El Drama Del a Polio

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    captulo 9

    el DraMa De las vctiMas De la polioMielitis

    visto por la prensa, por ellas MisMas

    y por sus conteMporneos1

    JaiMe De las Heras salorD, Mara isabel porras Gallo

    y Mara Jos bGuena cervellera

    1. INTRODUCCIN

    Un tema importante y no fcil de abordar es el relativo a la percepcin socialsobre la poliomielitis y el drama de las vctimas de dicha enfermedad duran-te su periodo epidmico en el franquismo. Con la intencin de acercarnos aella, nos planteamos, por un lado, recabar fuentes orales de algunas de laspersonas que padecieron la enfermedad en Madrid, Castilla-La Mancha,

    Valencia y su comunidad obtenidas mediante la realizacin de entrevistas,

    pero tambin de quienes vivieron en esos aos y no resultaron afectados porla enfermedad2. Esta seleccin geogrfica, acorde con los objetivos del pro-

    yecto financiado por la Consejera de Educacin y Ciencia de la Junta deComunidades de Castilla-La Mancha (PII1I09-0114-0843), nos permitatambin evaluar si haba diferencias entre entornos urbanos Madrid y

    Valencia con otros ms rurales, como Castilla-La Mancha. Por otro lado,recurrimos a la revisin de una seleccin de la prensa diaria con una doblefinalidad. La primera, para poner de relieve en qu medida las vivencias ylos sentimientos de las vctimas de la polio fueron recogidos por los diariosde informacin general. La segunda, para dar cuenta de la imagen que se

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    transmiti desde dichas pginas de las personas afectadas y, posteriormen-te, evaluar el uso que se pudo hacer de estas imgenes para modular la res-puesta de la familia y los pacientes y fomentar la aceptacin de algunas de lasprincipales medidas teraputicas y profilcticas recomendadas, fundamen-talmente, la vacunacin y la rehabilitacin.

    Es importante constatar que la revisin de la prensa nos ha proporcio-nado escaso material, aunque hemos tratado de cubrir un espectro ampliomediante la eleccin de diarios de distinto cariz de Madrid, Valencia y Cas-tilla-La Mancha. Se han consultado los primeros 75 aos del diario monr-

    quico ABC (1903-1978), como exponente de la prensa comercial de tiradanacional (edicin Madrid) con amplia difusin geogrfica y temporal, quefacilita el seguimiento de la poliomielitis en sus pginas desde que se inicianlas primeras epidemias fuera y dentro de Espaa, incluyendo, como vere-mos, las epidemias espordicas de las primeras dcadas del siglo XX. Se harevisado el diario conservador valenciano Las Provincias (1950-1970), quenos aproxima a la vida de la tercera ciudad ms importante de nuestro pas y

    a la percepcin sobre la presencia epidmica de la polio durante el franquis-mo. Esta revisin se ha complementado con la consulta deLa Vanguardia deBarcelona (1940-1975), otro importante exponente de esa prensa comer-cial, que surgi a finales del siglo XIX y que ha sabido mantenerse hasta elmomento presente. Como representantes de la prensa del Movimiento sehan seleccionado El Alczar (Madrid), Levante (Valencia), Lanza (CiudadReal)3,Nueva Alcarria (Guadalajara)4,La Voz de Albacete (1953-1964),La Tri-buna (Albacete) yLa Centinela (Cuenca) como un reflejo de la Espaa fran-quista desde el centro y la periferia de nuestro pas, cubriendo ampliamen-te la zona geogrfica de nuestro inters. Tambin se ha consultado Pueblo, eldiario madrileo de la Organizacin Sindical. Salvo en el caso de Lanza, enel resto de los diarios solo se han revisado los nmeros correspondientes alos momentos ms significativos de la presencia epidmica de la poliomie-litis en Espaa.

    Hemos querido igualmente ampliar la mirada hacia la percepcin deldrama de la poliomielitis padecido durante el franquismo mediante el acce-so a otro tipo de informacin ms prxima en el tiempo. Se trata de

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    la proporcionada por aquellas personas afectadas por esta enfermedad ofamiliares de ellas a travs de sus manifestaciones en la prensa (digital, enmuchos casos) y en algunos blogs, coincidiendo con la aparicin del fe-nmeno del SPP y la lucha para su reconocimiento en nuestro pas desdefinales del pasado siglo. Lo expuesto en este captulo complementar lasinformaciones del captulo siguiente, dedicado a evaluar el impacto psicol-gico y social de la enfermedad y sus secuelas en las vctimas, elaborado bsi-camente a partir de fuentes mdicas y psicolgicas.

    2. HEROICIDAD, GENEROSIDAD Y ESPRITU DE SACRIFICIODE UNOS SERES DESGRACIADOS EN LA LUCHACONTRA LA PARLISIS INFANTIL

    Para evaluar mejor cul fue la percepcin social frente a la poliomielitis y susvctimas, decidimos ampliar nuestro marco cronolgico hasta comienzos de

    la pasada centuria, seleccionando para ello el ABC, como sealamos antes.La revisin de este diario nos mostr cmo se dio cuenta de las epidemias depolio espordicas que ocurrieron en nuestro pas en las primeras dcadasdel siglo XX y, por otra parte, la particular atencin que se prest a la epide-mia registrada en Madrid en 1929. Llama la atencin el hecho de que elseguimiento que se hizo de este episodio, al que tuvo que hacer frente ladictadura de Primo de Rivera, fuera bastante pormenorizado, a diferencia

    de cmo se comport ms tarde la prensa durante la dictadura franquista,cuando la polio tuvo una presencia epidmica mantenida. Debe researseque, al menos en los momentos iniciales, la atencin estuvo centrada bsi-camente en las medidas tomadas por las autoridades y en el discurso mdicoproporcionado por los principales facultativos del momento GregorioMaran, Enrique Suer, Manuel Tapia..., mientras que los nios con polioestaban ausentes de la informacin que se ofreca a travs de sus pginas. Estasituacin, sin embargo, cambi cuando el mdico Manuel Tapia, entoncesdirector del Hospital del Rey (Hospital Nacional de EnfermedadesInfecciosas), decidi seguir las ms modernas recomendaciones cientficas

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    del momento y administrar el suero de convalecientes como recurso profi-lctico y teraputico a los nios vctimas de la epidemia de polio que estabanhospitalizados en el hospital que diriga. Esta circunstancia motiv que,como se deca en las pginas deABC, fuera preciso hacer un llamamiento alos sentimientos humanitarios de los parientes de individuos que hayanpadecido la enfermedad para la donacin de sangre y as poder contar conel apreciado suero (ABC, 27-10-1929: 35). Mediante esta peticin de cola-boracin, las familias y los nios con polio irrumpieron en la prensa. Estarecogi tambin palabras similares de Manuel Tapia, quien manifest que

    por humanidad no vacilar ninguna madre en que la sangre de su hijo, yarestablecido, salve a otro nio (ABC, 27-10-1929: 35). Sin embargo, apesar de ese llamamiento a los sentimientos maternales5, no hubo unarespuesta masiva y fue preciso finalmente que, como se indic en las pgi-nas del mismo diario, los donantes procedieran del Hospital-Asilo de SanRafael de Madrid6, en donde exista un gran nmero de enfermos lisia-dos, principalmente como consecuencia de antiguas parlisis infantiles

    (ABC, 27-10-1929: 35).Casi un mes ms tarde, las pginas de ABCse hicieron eco de un Ho-

    menaje a los nios del Hospital-Asilo de San Rafael (ABC, 21-11-1929: 20)y se calificaba como gesto heroico que esos nios hubieran dado su sangrepara preparar suero con el que combatir la epidemia de polio que estabaasolando Madrid y algunas partes de las actuales Castilla-La Mancha yCastilla Len. El homenaje7 se present como la justa compensacin que un

    gran nmero de personas de buenos sentimientos brindaba a estos seresdesgraciados, cuyo infortunio y cuyas parlisis han servido para salvar aotros nios (ABC, 21-11-1929: 20). Como vemos, heroicidad y genero-sidad parecan ser los rasgos propios de los nios y las nias que habansobrevivido a la polio y vivan con sus secuelas. As lo mostraba una foto,tomada con motivo de otro de los homenajes celebrado varias semanas des-pus (ABC, 7-1-1930: 4), en la que se les vea con muletas a causa de sussecuelas. Ahora bien, junto a su heroicidad y generosidad, se juzgabaque estos nios y nias eran seres desgraciados por su infortunio y susparlisis y pareca traslucirse que, precisamente por ello, su respuesta

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    natural deba ser ese espritu de sacrificio por los dems de que habandado muestras. Desde las pginas de ABC se dio cuenta de otros tantoshomenajes y acciones tomadas, que, en algunas ocasiones, entraaron unacompensacin econmica. Se mantuvo siempre esa imagen de heroici-dad, generosidad y espritu de sacrificio como rasgos propios de los32 donantes infantiles, que fueron presentados incluso como los salvadoresde la grave crisis producida por la falta de suero en la pasada epidemia deparlisis infantil (ABC, 15-12-1929: 31). Sin embargo, las pginas del diariono dieron cabida a ningn testimonio directo sobre la vivencia y los senti-

    mientos de estos nios y nias frente a la enfermedad y sus secuelas quepudiera informar de cul era su percepcin de la situacin en la que seencontraban.

    3. NORMALIZACIN DE LA VIDA MEDIANTE LA ACEPTACIN,EL SACRIFICIO PERSONAL Y LA LUCHA

    Los pacientes vctimas de la poliomielitis comenzaron a tener algo ms devisibilidad en las pginas de algunos de los diarios consultados cuando laenfermedad alcanz carcter epidmico desde el inicio del franquismo. Sinembargo, no todos los peridicos les prestaron la misma atencin, pues,mientras que los de Madrid y alguno de los de la actual Castilla-La Manchales dedicaron informaciones en sus pginas, los pacientes permanecieron

    invisibles para los diarios valencianos que se han revisado. Se transmiti,por un lado, una imagen de normalizacin de la vida (va rehabilitacin fsi-ca e intelectual) mediante un gran esfuerzo personal y espritu de lucha

    y, por otro lado, de ingenuidad y conformidad frente a la enfermedad ysus secuelas. Se resaltaba insistentemente la plena capacidad intelectual delas personas vctimas de la polio.

    Inicialmente, se recurri a testimonios de enfermos de otros pasespara transmitir esa idea de normalizacin de la vida tras sufrir la polio.Tan tempranamente como en 1950, cuando Espaa sufra las epidemiasde polio, las pginas de ABCdaban cuenta de cmo un estadounidense de

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    39 aos llevaba 14 aos dentro de un pulmn de acero, sin que por ello suvida se hubiera visto modificada sustancialmente. Se deca que se habacasado tras sufrir la polio y que tena tres hijas. De igual modo, se insista enque poda abandonar su pulmn especial durante algunas horas, y que apesar de su enfermedad [haba] recorrido ms de cincuenta mil kilmetrosen plan de turista (ABC, 1-4-1950: 24). Con estos ejemplos se quera mos-trar que era factible aprender a vivir con la polio, incluso cuando estaentraaba tan graves secuelas como la dependencia de una mquina (el pul-mn de acero) para toda la vida o la prdida del uso de los brazos, como

    sealaba el diario ciudadrealeo Lanza en 1957. Segn este diario, una in-glesa haba aprendido a escribir con los pies tras haber sufrido a los 12 aosla polio, que le afect e inhabilit los brazos. Esa habilidad le haba permi-tido pasar el examen para ingresar en el Cuerpo de Policas femeninas(Lanza, 15-10-1957: 5). Sin embargo, no se mencionaba en qu medida su-frir dicha enfermedad con esas secuelas haba cambiado a la persona desdeel punto de vista psico-afectivo ni qu repercusin tena en su familia,

    aspectos todos ellos importantes que la literatura mdica fornea (EstadosUnidos, Canad) empez a recoger desde los aos treinta, dndoles mayorcobertura en los aos cuarenta y, sobre todo, en los cincuenta8.

    No fue hasta los aos sesenta, cuando la polio se haba convertido en ungrave problema social para Espaa (se contaba con un nmero importantede pacientes con secuelas y el rgimen franquista haba admitido su visibi-lidad y afrontaba la primera campaa masiva de inmunizacin)9, cuando la

    prensa present algunos casos propios con los que pareca querer reflejaresa capacidad de las personas con polio para continuar con su vida normal,casi como si nada hubiera cambiado en ellas al ser presas de la enfermedad.Una muestra de ello la ofreci el diario Pueblo, que recoga el caso de unaestudiante del penltimo ao de bachillerato superior que se haba vistoafectada por la polio, y, sin embargo, poda seguir estudiando quinto debachillerato en el hospital al contar con la ayuda voluntaria de varias per-sonas que le estaban dando clases. Ese hecho se consideraba un motivopara sonrer [la adolescente] como nunca lo haba hecho en su vida porcuanto, como se deca en dicho artculo, le iba a permitir terminar el

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    bachillerato en el hospital para poder de este modo realizar el sueo de suvida: estudiar la carrera de Qumicas (Pueblo, 6-11-1963: 11).

    Las palabras anteriores aludan tambin a la capacidad de la adolescen-cia (y la infancia) para aceptar y resignarse ante las circunstancias sinrendirse e, incluso, encontrar motivos de alegra. Estas mismas cualida-des eran subrayadas en otros artculos de prensa, en los que se enfatizaba elejemplo que los nios proporcionaban a los adultos al aceptar situacionesadversas como la polio y confiar en los beneficios que las medidas teraputicasincluyendo el uso de muletas podan tener para llevar una vida normal o

    casi normal (ABC, 11-12-1960: 17). En unos casos esa normalizacin sepoda conseguir tericamente con el uso de muletas o de otros aparatos orto-pdicos, mientras que en otros era preciso someterse a un intenso programade reeducacin que les permitira ms tarde jugar con otros nios o realizarotras actividades y alcanzar la felicidad (El Alczar, 24-1-1964: 8).

    Adems de su capacidad de aceptacin y conformidad ejemplarespara afrontar su situacin, otros artculos subrayaban su sacrificio perso-

    nal y espritu de lucha como cualidades bsicas de las personas vctimasde la polio, por cuanto les iba a posibilitar que, como deca tambin en laprensa el mdico rehabilitador Jos Jimnez, el paciente aprendiera a vivircon sus limitaciones fsicas (Pueblo, 29-11-1963: 13). Se destacaba la plenacapacidad intelectual de las personas con polio10 como valor aadido paralograrlo.

    Tampoco en esta ocasin la prensa recogi ningn testimonio de las

    personas afectadas por la polio en el que figurara cmo experimentabanla enfermedad y sus secuelas, cmo vivan la separacin de su entornofamiliar durante meses, cmo se sentan ante la incapacidad de participaren actividades propias de su edad o por su participacin limitada y con-dicionada por sus limitaciones fsicas o en qu medida les afectaba eldiferente trato brindado por la familia y/o amigos tras su enfermedad eincluso hasta qu punto condicionaba su vida esa necesidad de represen-tar una vida ejemplar de resignacin y sacrificio personal. Tan soloalgunos artculos incorporaron breves comentarios ms realistas, quesubrayaban el impacto esttico que el uso de un rgido aparato

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    ortopdico de cintura para abajo provocaba en una nia de cinco o seisaos, ya que truncaba la armona de su cuerpecillo (ABC, 11-12-1960: 17).Sin embargo, como segua diciendo el periodista, esa ruptura contrastabacon la placidez de su rostro, cuyalozana no se marchitaba por la envidiao el complejo de inferioridad de ver a los otros nios corriendo y jugan-do (ABC, 11-12-1960: 17).

    4. NO MS SERES DEFORMES POR LA POLIOMIELITIS

    Tras el inicio de la vacunacin en Espaa con la vacuna Salk, estas imgenesde vida ejemplar y rasgos ejemplares convivieron con la presentacin delas vctimas de la poliomielitis como seres deformes, como consecuenciade dicha enfermedad, que experimentaban un gran dolor psquico (Torras,1959: 121) por la exhibicin ocasional a la que algunas familias (por igno-rancia) les sometan o al exponerse a la dureza del da a da con sus grandes

    limitaciones. No solo se subrayaba el dolor fsico de estas personas, sino,sobre todo, su dolor psquico porque tenan el cerebro despierto y lcido

    y, como se resaltaba, eran seres humanos que piensan, y sienten, y pade-cen (ABC, 15-10-1960: 43). Estas imgenes dramticas se utilizaban tam-bin con la finalidad de vencer la resistencia de la sociedad frente a laaplicacin de la vacuna Salk, tras el incidente Cutter en la primavera de195511. Se reconoca que la mayora de las gentes [sentan] prejuicios dif-

    ciles de desarraigar (ABC, 15-10-1960: 43), que se queran desterrar paraevitar imgenes y sufrimientos como los de esos nios que se arrastran porel suelo, costrosos, con el cuerpo lleno de deformaciones, sin fuerzas paraandar por tener los msculos atrofiados, la piel y los huesos solamente(ABC, 15-10-1960: 43).

    Con esa mayor atencin a la esfera psquica y afectiva de las personasque vivan el drama de las secuelas de la polio se abogaba en estos artculos,por un lado, por que esa vida ejemplar, de resignacin y de seres defor-mes y sufrientes pasara a la historia con la aplicacin y extensin de la

    vacunacin. Por otro, se buscaba igualmente lograr vencer las resistencias

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    naturales para que los nios que enfermaran de la terrible poliomielitisasumieran los exigentes programas de rehabilitacin. En estos casos,considerados por la prensa como resultado de la imprevisin, se insistaen que se mitigara su situacin mediante un inicio temprano de lasmedidas de rehabilitacin en algunos de los centros disponibles12. Dedichos centros se destacaba su capacidad para recuperar su funcionali-dad, preparar para el desempeo de una profesin y, con ello, facilitar suintegracin en la sociedad y devolver la alegra a los afectados por lapolio (ABC, 15-10-1960: 41 y 43; Ximnez de Sandoval, 1960: 17; Pueblo,

    29-11-1963: 13; El Alczar, 24-1-1964: 8). Sin embargo, no se aluda a lanecesidad sealada en los estudios mdicos de llevar a cabo una reedu-cacin-rehabilitacin no solo fsica, sino tambin psico-social13, nitampoco se daba voz a las personas, ni a sus familias, que deban sufrirdolorosos programas de ejercicios y dedicar buena parte de su tiempo aellos y a los difciles desplazamientos hasta los centros rehabilitadores.

    5. VIVENCIAS Y PERCEPCIONES PERSONALESEN LOS TESTIMONIOS ORALES

    La prensa tampoco se hizo eco del impacto diferencial que un procesoinvalidante como la polio poda tener en un entorno rural o urbano, ni decmo la aparicin de una enfermedad crnica en la infancia era capaz

    de generar en la familia importantes alteraciones de tipo estructural comocambios en los roles y en las jerarquas familiares, procesual y emocio-nal (Grau y Fernndez Hawrlyak, 2010: 206-209). Seguidamente, se abor-da la perspectiva de la poliomielitis en el entorno rural manchego desde elpunto de vista de sus actores: afectados, familiares y los miembros de susredes sociales14. Entendemos que el carcter rural de la poblacin hamatizado histricamente en gran medida la percepcin de esta enferme-dad. Nos acercaremos a los sentimientos experimentados por las vctimasde la polio, pero tambin al proceso de asuncin comunitaria, en el queintervienen todos aquellos elementos que participan de su representacin

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    colectiva, como la propia nocin de enfermedad, la atribucin causal, elmodelo explicativo de su fisiopatologa y las estrategias teraputicasposibles.

    Para situar bien el contexto de las epidemias de polio en el entornorural manchego resulta imprescindible recordar que sucedieron en unmomento en el que la mortalidad infantil y la juvenil haban descendidoconsiderablemente. De hecho, en Casas de Juan Nez (Albacete), entre1900 y 1940, la mortalidad general media pas de un 30 a un 10 por milde promedio y, en lo que respecta a la infancia, esta variacin fue desde

    ms de un 200 por mil a valores comprendidos entre 50 y 100 por mil (Delas Heras Salord y Porras Gallo, 2010). La mortalidad infantil e infanto-juvenil se deba sobre todo a procesos como el sarampin, la tuberculo-sis, la gripe, las bronquitis o las gastroenteritis. Entre los adultos, en losaos cuarenta y cincuenta, la enfermedad infecciosa que mayor preocu-pacin causaba era sin duda la tuberculosis, dada su gran frecuencia. A sulado, la poliomielitis se vea como una entidad de menor calado, aunque

    llamativa por el hecho de afectar a nios muy pequeos. Esta situacin essemejante a la que aconteci en las poblaciones rurales de Ciudad Real,donde, en palabras de una informante que contrajo la polio con seismeses de edad en el ao 1938: La gente no le daba la importancia quetenan las cosas, no haba alarma, y al mdico lo veas cuando lo veas [][la polio] no lo vea la gente como la tuberculosis [] que daba msmiedo15.

    Fue precisamente la aparicin de casos de polio en los aos cincuenta,y sobre todo en los sesenta16, lo que gener preocupacin en la comunidadde Casas de Juan Nez, no porque se concediese una especial importanciaa la enfermedad, sino porque, en ese momento de su historia, la mortalidaden los primeros aos de vida se haba reducido considerablemente. Sepodra decir, por tanto, que la cada de la mortalidad por causas infecciosas

    visibiliz una patologa invalidante crnica como la polio, que, en ciertomodo, ocup el nicho vacante que haban dejado aquellas. Tal vez por ese mo-tivo naci la relacin percibida entre polio y sarampin, que comentaremosseguidamente.

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    5.1. la NociN de la eNFermedad

    La poliomielitis se representa en el imaginario popular bajo la forma de untipo de ataque infantil, compartiendo espacio con otras patologas que,hasta los aos cincuenta del siglo XX, fueron responsables de la elevadamortalidad en los primeros aos de vida. Si recurrimos a la informacin queprovee el Registro Civil, vemos cmo se atribuyen a ataques casos demuerte debida a meningitis, bronconeumona, bronquitis capilar y eclamp-sia infantil, segn el criterio mdico profesional. Para la sociedad de Casas

    de Juan Nez, producto de dichos ataques eran, adems de la muerte, laoligofrenia quedarse tonto o el dficit motor, sobre todo en forma decojera. La meningitis es la patologa que ms se relaciona con la polio, enocasiones se ven incluso como el mismo proceso; en otros, la polio sera untipo de meningitis. Es decir que el nio poliomieltico resultara de un ata-que ms adelante veremos qu elementos lo protagonizan o intervienen enl, a consecuencia del cual se produce la muerte o una cojera definitiva.

    Los informantes consultados coinciden en considerar que en algunasocasiones se posee la enfermedad desde el nacimiento y que, en tal caso,puede ser visible desde ese momento o, por el contrario, permanecer silen-te hasta transcurridos varios meses de vida. En cualquiera de los casos,ninguno cree que la causa radique en la herencia. Como en la mayora de lasenfermedades, se considera esencial la constitucin de la persona sunaturaleza y el destino, aunque en este aspecto se detectan ciertas con-

    tradicciones, como vamos a ver.

    5.2. las causas

    El sarampin se identifica como una de las principales causas de la polio ysu gravedad residira en su retencin total o parcial dentro del organismo.Por esta razn, tradicionalmente se ha tratado de obligar a salir al sarampinmediante el uso de ropas rojas, a las que se atribuye tal propiedad. En oca-siones se considera que la causa de graves dolencias es un sarampin que seha quedado dentro, interpretando esta situacin de un modo cuantitativo.

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    Es decir que cuanto mayor es la magnitud del sarampin que no aflora,mayor es su gravedad potencial. En la base de esta creencia podemos supo-ner la nocin de impureza, del mismo modo que acontece en nuestro entor-no con la menstruacin, identificada como expulsin de sangre sucia quegenera enfermedad cuando no es vertida por completo al exterior (Douglas,1973: 54-56). Se cree que el color rojo atrae el mal interno hacindolo aflo-rar a travs de los poros de la piel, depurando de este modo el cuerpo enfer-mo, como revelan las siguientes palabras de nuestros informantes: Porqueantes, yo me acuerdo, mi madre nos sola echar un chal as, rojo, pa que

    aprendiera ms el sarampin, pa que saliera ms sarpullo [] y entoncesya explotaba, tena tres subidas [] y ya, claro, pos eso [] lo admiraban[] Al que no le sala, ya [] I: a la Paca esta se le muri una nena [] F:no explot [] [] I: se ve que no le rompi [] 17.

    Tambin se puede relacionar esta creencia con la teora humoral y, eneste caso, el desequilibrio causante del sarampin se debera a un exceso defluido sanguneo que debe ser evacuado para restaurar la eucrasia18. Es un

    hecho constatado que gran parte de la medicina popular deriva de un proce-so de aculturacin por parte de la medicina cientfica (Perdiguero, 1993a:67-88; Menndez Spina, 1988: 453).

    La asimilacin de la polio a la meningitis y al sarampin y, ambos, a lanocin de epidemia, invoca, para algunos de nuestros informantes, elemen-tos etiolgicos de tipo estructural, ligados al ciclo anual, pero desvinculadosde la atmsfera, el agua, los alimentos o los microbios. Segn esta perspec-

    tiva, cada primavera haca brotar el proceso del interior de los nios comouna realidad predeterminada, tal y como pone de relieve la manifestacin de

    AMS: A: [] una epidemia de siempre, que lo llevaban los genes as []siempre por ahora vena el sarampin [] le daba el sarampin a uno y,detrs de ese, iban todos [] no es que se pegara, es que era la epidemia esaque haba [] Era por un microbio? A: no, no [] Por el aire? Por losalimentos? A: no, no, era por la epidemia esa que haba [] comenzaba enmayo []19.

    Otros informantes atribuyen la aparicin de los casos de polio a factoresambientales, como el fro. Se entiende as que existira una analoga entre el

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    modo de producirse esta enfermedad y la tuberculosis, ambas generadas apartir de constipados mal curados, aunque, en el caso de la polio, el fropuede producir la dolencia sin necesidad de pasar por la fase de constipado,sino penetrando en el cuerpo del nio y dando as lugar a la parlisis, comose desprende de las palabras de MIOT20: M: De sentarlos en el suelo que lesdaba, que se quedaban fros [] [deca mi abuela] no sientes a los chiqui-llos en el suelo, que les va a dar, que les va a dar el apolio! Que se van aquedar cojos! Sentarse en el suelo es una cosa, pero, que se pegue [] M: no,de pegarse y eso no haba mucho miedo, no [] No pensaban que fuese

    contagioso []? M: no, no, no [].En cualquiera de las atribuciones causales enumeradas, la polio es vista porla totalidad de los informantes consultados como un proceso no contagioso.

    5.3. modelo eXplicativo de la Fisiopatologa

    Sea por la accin del fro que se apoderaba del organismo o por los efectos

    del ataque de meningitis o de sarampin, se cree que las piernas dejan detener circulacin o que desaparecen determinados componentes de los mscu-los o el calcio de los huesos que las sustentan, procesos en los que la propiafiebre con que se inicia el cuadro parece tener gran influencia. Una informan-te relata as el origen de la polio que sufri: Decan que me haba dao una fie-bre tan fuerte que me haba movo tol cuerpo21. Segn la naturaleza de cadapersona, estos trastornos se produciran en mayor o menor medida, llegndo-

    se a una resolucin total, a una parlisis ms o menos acusada o a la muerte, quesobrevendra a resultas del ataque propiamente dicho en mayor medida que deuna complicacin, como la parlisis de los msculos respiratorios, que nose asocia generalmente con esta enfermedad en el entorno estudiado.

    5.4. seNtimieNtos

    La sociedad local se conmovi por la evidencia de enfermedades que nomataban a los nios, sino que les dejaban un estigma evidente y que, por otraparte, no podan ser atribuidas a la falta, nocin con la que localmente se

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    alude a la pobreza, causante de muchos casos de raquitismo. Ante esta inva-lidez y cronicidad, parte de la sociedad experimentaba un rechazo hacia laenfermedad, claramente visible en esta expresin de un informante deMontiel: A ver qu adelanta un nio con saber que tiene una enfermedadirreversible22. Estas palabras denotan un sentimiento negativo similar al

    vertido en la prensa que hemos recogido antes, cuando se hablaba de seresdesgraciados por su infortunio y parlisis para referirse a las vctimas dela polio, coincidiendo con la epidemia de 1929 en Madrid.

    El paciente quedaba invlido de por vida y su abordaje implicaba nume-

    rosas intervenciones que ocasionaban, colateralmente, un enorme gastopara la familia, adems del sufrimiento y la ruptura del ritmo normal devida. En Casas de Juan Nez, uno de los dos ltimos casos registrado enseptiembre de 1963 requiri 19 operaciones, que los padres debieronafrontar mediante la venta de propiedades y las ayudas de otros miembrosde la familia. Recordemos que, como se ha indicado en el captulo 3, en esosmomentos el SOE tena una cobertura an bastante limitada, que fue

    ampliada con la transformacin en un sistema de Seguridad Social esemismo ao, pero que no se aplicara plenamente hasta 1967.

    La historia individual de los afectados es especialmente desgarradora sise tiene en cuenta el valor que las comunidades del medio rural conceden alas relaciones sociales como elementos estructurantes en un contexto en elque la estructura social tiene un fuerte carcter de unicidad. Sin ser ajena,obviamente, al cambio social, nuestra comunidad de anlisis ha mantenido

    un nico paradigma cultural, razn que justifica a nuestro entender supoderosa resiliencia.

    En este sentido, los afectados experimentaron una autoexclusin socialdesde edades muy tempranas y se vieron relegados a la categora de enfer-mos-dependientes23, distintos en todo caso de los nios normales, comose puede apreciar en el siguiente testimonio:

    D: [] y, pues, salir, sala poco, sala poco porque al principio, pues, claro, yo tena

    un pie que no me funcionaba [] que, de hecho, no me ha funcionao nunca [] pero,

    bueno, ya despus te vas haciendo mayor [] al principio la juventud, la niez y la

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    juventud, yo la he tenido mala, yo la he teno mal porque, a pesar de que le he echao

    valor a la cosa, pues yo me iba a lo mejor a jugar con los cros pero vea que yo no []

    no alcanzaba a donde ellos podan []

    A qu jugaban los nios entonces?

    D: Pos jugbamos con un baln a dar pelotazos, a las tres en el aire, a [] en el campo

    por, yo qu s, a correr, a ver quin corre ms, o a [ver] quin te pilla antes, cosas de

    esas que, claro, para m todo eso [] estaba vetao []24.

    Este veto social tcito experimentado por la informante se extenda a

    todos los mbitos de la existencia25

    , incluyendo aquellos en los que no seexigiese del individuo el hecho de poseer unas piernas sanas. La cualidad deenfermo, de hecho, no solo abarcaba el ejercicio de cualquier actividad, sinola mera expresin de los sentimientos, como contina relatando esta mismainformante:

    Y de amores, no tuviste amores?

    D: No, no, seor.Por qu?

    D: Porque no sali. Esto es que es verdad, es verdad si le digo a ust que no he teno

    amores, porque ha habido gente que ha querido estar, le voy a decir la verdad, pero yo

    es que he so muy cort, y adems a m me parece que yo, que estoy ved para esas cosas,

    eh [] no ahora ya, porque ahora ya se pas el tiempo, pero, en aquellos entonces, para

    m las fiestas del pueblo eran un infierno, pues porque la gente sala con ilusin, se

    pona sus zapatos, iba, vena, siba al baile, y yo, yo iba, pero te sentabas all, y es verdad

    que la gente pos iba y oye, vamos a bailar [] yo nunca, porque parece como que me

    lo decan as para un poco de lstima, y yo no he querido nunca dar lstima, yo qu s

    [] Entonces, a m los amores no me lo he planteao y no he sufro en este tema, no he

    sufro, porque nunca he pensao en esas cosas. Luego, es verdad, haba veces que yo ya

    no sala, no poda porque ya la gente se va haciendo mayor, se iban echado novio, y yo

    muchas veces sala por mi madre, porque no sufriera, porque, claro, yo [] vena un

    domingo, venan las fiestas y ella, si no me iba, pues sufra [] Pero yo me deca y

    por qu me tengo que ir, si yo estoy mejor aqu?, porque, claro, ellas se van al baile,

    se van a bailar, y las ves, claro, con ilusin [] Una muchacha que tiene 20 aos o que

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    tiene veintitantos, pues tiene una ilusin, y yo, yo siempre he estao cort en ese

    aspecto porque yo no he querido nunca [] [los pasajes ms ntimos en voz muy

    baja] []26.

    A los testimonios anteriores queremos aadir otros, que correspondena personas que han desarrollado su vida en un entorno urbano o mixto27 deMadrid o Valencia, para mostrar el impacto diferencial con el medio rural.

    Una de nuestras informantes, que padeci la polio cuando contaba seisaos de edad y lleva residiendo en Madrid desde hace ms de media vida28,

    refiere una infancia feliz a pesar de su enfermedad y de haber perdido alpadre cuando tena 10 aos29. Relaciona esa felicidad con el esfuerzo reali-zado por su madre a partir del fallecimiento de su padre y tambin con nohaberse sentido marginada, ni discriminada, y haber participado entodo cuando era nia, tanto cuando estaba en su pueblo natal de la provin-cia de Lugo como en la ciudad de Santander. Refiere, por ejemplo, que si nopoda jugar al corro de la patata con las nias de su edad [] yo jugaba con

    las nias pequeas30. Nuestra informante explica: No me he sentido dis-criminada quizs por mi extroversin [] tengo amigos; dice tambin sermuy luchadora y sentirse independiente [], autnoma [], discipli-nada y autoexigente en el trabajo31. Sin embargo, esta experiencia difierede la que muestran algunos de los testimonios extrados de la prensa actual,como el de Jos Enrique, quien sealaba el 19 de octubre de 2009 que eldao psicolgico que nos produjo la enfermedad es casi equiparable al fsi-

    co. En el colegio, con 10 aos o ms era el pata chula, el cojitranco, el patapalo [] Y creedme que esto te afecta de por vida. Como tambin te afec-ta, continuaba diciendo, el ver que no podas hacer algo que hacan tuscompaeros, era sumamente duro32.

    Los recuerdos de nuestra anterior informante sobre el momento agudode su enfermedad y los primeros aos de lucha contra ella ponen de relievecmo sinti su cuerpo como tieso [], como una tabla mientras perma-neci en la cama, y tambin hablan del dolor experimentado inicialmente

    y durante los ejercicios de rehabilitacin, como les ocurra a los otros ni-os y adolescentes que coincidan con ella en el centro rehabilitador33.

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    Entendemos que estos sentimientos reflejan una realidad de las personasafectadas por la polio que, como hemos indicado antes, estaba ausente enlos escasos artculos de prensa que abordaron el problema de esta enfer-medad invalidante, y que tampoco se hicieron eco de las dificultades queexistan para someterse a un programa de rehabilitacin o a una inter-

    vencin quirrgico-ortopdica. De hecho, el testimonio de nuestrainformante revela igualmente cmo se ampliaron las opciones teraputi-cas durante su estancia temporal en la ciudad de Santander que le per-miti realizar la rehabilitacin como externa en el Hospital de San Juan

    de Dios y su posterior traslado a Madrid, donde se someti a una opera-cin para corregir la deformidad de la columna que haba comenzado 13 aosantes34.

    Dado que los inicios de la enfermedad se dieron, en todos los infor-mantes, en segmentos de edad muy tempranos (entre cero y cinco aos), lamayor parte de ellos no recuerdan como fue el debut de la enfermedad y esen ese momento cuando entra la memoria familiar a cubrir ese hueco:

    La enfermedad apareci tras haber sufrido yo una infeccin de nariz y garganta que

    dur dos o tres das en abril de 1960. Yo tena un ao de edad y haba ya comenzado a

    andar pero, en la maana del tercer da de encontrarme enfermo aparentemente de

    un catarro comn, mi madre se dio cuenta de que mis piernas estaban muy dbiles y

    no poda mantenerme en pie. Yo fui llevado al hospital que distaba ms de cinco kil-

    metros de mi pueblo. El mdico fue remiso a la hora de dar un diagnstico y no lo vea

    claro y, aunque nunca pronunci el nombre de la terrible enfermedad, ella ya haba

    tomado posesin de m35.

    Cuando tena tres aos, en 1951, empec a tener sntomas con una fiebre alta que

    dur, segn me dijo mi madre, 24 horas. Cuando me baj la fiebre, se dieron cuen-

    ta de que no poda mover ni mis piernas ni mi brazo derecho. Antes de que el doc-

    tor hiciera el diagnstico, mi madre ya sospechaba que podra ser polio porque

    haba habido varios casos en el vecindario. La noticia fue para mi familia peor que

    las bombas de la guerra, pero nosotros tenamos ahora que luchar para seguir ade-

    lante36.

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    El itinerario teraputico muestra algunas coincidencias, como que elprimer recurso asistencialstricto sensu en el seno de la medicina hegemni-ca sola ser el mdico de cabecera o el pediatraen el caso del medio rural,el mdico de Asistencia Pblica Domiciliaria (APD) era lo ms frecuente ylos pediatras en el caso de las ciudades que son percibidos, a travs de lostestimonios de las familias, como aquellos que diagnosticaron y dieron lamala noticia, no por esperada en muchas ocasiones, menos angustiante. Apartir de ah, mezclando en las edades ms tempranas recuerdos propios yajenos, son llamativas las detalladas descripciones en las que hay una

    importante informacin sobre el tipo de terapias aplicadas. En el caso delas terapias fsicas, suelen ser de buen recuerdo las sesiones de rehabili-tacin en la piscina y en la playa37 y, con un cierto temor, las de electrote-rapia38. Las inmovilizaciones con escayola y las lentas y, no pocas veces,dolorosas sesiones de cinesiterapia en todas sus modalidades se ven ahoracomo algo que los mdicos consideraban necesario, pero muchas veces elpaciente no vea los resultados o estos se dieron muy lentamente39. Por

    otro lado, es usual la utilizacin en las conversaciones, mostrando un buenconocimiento del tema, de trminos mdicos como dismetra40, pie cavo41o atrofia muscular42, e, incluso, de trminos ortopdicos como bituto-res43. Pero, sin duda, donde el recuerdo es ms vvido es en el tratamientoquirrgico, sobre todo porque, en muchas ocasiones, no se trat de unaintervencin, sino de varias de ellas para ir corrigiendo dedos en garra oalargamiento de tendones44.

    Por tanto, es un lugar comn que los pacientes tengan una clara memo-ria de hospitalizaciones, cirugas y todo tipo de tratamientos, puesto que handejado una huella indeleble en sus vidas. Dado que no haba un tratamientorealmente efectivo una vez iniciada la enfermedad, lo prioritario eran losremedios paliativos y la prevencin de las deformidades. Electroterapia,climatoterapia, balneologa, masoterapia, cinesiterapia y termoterapia eranfundamentalmente los medios fsicos empleados. La mayora de las narra-ciones incluyen el empleo de uno o ms tratamientos fisioterpicos y sedescribe la vida diaria en instituciones como el Sanatorio Martimo de laMalvarrosa. Reposo y calor se consideraban esenciales. El siguiente

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    testimonio da buena fe de ello: Como parte de mi tratamiento, yo debapermanecer totalmente en reposo durante el periodo febril y los das inme-diatamente posteriores en los cuales el dolor en las piernas era un sntomamuy importante. Reposo e inmovilidad eran necesarios para que se respeta-ra y no se deformara la curva normal de la columna vertebral y prevenir aslas deformidades, pero esto era realmente un trauma para los nios y para lasfamilias. Pero a la vez, en 1945, era la nica posibilidad [] la presencia deespasmos en la parlisis infantil se consideraba era el resultado de un trata-miento incorrecto el cual, si haba sido errneo o insuficiente, la culpa era

    del mdico45

    .En el medio rural manchego la primera instancia teraputica estabarepresentada por la madre o la abuela, que aplicaban remedios caseros,como friegas, para fortalecer el miembro afectado o resolvan consultar almdico del pueblo. Salvo los casos autolimitados, los pacientes acababansiendo atendidos en el hospital, en donde se iniciaba una larga y penosacadena de tratamientos. Algunos pacientes no podan, por sus escasos

    recursos, hacer frente a las sucesivas intervenciones quirrgicas. Otros,sencillamente, no las consideraban necesarias. En el resto de los casos, lospacientes y sus familiares vivan esas cirugas con gran resignacin, senti-miento al que se una en los nios el dolor fsico y el rechazo social y, en lospadres, la incertidumbre, tanto por el enorme coste econmico que suponael tratamiento como por el hecho de no saber la eficacia que, en la prctica,iba a suponer.

    La aparicin del SPP46 ha promovido un nuevo movimiento asociativo,ha dinamizado algunos de los existentes y ha estimulado el debate sobre estaenfermedad, que est siendo recogido en los medios de comunicacin social

    y en los foros que proporcionan los nuevos instrumentos de las TIC. De estaforma tenemos acceso a las percepciones de las personas que estn pade-ciendo el SPP a travs de testimonios como el de ngela, quien declar hacetres aos: Hoy nos manifestamos los que cogimos la polio, una enfermedadque nos aisl incluso cuando ya no era contagiosa, hemos sufrido muchopara hacer una vida normal y ahora volvemos a tener un rebrote [se refiereal SPP]47. O como el de Vladimiro; esta nueva vctima del SPP reconoca en

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    2009 que, tras haberse considerado una persona normal tras superarvarios tratamientos hasta los 15 aos, su vida haba cambiado mucho: Losproblemas son tremendos, no puedo caminar ms de 100 metros porque meagoto, la pierna me falla constantemente [] que fue lo que me qued de lapolio []48.

    6. UNA REFLEXIN FINAL: LA ENFERMEDAD POLIOMIELTICAEN LA TRAYECTORIA VITAL DE LOS AFECTADOS

    Y EN EL ENTORNO PERIODSTICO

    La prensa diaria no recogi ningn testimonio directo sobre las vivencias ysentimientos de los nios y nias vctimas de la polio. Su presentacin enlas pginas de los principales diarios de tirada nacional, que se demorhasta la epidemia de 1929 de Madrid y la decisin de utilizar el suero denios convalecientes como recurso profilctico y teraputico, llevaron al

    peridicoABCa presentar a esos nios donantes como imagen de genero-sidad, heroicidad y espritu de sacrificio. Tras las epidemias de polioposteriores a la guerra civil, la prensa madrilea, no as la valenciana ni la decastellano-manchega, transmiti una imagen de vida ejemplar de lospacientes poliomielticos caracterizada por su conformidad, resigna-cin y sacrificio personal. Las revistas mdicas, en cambio, como seapunta aqu y se muestra en el captulo 10, comenzaron a publicar estudios

    sobre los problemas de conducta de los poliomielticos, en estrecha relacincon su entorno familiar y social.

    Comenzada la vacunacin en Espaa, algunos artculos de la prensadiaria se referan a los pacientes con polio como seres deformes y, me-diante esa imagen, buscaban vencer las resistencias de la poblacin frentea la vacunacin y la rehabilitacin, terapia que no era accesible para todos yque constitua una importante fuente de dolor, como han mostrado los tes-timonios recogidos. Tampoco aludan a la necesidad de que, como indicabanlos estudios mdicos, la rehabilitacin fuera no solo fsica, sino tambinpsico-social, y se les diera a los nios una orientacin y adiestramiento

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    profesional adecuados. De igual modo eludan la pertinencia de pro-porcionar una formacin a los padres para ensearles a afrontar lasituacin de sus hijos tras la enfermedad, unos mensajes que les per-mitieran mitigar el rechazo social que reflejan algunos de los testimo-nios referidos. Este fenmeno parece ms presente en el entorno ruralexaminado.

    El impacto del SPP en una sociedad, que dispone de ms medios decomunicacin social y de otros canales que proporcionan los nuevos instru-mentos de las TIC, est permitiendo la visibilidad de las vctimas de la polio

    durante la Espaa franquista.

    Notas

    1. Trabajo realizado en el marco de los proyectos de investigacin PII1I09-0114-0843 (financiadopor la Consejera de Educacin y Ciencia de la JCCM) y HAR2009-14068-C03-01/HIST (finan-ciado por el MICINN). Parte del contenido del presente captulo fue utilizado por dos de losautores en el curso La memoria paralizada: identidades y vivencias en la poliomielitis y sn-drome post-polio, organizado por Universidad de Salamanca en 2009, bajo el ttulo Elpaciente poliomieltico en la prensa diaria. Vida ejemplar y ejemplo a evitar.

    2. Se ha entrevistado a 13 informantes de la Comunidad Valenciana: seis procedentes del HospitalGeneral Universitario de Alicante, cinco de personas que acudieron para ser entrevistadasal conocer por los medios de comunicacin que se estaba llevando a cabo un estudio sobre elparticular y los dos pacientes de Castelln, que forman parte del grupo lder en la ComunidadValenciana del asociacionismo de afectados de polio y sndrome post-polio. En Castilla-LaMancha se han realizado 10 entrevistas en Casas de Juan Nez (Albacete), entre el 22 y el 25 dejunio de 2012; una en Montiel (Ciudad Real), el 11 de julio de 2012; una en La Solana (CiudadReal) y una en Calzada de Calatrava (Ciudad Real), el tres de julio de 2012. Tambin se ha entre-vistado a una persona en Madrid el 27 de septiembre de 2012.

    3. Este peridico sali a la calle el 20 de mayo de 1943 por iniciativa de los principales dirigentes

    de Falange Espaola ante la ausencia de peridicos en la provincia de Ciudad Real al finalizar laguerra civil, tras el cierre del diario socialista Avance por el bando nacional en el momento delalzamiento. Contina publicndose en la actualidad.

    4. Este peridico se comenz a publicar el 15 de julio de 1939, primero bajo el nombre NuevaEspaa, y con el subttulo Por Dios, por Espaa y por Franco, que pas a ser rgano de FETy de las JONS, desde el 26 de octubre de 1940. Contina publicndose en la actualidad.

    5. Sobre el recurso a este sentimiento y el papel atribuido a la mujer, vase el captulo 11.6. Sobre el papel de este centro en la lucha contra la poliomielitis, vase el captulo 6.7. Adems del homenaje, se abri una suscripcin pblica para abrir una cartilla de ahorro para

    los nios, organizarles fiestas y proporcionarles juguetes.8. Este inters qued patente en el contenido de los Congresos Internacionales, figurando ya

    desde el primero (1948), como se ha mencionado en el captulo cinco y a cuyos detalles se dedi-ca parte de este captulo, el 10 y el 11, para el caso concreto de las mujeres.9. Los detalles sobre este tema figuran en el captulo 8.

    10. Comprobada en diversos estudios mdicos, como el de Ciriaco Laguna et al. (1964).11. Informacin sobre este suceso figura en el captulo 5.

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    12. Se ofreca una relacin de los principales centros existentes. Recordemos que, como se indicams adelante y en los captulos seis y siete, se gener un mercado quirrgico-rehabilitadorprivado importante al que intentaron acceder familias humildes vendiendo sus escasos bienesy/o solicitando ayudas de familiares, como ocurri en el caso de JAGS de Casas de Juan Nez

    (Albacete).13. Estas cuestiones se encuentran ms desarrolladas en los captulos 6 y 10.14. Para su elaboracin se han realizado entrevistas semiestructuradas en las siguientes poblacio-

    nes del entorno rural manchego: 10 en Casas de Juan Nez (Albacete), una en Calzada deCalatrava (Ciudad Real), una en La Solana (Ciudad Real) y una en Montiel (Ciudad Real).

    15. Informante MMM (Calzada de Calatrava, Ciudad Real). Entrevista realizada el tres de julio de2012.

    16. Los dos ltimos casos ocurridos en Casas de Juan Nez (Albacete) a principios de los aossesenta fueron en dos nios de 15 y 27 meses. A partir del testimonio de los informantes sabe-mos que estos casos no fueron aislados. Al primero le sucedieron otros dos ms en el plazo decuatro das, de los que ignoramos su filiacin y evolucin de los enfermos. El segundo se pro-

    dujo en medio de un brote que afect a un nio en Valdeganga y otros dos en la Felipa, pobla-ciones distantes de Casas de Juan Nez 11 y 14 kilmetros, respectivamente.17. Informantes FLS e ISL de Casas de Juan Nez (Albacete) entrevistados el 22 de junio de

    2012.18. Eucrasia es el armnico equilibrio de los humores que acompaa al estado de salud en la medi-

    cina hipocrtica, por contraposicin a discrasia o desequilibrio, que es la causa de la enfer-medad.

    19. Informante de Casas de Juan Nez (Albacete), entrevistado el 22 de junio de 2012.20. Informante MIOT (Casas de Juan Nez, Albacete), entrevistado el 25 de junio de 2012.21. Informante MMM (Calzada de Calatrava, Ciudad Real). Entrevista realizada el tres de julio

    de 2012.22. Informante JLGC (Montiel, Ciudad Real). Entrevista realizada el 11 de julio de 2002.

    23. Esta situacin fue an ms evidente en el caso de las mujeres, como se expone en el captu-lo 11.

    24. Informante DIG (Casas de Juan Nez, Albacete), entrevista realizada el 7 de febrero de 2011.25. Este tema se trata en detalle en el captulo 11, en donde se subrayan las diferencias entre los

    entornos rurales y los urbanos.26. Informante DIG (Casas de Juan Nez, Albacete). Entrevista realizada el 7 de febrero de 2011,

    que forma parte de la tesis doctoral de Jaime de las Heras Salord, que ser defendida en breve.27. Hablamos de entorno mixto cuando la vida se ha desarrollado en parte en un mbito rural y

    urbano, aunque predominando este ltimo.28. Nacida en un pueblo de Lugo, se desplaz temporalmente a Santander a los 10 aos cuando

    muri su padre, volvi ms tarde a su localidad natal para posteriormente a los 25 aos comen-

    zar su vida en Madrid.29. Entrevista realizada el 27 de septiembre de 2012.30. Entrevista realizada el 27 de septiembre de 2012.31. Entrevista realizada el 27 de septiembre de 2012.32. Testimonio de Jos Enrique correspondiente al comentario 28 al artculo de Barcala (2009).33. Entrevista realizada el 27 de septiembre de 2012.34. Entrevista realizada el 27 de septiembre de 2012.35. Informante C. H. P. (Alicante). Entrevista realizada el 21 de octubre de 2010.36. Informante J. V. A. (Alicante). Entrevista realizada el 15 de abril de 2010.37. Informante I. F. P. (Castelln de la Plana). Entrevista realizada el 12 de mayo de 2009.38. Informante J. M. V. (Alicante). Entrevista realizada el 15 de abril de 2010.

    39. Informante A. S. M. (Alicante). Entrevista realizada el 20 de septiembre de 2009.40. Informante J. M. B (Elche, Alicante). Entrevista realizada el 20 de junio de 2010.41. Informante J. R. M. (Castelln). Entrevista realizada el 12 de mayo de 2009.42. Informante A. S. M. (Alicante). Entrevista realizada el 20 de septiembre de 2009.43. Informante A. G. P (Villajoyosa, Alicante). Entrevista realizada el 30 de abril de 2009.44. Informante J. M. B (Elche, Alicante). Entrevista realizada el 15 de abril de 2010.

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    45. Informante M. P. G. (Alicante). Entrevista realizada el 30 de octubre de 2010.46. Es una afeccin que ataca aproximadamente al 20-40 por ciento de las personas que se recupe-

    raron de la polio. Puede iniciarse entre 10 y 40 aos despus del ataque inicial poliomieltico,progresando lentamente durante 10 aos.

    47. Testimonio de ngela correspondiente al comentario 56 al artculo de Barcala (2009).48. Testimonio de Vladimiro Busto Villanueva correspondiente al comentario 57 al artculo deBarcala (2009).