Hegel y Marx

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La Filosofía Permanente y La Dialéctica (hegeliana y marxista) La línea de la Filosofía Permanente se inició con Parménides -el filósofo del ser- y se continuará a través de Sócrates, Platón, Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, entre otros. Esa posición, sobre la que se ha edificado la cultura occidental se opone a la Filosofía Dialéctica que reconoce su origen en el pensador pre- socrático Heráclito de Efeso. Hegel retomó la idea Heracliteana y se dispuso a determinar un “principio especulativo de síntesis” que resumiera el pensamiento moderno. Esta lógica sintética -contraria a la lógica analítica característica de la ciencia- consistiría en el método intelectual que haría posible explicar los procesos de flujo y reflujo histórico, (planteado entonces por la enorme destrucción causada por la Revolución Francesa, la Restauración Napoleónica y luego el legitimismo borbónico). La Dialéctica permite sostener la hipótesis de los momentos de Revolución y Recuperación, como instancias lógicas del movimiento histórico. Las Instituciones obsoletas son determinadas por las fuerzas vivas de la sociedad, pero el equilibrio y la estabilidad deben ser restablecidas por las fuerzas creadoras de la nación. Esta oscilación permanente entre la destrucción y la reconstrucción es impulsada por fuerzas impersonales y objetivas inherentes a la propia sociedad, donde la voluntad humana no cuenta -cree Hegel-. El Estado Nacional es el verdadero protagonista del proceso dialéctico, porque es una unidad que sintetiza el genio de las naciones y es el elemento de su progreso histórico. El Estado es el verdadero creador del arte, la moral, la religión y el derecho. El método histórico: la filosofía política de Hegel se fundamentó en el Estudio de la historia. El método dialéctico consistirá en el "descubrimiento de la ley que rige el progreso histórico" y que luego se explicará detalladamente. Cuadro sinóptico de las líneas filosóficas de Occidente

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Pensamiento de Hegel y Marx

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La Filosofía Permanente y La Dialéctica (hegeliana y marxista)

La línea de la Filosofía Permanente se inició con Parménides -el filósofo del ser- y se continuará a través de Sócrates, Platón, Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, entre otros. Esa posición, sobre la que se ha edificado la cultura occidental se opone a la Filosofía Dialéctica que reconoce su origen en el pensador pre-socrático Heráclito de Efeso.

Hegel retomó la idea Heracliteana y se dispuso a determinar un “principio especulativo de síntesis” que resumiera el pensamiento moderno. Esta lógica sintética -contraria a la lógica analítica característica de la ciencia- consistiría en el método intelectual que haría posible explicar los procesos de flujo y reflujo histórico, (planteado entonces por la enorme destrucción causada por la Revolución Francesa, la Restauración Napoleónica y luego el legitimismo borbónico). La Dialéctica permite sostener la hipótesis de los momentos de Revolución y Recuperación, como instancias lógicas del movimiento histórico. Las Instituciones obsoletas son determinadas por las fuerzas vivas de la sociedad, pero el equilibrio y la estabilidad deben ser restablecidas por las fuerzas creadoras de la nación. Esta oscilación permanente entre la destrucción y la reconstrucción es impulsada por fuerzas impersonales y objetivas inherentes a la propia sociedad, donde la voluntad humana no cuenta -cree Hegel-.

El Estado Nacional es el verdadero protagonista del proceso dialéctico, porque es una unidad que sintetiza el genio de las naciones y es el elemento de su progreso histórico. El Estado es el verdadero creador del arte, la moral, la religión y el derecho.

El método histórico: la filosofía política de Hegel se fundamentó en el Estudio de la historia. El método dialéctico consistirá en el "descubrimiento de la ley que rige el progreso histórico" y que luego se explicará detalladamente.

Cuadro sinóptico de las líneas filosóficas de Occidente

Heráclito Hegel Hegelianos La guerra es la La dialéctica de derecha madre de todas del espíritu (Nietzche) las cosas El idealismo alemán Hegelianos de izquierda (Marx el ma- terialismo Dialéc. La dialéctica de la Historia El comunismo

ParménidesPlatón: el utopismo La realidad de La metafísica La dualidad la idea o el del mundo ser de las cosas San La Civitas Agustín DEI

La materia: está sometida a la apariencia y el fluir constante

Aristóteles: Sto. Tomás Realismo El realismo de Sentido La Metafísica Aquino común La Metafísica

Pertenece a los arquetipos que se ubican en la mente de Dios

- El mito del súper hombre - El mito del héroe - El retorno a los presocráticos: Exaltación de lo dionisíaco. Execración de lo racional apolíneo.

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La Civitas Terrena

Pertenece al mundo de la materia

Filosofía DialécticaFilosofía Permanente

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La Filosofía Dialéctica: sus fuentes

La estructura trinitaria del progreso, es una idea que acuñó en el medioevo Joaquín de Flora. Su teoría es que la historia del tiempo humano es una contrafigura del movimiento trinitario de Dios. Un tiempo correspondió al Dios Padre; la Encarnación, era el tiempo del hijo, y pronto se inauguraría el milenio del Espíritu Santo. La tesis escatológica Joaquinista, profundamente impregnada por las doctrinas gnósticas, hizo camino en la línea del pensamiento no-ortodoxo. Estuvo presente en la periodización humanística de la historia (en antigua, medieval, moderna), en las doctrinas de Turgot, Hegel, Comte y Marx, que trataron de dar una explicación inmanente al significado de la historia. El progreso secularizado se convierte paulatinamente en un proceso interior al mundo.

Marx destronará al Dios trascendente como protagonista y amo del tiempo, para reemplazarlo por el hombre. Su tesis es que Dios es sólo una proyección de lo mejor del hombre en un más allá idealizado. El momento decisivo de la historia se dará cuando el hombre tome conciencia de que él mismo es Dios, y entonces, se convierta en un superhombre que resuma las excelencias divinas. Pero no es posible comprender a Marx sin penetrar previamente en la filosofía hegeliana.

Hegel: la metafísica hegeliana como ruptura de la filosofía permanente de la civilización occidental y cristiana

La tradición metafísica de Occidente reconoce su fuente en el pensamiento parmenidio, que esbozó los principios lógicos-matemáticos de la identidad y de no contradicción. Estos principios que sirvieron de pilares a la construcción de la filosofía occidental se sintetizaron en las fórmulas siguientes: el ser es: o A=A y el no ser no es.

Platón y Aristóteles construyen sus sistemas que luego serán transvasados a la teología cristiana por los padres de la Iglesia, y luego por San Agustín y Santo Tomás, sobre la base de los principios enunciados, que concuerdan con la formulación divina de la Biblia, donde Elohim se define como “Yo soy el que soy”.

Hasta la aparición de Hegel ningún pensador desafió la verdad del principio lógico, aún no aceptando su aplicación metafísica. El filósofo Alemán quería renovar totalmente la filosofía porque según él, toda la tradición occidental no servía para explicar la “ley del progreso” , mediante la razón. El proceso histórico podía ser desentrañado por la inteligen- cia humana, si se conocían las leyes de su dinamismo.

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La metafísica permanente, condensada en el principio “el ser es y el no ser no es” , según Hegel era estéril, porque no podía explicar el movimiento, el devenir. Hegel pretende encontrar una fórmula que explica el progreso y que asimismo permite al iniciado desentrañar los secretos del futuro. El proceso del dinamismo histórico es también trinitario y su motor es la contradicción. Según su teoría, las cosas contienen en sí mismas a su principio opuesto. Un ente puede a la vez ser y no ser. Para la tradición occidental de pensamiento basada en el principio lógico de identidad y de no contradicción: “A=A” siempre. Hegel en cambio sostiene que “A es siempre B” .

Hegel afirma que el principio de identidad, no explica el desarrollo del universo. Si existiese un ente “A” (que puede ser Dios, una civilización o un hombre) totalmente aislado y nada más que ese solo ente, ¿cómo podríamos llegar a B? El progreso de un estadio hacia otro sería inexplicable. La única situación que permite explicar el progreso de A hacia

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una situación nueva, es a través de la contradicción de A=B...A=B. A debe moverse, trascenderse a fin de contradecir su propia realidad y encontrar un nuevo punto de equilibrio posterior por la superación de su propia contradicción.

Un ejemplo claro de esta mecánica la desarrolla el propio Hegel, cuando analiza la idea del SER. ¿Qué quiere decir Ser? El ser es el concepto más extensivo que puede plantearse, porque abarca a todas las cosas que son en su acepción más genérica, seres. El concepto de ser no define pues ninguna cosa individual, porque las abarca a todas. Es evidente entonces que no sirve para designar o definir a una realidad concreta. El concepto de ser es tan genérico que puede identificarse con el “no ser” . (el ser nada define, ergo nada es)

“Ser como ser, sin ninguna añadidura, es no ser”. El ser genera su propia contradicción “el no ser” . ¿Cómo puede resolverse esta tensión que crea el concepto ser-no ser? Es necesaria filosóficamente la existencia de un tercer estadio que trasciende e integra a los opuestos, en una síntesis final. Ese momento es el camino o devenir-cambio. No se cristaliza en una noción estática de ser ni en una idea negativa del no ser, sino que es un momento positivo que puede ser definido como un llegar a ser. No hay cosas que son, sino procesos que llegan a ser. Toda la realidad está sometida a la dialéctica del ser y del no ser, que se resuelve en una síntesis dinámica. Esta síntesis es tesis de una nueva antítesis, a su vez se resolverá en una síntesis.

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La Historia

La acción dialéctica entre Dios y el mundo, se resuelve en una permanente contradic- ción, en una síntesis que es la Historia. Dios es la forma en que los hombres conciben la idea de lo absoluto. El espíritu absoluto resuelve su actividad en el pensar. Dios piensa en lo que no es el mismo Dios, en su contradicción. El opuesto del espíritu o del pensar es la naturaleza, que no se piensa sino que ha sido pensada. La contradicción entre las cosas y el pensamiento es que aquéllas son su objeto.

Entre Dios y la naturaleza existe la contradicción de que ésta es creada y pensada, es objeto del pensar divino. La tensión entre el pensamiento y lo pensado (una piedra no piensa, sino que es pensada) genera una tensión dialéctica que se resuelve en el devenir. La historia es la síntesis que reunifica los extremos opuestos (Dios y la naturaleza) y permite el progreso a través de su estructura trinitaria: Dios es la tesis; la naturaleza, la antítesis, lo contrario a Dios; la síntesis que se produce tras la guerra entre los opuestos, es el devenir histórico.

La dialéctica implica una ruptura con la tradición filosófica occidental basada en el principio de identidad y de no contradicción que señala la realidad y consistencia de las cosas. Las cosas y los seres tienen una realidad estructural, que elimina la posibilidad de que al mismo tiempo sean sus opuestos. La filosofía permanente explica el movimiento y el progreso, no mediante la dialéctica, sino mediante un proceso lógico de desarrollo de las cosas y los seres hacia su logro como naturaleza.

Una semilla es un árbol o una flor en potencia. Contiene en esencia los principios seminales de su desarrollo. Las relaciones de potencia y acto son las que explican la continuidad del progreso de los seres y las cosas.

Hegel inhumó la creencia heráclita de que la guerra es la madre de todas las cosas; para todo progreso son necesarias la violencia y la contradicción es un supuesto del cambio.

El Materialismo Dialéctico

Marx, recoge la mecánica hegeliana pero la aplica a la naturaleza material, despojándola de toda espiritualidad. El mismo Marx explica la diferencia entre su postura y la de su maestro. “Para Hegel (pontifica) el proceso mental es creador de lo real, y lo real es sólo una manifestación de la idea, para mí la idea no es otra cosa que lo material trasladado al interior de la cabeza humana”. La realidad material, es dinámica y activa, porque el movimiento es la esencia misma de la materia. Ese movimiento es el que induce al progreso. La dialéctica de la Tesis, Antítesis y Síntesis aplicada en la naturaleza, permite explicar desde una óptica materialista, el desarrollo del universo, desde los elementos primigenios hasta la historia del hombre. "La aparición de nuevas criaturas o formas, sólo puede explicarse como saltos de la naturaleza, producción súbita de una realidad dual cuantitativamente nueva en virtud de un desarrollo en un ser ya existente. Un desarrollo cuantitativo en una realidad termina por producir una forma nueva”.

El progreso humano merced a la explicación del materialismo dialéctico, sólo puede explicarse mediante la ciencia económica, ya que ésta es la ciencia del hombre en cuanto a la materia. Las

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creaciones del espíritu, la religión, la cultura son epifenómenos de la organización productiva ( “superestructuras que se fundamentan en lo económico” ). El Manifiesto Comunista (1848) pontifica que: “En cada época histórica, el modo dominante de producción o intercambio económico y la organización social que tiene que seguirse de ellos, forman la base sobre la cual esa época está construida. Desde esa base hay que

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explicar la historia política e intelectual de dicha época”. Engels se encargará de perfilar aún más este concepto, negando autonomía y realidad al espíritu humano.

El supuesto filosófico de que progreso sólo nace de la confrontación violenta y que el motor de la historia es la lucha de clases, señala el método de acción política del marxista: “La violencia institucional o revolución proletaria”. “Esa violencia está justificada por la misma lógica de la historia”.

Los momentos de la dialéctica histórica de occidente según Marx son:

1.-TESIS: se trata de una comunidad cuya economía es de base agraria. Los artesanos que realizan las manufacturas son propietarios de sus máquinas y herramientas, de su arte. La sociedad vive inmersa en el orden natural y participa de sus ritmos vitales. La producción está disciplinada por normas éticas que instrumentan las corporaciones de los oficios. No existen síntomas de alienación. Esta descripción se ajusta en gran medida a la sociedad occidental medieval.

2.-ANTÍTESIS: se trata de una sociedad que se ha sofisticado al adoptar la industrializa- ción, basada en la máquina y la tecnología.

El pivote del sistema es la máquina, que resulta costosa en extremo. Es premisa condicional la producción a la existencia del capital para la adquisición de los nuevos acervos industriales. Los medios de producción en consecuencia sólo son poseídos por quienes tienen capital. Esa minoría se irá estrechando a medida que la competencia desenfrenada, destruya a los empresarios menos aptos.

3.-SÍNTESIS: la radicalización de los antagonistas en capitalistas y proletarios (empobre- cidos y explotados), se traduce en un momento final que se desenvuelve como lucha revolucionaria. Cuando el sistema capitalista llega al cenit, se produce la revolución del proletariado que instaurará una sociedad sin clases.

Esta síntesis será la culminación de la historia, porque el Estado proletario, suprimirá la propiedad privada, que es el fundamento económico de las clases sociales. Al desaparecer la causa material en que se originan las clases, éstas también se diluirán, suprimiéndose así el motor de la historia (que es la lucha de clases).

En este momento de cristalización final de la historia, el hombre alcanzará su madurez y su felicidad, porque habrá construido y planificado el paraíso terrenal, mediante su propia

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inteligencia y voluntad. El carácter gnóstico del mesianismo materialista de Marx, se patentiza en su confianza infinita en el poder del hombre para ordenar el mundo more- geométrico. El hombre por sus propias fuerzas puede tomar por asalto el paraíso y transformarse a sí mismo en Dios. Dios no existe como ser trascendente, pero sí como proyección de los anhelos de la perfectibilidad humana. El hombre no es sabio, ni bueno, ni justo, pero aspira a serlo. Es por esa razón que crea un Dios que objetiva fuera de sí sus aspiraciones, para imitarle. Es un ser imaginario, un espejo donde el hombre quiere ver su arquetipo, a fin de procurar su propia perfección. Marx toma esta doctrina de Fewerbach y la proyecta dentro del dinamismo dialéctico. Su lema expresa que los hombres no sólo serán imágenes de Dios, sino que podrán tornarse ellos mismos en dioses. En procura de esa finalidad, es que deben destruirse las religiones que creen en un dios trascendente, para que el hombre gire en torno a sí mismo y se transforme en “el ser” . Es por esa razón que Marx considera a la religión como el “opio de los pueblos” .

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El paraíso marxista se logrará tras un largo período de “dictadura del proletariado” , en el cual el Estado se irá marchitando. La sociedad comunista llegará a la perfección cuando se pueda suprimir el Estado, con lo que se arriba al anarquismo puro. En el aspecto religioso Marx es profundamente anticristiano, convirtiendo a su doctrina en la antítesis perfecta de la tradición judeo-cristiana.

4.- LA LEY DE CONCENTRACIÓN DEL CAPITAL: el sistema capitalista por su lógica interna contiene la semilla de su propia destrucción. El capital se irá concentrando cada vez más en menos manos y la clase proletaria se engrosará con nuevos integrantes, procedentes de capitalistas y burgueses desplazados.

Esta destrucción progresiva de los capitalistas, ocurrirá inexorablemente, por la competencia entre los mismos capitalistas. La concentración del capital, también será una necesidad del sistema competitivo, ya que sólo podrán sobrevivir, merced a la inversión constante, que les permitirá salir airosos de la lucha por la supervivencia.

La ley de concentración del capital y la despauperización progresiva de las clases sociales, culminaba en el momento que el proceso llegaría a su cenit. Era el momento de la Revolución, en que por la lógica inmanente al sistema, éste habría creado su antítesis: era el momento de “expropiar a los expropiadores” y socializar los medios de producción. Con esta medida se habría dado el primer paso hacia la supresión de las clases sociales, que básicamente se generan por la posesión de los medios de producción.

5.-TEORÍA DE LA PLUS-VALÍA: el valor de los bienes, es el valor de las horas de trabajo que se requiere para su producción. Sin embargo, el capitalista confisca el plus-valor que representa el precio que siempre es mayor que los salarios de los obreros. Por esa razón el régimen capitalista, es un sistema injusto de explotación. La teoría del valor-trabajo, ha sido superada por la economía moderna a partir de la Escuela de Valor Marginal. Ningún economista serio cree hoy en esta

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hipótesis de Marx. La plus-valía ha pasado a ser un argumento de tipo político y a los meros efectos argumentales.

El marxismo intenta explicar la estructura del universo en términos asequibles a la razón. Es una teoría sobre el sentido del tiempo humano, cuyos secretos son poseídos por los adictos a la religión del materialismo dialéctico.

El marxismo concibe al hombre como un epifenómeno de la materia, niega la libertad y el espíritu humanos. Considera que el hombre se encuentra sometido a un destino inexorable, producto de fuerzas externas al hombre mismo y cuyo motor es la lucha de clases, la dialéctica del permanente conflicto.

El cardenal Danielou expresa que el cristianismo, en su vertiente católica, tiene un sentido de la historia que es mucho más humanista y lógico. La Iglesia ve la historia como un producto genuino de la libertad humana. El cristiano se sabe dueño de su destino eterno, pues Dios lo dotó de capacidad de elegir.

El hombre religioso no se deja aplastar por un destino pretendidamente inexorable, sino que crea su propio destino siguiendo su imperativo moral. Tiene un paradigma que realizar, que cumplir en sí mismo. Su voluntad y su ser deben enderezarse hacia la imitación de Cristo. (Kempis)

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El Socialismo utópico

Fue llamado así por Marx porque predicaba la implantación de sistemas de armoniza- ción social basados en la convicción sobre las bondades intrínsecas del ser humano y su predisposición gregaria que había que estimular. Pertenecieron a esa corriente por derecho propio: Saint Simón, (y su discípulo argentino Esteban Echeverría), Fourier, con su fantástico Falansterio, el inglés Owen, que trató de cooperativizar la producción de su propia fábrica como modelo de lo que podría ser la sociedad.

Los intentos de planteamiento de nuevos programas socialistas eran de índole especulativa y fracasaron cuando se llevaron a la práctica.

El socialismo científico

Marx se suma a los críticos del sistema liberal y con acento a veces profético y a veces presuntamente científico, proclama su final. Pero los precursores socialistas utópicos, tampoco quedan al margen de la crítica, sobre la base de que su sistema no está basado en un esquema científico.

Según el célebre economista Schumpeter, en la época en que Marx escribió, la burguesía “había alcanzado el cenit de sus realizaciones... era el tiempo del materialismo mecanicista, dentro de un medio cultural que aún no había dado muestras de llevar en su seno un arte nuevo y un modo nuevo de vida, un medio integrado a la más repulsiva trivialidad. La fe, entendida en cualquier

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sentido real, y con ella se extinguía el único rayo de luz que servía de esperanza al mundo obrero, mientras que los intelectuales se declaraban plenamente satisfechos con la “Logic” de Mill y con las Leyes de pobres”.

El mensaje de Marx, de realizar el paraíso terrenal en la tierra vino a llenar un vacío provocado por la disminución de la fe. La religión marxista estaba adaptada a la mentalidad positivista y burguesa imperantes en la segunda mitad del siglo XIX y que se difundió hasta bastante entrado nuestro siglo. La respuesta socialista de Marx era pretendidamente científica, porque podía ser demostrada racionalmente, mediante la interpretación mate- rialista o económica de la miseria.

El materialismo dialéctico puede sintetizarse en los siguientes postulados:

1.-Las condiciones de producción conforman los factores determinantes de las estructuras sociales que a su vez engendran las actitudes, las ideologías y las acciones. El molino movido a brazo, por ejemplo habría engendrado el feudalismo y el molino movido a vapor, la sociedad industrial capitalista.

2.-Las formas de producción tienen una lógica intrínseca cuyo desarrollo culmina con la creación de las que han de sucederles.

3.-Estas dos hipótesis generales se combinan con la teoría de las clases sociales, que serían la causa y el engranaje de las luchas que mueven la historia.

El principio estratificador de las clases sociales es la participación o la exclusión de determinados individuos en los medios de producción. Marx arriba a la conclusión de que solamente existen dos grupos o clases: los capitalistas y los proletarios. Estos últimos sólo tienen su fuerza corporal para vender.

Los grupos intermedios tienden a desaparecer en la estructura capitalista. Las dos clases puras son antagónicas y darán su batalla final en torno a la posesión de los medios de producción.