La Arqueologia Misteriosa

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    Michel-Claude Touchard

    LA ARQUEOLOGA

    MISTERIOSA

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    on colaboracin de

    GUY BARTHELEMY

    LAZA & JANES,S.A

    Editores

    Ttulo original:

    LARCHEOLOGIE MYSTERIEUSE

    Traduccin de

    UAN GODO COSTA

    rimera edicin: Octubre, 1975Culture, Art, Loisirs, Pars, 1972

    1975, PLAZA & JANES, S. A., Editores Virgen de Guadalupe, 21-33. Esplugas de Uobregat (Barcelona) Este libro se na publicado originalmente enrancs con el titulo de LAKCHEOLOGIE MYSTERIEUSE

    rinted in Spain Impreso en Espaa ISBN: 84-01-31075-X Depsito Legal: B. 8.767 -1975

    GRFICAS GUADA, S. A. - Virgen de Guadalupe, 33 - Esplugas de Uobregat (Barcelona)

    N D I C E

    NTRODUCCIN

    QU SE DEBE CREER?

    n bohemio de la Ciencia, 15. Homero en mano, 16.

    La colina inspirada, 17. Los museos imposibles, 19. La buena fama, 21. Diferentes maneras de no ver claro, 24.

    irmides su erhombres 28.

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    ,

    EN BUSCA DE LA HERENCIA

    Malas costumbres de los paganos, 32. Piedras algo menos familiares, 33. Perfeccin poco aparente de algunos lugares tursticos, 34. El asombro de PrspMerime, 36. El enigma de los aislados, 39. La expansin megaltica, 42. Detalles insignificantes, 44.

    TONEHENGE

    Agujeros y coronas, 48. Dibujo y propsito, 50. Los eclipses del ao 2000, 51. Instructores procedentes del Norte o del Sur, 53. El saber disperso, 58ampo Durathon, 59. Unos sabios desprovistos de tablillas, 60. La escritura de los fadas, 63. Las Eyzies del alfabeto, 64. Del Loira al Ohio, 68. El cesto d

    Atlantes, 71. Montones de guijarros, para qu?, 73.

    LA MONTAA DE LOS ATLANTESLa escuela de las pirmides, 77. El tercer hombre, 80.

    Los romnticos de Bagdad, 83.

    LA ATLANTIDA SOLEADA

    Antinea en la cmara del rey?, 92. Tras las huellas de la dama blanca, 94. El hijo de Poseidn, 96 La isla de los tesoros, 99. Las nubes de Santorn, 102.alacios bajo las cenizas, 104. Platn abandonado por el autor, 108. La Atlntida referida a una fecha ulterior, 109.

    GENTE DEL NORTE

    El Norte ms lejano, 113. Ultima Thule, 115. Angeles o demonios?, 117. El fro del espanto, 120. La obsesin aria, 122. La isla del Oricalco, 125.

    ENTRE DOS MUNDOS 128

    Los datos del problema, 130. La leccin del ocano, 134.

    El muro de Bimini, 136. Los tcnicos del sueo, 138. Codex Troano, 143.

    HIPTESIS MU

    Antes de Gondwana, 147. Madame Blavatsky o la arqueologa cervical, 149. La doctrina secreta, 151. Los renegados de Lemuria, 152. Todava ms tabl55.

    De Hawai a la Isla de Pascua, 158.

    EL OMBLIGO DEL MUNDO

    El coronel ha hecho su servicio, 162. Los americanos procedentes del Oeste, 163. Obstruccin en el Estrecho de Bering?, 166. Luces sobre el Monte Sh68.

    La Isla del Sacrificio, 169. La guerra de las hiptesis, 172. Los polinesios de Oslo, 174. El promontorio de Mu, 176. El enigma Rongo-Rongo, 177.

    A TIERRA INMEMORIAL

    na isla de cristal, 182. La puerta del otro mundo, 184.n desierto muy frecuentado, 186. Acerca de algunas islas clebres, 188. Un turismo inslito, 190, El resorte secreto del pasado, 194. El prodigio de Lasc95. una nueva visin de los sabios, 196.

    EL TESORO DE LA JUNGLA

    Los ms grandes orfebres, 199. Una tcnica del siglo xxi, 200. S, Eldorado ha existido, 201. Una expedicin que an no ha tenido xito, 202. El fin de unventurero, 204. El hombre de metal, 204. Los triunfos del tiempo presente, 206. El hermano Felipe, 207. Los grafitos del cielo, 209. Los verdaderos mistos aguardan, 210. Una ciudad de cienciaficcin, 211. n coronel desaparecido, 212. Las ciudades del sueo despierto, 213.

    Un underground fantstico?, 214. Un monumento alucinante, 215. Luces en la jungla, 2

    LA MESETA DE LOS ANTEPASADOS

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    El azar y la intencin, 219. Los dioses del lago, 223.

    Tiahuanaco, ciudad nueva, 225. De los cretinos al diluvio, 228. Navios sobre el tejado, 231. La puerta del Sol, 234. La prueba del calendario, 236. Elecuerdo de los venusianos, 238.

    LA CIUDAD MAS VIEJA DEL MUNDO

    Baalbeck bajo el signo de Venus, 242. Nada de extraterrestres en atal Hyk, 244. La ciudad de los incapaces, 246. Salomn en Rodesia, 249. La soci

    e los metalrgicos, 251.

    EL PLANETA DESCONOCIDO

    Toda una mitologa, 254. Los habitantes de la sombra, 256. Un subterrneo hecho aicos, 257. Fantasas que rozan el delirio, 258. El enigma del rey delmundo, 260.Mltiples moradas, 261. Quin era el preste Juan?, 264. Una carta muy certificada, 264. Una leyenda tenaz, 265. La ruta ms larga del mund67. Eternos errantes, 268. La apariencia de un sueo, 269. La deriva de los continentes, 271. El viaje de los polos, 272. La Tierra de antes de la Tierra,

    BIBLIOGRAFA

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    INTRODUCCIN

    Querer ver ms intenciones ocultas en unas ruinas que en un monumento intacto, es introducir romanticismo en la Arqueologa.

    La Arqueologa, afanosa de enigmas, de hiptesis fabulosas y que deben colocarse en el campo de la poesa, reconstruye el monumento all donde sencuentran vestigios, y con elocuencia tanto mayor si estos vestigios se hallan en un lugar indebido.

    Ante el conjunto megaltico de Stonehenge, esta arqueologa dedicada al misterio busca la emocin ms intensa. Lo que era esta obra monumental en la pe su realizacin, los medios tcnicos que implic su construccin, los conocimientos astronmicos de los hombres que la concibieron, son todos stos teme meditacin ms ricos en sensaciones que el espectcui lo de una puesta de sol en la llanura de Salisbury.

    Que la Atlntida, tierra predilecta de la fantasa, haya estado situada en el Mediterrneo o en el mar de los Sargazos, es algo que importa poco a los ojos drqueologa romntica. El problema que parece esencial es que una civilizacin tan evolucionada haya desaparecido sin dejar una tradicin ni unosonocimientos.

    Desde entonces, los constructores de Stonehenge, al igual que los de las pirmides de Egipto, pudieron aprovecharse de tales conocimientos.

    Todos los grandes temas de la arqueologa romntica coinciden en esta preocupacin: seguir el hilo conductor que, desde los testimonios ms estupendos hos detalles aislados y enigmticos, permite creer en la existencia de civilizaciones desaparecidas pero no primitivas.

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    La lgica quiere que las figuras grabadas en la Puerta del Sol, en Tiahuanaco, que tal vez evocan a unos cosmonautas, sean realmente las de seres venidos tro mundo: solamente los contemporneos de los primeros vuelos a la Luna tienen derecho a aceptar la hiptesis. Lo que es, ha sido. Y lo que es, quiz n

    n todas las partes de este mundo y en el mismo instante.

    As, la ciudadela construida a elevada altura en Machu Picchu pudo haber sido edificada en una poca en la que, en una Europa subdesarrollada, el ingenioumano apenas iba ms all de la talla del slex. As, unos mapas areos, los de Piri Reis, pudieron confeccionarse en un momento en que, en otras partes d

    mundo, y algunos milenios ms tarde, creern ir hacia las Indias navegando hacia el Oeste

    Toda mente racionalista puede decir: puesto que nuestros antepasados prximos balbuceaban, los antepasados ms remotos seguramente ignoraban elenguaje. Sin embargo, es asimismo posible admitir que un cataclismo, de origen natural o humano, haya cortado la palabra a aquellos que posean ya losmedios de expresin ms completos. Tanto las tcnicas de urbanismo comprobadas en fatal Hyk, como el cobre encontrado en las fundiciones deMedzamor, son hitos que conducen inevitablemente al movimiento cclico del saber. La Prehistoria data de ayer. Pero, qu haba anteayer? La arqueologomntica formula la pregunta a la que dar la respuesta un futuro prximo, o quizs an remoto.

    Lo que hemos querido reunir y analizar en este libro es, precisamente, los trabajos, los relatos, las hiptesis de esta arqueologa que aboga por una historia

    bierta e infinita del hombre y que, por consiguiente, se opone a la filosofa general de nuestra civilizacin actual y a los datos del racionalismo (por su parteambin partidista). Lo hemos hecho guardndonos de la credulidad, si bien experimentando cierta simpata

    QU SE DEBE CREER?

    Los venusanos en Hiperbrea, los celtas huyendo del naufragio de la Atlntida para fundar la civilizacin de los megalitos, la Puerta del Sol de Tiahuanacoerpetuando el recuerdo de naves espaciales, los arquitectos incas y egipcios intercambindose sus secretos, la ciudad de Machu Picchu, situada a gran almergiendo de un diluvio universal provocado por un satlite en exceso premioso, qu es lo que hemos de retener de esta minuta-sugerencia que no tienen saciar el hambre, sino, por el contrario, estimular el apetito?

    Y por qu cosa sustituirla, si no es por la receta convencional del antropoide que habra pasado algunos cientos de miles de aos tratando de averiguar pou extremo cogera el slex, antes de descubrir, anteayer por la maana, el principio de la fisin del tomo?

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    Tambin podemos darnos por satisfechos de disponer, actualmente, de una cronologa tan extensa. Entre aquellos contemporneos nuestros que son propla fantasa, hay mayor libertad de accin que en la poca heroica.

    La poca heroica no es la Prehistoria. Es aquella en la que el concepto de Prehistoria ni siquiera exista. Bajo el reinado de Luis Felipe, el discutir acerca dAdn constitua una franca insolencia.

    Afortunadamente, algunos francotiradores comenzaban a mostrar el extremo de su locura. Ya iban aventurndose en el mundo de lo irracional. Esta explorbordaba unas regiones fantsticas que, en nuestros das, ya slo son arrabales superpoblados. As, en 1828, el hombre que se paseaba incansa

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    lemente por los alrededores de Abbeville, no pona en duda la existencia de Dios. Tampoco se alejaba de una imaginera que pareca demasiado simple ajos.

    acques Boucher de Crvecoeur de Perthes decase a s misino que el Diluvio bblico no habra borrado del todo los vestigios de una remota actividad humque los aluviones del Somme deban de guardar algunos restos ricos en enseanzas.

    En cuanto a la enseanza, la poca de Boucher de Perthes era aquella en la que todava se precisaba, con gran desfachatez, que el hombre haba hecho suntrada en la escena terrestre 4.004 aos antes de Jesucristo. En cuanto al Diluvio, era cosa convenida situarlo poco despus del sexcentsimo aniversario

    No. Haba durado cuarenta das y lo haba engullido todo.

    Despus, estos datos adquirieron una apreciable flexibilidad.

    Es preciso sacar de esto la conclusin de que los pensadores oficiales manifiestan menos severidad? Nada de eso!

    Cada vez que se corrigen los dogmas, ellos atestiguan el deseo de atenerse a ellos. Grande es su desconfianza ante toda tentativa de modificar los cuadrosinpticos.

    En realidad, por qu perturbar nuestra comodidad, por qu modificar las reglas del decoro? Para cargar a cuenta de los supervivientes de la Atlntida uncnicas que han sido olvidadas?

    Para asegurar que el continente de Mu no es forzosamente imaginario y que toda construccin ciclpea no resulta del hecho de que sus constructores tenempo que perder?

    Qu se debe creer? En su poca, hombres como Boucher de Perthes eran tenidos por unos extravagantes. Sin embargo, de no haber sido por sus ideas fo sera exagerado suponer que las pinturas de Lascaux pasaran an por ser el entretenimiento de un ermitao de la Edad Media. Por otra parte, poco faltara que esto ocurriese, como vamos a ver.

    La ficcin de hoy ser la realidad de maana, escribe Andrew Tomas.1 Ciento cincuenta aos antes, nuestro paseante del Somme escriba, ms humildemeNosotros slo hablamos al futuro. La generacin actual dir: es un insensato. La generacin futura dir: quiz. Estas reflexiones prohiben rechazar comospeculaciones gratuitas todo lo que se refiere al universo de la hiptesis. En 1. A. Thomas: Les Secrets de lAtlantide, prefacio (Pars, Robert Laffont, 196

    Ed. espaola: Los secretos de la Atlntida (col. Otros Mundos Plaza Janes, 1971).

    LA ARQUEOLOGA MISTERIOSA .15

    na poca en la que el radiotelescopio de Nancy, departamento del Cher, se pone de da y de noche a la escucha del cielo, sera una actitud timorata la dscuchar a los romnticos de la arqueologa cuando captan en el pasado seales inslitas

    Un bohemio de la Ciencia

    As, slo habra insensatos en la clase de arqueologa no conformista, cuyo programa vamos a recorrer de la forma ms completa posible.

    Yo no soy ningn sabio escriba Boucher de Perthes>, soy un gitano de la Ciencia; digo la buenaventura y, si acierto, hay en ello ms suerte que mrito.

    Acert en 1836. Unos obreros, que trabajaban en el banco de Menchecourt, le trajeron un saco de arena en el que haba una piedra tallada, un hacha que ali a los jornaleros una recompensa ms sustanciosa que de ordinario.

    Desde este hacha hasta las Antigedades clticas y antediluvianas, balance de diez aos de investigaciones, la aventura de Boucher de Perthes conocerpisodios inesperados. Esta aventura, cuyo relato figura en Descubrimientos arqueolgicos de Francia, de Colin-Simard, es la de cualquier mente profticaue nadie toma en serio hasta el da en que

    A los ojos de la sociedad abbevillense, el investigador iluminado era un personaje notable. Jefe de Aduanas, autor de obras de metafsica y de innumerableomunicaciones a las agrupaciones cientficas, Boucher de Perthes consigui que sus puntos de vista fuesen compartidos por la Real Sociedad de Londres

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    , .ndustria antediluviana, o sea, prehistrica, y la prueba de que en aquellos parajes haban vivido personas en tiempos difciles de determinar. A su vez, laAcademia de ciencias inclinse tambin.

    ero no se puede forzar impunemente la mano de los profesionales de la certeza. stos se resarcieron en 1868, a la muerte de Boucher de Perthes.retextando que se trataba de una 1. Citado por Colin-Simard: Dcouverte archologique de la France (Pars, Amiot-Dumont, 1955).

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    ecisin familiar, todas las obras del genial pionero fueron retiradas del comercio..*

    Homero en mano

    Desconfen los atlantistas distinguidos y los amigos de los hiperbreos: sus tesis, como las de Boucher de Perthes, podran ser retiradas del comercio, en ee las rehabilitaciones postumas provocadas, a veces, por un descubrimiento sensacional En realidad, el sueo es tolerado cuando se apoya en una fortulida. Tal es el caso de Schliemann, que exhum Troya o, ms exactamente, la ciudad nueve veces reconstruida en el mismo sitio.

    Esta vez, el soador es inspirado por un poeta y su obra.

    chliemann confa en Homero: la I liada hace las veces de revelador.

    En su Mecklemburgo natal, en la Alemania del Norte, Heinrich Schliemann, cuando era nio, recibi un regalo navideo que inflam su imaginacin. Era unbro para la juventud, en el que se hablaba de la guerra de Troya. Y la guerra de Troya convirtise en el tema predilecto del nio, despus del adolescente

    omo uno de esos sueos que borra la edad, sino como el germen de una vocacin. La realizacin de sta no es una cosa comn. Entra en ella unaeterminacin, la prosecucin de un fin nico que sera la esencia del genio si esta palabra se admitiese en el terreno de la Arqueologa.

    rivado de su madre cuando slo contaba nueve aos de edad, puesto en la imposibilidad de continuar sus estudios, trabajando de aprendiz a los catorce ste, podra decirse, personaje de Dickens se convertir en el hombre rico, en el negociante que triunfa en sus empresas y cuyos viajes y actividades vancompaados de una sola presencia: la de Homero.

    El destino ofreci a Heinrich, en la poca en que era dependiente de una droguera, el encuentro con un estudiante imbuido de helenismo, el cual declamabaomo hubiera podido hacerlo el propio Homero en persona. Tal fenmeno exista en 1836. No puede decirse que la raza se haya perpetuado

    Veinte aos despus, Schliemann se puso a estudiar griego.

    Como haba hecho con el espaol, el ingls o el holands,

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    nas semanas le bastaron para realizar esta tarea. Al mismo tiempo, brua sus armas, haca acopio de las municiones indispensables, es decir, el dinero. Hructificar su fortuna a travs del mundo entero. En 1866, la consider lo suficientemente slida e importante como para ponerla al servicio de una pasinntacta.

    inalmente escribir, poda realizar el sueo de mi vida: visitar libremente los lugares en donde se haban desarrollado los acontecimientos que siempre meaban apasionado y la patria de los hroes cuyas aventuras me haban entusiasmado y consolado en mi juventud.

    La colina inspirada

    La litada ha suministrado tema para muchos comentarios, pero menos que el Timeo de Platn. Ello es debido a que la imaginacin vaga con menos libertadn terreno que existe, y en el cual pueden darse golpes de piqueta, aunque fuese-sin resultado. Aquiles, Hctor, Agamenn aparecen en un paisaje cuyosontornos es posible encontrar. Entonces, por qu no lanzarse en pos de sus huellas? Otro es el caso de los atlantes, cuya tierra originaria habraesaparecido, y cuya misma existencia se pone en tela de juicio. Buen tema de perplejidad para los aficionados a la geografa irracional.

    La nica relacin entre los lugares evocados por el poeta y el filsofo es la extrema reserva de la ciencia oficial con respecto a ello. En 1866, la Ilada no eonsiderada como una referencia seria. Para aquellos que queran admitir que Troya se hallaba sepultada en alguna parte, la colina de Bunarbashi recoga e

    mximo de sufragios. Para Heinrich Shliemann, era preciso simplemente confiar en el evangelio segn Homero y esta confianza iba a orientar su accin hactros escondrijos.

    Nuestra intencin es demostrar el a el desem eado or al unos soadores en la revelacin de hechos tenidos or le endarios o casi le endarios. Para l

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    loria de Schliemann, algunos detalles del clebre poema tenan su correspondencia en un lugar preciso: la colina de Hissarlik, a unos 4 km del 2 3321

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    mar. Con la litada en la mano, aquel negociante de cuarenta y siete aos de edad, obraba como si quisiera cerciorarse de que la isla del tesoro que acababncontrar era la isla del tesoro de sus lecturas infantiles.

    Atento a las condiciones en que se haba desarrollado la persecucin entre Aquiles y Hctor, el arquelogo (aficionado,1

    aturalmente) decase a s mismo que el pico de Balli Dag, cerca de la aldea de Bunabarshi, presentaba un relieve demasiado torturado para que pudieradaptarse a la ancdota.

    Adems, ese lugar estaba demasiado lejos del mar. En cambio, dos fuentes manaban en los flancos de la colina de Hissarlik.

    La una era fra, la otra, caliente. Schliemann consigui situarlas, y con ello se vio reforzada su conviccin: Troya se esconda debajo de Hissarlik.

    En el mes de mayo de 1873, el descubrimiento de un verdadero tesoro coron la primera campaa de excavaciones. Literalmente fascinado por el cantoomrico, Schliemann lo denomin el Tesoro de Pramo. Poco a poco, las ruinas exhumadas volvan a ocupar su lugar en la Historia, y el templo de Ateneaomo el palacio de Pramo, muy discutido luego, constituan otras tantas ilustraciones ingenuas a las que la pasin del descubridor confera una realidad.

    La misma fe en la veracidad de un poema impuls a Schliemann tras las huellas de Agamenn, o sea, en direccin a Micenas.

    Poco importa que las tumbas descubiertas no sean las de los sitiadores de Troya. Desde el punto de vista arqueolgico, la empresa era fructuosa. El soe haba rehabilitado a s mismo, ya que preciso es decir que sus primeros golpes de piqueta fueron contemplados con burlona irona. Haba gastado muchinero, si bien nadie poda reprochrselo, puesto que se trataba de dinero suyo. Finalmente, los vestigios sacados a la luz representaban pruebas ms tangib

    ue los slex annimos de Boucher de Perthes. Por consiguiente, la aventura Schliemann sera alentadora, y se inscribe en el 1. Archologue amateur, segnxpresin que figura en el artculo Troie, del Dictionnaire encyclopdique darchologie, de Lonard Cottrell (Pars, 1962).

    . En diciembre de 1876, se encontraron en Micenas otras joyas de oro y de plata. Su carcter particular llam la atencin de Schliemann sobre una civilizmicnica.

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    ctivo de los arquelogos romnticos. Con justicia, el vencedor poda escribir: Actualmente, como arquelogo, soy el Punto de mira de Europa y de Amrorque soy yo quien ha descubierto Troya, esa misma Troya que, desde hace dos mil anos, los arquelogos del mundo entero estuvieron buscando en van

    Los museos Imposibles

    Despus de las ciudades, las obras de arte. Hay una, y probablemente la ms gigantesca del mundo, llamada el Candelabro de los Andes o el Tridente de Andes, por no haber podido dilucidar el misterio de su origen y su significacin.

    Este grabado de tres ramas, la ms larga de las cuales mide 500 m, se inscribe en la arena de una colina que se sumerge en la baha de Pisco, al sur de LimAunque su orientacin, como observa Robert Charroux, lo ponga al abrigo de los vientos dominantes, su conservacin en un suelo mvil en el que los surcogicamente, habran tenido que borrarse al cabo de algunos aos, plantea un problema tan extrao como la existencia misma del dibujo. Calculador de maismgrafo gigante, seal para uso de marinos, de piratas o de navegantes areos, muy temerario sera el que se atreviese a pronunciarse en este caso y, potra parte, nadie se arriesga a ello.

    Las preguntas que suscita este fantstico candelabro son tan desconcertantes como las que acudan a la mente de los primeros descubridores del arte rupeHace poco menos de un siglo, el descubrimiento de una silueta de reno, grabada en la pared de una caverna, planteaba la misma clase de enigma.

    Que unos hombres hayan vivido en tiempos muy lejanos, a los que la Biblia no alude siquiera, la hiptesis comenzaba a tolerarse.

    Que hayan tallado el slex para obtener utensilios y armas, la cosa era plausible, bajo reserva de laboriosas comprobaciones.

    ero que estos trogloditas prognticos hayan tenido nociones de belleza grfica, que hayan tenido el sentido de la estilizacin, de la representacin mgica ratuita, esto rebasabs toda comprensin.

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    . Carta del 24 de junio de 1870 citada en l!Aventure de larchologie, de C. W. Ceram (Pars).

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    No importa: la Prehistoria entraba en las costumbres, por as decirlo. Entraba a tan fuertes dosis, que las personas razonables pedan un respiro. Despus dlex, la pintura impresionista: era demasiado.

    in embargo, en 1879, cuando don Marcelino de Sautuola descubri las pinturas de Altamira,1 ya no cupo ninguna duda en cuanto a su origen. Perodos yataciones era algo que se ignoraba en aquella poca, y el mundo prehistrico apareca como una tierra desconocida, de lmites imprecisos. Para Marcelin

    nos artistas de talento, y no de los menores, haban habitado aquella gruta de Altamira, que pronto habra de ser considerada como el museo ms antiguo ms increble.

    Las primeras revelaciones del arte rupestre se refieren, en realidad, a dos hombres. Ambos mal recompensados en su confianza. Ni ms ni menos soadoreue Boucher de Perthes y Schliemann. Simplemente, unas mentes ms abiertas que otras a lo irracional, que slo adquiere sus cartas de nobleza en el momn que la suerte favorece a los investigadores.

    De pronto, Altamira fue considerada digna de admiracin, porque Alfonso XII la haba visitado guiado por su descubridor, lleno de esperanza. Pero, ay! Congreso internacional de Antropologa y de Arqueologa prehistrica, celebrado en Lisboa en 1880, slo dedic cuatro lneas al descubrimiento.

    Despus de una excursin a los lugares, el asunto fue relegado a la categora de una broma de mal gusto. mile Cartailhac, que representaba a Francia, prerse a tomar el aire en lugar de participar en la discusin.

    Transcurrieron diez aos. A partir de 1890, mile Rivire, arquelogo meridional, emprendi excavaciones en una regin que comenzaba a dar que hablar

    : el valle del Vzre.2

    Cerca del villorrio de La Mouthe, observ una cueva de tipo clsico, que reuna las condiciones de un habitat antiguo. Psose en relacin con el dueo y leog que lo avisara tan pronto 1. En Santularia del Mar, cerca de Santander.

    . Lartet y Christy haban emprendido unas excavaciones en las Eyzies desde 1863.

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    omo se efectuase el primer hallazgo inslito.

    En la primavera de 1895, se dio la voz de alerta. Al querer nivelar el suelo de la gruta, que le serva de hrreo y bodega, el propietario de La Mouthe habaado un golpe de azadn en el vaco: ante l se abri un pasadizo.

    En este pasadizo, que mile Rivire explor pacientemente, aparecan unos grabados, pero slo a 92 m de la entrada. A partir de ah, se hacan cada vez mumerosos

    La buena fama

    La abundancia de bienes puede resultar perjudicial tratndose de Arqueologa. Hasta el punto de que, en 1897, en el congreso de la Asociacin francesa p

    l fomento de las ciencias (sic), un participante, de bastante categora, expres su satisfaccin al enterarse de que la gruta acababa de ser cerrada.De lo contrario, sus grabados se habran multiplicado hasta el infinito. No haba ms que cavar, para descubrir otras nuevas. Parecan hechas a medida Tospechas haban gravitado sobre don Marcelino y el tesoro de Altamira.

    Este modo de eludir la discusin confirindole un giro humorstico

    isip toda molestia y embarazo. Sin embargo, haba que poner en guardia a los aventureros del slex contra futuras equivocaciones. Entonces se elev unaMonsieur mile Rivire, usted compromete la buena fama de la Antropologa prehistrica!

    Esta recriminacin podra hacerse a muchos autores que, en nuestros das, intentan hacernos comulgar con ruedas de molino. A los defensores del arteupestre, la razn opona argumentos perentorios. Por ejemplo: cmo habran podido los trogloditas dibujar en la oscuridad, siendo as que nosotros no soapaces de hacerlo?

    ero, cuatro aos despus, se encontr un platillo de madera en La Mouthe. Segn mile Rivire, slo poda ser una lmpara. Si lo era, ello quera decir questros remotos antepasados haban podido ver en la oscuridad. Un anlisis qumico confirm la hiptesis: en el fondo del objeto, haba adherida una susta

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    arbonosa, resultante de la combustin de grasa animal.

    Era, sin duda, la prueba decisiva, aunque modesta, que es

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    eraban los prehistoriadores del momento para reconocer la evidencia. Los descubrimientos se multiplicaban por doquier en Francia, tierra privilegiada dealeoltico. Aprovechar la ocasin de no perder el prestigio, so pena de ver puesta en duda la competencia, tal era el problema. Ya se estaban produciendsuras en el seno de la mayora. Individuos que an dudaban, prestaban odos complacientes a unas reseas que, veinte aos atrs, habran sido arrojadas esto de los papeles. mile Cartailhac, cuya opinin era muy respetada, fue an ms lejos. Public un artculo en el que reconsideraba su postura y, deetractor, convirtise en un ardiente defensor del arte rupestre. Su Mea culpa de un escptico, ttulo sin ambigedad, hace honor a un verdadero hombre d

    Ciencia.

    Tales cambios de actitud son rarsimos. Con mayor motivo cuando los detractores de una tesis, habindose convertido en sus defensores por oportunismorimeramente, y luego por conciencia profesional, van a efectuar una enmienda honorable en presencia de sus colegas. Ay!, don Marcelino de Sautuola yoda beneficiarse de esta gloria tarda: la amargura haba abreviado sus das, y haba muerto unos aos antes.

    Durante el verane de 1902, Cartailhac visit La Mouthe,1

    aquellos museos imposibles que sucesivamente iban abriendo sus puertas: las Combarelles, Font-de-Gaume.

    Estos relatos de los tiempos heroicos de la ciencia prehistrica quizs induzcan a creer que los soadores de hoy gozan de mayor indulgencia. Por ejemploAntropologa, la aparicin del hombre en la Tierra es un hecho que retrocede en el tiempo con la velocidad de un cohete. El oportunismo, o la apertura demente, consiste entonces en aadir algunos ceros a unas evaluaciones polvorientas. Algo ms fcil de decir que de hacer. En realidad, la sospecha continauena fama de la Ciencia sigue salvaguardndose celosamente.

    Qu le falta, pues, a la arqueologa paralela para que se la reconozca como de utilidad pblica? Le falta cohesin. Los hechos y los hallazgos inslitos noaltan, es verdad, pero su catlogo puede leerse en un sentido o en el otro. Los raros intentos de cronologa, como los que encontramos en El Hombre 1.

    Descubierta el ao anterior por Peyrony, Capitn y Brenil.

    LA ARQUEOLOGA MISTERIOSA 23

    terno, de Louis Pauwels y Jacques Bergier, son calificados de romnticos por los autores mismos.1 Por qu tanta reserva? Los lazos que podran existir a cultura misma de la meseta de Marcahuasi y la fundacin del imperio megaltico de Tiahuanaco no son ms tenues que los que unen el chelense con elardenoisiense, dos perodos de industria que distan 300.000 aos uno de otro. Si el cuadro del paleoltico al mesoltico no presenta ninguna fisura es porquo quieren los prehistoriadores acreditados. Ya que si los slex se ordenan sin rechistar, en los estantes, los vestigios annimos de civilizaciones desaparecido se colocan fcilmente unos al lado de los otros como en una ristra de cebollas.

    As, la Arqueologa abunda en nmeros sensacionales, sin que podamos ponernos de acuerdo en cuanto al orden del programa.

    Acaso un cuadro cronolgico es el mejor medio de acercar una historia a la Historia desconocida? Por supuesto que no, ya que cada perodo tiene su refln tiempos anteriores, o ms recientes, en tal o cual parte del mundo. Acaso una disposicin geogrfica no pondra de manifiesto las relaciones entre ciertoontinentes y ciertos pueblos? Esto sera simplificar exageradamente la cuestin, ya que los vestigios de estas relaciones suelen pertenecer a pocas diferenu desfase sigue siendo inexplicable, y qu hacer con unos continentes hipotticos que sobrecargan peligrosamente todo nuestro planisferio?

    Y encontrarnos, con toda humildad, ante una enumeracin de enigmas que sufren, rigurosamente, una clasificacin por categoras.De estos captulos del misterio se destacan ejemplos que son como otros tantos fsforos para la imaginacin. Fsforos maravillosos, que arden mucho tiemin consumirse.

    Uno de ellos proyecta un fulgor deslumbrador desde hace milenios: la Gran Pirmide, sin hablar de sus satlites, es, por excelencia, el gran tema despeculaciones intelectuales. El otro es de fecha reciente: la ciudad inca de Machu Picchu no fue descubierta hasta el ao 1911.

    .L.Pauwels y J.Bergier:LHomme ternel,pg.205 (Pars,Gallimard, 1970).

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    Diferentes maneras de no ver claro

    Ya tendremos ocasin de volver a ocuparnos de Machu Picchu y de las pirmides, o de los incas y de los egipcios. Los unos y los otros se encuentran enumerosas encrucijadas de la carretera. Suposicin. Sin embargo, estos dos lugares representan una demostracin de productos inflamables para lamaginacin.

    Los dos son igualmente objeto de explicaciones que los americanistas y los egiptlogos hacen seguir de unos puntos de interrogacin.

    A propsito, tendra que haber dos categoras de puntos de interrogacin. La primera sera utilizada por los especialistas acreditados para concluir, comouelen hacerlo, suscitando al final una cuestin que parece secundaria, tan escaso es su peso, despus de una brillante exposicin. Es el punto de interrogacccesorio, llamado de concesin.

    La segunda categora, de que hacemos uso constantemente en esta obra, no es sino un sntoma de curiosidad. Este punto de interrogacin surge al abordarroblema, se acenta en el curso de un examen ms minucioso y se multiplica en toda explicacin, si el autor es sincero e invita al lector a reflexionar, en ve

    mponer su punto de vista de un modo definitivo y sin apelacin.

    La fortaleza de Machu Picchu fue descubierta el 24 de julio de 1911, por tres viajeros que no saban exactamente lo que andaban buscando. Un granjerondgena serva de gua a sus dos compaeros, un militar peruano y un joven profesor norteamericano. La pequea expedicin haba subido al valle delUrubamba. Se encontraba agotada, de tanto subir y bajar montaas. El calor del verano, el espesor de la jungla hacan penoso el avance. Era en aquella reesconocida, en la que el Urubamba descenda rpidamente, convirtindose en torrente ensordecedor antes de llegar al encuentro del ro Amazonas, dondoda hallarse situado Vteos, refugio del ltimo inca.

    A condicin de que esta ciudad legendaria existiese. Los espaoles, por ms que se haban esforzado en descubrirla, porque suponan que en ella se hallabascondido el gran tesoro de los incas, no haban encontrado el menor rastro.

    Ms all, es decir, aproximndose a Cuzco, se extenda la

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    adena impresionante de las ciudades-fortalezas pegadas a las pendientes escarpadas del macizo rocoso. Loyamarca, Botamarca, Patallacta, Huamanmarcaban sido edificadas por los constructores incas a 500 m por encima de las gargantas del ro. Constituan la vanguardia de bastiones defensivos mucho mmportantes, ciudades como Ollantaytambo y Pisac, construidas sobre el curso superior del Urubamba.

    Vteos, la ciudad de la fidelidad, no se escondera tal vez en la vanguardia de aquella vanguardia, en aquella zona misteriosa a la que acababan de llegar,quella maana de julio de 1911, los viajeros extenuados que franquearon el Urubamba espumeante por una frgil pasarela, antes de aventurarse por unendero de rpida pendiente, apenas visible a travs de la maleza? La altitud alcanzaba los 2.500 m y haca difcil la respiracin. Una vez que hubo llegado aumbre, el profesor de la Universidad de Yale, llamado Hiram Bingham,2

    rey estar soando: ante l se ergua un muro cubierto de lianas y arbolillos. Los tres hombres recobraron su energa y, tras haber escalado otros muros,escubrieron el espoln rocoso en el que se apretujaban, casi intactas, las construcciones ciclpeas de la ciudad misteriosa. En cuanto al nombre de estaiudad, no es otro que el del ms alto de los picos que dominan el lugar, Machu (viejo) Picchu, que sobrepasa en 300 m a su hermano menor Huayna (nuevicchu.

    Hiram Bingham hizo de Machu Picchu el asunto de su vida, ya de por s frtil en acontecimientos. Al ao siguiente al del descubrimiento, volvi a aquellosmismos lugares con medios ms amplios y ms oficiales. La Primera Guerra Mundial interrumpi sus investigaciones. Se hizo aviador a los cuarenta y dos a

    luego, al llegar la paz, se dedic a la poltica. Detrs de estas ocupaciones absorbentes, la obsesin por Machu Picchu permaneci constante. Despus deaber sido, durante una clida maana, un explorador recompensado, Bingham se convirti en pionero de la arqueologa irracional. Preciso es decir que unelato circunstanciado y algunos apuntes histricos no podan bastar para agotar el tema.

    Cules son los datos del problema, en estado bruto?

    Unidas a Cuzco por una carretera pavimentada.

    . Nacido en 1875 en Hawai, muerto en 1956.

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    Un ddalo de admirables casas de granito, en las que el ajuste es de una perfeccin absoluta, unas escaleras de ciento cincuenta peldaos, algunas de cuyaartes estn talladas sin interrupcin en la roca, dos templos y una escalera de tres mil peldaos que conduce a la cima de la montaa, donde, sobre unalataforma superior, se eleva la piedra que meda el sol.

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    Lo que ms particularmente llama la atencin de Hiram Bingham es una fachada en la que hay tres aberturas regulares.

    Estas tres ventanas indican, segn Manco Capac, la cuna de la civilizacin inca.

    Quin es Manco Capac? El ltimo de los amautas, de los que setenta y dos dinastas reinaron en los Andes hasta el ao 800. Una invasin brbara habrauesto fin a esta larga estabilidad gubernamental. Algunos refugiados habran llegado hasta aquel nido de guila, designado con el nombre de Tampu Tocc

    Esta supervivencia del Reino se habra prolongado por espacio de cerca de cinco siglos. Despus, su jefe, Manco Capac, abandon su refugio, se apoderCuzco y fund el imperio inca.1

    e comprueba que, si Bingham haba credo descubrir en Machu Picchu el refugio del ltimo inca, se haba dejado seducir por la idea de que la ciudadnaccesible era, en realidad, la cuna del primero De esta manera, entreabra una puerta por la cual iban a deslizarse unos espritus an ms aventureros.

    El genio de los incas no deba algo de su poder a civilizaciones anteriores? As, del Reino de Chim, en la costa norte del Per, y de las ruinas de Chan-Chu capital. Ms antiguos an, los nazcas, esos enigmticos grabadores del desierto, cuyas obras destinadas a ser contempladas desde el cielo ofrecenosibilidades de interpretacin que dan vrtigo. El detonador Machu Picchu nos lleva al extremo sudeste del lago Titicaca, a Tiahuanaco y a su Puerta del

    Desde este momento, el Dios blanco precolombino, ya sea vikingo o venusiano, se perfila detrs de un conjunto de suposiciones que expondremos msdelante y que, todas ellas, han conservado el mrito altamente apreciable de incitar a la fantasa observando 1. Epopeya descrita por Fernando Montesinoistoriador espaol, muerto en 1562, en su Historia del Per antes de la conquista.

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    l propio tiempo, cierta lgica. Y, para no descartar ninguna de las hiptesis ms desconcertantes, hemos de reservar un lugar a la teora de Hans Horbigeroctor Fausto que deca pestes de los matemticos y se tena a s mismo por un astrnomo genial. Es sabido que el horbigerismo se convirti en una drogaredilecta de los alucinados del nazismo, incluso despus de la muerte de este terico de los hielos, en 1931. Dos de sus discpulos, Hans Bellamy y Arthuosnansky, daran a Tiahuanaco la edad de 250.000 aos, simplemente porque, hace 250.000 aos, uno de los satlites que giraron alrededor de la Tierrantes que la Luna que nosotros conocemos habra ejercido su atraccin sobre los ocanos.

    Entonces, ciudades como Tiahuanaco y Machu Picchu habran podido encontrarse a flor de agua. La cada del satlite, o su desintegracin, habra provocana especie de desinflamiento seguido de un reflujo hacia los polos. Dicho de otro modo, uno de los numerosos diluvios que ha registrado nuestra Historiaabra dejado las ciudades en una situacin geogrfica apta para intrigar a ms de un arquelogo.

    era preciso saber detenerse a tiempo en el sendero de las hiptesis. En algunos lugares hay trampas. Evidentemente, volveremos an a encontrarnos con

    Horbiger, y un da volveremos a Tiahuanaco, pero, por si acaso, ya estamos prevenidos.

    Todava tenemos tiempo de evitar los encantamientos y adoptar, en compaa de honrados americanistas, la tesis segn la cual Manco Capac, fundador demperio, no sera ms que un hroe de leyenda. Machu Picchu no habra tenido nunca el papel de precapital. No sera sino uno de los bastiones edificados pos incas a comienzos del siglo xv para que sirviera de refugio a las poblaciones en la eventualidad de una invasin. En cierto modo, el punto terminal de unaonstelacin de ciudades suspendidas, segn la frmula de W. von Hagen.

    Esta arqueologa sita hacia el siglo x de nuestra Era el impulso de la civilizacin de Tiahuanaco, su influencia sobre los nazca; luego, desde el siglo xm hastonquista espaola, el desarrollo y la destruccin de la cultura incaica. Los mismos

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    mericanistas, y ya hemos precisado que se trata de gente honrada, reconocen la existencia de misterios, de huecos que ninguna tradicin escrita permite

    olmar. Llegan a la conclusin, tanto en el caso de Machu Picchu como en el de Tiahuanaco, de que es imposible disipar estas brumas en ausencia denformaciones complementarias. Ya veremos, en el momento conveniente, cmo los arquelogos romnticos, tan serios como los precedentes, se esfuerzanchar puentes sobre estos abismos.

    irmides y superhombres

    Hacia el ao 2500 a. de J. C, el segundo rey de la IV dinasta orden la construccin de una pirmide, dentro de la ms pura tradicin egipcia. Duranteproximadamente dos siglos, los arquitectos de ese pas perpetuaron las enseanzas del genial Imhotep, a quien debemos un intento que es un golpe maestirmide del rey Yeser, fundador de la III dinasta.

    Desde entonces, son visibles las tentativas de perfeccionamiento.

    En realidad, las tcnicas han evolucionado poco. La pirmide de Keops no superar menos a todas las otras no slo por la altura, sino tambin por sus

    ualidades excepcionales.

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    a ran r m e es or en a a con un error mnmo e y , prec s n o en a por e conoc men o e a es re a que se a a a e or e en a poca onstruccin. Un muro circular a modo de horizonte artificial, unas marcas que indicaban la salida y la puesta de la estrella, la bisectriz del ngulo formado aartir del centro del recinto constituan un medio tan simple como eficaz de definir la orientacin.

    Los 2.600.000 bloques (evaluacin media) necesarios para la construccin del monumento fueron extrados de la meseta misma de Gizeh y de las canterasTurah, en la otra orilla del Nilo. Unas pinazas de fondo plano trajeron de Asun las losas de granito destinadas al techo de las cmaras sepulcrales.

    ara la elevacin y la colocacin de los materiales, el siste-L _Las pirmides vecinas de Kefrn y de Micerino, curiosamente desdeadas por los esoteristastn orientadas con una precisin casi igualmente notable, 5 de diferencia para la primera, 14 para la segunda.

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    ma de las rampas ascendentes se admite generalmente como el ms plausible, aun cuando represente una empresa tan colosal como la misma pirmide.

    El abandono de la cmara subterrnea, y despus de la cmara superior llamada Cmara de la Reina, se explica por un cambio de humor del soberanoodopoderoso. La sepultura definitivamente adoptada, situada an ms arriba, impuso al arquitecto ciertas modificaciones en la inclinacin de las galeras.

    Muchos otros detalles tcnicos, relativos a las maravillas contenidas en esta montaa de piedra, son explicados por una ciencia egiptolgica que no deja nazar y que efecta sus pruebas. El nico verdadero misterio de la Gran Pirmide reside en su gigantismo, en el increble gasto de energa y de tiempo, deombres y de materiales, la fe y la disciplina de un pueblo, la habilidad y la perseverancia de obreros que slo disponan de masas de diorita, clavijas de matijeras de cobre.

    No obstante, unas teoras de otro gnero confieren a la Gran Pirmide unas dimensiones mucho ms impresionantes, si cabe.

    El clebre Imhotep desempea un escaso papel en su concepcin.

    Melquisedec o Enoc, uno de los grandes inspirados de la Biblia, habra trazado su plano. Su realizacin se remontara a 4.800 aos antes de nuestra Era, yKeops no habra hecho sino pensar utilizar esta tumba enteramente preparada, ms impresionante que la de sus predecesores

    En la poca de la construccin, ninguna estrella visible serva como referencia al polo Norte.1 Por otra parte, el meridiano de la Gran Pirmide es el nico qene una significacin, ya que atraviesa el mximo de tierras emergidas y el mnimo de mares. Implica, por consiguiente, un conocimiento completo de nueslaneta

    Bajo la meseta de Gizeh deba de existir una ciudad subterrnea.

    sta habra servido de refugio a un colegio de iniciados, preocupados por preservar una herencia espiritual y cien-1. A. Pochan: LEnigme de la Grandeyramide (Pars, Robert Laffont, 1971. Ed. espaola: El enigma de la gran pirmide, (col.

    Otros Mundos, Plaza Janes, 1973). El autor observa que el Alfa del Dragn, que habra podido constituir una Polar aceptable, no es sino una estrella deercera magnitud, apenas visible a simple vista.

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    fica amenazada por una catstrofe universal

    El material de construccin utilizado no proviene ni de Asun ni de Turah, sino de la Amrica del Sur

    Hay derecho a exigir a los autores de estas proposiciones algunas explicaciones tranquilizadoras. Pero, en qu momento hay que tomar la palabra? En elmomento en que un viaje, que tiene su punto de partida ante nuestros ojos, en Carnac y en Stonehenge, nos llevar, infaliblemente, a la tierra prometida: laAtlntida.

    EN BUSCA DE LA HERENCIA

    Las agencias de turismo evitan al hombre moderno todo gasto fsico superfluo, aunque fuese para ir al encuentro del misterio. Los autocares se alinean en eparcamiento cltico.

    us ocupantes tienen poca distancia que recorrer para contemplar las alineaciones de Carnac y poca energa que derrochar para llevarse una prueba de suaso en forma de una diapositiva.

    No obstante, la emocin experimentada en las landas de Bretaa raramente provoca demostraciones de lirismo ruidoso.

    No se pueden comparar con la punta del Raz, las gargantas del Tarn o los castillos del Loira.

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    Menhires, dlmenes y crmlechs no ofrecen una perfeccin arquitectnica digna de un maravillado xtasis espontneo. Los motivos de asombro que propoo asumen, de buenas a primeras, sus verdaderas dimensiones. Para que se animen las piedras, es necesario que no se apague nuestra imaginacin.

    ero la imaginacin y el fervor planteaban, no hace mucho tiempo, ciertos problemas de precedencia a las autoridades locales.

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    Malas costumbres de los paganos

    Tout fut soumis au Christ et, signe triomphant, La croix sanctifia la pierre du peulvan.

    Todo fue sometido a Cristo y, seal triunfadora, la cruz santific la piedra del menhir.)

    Esta comprobacin de cristianizacin, puesta en verso por el poeta Brizeux, atestigua lo reacio que se mostraba el clero a relegar a un pasado sospechoso estigios de devocin de que eran objeto los megalitos de Bretaa. Puesto que estas piedras no se dejaban fcilmente enterrar o destrozar, se les aada unruz, como en Saint-Mriadec, cerca de Pontivy, o se les colocaba una piadosa estatua, alojada en una hornacina, como en Saint-Venec, en Finisterre.1

    De nada sirvi. Hasta finales del siglo xix, una fidelidad pagana continu rodeando los megalitos. Gran nmero de peregrinos se reunan en Pleslin, en laslineaciones del Champdes-Roches, cuando no eran las piedras mismas las que se desplazaban para celebrar la fiesta de San Juan, el da de Navidad (en easo de las piedras convertidas), los solsticios de verano y de invierno, o por razones ftiles, como el ir a beber al ro prximo, por ejemplo. Algunas jveniempre audaces cuando se trata de encontrar un esposo, sentan aficin (la sienten todava, segn parece) por ciertos menhires con prohibicin de fijar car

    Los smbolos flicos inspiran igual confianza a las mujeres estriles. Toques y frotaciones justifican, en rigor, confesiones ortodoxas ante el seor rector, quie cmo el soplo drudico hace vacilar la llama de los cirios.

    Los celtas se hallan entre nosotros, piensan los ms eruditos.

    El espritu impregna las tierras del Oeste. Tal vez a causa de l los visitantes del verano son poco demostrativos, si no es para perderse en conjeturas acercos medios para colocar en su sitio guijarros de cien toneladas de peso. Afortunadamente, all estn los druidas para explicarlo todo, supersticiones y tcnicEran capaces de realizar nmeros asombrosos, con una bonachonera folklrica que dispensa a los esp-

    . P.-Y. Svillot cita tambin el menhir de Rungles, cerca de Daoulas, en el que posteriormente fueron esculpidos Cristo y los apstoles.

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    tus demasiado curiosos de remontarse hasta los atlantes. Los druidas cogan el murdago. El nombre de stos puede provenir del celta drew, que designancina. Tambin puede tener sus races en los vocablos celtas dru y vid, que, juntos, significaran el que posee el conocimiento completo. En cuanto a los

    acrificios practicados en las mesas de los dlmenes, se ha vuelto razonable relegarlos a la categora de calumnias.

    En efecto, el mayor nmero de piedras horizontales y de avenidas cubiertas se hallan en el origen de los tmulos. Recubiertos con tierra, no podan servir dltares.

    Aadamos finalmente que, para poner trmino a las especulaciones peligrosas, algunas asocian los druidas a la ereccin de los megalitos. As, la protohistorncuentra su sitio en una cronologa racional, y las famosas aventuras de Astrix muestran an a forzudos galos que manejan el menhir con alegre facilidad.

    iedras algo menos familiares

    En pos del pionero Fustel de Coulanges, los historiadores concienzudos han llegado a discernir la realidad gala. En el centro de esta realidad, se halla el mue los celtas. Pero, ni Fustel de Coulanges ni Camille Jullian se aventuran en terreno dudoso en el que encontraran un pueblo desconocido, procedente deontinente hipottico y aportando unos conocimientos en contradiccin formal con el concepto de prehistoria y de talladores de slex. Sin embargo, no hay

    uda de que los celtas se encontraban en la Galia mil aos antes de nuestra Era, es decir, ms de dos siglos antes del comienzo del perodo histrico griegouatro siglos antes de la fundacin de la futura Marsella por los focenses.2

    La anterioridad de los celtas con respecto a las civilizaciones mediterrneas, abre de par en par las puertas de un mundo maravilloso. Esta vez el espacio nmide, y no tardaremos en respirar el aire marino: la Atlntida podra muy bien encontrarse ah. Pero ya tendremos otras ocasiones de volver a ocuparnos dsto.

    . Vase C. Julin: Histoire de la Gaule (Pars, Editions Culture et Civilisation, 1963).

    . Artculo de G.-C. Honor, en Allantis, n. 240, 1967.

    3 3321

    E f~rr r-z

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    -

    Entretanto, cul es la funcin de los 50.000 monumentos megalticos esparcidos por la Europa occidental? La doctrina drudica los utiliza, sin anexinrbitraria, porque la Tradicin an no ha sido sofocada por una religin nueva. Y el conocimiento?

    Es posible que no haya sido alterado por el tiempo, si la transmisin slo se efecta entre iniciados. Es posible (a despecho de todas las cualidades espiritue que han sido depositaras la Galia y una minora selecta filosfica, representada por los druidas) que esta herencia ya no est intacta.

    obre este respecto, podemos citar especialmente a Jean-Louis Bernard: Un pueblo prehistrico puede ser tambin un pueblo posthistrico. Existe una soaza que haya evolucionado hacia la perfeccin? No! Las razas prehistricas, por el contrario, se extinguieron una tras otra. Tal vez no fuesen sino los resie grandes razas degeneradas, que fueron arrojadas de su habitat por un cataclismo.

    No nos precipitemos en la decadencia: los druidas posean an numerosos secretos, as como conocimientos astronmicos y astrolgicos muy precisos qes permitan ir al unsono con el simbolismo de los conjuntos megalticos dejados probablemente por los primeros ocupantes celtas.

    erfeccin poco aparente de algunos lugares tursticos Cerca de Carnac, en Morbihan, 2.935 menhires se hallan alineados en una longitud de 4 km.2 Susatallones cuentan de diez a trece hileras paralelas. En un extremo de la hilera, los ms pequeos tienen 50 cm de altura. En el otro, hay gigantes queobrepasan los 6 m. Todos ellos colocados en la proximidad del ocano, tanto en Bretaa como en Espaa. Como escribe Ivar Lissner: El mar y la navegaan sido siempre los maestros mejores de la Humanidad. Estos emplazamientos coincidiran con los cruzamientos de corrientes hidrote-1. Alineaciones de

    Menee, Kermario y Kerlescan.

    Col b l&Ti* LEgypte et la Snese du surhomme (Pars, Vieux

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    ricas permitiendo as a los druidas, como a sus predecesores, ponerse a la escucha del cosmos, haciendo los conjuntos megalticos las veces de antenas.

    amiliarizados con el cielo, los constructores desconocidos lo estuvieron hasta el punto de confeccionar el mapa de la constelacin de las Plyades, que se n las rocas de cpulas de la isla de Yeu. La disposicin de estas marcas tendra en cuenta unas modificaciones producidas en el curso de un perodo que v0.000 a 6.000 aos antes de nuestra Era.

    Esos cartgrafos estaban ah demasiado pronto para ser celtas.

    Tal vez acabaran de llegar a estas orillas, arrojados de su habitat por un cataclismo.

    En Carnac, es un calendario el que se anima a partir del cromlech del golfo de Morbihan. Desde este punto, en los solsticios y en los equinoccios, puede vealir el sol por debajo de los menhires erguidos a travs de las alineaciones.

    En Crucuno, cerca de Erdeven (Morbihan), un cromlech que slo cuenta veintids menhires en pie, representa un rectngulo perfecto. Sus lados y susiagonales se hallan en la relacin 3, 4 y 5, exactamente orientados hacia los cuatro puntos cardinales, y las diagonales sobre las salidas del sol en el momee los solsticios. Precisiones despojadas del elemento pintoresco folklrico, de acuerdo. Pero, entonces, por qu pasarlas en silencio y reconocer un genioco menos que sobrenatural a los gemetras que trazaron las bases de la pirmide de Keops? Esto es racismo arqueolgico. Sera ms sencillo aceptar liscusin en torno a esta cuestin palpitante: herencia comn o intercambio de conocimientos o de ingenie^

    os, sin llegar a pronunciarse acerca de la anterioridad de los unos con relacin a los otros

    Asimismo, todo el que se interesa por los conjuntos megalticos sabe que los crmlechs, grupos de menhires formados en crculo, casi siempre se encuentraituados en el extremo de las alineaciones. El hecho de que la misma figura exista en Do-Ring, en el Tibet, abre perspectivas ms vastas.

    O bien los celtas vinieron de Asia, hiptesis ya oficial, o bien fueron a Asia para regresar, ms tarde, a sus orgenes occidentales. La implantacin de los

    megalitos se situara antes de este ir y volver y sera representativa de un pueblo procedente del Oeste, el oeste de nuestras orillas, es decir, el ocano AtlnEste pueblo de los dlmenes, en el curso de un

    6 MICHEL-CLAUDE TOUCHARD xodo cuyas causas sera agradable evocar, tanto las menos plausibles como las ms aceptables, toc tierra en divuntos de la costa, desde Escandinavia hasta Marruecos.1 Luego, la evolucin y la demografa desempean su papel. El saber de los refugiados se difundeesaparece aqu, vuelve a surgir all, permanece inalterable para algunos iniciados o se modifica conforme a las necesidades religiosas y polticas. Uno de lestimonios ms extraos de esta dispersin y uno de los enigmas ms fascinantes que se hayan revelado en el curso de estos ltimos aos, debe ir a buscarn Crcega, Ef asombro de Prspero Merime

    Cuando se descubra el primer lingote de oro debajo de una capa de ceniza, deberis apoderaros del primer ser humano que pase cerca de all y sacrificarlnmediatamente para conjurar a los espritus. De lo contrario, el tesoro jams os pertenecer.

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    Estas instrucciones de magia negra, podran creerse dictadas por algn sacerdote maya o algn otro partidario de una religin diablica. En realidad, slo srata de una supersticin de los campesinos corsos, cuyos pepes transmitan en su lecho de muerte los secretos que haban de enriquecer a sus descendientMs exactamente, se trataba de la necrpolis de Vascolaccio, donde, segn decan, se hallaban escondidos unos lingotes de oro debajo de una piedra azuuda nunca se sabr si un paseante pag con la vida el descubrimiento de una hucha cualquiera, pero en Crcega suelen contar que la ciudadela de Bonifacue construida gracias al pillaje de esta necrpolis.

    En realidad, slo se tratara de un ejemplo, entre otros muchos, de una vocacin casi universal de los hombres a destruir las ruinas del pasado, con la espere apoderarse de las 1. G. Poisson: LAtlantide et les mgalithes, en Atlantis, n. 240, marzo-abril 1967, escribe: En frica del Norte, las regiones en las qe encuentran vestigios de poblaciones rubias son tambin aquellas en las que los monumentos megalticos son ms numerosos.

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    oyas o las armas que acompaaban a nuestros antepasados en el gran viaje. Estos desmanes llenan de desesperacin a los verdaderos investigadores queegan a los lugares de un descubrimiento.

    Deporte nacional en Egipto y en Mesopotamia,

    ostumbre en la Amrica del Sur, los asaltos de los ladrones de cadveres han asumido muchas formas y han devorado lo mejor de la herencia funeraria dealvajes de otros tiempos.

    Al lado de estos saqueos organizados, lo que ha sucedido en Crcega es slo un trabajo de aficionados.

    Y luego, en Crcega, unos guardianes indeseables han alejado a los curiosos de ciertos lugares de excavaciones. Cuando un reptil emerga de lo que losastores llamaban bancales (silos de trigo) y que no eran sino tumbas antiguas, poda uno estar seguro de que nadie se atrevera a tocar los restos que quizncontraban an en el sarcfago de piedra: la serpiente representa el alma del muerto y se yergue para prohibir el acceso a su tumba.

    As, al contrario de lo que sucedi en Vascolaccio, la necrpolis de Tivolaggi-i y su Campo Gurdate (Campo tab) han permanecido intactos, entregandoos investigadores modernos un mobiliario funerario compuesto de objetos de obsidiana, cuentas de piedra y objetos de barro, de la misma poca que lasumbas sardas de la isla vecina.

    ero, no son las tumbas, por muy interesantes que le resulten al historiador, las que, en estos ltimos aos, han situado a Crcega entre los primeros lugarea arqueologa inslita.

    Lo que en la isla se encuentra no es slo el vestigio de una historia misteriosa en la que se indica la existencia de unos invasores marinos que hicieron temblaasta el reino de Egipto, sino tambin un conjunto de estatuas monumentales tan impresionantes como los famosos monolitos de la isla de Pascua, y queuscitan otras tantas preguntas a quienes realizan su inventario.

    El asunto es reciente. No fue hasta 1966 cuando una obra completa sobre estos descubrimientos revel al pblico el mundo fantstico que dorma desde me aos a las puertas de la Costa Azul. El nombre de un investigador del C.N.R.S., Roger Grosjean, se asociaba a esta resurreccin. En diez aos, habaonfeccionado el inventario definitivo de estos guerre

    m

    8 MICHEL-CLAUDE TOUCHARD ros y paladines de que se halla sembrado el maquis corso, para la mayor perplejidad del mundo erudito.

    Como en todas estas cosas, la informacin habra podido oficializarse con un siglo de antelacin. Acaso el ilustre Prspero Mrime, que inmortaliz el al

    orsa en sus relatos, no haba escrito1 desde 1840 pginas turbadoras acerca de grandes estatuas que ostentaban el bosquejo de figuras humanas ?

    En calidad de inspector de los Monumentos histricos, el autor de Colomba no escatim esfuerzos, recorriendo el maki en compaa de campesinos pocontusiastas, pero cuyas raras confidencias sobre los menhires ocultos en la montaa no podan por menos que excitar la curiosidad de un alma novelesca.

    La tradicin afirmaba que slo poda tratarse de monjes, soldados o muchachas petrificadas por un castigo eterno. Una primera excursin lo condujo a laegin de Sartne, donde los menhires alineados de Cauria y el dolmen de Fontanaccia le recordaron, sin duda, unos vestigios mucho ms espectaculares, eos cuales se interesaban entonces en Bretaa, sino que an se tratase de darles el nombre de megalitos Siempre reminiscencias del paganismo galo, fin dnal de toda explicacin aunque poco remota de la Historia, en este medio siglo que nos precede.

    El asombro de nuestro oficial inspector de los Monumentos histricos debi de subir de punto cuando, tras las huellas de sus guas, descubri en ParavoSollacaro) unos rasgos humanos grabados en una parte de los once menhires alineados.

    Despus, cerca de Sagone, una escultura enteramente detallada en un bloque de ms de dos metros de largo Mrime efectu el informe correspondien

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    ra, mientras que, en tierra firme, los continentales comenzaban a vivir en la Edad del Bronce.

    La Crcega antigua dice Grosjean, se mostr siempre hostil a toda forma de penetracin extranjera, hoscamente independiente y aislacionista. Desde el IIImilenio antes de nuestra Era hasta la mitad del II milenio, los corsos permanecieron en sus montaas, limitndose a comerciar con Cerdea para la importae la obsidiana indispensable, a falta de slex, para la confeccin del pequeo utillaje y de las puntas de flechas.

    in embargo, fueron estos mismos primitivos los que, en una poca muy remota, levantaron aquel ejrcito inmvil cuyos rasgos se parecan singularmente ae ciertas esculturas modernas. Nos recuerdan las obras de Gauguin influidas por el arte polinsico.

    De las cuatro grandes pocas que diferencian estos menhires esculpidos, la ms reciente es la de la ocupacin o de la resistencia.1 Figuras francamente

    nspiradas en el armamento y la indumentaria de los conquistadores torranos, sin que se pueda definir en nombre de qu complacencia los artistas corsos rean obligados a desempear el papel de los Arno Breker de la poca. En los caminos de la trashumancia, en Sagone, Renno, Albertace, Nebbio,ncontramos caras en las que las orejas y el nacimiento del cuello aparecen visiblemente elaborados, mientras que un collar que ostenta motivos misteriosodorna el pecho.

    Remontando la corriente del tiempo, el comienzo del II milenio es testigo del auge que experimentaron los menhires en forma de obelisco, o de trapecio, coecio contorno que los convierte en algo inquietante cuando se les encuentra en filas compactas de un centenar o ms. Pero, en su mayor parte, estos modee hallan aislados en la montaa, o bien unidos de dos en dos, como la pareja U Frate et a Sora (el Hermano y la Hermana), en la regin de Ajaccio-Solonaralelamente, los dlmenes decorados son numerosos en la regin de Sartne, ya en superficie, ya ligeramente enterrados. Con frecuencia, son las tapas

    os bancales, o cofres funerarios, las que forman por s mismas la parte superior del monumento empotrado en un tmulo.

    . Las fortificaciones son obra de los invasores, lo mismo que las torres y los laberintos que an planean un enigma.

    42 MICHEL-CLAUDE TOUCHARDEn la poca anterior,1 bordeamos el V milenio. Cofres profundamente enterrados, verdaderas cmaras funerarias comparables a las de Bretaa o a los cistomanos. Las necrpolis de Tivolaggio, Vascolaccio, Sartne, Taravo y Alta-Roca, fueron las que despertaron la codicia de los campesinos de los siglosasados.

    Conjunto tanto ms sorprendente cuanto que, digmoslo de nuevo, estos artistas, profundamente religiosos, estaban muy rezagados con respecto a lasivilizaciones vecinas. En tanto que las razas continentales conocan la metalurgia, la cermica campaniforme, la cra del ganado y los vestidos de cuero, losutctonos de Crcega ignoraban el metal, las vasijas que no fuesen de tierra grosera, y slo criaban cabras y carneros.

    i se puede extraer una parbola de estos descubrimientos es la de que los desprovistos no son, forzosamente, los ms tontos. Parbola que tambin seplicara al paralelismo entre nuestra sociedad opulenta y los pobres partidarios de la mentalidad prelgica tan cara a Lvy-Bruhl. No podemos negar el doa imaginacin al hombre que puede concebir un hueso con resorte para su perro, un portacepillos para dientes musical e incluso la caja que-no-sirve-para

    ada Esta fuerza de pensamiento, que llena con sus testimonios las vitrinas de los museos y los pisos de los grandes bazares, se queda corta, comompobrecida de sbito ante unos hechos que parecen discutibles al occidental del siglo xx y que el resto de la Humanidad, de un extremo a otro del tiempoel espacio, considera como las nicas verdades esenciales.2

    La expansin megaltica

    Nuestros contemporneos, frente al tesoro sbito descubierto en Crcega, se emocionan menos ante los fortines y los cascos decorados de los invasoresardos que ante las humildes representaciones humanas grabadas en centenares de estelas por pastores ignorantes, y que, tanto hoy como ayer, parecennvocar alguna proteccin invisible sobre los pueblos cuya custodia les haba sido confiada. Condensadores de energa psquica, antepasados tutelares ontermediarios con una 1. Denominada Megalito I por el equipo de Roger Grosjean.

    . J. Servier: LHomme et Vinvisible (Pars, Robert Laffont, 1964).

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    ivinidad abstracta, son esto o aquello, o quiz todo ello junto, hermanos de las grandes sombras que velan sobre la isla de Pascua en otro ocano. Pero destimonio, en la aurora de los tiempos, de una aventura del espritu que no deba nada ni al azar ni a la necesidad, sino que refleja alguna dimensin interiorombre de quien la tierra entera sirve de espejo.

    La tradicin megaltica de Crcega es, pues, enigmtica por ms de un motivo. Aparte el asombro que suscita su revelacin reciente, en tanto que lugares mejanos constituyeron el objeto de estudios mucho ms antiguos, nos preguntamos a qu influencias estuvieron sometidos los insulares, o si es que no sufriernfluencia alguna. Por qu el estudio de los otros monumentos de piedra dispersos por el mundo no habra de aportar alguna luz?

    La expansin megaltica fue superponindose en el tiempo , escribe Fernand Niel, quien establece una clara diferencia de edad entre los conjuntos de Breta

    e Inglaterra, por un lado, y los del Sur de Francia, de Espaa y de frica del Norte, por otro lado. Los primeros se habran erigido entre 2500

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    15 . Los segundos tendran una edad in erior a mi aos.

    Los de la India, casi nicamente dlmenes, seran modernos: \par dos o tres siglos a. de J. C, como quien dice ayer. El mismo autor formula entonces unaregunta que no hace sino acentuar el misterio: menhires y dlmenes son contemporneos los unos de los otros? La paradoja quiere que las piedras verticertenezcan a un perodo ms reciente que esas tablas horizontales, cuya colocacin supone soluciones tcnicas ms complicadas.

    El gigante de los menhires, el campen de la Europa occidental, yace hoy, roto en cuatro pedazos, en Locmariaquer. Es el Man er Groah, que tena ms m de altura. Los medios utilizados para levantar esa mole de 300 toneladas confunden la imaginacin. Son, en todo caso, comparables a los que empleabangipcios al construir las grandes pirmides, si es que son realmente ellos los constructores Ahora bien, si los egiptlogos se detienen en el sistema de ramompletado con el empleo de andamios, palancas, cabrias y rodillos, nin-1. En la India, en el Deccn, un conjunto de 2200 dlmenes.

    44 MICHEL-CLAUDE T0UCHARD

    uno se ha atrevido a pronunciarse de una manera formal. Lo mismo puede decirse de la ereccin de los menhires. Una mano de obra muy numerosa, esosible. El lento avance sobre trenes de rodillos, es admisible. Pero la imposibilidad de encontrar vestigios de las calzadas que haban de ser anchas, lo mectilneas posible y cuidadosamente aplanadas, es algo que no viene a simplificar la cuestin.

    Detalles insignificantes

    Entonces, si los dlmenes son ms antiguos, qu debe pensarse de Jos hombres que los edificaron? Cmo se ha podido levantar, a una altura de 3 m, lae 60 toneladas del dolmen de Mettray, en Indre-et-Loire?1 El empleo de palancas puestas las unas junto a las otras no explica nada: los 24 m del contorna piedra no permiten a ms de cuarenta y ocho manipuladores, colocados uno al lado del otro y apretando los codos, mover esa masa enorme. Mover no ada, podramos decir. Levantar y colocar suavemente, ah est la proeza, y ah reside el secreto, un secreto que, seguramente, perteneca a un solo pueblierta minora.

    Esta cuestin de la delicadeza aportada a la colocacin de tales mastodontes tuvo intrigado a Aim Michel, en el momento en que la revista Plante no hablcanzado su nmero dcimo. No son las piedras ms grandes las que lo dejaron perplejo, sino las ms pequeas, esas cuas de ajuste de 10 a 15 cm de lon un grosor inferior a los 10 cm,2 que se observan entre la laja y sus soportes. El que stos hubieran sido enterrados previamente no eclipsa la presenciancongruente de las pequeas cuas. Deseosos de obtener una estabilidad duradera de su monumento, los constructores colocaron estas piedras en el sitiodecuado, en el momento oportuno, entre el pulgar y el ndice, escribe el autor del artculo. Al querer compartir su curiosidad con un especialista, ste leespondi que los sabios no tienen tiempo que perder ocupndose de tan 1. Fernand Niel cita como un caso an ms extraordinario el dolmen de PpiauxAude), de al menos 30 toneladas, erigido en lo alto de un cerro aislado.

    . Estas dimensiones se aplican al dolmen de Kerman (Morbihan), cuya tabla pesa unas siete toneladas.

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    imios detalles Detalles minsculos, nada ms cierto, pero que implican el manejo lento y precavido de un bloque de varias decenas de toneladas, con laeguridad y la precisin del martillo piln que gravita sobre una nuez para abrirla sin pulverizarla. Decididamente, en Bretaa, mucho ms que en Egipto, esmposible resolver las cuestiones prcticas por la sola explicacin de una mano de obra abundante. Seguramente, diez mil obreros esforzndose juntos logrrreglrselas con algunas toneladas de granito. No obstante, si falta espacio para que puedan caber ms de cien, hay que encontrar otro mtodo.

    Y los rodillos! Esos caractersticos rollos de madera que los dibujantes nunca omiten en la representacin de escenas de este gnero, pueden relegarse a lategora de la lea para la calefaccin: si ciertos menhires y lajas de dlmenes presentan, al menos, una parte plana que autorizara la hiptesis de este mode transporte, el mayor nmero de ellos ofrece unas aristas y asperezas que no les habran permitido un trayecto de ms de diez metros sin bascular oesmenuzar su rstico vehculo.

    ean cuales fueren las creencias y los motivos ignorados del pueblo de los dlmenes, sus conocimientos tcnicos constituyen un enigma. Plantean, a decirerdad, la cuestin esencial del origen del saber.

    Existe un centro capital de la civilizacin megaltica que rene todas estas ecuaciones insolubles. All donde unos gigantes de piedra no slo fueron reunidosino tambin trados de muy lejos. All donde su disposicin revela una avanzada ciencia astronmica. All donde la voluntad de perpetuar los smbolos se be las dificultades materiales. Ese lugar es Stonehenge. Es en ese punto de Inglaterra donde hay que ver un museo de los archivos, una demostracin deloder cuyos secretos habran conservado los sabios del pueblo celta, despus de la destruccin de su foco original?

    TONEHENGE

    En el sur de Inglaterra, la cadena de los Downs, mesetas ms que colinas, a pesar de su nombre, extiende un paisaje algo montono sin llegar a ser desolaomo fue en otro tiempo, segn dicen. Setos y bosquecillos realzan el horizonte.

    La carretera de Londres a Bristol atraviesa esta marejada verdeante de la que se desprende un apacible encanto, poco comparable a la insidiosa melancol

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    .

    in embargo, el misterio est all, en la llanura de Salisbury, donde se yerguen los gigantes de piedra de Stonehenge.

    Enigmtico santuario cltico, catedral derrumbada de una Humanidad inimaginable, monumento de una cultura superior primordial, el ms bello, el mserfecto, el ms emocionante de todos los monumentos megalticos.1 Otras citas podran seguir a las anteriores. La mayora de los autores que se interesaor Stonehenge tradujeron mediante una frmula peculiar la fascinacin y la perplejidad que haban experimentado.

    En los aos primersimos de nuestra Era, Diodoro de Sicilia (qu haramos sin l, fuente inagotable de referencias!) ya hablaba de un temple extrao de foircular, que l situaba en una isla al menos tan grande como Sicilia, frente al pas de los celtas, a poca distancia hacia el Norte

    Este templo slo tiene por techo el cielo. En nuestros das, su majestad ha sido amputada en una tercera parte. Muchas piedras han desaparecido,robablemente en pequeos frag-1. En el orden de las citas: P. Hermann, D. Alert, L. Pauwels y J. Bergier, P. Niel.

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    mentos; de lo contrario, tales hurtos representaran una proeza al menos igual a la de los constructores. Lo que subsiste del conjunto, formidable corona demontculo, basta para estimular la imaginacin. Incluso los caracteres dotados, ante todo, de sentido prctico convendrn, a ejemplo de Samuel Pepys en eiglo xvn, en que estas piedras son tan prodigiosas, que jams las habra podido imaginar segn los relatos, preguntndose al propio tiempo para qu debanervir.

    Antes de que la fantasa misma fuese superada por las observaciones ms metdicas, lo que intrig a los primeros investigadores fue el plano de conjunto dtonehenge. Al igual que Diodoro de Sicilia, el arquitecto Iigo Jones vio en ello un templo

    Un templo romano, claro est: era el ao 1620, bajo el reinado de Jacobo I, en la poca en que se atribua al genio romano todo lo que era grandioso, en lue a antigedades se refera. Por consiguiente, Iigo Jones hizo de Stonehenge la antigedad ms notable de la Gran Bretaa, sin sentir el menor deseo deaber qu clase de gigantes, o de gnomos, merodeaban an alrededor de los monolitos.1 Las leyendas populares inglesas asociaban a las enormes piedraseres sobrenaturales de tamao muy exiguo. La arqueologa romntica no haba restablecido an el contacto con los gigantes, ms idneos para manipular randes pesos.

    Al parecer, este gusto por los gigantes sufri un eclipse entre la Edad Media y los tiempos modernos. Es preciso remontarnos al siglo xil para encontrar unaistoria de Stonehenge vista por un autor ingls, Geraldus Cambrensis. Esta interpretacin, impregnada de elemento fantstico, situaba en Irlanda un gigantrculo de bloques de piedra. Unos gigantes los habran trado de frica para amontonarlos en la llanura de Killarnel, en una disposicin tan armoniosa queuscitaba una gran admiracin.

    Geoffroy de Monmouth, contemporneo de Geraldus Cambrensis, adopta la leyenda en su Historia de los reyes de Bretaa.

    tonehenge tena su puesto en la gesta del rey Arturo y en los prodigios realizados por Merln el Encantador. El so-1. Como en Bretaa, donde los dlmenran considerados como los lugares de habitacin de pueblos enanos, poulpiquets y krions.

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    erano de entonces, Aurelius Ambrosius, deseaba honrar la memoria de un batalln de guerreros muertos en el combate.

    Merln le habra indicado un monumento ya construido, digno de desafiar los siglos: el famoso Baile de los Gigantes. El problema del traslado se revelnsuperable, y tuvo que intervenir el mago, lo cual permiti a Salisbury robar a Killarney el ttulo de alczar de la civilizacin megaltica.

    Todava en la actualidad se pregunta uno cmo pueden levantarse masas de cincuenta toneladas sin recurrir a una frmula mgica. Por otra parte, la leyenddmitida durante mucho tiempo, como ocurre con casi todas las leyendas.

    En Inglaterra, como en el continente, a propsito de Stonehenge como de muchos otros lugares extraos, lo sobrenatural sirvi de explicacin hasta el siglovn. Despus, los espritus cientficos se negaron a creer en ello, se refugiaron en los romanos, antes de pronunciar un diagnstico que dejaba en la sombrasencial. Ha sido en nuestra poca, despus del comienzo de la segunda mitad del siglo xx, cuando estos cuentos han recobrado su vitalidad. Al menos serocura descubrir las parcelas de verdad que dan origen a la fabulacin.

    or lo que se refiere ms especialmente a Stonehenge, la tradicin ms antigua es rica en poesa, pero parece desprovista de todo fundamento. Sin embargos gigantes, Irlanda y las brumas nrdicas retornarn como otros tantos indicios preciosos en la elaboracin de hiptesis audaces, y, hasta ms amplianformacin, se cerrar el ciclo de las interpretaciones.

    Agujeros y coronas

    Los espritus curiosos del siglo xvil rechazaban la tradicin popular, y se atrevan muy poco a aventurarse en la especulacin intelectual. As, se limitaban a lescripcin, con una atencin guiada por el deseo de desenterrar una hermosa pieza. Esta carrera hacia el tesoro, que destruy para siempre lugares ricos

    estigios, viose compensada, aqu y all, por preciosas observaciones. John Aubrey, cronista literario y amante de los objetos de cermica, tuvo este privilegExa-1. John Aubrey (1626-1697), de la poca de los Estuardos, coleccionistas de pequeas ancdotas sobre la vida privada de algunos escritores,

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    a espeare, en particuar.

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    min Stonehenge con tanta atencin, que realiz all un descubrimiento importante.

    El recinto circular del monumento tiene 114 m de dimetro.

    Est formado por un foso bordeado por dos taludes.

    A unos diez metros hacia el interior, avanzando hacia los megalitos, Aubrey advirti la existencia de una serie de 56 agujeros igualmente dispuestos en crcuDurante mucho tiempo, estos agujeros de Aubrey fueron considerados como alojamientos de andamios o de puntales. Despus adquirieron sus cartas deobleza.

    Este comienzo de descripcin nos lleva a penetrar en el centro del enigma. Despus del foso circular y el puntillismo de los agujeros de Aubrey, la ronda deigantes. Primeramente, los especmenes medianos, de 4 m de altura, de un peso de 25 a 30 toneladas, en nmero de 30. Los dinteles que los unan entre omponan una corona continua. Despus, ms hacia el centro, un crculo de piedras de menor tamao, que no sobrepasaban los 2 m.

    Llamemos a la corona exterior E y D al crculo de piedras ms pequeas. A continuacin, respiremos hondo para disipar nuestra perplejidad. Cmo es qntre los autores cuyos libros tengo en estos momentos ante mis ojos, no haya dos de ellos que suministren los mismos datos? Veo en esto el pecado veniaos observadores ansiosos de descubrir lo que otros ya comprobaron antes que ellos. Para deslizar una nota de originalidad en su descripcin, reducen oumentan una piedra en diez centmetros, concedindose de este modo una pequea verdad personal que slo se encontrar en su obra. Sera pre^

    iso leer un solo historiador para confiar en la fecha que l indica. Apenas hay ms que el 14 de julio de 1789 y algunos otros momentos igualmente exactoa Historia que no toleren ser manipulados.

    i el conjunto megaltico de Stonehenge yaciese a 30 m bajo las aguas, resultaran comprensibles ligeras variantes en su descripcin. Pero Stonehenge se haituado en un clima sano. All son raros los espejismos

    or ejemplo, indiquemos sin idea preconcebida que los monolitos de la corona exterior E se elevan a una altura de 4 m por encima del suelo, o de 4,15 m ambin de 4,50 m, segn 4 3321

    50 MICHEL-CLAUDE TOUCHARD

    os diversos responsables de las fuentes de documentacin a las que nos referimos. Asimismo, el crculo D cuenta 59, 60

    iedras, o incluso 49, pareciendo esta ltima cifra ms prxima al error tipogrfico que a la interpretacin personal.Dibujo y propsito

    Afortunadamente, el centro del monumento se compone de elementos menos numerosos y ms impresionantes, en lo que todo el mundo est de acuerdo: dnormes bloques, de 45 toneladas cada uno, de una altura de 6,70 m a 7 m, se hallan dispuestos en forma de herradura. Reunidos por pares, coronados pointel, representan la parte ms impresionante de Stonehenge. De estos cinco trilitos, dos se derrumbaron, uno en 1797, el otro en los ltimos das de 1900

    Encierran una segunda herradura que cuenta 19 piezas de dimensiones anlogas a las del crculo D.1

    inalmente, considerado como punto central, pero un poco alejado del centro de los crculos, un gran monolito horizontal, llamado Losa de Altar por los qutribuyen a Stonehenge una funcin religiosa, o piedra astronmica por los partidarios de un extraordinario calendario lunar.

    Ya que, despus de John Aubrey, el descubridor de los agujeros, vinieron otros arquelogos, los cuales aportaron sorprendentes revelaciones. Huborimeramente, en 1801, un tal William Cunnington, ms famoso por la botella de oporto que escondi debajo de la piedra central a la intencin de sus futu

    olegas, que por sus propias observaciones.

    Un siglo ms tarde, el profesor Gowland descubre una cantidad importante de utensilios de piedra. Se haba hablado tanto de los romanos, de los fenicios,os daneses e incluso de los atlantes, que los hombres de la Edad de Piedra, verdaderos constructores de Stonehenge, aparecan como maestros de obra alnsignificantes: primitivos, campesinos, incapaces, en suma, de llegar a una realizacin tan compleja. En efecto, 1. Segn F. Niel, Stonehenge deba de cont25 piedras verticales (no incluidos los dinteles).

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    as cuestiones suscitadas por Stonehenge van complicndose con los aos.

    En 1920, Hawley y Newhall descubrieron otras dos series de agujeros, comprendidos entre la corona exterior y los agujeros de Aubrey. Estas excavacion

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    ara la serie Z, forman crculos concntricos.

    A pesar de la multiplicidad de los detalles que pasaron inadvertidos hasta una poca relativamente reciente, convengamos, en unin de arquelogos dignos stima, que el diseo de Stonehenge es sencillo. Un nio en una playa inventara lo mismo con piedras pequeas y un mango de pala para hacer agujeros enrena. Sin buscar un sentido a todo ello.

    in embargo, los constructores de la Edad de Piedra saban lo que hacan. El dibujo tiene un propsito.

    La herradura de los trilitos se abre exactamente en el eje de una avenida orientada hacia el Nordeste, con una longitud de unos 2,5 km. En medio de estavenida, al exterior del foso circular, se levanta un menhir aislado, de forma flica, llamado Heel Stone. Encontraremos esta misma piedra en las teorasstronmicas (que plantean el verdadero problema Stonehenge) bajo el nombre de Piedra Taln. En ella se basarn todos los datos, observaciones y motiv

    e asombro.

    Los sabios comenzaron a rascarse la cabeza en 1901, cuando Sir Normal Lockyer, director del observatorio de Kensington, afirm que, en el solsticio deerano, desde la losa de altar, punto el ms central del monumento, vease salir el sol por encima de la Piedra Taln. Ms exactamente, deba verse, en lapoca en que fueron erigidas las piedras. Teniendo en cuenta las variaciones del ngulo formado por el plano ecuatorial de la Tierra y su plano orbital, Lockalcul que el reloj de piedra debi de construirse entre 1900 y 1500 a. de J. C. Una prueba con el carbono 14 haba de confirmar este clculo. Las sorpreparadas por el grandioso conjunto megaltico no hacan ms que comenzar.

    Los eclipses del ao 2000

    Gerald S. Hawkins, profesor de Astronoma en la Universidad de Boston, dej los Estados Unidos para regresar a Inglaterra, de donde era oriundo. Acabe ser destinado a

    52 MICHEL-CLAUDE TOUCHARDna base experimental de misiles. El destino lo coloc en el sendero de Stonehenge, que slo distaba un kilmetro y medio de la base. En espera de que los

    misiles acabaran de echar por los suelos lo que quedaba del complejo megaltico, Hawkins decidi ir a verlo de cerca. La peregrinacin, un poco turstica,alida del sol en el solsticio de verano le abri el apetito. Tena grandes deseos de devorar la carta por entero, pero el nmero de minutas resultantes de toas combinaciones posibles (dicho de otro modo, un buen centenar de alineaciones, algunas de las cuales deban de tener su significacin), lo indujo a unirsn colaborador seguro y rpido: un ordenador.

    ue, pues, Osear, inteligencia electrnica extraordinaria, quien hizo hablar a los gigantes del neoltico. Primeramente trag los materiales bsicos, alineacione las piedras y posiciones clave de los principales cuerpos celestes. Despus, Osear restituy sus conclusiones, rechazando planetas y estrellas comoantidades desdeables. Por el contrario el Sol y la Luna fueron los protagonistas: salidas, puestas, variaciones estacionales del uno y de la otra pueden leen las diversas disposiciones de las piedras. Ms an, tambin estn indicados en ellas los eclipses. Y an ms todava, si queremos dar crdito a ello: el a

    metnico1 est all, que demuestra que la luna llena aparece en la a mismas fechas del calendario, al cabo de un ciclo de 18,61 aos. Para obtener una med

    ms regular, se redondea unas veces a 19, y otras a 18. En el conjunto de tres ciclos (19 [+] 19 + 18) nos atenemos ms a la realidad. Este total de 56 aoalla inscrito en Stonehenge: es el crculo de los 56 agujeros de Aubrey.

    A partir de este descubrimiento, era natural que Hawkins se interesase por las otras series de agujeros, los 30 Y y los 29 Z: su total representa dos mesesunares. De combinacin en combinacin, utilizando siempre la Piedra Taln como referencia bsica, Hawkins calcul las fechas de los eclipses que serodujeron durante una parte del II milenio antes de nuestra Era. Nadie, hasta este momento, ha podido demostrar que 1. Metn, astrnomo griego, descn el siglo v a. de J. C. lo que los arquitectos de Stonehenge conocan tal vez mil aos antes que l

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    stuviese equivocado. Ningn arquelogo privado de ordenador se atreve a acusarle de abuso de confianza electrnico.Existen todas las probabilidades de que el sabio ingls haya descubierto las intenciones y los conocimientos astronmicos de los constructores. A Samuelepys, que se preguntaba para qu podan servir aquellas piedras, Gerald S. Hawkins puede responder: el reloj astronmico de Stonehenge indicaba el tieme las siembras, algunas condiciones meteorolgicas muy tiles, y, sin duda, muchos otros datos de carcter inicitico que desconocemos en absoluto.

    nstructores procedentes del Norte o del Sur En el umbral de las hiptesis romnticas, ya sean de tendencia atlantista o hiperbrea, nos es forzoso volveas leyendas y textos antiguos. Ahora que los megalitos de la llanura de Salisbury han revelado una parte de su significacin, no nos volveremos hacia Paul Cour o Robert Charroux, sino hacia Geoffroy de Monmouth y Diodoro de Sicilia. Este ltimo, al evocar el sur de Inglaterra y Stonehenge, como vimos alrincipio de este captulo, aada que los habitantes de esa regin se llamaban hiperbreos.

    Cada diecinueve aosescriba tambin Apolo hace su entrada en la isla Los reyes de esta isla descienden de Breas y, por esta razn, ostentan el nombroradas. Tero la Hiperbrea de los griegos no tena nada de comarca imaginaria. En busca de estao, remontaban el Rdano, como lo hicieron los fenicio

    os cartagineses con el mismo propsito de importar el metal precioso para la fabricacin del bronce. La parte fluvial del viaje vease contrariada por el misue soplaba recio y fro. Por comparacin, las orillas de la Mancha parecan gozar de un clima ms benigno. A los ojos de los navegantes, los habitantes de

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    , .

    En realidad, la brumosa e incierta Hiperbrea se situara mucho ms lejos que las mimosas de la isla de Wight, pero esto es otra historia

    . Paul Le Cour (1871-1954), fundador de la revista Atlantis, especializada en los estudios relativos a la tesis de la Atlntida atlntica.

    54 MICHEL-CLAUDE TOUCHARD

    Lo que nos interesa, es el retorno de Apolo a Stonehenge cada diecinueve aos. Este ciclo se halla inscrito en el crculo de los agujeros de Aubrey. Lasropiedades del monumento eran conocidas, pues, en la Antigedad.

    i volvemos al ao 1140 para escuchar las bellas historias de Geoffroy de Monmouth, vemos que Merln enviaba a su soberano a pedir las piedras giganteemonio Vauvert. Aqu, la ficcin vuelve a unirse a la realidad, si es que alguna vez estuvieron separadas.

    El gres duro que suministr los mayores bloques de Stonehenge se extraa de canteras situadas a 35 km de distancia.

    Estos monolitos eran llamados sarsens, o piedras de los sarracenos, por los campesinos ingleses de la Edad Media.

    En cuanto a las piedras ms pequeas, que fcilmente pesan sus cuatro toneladas, haba sido necesario hacerlas recorrer un camino inverosmil. Esos 79monolitos (60 en el crculo D, 19 en la segunda herradura) son rocas volcnicas de color azulado, las famosas piedras azules que tanto desconciertan a losrquelogos. En efecto, se las encuentra en los montes Prescelly, al sur del Pas de Gales, a una distancia de 213 km de Stonehenge en lnea recta o