Fragmentos de Antropologia Anarquista

download Fragmentos de Antropologia Anarquista

of 61

Transcript of Fragmentos de Antropologia Anarquista

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    1/61

    David Graeber

    Fragmentos deantropologa anarquista

    Viruseditorial

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    2/61

    ndice

    Por qu hay tan pocosanarquistas en la academia? 7Esto no signica que una teora anarquista sea imposible 14

    Graves, Brown, Mauss, Sorel 19

    La antropologa anarquista que ya casi existe 29Hacia una teora del contrapoder imaginario 34

    Derribando muros 47Objeciones obvias 49

    Un experimento del pensamiento o derribando muros 56

    Qu hara falta para derribar esos muros? 63

    Principios de una ciencia que no existe 73

    Algunas posibles lneas de pensamientoy organizacin actuales 87La globalizacin y la abolicin de las desigualdades Norte-Sur 89

    La lucha contra el trabajo 91

    LA DEMOCRACIA 94

    ANTROPOLOGA (donde el autor muerdeen cierta medida, a su pesar la mano de quien le da de comer) 105

    -Esta licencia permite copiar, distribuir, exhibir e interpretar este texto, siempre y cuandose cumplan las siguientes condiciones:

    Autora-atribucin:se deber respetar la autora del texto y de su traduccin. Siem-pre habr de constar el nombre del autor/a y del traductor/a.No comercial: no se puede utilizar este trabajo con fnes comerciales.No derivados: no se puede alterar, transormar, modifcar o reconstruir este texto.Los trminos de esta licencia debern constar de una manera clara para cualquieruso o distribucin del texto. Estas conciciones slo se podrn alterar con el permiso

    expreso del autor/a.

    Este libro tiene una licencia Creative Commons Attribution-NoDerivs-NonCommercial.Para consultar las condiciones de esta licencia se puede visitar: http://creative com-mons.org/licenses/by-nd-nc/1.0/ o enviar una carta a Creative Commons, 559 Nathan

    Abbot Way, Stanford, California 94305, EE. UU. 2011 de la presente edicin, Virus editorial 2004 David Graeber, Prickly Paradigm Press, LLC

    Creative Commons

    LICENCIA CREATIVE COMMONSautora - no derivados - no comercial 1.0

    David Graeber

    Fragmentos de antropologa anarquista

    Maquetacin:Virus editorial

    Cubierta:Seisdedos Garca y Silvio Garca-Aguirre Lpez-Gay

    Traduccin del ingls: Ambar Sewell

    Primera edicin en castellano:abril de 2011

    Lallevir SL / VIRUS editorial

    C/ Aurora, 23 baixos, 08001 Barcelona

    T. / Fax: 93 441 38 14C/e.: [email protected]

    www.viruseditorial.net

    Impreso en:

    Imprenta LUNA

    Muelle de la Merced, 3, 2. izq.

    48003 Bilbao

    Tel.: 94 416 75 18

    Fax.: 94 415 32 98

    C/e.: [email protected]

    ISBN-13: 978-84-92559-22-0

    Depsito legal:

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    3/61

    Anarquismo:Nombre dado al principio oteora de la vida y la conductaque concibe una sociedad singobierno; sociedad en la que

    la armona se obtiene no porla sumisin a la ley, ni por laobediencia a la autoridad, sinomediante acuerdos libres entrelos dierentes grupos, territorialesy proesionales, constituidoslibremente para la producciny el consumo, as como parala satisaccin de la infnitavariedad de necesidades yaspiraciones de un ser civilizado.

    Piotr Kropotkin,Encyclopedia Britannica

    En pocas palabras, si no eres unutpico, es que eres imbcil.

    Jonothon Feldman, Indigenous Planning Times

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    4/61

    Por qu hay tan pocos

    anarquistas enla academia?

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    5/61

    9

    sta es una cuestin pertinente ya que hoy en da el anarquis mo como losoa poltica est en apogeo. Los movimientosanarquistas o inspirados en el anarquismo crecen por todaspartes; los principios anarquistas tradicionales autono ma, asociacin voluntaria, autoorganizacin, ayuda mutua,democracia directa se pueden encontrar tanto en las ba ses organizativas del movimiento de la globalizacin comoen una gran variedad de movimientos radicales en cualquierparte del mundo. Los revolucionarios de Mxico, Argentina,

    India y otros lugares han ido abandonando cada vez ms losdiscursos que abogaban por la toma del poder y han empe zado a ormular ideas dierentes acerca de qu podra signi car una revolucin. Es cierto que la mayora utiliza todavacon timidez la palabra anarquista, pero como ha sealadorecientemente Barbara Epstein, el anarquismo ya ha ocupa do sobradamente el lugar que el marxismo tena en los mo vimientos sociales de los aos sesenta. Incluso aquellos queno se consideran a s mismos anarquistas se ven abocados adenirse en relacin a ste e inspirarse en sus ideas.

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    6/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    10 11

    Por qu hay tan pocos anarquistas en la academia?

    Sin embargo, esto apenas se refeja en las universidades.La mayora de acadmicos suele tener una idea muy vaga so bre qu es el anarquismo, o lo rechazan sirvindose de losestereotipos ms burdos. (Organizacin anarquista! Aca so no constituye eso un contrasentido?) En los EE.UU. haymiles de acadmicos marxistas de una escuela u otra, peroapenas una docena de proesores dispuestos a autodenomi narse anarquistas.

    Se trata de una cuestin de tiempo? Es posible. Quiz enunos aos las universidades estn a rebosar de anarquistas,pero no albergo grandes esperanzas. Parece que el marxismotiene una anidad con la universidad que el anarquismo nun ca tendr. Despus de todo, se trata del nico gran movi miento social inventado por un acadmico, aunque luego seconvirtiera en un movimiento que persegua la unin de laclase obrera. La mayora de los ensayos sobre la historia delanarquismo arman que sus orgenes ueron similares a losdel marxismo: el anarquismo se presenta como una creacinde ciertos pensadores decimonnicos Proudhon, Bakunin,Kropotkin, etc., uente de inspiracin de organizacionesobreras, que se vera envuelto en luchas polticas, dividido encorrientes... El anarquismo, en los relatos ms comunes, sesuele presentar como el pariente pobre del marxismo, teri camente un poco cojo, el cual se ve compensado, sin embar go, en el plano ideolgico por su pasin y sinceridad. Pero dehecho, la analoga es orzada, en el mejor de los casos. Los

    padres undadores decimonnicos nunca creyeron haberinventado nada particularmente nuevo. Los principios bsi cos del anarquismo autoorganizacin, asociacin volunta ria, ayuda mutua se reeren a ormas de comportamientohumano que se consideraba haban ormado parte de la hu manidad desde sus inicios. Lo mismo se puede decir de surechazo del Estado y de todas las ormas de violencia estruc tural, desigualdad o dominio (anarquismo quiere decir, lite ralmente, sin gobernantes), y tambin del reconocimientode que todas estas ormas se relacionan y reuerzan hasta

    cierto punto entre s. Estas ideas nunca se presentaron comoel germen de una nueva doctrina. Y de hecho, no lo eran: sepuede encontrar constancia de gente que deendi semejan tes argumentos a lo largo de la historia, a pesar de que todoapunta a que, en casi todo momento y lugar, estas opinionesraramente se expresaban por escrito. Nos reerimos, por lotanto, menos a un cuerpo terico que a una actitud o inclusopodramos decir una e: el rechazo de cierto tipo de relacio nes sociales, la conanza en que otras sern mucho mejorespara construir una sociedad habitable, la creencia de que talsociedad podra realmente existir.

    Si adems se comparan las escuelas histricas del marxis mo y el anarquismo, se observa que se trata de proyectos un damentalmente dierentes. Las escuelas marxistas poseenautores. As como el marxismo surgi de la mente de Marx,del mismo modo tenemos leninistas, maostas, trotskistas,gramscianos, althusserianos... (Ntese que la lista est enca bezada por jees de Estado y desciende gradualmente hastallegar a los proesores ranceses). Pierre Bourdieu seal enuna ocasin que si el mundo acadmico uese como un juegoen que los expertos luchan por el poder, uno sabra que havencido cuando esos mismos expertos empiecen a preguntar se cmo crear un adjetivo a partir de su nombre. Es precisa mente para preservar la posibilidad de ganar este juego quelos intelectuales insisten en continuar usando en sus discusio nes teoras de la historia del tipo Gran Hombre, de las que

    sin duda se moaran en cualquier otro contexto. Las ideas deFoucault, como las de Trotsky, nunca son tratadas como unproducto directo de un cierto medio intelectual, resultado deconversaciones interminables y de discusiones en las que par ticipan cientos de personas, sino como el producto del geniode un solo individuo o, muy ocasionalmente, de una mujer.Tampoco se trata de que la poltica marxista se haya organi zado como una disciplina acadmica o de que se haya conver tido en un modelo para medir, cada vez ms, el grado de ra dicalidad de los intelectuales. En realidad, ambos procesos

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    7/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    12 13

    Por qu hay tan pocos anarquistas en la academia?

    se han desarrollado en paralelo. Desde la perspectiva de laacademia, esto ha producido resultados satisactorios elsentimiento de que debe existir algn princ ipio moral, de quelas preocupaciones acadmicas deben ser relevantes para lavida de la gente, pero tambin desastrosos: han convertidogran parte del debate intelectual en una parodia de la polticasectaria, en la que todos se esuerzan por caricaturizar losargumentos del otro no solo para mostrar lo errneos queson, sino sobre todo lo malvolos y peligrosos que puedenllegar a ser. Y todo ello cuando las discusiones que se plan tean se sirven de un lenguaje tan hermtico que solo quienesse hayan podido permitir siete aos de estudios superiorespodrn tener acceso a ellas.

    Consideremos ahora las dierentes escuelas del anarquis mo. Hay anarcosindicalistas, anarcocomunistas, insurreccionalistas, cooperativistas, individualistas, plataormistas...Ninguna le debe su nombre a un Gran Pensador; por el con trario, todas reciben su nombre de algn tipo de prctica o,ms a menudo, de un principio organizacional. (Signicati vamente, las corrientes marxistas que no reciben su nombrede pensadores, como la autonoma o el comunismo consejis ta, son las ms prximas al anarquismo). A los anarquistasles gusta destacar por su prctica y por cmo se organizanpara llevarla a cabo y, de hecho, han consagrado la mayorparte de su tiempo a pensar y discutir precisamente eso. Losanarquistas jams se han interesado demasiado por las cues

    tiones estratgicas y loscas que han preocupado histri camente a los marxistas. As los anarquistas consideran quecuestiones como son los campesinos una clase potencial mente revolucionaria? es algo que deben decid ir los propioscampesinos. Cul es la naturaleza de la orma mercanca?En lugar de ello, discuten sobre cul es la orma verdadera mente democrtica de organizar una asamblea y en qu mo mento la organizacin deja de ser enriquecedora y coarta lalibertad individual. O sobre qu tica debe prevalecer en laoposicin al poder: qu es accin directa?, es necesario (o

    correcto) condenar pblicamente a alguien que asesina a unjee de Estado?, o puede ser considerado el asesinato un ac to moral, especialmente cuando evita algo terrible, comouna guerra?, cundo es correcto apedrear una ventana?

    En resumen:1. El marxismo ha tendido a ser un discurso terico o ana

    ltico sobre la estrategia revolucionaria.2. El anarquismo ha tendido a ser un discurso tico sobre

    la prctica revolucionaria.

    Obviamente, todo lo que he dicho hasta ahora no deja deser un poco caricaturesco (ha habido grupos anarquistasmuy sectarios y muchos marxistas libertarios, partidarios dela prctica, incluyndome posiblemente a m). De todas or mas, tal y como he sealado, esto implica una gran comple mentariedad potencial entre ambos. Y de hecho, la ha habi do: Mijal Bakunin, aparte de discutir con Marx sobrecuestiones de ndole prctico en incontables ocasiones, tam bin tradujo personalmente El Capitalal ruso. Pero, adems,acilita la comprensin de por qu hay tan pocos anarquistasen la academia. No se trata simplemente de que el anarquis mo no emplee una teora elevada, sino que sus preocupacio nes se circunscriben sobre todo a las ormas de prctica; in siste, antes que nada, en que los medios deben ser acordescon los nes; no se puede generar libertad a travs de mediosautoritarios. De hecho, y en la medida de lo posible, uno

    debe anticipar la sociedad que desea crear en sus relacionescon sus amigos y compaeros. Esto no encaja demasiado biencon trabajar en la universidad, quiz la nica institucin oc cidental, adems de la iglesia catlica y de la monarqua bri tnica, que ha permanecido inalterable desde la Edad Media,promoviendo debates intelectuales en hoteles de lujo y pre tendiendo incluso que todo ello omenta la revolucin. Almenos, cabe esperar que un proesor abiertamente anarquis ta cuestione cmo uncionan las universidades no me ree ro aqu a solicitar un departamento de estudios anarquistas

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    8/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    14 15

    Por qu hay tan pocos anarquistas en la academia?

    y eso, por supuesto, le iba a traer muchas ms complicacionesque cualquier cosa que jams pudiera escribir.

    Esto no signifca que una teora anarquista

    sea imposible

    Esto no quiere decir que los anarquistas deban estar con-tra la teora. Despus de todo, el anarquismo es en s mismouna idea, aunque sea muy antigua. Tambin es un proyecto,que se plantea empezar a crear las instituciones de una nue va sociedad en el seno de la vieja, poner al descubierto,subvertir y socavar las estructuras de dominio, pero siempreprocediendo de una manera democrtica, demostrando deese modo que dichas estructuras son innecesarias. Eviden temente, un proyecto de estas caractersticas necesita lasherramientas que proporcionan el anlisis intelectual y elconocimiento. Quiz no necesite de una Gran Teora, en unsentido amiliar y, por supuesto, no requiere en absoluto deuna Gran Teora Anarquista. Eso sera completamente con trario a su espritu. Creo que sera mucho mejor algo acordeal espritu de los procesos anarquistas de toma de decisiny vlido tanto para pequeos grupos de anidad como paraencuentros de miles de personas. La mayora de los gruposanarquistas opera por un proceso de consenso que se ha de sarrollado, en muchos sentidos, como lo contrario del estilo

    de voto a mano alzada, divisor y sectario, tan popular entreotros grupos radicales. Aplicado a la teora, esto signicaaceptar la necesidad de una gran diversidad de perspectivastericas amplias, unidas por algunas premisas y compromi sos comunes. En el proceso de consenso, todo el mundo sepone de acuerdo desde el inicio en una serie de principiosamplios de unidad asumidos como necesarios para la cohe sin del grupo; pero, ms all de esto, se acepta como unaobviedad que nadie va a convertir a nadie completamente asus puntos de vista y que es mejor que no lo intente; y que,

    por tanto, la discusin se debe centrar en el tema concretode la accin y en trazar un plan aceptado por todos y quenadie pueda sentir como una violacin de sus principios. Esposible ver un paralelismo aqu: una serie de perspectivasdiversas unidas por su deseo comn de entender la condicinhumana y de avanzar en la direccin de una mayor libertad.Se basa ms en la necesidad de buscar proyectos particula res que se reuercen mutuamente que en demostrar que losdems parten de suposiciones errneas. Que las teoras seandistantes en determinados aspectos no quiere decir que nopuedan existir ni reorzarse mutuamente, del mismo modoque el hecho de que los individuos tengan puntos de vistanicos e irreconciliables no implica que no puedan ser ami gos o amantes o trabajar en proyectos comunes.

    Ms que una Gran Teora, podramos decir que lo que lealta al anarquismo es una Base Terica: un mecanismo pa ra conrontar los problemas reales e inmediatos que emer gen de todo proyecto de transormacin. En realidad, laciencia social ocial no es de gran ayuda porque en ella estetipo de problemas se clasican como cuestiones polticas yningn anarquista que se precie querra tener nada que vercon ello.

    contra la poltica (un pequeo manifesto):La nocin de poltica presupone un Estado o aparato degobierno que impone su voluntad a los dems. La polti

    ca es la negacin de lo poltico; la poltica est al serviciode alguna orma de lite, que arma conocer mejor quelos dems como deben manejarse los asuntos pblicos. Laparticipacin en los debates polticos lo nico que puedeconseguir es reducir el dao causado, dado que la polticaes contraria a la idea de que la gente administre sus pro pios asuntos.

    As que, en este caso, la pregunta es la siguiente: qu tipode teora social puede ser realmente de inters para quienes

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    9/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    16 17

    Por qu hay tan pocos anarquistas en la academia?

    intentamos crear un mundo en el cual la gente sea libre paraadministrar sus propios asuntos?

    Este ensayo est dedicado a analizar esta cuestin.Para empezar, dira que una teora de esta ndole debe

    tener algunas premisas iniciales. No demasiadas. Probable mente con dos basta. Primero, deber partir de la hiptesisque otro mundo es posible, como dice una cancin popularbrasilea; que instituciones como el Estado, el capitalismo, elracismo o el patriarcado, no son inevitables; que sera posibleun mundo en que semejantes cosas no existieran y en el que,como resultado de ello, todos estaramos mucho mejor. Com prometerse con este principio es casi un acto de e, ya quecmo podemos estar seguros de que es posible? Podra dar se el caso de que un mundo as uese imposible. Pero tambinse podra argumentar que es precisamente esta imposibilidadde tener un conocimiento absoluto la que convierte el opti mismo en un imperativo moral. Como tampoco se puede sa ber si es imposible un mundo radicalmente nuevo, no esta mos acaso traicionando a todos al insistir en continuar justicando y reproduciendo el embrollo actual? De todasormas, aunque nos equivoquemos, seguro que as nos acer camos mucho ms.

    contra el antiutopismo (otro pequeo manifesto)Aqu, por supuesto, debemos lidiar con la inevitable obje cin: el utopismo nos ha conducido a verdaderos horrores,

    como el hecho de que estalinistas, maostas y otros idealis tas trataran de dar ormas imposibles a la sociedad, asesi nando a millones de personas en el proceso.

    Este argumento esconde un malentendido: que el proble ma resida en imaginar mundos mejores. Los estalinistas y lagente de su ralea no asesinaron en nombre de grandes sueosen realidad los estalinistas eran conocidos por su alta deimaginacin, sino porque conundieron sus sueos concertidumbres cientcas. Esto los indujo a creerse en el dere

    cho de imponer sus visiones a travs de una maquinaria deviolencia. Sea como sea, los anarquistas no se proponen nadaparecido. Los anarquistas no creen en un desarrollo inevita ble de la historia ni en que se pueda avanzar ms rpidamen te hacia la libertad creando nuevas ormas de coercin. Dehecho, todas las ormas de violencia sistmica son (entreotras cosas) asaltos al papel de la imaginacin como princi pio poltico, y la nica va para empezar a pensar en la elimi nacin de la violencia sistmica es reconocer esto.

    Sin duda, se podran escribir libros muy gruesos sobre lasatrocidades que han cometido los cnicos y otros pesimistas alo largo de la historia...

    As pues, sta es la primera proposicin. La segunda seraque cualquier teora social anarquista debera rechazar deorma consciente cualquier indicio de vanguardismo. El rolde los intelectuales no es, denitivamente, el de ormar unalite que pueda desarrollar los anlisis estratgicos adecua dos y dirigir luego a las masas para que los sigan. Pero enton ces, cul es su papel? ste es uno de los motivos por los quehe titulado este ensayo Fragmentos de una antropologaanarquista, porque considero que ste es un campo en elque la antropologa est especialmente bien posicionadapara ayudarnos. Y no solo porque la mayora de comunida des basadas en el autogobierno y en economas uera delmercado capitalista que existen en la actualidad hayan sido

    investigadas por antroplogos, y no por socilogos o historia dores, sino tambin porque la etnograa proporciona por lomenos algo equiparable a un modelo, aunque muy rudimen tario, de como podra uncionar una prctica intelectual re volucionaria no vanguardista. Cuando se realiza una etno graa, se observa lo que la gente hace, tratando de extraer lalgica simblica, moral o pragmtica que subyace en sus ac ciones, se intenta encontrar el sentido de los hbitos y de lasacciones de un grupo, un sentido del que el propio grupo mu chas veces no es completamente consciente. Un rol evidente

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    10/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    18

    del intelectual radical es precisamente ese: observar a aque llos que estn creando alternativas viables, intentar anticiparcules pueden ser las enormes implicaciones de lo que (ya) seest haciendo, y devolver esas ideas no como prescripciones,sino como contribuciones, posibilidades, como regalos. Esoes lo que he tratado de hacer en los prraos anteriores cuan do suger que la teora social se podra reinventar a s mismaa la manera de un proceso democrtico directo. Y comoapunta el ejemplo, dicho proyecto debera tener en realidaddos aspectos o momentos, si se preere: uno etnogrco yotro utpico, en un dilogo constante.

    Nada de esto tiene mucho que ver con lo que la antropolo ga, incluso la antropologa radical, ha hecho durante al me nos los ltimos cien aos. Aun as, a lo largo de los aos haexistido una extraa anidad entre la antropologa y el anar quismo que es en s misma signicativa.

    Graves, Brown,Mauss, Sorel

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    11/61

    21

    La cuestin no es, ni mucho menos, que los antroplogosabrazasen el anarquismo o, incluso, que adoptaran conscien temente las ideas anarquistas, sino ms bien que se movanen los mismos crculos, que sus ideas se infuenciaban rec procamente, que haba algo en el pensamiento antropolgicoen particular su gran conocimiento de la gran variedad deposibilidades humanas que le proporcionaba su anidadcon el anarquismo.

    Empecemos con Sir James Frazer, a pesar de que nadiehay ms alejado del anarquismo. Frazer, catedrtico de An tropologa en Cambridge a nales del XIX, era el tpico vic toriano pesado que escriba inormes sobre las costumbressalvajes basndose sobre todo en los resultados de los cues tionarios que se enviaban a los misioneros y a los ociales delas colonias. Aparentemente, su actitud terica era muy con descendiente armaba que casi todos los mitos, la magia ylos rituales se basaban en estpidos errores lgicos, perosu obra maestra, La rama dorada, contena tal cantidad de

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    12/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    22 23

    Graves, Brown, Mauss, Sorel

    descripciones exuberantes, antasiosas y extraamente her mosas de los espritus de los rboles, los obispos eunucos, losdioses moribundos de la vegetacin y el sacricio de los reyesdivinos, que ue la inspiracin de toda una generacin depoetas y literatos. Entre ellos guraba Robert Graves, unpoeta britnico que se hizo amoso escribiendo versos mor daces en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial.Al nal del conficto, Graves termin en un hospital en Fran cia, por causa de una neurosis provocada por la guerra, y allue tratado por el doctor W. H. R. Rivers, antroplogo brit nico conocido por su expedicin al estrecho de Torres, queadems era psiquiatra. Graves qued tan impresionado conRivers que llegara a proponer, ms adelante, que todos losgobiernos del mundo deban ser dirigidos por antroplogosproesionales. Es cierto que no se trataba de un sentimientodemasiado anarquista, pero Graves sola inclinarse por op ciones polticas ms bien raras. Al nal, termin abandonan do por completo la civilizacin la sociedad industrial yse instal en un pueblo de la isla de Mallorca, donde pasaraaproximadamente los cincuenta ltimos aos de su vida so breviviendo gracias a las novelas que escriba y a la edicin,asimismo, de numerosos libros de poesas de amor y una se rie de ensayos que se encuentran entre los ms subversivosque se hayan escrito jams.

    La tesis de Graves era, entre otras, que la grandeza es unapatologa; que los grandes hombres eran esencialmente

    destructores y los grandes poetas no eran mejores (sus ar chienemigos eran Virgilio, Milton y Pound), que la poesa deverdad siempre ha sido y contina siendo una celebracin m tica de una antigua Diosa Suprema, de la que Frazer solo en trevi conusos destellos, y cuyos seguidores matriarcalesueron conquistados y destruidos por las hordas arias queHitler adoraba y que llegaron desde las estepas ucranianas aprincipios de la Edad del Bronce (aunque sobreviviran unpoco ms de tiempo en la Creta minoica). En un libro llama do La diosa blanca: una gramtica histrica del mito potico,

    Graves intent establecer los rudimentos de un calendario delos ritos en dierentes partes de Europa, centrndose en elasesinato ritual peridico de los consortes reales de la diosa,lo que entre otras cosas garantizaba que no hubiera ningngran hombre descontrolado, y terminando el libro con unallamada a un eventual colapso de la sociedad industrial. Heutilizado aqu el verbo intentar con prudencia. Lo que re sulta delicioso, si bien conuso, en los libros de Graves, es queresulta tan evidente que disruta escribindolos, lanzandouna tesis estrambtica tras otra, que se hace imposible dis cernir qu es lo que podemos tomarnos en serio; e incluso siesta cuestin es importante. En un ensayo, escrito en los aoscincuenta, Graves inventa la distincin entre razonabilidady racionalidad que ms tarde hara amosa Stephen Toul min en los ochenta, pero lo hace en un ensayo escrito paradeender a la mujer de Scrates, Jantipa, de su reputacin degruona espantosa. (Su argumento: imaginaos como debaser la vida conyugal con Scrates.)

    Crea realmente Graves que las mujeres son siempre su periores a los hombres? Esperaba que nos creyramos quehaba solucionado un problema mtico cayendo en un tranceanalptico en el que escuch una conversacin sobre los pe ces entre un historiador griego y un ocial romano en Chipreen el ao 54 de nuestra era? Vale la pena plantear estas pre guntas porque ue en la oscuridad de estas obras donde esen cialmente Graves invent dos tradiciones intelectuales die

    rentes que ms tarde se convertiran en las principales lneastericas del anarquismo moderno, si bien se admite, por logeneral, que se trata de las dos ms excntricas. Por una par te, el culto a la Gran Diosa que, una vez revivido, se ha con vertido en una de las inspiraciones directas del anarquismopagano para los derviches hippies, siempre bienvenidos enlas acciones de masa porque parecen tener un don para in fuir en el tiempo. Por otra parte, el rechazo de Graves de lacivilizacin industrial y su deseo de un colapso econmicogeneral ha sido llevado an ms lejos por los primitivistas,

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    13/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    24 25

    Graves, Brown, Mauss, Sorel

    cuyo representante ms amoso (y extremo) es John Zerzan,que ha llegado a argumentar que incluso la agricultura hasido un grandioso error histrico. Curiosamente, tanto lospaganos como los primitivistas comparten por igual la cuali dad ineable que hace del trabajo de Graves algo tan espe cial: es verdaderamente imposible saber a qu nivel debemosleerles. Es al mismo tiempo una parodia ridcula y algo muyserio.

    Tambin ha habido antroplogos, entre los cuales desta can algunos de los undadores de la disciplina, que se haninteresado por la poltica anarquista o anarquizante.

    El caso ms notable es el de un estudiante de nales delXIX llamado Al Brown, conocido por sus compaeros de launiversidad como Anarchy Brown. Brown era un admira dor del amoso prncipe anarquista (que, por supuesto, re nunci a su ttulo) Peter Kropotkin, explorador del rtico ynaturalista que condujo al darwinismo social a una crisis dela que todava no se ha recuperado por completo, documen tando de qu modo las especies con mayor xito son aquellasque cooperan con ms ecacia. (La sociobiologa surgi bsi camente para intentar dar respuesta a Kropotkin.) Ms tar de, Brown empezara a vestir una capa y a utilizar un mon culo y adoptara un nombre muy chic y aristocrtico (A. R.Radclie Brown) y, nalmente, en los aos veinte y treinta,se convertira en el principal terico de la antropologa socialbritnica. Al Brown ms maduro no le gustaba demasiado

    hablar de sus aventuras polticas juveniles, pero probable mente no sea ninguna coincidencia que su principal intersterico siguiera siendo el mantenimiento del orden socialuera del Estado.

    Pero quiz el caso ms intrigante sea el de Marcel Mauss,contemporneo de Radclie Brown e inventor de la antro pologa rancesa. Mauss era hijo de padres judos ortodoxosy sobrino de Emile Durkheim, el undador de la sociologarancesa, lo que tena un lado bueno y otro malo. Adems,Mauss era socialista revolucionario. Durante gran parte de

    su vida dirigi una cooperativa de consumo en Pars y escri ba sin descanso artculos para peridicos socialistas, desa rrollando proyectos de investigacin sobre las cooperativasen otros pases e intentando crear vnculos entre ellas con eln de construir una economa anticapitalista alternativa. Suobra ms amosa ue escrita en respuesta a la crisis del socia lismo que observ en la reintroduccin del mercado por par te de Lenin en la Unin Sovitica de los aos veinte: si resul taba imposible erradicar la economa monetaria incluso enRusia, que era la sociedad menos monetarizada de Europa,entonces los revolucionarios quiz debieran empezar a inte resarse por los inormes etnogrcos, para ver qu tipo decriatura era el mercado y qu aspecto podan tener algunasalternativas viables al capitalismo. De ah que en su Ensayo sobre el don escrito en 1925, y en el que sealaba (entreotras cosas) que el origen de todos los contratos est en elcomunismo, en un compromiso incondicional para con lasnecesidades de los dems armase que, a pesar de lo quemuchos libros de texto de economa sostienen, ha existidouna economa basada en el trueque: que las sociedades quetodava hoy no emplean el dinero han sido economas detrueque en las que las distinciones que hacemos hoy entreinters y altruismo, persona y propiedad, libertad y obliga cin, simplemente no han existido.

    Mauss crea que el socialismo jams podra ser construidopor decreto estatal sino que era un proceso gradual, que se

    desarrollaba desde la base, que era posible crear una nuevasociedad basada en la ayuda mutua y en la autoorganizacinen el seno de la vieja. Senta que las prcticas populares yaexistentes orecan la base tanto para la crtica moral del ca pitalismo como para ormarse una idea de cmo podra ser lasociedad utura. Se trata sin duda de posiciones anarquistasclsicas, aunque Mauss no se considerase anarquista. De he cho, jams dedic una palabra amable a los anarquistas, yesto es as porque al parecer identicaba el anarquismo conla gura de Georges Sorel, un anarcosindicalista y antisemita

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    14/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    26 27

    Graves, Brown, Mauss, Sorel

    rancs que a nivel personal era, por lo visto, muy desagrada ble, y cuya obra ms amosa en la actualidad es su ensayoRefexiones sobre la violencia. Sorel armaba que como lasmasas no se podan considerar undamentalmente ni buenasni racionales, era una tontera dirigirse a ellas utilizando ar gumentos razonados. La poltica es el arte de inspirar a losdems mediante grandes mitos. Sugera que para los revolu cionarios ese mito poda ser el de una huelga general apoca lptica, un momento de transormacin total. Para mantenereste mito vivo era necesaria una lite capaz de participar enactos de violencia simblica, una lite semejante al partidode vanguardia marxista (a menudo menos simblico en suuso de la violencia), que Mauss describa como una especiede conspiracin continua, una versin moderna de las socie dades polticas secretas de la Antigedad.

    En otras palabras, Mauss pensaba que Sorel, y por lo tan to el anarquismo, introduca un elemento de irracionalidad,de violencia y de vanguardismo. Les debi parecer un pocoextrao a los revolucionarios ranceses de aquella poca vera un sindicalista enatizar el poder del mito y a un antroplo go llevndole la contraria, pero en el contexto de los aosveinte y treinta, con el ascenso del ascismo en todas partes,es comprensible que un radical europeo, que adems era ju do, considerara eso algo escaloriante. Lo sucientementeescaloriante como para arrojar un jarro de agua ra sobre laimagen, muy atractiva por otro lado, de la huelga general, que

    no deja de ser la orma menos violenta de imaginar una revo lucin apocalptica. En los aos cuarenta, Mauss llegara a laconclusin de que sus sospechas haban sido undadas.

    Mauss escribi que Sorel haba aadido a la doctrina deuna vanguardia revolucionaria una nocin extrada original mente de su propio to Durkheim: la idea de corporativismo,es decir, la existencia de unas estructuras verticales unidaspor tcnicas de solidaridad social. sta tuvo una clara in fuencia en Lenin, como el propio Lenin reconoca, y luegosera adoptada por la derecha. Al nal de su vida, el propio

    Sorel sinti una simpata cada vez mayor por el ascismo, si guiendo la misma trayectoria que Mussolini (otro que en sujuventud tonte con el anarcosindicalismo) y que, segn de ca Mauss, llev las ideas de Durkheim, Sorel y Lenin hastasus ltimas consecuencias. Tambin hacia el nal de su vida,Mauss lleg a convencerse de que incluso los grandes deslesrituales de Hitler y sus procesiones de antorchas acompaa das de los cantos de Sieg heil! se inspiraban en realidad enlas descripciones que l y su to haban hecho sobre los ritua les totmicos de los aborgenes australianos. Mauss lamenta ba que cuando describamos de qu modo un ritual puedecrear solidaridad social y sumergir a un individuo en la masa,nunca se nos ocurri que alguien pudiera aplicar dichas tc nicas en la Edad Moderna!. (De hecho, Mauss se equivoca ba. Investigaciones recientes han demostrado que los mtinesde Nuremberg se inspiraban en realidad en los de Harvard.Pero sa es otra historia.) El estallido de la guerra acab conMauss, que nunca se haba recuperado por completo de laprdida de algunos de sus mejores amigos durante la PrimeraGuerra Mundial. Cuando los nazis ocuparon Pars se neg ahuir y cada da esperaba sentado en su ocina, con una pisto la en el escritorio, la llegada de la Gestapo. sta jams sepresent, pero el terror y el peso de su sentimiento de compli cidad histrica terminaron por minar su salud.

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    15/61

    La antropologa anarquistaque ya casi existe

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    16/61

    31

    Al nal, sin embargo, Marcel Mauss ha ejercido probable mente ms infuencia sobre los anarquistas que todos los de ms combinados. Y esto se debe a su inters por las ormasde moral alternativas, que permitieron empezar a pensar quesi las sociedades sin Estado y sin mercado eran como eran sedeba a que ellas deseaban activamente vivir as. Lo que paranosotros equivaldra a decir: porque eran anarquistas. Losragmentos que existen hoy de una antropologa anarquista

    derivan en su mayora de Mauss.Antes de Mauss se asuma de orma universal que las eco

    nomas sin dinero o sin mercado operaban por medio deltrueque; intentaban emular el comportamiento del mercado(adquirir bienes y servicios tiles al menor coste posible, ha cerse ricos si era posible...), pero todava no haban desarro llado rmulas sosticadas para lograrlo. Mauss demostrque en realidad se trataba de economas basadas en el don.No se basaban en el clculo, sino en el rechazo del clculo;estaban undamentadas en un sistema tico que rechazaba

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    17/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    32 33

    La antropologa anarquista que ya casi existe

    conscientemente la mayora de lo que llamaramos los princi pios bsicos de la economa. No era cuestin de que todavano hubieran aprendido a buscar el benecio a partir de me dios ms ecientes, en realidad habran considerado que ba sar una transaccin econmica, por lo menos las que se reali zaban con aquellos a quienes no se tena por enemigos, en labsqueda de benecios era algo proundamente oensivo.

    Es signicativo que uno (de los pocos) antroplogosabiertamente anarquistas de reciente memoria, otro rancs,Pierre Clastres, se hiciera amoso por argumentar algo simi lar en un plano poltico. Clastres sealaba que los antroplo gos polticos no han logrado todava superar por completo lasviejas perspectivas evolucionistas que consideraban el Esta do como una orma mucho ms sosticada de organizacinque las ormas anteriores. Se asuma tcitamente que los pue blos sin Estado, como las sociedades amaznicas que Clas tres estudiaba, no haban alcanzado el nivel de, por ejemplo,los aztecas o los incas. Pero Clastres planteaba: y si los pue blos amaznicos no uesen en absoluto ajenos a lo que po dran ser las ormas elementales de poder estatal lo quesignicara permitir a algunos hombres dar rdenes a los de ms sin que stos pudieran cuestionarlas por la amenaza deluso de la uerza y, por lo tanto, quisieran asegurarse de quealgo as no ocurriera jams? Y si resultase que consideranlas premisas undamentales de nuestra ciencia poltica mo ralmente inaceptables?

    Las similitudes entre ambos argumentos son realmentesorprendentes. En las economas del don hay a menudo espa cios para los sujetos emprendedores, pero se organiza todode tal manera que jams se podrn utilizar como plataormapara crear desigualdades permanentes en trminos de rique za, ya que quienes ms acumulen terminarn por competirentre s para ver cul es capaz de dar ms. En las sociedadesamaznicas (o norteamericanas) la instituc in del jee jugabael mismo rol en un plano poltico: su posicin exiga tanto acambio de tan poco, se hal laba tan desprotegida, que atraera

    a muy pocos sujetos con ambicin de poder. Se podra decirque los amaznicos cortaban las cabezas de sus gobernantescada pocos aos en un sentido metarico, que no literal.

    Desde esta perspectiva, y en un sentido muy real esta vez,se trataba de sociedades anarquistas. Todas ellas se undabanen un rechazo explcito de la lgica del Estado y del mercado.

    Hay, sin embargo, algunas sociedades extremada mente imperectas. La crtica ms habitual a Clastresconsiste en preguntar cmo era posible que los amaz nicos organizasen sus sociedades contra la emergenciade algo que jams haban experimentado. Una cuestiningenua, pero que pone de maniesto otra ingenuidaden la propia aproximacin de Clastres. Clastres hablaalegremente del igualitarismo radical de las propias sociedades amaznicas que eran amosas, por ejemplo,por su uso de la violacin colectiva como medio paraaterrorizar a las mujeres que transgredan los roles degnero que tenan asignados. Es un punto ciego tan lla mativo que uno se pregunta cmo pudo pasarlo por alto,especialmente si se considera que proporciona una res puesta adecuada a dicha cuestin. Quiz los hombresamaznicos conozcan ya ese poder arbitrario, incues tionable y que se mantiene gracias al uso de la uerza,porque es justamente el que ejercen contra sus mujerese hijas. Quiz por esa misma razn no quieren estructu

    ras capaces de ejercitar ese mismo poder sobre ellos.Vale la pena sealar esto porque Clastres es, en

    muchos aspectos, un romntico ingenuo. Pero desdeotra perspectiva, no existe ningn misterio. Despusde todo, la cuestin es que los amaznicos no quierendelegar en otros el poder de amenazarlos con inrin girles dao sico si no obedecen sus rdenes. Mejorharamos en preguntarnos qu dice eso de nosotros,que sentimos la necesidad de una explicacin.

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    18/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    34 35

    La antropologa anarquista que ya casi existe

    Hacia una teora del contrapoder imaginario

    A esto me reero, pues, cuando hablo de una tica alternati va. Las sociedades anarquistas no son menos conscientes dela disposicin humana a la avaricia o la vanagloria que losnorteamericanos modernos de la disposicin a la envidia, laglotonera o la pereza, solo que las consideran poco intere santes como base de su civilizacin. De hecho, consideranestos enmenos tan peligrosos moralmente que terminanorganizando gran parte de su vida social con el objeto deprevenirlos.

    Si este uera un ensayo puramente terico, explicara queste es un modo interesante de sintetizar las teoras del valory las teoras de la resistencia, pero para el objetivo que mepropongo es suciente decir que creo que Mauss y Clastreshan logrado, en cierto modo a pesar suyo, sentar las basespara una teora del contrapoder revolucionario.

    Me temo que se trata de una explicacin compleja. Irpaso a paso.

    En un discurso tpicamente revolucionario, un contrapo der es una coleccin de instituciones sociales opuestas alEstado y al capital: desde comunidades autnomas a sindica tos radicales o milicias populares. A veces tambin se conocecomo antipoder. Cuando estas instituciones se erigen caraa cara contra el Estado, se suele hablar de una situacin depoder dual. Segn esta denicin, en realidad la mayor

    parte de la historia de la humanidad se caracterizara por si tuaciones de poder dual, ya que muy pocos Estados han teni do los medios para eliminar dichas instituciones, por muchoque lo deseasen. Pero las teoras de Mauss y Clastres propo nen algo mucho ms radical: que el contrapoder, al menos ensu sentido ms elemental, existe incluso en las sociedadesdonde no hay ni Estado ni mercado y que, en dichos casos, nose halla encarnado en instituciones populares que se posicio nan contra el poder de los nobles, los reyes o los plutcratas,sino en instituciones cuyo n es garantizar que jams puedan

    existir esos tipos de personas. El contra se erige pues ren te a un aspecto latente, potencial o, si se preere, una posibi lidad dialctica inherente a la propia sociedad.

    Esto ayuda a explicar un hecho por otra parte peculiar: laorma en que las sociedades igualitarias, en particular, suelenpadecer proundas tensiones o, al menos, ormas de violenciasimblica extremas.

    Por supuesto, todas las sociedades estn, hasta cierto pun to, en guerra consigo mismas. Siempre existen enrentamien tos entre intereses, acciones o clases, y tambin es cierto quelos sistemas sociales se basan siempre en una bsqueda dedierentes ormas de valor que empuja a la gente en dieren tes direcciones. En las sociedades igualitarias, que suelen po ner un gran nasis en la creacin y el mantenimiento delconsenso comunal, esto provoca a menudo un tipo de res puesta elaborada equitativamente en orma de un mundonocturno habitado por espectros, monstruos, brujas y otrascriaturas terrorcas. Y, en consecuencia, son las sociedadesms paccas las que, en sus construcciones imaginarias delcosmos, se hallan ms acosadas por espectros en guerra per petua. Los mundos invisibles que las rodean son, literalmen te, campos de batalla. Es como si la labor incansable de lo grar el consenso ocultara una violencia intrnseca constante,o quiz sera ms apropiado decir que en la prctica es elproceso mediante el cual se calibra y se contiene esa violen cia intrnseca. Y sta es precisamente la principal uente de

    creatividad social, con todas sus contradicciones morales.Por lo tanto, la realidad poltica ltima no la constituyen es tos principios en conficto ni estos impulsos contradictorios,sino el proceso regulador que media en ellos.

    Quiz aqu nos sean de ayuda algunos ejemplos:

    Caso 1: Los piaroa, una sociedad muy igualitaria quese extiende a lo largo de los afuentes del Orinoco y quela etngraa Joanna Overing describe como anarquis ta. Los piaroa dan un gran valor a la libertad individual

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    19/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    36 37

    La antropologa anarquista que ya casi existe

    y a la autonoma, y son muy conscientes de la impor tancia de garantizar que nadie est jams bajo las rde nes de otra persona, o de la necesidad de asegurar quenadie controle los recursos econmicos hasta el puntode que pueda emplear dicho control para constreir lalibertad de los dems. Pero tambin insisten en que lapropia cultura piaroa ue la creacin de un dios malva do, un bun canbal bicalo. Los piaroa han desarro llado una losoa moral que considera la condicinhumana atrapada entre el mundo de los sentidos de deseos salvajes, presociales, y el mundo del pen samiento. Crecer signica aprender a controlar y ca nalizar dichos deseos a travs de una atentaconsideracin hacia los dems y cultivar el sentido delhumor. Pero este proceso se ve entorpecido por el he cho de que todas las ormas de conocimiento tecnol gico, por otro lado muy necesario para la vida cotidia na, tienen su origen en elementos de locura destructiva.Del mismo modo, si bien los piaroa son amosos por supacismo no se conoce el asesinato y creen que cual quier ser humano que matase a otro caera ulminadoal instante y morira del modo ms horrible, habitanun mundo en constante guerra invisible, en que los ma gos repelen los ataques de dioses predadores locos, ytodas las muertes responden a asesinatos espirituales ydeben ser vengadas mediante la masacre mgica de co

    munidades enteras (lejanas y desconocidas).

    Caso 2: Los tiv, otra sociedad notoriamente igualitaria,construyen sus casas a lo largo del ro Benue, en el cen tro de Nigeria. En comparacin con los piaroa, su vidadomstica es bastante jerrquica: los varones adultossuelen tener varias mujeres e intercambian entre elloslos derechos sobre la erti lidad de las mujeres jvenes.Los varones jvenes se pasan gran parte de la vida va gando por el poblado paterno como solteros dependien

    tes. Los tiv no lograron mantenerse uera del alcance delas incursiones en busca de esclavos en siglos pasados,sus tierras tenan mercados locales y se producan oca sionalmente pequeas guerras entre clanes, aunque lamayora de las disputas se solucionaban en grandesasambleas comunales. No existan instituciones pol ticas mayores que el poblado; de hecho, cualquier cosaque se asemejara un poco a una institucin poltica seconsideraba sospechosa per se o, para ser ms precisos,rodeada de un urea de horror oculto. Esto era as,como dijo en pocas palabras el etngrao Paul Bohan nan, debido a como vean la propia naturaleza del po der: los hombres consiguen poder consumiendo la sus tancia de los otros. Los mercados estaban protegidos,las normas que los regan se hallaban reorzadas poramuletos que encarnaban las enermedades y cuyauerza provena de partes del cuerpo humano y de lasangre. Los emprendedores que lograban crearse unacierta ama, riqueza o clientela, eran por denicin bru jos. Sus corazones estaban cubiertos por una sustanciallamada tsav, que solo poda crecer si coman carne hu mana. Aunque muchos intentaran evitarlo, se dice queexista una sociedad secreta de brujos que deslizaba tro zos de carne humana en la comida de sus vctimas, porlo que stas incurran en una deuda de carne que lesproduca antojos antinaturales que podan l legar a em

    pujarlas a comerse a toda su amilia. Esta sociedad se creta de brujos se consideraba el gobierno invisible delpas. Por tanto, el poder se institucionalizaba como unpoder maligno y cada nueva generacin surga un movi miento de caza de brujos para desenmascarar a los cul pables y poder destruir, de orma eectiva, cualquierestructura emergente de autoridad.

    Caso 3: Las tierras altas de Madagascar, donde viventre 1989 y 1991, eran un lugar muy dierente. La

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    20/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    38 39

    La antropologa anarquista que ya casi existe

    zona haba sido el centro del Estado malgache, el rei nado de Merina, desde principios del siglo XIX, y re sisti muchos aos el duro gobierno colonial. Duranteel tiempo que estuve all, existan una economa demercado y, en teora, un gobierno central, dirigido porlo que se consideraba la burguesa merina. Pero locierto es que este gobierno se haba retirado de la ma yor parte de comunidades rurales y campesinas, y s tas se gobernaban a s mismas. En muchos sentidos selas poda considerar anarquistas: la mayora de las de cisiones locales se tomaba por consenso en institucio nes inormales, el liderazgo se colocaba, en el mejor delos casos, bajo sospecha; se crea que era un error queun adulto diera rdenes a otro, especialmente si lo ha ca de orma continuada, por lo que incluso institucio nes como el trabajo asalariado se consideraban moral mente sospechosas. O para ser ms precisos, seconsideraban no malgaches, pues as se comportabanlos ranceses, los reyes malvados y los dueos de escla vos. La sociedad era, por encima de todo, muy pac ca, aunque tambin se hallaba rodeada de una guerrainvisible. Todo el mundo tena acceso a espritus o he chizos peligrosos o poda permitirles la entrada; la no che estaba dominada por brujas que bailaban desnu das sobre tumbas y montaban a los hombres como siueran caballos. Todas las enermedades se deban a la

    envidia, el odio y los ataques mgicos. Y an ms, labrujera mantena una extraa y ambivalente relacincon la identidad nacional. Si por una parte se hacanreerencias retricas al pueblo malgache como igual yunido como cabellos en una cabeza, eran escasas lasreerencias a la igualdad econmica si alguna vez seinvocaba. De todos modos, se asuma que la brujeradestruira a cualquiera que se hiciera demasiado rico opoderoso; y se tena esta brujera como algo malignopero al mismo tiempo como una sea de identidad

    malgache (los hechizos eran solo hechizos, pero loshechizos malignos eran hechizos malgaches). Losrituales de solidaridad moral, donde se invocaba elideal de igualdad, se producan precisamente en eltranscurso de aquellos rituales dirigidos a eliminar,expulsar o destruir esas brujas que, perversamente,eran la encarnacin retorcida y la aplicacin prcticadel ethos igualitario de la propia sociedad.

    Ntese que en cada caso existe un contraste sorprendenteentre un universo cosmolgico tumultuoso y el proceso so cial, que busca la mediacin, la llegada a un consenso. Ningu na de estas sociedades es completamente igualitaria, puesexisten ciertas ormas clave de dominio, al menos la de loshombres sobre las mujeres y los adultos sobre los ms jve nes. La naturaleza e intensidad de estas ormas vara enor memente: en las comunidades piaroa esas jerarquas eran tandbiles que Overing duda incluso de si se puede hablar dedominio masculino en absoluto (aunque todos los lderescomunales son siempre varones). Los tiv son otra historia.Sin embargo, siempre existen desigualdades estructurales y,por tanto, creo que es justo armar que estas anarquas nosolo son imperectas, sino que llevan en s las semillas de supropia destruccin. No es casual que cuando emergen ormasde dominio mayores, ms sistemticamente violentas, em

    pleen precisamente el lenguaje de la edad y el gnero parajusticarse a s mismas.

    Sin embargo, creo que sera un error considerar el terrory la violencia invisible simplemente como una orma de resol ver las contradicciones internas creadas por esas ormas dedesigualdad. Se podra argumentar que la violencia real, tan gible, s lo es. Por lo menos, es curioso que, en las sociedadesdonde las nicas desigualdades notables se basan en el gne ro, los nicos asesinatos que se producen son entre hombresque se matan por las mujeres. De igual modo, y en trminos

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    21/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    40 41

    La antropologa anarquista que ya casi existe

    generales, parece darse el caso de que cuanto ms pronuncia das son las dierencias entre los roles masculino y emeninoen una sociedad, ms violencia sica tiende a haber. Esto nosignica que si desapareciesen todas las desigualdades, todoincluida la imaginacin se volvera plcido y sin preocu paciones. Sospecho que, hasta cierto punto, todas esas turbu lencias emergen de la propia naturaleza del ser humano. Noexiste ninguna sociedad que no considere la vida humanacomo, undamentalmente, un problema, y por mucho que di eran en el tratamiento del mismo, consideran que la existen cia del trabajo, el sexo y la reproduccin est llena de dile mas, los deseos humanos son siempre volubles y adems estel hecho de que todos vamos a morir. As que hay mucho delo que preocuparse. Ninguno de estos dilemas desaparecersi eliminamos las desigualdades estructurales (aunque estoyseguro de que ello mejorara radicalmente las cosas). De he cho, la antasa de que la condicin humana, el deseo o lamortalidad sean cuestiones que se pueden resolver de algnmodo, es especialmente peligrosa, una imagen de la utopaque siempre parece estar al acecho tras las pretensiones delpoder y el Estado. Pero como he sugerido, de las propias ten siones inherentes al proyecto de proteger una sociedad igua litaria emerge una violencia espectral, pues de no ser as po dramos llegar a creer que la imaginacin de los tiv es muchoms turbulenta que la de los piaroa.

    Tambin Clastres crea que el Estado era la imagenresultante de una imposible resolucin de la condicinhumana. Mantena que, histricamente, la institucindel Estado no poda haber surgido de las institucionespolticas de sociedades anarquistas, que estaban dise adas para que esto jams ocurriera, sino de las insti tuciones religiosas, sealando que los proetas tupi namba dirigan a toda la poblacin en una granmigracin en busca de una tierra sin maldad. Por su puesto, y en contextos posteriores, lo que Peter Lam

    born Wilson denomina la mquina clastriana, eseconjunto de mecanismos que se oponen a la emergen cia del dominio, lo que yo llamo el aparato de contra poder, puede verse atrapado por esas antasas apoca lpticas.

    Seguro que en estos momentos el lector debe de estarpensando: De acuerdo, pero qu tiene todo esto que vercon el tipo de comunidades insurreccionalistas a las que sereeren normalmente los tericos revolucionarios cuandoemplean el concepto de contrapoder?.

    Aqu quiz sea til analizar las dierencias que hay entrelos dos primeros casos y el tercero, porque las comunidadesmalgaches que conoc en 1990 vivan en una situacin en mu chos sentidos insurreccional. Entre el siglo XIX y el XXhubo una importante transormacin en las actitudes popu lares. Casi todos los inormes del siglo XIX insistan en que,a pesar del amplio resentimiento contra el corrupto y a me nudo brutal Gobierno malgache, nadie cuestionaba la legiti midad de la monarqua en s misma o, en particular, la lealtadpersonal absoluta a la reina. Tampoco nadie hubiera cuestio nado explcitamente la esclavitud. Despus de la conquistarancesa de la isla en 1895, seguida inmediatamente por laabolicin de la monarqua y de la esclavitud, todo esto cam bi a una gran velocidad. En menos de una generacin, seempez a entrever ese tipo de actitud que sera casi universal

    cien aos ms tarde: la esclavitud era el mal y se considerabaa los reyes inherentemente inmorales porque trataban a losdems como esclavos. Al nal, todas las relaciones de domi nio (servicio militar, trabajo asalariado, trabajo orzado)aparecan en el imaginario colectivo como variedades de laesclavitud; las instituciones que previamente haban estadouera de duda eran ahora, por denicin, ilegtimas, y todoello especialmente para quienes haban tenido un acceso me nor a la educacin superior y a las ideas ilustradas rancesas.Ser malgache se convirti en sinnimo de rechazo a esas

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    22/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    42 43

    La antropologa anarquista que ya casi existe

    prcticas extranjeras. Si uno combina esta actitud con unaresistencia pasiva constante a las instituciones estatales y laelaboracin de ormas de autogobierno autnomas y relativa mente igualitarias, no estaramos acaso ante una revolu cin? Tras la crisis nanciera de los aos ochenta, el Estadose hundi en la mayor parte del pas o se convirti en unaorma vaca al carecer del respaldo de un sistema coercitivo.Los habitantes de las comunidades rurales siguieron uncio nando como lo haban hecho hasta entonces, yendo peridi camente a las ocinas a rellenar papeles aunque en la prcti ca hubiesen dejado de pagar impuestos; el Gobierno apenasprovea de servicios y en el caso de un robo o incluso de ase sinato, la polica ya no haca ni acto de presencia. Si la revo lucin consistiera en un pueblo resistiendo a algn tipo depoder considerado opresivo, identicando en l algn aspec to clave como la uente de esa opresin para a continuacindeshacerse de los opresores de orma que dicho poder queda ra eliminado para siempre de la vida cotidiana, entonces esdicil negar que se trate por tanto de una revolucin. Quizno haya habido exactamente un levantamiento, pero no poreso deja de ser una revolucin.

    Cuanto tiempo pueda durar es otro tema; era una ormade libertad muy sutil, rgil. Muchos espacios como esos hansucumbido, tanto en Madagascar como en otros lugares.Otros perduran, y a cada momento nacen nuevos. El mundocontemporneo est lleno de esos espacios anrquicos, y

    cuanto ms xito tienen, menos omos hablar de ellos. Ni si quiera cuando se acaba violentamente con ellos nos llegan alos orasteros noticias de su existencia.

    La pregunta es cmo pueden producirse cambios tanproundos en las actitudes populares de un modo tan rpido?La respuesta ms plausible es que estos cambios jams se pro dujeron. Seguramente hubo movimientos incluso durante elreinado del siglo XIX que los observadores extranjeros (in cluidos aquellos residentes que llevaban mucho tiempo en laisla) simplemente no percibieron. Pero tambin resulta evi

    dente que la imposicin del Gobierno colonial permiti unrpido reajuste de las prioridades. Y si esto es posible, yo diraque es gracias a la existencia de ormas de contrapoder pro undamente arraigadas. De hecho, una gran parte del trabajoideolgico necesario para hacer una revolucin se realizabaprecisamente en el mundo nocturno y espectral de las brujasy los magos, en las redeniciones de las implicaciones mora les de dierentes ormas de poder mgico. Pero con ello solose subraya que estas zonas espectrales siempre son el ulcrode la imaginacin moral, y tambin una especie de reservacreativa de un potencial cambio revolucionario. Es precisa mente desde estos espacios invisibles, en su mayora, al poder,de donde proviene en realidad el potencial para la insurrec cin y la extraordinaria creatividad social que aparece, no sesabe muy bien de dnde, en los momentos revolucionarios.

    Para resumir lo dicho hasta ahora, entonces:

    1. El contrapoder hunde sus races en primer lugar ysobre todo en la imaginacin. Emerge del hecho quetodas las sociedades son una maraa de contradiccio nes y que siempre estn, hasta cierto punto, en guerraconsigo mismas. O, para ser ms precisos, tiene su ori gen en la relacin entre la imaginacin prctica necesa ria para mantener una sociedad basada en el consenso(como en ltima instancia debera ser cualquier socie dad no basada en la violencia), el trabajo constante de

    identicacin imaginativa con los otros que hace po sible el entendimiento, y la violencia antasmal queparece ser su persistente y quiz inevitable corolario.

    2. En las sociedades igualitarias se puede armar queel contrapoder es la orma predominante de poder so cial. Se mantiene alerta rente a algunas posibilidadesque se consideran aterradoras dentro de la propia so ciedad, sobre todo contra la emergencia de ormas sis temticas de dominio poltico o econmico.

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    23/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    44 45

    La antropologa anarquista que ya casi existe

    2a) Institucionalmente, el contrapoder adopta laorma de lo que denominaramos instituciones dedemocracia directa, consenso y mediacin, es de cir, ormas de controlar e intervenir pblicamenteen los confictos internos que inevitablemente seproducen y de transormarlos en aquellos estadossociales (o si se preere, ormas de valor) que lasociedad considere ms deseables: convivenciali dad, unanimidad, ertilidad, prosperidad, belleza,sea cual sea su estructura.

    3. En sociedades sumamente desiguales, el contrapo der imaginativo suele concretarse en la lucha contraciertos aspectos del dominio particularmente odiososy que puede tratar de eliminar por completo de las re laciones sociales. Cuando lo logra, se convierte en uncontrapoder revolucionario.

    3a) Institucionalmente, como uente imaginativa,es responsable de la creacin de nuevas ormas so ciales y de la revalorizacin o transormacin de lasviejas, y tambin,

    4. en momentos de transormacin radical, de revolu cin en el sentido tradicional, es lo que permite, preci samente, el desarrollo de una habilidad popular desti nada a crear nuevas ormas polticas, econmicas y

    sociales. Por lo tanto, es el origen de lo que AntonioNegri denomina poder constituyente, el poder decrear constituciones.

    La mayora de los gobiernos constitucionales se conside ran hijos de la rebelin: la Revolucin americana, la Revolu cin rancesa, etc. Pero esto no siempre ha sido as. Sin em bargo, nos lleva a plantearnos una cuestin muy importantey que cualquier antropologa polticamente comprometidadeber conrontar seriamente: qu separa en realidad lo

    que nos gusta llamar mundo moderno del resto de la histo ria de la humanidad, historia de la que normalmente se ex cluye a los piaroa, tiv o malgaches? Como es de imaginar, setrata de una cuestin muy controvertida, pero me temo quees imposible evitarla porque de lo contrario quiz muchoslectores no se convenzan de la necesidad de una antropolo ga anarquista.

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    24/61

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    25/61

    49

    Como ya he sealado, en realidad no existe una antropologaanarquista. solo hay ragmentos. En la primera parte de esteensayo he intentado reunir unos cuantos y buscar temas co munes; en esta parte quiero ir ms lejos e imaginar el cuerpode teora social que podra llegar a existir en algn momentodel uturo.

    Objeciones obviasPero antes de hacerlo debo contestar la tpica objecin a unproyecto de esta naturaleza: que el estudio de las socieda des anarquistas que existen en la actualidad carece de interspara el mundo contemporneo. Despus de todo, acaso noestamos hablando de un puado de primitivos?

    Para los anarquistas que estn amiliarizados con la an tropologa, los argumentos resultan harto conocidos. El di logo tpico vendra a ser algo as:

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    26/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    50 51

    Derribando muros

    Escptico: Bueno, me tomara ms en serio la idea deanarquismo si me dieses alguna razn por la que pudierauncionar. Puedes nombrarme un nico ejemplo viablede sociedad que no haya tenido gobierno?

    Anarquista: Por supuesto. Ha habido miles, pero tepuedo nombrar las primeras que me vengan a la cabeza:los bororo, los baining, los onondaga, los wintu, los ema,los tallensi, los vezo...

    Escptico: Pero si son todos un puado de primitivos!Me reero a anarquismo en una sociedad moderna, tec nolgica.

    Anarquista: De acuerdo. Ha habido todo tipo de ex perimentos exitosos: en la autogestin obrera, por ejem plo la cooperativa de Mondragn; proyectos econmicosbasados en la idea del don, como Linux; todo tipo de or ganizaciones polticas basadas en el consenso y la demo cracia directa...

    Escptico: Claro, claro, pero son ejemplos poco repre sentativos y aislados. Me reero a sociedades enteras.

    Anarquista: Bueno, no es que la gente no lo haya in tentado. Fjate en la Comuna de Pars, en la revolucin enla Espaa republicana...

    Escptico: S, y mira lo que les pas! Los mataron atodos!

    Los dados estn trucados, es imposible ganar. Porque

    cuando el escptico habla de sociedad, en realidad se ree re a Estado o incluso a un Estado nacin. Como nadie vaa dar un ejemplo de un Estado anarquista, lo cual sera unacontradiccin terminolgica, en realidad lo que se nos pide esun ejemplo de un Estado nacin moderno al que de algnmodo se le haya extirpado el Gobierno. Por poner un ejemploal azar, como si el Gobierno de Canad hubiera sido derroca do o abolido y no reemplazado por ningn otro, y en su lugarlos ciudadanos canadienses se empezaran a organizar en co lectividades libertarias. Obviamente, jams se permitira algo

    as. En el pasado, siempre que ocurri algo similar la Co muna de Pars y la guerra civil espaola son ejemplos excelen tes todos los polticos de los Estados vecinos se apresura ron a dejar sus dierencias aparte hasta lograr detener yacabar con todos los responsables de dicha situacin.

    Existe una solucin, que es aceptar que las ormas anar quistas de organizacin no se pareceran en nada a un Esta do, que implicaran una incontable variedad de comunidades,asociaciones, redes y proyectos, a cualquier escala concebible,superponindose y cruzndose de todas las ormas imagina bles y, probablemente, de muchas que no podamos siquieraimaginar. Algunas sern muy locales, otras globales. Quiz lonico que tengan en comn es el hecho de no tener nada quever ni con el uso de armas ni con mandar a los dems callar yobedecer. Y, dado que los anarquistas no persiguen la tomadel poder en un territorio nacional, el proceso de sustitucinde un sistema por otro no adoptar la orma de un cataclismorevolucionario repentino, como la toma de la Bastil la o el asal to al Palacio de Invierno, sino que ser necesariamente gra dual, la creacin de ormas alternativas de organizacin a es cala mundial, de nuevas ormas de comunicacin, de nuevosmodos de organizar la vida menos alienados que harn que losmodos de vida actuales nos parezcan, nalmente, estpidos einnecesarios. Esto signicar, al mismo tiempo, que existennumerosos ejemplos de anarquismo viable: casi todas las or mas de organizacin disponen de alguno, en la medida que no

    han sido impuestas por una autoridad superior, desde las ban das klezmer hasta el servicio internacional de correos.

    Desgraciadamente, este argumento no satisace a la ma yora de escpticos. Quieren sociedades. De modo que unose ve obligado a rebuscar en los registros histricos y etno grcos entidades semejantes a Estados nacin (un puebloque hable una lengua comn, que viva dentro de unos lmitesterritoriales, que reconozca un conjunto comn de principioslegales...), pero que carezca de aparato estatal (lo que, si guiendo a Weber, se puede denir ms o menos como: un

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    27/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    52 53

    Derribando muros

    grupo de personas que reivindican, al menos cuando estn juntas y en cumplimiento de sus unciones ociales, el usolegtimo y exclusivo de la violencia). Tambin se pueden en contrar, si uno lo desea, comunidades relativamente peque as de estas caractersticas alejadas en el tiempo y el espacio.Pero entonces el argumento es que, precisamente por estemotivo, tampoco sirven.

    As que volvemos al problema inicial. Se asume que hayuna ruptura absoluta entre el mundo en el que vivimos y elmundo que habitan aquellos que identicamos como primi tivos, tribales o incluso campesinos. Los antroplogosno son los responsables: llevamos dcadas intentando con vencer a la gente de que no existe nada que sea primitivo,que las sociedades simples no son en absoluto simples, que jams han vivido en un aislamiento temporal, que no tienesentido hablar de la existencia de sistemas sociales ms o me nos desarrollados, pero hasta el momento no hemos hechograndes progresos. Resulta prcticamente imposible conven cer al norteamericano medio de que un puado de amazni cos podra tener algo que ensearles, ms all de la necesi dad de abandonar la civilizacin moderna e ir a vivir a laAmazonia, y el motivo es que creen hallarse en un mundoabsolutamente dierente. Y nuevamente, aunque resulteraro, esto sucede debido a nuestra orma de pensar las revo luciones.

    Dejadme retomar el argumento que esboc en el ltimo

    captulo e intentar explicar por qu creo que esto es cierto:

    un manifesto relativamente breve sobre el conceptode revolucin:El trmino revolucin est tan degradado por su usocontinuado en el lenguaje comn que se emplea paraprcticamente cualquier cosa. Cada semana se produ cen nuevas revoluciones: revoluciones nancieras, ci bernticas, mdicas o en Internet, cada vez que alguieninventa algn nuevo dispositivo de sotware.

    Esta retrica es posible porque la denicin tradi cional de revolucin siempre ha implicado un cambioen la naturaleza de un paradigma: una ruptura claraen la naturaleza de la realidad social tras la cual todocambia y ya no sirven las viejas categoras. Es tambingracias a esta denicin que es posible armar que elmundo moderno es el resultado de dos revoluciones:la Revolucin rancesa y la Revolucin industrial, apesar de que no tienen nada en comn, excepto el he cho de haber supuesto una ruptura con lo anterior. Unresultado inesperado de esto es, como seala EllenMeskins Wood, que tengamos la costumbre de hablarsobre la Modernidad como si resultara de la combi nacin de la economa britnica del laissez aire y elGobierno republicano rancs, a pesar de que jams sedieron de orma conjunta. La Revolucin industrial seprodujo bajo una extraa constitucin, anticuada yan muy medieval, mientras que la Francia del XIXue cualquier cosa menos un laissez aire.

    (El atractivo que la Revolucin rusa ejerci duran te un tiempo en el mundo en desarrollo parece deri var del hecho de que es un ejemplo en que ambos tiposde revolucin parecen converger: una toma del podernacional que condujo a una rpida industrializacin.Como resultado de ello, casi todos los gobiernos delsiglo XX en el Sur global que queran ponerse econ

    micamente al da respecto a los poderes industrialestambin deban presentarse como regmenes revolu cionarios.)

    Si existe un error lgico en todo esto es creer que elcambio social e incluso el tecnolgico uncionan delmismo modo que lo que Thomas Kuhn denomin laestructura de las revoluciones cientcas. Kuhn se re ere a acontecimientos como el cambio del universonewtoniano al einsteiniano: de repente hay un avancemuy importante tras el cual el universo es dierente.

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    28/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    54 55

    Derribando muros

    Aplicado a algo que no sean las revoluciones cient cas, implica que en realidad el mundo siempre ha sidoequivalente a nuestro conocimiento del mismo, y en elmomento en que modicamos los principios sobre losque se basa nuestro conocimiento, la realidad tambincambia. Los psiclogos del desarrollo arman que essupuestamente en nuestra ms tierna inancia cuandosuperamos ese tipo de error intelectual bsico, aunqueal parecer esto solo le ocurre a muy poca gente.

    De hecho, el mundo no tiene por qu ajustarse anuestras expectativas, y en la medida en que la reali dad se reera a algo, se reerir justamente a aquelloque jams podrn abarcar nuestras construccionesimaginarias. Las totalidades, en particular, son siemprecriaturas de la imaginacin. Las naciones, las socieda des, las ideologas, los sistemas cerrados... nada de elloexiste realmente. La realidad es muchsimo ms com pleja, incluso cuando la e en su existencia es una uer za social innegable. No es extrao que el hbito dedenir el mundo, o la sociedad, como un sistema totalizador (en el que cada elemento es signicativo ni camente en relacin con los dems) tienda a conducircasi de orma inevitable a considerar las revolucionesrupturas catastrcas. Porque, despus de todo, cmopodra un sistema completamente nuevo reemplazar aun sistema totalizador sino por medio de un cataclis

    mo? La historia humana se convierte as en una seriede revoluciones: la revolucin neoltica, la revolucinindustrial, la revolucin de la inormacin, etc., y el sue o poltico acaba tomando el control sobre el procesohasta el punto de que podemos causar una ruptura deesta naturaleza, un avance momentneo que no se pro ducir por s solo sino como resultado de una voluntadcolectiva. La revolucin, para ser ms exactos.

    Por lo tanto, no es sorprendente que, cuando lospensadores radicales sintieron que tenan que abando

    nar su sueo, su primera reaccin uera redoblar susesuerzos por identicar las revoluciones en curso,hasta el punto de que, segn Paul Virilio, la ruptura esnuestro estado permanente; o que para alguien comoJean Baudrillard, ahora cada par de aos el mundocambie por completo, es decir, cada vez que se le ocu rre una nueva idea.

    Este no es un llamamiento a un rechazo rotundo desemejantes totalidades imaginarias aun asumiendoque esto uese posible, que probablemente no lo es,ya que quiz sean una herramienta necesaria del pen samiento humano. Es un llamamiento a tener siempremuy presente justo eso: que se trata de herramientasdel pensamiento. Por ejemplo, resulta muy bueno po der preguntar tras la revolucin, cmo organizare mos el transporte de masa?, quin nanciar la in vestigacin cientca? o, incluso, tras la revolucin,creis que todava existirn las revistas de moda?. Elconcepto es un instrumento mental til, aunque reco nozcamos que, en realidad, a no ser que queramos ma sacrar a miles de personas (e incluso de ser as), la re volucin jams ser una ruptura tan clara como podrahacerlo creer esa sola palabra.

    Entonces, en qu consistir? Ya he hecho algunassugerencias. Una revolucin a escala mundial llevarmucho tiempo, pero podemos estar de acuerdo en que

    ya est empezando a ocurrir. La orma ms sencilla decambiar nuestra perspectiva es dejando de pensar enla revolucin como si de una cosa se tratara la re volucin, la gran ruptura radical y empezar a pre guntarnos: qu es una accin revolucionaria?. Po demos proponer que una accin revolucionaria escualquier accin colectiva que rechace, y por tantoconronte, cualquier orma de poder o dominacin y alhacerlo reconstituya las relaciones sociales bajo esanueva perspectiva, incluso dentro de la colectividad.

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    29/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    56 57

    Derribando muros

    El objetivo de una accin revolucionaria no tiene porqu ser necesariamente derrocar gobiernos. Por ejem plo, los intentos de crear comunidades autnomasrente al poder (empleando la denicin de Castoria dis: aquellas que se constituyen a s mismas, crean suspropias normas o principios de accin colectivamentey los reexaminan continuamente) seran por deni cin actos revolucionarios. Y la historia nos demuestraque la acumulacin continua de actos de esta naturaleza puede cambiar (casi) todo.

    No soy el primero en orecer una argumentacin de estetipo, esta visin es el corolario inevitable cuando se deja depensar en trminos de estructura del Estado y en la toma delpoder estatal. Lo que deseo enatizar aqu es su impacto ennuestro modo de pensar la historia.

    Un experimento del pensamientoo derribando muros

    Lo que propongo, esencialmente, es que nos impliquemosen una especie de experimento mental. Y si, como armaBruno Latour en una de sus obras, jams hubiramos sidomodernos? Y si jams hubiera habido una ruptura unda mental y, por lo tanto, no estuvisemos viviendo en un uni

    verso moral, social y poltico esencialmente dierente al delos piaroa, los tiv o los malgaches rurales?

    Hay un milln de ormas dierentes de denir la Moder nidad. Segn algunos, el concepto hace reerencia sobretodo a la ciencia y la tecnologa, mientras que para otros esuna cuestin de individualismo o bien de capitalismo, racio nalidad burocrtica o alienacin, o un ideal de libertad de untipo u otro. Pero se dena como se dena, casi todo el mundoest de acuerdo en que en algn momento entre los siglosXVI, XVII o XVIII, tuvo lugar una Gran Transormacin en

    Europa occidental y en sus colonias y que, a resultas de ello,nos convertimos en modernos. Y que una vez convertidos,nos transormamos en un tipo de criatura totalmente die rente a todo lo anterior.

    Y si nos deshiciramos de todo este aparato? Y si derri bramos el muro? Y si aceptsemos que los pueblos que Co ln o Vasco de Gama descubrieron en sus expedicionesramos nosotros? O, ciertamente, al menos ms nosotrosque lo que Coln o Vasco de Gama jams ueron.

    No estoy diciendo que no haya cambiado esencialmentenada en quinientos aos, ni tampoco que las dierencias cul turales no sean importantes. En cierto sentido, todos, cadacomunidad, cada individuo, vive en su propio universo nico.Por derribar muros me reero sobre todo a acabar con lapresuncin arrogante e irrefexiva de que no tenemos nada encomn con el 98% de la gente que ha existido, de modo queno tenemos ni que tenerla en cuenta. Ya que, despus de todo,si asumimos que ha habido una ruptura radical, la nica cues tin terica que uno se puede plantear es alguna variante dequ nos hace tan especiales?. Una vez nos deshagamos dedichas presunciones, quiz nos percatemos de que no somostan especiales como nos gusta creer y podamos entonces em pezar a pensar en qu ha cambiado realmente y qu no.

    Un ejemplo:Durante mucho tiempo ha habido un debate sobre

    cul era la ventaja particular de Occidente, como lesha gustado autodenominarse a Europa occidental ysus colonias, sobre el resto del mundo, que le habapermitido conquistar gran parte de ste en los cuatro cientos aos que separan 1500 de 1900. Fue un siste ma econmico ms eciente? Una tradicin militarsuperior? Tena algo que ver con el cristianismo o elprotestantismo, o con un espritu de cuestionamientoracionalista? Era una simple cuestin de tecnologa?O ms bien tena que ver con una estructura amiliar

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    30/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    58 59

    Derribando muros

    ms individualista? Una combinacin de todos estosactores, quiz? En gran medida, la sociologa histri ca occidental se ha dedicado a resolver este problema.Que solo muy recientemente los expertos hayan suge rido que quiz Europa occidental no tuviera ningunaventaja especial, es un signo de lo proundamentearraigadas que estn estas creencias. La tecnologa eu ropea, las estructuras econmicas y sociales, la organi zacin estatal y todo lo dems no estaban de ningnmodo ms avanzadas en 1450 en Europa que enEgipto, Bengala, Fujian o cualquier otra parte urbani zada del Viejo Mundo en aquella poca. Europa quizuera a la cabeza en determinadas reas (por ejemplo,tcnicas de guerra naval, algunas ormas de banca),pero se quedaba signicativamente atrs en otras (as tronoma, jurisprudencia, tcnicas de guerra terres tre). Quiz no hubiera ninguna ventaja secreta. Proba blemente se tratase de una coincidencia. Europaoccidental se encontraba en la parte mejor situada delViejo Mundo para navegar hacia el Nuevo; los prime ros que lo hicieron tuvieron la enorme ortuna de en contrar tierras muy ricas pobladas por gente que vivaen la Edad de Piedra que, indeensa, empezara a mo rirse, muy convenientemente, poco despus de los pri meros contactos. La bonanza resultante y la ventajademogrca que supuso disponer de tierras donde co

    locar el exceso de poblacin constituyeron elementosclave para los posteriores xitos de los poderes euro peos. A partir de ah les ser posible cerrar la industriatextil india (mucho ms eciente) y crear un espaciopara una revolucin industrial y, en general, saquear ydominar Asia hasta ta l punto que en trminos tecnol gicos, particularmente de tecnologa industrial y mili tar, sta quedara muy regazada.

    Durante los ltimos aos, muchos autores (Blaut,Goody, Pommeranz, Gunder Frank) han desarrollado

    argumentos similares. Se trata de un argumento deorigen moral, un ataque a la arrogancia occidental. Ycomo tal es extremadamente importante. El nicoproblema que presenta, en trminos morales, es quetiende a conundir medios y predisposicin. En otraspalabras, se basa en la asuncin que los historiadoresoccidentales no se equivocaban al armar que inde pendientemente de qu hizo posible que los europeosdesposeyeran, secuestraran, esclavizaran y extermina ran a millones de seres humanos, era una muestra desuperioridad y, por lo tanto, uese lo que uese, hubierasido insultante de cara a los no occidentales sugerirque ellos en su caso no hubieran procedido as. A mme parece mucho ms insultante sugerir que cualquie ra hubiera actuado igual que los europeos del sigloXVI y XVII, por ejemplo, despoblando grandes regio nes de los Andes o de Mxico central, condenando asus habitantes a morir extenuados en las minas o se cuestrando a una parte importante de la poblacinaricana para llevarla a morir en las plantaciones deazcar, a no ser que se contara con evidencias para de mostrar sus inclinaciones genocidas. De hecho, pareceque existen muchos ejemplos de pueblos cuya posicinles hubiera permitido causar estragos similares a esca la mundial es el caso de la dinasta Ming en el sigloXV, pero que no lo hicieron, no por una cuestin de

    escrpulos, sino porque, para empezar, jams se leshubiera ocurrido actuar de este modo.

    En el ondo, y aunque parezca extrao, todo escuestin de cmo se dena el capitalismo. Casi todoslos autores citados anteriormente tienden a considerarel capitalismo como otro logro ms reivindicado porlos occidentales, y por consiguiente, lo denen (igualque los capitalistas) como una cuestin de comercio yde instrumentos nancieros. Pero esa voluntad de si tuar el benecio por encima de cualquier otra preocu

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    31/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    60 61

    Derribando muros

    pacin humana, que condujo a los europeos a despo blar regiones enteras del mundo con el objeto deacumular la mxima cantidad de plata o de azcar enel mercado, era ciertamente otra cosa. Creo que se me rece un nombre propio. Por esta razn considero quees preerible continuar deniendo el capitalismo comoreclaman sus opositores, como un sistema undado enla conexin entre el rgimen salarial y el principioeterno de bsqueda del propio benecio. Esto nos per mite argumentar que ue en su origen una extraa per versin de la lgica comercial normal que se desarrollen un rincn del mundo, previamente bastante brba ro, y que impuls a sus habitantes a comportarse deuna orma que en otras circunstancias se hubiera con siderado atroz. Insisto en que esto no signica que de bamos estar de acuerdo con la premisa de que, una vezsurgido el capitalismo, se convirti instantneamenteen un sistema totalizador y que todo lo que ocurri apartir de ese momento solo se puede entender en rela cin con l. Pero seala uno de los ejes a partir de loscuales se puede empezar a plantear qu es lo que hacambiado en la actualidad.

    Imaginmonos pues que, Occidente, lo denamos comolo denamos, nunca ha sido nada especial y que, adems, noha habido ninguna ruptura radical en la historia humana. Na

    die puede negar que ha habido enormes cambios cuantitati vos: la cantidad de energa consumida, la velocidad a la quelos humanos podemos viajar, el nmero de libros editados yledos, todo ello ha crecido exponencialmente. Pero ponga mos por caso que todos estos cambios cuantitativos, en smismos, no impliquen necesariamente un cambio de cuali dad: no vivimos en una sociedad radicalmente dierente acualquier otra anterior, la existencia de bricas o de micro chips no signica que la naturaleza esencial de las posibilida des polticas y sociales haya cambiado. O, para ser ms preci

    sos, quiz Occidente haya introducido nuevas posibilidades,pero no ha eliminado ninguna de las viejas.

    Lo primero que se descubre cuando se intenta pensar ases lo extremadamente dicil que es. Se debe sortear la inni ta multitud de artilugios y trucos intelectuales que han crea do un muro de separacin alrededor de las sociedades mo dernas. Permitidme un ejemplo. Es habitual la distincinentre las denominadas sociedades basadas en el parentes co y las modernas, que se consideran basadas en institucio nes impersonales como el mercado o el Estado. Las socieda des que tradicionalmente han estudiado los antroplogostienen sistemas de parentesco. Se organizan en grupos dedescendencia linajes o clanes, o mitades o ramas quetrazan la descendencia a partir de ancestros comunes, vivensobre todo en territorios ancestrales y se consideran tipossimilares de gente, una idea que normalmente se expresa enlenguajes sicos de carne, hueso, sangre o piel. A menudo lossistemas de parentesco se convierten en la base de la des igualdad social en la medida que algunos grupos se conside ran mejor que otros, como por ejemplo en los sistemas decastas. El parentesco siempre dene el papel del sexo y elmatrimonio y la herencia de la propiedad a travs de las ge neraciones.

    El trmino basado en el parentesco se utiliza a menudodel mismo modo que se sola emplear la palabra primitivo;se trata de sociedades exticas que no se parecen en nada a

    las nuestras. (Por eso es necesaria la antropologa, para estu diarlas. La economa y la sociologa, que son disciplinas com pletamente dierentes, ya se encargarn de estudiar las socie dades modernas.) Pero casualmente la misma gente queemplea este argumento da por sentado que la mayora de losprincipales problemas de nuestra sociedad moderna (oposmoderna: para lo que nos interesa es exactamente lomismo) estn relacionados con la raza, la clase o el gnero.En otras palabras, precisamente con la naturaleza de nuestrosistema de parentesco.

  • 8/6/2019 Fragmentos de Antropologia Anarquista

    32/61

    Fragmentos de antropologa anarquista |David Graeber

    62 63

    Derribando muros

    Despus de todo, qu quiere decir que la mayora de losnorteamericanos creen que el mundo se divide en razas?Signica que creen que se divide en grupos que compartenun mismo ascendente y origen geogrco, y que por eso seconsideran gente de di erente tipo, idea que se expresa nor malmente a travs de la sangre y la piel; y que el sistema re sultante regula el sexo, el matrimonio y la herencia de la pro piedad y, por lo tanto, crea y mantiene las desigualdadessociales. Estamos hablando de algo muy parecido al sistemade clanes, solo que a una escala global. Se puede objetar quehay muchos matrimonios interraciales y an ms sexo inte rracial, pero entonces eso sera lo mximo a lo que podra mos aspirar. Los estudios estadsticos siempre muestran que,incluso en las sociedades tradicionales como los nambik wara o los arapesh, al menos un 5 10% de los jvenes se ca san con quien no deberan. Estadsticamente, ambos enme nos tienen una importancia similar. Respecto a la clasesocial, es un poco ms complejo, dado que las ronteras sonmenos claras. Pero la principal dierencia entre la clase go bernante y el conjunto de personas que han ascendido social mente es, precisamente, el parentesco: la habilidad de casar alos hijos de orma adecuada y transerir las prerrogativas delas que uno goza a su propia descendencia. Tambin la gentese casa a pesar de las dierencias de clase, pero no es muycomn. Y mientras la mayora de los norteamericanos consi dera que ste es un pas de gran movilidad social, cuando se

    les pide ejemplos lo mximo que orecen es un puado dehistorias de pobres que se han hecho ricos. Es imposible en contrar ningn ejemplo de un norteamericano que nacierarico y terminara viviendo de la benecencia del Estado. Demodo que nos encontramos con el hecho, amiliar para cual quiera que haya estudiado historia, que las lites gobernantes(excepto las polgamas) jams son capaces de reproducirsedemogrcamente por lo que siempre necesitan reclutar san gre nueva (y si son polgamas, por supuesto, eso se convierteen una orma de movilidad social).

    Las relaciones de gnero son, sin lugar a dudas, la basesobre la se que sustenta el parentesco.

    Qu hara falta para derribar esos muros?

    Yo dira que mucho. Demasiada gente ha invertido dema siado en su mantenimiento. Y esto incluye, por cierto, a losanarquistas. Al menos en Estados Unidos, los anarquistasque se toman ms en serio la antropologa son los primiti vistas, una accin pequea pero ruidosa que arma que elnico modo de volver a encarrilar a la humanidad es aban donando por completo la Modernidad. Inspirados en el en sayo de Marshall Sahlins La sociedad de la abundancia pri-mitiva, arman que hubo un tiempo en el que no existieronni la alienacin ni la desigualdad, en que todos los puebloser