la larga guerra del siglo xx 147

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30 Segunda Guerra Mundial 147 La Larga Guerra del siglo XX, 1914-1989 La ofensiva submarina alemana no pudo ser contrarrestada hasta 1943 A l comienzo de las hostilidades el almirante Dönitz, entonces al frente del arma submarina germana, contaba con un total de 57 unidades (de las que sólo 27 tenían ca- pacidad oceánica) frente a las 300 que consideraba necesarias para conseguir estrangular a Gran Bretaña, aislándola por mar. Aun así, las primeras patru- llas de guerra se saldaron con diversos hundimientos de mercantes y buques enemigos y, a partir de junio de 1940, pudo tener a su disposición la extensa costa noruega y, sobre todo la francesa, en donde poder instalar las bases pa- ra los u-boote, que verían así enorme- mente incrementada su operatividad. El segundo semestre de 1940 consti- tuyó lo que los submarinistas denomi- naron “tiempos felices”: los comandan- tes y las dotaciones eran ya veteranas, los medios antisubmarinos dejaban aún mucho que desear y la táctica de- nominada “manada de lobos” comen- zó a rendir sus dividendos de forma espectacular. Una vez que un convoy enemigo era avistado por un subma- rino, éste comunicaba a los más próxi- mos su situación y rumbo. En poco tiempo varias unidades convergerían para atacar de forma conjunta, prefe- riblemente de noche. Los ases submarinos brillarían con luz propia y se convirtieron en hé- roes nacionales: Prien con el “U 47”, Schepcke con el “U 100”, Kretschmer con el “U 99”, Endrass, antiguo segun- do de Prien, con el “U 46”, Topp con el “U 57”… Y todo ello a pesar de que el número total de u-boote apenas se había incrementado, pues nunca llegó a haber más de una treintena de ellos operativos a la vez. Canto del cisne. Ya desde la primavera de ese año un nuevo factor entró en juego con la implicación de los Esta- dos Unidos en la Batalla del Atlántico, a pesar de su supuesta neutralidad: además de las cincuenta unidades de escolta provenientes de la Ley de Préstamo y Arriendo —que supusieron un gran respiro para la Royal Navy, la creación de bases aéreas en Groen- landia y las Bermudas y la utilización de los astilleros americanos para reparar las unidades británicas, los buques de la US Navy comenzaron a escoltar a los convoyes en el Atlántico Occidental. Aun así, los u-boote siguie- ron librando con éxito una batalla sin cuartel contra medios antisubmarinos cada vez más avanzados y la iniciati- va siguió en manos de los sumergibles durante 1941 y 1942. Los ases de los submarinos alemanes se convirtieron en héroes nacionales Los ‘u-boote’ fueron vencidos por el radar y los aviones especializados JUAN VÁZQUEZ Los primeros meses de 1943 vieron aún impresionantes triunfos de los submarinistas de la Kriegsmarine..., pero fue el canto del cisne. Poco des- pués se amplió el radio de acción de la aviación antisubmarina y los u-boote comenzaron a verse acorralados, resul- tándoles cada vez más difícil penetrar la línea de escoltas de los convoyes. La generalización del radar centimétrico hacía que muchos u-boote tuvieran que renunciar no ya al ataque, sino in- cluso a mantener el contacto con sus objetivos. Más de un millar de aviones aliados cubrían el Atlántico y el Golfo de Vizcaya se convirtió en la tumba de muchos submarinistas. Antisubmarinos. Hasta la primavera de 1943 aún existía un amplio espacio aé- reo sobre el Atlántico no cubierto por la aviación aliada, pero la progresiva entrada en servicio de los Liberator, Lancaster, B-17 y Sunderland en ver- siones antisubmarinas fue cerrando tal brecha. El número de sumergibles hundidos se incrementó hasta alcan- zar un tercio de las unidades operati- vas en el mes de mayo (41 unidades). Entre los días 10 y 24, una decena de convoyes atravesaron el Atlántico en medio de “manadas de lobos”, incapa- ces de lograr algo positivo frente a una defensa cada vez más poderosa. Dö- nitz debió suspender las operaciones ofensivas en el Atlántico Norte ante las elevadas pérdidas y los escasos éxitos obtenidos, hasta no disponer de nuevos equipos que contrarresta- ran la superioridad enemiga… Aunque continuaría hasta el inal de la guerra, la Batalla del Atlántico estaba perdida. Los personajes Karl Dönitz Jefe de la ‘Kriegsmarine’. Comandante de la lota de submarinos u-boote de la Kriegsmarine al inicio de la guerra, Dönitz preconizaba la construcción de numerosos sumergibles, que pudiesen operar autónomamente, lo más lejos posible de sus bases, apoyándose unos en otros y patrullar las rutas navales para impedir el lujo de mercancías hacia el Reino Unido. Jefe Supremo de la Marina en sustitución del defenestrado Erich Raeder a partir de 1943, Dönitz fue nombrado por Hitler como su sucesor en la jefatura del estado, siendo el encargado de rendir los ejércitos del Reich, con un papel polémico en los convulsos días del inal de la guerra. Detenido y procesado en los Juicios de Nüremberg por crímenes de guerra y por crímenes contra la Humanidad, sólo fue condenado por los primeros. Indudablemente un gran marino, Dönitz siempre reprochó a Hitler y a Raeder no haberle dado todos los recursos que necesitaba para librar una lucha que, según sus cálculos, podía haber supuesto la victoria de Alemania. Berlín, 16 de septiembre de 1891 – Hamburgo, 24 de diciembre de 1980 Emblema de los submarinistas de la ‘Kriegsmarine’ ABC (Madrid) - 22/07/2014, Página 39 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.

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30 Segunda Guerra Mundial 147La Larga Guerra del siglo XX, 1914-1989

Laofensiva submarina alemananopudo ser contrarrestadahasta 1943

A l comienzo de las hostilidadesel almirante Dönitz, entoncesal frente del arma submarina

germana, contaba con un total de 57unidades (de las que sólo 27 tenían ca-pacidad oceánica) frente a las 300 queconsiderabanecesariaspara conseguirestrangular aGranBretaña, aislándolapor mar. Aun así, las primeras patru-llas de guerra se saldaron condiversoshundimientos demercantes y buquesenemigos y, a partir de junio de 1940,pudo tener a su disposición la extensacostanoruegay, sobre todo la francesa,en donde poder instalar las bases pa-ra los u-boote, que verían así enorme-mente incrementada su operatividad.El segundo semestrede 1940 consti-

tuyó lo que los submarinistas denomi-naron“tiempos felices”: los comandan-tes y las dotaciones eran ya veteranas,los medios antisubmarinos dejabanaúnmucho que desear y la táctica de-nominada “manada de lobos” comen-zó a rendir sus dividendos de formaespectacular. Una vez que un convoyenemigo era avistado por un subma-rino, éste comunicaba a losmás próxi-mos su situación y rumbo. En pocotiempo varias unidades convergeríanpara atacar de forma conjunta, prefe-riblemente de noche.Los ases submarinos brillarían con

luz propia y se convirtieron en hé-roes nacionales: Prien con el “U 47”,Schepcke con el “U 100”, Kretschmercon el “U 99”, Endrass, antiguo segun-do de Prien, con el “U 46”, Topp conel “U 57”… Y todo ello a pesar de queel número total de u-boote apenas sehabía incrementado, pues nunca llegóa habermás de una treintena de ellosoperativos a la vez.

Canto del cisne.Ya desde la primaverade ese año un nuevo factor entró enjuego con la implicación de los Esta-dosUnidos en la Batalla del Atlántico,a pesar de su supuesta neutralidad:además de las cincuenta unidadesde escolta provenientes de la Ley dePréstamoyArriendo—quesupusieronun gran respiro para la Royal Navy—,la creación de bases aéreas en Groen-landia y las Bermudas y la utilizaciónde los astilleros americanos parareparar las unidades británicas, losbuques de la US Navy comenzaron aescoltar a los convoyes en el AtlánticoOccidental. Aun así, losu-boote siguie-ron librando con éxito una batalla sincuartel contramedios antisubmarinoscada vez más avanzados y la iniciati-va siguió enmanos de los sumergiblesdurante 1941 y 1942.

Los ases de los submarinos alemanes se convirtieron enhéroesnacionales

Los ‘u-boote’ fueron vencidos por el radar y los aviones especializados

JUAN VÁZQUEZ Los primerosmeses de 1943 vieronaún impresionantes triunfos de lossubmarinistas de la Kriegsmarine...,pero fue el canto del cisne. Poco des-pués se amplió el radio de acción de laaviación antisubmarina y los u-bootecomenzaronaverseacorralados, resul-tándoles cada vezmás difícil penetrarla línea de escoltas de los convoyes. Lageneralización del radar centimétricohacía que muchos u-boote tuvieranque renunciar no ya al ataque, sino in-cluso a mantener el contacto con susobjetivos.Más de unmillar de avionesaliados cubrían el Atlántico y el GolfodeVizcaya se convirtió en la tumbademuchos submarinistas.

Antisubmarinos.Hasta la primavera de1943 aún existía un amplio espacio aé-reo sobre el Atlántico no cubierto porla aviación aliada, pero la progresivaentrada en servicio de los Liberator,Lancaster, B-17 y Sunderland en ver-siones antisubmarinas fue cerrandotal brecha. El número de sumergibleshundidos se incrementó hasta alcan-zar un tercio de las unidades operati-vas en el mes de mayo (41 unidades).Entre los días 10 y 24, una decena deconvoyes atravesaron el Atlántico enmedio de “manadas de lobos”, incapa-ces de lograr algo positivo frente a unadefensa cada vez más poderosa. Dö-nitz debió suspender las operacionesofensivas en el Atlántico Norte antelas elevadas pérdidas y los escasoséxitos obtenidos, hasta no disponerde nuevos equipos que contrarresta-ran la superioridad enemiga…Aunquecontinuaría hasta el inal de la guerra,laBatalla del Atlántico estabaperdida.

Los personajes

Karl DönitzJefe de la ‘Kriegsmarine’.Comandantede la lota de submarinos u-bootede laKriegsmarine al inicio dela guerra, Dönitz preconizabala construcción de numerosossumergibles, que pudiesen operarautónomamente, lomás lejosposible de sus bases, apoyándoseunos en otros y patrullar las rutasnavales para impedir el lujo demercancías hacia el Reino Unido.Jefe Supremo de laMarina ensustitución del defenestrado ErichRaeder a partir de 1943, Dönitz

fue nombrado por Hitler como susucesor en la jefatura del estado,siendo el encargado de rendir losejércitos del Reich, con un papelpolémico en los convulsos díasdel inal de la guerra. Detenidoy procesado en los Juicios deNüremberg por crímenes deguerra y por crímenes contra laHumanidad, sólo fue condenadopor los primeros. Indudablementeun granmarino, Dönitz siemprereprochó aHitler y a Raeder nohaberle dado todos los recursos quenecesitaba para librar una luchaque, según sus cálculos, podía habersupuesto la victoria de Alemania.

Berlín, 16 de septiembrede 1891 – Hamburgo, 24 dediciembre de 1980

Emblema de lossubmarinistas dela ‘Kriegsmarine’

ABC (Madrid) - 22/07/2014, Página 39Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de loscontenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposicióncomo resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de losproductos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.