Maximiliano Ocampo Salinas #1

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MAXIMILIANO OCAMPO SALINAS Q # 1

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Publicación editorial con imágenes y textos de la obra de Maximiliano Ocampos Salinas

Transcript of Maximiliano Ocampo Salinas #1

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MAXIMILIANO OCAMPO SALINAS

Q#1

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FotografíasMaximiliano Ocampo Salinas

Traducción Dana SchottlaenderJessica Melamud

Diseño Eugenia SalamaEzequiel Montero Swinnen

Q | EDITORA

#1

Edición Gabriel Bitterman

TextosMaximiliano Ocampo SalinasEduardo StupíaGabriel Bitterman

Todas las imágenes de este ejemplar pertenecen a Maximiliano Ocampo Salinas. Queda prohibida la reproducción en forma parcial o total sin la autorización del autor.

Agradecimientos

A Gabo, Euge y a Ezequiel por hacer esto bellamente posible, a Daniel Joglar por su valiosa mirada, a Eduardo Stupía por sus tan sentidas palabras, a mis buenos amigos, a mi dulce amor Reni y a mi querida familia por su apoyo incondicional y eterno amor.

Imágen de tapaDiagrama sobre la caída del sol

Collage48 x 42 cm.

2014

Quimera del ArteHumboldt 1981Bs. As. - [email protected]

QUIMERA

Bitterman, Gabriel Q1-Maximiliano Ocampos Salinas. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Quimera del Arte, 2015. 32 p. : il. ; 21x15 cm.

ISBN 978-987-45782-0-4

1. Arte. I. Título CDD 709

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Caminar sin ver(Detalle)Objeto27 cm. Ø2015

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Recuerdo una acción analógica sobre un objeto que mantu-vimos en el comedor de casa por años, esa imagen es la de mi padre al “darle cuerda al reloj”.

En este nuevo proyecto, lo que presento es una alquimia de objetos, donde lo que intento es que el alma de esas cosas se traslade, genere un efecto y forme un misterio.

El tiempo es el origen entre cada cosa y un lenguaje capaz de resumirlo todo.

Para mí, la diferencia entre un objeto atesorado, encontrado en la calle o una tienda de antigüedades, es nula. Lo que me seduce es lo que sucede luego de que mi voluntad trabaje, aproxime los objetos, y entre ellos se abra un leve diálogo del que sólo se es capaz de oír un susurro.

La comunión entre las cosas pares y dispares, rotas o nue-vas, orgánicas o artificiales, es parte del propósito de hallar esa fuerza.

La magia es una sombra, un reflejo, la memoria, el accidente.

Lo invisible es una autoridad muy sutil, que termina por com-pensar la pérdida de familiaridad entre las cosas.

Las operaciones que realizo son pautadas por la intuición y el azar. Los objetos entran en una suerte de equilibrio, don-de las tensiones no corresponden con la funcionalidad o la forma, sino más bien con otro tipo de gravedad que se mues-tra descentrada, un poco más alejada del foco, para que la mecánica del tiempo siga involucrando a algo no pautado, ordenado o evidente.

Maximiliano Ocampo Salinas, verano 2015.

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Teoría del rayo verde Collage

33 x 39 cm.2014

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Teoría para disminuir truenosCollage

29 x 35 cm.2014

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Teoría sobre el fluir de los astrosCollage29 x 35 cm.2014

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El universo no está gobernado(Detalle de instalación)160 x 20 x 22 cm.2015

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PanteraObjeto2015

Pie(Detalle de instalación)Objeto2015

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Teoría sobre la velocidad relativa de los planetasCollage29 x 35 cm. 2014

Ensayo sobre la profundidad del horizonteCollage29 x 35 cm.2015

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Palabras para recordarCollage

33,5 x 33,5 cm.2014

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Use Your Illusion ICollage72 x 52 cm.2015

Blood Sugar Sex Magik(Detalle)Collage72 x 52 cm.2015

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Qué somos por dentroCollage34 x 28,5 cm.2015

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Por alguna razón, o por ninguna, recogemos o compramos algún objeto por razones de practicidad, ornamentales, de-corativas. O bien nos quedamos con otro que parece haber-se extraviado, caído de algún orden físico que lo contenía, o que le daba un sentido más amplio, diferente; un objeto, un objetito, que también pudo haber sido, o no, parte de algun objeto mayor, y que ahora es apenas un fragmen-to, una pieza tan misteriosa o preciosa como insignificante o inútil. Esos objetos van acumulándose en ciertos lugares, así nomás, como testimonios de recuerdos o adornos en la repisa, o bien como partes de una colección, más o menos espontánea, más o menos deliberada.

Elegimos un objeto porque nos recuerda algo, porque su forma o su color o sus rasgos generales nos atraen, nos in-ducen a capturarlo, a llevarlo con nosotros, e incluso porque enseguida nos parece depositario de alguna historia o epi-sodio. O bien al revés, lo escamoteamos porque sí, porque nos gusta sin razones, superficialmente, y de repente, a poco de tenerlo con nosotros, simplemente porque lo tenemos, el objeto va adquiriendo significación, pathos, erotismo, sin-gularidad.

Podría decirse que el sistema de objetos que construye Maxi-miliano Ocampo Salinas es una versión elaborada, poética, de alguna, o de varias, de las operaciones neutrales, coti-dianas, que definen nuestra relación con los objetos, sólo que en su caso se trata de una mecánica tan categórica, aún en su aparente simpleza, como para redefinir retroactiva-mente todo el recorrido, desde el hallazgo del objeto hasta la puesta en escena final.

Dicho de otro modo: Ocampo Salinas recoge sus materiales con la espontaneidad de quien se siente impelido a hacerlo por urgencias emocionales o expresivas, y a la vez con la exactitud y la decisión de un cliente de anticuario o habituée de mercado de pulgas, para concluir componiendo con ellos una suerte de metafórica ecuación física, de pequeña pieza objetual a dos o tres voces con una profunda resonancia inter-na y un eco colateral proporcionalmente potente que ingresa como un líquido invisible en la percepción del espectador.

Texto por Eduardo Stupía

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En la lógica que propone Ocampo Salinas, algunos de estos objetos nos resultarán inequívocamente familiares, otros más lejanos pero igualmente identificables. Y habrá también algu-nos a los que podríamos clasificar según alguna nomenclatura hipotética, aún allí donde sus características nos ofrecen más dudas que certezas. Esta impresión proviene estrictamente de la delicada manipulación que sobre ellos ejecuta Ocampo Sali-nas, familiarizándonos artificialmente con ese pequeño artículo de su bazar que no sabemos bien qué es, y a la vez borronean-do y desactivando nuestras certezas o vocaciones nominativas, fijadas sobre todos aquellos que sí hemos identificado.

Este mecanismo que es simultáneamente de inducción y despis-te, a un tiempo esquivo y formatorio, es llevado a cabo por el artista a través de varias estrategias muy simples, como apelar a la básica contigüidad de dos elementos (una vieja linterna junto a una pequeña piedra circular de diámetro equivalente, con el azogue dramáticamente gastado; un engranaje de metal junto a una suerte de cristalizado fósil de coral; un mapamundi escolar desplazado de su soporte y cubierto por una hoja de papel en blanco; la sombra del mismo mapamundi converti-da en un espejo oval; un atril cuya sombra se proyecta sobre una vieja lámina de ilustración botánica), a la simple presencia aislada y sin compañía de algunos (plumas de ave, un me-tro retráctil), así como otros se revelan como fragmentos de un gran objeto ausente (los caireles de arañas exhibidos como diamantes falsos; el espejo retrovisor hecho añicos y convertido casi en una pieza geológica, un cuadrante de reloj al que le faltan las manecillas).

Esta pequeña, ilógica utilería polifónica abstraída en monó-logos y conversaciones puede contemplarse tanto desplegada escenográficamente sobre soportes bajos - con cada elemento simple o compuesto ubicado prolijamente en su lugar, como hacen los vendedores al aire libre de las ferias americanas de barrio– o bien exhibida en cuadritos bidimensionales, en los cuales aparece singularmente un nuevo y poderoso object trou-vé, la fotografía.

Ocampo Salinas dice haber elegidos estas fotografías a sa-biendas de que pertenecen a una misma, coherente secuencia narrativa o documental, que parece haberle atraído particu-larmente. Si no lo supiéramos, podríamos deducirlo tanto por los datos que de ellas se desprenden como por las cualidades

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físicas y hasta cromáticas de las mismas. Hay marcas y señales en ellas que podrían conducirnos – en el caso de que nos intere-sara hacerlo – a más o menos dilucidar de qué se trata eso que vemos, dónde transcurre, qué situaciones más o menos se reve-lan. Incluso los objetos que, desde luego, también dialogan con las fotografías de manera omnipresente, en este caso por super-posición y no por contigüidad, también exhiben en sus propios cuerpitos pistas de sentido y rastros de pertenencia.

Vuelve a instalarse aquí la misma, sugerente operación dual de revelación y escamoteo, de enunciación y desmentida, que Sa-linas persiste en llevar a cabo sistemáticamente. Dientes, cálices de cotillón, barquitos de papel, viejos cassettes, y hasta un este-toscopio, se incrustan sobre la mimética naturalidad fotográfica como intrusos injertados en un campo visual que les es ajeno y que, incómodo, quisiera rechazarlos, como si alguien los hu-biera apoyado descuidadamente, dejándolos olvidados allí. Sin embargo, es esa intrusión, esa oclusión, ese grumo en la mirada, la clave para que precisamente toda la visibilidad del conjunto se resignifique, como estableciéndose una productiva bisagra conceptual entre ver y conjeturar.

Cuenta Henri Michaux, uno de los poetas mayores del siglo xx, también practicante de una prodigiosa obra pictórico–gráfica, que “a un chino no se le hubiera ocurrido dibujar una silla para formar el ideograma que dice silla, sino una compleja trama en la que se relaciona un hombre con la madera de un árbol y un estado de placentero descanso.”(…) “y no porque el espíritu chino sea complicado, sino porque para él la realidad es un conjunto de relaciones” ¹.

Quizás inadvertidamente, Ocampo Salinas parece coincidir con esa filosofía constructiva. Cada uno de los elementos que compo-nen sus silenciosos poemas corpóreos se acerca magnéticamente al otro y lo influye sin perder nada de sus cualidades, para que juntos se integren en una entidad independiente que es mayor que la explícita suma de sus partes. Y lo hace en una dinámica que convierte a la muestra misma en un expansivo objeto múlti-ple compuesto, tan recatado y sobrio como perfectamente capaz de invadir el mundo con los simulacros de su tangible levedad.

¹ Del prólogo de Chantal Maillard a la edición de Escritos sobre pintura, Henri Michaux, Librería Yerba,

Cajamurcia, 2000.

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Existir es como un simple ecoCollage22,5 x 26 cm.2014

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Ventaja evolutivaFotografía digital2015

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Aquella operación poética señalada por Octavio Paz es el hilo conductor de todo el corpus de obra de Maximiliano Ocampo Salinas.

Si, a simple vista, cuesta encontrar un vínculo visual o con-ceptual entre las distintas técnicas y los incontables lenguajes que maneja Maximiliano, es porque ese punto de contacto es tan sutil que siempre escapa a una primera mirada.

En sus trabajos conviven la reflexión crítica y el sentido del humor, el romanticismo y la violencia, la espontaneidad y la meditación, la elaboración y la simpleza, lo efímero y lo eterno.

Collages, dibujos, fotografías, instalaciones, esculturas, cali-grafía, objets trouvés: todo hecho con paciencia, con oficio, con equilibrio y con poesía.

Maximiliano es dueño de una mirada transversal, capaz de señalar y resignificar. Y de una mano hábil y sensible, capaz de seleccionar, reciclar y transformar los objetos, para devol-verlos al mundo como obras de arte.

Esa suerte de “enfoque gestáltico” que nos propone, implica un corrimiento de nuestro punto de vista, una forma de des-encajarnos de nuestra cómoda y adormecida cotidianeidad, para invitarnos a compartir esa otra mirada del mundo y de los objetos que lo habitan. Al enfrentarnos con sus obras, po-demos sentir a través de sus ojos y ver a través de sus manos.

“La operación poética esencial: en esto ver aquello.”

Octavio Paz

Texto por Gabriel Bitterman

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Perfect destinationCollage con bandas magnéticas de subtepass160 x 130 cm.2013

Imágen izquierda(Detalle)

Prismas reflejando futurosCollage con bandasmagnéticas de subtepass50 x 35 cm. 2010

Crecer mirando la lunaCollage con bandasmagnéticas de subtepass50 x 35 cm. 2010

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Serie “Palabras sopladas“Dibujo de tinta y aire

29,7 x 42 cm.2010

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Relicario azulDibujo con cinta de papel100 x 70 cm.2013

Crystal swan(Detalle)Dibujo con cinta de papel70 x 50 cm.2010

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Bostezos (Detalle de instalación)

Objetos de metal plegado2013

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Bostezos(Detalle de instalación)Tarjetas de subtepass plegadas por transeúntes anónimos2013

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Text by Maximiliano Ocampo Salinas

I have the memory of an analogic action on an object we had at our dining room for many years, the image is that of my father “winding up the clock”.

In this new project I present an alchemy of objects in the attempt for their souls to be moved, to inspire an effect and to form a mystery.

Time is the origin in between things and a language ca-pable of comprising everything.

For me, there is no difference between an object someone has kept, found on the street or in an antiques store. What seduces me is what happens after my will is at work, brin-ging those objects together and allowing for a small dia-logue to open up among them, of which only whispers can be heard.

The communion between similar and dissimilar things, broken or new, organic or artificial, is part of the purpose of finding that strength.

The magic is a shadow, a reflection, the memory, the ac-cident. The invisible is a very subtle authority, which ends up compensating for the loss of familiarity among things.

My processes are guided by intuition and chance. The ob-jects enter a sort of equilibrium where the tensions do not correspond with the functionality or the shape but rather with another type of gravity which is decentered, slightly further away from the focus, so that the mechanics of time continue involving something that is not guided, ordered or evident.

Text by Gabriel Bitterman

“The essential poetic operation: In this, to see that”

Octavio Paz

That poetic operation which Octavio Paz refers to is the common thread in the work of Maximiliano Ocampo Sa-linas.

If, at first sight, it is hard to find a visual or conceptual link between the different techniques and the innumerable lan-guages that Maximiliano employs, it is because that point of contact is so subtle that it always escapes a first glance.

Critical reflection and sense of humour, romanticism and

violence, spontaneity and meditation, elaboration and sim-plicity, the ephemeral and eternity, they all co-exist on his work.

Collages, drawings, photographs, installations, sculptures, calligraphy, objets trouvés: all done patiently, with craft, with balance and poetry.

Maximiliano masters a transversal view, able to point out and re-signify. He has a skilled and sensitive hand, capable of selecting, recycling and transforming objects, to return them to the world as works of art.

That sort of “gestaltic focus” which he proposes implies a displacement of our own point of view, a way of shaking us off our comfortable and dormant daily nature, inviting us to share that other view of the world and the objects which inhabit it. When faced with his work we can feel through his eyes and see through his hands.

Text by Eduardo Stupía

For some reason, or no reason at all, we collect or buy objects for practical or ornamental purposes. Or we keep one which appears to have been lost or dropped from some container; an object, a little object, which may have, or not, been part of a larger object, and that now is ba-rely a fragment, a mysterious or precious piece and an insignificant or useless one. These objects are kept unin-tentionally in certain places as souvenirs or ornaments on the shelf, or as items of a more or less spontaneous and deliberate collection.

We choose an object because it reminds us of something, because its shape or color or its general features attract us, induce us to grab it, keep it with us, and even because we immediately associate it with some personal story. Or, the other way around, we keep it regardless of reason, and suddenly, when we get hold of it, simply because we have it, the object begins to gain significance, pathos, eroticism, singularity.

We could say that the system of objects created by Maxi-miliano Ocampo Salinas is an elaborate and poetic ver-sion of one or some of the mindless daily actions which define our relation to objects; however, in his case it is about such a categorical process, despite its apparent simplicity, to retrospectively redefine its track, from the moment it was found until the final set-up.

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In other words, Ocampo Salinas collects his objects with the spontaneity of that who feels propelled to doing it due to emotional or expressive urgencies, and at the same time with the exactness and the decision of an antique shop’s customer or a flea market’s frequent customer, in order to end up making up a sort of physical metaphoric equation with them, of a little object piece with a deep internal resonance and a strong collateral echo which the spectator perceives as an invisible liquid.

Within the criterion suggested by Ocampo Salinas, some of these objects will undoubtedly look familiar, others more remote but equally recognizable. And there will be some which we could classify according to some hypothetical nomenclature, even where their features pre-sent more doubts than certainties. This impression comes strictly from the delicate manipulation that Ocampo Sali-nas exerts on them, making us feel artificially familiar with that little item of his bazaar which we do not know exactly what it is, and simultaneously deactivating our certainties, which we fix on those that we do recognize.

This mechanism which is both inductive and confusing, at times elusive and formative, is carried out by the artist through various simple strategies, such as a basic con-tiguity of two elements (an old flashlight next to a little circular stone of similar diameter, with dramatically worn-out mercury; a metal gear with a crystallized coral fossil; a school world map without its support and covered by a blank paper sheet; its shade turned into an oval mirror; an easel whose shade is screened over an old botanic illus-tration lamina), to a simple isolated presence with nothing around (bird feather, a retractable measure tape), as well as others which are revealed as fragments of a great ab-sent object (the hanging objects of a chandelier exhibited as fake diamonds; the rear mirror broken into pieces and almost turned into a geological piece, a clock quadrant with missing hands).

These small, illogical polyphonic props taken out in mo-nologues and conversations may be seen either on stage on low supports – with each simple or compound element placed neatly, like street vendors do in outdoors second hand shops – or exhibited in bi-dimensional pictures, in which a new and powerful object trouvé appears: pho-tography.

Ocampo Salinas states he chose these pictures knowing that they belong to the same coherent narrative or do-

cumentary sequence, which appears to have been par-ticularly attractive to him. If we did not know, we could deduce it both from the information contained in them and from the physical and chromatic qualities. There are marks and signals in them which could lead us – if we were interested – to more or less figure out what is it that we are seeing, where it takes place, and what situations are roughly revealed. Even the objects which, obviously, establish a dialogue with the pictures in an omnipresent way, in this case by superposition and not by contigui-ty, also exhibit in their own bodies traces of a sense of belonging.

Here the same dual operation that Salinas insists on carrying out systematically appears once again. Teeth, party gifts, paper boats, old cassettes, and even a stethoscope, are embedded on the mimetic photographic spontaneity as if they were intruders placed in an alien and uncomfortable visual field which seems to reject them, as if somebody would have left them carelessly the-re. However, that interference, that occlusion, that clot in the gaze, are key so that all visibility of the whole creates a new significance as if a productive conceptual hinge was established between seeing and perceiving.

Henri Michaux, one of the greatest poets of the 20th cen-tury, also follower of a prodigious pictorial-graphic work, narrates that “a Chinese would have never thought of drawing a chair to make up the ideogram which says chair, but a complex net in which a man is related to the wood of a tree in a state of sheer pleasure” (…) “and not because the Chinese spirit is complicated, but because to him the reality is a combination of relations” ¹

Maybe inadvertently, Ocampo Salinas seems to agree with that constructive philosophy. Each of the elements which make up his silent corporeal poems approaches magnetically the other and affects it without losing any of its qualities, so that together they make up an indepen-dent entity which is greater than the explicit combination of its parts. And he does it in a way that turns the same exhibition into a compound multiple expansive object, modest and sober and perfectly able to invade the world through the simulation of its tangible lightness.

¹ From the prologue Chantal Maillard of the edition of Writings

over paiting, Henri Michaux, Yerba Book Store, Cajamurcia, 2000.

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Serie “Cartas anónimas”Carta VII

Collage25 x 17 cm.

2009

Maximiliano Ocampo Salinas (Buenos Aires, 1984)

2015 - Galería Quimera del Arte, Darle cuerda al reloj* (exhibición individual). Buenos Aires, Argentina.

2014 - Feria internacional BARCU (Colombia) con la galería Proyecto Logoa (San Pablo, Brasil) / Adquisición de serie Palabras Sopladas por Tate Modern de Londres.

2014 - Red Bull Station, Lambes na Laje #3 (exhibición colectiva). Curaduría Nancy Betts y Paula Borghi. San Pablo, Brasil.

2014 - BSM Art Building (exhibición colectiva). Curaduría Laeticia Mello. Buenos Aires, Argentina.

2014 - Zavaleta LAB (exhibición colectiva). Curaduría Phillippe Cyroulnik. Buenos Aires, Argentina.

2013 - Galería Quimera del Arte, Usar la propia mano como almohada* (exhibición individual). Buenos Aires, Argentina.

2013 - Palais de Glace en el marco del Salón Nacional de las Artes, seleccionado en la categoría Nuevos Soportes e Instalaciones. Buenos Aires, Argentina.

2013 - Galería Cecilia Caballero, Sin Título, Técnica Mixta (exhibición colectiva). Buenos Aires, Argentina.

2012- Fiebre Galería de arte muy contemporáneo, Juego (exhibición individual). Buenos Aires, Argentina.

2012- Galería Cecilia Caballero (exhibición colectiva). Buenos Aires, Argentina.

2012- Feria ArteBA, Galerías Chez Vautier/ Cecilia Caballero. Buenos Aires, Argentina.

2011- Palais de Glace en el marco del Salón Nacional de las Artes, premiado con una mención en la categoría de arte textil. Buenos Aires, Argentina.

2011 - Galería Formosa (exhibición colectiva). Buenos Aires, Argentina.

2010 - Festival La Noche en Vela en el Centro Cultural San Martín (exhibición colectiva), This is not a gallery. Buenos Aires, Argentina.

2009 - This is not a gallery (exhibición colectiva). Buenos Aires, Argentina.

ContratapaMi árbol de la suerte

Fotografía digital2015

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