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    TEMA 1. ÉTICA Y BIOÉTICA

    Victoria Camps, La Voluntad de Vivir 

    -Introducción-I. Nuevas preguntas sobre el valor de la vida-II. ¿Qué ética necesitamos?

    -III. ¿Una o muchas éticas?-IV. ¿Qué añade la ética al derecho?-V. ¿Qué es hacer el bien?-VI. ¿A qué nos compromete la autonomía?-VII. ¿Qué asistencia sanitaria merecemos?-VIII. ¿Quién cura a los incurables?-IX. ¿Necesitamos un método?-X. La profesionalidad como virtud-XI. Las religiones y a revolución moral

    INTRODUCCIÓN  Dado que la ciencia avanza, las condiciones de vida de las personas cambian en relación a épocas

    anteriores, aumentando la esperanza de vida y con ello la longevidad, al menos en "el primer mundo". Almismo ritmo del avance de la ciencia crecen también las preguntas que rodean las cuestiones tanto sobre lavida, enfermedad y muerte de las personas propiamente, en la que la ciencia influye y mucho. En estassociedades se toma la libertad como el derecho fundamental del ser humano, y ello deriva en la libertadsobre decidir cómo queremos vivir o cómo queremos dejar de hacerlo asimismo, pues el valor queconcedemos a la vida cambia con la evolución del tiempo. Siendo así, Ronald Dworkin es el primer filósofoque rompe la barrera intocable de la santidad de la vida para venir a decir que en muchos casos, morir es másdigno y más legítimo que seguir prolongando una vida condenada por el dolor y el sufrimiento: «la vida nosiempre vale más que la muerte». Por ello se ve necesaria una disciplina que aborde estas cuestiones paradarles solución o al menos intentar regularlas. Esta disciplina no es otra que la bioética, nacida en los años70, tras darse los primeros casos de eutanasia y reproducción artificial. Se veía pues la necesidad de plantearestas cuestione en términos tanto científicos como filosóficos o jurídicos, que pudieran esclarecer el enormedesconcierto que estos nuevos casos científicos procuraban al panorama actual. Es por esta razón por la que

    la bioética ha de ser interdisciplinar, puesto que aborda una serie de conflictos humanos, que por ser d talcariz, tocan por tanto todas las disciplinas que se ocupan de lo humano, y que de no establecerse entre ellasuna relación, la búsqueda de la solución de estos conflictos vería sus frutos. También ha de ser laica, peroesta es una característica de la bioética que veremos más adelante.

    I. NUEVAS PREGUNTAS SOBRE EL VALOR DE LA VIDA  Este capítulo trata sobre el origen de la bioética como disciplina, y sobre las condiciones que debe decumplir: ser laica e interdisciplinar.

     Interdisciplinar . Como ya decíamos, la bioética exige ser una disciplina interdisciplinar propiamente, dado que trata sobre dilemas que conciernen a la vida humana, y siendo así, necesita de todaslas perspectivas provenientes de las distintas disciplinas que se encargan del hombre, pues todas puedenaportar unas perspectivas únicas, distintas, que se complementen entre sí, y den lugar a la formación de un

    criterio y razonamiento a la horade encontrar solución a los problemas que se nos plantean. Los problemas bioéticos son complejos y siendo así no se pueden declarar patrimonio de una única disciplina. Comoestamos ante problemas que afectan a la vida humana, estamos ante problemas que afectan a todas lasdisciplinas que tienen que ver con el hombre. Por esto es muy necesario, como ya dice C. P. Snow, que esadivisión que existe entre ciencias y humanidades se rompa porque sólo pone impedimentos en vez de ayudaral progreso de la búsqueda de soluciones a los problemas de la vida humana. De hecho, no hay disciplinamás humana que la medicina puesto que se encarga propiamente del hombre. Es muy peligroso seguiralimentando esta cultura de división de culturas. Para que la bioética sobreviva, es necesario que establezcaun lenguaje claro e interdisciplinar que englobe a todas las perspectivas proporcionadas por las diversasdisciplinas que se encargan del hombre.

     Laicidad . (Que no laicismo). La bioética debe tender a ser una disciplina que aplique una «moralmínima», para poder mantener asimismo un discurso universal, puesto que de esta forma evitamos todasaquellas posturas que nos separan más que nos acercan, y dichas posturas pueden provenir tanto de lareligión, como de la cultura, costumbres, etc. Por tanto hay que establecer una moral mínima que todos podemos y debemos compartir. La tradición judeocristiana y la moral que recibimos de ella, nos prohíbe

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     prácticamente tratar sobre temas que conciernen a la vida y la muerte de las personas, puesto que según estatradición, no son algo que nos pertenece del todo. Por tanto la decisión sobre la propia muerte no tiene lugaren esta fe. (Un católico tiene derecho a ser antiabortista, pero no tiene derecho a imponer esta sentencia alresto de las personas). Es por esta razón por la que la bioética, que precisamente trata de temas sobre la viday la muerte, debe de separarse de cualquier fe o ideal, y debe de ser laica para poder aspirar a un discursouniversal, puesto que la sacralidad de la vida humana ha de entenderse como respeto absoluto a la dignidadde la vida humana, y no como renuncia a la decisión sobre la propia vida.

    II.¿QUÉ ÉTICA NECESITAMOS?  ¿Ética de principios o casuística? 

    Dado que necesitamos una ética laica e interidisciplinar, hemos de comenzar su búsqueda oconstrucción.

    La ética de principios es aquélla que hemos heredado de Kant con su imperativo categórico, -el de launiversalidad y el de la dignidad humana, que son los principios fundamentales de la moralidad-, que nosayudan a resolver nuestras dudas morales, como: ¿debemos ayudar a morir al paciente que insistentemente losolicita? Para Kant, el ser humano, a diferencia de los animales se pregunta si lo que su instinto le aconsejaes correcto o incorrecto, y en eso consiste precisamente el fundamento de la moralidad y también de laracionalidad; actuar éticamente equivale a actuar racionalmente.

    El principio de la universalidad, nos dice que debemos hacer todo aquello que quisiéramos ver

    convertido en una norma universal; es decir: lo que considero bueno para mi, debe serlo también paracualquier otro que se encuentre en la misma situación que yo. Por otra parte, el principio de la dignidadhumana, nos dice que todo ser humano debe ser tratado siempre como un fin y nunca como un medio.

    Kant estaba convencido de que aplicando estos principios a cualquier dilema moral, cualquier problema quedaría resuelto bajo la aplicación de estos principios. Y en teoría así es puesto que dicen todo loque la ética pueda decir; pero la realidad es bien distinta porque en la práctica la cosa se complica y mucho, porque los principios de Kant son demasiado formales, carecen de contenido concreto ya que sólo se limitana dar una fórmula general. Kant presupone que todos somos dueños de una racionalidad prácticamente perfecta, pero en realidad no es así: nuestra racionalidad está llena de fisuras, y por tanto esa racionalidad ala que Kant alude, no es la nuestra.

    Pero aún así, esta ética no puede ser ignorada puesto que nos proporciona los principios básicos en ladefensa de la dignidad de la persona: libertad, igualdad y fraternidad, valores que se suponen que deben seruniversalizables.

    Así pues, tenemos partidarios de una ética casuística, que se encarga de proponer un método que nossea útil realmente, y dicho método consistirá en el análisis de cada caso que se nos presente en particular,evitando los problemas que nos ocasiona el aplicar principios tan formales como los de Kant que en vez deayudar, muchas veces sin tener en cuenta el caso real, complican más la decisión.

     No se trata pues de intentar decidir con qué ética nos quedamos, puesto que ambas se complementana la perfección. Necesitamos una ética que tenga unos valores firmes para no perdernos en la complejidad delcaso en concreto, pero que tampoco dichos valores sean tan férreos que no nos dejen espacio para decidirteniendo en cuenta los aspectos particulares de cada caso; así, solucionando caso por caso, iremosconstruyendo una ética mucho más fuerte puesto que iremos creando “jurisprudencia”, que secomplementará con una ética de principios.

     Los derechos humanos y los principios de la bioética. El código ético de nuestro tiempo es la

    declaración universal de los derechos humanos, cuya evolución ha seguido el proceso de ir desarrollando precisamente los valores de la libertad, la igualdad y la fraternidad, y cuya función, por otra parte, es proclamar el valor del individuo y sus libertades frente a la intromisión injustificada de poderes políticos,religiosos o económicos.

    Los primeros derechos reconocidos son los de las libertades, que dan lugar al principio de autonomíay acabará siendo uno de los principios de la bioética misma. Los derechos de segunda generación o derechosde la igualdad, dará lugar al  principio de justicia, otro principio de la bioética. Finalmente, surgirán losderechos de tercera generación, que no son otros que los derechos de la solidaridad (la preocupación por lasgeneraciones futuras, por ejemplo), más difíciles de llevar a cabo. Tenemos pues, cuatro principios básicosde la bioética: no maleficiencia, beneficencia, autonomía y justicia. El segundo de ellos es tan antiguo comola práctica médica propiamente, pues aparece ya en el Código  Hipocrático. El problema llega cuando se dala exigencia de que todos los principios deben de ser preservados a la vez y además deben interpretarsecorrectamente, pues: ¿qué es bueno para el paciente y qué no?

     El carácter moral . Tal y como la filosofía griega lo hizo, la bioética debe articularse en torno a laidea de virtud. Todo tiene su virtud, determinada por el fin que dicho objeto o persona está destinado a

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    realizar. Aristóteles mantuvo la idea de que la virtud del hombre, el fin del hombre, era el ser feliz. Y paraello, es necesario desempeñar la virtud más importante, que no es otra que la prudencia o  phrónesis, ya queser virtuoso consiste en escoger bien, en escoger el término medio entre el exceso y el defecto. Esto esextrapolable a la profesionalidad: una persona debe de tender a ser un profesional excelente, pues laexcelencia se identifica con ser un buen profesional.

    Las virtudes son muy importantes por tres razones:-primera: la ley moral o normas éticas son distintas de las jurídicas: las jurídicas coaccionan y las

    morales obligan en conciencia. Así pues, un profesional virtuoso, en relación con el consentimientoinformado, será aquél que se toma en serio dicho consentimiento y lo lleva a cabo poniendo lo mejorde su parte, para que el paciente llegue a la mejor decisión, la más justa, y que preserve su autonomíay libertad.-segunda: hay que aprender a usar la libertad razonablemente, y esto nos concierne a todos, lo cualsignifica hacerla compatible con un conjunto de valores que consideramos imprescindibles para el buen funcionamiento de la sociedad o de una organización concreta.-tercera: las emociones sociales contribuyen y tienen una función moral muy importante en laformación de la conciencia moral, y la sociedad debe fomentar tales emociones con respecto a lasvirtudes. La ética depende de la educación, pro una educación que debe prolongarse a lo largo de laexistencia de una persona, pues para llegar a ser una buena persona, ha de formarse el carácter a travésde acciones que definen la forma de vida. Como la formación moral dependía de la iglesia, hay que

    subrayar de nuevo la importancia de la ética como laica, que sea funcional en unas sociedades cadavez más liberales y plurales.

      La moral tiene que ver con las actitudes de las personas, con la manera de ser, con el carácter. La leymoral sólo es eficaz si las personas quieren acatarla. Ese querer o voluntad de hacer bien las cosas equivale ala formación de un carácter moral.

    III.¿UNA O MUCHAS ÉTICAS?   La ética siempre ha pretendido ser universal . Lo que cabe preguntarse ahora es si podemos hablar deuna moral universal, o si todo es relativo. Se ve, justificado en la historia, que la moral siempre ha pretendidoser universal, desde Platón hasta Kant, a partir del cual los filósofos de la sospecha pondrían entre paréntesisdicha afirmación de la universalización de la moral como algo con fines sectarios que se intenta imponer alos individuos, o como algo imposible, demostrada tal imposibilidad por los estudios de antropología cultural

    que exponían la conclusión de que, al pertenecer a una determinada cultura, el observador nunca va adesprenderse de los prejuicios que ha aprendido para juzgar las demás culturas.

    La realidad es que hay muchas sociedades y muchas culturas, y cada una de ellas tiene una forma deenjuiciar los hechos. Lo que cabe preguntarse es si existe alguna forma de juzgar universalmente los hechosque acaezcan en cada sociedad, o si deben ser respetados como tales por formar parte de una cultura. Comoejemplo: la subyugación que experimentan las mujeres musulmanas frente a los hombres; en la sociedadmusulmana no existe el término discriminación para las mujeres, mientras que desde la sociedad occidentalesto parece ser un acto claro de subyugación. Vemos que hay diferencias de juicios, entonces lo que tiene queser posible es preguntarse si esas diferencias son legítimas y aceptables desde un punto de vista ético. Si larespuesta es afirmativa, llegamos a la conclusión de que todo es relativo. Si la respuesta es negativa,aceptamos el supuesto de que existen universales éticos. Sea como fuere, tanto si aceptamos el relativismocomo si no, lo que vemos finalmente es que cada individuo es libre para hacer con su vida lo que quiera,

     pero dentro de los límites de respeto a la libertad de los demás, y ésa es la única prescripción universal posible.

     Los enemigos de la universalidad ética. Son los defensores de la diversidad cultural hoy en día, losrelativistas culturales, pues según ellos, no tenemos autoridad ninguna para traducir términos de una lengua aotra, no somos capaces de entender su proceder, ni de proyectar nuestros juicios morales hacia sus hechos, nisomos capaces de comprender aquello en lo que no fuimos educados. Así pues, todo vale igual. Pero, ¿quéocurre cuando las mujeres sufren la tradición de la ablación del clítoris? Tiene que haber algún sitio desde elcual podamos juzgar este tipo de situaciones, ya que si todo vale, la ética estaría destinada a desaparecer. Laética proclama en su génesis la prioridad del deber frente al ser. La igualdad, la libertad y la fraternidad sonvalores que deben aspirar a ser universales, es una tríada que se ha ido remodelando desde la democraciagriega, pasando por el cristianismo, por el protestantismo, por la secularización del pensamiento... Es unatríada que ha sido el germen de unos derechos humanos universalmente reconocidos, y son valoresuniversales no de hecho, sino de derecho.

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       Los valores éticos son universales porque son abstractos. Pero veamos los puntos débiles de taluniversalidad. El problema no está en ver que la regla de “no matar” debe ser universal; el problema está enver qué significa “matar” propiamente, porque predicar valores no es lo mismo que dar respuestas concretasa la pregunta universal de la ética: ¿qué debo hacer? En primer lugar, sólo podemos defender una éticauniversal si comienza por reconocerse que no se está en posesión de la verdad, puesto que la verdad sólo será predicable del valor o el principio en abstracto. Tenemos que estar defendiendo unos mínimos comunes, puesto que si no, de lo contrario, no nos entenderíamos, y pretender la universalidad de la ética es en el

    fondo, pretender que haya un sentido común. La ética es universal porque sus principios son abstractos.

    IV.¿QUÉ AÑADE LA ÉTICA AL DERECHO?  Algunos se preguntarán: ¿para qué necesitamos ética si ya tenemos el derecho, que regula lo que puede hacerse y lo que no? Como ya decíamos antes, las leyes jurídicas coaccionan, cosa que las leyesmorales no pueden hacer, pero las morales obligan a la conciencia. La ética es el fundamento del derecho, pero no se agota en el mismo, sino que lo alimenta (porque se encuentra más acá y más allá del derecho) y seretroalimentan entre sí. El derecho proviene de la Constitución, y en la Constitución se reflejan los derechoshumanos, que a su vez, provienen de la reflexión ética universal.

    Dado que la ética es universal porque sus principios son abstractos, necesitamos el derecho precisamente porque positiviza dichos principios con normas y leyes: lo que se ha desarrollado en abstractotiene que ser desarrollado pensando en situaciones conflictivas concretas, siendo el derecho un instrumento

     para lidiar con tal tipo de conflictos. El derecho a la salud es un derecho  positivo, es decir, que debe de ser positivamente garantizado por el Estado, siendo su objetivo poder garantizar el derecho fundamental a la protección de la salud y proteger asimismo los valores de justicia y autonomía, y para ello hay que concretarhasta niveles muy específicos. Dado que la tecnología avanza, el derecho debe de poner los límites para queno se produzcan desmanes que violen el principio de autonomía y libertad de las personas y las protejanfrente a invasiones.

    Podemos decir pues, que la ética inspira al derecho, pero también es crítica con él puesto que puedehaber leyes que no reflejen los valores morales o principios éticos que debieran, y por ello el derecho esinterpelable. El procedimiento democrático que legitima la ley no asegura que la ley sea justa. A veces, ladesobediencia civil es una obligación ética.

    Por otra parte, como la ley es muy general y no se legisla para cada caso concreto, sino en general,ajustar el derecho a los casos concretos requiere echar mano de una sabiduría específica, la  phrónesis, una prudencia excelente para saber interpretar las leyes con justicia. El derecho nunca nos dará todas las claves

    que necesitamos para tomar una decisión.  Por otra parte, se da una tensión constante entre el derecho y la ética, puesto que, para que no estétodo regulado, -el derecho no debería de regularlo todo-, en una sociedad liberal debemos activar mucho másel sentido de la responsabilidad individual y social. Si no queremos que nos regules, tendremos queregularnos nosotros, autorregularnos, porque el control social es necesario para la pervivencia de la mismasociedad y de la autonomía de sus miembros.

    V.¿QUÉ ES HACER EL BIEN? Principio de beneficencia  El principio de beneficencia es tan antiguo como el Código  Hipocrático. Es la obligación de hacer el bien y actuar en interés del paciente como un imperativo básico de los profesionales de la salud; pero, ¿quées el bien del paciente? Siempre hay un peligro de subjetividad en la consideración de lo benéfico para el paciente, y por ello, entre otras razones, se coloca en primer lugar el principio de autonomía frente al de

     beneficencia en las sociedades liberales, y se entiende como no hacer daño, y maximizar los posibles beneficios y minimizar los posibles daños. El bien, no se puede identificar ni con el ideal del valor abstractode la vida, ni con el ideal del bien de la sociedad o el de la ciencia. Respecto al primero, el bien del pacienteno siempre tiene que ver con la conservación de la vida ni mucho menos, concepción que heredamos delcristianismo con la santidad de la vida; el bien del paciente en muchos casos, es procurarle la posibilidad detener una vida digna, y para ello que pueda escoger entre la posibilidad de procurársele el derecho a laeutanasia. Como ya decíamos, Ronald Dworkin fue el primer filósofo que se atrevió a pasar esa barrera de lasantidad de la vida, y proponer que lo más santo en la vida es su dignidad; así pues, «la vida no siempre valemás que la muerte». Respecto al segundo ideal, se debe conservar los intereses del sujeto para que siempre prevalezcan sobre el interés de la ciencia y de la sociedad. Nadie tiene derecho sobre el cuerpo del otro, y porello no podemos mantener a alguien con vida que está muerto cerebralmente, para conservar sus órganos conel fin de procurar el bien a la sociedad.

    El derecho a la vida se ha ido convirtiendo en el derecho a vivir con dignidad, el derecho a exigirunas condiciones mínimas de calidad de vida. Con ello queremos decir lo que ya dijo Dworkin: la vida nosiempre vale más que la muerte, lo cual produce conflictos entre el principio de autonomía, de beneficienciay de justicia.

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    VI.¿A QUÉ NOS COMPROMETE LA AUTONOMÍA? Principio de autonomía  Aunque no son lo mismo, hoy en día entendemos la libertad como autonomía, pero ejercer dichalibertad no es cómodo ni fácil muchas veces el tener que decidir por nosotros mismos, porque ejercer laautonomía moral es tener que elegir bien, responsablemente, teniendo en cuenta a la comunidad. Estalibertad, el único límite que tiene es el no hacer daño a los demás (Mill), y por ello debe de ser construida node forma individualista, sino comunitaria. El problema hoy en día es que la autonomía se pervierte, porque

    ejercemos la libertad pero olvidándonos de lo que ella significa: una responsabilidad moral enorme en cuantoa autogobierno moral o racional; por otra parte, heredamos del liberalismo una idea de libertad egoístacuando entendemos la misma como la no interferencia del poder que oprima al individuo, y así, el individuose olvida de que tiene obligaciones para con la comunidad también en el ejercicio de su libertad. Por tanto,hay que hacer compatible la autonomía con el interés común. (Por ejemplo, el consentimiento informado: para respetar la autonomía del paciente, pasamos de una relación clínica paternalista a una relaciónsimplemente contractual, pero eso no es “informar” para que el paciente escoja responsablemente, haciendoejercicio pleno de su autonomía moral que tiene en cuenta a los demás).

    El conflicto que existe entre la beneficiencia y la autonomía es palpable en bioética, y se trata deencontrar el equilibrio entre el bien de la persona y su autonomía. La beneficencia y la autonomía se nosmuestran como limitaciones de una autonomía que no puede ser absoluta, porque la libertad tiene de por síinfinitas limitaciones: la primera, el daño a los otros.

    VII.¿QUÉ ASISTENCIA SANITARIA MERECEMOS? Principio de justicia  No hay justicia sin libertad, pero no hay libertad si no se dan unas mínimas condiciones de igualdad:la justicia consiste en garantizar universalmente unos bienes imprescindibles para que todas las personas, sindistinción, puedan funcionar como seres humanos. De todos los principios, el de la justicia en bioética es elmenos atendido y el menos consolidado, pues hay demasiados intereses económicos para que sea fácilimponerlo. De hecho, a las voluntades más poderosas les viene bien que no se discuta demasiado este principio de justicia, porque corren el riesgo de perder dicho poder.

    Al ser realistas, vemos que para llevar a cabo una justicia distributiva en la salud, nos encontramoscon serios problemas puesto que los recursos son escasos y la demanda va creciendo aún más; ¿cómodistribuir? ¿A cada uno lo mismo? ¿A cada cual según sus necesidades? ¿A cada cual según su esfuerzo? ¿Acada cual según sus méritos? Como la igualdad es sólo un deseo y utopía, debemos concretar ese principio ydeterminar en qué aspectos hemos de ser iguales para mantener la dignidad que merecemos. Nos vemos las

    caras con dos grandes ideologías sobre la justicia distributiva: la igualitaria de John Rawls (a cada cual segúnsus necesidades, «velo de la ignorancia», principio de libertad y principio de igualdad de oportunidades) y lalibertaria de Nobert Nozick (a cada cual según sus méritos; la igualdad de oportunidades siempre va a perjudicar a alguien para beneficiar a los más desposeídos; sólo tenemos derecho a la libertad, no a lasanidad, ni educación, etc.; lo que puede darse es la caridad de los que más tienen con los que menos). Son posiciones contrarias provocadas por la falta de concreción de la justicia distributiva.

    Pero, ¿son inconmensurables? Como sostuvo Alasdair MacIntyre, tenemos que elegir entre unaopción u otra, pues son dos nociones incompatibles entre sí de justicia. Ambas defienden los principios delibertad, igualdad y fraternidad a su manera. La bioética nos proporciona argumentos, pero nos corresponde anosotros escogerlos y utilizarlos lo más correctamente posible, y para ello, como método tomaremos laconfrontación de opiniones, el diálogo democrático. Hay que tratar de ser liberales integrados, pues así nos preguntaremos si nuestro punto de vista contribuye a mejorar o empeorar la vida de la comunidad.

    VIII. ¿QUIÉN CUIDA A LOS INCURABLES?  Los fines de la medicina ya no se resumen en los dos objetivos de curar la enfermedad y aplazar lamuerte, tienen que ir más allá e incluir la obligación de cuidar a los más dependientes y necesitados, y el bienestar del paciente no tiene por qué ser estrictamente físico, sino seguir viviendo con una cierta calidad devida. El cuidado debe ser tan importante como el proceso de curación, y aunque históricamente haya recaídoen las manos de las mujeres, hay que luchar, desde una perspectiva feminista de la igualdad (experimento deKarl Kohlberg refutado por Carol Gilligan), por que este valor que las mujeres hicieron ver que eraimportantísimo enriqueciendo así a la sociedad, (educadas más en la empatía), -tanto como la justicia-, lodesempeñemos todos por igual. Se trata pues de que el valor del cuidado se universalice, tal y como se hizocon la justicia; que haya más mujeres enfermeras que hombres todavía es síntoma de que no hemosalcanzado la igualdad deseada.

    El valor del cuidado aumenta la perspectiva de problemas como la eutanasia, pues permiteconsiderarlos no como una decisión individual, sino como una ayuda a aquél que sufre, dirigida aacompañarle en su decisión y a aliviar su sufrimiento más que a provocar la muerte.

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    IX.¿NECESITAMOS UN MÉTODO?  Se hace explícita la crítica a la frialdad que un método supone; en contraposición a la comodidad quesiente el filósofo que está instalado en la duda, el médico o abogado necesita un método para poder tomardecisiones. La inducción ny la deducción son los dos métodos clásicos del razonamiento. La inducción noslleva de los hechos a los principios y a las leyes generales; la deducción, de las leyes generales al caso particular. Ninguno de los dos funciona bien en la ética porque ni los hechos nos permiten lógicamenteinferir prescripciones o normas morales, ni de los principios generales de la moralidad podemos derivar

    automáticamente aplicaciones o comportamientos correctos. La pregunta ética ¿qué debo hacer? carece derespuestas estrictamente lógicas o racionales.La distancia entre el razonamiento moral y científico produce desconfianza y frustración con respcto

    a la utilidad de la ética para resolver los casos más difíciles. El método casuístico (un método inductivo) tratade sustituir a la ética de principios (método deductivo). El análisis de casos y la jurisprudencia se proponencomo un método más cercano a la práctica clínica y más comprensible para el no filósofo. No hay métodoscapaces de resolver los problemas, siendo los casos además, tan singulares y concretos que no es posibleencuadrarlos en respuestas generales.

    En realidad, sin embargo, ningún método es la panacea para la solución correcta de los casosdifíciles o trágicos que han dado lugar a la reflexión bioética. El único método es la ausencia del mismo, y ensu lugar, la potenciación de la práctica deliberativa. Como decía Aristóteles, la necesidad de deliberar es loque nos caracteriza como humanos porque nos distingue de los dioses y de los animales. Deliberar es un

     procedimiento que trata de llegar a consensos sobre temas que afectan a un amplio número de personas.Aunque el consenso es necesario para ir avanzando, lo importante es el proceso, el camino, no el resultado.

    X.LA PROFESIONALIDAD COMO VIRTUD  En la actualidad, el sistema en el que nos encontramos hace que la profesión sea aquello con lo quela persona se identifica; la importancia de la actividad laboral en el mundo contemporáneo es lo que haconvertido a la profesionalidad en una virtud pública, y así pues, los individuos deben ser buenos profesionales. La profesionalidad bien entendida es una virtud cívica; llegar a ser un buen profesional tieneun componente ético, significa desarrollar un carácter o una manera de ser consistente en la disposición a nocerrarse, sino abrirse a los problemas éticos.

    La medicina ha sido definida secularmente como ciencia y arte (Hans George Gadamer). Conseguirconjugar ambos aspectos es una forma de luchar contra la especialización del saber, (C. P. Snow: es peligrosotener dos culturas que no pueden ni quieren comunicarse, sobre todo porque el valor humano de las

    tecnologías no podrá decidirlo ninguna ciencia) y la tecnificación del conocimiento, una forma de procurar lasíntesis de las dos culturas -científica y humanista- hasta ahora incomunicadas. El estudiante en medicinaque será futuro profesional, ha de tener una formación holística tanto en ciencias como en humanidades, puescon lo que trata son pacientes, y los pacientes son humanos. No hay por tanto, disciplina más humana que lamedicina.

    Las profesiones no son estáticas, deben adaptarse a los cambios sociales y culturales. La bioética ylos problemas que plantea exige a quienes construyen su discurso un carácter espacial, una actitud novedosafrente a problemas que también son nuevos. Le exige al científico que considere problemas que no sonestrictamente científicos (la bioética es interdisciplinar). Que un profesional esté estrictamente especificadoen una tarea, es lo que más deshumanizado le hace, y lo que le hace por tanto ser un esclavo de su profesión.Así que la faceta interdisciplinar es necesaria absolutamente para que los profesionales sean buenos profesionales precisamente, pues les hace ser más completos y autónomos.

    XI.LAS RELIGIONES Y LA REVOLUCIÓN MORAL. ¿Qué lugar toman en la bioética las religiones?  La moral religiosa y la moral laica se sustentan en razones distintas. La moral religiosa se vincula aun orden moral natural y, en consecuencia, inalterable. Una moral natural no sufre cambios, por lo que no puede adaptarse a los nuevos tiempos. La moral laica, por en contrario, no se sustenta en una racionalidaddivina o natural, sino en la razón humana sin más.  Una moral laica ha de fundamentarse en razones compartidas y compartibles por todos. Por eso hade ser una moral de mínimos, que eluda todo aquello que sea susceptible de provocar divisiones. Una morallaica es aceptable por todos porque pone entre paréntesis las doctrinas religiosas que sólo son válidas para elcreyente.

    Conviene distinguir la laicidad del laicismo. El laicismo convierte a la laicidad en una confesiónmás, no en el crisol donde puede fundirse lo común de las distintas creencias religiosas y no religiosas.Cuando el laicismo se erige en la única posición verdadera, renuncia a ser el escenario propio de la éticaliberal, cuyo objetivo es construir un orden moral común y una forma de razonar compartida por todos.

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    TEMA 2. ÉTICA Y NEUROÉTICAPatricia S. Churchland, El  cerebro moral. Lo que la neurociencia nos cuenta sobre la moralidad 

    -1.Introducción-2.Valores de base cerebral: el trasfondo de las restricciones evolutivas en la conducta social y moral-3.Cuidar de los demás y apreciarlos: evolución del cerebro de los mamíferos y el modo en que ése favoreceel cuidado y la atención a los demás, analizando el papel que desempeñan hormonas como la oxitocina

    -4.Cooperar y confiar: la importancia de la oxitocina en la cooperación y la confianza-5.Redes de contacto: genes, cerebros y conducta: los genes de los módulos morales que se hallan en elcerebro-6.Habilidades para la vida social: importancia social de la capacidad para atribuir estados mentales, asícomo la posible base cerebral para una capacidad de este tipo-7.No como norma: el papel de normas y leyes en la conducta moral-8.Religión y moralidad: la religión y su relación con la moralidad

    1. INTRODUCCIÓN  La motivación que empuja a la autora a escribir el libro, es analizar los cimientos de la sociabilidadde los mamíferos, en concreto de la sociabilidad de los humanos; lo que quiere es comprender qué es lo quetienen los cerebros de los mamíferos altamente sociables que permite precisamente tal sociabilidad, y como

    consecuencia de ello, lograr una mayor compresión de los fundamentos de la moralidad. Se ve que laevolución del cerebro de los mamíferos fue la que produjo la forma de vida familiar, y, en consecuencia, elmanantial de cuidado y compasión que configura la geografía moral. Para una mayor comprensión del tema,es necesario echar mano de las ciencias, que nos aportan una información valiosísima sobre el cerebro odistintas hormonas como la oxitocina que influyen de tal forma en la conducta que podrían dar explicacionesa la sociabilidad de los mamíferos. Pero, bien es cierto que la ciencia no puede explicarlo todo; creer locontrario sería caer en la trampa del cientismo. La ciencia necesita de la colaboración y nutrición que lafilosofía, en este caso, supone; y viceversa, obviamente.

    En relación con esto nos surge entonces el problema de la falacia naturalista. Suponemos que nodebemos de cometer dicha falacia, pero Patricia S. Churchland propone que nuestros razonamientos, los quenos ayudan a subsistir precisamente, no son siempre lógicos: lo que nos permite movernos por el mundo noes sólo la deducción lógica, sino una suerte de «satisfacción de restricción», pues la mayor parte de laresolución de nuestros problemas no se basa en la deducción. Así pues, una de las tesis de la autora es que el

    que no se pueda derivar un condicional de un hecho tiene por ahora poca influencia en cuanto a la resoluciónde problemas en el mundo. La toma de decisiones es un asunto de restricciones y satisfacciones, y cuando sedesarrolla bien, podemos afirmar que ha prevalecido la moralidad.

    Según Moore, no hay una respuesta a la pregunta de qué propiedades naturales se corresponden conlo bueno, lo correcto o lo valioso. Así pues, como los hechos sobre nuestra naturaleza no pueden decirnosnada sobre lo que es verdaderamente valioso, del mismo modo la ciencia no puede decirnos nada esencialsobre lo bueno o lo valioso, como tampoco puede decirnos nada sobre cómo deberíamos vivir. Aún así, laciencia nos ha enseñado gran parte de lo que deberíamos de hacer. Pero ni la filosofía ni la ciencia suponenla solución de todos los conflictos, ni mucho menos. Sólo en combinación podemos lograr unas respuestasaproximadas. 

    Por otra parte, el mundo social es increíblemente complejo, puesto que el cerebro es el órgano que lo

    administra, dependiendo dicho mundo de los mismos mecanismos neuronales. Los humanos, llamamos«ética» o «moralidad» a una estructura de conducta social en cuatro dimensiones que viene determinada porla interrelación de distintos procesos cerebrales (cuidado o atención de los demás, reconocimiento de losestados psicológicos de los demás, resolución de problemas en un contexto social, aprendizaje de prácticassociales). La capacidad de los seres humanos para aprender y resolver problemas de carácter social, es lo quedenominamos «valores sociales», siendo éstos más fundamentales que las normas.

    Las fronteras del concepto de «moral» son muy borrosas aún así, incluso en los casos más prototípicos, lo cual impide ser precisos a la hora de definir.

    2. VALORES DE BASE CEREBRAL  En este capítulo, lo que la autora nos hace ver es que hay valores morales que provienen del cerebro;en general, una de las tesis más importantes de Patricia S. Churchland, es que la moralidad proviene denuestra propia biología, y no de un ser superior como puede ser el dios cristiano, por ejemplo. Entonces,explica que el nacimiento de los valores surge en cuanto el ser humano viene a la tierra y es consciente deque debe preservar su vida. Éste es el sentimiento más importante que generará el resto de los valores. Eneste aspecto, es muy similar esta tesis a la ya propuesta por Rousseau en el siglo XVIII: el primer

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    sentimiento que se genera en el ser humano, es «el amor de sí mismo», del cual derivarán el resto desentimientos que irán, paso a paso, configurando la moralidad en su totalidad, según el filósofo ginebrino.Esto es así porque el hombre es capaz de, una vez se da cuenta de que debe de preservar su vida, darsecuenta a su vez de que los demás también deben hacer lo propio; y por ello surge la preocupación por losdemás, pues el ser humano es consciente de que las desgracias que acechan a sus compañeros, puedenocurrirle a él también. Y así nace la compasión como segundo sentimiento moral, hija del amor de sí mismo,y como consecuencia, la moralidad.

    Se prefiere por tanto, el cuidado de uno mismo al descuidado de uno mismo, siguiendo instintos yemociones homeostáticas (el medio interno del organismo se regula para aproximarse al rango necesario parala supervivencia) como el miedo, que nos aportan información de lo que es bueno para nuestra preservacióny lo que no lo es. El miedo en concreto, nos aporta una información valiosísima a la hora de sobrevivir.

    Así pues, toda conducta animal debe radicar en el beneficio de toda la comunidad, puesto que enúltima instancia lo que manda al final, es el éxito reproductivo, y para ello, toda actitud negativa se desecha através de la exclusión social, y la positiva se refuerza a través de la confianza y las recompensas. Por tanto,como lo que manda es el éxito reproductivo, es necesario que el animal sienta compasión y la necesidad decuidar de su descendencia para crear la posibilidad de perpetuar la especie, y sienta ansiedad, miedo y terrorcuando se pone en la situación de que ocurra algo malo a sus crías. Por ello es necesaria una conducta que procure el bienestar propio, que se extienda a procurar el bienestar de la prole, y que se extiende más tarde asu vez a la pareja, familia y grupo. En los mamíferos, la organización neuronal en virtud de la cual los

    individuos procuran por su bienestar, se modificó para generar nuevos valores, a saber, el bienestar deterceros.Esto será el comienzo de la moralidad, y siendo así, el apego es lo que constituye la plataforma

    neurológica de la moralidad. También la oxitocina será una hormona que desempeñará un papel crucial enesto, junto con la capacidad para el aprendizaje que sirvió para aprender prácticas sociales que tienen que vercon el placer y el dolor, y que se corresponden con la aprobación y el afecto, y la desaprobación y laexclusión.

    Aunque la ciencia avanza, no podemos concluir que exista un gen para el afecto, por ejemplo. Perolo que sí es claro es que el ambiente genera en el cerebro una serie de acciones nuevas, que a su vez puedegenerar la creación de nuevas proteínas y dar lugar a nuevos genes que se encarguen de funcionesespecíficas.  Por otra parte, la sociabilidad animal también depende de la cantidad de recursos, pues los animalesque cuentan con un mayor número de recursos para sobrevivir, se muestran más sociables que aquéllos que

    tienen que competir y luchar siempre por su subsistencia. 

    En cuanto a la cuestión de si sólo los seres humanos somos morales, lo único que podemos decirhasta el momento, y teniendo en cuenta los descubrimientos de la ciencia, es que lo que hay son muchasmoralidades: la humana, la de los monos tití, etc., porque, por otro lado, tampoco sabemos con certeza a quéactitudes considerar como morales. Vemos que dentro de la propia moralidad humana, hay tantos y tantosmatices según la sociedad que se trate, que desde una determinada sociedad el canibalismo o el rapto demujeres inuit se ve como algo inmoral, mientras que desde su propio grupo, es algo perfectamente normal.Todo esto depende mucho de cómo utilicemos nuestro lenguaje en realidad, porque si tomamos la moralidadcomo algo que requiere un lenguaje y unas normas formuladas en términos lingüísticos, entonces loshumanos serían los únicos que gozan de verdadera moralidad. Así que por el momento, lo más prudente esdecir, a la espera de nuevos datos científicos, que sólo los humanos tienen una moralidad humana, al igual

    que sólo los titíes tienen una moralidad tití.3. CUIDAR DE LOS DEMÁS Y APRECIARLOS

      Como ya decíamos, en el cuidado a los demás desempeña una función importantísima la oxitocina yla vasopresina arginina, como también los opiáceos endógenos (placer al dar de mamar o poner a un bebé asalvo cuando está en peligro) o la dopamina (crucial para el aprendizaje y necesaria para formar un vínculode pareja), que en un principio la función que tienen es que los cerebros hembra se sientan lo suficientementemotivados para amamantar y cuidar de la prole para que exista un mayor índice de supervivencia. Estos péptidos son muy antiguos, y están relacionados con la regulación del agua y las sustancias mineralestambién (desarrollo de la placenta y la leche para amamantar).

    Estas hormonas generan, en el cuidado de los demás, unas modificaciones adicionales que hacen queampliemos el círculo de cuidado más allá de nuestras crías: a la pareja y a los miembros del grupo también.¿Por qué? Porque la familiaridad es agradable, porque permite una mayor predictibilidad, y ello conlleva unareducción de la ansiedad. La predicción es un mecanismo que nos permite estar alerta en cuanto a saber quéva a hacer el otro, lo que genera a su vez una teoría de la mente, una representación interna de los actosfuturos posibles del otro. Si yo confío en el otro, porque es fácil predecir lo que va a hacer, se reduce mi

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    estrés y se genera una sensación de placer, porque estoy tranquilo sabiendo que no me va a atacar. Todo estoestá relacionado pues con el circuito de autopreservación para la lucha (cuanto mayor sea mi capacidad de predecir, mayor será el porcentaje de posibilidades de sobrevivir), la paralización y la huida (las madres queamamantan tienen que tener la capacidad de estar vigilantes por si algún depredador anda cerca pero losuficientemente relajadas para dejar que la oxitocina deje fluir la leche), para el reposo y la digestión. En losseres humanos, los niveles elevados de oxitocina se corresponden con niveles altos de interaccionesmaternas, que a su vez se corresponden con niveles elevados de oxitocina en los bebés; así pues, se

    demuestra con las pruebas cruzadas que la conducta de los progenitores en la experiencia temprana de lascrías en cuanto a los niveles de sociabilidad establecidos mediante la oxitocina, es más influyente inclusoque los genes.

    En cuanto al apego a la pareja, a largo plazo se halla en un 3% de todos los mamíferos, aunque noimplica la exclusividad sexual, pues tiene relación con la diversidad genética. El mecanismo del apego a la pareja se explica de forma que los animales monógamos tienen receptores de oxitocina mucho más densosque los animales promiscuos. Por otra parte, se ve que en las hembras los niveles de oxitocina son máselevados que los de vasopresina, y al contrario ocurre en los machos. Esto se debe a que las hembras, ante unconflicto social, tienden a ser más amigables para solucionar los problemas; mientras que los machos tiendenmás a atacar o huir. La vasopresina por su parte, está más ligada al ataque en cuanto a la defensa de crías o pareja, surtiendo efectos contrarios (conductas agresivas) a la oxitocina. Esta hormona tiene unascapacidades enormes que están aún por descubrir en cuanto a la aplicación terapéutica (a mayor nivel, mejor

    cicatrización).Relativo al tema de la paternidad, para los machos es más rentable, por decirlo así, tener una sola pareja y cuidar de los hijos de tal pareja que tener muchas, -por cuestiones de herencia y preservación de laespecie-, puesto que no es lo mismo encargarte del cuidado de 5 crías que de 20. Los machos polígamos sonmucho más grandes que los monógamos, porque el tamaño es relativoLa monogamia surgió en Eurasia amedida que la agricultura se iba extendiendo, porque se convertía el ganado y las tierras en una fuenteimportante de riqueza que se podía heredar. Se ve que la diferencia genética entre las parejas monógamas ylas demás podían relacionarse con las variantes de un tramo concreto del ADN que regula la expresión delreceptor vasopresina. Se descubrió que ese tramo del ADN en concreto era más largo en los animales mássociables y paternales que en los más individualistas y autónomos. Aún así, no sería acertado referirnos a ungen de la monogamia, por ejemplo. La monogamia, por otro lado, puede ser una buena solución para reducirla competitividad entre las hembras, como para heredad los recursos, como ya veíamos.  A la hora de explicar la relación entre el apego afectivo y la moralidad, vemos que, tanto si un sujeto

    considera un acto social como si lo considera moral, las regiones de la corteza prefrontal que registran unincremento de la actividad, son las mismas. Así pues, vemos que la conducta social y la moral, forman partede una misma línea continua.

    En conclusión, vemos que los factores que destacan en las dinámicas de la sociabilidad son tres:impulsos para velar por nuestro bienestar y el de la descendencia, capacidad para predecir y evaluar lo quelos demás harán o sentirán, y la posesión de un sistema neural de recompensas y castigos relacionado con lainteriorización de prácticas sociales, relacionado con aprender las expectativas y costumbres de padres, hijosy miembros de la familia.

    4. COOPERAR Y CONFIAR   La naturaleza de la vida social en los seres humanos experimentó un gran cambio cuando lasespecies empezaron a aprovecharse de los beneficios que ofrecía la agricultura en comparación con una vida

     basada únicamente en la caza y la recolección, como ya apuntábamos antes en cuanto a los orígenes de la paternidad. La agricultura y la ganadería permitían alimentar a muchas más personas, y los grupos pudieronampliarse sin deteriorar los recursos. Las ventajas de relacionarse con familias distintas se hacían evidentes,así que se comenzaron a dar prácticas comerciales en las que jugaba un importante papel la confianza y lacooperación, y en consecuencia, aparecieron así los castigos que sancionaban la falta de juego limpio eincrementaban el mismo: de nuevo la recompensa de la aceptación con el placer que ello conlleva, y elcastigo con la exclusión y el dolor. La reputación de que una persona es fiable es un valor. La confianza puede ampliarse más allá de la frontera familiar si las pautas institucionales garantizan un nivel razonable defiabilidad. Las condiciones necesarias para la sociabilidad depende de las emociones homeostáticas delcerebro y la expansión del propio ámbito homeostático de la descendencia, parientes y afiliados. Lasociabilidad también depende de la capacidad que tenga el cerebro para aprender.

    En cuanto a la cooperación, no existe una definición exacta de lo que significa en los mamíferos, porque si tomamos la definición que ofrece la biología nos plantea serios problemas ya que entendemos asíque la mayor parte de iniciativas conjuntas humanas no logran llegar a ser casos de cooperación, por lo quela más adecuada por el momento es la que ofrece el diccionario, aunque no hay ninguna definición de

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    cooperación que sea adecuada para todas las especies. Algunos ejemplos de cooperación pueden ser lahigiene y el acicalado, acurrucarse juntos, la caza cooperativa, etc.

    Los niveles de oxitocina pueden producir cambios en las conductas de cooperación y confianza: amayor nivel, mayor confianza y cooperación, y se ve que las personas que tienen dificultades para establecerrelaciones de confianza se encuentran en una gran desventaja frente a los demás a la hora de sobrevivir. Estose debe a que los niveles altos de oxitocina se relacionan con niveles altos de empatía: así, los seres quetienen una mayor empatía con los demás, tienen una mayor capacidad de predecir y por tanto una mayor

    ventaja a la hora de sobrevivir o triunfar en la vida, pues cuentan con más información sobre el otro. Conesto no queremos decir que la oxitocina sea la panacea en cuanto al remedio de varias enfermedades o de problemáticas sociales, puesto que ser excesivamente confiado o generoso puede dar resultados catastróficos.A pesar de todo, se sabe que administrando oxitocina a autistas o personas con síndrome de Asperger, seobtienen resultados impresionantes.

    Por otra parte, vemos que en especies que guardan una jerarquía rígida, la cooperación es menor queen especies en las que no existe tal jerarquía, pues no existe el miedo constante al ataque. Estacompetitividad tiene que ver también con la relativa abundancia o escasez de recursos. La cooperación en loshumanos tiene que ver asimismo con el largo período de dependencia de las crías humanas y la necesidad deque los parientes ayuden en el cuidado de los jóvenes, siendo la monogamia favorable a la cooperación.

    5. REDES DE CONTACTO: GENES, CEREBROS Y CONDUCTA

      La mayoría de los seres humanos tienen la habilidad para identificarse con los demás, y, en términosgenerales, para leerles la mente, para saber lo que los demás sienten, intentan, quieren, etc. Cuando esacapacidad falla, el efecto es verdaderamente catastrófico.

    Se comprueba científicamente que los genes suelen formar redes, y así es posible que un gendeterminado acabe efectuando distintas tareas; de la misma manera, no existe un gen para la agresividad,como no existe el gen para decir la verdad, por ejemplo, pero en el caso de las moscas de la fruta, laconjunción de 80 genes a la vez, hace que éstos insectos sean muy agresivos. Lo que es casi seguro, es que laconducta social de los mamíferos depende de los genes de la oxitocina, lo receptores de la misma, lavasopresina, los opiáceos endógenos, la dopamina y sus receptores, la serotonina y sus receptores también,así como los genes implicados en el desarrollo de los circuitos que prestan apoyo a las extensas vías delnervio vago en todo el cuerpo. Es indudable que los genes desempeñan un papel determinante en lo quesomos, pero nos falta saber exactamente cuál es ese papel; a la complejidad de este asunto hay que sumarletambién la del aprendizaje. Decir la verdad es algo a lo que los seres humanos han aprendido, no porque

    exista un gen que les impulse a ello, dado que confiar es más beneficioso evolutivamente que desconfiar, yesta actitud está recompensada, mientras que mentir se castiga. Todas las teorías sobre la conducta innatatienen un problema: y es que a la hora de relacionar los genes con un determinado circuito cerebral, estasteorías se tambalean.

    6.HABILIDADES PARA LA VIDA SOCIAL  Se ve que la corteza prefrontal (CPF) humana difiere mucho en tamaño del resto de los animales, yesto es por lo que se le ha llamado el órgano de la civilización, puesto que el tamaño ayuda a tener unamayor capacidad para manipular tanto en el ámbito social como en el físico, y una mayor capacidad para predecir, para retrasar la gratificación y autocontrolarse. Es por esto por lo que la CPF no madura hasta laedad adulta, puesto que dichas ventajas no se hacen efectivas hasta que el niño no deja de ser adolescente para pasar a ser adulto. La CPF es una región cerebral muy difícil de estudiar. Aquí nos preguntamos: ¿cuáles la base neuronal de la compasión, el autocontrol o la resolución de problemas sociales? El problema para

    contestar a esta pregunta, es otra pregunta: ¿contamos con el vocabulario correcto en el estudio del cerebro?Ya que, “llegar a una conclusión”, “aplazar la gratificación”, “sentir miedo irracional”, son expresiones que,aunque sean muy útiles en el día a día de nuestra vida social, pueden servirnos de muy poco cuandoestudiamos el circuito de la CPF.  Los seres humanos son imitadores natos, son muy hábiles para ajustar las conductas según loscontextos en los que se encuentren; de esta forma, imitando a sus padres, no es necesario que sigan elaprendizaje por ensayo y error, y por consiguiente se pueden ahorrar dolorosos y lentos procesos deaprendizaje. Así es como se genera pues la cultura: el instinto de aprender por imitación junto con laactualización de ese conocimiento con ideas nuevas es lo que genera una acumulación gradual de formasinteligentes de hacer las cosas que pueden transmitirse de una generación a la siguiente. Para ello, jugar esimprescindible en los pequeños, pues imitan conductas y acciones sin llevarlas a cabo totalmente, y aprenden por tanto habilidades sociales sin sufrir las consecuencias del ensayo y el error, como antes decíamos.  Por otro lado, la pertenencia al grupo es lo que genera la adquisición de una conciencia que se vaformando a través del proceso de castigos y recompensas que la sociedad promueve: el sentimiento de pertenencia genera un placer que nos lleva a intentar ser aceptados como sea, seguir las leyes, “portarnos

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     bien” para ser queridos, y por tanto, nos guiamos por una conciencia. La distinción entre el bien y el mal y laidea de la conciencia está tan arraigada, que muchas veces se cree que tiene origen divino.

    En cuanto a la pertenencia al grupo de la que ya hablamos, es crucial la capacidad para predecir lasactuaciones futuras de los demás, como ya habíamos comentado también anteriormente. Patricia S.Churchland se encarga en este capítulo de hacer ver que las explicaciones sobre mecanismos como los de laempatía y la predicción que se atribuyeron al reciente descubrimiento de las neuronas espejo, es a su prudente parecer, una atribución demasiado precoz y por ello quizás errónea. Esto se debe a que los

    experimentos que se realizaron relacionados con tales neuronas, se llevaron a cabo en monos y nunca en personas, puesto que no sería ético realizar tales experimentos en seres humanos. Por otra parte, lo que sedemostró en los animales con los que se experimentó, es que las neuronas espejo están relacionadas con elsistema motor del organismo: un animal se fija en el movimiento de otro y lo reproduce mentalmente, peroesto no quiere decir que esté entendiendo la intencionalidad del movimiento del otro animal, ni prediciendocuál va a ser su futura actuación; ni siquiera es una imitación en toda regla puesto que no lleva a cabo elmovimiento que visiona en el otro animal. Por esta regla de tres, las personas que sufren de parálisis facialno podrían saber qué gesto está haciendo el otro, pero sabemos que esto no es así, y que estas personasreconocen la tristeza o la alegría en rostros ajenos igual que una persona sana. Por otra parte, se sabe que enseres humanos la atribución mental no sólo se registra en el área prefrontal del cerebro, sino que éstainteractúa con muchas otras más. Así pues, el sistema motor poco nos puede decir acerca del reconocimientode emociones, y parece que las neuronas espejo se encargan de este sistema, por el momento. No está claro

    que la simulación de mi cerebro acerca de tu movimiento de como resultado que mi intención o la tuya seanrepresentadas en mi cerebro.  El mecanismo más razonable por el cual se explican a su vez los mecanismos anteriores de empatía,es el mimetismo inconsciente -los sujetos no son conscientes de su imitación-, según Patricia S. Churchland, para poder identificar los estados mentales de los demás; aunque a pesar de todo, se ignora el modo en que se produce la conducta imitativa. Esta mímica actúa como cohesionador social porque demuestra que la otra persona es como yo, y esto me permite predecir la conducta del otro, lo que sería más difícil si la otra persona fuera distinta a mi. La actuación imitativa predice que el bebé tiene los recursos neuronales paraaprender lo que necesita para sobrevivir, especialmente en el mundo social, pero también en otros ámbitos.Más concretamente, un bebé que pueda imitar tendrá un cerebro social normal. Si el resto de elementos sonnormales, una capacidad de aprendizaje social normal es un buen indicativo de que el niño prosperará y portanto merece la pena invertir en ello. La imitación indica la presencia de una capacidad social, la capacidadde aprender a predecir lo que los demás harán y sentirán, la capacidad de aprender prácticas grupales y la

    capacidad emocional para comportarse adecuadamente. La imitación nos gusta porque la conducta imitativaes un poderoso indicio de competencia social que me permite predecir que eres muy parecido a mi. Si no teconozco mucho, me tranquiliza ver que te comportas como yo, y así puedo predecir lo que harás; de locontrario generarás en mi ansiedad porque no puedo predecir lo que harás y puedes ser peligroso odesagradable. Imitar a personas simpáticas es más viable que imitar a aquellas ausentes. Esta conductaimitativa no es infalible, pero al menos nos sirve para filtrar a personas que tienen problemas a nivel social,como pueden ser los autistas o los TEA, quienes tienen grandes problemas de integración e interactuacióncon los demás.

    7. NO COMO NORMA  El objetivo de la autora en este capítulo es explicar el modo en que los seres humanos son capaces devalorar que una ley es mala, buena o justa, y hacerlo sin recurrir a una ley más profunda. La evaluación se

    asienta en las emociones y las pasiones que son endémicas en la naturaleza humana, así como en los hábitossociales adquiridos durante la infancia. Los procesos evaluativos sacan el mayor provecho posible de lamemoria y de la capacidad para resolver problemas. La razón no crea valores, sino que se configura en tornoa ellos y los lleva hacia nuevas direcciones.

    Al parecer, la Regla de Oro es una regla aceptada por casi todo el mundo, y parece que nonecesitamos, en un principio, otra cosa para guiar nuestra vida de forma virtuosa. Pero ciertamente, la Reglade Oro falla, pues no está pensada para aplicar a ciertos contextos y siempre dará como resultado unaexcepción a la norma; estas excepciones no son desechables, pues en realidad son de gran trascendencia porque están indicando que la moral que subyace a las normas específicas es algo más parecido a unahabilidad que a una proposición concreta. Por otra parte, tú puedes querer que los demás te hicieran algo a ti, pero yo no quiero eso en absoluto, por lo que la Regla vuelve a fallar, pues su aplicación no puede seruniversal (nazis, fanáticos, etc). Lo mismo ocurre con el filtro kantiano, pues Kant consideraba que eldesapego emocional es necesario para definir las obligaciones morales, pero lo cierto es que las emociones básicas son el modo que tiene la Madre Naturaleza de orientarnos para actuar con prudencia.

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      De todas formas, lo que muestra esta Regla es la importancia que tiene el pensar en cómo se sentiránlos demás para poder construir una vida en común; así educamos a los niños a ser sensibles a las necesidadesy los sentimientos de los demás.

    Lo que podemos llevar a cabo es un cierto tipo de utilitarismo basado en casos y moderado como elde Mill, y no un consecuencialista maximizador, como puede serlo Singer que me obliga a anteponer el bienestar de los niños de África frente a mis propios hijos (va contra el sentido común y vulnera mi libertad).El consecuencialismo sería de gran utilidad si se toma como un conjunto de prototipos morales ejemplares,

    de casos acerca de los cuales todo el mundo puede estar de acuerdo en que el cálculo de las consecuencias prototípicamente óptimas nos sirven de forma adecuada.Si bien lo más acertado es recurrir al mundo, “pues no hay otro lugar donde ir” a la hora de intentar

    resolver conflictos, como diría Owen Flanagan. El proceso de reflexión acerca de las distintas alternativas, lacompresión de la historia y las necesidades humanas, el hecho de ver las cosas desde la perspectiva de losdemás y hablar con ellos puede llevarnos a efectuar una evaluación más acertada de una práctica social alargo plazo. Siempre es mejor eso que depender de unas autoridades morales autoproclamadas y de su listadode normas. El razonamiento basado en casos implica hacer uso de un prototipo almacenado en la memoriaque se parece al caso que nos ocupa en ese momento y resolver la similitud con una respuesta parecida a laanterior. El cerebro además depende de este razonamiento cuando no puede determinar los hechos con precisión.  P. S. Churchland sospecha que los dilemas morales a los que nos enfrentamos en el mundo real

    suelen resolverse mediante la satisfacción de restricciones, y así pues, las analogías basadas en casos, lasemociones y la memoria y la imaginación casi siempre intervienen en este proceso. Si lo que buscamos esuna explicación el terreno que pisamos en nuestra conducta moral, la premisa de que todos seguimos unconjunto específico de normas discursivas para generar esa conducta parece forzada y trillada, como poco.

    8. RELIGIÓN Y MORALIDAD  Una de las tesis más importantes que la autora expone en este libro es que, precisamente, lamoralidad proviene de nuestra propia biología, es real y tan natural como puede serlo. Es decir, no provienede ninguna deidad superior ni de ningún comportamiento ejemplar de ningún sabio, porque entonces, si algoes correcto simplemente porque los dioses dicen que lo es, entonces cualquier pronunciamiento de los dioses, por horrible que parezca desde nuestra perspectiva, es ipso facto correcto. Es más, ¿cómo podemosdeterminar quién tiene un contacto fidedigno con Dios para que nos informe, al resto de morales, acerca del

    modo en que Dios quiere que nos comportemos? Existe una conexión entre moralidad y religión, pero no esmás que un vínculo sociológico, y no metafísico. Si los Diez Mandamientos, en el caso de la religióncristiana, son el punto de partida de la moralidad, entonces para empezar, convierten la intolerancia en unavirtud (quienes no están de acuerdo conmigo en cuestiones morales tienen que estar equivocados), y paraseguir, promueven la arrogancia (yo soy el único que tiene una relación especial con Dios).  La moralidad es un fenómeno natural por tanto: limitado por las fuerzas de la selección natural,arraigado en la neurobiología, moldeado por la ecología local y modificado por los avances culturales. Si setienen unas redes neuronales normales, el dolor de ser rechazado y el placer del sentimiento de pertenencia junto con la imitación de las personas a las que admirados, dan pie a poderosas intuiciones sobre lacorrección o equivocación absolutas de las distintas conductas; así que cuando se defiende que la concienciaes nuestra guía en las decisiones morales, eso es correcto, porque la conciencia nos la formamos con loanteriormente expuesto. De todas formas, esa conciencia, esa voz interior, es siempre sensible a los avances

    del conocimiento, a las experiencias de la madurez, a los fármacos, a la escasez de sueño... Es como unespejismo auditivo que el cerebro genera cuando ejercita su capacidad para resolver problemas. Nuestramoralidad está asentada en nuestra biología, en nuestra capacidad para sentir compasión y en nuestracapacidad para aprender e imaginar.

    Sabemos que la confianza tiene mucho que ver con la oxitocina y la vasoprenina respectivamente,así como sus receptores, el circuito de estructuras límbicas, el tallo cerebral y las estructuras de la corteza prefrontal. Una vez dicho esto, sabemos que la confianza se genera en varios ámbitos más amplios que los dela familia porque hemos crecido en una cultura de instituciones reguladas desde hace mucho tiempo, ynuestra confianza en estas instituciones radica en un conocimiento profundo sobre el modo en que puedenser merecedoras de nuestra confianza. La creación de instituciones estables que nos permitan fiarnos deciertas transacciones sin tener que estar pidiendo siempre muestras de confianza, permite que personas queapenas se conocen confíen las unas en las otras, y así se refuerza el bienestar mutuo. Esta relación deconfianza no es posible, por otra parte, si no se aplica forzosamente unas reglas del juego. En definitiva,debemos de saber algo para albergar una creencia razonable sobre quién puede ser de fiar para obtener losdatos técnicos que necesitamos.

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    TEMA 3. PROBLEMAS FUNDAMENTALES: LA PROTOMORAL

    Frans De Waal, El mono que llevamos dentro 

    1.   Nuestra familia antropoide2.  Poder3.  Sexo

    4. 

    Violencia5.  Benevolencia6.  El mono bipolar

    1.NUESTRA FAMILIA ANTROPOIDE.Este libro tratará de dar a ver los paralelismos que se establecen entre el comportamiento primate y

    el nuestro, con igual consideración para lo bueno, lo malo y lo desagradable. Está claro que heredamos denuestros primos primates la capacidad de ponerse en el lugar del otro, así como las luchas por el poder yel sexo. Pero, históricamente, (desde que Darwin anunció que proveníamos del mono) esto no nos hacesentir demasiado orgullosos, dado que seguimos diciendo, cuando alguien se comporta de forma bruta,que es un “animal”, y sin embargo, cuando alguien hace una buena obra de caridad o del estilo,ensalzamos su “humanidad”. El hecho de que estamos emparentados con los grandes antropoides, tansólo comenzó a reconocerse cuando la gorila Binti Jua salvó a un niño de tres años de una caída de cinco

    metros en el zoo. La cabeza de Jano. Debemos aceptar que nuestra naturaleza es una mezcla del carácter chimpancé por un lado, y del carácter bonobo por otro, puesto que, después de saber lo que sabemos acerca de estosdos antropoides, es ridículo intentar llegar a la conclusión de saber a quién nos parecemos más, si al uno oal otro. La respuesta es: a los dos; somos una mezcla de la brutalidad y el afán de poder del chimpancé yla amabilidad y el erotismo del bonobo, quien no distingue entre sexualidad y afecto (la forma mediantela cual resuelve conflictos es echando mano del sexo). Y siendo así, lo que nos permite hacernos una ideade las ansias y necesidades de los otros y ayudarlos, es la empatía que hemos heredado de nuestros

     primos. Asimismo, esta empatía nos permite herir al prójimo de manera deliberada, porque la compasióny la crueldad dependen de imaginar cómo afecta nuestro comportamiento en los otros. A veces, loschimpancés infligen dolor a los demás con la única finalidad de combatir su propio aburrimiento. Laempatía es por consiguiente un arma de doble filo, según Frans De Waal.

    Uno resuelve los asuntos sexuales mediante el poder, mientras que el otro resuelve las luchas de

     poder por medio del sexo.Chimpancés y bonobos son igualmente relevantes para la evolución humana, y aunque se busqueel ancestro común del que todos derivamos, con el cual el bonobo o el chimpancé podría compartir más omenos características, aún no podemos decidirnos por una u otra especie que sea relevante para laevolución humana. Quizás el bonobo se acerca más puesto que se supone que es el antropoide que menosha cambiado, pues nunca ha abandonado la selva húmeda.

     Lo que dicen los nombres. Vemos, según el nombre científico que se les ha otorgado, que el bonobo es una deidad cabría diminuta, mientras que el chimpancé es una deidad cabría cavernícola. Ladiferencia más acusada entre unos y otros es el tamaño, pues en los chimpancés es necesario que elmacho sea mucho más grande que la hembra para controlar su harén. En los bonobos sin embargo, eltamaño entre macho y hembra apenas se diferencia, -y en esto los humanos nos parecemos a ellos-,

     puesto que se trata de una organización matriarcal por lo que el macho no necesita someter a la hembra,ni viceversa. Las hembras son las que controlan el reparto de comida, dado que casi siempre hay en

    abundancia, pues se alimentan con mucha fruta. Así pues, la fuerza no es requerida, como en el caso delchimpancé, para la obtención del alimento.

     Hijos de mamá. En el caso de los bonobos, es la hembra la que emigra hacia otro grupo (cosaesencial en la diversidad de genes y la prevención de la endogamia); así pues los machos disfrutan de la

     protección de sus madres, y aquéllos que tengan madres influyentes ascenderán en la jerarquía y serántolerados a la hora de comer.

    Un barniz de civilización. Después de la Segunda Guerra Mundial, se propagó el pensamiento deque la humanidad había dado al traste con el barniz de civilización que le protegía, y salió de debajo deesta capa la verdadera naturaleza humana: el asesinato como marca de Caín de la humanidad. Se propagóuna corriente que decía que el egoísmo era bueno para la humanidad, pues se encargaba de ser la fuerzaque llevaba al cambio; tanto políticos (Margaret Tatcher o Reagan) como biólogos se encargaban de“demostrar” esto, tomando la figura de Darwin para respaldar esta teoría, haciendo creer que los sereshumanos necesitaban elevarse por encima de la naturaleza. Nada más alejado de la realidad: nuestra

    humanidad se asienta precisamente en los instintos sociales que compartimos con otros animales; Darwincreía que la gente nace con una predisposición moral y que el comportamiento animal respaldaba esta

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    idea. Se ve que la resolución de dilemas morales activa centros emocionales muy antiguos en lo máshondo de nuestro cerebro. Así pues, la toma de decisiones se asienta en millones de años de evoluciónsocial, y esto es bastante difícil de conciliar con la teoría de que la moralidad es un barniz cultural oreligioso.

     Nuestra cara diabólica. De la cabeza de Jano, el chimpancé sería la cara diabólica. Numerososestudios de la época demostraban que este animal era cruel y mataba sin compasión a individuos de su

    misma especie, por lo que esto, sumado con la idea anterior, daba como resultado la explicación erróneade nuestra naturaleza: provenimos del mono asesino, así que estamos hechos para ser implacables. Perotambién se hubiera podido demostrar lo contrario: que no somos tan agresivos como se cree; pero laciencia había sentenciado empujada por el ambiente de la época. Ahora vemos que quizás nuestraevolución no se vio forzosamente a estar manchada de sangre, tal y como se creía (el homínido triunfantemató al diferente), puesto que es probable que los homínidos triunfantes, simplemente fueran másresistentes al frío, o mejores cazadores, y después absorbieran a los menos exitosos por mestizaje. Laselección natural favorece a los organismos que sobreviven y se reproducen, simple y llanamente, así quecualquier organismo que sobreviva haciéndose más o menos agresivo, más o menos compasivo,

     propagará sus genes. El mono en el armario. Como vemos, la compasión y la “humanidad” no es sólo cosa de humanos,

     por lo que la teoría de que la bondad es invento humano, tanto como la del barniz, se desmoronan. Perodigamos que esto no convenía sacarlo a la luz cuando se descubrió el que un chimpancé extremadamente

    amable, no era otra cosa sino un bonobo. Su sexualidad y su pacifismo ponían problemas para levantar laopinión general del “mono asesino”, teoría que con estos hallazgos, comenzó a debilitarse. El análisis de los antropoides. Tras estudios en antropoides en cautividad, que nunca pueden

    reemplazarse al estudio del comportamiento natural, se ha visto que los chimpancés y los bonobos tienensentido del tiempo: del pasado, del presente y del futuro, pues se despiden de sus amigos, y son capacesde indicar a los cuidadores dónde escondieron compañeros suyos golosinas la noche pasada para que selas proporcionen. También reconocen perfectamente caras de animales de su misma especie, tal y comonosotros lo hacemos con las nuestras.

    2.PODER. Maquiavelo en nuestra sangre Dos contra uno. El ataque de Yeroen y Nikkie contra Luit dejó claro que los chimpancés pueden

     planear a largo plazo tácticas coordinadas que desbanquen el poder de un determinado individuo. Erandos contra uno, y por muy fuerte que Luit fuera, acabó muerto a manos del viejo zorro y el chimpancé

    más joven. La política humana de coaliciones funciona exactamente igual. El poder, al igual que en loshumanos, es el primer motor del chimpancé macho, una obsesión constante que proporciona grandes beneficios cuando se obtiene y una intensa amargura cuando se pierde.

     Machos en su pedestal . Las ventajas de acceder a un rango elevado deben ser enormes; de locontrario, la selección natural nunca habría favorecido esta ambición temeraria. Temeraria porque losniveles de estrés que acarrean los altos cargos pasan una dolorosa factura al organismo de los animales,que se expresa en los niveles más o menos elevados de cortisol en sangre. Toda la evolución gira en tornoal éxito reproductivo, y aunque los animales no son conscientes de esto plenamente, actúan en derredor de

     buscar el mayor porcentaje de posibilidades de propagar sus genes. En consecuencia, los machos son másagresivos y están dispuestos a la pelea, y tienden a esconder su propia debilidad por ello. Las hembrassólo compiten si es necesario, y lo que buscan es la calidad: eligen al compañero sexual más sano yvigoroso para que su descendencia herede buenos genes. En las especies monógamas, las hembras

     prefieren machos gentiles, protectores y buenos proveedores. El poder para los machos es un poderoso

    afrodisiaco y además es adictivo, por lo que cuando lo pierden, parecen envejecer diez años de golpe.Una tendencia arcaica. Las relaciones de poder se tratan como un tema tabú: los buscadores de

     poder son siempre otros. Pero realmente debe verse esta tendencia como algo profundamente arraigado ennuestra naturaleza, siendo las jerarquías necesarias para el buen funcionamiento de las cosas en algunasespecies. Saber quién manda y qué puesto ocupa quién da una seguridad que abre paso a una actuaciónmás libre de temor. Aunque nadie quiere ser calificado de maquiavélico, la mayoría de nosotros lo es.

     Arrastrarse en el polvo. Las jerarquías, como antes decíamos, son absolutamente necesarias paravivir, pues la armonía requiere estabilidad, y ésta depende en última instancia de un orden social bienreconocido. Cuanto más clara está la jerarquía, menos necesita reforzarse; una jerarquía estable eliminatensiones y reduce confrontaciones, y todo el mundo está mejor, siendo esencial la clarificación de la

     jerarquía para la colaboración. Así pues, los machos menos poderosos evitarán confrontaciones con elmacho alfa; tal y como hacemos los humanos con nuestra voz: subimos de tono para demostrar que el quemanda aquí soy yo. Y votamos a aquel político que menos somete su voz a la del presentador de turno.

     El poder femenino. La solidaridad femenina frente a la adversidad es algo muy antiguo; puesto queno pueden sobrepasar al macho en fuerza, la solidaridad para unirse en fundamental. En relación a los

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     bonobos, vemos que viven en una sociedad matriarcal, lo cual pone de manifiesto que se ha creado untipo distinto de macho, quien está menos estresado que sus primos los humanos y los chimpancés, puescarece de control sobre su propia vida ya que la jerarquía masculina será un tema que correrá a cargo delas madres. Dada la dominancia masculina en la evolución humana, nadie quería ser el primero en haceruna afirmación tan escandalosa: en los bonobo las hembras son las que mandan. Así pues, algunoscientíficos insisten en que los machos no son subordinados, sino simplemente “caballerosos”. A pesar de

    todo, las tensiones no están ausentes porque aunque sean las madres, menos violentas, las que tejan loshilos jerárquicos, se están debatiendo la propagación de sus propios genes a través de sus nietos, por loque el rango reporta grandes beneficios siendo así (se preocupan no sólo por su propia descendencia, sino

     por la descendencia de su descendencia; otra prueba más para afirmar que hacen planes a largo plazo ytienen visión de futuro). La jerarquía en el caso de las hembras se relaciona con la edad: una hembra másmayor tendrá más poder. En el caso de los machos, el ir cumpliendo años no supone ninguna ventaja. Así,las hembras maduras ponen en su sitio a las jóvenes negándose a compartir comida o apartándose a unintento de acicalamiento, lo que supone apretar los tornillos emocionales de la joven.

     La fuerza es la debilidad . A veces, la parte más poderosa resulta a menudo el aliado políticomenos atractivo. Los actores secundarios, por otra parte, pueden situarse en una intersección desde la que

     juegan con ventaja. Las partes prefieren integrarse en una coalición lo bastante grande como paraimponerse, pero lo bastante pequeña como para tener peso dentro de ella.

     La carta magna de los antropoides. El grupo destituirá a su líder en cuanto deje de ser imparcial y

    comience a favorecer a alguna de las partes en la solución de conflictos, o cometer abusos de poder y serdemasiado autoritario; por tanto, ser justo e imparcial es una característica necesaria que debe de tener unindividuo si aspira a ser líder del grupo. De lo contrario, mejor que ni lo intente pues puede correr elriesgo de morir a manos de su propia familia. Los miembros del grupo respaldarán al árbitro másefectivo, proporcionándole la amplia base necesaria para garantizar la paz y el orden. La democraciasatisface así de manera elegante dos tendencias humanas a la vez: la voluntad de poder y el deseo demantenerlo bajo control. La democracia es un proceso activo: reducir la desigualdad requiere esfuerzo.

     El trasero del mono. “Cuanto más alto sube un mono, más se le ve el trasero”. Los machos quemiran por los oprimidos son los más queridos y respetados. La ironía es que nunca habríamos llegado aeste punto, ni desarrollado la necesaria solidaridad de base, de no haber sido animales jerárquicos deentrada.

    3.SEXO. Kama Sutra primate

     Envidia del pene. ¿Para qué sirve el clítoris? Existen dos opiniones al respecto: el clítoris no esmás que un “glorioso accidente” de la evolución, o el clítoris evolucionó para permitir experienciasorgásmicas que convirtieran el sexo en un placer adictivo. Estas dos visiones enfrentadas también sealinean con ideologías opuestas sobre el lugar que le corresponde a la mujer en la sociedad. Después detodo, puede que varones y mujeres sean bastante más similares de lo que nos han hecho creer lasencuestas publicadas sobre conducta sexual. Puesto que la reproducción es un asunto más rápido para losmacho que para las hembras, a menudo se argumenta que ambos sexos debería diferir sustancialmente ensus tendencias sexuales. Pero no todo el sexo se reduce a engendrar descendencia, ni en nuestra especie nien muchas otras. La separación estricta entre lo social y lo sexual es un rasgo universal humano: el sexo yel deseo sexual pasan a la clandestinidad cuando sale el sol, y necesitamos imperiosamente estaseparación porque nuestras sociedades están construidas en torno a unidades familiares que implican lacontribución paternal a la crianza, además del cuidado maternal propio de los mamíferos. Si el sexo esuna fuente de tensiones, una manera de mantener la paz es limitar su visibilidad; los humanos hemos

    llevado esta tendencia hasta esconder cualquier parte de nuestro cuerpo excitante o excitable. En cuanto ala postura sexual, la de cara a cara, o misionero, es especial, porque permite el intercambio emocional; los

     bonobos prestan atención a las caras y las vocalizaciones de sus parejas sexuales, regulando la velocidaddel vaivén según la respuesta que perciben. Así pues, descartamos la idea de que el sexo esté solamentedestinado a la procreación, pues hay tres cuartas partes de la actividad sexual que no tiene nada que vercon la reproducción. En los bonobos, lo que vemos es, en vez de una interminable orgía, una vida socialsazonada con fugaces episodios de intimidad sexual.

     Bonobos bi. Si su única función fuera la reproducción, seguramente el sexo no necesitaría ser tangrato. La búsqueda de placer es la principal razón por la que la gente practica más el sexo de loestrictamente necesario para la reproducción. Pero los chimpancés, en este caso, son la excepción, pues suvida sexual es pobre en comparación con la nuestra y la de los bonobos, tanto en libertad como en el zoo.Dado que el sexo es tan placentero, la cuestión de los dos géneros es: ¿y si nos hemos dejado lavar elcerebro para aceptar un esquema dicotómico? Las preferencias sexuales parecen constitucionales lo que

    implicaría que son innatas, o al menos, que surgen en una fase temprana de la vida, y hasta ahora no hayevidencia de una diferencia genética sistemática entre homosexuales y heterosexuales. Mientras la

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    atracción hacia el propio sexo no impida la atracción hacia el sexo opuesto, su evolución no tendría porqué verse obstaculizada. Los vínculos entre individuos del mismo sexo pueden tener tintes sexuales queafloran sólo en ciertas circunstancias. El bonobo es un antropoide instructivo pues no conoce

     prohibiciones sexuales y apenas tiene inhibiciones, y hasta donde sabemos, no hay bonobos sólohomosexuales o heterosexuales, pues todos tienen contactos sexuales con casi toda clase de parejas. Laheterosexualidad debe de ser más primitiva que la homosexualidad, pues estaba orientada a la

    reproducción y a la supervivencia de la especie, así que la homosexualidad tuvo que venir después, siendouna aplicación adicional del impulso sexual. En el bonobo, el uso del sexo tiene muchísimas funciones:desde la reproducción a la expresión de afecto.

     De damas y vagabundos. La cuestión central aquí es el infanticidio. Se ve que en los bonobos es prácticamente nulo, pues es obvio el beneficio evolutivo que supone su desaparición; se cree que esto puede darse porque en la sociedades más liberales sexualmente hablando, y que por lo tanto practicanmás libremente el sexo, se da un aumento de la oxitocina, una hormona que inhibe la agresión y queinspira una actividad pacífica. Estas sociedades por tanto suelen ser más pacíficas y tolerantes. Sinembargo, en sociedades como las del chimpancé, el infanticidio es bastante común, dado que los machosalfa suelen matar a todas las crías engendradas por el macho alfa anterior, para asegurarse de que son susgenes los que se transmiten, y no otros. Éste es el problema existente en las especies que no sonmonógamas, pues no pueden estar seguros al cien por cien que las crías que nacen son suyas, por lo que

     para asegurarse, las matan.

    Cinturones de castidad . La ayuda paterna permite acortar la lactancia, lo que explica por quénosotros colonizamos el planeta entero y los antropoides no. Pero, puesto que los machos sólo estándispuestos a cooperar en la crianza de su propia progenie, el control de la sexualidad femenina seconvirtió en su lucha constante. Las leyes reguladoras de la conducta sexual son aplicadas siempre conmás rigor a las mujeres que a los varones, y esto lo vemos en los calificativos dedicados a las adúlteras,

     pues son mucho peores que los dirigidos a los adúlteros. Los machos promiscuos son poco dados alcompromiso, pues como no tienen la posibilidad de distinguir su propia progenie de la ajena, tienen pocosmotivos para ocuparse de la infancia. La familia nuclear se originó a partir de la tendencia masculina aacompañar a las hembras con las que se habían apareado para mantener a raya a sus rivales infanticidas.Este convenio se habría ampliado para incluir la colaboración paterna en la crianza. Por ejemplo, el padre

     podría haber ayudado a su compañera a localizar árboles con fruta madura, capturar presas ycompartirlas, o cargar con sus retoños. Él mismo podría haberse beneficiado del talento de su compañera

     para el uso de herramientas con precisión y de su recolección de bayas y frutos secos. La madre a su vez

     podría haber empezado a ofrecer sexo a su protector para impedir que se fuera con cualquier otra hembraatractiva que pasara por allí. Cuanto más invertían ambas partes en este convenio, mayor era elcompromiso adquirido. Por eso se hizo cada vez más importante para el macho que los hijos de su parejafueran suyos y sólo suyos. La motivación del control masculino sólo aumentó cuando nuestros ancestrosdejaron la vida nómada para hacerse sedentarios y comenzaron a acumular bienes materiales. Además degenes, ahora eran riquezas lo que se legaba a la siguiente generación. Dada la diferencia de tamaño entrelos sexos y a excelente cooperación masculina, cabe pensar que la dominancia masculina siempre hacaracterizado nuestro linaje, y que probablemente la herencia siempre ha sido patrilineal.

     El gran inseminador. Se cree que fue Gengis Jan, pues no menos de un ocho por ciento de losvarones posee cromosomas Y virtualmente idénticos, lo que sugiere que todos descienden de un únicoantepasado. Los hombres más poderosos acaparan a más mujeres y dejan más descendencia. Pero larivalidad a ultranza ha sido reemplazada por un sistema en el que todo varón tiene opción de formar unafamilia, y la comunidad entera sanciona y respeta el enlace con su pareja. Irónicamente, cuanto más

    absoluto es el dominio de un macho, más pequeños son sus testículos, pues ningún otro macho tieneacceso a las hembras del dueño del harén, y puesto que sus espermatozoides no encuentran competencia,una pequeña cantidad basta. Nuestros testículos pequeños indican que la mayor parte de nuestrosancestros no competía por inseminar a las mismas hembras.

     Joven y núbil . Parece ser que tanto en los chimpancés como en los bonobos, las hembras madurasson más atractivas que las jóvenes; de hecho, si una hembra joven quiere sexo, tiene que pedirlo, mientrasque las maduras sólo deben esperar a que los machos vayan a ellas. Quizá prefieran una pareja sexual queya haya tenido por lo menos un par de hijos saludables. Hay una limitación que ningún animal puedeeludir: para cosechar los frutos de la reproducción, se debe de evitar la endogamia. La solución natural aeste problema es la migración femenina. En los bonobos no nos sorprende que la única combinaciónsexual ausente en su sociedad, sea las relaciones entre madres e hijos.

    Tentaciones voluptuosas. En lo más básico, seguimos siendo individuos que buscan maximizar larepresentación de sus genes en la siguiente generación. Al incrementar la certeza de la paternidad,

    allanamos el camino para una implicación masculina creciente en el cuidado de la prole. En el proceso,tuvimos que limitar el sexo fuera de la familia nuclear; hasta nuestros testículos reducidos nos cuentan

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    una historia de compromiso aumentado y libertad recorta