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    Alfredo Mara Bonanno

    La tensin anarquista

    1996

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    Comenzando a hablar siempre me encuentro ms bien en un embarazo, porlo menos al principio. Y este embarazo aumenta respecto a lo que errneamentese llama una conferencia, o como ms modestamente se la intenta de disfrazar,una conferencia-debate. Despus de todo se trata de un discurso de alguien que

    viene de fuera, probablemente de otra generacin, como si lloviese del pasado,alguien que sale a esta ctedra, hace un discurso, y consecuentemente se asemeja

    extraa, y peligrosamente, a quien os machaca el cerebro con otros fines, conotras intenciones. Sin embargo, si ponis un poco de atencin, tras esta semejanza

    exterior, en los conceptos que ahora seguirn, habr una considerable diferencia.

    El primero de estos conceptos est constituido por la pregunta: qu es elanarquismo? Puesto que s con seguridad, porque les conozco personalmente, que

    aqu dentro hay muchsimos anarquistas, es extrao que tome ahora un problema

    de este tipo. Cuando menos los anarquistas deberan saber qu es el anarquismo.

    Y por el contrario a cada ocasin es necesario retomar el discurso precisamentepor la pregunta qu es el anarquismo? Aunque sea en pocas palabras. Por qu?

    Normalmente no sucede esto en el resto de expresiones de la vida, en el resto deactividades, en el resto de pensamientos, quien se define o se considera, y tambincon un cierto fundamento, algo, conoce verdaderamente ese algo.

    Pero mira, los anarquistas sin embargo se plantean siempre el problema: qu

    es el anarquismo? Q significa ser anarquistas?Por qu? Porque no es una definicin que una vez conseguida se pueda con-

    servar en caja fuerte, poner a parte, y considerar como un patrimonio al que sacar

    poco a poco. Ser anarquista no es el haber logrado una certeza, el haber dicho de

    una vez por todas: Ya est, yo, finalmente, desde este mismo instante, estoy enposesin de la verdad, y como tal, por lo menos desde el punto de vista de la idea,

    soy un privilegiado. Qien razona as es anarquista slo de boca. Mientras que es

    realmente anarquista quien se cuestiona a s mismo como anarquista, como perso-

    na, y quien se pregunta: qu es mi vida en funcin de lo que hago y en relacina lo que pienso? Q relacin alcanzo a mantener diariamente, cotidianamente,en todas las cosas que hago, es una manera de ser an en acuerdos, pequeoscompromisos cotidianos, etc.?

    El anarquismo no es por lo tanto un concepto que se sella con una palabraque hace de lpida funeraria. No es una teora poltica. Es una forma de concebir

    la vida y la vida, jvenes o viejos que seamos, ancianos o chavales, no es algodefinitivo: es una apuesta que debemos jugar da tras das. Cuando por la maana

    nos levantamos de la cama y ponemos los pies en tierra, hemos de tener unbuen motivo para levantarnos, si no lo tenemos, seamos anarquistas o no, nosignifica nada, ms vale quedarnos acostados en la cama, durmiendo. Y para tener

    un buen motivo debemos saber qu hacer, porque para el anarquismo, para elanarquista, no hay diferencia entre el que hacer y el qu pensar, sino que es un

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    continuo trasvase de la teora en la accin y de la accin en la teora. He aqu loque diferencia al anarquista de cualquier otra persona que tiene una concepcindiferente de la vida y que cristaliza esa concepcin en un pensamiento poltico,en una prctica poltica, en una teora poltica.

    Es esto lo que normalmente no se os dice, es esto lo que no est escrito en losperidicos, es esto lo que no est escrito en los libros, es esto lo que la escuelacalla celosamente porque esto es el secreto de la vida: no separar definitivamente

    el pensamiento de la accin, las cosas que se saben, las cosas que se comprenden,

    de las cosas que se hacen, de las cosas a travs de las cuales actuamos.He aqu lo que diferencia a un hombre poltico de un revolucionario anarquista.

    No las palabras, no los conceptos, y, permitidme, bajo ciertos aspectos ni siquiera

    las acciones, porque no es su extremo concluirse en un ataque pongamos radical

    lo que las califica, sino el modo en que la persona, el compaero que realiza estas

    acciones, consigue convertirlas en momento expresivo de su vida, caracterizacin

    especfica, valor para vivir, alegra, deseo, belleza, no realizacin prctica, no torva

    realizacin de un hecho que mortalmente se concluye en s mismo y determina elpoder decir: Yo hoy he hecho esto, lejos de m, en la periferia de mi existencia.

    Aqu est, esta es una diferencia. Y de esta diferencia emerge otra, a mi parecer

    considerable. Qien piensa que las cosas por hacer estn fuera de el y se realizan

    tanto con logros como fracasos qu queris, la vida est hecha de escalones: sebaja un poco, se sube un poco, a veces las cosas van bien, a veces mal o sea, quien

    piensa que la vida est hecha de estas cosas: por ejemplo, la figura clsica del pol-

    tico democrtico (por supuesto, una persona con la que se puede discutir, un tipo

    simptico, tolerante, que tiene aspectos permisivos, que cree en el progreso, en el

    futuro, en una sociedad mejor, en la libertad), o sea, esta persona as conjuntada,vestida probablemente sin traje, sin corbata, tan sencillo, una persona que de cerca

    parece un compaero y que como tal se declara, esta persona tambin puede sermuy perfectamente un polica, no cambia nada. Por qu no?, hay policas dem-

    cratas, se acabo la poca de uniformidad de la represin, hoy la represin tieneaspectos simpticos, nos reprimen con un montn de ideas brillantes. Bueno, esta

    persona, este demcrata, cmo podemos distinguirlo, cmo podemos localizarlo,

    como podemos verlo? Y si ante los ojos nos ponen un velo que nos impida verlo,

    cmo podemos defendernos de l? Identificndolo mediante este hecho: que para

    l la vida es realizacin, su vida son hechos, hechos cuantificables que se devanan

    ante su vista y nada ms.Cuando hablamos con alguien no podemos pedirle el carnet de afiliacin. Mu-

    chas veces, a travs de sus ideas, acabamos en una gran confusin y no entendemos

    ya nada, porque somos todos habladores simpticos y progresistas, todos elogia-

    mos la belleza de la tolerancia y cosas por el estilo. Cmo hacemos para darnosde cuenta que tenemos delante al enemigo, al peor de nuestros enemigos? Porque

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    al menos del viejo fascista nos sabamos defender, pegaba l y, si ramos lanzados,

    pegbamos tambin nosotros, ms fuerte que l. Ahora ha cambiado la historia,ha cambiado la situacin. Actualmente pescar un fascista apaleador resulta quiz

    difcil. Pero este sujeto que estamos tratando de delinear, este demcrata que

    encontramos en todos los niveles, en la escuela o el Parlamento, por la calle o enel uniforme de polica, como juez o como mdico, este sujeto aqu nos es enemigo

    porque considera la vida de una manera diferente a como la consideramos noso-tros, porque para l la vida es otra vida y no nuestra vida, porque nosotros paral somos extraterrestres y no veo porqu l debe ser considerado habitante denuestro mismo planeta. Es sta la lnea que nos divide de l, porque su concepcin

    de la vida es de naturaleza cuantitativa, porque l mide las cosas como xito, osi queris tambin como fracaso, pero de todos modos siempre desde un puntode vista cuantitativo y nosotros la medimos de una forma diversa, y esto es sobre

    lo que debemos reflexionar: de qu manera para nosotros la vida tiene algo dediferente, cualitativamente diferente.

    Entonces, este seor tan bien dispuesto respecto a nosotros nos vierte encimauna crtica y dice: S, los anarquistas son simpticos, pero son incoherentes, qu

    es lo que han hecho en la historia, qu Estado ha sido anarquista? Han realizado

    alguna vez un gobierno sin gobierno? No es una contradiccin una sociedadlibre, una sociedad anarquista, una sociedad sin poder? Y esa roca crtica que nos

    llueve encima es verdaderamente de gran dimensin, porque en efecto inclusoen aquellos casos en que los anarquistas han estado muy cerca de realizar susutopas constructivas de una sociedad libre, como por ejemplo en Espaa o Rusia,

    examinndolas bien, esas construcciones son bastante discutibles. Son ciertamente

    revoluciones, pero no son revoluciones libertarias, no son la anarqua.Por lo tanto cuando estos seores nos dicen: Sois utpicos, vosotros los anar-

    quistas sois ilusos, vuestra utopa no se puede realizar, nosotros debemos decir:

    S, es verdad, el anarquismo es una tensin, no una realizacin, no es un intento

    concreto de realizar la anarqua maana por la maana. Sin embargo tambindebemos poder decir: pero vosotros, muy estimados seores demcratas que estis

    en el gobierno, que nos regulis la vida, que pretendis entrar en nuestras ideas,en nuestros cerebros, que nos gobernis por medio de la opinin cotidiana queconstrus en los peridicos, en la universidad, en las escuelas, etc., vosotros, seo-

    res, qu habis realizado? Es un mundo digno de ser vivido? O bien un mundo

    de muerte, un mundo en el que la vida es un suceso allanado, falto de calidad, sin

    significado, un mundo en el que se llega a una cierta edad, en la antesala de lajubilacin, y nos preguntamos: Pero qu he hecho de mi vida? Q sentido ha

    tenido vivir todos estos aos?.

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    He aqu lo que habis realizado, aqu vuestra democracia, vuestro conceptode pueblo. Estis gobernando un pueblo, pero qu quiere decir pueblo? El pue-blo qu es? Es quiz la pequea parte, ni siquiera tan consistente, que va a lasvotaciones, a las elecciones, que vota por vosotros, que nombra una minora, la

    cual nombra despus otra minora an ms pequea que la primera y que nosgobierna en nombre de las leyes. Pero estas leyes, qu son, si no expresin delos intereses de una pequea minora especficamente dirigida a lograr en primer

    lugar sus propias perspectivas de enriquecimiento, de reforzamiento del poder yeste tipo de cosas?

    Estis gobernando en nombre de un poder, de una fuerza que de qu os viene?

    De un concepto abstracto, habis realizado una estructura que pensis puedeser mejorada . . . mas cmo, de qu manera se ha mejorado en la historia? Enqu condicin vivimos hoy si no en una condicin precisamente de muerte, deaplastamiento de la calidad? Esta es la crtica que debemos devolver contra lossostenedores de la democracia. Si nosotros anarquistas somos utpicos, lo somos

    como una tensin hacia la calidad; si los demcratas son utpicos, lo son comouna reduccin hacia la cantidad. Y a la reduccin, al apergaminamiento vividoen el mbito de un dimensin del mnimo dao posible para ellos y del mximodao verificable para la gran cantidad de personas que resultan explotadas, a esta

    realidad miserable, nosotros contraponemos nuestra utopa que al menos es unautopa de la calidad, una tensin hacia un futuro diferente, radicalmente diferente

    del que vivimos ahora.Por lo tanto todos los discursos que os son dirigidos por cualquiera que os

    habla en nombre del realismo poltico, cuando os hablan los hombres del Estado,los profesores, que son los servidores de los hombres del Estado, los tericos,periodistas, todos los intelectuales que transitan por aulas como estas, con susdiscursos os dirigen las palabras calmas y tolerantes del hombre realista, afirmando

    que no hay otra manera de actuar, que la realidad es la que es, que es necesariohacer sacrificios, aqu, esta gente os est liando. Os est liando porque es verdadque se puede actuar de forma diferente, porque es verdad que cada uno de nosotros

    puede alzarse en nombre de su dignidad herida ante el engao, porque es verdad

    que cada uno de nosotros se puede sentir engaado porque, finalmente, ha podido

    tomar conciencia de lo que estn haciendo en su perjuicio y alzndose cada unopuede cambiar no slo, en los lmites en que es posible conocer, la realidad de las

    cosas, sino que puede cambiar su vida, puede convertirla en digna de ser vivida,puede levantarse por la maana, poner los pies en tierra, mirarse al espejo y decir:

    Al final he alcanzado a cambiar las cosas, al menos en lo que a m respecta ysentirse un hombre digno de vivir su vida, no un ttere en manos de un titiritero

    que ni siquiera es posible ver bien para poder escupirle a la cara.

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    He aqu el porqu los anarquistas continuamente vuelven a hablar de qu es el

    anarquismo. Porque el anarquismo no es un movimiento poltico. Tambin es eso,

    pero como aspecto secundario. El hecho de que el movimiento anarquista se haya

    presentado histricamente como un movimiento poltico no quiere decir que el

    anarquismo como movimiento poltico agote todas laspotencialidades anarquistasde lo existente. El anarquismo no se resuelve en el grupo anarquista de Cneo,Turn, Londres o de tantas otras ciudades, etc. No es eso el anarquismo. Cierto, all

    tambin estn los compaeros anarquistas y est, espero, o por lo menos se debera

    presumir que est, el tipo de compaero que individualmente ha comenzado suinsurreccin, que se ha dado cuenta, que ha tomado conciencia del contexto deobligacin y coaccin dentro del cual est forzado a vivir. Pero el anarquismo no

    es slo eso, sino que es tambin la tensin de la vida, de la calidad, aquella fuerza

    que conseguimos sacar de nosotros mismos cambiando la realidad de las cosas. Y

    el anarquismo es el conjunto de este proyecto de transformacin unido al proyecto

    que se realiza en el interior de nosotros mismos, con el progresar de nuestro cambio

    personal. No se trata por tanto de un hecho cuantitativamente considerable desdeel punto de vista histrico, no es un hecho que se realiza simplemente con eldesarrollo del tiempo y que se deja ver mediante determinadas teoras, mediante

    algunas personas, mediante ciertos movimientos y tampoco, porqu no, mediante

    bien precisas acciones revolucionarias. En esta suma de elementos hay siemprealgo ms, y es este algo ms que hace vivir continuamente el anarquismo de forma

    diferente.Consecuentemente, entre esta tensin que debemos, segn lo veo, conservar

    siempre dentro de nosotros mismos como tensin hacia lo diverso, hacia lo impen-

    sable, lo indecible, hacia una dimensin que debemos realizar y que no sabemosbien en qu modo, y la cotidianidad de las cosas que hacemos y podemos ha-cer, debemos mantener siempre un ligamen, una relacin precisa de cambio, detransformacin.

    El primer ejemplo que me viene en mente sobre este argumento es todava otro

    elemento contradictorio. Pensad en el concepto del problema: Hay problemaspor resolver, sta es una frase clsica. Tenemos todos problemas por resolver,la vida es un problema por resolver, el vivir es un problema, cualquier aspectode la realidad, desde la propia condicin social, desde el deber romper un cercoque nos rodea, a la simple vicisitud que cotidianamente afrontamos, todo eso loconsideramos un problema. Pero los problemas son solucionables?

    Y aqu hay una gran equivocacin. Por qu? La estructura que nos oprimesugiere la idea de que los problemas son solucionables y que es ella misma quien

    los soluciona. Y an ms, esta estructura sugiere el ejemplo (creo que muchos de

    los presentes son estudiantes) de los problemas que se resuelven en geometra,en matemticas, etc. Pero este tipo de problema, el problema matemtico, que

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    es considerado como un ejemplo del problema solucionable, no es ms que unfalso problema, por lo que es posible resolverlo ya que en el momento en queafrontamos un problema matemtico la respuesta al problema est ya contenidoen la presentacin del problema mismo, es decir la respuesta es una repeticin del

    problema de forma diferente, o sea, como se dice tcnicamente, una tautologa.Se dice una cosa y se responde con la misma cosa, por lo que, a grosso modo, nohay solucin al problema, sino que hay una repeticin del problema de formadiferente.

    Ahora bien, cuando se habla de resolver un problema que afecta a la vida detodos nosotros, nuestra existencia cotidiana, se habla de problemas que tienenuna complejidad tal que no se puede contener dentro de una simple repeticindel problema mismo. Por ejemplo, si decimos: El problema de la polica, laexistencia de la polica para muchos de nosotros constituye un problema. No hay

    duda de que el polica es un instrumento de opresin a travs del cual el Estado nos

    impide hacer determinadas cosas. Cmo se hace para resolver un problema de

    este tipo? Existe la posibilidad de resolver el problema de la polica? La pregunta,de por s, se revela inconsistente. No existe la posibilidad de resolver el problema

    de la polica. Pero desde el punto de vista del razonamiento democrtico existe un

    problema de resolver algunos aspectos del problema de la polica, democratizando

    las estructuras, transformando la mentalidad del polica y cosas por el estilo. Ahora,

    pensar que sta sea una solucin al problema del control y de la represin es cuanto

    menos estpido, adems de ilgico, en efecto no es ms que una forma de modular

    la represin segn los intereses del poder, segn los intereses del Estado. Dehecho, si hoy sirve una polica democrtica, maana podra servir una estructura

    de control y represin mucho menos democrtica que hoy y la polica dira denuevo como ha hecho en el pasado: obedezco, quiz expeliendo o eliminando desu interior rarsimas y marginalsimas minoras que lo ven diferente.

    Cuando digo polica entiendo cualquier estructura represiva desde los carabinie-

    ri a la magistratura, cualquier expresin del Estado que sirve simplemente comoaspecto de control y represin. Como veis, consecuentemente, los problemas so-ciales no son solucionables. El engao, por parte de las estructuras democrticas,

    de pretender resolver los problemas, es un engao que hace ver como no existeninguna afirmacin del pensamiento poltico democrtico que se apoye en unmnimo de realidad, en un mnimo de concrecin. Todo se basa en la posibilidadde jugar sobre el error de que de todas formas las cosas se pueden ajustar conel tiempo, se pueden mejorar, se pueden ordenar. Es sobre este ordenamiento endonde se basa la fuerza del poder, y es sobre este ordenamiento que los dominantes

    rigen a medio y largo plazo. Cambian las cartas, cambian las relaciones y nosotros

    esperamos que llegue lo que ellos nos han prometido, algo que no llega nunca,

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    porque estas mejoras no se materializan nunca, porque el poder permanece, cam-

    biando y transformndose en la historia, permanece siempre el mismo, permanece

    siempre: un puado de hombres, una minora de privilegiados que gestiona laspalancas del dominio, que realiza sus propios intereses y tutela las condiciones

    de supremaca de quien est al mando, de quien contina dominando.Ahora, nosotros qu poseemos como instrumento para contrarrestar este

    estado de cosas? Nos quieren controlar? Y nosotros rechazamos el control. Cier-

    tamente esto podemos hacerlo, sin duda lo hacemos, tratamos de minimizar losdaos. Pero, en un contexto social, el rechazo del control es vlido hasta un cier-to punto. Podemos circunscribir ciertos aspectos, podemos gritar cuando somosgolpeados injustamente, sin embargo est claro que hay determinados lugaresdel dominio donde reglas que se llaman leyes, carteles que sealan alambradas,hombres que se llaman policas nos impiden entrar. No hay duda, probad a entrar

    en el Parlamento y veris lo que pasa, no s. No se pueden superar determinados

    niveles, determinados controles no pueden ser evitados.

    Entonces, nosotros contra esta situacin, qu contraponemos? Simplementeun sueo? Una teora de libertad, que encima incluso debe ser formulada bas-tante correctamente, porque no podemos decir: La libertad de los anarquistases simplemente una reduccin del control. En ese caso caeremos en el error:

    Pero dnde se debe detener esa reduccin del control? Qiz en un controlmnimo? Por ejemplo el Estado se volvera legtimo como Estado, para noso-tros anarquistas, si en vez de ser el Estado opresor de hoy fuese, pongamos, elideal Estado mnimo de los liberales? Evidentemente no. Por lo tanto no es steel razonamiento a hacer. No est por lo tanto constituido por una limitacin delcontrol lo que podemos tratar de obtener y alcanzar, sino por una abolicin delcontrol. Nosotros no estamos por una mayor libertad, una mayor libertad se daal esclavo cuando se le alarga la cadena, nosotros estamos por la abolicin de lacadena, consecuentemente estamos por la libertad, no por una mayor libertad. Yla libertad quiere decir ausencia de cadenas, quiere decir ausencia de lmites contodo lo que de esta afirmacin se desprende.

    La libertad es un concepto no slo difcil y desconocido, sino que es un concepto

    doloroso, y por el contrario se nos vende como un concepto bellsimo, dulce,relajante, como un sueo que est totalmente lejano como para hacernos sentirbien, como todas las cosas que por lejanas constituyen una esperanza, una fe,una creencia. En otras palabras, aquello intocable que resuelve los problemasde hoy no porque en efecto los resuelva sino porque simplemente los tapa, losempaa, los modifica, impidiendo una clara visin de todas las desgracias quetenemos hoy. Bueno, un da seremos libres, bueno, estamos en dificultades, pero

    en estas dificultades hay una fuerza subterrnea, un orden involuntario que nodepende de ninguno de nosotros, que trabaja en nuestro lugar, que poco a poco

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    har modificar las condiciones de sufrimiento en que vivimos y nos llevar a una

    dimensin libre en la que viviremos todos felices. No, la libertad no es esto, estoes un engao que se parece mucho, y trgicamente, a la vieja idea de Dios, la idea

    de Dios que nos ayudaba tantas veces, y ayuda tambin hoy a tantas personas

    en el sufrimiento, porque stas se dicen: Bueno, hoy sufrimos, pero en el otromundo estaremos bien, o mejor como dice el Evangelio los ltimos sern losprimeros, consecuentemente esta inversin anima a los ltimos de hoy porquesern los primeros de maana.

    Si disemos por real un concepto de libertad de este tipo, acunaremos los sufri-

    mientos de hoy, aplicaremos una pequea medicacin sobre las plagas socialesde hoy, exactamente del mismo modo que el cura con su sermn, con su razona-miento, aplica una pequea mediacin sobre las plagas de los pobres dispuestos a

    escucharle, que se ilusionan con que el reino de Dios les librar de los sufrimien-tos. Est claro que los anarquistas no pueden hacer el mismo razonamiento, lalibertad es un concepto destructivo, la libertad es un concepto que comprende la

    absoluta eliminacin de cualquier lmite. Ahora, la libertad es una hiptesis quedebe permanecer en nuestro corazn, pero dispuestos a afrontar todos los riesgosde la destruccin, todos los riesgos de la destruccin del orden constituido en que

    vivimos. La libertad no es un concepto que puede consolarnos en espera de quese desarrollen mejoras prescindiendo de nuestra capacidad real de intervencin.

    Para darse cuenta de conceptos de este tipo, para darse cuenta de los riesgosque se corren manejando conceptos peligrosos de este tipo, debemos ser capaces

    de construir en nosotros las ideas, de tener las ideas.Tambin sobre este punto hay equvocos considerables. Est en circulacin la

    costumbre de considerar como idea cualquier concepto que tengamos en mente.Uno dice: Se me ha ocurrido una idea, y de este modo trata de identificar lo que

    es una idea. Esta es la teora cartesiana que se contrapona a aquella platnica de

    la idea como punto de referencia abstracto, lejano, etc. Pero no es ste el concepto

    al que nos referimos nosotros cuando hablamos de idea. La idea es un punto dereferencia, es un elemento de fuerza que transforma la vida, es un concepto queha sido cargado de valor, es un concepto de valor que se convierte en conceptode fuerza, algo capaz de desarrollar de manera diferente nuestra relacin con los

    dems, todo esto es la idea. Sin embargo, en efecto, la fuente a travs de la quenos llegan los elementos para que podamos elaborar ideas de este tipo, cual es?La escuela, la academia, la universidad, los peridicos, los libros, los profesores,los especialistas y similares, la televisin. Pero a travs de estos instrumentosde informacin y de elaboracin cultural, qu nos llega? Nos llega un cmuloms o menos considerable de informaciones que llueve sobre nosotros en cascada,

    hierve como en una olla, dentro de nosotros, y nos hace producir opiniones. Notenemos ideas, tenemos opiniones.

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    Aqu la trgica conclusin. Sin embargo, qu es la opinin? Es una idea allana-

    da que ha sido uniformada para adecuarla a grandes cantidades de personas. Las

    ideas de masas o las ideas masificadas son opiniones. El mantener estas opinio-nes es importante para el poder porque es mediante la opinin, la gestin de la

    opinin, como se obtienen determinados resultados, sin ir ms lejos, por ejemplo,el mecanismo de la propaganda a travs de los grandes medios de informacin, la

    realizacin de los procesos electorales, etc. La formacin de las nuevas lites depoder no tiene lugar por medio de las ideas, sino que tiene lugar por medio de las

    opiniones.Contraponerse a la formacin de opinin qu quiere decir? Qiere decir

    quiz adquirir un mayor nmero de informaciones? Es decir, contraponerse a la

    informacin con una contrainformacin? No, eso no es posible, porque por msvueltas que demos al problema no podemos tener la capacidad de colocar contra

    el grandsimo nmero de informaciones por el que somos bombardeados cotidia-

    namente, nuestra contrainformacin capaz de desvelar, a travs de un proceso

    de ver lo que hay detrs, la realidad que ha sido sustituida por la verborreainformativa. No podemos obrar en ese sentido. Cuando hacemos ese trabajo muyrpidamente vemos que es intil, no logramos convencer a las personas.

    He aqu porqu los anarquistas han afrontado crticamente el problema de lapropaganda. S, claro, como veis hay una mesita bien surtida, como sucede entodos los lugares cuando se realizan iniciativas y conferencias de este tipo. Siempre

    estn nuestros folletos, siempre estn nuestros libros. Estamos supercargados de

    peridicos y tenemos mucha capacidad haciendo este tipo de publicismo. Perono es slo se el trabajo que debemos hacer, y cuando ese trabajo hagamos nodebe contener elementos de contrainformacin, o que si los contenga se tratede hechos accidentales. Este trabajo est dirigido esencialmente, o debera estardirigido, a constituir una idea o unas pocas ideas de base, unas pocas ideas fuerza.

    Pongamos un nico ejemplo. En los ltimos tres o cuatro aos se ha desarrollado

    el asunto que los peridicos, con una palabra horrenda, llaman de Tangentopoli

    o de Manos Limpias, y tal. Ahora, toda esta operacin qu ha construido en laspersonas? Ha construido la opinin de que la magistratura es capaz de arreglar las

    cosas, de hacer condenar a los polticos, de cambiar las condiciones, por lo tantode llevarnos de las viejas concepciones tpicas de la primera Repblica Italianaa la nueva de la segunda Repblica Italiana. Est claro que este proceso, estaopinin, es muy til, por ejemplo ha permitido el crecimiento de una nuevalite de poder, que ha sustituido a la precedente. Nueva por decir algo, nueva hasta

    un cierto punto, se mire como se mire con ciertas caractersticas de novedad ycon tristes representaciones de viejas costumbres y de viejos personajes. De esta

    manera funciona la opinin.

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    Ahora comparad este proceso de formacin de una opinin que ha dado bene-

    ficios considerables slo para ellos, con la construccin de una idea fuerza comopodra ser una anlisis profundo del concepto de justicia. La diferencia es abismal.

    Pero qu es justo? Por ejemplo, ha sido ciertamente justo para muchos, y lo

    hemos considerado justo tambin nosotros, que Craxi1> haya sido obligado arecluirse en su villa tunecina. La cosa ha sido simptica, incluso nos ha hecho rer,

    incluso nos ha hecho sentirnos bien, porque cuando cerdos de este nivel acabansiendo apartados es algo simptico. Pero es sta la verdadera justicia? Por ejem-

    plo, Andreoi2 se encuentra en apuros, al parecer se ha besado en las mejillas con

    Riina.3 Noticias de este tipo est claro que nos inspiran simpata, nos hacen estar

    mejor porque un puerco como Andreoi no hay duda de que molestaba incluso a

    nivel fsico, simplemente con mirarlo en televisin. Pero es ste el concepto dejusticia? Fijaos que en lo que respecta a Di Pietro4 y Borrelli5 hay un entusiasmode estadio. Q quiere decir un entusiasmo de estadio? Qiere decir que millones

    de personas se han visto envueltas en el proceso de uniformacin de la opinin.

    Mientras que el concepto de justicia sobre el que nosotros deberemos tratar dereflexionar es diferente. A qu nos debera llevar el concepto de justicia? Nosdebera llevar a admitir que sin son responsables Craxi o Andreoi al mismo ttulo

    que ellos es responsable gente como Borrelli y Di Pietro. Porque si los primeroseran hombres polticos los otros son magistrados. Concepto de justicia significafijar una lnea de demarcacin entre quin es sostn y justificacin y fuerza delpoder y quien a ste se contrapone. Si el poder es injusto en cuanto a su misma

    1 Craxi: ex secretario general del PSI (Partido Socialista Italiano), ex jefe de gobierno, implicado enmuchos juicios por financiacin ilcita del partido, corrupcin, etc. Ya condenado, en algn juicio,por la justicia italiana (8 aos), se encontraba bajo varias rdenes de busca y captura. Fallecirecientemente despus de vivir varios aos de exilio en su lujosa villa de Hammamet, cerca de

    Tnez.2 Andreoi: miembro destacado de la DC (Democracia Cristiana) en los ltimos 50 aos. Varias veces

    jefe de gobierno, senador vitalicio, relacionado, durante el curso de su carrera, en decenas de sucesososcuros desde la corrupcin al asesinato, la asociacin mafiosa y al intento de golpe de Estado.Siempre ha salido absuelto en los juicios. En el momento de darse esta charla tena otro juicio:estaba acusado de ser quien orden el asesinato del periodista Pecorelli y, otra vez, de asociacinmafiosa.

    3 Riina: actualmente en la crcel, est considerado, por los media y los jueces, el jefe supremo deCosa Nostra (mafia siciliana). Fugitivo por decenas de aos, ahora, algunos arrepentidos mafiososlo relacionan con Andreoi. Al parecer los dos han sido vistos besarse en las mejillas, en el ritualmafioso sinnimo de hermandad y complicidad entre jefes.

    4 Di Pietro: ex polica, ha sido el fiscal ms destacado del equipo de Mani Pulite de Miln, elorganismo que primero empez a derribar el imperio del PSI. Exaltado por la muchedumbre como el

    salvador de la nacin, dej la fiscala para entrar en poltica y ha sido ministro de obras pblicas delgobierno durante unos meses, hasta que l mismo se ha visto involucrado en juicios por corrupcin.

    5 Borrelli: fiscal jefe de Miln, coordinador del equipo de Mani Pulite.

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    existencia lo vuelve injusto, y si todos los intentos para justificarse a s mismo,algunos de los cuales hemos visto antes, se revelan timos, cualquier hombre delpoder, ms o menos demcrata, sea lo que sea que haga estar siempre en elextremo opuesto de la justicia.

    La construccin de un concepto de justicia de este tipo es evidentemente laformacin de una idea, de una idea que no se encuentra sobre los peridicos, deuna idea sobre la que no se profundiza en las aulas de las escuelas o en las aulasuniversitarias, que no puede constituir elemento de opinin, que no puede llevar

    a la gente a votar. Ms bien, esta idea lleva a la gente a estar en contraposicinconsigo misma. Porque ante el tribunal de s mismo cada uno se pregunta: Pero

    yo, ante la idea de justicia, cuando me parece bonito lo que hace Di Pietro, cmome coloco, tambin yo me dejo meter en el saco, tambin yo soy un instrumento

    de opinin, tambin yo soy la terminal de un enorme proceso de formacin delpoder y consecuentemente tambin yo me convierto no slo en esclavo del poder

    sino en cmplice del poder?.

    Por fin hemos llegado, hemos llegado a nuestras implicaciones. Porque si escierto el concepto del que hemos partido de que para el anarquista no hay diferen-cia entre teora y accin, en el momento en que esta idea de justicia se hace luzen nosotros, si esta idea ilumina sea siquiera por un instante nuestro cerebro, esta

    luz no podr apagarse jams porque cada momento, cualquier cosa que pensemos,

    nos sentiremos culpables, nos sentiremos cmplices, cmplices de un proceso de

    discriminacin, represin, genocidio, muerte, proceso del que no podremos yanunca considerarnos ajenos. Cmo podemos definirnos entonces revoluciona-rios, anarquistas? Cmo podemos definirnos sostenedores de la libertad? Dequ libertad hablamos si hemos dado nuestra complicidad a los asesinos que estn

    al poder?.Mirad como es de diferente y crtica la situacin de quien inmediatamente

    alcanza, por anlisis profundo de la realidad o simplemente por casualidad odesgracia, a hacer penetrar en su propio cerebro una idea tan clara como laidea de justicia. Ideas de este tipo no hay muchsimas. La idea de libertad, porejemplo, es lo mismo. Qien por un instante piensa en qu es la libertad, no puede

    contentarse con hacer algo para que se pueda aumentar un poquito las libertades

    de la situacin en que vive. Desde aquel momento en adelante l se sentir culpable

    y tratar de hacer algo para aliviar su sentido de .sufrimiento. Se sentir culpable

    por no haber hecho algo hasta ese momento, y desde ese momento entrar en las

    condiciones de una vida diferente.En el fondo, con la formacin de opinin, qu quiere el Estado? El poder qu

    quiere?. S, por supuesto, quieren crear una opinin media para que despus a

    partir de sta se puedan realizar ciertos movimientos del tipo delegacin electo-ralista, formacin de1as minoras de poder y cosas por el estilo. Pero no quieren

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    slo eso, quieren nuestro consenso, quieren nuestra aprobacin, y el consensoes hallado mediante determinados instrumentos, especialmente de naturalezacultural. Por ejemplo, la escuela es uno de los almacenes a travs de los cuales se

    halla el consenso y se construye la futura mano de obra de naturaleza intelectual,

    y no slo intelectual.Las transformaciones productivas del capitalismo de hoy necesitan un tipo de

    hombre diferente al de ayer. Ayer, hasta hace poco tiempo, haba necesidad deun hombre que tuviese su capacidad profesional, su orgullo de esta capacidad, su

    cualificacin profesional. Ahora la situacin ha cambiado bastante. El mundo del

    trabajo pide una cualificacin media, mejor incluso baja, y pide cualidades queuna vez no slo no estuvieron presentes sino que ni siquiera eran pensables, por

    ejemplo la flexibilidad, la adaptabilidad, la tolerancia, la capacidad de intervenir a

    nivel asambleario.Mientras antes; por poner un ejemplo especfico, la produccin de las grandes

    empresas se basaba en la realizacin de las grandes lneas de produccin basadas

    en las cadenas de montaje, ahora se tienen estructuras diferentes o robotizadaso construidas sobre la base de las islas, de pequeos grupos que trabajan juntos,que se conocen, que se controlan mutuamente y cosas as. Este tipo de mentalidad

    no es slo la mentalidad de la fbrica, no es slo el obrero nuevo que estnconstruyendo, sino que es el hombre nuevo que estn construyendo: un hombre

    flexible, con ideas medias, opaco en sus deseos, con una reduccin fortsima delnivel cultural, con un lenguaje empobrecido, con lecturas estandarizadas que son

    slo sas, siempre sas, una capacidad de razonamiento circunscrita contrapuesta

    a una capacidad elevadsima de saber decidir con brevedad entre el s y el node una solucin, de saber escoger entre dos posibilidades, un botn amarillo, unbotn rojo; un botn negro, un botn blanco. Helo aqu, este tipo de mentalidadestn construyendo. Y dnde lo estn construyendo? Lo estn construyendo en

    la escuela, pero lo construyen tambin en la vida de todos los das.Q harn con un hombre de este tipo? Les servir para poder realizar todas

    las modificaciones que son importantes para la reestructuracin del capital. Lesservir para poder gestionar mejor las condiciones y las relaciones de maana.Cmo sern estas relaciones? stas estarn basadas en modificaciones cada vezms veloces, apelando a la satisfaccin de deseos absolutamente inexistentes pero

    pilotados y queridos de una manera determinada en pequeos grupos paso a paso

    ms consistentes. Este tipo de hombre nuevo es exactamente lo contrario de lo que

    nosotros podamos desear e imaginar, lo contrario de la calidad, lo contrario de la

    creatividad, lo contrario del deseo real, de la alegra de vivir, lo contrario de todo

    esto. Cmo podemos combatir contra la realizacin de este hombre tecnolgico?

    Cmo podemos luchar contra esta situacin? Podemos esperar a que llegue unda, un hermoso da, para poner el mundo patas arriba, lo que los anarquistas del

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    siglo pasado llamaban la grande soire, la gran tarde o el gran da le grandjour, en el que fuerzas que nadie puede prever acabarn por tomar las riendas y

    explotar en el conflicto social que todos esperamos y que se llama revolucin por

    el que todo cambiar y ser el mundo de la perfeccin y de la alegra?

    sta es una teora milenarista. Ahora que se avecina el fin del milenio podraincluso volverse a erguir. Pero las condiciones son diferentes, no es sta la realidad,

    no es esta espera lo que nos puede interesar. En vez de eso nos interesa otraintervencin, una intervencin mucho ms pequea, ms modesta pero capazde conseguir algo. Nosotros, como anarquistas, estamos llamados a hacer algo,somos llamados por nuestras responsabilidades y por lo que decamos antes.En el momento en que la idea se enciende en nuestra mente, no la idea de laanarqua, sino la idea de la justicia, de la libertad, cuando estas ideas se encienden

    en nuestra mente y cuando a travs de estas ideas alcanzamos a entender cmoes el engao que tenemos enfrente, que podremos definir, hoy como nunca, unengao democrtico, qu hacemos? Nos debemos poner manos a la obra y este

    manos a la obra significa tambin organizarse, significa crear las condiciones deenlazamiento y referencia entre nosotros anarquistas que deben ser diferentes delas que eran las condiciones de ayer.

    Hoy la realidad ha cambiado. Como decamos antes, estn construyendo unhombre diferente, un hombre descualificado y lo estn construyendo porquetienen necesidad de crear una sociedad descualificada. Pero, descualificado elhombre, han quitado del centro de la concepcin de la sociedad poltica de ayerla que era la figura del trabajador. El trabajador ayer soportaba el peor peso dela explotacin. Por este motivo se pensaba que debiese ser l, como figura social,quien diese inicio a la revolucin. Basta con pensar en el anlisis marxista. En elfondo, todo El Capital de Marx est dedicado a la liberacin del trabajador.Cuando Marx habla del hombre, se sobreentiende el trabajador; cuando desarrolla

    su anlisis sobre el valor, habla de tiempos de trabajo; cuando desarrolla su anlisis

    sobre la alienacin, habla del trabajo. No hay nada que no tenga que ver conel trabajo. Pero eso porque en el anlisis marxista, en los tiempos en que fuedesarrollado, el trabajador permaneca central, efectivamente la clase trabajadora

    poda ser teorizada como centro de la estructura social.Si bien con anlisis diferentes, tambin los anarquistas se acercaron a una

    consideracin bastante similar en lo que se refera a la posicin del trabajadorcomo centro del mundo social, la clase trabajadora como centro. Pensemos en elanlisis anarco-sindicalista. Para los anarco-sindicalistas se trataba slo de llevar

    a las extremas consecuencias el concepto de lucha sindical, desvincularlo de lams restringida dimensin de la reivindicacin sindical, para poderlo desarrollar

    hasta la realizacin, mediante la huelga general, del hecho revolucionario. Con-secuentemente la sociedad del maana, la sociedad liberada o anarquista, segn

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    los anarco-sindicalitas, no era ms que la sociedad de hoy libre del poder, con las

    mismas estructuras productivas que hoy, pero no ya en manos del capitalista sino

    en manos de la colectividad que la administrara colectivamente.Este concepto hoy es absolutamente impracticable por diversos motivos. Pri-

    mero de todo, porque las transformaciones tecnolgicas que se han realizadono permiten un paso simple y lineal de la sociedad precedente, actual, en quevivimos a una sociedad futura en la que desearamos vivir. Este pase directo esimposible por un motivo muy simple, por ejemplo la tecnologa telemtica nopodra ser utilizada de una forma liberada, de una forma liberadora. La tecnologa

    y las implicaciones telemticas no se han limitado slo a realizar determinadasmodificaciones en el interior de ciertos instrumentos, sino que han transformado

    tambin las otras tecnologas. Pongamos, la fbrica no es1a estructura de la fbri-

    ca d ayer con encima la agregacin del medio telemtico, sino que es la fbricatelemtica, que es absolutamente otra cosa. Tengamos eh cuenta que de, todosestos conceptos naturalmente podemos hablar de manera muy general porque

    requeriran un tiempo considerable para ser mejor profundizados. Consecuente-mente la imposibilidad de utilizar este patrimonio, y por lo tanto este pase, caminaparalelamente al final del mito de la centralidad de la clase obrera.

    Actualmente, en una situacin en la que la clase obrera se ha prcticamentepulverizado, no existe la posibilidad de utilizacin de los denominados mediosde produccin que se deberan expropiar, y entonces, cul es la conclusin? Noqueda otra conclusin posible que esta masa de medios de produccin que tenemos

    enfrente debe ser destruida. Slo nos queda la posibilidad de pasar a travs de una

    dramtica realidad de destruccin. La revolucin que podemos teorizar, y de lacual adems no estamos seguros, no es la revolucin de ayer que se imaginabaun simple hecho, que poda adems acaecer slo en un da o en una hermosatarde, sino un largo, trgico, sangrantsimo asunto que podr pasar por procesos

    inimaginablemente violentos, inimaginablemente trgicos.Y es hacia este tipo de realidad que nos acercamos. No porque este sea nuestro

    deseo, no porque nos gusta la violencia, la sangre, la destruccin o 1a guerracivil, las muertes, las violaciones, la barbarie, no es eso, sino porque es el nicocamino plausible, es el nico que las transformaciones queridas por quien nosdomina y por quien nos manda han convertido necesario. Se han dirigido elloshacia este camino. No podemos ahora slo con un simple vuelo de nuestro deseo,

    una simple imaginacin, cambiar algo. Entonces, si en la teora pasada, en la que

    exista an una fuerte clase obrera, se nos poda ilusionar con aquel pase, se nosorganizaba en consecuencia. Por ejemplo, las hiptesis organizativas del anarco-sindicalismo prevean un fuerte movimiento sindical que, penetrando en la clase

    obrera y organizndola casi en su totalidad, realizase esa expropiacin y ese pase.No estando ya este sujeto colectivo que probablemente ha sido mtico desde su

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    nacimiento, y que en cualquier caso ahora no existe ni siquiera en su misma visin

    mtica transcurrida, Qe sentido tendra, y que sentido tiene, un movimientosindical anarco-sindicalista? Ningn sentido.

    Por lo tanto la lucha debe partir de otros sitios, debe partir con otras ideas y

    debe partir con otros mtodos. De ah que nosotros hayamos desarrollado desdehace aproximadamente quince aos una crtica del sindicalismo y del anarco-sindicalismo, de ah que nosotros seamos y nos definamos anarquistas insurreccio-

    nalistas. No porque pensemos que la solucin sean las barricadas. Las barricadas

    quiz pueden ser una trgica consecuencia de elecciones que no son las nuestras,

    sino que somos insurreccionalistas porque pensamos que la accin del anarquis-mo debe necesariamente afrontar problemas gravsimos que no son queridos por

    el anarquismo pero que son impuestos por la realidad que los dominadores hanconstruido, y que no podemos eliminar con un simple vuelo de nuestro deseo.

    Una organizacin anarquista que se proyecta hacia el futuro debera conse-cuentemente ser ms gil. No puede presentarse con las caractersticas pesadas,

    cuantitativamente pesadas, de las estructuras del pasado. No puede presentarsea travs de una dimensin de sntesis, como por ejemplo la organizacin del pa-sado cuya estructura organizativa anarquista pretenda reasumir la realidad ensu propio interior a travs de determinadas comisiones que trataban los varios

    problemas, comisiones que despus tomaban sus propias decisiones en un congre-

    so peridico anual que se pronunciaba sobre la base de tesis que probab1ememese remontaban al siglo pasado. Todo esto tuvo su poca, no porque haya pasadoun siglo desde que fue ideado, sino porque la realidad ha cambiado.

    De ah que nosotros sostengamos la necesidad de la formacin de pequeosgrupos basados en el concepto de afinidad, grupos incluso minsculos que estnconstituidos por pocos compaeros que se conocen, que profundizan en ese co-nocimiento, porque no puede haber afinidad si no nos conocemos. Nos podemos

    reconocer como afines slo profundizando precisamente los elementos que deter-

    minan las diferencias, frecuentndose. Este conocimiento es un hecho personal,pero es tambin un hecho de ideas, de debates, de discusiones. Mas, en vigor delprimer discurso que hemos hecho esta tarde, si os acordis, no hay profundizacin

    de ideas que no sea igualmente prctica de cosas a hacer junto, de acciones, de rea-

    lizaciones de hechos. Por lo tanto entre la profundizacin de ideas y la realizacin

    de los hechos hay un continuo trasvase mutuo.Un pequeo grupo constituido por compaeros que se conocen y que se identi-

    fican a travs de una afinidad, un pequeo grupo que se reuniese solo para soltar

    cuatro chismes por la tarde sera un grupo no de afinidad sino un grupo de sim-pticos socios que reunindose por la tarde pueden hablar de cualquier cosa. Por

    el contrario un grupo que se rene para discutir pero que discutiendo se colocaen conjunto para hacer y que haciendo contribuye a desarrollar la discusin que

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    llevada adelante se transforma en otras ocasiones de hacer, ste es el mecanismo

    de 1os grupos de afinidad. Cul puede ser despus el modo en que a los grupos de

    afinidad les sea posible entrar en contacto con otros grupos de afinidad respectoa los cuales no es necesario el conocimiento profundo que por el contrario es

    indispensable dentro de cada grupo? Este contacto puede ser asegurado por laorganizacin informal.

    Pero qu es una organizacin informal? Entre los diversos grupos de afinidad

    que entran en contacto entre si, para intercambiarse ideas y hacer cosas conjunta-

    mente, puede haber una relacin de naturaleza informal y consecuentemente laconstruccin de una organizacin, incluso amplsima a nivel territorial, incluso de

    decenas y, por qu no, de centenares de organizaciones, de estructuras, de grupos,

    que tienen una caracterstica informal que es siempre justamente la discusin,la peridica profundizacin de problemas, de las cosas a hacer juntos, y cosasas. Esta estructura organizativa del anarquismo insurreccional es diferente dela organizacin de la que habamos discutido antes a propsito de las formas del

    anarco-sindicalismo.Pero este anlisis de las formas organizativas, dicho ac en pocas palabras,merecera una profundizacin, cosa que no puedo hacer aqu, en el mbito de una

    conferencia. Una organizacin de este tipo, en efecto, quedara a mi modo de ver

    slo como un hecho interno al movimiento si no se realizase tambin en relacio-nes con el exterior, esto es a travs de la construccin de grupos de referenciaexternos, de ncleos externos basados tambin en una caracterstica informal. No

    es necesario que estos grupos de base estn constituidos slo por anarquistas: en

    su interior podr participar la gente que tiene intencin de luchar para alcanzara determinados objetivos, aunque sean circunscritos, a condicin de que estnbasados en algunas condiciones esenciales. Primero de todo la conflictividadpermanente, es decir grupos que tienen la caracterstica de atacar la realidad en

    la que se encuentran, sin esperar la orden de alguien. Despus la caracterstica de

    ser autnomos, esto es de no depender ni relacionarse con partidos polticos u

    organizaciones sindicales. Por ltimo la caracterstica de afrontar los problemasuno cada vez y no de proponer plataformas sindicales genricas que inevitable-mente se traduciran en la gestin de un mini-partido o un pequeo sindicatoalternativo. El resumen de estas tesis puede parecer ms bien abstracto y es poreso que antes de concluir quiero poner un solo ejemplo para que en la prcticaalgunas de estas cosas se entiendan mejor.

    En el intento que se hizo, en los primeros aos Ochenta, buscando impedir laconstruccin de la base de misiles americana en Comiso fue aplicado un modeloterico de este tipo. Los grupos anarquistas que intervinieron a lo largo de dos

    aos construyeron las ligas autogestionadas. Estas ligas autogestionadas eranprecisamente grupos no anarquistas que operaban en el territorio y que tenan

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    como nico objetivo el de impedir la construccin de la base destruyendo elproyecto en curso de realizacin.

    Las ligas eran por lo tanto ncleos autnomos con las siguientes caractersticas:

    tenan como nico fin el de atacar y destruir la base. Por lo tanto no tenan una

    serie de problemas, porque si se hubiesen propuesto una serie de problemas sehabran convertido en grupos de sindicalistas con l objetivo, pongamos, de ladefensa del puesto de trabajo, o de encontrar un trabajo, o quiz de resolver otros

    problemas inmediatos. En vez de eso tenan como fin slo el de destruir la base.La segunda caracterstica era la conflictividad permanente, esto es desde el primer

    momento en que estos grupos fueron constituidos (no eran grupos anarquistas,sino grupos de personas en los cuales haba tambin anarquistas) desde el primer

    momento en que fueron constituidos, deca, estos grupos entraron en conflictocon todas las fuerzas que queran construir la base, sin que esta conflictividadfuese determinada o declarada por organismos representativos o responsables de

    los grupos mismos. Y la tercera caracterstica era la autonoma de estos grupos,

    es decir que estos no dependan ni de partidos, ni de sindicatos ni similares. Lasvicisitudes de la lucha contra la construccin de la base en parte son conocidas,en parte no y no se si viene al caso retomar ac su historia, quera slo referirme

    a sta a ttulo de ejemplo.Por lo tanto el anarquismo insurreccionalista debe superar un problema esen-

    cial, para ser tal debe superar un lmite, si no slo queda la hiptesis del anarquismo

    insurreccionalista. Esto es, los compaeros que forman parte de los grupos de afi-

    nidad y que por lo tanto han operado lo que decamos antes, aquella insurreccin

    de naturaleza personal, aquella iluminacin que dentro de nosotros produce lasconsecuencias de una idea fuerte que se contrapone a la verborrea de las opinio-nes, aqu, estos compaeros, entrando en relacin con otros compaeros, tambin

    de otros sitios, a travs de una estructura de tipo informal, hasta ese punto hanrealizado slo una parte del trabajo. En un cierto punto deben decidirse, debensuperar esta lnea de demarcacin, deben dar un paso del que despus no es fcil

    dar marcha atrs. Deben entrar en relacin con personas que anarquistas no son,

    en funcin de un problema que es intermedio, que est circunscrito (la destruccin

    de la base de Comiso, por cuanto fantstica esta idea pudiese ser, o interesante, o

    simptica, evidentemente no era la anarqua, no era a buen seguro la realizacinde la anarqua). Q habra sucedido si realmente se hubiese alcanzado a entrar

    en la base y destruirla? Yo no lo s. Probablemente nada, probablemente todo. No

    lo se, no se puede saber, nadie puede saberlo. Pero la belleza de la realizacin deaquel hecho destructivo no se halla en sus posibles consecuencias.

    Los anarquistas no aseguran nada de las cosas que hacen, sino que identifican

    las responsabilidades de personas y las responsabilidades de estructuras y porlo tanto en base a una decisin se determinan a la accin y desde ese momento

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    en adelante se sienten seguros de s, porque aquella idea de justicia que actadentro de ellos ilumina la accin, hace ver las implicaciones de una persona, de ms

    personas, de una estructura, de ms estructuras y por lo tanto las consecuencias de

    estas implicaciones. Aqu se coloca la determinacin de actuar de los anarquistas.

    Sin embargo una vez que actan junto a otras personas, deben tambin tratarde construir organismos sobre el territorio, esto es organismos que tengan lacapacidad de aguantarse, de causar consecuencias en la lucha contra el poder.No debemos olvidar en efecto, y es importante esta reflexin, que el poder serealiza en el espacio, es decir, el poder no es una idea abstracta. El control no sera

    posible si no estuviesen los cuarteles de polica, si no estuviesen las crceles. Elpoder legislativo no sera posible si no estuviese el Parlamento, si no estuviesenlos parlamentitos regionales. El poder cultural que nos oprime, que construye laopinin, no sera posible si no estuviesen las escuelas o las universidades.

    Ahora, las escuelas, las universidades, los cuarteles, las crceles, las industrias,

    las fbricas, son lugares que se materializan en el territorio, son zonas acotadas en

    las que nosotros podemos movernos slo si aceptamos determinadas condiciones,o sea si aceptamos el juego de las partes. Estamos aqu dentro porque hemosaceptado el juego de las partes, en caso contrario no habramos podido entrar.Esto es interesante. Podemos utilizar incluso estructuras de este tipo, pero en elmomento del ataque estos lugares nos son prohibidos. Si entrsemos aqu dentro

    con la intencin del ataque, la polica nos lo habra impedido, me parece claro.Ahora, ya que el poder se realiza en el espacio, la relacin del anarquista con

    el espacio es importante. Ciertamente la insurreccin es un hecho individual ypor lo tanto, en aquel sitio recndito de nosotros mismos, por la tarde cuando nos

    estamos adormeciendo pensamos . . . bueno, a fin de cuentas las cosas no van tanmal, porque uno se siente en paz consigo mismo y se duerme. Aqu est, en este

    lugar particular que est privado de espacio, nos movemos como queremos. Pero

    despus debemos adems transitar nosotros mismos por el espacio de la realidad

    y el espacio, si lo pensis bien, est casi exclusivamente bajo la tutela del poder.Consecuentemente, movindonos en el espacio, llevamos con nosotros estos valo-

    res de insurreccin, estos valores revolucionarios, estos valores anarquistas y los

    medimos en un enfrentamiento en el que no estamos slo nosotros.Debemos localizar pues los que son los objetivos significativos y si stos estn y,

    mira por dnde, estos objetivos estn siempre y por doquier, contribuir a crear las

    condiciones para que la gente, los explotados, sobre cuya piel aquellos objetivosestn prosperando, hagan algo para impedirlos.

    Este proceso revolucionario segn lo veo yo es de naturaleza insurreccional. No

    tiene un fin (esto es importante) de naturaleza cuantitativa, porque la destruccin

    del objetivo o el impedimento del proyecto no puede ser medido en trminoscuantitativos. Sucede que se me viene a decir: Pero cuantas luchas hemos hecho

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    en los ltimos veinte, treinta aos y en cuntas ocasiones he hecho este discurso

    tambin yo mismo y cuntas veces me he odo decir: Pero qu resultado hemos

    obtenido? Incluso cuando se ha hecho algo, la gente despus ni siquiera seacuerda de los anarquistas Los anarquistas? Pero quines son estos anrquicos,

    los monrquicos? Qiz los del rey. Las personas no se acuerdan bien. Pero quimportancia tiene? No es de nosotros que se deben acordar, sino que se debenacordar de su lucha porque la lucha es suya. Nosotros somos una ocasin en lalucha. Nosotros somos un algo ms.

    En la sociedad liberada, en la anarqua ya llevada a trmino, o sea en una dimen-

    sin del todo ideal, los anarquistas, que en cambio son indispensables en la lucha

    social a todos niveles, entonces tendran slo el papel de llevar siempre ms alllas luchas, eliminando incluso las ms mnimas trazas de poder y perfeccionando

    cada vez ms la tensin hacia la anarqua. Los anarquistas son los habitantes de un

    planeta incmodo en todos los casos, porque cuando la lucha va bien se les olvida,

    cuando la lucha va mal se les acusa de ser los responsables, de haber llevado la

    lucha de mala manera, de haberla llevado a un mal desenlace. Ninguna ilusinentonces respecto a posibles resultados cuantitativos: si la lucha que es realizadadesde un punto de vista insurreccional es correcta, va bien, y los resultados, si los

    hay pueden ser tiles para la gente que la ha realizado, no desde luego para losanarquistas. No hace falta caer en la equivocacin, en la que desgraciadamentemuchos compaeros han cado, de pensar que el resultado positivo de la luchapueda traducirse en un crecimiento de nuestros grupos, porque esto no es cierto,

    porque esto se traduce sistemticamente en una desilusin. El crecimiento de nues-

    tros grupos, y el crecimiento de compaeros desde un punto de vista numrico,son cosas importantes pero no pueden llegar mediante los resultados obtenidos,cuanto ms bien por la construccin, la formacin de aquellas ideas de fuerza, de

    aquellas dilucidaciones de las que hablbamos antes. Los resultados positivos delas luchas y el crecimiento tambin numrico de nuestros grupos son dos cosasque no pueden ligarse por un proceso de causa y efecto. Pueden estar en conexin

    entre ellas, pueden no estarlo.Qisiera decir an dos palabras antes de concluir. He hablado de qu es el

    anarquismo, de qu es la democracia, de cuales son los equvocos que nos soncolocados continuamente enfrente, de las formas en que se est transformando la

    estructura de poder que llamamos capitalismo moderno, capitalismo post-indus-trial, de unas estructuras de lucha de los anarquistas que hoy no son ya aceptables,

    del modo en el que hoy nos podemos contraponer a las que son las realidades de

    poder, y finalmente he hablado de las diferencias entre el anarquismo tradicional

    y el anarquismo insurreccional de hoy.

    Agradezco vuestra atencin.

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    La Biblioteca AnarquistaAnti-Copyright19 de abril de 2013

    Alfredo Mara BonannoLa tensin anarquista

    1996

    Este texto es la trascripcin de una conferencia titulada Anarquismo y Democracia, celebradaen Cneo (Italia) el 28 de enero de 1996 por Alfredo M. Bonanno en la sala de reuniones del liceocientfico G. Peano. La primera edicin en castellano apareci en marzo de 1997 de la mano de

    Arsnico. Posteriormente ha sido reeditado en fotocopia por Ediciones Luna Negra.Recuperado el 18 de abril de 2013 desde kclibertaria.comyr.com

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