Charles Baudelaire

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CHARLES BAUDELAIRE (1821-1867) LAS FLORES DEL MAL 1.VIDA Y OBRA Joseph-François Baudelaire, ex sacerdote que había abandonado los hábitos, se casó en 1817 con Caroline Dufayis, una mujer mucho más joven que él. De esta unión, nació el 9 de abril de 1821, Charles Baudelaire. A los seis años, murió su padre y Caroline Dufayis, viuda de Baudelaire, se volvió a casar, al año siguiente, con quien sería el odiado padrastro del futuro poeta: un militar, el comandante Jacques Aupick. La infancia de Baudelaire se desarrollará, pues, según los destinos del comandante. En 1830, ya teniente coronel, se le destina a Lyon para reprimir los motines; allí se instala con su mujer y su hijastro en 1831. A partir de 1832, Baudelaire cursa sus estudios en el colegio real de Lyon. Cuatro años más tarde, el ya coronel Aupick vuelve a París, y Baudelaire ingresa como interno en el Liceo Louis- le-Grand donde obtiene premios de versos latinos. Es alumno brillante, aunque poco disciplinado y nada conformista; por estas razones, se le expulsa en 1839, aunque aprueba el examen de bachillerato superior. En esa época, el coronel Aupick es ascendido a general de brigada. En 1840-1841, Baudelaire se matrícula en la Facultad de derecho. Al mismo tiempo, conoce a Gérard de Nerval, a Balzac y a otros escritores del momento. Su vida de estudiante es la de la bohemia dorada, que estudia poco y se divierte mucho. Es la época en que Baudelaire tuvo relaciones con una prostituta, Sara, apodada «La Locuchette», quien, según la crítica erudita, le transmitió la sífilis. En vistas de que no iba a ser abogado, sus padres intentan que prospere en el comercio. Para ello, le hacen embarcar, el 9 de junio de 1841, en un buque rumbo a la India. Pero después de la escala en Isla Mauricio, el futuro poeta vuelve a Francia. Desde Burdeos, escribe a sus padres diciéndoles que vuelve siendo otro, más cuerdo. Ya es mayor de edad, de modo que cobra la herencia paterna, abandona la casa de sus padres y se instala en la isla Saint Louis. Conoce entonces a Jeanne Duval, una oscura actriz del teatro de bulevar, una mulata que será su amante 1

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1. Vida y obra2. Baudelaire poeta3. Los temas de la poesia de Baudelaire4. Las flores del mal 4.1. Comentario de los poemas propuestos5. Bibliografia

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CHARLES BAUDELAIRE (1821-1867)

CHARLES BAUDELAIRE (1821-1867)

LAS FLORES DEL MAL

1.VIDA Y OBRA

Joseph-Franois Baudelaire, ex sacerdote que haba abandonado los hbitos, se cas en 1817 con Caroline Dufayis, una mujer mucho ms joven que l. De esta unin, naci el 9 de abril de 1821, Charles Baudelaire. A los seis aos, muri su padre y Caroline Dufayis, viuda de Baudelaire, se volvi a casar, al ao siguiente, con quien sera el odiado padrastro del futuro poeta: un militar, el comandante Jacques Aupick.

La infancia de Baudelaire se desarrollar, pues, segn los destinos del comandante. En 1830, ya teniente coronel, se le destina a Lyon para reprimir los motines; all se instala con su mujer y su hijastro en 1831. A partir de 1832, Baudelaire cursa sus estudios en el colegio real de Lyon. Cuatro aos ms tarde, el ya coronel Aupick vuelve a Pars, y Baudelaire ingresa como interno en el Liceo Louis-le-Grand donde obtiene premios de versos latinos. Es alumno brillante, aunque poco disciplinado y nada conformista; por estas razones, se le expulsa en 1839, aunque aprueba el examen de bachillerato superior. En esa poca, el coronel Aupick es ascendido a general de brigada.

En 1840-1841, Baudelaire se matrcula en la Facultad de derecho. Al mismo tiempo, conoce a Grard de Nerval, a Balzac y a otros escritores del momento. Su vida de estudiante es la de la bohemia dorada, que estudia poco y se divierte mucho. Es la poca en que Baudelaire tuvo relaciones con una prostituta, Sara, apodada La Locuchette, quien, segn la crtica erudita, le transmiti la sfilis. En vistas de que no iba a ser abogado, sus padres intentan que prospere en el comercio. Para ello, le hacen embarcar, el 9 de junio de 1841, en un buque rumbo a la India. Pero despus de la escala en Isla Mauricio, el futuro poeta vuelve a Francia. Desde Burdeos, escribe a sus padres dicindoles que vuelve siendo otro, ms cuerdo. Ya es mayor de edad, de modo que cobra la herencia paterna, abandona la casa de sus padres y se instala en la isla Saint Louis. Conoce entonces a Jeanne Duval, una oscura actriz del teatro de bulevar, una mulata que ser su amante durante muchos aos y que inspirar no pocos poemas de Las flores del mal.

En estos aos, escribe sus primeros poemas, colabora en revistas y escribe una novela corta pero no encuentra editor. Sigue llevando una vida disipada; se cambia varias veces de domicilio, compra muebles, cuadros, tapices, todos caros, viste de dandy y da fiestas esplndidas en sus sucesivos pisos. De tal modo que en poco tiempo ha dilapidado la mitad de su herencia. Sus padres, inquietos por su futuro, le someten a las decisiones de un consejo de familia, figura jurdica que, en determinados casos, poda someter a un adulto a una tutela y administrar sus bienes. El 21 de septiembre de 1844, el consejo de familia decidi que, en adelante, percibira una pequea renta mensual de 200 francos. El notario Ancelle fue el encargado de llevar sus intereses econmicos. Baudelaire reaccion violentamente; se sinti humillado y este sentimiento le acompaara hasta su muerte.

En 1845, conoci a varios artistas y msicos en fiestas y empez a consumir hachs. Se dedica a la crtica de arte: en abril, se pone a la venta su Saln de 1845. Las revistas empiezan a publicar poemas sueltos, como A una dama criolla ( une dame crole), que luego formarn parte de Las flores del mal. Sufre una crisis moral que le lleva a un intento de suicidio (Me mato porque soy intil para los dems y peligroso para m mismo). Luego anuncia la publicacin de un libro de poemas titulado Las lesbianas (Les lesbiennes).En esa poca se empiezan a publicar traducciones de las obras de Edgar Allan Poe. Fascinado, Baudelaire, que no sabe ingls, aprender lo suficiente para poder leer, y posteriormente traducir, las obras del poeta americano. Sigue dando a la prensa y a las revistas pequeos trabajos. Las jornadas de la Revolucin de 1848 (24-26 de febrero) ven a Baudelaire en la calle, gritando que hay que matar al general Aupick. Funda una revista que tendr dos nmeros. Y el 15 de julio publica su primera traduccin de Poe, La revelacin magntica (La revlation magntique) y un poema, El vino (Le vin). En 1849, descubre y admira a Wagner, que acaba de estrenar Tannhuser en Paris. El ao siguiente, se publican tres poemas suyos, al tiempo que anuncia la edicin de un libro de poemas titulado Los limbos (Les limbes): tal es el segundo ttulo de lo que iban a ser Las flores del mal.

Hasta 1856, ir traduciendo obras de Poe de manera continuada y las ir publicando en diversos peridicos. Admira mucho a Thophile Gautier, por lo que le dedicar Las flores del mal.

El 30 de diciembre de 1856, Baudelaire vende al editor Poulet-Malassis un libro de poemas, Las flores del mal. Muere el general Aupick el 28 de abril de 1857 y el libro se publica el 25 de junio. Despus de un artculo de Gustave Bourdin en Le Figaro, el 5 de julio, se embarga la edicin por orden de la autoridad. Se organiza una campaa de defensa del poeta y de su obra, pese a la cual, el 20 de agosto, despus de un proceso, Baudelaire, su editor y el libro son condenados por atentar contra la moral pblica. Tal era la poltica de orden moral del gobierno de Napolen III: el mismo ao, proces a Flaubert por Madame Bovary, aunque fue absuelto.

Baudelaire, firma en 1860 un nuevo contrato con Poulet-Malassis para una segunda edicin de Las flores del mal, aceptable por parte de la censura, enmendada, respecto de la de 1857, mediante la supresin de los poemas prohibidos, y el aadido de textos nuevos, como El albatros o Sisina. Esta segunda edicin se public en 1861 sin problemas. En 1864, emprende un viaje a Bruselas para dar una serie de conferencias, de la que espera mucho para lanzarse y ganar un dinero del que, como siempre, anda escaso. Desanimado por el poco xito de su actuacin, enfermo y amargado, toma apuntes para un libro vengativo sobre Blgica.

EL 15 de marzo de 1866, Baudelaire sufre un ataque cerebral en la iglesia Saint-Loup de Namur. No se repondr de esta hemiplejia, que se repetir el da 30 en Bruselas; ya afsico, el poeta ser llevado a Paris, acompaado por su madre, a la clnica del doctor Duval.

Despus de un ao de agona, el 31 de agosto de 1867, muere Baudelaire; la propiedad literaria de sus obras fue vendida a subasta. Las publicaron, en siete volmenes, Banville y Asselineau entre 1868 y 1870.

2. BAUDELAIRE POETAEn el momento en que Baudelaire alcanza los veinte aos, el Romanticismo est en su apogeo: la repblica de las letras cuenta con hombres como Lamartine, Victor Hugo, Musset, Vigny. Sus obras fueron las lecturas del joven Baudelaire, aunque su instinto los rechaza como modelos. Haba que ser, pues, un gran poeta, sin ser ni Hugo, ni Vigny, ni Musset ni Lamartine.

La obra de Baudelaire deba ser, por tanto, una respuesta al Romanticismo, a la esttica de 1830; se explica que, sin tener mucho que ver con ellos, Baudelaire simpatizara con el Parnaso, la escuela del arte por el arte, con Leconte de Lisle en cabeza, con Banville, Heredia y Gautier. La actitud de Baudelaire, nica en su poca, antes de prefigurar el Simbolismo, que se relacionar con l, aparece, pues, como la de sus contemporneos los parnasianos, como una necesaria puesta en orden del lirismo fcil, del canto apasionado, a veces inconsistente y ampuloso, que fue el peor Romanticismo. A la hora de hacer obra de poeta, habr que olvidarse de los dictados de una inspiracin complaciente, para invertir en el estudio, en una obra reflexiva que debe ms a la elaboracin efectuada a partir de la materia sensible que a la materia misma. Esta actitud explica que Baudelaire esperara tantos aos para publicar un nico libro, Las flores del mal, tras infinitas correcciones, recelos, dudas y borradores. Pero si Baudelaire se opone al Romanticismo por su actitud respecto a la labor del poeta, del mismo modo que se aparta de toda filosofa, de toda moral a priori, de todo estilo discursivo y de todo didactismo poltico, le debe al menos en apariencia el satanismo, moda de los aos 1840, que le permite abordar el problema central de su obra, el Mal, con una complacencia que ha sido mal entendida por sus primeros jueces y por la mayora de la crtica que gusta de echarle la etiqueta de poeta maldito. Y si Baudelaire se convierte en el padre de la poesa moderna, si es capaz de integrar y superar el Romanticismo, descubriendo, al mismo tiempo, su propia personalidad, es gracias al descubrimiento de Poe.

Baudelaire empez a leer la obra de Poe hacia 1847. Su admiracin fue inmediata y total: el balance, al final de su vida, lo dice bien claro; son cinco volmenes de traducciones, muchas de ellas con introducciones del ms alto inters. El examen de la obra demuestra que este entusiasmo debe matizarse y que ms valdra hablar de coincidencia en lo esencial, que es la poesa. Dos grandes personalidades entran en contacto, y el joven se reconoce, se revela a s mismo en el espejo del viejo; como dice me dediqu bastante tiempo a Poe porque nos parecemos un poco. Poe le proporcion la confirmacin de lo que sospechaba; le dio seguridad. Poe y Baudelaire desentonan en su pas y en su tiempo. El rechazo de la sociedad moderna, de la sociedad industrial, del capitalismo salvaje caracterstico de aquellos aos es comn a ambos poetas. Se comprende que el pensamiento del poeta est enteramente dirigido, como lo ser en Blgica, en contra de la Francia del Segundo Imperio, la Francia del dinero, de las ambiciones frustradas, de los burgueses arrogantes, del pueblo laborioso y peligroso; es la Francia que condena a poetas y a novelistas, ignora a Stendhal, desconfa de la inteligencia y convierte a Victor Hugo en el smbolo de la oposicin.

Si Baudelaire admira a Poe es tambin por el insaciable anhelo espiritual que manifiesta constantemente y que Baudelaire comparte con l. Debe eliminarse la imagen moralizante de un Baudelaire depravado, vago, lascivo y blasfemador; Baudelaire fue un joven al que el placer y la diversin le atraan; fue uno ms de los jvenes artistas de su generacin, alegre y despreocupado. Era un adolescente emancipado, que disfrutaba de su recin estrenada libertad y caa, como cualquiera, en todas las trampas de la facilidad. Pero Mi corazn al desnudo revela un Baudelaire piadoso, sumiso ante Dios, humilde y respetuoso, animado por una fe ardiente e insaciable, por un deseo de salvacin del que habr que acordarse al leer su obra. Poe y Baudelaire han recorrido juntos el sendero que lleva a Dios y a la belleza. Entre Poe y Baudelaire hay que concebir una comunidad espiritual y esttica que teje entre los dos poetas una visin comn del mundo y de la obra de arte, que se nutre a la vez de las aspiraciones ms generosas, ms humanistas, y tambin de la concepcin pesimista del hombre y de su maldad natural, su mediocridad, su hipocresa y su ceguera.

3. LOS TEMAS DE LA POESA DE BAUDELAIRE

Uno de los clichs ms trillados considera a Baudelaire como el poeta de la vida moderna, el primero que se interesa por las ciudades. Si lo es ser para decir hasta qu punto detesta la ciudad tentacular, que, para l, es el lugar geomtrico de la desgracia humana. Y el campo no vale mucho ms. No ser nunca el eterno globe-trotter entusiasmado por las locomotoras y la tcnica moderna. Sus viajes son imaginarios, pero sus sufrimientos son reales. Baudelaire aparece como poeta en medio del mundo por repulsin, no por adhesin; y por esta razn el mundo lo rechaz.

No tiene mucha mejor opinin de la sociedad burguesa a la que reprocha su mojigatera y su hipocresa, su egosmo, su cinismo, en pocas palabras: su falsedad engreda. Baudelaire detest una sociedad que no entenda a unos franceses que, segn dice, se parecan todos a Voltaire, enemigos de las rosas, enemigos de la poesa. Su actitud de dandi sirve para establecer distancias, para intentar distinguirse, alcanzar en el aspecto ms exterior y superficial aquella perfeccin que le obsesiona; es el ltimo lance heroico en las sociedades decadentes; ser, pues, una actitud asctica, un ejercicio espiritual de alto coste pues reduce a la ms total soledad- que edifica una barrera entre el mundo inaceptable y el ser dolido, con el riesgo de que caiga en la apata, en lo que Baudelaire llama su pereza. Ser la imagen concreta de su angustia vital, parlisis y prdida de las facultades humanas de quien est inmerso en un mundo desproporcionado, en el que todos los valores espirituales han sufrido inflacin, el trueque y la deformacin, la especulacin que nos aleja del innocent paradis des amours enfantines. El satanismo, el cantar, suscitar el Mal, desvelarlo por doquier es otra manera de establecer distancias: el poeta, lcido, no suscribe el consenso, no se vela la faz pdicamente; dice con claridad lo que todos quieren callar.

Lo que engendra el spleen est escrito en el primer verso del libro: el pecado, el error, la idiotez, la avaricia, y la lista no es exhaustiva. Es el mundo moderno, el hombre moderno, los valores modernos, es decir, la desilusin del hombre de una generacin cuyos padres hicieron la Revolucin para algo ms que para matar al rey y proclamar la repblica y que contempla, consternada, a qu infierno se ha llegado. Cuando el poeta se pregunta qu soy?, se reconoce, como dice Poulet, un hombre, un ser degenerado que en medio de su propia villana se descubre poeta, es decir, aquel que puede decir, proferir la bajeza y los sueos de ideal.

A este siniestro espacio humano se superpone rpidamente un espacio teolgico: en Las flores del mal se habla a menudo de pecado y cuando no se habla se huele. Es un espacio que inclina al hombre hacia lo ms bajo y por el que todos resbalan con mayor o menor rapidez; un espacio sin horizonte, uniformemente gris, que incita a la claustrofobia: el cielo bajo y pesado pesa como una losa Baudelaire habla de la tapa de un puchero y nos aboca al abismo, es decir, a la imposibilidad de escapar de la condicin humana, del pecado, del error, de la avaricia, de la hipocresa... Quien no haya pecado nunca que arroje la primera piedra.Naturalmente, en este universo carcelario, bastante comn en los dems romnticos, y sobre todo en Hugo, se vislumbra la luz, se postula la trascendencia, un Ideal capaz de contrarrestar el spleen. Aunque el Ideal queda como un mero sueo, una aspiracin ntima, algo remoto que se concibe y que nunca se alcanzar. De modo que la vida se presiente llena de sufrimientos irremediables porque el remordimiento pesa ms que los mejores propsitos, y las faltas cometidas excluyen cualquier expiacin futura. Esta postura permite hablar de la actitud jansenista de Baudelaire, finalmente el ms pesimista del siglo. En su mundo, la belleza es de piedra, la belleza alcanzable, propia de las mujeres, ser siempre degradada, testimonio, en el presente, de la imposibilidad de preservar la pureza del pasado. Existen remedios: dormir, no estar, dormir sin soar, pues el despertar es ms doloroso si se ha revisado la realidad sondola. Y despus viajar, que no es exotismo pintoresco, sino neurtico deseo de estar siempre en otro sitio que aquel en el que est. El viaje baudelairiano es siempre imaginario, indefinido, incierto y precario. Los viajeros de verdad son aquellos que parten por partir Es la imagen de una agitacin interior, un tormento que no cesa jams, un desasosiego constante: la vida del poeta. Luego no habr paisajes concretos ni horizontes precisos: vagas palmeras, perfumes, movimientos mecedores, un autntico retorno al claustro materno. El atardecer, como el alba siniestra, son momentos de lentas transformaciones,

insensibles agonas en las que la sensibilidad enfermiza del poeta se regocija, proclamando, como harn mucho ms tarde los surrealistas, la radical inutilidad de todo. Si frente al mundo moderno se estructura una geografa onrica del pas extico, lujuriante y clida, por el que pasean pulposas mujeres criollas, no pasa nunca de ser un Edn profano, huidizo, como la belleza, y que no tiene futuro.

As, las imgenes de infinito, el mar, los ojos de los gatos o las nubes que pasan, no se brindan jams como un espacio que se podra recorrer, sino como la imposibilidad de cualquier trayecto, la confirmacin cruel del encarcelamiento del hombre en los parmetros de su condicin.

En cuanto a la mujer, no es siquiera la Musa del poeta, como es norma. Adems de la madre adorada y odiada a la vez, fueron cuatro las amantes relevantes: Sarah, la iniciadora; Jeanne Duval, la mulata; Marie Daubrun, y la presidenta Sabatier, las dos dulces rubias; y probablemente muchas ms, que no contaron tanto. Baudelaire tiene con ellas dos posturas opuestas. Hay una mujer abominable, que llama la mujer natural, es decir, sometida a la naturaleza, esclava de sus instintos de posesin, de maternidad: es el retrato ms escandaloso de la degradacin ms paulatina del ser. La arruga es peor en el rostro femenino: all est la decadencia irremediable del arte, de la belleza, de cualquier ideal; la mujer es semejante a un reloj que desgrana minutos y segundos, siniestra cuenta atrs que recuerda constantemente el paso del tiempo y que, por aadidura, se permite ser frvola. Culmina en el poema Una carroa en que se dan cita todas las imgenes de la femineidad terrible, las harpas y los monstruos, la miseria de las viejecitas, la crueldad de las furias, y la despiadada actitud de algunas madres.Otro modelo que ofrece de la mujer es la imagen como espejo de sensualidad; es la que inspira amor carnal y permite vivir siempre ebrio, fuera de uno mismo, en medio de olores, sedas y vapores; stas subyugan, como la droga; ofrecen un smil de infinito, suficiente vitico para el trnsito terrenal. Y, el tiempo de una ilusin, permiten alcanzar la unin de los contrarios, autorizan la alquimia espiritual, que anhela el poeta que clama: Me diste tu fango y lo transform en oro.

Habr, pues, aqu tambin, una doble postulacin, hacia la pureza, el sacrificio y la luz, por una parte, y hacia las tinieblas, el dolor, el pecado y el egosmo, por otra. La figura de la Madona, amante y madre a la vez, ocupa un lugar ambiguo en este espacio femenino, donde florecern veladamente todas las fantasas sadomasoquistas, hijas de un Edipo nunca bien resuelto. Esta amante-madre se tornar serpiente, pual, smbolo flico, que, para el psicoanlisis, significa que un complejo de castracin ronda el texto y explica el spleen. Aunque se puede leer algo ms. Detrs de la relacin neurtica con la madre, el fantasma del texto materializa, a travs de la escritura, la idea de que el poeta es la madre de su obra, que ha de morir al mundo para apoderarse de su propia madre, la lengua materna, y producir as lo que el hombre puede perder, la virilidad, el poema, como quien da a luz y reproduce el drama del propio nacimiento.

4. LAS FLORES DEL MAL En esta obra, condenada por inmoral, aparecen sus temas caractersticos: hasto, la Belleza, la muerte, la embriaguezAdems, el autor es el primero en utilizar como material potico la nueva realidad urbana surgida de la revolucin industrial, el paisaje de la ciudad moderna con sus masas annimas, su miseria, etc.

Su bsqueda moral y esttica de una nueva realidad le llevar a la creacin de un discurso potico del paraso artificial: para combatir el Spleen (el tedio, el hasto de la vida cotidiana) , uno de los temas centrales de la obra, propone el xtasis de los sentidos a travs de ciertas experiencias o estmulos exteriores, como las drogas o el mal.

Con Baudelaire comienza la poesa moderna: el poeta es un visionario que trabaja con el poder sugestivo de las palabras.Para el estudio de Las flores del mal se suele seguir el criterio de tomar como base la edicin de 1861, sin perder de vista la de 1857, recogiendo, a manera de despojo exigido por la sociedad, los textos condenados, en el anexo. Pero no se pueden solapar las dos ediciones.

Considerado de esta manera, el libro empieza por un poema dedicado al lector que, como se ha dicho, es un verdadero discurso del fiscal Baudelaire dirigido al hipcrita lector, su semejante, su hermano, y cuya finalidad es introducir la nocin de spleen. Le sigue la seccin Spleen e Ideal que cuenta con ochenta y cinco poemas en los que se desgrana la irreductible oposicin entre las aspiraciones ms nobles del hombre y la irremediable atraccin que el Mal ejerce sobre l. La seccin siguiente, Cuadros parisinos, introduce el tema de la gran ciudad, es decir, de la modernidad, que se aade al Spleen inmanente y lo hace ms real, ms presente: se ve al poeta azorado, presa de un pnico interior que slo la actitud de dandi permite disimular; en esta seccin estn los dos crepsculos, el de la noche y el de la maana, que cierra la seccin

con la imagen Por sus tareas rotos volvan los noctmbulos, que sirve de transicin hacia la seccin siguiente, El vino. Los noctmbulos huyen de la realidad, como los borrachos, los drogados y todos los soadores de ideal para los cuales la realidad es insoportable. Son los pobres, los asesinos, presa del remordimiento, los solitarios, hurfanos de amor, y los amantes que huyen hundindose en su propia sensualidad. Pero esta huida no est exenta de consecuencias y lleva a cultivar Las flores del mal, ttulo de la cuarta seccin y del libro mismo. All, la sensualidad se cifra en el desolador cuadro de dos lesbianas (Mujeres condenadas), el Viaje a Citerea conduce al pie de una horca en la que se balancea un cadver y concluye con estos versos: Ah, Seor!, concededme el valor y la fuerza / de contemplar mi alma y mi cuerpo sin asco. La seccin siguiente, Rebelin, pertenece a la ms pura tradicin romntica del poeta satnico y tenebroso. Comprende poemas tan provocadores como La negacin de San Pedro, cuyo ltimo verso San Pedro ha renegado de Jess... Y ha hecho bien! o las Letanas de Satn: Apidate, oh Satn, de mi larga miseria! porque es el Padre adoptivo de esos que en su clera negra / Dios Padre del Edn terrenal ha expulsado.Despus, slo queda la incierta esperanza de La muerte, que da su ttulo a la ltima seccin del libro. Una muerte en la que vuelven a darse cita los amantes, los pobres y los artistas y que concluye con el largo poema, capital, titulado El viaje, en el que Baudelaire pasa revista a todas sus experiencias y desazones para acabar deseando realizar el ltimo viaje, porque nos hasta esta tierra; y slo queda hundirnos, Cielo, Infierno, qu importa?, / al fondo de lo ignoto, para encontrar lo nuevo. El ltimo verso del libro, que parece una luz encendida, una puerta abierta hacia otro mundo y otra vida, es, en realidad, el ms desesperado del libro: bien sabe Baudelaire que poca novedad puede depararle el no ser. Cualquier cosa, en cualquier sitio, mejor que el Tedio. Para l, el fin del sufrimiento no es el principio de la felicidad. Con este verso empieza la reflexin moderna, la de nuestro siglo, sobre lo absurdo, y confiere a la obra un alcance metafsico que no supieron interpretar los jueces que le condenaron.

Esta perspectiva sita a Baudelaire en la tradicin de los grandes poetas de la condicin humana que tienden a retratar la existencia como un infierno dantesco. De hecho, la edicin de 1857 puede leerse como un criptograma donde crticos como Jean Richer han credo descifrar varias series de crculos infernales a la manera de Dante. En efecto, el spleen, el amor culpable, la lujuria y la muerte, forman cuatro crculos por los que vamos bajando irremediablemente; se aaden la esperanza del paraso que es el ideal de amor y arte del poeta, el purgatorio del dolor. La seccin Spleen e Ideal comporta a su vez siete crculos, que no se superponen exactamente a los siete crculos dantescos ni a los siete planetas del sistema solar, sino que se inspiran en ambas estructuras. Se puede observar tambin que el nmero inicial de poemas era de cien, y que Baudelaire insisti mucho en que su nombre de pila figurase slo como inicial en la

portada, tal vez para recalcar el simbolismo totalizador de la centena. Se observan tambin grupos numricos de siete y once poemas, similares a los de la Divina comedia. Finalmente, no puede pasarse por alto que el libro empieza por El pecado, el error... y acaba con el hastiante espectculo del inmortal pecado. De modo que si Baudelaire no imita a Dante, como tampoco a Poe, coincide con l.

Luego estn los smbolos astrolgicos, los siete planetas del sistema solar, a los cuales se aade, a veces, la Tierra. Hay, pues, un ciclo del Sol en el que dominan las imgenes de luz, que comprende los once primeros poemas; la luz se opone cada vez ms al dolor y a la melancola propias de Saturno: Oh Dolor, oh Dolor! Come el Tiempo a la vida... y nos llevan hacia las tinieblas y el olvido. El segundo ciclo es el de la noche y de la Luna, el de los hijos humanos de la noche, los sueos y los recuerdos que los engendran. Culmina con el xtasis de amor que en la noche se reconoce a s mismo, hasta que se dramatiza a los pies de esa gigante cuyos inmensos pechos, hasta ahora acogedores, sugieren el tema, propio del ciclo siguiente, de la Venus libitina, la Venus infernal de los romanos; es la parte ms morbosa del libro, ya que evoca todo un universo de formas horribles. Es el ciclo de la carroa, de la juda repulsiva, de los gatos inquietantes y misteriosos, a los que se oponen los sueos de ideal y de amor exento de pecado. Concluye este grupo con Armona del atardecer, un texto tmidamente solar que da paso al ciclo de Mercurio: es un grupo dinmico, que evoca los viajes y los deseos insatisfechos, todas las neurosis que nos minan, y nos hacen ser el Heautontimoroumenos, el verdugo de nosotros mismos. La va est despejada para volver a Saturno.

En el ciclo siguiente, el ms baudelairiano del libro, estamos en contacto con lo ms hondo de la desesperacin humana, que ilustra magistralmente la serie de poemas titulados Spleen; es el mundo del sol negro, el de Nerval y el de los humoristas lcidos. All se roza la locura, ltimo refugio.

El ltimo ciclo es el de la Luna y del Limbo; ah estn los dos crepsculos, las tristezas de la Luna y naturalmente la msica. Es el ciclo de los recuerdos que permanecen en la memoria del cosmos, tal y como se pueden leer en los Cantos XV a XVII del Purgatorio de Dante.La trayectoria de Spleen e Ideal sigue una lnea dominante nocturna y depresiva. Por un lado el Sol, la Venus celestial y Mercurio; por el otro, la Luna, la Venus libitina, Saturno y nuevamente la Luna. No hay ciclo de Marte ni de Jpiter, que son astros conquistadores y guerreros, monarcas de un mundo que el poeta ni quiere ni puede avasallar.

El texto encierra muchos ms misterios de los que, a primera vista, parece. Se ha observado, por ejemplo, que cada ciclo est dominado por un sistema voclico fijo, que

corresponde a la aplicacin de teoras musicales . Por otro lado, la serie planetaria, estructurada por estas agrupaciones voclicas peculiares, recubre otras series o setenas, como la de los pecados capitales anunciados en el poema liminar y representados por siete animales simblicos. Y cuando Baudelaire celebra a los faros, siete grandes artistas, aplica la teora de las sinestesias anunciadas en el poema Correspondencias, asociando planetas, colores, vocales y notas musicales. Rimbaud recordar esta manera de codificar el mundo en su famoso soneto Vocales.

En sus Notas nuevas sobre E. Poe, Baudelaire confesaba que conceba la tierra como reflejo del cielo, lo cual invita, efectivamente, a ver inscrito el destino personal en los astros, a inscribirlo, a su vez, en la obra; de este modo, el pasado, el presente y el futuro estn predestinados y se comprende el abatimiento, no siempre tan digno como el de los jansenistas, de quien descubre lo irremediable del destino. Baudelaire era Virgo; es el smbolo universal de la femineidad; aparece en la Biblia con la expresin (nigra sed pulchra) y ms de una vez en los versos del poeta. Tambin abundan los emblemas de la femineidad inquietante, de la virgen negra: lo cual explica la obsesin de Baudelaire por las mujeres de piel cetrina, Jeanne Duval, la Malabaresa y, en el principio, Sarah, la juda bizca.Finalmente, hay que tomar en consideracin la esttica del oxmoron que, a su vez, tambin estructura la obra y que el poema liminar utiliza para describir el Tedio, monstruo delicado. Es tambin la oscura claridad que dimana del astro nocturno, del ojo de los gatos y de todas las mujeres que fascinaron a Baudelaire. Este uso del oxmoron, mucho ms frecuente en Baudelaire que en cualquiera de los dems poetas de su tiempo, llev a pensar en una conexin entre la poesa de Las flores del mal y una tradicin esotrica gnstica, que Baudelaire hubiese conocido a travs de un texto hermtico traducido al francs en el siglo XVI, el Pomandres. Se podr descifrar la obra de Baudelaire siguiendo los planos estructurales de la Gnosis: el del dualismo metafsico y tico, el del dualismo suavizado por la posibilidad de una redencin (gracias a la mujer) y, finalmente, por la afirmacin de la individualidad, es decir, la unificacin de la experiencia propia y del cosmos, experiencia propiamente msticas, que, ms all del pesimismo, se puede leer en el ltimo poema, El viaje.

En Las flores del mal el poeta sigue siendo un ser superior, pero es un caro pattico e irrisorio, cuyas alas de gigante le impiden caminar (vase el poema El albatros); su universo es a la vez cerrado e infinito, y su existencia es un drama que comporta cuatro aspectos principales, reiteradamente identificados por Baudelaire. El primero es el de la alteridad, es el tema del doble tenebroso: Venus, las mujeres, o aquel que se descubre otro a medianoche. El segundo actualiza la dualidad vivida segn un modelo atractivo y repulsivo a la vez: Pandora, fuente de placer y de desastres.

Un tercer tema interioriza, mediante el acto potico, la dualidad que le obsesiona. Es la figura hermtica por excelencia, que confiere al texto las caractersticas del hermafrodita, ms fecundo para s mismo porque es estril hacia fuera; para lo cual hay que pagar el precio de la soledad y de la incomprensin de los dems: ah empieza el poeta a ser maldito. El cuarto tema es consecuencia directa de los anteriores: postula la iniciacin y la transformacin del fango en oro puro. Al final de la empresa, ya no queda lugar para la proyeccin hegeliana del Mal, sobre el cual, segn crea, podan crecer las humanas flores; la flor es el Mal, del mismo modo que la vctima es el verdugo; la herida, el cuchillo, y Dios, el Demonio. Esta vasta empresa de coincidencia de los contrarios dota al poeta del emblema del mediador que requieren los tiempos modernos. Ser capaz de realizar en s mismo todos los oxmoros posibles.

Las cosas no son siempre tan sencillas y, poco a poco, se ve que la magia no es bastante poderosa para redimir al hombre y al mundo a la vez. Slo queda la nica gloria permitida al hombre, descubrir la conciencia del Mal, sin la cual nadie puede convertirse en artista.

4.1. Comentario de los poemas propuestos II El albatros

Por divertirse a veces suelen los marineros

cazar a los albatros, aves de envergadura,

que siguen, en su rumbo indolentes viajeros,

al barco que se mece sobre la amarga hondura.

Apenas son echados en la cubierta ardiente,

esos reyes del azul, desdichados y avergonzados,

sus grandes alas blancas abaten tristemente

como remos que arrastran a sus cuerpos pegados.

Este viajero alado, oh qu torpe es y cobarde!

Hace poco tan bello, qu dbil y grotesco!

Uno con una pipa le ha golpeado el pico,

imita otro su vuelo con renqueo burlesco!

El Poeta es semejante al seor de las nubes

que re del arquero y habita en la tormenta;

entre mofas y risas exiliado en el suelo,

caminar no le dejan sus alas de gigante .El nuevo poeta modernista se siente como ese albatros, tan hermoso en el cielo pero desplazado, ridculo en el mundo que le ha tocado vivir ( reyes del azul pero desdichados y avergonzados en cubierta, torpe, dbil, risible, feo). All arriba, se encuentra lejos de la sociedad (habita en la tormenta, se re del arquero); pero, en la vida real, exiliado en el suelo, es objeto de abucheos y de bromas; tiene las alas demasiado grandes y no puede caminar.El poeta, y por ende el artista, es un ser de enorme singularidad a quien son incapaces de entender aqullos que viven en la rutina y la costumbre.El albatros es el poema ms clebre y seguramente el ms traducido de Las flores del mal. En l Baudelaire reflexiona acerca de la figura del poeta, comparndola con el albatros, un pjaro majestuoso que vuela por el cielo mostrando todo su esplendor, pero que una vez en la tierra, capturado por los marineros, se vuelve ridculo y torpe. El poeta es, tambin, un ser inadaptado, atrapado en un mundo al que no pertenece. Cuando escribe, despliega sus grandes alas, pero en la vida comn parece intil y aturdido. Siente el dolor de quien se sabe irremediablemente apartado del maravilloso destino para el que haba nacido. El albatros no es un soneto, sino un poema formado por cuatro cuartetos con rimas cruzadas (lo que en mtrica espaola llamamos serventesios). El esquema mtrico de El albatros es el siguiente: 12A, 12B, 12A, 12B 12C, 12D, 12C, 12D 12E, 12F, 12E, 12F 12G, 12H, 12G, 12H. El concepto de azur, que aparece en el sexto verso, es esencial en la poesa de Baudelaire y en todo el movimiento simbolista. El azur es, en francs, el color azul del cielo; no se utiliza para designar ningn otro objeto azul. Los simbolistas utilizaban este trmino como metfora de la aspiracin y el genio que abrumaban al poeta, que le impedan ser feliz en la tierra.IV Correspondencias

La Creacin es un templo de pilares vivientes

que a veces salir dejan sus palabras confusas;

el hombre lo atraviesa entre bosques de smbolos

que lo contemplan con miradas familiares.

Como los largos ecos que de lejos se mezclan

con una tenebrosa y profunda unidad,

vasta como la luz, como la noche vasta,

se responden sonidos, colores y perfumes.

Hay perfumes tan frescos como carnes de nios,

Dulces tal como oboes, verdes cual las praderas

-y hay otros, corrompidos, ricos y triunfantes,

que tienen la expansin de cosas infinitas,

como el almizcle, el mbar, el benju y el incienso,

que cantan los transportes de sentidos y espritu.

Es una caracterstica de todo el movimiento simbolista -hasta sus epgonos, en pleno siglo XX- el presentar la naturaleza o los objetos en una consonancia recproca, como si se quisiera evocar, con esta sntesis, antes una sensacin, a la vez nica y plural, que un contenido conceptual; o, para ser ms precisos, el contenido del poema a partir de la resonancia que posee su propio material lxico y fontico. El primer ejemplo para elucidar esta cuestin se encuentra en Correspondances. En l, siguiendo sin duda una visin que ya fue romntica , Baudelaire expresa la correspondencia que existe entre los elementos de la naturaleza misma, es decir, el eco que se envan unos a otros, hasta confundirse en una unidad indiscernible.

La crtica coincide en que Correspondencias es el credo esttico del Poeta. Aqu la Naturaleza no es vista como una referencia pasiva, sino como una especie de conjunto semiotizado, es decir, portador de sentido en la suma de todos sus signos (evocaciones) parciales. El hombre recorre esta naturaleza como si se tratara de un bosque de smbolos, y no precisamente ajenos a la capacidad del ser humano de interpretarlos, pues, como aclara Baudelaire, esas voces de la naturaleza, aunque confusas, no dejan de miramos con familiar mirada. La segunda estrofa recoge propiamente lo que hemos denominado el efecto sinestsico de Baudelaire y de toda la tradicin simbolista, pues, en el seno de la naturaleza tal como el poeta la ha caracterizado, sus perfumes, sonidos y colores (apelacin al olfato, el odo y la vista) se funden y se responden entre s como difusos ecos. Con el verso "con una tenebrosa y profunda unidad comienza la originalidad del poeta en el tratamiento del tema. No concibe el mundo como un todo regido por unos axiomas, montonos e impersonales (pues esto sera la fuente del Tedio) sino que admite que la tenebrosa y profunda unidad de la creacin engendra seres, situaciones, pensamientos y sensaciones infinitamente variados.Las dos ltimas estrofas no hacen ms que afinar en la descripcin sensorial de estos ecos o estas confusas voces, al hablar de perfumes frescos como un cuerpo de nio -de hecho, como su piel; verso en el que se dan cita el tacto y el olor-, de otros dulces como el oboe -aqu aparecen mezclados el sabor y el sonido-, de otros verdes como praderas -aqu est la visin-, y, por fin, muy al estilo contradictorio o chocante de la poesa de Baudelaire, de otros corrompidos, triunfantes, saturados / con perfiles inciertos de cosas inasibles. Y siguen los dos ltimos versos del soneto, en los que queda claro que los distintos olores y tactos de esta naturaleza se corresponden a un mismo tiempo con los transportes del alma (el aspecto intelectual o espiritual) y de los sentidos (el aspecto sensual).Estos tercetos desarrollan la idea de que ciertas analogas llevan hacia la pureza y la inocencia, " el inocente paraso" y otras hacia la corrupcin y el vicio. X El enemigo

Mi juventud fue slo tenebrosa tormenta,

por rutilantes soles cruzada ac y all;

relmpagos y lluvias la hicieron tan violenta,

que en mi jardn hay pocos frutos rojos ya.

Y heme que ya el otoo toqu de las ideas,

y rastrillos y pala ahora debo emplear

para igualar de nuevo el terreno inundado,

donde el agua agujeros cual tumbas fue a cavar.

Quin sabe si las flores nuevas que en sueo anhelo

hallarn como playas en el regado suelo

el mstico alimento que les diera vigor?

-Dolor!, dolor! El Tiempo, ay, devora la vida,

y el oscuro Enemigo que roe nuestro interior

con nuestra propia sangre crece y se consolida!

Este poema data de 1854-1855, poca en que Baudelaire cree haber alcanzado el otoo de su vida y estar a punto de iniciar una nueva etapa. Por tanto, constituye un balance moral y espiritual. (v.11).El poema se inicia con una aseveracin directa, que es el resultado de una dolorosa comprobacin: ha transcurrido el tiempo y hoy la juventud es slo un recuerdo, pero un recuerdo que se ha hecho carne en el sujeto lrico. ste se vale del lenguaje figurado para recrear paisajes del ayer.

Al efectuar un balance de la existencia, define su juventud mediante una metfora: Mi juventud fue slo tenebrosa tormenta. Las situaciones vividas le permiten concluir, en medio de la madurez presente, que no todo fue tan tormentoso sino que a veces hubo soles centelleantes, pero stos nicamente sirvieron para resaltar an ms la crudeza de las situaciones adversas.

Procediendo por analoga, corresponde recordar que uno de los imperativos romnticos estuvo constituido por la bsqueda de la juventud perdida, y que este mismo romanticismo se expresa mediante el smbolo de la juventud. Ahora bien, si el sujeto lrico slo reactualiza un pasado tormentoso, en donde la juventud no alcanza pleno desarrollo, entonces podemos anticipar el sentimiento de desazn y angustia que domina al sujeto en este presente.

El movimiento potico se ofrece entre sutiles contrarios: los soles centelleantes que aparecan "aqu y all" interrumpan momentneamente la oscuridad de la tormenta; pero los mensajeros de esta misma tormenta, las lluvias y los rayos, causaron tanto dao que hicieron olvidar el calor y la luz de los fugaces soles, y se llevaron consigo los frutos del jardn.

La primera metfora identifica el plano real A: "Mi juventud" con el plano evocado B: "tenebrosa tormenta"; circunstancias que se modifican con la segunda metfora, que retoma la juventud para el plano A, pero ste se ve ahora interferido por el plano B: "rutilantes soles" los cuales se anuncian mediante el participio "cruzada" y se condicionan por la referencia circunstancial "aqu y all".

Las lluvias y los rayos son elementos simblicos que refieren a una nueva faceta de la destruccin y que nos conducen a la contemplacin de lo que ha quedado: los pocos frutos rojos del jardn. Este nuevo elemento, el jardn, tambin aparece como smbolo de la juventud. La juventud se recrea como un jardn cultivado con esmero, pero al observar los frutos rojos alcanzados slo puede comprobarse que son pocos.

El segundo cuarteto se inicia con una expresin modal: "Voil(Heme)"; sta permite sealar la continuacin del desarrollo conceptual. El sujeto lrico sigue exponiendo y agrega: " ya el otoo toqu de las ideas"; ha llegado a una determinada madurez intelectual y juzga que ste es el momento de reconsiderar lo realizado hasta el presente, ha llegado el instante de la restructuracin. Las palas y los rastrillos sern los instrumentos, y la tarea de reagrupacin comenzar. ste es el verdadero sentido de la existencia romntica: nunca rendirse ante el fracaso, por el contrario, continuar en la lucha y volver a empezar tantas veces como sea necesario. Las tierras inundadas, donde las aguas cavan sus pozos como tumbas, constituyen el territorio donde actuar el personaje romntico. El sujeto lrico conoce perfectamente la desolacin y aridez de su microcosmos pero no se arredra; aun as quiere iniciar la dura accin. Simultneamente, en el segundo cuarteto aparecen expresiones como " el otoo", "tierras inundadas", "el agua", "cual tumbas". De una u otra manera, estos trminos aluden a la desolacin romntica ante la muerte: el otoo de la existencia, cuando el hombre slo espera y teme; las tierras inundadas como smbolo inhspito y muy amargo; el agua que bien puede dar la vida como quitarla; las tumbas, que son desolacin nostlgica y abandono total. En fin, el conjunto integrado por estos constituye el recuerdo de una existencia ya transcurrida.

La situacin interrogativa define el contenido del primer terceto. Esta interpelacin conlleva una duda angustiosa: encontramos el trmino "Quin sabe". De nuevo en el centro rtmico del soneto aparece un trmino fundamental y definitorio en el desarrollo conceptual de los respectivos poemas y que ahora se reviste de un carcter dubitativo. El sujeto lrico ha soado con flores nuevas que adornen y alegren la desolacin de su jardn, pero lo que desconoce es si esas flores podrn triunfar en el inhspito sitio al que todo ha quedado reducido. Ha soado con un mundo mejor, pero tiene miedo por el inmenso abismo que existe entre la realidad y la actividad onrica. Slo flores vigorosas podrn ocupar el lugar vaco, pero contarn con el alimento mstico necesario para lograr ese vigor? Slo el tiempo podr sealar el alcance de estos sucesos, y mientras esto ocurre lo nico que puede apoyar al poeta romntico es la esperanza que se sustenta tan slo en un sueo.

Define al segundo terceto el carcter admirativo. Se inicia con dos vocativos repetidos en sucesin temtica: "Oh dolor! oh dolor!" Es sta una profunda reflexin sobre el dolor de los otros y fundamentalmente sobre el dolor propio. Surge como un grito en medio del poema al que sigue la meditacin: "El Tiempo devora la vida". Ese "Tiempo" escrito con mayscula inicial y personificado en su rasgo trascendente de devorador de instantes, es el que aparece vigoroso y cruel. Las dimensiones temporales pasado, presente y futuro parecen sealar que el presente no existe sino que se va consumiendo minuto a minuto. El tiempo es una realidad escurridiza inventada por el hombre para medir los momentos de su desazn. La imagen del Tiempo devorador es frecuente. Por ello debe relacionarse con todas las imgenes que expresan una agresin, especialmente las que comportan uas, dientes, garras etc. La imaginacin romntica, decididamente atenta a este tema, dio una versin muy popular de este arquetipo con el personaje del conde Drcula y las historias de vampiros.En el penltimo verso aparece por fin la imagen de " y el oscuro enemigo. El papel que ste cumple se parece al que el sujeto lrico adjudicaba al Tiempo. El oscuro Enemigo roe el corazn. Es necesario comparar la fuerza expresiva del verbo roer, que en el contexto del soneto viene a sustituir a la expresin comer, atribuida al Tiempo. Los verbos "devorar", "roer" y los dos sujetos que cumplen estas funciones resultan identificados por la respectiva personificacin: el Tiempo y el Enemigo. Este ltimo, a manera de un horrible animal, crece y se fortifica con la sangre que nosotros perdemos.

La duda planteada a travs de la expresin "Quin sabe" se mantiene vigente al concluir el soneto; mientras que, por su parte, el grito desgarrador del sujeto lrico "Oh dolor! Oh dolor!" se revela como la constante del poema

XVIII EL ideal

No sern nunca esas beldades de vietas,

productos averiados, hijos de un siglo golfo,

dedos con castauelas y pies con borcegues,

las que un pecho sabrn deleitar como el mo.

A Gavarni, poeta de las clorosis, dejo

su tropel gorjeante de hospicianas bellezas,

pues no puedo encontrar entre esas rosas plidas

una flor a mi rojo ideal parecida.

Lo que mi corazn abisal necesita,

Lady Macbeth, sois vos, alma fuerte en el crimen,

sueo de Esquilo al clima del austro germinado;

oh bien t, Noche inmensa, hija de Miguel ngel,

que en una extraa pose apacible retuerces

tus encantos forjados en las titneas bocas!

Este poema debe considerarse como una continuacin o aplicacin de las ideas expuestas en el anterior (XVII La Belleza). La belleza ideal romntica es delicada, plida hasta la tuberculosis, discretamente pintoresca y finalmente distante. Sin embargo, Baudelaire y sus amigos se tean el pelo de rojo y se inclinaban por la belleza al estilo de Rubens.

De nuevo la humanidad degradada es descrita, en el contexto de la edad de hierro. No hay oposicin entre edad de hierro y edad de oro. La cada viene por la progresiva degradacin de la energa. El poeta se queja de un tiempo enrgico, sin freno. Ninguna violencia puede oponerse al yo salvaje. El caos, el tiempo y el yo son las tres dimensiones contempladas en su perspectiva gigante por el poeta. La feminidad es evocada en contraposicin con los tiempos Grandes. En la poca de Baudelaire no se trata de la "fleur qui ressemble (son) rouge idal" (flor que se acerque a mi rojo ideal). El arquetipo del rojo, smbolo de fecundidad, de sangre creadora, se convierte en este momento en "ples roses" rosas plidas-. El tiempo grandioso de J'aime le souvenir ..., desaparece. Baudelaire alude a una poca corrupta, ms vaca; un amor y una sexualidad sin fuerza, no como las que so en la edad dorada. El poema progresa hacia el Caos.XXI Himno a la belleza

Vienes del hondo cielo o del abismo sales,

Belleza? Tu mirar, infernal y divino,

vierte confusamente beneficios y crmenes,

por lo que se te puede comparar con el vino

Tus dos ojos contienen el poniente y la aurora;

esparces ms perfumes que ocaso tormentoso.

Tus besos son un filtro y tu boca es una nfora

que hacen cobarde al hroes y al nio valeroso.

Sales del negro abismo, o bajas de los astros?

Como un perro, el Destino sigue ciego tu falda...

Al Azar vas sembrando la dicha y los desastres,

y todo lo gobiernas sin responder de nada.

Caminas sobre muertos y te burlas, Belleza!

El Horror, de tus broches no es el menos precioso;

y el Crimen, que se cuenta entre tus caros dijes,

danza amorosamente en tu vientre orgulloso.

Deslumbrado, el insecto vuela hacia ti, candela.

Crepita, estalla y dice: "Bendigamos la antorcha!"

El amante, jadeando sobre su bella amada,

parece un moribundo que acaricia su fosa.

Qu importa as del cielo vengas o del infierno,

Belleza, monstruo enorme, ingenuo y atrevido,

si tu mirar, tu pie, tu faz me abren la puerta

de un infinito que amo y nunca he conocido?

De Satn o de Dios, qu importa? ngel, Sirena,

qu importa si me vuelves- hada de ojos sedantes,

ritmo, perfume, luz, oh t, mi nica reina!-

menos horrible el mundo, ms cortos los instantes?

Este poema pertenece al fondo ms tardo del libro; habla pues el poeta maduro que ha superado el satanismo y el gusto morboso de la generacin de 1830. Si ahora le atrae el horror es porque constituye una metfora dinmica del infinito.Refleja la incertidumbre de Baudelaire ante el misterio de la belleza. Se trata de un canto, de una suerte de himno religioso. La Belleza es manifestacin de lo Sagrado, pero la naturaleza de lo Sagrado permanece oculta. En el poema se oponen lo ascendente y el descenso (interrogacin, afirmacin, interrogante, etc.). Confluyen en la belleza el cielo y el infierno, los astros y las tinieblas, el bien y el crimen, la muerte y el nacimiento, la alegra y los desastres, la irresponsabilidad y el poder absoluto, el horror y el asesinato, la cobarda y la valenta, el sexo y la muerte, Eros y Tnatos. A los ojos del poeta, es, indiferentemente, Dios o Satn, ngel o diablo. La belleza genera y destruye el tiempo, simultneamente. Aparece con forma de mujer (relacin entre imgenes de tiempo, muerte y regeneracin). Devuelve a los instantes su parte positiva, no importa su naturaleza mientras haga al mundo menos horrible y los instantes ms leves.XXII Perfume exticoCuando una tarde clida del otoo respiro

Con los ojos cerrados, el olor de tu seno,

Desplegarse contemplo jubilosas riberas Que deslumbran los fuegos de un montono sol.Una isla indolente donde frutos sabrosos

y singulares rboles da la NaturalezaHombres de vigorosos y de delgados cuerpos ,mujeres cuyos ojos por su franqueza asombran.Hacia esos dulces climas por su aroma llevado

Veo un puerto colmado de velas y de mstilesTodava cansados por las olas marinas,Mientras del tamarindo el ligero perfume,Que circula en el aire y mi nariz impregna,En mi alma se mezcla al canto marinero.

Este poema est compuesto segn Alain Verjat, en Ctedra, pg. 145 para la mulata Jeanne Duval, amante de Baudelaire, que le inspir una pasin atormentada y para quien escribi el llamado ciclo de Jeanne Duval, es decir el conjunto de textos integrados en el libro y que nacen de su vida en comn. A juicio de Jordi Llovet (edic. La Butxaca, pag. 583) combina, pues, la alusin a una mujer concreta con una serie de correspondencias sensuales relativas a una evasin a tierras lejanas.Posee un marcado carcter sensitivo ya presente desde el mismo ttulo- en distintos niveles: olfativo: (del otoo respiro, v. 1; el olor de tu seno, v. 2; por su aroma llevado, v. 9; el perfume de verdes tamarindos / que mi nariz impregna, vv. 12-13); gustativo: (donde frutos sabrosos, v. 5; esos dulces climas, v. 9; visual: (con los ojos cerrados, que deslumbran los fuegos, v. 4), de clara intencin sinestsica.

El uso de la adjetivacin presenta algunos desplazamientos calificativos, como por ejemplo en contemplo jubilosas riberas (v. 3), y en [contemplo] una isla indolente (v. 5) por jubiloso e indolente contemplo riberas y una isla, de atribuciones claramente humanas: de velas y de mstiles todava cansados (vv. 10-11).

Anuncia los tres temas puntales de la pasin baudeleriana: la sensualidad, la evasin (especialmente hacia mundos exticos) y el viaje. El exotismo que se manifiesta ya desde el mismo ttulo viene reforzado por cierto vocabulario aplicable a lugares lejanos: isla, frutos sabrosos, singulares rboles, hombres vigorosos y esbeltos, mujeres de mirada asombrosa, dulces climas, puertos repletos de barcos, verdes tamarindos (rboles originarios de Asia).El poema se puede dividir en dos partes: la primera comprende los dos cuartetos: tras la situacin inicial desencadenante del texto, se desarrolla la descripcin evocativa del paisaje soado. Desde el verso 9 los dos tercetos finales se confiesa definitivamente arrastrado, y en esa progresin se alcanza con una culminacin anmica, total de los sentidos. A partir de la calidez del seno femenino y de la tarde otoal, la imaginacin del poeta se traslada hacia territorios transocenicos, casi paradisacos, donde se produce definitivamente la comunin total del poeta con el paisaje: el perfume de los tamarindos impregna sus sentidos y por el aire se mezcla en su alma.Podemos apreciar un raro equilibrio entre el romanticismo que propugna la evasin de la realidad a lugares lejanos y el parnasianismo modernista de mundos exticos e idealizados que buscan la belleza a travs del sentimiento amoroso. El poeta se encarga de descubrir el sentido oculto del mundo y darlo a conocer mediante un lenguaje sugerente, cargado de musicalidad, cromatismo y expresiones sensoriales. Ahora se trata de un poema de amor, pero los referentes objetivos sirven para reforzar, ambientar o definir ese amor ya no son los que solemos encontrar en la poesa romntica, sino unos muy novedosos, exticos en este poema, fundados en la sensualidad y en la ya descrita concurrencia y correspondencia de los cinco sentidos.

La mujer aparece como una autntica diosa. Instaura en tanto que divinidad, la edad de oro para su amante: su perfume mgico recrea un presente continuo, eterno. El poeta tiene los ojos cerrados y el olor de la mujer suprime la duracin profana para instaurar un tiempo sagrado. El hombre es guiado a un Edn perfecto, en el que el trabajo no es necesario, extico, en armona, no slo entre el hombre y la naturaleza, sino en armona con todas las capacidades sensoriales -poema especialmente sugerente en cuanto a la sexualidad y lo sensorial-.XXIX Una carroa

Recuerda el objeto que vimos, alma ma,

aquella bella maana de verano tan dulce:

al torcer de un sendero una carroa infame

sobre una cama sembrada de guijarros,

las piernas al aire, como una mujer lbrica,

ardiente y sudando los venenos, abra de una manera descuidada y cnica su vientre lleno de exhalaciones.

El sol brillaba sobre esta podredumbre, como para cocerla a punto, y de rendir al cntuplo a la gran Naturaleza todo esto que al mismo tiempo haba unido.

Y el cielo miraba el esqueleto soberbio como una flor abrirse. El hedor era tan fuerte, que en la hierba te creste desmayar.Las moscas zumbaban sobre este vientre ptrido, de donde salan negros batallones de larvas, que se deslizaban como un espeso lquido a lo largo de estos vivientes harapos.

Todo aquello descenda, suba como una ola, o se lanzaba chispeante; se habra dicho que el cuerpo, hinchado de

un aliento vago, viva multiplicndose.Y este mundo comportaba una extraa msica, como el agua corriente y el viento, o el grano que un aventador de un movimiento rtmico agita y devuelve a su harnero.Y las formas se borraban y slo eran un sueo, un esbozo lento en venir, sobre la tela olvidada, y que el artista

acaba solamente para el recuerdo.Detrs de las rocas una perra inquieta nos miraba con aire enojado, espiando el momento de recuperar del esqueleto el trozo que haba abandonado._Y, por tanto, t eres parecida a esta inmundicia, a esta horrible infeccin, estrella de mis ojos, sol de mi naturaleza, t, mi ngel y mi pasin.S! tal sers, oh, reina de las gracias, despus de los ltimos sacramentos, cuando irs bajo la hierba y las floraciones grasas, a enmohecer entre las osamentas.Entonces, oh, mi belleza! dile al gusano que te comer a besos, que he guardado la forma y la esencia divina de mis amores descompuestos.

Poco hay que aadir al sentido difano de estos versos, en los que la enamorada es comparada con la carroa de un perro: no puede llevarse ms lejos el intento de desmitificar el modo en que la poesa amorosa de todos los tiempos, hasta entonces, haba cantado el amor a la dama. Al principio, el lector va a creer que se trata solo de la descripcin de una carroa, sin que imagine ni por asomo que el poema acabar con la comparacin entre sta y la mujer amada. Cuando la equivalencia se presente claramente en la estrofa Y sin embargo, igual sers que esta inmundicia, el lector no tendr ms remedio que pensar que expresiones como lbrica mujer que se abre de forma indolente y cnica, sobre cuyo vientre ptrido danzan las moscas y avanzan las larvas a millares, se refieren ni ms ni menos que a la mujer que acompaa al poeta por ese camino. El sendero debe de ser rstico, por lo que dice el poema, pero es evidente que el tono del poema se aleja absolutamente de lo que los lectores estaban acostumbrados a ver en tales lugares idlicos. Del locus amoenus que acompaaba a las situaciones amorosas en la poesa latina o renacentista hemos pasado a un lugar igualmente natural, pero de una naturalidad extrema y repugnante: as se vengaba Baudelaire, en cierto modo, del xito que todava tenan por aquellos tiempos los poetas tardorromnticos, sensibleros y llorones. No hay duda de que el poeta se propona enfrontar esta potica del amor con la que haba recibido de las generaciones anteriores, pues habla irnicamente, en las ltimas estrofas, refirindose a la mujer, de estrella de mis ojos, claro sol de mi vida, t, mi pasin, mi ngel!, y reina de las gracias. El poema acaba de una forma muy similar a como acababan algunos sonetos de amor que hemos analizado antes, en especial de la tradicin renacentista: Ronsard (Cuando seas muy vieja), Shakespeare y muchos ms, haban recurrido al lugar comn de asegurar que el poema sobrevivir a aqul o aqulla a quien fue dirigido, que es una de las formas de dar la razn a la expresin: Ars longa, vita brevis. Baudelaire dice que guard la forma y la divina esencia de [sus] descompuestos amores, y ello debe entenderse en el sentido de que un poema incluso ste- guarda el recuerdo de un amor mucho ms all de la vigencia de este amor, e incluso ms all de la existencia terrenal de la persona cantada. As lo vimos en el soneto XVIII de Shakespeare: Y crecers en inmortal poema que existir / mientras el hombre aliente renovando tu vida eternamente.La Carroa es una composicin dividida en tres partes puestas en contraste. En primer lugar encontramos una descripcin vigorosa sobre lo horrible (estrofas I a V y IX); despus una ensoacin, hechas de imgenes espiritualizadas (olas, msica y formas) (VI-VIII), que es una transposicin lrica; y finalmente la reaccin filosfica (las tres ltimas estrofas), que es la expresin de su espiritualismo ms puro, expresado mediante el contraste de trminos antitticos: inmundicia e infeccin frente a ngel, estrella y sol (estrofa X); gracias y sacramentos frente a enmohecerte y osamentas (estrofa XI); y hermosa frente a gusano, o, la esencia y la forma divina, frente a amores descompuestos (estrofa final).

En los dos ltimos versos del poema se testimonian los trminos de una precisin metafsica que hacen honor a la formacin del poeta. Los conceptos de esencia, de esencia divina, y de forma, categoras que aparecen con todo rigor en la terminologa platnica y aristotlica como dos principios universales.XXXI El vampiro

T que como una cuchillada

entraste en mi triste pecho,

t que, fuerte cual un rebao

de demonios, viniste, loca,

a hacer tu lecho y tu dominio

en mi espritu humillado.

--Infame a quien estoy unido

como a su cadena el galeote,

como al juego el jugador,

como a la botella el borracho

como al gusano la carroa,

--maldita seas, maldita!

Rogu al rpido pual

que mi libertad conquistara

dile al prfido veneno

que socorriese mi cobarda.

Mas ay! pual y veneno

desprecindome, me han dicho:

"No mereces que te arranquen

de esa maldita esclavitud,

imbcil! --si de su imperio

nuestro esfuerzo te librara,

tus besos resucitaran

de tu vampiro el cadver!".

Feminidad terrible y demonaca de nuevo. La divinidad ejerce su poder por la violencia irresistible ( T que en mi corazn doliente entraste/como una cuchillada-). Esclaviza el espritu para convertirlo en su lecho y su dominio. Para demostrar la infamia del servilismo ertico en el espritu humillado, Baudelaire lo compara al encadenamiento, al borracho y su botella... Pero el peor servilismo es el que el vampiro encuentra en la complicidad del hombre mismo (arquetipos vampirescos, referentes habitualmente de la feminidad devoradora, imgenes de un devenir destructor, dulcificado por el erotismo, pero dudoso).El tema del vampiro y del vampirismo forma parte de la tradicin romntica ms antigua. Pero detrs del tema literario est nuevamente Jeanne Duval y la atraccin que ejerce sobre el poeta. Este es consciente de que necesita de su vampiro y que el mal radica en l mismo.

XXXIV El gatoVen, bello gato, a mi amoroso pecho;

Retn las uas de tu pata,Y deja que me hunda en tus ojos hermosos

Mezcla de gata y metal.Mientras mis dedos peinan suavemente

Tu cabeza y tu lomo elstico,Mientras mi mano de placer se embriagaAl palpar tu cuerpo elctrico,A mi seora creo ver. Su mirada

Como la tuya, amable bestia,Profunda y fra, hiere cual dardo,

Y, de los pies a la cabeza,

Un sutil aire, un peligroso aroma,Bogan en torno a su tostado cuerpo.

Domina en la obra de Baudelaire una actitud de contenida crispacin irnica como la que expresa este conocido poema.

Aqu el conflicto aparece sumido en el objeto, ante el cual el poeta se limita al parecer a reaccionar del modo que el mismo le dicta. La descripcin se mantiene en un tono de aparente indiferencia y desasimiento por parte del sujeto que habla, procede con una objetividad aplicada slo a destacar con fiel precisin las notas contrastantes presentes en lo descrito, las cuales operan sobre el lector atrayndole y repelindole alternativamente y embutindole de esta manera el conflicto dentro del nimo.

Ntese el arte con que en las dos primeras estrofas se suceden alternativamente expresiones que evocan afecto complacido en los versos impares (v. 1 a mi amante pecho, v. 3 tus bellos ojos, v. 5 mis dedos acarician, v. 7 se embriaga de placer) y expresiones que indican repulsin en los versos pares: en el v. 2, la insinuacin agresiva de las garras del gato, y en este mismo verso y los vv. 4, 6 y 8, las rimas, duras, afiladas, metlicas. En los tercetos la identificacin del gato y la mujer es ya inmediatamente explcita, y claro y poderoso el contraste entre la atraccin con que el lector se ve llevado a participar en el afecto del poeta implcito en ciertas expresiones (ese amable del v. 10, tan frecuente, a lo largo de Les Fleurs du Mal, con un valor de sarcasmo siniestro!) y la repulsin ante lo inhumano suscitada en el propio lector por la descripcin misma.

La objetividad, al parecer indiferente, del tono del poeta oculta en realidad, bajo formas afectivas contenidas, una mordaz irona. La unidad del poema descansa en ltimo trmino, como se ha insinuado tambin a propsito del poema anterior, en que el conflicto se sita en el sujeto como una determinacin fctica de su experiencia. La irona es una a modo de captatio beneuolentiae en favor de dicha experiencia, una invitacin deferente a la complicidad del lector, pero no cancela su extraeza y singularidad.Los gatos fascinaban a Baudelaire. Segn testimonios de la poca, adems de poseer uno que no lleg nunca a hacer buenas migas con Jeanne Duval no poda ver un felino en la calle sin detenerse y contemplarlo silenciosamente. Por lo dems, la comparacin entre mujer y gato constituye un lugar comn del que el poeta es perfectamente consciente.El gato contiene los atributos de la feminidad fascinante y peligrosa. Tiene los mismos ojos de metal: su mirada sus ojos hieren hondos y fros como un dardo-. Las patas esconden bajo el terciopelo las uas afiladas, y acariciar la "espalda elstica" del gato trae al poeta recuerdos erticos. Agresividad y crueldad femeninas son los peligros de la sexualidad.XLIX El veneno

Revestir sabe el vino los tabucos peoresde lujo milagroso,y levanta ms de un prtico fabulosoentre el oro de sus rojos vapores,como un sol que se pone en el cielo nebuloso.El opio agranda todo lo que es ilimitado,alarga la infinidad,ahonda el tiempo, cava la voluptuosidad,y de un placer negro y calladocolma el alma por cima de su capacidad.Mas todo eso no vale el veneno vertidopor tus ojos verdes y largos,lagos donde mi espritu se refleja invertido...Mis sueos en tropel estremecidovan a abrevar en esos dos abismos amargos.Mas todo eso no vale el prodigio nefandode tu saliva mordiente,que sume en el olvido a mi alma impenitente,y el vrtigo arrastrando,de la muerte a la orilla la trae desfalleciente!

Este poema abre el ciclo de Marie Daubrun, modesta actriz que el poeta conoci hacia 1845-1846 y que le inspir Le Fanfarlo. Pero no intimaron hasta mucho ms tarde. Despus del amor pasin con Jeanne Duval , del amor puro con la seora Sabatier, este tercer ciclo se hilvana bajo el signo de la ambigedad. Marie Daubrun tena el pelo rubio rojizo, el pecho expresivo, brazos atlticos, pero destacaban sobre todo sus ojos verdes : fascinaron a toda la generacin de Baudelaire.El vino y el opio confieren al hombre la ilusin de traspasar los lmites de tiempo y espacio.(Nebuloso implica una imagen opicea). Pero en realidad son un soborno (dcor suborneur). Los placeres que confiere el opio son negros y mezquinos. Igualmente, la fascinacin por la mujer amada no conduce a la eternidad sino a la muerte.

El tema del vino y de la droga est latente en buena parte de la poesa romntica aunque no siempre tan explcitamente como en Baudelaire.La imagen sugiere el sumergimiento en aguas podridas, negras, hediondas. Hay una asociacin de la muerte con el goce sexual. Una muerte de la que no se puede prescindir: es deseada y temida, al modo en que es deseado y temido el instante de unin sexual.LXXV Spleen

Pluvioso, irritado contra la ciudad entera,

De su urna, en grandes oleadas vierte un fro tenebroso

Sobre los plidos habitantes del vecino cementerio

Y la mortandad sobre los arrabales brumosos.

Mi gato sobre el ladrillo buscando una litera

Agita sin reposo su cuerpo flaco y sarnoso;

El alma de un viejo poeta vaga en la gotera

Con la triste voz de un fantasma friolento.

El bordn se lamenta, y el leo ahumado

Acompaa en falsete al pndulo acatarrado,

Mientras que en un mazo de naipes lleno de sucios olores,

Herencia fatal de una vieja hidrpica,

La hermosa sota de oros y la dama de pique

Charlan siniestramente de sus amores difuntos.

El poema Spleen LXV es el ms antiguo y el primero del los cuatro Spleens titulados explcitamente as.

Formalmente se trata de un soneto un tanto irregular entre los otros del conjunto pero con los recursos retricos caractersticos del simbolismo baudeleriano.

Temticamente podemos hablar de una pieza descriptiva del entorno cotidiano del poeta tanto de la gran ciudad como de su habitculo ms ntimo y donde el spleen evoluciona desde la tristeza sombra al delirio siniestro, pasando por una desazn fantasmal, como de alma en pena.En este poema la nocin de spleen va acompaada de una despersonalizacin que se traduce en la ausencia de alusiones individuales (la nica muestra directa de subjetividad es el posesivo mi gato) y en la misma desmaterializacin del poeta, del cual nada ms persiste la voz triste y fantasmal (la voz dolorosa de un fantasma friolero).

El desvaro progresivo de las imgenes hacen patente la decadencia del poeta presa del spleen. Ms que de la melancola o el aburrimiento en el sentido romntico de las palabras, se trata de un poema de la enfermedad (o del fro) y de la muerte, donde el lxico se polariza en dos series de elementos entrelazados: del lado de la ENFERMEDAD y EL FRO destacan el mes Pluvioso, la sarna del gato, el helor del fantasma, el constipado del reloj y la hidropesa de la vieja; del lado de la MUERTE, la urna (sepulcro), la palidez de los esqueletos, el cementerio, la mortalidad, el fantasma y los amores difuntos. En conclusin, el poema LXXV es e nico de los cuatro Spleen que evoca el escenario externo donde transcurre el drama del poeta. Baudelaire crea una especie de paisaje que es tambin un estado del alma ya que todos los elementos que lo componen, desde el tiempo fro y lluvioso (fnebre, tenebroso) hasta los objetos (miserables, banales, feos, repugnantes), remiten a la dolencia espiritual y moral que es el spleen.El dios de este poema, Pluvioso, parece tener los poderes de Jupiter pluvius, en el momento de enviar la lluvia para la purificacin de los pecados. El fro tenebroso, la lluvia, la niebla, la enfermedad, la miseria y la mortalidad son los signos de la ira divina, como un castigo que se cierne sobre los culpables. Parece como si una maldicin sobrenatural hubiese cado en esos lugares. En definitiva es la muerte del amor, la degradacin y miseria fsicas, la muerte... Pero la muerte no es el reposo de la nada. es como una continua queja en la que nada deja de sufrir, dentro del universo maldito.LXXVII SpleenYo soy como el rey de un pas lluvioso,

Rico, pero impotente, joven y no obstante antiqusimo,

Que, de sus preceptores despreciando las reverencias,

Se hasta con sus perros como con otras bestias.

Nada puede distraerle, ni caza, ni halcn,

Ni su pueblo muriendo ante su balcn.

Del bufn favorito la grotesca balada

No distrae ms la frente de este cruel enfermo;

Su lecho flordelisado se transforma en tumba,

Y las azafatas, para las que todo prncipe es bello,

No saben ms encontrar el impdico tocado

Para arrancar una sonrisa a este joven esqueleto.

El sabio que le hace el oro jams ha podido

De su ser extirpar el elemento corrompido,

Y en esos baos de sangre que de los romanos proceden,

Y de los que de sus lejanos das los poderosos se recuerdan,

No ha sabido calentar este cadver alelado

Por el que corre, en lugar de sangre, el agua verde del LeteoEn este poema aparecen algunos de los componentes habituales del spleen, los dos primeros de ndole interna y los dos siguientes de cariz ms externo:

la angustia y el peso del tiempo. A pesar de su juventud, el rey/poeta se siente viejo (v. 2), un joven esqueleto (v. 12) sin futuro y sin vida, angustiado ante el inexorable paso de un tiempo entendido nicamente como envejecimiento. El aire medieval de la pieza, la referencia a los romanos (v. 15), incluso el vocabulario empleado damas deatour [literalmente "damas de dormitorio", justo es decir, que visten a la reina], v. 10 y souris, v. 12 eran sendos arcasmos ya en tiempos de Baudelaire tienden a acentuar la atmsfera de vejez.

el aburrimiento y el tedio que, segn Baudelaire, nace de la absoluta falta de curiosidad. Cmo hemos visto, el rey/poeta no encuentra distraccin ni estmulo en nada: riqueza y poder (v. 2), elogios (reverencias en nuestra traduccin, v. 3), caza (vv. 4-5), sbditos (v. 6), bufn (vv. 7-8), cortesanas (vv. 10-11), baos de sangre (v. 15).

la lluvia y el fro, que aparecen en el v. 1 rey de un pas lluvioso y en el v. 17 se enlazan con el fro mortal del cadver del rey que nadie puede calentar, hacer entrar en calor .

la enfermedad y la muerte, presentes respectivamente en los vv. 8 enfermo cruel, 14 extirparle el elemento corrompido y en los vv. 6 (su pueblo que se muere), 9 (tumba), 12 (esqueleto), 17 (cadver). Remarcamos aqu que todos estos trminos estn situados a finales del verso y que la palabra tumba ocupa la posicin central del poema.

La omnipresencia de este spleen que evoluciona de tedio a enfermedad y desemboca en muerte creativa tiene dos derivadas que singularizan el Spleen LXXVII entre los otros:

- La impotencia del rey/poeta para superar el spleen es la misma incapacidad de su entorno para salvarlo: si por un lado l se siente impotente (v. 1) bajo el peso agobiante del spleen (el elemento corrompido, v. 14), por el otro, ni las riquezas (rico v. 2; oro, v. 13) o comodidades (cama con flores de lirios, v. 9) derivadas de su posicin, ni los vasallos ms necesitados (pueblo que se muere v. 6), ni las damas de aspecto ms sensual (impdico, v. 11), ni los hombres ms divertidos (bufn, v. 7) o ms sabios (preceptores, v. 3; sabio, v. 13) no han sido capaces de extirprselo. Las marcas ms evidentes de esta imposibilidad son los verbos poder (no ha podido, v. 13) y saber (no saben, v. 11; no ha sabido v. 17) empleados en forma negativa.

-La anulacin progresiva del Yo potico en un proceso gradual que va desde la afirmacin inicial del rey/poeta (Yo soy..., v. 1) a la disolucin final en el agua del olvido (el agua verde del Leteo v. 18). Los procedimientos que usa el autor para sugerir la desaparicin del sujeto potico son, bsicamente, el distanciamiento y la negacin:

entre los primeros podemos destacar los relacionados con el distanciamiento que supone la identificacin del poeta con un rey al cual se refiere en tercera persona posesivos ( sus de los vv. 3 y 4; el suyo, v. 6), pronombres personales (el del v. 4, le de los vv. 5 y 9), mediante demostrativos ( este cruel enfermo, v. 8) o indicando la ausencia de accin al denunciar que su pueblo [...] se muere ante su balcn (v. 6)

entre los segundos, aquellos que tienden a anularlo por asociacin con la negatividad que preside el texto y que se manifiesta gramaticalmente en los adverbios de negacin (no, vv. 5, 8, 11, 13, 17, 18; nunca, v. 13), la conjuncin copulativa ni (vv. 5-6 y 15), las conjunciones adversativas (pero, v. 2; ms bien [sino], v. 18) o los prefijos negativos (impotente, v. 2; despreciando, v 3).

En conclusin, si en los Spleens precedentes haba lugar todava para el poeta, como fantasma con voz cansada (LXXV, vv. 7-8) o como esfinge de granito con voz arisca (LXXVI, v. 22), aqu el spleen ha borrado ya en el primer verso la presencia del creador y de su obra (Yo soy igual que el rey de un pas...), y ha superpuesto la imagen de un rey muerto en vida que equivale a la del poeta fatalmente abocado a la impotencia creativa.5. BIBLIOGRAFA

-Baudelaire, Ch, Las flores del mal ( Edicin bilinge de Alain Verjat y Luis Martnez de Merlo), Madrid, Ctedra, 2008.

-Prado, Javier del, coord., Historia de la literatura francesa, Madrid, Ctedra, 1994.-Ferrat, Juan, Dinmica de la poesa, Barcelona, Seix Barral, 1968.

-Llovet, Jordi et alii, Teora literaria y literatura comparada, Barcelona, Ariel, 2005.

-http://literaturauniversal2ndebatxillerat.blogspot.com

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