloscarrosatascabanlasalida.Gritos,gemidos,ruegosydesesperaciones.Noiríananingunaparte:losfungussemovíanaunavelocidadfabulosa,yaavanzabanporunasendademontañaquedesembocabaenlacarreteraqueatravesabaelvalle.Cuandollegaran,entraríanenlaVellayseríaelfin.Mailíssepreguntódóndeestabasupadre.Ylovioenellugarmásimpensable.

Avanzaba en dirección a los fungus, solo. Él, su figura rolliza, vestido con laamericana blanca, el chaleco blanco y los pantalones blancos de las grandesocasiones. Sus únicas armas eran un bastón de marfil y un trapo blanco. ¿Quédemonios hacía? Se dirigía en línea recta hacia los fungus, que ya estaban en lacarretera, dispuestos a arremeter contra la población en una masa compacta,inexorable como una ola. Una suma de cuerpos excitados y babosos, de troncosesbeltos, de colores boscosos, una horda desaforada, intrínsecamente primitiva yaulladora.Soltóungemido:estabaseguradequeloscientosdefungusatropellaríanasu padre con la indiferencia con la que la rueda de un carro aplasta un sapo. Seequivocaba.Porinverosímilquefuera,elejércitodemonstruossedetuvoasolocincopasosdelcónsul.

Desdeelbalcón,conelcorazónencogido,Mailísviolaescenatapándoselabocaconunamano,horrorizada.Solo,completamentesolo,elhombreconteníaunmurodefungus.Habíatantos,yestabantanjuntos,quesuscabezascreabanunaespeciedetecho. Y paseándose por encima de las cabezas monstruosas apareció Ric-Ric.Parlamentabaconsupadre.

Desdeladistancia,Mailísnooíaloquesedecían.SoloveíaelcuerpodeRic-Ricenunaposturapoconatural,conlosbrazoscruzadosyelmentónelevado,comoundictadordeopereta.Charlaronunmomentoydespués,por increíblequepareciera,Ric-Ricylosfungussevolvieronpordondehabíanllegado.Sinbramidos,sinmiraratrás,conlalenguaescondidaenlasboca.Seretirabancomocangrejosarrastradosdelaplayaporunaola.

¡Lohabíaconseguido!¡Supadrehabíadetenidolahordamonstruosa!Nuncasehabíasentidotanorgullosadeél.Saliódelacasacorriendo.Queríaserlaprimeraenabrazarlo.

Casisaltósobreelcónsul,comocuandoeraniña.La invadíaunsentimientodeamorfilial,reprimidoduranteañosbajounacostradeolvidos.Abrazóasupadre,enefecto,peroestelarecibióconunaactitudpocoefusiva.Noseatrevíaamirarlaalosojos.

—Mailís,tengoquedecirteunacosa.

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D

CAPÍTULOXV

RIC-RIC PIERDE AL ÚNICO FUNGUS POR EL QUE SENTÍA UN SINCERO AFECTO. TAMBIÉN

PIERDEAMAILÍSACAUSADEUNAPARADOJA:SECUESTRAASUAMADAPORQUELAAMA,Y

ELLADEJADEAMARLOPORQUELAHASECUESTRADO

espuésdequeelcónsulllegaraaunacuerdoconRic-Ric,esteylosfungusseretiraron de la Vella. La única figura que desentonaba en aquella marcha

ordenadaycalmosaeraelpropioRic-Ric.Estabaeufórico,yporunaveznoeraporel vincaud. Mientras cabalgaba sobre aquel fungus tan alto, con una cabeza tangrandequerecordabaaunsofáredondo,ibabebiendoycantando:«Baixantdelafontdelgat,unanoiaunanoia…».

Deacuerdo,aquellajornadaquizánohubierasidoelalbadelarevolución.PeroelIdealpodíaesperar.UndíamásyestaríaconMailís.Parajustificarsesedijoqueno era un rapto, sino una liberación. Incluso adaptó la letra de la canción: «…pregunteu-licomsediu,laMailísdel’ullviu».Sí,estabademuybuenhumor,cosararaenél.DesdelasalturasdeaquelgranfungussefijóenqueChiquitínaúnllevabalabanderadelaGranBatallapegadaalpecho.Agritos,Ric-Riclepreguntóparaquéquería aquel puto trapo amarillo rasgado y tiroteado. Sin detener la marcha de lacolumna, le ordenó que se acercara y subiera a la inmensa plataforma que era lacabezadeaquelfungus.Chiquitínobedecióytrepóporelcuerpodelgiganteconlaagilidad de diezmonos. Cuando estuvo arriba, Ric-Ric le quitó la tela y se la atóalrededordelacabeza,comoelpañuelodeunavieja.Ric-Ricseriodesuocurrencia.¡Quépinta!¡Aquellahorrorosacabecitaplana,demandíbulaprominente,ylaslargasespinasquelesobresalíandelaboca,ytodoelloenvueltoenuntrapitoamarillo!Sereíadándosepalmadasenlosmuslos.

—Eres el monstruo más monstruosamente ridículo de toda la historia de losmonstruos—ledijo.

Al rato llegaronalostaldeMailís,yRic-Ricseextrañó:habíadejadoaTuertoplantado delante delmurete, haciendo guardia, y no estaba.Vio indicios de lucha:trozos de hierba arrancada, el muro manchado de sangre y placas de pizarraarrancadas y caídas.Al fijarse bien, vio dos cadáveres tendidos entre hierbasmuyaltas,doscazadores.Unoempaladoensuescopeta,tráqueaadentro;otrodivididoendospartes,cortadoporlacintura.Espantoso.Entoncesdescubrióquenoerandoslossereshumanosmuertos,erantres.YelterceroeraelViejo.

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A Ric-Ric se le escapó un grito. ¡El Viejo muerto! Y aquello dio paso a unpensamientoespeluznante:¿dóndeestabaAlban?¿Dónde?

Ric-Riccorrióhacialapuertadelostal,seguidoporChiquitínyalgomásatráslahordadefungus.Todosnotabanlaprofundaalteracióndesuamo.

Estaba tan ansioso que abrió la puerta con un golpe de hombro. Entró conChiquitín.Ysedetuvieronenseco.

Tuertoestabadeespaldasaellos,plantadodelantedelachimenea.Consuúnicoojo miraba las brasas de un fuego prácticamente extinguido, aunque aún vivo.Ric-Ric,crispado,lointerpelódesdeelumbral:

—¿Tuerto?¿Tuerto?Se acercó al fungus. Intentó empujarlo, comoharía con un quinqui de taberna.

Tuertonosemovió,parecíaunaroca.Alfinal,porvoluntadpropia,segiró.Labocadelfungusylapieldelosalrededoresestabanempapadasdesangre.Una

sangregranate,espesay,lopeordetodo,fresca,aúnlechorreabaporlapielvegetal.Ric-Ric recordó una leyenda que Mailís le había contado allí mismo, en aquelcomedor.Uncuentoespantosoenelque losmenaironsacababandevorandoalhijodelheredero.

No,aquellono,aquellono.Laculpaerasuya.Alosfunguslescostabadiscernirlosprincipioslógicos,entre

dentro y fuera, por ejemplo.Ric-Ric lo sabía.Aun así, lo había dejado de guardiadelantedelmurete.¿Quépodíahaberpasado?Milcosas.Loscadáveresdelexteriorhablabandeunaescenacaótica.Ric-Ricintentóreconstruirla.

CuandohabíaordenadoaTuertoquenadiecruzaraelmuro,sereferíaaataquesdesdefuera,noapersonasquequisieranatravesarlodesdedentro.LomásprobableeraqueTuertosehubierahechounlío.Enalgúnmomento,poralgúnmotivo,Albandebía de haber cruzado el muro. En consecuencia, Tuerto lo había atacado. Losfungusnosecomíananadie,nocomíannada.Peroasabercómofuncionabalamentede un fungus confuso.QueAlban cruzara elmuro, aunque fuera hacia el exterior,rompíaconlaconsignarecibida.Elhechodedescuartizarloydevorarlo,yalacabarentrar en la casa con el cuerpo de la víctima deglutido, en ciertomodo implicabarestaurarelordenquelehabíanordenadomantener:elniño,aunquemuerto,volvíaaestardentrodelmuro.

¡Albanmuerto!¡Lacriaturamásdulcedelmundo!Ric-RicsacóelLefaucheuxyclavóelcañónenlacabezadeTuerto.

Habíadecididodisparar,losfunguslonotaron,yantesdequesudedoapretaraelgatilloelostalsellenóconcienfungusycienmilesporas.Ric-Rictambiénnotabalaangustiade los fungus.Estabaapuntodematar aTuerto, elprimer fungus, elquehabíadirigidoelcontraataqueenlaGranBatallayloshabíasalvadoatodos.

Ahorahabíafungusportodaspartes;ocupandotodalacasayrodeándola,detrásdeloscristalesdelasventanitas,docenas,cientosdeojosamarillosfijosenlamanoquesosteníalapistola.Chiquitíneraelquemásesporasliberaba,conlabocaabierta

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ymovimientosnerviosos.Susgruesospárpadosseabríanysecerraban, frenéticos,mirandoaRic-Ricymirandolapuntadelrevólver,implorándoleensilencioquenolo hiciera, que no lo hiciera. Pero lo haría. ¡Él era Ric-Ric! Tenía el Poder, podíahacerloquequisiera,yaquelfungusidiotahabíamatadoaAlban.¡Unniño,elniñomásinocentedetodoslosniños!YelhijodeMailís.

Furioso,Ric-RicpresionóunpocomáselcañóncontraellateraldelacabezadeTuerto,quenoreaccionaba.Unaespeciedezumbido,comodemilcolmenas,invadiótoda la casa. Era un sonido y eramás que un sonido.Una vibración del aire, unainquietudsorda.Ahoratodoslosfungus,cientosdefungus,secongregabanalrededordel ostal como palomas sobre un mendrugo de pan. Y lo que le decían, con lasesporas y con aquel zumbido de colmena, era «no lo hagas». Ric-Ric lo notaba,exactamente igual que si leyera el titular de un periódico. LaOca Calva aleteaba.Teníamiedo.

Quería ejecutar a Tuerto. No por justicia, sino por un impulso superior: lanecesidad de desahogarse. Pero no disparó. ¿Por qué?Porque no podía.No podía.Ellosseloimpedían.Ellos.

Nodisparó.Noseatrevió.Bajóelarma.Latensióndesapareció.Lasesporasqueflotabanenelairecayeronlentamentey

llenaronelsuelocomoelserríndeunacarpintería.Losfungussecalmarondegolpe,comosedados.

—Undíamesalvastedeunoso—ledijoaTuerto—.Ahoraestamosenpaz.Pero los fungus leían las emociones y, pese a aquellas palabras, sabían que

aunquenohabíadisparadoqueríahacerlo.Eraunadebilidadyunadesautorización,yparadisimularledirigióaTuertoestediscurso:

—Mehasdesobedecido,Tuertomalnacido.Matarteseríademasiadofácil.No.Tequedarás aquí, tal comoestás ahora, depieymirandoeste fuegoque se apaga.Tequedarásaquítodoeltiempoqueseanecesario,yundía,cuandomenosteloesperes,volveréaentrarporestapuerta.Entretanto,piensaquécoñohashecho,malnacido,porquecuandovuelvatelopreguntaré.Serásjuzgado.Ydictarésentencia.

Dicho esto, Ric-Ric salió del ostal acompañado por todos los fungus, que losiguieronenunsilencioaliviado.Aparentementehabíaimpuestosuautoridadsobrelos monstruos. Y sin embargo no era una victoria, sino todo lo contrario. Y él losabía.

Aquel día, Ric-Ric aprendió una lección horriblemente inquietante. Esta: que,después de todo, el Poder absoluto nunca es absoluto.Y aquello lo abocaba a unapreguntaincómoda:siallínomandabaél,¿quiénmandabarealmente?

Llegóalacaunamásafligidoquenunca.Enelcaminohabíaperdidoalprimerymejordesusfungus,Tuerto.Tambiénhabíaperdidolaautoridaddeldéspotaquesesabe respetado: ahoramiraba a su alrededor, aquelloshorribles rostrosvegetales, ysentía queyano los controlaba, que los lazosdeobediencia de los fungus estabandeshaciéndosecomocuerdasmojadas.Aúnpeor:habíaperdidoaMailís.Llegaríaal

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díasiguiente,sí,pero¿quélediríacuandosepresentara?DequéleserviríatodoelPoderdelmundocuandoellaloseñalaraconsudedoenérgicoylepreguntara:«¿Quéhashechoconmihijo?».

Llegó a la cauna, a la Montaña Agujereada, pero en lugar de entrar prefirióquedarsefuera.Queríatomarelsol.Ordenóquelellevaranunabotelladevincaudyunasilla.Sesentódelantedelapuerta,decaraalsol,conlosojoscerradosyquietocomounlagarto,ypensóenelfuturoinmediato.

A la mañana siguiente volvería a verla. Sí, ella vendría, estaba seguro. Dabatragos, sentadoen la silla,y sedecía:«La trataré comoauna reina republicana, lareinade losPirineos.Tendrá elmundoa suspiesypodráverlodesde las cumbresmásaltas,ypondréasuserviciounalegióndecompañerosidiotasperoserviles.Meperdonaráelraptoyseremosfelices».

Pero bebía un poco más y se daba cuenta de que era imposible, tanto si leocultabaaMailíslamuertedeAlbancomosiselaconfesaba.Tardeotemprano,ellalorechazaríaylomaldeciría.Cuandollegabaaestaconclusión,optabapordespreciarel amor, la salud y la vida. Daba unos cuantos tragos más y se preguntaba:«Pensándolo bien, ¿qué es lo único que necesita un hombre?». Y él mismo secontestaba:«Unsofá,unabotellayunamujerqueleduremenosqueunabotella».

Despuésdevaciarunaentera,mientraslosfunguslellevabanotra,sedijoquenoteníaquedarlemásvueltas.Laesperaríaallímismo,sentadoenlasilla,comosifuerauntrono.Ellatendríaqueentrarporaquelpasadizoentreparedesderocaquellevabaa la puerta de la cauna, y al final se encontraría con él, que la recibiría con elcomportamiento y la dignidad de un revolucionario triunfante. Impertérrito, altivo,orgulloso y rodeado de compañeros fungus. Sí, qué gran recibimiento. Mailís sequedaríadeslumbrada.

UnodelosobjetosalosqueMailísteníamáscariñoeraunapequeñamaletadepieldecocodrilo.Lallenódecosasimportantesynecesarias,convencidadequeestabaapuntodeemprenderunviajesinretorno.

Noteníagrandesesperanzas.Undíahabíasentidociertointerésporunextraño,ahoraconvertidoenunlocoirrecuperableyfantásticamentecriminal,quedirigíaunejércitomonstruosoyqueacambiodenoarrasarlaVellaexigíasusecuestro.Ysupadre había accedido. Era lo que más le dolía. Siempre había hecho política ytambiénlahacíaahora,sacrificandoasuhijaporelbiencomún.Losdossabíanqueellanoteníamuchasmásopcionesqueaceptarelchantaje.

El cónsul entró en suhabitación.Mirando el jarrón conun ramode romero, ledijoqueaúnpodíarepensárselo.Nosecreíaniunapalabradeloquedecía,losdoslosabían.Ellanosemolestóencontestar.Estabademasiadoocupadaeligiendoropa.No

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eraunaheroína;soloeraunamujerconcarácter,quenoeralomismo.Perosinoseentregaba, sencillamente no podría vivir con la responsabilidad de haber podidosalvaradosmilpersonasynohaberlohecho.Erafilóloga:entodaslaslenguasquesehablabanenelvalle,lapalabrasacrificioseescribíaprácticamenteigual.

Eligióunvestidonegromuycómodoporqueestabapensadoparairenbicicleta:parecía que llevara falda, pero en realidad erandos pernerasmuy anchas.Salió decasaconelvestidoconperneras,unparaguasenunamanoylamaletadecocodriloen la otra, sola, y recorrió las calles vacías. Lo que no se esperaba era que loshabitantes de la Vella se hubieran concentrado a la salida de la población paradespedirla.Nosentíalamásmínimanecesidaddequeleagradecieranelgesto.Perose equivocaba: la presencia de los vecinos no era unamuestra de reconocimiento,sinodemorbo.Estabanallíparacontemplarsufinal,noparaevitarlo.

El gentío, mudo, abrió un pasillo como si fuera una rea camino del patíbulo.Todos lamirabana losojos,yellanomirabaanadie.Siguió recto,pisandofuerte,indignada por aquellas miradas de obscena cobardía. No se detuvo. Hombres ymujeres se quedaron en el límite que marcaban los últimos edificios del pueblo.Luegosolohabíaunapistade tierra,conárbolesaambos lados.Unavezsuperadaaquella frontera,Mailís siguió y, de repente, se detuvo, como si tuviera una dudacapciosa. Se giró hacia sus vecinos, apiñados al principio de la última calle, y lesdirigiólassiguientespalabras:

—Él es el cónsul, por eso lo obedecéis. Pero aún es más cierto que él acatavuestro sentido de la decencia y de la ley. Porque si no fuera así, si no siguieravuestra concepcióndelmundo, no lo aceptaríais comocónsul ni un instante, ni unsuspiro. En consecuencia, en el fondo no hay nadiemás sometido,más esclavo ydependientequeél,vuestrogobernante.

Y,dichoesto, ledio laespaldaa lagente.Se internóenelcaminode tierrasinmiraratrás.Apartirdeallíentrabaenlosdominiosdelosfungus:aambosladosdelsenderoseextendíaunbosqueespeso,suciodehojasdepinoyramasmuertas,conlosmárgenes llenos de arbustos espinosos y hostiles. Los fungus podrían estar encualquiersitioynosedaríacuenta.

Unos cien pasos adelante, carretera adentro, se veía el palanquín. Abandonadojusto en medio del camino. Una cabina con dos palos horizontales para losporteadores que sobresalían por delante y por detrás del artefacto. Una cabinaextraña,extrañísima,hechaconunentramadoderamitas trenzadas,comolosnidosde los pájaros, y cubierta de grandes hojas verdes de castaño y demuérdago, quetapabanlaestructuraderamascomouncueroverdoso.Seplantódelanteycontemplóelobjetocomosivinieradeotroplaneta.

Alrededordeaquellacosaestrafalariahabíaunaespeciedeauratétrica,invisiblepero intimidante. Mailís se acercó un poco más a la cabina. Miró a derecha eizquierda del camino. Allí no había nadie, aunque era la hora convenida. Giró el

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cuello:unoscienpasosatrás,lamultitudaúnlaobservabaexpectante,ensilencio.Supadrenoestaba.

Nosabíaquéhacer.Lasituaciónera tanabsurdacomotensa.Sehabíaquedadoahí plantada, con un paraguas cerrado en una mano y una maletita de piel decocodriloenlaotra.Entoncesaparecieron.

Tresfungussalierondelbosque,deambosladosdelcamino,comofantasmasqueatravesaran una pared. Hacía rato que la espiaban, indudablemente. De hecho, loshabíatenidocerca.Sefundíantanbienconlavegetaciónquehabríapodidotropezarconellossinverlos.Erantres.Dosinmensos,muchomásaltosqueella,conlapieldediversos tonos. El tercero a duras penas le llegaba a la cintura, pero era el másterrible.Teníaelcuerpodeuncolormássanguíneo,comolosníscalos.Adiferenciadelosotrosdos,teníapárpados,ytancarnososqueparecíaquetuvieraquehacerunesfuerzo constante para mantener los ojos abiertos. Y los dientes: la mandíbulainferioreraunpocomáslargaylesobresalíanlosdientecitoscomoalaspirañasdeBrasil.Elpequeñomonstruosemovíacongestosnerviosos,iracundoseinconstantes.Miró al gentío con expresión de odio, abrió la boca y sacó la lengua.Más de seismetrosdeuna lenguanegra,húmeda,un tubodecarne flexibleque lanzócomounescupitajo.Alverlo,pesealadistanciaquelosseparaba,hombresymujerespegaronungritocolectivoydieronunpasoatrás,espeluznados.AcontinuaciónelmonstruoseenfrentóconMailís.Losdientesespinososdelasdosmandíbulassefrotabanentresí haciendo un ruidito horripilante. Entonces lo reconoció: era elmonstruo que sehabía amorrado a la ventana de su ostal el día de la visita de Ric-Ric. Por unmomentopensóquelaatacaría,queledesgarraríalacarneyloshuesos.No.Loquehizofueponerleuncentenardededosalaalturadelosriñonesyempujarlahacialacabinasincontemplaciones.Mailísentrótanbruscamentequelamaletaselecayódelasmanos.

—¡Lamaleta!—reclamó.El fungus pequeño la recogió del suelo, sí, pero la lanzó al bosque con un

desprecio infinito. Todo el contenido quedó esparcido por los alrededores. Ropainteriorfemeninacolgandoderamasdeabetooenlapuntasuperiordelosarbustos.Losotrosdosfunguscogieronlospalosquesobresalíandelacabina,unopordelanteyelotropordetrás,ydesaparecieron;peronoporelcamino,sinoporelbosque.Elmonstruopequeñosehabíasubidoal techoy,mientrassealejaban,hacíamuecasalosespectadoreshumanos.

Loqueelcónsulnohabíaprevistoeraloquesucedióacontinuación.Encuantolos fungus se llevaron a su hija, la gente inició un éxodo. Como el día anterior,cuando losmenairons habían estado apuntode atacar laVella, perode formamásorganizada y sistemática. Las familias cargaban bienes y muebles en los carros,subían tresgeneracionesyhuíanendirecciónaEspaña.Elcónsul sealarmó.¿Quéestabanhaciendo?Mailíseraunarehén.Silagentehuía,losmenaironsnotardaríanen saberlo y ella sufriría las represalias. El hombre se acercaba a todos los carros

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intentando que desistieran, ¡por favor, por favor, no os marchéis o Mailís estarácondenada!Loignoraron.

Los hombres y las mujeres del valle siempre habían sabido que, si aquellasmontañascobrabanvida,seríanaplastados.Aqueldíahabíallegado.Poresohuían.Ynosesentíannadaculpables: si losmenaironshabíanexterminadoaun regimientoentero,¿quépodíanhacerellos?

Mailís no podía saber nada de la huidamultitudinaria de sus vecinos. En aquellosmomentosviajabadentrode la cabinade ramas.Losdosporteadores la llevabanauna velocidad prodigiosa, abriéndose paso entre la vegetación como bólidosmucosos.Ylavelocidadnoeraelproblema:graciasalospiesdelosmenairons, tansingularesquecorríanyseadheríanalatierracasisintocarla,parecíaquelacabinavolara.Noseguíanningúncamino,sinolarutamásrectayrápida,queleshacíasubirybajarladerasinclinadísimas.Mailísseteníaqueagarraralasillaconlasdosmanosdurantelosascensosydescensos,queerancontinuos,escarpadosyvertiginosos.Perolo más desagradable era el tercer fungus, el pequeño de boca asesina y gruesospárpados.Viajabaeneltecho,aferrándosealacabinaconcincuentadedosderaícesflexibles.A veces acercaba los ojitos al entramado de ramas y desde allí arriba laescrutabaconexpresiónsanguinaria.

Porfortuna,ibantandeprisaqueelviajefuerelativamentebreve.Mailísnotóquelacabinasedeteníadegolpe.Elfunguspequeñoycruelleabriólaportezuela.Ellasalió,mareada.Derepente,seencontróante laobramáshorriblequepuedanhacerlasmanoshumanas:uncampodebatallaeldíadespuésdelabatalla.

Cientosdehombresy caballosdescuartizados, lamayoría tandeshechosque lecostaba reconocerquécadávereserandehombresycuálesdebestias.Losmuertosque tenían losojosy labocaabiertos le resultabanespecialmente insoportables.Laexplanadanoeramuygrande,comocualquierllanuradelosPirineos,demaneraquehabía muertos por todas partes, como si la batalla hubiera desbordado su propiomarco. A la derecha de aquel cuadro tétrico, al fondo, detectó movimiento: eranfungus,docenasdefunguslanzandosoldadosmuertosaunagarganta.

La boca de la garganta era un surco en la tierra, como la ranura de una huchagigante. No se oía el impacto de los cuerpos contra el fondo. Las puntas de lasextremidadesdelosmonstruoseranunaespeciedegarrasdeaguilucho,peromuchomás largas y afiladas. Aferraban la carne muerta como ganchos, arrastraban a loscaídos y los lanzaban a la garganta sin mirarlos. Los fungus arrojaban soldados,caballos y también trozos de carros y de hombres, como si no diferenciarandemasiadoentreunobjetoinanimadoyuncuerpomuerto.Mailíssellevóunamano

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alcorazón,comositemieradesfallecer:aqueltratodesconsideradoleafectómásquelavisióndecualquiermonstruo.

Elfunguspequeñotambiénacababadeveraaquelgrupodemonstruosatareadosen la garganta, y de repente, como si hubiera olvidado la misión de llevarla a laMontañaAgujereada,sedirigióhaciaallíapasoligero.EntoncesMailísfuetestigodeunaescenaincomprensibleparaella:losdemásfungusrechazabanalpequeño.Noquerían su proximidad ni sus abrazos. Cuando el monstruo se acercaba a suscongéneres,estoslanzabanunostentáculossemirrígidosquesalíandeloslateralesdesuscuerposcilíndricos,loempujabanyloahuyentaban.Elpequeñomonstruosecaíay gemía comoun lechón, se levantaba y volvía a intentarlo.Lo intentó tres veces,cuatro, pero cada vez recibía un rechazomás virulento: al final empezaron a darlegolpesenlacabezaconsuslenguaslargasymojadas,unoslatigazosqueimpactabanconunruidodegolpedemar.Desolado,lloroso,oalmenossacandounaespeciedeespumablancaporlosojos,elpequeñofungusvolvióconMailís,quetrasobservarloatentamente se dijo: «Tienen cuerpos vegetales, sin nervios, y en consecuencia nodebendeconocereldolor.Perosufren».

Elpequeñomonstruovolvióaúnmásirritadoqueantes.Ledijoquesedieraprisacongruñidosbrevesyestridentes; le indicabaquecruzara laespantosaalfombrademuertos caídos en combate. Mailís obedeció. Después entraron en un caminitoencajadoentremurosderoca,unaespeciedetúnelsintecho.Ellaavanzabadespacio,mareada y horrorizada por la carnicería y por el trato carroñero a losmuertos. Elmonstruo,impaciente,laempujóporlacintura.Peroenunmomentodadolatocóalaalturadelasnalgas,yaquellolasulfuró.

No pensaba tolerar aquel contacto impertinente, ni siquiera por parte de unmonstruo.Segiróconojosenfurecidos.Aúnllevabaenlamanoelparaguas,conelqueledioungolpeenlosdedos,enunadocenadededos.Alfungusseleescapóungrititosorprendidoyofendido.Mailíslediootrogolpe,másfuerte.Elfungusgraznócomo toda una bandada de cuervos, insolente y rabioso. Pero no volvió a tocarla:había recibido la orden de transportarla viva, y Mailís lo sabía. Can que lairamossègue pas. Perro ladrador, poco mordedor. Con su dedo índice de profesoraalzado, señalando el punto en el que el fungus debería de tener la nariz,Mailís leordenó:

—Silencio.¡Silencio!¡Hedichosilencio!Elpequeñofungushizocrujirlasespinasdelaboca,perosecalló.—Tienesquellevarmeamidestino—insistió,irritada—.Pueshazlo.Peronote

atrevasatocarme.¡Nometoques!¿Entendido?Sí,lohabíaentendido.Elpequeñomonstruoseapartóymanifestósudesacuerdo

conungruñido.Peroacatósusórdenes.Ellaabrióelparaguasparaprotegersedelsolyavanzópor la rutaque lehabía indicadoelpequeñomonstruo.Peroahora laquemarcabaelpasoeraella.PensabaenRic-Ric.Rememorabaelotoñoanterior,cuandoloconoció,susvisitas.Cuandosearrodillaba,deespaldasaél,yseremangabapara

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mostrarleunapielblanca.Mailísaceleróelpaso.Cuantomáspensabaenlosdos,ensu pasado común y privado, más se enfurecía. Mientras pisaba aquella gravaferruginosa con paso firme, enfadada con él, se decía que habrían podido tenerlotodo.Elamor,lafelicidadylacomplicidad.Deacuerdo,élalegabaquequeríaponera los monstruos al servicio de la revolución. Pero ¿de qué le sirve a un hombrecambiarelmundosinopuedecambiarsuvida?

Seguíaandandoporaquelominosodesfiladerodepiedra,sujetandoelmangodelparaguasconlasdosmanos,comosilesirvieradeprotección.Susbotinespisabanlaarena ferrosa, que crujía en cada paso.Las paredes de roca también eran de aquelcolor de acero oscuro. Se elevaban a ambos lados, atravesadas por hiedras de unverde tanoscuroquecasiparecíanegro.El ambiente era tanhúmedoque tenía lasfosas nasales mojadas. Sentía el latido de su corazón, acelerado como el de unconejito.

De repente, notó que el aire se volvíamás denso.La causa del fenómeno eranellos.Losfungus,laaglomeracióndefungus,queespesabanelaire.Losvioalfondo,haciadondesedirigía.Docenasydocenasdefungusesperándola.No,más,muchosmás.Dediferentesalturas,dediferentestonalidades,todoscorpulentos.Unosconlacabezamásoblongayotrosconcabezasunpocomáspuntiagudas.Lostroncoserancilíndricos, pero de diferentes grosores; de los laterales salían miembros siempredesmesurados,quebrotabandeltroncocomolaspatasdeunciempiés.Sefijóenlosojos, en aquellas caras sin nariz, sin labios, en las bocas, algunas estrechasyotrasalargadascomobuzones.Docenasydocenasdeojosamarillentos,conunaausenciadeexpresiónpropiade losreptiles,y todosfijosenella,unamujersola,vestidadenegro, aferrada a un paraguas abierto. Por primera vez le fallaban las piernas,literalmente:ledabalasensacióndequesusrodillaseranblandas;nolasostenían,sedoblaban,noteníaánimosparaseguir.Teníaelcorazónencogidocomounacereza.Entoncesobservódosdetalles.

Elprimeroeraquelosmonstruosformabanunsemicírculoalrededordeunasilla.Y el segundo detalle era que a los pies de la silla estaba el cuerpo de un hombre,tendidoeinconsciente.Eraél.Paraacabarderematarlaincongruenciadelaescena,enaquelinstanteaparecióunaocaladrandocomounperroyaleteando,consuspiespalmípedos encima de una botella de vidrio verde. Mailís cerró el paraguas y seinclinóhaciadelante.

—¿SeñorRic-Ric?—nada.Repitió—:¿SeñorRic-Ric?Latransiciónentreelhorroryelridículopuedeserfulgurante:allíestabaella,una

mujer madura secuestrada por fuerzas inimaginables, una mujer que vivía elmomentomássupremoymásagónicodesuexistencia,ysusecuestradorlarecibíainconsciente.

Roncaba.Uncuerpobocaarriba,unabarriguitaredondayunmontóndebotellasvacíasalrededor.EraRic-Ric,enefecto.

Estababorracho.

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Si Chiquitín creía que su heroico comportamiento durante la Gran Batalla loreintegraría a la comunidad fúngica, estaba muy equivocado: todos los fungus loacusabanaéldeldestinodeTuerto.SiRic-Richabíarecluidoalprimerfungusenlacasahumana,condenadoamirarunasbrasas,eraporculpasuya.

Chiquitínserebeló.Perosusaspavientosnosirvierondenada.Todolocontrario:cuantomásprotestaba,másculpableeraaojosdelosdemás.Antessololoazotabancuando se acercaba a ellos; ahora lo agredían cada vez que podían. Golpesofensivos,golpessecosygolpesmaliciosos.

—Eresunfungusraro,notemerecesotracosa—ledecían.Desesperadamente solo, conTuerto desaparecido,Chiquitín se acercóal único

ser que le quedaba: Ric-Ric. Empezó a frecuentarlo más que nunca, lo rondabanocheydía.Por lasnoches, sobre todo, velaba su sueño.Cuandoveíaalhumanodurmiendo,inerteysinconsciencia,nosalíadesuasombro.¿Quéeraaquelestadotan extraño? Cuando Ric-Ric se tumbaba en el colchón de musgo trenzado y seabandonaba, estaba y no estaba. A Chiquitín le fascinaba oírlo roncar o inclusohablar solo, demanera ininteligible.Amenudo subía silenciosamentea la camayacercabalacaraaladeRic-Ric,acercabasusojosamarillosalosojoscerradosdeRic-Ric.Comosilaproximidaddeloscuerpos,tandiferentes,lepermitieraentenderel misterio del sueño. A veces Chiquitín, que tenía párpados, intentaba dormirtambiénél,peronohabíamanera:cuandoloscerraba,solosequedabaaoscuras.Lacuriosidadsecontagia,ymuyprontootrosfungussesumaronaaquellasvigiliasnocturnas. Y así, cuando Ric-Ric perdía la consciencia, batallones de fungus seapiñaban a su alrededor. Y, como siempre, allí donde estaban los fungus no setolerabaque estuvieraChiquitín, y loahuyentabandándole contundentes latigazosconlalengua.

Ric-Ric tenía cada vez más arrebatos de mal humor, que acababa pagandoChiquitín,porqueeramuypequeñoyporquesiempreestabaasulado.Lepegabaylegritaba:

—¡Pequeñoymalnacido!¡EstoconTuertonopasaría!Porque Ric-Ric echaba demenos a Tuerto. Cuando había bebido pero aún no

estabadeltodoborracho,clamaba:—¡Traedme a Tuerto! ¡Él sí que es un buen compañero, no como vosotros,

botarates!¿Dóndeestá?ElquelecontestabaeraChiquitín,quesiempreestabaalacabeceradesucama,

comosi fueraelayudantedecampodeungranseñor.Afuerzadeconvivirconél,habíaaprendidounpocoelidiomahumano,ysusurraba:

—Castigado,ostal.Alescucharlo,Ric-Ricseponíatriste.Chiquitínlonotaba.Yrepetíaconsuvoz

arrastrada,comoemitidaporunórganosintubos:

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—Ostal,castigadoostal.Y mientras Ric-Ric se rendía a sonidos etílicos, susurraba las siguientes

palabras:—¡Setasdeldemonio!Aqueldíaloviclaro:enrealidadnuncamehabéishecho

caso.

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T

CAPÍTULOXVI

INSUFRIBLE CAUTIVERIO DE MAILÍS, RECLUIDA ENTRE CIENTOS DE MONSTRUOS

ABOMINABLESYUNPRETENDIENTEALQUEDETESTA

uvo que pincharlo con la punta del paraguas para que se despertara. Ric-Ricabriólosojosylaboca,sindecirnada.Porsuexpresiónconfusa,parecíaqueel

prisionerofueraél.Miróaunladoyaotro,alamultituddefungusquelosrodeaban,a ella, se puso de pie con un titubeo lamentable, se pasó una mano por el pelodescuidadoysedisculpódiciendo:

—Perdone,hesufridounaindisposición.«¡Indisposición!». Mailís inspiró, espiró y volvió a inspirar. Entonces, con

severidaddepedagoga,dijo:—Puesamímeparecequeestáborracho.Siempre se habían hablado de usted. Lo que ella no sabía era que si Ric-Ric

hablaba con ella con el clasista usted, cosa rarísima, era por respeto. Mailís, encambio, le hablaba de usted para marcar distancias con su interlocutor. Estabaofendidaconél.SesentíaairadaconRic-Ricporqueundía,nohacíamucho,cuandohabíatenidoqueelegirentrelosfungusyella,habíaelegidoalosmonstruos.

Conungestoamable,abriéndolepaso,susecuestradorseofrecióaentrarconellaenlacauna.

GraciasalrelatodelMalagueño,Mailísestabainformadadeloqueencontraríaenla cueva: una pequeña estancia que comunicaba con el interior de la montaña.Cuandoentróenlabasedelamontaña,convertidaenunasalaabierta,enormementevacía,yvioaquelhuecoinmenso,todaunamontañaexcavadayesculpidapordentro,se le heló la sangre.Miróhacia arriba, bajo el vérticede la estructura.Las formasgrotescas de cada nivel, de cada planta, causaban vértigo. Lo más pavoroso eranaquellasrampasyaquellasescalerasabismales,retorcidas,estrechasysinbarandillas,que ascendían y ascendían hasta que la oscuridad se las tragaba. Peromantuvo lacalma. No quería mostrar la menor debilidad. Preguntó a su secuestrador, conperfecta educación, por sus intenciones. Él no la entendió. El lugar y lascircunstancias propiciaban diálogos increíblemente absurdos, porque Mailís mirófríamentelahordamonstruosaquelosrodeaba,despuésmiróaRic-Ricy,muydigna,aclaró:

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—Merefieroasitienelaintencióndeasesinarmedeformainminenteosetomarásutiempo.

Se lo preguntó en el tono de quien pregunta una dirección por la calle. Él,desconcertado,selimitóasersincero.

—Pensaba invitarla a cenar—yen tonodedisculpa añadió—:Mipropósito esseducirla, pero nome pida galanterías refinadas. Ya sabe que soy un activista delIdeal,nounpoeta.

Mailísreplicóconironíaqueunadamasiempresevistedegalaparacenar,peroque lamentablementeenaquelcasonoeraposible,porque lasetapequeña lehabíalanzadoelmaletínporlosaires.

—¡Oh, no se preocupe! —quiso tranquilizarla Ric-Ric—. Son vivos como elfuego y veloces como el rayo. Les ordenaré que vayan a recuperar su equipaje.Acompáñeme.

Yleseñalóelpalanquín,quelosfungushabíanintroducidoenlacueva.—Porfavor—añadió.Mailísentróenlacabina,seguidadeRic-Ric.Losfunguscogieronlospalosque

sobresalíany transportarona lospasajeroshasta lacimaenun instante.Ric-Ricyaestabaacostumbradoaaquellavelocidadprodigiosa;ellano,ycuando lacabinaseinclinaba, cuando hacían giros vertiginosos, más de una vez estuvo a punto deagarrarle del brazo. Pero no lo hizo.No quería hacer ningún gesto que él pudierainterpretarcomoamistoso.

La llevaron a lo más alto de la bóveda interior. Allí, justo debajo de la cima,MailísconstatóquelosfungushabíanconstruidounahabitaciónparaRic-Ric.Teníachimenea,unacamayunamesahechaconungran tocónde roble.Laventanaerauna estrecha tronera. Pese al aspecto tosco, frío y desolado de la estancia,Mailísentendióqueeraunagentilezaquese lacediera.Y,respectoasuequipaje,Ric-Riccumplió su promesa: cuando aún estaba explicándole que él dormiría en el pisoinferiordelamontaña,enlacauna,ChiquitínvolvióconelmaletínylaspertenenciasdeMailís.Alratoladejaronsola.

Nadie lemetióprisas.Sepeinóy salió cuandoquiso.Eso sí: abrió la puerta y,mediosegundodespués,unpardefunguslacogierondeloscodos,aparentementesinmalas intenciones, pero sinmiramientos, y lametieron en la cabina del palanquín.Bajaroncientosdeescalerasyporfinladejaronenlasextaplanta.

AllílaesperabaChiquitín,conunarabiaanimalenlosojos.Hizoungestoparaindicarle que lo acompañara, y ella lo siguió hasta un lugar insólito: ante ella seextendíaunaplataformadepiedraqueflotabaenelvacío.Laestructurateníaformadecuchara.Elmangode lacucharaeraunapasareladepiedra,sinbarandillay tanestrechaquenocabríandospersonas.Mailís,que,adiferenciadeChiquitín,noteníadiezpatas, laatravesóconunnudoenel estómago,hastaque llegóal centrode laplataforma,deltamañodeunapequeñasaladeestar.Habíaunamesa,quenoeramásque una roca torpemente alisada, y dos sillas rústicas. Una de las sillas ya estaba

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ocupadaporRic-Ric,que lepidióque se sentaraen laotra.Docenasydocenasdefungussereunieronenlapasarelaparaasistiralespectáculo.Comoeratanestrecha,debíansubirseunosencimadelosotros,enpilasanárquicasytumultuosas.Parecíaque el peso de los monstruos iba a hundir la pasarela en cualquier momento yprecipitaralvacíolaplataformaenlaqueestabanRic-RicyMailís.Yseríaunacaídamortal.Debajodeellossolohabíaunagujeronegro.

Laúnicaluzprocedíadeunextrañocandelabroquehabíaencimadelamesa,conochociriosylosbrazosasimétricos.Mailísobservóquelosvasosyloscubiertoserandepiedra.Lacuchara,eltenedoryelcuchilloeranutensiliosimperfectos,demedidasdiferentes.Losvasoseranpiedrasvaciadaspordentro,llenosdebultos,primitivosysingracia.ElplatodeRic-Ricerahondoyeldeella,llano,sinmotivoquejustificaraladiscrepancia.

El único fungus que entró en la plataforma fueChiquitín.Llevaba la cena.Sinbandejas. Con unos deditos que parecían arañas, sujetaba un par de butifarraschamuscadas que dejó caer en los platos de los comensales. Mailís, ofendida poraquellosmodales,miróalpequeñomonstruo.Todoaquelloeradelirante.Detodoslosseres vivos que poblaban el planeta, aquel pequeñomonstruo era el último al quehabría imaginado haciendo de camarero. El fungus más pequeño parecía estar deacuerdo con aquella afirmación: miraba a los humanos con insolencia, comodiciendo: «¿Puedo marcharme de una puñetera vez?». Ric-Ric lo despidióchasqueandolalengua,comoquiendaórdenesaunperropastor.Mailísexaminólasbutifarras con expresión de disgusto. Tenían la piel chamuscada, pero se comió lasuyagustosamente.Mailísnoselopodíacreer:paraaquelhombreestoeraunacenaromántica.

A quien pierde la libertad siempre le queda el sarcasmo. Cuando Ric-Ric lepreguntóqué leparecía todoaquello,Mailís,con tonode institutriz inglesa,afirmóquenuncahabíaestadoenunahabitacióndehoteltanelevada.Delmenú,esdecir,dela triste butifarra, dijo que corroboraba que el anfitrión era hombre de segundosplatos.Ydelaturbadefungusqueescrutabantodossusgestos,comentóquenuncahabíacenadoconunacompañíatannumerosayatenta.

Pero aquellas observaciones no afectaban a Ric-Ric. Quizá fuera demasiadosimplepara entenderlas.Comoevitabamirarla a la cara, seguramente avergonzadopor el secuestro, tardó un rato en darse cuenta de que tenía un pómulo inflamado.Entonces le preguntó qué le había pasado en la cara. Ellamencionó vagamente laagresióndelmilitarOrdóñez.Entonces,porprimeravez,Ric-Ricseatrevióamirarlaalosojos.

—Mataréaesehombre.Ella,muyseca,lecontestó:—Meparecequeyalohahecho.Mailís aprovechó para ir al grano. ¿Qué pensaba hacer con ella exactamente?

Teníaderechoasaberlo.Ric-Ricreaccionóconungestoofendido,comosiMailísle

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hubiera hechounapregunta tanobvia quenonecesitara respuesta.Contestóque lahabía llevado allí para saber si podía enamorarla. ¿Para qué si no? Ella, ahoratambién ofendida, muy ofendida, replicó con una batería de preguntas de unamordacidadpreclaraysardónica:¿ysiporcasualidadnoseenamoraban?,ironizó.¿Ysi por incompatibilidad de caracteres, o por falta de sintonía emocional, noconseguíanunamínimaconcordiasentimental?¿Quépasaría?Perovivíanenmundosdiferentes.Élselimitóadecir:

—¿Yquéquierequepase?Puesqueustedsemarcharáyyomequedaré.Mailísresopló.—¿Y cree usted que la mejor manera de enamorar a una mujer es raptarla

mediante la coacción, la fuerza y el chantaje, y transportarla a una madriguerainfernal?—exclamó.

La reacción deMailís generó una repentina alarma entre la pila de fungus, unbatiburrillo espasmódico demiembros y lenguas que crepitaban. Para salir de allí,Mailísteníaquecruzarelmangodelacucharadepiedra,queestaballenodeaquellosmonstruoshúmedos,ahoravociferantesynerviosos.Aunasí,avanzómuydecidida.CuandoChiquitínintentócerrarleelpaso,loseñalóconeldedoyleespetó:

—¡Apártate!Yaseconocían,yChiquitínseretiró;losdemásfungusleabrieronpaso.Ric-Ric

fuedetrásdeella,sinceramentepreocupado.—¡Espere,espere!—imploraba—.Estáoscuro,podríacaerseporlasescaleras.Ellacontestósindetenerse,enérgica:—¡Puedovolversolaamihabitación,gracias!Yasífue.SubióaquellamultitudinterminabledeescalerasseguidaporRic-Ricy

todoslosmonstruosdelaMontañaAgujereada,alborotados,graznandoenmasa.Nose detuvo hasta que alcanzó la puerta. Ric-Ric resoplaba por el esfuerzo, dosescalones por debajo. Cuando ella ya entraba en la habitación, su secuestrador,compungido,lepreguntóentonodedisculpa:

—¿Quéotracosapodíahacer?Duranteuninstanteellalomiródesdelapuertaentreabierta.Casisintiólástima.

Pero detrás de él había batallones de monstruos horripilantes, y en un tonodeliberadamenteduro,sinconcesiones,selimitóaresponder:

—Buenasnoches.Ycerrólapuertaconungolpesecoyruidoso.

«¿Quéotracosapodíahacer?».MailíshabíaperdidoelrastrodeRic-Ricaqueldía,cuando fue a visitarla con los monstruos. «Esto es una seta, aquello no». Pero elpasadoyanoimportaba.«¡Estascriaturaslollevaránalaperdición!».

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No pudo dormir en toda la noche. La habitación generaba una inquietudangustiosa,notantoporquefueraterroríficacomopor laanomalíadelentorno.Lospocosmuebles que colonizaban el espacio, la cama y el tocón que hacía demesa,eranobrademanosinhumanas,dementesinhumanas.QuizálosfungusloshubieranconstruidosiguiendolasórdenesdeRic-Ric,peroentreelpropósitoconstructivoyelresultado había una gran distancia. Por ejemplo, aquellos tres extraños objetosrepartidos por la habitación: una especie de paragüeros de piedra, mal hechos ytorcidos.Pero¿quéinteréspodíatenerunhombrecomoRic-Ricenlosparagüeros?¿Yporquénecesitabatresenunasolaestancia?Hastaquemiródentroydescubrióquenoeranparagüeros,sinoescupideras.

En cualquier caso, ¿quién podría sentirse cómodo en una habitación cuyasparedeseranlasrugosidadesdesnudasdelaroca?¿Cómopodríadormirmientraselviento, y sus aullidos, lánguidamente amenazadores, entraban por el estrechomirador?Enfin,¿cómopodríadormirbajounasmantashechasconhilosdemusgotrenzadocomosifueralana?Mantasmojadas,gélidasaltacto,quehablabandeunaidea de la comodidad remota; de unos cerebros que no podían concebir lasnecesidadeshumanasmásbásicas.

Tardóunaeternidadenhacersededía,ycuandolaluzvolvióalmundo,cuandoelprimerrayodesolentróporlatronera,elcansanciolahabíavencido.Estabasentadaenelcolchónverde,conlacabezaapoyadaenlacabeceradelacama.Cerrólosojosun instante, se durmió sin dormir y justo entonces llamaron a la puerta, como siquisieran echarla abajo.Dio un bote, como quien se despierta en un lugar que noconoce.Pese al ambiente frío, tenía el pecho sudado.EraRic-Ric, acompañadodeaquella oca horrible. Entró sin pedir permiso. No actuaba demala fe, sino con laespontaneidaddequienno sabe loque significa laprivacidad. Incluso sonreía, conunaalegríapuerilenloslabios,cuandoleanunció:

—Hepensadoquepodríahacerleunavisitaguiadapor laMontañaAgujereada.Quizáasíseconvenzadelabondaddemisintenciones.

Aquelloyaeraexcesivo:unsecuestradorlocoinvitándolaapasearporsucárcel,comosifuerandepícnic,yacompañadodeunaocaconlacabezapelada.Quiénibaadecir que el infierno pudiera ser un manicomio. En cualquier caso, no quería darmuestrasdedebilidad.

—¡Qué coincidencia! —exclamó—. Precisamente estaba pensando en dar untonificantepaseo.

Salieron juntos de la habitación. Mailís miró abajo, al vacío. Desde la cimainterior de aquella pirámide cavernosa, lamontañaparecía un cono.La luz del solentrabaenrayosgruesos,largosyconcretos,porunosgrandiososorificiosabiertosenlafachadasur.Peronoerasuficiente,nimuchomenos,paradisiparelpoderdelastinieblas.Encuanto la luzdel sol entrabaen lamontaña, se teñíadeuna tonalidadvieja,estancadayempapadadepolvoflotante,comosiaquelespaciofueraunpalacioedificadoenlaluna.

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Había fungus por todas partes. Sometidos a una fiebre constructora, trabajandosin pausa ni descanso.Unos excavaban picando con la punta de los dedos y otrosretiraban escombros. Se movían como esos insectos que caminan con la mismafacilidad por el suelo que por el techo y las paredes, y lo hacían a velocidades decuadrúpedo.Poralgúnmotivoignoto,losfungusodiabanlosángulosylasesquinas,de manera que los pasadizos eran un circuito de curvas largas y retorcidas comotripas.

El amo y señor de aquel imperio troglodita, de aquella Montaña Agujereada,como él mismo la llamaba, la llevó a unos rellanos escalonados como bancalesagrícolas. Se sentaron en uno de los más elevados, desde donde tenían unaperspectivageneraldelasobras.Ric-RicacariciabaalaOcaCalvacomosifueraunperro.Mailísentendióquelahabíallevadoaaquelmiradorporqueenlamentalidadde aquel hombre aquello debía de ser un paraje romántico. Resopló. Entonces lepreguntódedóndehabía sacado la ideadeexcavarunamontañaenterapordentro.¿Cuál era el propósito arquitectónico último? ¿Palacio o fortaleza?La respuesta ladejóanonadada:

—Yonuncaheideadonada.Y entonces, siguió diciendoMailís, ¿por qué los hacía trabajar? Y otra vez le

sorprendiólarespuesta:—Paraqueseentretengan.Mientrastrabajannomemolestan.Ellalepreguntósieranlistos.Ric-Richizounamuecasarcástica.—¿Listos?Sonmásidiotasqueunmendrugo.Losruidosquelosfungusemitíaneranunaextrañasumadegraznidos,gruñidos

horriblesygemidos infantiles.Mailísquisosabersihablaban.No,dijoRic-Ric, nohablaban.

—Aprendenalgunapalabra,comolascacatúas,ypocomás.Ellainsistió:pero¿secomunicaban?—Ah,sí,esosí—dijoRic-Ric—,claroquesí.Nohablancomonosotros,perose

comunican.Mailísnoloentendía.¿Aquéserefería?—Secomunican,peronoconpalabras.Entoncesquisohacerleunademostración.—Imagínesequetieneunaorejaaquí—dijoRic-Ricponiéndosecuatrodedosen

mediodelpecho—.¿Deacuerdo?Yahoraabraelpecho,estéatenta.YllamóaChiquitín.Cuandolotuvodelante,Ric-Riccogióunaramaquehabía

porallí,enelsuelo,yledioungolpeenlacabezacontodassusfuerzas.Riéndosedesubroma,lepreguntóaMailís:—Lohanotado,¿verdadquesí?Sí, lo había notado. Como un rayo invisible que había salido del cuerpo de

Chiquitínylehabíaentradoaellaporelpecho.—Estaessumaneradedecir«ay»,dequejarseyprotestar—explicóRic-Ric.

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A continuación le rogó que estuviera aún más atenta. Ordenó a Chiquitín quecolocaraunoscuantosbrazosen formadecestaydepositóelmismo troncoconelquelehabíapegado.Elfungussintióeltactodelamadera,elpesoylamedidadelobjeto,yemitiólassensacionesqueleprovocaba:«Tronco».Estavezfueunapulsiónmás leve y suave,muy diferente de la anterior, una sensación queMailís tambiénnotó,consusmatices,unasensaciónquequeríadecir«tronco».Porúltimo,Ric-RicempujóaChiquitínhaciaatrásylohizocaerdesdeunaalturadeunoscincometros.

Mailís vio a Chiquitín desapareciendo en el vacío y se acercó al borde,consternadaporaquelactodeviolenciagratuita.Miróalfondo.Chiquitínhabíaidoaparar aun segundo rellanodepiedragrisyboqueabacomounpez fueradel agua.Entonces notó la sensación que había experimentado Chiquitín al caer desde tanarribaysobreunarocatandura:«caída».

—¡Leharotolaspatas!—protestóMailís.—Puedo asegurarle que no —dijo Ric-Ric—: no tienen huesos. Enseguida

volveráacorrercomoeldiablilloquees.Yaloverá.Y lo llamó, pero a Chiquitín le costaba ponerse de pie; tenía las piernas

destartaladas, como si fueran de trapo. Ric-Ric le metió prisa con una mezcla depalabrotasydegestosconlamano.LaOcaCalvatambiénespoleabaalfungusconsus graznidos. El pequeño monstruo se alzó entre espasmos, pero con las piernasaparentemente curadas, como si fueran de caucho. Poco después ascendía por unarampa lateral y se plantaba delante de los dos seres humanos caminando casi connormalidad.

—¿Love?—dijoRic-Ric,triunfante.La lección aún no había terminado. Más allá había un grupo de fungus que

picabanunapared.Ric-RicsusurróalgoaloídoaChiquitín.Uninstantedespuéselfunguscorríahaciaaquelgrupoparatransmitirlelasórdenesdelamo.

—Siprestaatención—ledijoRic-Ric—,podráentenderloquesedicen.MailísviocómoChiquitínseacercabaalgrupoquepicabalaparedy«hablaba»

emitiendo una serie de emociones coordinadas. Ric-Ric había preparado laconversacióndemaneraqueloqueChiquitíndijeraaaquellosfungusfueranlastresideas queMailís acababa denotar y ya conocía, y quemás omenos significabantroncos,dolorycaída.MientrasChiquitínsecomunicabaconimpulsosquelesalíandelpecho,añadíaunasumadechasquidoslabiales,unosruiditosdelechónqueunafilóloga comoMailís enseguida dedujo que eran interjecciones.De repente, se diocuentadeque los entendía; sí, podía entender loque los fungus sedecíanentre sí.Chiquitíndecía:«Apuntaladlaparedcontroncos/osecaerá, /yesoserácausadedolor».

Losentendía.¡Podíaentenderlos!Mailísrecordósuslibrosdelingüística.—¡Esosignificaquetienenunasintaxispropia!—exclamó,entusiasmada.Él,naturalmente,noconocíalapalabrasintaxis.—¡Quetienenunlenguajepropioyestructurado!—leaclaróMailís.

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Peronoconsiguiócontagiarlesuentusiasmo.—Puedeser—resoplóRic-Ric—,elproblemaesqueno tienennadaquedecir.

Sonmuyaburridos.Ymuycortosdeentendederas.Ric-Ric no valoraba demasiado la inteligencia de los fungus. Le dijo que solo

entendíanórdenesdirectasyqueteníanunoslímitesmuyestrechos.Loresumióasí:—Si,porejemplo, lesordenara«Subidalalunaconunaescalera»,construirían

una pirámide de troncos y, por más veces que se derrumbara, la reharían ypersistirían,hastaquerecibieranunacontraordenohastaelinfinito—Ric-Riclamiróconunaternurainsospechada—.Perosilesdijera«Losojosdemiamadasoncomodos lunas», ellosme dirían: «¡La luna es la luna, y los ojos son los ojos! ¡No loentendemos!».

Al decirle «Los ojos de mi amada son como dos lunas» destilaba deseo. Ellafingiónodarsecuenta.

—Si escuchan nuestras emociones, quiere decir que saben lo que estamospensando—dedujoMailís.

—No —la corrigió Ric-Ric—. Nos leen el corazón, no la mente. Pero,obviamente,simentimoslosaben,aunquesoloseaporladiscordanciaentreloquesentimos y lo que hacemos o decimos. Si estamos contentos, lo saben; si tenemosmiedo,losaben.Sialguienoalgonosgustaonosdisgusta,losaben.

Mailísmirabalamultituddefungus;asualrededor,porencima,pordebajo,habíafungusportodaspartes.Colgandodelasparedescomomonosdemilpatas,picandopiedrao transportándola, en apariencia indiferentes a supresenciapero en realidadperfectamente atentos.Estaba boquiabierta. Siempre había creídoque la lingüísticaeracosadeloslibros,nuncahabríapensadoquepudieraserunespectáculoúnicoyprodigioso.Acababadedescubrirelidiomamáspeculiardelplaneta.Poruninstanteinclusoolvidóqueestabacautiva.Cerrólosojos.Asíleresultabamásfácilnotarlasemisionesdelosfungus.Sintióunhormigueomuyintensoenelpecho:erancientosycientos de criaturas hablando entre ellas, circunvalándola; voces sin sonido que sefiltrabanensucuerpocomoaguaatravésdeunagasa.Mientrasauscultabaconlospárpadoscerrados,Ric-Ricseacercóaellaylemusitótiernamentealoído:

—¿Notaelefluviocolectivoqueemitenahoratodos?—Sí—dijoellasinabrirlospárpados.—¿Entiendeloquesedicen?—No.—Esoesporqueaúnnohablasuidioma.Entreellosnohaymachosnihembras

—siguiódiciendoRic-Ric—,ylescuestaentenderqueunhombredeseeaunamujer.Notanqueyono legustonada,nadadenada.Ynotanqueustedmegustamucho,muchísimo.¿Quieresaberquémásdicen?

Mailís abrió los ojos, escandalizada. Dio un paso atrás para separarse de él.Estaba recluida en un lugar en el que todas las criaturas que lo habitaban sabían

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siemprequésentíayporquién.DentrodeaquellaMontañaAgujereadaeracomosiestuvieradesnuda.Dehecho,sesentíamuchomásdesnudaquesinropa.

Aquelmismodía,laprimerajornadaenteradecautiverio,seaclararonlosmárgenesyloslímitesdesurégimen.Teníalibertadparamoversepordentrodelamontaña.Perosi se acercaba demasiado a la salida, los fungus se le cruzaban por delante,aparentemente por casualidad. Un grupo de fungus cargados con escombros, ohaciendocualquierlabor,salíaderepenteacerrarleelpaso.Sisuspasosinsistíanenmantenerunarutaquellevarafueradelamontaña,elgrupodefungusseconvertíaenunapequeñamultitud.Inclusoalgunoslafrotabanylemanchabanelvestidoconunamucosaespesa,translúcida,grisáceaymaloliente.Repugnante.

Porlanocheestabaagotada.Lanocheanteriornohabíapegadoojo,yahoranoseaguantabadesueño.Sesentóenunapiedracualquieraycontemplóaquellasobrastancolosales como absurdas y a aquellosmonstruos incansables. Solo la consolabaunpensamiento:que la atracciónqueRic-Ric sentía por ella lo retenía en laMontañaAgujereada.YmientrasRic-Ricestuvieraallí, losmonstruos tambiénestarían,yenconsecuenciaAlbanyelViejoestabanasalvo.Encualquiercaso,elgénerohumanono podía tolerar aquella montaña ominosa. Las tropas españolas habían sidoderrotadas, aniquiladas. Podrían pasar meses antes de que el gobierno deMadrid,abúlicoylejano,reaccionara.Soloquedabaunaalternativa:«Tengoqueavisaralasautoridades francesas—concluyó—,pero¿cómo?¿Cómopuedohacerlo,encerradaaquídentro?¿Cómo?».Notóunpesoenlaparteinferiordelvientre,unaangustiacasisofocante.

Ric-Ricseacercóaellacomosientodomomentohubierasabidodóndeestaba.Vioquelefaltabaelalientoyleofreciótransporteparaquesubieraalahabitaciónadescansar. Ella, escudándose en los sarcasmos, le dijo que, en cualquier caso, lecostaría mucho coger el sueño debajo de unas mantas mojadas. Él se rioamistosamente.

—No lohaentendido.Lasmantasdemusgonoabrigan, refrescan.Estamosenverano.

Noperdíanadahaciéndolecaso,yademásyaeradenoche.Volvióalahabitaciónysetumbóenelcolchón,quetambiénerademusgocompactodeunverdeoscuro.Pero algono funcionaba.Enseguida lo entendió: lahumedadnaturalde la cama lemojabalaropayla incomodaba.Siqueríagozardelasdeliciasblandasdelmusgo,tendría que dormir desnuda y sin taparse con ningunamanta, con el cuerpo libre.Enseguidanotóquesucuerposedestensaba,relajado.

Elcolchóndemusgolarodeabadeunafraganciaboscosaqueleinvadíalasfosasnasales y el cerebro: era como dormir en un bosque acogedor, como hacía en sus

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escapadas de infancia. Desnuda, en aquella cama de musgo azulado, se rindió alplacer del sueño y se sumergió en una inconsciencia feliz. La luna entraba por larendijade laparedy lo llenaba tododeuna luzplateadaque leblanqueaba lapiel.Aúnteníauncuerpobonito,lospechostensos,lasnalgasfirmesyunaslargaspiernasblancas.

Tuvo un sueño inquieto de colores estridentes. Y cuando dormía másprofundamente,algoladespertó.Abriólosojosyenseguidasintióelhorrorinfantilde los niños que creen que hay unmonstruo debajo de la cama.Con tres grandesdiferencias:quelosmonstruosexistíanrealmente,quenohabíauno,sinodocenasydocenas,yquenoestabandebajodelacama,sinoalrededor.

Fungus.Quizáun centenar; omás. ¿Cuánto tiempo llevaban ahí?Fungus.Allí,amontonados en el reducido espacio de la habitación. Escrutándola, con susgrandiosas y alargadas cabezas a solo un palmo, paredes y paredes de monstruosrodeandolacamaymirándolaconojossinpárpados,deunamarilloenfermizo.

MientrasMailís estabacautivaen laMontañaAgujereada,alguien rondabaporelexteriorconelpropósitodemataraRic-Ric:Cassian.

Todas las esperanzas e ilusiones de Cassian se habían hundido mientraspresenciabalaGranBatallaentrefungusysoldados.Habíavistoloscombatesylainesperada victoria de los fungus, el exterminio del regimiento y el asesinato deOrdóñez. Pero todo aquello solo lo dejó perplejo. Lo que lo desquició fue lapresenciadeRic-Ric, queapareció al final de la batalla.Lopeor fue ver cómo lorecibíanlosfungus:obedeciéndolomansamente.AquellavisiónhundíaelmundodeCassian.PorqueconstatabaqueRic-Ric,demaneraincomprensible,sehabíahechocon el Poder. Todo eran preguntas: ¿cómo había conseguido que los monstruosobedecieran a un pobre desgraciado como él, y de aquella manera tan absoluta?MataríaaRic-Ric.

Después de la batalla,Cassian siguió los pasos de los fungus y deRic-Ricdevuelta a laMontañaAgujereada, siempre a una distancia generosa. ACassian nodejabadeasombrarle la facilidaddemovimientodeaquellascriaturas.Se fundíancon el paisaje hasta límites increíbles, como escarabajos en una pila de carbón.Ric-Ricestabarodeadodecientosde fungusy,aunqueCassian losabía,avecesaduras penas le veía la espalda del abrigo negro, seguida por aquellos perfilesdifusos.

SeapostóenlosalrededoresdelaMontañaAgujereada.Esperando,armadoconlapacienciadelosbuenoscazadores.Teníaunaposiciónóptima,elevadayoculta,desde la que dominaba el pasadizo de roca que llevaba a la entrada de la cauna.Todo el que entrara o saliera tenía que pasar por allí. Tarde o temprano Ric-Ricsaldría,sí.Ylevolaríalacabezaconlosdoscañonesdesumagníficaescopeta.«Soy

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descendientedelguerreroFilomeno—sedecíaCassian—.MiestirpellevamilañosbuscandoelPoder,ymidestinoesostentarlo».

Unbuendía,Chiquitín,alquelosdemásfungusfustigabanmásquenunca,salióde laMontañaAgujereada huyendo de los latigazos de lengua de sus congéneres,aunquesolofueraunrato.YvioaCassian.Entredosrocasblancas,conlaescopetaen lasmanosyacechando laentradaa lacueva.Exploró las intencionesdeaquelhombredeelevadaestaturaybarbaroja,ysussentidosfúngicosledijeronqueeraunacriaturavil,enferma,cruel,presuntuosayrepulsivamenteegoísta.

En otros tiempos habría corrido a advertir aRic-Ric. Pero incluso él, el máspequeño de los fungus, empezaba a hartarse de sus excesos y borracheras, de losgolpesdeculataenlacabezaylaspatadaseneltorsoquelepegaba.Duranteunalarga temporada los fungus habían aprendido de Ric-Ric, de las emociones y lossentimientosqueaquelserconvulsoexhalaba.Alprincipio leshabíasidomuyútil,sinduda.Paraellos,criaturasquesecomunicabanconunlenguajedesensaciones,Ric-Richabíasidounaespeciedediccionario.Perohacíayatiempoquenoemitíaningunaemociónnueva.Últimamenteserepetía,comouncantanteconunrepertoriodemasiadolimitado.Losfungusyaconocíantodossusdeseosyfrustraciones,todossus estados de ánimo. Solo estaba triste o airado, o gritaba o roncaba. Ya no lesaportabanada,yenconsecuenciacadadíalesdespertabamenosinterés.Quizáporesosededicabancontantoahíncoavaciarlamontaña,ycadavezlehacíanmenoscaso.Solocuandodormíavolvíanareunirseasualrededorparacontemplaraquelmisteriohumanodelsueñoylossueños.

ChiquitínacechóaCassianunrato.Sussentidosledecíanqueaquelhombredebarbarojasentíaunodio indescriptiblementegrandehaciaRic-Ric,peroquealosfungusno lesdeseabanada,nibuenonimalo.Y,comoerahabitualen los fungus,Chiquitíncorrespondióalasemocionesqueauscultabaconotrassimilares.Asíqueno lehizonadaaCassian,nibuenonimalo,yvolvióa laMontañaAgujereada,avivirsuresignadaytristeexistenciacomoelúltimoymásínfimodelosfungus.

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A

CAPÍTULOXVII

LOÍNFIMOYLOINFINITO

ldíasiguiente,MailíslepreguntóaRic-Ricporaquellaintromisiónmasivaynocturna en su habitación. Lo hizo a la hora del desayuno. Él la esperaba

sentado. Ella se plantó delante de él con el mentón levantado. No le pedíaexplicaciones,selasexigía.Loquenoseesperabaeraqueélselimitaraacontestarleentonoresignado:

—Ah,sí.Esmolesto,¿verdad?Yaseacostumbrará.Después,paratranquilizarla,leexplicóqueloqueempujabaalosfungusaviolar

suintimidadsoloeralacuriosidad.Losfungusnodormían,nopodían.Ytodoloquelossereshumanospodíanhaceryellosnoestimulabasucuriosidad.Nohabíamanerade disuadirlos. En algunos aspectos eran irremediablemente tozudos. Aunque lesgritaraylosaporreara,noserviríadenada.Seloexplicóconsulenguajegroseroytabernario.

—Seríataninútilcomocagarenunestercoleroconunmatamoscasenlamano.¿Verdadquelasmoscaslafastidiaríanigualmente?

Ric-Ric hizo estas desagradables reflexiones mientras desayunaban. Peroenseguidapasóaltemaquedeverdadleinteresaba.

—¿Legustanlasflores?—yélmismosecontestó—:Sí,claroquesí,atodaslasmujereslesgustanlasflores.

Alacabar,Mailísvolvióasuhabitación,debajode lacimade lamontaña,ysepegóunsusto.Larudimentariapuertaseabríahaciafuera,yal tirardelpomonotóunapresiónprocedentedel interiordelahabitación.Flores,unaoleadaoceánicadeflores. «Llenad la habitación de flores», había ordenado Ric-Ric. Y se lo habíantomadoalpiedelaletra.Laavalanchadefloressaliódelahabitaciónycayóalvacíocomounacascadadepétalos.

En los días siguientes, Mailís recibió muchos regalos como aquel, tangrandilocuentes como fuera de lugar. Era la forma que tenía Ric-Ric, con la OcaCalvadeescudero,dehacerlelacorte.

—Daríacualquiercosa—ledecíaRic-Ricmientrasdesayunaban—porvolveraaquellamañana, cuando ustedme esperaba en elostal de losmuscats y yo nomepresenté.

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Ella,educadaperofirme,lecontestabaqueeratotalmenteimposible.—Yoconocíaunidealista,yahoraestoyenmanosdeundéspotaquecontrolaun

ejércitodemonstruos.Al escucharlo, él se levantaba de un salto, enfadado, y se alejaba, seguido

fielmentepor laoca.Durante el restodeldía la ignoraba,ofendido,y se lopasabadirigiendoobrasabsurdas,dandoórdenesaúnmásabsurdas,conlosfungussiemprefebriles,yemborrachándoseconvincaud, fríoocaliente.Mientras tanto, ellapodíarecorrerlamontañaenteraavoluntad.Soloteníaquesoportaruncontroldirecto:eldeChiquitín.PorordendeRic-Ric,laseguíaconunosairesmediodehiena,mediodeleón.Aunadistanciaprudente,sinacercarsenialejarsemásdelacuenta,siempreatento.

Una noche, Ric-Ric citó a Mailís en una roca que se elevaba por encima de unagujero interior abismal, como una especie de mirador de la oscuridad. La lunaentraba por las grandes grietas abiertas en la pared, pero sus rayos no llegaban alfondodelbarranco.MailístemíaqueaquellugarseconvirtieraenelescenariodeotropatéticointentodeRic-Ricdeseducirla.Y,efectivamente,asífue.

—Leheescritounpoema—ledijo.Ellasetapólosojosconunamano,asustada.Noqueríaniimaginarseunpoema

escritoporaquelhombre.Yaquellonoeratodo.—Comomedabavergüenzarecitarlo—ledijoRic-Ric—,hehechoqueotroselo

aprendiera.MailísnoentendíaaquésereferíahastaquesupretendientellamóaChiquitín.El

fungus se situó debajo de un rayo de luz lunar que entraba por un gran agujerocircularyque lo iluminabacomoel focodeunescenario. Inclinó lacabezaenunareverenciaaprendida,comolehabíaenseñadoRic-Ric,yacontinuaciónentonóunaespeciedecánticoconsuvozáspera,inhumanaygutural:

Baixantdelafontdelgat,unanoiaunanoia.Pregunteu-licomsediu,laMailísdel’ullviu!!!Baixantdelafontdelgat,unanoiaunanoia!!!…

Mientrascantaba,lecaíanbabasblancasporlascomisurasdelaboca.Lorepitióotra vez, y otra, sin alma, con las vocales arrastradas y las consonantesmetálicas,hastaqueRic-Riclohizocallar.

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—¿Le ha gustado? —le preguntó, muy satisfecho—. Ha tenido que ensayarmucho. Tiene mucho mérito que lo entendamos tan bien. Piense que en lugar decuerdasvocalestienenmembranas.¿Lehagustado?—repitióRic-Ric.

Mailís, consternada, se tapó la boca con una mano: aquello era el horror, unhorrorqueahoraselerepresentabaenformarisible,perohorroralfinyalcabo.Lacanción,elpoemayelplagio.¡Sobretodoelintérprete!¡Chiquitíncantante!¡Poníalos pelos de punta! Aquella canción, desmenuzada entre dientes espinosos, largoscomo agujas de media. Sin molestarse en contestar, le preguntó por Chiquitín:siemprelamirabaarrugandolosojos.Eraobvioquelaodiaba.Sentíaporellaunodiointransigenteydenso.Odiaba todoenella: sus formas, su ropa.Mailís lonotabayquería saber el porqué de aquella radical animadversión. Ric-Ric se encogió dehombros,comorestándoleimportancia.

—Creo que la causa es la actitud que perciben en usted. Los fungus estánacostumbradosamirarnosatodashoras.Ellossiempresonlosobservadores,yustedhainvertidolarelación.Losobserva.Ahorasonelloslosquesesientenescrutadosyvigilados.Nolesgusta.

EntoncesMailíshizounapeticióninesperada:enlugardeexigiraRic-Ricquelaliberara de Chiquitín, de su férrea vigilancia, le propuso que lo convirtiera en sumayordomo.

Hacía días que lo pensaba. Si conocía a sus guardianes, quizá encontrara unaformadeescapar,oalmenosdeayudaralmundoexterior.Sí,queríaconocerlosunpocomásyaprendersuidioma,sieraposible.Yparaesonecesitabauninterlocutor.

Contra todo pronóstico, Ric-Ric accedió a su deseo con celeridad obsequiosa.LlamóaChiquitínconvozalcohólica,severaydesentonada,yledijo:

—Apartirdeahorahazlecasoentodo.¿Meoyes?¡Entodo!Se marchó y la dejó con Chiquitín. Desde su posición, Mailís veía unas

profundidades oscuras, donde cientos de fungus, que la noche hacía invisibles,repicabanentreruidosdefragua.

El pequeño fungus la miraba y disfrutaba. Ella notaba la satisfacción delmonstruoalverlatanalteradaysufriendo.Peroeraunamujerdecidida.Serecuperóyseencaróconél.Nofueindulgente.Loseñalóconsudedoíndicedeprofesorayloriñó.

—Me consta queme odias. Si te soy sincera, nime ofende nime importa. Elhechoesquetuamotehaordenadoquemeobedezcas.Porlotanto,apartirdeahoraeresmicriado.Contestarástodasmispreguntas,seanlasquesean,yestarássiempreamidisposición.¿Estáclaro?Meenseñarástuidioma.Yahora,sígueme.

La primera demanda deMailís fue que le ampliaran la grieta que le hacía deventanaensuhabitación.Alegóqueunaaberturatanestrechanolepermitíadisfrutarde lasmajestuosidades pirenaicas.No había peligro de fuga: aunque le dejaran unventanal inmenso, para escaparse debería tener alas. Un pequeño grupo de funguscumplióelencargo.Aquellasmonstruosascarcomasdelapiedranotardaronnidiez

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minutosenconvertirlapequeñatroneraenunaaberturarectangular,grandecomounescenariodeópera.

Pero el propósitoprincipal deMailís era aprender el idiomade los fungus, pordifícil que fuera dominar un lenguaje de emociones y sensaciones articuladas. Noperdíanadaintentándolo.Supasióneralalingüística,yahorateníaasudisposiciónaunpequeñomaestro,undiablilloconvozdegarzaafónica.

Apartirdeaqueldía,MailíshizoqueChiquitínlasiguieraatodaspartes.Paseabacon él por las vastas extensiones interiores de laMontañaAgujereada, ymiraba yprocuraba notar todo lo que los fungus se decían. Y, al convertirlos en simplesobjetosdeestudio,descubríaqueinclusolamonstruosidadpuedetenerciertointerés:los fungusdenotaban inteligencia,ycuandoellaabríaelpechoy losauscultaba, laMontañaAgujereadaseconvertíaenunasinfoníadevocesenlaquetodoshablabancon todos. Aquel idioma tan peculiar los unificaba, del mismo modo que el olorunificatodaslasfloresdeunprado.

Lebastóunasemanaparaconcluirqueformabanunasociedaddelomáscuriosa.Alprincipio,elrencorquelegenerabaelcautiverioeraunprejuicioquelallevabaadespreciarlos. Aquel trabajo incesante, por ejemplo: no tenía ningún sentido; sitrabajabantodossinpausaerasencillamenteporquenopodíannohacerlo.Eranasí,delmismomodoquelashormigassubenybajandelosárboles.Hacerlonocomportaningún mérito, solo seguir el dictado de una naturaleza tiránica. En ocasiones sulaboriosidad rozaba el candor.El puente hecho con individuos, por ejemplo: enunlugar elevado, donde se abría un vacío, los fungus habían creado una pasarela decuerpos con los miembros trenzados como puentes selváticos de lianas. Y sequedabanasí,enlamásabnegadadelasposturas,horasyhoras,mientraslosdemáscruzabanporencima.Mailísnopudoevitarunasonrisaconmiserativa,porque,unavez en el otro lado, los fungus se limitaban a descender dos o tres pisos por lasescaleras,yalacabarmuchossencillamentevolvíanasubiryacruzarelpuente,enunaruedataneternacomoabsurda.PreguntóaChiquitín:

—¿Paraquéhabéishechoesepuente?—Paracruzarlo—lecontestóChiquitín.Peroeraunamujerjusta,ysusojosnotardaronenhacerleentenderqueteníaante

síaunascriaturaslistasyconscientes.Todos trabajaban en pie de igualdad, una igualdad plutónica pero radical, y, a

excepción deChiquitín, al que todos despreciaban,Mailís no veía que nadie fuerasuperior a nadie. Todo lo contrario: eran solidarios entre ellos, y hasta extremosadmirables. Todos asumían todas las tareas voluntaria y entusiásticamente. Quizáporque los funguspartíandeunadiferencia radical respectode los seres humanos:erancriaturasquenohabíannacidodeunútero,yporlotantoentreellosnohabíanipadres ni hijos, ni tíos ni primos. Todos eran hermanos y, en coherencia con esteprincipio, mantenían unas relaciones perfectamente ecuánimes. Trabajabancoordinadosyfraternales,sindisputasnidesigualdades.Mailístuvoqueadmitirque

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su solidaridad era realmente enternecedora: cuando, por accidente, algún fungus sedespeñaba, losdemáshacíanuncolchóndecuerpos trenzadosenelque lavíctimaaterrizaba,indemne.Todosseinteresabanporelbienestardelosdemás,ysiaalgúnfungus se le quedaba unmiembro atrapado debajo de una roca o alguno no podíasujetar una piedra demasiado grande, todos los demás acudían a ayudarlo, comorelámpagos.PeroMailíseralingüista,yloquemáslesorprendíaeraquevivieranenunaespeciedecomuniónperpetua.Ytambiénquelohicierangraciasprecisamenteasuidioma:aveces,solaoacompañadaporChiquitín,sequedabaparadaenmediodelaplantabaja,justodebajodelvérticedelaMontañaAgujereada,cerrabalosojosyescuchabaconelpecho.Yloquenotabaerancientosdevoces;todoshablabancontodos,ytodosseescuchabanentresí.Yellacadadíaentendíaunpocomejorloquesedecían.Cerrabalosojos,notabaaquelflujoininterrumpidotraspasándolelaropayla carne como olas invisibles, y era como escuchar una sinfonía de voces en unacatedraldepiedra.La impresiónera tanfuertequeavecescaíaderodillas,con lasmanos temblando. Los entendía, sí. Aun parcialmente, con mil déficits, pero losentendía.

Colaboraban con tanta sintonía, y con un afán tan desprendido, que de algunamanera podía afirmarse que eran la república cristiana, o socialista, perfecta. Y almismo tiempo, incomprensiblemente, rendían obediencia a un ser humano cuyavirtudmáselevadaeraquepodíabeberinmensascantidadesdealcoholantesdecaerredondo.UnadelasprimeraspreguntasqueMailísleformulóaChiquitínfue:

—¿Dónde se oculta el secreto del Poder que Ric-Ric ostenta sobre todosvosotros?

PeroChiquitínnolaentendió.Ella,pensandoquelaeludía,insistiósimplificandolapregunta:

—¿PorquéobedecéisaRic-Ric?Chiquitínnocambiódepostura:nosabíaaquéserefería.Cuandosumayordomoseponíarebelde,Mailísoptabaporcastigarlo:loseñalaba

consudedoíndicedeprofesoray,acontinuación,conlapuntadeaqueldedo,ledabagolpecitosentrelosdosojos,dondeChiquitíntendríalanarizsifuerahumano.Unosgolpecitos que eran una mezcla de recriminación, advertencia y escarnio. CuandoMailís lohacía, el fungusentrecerraba losojos, comounmiopeque intentaverdelejos:eraodio.Cadavezqueleinfligíaesecastigo,Mailísnotabaquedeloscientosde fungus de la Montaña Agujereada salía una sensación desconocida, nueva.Miraban a Chiquitín, yMailísnotaba aquella extraña emisión colectiva, un rumormurmurado.Aúnnodominabalosuficienteelidiomadelosfungusynoentendíaquésignificabaaquelrumor.

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Enlosdíassiguientes,ygraciasalacompañíadeChiquitín,Mailísaprendióunpocomás del idioma de los fungus y de su naturaleza. Hasta que fue obvio que ya noconseguía extraer ninguna enseñanza del pequeño monstruo, hastiado de losinterrogatoriosde lahumana.Pormásgolpecitosque lediera entre losojos coneldedo, el pequeño fungus no cambiaba de actitud. Solo conseguía que laMontañaAgujereada se llenara de aquella vibración general que emitían los demás fungus,incomprensible para ella.Al final,Mailís se dijo que, si invertía la relación, quizáobtuvieraalgúnconocimiento.Asíqueunamañanaleanunció:

—Yanoteharémáspreguntas.Apartirdeahoraserástúquienmelashagaamí.Mailís notó que de Chiquitín brotaba un fogonazo de sorpresa. ¿Hacerle

preguntas?¿Élaella?¿Quépreguntas?—Lasquequieras.Ereslibredepreguntarmecualquiercosa.Adelante.Éllamiróconmaliciaylepreguntóconaquellavocecitadeserpiente:—¿Porquédormís?—Paradescansar.Chiquitínnoloentendía:¿cómoqueparadescansar,simientrasdormíanodejaba

demoverseydedarvueltas?—Esoesporquecuandodormimos,soñamos.Yavecessonsueñosagitados.Chiquitínseacercóunpocomásaella,cadavezmásintrigado.¿Sueños?¿Qué

eranlossueños?Mailísnosabíacómoexplicárseloaunacriaturaquenuncadormía.Chiquitíninsistióconsulimitadovocabulariohumano,suvozespantosa,arrastrandolas erres y alargando las eses, acercando mucho, demasiado, la cara a la de ella.Mailís vio desde más cerca que nunca los párpados de Chiquitín, gruesos ydesgarrados,ylaprominentemandíbulainferior.

—¡Sueños!¿Quéessoñar?—eraunansiadeconocimientoinsana,desbocada—.¿Porquénosotrosnosoñamos?¿Porqué?

AlfinalMailístuvoquerecordarlequeeraélelqueestabasometidoaella,ynoalrevés.Loseñalóconeldedoíndiceyleordenóquesecallara.

—¡Quieto!Chiquitín se contuvo, a regañadientes. Por un momento, Mailís había tenido

miedo.Aquelmediodíacomióunpotajemalcocinadodegarbanzosytocino.Mailísy

Ric-Ric estaban sentados, como siempre, en la plataforma a modo de cucharasuspendidaenelvacío.Cadaunoenunladodelamesa,ensilencio,comounviejomatrimonioqueyanotienenadaquedecirse.Ellaestabapensativa.Comíamirandoelplato,reflexionandosobrelosfungus,sobrelaspreocupacionesdeChiquitín.SobrelasexplicacionesdeRic-Ric:«Siyolesdijera:“Losojosdemiamadasoncomodoslunas”, ellos me dirían: “¡La luna es la luna, y los ojos son ojos! ¡No loentendemos!”».

«¡Losojossonojos,ylalunaeslaluna!¡Noloentendemos!».Ynodormían.

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«¿Porquédormís?¿Porqué?».Mailíspensabaentodoesto.Yderepentesehizolaluz.LaclaveeralaobstinacióndeChiquitínenquelehablaradelsueñohumano.No

había insistido en el hecho de dormir, sino de soñar.De algunamanera, Chiquitínsospechaba, intuía, que aquello, los sueños, era la gran diferencia entre hombres yfungus.PoresoespiabandemaneratanobsesivaelsueñodeMailísydeRic-Ric.

Derepente,levantólacabezadelplato,miróaRic-Ricylepreguntó:—Dígameunacosa:losfungusnosabenleermapas,¿verdadqueno?Ric-Ricsequedóboquiabierto,conlacucharaamediocaminoentreelplatoyla

boca.Recordólaescenadelplanoquenoentendían,justoantesdelaGranBatalla.—Tienerazón.Nosaben.¿Cómolohaadivinado?¡Eureka! Mailís dio un golpe en la mesa con las dos manos, feliz, y a

continuaciónexclamó:—¡Lo sabía! ¡Este es el motivo de sus limitaciones! ¡No tienen función

simbólica!Tras esta afirmación, intentó explicar suvisión como lingüista: lamentede los

fungus no tenía capacidad de abstracción. Ahí estaba. Por eso eran incapaces deentenderqueunplanoeracomounpaisaje;queunosojospodíansercomodosperlas.Sí, aquel como era la ínfima y a la vez infinita distancia que separaba el cerebrofúngicodelcerebrohumano.Lacapacidadsimbólica,lafacultadderepresentarseelmundomásalládelaestrictarealidad.Elpoderdelametáfora.

Inspiró,orgullosadesímisma.Habíaentendidoasuscarceleros.Sesentíacomosi hubiera desnudado al demonio. El resto del día fue insustancial. La jornadatranscurrió plácidamente, si podía ser plácida una reclusión entre legionesmonstruosasyunpretendienteborracho.Habíasidounodelosdíasmáscalurososdelaño.Mailíssealegródequellegaralanoche,dequeelfrescornocturnoentraraporsu ventanal ampliado, ahora grandioso, por el que se veíanmil estrellas. Sintió unplacerpocodecentecuandosedesnudóysetumbóenelmusgo.Sequedódormidaenseguida,yenseguida la invadieronsueñosextrañosy tormentosos.En lossueñosveíalacaradeChiquitínmuycercadelasuya.Labocaabierta,consusespinasmalalineadas,exigiéndolequeleexplicaraquéeranlossueños.«¿Quésehaceparasoñar,qué?¡Quierosoñar!».Justoenaquelmomentodelsueñonotóquealguienintentabadespertarla:eraprecisamenteél,Chiquitín.

¿Qué pasaba? Aún estaba oscuro. Hasta entonces nunca se habían atrevido adespertarla.Mailísmiróaderechaeizquierdadeaquellahabitaciónoscurayfría,deaquella aberrante habitación de roca de volúmenes abombados. Solo estaban ella,desnuda,yelpequeñomonstruo.Lamirabaconunaexpresióntanmalévolaquesedijo:«Estoeselfinal».

Pero se equivocaba. A menudo las personas se crean unas expectativas másfunestas de lo que la realidad dicta, porque aquello no pasó de una alarmairrisoriamenteinfundada.Chiquitín,comosiempre,cumplíaórdenes:Ric-Ricquería

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verla. Inmediatamente. El pequeño fungus la urgía, la conminaba a levantarse yseguirlo.Semostrótaninsolentequeinclusoseatrevióatirarledeuncodo.Ellasesoltódeuntirónautoritario.

—¡Quieto!Mailís se vistió, subió al palanquín y los porteadores descendieron cientos de

escaleras a la velocidad del rayo y la dejaron en la cueva original de Ric-Ric, lacauna.

Estababorracho.Muyborracho.Estabasentadoenelsuelodepiedra,acurrucadoenun rincón, conunabotella en lamano.Se reía comoun idiota.Ni élmismo setomabaenseriosuspalabrascuandovociferó:

—¡SoyelreydelosPirineos!¡Cuandounreypiderecibiralareinaenaudiencia,lareinaviene!¡Hatardadodemasiado,señora!

Mailís,más tranquila, suspiró un «ay, Señor».El exceso devincaud hacía queRic-Ricsolofueraunpeligroparasímismo.Yyaquesusecuestradorlarecibíaenunestado tandeplorablecomo indefenso, aprovechópara interrogarlo. In vino veritas.Siemprelehabíaintrigadounacuestión:¿cómohabíaempezadotodo?

—¿De dónde salieron? —le preguntó—. Los fungus. Conteste. ¿Cómo losencontró?

Ric-Ricabriólosojosylosfijóenlosdeella,comosilamiraradesdedentrodeunapecera.

—Noquiereentenderlo—dijo,repentinamentemelancólico—.Nolosencontréaellos,sinoausted.

Ella, en efecto, no lo entendió. ¿Qué tenían que ver los fungus con ella? Eraabsurdo. Pero él la cogió de la mano y le habló con un sentimiento sincero; tansinceroqueMailísinclusolocreyó.Entonceslerelatóaquellanochedeinviernodehacíaunaño,cómoascendióporeltaludnevado,borracho,cómoclavóunanavajaenlacabezadeTuerto.Ycómoestesedesarraigó.Mailísestabaatónita.¿Aquelloeratodo?¿Uncontactoenlacabezaactivabalaconscienciadelassetasgigantesyhacíaqueseconvirtieranenfungus?No,dijoél.Quizáhacíasiglos,oeones,queaquellassetas crecíanenaquelvallede losPirineos; seguroquemuchashabían recibidounimpactoenlacabeza.Porunaramaquesehubieradesprendidodeunárbol,porunatortugaquehubieracaídodelpicodeunáguilaoporloquefuera.Ynuncasehabíandespertado.¿Porqué?Puesporqueelgolpesoloeracomoelruidodeunpicaporte:pormásruidoquehaga,sinohaynadiedetrásdelapuertanuncaseabrirá.

Ric-Richablabatalcomoélera,grosero,espontáneoymentalmentedesordenado.Ymás sincero que nunca. Le dijo que aquella noche del invierno de 1888 era elhombremásenamoradodelosPirineos.Enamoradodeella,deMailís;enamoradodesupelorubiooscuro,desudedoíndice.Lanavajaseinsertóenlacabezadelfungus,enefecto,peroloquelodespertónofueelcorte,sinoelsentimientoqueproyectabalamano. Eran unas criaturas que se comunicaban con emociones; aquel amor, tanpoderoso,fuelallamadaquegenerólaeclosión.¡Oh,milagroytragedia!Aquellofue

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eliniciodetodo:suamorporella.Poresoemergíandelatierra.Noporunsimplegolpe,sinoporlatransmisióndeunsentimiento.

Alescucharaquelrelatotanhonestoytaninsólito,Mailísdiounpasoatrás.Nosabía si sentirse ofendida, culpable o halagada. Ric-Ric volvió a caer en unasomnolencia alcohólica y frívola. La había hecho llamar, precisamente, para nopensar en los fungus. Por eso, con la voz pastosa de los borrachos, insistíapuerilmente:

—¡Nosemarche! ¡Soyel reyde losPirineos! ¡Elprimer rey republicanode lahistoria!

Mailísreplicóconunsarcasmomuypropiodeella:—Sisiguebebiendodeformatandesaforada,majestad,alfinalperderáelcontrol

desureino.Dichoesto,sediomediavueltaparavolveralpalanquín.—¿Quiénlehadichoquecontroloalgo?Aloírlo,Mailíssedetuvo,segiróyvolvióatrás.—¿Perdone?¿Quéhadicho?—preguntó,asombrada—.Repítalo,porfavor.Como él no decía nada, Mailís se acercó más y lo miró fijamente, severa.

EntoncesRic-Richablócomoun jugadorqueacabadeperder laúltimamonedaenunatimba.

—Noloscontrolo.Nolosdomino.Nomehacencaso.Nomeobedecen.La euforia etílica se le había pasado y todo en él recordaba a un niño

desamparado y lloroso. Al verlo así, arrinconado en una celda de roca, Mailísentendió otra verdad: para los fungus, Ric-Ric no era ni un dios ni un jerarca.Nisiquiera un padre adoptivo. Por fin entendía cómo lo veían: como un simple yprescindible manual de instrucciones; un depósito primario de emociones ysensaciones que utilizaban para entender el mundo, para formar y conformar sulenguaje.PoresoChiquitínnolaentendíacuandolepreguntaba:«¿PorquéobedecéisaRic-Ric?»;porquelosmanualesdeinstruccionesnoseobedecen,solosesiguen.

Mailíslomiróconloslabiosentreabiertos,enunarrebatodelucidez:elproblemanoeraqueRic-Ricnocontrolaraalosfungusporquebebía.Eraexactamentealrevés:seemborrachabaporquenopodíacontrolarlos.

—¿Desdecuándonolosdomina?—lepreguntó;peroellamismasecontestó—:Nunca, ¿verdad? En realidad, nunca ha podido obligarlos a hacer nada que noquisieranhacer.

ElPoder.Ric-Richabíadespertadoalosfungus.PeroeraevidentequeelPoder,elauténticoPoder,noseocultabaenlospuñosdeunpobreborrachoenamorado.

Ric-Ricsedeshizoenlágrimas.Llorabaypedíadisculpas.—Losientomucho,losientomucho—lloriqueaba.Mailísloabrazófraternalmente.Enelfondo,aquellarevelacióndemostrabaque

élnoeraniguardiánnienemigo,sinoqueamboserancautivos.Aquelloconcitabaen

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ellaunasolidaridadhumanabásica.Loabrazabayloconsolaba,yeraagradable.Peroél,cabizbajo,insistía:

—Losiento,losiento.Mailíspensabaqueaquellosgemidoseranunadisculpaporsucautiverio.No.Alfinal,Ric-Ricreunióelvalorparamirarlaalosojos.—Albanestámuerto.Mailísnonecesitóqueselorepitiera.Aquelloeraelfinal.ConAlbanmuerto,yanadateníaimportancia.AbrazóconmásfuerzaaRic-Ric;

élaella,ylloraronjuntos.Antesdequesedierancuenta,estabanhaciendoelamorenunsuelodepiedradecolorceniza.Rodeadosdefungus,estupefactosporloqueveían,porloquenotabanenaquellosabrazostristesyaquellosbesosdesesperados.Llegaronmásymásfungus,queibanapiñándoseenlapequeñacueva,cadavezmás,como unamontaña de babosas gigantes, rodeando a los amantes con columnas decarneespectadorayviscosa.

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TERCERAPARTE

Unodeaquellosdías,cuandosurelaciónconMailísyahabíatocadofondo,Ric-RiccogiódelcuelloaChiquitín.Locapturóconunbrazoyleacercóloslabiosallateralde la cápsula de la cabeza, donde los fungus habrían tenido orejas de haber sidohumanos,yledijoenvozbaja:

—¿Creesquenomedoycuentadeloquepasa?Soyunaruina,meignoráiscomosifueraunespantapájarosviejo.Peronotovuestroodio.Sí,notocómocreceycómoseagita—diountragoysiguió—:Antessolomedirigíaisinterésodesinterés.¡Amí,alreydelosPirineos!Perodesdequeellaestáaquí,habéiscambiado.Porqueellano es como yo. Tiene los ojos vivos; os mira, os escruta. Os juzga, porque todamiradaimplicaunjuicio.¿Verdadquefastidiaquetemirensiempre,atodashoras?

Seriodesuspropiaspalabras,sarcástico,peronosoltóaChiquitín.—Ahoralaodiáisaella.Yodiáisalossoldados,porloqueoshanhechoypor

losfungusquehanmatado.Elodioesbueno.Cuandoodiamosaalguien,queremoscreer que tenemos razón en odiarlo, que lo odiamos porque es malo. Enconsecuencia,sinuestroenemigoesmalo,nosotrossomosbuenos.Sí,poresoelodioes revolucionarioyporesoesbueno:porquenoshacebuenos.Pero recuerdaunacosa,setadeloscojones,recuérdalobien—Ric-Ricacercóunpocomásloslabiosalapielcubiertademucosadelpequeñofungusymusitóconvozamorosayalavezamenazadora—:elmalnoexiste;soloexisteelPoder.

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S

CAPÍTULOXVIII

ENTRA EN ESCENA EUSEBI ESTRIBILL, FOTÓGRAFO OBSESIONADO CON HACER LA

FOTOGRAFÍAMÁSMEMORABLEDETODOSLOSTIEMPOS,YQUESINPRETENDERLOTENDRÁUN

PAPELDECISIVOENELDESTINODELARAZAFÚNGICA

ellamabaEusebiEstribillysoloteníaunameta:hacerlafotografíaperfecta.

A los trece años ya trabajaba como aprendiz en el estudio de NapoleónAudard,queseanunciabaenlaconfluenciaentrelaGranVíayelPaseodeGracia.

ESTUDIOFOTOGRÁFICONAPOLEÓNAUDARD

RetratosindividualesyfamiliaresAudard era un hombre imponente, alto, orgulloso y con una barba espesa, que

juzgabaatodoelmundoconunamiradadekáiser.Alprincipio,Eusebisolohacíadechicodelosrecados.Ibayvenía,sobretodocomprandoproductosquímicosparalasplacasfotográficas.

A Eusebi le fascinaba el componente mágico del estudio. Para aprovechar almáximo la luz del sol, todo el techo era de vidrio: una cúpula de vidrio enorme,vaticana, que confería prestancia al local. Por debajo del vidrio, un gran espaciodiáfanodivididoencincozonastemáticas.Laprimeraimitabaunsalónburgués,conunsofáde tresplazasyuntabiquecubiertodecuadrosdetrás.Estabapensadaparalos retratos familiares: padres e hijos se sentaban en el sofá para que Audard losretrataracomosiestuvieranensucasa.Másallá,losmilitaresteníanungrancaballode cartónpiedra.Les encantabahacerse fotografíasmontándolo conun sable en lamano. Los más pedantes preferían el rincón oriental, con tapices de seda en lasparedesyventanasinspiradasenlosbulbosdelaAlhambra.Perodesdelaunificaciónalemana también tenía mucho éxito el rincón germánico, con pieles de ososcubriendoelsueloyescudosdeáguilasbifrontesenlasparedes.

Elúltimorincóneraeldedicadoa losexcursionistas.Unaparedenteraocupadaporuncartelenelqueseveíaunacordilleradecumbrespuntiagudascomopuntasdeflechaypradosdeunverdebrillanteeirreal.Enlaparteinferior,unavíaférreaqueascendíahacialasmontañasyunrótuloquedecía:

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TRENPIRENAICO

ElHogardelaNaturalezaLaNaturalezadelHogar

Era un anuncio de la compañía ferroviaria que llevaba al Pirineo. La línea

acababa en algún punto entre el valle de Arán y Andorra. Audard colocaba a losclientes delante del cartel y les prestaba esquís y piquetas para que simularan queeranexploradoresdealtamontaña.

AEusebi leencantabaaquelestudio.Le fascinabaelarte fotográfico.CadavezqueAudardapretabaeldisparadordelacámaraseproducíaunmilagrotécnico.Unindividuocualquierasesentabadelantedeaquelaparatoimponente,unaSutton-1875queparecíaunfuelleconunalenteañadida,seoíaun«¡crec!»yaquellocreabaunaimagen inmortal. Solo era un «¡crec!» pero que se perpetuaría mientras alguienconservaraelretrato.«¿Quieresaberquéeslafotografía,señorEstribill?», lehabíapreguntado un día Audard. Y él mismo respondió: «Sume el arte más antiguo, lamagiamáseternaylatécnicamásmoderna;esoeslafotografía».EusebiEstribillnopodíaestarmásdeacuerdo.

UndíaAudardlepropusotrabajarenelcuarto.Elcuartoeraunahabitaciónenlaquesepreparabanlasplacasconunamezcladesolucionesquímicas.Eusebiaceptó,claro. Por un lado, lamentaba pasarse el día encerrado en el cuarto haciendo lasmezclasymojandolasplacas.Perotambiéneraciertoqueempezóasentirsecomounalquimista moderno. Allí dentro era dueño y señor de un saber exclusivo, quegestionabaélysoloél.Muypocagenteenelmundoconocíalossecretosdelpapelalaalbúminaoalcarbón.Elcianotipo,elferrotipo,elplatinotipo;lagelatinaPOPylagelatinaDOP, el gelatinobromuro.Y sobre todo lamateriamás insigne, necesaria yartística: el colodión húmedo. Gracias al colodión existía el arte de la fotografía.Porqueelfinaldelprocesoconsistíaenmojarlasplacasenelcolodiónhúmedo,unaauna.Yasílodejabatodolistoparaqueelmaestroejercierasuoficio.

Con el paso de los años, Audard le fue dando cada vez más responsabilidades aEusebi. Primero como ayudante fotográfico y después como realizador en caso deausenciaoenfermedaddelmaestro.Consusprimerasfotos,Eusebiadquirióuntic:cada vez quemiraba por el objetivo se pasaba lamano por el pelo, con los dedosabiertoscomounpeine,yseloechabahaciaatráscomositemieraquelecayeraentreelojoylacámara.

Con Audard siempre mantuvo una relación muy profesional y distante. A lostreintayseisaños,Eusebieraunhombreformal,muydelgado,tandelgadoqueentreelcuelloylacamisalecabíantresdedos.Sehabíacasadoconunadelascoloristas

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del estudio, una de las chicas que coloreaban amano los retratos. En la noche debodas,Eusebicumplió;despuésledio laespaldaparasiempre.Noporquefuerauninvertido, sinoporque solo teníaun interés en lavida: la fotografía.Ellaya estabaavisada,asíqueapenasse lorecriminó.Desdeelprincipiodelmatrimoniohicieronvidaencomún,peroseparada.Duranteuntiempolachicasesintióenlaobligaciónconyugaldeintentarengordarlo.Fueinútil.Nitodoslosbistecsdepotrodelmundohabríanconseguidoensancharelpechonielcuellodeaquelhombre.Alfinaltirólatoallayselimitaronaundulceolvidomutuo,peroprontosecansóysemarchódecasa.Él,porcortesía,lepasabaunapensiónequivalentealadeviudedad.

EusebiestuvoenellechodemuertedeAudard.Aunqueeraunhombrerico,nohabíanadiemás;cosanadarara,porqueAudardsiemprehabíasidounsolitario.Elmoribundoledijo:

—Entenderás que no te deje mi fortuna en herencia, porque por ley y portradiciónmedeboamifamilia,porlejanaymezquinaquesea.Perohassidofielycumplidor, y es de justicia que te legue el estudio. Es todo tuyo—y añadió estaspalabras—:Perdóname.

Nofueronlasúltimas.Mientrasagonizabaestuvodelirandoyaduraspenasseleentendía.Eusebiacercólaorejaalabocadelmoribundo,peroloúnicoquelepareciódistinguirfue:

—Estribell,estricnina…Eusebi…Estribell…Estricnina,Eusebi…Ysedijoquelasmentesqueseapagansoncomolasdelosniños:hacenjuegos

depalabrasabsurdosysinningunagracia.YasífuecomoEusebiheredóelnegociodesujefe,sulocalysuprestigio.Pero

ahoraqueejercíadeamoabsoluto,ahoraquepodíadisparartantasfotografíascomoleapeteciera, lesobrevinounafrustración:susfotografíaserandecalidadinferioralasdeAudard.

Losclientesnoteníansuficientesconocimientostécnicosparadarsecuenta,peroélsí.Hicieraloquehiciese,nuncallegabaalaexcelenciadeldifuntomaestro.Ynoentendíalacausa.¿Porqué?¿Quétalento,quésecreto,quépoderteníaAudardqueaél le faltaba? Durante una larga temporada mantuvo una pugna privada con elfantasmadeNapoleónAudard,sinéxito.

Poraquellaépoca,elgobiernocivildeBarcelonalehizounacuriosaoferta:¿seríaposible que su estudio fotografiara a los ejecutados? Según un nuevo decreto, losexpedientesdelapenacapitaldebíancerrarseconunretratoquecertificaralamuertedelreo.Eusebiaceptópormotivosartísticos.Solohizounapetición:¿lepermitiríanfotografiartambiénaloscondenadoslanocheantesdelaejecución?Laexpresióndeun hombre que se enfrentaba a la muerte necesariamente golpearía la cámara. Elgobiernocivillehizosaberquenoveíaninconveniente,peroquenopodíanobligaralos reos a colaborar. Sin embargo, sorprendentemente, aquel fue el menor de losproblemas.Convictosqueesperabanelgarroteporhaberasesinadoasumujeryasustreshijos,oporhaberdinamitadotemplos llenosdefeligreses,seprestabanconun

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entusiasmo alegre y participativo. Para desgracia de Eusebi, posaban para la foto,comolosclienteshabituales,yaquelloestropeabalaimagen.Elespíritudelaépocadictaba que los retratados debían mantenerse hieráticos, serios y trascendentes, demaneraquecuandoEusebisedisponíaadispararlacámara,tensabanelcuerpo,conlas faccionesrígidascomofaraoneseternos.Pormásque les imploraranaturalidad,posaban; lohacían todos,yaquellodestruía loqueEusebibuscaba: laverdadde lamuerte,odelavida.NuncapodríacompetirconNapoleónAudardentécnica,asíquesumetaeracapturarunaimagenúnicaysuperior.

Siemprehabíavividoinmersoenelmundodelafotografía.Pero,desdelamuertedeAudard,conseguirlafotoperfectasehabíaconvertidoenunaobsesión.Cadadíamás obcecado, más delgado, enjuto, echándose el pelo hacia atrás con una manoantesdecadafotografía,yconunaúnicaideaenlacabeza:elsigloXIXeraelsiglodelafotografía,yélqueríahacerlagranfotodelsiglo.

EsteeraEusebiEstribillcuandoeldestinohizoqueseenfrentaraatresterriblesdesgracias,unadetrásdelaotra,cadaunamásnefastaquelaanterior,queacabaríanllevándoloalatumba.

Laprimeradesgraciafue,paradójicamente,unregaloinesperado.Undíalellegóunpaquete con remitente americano: «George Eastman, NewYork,USA». Eusebi loabrió. Al principio no entendía lo que era. Tenía en las manos un objeto duro ycompacto, rectangular, de las dimensiones de una caja de zapatos de niño. En unlateralaparecíalainscripción«KodakNo.1».

Elpaquetetambiénconteníaunmanualdeinstruccionesyunacartapersonal.Lacarta era del talGeorgeEastman.Audard habíamantenido contactos con gente detodaspartesvinculadaalmundodelafotografía,asíquenoeradeltodoextrañoquealgunosdelosmáslejanos,quenoestabanalcorrientedesudefunción,continuaranla relación epistolar. El tal Eastman le enviaba al maestro Audard un regalo, unacámara. Pero ¿dónde estaba? Una cámara siempre parecía un artefacto magnífico,poderoso,sujetadoporuntrípodefuerteyseguro,rematadoconunaeleganteteladesedanegraquecubríaalretratista.Todacámarateníaunaespeciedeprestanciaregia,yelpaquetedecorreossoloconteníaaquelextrañoobjeto,vulgar,diminuto,unpobrerectánguloentresdimensiones.Eusebiabrióelmanualdeinstrucciones.Laprimerafrase era un anuncio publicitario: «You press the button, we do the rest». «Ustedapriete el botón, nosotros hacemos el resto». Se fijó y, en efecto, la caja tenía unbotón.

LaprimerareaccióndeEusebifuedecirse:«No,estonopuedeserunacámara».Pero lo era. La primera cámara fotográfica portátil. A partir de aquel momento,cualquierpersonaquesupierahaceralgotancómicamentesencillocomoapretarun

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botón podría hacer fotografías. Eusebi dejó de lado elmanual y volvió a la carta:Eastman explicaba que pretendía convertir aquellamaldita cámara en un objeto deconsumopopular.

Eusebi sintió un escalofrío desde el coxis hasta la nuca, comounapicadura deescorpión.SielmalditoEastmancumplíasupropósito,aquellosupondríaelfindesunegocio.¿QuésentidotendríanlosestudiosfotográficossielmáshumildetrabajadordeNuevaYork o de Barcelona, delmundo, podía comprarse una cámara? ¿Quiénpagaría por una imagen cuando podía hacer cien por su cuenta? «You press thebutton,wedo therest».La industriasustituiría lamagiaya losartistas.Adiósa lamagia.Adiósalarte.

Sesentóenunodelossofásdelestudiosujetandolacámaraconlasdosmanos.Técnicamentehablando,debíaadmitirlo,aquellacositaeraunamaravilla.Elmanualespecificaba las prestaciones: cien fotografías, la máquina podía disparar cienfotografíasseguidas.Acontinuación,loúnicoqueteníaquehacerelfelizpropietarioeradirigirseacualquierestablecimientodelamarcaKodak,quelerevelaríalascienfotografías. Eastman había tenido la gentileza de enviarle al maestro Audard unprototipo delmodeloKodak número 1, que estaba previsto que saliera almercadomuypronto:el1deenerode1888.

Aldíasiguiente,comohacíasiempreal levantarse,Eusebiorinó.Peroloquelesaliófueunchorrooscuro,deuncolorvioleta.Alarmado,fuealmédico.Aquellafuelasegundanoticiadesgraciada.

Elmédicolointerrogó.—¿Desdecuándosuorinaestanoscura?—Desdesiempre,queyorecuerde,peronotantocomoahora.—¿Toseamenudo?—No.—¿Dolordepecho?—Sí,esosí.—Estámuydelgado.¿Comelosuficiente?—Nolosé,comocuandotengohambre.Elmédicopreguntabatanto,yseexplicabatanpoco,quealfinalEusebituvoque

pedirleundiagnóstico.—Ah, sí, perdone—se excusó—. Aún no se lo he dicho: es una enfermedad

mortal.Losiento.Según el médico, estaban ante un proceso de intoxicación lento, crónico,

irreversible y fatal. Cada vez le costaría más respirar. No por falta de aire en lospulmones,sinoporlacontracturadelosmúsculostorácicos.Cadavezleoprimiríanmás, hasta que un día, antes de un año,moriría por asfixia. Lo que elmédico noentendía era el cuadro que presentaba Eusebi, que solo podía ser causado por unasustanciamuyconcreta:laestricnina.

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—La estricnina quita el hambre, causa orina negra y acumula toxinas en lamusculaturapectoral—dijoelmédico—,peroustednoesquímico,nohamantenidoningúncontactoconlaestricnina.

Al escucharlo, Eusebi recordó las palabras de Audard en su lecho de muerte:«Eusebi…Estricnina…».Aldíasiguientesedirigióaloslaboratoriosdondeadquiríalosproductosquímicosqueutilizabaparamojarlasplacasfotográficas.Hablóconunviejoencargado.Porloqueledijo,Audardcomprabaunmaterialexclusivo:colodiónhúmedomezcladoconestricnina.

—El problema era —dijo el viejo encargado— que se trataba de una mezclaciertamente perniciosa. Hay algo que aún no entiendo: ¿cómo conseguía el señorNapoleónAudardextenderellíquidoporencimadelasplacassinintoxicarse?

Audardlohabíamatado.Lomatóaqueldía,cuandolodestinóalcuartooscuro.Loquemáslecostabaentendereraaquellafaltadeescrúpulos.¿Cómohabíapodidomirar a la cara, día tras día, a un chico al que estaba matando lentamente? Larespuestaeramuysencilla:ambición.Eusebihizolaprueba:mezclandocolodiónconestricninaseobtenían,enefecto,fotografíasmásvivas,másnítidasymásluminosas.Ahíestaba.Con lamuertedeAudard,el laboratoriodejódesuministrarlecolodiónmezclado.Poresoahoraparecíaquealasimágeneslesfaltaraaquellaviveza,aquellaenergíalumínica.

EusebiEstribilleraunhombresininiciativa.Paraél,elanunciodesumuertenohabría cambiado nada. Habría seguido haciendo fotografías. En el estudio, en loscalabozos de las comisarías de Barcelona, a los clientes honrados y a los reos demuerte.Yasíhastaquelasparedesdelosmúsculospectoralesselehubierancerradosobrelospulmonesmatándoloporasfixia.

Sí,asíhabría sidosinohubieraaparecidoél.Él.Aquel individuoconojitosdemofeta.Él,sí.ElPajarracodeMalAgüero.Laterceradesgracia.

Unamañana, unamañana cualquiera, cuando empezaba su jornada, Eusebi se diocuenta de que una de las chicas coloristas se había dejado una ventana abierta.Mientras la cerraba descubrió que en el rincón que simulaba un comedor familiarhabíaunhombre.Dormíaplácidamenteenelsofádetresplazas.Eusebidespertóalintruso.Sinaspavientos.Sololepidióquehicieraelfavordemarcharse,queaquellonoeraunhospicio.Elhombresefrotólaslegañas.

—Aquíestoymuyagusto,compañero.Yvolvióa tumbarse.Eusebiestabaperplejo. Insistió:nopodíaquedarse.Aquel

rincónservíaparaquelosexcursionistasyamantesdelamontañaposaran.Justoenlapared de enfrente del sofá estaba el rótulo de «Tren Pirenaico. El Hogar de laNaturaleza. La Naturaleza del Hogar». Si veían a un individuo barbudo y que

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apestaba a alcohol tumbado allí, el descrédito caería sobre el estudio. Por unmomento pareció que el hombre lo escuchaba. Después dio unos golpecitos en latapiceríadelsofá,conlapalmadelamanoabierta.

—Mepega.Estesofámepega.Graciasportusolidaridad,compañero.Yvolvióadormirse,comosielsofáfuerasucasa.A Eusebi no le quedó más remedio que avisar a la policía. Siempre hacía

descuentosatodoslosagentesqueibanaretratarse,yhabíasidounabuenainversión,porqueenseguidasepresentóunaparejaconesposasymosquetones.Lesbastóecharunvistazoparareconocerlo.

—Ah,sí,estetío—dijeronlospolicías—.Nosepreocupe,soloesunpajarracodemalagüero.

Mientras se llevaban al intruso a golpes de culata, los policías tranquilizaron aEusebi diciéndole que no se preocupara, que le darían una lección. Eusebi nopreguntóenquéconsistiríala«lección».

Pero al día siguiente, por increíble que pareciera, volvía a estar allí.Aprimerahora,mientrasmanipulabalacámara,Eusebiviounbultoenelsofá,debajodeunamantaviejaysucia.Unbultoquesemovía.Otravezaquelhombre.Sí,elPajarracodeMalAgüero.Élysupequeñaestatura,labarriguitayelpelonazareno.Elabrigonegro,elsombreroredondoytambiénnegro…Ysuimpertinenciaobtusa.

—Este sofáme pega—dijo con indolencia.Y con un dedo señaló el cartel deenfrenteyañadió—:«LaNaturalezadelHogar».

Esta vez los policías se llevaron a comisaría al intruso y también aEusebi.AlPajarracodeMalAgüeroloencerraronenunacelda.Yalotroladodelosbarrotes,Eusebi hizo una declaración a un sargento. Este le explicó que lo arrestaban amenudo por pequeños hurtos, pequeñas estafas y pequeños escándalos. Todomuypequeño. Como él. Metía la mano en la caja de las tabernas en las que seemborrachaba, robaba en los prostíbulos baratos que frecuentaba… Cosas así.Cuandolollevabanalacomisaría,seproclamabadefensordelosidealesanarquistas.Falso. Solo lo decía para adornar sus delitos conuna pátina honorable.Eso sí: eraobtusamentetozudo.Ahoraselodemostraría.

El sargentodiounaordenados agentes,queentraronen la celda armadosconbarras de hierro y empezaron a zurrar con ganas al Pajarraco de Mal Agüerodiciendo:

—Ríeteahora,malnacido.¡Ríeteahora!¡Ríete!Ysindudaaaquelhombrelefaltabaunhervor,porqueseretorcíabajolosgolpes,

sí,peroenlugardeimplorarcompasiónbramaba:—¡Merío,merío!¡Merío,merío!Eusebivolvióacasaunpocomástranquilo.Aunasí,aldíasiguienteentróenel

estudioconpesar.SeacercóalsofáenelquerecalabaelPajarracodeMalAgüero,casidepuntillas.¿Ysiestaba?

No,elintrusonoestaba.

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Resopló, más tranquilo. Pero ¿tenía motivos para sentirse aliviado? Estabamuriéndose. Toda su vida había vivido sin vivir, primero encerrado en el cuarto ydespuésencerradoenunaobsesión:hacerlafotoperfecta.Yahoracadadíasentíalospulmonesunpocomáscerrados.Duranteunasemana,sietedías,dudóquéhacerconlo que le quedaba de vida. ¿Debía dejarlo todo y pasar el último tramo de suexistenciaenunsanatorio,dondeestaríabiencuidado?Seechóelpelohaciaatrás;nosedecidía.Eraunhombretimorato.Delgado,muydelgadoacausadelaestricnina.Yasí siguió, indeciso, hasta que aquel hombre volvió. Él. El intruso. Una mañana.Apoltronadoenelsofá.

Lovio y le entraronganas de llorar.Hiciera lo que hiciese, aquelPajarraco deMal Agüero, como lo llamaban los policías, siempre volvía. La llegada de aquelindividuohabíacoincididoconelanunciodesuenfermedadmortal.Quizáporesosufisonomíaselehabíagrabadoenelcerebroconunahuellamaligna.Eusebiempezóatener pesadillas. Soñaba que el Pajarraco dormía en su cama, a su lado, como sifueranmaridoymujer;soñabaqueelhombreleacercabaloslabiosalaorejay,conun aliento que apestaba a vino barato, le hablaba de lamuerte, de cosas aúnmáshorriblesquelamuerte,muchomás,cosasespantosasquealdespertarhabíaolvidadoyqueelolvidohacíaaúnmásespantosas.

Porsuerte,pocosdíasdespuésunenviadodelapolicíasepresentóenelestudiofotográficoconunabuenanoticia:elPajarracodeMalAgüerosehabíamarchado.

Enaquelfastuosoañode1888laciudaddeBarcelonacelebrabaunaExposiciónUniversal.Uncentenardepaíseshabíanenviadodelegaciones.Elgobiernodesplegómás fuerzas de orden público que nunca, con lamisión de limpiar las calles de lachusmaquedabamala imagena laciudad.Aquello lecomplicóunpoco lavidaalPajarraco,peroloqueacabódeahuyentarlofueunadesusburradas:elmuygilipollastuvolaocurrenciaderobarenellocaldelgransindicatoanarquista.Fueunanoche,alsalir de una taberna.Mientras iba haciendo eses por la calle, vio una ventanamalcerrada.Conocíaellocal.Trepópenosamente,entróysellevólacaja.Asídesimple.No ocultó el delito. ¿Por qué iba a hacerlo? Todo lo contrario: al día siguientepresumíadesuhazañaylaexagerabaantetodoelquequisieraescucharlo.Sejactabaen las lecherías, entre vacas y clientes; proclamaba su latrocinio en tabernas yprostíbulos;estabaorgullosodehabersellevadoeldinerosindical,porquealfinyalcabolosanarquistasluchabancontraelcapital,yenconsecuencianonecesitabaneldineroparanada.

Barcelonaeralacunadelanarquismoibérico.Aldíasiguientedelhurto,milesdemilitantesfuriososbuscabanalPajarracodeMalAgüero.Ynoibanacontentarseconunapaliza.Huyó.Delaciudad,delapolicíaydeloscompañerosanarquistas.Huyódetodoslospoderes.

Unosagentesquevigilaban laestacióndeFrancia lovieronsubiendoaun tren.Sinbillete,naturalmente:sehabíagastadotodoelbotín,todalacajaácrata,lanocheantes.Unanocheloca.Habíainvitadoaloscienpobresmáspobresaunaorgíacon

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lascienprostitutasmáscarasdelaciudad.Habíaalquiladounlocalyunaorquesta.Muybuena,porcierto:lecostaronmáslosdiezmúsicosdeloscojonesquelascienputas.

PeroelemisariopolicialquesepresentóenelestudiodeEusebinopudodarlelabuena noticia. En el estudio Napoleón Audard solo quedaban un par de chicascoloristas que estaban tapando losmuebles con sábanas blancas.Le hicieron saberqueelseñorEstribillsehabíamarchado.¿Adónde?Lanotanolodecía.

Enlapuertahabíaunpequeñocartel:«Cerradopor(pronta)defunción».

Paraaligerarelúltimotramodesuexistencia,EusebiEstribillhabíaoptadopor losefectosbenéficosdelaaltamontaña.Pensándolobien,algodeciertodebíadetenerellema «Tren Pirenaico. El Hogar de la Naturaleza». Cogió el tren hasta la últimaestaciónde la línea,unapequeña localidadpirenaicaaloestedeAndorra,yalquilóunahabitaciónconpensióncompletayvistasalasmontañas.

Eraunasituaciónextraña.Porfinsesentíalibre,pero¿dequésirvelalibertadsinfuturo?Dabapaseos tonificantesyrurales.Ypocomás.Amenudolloraba,sentadoenlacamadelhostal.Cuandorecordabalanadaquehabíasidosuvida,consumidaalservicio de un déspota contra el que era inútil vengarse, porque estabamuerto, ledabaunllantoirrefrenable.

Peroaquel refugiopirenaico también tenía susventajas.LaprincipaleraqueelPajarracodeMalAgüerohabíadesaparecidodesuvida.Además,elpaisajealigerabasuagonía.Lasmontañaserantangrandesque,alverlas,eraevidentequelamuertede un solo individuo no tenía demasiada importancia. Saberse insignificante loayudabaamorir.

Así pues, el último tramo de la vida de Eusebi Estribill no habría tenidomásrelevanciasinohubierasidoporquesehabíallevadoconsigolaKodaknúmero1.

LaKodaknúmero1, laprimeracámaraportátildelmundo.Sentadoen lacamadel hostal, en los ratos muertos, que eran todos, le gustabamanosearla, mirarla yremirarla desde todos los ángulos. Sí, qué gran objeto. No se parecía a nada quehubieraexistidoantes.Eltacto,elolor,laforma:todaellaloteníafascinado.Nadieasociaríaaquello,aquelcuadrilátero,conunacámarafotográfica.Teníaunbotónenformadellave.Youpressthebutton.

Lacuestióneraque laKodakdisponíadecienposibles fotos.Eusebiempezóahacerfotos,aloloco.Lacámarateníadisparador,peronoteníaapuntador.Teníaqueintuirelencuadreyponérselaenelpechocuandoapretabaelbotón.Solosesabríaelresultadocuandorevelaranelcarrete.Yentoncesyaestaríamuerto.Peroaquelloyalohabíaasumido.

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PocoapocoseaficionóalaKodak.Fotografiabacosasqueenelestudionuncaselehabríaocurridoretratar:suhabitación,laesquinadelacamaenlaquesesentabaallorar… La facilidad de uso de la máquina le sugería motivos que antes ni se lepasaban por la cabeza. Se fotografió la mano, media cara y un ojo. Así hizo lasprimerasdiecinuevefotografías,improvisandoyexperimentando.Yentoncesvolvióa su particular obcecación: ¿y si aún estaba a tiempo de conseguir la fotografíaperfecta?Lequedabanochentayunaoportunidades.Losahogoserancadavezmásseveros. La carne interior se plegaba sobre los pulmones como dos tejas, loscomprimíay lo asfixiaba.Entonces se tomabaunapastillaAllenburys,dementhol,eucalyptusycocaine,y lealiviaba lacrisis.Perocualquierdíapodía serelúltimo.¿Moriríasinhaberhecholafotografíaperfecta?

Durantelosmesessiguientesaprendióasermáscuidadosoconeldisparador.Noloapretabasino intuíaqueconseguiríaunagran imagen.Yrealmente laKodak locambiaba todo.Dedicódiecisiete fotografíasa lanaturaleza.Legustabapasearporlasafuerasdelpueblo,colocarsejustoalpiedelasmontañas,apuntarlaKodakhaciaarribay fotografiar las nubespor encimade las cumbres, comocoronasde azúcar.Deteníaacampesinosyamujeresconpañueloenlacabezaylosencuadraba.Elloslodejaban hacer. Lo consideraban un hombre de ciudad, artista, moderno yextravagante, un hombremuy delgado ymuy enfermo, y tenían razón. Seismesesdespués, sorprendentemente, seguía vivo: había disparado laKodak noventa y seisveces.Sololequedabancuatrofotografías.

LoqueEusebinopodíasabereraqueenunvallemuycercanoestabanpasandocosasquequedabanfueradesucomprensión.Cosasqueharíandelaúltimasemanadesuvidalamásimportantedesuexistencia.

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M

CAPÍTULOXIX

EUSEBI ESTRIBILL ES CONDUCIDO SIN SABERLO A LA MONTAÑA AGUJEREADA, DONDE

DESCUBRE,CONINFINITOHORROR,ARIC-RIC,QUECAPITANEAUNAHORDAMONSTRUOSA

ientras Eusebi gastaba las cien fotos de su Kodak, en la Vella el padre deMailís sehabíaconvertidoenel alcaldedeunapoblación fantasma.Trasel

éxododesusdosmilhabitantes,soloquedabaél;élynadiemás.Resistíagraciasauna especie de instinto atávico: mientras estuviera allí, mientras los menaironstuvieranun interlocutor,quizápudiera liberarasuhija.Almenosera loquequeríacreer. La realidad más profunda era que no podía ser otra cosa que cónsul; noconcebíasuvidasinejerceruncargopolítico.«PrefieroserelprimeroenunaaldeadelaGaliaqueelsegundoenRoma».Eraelprimero,enefecto,yahoraelúnico.

LaVellasehabíavaciado,ylaausenciadepersonasparecíahaberalentadoalosvientospirenaicosaapoderarsedelascalles.Aunqueaúneraverano,porlasnochesel viento soplaba como si quisiera anunciar que su dominio había sustituido al delgénerohumano.Aquelloparecíamásuncementerioqueunpueblo.Yluegoestabanlosmenairons.

Amenudo bajaban de lasmontañas para saquear el pueblo y semetían en losostals.Denocheodedía,acualquierhora,entrabanenlosedificios,ahorasinvida.Más que verlos, el cónsul los intuía. Tenían una habilidad sobrenatural paracamuflarse,paramoverseconunsigilodelagartos.Siempreledabalaimpresióndeque estaban justo donde nomiraba en aquelmomento.Los veía de reojo, como siesperaranaquegirara lacabezaparaavanzarcomosombras.Unoaquíyotroallá;girando esquinas, escalando tejados y entrando por ventanas o chimeneas. Y siactuabanasí,siloevitaban,noeraporquelotemieran,enabsoluto,sinosoloporsunaturaleza discreta. Entraban en las casas y se llevaban víveres, ropa, utensilios, avecesinclusomuebles,grandesypequeños.Peroelcónsulprácticamentenuncalosveía.Devezencuandodescubríaunasiluetasaltandoporunaventana,rápidacomoel rayo, o deslizándose por las esquinas. En una ocasión, y solo una, observóclaramenteaunpardeaquellascriaturashórridas.

Eran dos menairons, con aquellos cuerpos espantosos. Los sorprendió justocuandohuíandelaúnicatabernadelaVella.Enlacabezallevabancincooseiscajas,cada una de ellas con doce botellas de vincaud. La carga y las dificultades paramantenerelequilibriolosentorpecían;quizáfueraeso,ysoloeso,loquelepermitió

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descubrirlosalfondodeuncallejón.Unoteníalacabezamásgrandeyredondaqueunsombreromexicano;elotroteníasieteuochopiernas,aúnmásasimétricasdelohabitual. Tanto el uno como el otro cargaban las cajas al estilo de los porteadoresafricanos, sosteniéndolas encima de la cabeza plana. La multitud de raíces enmovimiento que les hacían de piernas iba dejando un rastro asqueroso demucosalíquida,comobabasdecaracol.Loignoraron.Dehecho,lodespreciaron,comosisupresencia fueramás insignificante que la de un insecto. Treparon por unmurete ydesaparecieronendirecciónalasmontañas.

Así malvivía el cónsul. Solo, haciendo pequeñas rondas por una poblaciónfantasmal,a laesperadequeRic-Ric sepusieraencontactoconél.Hastaqueunanocheseestablecióelcontacto.Peronocomoélesperaba.

Dormíaprofundamente.Tanto, queni siquiera oyó los relinchosde sumula, elúnicoanimalquequedabaen laVella.Elanimaldormíaenelestablo, justodebajodel dormitorio del cónsul.Aquella noche relinchó y relinchó, despavorida, pero elcónsulestabamuydormidoynooyónada.Porlamañana,aldespertarse,notóalgoen la boca, debajo de la lengua. Lo escupió: era un trocito de cartón doblado. Loabrió.Eraunmensaje.Escritoalápiz,conunacaligrafíainfantil.Entoncesleyólassiguientespalabras:

Tedigequequierouna fotocoño.Quemeaganuna foto,queme laagan,o te

embiareunvasodecafeconunhojodetuhijadentro,coño.Una náusea. El cónsul se acercó a la palangana, un recipiente redondo de

porcelanaenelquese lavaba lacaracadamañana.Sumergió toda lacabeza.¿Quéhabía pasado aquella noche? ¿Cuántosmenairons habían entrado en la casa, en eldormitorio?¿Cuántosdedosmonstruosos lehabíanabierto labocamientrasdormíaparadepositarleuntrozodecartóndebajodelalengua?Mientrasteníalacabezaenelagua notó algo en lasmejillas. Levantó la cabeza, empapada: la palangana estaballenadeojos,ojosarrancadosasuspropietarios.

Flotaban en el agua, tantos que chocaban entre ellos, comobolitas de gelatina.Ojosdeperros,decuervos,decaballosydemulas.Ojos,ojosdetodaslasespecies.Ojosdebúhos,ojosde ranasysapos.Ojosde lagartos,diminutosojitosdearañas.Ojosdeososydelobos.Ojosdepeces.Ojosderatas,ojosdevacasyojitosdefetosdevacas.Ojosdemoscas.Ytambiénojoshumanos,muchosojoshumanos.

Cuando, al día siguiente,EusebiEstribill recibió lavisitadel cónsul en lapequeñalocalidadenlaquehabíadecididopasarsusúltimosdías,nopodíasabernadadetodoesto,claro.

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Aquellaeralalocalidadmáspróximaenlaquepodríaencontraraunfotógrafo.Cuandoalgunodeloscuatrogatosquevivíanallíqueríaretratarse,ibaalbarbero.Elhombre tenía unavetustaZahan-Marinetti del 65.Lapobre cámara recordaba a unacordeóngigantecontrípode.Elflashaúnsehacíaalzandounabarrademagnesio.Elproblemafuequeelbarberonoquisosabernada.PeroalmenosleinformódequeenelhostalsehospedabaunfotógrafodeBarcelona,unartistamuymoderno.

El cónsul se encontró con Eusebi en la recepción, justo cuando salía a dar supaseodiario.Eusebinoentendiónielímpetunilasolicituddelcónsul:milpesetas,aquelhombrerollizoyvestidodeblancoleofrecíamilpesetasporunafotografía.Senegó:élyaestabamásalládecualquiernecesidadmaterial.Elhombre,desesperado,se lo imploró, se lo suplicó, se lo exigió, lo maldijo e incluso lo retuvo por lassolapas.Nosirviódenada.Eusebiseloquitódeencimaysaliódelhostalenbuscadela foto perfecta. Pero cuando ya giraba la esquina se dio cuenta de que se habíadejadolaspastillasAllenburysyvolvióatrás.Aquelhombreseguíaenlarecepción.Estabasentadoenunasilla,solo,yllorabacomounniño.Eusebisecompadeciódeél.Leexplicóqueyaestabafueradeloficio,fueradelmundo.Quesolologuiabalapretensiónartísticaderetratarloimposible.Elcónsulvioqueteníaunaoportunidad.

—¡Señormío!—exclamó—.¡Podráhacerlafotografíamáspasmosadetodoslostiempos!

Aquelloyaeraun idiomamás inteligibleparaEusebi.Pero seguíadudando.Elcónsul se puso a su servicio. ¿Qué era aquel pequeño artefacto que llevaba en lamano? ¿Una cámara? Ah, no, eso no: Ric-Ric quería una foto con una cámaraseñorial,grandeeimperiosa.Fueronjuntosalabarberíayelcónsulcompróelbastónde magnesio y también la Zahan-Marinetti. Cuando salieron de allí, subierondirectamentealpequeñocochedelcónsul.

No tuvo que pasar mucho tiempo para que Eusebi Estribill se arrepintiera dehabersedejadoembaucar.Al finyal cabo, ¿quiéneraaquelhombrenervioso, casiperturbado,que lo reclutabaparaunamisiónmisteriosa?¿Retrataraquién?¿Yporqué era tan urgente? El conductor respondía con evasivas, subterfugios eimprecisiones. Y corríamucho, no dejaba de fustigar a lamula blanca, aunque elcaminofueradifícilyescabroso.Enunmomentodado,Eusebiseencontrómalylepidióalcónsulquesedetuviera,porqueestabasufriendounataquedeasma,yconeltraqueteodelcochenopodíasacarselaspastillasAllenburysdelbolsillo.Así,duranteun buen tramo los Pirineos fueron espectadores de una escena ridículamentetragicómica: el padre deMailís, obsesionado por llegar, no se daba cuenta de losaspavientosdeEusebi,cadavezmásahogado.Cuandoporfinsedetuvo,elhombreyaestabaazul.Unpocomásysemuere.Bajódelcoche,indignado,odiándoseasímismoporhabersedejadoengañardeformatanburda,ymanifestósuintencióndevolveratrás,aunquefueraapie.Pero,paradisuadirlo,elcónsulsolotuvoquehacerleunapregunta:

—¿Quierehacerlafotografíadelsigloono?

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Los cambios fueron evidentes desde el momento en que entraron en el valle. Latemperaturadescendía,comosi toda lazonavivieraenotraestación.Yel silencio:eraplenoveranoynoseoíaniunpájaro;elsolestabaenlomásaltoynisiquieralosmolestabanlasestridenciasdelascigarras,mudas.

ElcochecitollegóalaVella.Unaespeciededesolaciónflotabaenelaire.Todaslascasasestabanvacías.Eusebipreguntóporaqueléxodo inverosímil.En lugardecontestar,elpadredeMailísselimitóameterlamulaenelestablo.Despuéslollevódirectamentealasalidadelpueblo.Unavezallí,cargóaEusebiconlapesadacámaradelbarbero,eltrípodeyelpalodemagnesioyledijo:

—Loúnicoquetienequehaceresseguirlacarretera.Eusebi protestó, pero el alcalde le hizo un gesto con los dedos, comodiciendo

«tira,tira».Alfinal,resignado,elfotógrafoempezólamarchaensolitario.Diounoscuantospasos,sedetuvoygirólacabeza:elcónsulseguíaallí,conunafalsasonrisaen labocaysaludándoloconunamano.Diounospasosmásyvolvióagirarse.Elcónsulyanoestaba.

Noselopodíacreer.Estabaallí,enmediodeunvalletétrico,húmedoyoscuro,en el que líquenes silvestres de la medida de un huevo frito invadían incluso losmárgenesdelcamino.Estabasoloeibacargadocomounamula:unaviejacámara,untrípodepesadoyunpalodemagnesio.Y laKodaknúmero1atadaal cinturón.Nisiquiera había cogido el abrigo, y hacía fresco. El aire le entraba por las sisas delchaleco.Loúnicoquejustificabaaquellasituaciónerasuenfermedad:unhombreconunpieymedioenlatumbatienepocoqueperderconlaimprudencia.

Lacarreteraavanzabaencurvassinuosas.Aamboslados,unbosquesilencioso,espesoyfeo.Lasramashacíanmovimientosondulantes,comoadvirtiéndoledequeno siguiera adelante. El único sonido audible era el de sus pies pisando la tierracomprimidaygranuladadelacarretera.Unaespesamasadenubesoscurasdelcolordel acero cubría el cielo. Eran nubes bajas que flotaban por encima de su cabezacomountechoesponjoso.Notóqueselecerrabaelpecho,peronoeraunataquedeestricnina:eramiedo.

El cónsul no le había dicho hasta dónde tenía que caminar, y no tardaría enhacersedenoche.Comourbanita,Eusebinosabíaqueen losPirineosanochecederepente:cuandoelsolcaedetrásdelascumbres,laluzdelmundoseapagacomounabombilla.Yaquelloeraloqueestabaapuntodepasar.Despuésdelasiguientecurvavioqueelcaminoascendíaenlínearecta.Sedetuvo.Nosabíaquéhacer.Noqueríaquedarsesoloyaoscuras,noqueríaniimaginarsepasandolanochealraso.SemetióunapastillaAllenburysenlabocapensandositeníaquebuscarrefugioovolveratrás.Peroallevantarlamiradavioalgo.Sí,allí,alfondodelcamino:unobjetograndeeinmóvil.Habría juradoqueantesdesacar lapastillade lacajitanoestaba.Perono

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distinguía de qué se trataba; la luz crepuscular desdibujaba sus formas. Se acercópasoapaso.

Eraunartefactomuyestrafalario,plantadojustoenmediodelacarretera.Noloreconocía.Hastaquelotuvoalalcancedelamanonoentendióquesetratabadeunaespeciedepalanquíndetransporteindividual,conunagrancabinaatravesadapordoslargos palos horizontales. La cabina estaba hecha de ramas y ramitas, en un estilorústico imposible de definir, y cubierta con una especie de piel hecha con hojasverdes,muyverdes.Miróelinteriordelacabinaatravésdeunaespeciedeventanitaabierta entre las hojas verdes. No vio nada, solo un asiento: una silla atada a lasparedes.Peroalgirarsesíquevioalgo.Justodetrásdeél.

Monstruos. Seis, siete, quizá ocho. Las tinieblas crepusculares caían sobre suscuerpos.Unascabezasgigantes,planasygrandescomolasdeloscangrejos,pechoscilíndricos, brazos irregulares, articulados y larguísimos, como octópodos de milpatas, cada una de grosor y longitud diferentes. Eusebi no pudo reprimir un grito.Dejócaertodo,lacámara,eltrípode,inclusolacajitadepastillasAllenburys,yechóacorrer.Saliódelacarreterayentróenelbosque,corriendocomounloco,sinsaberadóndeiba.Corría,lavegetaciónlefustigabalacara,tropezaba,volvíaalevantarseyseguía corriendo, alejándosede aquellas criaturas.Perono sepuede escaparde loshabitantesdelbosquehuyendoporelbosque.Aquíyalláveíaojosamarillosflotandoentreoscuridadesvegetales.Eusebi,desbocado,chocabaconárbolesviscososquenoeranárboles,queerancuerposdemonstruos.Aquelbrevecontactoleimpregnabalaropa de un líquido espeso ymaloliente.Horrorizado, cambiaba de dirección, hastaquecayócuanlargoera.

Violacajitadepastillas,justoaunpalmodesunariz:habíavueltoalacarretera.Desdeelmomentoenquehabíaintentadohuirporelbosque,losmonstruoslohabíanrodeado,conducidoydirigidohaciadondequerían.Unodeellos,elmáspequeño,seacercóaél.Teníalacortezadeuncolornaranjamate.Eraelmonstruomáspequeñodetodosyelmásterrible.Aquellosojosnoconocíanlapiedad,comounciegolaluz.Lesobresalíalamandíbulainferior.Eusebisecreyómuerto.Enungestoinstintivo,setapó la cabeza con los brazos. Pero entonces el pequeño monstruo lo cogió concientosdededoslarguísimos,retorcidos,ylolanzódentrodelacabinacomosifueraunsacodecarbón.

Encerradoenunacabinaestrecha,yaoscuras,nopodíasaberadóndelollevaban.AEusebi le pareció que aquel trayecto duraba una eternidad, pero solo porque suangustiadilatabaeltiempo.Enrealidad,lotransportaronaunavelocidaddesorbitada.Pero ¿adónde lo llevaban? Cuando la cabina se detuvo y por fin pudo salir, sudesconcierto fueaúnmayor: a laoscuridadde lanoche seañadieronunas tinieblas

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interiores. El pequeñomonstruo lo empujaba por las caderas instándolo a avanzar.¿Dóndeestaba?Dentrodeunaespeciedegrutacolosal,sedijo.Cuandosusojosseacostumbraron a aquella luz tenue y flácida, vio que la claridad procedía de unaespeciedeincisionesenlaroca, llenasdevelasencendidasendiferentesnivelesdeconsunción. Gracias a las velas podía distinguir callejones de piedra, oscuros yestrechos.Alzólamirada.

Por encimade su cabeza se abría unamontaña entera, vacía, conmil escalerasque comunicaban mil rellanos, laberintos aéreos y obeliscos esculpidos entre dostechos.Yportodaspartesmonstruos,monstruosconcabezadecangrejoquesubíanybajaban esquivándolo e ignorándolo. Eusebi empezaba a sentirse cautivo en algoparecido auna colmenagigantesca cuandoentre las lucecitasde lasvelas aparecióunaformahumana:unamujer.

No se lo podía creer: ¡una mujer allí! Y, por su actitud reposada y tranquila,parecíabastanteacostumbradaalosmonstruosyaunavidadeoscuridad.Eraaltayllevaba un vestido negro.El pelo de un rubio encendido, comoun fuego nuevo, yperfectamentepeinadosalvounpardetirabuzonesquelecaíanporlapartederechadelacara.Peroloquemásllamabalaatenciónerasuexpresióntristeyabandonada.Cualquiera se habría compadecido de aquellos ojos sin luz interior.Unos ojos queeranlarepresentaciónperfectadeunavidasinvida,deunaexistenciaenalgúnlugaraúnmásdesesperanzadoqueelpurgatorio.Quémujertantriste,sedijo.

Eusebinoimaginabaunasituaciónmásinverosímilparainiciarundiálogo.Ellalomiró,omásbienlotraspasó,y,comosisedirigieraaunapersonadetrásdeél,ledijo:

—Usteddebedeserelfotógrafo.PerocuandoEusebiintentóbalbucearunarespuesta,lointerrumpió:—Venga—ledijo,muyseca.Eusebilasiguió.Enunmomentodado,lamujersedetuvo.—Creoquejuzgobienalaspersonas,ymeparecequeustedsiempreestaráalos

piesdeunadama.¿Porquéledecíaalgotanfueradelugar?«Alospiesdeunadama».Eusebibajó

los ojos. Su interlocutora se había detenido en un lugar arenoso, un pasillo con elsuelocubiertodeunagravaferruginosa.Enlasparedesdeaquelpasadizohabíamásciriosqueen losdemás lugarespor losquehabíanpasado.Lamujerparecíahaberelegidoaqueltramo,másluminoso,parautilizarelsuelocomounaespeciedepizarrade escuela. Con la punta de un zapato escribió: «Nos entienden». Luego siguió lamarcha.

Osea,losmonstruoslosentendían,peronosabíanleer.Eusebimiróhaciaatrás:el pequeño monstruo los seguía a corta distancia y, efectivamente, no prestabaatenciónalgarabatoquehabíaquedadoenlatierraferruginosa.Unpocomásallá,laDamaTristevolvióadetenersey,mientrasellalehacíacomentariosvacuos,Eusebi

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escribióconlapuntadelzapato:«¿Reaes?».Yella:«Sí».Yañadió:«ArméeFrancealerte».

Quería decir algo más, pero no lo hizo. El pequeño monstruo, impaciente, loempujó para que avanzara, y más adelante el suelo ya era de roca. No podíandetenerseniescribirse.

Sedirigieronaunacuevainterior,unespacioestrecho,deparedeshúmedascomolabodegadeunbarco.Entraron: el sepulcrodeCristonodebíade sermuchomáspequeño.Adosadaaunaparedhabíaunaplataformarectangularderoca,yencimauncatremuydelgadoconunindividuo.Mediodormido.

—Querido —dijo la Dama Triste para anunciar su presencia—, está aquí elfotógrafo.

Aloírlo,elhombrese incorporó.Eusebiestuvoapuntodedesmayarse.Porqueeraél.

Él,elPajarracodeMalAgüero.No.Nopodíaser.Peroera.Nohabíalamenorduda,eraél:labarriguita,labarba

negra, lamirada turbia,aquellapesteaalcohol rodeándolocomounanube…¿Quéhacíaallí?

«ElHogardelaNaturaleza.LaNaturalezadelHogar».CadavezquesetumbabaenelsofádelestudioNapoleónAudard,Ric-Ric teníaante losojoselcartelde lasmontañas,lavíadeltrenqueseadentrabaentrelascumbres.Alhuirdelaciudadsedejóllevarporunresorteinconsciente.ElmismoqueEusebiEstribill:lejos,irmuylejos,hastadonde lo llevarael trendel cartel.Habíancogidoelmismo tren, eldelcartel.Eusebienprimeraclase,yRic-Ricdepolizón.Cuandolavíaférreaseacabó,Eusebialquilóunahabitación,yRic-Ricsiguióvagandoendirecciónalasmontañas.

Todoestohabíapasadomuchosmesesatrás.Yyanoimportabanicómoniporqué.LacuestióneraqueEusebiteníaantesíalhombrealquehabíaexpulsadodesusofá. Estaba perdido. El único atisbo de esperanza era el aspecto desmayado delPajarraco de Mal Agüero, como ausente. Apenas lo miró. Ni siquiera prestabaatención a la mujer. La pareja en sí, su relación, tenía un aura de irrealidad. Sehablabansinenergíaysinescucharse.Eusebisedijoque,silosfantasmasexistieran,mantendríanesetipodediálogos,quenoeranmásquemonólogoscruzados.PeroderepenteelPajarracodiountragodeunabotellaylomirófijamente,conunabriznadelucidezenlosojitosnegros.Ydijo:

—¿Loconozco?Eusebisintiócomosituvieralasrodillasdeazúcar.Seapoyóeneltrípodedela

cámara y soltó un «No, señor» muy poco creíble. El Pajarraco lo miró aún másfijamenteydictaminó:

—Tienespintadereaccionario.Porsuerte,laDamaTristeintervino:—Noesunreaccionario,yatehedichoqueesunfotógrafo.Elhombrehabíapasadomuchotiempodurmiendoyselimitóacontestar:

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—Ah,sí,porfin.Y los tres se dirigieron a los vastos espacios interiores de la montaña. En el

camino,elPajarracodeMalAgüerodiscutióconlaDamaTriste,peroelmotivodeladiscusiónnoteníanadaqueverconEusebi,sinoconunaescupidera.

Élgritabacomoungorila.Ellaleplantabacara,muyfirme,nadaintimidada.Ledecía:

—¡Noquieromásescupideras!Losmonstruossecongregabanalrededordelapareja,excitados,comosilapelea

los animara a iniciar una especie de danza enloquecida. Cada vez había másmonstruos, y más, con el pequeño delante de todos, dirigiendo la miradaalternativamente al hombre y a la mujer, como si esperara unas órdenes que nollegaban.Cuandoladiscusiónyaempezabaadurardemasiadoylasórdenesseguíansinllegar,losmonstruos,impacientes,sedesahogaronatacandoalmonstruopequeño,que recibíagolpesde lenguacomo latigazos.Eraunacrueldadcaníbaly tanbrutalque el monstruo pequeño incluso perdía miembros. Eusebi se tragó otra pastillaAllenburys, se secó el sudor de la frente con un pañuelo y se dijo: «Dios mío,¿adóndeheidoaparar?».

Mientrasdiscutían,laparejaibadistanciándosedeEusebi,quesolopensabaennoperderlosdevista en aquel laberintodepasadizos.Perono eranada fácil seguir alPajarracodeMalAgüeroyalaDamaTriste,quedefinitivamentesehabíanolvidadode él y se gritaban entre sí. Temía alejarse de sus anfitriones, así que para noperderloscompetíaconaquellacortedemonstruosqueseguíana laparejacomosifuera un imán. Lo dejaron atrás. Monstruos y seres humanos. Y, sin saber cómo,Eusebisevioenunasituaciónridículamenteespantosa:ibacargadoconeltrípode,lacámaradel añodeMatusaléndelbarbero, laKodaky la americana,y todaaquellaimpedimenta lo entorpecía, hasta que la pareja, seguida por cientos demonstruos,desaparecióporlascurvasyrinconesdelagruta.Yalfinallosperdiódevista.

No se lo podía creer. Estaba solo, totalmente solo en un sector de lamontañaexcavadocomounacatacumbade tresdimensiones.Ysuerteque la iluminabanloscirios,irregularmentedistribuidosporlasparedes.Lagaleríaenlaqueseencontrabaestaba llena de aberturas laterales, cámaras adosadas, negras como pozoshorizontales.Sequedósolo,abofeteadoporbocanadasdeairefrío.Solo,ocasi:devezencuandoalgúnmonstruosecruzabaconél,loignorabaysedesplazabaporlasparedesoeltechoaunavelocidadinverosímil,comounescarabajo.

No,yanolosveía,niaélniaella.Porextrañoquefuera,ellugarylasoledadaúnloaterrabanmásquelosmonstruos.¿Dóndesehabíanmetido?Nolosveía,perolos oía. Sus voces le llegaban a través de un insólito eco interior. Amortiguadas,rebotadas y distantes.Dos voces enfrentadas: él, rabioso; ella, rencorosa.Otra vezdiscutían sobre una escupidera. Sí, aquella era la palabra que más se repetía,escupidera.Lesgritó:

—¡Señor,señora!

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Solo le contestó su eco. Aun así, él seguía oyendo la agria discusión, losreprochesylosinsultos.¿Dóndeestaban?Lasvocespodíanvenirdecualquiersitio,delamismapiedra.Lehacíanpensarendosamantesjuntosdesdehacíamilaños;doscriaturasquesehubieranamadocontodalapasión,peroalasqueelpasodeltiempohabía desgastado sin misericordia. Ahora solo quedaba la amargura de un pasadofeliz.Unamorvacío,unvacíotangrandecomoaquellamontañavacía.

De repente, sintió un empujón en los riñones, una fuerza irresistible. Era elpequeño monstruo anaranjado. Eusebi cayó dentro de una de aquellas celdastubulares, poco profunda y estrecha. No eran necesarias rejas para saber que nopodría salir: el monstruo pequeño aparecía y desaparecía por la abertura, como sihicieraguardia.Cuandopasabapordelantedelaentrada,laescasaluzdelosciriosperfilabasucabezadeseta.Elúnicoruidoquellegabahastaél,apaciguadoylejano,eraunrumorcoordinado,comodemilpicosymartillos,aunqueenningúnmomentohabíavistoniunpiconiunmartillo.Nosabíaquéhacer.Al rato,nohabríasabidodecircuántodespués,elPajarracodeMalAgüeroasomólacabezaporlaaberturadesuceldasinpuertayledijo:

—Tenga.Yacontinuaciónledejóunbarreñollenodevinocalienteysemarchó.

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A

CAPÍTULOXX

ÚLTIMORETRATOYMUERTEDEEUSEBIESTRIBILL

quellanoche,encerradoenunacuevadentrodeunamontaña,EusebiEstribilltuvo tiempo de reflexionar sobre un montón de cuestiones. La primera: la

actituddelPajarracodeMalAgüero,suobsequioalcohólico.¿Porquélohacía?¿Eraunactoamigableounúltimoregalo,comoelcigarrillodeloscondenados?Perosupensamiento enseguida se desplazó a un plano superior. Se dijo: «¿Por qué tengomiedo?Encualquiercaso,yaestoymuerto».Tenía laKodak, lapequeñaydiscretacámara Kodak, y aún le quedaban dos fotos. Dos fotos y una oportunidad única:aquella montaña era mil veces más estimulante que los ridículos escenarios delestudioNapoleónAudard.Sinohacíalafotografíadelsigloallídentro,yanolaharíaen ningún sitio. Si no la hacía él, no la haría nadie. Y si no la hacía en aquelmomento, ¿cuándo?Haría la foto, la haría. Pensó en ellos, en el Pajarraco deMalAgüeroy laDamaTriste.Nuncahabíavistounapareja tan trágica, tan aniquilada.Observándolos,eraevidentequesehabíanqueridomucho.Ytambiénqueaquelamoryaeraunrecuerdocaduco,antiquísimo.Comosidesdeeldíaenquehabíandejadode quererse hubieran pasado mil años, encerrados juntos en aquel monstruososarcófagoderocaqueeralamontaña.Sí,Eusebinopodíasaberlasvicisitudesdelosamantes.Loquehabíanvividodesdeelprimerabrazo,desdeelúltimoabrazo.¿Quéleshabríapasado?Solosabíaqueen losojosdeellaydeél,de losdos,seveíaelsentimiento más triste que pueda experimentar el ser humano: el desamor.Indudablemente los monstruos tenían algo que ver. Pero Eusebi se dijo que losmonstruos solo eran los contornos del drama. No, por extraordinarias que fueranaquellascriaturasinfernales,elauténticointerésartísticoloteníalapareja.Elúltimoactodesuvidaterrenalseríaaquello,lafotomásextraordinaria:retrataríalatragediaamorosa,yaquellaimagendaríasentidoatodaunavida.

Apartirdeaquelmomento,tomadaladecisión,conjuradoconlaKodakyconsigomismo,Eusebi solo pensó en los detalles técnicos.Le preocupaba una cosa y solouna:laluz.Teníaelpalodemagnesiodelbarbero.Setratabaúnicamentedealzarloydispararlo. ¡Flash! Y tendría el retrato. Pero aquí tropezaba con problemas tanprevisiblescomoirresolubles:estabamuriéndose,¿cómoselasarreglaríaparasacarla Kodak de la montaña y hacérsela llegar a alguien? ¿O incluso para avisar al

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ejército francés, como le pedía la Dama Triste? «Armée alerte». Lo rodeaban milmonstruos,yelPajarracodeMalAgüeroera imprevisible.Yélestabamuriéndose.Pero aun así se dijo: «Haz lo que puedas hacer y no pienses en lo que no puedeshacer».

Allídentroeltiempoperdíasusustancia;pasaronlashorasynoaparecíanadie.Soloveía almonstruode color calabaza, superfil enmarcadopor la abertura de lacelda.Hastaquederepenteoyóunavoz:

—Yaesdedía.Era el Pajarraco de Mal Agüero, que iba a buscarlo seguido de un grupo de

monstruos.Eusebi interpretó aquellaspalabras comouna sentencia.Seequivocaba.ElPajarracoseapresuróaañadir:

—Noquerríashacerlafotodenoche,¿verdad,compañero?Eusebisepusodepieysealisóelchalecoconunamano.Miróalhombreyalos

monstruos,yseatrevióapreguntar:—Pero,señor,¿aquídentroquédiferenciahayentrelanocheyeldía?Elhombrehizoungesto como si le acabarandepegar unpuñetazo en la cara.

Parpadeóaturdidoy,cambiandoradicalmentedetema,preguntó:—¿Estásegurodequenonosconocemos?—No,nocreo.—¿Deverdad?—Sí—insistióEusebiconpocaconvicción.Porsuerte,enaquelmomentoapareciólaDamaTriste,queintercedióasufavor.—¿Cuántasvecestienequerepetírtelo?Telohanegadotresveces—yañadió—:

vamos.NilaDamanielPajarracoleofrecieronayuda;tuvoquecargarlacámaravieja,el

trípode,elpalodemagnesioylaKodakélsolo.Lollevaronarriba,escalerasarriba.La pareja delante y discutiendo otra vez, y él detrás; él y unamultitud infinita demonstruos. De hecho, Eusebi avanzaba forzado y empujado por aquel rebaño demonstruos.Siguieronporun túnelestrecho,muyestrecho; lasbestias sepegabanaEusebi, los cuerpos le frotaban la ropa y lo embadurnaban con litros y litros demucosalíquida.Eltúnelseestrechaba,losmonstruosloempujabancadavezmásysesentíacomosiloarrastrarauntorrentedebabosaspegajosas.Alpocoratosintióqueseasfixiaba:teníaunataquedeasma.«No,porfavor,ahorano».

ConlosdedostemblorososconsiguióabrirlacajitadeAllenburys.Elmédicolehabía advertido de que no tomaramás de tres al día, para nomorir de sobredosis.PeroEusebi se dijo: «¿Yqué?».Dehecho, ya estabamuerto.Solo necesitabadiezminutos, un cuarto de hora de vida. Se vació en lamano la caja entera, todas laspastillasquelequedaban.Perocuandoestabaapuntodemetérselasenlabocasintióunpinchazodetrásdelasrodillas,ungolpetanagudoquelamanopegóunasacudiday las pastillas se esparcieron por el suelo.Eusebimiró hacia atrás.No se lo podíacreer: el mordisco se lo había dado una oca de color gris rata, que graznaba y

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aleteaba.¡Unaoca!Elhombresepusoacuatropatasybuscóatientaslaspastillasenla oscuridad. Los monstruos que iban detrás de él amenazaban con enterrarlo, losuperaban, lepasabanporencimay lodejabanatrásgruñendocomobuitresquesedisputaranunacarroña.Laocachillabaescandalizadaypicoteabalaspastillas,una,dos,muchas.LosdedosdeEusebirecorríanelsuelo,tocabanlaspatasdelaocaylosdedosdelosmonstruos,mojados,largoscomoraícesprimordiales.Yalsentiraquelcontacto,entretinieblas,Eusebiimploró:«¡Oh,Señor,aúnno!».

ElcuerpoagachadodeEusebiEstribill,laviejacámaraZahan-Marinetti,laocaylosmonstruoscrearonunatascoenelpasillo,un tapóndecarne.Losmonstruossequejabangimiendocomoternerosperdidos.ElPajarracovolvióatrásygritó:

—¿Sepuedesaberquécoñopasaaquí?Losmonstruosdejarondeempujarysedetuvieron.Eusebiencontrótres,cuatro,

seis pastillas. Se las tragómezcladas congrava de hierro.Un eructo; un hipo; tos;mástos;elexcesodecocaineenseguidalehizoefecto.Sepusodepie.

—¡Disculpe!—gritó.Ysiguieronadelante.Eusebi se sorprendió gratamente cuando accedieron a una habitación muy

diferente, justodebajodelpicode lamontaña.Lasparedesestabanperforadasyenunadeellasseabríaungrandiosoventanal.Aquellodeberíaproporcionarleunaluzmagnífica y soleada. Por desgracia, el día estaba nublado. Las nubes entraban,literalmente,porelventanal.Elairedelahabitaciónadquiríaunostonosdeocéanoholandés,unagrisurahúmedaymelancólica.Sinembargo,Eusebidecidióqueeraelescenario propicio: no sería justo vestir con luz celestial a unos personajes tanatormentados.

—¿Yahoraquécoñohacemos?El que había hablado era el Pajarraco. Con estas palabras se sometía al arte

fotográfico,unosdominiosqueyanoeransuyos,sinodelatécnica.Apartirdeaquelmomento Eusebi asumía el control. Desplegó el trípode y enroscó encima la grancámaradel barbero.Lahabitación estaba llenademonstruos,movedizos, ansiosos,ciengargantasinhumanasqueahoramugíancomovacasdescontentas.Amable,perofirme,dijo:

—Siéntese,porfavor.¿Podríantraerlealgúnasiento?Todas aquellas manos, ramificadas como telarañas vegetales, se aliaron para

transportar una silla, y el Pajarraco se repantingó de espaldas al gran ventanalbrumoso,conlaocaenelregazo.Eusebi,conclaridadyserenidad,ledijoquelaocano,quenoeranecesario.ElPajarracodeMalAgüerodudóunmomentoydespuéslanzólaocaalaire,comoquienvacíaunsaco;elanimalvolócomounagallinayseestampócontraunaparedde torsos cilíndricos.AcontinuaciónelPajarracoadoptóunaposturadignayaltiva,conlabarbillahaciaarribaysosteniendounapistolaalaalturadelpecho.AquelloeraprecisamenteloqueEusebiEstribillqueríaevitar:unaimagendepostal,sinalma,posandocomounaestatua.Peroselimitóadecir:

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—Ellatambién,porfavor.—¿Ella?—sesorprendióelPajarraco.PeroaquelloseranlosdominiosdeEusebi,quedijo,muyfirme:—Sí,ella.LaDamaTriste se colocó al lado del Pajarraco deMalAgüero,muy recta. La

nieblalosenvolvíacomounhumofríoytransparente,deunagrisuramarítima.Ellaapoyó una mano en el hombro de él. ¿Era una muestra de afecto? La otra manocolgabaparalela al vestidonegro.Eusebi se fijó enque sudedo índice era largoypoderoso, y que ese índice estaba señalando el suelo.En el polvo, sus pies habíanescrito: «Armée Tarbes». Tarbes era la localidad francesa más próxima. La mujerquería escribir algomás, pero el Pajarraco, impaciente, empezó a pegar gritos y ahacer aspavientos: exigía una botella y también exigía que Eusebi se diera prisa.Eusebi tuvo que calmarlo. Mientras preparaba el palo de magnesio le explicó elproceso.Primerolosenfocaríaconlacámaradelbarbero,yacontinuaciónalzaríaelbastón. Cuando apretara el disparador, el magnesio explotaría con un fogonazopotenteeinstantáneo.Yaquíhizounapregunta:¿cómoreaccionaríanlosmonstruosanteelflash?ElPajarracosoltóunacarcajadaagria.

—Silehicieranalgo,almomentolosescarmentaríaabastonazos.—Señor—replicóEusebi—,¿ynopodríadarlesbastonazosunmomentoantesde

quemeagredieran,nounmomentodespués?ElPajarraco lomiró sin entender.De repente, se echó a reír. Se reía y con las

manosabiertassedabagolpecitosenlosmuslos.—¿Lohasoído,nena?¡Québromistaestefotógrafo,québromista!Justoenaquelmomento llegóelmonstruopequeñoconunabotelladevino; el

Pajarracodiountrago,dostragos,ysetransfiguró:teníalaexpresióndeundemonio.MiróaEusebisinparpadearyledijo:

—Tú,hazlafotodeunapuñeteravez.EusebicontabasoloconlaKodak.Lacámaradelbarberosoloeraunsubterfugio.

Accionaría el disparador de la Kodak justo un instante después del flash. De estamanera, tanto el uno como la otra se relajarían y abandonarían aquella posturahierática.Y,graciasalosmonstruos,noperderíalaluzdelflash:Eusebiconfiabaenquesupiel, tanhúmedademucosa,reflejaría,aunquefueramediosegundomás, laluz del magnesio e iluminaría toda la estancia. Así, los monstruos lo ayudarían aretratarlamonstruosidadhumana.

Yprocedió:laparejamirabalaZahandelbarbero;entretanto,EusebidepositólaKodakencimadelacámaragrande,apuntándolos.Lesavisó:

—¿Preparados?Los retratados tensaron todos los músculos. ¡Flash! Una explosión de luz. Y

entonces, solo medio segundo después, cuando creían que la fotografía ya estabahecha, cuando abandonaban la máscara de quien sabe que lo están fotografiando,EusebigiróelpequeñobotóndelaKodak.¡Crec!¡CREC!

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La tenía.Lagran foto.Estabaseguro.Nadiehabía retratado jamásaunaparejatan profundamente triste y trágica. Y aquello era mucho más importante quecualquiermonstruo, por insólitoque fuera: una imagenque reflejaba el procesodedegradación amorosa. ¿Cómo habían llegado a aquel nivel de desolación? «Quienentreenestamontañaqueabandonetodaesperanza.Ytambiéneldeseo,elamorylavida».Gracias a aquel «crec» todo elmundopodríaverloy conmoverse.Yapodíamorirenpaz.

Enaquelmomento,elPajarracodeMalAgüeropegóunbote.Lafoto,queríalafoto,¿dóndeestabasufoto?Eusebisealarmó.

—Pero,señor,antestengoquellevarlacámaraallaboratorio,sumergirlaplacayrevelarla.

ElPajarracoledirigióunamiradadeignorante.—¿Quéplacaniquépuñetas?¡Lafoto!¡Quieromifoto!Losmonstruossepusieronnerviosos.Habíatantos,yentanpocoespacio,quese

empujabanconviolencia.ElPajarracoteníalacapacidaddetransferirsuindignaciónalasbestias,queacompasabansuebulliciónconlasrabietasdeél.Sacaronlalengua,unos atributos largosygruesos comoanacondasdelOrinocoagitándose en el aire.Las lenguas estallaban, y las gargantas emitían unos mugidos roncos ymultitudinarios.

—¡Mifoto!¡Quierolafotodeloscojones!ElPajarracoseabalanzósobrelacámaradelbarbero,comosilamáquinafuerala

culpable.Latiróy laatacóapatadas.Alverlo, losmonstruosse lanzaroncontraelobjeto caído, como una especie de tiburones terrestres. La avalancha de cuerposvegetalesladestrozó.

—¡Lafoto!¿Dóndeestá?¡Mifoto!Entretanto,EusebibuscabaalaDamaTristeconlosojos.Ellatambiénlomiraba.

Eusebi se apartó de la melée de monstruos, amontonados encima de la cámaradestruida.Eldedodeellavolvíaaseñalarsuspies.Enelsuelohabíaescrito:«!alertearméeporfavor».

Sí,arméequeríadecir«ejército»enfrancés.Laconclusióneraqueaquellamujerquería que fuera a Tarbes, a Francia, a avisar a las autoridades. Pero ¿cómo iba ahacerlo?Estabadentrodeunamontañainfernal,llenademonstruoscapitaneadosporunlocoviolento.Además,sentíaquelosmúsculospectoralesselecerrabansobrelospulmones.Ahorasí:aqueleraelataquedefinitivo.

Semoría.Lonotaba.Cayó de rodillas, no podía respirar. Lamujer corrió a ayudarlo y le tiró de las

manos como quien sube a un náufrago a un bote. Recriminó al Pajarraco deMalAgüeroagritos:

—¿Vesloquehashecho?Aloírlo,elPajarracosecalmóunpoco.Yconéllosmonstruos.Seguardaronlas

lenguas en la boca, con los ojos clavados en el fotógrafo agonizante. Pero el

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Pajarracoestabaresentidoyclamó:—Estehombreesunjetayungilipollas.¡YahoraveráscómotrataelIdealala

genteasí!Eusebi sintió mil manos elevándolo por los aires, unas manos formadas por

dedos,muchosdeditosdemaderadura comoelmetal y a lavez flexibles como lagoma.Medio inconsciente, notabaque lo transportabanpor encimademil cabezasinhumanas.Solo le quedaban fuerzas para una idea, una idea fija: «¡LaKodak, nosuelteslaKodak!».Aúnlateníaenlamanoizquierda.Losmonstruoslozarandeabancomoaunmuñecode trapo, lomovían comounahoja enun torbellino.Cerró losojos,mareadoyasfixiado,ysedijo:«Notedesmayes,sobretodonotedesmayesynoabraslamanoizquierda».

Cuando abrió los ojos ya estaba fuera de lamontaña.Tumbado en el suelo.ElPajarracodeMalAgüerolocontemplabarodeadodeunacohortedemonstruos.

—¡Estoesloquemerecelagentecomousted!—ledijo.Eusebipensóqueacabaríacomolacámaradelbarbero:destrozado,descuartizado

ydesmenuzado.PeroentonceselPajarracodijo:—¿Qué se había creído? ¿Que le pagaría una foto que no recibiré hasta vete a

sabercuándo?¡Fuerademicasa!Eusebi se puso de pie titubeando como un ternero recién nacido. No podía

contestar:cadavezquerespirabaexhalabaunsilbidopatético.Sellevóunamanoalpecho.Miró a aquel hombre horrible y a losmonstruos. La oca aleteaba como siquisiera ahuyentarlo y defecaba líquido. Eusebi pensó que por aquello no iban adiscutir: sediomediavueltay semarchó.Tambaleándosepenosamenteyhaciendoeses.PeroteníalaKodakenlamano.Sí,latenía.

—¡Espere!Eusebimiróhaciaatrás.ElPajarracodeMalAgüerosedirigíahaciaél.«Ahora

sí,ahorameremata»,pensó.Peroaquellocoselimitóameterlecincobilletesenunbolsillodelchalecomusitándolealoído:

—Asítesentirásculpablesimellevasajuicioporlacámararota.Yvolvióaentrarenlamontañahaciendodepastordeunejércitodemonstruos.

LaocaacompañabaalPajarraco,lemostrabaelculoydejabacaerruidosasboñigas.PeroEusebiyaestabadevueltadecualquierofensa.Estabamuriéndose.Lecostabarespirar, como si el aire entrara por unas tuberías demasiado estrechas. Y aun asíestabaagradecidoalaProvidencia,quelepermitíamorirfueradelinfierno.Tomóuncaminomuyempinadoyrodeadodeárboles.Moriríalomásarribaposible,cercadelcielo,noencerradoenunamontañadeparedesnegrasyherméticas,dondereinabanla locura, el desamor y la monstruosidad. Las piernas aún tuvieron fuerzas parallevarloaunrellanodehierbavoluptuosa.Habíarocasblancasdemedidasirregularesesparcidas por la hierba. Se apoyó en una de las más grandes. Desde allí veía alPajarraco,másabajo,rodeadodesuhordamonstruosa,recluyéndoseenlamontaña.Aúnlequedabaunafoto,lanúmerocien.Disparó.

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Yahora,porfin,semoriría.Sedejócaerylaespaldaleresbalóporlapiedra.Sesentó en el suelo, con la espalda apoyada en el granito de la roca. ¡Oh,Dios!Norespiraba,hacíamuchoratoqueyanorespiraba.¿Cuántotardaríaenmorirse?Sucaraeraunasábanadecolorvioleta,comoungranhematoma.Veíaaunhombre.Sí,unhombre,ynodeliraba.

Aparecióenladireccióndelsol.Unindividuoalto,fornido,conpiernaságilesyadaptadasal terrenoagreste.Eusebiparpadeódeslumbradopor laesferasolarhastaqueeldesconocidolatapóconsucuerpo.Llevabaunalargaescopetadedoscañones.Debíadeseruncazador.Conunbrazodébil,muydébil,EusebiletendiólaKodak.Casinopodíahablar.

—LleveestoaTarbes, tienenqueverlo—dijoconunavocecita finísima, entresilbidos.

Un instante antes de morir dobló el cuerpo como unmuñeco, desinflado perofeliz,ylloriqueó:

—Lapenúltimafoto.Lapenúltima.Nuncahabríadichoquelaúltimapalabradesuvidaseríapenúltima.

Mucho tiempo después, cuando ya todo había acabado, elMinistère de laGuerrequisoaveriguarmásdetallesatravésdeMailís,queescribióunvoluntariosoinformequelosfuncionariosdelaRépubliquearchivaríanjuntoconlaautopsiadeunodelosúltimosfungusmuertosencombate.Enelinforme,Mailísintentabaexplicarquelosfungusadquiríanconscienciagraciasalacombinacióndeunfuerteimpactocranealyunaemociónmuyfuerte,ysubrayabaundetallemuyfemenino:elprimerfungus,Tuerto,naciógraciasalamor.Encambio,cuandoRic-Ricinvocóalsegundofungus,Chiquitín, lo guiaba el miedo; el miedo a la muerte. Según Mailís, este hechocondicionó el carácter de los dos fungus y muchas de las cosas que sucedierondespués.

Quizáfueraunavisióndemasiadorománticadelagénesisdelosfungus.Porqueseguramenteunadelaspocascosasqueteníanencomúnfungusysereshumanoseraque no importaban tanto los motivos de su concepción como la forma en queafrontaban la experiencia de la vida. Y, en cualquier caso, daba igual: nadie, enParís, leyónuncaniel informeni laautopsia.Ningúnfuncionariosabíaquéhacercon el cuerpo del último fungus muerto en combate, ni les importaba, así que lollevaronalzoo,dondeloredujeronacenizasenelcrematorio.

Fueracomo fuese,Tuerto,Chiquitíny losdemás fungusvivíanajenosalhechomásdecisivodetodos.Yeraque,enelveranode1889,aquellapequeñacomunidaddefungus,queyanoobedecíaaunrevolucionariosolitarioyembrutecido,nosabíaquealnortedelosPirineosestabanreuniéndoseunasfuerzasdescomunales,conunpropósitoysolouno:exterminarhastaalúltimodelosfungus.

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L

CAPÍTULOXXI

MOVILIZACIÓN DEL EJÉRCITO FRANCÉS. LO DIRIGE AUGUSTE FÉRAUD, GENERAL DEBRIGADAUNIVERSALMENTECONOCIDOPORSUMALHUMORYSUEXTREMACRUELDAD

e faltaba un ojo y tenía la cara llena de agujeros de metralla. Se llamabaAuguste Féraud-d’Hubert, pero para sus hombres era la Bête. Es decir, la

Bestia.HabíanacidoenMontluçon, justoenelcentrogeográficodeFrancia,yaquello

debíade imprimirciertocarácter,porqueenseguidaemergióelpatriotaque llevabadentro.Durantelaescolarización,losniñosfrancesesaprendíanqueloscoloresazul,blanco y rojo de la bandera significaban Libertad, Igualdad y Fraternidad. ParaAuguste era al revés: cuando el profesor le preguntaba qué significaban para él laFraternidad,laIgualdadylaLibertad,Augustecontestaba:azul,blancoyrojo.Unapersonaasíporfuerzateníaqueacabarenelejército.Yenseguidaseconvirtióenelsoldadoperfecto.Obediente,disciplinadoysobretodoentusiasta.Inclusodemasiado:tenía un carácter exaltado, sanguinario, que lo llevaba a protagonizar trifulcas detabernacontracualquierantipatriota.Peroenelejércitofrancésnadieerademasiadofrancés.Sussuperioressiguieronuncriteriohipócrita,yacadaarrestolesucedíaunascenso.

Aloscuarentaañosascendióacoronel.Sushombreslotemían.Suscastigoseranfamosos,ysiempreencontrabanuevosmotivosparaimponerlos.Enciertaocasiónsecruzó con dos soldados roselloneses que estaban hablando en catalán. Féraud losdetuvoylesdirigiólassiguientespalabras,queélconsiderababenevolentes:«Hijosmíos,dentrodevosotroshayunfrancésquepugnaporsalir.Mitrabajoconsisteenayudarlo». Y los castigó con veinte azotes. Cuando alguien le comentaba queaquellos excesos solo podían inflamar el odio de la tropa,Féraud replicaba con suversióndellemadeCalígula:«Quemeodien,siasímeobedecen».

PeroAugusteFéraud topócon ladesgraciaen septiembrede1870,enun lugarllamadoSedán.

Loimpensable.Laderrota.Lahumillación.Franciavejada.Lamañanadelabatalla,elestallidodeunobúslehizoperderelojoyledejóen

lacaradocenasdeagujeroscomodeviruela,aunquemásprofundosycrueles.Peroaquellonoeralopeor.Franciarendidaalosprusianos.AlsaciayLorenaperdidas.Yaún peor, la traición: aprovechando la derrota, los anarquistas de París se habían

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alzado. La patria traicionada y mutilada, como su cuerpo. Nunca había sido unhombre atractivo, pero después de Sedán se convirtió en una especie demonstruopatriótico,unmonstruouniformado,unmonstruoinstitucional.Enciertomodo,fuecomo si la batalla hubiera querido mostrar al mundo la auténtica alma deFéraud-d’Hubert.Porsifuerapoco,senegabaallevarunparcheenelojo.Afirmabaque ver la cuenca vacía aterraba a los enemigos, y que el trabajo de un guerreroconsistíaenaterrarymataraenemigos.¿Porquéibaaesconderse?

Lo primero que hizo al salir del hospital fue participar en la represión de loscomuneros de París. Según muchas fuentes, hasta treinta mil parisienses fueronametrallados por su propio ejército. Féraud lo ponía en duda: su unidad sola eraresponsabledeunoscincomilmuertos,hombres,mujeresy jovencitos.Ynosentíaningún remordimiento. Los prusianos eran enemigos; los comuneros, algo muchopeor:traidores.

Poco después,Auguste cometió una irresponsabilidad, una locura.Reunió a ungrupodesediciososdispuestosaintentarungolpedefuerzaenEstrasburgo.Confiabaen que si ocupaban el ayuntamiento, el patriotismo alsaciano haría lo demás. Porsuerteparaélmismo,sussuperioresdescubrieronelcomplotatiempo.«Estascosashayquepensarlasenfrío,Féraud—ledijeron,comoquienriñeauncrío—.Piensequelosprusianossiemprevanunaguerrapordelantedenosotros».

Reprimenda suave, en efecto.Pero el estadomayor tomabanota de su carácterexacerbado e impetuoso. Sí, todo el ejército conocía a Féraud, su ojo vacío y susmejillas picadas. «La Bestia de Sedán». La Bête. Por otra parte, era el soldadoperfecto,héroemutiladoypatriota incuestionable.«Sinmanchanimácula,nienelescudonienlacoraza»,comodecíanloscaballerosmedievales.Sinhombrescomoél, ¿quiéndefenderíaFranciade los enemigos internosy externos?Losmandosnoquerían castigarlo, pero tampoco podían obviar que tramaba complots. Al finalencontraronlasolución:«Ascendámoslodeunapatadaenelculo».AscendieronalaBestiaageneraldebrigada.Ahorabien,conunnuevodestino.Elmásalejadodelafrontera alemana, lo más lejos posible de Estrasburgo: justo en la otra punta deFrancia,alsurdeTarbes.EnlosPirineos.

YasífuecomoAugusteFéraud-d’Hubert,laBestiadeSedán,recalóenlosPirineos.Pero nada indicaba que fuera a convertirse en el protagonista de la batalla másextraordinaria del sigloXIX francés, y en territorio español. Todo lo contrario. Nosentía ningún amor por su destino. Consideraba España y a los españoles unsubmundo de criaturas turbulentas y pasionales, empobrecidas a causa de unatavismohistórico.Agradecía que existieran losPirineos,muralla y barrera naturalqueseparabalasagradaFranciadelacaóticaEspaña.Almismotiempo,enTarbesse

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sentía como unNapoleón: encerrado en una cumbre en lugar de en una isla, peroigualmenteenclaustrado.

Sinembargo,lejosdeTarbesydelosPirineosestabaproduciéndoseunasumadecircunstancias que acabarían implicando aAugusteFéraud-d’Hubert, laBête, en elcombatemásapoteósicodesuvida,yporlasqueacabaríaconsiguiendolamásaltacondecoracióndelaRepública.Heaquídichascircunstancias.

Las noticias que hablaban de un regimiento perdido en los Pirineos tardaronmuchoenllegaralacapitalespañola,Madrid.Ycuandoporfinsesupoeldesastre,lasautoridadesreaccionaronalestiloespañol:ignorándolo.Alrecibireltelegrama,elministroselimitóamandarloal«archivoredondo»,esdecir,a lapapelera.PeroenEspañatambiénsolíasucederqueelviceministrofueramáseficazyabnegadoqueelministro.YunosdíasdespuésdequeelministrodelEjércitoenviaraeltelegramaal«archivo redondo», el joven viceministro le preguntó alministro qué había pasadocon aquel asunto. Se produjo una animada discusión, en la que el viceministromanifestó su inquietud: algo habría que hacer si medio millar de hombresdesaparecíancomoporencantoenlosPirineos.Elministroserio:¿acasoAndorralehabía declarado la guerra a España? No. En consecuencia, y si no existía ningúnenemigo,soloquedabaunaexplicación:habíandesertado.Lomásprobableeraqueungrupodedescontentoshubieraasesinadoa losoficialesydespuéshubierahuidoaprovechando la proximidad de la frontera. El resto de la tropa debía de habersedispersadopormiedoal castigo.Deserciónmasiva,por cierto,queno le extrañabanada, teniendo en cuenta las deplorables condiciones en que tenían que servir lossoldados.Eljovenviceministrovolvióaprotestar.Elministrohizoquesecuadrara:loqueteníaquehacererareclutaraquinientossoldadosmásymantenerlanoticiaensilencio, o las deserciones se propagarían comouna epidemia.Y, pensándolo bien,¿quéeranvarioscientosdedesaparecidos?EnCubacada tresmesesdesaparecíaelequivalenteamediobatallón,ynadiesequejaba.«Acartonemássulevita,ychitón»,concluyó.

Pero tampoco aquellos sensatos argumentos convencieron al joven y tercoviceministro.AprovechandoqueenEspaña las élites funcionariales tenían lazosdeparentescomuyestrechos,eljovenviceministrosepusoencontactoconelembajadorespañolenParís,queeraprimodesucuñado,yleexplicóelcaso.Casualmente,elembajadorespañolcompartíaamanteconelsuperiordeAugusteFéraud-d’Hubert,elcomandante de la II Región Militar, la pirenaica. El embajador le habló de unaconfusa amenaza para la seguridad de ambos países. El general, receptivo perológicamenteincrédulo,lepidióqueprecisaralanaturalezadeaquellagraveamenaza.El embajador no fue capaz de hacerlo, y allí habría acabado todo el asunto si nohubierasidoporqueenaquellosdíasFéraudrecibióunaextrañavisita.

Un tal Cassian, un indígena de los Pirineos, había insistido mucho en verlo.Llevaba dos cosas consigo: un extraño ingenio, una cámara portátil, y una historia

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aúnmásextraña.Cuandoellaboratoriodelejércitorevelólasfotografías,Féraudlasmiróconsuúnicoojoyexclamó:«Mais…cesontdesdragons!».

No podía ser un montaje. Las primeras noventa y ocho fotografías eranperfectamente anodinas. Pero las últimas dos hablaban de un mundo demasiadohorripilante para que fuera producto de lamente humana. Sobre todo la fotografíanoventaynueve:unaparejaimposible;unadamadeluto,conlamiradatristísima,yun hombre grotescamente vulgar. Y detrás de la pareja de amantes, un muro demonstruos, des dragons. Féraud miró y remiró las fotografías. Incluso su pobreimaginacióndemilitarsesintió tentada,excitadaporel impulsomásprimigeniodelosguerreros:rescataraunabellacautivadelasgarrasdelosdragones.¿Quécréditoobtendría si los derrotaba? No había precedentes. San Jorge había derrotado a undragón,soloauno,noatodounejército.Sí,lagloria.Ydespuésquiénsabía.QuizáelPoder,elPodertotal.YenderezarlapobreFrancia.

Habíaqueestaratentoalosdetalles.ElpropioCassianleexplicóqueteníaunacuenta pendiente con el jefe de los dragones, que se autoproclamaba «rey de losPirineos» y al que odiabamortalmente. Por lo que decía, lo había acechado día ynoche, desde el exterior de la cueva-montaña en la que vivía, con la esperanza dedispararleuntiromortal.Pordesgracia,relatóCassian,cuandoporfinelreydelosPirineos abandonó su refugio, lo pilló vaciando el vientre, y antes de que se dieracuenta su enemigo ya había vuelto a entrar en lamontaña. Pero a la vez salió unhombre,unindividuoagonizantequeleentregóaquellacuriosacámara.Féraudselocreyó:paraunmilitar,elargumentodelavenganzasiempreeraplausible.Cassianseofreció como guía autóctono: llevaría al ejército francés hasta la montaña desdragons.AcambiosoloexigíaserélquienajusticiaraalreydelosPirineos.

Féraudremitióuninformeasusuperior.Alleerlo,elcomandantedelaIIRegiónMilitar no supo qué hacer. Todo era demasiado fantástico, y a la vez habíademasiadosindiciosdequeenlasalturaspirenaicasestabaincubándoseunaextrañaamenaza.PorquealasadvertenciasdelembajadorespañolahoraseañadíaelinformedeFéraud,imágenesincluidas:lafotodelaparejaylafotonúmerociendelaKodak,en la que se veía a un hombre rodeado de criaturas delirantes, imposibles, peroperfectamenteretratadasporelartefotográfico.Demasiadascoincidencias.Despuésdedudarunmomento,elhombreenvióun telegramaaFéraud.Eraunaordenmuyelástica,porquedecía:«Movilícese».

Ya lavez,paracubrirsuresponsabilidad,añadíaunhipócrita:«Si loconsideranecesario».

Hipócrita, sí, porque el comandante sabía muy bien que ordenarle a AugusteFéraudquenoatacaraeracomopedirleaunpezquenonadara.

Alleerlo,Féraudsefrotólasmanos.¿Movilizarse?Maisoui,ilfaut!Combatiríaaaquel enemigo fantástico con todos los recursos a su alcance. Armado con eltelegramadelEstadoMayor,FéraudreunióenTarbestresbrigadaspirenaicasbajosumando. Casi mil soldados perfectamente avituallados. Y con un añadido: cuatro

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carrosconelcontenidoescondidobajogruesaslonasblancas.Cuandolosoficialeslepreguntaban qué había debajo de las lonas, Féraud contestaba con una sonrisaenigmática:«Unacosa,señores,queen1870yateníamosenelarsenal,peroqueelEstadoMayornoconsiderónecesarioemplearcontralosprusianos».Estavezsíquela utilizarían. Esta vez les dragons no se enfrentarían con unos pobres soldaditosespañoles,mal armadosypeor comandados.No.Loque estaba apuntode caerlesencimaeratodoelpesodelamaquinariadeguerrafrancesa.Yalfrenteuncerebrosinescrúpulos,uncomandanteeficiente,brutalysegurodesímismo,conunsoloojoyunacaraametrallada:AugusteFéraud-d’Hubert.LaBête.

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E

CAPÍTULOXXII

TRISTÍSIMOYDESOLADORFINALDEMAILÍSENLAMONTAÑAAGUJEREADA

lmismo día en queAuguste Féraud-d’Hubert recibía la orden de ponerse enmarcha, Mailís vivía sus últimos momentos de cautividad en la Montaña

Agujereada.Unassemanasantes, lanocheenqueacabóenbrazosdeRic-Ric,Mailíscreyó

quehabíaencontradounaliado imprevisto: el amor.EnseguidavioqueRic-Ricnoera un amante tan rudimentario como podía parecer. En la espalda, una cama demusgo;encima,aquelhombre,y,másarriba,lacúpularocosadelpicodelamontaña.Ylosfungus:docenasydocenasdefungusllenandolahabitación.Hacíantorresdecuerpos babosos que rodeaban a la pareja y la observaban con ojitos que parecíanbrasas amarillas.Monstruos boquiabiertos,monstruos confusos: percibían el placerque la pareja experimentaba, un placer desconocido para ellos.Mailís notaba queentre los monstruos crecía la curiosidad, seguida de desconcierto y frustración.Chiquitíneraelquemostrabamáscuriosidad,yensuesfuerzoporentenderelplacerhumano,poraprehenderlo, seacercaba tantoa losamantesque frotaba loscuerposdesnudos.Ric-Ric,sindejardefornicar,ledabaungolpeenlamandíbulainferior,lamásprominente,comosifueraelmorrodeunperro,yseguíahaciendoelamor.

Entrecoitoycoitoellalloraba.LeexigíaquevolvieraaexplicarlelamuertedelViejoydeAlban,sobretodoladeAlban.Él,contraloquesehabríapodidoesperar,la satisfacía con relatos pacientes y detallados, tranquilos, pese al auditoriomonstruoso que los encapsulaba en la cama demusgo. Siempre lamisma versión,sincerayverdadera: nopudohacernada, porque cuando llegó alostal ya se habíaconsumadotodo.EncontróalViejomuerto,juntoalmuro.Aloírlo,Mailísredoblabaelllanto.Tumbadaenelcolchóndemusgo,MailíscogíalacaradeRic-Riccon lasdos manos y le pedía que continuara. ¿Y Alban? No, Ric-Ric no había visto elcadáver. Pero todo le llevaba a pensar que estaba en la barriga de Tuerto.Seguramentehabíaintentadohuirporelpradoquerodeabaelostal.Nuncalohabríaconseguido, nunca habría podido escapar de un fungus.Mailís, desolada, buscabaesperanzasvanasenaquellaescena:¿deverdaderaimposiblequeAlbanconsiguierahuir?Ric-Ricadmitíaunextremo:enaquellacasahabíapasadoalgoraro,nosabíaelqué. Pero no quería inducirla a creer en imposibles, y cuando ella volvía a llorar,volvíaahacerleelamor.

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Sepasarondíasencerradosallídentro,haciendoelamorrodeadosdeparedesdemonstruosescrutadores,casisinsalirdelacamademusgo.Peronopodíanvivirasíparasiempre.

Elamordelaparejahabíahechoquelosfungusconstataranlaexistenciadeplaceresquesiempreestaríanfueradesualcance.Alparecer,aquellocontribuyóasublevarlosaúnmás,afomentaryacelerarunaoposiciónqueyaexistía,peroquehastaentoncesnuncahabíaexcedidociertoslímites.Lossignosdedesintegraciónerancadavezmásvisiblesymásescandalosos:losfungusyasoloobedecíanaRic-Riccuandolesdabalagana.Avecesinclusosenegabanaacatarórdenestansencillascomollevarleunabotelladevincaud.Oaúnpeor:undíaledejaronenlasmanosunabotellavacía.Eraevidentequeaquelloeraunsignoominoso,elfinoelprincipiodelfin.PeroloúnicoquehizoRic-Ricfuequedarsemirandolabotellavacía,comounHamletborracho.

MailíscaptóloscambiosmuchoantesqueRic-Ric.Yanocaminabatranquilaporlospasadizosdeaquelmundocavernoso.Anteslosfungusnuncalatocaban,comosituvieranunsextosentido,alamaneradelosmurciélagos,paraeludirsucuerpoconuna habilidad fantástica. Ahora, una especie de crispación flotaba en el aire de laMontañaAgujereada; los fungus chocaban con ella, amenudo bruscamente, comodiciendo«apártate».Enunpardeocasionesinclusolahabíanhechocaersedeculo.

MailíshabíaentradovoluntariamenteenlaMontañaAgujereadaparasalvarasusvecinos,pero,conAlbanmuerto,sudeterminaciónperdíasentido.Además,yestoeraaún más determinante, estaba claro que el dominio de Ric-Ric sobre los funguspericlitaba.Hasta entonces la figura deRic-Ric había contenido a losmonstruos yhabíaevitadoqueaniquilaranlavidahumanaenelvalle.Perosiyanoeraasí,¿dequéservíaseguirprisionera?

Una noche,mientras hacían el amor,Mailís aprovechó la proximidad entre suslabiosylaorejadeélparamusitarlealgo.Él,sorprendido,detuvoelmovimientodecaderas. «No, no te pares», le dijo ella: quería aprovechar que los fungus estabanabsortosnotandoelplacerquesentíanparasusurrarleunplandefuga.Ynoeraunplanestúpido.

ElgranventanalqueMailíshabíaordenadoabriralosfunguslespermitiríahuirmontañaabajo.Ellasolanuncapodría:elprimertramodeldescensoeracasivertical,unarocapeladaysinasideros.Peroahoralosfugitivoserandos.Podíanfabricarunacuerda y ayudarse el uno al otro. Solo tendrían que ganar tiempo bloqueando lapuerta.Apropuesta deMailís,Ric-Ric había ordenado a los fungus que saquearanmueblesdelaVella.Habíanvueltoconunpardearmariosgrandes,muyútilesparasu propósito. Los dos amantes colocarían aquellos grandes volúmenes detrás de la

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puerta.No resistiríapara siempre,pero tampocoeranecesario: solonecesitabanunmomentoparadescolgarseporlaroca.Despuéspodríandeslizarseyhuirdelvalle.

Pero aquíMailís no tenía en cuenta un aspecto fundamental: la perspectiva deRic-Ric.

¿Huir?Quizá sí. Pero ¿adónde? Elmundo entero le había declarado la guerra.Además,alescaparseperderíaloúnicoquelavidalehabíaregalado:losfungus.Enefecto, el desprecio de los monstruos y aquella revuelta emergente, cada vez másmanifiesta,demostrabanquesupodersiemprehabíasidounailusión.Pero¿quéhaymás fuerteyabsorbentequeuna ilusión?Élnoseoponíaalplande fuga,peroeraobvioqueaúnledabavueltas.EsprobablequeunaexposiciónrazonablementelargadeRic-RicalosabrazosyargumentosdeMailíshubieraacabadoconvenciéndolo.

No, el problema entreMailís yRic-Ric no fueron las dudas de él. Lo que losdistanció, y al final causó la ruptura, ni siquiera fueron los fungus. Fue un horrormucho más simple: el hecho, irrefutable, de que no hay pasión que resista laserosionesquegeneraelpeorenemigodelamor:laconvivencia.

Paraél, igualqueparaella, laprimeranochequepasaron juntos tambiénfue lacimade su vida amorosa.Unavez iniciada la intimidadmutua, parecía lógicoquedurmieranjuntosenlahabitacióndedebajodelacima,muchomásamplia,aireadayluminosa.Y apta para la fuga. Pero el día después de haber hecho el amor, el díasiguientemismo,ellaempezóaconstruirunordennuevo.

Siempresehabíanhabladodeusted.Ric-Ricnuncaolvidaríalaprimeravezquelotuteó.Fuealescupiralsuelounabolitaensalivadadetabaco.Mailísledijo:

—Nohagaseso,porfavor.Él se excusó: ensuciaba el suelo solo porque no encontraba la escupidera. De

hecho, ninguna de las tres escupideras de piedra que tenía diseminadas por lahabitación. Ella, con una sonrisa, le precisó que no las encontraba porque habíaordenadoalosfungusquelasretiraran.Lastres.Él,confundido,lepreguntódóndeteníaqueescupir,sinescupidera.

—Noescupas.Mailís dulcificó el dormitorio. Encima de la granmesa hecha con el tocón de

robleaparecieronramosdeflores,quelosfungusle trajerondelexterior.Esosí:selastrajeronenteras,contalloyraíces.NoprohibióaRic-Ricbebervincaud,porquesabíaqueeraimposible,peroselorecriminabaveladamentecadadosportres,cosaqueaél losulfuraba.Élnuncasehabíapreocupadode lasbotellasvacías,aquellasbotellas de vidrio verde. Cuando se acababa una, simplemente la tiraba. Y así, entodoslosrinconesdelaMontañaAgujereadahabíabotellasesparcidas.Lostúnelesypasadizos, las curvas, las grandes salas interiores e incluso las escaleras de piedra.Hasta que un día empezaron a desaparecer. A veces, Ric-Ric veía a algún fungusrecogiendobotellasverdes.Noteníaquepreguntarquiénselohabíaordenado:noeraidiota,veíaqueMailísmanipulabasusespaciosysusobjetosparaquemodificarasuactitudysushábitos,yaquellolocrispaba.

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Nunca había soportado ni acatado disciplina alguna. Detestaba el orden de loshombres, cualquier orden. Pero, fuera adonde fuese, siempre aparecían normas ycontroles, reglas y autoridades, leyes y leyes y más leyes. Hasta que llegó a losPirineos.Porfintuvoundominiopropio.Primerosucaunaydespuésunamontañaentera.Perode repenteaparecíaunamujery ledecíaque teníaquebebermenosyquenodebíaescupirenabsoluto.

Loqueempezócomounadiscusiónmenorfueagravándose,noporquesubieradetono,sinoporquenoseacababanunca.Éladorabaelcuerpodeella,desnudarlasobrelienzos de musgo. Sí, qué maravilla. Mailís entregada al placer: su pelo melosoesparcidoporelcolchónverde,lavisióndesulargocuello,tensadoporelamor.Perolacuestióneraqueélsiemprehabíavividolibre.Hastaquellegóella.Ynoledejabatenerescupideras.

Undía,undíaterrible,Mailíssediocuentadequeélnuncacambiaríadeactitud.Que seguiría comportándose como un puerco sin conciencia. El amor de él estabaenterradobajounacapadereprochesydedesconfianzasmalhumoradas.Aveceslamirabade reojo.Él, suamante.Cuando lamirabaasí, ella sentíaundesconsueloyunasoledadinfinitos.Comosisualmafueraunmuñecodepapel,ylamiradadeél,unas tijeras. Todo aquello la llevaba a un callejón sin salida. Sin él no podría ir aningúnsitio,porquelafugarequeríacuatromanosyporqueellaaúnloquería.

Loquesiguiófueunasumadedíastanoscuroscomolasnoches.Nodejabandediscutir y de gritarse.Aparentemente por la escupidera, aunque aquello solo era lasuperficiedelconflicto.Erandosalmasenpena,vagandoporlimbosderocanegra,incapaces de expresar el amor que sentían el uno por el otro ni de reavivarlo. Yrodeadosdefungus,vigiladosporfungus,pormilojosdeunamarillorefulgente.

Eldíaenquellegóelfotógrafo,suamorsoloeraunrecuerdoviejoyperdido.LoquemásofendióaMailísfuelamiradadelfotógrafo.Unosojosexternosquehacíanevidente su degradación, que reflejaban hasta qué punto ya no era prisionera deningunamontaña,deningúnmonstruo,sinodeunamorfracasado.Hizoloúnicoquepodíahacer:«Alertealasautoridadesfrancesas»,leimploró.

Pocodespuésdequeelfotógrafosemarchara,Mailíshizounúltimointentoparaque Ric-Ric abriera los ojos. Lo urgió a tomar la decisión de huir. Pero siempreestabademasiadobebido.

—Sinuncatienesunmomentodelucidez,nuncasaldremosdeaquí—ledecía.Cuando sedio cuentadeque era inútil, cambióde estrategiay lo enfrentó a la

revueltadelosfungus.—Yanoteobedecen,¿notedascuenta?—ledijoundía.Aélleofendíaqueellacuestionaraloúnicoquelequedaba,sumenguantepoder

sobrelosfungus.Mailísloretó.—Siloscompañerosaúntehacencaso,¿porquénolodemuestras?—yañadió

—:En laparte superiorde lamontañahayunahabitación,unagrutaexcavadapor

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ellos, donde guardan una cosa sin que lo sepas. ¿Quieres saber qué es? Es muysencillo:siaúnteobedecen,hazquetellevenallí.

CuandomantuvieronestediálogoeramediodíayRic-Ricaúnnosehabíabebidoni dos botellas de vincaud. Llamó a Chiquitín. Pero este, que entendió suspretensiones, se metió entre las tinieblas como un ratón naranja. Ric-Ric se rio,sarcástico.

—Chiquitínymalnacido.Señalóaotrofungus,unocualquiera,yledijo:—Tú,acércate.Peroestetambiénhuyódeél.Entoncessedirigióaungrupodefungus:—Eh,vosotros,niñitastraviesas,¿dóndeestáis?Todosescaparoncorriendo,reptandooescalandoparedes,comositemieranestar

allícuandoRic-Ricdescubrieraloquehabíaenaquellahabitación.EntoncesRic-Ricsacó el Lefaucheux y recorrió los pasillos oscuros disparando al aire, bramando ytachandoalosfungusderazacobardeylamentable.

—¡Nopiensotolerarsecretospequeñoburguesesenmirepública!—bramaba.Ya no lo obedecían, pero aún no lo desacataban. Era como una especie de

emperadorromano,viejoydecadente,peroqueaúnconservabafuerzasuficienteparaaterrar a sus súbditos. Recorrió pasadizos, plataformas y estancias lúgubres comoruinasabandonadasdesdehacíamilaños.Subióybajórampasyescaleras,cadavezmásairado,hastaque,porpuroazar,descubrióaChiquitín,escondidoenunagujerode la roca. Ric-Ric lo sacó de allí cogiéndolo del cuello, lo levantó un palmo delsueloyproclamó:

—¡SoyRic-Ric,ymellevarásadondeteordene!Ylohizo.Atemorizado,conelcinturóndeRic-Ricatadoalcuellocomolacorrea

deunperro,Chiquitínloguiohastaaquellacavernasuperior.Entraronlosdos.Lo que había allí dentro eran todas las botellas de vincaud que Ric-Ric había

consumido desde el principio de las excavaciones en la Montaña Agujereada.Pirámides de botellas de vidrio verde, que los fungus habían almacenado allícuidadosamente. Unos agujeros en el techo dejaban entrar rayos de sol que sereflejabanenelvidrioverdecomosilasbotellasfuerantopaciosmalolientes.Inclusohabíamoscas,atraídasporlosrestosdeazúcar.

El propósito de Mailís era evidente: que al ver aquella fantástica cantidad devidrio, de recipientes vacíos, Ric-Ric fuera consciente de su dipsomanía. Queentendieraporfinqueellicorsololeservíaparaevadirsedelarealidadyque,sinoloafrontaba,losfungusacabaríandevorándolos.ComohabíanhechoconAlban.Pordesgracia,consiguióelefectocontrario.

Duranteunbuenrato,Ric-Ricmiróaqueldepósitosecreto,lasbotellasvacías,elvidrioverde.YalfinalledijoaChiquitín,concalma:

—La señorita Mailís siempre ha estado aquí contra su voluntad —y acontinuación añadió, como si de repente lo invadiera la desmemoria—:Por cierto,

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¿cómollegó?¿Quiénlatrajo?ElpechodeChiquitínemitióunsentimientoqueRic-Ricconocíamuybien,una

emociónquequeríadecir«Tú».Élsefrotólanucaconunamano.—¿De verdad?Ah, sí, claro—y entonces pronunció las siguientes palabras—:

échala.¿Por qué lo hizo? ¿Por resentimiento? ¿Porque detestaba que ella limitara su

libertad?¿Oporquesabíaquelainsurreccióndelosfungusyaerainevitableyqueríaprotegerla?Encualquiercaso,Chiquitínsesintiómuyfelizderecibiraquellaorden.Saliódelagrutadelasbotellasvelozcomoelrayoymásvivoqueelfuego.Setopócon Mailís en el piso inferior de la Montaña Agujereada, y al verla empezó aempujarlaporlascaderas.Mailísnoentendíanada.

—¡Quieto,quieto!—leordenó,peroChiquitínnolehacíacaso.Todoslosfungusseconcentraronalrededordelahumanaydelpequeñofungus,

inexorable en sus empujones demil dedos. Ella lo señaló con su dedo índice.Nosirviódenada.Mailíscayóalsuelo.

—¡Oh!De rodillas, observó que las paredes estaban llenas de fungus que la

contemplaban emitiendo una emoción nueva.Aveces habíanotado aquel vocablo,cuando reñía aChiquitín, peronuncahabía entendidoqué significaba exactamente.Ahorasí.

Sepusodepiemirando la turbade fungus.Por fin entendía aquel término: erarisa. Una risa de multitudes que la escarnecían, que se burlaban de ella y de suridícula situación, expulsadavilmente, comoundetritusyporordendelhombrealque amaba.Chiquitín era el quemás se reía.Aquella era suvictoria.La empujabahacia la salida de la montaña, pero lo hacía despacio, saboreando la venganza,acompañado por cientos de espectadores. La risa de los fungus era una emociónaguda,queacompañabanconchirridosdepuertamalengrasada.

—¡Ric-Ric!—gritó—.¡Ayúdame!Pero Ric-Ric no apareció por ningún sitio. Chiquitín siguió empujándola hasta

quesalieron,ycuandoestuvieronfueralahizocaer,leenroscólalargalenguaeneltobilloytiróconfuerza.

Todoslosfungussalierondelamontañaparadisfrutardelaescena,parareírsedeella,delahumanapresuntuosaqueloshabíasometidoaescrutinio.Reíansinpararysemofabandeella.ConloquenocontabaneraconqueMailíssepusieradepie,sesecara las lágrimas y diera un paso adelante. Señaló a Chiquitín con su dedo deprofesora y, en una mezcla de idioma fúngico y humano, dijo en voz alta unaspalabrasterribles,quesignificabanmásomenosesto:

—Hevividoentrevosotros,yporesopuedohablarconconocimientodecausa.Ydebodecirquetenéismuchascosasbuenas.Soisunacomunidadsinnecesidades,nonecesitáisni techonialimento.Unpocode lluviaosalimentayossatisface,noosafectannielfríonielcalor.Vuestrolenguajeesúnico:utilizáisemocionesallídonde

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los hombres emplean palabras. Estáis comunicados entre vosotros como lo estántodos los mares del mundo. Sí, todos sois hermanos, y en consecuencia habéissustituido la política por la fraternidad.Todo esto es buenoy loable—peroMailíssiguió,consuarrogantededoíndiceseñalandolacaradeChiquitín—.Sinembargo,vuestrosdefectosy limitaciones son tanobvioscomo irreparables.Estáis atrapadosenunaactividadfrenéticaydesmesurada.Hacéisyhacéis,ysihacéis tantosoloesporquenopodéisnohacer.Vuestraactividadalocadanoaportanada,nialmundoniavosotros.Construíspuentesparacruzarríosquenoutilizáis,levantáisatalayasdesdelasquenuncamiráiselhorizonte,y siundía llegaraisalmar, construiríaispuertosabsurdísimosdesdelosquenuncazarparíaunanave.Nopodéiscrearnadaadmirable,útil ni beneficioso—y, por si no bastara, remató su discurso con estas palabras—.Vuestrocerebronosabehacermetáforas.Enconsecuencia,osperderéisunode losgrandes gozos de la vida: la poesía. Sois criaturas apoéticas. Esta es vuestradesgracia.Nuncaentenderéisniunplanoniunpoema;niunautopíapolíticaniuncredoreligioso.Comovuestrocerebronopuededormir,vuestraalmanopuedetenersueños.¡Oh,pobresfungus!Vuestrosojossolovenlascosastalcomoson,nadamás.Esta es vuestra condena, dolorosísima: vuestra naturaleza os obliga a vivir en elmundo real, a nover nadamásque la realidad. ¡Oh, pobres fungus! ¡Las criaturasmásdesamparadasdetodoeluniverso!

Lasrisasdelosfunguscesaron.Mailíshabíaconseguidorevertirladireccióndelaofensa.Ahoraeranelloslosquesufríanunmalestardifuso.SobretodoChiquitín,elmásalocadodetodos.Yenseguidasupoporquémotivoaquellaspalabraserantanhirientes:porqueeranverdad.

ElodiohizoqueelpequeñocuerpodeChiquitínempezaraatemblar.Laspupilasse le dilataron como las de un gato y ahora llenaban toda la esfera amarilla de uncolornegrobrillante.OdiabaaMailís,sí,porloquedecíayporotromotivo.

EllanoeraconscientedeldolorquehabíainfligidoaChiquitín.AntesdequeellaentraraenlaMontañaAgujereada,losfungusnosereían.Sinsaberlo,habíasidoellalaqueleshabíahechodescubrirelhumor:eldíaenquediolosprimerosgolpecitosdecastigoenlacabezadeChiquitín.Desdeaquelinstante,elpequeñofungushabíasufridoelmáscrueldelosmartirios:serobjetodelaburladetodoslosseresconlosquecompartía la existencia.Sí, aquella era la sensacióncolectivaqueMailíshabíanotado,peroqueno identificaba: la risa.Y las risas lehabíanhechoaúnmásdañoqueloslatigazosdelenguasviscosas.

Chiquitín temblabadeodio.Eracomosielcilindrodesucuerpecitocontuvieramilgatosfuriosos.Ycuandoyaparecíaqueestabaapuntodeexplotar,hizoaquello:proyectó la boca hacia delante tan rápidamente que los ojos deMailís ni siquierapercibieronelmovimiento;lasmandíbulassecerraronsobreeldedoíndicedeMailís,aúnextendido,ylastreshilerasdedientesseloarrancaron.

Mailíscayóderodillas,ahoraconungritoagudo.Lasangrelebrotabadeldedocortado como de una tubería reventada. Un chorro de sangre le manchó la falda

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negra,elvientredelvestidoylasdosmangas.Todohabíasidotanrápidoquellorabamásdesustoquededolor.

Lamultituddefungusseretiróyentrólentamenteenlamontaña.Chiquitínaúnsequedóunosinstantesallí,plantadodelantedelahumanaheridayarrodillada.Ellanuncaentenderíaeldolorquelehabíacausado.Antesdequeellallegara,Chiquitíneraun fungusmarginado; apartirdelmomentoenqueMailís entróen laMontañaAgujereada, se convirtió además en el hazmerreír de sus hermanos. Chiquitín sequedóallí,acercandolabocaalacaradelamujercaída,masticandoeldedo.Queríaasegurarse de que ella veía cómo lo trituraba con sus dientes de espinas y se lotragaba.Despuéssegiróysemetióenlamontaña.

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S

CAPÍTULOXXIII

FEROCIDAD DE FÉRAUD, QUE ASESINA Y DECAPITA A TODOS LOS FUNGUS QUE SEINTERPONEN ENTRE ÉLY LAMONTAÑAAGUJEREADA. LOS FUNGUS TOMAN LA SUPREMA

DECISIÓNDELIBERARATUERTODESUOSTRACISMO

inembargo,aaquellasalturaslosproblemasdeChiquitínconMailíssoloeranuna porción ínfima del conflicto entre los fungus y los hombres. Porque el

mismo día en que expulsaron a Mailís de la Montaña Agujereada, los fungusrecibieronunanoticiataninesperadacomohorripilante:otroejércitoseacercaba,estavezdesdeelnorte.Unejércitomuchomásnumerosoypoderosoqueelde laGranBatalla. Más hombres, más animales, más carros y cañones. Y cuatro misteriososcarruajes que transportaban algo escondido debajo de unas lonas blancas. LaconmociónfuegrandiosaypusodemanifiestoloqueMailísyahabíavisto:queparalosfungusRic-Ricyanoexistía.

Estavez,adiferenciadelaprimerabatallacontralossereshumanos,Ric-Ricnosubióaningúnpúlpitoderocaagalvanizarlos.Ypordosmotivos.Elprimeroeraquelos fungus ya vivían de espaldas a su antiguo amo y lo ignoraban como si noexistiera,comosinuncahubieraexistido.LotratabancomohabíantratadosiemprealaOcaCalva,a laquenoledeseabannielbiennielmal.ExpulsaraMailísfuelaúltimaordenquehabíanobedecido,yporqueellosquisieron.Yel segundomotivoeraque,desdelaexpulsióndeMailís,Ric-Ricvivíaenunaespeciedeestadoetílicopermanente;casinosemovíadesucuarto.Devezencuando,ebrio,salíadeaquellahabitaciónsuperior,solohastaelrellanodepiedraprevioalvacío,ydesdelaalturalanzababramidosguturalesyostentososquesedispersabanpor losespaciosvacíosdelamontaña:

—¡Tuerto!¿Dóndeestá?¡Quevuelva!Peronadie lehacíacaso.YRic-Ric,desdeallíarriba,mirabahaciaabajo,hacia

los huecos de lamontaña, como si no acabara de creerse que los fungus ya no leobedecían.

El único que se mantenía cerca de él era Chiquitín, y solo porque los demásseguían sin tolerarlo. Se quedaba a la cabecera de la cama deRic-Ric porque losdemás no lo querían y porque intuía que los sueños ocultaban algo importante, unsecretoqueloshombreshabíanbuscadodesdehacíamilaños,desdelostiemposdelguerreroFilomeno.Aveces,acostadoenlacamademusgo,Ric-Ric,elhombreque

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había comandado legiones fúngicas, el hombre que había atemorizado a la razahumanaylahabíaexpulsadodelvalle,mirabaaChiquitínyledecíaconvozrota:

—Tuertomeapreciamucho,¿sabes?Oh,sí,elinviernopasadopasamosmuchasnoches juntos hablando del Ideal. Siempre tenía cara de niño triste. Es un buencompañero.

Así se hunden los grandes imperios,más por putrefacción que por cataclismo,más por dejadez que por agresiones y violencia. Roma no cayó por una invasiónbárbara.No.Elúltimoemperadordejódeserlopocoapoco,perdiendoacatamientos,dominiosyatribuciones,hastaqueundíayanoloobedecíanadie.Aunasí,durantemucho tiempo, y gracias a la inercia de las cosas, el último emperador siguiógobernando o fingiendo que gobernaba, y los esclavos siguieron fingiendo que loobedecían.Hastaqueundíaunbárbaro errante lomiró fijamentey le dijo al oídoestaspalabras:«Veteacasa».Yelúltimoemperador,naturalmente,sefue.

Cuandoseenterarondequelossereshumanosatacabanporsegundavez,losfungussufrieron una conmoción, en efecto, peromuda.Chiquitín, desde la habitación deRic-Ric,lonotó.LoscientosdefungusquehabitabanlaMontañaAgujereadadejaronde trabajar,hecho insólito.Se reunieronen lagransalade labase, juntoscomounsolo cuerpo formado por cien mil extremidades irregulares, apáticos ydesconcertados. Sabían que se acercaba un gran peligro, pero no sabían cómoenfrentarseaél.Mailísya se lohabíaadvertido:«Soiscriaturas sin imaginación,yporesonuncaseréisrivalesparaelgénerohumano,queundíaosexterminará».Yasísequedaron,quietosyagrupados,dubitativosytemerosos,paradoscomounbosquederaícesestúpidaseinapetentes,mirándoseunosaotrosconsusojossinpárpados.YasísiguieronhastaqueChiquitínsaliódelahabitacióndeRic-Ric.

Miró hacia abajo, a la base de la Montaña Agujereada, y vio la gran salaabarrotada de fungus.En aquella posición, en el vértice superior, se le ofrecía unavisióndecabezasesféricas,nerviosasya lavezsin iniciativa.Vioaquellamultitudcompactadecuerposunidoscomounaesponjagigantescayamorfa,ydescendiólascincuentaydosplantas.Seplantódelantedeaquellamasafúngicaygritó:

—¡Noslanzaránaunagarganta!La garganta. ¿No lo entendían? ¡Los humanos los lanzarían a una garganta!Él

habíacaídohacíamuchotiempo.Elpozoinfinito,elvacío,elhorror.Chiquitínabriódesmesuradamentelaboca.

—¡Lagarganta!¡Lanzaríanatodoslosfungusaunagujerosinfondo,aunagarganta!Pero los congéneres de Chiquitín semantenían agrupados y apáticos como un

rebaño de corderos bajo la lluvia. Porque los fungus entendían perfectamente el

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problema,peronosabíanquéhacer.QuizáporesohabíanobedecidotantotiempoaRic-Ric, porque en ellos el instinto de sumisión era mucho más fuerte que el depoder.Fungus:criaturassinimaginaciónyquenosabíanleermapas; losfungusnoplanificaban,nodecidían.

SegirarontodosparamiraraChiquitín,comosielhechodehaberlosinterpeladoleconfirieraalgúnprotagonismo.Peroélestabatandesconcertadocomolosdemás:éltampocodormíanisoñaba;dehecho,eraelmáspequeñodelosfungus,nuncaseatreveríaaabordaralgo tancomplejocomoplanificarbatallas.Peroahora todos lorodeaban,loconminabanaactuaryleexigíanunarespuesta.«Eresunfungusraro—veníanadecirle—,piensascosasraras,yenconsecuenciaquizátengasalgunaidea».Los demás se iban agrupando a su alrededor,Chiquitínnotaba que le dirigíanunainsólita mezcla de amenazas y esperanzas. Al final, presionado por todos suscongéneres,exclamó:

—¡QuevuelvaTuerto!Durante un segundo fue como si los quinientos fungus contuvieran el aliento.

Después,milojosamarillosseagrandaron.—TuertonoshizoganarlaGranBatalla—siguiódiciendoChiquitín—;élsabrá

cómoderrotarlosotravez.Ric-RichabíacondenadoaTuertoavivirrecluidoencasadeMailís.Decidieron

mandaralpropioChiquitínabuscarlo.Alfinyalcabo,laideadequevolvierahabíasidosuya.«QuevuelvaTuerto».Chiquitínnoseesperabaaquelencargo.Noqueríair.¿Ysiporelcaminopasabaalgo?Todosloacusaríandelfracaso.Asípues,replicó:

—No,quevayaotro.Perolosfungusseenfrentaronaél,yensuidiomadeemocionesentrelazadasle

dirigieronlassiguientespalabras:—Hazloquetemandan.Eraelmáspequeñodelosfungus,nopodíaoponerseaunadecisióntanfirmey

tancompartida.Aunasí,asustado,buscóunsubterfugio.—Loshumanosyaestándemasiadocerca—dijo—,nollegaréatiempodeavisar

aTuerto.Pero los dos fungus que solían hacer de porteadores del palanquín deRic-Ric

intervinieron:—Nosotrostellevaremos,másvelocesqueelrayo,másvivosqueelfuego.Ylamultituddefungus,exacerbada,alzóaChiquitínporencimadesuscabezas.—¡Ve! ¡Ve y vuelve con Tuerto! —le decían—. Ganaremos tiempo para ti,

aunquetengamosqueinmolarnos.¡Ve!¡VeahorayvuelveconTuerto!«QuevuelvaTuerto».Yentretodosmetieronalpequeñofungusenelpalanquín.A través de las rendijas de ramitas rotas, Chiquitín veía a cientos y cientos de

fungus, ahora excitados por la proximidad de la batalla, con la cara hacia arriba,proyectando las largas lenguas fuera de la boca, sacudiéndolas en el aire yhaciéndolas chasquear. Lanzaban unos aullidos desconocidos en la naturaleza que

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subíanporlasalturasinterioresdelamontaña.Unaespeciedegritodeguerraanimal,colectivo.Erancomolaencarnacióndelatierra,delbosque.Ydabanmiedo.

Entretanto, el ejército de Auguste Féraud-d’Hubert avanzaba a paso firme endirecciónalaMontañaAgujereada.

Féraudibaenlavanguardia,acaballo,conCassianallado:elImperioromanoyaconocíalautilidaddelosauxiliaresindígenas.Sololosprecedíanungrupodezuavosapie, consuspantalonesbombachos, susgorrosdeFezconborlay susorgullosasbarbasmusulmanas.LoszuavosadorabanaFéraudporsuvalentíamilitarysufaltadeescrúpulos,yencorrespondenciaaaquelladevociónél los teníacomogarde decorps.

Lapesadacolumnasemovíaporuncaminodemontaña,lentaperosegura.Unasenda sin duda estrecha: a la izquierda, un terraplén de unos tresmetros de altura,cubierto de bosque espeso, árboles y arbustos. Y por allí irrumpió la criatura: unvolumenimprevisto,unasformasinimaginables.

Hasalidodeloaltodelterraplén,parecequevuele.No:saltaconlosbrazosylaspiernasabiertos.Caesobretreszuavos,justolosqueprecedenalcaballodeFéraud.Elmonstruoperforalacarnecongarrasganchudas,torcidascomohoces.Alzaunoslarguísimosbrazosdecarneflexible,sieteuochobrazos,ycadavezsiegaauno,dos,tres soldados.La sorpresa es tal quehombresy animales tardanen reaccionar.Lasmonturas se alborotan y cocean, huyen atropellando a los hombres y volcando laimpedimenta.Lesdragons,lesdragons!Confusión.Elcaos.

Eldragón segiraymuerdeelmorrodel caballodeFéraud.LaBête se caedelcaballo.Aquellaaccióninmovilizaporunmomentoledragon,quemientrasremataalcaballorecibelosprimerosdisparosdelaguardiapersonaldeFéraud.Peronoloabaten.Elmonstruopegaunosgritosterroríficos,desesperados.Esdospalmosmásaltoquelossoldadosquelorodeanyselanzacontratodos,conlosmiembroscomountorbellino.Lopinchan,logolpeanyledisparan.Élembiste,rompeelcírculodeuniformesquelorodeayatraviesacuerposyfusilesconlamismafacilidad.Mata,noremata,sigueadelante,atacatodalacolumna,cortayfulminaahombresymulasporigual. Imprevisible, de repente se detiene y vuelve atrás. Delante de él está elcomandante enemigo, caído, que desenfunda la espada. Si no fuera porque esimposible,sediríaqueledragonreconocea laBêteguiadoporun instintoatávico,comouncazador reconoceel líderdeunamanadade lobos.Todovamuydeprisa:aunque herido por diversos disparos, el dragón se abalanza hacia Féraud, al queapenas leda tiempoaponerseenpie.Porsuerte,cuando ledragonestáapuntodeherirloconveinteextremidades,Cassianledisparalosdoscañonesdesumagnífica

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escopeta.Dosbalasdegrancalibre,enmediode lacabeza.Elagresorcaemuerto,ahorasí.

Elgeneralysushombresobservanelcadávertendidomientrassediluyeelhumode loscañones.Sinosesorprendierannoseríanhumanos.Unhorrormudorecorrelasfilasdesoldados,deartillerosydejinetes.¿Conquéseenfrentan?Esuncuerpoinverosímil y grandioso: abatido, casi tapona el estrecho sendero. Los miembrosadoptan formas imaginativamente satánicas, con la cabeza alargada, plana ypoderosa,ylosojosominosos.Elcadáverdeldragónintimida:monstruosdecasidosmetrosdealtura,congarrasvegetales,ojillosdetiburónymanosypiesramificadoscomo el pelo de laMedusa.Almomento retoman lamarcha. Pero lo hacen en unsilenciocompungido.

Lalargacolumnaextremalasprecauciones.Lossoldadosavanzanmásdespacio,atentosalasalturasdelterraplényconlasarmasapunto.Nolessirvedenada:alratootromonstruo,taninvisibleysolitariocomoelprimero,selanzasobrelatropa.Estavezhacaídojustoenmediodelalargacolumnaenmovimiento.Secreauntorbellinodedestrucciónyviolencia,dechillidosyaullidoshumanosynohumanos.Matarlolecuestaalejércitocincosoldadosmuertos,doceheridosytresmulas.Elgeneralestácontrariado:lasmulassonlomásdifícildesustituir.

Aúncaerándos fungusmás,unoen la retaguardiayotromuycercadeFéraud,otra vez, casualmente. Es cierto: cuando cruzan el cielo con aquellos saltosfantásticos,bienpodríanpasarpordragonesvoladores.Lossoldadosnoentiendenlafinalidaddeestosataqueserráticos,solitarios,asesinosyalavezsuicidas.Ynolosentienden porque los enemigos son fungus, y los franceses no saben nada de losfungus. Han muerto para ganar tiempo. No han dudado en enviar voluntarios alsacrificio.Yconunéxitototal:hanconseguidoralentizarlamarchadelejércitoparaqueaChiquitínledétiempodeirabuscaraTuerto.

El ejército se inquieta y murmura. El cielo es gris como la ceniza; nubesmusculosasyturbulentasflotanporencimadeloscañones,que,emparedadosentreelcieloylasmontañas,ahoraparecenarmaspequeñas,muypequeñas.

Porsuerte,elgeneralFéraudesunhombreobtusoperoempecinado,limitadoencasitodomenosenferocidad.Ynadaledamiedo:ordenaquedecapitenlosdragonsmuertos y que claven las cabezas en unas picas muy largas, que manda colocardelantedelaformación,alavistadetodoelmundo.EsunodelostípicosgestosdeFéraudquehorrorizanasuscolegasdelEstadoMayor.Peroenaquellugarsalvajeyremoto de los Pirineos no hay ningún miembro del estado mayor; solo hay milsoldados que necesitan galvanizar los ánimos. Las cuatro picas las llevan cuatrozuavos. Enarbolan unas cabezas decapitadas que parecen de otro planeta. «Vive laFrance,vivelaRépublique!»,gritalatropa.«Allahu-akbar!»,gritanloszuavos.Diosesgrande.

EnFrancia y en elmundo, desde los tiempos del guerrero Filomeno, todas laspersonascivilizadassehanhecholagranpregunta:¿dónderesideelPoder?

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Enefecto,¿dóndeseocultaestacapacidadsublime,misteriosayetéreaquehacequeloshombresseanobedecidosporotroshombres?Unapreguntaquesehanhechotodaslaspersonas,todasmenosFéraudlaBête,dequientodoelmundodudaqueseaunacriaturaplenamentehumana.Élno tieneninguna inquietud, solocertezas.Y lacertezamásprofundaquesiemprelohaguiadodiceasí:queelPodernoseocultaenningúnsitio,porqueelPoderesél,lagentecomoél.Yalgúndía,cuandohagaunagrangestamilitar,elmundolosabrá.

Unavez,alpocodequelosprimerosfungussehubierandesarraigadoporobradeun puño amoroso, Tuerto y Chiquitín contemplaban a Ric-Ric, que dormía en lacauna,yTuertoledijoaChiquitín:

—Esta es la gran diferencia entre nosotros y él: que él duerme y nosotros nopodemosdormir.

Muchasvicisitudesdespués,Chiquitín fueabuscaraTuertoalostal deMailís,porordenexpresadetodoslosfungusdelmundo.ComoTuertohabíaestadorecluidoen el ostal, no había visto a Ric-Ric y Mailís haciendo el amor en la MontañaAgujereada,peroChiquitínsí.YChiquitínledijoaTuerto:

—¿Sabes una cosa? Hay una segunda gran diferencia entre ellos y nosotros:ellosjuntansuscuerpos.

Tuerto,quemirabaunasbrasasmedioapagadas,ledijo:—Pues te dirémás: encerrado aquí dentro, debajo de este techo inclinado, he

descubierto que hay una tercera diferencia entre ellos y nosotros, una terceradiferenciaaúnmayorquelasotrasdos.

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L

CAPÍTULOXXIV

GRAVÍSIMAS DISCREPANCIAS ENTRE CHIQUITÍN Y TUERTO. MAILÍS, DESESPERADA POR

ENCONTRARAALBAN,SE INTERPONEENTREELEJÉRCITOFRANCÉSYLOSFUNGUS,CONEL

RIESGODEQUELAHIERAOLAMATECUALQUIERADELOSDOSBANDOS

os dos fungus transportaron a Chiquitín por cumbres y por valles, saltandogargantas y arroyos, barrancos y precipicios, siempre en dirección alostalde

Mailís,aunavelocidadprodigiosayenlalíneamásrectaquepermitíalaorografía.Aun así, Chiquitín los espoleaba para que fueran más deprisa. Los porteadoresnotabanlasemocionesdelpasajero,peroChiquitínnopodíaevitaracompañarlasconchasquidoslabiales,urgiéndolosacorrercadavezmás.Endeterminadomomento,elpequeñofungussedijoqueaquellossonidosysuactitudlerecordabanaalguien.¿Aquién?Yélmismosecontestó:aRic-Riccuandoteníaprisaporiraalgúnsitio.Laidea lo incomodaba. Y al rato no pudo evitar volver a pensar enRic-Ric: cuandofaltabamuypocoparallegaralacasa,losporteadoressedetuvieronenseco.

Llovía. Los fungus que lo llevaban se abrazaron el cilindro del tronco con losbrazos, juntaron laspiernas,cerraron losojosysedispusierona recibirelaguadelcielo.Chiquitínsaliódelacabina,alarmado.¿Quéestabanhaciendo?¡Teníanqueirabuscar a Tuerto! ¡Tuerto! ¡Lluvia siempre habría, la urgencia era Tuerto! No lehicieron ningún caso, quietos, con los ojos velados. Y sus propios aspavientos lerecordabanalosdeRic-Ric:tambiénseenfurecíacuandolehacíanaquello,cuandolosfungusdejabancualquiercosapararecibirelaguaquecaíadelcielo.Sedirigióalostalsolo,corriendobajolalluvia.Losporteadoressequedaronatrás,comoestacasclavadasenlatierra.

TeníaquehablarconTuerto, teníaquehacerlo, loshumanosatacaban.Llegóalmuretedepizarra, lo saltóy corriópor elhuerto.Lapuerta estabaentreabierta.Lacruzóalavelocidadyconelsigilodelosfungus.

HacíamesesquehabíandejadoaTuertoallídentro,porordendeRic-Ric.Yallíseguía.Nisiquierasehabíamovidodesitio:depie,delantede lachimenea,con lamiradafijaenunasbrasasrojizas.Estabamuycambiado.Entodoaqueltiempobajotechono lohabíamojadoni nutrido la lluvia.Sus colores estabanmás apagadosytenía los miembros más delgados y estilizados, como chupados. Algunasextremidades parecían rígidas y resecas, como las ramas de los árboles que llevanmucho tiempo muertos. Chiquitín se anunció, pero Tuerto no manifestó ninguna

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alegría de verlo. Aquello le dolió. Para los fungus, que hablaban articulandoemociones, estas eran públicas, como todas las palabras son audibles para loshumanos.YTuertonohabíasentidoningunaemociónespecialalverlo.Lonotaba.

PeroChiquitínnopodíaperdereltiempo:leexplicólosúltimosacontecimientos.Los humanos volvían a atacar la Montaña Agujereada. Un ejército grande, muygrande.Losfunguslohabíanenviadoabuscarloparaquelosacaudillaraenlabatalladecisiva.Lonecesitaban.PeroTuertonisiquierasedignóapartarsuúnicoojodelasbrasas.Chiquitíninsistió:elnuevoejércitodeloshombreseramuchomáspoderosoqueelanterior.AmenazabanconaniquilarlaMontañaAgujereadaydestruirhastaalúltimode los fungus. ¡Ynoenterraríana losmuertoshasta lacintura, lanzarían loscuerpos a las gargantas! ¡A todos!Él era el héroede laGranBatalla, sabría cómodirigirlos.Teníaquevolver.

—Porfavor,vuelve—lesuplicóporfin.Tuerto,sinapartarelojodelasbrasas,selimitóadecir:—¿Lonotas?ChiquitínestabatanpendientedeTuertoquenohabíautilizadosussentidospara

nadamás.Ahora auscultó la casay, en efecto, lonotó.Tuerto alargó tresbrazosyseñalóunaestrechaescalerademaderaquellevabaalpisodearriba.

—Sube.Chiquitínobedeció.Subióalpisodearribaydesaparecióporunapuerta.Al rato volvió a bajar la escalera. Los dos fungus mantuvieron un breve y

decisivodiálogo,queenelidiomadelossereshumanosseguramentehabríaadoptadoestaspalabras:

—Tienesquevolver.—No.—¿Porqué?—Nohayningúnmotivoparaquelohaga.—JustoantesdelaGranBatalla,cuandohabíasrenunciadoalosfungusyyate

perdías por los bosques, viste el ejército de humanos, y al saber que los fungusestabanenpeligrovolvisteparaluchar.

—En efecto—replicóTuerto—. ¿Yde qué sirvió?Después de laGranBatallasiguieronigual.Sometidosasustrabajosabsurdos,nocheydía;vaciandomontañassinsentido,conelcuerpoylosojossiemprellenosdepolvoderocatriturada.Yasísiguen,aúnmásciegosyobtusosquecuandoeransimplesplantas.

Trasdeciresto,Tuerto,porprimeravezdesdequeChiquitínhabíaentradoenlacasa,apartólentamentesuojoamarillodelasbrasasylomiró.

Chiquitínnuncahabíanotadotantatristezaenunacriaturaviva,fuerahumanaofungus.Y sobre todo nunca habíanotado aquel desencanto, que era la formamásirremediableyhondade tristeza.Desencantode lavida,delmundo;porencimadetodo:desencantode los fungus.Tuertomiró alpequeño fungusun largo instanteyentoncesledijo:

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—¿Por qué eres tan vehemente? Tú, precisamente tú, al que han ofendido,humilladoyapartado.Tedanlatigazosconlalengua,tehumillanyseríendeti.¿Porquélosdefiendes,precisamentetú?

Chiquitínnoseesperabaque lo interrogaran.Diounpasoatrás,comoasustadopor la pregunta. En el ostal se hizo el silencio. Solo se oían las brasas, casiextinguidas,ylalluviarepiqueteandocontraloscristalesconunruidoamortiguado.Tuertoinsistió:

—¿Porquélosdefiendes?Chiquitíndijo:—Nolosé.Quizáporqueundíamesacarondeunagarganta.Losdos se callaron.No teníannadamásquedecirse.Losdebates entre fungus

eranbrutalmentebreves: lossentimientosde los interlocutoressiempreestabana lavistayeraobvioqueTuertonocambiaríadeopinión.Findelacharla.

Aun así, Chiquitín se sublevó: se abrazó a una rodilla de Tuerto, como habíahecho en laMontañaAgujereada; le tiró de las piernas con fuerza intentando quesaliera de la casa de los hombres. ¿Qué diría a los demás fungus cuando volvierasolo?Tirócontodalafuerzadesuspequeñosmiembros,desesperado,peroChiquitíneramuypequeñoyTuerto,pesealayunodelluvia,muygrande.Fueinútil.TuertonovolveríaalaMontañaAgujereada.

Alfinalnolequedómásremedioquedesistirysemarchó.

Durante el trayecto de vuelta a la Montaña Agujereada, Chiquitín tuvo queenfrentarse a undilema sin solución.Podía explicarles a los fungus la verdad: queTuertonoqueríavenir.Peroaquellolosdecepcionaríainfinitamente.¿Yquiénpuedeluchar con los brazos caídos? El resultado sería la derrota y el exterminio. Enconsecuencia,nopodíadecirlesloquehabíapasadoenelostal.Mintiendo,almenosevitaría que el espíritu de lucha de los fungus decayera. Pero ¿cómomentir en unmundo de almas transparentes? Para los fungusmentir no era bueno ni malo, eraimposible.

Mientras pensaba en todo esto, ya dentro de la cabina del palanquín, la lluviaarreció.Sinembargo,allídentro,elagua,elalimentodelosfungus,nolotocaba.Eltecho era una gruesa capa de ramitas trenzadas, con un tejado de musgo. No sefiltraba ni una gota. Lo habían diseñado para los gustos humanos, quienes, alcontrarioquelosfungus,odiabanmojarse.Yaquelpequeñodetalle,elhechodequeél estuviera dentro y los fungus fuera, que los porteadores semojaran y él no, dealgunamaneraloseparabadelosdemás.ComosiaquelviajeenbuscadeTuertolohubieraapartadodelossuyosparasiemprejamás.

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Mientraslollevabanalavelocidaddelrayo,sumentedabavueltasymásvueltasa aquel dilema imposible. ¿Qué les diría a los fungus? Pero no encontraba larespuesta.DeseóquelasillademanonollegaranuncaalaMontañaAgujereada,queeltrayectoseeternizara,yasínotenerquedarexplicacionesalosfunguscuandosereunieranenlagransala,enlabasedelamontaña.Perollegaron,claroquesí.

ElpalanquínyaentrabaenlaMontañaAgujereadayChiquitínaúnnosabíaquéiba a decir. Todos los fungus lo rodearon en la semipenumbra, tan apiñados que aduras penas lo dejaban salir de la cabina. Estaban tan ansiosos por escuchar lasnoticias que, sin querer, estuvieron a punto de aplastar la silla de mano. PeroChiquitín se negó a hablar hasta que los tuvo a todos callados y expectantes en lagran sala. En una de las paredes había un saliente en forma de proa de barco.Chiquitíntrepóagarrándoseconlaspatascomounmonoconmildedos.Asuspiesseextendían cientos de cabezas, planas y onduladas, atentas y ansiosas.Chiquitín losmiró,todospendientesdeél.Suaudienciaeranfungus,yalosfungusseleshablabaconsentimientos.Entoncesanunció:

—Tuertonovendrá—yacontinuaciónconjugólasemocionesquebrotabandesupequeñotroncocilíndricoyproclamó—:LoshombreshanmatadoaTuerto.

De alguna manera era verdad. De alguna manera el Tuerto al que habíaencontradoenlacasahumanayanoeraelqueélconocía.DealgunamaneraTuertohabíamuerto.Ydealgunamaneratodoaquelloeracierto,porqueestaeralaemociónqueChiquitínmostrabaatodoslosfungus:unadesolacióninterior,elsentimientodehaberperdidoalfungusmáscercanoaél.TodoslosdemásnotabanesesentimientodentrodeChiquitín.Elfungusquelohabíasalvadodelagarganta,elquemásbajópara rescatarlo, aquel fungusyanoexistía.Y todoporculpade loshumanos.Oalmenosporculpadeunostalhumano.Dealgunamaneranolesmentía:eracomo sihubieranmatadoaTuerto,yenaquelmomentonielpropioChiquitíneraconscientedelpoderdeaquelcomo,queporprimeravezempleabaunfungus.

Los fungus no contradijeron a Chiquitín; no lo cuestionaron ni lo interrogaronsobre los detalles de su encuentro con Tuerto. No lo necesitaban: los fungus nomentían. Lo que sucedió es que vivieron un estallido de odio colectivo. Un odiorepentino, espontáneo, nítido como unamadrugada demayo. Los hombres habíanmatado a Tuerto, el primer fungus que había abierto los ojos. La masa fúngicachillabatanto,ytanfuerte,queporunmomentoChiquitíntemióquesederrumbaralacúpulasuperiordelamontaña.

Losquinientosfungusrugían,clamaban,conloscuerposmezclados,indignadosysulfurados.Saltabandandounosbotesprodigiosos,losunosporencimadelosotros,comoranasquehuyerandeunaollahirviendo.Desdelaprominenciadelarocaalaquehabíatrepado,Chiquitínestabasorprendidodeléxitodesubrevediscurso.Era,tambiénde algunamanera, el primer fungusquehabíamentido.Y aquellamentirahabíasidoútil:sesentíanmásunidosquenunca,másferocesquenunca.EnlaGran

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Batallasolohabíanluchadoparaquenolosmataran.Ahorateníanunasegundacausaparaluchar:vengaraTuerto.

Pero, por mucha cohesión que hubiera entre ellos, la amenaza humana seguíavigente y más cerca que nunca. La pregunta surgió sola: si Tuerto no podíacapitanearlos,¿quiénlosustituiría?¿Quiénlosdirigiríaycomandaríaenlabatalla?Ytodos, casi simultáneamente, lo señalaron: él, claro, Chiquitín. ¿Por qué? PorqueacababadeveraTuerto,porqueeraelquemejorconocíaaTuerto;porqueestabaenloaltodeaquelcuernodepiedrayporqueleshablabaenaquelmomentosupremo.Ytambiénpor unmotivo superior.Eligieron almás insignificante de los fungusparaque los comandara porque los humanos siempre habían buscado el Poder con elpropósito ávido, malvado y egoísta de que el hombre que lo encontrara mandarasobre todos los hombres, pero los fungus no eran humanos, eran fungus: soloconocíanlasrelacionesentreiguales,asíqueparadirigirloseligieronalmásdébilypequeño,porqueasísiempreestaríasupeditadoalosdemásfungus.

Al darse cuenta de aquella decisión colectiva,Chiquitín se quedó sobrecogido:¡no,deningunamanera,élnoqueríasustituiraTuerto!Dehecho,eraloúltimoquehabríadeseadonunca.SesintiócomoeldíaenqueRic-Riclolanzóinesperadamenteaunagarganta. ¡No,que lepidierancualquiercosamenosaquello!Peroanadie leinteresóloquepensabaoquería.Loarrancarondelsalientedepiedrayempezaronapasearalpequeñofungusporencimadetodaslascabezasentrebramidosygritosdeeuforia,congratulándosedetenera«unnuevoTuerto»,comoempezaronallamarloenaquelmismomomento.Chiquitínprotestaba;lesalíaunamucosaamarilladelosojos.

—¡No! ¡Dadme labandera! ¡Lablandirécomohiceen laGranBatalla, aunqueseaellugarmáspeligrosodelcombate!Pero¡queotrohagadeTuerto!¡Porfavor!

Pormásqueloimploró,losfungusselimitaronairabuscarlabanderaamarillaconel()enelcentro,aúntiroteadayensangrentada,selaenroscaronenunbrazoyledijeron:

—SeráselnuevoTuertoytambiénllevaráslabandera.—¡No!—gritóél.Ylosquinientosfungusgritaron:—¡Sí!Peroél erauno,y losdemásquinientos.YcomoaunasíChiquitín, suspendido

encima de aquel mar de cuerpos, seguía resistiéndose, lo dejaron en el suelo, lorodearonyledirigieronlassiguientespalabras:

—Hazloquetemandan:apartirdeahoramandarás.Chiquitínmiróhaciatodosloslados,comobuscandounaescapatoria.Imposible:

¿adóndevasahuircuandoterodeanaquellosconlosquequieresestar?YChiquitínentendióquenopodíaoponersea aquellavoluntadcolectiva,porodiosayabsurdaquefuera.Asípues,hizoungestoderenunciayacatamiento.Compungido,extendió

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la bandera amarilla en aquel suelo de piedra fría, en medio de la gran sala, y,recordandolaspalabrasdeRic-Ric,preguntóatodoslosfungus:

—Ric-Ricdecíaqueestosoloesuntrapo.¿Loes?Una vez, durante aquellos días en que Mailís le permitía hacerle preguntas,

Chiquitín le había preguntado: «¿Qué es un trapo?». Mailís, sorprendida por unapreguntatanexcéntricaybanal,lehabíacontestadoconsinceridad:«Unsimpletrozodetelasucia».AhoraChiquitínmostrabalatelaamarilla,conelsigno()enelcentro,einsistíaasuscongéneres:

—¿Estoesuntrapo?Todos los fungus extendieronmil dedos fibrosos para tocar el viejo estandarte.

Con aquel gesto corroboraban que no era un trapo. Porque en aquella tela,ensangrentadayagujereadaporcienbalas,habíanquedadoimpregnadasmilesporas,todas las emociones y recuerdos de los fungus que habían participado en la GranBatalla,vivosymuertos.Ytodoslosfunguspresentesgritaron:

—¡No,noesuntrapo!Por fin lo habían entendido: lo que hacía que un trapo viejo, sucio y lleno de

agujerosdebalaseconvirtieraenunabanderaeraprecisamentequefueraviejo,sucioyestuvierallenodeagujerosdebala.

Chiquitínseenrollólabanderaamarillaalrededordelcilindrodesutorsoysubiópor las escaleras en dirección a la habitación de Ric-Ric. Todos lo siguieron. Allíentraron todos los fungus que pudieron, abarrotaron el espacio y se subieron unosencimadeotroshastatocareltechoconsuscabezasplanasyalargadas.

Ric-Ricacababadedespertarsedeunalargaborrachera.Vioaquellainvasión,queentrabaentrombaensuhabitación,ynodijonada,nohizonada.Sequedósentadoenelsuelo,enunrincón,ignoradoportodoslosfungus.EstossoloteníanojosparaChiquitín,queesparciópiñas,musgoypiedrecitasdegrava ferruginosaencimadeltocónderoblequehacíademesa.LoqueintentabaeraimitaraRic-RiccuandoideóelplandelaGranBatalla.Conlaayudadepiedrecitas,piñasyramitasqueríahacerun plano, un mapa. Las ramitas serían fungus; los piñones serían soldados y elmusgo, bosques. Chiquitín inclinó la cabeza por encima de lamesa, pero no veíanada.Pormásqueseesforzaba,conlosojosmuycercadelasuperficielisa,nohabíamanera.Nopodíacrearningúnplandebatalla;soloveíaunamezcladecosasquenoadquirían sentido más allá de lo que eran. Las ramas eran ramas; los piñones,piñones;elmusgo,musgo.Nadamás.LosfungusrodeabanaChiquitín,expectantes,alaesperadeunarevelación.Peronoseprodujoningunarevelación.Pormásquelointentara,sumente,sucerebrofúngiconopodíaverloqueveíanlossereshumanos.Ysilosfungusnopodíanpensarcomosusenemigos,nuncapodríanderrotarlos.Losexterminarían. Ya lo había proclamado Mailís en su maldición: «Oh, pobre,desdichadarazadelosfungus,condenadoshastaelfindelostiemposavivirbajoelimperio de la realidad. Solo veis las cosas tal como son.No dormís, no soñáis, yquiennosueñaestácondenadoaserunesclavo».

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Chiquitín barrió las piñas y la grava con mil dedos bifurcados y un grito defrustraciónenlaboca.Condocenasdemanos-raícesgolpeólamesacomosifuerauntambor,impotenteyrabioso.Sesentíamal:notabacomosiunescarabajolesubierapordentrodelcilindrodeltronco.Aqueldía,cuandohabíacaídoporlagarganta,yahabía notado aquella sensación. Era angustia. Ahora volvía a sentirla. Con unadiferencia: que esta vez cientos de fungus lomiraban, y aquello aún lo angustiabamás.

Oyóuna risa.Una risitacansadayburlona.EraRic-Ric.Se reía y canturreaba,aúnsentadoensurincón,acariciandoalaOcaCalva.Baixantdelafontdelgat,unanoiaunanoia…Baixantdelafontdelgat…

SiChiquitínhubierasidounhombre,habríaatacadoaaquellacriaturadegradadaeimpertinente.PeroChiquitínnoerahumano.YmientrasmirabaaRic-Ric,sedijoquelosfungusquizánotuvieranimaginación,peroteníanmemoria,asíqueafaltadealgomejor emplearían lamismaestrategiade laGranBatalla.Si había funcionadounavez,¿porquénodos?

Sedirigióalosfungusquellenabanlahabitaciónysaturabantodoelespacio,yles anunció la estrategia: se dividirían en dos fuerzas; lamitad se enfrentaría a loshumanosyloscontendríajustodelantedelaMontañaAgujereada.Laotramitad,conélalfrente,emularíaloquehabíahechoTuertoenlaGranBatalla,situándosedetrásdelejércitoyatacándoloporlaretaguardia.

—Yestavez—añadióChiquitínmirandoaRic-Ric—noseránecesarioesperarningúncoheterojo.

Élnolosabía,peroacababadehacerelprimersarcasmodelacortahistoriadelosfungus.AcontinuacióndiosuprimeraordencomonuevoTuerto:

—Salid.Ytodoslosfungusloobedecieronprestamenteysedeslizaronporlapuertadela

habitación comomil serpientes untadas conmantequilla.Dentro solo quedaron él,Ric-RicylaOcaCalva.

ChiquitínsedirigióalrincóndondeestabaRic-Ric.Comoestabasentadoconelculoenelsuelo,suscabezasquedabanalamismaaltura.Cientosderaícesdelfungusse agarraron al rostro del humano y lo inspeccionaron; una telaraña de dedos lerecorrió la cara como si fueran gusanos delgados y articulados. La punta de losdeditosleentróporlasorejas,porlabocayporlasfosasnasales.Chiquitínacercólacaraaladeél,hastaquelosojosnegrosdelhombreylosojosamarillosdelfungusquedaron amenos de un centímetro de distancia.Ymientras atrapaba y retenía aRic-Ricconmildedos,lededicóestasterriblespalabras,enunidiomamediofúngicoymediohumano:

—EncerrasteaTuertoenunacasahumanaylocondenasteaquedarsehastaqueundíavolvierasparajuzgarlo—hizounalargapausayalfinalconcluyó—:Mirapordónde,quizánoseastúelquedicteeldestinodeTuerto,quizáseaTuertoelquedictetudestino.

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Ydichoesto,saliódelahabitación.Unavezfuera,losfunguscerraronlapuerta.Al oír que la puerta se cerraba, la Oca Calva lanzó un craaaaa de protesta y deespanto.

Ric-Ric se pasó una mano por la cara, como si se limpiara aquel contactoinhumano. Lo único que le quedaba era una oca. Porque había notado lo queChiquitínhabíaqueridodecirle:«Tuertoseráelquedecidiráquéhacemoscontigo».InterpretóquevolveríanconTuertoyqueeste lo juzgaría,ypensócomoun tiranoborracho:«Quédesagradecidosson».

Esperando su condena, encerrado en una sórdida celda de roca desordenada ymonumental,Ric-Ricpensóenella,enMailís.Recordó losdíasenque ibaaverla.Recordócuandoellaselavabaenunbarreño,arrodilladaenlahierba.Recordólapielblanca de sus brazos.Era como si desde aquellos días felices hubieran pasadomilaños. Ella deseaba que se quedara, y él deseaba quedarse. Se preguntó: «¿Por quédemoniosnomequedéensuostal,conella,silosdosloqueríamos?».Yélmismosecontestaba:«Nolosé».

MailísllegóalaVellaconundedomenosperoviva.Decaminosehabíataponadolaherida con hojas de muérdago y malvavisco, que cortaban las hemorragias. Seencontróelpueblofantasmagóricamentevacío.Soloquedabaunhabitante:supadre.Elcónsullarecibióconunabrazosincero.Elhombrenodabacrédito.¿Cómohabíaconseguidovolvervivayentera?Ocasientera.Aunque,pensándolobien,undedoperdido era un preciomuy bajo para alguien que vuelve de ultratumba.O demáslejos.

Ya dentro de casa, el cónsul quiso saber qué había pasado durante su estanciaentrelosmenairons,peroMailísnopudocomplacerlo.No tenía tiempo,ni fuerzas,para explicárselo todo. Para explicarle que había huido de un infierno de piedraoscura,sí,peroquealavezeraunasinfoníadesentimientos.Unlugarenelquelascriaturassecomunicabanconmuchasemocionesymuypocaspalabras:exactamenteal revés que su padre. Cuando pensaba en la Montaña Agujereada la invadía unsentimiento amargo: solo habían sido unas cuantas semanas, pero en aquel brevetiemposehabíacomunicadomuchomásconunosmonstruosaberrantesqueentodaunavidaconsupadre.

SololehablódelamuertedelViejoamanosdeTuerto,delataqueasuostalydeladesaparicióndeAlban.HabíavueltodelaMontañaAgujereadaconunaideaysolouna:«Alban, tengoquecurarmee irabuscarlo».Elcónsul seestremeció.¿Alban?Nohabíanadaquebuscar,elniñoestabamuerto.Ellamismaacababadeexplicarleelataque de losmenairons y el asesinato delViejo.De acuerdo, nadie había visto elcadáver,peroesonosignificabanada.Yenelvalle lasituacióneramásgraveque

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nunca:leexplicóquehacíasolodosdíaselejércitofrancéshabíaocupadolaVella,exactamentecomohabíanhechoanteslosespañoles.Perolosfranceseseranaúnmásdespiadados.

—¡Zuavos, Mailís, zuavos! —se lamentaba—. Son moros. Les hacen cosasespantosasalasmujeres.

Si Mailís se dirigía al ostal, sería inevitable que se encontrara con el ejércitofrancésoconlasturbasdemenairons.Habíansalidodelapoblacióneldíaanterior,justo antes de que se presentara Mailís. En aquellos momentos debían de estar apuntodeenfrentarseenlabatallafinal.

Peroellanoloescuchaba.Selimitóasentarseuninstante,agotada.HabíaidoalaVellasolopara informarasupadredequeestabavivayvendarse laherida.Ahorateníaquemarcharse.Asalvarasuhijo.

Subió a su habitación y el cónsul la siguió escaleras arriba. ¿Qué le costabaesperar almenos a que los franceses exterminaran a losmenairons?Unas horas ytodohabríaacabado.Después,iríanlosdosabuscaralniño.Ellanosemolestónienreplicar. Se cambió las bragas a toda prisa, se desinfectó la herida con vincaudcaliente y se la vendó con cuidado. No, definitivamente, su padre no la entendía.Aunque solo hubiera una posibilidad entremil de queAlban estuviera vivo, iría abuscarlo.Elcónsulalzólavoz:ledebíaobedienciaporqueerasupadreyporqueeraelalcalde.

Mailíslomiróconrencor.—¿Tedascuenta?Volvemosaestarcomoalprincipio.Noqueríasquetuvieraa

Alban.Yahoraquieresqueteobedezcayloabandone.Noharéningunadelasdoscosas.

Era muy triste. Incluso en aquellos momentos, para el cónsul pesaba más laautoridadsobresuhijaqueelamorquesentíaporella.Siemprehabíasidounhombreenfermo,unhombreposeídoporelPoder,comounendemoniadoestáposeídoporeldiablo.Pero¿dequéleservíatodoelpoderdelmundoenunapoblaciónvacía?Ylomástristedetodoeransusargumentos.

—¡Sé realista!—legritaba—. ¡Nohayningunaposibilidaddeque el niño estévivo!

—¿Realista?—replicóMailís—. ¿Realista?—repitió, escéptica e indignada—.Miraa tualrededor.Estássolo.¡Solo!Aesto teha llevadotuconsulado.Estaes larealidad:notequedanadieaquienmandar.Solotuhija,queestáapuntodedejarte.

PeroMailísnoqueríadiscutirconél.Elpoderdelcónsulsimplementeyanoteníajurisdicción sobreella. «Adieu», ledijo.Y se fue apaso ligero, sinmirar atrás.Sedirigióalasmontañas,unasmontañasllenasdebatallonesfrancesesimplacablesydehordasdefunguscoléricos.

Elcónsulsalióalbalcónconlasbarandillasdecolorcastaño.Desdeallíviocómosu hija, su último súbdito, se alejaba de la Vella, se internaba por un camino demontañaydesaparecía.ElPoder.«Prefieroserelprimeroenunaaldeade laGalia

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que el segundo enRoma», había sentenciado JulioCésar. El cónsul había seguidoestrictamenteaquelprincipiotodasuvida.Ycontinuaríasiguiéndolo,aunquelaaldeaestuvieravacía.Aunquelecostaralavida.

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H

CAPÍTULOXXV

COMO ERA DE PREVER, EL EJÉRCITO FRANCÉS VENCE A LOS FUNGUS. GRAN HECATOMBE

FÚNGICA.IGNOMINIOSOCOMPORTAMIENTODECHIQUITÍN,QUESEDESHONRAHUYENDO

aciaelmediodía,cuandoelsolestabaenlomásalto,lacolumnadelgeneralFéraud-d’Hubert tuvo el primer contacto con un grupo de unos doscientos

ominososdragons.ElpropioCassian,quecabalgabaenparaleloaFéraud,leadvirtióponiéndoleunamanoenelantebrazo:

—Mire,general,alnorte,lesdragons.El ejército aún estaba lejos de la madriguera de los monstruos, la Montaña

Agujereada,peroyateníandelanteungruponumerosodeaquellasfieras.¿Quéhabíapasado?

Para entenderlo tendríamos que retroceder unas cuantas horas, cuando losquinientosfungushabíansalidodelaMontañaAgujereada.Comohabíanplaneado,Chiquitínseleccionóadoscientosparaquesequedaranallí,justoalladodelarroyoqueestabadelantedelamontaña.

—Lo único que tenéis que hacer es contenerlos aquí, resistir y esperar —losaleccionódesdelamismaorilla—.Losdemásyyolosatacaremospordetrás.ComoenlaGranBatalla.

Peroaquellosdoscientosfungusnoestabannadadeacuerdoconquedarseallíymantenerse pasivamente a la espera. Todos querían formar parte del grupo queatacaría,quelucharíayvengaríaaTuerto.Asípues,ignorandoaChiquitín,cruzaronel estrecho arroyo para incorporarse al otro grupo, al de los trescientos. Chiquitínintentó cortarles el paso. Estiró todos sus miembros en un intento de detenerlos.Esfuerzoinútil:eracomosiunpájaroquisieraconteneradoscientoshalcones.

—¿Qué Tuerto eres tú, que nos das órdenes que no queremos obedecer?—lerecriminaban.

Y lo peor fue cuando los otros trescientos fungus se solidarizaron con losdoscientos.

—Tienen razón—decían—, todos queremos atacar y luchar, no esperar aquí,quietoscomolassetasqueundíafuimos,peroyanosomos.

Entonces Chiquitín hizo algo insólito: desistió. Se retiró; se marchó, solo,caminando por una parte poco profunda del arroyo, con los ocho hombros caídos,

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arrastrandopor el agua las cien raíces que le hacían de pies, cabizbajo y triste.Alverlo, los fungus se callaron, desconcertados. No lo entendían: Chiquitín, siempremarginado, habría dado su vida por reintegrarse en la comunidad de fungus. YcuandoporfinseloconcedíanylonombrabanTuerto,semarchaba.Lepreguntaronporqué.Chiquitínsedetuvoy,consternado,contestó:

—Porquenopuedohacernadamás.Si todoelmundohaceloquequiere,sinoqueréisqueosdirijan,¿paraquénecesitáisaunTuerto?—argumentó.

Losfungussecallaron.NingúnotroqueríahacerdeTuerto.—Estábien, siguehaciendodeTuerto—se rindieronpor fin—,peroquesepas

queTuertolohacíamejorquetú.Chiquitín volvió y mostró a aquellos doscientos fungus la bandera amarilla y

desgarrada,llenadeesporasyderecuerdos.—¡Noosmováis,sobretodonoosmováis!Losdoscientosjuraronquenosemoveríandeallí,delaorilladelarroyo.Chiquitín y trescientos fungus salieron por fin en busca del ejército humano y

dejaronallíalosotrosdoscientos.Sinembargo,eranfungus,nosereshumanos.Pocodespués de que Chiquitín se marchara, empezaron a moverse a orillas del agua.Bullíanderabia.LoshumanoshabíanmatadoaTuerto.¡ATuerto!¡Elprimerfungusquehabíaabiertolosojosalmundo!¡Asesinadoporloshumanos!

Chiquitín no estaba allí para contenerlos, y lentamente, excitados, empezaron amoverse inconscientemente, a avanzar un paso, dos. No eran un ejército humano,disciplinado y maquinal; el odio los impelía a buscar al enemigo, y Chiquitín noestaba allí. Y así, antes de que se dieran cuenta ya estaban atravesando el arroyo.Despuésseinternaronporlosbosques,sinseguirunadirecciónconcreta,bramandoyaullando al cielo. Y cuando llegaron a un magnífico prado, sereno y espacioso,apenas salpicadopor dispersas rocas blancas, se toparon con el ejército deFéraud,queenaquelmomentorecorríaelotroextremodelpradoperpendicularmenteaellos.

Si los fungus se hubieran dejado arrastrar por elmismo impulso que los habíallevado hasta allí, seguramente habrían aniquilado a Féraud y a sus hombres: lasunidades no estaban formadas en orden de batalla, y difícilmente habrían podidocontenerunaavalanchadedragons furiosos.Pero los fungus fueronderrotadosporculpa de su desesperante falta de imaginación. La orden de Chiquitín había sidodiáfana:«Esperadaque loshombresosataquenyresistidhastaqueyo llegue».Alencontrarse con el enemigo, se arrepintieron de su inconsciencia. Confusos, sedetuvieronydudaron.¿Teníanqueatacaroretroceder?

Nohicieronnilounonilootro.Avanzaronporelpradoysedetuvierondelantede una hilera de rocas esparcidas por la hierba. Unas rocas blancas, graníticas, lobastante grandes como para construir una escollera en un puerto tormentoso.Y sequedaronallí,entrelasrocas,delantedelasrocas,detrásdelasrocasyencimadelasrocas:unaturbadesordenadadecuerposbestialesqueprovocabanalossoldadoscon

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mugidossordos,chasqueandolenguasdedragonsmitológicos.Ymientraslohacían,Féraudtuvotiempodedesplegarsustropas.

A la izquierda situó a los cazadores alpinos, una unidad creada el año anterior,1888, perfecta para el combate en altura. Llevaban en la cabeza la boina negrareglamentaria.Supechomilitarestabaatravesadopormáscorreasdelohabitual,yaquealaespaldacargabanmochila,cuerdas,picosycrampones.Utilizabanunbastónpuntiagudo,muyútilparalasmarchasascendentes.Loscazadoresclavarontodoslosbastonesdelantedeellosenunángulodecuarentaycincogradosyconlapuntaendirección al enemigo, y los unieron con cuerdas de escalada. Así crearon unaempalizadaimprovisadaperosólida.

Enelcentro,laartillería.Seiscañonesdemontaña,decalibrerespetableaunquemodestos: su función no era liquidar al enemigo, sino «ablandarlo», que en ellenguajemilitar significabadiezmarloydesanimarlo.Losartilleros siempreeran latropamilitarmenosesclavadelosuniformes.Lesgustabalucirunostorsosdesnudosymasculinos, especialmente bajo aquel sol pirenaico que tostaba la piel. Llevabanpantalonesblancosyunquepisazulenlacabeza.

Aladerecha,losbatallonesdeaduaneros.Pesealoquepodríasugerirunnombretan poco lustroso, más administrativo que marcial, eran unidades de élite. Habíanparticipado en todas las batallas sagradas de Francia desde la era napoleónica. Subandera lucía cuatrocoronasde laureldoradas,unaencadaextremode la tricolor,con la inscripción «RÉPUBLIQUE FRANÇAISE. Bataillons des Douanes». Teníanderechoatabacodecantinagratuitoysuemblemaera«lagranadadesietellamas»,honor reservadoa lasunidadesmásgloriosasdeFrancia.Detrásestaban loscuatrocarruajesmisteriosos,aúntapadosconunalona,pesealagravedaddelmomento.Y,comoreserva,enlaretaguardia,losqueridoszuavosdeAugusteFéraud.

¡Quéalegríaveratodosaquellosguerrerosformadosbajoelcieloazul,sobrelahierbaverde!FéraudagradecíaquelosPirineosfueranlaúnicacordilleradelmundoque toleraba planicies tan espaciosas, frescas y pictóricas, porque aquello loconvertiríaenelprimercomandantequeganaríaunabatallacampalenlascimasdelmundo.

Lossoldadosformaronenlínea,aunosdoscientosmetrosdelosdragons.En laMontaña Agujereada habitaban hasta cuatrocientos noventa y nueve fungus.Chiquitínsehabíallevadotrescientosuno,asíquedelantedelejércitofrancéshabíaexactamente ciento noventa y ocho. Menos de doscientos fungus contra casi milfranceses provistos de artillería y armas modernas. Féraud, a caballo, tenía a suderecha a Cassian, también a caballo, con su ropa de pana y su sombrero de alaancha. A la izquierda de Féraud, tres jóvenes oficiales con monturas blancas.Envidiaban a Cassian por su reciente amistad con el general, que los excluía. Alfondo,losfungusgritabanysedesgañitaban.

—MonseigneurCassian—dijolaBestiasimulandounaflemaquenoerapropiadesucarácter—,¿noempiezaahartarsedetantogriterío?

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—Loqueustedmande—contestóconciertaindiferenciaelexplorador.Losartilleros recibieron laordendeabrir fuego.Cargaron los seis cañonescon

balas granaderas, que se fragmentaban en mil pedazos de metralla, y dispararoncontralasrocas,enunadescargacoordinadadelasseisbocas.Sobrelaescolleracayóuna tormenta de hierro. Algunos fungus se desintegraron en el acto. Los quegesticulaban de pie sobre las rocas blancas, totalmente expuestos, fueron los quesalieron peor parados. Lametralla los proyectaba hacia arriba y hacia atrás, comomuñecos,yperdíanbrazosypiernas.

Erandragonsperonoidiotas:lossupervivientessepusieronacubierto.Estefuesudestino:sufrir,esperarysoportaraquelfuegograneado;resistirhastaquellegaranlos demás. Resistir aquel ruido atronador, los proyectiles y las heridas. PorqueChiquitíniríaarescatarlos.Estabanseguros.¿Porquéibanadudardeunfungus?Pormásquesehubieranreídodeél,pormásquefueraelmáspequeñoyescuálidodelosfungus. Chiquitín emularía a Tuerto en la Gran Batalla y salvaría la raza de losfungus.

Baixantdelafontdelgat…unanoiaunanoia…Nunca se había sentido tan atrapado. Ni en la peor de las celdas, cuando lo

golpeabanconbarrasdehierroyélgritaba:«¡Merío,merío!».Los fungushabíanconvertido su habitación en una cárcel. Lo peor era que se le había acabado elvincaud.Mierda.

Lohabíatenidotodoylohabíaperdidotodo.HabíatenidolegionesdemonstruosasuservicioyhabíatenidoelamordelamujermásadorabledelosPirineos.Habíatenidoun Ideal.Yyano lequedabanada.Solounaocacalva.Yahoraestabaallí,encerrado bajo el pico de una montaña, esperando un destino espantoso. ¿Qué leharían?Sepasó lamanopor la cara:noqueríapensarlo.SiemprehabíacreídoqueTuerto era el fungus más compañero. Y, mira por dónde, el que lo juzgaría seríaprecisamente él. Al menos, eso había dado a entender Chiquitín. Aquello lo teníamuy desconcertado. Porque ahora se daba cuenta de que había sido víctima de unmalentendidotípicodelosdictadores:todoslostiranoscreenquesonqueridoshastaquesupuebloloscuelga.

Derepente,oyósonidosenlalejanía.SelevantóysacómediocuerpoporelgranventanalqueMailíshabíahechoampliar.Unruidodebatalla.Explosionesygritos.Disparos.Elvientolellevabaelfragordelbombardeo,loscañonesdelaBêtecontralosfungusatrincheradosdetrásdelasrocas.Bombasyfusiles.No,noveíalabatalla,que tenía lugar demasiado lejos.Solo la oía.Mierda.Aquello demostrabaque, pordifícilqueseaunasituación,siemprepuedeempeorar:sinolomatabanlosfungus,loharíanlosmilitares.Estabaperdido.

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Cualquierotrapersonasehabríahundido.Ric-Ricno.Siemprelohabíaguiadoelinstintode losescarabajos,que inclusoen la situaciónmásdesesperadaencuentranuna salida. Por segunda vez sacó la cabeza por el gran ventanal rectangular.Miróhaciaabajo.No,porallínuncapodríahuir.Laparedexterioreraunarocapelada,quecaíaverticalmentecienmetrosomásantesde iniciarundesnivel razonable,menospronunciado,dondeempezabalavegetaciónydespuéselbosque.Aaquellaalturaelviento silbaba como si fuera una criatura viva, un ser que le soplaba en la carainsultándolo.Mailís había pensado en escapar por allí, sí, pero ella contaba con elesfuerzo coordinado de dos personas: sujetarse amorosamente el uno al otro yayudarseconcuerdashechasconcuidadoyensecreto.YahoraRic-Ricestabasolo.Sincuerdasysinnada.

Intentó forzar la puerta. No, era inútil. Los fungus la habían obstruido. Nuncaconseguiría abrirla: estaba bloqueada con una roca cien veces más grande que lapuerta.Seleescapóunarisitaentredientes:sí,erasuestilo,hacerlotodoalogrande,ladesmesurapornorma.Invertirtoneladasdeesfuerzospararesolverunproblemadegramos.Nicienhombresempujandoforzaríanaquellapuerta.

Asíquesoloquedabaunasalida:elventanal, laaberturacuadrangular,elvacío.Dejarsecaer.Unaopciónválidasiobviabauninconveniente,solouno:quecualquierser humano que intentara bajar por una pared tan lisa y vertical se despeñaría, seromperíatodosloshuesosysemataríasinremedio.Unaparedderocasinasiderosysin refugios. Pero no teníamás opciones. Descender o esperar la sentencia de losfungus.DeTuerto.

Las biografías suelen narrar que los hombres extraordinarios encuentran lasalvacióngraciasasuextraordinaria inteligencia.Peroesoesporque lamayoríadelasbiografíasqueseescribentratansobregrandeshombres.Sialguiensededicaraaescribirbiografíasdehombresmenores,ordinariosyestultos,descubriríaunpatrónde lomás sorprendente: que,más amenudo de lo que la gente piensa, los tontossuelensalvarsegraciasasutontería.PorqueRic-Ric,quesehabíaquedadosoloconla Oca Calva, se dijo: «Me agarraré muy fuerte a las patas de este animal. Estepajarraconovuela,perotienelasalastangrandesquesimecaigo,almenosplaneará,ysimedespeñonoseráelfinal».

Así que, gracias a aquella lamentable ocurrencia, Ric-Ric reunió el valor paraenfrentarseaundescensoimposible.Sepusoelabrigonegroyelbombínconlosquehabía llegado a los Pirineos, se abrochó los cuatro botones que le quedaban en elabrigoysecalóelsombrerohastalasorejasparaevitarquesalieravolando.Después,conlamanoderecha,agarrólaspatasdelaOcaCalvaylegirólacabeza,comosuelehacerseconlasgallinas.Sacóelcuerpoporelventanalyempezólabajada.

Secolgópor fuera,conunamanosujetando laocay laotraagarradaalásperoborde de piedra del ventanal. Ahora que estaba fuera, el viento le levantaba losfaldonesdelabrigo,queparecíaunparaguasabierto.Tardeotempranosecaería,losabía.Laparederademasiadolisa,sinsocavonesnisalientesalosqueagarrarse.Y

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solopodíautilizarunamanoparadescender,porqueconlaotrareteníalaocacomosifuera un paraguas. Aunque el animal se debatía, graznaba y aleteaba, Ric-Ricconsiguiómeterlospiesentrespequeñísimasranurasdelapiedra,encuatro,comosibajaraunaescalera.Después,laspuntasdeloszapatosnoencontrarondóndemetersey,naturalmente,cayó.

Nadiepodríasobreviviraunacaídacomoaquella,nadie.Seprecipitaronjuntosalvacío,hombreyanimal.«¡Vuela,vuela!»,gritóRic-Rica laocacogiéndolapor laspatas.Comoplandehuidafueundesastre:laocanivolóniralentizólacaída;aleteóconmásfrenesíquenunca,peronuncahabíavoladoy,porlotanto,noibaahacerloentoncespormásquebatiera sus alas largasymusculosasmientras caíaperdiendoplumas, arrastrada por aquel hombrecillo barrigón.Hombre y animal descendieronjuntos,aplomo,hastaquefueronapararaunapartedelamontañaunpocomenosvertical.

ElgolpedejóaRic-Ricmedioinconsciente.Seacurrucóformandounabolaconel cuerpo, como cuando le pegaban con barras de hierro en los calabozos.Probablementeaquellofueloquelosalvó:rebotóyrebotó.Encadareboteveíalasestrellas,perotambiénseacercabamásalasalvación.

Yanocaíaaplomo,sinoquerodabaaunavelocidadprodigiosa,meteórica,poruna pendiente de ochenta grados. Rodaba y rebotaba impactando contra rocassalientes y desgarrándose el abrigo, la carne, la frente, las cejas y losmuslos. Eracomounapalizasinfin:golpes,golpesymásgolpes.PerosedijoqueéleraRic-Ric.¡Ric-Ric!¡Elhombrequesereíadelospolicíascuandoledabanpalizas,elhombrequeseburlabadelasporrasdehierro!PoresolohabíanbautizadoRic-Ric.Sulomohabía soportado todos los golpes, todas las ofensas y losmartirios.Y aún tenía unviejo abrigonegroque lo ayudaba a amortiguar los impactos.Yunbombínque lehacía de casco, y una barba espesa que le protegía el mentón. Si alguien podíasobreviviraunacaídacomoaquellaeraél.EltontodeRic-Ric.

En realidad, todo fuemuy deprisa.Cuando quiso darse cuenta ya no rebotaba,sinoquesedeslizabacomountrineo,untrineoqueatravesabaunapendientenevada.Eraunadelasúltimascapasdenievequeaúnresistíanalverano.Ahorarodabaporuna pendiente cada vez menos inclinada, y la velocidad iba reduciéndose poco apoco.Sucuerpotardóunaeternidadendetenerse,comounaproaqueembarrancaraenunaplayadeserrín.Sien lacaídahubierachocadoconunobstáculodemasiadosólido,untocóngrandeounarocamásangulosa,sehabríarotoelespinazo.Porfinsehabíaquedadoquieto,peroaúnnoseatrevíaamoverse,comosinosecreyeraqueestabavivo.

Todavía llevabaelsombrero,caladohasta losojos.Searrastrócomounamorsaviejayholgazana.Estababaldadoycontusionado,perovivo.LaOcaCalvanofueaparar muy lejos, planeando con impericia. Ric-Ric la miró: en el fondo lo habíasalvadoella.Oquizásertantonto:¿aquiénseleocurreutilizarunaocaviejaycalvacomoaparatovolador?Soloauntonto.Perosinunaideatantontanuncasehabría

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atrevidoaenfrentarseaaqueldescensomortal.Ylohabíahecho.Yaúnestabavivo,entero,casiindemneyeralibre.Demomento.

Los trescientos fungus de Chiquitín se habían agrupado a cierta distancia de laMontañaAgujereada, escondidos entre los árboles, sus queridos árboles.Todos losfungus experimentaban cierta agitación feliz, cierta euforia física por el hecho dehaber vuelto a los bosques. Después de tanto tiempo recluidos en la MontañaAgujereada, bajo techos eternamente crepusculares, volvían al aire libre, a lanaturalezadelaquehabíansalido.Aúnbuscabanalejércitofrancéscuandolesllegóelecodelosprimerosdisparos.Quésorpresatangrande,y tandesagradable,oír labatallaenunadireccióntotalmentediferentedelaprevista,ymuchomáslejos.Lostrescientos fungussegiraronhaciaelpuntodelqueprocedían loscañonazos.¿Quéhabíapasado?Ahorayadabaigual.Chiquitínestabacansado,sabíaqueaquelcambiodedirección leharíacorreryquecuando llegaraelmomentodeentrarencombateestaríaagotado.Peronolodudó:«Vamos».

Y corrieron, más vivos que el fuego, más rápidos que el rayo. Trescientascriaturas deseosas de auxiliar a los demás fungus. Corrieron y corrieron entre losárboles,tanvelocescomosilenciosos.¡Deprisa,deprisa!Corríantantoqueelquelosdirigía,Chiquitín,sequedóatrás.Teníalaspiernasmáscortasynopodíaseguirleselritmo.Estabacansado,muycansado.Dehecho,arrastrabauncansanciocrónico.Yencimateníaquetomartodaslasdecisionessolo.Nuncahabíaexistidounfungustanpequeño, tan cansado y tan angustiado. «¡Esperad!», gritó, pero el oído no era elsentido más desarrollado de los fungus, y el bosque distorsionaba los ruidos. AChiquitín lepreocupabaque fueranapararal lugarequivocado.Loque teníanquehacer era situarse exactamente detrás del ejército humano. Un avance precipitadopodríahacerlossalirdelbosqueporellugarerróneo.Porsuerte,nofueasí.

Losfungussedetuvieron,ycuandoChiquitínsereunióconellos,descubrióquesehabíanagrupadojustoenellímitedelbosque.Másalláhabíaunpradoy,enmediodelprado,elejércitodeloshombres.Ylomásimportante:losfungusestabanenlaretaguardia.Estupendo.Eraunasituaciónperfecta.Loshombresestabandeespaldasa los fungus. Y demasiado ocupados tiroteando y bombardeando al grupo de losdoscientos,queserefugiabacomopodíadetrásdeunasgrandesrocasblancas.Sí,elejército entero estaba de espaldas, disparaba en dirección contraria. ExactamentecomoeldíadelaGranBatalla.Loúnicoqueteníanquehacererarepetirlamaniobrade entonces: atacar la retaguardia humana por sorpresa, en una carga devastadora.PeroChiquitínloscontuvo.Queríaobservarunpocomásalenemigo,asíquediounpasoadelante,seseparódelosdemásfungusysecamuflóentreunosarbustosmuyfeosdetallosgruesosyhojasvenenosas.

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Las armas humanas levantaban tanto humo que cubría la mitad del campo debatalla.Aunasí, vioaFéraud, laBête, detrás de la primera línea, a caballo.Hacíaremolinosconlaespada.Impartíaórdenes,ytodoelmundoobedecíacondiligencia.Todosecentrabaenél; todoelejércitoparecía tantoomáspendientedeélquedelcombate.Encambio,enaquelmismomomentolosfungusestabancriticandoaquienlosdirigía,osea,aél.

—Hassidoelúltimoenllegar—lereprochabanagriamente—.Tieneslaspiernascortas,ereslento.¿Ytúvasaencabezarlacarga?

Olvidabanquelohabíanobligadoadirigirlos,contrasuvoluntad.Yquesiestabatancansado,exhausto,dehechoeraporqueteníalaspiernasmáscortas,quetampocohabíaelegido,yporqueteníaquediscutircadainstrucciónquedabaconunosfungusreticentes.Agachadodetrás de aquelmatorral,Chiquitín se dijo: «Ah, sí, qué grandiferenciaentreloshumanosylosfungus.Loshumanosobedecenservilmenteasuscabecillas;encambio,entrelosfungustodoelmundoseatreveamandara losquemandan». Pero todo aquello no tenía demasiada importancia, y menos en aquelmomento.Ahorasolodebíanpensarensalvaralosfungusdelasrocasyderrotaraloshumanos.

Chiquitínvolvióatrásehizoquelosfunguslorodearan.—Miradloquehetraído.Y lesmostró la bandera amarilla con el () en el centro, perforadapor las balas

españolas, manchada de sangre humana reseca y de viejas esporas fúngicas.Desgarradayestrujada.Todoslosfungusmiraronlatela.DurantelaGranBatallaloshabía agrupado, y ahora serviría para enardecerlos: los fungus pasaron manos ydedos, mil dedos, por encima de la tela. Chiquitín notaba que los recuerdos losexasperaban.Lessalíanesporas,milesdeesporasqueflotabanenelairecomonubesdemosquitosysedepositabansobrelatela.Alfinal,Chiquitínretirólabandera,selaatóalpechocilíndricoydijo:

—¡RecordadqueloshombresmataronaTuerto!Yasí,conunaexaltaciónyunamentira,empezóelataquedelosfunguscontrala

retaguardiafrancesa.Lostrescientosfungussalierondelbosque,perfectamenteencajadosenunamasa

compacta como ladrillos en una pared, decididos e imperturbables. Primeroavanzaronapasolento,furiososperocontenidos.Chiquitínibaenelcentro,delante.Los humanos aún no los veían. La batalla rugía. Los hombres dirigían todas susarmasendireccióncontraria.Todoibabien.Tardaríanunosinstantes,unosinstantespreciosos,endarsecuentadequetrescientosfunguscaíansobresuespalda.

De repente,Chiquitín aceleró el paso.Y con él todos los demás. Incluso en lamaneradedirigirlacargasenotabaqueeranfungus,nosereshumanos:Chiquitínnoalzabalabandera,lallevabapegadaalpechoylaprotegíaconlosbrazos.Alataque.Trescientos bólidos furiosos, armados con garras largas y puntiagudas que podíanmataraloshombrescomosifueranratones.Suspiesramificadosaceleraronelpaso,

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cadavezmás,hastaquecargaroncontodasualma.Poraquellasgargantassinfaringeescapaban aullidos espeluznantes, como vientos huracanados atravesando unachimeneasucia.

Pordesgracia,losfungusignorabanundetallepropiodelascuestioneshumanas,pero fundamental: que Francia no era España, y que, en consecuencia, el ejércitofrancésnoeracomoelejércitoespañol.

La Bestia estaba bastante satisfecha con la evolución de la batalla. Los artillerosbombardeabanalosfungusqueseescondíanentrelasrocas;lostiradoresalpinosylos aduaneros disparaban sus fusiles. Pero aquello no significaba que hubieradescuidado su retaguardia, ni mucho menos. Allí había apostado a sus queridoszuavos, que escoltaban los cuatro carros secretos, enprevisióndeun ataquepor laespalda.Cuandoloscentinelasleadvirtierondequeunacortinadedragonesemergíadelbosque,Férauddecidióquehabíallegadoelmomentoderetirarlaslonasblancas.Encadacarroaparecióunaespléndidamitrailleuse.Losoficialesmás jóvenes,querodeaban al general, protestaron: ¿por qué no les había contado que disponía deaquellasmaravillasensuarsenal?

—Un secreto, señores—les replicó—, o lo es para todo elmundo o no es unsecreto.

Las mitrailleuses tenían el aspecto de cañones en miniatura, casi parecíanjuguetes. Pero eran armas mortíferas. En la plataforma de cada carro había unaametralladoraytressirvientes.Unodisparaba,otrocargabayeltercerorefrigerabaelcañón. Cuando los fungus de Chiquitín estuvieron a cien metros, Féraud abriódesmesuradamente su único ojo y dio la orden de abrir fuego. Los cañones de lasametralladorasescupieronenjambresdebalas:unruidodetrilladoraindustrial,comodemilmartillospercutiendolatas.Ylosfungusempezaronamorir.

Los dragons tenían que recibir muchos impactos para caer definitivamenteabatidos.Teníanpocosórganosvitales,ningúnnervioymuchosmiembros,porloquepodíanproseguirelataqueaunquerecibierandocenasdeimpactos.PeroalaBêtenolepreocupaba.Nohayproblemaquenotengasolución:sicadaametralladorapodíadisparar hasta trescientas balas por minuto, cuatro ametralladoras significaban mildoscientasbalas.

Las máquinas disparaban sin pausa, y los fungus atacantes caían como trigosegado,hilerasenteras.Loszuavosqueprotegían loscarroscontribuíandisparandocon sus fusiles.Con cada disparo de sus armas, las borlas de las gorras de Fez semecían como péndulos blandos. Fusiles y ametralladoras recargaban y volvían adisparar. Y, aun así, ¡cómo se resistían a morir les dragons! Podían tener todo elcuerpocosidoabalazosyseguíanadelante,adelante.

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EnelfondodeFéraud,delaBestia,habitabaelhombreatávico,elexterminador.El hombre cainita: el que aplasta el cráneo de su hermano con una piedra dura yexperimentaplacerhaciéndolo.¿Cómoentoncesnoibaasentirsecomplacidoconelespectáculodecientosdedragonssucumbiendoasudurapiedra,susmitrailleuses?LaBête,conelsableenalto,clamaba:

—Hourra!¡Matadaestosverracos!

Chiquitínveíacómolosfungusmoríanasualrededor,aderechaeizquierda.Corríanhacia los soldados y caían, caían, bajo un tiroteo de una densidad abrumadora.Chiquitínsesentíacomosilofrotaranmilabejasfuriosas.Siunadeaquellasabejas,solo una, le impactaba entre los ojos, moriría. De hecho, notaba la muerte a sualrededor.Losfunguscaían,exhalabanunaúltimasensaciónydespuéslavidaseiba,abandonabaelcuerpoensilencio,comoelrocíoqueseevaporadelahierba.

Moríanpordocenas.Chiquitíncorríaconlabanderaenelpecho,ysinoloheríanera solo porque eramuchomás bajito que los demás, y las ametralladoras estabangraduadas para disparar a las cabezas de los fungus. Y también porque tenía laspiernasmáscortasyestabamáscansado,eramás lento,y lamayoríade fungus lohabíanadelantadonadamásempezar lacarga.Tropezócon tresocuatrocadáveresquelecerrabanelpaso,perosiguióadelantehastaqueseleatascóunapiernaentrelosmiembrosdeunmuertoycayó.Delantedeélseguía lacarga:abatían,heríanymatabana los fungus.Chiquitín sepusodepie.Enaquelmomento lohirierondosbalas.Una le entró por el pecho, con un ruidito de corcho traspasado, y otra,másperniciosa,lohirióenlaboca:elplomoleimpactóenlamandíbulainferioryselapartióendos.Siemprehabíatenidolamandíbulainferiormuysalida,comodeperro.Ahora una parte le colgaba, destrozada, como un tendón inútil. Durante unosinstantes se quedó quieto, sin entender que su cuerpo se había modificado parasiempre. Se tocó la boca con cincuenta dedos. Sumente lo iluminó con una ideacruel: si una solabala lehabíahechoaquello, quénopodríanhacer con su cuerporaquítico los miles de balas que silbaban a su alrededor. Y entonces Chiquitíndescubrióqueunfungustambiénpuedesercobarde.

Experimentóunmiedoquenuncahabía conocido,ni siquiera cuandocayóa lagarganta.YestaveznoestabaTuertopararescatarlo.No,noestaba,yelquehacíadeTuertoeraél.Elmiedo.Sintióunmiedoinmenso,vastocomoundesiertosindunas.Yentrelosfunguslossentimientoseranaudiblescomosonidos.

AquelmiedoquebrotabadelpechodeChiquitín,tanrepentino,fueinterpretadoporlosdemáscomoungritodealto.Aloírlo,muchosdetuvieronlacarga.SegiraronesperandoinstruccionesymiraronaChiquitínylamediamandíbulaquelecolgaba,rota.«¡EreselnuevoTuerto!—ledecían—.¿Quétenemosquehacer?».Elmiedole

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impedía pensar, razonar y decidir. «¿Qué tenemos que hacer? ¿Qué tenemos quehacer?». En lugar de darles alguna orden, Chiquitín corrió. Y lo hizo en sentidocontrarioaloshombres,alenemigo.Losdemásfungus,atónitos,dudaron.Alverlohuirperdieronimpulso,yaquelloacabóconlacarga.

Ni en la derrota eran como los hombres. Un ejército de seres humanos habríainiciado una simple desbandada, todo el mundo huyendo para salvar la vida. Losfungus,encambio,reaccionaroncadaunoasumanera.Algunos,desorientadosporelsentimiento que proyectaba Chiquitín, se movían estúpidamente a derecha eizquierda,sinsaberquéhacer.Elhechodemoversemáslentamentelosconvertíaenblancosaúnmás fácilesy caíancomomoscas, atravesadospordocenas, cientosdebalas.Otros, por inercia,mantuvieron la carga, adelante, pero sin nervio.Algunosinclusosequedabanquietoscomoestafermos,esperandoaquealguienresolvieralacontradicciónentrelasinstruccionesyelejemplo,entrelaordendeatacaralenemigoy la imagen de Chiquitín huyendo. Caían y caían, los que aún corrían, los quedeambulabanylosinmóviles,todos,abatidosportormentasdeplomo.Chiquitínnonecesitabaverlamasacreparapercibirla:notabaalosfungusexpirando,tiroteadosyametrallados,ysedijoqueéleratanculpabledeaquellasmuertescomolasarmasdelossereshumanos.

Nosedetuvo.Corrió.Solo.Abandonandoa los suyosyodiándosea símismo.Entró en el bosque y se escondió en las profundidades más densas, húmedas yprimordialesdelanaturaleza.

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C

CAPÍTULOXXVI

FINALDEESTARARÍSIMAYEXTRAORDINARIAHISTORIA,ENLAQUESEHANARRADOCÓMO

APARECIÓLARAZAFÚNGICA,SUSUMISIÓN INICIALALOSSERESHUMANOSYSUREVUELTA

POSTERIOR. SE CONSUMA EL MEZQUINO DESTINO DE RIC-RIC. EN EL ÚLTIMO SUSPIRO,

CHIQUITÍNDESCUBREELAUTÉNTICOESCONDITEDELPODER

assian,quenosentíaningunafidelidadporAugusteFéraud-d’Hubertniporelejércitofrancés,tampocoteníaelmenorinterésenlabatalla.Élnohabíaidoa

mataracientosdemonstruos;soloqueríamatarauno:Ric-Ric.¿Dóndeestabaaquelfilhdecanha?No loveíaen lavanguardianien la retaguardia;nicon losdragonsqueseescondíanentrelasrocas,resistiendolaavalanchadebombasybalas,niconlosqueatacabanporlaretaguardiayeranexterminadosporlasametralladoras.

A Cassian todo aquello le daba igual: rodeado de una tropa frenética por loscombates,élsemanteníacomomeroespectador,montadoensucaballo.ObservóaFéraud: labatalla lo excitabahasta límites irracionales;parecíaunabestia aúnmástemiblequelesdragons.¡Quéhombre!Lacarasalpicadadeagujerosdemetralla,unsolo ojo…Con las venas del cuello hinchadas, blandiendo el sable, animaba a sussoldados con una voz tan potente que incluso se oía por encima del estrépito defusilesycañones.Cassianmiróhaciaarriba:elsoldesaparecióentrenubesdeungrisadoquín, como si prefiriera no ver lamatanza.Miró a la izquierda, al flanco de labatalla:alfinaldelpradoempezabaunapendientecubiertadeunavegetaciónespesa,sobretodoarbustos.Yadvirtióundetalle:lapartemásaltadelosarbustossemovía.¿Qué podía ser? ¿Un grupo dedragons infiltrados, que iban a la suya?No, no locreía:aquellasbestiaserangregarias.Tuvounpresentimiento.SeolvidódeFéraudyespoleóelcaballoenaquelladirección.

No eran dragons. Era un único cuerpo, aún invisible debido al follaje. PeroCassiannolequitabalosojosdeencima.Yalfinalapareció:unsombrerocóncavo,unoszapatosdeciudad.Unabrigonegro.Él.

DespuésdehuirdelaMontañaAgujereada,Ric-Ricnohabíatenidomásremedioquepasarporallí,porel límiteexteriordelcampodebatalla.Decidióarriesgarseycruzar un lateral escondiéndose entre la vegetación. No era una idea insensata.Hombres y fungus estaban demasiado ocupados matándose mutuamente; lasprobabilidades de que alguien se fijara en aquel extremo del prado eranmínimas.

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Pero Cassian estaba allí, y había ido con un objetivo y solo uno: encontrarlo ymatarlo.Ylohabíavisto,lohabíaencontrado.

LosojosdeCassianseanclaronenlafiguradelabrigonegro.Ric-Ricintentabapasarinadvertido.Elterrenodescendíayélsedejabacaerdeculo,deslizándose.PeroCassianlohabíavisto.Paraél,labatallayanoexistía:nilosgritos,nilosdisparosnilosresoplidosnerviososdeloscaballos.Soloteníaojosparaelfugitivo,paraRic-Ric.Galopó en aquella dirección, indiferente a las protestas de los soldados a los queapartabaconelpechodesucaballo.Dejóatráselcampodebatalla.Pordesgracia,Ric-Richabíadesaparecidoporundesnivel demasiado abruptoparaque el caballopudieraacercarse.Mierda.¿Quéteníaquehacer?¿Desmontaryseguirelrastro?No.Recorrió el borde superior hasta que encontró una bajada accesible. Entró en undesfiladerofríoyoscuro.Allídentrolavegetacióneraubérrima,plantasnocturnasyárboles cubiertos de enredaderas. ¿Dónde se había metido aquel filh de canha,dónde?Dentrodelahondonada,elruidodelaluchalellegabalejanoydistorsionado;oía losbramidosde losmonstruosy las explosionesartilleras,y eracomosioyeracroarunabalsade ranasdesdeel fondodel agua. ¿YRic-Ric? ¿Lo había perdido?No.Sefijóenunagujeroenunosmatojos,eltúnelqueharíaunjabalíenlaespesura.Ounhombrerechonchoderodillas.Llevóelcaballohaciaallí,traspasóunabarreradehierbajosysalióauncampoabierto.

Ric-Ricestabaal fondodeunprado irregular, lejos.Corríaconunamanoenelsombrero, con los faldones del abrigo negro revoloteando cómicamente. Corría ycorría, lomás rápidoposible.Pero ahora estaba en campo abierto, yCassian iba acaballo.Estefustigólamontura,algalope.Cadavezloteníamáscerca.Ahorasí,porfin,porfin.¡Venganza,venganza!

Ric-Ricsupoqueestabaperdido.Enungestodesesperado,sesacóelLefaucheuxdelabrigoydisparóconelbrazohaciaatrás,undisparo,dos.Erauntiradorpésimo.Peroelazarnodiferenciaentrehombresbuenosymalos:lasegundabalaentróenlaparte baja del pecho del caballo. A la pobre bestia se le doblaron las rodillasdelanterasyCassiansaliópropulsadoporencimadelcuello.Nodejóderodarhastaquesucabezachocóconunpedrusco.Ungolpeduro,justocontralachapadecobre.Maldijo y renegó, medio aturdido. Se puso a cuatro patas, el golpe le hacía verchispasamarillas.Solopensabaendoscosas: recuperar la escopetaynoperderdevista a Ric-Ric. Tuvo el tiempo justo para ver el bombín desaparecer detrás delhorizonte,porundeclivedelterreno.Cassiancogiólaescopetaconsusmanazasylosiguió escupiendo de rabia: ningún deseo es tan perseverante como el deseo devenganza.

¡Cómocorríaaqueldemoniobarrigudo!Peroéltambiénsabíacorrer.Yteníalaspiernasmáslargas.Ric-Ricerabastantehábilescondiéndose:siempreconseguíaqueentreélyCassianseinterpusieraalgúnobstáculoparaquenopudieradispararle.Yen efecto, cada vez que Cassian apuntaba, entre el cañón y Ric-Ric aparecían unárbol,unarocaounmontículo.

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Ric-Ricbajóporunterrenodegravilla.Sedejócaerlevantandotantapolvaredaconlostalonescomopudo.Recorrióeltramofinalrodandocomounacroqueta,contodoel cuerpoencogido.Casualmente fue adardemorros contrauna seta, unadeaquellassetas.

LaperspectivadeCassianeraotra.SolohabíavistoaRic-Ricesfumándosedetrásdelacortinadepolvoquehabíalevantadoconloszapatos.Losiguió,terrenoabajo,aunquelapolvaredalocegaba.Alfinal loesperabaunasorpresa:unfungusalqueRic-Ricacababadedespertardeunpuñetazodesesperado.

Lasextremidadesdelmonstruosalierondeentrelacortinadepolvo,comopatasdeunadescomunalaraña.Cassiangritó.Elfungusloabrazaba,loestrangulabaylecomprimía las costillas.Cassian sacudió losbrazosy los codos,necesitaba espaciopara disparar la escopeta. Elmonstruo pegaba rugidos como de piedra demolino.Cassiandisparó abocajarro contra lapartedel cilindroque seunía a la cabeza.Elfungus retrocedió con un rugido de fiera, pero aún no cayó. A Cassian no le diotiempoavolveracargar,asíquelogolpeósalvajementeconlaculata,entrelosojos.Elhumanobramabamásqueelmonstruo.Rodaronporelsuelo,Cassianencimadelmonstruo, con las piernas abiertas, dándole culatazos en la cabeza, hasta que elfungusdejódemoverse.Habíavividocientotreintaynueveañoscomovegetalydosminutoscomocriaturaconsciente.

Cassian recuperó el aliento, aún sentado sobre el monstruo muerto. Respirabaaceleradamente.Tenía la cara llena de sangre, pero solo eran heridas superficiales.Alzó los ojos. Ric-Ric estaba allí mismo, a unos veinte metros, en una pequeñaelevaciónboscosa.Sehabíaquedadoaverlaluchaparaasegurarsedequeelfungusmatabaasuperseguidor.Nohabíasidoasí.Conlacarabañadaensangre,ylosojosabiertosyredondos,Cassianparecíaundemonio.

—T’aucirai,filhdecanha!Ric-Ric huyó. Con aquellas piernas cortas y rechonchas parecía un ratoncito

corriendoaunavelocidadinverosímilparasutamaño.Saliódelbosqueyfueapararaunprado.Enmediodeaquelcampodehierba,amarillentaporelsoldelverano,sealzabaunostalinolvidable:lacasadeMailís.Sedirigióaellasinpensarlo.Ric-Ricsaltó el murete exterior, pero Cassian lo seguía de cerca. El odio lo empujaba, lohacía correr más deprisa que un galgo. Ya estaba a menos de diez metros de suvíctima.Sedetuvouninstanteparacargarelarmaydisparó:nolehabíadadotiempoaapuntar,perolefaltópocoparaacertar.Aloírlabala,Ric-Ricseparapetódetrásdelmurodepizarra, ydesde allí disparóuna erráticabalade revólver, dos.Cassiannisiquiera se agachó: estaba tan furiosoque cargó contraRic-Ric: saltó elmuroy loatacóaculatazos.Ric-Ricchillabacomounaabuelaofendida,replicabaamanotazosyseescurríacomounpez.Sinsabercómo,consiguiódeshacersedeCassianyentrarenlacasa.PeroapenashabíacruzadolapuertacuandoCassiancayóencimadeélylotumbódeungolpedeescopeta.

Elfinal.

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Ric-Ricestaba tumbadoenelsuelo,bocaarriba.Cassian leapuntabaa lacara.Ric-Ricabríalasmanos,indefenso.Llorabaygemíasindignidad.Cassiannoqueríadisparar, aún no. Antes tenía que preguntarle cómo se las había ingeniado paraencontrar el Poder. ¿Cómo había conseguido que lo obedecieran los batallones demenairons?¿Cómo?Ysobretodo:¿dóndeseocultabaelPoder?

Pero a Cassian no le dio tiempo a formular ninguna pregunta: una serpiente,gruesa comouna cuerda de barco, le rodeó el cuello, el cuerpo y las piernas, y loarrastróconuntirónbrutal.

Era Tuerto. Su lengua medía ocho o nueve metros. Era tan larga que podíapermitirseenroscarelcuerpoenterodeCassian.PorqueTuertoseguíadondelohabíadejadoRic-Ricmesesatrás:delantedelachimeneadelostal.Ladisputaentrelosdossereshumanoshabíasidotanviolentaquenisehabíanpercatadodesupresencia.

LalenguadelfungusrodeabaelcuerpodeCassianenespiral,conlapuntadentrodelabocadelhombre,comosiquisieraimpedirquehablara,quelomolestaraconsupalabrería.ElprimerimpulsodeRic-RicfueponersedepieybuscarelLefaucheux.Resoplando, sin acabar de entender lo que sucedía, apuntó el arma contra aquellafiguraamorfaqueformabanelfungusyelhombre,unidosporunalarguísimalenguanegraquecomprimíaaCassiancomounfilamentodeacero.Elmuscatserevolvía,prisionerocomouninsectoenunatelaraña.TeníalabocaobturadaporlapuntadelalenguadeTuerto,asíquesoloseoíansustacones,quealdebatirsegolpeabanelsuelodemaderadelcomedor.EncuantoaTuerto,semanteníaimpasible,conlosojosfijosenlasbrasasrojizas.

EntoncesTuertoapartólosojosdelfuegoygiróelcuellohaciaRic-Ric.Había algo espantoso en aquellamirada de perro cansado, lúbrica, con la boca

abiertaparaquepudierasalirlalenguahúmedayoscuraqueaprisionabaaCassian.Cuando Tuerto lo miró, algo se rompió dentro de Ric-Ric. Porque supo que elLefaucheuxnoleserviríadenada.Queelfunguseramuygrande,yélmuypequeño,yqueenelreducidoespaciodeuncomedordemontañanopodríairaningúnsitio.Él, Ric-Ric, le había jurado a Tuerto que un día volvería al ostal para juzgarlo, yahora descubría que sería exactamente al revés. Al final, de forma imprevista, sehabíacumplidolaprofecíadeChiquitín:«DijistequejuzgaríasaTuerto,peroseráélquientejuzgueati».

—¡Compañero!—protestóRic-Ric—.¡Creíaqueéramosamigos!Pero no lo eran. Ric-Ric notó perfectamente lo que le decía Tuerto. Unos

sentimientosarticulados,demuydifíciltranscripción,peroquesisehubieranpodidoexpresarenlenguahumana,seguramentehabríanadoptadoestaspalabras:

—Según vuestra religión, Dios ofreció un hombre a toda la humanidad. Ennuestros tiempos se ha producido una ofrenda aún más elevada: la naturaleza haofrecido toda una humanidad a un hombre. Tú. ¿Y qué has hecho con ella?Degradarla,pervertirla,ofenderlaytraicionarla.¿Entiendeslafabulosaenormidadde

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tucrimen?Ningúnhombre,desdeel iniciodelos tiempos,hacometidounperjuriotanabominablecontraunlegadotanextraordinario.

Al oírlo, Ric-Ric tuvomiedo. Porque de repente se dio cuenta de que durantetodosaquellosmeses,encerradoenelostal,elcerebrodeTuertohabíaestadodandovueltasatodoaquello.YentoncesTuertoañadióesteveredicto:

—Ereselmásaborrecibledeloscriminales.Ycuandobuscouncastigojustoparati, no lo encuentro. Por eso te dejarémarchar. Serás el hombre que huye, y vayasadondevayas,nuncaencontraráslapaz.Serásuncementerioodiadoporlaluna,seráseternamenteperseguidoporunagarrainvencible.Yasí,losfungustendránalgoquehacer,algomásimportantequevaciarmontañas:buscarte,encontrarteyjuzgarte.

Yacontinuación,Tuertohizoungesto inesperado,másvelozqueunrayo,másvivoqueelfuego:alargóunodesusbrazosmáslargosy,conunmovimientodecolade lagarto, fugaz y vertiginoso, una multitud de dedos flexibles le arrebató elLefaucheux.Tuerto semetió el cañóndel revólver en la boca, entre la lenguay elpaladar, muy adentro, y disparó. Se oyó un «plop»mortal, y el fungus, el primerfungusquehabíaabiertolosojos,cayócomounviejoedificioaniquilado.Primeroderodillas,conunruidodeplomo,ydespuéselcuerpoentero.Todosupeso,todossusvolúmenes vegetales se derrumbaron sobre Cassian, que, entre la lengua que lorodeabayelcuerpocolosaldeTuertoencima,quedódefinitivamenteatrapado,vivoperocautivo,comouninsectoenunagotadesavia.Movía lospiesypedíaauxiliocon labocaaúnamordazadapor la lenguadel fungus.Ric-Ric, aúnestupefacto, sefijó en las brasas rojizas, que titilaban. Meses atrás, había castigado a Tuerto aquedarseallí.Alosfungusnoleshacíaningunagraciaelfuego,leconstaba:¿cómodemonioslohabíamantenidoencendidotantotiempo?

Lomejorquepodíahacereramarcharse.Noqueríaestarallícuandoaparecieraalguien, fungus o ser humano. Tuerto había planificado muy bien su último acto:cuando los fungus descubrieran su huida y vieran al primer fungusmuerto, con elLefaucheux en la boca, precisamente allí, donde Ric-Ric lo había recluido, solopodrían pensar en un culpable. Por un momento pensó en llevarse el revólver.Imposible.Elarmasehabíaquedadomuydentrodelabocadelfungus,ygiraraquelcadáver colosal era como intentarmover una ballenamuerta. Además, si lo hacíaquizáliberaraaCassian.Alfinalrenunció.Daigualelarma,sedijo:alfinyalcabo,losfrancesesexterminarána losfungusmuypronto.Yteníaprisa,muchaprisaporsalir de allí. Cassian golpeaba el suelo de madera con los talones, atrapado en lalenguadeTuertoydebajodesucuerpo,pidiendoauxilio.

Ric-Ricabrió lapuerta.Aúnoía,a lo lejos, loschasquidosde lasbalasdefusilmezclados concañonazos,disparosy ráfagasde ametralladora.Miró aun ladoy aotro.Noveíaanadie.YasífuecomoelhombrequehabíallegadoaaquellaslatitudesconungranIdealporequipaje,elhombrequehabíahechoemergerdelatierralarazade los fungus, se marchó de los Pirineos: huyendo como un miserable ladrónnocturno.

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Antesdedispararseen laboca,Tuerto tambiénhabíahabladoconCassian.Peroelmuscatnohabíaconvividoconlosfungusynonotabasulenguaje.Fueunalástima,porqueTuertoacababadecontestarlelapreguntaquehabíaperseguidotodalavida.

¿DóndeestabaelauténticoPoder?¿Dóndeseocultaba?Si Cassian hubiera entendido el idioma fúngico, habría obtenido por fin la

respuestaquecontantoafánhabíabuscadotodasuvida.YporfinhabríasabidoqueelPodernoseocultaenlapareddeningunacueva,nienningunacumbre,pormásqueloafirmaraunaleyendainfantiltanantiguacomoridícula.

Tuerto le habría hecho saber que el poder, el Poder auténtico, legítimo yperdurable,seocultaenunlugarmuchomástransparenteyaccesible:dentrodelosexcluidosydescartados, en el interiorde losmiserables,de losmáspobres; en lasmultitudesqueconformanelbarrode la tierra.Tuerto lehabríahechosaberqueelPoder siempre ha estado en las manos de los perdidos, de los náufragos y de losnecesitados.QueelPoderpertenecealosindigentes,aloshambrientosysedientos.Alos diezmados. A los de abajo. A los paupérrimos. A los abandonados y a losincomprendidos.Alosproscritos,a los leprosos.Alosextrañosya losexóticos.Alos numerosos y desgraciados. A los negros, a los de mil colores. A losincomprendidosymonstruosos.

Esta habría sido la respuesta de Tuerto. Y también le habría dicho que losindividuosquemandansololohacenpordelegación,quelosgrandeshombresnosonnadasinlosdeabajo.Queestos,losdespreciados,losignorados,losmudos,sonlosque realmente elevany sostienen a los reyes de todo tipo, y sin su consentimientoningúngobernanteesnada.Porqueelpoder,elauténticoPoder, lo tienenellos: losaberrantes,lahordarepulsiva.ElPoderestádentrodeestamayoríaincalculablequesolo confía en el idioma de los sentimientos. Ellos aún no lo saben, pero un díasabránqueelPoderessuyo,queelmundoessuyo.Siemprelohasidoysiempreloserá.YporesosuyoeselderechodecrearunMundoNuevo.Yasí loharáneldíaquesueñensudestino.Solonecesitaneso:aprenderasoñarytenerunsueño.

Por desgracia, quien debería haber escuchado estas palabras no era Cassian,demasiadoobtusoparahaberentendidonada,sinoelmáspequeñoydesesperadodelosfungus.

Porqueenaquellosprecisosinstantes,justocuandoCassiancaíacautivo,mientrasRic-Ric huía y Tuerto agonizaba, Chiquitín descubría que quizá los fungus notuvieranhígado,nicorazón,niriñones,peroteníanmiedoyteníanlágrimas.Desusojos amarillos resbalaban gotas de mucosa densas como el aceite, de un amarilloapagado,tibiasymuchomássaladasquelashumanas.Corríadesesperadamenteconsusdiezcortaspatas,conscientedequeleshabíafalladoalosfungus.Lejos,detrásdeél,aúnoíaelestruendodeloscombates.Lossereshumanosestabanexterminandoa los fungus.Chiquitín se sentía responsable demuchomás que la pérdida de una

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batalla. Había sucumbido, había causado el fin de los fungus. Y ahora vagaba sinrumbo,llorosoysolo,ymuycansado.«Estoycansado,tancansado».

No sabía adónde iba. Vagaba, como una anguila triste en un lago demasiadofangoso,yderepenteseencontróenunlugarqueconocía,querecordaba.Unlugarendondehabíaestadoundíamuytriste,despuésdelaGranBatalla.

Eraelcementerio,elValleInclinadoenelquehabíanenterradoaloscientosdefunguscaídosencombate.Aqueldíahicieronagujerosenlatierraydepositaronenellosasushermanosinertes.Solohastalacintura.¿Porquélohicieronasí?Niellosmismoslosabían.Peroenelfondo,muyenelfondo,sentíanqueeralocorrecto.Queenterrando hasta la cintura a sus hermanos, devolviéndolos a un estado similar alprevio a adquirir consciencia, se decían a sí mismos que quizá, solo quizá, searraigaranenlatierraoalgúndíavolvieranadespertar.

Ahora Chiquitín paseaba por el Valle Inclinado, y lo que descubría era elespectáculomáshorrorosoquesusojosamarilloshubieranvistonunca.

Losgusanossehabíancomidoalosfungusmedioenterrados.Delamayoríasoloquedabaunapartedelcilindro.El restodelcuerposehabíadesintegrado,devoradoporlosinsectosyarrastradoporlaslluvias.Aquíyalláseveíanrestosdecabezassinojos.Gusanos.Gusanos gordos como salchichas quemovían la cola, salían de lascuencasdelosojosoasomabandelostroncosporcienagujeros.Gusanosblancosygusanosnegros.Niunsolofungussehabíalibrado,todosloscadávereserancarroñavegetal,deshecha,corruptayputrefacta.

AChiquitínseleescapóungritoentrelosdientes.Alverlosequedóabatido,conunatristezainfinitayalmismotiempovaporosa.Queríahuir,huirdesímismo,peronoteníaadóndeir.

«Cansado…cansado…tancansado…».Corrió,agotado,hastaquelafaltadefuerzashizoqueaflojaraelpaso.Seadentró

enunsenderodemontañayascendióhastaencontrarunacapadenievedecolorperlaenloaltodeunacimasinnombre.Yanopodíamás.

Se dejó caer. El frío de la nieve lo acogió. Hundió los dedos, cien dedos,trescientosdedos.Estabacansado.Aún llevaba labandera amarilla.Lautilizóparataparse la cabeza, como un último refugio. Chiquitín, debajo de la tela, bajó susgruesospárpadosycerrólosojos.

Yentoncessucedió.Loimposible.Enelmundode lossereshumanosseríauna trivialidad insignificante;entre los

fungus, un milagro: superado el límite de sus fuerzas, caído en una intemperiedesolada,cuandoyaestabamásalládesímismo,Chiquitínsedurmió.Ysoñó.Tuvounsueño.Él,unfungus,elmáspequeñodelosfungus,soñó.Unsueño.

¿Cuándohabíaempezadorealmentetodoaquello?¿Aquellanochedelinviernode1888, cuando Ric-Ric, enamorado, despertó al primer fungus? ¿Cuando Tuertoinsistió en enterrar a sus congéneres muertos en la Gran Batalla? ¿O quizá todoaquellohabíaempezadomillonesdeañosantes,antesde loshombres,antesde los

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animales, cuando la primera semilla de fungus arraigó hundiendo un hilo bajo latierra? ¡Oh, gran misterio de los misterios! Porque quizá, al fin y al cabo, losprincipiosnoexisten,soloexistenlosprocesos.Peroentodoprocesohaymomentosculminantes.Yaquelsueñoinesperadoculminabamuchascosas.

Fue un sueño breve, brevísimo, fugaz. Duró la mitad de la mitad de medioinstante.Quizámenos.Unsueñomásbrevequeelencendidodeunacerilla,queunchasquidodededos;fugazcomoelaleteodeuncolibrí,comoelparpadeodeunbebé.Efímerocomounrelámpagoenlanocheoscura.Perofueunsueño.Lofue.Y,comoentodoslossueños,eltiempofuesustituidoporelsignificado.

Estefueelsueño:Chiquitínsoñóquecaminabaporlanieve,cansado.Entrabaenun bosque, un bosque maravilloso de árboles altos y fornidos que lo acogían.Chiquitínsedabacuentadequeenaquelbosquecrecíansetas,unasextrañassetastanaltascomoél,omás.Sedeteníadelantedeunacualquieraylelimpiabalanievedelacabeza.Cerrabalamanoenunpuño,unpuñodeciendeditos,lomanteníaalzadoyen aquel puño vegetal se acumulaba todo su dolor. Toda la frustración por sucobardía,susmiedos.Todoeldolorporverquelarazadelosfungusestabaapuntodeserexterminadaporsuculpa.Todasupenaportenerqueabandonarestemundoantesdehaberpodidoconocerlo.¡No!Losfungusteníanderechoalavida.Undía,losfunguslohabíansalvadodeunagarganta.Enelsueño,Chiquitínalzabaelpuño,eldeseodevivirarriba,muyarriba;dejabacaeraquelpuñoygolpeabacontodassusfuerzaselcentrodelaseta.

Findelsueño.Chiquitín abrió los ojos, tendido en la fría nieve, con la bandera amarilla

tapándolelacabeza.Loentendióalinstante:habíatenidounsueño.Él,unfungus.Elmáspequeñode

losfungus,sí.Habíasoñado.Él.Habíatenidounsueño.Unsueño.Miróaunladoyaotro,alerta.Sepusodepie.Yanoestabacansado.Todoaquel

agotamientoinmenso,desolador,sehabíadesvanecido.Nuncaundescansotanbrevehabíasidotanvivificador.PorqueahoraChiquitínteníaunamisión.Echóacorrer,sealejódeaquellaaltituddesoladayvolvióalbosquemásvelozqueelrayo,másvivoque el fuego.Almomento ya corría entre árboles.Y setas.Un bosque, un bosquelleno de setas, aquí, allá, grandes setas por todas partes. Chiquitín se acercó a laprimeraqueencontróylepegóungolpeenlacabeza.Dejócaerunpuñomojado,unpuñollenodeilusiones.Enuninstante,aquellasetaseconvirtióenfungus,conlosmiembroslibresyactivos,desarraigadoylisto.Chiquitín,desprendiendoesporasdefelicidad,lorecibióconestaspalabras:

—Hazconlosdemáslomismoqueyohehechocontigo.El fungusdesarraigadoporChiquitíngolpeóaotros,yestos, a suvez, también

despertaronamás,muchosmás;y,cuantosmáseran,amásdespertabanymáseran,y, cuando ya eran unamultitud grandiosa, Chiquitín descubrió que estaba pisandoalgoraro,deunatexturaqueparecíacarnedefungus.¿Quémineralpodíateneruna

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superficietancuriosa?Hastaquesediocuentadequenoeraunaroca,sinounasetagigantesca.Lacabezaeradeuntamañopasmosamentegrande;tanto,quelosbordescaían inclinadosyocultabanel cilindrodel cuerpo: toda ella formabaunapequeñacolina. Chiquitín y otros fungus empezaron a golpear aquel disco grandioso. Cadagolpetransmitíaeldeseodevivir,gritabaalavida,alucharporelderechoalavida,y cuando aquel fungus emergió por fin, salieron todos disparados en diferentesdirecciones,comoquienhuyedeunaavalanchaounderrumbamiento.

Eraunfungusenorme,medíaalmenosochometros.Aquelcolosoemergiódelatierra abriendo los brazos y elevando el tronco, con la inmensa cabeza oblongaencima.Al levantarse y desarraigarse, su cuerpo crecía y rompía las ramas de losárbolesmáscercanos,porgruesasquefueran.Todoslosfungusretrocedieron.

El gigante tenía los ojos grandes comomelones. Quizá hubiera dormido cien,doscientosaños,omil,yahoramirabaasualrededorconlaexpresiónconfundidayhostil de quien se despierta sin entender. Entonces Chiquitín lemostró la banderaamarilla algigantey a todos losdemás, lamantuvomuyextendidacon susbrazosramificados para mostrar bien aquella tela llena de esporas de fungus muertos yfungusvivos.Losdemásalargaronsusdedos,dedosdetodaslasmedidasygrosores,paratocaraquellatelavieja,lallenaronaúnmásdeesporas,ynotaronyabsorbieronlasemocionesquecontenía.

Elfunguscolosaldiounpasoadelante.Eraunarareza,unmonolitoconpiernasformadaspormilraíces,cadaunadelgrosordecincoárboles.Elcilindrodeltroncoera como ocho robles, y la superficie de su cabeza ofuscaba el sol.Desde aquellaaltura miró a Chiquitín y miró la bandera. Estiró un dedo, largo y tentacular,escéptico,ylopasóporencimadelatelaamarillaconel()enelcentro.Ymientraslohacía,losfungussedijeronqueno,queunatelatanpequeñanuncaconmoveríaaunorganismo tan grande. Y se apartaron por miedo a que el gigante reaccionaraviolentamente.Todosdieronunpasoatrás,abrumados.TodosmenosChiquitín,queseguía sosteniendo la tela con cuatro brazos extendidos, seis codos y trescientosdedos,comounratónfrenteaunelefante.

Después de que el ataque de les dragons por la retaguardia fracasara, la Bestiaempezóacansarsedelabatalla.Aburrido,chupabaunlimónmontadoensucaballo.Aquello duraba ya demasiado. Lo que más le gustaba eran los inicios de loscombates. Aquel momento, seminal, en que los contendientes entran en contacto,evalúanfuerzasycaracteres.Enelfondo,lucharenunabatallaseparecíaunpocoafornicarconunanuevaprostituta:elprincipalalicienteeralanovedad,atacarcuerposnuevos.Y, para ser sincero, lesdragons lo habían decepcionado. Esperabamás deaquelenemigofantástico.InclusoyatemíalascrónicasdeParís,unaprensaescéptica

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quedevaluaralabatallaalacondicióndeunacacería.Unagrancacería,sí,perosolodecriaturassincerebro,sinmásentendimientoquelospeces.

Lesdragonsquehabíanatacadoporlaretaguardiayaestabanmuertos,enefecto.Desde aquel momento todo se redujo a un tiroteo insulso contra los que seguíandetrás de las grandes rocas blancas. Costaría matarlos, aunque solo fuera por laproteccióngraníticadetrásdelaqueseescondían.Perotodosereducíaaunasimpleacumulación de tiempo y metralla en un espacio acotado, así que el generalFéraud-d’Hubert,sencillamente,seaburría.

Eltiroteo,elgriteríoylasexplosioneslohicieronbostezar.Yfuecomosiaquelbostezo atrajera una niebla concisa, distraída, que se dispersó por el prado de labatalla.Féraudacercósucaballoalamonturadeuncapitán,asistentepersonal,yleordenó:

—Aterrorícelos.Elcapitánsesorprendió.—¿Aterrorizarlos,general?—Pero ¿usted qué se cree?—le riñó Féraud—. ¿Que losmonstruos no tienen

miedo?

Los cientos de fungus que se acurrucaban detrás de las rocas blancas habíanaprendidoaprotegerse.Sialprincipiodelabatallaaullabanygesticulaban,procaces,lasbalasylasmutilacionesleshabíanenseñadoaagarrarsealasrocas.Loúnicoquehacíaneraresistir,aguantaresperandoaqueChiquitínfueraarescatarlos.Chiquitínlohabíaprometido.Chiquitíncumpliría.

De repente, los seres humanos dejaron de disparar. Una pizca de esperanza seapoderó de ellos. Se dijeron que quizá Chiquitín ya llegara a rescatarlos. Pero nooyeronningunaluchadistante,pormásquealgunosfungusasomaranlacabezaporencima de las rocas y auscultaran aquella niebla sobrevenida. Nada. Un silencioanormal. La niebla se erigía como una pantalla de harina húmeda. Aun así, susfacultades les permitíanpercibir a los hombres, en algún lugar dentrode la niebla.Notaban los sentimientos que proyectaba aquella multitud regimental. Emocionesturbulentas,sanguíneaseinclementes.Ydirigiéndolos,comandándolos,unacriaturaespecialmentedepredadora:AugusteFéraud-d’Hubert.Sí:debidoalaniebla,Féraudsehabíaocultado a suvista, pero allí, detrás de algúnpuntode la nieblaharinosa,notabansupresenciaporlaintensidadylamalignidaddesussentimientos.Notabanclaramenteunacrueldadyunegoísmoquecompetíanentreellos,unafaltaabsolutade concordia con elmundo, con las demás criaturas de estemundo.Y entre ellosemitieron el siguiente juicio: «Así son los humanos, que para comandarlos ydirigirloseligenalmáscrueldetodos».

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Delanubebrumosasurgióalgoqueavanzabamuydespacio.Losfungusmiraronprudentementeporencimadelasrocas.Yloquevieron,enefecto,losaterrorizó.

Cuatro largas picas que avanzaban emergiendo de la niebla. Y en las puntassuperiores, clavadas, las cabezas de los fungus que habían atacado la columnafrancesa. Los cráneos decapitados, los ojos abiertos, como vidrios amarillos. Laslargas,larguísimaslenguascolgando,obscenas.

ElpropósitodeFérauderacausarpánico,quehuyeran.Yciertamentelosfungustuvieronmiedo. Si huían, si abandonaban la protección de las rocas, quedarían aldescubierto, enelprado,yaquello facilitaría la laborde lasarmasautomáticas.Enaquelmomento lanieblasedisipó.YAugusteFéraudsedijoque laFortunaamaatodos los grandes comandantes. Porque sin niebla aún sería más fácil que sushombresafinaranlapuntería.

Sinembargo,seprodujounimprevisto.Pesealcastigoartillero,pesealavisióndelascabezasmuertasyhumilladas,los

fungus que se escondían en las rocas se quedaron allí. «No huiremos—se dijeronunos a otros—.Chiquitín dijo que vendría a salvarnos. Chiquitín vendrá, como lohizo Tuerto en la Gran Batalla». Y así, en lugar de desistir, de rendirse al terror,optaronporseguirallí,agarradosalasrocascomoobcecadoscrustáceosdemontaña.Loúnicoquehicieronfuegritarsufuriaysurabiacontraelcielo.Unosbramidosalunísono, desesperados y a la vez retadores. Aquello contrarió a Féraud, que se lotomócomouninsulto.¿Debíaordenarunacargadebayoneta?¿Oseguirdisparando,aunque liquidar el último reducto de les dragons le llevara todo el día? Mientrascavilaba,alguienleadvirtióconunaspalabrasterribles:

—Mongénéral—ledecíanloshombresseñalandolaretaguardia—,¡elbosquesemueve!

Féraudmiróhaciaatrás,alaretaguardia:másalládelaúltimalíneadelejércitoyde loscarrosde lasmitrailleuses seextendíaelpradoenelque lesdragonshabíanllevadoacabosufatídicacarga.Trescientoscadáveresadornaban lahierba.Y,másalládeaquelcampo,eliniciodeunbosquedeabetos.Yciertamenteseapreciabauncuriosofenómenoóptico:eracomosiloslímitesdelbosquesetransfiguraran,comolosespejismosdeldesierto,quedesdibujanlaluzdelhorizonte.¿Quéeraaquello?

Eranfungus.Cientos;no,miles.Habíanllevadoalextremosuartedelcamuflaje.Eran tantos, y tan compactos, que almoverse parecía que el bosque avanzaba. Elejército tardómucho tiempoenpercibir lassiluetas individuales, losominososojosamarillos.Loshombresmiraronhaciaarriba: lascopasdelosárbolessemovían.Yallí,porencimadelasúltimashojas,vieronaungigantedeochoonuevemetros,quecerraba las filas de los fungus; el disco de la cabeza era del tamaño de un carro.Avanzabaazotandoelaireconunalenguaqueparecíalacoladeundragón.

Sobrepasado, incrédulo,Féraudgritómilórdenesmoviendoelsableporencimade la cabeza. Ordenó a los zuavos que tomaran posiciones, con una rodilla en elsuelo; a las dotaciones de lasmitrailleuses, que ocuparan sus puestos de combate.

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Demasiado tarde. Les dragons cargaban contra el ejército, y ahora eran más queantes, muchos más, muchísimos más, los franceses no estaban preparados y elenemigoselanzabasobreellosaunavelocidadextraordinaria,sobrehumana.Féraudnoloentendía:unejércitonopuedeseratacadoporunenemigoquenoexiste.¿Dedóndehabíansalido?

Eranmilesdefungusqueacababandedespertarse,yconelloselmáspequeñodelos fungusy elmásgrande,Chiquitíny aquelgigante.Eranunmillarde criaturas,másesbeltasqueunejércitodegalgos,máságilesquemil leopardos;más furiosasque la suma de todos los huracanes que han existido desde que existe el viento.Atacaronalossereshumanosconunaexplosióndeenergía,comovolcanesquehanesperadomilañosparaexpulsarsulava.

Sorprendidosporlaespalda,loscazadoresalpinoshuyeronendireccióncontraria,loquesolosirvióparaqueseenredaranentrelascuerdasypicasqueellosmismoshabíanconstruidoensuvanguardia.Caíanallí,comoatrapadosenunatelaraña,ylosfunguslosmatabanyrematabansinpiedad.

Los aduaneros no fueronmuchomás afortunados: al sufrir un cuerpo a cuerpocontratantosfungus,ytanfuriosos,sedispersaron.Dejaroncaerlabanderaconloscuatrolaurelesdoradosycorrieron.Losfunguslospersiguieron.Cuandoatrapabanaalguno, le arrancaban los miembros y los lanzaban sobre sus compañeros másavanzados,fugitivosyborrachosdemiedo.Losqueescapabannosedieroncuentadequesedirigíanalasrocasblancas,dondelosesperabanlasvíctimasdesutiroteo.Losfungus escondidos allí losmataban amedida que aparecían por los pasos abiertosentre las rocas. Los cuatro hombres que consiguieron atravesar las líneas de losfungusnollegaríanmuylejos:losbosquesdelosPirineoseranlatierradelosfungus,noladelosaduanerosfranceses.

Los fungus volcaron los carros de las ametralladoras y destrozaron aquellasmáquinasodiosas.Matarona losservidores introduciéndoles laspiezaspor laboca,metiéndoles los cañones de las ametralladoras esófago abajo. A los menosafortunadosleshicieronalgopeorquematarlos:lescortaronlaspiernasporencimadelasrodillasysustituyeronlosmiembrosamputadosporlasruedasylosarmonesde lasmitrailleuses, como si los fungus no diferenciaran al hombre del arma quedisparaba.Ataronloscuerposalosarmonescontripasdeotrossoldadosehicieronrodar aquellas sumas de hombres mutilados y máquinas rotas cuesta abajo, endirecciónalinfinito.

Sololoszuavosresistieronconciertaenergía.Formaronuncírculoespartanodebayonetas alrededor de Féraud, que no podía creerse lo que estaba pasando. Perotambién ellos sucumbieron al furor de les dragons. El fungus de nueve metrosdeshizolaformacióndelosafricanos:cadapiernadeaquelcolosoparecíaunpulpogigante en movimiento; cada patada mataba a tres o cuatro hombres, que salíanvolandooeranpisadoscomoinsectos.Aquelfunguscogíaloscaballosconlamismafacilidad con la que un rato antes Féraud sostenía el limón. Lanzaba a las pobres

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bestias contra las abigarradas hileras de zuavos, que eran aplastados, o contra losúltimos carros indemnes, y así caballo ymaderas reventaban juntos. Al final, unamultituddefunguscayóencimade loszuavos,comolaespumade lasolas resbalasobre la arena de la playa.Allahu-akbar! Y la última lección que aquellos buenosmusulmanesaprendieronantesdemorirfuequequizáDiosseamuygrande,sí,perolosPirineossiempreseránmásgrandesqueDios.

ElúltimosupervivientefueFéraud.Losfungus,queleleíanelalma,sentíanporélelmismointerésqueunbiólogoporunescorpiónespecialmentevenenoso.Poresonolomataron.LesujetaronlosbrazosylaspiernasconmuchaslenguasylollevaronanteChiquitín.

EsteacercólacabezaaladeFéraudylerecorriólacarapicadademetrallaconciendeditosarticulados.Lemetiólapuntadelosdedosenlasfosasnasalesyenlasorejas.Loexaminabayloauscultaba.Loleía.Detrásdeél,lejos,seoíanlosúltimosgritosylosúltimosestertores;losexcitadosgraznidosdecuervodelosfungus,queperseguíanalasúltimasvíctimas.Lasúltimasexplosionesdecajasdemuniciónquelosfungushabíanlanzadoalfuegosinsaberloquehacían,yquealestallarmatabanporigualahombresyamonstruos.PeronadadeestodesviólaatencióndeChiquitín.ObservóaFéraudconsusojosamarillos,consuspárpadosgruesos,comodepielderinoceronte. Lo auscultó con sus sentidos de fungus y le escrutó el alma. MediamandíbulainferiordeChiquitín,destrozadaporunabala,aúncolgabacomolalenguadeunperro.Se arrancó aquel colgajo conveinte dedosy se lometió en la boca aFéraud.Este,conlosojosabiertoscomonaranjas,noseatrevióaescupiraqueltrozodepielrepugnante.Chiquitínacercólabocaalaorejadelgeneralderrotadoyledijoalgo que, pese a la distancia universal que separaba a fungus y hombres, Féraudentendióperfectamente;solodospalabras:

—Ahoravuelvo.Un rato antes, Féraud había afirmado que losmonstruos también pueden tener

miedo. Y, mira por dónde, tenía razón. Porque ahora, atrapado por docenas delenguas,esperandoaqueChiquitínvolviera,laBestiatuvomiedo.

Chiquitínhabíadejadode ladoaFéraudporunmotivomuchomás importante:los fungusde las rocas.Chiquitín seacercabaaellosconmediamandíbulamenos,peroconlaviejabanderaenlasmanos.Losfungusdelasrocas,losqueaúnestabanvivos,vieroncómoseacercabay lesofrecíaaquella telaempapadadepasadoyderecuerdos,manchadaconmil salpicadurasde sangreyconmil esporas.Yaquellosfungus que habían sobrevivido a las balas y a lametralla, a Ordóñez y a Féraud,salierondeentrelasrocasy,rodeandoaChiquitín,seunieronaélyalabanderaconcientosycientosdededos,milesdededoshúmedosquecomulgabanconél,consudolorporloscaídosyconlaalegríaporlavictoria,yledijeronexactamenteloqueChiquitínqueríaescuchar:

—Sabíamosquevolverías.

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Todo el pequeño cuerpo de Chiquitín se conmovió y le recorrió un escalofríoagradable, exquisito y reconfortante. Pero, para su sorpresa, los fungus añadieronalgomás.Loúltimoquedeseabaescuchar.Unacondena inesperadayfatal.Porquelosfungus,abrazándolo,fundiéndoseconél,proclamaronestaspalabras,lasúltimasqueChiquitínhabríaqueridonotar:

—Nuncaserásunfunguscomolosdemás,porqueapartirdeahoraereselnuevoTuerto.

CuandoMailísabrió lapuertadelostal, seencontróconunaescena impensable:elcuerpo enorme de Tuerto, tendido enmedio del comedor. La boca del fungus aúnhumeaba.O,mejordicho,humeabael revólverLefaucheux,metidodentro.Ric-Ricacababadehuir,yCassianseguíaatrapadoporlalenguadeTuerto,vivo,debajodelgranfungus.Elcuerpodelfungusmuertoyelhombrevivoseconfundíanenunserúnicoyrepulsivo.Cassiangolpeabaelsueloconlasbotasparallamarsuatención.

PeroMailísnohabíaidoabuscaraningúnhombrenianingúnfungus.Habíaidoimpulsadapor la improbableyremotaesperanzadeencontrarasuhijovivo.Gritó,comosiinterrogaraalacasa:

—¿Alban?—yrepitió—:¡Alban,Alban!Nadiecontestó.Volvióainsistir:—¡Alban,Alban!Tampoco.Derrotada,Mailísapoyólasmanosenlamesa,conlacabezagacha.Y

entoncesoyóunruido.Unruiditocasiimperceptibleperoqueconocíamuybien:lospiesdesuhijocaminandodescalzoporlamadera.

Elniñoaparecióenloaltodelaescalera.Peronoexpresóningunaalegría,porquedetrásdesumadrevioaTuerto,muerto.

EldíaenqueRic-Riclohabíadejadohaciendoguardiadelantedelacasa,Tuertonohabíapodidomataralniño.PorqueenAlbanseponíademanifiestolaterceragrandiferenciade los fungus respectode los sereshumanos: la infancia.Los fungusnosoñaban,losfungusnouníansuscuerposylosfungus,cuandosedesarraigaban,yaerancriaturasadultas,perfectamenteformadas.Y los fungussentíanunacuriosidadinvencibleportodoaquelloquelosdiferenciabadelossereshumanos.

TuertohabíaescondidoaAlbanenelpisodearriba.CuandoRic-Riclocondenóaquedarseallí,pensandoymirandolasbrasas,eraelniñoelquebajabaareavivarlas.Con el paso de los días, Alban fue cogiéndole confianza. Y aquella criatura, quedebido a su deficiencia no podía hablar el idioma humano, aprendió el idiomafúngico. Hablaron de muchas cosas, muchísimas, que solo podría explicar Alban,peroenidiomahumanoAlbansolosabíadecir«tequiero».

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Mailís corrió a abrazarlo. Los dos lloraban, pero eran lloros de una sustanciaopuesta. Porque el niño lloraba porque Tuerto estabamuerto, mientras queMailísllorabadealegríaporhaberrecuperadoasuhijo,sí,ytambiénporunpresentimiento:que aquello no era el final, que todo aquello quizá fuera el principiodel fin deunmundo:elmundodeloshombres.Yalmismotiempo,mientrasabrazabaasuhijo,Mailís intuía, constataba, que cuando nace un mundo nuevo surgen muchas máscosasquelasquesepuedenverconlosojos.

LosfunguscapturaronvivoaAugusteFéraud-d’Hubertydecidieronqueseríabuenodevolverlo al lugar del que venía con un mensaje. Chiquitín, con su dedo másafilado,leextrajoelúnicoojoquelequedaba.Learrancómetódicamentelasorejas,lanarizylalengua.Locastró.Otrosfungusleamputaronlimpiamentelosbrazosalaalturadeloshombrosylaspiernasdesdelascaderas.Lometieronenuncarrosincaballo,juntoconelcadáverdelúltimofungusmuertoencombate,yloempujaronpor la ruta que llevaba a Francia, cuesta abajo. Después obstruyeron los dosextremosdelcaminoquecruzabaelvalle,elladofrancésyelqueibaaEspaña,congrandes rocas despeñadas. Cuando llevaban a cabo una labor, eran eficientes ygrandiosamentemetódicos:lapiladerocaseratanaltaquesuperabalospicosmáscercanos. Y cuando un habitante de losPirineos transitaba por el otro lado de lamonumentalbarrera,sedecía:«Estoesobradelosmenairons».

Féraudnollevabaunmensaje.Férauderaelmensaje.Pordesgracia, lossereshumanos no lo entendieron, solo se horrorizaron. PorqueFéraud seguía vivo. Losfungussehabíanocupadodetaponarlelashemorragiasdelacara,elcuerpoylosgenitalesconhierbas.Ycomonosemoría,elgobierno leconcedióaaquel troncovegetal la más alta condecoración de la República. ¿Por qué? Porque no se lesocurrióotracosa.

Dehecho,laúltimavíctimamortaldelaPrimeraGuerraFúngicanofueFéraud,sinoel cónsul.Despuésde su victoria sobre los franceses, los fungusarrasaron laVellahastalaúltimapiedra.Ycuandoseaplicabanaunalaborlohacíanconunadeterminación sobrehumana: hicieron exactamente eso, arrasar todos los ostals,todaslasconstrucciones;inclusoarrasaronlasruinas,ylasruinasdelasruinas,de

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maneraquenielarqueólogomásperspicazhabríapodidosospecharqueaquelvallehubieraalbergadoalgunavezlamenorpresenciahumana.

Tiempo después, cuando ciertas vicisitudes hicieron queMailís se entrevistaraconChiquitín,esteleexplicólosdetallesdelasesinatodesupadre.Habíasalidodesucasa,decididoainterceptarelasaltodelosfungus,comoenelprimerataquedeRic-Ric.Peroestavezlosfungusnoibananegociar,sinoaextinguir.Mailísdijoquelo lamentaba,peroque loasumía:elauténticoasesinodesupadrenohabíansidolosfungus,sinoelPoder,quelohabíaposeídocomounahiedraqueseapoderadeuntroncopodrido.Ylosfungus,queleíanlossentimientoscomolossereshumanoslatinta,supieronquenomentíayquelosperdonabasinceramente.

Poco después de la batalla contra los franceses, Chiquitín entró en casa deMailísalfrentedeunnumerosogrupodefungus.EncontraronelcadáverdeTuertobocaabajo.Logirarony el propioChiquitín extrajo elLefaucheuxde labocadelmuerto.

—Mirad, el arma deRic-Ric—proclamóChiquitín sosteniendo el revólver conquincededos—.Yaoslodije:loshumanoshanmatadoaTuerto.

A Cassian no lo mataron. Lo sacaron de debajo del cuerpo de Tuerto y lollevaronalaMontañaAgujereada.Aél,quehabíabuscadotodalavidaelPoder,losfungusloconvirtieronenelhombremássometidodeluniverso.Lodesnudaronyloobligaronahacertrabajosbrutales,execrablesyalmismotiempocarentesdetodafinalidado sentido. LaOcaCalva disfrutaba vigilandoa su antiguoamo.CuandoCassian trabajabaacuatropatas, fregandoelsuelo,ella lepicoteabaelcráneo.Amenudo legolpeaba lachapadecobrede laherida,yencadagemidodeCassianreverberabael sonidode laviejayestérilmaliciahumana.Ycadavezquenuevosfungusabríanlosojos,loprimeroquehacíanerallevarlosalaMontañaAgujereada,anteCassian.Lesmostrabanaquellafiguramezquina,embrutecidayarrodillada,ylesexplicaban:

—Mirad,estoesunhombre.

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ALBERTSÁNCHEZPIÑOL(Barcelona,1965)esantropólogoyescritor.SunovelaLapielfría(2002)fuegalardonadaconlospremiosOjoCríticoyLlibreteryhasidotraducida a más de treinta lenguas, convirtiéndose en un gran éxito, con más de800000ejemplaresvendidosentodoelmundo.TambiénesautordelensayosatíricoPayasosymonstruos (2000), sobredictadores africanos; del libroCompañía difícil(2000),encolaboraciónconMarceloFois,ydelconjuntode relatosLasedadesdeoro(2001).Posteriormente,SánchezPiñolpublicólasnovelasPandoraenelCongo(2005),Victus (2012),Vae Victus (2015) y el libro de relatosTrece tristes trances(2008).Ahora,Fungus.Elreyde losPirineos (2018)confirmadenuevo lacalidaddelescritorcatalánmásinternacional.

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