Bases Psicopatologia Humanista

14
Bases para una psicopatología humanista Eliseo Miguel González Regadas ELISEO MIGUEL GONZÁLEZ REGADAS Oldmen. Leonardo da Vinci Lic. en Psicología Diplomatura en Psicoterapia en Servicios de Salud Miembro Habilitante de AUDEPP [email protected] Uruguay

description

bases piscopatologia humanista

Transcript of Bases Psicopatologia Humanista

  • REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALTICA TOMO VIII N. 3 JULIO 2014 5

    Bases para una psicopatologa humanista

    Eliseo Miguel Gonzlez Regadas

    ELISEO MIGUEL GONZLEZ REGADAS

    Old

    men

    . Leo

    nard

    o da

    Vin

    ci

    Lic. en PsicologaDiplomatura en Psicoterapia en Servicios de Salud

    Miembro Habilitante de [email protected]

    Uruguay

  • REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALTICA TOMO VIII N. 3 JULIO 2014 7

    RESUMEN

    El autor plantea un cierto reco-rrido para dar cuenta de cmoentiende la construccin de laidentidad bsica de un sujeto, ascomo de las posibles perturba-ciones durante dicho proceso yde lo que ocasiona sufrimientostanto a l como al entorno coti-diano. Nos propone un modo deentender, desde una perspectivahumanista, el fenmeno pertur-bador de la locura a la quellama lo psictico circulando.Destaca un modo de conocerla yacercarnos a ella al que concep-tualiza como construccionista,contextualista y dinmico. Par-tiendo de este paradigma huma-nista, desemboca en la propues-ta de un Psicoanlisis de los Pro-cesos Colectivos que dara cuen-ta, en la prctica, de estos entre-cruzamientos.

    Palabras clave: Ansiedad,paradigma, psicoanlisisaplicado, realidad.

    ABSTRACT

    In the present paper the authorinvites us to travel through theprocess of constructing a basicidentity for the humansubject, following differentevents that could interfere in thistask. He offers an alternativeexplanation of madness (seeingit as the psychotic circulatingthrough different spaces:individual, institutional andmicro-social). He proposes aparadigm that emphasizes the co-construction of the object ofknowledge between the differentpartners involved in the process;the importance of taking intoconsideration the context inwhich it occurs and the dynamiccharacteristic of all humanphenomena. This paradigmnamed Humanistic is at the rootsof the trans-discipline namedPsychoanalysis of CollectiveProcesses.

    Keywords: Anxiety, appliedpsychoanalysis, paradigm,reality.

  • Consideraciones generalesLas reflexiones que me han llevado a escribir lo que sigue, son consecuen-

    cia de una necesidad personal de reflejar un modo de acercarse a las eviden-cias clnicas del fenmeno de la locura, por un lado y, por otro, a buscar re-equilibrar una tendencia hoy da dominante, que considera que la psicopatolo-ga debe construirse en base a datos estadsticos, epidemiolgicos y del fun-cionamiento cerebral, en forma exclusiva.. Esta posicin, supuestamente ba-sada en evidencias, define como tales solamente a los ensayos controladosal azar (RCT por su sigla en ingls).

    Como menciona Atwood (2012,1-24) en un artculo reciente: ya es hora deque vayamos pensando formas de comprensin no mdicas, de lo que consti-tuyen las experiencias humanas que se distancian de lo ms usual y corrientey que son expresiones, esencialmente dinmicas, de modos de existir huma-nos (transitorios y/o ms estables). Se trata de dimensiones de nuestra exis-tencia y de la organizacin de nuestras experiencias vitales. Dichas experien-cias, conjuntamente con los afectos, cogniciones, etc., configurannuestra subjetividad y lo ms propiamente humano: lo que nos singulariza ydiferencia del resto de los seres vivientes. Nuestro caudal vivencial y expe-riencial va registrndose desde el comienzo mismo en que fuimos engendra-dos. Es nuestro acervo de huellas mnmicas, que inicialmente son corporales,y que sucesivamente van re-transcribindose hasta convertirseen representaciones y circular bajo la forma de una cadena asociativa verbal.A estas experiencias/vivencias les vamos asignando una significacin o sentido;que es propio para cada uno de nosotros y donde el sentido va siendo cons-truido y compartido con quines nos rodean. Estos sentidos/significaciones seagrupan en torno aorganizadores psquicos de dos tipos diferentes: uno decuo trfico, porque est al servicio de la vida; y el otro es tantico, mortfero,destructivo. Entre estos dos polos va estructurndose temporalmente nuestropsiquismo que es un psiquismo con dimensiones que oscilan entre conscien-te e inconsciente y funcionan como un sistema abierto integrado al mundocircundante.

    A nuestro aparato psquico podemos visualizarlo como una inter-psique donde lo interno y lo externo as como los espacios intermediariosdel mundo, de la sociedad, de sus instituciones, nos atraviesan constantemen-te realimentndose y modificndonos.

    El ncleo basal constitutivo de nuestra esencia personal, identificada conlo que nos singulariza como sujetos humanos, tiene que ver con lo que regis-tramos como constituyente de nuestro identidad nuclear: lo que somos y fui-mos; nuestros sueos, proyectos, memorias y futuros. Mientras que el ser es

    8 BASES PARA UNA PSICOPATOLOGA HUMANISTA

  • REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALTICA TOMO VIII N. 3 JULIO 2014 9

    un horizonte que desborda nuestros lmites personales. Nuestra existenciaconcreta es un acontecer vital en constante devenir y permanece inacabado,hasta el momento mismo de la muerte. Es la expresin de loque efectivamente somos, de nuestra historicidad tal y como la construimosdiariamente; de nuestras experiencias vividas y nuestra forma de organizarlasy representarlas. Hay una tensin dialctica constante entre mi ser y mi exis-tencia. A esto aluda Garbarino (1993) en su teora del ser:Cuando ser y existencia se armonizan y equilibran; hay satisfaccin, bienes-tar, creatividad, pero cuando esto no ocurre y el hiato entre una y otra dimen-sin es muy grande-, estamos en el dominio de lo perturbado y perturbador,del no-ser, de la locura. Al decir de Jaspers (1963) en tanto la psiquiatra esuna profesin mdica, la psicopatologa es una disciplina humana que se ocu-pa de dar cuenta de los conflictos que pueden ocurrir en el continuo que va dela salud a lo que se ha dado en llamar enfermedad (desde una ptica mdicay que es sufrimiento, desde una perspectiva humana). Y es aqu donde co-mienzan las divergencias entre los autores: estamos ante una enfermedaddel cerebro y de sus funciones? O implica un modo especficamente humano,alterado, de existir, experimentar y organizar las experiencias, de asignarlessentidos e integrarlas en la trama vital de una persona y sus circunstancias?

    El advenimiento a un mundo humano (engendramiento, nacimiento y de-sarrollo) comporta diferentes momentos, que acontecen de modo simul-tneo o secuencial y que conducen al progresivo establecimiento de lo queentendemos por realidad cotidiana compartida. Este mundo humano es unbao sonoro centrado en la primaca del lenguaje y de nuestras posibilidadesde simbolizar. Este es un aspecto central, ya que las experiencias humanas sevan construyendo en el vnculo con los otros significativos afectivamente atravs de la palabra (con sus sonidos, significaciones, lgica) y del contextoemocional-expresivo en que son dichas. Por lenguaje entendemos no solo loverbal, tambin lo gestual-corporal que configura esa unidad de significacio-nes que estn articuladas por una cierta lgica, en un marco socio-histricocultural determinado que es el que atribuye significaciones.

    Diversos registros de la realidad y procesos implicadosen su construccin

    Conviene hacer algunas precisiones para ir entendiendo a qu nos estamosrefiriendo cuando mentamos estos procesos de construccin cooperativa delos diferentes tipos de realidad; as como de sus potenciales distorsiones endiferentes circunstancias.

  • O Por Realidad entendemos aquello en lo que estamos insertos y percibi-mos fenomnicamente como algo diferente a nosotros mismos (es el Mun-do en su juego dialctico con el Yo). Podemos hablar de una realidadfctica (Realitt, en alemn), entendiendo por tal aquella que nos pre-existe y que va a subsistir ms all de cada uno de nosotros. Sera lo yadado cuya existencia -y/o subsistencia- son independientes de nuestravoluntad ms all de nuestro modo de percibirla y registrarla. Es en estaRealidad donde ocurren los sucesos de la Historia (del mundo, de la hu-manidad). Pero hay otra forma de Realidad que es psquica,osubjetiva (Wirklichkeit, en alemn). Es en ella donde registramos nues-tras experiencias/vivencias, donde se configura nuestro mundo interior;la subjetividad por antonomasia. Esta ltima es la que ir siendo elabo-rada gradualmente, a travs de las relaciones que, desde el nacimiento,construimos en nuestro encuentro con otros seres humanos y con la cul-tura. Se trata de un proceso gradual de separacin entre nuestro mundointerior y el exterior que transcurre por avatares diversos y sigue un ciertocurso que puede verse interferido en diferentes momentos y por distin-tas razones. Es cuando emerge la angustia con intensidad donde empie-zan los problemas que desembocan en formas diversas del sufrimientohumano.Las diferentes realidades, una vez establecidas, son esencialmente din-micas: sufren oscilaciones, regresiones (algunas usuales como los sue-os y otras ms personales o idiosincrsicas, como las asllamadas alucinaciones) y vaivenes. Todo ello ligado anuestras experiencias vitales: las transmitidas de generacin en genera-cin, y las filogenticas del conjunto de la Humanidad. En el psicoanli-sis Ferenczi (1913/1959) describi los diversos estadios en el estableci-miento del principio de la realidad que luego son retomados y re-traba-jados por diferentes autores. Usualmente nosotros utilizamos laexpresin realidad cotidiana compartida y consensuada para referirnosa la matriz social externa, contextual, donde nos movemos los seres hu-manos corrientemente. Reiteramos, se trata de una realidad subjetivo-objetiva construida cooperativamente entre los diversos participantes.Es as como al nacer y llegar a este mundo humano de la realidad coti-diana compartida, tenemos que realizar diversos procesos de acomoda-cin recproca que tienen que ver con momentos y tareas diferentes:

    O El Recibimiento: Etapa contempornea con el nacimiento. Cmo nos re-cibe el mundo, la familia, nos deja una impronta a la que Otto Rankllam el trauma del nacimiento. Cmo somos recibidos en el espacio

    10 BASES PARA UNA PSICOPATOLOGA HUMANISTA

  • REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALTICA TOMO VIII N. 3 JULIO 2014 11

    humano donde advenimos deja marcas que se reiteran cada vez que al-guien nos recibe y cada vez que cada uno de nosotros recibe a un otro.Est conectado con la matriz afectivo-emocional social y familiar dondellega el nuevo ser. Es, para el recin llegado, un bao afectivo-sonoro(las palabras, ruidos, msica, etc. que pueblan el mundo circundante) yla red de continencia y cuidados suministrados por dicho entorno. Setrata, como decamos, de estmulos y afectos que pueblan el mundo cir-cundante y circulan por l, dejando una impronta de cmo fue la recep-cin -o recibimiento- a este mundo humano. Para el entorno se trata deuna tarea y un reacomodo para hacerle lugar al recin llegado. Sees bien o mal recibido y esto se trasmite, originariamente, a travs de losritmos, los cuidados corporales, etc. Si hubodesencuentros, a-sincronas,durante el recibimiento (si fue una acogida adversa), dependiendo de sugrado, esto se trasunta en temores de muerte y desorganizacin; en terroressin nombre y angustias de fragmentacin, o de carecer de un lugar pro-pio. Esta funcin de acogida est, bsicamente conectada con lo msprximo al recin nacido. Es en esta matriz familiar-social de significa-cin afectiva para todos los actores involucrados, en que se dan las parti-cularidades de los procesos de sostn ycontinencia afectivos que tantatrascendencia tienen a lo largo de nuestras vidas particularmente en losmomentos ms crticos de ella. Son los llamados procesos deapuntalamiento y/o de desorganizacin y caos.

    O El Reconocimiento: Implica una tarea en constante devenir y tiene quever con hacerse sujeto, construir una identidad nuclear cohesiva en basea identificaciones que pueden ser normognicas o iatrognicas. Es loque se recibe especularmente del entorno al que se adviene con el naci-miento y que nos da una sensacin de continuidad, de cohesin, a travsdel tiempo. Es lo que nos hace sentir como que yo soy ste y no otro. Deacuerdo a lo que nos es devuelto por el marco cuidador es que podemos,o no, poner en marcha movimientos de separacin/individuacin, sin dejarde reconocer la interdependencia adecuada al momento que se est vi-viendo. Se trata del reconocimiento de que el recin llegado es un ser convida propia y diferente y que es sujeto y objeto de deseos -trficos y/otanticos- provenientes de los seres humanos que lo rodean. El hecho deser reconocido como alguien nico ysingular, sujeto de derechos y res-ponsabilidades crecientes, es lo que promueve la confianza bsica en smismo y en las capacidades para crecer y desarrollarse; as como de suauto-vala. Cuando no hay un claro reconocimiento del recinllegado como un ser distinto, querido, deseado, se corre el riesgo de per-derse en un ser sin fronteras definidas, proteiforme.

  • O El establecimiento de Referencias: Es una tarea vinculadaa localizar donde estoy yo parado y donde estn los otros. Es una espe-cie de GPS que ayuda a localizarnos y localizar en un espacio/tiempo-al sujeto y los otros. Es lo que nos ayuda a desarrollar nuestros procesoscognitivos y saber hacia dnde queremos ir en la vida. Si estos procesos,resultan alterados por las razones que sea-, nos va a costar mucho ubi-carnos en este mundo de la realidad cotidiana compartida y compartible.Son las constantesque se perciben en un mundo atiborrado de sensacio-nes e informaciones, incierto y en perpetuo cambio. Tiene que ver con lapercepcin de ritmos y sincronas entre el lactante y su madre inicial-mente- y entre el recin llegado y el entorno humano en el que ir cre-ciendo. Son los elementos de lo cotidiano que se mantienen siempre es-tables y que se tornan familiares: las comidas y sus horarios, la limpiezay cuidados regulares, etc. Esto es lo que nos permite ir construyendo,junto a los otros, coordenadas espacio-temporales: las categoras kantia-nas que nos ubican en un lugar, un momento, una cultura. Si esta fun-cin, que debe ir poniendo en prctica el sujeto en relacin, no se conso-lida, trae aparejada una creciente incertidumbre e inseguridad, un no sa-ber dnde estamos en este mundo. Se producen confusiones, vacilacio-nes, el temor a perderse o el sentirse perdido, desconcertado, perplejo ysin proyectos, en un mundo de lo efmero y del sinsentido.

    Interferencias en la construccin de una subjetividadCuando los procesos antedichos no se dan en cantidad y calidad suficiente,

    aparecen las faltas o carencias bsicas de las que hablaba Michael Balint(1982). Todo ello, siempre y cuando los elementos compensatorios las forta-lezas- sean menores a stas. Si bien hay que sealar las fallas o fracasos porlos efectos disruptivos que tienen en el psiquismo humano, no es para concen-trarnos obsesivamente en ellas ya que lo que importa es lo que tenemos, aque-llo con lo que contamos en nuestro haber sea mucho o poco- para funcionaren esta vida. Las fortalezas propias y ajenas- son los pilares sobre los cualesnos apuntalamos para vivir lo mejor posible a pesar de las carencias o faltasque todos tenemos.

    Por ejemplo, las fallas en los procesos de reconocimiento, entre otras co-sas, involucran un atentado a la construccin de una identidad cohesiva; a lasdificultades para el establecimiento de separaciones claras entre el adentro yel afuera, lo tuyo y lo mo, el mundo externo y el mundo interno, etc., etc.

    Los fracasos, por exceso de frustraciones o gratificaciones, en las tareasimplicadas en el recibimiento, generan una desconfianza bsica e incertidum-

    12 BASES PARA UNA PSICOPATOLOGA HUMANISTA

  • REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALTICA TOMO VIII N. 3 JULIO 2014 13

    bres respecto al mundo circundante. Aparecen en un primer plano las viven-cias de rechazo, abandono, minusvala o de falta de cualquier tipo de valor;sentimientos y vulnerabilidades conectadas con ser excluido, marginado, etc.Aqu es donde se juega la potencialidad enloquecedora de las figuras paren-tales y que lleva a la puesta en marcha de procesos de devastacin en el psi-quismo del hijo o de la persona cuidada.

    Por otro lado, los fracasos en los procesos de referenciar, provocan esta-dos de confusin, de no saber dnde estoy ubicado y, por lo tanto, de carecerde orientacin hacia dnde ir.

    Estas situaciones traumticas, engendradoras de angustias y defensas va-rias frente a las mismas, si se producen en forma masiva o acumulativa, encantidades suficientes, producen esta vivencia intransferible de privilegiar lascarencias, tornndonos en extremo vulnerables y necesitados de compensa-ciones; de construir realidades compensatorias sustitutivas del modo de estaren una realidad cotidiana compartida.

    Angustias emergentes y potencialmente desorganizadorasEl cumplimiento de las tareas bsicas que tiene todo ser humano para de-

    sarrollarse, genera angustias en cantidades y calidad diferentes, que tramita-mos de un modo diverso. Podramos llamarlas las cinco V (tomando su grafaalemana). Son mecanismos de gestin de las ansiedades que nos puede provo-car una tarea y que funcionan, al decir de Sullivan (1963, 1974)como dinamismos defensivos:

    O La Verdrngung, o Represin, implica que existen representaciones ps-quicas conflictivas entre el deseo y su satisfaccin, que pasan al incons-ciente para poder vivir en el marco de la convivencia y la cultura en elmarco de una realidad consensuada socialmente. Esto genera, como de-ca Freud, un inevitable malestar que es tolerable y llevadero, en la medi-da que le encontremos satisfacciones sustitutivas.

    O La Verleugnung, traducida como Renegacin por Laplanche & Pontalis(1974) y como Desmentida por Jos Luis Etcheverry (1978). Es la des-mentida de una realidad traumatizante (por ejemplo de la ausencia depene en la mujer) que retorna, en la realidad cotidiana compartida bajo laforma de un fetiche. Aqu hay representaciones psquicas excepto de seaspecto traumtico. La angustia que provoca la situacin lleva a escindirlo desmentido de la realidad, para que esta siga siendo tolerable para elsujeto. Este mecanismo de generar escisiones parciales es lo que caracte-riza la gestin del traumatismo psquico sufrido, produciendo empobre-cimientos en las relaciones porque hay aspectos bsicos de la historia del

  • ser que son enclaustrados defensivamente por su potencial disruptivo ydesorganizador.

    O La Verneinung, que se tradujo al espaol como Negacin, designa elrechazo de la percepcin de un hecho, renegar de l, porque nos producemucha angustia. El hecho tuvo, en un determinado momento, representa-cin psquica, pero es negado en tanto provocador de angustia (ya lo s,pero aun as hago de cuenta que no est, que no existe). Esto, natural-mente, implica un empobrecimiento de la realidad cotidiana compartidaya que es alienado un aspecto esencial de un cierto hecho que registra-mos de alguna manera.

    O La Verwerfung. Traducida como Repudio o Rechazo por Laplanche &Pontalis (1974), por Desestimacin en la versin de Etcheverry (1978) ycomo Forclusin en su versin lacaniana (Chemama, 1998, 172-74).Implica que hay un aspecto fundamental de la realidad cotidiana com-partida que, por la magnitud del dolor que nos provoca, es desestimadatotalmente como si nunca hubiese existido. Algo que deja un agujero, unvaco, una marca. Eso desestimado, es lo que retorna bajo la formade voces y alucinaciones variadas. El delirio es el aspec-to compensatorio de esta realidad dolorosa repudiada. Hay un mundo derepresentaciones psquicas, excepto de esta, que es fundamental, porquetiene que ver con un ordenador, con una legalidad trfica que da cohe-sin al psiquismo y nos permite ser una parte ms de esta realidad socialconsensuada.

    O La Verwstung, es una operacin realizada por el aparato psquico queaparece por vez primera en la carta de Freud a Fliess del 21 de mayo de1894. Conflagracin es la traduccin de Etcheverry y Devastacin es lapalabra elegida por nosotros para designar sus efectos. Cuando hayuna devastacin traumtica en el psiquismo humano, estamos frente a lams grave de todas las situaciones posibles, porque se borra el registrorepresentacional, lo que queda son huellas mnmicas corporales de unhecho catastrfico para el sujeto en el momento que se estaba constitu-yendo como tal. La angustia, aqu, es de tal dimensin que no se registraen representaciones porque todas ellas seran altamente txicas y des-tructivas para la supervivencia del sujeto. En la carta mencionada deFreud a Fliess, el primero le comenta que se trata de catstrofes en lasque, sin ocasiones sexuales, sobrevienen perturbaciones de los afectossexuales. Quiz haya aqu un anudamiento con la neurosis traumtica.Destacamos que menciona catstrofes que provocanuna devastacin psquica, por sus dimensiones y por la calidad que tie-nen, estando vinculadas con situaciones traumticas que no acceden al

    14 BASES PARA UNA PSICOPATOLOGA HUMANISTA

  • REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALTICA TOMO VIII N. 3 JULIO 2014 15

    nivel de lo mentalizable, quedando en el mundo de las presentacionescorporales. Es la lgica de lo presentativo (Langer, 1958, 1966); delmundo de los sueos.

    Una perspectiva epistmica construccionista-contextualista y dinmicaVeamos, en este punto, dnde nos ubicamos con relacin a lo que quere-

    mos conocer para poder, luego, intervenir. Cul es nuestraperspectiva; sea-lando que es un hito, un mojn en el momento actual, de un devenir constantecaracterizado por un dinamismo que hace a la esencia propia de todo lo vital.Por lo tanto, conocer es un proceso; en este caso, un proceso que involucra amuchos actores que hacen a nuestras experiencias propiamente humanas y anuestros modos de asignarles significaciones y sentidos (a organizarlas en unanarrativa).

    Entendemos que, el hombre, y particularmente el hombre en conflicto, elque sufre, atae a un sujeto/objeto de conocimiento complejo, que se constru-ye colectivamente de un modo plural. En tal sentido, nuestra mirada episte-molgica responde a un construccionismo psicolgico.A su vez, esta comple-jidad es tal, porque implica un entrecruzamiento de diversas situaciones (per-sonales, familiares, institucionales, de la poca); donde ocurren los fenme-nos que queremos conocer y sobre los cuales aspiramos a intervenir.

    De ah que cabe catalogar tambin como contextualista a nuestra miradaen torno a nuestras experiencias humanas y nuestro existir. Por ltimo, antesituaciones extremas como la locura, pensamos que hay contextualizarlas paraentenderlas. Se trata de situaciones que son esencialmente dinmicas porquecambian, fluyen, se formulan-reformulan, construyen/de-construyen, desor-ganizan y reorganizan, etc. Por tanto podemos decir que nuestra mirada epis-tmica es la de un construccionismo-contextualista-dinmico; en tanto buscaintegrar estos aspectos diversos de lo que aspiramos a conocer.

    Para nosotros la locura no es una categora que separa a los seres huma-nos en dos clases diferentes (la de los cuerdos y los locos); sino que esuna dimensin propia de lo posible en las experiencias y el existir humanos.Es en este ltimo sentido que Freud deca que los sueos constituyen nuestralocura cotidiana. Preferimos hablar de circulacin de lo psictico yde transferencias de lo psictico circulando por espacios diferentes: persona-les, familiares, institucionales, del conjunto de la sociedad. En este tema noquiero abundar porque ya lo hemos considerado detenidamente en otros tra-bajos anteriores (Gonzlez Regadas, 2001).

  • Caminos posibles para la construccin de una psicopatologa humanista A la postura alternativa actual a la hegemnica, podramos llamarla Hu-

    manista en un sentido clsico y amplio; ya que incluye elconstruccionismo enmateria de conocimiento; al contextualismo como ingrediente central para lacomprensin y posee el dinamismo propio de la condicin humana que per-mite que las estructuras puedan romperse, cambiarse, flexibilizarse, recompo-nerse en formas diversas, etc.Algunos elementos que la caracterizan son:

    O Postular como central las experiencias humanas en el marco de un con-texto socio-histrico-cultural humano. ste es el que determina lo que seregistra como locura por un lado y salud mental por otro.

    O Las experiencias-vivencias de todo tipo, en particular las traumticas ynuestro modo de registrarlas y vivirlas, estn siempre ligadas a una his-toria personal/familiar trans-generacional; que es el marco en el que ad-quieren un sentido.

    O Lo traumtico, por su condicin de tal, es algo que impacta nuestra sub-jetividad (en constante proceso dinmico de construccin y re- construc-cin), desorganizndola, devastndola, fragmentndola debido a su mag-nitud, lo que impide su procesamiento. La experiencia/vivencia quedaexcluida defensivamente del registro de lo representacional para surgiren el registro de lo corporal, o del acto impulsivo, sin significacin apa-rente.

    O El sujeto traumatizado, violentado, se disocia para poder sobrevivir alimpacto del trauma y bloquea se sector de su personalidad que se escin-de y aliena, aparejndole grandes costos emocionales para s mismo ypara quines lo rodean.

    O Estas experiencias humanas dolorosas necesitan, al menos de dos, noocurren nunca en el vaco; impactan a la familia y a personas que rodeanal traumatizado en forma cotidiana, configurando una vulnerabilidadespecfica para l y su contexto. Estavulnerabilidad especfica es la quese dispara en los contextos familiares, grupales e institucionales, cuandostos replican sin proponrselo, al fenmeno traumtico.

    O La posibilidad de acceder a dichas experiencias para conocerlas, expre-sarlas e introducirlas en una cadena asociativa; nominarlas, desgastarlasy, eventualmente transformarlas; depende del contexto en que se muevesa persona y de sus reacciones, presiones y continencia ante las mismas,etc.

    16 BASES PARA UNA PSICOPATOLOGA HUMANISTA

  • REVISTA DE PSICOTERAPIA PSICOANALTICA TOMO VIII N. 3 JULIO 2014 17

    O Mirar estos fenmenos desde una perspectiva solamente intra-psquicaes un modo parcial y reduccionista, porque hacen a lo vincular/relacio-nal, a lo inter y trans-subjetivo. Impactan un sujeto, pero tambin a todolo que lo rodea y por donde circula cotidianamente. Ocupan un espaciointermediario: son fenmenos que estn en el entrecruzamiento, o la in-ter fase, del sujeto con su mundo circundante.

    O La posibilidad de conocer estos fenmenos locos (lo psictico, lo lla-mamos nosotros) para intervenir sobre ellos, es la resultante de un cami-no de reconstruccin compartida constante; que presupone acceder amundos y experiencias humanas muydiferentes para ser capaces de ges-tionar productivamente estas diferencias al servicio de la tarea.

    Todo esto se vincula con la temporalidad, con la naturaleza de los vnculosque establezcamos con el designado paciente y su entorno; con la paciencia yla utilizacin de tcnicas y herramientas apropiadas en el marco deuna confianza bsica y de un entorno cuidador continente. Este paradigmahumanista nos demanda una postura tica claramente definida y requiere ju-garse por lo que tenemos de ms propiamente humano e intransferible paraempatizar con eso que es la locura de todos los implicados circulando porespacios y entrecruzamientos diferentes. El Psicoanlisis de los Procesos Co-lectivos es el cruce de caminos que busca articular, al servicio de una muycomprometida y difcil tarea, lo que es posible articular en un momento con-creto, durante un proceso de rehabilitacin psicosocial o de psicoterapia insti-tucional. Si podemos dar algn paso en tal sentido estaremos mejorando nues-tra comprensin y modificacin de diversas situaciones humanas que provo-can mucho sufrimiento innecesario.

  • BibliografaAtwood, R.(2012): Psychotherapy as a Human Science: Clinical Case Studies Explo-

    ring the Abyss of Madness en Pragmatic Case Studies in Psychotherapy, http://pscp/libraries.rutgers.edu Volume 8, Module 1, Article 1, pp. 1-24, 02-18-12 [co-pyright by author].

    Aulagnier, P. (2005): Alguien ha matado algo en Aulagnier, P: Un intrprete en buscade sentido. 2da. Edicin. Mxico, Siglo XXI.

    Balint, M. (1982): La falta bsica. Aspectos teraputicos de la regresin. BuenosAires, Paids.

    Chemama, R. (1998): Diccionario del psicoanlisis. Buenos Aires, Amorrortu.Etcheverry, J.L (1978): Sobre la versin castellana. Buenos Aires, Amorrortu.Ferenczi, S. (1913/1959): Estadios en el desarrollo del sentido de la realidad en Fe-

    renczi, S.: Sexo y Psicoanlisis. Buenos Aires, Horm,Ferenczi, S. (1933/1984): Confusin de lengua entre los adultos y el nio en Ferenczi,

    S. Psicoanlisis, Tomo IV (1927-1933), pp. 139-149. Madrid, Espasa-Calpe.Freud, S. (1994): Cartas a Wilhelm Fliess. Buenos Aires, Amorrortu.Frosch, J. (1983): The psychotic process. Nueva York, International Universities Press.Garbarino, H. et al. (1993): La Teora del Ser en la Clnica, Montevideo, Roca Viva.Gonzlez Regadas, E.M. (1992): La transferencia de lo psictico en los grupos insti-

    tucionales en AUDEPP: Revista de Psicoterapia Psicoanaltica, Tomo III, No. 4A, pp. 423.437. Montevideo.

    Gonzlez Regadas, E.M. (2001): Comunidad teraputica y trastornosduales. Montevideo, Psicolibros.

    Hinshelwood, R.D. (2004): Suffering insanity. Psychoanalitic essays onpsychosis. Londres, Brunner-Routledge.

    Jaspers, K. (1963): Psicopatologa General, Buenos Aires, Beta. Traduccin de la4ta. Edicin alemana (1942).

    Langer, S.K. (1958): Nuevas claves de la filosofa. Buenos Aires, Sur. Langer, S.K. (1966): Problemas del arte. Buenos Aires, Infinito.Laplanche, J. & Pontalis, J-B. (1974): Diccionario de Psicoanlisis. Barcelona,

    Labor.Real Academia Espaola (2001): Diccionario de la lengua espaola. 22ava. Ed.

    Madrid: Real Academia.Sullivan, H.S. (1963): Estudios Clnicos de Psiquiatra, Buenos Aires, Psique.Sullivan, H.S. (1974): La Teora Interpersonal de la Psiquiatra. Buenos Aires, Psi-

    que.

    18 BASES PARA UNA PSICOPATOLOGA HUMANISTA