El nino en la cima de la montan - John Boyne (2).pdf
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De padre alemn y madre francesa
Pierrot ha tenido una infancia nomuy distinta de la de cualquier niode su poca. Sin embargo, nohallamos en Pars, corre el ao
1935 y la guerra que se avecinatrastocar el destino de millones depersonas. Tras la muerte prematura
de sus padres, Pierrot debersepararse de su ntimo amigoAnshel y abandonar Francia parvivir con su ta Beatrix, que trabajade ama de llaves en una mansimponente erigida en lo alto de unamontaa. Pero no es una casa
cualquiera; se trata nada meno
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que del Berghof, la enormeresidencia que Adolf Hitler posee eos Alpes de Baviera.
As, a sus siete aos, alojado demanera involuntaria en el entornontimo del todopoderoso FhrerPierrot se ver inmerso en umundo tan extraamente seductocomo peligroso. En l no hay luga
para la inocencia, y cuando al finade la guerra es capturado por loaliados, Pieter como ahora se
lama llevar un pesonsoportable en su conciencia. A sregreso a Pars, abrumado por laculpa, un aspecto clave de la
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historia surgir como una tabla desalvacin, y el inesperadodesenlace ser una muestra ms dea insondable dimensin del perdy la amistad.
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John Boyne
El nio en lacima de la
montaa
ePub r1.0
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Titivillus 06.04.16
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Ttulo original: The Boy at the Top of theountain
John Boyne, 2015
Traduccin: Patricia Antn de VezEditor digital: TitivillusePub base r1.2
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A mis sobrinos, Martin yKevin
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PRIMERA PARTE
1936
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1
Tres manchas rojas en unpauelo
Pese a que el padre de Pierrot Fischeno haba muerto en la Gran Guerra, s
madre, milie, siempre deca que lguerra lo haba matado.
Pierrot no era el nico nio de siet
aos en Pars que viva slo con uno dos progenitores. El nio que se sentabdelante de l en el colegio no vea a smadre desde que ella se haba fugad
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con un vendedor de enciclopedias, y ematn de la clase, que llamaba a Pierro
e Petitpor lo pequeajo que era, viv
con sus abuelos en una habitacin sobrel estanco que regentaban en la avenude la Motte-Picquet, donde se pasaba l
mayor parte del tiempo dejando caedesde la ventana globos llenos de agusobre las cabezas de los transentes
para luego insistir en que l no habenido nada que ver con el asunto.Tambin el mejor amigo de Pierrot
Anshel Bronstein, viva solo con s
madre, madame Bronstein, en uapartamento en la planta baja de spropio edificio en la cercana avenu
Charles-Floquet, pues su padre se hab
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ahogado dos aos antes cuando tratabde cruzar a nado el canal de la Mancha.
Pierrot y Anshel, nacidos con sl
dos semanas de diferencia, se habacriado prcticamente como hermanoscon una madre ocupndose de ambo
cros cuando la otra necesitaba echarsun rato. Aun as, nunca se peleabancomo suelen hacer tantos hermanos
Anshel era sordo de nacimiento, dmodo que los dos nios habadesarrollado muy pronto un lenguaje dsignos con el que se comunicaban co
facilidad, expresando con dedos gilecuanto necesitaban decir. Incluso habacreado smbolos especiales para ello
mismos, en lugar de utilizar su
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nombres. Anshel eligi el signo deperro para Pierrot, pues consideraba su amigo generoso y leal, mientras qu
Pierrot adopt el signo del zorro parAnshel, de quien todos decan que era enio ms listo de la clase. Cuand
utilizaban esos nombres, sus manos smovan as:
Pasaban juntos la mayor parte de
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iempo, chutando una pelota de ftbol eel Champ-de-Mars o leyendo lomismos libros. Tan ntima era su amista
que Pierrot era la nica persona a la quAnshel permita leer las historias quescriba en su dormitorio por las noches
i siquiera madame Bronstein saba qusu hijo quera ser escritor.
sta es buenaindic por sea
Pierrot, con los dedos aleteando en eaire mientras le tenda un fajo dpginas a su amigo.Me ha gustado lescena del caballo y la parte en la qu
descubren el oro escondido en el atadY devolvindole un segundo montndijo: sta no lo es tanto, pero sl
orque tu letra es tan terrible que hay
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artes que ni siquiera he conseguideer. Entonces, agitando un tercer faj
de pginas en el aire como si estuvier
en un desfile, aadi: Y sta no tienni pies ni cabeza. Yo en tu lugar lirara directamente a la papelera.
Es experimental explicAnshel, a quien no le importaban lacrticas, pero a veces se pona un poco
a defensiva cuando a su amigo no lgustaba alguna de sus historias.No insisti Pierrot, negand
con la cabeza. Sencillamente no tien
sentido. No debes dejar que nadie lea. Pensarn que has perdido l
chaveta.
A Pierrot tambin le gustaba la ide
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de escribir historias, pero nuncconsegua quedarse sentado el ratsuficiente para plasmar las palabras e
a pgina. En vez de eso, se instalaba euna silla frente a su amigo y narrabmediante seas cosas que se inventaba
alguna aventura que haba odo en ecolegio. Anshel lo observaba coatencin, para transcribirlo todo m
arde.As que esto lo he escrito yo?preguntaba Pierrot cuando por fin samigo le daba las pginas y l las lea.
No, lo he escrito yocontestabAnshel, negando con la cabeza. Pera historia es tuya.
milie, la madre de Pierrot, apena
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hablaba ya de su esposo, pero el nipensaba en su padre constantementeWilhelm Fischer haba vivido con s
mujer y su hijo hasta haca tres aospero se haba marchado de Pars en everano de 1933, unos meses despus d
que Pierrot cumpliera los cuatro. l lrecordaba como un hombre alto qumitaba los sonidos de un caball
cuando lo llevaba por las calles sobrsus anchos hombros, a ratos al galopealgo que siempre lo haca chillar dpura satisfaccin. Tambin le enseab
alemn, para que recordara sascendencia, y pona mucho empeo eayudarlo a tocar canciones sencillas a
piano, aunque Pierrot saba que nunc
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legara a hacerlo tan bien como l. Spadre interpretaba melodaradicionales que emocionaban a lo
nvitados hasta las lgrimas, en especiacuando las acompaaba con aquella vodulce y potente, que tena la capacida
de evocar recuerdos y pesares. Pierroquiz no tuviera grandes dotemusicales, pero lo compensaba con s
facilidad para las lenguas: pasaba dhablar alemn con su padre a usar efrancs con su madre sin la menodificultad. Su numerito para las fiesta
consista en cantar LaMarseillaise ealemn y luegoDasDeutschlandliedefrancs, una habilidad que a veces hac
sentir incmodos a los asistentes a l
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cena.No quiero que vuelvas a hace
eso, Pierrot dijo su madre una noche
despus de que su interpretacin hubiercausado una pequea desavenencia counos vecinos. Si quieres lucirte
aprende otra cosa. Juegos malabaresrucos de magia o a hacer el pino
Cualquier cosa que no suponga cantar e
alemn.Qu tiene de malo el alemn? quiso saber Pierrot.
S, milie intervino el padr
desde la butaca del rincn, donde habpasado la velada bebiendo vino eexceso, algo que siempre lo dejab
rumiando sobre las malas experiencia
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que lo obsesionaban. Qu tiene dmalo el alemn?
No has tenido ya suficiente
Wilhelm? pregunt ella, volvindospara mirarlo con los brazos en jarras.
Suficiente de qu? De que tu
amigos se dediquen a insultar a mi pas?No estaban insultndolo
respondi ella. Es slo que les cuest
olvidar la guerra, nada ms. Sobre toda aquellos que perdieron a sus serequeridos en las trincheras.
Pero no les importa venir a m
casa a comerse mi comida y beberse mvino.
El padre esper a que mili
hubiese vuelto a la cocina para llamar
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Pierrot y rodearle la cintura con ubrazo.
Algn da recuperaremos lo qu
nos pertenece dijo, mirando al nio os ojos. Y cuando lo hagamos
recuerda de qu lado ests. Es posibl
que hayas nacido en Francia y vivas ePars, pero eres alemn hasta la mdulacomo yo. No lo olvides, Pierrot.
A veces, su padre despertaba en plennoche y sus gritos reverberaban en lo
pasillos oscuros y desiertos de sapartamento; el perro de Pierrot
Artagnan, saltaba aterrado de s
cesta, suba a la cama del nio y s
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colaba bajo las sbanas junto a su amoemblando. Pierrot se tapaba con l
manta hasta la barbilla y escuchaba
ravs de las finas paredes cmo smadre trataba de calmar a su padresusurrndole que todo iba bien, qu
estaba en casa con su familia, que slhaba sido una pesadilla.
Pero no ha sido una pesadilla
oy decir a su padre en cierta ocasincon voz temblorosa por la angustiasino algo peor. Ha sido un recuerdo.
En ocasiones, Pierrot se despertab
con la necesidad de hacer una rpidvisita al bao y encontraba a su padrsentado a la mesa de la cocina, con l
cabeza apoyada sobre la superficie d
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madera, murmurando para s con unbotella vaca volcada a su lado. Cuandeso ocurra, Pierrot corra escalera
abajo, descalzo, y arrojaba la botella acubo de basura del patio para que smadre no la encontrara por la maana
Muchas veces, cuando volva a subir, spadre se haba levantado y, de algmodo, haba encontrado el camino d
regreso a la cama.Ni el padre ni el hijo hablaban nuncde esas cosas al da siguiente.
Una vez, sin embargo, cuand
Pierrot haba salido en una de esamisiones de madrugada, resbal en lopeldaos mojados y cay rodando a
suelo; no se hizo dao, pero la botell
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que llevaba en la mano acab hechaicos, y al ponerse en pie se clav ufragmento en la planta del pie izquierdo
Esbozando una mueca de dolor, se larranc y la sangre empez a manarpidamente entre la piel desgarrada
Cuando volvi cojeando al apartamenten busca de una venda, su padre sdespert y vio de lo que haba sid
responsable. Tras desinfectar la herida asegurarse de que quedara bievendada, sent a su hijo y se disculppor haber bebido. Enjugndose la
grimas, le dijo a Pierrot que lo quermuchsimo y le prometi que nunca mhara nada que pudiera ponerlo e
peligro.
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Yo tambin te quiero respondiPierrot. Pero cuando ms te quiero ecuando me llevas a hombros y finges se
un caballo. No me gusta que te sientes ea butaca y te niegues a hablarnos a m
a Madre.
A m tampoco me gustan esomomentos contest su padre. Pero veces es como si tuviera una nub
oscura justo encima y no consiguiermoverla. Por eso bebo. Me ayuda olvidar.
A olvidar qu?
La guerra. Las cosas que vi. Cerr los ojos y aadi en un susurroLas cosas que hice.
Pierrot trag saliva, casi temiend
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preguntar.Qu hiciste?Su padre esboz una sonrisa triste.
Fuera lo que fuese, lo hice por mpas. Eso lo entiendes, verdad?
S, Padre contest Pierrot si
saber muy bien a qu se refera, pero lpareci una respuesta valiente. Yambin ser soldado si con eso t
sientes orgulloso de m.Wilhelm mir a su hijo y le apoyuna mano en el hombro.
Slo asegrate de elegir el band
adecuado.Despus de eso, estuvo sin bebe
durante varias semanas. Y entonces, ta
repentinamente como lo haba dejado, l
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nube oscura de la que haba habladvolvi, y empez otra vez.
Su padre trabajaba de camarero en urestaurante del barrio. Desaparec
odas las maanas sobre las diez volva a las tres, y luego se marchaba dnuevo a las seis para servir durante l
cena. En cierta ocasin lleg a casa dmuy mal humor y explic que alguielamado Papa Joffre haba acudido
comer al restaurante. l se haba negad
a servirle, hasta que el patrn, monsieuAbrahams, le dijo que si no lo hacpoda irse a casa y no volver ms po
all.
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Quin es Papa Joffre? quissaber Pierrot, que nunca haba odo esnombre.
Fue un gran general durante lguerra explic su madre mientrasacaba un montn de ropa de una cesta
a dejaba junto a la tabla de plancharUn hroe para nuestro pueblo.
Para tu pueblo corrigi e
padre.No olvides que te casaste con unfrancesa dijo milie, volvindose cocara de enfadada.
Porque me enamor de ella respondi l. Pierrot, te he contada cundo vi a tu madre por primer
vez? Fue un par de aos despus de qu
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acabara la Gran Guerra. Haba quedaden encontrarme con mi hermana Beatridurante su descanso del almuerzo,
cuando llegu a los grandes almacenedonde trabajaba, estaba hablando couna de las nuevas ayudantes, una jove
mida que haba empezado aquellmisma semana. Para m, fue mirarla saber de inmediato que era la chica co
a que iba a casarme.Pierrot sonri; le encantaba que spadre contara esa clase de historias.
Abr la boca para hablar, pero n
me sali una sola palabra. Fue como sel cerebro se me hubiese dormido. Mqued ah plantado, mirndola, sin deci
nada.
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Pens que tena algn problemcoment su madre, sonriendo arecordarlo.
Beatrix tuvo que sacudirmagarrndome de los hombros dijo spadre, rindose de lo tonto que se hab
mostrado.De no haber sido por tu hermana
nunca habra accedido a salir contigo
aadi su madre. Ella me dijo qudeba darte una oportunidad, que no eraan tonto como parecas.
Por qu nunca vemos a la t
Beatrix? quiso saber Pierrot.Haba odo mencionar su nombr
varias veces a lo largo de su corta vida
pero no la conoca. Nunca acuda
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visitarlos ni les escriba cartas.Porque no zanj su padre; l
sonrisa se desvaneci de su rostro y s
expresin cambi.Pero por qu no?Djalo, Pierrot.
S, djalo, Pierrot repiti smadre, y su rostro se ensombreciambin. Porque eso es lo qu
hacemos en esta casa. Apartamos dnuestra vida a la gente que queremos, nhablamos de las cosas que importan y npermitimos que nadie nos ayude.
Y as, por las buenas, ensombreciuna conversacin alegre.
Come como un cerdo dijo s
padre unos minutos despus
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agachndose junto a Pierrot para mirarla los ojos, y curv los dedos para quparecieran garras. Papa Joffre, quier
decir. Como una rata que mordisqueuna mazorca de maz.
Una semana tras otra, su padre squejaba de que su sueldo era muy bajo
de que monsieur y madame Abrahams lmiraban por encima del hombro y de quos parisinos eran cada vez ms tacao
con las propinas.
Por eso nunca tenemos dineroSon todos unos agarrados. En especiaos judos, sos son los peores. Y n
dejan de venir porque, segn dicen
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madame Abrahams prepara el mejopescado gefiltey los mejores latkes doda Europa occidental.
Anshel es judo dijo Pierrot evoz baja.
Lo saba porque a menudo vea a s
amigo marcharse al templo con smadre.
Anshel es uno de los buenos
murmur su padre. Dicen que en todcajn de buenas manzanas hay unpodrida. Bueno, pues la cosa funcionambin al revs
Nunca tenemos dinero lnterrumpi su madre porque te gasta
casi todo lo que ganas en vino. Y n
deberas hablar as de nuestros vecinos
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o olvides cmoAcaso crees que he comprad
esto? la interrumpi l, y cogi un
botella para ensearle la etiqueta: era evino de la casa que servan en erestaurante. Y, dirigindose a Pierrot e
alemn, aadi: Tu madre puede semuy ingenua a veces.
A pesar de todo, a Pierrot l
encantaba estar con su padre. Una vez ames lo llevaba al jardn de las Tullerasdonde le enseaba los nombres de lodistintos rboles y las plantas qu
flanqueaban los senderos y le explicabos cambios que sufran con el paso das estaciones. Le cont que sus propio
padres haban sido horticultore
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entusiastas, enamorados de todo lo quuviera que ver con la tierra.
Pero lo perdieron todo, po
supuesto. Les quitaron la granja. El frutde su duro trabajo qued destruido
unca se recuperaron.
De camino a casa, su padre comprhelados a un vendedor ambulante, cuando el de Pierrot se cay al suelo, l
dio el suyo.sas eran las cosas que Pierrorataba de recordar cuando hab
problemas en casa. Apenas una
semanas despus, presenci una peleen el saln cuando unos vecinos neran los mismos que haban puest
objeciones a que Pierrot cantara L
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arseillaise en alemn empezaron hablar de poltica. Se levantaron la vozse echaron en cara antiguos agravios y
cuando los vecinos se fueron, los padrede Pierrot se enzarzaron en undiscusin terrible.
Ojal dejaras de beber! exclam su madre. El alcohol te hacdecir cosas horribles. No te das cuent
de lo mucho que disgustas a la gente?Bebo para olvidar! respondia gritos su padre. T no has visto lacosas que he visto yo. No tienes esa
mgenes dndote vueltas en la cabezda y noche.
Pero todo eso pas hace mucho
replic ella, y se acerc ms a l par
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cogerlo del brazo. Por favorWilhelm, s que sufres mucho, perquiz el problema es que te niegas
hablar de ello con sensatez. Scompartieras tu dolor conmigo, a lmejor
milie nunca lleg a acabar la fraseporque en ese momento Wilhelm hizalgo muy malo; algo que haba hecho po
primera vez unos meses atrs y quhaba jurado no repetir, aunque desdentonces haba faltado en variaocasiones a su promesa. Y po
disgustada que estuviera, la madre dPierrot siempre encontraba un modo ddisculpar su conducta, en especia
cuando encontraba a su hijo llorando e
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su habitacin despus de presenciar lerrible escena.
No debes echarle la culpa a l
e dijo.Pero te hace dao respondi
Pierrot, con los ojos llenos de lgrimas.
Desde la cama, DArtagnan mir uno y luego al otro, y baj de un saltpara hundir el hocico en el costado de s
amo; cuando Pierrot estaba disgustadoel animalito siempre lo saba.Est enfermo explic milie
levndose una mano a la cara. Y
cuando alguien que queremos estenfermo, nuestro deber es ayudarlo sanar. Si nos deja. Pero si no lo hace
Inspir profundamente antes de volve
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a hablar. Pierrot, cmo te sentiras suviramos que irnos a otro sitio?
Todos?
Ella neg con la cabeza.No. Slo t y yo.Y qu pasa con Padre?
milie lanz un suspiro y Pierrot vigrimas en sus ojos.
No lo s, pero las cosas n
pueden seguir as.
Pierrot vio por ltima vez a su padre un
clida noche de mayo, poco despus dcumplir cuatro aos. Una vez ms, esuelo de la cocina estaba cubierto d
botellas vacas, y su padre empez
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gritar y a golpearse la cabeza con lamanos, quejndose de que estaban ahde que estaban todos ah dentro y vena
a por l para vengarse. Las cosas qudeca no tenan ningn sentido parPierrot. Su padre se dirigi entonces a
aparador y arroj al suelo platoscuencos y tazas, hacindolos aicos. Smadre alarg los brazos hacia l y l
suplic que se calmara, pero Wilhelblandi el puo, la golpe en la cara e grit cosas tan terribles que Pierrot sap las orejas y ech a correr con
Artagnan hasta su dormitorio, dondambos se escondieron en el armarioPierrot temblaba y trataba de contene
as lgrimas mientras el perrito, qu
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odiaba esas situaciones, gimoteabhecho un ovillo contra su cuerpo.
Pierrot pas varias horas dentro de
armario, hasta que todo qued esilencio otra vez. Cuando sali, su padrhaba desaparecido y su madre estab
endida en el suelo, inmvil, con la carensangrentada y magullada. DArtagnase acerc a ella con cautela, agach l
cabeza y le lami la oreja repetidaveces, tratando de despertarla, perPierrot slo pudo mirarla fijamente sipoder creer lo que vea. Armndose d
valor, baj a toda prisa hasta eapartamento de Anshel. Cuando labrieron, seal hacia la escalera
ncapaz de articular palabra. Madam
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Bronstein, que sin duda haba odo ealboroto en casa de los Fischer, perestaba demasiado asustada par
ntervenir, ech a correr y subi lopeldaos de dos en dos o de tres en tresEntretanto, Pierrot miraba a su amigo
ah estaban, un nio incapaz de hablar otro incapaz de or. Se fij en un montde pginas que haba sobre la mes
detrs de Anshel y fue hasta all, ssent y empez a leer la ltima historide su amigo. De algn modo, sumergirsen un mundo que no era el suyo supus
una agradable forma de evasin.
Pasaron varias semanas sin tene
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noticias del padre, durante las cualePierrot ansiaba y tema a la vez sregreso, hasta que, una maana, s
enteraron de que Wilhelm haba muertarrollado por un tren que cubra erayecto de Mnich a Penzberg, l
ciudad donde haba nacido y pasado snfancia. Cuando supo la noticia, Pierro
se dirigi a su habitacin, cerr l
puerta con llave, mir al perro, qudorma sobre la cama, y dijo, muranquilo:
Padre nos vigila ahora desde ah
arriba, DArtagnan. Y algn da harque se sienta orgulloso de m.
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Despus de aquello, monsieur y madam
Abrahams ofrecieron un empleo dcamarera a milie. A madame Bronsteie pareci de mal gusto, pues, de hecho
se limitaban a cederle el puesto quhaba ocupado su marido muerto, permilie saba que ella y Pierro
necesitaban el dinero, y aceptagradecida.El restaurante estaba a medi
camino entre la casa y el colegio d
Pierrot, y todas las tardes el nio squedaba leyendo y dibujando en unpequea habitacin en el stano
mientras el personal entraba y sala par
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omarse un descanso, charlar sobre loclientes y hacerle carantoas. MadamAbrahams siempre le bajaba un plato d
a especialidad del da, seguido de ucuenco de helado.
Pierrot se pas tres aos, de lo
cuatro a los siete, sentado todas laardes en aquella habitacin mientras s
madre serva a los clientes en el piso d
arriba, y, aunque nunca hablaba de pensaba cada da en su padre y lmaginaba all, ponindose el uniform
por las maanas y contando las propina
al final de la jornada.
Aos despus, cuando Pierro
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rememorara su infancia, experimentaremociones un tanto desconcertantesAunque lo entristeca mucho pensar e
su padre, tena un montn de amigos, lgustaba ir a la escuela y su madre y vivan felices juntos. Pars floreca y la
calles siempre estaban rebosantes denerga y de gente.
Sin embargo, en 1936, el da de
cumpleaos de milie, lo que deberhaber sido una ocasin alegre pas ener visos de tragedia. Al anochecer
madame Bronstein y Anshel haba
subido con un pequeo pastel parcelebrarlo, y Pierrot y su amigo estabamordisqueando un segundo pedaz
cuando, de forma inesperada, mili
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empez a toser. Al principio, Pierropens que se haba atragantado con urozo de bizcocho, pero la tos dur
mucho ms de lo que pareca normal slo se le pas cuando madamBronstein le dio un vaso de agua. Au
as, cuando por fin se recuper, smadre tena los ojos inyectados esangre y se llev una mano al pech
como si le doliera.Estoy bien dijo cuando volvi respirar con normalidad. Debo destar pillando un resfriado, nada ms.
Pero, querida dijo madamBronstein, que palideci y seal epauelo que milie tena en las manos.
Pierrot lo mir y se qued
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boquiabierto cuando vio tres manchitade sangre en el centro de la tela. miliambin las observ durante uno
nstantes, y luego arrug el pauelo y so meti en el bolsillo. Entonces
apoyando las manos con cautela en lo
brazos de la silla, se levant, se alis evestido y trat de sonrer.
milie, te encuentras bien?
pregunt madame Bronstein, ponindosen pie.La madre de Pierrot se apresur
asentir con la cabeza.
No es nada. Probablemente no sems que una infeccin de gargantaaunque s estoy un poco cansada. Quiz
debera dormir un rato. Ha sido todo u
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detalle que trajeras el pastel. Pero si Anshel y a ti no os importa
Claro, claro respondi madam
Bronstein. Le dio unas palmaditas a shijo en el hombro y se dirigi hacia lpuerta con ms prisas que nunca. S
necesitas cualquier cosa, golpea el suelunas cuantas veces y subir en usantiamn.
milie no tosi ms aquella nocheni durante los das que siguieron, pero apoco, cuando estaba atendiendo a unoclientes en el restaurante, empez a tose
sin control y la bajaron a donde Pierrougaba al ajedrez con un camarero. E
aquella ocasin, su madre tena el rostr
ceniciento y el pauelo no estab
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manchado de sangre sino empapado della. El sudor le corra por la cara ycuando lleg el doctor Chibaud, le ech
un vistazo y llam a una ambulancia. Acabo de una hora, milie yaca en uncama del hospital Htel-Dieu de Pars
varios doctores la examinaban mientrahablaban en susurros llenos dpreocupacin.
Pierrot pas aquella noche en casde los Bronstein, tendido en la cama coa almohada junto a los pies de su amig
Anshel, mientras DArtagnan roncab
en el suelo. Estaba muy asustado, posupuesto, y le habra gustado hablar cosu amigo sobre lo que estaba pasando
pero por bien que se expresara Anshe
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mediante el lenguaje de signos, de nade serva en la oscuridad.
Visit a su madre todos los da
durante una semana, y en cada visitpareca faltarle un poco ms el alientoEstaban solos una tarde de doming
cuando la respiracin de su madre sdetuvo por completo y los dedos qusujetaban los suyos se aflojaron
Entonces la cabeza le cay hacia uado, con los ojos todava abiertos, Pierrot supo que se haba ido.
Se qued all sentado muy quiet
durante unos minutos. Luego corri lcortina en torno a la cama y volvi nstalarse en la silla junto a su madre
sujetndole la mano, negndose
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dejarla marchar. Finalmente apareciuna enfermera muy mayor, se dio cuentde lo que haba pasado y le dijo qu
ena que llevarse a su madre a un sitidonde pudieran preparar su cuerpo para funeraria. Al or esas palabras
Pierrot se ech a llorar. Tena lsensacin de que nunca podra parar se aferr al cuerpo de su madre mientra
a enfermera trataba de consolarloTard largo rato en calmarse, y cuando hizo, se sinti roto por dentro. Nunc
haba experimentado un dolor com
aqul.Quiero que tenga esto dijo,
sac del bolsillo una fotografa de s
padre para dejarla junto a ella en l
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cama.La enfermera asinti y le prometi
que se asegurara de que la image
permaneciera con su madre.Tienes familia a la que pued
lamar? quiso saber.
No contest Pierrot, negando amismo tiempo con la cabeza. No pudmirarla a los ojos, temiendo ver en ello
stima o falta de inters. No, no hanadie. Slo yo. Ahora estoy solo.
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2
La medalla en la vitrina
Las hermanas Simone y Adle Duranslo se llevaban un ao y ninguna de lados se haba casado. Pareca
satisfechas con su mutua compaa, pesa que eran muy distintas.Simone, la mayor de las dos, er
sorprendentemente alta, ms que lmayora de los hombres. Era una mujemuy guapa, con la piel morena y los ojocastaos oscuros. Tena alma de artista
nada le gustaba ms que sentarse a
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piano durante horas, perdida en smsica. Adle, por su parte, era mbien bajita, tena el trasero gordo y u
cutis cetrino, y caminaba como un patoun ave a la que se pareca bastanteDerrochaba vitalidad y era con mucho l
ms sociable de las dos, pero no tenuna sola nota musical en la cabeza.
Las hermanas se haban criado e
una gran mansin a unos ciento veintkilmetros al sur de Pars, en Orleans, emismo lugar donde, quinientos aoantes, Juana de Arco haba realizado l
famosa hazaa de levantar el sitio de lciudad. De pequeas, crean pertenecea la familia ms numerosa de Francia
pues haba casi cincuenta nios ms, d
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edades que iban desde unas semanahasta los diecisiete aos, viviendo eos dormitorios de la tercera, cuarta
quinta plantas de su casa. Unos erasimpticos y otros tenan mal geniounos eran tmidos y otros bravucones
pero todos tenan una cosa en comneran hurfanos.
Desde las dependencias de l
familia en el primer piso se oan suvoces y sus pisadas cuando hablabaantes de irse a la cama o cuandcorreteaban por las maanas soltand
chillidos al resbalar con sus piedescalzos en los fros suelos de mrmolSin embargo, aunque Simone y Adl
compartan su hogar con ellos, se senta
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separadas de los dems nios de umodo que no llegaran a entender hastque fueran mayores.
Monsieur y madame Durand, lopadres de las nias, haban fundado eorfanato despus de contrae
matrimonio, y lo dirigieron hasta el fide sus das con normas de admisin muestrictas. A su muerte, las hermana
omaron las riendas y se consagraropor entero al cuidado de los nios questaban solos en el mundo, pero hicieroalgunos cambios importantes en esa
normas.Cualquier nio que no tenga
nadie ser bienvenido declararon
Para nosotras no significan nada e
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color, la raza o el credo.Simone y Adle estaban muy unidas
Todos los das recorran juntas lo
ardines para inspeccionar los arriatede flores y dar instrucciones aardinero. Aparte de su aspecto fsico
o que verdaderamente las distingua erque Adle no pareca capaz de parar dhablar desde que despertaba por la
maanas hasta el instante en que squedaba dormida por las noches. Shermana Simone, en cambio, era mucallada, y cuando hablaba utilizab
frases breves, como si con cada alientconsumiera una energa que no podpermitirse desperdiciar.
Pierrot conoci a las hermana
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Durand casi un mes despus de lmuerte de su madre, cuando subi a uren en la Gare dAusterlitz, vestido co
su mejor ropa y con una bufanda nuevque madame Bronstein le habcomprado en las galeras Lafayette l
arde anterior, como regalo ddespedida. Ella, Anshel y DArtagnao haban acompaado a la estacin par
despedirse de l, y con cada paso qudaba, Pierrot notaba que el corazn se lencoga ms y ms en el pecho. Se sentasustado y solo, lleno de dolor por l
ausencia de su madre, y deseaba que l su perro hubieran podido quedarse ecasa de su mejor amigo. De hecho
durante las semanas que siguieron a
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funeral, haba vivido con Anshel observado cmo madre e hijo salauntos hacia el templo cada sabbat. E
una de aquellas ocasiones, incluso llega preguntar si poda ir con ellos, permadame Bronstein le dijo que no era un
buena idea y que mejor se llevara aArtagnan a dar un paseo por e
Champ-de-Mars. Fueron pasando lo
das, y una tarde, la madre de Anshevolvi a casa con una de sus amigas. Ahurtadillas, Pierrot oy decir a lnvitada que una prima suya hab
adoptado a un nio gentil y que epequeo se haba convertido enseguiden uno ms de la familia.
El problema no es que sea u
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gentil, Ruth contest madamBronstein. El problema es qusencillamente no me alcanza par
mantenerlo. No tengo mucho dinero, lverdad. Levi no me dej gran cosa. Ayaparento cuanto puedo, o lo intento, per
a vida no es fcil para una viuda. Y lque tengo lo necesito para Anshel.
Una debe ocuparse primero de lo
suyos, por supuesto coment la otr. Pero no hay nadie que pudiera?Lo he intentado. He hablado co
odo el mundo que se me ha ocurrido
creme. Supongo que t no podrasNo, lo siento. Corren tiempo
duros, como t misma has dicho
Adems, la vida no est volvindos
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precisamente ms fcil para los judoen Pars, no? Es posible que al chico lvaya mejor con una familia m
parecida a la suya.Supongo que tienes razn
Perdona, no debera habrtel
preguntado.Claro que s. Ests haciendo l
que crees mejor para el chico. T ere
as. Nosotras somos as. Pero cuando nse puede, no se puede. Bueno, y cundvas a decrselo?
Esta noche, me parece. No va
ser fcil.Pierrot volvi a la habitacin d
Anshel dndole vueltas a aquell
conversacin. Busc la palabra gentil
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en el diccionario y se pregunt quendra que ver con l. Permaneci
mucho rato ah sentado, pasndose d
una mano a otra elyarmulkede Ansheque haba encontrado colgado en erespaldo de una silla. Ms tarde, cuand
madame Bronstein entr para hablar col, lo llevaba puesto en la cabeza.
Qutate eso espet ella
alargando una mano para arrancrselo volver a dejarlo donde estaba. Era lprimera vez que le hablaba con tantdureza. Con estas cosas no se juega
Es un objeto sagrado.Pierrot no dijo nada, pero sinti un
mezcla de vergenza y disgusto. No l
estaba permitido ir al templo, tampoc
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e estaba permitido ponerse el gorrito dsu mejor amigo: quedaba bastante clarque all no era bienvenido. Y cuand
madame Bronstein le cont adnde iba enviarlo, qued claro del todo.
Lo siento muchsimo, Pierrot
dijo la mujer cuando hubo acabado dexplicrselo. Pero me han habladmuy bien de ese orfanato. Estoy segur
de que all sers feliz. Y a lo mejor tadopta pronto una familia maravillosa.Pero qu pasa con DArtagnan
quiso saber l bajando la vista haci
el perrito, que dormitaba en el suelo.Nosotros podemos cuidar de l
respondi madame Bronstein. L
gustan los huesos, verdad?
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Le chiflan los huesos.Bueno, pues los tenemos gratis
gracias a monsieur Abrahams. Me h
dicho que me regalar unos cuantos cadda, porque l y su mujer le tenamucho cario a tu madre.
Pierrot no dijo nada. Estaba segurde que, de haber sido distintas las cosassu madre habra acogido a Anshel. Pes
a lo que haba dicho la seorBronstein, aquello deba de tener algque ver con el hecho de que l fuera ugentil. De momento, sencillamente l
asustaba la idea de quedarse solo en emundo y lo entristeca que Anshel y
Artagnan fueran a tenerse el uno a
otro mientras que l no tendra a nadie.
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Espero no olvidarme de cmo shace esto dijo por seas Pierroaquella maana en la estacin, cuand
esperaba con su amigo en el gravestbulo mientras madame Bronstein lcompraba un billete slo de ida.
Acabas de decir que esperas nconvertirte en un guila respondiAnshel riendo, y le ense a su amig
qu signos debera haber hecho.Has visto? contest Pierrotdeseando ser capaz de arrojar todos losignos al aire para que cayeran en su
dedos en el orden preciso. Ya se mest olvidando.
No, no es verdad. Es slo que a
ests aprendiendo.
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Pues a ti se te da mucho mejoque a m.
Anshel sonri.
Ms me vale.Pierrot se dio la vuelta cuando oy
salir el vapor por la vlvula de escap
de la caldera del tren y el fuerte pitiddel silbato del revisor. Aquellmperiosa llamada a despejar el and
e form un nudo de ansiedad en eestmago. Una parte de l, por supuestosenta cierta emocin ante esa etapa deviaje, pues jams haba subido a un tren
pero deseaba que aquel trayecto nuncacabara porque tema lo que pudierestar esperndolo a su llegada.
Tenemos que escribirnos, Anshe
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indic. No debemos perder econtacto.
Todas las semanas.
Pierrot hizo el signo del zorroAnshel hizo el del perro, y ambomantuvieron las manos en el aire com
smbolo de su amistad eterna. Tenaganas de abrazarse, pero haba tantgente a su alrededor que les dio un poc
de vergenza, de modo que sdespidieron con un apretn de manos.Adis, Pierrot dijo madam
Bronstein, inclinndose para darle u
beso.El ruido del tren era ahora tan fuert
el bullicio de la multitud ta
abrumador que casi result imposibl
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orla.Es porque no soy judo, verdad
contest Pierrot mirndola a los ojo
. No le gustan los gentiles y no quierener uno viviendo en su casa.
Cmo? pregunt ell
ncorporndose, al parecer musorprendida. Pierrot, de dnde hasacado esa idea? Es lo ltimo que s
me ha pasado por la cabeza! Ademseres un nio listo, seguro que ves cmest cambiando la actitud hacia loudos Cmo nos insultan, cunt
resentimiento parece sentir la genthacia nosotros.
Pero si yo fuera judo, encontrar
a manera de tenerme con usted, s qu
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o hara.Te equivocas, Pierrot. Lo nic
que he tenido en cuenta es tu segurida
Pasajeros al tren! grit a plen
pulmn el revisor. ltima llamada
Pasajeros al tren!Adis, Anshel dijo Pierrot, y
dndole la espalda a madame Bronstein
subi al vagn.Pierrot! exclam la madre dAnshel. Espera, por favor! Deja que lo explique No lo has entendid
bien!Pero l no se dio la vuelta. Su etap
en Pars haba llegado a su fin, ahora l
saba. Cerr la puerta tras de s, inspir
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profundamente y emprendi el caminhacia su nueva vida.
Al cabo de una hora y media, el revisodio unas palmaditas en el hombro
Pierrot y seal los campanarios de lcatedral, que acababan de aparecer en lejana.
Bueno, chico dijo, y seal epedazo de papel que la seora Bronsteie haba prendido en la solapa y en e
que haba escrito su nombre, PIERROFISCHER, y su destino, ORLEANS, egrandes letras negras, sta es tparada.
Pierrot trag saliva, sac su peque
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maleta de debajo el asiento y se dirigihacia la puerta justo cuando el treentraba en la estacin. Cuando baj a
andn, esper a que el vapor de locomotora se disipara para comproba
si haba alguien esperndolo. Por u
nstante sinti pnico al preguntarse quhara si no apareca nadie. Quicuidara de l? Al fin y al cabo, slo er
un nio de siete aos y no tena dinerpara comprar un billete de vuelta Pars. Qu comera? Dnde dormiraQu sera de l?
Justo en ese momento, not unpalmadita en el hombro, y cuando svolvi, un hombre con la cara colorad
e arranc la nota de la solapa y se l
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lev a los ojos antes de arrugarla irarla.
Te vienes conmigo dijo, y ech
a andar hacia un carro tirado por ucaballo mientras Pierrot lo observabaparalizado.
El hombre se volvi, lo mirfijamente y aadi:
Venga. Mi tiempo es valioso
aunque el tuyo no lo sea.Quin es usted? quiso sabePierrot.
Se negaba a seguirlo, podran esta
reclutndolo como esclavo para alggranjero que necesitara una ayuda extrcon la cosecha. Una de las historias qu
Anshel haba escrito empezaba as, y l
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cosa acababa muy mal para todos lomplicados.
Que quin soy? dijo e
hombre, rindose ante la audacia decro. Soy el tipo que te va a moler palos como no espabiles.
Pierrot abri mucho los ojos. Nlevaba ms que un par de minutos e
Orleans y ya lo amenazaban con pegarle
eg con la cabeza y, con un gestdesafiante, se sent sobre su maleta.Lo siento. Se supone que no deb
r a ningn sitio con extraos.
No te preocupes, no seremoextraos mucho tiempo contest ehombre con una sonrisa que volvi s
rostro un tanto ms dulce.
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Tena unos cincuenta aos y spareca un poco a monsieur Abrahamsel del restaurante, excepto por el hech
de que llevaba das sin afeitarse y vestprendas viejas y desaliadas que ncasaban muy bien.
T eres Pierrot Fischer, no? Esdeca al menos en tu solapa. Lahermanas Durand me han mandado
buscarte. Me llamo Houper. A menudhago trabajitos para ellas. Y a vecevengo a recoger a los hurfanos a lestacin. A los que viajan solos, quier
decir.Ah dijo Pierrot, ponindose e
pie. Pensaba que vendran ella
mismas a buscarme.
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Y dejar la casa en manos dodos esos monstruitos? Qu va. Cuand
volvieran, estara en ruinas. E
hombre se acerc para coger la maletde Pierrot, y su tono cambi: Oye, nhay nada que temer. Es un buen sitio. Y
son muy amables, esas dos. Bueno, que parece, te vienes conmigo?
Pierrot mir a su alrededor. El tre
a se haba ido y, desde donde estabano se vea ms que campo en kilmetroa la redonda. Supo que no teneleccin.
Vale contest.Al cabo de menos de una hora
Pierrot se encontr sentado en u
despacho pulcro y ordenado, con do
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grandes ventanales que daban a un jardbien cuidado. Las hermanas Durand lmiraban de arriba abajo, como si fuer
algo que considerasen comprar en unferia.
Qu edad tienes? pregunt
Simone sujetando unas gafas parexaminarlo, que luego dej caer parque le colgaran del cuello.
Siete contest Pierrot.No puedes tener siete aos, eredemasiado bajito.
Siempre he sido bajito. Pero teng
previsto ser ms alto algn da.No me digas respondi Simon
no muy convencida.
Qu edad tan bonita, los siet
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aos intervino Adle dando unpalmada y sonriendo. Los niosiempre son muy felices a esa edad y s
sienten maravillados ante el mundo quos rodea.
Querida ma la interrumpi
Simone, posando una mano en el brazde su hermana. La madre del chicacaba de morir. Dudo que se sient
especialmente feliz.Ay, s, claro se apresur a deciAdle, que se puso seria de repenteAn debes de estar muy afectado. E
algo terrible perder as a un ser queridoTerrible. Mi hermana y yo lo sabemomuy bien. Slo quera decir que lo
chicos de tu edad sois un encanto, en m
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opinin. Hasta los trece o catorce no ovolvis desagradables. Aunque a ti no tpasar eso, estoy segura. Dira que t
sers uno de los buenos.Querida repiti Simone en vo
baja.
Ay, perdn contest AdleYa estoy parloteando otra vez, noBueno, dejadme decir una cosa. S
aclar la garganta como si estuviera punto de dirigirse a una fbrica enterde obreros rebeldes. Estamos mucontentas de tenerte aqu con nosotras
Pierrot. No me cabe la menor duda dque sers una baza fantstica que aadia esta pequea familia nuestra en e
orfanato, como nos gusta considerarla
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Y madre ma, qu guapetn eresadems! Tienes unos ojos azuleextraordinarios. Yo tuve un spaniel co
unos ojos iguales que los tuyos. No eque pretenda compararte con un perropor supuesto. Eso sera de lo m
grosero. Slo he querido decir que hahecho que me acordara de l, nada msSimone, no te recuerdan los ojos d
Pierrot a los de Casper?La hermana arque una ceja, mir anio durante unos instantes y neg con lcabeza.
No respondi.Ay, pero s, s que se parecen!
declar Adle, tan entusiasmada qu
Pierrot empez a preguntarse si pensab
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que su perro muerto haba vuelto a lvida reencarnado en l. Y ahora, lprimero es lo primero. Su expresi
se volvi seria. Las dos sentimomucho lo que le ha ocurrido a tu queridmadre. Tan joven, y un sostn ta
fantstico para la familia, por lo que mhan contado. Y despus de todo lo quuvo que sobrellevar Es una cruelda
errible que alguien con tanta vida podelante te sea arrebatado cuando ms lnecesitabas. Y yo dira que te quermuchsimo. No ests de acuerdo
Simone? No te parece que madamFischer tuvo que querer mucho Pierrot?
Simone alz la vista de un cuaderno
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en el que iba dejando constancia poescrito de detalles como la altura y eestado fsico de Pierrot.
Imagino que la mayora de lamadres quieren a sus hijos replic
o creo que merezca la pen
comentarlo.Y tu padre continu Adle
Tambin falleci hace unos aos, no e
as?S contest Pierrot.Y no tienes ms familia?No. Bueno, mi padre tena un
hermana, creo, pero ni siquiera lconozco. Nunca vino a visitarnos. Eprobable que ni sepa que existo o qu
mis padres han muerto. No tengo s
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direccin.Ay, qu lstima!Cunto tiempo tendr qu
quedarme aqu? quiso saber Pierrot.El montn de imgenes y dibujos qu
haba all expuestos haba llamado s
atencin. Se fij en una fotografa qudescansaba sobre el escritorio: uhombre y una mujer sentados en do
sillas muy separadas entre s con unexpresin tan seria que se pregunt sos habran captado tras una dur
discusin. Con slo mirarlos supo qu
eran los padres de las dos hermanas. Eel rincn opuesto del escritorio, otrfotografa mostraba a dos niitas qu
cogan de la mano a un nio un poco m
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pequeo de pie entre ambas. En la parehaba una tercera imagen, el retrato dun joven con un bigotito fino y u
uniforme del ejrcito francs. La foto shaba tomado de perfil, de modo quedesde donde colgaba, el joven parec
mirar por la ventana hacia los jardinescon una expresin bastante nostlgica eel rostro.
A muchos de nuestros hurfanoos colocamos en buenas familiacuando no han pasado ni un par dmeses de su llegada dijo Adle, qu
se sent en el sof e indic con un gesta Pierrot que se sentara a su lado. Hamuchsimos hombres y mujere
maravillosos que querran formar un
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familia y que no han tenido la suerte dpoder engendrar hijos propios; otrosimplemente desean acoger a u
hermano o hermana ms en su hogarporque son generosos y caritativos
unca debes subestimar la bondad de l
gente, Pierrot.Ni su crueldad musit Simon
desde detrs del escritorio.
Pierrot la mir sorprendido, perella no alz la vista.Hemos tenido unos cuantos nio
que slo pasaron con nosotros unos da
o unas semanas continu Adlegnorando el comentario de su herman
. Y algunos que estuvieron aqu u
poco ms, claro. Pero en una ocasi
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nos trajeron a un niito de tu edad por lmaana y a la hora del almuerzo yhaba vuelto a marcharse. Casi n
uvimos tiempo ni de conocerlo, tacuerdas, Simone?
No respondi sta.
Cmo se llamaba?No me acuerdo.Bueno, da igual concluy Adl
. Lo que importa es que no puedpredecirse cundo va uno a encontrauna familia. A ti podra pasarte algo asPierrot.
Ya falta poco para las cinco erci l. El da casi se ha acabado.
Slo me refera a que
Y a cuntos no los adopta
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nunca? interrumpi l.Mmm? Cmo dices?A cuntos no los adoptan nunca
repiti l. Cuntos viven aquhasta que son mayores?
Ah repuso Adle, y su sonris
se desvaneci un poco. Bueno, edifcil dar una cifra exacta, la verdad. Aveces pasa, por supuesto, pero dud
mucho que te ocurra a ti. Si cualquiefamilia estara encantada de tenertePero no nos preocupemos por eso dmomento. Sea como sea tu estancia aqu
corta o larga, trataremos de hacerla lms agradable posible. Ahora lmportante es que te instales, conozcas
us nuevos amigos y empieces a sentirt
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como en casa. Es posible que hayas odcosas malas sobre lo que pasa en loorfanatos, Pierrot, porque hay un mont
de gente horrorosa que anda contandbarbaridades por ah, y encima aquengls tan horrible, el seor Dickens
nos hizo tener muy mala fama con sunovelas, pero ten por seguro que enuestro establecimiento no ocurre nad
malo. Dirigimos un hogar donde todonuestros nios son felices, y si en algmomento te sientes asustado o solosimplemente tienes que venir en busc
de Simone o de m, y estaremoencantadas de ayudarte. A que sSimone?
Adle suele ser fcil de encontrar
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Fue la respuesta de su hermana mayorDnde dormir? pregunt
Pierrot. Tendr una habitacin par
m solo?Oh, no respondi Adle. N
siquiera Simone y yo tenemos cuarto
ndividuales. Esto no es el palacio dVersalles, sabes? No, aqu dormimoen habitaciones comunitarias, distinta
para nios y nias, por supuesto, as quno hace falta que te preocupes por esoEn cada una hay diez camas, aunque lque que te toca est bastante tranquila e
este momento: t sers el sptimo eocuparla. Puedes elegir la cama vacque quieras. Lo nico que te pedimos e
que cuando escojas una te quedes co
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ella. As, el da de la colada es todo mfcil. Te dars un bao todos lomircoles por la noche. Se detuvo
se inclin para olisquear el aireAunque lo mejor sera que te dieras unhoy mismo, para quitarte el polvo d
Pars y la suciedad del tren. Apestas upoco, querido. Nos levantamos a laseis y media, y luego vienen e
desayuno, las clases, el almuerzo, unacuantas clases ms, y entonces louegos, la cena y a la cama. Te va
encantar este sitio, Pierrot, esto
convencida de que as ser. Y haremocuanto podamos por encontrar unfamilia estupenda para ti. Eso es lo m
curioso de este trabajo nuestro, sabes
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os alegra mucho verte llegar, pero anos alegra ms verte marchar. A que sSimone?
S confirm sta.Adle se levant e invit a Pierrot
seguirla para ensearle el orfanato, per
al dirigirse hacia la puerta, el niadvirti algo que brillaba en el interiode una pequea vitrina y se acerc
echar un vistazo. Apoy la cara contra ecristal y observ con ojos entornados udisco de bronce con una figura en ecentro. El objeto estaba colgado de un
cinta de tela a rayas rojas y blancas, ysujeta al tejido, una plaquita tambin dbronce llevaba inscritas las palabra
ENGAG VOLONTAIRE. En la base d
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a vitrina haba una vela pequea y otrfotografa, ms reducida, del mismoven del bigotito fino, sonriente
despidindose con la mano desde un treque sala de una estacin. Reconoci eandn al instante, pues era el mismo a
que l haba bajado del tren de Parunas horas antes.
Qu es eso? pregunt
sealando la medalla. Y se quies?No es cosa tuya espet Simone
ponindose en pie. Cuando Pierrot s
dio la vuelta, se puso un poco nerviosal ver la expresin en su rostro. No loques ni preguntes sobre ello. Nunca
Adle, llvalo a su habitacin. Ahor
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mismo, por favor!
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Una carta de un amigoy otra de una extraa
Las cosas no acababan de ser tamaravillosas en el orfanato como hab
sugerido Adle Durand. Las camas eraduras, y las sbanas, finas. Cuando habcomida en abundancia sola ser mu
sosa, aunque s estaba buena cuando erescasa.Pierrot se esforzaba mucho en hace
amigos, aunque no resultaba fcil porqu
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os dems nios se conocan muy bien se mostraban recelosos a la hora dadmitir a recin llegados en sus grupos
Unos cuantos eran aficionados a lectura, pero no queran que Pierro
participara en sus conversacione
porque no haba ledo los mismos libroque ellos. Otros se haban pasado meseevantando un pueblo en miniatura co
madera que haban recogido en ubosque cercano, pero negaron con lcabeza cuando Pierrot se acercargumentando que, como no era capaz d
distinguir un bisel de un guillame, npodan dejar que destrozara algo en lque haban trabajado tan duro. El grup
de chicos que jugaban al ftbol cad
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arde en el jardn, y que se hacan llamacomo sus jugadores favoritos de lseleccin nacional francesa Courtois
Mattler, Delfour, s permitieron quPierrot se uniese a ellos una vez, comportero, pero, despus de que su equip
perdiera once a cero, dijeron que nmeda lo suficiente para rechazar loiros altos y que todas las dem
posiciones en los otros equipos estabaocupadas.Lo sentimos, Pierrot le dijo un
de ellos, aunque no parecan sentirlo e
absoluto.La nica persona que parec
aceptarlo era una nia un par de ao
mayor que l. Se llamaba Josette y hab
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do a parar al orfanato tres aos antescuando sus padres haban muerto en uaccidente de tren cerca de Toulouse. L
haban adoptado ya dos veces, pero eambas ocasiones la haban devueltcomo un paquete no deseado, arguyend
que la consideraban demasiadperjudicial para sus hogares.
La primera pareja era horroros
le cont a Pierrot una maana, cuandestaban sentados bajo un rbohundiendo los dedos de los pies en lhierba empapada de roco. Se negaro
a llamarme Josette. Dijeron que siemprhaban deseado tener una hija con enombre de Marie-Louise. La segund
slo quera una sirvienta gratis. M
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hacan fregar suelos y lavar platos da noche, como a Cenicienta. As que armodo el alboroto que pude, hasta que m
devolvieron al orfanato. Al menoSimone y Adle me caen bien aadi. Es posible que algn da permita qu
me adopten, pero an no. Aqu estocontenta.
El peor hurfano de todos era u
chico llamado Hugo, que llevaba alloda su vida. Tena once aos. Lconsideraban el ms importante, perambin el ms amenazador de todos lo
nios al cuidado de las hermanaDurand. Llevaba el pelo largo hasta lohombros y dorma en la mism
habitacin que Pierrot. A su llegada
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ste cometi el error de elegir la camibre que haba junto a la de Hugo
roncaba tan fuerte que a veces tena qu
enterrarse bajo las sbanas paramortiguar el ruido. Incluso lleg ponerse trocitos de peridico en la
orejas por las noches, por si eso layudaba. Simone y Adle nuncproponan a Hugo para la adopcin,
cuando llegaba alguna pareja a conocea los nios, l siempre se quedaba en edormitorio: nunca se lavaba la caranunca se pona una camisa limpia
nunca sonrea a los adultos, a diferencide lo que hacan los dems hurfanos.
Hugo pasaba la mayor parte de
iempo recorriendo los pasillos en busc
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de alguien a quien atormentar, y Pierrotan bajito y flacucho, se convirti
enseguida en el blanco ms fcil.
El acoso adoptaba formas distintasninguna de ellas especialmentmaginativa. Unas veces, Hugo esperab
a que Pierrot estuviera dormido parmeterle la mano izquierda en un cuencde agua caliente y provocar que e
pequeo hiciera algo que en generahaba dejado de hacer cuando tena treaos. Otras, agarraba el respaldo de lsilla de Pierrot cuando ste iba
sentarse en clase y lo obligaba quedarse de pie hasta que la maestra lregaaba. En ocasiones, le esconda l
oalla mientras se duchaba, de modo qu
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Pierrot tena que correr con la cara mucolorada de vuelta al dormitorio, dondos dems chicos se rean de l y l
sealaban. Y a veces recurra a mtodoms tradicionales y fiables: se limitaba esperarlo a la vuelta de una esquina y
cuando apareca, le saltaba encima empezaba a tirarle del pelo y a darlpuetazos en el estmago, hasta dejarl
con la ropa desgarrada y lleno dmoretones.Quin te est haciendo esto?
pregunt Adle una tarde, cuando l
encontr sentado a solas en la orilla deago examinndose un corte en el braz
. Si hay algo que no tolero, Pierrot, e
el acoso.
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No puedo decrselo contestPierrot, incapaz de levantar la mirada da orilla. No le gustaba la idea de ser u
chivato.Pero debes hacerlo insisti
Adle. Si no, no podr ayudarte. E
Laurent? Se ha metido antes en estclase de los.
No, no es Laurent respondi
Pierrot, negando con la cabeza.Sylvestre, entonces? Ese chicsiempre anda tramando algo.
No. Tampoco es Sylvestre.
Adle mir a lo lejos y exhal uprofundo suspiro.
Ha sido Hugo, verdad? dij
ras un largo silencio, y algo en su ton
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e revel que lo haba sabido desde eprincipio, pero que tena la esperanza dequivocarse.
Pierrot no contest. Se limit a dapataditas a unos guijarros con la punterdel zapato derecho y a observar cm
rodaban por la orilla y desaparecabajo la superficie del agua.
Puedo volver al dormitorio?
pregunt al fin.Adle asinti con un gesto, y cuandPierrot ech a andar por del jardn, stsupo que ella lo seguira con la mirad
hasta que desapareciera de su vista.
Al da siguiente, por la tarde, Pierrot
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Josette daban un paseo por la finca ebusca de una familia de ranas que habaencontrado unas semanas atrs. l ib
contndole que aquella maana habrecibido una carta de Anshel.
De qu hablis en vuestra
cartas? quiso saber Josette, bastantntrigada ante la idea, pues ella nunc
reciba correo.
Bueno, l cuida de mi perroArtagnan contest Pierrot, asque me lo cuenta todo sobre l. Yambin me explica qu pasa en e
barrio donde crec. Por lo visto, hubunos disturbios all cerca, aunque eso sme alegro de habrmelo perdido.
Josette se haba enterado de eso
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disturbios una semana antes, por uartculo en el que se declaraba que todoos judos deberan ser guillotinados. L
cierto era que cada vez ms peridicopublicaban artculos en los que scondenaba a los judos y se expresaba e
deseo de que se fueran, y ella los leodos con mucha atencin.
Tambin me enva sus historias
continu Pierrot, porque quiere serPero antes de que pudiera acabar lfrase, Hugo y sus dos compinchesGrard y Marc, surgieron armados co
palos de detrs de unos rboles.Vaya, mirad a quines tenemo
aqu dijo Hugo sonriendo de oreja
oreja, y pasndose el dorso de la man
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por debajo de la nariz para quitarse algarguirucho y asqueroso. Nada meno
que a la feliz pareja, monsieur y madam
Fischer.Vete por ah, Hugo contest
Josette.
La nia intent pasar de largo, perl se lo impidi plantndose delante dun salto y negando con la cabeza, a
iempo que sostena los dos paloformando una x ante s.stas son mis tierras declar
Quien entre en ellas debe pagar un
multa.Josette resopl, como si no pudier
creer que los chicos llegaran a ser ta
pesados, y se cruz de brazos par
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mirarlo a los ojos, negndose a cedeerreno. Pierrot se qued rezagado
arrepintindose de haberse aventurad
hasta all.Vale, muy bien dijo Josette
De cunto es la multa?
Cinco francos contest Hugo.Pues te los debo.Entonces tendr que cobrart
ntereses. Un franco ms por cada dque pase sin que pagues.Me parece bien terci Josett
. Cuando llegue a un milln, hzmel
saber y me pondr en contacto con mbanco para que transfiera el dinero a tcuenta.
Te crees muy lista, verdad?
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dijo Hugo poniendo los ojos en blanco.Ms lista que t, seguro.No me digas.
S que lo es intervino Pierrot.Tena la sensacin de que deb
decir algo, o quedara como un cobarde
Hugo se volvi hacia l con unsonrisita.
Conque defendiendo a tu novia
no es eso, Fischer? Ests loco por ellaa que s?Se puso a soltar besos al aire
uego se dio la vuelta, abraz su propi
cuerpo y empez a subir y bajar lamanos por los costados, acaricindose.
Tienes idea de lo ridculo qu
pareces? solt Josette.
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Pierrot no pudo evitar rerse, aunqusaba que no era buena idea provocar Hugo, cuya cara estaba an ms roja qu
de costumbre cuando se volvi.No te hagas la listilla conmigo.Hugo alarg la mano y hundi l
punta de uno de sus palos en el hombrde Josette.
No olvides quin est al mando e
este sitio.Ja! exclam la nia. Acascrees que aqu mandas t? Como salguien fuera a permitir que un suci
udo estuviera al mando de nada.Hugo puso cara larga. Frunci e
ceo, confuso y decepcionado a u
iempo.
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Por qu dices eso? pregunt. Slo estaba jugando.
T nunca juegas, Hugo contest
ella, apartando el palo con un adem. Pero no puedes evitarlo, verdadEres as por naturaleza. Qu otra cos
puede esperarse de un cerdo aparte dsoltar gruidos?
Pierrot estaba sorprendido. As qu
Hugo tambin era judo Quiso rersde lo que haba dicho Josette, perrecord algunas de las cosas que lonios de su clase le haban dicho
Anshel, y lo mucho que disgustaban a samigo.
Sabes por qu Hugo lleva el pel
an largo, no, Pierrot? sigui
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diciendo Josette, volvindose hacia . Porque debajo tiene cuernos, y si so corta, todos se los veremos.
Basta orden Hugo, aunque sono no fue tan audaz esta vez.
Apuesto a que, si le bajas lo
pantalones, tambin tendr cola.Basta! repiti Hugo, ms alto.Pierrot, t duermes en la mism
habitacin que l. No le has visto lcola cuando se cambia para irse a lcama?
S, la tiene larga y con escamas
contest Pierrot, sintindose valientahora que Josette llevaba las riendas da conversacin. Como la de u
dragn.
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No deberas compartir habitacicon l continu ella. Ms vale nmezclarse con esa clase de gente. En e
orfanato hay unos cuantos. Deberaponerlos en un dormitorio aparte. Oecharlos.
Cllate de una vez! bramHugo, arremetiendo contra Josette.
La nia se apart de un salto, a
mismo tiempo que Pierrot daba un pasadelante para quedar entre ambos. Epuo que blanda Hugo lo alcanz dleno en la nariz. Se oy u
desagradable crujido, y Pierrot cay asuelo. La sangre empez a manar hastsu labio superior. Josette grit, Pierro
solt un Ay! y Hugo se qued
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boquiabierto. Un instante despus sntern en el bosque y desapareci, co
Grard y Marc corriendo tras l.
Pierrot notaba una sensacin murara en la cara. No era del toddesagradable, como si estuviera a punt
de soltar un estornudo monumental. Perempezaba a sentir un dolor palpitantdetrs de los ojos y tena la boca mu
seca. Alz la vista hacia Josette, que shaba llevado las manos a las mejillade pura impresin.
Estoy bien dijo ponindose e
pie, aunque not las piernas muy dbile. Slo es un araazo.
No, no lo es respondi Josett
. Tenemos que ir ahora mismo con la
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hermanas.Estoy bien insisti Pierro
levndose una mano a la cara par
asegurarse de que todo siguiera donddeba.
Sin embargo, cuando volvi a baja
a mano, vio que tena los dedos llenode sangre. Los mir fijamente, con loojos muy abiertos, y record el moment
en que su madre haba apartado epauelo de su boca, en aquella cena dcumpleaos. Tambin estaba manchadde sangre.
Ay, esto no es nada bueno dijo.Y el bosque entero empez a da
vueltas, not las piernas an ms dbile
cay redondo al suelo, desmayado.
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Cuando recuper el conocimiento, l
sorprendi encontrarse tendido en esof del despacho de las hermanaDurand. De pie junto al lavamanos
Simone enjuagaba bajo el grifo unoallita, que luego escurri. Al darse lvuelta, se detuvo tan slo para enderezauna fotografa en la pared y luego sdirigi hasta Pierrot y le puso la toallsobre el puente de la nariz.
Conque ya ests despierto
Qu ha pasado? pregunt lncorporndose sobre los codos.
Le dola la cabeza, an tena la boc
seca y notaba una desagradabl
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quemazn sobre la nariz, justo dondHugo le haba dado el puetazo.
No est rota contest Simone
sentndose a su lado. Al principio mha parecido que lo estaba, pero noAunque es posible que te duela durant
unos das y que el ojo se te pongmorado cuando baje la hinchazn. Seres aprensivo, ms vale que pases u
iempo sin mirarte al espejo.Pierrot trag saliva y pidi un vasde agua. Era la primera vez, en lomeses transcurridos desde su llegada a
orfanato, que Simone Durand le dirigantas palabras seguidas. Normalmente
apenas deca nada.
Hablar con Hugo dij
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entonces. Para que te pida perdn. Yme asegurar de que nunca vuelva pasarte nada parecido.
No ha sido Hugo contestPierrot con un tono muy pocconvincente. Pese al dolor, segua si
gustarle la idea de meter a otro en los.S, ha sido l terci Simone
Lo s porque, para empezar, Josette m
o ha contado, aunque de todas formas lhabra sospechado.Por qu no le caigo bien?
pregunt el nio en voz baja y alzando l
mirada hacia ella.No es culpa tuya respondi l
mayor de las Durand, sino nuestra. D
Adle y ma. Cometimos errores con
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Muchos errores.Pero lo cuidan dijo Pierrot
Cuidan de todos nosotros. Y no somo
miembros de su familia. Hugo debersentirse agradecido.
Simone tamborile con los dedos e
el costado de la silla, como si sopesara importancia de revelar un secreto.
De hecho, l s es miembro d
nuestra familia. Es nuestro sobrino.La sorpresa hizo que Pierrot abriermucho los ojos.
Ah. No lo saba. Pensaba que er
un hurfano, como el resto de nosotros.Su padre muri hace cinco ao
explic ella. Y su madre Neg
con la cabeza y se enjug una lgrima
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Bueno, mis padres la trataron bastantmal. Tenan ciertas ideas absurdas anticuadas sobre la gente. Al fina
consiguieron que se fuera. Pero el padrde Hugo era nuestro hermano, Jacques.
Pierrot mir hacia la fotografa d
as dos nias con el pequeo entre ellascogindoles la mano, y luego el retratdel joven del bigotito y con uniforme de
ejrcito francs.Qu le pas? quiso saber.Muri en la crcel. Estaba all
desde unos meses antes de que Hug
naciera. Ni siquiera lleg a conocerlo.Pierrot le dio vueltas a aquello
unca haba conocido a nadie qu
hubiera estado en la crcel. Recordab
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haber ledo sobre Felipe, el hermano derey Luis XIV, en El hombre de lmscara de hierro, a quien haba
encarcelado con falsos pretextos en LBastilla. Slo pensar en un destinsemejante le haba producido pesadillas
Por qu estaba en la crcel? pregunt.
Nuestro hermano, al igual que t
padre, luch en la Gran Guerra explic Simone. Y aunque algunohombres fueron capaces de retomar suvidas tras acabar la contienda, otros, l
gran mayora, segn tengo entendido, npudieron hacer frente a los recuerdos do que haban visto y lo que haba
hecho. Por supuesto, hubo una serie d
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mdicos que hicieron cuanto pudieropor conseguir que el mundo entendieros traumas producidos por lo que pas
hace veinte aos. No hay ms que pensaen el trabajo del doctor Jules Persoinneaqu, en Francia, o del doctor Alfi
Summerfield en Inglaterra, que hadedicado sus vidas a ilustrar a lopinin pblica sealando lo
padecimientos de la generacin anteriornsistiendo en que tenemos lresponsabilidad de ayudarlos.
A mi padre le pasaba eso
admiti Pierrot. Madre siempre decque, aunque no hubiera muerto en lGran Guerra, la guerra lo haba matado.
S contest Simone, asintiend
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con la cabeza. Entiendo lo que querdecir. A Jacques le ocurra lo mismoEra un muchacho maravilloso, tan llen
de vida y tan divertido Lpersonificacin de la bondad. Aunqudespus, cuando volvi a casa Bueno
era muy distinto. Hizo algunas cosaerribles. Pero haba servido a su pa
con honor. Se levant, fue hasta l
vitrina, abri el pequeo pasador en lparte delantera y sac la medalla en lque se haba fijado Pierrot el da de slegada. Se la tendi: Te gustar
verla bien?El nio asinti, la cogi con cuidad
con ambas manos y acarici con lo
dedos la figura que llevaba grabada e
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el centro.Se la concedieron por su valent
dijo Simone, que la recuper y l
volvi a meter en la vitrina. Es cuantnos queda ahora de l. Durante ldcada que sigui, entr y sali de l
crcel muchas veces. Adle y yo lvisitbamos a menudo, aunqudetestbamos hacerlo. Verlo all, e
condiciones tan terribles, tan maltratadpor un pas por el que haba sacrificadsu cordura Fue una tragedia, y no ealgo que nos sucediera slo a nosotras
sino a muchsimas familias. La tuyncluida, Pierrot, no es as?
l asinti con un gesto, pero no dij
nada.
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Jacques muri en prisin, y desdentonces hemos cuidado de Hugo. Hacunos aos, le contamos cmo se haba
portado nuestros padres con su madre ambin cmo haba tratado nuestro pa
a su padre. Quiz era demasiad
pequeo, quiz deberamos habeesperado a que fuera ms maduro. Lrabia bulle en su interior y por desgraci
se manifiesta en la forma en que trata os dems hurfanos. Pero no debes sedemasiado duro con l, Pierrot. Tal vese meta contigo ms que con nadi
porque es contigo con quien ms tiene ecomn.
Pierrot consider lo que le dec
Simone, y trat de sentir compasin po
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Hugo, pero no le fue fcil. Al fin y acabo, los padres de ambos habapasado por experiencias similares
como haba sealado la mayor de laDurand, pero l no iba por ahamargndoles la vida a los dems.
Al menos tuvo un final contestunos instantes despus. La guerraquiero decir. Y no habr otra, verdad?
Espero que no respondiSimone.Justo entonces, la puerta de
despacho se abri y entr Adl
blandiendo una carta en la mano.As que estabais aqu!
exclam, mirndolos a los dos. O
estaba buscando. Se inclin par
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examinar las magulladuras en la cara dPierrot, y aadi: Qu demonios tha pasado?
Me he metido en una pelea contest l.
Has ganado?
No.Ah. Qu mala suerte. Pero cre
que esto va a animarte. Han llegad
buenas noticias para ti. Vas a dejarnomuy pronto.Sorprendido, Pierrot mir primero
una hermana, luego a la otra.
Hay una familia que quieradoptarme?
Pero no cualquier familia
respondi Adle, sino la tuya. T
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propia familia, quiero decir.Adle, quieres hacer el favor d
explicarnos qu est pasando? pidi
Simone, que tendi una mano para cogeel sobre que blanda su hermana recorrerlo con la mirada. Austria
aadi con sorpresa cuando se fij eel matasellos.
Es de tu ta Beatrix dijo Adl
mirando a Pierrot.Pero si ni siquiera la conozco!Bueno, pues ella parece saberl
odo sobre ti. Puedes leerla. Hace poc
se enter de lo que le ocurri a tmadre. Quiere que vayas a vivir coella.
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Tres trayectos en tren
Antes de despedirlo en Orleans, Adle tendi a Pierrot una bolsa de pape
con sndwiches y le dijo que se lo
comiera slo cuando tuviera muchhambre, pues tenan que alcanzarle parodo el viaje, que durara ms de die
horas.A ver, te he prendido los nombre
de las tres paradas en la solapa aadi mientras se aseguraba con much
aspaviento de que cada pedacit
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estuviese bien sujeto al abrigo del cr. Cada vez que llegues a una estacicuyo nombre coincida con uno de esto
res, asegrate de bajar y subirte al tresiguiente.
Toma dijo Simone, antes d
hurgar en su bolso para tenderle uregalo pulcramente envuelto en papemarrn. Nos ha parecido que esto t
ayudara a matar el tiempo. Te recordaros meses que has pasado con nosotras.Pierrot las bes a ambas en l
mejilla, les dio las gracias por todo l
que haban hecho por l y subi al trenSe decidi por un compartimiento en eque ya iban sentados una mujer y u
nio. Cuando tom asiento, la seora l
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mir con irritacin, como si ella y enio hubiesen tenido la esperanza ddisponer de aquel compartimiento enter
para ellos solos, pero no dijo nada volvi a su peridico mientras el crcoga una bolsa de caramelos de
asiento de al lado y se los meta en ebolsillo. Pierrot se sent junto a lventana cuando el tren sala ya de l
estacin, y salud con la mano a SimonAdle antes de bajar la vista hacia lprimera nota prendida en su solapa. Ley despacio para s: Mannheim.
La noche anterior se habdespedido de sus amigos, y Josettpareci la nica que lamentaba s
marcha.
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Seguro que no has encontraduna familia que te adopte? pregunt. No estars intentando que los dem
nos sintamos mejor, no?No contest Pierrot. Pued
ensearte la carta de mi ta, si quieres.
Vale, y cmo te sigui la pista?Por lo visto, la madre de Anshe
andaba poniendo orden en las cosas d
mi madre y encontr la direccin de la Beatrix. Le escribi para contarle locurrido y darle los datos del orfanato.
Y ahora quiere que vayas a vivi
con ella?S respondi Pierrot.Josette neg con la cabeza.
Est casada?
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No lo creo.Y qu hace? Cmo se gana l
vida?
Es ama de llaves.Ama de llaves? repiti Josette
asombrada.
S. Qu tiene de malo?No tiene nada de malo per s
Pierrot respondi ella, que hab
edo esa ltima expresin en un libro decidi usarla en cuanto tuvieroportunidad. Es un poco burgusdesde luego, pero qu se le va a hacer
Y qu hay de la familia para la qurabaja? Qu clase de personas son?
No es una familia explic
Pierrot. Es un solo hombre. Y dij
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que por l no haba problema, siempre cuando no ande haciendo ruido. Segmi ta, no va por all muy a menudo.
Bueno dijo Josette fingiendndiferencia, aunque deseab
secretamente poder irse con l
supongo que siempre puedes volver, sa cosa no funciona.
Ahora, mientras vea pasar a tod
velocidad el paisaje, Pierrot pens eesa conversacin y se sinti un pocncmodo. Desde luego, pareca extra
que su ta no se hubiera puesto e
contacto con ellos en todos esos aos al fin y al cabo, durante ese tiempo shaba perdido siete cumpleaos
avidades pero, claro, era posibl
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que no se llevara bien con su madre, eespecial despus de todo lo que habocurrido entre el padre de Pierrot y s
hermana. Sin embargo, por el momentrat de no pensar mucho en ello y cerros ojos para echar una cabezadita. Sl
os abri cuando un hombre mayor entren el compartimiento para ocupar ecuarto y ltimo asiento. Pierrot s
ncorpor en el suyo, se desperez bostez, y observ al recin llegadoVesta un largo abrigo negro, pantaloneambin negros y camisa blanca,
levaba largos tirabuzones oscuros ambos lados de la cabeza. Era obvique tena alguna dificultad para andar
adems, pues utilizaba un bastn.
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Ay, esto s que es demasiado solt la seora de enfrente, cerrando eperidico y negando con la cabeza
Hablaba en alemn, y algo se reajust ea mente de Pierrot para recordar lengua que haba hablado siempre con s
padre. De verdad no puede encontraotro compartimiento en el que sentarse?
El hombre hizo un gesto de negacin
El tren va lleno, seora contest educadamente. Y aqu hay uasiento vaco.
Pues no, lo siento espet ell
, esto no puede ser.Dicho lo cual, se levant, sali de
compartimiento y se alej con pas
firme pasillo abajo mientras Pierro
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miraba alrededor, sorprendido preguntndose cmo poda poner pegaa que alguien se sentara con ello
cuando haba un sitio disponible. Ehombre mir a travs de la ventanillunos instantes y exhal un profund
suspiro, pero no dej su maleta en eportaequipajes que haba sobre ellopese a que ocupaba un montn d
espacio.Quiere que lo ayude con eso? se ofreci Pierrot. Puedo subirla yosi quiere.
El hombre sonri y neg con lcabeza.
Creo que perderas el tiempo
respondi. Pero es muy amable por t
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parte.La mujer volvi entonces con e
revisor, quien mir hacia el interior de
compartimiento y seal al anciano.Venga, t. Fuera de aqu. Puede
r de pie en el pasillo.
Pero este asiento est libre dijPierrot, suponiendo que el revisopensaba que l viajaba con su madre
su padre y que el viejo haba ocupado ssitio. Yo voy solo.Fuera. Ahora mismo insisti e
revisor, ignorndolo. Levntate, viejo
o vas a meterte en problemas.El hombre no dijo nada y se puso e
pie, plant el bastn en el suelo mientra
alzaba con cautela la maleta y, con gra
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dignidad, se dirigi hacia la puerta sali.
Lo siento, seora dijo e
revisor volvindose hacia la mujecuando el anciano se hubo ido.
Tendran que andarse con ms oj
con ellos espet ella. Mi hijo viajconmigo. No debera verse expuesto esa clase de gente.
Lo siento repiti el revisor.La seora solt un bufido dndignacin, como si el mundo enter
conspirase para frustrar sus planes.
Pierrot tuvo ganas de preguntarle poqu haba echado a aquel anciano decompartimiento, pero la presencia de l
mujer lo atemorizaba y pens que s
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Pierrot se levant de un saltorecogi sus cosas y baj al andn.
Plantado en el centro del vestbulo de lestacin, Pierrot se senta muy inquieto
solo. Adondequiera que mirase, vehombres y mujeres que iban con prisade aqu para all y lo pasaban de largo
desesperados por llegar adonde fuerque se dirigieran. Y soldados. Montonede soldados.
Lo primero que advirti, si
embargo, fue que el idioma habcambiado. Estaban al otro lado de lfrontera y la gente hablaba ahora e
alemn y no en francs. Escuchaba co
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atencin, tratando de entender lo que sdecan unos a otros, y se alegraba de qusu padre hubiera insistido en qu
aprendiera esa lengua desde pequeoSe arranc la etiqueta de Mannheimde la solapa, la tir a la papelera m
cercana y baj la vista para leer qupona en la siguiente: Mnich.
Un enorme reloj penda sobre e
abln de llegadas y salidas; ech correr hacia l, choc con alguien qucaminaba en direccin contraria y cayal suelo boca arriba. Cuando levant l
mirada, vio que se trataba de un hombrque llevaba un uniforme gris piedra, ucinturn ancho y negro, botas altas hast
a rodilla, tambin negras, y una ense
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en la manga izquierda con la figura de uguila con las alas extendidas, sobre uncruz parecida a una hlice.
Perdn dijo sin aliento mirndolo con una mezcla de miedo respeto.
El hombre baj la vista hacia l y, eugar de ayudarlo a levantarse, esboz
una mueca de desprecio y alz
evemente la puntera de una bota parpisarle los dedos.Me hace dao! exclam
Pierrot cuando el hombre presion m
sinti que los dedos empezaban palpitarle.
Nunca haba visto a nadie qu
disfrutara tanto causando dolor, y aunqu
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a gente que pasaba vea lo que estabocurriendo, nadie se detuvo a ayudarlo.
Ah, ests aqu, Ralf dij
entonces una mujer que se acercaba coun niito en brazos, seguida por una nide unos cinco aos. Lo siento, per
Bruno quera ver los trenes de vapor casi nos olvidamos de ti. Vaya, qupasa aqu?
El hombre sonri, levant la bota endi una mano para ayudar a Pierrot evantarse.
Un cro que corra sin mirar po
dnde iba respondi, encogindose dhombros. Casi me hace caer.
Qu ropa tan vieja lleva dij
a nia, que miraba de arriba abajo
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Pierrot con cara de desagrado.Gretel, qu te he dicho sobr
hacer comentarios de esa clase! l
rega su madre con el ceo fruncido.Huele mal, ademsGretel!
Nos vamos ya? intervino ehombre, consultando su rel