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DE INDUSTRIA SEGQVIANA DE L SIGLO XVI I PO R JOSE LUIS RODRIGUEZ ESCORIAL t En una nota de «<'aria» de esta Revista, debida al doct o profesor Quintanilla, hallamos la noticia de la existencia de u n real privilegio, otorgado en Aranjuez el 26 de mayo de 1618 , para el libre empleo de un nyngenio» destinado a extraer el acei- te de los p años . Tal noticia nos ha movido a buscar datos por los que pu - diéramos conocer el desarrollo de esta nueva modalidad, s i bien modesta, de la antigua industria segoviana . Amplios, aunque no completos, son los estudios, realiza - dos por nuestros investigadores, acerca de la manufactura tex- til segoviana, los cuales hacen sobradamente conocida la impor- tancia alcanzada por la misma, tanto dentro como fuera d e España ; los numerosos telares de que hay constancia —quedan - do no pocos ignorados—, asf como la de operarios, de ambo s sexos, que intervenían en las diversas labores—y creemos ine- xacto, por defecto, el censo—, son testigos ciertos del notabl e desenvolvimiento conseguido, en cantidad y calidad, por la in- dustria pañera de nuestra tierra . Huelga insistir, pues, en punt o tan aclarado, más ello no nos releva de la conveniencia de rei- terar su transcendencia histórica . Es también sabida la existencia en Segovia, aunque , co n menor importancia, de industria jabonera, colaboradora de l a pañera por la necesidad que ésta tenía de limpiar sus produc- tos con jabón, del que era preciso emplear bastante cantidad . Por tanto, nuestras referencias a tal industria, en este trabajo , no vienen a descubrirla sino, más bien, en ayuda de su conoci- miento, porque a ella se destinaba el aceite destugado d e los paños. El establecimiento del Qyngesio», cuyo objeto era obtener e l aceite, nos da píe para estimar como una manifestación indas - - 185

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PO R

JOSE LUIS RODRIGUEZ ESCORIAL t

En una nota de «<'aria» de esta Revista, debida al doctoprofesor Quintanilla, hallamos la noticia de la existencia de u nreal privilegio, otorgado en Aranjuez el 26 de mayo de 1618,para el libre empleo de un nyngenio» destinado a extraer el acei-te de los paños .

Tal noticia nos ha movido a buscar datos por los que pu -diéramos conocer el desarrollo de esta nueva modalidad, s ibien modesta, de la antigua industria segoviana .

Amplios, aunque no completos, son los estudios, realiza -dos por nuestros investigadores, acerca de la manufactura tex-til segoviana, los cuales hacen sobradamente conocida la impor-tancia alcanzada por la misma, tanto dentro como fuera d eEspaña; los numerosos telares de que hay constancia —quedan-do no pocos ignorados—, asf como la de operarios, de ambo ssexos, que intervenían en las diversas labores—y creemos ine-xacto, por defecto, el censo—, son testigos ciertos del notabledesenvolvimiento conseguido, en cantidad y calidad, por la in-dustria pañera de nuestra tierra . Huelga insistir, pues, en punt otan aclarado, más ello no nos releva de la conveniencia de rei-terar su transcendencia histórica .

Es también sabida la existencia en Segovia, aunque , conmenor importancia, de industria jabonera, colaboradora de l apañera por la necesidad que ésta tenía de limpiar sus produc-tos con jabón, del que era preciso emplear bastante cantidad .Por tanto, nuestras referencias a tal industria, en este trabajo ,no vienen a descubrirla sino, más bien, en ayuda de su conoci-miento, porque a ella se destinaba el aceite destugado d elos paños.

El establecimiento del Qyngesio», cuyo objeto era obtener e laceite, nos da píe para estimar como una manifestación indas -

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trial, aunque incipiente e imperfecta, que añadir a las radica -das en Segovia .

Nada nuevo enseñamos al decir que la lana y las manipu-laciones a que da lugar, desde el esquileo hasta su última trans-formación en las variadas clases o modalidades de tejidos, atra-jo. en siglos pretéritos y muy especialmente en los xvii y xvni ,gran número de extranjeros con ansias de medrar al socaire d ela famosa industria a que el citado producto daba vida, estable-ciéndose principalmente en las más destacadas regiones de ri-queza ganadera lanar, entre las que ocupaba ; según es conoci-do, lugar destacado nuestra provincia ; puesto sobresaliente e nque se asentaba de antiguo, con importancia tanta como par aque el cronista Colmenares, al historiar en su obra el reinado .de Alfonso VIII, escriba con referencia a nuestra cabaña :

Conócese también cuanta antig+.dedad y opulencia tenía ya en nuestra ciudad

esta noble granjería, perpetua mina y riqueza en España ; pues cuando la s

minas de su oro y plata, tan celebradas en todas naciones y escritores ,

fueron tan antiguamente acabadas, que apenas puede averiguarse hoy donde

estuvieron, y las de ambas indias se han consumido en tan breve tiempo ,

»este verdadero vellocino de oro español» se ha continuado tan perpetuo qu e

en nuestros días en sola ceta nuestra parroquia de San J̀uan hemos vist o

go.000 cabezas de ovejas y carneros en hacienda de solo tres ganaderos . Y

en lo restante de nuestra ciudad más de z3o.000; y otro tanto en la comarca

desta jurisdicción ; opulencia incomparable en durable continuación, en des-

pojo provechoso de lana, leche y carne, en comercio y ocupación de personas .

Hemos referido esto con reparo de que Juan Botero escritor italiano de nues-tro tiempo, en su Espacia moderna dice, que la mayor riqueza de nuestra Se-

govia consiste en este ganado ; y que `Uillacastín, aldea desta jurisdicción, tie-

ne 3o.000 cabezas, teniendo más de zoo .000 . Desta abundancia y fineza de

lanas, ayudada de la naturaleza destas aguas para labarlas y teñirlas, nació

sin duda la opulenta fábrica de los paños que a nuestra ciudad ha dado tant a

riqueza y celebridad en todas las naciones del mundo ; siendo en todo el tan

estimados sus finísimos paños, cuyo trato y fábrica industriosa pide tratad o

particular para ejemplo de repúblicas» (2) .

Consta, por estudios posteriores, cómo las cifras anterior-mente anotadas por Colmenares, pecan por defecto, al menos ,con las calculadas por Lacea (3), que señala : n no será ocioso

repetir que el señor Colmenares se quedó muy corto al apreciar en aoo .o0o

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cabezas lanares trashumantes las que poseían los ganaderos de esta ciudad,

y en otro tanto los demás de la comarca, pues que incluyera o no en la cuenta

las 100.000 que concedía a Villacastín, siempre vendría a resultar que, aún

pasando por alto las estancias en los pueblos de Santa María de Nieva yCuéllar, no bajarían mucho las trashumantes de la serranía de Pedraza, Se-

púlveda y Riaza, de las de Segovia ; y todas reunidas, estantes y trashuman -

tes, bien puede asegurarse que habían de exceder en sus mejores tiempos de

millón y medio de cabezas, si es que no llegaban a los dos millones, a juzga r

por la considerable cantidad de lana que producía .—Y no se crea que estas

cálculos son arbitrarios o hiperbólicos, ni que obedecen al prurito de engran-decer la riqueza pecuaria de nuestros antepasados, toda vez que, sin remon-tarnos al siglo XVI, el número de arrobas de lana exportadas de esta provin-

cia en el ario de 1788, fué, según el señor Larruga, de 144 . 945, ya lavadas,

y de 28 .346, en sacio, poco más o menos que en los precedentes (4) . Tan

enorme cantidad de lana lavada representa mucho más del doble en sucio, o

sea más de 300.000 arrobas en junto » .Bien nos damos cuenta de la distancia existente entre la s

cifras fijadas por Colmenares y rectificadas por Lecea, alusiva slas del primero, posiblemente a los siglos xv ó xvl, y al xvnl, la sdel último. Lo que, no obstante, más bien confirma que des-miente lo apuntado .

Como censo de operarios, empleados en la industria a qu evenimos refiriéndonos, en los reinados de Carlos I y Felipe II ,fija Lecea (5), el número de 34.000. Es preciso consideraraumentada notablemente esta cifra, con aquéllos otros cuya in-tervención, en manufactura y comercio de lana, no fuese exac-tamente de tipo manual, pues queremos creer que aquel núme-ro se contrae a «apartadores, cardadores, tejedores, bataneros, pelaires ,carderos, tundidores, tintoreros » (6), a quienes es de añadir : esqui-ladores, veedores, solicitadores, mercaderes y algunos otros .

A fin de que no seamos deslumbrados, suponiendo eleva -das las cifras antes barajadas, veamos que el citado cronista Le-cea (7), dice que la cantidad de lana producida en la provincia ,alcanzaba a finales del siglo xvm—época en que ya se habla,de decaimiento de la industria—, de 360.000 a 380.000 arrobas,en las que no se incluyen otras que las exportadas y fabricadasen la demarcación, cantidad a la que habría de sumarse la en-viada a otras provincias. Añade que, para que no se le tache d e

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exagerado y dar una idea de la riqueza que la producción lane-ra segoviana suponía, puede calcularse como apreciadas ta nsolo, 300.000 arrobas, y el precio más moderado de 60 reales ,por cada una, pues llegaba a alcanzar hasta 80 reales, importa-ban 18 millones de reales .

Nosotros, a título de curiosidad y en armonía con la eco-nomía actual, nos permitimos trasladar, a este momento, aque-llos valores, lo que nos hará apreciar la pérdida que la deca-dencia ha supuesto para la riqueza segoviana ; valoradas las300.000 arrobas al precio, hoy corriente (1965) de 50 pesetas ki-logramo, importan 172 .500.000 pesetas, contra 4 .500 .000 pesetas,que valían a 15 pesetas, en la época de referencia (1788), dond evemos que de haberse mantenido la cabaña, con sus más o me -nos 300.000 arrobas, arroja una diferencia de 168 .000.000 de pe-setas, innegablemente perdidas para la economía provincial, yya de dificilísima recuperación por haber desaparecido, junto aello, en este factor, el espíritu personal, industrial y comercial ,así como fábricas y telares .

Como dato corroborante de la importancia del mercado delanas segoviano en pasados tiempos, es de tener en cuenta cómoen el consulado de Burgos, centro lanero también de mucha con -sideración, donde se reunían las lanas de la Meseta que había nde ser exportadas principalmente a Flandes, se estimaban esen-cialmente, tanto por la calidad como por la cantidad, las lana sprocedentes de Soria y Segovia . Era centro de concentració nlanera Ayllón, desde donde más tarde, se enviaba la lana a Bur-gos, para su exportación a las provincias flamencas, utilizándo-se, con preferencia, los puertos de Deva y Santander, pue sleemos en Basas (8) : « acudían a este puerto (Deva) con las suyas losriojanos, segovianos, navarros y bilbaínos » « Yunto a los burgaleses,mucha abundancia de segovianos, palentinos y riojanos Refiriéndosea las calidades de lana, añade el señor Basas, en su interesant etrabajo, cuya lectura aconsejamos : «Otros puntos de la serranía se-goviana mencionadas macho en el comercia lanero de Burgos, eran Sepúlveday Pedraza» . Adquirían los burgaleses la famosa y codiciada lanamerina o fina corta y rizada, en primer lugar, así como la entre -fina y churra, ésta más inferior . Por cierto-que hacían la adqui-sición mediante contrato de «señalo», por el cual, el mercade r

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adelantaba el dinero a fin de asegurar que, a su tiempo, se l eentregaría la lana, y dada la curiosidad de esta clase de conve-nios, no resistimos a la tentación de copiar del referido seño rBasas, el que dice : « de mi ganado, hierro y señal y del esquileo lest e

presente año de z57z y de buena lana, blanca, fina, merina, estremeña, si n

roña ni cadillo ni fieltro ni percamino ni añino, ni basto ni bastazo ni bas-tarda y quitada yerba, cola y copete y menudos sucios y no barrido con es-

coba, agujeta trabada, esquilada en dia claro, enjuto y no mozuelo, sol alto ,salido, pesada en peso de cruz, arroba a arroba con pesas selladas, peso co-rriente y tartán abierta la ventana del encerradero del ganado al tiempo de lesquileo de manera que el dicho ganado no reciba detrimeento ni est e

apretado» (9).Hemos copiado el anterior contrato por ser el de fecha má s

antigua entre los que hemos visto, pero hemos encontrado otro ,muy similar, llevado a cabo por el Correo Mayor de Segovia ,Antonio Figueredo (10). Por ellos, vemos cómo se aquilataba l aselección de lanas, y vienen a confirmar los innumerables tes-timonios, en tal sentido, recogidos y sobradamente conocido sde distintos escritores, hasta llegar a la mayor ponderación d elos productos y, como nos recuerda Redonet en su trabajo y acitado, a adquirir categoría de adagio cuando escribe: «Es de Se-govia o ha estado en Segovia», equivalente a decir que una personaera muy fina, porque muy finos fueron los paños alli fabrica -dos; «estar refinado en Segovia», que era tanto como afirmar qu eaquél de quien se decia, estaba muy bien educado, por la gra nfama que, por su refinación, tenían los paños de las fábrica ssegovianas (11) .

Claro es que aunque estas últimas citas aluden a los paño s

en su calidad de finos, no podemos perder de vista que tal cua-lidad se debe a la primera materia (lana) utilizada en su fabri-cación y consignemos, con respecto a aquéllos, que tal fué elafán de falsificados, que los procedentes del exterior llegaba ncon la marca de «nuestra Puente», utilizada por los fabricante ssegovianos, fraude que forzó a nuestros pañeros a solicitar de lRey que se prohibiese su estampación en los de allende la fron-tera provincial (12) .

Era necesario limpiar los paños de las manchas que les im -primia la manipulación desde las primeras operaciones a qu e

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se sometía la lana, y para llevar a efecto tal limpieza, usábasejabón en grandes cantidades, toda vez que por cada pieza d etreinta y cinco metros, se consumía, aproximadamente, tres ki-logramos del referido detersorio, lo que calculado sobre 25 .000piezas de paños anuales—dato figurado en el citado estudio d eLecea—, suponía el empleo de 70 .000 a 75 .000 kilogramos d ejabón y, considerando los que serían necesarios para otros usos ,tanto industriales como domésticos, hacen elevar aquella cifr anotablemente .

Leemos, en diferentes autores, que no existía en Segovia in -dustria jabonera propiamente dicha, si bien no dejó, en época savanzadas, de intentarse su establecimiento sin que llegase acolmo, lo que, por otro lado, no resulta extraño por no habe ren la comarca, ni en sus proximidades, la materia prima : elaceite, para obtener aquel producto . Si es cierto, que algunos fa-bricantes de paños hacían calderadas de ello para atender a lasnecesidades de su fabricación, lo que, desde luego, no resolví ani el total de su problema ni el de los demás, a quienes se veíanen la imposibilidad de ayudar, habida cuenta de que, sobre n oser de adecuada calidad, resultaba a precios altos . Normalmente ,se surtía la provincia de jabonería andaluza, con preferencia deJaén, y manchega, a que, tras el inconveniente de la distancia ,no le faltaban dificultades para su transporte, sobre todo, en l aépoca invernal, cuando los agentes atmosféricos entorpecían l acirculación por los caminos, creándose entonces dificiles situa-ciones de escasez del repetido detergente .

Y abandonando ya estas disquisiciones, traídas a cuentoa mayor abundamiento y confirmacicn de la importancia d enuestras lanas y nuestros tejidos, acudamos a prestar atenció na uno de aquellos sujetos que, no siendo españoles, venían aSegovia a trabajar en y por las lanas y sus derivados, cual suce -de con el personaje que se dice Inventor de un «yngenio» paralimpiar los paños de aceite y para cuyo uso consiguió el privi-legio—a que aludimos al comienzo de nuestro éscrito, por cit ade Quintanilla—del débil monarca Felipe III .

Prescindiendo de lo- ampuloso del concepto de industria yateniéndonos a la estricta definición del vocablo contenida e nel Diccionario, es indudable que con la implantación y funcio -

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namiento del expresado ingenio, nacía una nueva industria e nnuestra ciudad, cuyas vicisitudes . unidas a, o derivadas de sucreador, tratamos de estudiar aquí .

El inventor y explotador del «yngenio, o «artifizio», que conambos dictados le nombra, es, según él se titula en todo caso ,sin que conste documento que lo acredite, el doctor Antoni oLauro, quien también pretendió justificar hidalguía . Era, segúnreiteradamente lo dice en cuantos documentos interviene, exi-

naves,, exactamente, como reza en su testamento, de un <halle

yue u llama bareno y canaleto junto a la ciudad de xenoba, .

De ninguno de los varios documentos al mismo referidos,existentes en el Archivo Histórico Provincial de Segovia, hemo spodido deducir en qué consistía el aparato, de que para extraerel aceite, se dice inventor . No aparece descripción alguna de lmismo ni aún siquiera del total de elementos que le componían .Sabemos que su propósito iba encaminado a fabricar jabón ,producto que, según hemos venido exponiendo, era muy nece-sario a los fabricantes de paños y para cuya elaboración era in-dispensable el aceite, substancia a cuya consecución a preci obarato, dirigía el genovés sus esfuerzos .

Parece ser que no solo Lauro fabricaba jabón, sino que, l oproducían otros industriales a iguales y otros usos, por cuy arazón, éste les vendía aceite .

Desconocemos cuando arribó a nuestra Patria el repetid oinventor, pues la primera noticia que de él tenemos, es la halla -da por nuestro compañero Quintanilla, referente a la concesió ndel privilegio otorgado en Mayo de 1618, fecha a partir de l acual comienza sus actividades el doctor Lauro, a quien ya en-contramos en nuestra ciudad, por constancia documental, el 25de Julio de 1618, lo que hace suponer que la visitaría con ante-rioridad a fin de establecer contactos profesionales, toda ve zque la data, últimamente estampada, responde a un contrat ocon treinta y dos fabricantes de paños, siendo luego numerosa slas veces en que aparece ante los escribanos de Segovia .

Según es deducible del corto espacio de tiempo transcurri-do entre la fecha de concesión del privilegio y la de su primerconvenio en nuestra ciudad, fué ésta la primera y acaso la úni-ca, donde comenzó y desarrolló sus actividades .

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El privilegio concedido lo fué para la explotación del arti-ficio en todo el Reino, pero queremos creer que el doctor Lau-ro no llegó a salir personalmente, con sus bártulos, de Segovia ,si bien tenía puesta la vista en otros lugares, tales Cuenca, Jaén ,Ubeda, Baeza así como en Aragón, según consta por autori-zación, contenida en su testamento, a favor . de su compatriot ael presbítero don Juan Bautista Júdice Fiesco .

Luego de lo publicado por Mariano Quintanilla (13) :. . . debió de convencer a los hacedores de paños de las excelencias del arte -

facto, ya que el 25 de julio del mismo año z6z8, concertó, ante el escriban o`Juan de Benavente, con treinta y dos fabricantes, y posteriormente con otro sseis más a sacar el aceite y la juarda que tuvieren los paños », encon-tramos al italiano Lauro comprometiéndose, mediante escriturapública de 12 de Enero de 1619 (14), a formar sociedad con Joa nClemencon, francés, vecino de Valladolid .

Y no es esta la primera vez que Lauro sale al campo de l acompañia, pues en este mismo documento a que acabamos dereferirnos, nos hace saber cómo, por escritura otorgada ant eManuel de Tapia, también escribano de nuestra ciudad (15), tie -ne hecha compañía con el mercader Gregorio Serrano, vecin ode la misma, a la que éste aportó, como capital, ochociento sducados, teniendo derecho a una tercera parte de las ganancia sy en igual proporción debe-da contribuir en caso de pérdidas .

Rápidamente debió comenzar sus operaciones el docto rLauro, puesto que el 12 de Enero de 1619, fecha del document oreferente a su concierto con Gregorio Serrano, dice : é he saca -do y estoy sacando el dho aceite y sobre ello tengo hecha compañia con Gre -gorio Serrano mercader de fino delta ciudad por el dho tiempo », de donde se deduce que entre el 25 de Julio de 1618 y el 12 de Ener ode 1619, ya había puesto en marcha su industria y había bail ado un socio con quien trabajar durante los diez años de vigen-cia que le .concedía el Privilegio . Real . Es indudable que las re-laciones del inventor Lauro con Serrano, comenzaron con ante-rioridad al primer día del mes de Septiembre de 1618, toda ve zque a partir de esta fecha, se cuenta el tiempo de cinco años ymedio de duración para la nueva sociedad que, por el instru-mento de 12 de Enero de 1619, otorga con Juan Clemencon ,quien aporta 9 .000 reales que dicen ser para aumento de los ar

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tificios ya instalados y los que en lo sucesivo lo fueren, destina -dos a «sacar el no aceite y bazer xaban» .

La participación de Clemencon se fija en la sexta parte d elas gan-ncias, deducidos que hayan sido costas, gastos y sala-rios, y en la misma proporción concurrirá a las pérdidas, bie ncon cargo a su citada aportación o si no bastare, con entrega d ela cantidad necesaria .

Por su parte, el doctor Lauro se compromete a llevar yexponer, de serle solicitado, libro de Caja, Cuenta y Razón, contoda claridad y expresión, tanto de las fechas como de pañosrecibidos, aceite obtenido y jabón fabricado y vendido .

Se deja sentado que en el convenio Lauro-Gregorio Serra-no, consta que «del montón de todas las dichas ganancias antes y primer oque se partan entre los compañeros», habrán de separarse quiniento sducados; cada un año, para el dicho Serrano ; así como que Cle-menrron nunca percibirá más de la sexta parte convenida y lo snueve mil reales de su aportación a la sociedad, haciendo ex -presa donación de los excesos a favor del doctor Lauro ,

Se autoriza también en el contrato, por el doctor Lauro alreferido Clemenpon, para que transcurridos dos años de l a

_ compañia pueda, por su cuenta exclusiva, establecer iguales in-dustria y métodos en la ciudad de Cuenca y en un círculo d ecincuenta y cinco kilómetros, debiendo, de los beneficios liqui -dos alcanzados, entregar una tercera parte a Lauro, sin que éste ,en caso de pérdida, quede obligado a contribución alguna .

Pasa la instalación de lós artificios y su funcionamientopara limpiar paños y fabricar jabón en la ciudad de Cuenca ,dispone Clemencon de un plazo de dos años, transcurrido elcual, a contar de 12 de Enero de 1619, sin llevarse a efecto, será ndevueltos a Antonio Lauro sus recaudos y papeles, para que dis-ponga a su voluntad .

De lo expuesto deducirnos, y más tarde lo confirmará él ,que Lauro no disponía de medios económicos para hacer fren-te a los primeros gastos de instalación y funcionamiento, pues-to que, fan prontamente, asocia a otras personas a su negocio ;y también podemos llegar a sos pechar que la industria implan-tada ofrecia éxito, pues no de otro modo habían de comprome-ter sus intereses los asociados, quienes se obligaban no solo co n

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apprtaciones dinerarias, sino con las exigencias, un tanto leoni-nas, del inventor . Esta última consideración es la que más ha-bría de inclinarnos a aquel supuesto, pues que representaría ,con su prosperidad, la existencia, en nuestra ciudad, de una in-dustria más, aunque de modesta importancia, que añadir a la snumerosas ya existentes en Segovia .

Mas, desdichadamente, no sucedió así, pues si bien es cier -to que nada aparece entre los documentos estudiados, que hag areferencia 'al florecimiento de la industria, el datado en 31 d eJulio de 1621 (16), nos proporciona, por el contrario, malas no-ticias, pues refleja un estado de agobio para eI titulado docto rLauro.

Naturalmente que tal situación no impidió el normal fun-cionamiento de la industria a lo largo de más de dos años, per onunca con la_ rentabilidad precisa para su desenvolvimient oeconómico. Deducimos esto de lo manifestado por Lauro anteel escribano, cuando dice : use y plantee en esta ciudad el dich oartificio y e asado del asta aora limpiando los paños que los fabricadores¿ellos enesta ciudad me an entregado haciendo xabor es decir, queno dejó de producir en el tiempo antes señalado .

No hallamos constancia de cuando Joan Clemencon s eapartó de la compañía ni de las causas que a ello le indujeron ,pero es indudable que sucedió por cuanto, en el mismo docu-mento citado, se nos hace saber que : cante y guillermo bruxera ve-cinos de valladolid como zessonarios de joan clemenpon trances que fue com-pañero en el dicho artifizio » .

Con la aparición de estos nuevos personajes se opera u ncambio en la marcha del negocio de nuestro inventor, porcuanto en el documento dice Lauro que aquéllos son «sus acre-hedcres»—sin duda refiriéndose a la cesión de derechos que le shiciera Clemencon—y le atienen preso en la cartel retal ¿esta Ciudad» .

Trató de venderles, con el privilegio de explotación y en preci ode 26.500 reales, el artificio que había inventado con todos susaparejos y más todo el .aceyte claro' que del mismo tenía obte-nido a razón de siete reales por arroba . No quisieron los Bru-jera que se tuviese la venta por forzada y maliciosa y, segú nconfirma el doctor Lauro, como lo que pretendian era ayudar-le y sacarle de la prisión, convinieron en que, con intervención

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judicial, se procediese a subastado mediante pregones, compro -metiéndose a aceptar la mejor puja, lo que, luego de varios pre-gones, no se produjo, por cuya razón, de muy buena fe por am-bas partes y reconocida la verdad de la deuda por Lauro á fa-vor de Anete y Guillermo Brujera, se hizo cesión formal, yagradecida por el inventor, a favor de éstos a quienes, además,cedía la casa que él venía habitando, corriendo de cuenta d elus citados Brujera el alquiler de la misma desde dicho día,obligándose, a la vez, a pagar a otros acreedores de Lauro co nla cantidad de cinco mil trescientos reales sobrantes, más lo qu eimportase la venta que les hacia del aceite fabricado de su per -tenencia, debiendo entregar al cesionario el resto que pudies equedar .

Para llegar a este final, y en cumplimiento de lo acordado ,fué pregonada la subasta del artificio los días 9, 12, 16 y 17 d eJulio de 1621, por Pablo de Miguel, en «la calle rreal», «plaza pu-blica de esta ciudad,, «plaza del acobexe» y «plaza de santa dalla», se-gún había pedido Diego R. Ortiz en nombre de Antonio Lauro ,Annete y Guillermo Brujera ; subasta a la que no se present óningún postor (18) . Por este documento sabernos que el artifici ose hallaba instalado en la casa-vivienda ocupada por Lauro ,cuya propiedad tenia Antonio Osorio, a quien la arrendaraaquél en 8 de Febrero de 1621 .

No obstante la adjudicación, de lo antes dicho, a los fran-ceses Brujera y las manifestaciones de agradecimiento hacia .ellos de que hiciera protesta el repetido Lauro, es lo cierto, se-gún consta al folio 510 del protocolo antes señalado, que el in-ventor no hacía entrega a aquéllos de lo que ya, por sentenci ajudicial, les pertenecia, ocasionándoles quebranto en sus intere-ses la permanencia en nuestra ciudad por, como sabeiños, esta ravecindados en Valladolid, razón que, nuevamente, les fuerzaa acudir a la autoridad judicial a fin de que Lauro fuese com-pelido a dar posesión del «yngenio» a los nuevos propietarios de lmismo, lo que les es concedido el 3 de Agosto, y lleva a efectoAnnete Brujera por si y en nombre de Guillermo, «paseandose po rdonde estaua el dicho artifizio y asiendo con la mano . de un torno y de unatinaxa donde esta azeyte todo ello quieto -y pazificamente y sin contraposi-cion de persona ninguna» .

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Sin embargo de esta posesión no cesa la intervención deAntonio Lauro en la explotación de la industria por él monta -da, sin que podamos aseverar que fuese ininterrumpida, y aque las nuevas noticias que hallamos son posteriores, en cas imedio año, a las expuestas (19), y en ellas aprendemos que Lau -ro apodera al procurador de causas Juan de la Torre y a Jua nde la Gotera, con el que más tarde aparece en compañía, par aintervenir en el pleito que le tienen puesto—no precisa si es e lde los Brujera u otro distinto—por el artificio de sacar aceite ,así como el concierto de un arrendamiento con doña Isabel deCáceres, viuda de don Luis Velázquez, poseedora del molin opara cebada de Santa Catalina, llamado de la Paja.

En el mismo protocolo y fecha 24 de Julio de 1622, apare -ce un contrato entre Annete y su hermano Guillermo, con Ber-nardo Feo de Marinone, sobre explotación del tan mentado ar-tificio, en forma de compañía .

Es di fiicil, por falta de ilación en los escritos a que se alud een varios documentos, determinar la exacta situación del doc-tor Lauro con respecto a su industria, pues vemos que a pesa rde la cesión total que hiciera a los hermanos Brujera, él no dej ade aparecer en actos de la explotación. Se ve que, sin dejar d eser productiva ésta, se desenvuelve con irreguralidad, toda ve zque en 15 de Febrero de 1625 (20), encontramos al genovés tra-tando de disolver la compañia, que tenía hecha, con Juan de laGotera y Juan Ximénez Hernández, ambos vecinos de Segovia ,que se oponían a aquel propósito . Alegaba Lauro que en la es-critura de constitución—que no hemos encontrado—ante Fran-cisco de Abila, escribano de la ciudad, hubo fraude, por lo que«te an de bolber su artificio tibrentente» ya que, con la cantidad deaceite obtenido y el jabón fabricado, están aquéllos pagados d ela parte con que contribuyeron y gastos ocasionados. Por e l.contrario, Lotera y Ximénez, sostienen ser acreedores por má sde 60.090 reales, cuyas cuentas están asentadas en libros qu etiene Juan de la Lotera. Tal disparidad había ocasionado plei-tos entre ambas partes, que desde esta ciudad habían sido ele -vados a la Chancillería de Valladolid y, deseosos de llegar a unacuerdo, comparecen ante el escribano Velázquez para conve-nir su forma .

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En la exposición de hechos, vemos cómo Lotera y Ximénezpagaron los gastos ocasionados en el pleito que, junto con eldoctor Lauro, sostuvieron con los Brujera para que éstos resti-tuyesen el artefacto, lo que fué conseguido luego que pleitearonen Segovia, Valladolid y Madrid, previo pago a aquéllos de l oque los era debido por el inventor Lauro, más una indemniza-ción de 2.200 reales, por «averíes salido yncierto el dicho artificio. .Vemos así cómo Lauro no cejó hasta conseguir la recuperació nde su invento . Figuran igualmente diversas cantidades po rpréstamos, anticipos y servicios, debidas a ambos por el subso-dicho Antonio Lauro, más el importe de una caldera y unas ti-nas cedidas por Marinone, el socio que fué de los Brujera.Consta también la construcción de un algibe en que se recoje-ria el aceite y, como nota curiosa, la adquisición de un rocí n«tuerto de un ojo ., todo para el servicio del ingenio .

No hemos encontrado detalle de los operarios que, para s uindustria, utilizase Lauro, pero aquí en el documento referido ,nos dicen que se empleaban cuatro mozos que percibian de jor-nal, para los cuatro, quince reales diarios, estando al frente d eellos un capataz, de nombre Sebastián Lama, de naturalez aportuguesa, a quien se abonaban catorce reales diarios .

Consta también que el artificio se hallaba emplazado en l acasa de Sebastián Martín, a la que se trasladaría desde la d eOsorio, donde vimos, por declaración de Lauro, que fué inicial -mente Instalado, lo que nos hace pensar que no era muy pesa -do ni complicado. Por alquiler de local se pagaban ochociento sreales y cierta cantidad de jabón al año .

El precio que satisfacían los fabricantes de paños para qu eéstos quedasen limpios de aceite, era de cuatro reales por pañ oy la tasación de la arroba del mismo destinada a obtener jabón ,se fija en ocho reales en el concierto a que venimos refiriéndo-nos, en cuya escritura figuran, reiteradamente, las protestas qu ede buena amistad y apartamiento de litigios y reclamaéiones s ehacen por ambas partes, quedando subsistente la posesión de lartificio en Calera y Ximénez, hasta tanto les reintegre Laur ode las cantidades que él mismo reconoce adeudarles, a cuyo finpresenta por fiadora de sus obligaciones a Andrea de Cisneros ,viuda, quien suscribe la aceptación de su responsabilidad y l a

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de alimentos a favor del doctor, hasta tanto éste pueda desen-volverse por sí mismo .

Es de considerar que, posiblemente, se trataba de hombr ede buenos propósitos y simpatía, puesto que vemos cómo e nsus relaciones todos aquéllos con quienes trata, le dan facilida-des para resolver sus muchas dificultades, en las que acaso n odejase de ser causa la mala suerte, que le condujo a las situa-ciones que vamos conociendo. Debió, la industria, recuperars ey rendir beneficios sin necesidad de acudir a otras ayudas, puesen nuestra búsqueda no tropezamos con nuevas referencia shasta 1629, en que topamos con lo seguidamente transcrit o(21) ; «Protexta hecha por el doctor Antonio Lauro .—En la ciudad de sego-hia en dieziocho dial del mes de °Junio leste año de mill y seiscientos y veyn-te y nuebe ante mi el escribano y testigos ynfrascriptos parezio el doctor An-tonio Lauro ginabes vecino y estante en esta dicha ciudad, Ynhentor de la fa-brica ingenio y artificio de sacar el azeyte de los paños que por ser tal yn-ventor esta exerciendo y gozando en dicha ciudad por ulula rreal y merce d

que Bello su nzagestad le tiene echa Y lizo que estando enfermo en la camaen esta dicha ciudad del mal de la gota y otros acidentes que le tenian mu y

apretado y de que siempre tuvo poca esperanza de sanar y bibir le fue a vi -sitar el doctor don diego de avala Verganza canonigo y arcediano de sogovi aen esta santa yglesia catedral y Juan Tercero su axenttador y le ynstaron y

persuadieron a que dispusiese del dicho artificio dexandosele a la fabrica d ela dicha santa yglesia para despees de sus Bias y no Uniendo el en ello por -que nunca tuvo esa voluntad ni pudiera azer esa disposicion respeto de tener

como tiene hijos y no tener otra atienda alguna para el ni para ellos luegootro dia el señor obispo le ynvio a mandar que como pudiese se viesse con e ly auiendole licuado en una silla grabado y fatigado de las dichas sus enfer-medades el dicho señor obispo y el dicho arcediano le gastaron apretaron yforraron a que firmase una zedula en que se eontenia lo dicho y que el dichosíor obispo y cavado perpetuaría a su costa el dicho artificio y enteraria nal dicha doctor Lauro y le dexarian seys años de gozo de dicho artificio des -pues de seis días para que dispusiese dello a su voluntad, y otras ¿cesas todoen forma de una disposicion futura y quel derecho llama caussa monis, = l a

qual contra su voluntad que siempre manifesto diciendo no lo quería ni podiaazer for4ado y violentado con las palabras de ynportunaciones de los suso-dichos que desde poco despees de mediodía asta la noche lestuvieron gastand o

y adenia ftcerpa en ello y por el respeto del dicho sede, . cli o y porque aun -

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que yntento muchas vezes yrse no le dexaron ni el podia ni tenia modo par aello ni para rrodearse de alli por las dichas sus enfermedades vino a firmar ,aunque siempre antes y quaado la firmo y despees diciendo lo azia forgad oy mostrando el animo que tenia de rrebocarlo y desazerlo luego que se bies een su libertad como lo yro pues auiendo entendido quel dicho cavado avia em-biado al dicho Juan Tercero a tratar en binad de la dicha zedula y dispu-sicion de perpetuar el dicho artificio de su magestad y en su cantara, el dich o

doctor Lauro y francisco suarez de arguello por el y en su nonbre rreboco l adicha zeda-la y disposicion en ella contenida, y contradixo la dicha perpetua-cion pedida por el dicho cavildo en la dicha forma = y por tantto dixo qu e

aora a mayor abundamiento ratificando y aprobando corno ratifico y aprob otodo lo hecho por el dicho francisco suarez de argucilo en su nonbre en l adicha forma en quanta la dicha contradicion y rehocacion de la dicha cedul ay diligencias en ello fechas y que ycieren para ese fin y no en mas, desde lue-go rrebocaua y rreboco la dicha disposicion fecha y contenida la dicha zedu-la en la dicha misma zedula que quiere en si sea ninguna ni de ningun valo ry efecto para que aora ni en tiempo alguno ni el dicho cabildo ni fabrica d ela dicha yglessia ni el dicho señor obispo ni nayde della se pueda aprobecha rni a el dicho doctor Lauro pararle perjuyzio porque sti voluntad es gozar yussar de dicho artificio libremente por el tiempo que su magestad a el le tiene

echo merced e yciere y disponer en bida y en muerte del libremente y com ocossa suya propia como lo protesta azer - Y animismo protesta que si e ldicho señor obispo cavildo y yglesia usan de la dicha zedula que ya es nin-guna y siempre lo fue por las razones dichas ycieren algunos gastos y costa s-ea la perpetuacion del dicho artificio sea por su quanta y no del dicho docto rJauro = y ansi lo dixo y otorgo ante mi el presente escribano ;y testigos ylos firmo de su nonbre y me pidio le diese los traslados necesarios de que yoel escribano doy fee a quien pidio y requirio aga notoria esta rehocacion de ldicho sseñor obispo y cavado de la ssanta Yglesia desta ciudad para que le spare el perxuicio que de derecho ubiere lugar y lo firmo de su nonbre a quie nio el escribano doy fee conozer siendo testigos Baltasar de ubiedo mateo d esalalar vauptista carrillo beeinos de la dicha ciudad .—firmado el DoctorAnt° . Lauro .—passo ante mi: diego nahario lo cual viene a proba rque el invento no dejaba de tener utilidad, pues que Lauro l odefiende a pesar de tantos sinsabores como le llevab aproducidos.

En 7 de Julio de este año de 1629, y p .or ante Diego Naba-no (22), declara haber recibido del fabricante Tomé Meléndez

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Ayones, el importe acreditado por la extracción del aceite d etodos sus paños desde la instalación del Ryngenio» hasta el dia .de la fecha, sin señalar el importe de lo percibido .

Estamos prestando atención al personaje creador de la ,como 'al principio decimos, modesta industria, porque de lasmovilidades del hombre son consecuencia los hechos y, segú nvenimos viendo, el italiano Lauro logró crear un centro de in-terés, y si bien es cierto que funciona con dificultades, no lo e smenos que, aún dentro de ellas, no le faltan colaboraciones,aunque sean interesadas, impeditivas de que la industria mue-ra por ineficaz, sosteniéndose a lo largo de doce años en mano sde su fundador (de Julio de 1618 a igual mes de 1630, en qu efalleció el genovés Lauro) y posiblemente tuvo . continuadores.Tampoco debió ser escasamente productiva y sí, acaso, mal ad -ministrada, pues insistimos, en que no fallaron socios colabora -dores, y Antonio Lauro vivió de ella y aún a su muerte, segú nvemos en su testamento, no carece de medios económicos para ,al realizar sus bienes, hacer donaciones .

Por la disposición testamentaria hecha en Madrid el 21 deJulio de 1630, ante Juan Ruiz de Heredia (23), luego de las cláu -sulas de rigor, conocemos que, en tal fecha, tenía formada com -pañia Antonio Lauro, con don Alonso Antonio de Paz, do nJuan Bautista Júdice Fiesco, presbítero y genovés, y don Gil d elos Arcos, a quienes encarga el establecimiento del ingenio e nlos distritos de Baeza y Ubeda, así como que el dicho Juan Bau -tista Júdice, obtenga el privilegio para hacer también su insta-lación en la Corona de Aragón, «q ee se extiende—dice—aragon, va-Unza, cataluña m

La explotación del negocio en Segovia, queda en manos deAndrea de Cisneros y Juan del Río, a los cuales revoca el pres-bítero Júdiee, como testamentario de Lauro, la autorización qu eéste les tenia dada, según consta por documento fechado el 1 3de Agosto de 1630 (24) .

No hay duda de que en todo momento, la industria contócon clientes que aportaran, para la limpieza o extracción de laceite, los paños fabricados, que según sabemos por Quintani-lla (1) dió comienzo a sus operaciones mediante compromiso ,para con Lauro, de cuarenta y dos fabricantes de paños a lo s

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que sucesivamente siguieron otros y así encontramos que almomento de testar el inventor, figuran como deudores suyo svarios nombres, de los cuales algunos fabricaba paños, y en elinventario de los bienes de aquél (25) consta la existencia d enueve libros con cuatrocientas sesenta y dos hojas escritas, de-dicadas, siete de ellas, a anotar las jergas recibidas para su lim -pieza, lo que da idea de la numerosa cantidad de asientos oca-sionados por tal clase de mercancías y suponemos, por no figu-rar datas en los documentos, que no se referiría a tóda la dura-ción de la industria, sino más bien a una última etapa . Figurantambién en el inventario cinco libros con un total de doscien-tas trece hojas escritas y referentes a las partidas de aceite qu ese venden .

El testador declara, en su disposición, que el privilegi opara la explotación del ingenio, le fué prorrogado por diecisei saños y, en el momento, se halla pendiente de nueva prórrog apor veinte años, mediante la entrega a la Hacienda, él dice -sir-

viendo a su. magestad», de 12.000 ducados.En atención a los servicios del Procurador de los Consejos ,

Francisco Suárez, dispone el doctor Lauro a su favor, una man-da de mil reales, por lo bien que le ha ayudado en sus negocios .

Sin que sean excesivas las donaciones dispuestas en su tes-tamento, no puede negarse su generosidad, que llega a encargara su testamentario Júdice, de la busca e identificación de un s uhijo bastardo a quien no ha visto desde que nació y qué conta-rá, al momento, con dieciocho años de edad, para el que, si pa-reciere, ordena la entrega de mil ducados .

No hallamos el lugar de emplazamiento de la industria n ítampoco el de su domicilio particular, si estaba separado d eaquél, pues solo existe una referencia de pago por alquiler d ecasas . Es de suponer que lo fuese en la parroquia de Santa Eula -lia, pues ordena en su testamento el pago a la misma de cuatro -cientos reales, que la debla por una devoción que no explica .

Hemos adelantado la inexistencia de descripción del apa-rato industrial y sus componentes, pero en el inventario de lo sbienes del inventor, figuran algunas aisladamente sin expresiónde que sean el conjunto de la que habíamos de llamar maqui-naria, sino más bien instrumentos auxiliares . Así se detallan :

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«Una caldera grande y dos de cobre» .

«Mas dos calderas grandes de ofizio de sacar azeite la unadonde aclara el azeite y la otra donde se aclara el agua con susborneaduras de madera» .

«Mas un arteson con sus dos tornos donde se tuerzan lo spaños» .

«Un canete con su boca grande)) .

«Mas tres canales por donde se hecha el azeite y el agua)) .

«Mas otra borneadura de madera donde se hecha azeit eaclarado)) .

«Mas dos tinaxas cada una que cabra a zinquenta arroba sde azeite» .

«Mas otras traza tinaxas chicas y grandes en que se hechaazeite aclarado)) .

«Mas una cuba donde se hecha azeite aclarado que cabraen ella como setenta arrobas poco mas o menos» .

«Mas una media de cobre que aze media arroba y un en-budo de lo mesmo grande)) .

«Mas. otros dos enbudos grandes para enbasar azeite qu eson de oxadelata» .

«Mas una raedera y pala de yerro para el artífizios .

«Mas un dextral biexo» .

«Mas un azadon de yerro)) .

Se inventariaron también un macho, un pollino y leña, quesuponemos estarian al servicio del ingenio .

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Y como expresión de la producción obtenida, constan e nel inventario seiscientas arrobas de aceite, más lo contenido enuna alberca grande y en dos aljibes de catorce o quince pies d eprofundidad .

Luego de lo expuesto, se pierde el rastro de los seguidoresdel inventor Lauro, pero visto que después de la3 dificultadesde los primeros tiempos de instalación, fueron aquéllos alla-nándose, es de sospechar que la modesta industria conti-nuara trabajando y, en todo caso, no queda duda de que, en e lsiglo xvu, Segovia contó con una factoría más entre las que l acaracterizaban .

NOTAS AL TEXTO

(1) ESTUDIOS SEGOVIANOS . —T. III, pág. 49 8 .

(2) «Historia de la Insigne Ciudad deSegoviaa .—Cap. XVIII, XIV .

(3) «Recuerdos de la antigua industria segoviana» .—Carlos de Le-cea y García, pág. 2 7 .

(4) «Memorias políticas y económicas sobre la industria, las minas . . .de España» .—Eugenio Larruga, economista, que en 1791, comenzó a es-cribirlas sin llegar a terminarlas .

(3) Ob. cit ., pág . 24 .

(6) «Ganados y lanas en Segovia», por L . Redonet.—ESTUDIOSSEGOVIANOS, 1 949, pág . 211, con cita de «Historias de las Corpora-ciones de Menestrales en Segovia», por el Marqués de Lozoya .

(7) Ob. cit., pág. 28 .

(8) <Burgos en el comercio lanero del siglo xvt», por Manuel Basa sFernández .—«Moneda y Crédito», Revista de economía núm . 7 . Madrid,junio de 196x .

(9) Ídem, íd ., íd ., íd ., id ., íd ., íd

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1 L. RODRIGDEZ ESCORIAL

(ro) Protocolo núm. 637, de Juan de Zuazo, año x6c5.—ArchivoProvincial de Segovia .

(x1) .Diccionario geográfico popular de cantares, refranes, adagios ,proverbios, locuciones, frases proverbiales y modismos españoles . .—Ga-briel María Vergara.

(12) .Paños de lana ., por Manuel González Herrero.—ESTUDIOSSEGOVIANOS ., Segovia 1949 .

(13) ESTUDIOS SEGOVIANOS .—T. III, pág . 498 .

(14) Protocolo núm. 1 .075, de Gregorio Martínez, folio r3.-Archi-vo Provincial de Segovia .

(r5) Documento con cuyo hallazgo no hemos sido afortunados .

(x6) Protocolo núm. 1 .077, de Gregorio Martínez, año 16ee, foli o

496 .—Archivo Provincial de Segovia .

(17) Protocolo núm . 771, de Francisco Pérez, año 162x, folios 353 y5ee.—Archivo Provincial de Segovia .

(18) Protccolo núm . 1 .077, de Gregorio Martínez, año 1621, folio5o4.—Archivo Provincial de Segovia .

(19) Protocolo núm . 771, de Francisco Pérez, año 1622, folios 353y 520.-Archivo Provincial de Segovia.

(2o) Protocolo núm. 1 .059, de Eugenio Velázquez, año 1625, foli o

434.—Archivo Provincial de Segovia .

(21) Protocolo núm. 922, de Diego Naharro, año 162 9 , folio 326127 .Archivo Provincial de Segovia .

(22) Protocolo núm. 922, de Diego Naharro, año 1629; folio 4 o 3 . —Archivo Provincial de Segovia .

(23) Protocolo núm . 923, de Diego Naharro, . año 1630, folios 55/8 .Archivo Provincial de Segovia .

(24) Protocolo núm. 923, de Diego Naharro, año 163o, folio 658 . —Archivo Provincial de Segovia .

(25) Protocolo núm. 923, de Diego Naharro, año 1630, folio 559 . —Archivo Provincial de Segovia .

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