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    Cira recomendada || FERNNDEZ GONZALO, Jorge (2011): Antonio Gamoneda: la construccin del olvido [artculo en lnea], 452F. Revistaelectrnica de teora de la literatura y literatura comparada, 4, 56-67, [Fecha de consulta: dd/mm/aa], < http://www.452f.com/index.php/es/jorge-fernandez-gonzalo.html >Ilustratcin || Carlos AquiluArtculo || Recibido: 24/09/2010 | Apto Comit Cientco: 05/11/2010 | Publicado: 01/2011

    Licencia || Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 License

    Antonio

    GAmonedA:

    lA construccin

    del olvido

    Dr. Jorge Fernndez GonzaloUniversidad Complutense de Madrid

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    Resumen || Nuestro estudio trata de analizar el concepto de memoria y olvido en la produccinpotica de Antonio Gamoneda a travs de obras como Descripcin de la mentira, Lpidas, Librodel fro oArden las prdidas, y en relacin al perodo histrico que le toc vivir al autor.Palabras clave || Olvido | Escritura | Franquismo

    Summary || Our study attempts to analyze the concept of memory and oblivion in the poeticproduction of Antonio Gamoneda through works such as Descripcin de la mentira, Lpidas,Libro del fro oArden las prdidas, in relation to the historical period in which the author lived.

    Key-words || Oblivion | Writing | Franquism

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    0. La poesa de Antonio Gamoneda

    Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931) fue un poeta olvidado durantemucho tiempo por lo que a manuales de literatura y antologas al uso

    se reere. Sin embargo, los ltimos aos han servido para relanzarsu carrera y situarla junto a otros autores de su generacin comoson ngel Gonzlez, Claudio Rodrguez o Jos ngel Valente. Laobtencin del premio Cervantes en 2006 servira para culminar unatrayectoria que se haba iniciado con un puado de poemas publicados

    en revistas bajo el ttulo de La tierra y los labios (1949), y con ellibro Sublevacin inmvil, accsit del prestigioso premio Adonis, en1960. Sin embargo, muchos de sus siguientes libros sufrieron o elparn de la censura, como es el caso de Blues castellano (que nose publicara hasta veinte aos despus de su confeccin), o cierto

    prestigio acadmico que no se tradujo en xito meditico, como enuno de sus principales poemarios, Descripcin de la mentira (1977),sobre el cual hablaremos detenidamente en estas pginas. Suslibros mayores, Libro del fro y Arden las prdidas, constituyen unsoplo de aire fresco para un panorama literario anclado a menudoen frmulas consabidas, en modas, pero no en poetas autnticos,en obras de relieve.

    Por ello, el autor ovetense de adopcin leonesa ha sealado con

    frecuencia su no adhesin al clima generalizado de conformismo yresignacin de las letras actuales, su distancia con respecto a los

    discursos que se enmaraan en las discusiones sobre lo potico, quedictaminan los lmites entre grupos, gneros y espacios dedicados ala poesa. Gamoneda se ha mostrado inexible a la hora de asistir a

    la feria y mercadeo de autores, premios y movimientos mediticos,a los ujos de poder que ensalzan y derrocan mitos modernos, a

    esa faccin comercial que mueve la poesa y que la obliga a unavaloracin econmica, cuantitativa, de sus calidades y texturas.La obra de nuestro autor no se ha erigido nunca sobre ciertasfacilidades conciliadoras para con el pblico, haciendo a veces gala

    de un barroquismo poco dado a concesiones comerciales. Si bien,

    en palabras de Amaia Iturbide, el barroco de Antonio Gamoneda,alejado de cualquier atisbo de retrica, es un barroco denso, exacto,un barroco soado y siempre atento a la tensin limpia de la las

    palabras (Iturbide, 2007: 96).

    Un barroquismo, en cierto modo, que romper con algunos de losmoldes y cnones de la representacin, que relegar el lenguaje asu dimensin funcional y no representativa, y que se desentender,por ello, de los principios que consolidan las bases del recuerdo,la escritura de la memoria. Nuestro artculo versar sobre esaexperiencia de lenguaje, sobre esa prdida de referentes que muevelas producciones ms maduradas de Gamoneda y que hacen de su

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    palabra un intento de re-escritura, de deshabilitacin de los poderesy fuerzas que han consentido en escribir la historia mediantediferentes mecanismos de poder.

    1. Las formas del olvido

    El tema del olvido ser una constante en la obra gamonedianay, sin duda, una de sus principales peculiaridades ser que nosencontramos ante un olvido de races histricas, es decir, nolimitado a las vicisitudes de la vida, a las experiencias traumticaso a las fantasas de evasin del individuo, aunque todo ello nodeje de confabular en la experiencia potica que nos presenta elautor, sino que las formas del olvido tal y como las asume el poetaconstituyen una forma de repulsin y rebelda, una suerte de re-escritura transgresora cuyo nico n es desestabilizar los poderes

    y sus productos, esto es, el rgimen franquista y su versin de loshechos en su expresin presente:

    El retorno de lo reprimido, la recuperacin de los huecos del olvidoque se tejen en el espacio de la memoria, que sustentan los pilaresdel recuerdo, no implica la suplantacin de los acontecimientos quetejieron la Historia, por otros, sino el intento de subvertir el relato delpasado que se hace, y que es, en todo caso, un relato de poder. Nohay posibilidad de volver a habitar los huecos del olvido, de reintegrarla ausencia y lo usurpado al tiempo en que se vivi, pero s de

    transformar, mediante su evocacin reexiva y crtica, el relato delpresente (Lanz, 2009: 340-341).

    En su libro de memorias, el poeta armaba esa necesidad de

    penetrar en el olvido y hacer intelectual y sentimentalmentepresente lo que pareca no estar ya en m ni en nadie, reunirme,desnudo y nico, con un yo mismo que, a la vez, es extrao

    (Gamoneda, 2009: 236). Su poesa constituira un esfuerzo por atajarla memoria, por penetrar en el olvido y descubrir, en esa ausencia,un modo de conocimiento o saber: Quiz soy transparente y yaestoy solo sin saberlo. En cualquier caso ya la nica sabidura es el

    olvido. (2004: 475) Entonces, qu tipo de conocimiento supondraacceder al olvido? Qu clase de saber asociar a lo que, a todasluces, parecera una falta de saber, de conocimiento, una especie deblancura o vaco que no tuviera contenido alguno? En cierto modo,el olvido actuara como borrado de las imposturas del poder, de lasfalacias de todo conocimiento, una fuerza deconstructiva que actuaraa modo de desajuste y tachadura de lo aprendido. La escrituragamonediana, por tanto, supondra una escritura del olvido, unapotica de la desmemoria, ms all del conocimiento o atajndoloen su composicin, en sus categoras y dimensiones impostadas,para entregarnos an sin unir ni componer la maquinaria del saber,las hilachas descontextualizadas, lo retazos de la memoria, del

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    saber, del sentido, en una separacin que no atiende a relacionesde ningn tipo.

    Aparece, por tanto, en su poesa una crtica implcita a la memoria:

    Mi memoria es maldita y amarilla como un ro sumido desde hacemuchos aos.

    Mi memoria es maldita. Ms all, antes de la memoria, un pas sinretorno, acaso sin existencia:hierba muy alta y dulce, siesta en la densidad: aquella miel sobre losprpados.Era la exudacin y se penetraba el tiempo. Los insectos se fecundabansin cesar y la serenidad nos posea. Pero aquel tiempo no existi:

    sucedi en la inmovilidad como la msica antes de su divisin.

    Mi memoria es maldita y amarilla como el residuo indestructible de lahiel. (2004: 182-183)

    La maldicin de la memoria gamonediana se corresponder conlas penurias del franquismo. Gamoneda sabe, como Foucault, queel poder ejerce un efecto de dominacin sobre todos los mbitos,incluidos, muy especialmente, nuestros enunciados y textos: lamemoria actuara a modo de discurso, como un relato, que estmaldito desde sus orgenes por la ligazn con el poder, por surelacin directa con las inuencias franquistas y por la agresin

    que suponen sus dispositivos de dominacin, dispositivos no sloinstitucionales o de accin directa (persecuciones, estado policialrepresor, escuela y universidades de signo ideolgico franquista)

    sino tambin discursivos. Una serie de discursos que ataen a todaslas esferas del saber, que han construido y conformado nuestrosaber, nuestra memoria, y que la poesa gamonediana, a modo deinnominada guracin espectral de lo histrico (Rodrguez de la

    Flor, 2008: 8) habra de vencer mediante un pacto con el olvido:Est bien juventud, por qu voy a olvidarte intilmente? / Voy apactar con tu desaparicin y t me sers dcil como manteca puesta

    sobre la garganta (2004: 191).

    Qu signicar el olvido para Antonio Gamoneda? El olvido actuar

    a muchos niveles, desde una ruptura con la propia memoria o conlos acontecimientos histricos hasta un abandono de la propiaidentidad:

    Quiz me sucedo a m mismo. No s quien pero alguien ha muerto enm. Tambin ola la desaparicin y estaba amenazado por la luz, perohoy es otro el cuchillo delante de mis ojos.No quiero ser mi propio extrao, estoy entorpecido por las visiones. Es

    difcilponer luz todos los das en las venas y trabajar en la retraccin de rostrosdesconocidos hasta que se convierten en rostros amados y despusllorar porque voy a abandonarlos o porque ellos van a abandonarme.

    Questupidez tener miedo al borde de la falsedad y qu cansancio

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    abandonar la inexistencia ymorir despus todos los das. (Gamoneda, 2004: 465)

    Nietzsche criticaba esa dimensin del ser humano ligada a lamemoria; la memoria supondra una mquina cuya misin sera lade unicar fuertemente la subjetividad, una suerte de herramienta

    para la supervivencia que se construye mediante la manipulacinde los datos sensoriales. Este engao, esta falsa estructuracin de

    la informacin recibida por los sentidos se estraticara y llegara

    a moldear todos los niveles de la experiencia, desde el lenguajehasta instituciones superiores, desde los relatos de la literaturahasta otros tipos de relatos como la ciencia, la losofa o la historia,

    construcciones elaboradas todas ellas sobre los errores de lametafsica. El pensamiento, la memoria participaran igualmente deesta digesis, del relato y de sus propsitos y encadenamientos.

    Y por lo tanto, de sus errores y deslices. La palabra de Gamonedatendr, por tanto, la pretensin de desbaratar o deconstruir esaccin histrica de la subjetividad del mismo modo que de la historia.

    A ello responde el ttulo Descripcin de la mentira. El olvido, laescritura del olvido, se pone en relacin con esa descripcin/deconstruccin del recuerdo (la mentira) y de las fuerzas quecohesionan la subjetividad. De ah que en numerosos puntos deeste poemario se apueste por una estructura enunciativa pivotanteque se deslizara entre el yo, el t y el l, un otro que siempre es un

    yo, pero un yo que pone de maniesto mediante un desdoblamiento,por un quiebro de la subjetividad, un yo sin relato, sin digesis, amodo de hueco o huella para una subjetividad que no llega a darse,que no llega a construirse de manera total.

    A pesar de ello, son muchos los relatos que se cumplen en la poesagamonediana. Relatos sobre la vida, sobre su infancia, sobre laexperiencia de la muerte y sobre los recuerdos en su niez de las

    penurias del franquismo:

    Todos los gestos anteriores a la desercin estn perdidos en el interior

    de la edad.Imaginad un viajero alto en su lucidez y que los caminos se deshiciesendelante de sus pasos y que las ciudades cambiasen de lugar: el extravono est en l mas s el furor y la inutilidad del viaje.As fue nuestra edad: atravesbamos las creencias.Los que saban gemir fueron amordazados por los que resistan laverdad, pero la verdad conduje a la traicin.Algunos aprendieron a viajar con su mordaza y stos fueron ms hbilesy adivinaron un pas donde la traicin no es necesaria: un pas sin verdad.Era un pas cerrado; la opacidad era la nica existencia. (2004: 178)

    El olvido ser para el autor una potencia que des-escriba el poder del

    franquismo, sus construcciones aprendidas, porque la escritura delolvido actuar a modo de contra-escritura, como una no-escritura,

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    sin la sintaxis de la narratividad y sin los estigmas de la sucesin,la causalidad y la estructura del relato. La escritura del olvido seescribir en ese intersticio, en ese espacio intermedio entre lorecordado y lo no-recordado, en ese quicio en donde las cosas

    seran transparentes: Qu haras si tu memoria estuviera llena deolvido? Todas las cosas son transparentes: cesan las escrituras ycae lluvia dentro de los ojos (2004: 202). Sobre estas lneas y otros

    versos del poeta escribir la escritora Guadalupe Grande:

    El poeta como testigo de la memoria, de la memoria de lo que no tienevoz, como el testigo del olvido, de lo perdido que sigue ardiendo dentrode la visin, de lo extraviado en la luz y que, paradjicamente, slo sepuede recuperar en el reverso de esa luz, en el otro lado del prpado. Hade llover sobre nuestros prpados, han de llover palabras sobre nuestrosprpados para que podamos acercarnos a la visin del mundo, ha dellover sobre nuestros prpados, como sobre los juicios sumarsimos,

    para que la memoria no se llene de olvido. Y mientras esperamos esalluvia, mientras esa lluvia de vocablos comienza a caer, el alto testigoque es la poesa de Antonio Gamoneda nos empuja suavemente haciaesa inminencia, le restituye a la palabra potica su carcter de testigo(Grande, 2009: 149-150).

    Sin embargo, la autora yerra al descartar la funcin positiva delolvido en la obra gamonediana, su capacidad de des-escribir lahistoria que se nos ha impuesto y de romper con el cruce de relatosque conguran lo aprendido. No se trata, por tanto, de componer

    poesa para dar testimonio, aunque en el libro Lpidas s podemos

    encontrar relatos en esa lnea (pero bajo la temible losa de la lpidaque da nombre al ttulo), sino de romper con los ujos de poder

    que determinan nuestra historia, los cruces de relatos que no nospertenecen y que no podemos controlar, las tramas que conguran

    la narratividad de nuestra propia vida. En el prrafo del autor la lluviaactuara como fuerza de borrado de los signos de la memoria, comoruptura con la digesis del recuerdo, y no como escritura o como unalluvia de palabras. La palabra potica, en todo caso, habra de servista como una lluvia de huellas, como una fuerza que agujerearalos discursos o los invirtiese. En cierto modo, el olvido constituira un

    retorno a la patria de la infancia, aquella que no ha sido construidacon la mentira, desde las veladuras de las palabras y los discursosde los vencedores. El poeta se ver empujado a atravesar elolvido hasta llegar a los desvanes de la infancia, lugar recnditode la memoria, semilla para esa memoria blanca (2004: 338), sinrecuerdos, que estara constituido por la niez y que an no habra

    tenido que dibujar en sus pginas los horrores del franquismo:

    En los desvanes habitados por palomas cuyas alas tiemblan entretinieblas y cristalesveo la pureza de rostros que se forman en la lluvia y

    lgrimas sobre lceras amarillas.Son los desvanes de la infancia. Voy

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    atravesando olvido. (2004: 417)

    El poeta describir ese olvido como un territorio, un hogar o patria,el lugar previo a la traicin; traicin de los sentidos y de los relatosdel recuerdo, traicin tambin de los vencedores franquistas paracon los vencidos: El olvido es mi patria vigilada y an tuve un pas

    ms grande y desconocido (2004: 221). El crtico y poeta MiguelCasado sealaba la capacidad de Antonio Gamoneda para escribir

    el poema sin la estructuracin del relato: los hechos aparecenfragmentados en sensaciones, aparecen detalles que no permitencomponer una escena, que no remiten a un contexto totalizador,gracias a los cuales se transportan ecos de tiempos anteriores: unncleo obsesivo absorbe los diferentes ncleos de la narracin para

    interiorizar el conjunto (Casado, 2004: 580).

    Un ejemplo de no-relato lo tendramos en el siguiente fragmento:

    Las hortensias extendidas en otro tiempo decoran la estancia ms arribade mi cuerpo.He sentido el grito de los faisanes acorralados en las ramas de agosto.Un animal invisible roe las maderas que tambin estn ms all de misojosy as se aumenta la serenidad y prevalece el olor de la mostaza que fuederramada por mi madre. (2004: 195)

    Parece que el poeta ha reunido varias escenas para (des)

    componer el relato de su vida: unas hortensias, el grito de losfaisanes, la mostaza derramada por la madre No importa tantoqu fragmentos pertenecen a la vida real del poeta o cules no; dehecho, es esa incertidumbre entre qu nos conrma y qu pertenece

    a su imaginacin, o ha sido potenciado por sta, lo que mantieneacertadamente en vilo nuestra lectura. Se abren oquedades, lapsosde tiempo no resueltos, que rompen con la narratividad, que separancada uno de los versos como islotes incomunicados. Se construyeel olvido mediante este acceso a la memoria que no acaba porcompletarla, sino que resalta an ms los espacios en blanco que

    quedan entre los recuerdos. Las palabras se vuelven metforas deun hueco, presencias para sealar esa nada que rompe con nuestra

    memoria. Las palabras sealan el olvido.

    El rgimen dictatorial que le toc vivir a nuestro autor se habraservido del olvido para deshabilitar la memoria histrica y reescribirel pasado reciente de los supervivientes al desastre de la GuerraCivil. El nuevo relato del mito franquista estara reejado en toda

    su aparatosa e impostada dimensin en el libro Descripcin de lamentira, especialmente elocuente en su ttulo, sutilmente desplazadode la queja o de la rebelda ms simple, para entregarnos, mediante

    ese desvo del olvido del olvido, una certeza que, hasta ciertopunto, constituye la ausencia de una verdad impostada, una retrica

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    de la desaparicin que arremete contra los discursos de poder depocas precedentes. Porque es justamente esta distancia (el libro

    data de 1977) lo que permite la escritura para la contraescritura; heah el poder del olvido: no escribir la historia, sino desescribirla:

    Slo el silencio, el cese de toda escritura puede plasmar el lenguajedel olvido; slo el silencio puede constatar la presencia del hueco,del vaciado, de la destruccin, de la verdad elidida y usurpada sinconstruir una nueva falsedad, sin rellenar esa ausencia con una nuevamentira. Cesan las escrituras y las palabras se tornan palabrasincomprensibles. El silencio se convierte entonces en la palabra delolvido, que dice la ausencia sin falsearla, que hace presente lo elididoen su propia ausencia (Lanz, 2009: 350).

    Gran parte de la poesa gamonediana se construir contra eseespacio de la realidad que es siempre una herencia impostada, un

    relato aprendido, y juegue a contorsionar sus propias palabras en elespacio vaco de la pgina, aludiendo a lo invisible, a lo irreal comopotencia que desescribe el relato ccional que se nos ha impuesto

    falsamente:

    Esta hora no existe, esta ciudad no existe, yo no veo estos lamos, sugeometra en el roco.Sin embargo, stos son los lamos extinguidos, vrtigo de mi infancia.Ah jardines, ah nmeros. (2004: 341)

    El abismo entre la madurez y la infancia ser un tema destacado

    en ese enfrentamiento del poeta con las telaraas de su propiamemoria. Sin embargo, como vuelve a sealar Casado (2009: 241),

    el poeta ha pasado del ver a la visin, una visin que interioriza,al tiempo que intensica (hace arder, en la terminologa de su

    pensamiento simblico) la vida como prdida. De nuevo estamosdando un rodeo para atraer el ttulo gamonedianoArden las prdidasa nuestro discurso. La imaginacin vivica el pasado, pero bajo la

    premisa de su ardor, de su escritura puesta en relieve, dando plenapresencia a las palabras, a su atraccin semntica e imaginativa. Lamemoria no puede soportarse sino por el olvido que es la poesa,

    por sus requiebros y fabulaciones, por su dimensin legendaria quehace del recuerdo una ccin destinada al olvido del poema.

    La poesa no podr rescatar la memoria, no podr cifrar los hechosreales del pasado o del propio presente, no podr decir jamsaquellas experiencias de la niez que parecen ya producto de los

    recovecos labernticos de la memoria. A cambio, la poesa es aquelloque permite reconducir el olvido, activar los huecos, los vacos quenos depara la constitucin histrica de nuestra identidad, dar palabraa los espacios de la percepcin innominados, a las instanciasindecibles del recuerdo y de la mirada: He odo la campana de lanieve, he visto el hongo de la pureza, he creado el olvido (2004:308). Se troca as la realidad de las palabras sobre el papel, de sus

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    smbolos, por la irrealidad de nuestro espacio vital; se delata, en esapropensin de la poesa a materializarse y a colarse entre las cosas,en un mundo de cosas como los lamos o las piedras, que quizla realidad no era lo que pensbamos, que no podremos rescatar

    el acontecimiento, sino cifrar, a travs de los signos sustitutivos,esa distancia que nos separa del fenmeno. El olvido se liga a unaimposibilidad: imposible olvidar, en efecto, en la medida en que elolvido nos separa de lo olvidado por una tachadura, por una huella dela huella, una distancia con lo que ya se haba distanciado entre lascosturas de la memoria; una suerte de retraccin, nos dir Casado:

    memoria y olvido siguen siendo opuestos; pero no lo son en el sentidonormal, excluyente, en que lo recordado no puede estar tambinolvidado, pues esta memoria est llena de olvido. Mientras la memoriase encuentra gobernada por la conciencia, es el recinto que guardasus verdades y la crudeza de sus discursos, el olvido parece ser enGamoneda un hlito de huellas siento la suavidad de las palabrasolvidadas, un depsito sentimental y sensitivo que permite vivir.Tejindose como en una red con los dems trminos, el olvido tienemucho como de eleccin voluntaria que se acerca al campo de otrapalabra bsica, la retraccin (Casado, 2009: 104, cursiva en el original).

    Gamoneda escribe su olvido. La poesa abre el canal de ladiferencia, nos deja los posos de lo no estructurado, un no-discursoque ota en las aguas de la memoria sin llegar a sumergirse en

    ellas: escribir es olvidar, es construir nuestro olvido, es hilvanaruna ccin, la ccin de unos huecos que, a partir de ah, todas las

    interpretaciones van a pretender acotar, rellenar con el poder de supalabra. Nos encontramos entonces ante una serie de textos quese elaboran contra la historia ofrecindonos no otra versin, sino laausencia de versin, el espejo roto de este transcurso de tiempo y lamquina insoportable de la subjetividad. Una poesa, por tanto, paradesmantelar la gruesa capa de polvo sobre los discursos, con el n

    de alcanzar, no la pureza (igualmente ulcerada, insiste el autor) sinola desaparicin de todo discurso, de toda imposicin memorsticade la verdad, del yo, de los otros, de tantos y tantos relatos que sequisieron escribir a costa del poder, a costa de la sangre y de las

    penurias de aquellos a quienes estaban destinados.

    2. Conclusiones

    La poesa de Antonio Gamoneda constituye un enfrentamiento directocon los acontecimientos histricos del franquismo. A lo largo de suobra vemos cmo los temas se modulan, cmo la memoria rescatau oculta, restituye o desarma los recuerdos, los reescribe desde lasherramientas del equipaje lrico de sus versos o desnuda su voz

    para sentenciar directamente que Cuanto ha sucedido no es msque destruccin (2004: 192). La obra de nuestro autor se balancea,

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    as, entre la construccin de la memoria y la construccin del olvido,por decirlo de algn modo, lo que le empuja unas veces a armar el

    relato desde los dispositivos de la narratividad ms convencional(Mi cuerpo pesa en la serenidad y mi fortaleza est en recordar,

    2004: 179), o a deconstruir los recovecos de su propia memoria yelaborar una muestra de olvido (Me he extenuado intilmente /en los recuerdos y las sombras, 2004: 455). La palabra poticadenuncia cmo nuestra versin de lo real est fuertemente vulneradapor una serie de mecanismos que se apropian de los sucesos anuestro alrededor, que construyen nuestra identidad. La existenciaes un intertexto, cruce de discursos, experiencia bio-grca, vida

    hecha trazos, escritura; sin embargo, la poesa gamonediana tratarde romper con el poder del relato, de la palabra y la memoria, en loque Gamoneda seala como una construccin del olvido.

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    Bibliografa

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