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leceibri. á titgroa r thru cree auno de pirulo Ario XV SE PUEL104 DOMINCOO Número 7o5-6 Friego de Córdoba, 3 Abril 1966 De pósito Legal. CO. - 15 1958 EL CALVARIO El más importante de los lugares de la Pasión de Cristo Nuestro Señor es, sin duda, el Calvario. En él consumó el Señor el cruento sacrificio de su vi- da. En él fué clavado en la cruz en la que, entre tormentos inauditos, entregó en manos del Eterno Padre el espíritu racional que, como verdadero hom- bre, tenía y que hipostáticamente esta- ba unido a la divinidd, pero sin mez- cla ni confusión ni obsorción del ele- mento humano por el divino pues per- manecieron las dos naturalezas ínte- gras y perfectas pero en una sola per- sona: la del divino Verbo. Fijemos unos momentos nuestra pia- dosa atención en este lugar, tan digno de veneración y de emocionados re- cuerdos para la humanidad que siem- pre ha tenido la vista fija en este «monte», en el que se realizó la obra más portentosa y transcendental de la historia. Lo primero que tenemos que anali- zar es el nombre. «Colvarium» en latín, ha pasado a nuestra lengua con la misma estructura morfológica pero puesto este nombre neutro e n da- tivo o ablativo, o sea «calvario; forma invariable en la declinnación de este nombre en la lengua española. En he breo «Gólgota», de la palabra galgo- leth que significa cráneo o cabeza. Es- ta misma significación tiene el latín calvarium. Es digna de notarse esta analogía entre ambas expresiones cu- ya significación es cabeza o lugar de la calavera. Tonto la ley judía como la romana disponían que la ejecución de un sen- tenciado a muerte no fuese dentro de los muros de la ciudad sino fuera de ellos. Recordemos la lapidación del protomártir San Esteban: «Et eficientes eum extra cívítatem lapídabant». «Y sacándole fuera de la ciudad, le ape- dreaban» (Act. A post. - cap. 7 - v. 57). Era creencia muy extendida de que en el calvario había sido enterrado Adán. Desde luego, en tiempo de Cristo, se- 22,O4 7tt2m, el ca Arcipreste de la Catedral de Jaén gún afirma Mommert, sabio escrituris- ta alemán, existió una gruta sepulcral en el lugar de la Crucifixión, y era creencia general que allí fué enterrado nuestro primer padre. Tal vez sea éste el fundamento de poner una calavera con dos tibias cruzadas y que no solo recuerda que Cristo en su muerte ven- ció la muerte sino principalmente la circunstancia de ser elevada la cruz sobre la sepultura de Adán. El segundo Adán, Cristo Jesús, vino al mundo a rectificar y subsanar el error del primero, deshaciendo con su inmolación y muerte la obra funesta de perdición y ruina de la humanidad. No es el calvario, como vulgarmen- te se cree un monte alto, sino una pe- queña elevación de cuatro a cinco me- tros solamente. Una especie de peque- ño altozano o repecho, como diríamos nosotros. Otros han interpretado el nombre de calvario, porque este lugar que signi- fico calavera, como anteriormente no- tamos, presentaba la forma de cráneo. Deshecha esto opinión con sólidas ra- zones el sabio alemán, anteriormente citado. Y está en lo cierto pues nunca tuvo ni tiene tal lugar esa forma y mal pudo originar el nombre que se le dió por esta razón de presentar , forma de cráneo o calavera. Fué después de la paz de la Iglesia, dada por el emperador Constantmo, a principios del siglo IV cuando comen- zó a llamársele monte o co- lina del Calvario, pues los Evangelios no hablan nunca de monte sino de lu- gar. El evange l ista San Mateo (Cap 27 v. 33) dice: «Et venerunt in locum qui dicitur Golgota, quod est Calvariae locus». «Y vinieron a un lugar llama- do Gólgota, esto es, lugar de la cala- , vera». De forma semejante el evange- lista San Juan se expresa en el IV Evangel o (Cap. 19 - v. 17): «Y llevando su cruz o cuestas, salió para aquel lu- gar que se llama Calvario y en hebreo Gclgotha, «Et bajulans sibi crucem, exivit in euro qui dicitur Calvariae lo- cum hebraíce autem Golgctha». Son estos los dos únicos evangelistas que nombran el lugar de la Crucifixión del Señor. San Jerónimo es de la opinión que el nombre de este lugar provino par los muchas calaveras o cráneos que allí había de los que eran ajustic °des, siendo aquel lugar el destinado para ello. Ha sido el Calvario siempre consi- derado por los cristianos, tanto cató- licos como cismáticos, como el lugar más santo entre todos los lugares que Cristo santificó con sus divinas plantas en aquella región de Palestina en la que se obraron tantos y tan sublimes misterios, en la que Jesús predicó su celestial doctrina y obró tan portento- sos milagros. En el Calvario no sólo está el lugar en que fué fijada la cruz en la que ex- piró Cristo sino también el sepulcro en que estuvo depositado cuarenta horas se sacratisimo cuerpo. Dista solamente e' lugar en que fué enterrado el Señor unos 70 pasos o 42 metros del lugar de la Crucifixión. Un piadoso israelita llamado José de Arimatea, miembro del Sanedrín, poseía un huerto pequeño allí cerca y en él había una gruta en la que existía (Pasa a la pág. 5.»)

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Ario XV SE PUEL104 DOMINCOO

Número 7o5-6

Friego de Córdoba, 3 Abril 1966De pósito Legal. CO. - 15 1958

EL CALVARIO

El más importante de los lugares dela Pasión de Cristo Nuestro Señor es,sin duda, el Calvario. En él consumóel Señor el cruento sacrificio de su vi-da. En él fué clavado en la cruz en laque, entre tormentos inauditos, entregóen manos del Eterno Padre el espírituracional que, como verdadero hom-bre, tenía y que hipostáticamente esta-ba unido a la divinidd, pero sin mez-cla ni confusión ni obsorción del ele-mento humano por el divino pues per-manecieron las dos naturalezas ínte-gras y perfectas pero en una sola per-sona: la del divino Verbo.

Fijemos unos momentos nuestra pia-dosa atención en este lugar, tan dignode veneración y de emocionados re-cuerdos para la humanidad que siem-pre ha tenido la vista fija en este«monte», en el que se realizó la obramás portentosa y transcendental de lahistoria.

Lo primero que tenemos que anali-zar es el nombre. «Colvarium» en latín,ha pasado a nuestra lengua con lamisma estructura morfológica peropuesto este nombre neutro e n da-tivo o ablativo, o sea «calvario; formainvariable en la declinnación de estenombre en la lengua española. En hebreo «Gólgota», de la palabra galgo-leth que significa cráneo o cabeza. Es-ta misma significación tiene el latíncalvarium. Es digna de notarse estaanalogía entre ambas expresiones cu-ya significación es cabeza o lugar dela calavera.

Tonto la ley judía como la romanadisponían que la ejecución de un sen-tenciado a muerte no fuese dentro delos muros de la ciudad sino fuera deellos. Recordemos la lapidación delprotomártir San Esteban: «Et eficienteseum extra cívítatem lapídabant». «Ysacándole fuera de la ciudad, le ape-dreaban» (Act. A post. - cap. 7 - v. 57).Era creencia muy extendida de que enel calvario había sido enterrado Adán.Desde luego, en tiempo de Cristo, se-

22,O4 7tt2m, el caArcipreste de la Catedral de Jaén

gún afirma Mommert, sabio escrituris-ta alemán, existió una gruta sepulcralen el lugar de la Crucifixión, y eracreencia general que allí fué enterradonuestro primer padre. Tal vez sea ésteel fundamento de poner una calaveracon dos tibias cruzadas y que no solorecuerda que Cristo en su muerte ven-ció la muerte sino principalmente lacircunstancia de ser elevada la cruzsobre la sepultura de Adán.

El segundo Adán, Cristo Jesús, vinoal mundo a rectificar y subsanar elerror del primero, deshaciendo con suinmolación y muerte la obra funestade perdición y ruina de la humanidad.

No es el calvario, como vulgarmen-te se cree un monte alto, sino una pe-queña elevación de cuatro a cinco me-tros solamente. Una especie de peque-ño altozano o repecho, como diríamosnosotros.

Otros han interpretado el nombre decalvario, porque este lugar que signi-fico calavera, como anteriormente no-tamos, presentaba la forma de cráneo.Deshecha esto opinión con sólidas ra-zones el sabio alemán, anteriormente

citado. Y está en lo cierto pues nuncatuvo ni tiene tal lugar esa forma y malpudo originar el nombre que se le diópor esta razón de presentar , forma decráneo o calavera.

Fué después de la paz de la Iglesia,dada por el emperador Constantmo, aprincipios del siglo IV cuando comen-zó a llamársele monte o co-lina del Calvario, pues los Evangeliosno hablan nunca de monte sino de lu-

gar. El evange l ista San Mateo (Cap 27v. 33) dice: «Et venerunt in locum quidicitur Golgota, quod est Calvariaelocus». «Y vinieron a un lugar llama-do Gólgota, esto es, lugar de la cala-

, vera». De forma semejante el evange-lista San Juan se expresa en el IVEvangel o (Cap. 19 - v. 17): «Y llevandosu cruz o cuestas, salió para aquel lu-

gar que se llama Calvario y en hebreoGclgotha, «Et bajulans sibi crucem,exivit in euro qui dicitur Calvariae lo-cum hebraíce autem Golgctha». Sonestos los dos únicos evangelistas quenombran el lugar de la Crucifixión delSeñor.

San Jerónimo es de la opinión queel nombre de este lugar provino parlos muchas calaveras o cráneos queallí había de los que eran ajustic °des,siendo aquel lugar el destinado paraello.

Ha sido el Calvario siempre consi-derado por los cristianos, tanto cató-licos como cismáticos, como el lugarmás santo entre todos los lugares queCristo santificó con sus divinas plantasen aquella región de Palestina en laque se obraron tantos y tan sublimesmisterios, en la que Jesús predicó sucelestial doctrina y obró tan portento-sos milagros.

En el Calvario no sólo está el lugaren que fué fijada la cruz en la que ex-piró Cristo sino también el sepulcro enque estuvo depositado cuarenta horasse sacratisimo cuerpo. Dista solamentee' lugar en que fué enterrado el Señorunos 70 pasos o 42 metros del lugar dela Crucifixión.

Un piadoso israelita llamado Joséde Arimatea, miembro del Sanedrín,poseía un huerto pequeño allí cerca yen él había una gruta en la que existía

(Pasa a la pág. 5.»)

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En él se dan numerosas noticias,edictos, comentarios en torno a la la-bor de la Corporación Municipal y sepublican colaboraciones de gran inte-rés. Así, en el primer número de Febre-ro, bajo el título «Grandeza y servi-dumbre» el ex alcalde D. Luís CabelloVonnereau establece una serie de con-sideraciones históricas y políticas, se-ñaladores de la responsabilidad delgobernante; y en el segundo número,correspondiente a Marzo, nos deleitael trabajo «Cabra, venero de publica-ciones», salido de la galana pluma delDirector de «La Opinión» y buen Al-calde egabrense hace unos años, donManuel Mora Mozorriaga, que com-pendia agilmente, en airosa mirada,los distintos y variados periódicos queflorecieron durante el actual siglo en«Cabra —en frase suya acertada— ve-nero de publicaciones, hontanar de in-quietudes espirituales, porque en todoslas épocas hubo alguien que abrió unagenerosa cuenta corriente en el Bancode I os Sueños».

Nuestra enhorabuena por tan atina-da publicación que sitúa a Cabra enprimer plano de publcaciones.

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número 21 - 1.°

t8e4a lid`_ s 47

La Sociedad al hablaViajeros

Segundo aniversarioEl próx'mo día 12 de abril se cum-

plirá el segundo aniversario del cris-tiano fallecimiento de D Carlos Val-verde Costilla.

No borra el tiempo el recuerdo deaquel hombre de bien, culto Letrado yfervoroso nazareno, último vástagodel gran poeta de igual nombre donCarlos Valverde López.

Al evocar su figura en los dos añosde su muerte renovamos nuestro senti-do pésame a su esposa, hijos, hermanoy demás familia.

NecrológicaEn la noche del pasado 29 de Marzo,

rodeado de su esposa e hijos, y des-pués de recibir devotamente los San-tos Sacramentos y la bendición de SuSantidad, descansó en la paz del Se-ñor nuestro querido amigo D. SantiagoTofé Bufill.

Activo trabajador y persona muyquerida en la ciudad, su muerte ha si-do m uy sentida en los distintos secto-res de la población.

Descanse en paz su alma y recibanel pésame más sentido de este sema-nario la apenada esposa D.° FranciscaJurado Serrano, hijos Srtas. Aurora,Concepción, y Ana y D. Santiago, su

CINE GRAN CAPITÁN7,9 y 11-15 noche

Los Diablos del TerrorMenores—ColorGaston Santos

5, Infantil

Al borde de la EternidadMenores

CINE VICTORIA. 7, 9 y 11 noche

SammyEdward G. Robinson

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4-45, Gran Infantil

Saeta del RuiseñorMenores—Color

A nuestros lectoresEn atención a las festividades de

Semana Santa y Pascua de Resurrección este número es doble y noaparecerá ADARVE hasta el do-mingo día 17 de Abril.

afligida madre Doña Aurora Bufill To-rres, madre política Doña Josefa Se-rrano Montoro, hermanos D. Gabriel,D. Emilio, D. Alvaro, Srta. Alicia, DonJuan y D. Antonio y demás miembrosde la familia.

Tras de un conjunto Músico-Vocal

Tercera relación de donantesPesetas

D. Antonio AguilE ra Aguilera

100» Francisco Rama Conesa

50

» Vicente Ranas! Muñoz

100» Rafael R -Amores Linares

100

» Manuel Sánchez Fernández

100» Manuel Ibáñez Serrano

100

Circulo Mercantil

250D. Jerónimo Molina Gómez

100

» Antonio Gómez T.-Hurtado. 100» José Peláez Ojeda.

100

» José M.° Velástegui Valverde

100» Andrés Galisteo Gámiz

50

» Juan Pa lomeque Ramírez

300» Juan Palomeque Aguilera

200

» José García Sierra

200» Francisco Cáliz Cáliz

100

» Juan A. Mendoza Liñán

100» Luís Jurado Ssrrano ..... 100» Carlos Merino Sánchez

75

» Felipe Camacho Matilla

150» Félix Matilla Madrid

100

» José Muñoz

100» Manuel Alcalá Caracuel

300

» Berardo Pérez Chorvi

300» José del Pino Morales .... 300» Antonio Alcalá

300

» Juan A. Entrena González

100» Rodrigo Fernández Gómez

150

» Francisco Luque del Rosal... 100» Alberto Rivadeneyra Galísteo

100

» José Pórtales Bufíll

100

Instituto LaboralEn el Boletín Oficial del Estado de

11 de Marzo de 1.966, se publica laconvocatoria general de Becas para elcurso académico 1.966 67,

Las peticiones deberán formularseen impresos oficiales, que habrán deser integra y exactamente cumplimen-tados en todos sus extremos, para quepuedan ser estimados en el concurso.

El plazo de solicitud, es hasta el día16 de abril de 1.966.

Priego de Córdoba 17 marzo. 1.966.EL TUTOR DE BECARIOS

FARMACIA de guardiaI_Lcdo. D. MATILLA

PUBLICACIONES

Boletín Informativa Municipal,

do CabraRegresaron de Sevilla nuestro queri-

do colaborador festivo D. Manuel Mu-- ñoz Jurado y Sra.

Con este título ha iniciado una inte-resante publicación mensual nuestrahermana y culta ciudad de Cabra.

Se debe a la feliz iniciativa de su Al-calde D. Manuel López Peña, celosoadministrador de los intereses egabren-ses e inquieto propugnador de todocuanto redunde en bien de la patriamenor de Valera.

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UNA NUEVA HERMANDAD:

Ja Alira. Padre

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«Decid a la hija de Sión: Mira que tu Rey viene a tí,—manso y sentado sobre un asno—sobre un pollino, hijode animal yugo». (San Mateo)

lee Abril de 1116

Constituida en nuestra Ciu-dad la nueva Hermandad deNuestro Padre Jesús en su En-trada en Jerusalén, hoy, Do-mingo de Ramos, en este ven-turoso año de i.966, hará su priomer salida triunfal por las ca-lles de nuestro Priego.

Solo deseamos hacer unasbreves consideraciones acercade la nueva Hermandad queviene a acrecentar los desfilesprocesionales de nuestra Sema-na Mayor.

Esta Hermandad sirve depórtico a la Semana Santa. Esla explosión de la alegría, eljúbilo inmenso con que. las al-mas sencillas, —almas de losniños y los que se hacen comoniños—, acoge a Cristo en sullegada a Jerusalén. Y Jerusa-lén eres tú, Príego, somos to-dos y cada uno de los que, eneste día, todavía feliz, recibi-mos a Jesús, «que viene a tí,manso y sentado sobre un as-no»; es el Rey, el Dios, el Crea-dor de todo lo creado, que vie-ne a tí, sentado sobre un asno,animal de yugo. ¡Admirablelección a los soberbios! A losenfatuados del mundo, preocu-pados de causar sensación, alos de carrozas y largos y poli-cromados automóviles, con sé-quitos de gran presupuesto yfausto... ¡Aprended de El, quesi hubiera querido, huiese he-cho su entrada triunfal sobrecarroza de oro y pedrerías,arrastrada por soles y por es-trellas...!

Nacida esta Hermandad enel seno del Colegio de San Jo-sé, de los Hermanos Maristasde esta Ciudad, constituye esteun motivo más por el que nos-otros estamos en deuda paracon esta Comunidad Marista.Gracias a esta iniciativa, hoyserá realidad, el que doscientosniños, ataviados a la usanzahebrea, aclamarán con palmasen sus manos a Nuestro PadreJesús, recorriendo las vías de

Príego. Y al ser deseo de laHermandad el que cada año seacreciente y tome nuevo impul-so su participación en la Sema-na Mayor, se ha pensado au-mentar el número de niñosHermanos, entre todos los ni-ños de Príego, para que el añovenidero sean muchos más losque desfilen en esta fiesta, sien-do el ideal el que todos los ni-ños de nuestro pueblo perte-nezcan a esta pujante Herman-dad. Por ello, pueden solicitar-

. lo todos los niños que lo de-seen.

Nuestra Semana Santa, co-bra con ello un nuevo esplen-dor: recibe una savia nueva, laque le presta la sana alegría

Pág. 3

03da Morfies 47del niño, que aclama a Jesús,que le recibe Rey, y que maña-na llorará con desconsuelo alver a su Rey clavado.

¡Hosanna! ¡Bendito el queviene en el nombre del Señor!:es el grito de triunfo, la bien-venida al Señor. Le aclama elCielo, la Tierra y todo lo crea-do; le aclama como Rey,-arribaen la nevada cumbre, el águilaaltanera que se cierne, paradaen los aires, majestuosa. Leaclaman los ríos y los mares,el humilde arroyuelo —timidezoculta entre juncos— y el em-bravecido Océano. Le canta laflor escondida, y el pájaro enla enramada. Le rinde home-naje, a Dios Rey, el Sol y laLuna, esa Luna, que, insensa-tas mentes, han osado profa-nar; el Cielo, las estrellas; loasde Angeles y vítores de Tu hu- -mana criatura, te dan la bíeve-nída , Señor. ¡Hosanna al Hijode David!

O ye, Jerusalén, escucha, Prie-go: «Cuantas veces quise reco-ger a tus hijos como la gallinarecoge a sus polluelos debajode las alas, y no quisiste», es-cucha las palabras de Jesús....Acógele, recíbele con júbilo,con gran alegría, en este pórti.co triunfal de nuestra SemanaMayor. Y que ello te sirva de.entrada en los días que seaproximan, días de dolor, para,vivirlos sin profanar, sin defec-ciones; que no son días de bu-llicio y holganza, sino de medi-tación, dolor, fe y proyectos pa-ra cada uno, de nueva vida.La que nos promete Jesús en suresucitar glorioso...

341 Alcatd-Zamola

ata2 cte

MINO El fiamosActos de la Hermandad deNuestro Padre Jesús en su

entrada en Jerusalén

A las 10-30 de la mañana:Solemne Misa de Comunión

en la Iglesia de San Pedro,con actuación de la EscolaníaMarista y la Banda de Corne-tas y tambores del Colegio deSan José.A las 12-45:

Pasacalle de la Banda deCornetas y Tambores del Co-legio.A las 6 de la tarde:

Salida triunfal de Ntro. Pa-dre Jesús en su entrada en Je-rusalén, de la Iglesia de SanPedro.

La procesión será presididapor el lltmo. Sr. Deán de laS. I. C. de Córdoba. D. JoséM.° Padilla Jiménez y la Jun-ta de Gobierno de esta Her-mandad.

Priego, Abril de 1.966.EL SECRtTARIO

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Pág. 5

EL CALVARIOViene de la pág. 1.°)

un sepulcro nuevo, o sea que nadie ha-bía sido enterrado en él. Ofreció estebueno y santo varón dicho sepulcro pa-ra que en él fuese depositado elcuerpomuerto del Señor, como así se efectuóla mismo tarde c'el Viernes con la pre-cipitación que originó el deseo decumplir la ley de tenerse que terminartodo trabajo antes de ponerse el solpues entonces, según usanza judía, co-menzaba ya el nuevo día que en aque-lla fecha era el gran Sábado pascual.

Sobre este lugar en que estaba elSanto Sepulcro, y después de muchasvicisitudes, existe una Iglesia en la queejercen las funciones del culto, a horasdistintas, tanto los católicos como loscismáticos. Los Padres Franciscanosgozan del privilegio de ejercer esteculto católico en lugar tan venerandoy alternando con los griegos y con losarmenios.

El lugar del Calvario tiene en favorde su autenticidad un hecho digno denotarse. El emperador romano Adria-na fué a Jerusalén el año 130 y mandóreedificar la ciudad, destruida por Titohacía 60 años, dándole el nombre pa-gano de Aelia Capitalina. Mandó re-llenar de tierra el lugar del Calvario ydel Sepulcro y sobre et terreno, iguala-do y pavimentado, puso, paro escar-

-4– nio de los cristianos, un templo paga

no con una estatua de Venus. Y estacircunstancio fué, precisamente, lo quesirvió de inequívoca señal poro locali-zar el sitio exacto de la Crucifixión delSeñor, una vez que, triunfante el Cris-tianismo sobre el paganismo se inicióla costumbre piadosa de visitar consincero espíritu de fe estos lugares tansantos.

El emperador Constantino el Gran-de y su madre Santa Elena mandarondestruir el templo de Venus y separartodo el suelo artificial, apareciendo elsuelo primitivo sobre el que construyóuna Iglesia. Esta edificación constanti-niana, destruida y reedificada variasveces por las muchas vicisitudes por-que ha pasado la ciudad santa de Je-rusalén a través de los siglos nos haofrecido, por fortuna, un argumentode indudable autenticidad sobre el si-tio exacto en que murió Cristo en laCruz.

Otra cosa digna de mención sobreel lugar del Calvario es que entre laactual capilla de Crucifixión y la delSanto Sepulcro puede verse una hen-didura profunda que según la tradi-ción, fué producida por terremoto quesiguió a la muerte de Cristo y la cons-ternación de toda la naturaleza antela muerte de su Autor. Y lo más nota-ble del caso es que este rompimientode la roca no es en dirección de lasvetas sino a través de las mismas, loque indica una fuerte conmoción pro-

TENED PILSENTEque todo tosedor es unenfermo de algo, pensadque ése algo puede ser tu-berculosis. Invitarle a quese revise.

ducida por un violento seismo. Respec-to a esto, observó ya atinadamenteHenry Mandrell: «No tenemos otraprueba de haberse esta hendidura pro-ducido por el terremoto que acaecióen la Pasión del Señor, que la tradi-ción; pero cualquiera que la vea, seconvencerá de que es una hendiduranatural, en la que nada tiene que verel arte. Ambas partes de la sección seajustan adecuadamente, a pesar desus complicadas circunvalaciones, im-posibles de imitar artificialmente o deser producidas p o r ningún instru-mento».

Tal es el lugar venerando al queconvergen todos los días del año, pe-ro especialmente estos de Semana San-ta, el pensamiento y el amor de cuan-tos aman a Cristo y en consecuenciade ese amor, se interesan hasta losmás pequeños detalles de los lugaresen que se realizaron misterios tan pro-fundos para la Redención de los hom-bres.

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ADAR 1, pág. 7

El Jueves Santo se pierde enel pasar de nuestros recuerdos.La mañana, con su comuniónante la Imagen de Jesús en laColumna, se completaba conlos oficios, casi vacíos, para quelos Monumentos pudiesen servisitados; y casi a las doce «tu-rratonta» ante los «bacalaos»ya era la llamada definitiva pa-ra que el escuadrón, tras lastrompetas y tambores diera susmás airosos paseos para con-gregarse ante la puerta de laParroquia.

Allí dentro se terminaba ellavatorio, y el Colegio Apostó-lico, tras ingerir sus buenoscopazos del vino de la garrafa,seguía al Señor, al toque de lacampana, para subir al tabla-do, que en el cruce de Carreray Paseo era el centro de chicosy grandes, sobre las cinco de latarde.

Había muchos años, que loslutos u otras causas, impedíanque hubiese prendimiento; nosdolía mucho, y ya el JuevesSanto, perdía su sabor y casise acortaba, pues los soldados,salían tarde camino de SanFrancisco.

Pero lo tradicional era, trasla comida se dedicaran a esla-

cíonarse a 1 1 í , donde la vozde la conciencia de Judas, ras-gaba el aire de la tarde. Cuan-do la bolsa verde cruzaba has-ta muy lejos las cabezas api-ñadas en la barrera, todo ibaa concluir. El atamanos, lossaltos de los sayones, y el es-padazo de Pedro sobre el cascode Marcos, nos ponía a todosen movimiento y otra vez lacampana, mezclada c o n lastrompetas y tambores y el tri-nar de los bacalaos, secundan-do al «un dos tres», eran el pri-mer desfile de nuestra corta Se-mana Santa.

Jesús prendido, penetraba enSan Francisco y entre dos lu-ces y unos pocos hermanos, lamás hermosa Imagen de Frie-go, salía a la calle, y sus andasde plata, parecían como si ellasmismas tocasen, cual nuevotambor en el silencio de la no-che.

Cuantas figuras muertas, sepresentan en esta estampa deJueves Santo. Desde la misade Comunión, donde los ciriosalumbraban al Dios hechoHostia, hasta el encierro de laColumna se había consumido,la mitad de nuestra SemanaSanta. El regreso del ascua-

drón, era para los pequeños,como un preludio del popular«vamos a la cama» de la tele dehoy, y solo pensábamos en lopoco que quedabn; dos proce-siones más, para que las cam-panas tocasen a gloria, anun-ciando que ya todo había pa-sado.

Quien nos iba a decir, quecon el paso del tiempo, la refor-ma litúrgica de Pío XII, nosiba a transformar por comple-to el Jueves Santo, que sin em-bargo iba a ganar en Templo loque perdíamos en calle.

Tuvimos que privarnos delPrendimiento de la tarde deljueves, para cambiarlo por elBanquete Eucarístico de la mi-sa, después tomar café conmagdalenas, y calarnos acto se-guido el capirote, verde, comola vuelta de la capa y como laesperanza de la Resurreción.

Habíamos comprimido e 1Jueves Santo, y le habíamosquitado un ochenta por ciento.Lo que comenzábamos a lasnueve de la mañana, lo inicia-mos ahora a las cinco de la tarode, y nuestro viejo «auto» teníaque adelantarse a la noche delmiércoles, en hora apta, paraque no estuviera el comerciotrabajando y los pequeños durmiendo.

Ha cambiado todo; y quiensabe sí cuando pasen cuarentaaños, todo será distinto a comoes ahora.

Pero lo que sí pedimos a Dioses que las cosas del Juevs San-to, hechas en este día o el deantes, y la veneración a nues-tro Cristo amarrado a la co-lumna, siga arraigada a los hi-jos de Pliego, pues solo sí con-servamos estas viejas cosas deldía que conmemoramos, podrállegar la alegría —acaso ilógi-ca— de la subida al Gólgota, yel dolor de Jesús muerto, en lanoche del viernes, preludio to-do, del alegre repiquetear de lascampanas, al filo de la madru-gada del Domingo de Resu-rrección,cuando el sacerdote en-tona el Gloría, que es la estro-fa sublime en honor de quientodo lo puede, y cántico de paz,para todos los hombres queama el Señor.

Ikandlca qatcía Wanlert

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SONETO ¡Oh, Madre del Amor, cuanto has llorado!

Tu rostro virginal, ¡marchito lirio!

aún guarda los estigmas del Martirio

con que tu pecho, yo he traspasado.

Tu Hijo está en la Cruz... ¡ensangrentado!

Le miro ya sin Vida... yerto y frío.

¿...La culpa? ¡de mi loco desvarío!

Le olvidé, prisionera del Pecado.

¡Perdóname, oh, Madre Dolorosa!

en tu llaga, pondré fragante rosa

con la renuncia que de !todo! haré.

Tu Calvario, de Madre, abriome el Cielo

pues Tú me has enseriado, con tu Anhelo,

que ¡nada! hay en el Mundo, sin la Fé.

litatina cta eadattenao

-

Nuestra Señora de los Dolores, Ermita del Calvarío (Foto Me fina)

Pág. 8 ADARVE 3 de Dril di, 19i 5

Madre del DolorY una espada atravesará tu

propia alma, dijo el anciano Si-meón o la Virgen.

Espada de dolor, en el frío ypobre pesebre de Belén; dolcr,enla angustiada huida a Egipto;dolor, cuando Jesús obanonaraa sus padres para quedar en elTemplo; pero, sobre todo, dolor,en la Pasión y Muerte horrorosasdel mejor de los hijos de loshombres.

El dolor y su aceptación soncimiento de la vida cristiana, soncrisol en que nos purificamos detantos males.La Madre de Dios corredimió al

género humeno con el doloracerbo, afrentoso, mayor a tododolor.

Y es por ello por lo que el pue-blo cristiano todo, en especial, elpueblo español reverencia condelicadeza filial a la Virgen. Lapluma de los poetas, el buril deldel escultor, el pincel de los pin-tores han dado interpretación humana al divino dolor de la Seño-ra bajo la advocación de Virgende los Dolores.

Priego venera, con especialveneración, a la Virgen en suDolor. Y allá en lo alto de su Cal-vario, le canta, le reza y le lloraen sus difíciles trances; lo paseaprocesionalmente por plazas ycalles, y en la alta noche, JuevesSanto, al filo de la madrugada,la acompaña con fervorosas sú-plicas, recorriendo en penitencialas estaciones del Calvario, conun silencio emocionante y con-movido, como si quisiera, poraquellos senderos, entregarle suspesares y sus amarguras y sus do-lores para que, tomándolos ensus manos, regados con sus ládgrimas, los presente al DivinoNazareno, en la mañana lumi-nosa del Viernes, que ha de lle-varlos en su pesada Cruz paraconvertirlos en fragantes capullosde alivio y alegría. Y allí quedala Madre, en un calvario sin Cris-to, Ella sola, en la cima, para,díaa día, recoger del llano y delmonte, del taller y del campo, lassecretas cuitas, los escondidosdeseos, los ruegos doloridos, yacariciarlos con sus manos deaurora y cobijarlos bajo su ne-gro manto y elevarlos a su Hijo yque caigan nuevamente, suave-mente convertidos en risas, en vi-da, en esperanza.

Y así un día y otro y siempre,brota de todos los corazonesla misma exclamación: Virgende los4Dolores, ayúdanos.

kfr/01201(32a

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Santísimo Cristo de la Buena Muerte, circunstancialmente enel Seminario de Córdoba, y que muy pronto esperamos verlo co-

mo está aquí, en su bella Capilla del templo Arciprestalde la Asunción (Foto Vizcaino)

SONETOS A DIOS

Oración de la m ganaGracias Te doy SEÑOR., pues me has dejadover el color en este nuevo día,y volver a escuchar la melodíade los dulces cantores del tejado.Gracias por tanto pensamiento alado,que me inundan el alma de alegría;también por esta sublime porfía,en que por tu amor estoy empeñado.Gracias por que me siento todo tuyo;porque inundas mi ser con el arrullode la tórtola en el olivar;Gracias a Tí, SEÑOR, porque me ofrecesdulce consuelo, cuando en mis precespido que nunca vuelva a pecar.

^vaé 'iatcía del Ando y audéVatz de raktut

3 e, Ebril si V "Y 9

A Jesús de Nazareno

En lo noche oscura del dolory fugaz penitencia en el almaoprimen congojas al corazónal meditar la Pasión en calmo.¡Dulce Jesús! Pas tor y PadreLuz que encendida jamás se apa-

(gacomo una llama que brota y ardetras hojarasca de verdes aguasAsí mi amor vive y espera,así es mi dicha de cielo y pazy ante el madero que Tú esco-

(gieraspagar quisiera, mi libertad...el brío loco de mis pensares,la fiel agonía de mi dudarla hora triste de mis cantaresen dura lucha del bien y el malaquel naufragio de mi sentiraquella angustia...que al fin huyóy aquellas ansias por concebiren necedades un gran amor...que si yo al viento desafiéy al sol en su marcha hacia el

(zenity al monte dormido despertéy yo a las estrellas.., jugando vi¡Oh mi Señor!; mi Luz, mi Rabí,Tú, camino de senda floridaluz en mi alma que vive encen-

(didaTú eres Amor, Verdad, y Vida...¡bella esperanza risueña y feliz!

Pecita2a.

Tres páginasLa tierra se estremeció.El Cielo apagó sus luces,y en el Calvario quedarontres cadáveres; tres cruces.

Cada cruz era una página,en la que quedaba escritoun compendio de la historiadel hombre y de Jesucristo.

Hermano, aprende el men-(saje:

En una, condenación.En otra, arrempetimiento,y en la otra, Redención.

7a.dé Vano de Iza,*

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3 te Abril ¿a ADARVE Pág. 11 •

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+de Ics, 2'irtston

Camino del CalvarioA. las primeras horas de ese

Primer Viernes de Pasión yase había decretado la ejecucióndel Divino Inocente.

Al fin han arrancado delgran cobarde romano, la ordende muerte de Cruz y aquel enejambre de cuervos tiene prisade que se cumpla y pronto seapoderan del cuerpo destroza-do y sangrante de la VíctimaDivina, ávidos de un festín demuerte.

Desde el Pretorio avanzalentamente, en siniestra cara-vana Jesús y los dos ladronescon sus cruces a cuestas, en me-dio del fulgurante resplandorde las corazas romanas, bajo elgran sol oriental y el oleajedesbordante de una muche-dumbre multicolor, que iba enaumento de verdugos, cómpli-ces y curiosos.

La gente se detiene a contem-plar el espectáculo de aquelRey de los Judíos lacerado yjadeante, en su caminar hasta

el Calvario entre gritos, risas eindiferencia; sin otra ayuda ensu martirio, que 1 a del ro-busto campesino Simón Ciri-neo, que acepta cargar con lacruz sobre sus espaldas, paraaliviar las de Cristo caído y ex-tenuado y sin otro consuelo,que la afligida y amorosa mi-rada de su madre, el gesto ami-go de la decidida Verónica y laslágrimas de unas pocas muje-res piadosas.

Y así hoy la humanidad do-liente, semblanza viva del Di-vino Naza reno. camina jadean-te y fatigada hacia el Calvario,en medio del fulgurante res-plandor de la ostentación y lariqueza y la expectadora indi-ferencia de los hartos y satis-fechos.

Cristo llega al Calvario, des-hecho, dolorido y extiende susmiembros dócilmente a los ver-dugos que aguardan impacien-tes.

Un clamor de victoria y sor-presa, se levanta al aparecerCristo colgado de la Cruz.

La risa sacrílega de sus ene-migos; la confusión de sus se-guidores; el dolor de su Madre,de Juan y unas pocas mujeres;la santa compasión de los me-nos, el desconcierto del Centu-

rión, la indiferencia de los más.Este fué el auditorio de Cristoaquel primer Viernes Santo.

Y enmedio d e este martempestuoso, y un Cielo que leera esquivo en aquellos instan-tes, pronunció su testamento.Fueron palabras breves, frasesentrecortadas, pero era elpostrer mensaje de todo unDios que moría por reconciliara la Humanidad con su Pa-pdlried. aS. u misión estaba cum-

Aft¿Grtria ac.96.41. dada2

N. de la P.—Inicia hoy su co-laboración en «Adarve», elilustre notario de la ciudadD. Antonio 12oyán Páez. Es-ta bella estampa de la Pasión«Camino del Calvario», evo,cadora del día de ViernesSanto, de tanta emoción enPriego con la subida a lascumbres del Calvario de lapopular y devotísima Ima-gen de Jesús Nazareno, tra-za de mano maestra y mara-villosa el espectáculo inigua-lable, de mayor transcender)=cía en la historia de la hu-manidad.

Sea bienvenido a la Casade «Adarve» tan preclaro co-laborador. (Foto Medina)

Semana Santa de 1.966, lomismo que aquella primera Se-

_mana Santa en Jerusalén...Días de dolor y de sangre. Tra-

• gedia que culmina en la muertede un Dios en aquel primerViernes de Pasión, día de lasuprema iniquidad, pero tam-bién de la total y completa am-nistía. Es el día más profunda-mente trágico de la humanidad,pero también el más vital parasu existencia. Día en que, entresudor y sangre, dolores físicosy angustias del alma, todo unDíos libera a una HUMANI-DAD sumida en las oscurida-des de la muerte y del pecado.Día ante el que, legiones de al-mas en la eternidad, en el tiem-po y en la mente de Dios, es-tán a la expectativa.

Hoy también la HUMANI-DAD está sumida en dolores ytinieblas de muerte. Y unaHUMANIDAD nueva está ala expectativa, con ansias e in-quietudes de ser.

Por eso merece la pena recor-dar, una vez más, aquellos mo-mentos transcendentales de laHistoria.

Me ocuparé hoy de

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avetaio hilos. S. L.-"*"11111111101"-

Tienen el gusto de poner en conocimiento delpúblico, que en el establecimiento de la calleAntonio de la Barrera número 8, de esta locali-dad, se venden productos panificados y simi-

lares, desde el día primero de. Abril delcorriente año

Pág. 12 tít ADARVE 3 de libril de 1116

En estas lechas en que nos encon-tramos, tan próximas ya a la SemanaMayor, solamente u n pensamientoprincipal se tija en mi mente, cuandomedito en mis ratos de asueto una vezconcluida mi jornada militar de cadadía. Sin lugar a dudas que me refieroa la Semana Santa de mi ciudad natal;mi muy querido Priego; y a la cual mesiento tan unido, a pesar de que posi-blemente este año no pueda asistir aella.

Ya parece que escucho en la lejaníaese mara villaso sonido de bronce dela campanilla del penitente, que mar-ca con su ritmo la salida del primerpaso en la tarde del Jueves Santo.Nuestro Padre Jesús en la Columnaha hecho ya su salida del templo deSan Francisco; una de las mejores jo-yas esculturales de nuestra ciudad ha-ce su recorrido. Se oye la primera sae-ta de este año, en la que una mujermorena expresa sus sentimientos yamor para con la Imagen de Jesús, conese popular arte de la saeta en todossus estilos.

Parece que aún no ha terminado surecorrido el paso de Jesús y en verdad,se nos ha hecho tan corto, que quisié-ramos que continuase todavia, perocorremos presurosos para asistir a unagran manifestación de penitencia porparte de todo el pueblo prieguense. Esla una de la madrugada y se deja sen-tir la fresca brisa de la primavera, lle-gando envuelta de los primeros aro-mas florales. De la Parroquia de Nues-tra Señora del Carmen, hace su salidael paso de la Madre Dolorosa, y nosdisponemos a acompañarla en peni-tencia durante todo su recorrido. Hayun silencio imponente, un silencio depenitencia. Se reza el Santo Rosario.

Y finalmente es despedida por sus hi-jos de Priego en su Ermita del Calva-rio.

Viernes Santo prieguense. Son lasonce de la mañana y el astro rey ensu continuo deambular por el firma-mento, se proyecta sobre Priego contoda su fuerza, teniendo como fondoun limpio color azul del cielo andaluz.Hoy concurren en nuestra ciudad lamayoría de sus habitantes, que porrazones de trabajo o cualquier indolese encontraban fuera de ella. Sale elmaravilloso paso de Nuestro Padre Je-sús Nazareno. Todo el pueblo prie-guense acude hasta completar el re-cinto del Compás de San Francisco,para ver esa gran salida triunfal deNuestro Padre. Un antiguo y fiel her-mano, da el primer ¡Viva Nuestro Pa-dre Jesús Nazarenol...Yal unísono res-ponde la voz de todo el pueblo de Prie-go; queridos lectores, desde aqui meemociono grandemente y os aseguroque es una emoción sin limites la quesiento cuando recuerdo estos momen-tos. Llegamos en el recorrido hasta elCalvario, se hace un silencio impresio-nante y con la cabeza inclinada, recibimos la bendición de Jesús, para des-pués continuar el itinerario de regresohasta el templo de San Francisco.

También se espera con júbilo ese diaen la Plaza de San Pedro, para asistiry acompañar al Santo Entierro d eCristo y a Maria Santisima en su So-ledad que en esta noche hace su reco-rrido por las principales vías de nues-tra ciudad. Comienza la salida del pa-so del Santo Entierro, que es acompa-ñada por los Caballeros de la Real Or-den del Santo Entierro de Cristo, por-tando los Atributos de la Pasión. Se-guidamente aparece la Soledad, que

con su preciosa cara de jazmín perfu-mado, llora la muerte del Redentor delas almas. Se hace un gran silencio entodo su recorrido y se reza en el másabsoluto silencio.

He querido recordar estos momentosde Semana Santa—conocidos de sobrapor todo prieguense—con el solo obje-to de hacer hincapié, en todos los de-talles y pormenores que requieren lospasos de Semana Santa, para que todoprieguense colabore a I engrandeci-miento de éstos, aportando a ellos esosrequisitos que son tan indispensables,como lo es el gran silencio en que te-nemos que observar en la noche delViernes Santo, en el recorrido del pasodel Santo Entierro de Cristo. Tambiéndeseo para todos, que ese :amor queprofesamos públicamente, nos llegue alo más profundo del corazón y procu-remos vivir estos días en común unióncon Cristo, y que verdaderamente sin-tamos amor fraterno

Por último solo me queda felicitar atodos los auténticos cofrades, que con-tinuamente se desvelan en estos diaspreparando hasta el más mínimo de-talle, para dar más realce a su paso deSemana Santa. En especial, llegue mifelicitación, a ese grupo de jóvenescomponentes de la Real Orden de Ca-balleros del Santo Entierro de Cristo,que dirigidos por la Real Hermandadde Maria Santisima en su Soledad,procuran superarse cada año más.

Huelva, abril de 1.966

Un 2ni:equenao

CASINO DE PRIEGO

Se pone en conocimiento de todoslos Sres. que reunan las condicionesexigidas por el Reglamento de esta So-ciedad, para ingresar en la misma co-mo socios de número, que la Junta Di-rectiva, en uso de sus facultades, haacordado conceder un plazo que ex-pira el dia 31 de Mayo próximo, parasolicitar su admisión, sin cuota de en-trada y como gracia especial impro-rrogable.

Priego, a 19 de Febrero de 1.966.

LA JUNTA DIRECTIVA

fit eta Cía la S'emana. Afare.ptieguenie

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14 de fibril de 1951 _ADARVE,

SAETAS PARA SEMANA SANTA

Saetas, saetas... Pero no lances un «olé» o un «viva» an-tes de tiempo, que te vas a equivocar. Porque estas saetasno vienen de Sevilla ni son andaluzas. Vienen de Toledo,o si quieres, de Albacete, de la fábrica de armas.

Son saetas auténticas, armas de punta afilada que pin-chan y se van clavando hasta lo hondo del alma. Las en-cargué expresamente para Priego y su Semana Santa. Pa-ra que pinchen, desgarren lo podrido y hagan «pupa».

Pero, no te asustes. Recuerda que también la jeringuillade cualquier inyección pincha y duele: pero... sana y for-talece.

Conque... anda con el primer pinchazo.

Lo que no es la Semana Santa

Primer pinchazo y más fuerte. Siempre cuesta más arran-car la carne podrida.

La Semana Santa no es sólo unos días de descanso enlos trabajos del año; ni una fiesta en que se compran za-patos nuevos, se hacen dulces y se sale a pasear; ni unos

'días de vino, juerga y taberna..; ni una ocasión más, laprimera en los primeros calores, de lucir los modelos deParis para este año...

La Semana Santa no es, ni puede ser «lo feria de la Pri-mavera», como la de Septiembre es !a del Otoño o finalesde Verano. ¡Graciosa feria cuyo Rey es un Dios Crucifica-do, mezclado en cruel ironía, por la malicia de hombres ymujeres, con el Mundo, el Demonio y la Carne!

Pero es que ni siquiera en unas procesiones o un «Pren-dimiento»... ni unas lágrimas, unos gritos y una multitudenardecida ante Jesús en el Calvario... (No te escandaliceshipócritamente. Sigue leyendo y me comprenderás); ni si-quiera—¡quién lo dijera!—ese «andar las estaciones» en lanoche del Jueves Santo... (¡Cómo te abofetean, Cristo, mu-chos y muchas esa noche santa con su indiferencia, sus dis-tracciones y sus escándalos...!

Todo eso, o es algo fuera de lugar—el ambiente de «fe-ria primaveral—, o es insuficiente y secundario y necesita-do, por tanto, de rellenarse del verdadero espíritu de laSemana Santa.

Lo que es la Semana Santa

Ni más, ni menos: El aniversario y conmemoración de laPasión y Muerte de Jesús, nuestro Redentor. Exactamentecomo el aniversario de tu padre o de tu madre o de aquelhermano querido. Sólo que la muerte de Jesús nos interesatanto a nosotros, que, al cabo de veinte siglos, aún cele-bramos su aniversario y nos vestimos de luto como el pri-mer día.

Ahora, con ese recuerdo mortuorio ante tu vista, ya pue-des ver lo que es, lo que debe ser la Semana Santa. ¿Va-mos? Te ayudaré.

Dos cosas muy sencillas: Pagar las deudas que debes alDifunto y asistir a sus funerales: Dos actos que en todaspartes son un deber con los muertos.

Pagar las deudas: —¿Yo deudas con Cristo? ¿No lo sa-bias? Mala memoria tienes.. No olvides que todo el des-calabro de su Pasión lo causaste y lo causas tú con tus pe-cados.

Tus pecados—no te rías, dándotelas de intelectual, quelos tenemos muy dentro para nuestra vergüenza—. Eso eslo que tienes que solucionar esta Semana Santa. Lo prime-ro es pagar lo que se debe;; lo que Dios te exigirá comojuez si ahora no le pagas como a padre.

Pero, no te preocupes. Aquel Muerto divino te dejó portestamento estas palabras: «Padre, perdónalos...» Los tes-tamentos son sagrados. Te perdonarán... si sabes llorar.

De eso es ahora tiempo: de llorar, de confesar, de bo-rrar. ¿Qué menos que pagar una deuda?

Y por supuesto, no volver a las an-dadas. Nunca, pero más en estos díasde luto y llanto.

Los funerales: Deber de buen ciuda-dano, de amigo. Deber de agradecimiento por todo loque la muerte de Cristo nos trajo

Funerales, actos conmemorativos. Esos son las funcio-nes solemnes, los Oficios de Semana Santa, que estos díascelebra la Iglesia. Para ti, para que asistas y recuerdes lashoras sublimes de la Pasión.

Desde el Domingo de Ramos con su solemne procesión—Cristo triunfa pasajeramente—, hasta el Domingo de Re-surrección—Cristo triunfa para siempre—. En medio, comoúnico camino para el triunfo, el dolor del Jueves Santo,con sabor a traición, última cena y despedida; la negruraaustera del Viernes—Santa Cruz en alto—, y la esperanzacallada del Sábado, aguardando la Resurrección de Cris-to sepultado.

Todo para tí: por la tarde para que te sea más fácil. Pa-ra que no tengas disculpa. Para allanarte el camino de tudeber con Cristo.

Si te decides, un consejo. Hazte de un manual de Sema-na Santa (pregunta en las librerías); con él seguirás todoslos ritos y oraciones y sacarás un divino sabor a todas lasceremonias. Sin él, quizá te parezca frío e incomprensibletodo aquello.

Hazme caso; unas pesetillas—eso vale un chato de vinoo una entrada de cine—y podrás asistir activamente a laConmemoración de tu Redentor. No es poco.

Y... ¿El Calvario?

¡Ah...! Sí, hombre. Sube al Calvario, grita con todas tus

fuerzas, levanta alto tu hornazo, suelta ese nudo que tie-

nes por dentro .. y llora con las mejores lágrimas de tu co-razón. Pero, que a esas lágrimas exteriores, acompañe unalma arrepentida, sin pecado, con las cuentar pagadas. Sino, esos gritos sonarán a hueco a tu Padre Jesús y no losrecibirá bien.

Procesiones, Prendimiento, Calvario... sí; pero eso no eslo principal. Lo primero de tu programa son esas dos co-sas que te dije: pagar las deudas al Divino Muerto y asistira sus funerales.

¿Programa fúnebre y mortuorio? Desde luego. Pero porla Cruz a la Luz. El sacrificio de estos días es el caminopara la alegría desbordante del Domingo de Pascua, cuan-do ya Cristo ha resucitado.

Entonces, sí. Lechugas de Pascua, dulces, 'regocijo cris-tiano y hónesto. Regocijo que no se funda en cosas de acáabajo—luminosa primavera, duros en el bolsillo, juventudlozana...— sino en la alegre esperanza de nuestra futuraResurrección. Como Cristo.

"Mi Tienda"

Manuel -Pica/d. &atacad

TEJIDOS

Y

PERFUMERÍA

H. de Toledo, 7 PRIEGO

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SEM/11,1N

-pi viven de 10.3 Palote§

Si tu dolor, se hubiera repartidopor todo ser capaz de sufrimiento,todos hubieran muerto en un momentosin alguno poderlo haber sufrido.

¡Oh Madre! Y tú tan sola has sidola que hubo que llevar tan gran tormento,¿Porqué no muero yo de sentimientode haber a tu dolor contribuido?

esto debiera yo tener presentey fuera parte de la vida míallorar por tu dolor continuamente.

¡Oh! ¡qué bien empleada así sería!Y el alma pecadora y penitente¡cuánto, como San Pedro, ganaría!

7adfi getlana, "0.

N

está el Rey de los mortalestiene el cuerpo magulladoy muy pálido el semblante

Crueles sayones preparel suplicio de Jesús:Uno sus ropas le quita;otro taladra la Cruz.

Sube Jesús al Calvariocon amargura infinita:

Sobre un humilde pollinoha entrado en Jerusalén.El va bendiciendo al puebloy el pueblo lo aclama a El.

Un ángel tiende a Jesúsel cáliz de la amarguray El dice: «Lo quiere el Padre;!que su voluntad se cumpla!»

Amarrado a la columna

A Dios le gustan los corazones preparados y porzón la Iglesia cuida celosamente de disponernos parmana Santa. Los antiguos llamaban a estos días, dícsemana penosa, debido a los grandes tormentos quepadeció en ellos, y la liturgia la denomina la semenyor o semana grande.

Nosotros como verdaderos cristianos hemos dEaprovecharnos de estos días, en los que se conmeihecho más importante de nuestra sacrosanta relilgran obra de la Redención, llevada a cabo con lade Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.

Para sacar el mayor fruto espiritual, en esta semaberros de imitar a{ Señor, sabiendo sufrir con pacierdos nuestros dolores y sufrimientos, compadeciénd

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SANTAmismo tiempo de los que no saben aprovecharse de tan

- grande bien, como se compadeció El ante la turba que lemaltrataba. La muerte y los dolores de Cristo deben de ani-marnos a padecer algo en recompensa de lo mucho que eiSeñor sufrió por nosotros.

Nuestra clima, en esta gran semana, ha de hacer del co-razón un verdadero monte calvario y levantar en él un Cris-to Crucificado, a fin de que, de esta manera, pueda pensar

- en sus dolores, meditando: ¿Quién padece?, lo que padecey ¿por quién padece?

La Semana Santa es tiempo de sacrificio, de oración y demortificación; pero también es tiempo de acción de graciaspor el inmenso beneficio de nuestra Redención.

dIniumatNtra. Sra. de la Soledad

Pdego d 'e Urdota

e419

Súplica a ;culiTó que das el perdón a los pecados

y paz sincera, al alma redimida,Haz Señor, que no olvide en esta vidael Cielo que me tienes preparado.

Haz mi Dios, que yo gaste cuidadode conservar mi fe, en la fe divinay haz mi vida contínua y peregrinahasta alcanzar la Gloria allí a tu lado.

Dame, Señor, paciente y resignado,de tu paz y tu bien parte querida,que mi alma por cruel es merecida,del castigo que ya me has perdonado.

ETASLa Cruz parece de hierroy de fuego las espinas.

Bajo el peso de la Cruzdobló Cristo sus rodillas,y por -consuelos oyósólo palabras de ira.

Se estremeció el firmamentocuando expiró el Redentor:enmudecieron las aves,

dejó de brillar el sol.

Indulgentes golondrinas,tended el vuelo a la Cruz,para arrancar las espinasque hay en las sienes divinasde Nuestro Padre Jesús.

ka9ulcia Alead?.

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Bu /c/Dzn./?co

zUga Sabwe

FÁBRICA DE

TEJIDOS

Paseo de Colombia, 3 - Telf. 79

PRIEGO DE CORDOBA

1'14

ADARVE, 14 de Abril de 1951

pia2DLIa ch/ r z untl 3co

Constantemente, en infinidad de ocasiones nuestra sen-sibilidad capta, aún sin casi nosotros darnos cuenta, losmás imperceptibles puntos afines a nuestro espíritu, ha-ciéndonos gozar de todo cuanto nos rodea aunque lo ob-servado parezca a simple vista carente de belleza.

La observación asimilada nos transporta por caminosde agradable bienestar sin apenas esforzar nuestra ima-ginación, complemento de la amabilidad captadora, cuan-do «algo» nos hace detener, pensar, abstraerse y delei-tarnos.

Belleza se puede encontrar en todo momento y oca-sión, siempre que se sepan escuchar los suaves acordesque brotan de nuestro interior al sonar estos por «simpa-tía» producidos al choque de lo que se mira.

La Plazoleta del Compás de San Francisco, por ejemplo,ha producido en mí ese choque, y al hacerlo, esta ha que-dado envuelta en ese halo misterioso e invisible a los ojostamizándola de pacífica y silenciosa belleza.

Paz y silencio son las dos palabras que mejor definenlas características de esta Plazoleta. Me encanta encon-trarme en ella cuando está desprovista de personas. Cuan-do en el atardecer de un día claro, el sol acaricia con sudorada mano los últimos ladrillos de la torre que sostienelas campanas, la Plazoleta del Compás de San Franciscose inunda de una luz santa salpicada de centelleantes pun-titos de oro como el traje de luces de un torero.

En el alto azul, nunca suelen faltar algodonadas nubesque sirven de fondo al campanario dándole aspecto deniño vestido de domingo.

A lo sumo, le puede encajar alguna mancha negro yencorvada camino de la iglesia. O tal vez un pequeñogrupo de niños jugando alrededor de la virgencita central.

También cuando el ambiente invernal humedece la Pla-zoleta, me gusta verla. Un gris mate la envuelve horizon-talmente sirviendo de respaldo a los desnudos arbolillosque se recortan huesudamente. Unos brillos perlean tré-mulos y se deslizan quebradamente por la pétrea virgen-cita que con duce serenidad soporta las continuas varia-ciones del tiempo.

Los tejados que la rodean se oscurecen húmedos y ver-dosos. Los mármoles de la fachada de la Iglesia adquie-ren frescor y limpieza reflejándose en ellospequeños troci-tos de cielo. Los lienzos encalados de las casas duplicansu imagen en la inclinada plataforma que con graciosapendiente hace más descansada y amable la entrada altemplo. San Francisco que nunca ha tenido espejo, se incli-

na un poco hacia adelante para verse reflejado en el en-charcado suelo.

Tanto en atardeceres lluviosos como de clara transpa-rencia, la sencilla Plazoleta conserva su personalidadclaustral, invitando al recogimiento y contemplación de suhumilde y elevada belleza.

Sirvan pues estas líneas como homenaje, que en nombredel arte, te brindo a ti, Plazoleta del Compás de San Fran-cisco.

Walzuel 1942ó

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FERRETERÍA Y

EXPLOSIVOS

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Artículos deREGALO

Plaza Generalísimo, 2.

Telf. 165 . — PRIEGO

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ARAR V E

Pág. 13

Reflexiones Evangélicas

Por la grandeza de su místicosignificado y por la realidadhistórica que las mismas en-cierran, hay en la vida fechastan humanamente inolvidablesy conmovedoras que nos acu-cian, sin poderlo evitar, haciasu imborrable y transcendentalrecuerdo. Tales son las de lapasión y muerte de Cristo, queconmemoramos en estos prima-verales días abrileños de la Se-mana Mayor, finales del trán-sito o espacio cuaresmal.

Tan señaladas fechas nosllevan a dolorosas y fervientesevocaciones que se remontanen el pasado a veinte siglosatrás,hacia Jerusalén, la enton-ces populosa Ciudad, capitaldel pueblo deicida que presen-ció, impasible, cruel e inhuma-no, el horrendo e impío dramadel Gólgota.

Nos refieren los sagradostextos que el Divino Rabí deGalilea, durante los tres añosde su vida pública, recorrió in-finidad de ciudades y pueblosde la Palestina, anunciandopor todas partes el reino deDios, obrando numerosos mi-lagros y difundiendo a la vezcon su maravil l osa palabra ysanta predicación sus regene-radoras doctrinas. Culmina-ción y síntesis de estas qué ensublime discurso, que todos co-nocemos con e 1 nombre d e«Sermón de la Montaña», en elque nos legó las ocho máxi-mas indefectilles comunmentellamadas Bienaveturanzas.

Sabido e s q u e el DivinoMaestro, luego de haber dado-Por terminada su predicación,breves días antes de la celebra-ción de la Pascua se dirigiócon sus discípu l os a Jerusalén,en donde debía consumarse consu santísima muerte la Reden-ción del Género Humano. Allífué Jesús triunfalmente acla-mado por el pueblo, que salióa recibirlo con palmas y ramosde olivo gritando: «¡Hosanna!¡Bendito sea el Dios de Israel!»La muchedumbre, jubilosa,continuaba en su griterío:¡«Ho-sanna al Hijo de David! ¡Ben-dito sea el que viene en nom-bre del Señor!»

Sin embargo, n o llegaronmuy lejos en el tiempo aque-llas ovaciones y aclamacionesdel pueblo, pues no tardaron

en cumplirse las advertenciasque Jesucristo hiciera previa-mente a los discípulos de cuan-to había de suceder, diciéndo-les: «Ved que subimos a Jeru-salén, y que va a cumplirse to-do lo que los profetas han es-crito del Hijo del hombre: se-rá entregado a sus enemigos,que se mofarán de El, le escu-pirán el rostro, le azotarán y lellevarán al suplicio,pero resuci-tará al tercer día». Y así ocu-rrió, en efecto, como todos sa-bemos a través de la tradicióny de la Historia.

No cabe en este caso paran-gón alguno con el proceder deinjustas e inicuas vejaciones,realizadas con el más espanto-so sadismo por la vileza deaquellas encanalladas gentespara con el Hijo de Dios. ¡Quéignominia aquella, la de la ju-daica e ingrata chusma, cruelen el mayor grado de refina-mientos, para con el CorderoDivino, de mansedumbre y debondad excelsas! Cristo sufriócon la mayor resignación y paociencia todos aquellos ultrajes,ya que ello era más meritorio asu gloriosa obra.

Para la consumación de esaobra sublime y redentora. Cris-to sufrió por nosotros pasión ymuerte en la hasta entoncesafrentosa Cruz, abriéndonoscon ella las puerta del Cielo ylibrándonos de la esclavitud deSatanás. No obstante, ¡cuándesagradecidos somos los hu-manos redimidos para con elDivino Salvador y su incbn-mensurable obra! La Humani-dad prescinde de lo eterno, y noparece sino que busca y apete-ce únicamente lo que es en sí me-ramente secundario y transito-rio en esta breve vida terrena.

La dicha temporal fué siem-pre efímera; verdad ésta inne-gable e inconcusa. De ahí pre-cisamente que vivan enga-ñados de si mismos quienes,apartándose de las sabías doc-trinas evangélicas, persistan ensus materiales afanes y se olvi-den de tales enseñanzas, queson en realidad la voz del mis-mo Cristo y sus sabias doctri-nas. Apartémonos en lo posi-ble del supérfluo materialismogrosero y sigamos las sendasque el Divino Maestro nos tra-

Excmo. Ayuntamiento

Anuncio de SubastaEn el Excmo. Ayuntamiento de Prie•

go de Córdoba, se tramita subasta pa-ra las obras de construcción del nuevoMERCADO DE ABASTOS, rigiendo lascondiciones siguientes:

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P'azo de ejecución: cioce meses.Fianza provisional: la suma d e

61.247'13 (sesenta y una mil doscientascucrenta y siete pesetas con trece cros.)

Garantia definitiva: El duplo de laprovisional, operando sobre precioadjudicación.

Apertura de plicas: El primer día há-bil siguiente a la terminación del plazolicitatorio, a las doce horas.

Priego de Córdoba 14 marzo 1.966

EL SECRETARIO GENERAL

Morales 47zara para poder alcanzar undía nuestra salvación eterna.

Hoy, por devoción sentimen-tal, quienes nos preciamos decatólicos, nos trasladamos ennuestras evocaciones haciaaquellos lejanos años de la pa-sión y cruxificación del GranMártir Divino del Calvario.Parece como sí en estas fechasde la Semana Mayor, tan evo-cativas y conmovedoras, nossintiéramos más hermanos ymás buenos para con Dios ynuestro prójimo. ¿Porqué?Sen-cillamente; porque, conscientesde nuestra condición d e cristia-nos, no se nos oculta que esadivina simiente de bondad y defraternidad que derramara elCrucificado, n o puede habercaído en tierra estéril. Lo quepasa—al buen decir de nuestrodilecto amigo, el gran poeta yescritor dominicano Jorge Ri-vas—es que la obra de Cristono es obra de minutos, sino desiglos. Día llegará en que laHumanidad habrá logrado elplano de perfección en ese amortan puro de la comprensión yde la universal fraternidad.

au,Pna gata'Del Instituto Argentino deInvestigaciones Históricas,

de Buenos Aires

Jesucristo y su Divina Siembra

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He aquí a la Santísima Virgen de la Sole-dad bajo palio y sobre trono antiguo; la queen mayo recibe la fervorosa. gratitud del tra-dicional voto; la que con tanto cariño adorantodos los prieguenses y cuantos con ellos vi-ven; la que en la noche angustiosa del Vier-nes Santo acompaña al Cristo yacente a lolargo del recorrido procesional del SantoEntierro y a la que se dirigen todas las miradas y súplicas de amor implorando sudulce y cariñosa protección. (Foto Medina)

Real y Pontificia Archicofradía de

la Santa Veracruz y Ntro. Padre

Jesús en la Columna

AVISO IMPORTANTE

Se recuerda a los cofrades de esta Her-

mandad, la obligación en que se encuen-

tran de asistir con traje de penitente a la

procesión del Jueves Santo.

Deben encontrarse en la Iglesia de SanFrancisco, a las OCHO en punto de la

tarde, penetrando por la puerta de la Sa-cristía, y ateniéndose a las instrucciones

que allí reciban.

Príego, Abril de 1.966.

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ROMANCE DE PALOMO LINARES(PASODOBLE TORERO)

Letra de José Roncha Muñoz

En romance de cantaresanda el nombre de un torero,en romance de cantarescorre en triunfo el mundo entero.

Por eso ya los mineros,cuando van a trabajar,un pasodoble toreropone ritmo a su cantar:

«Palomo, Palomo Linares,no hay una estrella en el cielo,no hay una estrella en el cieloque valga lo que tú vales».

Ante las actas del toro,la muleta desplegada,espera clavado al suelola más feroz arrancada.La bestia no se decide,Palomo impávido aguanta,a su corazón apuntandos flechas envenenadas.Los sudores de la angustiataponan nuestras gargantas...y se oye el eco lejanode una voz ronca que canta:

«Las tarantas de Linaresnadie las sabe cantar...y como torea Palomonadie sabe torear».

Como un ciclón, de repenteel cornúpeta se arranca,un trozo de chaquetillase vá en la punta del asta.El, tranquilo, lo recogecon su muletilla grana,lo para, lo dobla suave,lo acaricia, lo acompasay es el toro el que obedecey es el torero el que manda:faena de antologíapara una gran estocada.

En romance de cantaresanda el nombre de un torero,en romance de cantarescorre en triunfo el mundo entero.

Por eso ya los mineroscuando van a trabajar,un pasodoble toreropone ritmo a su cantar:

«Palomo, Palomo Linares,no hay una estrella en el cielo,no hay una estrella en el cieloque valga lo que tú vales.

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1.1~2~ 2•11•1111~1~~111

NOTAS VICENTINAS

INTER RUBETA LILIUMTranscribimos este interesate trabajo literario de 7 de Diciembre de

1.910 del Presidente que fué de esta ConterEncia de San Vicente, DonAgustín Valera Ruiz, hombre culto y conocedor del idioma. Se diceque mantuvo correspondencia con el maestro de las letras D. Francis-co Roiriguez Marin, al que envió buena cantidad de refranes de latierra. Podrán apreciar los lectores que en la narración campea unestilo castizo y maneja un léxico váriado y pintoresco.

LOS «ROMANOS»

Menú de «Vigilia»: «atún» y «merluza» en lata.

Aunque suele ser tan útil yconveniente no ser metista encuidados ajenos, tanto me intrigóla traza de aquel buen viejo y eltono dolorido con que zollipó elfinal de la copla, que no pudereprimirme y le dije:

—Tocayo, me gusta el gusto,arrimarse a una higuera chum-ba y no o lo florido de un pino.¿Qué quiere V. que haga quienya perdió las mieles y solo lehan quedado las hieles?. La vida,señor, es muy penosa y ya hebien aprendido que no hay rosasin espina... Se me fueron misamores y quedaron mis dolores.Ya, como nada espero, deses-pero.

—Vaya, hombre, —dije paraconsolarlo—, eleve V. el pensa-miento y pare la consideración,que entre las más agudas espi-nas puede muy bien haber unhermoso lirio. Oiga, hermano,oiga como repican esas campa-nas. Son las de la Asunción,nuestra Iglesia Mayor .Y esa quequejumbrea es lo queda de la Vi-lla. Suenan con alborozo y repi-quetean jubilosas porque sientenla presencia augusta e inmacu-lada de la Purísima, de ese liriodel valle de lágrimas, que en-mollece lo duro y áspero de lavida y suaviza el picor de tantaespina.

—Son muchos mis dolores, dí-jome doliente. Ese lirio bedito sellama la Dolorosa, buen amigo.Perdí los míos y estoy solo comoun espárrago, exclamó angustia-do. Esa tierna flor se vió en tristeSoledad, sin su Hijo amado, her-mano mío. Cansado de la vida,nada espero. Pues no se censeen toda su vida de caminar enpos de esta flor, Esperanza denuestra vida.

Y así diciendo llegamos al Lla-no de San Pedro; apagó el canminante su sed en el borbollónde aquella fuente, me dijo pía ycristianamente que me quedasecon Dios y con su Santísima Ma-dre, giró de buen talante haciaarriba hacia la Solana, se ahino-jó al pasar de cara a la Purísi-ma de piedra que ostentaba en-tonces el centro de aquel com-pás (1), y elevando los ojos can-tó al mejor lirio de pureza:

«Copos de nieve en tu caraparece te están cayendo...cuanto más te voy mirandomejor me estás pareciendo».

oliguabin. Vaina

(1) Esta Purísima es la que está hoyen el centro del Compás de San Fran-cisco.

Imprenta HILARIO ROJAS

En tiempos ya lejanos tuve unamigo abundo en relatar senci-llas historietas de sabor religiosoy perfume mariano.

Díjome un día, víspera de laPura Concepción de María Santí-sima, que en otro tal del año1.850 y tanto le conmovió hon-damente una confidencia de cui-tas que le hizo un pobre alpuja-rreño de esos que vienen poresos caminos de Dios despeadosdejando sus míseras y áridas tie-rras en busca de trabajo cuandollega el tiempo de las aceitunitas.

—Era, me contó, la víspera dela Purísima; había yo salido demi casa para extender el zanca-jo por esas veredas y sus veri.cuetos que llamamos el Perulejo,Bajoadarves y los Caños. Subíabíen acansinado por la empina-nada cuesta del Salado, y to-mando resuello me puse a mirarla siempre alegre y amplia pers-pectiva que se descubre al orien-ta, enfilando la vista por la Torre

de los Olivares, paseándola porel Cerro Gordo, por la azulina yondulada cordillera de Albaya-te, por donde otea la Serraníade Alcalá la Real, y si no se atis-ba se presume ver y contemplarla Sierra Nevada y la moriscaciudad de Boabdil.

Me sacó de este divagar demi mente y de mis ojos el alga-rear y el tumulto de unas cuadri-llas de esos aceituneros de bron-cínea tez curtida por los soles yde cuerpos baqueteados por lasmil inclemencias del tiempo.

Todos, gente joven e irreflexi-va, charlaban, reían, se quere-llaban... Pasaron ágiles y velo-ces, y bastante más zaguero vi aun anciano de triste y desmaya-do aspecto, que casi con las lá-grimas en los ojos canturreaba:

«Toitos se arrimanal pinito verdey yo me arrimoa los atunalesque espinitas tienen».