^i ,^: ^I4J.^S DIVULGADORAS · 2006. 10. 25. · de la hemura. E! macho también posee importancia,...

12
_ .................................................................................................................................................................. ..__ - -- - ---- -- --- .......................................................................................................................... .. ^. I`•. I^ ^i MINISTERfO DE A^RICULTURA SECCION DE PUBLICACIONES, VRENSA Y PROPACiANDA ^I4J.^S DIVULGADORAS ! ,^: _ ,. ,: '•^ ANOXXXVI.,....,.li OC"1'l![3RE, 194^1 KLlht. b6'^^ , ...................................................................................................................................................................................-...,..........: ^ i : . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . i I E11SDY0 SOBRE LD FECUhDIOUD Fh CUnICUItURD : i > . ^ `` ^. , _, ^ Por EMILIO AYALA MARTÍN, ; Ingcniero. Si observamos los nac:mientos en varios partos de co- I^^ nejas, anotaremos un síntoma. general: variabili^dad. Y, : en efecto, el númer^o de gazapos nacidos en cada parto es muy variable. Vamos a estudiar las causas de esta varia- ' bilida^d, bien sean debidas al macho o a la hembra. ` Ambos faclt^ores pos^een infl.uencia en el número de ani- { males nacidos; pero la influencia ^de ]a hembra es muy : superior a la del macho. Para que exista fecundidad es pr^ciso que, en un mo- ^ mento da^do,. se pongan frente a frente, y en c^ontacto, los , ^ gérmenes debidos al macho y a la hembra. Sabemos que : el número de huevos madw•os^ producidos por el ovario ^ varían ds 5 a 14 (^gún Pickard), aunque hemos visto ; partos de 16 gazapas, lo que prueba que, como mínimo, : en aquél caso el número de óv,tll^os maduros fué el de 16, : admitiendo que 'tad.os los huevos expulsados poi• el ovar^o : fu^ran fecundados. Sin hacer hincapié en la determina- ` ción axacta de los óvulos ma^d;uros, sí podemos afixmar : que su número es muy reducido, lo contrario; precisamen- , te, de lo que ocurre con el elemento macho, el espeima tozoide, cuyo númet•o, e^n una sola eyaculación, se c.ifra ou millones. Resulta, pues, que existen millones de espermatozoides d`spuestos a fecundar un pequeño número de huevos ; la c^onsecuencia ........................................................................................._........ .... _ _...__ __ ... _ _...._ ,^ Eatae Hoaes ee reinitrn lerntis a qe;ien la^ pida a la 5ección de Pnblicaciones, Prcnsa y PropaKand a, d^•1 °,1ini>t^^rio dF AR!'ir^Ititi^

Transcript of ^i ,^: ^I4J.^S DIVULGADORAS · 2006. 10. 25. · de la hemura. E! macho también posee importancia,...

Page 1: ^i ,^: ^I4J.^S DIVULGADORAS · 2006. 10. 25. · de la hemura. E! macho también posee importancia, y aumenta-da par la razón de que un macho puede servir, y de hecho sirve, a varias

_ .................................................................................................................................................................. ..__- -- - ---- -- ---.......................................................................................................................... ..^.

I`•.I^

^i

MINISTERfO DE A^RICULTURASECCION DE PUBLICACIONES, VRENSA Y PROPACiANDA

^I4J.^S DIVULGADORAS!

,^: _,. ,:'•^ ANOXXXVI.,....,.li OC"1'l![3RE, 194^1 KLlht. b6'^^,...................................................................................................................................................................................-...,..........: ^ i

: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

i

I E11SDY0 SOBRE LD FECUhDIOUD Fh CUnICUItURD :i > . ^ `` ^. , _, ^ Por EMILIO AYALA MARTÍN, ;

Ingcniero.

Si observamos los nac:mientos en varios partos de co-I^^ nejas, anotaremos un síntoma. general: variabili^dad. Y,

: en efecto, el númer^o de gazapos nacidos en cada parto es€ muy variable. Vamos a estudiar las causas de esta varia-' bilida^d, bien sean debidas al macho o a la hembra.

` Ambos faclt^ores pos^een infl.uencia en el número de ani-{ males nacidos; pero la influencia ^de ]a hembra es muy: superior a la del macho.

Para que exista fecundidad es pr^ciso que, en un mo-^ mento da^do,. se pongan frente a frente, y en c^ontacto, los,^ gérmenes debidos al macho y a la hembra. Sabemos que

: el número de huevos madw•os^ producidos por el ovario

^ varían ds 5 a 14 (^gún Pickard), aunque hemos visto

; partos de 16 gazapas, lo que prueba que, como mínimo,

: en aquél caso el número de óv,tll^os maduros fué el de 16,

: admitiendo que 'tad.os los huevos expulsados poi• el ovar^o

: fu^ran fecundados. Sin hacer hincapié en la determina-

` ción axacta de los óvulos ma^d;uros, sí podemos afixmar

: que su número es muy reducido, lo contrario; precisamen-

,

te, de lo que ocurre con el elemento macho, el espeimatozoide, cuyo númet•o, e^n una sola eyaculación, se c.ifra

ou millones. Resulta, pues, que existen millonesde espermatozoides d`spuestos a fecundar unpequeño número de huevos ; la c^onsecuencia

........................................................................................._........ .... _ _...__ __ ... _ _...._ ,^

Eatae Hoaes ee reinitrn lerntis a qe;ien la^ pida a la 5ección dePnblicaciones, Prcnsa y PropaKand a, d^•1 °,1ini>t^^rio dF AR!'ir^Ititi^

Page 2: ^i ,^: ^I4J.^S DIVULGADORAS · 2006. 10. 25. · de la hemura. E! macho también posee importancia, y aumenta-da par la razón de que un macho puede servir, y de hecho sirve, a varias

será que en el nítn^ero de nacidos en cada pai•to tendrá una ma-

^•or influencia el elemento generador femenino que ^el masculino.

Podemos afirmar, desde luego, que en la fecundidad posee una

marcada influ^encia el número de huevos producido y maduros en

el ovario.

Ahora bien : no todos los óvulos maduros, expulsados po^• el

ovario, son fecundos : de aquí ]a consecuencia que no existe co-

rrelación entre ambos t^érminos, •y aun podemos adelantar otra

i^dea, y ésta es que no todos los huevos ^maduros y fecundados

1legan a término, abortando o absorbiéndose todos o varios de

ello^s.

E1 mayor o menor númet•^o de gérmenes que consiguen un d^es-

<irrollo normal no depende de la mayor o menor capacidad dE^

^^lojamiento en el útero femenino, toda •vez que se ha visto que

en un útero caben y pueden desarrollarse d^oble número de em-

hriones que ^el normal.

La .disminución de los embriones que consiguen su total des-

ai•rollo, en comparación de los huevos fecundados y de los óvulos

maduros, puede explicarse achacándol^o a tres causas :

1.°^ F.scasa nutrición uterina. Tal es el caso que ocurre en la

lactancia, durante cuyo tiempo todos los embriones pueden morir

o ser a^b^sorbídos.'?.^^ Por disturbios en la nutricián int^erna de la hembra, cosa

que ocurre frecuentemente en cas^os ob ŝervados durante enferme-

dades ; y

3:°^ Por la aparición de factores letales en la constitución he-

reditaria.CorrLO r-esumen de tados estos preliminares, pod^emos afirmar :

que todos los óvulos contenidos en el ovario no maduran, que

todos los óvulos maduras no quedan fec ŭndados y qu^e todos los

bvulos fecundados no llegan a su completo desarrollo. Consecuen-

cia de t^odo ello es que la feoundidad práctica (gazapos naci'dos)

es ^menor que la fecundidad teórica (huevos desprendidos del ova-

rio), y que casi todos los espermatozoides obtenidos en una eya-

Page 3: ^i ,^: ^I4J.^S DIVULGADORAS · 2006. 10. 25. · de la hemura. E! macho también posee importancia, y aumenta-da par la razón de que un macho puede servir, y de hecho sirve, a varias

- 3 =

culación normal son intítiles, ,ya que no encuentran me^dio de fe-

cundar a un huevo.

Si queremos, pues, aumentar la fecundidad del conejo, debe-

mos actuar sobre la hembra, procurando que ésta prod^uzca un

mayor número de huevos maduros, ya que cuanto mayor sea ^este

número, mayor será la probabilidad de que sean muchos los fe-

cundados y en pr^oporción semejante los que consigan un desart°o-

llo normal.

Para actuar en este s^entido sobre la hembra, tenemos a nues-

tra disposición un preparado especial, a base cle inyección ;^es el

lóbulo anterior de la pituitaria, glándula que ^se encuentra situa-

da en la superficie interior del cerebelo, ,ya qti^e elabora una sus-

tancia que circula por ]a sangre, ,y activa ^- estimula la acción

ovárica.

Aparte de esta acción ar^tificial, pademos estimular al ovario,

pues sabemos que existen factores que influencian esta actividad

ovárica y que s^on : la es^tación, la temper^ttura, Ia natrición y el

estado de sal^ud perfeato.

\ Fs indwdable que el ovario, como formando parte del organis.-

mo animal, ha de quedar influ^enciado por el estado de salud o

de enfermedad. Asimismo, el ,estado de nutrición, e incluso la ali-

mentación que recibe el animal días antes del acoplamiento, po-

seen una influencia bien marcada. En la especie ovina 5e ha ob-

se^^^•ado que una hembra bien alimentada, a base de proteínas,

produce con más facilidad partos dobles y aun triples que ]as

mismas hembras sam^etidas a alimentación deficiente. T^odos los

cunicultores saben, que así como es peligrosa para el acaplarnien-

to el estado de una hembra excesivamente cargada de grasa, lo

es también ,un animal insuficientemente alimentado.

La estación posee u^na marcada influencia, ,ya que Hammond

ha d^emostrado que las familias más numerosas se forman ^más

fácilmente en la primavera; pero que osta diferencia es menor

cuand^o se trata de animales pequeños.

Ilasta este momen^to no hemos tratado más que de la influencia

Page 4: ^i ,^: ^I4J.^S DIVULGADORAS · 2006. 10. 25. · de la hemura. E! macho también posee importancia, y aumenta-da par la razón de que un macho puede servir, y de hecho sirve, a varias

--4-

de la hemura. E! macho también posee importancia, y aumenta-

da par la razón de que un macho puede servir, y de hecho sirve,

a varias he^mbras.

E1 que un macho, en su eyacnilación, deposite millones de po-

sibles elerrLentos fecundantes, no significa que en algunos casos

no sea, por defecto, causa de baja en la natalidad. Tal sucedería

con un macho enfermo, deficientemente alimentado o sometido

a un ^excesivo ^tl•abajo en su tarea como reproductor. El que un

macho pueda servir, en el transcurso de un mes, hasta veinte

hembras, no s7gnifica que este mi^mo animal pueda, en un solo

día, fecundar en buenas condiciones a las mismas hembras que

en el mes fecunda.

Lloyd Jones y Hayo han publica,do datos instructivas sobre

este puslto, que ilustran perfecta^nente la cuestión, Están 1°euni-

dos en el cuadi•o siguiente:

tiúmero de salto., u cúpulas verificadas por un

tnacho ..................................................................... 1 5 10 15 'LO

'.úmero de hembras acopladas . ................................ 43 36 35 29 45

Número de hembras preñadas . .................................. 31 22 18 12 16

Tanto por ciento de hembras preñadas .................. 7`L,09 61,11 51,42 41,::7 35,65

Número de gazapu^ por parto ... ........_ ..................... 6,92 6,95 6,95 6,46 4,53

Del estudio de la tabla anterior se adviex^te que, a medi.da que

aumenta el número de saltos o sehvicios del macho, disminuye la

posibili^dad de que las hembras qu^eden preña^das, desde un 7`L,09

por 100, con un salto de tres horas, hasta un 35,55 por 100, la

mitad aproximadamente, con los 20 seiwicios. Y que aunq^ue la

fecundidad se mantiene igual en los primeros servicias, a partir

del 15 queda disminuída hasta un 4,53.

La razón de esta disminución en la fecundidad por la activi-

dad exagerada del macho no parece muy clara, gues ya es sabido

que basta lln solo espermatozoide para fecundar a un huevo, y

siendo su número rrLUy grande, aunque dis^minuyan a medida que

los servicias aumentan, qu^eda un infinito número de elementos

fecundantes^ machos todavía sin utilizar.

Page 5: ^i ,^: ^I4J.^S DIVULGADORAS · 2006. 10. 25. · de la hemura. E! macho también posee importancia, y aumenta-da par la razón de que un macho puede servir, y de hecho sirve, a varias

-5-

Walton, en sus experiencias de Cambridge, ha demostrado que

1a reducción de la densidad del esperma masculino •y, por tarnto,

que la disminución del número de espermatozoid^es en el líquido

aeminal, viene a^compañada siempre por una reducción en la fer-

tilidad.

Igual resultado se advierte cuando se practica el cruzamiento

en consanguinidad. En este caso puede llegar hasta la infecundi-

dad absoluta, y se ha visto que el se^nen masculino posee muy pe-

queño númer.o de espermatozoides, y aun la ausencia de ellos, to-

tnl y absolutamente, en algunos casas.

Y lo qu^e decimos de la consaguinidad podemos repetirlo cuan-

do se emplea en la reprod^ucción ma.chos excesivamente jóvenes o

ezcesivamente viejos.

La influencia del macho en la fecundidad de sus des^cendientes

parece ser cosa perfecta.mente demostrada. Si se acopla. un macho

de gran fecundida.d con una. hembra de fecundidad reducida, las

hijas resultan^tes de este acoplamiento gozarán cle una fecundi,-

dad superior a la de la madre. Si, por el ^contrar-io, se une un ^na-

cho poco fecundo con una he^mbra de gran fecundidad, los hijos

no verán, por este he.cho, dismiruuída la fecun^íidad heredada de

^u madr^e.

Hasía ahora sólo hemos expuesto ideas que tienden a aumen-

tar la fecundidad de las he7nbras; pero, prácticamente, ^es con-

^•eníente esta ^áctica? Dicho de otro modo, industrialmente ^,in-

teresa aumentar el número de gazapos nacidos en cada parto?

Si técnicamente nos interesa oonocer el proceso de la fecun-

didad y sus causas determinantes, así como las circunstancias,

Favorable.5 o adversas, con ella relacionadas, práctlcamente, indus-

trialmente, apenas tiene importancia este problema de la elevar

ción de la fecundidad, toda vez que en este momento, y en casi

todas las razas, es excesivo el nú^mero de los gazapos nacidos en

cada parbo. Por lo tanto, no nos interesa e.levar ]a fecundidad del

conejo; si acaso reducirla.

En los casos de partos excesivamente fecundos, es práctica

Page 6: ^i ,^: ^I4J.^S DIVULGADORAS · 2006. 10. 25. · de la hemura. E! macho también posee importancia, y aumenta-da par la razón de que un macho puede servir, y de hecho sirve, a varias

constante dejar a la hembra sólo cinco o seis gazapos, a fin de

de que és^tos animales puedan criarse rob^ustos y fuertes ; median-

te esta práctica se desaprovecha en pura pérdida la vida embrio-

naria de los gazapos sacrificados. Si el número de gazapos na-

cidos fuera reducido, las reservas de la madre hubieran sido por

ellos utilizadas, con lo que estos animales, a su nacimiento, se-

rían más fuertes, más robustos y de más peso que si la fecundi-

dad hubiera sido mayor. Luego, en realidad, lo que interesa es

r^estringir esta fecundidad para obtener un mej^or aprovechamien-

to de las reservas maternales.

La misma teoría de la fecundación nos permite operar en esta

dirección, sin q^ue se resienta ni ]a madre, ni los hijos. Se opera

de la manex•a siguiente:

Sabido es que los folículos no se rompen y el huevo no se pone

en marcha al abandonar el ovario, sino diez horas después de^

acoplamiento o acto equivalente y estimulante. Los espermatqzoi-

des tardan en atravesar el útero y llegar a su extremidad de tres

a ^cuatro horas. ^r, por otra part^e, todo huevo que no ha sido fe-

cundad^o antes de dos a cuatro horas despwés de su puesta en

libertad, muer e. Los espermatozoides, dentro del órgano femeni-

no, tienen una ma3•or duración, de diez días, aproximadamente.

Si la hembra efectúa su acoplamiento con ^un macho fecua^do,

los espermatozoides llegarán a la trompa de Falopi^o seis horas

antes que el huevo desprendido del ovario; luego, lbgicamente, todo

huevo ^madurado podrá ser fecundado, ,y el carácter fecundidad

podrá ser aprovechado al máximo.

Pero si, po^• el contrario, la deposición del líquido fecundan-

te mascL^lino se efecttía diez horas después del estimulante para

el desprendimiento dc los huevos del ovario, resultará que los ea-

permatozoides lleg•ax•án eon retraso, que algunos huevos no pod^•án

ser fecundados, y, por lo tanto, que la fecundidad vendrá a que-

dar ^disminuída.

Para llegar a este resultado será precisu estimular a la hem-

bra para la deposición de sus huevos maduros, lo que se puede

Page 7: ^i ,^: ^I4J.^S DIVULGADORAS · 2006. 10. 25. · de la hemura. E! macho también posee importancia, y aumenta-da par la razón de que un macho puede servir, y de hecho sirve, a varias

- 7

coiiseguir mediante el acoplamiento eon un macho estéril, según

hemos explicad,o en el proceso de la fecundación, y di^ez horas des-

pués de éstos, seudoembrión, acoplado con un macho anot•mal.

i^^ediante esta práctica, se cons7guen partos de unidades redu-

c•iclas, eon un n^otable aumento en el peso de lus gazapos naeido.<,

^•, por oonseouencia, con una notable facilidad de desarrollo pre-

c^^z ^> anormal^mente superior.

Hemos visto wi caso de pat•to unitario en clue el ^•aiapo naci-

do, a los cuatro meses, tenía el volumen y peso corr•espondiente a

la edad adulía.

^ si esta práctica, de partas de un solo gazapo, no puede tener

^iplicaciún en Cuni.cultura industrial, sí que la posee, ,.v en un grado

muy elevxdo, cuando se trata de obtener ejemplares de alta selec•.-

ción para ser expuestos en Goncursos y Exposiciones.

Esta afirmación pone sobre el tapete una cuestión muy impor-

tanie y debatida, y es q^ue si el gazapo a;npliamente desart•ollado,

gracias a proceder de una nidada reducida, conservará de adulto

e,ta diferencia de dasarrollo.

La mole o masa animal constituye ciertamente un factor he^-

neditario. Una hembra bien desarrollada, ^ien nutrida y en per-

fecto estad^o de salud dará orig•en a g^,zapos pertenecientes a su

rnisma raza, que pasee una posibilidad de masa determinada. Po^•

lo tanto, no se puede pensar que un conejo ruso, nacido en un par-

to de fecundidad restring•ida, llegue a hacerse con la mole de un

g•ig•ante de Flandes. Pero no es menos cierto que el núlnero de com-

ponentes de un parto posee una cierta influencia sobre el peso in-

dividual de los gazapos que lo componen.

Los embriones, durante su vida uterina, se desarrollan a expen-

sas de la madre, y este desarroll^o será mayor o menor, según s^ean,

mayores u menores, las reservas que la madre pong^^, a di:;posición

de Ios embriones. Lu^ego un solo embrión dispondrá de mayores dis-

posibilidades de desarrollo, siendo único, que si se ve ^obligada a

compar.tir esas posibilidades con un gran número de hermanos.

^" en la prácóica así sucede, como ya h^emos diçho anteriormente,

Page 8: ^i ,^: ^I4J.^S DIVULGADORAS · 2006. 10. 25. · de la hemura. E! macho también posee importancia, y aumenta-da par la razón de que un macho puede servir, y de hecho sirve, a varias

-8-

ya que un gazapo de esta clase cónsiguió a las cuatno meses el

desarrollo de un adulto en parto normalmente fecundado.

E(1 problema, se complica en cuan^to a1 desarrollo posteriór aI

nacímiento, pues mientras unos autores afirman que esta dife-

rencia de desarrollo se conserva hasta la edad adulta, otros, por

el contrario, sientan las tesis d^e que el animal re^trasado . en su

desarrollo por esta causa acelera después su crecimiento hasta

igualar y adquirir la masa correspondiente a su característica

racial.

Es indudable que en la práctica se observan, dentro de cada

raza, una gran variabilidad en los pes^os de los gazapos, y si la

opinión últimamente expuesta fuera cierta, a la edad adulta to-

dos los gazapos tendrían el mi^ŝmo peso. Esta variabilidad en la

mole individual puede ser explicada por las le•yes de la herenc,ia

mendeliana; pero si admitimos solamente esta explicación, ten-

dríamos que negar rotundamente la influencia del medio exto-

rior sobre bos animal^es, y esta negación no se puede sostener ni

teórica ni prácticamente.

El medio ambiente, situación geográfica, climática, ternpera-

tura, humedad, soleación, alimentación y cuidados poseen una gran

influencia sobre la vida animal y sobre su desarrollo. Esta in-

fluencia se completa con la selección y, en consecuencia, podemos

obtener, y d^e hecho se ^obtienen, hijos con un marcado desarrollo

superior al de los padres. Y este desarrollo se acentúa cuando

partimos de es^ta selección por la masa de gazapos perfectamentre

constibuídos y desarrollado gracias a una vida uterina bien des,-

arrol]ada y dirigida. En resumen: el exceso de desarrollo p^or na-

cimiento en nidada^s restringidas pwede conservarse has•ta la edad

adulta, constfituyendo este medio una selección de gran impoi-ta^n-

cia industrial.

Que este etceso de desarrollo pueda desaparecer, influencia.do

negativamente por el medio ambiente en la descendencia, lo ad-

mitimos ; per^o ta,mbién hay que admi^tir la influencia favorable

al ^lesa.rrollo ^ selgcción de las nidadas restringidas y su conser-

Page 9: ^i ,^: ^I4J.^S DIVULGADORAS · 2006. 10. 25. · de la hemura. E! macho también posee importancia, y aumenta-da par la razón de que un macho puede servir, y de hecho sirve, a varias

-9--

vación en 1a vida libre, mientras no cambien las favorables con-

diciones ambientales en que se encierran sus progenitores.

Resulta, en definitiva, que poseemos ^medios de mejoramiento

de las razas actuando sobx•,e la fecundidad, según la.s ideas an-

Lez•iormente expuestas.

La fecundidad se enc^uentra influenciada por varios factore^

que vamos a examinar. En primer lugar, por el número de hue-

vos útiles producidas por la hc.mbra en cada período de celo.

Se observa en al^•ún animal que prodtrce un salo gazapo en

cada parto, mientras en otros l^os nacimi^entos son múltiples. Es-

tas diferencias son debidas a que en el primer caso el ovario pro-

porciona un salo óvulo apto para la fecundación, mien^tras en el

segundo los óvulas prop^orcionados serán varios.

Es evidente que, como ya hemos dicho, una buena técnica cu-

nícula y ^una alimentación x•acional pueden ser factox•es que in-

fluyan en una ovulación múltiple; pero este número ha de quedar

li^mitado necesariamente por la constitución hereditaria, no sólo

de ^la raza, sin^o del ind.ividuo ta,mbi^én.

Ot'ra causa de disminución de la fecundidad y aun de su anu-

lacicín compleita puede ser la pequeña producción de espermato-

zoi:des en ei macho y aun la ausencia total cle•los mismos.

Asimismo, una avitaminosis del tipo E puede conducir a la

esteriiidad o a la fecund^idad restringida. Y, por último, la r^otura

o mala canf^ormación del tubo deferente, conductor de los esper,-

matozoides del testículo al exterior, puede dar origen, también,

a la esterilidad en el macho. Si un animal no ha conseguido la ba-

jada de los testículas a la bolsa que las contiene, v és^t^os se en-

cuentran retenidos en el abdomen, bien por causa de enfermedad

o por cons^titu^ción org•ánica, la formación del espet•ma resultará

incompleta y será causa ^probable d.e esterilidad.

La infecundidad en la hembra puede ser debida a falta de ovu-

lación normal, la q^ze viene siempre asociada a una persisten^te

presencia del cuerpo lúteo. Ed mismo efecto produce la rotura,

desgarro o mala conformación deI oviducto, pues en es^te caso,

Page 10: ^i ,^: ^I4J.^S DIVULGADORAS · 2006. 10. 25. · de la hemura. E! macho también posee importancia, y aumenta-da par la razón de que un macho puede servir, y de hecho sirve, a varias

aunque el huevo madurara, na podrá emprender el camino de su

fecundación y quedará preso en la cavidad ab^dominal.

Sucede lo mismo can las hembras privadas de acapla,miento en

mucho tiempo, y especialmente durante la primavera; por esta

razón, cumplida !a edad •y llegado a su no^°mal desarrollo, 21 animal

debe ser iniciado en las tareas de la reproducción.

Conocido es el hecho de que las hembras q^ue no praducen, es

decir, que se las mantiene alejadas de las actividades generado-

ras, pas^een una especial actitud al engrasamier^to. Así con^o las

hembras eYCesivamertte engra,sadas oponen una ci^erta resistencia

al acoplamiento, y aun verificado éste, a la preñez y parto anor-

mal. Y a.quí se presenta un problema aún no resuelto.

^, La hembx•a engrasada no concibe, o porcue no concibe se en-

grasa? ^,Cuál es la causa y cuál el efecto?

Si una hembra que haya dado varios partos se la aleja d^ ^as

faenas de la reproducción, es un hecho indudable que se eng•iasa.

I,as hembras todas tienen ^una cierta actitud a tomar la gras^t, po-

seen una característica propiamente cons^ervadora y sólo se man-

tienen en un estado de ca:rnes perfecto gracias a la reproducción.

Luego en realidad la hemibra que no concibe, engorda, ,,^ por ex-

ceso de grasa no puede coneebir con norma^lidad. Ahora b:en ; una

hembra excesivamente engrasada, sometida a una dieta convenien-

be para la pérdida de esa grasa, puede concebir, •y de hecho con-

cibe. Como vemos, ambas causas, ausencia de reproduccitín y ex-

ceso, pueden ser causa y efecto a la vez, según sea el caso t;ue se

considere.

Otro factor que posee marcadamentie influencia sobre la fe-

cundidad es la frecuencia o regularidad de la ovulación.

Existen ^seres que poseen una época, única y breve, para la i•e-

p.r^oducción ; en este ca^so la hembra posee ,una sola época de calo^-

o de celo. Otros seres cuentan con una ovulación periódica y re-

gular, y, por r"in, ^otros en que la fecundación puede ocurrir en

cualquier época del año.

EI conejo pex•tenece a esta última cat,egoría; pero, dentro de

Page 11: ^i ,^: ^I4J.^S DIVULGADORAS · 2006. 10. 25. · de la hemura. E! macho también posee importancia, y aumenta-da par la razón de que un macho puede servir, y de hecho sirve, a varias

- 11 -

esta categoría, la fecundación tendrá lugar durante el período 0

época de ello. La freouencia y la intensidad de esta época de celo

está, a su ve:, influenciada poi• varios factores, ^entre los que ci-^

t^iremos : a.limentación, habitación, cuidado, técnica y lactancia. La

lactancia prolongada produce un retardo ^en la aparición del celo.

Asimismo pr^oduce un estado deprimente la actividad sexual pre-

matura antes de llegar a su completa madurez, y esta acción no

se produce localmente, testículo u ovario, sino en el estado gene-

z•al de salud de1 individuo.

La longevidad o larga vida del individuo influencia también

la feotmdidad, puesto que una hembx•a que muere antes de agotar

su períado d^e reproducción, disminuye las probabilidades de pro-

c;reación, y, por tanto, sus descendientes. El períado de vida se-

xual se extiende des^de la madurez, una vez terminada la pub^er-

Yad, a la vejez. Este períado, más corto o más ]argo, depende de

factores hereditarios y es, a su vez, función de la extensión de

la vida total del individuo.

Los métod^os modernos de la explotación racional cunícula han

hermitido aumentar este período d^e actividad sexual reproducto-

ra. Este período es variable, pudiéndose citar ^el caso de una hem-

bra que se reprod^ujo hasta los catorce años y medio de edad, oon

una descendencia de 300 hijos, y el de un macho que se reprodu-

jo a los quince años. Fuera de estas casos, v^erdaderamente ex-

cepcionales, se puede admitir como media de reproducción en las

hembras ]a edad de cuatro a cinco años y un año o dos más para

el macho. Estas cifx•as 1as damos como posibles, aunque no sean

las más convenientes desde el punto de vista de la industrialización

de la Cunicultura.

'rodas las circunstancias q^ue obran sobre las células reproduc-

toras, bien del macho bien de la hembra, poseen influencia tam-

oién sobre la fecundidad, dándose el caso de que parejas al pare-

eer infecundas, no lo sean cuando se unen cada uno de los com-

ponentes a otras hembras o machos distintos.

Y, por último, pueden ser causa de esterilidad ciertas anor-

Page 12: ^i ,^: ^I4J.^S DIVULGADORAS · 2006. 10. 25. · de la hemura. E! macho también posee importancia, y aumenta-da par la razón de que un macho puede servir, y de hecho sirve, a varias

- 12 -

malidades mentales o fisiológicas en los seres reproductores. Ta-

les son : la ausencia del deseo sexual, anormal constitución de

los órganos de la reproducción, grandes diferencias entre los óx•-

gaños de la hembra y el macho y aun desarmonía en el orgasmosexual.

Sucede muchas veces, sobre t^odo ouando se trata de fijar in-

deleblemente ciertos caracteres, en razas particularmente se?ectas,

que la selección exagerada viene acompañada de una disminución

en la fecundidad. Este hecho debe ser conoci^do y buscar sus cau-sas^, pues de nada serviría una raza con características acusadas

y muy convenientes desde el punto de vista industrial. Si esta raza,

por su baja, escasa y aun nula feoundidad, no nos permitía ob-

tener el suficiente número d^e descendientes capa.ces de producir

la primera materia necesaria a la industria.

La fecundidad debe ser vigilada, y por ell^o, y para su debido

conocimiento, hemos sido quizá d^emasiados extensos en este en-

sayo sobre la fecundidad en Cunicul^tura.

CBAPICAS UCUINA • A1Et.ENUEZ VALDE9^ i • MAUSIG