Desenvolvimento magistral de cápsulas gelatinosas duras de ...
Consumo de cannabis en adolescentes y su relación...
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UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Trabajo Fin de Grado
Consumo de cannabis en adolescentes y su
relación con diferentes
trastornos
Alumno/a: Irene Ruiz Ruiz
Tutor/a: Ana María, García León
Dpto.: Personalidad, Evaluación y Tratamiento
Psicológico
Junio, 2019
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Índice
1. Introducción………………………………………………………………… 4
2. Objetivos……………………………………………………………………...4
3. Metodología…………………………………………………………………..5
4. Drogas más consumidas. Factores que predisponen su consumo y consecuencias
negativas………………………………………………………………………6
5. Asociación entre cannabis y el funcionamiento cerebral…………………..12
5.1 Efectos del cannabis……………………………………………………….13
5.2 Cambios químicos producidos en las estructuras y funciones cerebrales implicadas,
debido a la ingesta de drogas en la adolescencia. Sistemas emocionales del cerebro y drogas
implicadas en su función……………………………………………………………….15
5.3 Consecuencias sobre los sistemas emocionales debido al abuso de drogas y efectos
de éstas sobre los neurotransmisores sobre los que actúan……………………………..16
5.4 Drogas que producen cambios neurobiológicos en el sistema nervioso…....18
6. Trastornos asociados al consumo de cannabis………………….………...….18
6.1 Cannabis y esquizofrenia……………………………………………………22
7. Conclusiones……………………………………………………………………25
8. Referencias……………………………………………………………………..27
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Resumen
El consumo de drogas y su relación con diferentes trastornos ha estado presente a lo
largo de estos últimos años, haciendo hincapié en el cannabis, droga ilegal más consumida
entre la población adolescente, que se ha relacionado con trastornos mentales como la
esquizofrenia.
El objetivo del trabajo es demostrar, mediante una revisión bibliográfica, que existen
factores intraindividuales, personales, ambientales, socioeconómicos y motivacionales que se
relacionan con el consumo de drogas en el adolescente.
Mediante la revisión, también se pretende demostrar que el consumo de cannabis en la
adolescencia va a ser un precursor para la enfermedad de la esquizofrenia, encontrando una
diferenciación entre personas con esquizofrenia con antecedentes de consumo de cannabis y
las personas con este trastorno pero sin historial de consumo.
Palabras clave: adolescente, trastornos, cannabis, precursor, esquizofrenia.
Abstract
Drug use and its relationship with different disorders has been present over the last
few years, emphasizing cannabis, an illegal drug most consumed among the adolescent
population, which has been linked to mental disorders such as Schizophrenia.
The objective of the work is to demonstrate, through a bibliographic review, that there
are intraindividual, personal, environmental, socioeconomic and motivational factors that
relate to drug use in adolescents.
The review also aims to demonstrate that cannabis use in adolescence will be a
precursor to schizophrenia disease, finding differentiation between people with schizophrenia
with a history of cannabis use and people with this disorder but no history of consumption.
Key words: adolescent, disorders, cannabis, precursor, schizophrenia.
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1. Introducción
Antiguamente las drogas eran consumidas para cumplir con una función social que
se fue traspasando de cultura en cultura. Actualmente podemos decir que el consumo de
drogas es únicamente por placer, con fines recreativos, ya que no proporciona ninguna
función importante a nuestro organismo, no nos produce energía ni nos sirve como
adaptación al ambiente.
Las drogas son consumidas fundamentalmente por adolescentes siendo la población
con más riesgo y vulnerabilidad. Un inicio prematuro en el consumo de estas sustancias va
a provocar en el adolescente una dependencia física y emocional a estas drogas. Además
de ser en esta etapa de la vida donde las personas buscan experiencias nuevas. Por otra
parte este sector de la población es el que tiene más riesgo de sufrir las consecuencias
nocivas de las drogas en el organismo, debido a que la mayor parte de sus órganos siguen
en constante crecimiento (Gutiérrez, Irala & Martínez, 2006). Un uso consecutivo de estas
drogas producirá consecuencias negativas tanto mentales como físicas, además de producir
en los adolescentes una inadecuada maduración de la personalidad.
Una de las drogas ilegales más consumidas entre los adolescentes es el cannabis,
llegando a producir su uso, dependencia hacia esta sustancia, intoxicación, delirios o
diversos tipos de trastornos, centrándose en trastornos psicóticos como la esquizofrenia.
2. Objetivos
El objetivo general de esta revisión bibliográfica es ver la conexión existente que
hay entre el consumo del cannabis en adolescentes y los diferentes trastornos.
Teniendo como objetivos específicos:
Mostrar qué factores predisponen el consumo de drogas y cuáles son las
consecuencias negativas para la salud del adolescente.
Demostrar la asociación que existe entre la ingesta de cannabis y los cambios en el
funcionamiento cerebral.
Constatar que los trastornos mentales, como la esquizofrenia, están relacionados
con el abuso del cannabis, siendo esta droga un precursor de la enfermedad.
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3. Metodología
En este trabajo se ha llevado a cabo una revisión bibliográfica de los años 1994
al 2019, centrándose sobre todo en los últimos 10-15 años en la mayoría de artículos,
existiendo una minoría de referencias de los años 1994-1998. La búsqueda se ha
basado a través de los buscadores de Google académico, Dialnet, la biblioteca online
de la Universidad de Jaén, y algunas de las bases de datos que esta contiene como
ProQuest, PsycARTICLES, Pubmed y PsycINFO. Además de diversas páginas y
artículos online a las que se ha accedido proviniendo desde los artículos que fueron
encontrados en los buscadores citados anteriormente, como la revista “Adicciones”,
“Psicología y Salud”, “Revista de medicina de la Universidad de Navarra” ,
“Psychological medicine” o “International Journal of Science”.
Las palabras clave utilizadas fueron varias dependiendo del punto del trabajo.
Algunas de las más utilizadas fueron: “cannabis”, “trastornos”, “trastornos de
personalidad y cannabis”, “drogas”, “estructuras cerebrales, “factores personalidad”,
“endocannabinoides” y “esquizofrenia”. Los conectores más utilizados en las bases de
datos fueron “AND” y “OR”.
Al principio de la búsqueda no se fijó ningún filtro de fecha de publicación, ni
idioma, a excepción del último apartado que se estableció un límite de 15 años en la
búsqueda de artículos y escritos en un idioma extranjero, inglés. De esta forma se
obtuvo un total de 39 referencias, la mayoría artículos de revistas científicas.
Es de recalcar que la mayoría de artículos obtenidos han sido recogidos de
Google académico debido a que en el resto de base de datos se dificultaba el hecho de
conseguir los artículos ya que tenían un costo, o el documento se veía parcialmente.
Se procedió con la lectura de los artículos que eran de interés para este trabajo,
llevando a cabo una selección de los datos necesarios en los artículos seleccionados.
El trabajo sigue las normas APA 6º edición, tanto en el formato del texto como
en las referencias bibliográficas.
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4. Drogas más consumidas. Factores que predisponen su consumo y consecuencias
negativas.
Las drogas han existido a lo largo de toda la historia. Antiguamente existían y se
consumían sustancias psicoactivas distintas a las que se consumen en la actualidad. Las
costumbres han ido cambiando y con ellas, las sustancias más consumidas; pero siempre han
tenido el mismo fin, la búsqueda del placer.
“Las drogas en general son sustancias capaces de modificar respuestas físicas y
químicas dentro del organismo por medio de una acción directa en el sistema nervioso
central que altera las diferentes estructuras fisiológicas normales.” (Domenech, Mann,
Strike, Brands & Khenti, 2012, p. 146, cit. en Morera et al. 2015).
Existen diferentes criterios de clasificaciones a la hora de aludir a las sustancias
psicoactivas. Podemos englobarlas según el tipo de dependencia que producen, los efectos
que provocan en nuestro organismo, o la legalización de la sustancia (Glockner, 2011).
La clasificación más habitual es la que se realiza en función del tipo de dependencia
que generan. De acuerdo con este criterio las drogas pueden diferenciarse entre drogas
duras y drogas blandas (Mansilla, 2008).
Dentro de las drogas duras se encontrarían los opiáceos, los narcóticos y el alcohol
que crean dependencia física; por su parte, las principales drogas blandas son el tabaco, el
cannabis y los alucinógenos, que crean dependencia psíquica.
Otro criterio de clasificación de las drogas es el que se basa en el efecto que nos
producen, diferenciándose en este caso entre drogas estimulantes, depresoras o
alucinógenas (Rodríguez & González, 2005).
Las drogas estimulantes o excitadoras son sustancias que excitan y sobreactivan al
sistema nervioso central, incrementando así las funciones corporales, como sucede por
ejemplo con la cocaína, la nicotina del tabaco, o las anfetaminas. Por otro lado las drogas
depresoras o inhibidoras van a ocasionar lentitud en la actividad del sistema nervioso; entre
ellas destacan, la heroína, el alcohol, el cannabis, la metadona y los tranquilizantes. Y por
último las drogas alucinógenas o distorsionantes, las cuáles alteran la conciencia y la
percepción de la persona, como sucede con el cannabis o marihuana, el PCP, LSD o el
éxtasis (MDMA). En el caso del cannabis, éste produciría tanto efectos alucinógenos como
depresores.
Por último, también puede establecerse una diferenciación entre las drogas
dependiendo de si la sustancia es considerada legal o ilegal (Mansilla, 2008).
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Según Becoña (2000), existen diferentes tipos de drogas según su comercialización
legal o ilegal:
Las drogas legales se encontrarían comúnmente aceptadas por la sociedad como el
alcohol, el tabaco y los fármacos recetados mediante preinscripción médica. Y por otro
lado se hallarían las drogas ilegales, siendo estas sustancias psicoactivas por las que se
accede mediante el “mercado negro”, como por ejemplo, la cocaína, la heroína y los
derivados del cannabis. También se engloba dentro de este grupo a las drogas sintéticas o
habitualmente llamadas “drogas de diseño” (éxtasis o MDMA, LSD, metanfetaminas).
El adolescente en el momento del consumo, va a basar su elección dependiendo de
los efectos que vaya buscando y las consecuencias que las drogas le produzcan en el
organismo.
En la actualidad, el consumo de drogas entre adolescentes ha ido aumentado con
respecto a los últimos años, debido a la mayor disponibilidad de este tipo de sustancias en
la sociedad. Ante la alta cantidad de recursos para conseguir las drogas, los adolescentes se
ven obligados a decidir si van a ser compradores o no de estas sustancias. En el caso de
que el adolescente decida consumir, puede llegar a darse un consumo abusivo entre el
grupo de iguales (Becoña, 2000).
En una encuesta realizada por el Plan Nacional sobre Drogas (2000), en
adolescentes con edades comprendidas entre 14 y 18 años, se ha encontrado que las drogas
más consumidas entre los jóvenes en los últimos 12 meses, son el alcohol (80%) en primer
lugar, seguido del tabaco y el cannabis (20-30%). Comparando los datos de esos 12 meses
con los del último mes de dicha encuesta se ve que el consumo de estas sustancias aumenta
considerablemente: alcohol (65´8%), tabaco (28´3%), cannabis (17´2%) y, resto de drogas
(entre un 1´6% y un 2´4%), como se muestra en la tabla 1, que hace referencia a la
prevalencia de consumo de drogas en los últimos 12 meses del año 2000, en las personas
de 14 a 18 años, y la edad de inicio media en el consumo de estas sustancias. Esta encuesta
también ha informado de que el patrón habitual de consumo es el de policonsumidor,
abusando de varias de estas sustancias a la vez tanto diaria como esporádicamente.
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Tabla 1
Prevalencia de consumos de drogas en los últimos 12 meses del año 2000 en las personas de
14 a 18 años, con su correspondiente edad de inicio
Sustancia Todos (%) Hombres (%) Mujeres (%) Edad
media de inicio
Alcohol 81,9 80,7 83,1 13,6
Tabaco - 22,7 33,3 13,1
Cannabis 25,1 27,7 22,8 14,8
Alucinógenos 4,1 5,2 3,1 15,1
Cocaína 4,1 5,1 3,1 15,4
Anfetaminas 3,8 5,0 2,7 15,2
Tranquilizantes 4,7 3,6 5,6 13,8
Sustancias volátiles 2,7 3,5 2,0 -
Éxtasis 2,5 3,1 2,0 14,8
Nota: Recuperado de Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas. (2000)
Como puede observarse, el alcohol y el tabaco, al ser sustancias legales y
tradicionalmente aceptadas, suelen ser utilizadas a nivel social para integrarse en el grupo
de iguales y llegar a desinhibirse socialmente (Delegación del Gobierno para el Plan
Nacional sobre Drogas, 2017). No muy lejos del consumo del tabaco se encuentra el
cannabis que, debido a su uso entre los más jóvenes, se está convirtiendo en una droga
prácticamente normalizada, aunque se encuentre dentro del grupo de sustancias ilegales.
En cuanto a otras drogas ilegales como el éxtasis, la cocaína o la heroína, suelen ser
consumidas en la etapa adolescente, pero solo una parte de las personas que las han
probado a lo largo de su vida llegan a ser dependientes (Delegación del Gobierno para el
Plan Nacional sobre Drogas, 2017).
Por otra parte, en uno de los últimos informes realizados por el Observatorio
Español de las Drogas y Adicciones (OEDA) (2017), realizado con sujetos con una edad
comprendida entre 14 y 18 años, se muestra cómo la edad de inicio de consumo de las
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drogas se sitúa entre los 13 y los 16 años. En él se indica asimismo que las drogas legales
como son el tabaco y el alcohol son las más consumidas, seguidas por el cannabis, que es
una droga ilegal. Según los datos, existe una diferenciación entre géneros: los hombres
consumen más drogas ilegales mientras que las mujeres toman más sustancias legales. Este
patrón de consumo marcado por las diferencias de género va a aumentar con la edad.
A continuación se exponen los resultados del OEDA (2017), con indicación del
porcentaje de consumidores con edades comprendidas entre 14 y 18 años, y las drogas más
consumidas en los últimos 12 meses del año 2014 en España.
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Nota: Recuperado de Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (2000)
Se ha constatado que una de las causas del mayor o menor descenso de estas
sustancias es la percepción de riesgo que tengan los adolescentes con respecto a cada droga.
Si el adolescente no percibe que el hecho de consumir ciertas drogas puede ser un riesgo para
su salud, el consumo de las drogas aumentará. Asimismo, se ha demostrado que la conducta
de consumo de alcohol y tabaco está estrechamente relacionada con que en un futuro la
persona sea consumidora de cannabis, siendo estas dos primeras drogas precursoras del
consumo de dicha sustancia ilegal. En la misma línea, los consumidores de cannabis tienen
también más probabilidad de tomar otras sustancias, como la cocaína y la heroína en
comparación con las personas que no han consumido marihuana (Becoña, 1999 cit. en Becoña
2000).
El consumo de estas drogas ilegales vendría causado por una serie de factores
intraindividuales y personales, socioeconómicos, ambientales y motivacionales (Maturana,
2011)
Los factores intraindividuales como la personalidad y las habilidades sociales que
la persona posea, han sido relacionados con el aumento del uso de las drogas. González,
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% consumidores
% consumidores
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Ibáñez y Peñate (1997) comprobaron que existía cierta relación entre el consumo de
sustancias y factores de personalidad como, la inestabilidad emocional, el psicoticismo y la
extraversión. A demás de estos tres factores personales, también se ha relacionado el
consumo de drogas con la búsqueda de sensaciones y la desinhibición del adolescente
(Luengo, Otero-López, Romero & Gómez, 1996). Se considera además, que el adolescente
tendrá un prototipo de comportamiento antisocial, y un patrón de persona rebelde,
caracterizado por la impulsividad y la falta de responsabilidad (Becoña et al. 2011).
A estos factores de personalidad se añaden los factores socioeconómicos tales como
la carencia de recursos económicos, la marginalidad del barrio y la oferta de estas
sustancias en los sectores más marginales, que harán del entorno del adolescente un
ambiente idóneo que lo conllevará a buscar y consumir este tipo de sustancias (Hernández
& Cruz, 2008).
Otro factor muy relevante en el consumo de drogas ilegales es el factor ambiental,
dentro del que se encontraría la familia, fuente de problemas de comunicación con los
adolescentes, que favorecen el uso de las drogas. Los adolescentes que muestran
dificultades a la hora de relacionarse con sus familias y que tienen un bajo nivel de
productividad escolar, van a tener mayor dificultad para integrarse, lo que se considera un
factor de riesgo a la hora de consumir drogas (Hernández & Cruz, 2008). Otros factores de
riesgo serian el ambiente donde el niño se cría, como el barrio, la vivienda y la relación
que tenga con sus padres y amigos. Cuando los adolescentes permanecen más tiempo con
los amigos (sobre todo adictos) tendrán más riesgo de llegar a consumir algún tipo de
sustancia (Alvarado, Lucero & Salinas, 2011).
Pero se ha comprobado que estos factores no son los únicos desencadenantes para
que el adolescente consuma, además le hace falta motivación para hacerlo, la cual suele
estar ligada a la curiosidad y el placer (Maturana, 2011). Algunos jóvenes han comprobado
que esa complacencia que ellos perciben es momentánea, por lo que no vuelven a
consumir, mientras que los que continúan haciéndolo descubrirían otro tipo de motivación
llamada “soporte artificial” en el que la persona no encontraría satisfacción en su vida
diaria y con los recursos naturales existentes, necesitando un producto químico, la droga.
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Por otra parte, cuando los jóvenes dedican su tiempo libre a estar con la familia,
estudiar o realizar actividades deportivas, suelen tener menos riesgo de envolverse en el
consumo de sustancias psicoactivas; esto es debido a que estas actividades son
consideradas factores ambientales protectores.
Por último, el consumo de drogas en los adolescentes va a conllevar una serie de
consecuencias negativas en la vida del joven.
Según Hernández y Cruz (2008), el consumo de drogas va a afectar a la persona en
todos los ámbitos de la vida, desde el intrapersonal hasta el social, afectando también a su
relación con la familia y a su vida estudiantil, en la que el adolescente va a procurar
consumir alcohol para ser parte del grupo y sentirse aceptado e integrado. Por otra parte,
algunas de las consecuencias del consumo de estas sustancias son también la ansiedad, la
frustración y la inquietud, que van a producir en el adolescente un malestar clínicamente
significativo (Cano, Miguel, González & Iruarrizaga, 1994). Se ha constatado que 5 años
después del inicio precoz de los adolescentes en la droga, estos tenían más posibilidades de
abandonar los estudios, no advertir el riesgo en otras sustancias psicoactivas y llegar a
cometer más actos vandálicos (Gutiérrez, Irala & Martínez, 2006).
5. Asociación entre cannabis y el funcionamiento cerebral
Al influir directamente en el sistema nervioso central (SNC), las drogas van a
producir unos efectos sobre funciones como la orientación, la conciencia, y el resto de
funciones psíquicas de la persona. Pero las drogas también tienen consecuencias indirectas
sobre el comportamiento del individuo y las relaciones con los grupos sociales (Morera, et
al. 2015). Estas van a desencadenar una dependencia en la persona hacia la droga que va a
depender del tipo, dosis y frecuencia del uso de la sustancia.
El consumo de cannabis, más específicamente, va a ocasionar una serie de efectos
en nuestro organismo alterando la homeostasis. Dichos efectos pueden verse reflejados a
continuación.
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5.1 Efectos del consumo del cannabis:
El cannabis es un compuesto formado entre otros por el tetrahidrocannabinol
(THC), que es el elemento psicoactivo de la planta del cannabis (Russo, 2011). Esta
sustancia psicoactiva altera la memoria episódica y el aprendizaje del consumidor y
también es responsable de las ilusiones mentales que aparecen cuando se consume esta
droga (Curran, Brignell, Fletcher, Middleton & Henry, 2002). El cannabis produce unos
efectos que dañan y aminoran la memoria a corto plazo y por lo tanto dificulta la ejecución
de tareas complejas e incluso labores sencillas, debilitan la capacidad de concentración y
pueden también perturbar el sentido, la percepción del tiempo y el espacio, además de otras
capacidades cognitivas superiores (De Fonseca, 2004).
Pueden además producir euforia o disforia, dependiendo de la experiencia anterior
del individuo y de la dosis administrada. Así mismo, además de alterar las funciones
cognitivas mencionadas anteriormente, también produce las reacciones que se describen en
la tabla 2 en nuestro cuerpo (Del Valle, Rodríguez, Morán & Mera, 2012).
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Tabla 2
Efectos farmacológicos del cannabis y THC
Efectos Neuropsiquiátricos Euforia, disforia, relajación, ansiedad,
despersonalización, aumento de la percepción
sensorial, alucinaciones, alteración de la
percepción del tiempo, psicosis,
fragmentación del pensamiento, aumento de
la creatividad, alteración de la MCP, ataxia,
lentitud en la coordinación motora.
SNC Analgesia, relajación muscular,
estimulación del apetito, efecto antiemético,
descenso de la temperatura corporal.
Sistema Cardiovascular Taquicardia, aumento de la demanda
de oxígeno, vasodilatación, hipotensión
ortostática.
Tracto Endocrino Disminución de las concentraciones
plasmáticas de LH, FSH, TSP, PL, GH,
alteración del metabolismo de la glucosa
Material Genético Inhibición de la síntesis de ADN,
ARN y proteínas
Nota: Recuperado de Usos terapéuticos del cannabis. Psicología de las Adicciones (2012)
Una de las reacciones del cannabis es la ansiedad, caracterizada por crisis de
ansiedad y crisis de pánico que afectan de manera más abrupta a los consumidores
principiantes (Gutiérrez, Irala & Martínez, 2006). Las personas consumidoras de esta
sustancia especifican esta reacción como un miedo intenso a perder el control de la
situación que va a ser lo que ocasione dicho estado de pánico. Dichos efectos se detienen a
las pocas horas de haberse producido la ingesta (Rosa, 2003). Diversos estudios
transversales han asociado los trastornos de ansiedad y depresión con el consumo de
sustancias psicoactivas como el cannabis, sobre todo en adolescentes. A la vez, en una
investigación longitudinal que duró siete años, con 1601 sujetos de entre 14-15 años, se
halló que consumir cannabis todos los días producía un aumento en el riesgo de padecer
síntomas de ansiedad y depresión como la anhedonia y la ideación autolítica,
principalmente en chicas. Existiendo así un riesgo grave de pensamientos e intentos
suicidas debido al efecto instigador de la depresión que es provocada por el cannabis
(Gutiérrez, Irala & Martínez, 2006).
15
Como consecuencia, todos estos elementos van a producir cambios físico-
bioquímicos en el cerebro modificando significativamente las funciones mentales y
neuronales (Morera et al. 2015).
Debido a los efectos producidos por la ingesta del cannabis, se van a desencadenar una
serie de cambios químicos en el cerebro afectando así a las funciones cerebrales.
5.2 Cambios químicos producidos en las estructuras y funciones cerebrales
implicadas, debido a la ingesta de drogas en la adolescencia. Sistemas
emocionales del cerebro y drogas implicadas en su función:
El cerebro en la adolescencia se encuentra expuesto a unos determinados cambios
que van a hacer que este sea más sensible a los estímulos, dentro de los cuales se
encuentran los estímulos químicos producidos por la ingesta de las diferentes drogas.
Dichos estímulos tienen la capacidad de ocasionar cambios que se mantendrán estables en
el tiempo, provocando alteraciones en el circuito cerebral y obviamente una posible
adicción en la persona consumidora (Morera et al., 2015). Debido a estas alteraciones
producidas en el circuito cerebral, se van a ver implicadas una serie de estructuras
cerebrales.
Desde un nivel neurobiológico, las funciones cerebrales superiores se encuentran
comprendidas en la corteza cerebral. El encéfalo (que se encuentra dentro de la cavidad
craneal y que está formado por cerebro, cerebelo y bulbo raquídeo) se desarrolla en
determinadas estructuras.
La estructura que se encuentra implicada en la toma de decisiones, planificación y
el juicio, es la corteza prefrontal; ésta es la última en terminar de desarrollarse, por esto
mismo los adolescentes toman decisiones arriesgadas y son más vulnerables a las drogas.
Que esta estructura sea la última en formarse también nos explica por qué el consumo en
esta edad tan crítica puede afectar al consumo de sustancias en un futuro y convertirse en
adicción (Morera et al., 2015).
A la misma vez que existen estructuras cerebrales implicadas con el consumo de las
drogas, se han hallado diferentes sistemas emocionales los cuales se van a ver afectados
por dicho consumo.
Según Méndez y colaboradores (2010) podemos hablar de dos tipos de sistemas
emocionales en el cerebro:
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Sistema del placer: pone en marcha el sistema de la motivación-recompensa para
elaborar una sensación placentera y así garantizar que la persona vuelva a repetir ese
comportamiento. Este sistema se puede activar por reforzadores naturales, como serian la
comida, la bebida o el sexo (todos ellos indispensables en nuestra vida), o también puede
accionarse por reforzadores no naturales, como las drogas (Méndez et al. 2010). Algunas
sustancias psicoactivas pueden activar este sistema unas 10 veces más que una recompensa
de origen natural y a la vez sus efectos van a prolongarse más en el tiempo (esto sería
llamado “sensación intensa de placer”).
Las drogas consumidas desorientan al intelecto, siendo un proceso revertido ya que
las estructuras homeostáticas se accionan y se va a necesitar cada vez más cantidad de
droga para provocar el mismo efecto. La secuela de este proceso es que se van a ir
alterando las funciones del cerebro progresivamente y se van a ir produciendo cambios
plásticos en el cerebro.
Sistema de castigo: activado por el miedo, que va a realizar el cometido de hacer
huir a la persona ante estímulos que pongan en peligro su vida e integridad, siendo esta una
respuesta adaptativa de los seres vivos.
Existe una conexión fisiológica entre el sistema del placer y el del castigo,
predominando siempre uno de los dos para llevar a cabo un determinado comportamiento,
guiado por las estructuras frontales.
Cuanto más activo está el sistema de motivación-recompensa a causa de la droga,
mas rápido se pondrá en marcha el sistema de castigo para compensar la actividad del
sistema del placer y que se produzca un equilibrio. Dicho equilibrio entre los sistemas del
cerebro es necesario para que se produzca una buena ejecución frente al medio y el
adolescente pueda enfrentarse al día a día sin ninguna complejidad (Méndez et al., 2010)
Los sistemas emocionales al verse implicados por la ingesta de drogas, se van a
producir cambios en estos, llegando a provocar en un periodo a corto y largo plazo, unas
consecuencias en dichos sistemas emocionales debido al abuso de las diferentes drogas.
5.3 Consecuencias sobre los sistemas emocionales debido al abuso de drogas y
efectos de éstas sobre los neurotransmisores sobre los que actúan :
Una de las consecuencias del abuso de drogas, es que los reforzadores naturales
como la comida o el sexo producen muy pocos efectos placenteros; de tal modo que, el
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sistema del placer solo es puesto en marcha con el consumo de sustancias. Cuanto más se
consuma, menor será la respuesta, por lo que se tiene que incrementar cada vez más la
dosis. Este aspecto es entendido como “tolerancia”. Cuando se produce un largo espacio de
tiempo sin consumir drogas, después de haber estado un largo periodo consumiéndolas, el
sistema de castigo, al estar con una alta actividad, se hará notar con mucha vehemencia
haciendo que la persona sufra durante el “síndrome de abstinencia” (Vicario & Romero,
2005, Méndez et al., 2010). Los síntomas ocasionados por dicho síndrome de abstinencia
se equiparan con la respuesta emocional que poseemos al estrés.
Cuando se elimina el cannabis del consumo diario de los adolescentes, de manera
vehemente, el THC se va aboliendo lentamente del organismo y los síntomas que la
persona puede presentar son: irritabilidad, insomnio, ansiedad, subida de la temperatura
corporal, dolores musculares y búsqueda de la droga (craving) (Tamayo, 1998).
Las consecuencias no solo van a afectar al organismo en sí, también se van a
producir una serie de cambios en las conexiones cerebrales. Cuando se producen estos
cambios se van a ver afectados por diferentes efectos los neurotransmisores sobre los que
actúan las distintas sustancias psicoactivas.
Las drogas van a actuar directamente sobre los receptores de los neurotransmisores.
Actuando la nicotina sobre el receptor nicotínico de la acetilcolina (ACh), el alcohol sobre
el gamma-aminobutírico (GABA), la marihuana en los receptores endocannabinoides
(eCBs), (CB1 y CB2) y la cocaína en el transportador de dopamina (DAT). Así, las drogas
activarían con más fuerza y de forma más directa que los reforzadores naturales, el sistema
de la motivación-recompensa anteriormente citado (Méndez et al. 2010).
El THC es el componente activo del cannabis. Mayormente este componente
provoca efectos agonistas sobre los receptores cannabinoides (CB1), activándose dichos
receptores (Grotenhermen, 2006). Esta acción agonista quiere decir que los receptores son
activados, a diferencia de la antagonista que produce un bloqueo en los efectos del THC;
cuando se produce la activación de los receptores CB, se van a producir diversos efectos
como la euforia, la ansiedad, la relajación muscular y reducción del dolor (Grotenhermen,
2006).
Cuando se produce un consumo o abuso del cannabis, el THC activa a los
receptores cannabinoides llegando a producir una serie de cambios neurobiológicos en el
SN.
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5.4 Drogas que producen cambios neurobiológicos en el sistema nervioso:
Que la persona consuma por primera vez puede ser el resultado de diversos
cambios estructurales en los genes, como por ejemplo mutaciones o polimorfismos que han
sido heredados. Sin embargo cuando ya se ha producido el fenómeno de la tolerancia en la
persona consumidora, pueden ocasionarse cambios plásticos en el cerebro producto de
modificaciones epigenéticas, que son reversibles si el sujeto se pone en manos de un
especialista (Méndez et al., 2010).
A este tipo de sustancias que son capaces de producir cambios neurobiológicos y
provocar un aumento en la respuesta del sistema nervioso central a otras drogas, son
llamadas “droga puerta de entrada”. Este tipo de droga se determina como: “La secuencia
en la cual el uso de una sustancia precede y aumenta de alguna manera la probabilidad
del uso de otra sustancia ilícita.” Esto se ha visto que sucede con drogas como tabaco,
alcohol y marihuana (Fergusson, Boden, & Horwood 2006, cit. en Maturana, 2011).
Los resultados inmediatos de las drogas mencionadas, que resultan adictivas para
las vías dopaminérgicas, pueden llegar a modificar los circuitos neurobiológicos que estén
implicados en esto, fomentando unos cambios en el cerebro que se pueden observar en los
trastornos por empleo de sustancias adictivas (Chambers, Taylor & Potenza, 2003).
6. Trastornos asociados con el consumo de cannabis
El cannabis es la droga ilegal más consumida entre los adolescentes de nuestro país,
es una sustancia psicoactiva que actúa de manera depresora en el SN produciendo lentitud
en nuestra capacidad física y cognitiva. Además esta droga tiene efectos alucinógenos
alterando así la conciencia y la percepción del adolescente llegando a provocar una serie de
trastornos mentales importantes.
Al hablar de cannabis también se debe hacer del cannabis natural y cannabis
sintético, este último se fabrica en el laboratorio con cannabinoides adulterados y conlleva
efectos muchos más fuertes que el cannabis que no se elabora en el laboratorio (Mensen et
al. 2019). El cannabis sintético actúa en el mismo receptor que el cannabis natural,
simulando los mismos efectos. Teniendo así propiedades estructurales que hacen que se
pueda unir al receptor CB1, responsable de los efectos que actúan sobre el SN del cuerpo.
Mientras que el componente principal del cannabis natural es el THC, el cannabis sintético
19
va a estar constituido por THC modificado estructuralmente y diferentes compuestos
modificados también (Sánchez, Crespo, Aleixandre & Bueno, 2016).
Esta diferenciación entre el cannabis natural y el sintético van a provocar distintos
trastornos en el adolescente. El uso del cannabis sintético presenta más enfermedades
físicas como, el infarto del miocardio, un accidente cerebrovascular o convulsiones, aparte
de las mentales como la psicosis. Las enfermedades mentales van a ser más trascendentales
que con el consumo del cannabis natural. Además, los adolescentes que consumen el
cannabis sintético muestran síntomas psicóticos más graves que consumiendo cannabis
natural. En la siguiente tabla 3, se muestra la categoría de Inventario Breve de Síntomas
(BSI) y cuáles de estos síntomas se dan más comúnmente según el tipo de cannabis
consumido; natural o sintético (Mensen et al. 2019).
20
Tabla 3
Puntuación en categoría BSI con intervalos de confianza del 95%
Categoría BSI Cannabis Natural
95%
Cannabis sintético
95%
Somatización 0,23-0,36 0,61-0,87
Obsesivo compulsivo 0,49-0,72 1,20-1,53
Sensibilidad interpersonal 0,30-0,49 0,77-1,10
Depresión 0,43-0,70 1,05-1,39
Ansiedad 0,24-0,42 1,00-1,32
Hostilidad 0,15-0,28 0,58-0,86
Ansiedad fóbica 0,19-0,36 0,77-1,10
Ideación paranoica 0,17-0,28 0,75-1,05
Psicoticismo 0,27-0,45 0,67-0,98
Nota: Recuperado de Mensen y colaboradores (2019)
El cannabis sintético y natural tienen semejanzas tanto en su estructura como en los
efectos provocados, pero es de destacar que las probabilidades de padecer una enfermedad
mental por el consumo del cannabis sintético es mucho más elevado que por el consumo del
cannabis natural, como se muestra en la tabla 3.
En la tabla 3 se presentan, los trastornos que más se dan al consumir cannabis natural
por orden de mayor prevalencia, el Trastorno Obsesivo Compulsivo, la Depresión y, en
tercer lugar, el psicoticismo. Mientras que mediante el consumo de cannabis sintético las
enfermedades más padecidas son el Trastorno Obsesivo Compulsivo, la Depresión y en tercer
lugar la Ansiedad (Mensen et al., 2019).
Además de estos trastornos, también se puede relacionar el consumo de cannabis con
el trastorno bipolar, la fobia social y los trastornos de personalidad (Fernández, Fernández,
Secades & García-Portilla, 2011).
21
En un estudio realizado por Lagerberg y colaboradores (2009), investigaron cuales
eran los factores relacionados con la edad de inicio del trastorno bipolar, teniendo como factor
principal el uso del cannabis.
La muestra de este estudio estaba compuesta por 151 pacientes con trastorno bipolar I
y II, que en su adolescencia habían consumido cannabis. Los pacientes que consumieron de
manera diaria esa sustancia psicoactiva presentaron un inicio precoz en la enfermedad. Lo que
sugiere una cierta relación entre la ingesta del cannabis y el trastorno bipolar, indicando que
un inicio temprano en el consumo va a provocar un trastorno bipolar en individuos que son
genéticamente vulnerables a esta enfermedad.
Además de tener relación con los trastornos bipolares, el cannabis se relaciona con
otro tipo de trastornos como el de personalidad esquizotipico. Aunque escasamente existen
estudios que demuestran esta conexión, Anglin y colaboradores (2012), realizaron una
investigación para determinar si la ingesta de cannabis durante la adolescencia tendría una
posterior relación con el origen del trastorno de personalidad esquizotipico.
Mediante un estudio longitudinal, con una muestra de 804 sujetos, se evaluó a las
personas que habían consumido cannabis en su adolescencia, contemplando si en la
actualidad padecían síntomas esquizotipicos y controlando a su vez una serie de variables.
Los resultados obtenidos fueron que el inicio anticipado de esta droga predijo firmemente los
síntomas del trastorno de personalidad esquizotipico en la adultez, algunos de estos síntomas
son la ansiedad social, los pensamientos paranoides y los patrones de lenguaje inusuales.
El cannabis además altera el correcto funcionamiento del sistema endocannabinoide
del cuerpo (Arias et al., 2013). Este sistema en condiciones naturales se va a ver involucrado
en una diversidad de procedimientos fisiológicos entre los que se encuentran la apetencia, la
regulación emocional, el sentimiento de dolor y la respuesta al estrés, mediando además los
efectos psicoactivos del cannabis (De Fonseca, 2004). Asimismo esta droga se encuentra
muy relacionada con el trastorno de la esquizofrenia como se ha visto en diferentes estudios
de cohortes que han demostrado el consumo de cannabis como factor de riesgo de la
esquizofrenia y estudios experimentales sobre los efectos del cannabis en la esquizofrenia
(Arias, 2007)
22
6.1 Cannabis y esquizofrenia
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que un consumo duradero
de cannabis en correlación con la esquizofrenia va a acelerar el inicio de la enfermedad,
afectando más a los adolescentes que empezaron el consumo antes de los 18 años, además,
el número de recaídas en los próximos 15 años será mayor y tendrá más gravedad,
admitiendo que es más factible cuando se tiene una predisposición genética a la
esquizofrénica y se es consumidor de cannabis (Gutiérrez, Irala & Martínez, 2006).
Al hablar del consumo de cannabis también hablamos de una posible “patología
dual” definida como: “Presencia de un trastorno adictivo y un trastorno mental en un
individuo, dentro de un periodo concreto”. La aparición de esta patología dual en personas
adictas al cannabis se va a asociar con algunos trastornos mentales graves como la psicosis,
cuanto antes empiece la persona a consumir, mas riesgo va a presentar (Arias et al., 2013).
Se ha indicado que un 15,4% - 25% y un 50% - 64,7% de personas con esquizofrenia han
abusado del cannabis en presencia de la enfermedad, convirtiéndose en la principal
comorbilidad del trastorno (Tamayo, 1998).
El porcentaje de personas consumidoras de cannabis es mucho más numeroso en
pacientes con esquizofrenia, que en la población en general, esto es explicado por algunos
autores relacionando el cannabis con unas características ansiolíticas y estimuladoras
(Gutiérrez, Irala & Martínez, 2006).
Aunque existen hipótesis de algunos autores como Boydell y colaboradores (2006)
que afirmaban que el aumento del consumo de cannabis no demuestra un aumento en el
trastorno de la esquizofrenia, en los resultados de este estudio se evidenció que esta
hipótesis solo se ha acreditado una vez, e incluso en ese estudio se llegaron a conclusiones
opuestas de las que el autor pensaba.
Large, Di Forti y Murray (2015), a raíz del estudio anterior muestran que el
cannabis al utilizarse solo y exclusivamente como uso recreativo, es un factor de riesgo
para aquellas personas con una vulnerabilidad genética a la esquizofrenia. Una de las
explicaciones a este suceso es que algunos de los genes que se encuentran asociados con
una disposición a la ingesta del cannabis, se van a manifestar entre los genes predispuestos
a la esquizofrenia, por lo que la predisposición genética del consumo de cannabis
aumentaría el riesgo de padecer este trastorno.
Existen otros estudios longitudinales en los que se afirma que el cannabis es un
precursor de la esquizofrenia.
23
Degenhardt y Hall (2006), llevaron a cabo una revisión de diferentes estudios
longitudinales para medir si la ingesta de cannabis en la adolescencia es la causa de la
esquizofrenia. Se analizaron las relaciones entre el consumo del cannabis y el riesgo de
padecer un trastorno esquizofrénico, controlando variables como las características
personales. Las conclusiones de la revisión de 6 estudios longitudinales, demostraron que
un consumo habitual de cannabis va a prever un considerable riesgo de padecer
esquizofrenia o síntomas psicóticos, y además esta enfermedad se va a ver precipitada en
personas con vulnerabilidad genética a la esquizofrenia.
En un estudio llevado a cabo por Manrique y colaboradores (2014) se quiso
averiguar si las personas que en su adolescencia habían consumido cannabis y en la
actualidad padecían esquizofrenia, tenían un pronóstico diferente en readmisión y duración
hospitalaria comparándolo con pacientes con esquizofrenia que no habían consumido
cannabis en su adolescencia.
La muestra fue de 357 sujetos con historia de consumo de cannabis entre los 18 y
20 años, y se llevó a cabo un estudio longitudinal durante 1973 a 2007.
Los resultados mostraron que los pacientes con esquizofrenia con antecedentes de
ingesta de cannabis, obtuvieron una mediana de mayor duración en el primer episodio
hospitalario, 59 días en comparación con los pacientes que no consumieron cannabis, que
su duración fue de 39 días. A la misma vez los consumidores de cannabis eran más veces
ingresados en el hospital, 10 veces, estando un total de 547 días frente a los 4 ingresos de
los pacientes que no consumieron cannabis en la adolescencia con un total de 184 días.
Las conclusiones a las que se llegaron con este estudio longitudinal demostró que
los pacientes con esquizofrenia y antecedentes de consumo de cannabis presentaron más
recaídas de episodios de esquizofrenia y a la vez más ingresos hospitalarios debidos a este
trastorno, en comparación con los pacientes sin consumo anterior de esta sustancia.
Asimismo, se indica que el cannabis no solo aumenta el riesgo de esquizofrenia, sino que
el desarrollo y pronóstico de la enfermedad van a ser más graves que en los pacientes con
esquizofrenia con un historial de ausencia de consumo de cannabis.
Como se muestra en estos estudios se encuentran dos aspectos a tener en cuenta a la
hora de hablar de los efectos del cannabis en la esquizofrenia: la predisposición genética a
la hora de tener estos síntomas psicóticos y el sistema cannabinoide endógeno, ya que este
tiene cierta participación en las adicciones (Arias, 2007). Un uso consecutivo de esta
droga en pacientes con predisposición genética, puede provocar una esquizofrenia con más
24
síntomas positivos y menos negativos que cualquier otro esquizofrénico no consumidor de
cannabis, además suelen tener peor respuesta a los antipsicóticos y más recaídas que
aquellas personas que no han consumido cannabis y tienen la misma enfermedad, esto es
debido al sistema cannabinoide endógeno, en él se produce una alteración en las personas
esquizofrénicas que es parecida a la causada por la intoxicación de cannabis en los sujetos
saludables.
Como se ha demostrado, el cannabis al ser un precursor de la esquizofrenia,
incapacita a la persona en muchos ámbitos de su vida. Dicha droga se ha asociado con la
inferencia de síntomas psicóticos como angustia, grandiosidad, fuga de ideas, aceleración
de los pensamientos, alucinaciones no verbales e ideas paranoides (Gallego, 2002). La
conducta del consumidor puede volverse hostil, aunque estos episodios sean de corta
duración. Esta conducta volverá a aparecer cuando el adolescente retorne el consumo del
cannabis (Gallego, 2002). También, la edad de inicio precoz del consumo del cannabis
puede aventajar la edad de comienzo de la esquizofrenia (Arias, 2007), debido a esto, sería
necesario prevenir dicho consumo, mayormente en la población con más riesgo; los
jóvenes, que inician esta experiencia en la adolescencia (Álvarez, Gomar, García-Portilla &
Bobes, 2019).
Según Arias (2007), al consumir cannabis existen unos aspectos relacionados con la
psicosis en la esquizofrenia, con una clara evidencia:
1. Un gran porcentaje de personas con esquizofrenia toma cannabis
2. El cannabis provoca síntomas psicóticos.
3. Esta sustancia provoca psicosis inducidas.
4. Esta droga aumenta los síntomas positivos de la esquizofrenia.
5. El cannabis incrementa el riesgo de recaídas e ingresos por psicosis.
6. Hay menos síntomas negativos psicóticos al consumir cannabis.
Cuando el joven consume elevadas dosis de cannabis durante un largo tiempo esto
conlleva al sujeto a un estado de pasividad y un desinterés debido a la disfunción de las
capacidades cognitivas y además, las interpersonales y las sociales, esto es considerado
como “síndrome amotivacional” (Gallego, 2002).
25
Por último, diferentes estudios han exhibido que las personas con esquizofrenia adictas
al cannabis, una vez cesado su consumo mejoran y aumentan sus funciones cognitivas, en
comparación a cuando estaban consumiendo esta droga (Álvarez, Gomar, García-Portilla &
Bobes, 2019).
7. Conclusiones
A través de este trabajo se han podido obtener unas conclusiones en referencia al
consumo de cannabis y su relación con diferentes trastornos.
Los adolescentes son el sector de la población con más vulnerabilidad y riesgo de
consumir drogas, en especial el cannabis, droga ilegal más consumida entre los jóvenes, sin
ser realmente conscientes de todas las consecuencias graves que conlleva este acto para la
salud. Este consumo se va a ver influido por una serie de factores intrapersonales como la
búsqueda de sensaciones, la extraversión, la inestabilidad emocional y la desinhibición del
adolescente. Los factores socioeconómicos como la gran oferta y demanda del cannabis y
la marginalidad del barrio en el que el adolescente viva, también van a influir en el hecho
de consumir. Además, el ambiente del niño como su grupo de iguales y su familia va a
afectar a este suceso.
Como se muestra en esta revisión, el cannabis va a modificar diversas funciones y
va a producir cambios a largo plazo en las estructuras del cerebro debido a que estas se
encuentran aun en desarrollo. Asimismo el cannabis y otras drogas van a producir unos
efectos adversos sobre el SN, afectando tanto el nivel físico como la salud psíquica de la
persona, provocando una dependencia absoluta hacia la droga.
La conclusión final obtenida con este trabajo es que el consumo de cannabis en
edades tempranas va a actuar como precursor de muchas enfermedades y trastornos
mentales. A corto plazo este consumo va a producir ansiedad, depresión y hostilidad entre
algunos, además se va a relacionar con trastornos más graves como trastorno bipolar, TOC,
trastorno de personalidad esquizotipico y, con el trastorno que más se ha relacionado ha
sido la esquizofrenia. El consumo del cannabis en la adolescencia va a actuar como
desencadenante de esta enfermedad sobre todo en las personas con vulnerabilidad genética,
encontrando una diferenciación entre los pacientes con esquizofrenia que han sido
consumidores de esta droga, y las personas con este trastorno pero sin historial de
consumo. Siendo el pronóstico de la enfermedad mucho mas mejorable en los casos en los
26
que no existían antecedentes de consumo, a la misma vez que el cese del consumo mejora
los síntomas psicóticos de la esquizofrenia.
En la actualidad, la población no se encuentra concienciada con respecto a este
problema, existiendo mucha falta de información en los adolescentes. Si este sector de la
población conociese todas las consecuencias que el consumo de cannabis produce, se
produciría una disminución de trastornos mentales asociados al consumo de sustancias, y
las personas con esta enfermedad mejorarían en su pronóstico debido a la ausencia de
consumo en la juventud.
Uno de los principales límites que ha tenido este trabajo ha sido la franja de años
seleccionada, teniendo que acotarse a los últimos 10-20 años debido a la gran cantidad de
artículos existentes. Otro de los límites ha sido la edad en la que se ha centrado el trabajo,
la adolescencia, ya que se podría hacer una comparación entre el consumo en adolescentes
y el consumo en adultos y su relación con la esquizofrenia para comprobar si existen
diferencias significativas.
Sería recomendable investigar la relación existente entre los trastornos mentales
con otras drogas como el alcohol, droga legal más consumida en la población
preadolescente y adolescente. Asimismo sería necesario concienciar y prevenir a los
adolescentes de los riesgos que conlleva para la salud mental el hecho de consumir drogas
tan normalizadas en la sociedad como el cannabis.
27
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