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Astor Brime (Generoso García Castrillo)

gegarcas@hotmail.com

Criaturas todas, bendecid al Señor

Oracional lírico

Editorial EDICEP. Valencia, 2001.

Entre pucheros anda Dios Santa Teresa de Jesús

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INTRODUCCIÓN

Ante Ti, Señor (CESPLAM)

Hoy me pongo a rezar, sin pedir nada, donde la sonrisa del canto ofrece su alba al día. Hoy me pongo a cantar, y están mis ruiseñores tecleando en las hojas de la alameda verde. Hoy me pongo a llorar de gozo por la vida, y por esta violeta, que me crece en el alma. Hoy tengo la certeza de que lata Dios dentro, llenándome el vacío de unos sueños sin nombre. Hoy siento eternidad apresada en mis manos, y me cantan los ángeles “Gloria in excelsis Deo”.

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PLEGARIA A tu inmensidad, Señor, vengo con hombres y cosas, para rezar con las rosas. para elevar el clamor de la dicha y del dolor hasta tu fuego sagrado. la gracia en él, y el pecado arderán de igual manera, y en mí mataré la fiera que me tiene acobardado.

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CON LOS HOMBRES

“Tú en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora al Padre, que está allí, en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”. (Mt 6, 6)

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Señor de los sembrados, de los prados y las flores. Señor de las montañas, y de las telarañas. Señor de los albores: Desciende tu mirada, y, posada, se sienta mariposa, en la rosa, ofrecida mejilla al sol, que en ella brilla, y exhala el aroma, que embebe a la paloma, al grillo, a la cigarra, mientras el día agarra sus horas somnolientas, tan silentes, tan lentas. Horas de cautiverio, de cantoral salterio para mi duermevela. Me vuela el pensamiento mío. Señor: Tú, mar para mi río en constante clamor.

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ORACIÓN DEL CONDUCTOR Pon tu mano en mi volante, Señor, conductor de estrellas; semejarme quiero a ellas, dócil, sereno el talante en mi rodar caminante. Que no sufra ni una flor de las que ofrecen color a la vera de mi vuelo. Hazme un ensayo de cielo la meta a que voy, Señor.

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ORACIÓN DEL CARPINTERO Inventor de la madera al poblar el Paraíso con los árboles, que quiso el aire para primera caricia de primavera: Con ellos mi afán trabaja eon tu presencia, la alhaja con que labro mi fortuna: para gozos, una cuna, para dolor, la mortaja.

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ORACIÓN DEL JARDINERO Cuando vestiste a las flores con la luz de tu hermosura, y al agua, con la dulzura de las caricias mejores para ansiedad de calores, pensabas en los jardines. Ni a reyes, ni a serafines adornó tanta belleza.. En pago, mi amor te reza, mientras Tú en Dios te defines.

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ORACIÓN DEL PINTOR Si tu pincel me prestara, Dueño de la luz, colores, no envidiaría a las flores; lo primero que pintara para extasiarme, tu cara. Ella sería el modelo en esta gracia, que anhelo, para alumbrar en el hombre tu ser, tu fuego, tu nombre, con un chispazo de cielo.

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ORACIÓN DEL POETA “Poesía no es sino una comunicación del aliento celestial y divino” (fray Luis de León) La palabra creadora, dorada de analogía, sembraste en mí. Poesía brota entre versos ahora, y el fuego en flor, que atesora, al alma la eleva inquieta, siempre a sed de más sujeta. Dame tu aliento divino, el de tu ser uno y trino, Dios creador, Dios poeta.

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ORACIÓN DEL CANTOR Las cuerdas de mi garganta tú me las tensas, Señor. Un eco de mi cantor siento que es en mí el que canta. Por eso mi dicha es tanta, te siento tan dentro tanto, que sin cantar no me aguanto. Modula tú mi cantar; cantar para mí es rezar. Canta, Señor, en mi canto.

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ORACIÓN DEL AMA DE CASA Dame tus manos, María, las de la gracia de rosa de la mujer hacendosa, para hacer de la alegría en el hogar, flor del día. Ellas hornearán la masa para el pan de paz. Traspasa tu Nazaret a mi fuente, de esposa y madre oferente, Tú, que fuiste ama de casa.

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ORACIÓN DEL ATLETA ¡Qué maratón, fuerte atleta, para arrancar con tu nombre de Dios hasta hacerte hombre! ¿Qué urgencia de amor inquieta te hizo ver en mí tal meta? Si tal triunfo fue posible, deja que no sea risible, ni vana mi presunción: tomar para emulación tu ejemplaridad visible.

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ORACIÓN DEL PANADERO Pan de ángeles horneado en el corazón de Dios, te como, y somos los dos, por tan divino bocado, un nuevo Cristo encarnado. Tal secreto de amor quiero de Ti, celestial hornero, para, poner en mi horno esta masa, que transformo, darme en ella panadero.

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ORACIÓN DEL FUTBOLISTA Por el cielo el sol redondo, y redondas las estrellas vuelan, siguiendo las huellas de Dios, hasta un fin sin fondo.. ¿Qué misterio en el trasfondo puso Dios en la pasión? Pónmelo en mi corazón, Dios de mi fuerza y mi fe, en mi cabeza, en mi pie, y en mi redondo balón.

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CON LAS COSAS

La noche sosegada en par de los levantes de la aurora, la música callada, la soledad sonora, la cena que recrea y enamora. (San Juan de la Cruz)

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VALCUEVO Todo me habla de Dios, mientras descanso en la tarde, de Dios azucarada, luz del Tormes, en Dios ensimismada, devolviéndome a Dios en su remanso. Esta hierba, esta flor y hasta aquel ganso, que retoza en el agua arrebolada, la hormiga en sus afanes sendereada, y esta sombra que en mi latir amanso. Me hablan de Dios el mirlo y la paloma posados en las ramas de la encina, y el ansia vertical sobre la loma. Es la naturaleza, que declina la faz de Dios,que por su luz asoma, y en destellos de cielo se ilumina.

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ORACIÓN DE LA CASA Pudo ser por la del cielo, por Nazaret o Belén, o por Betania también. Lo cierto es que sobre el suelo brotó mi flor de consuelo para aromar la alegría familiar, y en la armonía de la piedra y el cemento, Señor, yo siento en tu aliento tu presencia cada día.

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0RACIÓN DE LOS PÁJAROS Arpas, que en espacios trinan, Ráfagas que centellean, estelas, en que alardean índices que me iluminan, y, en ecos de Dios, declinan los casos primaverales, ruiseñores y pardales, jilgueros y el averío variado, y el señorío de las águilas reales.

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ORACIÓN DE LA SILLA “La casa corrobora su presencia” (Jorge Guillén) Las gubias y los pinceles, mi metáfora real en tu solio celestial me entregan, Dios. No laureles que en tu majestad reveles. Soy descanso en perfección, alcándara de evasión, y para ensimismamiento, refugio del pensamiento, y asiento para oración.

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ORACIÓN DE LA MESA Me miro, oh Dios, temerosa en mi superficie presa. Quieta puedo ser la mesa donde sonría una rosa, o donde llore la prosa, que sufra de incertidumbre. Aroma de dulcedumbre mi área, para enmielar el ágape familiar, fiel a su hora de costumbre.

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ORACIÓN DE LA HABITACIÓN Hacerme un Pentecostés con lenguas de fuego puedes, y de mis cuatro paredes, manos de acoger y envés del frío pasar cortés. Aquí ofreceré a las horas el vivir de mis sonoras familiarpalpitaciones, hermanas habitaciones, de la intimidad señoras.

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ORACIÓN DE LA PLUMA Me dicen que escribes recto hasta con líneas torcidas. Con sangre de sus heridas y cruz sinuosa, en efecto, tu plan te salió perfecto. Dale tu mismo tesón a esta bendita pasión, que en mí es urgencia: Escribir, corregir y repetir, en ansia de perfección.

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ORACIÓN DEL LIBRO Gracias por hacerme libro, escritor del universo. En mis páginas converso con el placer en que vibro. En mi balanza equilibro tu ciencia al hacerla mía, que desdobla geografía sobre tan humano mapa, y al abrir mi alma, se escapa de mí la sabiduría.

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ORACIÓN DEL AGUA En las montañas, la clara albura de nieve y hielo; en los mares, todo el cielo: ¿Qué espejo mejor hallara para verse Dios la cara? Y en el río, la porfía de mi oración, noche y día, le da al caz el cancionero en el molino harinero soñando en la Eucaristá.

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ORACIÓN DEL VINO ¿Podrá creer la cordura paradoja peregrina? ¿Ligar a la fe divina, en la Sagrada Escritura, la alegría, con la dura propensión al desatino? Más misterioso destino con la uva urdió Jesucristo en milagro nunca visto: Convertir en sangre el vino.

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ORACIÓN DEL PAN “Dorada quietud de espiga” (Jorge Guillén) Gracias, Señor, por la espiga en que pusiste mi sueño, y gracias por el pequeño placer, que presto a la hormiga. Que en grano o en hogaza siga creciendo en darme mi afán en este don que me dan para el ágape gozoso. ¡Sentirme en mí dadivoso! ¡Gracias por hacerme pan!

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CON LAS ROSAS

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ROSA La rosa en su belleza se recrea, y en su múltiple labio el beso ensaya empapado en aroma. Se desmaya en su faz el resol que la hermosea. Virgiliano dulzor de Lilibea ha encontrado la abeja en esta playa de calor y color. Quizá no haya brindis mejor al aire que flirtea. Besos, aromas, mieles y banderas: Estallidos plurales de la rosa arbolando fantásticas quimeras. Rosa verdad, metáfora, en fin, cosa, tentadora vestal de las fronteras por pura, por divina, por hermosa.

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ORACIÓN DEL ROSAL Oficiantes de jardines en rituales de colores. Rezan contigo las flores con sus latidos afines. Cogen ecos querubines en la gloria celestial de tu gracia sin igual, y para Dios, fervorosas preces copian de las rosas, que les alarga el rosal.

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ORACIÓN DEL NARANJO Primero el azahar, y, luego el aroma en rebeldía contra el cadmio. Seguiría, por dentro del alma, el fuego. Me recreo en este juego de savia y de clorofila. Entre sus ramas rehíla el naranjo un recitario por cuantas de su rosario con sus naranjos en fila.

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ORACIÓN DEL EUCALIPTO EN un solo pié apoyado, el eucalipto suspira para anegarse en Dios. Mira, seco asceta estilizado, el cielo azul conquistado. En su recta arquitectura se recorta su figura robándome la mirada. Aquí me quedo en la nada; allí me anego en la altura.

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ORACIÓN DEL CIPRÉS Os comprendo y os perdono las metáforas, poetas. Ni surtidores, ni ascetas, ni esas salidas de tono buscándole rima al cono. ¿Por qué me calzáis los pies, o me hacéis río al revés? Nací para el cementerio. No me duele el cautiverio; me gozo con ser ciprés.

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ORACIÓN DE LA VID Gracia de la paramera y florón de la solana. En la Bética, sultana, en la Mancha, la primera sonrisa de primavera. En septiembre se me ve el alma, de que da fe mi canto de miel y de oro. Por ambroso y por sonoro, ya lo bendijo Noé.

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ORACIÓN DEL PINO Solitarios adivinos de secretos en las cumbres, austeros en las costumbres, tenaces, a desatinos nunca rendidos los pinos. Enseñadme la plegaria la que eleva solitaria el alma hacia el cielo, orante. Así tornaréis constante mi presencia en Dios diaria.

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ORACIÓN DEL ROBLE Patriarca del bosque, ufano por mi prosapia de roble, hinco mi rodilla noble ante Ti, mi Dios, cercano a mi atardecer anciano. Te bendigo porque en suerte, por siglos, me hiciste fuerte, y entrego mi testamento: Nombro, Señor, al cemento albacea de mi muerte.

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ORACIÓN DEL MANZANO Pobre chivo expiatorio, sobre mí el pecado quiso cargarme, en el Paraíso, su alegato exculpatorio. Penitencial purgatorio, gestor de flores tempranas, disimulo en ellas, vanas, tentaciones del halago, dando al hipócrita, en pago, una venganza en manzanas.

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ORACIÓN DEL CEMENTO Árboles artificiales, dinosaurios de cemento, penitenciario tormento de ascensiones verticales: ¿Sois eternos o mortales? Ebrios de técnica y ciencia, Batanes de la existencia ecológica de montes: ¿Cegasteis los horizontes? Aceptad la penitencia.

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ORACIÓN DEL BONSÁI Creadores de humillaciones, que en vuestro aprendido oficio, sometéis al artificio manipulación de embriones, abortos y clonaciones: No cortéis en mi mañana mi sed de crecer temprana. ¿Por qué me queréis enano? ¿Quiere también vuestra mano enmendarle a Dios la plana?

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CON LA GRACIA Y

EL PECADO “... ut homo fieret Deus” (Agustín de Tagaste)

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El cuerpo, cuerpo mío, mi cuerpo: La palabra primera que me dijo quien prendió la hermosura como luz de universo. Cuerpo para el amor, para la dicha, para pedestal de utopía, con que tremola el alma vuelos de eternidades en ámbitos sin límites. Bendita sea la boca que así conmovió el barro. Y los ojos que vieron la luz en el espejo, cuando quiso mirarse tan fiel como era Él mismo. Queda la perfección ensimismada, gota irisada de ser, rocío en la mañana perenne de la vida. Recrea el Creador la creación en mí. Mi cuerpo, mi ser, yo.

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ORACIÓN DEL POBRE “Las zorras sus madigueras, y los pájaros sus nidos”. En la cruz, unos gemidos, en Belén, las pesebreras de un buey y una mula. Eras el dueño de la riqueza. ¿Fue talismán la pobreza para embromarte en su hechizo? Siendo Dios, hombre te hizo, para imitar al que hoy reza.

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ORACIÓN DEL DROGADICTO Te envenenó a Ti el amor, a mí, Señor, la heroína. La raíz que determina nuestros nombres: Tú, amador, y yo, ¡sí, yo!, pecador. Hermanan analogías tus llagas con estas mías: la jeringuilla y los clavos nos hacen a ambos esclavos, de amor, a Ti, a mí, de orgías.

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ORACIÓN DEL OBRERO Manos para la herramienta, mis duras manos callosas, hablan con ellas las cosas, y el corazón las alienta. Ellas fabrican la renta de la que vivir espero cuando vaya a Dios, romero por este afanar sin tasa para hacer feliz mi casa, como hizo Jesús obrero.

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ORACIÓN DEL EMIGRANTE El tiempo es la melodía de una liturgia oficiante, latido, que a cada instante, da esperanza en lejanía. Él mantiene en luz el día de devolver el adiós, que di a mi aldea. Los dos hablamos de lo que quiero, esposa, hijos, dinero, y también le hablo de Dios.

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ORACIÓN DEL BARRENDERO Dios se metió a barrendero cuando aquello de Luzbel; repitió oficio en Babel. En mi horóscopo lunero, me preguntó a mí un lucero, qué profesión prefería. La de Él, dije. Barrería, para no quedarme corto, al político, el aborto, y también la hipocresía.

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ORACIÓN DEL LADRÓN Sabes quién soy, y me intimas, clavado en la cruz, con éstas voces de sangre, que a Gestas, crucificado, y a Dimas ofreciste en Dios. Me estimas y me llamas a quererte. Ya sólo me queda en suerte ser del perdón presidiario, y, como aquel del Calvario, robarte el cielo en mi muerte.

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ORACIÓN DEL ENTERRADOR Con la muerte a la cintura y el dolor por esportón, mi oficio de Juan Simón se define en sepultura. Aquí el corazón amura definitivo el criterio. No hay golpe más firme y serio que el de la tierra en mortaja. Dios lo sabe, y quien trabaja con losas de cementerio.

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ORACIÓN DEL ENFERMERO Vida y dolor en mi mano y el alivio en mi cabeza, mi darme al enfermo reza, bíblico samaritano. ¿Quién ver te hizo en el hermano lo que otros en él no han visto? Con fuerza de Dios resisto sangre, pus, impertinencias, incomprensiones, demencias, como lo haría con Cristo.

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ORACIÓN DEL PECADOR Heme aquí bajo el alero de la sangre, pecador. Rota la vida, el dolor se me aferra a este madero, que te tiene prisionero de tu cruz. Y si pudiera, desenclavarte quisiera, para ser yo el enclavado, -pues yo soy el que ha pecado-, otro Cristo a mi manera.

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ORACIÓN DEL SACERDOTE “Amor, amor, catástrofe” (Pedro Salinas) Te llamo, y vienes al pan, te intimo, y bajas al vino. ¡Tal catástrofe origino en Dios, que, así como están, su cuerpo y sangre se dan! ¡Oh, si igual pudiera estarme, quemarme, arder, abrasarme, tornarme en Ti, de manera, que el darte, en mí te fundiera, para hacerme amor al darme.

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EPICLESIS “Te doy gracias, Señor, de todo corazón, delante de los ángeles tañeré para ti, me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu nombre”. (Sal 138, 1-2)

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ORACIÓN DE CRISTO Padre, que ves enclavado al hijo de Redención: si redimí, soy perdón. Perdona a los que han pecado: A los que han asesinado el habla; a falsos conversos; a los que, en música inmersos, ruido aceptan por receta; perdona, en fin, al poeta, que me crucifica en versos.

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PRESENCIA DE DIOS Te acabo de comer, Dios alimento, horneado en el seno de María. Contigo soy yo mismo Eucaristía. Conmigo Tú, Dios como Tú me siento. Al respirar te va a llevar mi aliento a todos los latidos de este día; daremos luz y vida y alegría al ciego, al marginado y al sediento. Comerte lo inventaste para amarte, y es la seguridad de poseerte, para hacerte presente en cualquier parte. Y verte en mí será como en Ti verte, porque en la Eucaristía hallaste el arte, que a presencia de ti le cayó en suerte.

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ACCIÓN DE GRACIAS Te siento en mí, lo mismo que la rosa siente en el sol que late su hermosura; me sabe a Dios tu pan sin levadura, comiéndote, mi ser en Ti se endiosa. Me siento en Ti, igual que mariposa sobre la flor libando su dulzura. Siento rayar tu amor en la locura de hacerte yo en entrega dadivosa. Te siento en mí, tan vivo, tan cercano cual frufrú acompañante de la brisa, que más que Dios, te siento como hermano. Me siento en Ti, ajeno ya a la prisa de indagar el misterio de tu arcano, anegado en la estela de la Misa.

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CANCIÓN DE AMOR Porque te quiero, soy redentorista, y soy redentorista porque quiero. Cántame esa canción, laque prefiero, Corazón ruiseñor, mientras exista. La aprendí ya de niño en el Bautista sin ponerle en acordes ningún pero. Hoy, como hombre, la canto, y soy sincero, cuando tengo ya estrellas a la vista. Y desde el cielo la seguiré cantando, orquestada por arpas de querubes, y sé que Dios la seguirá escuchando. Vente a cantarla, hermano, tú que subes por los mismos latidos. ¿Hasta cuando nos tendrán en la espera densas nubes?

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DIVINA UNIFORMIDAD Con conformarme a Ti no me conformo, porque es poco contigo conformarme; tendría, mi Dios, que confesarme de adormecer mi yo en el cloroformo. Si en pago de tu amor no me transformo hasta sentirme en Ti, y uniformarme poniendo en Ti mi yo para quedarme contigo en mí, no me uniformo. Al verme pobre hasta mí bajaste y de mi humanidad te revestiste, y tan humano como yo quedaste. Ya no puedo, Jesús, sentirme triste, pues a precio de sangre me compraste, y al ser Tú yo y yo Tú, me redimiste.

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POSTDATA PARA MI DNI ESPIRITUAL MIRARME EN DIOS ¡Mirarme en Dios! ¡Verme inmortal sin entender la muerte! ¡Ser! Me retumba en diluvio la voz de los profetas, adamando la esperanza que avanza. Ese mendigo, hundido en los harapos de la carne, reprime la existencia, y me hace verme en Dios.

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EPITAFIO En los 50 años de mi sacerdocio Astorga, 11-2-1951 a 11-2-2001

Cincuenta años de amor me dan derecho a ensayarle un boceto a la escultura: Surgirá del cincel la sepultura, que para hito de amar, guardo en mi pecho. Sólo un cielo sin fondo como techo, y un mármol blanco para partitura del cantar de la lluvia, cuando pura teclee ecos de vida en este lecho. Si después brotan flores a mi vera, dirán resurrección en su latido por la esperada eterna primavera. Y un escueto epitafio, repetido en la verdad, que desde dentro escucho:

AQUÍ REPOSA UN HOMBRE QUE AMÓ MUCHO. Nota del A: Este poemario fue finalista en el Premio de Poesía Mística “Fernando Rielo”. Esta publicado por la editorial EDICEP (Valencia – España). www.edicep.com