Grimorio Del Castillo de Dampierre

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    EL MARAVILLOSO

    GRIMORIO DEL CASTILLODE DAMPIERRE

    I

    En la regin santona a la que pertenece Coulonges-sur-l'Autize -capital de cantn dondeotrora se levant la hermosa mansin de Louis d'Estissac-, el viajero avisado puede

    descubrir otro castillo cuya conservacin y la importancia de cuya decoracin singular lohacen an ms importante: el de Dampierre-sur-Boutonne (Charente inferior).Construido a finales del siglo XV bajo Francois de Clermont,(1) el castillo de Dampierrees actualmente propiedad del doctor Texier, de Saint-Jean-d'Angly(2). Por laabundancia y variedad de los smbolos que ofrece, como otros tantos enigmas, a lasagacidad del investigador, merece ser mejor conocido, y nos sentimos felices desealarlo particularmente a la atencin de los discpulos de Hermes.Exteriormente, su arquitectura, aunque elegante y de buen gusto, aparece muy sencilla yno posee nada notable, pero con los edificios sucede como con los hombres: su aspectodiscreto y la modestia de su apariencia a menudo slo sirven para velar en ellos lo que

    tienen de superior.Entre torres redondas rematadas por tejados cnicos y provistos de barbacanas, seextiende un cuerpo de edificio del Renacimiento cuya fachada se abre, hacia fuera, endiez arcadas abocinadas. Cinco de ellas forman columna en la planta baja, mientras quelas otras cinco, directamente superpuestas a las precedentes, dan a la primera planta.Estas aberturas iluminan galeras de acceso a las salas interiores, y el conjunto ofrece asel aspecto de una amplia loggia que corona un deambulatorio de claustro. Tal es lahumilde cubierta del magnifico lbum cuyas hojas de piedra adornan las techumbres dela galera alta (lm. XXV).

    Pero si se conoce hoy quin fue el constructor de los edificios nuevos destinados asustituir el viejo burgo feudal de Chteau-Gaillard(3), ignoramos todava de qumisterioso desconocido son deudores los filsofos hermticos por las piezas simblicasque abrigan aqullos.Es casi cierto, y nosotros compartimos en este punto la opinin de Lon Palustre, que eltecho artesonado de la galera alta, en el que reside todo el inters de Dampierre, fueejecutado de 1545 1546 a 1550. Menos segura en cambio, es la atribucin que se ha

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    hecho de esta obra a unos personajes, notorios sin duda, pero que le son completamenteextraos. Ciertos autores, en efecto, han pretendido que los motivos emblemticosprocedan de Claude de Clermont, barn de Dampierre, gobernador de Ardes, coronel degrisones y gentilhombre de cmara del rey. Pero en su Vie des Dames illustre, Brantmenos dice que, durante la guerra entre los reyes de Inglaterra y Francia, Claude deClermont cay en una emboscada tendida por el enemigo, en la que muri en 1545. Nopodia, pues, intervenir, por poco que fuera, en los trabajos ejecutados tras su muerte. Suesposa, Jeanne de Vivonne,hija de Andr de Vivonne, seor de la Chteigneraye, deEsnandes, de Ardelay, consejero y chambeln del rey, senecal del Poitou, etc., y deLouise de Daillon du Lude, haba nacido en 1520. Qued viuda a los veinticinco aos.Su ingenio, su distincin y sus elevadas virtudes le procuraron una reputacin tal que, aejemplo Brantme alabando la vastedad de su erudicin, Lon Palustre(4) le hace elhonor de considerarla la patrocinadora de los bajos relieves de Dampierre: All -dice-,Jeanne de Vivonne se ha entretenido en hacer ejecutar, por escultores de un mrito

    ordinario, toda una serie de composiciones de sentido ms o menos claro. Finalmente,una tercera atribucin ni siquiera merece la pena de ser consignada. El abate Nogus(5),mencionando el nombre de Claude-Catherine de Clermont, hija de Claude y de Jeannede Vivonne, emite una opinin absolutamente inaceptable, segn lo que dice Palustre:Esta futura castellana de Dampierre, nacida en 1543, era una criatura en el momento enque se acabaron los trabajos.As, a fin de no caer en anacronismos, nos vemos obligados a conceder tan slo a Jeannede Vivonne la paternidad de la decoracin simblica de la galera alta. Y, sin embargo,por verosmil que pueda parecer esta hiptesis, nos resulta imposible suscribirla.Rechazamos enrgicamente reconocer a una mujer de veinticinco aos comobeneficiaria de una ciencia que exige ms del doble de esfuerzos sostenidos y deestudios perseverantes. Suponiendo, incluso, que en su primera juventud hubiera podido,y con desprecio de toda regla filosfica, recibir la iniciacin oral de algn artistadesconocido, no por ello hubiera podido prescindir de controlar, mediante una labortenaz y personal, la verdad de aquella enseanza. Pues nada es ms penoso e irritanteque proseguir durante aos una serie de experiencias, ensayos y tentativas que reclamenuna asiduidad constante, el abandono de todo negocio, de toda relacin y de todapreocupacin exterior. La reclusin voluntaria y la renuncia al mundo sonindispensables si se desea obtener, con los conocimientos prcticos, las nociones de esta

    ciencia simblica, ms secreta an, que los recubre y los oculta al vulgo. Jeanne deVivonne no pudo someterse a las exigencias de una amante admirable, prdiga eninfinitos tesoros, pero intransigente ydesptica, que desea ser amada por s misma eimpone a sus adoradores una obediencia ciega y una fidelidad a toda prueba. Nadaencontraremos en Jeanne que pueda justificar semejante dedicacin. Al contrario, suvida es tan slo mundana. Admitida en la corte -escribe Brantme- desde los ocho aosde edad, haba sido nutrida por ella yno haba olvidados nada. Y era agradable orla

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    II

    En una sala espaciosa de la primera planta, se advierte de manera muy especial unagrande y bellisima chimenea dorada y recubierta de pinturas. Por desgracia, la superficieprincipal de la campana ha perdido, bajo un horrible revoque rojizo, los temas que ladecoraban, Tan slo algunas letras aisladas permanecen visibles en su parte inferior. Porel contrario, los dos lados han conservado su decoracin y hacen lamentar la prdida dela composicin mayor. Sobre cada uno de estos lados, el motivo es semejante. Se veaparecer, en lo alto, un antebrazo cuya mano sostiene una espada levantada y unabalanza. Hacia la mitad de la espada se enrolla la parte central de una filacteria flotantecon la inscripcin:

    DAT.JVSTVS.FRENA.SVPERBIS .(7)

    Dos cadenas de oro atadas en lo alto de la balanza vienen a adaptarse, ms abajo, unaal collar de un moloso, y la otra a la argolla con que se sujeta un dragn cuya lenguaasoma por sus fauces abiertas.Ambos animales levantan la cabeza y dirigen sus miradas hacia la mano. Los dosplatillos de la balanza sostienen cilindros formados por piezas de oro. Uno de esoscilindros aparece marcado con la letra L rematada por una corona.En otro hay una mano que sostiene una pequea balanza que presenta, abajo, la imagende un dragn de aspecto amenazador. Encima de estos grandes motivos, es decir, en laextremidad superior de las caras laterales, hay pintados dos madallones. El primeromuestra una cruz de Malta flanqueada, en los ngulos, por flores de lis. El segundo llevala efigie de una graciosa figurilla.En su conjunto, esta composicin se presenta como un paradigma de la cienciahermtica. Dogo y dragn significan en ella los dos principios materiales juntos yretenidos por el oro de los sabios, segn la proporcin requerida y el equilibrio natural,tal como nos lo ensea la imagen de la balanza. La mano es la del artesano; firme, paramanejar la espada - jeroglfico del fuego que penetra, mortifica y cambia las propiedadesde las cosas- y prudente en la reparticin de las materias segn las reglas de los pesos ylas medidas filosficas. En cuanto a los cilindros de piezas de oro, indican con claridad

    la naturaleza del resultado final y uno de objetivos de la Obra. La marca formada poruna L coronada ha sido siempre el signo convencional encargado, en la notacin grfica,de designar el oro de proyeccin, es decir alqumicamente fabricado.Igualmente expresivos son los pequeos madallones, uno de los cuales representa laNaturaleza, que sin cesar debe servir de gua y de mentor al artista, mientras que el otroproclama la cualidad de rosacruz que haba adquirido el sabio autor de estos variadossmbolos. Laflor de lis herldica corresponde, en efecto, a la rosa hermtica. Junto con

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    la cruz, sirve, como la rosa, de ensea y blasn para el caballero practicante que, por lagracia divina, ha realizado la piedra filosofal. Pero si este emblema nos aporta, la pruebadel saber que posea el adepto desconocido de Dampierre, sirve, asimismo, paraconvercernos de la vanidad y de la inutilidad de las tentativas que podramos hacer en labsqueda de su verdadera personalidad. Sabido es por qu los rosacruces se califican a smismos de invisibles. Es, pues, probable que, en vida, el nuestro se rodeara de lasprecauciones indispensables y tomara todas las medidas apropiadas para disimular suidentidad. Quiso que el hombre se borrara ante la ciencia y que su obra lapidaria nocontuviera otra firma que el ttulo elevado, pero annimo, del rosacrucismo y deladeptado.En el lecho de la misma sala donde se levanta la gran chimenea que sealamos, sehallaba antao una viga adornada con esta curiosa inscripcin latina:

    Factorum claritas fortis anmus secundus famae sine villa fine cursus modicae opes benepartae innocenter amplificatae semper habita numera Dei sunt extra invidiae injuries

    positae aeternum ornamento et exemplo apud suosfutura.Ilustres acciones, un corazn magnnimo y una gloriosa nombrada que no acabo en laverguenza; una modesta fortuna bien adquirida, decorosamente acrecentada yconsiderada siempre como un presente de Dios, he aqu lo que no pueden lograr lainjusticia y la envidia y que debe ser eternamente una gloria y un ejemplo para lafamilia.A propsito de este texto, desaparecido hace ya largo tiempo, el doctor Texier ha tenidola amabilidad de comunicarnos algunas precisiones: La inscripcin de la que me hablaustednos escribe- exista sobre una viga de una sala de la primera planta que, porque secaia de vieja, fue cambiada hace sesenta u ochenta aos. La inscripcin fue reproducidaexactamente, pero el fragmento de viga en el que se hallaba pintada con letras doradas seha perdido. Mi suegro, a quien pertenecia el castillo, recuerda muy bien haberlevisto(8).Esta pieza, que constituye una parfrasis de Salomn en el Eclesiasts, donde se dice(cap. III, v.13)que todos deben comer y beber y gozar del producto de su trabajo, pueses un don de Dios, determina de modo positivo y basta para explicar cul era laocupacin misteriosa a la que se entregaba, a escondida, el enigmtico castellano deDampierre. La inscripcin revela, en todo caso, en su autor, una sabidura poco comn.Nnguna labor, cualquiera que sea, puede procurar una comodidad mejor adquirida, pues

    el obrero recibe de la Naturaleza misma el salario integro al que tiene derecho, y ste lees descontado proporcionalmente a su habilidad, a sus esfuerzos y a su perseverancia. Ycomo la ciencia prctica siempre ha sido reconocida como un verdadero don de Diospara todos los poseedores del Magisterio, el hecho de que esta profesin de fe considerela fortuna adquirida como unpresente de Diosbasta para deducir su origen alqumico.Su acrecentamiento regular y decoroso no podra, en tales condiciones sorprender anadie.

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    Otras dos inscripciones que proceden de la misma mansin merecen ser citadas aqu. Laprimera, pintada en la campana de una chimenea, incluye una sextilla que domina untema compuesto por la letra H, con dos D entrelazadas y ornadas de figuras humanas,vistas de perfil, una de anciano y la otra de hombre joven. Esta piececita, alegrementeescrita, exalta la existencia dichoso, impregnadas de calma y serenidad y de benvolahospitalidad que llevaba nuestro filsofo en su seductora vivienda:

    DOVLCE.EST.LA.VIE.A.LA.BIEN.SVYVRE.

    EMMY.SOYET.PRINTANS.SOYET.HYVERS.

    SOVBS.BLACHE.NEIGE.OV.RAMEAVX.VERTS.

    QVAND.VRAYS.AMIS.NOVS.LA.FONT.VIVRE.

    AINS.LEVR.PLACE.A.TOVS.EST.ICI.

    COMME.AVX.VIEVLS.AVXJEVNES.AVSSI.(9)

    La segunda, que adorna una chimenea mayor, revestida de ornamentos de color rojo,gris y oro, es una simple mxima de hermoso carcter moral, pero que la Humanidadsuperficial y presuntuosa de nuestra poca abomina de practicar:

    SE.COGNESTRE.ESTRE.ET.NON.PARESTRE(10).

    Nuestro adepto tiene razn. El conocimiento de s mismo permite adquirir la ciencia,meta y razn de ser de la vida, base de todo valor real. Y este poder, elevando al hombrelaborioso que puede adquirirlo, lo incita a permanecer en una modesta y noblesimplicidad, eminente virtud de los espritus superiores. Era un axioma que los maestrosrepetan a sus discpulos, y por el cual les indicaba el nico medio de alcanzar elsupremo saber: Si deseas conocer la sabidurales decan-, conoceos bien y laconoceres.

    III

    La galera alta, cuyo techo est tan curiosamente adornado, ocupa toda la longitud deledificio elevado entre las torres. Como hemos dicho, se abre al exterior por cincoaberturas que separan columnas gruesas provistas, en el interior, de soportes adosados

    que los empujes de los arcos. Dos ventanas de montantes derechos y dinteles rectilneosse abren en los extremos de esta galera. Nervaduras transversales toman la formaabocinadas de los vanos y son cortadas por dos nervaduras longitudinales, paralelas, conlo que se determina el encuadramiento de los artesones que constituyen el objeto denuestro estudio (lm. XXVI). stos fueron descritos, mucho antes que por nosotros, porLouis Audiat(11). Pero el autor, ignorndolo todo de la ciencia a la que se refieren, y larazn esencial que liga entre si tantas imgenes extraas, ha dotado su libro del carcter

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    de incoherencia que las mismas figuras afectan para el profano. Leyendo laEpigraphieSantone, dirase que el capricho, la fantasa y la extravagancia hubieran presidido suejecucin. Asimismo, lo menos que puede decirse de esta obra es que parece poco seria,desprovista de fondo, barroca, sin ms inters que una excesiva singularidad. Algunoserrores inexplicables aumentan an la impresin desfavorable que se recibe. As, porejemplo, el autor toma una piedra cbica tallada y colocada encima del agua (serie I,artesn 5) por un navo agitado por las olas. En otro lugar (serie IV, artesn 7), unamujer agachada que planta semillas junto a un rbol se convierte, para l, en un viajeroque camina penosamente a travs de un desierto. En el primer artesn de la quinta serie-que nuestras lectoras le perdonen esta involuntaria comparacin-, ve a una mujer enlugar del diablo en persona, velludo, alado, cornudo y perfectamente claro y visible...Semejantes negligencias denotan una ligereza inexcusable en un epigrafista conscientede su responsabilidad y de la exactitud que reclama su profesin.Segn el doctor Taxier, a cuya amabilidad debemos esta informacin, las figuras de

    Dampierre jams habran sido publicadas en su totalidad. Sin embargo, existe unareproduccin de las mismas. Dibujadas a partir del original y en el museo de Saintes. Aeste dibujo, y por ciertos motivos imprecisos, hemos recurrido a fin de hacer nuestradescripcin lo ms completa posible.Casi todas las composiciones emblemticas presentan, aparte un tema esculpido en bajorelieve, una inscripcin grabada en una filacteria. Pero mientras que la imagen serelaciona directamente con el aspecto prctico de la ciencia, el epgrafe ofrece, sobretodo, un sentido moral o filosfico. Se dirige al obrero ms que a la obra, y empleandounas veces el apotegma y otras la parbola, define una cualidad, una virtud que el artistadebe poseer, un punto de doctrina que no pueden por menos de conocer. Pues bien; porla misma razn que estn provistas defilacterias, estas figuras revelan su alcance secreto,su vnculo con alguna ciencia secreta. En efecto, el griego , formado de,guardar, preservar, y de , conservar, indica la funcin de esteornamento, encargado de conservar y preservar el sentido oculto y misteriosodisimulado tras la expresin natural de las composiciones a las que acompaa. Es elsigno, el sello de esta Sabidura que se mantiene en guardia contra los malvados, comodice Platn: . Portadora o no de epgrafe, bastaencontrar la filacteria en cualquier tema para tener la seguridad de que la imagenencierra un sentido oculto, un significado secreto propuesto al investigador y marcado

    por su simple presencia. Y la verdad de este sentido, la realidad de este significado sehallan siempre en la ciencia hermtica, calificada entre los maestros antiguos desabidura eterna.No cabra sorprenderse, pues, de encontrar banderolas y pergaminos,abundantemente representados entre los atributos de las escenas religiosas o de lascomposiciones profanas de nuestras grandes catedrales, as como en el mbito menossevero de la arquitectura civil.

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    Dispuestos en tres filas perpendicularmente al eje, los artesones de la galera alta son 93.De stos, 61 se refieren a la ciencia, veinticuatro ofrecen monogramas destinados asepararlos por series, cuatro no presentan ms que adornos geomtricos de ejecucinposterior, y los cuatro ltimos muestran su fondo vaco y liso. Los artesanos simblicos,sobre los que se concentra el inters de la techumbre de Dampierre, constituyen unconjunto de figuras repartidas en siete series. Cada serie est aislada de la siguiente portres artesones dispuestos en linea transversal, decorados alternativamente con elmonograma de Enrique II y con los crecientes entrelazadas de Diana de Poitiers o deCatalina de Mdicis, cifras que se advierten en muchos edificios de la misma poca.Ahora bien; hemos realizado la comprobacin, bastante sorprendente, de que la mayorade palacios o castillos que presentan la doble D enlazada con la letra H y el triplecreciente tienen una decoracin de carcter alqumico indiscutible. Pero, por qu esasmismas mansiones son calificadas con el ttulo de castillos de Diana de Poitiers porlos autores de monografa, tomando como nica referencia la existencia de la cifra en

    cuestin? Sin embargo, ni la mansin de Louis d`Estissac, en Coulonges-sur-lAutize, nila de los Clermont, puestas ambas bajo la gida de la en exceso famosa favorita, jams lehan pertenecido. Por otra parte, qu razn podra atribuirse al monograma y a loscrecientes que pudiera justificar su presencia en medio de emblemas hermticos? A qupensamiento o a qu tradicin habran obedecido los iniciados de la nobleza cuandocolocaron bajo la proteccin ficticia de un monarca y de su presencia en medio deemblemas hermticos? Enrique IIescribe el abate de Montgaillard(12)- era unprncipe estpido y brutal y de una perfecta indiferencia por el bien del pueblo. Este malrey estuvo constantemente dominado por su esposa y por su antigua amante, a las queabandono las riendas del Estado, no retrocediendo ante nnguna de las crueldadesejercidas contra los protestantes. Puede decirse de l que continu el reinado deFrancisco I en cuanto a despotismo politico e intolerancia religiosa. Es, pues, imposibleadmitir que unos filsofo instruidos, personas de estudios y de elevada moralidad,hubieran concebido la idea de ofrecer el homenaje de sus trabajos a la pareja real a laque la corrupcin deba hacer vergonzosamente clebre.La verdad es distinta, pues el creciente no pertenece ni a Diana de Poitiers ni a Catalinade Medicis. Se trata de un smbolo de la ms remota antiguedad, conocido por losegipcios y utilizado por los rabes y los sarracenos mucho antes de su introduccin ennuestra Edad Media occidental. Es el atributo de Isis, de Artemis o Diana, de Selene, de

    Febe o la Luna; el emblema espagrico de la plata y el sello del color blanco. Susignificacin es triple: alqumico, mgico y cabalstico, y esta triple jerarqua de sentidos,sintetizada en la imagen de las medias lunas entrelazadas, abraza la extensin delantiguo y tradicional conocimiento. Con esto, resultar menos sorprendente ver figurarla trada simblica junto a signos oscuros, ya que les sirve de soporte y permite orientaral investigador hacia la ciencia a la que aqullos pertenecen.

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    En cuanto al monograma, es facilmente explicable y evidencia, una vez ms, cmo losfilsofos han utilizado emblemas de sugnificado conocido dotndolos de un sentidoespecial generalmente ignorado. Es el medio ms seguro de que han dispuestos paraenmascarar al profano una ciencia expuesto figurativamente a todas las miradas,procedimiento renovado de los egipcios cuya enseanza, traducida en jeroglifcos en elexterior de los templos, resultaba letra muerta para quien no tena la clave. Elmonograma histrico est formado por dos D entrelazadas y reunidas por la letra H,inicial de Enrique (Henri)II. Tal es, por lo menos, la expresin ordinaria de la cifra quevela, bajo su imagen, una cosa por completo distinta.Se sabe que la alquimia se funda en las metamorfosis psquicas operadas por el espritu,denominacin otorgado al dinamismo universal emanado de la divinidad, el cualmantiene la vida y el movimiento, provoca su detencin o su muerte, hace evolucionar lasustancia y se afirma como el nico animador de cuanto es. Pues bien, en la notacinalqumica, el signo del espritu no difiere de la letra H de los latinos y de la eta de los

    griegos. Ms adelante, al estudiar uno de los artesones en el que este carcter serepresenta coronado (serie VII, 2), consignaremos algunas de sus aplicacinessimblicas. Por el momento, basta con saber que es el espritu, agente universal,contutuye, en la realizacin de la obra, la principal incgnita cuya determinacin asegurael exito pleno. Pero aquella, por sobrepasar los lmites del entendimiento humano, nopuede despejarse ms que por revelacin divina. Diosrepiten los maestros- otorga lasabidura a quien le place y la transmite por el Espritu Santo, luz del mundo. Por eso laciencia se considera unDon de Dios otrora reservado a sus ministros, de donde elnombre deArte sacerdotalque llevaba en su origen. Aadamos que en la Edad Mediael Don de Dios aplicbase al Secretum secretorum, lo que conduce precisamente alsecreto por excelencia, el del espritu universal.As, elDonum Dei, conocimiento revelado de la ciencia de la Gran Obra, clave de lasmaterializacines del espritu y de la luz (),aparece indiscutiblemente bajo elmonograma de la doble D(Donum Dei) unido al signo del espritu (H), inicial griega delsol, padre de la luz, . No cabra indicar mejor el carcter alqumico de las figurasde Dampierre, cuyo estudio vamos a emprender a continuacin.

    IV

    Primera serie.Arteson 1. - Dos rboles de las mismas dimensiones y grosor parecido figuran uno juntoal otro en el mismo terreno. Uno es verde y vigoroso(13) y el otro, inerte y reseco. Labanderola que parece unirlos lleva estas palabras:

    SOR.NON.OMNIBVS.AEQVE.

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    La suerte no es igual para todos. Esta verdad, limitada al periodo de la existenciahumana, nos parece tanto ms relativa cuanto que el destino, triste o sonriente, tranquiloo revuelto, nos encamina a todos, sin distincin ni privilegio, hacia la muerte. Pero si latrasponemos al mbito hermtico, adquiere entonces un sentido positivo netamenteacusado y que ha debido asegurarle la preferencia de nuestro adepto.Segn la doctrina alqumica, los metales usuales, arrancados de su yacimiento para

    satisfacer las necesidades de las industria, obligados a plegarse a las exigencias delhombre, aparecen as como las vctimas de una flagrante mala suerte. Mientras que enestado mineral vivan al fondo de la roca, evolucionando lentamente hacia la perfeccindel oro nativo, estn condenados a morir en seguida tras su extraccin, y perecen bajo lanefasta accin del fuego reductor. La fundicin, al separarlos de los elementos nutritivosasociados a los mineralizadores encargados de mantener su actividad, los mata al fijar laforma temporal y transitoria que haban adquirido. Tal es el significado de los dosrboles simblicos, uno de los cuales expresa la vitalidad mineral y el otro, la inercia

    metlica.De esta simple imagen, el investigador inteligente y suficientemente instruido sobre losprincipios del arte podr extraer una consecuencia til y provechosa. Si recuerda que losantiguos maestros recomiendan empezar la obraen el punto enque la Naturaleza acabael suyo, si sabe matar al vivo al fin de resucitar al muerto, descubriri, ciertamente, qumetal debe tomar y qu mineral debe elegir para empezar su primera labor. Luego,reflexionando sobre las operaciones de la Naturaleza, aprender de ella la manera deunir el cuerpo vivificado con otro cuerpo vivo -pues la vida desea la vida- y, si nos hacomprendido, ver con sus ojos y tocar con sus manos el testimonio material de unagran verdad...Son stas palabras en exceso sucintas, sin duda, y lo lamentamos, pero nuestra sumisin

    a las reglas de la disciplina tradicional no nos permite precisarlas ni desarrollarlas ms.Artesn 2. - Una torre de fortaleza elevada sobre una explanada., coronada de almenas y

    barbacanas provista de aspilleras y rematada por un cimborrio, presenta una estrechaventana enrejada y una puerta slidamente atrancada. Este edificio, de aspecto poderosoy hosco, recibe de las nubes un chaparrn que la inscripcin designa como una lluvia deoro:

    .AVRO.CLAVSA.PATENT.

    El oro abre las puertas cerradas. Todo el mundo lo sabe. Pero este proverbio, cuyaaplicacin se, encuentra en la base del privilegio, del favoritismo y de todos losatropellos, no podra tener, en el espritu del filsofo, el sentido figurado que leconocemos. No se trata aqu del oro corruptor, sino, del episodio mitohermtico queencierra la fbula de Jpiter y Danae. Los poetas cuentan que esta princesa, hija del reyde Argos, Acrisio, fue encerrada en una torre porque un orculo haba anunciado a su

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    padre que seria muerto por su nieto. Pero los muros de una prisin, por espesos que sean,no pueden constituir un obstculo serio para la voluntad de un dios. Zeus,gran amantede aventuras y metamorfosis, siempre preocupado de burlar la vigilancia de Hera y deextender su progenie, repar en Danae. Poco escrupuloso en cuanto a escoger el medio,se introdujo junto a ella en forma de lluvia de oro y, al expirar el plazo requerido, laprisionera puso en el mundo un hijo que recibi el nombre de Perseo. Acrisio, muydescontento de esta noticia, mand encerrar a la madre y al nio en un cofre que searroj al mar. Arrastrado por las corrientes hasta la isla de Serifea, unos pescadoresrecogieron la singular embarcacin, la abrieron y presentaron el contenido al reyPolidecto, el cual recibi con generosa hospitalidad a Danae y a Perseo.Bajo esta mtica historia se esconde un importante secreto: el de la preparacin del

    sujeto hermtico o materia prima de la Obra, y el de la obtencin del azufre, primum ensde la piedra.

    Danae representa nuestro mineral bruto, tal como se extrae de la. Mina. Se trata de la

    tierra de los sabios, que contiene en si el espritu activo y escondido, el nico capaz,dice Hermes, de realizar por estas cosas los milagros de una sola cosa. Danae procede,en efecto, del dorio , tierra, y de , soplo, espritu. Los filsofos ensean que sumateria prima es una parcela del caos original, y eso es lo que afirma el nombre griego

    Acrisio, rey deArgos y padre de Danae: significa confusin, desorden, y quiere decirbruto, incu1to, inacabado. Zeus, por su parte, seala el cielo,el aire y elagua, hasta tal punto que los griegos, para expresar la accin de llover, decan: o, Jpiter enva lluvia o, ms simplemente, llueve. Este dios aparece, pues, como lapersonificacin del agua, de un agua capaz de penetrar los cuerpos, de un agua metalicapuesto que es de oro o, al menos dorada. Es exactamente el caso del disolventehermtico el cual, tras fermentacin en un barril de encina, toma, en la decantacin, elaspecto del oro liquido. El autor annimo de un manuscrito indito del siglo XVIII(14)escribe sobre este particular: Si dejis discurrir esta agua, veris con vuestros propiosojos el oro brillando en su primer ser, con todos los colores del arco iris. La uninmisma de Zeus y Danae indica cmo debe ser aplicado el disolvente. El cuerpo,reducido a fino polvo y puesto en digestin con una pequea cantidad de agua, es acontinuacin, humedecido e irrigado poco a poco, a medida que se va absorbiendo,tcnica sta que los sabios llaman imbibicin. Se obtiene as una pasta cada vez msblanda que se vuelve, siruposa, oleosa y, por fin, fluida y limpia. Sometida entonces, en

    ciertas condiciones, a la accin del fuego, parte de ese licor se coagula en una masa quecae al fondo y que se recoge con cuidado. Ese es nuestro precioso azufre, el nio recinnacido, el reyecito y nuestro delfn, pez simblico llamado por otro nombre echeneis,remora o piloto(15), Perseo opez del mar Rojo (en griego ), etc.

    Artesn 3. - Cuatro flores abiertas y erectas sobre su tallo estn en contacto con el filo deun sable desnudo. Este pequeo motivo tiene por divisa:

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    .NVTRI.ETIAM.RESPONSA.FERVNTVR.

    Desentraa tambin los orculos anunciados. Se trata de un consejo dado al artista afin de que ste, ponindolo en prctica, pueda estar seguro de dirigir como es debido lacoccin o segunda operacin del Magisterio. Nutri etiam responsa feruntur, le confia elespritu de nuestro filsofo, por intermedio de los caracteres petrificados de su obra.

    Estos orculos, en nmero de cuatro, corresponden a las cuatro flores ocolores que semanifiestan durante la evolucin del rebis y revelan exteriormente al alquimista las fasessucesivas del trabajo interno. Estas fases, diversamente coloreadas, llevan el nombre deregmenes o reinos. De ordinario, se cuentan siete. A cada rgimen, los filsofos hanatribuido una de las divinidades superiores del Olimpo y tambin uno de los planetascelestes cuya influencia se ejerce de manera paralela a la suya, en el tiempo mismo de sudominio. De acuerdo con la idea generalmente extendida, planetas y divinidadesdesarrollan su poder simultneo segn una jerarquia invariable. Al reino de Mercurio

    (, base, fundamento),primer estadio de la Obra, sucede el de Saturno (,elanciano, el loco). A continuacin, gobiernaJpiter(, unin, matrimonio) y, luego,Diana (, entero, completo) o la Luna, cuya vestidura brillante tan pronto esttejida con cabellos blancos como hecha de cristales de nieve. Venus, inclinada al verde(,belleza, gracia), hereda. entoces el trono, pero pronto lo arrojaMarte (,adaptado, fijo), y este prncipe belicoso de atavo teido en sangre coagulada es, a suvez, derrotado porApolo (, triunfador), el Sol del Magisterio, emperadorvestido de brillante escarlata, que establece definitivamente su soberana y su podersobre las ruinas de sus predecesores(16).Algunos autores, asimilando las fases coloreadas de la coccin a los siete das de la

    Creacin, han designado la labor entera con la expresin Hebdomas hebdomadum, laSemana de las semanas, o, simplemente, la Gran Semana, porque el alquimista debeseguir lo ms cerca posible en su realizacin microcsmica todas las circunstancias queacompaaron la Gran Obra del Creador.Pero estos regmenes diversos son ms o menos francos y varan mucho, tanto por la

    duracin como por la intensidad. Tambin los maestros se han limitado a sealar slocuatro colores esenciales y preponderantes, porque ofrecen ms limpidez y permanenciaque los otros, a saber: el negro, el blanco, el amarillo o cetrino y el rojo. Estas cuatroflores del jardn hermtico deben ser cortadas sucesivamente, segn el orden y al final

    de su floracin, lo que explica la presencia del arma en nuestro bajo relieve. Por tanto,hay que temer apresurarse demasiado, con la vana esperanza de acortar el tiempo, aveces muy largo, sobrepasando la intensidad de fuego requerida para el rgimen delmomento. Los autores antiguos aconsejan prudencia y ponen en guardia a los aprendicescontra toda impaciencia perjudicial: praecipitatio a diabolo, les dicen, pues tratando dealcanzar demasiado pronto la meta, no conseguirn ms que quemar la flores delcompuesto y provocaran la prdida irremediable de la obra. Es, pues, preferible, como

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    lo ensea el adepto de Dampierre, desentraar los orculos, que son las predicciones dela operacin regular, con paciencia y perseverancia, tanto tiempo como la naturalezapueda exigir.Artesn 4. - Una vieja torre desmantelada cuya puerta, arrancada de sus goznes, permitela entrada libre: as es como el artista ha representado la prisin abierta. En el interior, seve todava en su sitio una traba as como tres piedras indicadas en la parte superior.Otras dos trabas extradas de la mazmorra se advierten a los lados de la ruina. Estacomposicin seala la terminacin de las tres piedras o medicinas de Jabir,sucesivamente obtenidas, las cuales son designadas por los filsofos con los nombres deazufre filosfico, la primera; elixiru oropotable, la segunda; ypiedra filosofal, absolutoo medicina universal, la ltima.Cada una de esas piedras ha tenido que sufrir la coccinen el atanor, prisin de la Gran Obra, y es la razn por la que una ltima traba seencuntra an sellada. Las dos precedentes, habiendo cumplido su tiempo demortificacin y penitencia han abandonado sus hierros, visibles en el exterior.

    El pequeo bajo relieve tiene por divisa la frase del apstolPedro (piedra) (Hechos, cap.XII, v. 2), que fue milagrosamente liberado de su prisin por un ngel:

    .NV(N)C.SCIO.VERE.

    Ahora s en verdad! Palabra de gozo vivo, arranque de ntima satisfaccin, grito dealegra que profiere el adepto ante la certidumbre del prodigio. Hasta ese momento, laduda poda an asaltarle, pero en presencia de la realizacin perfecta y tangible ya noteme errar. Ha descubierto el camino, ha reconocido la verdad, ha heredado el DonumDei. A partir de ahora, nada del gran secreto es ignorado por l Ms ay! Cuntos,

    entre la muchedumbre de los que buscan, pueden gloriarne de llegar a la meta y de ver,con sus ojos, abrirse la prisin, cerrada para siempre para la mayora!La prisin sirve tambin de emblema del cuerpo imperfecto, tema inicial de la Obra, en

    el que el alma acuosa y metlica se encuentra fuertemente apegada y retenida. Estaagua prisionera -dice Nicolas Valois(17) - grita sin. Aydame y te ayudar, es decir,librame de mi prisin, y si puedes hacerme salir una vez, te convertire en el dueo de lafortaleza donde me encuentro. El agua., pues, que se halla en este cuerpo encerrado esde la misma naturaleza de agua que la que le damos a beber y que se llama MercurioTrismegisto, del que habla Parmnides cuando dice: Naturaleza se regocija en

    Naturaleza. Naturaleza supera a Naturaleza y Naturaleza contiene a Naturaleza. Puesesta agua encerrada se regocija con su compaero que acude a liberarla de sus hierros, semezcla con l y, por fin, convirtiendo dicha prisin en suya y rechazando lo que les escontrario, que es la preparacin, se convierten en agua mercurial y permanente...Legtimamente, pues, nuestra agua divina es llamada la llave, luz, Diana que aclara laoscuridad de la noche. Pues es la entrada de toda la Obra y la que ilumina a todohombre.

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    Artesn 5. - Por haberlo comprobado experimentalmente, los filsofos certifican que supiedra no es otra cosa que una coagulacin completa del agua mercurial. Esto es lo quetraduce nuestro bajo relieve, en el que se ve la piedra cbica de los antiguos masonesflotando sobre las ondas marinas. Aunque semejante operacin parezca imposible, nodeja, sin embargo, de ser natural, porque nuestro mercurio lleva en s el principiosulfuroso solubilizado, al que debe su coagulacin ulterior. No obstante, es lamentableque la extremada lentitud de accin de este agente potencial no permita al observadorregistrar la menor seal de una reaccin cualquiera durante los primeros tiempos de laobra. Tal es la causa del fracaso de muchos artistas los cual, pronto desanimados,abandonan un trabajo penoso que juzgan vano, aunque hayan seguido el buen camino yoperado con los materiales debidos, cannicamente preparados. A ellos va dirigida lasentencia de Jess a Pedro cuando caminando sobre las aguas y que recoge san Mateo(cap. XIV, 31):

    .MODICE.FIDEI.QVARE.DVBITASTI.

    Por qu has dudado, hombre de poca f?En verdad, nada podemos conocer sin el concurso de la f, y quien no la posea enabsoluto nada puede emprender. Jams hemos visto que el escepticismo y la duda hayanedificado algo estable, noble y duradero. A menudo, hay que recordar el adagio latino

    Mens agitat molem,pues la conviccin profunda de esta verdad conducir al sabioobrero al feliz trmino de su labor. De ella, de esta f robusta, extraer las virtudesindispensables para la resolucin de ese gran misterio, El trmino no es exagerado, puesnos encontramos, en efecto, ante un misterio real tanto por su desarrollo contrario a lasleyes qumicas como por su mecanismo oscuro, misterio que el sabio ms instruido y eladepto ms experto no seran capaces de explicar. Bien es cierto que la Naturaleza, en susimplicidad, parece complacerse en proponernos enigmas ante los que nuestra lgicaretrocede, nuestra razn se turba y nuestro juicio se extrava.Pues bien; esta piedra cbica que la industriosa Naturaleza engendra slo del agua -

    materia universal del peripatetismo- y de la que el arte debe tallar las seis caras segn lasreglas de la geometra oculta., aparece en vas de formacin en un curioso bajo relievedel siglo XVII que decora la fuente de Vertbois, en Pars (lm. XXVIII).Como ambos temas presentan entre si una extrema correspondencia, estudiaremos aqu

    el emblema parisiense, ms extendido, esperando as arrojar alguna claridad en la.expresin simblica en exceso concisa de la imagen de Dampierre.Construida en 1633 por los benedictinos de Saint-Martin-des-Champs, esta fuente fue

    primitivamente elevada en el interior del priorato y adosada el la muralla. En 1712, losreligiosos la ofrecieron, para uso pblico, a la ciudad de Pars con el solar necesario parasu reedificacin con la condicin de que el cao se estableciera en una de las antiguastorres de su convento, y que se abrira una puerta exterior(18). La fuente fue, pues

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    situada contra la torre llamada de Vertbois, ubicada en la rue Saint-Martin, y tom elnombre de San Martn, que conserv durante ms de un siglo.El pequeo edificio, restaurado por cuenta del Estado en 1832, incluye una hornacina

    rectangular poco profunda encuadrada por dos pilastras dricas con almohadilladosvermiculados que sostienen una cornisa arquitrabada. Sobre la cornisa reposa unaespecie de almete que corona una tarja con alas. Una concha marina remata esa tarja. Laparte superior de la hornacina est ocupada por un cuadro en cuyo centro apareceesculpido un barco(19). Este bajo relieve, en piedra mide 0,80 m de alto por 1,05 deancho. Su autor es desconocido.

    As, todas las descripciones relativas a la fuente de Verlbois, copiadas verosimilmenteunas de otras, se limitan a sealar, sin precisar ms, un navo como motivo principal. Eldibujo de Moisy, encargado de ilustrar la noticia de Amaury Duvalt, no nos ensea nadams sobre el tema. Su navo, de pura fantasa, representado de perfil, no lleva ningunaseal de su singular carga, y en vano se buscara entre los caracoleos de las volutas

    marinas el hermoso y gran delfin que lo acompaa. Por otra parte, muchas gentes pococuidadosas del detalle ven en ese tema la nave herldica de Pars sin dudar que proponea los curiosos el enigma de una verdad muy distinta y de orden menos vulgar.Podra ponerse en duda la exactitud de nuestra observacin, y all donde reconocemos

    una piedra enorme, adosada al edificio con el que forma cuerpo, no advertir sino unfardo ordinario de cualquiera mercanca. Pero, en este caso, resultara en extremoembarazoso explicar la razn de la vela izada, incompletamente cargada sobre la vergadel palo mayor, particularidad que pone en evidencia el nico y voluminoso cargamentodesvelado asi adrede. La intencin del creador de la obra es, pues, manifiesta: se trata deun cargamento oculto, normalmente escondido a las miradas indiscretas y no de un fardosituado en el puente.Adems, el barco, visto por detrs, parece alejarse del espectador ymuestra que avance

    viene asegurado por la vela de artimn con exclusin de las otras. Ella sola recibe elesfuerzo del viento que sopla en popa, y ella sola transmite la energa al navo que sedesliza por las olas. Pues bien; los cabalistas escriben artimn y pronuncian antemn oantimn,, vocablo tras el cual esconden el nombre del tema de los sabios. ,engriego, significaflor, y se sabe que la materia prima es llamadaflor de todos los metales;la flor de las flores (flos florum).El origen de esta palabra, , expresa tambin la

    juventud, lagloria, la belleza, la parte ms noble de las cosas, todo cuanto posee

    resplandory brilla a la manera del fuego. Despus de esto, no cabr sorprenderse de queBasilio Valentn, en su Carro triunfal delantimonio haya dado a la primera sustancia dela obra particular que describe ah la denominacin depiedra de fuego.En tanto que permanece fija a la nave hermtica, esta piedra, tal como hemos dicho

    debe ser considerada en vas de elaboracin. Es preciso, pues, con toda precision,ayudarla a proseguir su travesa a fin de que ni las tempestades, ni los escollos ni los milincidentes de la ruta retrasen su arribada a la bendita ensenada hacia la cualpoco a poco,

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    la Naturaleza la encamina. Facilitar su viaje, prever y evitar las causas posibles denaufragio y mantener la nave cargada con la preciosa carga en su lnea recta, tal es latarea del artesano.Esta formacin progresiva y lenta explica por qu la piedra aparece aqu figurada bajo

    el aspecto de un bloque en bruto, llamado a ser objeto de la talla definitiva que loconvertir en nuestra piedra cbica. Los cables que la sujetan al barco son bastanteindicatives, por su entrecruzamiento sobre sus caras visibles, del estado transitorio de suevolucin. Se sabe que la cruz, en el orden especulativo, es la figuracin del espiritu,principio dinmico, mientras que, en el mbito prctico, sirve de signo grfico del crisol.En l, en este barco, se opera la concentracin del agua mercurial por la aproximacinde sus molculas constituidas, bajo la voluntad del espritu metlico y gracias alconcurso permanente del fuego. Pues el espritu es la nica fuerza capaz de mover enmasas compactas nuevas los cuerpos disueltos, al igual que obliga a los cristalesproducto de soluciones madres a tomar la forma especfica e invariable, por la cual los

    podemos identificar. Por ello los filsofos han asimilado la agregacin molecular delslido mercurial, bajo la accin secreta del espritu, con la de un saco fuertementecomprimido por ligaduras entrecruzadas. La piedra parece atada como una secchina (delgriego , encerrar, tapar), y esta corporeizacin se hace sensible por la cruz,imagen de la Pasin, es decir, a raiz del trabajo en el crisol, cada vez que el calor seaplica prudentemente en el grado requerido y segn el ritmo debido. As, convieneprecisar el sentido particular del cable, que los griegos llamaban , homnimo deladverbio que significa de manera debida y eficaz.La fase ms delicada del trabajo es cuando la primera coagulacin de la piedra, untuosa

    y ligera, aparece en la superficie y flota sobre las aguas. Es preciso entonces redoblar laprecaucin y la prudencia en la aplicacin del fuego, si no se quiere enrojecerla antes detiempo y precipitarla. Al comienzo, se manifiesta bajo el aspecto de una pelcula delgadaque muy pronto se rompe, cuyos fragmentos desprendidos de los bordes se apartan y,luego, se sueldan, se espesan y adquieren la forma de un islote llano -la isla delCosmopolita y la tierra mtica de Delos animado de movimientos giratorios y sometido acontinuas traslaciones. Esta isla no es ms que otra figura delpez hermtico nacido delmar de los Sabios -nuestro mercurio que Hermes llama mare patens-, elpiloto de laObra, primer estado slido de la piedra embrionaria. Unos lo han llamado echeneis yotros delfn con idntica razn, porque si el echeneis pasa, en la leyenda, pordetener y

    fijarlos navos ms fuertes, el delfn, cuya cabeza se ve emerger en nuestro bajo relieve,posee un significado tambin positivo. Su nombre griego, , designa la matriz, ynadie ignora que el mercurio es llamado por los filsofos el receptculo y la matriz de lapiedra.

    Pero con el fin de que nadie se llame a engao, repitamos otra vez que no puedetratarse aqu del mercurio vulgar, aunque su cualidad lquida pueda dar el cambio ypermita la asimilacin al agua secreta, hmedo radical metlico. El poderoso iniciado

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    que fue Rabelais(20) suministra, en algunas palabras, las verdaderas caractersticas delmercurio filosofal. En su descripcin del templo subterrneo de la Dive bouteille(Pantagruel, libro V, cap. XLII), habla de una fuente circularque ocupa su centro y laparte ms profunda. Alrededor de esta fuente se levantan siete columas que son piedras-dice el autor- atribuidas por los antiguos caldeos y magos a los siete planetas del cielo.Para lo cual, por or ms a la ruda Minerva, sobre la primera, de zafiro, est elevadaencima del remate, en la misma y central lnea perpendicular, de plomo precioso, laimagen de Saturno sostenido su hoz, con una grulla de oro a sus pies esmaltadaartificialmente segn la competencia de los colores ingenuamente debidos al avesaturnina. Sobre la segunda, de jacinto, volviendo hacia la izquierda, se halla un Jpiterde estao, jovial, en cuyo pecho se ve un aguila de oro esmaltada segn el natural. En latercera, Febo, de oro tiene en su mano derecha un gallo blanco. En la cuarta, de broncecorintio(21), Marte, y a sus pies un len. Sobre la quinta, Venus de cobre, de materiasemejante a aquella con la que Aristnides labr la estatua de Atamas..., una paloma a

    sus pies. En la sexta,Mercurio es hidrargirio fijo, malleable e inmvilcon una ciguea asus pies El texto es formal y no puede prestarse a confusin. El mercurio de lossabios -todos los autores lo certifican- se presenta como un cuerpo de aspecto metlico,de consistencia slida y, en consecuencia, inmvil con respecto al azogue, de volatilidadmediocre al fuego y susceptible, por fin, de fijarse l mismo por simple coccin envasija cerrada. En cuanto a la ciguea, que Rebelais atribuye al mercurio, toma susignificado de la palabra griega , ciguea, formada por,oscuro, lvido onegro, y, blanco, que son los dos colores del ave y los del mercurio filosfico.,designa tambin un recipiente hecho de tierra blanca y negro, emblema de lavasija hermtica, es decir, del mercurio, cuya agua, viva y blanca, pierde su luz y subrillo, se mortifica y se vuelve negra, abandonando su alma al embrin de la piedra, quenace de su descomposicin y se nutre de sus cenizas.A fin de rendir testimonio de que la fuente del Vertbois estuvo originalmente

    consagrada al aguafilosofalmadre de todos los metales y base del Arte sagrado, losbenedictinos de Saint-Martin-des-Champs mandaron esculpir, en la cornisa que sirve desoporte al bajo relieve, diversos atributos relativos a este licor fundamental. Dos remos yun caduceo entrecruzados llevan el ptaso de Hermes figurado bajo el aspecto modernode un almete alado sobre el cual vela un perrito. Algunos cordajes que salen de la viseradespliegan sus espiras sobre remos y vara alada del dios de la Obra.

    La palabra griega ,por la que se designaba el remo(22),ofrece simultneamentede barco y el de aviento. Este ltimo es una especie de concha de mimbre atribuida almercurio y que los cabalistas escriben viento. Por eso, la Tabla de Esmeralda dicealegricamente al hablar de la piedra que el viento la ha llevado en su vientre. Eseaviento no es sino la matriz, el barco portador de la piedra, emblema del mercurio ytema principal de nuestro bajo relieve. En cuanto al caduceo, es cosa sabida quepertenece como algo propio al mensajero de los dioses , con el ptaso alado y las alas de

    http://home.online.no/~ahri/015adampierre01.htm#20#20http://home.online.no/~ahri/015adampierre01.htm#21#21http://home.online.no/~ahri/015adampierre01.htm#22#22http://home.online.no/~ahri/015adampierre01.htm#22#22http://home.online.no/~ahri/015adampierre01.htm#21#21http://home.online.no/~ahri/015adampierre01.htm#20#20
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    los talones. Diremos tan slo que el vocablo griego , caduceo,recuerda por suetimologa al gallo, , consagrado a Mercurio como anunciador de la luz. Todosestos smbolos convergen, como se ve, hacia un nico y mismo objetivo, igualmenteindicado por el perrillo situado en lo alto del almete, cuyo sentido especial (,cabeza, cumbre) seala la parte importante, en este caso, el punto culminante del arte, laclave de la Gran Obra. Nol, en suDictionnaire de la Fable, escribe que el perro estabaconsagrado a Mercurio, considerado como el ms viglame y astuto de todas los dioses.Segn Plinio, la carne de los cachorros se consideraba tan pura que se la ofreca a losdioses en sacrificio, y era servida en las comidas preparadas para ellos. La imagen delperro colocado sobre el casco protector de la cabeza constituye, por aadidura, unverdadero jeroglfico tambin aplicable al mercurio. Es una traduccin figurada delcinocfalo (, que tiene cabeza de perro),forma mstica muy venerada porlos egipcios, que la atribuyeron a algunas divinidades superiores y, en particular, al diosTot, el cual se convirti en elHermes de los griegos, el Trismegisto de los filsofos y el

    Mercurio de los 1atinos.Artesn 6. - Un dado aparece colocado sobre una mesita de jardn. En primer plano,vegetan tres plantas herbceas. Por toda ensea, este bajo relieve lleva el adverbio latino

    .VTCVMQVE.

    De aIguna manera, es decir, de una forma anloga lo que permitira creer que eldescubrimiento de la piedra se debera al azar, y que as el conocimiento del Magisteriosera tributario de un afortunado lanzamiento del dado. Pero sabemos de modopertinente que la ciencia, verdadero presente de Dios, luz espiritual obtenida porrevelacin, no podra estar sujeta a tales eventualidades. No es que no pueda encontrarsefortuitamente, aqu como en todas partes, la habilidad que exige una operacin rebelde.Sin embargo, si la alquimia se limitara a la adquisicin de una tcnica especial. de algnartificio de laboratorio, se reducira a muy poca cosa y no excedera el valor de unasimple frmula. Pero la ciencia sobrepasa con mucho la fabricacin sinttica de losmetales preciosos, y la piedra filosofalmisma no es ms que el primer peldao positivoque permite al adepto elevarse hasta los ms sublimes conocimientos. Limitndonosincluso al mbito fisico, que es el de las manifestaciones materiales y las certidumbres

    (1)Recueil de la Commision des Arts et Monuments historiques de la Charente-Infrieure,t XIV, Saintes, 1884.

    (2) El doctor Jean Texier falleci el 22 de mayo de 1953. Su hijo, Jacques Texier, en laactualidad propietario, nos dice en particular en su carta del 15 de enero de 1965: Me

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    consta que en esa poca (1928) intercambios usted muchas cartas con mi padre, por loque me he sentido feliz de dar a su editor la autorizacin de tomar fotografas delcastillo. Agradecemos muy sinceramente a Monsieur Jacques Texier, a quien losamantes de la alquimia y del pasado, y entre ellos nosotros mismos, le estarn an msreconocidos por haber llevado a buen trmino la pesada tarea de delicadas restauraciones,comenzadas por el doctor. En efecto, el lindo edificio, depositario del largo ymaravilloso mensaje, haba sufrido graves y profundos daos en el curso de los aos1940 a 1944.

    (3) No hace mucho se vea, sobre la puerta de entrada de la casa Richard, reconstruidahar cosa de quince aos, una piedra de dimensiones bastante considerables en la que selea esta palabra griega, grabada en grandes caracteres: , es decir,inexpugnable. Al parecer, procedia det viejo castillo. Esta piedra ha servido, luego, parala construccin de un pilar de cobertizo.Recueil de la Commision des Arts et

    Monumentshistoriques de la Charente-Inferieure, nota de Monsieur Serton padre,comunicada por Monsieur Fragnaud, antiguo alcalde de Dampierre.

    (4) Lon Palustre,La Renaissance en France; Aunis et Saintonge,p. 293.

    (5) Abate Nogus,Dampierre-sur-Boutonne. Monographie historique et archologique.Saintes. 1883, p.53.

    (6)Paysages et monuments du Poitou fotografiados por Jules Robuchon. T. IX:Dampierre-sur-Boutonne,por Georges Musset. Pars, 1893, p. 9.

    (7)El justo pone freno a los orgullosos.

    (8) Se ha encontrado ms tarde la tabla con la inscripcin que reproducimos, en mediode otras tablas que formaban, en un corral de ovejas, un tabique de separacin.

    (9) Dulce es la vida si se la sigue bien / ya sea en primavera o en invierno / bajo blancanieve o ramas verdes / cuando verdaderos amigos nos la hacen vivir. / As, aqui todostienen aqui su sitio, / tanto los viejos como tambin los jvenes.

    (10) Conocerse, ser y no parecer.

    (11) Louis Audiat,Epigraphie Santone et Aunisienne. Pars, J.B. Dumoulin, y Niort, L.Clouzot, 1870.

    (12) Abate de Montgaillard, Historie de la France, t.l,p. 186. Pars, Moutardier, 1827.

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    (13) Al pie de este rbol cubierto de follaje, la Berra est encavada en forma de cubeta afin de que sea mejor retenida ae agua vertida por su rocio. Igualmente, el metal, muertopor la reduccin, recobrar la existencia en inhibiciones frecuentes.

    (14)La Clef du Cabinet Hermtique, manuscrit copi d'apres l'original appartenant M.Dessaint, mdecin, rue Hiacinthe Paris.

    (15) La rmora es famosa por las leyendas de que ha sido objeto. Entre otras fbulasridculas, Plinio certifica que si se conserva ese pez en sal, su simple proximidad bastapara extraer det pozo ms profundo el oro que pudiera haber cado en l.

    (16) Nos limitamos a enumerar aqui los estadios sucesivos de la segunda Obra sindedicarle un analisis especial. Grandes adeptos, y en particular Filaleteo, en suIntroitus,

    han profundizado muchisimo su estudio. Sus descripciones reflejan tal conciencia quenos resultaria imposible decir ms ni decirlo mejor.

    (17) Nicolas Valois,Les Cinq Livres, libro I: De la Clef du Secret des Secrets.. Ms. cit.

    (18)Fontaines de Pars, dibujados por Moisy. Noticias por Amaury Duval. Pars, 1812.

    (19)Inventaire gnral des Richesses d'Art de la France. Pars. Monuments civils. Paris,Plon, 1879, t.l.

    (20) Sus obras estn firmadas con el seudnimo Alcofribas Nasier, anagrama deFrancois Rebelais, seguido del titulo de abstracteur de quintessence, que serva, en laEdad Media, para designar en el habla popular a los alquimistas de la poca. El clebremdico y filsofo se declara as, sin discusin, adepto y rosacruz, y coloca sus escritosbajo la gida del Arte sagrado. Por otra parte, en el prlogo del Garganta, Rabelaisdeja ver con bastante claridad que su obra pertenece a la categora de los libros cerradoshermticos o acroamticos, para cuya comprensin son absolutamente indispensablevastos conocimientos simblicos.

    (21) La atribucin del bronce a Marte demuestra que Rabelais conoca perfectamente lacorrespondencia alquimica de los planetas y los metales. En griego, la palabra ,que designa el cobre o el bronce, era empleada por los antiguos poetas helnicos paradefinir no el cobre o uno de sus componentes sino el hierro. El autor, pues, tiene raznde atribuirlo al planeta Marte. En cuanto al bronce de Corinto, Plinio asegura que sepresentaba bajo tres aspectos. Tan pronto tenia el brillo de la plata como el del oro, ypoda ser el resultado de una aleacin en proporciones casi equivalentes de oro, plata, y

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    cobre. Este ltimo bronce se crea que se habia producido fortuitamente por la fusin demetales preciosos y de cobre a raiz del incendio de Corinto por Mumio (146 antes deJesucristo).

    (22) En cbala fontica, en francs, rame, equivalente de aviron (ambos trminossignifican remo en espaol), designa tambin el agua filosofal. en lugar de significa aspersin, riego, de ,fluir.

    Fundamentales, podemos asegurar que la Obra no est, en absoluto, sometida a loimprevistos. Tiene sus leyes, sus principios, sus condiciones y sus agentes secretos, yresulta de demasiadas acciones combinadas e influencias diversas para obedecer alempirismo. Es preciso descubrirla, comprender su procesos, conocer bien sus causas yaccidentes antes de pasar a su ejecucin. Y quien la pueda ver en espritu pierde su

    tiempo y su aceite querindola encontrar por la prctica. El sabio tiene los ojos en lacabeza -dice elEclesiasts (cap. II, 14)-, y el insensato camina en las tinieblas.El dado tiene, pues, otra significacin esotrica. Su figura, la del cubo (, dado,

    cubo), designa la piedra cbica o tallada. nuestra piedra filosofal y la piedra angular dela iglesia. Pero, para estar regularmente erigido, esta piedra requiere tres repeticionessucesivas de una misma serie de siete operaciones, lo que totaliza veintiuna. Estenmero corresponde con exactitud a la suma de los puntos marcados en las seis caras deldado, pues adicionando los seis primeros nmeros se obtiene veintiuno. Y las tres seriesde siete volvern a hallarse totalizando los mismos nmeros de puntos en bustrofedn:

    1 2 3

    6 5 4

    Colocadas en la interseccin de los lados de un hexgono inscrito, estas cifrastraducirn el movimiento circular propio para la interpretacin de otra figura,emblemtica de la Gran Obra, la de la serpiente Ouroboros, aut serpens qui caudamdevoravit. En todo caso, esta particularidad aritmtica en perfecta concordancia con eltrabajo, consagra la atribucin del cubo o del dado a la expresin simblica de nuestraquintaesencia mineral. Es la tabla isaca realizada por el trono cbico de la gran diosa.

    Basta, pues, analgicamente, con lanzar tres veces el dado sobre la mesa -lo queequivale, en la prctica, a redisolver tres veces la piedra- para obtenerla con todas suscualidades. El artista ha representado aqu estas tres fases vegetativas por tres vegetales.Finalmente, las reiteraciones indispensables para la perfeccin de la labor hermtica danla razn del libro jeroglfico de Abraham el Judo, compuesto nos dice Flamel, por tresveces siete hojas. Del mismo modo, un esplndido manuscrito iluminado, ejecutado acomienzos del siglo XVIII(23), encierra veintiuna figuras pintadas adaptadas cada una a

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    las veintiuna operaciones de la Obra.

    V

    Segunda serie.Artesn l.- Espesas nubes interceptan la luz del sol y cubren de sombra una flor agresteque acompaa la divisa

    .REVERTERE.ET.REVERTAR.

    Vuelve y volver. Esta planta herbcea, por completo fabulosa, era llamada por losantiguos Baraas. Se la encontraba, se dice, en las vertientes del monte Lbano, porencima del camino que conduce a Damasco (es decir, Cabalsticamente, al mercurioprincipio femenino: , mujer, esposa).No se la vea aparecer ms que en el mes de

    mayo, cuando la primavera aparta de la tierra su lienzo de nieve. En cuanto llega lanoche, nos dice Nol, esta planta comienza a inflamarse y a despedir claridad como unapequea antorcha. Pero en cuanto se hace el da, esta luz desaparece y la hierba sevuelve invisible; las mismas que se han envuelto en pauelos ya no se encuentran, lo queautoriza la opinin de quienes dicen que esta planta est endemoniada, porque, segnellos, tiene tambin una propiedad oculta para romper los encantamientos y lossortilegios. Otros aseguran que es capaz de transmutar los metales en oro, y por estarazn los rabes la llaman la hierba del oro, pero no osaran cogerla ni tan siquieraacercarse a ella, por haber experimentado muchas veces, dicen, que esta planta matasbitamente a quien la arranca del suelo sin tomar las precauciones necesarias, y comoignoran cules son esas precauciones, la dejan sin tocarla.De este pequeo tema se desprende esotricamente el artificio de la solucin del azufre

    por el mercurio, la planta que expresa la virtud vegetativa de ste y el Sol, la naturalezagnea de aqul. La operacin es tanto ms importante cuanto que conduce a la obtencindel mercurio filosfico, sustancia viva, animada, salida del azufre puro radicalmenteunido al agua primitiva y celeste. Hemos dicho antes que el carcter exterior, quepermite la identificacin segura de esta agua, es una figura estrellada e irradiante que lacoagulacin haca aparecer en su superficie. Aadamos que la signatura astral delmercurio, como se acostumbra nombrarlo la huella en cuestin, se afirma con tanta

    mayor nitidez y vigor cuanto ms progresa la animacin y se revela ms completa.Pues bien, las dos vas de la Obra necesitan dos maneras diferentes de operar laanimacin del mercurio inicial. La primera pertenece a la va corta e implica una solatcnica por la cual se humedece poco a poco el fijo -pues toda materia seca bebe conavidez su hmedo-, hasta que la afusin reiterada del voltil sobre el cuerpo hagahinchar el compuesto y lo convierta en una masa pastosa o de aspecto de jarabe, segn elcaso. El segundo mtodo consiste en digerir la totalidad del azufre en tres o cuatro veces

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    su peso de agua, decantar a continuacin la solucin y, luego, desecar el residuo ytomarlo de nuevo con una cantidad proporcional de nuevo mercurio. Cuando ladisolucin est terminada, se separan las heces, si las hay, y los licores, mezclados, sesometen a una lenta destilacin al bao. La humedad superflua se halla as desprendida,dejando el mercurio en la consistencia requerida sin nnguna prdida de sus cualidades ydispuesto a sufrir la coccin hermtica.Esta segunda prctica la expresa simblicamente nuestro bajo relieve.Se comprende sin dificultad que la estrella -manifestacin exterior del Sol interno- se

    represente cada vez que una nueva porcin de mercurio viene a baar el azufre nodisuelto, y que en seguida este deja de ser visible para reaparecer en la decantacin, esdecir, en el punto de partida de la materia astral. Vuelve -dice el fijo- y volver.. Ensiete ocasiones sucesivas, las nubes ocultan a las miradas tan pronto la estrella como laflor, segn las fases de la operacin de manera que el artista no puede jams, en el cursodel trabajo, advertir simultneamente los dos elementos del compuesto. Y esta verdad se

    ve confirmada hasta el final de la Obra, pues la coccin del mercurio filosfico -llamadode otro modo astro o estrella de los sabios- lo transforma en azufre fijo, fruto de nuestrovegetal emblemtico, cuya semilla se encuentra as multiplicada en calidad, en cantidady en virtud.Artesn 2. - En el centro de este artesn, un fruto, que se suele tomar por una pera, peroque con la misma verosimilitud puede ser una manzana o una granada, toma susignificado de la leyenda bajo la que figura:

    .DIGNA.MERCES.LABORE.

    Trabajo dignamente recompensado. Este fruto simblico no es otro que la gemahermtica, piedra filosofal de la Gran Obra o Medicina de los antiguos sabios llamadatambin absoluto, carboncillo o carbunclo precioso (carbunculus), el Sol brillante denuestro microcosmos y el astro de la eterna sapiencia.

    Este fruto es doble, pues se recolecta a la vez del rbol de la Vida, reservndoloespecialmente para los usos teraputicos, y del rbol de la Ciencia, si se prefiereemplearlo para la transmutacin metlica. Estas dos facultades corresponden a dosestados de un mismo producto, el primero de los cuales caracteriza la piedra roja,translcida y difana, destinada a la Medicina en calidad de oro potable, y el segundo, la

    piedra amarilla, a la que su orientacin metlica y su fermentacin por el oro naturalhan vuelto opaca. Por esta razn, De Cyrano Bergerac(24) atribuye dos colores al frutodel Magisterio en su descripcin del rbol emblemtico al pie del cual reposa. Era -escribe- una llana campia tan abierta que mi vista, alcanzando el mximo, no hallaba enella ni un solo matorral. Y, sin embargo, al despertarme, me encontr bajo un rbol acuyo lado los ms elevados cedros pareceran hierba. Su tronco era de oro macizo, susramas, de plata y sus hojas, de esmeraldas que sobre el brillante verdor de su preciosa

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    superficie representaban, como en un espejo, las imgenes de la fruta que colgabaalrededor. Mas juzgad si el fruto tendra que envidiar a las hojas! El escarlata inflamadode un grueso carbunclo compona la mitad de cada uno, y el otro variaba entre unacrisolita o un fragmento de mbar dorado. Las flores abiertas eran rosas de diamantemuy anchas y las yemas, gruesas perlas en forma de pera.

    Segn la habilidad, el cuidado yla prudencia del artesano, el fruto filosfico del arborscientiae testimonia una virtud ms o menos extensa. Pues es indiscutible que la piedrafilosofal, empleada para la trasmutacin de los metales jams ha estado dotada delmismo poder. Las proyecciones histricas nos suministran una prueba cierta de ello. Enla operacin realizada por J.-B. Van Helmont en su laboratorio de Vilvorde, cerca deBruselas en 1618, la piedra transform en oro 18,740 veces su peso de mercurio liquido.Richtausen. con ayuda del producto que le fue remitido por Labujardiere, obtuvo unresultado equivalente a 22,334 veces la unidad. La proyeccin que realiz Sethon en1603, en casa del mercader Coch, de Frankfurt del Meno, se efectu segn una

    proporcin igual a 1,155 veces. Segn Dippel, el polvo que Lscaris dio a Dierbachtrasmutaba alrededor de 600 veces, su peso de mercurio. Sin embargo, otro fragmentosuministrado por Lscaris se mostr ms eficaz. En la operacin ejecutada en Viena en1716, en presencia del consejero Pantzer de Hesse, del conde Carlos Ernesto de Rappach,del conde Jos de Wrben y de Freudenthal, y de los hermanos conde y barn deMetternich, el coeficiente alcanz una potencia prxima a 10.000. Tampoco es intil,adems, saber que el mximo de produccin se realiza por el empleo del mercurio, y queuna misma cualidad de piedra proporciona resultados variables segn la naturaleza delos metales que sirven de base a la proyeccin. El autor de las Cartas del Cosmopolitaafirma que si una parte del elixir convierte en oro perfecto mil partes de mercurioordinario, transformar slo veinte partes de plomo, treinta de estao, cincuenta de cobrey cien de plata. En cuanto a la piedra al blanco sera incapaz, en el mismo grado demultiplicacin, de actuar sobre ms de la mitad, aproximadamente, de esas cantidades.Pero si los filsofos han hablado poco del rendimiento variable de la crisopeya, por el

    contrario se han mostrado muy prolijos acerca de las propiedades mdicas del elixir, ascomo sobre los efectos sorprendentes que permite obtener en el reino vegetal.El elixir blanco -dice Batsdorff(25) - acta de maravilla en las enfermedades de todoslos animales, y en particular en las de las mujeres, pues se trata de la verdadera Luna

    potable de los antiguos. El autor annimo de la Clef du Grand Oeuvre(26),

    continuando el texto de Batsdorff, asegura que esta medicina posee otras virtudesincreibles. Cuando est en el elixir al blanco, tiene tanta simpata hacia las damas quepuede renovar y volver su cuerpo tan robusto y vigoroso como lo era en su juventudPara este efecto, se prepara en primer lugar un bao con muchas hierbas odorferas conlas que deben frotarse bien a fin de desengrasarse. A continuacin, entran en un segundobao sin hierbas, pero en el cual se han disuelto, en una medida de alcohol, tres gramosdel elixir al blanco, que, acto seguido, se echan al agua. Las damas permanecen un

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    cuarto de hora en ese bao, despus del cual y sin secarse, se hace preparar un granfuego para hacer secar aquel precioso licor. Se sienten entonces tan fuertes y su cuerpose vuelve tan blanco, que no podran imaginarlo de no experimentarlo. Nuestro buenpadre Hermes se muestra de acuerdo en esta operacin, pero desea que, adems de losbaos, se tome al mismo tiempo durante siete das seguidos, por interna, este elixir. Yaade: Si una dama hace lo mismo todos los aos, vivira exenta de todas lasenfermedades a las que estn sujetas las dems damas, sin experimentar nngunaincomodidad.Huginus Barma certifica que la piedra fermentada con oro puede ser empleada en

    Medicina de esta manera: se tomar un escrpulo, o veinticuatro granos, que sedisolver, segn el arte, en dos onzas de alcohol, y luego se echarn dos, tres y hastacuatro gotas segn la exigencia de la enfermedad en un poco de vino o en algn otrovehculo apropiado(27). Al decir de los viejos autores, todas las afecciones que datarande un mes seran radicalmente curadas en un da; en doce das, si duraban de un ao

    atrs; y en un mes, si su origen se remontara a ms de un ao.Pero en esto, como en muchas otras cosas, hay que saber precaverse contra los excesosde la imaginacin. En exceso entusiastas, el autor de la Clef du Grand Oeuvre vemaravillas hasta en la disolucin espirituosa de la piedra: Deben salir de ella -pretendeel escritor- ardientes chispas doradas, y aparecer en la vasija una infinidad de colores.Eso es ir un poco lejos en la descripcin de fenmenos que ningn filsofo seala. Porotra parte, no reconoce lmites a las virtudes del elixir: la lepra, la gota, la paralysis, lapiedra, el mal caduco, la hidropesano seran capaces de resistir a la virtud de estamedicina. Y como la curacin de estos males tenidos por incurables no le parecesuficientes se empea en aadir propiedades ms admirables an. Esta medicina haceor a los sordos, ver a los ciegos, hablar a los mudos y andar a los cojos. Puede renovaral hombre por completo hacindole cambiar de piel, hacindole caer los dientes viejos,las uas y las canas, en cuyo lugar hace crecer otros nuevos segn el color que desee.Caemos, de este modo, en el humor y en la bufonera.De creer a la mayora de los sabios la piedra puede dar excelentes resultados en el reino

    vegetal, en particular para los rboles frutales. En primavera se riega el suelo cerca delas races con una solucin de elixir en una gran proporcin de agua de lluvia y seconvierte a esos rboles en ms resistentes a todas las causas de debilidad y deesterilidad. Producen ms y dan frutos sanos y sabrosos. Batsdorff llega, incluso, a decir

    que sera posible, utilizando este procedimiento, cultivar vegetales exticos en nuestraslatitudes. Las plantas delicadas -escribe-, que con dificultad se aclimatan encondiciones contrarias a las que les son naturales, al ser regadas se vuelven tan vigorosascomo si estuvieran en su terreno y suelo propio y ordenado por la Naturaleza.Entre las dems propiedades maravillosas atribuidas a la piedra filosofal, autores muy

    antiguos citan gran cantidad de ejemplos de transformacin del cristal en rub y delcuarzo en diamante, con ayuda de una especie de temple progresivo. Apuntan, incluso,

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    la posibilidad de volver el cristal dctil y maleable, lo cual, pese a la afirmacin deCyliani(28), nos guardaremos bien de certificar, pues la manera de actuar propia delelixir -contraccin y endurecimiento- parece contraria a la obtencin de semejante efecto.Sea como fuere, Christophe Merret cita esta opinin y se ocupa de ello en el prefacio desu tratado(29): Por lo que se refiere a la maleabilidad del vidrio -dice-, sobre la cual losalquimistas fundan la posibilidad de su elixir, parece apoyarse, aunque con poca solidez,en el siguiente pasaje de Plinio, libro XXXVI, captulo XXVI: Se asegura que en lostiempos de Tiberio se dio con un medio de volver el vidrio flexible, y que todo taller delobrero que fue su inventor fue destruido, por miedo de que este descubrimiento norestara precio al oro, a la plata y al cobre. Pero este rumor, aunque bastante extendido,no por ello es ms cierto."

    Otros autores han narrado el mismo hecho despus de Plinio, pero con algunascircunstancias distintas. Dion Casio, libro LVII, dice: "En el tiempo en que el granPrtico se inclin, un arquitecto cuyo nombre se ignora (porque los celos del emperador

    impidieron que se consignara en los registros) volvi a levantarlo y reforz suscimientos. Tiberio, tras haberle pagado, le expuls de Roma. Este obrero regres con elpretexto de solicitar gracia al emperador, y dej caer en su presencia un vidrio quedeform y que l, all mismo y con sus propias manos, volvi a su forma esperandoobtener de este modo lo que peda, pero fue condenado a muerte. Isidoro confrma lo

    mismo, y aade tan slo que el emperador, indignado, arroj el vidrio al suelo, pero quehabiendo sacado el obrero un martillo y habindole devuelto su forma, Tiberio lepregunt si haba alguien ms que supiera este secreto, y habindole jurado el obreroque nadie ms que l lo posea, el emperador mand que le cortaran la cabeza, por temorde que, si el hecho se divulgaba, hiciera caer el oro en el desprecio, y despojara a losmetales de su valor.Reconociendo que tendrn su parte la exageracin y las aportaciones legendarias, no es

    menos cierto que el fruto hermtico lleva consigo la ms alta recompensa que Dios, porintermedio de la Naturaleza, puede conceder aqu abajo a los hombres de buenavoluntad.Artesn 3. - La efigie de la serpiente Ouroboros se levanta en el capitel de una elegantecolumna. Este curioso bajo relieve se distingue por el axioma:

    .NOSCE.TE.IPSVM.

    Traduccin latina de la inscripcin griega que figuraba en el frontn del clebre templode Delfos:

    Concete a ti mismo. Ya hemos encontrado, en algunos manuscritos antiguos, una

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    parfrasis de esta mxima concebida as: Vosotros que deseis conocer la piedra,conoceos bien y la conoceres Tal es la afirmacin de la ley analgica que da, en efecto,la clave del misterio. Pues bien, lo que caracteriza precisamente nuestra figura es que lacolumna encargada de soportar la serpiente emblemtica se halla cada con relacin alsentido de la inscripcin. Disposicin deseada, reflexionada y premeditada que da alconjunto la apariencia de una llave y la del signo grfico con cuya ayuda los antiguostenan costumbre de anotar su mercurio. Clave y columna de la obra son, por otra parte,eptetos aplicados al mercurio, pues en l, los elementos se juntan en su proporcindebida y en su cualidad natural. De l proviene todo porque slo l tiene el poder dedisolver, mortificar y destruir los cuerpos, de disociarlos, de separar las porcionespuras,de unirlos a los espritus y generar as nuevos seres metlicos diferentes de susprogenitores. Los autores tienen, pues, razn al afirmar que todo cuanto buscan lossabios puede encontrarse slo en el mercurio, y es lo que debe llevar al alquimista adirigir sus esfuerzos hacia la adquisicin de este cuerpo indispensable.

    Pero a fin de conseguirla, le aconsejamos actuar con mtodo, estudiando, de manerasimple y racional, cmo opera la Naturaleza entre los seres vivos para transformar losalimentos absorbidos, aligerados por la digestin de las sustancias intiles, en sangrenegra y, luego, en sangre roja, generadora de tejidos orgnicos y de energa vital. Noscete ipsum. Reconocer as que los productores minerales del mercurio, que sonigualmente los artesanos de su nutricin, de su crecimiento y de su vida deben, enprimer lugar, ser escogidos con discernimiento y trabajados con cuidado. Pues aunque,tericamente, todos pueden servir para esta composicin, aunque algunos estndemasiado alejados de la naturaleza metlica activa para sernos de veras tiles, ya sea acausa de sus impurezas o porque su maduracin fue detenida o llevada ms all delplazo requerido. Las rocas, las piedras y los metales pertenecen a la primera categora.El oro y la plata se incluyen en la segunda. En los metaloides, el agente que reclamamosest falto de vigor, y su debilidad no podra sernos de nnguna utilidad. En el oro y laplata, por el contrario, se lo buscara en vano, pues la Naturaleza lo ha separado de loscuerpos perfectos a raz de su aparicin en el plano fisico.Al enunciar esta verdad, no queremos decir que haya que proscribir en absoluto el oro

    y la plata, ni pretender que estos metales estn excluidos de la Obra por los maestros dela ciencia. Pero prevenimos fraternalmente al discpulo de que no entra oro ni plata, nitan siquiera modificados, en la composicin del mercurio. Y si se descubriera en los

    autores clsicos algn aserto en sentido contrario, debera creerse que el adepto entiende,como Filaleteo, Basilio Valentn, Nicolas Flamel y el Trevisano, que se trata de oro oplata filosficos, y no de los metales preciosos con los que nada en comn tienen nipresentan.Artesn 4. - Colocada en el fondo de un celemn boca abajo, arde una buja. Este motivorstico tiene por epgrafe:

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    .SIC.LVCEAT.LVX.VESTRA.

    Que vuestra luz brille as. La llama nos indica el espritu metlico, que es la ms pura yms clara de las partes del cuerpo, su alma y su luz propia, aunque esa parte esencial seala menor, habida cuenta de la cantidad. Hemos dicho a menudo que la cualidad delespritu, siendo area y voltil, le obliga siempre a elevarse, y que su naturaleza lo hacebrillar a partir del momento en que se encuentra. separado de la opacidad grosera ycorporal que lo arropa. Se ha escrito que no se alumbra una candela para meterla bajo elcelemn, sino en el candelero, a fin de que pueda iluminar cuanto la rodea(30).Igualmente, vemos, en la Obra, la necesidad de hacer manifiesto ese fuego interno, esaluz o esa alma, invisible bajo la dura corteza de la materia grave. La operacin que sirvia los viejos filsofos para realizar este designio fue llamada por ellos sublimacin,aunque no ofrezca sino una relacin lejana con la sublimacin ordinaria de losespagiristas. Pues el espritu, pronto a desprenderse en cuanto se le suministran los

    medios para ello, no puede, sin embargo, abandonar por completo el cuerpo, pero sehace una vestidura ms prxima a su naturaleza y ms flexible a su voluntad con laspartculas limpias y mondas que puede recoger a su alrededor, a fin de servirse de ellascomo vehculo nuevo. Alcanza, entonces, la superficie externa de la sustancia agitada ycontina movindose sobre las agua, como se dice en el Gnesis (cap. 1, 2) hasta que laluz aparece. Entonces, toma, al coagularse, un color blanco brillante, y su separacin dela masa resulta muy fcil, pues la luz se ha colocado por s misma sobre el celemn,dejando al artista el cuidado de recogerla.Digamos todava, para que el estudiante no pueda ignorar nada sobre la prctica, que

    esta separacin o sublimacin del cuerpo y manifestacin del espritu debe hacerseprogresivamente, y es preciso reiterarla tantas vecescomo se juzgue oportuno. Cada unade estas reiteraciones toma el nombre de guila, y Filaleteo nos afirma que la quintaguila resuelve la Luna, pero que es necesario trabajar de siete a nueve para alcanzar elesplendor caracterstico del Sol. La palabra griega , de la que los sabios hanextrado su trmino de guila, significa brillo, claridad viva, luz, antorcha. Hacer volarel guila, segn la expresin hermtica, es hacer brillar la luz descubrindola de suenvoltorio oscuro y llevndola a la superficie. Mas aadiremos que, contrariamente a lasublimacin qumica, hallndose el espritu en pequea proporcin con respecto alcuerpo, nuestra operacin suministra poco del principio vivificante y organizador del

    que tenemos necesidad. As, segn el consejo del filsofo de Dampierre, el artistaprudente deber esforzarse en volver lo oculto manifiesto, y en hacer que lo que estabajo este arriba, s desea ver la luz metlica interna irradiar al exterior.Artesn 5. - Una banderola tremolante revelaba aqu el sentido simblico de un dibujohoy desaparecido. Si hemos de creer laEpigraphie Santone,figuraba una manososteniendo una pica. No queda en la actualidad ms que la, filacteria y su inscripcin,cuyas dos ltimas letras estn amputadas:

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    .NON.SON.TALES.NVS.AMOR(ES).

    No son tales nuestros amores. Pero esta frase espaola, solitaria, de sentido vago,apenas permite un comentario serio. Antes que propagar una versin errnea, preferimosguardar silencio acerca de este motivo incompleto.Artesn 6.- Las razones de imposibilidad invocadas para el precedente bajo relieve son,asimismo, vlidas para ste. Un pequeo cuadrpedo, que el estado carcomido de lacalcrea no permite indentificar, parece encerrado en una jaula de pjaro. Este motivoest muy deteriorado. De su divisa, apenas se leen dos palabras:

    LIBERTA.VER.

    que pertenece a esta frase conservada por algunos autores:

    .AMPANSA.LIBERTA.VERA.CAPI.INTVS.

    He aqu a dnde conduce el abuso de la libertad. Se trata verosmilmente en este temadel espritu, primero libre y luego aprisionado en el interior del cuerpo como en unajaula muy fuerte. Mas parece evidente tambin que el animal, al ocupar el sitio ordinariode un pjaro, aportaba, por su nombre o por su especie, un significado especial, preciso,fcil de situar en el trabajo. Estos elementos indispensables para la interpretacin exacta,nos faltan, por lo que nos vemos obligados a pasar al artesn siguiente.Artesn 7. - Yacente en el suelo, una linterna descolgada cuyo portillo se entreabremuestra su buja apagada. La filacteria que rubrica este tema contiene una advertenciapara uso del artista impaciente y verstil:

    .SIC.PERIT.INCO(N)STANS.

    As perece el inconstante. Como la linterna sin luz, su fe cesa de brillar. Fcilmentevencido, incapaz de reaccionar, cae y busca en vano en las tinieblas que lo rodeanaquella claridad que tan slo podra hallar en s mismo.Pero si la inscripcin no se presta al equvoco, la imagen, en contrapartida, resulta

    mucho menos transparente. Ello se debe a que su interpretacin puede darse de dosmaneras, segn el mtodo empleado y la va seguida. Descubrimos, en primer lugar, unaalusin al fuego de rueda que, sopena de detenerse implicando la prdida consecutivade las materias, sera incapaz de cesar un solo instante en su accin. Ya en la va larga,una disminucin de su energa o el descenso de la temperatura son accidentesperjudiciales para la marcha regular de la operacin, pues si nada se pierde, el tiempo, yaconsderable, se ve todava aumentado. Un exceso de fuego lo estropea todo, pero si la

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    amalgama filosfica simplemente ha enrojecido, mas no se ha calcinado, es posibleregenerarla disolvindola de nuevo, segn el consejo del Cosmopolita, y reemprender lacoccin con mayor prudencia. Pero la extincin completa del hogar causairremediablemente la ruina del contenido, aunque ste al anlisis, no parezca habersufrido modificacin. Tambin durante el curso entero del trabajo, se debe recordar elaxioma hermtico consignado por Linthaut, que ensea que el oro, una vez resuelto enespritu, si siente el frio se pierde con toda 1a Obra. No activis, pues, demasiado lallama en el interior de vuestra linterna y velad para no dejarla apagarse, pues; ellosignificara que sals de Caribdis para caer en Escila.Aplicado a la va corta, el smbolo de la lnterna nos suministra otra explicacin de uno

    de los puntos esenciales de la Gran Obra. Ya no es el fuego elemental sino el potencial -llama secreta de la materia misma- lo que los autores esconden al profano bajo estaimagen familiar. Cul es, pues, este fuego misterioso, natural y desconocido que elartista debe saber introducir en su sujeto? He aqu una pregunta que ningn filsofo ha

    querido resolver ni tan siquiera recurriendo a la alegora. Artefio y Pontano hablan delasunto tan oscuramente que esta cuestin tan importante permanece incomprensible opasa inadvertida. Limojon de Saint-Didier asegura que este fuego es de la naturaleza dela cal. Basilio Valentn, de ordinario ms prolijos, se contenta con escribir: Enciende tulmpara y busca la dracma prdida. Trismosin no se muestra mucho ms claro; Hazun fuegodice- en tu vaso o en la tierra que lo mantiene encerrado. La mayor parte delos autores designan esta 1uz interna, escondida en 1as tinieblas de la sustancia, con elepteto defuego de lmpara. Batsdorff describe la lmpara filosfica diciendo que debeestar siempre abundantemente provista de aceite, y su llama debe alimentarse por mediode una mecha de asbesto. Pues bien, el griego significa inextinguible, deduracin ilimitada, infatigable, inagotable, cualidades atribuidas a nuestrofuego secretoel cual, dice Basilio Valentn, no quema y no es quemado. En cuanto a la lmpara,volvemos a hallada en la palabra griega , linterna, tea, antorcha, que designabala vasija de fuego donde se quemaba la madera para alumbrarse. Tal es, con seguridad,nuestra vasija, dispensadora delfuegode los sabios, es decir, nuestra materia y suespritu o, para decirlo de una vez, la linterna hermtica. Finalmente, un trminoprximo a , lmpara, el vocablo , expresa todo cuanto asciende y acude ala superficie, espuma, escoria, etc. Y esto indica, para quen posee algn barniz deciencia, la naturaleza del cuerpo o, si se prefiere, de la envuelta mineral que contiene ese

    fuego de lmpara que no tiene necesidad ms que de ser excitado por el fuego ordinariopara operar las ms sorprendentes metamorfosis.Una palabra ms dirigida a nuestros hermanos. Hermes, en su Tabla de esmeralda,pronuncia estas palabras graves, verdaderas y consecuentes: Separars la tierra delfuego, lo sutil de lo espeso, suavemente y con gran industria. Asciende de la tierra alcielo y desciende del cielo a la tierra y recibe as la virtud de las cosas superiores y lasde las cosas inferiores. Advertid, pues, que el filsofo recomienda separar y dividir, no

  • 7/27/2019 Grimorio Del Castillo de Dampierre

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    destruir ni sacrificar uno para conservar el otro. Pues si tuviera que ser as, ospreguntamos de qu cuerpo se elevara el espritu y a que tierra descendera el fuego.Pontano afirma que todas las superfluidades de la piedra se convierten, bajo la accindel fuego, en una esencia nica y que, en consecuenci