la larga guerra del siglo xx 155

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31 Segunda Guerra Mundial 155 La Larga Guerra del siglo XX, 1914-1989 media. Por parte germana, sin duda, destacaba la presencia de los “Diablos Verdes”, los Fallschirmjäger (paracai- distas) de la 1ª División Paracaidista, amén de otras unidades legendarias como las reconstruidas 90ª División Ligera y la 29ª “Halcón” División. Cuatro intensas batallas libraron ambos contendientes. El primer in- tento (enero de 1944) vio como, a pesar del moderado éxito del Cuerpo Expe- dicionario Francés y del X Cuerpo Bri- tánico en el cruce de los ríos Rápido y Garigliano, el ataque principal esta- dounidense era detenido en torno a Montecassino. Posteriores intentos de continuar el ataque tampoco tuvieron éxito. En la segunda batalla (febrero), neozelandeses e hindúes fueron frena- dos por la tenaz resistencia alemana. El mismo destino sufriría la tercera ofensiva (marzo), con los mismos acto- res y en medio de la creciente polémica por el inmisericorde bombardeo de la abadía y la ciudad de Cassino, que no sólo resultó inútil, sino que favoreció a los defensores al haber mutado los escombros en auténtica fortaleza para los ocupantes alemanes. Operación ‘Diadem’. También había fracasado el intento de flanqueo de la Línea Gustav por medio de los desembarcos de Anzio-Nettuno. Sus objetivos —restar fuerzas a los defen- sores de Cassino y solventar el estan- camiento del frente— no sólo no se habían alcanzado, sino que las tropas aliadas, retenidas en torno a su cabeza de playa, tenían que esperar el auxilio de las desplegadas en la Línea Gustav. Hubo que hacer una pausa para reor- ganizar las fuerzas aliadas y esperar a que el tiempo mejorase para lanzar la ofensiva definitiva —cuarta batalla por Montecassino—, bautizada como Operación Diadem, que se desataría ya a mediados del mes de mayo de 1944. Con las tropas francesas atacando a través de las montañas y las británicas rompiendo la Línea Gustav tras cruzar el río Rápido, el 2º Cuerpo Polaco con- seguía por fin tomar la abadía de Mon- tecassino —tan tenazmente defendida por los paracaidistas alemanes— e izar su bandera en una acción repleta de simbolismo. La cruenta batalla por la Línea Gustav había terminado y el ca- mino a Roma quedaba abierto. JAVIER GARCÍA ANDRÉS E ntre enero y mayo de 1944, alia- dos y alemanes se enfrentaron en una serie de combates libra- dos en torno a la localidad de Cassi- no y la abadía benedictina de Monte- cassino, el eje sobre el cual se articula- ban las fortificaciones de la Línea Gus- tav, extendida desde la población de Ortona en el Adriático hasta la desem- bocadura del Garigliano en el Tirre- no. La posición de Montecassino era crucial ya que dominaba por comple- to la única ruta posible a través del va- lle del Liri hacia Roma. Por otra parte, la orografía de la zona resultaba espe- cialmente apta para librar un comba- te defensivo. En la parte montañosa el terreno era abrupto y rocoso, lo que provocaba que las tropas atacantes su- friesen una continua pesadilla logísti- ca y que no pudiesen ni siquiera cavar para obtener una protección frente al fuego de los bien atrincherados ale- manes. A todo ello se sumaban las pe- nosas condiciones climatológicas del invierno italiano, que hicieron la lu- cha más dura y agotadora si cabe. En el llano, los numerosos cursos de agua —Rápido, Garigliano, etc…—, unido al embarramiento del terreno producido por las lluvias y nieves invernales, no ofrecían una perspectiva mejor. Unidades de élite. Los intensos com- bates urbanos que se libraron entre las ruinas de la localidad de Cassino, convertida cada casa y edificio en una fortificación en sí misma, añadieron más enconamiento si cabe a la lucha. En ambos bandos había gran profu- sión de unidades de élite: Ghurkas y Sijs hindúes y Goumiers del norte de África, especialistas en la lucha en montaña; la 2ª División neozelandesa, considerada una de las mejores uni- dades de infantería de todo el ejército aliado, y las fuerzas del cuerpo polaco del general Anders, con un adiestra- miento y motivación por encima de la Albert Kesselring Jefe del ejército alemán en Italia. A pesar de haber sido un alto cargo de la Luftwaffe, el mariscal Kesselring es recordado por dirigir el ejército alemán en Italia entre 1943 y 1945. Antes había participado en casi todas las operaciones de la blitzkrieg: jefe de las flotas aéreas en la invasión de Polonia, coordinador de las fuerzas de tierra y aire en Francia, Países Bajos y Holanda, comandante de la Luftflotte II en la Batalla de Inglaterra y responsable de operaciones aéreas durante la Operación Barbarroja. En 1942 sería transferido al Mediterráneo para supervisar el esfuerzo de guerra alemán en el frente de Libia y Egipto. Tras su excelente actuación en Italia, fue designado por Hitler en marzo de 1945 comandante de las fuerzas en el Frente Oeste. Juzgado por crímenes de guerra, le fue conmutada la pena de muerte por la de cadena perpetua. Oeste, Anders, privado de su nacionalidad por el régimen prosoviético surgido en Polonia tras la guerra, no pudo volver a su país y murió en el exilio en Inglaterra. Wladdyslav Anders General del 2º Cuerpo Polaco. El recuerdo de Anders va ligado a la Batalla de Montecassino, donde su 2º Cuerpo Polaco tuvo una destacada actuación. Para llegar a Italia, Anders y sus soldados habían recorrido un largo trecho. Al mando de una Brigada durante la campaña de Polonia, fue herido en acción contra los alemanes y hecho prisionero por las tropas soviéticas de ocupación. Tras la invasión de la URSS en 1941, fue conminado a montar un ejército con los prisioneros polacos en manos de los soviéticos, si bien acabó luchando bajo mando británico en Oriente Medio, en África y principalmente en Italia. Al igual que la práctica totalidad de los polacos del Frente Los personajes Soldados aliados muestran una bandera tomada a los alemanes en Montecassino Marktstet, 30 de noviembre de 1885 – Bad Nauheim, 16 de julio de 1960 Krosniewice-Blonie, 11 de agosto de 1892 - Londres, 12 de mayo de 1970 Cuatro batallas fueron necesarias para desalojar a los alemanes de Montecassino ABC (Madrid) - 29/07/2014, Página 37 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. 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31 Segunda Guerra Mundial 155La Larga Guerra del siglo XX, 1914-1989

media. Por parte germana, sin duda, destacaba la presencia de los “Diablos Verdes”, los Fallschirmjäger (paracai-distas) de la 1ª División Paracaidista, amén de otras unidades legendarias

como las reconstruidas 90ª División Ligera y la 29ª “Halcón” División.

Cuatro intensas batallas libraron ambos contendientes. El primer in-tento (enero de 1944) vio como, a pesar

del moderado éxito del Cuerpo Expe-dicionario Francés y del X Cuerpo Bri-tánico en el cruce de los ríos Rápido y Garigliano, el ataque principal esta-dounidense era detenido en torno a Montecassino. Posteriores intentos de continuar el ataque tampoco tuvieron éxito. En la segunda batalla (febrero), neozelandeses e hindúes fueron frena-dos por la tenaz resistencia alemana. El mismo destino sufriría la tercera ofensiva (marzo), con los mismos acto-res y en medio de la creciente polémica por el inmisericorde bombardeo de la abadía y la ciudad de Cassino, que no sólo resultó inútil, sino que favoreció a los defensores al haber mutado los escombros en auténtica fortaleza para los ocupantes alemanes.

Operación ‘Diadem’. También había fracasado el intento de flanqueo de la Línea Gustav por medio de los desembarcos de Anzio-Nettuno. Sus objetivos —restar fuerzas a los defen-sores de Cassino y solventar el estan-camiento del frente— no sólo no se habían alcanzado, sino que las tropas aliadas, retenidas en torno a su cabeza de playa, tenían que esperar el auxilio de las desplegadas en la Línea Gustav. Hubo que hacer una pausa para reor-ganizar las fuerzas aliadas y esperar a que el tiempo mejorase para lanzar la ofensiva definitiva —cuarta batalla por Montecassino—, bautizada como Operación Diadem, que se desataría ya a mediados del mes de mayo de 1944. Con las tropas francesas atacando a través de las montañas y las británicas rompiendo la Línea Gustav tras cruzar el río Rápido, el 2º Cuerpo Polaco con-seguía por fin tomar la abadía de Mon-tecassino —tan tenazmente defendida por los paracaidistas alemanes— e izar su bandera en una acción repleta de simbolismo. La cruenta batalla por la Línea Gustav había terminado y el ca-mino a Roma quedaba abierto.

JAVIER GARCÍA ANDRÉS

Entre enero y mayo de 1944, alia-dos y alemanes se enfrentaron en una serie de combates libra-

dos en torno a la localidad de Cassi-no y la abadía benedictina de Monte- cassino, el eje sobre el cual se articula-ban las fortificaciones de la Línea Gus-tav, extendida desde la población de Ortona en el Adriático hasta la desem-bocadura del Garigliano en el Tirre-no. La posición de Montecassino era crucial ya que dominaba por comple-to la única ruta posible a través del va-lle del Liri hacia Roma. Por otra parte, la orografía de la zona resultaba espe-cialmente apta para librar un comba-te defensivo. En la parte montañosa el terreno era abrupto y rocoso, lo que provocaba que las tropas atacantes su-friesen una continua pesadilla logísti-ca y que no pudiesen ni siquiera cavar para obtener una protección frente al fuego de los bien atrincherados ale-manes. A todo ello se sumaban las pe-nosas condiciones climatológicas del invierno italiano, que hicieron la lu-cha más dura y agotadora si cabe. En el llano, los numerosos cursos de agua —Rápido, Garigliano, etc…—, unido al embarramiento del terreno producido por las lluvias y nieves invernales, no ofrecían una perspectiva mejor.

Unidades de élite. Los intensos com-bates urbanos que se libraron entre las ruinas de la localidad de Cassino, convertida cada casa y edificio en una fortificación en sí misma, añadieron más enconamiento si cabe a la lucha. En ambos bandos había gran profu-sión de unidades de élite: Ghurkas y Sijs hindúes y Goumiers del norte de África, especialistas en la lucha en montaña; la 2ª División neozelandesa, considerada una de las mejores uni-dades de infantería de todo el ejército aliado, y las fuerzas del cuerpo polaco del general Anders, con un adiestra-miento y motivación por encima de la

Albert KesselringJefe del ejército alemán en Italia. A pesar de haber sido un alto cargo de la Luftwaffe, el mariscal Kesselring es recordado por dirigir el ejército alemán en Italia entre 1943 y 1945. Antes había participado en casi todas las operaciones de la blitzkrieg: jefe de las flotas aéreas en la invasión de Polonia, coordinador de las fuerzas de tierra y aire en Francia, Países Bajos y Holanda, comandante de la Luftflotte II en la Batalla de Inglaterra y responsable de operaciones aéreas durante la Operación Barbarroja. En 1942 sería transferido al Mediterráneo para supervisar el esfuerzo de guerra alemán en el frente de Libia y Egipto. Tras su excelente actuación en Italia, fue designado por Hitler

en marzo de 1945 comandante de las fuerzas en el Frente Oeste.Juzgado por crímenes de guerra, le fue conmutada la pena de muerte por la de cadena perpetua.

Oeste, Anders, privado de su nacionalidad por el régimen prosoviético surgido en Polonia tras la guerra, no pudo volver a su país y murió en el exilio en Inglaterra.

Wladdyslav AndersGeneral del 2º Cuerpo Polaco. El recuerdo de Anders va ligado a la Batalla de Montecassino, donde su 2º Cuerpo Polaco tuvo una destacada actuación. Para llegar a Italia, Anders y sus soldados habían recorrido un largo trecho. Al mando de una Brigada durante la campaña de Polonia, fue herido en acción contra los alemanes y hecho prisionero por las tropas soviéticas de ocupación. Tras la invasión de la URSS en 1941, fue conminado a montar un ejército con los prisioneros polacos en manos de los soviéticos, si bien acabó luchando bajo mando británico en Oriente Medio, en África y principalmente en Italia. Al igual que la práctica totalidad de los polacos del Frente

Los personajes

Soldados aliados muestran una bandera tomada a los alemanes en Montecassino

Marktstet, 30 de noviembre de 1885 – Bad Nauheim, 16 de julio de 1960

Krosniewice-Blonie, 11 de agosto de 1892 - Londres, 12 de mayo de 1970

Cuatro batallas fueron necesarias

para desalojar a los alemanes

de Montecassino

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