Arquitectura 62 - 1923

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Los pzdidos de a visos y suscripción y la correspondencia sobre la revista deben dirigirse al Secretario y Administrador •

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Presidente • •

Vice- Presid~te S ecrelario • •

Tesorero • •

Bibli-otecario •

Vocales . • •

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D.aniel Rocco Horado Terra Arocena Román BeNv Rodolfo L. Vigouroux Rodolfo L. Amargós Horario Acosta y Lara Alberto Canabal Enrique Durán Guani Horacio Azzarini

SOCIOS HONORARIOS

Dr. Baltasar Brum. - Montevt.ideo. Arq. José P. Carré. - Montevideo.

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remisión Orz la rrzuista Orz "Firquitrzctura"

Director • • • • • • Horado Terra Arocena Leopoldo Cal'llos Agorio Raúl Federici

Redactores • • • • Italo Dighiero

• • J u.an A Seas so Rodolfo Amargós Alberto Muñoz

Secnetario- Admin4strador Perfecto López Campaña

SOCIOS CORRESPONSALES

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SOCIOS FUNDADORES

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G6mez Ferrer Filisberto. - Cibils, 142. Herrera Arraga José P. - Rivera, 2237. Lasala Francisco. - Sarandí 433. Lere1w Acevedo Raúl. - I,tuzaingó, 1467. Lere?Ja Juanic6 Cándido. - Soriano, 1105. .Mathttrin Lecocq Marcelo. - Río Branco, 1140. Mendivil Rodolfo. - (Carmelo ). Noboa Courrás Diego. - M. Barreiro 151 - Pocitos. Pedemonte Juan J. - Santiago Vázquez 7. Pocitos Ricci y Toribi.o Carlos. - Suárez, 2925. Sambucetti Octavio. - Gil 31. · Vázquez Varela Jacobo. - Buenos Aires,· 519 bis. V ázquez Anto11ino. - Aldea, 152. Zerbitto Luis. - Rincón, 479.

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Ac<Jsta y Lara Armando. - Canelones, 1375. Acquarone H lctor. - Reconquis.ta, 466. Addiego Buenaventura. - Avenida 19 de Abril, 28. Agorio Leopoldo C. - Colonia, 2118. Alvarez Moulia Javier. - 25 de Mayo, 317. Aubriot Juan M. - Williman, 14 Pocitos. Azzarini H orocio. - Eduardo Acevedo, 1160. Amargós Rodolfo L. - Joaquín Requena, 1244. .Armas Oshanahan Guillermo. - Pay~SaooÚ, 845. Bauzá Julio C. - Rincón, 479. Belloni Gadea Pedro. - Río Negro, 1456. Canabal Alberto. - Treinta y Tres, 1271. Caprario Jorge. - Sierra, 1908 bis. Carlevaro Al'l!aro R. - 18 de Julio, 1865. Conforte Emilio. - Cerrito, 643. Cravolto Mauricio. - CaneJlones, 2055. Camp Antonio. - Colonia, 1086 Chiarinn Antmrio. - Piedras, 459. Durán Guani Enrique. - Ituzaingó, 1297. Durán Veiga Luis. - ltuzaingó, 1297. Dighiero !talo. - Convención 1426. Elzaurdia Roberto. - Paysandú, 1172. Federici Ratíl. - Buenos Aires, 288. Genta Mario. - Uruguay, 1210. Giribaldo Juan A. - lslla de Rlores, 1840. Gimen o José. - Yaguarón. Giuria Juan. - Mercedes, 1837. Gaggioni Julio. - 25 de Agosto, 602. Goyret Luis A. - Colonia, 1578 . c:arese Roberto. - 18 d~ Julmo, 1458. Herrera Mac Lean Carlos A. - Pllaza Libertad, 1143. Herran Jorge. - Andes, 1431. lso/~ Pwia Albérico. - Uruguay, 967. Lamolle Juan C. - Cerrito, 365. Maini Américo E. - Ciudadela, 1274 .

. . . . - : . .. .

Mariano Juan M. - 8 de Oc.tubre, 231. Martorell Sebastián G. - 25 1le Mayo, 709. Mazzara José. - San José, 1214. Moreau Mario. - Reconquista. 416. Molins Carlos A. - Olivos, 997. Muñoz Alberto. - Agraciada, 2704. Nadal Pedro. - Río Negro, 1445. N1Hicz Dulio Jacinto. - A~raciada 2399. N ocelo Luis. - Cerrito, 685 . Pérez Montero· Carlos. - Reconquista, 416. Pitamiglio Humberto. - Ej>ido, 1392. Polanco Musso Luis. - Cont. Colonia 52. Ruíz Alejandro. - Río Negro, 1445. Rocco Daniel. - Buenos Aires, 519 bis Ro4ríguez · Larreta Carlos. --- POedras, 421. Ríus Juan At1tonio. - 18 de Julfio, 1698. R nrlríguez H éctor L - Juan Pau11ier 1385. Rubio Antonio. - T:ristán Narvajas, 1121. Sanguinetti Domingo. - Avenida Canellones, 675. Scasso Juan A. - Ceboll.ati 2014. Schinca Carlos E. - 8 de Octubre, 280. Segundo Luis E. - Est. del F. C. C. - Sala de dibujo. Silva Díaz Bernarditto. - Mercedes 1463. Surraco Carlos A. - B~trenos Aires, 586. Tcrra Arocena Horacio. - Paysandú 1927 - Dpto. D. Terra Urioste Carlos D. - Rivera, 2804. Triay Bartolomé R. - Pliedras, 459. Valabrega Ricardo E . - Ma.Jdonado, 924. Vigouroux Rodolfo L. - Av. Caneílones, 684. Villavedra José B. - Paysandú. 1270. Vilamaj6 Julio. - Progreso, 937. Vázquez Barriére Gonzalo. - Ituzaingó, 1467. Williman José Claudio. - A. Brasil y Ellauri (Pocito~). Uranga Joaquín. - Inca, 2075.

,

. --•

..

• 1

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Page 11: Arquitectura 62 - 1923

1 l

ORGANO OfiCIAL DE. lL\ SOCIEDAD DE ARQUillCTOS

REVISTA mEHSUAL

..,

AnO IX EnERO DE 1923 na. LXII

LO CONVEN~RONAL EN EL ARTE

Todo lenguaje estético supone de manera inevita•

ble lo con vencional. Para e l arti.sta la convención es el

ambiente en que se m ueve.

La multitud de los factores que para cada objeto

concreto nos ofrece la naturaleza, no caben en ·la capa·

cidad creadora del hombre; ni es tampoco el objeto del

arte competir en creacciones admirables con aquello que

la naturaleza nos ofr ece.

P ero hemos dicho ya en otros artículos, que de esa

multiplicidad de factores, pued en surgir también expre­

sion e..s, mú·ltiples e indefinidas. Una sola le basta al ar·

tista. Todas juntas, aún supuesto que le fuera posible

abarcarlas, ahogarían su obra.

Este supuesto no cabe sinembargo, porque en la

imitación integral d e la naturaleza, es deci r cuando se

pretende abarcar en .la .creación artística, todos, absolu­

tamente todos, los factores que la Naturaleza presen ta,

se fracasa siempre, llegándose solamente al resultado re­

pulsivo de una imitación much as veces pavorosa, de esas

que so pretexto d e realismo o de naturalismo y de abs·

tracción completa de todas las con vencion es, caen en u n a

falsedad más repudiable; en aquella qu.e pretende enga­

ñarnos con la ·simulación de lo n atural y que solo alean·

za a impresionarnos con el espanto, e n la ilusión que n os

produce de una naturaleza d e formada y extraña, que tie·

ne m ucho de ese mundo fantástico donde se agitan los relatos enfermizos.

Así, los fi gurones de cera color eada con cabellos au­

ténticos y ropajes naturales; así, todas las simulaciones

de la naturaleza.

Digamos ·al pasar sin embargo, que no incluímos en·

tre las sim ulacion es naturalistas a la tan d enigrada es·

cultura en color, si h ablam os de ella en gen eraL M uch o

habría que decir sobre esta escultura; pero bastará se·

ñalar para .este caso, que ella no ha pretendido siempre

sustraerse a las convenciones esen ciales d e cualqui er

lenguaje artístico. Sus con ven ciones y su lenguaje son

diversos de los que perten ecen a otras escuelas, sin d u­

da; pero basta que sus obras no tengan la intención d e

confundirse con lo natural, sino que aparezcan como ta·

les, es decir com o creaciones artísticas evide ntes, y que

dentro de esto busquen y obtengan la expresión estética.

- 1

Esto es suficiente, para que no sea posible denigrarla en

general y de plano.

•'· ... **

La con vención es pues necesaria y no renuncian a

e lla, las buenas escuelas realistas. ¿No requiere acaso

u n a con ven ción previa el hecho de dibujar y pintar sobre

un plano lo que perten ece al espacio? ¿no existe la mis­

ma con vención al esculpir en el mármol la figura huma·

n a? ¿es posible e l arte más realista sin esta diferencia

fundam ental de medios, e ntre la naturaleza y su imi·

tación?

M ás aún : .si suponemos que una obra magnífica·

m en te realista toma de sorpresa al espectador, hasta el

punto de que la confunda éste con la realidad . misma

¿puede alguien creer que en ese instante la obra ·le im­

presiona de u n a manera estética? Por el contrario, será

absolut-amente imprescindible que la ilusión desaparezca

y que la obra se presente como tal, es decir con la evi·

den cia de su convencionalismo, para que ella pueda con•

vertirse en signo de una r ealidad exterior y en signo de

u n a in teligencia creador·a; para que adquiera en una

palabra, la expresión esencial y necesaria a toda creación de arte.

He aquí l a m ínima pero fundamental convenciona·

lidad que es posible exigir, y a la que ·el arte más r.eali.sta

n o puede sustraer se. Pero si entramos

arte idea-lista, l a convención adquiere

m ayor.

' en el campo del

• • una 1mportanc1a

El arte idealis ta no persigue tanto la expresividad

de la represen tación, cuanto la expresividad de lo re·

presen tado; y por tanto escoge de la naturaleza los fac·

tores expresivos y descarta los que pueden confundir a

la expresión que él busca. Esto se llama acentuar ex­

presion es, dar carácter a la obra, y ¿.qué artista no cul­

tiva en mayor o menor escala, este ''recurso" de be­lleza?

El pueblo que pretenda cerrarse a toda convención,

ahogará a sus artistas y matará su propio arte. No hay

pueblo que consiga este absurdo, porque lo convencion-al

vive tan arraigado en el ambiente de .la-s sociedades y es

Page 12: Arquitectura 62 - 1923

ARQUitECTURA

tan esencial a la naturaleza ,humana, que para una co~­vención que se delata y se condena, diez siguen Vliviendo

familiarme~te con los delatores, ·sin que na.die las ad·

vierta ni las descubra.

Cada arte distinta, parte de un diverso lenguaje con·

vencional; cada escuela se distingue precisamente por

este lenguaje y hasta cada artista con personalidad, ha·

bla su propio dialecto. No es posible juzgar una creación

artística sin estar dentro de esa convención de la fase

estética que es preciso consider·ar - ya lo hemos dicho

-. es decir sin la convención de descartar al contemplar

la obra, todos aquellos factores en los que el artista no • •

qutso poner su pensamtento.

No hay peor espíritu para contemplar un·a

tética, que el de buscar deliberadamente los

desde todos los puntos de vista, sin admitir o

obra es- ,..

defectos • stn pre-

tender admitir convención alguna. Críticos d-e éstos los

hay a centenares en la c·alle: son baratos, no requieren

ingenio complicado ni gran cultura general; sólo basta

para ellos una gran dósis de incomprensión y lo que es

fundamental, la. suficiencia absolutista con que emiten . .

sus fallos inapelables.

La cultura del sentimiento estético es una gran es·

cuela de comprensión y de tolerancia: En el terreno de

la lógica y de la ciencia, y en el terreno de la intuición

y de la estética, encontramos para el primero Ja verdad

o el error; para el .segundo, la expresión o la inexpresión.

Difícilmente en los objetos y en las palabras de ·los hom·

bres no andan muy ligadas Ja lógica y la estética. En

balde la lógica busca para sí UI\ lenguaje único, univer·

sal y preciso; bien está que lo busque. Pero a menudo la

verdad no se expresa en ese lenguaje; ca.da hombre con

el calor de la sinceridad y el sentimiento estético co­

municativo que la propia verdad le tras~ite, busca tam·

bién su palabra expre.siva en un lenguaje estético.

¡Aquí de la comprensión de los lenguajes para evÍ·

tar las inútiles disputas!

El artista de verdad, no el admirador ciego de tal

o cual escuela que entabla polémicas O•poniendo precep·

tos ·convencionales a preceptos convencionales, el artista

que · crea y que produce dentro de sus convenciones pro·

. ,

pÍas, pero con profunda sensibilidad estética, es el que

más sabe a menudo comprender y sentir ·la obra de otra

escuela diversa.

¡Cuánto sería necesario insistir en esto de la com­

prensión estética!

No parece difícil probar que pueblos que se distin­

guen como el italiano por su ·señalado carácter artísti­

co, d.eben .Su gloria a esta virtud superior, a esa ingenui­

dad con que saben admitir al artista tal cual es, con .'5U

bagaje de convenciones y buscar y aplaudir en él lo que

hay de expresión honda de la verdad.

H ·ay .sin embargo

* ** • convenctones y • con venctones.

A las unas, las podríamos llamar expontáneas, por­

que surgen naturalmente y sin violencias, ya en todos

los pueblos y en todos los tiempos, ya en un pueblo y una

época determinados, para los cuales produce el artista.

Podríamos comprender entre éstas también, a las que

surgen expontáneamente y sin advertencia, del propio temperamento del artista.

Hay otras convenciones ·sin embargo, que no pode­

mos menos de llamar artificiales. Son las que chocan

con el ambiente reinante, son las exóticas y las que s e

inventan para buscar novedades. Son también las que

el artista busca a veces sin motivo y en momentos de

poca sinceridad, creyendo talvez acentuar sus caracteres

personales o cobrar un relieve mayor.

Las primeras son necesarias unas o admisibles otras;

las segundas, tienen carácter revolucionario; y como ta­

les, necesitan legitimarse por un motivo serio, o por un

resultado estético valioso.

En materia de arte, lo expresivo, lo intuíble son lo

indispensable; y todo lo artificial. todo lo que sorprende

al espíritu y lo distrae o lo preocupa, conspira contra la

intuición requerida por el placer estético. Lo convencional

es necesario, imprescindible; pero lo convencional que no

violenta, que no choca, que no quita limpidez y tr·anspa·

rencia a la forma creada.

H. T. A .

GR.ANADA ARA BE E.L ORIENTALiSMO ESPA~OL

. . -

Cuarta conferencia desarrollac,la por el profesor Góme~ Moreno, en nuestra Facultad de Arquitectura

Señoras, señores :

Para los pueblos, para las civj.lizaciones modernas,

tan modernas, tan ,positivistas, t-an progresivas como ésta,

quizá : sea difícil poder formarse idea exacta de la ca•

lidad de valores que encierra en su designación geo'"

gráfica la pa,labra Granada. Hay otras entidades análogas, más claras de reco·

nocer, más positi~as, de valores más consolid.ados: J e•

rusalem, Atenas. Roma. Todo el calor de las sociedades

modernas, toda la ·luz de la -civilización, todas las fuer·

zas orgánicas del poder, de la soberanía están vincula·

dos en estos tres nombres geográficos. Tenemos que

ser, forzosamente, los hijos de esas localidades, de esos

polos de la vida espiritual, de la vida ·Social nuestra.

Granada r-epresenta un factor mucho más sutil, no

cotizable, no valorable dentro de la organización mode r­

na del mundo, pero que ocupa su categoría especial. que

..

Page 13: Arquitectura 62 - 1923

l 1

1 , f

ARQUITECTURA

tiene su significado, que tiene su especial emoción. Di­

remos que si esos otros centros representan algo como

la flor, el fruto, éste representa una cosa apenas apre·

hensible: el aroma. Algo sutil, delicado, que se pier·

de, que no se vé, pero que se siente; algo cuya percep·

ción trae añoranzas. Algo así. ¿Y qué tiene Gran•ada,

entre todas las significaciones de lugares geográficos del

viejo mundo? Pue.s tiene misterio, tiene poesía evoca·

todas las cuerdas sensibles que pueden vibrar al 1

unt~

sono con nuestras almas.

Hay montes, hay sierr.as abruptas, hay llanuras, hay

arboledas fertilísimas, hay altos, hay bajos, Jtay culti­

vos, hay césp·ed, hay yermos. Así re·sulta una S1erie de

curvas montañosas~ en anfite-atro, con ondulaciones de

exquisita armonía y perspectivas de color tan variadas

unas de otras, que alcanzan desde el ~lanco de tas nie·

. . . .

La Alcaicería (Granada)

tiva de algo que se perdió, que no se ha podido conser•

var en ningún otro paraje; una representación exclusi· •

vamente suya, un concepto histórico viviente, como em•

blema de una edad que pasó, de una socied.ad misteriosa,

difícil de sabol'lear para nosotros, y por lo mismo, más

atrayente, más e·mooionante, más deseable. Y, además,

es una realidad geográfica que en sí también posee . algo -

dificih:nente logrado en otros puntos. Es un pequeño

mundo donde hay de todo y donde no hay nada extraor•

dinario, nada aparatoso, nada terrorífico, n.ada de esas

g'rande~as que abruman. AHí tod·o es atenuado, todo es

pequeño. No .hay llanuras donde el horizonte se estin·

ga, no hay esos ingentes colosos de vuestras cordille­

ras; no hay dut'las emociones de color. Pero hay toda

la gradación posible, dentro del ord1en natural; se pulsan

- 3

ves heladas al dorado y rojo de· los aluviones y el gris

plomizo de mármoles y pizarras; entre medias se d·esta•

can valles que son cauce de torre·ntes y de ríos~ vinién·

do .a desahogarse en la V'ega feraz, ·1lana, que esmaltan

todos los matices de cultivos, de tierra y de ag'ua, cari­

ñosamente preservada de toda inclemencia por las fieras

serranías que la envuelven. Todo per.fectamente al alean•

ce de la vista y con arte sobrehumano colocado; todo •

maraviUosamente expuesto, como en un escenario, don-

de se hubiesen ido eligiendo cuantos factores pueden

emocionar plácid·amente al hombre.

Y luego, aparte de ésto ¿qué tiene Granada? Tiene

historia. Tiene eso ·que encumbra la re:alidad, que dig­

nifica la naturaleza; eso que falta donde el hombre no

ha vivido, no ha sentido, no ha padecido; la hue'l~la dolo-

Page 14: Arquitectura 62 - 1923

AftQbiti!ctt.JftA tOsa de una humanidad trabajada por siglos y siglos de

grandes empresas. Es una tierra que han vivido milla­

res de generaciones; que ha presenciado extraordina­

rias vicisitudes; donde radicaron culturas de tipos com­

pletam·ente diferentes de los nuestros, sociedades que

nos ilusionan, que no podemos r·ecordar sin un cierto

embeleso, rodeadas como están de poesía. Es el Orien­

te; es la humanidad remota; es .la evocación de los en­

sueños medievales del Asia traídos al confín occidental;

donde ra~as exóticas pudieron mantener durante siglos

sus hogares, y donde la sociedad cristiana tuvo durante

siglos también, fija la mirada, hasta que logró hacerse

dueña de ella. Eso representa Granada; representa el

orientalismo en pleno occidente; la penetración del es·

píritu oriental, en lo que tiene de más .seduct·or, de más

bello, dentro del área extrema europea, dentro de Es--pana.

¿Y qué vamos a contar de su historia 7 Es tan lar­

ga, es tan complicada, es tan menuda! Allí no hay gran­

des sucesos, no hay grandes conmociones; pero hay co­

sas preciosas, cosas valorables dentro de su sentido es­

pecial; cosas que merecen la atención del sociólogo, por­

que presentan modalidades muy típicas, muy trascen­

dentales para nosotros, punto menos que inverosímiles,

dadas las normas que regularon otros focos sociales. . En plena barbarie, cuando las guerras parecen des­

truirlo y a~otarlo todo, allí hay barbarie y hay guerra,

pero sutilmente, con cierto arte, con cierta gracia, con

cierta poesía. Vemos allí que los más feroces guerreros

son poetas; y quizá por ser los mejores poetas fueron

caudillos. Vemos allí que, como armas de combate, en

vez de lanzar la catapulta, piedras, lanza poe·sías, y aque•

llos versos son la última ratio que auguraba victoria al

partido que más éxito alcan~ase en la ·lucha poética; y al

lado de esto, aquel mismo caudillo que arengaba a su

tribu con versos brillantes, ese mismo, al tiempo de

caer muerto, es recogido por las mujeres del bando con•

trario, que sólo con un arrebato de canibalismo pudieron

sentirse vengadas. Las antítesis más inverosímiles que

pueden dar·se, allí en Andalucía prosperan con perfecto

acuerdo. Así hubo tirano en el siglo XI, que cultivaba

la poesía, cuyo Ministro era un poeta; y luego el rey

mism·o, por su mano, asesinaba a ese íntimo amigo su•

yo, ministro y poeta.

En medio de la dominación berberisca que lo soju~gó

Granada en .el siglo XI, unos versos brillantes levantan

tempestad y promueven el degüello de un ministro ju­

dío y de todos sus adeptos. Eso de una conmoción popu­

lar suscitada por un poema; de la ferocidad cultivada al par que el arte más exquisito y más sensible; todo

eso es cosa perfectamente anómala en el cuadro general

de los tiempos de la Edad media occidental y europea.

Y llega el momento en que España recobra ya su

seguridad, merced a las conquistas de San Fernando

de Aragón. Entonces ·Se concentra ·en Granada el pue­

blo andalu~ vencido, los restos de la sociedad arabi~a­da, y logran allí constituirse un baluarte, un refugio

últim·o. Como ya no era enemigo temible, se le dejó

tranquilamente desarrollar sus aptitude.s de trabajo, en provecho de Cas.tilla, que le tenía por tributario. Enton·

ces, Gran·ada llega a ser uno de los más expléndidos

focos de Occidente; donde el arte y la cultura alcan~a-

-4

ron el más alto refinamiento, donde vibraron sus notas

más exquisitas y sensibles. Al fin le alcan~ó. para daño

suyo, la gran crisis del Renacimiento cristiano, y enton•

ces fenece este estado social tras una guerra de las más

poéticas que nos pinta la historia.

Fué toda una nación, grande y poderosa, frente a

un pueblo pequeñísimo, reducido a los últimos límites

su territorio, y en extremo de penuria, porque todas sus

fuerzas se habían consumido. Y aquel pueblo, sin em·

bargo, la tuvo en jaque durante 10 años. Ni fué guerra

cruenta la principal arma de que se valieron una fren­

te a otro, sino aquellas suyas de ·siempre: la caballero·

sidad, el amor, la transigencia mútua como base polí­

tica. Es el Rey Católico, por un lado, comprando volun­

tades a fueua de halagos, a fuer~a de promesas; es la

Reina Isabel, conquistando alma·S con su bondad y su

justicia; ·es, en todos, un amable respeto hacia el ene­

migo digno; y en medio de ese pugilato de fuerzas, cae

tristemente, pero cae también artísticamente Granada.

rindién·dole un último tributo de poesía sus reyes al per­

derla de vista, en busca de una tierra nueva, al otro

lado de los mares donde la nostalgia de la patria per­

dida quedó por homenaje de sus excelencias.

Todo esto repres.enta una serie de valores espiri­

tuales, afectivos. Todo está vinculado en aquel suelo,

donde cada hecho históri>eo, cada batalla tiene su sitio.

tiene su recu·erdo; se ·siente, se vé. Y luego, como epi­

tafio, surge la poesía castellana, con relatos de histo­

rias novelescas y sobre todo con sus romances moriscos,

en los que tomó forma literaria la sensibilidad popular,

herida por la impresión que al contacto con el orienta­

lismo granadino recibiera, creando el ciclo más seduc·

tor de la literatura castellana ·en el Renacimiento, con­

trapuesto a los desmayos pastoriles aprendidos de

Italia.

La literatura castellana, cuando en Castilla se ins­

pira tiene dejos de amargura, de pesimismos: así en la

novela y la poesía picarescas, que dejan siempre un sa·

bor ingrato. No así en sus temas moriscos, donde la

nota agradable, dulce, predomina; y aquel moro venci­

do, de.struido ya, es la representación más virilmente

ideal, más ~ noble, más pura que ha podido soñar la ca­

ballerosidad de la Edad Media. Pues toda·s estas fan­tasías quedaron vinculadas allí. Todos esos romances

tienen allí, también, su sitio. Parece que todavía se ha

d·e trope~ar con aquellos desgraciados abencerrajes,

aquellas moras tan espirituales y aquellos moros tan

rendidos con la belle~a. Es, por consiguiente Granada,

un conjunto de valores de naturale~a. de historia, de

civili~ación, de arte extraordinario. Yo me considero completamente impotente para po·

der presentaros aquí, ni un esbo~o, a tra~os negros y

fríos, que pueda dar idea de lo que allí se puede ver.

No puedo más que invitaros a que goceis de ello el día

que la suerte os pueda llevar a aquellos lugares. No

me queda más que haceros un poco de descripción de

lo qu-e aquello era, para completar el cuadro de lo que

se ha ido perdiendo. Evocar algo de la organi~ación so­

cial de aquel pueblo, que es representación de la vida

de Oriente en nuestro país. Una ciudad de tipo oriental,

de tipo antiguo, viviente en medio de Andalucía: eso es

lo que nos ofrece Granada, con más fidelidad que nin·

-

(

f

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ARQUITECTURA

g'una otra ciudad d.e aquellas tierras, porque ella tuvo

tres siglos de vida europe a menos que el resto de Anda·

lucía y que España, por consiguient·e.

Allí, hace pocos años, ha podido saborears.e casi in·

tacto el aspecto de la población, tal como estaba en los

precedentes siglos. Después, el deseo ruin y trivial de

modernizar indiscr.etamen.te las cosa.s, de querer con•

vertir una ciudad viej a y castiza en metrópoli vulgarísi·

m a, han hecho que se pierda mucho de aquel carácter .

y q ue pese como una maldición sobre sí misma la civi·

·liz·ación moderna, que ha destrozado sus calles y sus

edificios. Pero hay que contentar·se con lo que queda.

¿Como •estaba organizada Granada 1 De un modo

completamente distinto de las ciudades modernas. Es­

tas no · son más que ald.eas extendidas, calles anchas,

campos hechos plazas, todo libre, amplio, sin límites :

se alargan las calles, invaden los campos, no acaban

nunca. Allí, todo lo contrario~ allí la ciudad es una en­

tidad fija, inerte, cuya extensión no se puede traspasar.

y en la que se va aglomer ando el caserío, sin romper sus

barreras. Es un área fortificada, amural1lada. dentro de

la cual ha de subsistir forzosamente,

da la vida de la ciudad.

• para stempre, to·

En esas condiciones, la población tiene que cond.en­

sarse, apretars•e cada vez más, porque no puede romper

su cerco. Lo que se hace es crear arrabales a su alrede­

dor, qu e son otros focos análogos, donde con el tiem­

po, se va ciñ·endo y apretando todo igualmente.

Así se provoca una organización urbana que no es

de comunicaciones amplias y rectas. Su tipo es el anti·

guo y primordial de calles sinuosas: porque la vereda,

es decir el sendero que traza el hombre, el animal en

el campo, resulta sinuoso, nunca recto: es ley natural

y humana. Y así son las calles, .sinuosas, también, no

rectas. La línea recta horizontal es un concepto relati­

vamente moderno, dentro de la organización de las ciu-

r

dades, dentro de la organización de conceptos humanos.

Allí. bordeando aquellos senderos tortuosos, iban le­

vantándose casas; y esas casas tuvieron que ser pro-. , , - , , gres1vamente mas y mas pequenas, mas y mas apreta·

das, porque cada vez había de meterse allí más gente.

Los arraba·les conservaban un poco de amplitud;

pero en el ca·sco de la ciudad las calles iban . siendo cada

vez más reducidas; llegó un momento en que ya el sue­

lo se acababa, y como había que ganarlo de algún mo­

do, volaban los ahos de las casas sobre la calle y &e

atravesaban en ésta de un lado al otro cobertizos, tro·

cando así en espacio cubierto la calle misma. Y así re·

s ulta ese aspecto misterioso que todavía conservan las

ciudades berberiscas, hija·s de las andaluzas, en que

no hay distinción clara entre casa y calle cubierta ésta

en la mayor parte d.e su amplitud: y comunicándose por

arcos y aun puertas, que dan lugar a una indecisión gran­

de sobre si se está o no en terreno privado. La calle no

d e ja ver generalmente ·su salida clara, sino entre re­

vueltas de perspectivas siempre indecisa, y muchas ve·

ces no hay salida: está la muraUa de la ciudad u otro

a ccid·ente cualquiera, impidiendo que siga la calle. A

través de ese .laberinto, las casas abren sus puertas en

la penumbra de cada rinconada, donde estén a cubier­

to de todo fisgoneo ·exterior, procurando celarse mutua­

mente entre esquinazos y ondulaciones. Y por allí va­

gan hombres y mujeres como sombras, sin mover ruido

apenas, sin poner nunca atención, como si de nada se

extrañasen, como si nada viesen; envueltos en sus ro·

pas blancas, que encubren sederías y bordados; como

a cobardadas .e indecisas las muj·eres, con su continente

aJ.tivo tranquilo y acompasado los hombres. Allí nadie

se altera por nada; allí nadie tiene prisa. Para nosotros,

es la impresión de una ciudad de .sombras, de almas del

otro mundo, que no sienten, que no sufren, que no go­

zan de nada, que no se aperciben de nada y que a nada

Granada Patio de los Arrayanes Alhambra

·_ S -

Page 16: Arquitectura 62 - 1923

a.spiran. Aun •los niños, vestidos de hombres y mujeres,

~o juegan ni se ríen ni alborotan, pero tienen una duhu­

¡·a de mirada infinita. ¡Cuan enorme diferencia del vi·

vi-r desbordado nuestro~ de nuestra·s alegrías, tan efusi·

vas cuanto falaces! Se rompe -esta monotonía con la~ mezquitas, mezquitas innumerables: a cada paso se en'"

cuen.tra una, generalmente pequeñas, con su torrecita,

sus puertas ·adornadas, su patio, sus galerías. Y luego,

otros edificios de carácter público análogos a la me:zquÍ·

ta, como es la Universidad o Madraza, en que vivían

colegiados los alumnos, con rico patio y aula en ·forma

de oratorio. También los hospitales, - no como los

nuestros, infectos, sin ventilación, ni alegría, donde pa·

decían de todo los pobres enfermos, - sino edificios sun·

tuosos, hechos con gran dispendio por reyes que se glo­

riaban e~ . tales fundaciones, y dentro de .el•los, grandes

patios, con ~u alberca, fuentes y galerías, donde se ·podía

recrear ·el espí'ritu, y así todo. Luego, los mercados, que . . .

llamaban Ahóndigas, especiales para cada orden de pro· . .

ducciones, para cada género de comercio, constituÍ· .. . .

das pór grandes patios, rodeados de cámaras, de habi;.

taciones, do~de . se dep~si.taban ios géne~os, posaban las

bestias de ca~ga, y vivían. los .trafic~ntes, y donde ail

mismo tiempo el fisco regulaba los precios. Todos esos . organismos corroboran la impresión de ciudad de tipo

oriental con sus re~inamientos seculares, frente al des.·

concierto en los servicios públicos de la ciudad medie­

val cristiana. .. Y aún -hay más: !a tutela alcanza en grado especial a

proteger el comercio en sus más preciosas mercaderías,

que era necesario librar de toqo peligro, y para ello se . .

crearon las Alcaicerías, donde todas aquellas riqueza~ eran guardadas como en un santuario. Todo está orga.­

ni:zado, todo está pre·visto. El .espíritu público, la caridad,

la piedad, atienden no solo a instituir mezquitas, cole­

gios y hospitales sino también a su conservación, como

a la de algi-bes y carreteras, del árbol, del sepulcro\ y

subvenir a las atenciones del clero,, de maestros y de

indigentes. Todo tenía su renta y mediante ella podía

subsistir~ y eso sin que el Estado preocupara su aten­

ción, desarrollándose todo en un ambiente de humant­

dad, de familiaridad, de paz. Así estaba constituida ltt

ciudad, en lo que tocaba a servicios públicos.

Y luego, ¿cómo s~ vivía 1 ¿cómo eran las casas 1 La casa granadina conservó a través de los siglos sus ca: ..

racterísticas, en armonía con el clima y las costumbres.

Nada tiene de parecido con la casa árabe del Cairq,

Bagdad o la Meca~ su propotipo es mediterráneo, clá­

sico. Es la casa griega, la casa romana y nada más,

dando testimonio de que la familia andaluza no varió el

concepto primordial de •la vida. ¿ Y cual es este con­

cepto 1: La integridad de funciones domésticas dentrp

de sus ·muros~ la vida plena, sin necesídad de acud·iir

para nada al exterior; un mundo dentro de cuatro pare·

des, que no tienen más acceso que una puer-ta, ni má~

vistas que al cielo~ vida de recogimiento, sin fisgoneo

de vecinos, sin necesidad de relaciones entre unas f~­

milias y otras; en ais-lamiento perfe.cto. Una sociedad

organizada individua:lmente, con -toda la fuerza señorial

del jefe de la familia: esa es la característica nuestra

meridional, frente al instinto de sociabilidad, de convi·

vencía de las gentes del norte,

El individualismo a·ndalu:z recibe mucha de su fuer·

:za e·n esta organización de las casas. Ellas constituyen

un recinto cerrado, donde no 1hay, desde afuera, registro

alguno, donde se vive integralmente; allí hay agua, hay

vegetación, hay animales domésticos, se toma el sol y se

está al aire libre, preservado de la inclemencia. Todo eso

da lugar a que la familia no necesite salir de su casa~ que

el hombre no necesite buscar otros atrac-tivos; que la

mujer encuentre allí su círculo, su vida, su ideal de

familia. Ahora bien, no ferá el ideal de sociedad tal

como nosotros la consideramos; no habrá expansión, no

habrá solidaridad de unas colectividades con otras, de

familia a familia. Puede no haber más relaciones que de

odio, porque la vecindad sin amor establece inev1table­

mente relaciones negativ-as; pero se vive a gusto dentro

de . aquellas cuatro paredes, y aquella casa, como tipo de

vivienda, es la perfección en su género.

A·hora bien, son casas hechas para clima meridio­

nal, no para tierras brumosas y frías, porque allí, cuando

hace frío, hay que resignarse con él, y no se pone cuidado

en precaverlo. El frío se pade_ce como cosa natural, como

accidente _de la vida fatal y necesari.o. Lo insoportable es

el calor, y éste sí se evita cuidadosam,ente.

¿Como se organiza la casa, dentro de este ideal?

La casa no t-iene más hueco exterior que la puerta, y

algún ventanillo con celosía, para poder vigilarla. Del

interior por fuera no se ve nada: la puerta se disimula

tras de cualquier rinconada, y su portón, cerrado de ordi­

nario, no franquea sino . un postigo, y ese tan pequeño

que a veces no l·lega a un metro ·SU altura: en esas con·

diciones, el que pasa por _la calle, para mirar adentro, y

aun para entrar, tiene que inclinarse muc·ho. El :zaguán,

oscuro, franquea, mediante otra puerta lateral, el paso

a un callejón acodado, que por f·in desemboca en el pa­

tio, centro de la casa y eje del pequeño mundo doméstico,

reproducción compendiada del orden natural de que

la vida es tributaria. Ese patio tiene su alberca llena

de agua, sus fuentes a los extremos, por donde el agua

salta derramándose en aquella. Alrededor, macetas con

flores, arbustos y. fruta1les, y allí también pájaros y

animales domésticos, que todo es preciso para recrear

la vida. Allí, entre cantos y murm·ullos, s-e lava y se ~

tiende; se · .vive plácidamente al sol, cuando la tempera· "\ ... . .

tura es gra·ta, o a la sombra de ·las galerías, que . forman

arcadas sobre columnas, más o menos pródigas de arte,

con alhace·nas a los extremos y, en el frente, la sala.

Galería y sala baja en cada testero del patio, para ve•

rano; corredor y otra sala encima, para invierno. Así se

simplifica la vida, obteniendo faci•lidades para disfru·

tar de .. eUa, según las condiciones de clima; que no es

menester más para ello. No hay comedor, no hay cocina

ni lugares de recepción; apenas unos atajos, a los ex·

tremos de cada sala, sirven de alcobas. Todo es acomo·

daticio, todo se habilita ¡r;egún las nece·sidades del mo·

mento: la sala, hacia su entrada, es campo de acción

preferente de la vida familiar; arriba en ÍnVIÍerno y

abajo en verano~ a norte, cuando hay que huir del .sol,

a sur cuando hay que recibirlo.

Aquella puerta de la sala provee de huecos en sus

jambas para poner el jarro del agua, y que se mantenga

fresca. En el suelo, sobre tapete.s y cogines posaba la

familia; allí ~ismo~ sqbr~ m~s~s pequeñas, serv~as~ la

-6-

Page 17: Arquitectura 62 - 1923

ARQUITECTURA

Granada

comida' y servía de cama una simple tarima de madera,

en cima su colchoneta y cobertores y nada más. -En el fondo de .la sala, cuando había jardín o la

situación dominante de la casa lo permitía, abríase un

mirador con celosías, para evitar el registro, como en

nues·tros conventos de monjas. Por último, toda casa,

por miserable que fuese tenía su departamento apro­

piado para aseo personal, con agua corriente, al fondo

de un pasadizo formando revueltas a fin de celaJ:1lo a

la vista' .los palacios además tenían bañ·o doméstico,

y para la demás gente había establecimientos públicos

en gran número, remedo ·de los balnea romanos.

Los vecinos pudientes poseían huertos en las afue­

r as de ·la ciudad, dominando la vega, muy pequeños,

con su casita, frutales, viñas y fuentes, donde pasaban

la temporada de otoño, solazándose en retiro campestre.

'

Carrera de Darro

Donde puede sentirse aún el esplendor de la vida

oriental granadina es en la A1hambra. El poderío mi­

litar se nos revela con sus · grandiosas defens.as, sus

puertas magníficas y has·ta lás casas .dé los soldados,

que mantienen el cuadro de comodidades· domésticas

usual en su más exiguo 'desarrollo. Pero sobre todo, allí

mÍsmo surgen los palacios expléndidos, la Casa real, tan

famosa, con sus cuartos de Comares y de los Leones,

donde los reyes nazaríes del siglo XIV derrocharon

refinamientos de arte nunca vistos, ayudando a 'la natu·

raleza para constituir allí un paraíso. lnutil sería por

descr-ipciones formar idea de aquello~ en cambio, la fo­

tografía aunque pálido reflejo del ·natura.! si podrá ayu·

darnos y habremos de remitir a su virtualidad el en­

señar algo de aquellas bellezas.

REGLAMENTO DE CONCURSOS La circunstancia de que en estos últimos tiempos

se haya dado la debida ingerencia a la Sociedad de Ar­

quitectos en asuntos relacionados con la casi totalidad

de los concursos públicos verificados, ha hecho pensar a

la Comisión Directiva en la posibilidad de ir, paulatina­

mente, encuadrando la rea·1ización de los concursos fu­

turos dentro de normas m ás adecuadas a la naturaleza

de esas actividades de la profesion, y que contemplen

más acabadamente los derechos de diversa índole que

los arquitectos pugnamos por que el público contemp•le y

respete.

- 7 -

Con la vista fija en ese propósito, la Comisión Di­

rectiva ha formu•lado un Reglamento de Concursos que

establece la forma en que debe conducirse el desarrollo

de ta·les certámenes. No rha escapado al criterio de la

Comrisión Directiva que n uestro medio no está aun com­

pletamente preparado para admitir Íntegramente los pre­

ceptos que pretende man·tener el men~io~ado Reglamen-. . to, pero tiene la certidumbre de que, en fórma lenta y

progresiva, se irá incorporando a la práctica el verdadero

sentido que a los concursos debe imprimirse.

Como se verá en el Reglamento que sigue, su arti-

Page 18: Arquitectura 62 - 1923

ARQUITECTURA

culado se refiere a los dis·tintos puntos ya muy conoci­

dos y debatidos puntualizando las circunstancias en que

realmente conviene se realicen las distintas faces del

desarrollo de un concur.so.

Este Reglamento se caracteriza muy particularmen·

te por la forma precisa en que establece se debe encarar,

en lo·s términos del programa, el costo de las obras a

proyectarse; la exclusión radical de todo miembro de~l

Jurado en la futura construcción de la obra y la supre·

sión por parte de los anónimos concurren.tes del hábito

de designar miembros que deben integrar los Jurados en

razón de que se da corrientemente el caso de que esas

designaciones se producen por dos o tres votos solamen·

te, lo que no significa representación efectiva ni verda·

dera garantía de los concurrentes, promovida como ao es

por tan pequeña parte de los interesados y no solo así

sino que podría darse la simple representación de dos o

tres proyectos por una misma persona o asociación fija

o eventual de personas, determinase la designación de un

miembro del Jurado que no fuese suficientemente im­

parcial. La garantía buscada se obtiene por una repre·

sentación formal de la Sdad. de Arquitectos.

La designación previa de .los miembros del Jurado

constituye también una ventaja por cuanto puede deter•

minar a1l arquitecto a presentarse-o no al concurso de que

se trate, según el Jurado le merezca o no la confianza

que personalmente considera indispensable ya sea por

s u honorabilidad como por su preparación y criterio.

El fundar el fallo es un idea•l al que es imprescindi­

ble llegar por cuanto fuerza en mucho la responsabilidad

moral del Jurado y lo obliga a concretar su análisis an·

tes de discernir los premios y da al concurrente una sa·

tisfacción siempre esperada y merecida.

No pretende la Comisión Directiva que el Reglamen•

to estrictamente aplicado concluya con 1los males y difi·

cultades que acompañan siempre a la realización de los

concursos públicos, pero si limitarlos en todo lo que es pueda.

Tampoco cree la Comisión Directiva como más arri­

ba se ha aclarado, que su extl'!icta aplicación sea posible

de inmediato, pero adoptará como n<:>rma dar a sus re­

presentantes en los Jurados, el encargo de desarrollar el

mayor es-fuerzo posible, para que su aplicación sea ad­mitida por las entidades propietarias.

BASES PARA CONCURSOS DE ARQUITECTURA

La Sociedad de Arquitectos considera que, los con­

cursos de Arquitectura deben basarse en los siguientes principios para llenar cumplidamente sus fines.

I

NATURALEZA DE LOS CONCURSOS •

1.0- Se distinguen dos clases de concursos.

a)- Concursos públicos, abiertos a todos los ar·

quitectos.

b) -Concursos por invitación especial.

2.0- Se admite que en lqs concursos públicos sean

invitados especialmente arquitectos de recono· cida competencia, cuya concur:t;'encia se desea

asegurar. En general, todo concurrente invita•

do d~be ser renumerado.

- 8-

3.0 - Los concursos pueden desarrollarse en uno o

en dos grados. Los grandes concursos públicos

se harán preferentemente en dos grados.

4.0- Cuando el concurso sea en dos grados, el pri­

mero, que es un concurso de ideas, se ocupará

especialmente de la concepción del proyecto y

reducirá al mínimun el trabajo de representa­

ción gráfica.

5.0- Entre los proyectos presentados al primer gra·

do se seleoionarán los que deben ser desarro·

Hados en el segundo, el cual queda equiparado

a ·los concursos por inwtación especial.

II

EL PROGRAMA

6.0- El programa constituye el contrato bilateral

entre la persona o entidad que promueve el

concurso y los arquitectos que toman parte en

el mismo.

7.0 - El programa será claro, expresará en términos

precisos las condiciones del concurso y no con·

tendrá ninguna cláusula facultativa.

8.0- En los concuros públicos el programa deberá

expresar las exigencias particulares del edifi­

cio a proyectarse y limitará el número y esca·

la de los dibujos al mínimo necesario para la

inteligencia del proyecto.

9.0- En el primer grado de los concursos a dos gra•

dos, es preferible que el programa deje toda

la libertad posible de concepción a los concu·

rrentes a fin de obtener mayor variedad y ori·

gina,lidad en las soluciones.

10.0 - Una vez dado a conocer el programa no podrá

ser modificado en ningún sentido.

11.0- El programa fijará expresamente:

a)- El plazo del concurso, que será uniforme para

todos los concurrentes y no se modificará en . , n1ngun caso.

b) - El sitio y hora de -la entrega de los proyectos.

e) - El importe de los premios e indemnizaciones.

d)- El número y escala de .los dibujos, modelos o

piezas que deben presentarse.

III

LOS PROYECTOS

12.0 - El programa estipulará terminantemente que no se admitirán otros documentos o dibujos

que los detallados en el mismo, los cuales de­

•berán presentarse en la forma fijada. 13.0 - Si contrariament e a lo establecido, cualquier

concurrente presentara al concurso dibujos adi-. 1 •• .. d c1ona es, maquettes u otros ocumentos no

pedidos, estos le serán devueltos de inmediato

y en ningún caso serán tenidos en cuenta por

el Jurado. 14.0

- Los proyectos se presentarán siempre con le­

ma. Este mismo lema se inscribirá en un so­

bre cerrado y lacrado que contendrá el nombre . del autor. Después del fallo, el Jurado abrirá

solamente los sobres que correspondan a los

proyectos premiados.

Page 19: Arquitectura 62 - 1923

1

ARQUITECTURA

15.0 - Los concurrentes no podrán enviar variantes

del mismo proyecto pero pueden presentar uno

o más proyectos con .diferente lema. en cuyo

caso nada .se opone a que el mismo concurrente

pueda percibir varios premios.

16.0 - Al entregarse cada proyecto se dará un recibo

en el que se especificará el lema y el número

de piezas presentadas. Este recibo servirá pa·

ra retirar los proyectos una vez term~nado el

concurso.

17.0 - Se levantará un acta de todo lo actuado al

efectuarse la entrega de Jos proyectos.

IV

COSTO DE LA OBRA

18.0 - El programa puede fijar o no un límite al cos·•

to de la obra a proyectarse. En el caso de fi­

jarse un máximo de costo, el progr.ama deter•

minará el precio unitario por m. cuadrado o

cúbico que el Jurado aplicará a los proyectos

como medio de apreciar su valor aproximado.

19.0 - En n1ingún caso el programa limitará el pre·

cio del edificio sin que exista la seguridad de

que todas las exigencias de aquel puedan cum­

plirse dentro del costo máximo fijado.

20.0- Cuando el programa fije un máximo de costo

el Jurado se ceñirá al juzgar los proyectos a ese

límite, con un pg.rcentaje prudencial de tole-• rancla.

V

EL JURADO

21.0- El Jurado debe ser imparcial y pre.sentar in·

discutibles garantias de valor técnico y moral.

22.0- El Jurado colaborará en todos los casos en la

redacción del programa. En los concursos a dos

grados, el mismo Jurado intervendrá en ambas pruebas.

23.0- El Jurado se com·pondrá, por lo menos de tres

miembros. En sus dos terceras •partes estará

necesariamente integr.ado por arquitectos.

Uno o más miembros seFán siempre designa·

dos por la U..Jciedad de Arquitectos.

24.0- Ni en la ejecución de los trabajos n•i en el es­

tudio de los planos definitivos. interven~rá di­recta ni indirectamente ningún miembro del

Jurado aún cuando su actuación se hay.a limi­tado a una parte de la g'estrión total.

25.0- El Jurado examinará detenid~mente los pro·

yectos prese·ntados, juzgará sus cualidades y

dará su fallo que será inapelable. Para la clasi­ficación se ajustará a la forma indicada en el

programa.

26.0- Antes de c:ltrar al estudio de los proyectos, el

Jurado pondrá fuera de concurso a todos aque·

llos que no reunan las condiciones del pro­

grama.

27.0 - El Jurado debe cumplir y hacer cumplir ex·

trictamente todos los términos del programa.

28.0- El Jurado expedirá su f.allo dentro del plazo

estipulado en el programa, el cual nunca po-

- 9 -

prá ser superior a un mes. a contar de la fecha

de entrega de los proyecto~. 29.0 - Una vez dictado el fallo. los proyectos serán

expuestos durante un tiempo no menor de quin·

ce días en un local apropiado. La exposición será

anunciada públicamente. En los concursos a

dos grados se efectuará una sola exposición de

todos los proyectos al final del segundo grado.

30.0 - El fallo del Jurado. será pronunciado por es·

crito. estará fundado y lo firmarán todos sus

miembros. 3l.IJ - El fallo se publicará de inmediato. En los con·

cursos por ~nvitación especial. el fallo será tras•

mitido a cada uno de los concurrentes.

VI

RECOMPENSAS

32.0 - Las bases de todo concurso fijarán las recom·

pensas a discernirse. La suma total afectada a

premios será por lo menos igual a la que co•

rresponderia según arancel -por la confección

del proyecto. 33.0 - Los premios no serán en ningún .caso deduci­

dos de los ·honorarios correspondientes a la

confección de los planos ni a la dirección de

la obra. 34,0 - El Jurado puede no discernir el premio cuan•

do existan para ello motivos fundados. los

cuales se expresarán en el fallo •

35.0- Cuando el Jurado declare desierto el primer

• • • • • prem1o y ex1stan a su JUlClO proyectos merece-

dores de estímulo . por el esfuerzo que de·

muestran debe adjudicarse1e recompensas.

36.0 - El número de ·premios f~ijados no podrá ser mo·

dificado sino en el caso de .que el programa

•prevea esa eventualidad. 37.0

- En los grandes concursos públicos se fijará una

suma para que el Jurado pueda distribuirla. si

lo considera conveniente. entre los proyectos

•que. sin ·haber obtenido premio, merezcan una

mención espeoial.

38.0 - En los concursos por invitación y en el segun·

do grado de los concursos a dos grados, las ba­

ses fijarán una retribución para cada uno de los

concurrentes. VII

DISPOSICIONES DIVERSAS

39.0 - En principio, el arquitecto laureado será en­

cargado de los planos definitivos y de la direc·

ción de la obra. En caso de que. por circuns­

tancias especiales, no pueda cumplirse esa dis­

posición, el arquitecto reoibirá la indemniza­

ción fijada previamente en el programa.

40,0- Los autores de los proyectos presentados se

reservan en todo caso ia propiedad a·rtística de

sus dibujos y de la obra ejecutada que es s n

producción.

Román Berro, Secretario.

Daniel Rocco,

Presidente.

Page 20: Arquitectura 62 - 1923

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ARQUITECTU~A

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Faobada

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Page 21: Arquitectura 62 - 1923

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ARQUITECTURA

.. ARQUITECTURA" se complace en publicar hoy, la

fotografía de un hotel particular propiedad del lng. Caye­

tano Carcavallo, situado en el camino Suárez y Agraciada.

Como se podrá observar por los grabados adjuntos,

el programa consistía en un edificio de 2 plantas, en las

cuales se distribuían el hall, comedor, dormitorios, baños • •

y serVICIOS.

CE MEN TO

La solución ·adaptada satisface ampliamente el pro­

grama, formando un ambiente íntimo y confortable.

En el piso alto, las terrazas que dan sobre el jardín

le dan un a.specto agradable.

En cuanto ·a la fachada, coronada por un cornizón de '

tejas, que le presta al edificio una nota de color, es de una

arquitectura apropiada para el hermoso paraje en el que

está situado.

Los amplios ventana•les del piso bajo, la loggia de

líneas esbeltas y elegantes, y el medio punto de la en•

trada del auto, al fondo del cual se perciben los m.antos

verdes de la quinta, forman un conjunto de indiscutible

armonía que da una ide·a del adelanto arquitectónico de

Montevideo.

Tr~

l)o~.

nu: · lJO ArfO.un

ARMADO A15ACO PARA EL CÁLCULC DE PIE?tAS COMPRIMIDA§

El procedimiento para el cálculo de las piezas com­

primidas por las fórmulas de Love o de Rankine, es amenudo complicado y engorroso; por otra parte, los

cuadros de Rondelet o de Koeche'lín no tienen la adap­

tación necesaria para todos los casos que se presentan

en la práctica, y exigen casi siem.pre una asimi1lación

peligrosa para las personas inexpertas. ·

El método que presentamos está basado sobre la traducción gráfica de la fórmula de Rankine.

armado. La horizontal correspondiente estará compren­

dida entre las cantidades 0.85 y 0.9 o sea de 0.86, que

representa el coeficiente de reducción de R. Como el

valor de R según hemos dicho era igual a Ok45, si lo

multiplico por 0.86 tendré O.k387 de resistencia por

milímetro cuadrado, y, para una sección de 200 X 200

- 40000 mm. (sección de la pieza) tendré 15460 kg.

Segundo ejemplo: Sea un pilar de roble de altura

H igual a 4 metros, y cuya sección es de 10 X 10. Ten­

dremos aplicando el mismo principio anterior H IA = Es menester para ello, conocer el valor de R (re­

sistencia al aplastam·iento por mrlím·etro cuadrado) que

es generalmente de Ok45 para el cemento armado; Ok5

para el abeto; Ok8 para el roble; 8k para el fierro; lOk

para la fundición; y 12k para el acero, siendo H (altura

o longitud de la pieza comprimida) y A (·la dimensión

más pequeña de la sección).

Los siguientes ejemplos ilustrarán mejor que toda

expl•icación la forma del .cálculo.

Primer ejemplo: Paar de cemento armado de

altura igual a 4 metros, y de sección cuadrada de 0,20

X 0,20.

Tendremos como valor de A ::; 0.20 (menor lado).

- 11 -

Page 22: Arquitectura 62 - 1923

ARQUITECTURA

La relación entre la altura y el .lado pequeño es:

H JA == 400J20 == 20 centímetros.

Sobre la escala horizontal superior, en las relacio·

nes de H JA busco la cantidad 20, tomo la vertical hasta

su encuentro con la curva correspondiente al cemento

400J10 == 40. Si prolongo la vertical 40 hasta S\1 encuentro

con la curva de maderas duras, la ho·ruzontal correspon·

diente comprendida entre 0.25 y 0.3 será de 0.27.

Luego R es igual a Ok8 X 0.27 == Ok216 y para 100

X 100 = 10000 mm. de sección del pilar, tendremos: 10000 X Ok216 = 2160 kg.

o 1

Si el pilar fuera de abeto, la vertical 40 encuentra

la curva de madera·s blandas en la horizontal 0.05. Luego:

R = 0.5 X 0.05 = 0.025 X 10000 = 250 kg solamente.

Tercer ejemplo: S ea un tablón de abeto de 4 r:netros de longitud y de sección 0.11 X 0.22.

El lado más pequeño es 0.11luego : H JA == 400J11 = 36.

La vertical correspondiente, encuentra a la curva en la horizontal 0.15.

Tendremos com o valor de R = 0.5 X 0.15

y como sección 110 X 220 = 24200.

Luego 24200 X 0.075 == 1815 kg.

0.075

Se ve en este ejemplo que una sección cuadrada es

preferible a una sección rectan gular.

Cuarto ejemplo : S ea una columna de fundición de 5

metros de altura y de 0.20 centímetros de diámetro.

Tendremos como anteriormente: H IA o

500120 = 25 que corresponde en el cuadro a 0.6.

Luego R == 10 X 0.6 == 6.

6 por su sección que es igual a 31416 .tendremos como va•lor 188496 kg.

Si la columna fuera hueca y teniendo 0.02 de espe­

sor, su sección será de 31416 - 20106 = 11310 X 6 67860 kgs.

Se ve como la columna hueca es ventajosa

Quinto ejemplo: Sea un perfil de acero de alas an­

chas de 180 X 100 X 7 y de 4 metros de longitud.

:

1 1

Tendremos: H JA = 400J10 = 40 que corresponde en el cuadro a 0.27.

Luego R = 12 kg. X 0.27 = 3 kg. 24.

Su sección será 3500 X 3.24 == 11340 K.

Vemos por la comodidad y rapidez del cálculo en

los ejemplos enunciados, como se simplifican las opera­

ciones y se evitan los errores: es por eso que hemos

pensado que era útil hacerlo conocer a .. todos nuestros

colegas", que por otra parte en la práctica, no necesitan

más que resultados aproximados.

A. Mayeaux.

Nota: La fórmula de Euler da una curva semejante ,

pero ofrece algunas dificultades en su empleo, por eso

no la hemos tenido en cuenta, así también como las de

Reuleaux, de Maridot y Hodkinson.

12 -

Page 23: Arquitectura 62 - 1923

i

1

(

f '

ARQUITECTURA

Concurso Internacional de Proyectos para la construcción del Palacio Municñpall de Montevideó

PROGRAMA

ArUcull o 1.° ConvOcase a concur so de p royectos pa ra la constr uc ­ci fm de un edific.io destinado a, s <? r s ede d el Gol>k:•rno L ocal cl'-"' i D e­pa.rtamell1.tO d e MontJevideo.

Art. 2.0 E l edificio se em plazará e111 el terreno com prendido en ­tre las caRie-s "18 de Julio" , "Ejido " , "Soniano•· y ''Santiago de 1J h.i le".

1Ar t. 3.0 ·El piazo :par a la pr esentación de pr oyectos será de siete m esf'l:! a <:Onctar ll e'sde la fecha. en que se publiquen las pr~s~ntes IJasef;, debiend o haoorse en tlr!ega en la Sectretaria d~J Concejo, an tes de J~.s 1 7 horas.

Art. 4.o E n el a cto de cen-a·rse dich'O pla.zo, se labra-rá un a c t a en que oontste la nómiina de los vr oyectos pres entados y el número de piezas· de que. SP. oompooe cada uno.

A r t. 5. 0 Al portador de cada pr oy>ecto se l~ expedirá un re­oibo como oonSJta.ncia de s u entrega,, indicán dose en e ¡ mjsm o, t! l lemft, y el número de. ].)i"eza•s .

Art. 6. o cada proyecto consttta·á de':

a ) Una ].)l9.itlta de cada p iso a escala cl(l 1 :2 OO. b) Ta'es fachadas: a es cala de· 1:100. e ) Un detaJlle dte la Sala de Sesi.ones y otro de la d e F ies­

tas a e~ala de 1.50. d) Un co-rte. lo ngitudinal y 'Otro tna.niSvett~Sia l a eS'r•;a;¡a

de 1.200. e ) U n a me.Il1iO'ria, e xpHcativa y d<.esc:riptiv)a d el p norer. to.

·indicando el criterio seg.ulido en. ~a com posición de los pla ­n os y los mat er iales que se desee emplear en la cons truc­ción. Se pre&entará en d os ·copias escritas a máquina o impl"esas tipográficam.ente.

f) Un presupues to global.

Art. 7.0 Al! recibirse los proye ctos .oo se admit:iJ·án más ()la­n os o dertalles que los especifiqad os -en el a rticulo a n te·r'ior.

Art. 8.0 Cada proy.210t o d<eberá constitui r una solución única. no a dmit iéndose n ingu¡na va.rian te.

A'l't. 9.0 En los p la n os, e l de-stino ~ los locales deberá esta r J..nod~ca.do por iniSCripc:io.nes en cada uno de e l·los, exc luyéndose las l~yendas o referencias separadas.

Art. 10. L os proyectos que no Jlenen e.stt·iotamen te las con ­dic iones d e l P rograma no se to marán en cue.nta. para la adjudi­cació<n d e los _premios.

Art. 11. L os pr oy·ectos l;}eV!ad'á.n lema esc:,·ito que los d istin­ga. Y se ·acom p.a ñall'án de u n sorbr€ que• t en ga e l nom bre del a.uto t· Y domiai,li o Y por f~m e l lema &diOp tado '].)ara e l prl()yec to y e l D10il'l.b1·e del can didato para. integra r el J urado.

A rt. 12. Sólo Se abnirán los sobt'es que correspond en a los pro­ye.c tos .Pl~1mi•a.doo. Los Qtros sobl'es y p m yectos cor res pon uientc.:; será n d evue ltos con s olo e xhibir los ~~cibos q ue la Sec-ret a ría del Concejo haya e n toogado en €11. momente- de· la presen1tación de los tra.bado.s.

An. 13. E l J urado que. dic t a mina:rá so·b r~ el m él'ito d e los l)royeotols se compondrá de dos miem b11os del Con cejo, u no de los cu<l t>e.s se.rá .Pr·t Staente del Jum .. a,o, un a rqtl'lteCto desdgnoa.do p or ht misma corpor a ción, un arq u itec to desig nado por e t Consejo de la Facultad .Oe Arquitec tura, un arquitecto designado por la Sociedad de A rquitec tos, o t ro e..egido por los concurrentes, por m a,yor1a de vo­LO~ v ":. , a, Suti'lJc en <.:aso ae .em pate y un de tegado c.l<e la Asocia­ción .Polit écn ica.

An. H . .l..A<:; premios que se establecen para el! concurso son: un. lJl'llll,>er ¡»'1;rruo a e 10,000 (diez m il ) p esos; u n segundo p remio

<.ie 5,úvo {<.lineo rrul ) pesos, y un tercero de a,ooo (tres mtl) pesos; J)<::ll'O e l J u11aa o t~ldrá .oerecho a suprunir esos p remiOS o atguuo Ut:: t: l!O.g S¡ no t.ubiera ·proyectos a c reedores.

An. 15. Además d-e 10 es...a.bteci<.lo a nteriormente, e l J urado podrá dis tribuir hasta la suma de ·5.000 (ci nco mil) pesos entre •v:s ¡.11 10.>'-\.:LI.ob q.~ :JU ... gue Intrt:ceuon.s ue una d istln<.:lón.. ~:~n can ti­ouuts Htcnot~ ae 3.oo0 ( t res m H) pesos.

,Art. 16 E l a utor del p royecto cla sificado como .primero ten dr á ~ su uu.rgo .t.a a .•re::cciu n ue la oura, ¡>t!n.:iblen do <,"Wl'l¡() uonurar,vs el 3 o jo d -;1 cos to. Esta a ireccion se entlil&n ae sin perjuic io de la Ln.­t~ervencwn. q ue oorre.sponde a las o ficinas técnicas dependt.entes d e·l (.)Ooul(;e)o. P.or motivo.s f undooos podrá e l Concejo no con fiarle la d;i>recoiún tl.e .las o·bras al a rquitecw pt~emiaao, l>c ro en .::s e ca so <lebe.rá in demnizarle con el 1 o jo de l impo.rt e de lla..s obra.s que le habl'Ia corr~=;spondiao dir igir de acuerdo con s u proy.ec,to.

Art. 17. E .¡ J u ra.ao deberá expeain:~e en e·l p la :t.o d~ 3 O d ías y s u fa.llo se publioa,rá en la ].)rensa. .

Art . 18. D espués det faHo touos J,os p royectos se expondrán a,¡ púbtlc:o dUJ·a nte úiez d l·a.s.

Art. 19. E l proyecto que haya obtenido el primer p r emio que­dará u e p t·o pte:: da....t d el C~nceJo ue Admt n.istrac.tvn L o..:al, reser­vánd,ose ~ s u autQir la propiedad artística. de sus d.ibujoo y de la obra r.eah zada. L os díem á s t rabajos s-erán 11etirados <le ntro d e l oln:zo a-e tre in t a d í.as a ITa.rti r de la fecha ele e l a usm-a d·e la expo­s ic t6n Y previa presentación del r ecibo de entrega. P a sado ese plazo el Concejo declina toda respons abl'lidad por los deteriores o péu. tda oe 10s proyectos.

Ar t. 20. Para e l d·.,sa.r roUo de su proyecto los con cu rsoantes t en drán en cuenta las intr ucciones siguien tes, que indican la f un ­civn uel 1-a.hacio y la e n um ereoión de locales dP. que, p or Jo m enos, d eberá co.ns tar .

I N STRUCCI ONES

1.0 E l P n lacio Mun·ic ipal será la sede dl.'l Gob ie rno loca l, cons­tituido p()r la Asamblea Repre.sentativa y e l Concejo de Administración .

-

E n el PaJacio tendrán a sie nto, además die -los Jl'Ocales de s et>·ionre.s, reoepc ionle.s y de f u Dición admi1listrativa d e la A.sam blea y de l Gon cejo, las oficinas de pendientes de éste que más abajo se e n um eran.

La pa.rte r e lativa a l Conce jo constn.rá d:e do.s grupos de fl oca¡les ele d istinto ·carácter; u n() destinado al c eremonia l y a las fiestas y el otro -a:l despacho de l Con cejo y su Secre­taria, er. sus fun c.iones de autoridad s u¡>errior ejecutiva d(' la admini!"tr~ación local.

El emplaza m ien to, com o se ha dicho en .),as bases, se hwrá. en P.l t t:n e<no s itua<.lo enttl'e ·las calLes 1~ de Juuo, ~an­tiago de Ch ite1 Soa·iano y Ejido.

L os ooncui'I:>an~s tHa.nearan StLS proy ectos ti1él.tando de aprovechar, en tlo posible , loo c tmtentos que actua lment-.: exts ten' cm e·l l'ef e r ic1o t•c!'l'netno y que esr.a.n a.sen qwos s olJn, su·~Jo f.inn e. La dispo.swión y <lime n siones ne <.os·us muros s e ind ican en e l p1ano adjunto a ·E>stas bases. ·

Si n q ue impliq ue una obligación d e ceñir se a los cimien tos de t<L releH:' .l• ~·.<•, S•l upl'OVe..:Ul·ffitentO racional y eOOnOmlco, se 'lt n a,r a en cue•n t.a pa~ra da a .pl'ectac ibn u e los pruyectus €ll.l: •su faz prá c tica.

• • Com o criten o uLrectivo para 1a composición arquite ctónica,

se e sta blece que el r evestimien to exterior d el Palac io, en :su m.ay·vr lJ<:Lltu SI.:: 1.:.u1 a con pt.eoras natur-<~.~tts <.k.t pa¡:;,, y e l Jtll<:ro~'v'r .en lOS .1 ug1a.r.es más importa n tes d e.co ra Ll va m en ­te, uevaJ·a. t.ambum sus e tcm ell1tos m ás esd1cia1es C\)n l'Gve·s ­timt~ntc d•e pied ras.

Los proyecu~t<>S tienen libertad de· com.J)Oi'ter com o crean mas <:on vc:ul.ente e t pl·an ue1 .nuevo €diu o1o, estable­ciénuose, s m ~mbargo, que tos mui'OEi extel'iores ·Csta ra n a u na cli~StHncta. u~l <.1().1'06.0 c.le ta a.cera, n o m en or que la q ue hoy tienen 1a.s partcs cons trUidAs sobre el t€'rrt-no.

En el con Jun to a nl tll.tet:Jwntcu. forma.ooo pane· a el cue r ­po del e-oiL1c.1o o m ál> o menos separaao d~ él, Se tratara. de <:o!Ocar un caanpania a.pr opiauo a la f unción t:t·a.dww n at ue ~e demen to ca.J'Gl<: tertsttco « e los p~ttacios civicos .

2." Los w cawes u e que por Jo m e,nos oorusta:ra el Batacio serán los sigui-en t e::; :

PAH.A LA ASAi\l DLEA H.E P RBSE NTATIVA

un S~alón oc 1ses:ones co n .ca.pacio;ad pana 70 0 p erso.nas en los }J ll }.H U·c::S. -~ue.n•aS ::.,e ))l'c V~l'U. <::1 tug·ar i}:tra e t iJl'-e.'SloUe lll[e, l:::ieCr '<C' ta ­río, taqulgrafos con lOS escrito r ios correspon a ie n tes. Alre dedor de >•<• S<;.ú.., 1 .aUiéL tl ' IUUi<-'1:..:::; }>VlJu• .. ¡H·es C.O H •e l1Lfl11..&t lhCl>CI})•<! nUle.llte Y Ul­~> '-''-' •<• ~~ ¡a, \.,;<:l.l l'v • y Cüll (;.éi.1~1UAUI1ú 111uUn11é:.t. 1JU.l'éi. nll! l)cH:>VlH:LS. V tl'aS U 'IIJUu.i:IS "<-SiJev,<Li tl::l .':>e •ld:JI;:,Ulléi.La.n .í:L JVS m licln(}ll()S a e ,i()S .I:'O<le·l'<:l<; u d .l:'.JS•I.Xl. ttu, u <e1 cuet t)() .LJ tpwma.u<.;O, .e~e. Un u epa.rtamen to pa1·a e 1 .l:'res.ue.u t<:: u"' ta. a :sa.ull.hea. c . .1uu l~.:.SJJUCuü, &l.th a. uc tSl.Jo,;.l'a., LU.t.u ete, w. c., e Le. u n saJu.: t~e J\:·:.: i tl0 pa.n:t. tas }J'r.J'::>onas que ue:;cen cunre­r .;;nl: lar L'Vfl 10\S 111le ll1UdJ<> ue líi A...,;'Ellll10J.•éa, ;:;.t:' )J.S sa1~ para las C0-111i:::>LOIIeS t.l.:: lia AS<unlltt::oá. .U$¡>acuos .pa.J·a e l :Seor<etar.w Y ;:;ubse.­c1>ecuJ 10 <.;on Ut lié:~ sa.LJ ta o e es vera.. u n S"<~·lOn pat-a ll.i <::>flL,lHea.uu::; de :SI:Xllel:U.IIa. u n 10~<.1.1 .a.mpuo vara a rc11ivos (unos 50 m ;,: J . u n ue­pa.¡·lwno.-.LO ¡,;.cu'll:l. ta CúllhSJOn a e <..; utn ta.s cumpu>e;:;to u e una sa la pcu a. 1<:1. vom.siun, un a ~::~})l.WIIO pat-a e1 com.a.ctor, una sa..ta para 4 ~;;rupl.';o'<.ltlVIl:> y u na sa.tl ~Ja lJ!é:Ul'U. arc•.AVO. ServiCIO ue g ua.rua.r rop.a., w . C. y téi. VU.LOUI.I.OS ,})al"d. .l.OS ITU'<:il'llbl'OS .ae la A.Soi:lm tl;ea. l::ie l'V.lCÍO <le W. c., e; u~ul uan o vu, etc., va.ra t:-1 persona.! de :::~crew..na.. U na salita para. ta. vrclU:ll:l. l.J n u€'J)an .am c n LO }Jara 1 u p tü so nas á P. sei·v iClO de la Asrum blea: conser je, po r t er os, peones, ascensoristas, etc., etc.

Cv l\i <.:EJ O DE AD.ulN lS'l'.RACl O.N

Sala par a se~iones clel Concejo, con capacidad pa ra 12 perso­nas .. _.1·.,~. -.\ll)• l' t. c uua. U to.....a •u:c uuon~t.stun . u na t n uuna. pa.ra e t vu­uuco, cvn \:4JJé.•t,.;IU.a,U pa.n:1. ~u u ].)el so nas Y una ,()c:lJ1a la :p reu.s:a. J>t:­paa·tal11<=>nto pala el .l:'l'8ol:>t<..l~nLe, oon uespaeuo, Sala ue es.v.::r a.. tol­lt-- tte gt. ;.~ll.• ·"lnv!J<é:• y w. c. ;:;a.a <.le auu .~nuas uc•l .l:' r t SIO.entc. baicl.

Uc ,e:_.,l~.::l a rls<:~· v·aua . .UeJS))é:l.Cuo d t: l :-IP.<.·Jt'f'taTJo d €'1 Con etJO, ue f uc1l contun;c~H.:.ivn <>Ou. ~~ u._.spl1<.:tl:O de l P r f:'s id.eutE', con sa..tit.a n-e e..:ó1J '-'I'::L. oc •. o sautas pau a. ,oon ce- Jí.UICIS y UomlsioHes, de ::;o m;¿ aada u.n.a..

t:J.c.,Ul ~ b 't A UlA. - Des.l)i:l.Cuo pa .. ra t'l pübtJco, con bara.n~ta ( 3u m~) . l.Jt:l:i1Jucuo va.t·~ ot.: l ..1 eLe o-e :Secreta.na, con .saLita. de c.::s­Ilera. 1JH.:: l:a pala ws ¡,¡c l'iOd tst.as. De,pacilo pa ra i:> l o!'!cml 1. 0 y 2.". .uo.s sao~as u·c w'3..i..laJu pa..t·a l v &.ux tua.res cao.a una. A1e1.i vo ( ... e .so m 2 aprox imadamen te) . Porterfa. W. C. Lavatorios. Depósito de uts1.e..::;. L v·•''''t U<:: t uou st:: t'Je c ou. t'.lél.l)rta<.aones .va .ra la tam.tua . L oca·!' ;)H.ra la m o:-;a. ocn u ·a¡ t e-J..:.'fón.tca. G tl3ilt Sá:lta. Oe n :c-.p ciones con a.u­t esa1rus, but .~. et y dem as locales anexos para .tos casos de ti~.stas y t>&.MlUc:V::s. Guarua.rtupa, to.iLette y w. c . Sa.1a pa na reunion~ e;;p.,<:iaJtS, pa.ra. ma.w·i.rrau ... ·ios, et c. (capa.ctdad pa.ra una s lO O pcr ­~ulláS), ante.::>at.as, an<::xos y servicios .

OFI CI NAS. - C01,taduna. - D e.spa,cho para e l Dii'ector, con sala de &spem. Despacho })al"A el p úhJoico, oon 4 ventanilla s ( :>O m 2 J. Sa lón para los empl~dos ( 8 O m 2). Sección liquic1acion es, con· dos salitas de unos ( 12 m 2) ca.da una. U na pieza pa¡ra a rchivo de expe­dientes (40 m 2) . Arch ivo d e valores (80 m 2').

T E SOR E RlA . - DASpa.<'ho para el T esorero, con una salita d e espera. D espacho pa.ra e l Subtesoresro. Una pieza para e-1 Gua.rda­Uht'OIS. Sala pa.1·a cuat ro AuxiHa.res. Una pieza para _.t\tr<'h ivo (30m2) D eslJ3.Ct.IO p:u'Q. e l público. oo.n esJ)acio suficien te para moetra dor c on 8 v entanillas (unos 100 m 2) . P or tería, w . c .. depós ito d e 1itlles, ~te. etc.

13 ·-

Page 24: Arquitectura 62 - 1923

Not~. - lL.ruJ O~iclnM de Can~MTJJtll'm y o:!tleooren·fa €·o.l'm~á.rn ¡pre~ fe!rlilh-E<emente (¡00 g'rlUlj¡)0-2 dle RoC®Jlloo ~.e lf~~fift COrll111JJElllfiCa.cñóll11 entre. ~fi.

ASVli!'ll'OlJ LEGALES - ~~clhto ~Jrara en A~dlto, C(ll!l f'.~Da d·e esu:>ern. l[)e.,§¡pa.clho para en OlfikñBlll 1. o y d}.:m¡¡¡ Ao.n~d&!&\l'IOO. DeS]l)'B.IClhGI ll~ra ei lP'r~CIIlllradlor, All"chhro ( 2® m2). Po!itew~a. w.. •C., ó!.e~ól!ltito, etc.

CONSUlL'JI'ORffO }!;!JEDJJOO. - .Doo]JJ:é'...cM J)l&ra ·Sll Mé<dioo, ll?i e:%:a die cOllliflll.llMa~. §a.la de e~pera. §ala de CUl1'00fioll1!e3. L&ho!l'atoTtño. Sell"Q vknos, w. ·C., guan·dl&Yil~¡p~ •• etc. !POlorter~a.

il!SíP'ECC!!ON G!ENJFJRAL DJFJ BlffJJEl'/l!CJ!O~. = Jl}.oE>:r¡¡pacho dleH ] IJl!';¡l('CltO!l'. Dt>¡¡o¡!IJ>8¡.cho men SlUllbin;.~¡poowr. ~¡pa~lhc p1t'Ul'& oi·O.I!J Amdlña-r<·,.:, PO!rt~Jrfffll. ·ooii'•Jtctoo, V!. ('., elle. ·

= -=-

Cl 0 t1 o

lP'JU)Ir"ElEDUR!AL ii" At1LMACENJES. - D:re~acho ¡pa:rs, el ~}efe. .l!)ls~~&elll'lo paTa el Soorretawfio ( t.Wllo3 ZQ m2}. ODe~~aeno J;P&fia tJec~lón Colll!U.MRfiillad ( wm·oo ~(JI m2}. DetllJl)a,cltlto ¡pa·íl"a Seooñoo Adlq¡uJ2!1ciones ( 1lll1JMHJ 3® m2}. lLcca•i 111ara en p1filbnoo { 1.HllOO 410 m~). De¡pósito1 ·rll<a artficlllr!OO lltr\\€1111U{~cs ( mmos 6® m2). l:ml!}ll"elll!i'a y e'I:n·~llll-!!Hll·S:ll'l!la~íóo (8® m2), .

MíüBEO MUNJICJIPAL. - De-.§¡NM'ho JP$.m en Dnreoto.r. Des;pa'¡cho para eli Am~ma>~r. 1

JBANJIM JJf!UNffClllP'AL. - Sa~a. qj\e ~yoo 0®® m2). Dep(!,s!to c..Ue aa.lliRe!tl, emas, e1l~. ( 7® m2). De¡pOOit:rD Jll$;tra mm\Ülg¡;ücas e fi¡nztru~ llll'll<e!mftoo ( 8® m2}, Des:¡w~~cDlo prura en DfiJreCtooo.

OI~Jf(Jj]N .fJ. DE A V Jif.WB. - Das]lW.cltw JP$.m, eR ·1P1l'ilbHco ( fH) nn2). C llll&t!l"o ·loo-a!oOO p&m J ·efes, ilms]llect<l>r>as. De~;)l131Cho y al!'chivo de 12

-

a ll6 m2 OO(~a uno. Jpoo¡)acho para el :U:teoo.u{]a{lor, LilfJ.uid::ndor r 18xpedi<lllores HlO .m2). sana ·J>.ar& Auxm~111res ( 30 m2). LOcal 1m ra ft::n.s málquñnas perfor.adorH&> y ~-.e-Hos (20 m2). JL.ocan ¡)ara la distri­bucióv. Y lfija:cióll'll (U m2). Depóairo \)ara car1ef,cs, catálogo!':. Q 28 m:n. Pie:ta: para porten·o. se!l"Vioios, w. c •• Bavatorios, etc.

JP ASEOS JP'U BJI..JICOS. - lUI!II dlespacho U:Jal'a en Director, con $&1flta da ~¡pen·a. Un doetJJl)aCbo pan·a el SubCHroctor. Un despacho pal!'a el .ft.lJrQtn[tecto. Sala pw¡·a dl:iibujal!llt<>s, ron ca.HJQcadad ¡Ht.rn cua­ta·o gll"2!.1i1l{Ue-a ~r.esas de d'!lmjo. Dos sall~MJ pa.m Alllxiiatres ( 20 m2). JDesp~l·w p·ara· eR Offida.R 1.0 y 2.0 • Archivo (40 m.2).

Z!ECfJJJON J!AJCA!C!!ONEB J! JJUffi'AB. - IJ>e~macho para <>! Ins--~·

~ 3'40~

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J.l·ector, con sanñta de espera, De6¡pacho paro.. doo AüxHúa~ros y para 1811 ¡p'4llb1,ioo ( 26 m2). Roperf&, de¡J>ósnto, archivo. oorvaciM, por ­l!.er~a.. etc.

AJH.fJ.fJ'Jf'O, 'Jl'.fJ.J!JLADAS Y ld!JEIWA!DOS. - Despacho (lel Di­rectoJr. DroJlllachc d\e[ §ec.Jretario. §alliita de -espera. Jl)e.gpacho d~ los Olficil'aJ!oo Jl..o y 2.0 , Dea¡pacho p®l"a eD público y mesa de enüadas ( 30 m2}. P..rchdvo gtel!llemn.

CONTROL GJENJERA.L. - Pñeza. para e l Jfefe. lP'fue2:a para los VeJrfifñcadloll"ea (S® m2). Encarrgadlos dle la EstOOlligtica ( 30 m2).

ADMIJINlíB'l'R.fJ.CJION DE A.BASTO. = Despacho pam e l Admi­mistm({)lo;r. Caja y w.lores (3® m2 ). Oil'ioiat 1.0

• Despacl'.~~ general y oo.ttrullas (30 m2).

ADIW!NJ1B'l'RACffON DIE MEli?CADOS. - A~~min.istra.<lor. Oft-

ll4J. -

Page 25: Arquitectura 62 - 1923

1 1

ARQUITECTURA cial 1.0 y daja (30 m2). Despacho ~enéral y entrada (30 m2). R eoaudador Géneral de Radios. Oficina d·e Radios, Ferias, etc. P or­tería., dlepósito de ütil~s. sérVtaiO, etc.

DIRECCION Y RECEPTORIA DE CEMENTERI OS. - Des­pacho para el Directo.r. Sala de d espacho para el püblico ( 60 m2). Sala pana. Archdvo (40 m2). Despacho para el Oficial 1.0 y 2.0

De.pós.i.to, servid os, portería, w·. c., etc. IMPUESTOS 1liUN I CIPALES. - :I::)eS¡:>ac ho para el Director.

Of·icina ·pa ra el Subdirector. Archivo (30 m2). COIIItadurla (40 m2). Despacho de la mesa de control (para, cuatro empleados). 30 m2. Oficin a de los Jefes de Sección (pa;na diOS emploodos). Sala. de I nspectores (cuatro personas). 8a.la de Auxilliares (~fnte emplea­d<YS, 60 m'2 ). Despacho prura el pübllco, mostrador y vent."lntll~ (va ra die z ·empleados recaudadO«"es, 120 m2) . Guard arropa , por­lerfa, w. c., etc.

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CONTABILIDAD Y RECAtltJAOION. - l)espacho P<'l-ra e.l Cont.ador. Sala. !piaJ"a. o cbo emplea!(]X)S. Despacho ,paTa el Oficia l t.o. (2 m2). Desprucho para el Recaudador, con dos venta.nmas (16 m2).

8ECCI ON PLANI LLA DE PAVIMENTOS - Despacho par a. e 1 Jefe die !Sección. Sa,¡la para J.oos calcubiiStas ( .2 ). SaJa para los dibujan tes (2). Despacho para gos operadores (16 m 2) .

SECCION I NFORMACIONES Y V I GILAXCI A. - Despac ho pa ra el Jefe (16 m2). Despacho pa.m el 2.0 Jefe (12 m 2). Sala (le despacho para el pú.blico y pa¡ra .seis Auxilirures (24 m2 ) . Sala los ~g~lantes ( 40 m2) .

D IVI S I ON DE N I VELES Y CALZADAS. - Despacho del I ng1€'n iero J'cfe ( 20 m2). Sala de espera ( 12 m2). Despacho pa,ra Jos AuxilltilaJres y Oficial ( 30 m2). SaJa de dfibujo oon. 80 m.2.

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P ala-cio Muni-cipal. - Emplazamiento y niveladón

DIRECCION DE RODADOS. - Despacho pava el Dire ctor ( 20 m2). Des.pa.cbo para iE!'l SecretJaJrio ( 16 m2). Snllita. de espeÚl (1 2 m2 ). Despacho .para el Subdirector. Secretaria (40m2). Des­

.pac ho general para el ptíblico. (Recaudación, Transferencias y Padr-ón ). Amlbiente 'B.mpl.'iro de SO m2. P i•eza pwra el contralor téc­ni co (20 m2) .

CONTADVRI A. - (24 m2). OFICINA TECNICA. - Despacho para oell pú.blico de (20 m2) .

D espacho 1para ~l J efe ( 20 m2) . Salita para e:x:á.menes (.2.0 m2) . I N SPECCION. GENERAL DE TRAFI CO. - De~ho para ~1

p úblico (30 m2). Despacho para el J efe (20 m2). Archivo (30 m2). Sa.la para ·los Inspectores y su JICfe ( 40 m2).

Dl RECCI ON DE CENSO, ESTADISTI CA Y B IBLlOTECA . -Un espacho prura el Director. Salla de espera. SaJa para cuatro AuxlbinJr.es. Una sala par.a M"Chivo de 100 m2 POr lo menos. Un de'pósito pe,.ra üt:iles divet1SOs ( 3 O m2).

B IBLIOTECA. - Desprt cho para e l J efe (16 m2). Sala de lectura ( 600 m2). (Esta salla -debe servü paii'a el pú.blico- en ge­neral ). Depósito de. 160m2 (mfnilln[O). Lava.tol'io, w. c., pe.ra em­pleados y para el püblloo. U n IJ)atio oon ruime y luz directa para la :limp.ieza de los ldibros.

S ECCI ON REGIST RO CIVI L.-Dcspacbo pa¡m el J efe (16m2). SSJha de espera ( 12 m:2). Despacho para el Ofidi.a l 1.0 y seis Auxi­li-ares ( 4 O m2). .Alrchivo ( 12 m2). Salón para 5O cajas de hierro a razón de· 1 m. 50 clu .

DI RECCI ON DE OBRAS MUNICIPALES. - Despacho pa..ra e1 DirectOT (20 m2). Sa:la d e espem (12 m2). Despacho del Se­cr:etamio oon fá.cil CQmunicaoión oon el Ddrect01r y con la Secre­taria (16 m 2) .

EAECRETARI A . - ~pacho pa.ra el Prosecretario. Despacho para el Oflcta;l 1.0 y 2.o (20 :m2). Sala. prura ocho Au:x:lllares (30 m2) . Archlpo (30 m2). Despacho J)alr'a el pObtJIC'O, co.n. cuat ro ven tantllns.

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C uR;tm despa;ehos para Ingenieros d.e Zona y su Ayudante. D e­póstto, P.:>rterfta, w. c., e tc.

DlVI Sl ON DE AMANZANAMIENTO Y SANEAMIENTO. -Despa¡cho para 1e11 Inge.nd.(;:ro Jefe (20 m2). Sala de e.spem (1.2 m 2). ])e.spacbo paTa sei.s AuxHiia r ef! y Oficial. s.tJia d:e dibujo con 80 m 2. &.Wa para el p lano del Departamen to- y sus detallles (120 m2).

SECCI ON AMANZANAMI ENTO. - Despacho para oCil J efe (16 m2). Sa la d e espera, oomwnkando· con la que corresponde· al DesplaJCho (16 m2). Desp~ho pa.¡ra ocho Aglliimensores, separndos, <re ( 12 m 2). Salla para Auxili8JraS (c uatro Auxiliares) ( 24 rn2) . Depósi!to de instrument~ ( 20 m2). Archivo de planos ( 40 m 2). SaJa die dibujan res (para sets dibujantes) . Se~rvicio, w. c., etc.

SECCI ON S.ttNEAMIENTO. - Para estudios y proyectos, des­pachos para seds Ingenieros y cuatro Ayudantes. Sala de dibujo ( 3 O m2 ) , J...a" a torio.

SECCION CONEXIONES. - Despacho de-l Ingeniero J efe. Despra.cho del Ing e.n1ero y su Ayudante. Pequefia. sala de d ibujo (18 l'Jl)2t).

SECGION DE CONSERV ACION. - Cuatro despachos para Ingenieros. Cuatr o despachos vara ayudantes. Depósito y sala de eiS})era.

ADMINISTRACION. - Despacbo gene l"ai pa ra e l público con 40 m2. Sala pana. el Oficial 1.0 y cuatro Au:xliliares. Despacho d e,J Administrador. Sala de espe¡r.a y porterfa.

DIVI SI ON DE ARQUITE CTURA. - De-spacho pa·ra el Arqui­tecto J efe. Sall!a de I€Sl)era. Despacho pa ra ed pü~ldco y ~is Auxilia­r~ oon me~s de tra.bajo-bananda de cuat'l'O metros (loogitud). En­cargado del Despacho OOoili comunlcacúón oon el Jefe y con e·l Des­pa¡cho ( lil m2) . Se.is despachos para Arql.¡itectos y un Ay udante cada uno, de (16 m 2). Sala do dmbujo para. seis di·budantes. Despacho pa.ra los InsrJect:Ol~ d e Obra..'3 1. 30 m2). Archivo de p·royectos de la Di­visión (30 m 2) . Ar chivo parn.. ·1os permiS'OS de edi~icaclón (80 m2). DepósHo, w. c., lavato.rio, porterfa.

15-

Page 26: Arquitectura 62 - 1923

ARQUITECTURA JNSPEUCION DE ESPECTACULOS P V BLICOS. - Desp~h<•

H,ll·a e l J efe (lG m2). :.;,,la para cuat1·o Auxiliares (24 m 2). Despa­<.: ho •para 10 Subinspectores (e n común) 40 m2) . Archivo (24 m2). 1 > pósito. port~ rfa, e tc.

IJI FU?CCIU N LJE SA T-l"JJJU DAD. - Despacho p~ra. e l público (1 00 m2). Despacho para el Director (2 0 m 2) . Despacho para el

:: , t:rPtatl·io ( 16 m2 ) . Sala de e~pera, servicio de toilet!t y glmruarro­pa. De~ho del PI'OseONtario en com un•ica ción con la Secretraia ( 1 ti m 2) .

S E CRET ARIA. - Despa.cho para diez Auxil iares, con unos (-10 m2). Despacho para la Sección Decreteros (2 0 m 2). Caja !lli m 2 ). Arl'l li\'o Gene ral (50 m 2) . Sala para ocho Escribientes. ;,nexa al Arelli\'o ( :::r; m2 ¡. Despac ho pa.r>a l.a Secc ión F.s!)ect{tculos J>übli<'<l!S (20 m :.!).

D IV I S ION DE OBRAS SANITARIAS. - Despacho para el I n­~ení~ro J efe (:.': 0 m 2) . Despacho para e l Arquibecto (lG m 2). Sala <le esper.a común (12 m 2). DespaeJ1o pa.ra Auxiliares ( 20 m2) . S~­la para a tender a·l público ( 20 m 2). Despacho para InspN,tores téc­nicos (24 m2). PoJ·terla , w. c. y dlepósito peque i'ío.

SECCION INMUEBLTIJS DES OCUPADOS. - Despacho (1 6 m 2). J ils pector y c ua tro Subinspectores ( 40 m2). Por~fa., w. c.

POLTCIA DE [i.ALUBRJD AD. - Despacho pru-a el púbU•:o r20 m2 ) . Sala par-a C0!11ÍS3.1iOS y Suboomisa r ios (60 m 2). P orte rl3. w. c., etC!.

ADVERTENCIA. - Las superficies indicadas J'Xlra Jos distintos locales son a1proximad~aE! y eomo pa .,.,, rla r una idea de s u a mplitud e importa ncia rela tivas.

Panameri~~no de Arquitec~os Con motivo del próximo Congreso Panamericano de

Arquitectos a realizarse en la ciudad de Santiago de

Chile, la Sociedad de Arquitectos •ha recibido la siguiente . . ,

comúntcacton::

Santiago, 16 de Noviembre de 1922.

Señor Presidente de la Sociedad de Arquitectos.

Montevideo.

Señor Presidente:

Tenemos el agrado de poner en su conocimiento y,

por su intermedio a la Sociedad de su digna presidencia,

que, de acuerdo con lo estipulado en la Asamblea de

Clausura del Primer Congreso Panamericano de Arqui­

tectos - reunido en Montevideo en Mauo de 1920 -se ha constituido en esta Capital el Comité Ejecutivo

que debe convocar al 2.° Congreso de Arquitectos para

el mes de Setiembre de 1923.

Los arquitectos chilenos, ·que aprecian en lo .que vale

la honrosa distin.ción hecha por aquella ·solemne Asam·

blea del Uruguay, tienen el honor de dirijirse en esta

oportunidad a esa Sociedad con el objeto de manifes­

tarle que, como primer paso iniciador de sus tareas .pre·

paratorias, ha resuelto invitar a todas las Instituciones

congéneros de América solicitándoles que para el mej?r

desempeño de su cometido se constituyan desde luego

en Comités Nacionales, y procedan, ·según sus partÍ·

culares relaciones, a cooperar en la ardua labor que será necesario desarrollar a fin de que el Congreso aludido

result.e de magno interés, tanto para afianzar el prestijio

DE Balance clel mes de Noviemb1·e el e 1922

COBH.ADO

Sa.ldo de Octubre . •

Socios • . . •

Cobranza de l 211000

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l::ia ld o que pasa a Dic ie mbre

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de Noviembre " •

• • •

• •

' !

••

$ 251.65 " 12. 00

$ 263.6¡;

. ~· -de que debe rodearse esta reunión, como para que este

torneo sea en si mismo un esponente real de ·las nobles

aspiraciones que en el orden científico, técnico y artís­

tico anhelan todos los Arquitectos, sin distinción de •

fronteras.

Tenemos la convicción sincera de que los colegas de

ese país hermano no escusaran -su valioso concurso, y

anticipándonos a la invitación que en su oportunidad

hará oficia-lmente nuestro Gobierno al Gobierno de esa

República, nos permitimos someter a la con~ideración de

·los distinguidos miembros de esa Sociedad, la convenien­

cia de proceder al estudio del Reglamento que por se·

parado tenemos el agrado de enviarles y que contiene

las bases elaboradas para el próximo Congreso.

En espera de ·su grata respuesta y con un cordial y

fraterna-l saludo .para los colegas de ese país, somos de

V d. Attos. y SS. SS.

Ricardo Gon~ále~ Cortés. se·cr e ta rio General.

CRON11CA

Ricardo Larrain Bravo. P1·e~dente.

T. Va/divieso Barloa. Secretario.

GENERAL

Nuevos arquitectos. - En el período de examen or­

dinario han terminado sus estudios para optar al título

de arquitecto los señores estudiantes Carlos A. Surraco,

Albérico !.sola y Guillermo Armas. ARQUITECTURA se com1place en desearles a los

nuevos egresados muchos éxitos y satisfacciones en el

ejercicio de su profesión.

A R 0 .lU ll T E C T O S .. Balance del mes d e D iciem.b1·c ele 1922

COBRADO

Saldo de Noviembre· •

Socios • . . . • • •

C01bra nza de~ 21 1000 •

PAGADO

Ca.ja N. d~ Ahorros y Descuentos Alquileres (15 dtas de ~oviem¡bt'e) Sueldos •Y Comisiones . . l";uen ta B anreiro y Ramos Gastos - Generales •

SaJldo que pasa a E ner o 1923

• •

• •

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$ " .. " .. $ "

12 .00 128 . 25 149.77

290.02

120.00 22 . 50 52.06 50.00 13.90

258. 46 31.56

$ 290.02

Da11.iel R occo, Presiden te.

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Page 27: Arquitectura 62 - 1923

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De acuerdo con esta ley, los empleados y obre­ros con derecho a jubilación, así como los militares, y los jubilf\dos, pueden realizar con el Banco, en condiciones especiales. las operaciones siguientes:

t .o Adquisición de fincas del Banco, pegándo­las P' r mensualidades, sin desembolso alguno ni contado. -

· 2. o Adquisición de fincas de propiedad de par­tirulP. res, paro cuyo fin el Banco otorga prés­tamos hasta el 85 oJo del ~alor del inmueble a adquirirse.

~ o Obtención de préstamos para edificar. acor­dáudmé ha~ta fl 85 oJo del ~alor del terreno, y de la construcción a efectuane.

. También en e~tos dos últimos géneros de ope­

raciones, el préstaiiJt; se atiende por cuotas men~uales, que comprenden el interé~ y la amor­tización -y cuyo pagu se g~trontiza con la ltfec· tación del sueldo dél empleado, obrero o jubi­lad(}, hasta un máximum de 40 o; o de la rrspec· tíva asignación mensual.

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Page 28: Arquitectura 62 - 1923

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Page 29: Arquitectura 62 - 1923

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Page 30: Arquitectura 62 - 1923

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Page 31: Arquitectura 62 - 1923

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Page 32: Arquitectura 62 - 1923

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