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    EXPEDICION HUMANA

    A LA ZAGA DE LA AMERICA OCULTA

    PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANAJUNIO 1995 N 9 BOGOTA, COLOMBIA

    AMERICA

    NEGRA

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    AMERICA NEGRA

    AMERICA NEGRA celebra en esta edicin a Eleguo Elegba, deidad Yoruba, oricha de los caminos y de lasencrucijadas. Las fiestas o ceremonias de santera seinician con un canto o invocacin en su honor. Se leconsidera un Dios de carcter travieso y a quien le

    gustan las bromas. Sus colores son el rojo y el negro ysu atributo el garabato, una rama de rbol en forma degancho con la cual se abre paso en el monte. En lareligin catlica ha tomado la representacin del ni-ma sola.

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    Contenido

    DE LOS EDITORES

    ArtculosHistoria y economa de plantacin en el Caribe.Su expresin literariaPABLO A. MARIEZ

    Tipos/Clasificacin y gneros de la literaturaAfro-hispnicaMARVIN A. LEWIS

    La literatura Afro-mexicana en el contexto delCaribeJOE PEREIRA

    Sobre la escritura de las lenguas criollasCARLOS PATIO ROSSELLI

    Bantuismos en el espaol de ColombiaNICOLAS DEL CASTILLO MATHIEU

    Tambores y cimarrones en el CaribeJAVIER LAVIA

    Los Rastafari de Jamaica: movimiento social deresistenciaMARIA DEL SOCORRO HERRERA B.

    Brasil, Africa y el Atlntico en el Siglo XIXALBERTO DA COSTA E SILVA

    InditaAnotaciones al ideario etnogrfico en la obra deFray Pedro SimnNINA S. DE FRIEDEMANN (1980)

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    Unidades de produccin nortecaucanas (Colom-

    bia): modernizacin y funcionamientoJAIME AROCHA (1981)

    CrnicaLa mutanga de los Ba-lenga en Zaire: escriturade un pueblo grafo negroafricanoLUIS BELTRAN

    De crnicas e historias de vidaCARLOS ALBERTO URIBE T.

    DocumentaApuntes sobre el bullerengue en la regin delDique, ColombiaGUILLERMO VALENCIA HERNANDEZ

    BiblioiCuentos para matar insomnios eternos: Entre latierra y el cielo, magia y leyendas del Choc deN. S. de Friedemann y Alfredo Vann

    ANNE-MARIE LOSONCZY

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    DE LOS EDITORES

    En Bogot, la ciudad capital de Colombia, en la Universidad de LosAndes, y con el concurso de la Universidad del Estado de Pensilvaniaen Estados Unidos, se celebrar del 26 al 29 de julio de este ao el IXCongreso de Colombianistas. AMERICA NEGRA celebra la decisinde los organizadores de este congreso de ofrecer un espacio especficopara la literatura afrocolombiana y dentro de l para estudioshistoriogrficos y antropolgicos en el pacfico colombiano.

    Un grupo de 17 distinguidos estudiosos de afroamericanstica enlos campos de la literatura, la oralitura, la historia, la antropologa y la

    msica participarn en tres sesiones.La sesin moderada por Alfonso Martn Bonilla ser un homenaje

    al poeta Jorge Artel (1909-1994) en el cual Laurence E. Prescott de laUniversidad de Pensilvania intervendr con su ponencia Sin odios nitemores: el legado cultural y literario de Jorge Artel. La intervencinde Manuel Zapata Olivella se titulaJorge Artel: el poeta, el maestro, elamigo.

    En la sesin que moderar Evelina Felicit-Maurice y que ser enhomenaje a Manuel Zapata Olivella, los siguientes ponentes interven-

    drn as: Luca P. Ortiz, del Regis College,Negritud: de CandelarioObeso a Manuel Zapata Olivella, Clare McAllister-Raeburnt de laUniversidad de Pensilvania, The politics of Black desire in ManuelZapata Olivellas Chambac, corral de negros; Dina de Luca de laUniversidad de Missouri, Autobiografa en Colombia: el caso de Zapata Olivella, Marvin A. Lewis de la Universidad de Missouri,Manuel Zapata Olivella y la novela afro-colombiana: la dimensin

    postcolonial.

    En la sesin titulada Pacfico Colombiano que moderar SusanaFriedemann de la Universidad de Los Andes sus ponentes tratarntemas de potica en comunidades negras, mujer, religin, y cultura,familia y comunidad, pensamiento y porvenir referentes rtmicos delPacfico colombo-ecuatoriano y minera del oro.

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    AMERICA NEGRA, Expedicin Humana y el Instituto de Genticade la Universidad Javeriana se hacen partcipes en el homenaje a los

    escritores Jorge Artel y Manuel Zapata Olivella en el IX Congreso dela Asociacin de Colombianistas. El contenido de esta edicin N 9, esadems nuestro testimonio de recocimiento a la literatura afroamericanay a la afrocolombiana, en el contexto de universalidad del arte.

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    Artculos

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    * Ponencia presentada en el IV Congreso Interdisciplinario del Caribe, Freie Universitat,Berln, Lateinamerika-Institut, 9-11 diciembre, 1993.

    Historia y economa de plantacin en el Caribe.Su expresin literaria*

    PABLO A. MARIEZ

    Profesor e Investigador TitularFacultad de Ciencias Polticas y Sociales

    Centro de Estudios LatinoamericanosUniversidad Nacional Autnoma de Mxico - UNAM

    Existe una extensa y diversificada produccin historiogrfica sobre elCaribe, generada, fundamentalmente, desde las diferentes metrpoliseuropeas que se disputaron y repartieron los territorios de la regin,desde mediados del siglo XVII. Sin embargo, la historiografa produ-cida en la regin por los propios caribeos, en representacin de susintereses y cosmovisin, es relativamente tarda (Sankatsing, 1990;Cass, 1993; Castro Arroyo, 1988-1989; Nter Vzquez, 1988-1989;Moreno Fraginals, 1983). Para que dicha produccin surgiera serequera del desarrollo de las identidades nacionales, subregionales yregional, as como de ciertas herramientas tericas y metodolgicas,adems de la materia primera o fuente documental, depositada, en sumayor parte, en los archivos y bibliotecas de las diferentes metrpoliseuropeas.

    El desarrollo de los estudios de la historia econmica,especficamente de la economa de plantacin, todava sera muchoms tardo en todo el Caribe (Mathews, 1970), no obstante la mismahaber constituido la mayor fuente generadora de riqueza en la regin;dicha economa, adems, articul los procesos sociales y culturales delos diferentes pases del Caribe, al grado de permitir ser considerada

    AMERICA NEGRA N 9: 1995

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    como uno de los aportes bsicos que proporcionan cierta unidad den-tro de una amplia diversidad al Caribe como regin.

    Esta economa de plantacin, tanto la azucarera, la cafetelera, comola bananera, ha tenido, en cambio, una significativa expresin literaria,sobre todo en la narrativa que en no pocas ocasiones ha precedido en eltiempo a los estudios historiogrficos. Estos, a su vez, no han logradoa partir de sus anlisis igualar, y mucho menos superar, la capacidad derecreacin del mundo cotidiano desarrollado por dichas economas,particularmente en las haciendas e ingenios o centrales azucareros.Basta sealar obras literarias comoLa Charca y Gardua, del puerto-rriqueo Manuel Zeno Ganda (1855-1930), publicadas en 1894 y

    1896, respectivamente, cuando todava la historiografa del azcar y delcaf en Puerto Rico tendra que esperar varias dcadas para desarrollar-se. Incluso en Cuba, donde los estudios de historia econmica delazcar alcanzaron un desarrollo muy temprano con Ramiro Guerra(1976), Ral Cepero Bonilla (1976), y Fernando Ortiz (1963), entreotros, la narrativa tuvo importantes aportaciones, que en muchos casostambin precedieron la historiografa econmica. Son ejemplos elo-cuentes al respecto, Marcos Antilla. Relatos de caaveral, de LuisFelipe Rodrguez; Caniqu, de Jos Antonio Ramos;El negrero, de

    Lino Novas Calvo, entre otros, todos de la dcada de los treinta. En laregin centroamericana se destaca la clsica novela de Carlos LuisFallas,Mamita Yunai. El infierno de las bananeras, de 1940, donde serecrea con una vitalidad insuperable el mundo de miseria y tropelasgenerado por la United Fruit Company (Mamita Yunai) propietaria delas plantaciones bananeras en Costa Rica y otros pases de Centroamrica.Sin embargo este es uno de los pocos casos en que la obra literaria, deficcin, fue precedida por una rigurosa investigacin social sobre lamisma temtica, como lo esEl imperio del banano. Las compaas

    bananeras contra la soberana de las naciones del Caribe, de losnorteamericanos Charles D. Kepner J., y Jay Henry Soothill, una obrade lectura obligatoria para quien se interese por conocer cmo hanoperado las corporaciones transnacionales bananeras en Centroamricay el Caribe.

    El caso dominicano, que veremos ms adelante, tampoco escapaa esta tendencia. Pero an problemticas consideradas tab para loshistoriadores, como el de la matanza de miles de haitianos en RepblicaDominicana, en 1937, bajo rdenes del dictador Rafael Leonidas

    Trujillo y que se encuentra estrechamente vinculado a la economade plantacin azucarera fue abordado mucho ms tempranamentepor la literatura que por la historiografa. En 1949, a los doce aos dehaberse producido la matanza, el escritor haitiano Anthony Lespes

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    publicara la novelaLas semillas de la ira 1; en 1955, el tambin escritorhaitiano Jacques Stephen Alexis publicaMi compadre el general Sol 2;

    y en 1973 lo hace el dominicano Freddy Prestol Castillo, con Elmasacre se pasa a pie3. En cada una de estas novelas se recrean losacontecimientos sociales desarrollados alrededor de la referida matan-za de haitianos de 1937. En cambio, no sera sino hasta finales de lossetenta y principio de los ochenta cuando el sangriento suceso seratratado por primera vez por la historiografa haitiana y dominicana, enlos estudios de Fernando Tejada (1979), Suzy Castor (1983), JuanManuel Garca (1983), y Jos Israel Cuello (1985), respectivamente.

    En fin, entre el discurso historiogrfico y el discurso literario se

    produce una suerte de competencia por la temtica abordada, dondeeste ltimo, por diversos factores logra primaca en el tratamiento,adems de alcanzar mayor difusin y conservar elementos suficientespara convertirse en fuente discursiva de los investigadores sociales,sobre todo si stos tratan de reconstruir la cotidianidad de la vida quecre el mundo de las plantaciones.

    En el presente trabajo nos proponemos abordar tres tpicos funda-mentales. Primero, el desarrollo de la historiografa en general delCaribe, en segundo lugar, la historiografa y los estudios especficos

    sobre la economa de plantacin; y por ltimo, la expresin literaria dela economa de plantacin en la novelstica. En este ltimo tpico noslimitaremos a la subregin del Caribe de lengua espaola, que fue el queexperiment un auge azucarero ms tardo, pero en cambio un desarro-llo novelstico ms temprano. De esta subregin del Caribe centrare-mos nuestra atencin en el caso de Repblica Dominicana.

    1. Historiografa general del Caribe

    La historiografa del Caribe atraviesa por lo menos por tres etapasimportantes. La primera, que abarca desde el siglo XVI hasta la primeraparte del siglo XVIII, se caracteriza por tener una visin eurocentrista,producida en su mayora por los propios colonizadores. Esta primeraetapa se subdivide, a su vez, en dos momentos. El primero, que llega

    1 El ttulo original de la novela esLes Semences de la Colre, y fue publicada en Port-au-

    Prince, Hait, por editions Fardin, en 1949.

    2. La novela fue publicada en francs, bajo el ttulo de Compere general Soleil, en 1955, porla editorial Gallimard, en Francia.

    3. 3ra. Edicin, 1974, Ed. Taller, Santo Domingo, Rep. Dominicana.

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    hasta mediados del siglo XVII, y donde Espaa tiene el control absolutode la regin, es el conocido por las crnicas, diarios y memorias

    elaboradas por los espaoles, o al menos por funcionarios al servicio dela Corona. Tales fueron los casos bien conocidos de laHistoria Generaly Natural de las Indias, de Gonzalo Fernndez de Oviedo; laDescrip-cin de las Indias Occidentales, de Antonio Herrera; y la HistoriaGeneral de las Indias, del Padre Las Casas, para citar slo algunos.Durante este perodo Espaa tiene el monopolio del conocimientosobre el Caribe, y los dems pases europeos que intentaron acercarsea l, tuvieron que hacerlo a travs de lo que planteaban los espaoles.

    Sin embargo, ese primer momento de la primera etapa que estamos

    sealando decae rpidamente, en cuanto a la produccin historiogrficase refiere, una vez que Espaa pierde inters por las Antillas, y pone susmiras en los yacimientos de metales preciosos que aparecen en elContinente. La prdida de inters de Espaa por las Antillas coincide,a su vez, con el inters que muestran por la regin otros pases europeos,los que pronto se lanzaran a disputarle la posesin de dichos territorios.A partir de ese instante se inicia un segundo momento dentro de laprimera etapa, donde la produccin historiogrfica sobre el Caribe sediversifica, a partir de las diferentes metrpolis rivales en la regin. En

    ese momento es que los holandeses publican el texto de Exquemeln,DeAmericaensche Zee-Rovers, (traducido y conocido en espaol como Los piratas de Amrica), en 1678, donde se narran las hazaas yaventuras de bucaneros y filibusteros que surcaron el mar de las Antillasdurante el siglo XVII, y en las cuales el propio Exquemeln jugara unpapel protagnico. En 1667 los franceses publican la obra de JeanBaptiste Dutertre, Histoire Generales des Antilles Habites par lesFrancais; en 1722 se publicara en Pars la obra de Jean Baptiste Labat,Voyages aux isles de lAmrique, una obra monumental, en seis tomos;

    los ingleses, por su parte publican en 1690, entre otros,An HistoricalAccount of the Rise and Growth of West Indies Colonies, de DalbyThomas (Goveia, 1984; Crdenas Ruiz, 1981).

    Las mismas rivalidades que expresaban las diferentes potencias porarrebatarse los territorios del Caribe, se manifestaban en el campo delconocimiento, difundiendo los estudios e historias sobre la regin, enlos cuales cada potencia intentaba dar su propia versin, en defensa desus intereses. Uno de los casos ms ilustrativos al respecto es el de lasdiferentes traducciones que se hicieron de la obra de Exquemeln, al

    alemn (1681) y al francs (1686). Los traductores censuraron lo queconsideraron que perjudicaba la fama y la honra de su nacin, oalteraron el texto para acomodar el contenido a sus intereses. JuanThomas Tavares K., traductor al espaol de la obra para una editorial

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    de Repblica Dominicana en 1978, narra la historia de dichas traduc-ciones, y confiesa que las mutilaciones han sido tantas, que en algunos

    casos es difcil reconocer la pluma del autor en la nueva edicin(Tavares, 1978). En efecto, la guerra librada por las potencias europeaspor el dominio sobre el Caribe abarcaba todos los frentes, incluyendoel historiogrfico.

    Con la fragmentacin del Caribe en mano de diferentes potenciaseuropeas, se fragment tambin su conocimiento, pues la historiografatendi, cada vez ms, a abordar nicamente las subregiones en posesinde determinado pas europeo, e incluso slo alguno de los territorios dedichas subregiones. No obstante ello, la produccin historiogrfica se

    increment considerablemente, a la par que dichos territorios adquiranimportancia en la produccin azucarera.Alrededor de la mitad del siglo XVIII, y principios del XIX, se

    desarrollara una segunda etapa en la produccin historiogrfica delCaribe. Tres acontecimientos claves tendran lugar en la regin. Prime-ro, la crisis azucarera, en trminos de un auge y cada de la produccin,lo que incrementara las rivalidades entre las potencias europeas, lasque se disputaban el control de dicha produccin; en segundo lugar, larevolucin haitiana, la que profundizara la crisis azucarera y las

    rivalidades internacionales, a la vez que marcara nuevos rumbos en elsistema de dominacin colonialista en el rea; por ltimo, se destaca elincremento de las rebeliones, sublevaciones y cimarronaje de esclavosen todo el Caribe, a la par que cobraba fuerza, impulsada por Inglaterra,la lucha contra la trata de esclavos africanos, y se expanda elabolicionismo.

    Estos seran los acontecimientos que marcaran la segunda partedel siglo XVIII y la primera del XIX, generando un nuevo discursohistoriogrfico, que expresaba las contradicciones y luchas libradas no

    slo entre amos y esclavos, sino tambin entre las potencias europeasentre s. Es en este marco que Antonio Snchez Valverde publica enMadrid, en 1785, su clebre Idea del valor de la Isla Espaola yutilidades que de ella pueda sacar su monarqua, en el que haca unanlisis de las posibilidades que tena la monarqua espaola para lograruna mayor racionalidad y competitividad en la economa de plantacin,poniendo como contraparte el auge alcanzado por la colonia francesaque comparta la misma isla de Quisqueya. Justo en el momento en quese publica dicha obra, la colonia francesa de Saint Domingue propor-

    cionaba casi la mitad de la produccin mundial del azcar (Castor,1978: 8). Once aos despus, en 1796, Moreau de Saint-Mery publicaen Filadelfia, Description topographique et politique de la partieespagnole de lisle Saint Domingue, donde de nueva cuenta afloran las

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    rivalidades colonialistas entre Espaa y Francia. Dcadas despus, en1848, Lepelletier de Saint-Remy publica en Pars, en dos tomos,Saint-

    Domingue. Etude et solution nouvelle de la question haitenne, donderealiza un exhaustivo estudio de la importancia econmica que habatenido la colonia francesa de Saint Domingue, as como de la revoluciny su impacto en la colonia espaola de Santo Domingo, dejandotraslucir las aspiraciones colonialistas de Francia en la regin, en unmomento en que era irreversible la sustitucin de la produccin haitianapor la cubana. Justamente en el momento en que Lepelletier publicabasu obra, Cuba llegaba a producir la cuarta parte de la produccinmundial del azcar (Cepero Bonilla, 1976: 40), trasladando a su vez a

    su territorio mltiples contradicciones y luchas sociales, propias de laeconoma de plantacin en auge. Sera precisamente un cubano, elautor de laHistoria de la esclavitud en Cuba, Antonio Saco uno delos principales portavoces de la lucha contra la trata de esclavos, anteel temor de que en el pas se reprodujeran las rebeliones que haban dadolugar a la Revolucin haitiana de 1791. Justamente unos aos antes deSaco tratar de influir en los plantadores cubanos, R.C. Dallas, publicabaen 1803, en Londres, su obra The history of the marrons, donde recogatodo el desarrollo de las luchas de los esclavos en Jamaica, que apenas

    haba concluido unas dcadas antes, y que Dallas, un ingls nacidoen Jamaica, de ideas liberales, que critic la tratapudo conocer atravs de fuentes primarias, como las del propio coronel WilliamDawes, del Consejo Privado de Su Majestad en la isla de Jamaica, y aquien Dallas dedica la obra.

    La tercera etapa en la historiografa del Caribe se inicia a mediadosdel siglo XIX y se prolonga hasta las primeras dcadas del presente.Sera a partir de este perodo que la historia del Caribe comenzara a serescrita a partir de los propios intereses de la regin, en un momento

    donde las identidades nacionales y subregionales estaban en proceso decristalizacin. En este contexto, la lucha anticolonialista y nacionalistaocupara un lugar destacado en el rea. Precisamente seran los princi-pales lderes y luchadores anticolonialistas como Jos Mart, EugenioMara de Hostos, Emeterio Betances, Marcus Garvey, Anton de Kom,Mximo Gmez, Gregorio Lupern, entre otros, quienes legaran lasmejores pginas del acontecer poltico y social de la poca, que ellosmismos en buena medida supieron protagonizar.

    A la par que esto se produca, comenzaban a surgir tambin lo que

    podramos calificar como los primeros historiadores profesionales delCaribe, quienes dedicaran buena parte de su vida a la investigacin.Tales fueron los casos del dominicano Jos Gabriel Garca (1834-1910)y del cubano Emilio Roig Leuchsenring (1889-1964), por citar slo dos.

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    Si exceptuamos la visin de Betances (1975) sobre la Confedera-cin Antillana que l haba propuesto a finales del siglo XIX entre Cuba,

    Puerto Rico, Repblica Dominicana, Hait y Jamaica, podramosplantear que la balcanizacin del Caribe se haba consolidado a niveldel pensamiento intelectual de la poca. Las identidades nacionales nolograban trascender las fronteras simblicas del lenguaje de las identi-dades subregionales, impuestas por las metrpolis europeas, y noobstante la lucha anticolonialista desarrollada, en cada pas no selograba ver ms all de su propio contexto nacional o subregional. Enesta perspectiva, la posibilidad de desarrollar una historiografa regio-nal, que diera cuenta de la unidad dentro de su amplia diversidad

    del Caribe como rea, estaba an muy distante.Tendran que transcurrir varias dcadas ms, hasta producirse laRevolucin cubana, en 1959 con la que se iniciara una nueva etapade descolonizacin en el Caribe, y con ella, una nueva historiografapara que por primera vez se comenzara a desarrollar una visinregional, en funcin de los intereses del rea, y desde una perspectivaanticolonialista. Existan, por supuesto algunos antecedentes, como ellibro del colombiano Germn Arciniegas,Biografa del Caribe, publi-cado por primera vez a mediados de la dcada de los cuarenta. Pero no

    sera sino hasta 1970 cuando se publican las dos primeras historiasgenerales del Caribe consideradas ya como obras clsicas hechaspor historiadores caribeos, con un profundo y amplio anlisis regional.Nos referimos aDe Cristbal Coln a Fidel Castro.El Caribe, fronteraimperial, del poltico, literato e historiador dominicano, Juan Bosch; ya From Columbus to Castro: a History of the Caribbean, 1492-1969,del poltico e historiador trinitobaguense Eric Williams. Por azares dela vida, dichos libros tienen aproximadamente el mismo ttulo; fueronescritos y publicados simultneamente; ambos escritores, adems de

    polticos eran historiadores. Bosch haba sido presidente de RepblicaDominicana en 1963, y derrocado por un golpe militar en septiembredel mismo ao; Williams, era Primer Ministro de Trinidad-Tobago, yhaba escrito, varias dcadas antes, un libro que tambin se convertiraen un clsico, Capitalismo y esclavitud, al que nos referiremos msadelante. Williams y Bosch a su vez, haban elaborado definicionessobre el Caribe que, aunque se aproximaban, no coincidan necesaria-mente. Mientras el primero haca nfasis en el aspecto econmico-cultural del Caribe, a partir de la economa de plantacin y la esclavitud;

    el segundo, en cambio, centraba su inters en el carcter geoestratgicode la zona, como una frontera imperial. Por esta razn Bosch definala historia del Caribe como la historia de las luchas de los imperios,unos contra los otros, para arrebatarles porciones de lo que cada uno de

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    ellos haba conquistado; y es por ltimo la historia de los pueblos delCaribe para libertarse de sus amos imperiales (Bosch, 1970: 12).

    Diez aos despus, en 1981, el socilogo e historiador haitianoGrard Pierre-Charles publicara en Mxico el libro El Caribe Contem-porneo, que segn su mismo autor, se propona ser la prolongacin delas obras de Bosch y de Eric Williams, las que terminan con laRevolucin cubana. Por ello, seala Pierre-Charles, es que Hemosquerido empezar la nuestra a partir de este magno acontecimiento queha dado un giro nuevo al destino de los pueblos del Caribe (Pierre-Charles, 1981: 13).

    II. Historiografa de la economa de plantacin

    Aunque existen diversos estudios de casos sobre economa de planta-cin desde finales del siglo pasado, en realidad las investigacioneshistoriogrficas sobre dicha problemtica delatan un considerableretraso en el Caribe. Cuando se desarrolla la moderna historiografaeconmica de la regin, ya los pases que haban experimentado untemprano auge azucarero, desde mediados del siglo XVII hasta finales

    del XVIII, como son Barbados, Jamaica y Hait, la produccin azuca-rera tena muy poca importancia. Los pases de un tardo auge azuca-rero, en cambio, a finales del pasado siglo e inicios del presente, estabanexperimentando el impacto causado por la expansin azucarera, contodas sus implicaciones econmicas y sociales.

    Precisamente sera en pases de un tardo auge azucarero, comoCuba, donde se produciran los ms importantes y tempranos estudioshistoriogrficos sobre la economa de plantacin, que an no hanlogrado ser superados. Aunque si bien es cierto que dichos historiadores

    se beneficiaran de los estudios que ya se haban producido en los pasesde un temprano auge azucarero, como sera el caso del mismo historia-dor cubano Ramiro Guerra al escribir su clsica obraAzcar y pobla-cin de las Antillas, en 1927. Otro trabajo no menos importante es el deltambin cubano Ral Cepero Bonilla,Azcar y abolicin, de 1948.Ambas obras se complementan con el estudio de Fernando Ortiz,Contrapunteo cubano del tabaco y el azcar, de 1940.

    Dentro de los pases de un tardo auge azucarero, Cuba es, sin lugara duda, no slo el que experiment un mayor desarrollo azucarero, sino

    tambin donde se produjeron los ms importantes estudioshistoriogrficos de la economa de plantacin. Adems de los trabajosya sealados, cabe destacar la rigurosa investigacin del historiadornorteamericano Roland T. Ely,Cuando reinaba su majestad el azcar,publicada en Buenos Aires en 1963; y en ltimo lugar la monumental

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    obra de Manuel Moreno Fraginals,El ingenio. Complejo econmicosocial cubano del azcar, de principios de la dcada de los setenta.

    En Repblica Dominicana la produccin historiogrfica sobre laeconoma de plantacin es mucho ms reducida y tarda que en Cuba.Existen, sin embargo, algunos estudios pioneros significativos, como elde Juan J. Snchez,La caa en Santo Domingo, publicado por primeravez en 1893, justamente cuando en el pas alcanzaba impulso el cultivode la caa de azcar; y los estudios de Jos Ramn Lpez,La industriaazucarera a principios de siglo, yLa caa de azcar en San Pedro deMacors, desde el bosque virgen hasta el mercado, publicados original-mente en 1915 y 1907, respectivamente4. De los estudios ms rigurosos

    que se han hecho en el pas en los ltimos aos slo cabe destacar losde Franc Bez Evertsz,Azcar y dependencia en Repblica Dominica-na, de 1978, yLa formacin del sistema agroexportador en el Caribe.Repblica Dominicana y Cuba: 1515-1898, publicado en 1986.

    A diferencia de Repblica Dominicana, Puerto Rico ha desarrolla-do en los ltimos aos una amplia investigacin historiogrfica sobreeconoma de plantacin, que abarca fundamentalmente el azcar, y elcaf. Sin embargo, la obra pionera consideramos que sigue siendo lainvestigacin que a finales de la dcada de los cuarenta y principios de

    los cincuenta hiciera el destacado antroplogo norteamericano, SidneyW. Mintz, Taso. Trabajador de la caa5. A travs de Taso, comohistoria de vida, Mintz logra reconstruir y desentraar la vida deltrabajador de una plantacin azucarera de Puerto Rico, exactamenteantes de que sta entrara en crisis de desaparicin, a causa del nuevomodelo econmico que en la misma se implantara desde mediados dela dcada de los cincuenta (Pantojas Garca, 1979).

    Las investigaciones sobre plantaciones en Puerto Rico se hancaracterizado por ser estudios historiogrficos de plantaciones o ha-

    ciendas especficas. En el caso del azcar se destacan los trabajos deAndrs Ramos Matte (1981; 1982; 1988), a principio de la dcada delos ochenta; y en los del caf, los estudios de Fernando Pic (1979;1981), Carlos Buitrago Ortiz (1982) y Luis Edgardo Daz Hernndez(1982), entre otros6. Una investigacin mucho ms abarcadora y

    4. Ambos textos aparecen reproducidos, como artculos, en la revista Ciencia, Vol. II, nm. 3,julio-septiembre, 1975, Santo Domingo, Rep. Domincana.

    5. Publicada originalmente en ingls bajo el ttulo de Worker in the Cane, Yale UniversityPress, 1960, en 1960; editada en francs en 1979 por Francois Masper, y traducida ypublicada en espaol, slo en 1988, por Editorial Huracn de Puerto Rico.

    6. Existen por supuesto, estos estudios no menos importantes como Baldrich, 1988; SanMiguel, 1989.

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    profunda, que desborda los estudios de casos, es la de Angel G.Quintero Rivera, Patricios y plebeyos: burgueses, hacendados, artesa-

    nos y obreros, de 1988.Fuera del Caribe de lengua espaola, pero con una significativainfluencia en los investigadores del rea hispana, no podemos dejar desealar el estudio pionero y clsico de Eric Williams, Capitalismo yesclavitud, publicado en espaol en 1973 por Ediciones Siglo Veinte deBuenos Aires, y editado originalmente en ingls, en 1942. El estudio deEric Williams realizado como tesis doctoral para la Universidad deOxford en 1938, y basado en fuentes documentales de archivos ingle-ses ha generado una amplia polmica en la regin, pero sin embargo

    es el trabajo ms riguroso y completo que se ha realizado para demostrarla contribucin de la economa de plantacin azucarera, basada en eltrabajo esclavo en el Caribe, al desarrollo del capitalismo en Inglaterra.Bristol, Liverpool y Glasgow lograron su esplendor a finales del sigloXVII y principios del XVIII, en base al trfico triangular de esclavos yazcar que se gener en esa poca, y que Williams analiza con granmaestra.

    III. La expresin literaria de la economa de plantacin

    Los pases de un tardo auge en la economa de plantacin azuca-rera, que son los de colonizacin espaola (Cuba, Repblica Domini-cana y Puerto Rico, como ya hemos sealado), fueron, a su vez, los queexperimentaron dentro del Caribe un mayor y ms temprano desarrollode la narrativa literaria, si los comparamos con los de colonizacininglesa, donde la novelstica, por ejemplo, data apenas de las ltimasdcadas (Mateo Palmer, 1990). Desde finales del siglo pasado y

    principios del presente, en los tres pases la expansin de la economade plantacin azucarera impact de tal manera a dichas sociedades, quelos principales literatos de la poca no pudieron substraerse a estasituacin, por lo que la tomaron como temtica de su novelstica,caracterizada por una clara influencia naturalista y realista, en ocasio-nes tratando de seguir los pasos de Balzac. Tal fue el caso del puerto-rriqueo Manuel Zeno Ganda, quien propuso una serie de novelas bajoel ttulo Crnica de un mundo enfermo, en la que pretenda dar cuentade la miseria y descomposicin social que viva el pas a finales del siglopasado y principios del presente, justamente cuando las plantacionesazucareras estaban reemplazando, en trminos de la importancia eco-nmica de la Isla a las plantaciones cafetaleras en las montaas dePuerto Rico. Precisamente en dos de sus principales novelas,La Charca(1894) y Gardua (1896), Zeno Ganda aborda el escenario caero y

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    cafetalero de la poca. Tres dcadas ms tarde, en 1935, Enrique A.Laguerre escribe su primera novela,La llamarada, donde narra la lucha

    desarrollada por los trabajadores de un central azucarero, a travs de unpersonaje principal, Juan Antonio Borrs, quien se encuentra atrapadoante la llamarada de la lucha de los trabajadores y la posicin patronal.No sera sino medio siglo despus, cuando este hecho es investigado porla historiografa puertorriquea en el libroHuelga en la caa 1933-34,del Taller de Formacin Poltica (1982).

    Pero el tema de las plantaciones como motivo de la narrativa de losreferidos pases no se limita a las primeras dcadas del presente siglo.Todava en las dcadas recientes, la novelstica del Caribe hispanoha-

    blante seguira recurriendo al mundo de las plantaciones, o al menos aciertos fenmenos estrechamente vinculados a l, como lo hace el poetay novelista dominicano Pedro Mir en su novela Cuando amaban lastierras comuneras (Siglo XXI Editores, Mxico, 1978), o el tambindominicano Manuel Antonio Amiama, enEl terrateniente, escrita en1960, y sobre la que volveremos ms adelante. En Cuba, por su parte,Miguel Cossio Woodward obtuvo el Premio Casa de las Amricas 1970con la novela Sacchario, en la que recrea el mundo de la zafra azucareracubana de los ltimos aos.

    De los pases de un tardo auge azucarero, Repblica Dominicanano fue uno de los ms importantes, si es que se le compara con Cuba,que a lo largo de todo el siglo XIX y principios del XX fue el granproductor mundial del azcar de caa. Sin embargo, de 1875 a 1882, enRepblica Dominicana se instalaron treinta plantaciones azucareras,las que daran impulso al desarrollo del capitalismo en el pas (Hoetink,1972; Gmez, 1977), con todas las implicaciones econmicas, socialesy polticas que de tal proceso se derivaran. Entre ellas, cabe destacar lassiguientes: sustitucin y abandono de los cultivos tradicionales de

    alimentacin destinados al mercado interno, pues algunos campesinosabandonaron definitivamente sus conucos, otros ganaban lo suficientedurante la zafra para no tener que trabajar mucho despus en su propioterreno (Hoetink, 1972: 36); expropiacin de la tierra y falsificacinde ttulos; desforestacin del pas y deterioro del medio ambiente;migracin interna; desarticulacin del pequeo comercio en las zonasrurales, a causa de la competencia que hacan las bodegas de loscentrales azucareros y en ltimo lugar, un fuerte flujo inmigratorio debraceros procedentes de las Antillas Menores (Del Castillo, s/f), debido

    a la escasez de fuerza de trabajo que registraban el pas.Todos estos cambios econmicos y sociales generados por el

    desarrollo de la industria azucarera se dejaron sentir con mayor fuerzaen la regin oriental del pas, particularmente en San Pedro de Macoris

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    y en La Romana. En 1893, Juan J. Snchez escriba en su libroLa caaen Santo Domingo, que:

    Antes de 1876 era Macoris una aldea, cuyos campos producan pltanos,cocos, granos y otras viandas con que provean al consumo de la Capital(...) muchos emigraban para la Capital y para otros pueblos acosados opor revoluciones o por la penuria de que con frecuencia se veanacometidos (...). Hoy es Macoris ciudad muy concurrida, plaza comer-cial de segunda clase, y el primer centro de produccin que tiene laRepblica (Snchez, 1976: 41).

    El autor atribua esa transformacin de Macoris al establecimientode siete ingenios azucareros, que eran considerados como smbolos delprogreso y estabilidad social. Dichos ingenios estaran llamados allevar el progreso como lo ha llevado a todas las partes donde se haestablecido esa industria, que ha sido una de las principales causas delprogreso en Europa en el siglo XIX (Snchez, 1976: 58).

    Si bien es cierto que la primera novela dominicana data de una fechatan temprana como lo es 18577, en realidad la novelstica experimentun lento desarrollo en Repblica Dominicana; se pueden sealar

    escasos ttulos entre las pioneras, que hayan logrado cierta proyeccin,como lo sonEnriquillo, de Manuel de Jess Galvn, de 1882-87;Bano Engracia y Antoita, de Francisco Gregorio Billini, de finales delsiglo pasado;La sangre, de Tulio M. Cestero, de 1911; Guanuma, deFederico Garca Godoy, de 1912; yLa maosa, de Juan Bosch, de 1936.La mayora de ellas son de carcter histrico, poltico y costumbrista.

    No obstante el escaso desarrollo sealado en la novelstica domi-nicana, el tema de las plantaciones azucareras, especficamente suimpacto en la regin oriental del pas, despert tal inters y preocupa-

    cin en la intelectualidad dominicana, que hubo una fuerte motivacinpara tomarlo como tema que aparece en novelas como Caas y Bueyes,de Moscoso Puello (de 1935), y Over, de Marrero Aristy, (de 1939) queestn consideradas entre las ms valiosas aportaciones de la narrativadominicana. A estas dos novelas agregaramos una tercera,El terrate-niente,de Manuel Antonio Amiama, aunque la misma data de una fechacomparativamente muy reciente, 1960. Incluso el gnero de la poesaha dado su mayor obra potica a partir de las plantaciones; nosreferimos aHay un pas en el mundo, de Pedro Mir, de 1949. Fue por

    7. Nos referimos aLa fantasma de Higuey, de Angulo y Guridi, 1981. La novela fue publicadaoriginalmente en La Habana, Cuba, donde el autor haba emigrado desde muy tempranaedad, por la Imprenta de A. M. Dvila, en 1857.

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    el impacto de la industria azucarera en la regin oriental del pas, quePedro Mir compuso este clebre poemario, considerado como un

    smbolo para los dominicanos, lo que le ha valido a su autor serreconocido oficialmente por el Congreso Nacional como el poetanacional dominicano, reconocimiento que la crtica, la intelectualidady el pueblo dominicano en general le haban otorgado con muchaanterioridad.

    Las novelas que componen la triloga que nos proponemos comen-tar como expresin literaria de la economa de plantacin azucarera(Caas y bueyes, OveryEl terrateniente), aunque fueron escritas porautores diferentes, con un intervalo de 25 aos entre la primera (Caas

    y bueyes, 1935) y la ltima ( El terrateniente, 1960), guardan unaverdadera secuencia temtica y espacio-temporal, que permiten darcontinuidad al impacto que desencadenara la industria azucarera en laregin oriental dominicana. Tal impacto, segn la novelstica encuestin, parece distanciarse del progreso y bienestar que muchosauguraban para el pas, para acercarse ms bien a las crnicas de unmundo enfermo, del que nos habla Zeno Ganda, siguiendo los pasosde Zola en la Comedia Humana.

    En efecto, Caas y bueyes reconstruye y recrea todo el proceso de

    penetracin de la industria azucarera en San Pedro de Macoris: ladesforestacin que ella implic:

    Hace aos la caa de azcar reemplaz este monte y borr aquelcamino (p. 10);

    los problemas sociales que gener:

    Ahora no se puede conseguir una paloma ni una guinea, cuando antes

    se cogan con gran facilidad (...) Por todas partes slo se ven ahora caaso retoos, alambres de pas. Carretas y bueyes. Han aumentado losrobos y los caminos estn llenos de gentes desconocidas que no tienenun maz que azar(p. 11-12);

    la expropiacin de la tierra que caus a los campesinos:

    No se respeta la propiedad, ni la vida ni las costumbres ni los usos delpueblo, mi amigo (...) Es el ms fuerte el que domina. El capital! El

    dlar! Yo me imagino cmo estarn esos campos. Qu pas, mi amigo!(p. 41),

    Exclamaba el Lic. Martnez Lpez en su bufete, uno de lospersonajes de la obra; para recorrer todo el proceso de desmonte de la

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    siembra, de la zafra, con su molienda, de la vida de los bateyes, hastallegar al tiempo muerto en que termina la zafra y con ella la vida en

    la regin. En el batey hay un silencio triste, de ruina (p. 313), porquela gente ha emigrado a otros lugares, hasta que se vuelva a reanudar lazafra.

    En Over, en cambio, Ramn Marrero Aristy narra las interioridadesde uno de los ms importantes ingenios azucareros de capital norteame-ricano en San Pedro de Macoris, a travs del personaje Daniel Comprs,quien por haber cado en desgracia familiar se ve en la necesidad detrabajar en el ingenio como responsable de una bodega. La bodega enel ingenio constituye un punto de encuentro obligatorio, donde concu-

    rren no slo los trabajadores para comprar sus alimentos, sino quetambin concurren los otros bodegueros, el capataz, el mayoral, elpolica y el managerdel ingenio. Ello permite al autor recrear el mundointerno del ingenio, con trabajadores, empleados medios y altos funcio-narios. Pero adems del papel que juega cada uno de ellos en el ingenio,la bodega permite develar el mundo enfermo de la plantacin, atravs de las extorsiones a que la patronal someta al bodeguero, quiena su vez, para poder subsistir tiene que extorsionar a los clientes, tra-bajadores del ingenio con mtodos fraudulentos como los de tener la

    balanza arreglada para pesarle de menos, o alterar las cuentas de lascompras. Bajo este mecanismo, el bodeguero puede extraer un ciertoexcedente que debe entregar regularmente a la patronal, cada vez quele pasan inventario. Ese es el over, el que va a parar a las arcas delmanager, un funcionario norteamericano. Si ese over no existe almomento de pasar el inventario, la empresa despide al bodeguero. Perola extorsin no se detiene ah, pues las mercancas que recibe elbodeguero del ingenio tambin estn alteradas en su peso y cantidad, afavor del ingenio, por supuesto. Por ello, el bodeguero tiene que

    extorsionar permanentemente a los clientes, primero para compensar lacontabilidad de las mercancas que ha recibido de manos del ingenio ydespus para extraer el over, que deber entregar como tributo. En estecontexto, el autor logra recrear el mundo de constante tensin en quevive el bodeguero para no ser despedido. A sabiendas de que est siendoextorsionado y de que tiene que extorsionar, el bodeguero no tienefuerza, ni condiciones morales para protestar, hacer la denuncia, o almenos abandonar el trabajo. Antes bien, tiene que convertirse en correade transmisin del sistema de explotacin que desarrolla el ingenio,fuera de lo que son propiamente las leyes del capitalismo, en los que aapropiacin de plusvala se refiere.

    EnEl terrateniente, aunque escrita veinte aos despus que Over,su autor, Manuel Antonio Amiama se remite a las mismas condicionesespacio-temporales que las dos novelas anteriores, para destacar otra

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    vertiente: el litigio de la tierra a travs de los ttulos de propiedad, en elmomento en que se ha producido la ocupacin norteamericana de 1916-

    1924 en el pas (Knight, 1939; Calder, 1989; Gilbert, 1975). La tramase desarrolla en la bsqueda para resolver un problema de herenciarecibida por Genaro Gutirrez, personaje central de la obra.

    Pero hay, por lo menos, dos aspectos ms que merecen ser desta-cados enEl terrateniente, en tanto que ocupan un importante lugar enel contexto histrico-social de la narracin. En primer lugar, nosreferimos a la ocupacin norteamericana a que ya hacamos referencia.En efecto, desde la lite social en que se mueve Genaro Gutirrez, ensu calidad de terrateniente aunque sujeto a que el litigio se resuelva

    a su favor y pueda recuperar las tierras heredadas, y convertirse en unverdadero terrateniente, el autor logra penetrar en las relaciones queestablecen los oficiales de las fuerzas de ocupacin con la lite macorizanay los capitalistas forneos all radicados, envueltos en el mundo de laindustria azucarera. En segundo lugar, se destaca el escenario de laguerrilla, que como resistencia armada, a la vez que con algunos rasgosde bandolerismo social, se desarroll en la regin oriental en los aosde ocupacin norteamericana, e incluso antes, quizs como consecuen-cia del impacto econmico y la descomposicin social causados por la

    penetracin de las plantaciones azucareras de que nos hablaba MoscosoPuello en Caas y bueyes.

    El autor penetra al escenario de operacin de la guerrilla, precisa-mente a travs del mismo Genaro Gutirrez, quien fue detenido por losguerrilleros cuando intentaba ir a reconocer la propiedad heredada.Aunque Genaro es un terrateniente, recibe un buen trato de los guerri-lleros cuando stos se enteran que era hijo del general ConstancioGutirrez, hombre de prestigio en la regin del Este. La vocacinnacionalista de la guerrilla queda de manifiesto cuando los guerrillerosle plantean a Genaro (Por qu no te juntas con nosotros? Todostenemos que pelear contra los americanos, p. 597) que se uniera a ellos,porque el enemigo comn y principal eran las tropas norteamericanas.No obstante que Genaro es puesto en libertad por la guerrilla, tuvo, sinembargo, la oportunidad de conocer de cerca al jefe guerrillero, Fideliode la Cruz, para despus pasar por la triste experiencia de verlo muerto,al ser traicionado por los norteamericanos, ya que se entreg a las tropasde ocupacin despus de las negociaciones. En esta parte de la narra-

    cin, el autor lo que hace en realidad es remitirse a los hechos histricos,tal como parece que ocurrieron, segn las referencias historiogrficasy que posiblemente l mismo conoci en persona durante su juventud,pues al momento de la ocupacin en 1916, Amiama tena 17 aos de

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    edad, y resida en San Pedro de Macoris8; se nutri de documentos dela poca, o recurri a la historia oral.

    El tercer factor a destacar es el ms directamente vinculado a laeconoma de plantacin. El terrateniente Genaro Gutirrez, una vez quelogr recuperar sus propiedades entr en el mundo de la industriaazucarera como colono, es decir, cultivando caa para venderla alingenio, en lo que se consideraba uno de los negocios ms lucrativos dela poca. Eran los aos de la danza de los millones, en que el slo hechode pertenecer al negocio del azcar daba prestigio social, y GenaroGutirrez poesa una de las colonias de caa ms grandes de Macoris,con tierra de buena calidad y sembrada de punta a punta de la caa ms

    dulce de todo el Este (p. 692).Sin embargo, la crisis del azcar en el mercado internacional lleg

    en 1921, y produjo serios estragos en toda la economa dominicana y delos pases azucareros de la regin. Los ms castigados por la crisisseran precisamente los colonos, por las relaciones de dependenciafinanciera que mantenan con el ingenio azucarero.

    El precio, despus de alcanzar por muy pocos das los veintids pesos,se redujo a casi dos pesos por quintal. Ese precio resultaba ruinoso

    porque gran parte de los colonos eran nuevos en el negocio. Habanadquirido las tierras a un elevado costo. Los nuevos, como los antiguoscolonos, haban invertido fuertes sumas en la siembra de la caa,pagando altos sueldos a los encargados y mayorales, a los capataces ya los cortadores (p. 699).

    Como resultado de la crisis, Genaro Gutirrez dejara de serterrateniente, pues perdi toda la fortuna que haba heredado y no lequed ms que regresar a la ciudad capital, Santo Domingo, desde

    donde se haba desplazado para tratar de recuperar la tierra que habasido propiedad de su padre. En la Capital, Genaro muri en la miseria,siempre aorando el terruo que haba heredado, con una pensin quele pasaba el gobierno. Con su muerte, tras la crisis azucarera, concluyetambin, sin habrselo propuesto los autores, la triloga del mundo quecre el azcar.

    8. Cuando Amiama escribe su novela, El terrateniente, no se conocan los trabajos deDucoudray (1976), Gilbert (1975), no obstante de este ltimo, protagonista de la resistenciaarmada dominicana contra las tropas de ocupacin, la haba escrito aos antes, pues lamantena indita.

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    MARVIN A. LEWIS

    Tipos/clasificacin y gnerosde la literatura afro-hispnica

    MARVIN A. LEWIS

    Profesor de Literatura Afro-HispnicaDepartamento de Lenguas Romances

    Universidad de Missouri-Columbia, USA

    I. Introduccin

    Los escritores afro-hispnicos contribuyen a los cuatro gneros de laliteratura hispnica: la poesa, el drama, el ensayo, y la prosa de ficcin(cuento/novela). La poesa y la novela son los gneros ms conocidosmientras el ensayo y el drama no han recibido mucha atencin crtica.Para la mayora de los escritores afro-hispnicos, hay una luchaconstante para evitar la invisibilidad y la marginalizacin y ser aceptadaal famoso canon de la literatura hispanoamericana. Nicols Guilln,el fallecido poeta cubano, es el nico escritor afro-hispnico, que yo

    sepa, que ha recibido este privilegio.Geogrficamente, la literatura afro-hispnica en las Amricas se

    encuentra en comunidades tan diversas como las de la Argentina yMxico. Nosotros que hemos dedicado esfuerzos serios al estudio deesta literatura nos damos cuenta de que no solamente necesitamosestablecer textos vlidos de varios archivos, revistas, y peridicos sinoque tambin es preciso encontrar la teora y el mtodo crtico paraanalizar los textos. El propsito de este trabajo es sugerir una teoracrtica y comentar unas obras representativas de la literatura afro-

    hispnica, especialmente la poesa y el drama.Debido a la diversidad de la escritura afro-hispnica un acerca-

    miento eclctico tanto en la teora como en la prctica, parece vlidoporque en realidad es bien difcil categorizar estrechamente cuatro

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    siglos de literatura. Pero hay una teora que parece ofrecer muchasopciones a la crtica afro-hispnica: la post-colonial. Escriben los

    autores del textoThe Empire Writes Back: Theory and Practice in Post-Colonial Literatures (1989):

    We use the term post-colonial, however, to cover all the cultureaffected by the imperial process from the moment of colonization to thepresent day. This is because there is a continuity of preoccupationsthroughout the historical process initiated by European imperialaggression.

    A pesar de que el enfoque de The Empire Writes Backes el imperiobritnico, esta concepcin amplia abarca la literatura afro-hispnica, undiscurso de minoras dentro del paradigma post-colonial. Varios mode-los crticos post-coloniales estn discutidos por los autores de TheEmpire Writes Back, incluyendo The Black Writing Model del cual...proceeds from the idea of race as a major feature of economic andpolitical discrimination and draws together writers in the Africandiaspora whatever their nationality... (p. 20). Hay tambin una discu-sin de African Literary Theories en la cual negritud se considera

    the earliest attempt to create a consistent theory of modern Africanwriting (p. 123). Finalmente mencionan Caribbean Theories queincluyen Edward Brathwaite and Creolization, Denis Williams andCatalysis y Wilson Harris and the Syncretic Vision. De los tresmodelos, el caribeo parece ofrecer ms posibilidades para la literaturaafro-hispnica.

    Dos paralelos temticos comunes de la literatura post-colonial son:la celebracin de la lucha hacia la independencia de la comunidad y delindividuo, y la influencia dominante de una cultura fornea. Ya Martha

    Cobb haba sealado la presencia de imgenes experienciales queeslabonan la experiencia literaria africana a travs de la disporaamericana. Estas imgenes se construyen en torno a los temas de laidentidad, el dualismo, la confrontacin, y la liberacin.

    Africa queda como tema de inspiracin para los escritores de ladispora. Ha delineado Kamau Brathwaite los cuatro tipos de literaturaafricana escritos en el Caribe y las Amricas. Son retrica, desobrevivencia africana, de expresin africana, y de reconexin. Las dosltimas categoras son las predilectas de los escritores afro-hispnicos

    porque estn empleando elementos de Africa y Afro-Amrica en elestilo, el contenido, el vocabulario, y las costumbres. Algunos de losescritores han vivido en el Africa y estn tratando de reconectarse conla patria espiritual.

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    Quince Duncan, el escritor costarricense y Carlos Guillermo Wilson,el panameo, representan figuras de transicin entre el Caribe e

    Hispanoamrica. Los dos son de origen africano con races en las IndiasOccidentales y pasaron sus aos formativos en una sociedad dominadapor el espaol. Duncan y Wilson, quienes escriben en espaol, ven suherencia tnica como fundamental a su expresin creativa. Sus concep-ciones de la ficcin estn vinculadas a la teora de Kamau Brathwaitede la criollizacin en que ... the recognition of an ancestral relationshipwith a folk or aboriginal culture, whether African or Amerindian,involves the artist in a journey into the past and hinterland which is atthe same time a movement of possession into present and future (p.

    147).Quince Duncan escribe, como escritor post-colonial, de lo ances-tral, la transformacin de la cultura africana en las Amricas y ladinmica de la sociedad costarricense. Prosista y ensayista, Duncan esautor de varias colecciones de cuentos y cinco novelas, entre ellasLoscuatro espejos (1973) y Kimbo (1990). La identidad, lo ancestral, elmito del pasado negro, la religin (Samamfo/Obeah) forman la esenciade la obra creativa de Duncan.

    Africa es una constante en la obra de este autor, quien busca

    inspiracin en el folklore de la Costa Occidental del Africa que ha sidotransplantado a Costa Rica entre los negros del Caribe.Los cuentos del Hermano Araa (1975) forman parte de la tradicin oral larga deAnancy Tales que se han difundido a travs de las Amricas. Lafigura central es el engaador que sabe manipular a las personas y lascircunstancias para sobrevivir y as representa la experiencia colectivade los negros en las Amricas.

    La teora de la criollizacin de Brathwaite tiene en cuenta larelacin entre la etnia y lo ancestral al confrontar las sociedades post-

    coloniales de hoy en los pases donde la esclavitud, la represin, y laincapacidad de transcender la posicin de ser el Otro perpetuo existe.En la Argentina, por ejemplo, donde los afro-argentinos nunca tuvieronxito en crear ese sentido de Patria, una tradicin literaria negra hoyno existe. El argumento de la identidad nacional primero y la individualdespus fue efectivo en destruir la continuidad afro-argentina mientraslos alemanes, italianos, y britnicos, progresaron con sus identidadesintactas. Esta dinmica temporal-espacial transcultural que respaldala teora literaria de criollizacin de Brathwaite no era un factor para los

    escritores afro-argentinos, precisamente porque nunca forjaron esarelacin nica al lugar.

    La visin sincrtica de Wilson Harris, ...provides a model for anew post-colonial conception of history, language, and textuality

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    (p.154). El sincretismo ofrece una perspectiva diferente pero parecidaal modelo de criollizacin. En primer lugar, Harris opts for the

    transformative power of the imagination to effect genuine changerather than for genetic inheritance of traditional institutional andcultural avenues (p. 150). El sincretismo, como la criollizacin, afirmaque la mezcla tnica del Caribe y Sudamrica ofrece posibilidadesnicas para la creatividad y la filosofa trans-culturales que las socieda-des monoculturales no pueden lograr.

    La historia, el lenguaje, y la textualidad dentro del modelo post-colonial de sincretismo estructuran la mayora de la obra de ManuelZapata Olivella. Chang, el gran putas (1983) es el mejor ejemplo de

    la escritura post-colonial de la dispora africana, precisamente a causade su poder transformativo de la imaginacin, su actitud hacia lacreatividad trans-cultural y la filosofa, y su alteracin del lenguaje. Lanovela se presenta desde la perspectiva del exilio ancestral, narrada pornegros alienados por el lenguaje y el lugar. Es una visin sincrtica delas experiencias del pasado y presente lo que respalda la cosmovisinde Chang, el gran putas.

    Dividida en cinco partes: Los Orgenes, El Muntu Americano,La Rebelin de los Vodus, Las Sangres Encontradas, y Los

    Ancestros Combatientes, Chang, el gran putas interpreta la expe-riencia negra desde la captura de los prisioneros en Africa hasta lamuerte de Malcolm X. Una mezcla de historia y mito, el enfoquecultural de la novela examina el origen y la presencia de los negros enAmrica, juxtaponiendo pasado y presente, vida y muerte, verdad ymentira con una visin de sntesis afro-colombiana abarcando ladispora africana en las Amricas. Ofrece numerosas posibilidadespara una crtica post-colonial.

    II. La poesa

    En realidad, la poesa afrohispnica naci de la opresin tanto durantecomo despus del trfico del negro y la esclavitud. La tradicin oralcontiene muchos ejemplos de la tendencia de poetizar las condicionesy el tratamiento del negro. Los poetas que han tenido ms xito son losque han adaptado aspectos orales a la poesa escrita como el finadoNicomedes Santa Cruz del Per y el joven Antonio Acosta Mrquez de

    Venezuela.Pero entre los poetas afro-hispnicos la liberacin es el tema que lesvincula a travs del tiempo y el espacio. Unos ejemplos de escritores delUruguay, la Repblica Dominicana, y el Per servirn para ejemplificartendencias histricas y contemporneas. La primera manifestacin

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    escrita de la poesa afro-uruguaya que tenemos protesta las condicionessociales que existen dos dcadas despus de la abolicin de la esclavi-

    tud. Timoteo Olivera, el poeta, exclama en su poema A la raza decolor:

    Levanta oh! raza tu famosa diestraContra el andas y el vil usurpadorQue con intrigas viles y cobardesNuestros sagrados derechos posterg:

    Levanta s de ese letargo inerte.

    En que has vivido hasta el presente solNo seamos ya la presa del creyenteReneguemos del vil estafador.Que en tablas de oro con letras de brillantesEl nombre de los hroes quedarQue supieron proclamar sus derechosY dejar a su raza libertad.

    Noble raza quin creyera?Que tu imagen celestial

    Reluciera placenteraAnte la gloria inmortal.

    Oh! Cul bella sois hoy daQuien no envidia el porvenirDe ti, raza que en el daVas al blanco a combatir.

    Este tono rebelde es el predominante en las pginas deLa Conser-

    vacin: Organo de la Sociedad de Color. La voz potica ve la situacincomo una lucha entre el Bien y el Mal con el negro, vctima. Por mediode la anfora, levanta, la llamada es para la liberacin de la raza decolor. Hay una dialctica social explcita en la dicotoma entre blancos(vil usurpador/estafador) y negros (noble raza). La promesa de losderechos y la igualdad queda como promesa vaca y para los afro-uruguayos en 1872 es necesario llegar a ser actores en el centro delproceso nacional y no quedar como espectadores al margen. Hay queluchar porque nadie les va a regalar la verdadera libertad.

    En otro nivel, hay un intento en el poema a forjar una identidadnegra dentro de un contexto que niega la importancia y hasta laexistencia de esta raza de color. Ms de cien aos despus, persistenlas mismas preocupaciones tocantes a la enajenacin y la liberacin enla expresin de poetas afro-hispnicos contemporneos, como Blas

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    Jimnez de la Repblica Dominicana, un pas donde solamente loshaitianos son negros. En Africa N 1, Jimnez expresa un proble-

    ma existencial y busca una solucin en el pasado:

    Madre Africadesde Santiago te escribopara sentirte cercapara volver a ti.Madre Africasoy hijo de tu hijodespojado de tu vientredesposedomadre Africa.Oigo el rugir de los fusilesvoces de hermanos que luchanvoces que llegan a mis odos decaribe-esclavo.Madre Africasientes la sangre cubana(Caribe-libre)sangre nieta, sangre hermana.

    Auxilio de una madreMadre Africasoy, es todo lo que tengosoy, es por eso que te necesitomadre Africaprstame tu fusilprstame tu orgulloprstame tus cojones de hombremadre Africa.

    Desde la perspectiva del exilio ancestral el poeta lamenta susituacin de negro-dominicano. La experiencia de ser descendiente deesclavos estructura la manera en la cual el poeta se percibe a s mismoy a la sociedad. El resultado es una alienacin profunda (desposedo/en tierra de ellos, tierra dominicana) y un deseo de regresar simb-licamente al tero materno africano. Otra vez, el poeta est buscando laliberacin psquica porque la fsica, como en el caso aludido de Cuba,no es posible. Entonces, lo que est buscando de Africa es el orgullo yla fuerza para afirmar una identidad negra dominicana caribea. Esdecir, el poeta existe pero no como individuo completo y se da cuentade que ha perdido una parte ntegra de su esencia.

    Nicomedes Santa Cruz, tambin cant al tema de la liberacin ensus poemas de tema negro. Pero hay una evolucin en la poesa de

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    Nicomedes que no se trata solamente de la esclavitud en las Amricassino tambin del deber de los negros liberados de participar en las

    guerras anti-coloniales en el Africa. Dos poemas Ritmos Negros delPer, 1956, y Madre Angola, 1976, ejemplifican las preocupacio-nes del poeta:

    La ida

    (ritmos negros del Per-1956)

    Ritmos de la esclavitud

    contra amarguras y penas.

    Al comps de las cadenas

    ritmos negros del Per

    ... y dice as:

    De Africa lleg mi abuela En la plantacin de caa

    vestida con caracoles naci el triste socavnla trajeron loepaoles en el trapiche de ronen un barco carabela. el negro cant la zaa.La marcaron con candela El machete y la guadaala carimba fue su cruz. curti sus manos morenas;Y en Amrica del Sur y los indios con sus quenasal golpe de sus dolores y el negro con tamboretedieron los negros tambores cantaron su triste suerteritmos de la esclavitud al comps de las cadenas.

    Por una moneda sola Murieron los negros viejosla revendieron en Lima pero entre la caa secay en la Hacienda La Molina se escucha su zamacuecasirvi a la gente espaola. y el panalivio muy lejos.Con otros negros de Angola Y se escuchan los festejosganaron por sus faenas que cant en su juventud.zancudos para sus venas De Caete a Tombuct,para dormir duro suelo de Chancay a Mozambiquey nata e consuelo llevan sus claros repiquescontra amarguras y penas. ritmos negros del Per.

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    El retorno

    (Madre Angola-1976)

    Retorna mi carabela, Por la Victoria Finaltorna a su lugar de origen han de confundirse aqu pues nuestra presencia exigen Tpac Amaru y MartCabinda, Luanda, Benguela. el Che y Amlcar Cabral.Proa all y a toda vela Y en esta lucha frontalvuelvo en un nuevo velero contra el vil imperialismo,que ni es barco ni es negrero vive Angola el herosmoni tiene un tratante al mando del gran pueblo vietnamita,Mi retorno es navegando dejando con sangre escrita

    en comando guerrillero!... la verdad del Socialismo.

    Hemos forjado fusiles Nuestra victoria es segura,de nuestras rotas cadenas. tan cierta como el maanaY es furia de nuestras venas de esta Unidad Africanala que escupen los misiles. que es la esperanza futura.Y aqu venimos por miles Larga etapa de amarguraen cada atlntica ola; es la que ahora termina,a decirte, Madre Angola, y desde Angola germinaRepblica Popular, una gran Revolucinque tus hijos de ultramar que consolida esta uninno pueden dejarte sola afroamericalatina...

    La ida trata de la capacidad del negro de sobrevivir con una partede su cultura intacta a pesar de las consecuencias del trato y lascondiciones inhumanas. La capacidad creativa del negro no ha sidoextinguida. El retorno representa el revs del proceso en el sentido deque los ex-prisioneros/esclavos ya libres tienen la obligacin de lucharen las guerras africanas de liberacin contra las fuerzas imperialistas ycolonialistas, siguiendo el modelo de Cuba.

    Madre Africa es el smbolo que predomina en los dos poemas ysirve como un marco cultural referencial para el poeta en su esfuerzopara enaltecer la existencia afro-peruana. Al asegurar la victoria contrael imperialismo con la ayuda de los hijos de ultramar, sera ms fcilestablecer vnculos entre Africa y Latino Amrica y hacer una realidadla unin afroamericalatina. El Africa de Nicomedes Santa Cruz no esun Africa romntica sino revolucionaria y anti-colonial.

    Vale la pena terminar esta discusin de la poesa afro-hispnicadonde comenzamos, en el Uruguay. En Quinientos aos despus,Cristina Rodrguez Cabral canta al pasado, al presente, y desgraciada-mente al futuro:

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    Quinientos aos despus

    Verano seco / Verano calientesombro / sombras / vaco de genteMontevideo / MONTE / VI / DEO.Las radios allan:hay que apretarse el cinturnpara combatir la inflacin,las radios aullaron:se va a acabar / se va a acabar,y se acab;para comenzar luego

    con o de la inflacin.Montevideo / capital sedede los festejos,Quinientos aos de que / nos descubrieronQuinientos aos de que / nos civilizaronQuinientos aos despusde arrancado la tierra,Quinientos aos teidosde sangre indgena / y de sudor negro.Y los vamos a festejar / como buenoshijos de... / inmigrantes / y esclavos,recibiendo a las caravelasdesnudos / pintados / hambrientosy con plumas en la cabezaesperando los nuevos espejitos,como buenoshijos de... / la Madre Patria,aquella que nos pari / tan mal.Cuentan que a los negros

    les van a lustrar el broncede aquellos grilletesy cadenas / que an hoy conservan.

    Quinientos aos despus expresa los sentimientos de una afro-uruguaya enajenada del proceso cultural y sobre todo de la celebracindel Quinto Centenario. A la vez, critica la explotacin del indgena y delnegro en nombre de civilizacin y progreso. El poema presenta lasituacin del negro como esttico, vctima de una sociedad opresiva que

    todava no acepta al negro como componente integral de la patria. Estose revela en los ltimos versos donde Cuentan que a los negros / les vaa lustrar el bronce / de aquellos grilletes / y cadenas / que an hoyconservan. Los viejos smbolos de la esclavitud sirven hoy como

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    metforas de la existencia afro-uruguaya. Comparando la cosmovisinde Timoteo Olivera en 1872 y la de Cristina Rodrguez Cabral en 1992,

    es evidente que la tarea del escritor queda igual. La situacin uruguayaes anloga a otros pases en las Amricas, porque la invisibilidad y lamarginalizacin son la norma.

    III. El drama

    El drama afro-hispnico comparte muchos de los temas de lanovela, el cuento, y la poesa aunque es menos conocido. En cuanto a

    la expresin dramtica escrita, una de sus primeras manifestaciones esCandombe por Roberto Cisneros, publicado en Nuestra Raza deMontevideo en 1942. Esta pieza teatral est escrita en la forma de undilogo dramtico entre Pepe y Mabel, dos euro-uruguayos. El tema dela obra es el valor de ser negro.

    Recientemente, Mabel ha sufrido un cambio psicolgico. Informaa Pepe: Hoy pienso, y razono humanamente. Antes, no; es que vivaen un mundo ilusionado, en un mundo donde nos creamos superioresa otros seres..., creando entonces ese prejuicio racial, que tanto mal hace

    al mundo, a este mundo que hoy llamamos civilizado. Al fondo de esteesbozo, se oye la msica afro-uruguaya del Candombe Oriental.Mabel est afectada por las cualidades humanas de la msica que ellave como una expresin del alma negra. Pepe la identifica como msicade negros, msica de salvajes. Pepe articula algunos de los estereo-tipos asociados con la cultura negra en general. Cuestiona:

    Un negro que piensa? Un negro que sienta?... Bah! Me hace gracia.Mira Mabel, el negro naci esclavo, y su signo es servir, trabajar en elcampo... lustrar los zapatos... lavar los pisos... ser soldado... y a lo sumoportero de oficina del Estado, y creo que para eso no se necesita muchainteligencia, si la tuviera, desde luego (p. 17).

    Pepe est repitiendo actitudes comunes sobre la capacidad intelec-tual de los negros y su papel en la sociedad. El estigma de la esclavitudy su servilismo son importantes a la percepcin de las experiencias deeste grupo en la Banda Oriental. Desafortunadamente, los mismosestereotipos existen hoy da.

    Sin embargo, en la pieza, Mabel no acepta las perspectivas comu-nes y le reacciona a Pepe por presentarle una lista de negros sobresa-lientes que incluye a Booker T. Washington y George WashingtonCarver de los Estados Unidos, Jos Do Patrocino y Tobis Barreto delBrasil, Antonio Maceo y Claudio Jos Brindisde Salas de Cuba y

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    Cayetano Silva y Ansina, uruguayos. Como el resultado de una buenaleccin de historia y la postura empattica de Mabel, que pone nfasis

    en la humanidad de los negros, Pepe cambia su actitud racista. Elmotivo dominante de esta breve escena dramtica es comprender, esdecir, ir ms all de las aparencias para entender mejor el significadocultural de los negros. La importancia de esta obra que parece insigni-ficante es que sirve de antecedente para mucho del arte afro-hispnicodramtico contemporneo en su llamada al respeto y la dignidad.

    De los dramaturgos afro-hispnicos contemporneos, los msconocidos son Juan y Manuel Zapata Olivella de Colombia. Manuel hapublicado dos obras,Hotel de vagabundos (1955) y Caronte liberado

    (1972). La accin de Hotel de vagabundos tiene lugar en un hoteltransente en Nueva York en 1946 con un grupo de personajes interna-cionales. Discuten una variedad de preocupaciones humanas. Caronteliberado escruta la violencia en la prisin, los guerrilleros, la tortura, yla traicin, temas que han aparecido repetidas veces en la culturacolombiana.

    Juan Zapata Olivella es el autor de tres dramas: El grito de laindependencia o los mrtires de Cartagena de Indias (1961), La Patoja(1969), yLa bruja de Pontezuela (1972).El grito de la independencia

    es un drama histrico basado en la insurreccin del 11 de noviembre de1811 por la gente de Cartagena y su resistencia heroica, pero trgica,contra los espaoles. La Patoja es una pieza que examina ciertasactitudes burguesas respecto del dinero, la herencia, la hipocresa, y lasambiciones sociales. El amor vence todo, menos la avaricia.La brujade Pontezuela es una comedia que demuestra la falta de entendimientode la cultura popular por el sistema oficial de leyes.

    De estas cinco obras, los dramaturgos quieren presentar situacionesconocidas a un pblico burgus. El nico personaje negro que aparece

    en el escenario de los cinco dramas de los Zapata Olivella es El NegroMora deEl grito de la independencia, quien participa en la insurrec-cin, el espionaje, y la resistencia a la autoridad espaola.

    Nelson Estupin Bass, del Ecuador, ha tenido ms xito comodramaturgo en cuanto a la innovacin escnica y la fusin de forma ycontenido.Las frutas verdes (1973) refleja estas tendencias. Es unaobra de un acto, once escenas que explora los temas del honor, lavenganza, la moralidad, y la violencia dentro del concepto estructuraldel metadrama. Examina la relacin entre la vida real y la presentacin

    teatral, la fantasa, y la realidad.Las frutas verdes se desarrolla en dosniveles trgicos: uno el teatro y el otro la vida.

    Las frutas verdes, el ttulo, es la metfora central de esta pieza quetrata las consecuencias de la preez adolescente. Susana, la hija decatorce aos de Don Luciano y Doa Clemencia, est encinta de

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    Alcides quien no acepta la responsabilidad. Los cdigos de amor ymoralidad de Don Luciano han sido violados y l busca la venganza.

    Su primera reaccin es:

    Catorce aos no cumplidos. (de pie) Cmo caen ahora las frutas verdesde los rboles! Muchachas que deberan jugar todava a las muecas,salen embarazadas, de padres que les niegan los hijos, y ellas andantranquilas, como si nada les hubiera pasado.

    Esta situacin es sumamente irnica porque Doa Clemencia yDon Luciano viven en condiciones sociales muy pobres y han sacrifi-

    cado muchsimo para mandar a Susana a una escuela de nios privile-giados. Patricio, el hijo de diez y siete aos salva el honor de la familiaal matar a Alcides. Don Luciano trata de engaar a las autoridades, sinxito, y el drama termina con el sonido de tres tiros y la sugerencia dehomicidio/suicidio.

    Un aspecto muy interesante deLas frutas verdes es la relacin entreel mundo ficticio y el mundo real, o sea, el nivel metadramtico. DonLuciano, el actor, es Don Rigoberto en la vida real. Esto se revela en unaescena donde El Desconocido le informa a Don Rigoberto que Paula,

    su hija ha sido amenazada por un drogadicto, Rigoberto sigue con surepresentacin teatral antes de ir a casa. Mientras tanto Paula muere amanos de un asesino, un hecho que no detiene la presentacin teatral.Rigoberto es reemplazado por Alberto Corozo, y el Director informa alpblico:

    En la vida suceden estos casos fortuitos, en ocasiones la vida golpea laspuertas del drama, y se introducen en l, porque, despus de todo, laspiezas que ustedes ven en los teatros no son sino representaciones de

    pasajes o trozos de la vida. Yo lamento, como todos los artistas que estanoche les brindamosLas frutas verdes, la desgracia ocurrida a nuestroprimer actor Rigoberto Balseca, para quien pido un fervoroso aplauso(p. 77).

    Don Luciano/Rigoberto es el eslabn clave entre los mundos realesy ficticios. En la conversacin con El Desconocido, Luciano/Rigobertodice: Por favor, le ruego no interrumpir, estamos en una representa-cin teatral (p. 71). La discusin termina cuando Luciano se dirige al

    pblico: Perdonen la interrupcin... Dnde quedamos?... Ya! (p.72).En el libro,The Semiotics of Theatre and Drama (1983), Keir Elam

    ofrece unas ideas que son pertinentes a este anlisis. En Las frutasverdes, Estupin Bass ha incorporado a class of transactional

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    (performer-spectator) conventions concerned with explicitdefinitionof what is going on. Such presentational conventions act as means by

    which the audience is persuaded to accept characters and situationswhose validity is ephemeral and bound to the theatre (p. 90). En cuantoaLas frutas verdes , Conventionalized presentational devices include...the play within the play, the aside directed to the audience, and othermodes of direct address. These premeditated and composed forms ofactor-audience persuasion are in effect metadramatic and metatheatricalfunctions, since they bring attention to bear on the theatrical anddramatic realities in play, on the fictional status of the characters, on thevery theatrical transaction and so on (p. 90). En esta pieza de un solo

    acto, Estupin Bass no solamente ha presentado temas humanos ycontemporneos, sino tambin los ha incorporado dentro de una formametadramtica/teatral que logra una fusin eficaz de tcnica y conteni-do.

    La otra (1973), un drama de dos actos por Nelson Estupin Bass,analiza el tema del doble, el ser dividido, la psicosis social causada porla presin racista inherente en la sociedad. Olga, la protagonista, tieneuna personalidad dividida e inicialmente acepta las cualidades negati-vas asociadas con ser negra. El primer acto consiste en una escena en

    la cual Olga expresa su auto-odio despus de ser rechazada por su novioblanco. Olga lamenta:

    Qu desdicha es ser negra! Henry no bail conmigo, hizo como que nome conoca, pero viene, me espera en el zagun, y quiere quedarse en mialcoba. Qu se habr imaginado! No sabe, acaso, que soy OlgaCarabal, la heredera universal de Aniceto Carabal, el millonario?...Soy una desgraciada! Este maldito color es mi infortunio! Por l mehuye Henry. Es natural, siendo blanco, hijo de un gringo, tiene vergen-

    za de andar conmigo. Uds. no se dan cuenta de mi terrible sufrimiento,de las humillaciones que soporto por ser negra.

    Olga se ha dado cuenta de que a pesar de las creencias populares,Gonzalo, un negro pobre est enamorado de ella. Olga cuestiona laigualdad de los grupos tnicos y el color de sus futuros hijos. Unadialctica blanca/negra se establece al principio del segundo actocuando el doble de Olga aparece en blanco y negro complicando aunms el problema de la identidad. Las dos Olgas debaten cul merece a

    Henry.Desde una perspectiva psicolgica Olga sera clasificada comoschizoid, que, segn R.D. Laing refers to an individual the totalityof whose experience is split in two main ways: in the first place, thereis a rent in his relation with his world and, in the second, there is a

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    disruption of his relation with himself. Olga est dividida en dospartes, sola, aislada, y no es una persona completa. La otredad es un

    concepto psicolgico que subraya el ttulo del drama que enfatiza losmotivos de la doble personalidad y la crisis de identidad que Olga sufre.El siguiente intercambio ocurre entre los dos:

    Doble negro. Qu? No soy blanca yo?Doble blanco. Ven.Doble negro. Qu pretendes ahora?Doble blanco.Concete!.

    Doble negro. No... no... sta no es mi cara... sta no soy yo. No puede

    ser... yo no soy negra... Dame mi cara ladrona! Dios mo, aydame!Slo t puedes salvarme... Soy negra... soy una cualquiera... estoyperdida (pp. 53-54).

    Olga sigue en el limbo hasta la entrada de la personificacin de lamuerte que seala la hipocresa del doble blanco quien niega al padremuerto de Olga. Entonces el doble negro acepta su herencia proclaman-do: Africa, Africa ma, eres una hoguera como yo!. Tambin evocaimgenes de la experiencia negra en Africa y Estados Unidos, desde

    Lincoln hasta Lumumba y el Poder Negro. Finalmente, mata al dobleblanco. Es decir, Olga tiene que destruir el lado blanco de supersona,la otra debe ser eliminada antes de que pueda experimentar unareintegracin total de s misma, como negra. Despus de exorcizarestos demonios, Olga y Gonzalo viven felizmente.

    Desde los primeros pasos dramticos de Roberto Cisneros hasta losltimos esfuerzos por Nelson Estupin Bass, hay paralelos temticos.La identidad negra y el auto-valor en las sociedades que quieren negarsu importancia ha sido y sigue siendo de importancia en la creacin

    artstica. Entre Cisneros y Estupin Bass el cambio ha sido ms en laforma que en el contenido.

    IV. Conclusin

    Es evidente la diversidad de los escritores afro-hispnicos. Aunque noforman un grupo coherente de escritores, lo que les eslabona a travs deltiempo y el espacio es la conciencia de ser negro en las sociedades quea veces niegan su existencia. La mayora de los escritores afro-

    hispnicos hacen un esfuerzo por mover la experiencia negra de losmrgenes al centro del discurso. Es decir, tratan de convertir al negroen sujeto y no objeto de la expresin dentro del contexto post-colonial.

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    MARVIN A. LEWIS

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    JOE PEREIRA

    La literatura afromexicana en elcontexto del Caribe

    JOE PEREIRA

    Profesor de LiteraturaUniversity of the West Indies,

    Mona Campus, Jamaica

    Tendencias contradictorias

    En un sentido general, Mxico comparte con el Caribe una historia delcolonialismo y del conflicto de culturas bien distintas, pero en unsentido muy especfico comparte tambin la experiencia del desplaza-miento de africanos, la esclavitud, el racismo y el conflicto de culturasafricanas con la europea que quera imponerse como dominante yhegemnica. El diez por ciento de la poblacin de Mxico colonialclasificado como negro o mulato quizs no ha dejado en los censos hoyen da ms de uno o dos por ciento, pero su herencia cultural va ms all

    de esta cifra. Atestigua una problemtica de identidad que se puederelacionar inmediatamente con las preocupaciones de la literatura y laexpresin cultural del Caribe, do