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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ((f \ 10 tr ar al ho mbr e a qui en tran sfe rirle su dolor. Por .. nn bu c ahn de- ,·olver \' cngan7 a ::: in o castigo . No .... odio sino justicia· ·. Sin embargo. tal ez é l no ll e gará a la cita de su muer- te. po drí a de svanece rse co mo un fan- tasma ... o podría haber mu erto in la var su sangre roja. Y entonces la costra del tiempo no se removerá. y el odio. el amo r al odio. seguirá por los siglos de los siglos. Excelente re- lato mítico y s ti co, de un comp l ejo se r de carne y hu eso a tr avesado por la historia sangrienta de nu est ro país. El segundo gra n relato. Desafian- do esta ci udad. es el vértigo de un s i- cario que baja a Mede ll ín al ritmo de un orgasmo de velocidad. mu erte y metal con su moto. su m etralleta y su "hembra". La atmósfe ra mística, fantasmagórica. rur al, de odios como d eberes atávicos. del anterior relato es tran sformada a qu í en un negocio urbano. limpio, si n remo rdimie nt os, ni fantasías. Es el paso de una Vio- lencia (la de los años cincu en t a) a la actual violencia. co n v minúscula y muertos en ma yúscula, a sus nuevos digos y tec ni ficadas prácticas. E s e l cambio de me ntali dades entre los de goll a dore s qu e te rminaban man- chados hasta los di en tes y los pu lcros y precisos asesinos que matan h oy sin ensuciarse las manos. El pis tolero dandi de La Virgen de los sic ario s o la difusa R osario Tijeras nunca ll egan a alcanzar la ri- queza de matices de es te "pis tol oco" qu e penetra la ciudad co mo una va- gina, en ·'un orgas mo de nun ca aca- bar''. Su mo nólogo. que s ub e de tem- peratu ra a m edida que baja de Matasanos, viene desde adentro y no es n arrado por quien es se que daron mirando la mo nt aña de las comunas desde una terraza , abajo, sin at r eve r- se a subir. Quien esc ribió este relato su bió y por eso su personaj e pu e- de desabroc har en ca da c ur va la psi- cología del perso naje, el tiem po que le t ocó vivir y el papel qu e debió desempeña r en una c iudad dond e lo único que es tá s incronizado es " la venga nza, los d eseos de qu e desapa- re zcan t odos los que me es t orban " ... Él es e l a péndi ce ci ego de esa nue- va ley: "So mos la ley, vos y yo, la m oto y es ta hermosa me tr alle ta sin [ J 40] e stre nar .. . Y puede serlo porque. co mo confie. a: ··ya perdí t odo lo que los demás cs t<1n t ra t ando de conse- guir o de mantener .. . a ll á del bi e n y del mal. cua n do apr ieta el gat ill o ... suda. pero no por miedo. sino p orq ue .. hace ca l or ... Es. pues. la tensión e ntr e un len- guaje exacto. moderado, ate nuad o. que e l a ut or puede esgr imir co n al- tísima pr ec isión. y un m ate rial tur- bu le nto que lucha por r ega r se sin en los pisos limpios de la sinta xis. l as l eyes de la narra - tiva y la co nstru cc ión de per so na- j es, la fu er te col umna ve rt eb ral qu e co h es iona los tr es bloqu es, tr es d e- lirios. de es ta excele nte a ntolo gía de cu entos esc rita con so lid ez y pro- fund ida d. Co ns titu yen, en todo caso, una man era fr esca de mi rar nu es tra úl tim a hi s tori a, nue s tro s últim os ritos ases inos. nu es tros úl- tim os dese n can tos con perso n ajes nu e vos e inéditos cuya voz vale la pena escuchar. SoL A sTR ID GIR ALDO E. Siglo XX cambalache Vamos a matar al dr agon ea nt e Peláez Roberto Rubiano Vargas Espasa, Bogotá, 1999, 200 págs. Vam os a matar al dragonean te Peláez es la m ás recie nt e colección de c uen - t os de Rob e rt o Rubian o Vargas , cue nti sta bogotano re side nt e en Quito , y en dond e int e nta r eg r esar a su ci udad natal por medio de la escr itur a, la imagi nación y la me mo- ria. Este libr o evoca esas diversas y s uc es ivas ci ud ad es que fue B ogo dur a nte el siglo XX, c iud ades c ru e- les y frías todas , que se fueron co ns- tru ye ndo , d est ru yendo y r econstru - ye ndo , una sob re la otra , como un pal imp ses to de ladrillo y ce me nt o. Sus re lat os so n hi storia s de cr íme- n es imperf ec tos, en los qu e se retra - ta , co n u na m ezcla de recriminación y co mp as ión, la idiosincrasia de un RE SE ÑAS pueblo mediocre y at rabi liar io. ego ísta y olvidadizo. ca paz tan lo de pro yectos fa llidos. misiones e quí - vocas y destinos trun cados. Un agente secreto en la gue rra de los Mil Días (Bogo tá. 1900) es el pr i- m er cuento del libro. y el me jor de la col ección: en éste Ru biano l og ra e ntr etejer hábilmente un triángulo amor oso con una i nt riga política: J oaq uín, un liberal felizmente casa- do y de te nd encias pac ifi stas se ve envuelto en los ju egos de la gue rr a y. mie nt ras c ruza líneas am igas y enemigas. les sirve. a su pesar. de tí- ter e al gobie rno conservador y al h omb re qu e codicia a su es posa. E l u so de la focalización distribuida, un recurso inusual en el rel ato breve. y la articulación de los diversos elemen- tos narrativos hacen de és te un cuen- to so br esalie nt e de ntr o del conjunt o. , En el siguie nt e relato , El policfa, el p oe ta y el anarqui sta (B ogo tá, 1929), un detective de me diop e lo se infil tra en una s up ues ta lula te rro - ris ta , y, dis puesto a se r un idiot a útil, te rmin a convertido en idiota inútil; el cont r apu nt o entre l os hecho s n arrados en tercera persona y los in- fo rm es del propio det ec ti ve es de una fina ir o a, aunque las corree- II O I. I! rrl' U KAl- Y VO l. 4 1, NÚM. 65 , 2004 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

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trar a l ho mbre a quien transfe rirle su dolo r. Po r l'~fO .. nn bu cahn de­,·o lve r \'cngan7a ::: in o castigo . No .... ~

odio sino justicia· ·. Sin embargo. ta l , ·ez é l no llegará a la cita de su muer-

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te. podría desvanecerse co mo un fan-tasma ... o podría habe r mue rto in lavar su sangre roja. Y e ntonces la costra del tiempo no se removerá. y el odio. e l amor al odio. seguirá por los siglos de los siglos. Excelente re­la to mítico y místico, de un complejo ser de carne y hueso atravesado por la historia sangrienta de nuestro país.

El segundo gran relato. Desafian­do esta ciudad. es e l vértigo de un si­cario que baja a Medellín al ritmo de un orgasmo de velocidad. muerte y metal con su moto. su metralle ta y su "hembra". L a atmósfe ra mística, fantasmagórica. rural, de odios como deberes atávicos. del anterior re lato es transformada aquí en un negocio urbano. limpio, sin remordimientos, ni fan tasías. Es el paso de una Vio­lencia (la de los años cincuenta) a la actual violencia. con v minúscula y muertos en mayúscula, a sus nuevos códigos y tecnificadas prácticas. E s e l cambio de mentalidades entre los degolladores que terminaban man­chados hasta los dientes y los pulcros y precisos asesinos que matan hoy sin ensuciarse las manos.

El pistolero dandi de La Virgen de los sicarios o la difusa R osario Tijeras nunca llegan a alcanzar la ri­queza de matices de este "pistoloco" que penetra la ciudad como una va­gina, en ·'un orgasmo de nunca aca­bar''. Su monólogo. que sube de tem­peratu ra a medida q ue baja de Matasanos, viene desde adentro y no es narrado por quienes se q uedaron mirando la mo ntaña de las comunas desde una terraza, abajo, sin atrever­se a subi r. Quien escribió este re lato sí subió y por eso su personaje pue­de desabrochar e n cada curva la psi­cología del personaje, e l tiempo que le tocó vivi r y el papel que debió desempeñar en una ciudad donde lo único que está sincronizado es " la venganza, los deseos de que desapa­rezcan todos los que me estorban" ...

É l es e l apéndice ciego de esa nue­va ley: "Somos la ley, vos y yo, la moto y esta hermosa me tralleta sin

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estre nar .. . Y puede serlo porque. co mo confie. a: ··ya perdí todo lo que los demás cst<1n tratando de conse­guir o de man tener .. . Má~ allá del ~

bie n y del mal. cuando aprieta el gat illo ... suda. pero no por miedo. sino porque .. hace calor ...

Es. pues. la tensió n e ntre un len­guaje exac to. moderado, a te nuado. que e l auto r puede esgrimir con al­t ísima precisión. y un mate rial tur­bule nto que lucha po r regarse sin remo~dimientos en los pisos limpios de la sintaxis. las leyes de la narra­tiva y la construcción de pe rsona­jes, la fuerte columna vertebral que cohesiona los tres bloques, tres de­lirios. de esta excelente antología de cuentos escri ta con solidez y pro­fund idad. Cons tituyen, e n to d o caso, una manera fresca de mirar n ues tra ú ltim a historia, nuestros últimos ritos asesinos. nuestros úl­timos desencantos con personajes nuevos e inédi tos cuya voz vale la pena escuchar.

SoL A sTR I D GIR ALDO E.

Siglo XX cambalache

Vamos a matar al dragoneante Peláez Roberto Rubiano Vargas Espasa, Bogotá, 1999, 200 págs.

Vamos a matar al dragonean te Peláez es la más reciente colección de cuen­tos de Robe rto Rubiano Vargas, cuentista bogotano reside nte en Quito, y en donde intenta regresar a su ciudad natal por medio de la escritura, la imaginación y la memo­ria. Este libro evoca esas diversas y sucesivas ciudades que fue Bogotá durante el siglo XX, ciudades crue­les y frías todas, que se fueron cons­truyendo, destruyendo y reconstru­yendo, una sobre la otra, como un palimpsesto de ladrillo y cemento. Sus relatos son historias de críme­nes imperfectos, en los que se retra­ta, con una mezcla de recriminación y compasión, la idiosincrasia de un

RE S E ÑAS

pueblo mediocre y a t rabi lia r io. egoísta y o lvidadizo. capaz tan sólo de proyectos fa llidos. misio nes equí­vocas y destinos truncados.

Un agente secreto en la guerra de los Mil Días (Bogotá. 1900) es e l pri­mer cuento del libro. y el mejor de la colecció n: en éste Rubiano logra e ntretejer hábilmente un triángulo amo roso con una int riga po lít ica: Joaquín , un liberal felizmente casa­do y de tendencias pacifistas se ve envuelto en los juegos de la guerra y. mient ras cruza líneas amigas y enemigas. les sirve. a su pesar. de tí­tere al gobierno conservador y al hombre que codicia a su esposa. E l uso de la focalización distribuida, un recurso inusual en el relato breve. y la articulación de los diversos e lemen­tos narrativos hacen de éste un cuen­to sobresa liente dentro del conjunto.

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En el siguiente relato, El policfa, el p oeta y el anarquista (Bogotá , 1929), un detective de mediopelo se infiltra en una supuesta célula terro­rista, y, dispuesto a ser un idiota útil, te rmina convertido en idiota inútil; e l contrapunto entre los hechos narrados en tercera persona y los in­formes del propio de tective es de una fina iro nía, aunque las corree-

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RESEÑAS

ciones hechas a este informe de mano de un superior -de las cuales nos informa el autor con poco disi­mulo por parte suya- , como excu­sa para un estilo que no es coheren­te con el personaje. resulta un truco difícil de tragar; además. las referen­cias al movimiento literario de la época. así como a la masacre de las bananeras. resultan forzadas y ter­minan entorpeciendo algo que de otro modo hubiera sido una acepta­ble pieza humorística.

Las vacaciones de Mr. R oc/1esrer (Bogotá, 1953) describe una Bogo­tá que, aunque ya no nos es tan leja­na cronológica y urbanísticamente, se nos aparece casi irreconocible por un lenguaje en el que barrios , inqui­lina tos y carros se transforman inex­plicablemente en "vecindarios" , "conventillos '· y "autos"; acá, la pri­mera persona, que hasta ahora ha­bía asomado tímida y gradualmente (fragmentos de un diario. páginas de un informe), se toma la narración -y no la abandonará en lo que que­da del libro-; esta primera perso­na, un don nadie con funciones de guardaespaldas, observa su propio fracaso cuando un profesor gringo, que está a su cuidado y que viene a estudiar la violencia, termina sien­do víctima de ella.

E stos tres primeros cuentos, que recorren a grandes zancadas la pri­mera mitad del siglo XX y que tie­nen como fondo la guerra entre la chicha y la cerveza y otros síntomas de la "modernización" naciona l, se diferencian claramente de los cuen­tos subsiguien tes; su estilo, rígido y uniforme, se siente inseguro a pesar de la pulcritud técnica; además, las referencias históricas que inserta sin pericia son demasiado directas y ca­recen de sutileza. son evidentes en su función de contextualización del relato y están desarticuladas con res­pecto a l resto del texto; esto delata a un escritor inmaduro a pesar de su experiencia y que está dispuesto a sacrificar la efectividad auténtica del re lato por e l efectismo de la falsa erudición.

El autor, demasiado ansioso de proclamar sus fuentes e influencias, supedita a esta necesidad los restan-

tes niveles del texto. Así, por ejem ­plo. en estos dos fragmentos. casi calcados e ntre sí: ·'He tenido que recorrer vecinda rios apropiados para esas historias criminales rese­ñadas por Cordovez Moure" (Un agente ... pág. 21) y "Durante dos días recorrí esa parte de la ciudad que sólo conocía a través de las novelas de Osorio Lizarazo" (Las vacaciones ... pág. 63), cumplen una función más promocíonal que lite­raria, la mención de estos dos hitos de la narrativa bogotana. uno del siglo XI X y otro del XX, es una obvia ostentación de sus lecturas y un intento inútil de situarse él mis­mo -alegremente-, cuando está por empezar e l siglo XXI, como el continuador de esa tradición.

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Sin embargo, la inmodestia es más fuerte que el rigor, y Rubiano suma faltas a sus fa llas cuando alude, sin disimulo y citándolo casi, otro de sus trabajos, El informe ele Calves, al escribir: "Abrí El archivo ma!clüo, una reciente novela policíaca de J uan R amón Galves, dedicada al nueve de abril, y leí hasta la madru­gada" (Las vacaciones ... pág. 56); estas frases, ni siquiera ·' dejadas caer" , sino rotundamente puestas, de manera totalmente gratuita, es­pecialmente en este autor, que care­ce aún de un universo narrativo pro­pio y personal que pudiera servir de contenedor -o al menos de excu­sa- para esa autorreferencialidad, y otras pedante rías simila res. opacan las vi rtudes que pueda tener su obra , haciendo de la escritura, en última instancia, un ejercicio de vanidad.

Pe ro sigamos adelante. Si en esos primeros cuentos el recuerdo hístó­rico mal admin istrado --quizcí por

o o J. 1;. le J N (. u l. 1 u )( 1\ L ,.. u 1 IJ L 1 ()e; k Á J· 1 e (J' V u l.. ..¡ 1 • t. u M . (l S . .! h o ~

e u t .v r o

estar pobremente asimi lado- pro­voca cie rto aca rtonamiento. e n los siguientes , por el contrario. es el re­cuerdo personal e l que le da sabor y sustancia a una letra que se vuelve voz , real y_ o rgánica, al recrear de manera vívida el habla de una épo­ca, los años sesenta y setenta de una Bogotá que ya es más o menos reco­nocible y (re )memorable para los lectores actua les , con personajes no ya inventados y esquemáticos sino construidos a partir de la experien­cia y la observación, un conocimien­to de primera mano que enriquece con detalles y matices las situacio­nes que pueblan estos relatos.

Tierra caliente (Bogotá , 1961) amplía el espacio de la acción hacia fuera de la ciudad, a los llanos orien-

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tales, que desde Bogotá, esta tie rra fría, se ven como una provincia más. aunque vasta y lejana, de ese terri­torio inmenso y hostil que es la " tierra caliente" , a donde se va de paseo y donde la comida está viva todavía, y donde además la gente tie­ne la extraña costumbre de insul­tarse a machetazos; en ese espacio un niño sin nombre pasa unas vaca­ciones en las que conoce la muerte en vivo, en directo y en color, y en las que descubre y aprende a temer su propia capacidad de agresión. pero que luego, al reiniciarse las cla­ses, y como si de un larguísimo re­creo se tratara, se deja todo eso atrás. y a gran velocidad lo vivido se vuel­ve simplemente un cuento que con­tar y que nadie creerá. pero que a pesar de eso habrá significado, para ese niño, el final de la inocencia.

Peace and !ove (Bogo t<L 1 969) narra con habilidad y concisión cómo un grupo de liippies devienen mato-

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ne~ de e::quin él con sed d~ sa ngre: la ironía del título se hace extensiva al estilo del rdato. en el cual. utilizan­do la jerga marihuanera y buena onda de la época y todo el arsenal re tórico de la nueva era . se muestra la "evo­lución" de un estado mental a otro. Acá se ve la capacidad técnica del autor puesta al servicio del re lato. a lgo que se echa de menos en casi todo e l resto del libro.

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Vamos a matar al dragoneante Peláez (Bogotá, 1972), e l cuento que le da título al libro, es la historia de un grupo de estudiantes de colegio consentidos de mamá, muchachos '·bien" q ue entre hamburguesas, pa­pas fritas y leches malteadas redac­tan proclamas izquierdistas y conspi­ran para una revolución de juguete: este pequeño grupo rebelde, que no sale del barrio, fracasa en su prime­ra y débil intentona, sin cobrar más víctimas que el amor propio de sus "co mandan tes"; la narració n está a cargo de l cabeci lla, q uien resume retrospectivamente su paso fugaz por la oposición armada.

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En huscn del guní M ejín (Bogo­tá. 1973) es una alegoría de los ex­tremismo en los que suele incurrir e l pensamiento al convertirse en ac­ción. y una parábola sobre la intole­rancia ideológica: e l au tor. por me­dio de la fab ulación. trueca el fan atismo político por el fanat ismo religioso de tal mane ra que. e n esta particular versión de los arrebatos setenteros. el misticismo espiritual se confunde con el misticismo revolu­cionario. y su contrapa rte. encarna­da en una sin iestra "patrulla metafí­sica··, persigue a un profeta menor de la era de Acuario y a sus amigos. un bestiario representativo de la fau­na local del momento, en recorridos erráticos que tienen como punto de referencia la Ciudad U niversitaria , ese m icrocosmos que desde hace decenios ha servido de m apa de nuestra sociedad.

Un editor pirata (Bogotá , 1978) e nlaza ajedrez, lite ratura y delin­cuencia común y política, en una tra­ma azarosa que el narrador, a la vez observador y partícipe tangencial de los hechos, trata de hacer coheren­te, acerca de un libro de cuentos q ue nunca llega a ver la luz y q ue, a pe­sar de haber sido impreso -aunque inmediatam ente decomisado-, nunca existió realmente sino en los sueños de su compilador (un desti­no que a veces deseamos para algu­nos libros menos imaginarios). Po r su estructura, poco resuelta, se adi­vina el origen relativamente verídi­co de los hechos, y la intenció n de convertir una anécdota en objeto li­te rario; pero lo que funcio na bien en una conversación de am igos n o siempre soporta e l paso al papel.

"Sucedió hace mucho tiempo" es una frase que se repite varias veces, a l comienzo o al final de este grupo de cuentos, y que evidencia e l tinte nostálgico q ue los impregna; acá la ficción asume las funciones de lacró­nica, documentando aspectos espe­cíficos de la vida de esa ciudad que, como dicen las palabras de E duar­do Zalamea que Rubiano· hace su­yas en el ep ígrafe al libro , es para él " la ciudad donde está todo el recuer­do de mi infancia, como un tesoro abandonado". Este manejo fluido de

R ESEÑ A S

lo que se conoce bien es algo de lo que carecen los relatos siguientes.

Un día de negocios (Bogotá. 1985) es. e n más de un sentido. un cuento secuela: reaparecen acá. media vida después. los personajes que en 1973 andaban en busca del gurú Mej ía: ellos. quienes alguna vez fueron con­sumidores de promesas. p roducen aho ra por sí mismos su propio des­encanto: reapa rece también el gurú en persona, ahora un residuo ana­crónico de los años setenta. y quien. con su dieta de alucinógenos y Coca­Cola, es un símbolo de las contra­d icciones de una generación -así esta generación no sea la suya- que nunca superó la ado lescencia, que nunca llegó a ser adulta; un argu­mento que no llega a ninguna parte. ni puede llegar, puesto que es e l re­flejo del fracaso de esa generación.

...

Los papeles de Juan de la Cuesta (Bogotá,1990), q ue ya había sido publicado en las dos versiones de El informe Calves y otros thrille rs, re­aparece acá con ligeras modificacio­nes, la m ás notoria , e l cambio de nombre de Xavier Ponce Cevallos,

80L E 1fl' l U t. TU K AL , . BIBLI O ORÁF'I C O . VOL . 41. N \Í M 65. 2004

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RE SEÑ A S

el poseedor de los "pape les". por el de Javie r Po nce de León: e n es te re la to e l protagonista, un abogado cómodo en su medianía . improvisa un sentido para su existencia e nfren­tándose a un fo tógrafo de o rigen exó tico por sus dos objetos de de­seo: una mujer llamada Pilar y un ejemplar de la mítica edición p rínci­pe de E l ingenioso 17idalgo don Qt,·­jote de la Mancha - salida directa­mente de la imprenta de don Juan de la Cuesta e n r6os- y resulta pe r­die ndo tanto a ella como a ttquél. que te rmina degradado. destruido y perdido. En el proceso. e l autor lo­gra de nuevo algo que sabe hacer bien: imbricar dos niveles de existe n­cia. el prosaico y el trascendental (a ojos del protagonista. por )L) menos). en una estructura narrativa lo sufi­cie nte mente convencional como para ocultar sus fisuras.

N ecesitaba una histo ria de amor (Bogotá, 1995) es una histo ria cri­minal con problemas de identidad, como lo demuestra su título; más que cerrar e l libro, ésta parece sim­pleme nte re llenar el último decenio de esa cronología irregular a través del siglo pasado; con una mujer ni siquiera fa tal, con un delito que qui­zá ni lo es y con una intriga que no logra su efecto, se arma una historia de me dias tintas que no es ni ele amor ni de crimen, que realme nte ni empieza ni acaba y que , a pesar de su insipidez, deja un mal sabor de boca.

Este último relato. como el par q ue lo preceden. transcurre en una Colombia de la cual e l auto r ha es­tado ausente, y cuyo acon tecer ha seguido de lejos, y eso se no ta; te­mas como el narcotrá fico, ese gran motor de la violencia en los últimos

decenios. se toca tan sólo tangen­cia lme nte. como por no dejar. en his­torias que pe rfec tame nte podrían prescindir de es te e le mento. y que podrían suceder e n cualquie r parte: además. e l le nguaje vuelve a ser ar­tifi cia l y acartonado. y aunque e l a uto r está hablando de su propio terruño , lo hace sin familiaridad ni confianza. con el distanciamiento y la cautela de un extranjero.

Lo que arrancó entre los colo res de la política desemboca en el color de l dine ro: los móviles, medios y oportunidades de los crímenes que pueblan este libro recorren . ent re ot ros, los escenarios de las luchas partidistas. de la lucha de clases y por último de la lucha por la riqueza, o al menos por la supervivencia. aun­que siempre subyacen motivaciones mucho más carnales. Una caracte­rística común a todos estos re latos

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es la capacidad de entrelazar lo pú­blico con lo privado hasta casi con­fundir am bos niveles, aunque no siempre se ejecuta este desplaza­mie nto de manera suti l, y por lo ge­neral se logra mediante e l artificio de introduci r. en unive rsos diegé­ticos ple name nte masculinos. un personaje femenino que sólo ocasio­nalme nte es suje to activo y que sir­ve ya sea de ca talizador, detonante u obje to de deseo. pero cuya funció n principal , que se hace extensiva a las situaciones erót icas, es fungir corno ele mento decorativo dentro de la construcción narra tiva.

Rubiano. compilador de Alqui­mia de escritor. parece haber encon­trado la fó rmula para gustar. si no al lector por ocio. po r lo me nos al lec­tor de oficio - es decir. a los jurados li tera rios- . ya que ha conseguido ser ganador re incidente de concur-

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sos. y ha hecho de la participación en éstos casi una ca rrera: ha conse­guido, e ntre otros. e l pre mio para li b ro de cuentos de la Fundación Guberek v Carlos Valencia Editores.

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en 198 1. qm Genrecira delmonrón: el prime r premio en el segundo con­curso de libro de cuentos Ciudad de Bogotá. en 1992. con El informe de Calves: y. m ás recientemente. fue ga nador de l prime r co ncurso de cuento corto Juan Rodríguez Freyle. o rganizado por El Tiempo. con su cuento Für Elise: la distancia estilís­tica y temática entre este último re­lato y todos sus relatos ante rio res muestra qué tan acomodaticio pue­de llevarlo a ser su codicia de reco­nocimiento. El libro que es motivo de es ta reseña fue fina lista del Pre­mio Nacional de Cultura de Colom­bia en 1996. bajo e l título de Un agente secreto en la guerra de los Mil Días.

De la versión premiada de l libro a la publicada por Espasa 1 se notan abundantes aunque ligeros re toques. no siempre en bene ficio del texto. y que no atinan a corregir ciertos de­ta lles fa ll idos: una puntuació n no incorrecta pero sí descuidada y una distribución confusa de los párrafos son dos defectos no torios de carpin­tería. los cuales. sumados a la profu­sió n de l diálogo, a los que muchas veces parece estar subordinado e l resto del texto. entorpecen el ritmo. que es además, en té rminos gene ra­les, bastante plano; información de contexto que llama de mas iado la a tención sobre sí misma. y comen­tarios seudobrillantes que reluce n y destacan pero por inadecuados. son otros defectos evidentes. de los que el autor es consciente, pero de los cuales se desembaraza simplemen­te cndilgándoselos a los narradores o a los ot ros personajes.

A un que se no ta una evolución desde sus publicaciones ante riores. que se manifiesta e n un manejo más diestro de sus recursos de siempre. y una mayor complejidad y resolu­ción argumental. este trabajo no al­canza el nive l que uno espera ría de alguien con aiios de eje rcicio y va­rios títu los a cuestas; n pesar de su aparente unidad conceptual. los re-

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la to' qu(' conforman e te \'Olumcn cohabi tan en . u~ péígina a la fue r­za. ,. su ca lidad e::. des i ~ua l : su rna-. ~

yor insuficiencia es la de q ue. pese a la inte nción ma nifiesta de loca li za r-e . e n todo e l sentido de l té rmino.

e n es ta ciudad específica que es Bo­gotá. e l uso. en la mayo ría de los ca­sos. de un "españo l inte rnacional'·. neutro. estándar y antiséptico. hace que e l le nguaje. y po r lo tanto e l tex­to en su integridad. resulte tota lmen­te desarra igado.

B ogotá siempre ha sido esquiva e ingra ta para con la lite ratura: no se puede culpar a l auto r por la fa lta de carácte r de una ciudad , que , como sus habitantes, siempre apa renta más de lo que es en rea lidad. aun­que sí por compartir las limitaciones de sus personajes: esta acumulación , re lato tras relato, de victorias pírri­cas y miserables en e l mejor de los casos. pero sobre todo fracasos que ni siq uie ra tienen la grandeza de lo trágico, termina siendo, por lo me­nos , un esbozo honesto d e lo q ue somos y un registro literario compe­tente de la viole ncia como condición atávica de los colombianos.

CARLOS S O L E R

1. Se comparan las dos versiones del cuen­to que da título al libro. Dicho cuento había aparecido en una primera versión en la revista Número, núm. 6. de abril a junio de 1995.

Lo oculto revelado

La casa ciega y otras ficciones Nana Rodríguez Romero Editorial Magisterio. Bogotá, 2000, 120 págs.

•· La imaginación, como un insec/o de la noche, ha volado distancias

que ni el vértigo conoce". Fe lisbe rto Hernández

Referir, en la acepción de ' narra r', viene de referre: restituir, re troceder, volver hacia a trás en e l tiempo, ex-

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plicando un suceso. re lacio nándolo . e nl az<í ndolo con otros. as ignándoles s ie mpre un o rige n pre ced e nte: y cuando provie ne de COII IfJIIl lls: reca­pitulación. restablecimiento. conje­tu ra. suposición a través de cie rtos signos. Dentro de la lite ra tu ra po­

. d e mos concebir la existe ncia de l cuento como un obje to a rtístico. un a rte facto que supone una exte nsión é t ica y esté t ica de la me mo ria de l hombre. su re flejo y gesto. exte rio­rización escrita de su pensamiento. de su afecto. de su experiencia. de los episodios mate ria les, morales y espiritua les de la vida cotidiana y de la imaginación.

Al ser artístico, e l cuento reela­bora toda primera realidad aborda­da por el hombre , trasladándola a otro plano de construcción, un espa­cio de la construcción que instituye, funda o tro objeto diferente , así con­tenga vetas y nudos de su raíz origi­nal, sus fuentes de imágenes e ideas: e l sueño, e l discurso, la locura, e l suceso histórico, e l mito , e l re lato , la noció n teórica o filosófica , la anéc­d o ta cotidiana, entre otras. Mario L ancelo tti afirma a l respecto: " El

RES E ÑA S

cuento estaría estrechamente ligado a la fuente misma de l fenómeno li­te ra rio. en cuyo seno más recóndito ha llamos la participación. la íntima necesidad del diá logo" . La escritura produjo de a lgún modo la libe ració n de la palab ra, y los textos están des­tinados a se r fi jados po r la memoria de la humanidad. Las emociones se hacen es té ticas a través de la re­flexión , la percepción y la producción despierta de ritos, valores e imáge­nes del mundo exte rior e interior. De esta manera e l cuento intenta, como manifestación a rtística, obte ner un equilibrio entre la presentació n de la realidad y la creación esté tica , ámbi­to donde es posible ubicar e l libro de Nana R odríguez Romero y sus ficcio-

. ' nes que provocan 1magenes, evocan vivencias y una red de sueños, sien­do estos últimos los principales ge­neradores de sus estructuras simbó­licas, de sus ficciones breves, donde la realidad y la irrealidad son caras de la misma moneda, constituyendo una fuerte unidad al integrarse la vi­sió n o nírica - la capacidad de so­ñar- al mundo de lo real.

En su ficción titulada Ser guijarro , R odríguez Romero reflexiona acer­ca de lo fantástico e inicia la narra­ción de la siguiente manera: ·'E sta mañana al rozar el de licado límite entre la realidad y e l sueño ... " , dan­do lugar a la confusión y mezcla de dos entidades imposibles de separar en forma definitiva y tajante, lo que va de lo fantástico a lo natural, de la historia a la vida, de la literatura a la realidad . La autora ha entrevisto un mundo parale lo a partir de vivencias, en las que lo sobrenatural se entre­mezcla con el acontecer cotidiano, como es e l caso d e la excele nte narración L a calle de la doña. Sien­do e l escenario un pueblo normal de calles empinadas y reple tas de pie­dras, vivía allí una serpiente enorme a limentada por una mujer extraña. Un día la mujer se extravío y e l ofidio se tragó a sí misma provocando e l estallido de todas las piedras de las calles , de cuyo inte rio r surgieron culebras amparadas también por la señora vestida de negro. Lo fantás­tico encarna más intensamente lo real a partir de un modo de ver y

ll Ol.f. l fl'ol t.Ul.fV R AL Y O I R I I O{i k ,(F I CO. VOL. 41, JIIÚ M . 6 5 . Z00 4

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