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Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 1 -

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    Índice:

    DEDICATORIAA James Guillaume.

    EXPLICACIÓN PREVIA

    CAPÍTULO PRIMERO. José López Montenegro.

    CAPÍTULO SEGUNDO. El Congreso de Zaragoza (Pequeños dictámenes).

    CAPÍTULO TERCERO. El Congreso de Zaragoza (La Propiedad).

    CAPÍTULO CUARTO, El Congreso de Zaragoza (Incidente curioso.-La resisten-cia).

    CAPÍTULO QUINTO. Entre Valencia y Córdoba.

    CAPÍTULO SEXTO. La República Española a vista de pájaro.

    CAPÍTULO SÉPTIMO. IV Congreso español y VI Congreso internacional. CAPÍ-TULO OCTAVO. Renovación de la Alianza.- Reforma de la Federación.

    CAPÍTULO NOVENO. Puerilidades obreras y crueldades burguesas.

    CAPÍTULO DÉCIMO. Últimos congresos de La Internacional.

    CAPÍTULO DÉCIMO PRIMERO. Primera parte. Crisis de la Federación RegionalEspañola de La Internacional.

    CAPÍTULO DÉCIMO PRIMERO. Segunda parte. Crisis de la Federación Regio-nal Española de La Internacional.

    EPÍLOGO. Dos palabras como final.

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    Anselmo Lorenzo

    El proletariado militante(Memorias de un Internacionalista)

    Libro Segundo

    __________

    DEDICATORIA

    A James Guillaume

    Al viejo compañero, cronista de la Internacio-nal; al que dio norma salvadora de conducta alproletariado emancipador, proclamando noble-mente paz a los hombres, guerra a las institu-ciones, dedico la continuación de este trabajoen testimonio de respetuosa consideración yfraternal amistad.

    ANSELMO LORENZO

    EXPLICACIÓN PREVIA

    Han pasado muchos años desde que terminé el primer volumen deesta obra, que ha estado en peligro de no tener continuación.

    Hice aquel trabajo en condiciones harto difíciles: había vuelto a mihogar después del encierro y del destierro por el tristemente célebreproceso de Montjuich y trabajaba diez horas diarias como correctoren una imprenta de Barcelona, dedicando las veladas y días festivos ala composición de mi obra; por eso escribí en la conclusión: Doy porterminada esta primera parte de mi trabajo, dudando mucho, a pesar

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    de mi buena voluntad, de poder emprender la segunda a causa degraves dificultades propias de mi estado.

    Después se operó un cambio importante en mi método de vida: Fran-cisco Ferrer Guardia, el fundador de la Escuela Moderna de Barcelo-na, el mártir de la enseñanza racionalista, me asoció a su obra, en-cargándome la traducción de las obras francesas necesarias para labiblioteca. Abandoné la imprenta y emprendí la traducción de aque-lla colección de libros que comprende, desde las Aventuras de Nono,de Grave, empezada en 1900, hasta El hombre y la tierra, de Reclús,terminada en 1909, y que ha llegado a tener importancia histórica porsu significación y por la ola de malicia que en su contra suscitó lareacción y la hipocresía.

    Mis nuevos deberes absorbieron por completo mi tiempo y hube deguardar mis notas y documentos para ocasión oportuna. Guardadoslos tenía, hasta que un registro policíaco, operado en mi casa, antesde mi prisión arbitraria, cuando estalló la huelga general de Barcelo-na en 1902, causó la pérdida de muchos y preciosos documentos, lomismo que un manuscrito francés que estaba traduciendo a la sazón yque no pude recobrar cuando se me abrieron las puertas de la cárcel.

    Por desgracia, Ferrer cayó en poder de sus enemigos; la Escuela Mo-derna fue cerrada, confiscada su librería y él mismo fue sacrificado.Así quedé tristemente libre y dueño de mi tiempo, en calidad de des-ocupado, cuando la vejez y los achaques me tenían ya inválido parael trabajo de mi oficio. Pensé entonces en mi obra suspendida, y mepuse a trabajar en ella, hasta que por providencia del Tribunal Su-premo de la Guerra y Marina, se entregaron los bienes de Ferrer a suheredero, se abrió la librería y volví a mis funciones de traductor dela Escuela Moderna.

    No obstante, no habiendo abandonado nunca la idea de continuar miProletariado Militante, le dediqué el tiempo que pude, alternando,entre mis traducciones, la redacción de mis conferencias, publicadasen diversos folletos, y mi colaboración a la prensa obrera.

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    En él me propuse ejecutar cuanto dejé consignado en la introduccióndel primer volumen y ejecutarlo de la misma manera, animado porlas manifestaciones de aprobación públicas y privadas que he recibi-do.

    He escrito así este libro, y me he propuesto no hacer historia, sinorecoger datos para la historia, porque de este modo puedo garantizarla verdad y la autenticidad de todo, y porque así me ha sido más fácily de mi gusto, y he considerado que era del único modo que podíadejar hecho algo útil en lo que de utilidad pueda haber en mi trabajo.

    Sirva esta sinceridad de excusa por mi deficiencia literaria, ya que,aunque habiendo escrito mucho, nunca me tuve por escritor, comotampoco fui orador sino un modesto propagandista de la emancipa-ción proletaria que, según las ocasiones, se servía para su objeto de lapalabra escrita o hablada.

    Anselmo Lorenzo

    CAPÍTULO PRIMERO

    JOSÉ LÓPEZ MONTENEGRO

    Al reanudar mis tareas escribo en primer término el nombre del quefue compañero de los que sufren y mi buen amigo particular.

    A la fecha del segundo Congreso regional español de La Internacio-nal residía en Zaragoza, y como en la celebración de aquel acto, aun-que no fue delegado, lo mismo que en el desarrollo de las ideas en lalocalidad y en toda la esfera de acción de la propaganda españolatuvo gran intervención, le dedico estas líneas que, por ínfimas queresulten, en mi propósito valen por una corona dedicada al luchadorconstante, al que, siguiendo el imperativo de la conciencia, se digni-ficó colocándose al lado de los humillados rebeldes y abandonandolas dulzuras del privilegio, que le brindaba vida fácil y alegre, lastrocó por las amarguras de la lucha por la idea, no en un sacrificio

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    único y decisivo, sino despreciando incesantemente las sugestionesde la buena vida, a que tenía siempre libre acceso por el regreso a suantigua profesión, ante las estrecheces de la miseria.

    Militar caballeresco, romántico; arrastraba el sable con aquel desen-fado del que lleva la vida según el impulso recibido, pareciéndoleque todo en el mundo había de subordinarse a proporcionarle alegría,honores y riqueza, no importándole que otros sufrieran por causasque ignoraba, ni reparando siquiera en que él mismo pudiera arrancarlágrimas a algún desgraciado, y así hubiera seguido si el amor nohubiera representado para él su camino de Damasco.

    No es este lugar a propósito para una biografía, ni tampoco puedohacerla; me basta consignar que regenerado por el amor, descendien-do desde su posición privilegiada y de porvenir brillante al nivel dela pobre mujer primeramente seducida y abandonada y después to-mada por compañera de su vida, ingresó en el proletariado militante,cambiando los términos de la lucha: de servidor de la burguesía, bur-gués galoneado él mismo y sacrificador de obreros rebeldes, se con-virtió en ardiente propagador de la igualdad social, sufriendo por ellopersecuciones y miseria. Su ardor guerrero y ciertos resabios políti-cos revolucionarios lleváronle al Cantón de Cartagena, de donde sa-lió ileso del fracaso por la célebre escapatoria de la Numancia, decla-rada pirata por el gobierno de la República, bajo el poder del presi-dente Nicolás Salmerón.

    Vuelto a España después de larga y penosa emigración, y reducido alos escasos recursos del maestro de escuela, en Sabadell y en Sallent,elaboró conciencias infantiles, ilustró supersticiosos y rutinarios jor-naleros y trabajó como lo hacen los leales e inflexibles enamoradosde la idea. Como rebelde e inadaptable al régimen tiránico de la so-ciedad actual, sufrió en la Carraca por no jurar acatamiento a la di-nastía amadeísta, y en Montjuich, por efecto de la persecución pro-movida en Barcelona con motivo del famoso proceso del CastilloMaldito.

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    Le conocí en Madrid, antes de que se declarara anarquista; le vi enZaragoza y después en París llevando la vida del emigrado pobre;asistí con él en Reus a una conmemoración de la Comuna de París,en una especie de ágape celebrada con los compañeros reusenses enel Maset, donde hizo declaraciones acerca de su vida verdaderamentesensacionales.

    Le vi por última vez en Barcelona, poco antes de su viaje a América,y por cierto en ocasión de haber de desengañarle acerca de la publi-cación de cierta obra en verso. Si es cierto que nadie es perfecto, élpecaba por los versos. Teniendo grandiosidad de pensamiento y sa-biendo expresarle en prosa clara, enérgica y sugestiva, a veces empe-queñecía todo eso en las estrechuras de la rima y del consonante, ydejaba de ser buen pensador para ser poeta malo, escribiendo versosramplones.

    Quizá presentía que no nos veríamos más: al despedirnos me es-trechó fuertemente contra su pecho y me dio un beso. Conmovidosambos, nuestra última mirada fue velada por lágrimas, y nuestraspalabras temblaban por efecto de intensa emoción.

    Volvió a Barcelona, donde la vejez, la enfermedad, las privaciones yla ingratitud pusieron punto final a una existencia dedicada al bien dela humanidad.

    Como buen recuerdo y útil enseñanza reproduzco el discurso quepronunció en Zaragoza en la inauguración del casino obrero La Fra-ternidad.

    Vagan los pueblos por las regiones de una metafísica incomprensi-ble, en tanto remiten la mayoría de sus dolencias al arte de la políti-ca.

    Mientras la humanidad estuvo en tutela, mientras los hombres nosupieron que lo eran, nadie podía salir de ese círculo de hierro lla-mado autoridad, gobierno, dirección; pero tan pronto como la leyindestructible del progreso reveló al mundo que todos debemos ser

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    iguales, la idea gobierno sólo quedó utilizable para los menores; laautoridad ha cambiado de forma, descendiendo a la familia, y ladirección sólo cabe, en lo que a la vida se refiere, al padre; y en loque en la inteligencia necesita, al maestro.

    El no gobierno, la anarquía, sinónimo del gobierno de cada uno porsí y para sí, es la ley de lo venidero, es el último y supremo adelantode la ciencia social.

    Ese adelanto trae consigo el cambio completo de la sociedad, no unatransacción o una reforma, sino una variación absoluta que, recono-ciendo en el hombre condiciones diferentes de las que antes se leatribuían, producirá el efecto de una creación al dar a los pueblosuna sola ley: la libertad, y una sola creencia: la de la justicia.

    La sociedad vieja y caduca se trocará en nueva y lozana; el hombrellegará al uso de su razón.

    Dos tendencias, dos sistemas, coexistieron en la sociedad antigua: elindividualismo y la centralización: como absolutos, absorbentes;como absorbentes, irreconciliables e inadaptables.

    La ciencia determina para lo futuro que aquellas fuerzas, en vez derepelerse, se auxilien; en lugar de disgregarse, converjan.

    ¿Cómo lo ha resuelto la ciencia? Magníficamente: en una sencillaexpresión: todos para uno y uno para todos; la sociedad toda, paraun individuo solo; el individuo, para la sociedad.

    El mundo de ayer obligaba a un solo hombre a sustentar un pesoenorme... el peso de la vida; el mundo de mañana se compromete aque todos los hombres ayuden a su hermano a levantar aquel peso,para que el favorecido a su vez arrime el hombro cuando todos lonecesiten.

    Y evidentes son los absurdos de ayer y la verdad de mañana, porquela centralización consistía en hacer masa al individuo dejándole

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    impotente para sí, y el individualismo conducía a dejar a cada uno,por falta de auxilio, impotente para sí y para los demás.

    ¿Quién podrá, quién se atreverá, pues, a negar la conveniencia delmañana? ...

    Nos falta demostrarlo en otra forma. Por medio de la significación,relación y deducción de las tres palabras que deben ser la única leyy el exclusivo gobierno de los hombres: libertad, igualdad, fraterni-dad.

    En efecto; no hay libertad donde no existen los iguales y los herma-nos. No hay igualdad donde no existen los hermanos y los libres. Nohay fraternidad donde faltan los libres y los iguales.

    Todos los decálogos del mundo, toda la moral consiste en este prin-cipio: no hay derechos sin deberes; no hay deberes sin derechos y laecuación, el producto de la trinidad santa, es justicia.

    Dadnos un igual que no ame y esclavice... ¡imposible!

    Dadnos un hermano que esclavice y supere... ¡imposible!

    No hay triángulo equilátero sin tres líneas iguales...

    El hombre de raza, el de clase, el de privilegio, no es igual a los de-más; por consecuencia, ni es libre ni ama como ellos.

    El plebeyo, el desheredado, el pobre, el trabajador, aunque ame yconsidere iguales a los otros, no es libre como ellos.

    ¿A qué engañar, pues, a las naciones con falsas esperanzas e hipó-critas denominaciones de la libertad?

    Hijos del trabajo, corazones honrados cuya salvación pende de vues-tra separación de la política y de vuestra solidaridad económica,uníos; cumplid, aunque solo sea entre vosotros, la obligación delamor recíproco; sed hombres dignos de la sociedad que viene,huyendo de los crímenes que manchan la solidaridad que se va; co-rramos todos a destruir las tiranías, las infamias, los privilegios, la

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    holgazanería, madre de todos los vicios, y realicémoslo sin oro y sinarmas, sin sangre y sin miserias. Sólo con defenderos, sólo con unesfuerzo pequeñísimo de nuestra voluntad, consumiendo y produ-ciendo entre nosotros y mirando a la política actual y a los que lahacen, como la plaga más siniestra contra la redención obrera, lle-gará, trabajadores, no lo dudéis, la hora de la emancipación, porqueen la organización de los trabajadores está el secreto de nuestrafuerza insuperable y de la debilidad de los privilegiados.

    En la prensa obrera de su tiempo dejó muestra de su saber, de su en-tusiasmo y de su fe en el ideal, siendo notables sus artículos sobre laorganización y la eficacia revolucionaria de la huelga general.

    Como orador en las asambleas de organización y en los mítines depropaganda reunía excelentes condiciones y prestó eminentes servi-cios. Con fácil palabra, voz grave y sonora, simpática presencia ylógica contundente dominaba al auditorio y difundía notablementelas ideas.

    La circunstancia de proceder de una clase superior le dio cierto as-cendiente sobre algunos atávicos de humilde extracción que se sent-ían especialmente favorecidos con el compañerismo y la amistad deun superior que se dejaba tutear y aun sufría ciertas familiaridadesque tocaban a la falta de respeto.

    José López Montenegro dejó buena memoria en el proletariado espa-ñol.

    CAPÍTULO SEGUNDO

    EL CONGRESO DE ZARAGOZA. PEQUEÑOS DICTÁMENES

    La orden del día del Congreso de Zaragoza era grande y difícil. A suestudio había dedicado mucho tiempo y preferente atención el Con-sejo federal, tomándose en esto un trabajo que las pasiones suscita-das por el personalismo inutilizaron después.

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    Hizo el Consejo por entusiasmo y energía lo que, según los Estatu-tos, debieran haber hecho las secciones y federaciones, presentandoproyectos de dictamen a todos los temas de la orden del día, y alhacerlo se extralimitó en buen sentido, tanto como las entidadesmencionadas faltaron a su deber por indolencia, ignorancia o imposi-bilidad, más bien esto último, como veremos, resultando incumplidopor todos, unos por exceso, y otros por defecto, el pacto base de laorganización.

    El Consejo federal presentó una memoria en que daba extensa cuentade todos sus actos (muchos de los cuales quedan expuestos en elprimer volumen), y del desarrollo de la Asociación durante el tiempode su cargo, resultando que la Federación regional española consta-ba de 102 Federaciones locales, 69 Secciones de oficios varios, 284Secciones de oficio, 13 localidades en que existían adhesiones indi-viduales y 8 Uniones de oficios símiles que, federadas a las corres-pondientes Federaciones de oficio, contenían todas las Secciones delos oficios respectivos.

    Terminada la lectura de la memoria del Consejo federal, Mora expu-so verbalmente las siguientes consideraciones:

    La Federación regional española ha entrado en un período prácticoque ha de ser fecundo en brillantes resultados, no sólo para sí, sinotambién para todas las demás Federaciones regionales que componenla Asociación Internacional de los Trabajadores.

    Dos años escasos cuenta de existencia nuestra Federación: en elCongreso de Barcelona, donde quedó establecido el pacto federalentre las sociedades obreras que en él tuvieron representación, sesentaron unas bases de organización tan científicas y razonables, quebastaron por sí solas para separar a la clase trabajadora de la funestainfluencia con que los burgueses de todos matices la tenían supedita-da. Mas un hecho de tal trascendencia no se lleva a cabo súbitamen-te; si siempre ha costado mucho trabajo a los hombres abandonar elerror y las preocupaciones. Así se vio que nuestra Asociación, com-

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    batida de un lado por la calumnia y de otro por las intrigas de los quenecesitan de los trabajadores como instrumentos ciegos, arrastró unavida lánguida y penosa en el primer año.

    En la época de la Conferencia de Valencia sólo constaba nuestra Fe-deración regional de 13 Federaciones locales. En aquella Conferen-cia se completó la organización, estableciendo las Uniones con locual queda una organización que causa la admiración de todo el quela examina y se interesa por la reivindicación de los derechos de laclase eternamente oprimida y explotada.

    A partir de la Conferencia de Valencia nuestros progresos han sidorápidos, los trabajos verificados anteriormente han producido susfrutos naturales; por todas partes brotaban federaciones locales ynúcleos organizadores, a cuya aparición, anunciada por nuestros pe-riódicos, palpitaban de entusiasmo los corazones internacionales ytemblaban aquellos miserables que tienen la desgracia de tener susintereses unidos a las instituciones sociales vigentes, porque venacercarse el momento de su ruina.

    Pero, aunque veamos estos magníficos resultados, no debemos dor-mirnos sobre nuestros laureles: queda aún mucho que hacer. Todavíahay gran parte de nuestra organización sin practicar, y no debemosperder nunca de vista, que ésta es un mecanismo perfecto que sólofunciona bien cuando se mueven con regularidad todas las partes quele componen.

    Hasta ahora pueden considerarse los trabajos hechos como encami-nados a constituir federaciones locales, o, lo que es lo mismo, agru-par los trabajadores bajo los pliegues de nuestra salvadora bandera;de hoy en adelante es necesario poner en movimiento la actividad detodos, que, regularizada por nuestra organización, ha de abrir hondabrecha en el viejo y repugnante privilegio.

    Los importantes triunfos obtenidos contra el capital por la resistenciahan hecho pensar a los explotadores, y les fuerza a buscar un mediocapaz de contrarrestarnos. Con este fin han intentado varios proyec-

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    tos, que todos han fracasado, tales como suponernos instrumentos deambiciones personales, formar centros de propaganda anti-internacional, conspirar con las autoridades o con los clérigos paraver si con la fuerza o la superstición nos anonadaban, etc., etc. Esosmalos éxitos les han hecho desistir de esos proyectos, pero no de susdañosas intenciones, y así vemos que en tanto sus intereses, siempreopuestos, se lo permiten forman uniones y pactos para negar el traba-jo a los obreros asociados. Estos trabajos de nuestros enemigos hancontribuido a excitar el celo de nuestros compañeros, que han com-prendido la necesidad de activar la práctica de la organización. Aesto se debe el gran movimiento que se ha observado durante el añoque ha transcurrido en la vida de las Federaciones de oficios funcio-nando como Uniones. Esto marca la serie de trabajos que ha de efec-tuar el nuevo Consejo.

    Nosotros todo lo podremos por la solidaridad, y para que ésta exista,es necesaria la unión bien fundada. Saquemos todos los beneficiosposibles de la unión y de la federación, y alcanzaremos los derechosque por la naturaleza nos pertenecen y que esta infame sociedad nosniega, aunque sin la franqueza de declararlo, por lo cual ha inventadola hipócrita máscara del constitucionalismo y el sufragio universal;arranquémosla esa máscara y hagamos práctica sobre la tierra la re-ciprocidad entre los deberes y los derechos.

    Se nombró un Consejo Federal interino, que después se declaró defi-nitivo, en previsión de una persecución arbitraria de la autoridad,toda vez que el Congreso tenía el carácter de clandestino, por reunir-se tres días antes del señalado públicamente y celebrarse sin dar co-nocimiento al gobernador, eligiéndose los compañeros PelegrínMontoro, Franco Martínez, Francisco Tomás y Anselmo Lorenzo.

    Sobre la proposición ¿qué se entiende por obrero? el Congresoacordó someter a la discusión de las secciones un dictamen pocoacertado y un tanto declamatorio, presentado por el Consejo federal,cuyo acuerdo equivalía a dejar el tema para otro Congreso.

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    Sobre una proposición procedente del Congreso de Barcelona, acer-ca de la emancipación de la mujer de todo trabajo que no sea domés-tico, se aprobó el siguiente dictamen:

    DE LA MUJER

    A nuestro juicio, esta proposición es hija de una preocupación; estáinspirada en un sentimentalismo tradicional que debe desaparecerdelante de las observaciones y conocimientos con que cada día seenriquece la ciencia social, porque ante todo está la fatalidad econó-mica y la verdad.

    Los que quieren emancipar a la mujer del trabajo para que se dediqueexclusivamente al hogar doméstico, al cuidado de la familia, suponenque ésta es únicamente su misión, para lo cual afirman tiene faculta-des especiales que se contrarían sacándola de lo que ellos llaman sucentro .

    Los que esto afirman, suponen que la actual constitución de la fami-lia es imperecedera, y este es el fundamento principal de su opinión.Pero los hechos, siguiendo una lógica severa, independiente de todosentimentalismo y de toda preocupación, variando las condicioneseconómicas de las sociedades, sobre todo la forma de la propiedad,varían también las instituciones sociales.

    No entraremos aquí en la demostración de este aserto, porque ya enotra parte lo hacemos, como tendréis ocasión de ver.

    Por eso nos limitaremos a exponer las siguientes consideraciones:

    La mujer es un ser libre e inteligente, y, como tal, responsable de susactos; lo mismo que el hombre; pues si esto es así, lo necesario esponerla en condiciones de libertad para que se desenvuelva según susfacultades. Ahora bien; si relegamos a la mujer exclusivamente a lasfaenas domésticas, es someterla, como hasta aquí, a la dependenciadel hombre, y, por tanto, quitarle su libertad.

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    ¿Qué medio hay para poner a la mujer en condiciones de libertad?No hay otro más que el trabajo. Pero se dirá: el trabajo de la mujer esorigen de grandes inmoralidades, causa la degeneración de la raza yperturba las relaciones entre el capital y el trabajo, en perjuicio de lostrabajadores, por la concurrencia que les hacen las mujeres. A estorespondemos: la causa de esos males no esta en el trabajo de la mu-jer, sino en el monopolio que ejerce la clase explotadora; transfórme-se la propiedad individual en colectiva, y se verá cómo cambia todopor completo.

    La cuestión de la familia, y, por consiguiente, la de los deberes y losderechos de la mujer, está tan íntimamente ligada con la del modo deser de la propiedad, que nos creemos dispensados de tratarla aquíporque ya hacemos su estudio en otro dictamen que hemos de some-ter a vuestra consideración.

    Entre tanto, creemos que nuestro trabajo acerca de la mujer es hacer-la entrar en el movimiento obrero, a fin de que contribuya a la obracomún, al triunfo de nuestra causa, a la emancipación del proletaria-do, porque así como ante la explotación no hay diferencia de sexo,tampoco debe haberla ante la justicia.

    Sobre el tema Organización general de los trabajadores, recayó elsiguiente acuerdo:

    Considerando que los delegados no pueden prolongar por más tiem-po su estancia en el Congreso;

    Que por esta razón hay necesidad de apresurar la discusión de losEstatutos más de lo que al buen acierto en este género de trabajosconviene;

    Enterado y conforme el Congreso obrero de la Región española conlas resoluciones del Congreso obrero de la Región belga, que diceasí:

    La Federación de las Secciones belgas reunida en Congreso los días24 y 25 de diciembre de 1871.

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 16 -

    Vistas las calumnias absurdas esparcidas todos los días por la prensareaccionaria, que quiere hacer de La Internacional una sociedaddespótica sometida a una disciplina y a una consigna que parte dearriba y llega a todos los miembros por una vía jerárquica.

    Considerando que por el contrario La Internacional, queriendo obrarcontra el despotismo y la centralización, ha creído siempre de su de-ber arreglar su organización a sus principios.

    Declara una vez por todas que La Internacional es y ha sido siempreun grupo de federaciones autónomas; que el Consejo general no es niha sido nunca sino un centro de correspondencia, de datos y reseñas.

    La Federación belga pide a todas las Federaciones regionales quehagan, la misma declaración, para confundir a todos los que nos pre-sentan como instrumentos dóciles entre las manos de algunos hom-bres,

    Considerando, por otra parte, que los Estatutos generales de La In-ternacional, hechos al principio de la Asociación y completados unpoco a la casualidad en cada Congreso, no determinan bien los dere-chos de las Federaciones y no corresponden a la práctica existente,

    Declara que es necesario emprender una revisión formal de los Esta-tutos.

    En consecuencia, la Federación encarga al Consejo federal belga laredacción de un proyecto de nuevos Estatutos y su publicación paraque sea discutido en las Secciones y en seguida, en el próximo Con-greso belga.

    Una vez adoptado el proyecto por la Federación belga, será sometidoal próximo Congreso internacional.

    La Federación belga pide a todas las demás Federaciones regionales,se ocupen del mismo trabajo, a fin de que en el próximo Congresointernacional pueda concluirse el pacto definitivo de federación.

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 17 -

    Por todas estas razones, el Congreso obrero de la Región española,reunido en Zaragoza, declara su completa conformidad con las reso-luciones que anteceden y acuerda que el delegado o delegados de laRegión española al próximo Congreso internacional se ajusten a lostérminos y espíritu de ellas en las votaciones.

    El Congreso invita a las Federaciones locales para que, poniéndosede acuerdo, puedan enviar al próximo Congreso internacional el ma-yor número posible de delegados.

    Como vemos, los organizadores y reformadores de la organizaciónproletaria española, secundaban la obra de los belgas, a pesar de con-tar con una organización que consideraban perfecta hasta el punto deofrecerla como tipo al proletariado internacional, como lo hizo consu acuerdo sobre el tema Organización social de los trabajadores.-Revisión de los Reglamentos, que es como sigue:

    Considerando que es de gran necesidad presentar al próximo Con-greso internacional un proyecto de organización general de los tra-bajadores;

    Considerando que la organización regional española en sus diferen-tes grupos, puede servir como tipo para presentarla al mismo;

    Considerando que la organización social adoptada por la Conferen-cia de Valencia, aunque no haya sido puesta en práctica en todas suspartes, ha producido resultados muy favorables;

    Considerando que sólo la práctica de la misma puede demostrar susdefectos,

    El Congreso recomienda a todos los grupos que constituyen la Fede-ración regional española la organización social adoptada en la Con-ferencia de Valencia.

    Como consecuencia lógica de este acuerdo, viene al siguiente, adop-tado sobre el tema

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 18 -

    De las huelgas:

    Considerando, que para el buen éxito de las huelgas es de gran nece-sidad y suma importancia la propagación de las Uniones y Federa-ciones de oficio y la marcha de éstas sobre la base de la estadística;

    Que las circunstancias en las que y por las que deben tener lugar lashuelgas han de estar determinadas de una manera clara y precisa enlos reglamentos de las Uniones de los oficios símiles y Federacionesde oficio;

    Que, por consiguiente, corresponde a los Congresos, de las Unionesdeterminar estas circunstancias;

    El Congreso invita a todas las Secciones de la Región española queno tengan constituida su Unión respectiva, lo hagan a la mayor bre-vedad posible y que todas ellas cumplan lo que previenen los Estatu-tos y Reglamentos sobre este particular.

    El Consejo federal hará todo lo que considere oportuno para ayudar alas Secciones en estos trabajos, nombrando de su seno, como lo juz-gue conveniente, una Comisión encargada de activarlos, a fin de quequeden constituidas a la mayor brevedad posible las Uniones y Fede-raciones de oficio de la Región española.

    Sobre el tema De la cooperación de consumo se adoptó el siguienteacuerdo:

    El Congreso recomienda a todas las sociedades cooperativas exis-tentes se reformen con arreglo a las bases acordadas por la Confe-rencia de Valencia, por creer que son las únicas que pueden confor-mar la cooperación con las aspiraciones que se propone realizar laAsociación Internacional de los Trabajadores.

    El Congreso declara que todas las sociedades cooperativas que noacepten estas bases, y, por consecuencia, tengan por objeto la for-mación de un capital en beneficio de sus individuos, son contrarias ala emancipación de los trabajadores.

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 19 -

    Tomando en consideración las indicaciones hechas por la Sección deAgricultura de Sevilla, el Congreso cree de suma importancia quelas agrupaciones de este oficio organicen sobre las bases antedichassociedades cooperativas que puedan reportar ventajas inmediatas alos asociados, mientras no se encuentren fuertes para hacer opera-ciones de resistencia, a cuyo fin deben encaminarlas y tender cons-tantemente.

    Para la inteligencia de este acuerdo, y para propagar una idea quepuede ser ventajosa y libre de desviación egoísta en que por reglageneral ha caído la cooperación, inserto a continuación las aludidasbases de la Conferencia de Valencia, que constan en el reglamentonúmero 10 de la Organización Social:

    FEDERACION DE LAS SECCIONES COOPERATIVAS DE CON-SUMO

    Considerando: Que el orden social presente, fundado en la explota-ción del hombre por el hombre, es injusto, porque hace a unos escla-vos de los otros;

    Que es inútil esperar de la buena voluntad de los privilegiados eladvenimiento de la Justicia, y por lo tanto ha de ser éste debido alesfuerzo de los trabajadores mismos;

    Que la sujeción del trabajador al capital es la fuente de toda servi-dumbre, y para que los esfuerzos hechos hasta ahora para emanci-parse de ella han debido fracasar por falta de solidaridad y empleode los verdaderos medios;

    Que la federación universal obrera proclamada por la AsociaciónInternacional de los trabajadores, es la única que puede dar a éstosla fuerza necesaria para realizar la liquidación social, y hacer posi-ble la práctica de la Justicia;

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 20 -

    Que mientras llega este día deseado y para acelerar su advenimien-to, es necesario hacer todo lo posible para mitigar el mal trato quenos da esta sociedad, madrastra del proletariado.

    Que esto se puede conseguir fácilmente con la creación de cajas desocorro para casos de enfermedad; de comités de defensa para casode injuria, ultraje o persecución; de comités de colocación para losque se encuentren sin trabajo; con el establecimiento de escuelas,bibliotecas, gabinetes de lectura, y todo lo que contribuya al mejo-ramiento del proletariado:

    Que tanto para esto como para el pago de las cuotas de la organiza-ción internacional se necesita dinero, cosa de que el obrero no seencuentra muy abundante por quedar la mayor parte del producto desu trabajo en manos de los burgueses;

    Y por último:

    Considerando; que siendo la cooperación de consumo uno de losmedios por el cual el obrero podrá allegar recursos para el pago detodas las cuotas de la organización;

    Las secciones de esta Federación local de la Asociación Internacio-nal de los Trabajadores, forman una federación de consumo que seregirá por los siguientes

    ESTATUTOS

    1° El objeto de esta federación cooperativa de consumo es contribuira la emancipación de los trabajadores, sustrayéndolos a la explota-ción que sobre ellos ejerce la codicia de la clase media en el comer-cio de las subsistencias; con la falsificación, exceso del precio yfraude en los pesos y medidas.

    COMITE PERICIAL DE LA FEDERACION DE CONSUMO

    2° El comité pericial de la federación cooperativa de consumo, secompondrá de un individuo por sección federada, que se reunirá ensesión los sábados por la noche.

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 21 -

    3° Este comité será el encargado de recoger todos los datos que serefieran al precio y calidad de los artículos de consumo, al precio decoste en el mercado, con cuyos datos hará estados demostrativosmandando uno a cada sección.

    4° Hará contratos con los panaderos, almacenistas de vino y con losexpendedores, cuyos artículos no se encuentren en el mercado, paraque los federados puedan obtener dichos artículos al precio corrien-te en la plaza.

    DEL COMITE DE CONSUMO

    5° Cada sección federada nombrará un comité de consumo, com-puesto de cinco individuos, que se reunirá en sesión todos los sába-dos por la noche. En estas reuniones el comité recibirá las demandasde consumo de los federados, pagando éstos el valor de dichas de-mandas por adelantado, según los precios indicados en los cuadrosdemostrativos remitidos por el comité pericial de esta federación.

    6° Una vez hechas todas las demandas, uno o más individuos delcomité de consumo, y los federados que quieran acompañarles lasllevarán al Comité pericial de la Federación Cooperativa de consu-mo.

    7° Reunidas las demandas de todas las secciones, se nombrará porel Comité pericial una comisión de compra de los artículos deman-dados.

    8° Al día siguiente, irá esta comisión al mercado a efectuar la com-pra de los artículos demandados por los federados, cuyos artículosllevarán a las Secciones los individuos encargados de hacer las de-mandas siendo éstas repartidas a los federados que las hubiesenhecho.

    9° No haciendo falta para esta clase de cooperación ninguna especiede capital, los federados obtendrán los artículos demandados al pre-cio de coste, incluidos los pequeños gastos de administración.

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 22 -

    10° Las Secciones federadas nombrarán una comisión que revisarálas gestiones hechas por el Comité pericial.

    Acerca de la enseñanza integral se leyó el siguiente dictamen:

    LA ENSEÑANZA INTEGRAL

    Considerando que la idea nace de la acción y que a la acción vuelve;o lo que es lo mismo, que la idea, hija de las impresiones que la na-turaleza causa en nosotros. reacciona otra vez sobre la naturalezamisma, transformándola en provecho del ser que concibió la idea;

    Considerando que el trabajo y la inteligencia no son antitéticos, co-mo han sostenido todos los sistemas místicos, sino al contrario, sondos fenómenos de una misma serie, o dos aspectos diversos de unamisma cosa;

    Considerando que, por lo tanto, en el orden social no hay más quetrabajos más o menos manuales y más o menos intelectuales;

    Considerando que cuanto más parte toma la inteligencia en el traba-jo, más ligero y productivo a la vez será éste para el hombre, pasan-do a hacer las fuerzas de la naturaleza misma, en virtud de su accióninmanente que el hombre dirige, la parte más fatigosa de la obra.

    Creemos que en el estado de emancipación del proletariado, cuandola sociedad esté compuesta de individuos que a la vez produzcan unacantidad equivalente a lo que consuman, deberá todo hombre serpreparado para emprender su industria respectiva, por medio de unaenseñanza integral; que equivale a decir, por medio de una instruc-ción que le desarrolle todas las facultades, hasta el punto de podercomprender todos los fenómenos que en el orden natural se verifi-can.

    Para esto, pues, proponemos el siguiente plan de enseñanza integral,dando al alumno previamente el conocimiento de la lectura y la es-critura.

    Basamos este plan en las tres fases o períodos por que pasa la idea.

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 23 -

    PERÍODO DE IMPRESIÓN.- Acción de la naturaleza sobre el hom-bre.

    PERÍODO DE COMPARACIÓN.- Formación de la idea.

    PERÍODO DE ACCIÓN.- Fenómenos sociales que la idea verifica.

    El período de impresión es el que determina los afectos o sentimien-tos. A él corresponden las artes.

    Estas se dividen en dos grupos: artes de relación, que comprenden lamúsica y la arquitectura, y artes de imitación, que comprenden laliteratura, la pintura y la escultura.

    Con más nociones teórico-prácticas de estas artes, el hombre seeduca de la facultad de recibir las impresiones, percibiéndolas conmás precisión e intensidad; lo cual es causa de que las ideas se pro-duzcan con claridad y exactitud.

    El período de comparación es el que constituye la parte intelectualpropiamente dicha, y comprende las ciencias.1.

    Estas se dividen en ciencias que se refieren a los fenómenos en sí;2 yciencias expositivas del desarrollo de la gran serie de la naturaleza.

    Al primer grupo pertenecen:

    Las Matemáticas.- Ciencias de la cantidad o de la relación pura.

    La Mecánica.- Ciencia del movimiento.

    La Física.- Ciencia del movimiento de los cuerpos, en cuanto no al-tera su posición molecular íntima.

    1 Toda ciencia tiene por objeto el estudio de las leyes que rigen tal o cual serie defenómenos, y como la ley es sólo una relación que únicamente puede ser adqui-rida por medio de una comparación, de aquí que todas las ciencias se incluyan eneste grupo.

    2 Las ciencias que se refieren a los fenómenos en si, nos dan la explicación deéstos, la cual nos entera del porqué de las evoluciones de la Naturaleza; y lasciencias expositivas explican el cómo tales evoluciones se han verificado, hastala época presente, determinando la ley que las rige.

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 24 -

    La Química.- Ciencia del movimiento molecular íntimo. Este puedeser en los minerales, cuerpos inorganizados; y en los vegetales yanimales, cuerpos organizados.

    La Fisiología.- Resultante de la química orgánica, o sea ciencia queestudia los movimientos determinados en los órganos (funciones) porlas reacciones químicas, o sea por los movimientos de sustitución ycirculación molecular en ellos verificados. Puede ser vegetal y ani-mal.

    La Psicología.- Estudio de las funciones intelectuales del cerebro, ode formación de las ideas y conceptos.3

    La Lógica.- Leyes del cálculo: Mecánica intelectual.

    El segundo grupo comprende:

    La Cosmogonía, o sea la descripción de la formación del universo.4

    La Geogenia, o sea la descripción de la formación y progreso de losminerales.

    La Fitogenia, o sea la descripción de la formación y progreso de losvegetales.

    3 La psicología se refiere a la producción de la idea misma. La Lógica, a su enca-denamiento, transformación y resultados.

    4 Decimos Cosmogonía, Geogenia, Filogenia, etc., etc., en contraposición a Cos-mografía, Geología, Fitología; porque queremos la enseñanza de la formacióndel Universo, de la formación de la Tierra, de la formación y trasformación delos animales y vegetales, en lugar de lo que se enseña hoy día, que es sólo un in-ventario de cuerpos celestes, de capas geológicas, de animales y de plantas: lasciencias oficiales y ortodoxas no nos muestran las evoluciones de los seres; sólonos los presentan clasificados de una manera más o menos convencional; admi-ten especies definidas, actos de creación, cataclismos sobre la tierra, y no consti-tuyen ninguna serie, ni sacan la consecuencia de los datos que almacenan paramostramos las evoluciones y transformaciones de los seres. Sólo Darwin, Vogt,Moleschott, Buchner, Uxley, Lieli y algunos otros sabios naturalistas han dado laverdadera dirección a estas ciencias por lo que han sido excomulgados y tratadosde utopistas.

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 25 -

    La Zoogenia, o sea la descripción de la formación y progreso de losanimales.

    La Antropogenia, o sea la descripción de la formación del hombre.

    La Historia, o sea el desarrollo del hombre en los estados sociales, yevoluciones progresivas habidas hasta la fecha.

    El período de acción comprende todas las acciones humanas.

    Estas pueden estudiarse también en los resultados, o sea en la pro-ducción de obras: Teoría de la industria.

    La industria comprende la técnica de todos los oficios y profesiones,cuya técnica no puede entrar en la enseñanza integral preliminar,sino en teoría; pues si bien el hombre debe comprenderlo todo, esimposible que aprenda a hacerlo todo simultáneamente.

    Así, al haber recibido el hombre toda la enseñanza integral deberáescoger el oficio que más le plazca, e instruirse en las ciencias querequiera su especialidad, ensayándose en los medios de producciónque para ellos sean necesarios; lo cual constituirá la parte técnicade la industria que hayan de ejercer.

    Esta enseñanza, por lo completa que es, necesita de medios que noestán al alcance del individuo ni de colectividades reducidas; por lotanto debe ser proporcionada por la Federación de cada localidadla cual dispondrá de medios para proporcionarla, creando escuelas,bibliotecas, museos, gabinetes, laboratorios, etc., etc.; en una pala-bra, coleccionando todo lo que pueda contribuir a ella, cuya propie-dad deberá ser colectiva para que la enseñanza no sea objeto deprivilegio alguno.

    Este dictamen fue aprobado con la siguiente observación propuestapor la comisión dictaminadora:

    Por más luminosas que se consideren las ideas en que se funda elmétodo propuesto, no debe aprobarse éste ni otro alguno, por ser de

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    la incumbencia de las colectividades del porvenir resolver lo quejuzguen mejor respecto al particular.

    Había en el Congreso de Zaragoza un doctor en ciencias, TrinidadSoriano, cuya figura se me representa, después de tantos años, contodo el admirable relieve que le daba su superioridad intelectual.

    Ya cité su nombre en mi primer volumen; formaba parte de la Alian-za Socialista de Barcelona, donde, con sus compañeros, influyó po-derosamente en la orientación anarquista que allí tomaron las socie-dades obreras internacionales.

    Era hijo de un propietario andaluz. En su infancia se inclinó a lasideas democrático-revolucionarias, dominantes en su país, y después,estudiante en Barcelona, en contacto con la juventud burguesa libre-pensadora, y asistente al Ateneo Obrero, contrajo amistad con FargaPellicer y Santiñón y entró a formar parte de la Alianza.

    Su trabajo en La Federación, órgano del Centro Federal de Socieda-des obreras, primero, y después de la Federación barcelonesa de laAsociación Internacional de los Trabajadores, fue importantísimo, yno menos útil fue su participación en la organización de aquellasfuerzas obreras catalanas a las que había necesidad de inspirar laconciencia y la fe en el ideal emancipador.

    El método de enseñanza integral presentado por Soriano al Congresode Zaragoza, era un trabajo precursor de la enseñanza racionalista dela Escuela Moderna; con la única diferencia de que aquél era unaidea fugaz expuesta en un medio circunstancial, mientras que ésta haconstituido el pensamiento y la voluntad de un propagandista enérgi-co y entusiasta, como Ferrer, que ha dado su vida por su ideal y hadejado muchos continuadores.

    Dos notas importantes avaloran el dictamen: la comunista, dada porel autor, por cuanto se encarga su planteamiento a las Federaciones,considerando incapacitados para ello al individuo y a la familia; y la

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    progresiva, dada por el Congreso, dejando la resolución a las colecti-vidades del porvenir.

    CAPÍTULO TERCERO

    EL CONGRESO DE ZARAGOZA: LA PROPIEDAD

    Sobre el tema de la propiedad se presentaron tres dictámenes, uno dela Comisión federal redactado por el autor de la presente, aconsejadoe inspirado por Paul Lafargue, y discutido y aprobado por el Consejoen pleno; otro por el delegado de Madrid, escrito por él mismo, sinconocimiento ni mandato de sus mandatarios, y otro que se dijo for-mulado por la delegación de Barcelona, compuesta de nueve delega-dos, que prestaron asentimiento al escrito de uno de ellos, aunque enlas actas no aparece con firma alguna y que de seguro era ajeno a laFederación y a las secciones barcelonesas, ya que en la colección deLa Federación, que tengo a la vista, nada se dice de semejante traba-jo.

    Acerca del primero debo decir que su inspirador y casi su autor esPaul Lafargue, si bien yo puse algún dato español y algo de mi cose-cha y le di forma española, porque aquél aunque hablaba español,como cubano que era, no dominaba el idioma para poder escribirlopor haber recibido educación francesa.

    Los inserto a continuación:

    LA PROPIEDAD

    La forma de la propiedad burguesa es individualista, es decir, que lapropiedad territorial, industrial y capitalista pertenece a individuos oa colectividades de individuos. Sin embargo, cierta parte de la pro-piedad pertenece a la colectividad nación tal como la fabricación demoneda, los arsenales, las minas, telégrafos, etc.; pero la administra-ción de esta propiedad colectiva, que está bajo la dirección del Esta-

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 28 -

    do político burgués, presenta los mismos vicios que la propiedadpuramente individualista.

    En la propiedad burguesa o individualista es preciso distinguir dosclases:

    1° La pequeña propiedad explotada por el mismo propietario;

    2° La gran propiedad que no puede ser explotada sino por asalariadosque trabajan para enriquecer al propietario y proveerle de nuevosmedios para ejercer la tiranía sobre un número cada vez mayor deasalariados

    Esta forma actual de la propiedad ha dado diferentes resultadoseconómicos y sociales que vamos a examinar.

    I

    Resultados económicos

    La consecuencia inmediata de la forma burguesa de la propiedad, esla concurrencia; es decir, la guerra económica.

    La pequeña propiedad individualista es el punto de partida de la pro-piedad burguesa. Se encuentra aún en las comarcas donde los mediosde comunicación son escasos, como en los Pirineos franceses y espa-ñoles, Asturias, Galicia y parte de Andalucía, etc., donde los produc-tos elaborados en dichas comarcas deben consumirse allí mismo,porque no pueden salir sino con un recargo que la concurrencia notolera; los productos extranjeros o los de otras comarcas no pueden irallí por la misma razón. A medida que los medios de comunicaciónse facilitan, los productos extraños se introducen en gran cantidad yhacen perder el valor a los productos del país, entonces la pequeñaindustria y la pequeña propiedad del país, perecen, confundiéndoseen la gran propiedad y la gran industria, únicas que pueden resistir ala invasión por medio de la concurrencia.

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 29 -

    La desaparición de la pequeña propiedad y de la pequeña industriaes, pues, un hecho fatal y una consecuencia lógica de la propiedadburguesa.

    Desde el momento que la gran propiedad y la gran industria puestaen contacto con la pequeña propiedad y la pequeña industria, hacendesaparecer a éstas, es preciso reconocer en aquéllas una superiori-dad económica.

    La condición esencial de la concurrencia es producir pronto y barato,y esto no puede efectuarse sino por la aplicación constante de todaslas invenciones de la ciencia moderna, y la gran propiedad es la únicaque posee medios para hacerlo. Por esta causa el pequeño propietarioy el pequeño industrial se encuentran impotentes ante los grandespropietarios e industriales, como el villano de la Edad Media cuandoquería oponerse a uno de los indignos privilegios del señor feudal,que sólo tenía el derecho de ponerse desnudo y armado de un palodelante de su señor, que se presentaba a caballo armado de punta enblanco. La consecuencia de esta lucha desigual es necesariamente laexpropiación del débil en provecho del fuerte, y la transformacióndel propietario libre en asalariado esclavo.

    En la Edad media, el poderoso se apropiaba de la propiedad y hastade la persona del desvalido: hoy se produce el mismo hecho, sólo sediferencia en las armas; en la Edad media era la espada, hoy es elcapital. Como ejemplo podemos citar este hecho: los tejedores a lamano de Cataluña son en este momento arruinados por la enormeconcurrencia que les hacen las máquinas de tejidos a vapor; para sos-tener la lucha se ven precisados a redoblar sus esfuerzos, a vivir másmiserablemente, en una palabra, a vivir en una agonía terrible,haciendo esfuerzos estériles, porque están irremisiblemente condena-dos a desaparecer por la fatalidad de las leyes económicas y su des-aparición será tanto más rápida cuanto más los aranceles se transfor-men en sentido librecambista. Por doquiera las máquinas a vapor seextienden, los métodos manuales están condenados a desaparecer.

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 30 -

    Las mismas leyes económicas que han introducido la máquina laharán permanecer y progresar indefinidamente, y esta ley sólo puedeser contrariada por una invasión de bárbaros o por un cataclismo uni-versal.

    Así, merced a la forma burguesa de la propiedad, todas las aplicacio-nes de la ciencia moderna a la producción en sus diversas manifesta-ciones agrícolas e industriales no hacen sino dar a los capitalistasnuevas armas para aumentar su poder tiránico sobre un número cadavez creciente de proletarios. A esto llaman progreso los burgueses.

    Mientras la propiedad y la industria han sido pequeñas, siendo unomismo el productor y el proletariado, la concurencia era solamente elestímulo que le llevaba a mejorar su producto. Pero hoy, la gran pro-piedad y la gran industria impulsan únicamente al propietario a hacerproducir pronto y barato. Por el antiguo método, la concurrenciaconducía a la perfección del producto; hoy, por el contrario, nos llevaa la adulteración de las primeras materias y a la inferioridad de laproducción: los antiguos tejidos de Toledo y Talavera, comparadoscon los modernos de Valencia, Murcia y Barcelona, nos dan la prue-ba material de esta afirmación. A esto llaman progreso industrial losburgueses.

    La concurrencia engendra el desorden en la producción. Para impedirque el enorme capital invertido en el instrumento de trabajo quedeimproductivo, el capitalista se ve obligado a hacer producir incesan-temente, ocurriendo con frecuencia que cuando sus productos notienen demanda en el mercado se sobrecarga la producción de unamanera considerable, lo que da lugar a una crisis industrial que obli-ga al capitalista a vender a menos precio o a que se pierdan sus géne-ros en el almacén; entonces la fábrica se cierra para los obreros, en-contrándose éstos que antes no podían vivir por el exceso de trabajo,expuestos a perecer de hambre por falta de trabajo. A esto llamanorden los burgueses.

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 31 -

    Esta misma concurrencia tan desorganizadora la han presentado loseconomistas como la redentora del mundo bajo la conocida fórmulade Dejad hacer, dejad pasar. Pero esta misma concurrencia que pro-claman eterna se destruye por sí misma, porque en esta lucha econó-mica en que la gran propiedad acaba por absorber la pequeña, engen-dra la centralización de la propiedad, y crea el monopolio que go-bierna el mercado, fija arbitrariamente el valor, se hace proteger pormedio de aduanas y tratados de comercio contra la concurrencia ex-tranjera y por el ejército contra los ataques de los proletariados quequieren destruir el monopolio. A esto llaman libertad los burgueses.

    La centralización de la propiedad, que ha permitido la aplicación delas máquinas de vapor, ha venido a economizar el empleo de la fuer-za muscular y a relevar al hombre de la parte más penosa del trabajo,por medio de la división, la cual, llevada hasta el infinito en las fábri-cas e introducida aún en aquéllas donde el vapor no se ha aplicado,como en los talleres de sastre, donde unos cortan, otros cosen ciertasprendas, otros otras, etc., ha aumentado considerablemente la pro-ducción disminuyendo los gastos generales y el precio del producto.

    Estos son los resultados buenos que produce la centralización de lapropiedad.

    Veamos ahora su reverso.

    La gran propiedad que hace del productor un asalariado, es decir, unhombre que no tiene con la producción en general otra relación queel mísero jornal que le pone delante de la satisfacción de sus necesi-dades, en el suplicio de Tántalo, hace que el trabajador no tenga in-terés en la conservación del instrumento de trabajo, ni en la econom-ía de las primeras materias, ni en la perfección del producto; por elcontrario, cuando ve la tendencia a hacerle trabajar más a menos cos-te, o lo que es lo mismo, a hacerle la última víctima de la concurren-cia descuida su obra, maltrata la herramienta y sólo desea salir deltaller, que considera como lugar de tormento.

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 32 -

    La razón de esto es sencilla: el poseedor del capital y por consecuen-cia de las primeras materias y los instrumentos de trabajo es el quepasa como productor, es quien está en aptitud para resolver en vistade las oscilaciones de la oferta y la demanda;5 el pago de sus obrerosentra en sus cálculos como una parte de lo que llama sus productos;así, por ejemplo, calcula el coste de primeras materias, herramientas,jornales, local, contribución, etc., y añade el tanto por ciento que lepermite la concurrencia, al paso que el obrero carece por completo deestímulo, de interés y de libertad; el jornal que recibe es la reparaciónnecesaria para seguir trabajando. Según el criterio mercantil que do-mina, no hay diferencia ninguna entre la máquina de vapor que man-tiene su actividad por medio del gasto continuo de carbón y el obreroque mantiene también su actividad por el consumo de una ración depan y garbanzos. Para el obrero moderno no hay medallas de honoren las exposiciones ni gloria por la perfección de los productos; ladivisión del trabajo ha hecho ya totalmente invisible su personalidad.

    En estas condiciones se siguen consecuencias graves: es proverbial laconducta de los albañiles, que por no dar un paso más después de lahora de dejar el trabajo, tiran la herramienta o el material que tenganen la mano. En muchas imprentas hemos tenido ocasión de ver puña-dos de letras en los lugares excusados, arrojados allí por no emplearcinco minutos más de trabajo. En las minas, este abandono es mu-chas veces causa de terribles accidentes. Convenimos en esto con loseconomistas; es necesario el interés individual para que el hombre déde sí todo lo que sus facultades le permiten, pero el salario es la ne-gación de este interés para el obrero; por esto le importa poco lo queinteresa a los otros y piensa en lo que verdaderamente le interesa.

    5 El artículo 359 del Código civil español dice textualmente: Todas las obras,siembras y plantaciones se presumen hechas por el propietario

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 33 -

    IIResultados sociales

    Si los resultados económicos de la forma individualista de la propie-dad son grandes, no lo son menos los resultados sociales.

    La pequeña propiedad hacía del trabajador un artista: él cogía la ma-teria y la transformaba en producto, y esto le permitía la satisfacciónde recrearse en su obra. Por esta razón había en todos los oficios ar-tistas especiales que continuamente se presentaban como modelosque los demás trabajadores procuraban imitar o sobrepujar, cada cualse esforzaba en alcanzar el mayor número de conocimientos en suarte y en armonizar la buena, calidad de los géneros con la belleza desu forma. Esto ha producido obras de arte de extraordinario mérito,verdaderas obras maestras en que no se sabe qué admirar más, si elbuen gusto de su forma o la paciencia necesaria para construirlas.Todavía se ven obreros, cuyos oficios, por circunstancias diversas,principalmente locales, no han sufrido aún la influencia de la marchacentralizadora del capital, que conservan cuidadosamente en su casaalguna muestra de ingenio como la prueba de su competencia en suarte. No le bastaba al obrero acreditar su capacidad en su profesión;érale necesario, para que el público le dispensase sus favores, alcan-zar fama de honrado, y a este fin amoldaba su conducta según el cri-terio corriente sobre lo que constituía la honradez, según la moral a lamoda; así a la par de buen artista era buen cristiano, caritativo y pa-triota; no trabajaba los domingos y fiestas de precepto; cumplía fiel-mente los mandamientos de la Iglesia; concurría a los autos de felleno de santo ardor contra los herejes y estaba siempre dispuesto adar su sangre por su patria y por su rey. La familia completa ha elcuadro de la vida del obrero; el pensamiento sobre el porvenir de sushijos era el origen incesante de actividad de donde sacaba nuevasperfecciones, nuevos medios de asegurar su crédito. Esto llenabacompletamente su vida, satisfacía sus aspiraciones, señalaba un giroa su existencia, del cual no podía apartarse. Todo su afán era avanzaren ese camino, colocarse a la mayor altura, alcanzar a los que veía

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    delante, impedir que los que venían detrás le alcanzasen. Al efectopedía privilegios que muchas veces obtenía a costa de su dignidad yde su honra, o se reservaba el secreto de algún procedimiento, quesolamente confiaba a sus hijos como una herencia. El obrero, bajoesta forma de la propiedad tenía cierta independencia, vivía en elseno de la familia como un pequeño patriarca y poseía un pequeñopatrimonio, no sólo material sino también intelectual. Esto dio sinduda origen al proverbio Quien tiene oficio, tiene un beneficio.

    La consecuencia de este estado era una completa insolidaridad, notanto por efecto de la concurrencia, que entonces revestía la fama dela emulación, como porque cada obrero se sentía realmente indepen-diente; no era en ningún modo necesaria la asociación; los obrerosentre sí tenían más inmediata a su consideración la guerra que podíanhacerse, que el auxilio que pudieran prestarse. Todo marchó así hastaque el número de obreros que vivían en estas condiciones se en-sanchó y se crearon dificultades que amenazaron seriamente su exis-tencia. Entonces se crearon los gremios o asociaciones obreras, des-tinadas a garantirse mutuamente los obreros el goce de los beneficiosde su oficio; para esto obtuvieron del poder una reglamentación yunos privilegios que al mismo tiempo que por medio de tarifas lesaseguraban una ganancia regular, un buen jornal como podría decirsehoy, dificultaba que otros obreros les perjudicasen. Se pusieron gran-des trabas para el ingreso en los gremios por medio de unas condi-ciones onerosísimas de aprendizaje, y por la exigencia de circunstan-cias difíciles de reunir, pues que en muchos casos se exigía lo que sellamaba patente de pureza de sangre y otras cosas no menos absur-das. El poder no tenía inconveniente en rodear a estos gremios decuantiosos privilegios y eximirles de ciertos deberes, porque conven-ía a sus miras políticas en muchas ocasiones proteger a los plebeyospara crearse un apoyo que le ayudase a resistir las demasías y ambi-ciones de los nobles.

    En la forma que actualmente tiende a constituirse la propiedad, segúnla serie de transformaciones que antes hemos indicado, el obrero ha

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    sufrido una transformación completa: ya no es un artista, su trabajoha perdido todo el carácter de individualidad; la introducción de ladivisión del trabajo y de la máquina le obligan a desempeñar unaparte mínima en la elaboración de los productos imposible de reco-nocer después, y como esto impide recrearse y reconocerse en suobra, no puede haber estímulo para la perfección; además la máquinapuede decirse que ha venido a absorber la responsabilidad de la obra;el obrero en las industrias a que se ha aplicado la mecánica no es másque un servidor secundario, el lacayo de la máquina; su inteligencia ysu genio artístico no tienen allí aplicación ninguna. Por otra parte, latendencia de los propietarios obligados por la ley fatal de la concu-rrencia, a estrecharles cada vez más, a disminuir los jornales y deján-doles en las condiciones más precarias de subsistencia, le ha divor-ciado por completo de la sociedad, del estado actual de la civiliza-ción. Bajo el régimen de la pequeña propiedad, sus intereses obliga-ban al obrero a ser conservador.

    En el régimen de la gran propiedad los intereses se han dividido y sehan formado dos clases, una de ricos con una política que tiende aconservar sus privilegios y una filosofía que pretende explicar cientí-fica y razonablemente el estado actual de la sociedad, y otras de po-bres sin lazo ninguno que les una a la actual sociedad que son unanegación permanente de la política y de la filosofía de los otros, yque busca con admirable insistencia un medio social en que los inter-eses se armonicen y el progreso sea un beneficio general.

    Cuando este movimiento de concentración de la propiedad empezó averificarse, el obrero, que por este hecho perdió sus condiciones deindependencia y sus ilusiones y sus esperanzas, encontrándose enmedio de las oscilaciones del capital como una débil hoja que elviento mueve, sin que pueda oponer la más leve resistencia, sufriótambién una transformación en sus ideas; el ideal que hasta aquí hab-ía seguido se hizo materialmente imposible, y si bien trató de resistir,lo desgraciado del éxito le confirmó la imposibilidad; entonces seapoderó de él un gran desfallecimiento; pero como este estado del

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    ánimo no puede ser permanente en las colectividades, se vio obligadoa buscar las satisfacciones que antes había tenido allí donde fueraposible, y esta posibilidad no estaba ya dentro de los límites de lodigno y fue preciso buscarla en lo indigno, y de aquí se siguió unadegradación horrible para el obrero, y una plaga de vicios y un au-mento extraordinario en la criminalidad, dio ocasión a que una multi-tud de moralistas burgueses disparataran muy doctamente sobre lainmoralidad del siglo y la perversión de las costumbres.

    Como el obrero perdió por la introducción de la división del trabajo yde las máquinas la ocasión de brillar personalmente, como murieronlas especialidades, se vio como clase envuelto en una igualdad de-gradante, casi salvaje, peor aún, puesto que a la vez que se sentíaigual a sus compañeros de clase en ignorancia y en miseria, veía lasuperioridad de las otras clases que se habían apropiado todos lostrabajos intelectuales y materiales efectuados por las generacionesanteriores.

    Hé aquí el momento histórico decisivo. Este hecho vino a señalar unadirección nueva al pensamiento humano. Hasta aquí todos los indivi-duos habían creído posible exceptuarse individualmente de los malessociales, y esto había dado lugar a una lucha en que cada cual se pro-curaba todos los medios conducentes a su fin siempre en perjuicio delos demás. El estado social era la guerra, pero la guerra más cruel, sintregua ni compasión, en la cual no son ya dos ejércitos que combatende una manera regular bajo una dirección inteligente, sino que pue-den considerarse tantos ejércitos como individualidades, porque sonotros tantos intereses opuestos los que luchan: los vencidos son des-pojados sin piedad de todo medio de subsistencia, y los vencedoresgozan sin remordimientos de las riquezas y honores alcanzados. Enmedio de estas luchas se levantan algunos reformadores generososque dirigen críticas acerbas contra la sociedad y predican la fraterni-dad y hasta presentan encantadores ideales de organizaciones socia-les, pero es una ley fatal que las reformas no se alcanzan por el sen-timiento sino cuando la necesidad las reclama.

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    Era necesario que todos los que sufren vieran la imposibilidad abso-luta de substraerse individualmente al mal para que pensaran enhacerlo en común, Era necesario que la lucha social del individua-lismo hubiese privado a un número considerable de individuos detoda arma y de toda esperanza para que estos pensaran en unir susesfuerzos. Era necesario la necesidad, en una palabra, para que nacie-ra la solidaridad.

    Cuando los obreros de un mismo taller vieron que dependían de lavoluntad de un maestro, que un obrero podía ser despedido en la se-guridad que se encontraría otro en seguida que le reemplazase, co-menzaron a comprender los obreros que tenían un enemigo común, elpatrono, por lo cual era preciso unirse todos para resistir a sus capri-chos. Primer paso de la solidaridad.

    Cuando se vio que el número de trabajadores de un oficio era supe-rior al trabajo que se hacía, y esto permitía al patrono renovar, de lanoche a la mañana, todos los obreros de su taller, comprendieron lanecesidad de unirse todos los de un mismo oficio en una localidad.Segundo paso de la solidaridad.

    Cuando se vio que los obreros de una localidad, podían ser reempla-zados por los de otras y aun extranjeros y que por otra los progresosde la división del trabajo y el empleo de las máquinas y el vaporpermite el empleo de trabajadores de otras profesiones, y que cuandoun oficio se detiene, se detienen también todos aquellos que concu-rren a la elaboración del mismo producto, comprendieron la necesi-dad de unirse todos los trabajadores de todos los oficios y de todoslos países, nació la Asociación Internacional de los Trabajadores.Tercer paso de la solidaridad.

    La pequeña propiedad era el paraíso prometido de los obreros; todossus esfuerzos se dirigían a alcanzarla, y mientras esto fue posiblegozaron de cierto bienestar, pero a costa también de un empequeñe-cimiento moral que no les permitía ver más allá de su familia y delcampanario de su aldea. Cuando empezó la actual transformación de

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    la propiedad, los esfuerzos de los obreros para alcanzar su paraíso seestrellaban casi siempre delante de los usureros. En algunas provin-cias de España la propiedad territorial no ha sido aún bastante con-centrada; pero el agio y la usura aceleran esta concentración rápida-mente y pronto veremos el suelo de Galicia, la Mancha, las Castillasy parte de Aragón, convertido en enormes posesiones como las deAndalucía.

    La gran propiedad quita toda esperanza al obrero de ser rico. Por ladivisión del trabajo rebaja sus condiciones intelectuales, puesto quesólo se ejercitan de una manera ínfima, lo cual facilita el cambio deprofesiones. Por el empleo de la máquina se crea incesantemente unexcedente de trabajadores, lo cual, en unión de la consideración ante-rior, deprime cada vez más el valor del obrero.

    Cuando el obrero creía accesible la propiedad era su defensor. Hoyque ve la imposibilidad de alcanzarla y sin embargo no renuncia aalcanzar su bienestar, escoge el único medio que le queda, el de lasolidaridad, y proclama la propiedad colectiva de la tierra y de losinstrumentos de trabajo.

    Si la gran propiedad ha despojado al obrero de su carácter de hombrelibre, le ha transformado en asalariado esclavo, le obliga a trabajarmás y en peores condiciones y le ha robado su oficio, le ha dado lasolidaridad, que une a todos los miembros de su clase y facilita suemancipación.

    Bajo el régimen de la pequeña propiedad la familia estaba bien cons-tituida. La propiedad era el lazo que unía a todos los individuos entresí. Había una herencia, tanto material como intelectual; el padre erael encargado de la educación de sus hijos, y la herencia era el lazoque subordinaba los hijos a los padres.

    En el régimen de la gran propiedad, el obrero no sólo no tiene bienesmateriales que trasmitir a sus hijos sino que ni tampoco intelectuales,porque, como hemos visto antes, por la división del trabajo y el em-

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    pleo de la máquina el obrero no tiene ya oficio, y su hijo forma sueducación y sus ideas fuera de la casa paterna.

    La mujer tenía una gran importancia en el régimen de la pequeñapropiedad y de la pequeña industria, que provenía de las grandesfunciones domésticas que le estaban encomendadas. En efecto, ellahilaba la lana, tejía, cortaba y hacía los vestidos, lavaba la ropa, cocíael pan, etc., etc., y llenando todos estos múltiples trabajos era un serverdaderamente precioso; representaba en el seno de la familia elorden y el amor.

    Hoy que la propiedad ha sufrido la transformación que dejamos seña-lada, la industria doméstica, que constituía la importancia de la mu-jer, ha sido destruida por la gran industria social; ya el pan, las telas yhasta los vestidos hechos se encuentran en las tiendas en condicionesmucho más económicas; las habitaciones destinadas para los obrerosen las grandes ciudades impiden a la mujer ciertos trabajos, porejemplo, el lavado de la ropa, que también la grande industria se en-carga de efectuar por medio de grandes lavaderos mecánicos; lasgrandes distancias que les separan de las fábricas y el poco tiempodestinado para las comidas obligan a los obreros a comer en bodego-nes inmediatos. ¿A qué queda, pues, reducida la misión de la mujeren la familia que produce el régimen de la gran propiedad? Lo dire-mos con franqueza, aunque se escandalicen hipócritamente los adu-ladores de la burguesía. Al lecho.

    Por otra parte, a medida que el trabajo doméstico disminuía, el traba-jo social encontraba medio de emplear la actividad de la mujer. Ladivisión del trabajo y el empleo del vapor como fuerza motriz hapermitido al industrial reemplazar al hombre por la mujer y a ésta porel niño, y por consecuencia se han roto completamente todos los la-zos que podían unir a la mujer con el hombre, a los hijos con los pa-dres. En efecto, desde que la mujer gana por si misma su vida, no esya como en la antigua familia un ser que debía acomodarse a la vo-luntad de su señor y dueño, sino que puede contratar, imponer condi-

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    ciones, y en todo caso es su compañera libre e independiente. Loshijos del obrero no se someten ya a los caprichos de sus padres por laesperanza de ver aumentar su herencia, porque saben perfectamenteque no la hay; además, no teniendo necesidad de ellos para sostenermaterialmente su vida, se encuentran independientes, y no tienennecesidad, como el hijo del burgués, de la mayor edad legal paraemanciparse de la tutela paterna.

    Se nos acusa a cada momento de que predicamos la destrucción de lafamilia. Si fuera verdad, predicaríamos un hecho que se cumple ennuestros días, pero sin que tengamos en él la más pequeña responsa-bilidad. Es que la burguesía nos acusa siempre de los crímenes quecomete. La destrucción de la familia es una consecuencia fatal, inevi-table de la gran propiedad individualista y burguesa.

    La introducción de la mujer y del niño en el trabajo social es de unaimportancia capital para la burguesía industrial. En efecto, en tantoque el sustento de la familia corrió a cargo del hombre, los medios,salvas más o menos privaciones, estuvieron al nivel de las necesida-des; mas cuando la gran industria obligó a la mujer y al niño a entraren el taller, el jornal del obrero disminuyó en proporción de la canti-dad representada por el de su mujer y de sus hijos. Este hecho se ex-plica perfectamente por la ley de la concurrencia. Empleando la mu-jer y el niño que tienen menos fuerza de resistencia, el capitalistaencuentra obreros cuyo jornal puede fijar a su gusto.

    Arrebatando a la mujer y al niño al hogar doméstico y trasplantándo-los al taller, el capitalista ha despojado al proletariado del sentimien-to de la familia, el amor que antes la tenía se dirige ahora a toda suclase, a la humanidad; quitándole toda propiedad y toda esperanza deposeerla y condenándole al salariado, el gran propietario ha trans-formado al hombre, a la mujer y a los niños en seres que viven al día,sin previsión y por consecuencia prontos a lanzarse en cualquier em-presa revolucionaria por temeraria que sea. La mujer, participando deestos sentimientos, lejos de ser reaccionaria y fanatizada por los

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    monstruos del confesionario, siempre dispuesta a comprimir los ins-tintos revolucionarios de su marido y de su hijo, como hacía en laantigua familia, al contrario los exalta por su entusiasmo. Todos sab-éis qué importancia tienen las obreras en las huelgas de Cataluña.Todo el mundo sabe cómo las mujeres y los niños en París han mane-jado el chassepot y la estopa. Si desorganizando la familia obrera elcapitalista ha encontrado un gran interés, en cambio ha engrosado lasfalanges revolucionarias con nuevos y poderosos aliados; ha creadola canalla.

    Como la propiedad está vinculada en un número relativamente pe-queño de individuos, queda por este hecho constituida una clase pri-vilegiada, la cual para conservar sus privilegios ha debido convertirseen clase reinante y emplear todos los medios conducentes a este fin;los principales son: la fuerza intelectual y la fuerza material.

    La fuerza intelectual de que la burguesía dispone, supone la necesi-dad de la debilidad intelectual de la clase obrera. Para que esta fuerzay esta debilidad existan ha convertido la enseñanza en un privilegiosocial con lo cual resulta necesariamente la ignorancia de los trabaja-dores. En efecto, sólo pueden ir a la Universidad aquellos cuyas con-diciones sociales les permiten poder pagar las matrículas, comprarlos libros y sobre todo eximirse del deber de trabajar; claro está quelos obreros que no pueden reunir estas condiciones no pueden pene-trar en el santuario de la ciencia. Así la ignorancia de la clase traba-jadora es un elemento constitutivo del actual orden social. Comoconsecuencia de esto la religión, la moral, la filosofía, la legislación,la economía política, etc., son obra de la clase reinante. Los trabaja-dores no han podido llevar la menor influencia a la formación deestas cosas, y por otra parte, privados de todo conocimiento no hanpodido juzgarlas. El uso de la razón ha sido prohibido al obrero; paraél no hay más que la fe y la obediencia.

    La clase reinante no ha confiado por completo en la ignorancia de laclase sometida, y para lo que pudiera suceder ha creado una fuerza

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    material representada por la jerarquía política, la jerarquía militar, lajerarquía religiosa, el ejército, la policía, etc., y a cada movimientode protesta o de reivindicación ha aplicado inmediatamente las bayo-netas y después una condenación científica.

    Ha hecho bien la clase que manda en desconfiar de nuestra completasumisión por la ignorancia y en apelar a la fuerza material, porquelos obreros no han prestado toda la fe ni toda la obediencia a losdogmas y a las instituciones que inventaron sus señores, y en diferen-tes ocasiones han hecho necesario para la conservación del orden elempleo de la metralla y de las bayonetas, y hasta tal punto se ha lle-gado, que ya hasta de la fuerza material desconfían, y se hacen con-cesiones a la creciente ilustración de la clase trabajadora, y es de ad-ministrar el ingenio que los burgueses emplean en presentar progra-mas en los que pretende armonizar la satisfacción de las exigenciasde los obreros con la conservación de la actual organización social.Así, por ejemplo, se proclama la libertad de enseñanza, y también laenseñanza gratuita y obligatoria, la libertad de crédito, de trabajo,etc., se promete la abolición de las quintas, algunos aspirantes a bur-gués se atreven a hablar de la abolición de los ejércitos permanentes,y se reconoce al mismo tiempo como garantía de la libertad, la pro-piedad individual, se procura rodearla de todo género de seguridadesy unos en nombre de Dios, y los más a la moda, en nombre de laRazón, afirman solemnemente que la miseria es eterna.

    III

    Queda hecha a grandes rasgos la crítica del régimen de la propiedadindividual, así como las transformaciones que ha sufrido y las gravesconsecuencias que de la misma se desprenden.

    Veamos ahora los resultados que producirá la transformación de lapropiedad individual en colectiva, así como la fatalidad inevitableque a ella nos lleva.

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 43 -

    Hemos visto como por la lógica fatal de los hechos económicos setransforma la propiedad de pequeña en grande, a causa de la superio-ridad económica que ésta tiene sobre la otra. También hemos señala-do los grandes males económicos y sociales que producía; pero de-bemos ahora hacer constar que estos males no se deducen directa-mente de ella, sino del enorme monopolio que con ella se ejerce porsu carácter de individual. Si este monopolio se destruyera convirtien-do la propiedad de individual en colectiva, quedaría toda la partebuena que tiene, se aumentaría ésta considerablemente y desapare-cerían completamente todos los malos resultados. Para comprobaresta afirmación vamos a presentar las consecuencias probables deesta última transformación de la propiedad.

    IVRESULTADOS ECONÓMICOS

    Hemos visto que todas las aplicaciones de la ciencia a la produccióncausan trastornos graves en las condiciones económicas y aumentanla miseria extraordinariamente. La razón es sencilla: como estas apli-caciones quedan monopolizadas por los propietarios que las explotanen su beneficio, y la concurrencia les obliga a rodearse de todas lasgarantías de éxito, a proveerse de toda clase de armas para asegurarsu triunfo en la lucha que la misma concurrencia supone, se siguecomo consecuencia, la privación para el obrero de todos los mediosde resistir a esta funesta tendencia y hasta de lo más elemental parasu desarrollo, de lo cual resulta una terrible atrofia. Esto justifica,como antes hemos visto, la aversión que el obrero tiene por la intro-ducción de las máquinas que le quitan el bienestar relativo de queantes gozaba en el régimen de la pequeña propiedad y el trabajo engeneral después, donde no sólo tiene emulación alguna, sino que nitampoco lo más indispensable para la vida. Ya hemos visto además,la pérdida que esto ocasiona de tiempo, de materias primeras y hastade herramientas.

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 44 -

    Si la propiedad fuera colectiva todos estos males se trocarían engrandes beneficios. La división del trabajo, origen hoy de degrada-ción y embrutecimiento para los obreros se convertiría en un mediode facilitar la producción, de cambiar fácilmente de ejercicio y detener ocasión para desarrollar indefinidamente las facultades físicas eintelectuales del hombre. No habiendo ya exploradores intermedia-rios y siendo las colectividades productoras las directas responsablesen la producción, estando además el interés del individuo íntimamen-te ligado con el de la colectividad a que perteneciese, cada cual traba-jaría con afán para ellas en la seguridad de que luego disfrutaría suparte.

    La adulteración y mala calidad de productos a que obliga la concu-rrencia por la necesidad de producir pronto y barato, desaparecerían,cuando los obreros, en posesión a título de usufructuarios de los ins-trumentos de trabajo, y tomando las primeras materias sólo con elrecargo equivalente al trabajo efectuado por las sociedades encarga-das de su preparación y transporte, se encontrasen en condiciones dedesplegar toda la actividad e inteligencia de que el hombre es capazcuando trabaja con gusto y para sí.

    Las crisis industriales de que hemos hablado más arriba, ocasionadaspor la necesidad que hoy tiene el propietario de mantener en activi-dad constante el capital, produciendo inconsideradamente sin contarcon el estado del mercado, desaparecerían, cuando una estadísticaexacta y completa regularizase la industria, sirviendo de norma a lascolectividades productoras, que si fuera preciso a alguna variar deprofesión porque la necesidad fuera menor que la producción quehacia, como tendría el campo libre por una educación científica yprofesional, y además, por la facilidad de toda clase de medios noocasionaría la más leve perturbación.

    En último término, la gran propiedad individualista mata toda concu-rrencia y alcanza un poder dictatorial con el cual impone a su antojoel precio y la calidad de los productos. La propiedad colectiva que

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    ofrece siempre al individuo todos los medios de aplicar su actividad,que hace que el bienestar individual no dependa ya de una eventuali-dad, quita por este hecho toda ocasión a la vez que toda necesidad deque nadie se rodee de privilegios y fuerza que se oponga a los inter-eses generales, a la sociedad entera. Con esta forma de la propiedad,la concurrencia pierde todo el carácter de lucha y desaparecen todassus funestas consecuencias para convertirse en estímulo, en satisfac-ción y para derramar igualmente sobre todos los beneficios, y progre-sos de esta gran emulación.

    Las condiciones en que hoy están los obreros respecto del capitalistay del trabajo, es causa, como ya hemos visto, de que descuiden laconservación de los instrumentos de trabajo, de lo que se siguengrandes pérdidas. Este mal se ha querido evitar convirtiendo a algu-nos obreros en una especie de policía que con los nombres de regen-tes, oficiales mayores, capataces, etc., hacen cuanto creen útil a susamos, aunque sea indigno y perjudicial para sus antiguos compañeros.

    En la propiedad colectiva, donde cada cual tiene el mismo interés, ypor lo tanto, desaparece todo género de antagonismo, todos conser-varán los instrumentos de trabajo y economizarán materiales y tiem-po, sin necesidad de excitaciones humillantes; como el obrero serádueño de su trabajo, de su actividad y nadie podrá robárselos, losaplicará en una escala superior a la en que hoy lo hace, y como porotra parte será responsable delante de la colectividad de la conserva-ción y renovación del instrumento de trabajo, le cuidará necesaria-mente a fin de perjudicar menos sus intereses.

    VRESULTADOS SOCIALES

    La participación de las mujeres y los niños en el trabajo es una con-secuencia fatal del progreso de la industria. Si las instituciones socia-les, creadas en virtud del estado de una época determinada y autori-zada por muchos siglos de existencia, una religión, unas leyes y unas

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    costumbres especiales, no armonizan con el progreso y, por conse-cuencia, se derrumban, es necesario aceptarlo, porque todos los es-fuerzos humanos serían impotentes para evitarlo; en su consecuencia,si los hechos económicos trastornan estas instituciones, todo nuestrotrabajo debe dirigirse a conformarlas con ellos; no a contrarrestarlas,porque es imposible. Todas las lamentaciones que los tradicionalistashacen son vanas e inútiles y no deben distraer por un momento laatención de hombres serios.

    El empleo de la mujer y del niño en el trabajo es una abominaciónhoy por la explotación a que se los somete, y porque es un medio deque los burgueses se valen para reducir el trabajo al más ínfimo esta-do, para tiranizar más al proletariado; pero será un bien cuando lapropiedad sea colectiva, porque librará a la mujer de la tiranía brutaldel hombre, de la raquítica estrechez del hogar doméstico, abriráanchos horizontes a su inteligencia y a su actividad, y al hacerla librela hará digna de la libertad. El niño no seguirá ya el sendero que lamiseria y la ignorancia de sus padres le indiquen, sino que, unido asus infantiles compañeros y al amparo de convenientes sistemas deeducación y desarrollo, formarán al hombre que debe vivir la vida dela libertad, de clara inteligencia y de carácter enérgico.

    La forma en que esto debe hacerse no es de este momento ni puedepreverse ahora; pero sí aseguramos, sin temor de equivocarnos, quela actual familia está destinada a desaparecer por la fatalidad de lasleyes económicas.

    Con el régimen de la propiedad individual desaparece toda diferenciade clase y por consecuencia todos los medios que la clase reinanteemplea para sostenerse.

    Lejos de tener interés la sociedad, como sucede hoy, en el embrute-cimiento del obrero, hará todo lo posible por hacerle instruido, por-que estando el individuo interesado en el desarrollo general de lasociedad y consistiendo este desarrollo en el de todas las individuali-dades, procurará por todos los medios alcanzarle.

  • Anselmo Lorenzo: El Proletariado militante, tomo 2 - pág. 47 -

    La instrucción integral, que pondrá a disposición de la generaciónnueva la última palabra de la ciencia, producirá seres en perfectadisposición de desarrollar todas sus facultades físicas e intelectuales.

    El Estado, el ejército y la política, que sólo viven hoy para la conser-vación de los privilegios, desaparecerán por carecer de base y deobjeto el día en que por la transformaci�