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Colección Anazca

Ediciones ORTO

2010

DicDicDicDicDickie Vázqkie Vázqkie Vázqkie Vázqkie Vázquez Mesuez Mesuez Mesuez Mesuez Mestrtrtrtrtreeeee

Edición: Javier Toledano ChacónCorrección: Juan M. Alsina MilanésDiseño y composición: Yuri Y. Baldoquín Suárez

© Dickie Vázquez Mestre, 2010© Sobre la presente edición Ediciones ORTO, 2010

ISBN 978-959-7179-74-0

Ediciones ORTOPlácido # 161esquina a Pedro FigueredoManzanillo, Granma, Cuba.E-mail: orto@crisol.cult.cu

Índice

A modo de introducción / 7

Acerca del origen del nombre de Media Luna / 9

¿Cómo y cuándo llegaron los primeros medialuneros?/ 11

¿Quiénes fueron los primeros en llegar?, ¿cómo eran?/ 17

¿Quiénes fueron los segundos en llegar?, ¿cómo eran?/ 21

Los agricultores ceramistas de Media Luna / 25

El primer poblado europeo de Media Luna / 31

San Francisco Javier: el Santo Patrón de Vicana y lalluvia / 37

Los inicios de la Guerra de los Diez Años. La Caridadde Macaca y Vicana / 39

El inicio de la Industria Azucarera en Media Luna/ 44

Un importante resultado de la ciencia: la caña «MediaLuna 3-18» / 49

Sobre abusos y asesinatos: la masacre del 34 / 51

Manuel: un personaje y una historia / 53

Cinco Palmas: toda la nobleza y la hidalguía cubanas/ 58

La manifestación de agosto de 1957. Media Luna y elChe Guevara / 64

La Luz de Yara, ¿en Vicana? / 67

El Maestro: un caballero en la vida de Media Luna/ 69

El 26 de diciembre de 1958, un salto en la historia/ 72

Tres maestras: algo sobre la historia de la pedagogía/ 75

Una mujer sin rostro / 78

El parque del pueblo / 80

Celestino y los rallos / 86

Manuel en Celia: la influencia de un padre / 89

El Ocuco: una leyenda picarezca/98

Epílogo / 101

Iconografía / 105

Citas y Notas / 109

Bibliografía / 112

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A modo de introducción

Cuando los medialuneros viven lejos de su tierra, lanostalgia les invade, esto no sólo les sucede a los que siem-pre han permanecido en Media Luna; aquellos que hoyhabitan otros municipios o provincias del país tambiénpadecen por igual. Un buen ejemplo al respecto es el«Movimiento de Medialuneros Ausentes», cuyos miembrostodos los años visitan su terruño. Pensando en ellos, enparticular, en dos queridos amigos: Néstor Martínez yÁngel Dalmau, es que se realiza esta recopilación de tex-tos que fueron escritos entre los años 1996 y 2002, enlos tiempos que laboré en la Dirección de Patrimoniodel Ministerio de Cultura Municipal.

Se trata de una recopilación incompleta, pues muchascosas se quedan por contar, pero, de seguir esperando,nunca se llevaría a la luz. Es necesario aclarar que se po-dría dar al texto un mayor rigor científico, como el queestá presente en los documentos de referencia, pero no sebusca exagerar llenando páginas enteras con vocabloscientíficos o numerosas referencias bibliográficas. Al res-pecto se apela a materiales inéditos, escritos, como ya sedijo, antes del año 2002, estos surgieron como resultadode las investigaciones que, a la sazón, enriquecen actual-mente el trabajo patrimonial del municipio.

Se quedan personajes por abordar como Cheo Villa,(el practicante Cheo), enfermero excepcional que jugó unsignificativo papel en la historia de la salud en Media Luna,dueño de un carisma que le ganó el cariño y reconoci-miento de todo su pueblo, y muchos otros a los que dealguna manera se les rinde homenaje con este libro.

Los capítulos son cortos e independientes para que ellector se dirija a aquellos temas que le resulten de interés,

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sin que tenga que hacerlo en un determinado orden. Secombinan historias, personajes y leyendas porque entretodas se teje la identidad cultural de una comunidad.

Esto es, ante todo, un derrame sentimental dedicadoa la tierra que nos vio nacer, a su ambiente, a su historia, alos cuentos y tradiciones que preservan y comparten susvenerables ancianos.

Es el momento de recordar a quienes contaron las anéc-dotas o contribuyeron a organizar las historias, es hora demencionar a Primitivo Pérez y Sofía Acuña, al amigoNelson Reyna, a Juan Ramón Acuña, Edilberto Piña,Dennys Álvarez —excepcional colaboradora—, MaritzaAcuña, a Wilfredo (Papi) Núñez y a Rolando Alarcón,a Alfredo Arias y a Esperanza Alarcón. De todos ellos hayun poco en estos textos; pero hay dos personas de re-ferencia obligada: Amador (Cuco) Núñez y el queridohistoriador empírico que fue Fernando Martínez. Sin ellosnada se habría escrito. La intención es provocativa,incitadora. Lo que se quiere es motivar el estudio de lahistoria local e investigar lo que aún no está escrito, o noes suficientemente conocido. Si esto se lograse, nos daría-mos por satisfechos.

Tal vez en una segunda edición se pueda profundizaren determinados temas, incluir otros, hacer algunas co-rrecciones, etcétera. Por el momento esto es lo que se ofre-ce con la mejor de las intenciones, con todo el amor delmundo.

El autor

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Acerca del origen del nombrede Media Luna(primera historia)1

A raíz del inicio de La Guerra de los Diez Años, el gobiernocolonial español decidió agrupar en una especie de«campamentos» a la población campesina de esta zona,bajo el pretexto de protegerla contra las consecuencias dela guerra, aunque el verdadero propósito era eliminarcualquier posibilidad de colaboración campesina y deapoyo logístico a las tropas independentistas.

Durante ese período el único poblado de importanciaque existía en el sur del Guacanayabo era Vicana Abajo,donde radicaba la capitanía del Partido Pedáneo deVicana. Desde ese poblado se dirigía política y admi-nistrativamente una extensa región que abarcaba desdela margen sur del río Tana hasta Cabo Cruz. Vicana Abajoestaba compuesto, fundamentalmente, por españoles,fieles a la corona y defensores del régimen colonial.

Una parte de la población rural fue ubicada en un pun-to de la costa del Guacanayabo conocido por Manáguano,junto a una ciénaga costera que se encuentra entre losactuales cascos urbanos de Media Luna y Niquero. Allíse reunieron más de 300 familias de los partidos de Guáy Vicana que huían de los campos, debido a los desmanesde las tropas españolas2. Así los presionaban para reagru-parlos forzadamente en los «campamentos». (Ver imagenno. 1).

Las condiciones del lugar no eran favorables para lavida, debido a las plagas de mosquitos y al ambientehúmedo de la ciénaga, de modo que se decidió mudar elasentamiento. El sábado 1ro. de mayo de 1869, se asentóel pequeño grupo humano, un campamento militar espa-ñol junto al grupo de familias antes mencionadas, en unpunto de la costa, un poco más al norte y que desde mucho

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antes se conocía por los marinos como Ensenada de MediaLuna, atendiendo a su forma geográfica. Allí existía unembarcadero conocido con el nombre de Sibanicú pordonde se embarcaban los productos que provenían deVicana Abajo y otras haciendas3. La Ensenada de MediaLuna se extiende desde la desembocadura del río Vicanahasta el lugar donde se encontraba el antiguo muelle, don-de hoy está ubicada lo que fue la torre de guardafronteras.Era común dar estos nombres a los accidentes geográficoscosteros que servían como referencia en una zona donde eltráfico era generalmente marítimo. Así son bautizadosPunta Cuchillo, La Herradura, El Martillo, La Zanja, et-cétera.

A partir del mes de julio fue poblándose el campamentopor civiles que huían de sufrimientos y atropellos impues-tos por el Ejército Español y también como consecuenciade las condiciones generadas por la guerra. Más tarde fueoficialmente declarado «poblado». Así, en la Ensenadade Media Luna, se asentó un pequeño grupo humano quecon los años fue conocido como Pueblo Viejo, constituyeel primer núcleo poblacional de lo que hoy se conoce comoCasco Urbano de Media Luna. Con los años y con el sur-gimiento de la Industria Azucarera, fue creciendo y desa-rrollándose esa parte de Media Luna, mientras VicanaAbajo fue perdiendo importancia. El flujo migratorio enbusca de trabajo en el central azucarero «Isabel B» provo-có el crecimiento de este sector en nuestra geografía. Asínació el asentamiento poblacional que devino en el hoyconocido municipio de Media Luna.

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¿Cómo y cuándo llegaron los primerosmedialuneros?

(segunda historia)4

Cuando se habla de los primeros medialuneros con fre-cuencia se hace pensando en aquellos que constituyeronlos barrios más antiguos que hoy se conocen, y en quienesvinieron a poblar este pedazo de suelo cubano a princi-pios del siglo XIX, o tal vez en los que se asentaron en laregión algunos años antes. Pero se olvida que con ante-rioridad este suelo que hoy pisamos fue recorrido porhombres que llegaron a Cuba —y a Media Luna— en dis-tintas oleadas, con diversos grados de desarrollo culturaly socioeconómico, dueños de tradiciones, en su mayoríaolvidadas y de lenguas cuyos vocablos aún subsisten, enparticular cuando nombramos nuestros ríos y arroyos:Macaca, Guarajabo, Sibama, Cojobabo, Tana, etcétera.Antes que estos bautizaran nuestros ríos, llegaron otroscuyas huellas son mucho más difíciles de apreciar y fue-ron precisamente los primeros hombres que pisaron nues-tra tierra: los habitantes más primitivos, los primerosmedialuneros.

Si fuese posible descorrer la cortina del tiempo, se obser-varía un territorio boscoso, poblado por una rica faunaque en muchos casos nos resulta desconocida, y por co-munidades aborígenes muy primitivas que convivían ar-mónica y equilibradamente con aquel maravillosoecosistema. A la sombra de los densos bosques y palma-res se desarrollaba la vida del primitivo habitante. El dramade la existencia transcurrió en toda su intensidad. La lu-cha por subsistir asociada a la caza, la pesca, la recolec-ción y más tarde, a la incipiente agricultura, era parte delquehacer cotidiano. Formas de organización de la familiay la comunidad que hoy nos parecerían extrañas: ritosmágico-religiosos y funerarios que aunque primitivos tienen

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elementos comunes a los que hoy subsisten. Relacionesentre los hombres, niños que ríen y juegan, parejas quese aman, también enfermedades, escasez, epidemias ymuerte. En fin, la vida en todos sus matices, sólo que...hace más de 3000 años.

Ni siquiera los conquistadores españoles conocieron ensu totalidad todos los etnos5 que habitaron Media Luna. Sibien es cierto que contactaron con algunos, otros habíandesaparecido como tales, ya sea porque habían emigradoa otras regiones de Cuba o del Caribe, o porque habíansido asimilados culturalmente por grupos humanos másdesarrollados. Al llegar las huestes ibéricas a Cuba, lapoblación aborigen de la Isla era de 200 000 habitantes6.

Media Luna se encuentra en lo que entonces se deno-minó «Provincia India de Macaca». Todo parece indicarque esta región abarcaba desde el río Tana hasta Cabo Cruzy estaba muy poblada, la enorme cantidad de sitios arqueo-lógicos localizados así lo demuestra. Era, sin dudas, una delas áreas más pobladas de la Isla. Los sitios arqueológicoshasta ahora detectados en la parte del territorio que hoycorresponde al municipio de Media Luna, pertenecen atres comunidades étnicas bien diferentes:

1- Grupos preagroalfareros, con tradiciones mesolíticastempranas, los más primitivos.

2- Grupos protoagricultores, con tradiciones mesolíticastardías.

3- Grupos neolíticos (agroalfareros), en su etapa más tem-prana.

Estos sitios comenzaron a ser localizados y estudiadospor el doctor Manuel Sánchez Silveira durante la primeramitad del siglo XX. Ya a la altura de los años setenta ungrupo de aficionados que respondía al nombre de«Macaca» continuó los estudios, completando el panora-ma descrito inicialmente por Sánchez.

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Hoy, al culminar el siglo XX, se tiene una visión muchomás completa, aunque no total ni mucho menos acabada, delas oleadas de poblamiento aborigen que fueron llegandoal costero municipio granmense. (Ver imagen no. 2).

La suerte de aquellas primeras migraciones estuvoindisolublemente ligada a la flora y fauna cubanas y a laposición de nuestro archipiélago en el contexto caribeño.Influyó decisivamente un aspecto poco conocido, pero quefavoreció considerablemente el desplazamiento de losprimeros grupos humanos hacia la Isla. La ciencia ha podi-do comprobar que hace unos 18 000 años se produjo unperíodo de máxima intensidad glacial. La congelación delos casquetes polares trajo consigo un descenso del niveldel mar hasta unos 100 m por debajo del actual. Aún mu-cho después, hace aproximadamente 10 000 años, todavíael nivel de las aguas marinas estaba entre los 18 m pordebajo de los niveles a los que estamos acostumbrados7.Andros, en el archipiélago de las Bahamas, era sólo unaelevación insertada en una gran isla constituida por unaparte considerable de lo que es hoy el Gran Banco deBahamas. Otro tanto sucedía con la cayería ubicada al nor-te de Ciego de Ávila y Camagüey; de modo que se estimaque la distancia entre las dos islas era sólo de 18 km, máso menos la distancia actual entre los cascos urbanos deMedia Luna y Niquero.

Por otra parte, desde el Cabo de Gracias a Dios —en lafrontera entre Honduras y Nicaragua—, emergían algu-nas islas que facilitaban el tránsito hasta Jamaica. Otrotanto sucedía con una cadena de islas que permitían elpaso desde el Golfo de Honduras hasta el sur de Cuba. Enla actualidad, sólo las cúspides de esas islas se asomanpor sobre el nivel del mar constituyendo las islas Swan,Caimán Grande, Caimán Chico y Caimán Brac. La Costasur oriental de Cuba se prolongaba mucho más al sur, que-dando fuera del agua una gran parte de la plataforma deLos Jardines de la Reina y del Golfo de Guacanayabo. La

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única barrera estaba constituida por la Fosa de Barttlet,muy profunda, pero estrecha en muchas partes. Agréguesea esto que nuestros primeros pobladores fueron muy bue-nos navegantes. Para ellos moverse sobre el mar distanciasque sumaban varios kilómetros, resultaba una actividadcotidiana. En sus pesquerías, alejándose cada día más, ibandescubriendo nuevas islas que posteriormente habita-ban y explotaban. Así, en un proceso de miles de años,fueron moviéndose y conquistando toda la región caribeñay por supuesto, Cuba. Llegaron de todas partes, de La Flo-rida, en Norteamérica; de Centroamérica; de Sudamérica,a través del arco que forman Las Antillas; unos primero yotros después, en un proceso en que la adaptación al me-dio y la evolución fueron tejiendo múltiples tradiciones,tanto en el terreno de la cultura material como en el de lacultura espiritual. Así se formaron los primeros cubanos,los primeros medialuneros, como el lógico producto de unalarga y dura evolución de cientos y hasta miles de años.

Pero después de la azarosa travesía aquellos hombresencontraron en las distintas regiones de Cuba condicionessumamente favorables para la vida. Para comenzar, la flo-ra: más de 7 000 especies constituían la rica flora cubana.Cuentan los cronistas que podían recorrerse distanciasenormes, hasta de ochocientos kilómetros, a la sombrade los bosques. El Guayacán, la Ceiba, el Cedro, la Caoba,la Palma Real; entre los árboles frutales más abundantesse encontraban el mamey colorado, la guanábana, el anón,el caimito, la guayaba (preferida de los grupos aruacos),el hicaco, el corojo. Además, los grupos que contactaroncon los ibéricos también cultivaban la yuca, el boniato, elmaíz, el algodón y el tabaco.

Imaginemos por un momento que todos los terrenosque hoy están sembrados de caña de azúcar en Media Lunaestuvieran totalmente cubiertos por bosques maderables,llenos de árboles frutales, que en distintas épocas del añoofrecen, generosos, sus frutos, en una tierra fértil y con un

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clima benévolo, sin calores excesivos ni fríos intensos. Esadebió ser la Cuba descubierta por nuestros aborígenes.Muchos años después, bajo la acción depredadora delhombre, el Gran Almirante exclamó: «Esta es la tierra máshermosa que ojos humanos han visto».

Media Luna en particular, enclavada en el sur delGuacanayabo, surcada por múltiples ríos y arroyos, ba-ñada por tranquilas aguas marinas, entre las montañasy la costa, con extensos manglares, debió constituir unexcelente marco para el establecimiento de los distintosgrupos. Y como si esto fuera poco, la fauna, no menos ricay diversa, tal vez pobre en relación con la cantidad demamíferos, especialmente los grandes mamíferos, peroabundante en moluscos, peces, crustáceos y aves. Entrelos mamíferos que sirvieron a la dieta aborigen aparece lajutía, de la que existen diversas especies y cuyos restos secolectan prácticamente en todos los sitios arqueológicosestudiados; habitan los más diversos medios, desde laszonas rocosas hasta los bosques y manglares. Tambiénabundaba el manatí, hoy casi extinto, el almiquí y hasta lafoca tropical, actualmente desaparecida. Los reptiles yquelonios también tienen su representación: la tortugaverde, la caguama, la jicotea; además de las iguanas yvariedades de lagartos y cocodrilos. El majá de SantaMaría también formó parte de la dieta de aquellos gruposhumanos. Los moluscos, además de aportar su carne, per-mitían la confección de instrumentos disímiles de trabajo,elaborados hábilmente a base de sus conchas. Crustáceoscomo el cangrejo (azul y rojo), cuya captura era fácil; pe-ces de todo tipo, tanto de ríos como de agua salada; labiajaca, la cubera, el pargo, el pez perro y otras muchasespecies, incluyendo el tiburón.

Estas poblaciones, a la llegada de nuestros primerosancestros, debieron ser muy numerosas, y representaronuna vital fuente de alimentación. Obviamente la caza, lapesca y la recolección, exigían grandes esfuerzos; el medio

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boscoso debió dificultar la captura de muchas especies per-fectamente adaptadas a su medio y con sus correspon-dientes mecanismos de defensa. Pero el hombre desarrollóun complejo técnico que aún hoy nos resulta increíbleapreciar y obtuvo una considerable utilidad subsistencialque garantizó su azarosa vida. La lucha hombre-mediopropició el desarrollo de una “cultura técnica” que a suvez impulsó el desarrollo intelectual de aquellos sereshumanos8.

En el mundo hubo medios mucho más hostiles. Com-parado con las zonas desérticas o heladas, o con la peli-grosa selva tropical suramericana, el medio geobiológicocubano debió ser una especie de “paraíso terrenal”. Ade-más, como ya se señaló, el hombre sacó productos de todo,de las piedras, de conchas, de los huesos, etcétera. Fueeficiente en la caza y en la recolección, apoyó esta actividadcon la pesca, y los grupos más evolucionados introduje-ron la agricultura. Esta última liberó parcialmente a nuestrohombre primitivo del nomadismo. El hombre, como ele-mento transformador del medio que lo rodea, muchasveces agota parcialmente su fuente de alimentos, alte-rando el ecosistema que se encuentra bajo su esfera deinfluencia económica. Como consecuencia, se ve obligadoa emigrar. La agricultura y el procesamiento de algu-nos alimentos como la yuca, le permitió almacenar paralas etapas difíciles del año y alternar con las actividadesde la caza. Esto propició cierta estabilidad. Migracionesestacionales y el intercambio con otros grupos redondea-ron un modo de vida que satisfizo, en cierta medida, lademanda alimentaria en aquellos grupos que alcanzaronun mayor desarrollo. Esto dio más tiempo al hombre paralas manifestaciones súper estructurales como son las prác-ticas mágico-religiosas y funerarias, indisolublemen-te ligadas como un todo único. De cualquier forma, estasprácticas aparecen en mayor o menor grado, de una ma-nera más o menos sofisticada, en todos los grupos huma-nos, aún en los más primitivos.

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¿Quiénes fueron los primeros en llegar?,¿cómo eran?

(tercera historia)9

El Mesolítico Temprano de Cuba

Una oleada humana llega a Cuba hace unos 4 500 años;no es la primera, proceden del norte de Venezuela y através de una larga migración, pasan por Colombia yascienden hacia el norte por Centroamérica hasta lafrontera hondureño-nicaragüense; de allí, aprovechandola cadena de alrededor de 25 islas, viajan hasta el sur deCuba, y se asientan en la Ciénaga de Zapata, en la pe-nínsula de Guanahacabibes, y en la actual Isla de laJuventud. Luego se propagan hasta el sur de Camagüeyy llegan al Golfo del Guacanayabo. Estos grupos per-tenecientes al Preagroalfarero Cubano, con tradicionesmesolíticas tempranas, habitaron Media Luna. La Lomade García es un buen ejemplo; se trata de un sitioarqueológico perteneciente a una de estas comunidades.Allí se acumulan varias decenas de metros cúbicos deconchas de caracoles y se han colectado diversos artefactosutilizados y fabricados por ellos a base de conchas ypiedras. Otros sitios pertenecientes al mismo etnos sedistribuyen por la zona de Cuchillo, por El Bucio, cercade Guarajabo, en las cercanías de San José, en un lugarconocido como La Pesquera, en Demajagua y otros barriosmedialuneros. Algunos parecen ser paraderos forma-dos como resultado de migraciones estacionales; peroLoma de García y La Pesquera son verdaderos sitios dehabitación utilizados, probablemente, durante muchosaños. El nomadismo asociado con determinadas épo-cas del año, generó el surgimiento de pequeños conchalesmucho más reducidos, pero que demuestran la presenciamesolítica temprana en Media Luna.

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Estos hombres se dedicaban fundamentalmente a lapesca de plataforma y a la recolección litoral, esto expli-ca su dispersión por toda Cuba. Se han reportado sitiosen la costa norte de Matanzas, en Pinar del Río, en la costasur de Guantánamo. Llegaron al resto de las AntillasMayores y las Bahamas. Dominaban las técnicas paraprocesar las conchas de los caracoles que formaban partede su dieta: la fractura por percusión, la abrasión y el cor-te por fricción. En su ajuar se incluyen puntas de lanza,cuchillos, raspadores, perforadores, hachas, platos, picosenmangables y de mano, anzuelos, cucharas y gubias; todoesto confeccionado a partir de las conchas de los caraco-les. Sus instrumentos de trabajo obtenidos como productode esta industria, son elementos diagnósticos para esteetnos. Se le ha denominado algunas veces como «la cultu-ra de la concha», pero también se valían de pequeñas lascasfilosas de sílex para cortar, así como de rústicos tajadores.Usaron los guijarros en su forma natural como martillos opercutores para machacar, para triturar. Fueron capacesde construir canoas rústicas para lo cual ahuecaron troncosvaliéndose de sus instrumentos de concha —especialmen-te de las gubias— y del fuego. Llegaron a confeccionaralgún tipo de red para lo cual se valieron de agujas he-chas con huesos de pescados y que sumergían utilizandoguijarros a los que les hacían una especie de cintura muytosca y que denominaban «sumergidores de redes». (Verimagen no. 3). Usaron el fuego para procesar y conservarsus alimentos; realmente fueron muy hábiles y estabanperfectamente adaptados al medio.

Estos hombres habitaron tanto cuevas y abrigos roco-sos como áreas despejadas, algunos penetraron 5 y hastamás kilómetros alejándose de las costas. Los sitios delinterior, los más distantes del litoral, son generalmentepequeños, pueden ser circulares o totalmente irregulares.En Media Luna todos los que han sido detectados, con laexcepción de Loma de García, están totalmente alterados,ya que se encuentran en terrenos arados. Son muchos los

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potreros y cañaverales donde aparecen estos conchales.Los sitios costeros encontrados en Cuba son, en su ma-yoría, grandes, y tienen forma elipsoidal. Eran estos lossitios de habitación estable, los del interior parecen habersurgido como consecuencia de las migraciones estacio-nales10.

Se piensa que en áreas despejadas vivieron en casasrectangulares que podían albergar hasta 50 personas, yen otras de forma circular, más pequeñas, que aceptaríanun máximo de 10 individuos. Obviamente sus sitios siem-pre se encuentran cerca de fuentes de agua potable, dígaseríos, lagos, manantiales, etcétera.

Sus ritos y costumbres funerarias tenían algunas par-ticularidades interesantes. Enterraban a sus muertos enlos propios sitios de habitación; ya sea en cuevas o en áreasdespejadas. Así, utilizaron solapas y cavernas con frecuen-cia, para sus ritos funerarios. Estos ritos, como sucede deforma general en toda la comunidad primitiva y aúnmucho después, estaban relacionados con el culto a losantepasados y con creencias totémicas después del con-sabido proceso de divinización. También está presente elanimismo, que se deduce a partir de la presencia de ofren-das funerarias en sus enterramientos; algunas vecessepultaban sus muertos más de una vez (enterramien-tos secundarios), todo esto asociado a un complejo ritualmortuorio. En ocasiones se aprecia una orientación delos cuerpos con el cráneo hacia el Este. Entre las ofrendasaparecen los adornos, armas, útiles de trabajo o de usopersonal. Algunos cadáveres han aparecido cubiertos conpolvo de ocre rojo o depositados sobre una capa de con-chas de moluscos univalvos nacarados. También han sidoexhumados enterramientos colectivos junto a sus sitios dehabitación. Eran de estatura media, cráneos no deforma-dos con órbitas cuadradas y un ancho espacio interorbital.En general, presentaban un fuerte desgaste en su denti-ción, probablemente como consecuencia del excesivo

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consumo de moluscos mal cocinados y del uso de su den-tadura en las más disímiles tareas.

En ocasiones los conjuntos de sitios distaban muchoentre sí, esto pudo acarrear una profundización de ladivisión del trabajo, en dependencia de la actividadespecífica a realizar por el subgrupo en el paradero encuestión y su paulatina especialización.

Un conchal como El Bucio, a orillas del río Macaca, de-bió estar enclavado en una zona de exuberante vegetaciónboscosa; sin embargo, en Demajagua, está prácticamenteinmerso en los manglares costeros. La flora y la faunay como consecuencia, las actividades de apropiación,debieron diferir bastante. Siendo La Pesquera el sitio ca-becera, los habitantes de El Bucio y Demajagua debierontener actividades muy específicas en las cuales se espe-cializaron.

Las huellas del Mesolítico Temprano están dispersaspor todo el territorio medialunero, los reportes de si-tios son frecuentes pero, con el avance de las aguas hacialas costas, muchos han sido los sitios que han quedado su-mergidos. Más, complace saber que cuando se construíanlas pirámides del viejo imperio egipcio, grupos humanosya se movían por el territorio medialunero.

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¿Quiénes fueron los segundos en llegar?,¿cómo eran?

(cuarta historia )11

El mesolítico tardío de Cuba

Alrededor del año 500 a.n.e., hace unos 2 500 años, épocade la llamada «edad de oro» de la civilización griega, arri-bó a Cuba, en sucesivas oleadas, un nuevo etnos. Proce-dentes del valle del Mississippi, de allí se mueven hastaLa Florida y finalmente al norte de Cuba. Se asentaron enla costa norte de Matanzas y otras provincias centrales.Llegaron hasta Holguín, allí se ubica un sitio consideradoreferencial, Arroyo del Palo, suficientemente estudiado.Todo parece indicar que algunos individuos penetraronen la llanura del Cauto y llegaron al Guacanayabo, mo-viéndose hacia el sur, se asentaron en Media Luna yNiquero. Hasta ahora sólo se han detectado dos sitios deeste tipo en Granma —aunque se estudian otros en la zonade Río Cauto y Cauto Cristo—, ambos en la zona de Cu-chillo, en la frontera entre los municipios antes mencio-nados. En Cuba son conocidos como protoagricultores.Es en realidad una especie de período de tránsito hacialos agricultores-ceramistas, pero con características muypeculiares. No está claro aún si hubo una evolución a par-tir del mesolítico medio o más bien un proceso detransculturación de éstos como consecuencia del contactocon grupos más evolucionados, el hecho es que con fre-cuencia aparecen asociados, el ajuar típico del mesolíticomedio, con fragmentos de cerámica. No obstante, no apa-recen restos de burén ni practicaban la deformacióncraneana, elementos que son diagnósticos para el neolíticocubano12.

Este protoagricultor sobrevivió como tal hasta 1492 ygrupos similares se detectan en la República Dominicana.

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Eran individuos de baja estatura; se asentaron lo mismoen costas que tierra adentro, en zonas bajas o altas. Eso sí,todos los sitios están cerca de corrientes fluviales. (Verimagen no. 4).

El elemento que permite establecer su procedencia estárelacionado con las características de la industria micro-lítica del sílex. En el caso particular de los sitios orientales,la cerámica es burda y tiene escasos trazos incisos, al-gunas figuras geométricas simples y a veces, restos depintura roja.

Estos grupos son dueños de un desarrollo superior quese aprecia en sus instrumentos de trabajo, en sus técnicasde manufactura. La técnica micro-lítica en la talla del sílexpermite ampliar considerablemente el espectro utilitariode muchos instrumentos de trabajo, aquí entran las micro-puntas para flechas, perforadores, lascas retocadas, etc.

En los sitios protoagrícolas se colectan majaderos, manosde mortero, percutores diversos, pulidores, todos elabo-rados a base de rocas de considerable dureza, utilizadospara triturar semillas y frutas, para majar la carne demoluscos y otras. También se recolectan hachas, objetoselaborados a base de las conchas de moluscos del litoral,gubias de dedo, etcétera. (Ver imagen no. 5). Construye-ron casas, canoas y otros objetos de madera. La presenciade sumergidores de redes sugiere la existencia de tejidosde fibra vegetal.

Es muy probable que en los sitios de habitación establepracticaran algún tipo de agricultura y tal vez, la domes-ticación de animales. En los sitios cabecera, mayormentecosteros, la residencia familiar debió ser gentilicia, dondegrupos con propósitos concretos (clanes o partes de ellos),realizaban actividades económicas fundamentales.

En la elaboración de las materias primas predominó ladivisión del trabajo por sexos y edades: las mujeres se ocu-paron de las tareas de la alfarería, de la recolección, de laincipiente agricultura, mientras los hombres se encargabande la caza, la pesca y la talla del sílex. En épocas determi-

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nadas del año se producían desprendimientos estacionalesde grupos forrajeros. Así, durante una parte del año, serompían parcialmente la estructura clánica, lo que impli-caba un deterioro de las relaciones gentilicias. La jefaturaen estas comunidades estuvo basada en las funciones eco-nómicas, la edad, la experiencia y también vinculada concontenidos mágico-religiosos.

Estos protoagricultores realizaron dibujos rupestresabstractos con colorantes vegetales y minerales. También,como parte de sus prácticas mágicas, adornaban sus cuer-pos con pinturas, se han encontrado —aunque no en MediaLuna—, objetos de madera decorados con dibujos geo-métricos, bolas de madera, pendientes de concha y hastaflautas de huesos de ave.

La vida de aquellos hombres estuvo muy ligada a la su-perstición, a una concepción mágica del universo y lavida. El totemismo y el animismo están presentes en susprácticas funerarias. Sus ceremonias estuvieron matizadaspor cierto tipo de música, lograda basándose en instru-mentos muy rudimentarios de viento y percusión (unaflauta de hueso fue encontrada en Arroyo del Palo,Holguín). El protoagricultor medialunero presenta suspropias características, condicionadas por las particulari-dades del medio geobiológico.

En las inmediaciones del Arroyo Cuchillo y muy cercade la costa, han sido ubicados dos sitios donde se ma-nifiestan tradiciones mesolíticas tardías, esto es, pro-toagrícolas, que han sido denominados con los nombres de«Cuchillo-01» y «Cuchillo-02». Ambos sitios fueron estu-diados antes de sufrir el deterioro provocado por el avanceconstante del mar y la incontenible dinámica de las cos-tas. Fueron descubiertos en 1979 y los primeros años de ladécada del ochenta. Su estudio se prolongó hasta 1998. Elajuar colectado ha sido revisado por especialistas del másalto nivel —nos referimos a los doctores José ManuelGuarch, Manuel Rivero de la Calle y Jorge Febles Due-ñas, además de Caridad Rodríguez—, quienes fueron

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consultados. Con la colaboración del doctor RobertoRodríguez se obtuvo un fechado de 1 481 años aproxima-damente para un fragmento de hueso de quelonio, por elmétodo de cuantificación lipídica. La muestra fechada te-nía por debajo unos 30 cm de basura arqueológica, lo quepermite afirmar que la presencia protoagrícola es aún másantigua. (Ver imagen no. 6).

El hombre de Cuchillo consumió carne de quelonios,abundantes moluscos litorales, aves, ofidios, jutía, pe-ces, etc. En todo lo demás el protoagricultor medialunerodebió ajustarse a los patrones generales del mesolítico tar-dío cubano ya descritos con anterioridad. Su presencia ennuestro territorio data de unos 2 000 años de antigüedad.Debieron, según parece, atravesar la llanura del Cauto ydispersarse de norte a sur por el Guacanayabo. Sitios comoestos deben existir con toda seguridad en los municipiosal norte de Media Luna. Su huella ha llegado hasta el nortede Niquero de forma comprobada. Estudios actualesen el municipio de Río Cauto arrojarán más luz sobre lapresencia de este etnos en Granma.

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Los agricultores ceramistas de Media Luna(quinta historia )13

Llegan a Cuba a partir del año 500 d.n.e. Proceden deltronco étnico aruaco sudamericano y llegan en diversasoleadas a través del arco de Las Antillas, del norte de Ve-nezuela, desde la cuenca del río Orinoco. Se diferenciande los grupos anteriores por un mayor desarrollo de lasfuerzas productivas y un mayor nivel de su complejo téc-nico. Agricultores experimentados, dominaron la alfareríay procesaron la yuca de manera muy particular para ob-tener tortas de casabe o también llamado «pan indio». Seubican en las más disímiles zonas: en Holguín,Guantánamo, Santiago de Cuba, Granma, Camagüey,Ciego de Ávila, provincias centrales y hasta el norte deMatanzas y La Habana14.

Eran de baja estatura, 1.58 m los varones, y 1.48 m lashembras como promedio. Fabricaron majaderos, percu-tores, hachas pulidas, buriles, ídolos, colgantes de piedra,guayos de madera y piedras, artefactos de concha, texti-les, etcétera. (Ver imagen no. 7 y 8). Construyeroncaneyes, bohíos y aldeas con plazas. Para la confección desus ceramios utilizaron el método del acordelado. Losdecoraban con incisiones o con aplicaciones antes delcocido de la pieza. Modelaron platos, ollas, vasijas na-viculares y boles. Una pieza característica son los burenes,estos eran planchas gruesas y circulares de barro cocidosobre las cuales se extendía la masa obtenida de la yucapara cocer el casabe. Esta tradición es diagnóstica para losagroalfareros. El burén los identifica.

La agricultura los independizó del nomadismo crónicoque padecieron los etnos menos desarrollados. La practi-caron hasta en terrenos cársicos, con escasa capa vegetal.Practicaron el cultivo en rozas y en montones, una especie

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de canteros con tierra vegetal. Cultivaron así la yuca amar-ga, el boniato, el maíz, los frijoles de diversos tipos, ajíes,tabaco; también sembraron árboles frutales. Esto nodeterminó que abandonaran la caza, la pesca y la recolec-ción, valiéndose de habilidades increíblemente efectivas.Se asentaron cerca de las desembocaduras de los ríos y alo largo de sus cauces, cerca de las costas o tierra adentro,valiéndose de canoas (cayucos), anzuelos de conchas y deespinas de pescado, de venenos vegetales, de cercados enlas costas y los ríos que funcionaban como criaderos depeces, quelonios, etcétera. Cuabearon, manejaron el arpón,cazaron jutías con ayuda de perros amaestrados (perrosmudos), domesticaron aves y mantuvieron jutías en cau-tiverio. Fabricaron cestas y hamacas, cultivaron el algodón.Las comunidades del neolítico temprano de Cuba sesustentaron socialmente sobre la base de un núcleoeconómico de carácter gentilicio. No obstante, ya aparecenelementos de desintegración de dicha estructura social queindican un tránsito hacia una fase patriarcal, cosa que noocurría en los etnos anteriores.

Es probable que en la región del sur del Guacanayabo,en el lugar que los españoles bautizaron con el nombre deProvincia India de Macaca, existieran sistemas de asenta-miento constituidos por poblados de tierra adentro o enlugares apropiados para la actividad agrícola, complemen-tados por asentamientos costeros con un alto índice deactividades apropiadoras, entre los que debieron existirnexos parentales, y se producía un intercambio regular yactivo de servicios recíprocos. Era toda una estructuraeconómico-social que dominaba una zona geográfica deregulares dimensiones. La estructura gentilicia y comunalpermite inferir que pudo existir intercambio y coopera-ción, inclusive entre distintos clanes con nexos parentalesy hasta sin ellos.

En las comunidades agroalfareras cubanas existió ladivisión natural del trabajo en función del sexo y la edad.

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Las mujeres tuvieron un gran peso en las actividadesartesanales: confección de textiles, de ceramios; tambiénse ocuparon de una buena parte de la actividad agrícola.Además, las mujeres prepararon alimentos, realizaronactividades de recolección y criaron a los niños recién na-cidos.

Los hispanos apreciaron cierto tipo de esclavitud de undeterminado sector de las comunidades agroalfareras. Aestos supuestos esclavos los llamaron «naborías». Pero estaidea parece estar relacionada con formas de cooperaciónsimple características de la organización gentilicia en laque niños y jóvenes prestan servicios durante esa eta-pa de sus vidas, era parte de su educación y de los hábitosancestrales de la tribu.

El sector dominante de la tribu, los nitaínos, estaba cons-tituido por un conjunto de personalidades que, por suedad, experiencia y prestigio, detentaban la máxima au-toridad. De este sector era elegido el cacique. El respetopor estas personalidades se pone de manifiesto en el cul-to a los antepasados, a sus hazañas, las que eran cantadasy contadas en sus areítos. Este culto llegó hasta la divini-zación y la creación de leyendas y de todo un panteónmitológico, contentivo de un grupo de divinidades y dio-ses que tenían sus propias historias y cumplían las másdiversas funciones. Como parte del componente espiritualde la vida del neolítico cubano estaba el behíque15, espe-cie de médico brujo cuya sucesión no estaba determinadapor vínculos de sangre sino por conocimientos y dotespersonales, tal vez por facultades parapsicológicas y pro-bablemente por un poco de picardía. Aún conservamosmuchas de estas tradiciones que, por ignorancia, atri-buimos a nuestra raíz africana. En el Areíto un indivi-duo, el Tequina, entonaba una letanía que era repetidapor el coro de hombres que, al compás de los golpes quepropinaban con los pies y con los brazos entrecruzados,danzaban sin descanso. Este baile cadencioso se prolongaba

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hasta que uno de los participantes caía en trance. Escenascomo esta se aprecian aún en nuestros centros espiritua-les. El behíque entraba en trance y procedía a predecirsucesos o a curar enfermos haciendo uso del tabaco y deotras sustancias alucinógenas, debemos recordar que eltabaco es oriundo de América y que no existía en África16.

Las ofrendas funerarias ponen en evidencia la presenciadel animismo. Enterraron o depositaron sus cadáveres encuevas o cerca de sus residuarios. Algunas veces se evi-dencian ritos funerarios, en otras ocasiones los huesosparecen lanzados en el rincón de alguna cueva. Tambiénse han encontrado enterramientos al aire libre.

Según los cronistas, los grupos agroalfareros guarda-ban cráneos y huesos de sus antepasados en sus caneyesy bohíos, y en ocasiones hasta los llevaban consigo.

Los behíques realizaban prácticas adivinatorias yexorcismos de espíritus o enfermedades, construían loscemíes que eran elaborados sobre piedras o pedazos demadera que, según ellos, albergaban espíritus. A estoscemíes se les atribuían poderes sobrenaturales. Obviamentela presencia de fetichismo en su mundo mágico-religiosoes un hecho.

Practicaron además el rito de la cohoba, en los momen-tos en que se requería tomar importantes decisiones. Elbehíque, después de emborracharse con las sustancias queinhalaba —como el humo de tabaco—, comenzaba a tener“visiones” que trasmitía a los miembros de la tribu y ha-cía predicciones que todos acataban como reales. Este esel primer ejemplo en la historia de individuos que vivende la ignorancia y la buena fe de sus congéneres. Pintaronsus cuerpos así como las paredes de las cuevas en negro,rojo y amarillo, con trazos geométricos abstractos. Todoesto puede interpretarse como una forma de prácticas má-gicas. Jugaron con pelotas de caucho, una especie dedivertimento al que denominaron batos y en el que se lan-zaban dicha pelota, golpeándola con cualquier parte desus cuerpos. Sus ceramios son mucho más elaborados en

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el decorado, la forma y el acabado que en el caso de losprotoagricultores.

Este etnos era mayoritario en el archipiélago a la llega-da de los hispanos en 1492. Cálculos conservadores sitúanen unos 200 000 la población aborigen en ese momento.El sur del Guacanayabo, la provincia india de Macaca, erauna de las regiones más pobladas junto a otras situadasen Holguín, Guantánamo, etcétera. En lo que fue Macacahay ya ubicados alrededor de 100 sitios de habitación abo-rigen y faltan extensas áreas por explorar. Parece que losnúcleos poblacionales más densamente poblados en aque-llos días se ubicaban en lo que es hoy Belíc y Cabo Cruz,en Niquero, en La Maguana y Gorito, Media Luna, puesallí, ya en la etapa de la conquista, los colonizadores esta-blecieron encomiendas.

En Media Luna han sido detectados dos sitios de habi-tación estable, (sitios cabecera), pertenecientes alagroalfarero temprano. El primero de ellos se encuentraen un potrero conocido como Bagazal y que la voz popu-lar ha bautizado como Los Indios, ubicado entre las cuen-cas de los ríos Tana y Caney. El terreno ha sido arado y elmaterial arqueológico aparece alterado y muy disperso.Asoman a la superficie una gran cantidad de caracoles,fragmentos de barro cocido de factura muy tosca entrelos que se colectan pedazos de vasijas, bordes, asas yrestos de burenes. En piedra se han encontrado dos maja-deros campaniformes, uno de ellos es una obra de arte,de más de 30 cm de largo, pulido, perfectamente simétricoy con un anillo de piedra tallado cerca de su ápice. Se hancolectado hachas petaloides pulidas que probablementepertenezcan a este sitio. El otro sitio fue descubiertopor el doctor Manuel Sánchez Silveira en la primera mitaddel siglo XX, fue visitado por don Carlos de la Torre. Hoyel deslave de las aguas y la acción humana han destruidotoda evidencia. Sánchez y otros testigos lo ubican en ellugar conocido como el Palenque de Gorito, a orillas delrío Macaca. Allí descubrieron un cementerio al aire libre

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donde exhumaron restos humanos con vasijas de barrocolocados como cascos sobre los cráneos de los cadáve-res. Sánchez Silveira recuerda que por entonces aún seconservaban los círculos de conchas que permitían ubicarla posición de los caneyes que habitaron aquellos hom-bres. Algunas de las vasijas recolectadas fueron donadaspor Manuel Sánchez al Museo Bacardí en Santiago deCuba. Tambien se exciben varias hachas pulidas, aunquelamentablemente los donantes no son capaces de precisarel lugar donde fueron encontradas, pero el pulimento per-fecto de dicho material pone en evidencia su estrecharelación con el neolítico cubano, una de cuyas característicasfundamentales es precisamente el pulido de la piedra.

Los ceramios del hombre de Bagazal difieren sensible-mente de los de la industria alfarera de El Guafe, enNiquero. La proporción de los sitios agroalfareros en re-lación con el total en Media Luna es inferior a dichaproporción en Niquero. Este es un tema en el que habráde profundizarse en el futuro. Ya el doctor Sánchez sehabía percatado de estas diferencias. El hecho es que den-tro del propio neolítico temprano de Cuba existen muydiferentes niveles de desarrollo. Sus huellas quedaron ennuestra toponimia, los nombres de los ríos y arroyos deMedia Luna así lo demuestran: Tana, Cajobabo, Yaragabo,Macaca, Vicana, Guarajabo, Sibama. Poblados como Caneyo Los Guayos; en fin, todos, vocablos de raíz Arauca.

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El primer poblado europeo de Media Luna(sexta historia)17

El poblado de Vicana debe su origen a la construcción dela Iglesia en 1820, o en una fecha cercana de esa décadadel siglo XIX —la campana de la iglesia, que aún se con-serva, tiene grabada al relieve, en su superficie de bronce,el año 1824—. El caserío estaba situado en el centro de lahacienda de Vicana Abajo, y hasta la Iglesia llegaba elantiguo camino de Bayamo. El lugar donde estaba encla-vada la iglesia aún se conserva y su campana fue trasla-dada y colocada en la iglesia del poblado de Media Luna,en el año 1925. (Ver imagen no. 9).

En enero de 1793, el capitán Francisco Sánchez Griñán,subinspector del Batallón de Milicias Disciplinadas deInfantería de Santiago de Cuba y la Villa de Bayamo, fuecomisionado por el Gobernador de Santiago de Cuba parareconocer la zona del Golfo de Guacanayabo.

Sánchez Griñán debía comprobar el cumplimiento de lasórdenes cursadas a la Tenencia de Gobierno de Bayamo,sobre la destrucción de los varaderos, estacadas, caminosy rancherías utilizadas en los cortes de madera clandesti-nos destinados a Jamaica y que desde 1763 se efectuabanen la zona. Debía también inspeccionar el lugar de Vicanadonde el Consejo de Estado había ordenado fundar unapoblación para el resguardo de la costa y la eliminacióndel tráfico ilícito.

Entre el 18 de febrero y el 13 de marzo de 1793, SánchezGriñán recorrió la región costera del Guacanayabo, desdeel Monte de Manzanillo —en la orilla izquierda del ríoYara—, hasta Cabo Cruz.

Ya en la década del 90 del siglo XVIII se habían realiza-do intentos infructuosos por establecer poblaciones en elterritorio. Entre los objetivos del recorrido del Capitán

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Francisco Sánchez Griñán en los primeros meses de 1793por las costas del Golfo de Guacanayabo, estaba el de re-conocer el lugar de Vicana donde debía levantarse unpoblado por orden real. Al respecto, escribío:

Como su Majestad manda expresamente establecerla población en el corte de maderas de Vicana en elsitio donde la goleta de guerra La Magdalena en-contró un establecimiento para él, fue mi primerobjetivo averiguar cuál fue éste. Mediante estaindagación, hallé que el sargento y partida despa-chada por el teniente de navío Don Joseph de Arias,comandante de aquel buque, encontraron en uncorte de fustete que cuidaba Don Juan Vicente In-fante, una pequeña choza o rancho que se haceregularmente en todos para acogerse a él los traba-jadores cuando llueve, y libertarse de noche de laincomodidad de los jejenes y zancudos, y habiendoregistrado con prolijidad el terreno sobre el cual es-taba construido, que es muy agradable, llano yfrondoso, me informaron cortésmente los prácticos,y especialmente Francisco Xavier Guerra, que hacetreinta y tres años que administra y vive en el co-rral que llaman de la Loma en el propio Vicana, quese anegaba en tiempo de creciente del río de dichonombre, a excepción del alto que ocupaban a lo quedeferí por hallarse situado entre el enunciado río, yuna cañada que llaman el Desjarretado.18

Al no contar el lugar indicado con las condicionespropicias, Sánchez Griñán recorrió minuciosamente losalrededores en busca del sitio apropiado y propuso:

En este concepto subí hacia arriba de dicho ranchoy en el Rincón de la Sabana de Vicana en frente delya nombrado corral de la Loma, a una legua del hatoprincipal, encontré el más a propósito para la po-

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blación mandada construir, por las convenienciasque expondré: El plano del Rincón de la predichasabana es firme y muy escurrido: al norte corre elarroyo seco del Saxonado, y al sur el río Vicana detanto caudal de agua que nunca se seca, ni corta;dista del mar dos leguas, y de la orilla oriental delenunciado río medio cuarto (...) Concluyo que el Rin-cón de la Sabana de Vicana según mi juicio es elparaje que debe elegirse para situar la poblaciónprevenida, porque ésta ya que no se coloque en elsitio mandado por S.M. porque no lo permite el te-rreno debe situarse lo más inmediato que se puedaal prefijado por la Soberanía, y lo es el Rincón de laSabana de Vicana, que sólo distará de dicho ranchocomo un cuarto de legua, quedando la orilla orien-tal de dicho río en la distancia que he referido.19

El lugar descrito es el actual poblado de Vicana Abajo y elrancho estaba ubicado en lo alto de una pequeña colinadonde, casualmente, hoy existe otro rancho para uso delos trabajadores del sembrado conocido como El Microyetde Vicana Abajo, allí aún aparecen por el suelo restos delosa y mayólica española típica del siglo XIX. La llamadaCañada del Desjarretado existe aún como una aguada pordonde pasa el camino desde Vicana Abajo hasta el río delmismo nombre. En tiempo de lluvia todavía corre el aguapor dicha cañada. Es cierto que en tiempos de primavera elagua inunda toda la zona, especialmente antes de la cons-trucción de la presa de Pons, las crecidas del río Vicanaprovocaban grandes daños, sin embargo, ni siquiera en-tonces el agua llegó al poblado de Vicana Abajo, lo queSánchez Griñán denomina como “El Rincón de la Sabanade Vicana”. Esto da la medida del acierto con que fueescogido el lugar.

Dichos terrenos pertenecían a Francisco Javier Infantequien, a pesar de que la ubicación de una población allíimplicaba el traslado de un corral y cambios en los lugares

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de pasto de los ganados del hato principal, se mostró fa-vorable al fomento de ésta y brindó las facilidades per-tinentes.

Para Sánchez Griñán, Vicana era un lugar ideal parafomentar la colonización; sobre ello, precisaba:

Mi juicio es por lo que he visto, y me han informado,que en toda la costa de Manzanillo a Cabo de Cruz,no hay lugar más a propósito para el establecimientode colonos que Vicana, porque en sus tierras, a ladistancia de cuatro leguas, reúne las convenien-cias de hallar tierra para cualquier labor a que seapliquen, pastos para ganado de cerda, pelo y lana,proximidad acomodada al mar, abundancia de aguapara beber y regar las tierras, maderas para edifi-cios, tierras para teja y ladrillo, piedra para cal, buentemperamento, cielo claro y sereno, y a más de quela frondosidad de los montes demuestra la fertili-dad de los terrenos, tantos ríos y arroyos que lacruzan persuaden, que no pueden escasearse cual-quiera frutos a que se incline su industria no sólo delos conocidos y experimentados, hasta ahora, sinode los que pueden descubrirse en adelante.20

El análisis de los documentos de la época demuestra que¡ése era el único poblado asentado en el referido partidohasta el inicio de la Guerra de los Diez Años! De acuer-do con un padrón del año 1823 los habitantes de Vicanasólo sumaban un total de 897, desglosados de la siguientemanera: blancos, 412; pardos libres, 372 y morenos libres, 64.

En 1831, el número de habitantes había experimentadocierto incremento y alcanzaba un total de 1 267, de todoslos estados. En 1849 el partido estaba dividido en oncecuartones, y en su demarcación sólo existía un asientopoblacional donde radicaba la capitanía. Dos años des-pués, en 1851, la demarcación jurisdiccional de Manzanilloexperimenta una reestructuración, quedando dividida en

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5 Capitanías de Partido: Yara, Guá, Vicana, Portillo y larural de Manzanillo. La de Yara estaba clasificada comode segunda clase y las restantes, de tercera. Los cuartonesdel Partido de Vicana eran 8, denominados Jó, Dos Bocasde Tana, Vicana Abajo, Macaca, Vicana Arriba, Niquero,Belíc y Platanito. El total de habitantes era de 2 402, con-formados por 558 blancos; 1 670 pardos libres y 29 escla-vos; 85 morenos libres y 60 esclavos. Poca variacióndemográfica se registraba dos años más tarde, en 1858;los habitantes blancos sumaban 595; los pardos libres,1 775 y los esclavos, 12; los morenos libres, 81 y los morenosesclavos, 21. La cifra total de habitantes era de 2 484.

La aldea de Vicana, cabecera del partido, estaba con-formada por tres tiendas, la casa del cura, la del pedáneo(capitán del partido) y tres más, agrupadas alrededor dela Iglesia, que era de tabla y tejas. De las casas, dos esta-ban construidas de tabla y tejas, tres de tabla y pajas, unade embarrado y paja, y una de guano y tabla. También secomprendían en el caserío veintidós construcciones más,diseminadas en las inmediaciones pertenecientes a lasvegas y fincas circundantes. Aún aparecen, al trabajar latierra, los restos de losa de la época, monedas y demásobjetos típicos del siglo XIX; bajo tierra, en el lugar dondeestaba la iglesia, aún están los fragmentos de los horconesque la sostenían.

Desde allí partía un camino para Bayamo, otro para elinmediato embarcadero de Sibanicú, en la ensenada deMedia Luna —embarcadero sin muelle ni resguardo al-guno—, otro para Portillo a través de Vicana Arriba y ElPurial, y otro para Cabo Cruz por Pueblo Viejo. Muchosde estos trillos, perdidos en la serranía, se conservan yson todavía utilizados, especialmente el que conduce a lazona de Pilón a través de Purial. El Pueblo Viejo al que sehace referencia estaba ubicado muy cerca del actual ba-rrio de Gorito. Vicana sólo era teatro de cierto movimientomercantil durante la cosecha de tabaco, cuando acudíanalgunos traficantes desde Manzanillo. El cultivo de esa

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planta, viandas, el acarreo de frutos y los tejidos depaja eran la ocupación fundamental del escaso vecinda-rio. Tal situación se mantenía a inicios de la década del60 del siglo XIX, cuando la estructura económica se descri-bía como basada en labores agrícolas en haciendas, vegasy estancias poco productivas; en cuanto a la producciónazucarera, sólo existían tres trapiches, nombrados VicanaArriba, San Joaquín y San Ramón.

Al establecerse en 1839 la Tenencia de Gobierno enManzanillo, que poseía el título de Villa desde 1833, estacomienza a ejercer efectivamente las prerrogativas juris-diccionales sobre los partidos rurales de Vicana, Guá yYara. Según el censo del año 1841 la cantidad de personasque habitaban el partido de Vicana era de 1 734, compren-diendo 694 blancos, 900 libres de color y 140 esclavos. Lanueva jurisdicción alcanzaba un total de 13 217 pobladores.En 1849, el partido de Vicana contaba con 2 134 habitan-tes, de los cuales 621 eran blancos; 1 414, libres de color y99 esclavos. La densidad poblacional era de 25 por cadalegua cuadrada, la más baja de la jurisdicción; el Partidode Guá era el inmediato en orden ascendente y su densi-dad era de 109. Diversas fuentes muestran, sin lugar adudas, que antes del inicio de la lucha de liberación na-cional en 1868, el único asiento poblacional en el partidode Vicana era el caserío de ese nombre, sede de la Capita-nía del Partido.

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San Francisco Javier: el Santo Patrón deVicana y la lluvia(primera leyenda )21

El altar de la antigua iglesia de Vicana Abajo estuvo presi-dido durante muchos años —hasta el incendio del pobladodurante la guerra del 95—, por una figura de yeso, de unmetro y medio de alto, que representaba al patrono delpueblo: San Francisco Javier o Xavier, como también se leconocía en sus inicios. No es una casualidad que así fuerapues el dueño absoluto de aquellas tierras, en el momentode la fundación del poblado, era un rico hacendado querespondía al nombre de Francisco Xavier Infante.

Al santo se le pedían muchas cosas como es comúnentre creyentes y más en aquella época durante la cualexistía un dominio casi absoluto de la Iglesia Católica entodo el país. San Francisco Javier resolvía problemas entrelos matrimonios, ayudaba a los jóvenes a encontrar traba-jo, a los vecinos a resolver sus problemas de salud, a lasparturientas a culminar con éxito su embarazo; en fin, eraun santo multipropósito. Pero la leyenda cuenta que sefue haciendo un hábito pedirle su intervención para lo-grar que lloviera en los tiempos de sequía.

Esta es, tal vez, la más antigua leyenda medialunera.Durante tantos años, prácticamente hasta 1959, eran mu-chos los agricultores humildes y campesinos que acudíana San Francisco Javier para que “hiciera llover”. Medíaentre un metro y cincuenta y un metro sesenta centíme-tros, estaba de pie con los brazos abiertos y cubierto conuna túnica desde los hombros hasta los pies.

Los testigos que quedan de aquellos años —los últimosen que se realizaba aún el ritual— recuerdan que gruposde personas provenientes de barrios distantes venían aVicana Abajo a buscar el santo para que lloviera en sus co-munidades, en sus conucos. Cuentan que lo transportaban

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en parihuelas hasta la orilla del mar o del río y allí le mo-jaban la frente y le hacían los rezos, pedidos y ruegos;después lo trasladaban, a pie y con velas encendidas, has-ta su barrio. Y dicen que llovía…

Ya después de la destrucción de la iglesia, la imagen deSan Francisco Javier fue trasladada a la casa de ArturoArias, vecino del poblado de Vicana Abajo. Su casa estabaubicada en el lugar que hoy ocupa la escuela primaria deese barrio. Don Arturo era un rico propietario de tierras,ganado y de otros muchos negocios. Vivía en un chalet demadera y tejas con pisos de mosaico, algo excepcionalen el poblado de Vicana Abajo en aquellos tiempos. Eradon Arturo, probablemente, la personalidad más impor-tante del lugar. En una esquina del cuarto de su hija Sara,se acomodaba el santo para su descanso hasta que otraspersonas lo necesitasen.

Muchos años después, conversando con “los viejos” deVicana Abajo, ante un gesto de duda, estas personas ma-yores replicaban enfáticamente: «pues quiero decirle quesí llovía, eso no fallaba nunca». Al margen de las explica-ciones científicas, de las creencias, de la parapsicología ytodo lo que se quiera, lo cierto es que leyendas como estaalimentan el espíritu de los pueblos, conforman unaimportante parte del patrimonio cultural de los barrios,evidencian la belleza de la poderosa fantasía popular yhacen más rica la vida.

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Los inicios de la Guerra de los Diez Años.La Caridad de Macaca y Vicana

(séptima historia )22

En el siglo XIX, como ya se ha dicho, a la altura del año1868, el Departamento Oriental se dividía en cinco Juris-dicciones: Cuba, Holguín, Bayamo, que fueron las tresprimeras en constituirse, Guantánamo y Manzanillo aña-didas un poco después. La Jurisdicción de Manzanilloestaba formada por cuatro Partidos Rurales: Yara,Yaribacoa, Guá y Vicana.

Vicana Abajo había surgido, como se dijo anteriormente,a principios del siglo XIX siendo una pequeña guarni-ción, ubicada estratégicamente para tratar de controlar elcontrabando que se practicaba en la porción sur delGuacanayabo desde el principio de La Colonia y fungíacomo centro político administrativo del Partido de Vicana,su Capitanía.

Entre los vastos territorios que abarcaba el Partido deVicana se encontraba una hacienda que pertenecía a lafamilia del Padre de la Patria. La familia Céspedes entróen posesión de tierras en la hacienda comunera de Macaca,La Caridad, por el patrimonio de los hermanos FranciscoJosé y Jesús María de Céspedes —progenitor del Padre dela Patria—, con las condueñas de la hacienda, las primashermanas María Catalina y Francisca de Borja del Castilloy Ramírez de Aguilar, respectivamente.

Del matrimonio de Jesús María de Céspedes y Franciscade Borja del Castillo, nacerían cinco hijos: Carlos Manuel,Francisco Javier, Ladislao, Pedro María y Francisca deBorja.

En esta hacienda heredada por la familia Céspedes ocu-rrieron acontecimientos de importancia nacional. Tres delos herederos se verían involucrados, junto a sus familias,

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en aquellos gloriosos sucesos. Fueron ellos Francisco Ja-vier, Pedro María y Carlos Manuel.

Después de muchas reuniones, debates y ásperas dis-cusiones, los patriotas involucrados en la conspiración quedesataría la guerra del 68, llegaron al acuerdo de iniciarlas acciones el 14 de octubre de 1868 bajo la presión detuneros y manzanilleros, estos últimos comandados porCarlos Manuel de Céspedes, su líder indiscutible.

Los preparativos en La Caridad de Macaca adoptan uncarácter febril, las casas de la hacienda estaban llenas deamigos y parientes comprometidos con la causa. Las ma-nos de Adolfina de Céspedes y Tamayo, hija de Pedro deCéspedes, cosen afanosas la recién concebida bandera.(Ver imagen no. 10). La misma era muy parecida a la deChile. Se piensa que como homenaje de agradecimiento alos esfuerzos de los chilenos por la independencia de Cuba,en particular a Benjamín Vicuña Mackenna, un agentesecreto de Chile en Estados Unidos, con quien Céspedeshabía mantenido relaciones en pro de la causa por la queahora se levantaba. La suerte estaba echada.

Trinidad Ramírez, esposa de uno de los complotados,en el acto de confesión en su iglesia de Manzanillo, le cuentaa su sacerdote Tomás Felipe las intenciones de su esposo;éste, violando el secreto de confesión, lo comunica al ca-pitán de la plaza manzanillera quien lo hace saber a LaHabana.

Una denuncia llegaba a Francisco Lersundi, CapitánGeneral de la Isla. El 7 de octubre llega a la entonces pe-queña ciudad bayamesa un telegrama enviado porLersundi y dirigido al gobernador de Bayamo, Julián deUdaeta. Venía redactado en clave:

Cuba es de España y para España, hay que con-servarla gobierne quien gobierne. Reduzca usted aprisión a Dn. Carlos Manuel de Céspedes, a Fran-cisco Vicente Aguilera, a Pedro Figueredo, a Francisco

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Maceo Osorio, a Bartolomé Masó, Francisco Javierde Céspedes...

Y añadía los nombres de otros conocidos conspiradores.¡Pero la Historia está llena de casualidades que pueden

cambiar el destino de una nación! La suerte quiso que eltelegrama fuera recibido por el telegrafista Ismael de Cés-pedes, sobrino de Carlos Manuel. Ismael trasmitió la in-formación de inmediato a Perucho Figueredo quien, a suvez, lo hizo al Padre de la Patria. Sólo después el joventelegrafista la pasó al gobernador. Así se ganó el justo tiem-po para evitar que la insurrección fuera abortada.

Céspedes está en La Demajagua, la situación es emer-gente, angustiosa. Hay que levantarse lo antes posible. Eldía 8 se toman todas las decisiones. No hay tiempo paramás. En horas de la noche del propio día 8 o en la madru-gada del día 9 sale Francisco (Pancho) Estrada de LaDemajagua rumbo a La Caridad de Macaca, portando lasinstrucciones del jefe máximo de la Revolución. LlegaEstrada a media mañana. Las órdenes son estrictas: hayque adelantar el alzamiento, no se puede esperar más.Cualquier dilación puede abortar los planes de los revo-lucionarios.

El alzamiento de La Caridad forma parte del plan deCarlos Manuel de Céspedes, sólo así se puede explicarque estuvieran reunidos más de 400 hombres, la banderaconfeccionada, en fin, todo listo para irse a la manigua.Carlos Manuel siempre pensó en protagonizar el alzamien-to de La Demajagua y atacar la Capitanía del Partido deYara —aunque investigadores autorizados planteanque se pensó en atacar Manzanillo en un principio, ideadesechada posteriormente—, mientras Pedro se alzaba enMacaca y hacía lo mismo con la Capitanía del Partido deVicana.

Eran acciones armadas concebidas y conectadas entresí, planificadas por el jefe de la Revolución y ejecutadasbajo sus órdenes. Algo parecido a lo ocurrido el 30 de

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noviembre de 1956 en Santiago de Cuba y el 2 de diciembredel mismo año en Las Coloradas. Estas acciones permiti-rían a los mambises recolectar armas, ya que hombreshabían suficientes para enfrentar al enemigo en empre-sas de mayor envergadura. En una conversación entreCarlos Manuel de Céspedes y un amigo, aquél le pregunta:«¿Y dónde están las armas con que usted piensa combatira los españoles?»; Céspedes responde: «¡Ellos las tienen!».

Esto da la idea de que Carlos Manuel siempre pensó enacciones armadas que le permitieran arrebatar armas alenemigo. Parece que, entre otros objetivos, esta era la ra-zón de los ataques a las débiles guarniciones de VicanaAbajo y Yara.

Pancho transmite de inmediato a Pedro las órdenes . Sereúnen los hombres que ya estaban acuartelados o fácil-mente localizables. Suman más de cuatrocientos. Adolfina,la hija de Pedro, ya tenía preparada la histórica bandera. Elgrupo marcha hacia la tienda que Pedro había abierto alborde del camino real, toman provisiones y todo lo quepudiera serles útil en la vida rebelde y difícil de la mani-gua. Y allí, enardecidos, bajo el azul cielo de un mediodíade octubre, enarbolando por vez primera la bandera deCéspedes, se lanza el primer grito de ¡Viva la Libertad!Momento sublime que da inicio a nuestra primera guerrapor la independencia.

En carta dirigida a Pedro de Céspedes y fechada el 9 deagosto de 1873, Francisco Estrada recuerda:

(…) echemos una mirada al pasado, ahí está el 9 deoctubre, que a mi llegada allí de Manzanillo, o de laresidencia del General en Jefe, todo lo tenía Ud. tandispuesto y preparado, que enseguida que le di lasinstrucciones de aquél, como si hubiese sido tocadopor un resorte eléctrico, a la media hora tenía másde cuatrocientos hombres disponibles habiendopuesto su tienda a la disposición de ellos. Allí fue el

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primer grito de ¡Viva la Libertad!, un día antes queel glorioso de Yara. Enseguida tomamos la Capita-nía del Partido.

La Capitanía del Partido estaba en Vicana Abajo dondehabía una pobre guarnición militar con algunos españoles.En horas del mediodía del 9 de octubre de 1868 la columnamambisa al mando de Pedro de Céspedes irrumpió en elpequeño poblado. Los españoles que habían sido avisa-dos de los desordenes ocurridos en La Caridad se habíanapostado en una estratégica posición en lo que aún seconoce como La Barranca de Vicana. Allí se produjo elprimer contacto armado de la Guerra de los Diez Años.Los mambises tomaron rápidamente la guarnición yentraron triunfalmente en Vicana Abajo. Así comenzó laguerra, con la victoria de Vicana y no con la derrota deYara. De allí partieron hacia Callahacas. Mientras estoocurría, el día 10, el Padre de la Patria se alzaba en armasen La Demajagua, daba la libertad a sus esclavos, y el 11atacaba Yara. Esa historia es bien conocida. Después de dejarlas mujeres en un apartado lugar de La Sierra Maestra, lasdos columnas se unieron a otros grupos para poner sitio aBayamo y tomarlo el 20 de octubre.

Este hecho se puede tomar como referencia a la hora dehablar del inicio de la Guerra de los Diez Años; indepen-dientemente de que no es el único hecho que se produceel día 9 de octubre, lo cierto es que en ningún otro sereúnen más de 400 hombres, en ninguno se enarbola labandera de Céspedes, ni se producen disparos y accionesarmadas; de modo que la Guerra Grande no comienza conla derrota militar de Yara, sino con la victoria de Vicana.

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El inicio de la industria azucareraen Media Luna(octava historia)23

A inicios de la década del 60 del siglo XIX, cuando la es-tructura económica se describía como basada en laboresagrícolas en haciendas, vegas y estancias poco producti-vas, sólo existían tres trapiches, nombrados Vicana Arriba,San Joaquín y San Ramón.

Con los años y con el surgimiento de la Industria Azuca-rera, fue creciendo lo que hoy es el casco urbano de MediaLuna, y Vicana Abajo fue perdiendo importancia. El flujomigratorio en busca de trabajo provocó el crecimiento deeste sector del poblado. Así surgió el nombre de lo quehoy es del municipio de Media Luna.

Un ingenio nombrado Vicana existía en 1883, año enque se informa sobre las fábricas del municipioManzanillo:

Ingenios centrales en explotación: La Esperanza, enel barrio del mismo nombre, de los señores Ro-dríguez y Compañía; San Ramón de Campechuela,de Rafael Tornés; Los Amigos en el mismo de losseñores Roca y Compañía, fomentándose Tranqui-lidad en cargo de Dolores Valerino de Reig, Calistoen el barrio del mismo nombre de Luís León e Hi-jos; Vicana en Media Luna de los señores Ferrer yCompañía; San Luís en Niquero de José RocaAlmirall.24

Aún se conservan unas grandes pailas donde se pro-cesaba el guarapo en lo que hoy es el caserío de VicanaAbajo, así como otros restos de piezas de algún antiguotrapiche cañero: es probable que sean los restos del cen-tral de Ferrer y Compañía.

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Media Luna se reducía entonces a un exiguo grupo debohíos próximos a la playa —en el lugar llamado PuebloViejo—, y a un limitadísimo número de casitas en el dimi-nuto batey de un trapiche denominado El Carmen, queera propiedad de un hacendado residente en La Habana,llamado Baltasar Ottamendi. En los patios de las casas delbarrio de El Carmen aparecen ladrillos y otros objetos queindican la antigua presencia de una modesta industria enesa zona.

Pero en el año 1886 el desarrollo de la Industria Azu-carera recibiría un colosal impulso que marcaría parasiempre la historia del poblado:

Sobre la margen derecha del río Vicana, los señoresTomás Beattie y hermanos en 1886, fundaron un in-genio central con el nombre de Isabel, colindantecon el terreno en que existía un pequeño caserío,formado durante la primera guerra, que ha desapa-recido, y en cambio ha ido formándose otro caseríode bastante importancia en terrenos del Isabel, prote-gido por sus dueños, en donde residen los empleadosy trabajadores, sin pago de censo ni arrendamiento,según contrato privado entre los interesados.25

Esta es la zona que hoy se conoce como El Batey.Los Beattie Brooks, súbditos ingleses, eran cuatro her-

manos. Tomás, Alfredo, Arturo y Ricardo. Habían arribadoal lugar en 1886. De ellos, Ricardo —conocido como donRicardo por todo el pueblo—, se quedó a vivir en MediaLuna, allí se enamoró de una joven mestiza, le construyóuna casa (el actual Museo Municipal) y tuvo una hija conella. Esta fue la única hija de don Ricardo y heredera de lo quemás adelante fue la Vicana Sugar Company, propietariadel central azucarero y de vastos territorios en todo el surestede la Región Oriental de Cuba, además de otros bienes.

Ricardo Beattie Brooks era, ante todo, un investigador,tenía profundos conocimientos de botánica y sin lugara dudas, era un hombre de empresa. Construyó una fábrica

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de henequén en un punto de la geografía medialunera quequeda entre los barrios de Colorado y el Bucio. Realizóinvestigaciones que condujeron a la obtención de impor-tantes variedades de caña de azúcar. Tenía una sólidaformación intelectual y una esmerada educación. Pero elamor no respeta diferencias. Es un sentimiento difícil de ex-plicar; una persona que usted no conoce, que jamás havisto, de pronto se convierte en el ser más importante desu vida. De momento todo está “patas arriba” y usted sienteque no puede vivir sin la compañía del ser amado. Algode esto le ocurrió a don Ricardo. En su vida apareció Cari-dad Hernández, una bella mestiza que lo cautivó y a pesarde los convencionalismos sociales de la época, de los conse-jos de amigos y parientes, la hizo su mujer. Le construyóuna casa y tuvo con ella la única hija, María, quien fueeducada en Inglaterra en los mejores colegios. Aún muyviejito, cuentan los que le conocieron que don Ricardovenía en su caballo a darle vueltas a su Caridad. RicardoBeattie vivió el resto de su vida en Media Luna, hasta sufallecimiento en 1938, curioso destino para un millonarioinglés.

Al siguiente año, 1887, el nuevo central realizó su pri-mera zafra, con una producción de unos 25 000 sacos deazúcar. En 1895, el central Isabel se había convertido ya enel principal ingenio azucarero de la costa del Guacanayabo.

Durante la guerra del 95, los hermanos Beattie brindaronuna franca ayuda a la causa cubana, lo cual dio motivos,entre otros acontecimientos, a represalias contra ellos ya que el Capitán Florencio Gutiérrez, militar españoldestacado en Media Luna, dictara orden de detención con-tra los hermanos Tomás y Ricardo. Los condujeron hastaManzanillo en calidad de prisioneros y llegaron a acu-sarlos de mambises.

La nueva población aumentaba en importancia, mien-tras decrecía la de la antigua Capitanía del Partido deVicana, que fue destruida durante la guerra del 95, pororden del Comandante General de la División del Distri-

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to, José Bosch quedando reducidas a cenizas las casas y laIglesia.

Desde entonces la vida de Media Luna ha girado alre-dedor de la Industria Azucarera. El pito de ingenio en lasmadrugadas, el ruido de las locomotoras, el olor de la miel,los cañaverales, pasaron a formar parte de la vida cotidianade todos los nacidos en Media Luna. Primero las carretasy después los camiones cargados de caña, fueron la diver-sión de los muchachos que se entretenían robándose unacaña cuando podían. Generaciones enteras de medialu-neros pasaron sus vidas trabajando en la industria, entretachos y masas, junto al basculador o en las centrífugas.

El azúcar es parte inseparable de su patrimonio cultu-ral medialunero. Por ello, no es de extrañar que se le añoreahora, pues, por razones de rentabilidad, la dirección delpaís ha tenido que cerrar varios centrales azucareros, en-tre ellos el de Media Luna, que desde los primeros añosde la Revolución lleva el nombre de Juan Manuel Már-quez. Pero la Industria Azucarera ya no es rentable. Antes,en la época de los Beattie, los campos se resembraban cadadiez o más años, la caña era alzada a manos, era cargada encarretas, que compactaban menos el suelo, la caña eralimpiada con azadón, sin herbicidas. Hoy se corta concombinadas muy pesadas y se transporta en camiones. Al-gunos dirán: «¿y por qué no se hace como antes?, ¿porqué antes era rentable y ahora no?» Al margen de los pre-cios del petróleo y de los resbalones que da de continuo elprecio del azúcar en el mercado mundial, hay una poderosarazón: ya no existe aquel ejército de desempleados, aque-llos haitianos que trabajaban por salarios miserables, quealzaban a mano, que limpiaban con azadón por tres pesosmensuales y que vivían en chozas de guano y piso de tie-rra, sin asistencia médica ni derecho a la educación. Larentabilidad de la industria capitalista está basada enaquella miserable e indigna explotación. Hoy los cubanosaspiran a mucho más, hoy los hijos de los medialunerosestudian en la Universidad de Ciencias Informáticas, o

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son médicos, pedagogos, ingenieros. Al margen del ro-manticismo a que nos mueven los recuerdos de la entraña-ble Industria Azucarera, debemos percatarnos de que yano somos los mismos; aunque no por ello dejemos deañorar nuestro guarapo.

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Un importante resultado de la ciencia: lacaña «Media Luna 3-18»

(novena historia)

El casco urbano del actual municipio de Media Luna sur-gió en mayo de 1869 por razones puramente casuales, perosu crecimiento y desarrollo se debe, sin lugar a dudas, a laIndustria Azucarera. Aún hoy en día su vínculo con di-cha industria es indisoluble. El municipio se ha movidodurante años “al compás” de la zafra azucarera y del cul-tivo de la caña de azúcar. Sin embargo, hay una historiapoco conocida y que está relacionada precisamente conla caña de azúcar y con el entonces poblado de MediaLuna. Allá por el año 1886 los hermanos Arturo, Tomás yRicardo Beattie Brooks se instalaron en el pueblo y cons-truyeron un ingenio azucarero al que denominaron IsabelB. No era el primer ingenio de Media Luna pero su mag-nitud hizo que todos los competidores renunciaran y seintegraran a lo que, con los años, fue la Vicana SugarCompany, patrimonio de la familia Beattie Brooks. Unode los hermanos, Don Ricardo, como era conocido en elpueblo, se dedicaba a las investigaciones en el terreno delas Ciencias Agropecuarias y todo parece indicar que conmuy buenos resultados. Había nacido en Inglaterra en elaño 1857 y durante su vida se dedicó a la investigación dela caña de azúcar, del gusano de seda, del henequén, etcé-tera. (Ver imagen no. 11).

Creó don Ricardo Beattie una zona experimental parasus estudios de la caña de azúcar donde se construyeroncuatro canteros en los que se sembraron 80 plantas de cañaobtenidas de la combinación de las variedades POJ 28-78y la Santa Cruz 4-12, en los terrenos que se ubican detrásde la Logia de Los Caballeros de la Luz y de la EscuelaEspecial “Capitán Raúl Podio Saborit”.

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Los mejores resultados se obtuvieron en los canteros 3y 4 con las plantas 17 y 18 respectivamente. Así surgieronlas variedades «Media Luna 3-18» y «Media Luna 4-17»,en enero de 1930. La primera de estas resultó ser una cañade excepcional rendimiento que en ocasiones alcanzó alre-dedor de 150 000 arrobas por caballería. Se sembraron enCuba 377.83 caballerías de «Media Luna 3-18» y llegó aser la segunda variedad más extendida en el país. Pero loque resulta de mayor importancia es que esta fue la pri-mera variedad de caña de azúcar sembrada en la Isla quehabía sido obtenida en nuestra tierra, y que por tanto nohabía sido importada. Su rendimiento la hizo muy populary hoy se conoce que ha sido sembrada en Puerto Rico,Nicaragua, Brasil, La India, Java y hasta en Paquistán.Otras variedades la han sustituido con los años. La «MediaLuna 3-18» es muy sensible al uso de los herbicidas y sucáscara suave la hace presa fácil de los ratones y del pro-pio hombre.

Ricardo Beattie Brooks falleció en Media Luna, a la edadde 81 años, en 1938; pero dejó marcado en la Historia unresultado investigativo de singular importancia.

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Sobre abusos y asesinatos: La masacre del 34(décima historia)26

Hay un suceso que marca la etapa de los años 30 del pasadosiglo y que se produce exactamente en 1934. Después dela caída de Gerardo Machado, con el gobierno de los 100días, se produjo un mejoramiento considerable de lascondiciones de vida y de trabajo de los obreros media-luneros y cubanos en general. El reclamo de los obrerosen relación con ciertos y determinados derechos había sidoescuchado por primera vez; la presencia de Guiterasjugaba su papel muy a pesar de los intereses del impe-rialismo y de la oligarquía criolla. El 15 de enero de esemismo año se establece un gobierno reaccionario conocidoen la historia de Cuba como el gobierno Batista-Caffery-Mendieta. Todas las conquistas obreras se fueron perdiendoaceleradamente hasta llegar a una situación explosiva.El domingo 15 de julio en el lugar conocido como LaGuásima de Tronco Mulo ̄ hoy parquecito Maceo, al ladode la Terminal de Ómnibus¯ , se produce una pacíficaconcentración de obreros del sector agroindustrial azuca-rero a la que se unió un grupo de personas curiosas quepasaban por allí. Reclamaban las jornadas de trabajo de8 horas, el pago en moneda de curso legal y no en vales obonos, los tres turnos de trabajo, más empleos, el dere-cho a la huelga; en fin, una enorme cantidad de conquistasperdidas bajo el gobierno de turno.

Apoyaban la concentración la dirección del PartidoComunista y la Liga Juvenil Comunista, ambos en condi-ciones de clandestinidad. Se conocía del proyecto de laconcentración y la reacción había preparado las condicionespara su represión. El teniente Becker era el jefe de la guardiarural, no era precisamente un asesino; había sido trasla-dado y en su lugar se había traído al teniente Camping,

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proveniente de Campechuela, tenía fama de matón y ase-sino. El entonces administrador del ingenio, Delio NúñezMesa, había salido del poblado para evitar las posiblesrepresalias obreras y hacer ver que no estaba comprome-tido con la acción, que no tenía nada que ver con lo que seplaneaba. En horas de la tarde, 7 guardias salieron del cuar-tel, actual Dirección Municipal de Educación, pasaron unpuente de madera que estaba donde hoy está el puentegrande de la Avenida Raúl Podio —el puente del central—,doblaron a la derecha en el hotel Europa, hoy la tienda LaElegante, y tomaron por la calle frente a la Iglesia Bautistahasta desembocar en la actual Galería de Arte. Desde allíprimero dispararon al aire para asustar a los concentra-dos, y de inmediato, sin dar tiempo a nada, abrieron fue-go contra la multitud provocando 8 heridos y asesinandoa Adrián Peral, a Emilio Labrada y a Antonio Ballesteros.Este suceso pasó a la historia como La masacre del 34.

Existen muchas versiones de los hechos. Algunos dicenque la concentración no había sido autorizada; otros, quedesde el centro de la concentración obrera alguien hizoun disparo al aire. Lo cierto es que sin ser agredidos, losguardias dispararon a mansalva contra la masa detrabajadores. Si la intención hubiese sido dispersar laconcentración, ¿por qué los guardias no siguieron eltrayecto recto desde el puente hasta el lugar de los hechos,transitando por la calle, hoy la doble vía? Los obreros, alver acercarse al grupo de guardias armados, tal vez sehabrían dispersado. Lo cierto es que siguieron un trayectoque evidencia claramente la intención de “sorprender”.Esa fue la verdadera intención: sorprender y matar.

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Manuel: un personajey una historia

(primer personaje)

—¡Tenía una herencia fabulosa en España! —cuenta RenéPérez que lo conocía bien porque su padre provenía delmismo pueblo que Manuel.

—Él visitaba mi casa de vez en cuando —añade.—Lo que pasa es que la vida es la vida y tiene sus

trampas. En una de esas trampas cayó Manuel —comentaRené.

Cuando lo conocí en el bar Trincado, ya era un pobreloco, el loco del pueblo. Loco o borracho, nunca se sabe, omejor, ambas cosas. Se tomaba cualquier cosa que tuvieraalcohol, hasta el de reverbero. Pero nadie era capaz deimaginar la historia que se escondía detrás de aquel po-bre despojo humano. Era la época “clásica” de la historiamedialunera.

El Media Luna de entonces era muy aburrido. Un cinesemidestruido, donde se podían ver las peores pelícu-las del universo, casi todas las calles de tierra, dos hotelesque recordaban al oeste norteamericano, muchas casas demadera y una mediocre vida social. A las doce del díausted podía caminar desnudo por la calle sin que nadie loviera, parecía un pueblo abandonado. Por la noche... nihablar. Nos íbamos al bar Trincado donde, con un viejo«traga níquel», nos entreteníamos escuchando la músicade moda: Los Cinco Latinos, Los Zafiros y algunos núme-ros de La Aragón. Allí aprendimos a fumar y a darnosnuestros primeros traguitos. Todas las noches la mismarutina, los mismos cuentos, el mismo aburrimiento; en fin,el Macondo del Guacanayabo. Los mayores acostumbrabana realizar visitas nocturnas —casi no existían televisores ycomo es de suponer, pocos veían telenovelas—, visitas in-terminables, para hablar de las “novedades” del pueblo,

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aquello era aún más aburrido. Los velorios se convertíanen punto de reunión, los vecinos de Media Luna “caza-ban” los velorios para reunirse; allí se hacían cuentos, sepropagaban chismes, bolas, comentarios, se elucubrabantremebundas calumnias; los chistes de velorio eran famo-sos en todo el pueblo, pero se moría tan poca gente.

Lo había visto antes, cuando yo era aún un mocoso, peroahora, de adolescente, pude apreciar mejor, comprendermejor, lo miserable de la vida de aquel pobre hombre.

Puga le decían. Su nombre era Manuel Puga Gil. Pro-venía de Pontevedra, España, donde había dejado unaesposa y una familia con muy buena posición económica.No vino a Cuba por necesidad, como otros muchos ibéri-cos, vino tras la aventura, una aventura que arruinó suvida y no sólo la suya.

Trabajó en varias cosas —contaba mi madre—, entreellas, como fogonero del «Anita». Este era un barco de nomuy grandes dimensiones que cubría la ruta entreManzanillo y los pueblecitos de la costa del Guacanayabo.Transportaba mercancías y pasaje. El pasaje era muydiverso; comerciantes que compraban en los almace-nes de Manzanillo, jóvenes medialuneras que viajaban alas tiendas manzanilleras para comprar artículos de últi-ma moda, enfermos que recibían tratamiento médico enlos hospitales de Manzanillo; en fin, toda una gama depersonajes que visitaban la bella ciudad del Golfo. Cuentanque las muchachas de la época admiraban al fogonero,un español fornido al que todos, por entonces, llamabanManuel. Contaba mi madre que ellas consideraban a Ma-nuel un hombre muy atractivo y con la discreción ade-cuada, las chicas hacían comentarios al respecto duranteel viaje.

Pero la vida tiende sus trampas, como dice René, y unonunca sabe cuándo. Un accidente, en el propio barco, leprovocó a Manuel una fractura de cráneo. Lo atendieron,bueno, como se podía por entonces, y le colocaron unaplaca de platino en la cabeza. Muchos pensaban que aque-

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lla era la causa de su locura. Esa es una de las versiones,pero hay otras.

Existe una leyenda que brinda otra imagen del asunto.Según cuentan los más viejos, Manuel se enamoró perdi-damente de una criolla. El amor, todos lo saben, nos haceperder una buena parte de la razón; es un sentimiento tanabsurdo e ilógico y al mismo tiempo tan maravilloso ytiránico. Alguien a quien usted no conoce, a quien noha visto jamás, de la noche a la mañana se convierte en lapersona más importante del mundo. No puede vivir sinella, siente que se ahoga si le falta. Piensa en ella a todashoras, al acostarse, al levantarse, si se despierta en la ma-drugada. Es un sentimiento obsesivo, hasta doloroso, note deja razonar. Muchos dicen que es un estado de miseriamental; pero lo cierto es que el amor magnifica los senti-mientos, los “amplifica”. Si se trata de ser feliz, cuandoestás a su lado, te sientes como en las nubes, tocando elcielo con las manos; te acarician sus miradas, te mueresde felicidad; aunque si se trata de sufrir, padeces un doloren el corazón que te oprime el pecho, la angustia te aplasta.

Se dice que una depresión amorosa, consecuencia deuna infidelidad, trastornó la mente de Manuel; terminóen los bares. Comenzó a beber aguardiente sin control;hasta que ya no fue aguardiente, tomó cualquier cosa y sequedó sin trabajo. Por entonces conseguir trabajo era cosaseria; así que se fue a trabajar a La Plata, aserraba made-ra en los bosques de la Sierra Maestra, en las propiedadesde Panchín Urtiaga, en pleno monte. Fue allí donde ungolpe con un serrote le fracturó el cráneo, bajarlo enparihuela fue una odisea. Por fin, ya en un hospital, leacomodaron como se pudo una placa de platino, placa quecuando se calentaba con el sol, se dilataba y ardía.

Así fue como lo conocí. Aquel robusto fogonero del«Anita», admirado por tantas muchachas de su época, se ha-bía convertido en un despojo. Y entonces vino lo peor. Los“muchachones” en la calle le gritaban: «¡Puga Venao!»,haciendo alusión a los “cuernos” de que había sido víctima.

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Imagino que consideraban gracioso burlarse de un pobreborracho ante los ojos de los demás, hiriendo lo más pro-fundo de su sensibilidad, agrediendo uno de los másdulces y a la vez dolorosos recuerdos de Manuel. Misera-ble distracción. Hay quienes necesitan elevar suautoestima haciendo gala del abuso, ensañándose con losmás débiles. Puga cargaba contra ellos con piedras yarremetía con todo lo que tenía a mano, pero a todos lesparecía una gracia, las pedradas llovían, aunque por suer-te, con muy mala puntería. Al fin, derrotado, se abría laportañuela, sacaba lo poco que de allí se podía sacar, ygritaba todo tipo de obscenidades. Todo un show que serepetía día a día por cada sitio que el infeliz pasaba.

Sin embargo, Puga fue convirtiéndose en parte de MediaLuna, en una especie de figura típica, folklórica, inse-parable de la historia del pueblo de aquellos tiempos.Es curioso que no recordemos al alcalde de entonces, aljuez, o a otros muchos personajes que eran consideradosimportantes por aquella época. No obstante, a Puga sele recuerda con cariño, su imagen perdura en la memoriade quienes lo conocimos. Fue uno de los viejos inolvidablesque, sin darnos cuenta, ya forman parte de nuestras propiasvidas, como si fuese un pariente cercano, que cuando senos va, es como si nos arrancaran algo de muy adentro,algo muy nuestro.

Pocos conocían que, aún en esa época de locura, Ma-nuel recibía cartas de su esposa española, cartas donde lepedía que regresara a Pontevedra. El caso es que Manuelera heredero de una cuantiosa fortuna, pero la herenciano podía ser cobrada sin su firma. Ese era el interés de la“amante” esposa.

Puga nunca se fue, siguió durmiendo en los portales yemborrachándose, siguió profiriendo obscenidades y ti-rando piedras, mal vestido, sucio, “hecho tierra”; pero,¿por qué no se fue?... esa es una buena pregunta.

Pasó el “período clásico” de la historia de Media Lunay cambiaron las cosas, Manuel se fue a vivir al Hogar de

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Ancianos de Manzanillo. En una ocasión escapó para vi-sitar su municipio. Gordo, bien vestido, respetable, consu placa de platino en la cabeza, nadie se burló de él, lovieron pasar con respeto, hasta con admiración. Visitó auna mujer que se había ocupado de él en aquellos durosmomentos, cuando nadie lo miraba, cuando todos se bur-laban. Al atardecer regresó a Manzanillo. Entonces nosdimos cuenta de que hay personajes que condimentannuestras vidas, comprendimos que añorábamos su pre-sencia. Puga había dejado en Media Luna una cicatriz queno se había cerrado. Murió en Manzanillo ya muy ancia-no, rodeado de cuidados, sin que nada le faltara.

Este es un gracioso detalle para concluir. Hace poco llegóotra carta de España, de Pontevedra, dirigida a Manuel,una carta de la esposa… la herencia aún no ha sido cobrada.

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Cinco Palmas: toda la noblezae hidalguía cubanas(undécima historia )27

Un grupo de cinco guerrilleros armados, pero muy dete-riorados físicamente, llegan a una vaquería. Es de madru-gada, hay frío, mucho frío. Juan Rodríguez, conocido porJuan el Sordo y un compañero de faena (Papi Güirilla)ordeñan sentados en rústicos banquitos, con el cubo entrelas piernas, las manos presionando las ubres de las vacasy un pañito al hombro. Es martes 18 de diciembre de 1956.Raúl Castro, Ciro Redondo, René Rodríguez, EfigenioAmeijeiras y Armando Rodríguez se percatan de que hansido confundidos con guardias rurales, siguen fingiendoy entre trago y trago se beben tres galones de leche cruday acabada de salir del cubo de los ordeñadores. Raúl, ade-más, llena su cantimplora. Han sido muchas y muy graveslas vicisitudes pasadas desde la dispersión del combatede Alegría de Pío. En un principio, cuando los aviones de latiranía, con su carga de bombas, metralla y muerte ace-chaban, el grupo fue de seis expedicionarios, ahora eran,solo cinco. No sabían cómo le había ido a Fidel y al restode la tropa. El jueves 6 de diciembre sólo tienen una papacruda como comida. Las cañas suplen la función del aguay los alimentos.

Juan el Sordo no es un hombre viejo, pero la dura vidadel monte siempre deja sus huellas. Está acostumbradoa madrugar y no le hace mella el frío, tampoco la mala no-che. Él y su compañero son hombres curtidos por elintenso trabajo del campo. La debilidad venía desde hacedías acompañando a los guerrilleros, junto al hambre, lased y el frío. La moral y la disposición les impulsan ade-lante. Sin un guía que les oriente, tratan de alcanzar laSierra Maestra; aún el día 11 no saben qué ha sido de Fidel.Finalmente el 12, en horas de la tarde, almuerzan gracias al

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apoyo de dos campesinos; están en Pozo Empalado; asíllegan al día 18.

—¿Quién es el dueño de este corral de ordeño?, ¿dóndevive?

El ordeñador les indica el camino. La casa de HermesCardero y de su esposa Sofía Acuña está a unos 300 m,hacia allá se dirigen los cinco. La leche cruda comienza ahacer sus efectos. Y es que sus estómagos han sufridocruelmente los embates del hambre.

El día 13, un campesino llamado Neno Hidalgo, les dala noticia de que alguien que pudo ser Fidel, pasó por lazona, esto alimenta las esperanzas. El 14 confirman queGuillermo García se ha hecho cargo de Fidel, que está enbuenas manos. Guillermo es parte de la eficiente red derecepción organizada por la excepcional medialuneraCelia Sánchez. En su peregrinar, Raúl y sus compañeroshan comido hasta mazorcas de maíz crudas y se asom-bran de la buena digestión que han tenido... así andanesos estómagos.

Fidel ha pasado lo suyo. Universo, Faustino y tambiénél, estuvieron a la deriva, presas del hambre y la sed in-tensa, de los ataques aéreos, de los mosquitos y del dientede perro, alimentándose de caña hasta que llegaron a lacasa de Daniel Hidalgo el martes 11. Ya el 12 son puestosen manos de los hermanos Tejeda (Walterio y Rubén) queson parte de la red de recepción. El encuentro conGuillermo se produce el 14 y con una marcha de más de30 km, en horas de la noche, alcanzan la cima de la lomade La Nigua el sábado 15. Fidel se sienta y enseguida sequeda dormido, tal es su agotamiento.

Cuando comienza a clarear el día, Fidel, Universo yFaustino, guiados por Guillermo García, Ignacio y BaurelPérez, bajan la loma y son recibidos en la finca El Salva-dor (curioso nombre) de Ramón (Mongo) Pérez Montano.

Recuerda Sofía que ella es la primera en escuchar lospasos de Raúl y sus cuatro compañeros en el piso de made-ra del portal. Cuenta ella: «De inmediato despierto a

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Hermes y voy a asomarme por alguna rendija de la pareddel frente de la casa. Algunos expedicionarios vomitan».

Llaman a la puerta, Sofía es quien abre, entran losexpedicionarios, ella se va a la cocina a preparar un co-cimiento para los estómagos indispuestos; los hombresconversan en la sala. Raúl y Cardero pasan al cuarto don-de el primero se identifica; Hermes lo conoce, su fotosalió en la prensa cuando lo del Moncada. Deciden acam-par en un cafetal cercano a la casa para que Cardero salgaa buscar información y orientar al grupo. En su deseo in-tenso de contactar con Fidel, Hermes nada sabe, pues noes parte de la red.

Temprano desayunan café con leche y tostones; al me-diodía, arroz con pollo, viandas, café y hasta cigarros.Mientras tanto, Hermes sale con el ánimo de averiguaralgo y se tropieza primero con uno de sus cuñados:

—¿Qué has oído de esos revolucionarios que desem-barcaron por Niquero? —pregunta.

—Chico, a esa gente la cogieron y a casi todos los mata-ron, no debe quedar ninguno; pero, ¿por qué no le pregun-tas a Mongo que está al tanto de lo último que pasa?

La sugerencia es discreta y a la vez inteligente. ¿Conocíaaquel hombre a quiénes estaban en la finca de MongoPérez? Eso nunca se sabrá, pero sin dudas fue una suge-rencia sumamente acertada, históricamente acertada.

Hermes Cardero se fue a averiguar y a entrevistarse conMongo Pérez Montano, aunque sin muchas esperanzas.En el bolsillo trae la licencia de conducción de Raúl. En-cuentra a Mongo en el mostrador de su tienda junto aTeresa, su esposa. Después de un intercambio de brevespalabras, los dos hombres pasan a la trastienda, solos.Hermes repite la pregunta hecha a su cuñado:

—Mongo, ¿qué sabes de esa gente que desembarcó porNiquero?

—De esa gente no quedó nadie —responde inmutableRamón, que ya tiene escondido a Fidel desde el día 16. Niun gesto, nada que denotara su inquietud.

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—Dicen que a Fidel lo mataron y que ya todo se norma-lizó.

—¿Y tú no piensas que alguno de ellos pudo llegarhasta por acá? —insiste Cardero.

—¡Qué va!, ¿de qué manera?, el cerco del ejército no hayquién lo pase. —Mongo, de nuevo impasible, confirma,—olvídate de esa gente, no debe haber quedado nadie.

La peor de las angustias se apodera de Hermes. Mongoera un hombre de absoluta confianza, fiel amigo y oposi-tor ferviente y confeso del régimen batistiano. Carderoduda, le sudan las manos.

—Pero, ¿qué te pasa Hermes?, ¿por qué me preguntas amí?, —dice Monguito Pérez aparentando estar ofendido.

—No es nada…, es que yo sé como tú piensas, no teofendas. —El nerviosismo de Cardero lo delata; PérezMontano permanece imperturbable, observa a Hermes condiscreta curiosidad. Pasan unos segundos interminables.

—¡Mongo!, —al fin se decide Hermes—, yo confío en tiy tengo un problema muy serio, tú me tienes que ayudar.

—Bueno, habla hombre —responde Monguito con im-paciencia bien disimulada.

Acariciando su barbilla, muy lentamente, Cardero con-fiesa:

—Mongo, en mi casa hay cinco expedicionarios… enmi casa yo tengo a Raúl Castro.

Mongo lo mira fijamente durante unos segundos que aHermes le parecen años.

—¿Qué tú tienes a Raúl Castro en tu casa? —preguntaincrédulo.

—¡Sí, yo tengo a Raúl Castro! —afirma Hermes mien-tras saca lentamente la licencia de conducción. Una sonrisase dibuja en el rostro impasible de Mongo cuando res-ponde:

—¡Y yo tengo a Fidel!Esta conversación, brindada como testimonio por Sofía

Acuña y Primitivo Pérez, protagonistas de aquellos hechos,pone en evidencia la extraordinaria inteligencia del

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campesino cubano; demuestra la tremenda discreción conque manejaron todo lo relacionado con el apoyo a los guerri-lleros. Y cabe una reflexión: si el Che —con una guerrillaexperimentada, con una experiencia de guerra acumula-da, durante su lucha en Bolivia—, hubiese contado con elapoyo que nuestros campesinos cubanos (medialunerosy otros muchos) brindaron en Cinco Palmas y durante elresto de la guerra, al margen de otros factores, probable-mente otra sería la historia de nuestra sufrida AméricaLatina. Cabe preguntar entonces: ¿qué habría sucedido siel ejército de la tiranía descubre el campamento rebeldede Cinco Palmas, un lugar de fácil acceso para los soldados?Tal vez el incipiente Ejército Rebelde no habría sobrevi-vido; ¿hubiera triunfado la Revolución Cubana?, ¿Namibiasería hoy libre?, ¿y Angola?, ¿existiría una revolucióntriunfante en Venezuela?, ¿se habrían operado de la vis-ta cientos de miles de latinoamericanos humildes?

Cinco Palmas es también un monumento a la confianzaen la victoria de todo un pueblo y a la consecuencia re-volucionaria. Fidel, después del fracaso militar delMoncada, del presidio y el exilio, con todos los sufrimien-tos inherentes, del difícil desembarco y del desastre deAlegría de Pío, con apenas ocho hombres y siete fusiles,exclama: ¡Ahora sí ganamos la guerra!, y no es sólo decir-lo, dos años más tarde el ejército batistiano era derrotado.Cinco Palmas es el Baraguá de los tiempos modernos. Esey no otro es el significado de este sitio sagrado de la Pa-tria, de la Humanidad. (Ver imagen no. 12).

El resto de la historia de Cinco Palmas es bien conocida.Monguito Pérez encarga a Primitivo de los trámites queconducen al reencuentro de la noche del martes 18 de di-ciembre, en el histórico cañaveral. Allí permanecieron losguerrilleros desde el día 16, con la llegada de Fidel y sugrupo, hasta el 25 de diciembre, cuatro días después delencuentro con el grupo de Almeida. No se filtró ni lamás mínima información. Pedro Solano, trabajador de lafinca desde que era un jovencito, recuerda que Monguito

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Pérez los preparó para apoyar a «un hombre que estabaen México y que venía a derrocar al gobierno de Batis-ta»,28 pero que no supo de la presencia de los expedi-cionarios hasta mucho después que se internaron en lasprofundidades de La Sierra Maestra, a pesar de haber es-tado trabajando aquellos días de manera habitual.

Los guerrilleros fueron atendidos con esmero en mo-mentos en los cuales aquella atención podía costarles lavida a todos los vecinos y a sus familias. Allí, el domingo23, recibieron balas, dinamita, armas y noticias, hasta li-bros y se enviaron mensajes a Celia y a Frank; no fallónada. El campesinado de la región jugó un histórico pa-pel con la infinita modestia y sencillez que siempre locaracterizó, dando una prueba de valor y confianza difí-ciles de igualar. El sábado 22 de diciembre Raúl Castroescribía en su diario: «Es admirable cómo se desviven poratendernos y cuidarnos estos campesinos de la Sierra. Todala nobleza y la hidalguía cubanas se encuentran aquí».

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La manifestación de agosto de 1957.Media Luna y el Che Guevara

(duodécima historia)29

En el propio diciembre de 1956 ya subía el primer refuerzocoordinado por Celia Sánchez. De las células del M-26-7de toda la costa del Guacanayabo, se seleccionaron loscinco mejores integrantes a criterio de los jefes de acción ysabotaje, y en una segunda selección se escogieron dos decada cinco, los que estuvieran en mejores condiciones.

Con este grupo se constituyó el primer refuerzo a laguerrilla, que subió a la Sierra en los últimos días dediciembre, estableciendo contacto con la columna gue-rrillera el día 6 de enero de l957. En ese grupo ya iba unmedialunero de la zona urbana conocido en su pueblo porel nombre de Hermilio (Nango) Rey. Ahora la guerrillacontaba con la presencia de otro medialunero en losprimeros días de la lucha, en los difíciles primeros mesesde 1957.

Así transcurren los combates de La Plata y Llanos delInfierno. Después de este último combate, Nango solicitabajar de la Sierra al no adaptarse a las condiciones de lalucha guerrillera. Es autorizado y baja el día 28 de enerode 1957. Poco después otros dos medialuneros seincorporan a la guerrilla, Hermes Cardero y Juan VitalioAcuña, quienes se estrenan en el combate del Uvero enmayo de 1957 junto a Manuel Acuña, Celia Sánchez,Anselmo Vega y Miguel Ángel Manals, todos media-luneros incorporados en esos días.

El combate del Uvero es excepcionalmente duro, seprolonga la lucha y son varios los heridos y muertos porambas partes, hasta que se rinde la guarnición. El Che diríaque ese combate había marcado la mayoría de edad de laguerrilla. Junto a otros compañeros de lucha, cayó encombate Anselmo Vega y fueron heridos Manuel Acuña

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en una mano y Miguel Ángel Manals, a quien una bala leatravesó el pulmón. Una mujer participaba en la guerrade la Sierra: Celia, la primera guerrillera en combate.

Muchos serían los enfrentamientos en los que parti-ciparía y junto a ella, otras mujeres que más adelanteintegraron la guerrilla, demostrando la tremenda fuerzaque es capaz de desarrollar y demostrar la mujer en la lu-cha revolucionaria. Fueron muchos los hijos de MediaLuna que también subirían a la Sierra y se incorporarían ala gerra.

En el propio 1957 se produce un suceso que por susignificado vale la pena señalar. En julio de ese mismoaño, un grupo de mujeres de Campechuela participan enuna manifestación popular en recordación de los sucesosde Moncada. La guardia rural rompe la manifestación aplanazo limpio y apresan a un determinado número deellas. Un compañero llamado Francisco Aleaga Sariol,miembro del Partido Socialista Popular, es comisionadopara conseguir, por cualquier vía, la liberación de lascompañeras que habían sido trasladadas al cuartelMoncada, en Santiago de Cuba. Ya estando en Santiago,lo sorprende la muerte de Frank País el 30 de julio y elPSP, junto a la dirección del M-26-7 le orientan desataruna serie de huelgas, sabotajes y manifestaciones en lazona de la costa del Guacanayabo, como represalia por elasesinato del joven revolucionario. Con estas orienta-ciones viene Aleaga Sariol a Media Luna y a través degestiones coordinadas con el M-26-7, los sindicatos y elPSP, desatan una huelga que se inicia el 7 de agosto de1957. (Ver imagen no. 13).

Coincidentemente, ese día los guardias se han reunidoen Niquero, que era la cabecera municipal por aquellostiempos, precisamente para tomar medidas ante lasprotestas por la muerte de Frank. Aprovechando la coyun-tura, un grupo de jóvenes se lanza a una manifestaciónpopular de protesta que parte de La Marina y que se vanutriendo en la medida que avanza hacia el barrio de

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El Carmen. En esta manifestación se incorporan muchosrevolucionarios, entre ellos Nango Rey. Nango habíatenido la oportunidad de conocer al Che Guevara durantesu estancia en la Sierra, había ayudado a subir a RamiroValdés cuando éste se lastimó la rodilla, la personalidaddel guerrillero heroico lo había impactado favorablementey sentía una profunda admiración por aquel hombre queaún era muy poco conocido para el resto de los cubanos.

Entre los gritos de la multitud de ¡Abajo Batista! o de¡Viva Fidel!, a él se le ocurre dar vivas al médico argentino:¡Viva el Che Guevara! Algunos lo secundan en medio delentusiasmo revolucionario. Es muy probable que esta hayasido la primera manifestación en la historia de laHumanidad en la que se le hayan dado vivas al Che. Nadiepodía entonces imaginar en quién se convertiría y cuántasmanifestaciones lo aclamarían por todo el mundo. Le cabea Media Luna el privilegio de haber protagonizado laprimera de ellas.

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La Luz de Yara, ¿en Vicana?(segunda leyenda)

Pues sí, la Luz de Yara en Vicana. Esta es otra de las le-yendas de Media Luna, aunque la leyenda de la Luz deYara está muy extendida por casi todas las localidadescubanas. El hecho es que en la zona entre Vicana Abajo ySanta María, según refieren muchos habitantes de la re-gión, la misteriosa luz ha sido avistada un sinnúmero deveces.

Según la leyenda, la Luz de Yara es el espíritu de Hatueyque vaga por los campos cubanos. Su asociación con Yarase relaciona con el hecho de que el nativo rebelde fue que-mado en la hoguera por Diego Velázquez, en un pobladoaborigen ubicado en la zona conocida por Yara, palabraaruaca. El Yara referido, según investigaciones recientes,no coincide con el actual poblado granmense de Yara, estepoblado surgió mucho después de la inmolación del caci-que, pero cerca del río Yara y en un lugar entre el actualmunicipio Yara y Manzanillo.

Muchos medialuneros refieren haber visto la Luz, aúnde día, y con más frecuencia en horas de la tarde. Otroscomo Tin Vázquez aseguraba que, durante un recorridoque hacía a caballo, allá por los años 40 del pasado siglo,la Luz se le había aparecido. Contaba que una especie deestado hipnótico lo hizo seguirla por trillos y senderosy cuando la Luz desapareció, él no sabía dónde estaba, laLuz lo había perdido.

Una señora muy seria y respetable, Micaela Núñez, afir-maba haber visto la Luz de Yara. Según ella, uno de sushermanos menores, al verla, comentó: «si es verdad queesa es la Luz de Yara, que corra y se suba sobre ese árbol»,refiriéndose a un árbol seco que estaba cerca de su casa.

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Según Micaela, la Luz, de inmediato, corrió y se subió a lomás alto del árbol.

La imaginación popular es muy rica y en el afán de ga-nar una porfía, la gente enriquece las anécdotas hasta darlesuna forma difícil de digerir. Con el tiempo, aquel cuento,tantas veces repetido y enriquecido, fue tomando cuerpoveraz en la mente del que lo cuenta hasta el punto de ase-gurarlo como un hecho comprobado.

Sea un rayo esférico o fuegos fatuos, lo cierto es queson muchos los que afirman que la han visto, casi todosen la misma zona. ¿Será la Luz de Yara?

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El Maestro: un caballero en la vidade Media Luna

(segundo personaje)

Cuando encontraron el cadáver, ya estaba en descompo-sición, casi irreconocible, allí, tirado sobre la cama, en-cerrado en el cuarto del hotel La Bombilla, con todaslas ventanas cerradas. El espectáculo no podía ser másdeprimente. Las cuencas de los ojos ya vacías, un brazodebajo del cuerpo, medio torcido, la boca semiabierta; deveras, nada agradable. Alguien dijo: «es el Maestro Dul-cero». Al menos así lo contaba la gente, aunque la gentesiempre exagera.

El Maestro, así lo llamaban, siempre vestido de blanco,pulcro e impecable. Era un personaje singular, se com-portaba como un caballero. Fue uno de esos seres dueñosde una excepcional educación empírica, nunca alteró lavoz, siempre ecuánime y decente, como diría mi abuela.Usaba un pequeño bigote, bien recortado. Su inteligenciae instrucción eran evidentes. Experto en ajedrez y damas,no había cómo ganarle. Trabajaba por turnos en la dulce-ría, se había ganado el título de maestro dulcero.

Llegó a Media Luna un día, no recuerdo cuándo, peroen poco tiempo ya era conocido y apreciado por todo elmundo. Todo un personaje en los campeonatos diarios dedamas que se celebraban en la barbería de Argelio. Allí,con Tin Vázquez, con El Policía y con otros muchos, ce-lebraba sus partidas por la tarde, hasta que el barberocerraba el negocio. El ajedrez era otra cosa. Muchas veceslo jugaba de noche, en el local del INDER y lo disfrutabamuchísimo. Enseñando a los más jóvenes invertía una bue-na parte de su tiempo, incluidos los muy jovencitos comoyo, que apenas tenía 11 o 12 años por entonces.

Era negro, alto, delgado, tal vez muy delgado. Le gus-taba “el traguito”, aunque nunca fue un borracho. Fumaba

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con una boquilla que le hacía parecer más elegante y dis-tinguido. Su tipo y sus hábitos lo convertían en un serdiferente en Media Luna. Como él no había nadie por es-tos parajes.

Un buen día llegaron los taxis a Media Luna. Siemprecreímos que los taxis eran para las grandes ciudades comoParís, Tokio o New York. En Media Luna se utilizaban lasmáquinas de alquiler, como la de Juan Antonio Conde,que empezó con un comando de la primera guerramundial, con cadenas en las ruedas para no atascarse enlos fangueros del pueblo; éste llegó a poseer un Buick del55, por entonces una joya, todo un lujo. También estaba elauto de Aurelio Pérez (conocido por Bigote) era muy viejo,pero aún caminaba, la máquina de Castillo o la de JulioPérez (La Panameña, como le decían). En esos carros semovía la gente, la gente que podía pagarlos, no era caro,pero el dinero estaba perdido, o “escondido”; el hecho esque no se le veía con frecuencia, cosas de la época.

Pues llegaron los taxis, como iba diciendo, igual que enParís, en Tokio o en New York. Unos Dodges muy mo-dernos los parqueaban en el Parque Grande y se alquilabanpor poco dinero; te llevaban hasta donde tú quisieras;¡aquello fue el revuelo!, todo Media Luna quería montaren taxis. Al principio con pena, pero después... a lo buenouno se acostumbra fácilmente. Entonces se reveló otra delas costumbres atípicas del Maestro. Los domingos,después de trabajar, alquilaba un taxi para dar vueltas porel pueblo, pero no una vuelta, no; toda una tarde dandovueltas y vueltas, y más vueltas. Desde la una de la tardehasta ya entrada la noche. Con el brazo fuera de laventanilla, la boquilla con el cigarro en la boca, suguayabera blanca y zapatos de dos tonos, ¡ah!, y salu-dando a todo el mundo. Todo un millonario. La historiase repetía domingo tras domingo, siempre por las tardesnoches. Al principio lo criticaban; después, el pueblo sefue acostumbrando a aquellas excentricidades.

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¡Cuántas veces, siendo tal vez un pobre niño, negro,limpiabotas, vería a los ricachones de entonces pasearseen sus lujosos carros de su pueblo natal! ¡Cuántas ganastendría de montarse en un auto y pasear por su pueblo,cuando la discriminación, por su raza y por sus pobresingresos, le prohibía darse aquel gusto! ¡Cuántos sueños loalimentaban por entonces! ¿Se ha puesto usted a pensarcómo sueñan los niños? ¿Qué cosas sueñan? El Maestrose “desquitaba” los domingos por la tarde. Vestido deblanco y con sus zapatos de dos tonos, con su boquilla, enguayabera, con su brazo fuera de la ventanilla y saludandoa los amigos.

Los muchachos que nos beneficiamos con sus ense-ñanzas de ajedrez, nos sentíamos muy orgullosos de queel Maestro se paseara así. Entonces lo admirábamos más.

Se trataba de una figura carismática y muy querida;lamentablemente su final fue triste, los “traguitos” loalejaron de la familia y se fue a vivir a un hotel llama-do La Bombilla, que parecía un hotel del oeste americano,sólo faltaban los vaqueros y el Tequila. Allí murió sin quese enterara persona alguna; lo encontraron en suhabitación, dos días después.

Fue un romántico, un bohemio que dejó un gratorecuerdo a su paso por este pueblo, amigos, discípulos yanécdotas que contar. Hay quien se muere y al díasiguiente nadie lo recuerda; esa no es la historia delMaestro. Fue alguien distinto, un hombre bueno al querecordaremos siempre. Esto es sólo una historia, no unadespedida tardía de duelo, pero aún, en ocasiones, cuandome siento en el Parque Grande, me parece verlo monta-do en su taxi, saludándome, con su guayabera blanca y sucigarro en la boquilla.

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El 26 de diciembre de 1958, un salto en lahistoria30

(decimotercera historia)

A medida que avanzaba el año 1958 se le iba cerrando elcírculo a los guardias rurales medialuneros y al ejércitobatistiano. Llegó el momento en que no se movían de lazona urbana en horas de la noche, en ese horario las tropasrebeldes entraban en Vicana Abajo como si fuera su propiacasa; en varias oportunidades entraron al puebloprovocando tiroteos y encontronazos. A finales de 1958llegó a estar bloqueada la carretera que unía a Media Lunacon San Ramón. Por allí no se podía circular si las tropasrebeldes no lo autorizaban. La contraofensiva rebelde y lainvasión a occidente hacían insoportable la situación dela tiranía. Después de la Batalla de Guisa la suerte estabaechada. El mes de diciembre avanzaba y las fuerzas deBatista se desplomaban. Así llegó el día 26. Día funesto ya la vez feliz para la historia medialunera.

Ese día en Rejondones de Báguanos, en horas tempranasde la mañana, caía herido el joven capitán medialuneroRaúl Podio Saborít. Raúl era uno de los más valientescapitanes de la tropa rebelde con un envidiable avalcombatiente en su haber. Había sido uno de los jefes depelotón que había tenido la responsabilidad de cercar aQuevedo durante la batalla del Jigue, junto a GuillermoGarcía, Ignacio Pérez y Vilo Acuña. Podio había par-ticipado en un sinnúmero de combates y se cuenta que envarias oportunidades sus compañeros se vieron obligadosa requerirlo porque peleaba parado frente a las balasenemigas. Este joven de 22 años, ese día fatal, haciendogala de su temerario comportamiento, se había acercadopeligrosamente a una tanqueta enemiga, sus compañerosya le habían advertido del peligro que aquello repre-sentaba, pero él, como siempre, actuaba arriesgando su

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propia vida. Desde la tanqueta le dispararon con unaametralladora calibre 30 y lo hirieron. (Ver imagen no. 14).

Así, herido, continuó el combate; algunos de suscompañeros de lucha se arrastraron hasta él y trataron dealejarlo de las balas enemigas, pero durante el rescate laametralladora volvió a impactarlo. Un total de 6 impactosde calibre 30 fueron encontrados en su cuerpo, no pudoser atendido de inmediato, pues el hospital más cercanoestaba tomado por el ejército de Batista. El jeep en que sele podía trasladar demandó algunos arreglos; aún así, llegócon vida a Tacajó, prácticamente desangrado. Sobre lamesa de operaciones falleció, en horas de la tarde. Noobstante, Media Luna no conoció la noticia hasta losprimeros días de enero.

Mientras esta tragedia se producía en Báguanos, enMedia Luna se daban las condiciones para que el pueblose lanzara victorioso a las calles, para festejar la victoria.Las tropas rebeldes rodeaban Media Luna. Los capitanesFiallo, Felo González y Horacio Rodríguez se encontrabanen la zona y el M-26-7 contaba con instrucciones precisas.Las tropas de la tiranía habían decidido defender aquellasplazas que tuvieran posibilidades de detener la ofensivarebelde. Su dirección en la provincia de Oriente decidióla concentración de las tropas en Manzanillo como últimaesperanza en la zona del Guacanayabo. El 26 de di-ciembre, en horas de la mañana, unos por la vía férrea yotros a pie, fueron concentrándose los guardias en LaMarina para tomar un transporte marítimo que lostrasladara a Manzanillo. A las 10:30 a.m. la gente se tiróa las calles a festejar. El pueblo se lanzó entero, haciendogala de una alegría nunca antes experimentada. Despuésde años de la más cruel dictadura, de asesinatos, devejaciones y de lucha, la despreciable representación deltirano escapaba, evadiendo el poderoso empuje del EjércitoRebelde. La victoria definitiva estaba cerca. Todos los díasse escuchaban los partes de Radio Rebelde que informabanla verdad sobre los combates librados y sobre el avance

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de las columnas invasoras. El triunfo era irreversible y elpueblo lo festejaba en grande. En horas tempranas de lanoche comenzaron a llegar las tropas rebeldes. El puebloestaba en la calle, los abrazos, los vítores, las lágrimas deemoción, la alegría infinita de un pueblo que sabe que hanterminado los abusos. Había mucha sed de justicia. Todosse concentraron en el parque central de Media Luna, enuna gran manifestación popular. Allí estaban los rebeldes,allí estaba Horacio Rodríguez al frente de toda la tropa.

Ese 26 de diciembre marcó un hito en la historia deMedia Luna. A partir de entonces la situación del pueblocambió. Comenzó la alfabetización, los hijos de lostrabajadores se graduaron de ingenieros, médicos,maestros, deportistas, etcétera. Se acabó la ignominiosadiscriminación racial, se acabó el tiempo muerto, losmédicos, que antes de esa fecha eran sólo dos, se con-virtieron en decenas; se multiplicaron las escuelas y loshospitales; aparecieron Museos Históricos, Galerías deArte, Casas de Cultura, Bibliotecas Públicas y otras muchasinstituciones; se acabaron las sociedades exclusivistas, elpueblo fue protagonista de su propia historia y futuro.

Ese es el significado del 26 de diciembre para losmedialuneros. Desde aquel día glorioso estamos creandotodo aquello que hoy defendemos, y cobró verdaderosentido la historia e identidad nacional.

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Tres maestras: algo sobre la historiade la pedagogía

(terceros personajes)

En cualquier poblado hay una multitud de personajescarismáticos muy conocidos, pero existen ciertas personasque por las características de su trabajo y el amor con quelo hacen, son más que conocidos y respetados: nuestrosmaestros. Hoy la profesión está extendida, son numero-sos los profesores en los diferentes niveles de enseñanzay muchos los capaces, unos más jóvenes, otros menos.Antes del Triunfo de la Revolución la situación era otra;existián pocos docentes y la atención que les brindaba elEstado era mínima. Como consecuencia, el maestrocargaba con toda la responsabilidad intelectual y materialde la escuela. Algunos dejaban la vida en los centrosescolares, pagando de sus bolsillos muchos de los recursosque requerían los estudiantes. En Media Luna existieronvarios maestros, pero tres son recordadas por lasgeneraciones de educandos que tuvieron el privilegio deconocerlas con particular fuerza, ellas fueron: AdolfinaCossío Esturo, Hilda Cossío Esturo y Aida Mestre Esturo,hermanas las dos primeras y primas de la tercera.

Adolfina nació en 1906, en el seno de una familia aco-modada. Comenzó a trabajar en una escuelita primaria enel distante barrio de Gorito, estaba graduada como maes-tra normalista. Con los años pasó a trabajar en la escuelaprimaria de Pueblo Nuevo, donde fue maestra de CeliaSánchez. En el año 1943, cuando se construyó el CentroEscolar “Carlos Manuel de Céspedes” (hoy “Rafael Maríade Mendive”), fungió como su primera directora. AdolfinaCucha, como la conocían en el pueblo, era excepcionalmenteinteligente y muy poco convencional a la hora de impartirclases. Tenía una gracia especial para narrar cuentos,

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especialmente los infantiles y esta capacidad extraordi-naria de comunicación, unida a una sólida cultura general,las ponía en función de la docencia. (Ver imagen no. 15).

El resultado era formidable. En la década del 50 delsiglo XX se mudó a Santiago de Cuba, dejando un profun-do vacío en su pueblo natal. Después del Triunfo de laRevolución fue designada Subdirectora Provincial de Edu-cación en la provincia de Oriente. Años después pasó aocupar una cátedra de Lenguas Muertas en la Universi-dad de Oriente, donde llegó a ser la decana de la Facultadde Humanidades. La «doctora Cossío», como la conocenen Santiago, fue delegada directa a los dos primeros con-gresos del PCC y miembro del Comité Provincial. Críticaliteraria, escritora de cuentos infantiles, doctora HonorisCausa de la Universidad de Oriente, impartió conferen-cias en el extranjero en diversas oportunidades. AdolfinaCossío ha sido la pedagoga más destacada de la historiade Media Luna.

Su hermana Hilda nació en 1912. Impartió la asignaturaHistoria durante muchos años; también estaba graduadacomo maestra normalista. Después comenzó a impartirCiencias, llegando, al final de su carrera, a ser profesorade Física y Química. Fue la primera profesora de Físicaen Media Luna. Hilda era óptima impartiendo una cla-se, atendía al unísono el contenido de Física, los cálculosmatemáticos y la Ortografía. Era excepcionalmente respe-tada. Jamás habló en una forma descompuesta; una mi-rada seria de la profesora Hilda y todo el mundo quedabaparalizado. Tenía un dominio absoluto de la metodologíay estaba dotada de numerosos recursos pedagógicos. Sutemperamento era muy diferente al de Adolfina. Hildaera mucho más convencional, pero excelente profesora.

Aida Mestre nació en 1909. Graduada como maestranormalista en Santiago de Cuba (compañera de estudiosde Floro Pérez); comenzó su vida laboral en Manzanillo,en una escuela particular: El Colegio Heredia, allí fuemaestra de Manuel (Piti) Fajardo. Después de 6 años de

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trabajo vino, en 1943, a trabajar al centro escolar me-dialunero. Aida tenía un fuerte temperamento; era muycapacitada e inteligente. (Ver imagen no. 16).

Fue profesora de Español y Literatura durante muchosaños. Tenía “la mano muy suelta”, muchos alumnos larecuerdan, entre otras cosas, por los pescozones que reci-bieron de ella; sin embargo era una profesora muycarismática y cariñosa con sus alumnos; ahora daba unpescozón y al cabo de un rato echaba el brazo con infinitocariño. Fue también directora del centro escolar y la pri-mera directora de una Secundaria Básica en Media Lunadesde el Triunfo de la Revolución. Participó en la Campa-ña de Alfabetización y fue la primera maestra de la viejageneración en incorporarse a trabajar durante la SemanaSanta (Semana de Girón). Ante la escasez de profesoresen aquella época, impartió clases —por el mismo sueldo—,en las secundarias de Media Luna, Campechuela yManzanillo al mismo tiempo. También fue la primera pro-fesora en incorporarse por 45 días a los planes de La Escuelaal Campo. En sus últimos años impartió Biología en lostres grados de Secundaria Básica (Botánica, Zoología yAnatomía) simultáneamente.

Ellas son ejemplos para los actuales maestros. Dieron lavida por la pedagogía, con sus alumnos, por la educación.Por eso se les recuerda siempre, porque jamás faltaban aclases, aún estando enfermas; a diario compartía frasesde cariño con sus alumnos; nunca dejaron de estudiar yde prepararse, pues adoptaron su profesión, no sólo comoun medio de vida, sino como un sentido de la vida, y aello lo consagraron todo. Por eso Cucha, Hilda y Aida for-man parte indispensable del patrimonio de la Educaciónde Media Luna.

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Una mujer sin rostro(tercera leyenda)31

Es muy probable que en todos los municipios pueda us-ted encontrar una leyenda de horror. Media Luna no es laexcepción. Desde jinetes sin cabezas, brujas y vampiros,que han adornado las más escalofriantes historias narradaspor los “viejos” del pueblo, hasta historias que se cuentanen los velorios, en las visitas nocturnas, en los parques o enlas esquinas. En ocasiones, para amedrentar a los meno-res y utilizar las historias con el fin de amenazarlos, unaespecie de chantaje psicológico, horrorizante; en otrasoportunidades porque el que las cuenta adquiere ciertaimportancia ante los ojos del auditorio y eso le eleva laautoestima. El hecho es que se han inventado las cuatrohistorias de horror y estas corren en boca de todos, seenriquecen con el tiempo y culminan convirtiéndose enverdaderas leyendas.

En el municipio de Media Luna existe una carretera queune el casco urbano con la zona del Plan Turquino, es de-cir, con la parte montañosa de Media Luna. Esta carreterapasa por diversos barrios. A la salida del barrio de VicanaAbajo hay un viejo cementerio. Pues bien, en el tramo quesepara el cementerio de Vicana del barrio de Revacadero,se produce un hecho que suscita el espanto de los que porallí transitan en horas de la noche. Es un tramo que abar-ca algunos kilómetros, no es un tramo corto. Cuentan quelos ciclistas que por allí pasan o los jinetes que transitan acaballo, de pronto se percatan que en la parte trasera estámontada una mujer. No recuerdan haberla montado enningún momento, sencillamente aparece sentada detrásde ellos, siempre vestida de blanco y con el pelo muy lar-go, cubriéndole el rostro. Allí se mantiene durante ciertotiempo, el suficiente para que al jinete o al ciclista se le

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ponga la carne de gallina, se le ericen los pelos del cuelloy se le acalambre hasta el alma. A veces recorre montadacientos de metros, en ocasiones más. De pronto, desapa-rece.

Se cuenta que un inspector del Ministerio de Educa-ción solía visitar a sus padres en la zona. En una ocasiónse percató de que sobre la parte trasera de su bicicletaestaba montada la misteriosa mujer. Congelado, siguiódándole a los pedales hasta llegar a la casa de sus padres.Al llegar, se atrevió a decir: «Hasta aquí llego yo», enton-ces la mujer respondió con una voz que parecía salida delfondo de una cueva: «Ahora tienes que llevarme adóndeme recogiste». El pobre hombre viró 180 grados muydisciplinadamente, —¿qué habría hecho usted?— y cuan-do llegó al lugar se percató de que ya ella no estaba, habíadesaparecido.

Otro señor, un campesino, relata que se le montó sobrelas ancas de su caballo, al llegar a la casa de un amigo, sebajó corriendo a pedir ayuda. El amigo salió de la casaalarmado ante los gritos del campesino que le decía: «¡Mirala mujer allí!...», pero el único que la veía era él, los demásno percibían su imagen.

Los choferes de ómnibus, cuando pasan vacíos por ellugar, cierran las ventanillas y pisan hasta el fondo el ace-lerador. Es muy poco probable que si una mujer (de carney hueso) pide una “botella” a esas horas, por aquellosparajes, no sea escuchada y mucho menos montada. ¿To-do esto es verdad?, las personas que refieren haberlavisto son personas serias y respetables. ¿Es un estado deauto-hipnosis provocado por el miedo?, tal vez. Pero, ¿porqué usted, amigo mío, no lo comprueba?...

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El parque del pueblo(algunas historias más)

No sé si algún filósofo habrá meditado sobre la impor-tancia que tienen los parques en los pueblos pequeñoscomo Media Luna; tampoco sé si se habrá estudiado laevolución experimentada por la afluencia de la poblacióna ellos con la llegada de la televisión y los ordenadores. Hoyya no es el centro social más importante; sin embargo, con-serva mucho la magia de antaño. La maravillosa sensaciónde paz, el fresco que alivia el cruel verano medialunero, elpaisaje tranquilo, sereno. Hace muchos años, a estos atri-butos se añadían otros no menos importantes. El parquede Media Luna era el corazón del poblado, el sitio de en-cuentros, de debates deportivos, de amores, de reuniónde los “grandes viejos” del pueblo. (Ver imagen no. 17).

Con alrededor de 4 500 metros cuadrados de superfi-cie, rodeado de árboles, una bella glorieta central y cuatrocalles que parten de ella hacia el paseo interior que locircunda, es el lugar ideal de sosiego para quien lo visita.Con un total de 26 bancos de madera y 8 de granito(caben muchos más) brindan asiento seguro y fresco; másde 20 farolas lo iluminan vagamente en las tranquilas no-ches medialuneras. Pero no siempre fue así, nuestro par-que tiene su historia, mucha historia.

Su inauguración data de 1928. Antes, el lugar era ocu-pado por una plazoleta enorme que servía de improvisadostadium de baseball. En su construcción jugó un importantepapel el segundo administrador del Central Isabel B,Randolfo Cossío, quien diseñó su construcción de mane-ra que la glorieta central quedara exactamente frente a sucasa. Su primer nombre fue “Ricardo Hudson Beattie”, enhonor a quien fundó el Central Isabel B, aún vivo porentonces y que era el dueño de casi toda la fuente de tra-

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bajo en Media Luna. A su alrededor fueron añadiéndoseviviendas de los que representaban la aristocracia obreradel pueblo (funcionarios de la agroindustria azucarera) yalgunas instituciones culturales de singular importancia.En los años 50 del pasado siglo, el parque estaba completa-mente rodeado de casas. Para quienes vivieron esa épocale serán familiares el Club Media Luna; La Primaria Supe-rior “Carlos Manuel de Céspedes”; el Teatro Estrella; elBar de Isidro; un poco más allá La Colonia Española y enla otra calle, la casa de La Sociedad Maceo. El Club, sólopara blancos acomodados; La Colonia, para descendientesde españoles; la Sociedad Maceo, para negros y mulatos; setrataba de la típica segregación de la sociedad capitalista.Por entonces el parque estaba rodeado por una doblefila de árboles, pinos en la periferia y álamos por dentro.Primero tuvo una glorieta de madera, pero en 1930 se cons-truyó una de mampostería con ocho columnas y un techoque pretendía imitar, pálidamente, la excepcional glo-rieta manzanillera. En el área que hoy ocupa el monumen-to a Celia había un parque infantil que contaba con untrompo, una gran rueda giratoria, dos canales, cachum-bambés y varios columpios (para niños pequeños y paramayores), una pequeña torre central con un reloj y unapila de agua potable, ¿qué le parece? En la glorieta losniños del barrio jugaban a «Se te queman los frijoles», enalgunos bancos se podía jugar a «la Viola» y en las farolasse jugaba al «Domón». Hoy nadie recuerda aquellos jue-gos. En la parte cementada se podía patinar y hasta montarbicicleta. En sus calles aledañas se desarrollaban compe-tencias de «Cambumbia». Dejo a los más jóvenes la tareade averiguar de qué se tratan estos juegos. Los bancosprimigenios eran de madera, como los de hoy, pero en losaños 50 se sustituyeron por bancos de granito; aún se con-servan algunos.

En 1930 y por iniciativa del doctor Manuel SánchezSilveira, se colocaron los bustos de José Martí y CarlosManuel de Céspedes. Hay que significar que el busto del

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Padre de la Patria fue fundido en Media Luna y que laplaca que lo identifica es idéntica a la que está en SanLorenzo, también colocada por Manuel Sánchez, ambasfundidas aquí. Existían otros dos bustos en los años 50,uno de don Ricardo Beattie, colocado después de su muer-te, en 1938, y otro de su yerno Delio Núñez Mesa. En losprimeros días que siguieron a enero de 1959 ambos bus-tos fueron decapitados. El pueblo, que había sufrido lostormentos de la brutal dictadura batistiana, les puso lasoga al cuello y los arrancó de sus pedestales. Fue un mo-mento de ira popular perfectamente comprensible despuésde tanta tortura e ignominia. Es justo decir que si bienDelio Núñez fue un asqueroso politiquero sin escrúpulos,batistiano convicto y confeso, don Ricardo era un científi-co y jamás se dedicó a la política.

El momento y el sufrimiento vivido justifican la bárba-ra acción. En 1990 se erigió el monumento a Celia SánchezManduley, que incluye una estatua de cuerpo entero crea-da por Enrique Angulo y el área del parque infantil seconvirtió en un espacio dedicado a ella. En 1997 se colocóel busto del Comandante Juan Vitalio Acuña, el 31 de agos-to, a treinta años de su caída en combate en el Paso dePuerto Mauricio, Bolivia. En 1998 se develó el del jovenCapitán Rebelde Raúl Podio Saborit, el 26 de diciembre, a40 años de su muerte en Rejondones de Báguano. Viaje-mos en el tiempo y refresquemos la memoria, incluyendolo bueno y lo malo. Lo bueno de aquella época se resumeen un nombre: Lucilo, personaje de leyenda, querido, res-petado y recordado por todos los que tuvimos el privilegio deconocerlo. De mediana estatura y de unos 70 años, casicalvo, aquel hombre negro era todo un educador. LuciloOlivera era el “encargado” del parque, limpiaba sus ca-lles y paseos, chapeaba la hierba y podaba las plantas or-namentales, reparando los bancos y los equipos del parqueinfantil, él solo, sin ayuda alguna. Después, le quedabatiempo para hacerle cuentos —creados gracias a una ima-

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ginación fabulosa—, a la colección de “fiñes” que habi-tualmente lo acompañaban.

Todos los chicos que visitaban el parque reclamaban supresencia y, sentado en un banco, rodeado de aquellos,acuclillados en el suelo, absortos, hipnotizados con la na-rración, daba rienda suelta a una fantasía prodigiosa y nosregalaba historias inolvidables. Siempre sonriente, siem-pre cariñoso, algún día le haremos un monumento en suparque, en bronce, como bien merece. Jugaba con noso-tros a «los bandidos», escondiéndose detrás del tronco delos árboles; le decíamos El Capitán, y sí, era capitán delespíritu de todos los niños, el abuelo ideal. Cuando digode todos es porque aquel era un espacio de socialización.Allí, con Lucilo de líder, no existía la discriminación ra-cial o social, el egoísmo, ni la envidia; él trataba a todospor igual. ¿Cómo lo lograba? Lucilo era lo bueno, lo ma-ravilloso del parque de aquellos tiempos.

Pero no todo era bueno, muchos niños no tenían tiempopara estar junto a Lucilo en las mañanas; algunos permane-cían sólo un ratito. En el parque de Media Luna trabaja-ban como limpiabotas, por un mísero salario, niños de 7 y8 años, con su cajoncito al hombro, ofrecían sus serviciosa los señores que sentados en los bancos sin apenas mi-rarles al rostro, pulían sus calzados. Así fue que conocí ami gran amigo Dámaso Cantero, excelente persona quetenía habilidades increíbles para dibujar y que me pinta-ba las hojas de las libretas con historietas de indios y va-queros que yo guardaba celosamente. Dámaso no teníajuguetes, sólo dos botellas de cerveza amarradas por elcuello, que para él eran los bueyes que arrastraban la ca-rreta, eran sus “carritos”. Allí lo conocí descalzo, siempredescalzo, con su inseparable cajón al hombro, negro, po-bre, bueno, noble, excelente amigo. Allí me hice amigode Piquilín, el hijo de Fe, la del barrio El Carmen y her-mano de Paula, que ya era una mujer, una mulata muylinda. Piquilín también era negro, pobre y limpiabotas,

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con su suéter desteñido, le quedaba corto y las mangaspor los codos.

Ellos no podían estar sirmpre con Lucilo, sólo escucha-ban algunos cuentos y jugaban un rato. Había que llevaralgunos centavos para la casa, para ayudar al viejo con lapesada carga de una numerosa familia que había que man-tener en “tiempo muerto”. Hoy Dámaso es un prestigiosoartista de la plástica que vive en la Isla de la Juventud.Piquilín llegó a ser Capitán de la Marina Mercante Cuba-na y tiene su apartamento en Alamar. Eso sólo se ve enCuba, después de enero de 1959.

Lo malo también eran los marineros yanquis que ve-nían en los barcos a cargar azúcar y se paseaban por elparque después de saciar sus instintos en los prostíbulosde La Marina. Llegaban al parque y regaban algunas mo-nedas por el suelo para ver cómo los niños se fajaban unoscon otros por tomar alguna. No eran los niños que veíanPatrulla de Caminos o Perry Mason, no eran los que com-praban bombones de chocolate o chicles Adams en elquiosco de Digno Ballester, eran los que tenían que ir a latienda de Elpidio donde, por un centavo, comías dulcede guayaba con queso y daban caramelos azucarados “decontra”. Los marineros no repartían las monedas, lasregaban por el suelo para divertirse. Por eso, la intenciónnunca fue ayudar sino humillar. Como se comprenderá,algunas de aquellas monedas resolvían un problema enlas casas más humildes, había que cogerlas. No todo en elparque era maravilla, los recuerdos traen muchas heri-das; lo más humillante y doloroso no es la escasez, es ladesigualdad, que atenta contra la dignidad humana.

Estaban los bailables, había que pagar. Cercaban el áreaalrededor de la glorieta y amenizaba el show la orquestaque se contrataba; por supuesto, aquello no era para unpúblico selecto; eso era lo malo y muy malo por cierto,pueden apostar.

El 26 de diciembre de 1958 las tropas de Batista salieronhuyendo de Media Luna. El busto de Delio Núñez rodó

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por el suelo y finalmente se acabaron los marinos yan-quis, los bailables excluyentes y los niños limpiabotas; elClub Media Luna se convirtió en un Círculo Social, dondese reunió la tropa rebelde que tomó el poblado. El parquecambió su nombre, ahora se llama Parque de los Mártires.Allí se fundó la primera célula del M-26-7; allí corrió yjugó Celia Sánchez cuando era niña; en la esquina quecolinda con el actual parque infantil fue apresado ElíasZaldiba antes de ser asesinado. Hay mucha historia.

Aún se sientan las parejas de enamorados. El parqueda cabida al amor. Todavía juegan los niños en el receso yse realizan actos patrióticos de recordación a nuestrosmártires, a nuestros venerables muertos. A veces, en las tar-des, se sientan y conversan en los bancos los fantasmas deaquellos viejos venerables que fueron las personas másimportantes del pueblo, cuando éramos unos pequeñi-nes. Me parece haber visto a Juan Ortiz con su manera dedecir tan peculiar; a Tom Dalmau, con ese sentido del hu-mor que siempre lo caracterizó; a Fernando Martínez,dueño de una energía y un talento envidiables; a JuanAntonio Conde, tan bromista y ocurrente; a Pancho Gómezy a tantos otros. De esa generación sólo nos queda Matico,quien nos inyectó a todos cuando éramos niños.

Indudablemente el parque de Media Luna es el parquemás lindo del planeta; sino lo cree, visítelo, siéntese ensus bancos, preferiblemente por las tardes y después mecuenta.

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Celestino y los rayos(cuarta leyenda)

Hay hombres que siempre tienen mal carácter y CelestinoGarcía era uno de ellos. A pesar de tener una vida relati-vamente cómoda, en una época en que eso no era muycomún, se había convertido en una persona frustrada,amargada y de muy pocos amigos. Corría el año 1930 yVicana Abajo había dejado de ser el núcleo poblacionalmás importante de Media Luna.

El surgimiento de la Industria Azucarera había trasla-dado una buena parte de la población hacia el batey delingenio Isabel B, de la familia Beattie Brooks, unos ingle-ses que fundaron esa fábrica de azúcar alrededor de 1886.Pero Vicana Abajo aún conservaba su encanto, quedabanalgunas de las calles que adornaban el poblado cuandoera la Capitanía del Partido Pedáneo de Vicana; tambiénlos restos de la iglesia, quemada durante la guerra yunas cuantas viviendas de ricos hacendados y terrate-nientes que se dedicaban al cultivo de arroz, de caña y ala cría de ganado mayor.

Era un pueblo tranquilo, con una escuela, una tienda ymuchos obreros agrícolas que habitaban bohíos de yaguacon pisos de tierra y guano, todo muy “pintoresco” siasí se quiere ver. La mayoría de la población padecía ca-rencias considerables; pero Celestino no, él era de los quedisfrutaba de una sólida posición económica y su mal ca-rácter provenía de no sé dónde.

Es curioso, en muchas ocasiones las personas más humil-des son las que viven más tranquilas y sosegadas, siempreestán conformes con su destino; en cambio, los que mástienen, viven atormentados por razones de negocios o sen-cillamente, porque la felicidad no siempre es compañerade la abundancia. Lo cierto es que existen individuos que

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a pesar de no tener penurias económicas, esconden un odioirracional hacia todo y hacia todos, viven en medio de unaperenne amargura y evidencian su frustración personala través de un mal carácter, un carácter “de perros”;Celestino era uno de ellos.

Ese carácter ácido encontraba una salida cuando trope-zaba con algo, o no podía concretar un negocio, o teníapérdidas económicas y no ganaba todo cuanto quería. Sufrase predilecta era: «¡Ojalá que me parta un rayo!», fraseque repetía unas veinte veces al día; cuando lo hacía, quie-nes estaban cerca de él, se alejaban rápidamente, bajabanla vista, lo evitaban.

Dicen, que a pesar de su edad, entonces sólo tenía 30años, parecía más envejecido, no tenía amigos íntimos, yademás, sus relaciones amorosas eran fugaces, poco durade-ras. Parece ser que el hombre era realmente insoportable.

Hacía unos años que en Vicana Abajo se había inau-gurado un nuevo cementerio. Sobre el cementerio viejose habían levantados otras construcciones que más ade-lante condujeron a la instalación de un taller de mecánica.Triste idea esta, pues bajo tierra estaban los restos mortalesde todos los veteranos de las guerras del 68 y del 95, tantoespañoles como cubanos. El nuevo cementerio quedabamás al este, a unos 600 m del anterior, más alejado delpueblo.

El mes de julio en Media Luna es muy lluvioso y en lafranja costera del Guacanayabo se forman grandes tem-pestades en las tardes. El calentamiento diurno castiga confuerza una extensa franja de tierra llana que se encuentraatrapada entre las montañas de la cercana Sierra Maestray las tranquilas aguas del Golfo. Por toda la costa correuna tempestad que llaman «La bayamesa», porque lasnubes cargadas de agua y los potentes rayos parece queprovienen de la zona de Bayamo.

El 14 de julio de 1917 no había sido un buen día paraCelestino, muchas cosas le habían salido mal y comoera de costumbre, había pronunciado un poco más de la

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cuenta su frase preferida: «¡Ojalá que me parta un rayo!».Serían alrededor de las 5:00 p.m. y regresaba a su casa enmedio de una furiosa tempestad cuando la naturaleza locomplació; el rayo fue fulminante, no dio —como todoslos rayos—, tiempo para nada; se vio una fuerte luz, unespantoso estruendo anunció a los pobladores que el rayohabía caído en el pueblo. Un poco más tarde, cuando amai-nó la tempestad, encontraron el cuerpo de Celestino medioachicharrado frente al portal de su casa.

El velorio fue tranquilo; los vecinos, los conocidos, fuerona cumplir. Siempre hubo alguien que hizo algunos cuen-tos, tomaron café, fumaron algunos tabacos y comierongalletas; lo habitual; nadie lloró. A las 3:00 p.m. del si-guiente día fue el entierro, asistieron una cuantas perso-nas, más por pena que por afecto. Fue sepultado en unatumba cubierta de azulejos blancos. A las 4:30 de unacalurosa tarde, Celestino quedó solo, completa y definiti-vamente solo. La tempestad de ese día comenzaba aformarse. En horas de la noche arreció el vendaval. Vien-to, mucha agua y potentes rayos comenzaron a caer portoda la costa del Golfo de Guacanayabo; por supuesto,también sobre Vicana Abajo. De pronto, dos rayos colosa-les, uno detrás del otro, sonaron como si fueran dos bombasatómicas, iluminando la oscura noche; el estruendo fue tre-mendo. Los vecinos, en sus casas, se miraron sin pronun-ciar palabras, todo el mundo recordó al pobre Celestino.

Al día siguiente fue la sorpresa; el muchacho que lim-piaba el cementerio llegó corriendo al pueblo y en elportal de la tienda narró agitadamente lo que había visto.Sobre la tumba de Celestino cayeron los dos rayos y cayeronformando una cruz perfecta, arrancando los azulejos.

Hoy, a más de noventa años, allí está la tumba deCelestino García y allí están los azulejos arrancados encruz. Si usted lo quiere comprobar, no deje de asomarsepor el cementerio de Vicana Abajo. Converse con los ve-nerables viejos del pueblo, pero nunca se le ocurra poneren duda esta historia.

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Manuel en Celia: la influencia de un padre32

(dos personalidades imprescindibles)

Dos museos hay en Media Luna: La Casa Natal de Celia,y el Museo Municipal “Manuel Sánchez Silveira”. Ambasinstituciones sirven como recordatorio de dos personali-dades muy destacadas; Celia Sánchez Manduley, conociday admirada por todo el pueblo cubano, y su padre, el doctorManuel Sánchez, cuya vida es mucho menos divulgada.Entre padre e hija existió un nexo de extraordinaria im-portancia y que determinó muchas de las cualidades dequien fuera una de las mujeres más importantes de la his-toria cubana del siglo XX.

En febrero de 1957, en plena Sierra Maestra, en la fincade Epifanio Díaz, se produce la primera reunión de la di-rección del M-26-7 en la etapa de la lucha guerrillera. Celiaasiste junto con Frank, Haydé y otros compañeros de lu-cha en el llano. Se reunirán con Fidel y el resto de los gue-rrilleros. Antes de la reunión se produce un momento depeligro en el que Haydeé y Celia piensan que pueden sersorprendidas por soldados de la tiranía batistiana. CuentaHaydeé que en el momento más tenso, cuando esperabanuna muerte segura, Celia le comenta: «¿quién se ocuparáahora de mi padre?». Cabe preguntarse, ¿qué nexo tanprofundo une a esta excepcional mujer con su padre paraque en ese momento extremo su máxima preocupación seaésa?, ¿quién es ese padre que ha calado tan profundamenteen los sentimientos de aquella hija? (Ver imagen no. 18).

Manuel Sánchez Silveira era, por entonces, el médicodel Ingenio Cape Cruz de Pilón. Había nacido en Man-zanillo el 22 de septiembre de 1886, estudió Cirugía Dentaly Medicina. Al graduarse se radicó en el Central Azucare-ro Isabel B, de Media Luna, en el sur del Guacanayabo, aprincipios del siglo XX. Casado con Acacia Manduley

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Alsina, dio origen a una numerosa familia de nueve hijos,ocho de los cuales llegaron a adultos. Allí ejerció comomédico de la compañía azucarera y del pueblecito en gene-ral. Pero Manuel era mucho más que eso; era un apasio-nado de la investigación histórica, de la investigaciónarqueológica y espeleológica, profundo conocedor de lahistoria y la geografía de la región. Patriota, político ho-nesto y desinteresado, amante de la naturaleza y de loshombres, médico consagrado y persona de alta cultura.Sin dudas un revolucionario, un martiano convencido.

Es Manuel quien protagoniza la colocación del bustode José Martí en lo más alto del Pico Turquino, quiendescubre el verdadero lugar donde cayó combatiendo elPadre de la Patria. Como si esto fuera poco, Manuel es elpadre de Celia Sánchez Manduley.

Un padre ama a todos sus hijos por igual, disfruta suséxitos y sufre sus fracasos. Es indiscutible que con algu-nos es mayor la afinidad, la compatibilidad de intereses yde caracteres. Algo así sucedió con Celia y Manuel. Segu-ramente no es una casualidad que es ella quien lo acompa-ña a lo más alto de la Sierra Maestra en mayo de 1953 acolocar el busto de nuestro Martí. En Celia está presentela influencia de Manuel en todas las etapas de su vida, entodos sus actos. Esa maravillosa mujer no es obra de lacasualidad, hay un ejemplo, una educación que respondefundamentalmente a la influencia de un padre ejemplar.

En Celia están presentes cualidades que la conviertenen una de las personalidades más destacadas de la histo-ria cubana. Es, probablemente, la figura histórica que tocade manera más profunda la íntima sensibilidad de loscubanos. Siempre es recordada con respeto y amor.

Quienes la conocieron no la olvidan y es frecuente quemuchos dejen brotar sus lágrimas cuando la recuerdan, apesar de los años transcurridos desde su fallecimiento. Lanoticia de su muerte conmovió hasta los cimientos al pue-blo cubano. Hay cinco momentos en la historia cubana delos últimos 50 años que sacudieron al pueblo de manera

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significativa: la desaparición de Camilo Cienfuegos; lanoticia de la muerte del Che; el atentado al avión de Cu-bana de Aviación en Barbados y las noticias de la muertede Celia y Vilma. (Ver imagen no. 19).

Y es que Celia reúne cualidades muy especiales quepocas veces, están presentes en una sola persona. Celiafue una mujer valiente, casi temeraria, inteligente,tributaria de un profundo sentimiento de cubanía, contremenda capacidad de organización, fiel a la causa de laRevolución Cubana, totalmente desprendida de toda am-bición personal, muy femenina y delicada, consagradacomo nadie al trabajo y a la lucha revolucionaria, pro-funda martiana, amante incontenible de la naturalezay de la belleza, con un gran sentido de la estética y delhumor, sensible en extremo, humilde, sencilla, natural ensu trato con las personas; su modestia era proverbial. Celiatenía un cuidado especial a la hora de registrar los hechoshistóricos, amaba entrañablemente la veracidad histórica,la Oficina de Asuntos Históricos es un buen ejemplo deello. Muchas de estas cualidades las encontramos en supadre. La revisión de su correspondencia, de sus escritos,de las anécdotas de quienes lo conocieron personalmen-te, revelan a un Manuel Sánchez poco conocido por lasactuales generaciones. Su influencia en Celia es más queevidente.

Manuel mostró un extraordinario amor por la natura-leza y por la región que habitó, la estudió con pasióny descubrió en ella importantes accidentes geográficos ynumerosos sitios arqueológicos. Le escribe al doctorAntonio Núñez Jiménez el 5 de enero de 1950, refiriéndo-se a la zona del sur del Guacanayabo e invitándolo avenir a conocerla: «Esto es agreste pero digno de estudio:aquí fue donde el jején puso el huevo», y más adelante aña-de: «Pienso que partamos de Niquero para la cueva delFustete, luego a la de Agua Fina. Estudiar el Cabo —serefiere a Cabo Cruz— y Belíc con sus pueblos indios…».En otra de sus cartas a Núñez Jiménez, del 1ro. de diciembre

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del mismo año le confiesa: «En estos días estoy “infecta-do” de arqueología», y en otro momento refiere: «Yo noparo hasta encontrar un disco volador o un similar de losatlantes…».

Su pasión por la veracidad histórica se pone de mani-fiesto cuando escribe acerca del inicio de la Guerra delos Diez Años y refiere el alzamiento de Pedro de Céspedesen La Caridad de Macaca y el ataque a la guarniciónde Vicana Abajo, el 9 de octubre de 1868 o cuando escla-rece el verdadero lugar donde cayera Carlos Manuel enSan Lorenzo, aquel fatídico día de febrero de 1874. Sumodestia se manifiesta cuando le escribe a su amigo, elescritor Agustín Guerra, el 6 de junio de 1951 y le dice:«Estoy tan cansado de firmar al día con mi título que seme fue eso de firmar Dr., que es ridículo».

Pero Manuel, al igual que Celia, tiene un fino sentidodel humor. En carta a Núñez Jiménez fechada el 18 deoctubre de 1950, hablando sobre la llegada de las huesteshispanas a Cuba y refiriéndose a algunos sitios arqueo-lógicos descubiertos en la zona de Cabo Cruz, escribe:«(…) se hallan dos grandes yacimientos de Taínos y encuyo pueblo de grandes canoas para mar, llevaron a Juande la Cosa (no sé si la cosa sería pequeña o grande, de esonada dice la historia)».

Como su hija, Manuel es un martiano convencido. En1953 colabora (y protagoniza) la colocación de un bustode El Maestro en la cúspide del Pico Turquino. Hay queimaginar cómo sería el ascenso al Turquino en 1953, conla impedimenta y los materiales para la construcción. Éltenía en aquel entonces 66 años. Un amigo suyo, tambiénmedialunero, decía: «sí, ya sé que Manuel subió un bustode Martí al Turquino, pero ¿quién subió a Manuel?». Su-cede que el doctor Sánchez mantenía una excelente formafísica producto del entrenamiento de toda una vida. Tam-bién develó bustos de Martí en Pilón y Media Luna. Encarta a Waldo Medina fechada el 8 de junio de 1950 escri-be: «Martí después de su muerte sigue siendo el construc-

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tor, el consejero, el guía del porvenir y presente de losciudadanos de América». Y más adelante añade: «Martíes un asceta de la gloria, su modestia de sabio no le per-mitiría ni esa enajenación que es paga para todos lossufrimientos, Martí fue estoico y un visionario». (Ver ima-gen no. 20).

Al igual que su hija, Manuel trabajó en proyectos socia-les en una época tan difícil como la que le tocó vivir. Encarta a Waldo Medina del 15 de noviembre de 1948 escri-be: «Ahora voy a comenzar la obra de captar grupos deindividuos de buena voluntad para organizar ladesanalfabetización de la zona, improvisando ciudadanosmaestros».

Su ideología y su manera de pensar se puede apreciaren una importante parte de su correspondencia. En la cartaa Medina antes mencionada Manuel dice: «…conocerása nuestro montuno oriental y serrano en su rudeza de mon-tañés que al revés de cualquier otro pueblo del globo esuna magnífica levadura para la redención del provenir deCuba. Pulir, bruñir y seremos el primer país del continenteamericano». Hay que pensar en estas palabras, escritas ala altura del año 1948, son palabras de un visionario quefue capaz de captar las potencialidades de la poblacióncampesina de Cuba. En una carta que escribe a EugenioFernández el 17 de septiembre de 1951 expresa: «(…) conlos años que necesitan los pueblos para madurar, sere-mos, queramos o no, de los más grandes de América Latina»,y más adelante apunta refiriéndose a Cuba: «Con 50 añosmás será (…) una verdadera Suiza americana».

Una carta a Antonio Núñez Jiménez refleja un aspectointeresante del pensamiento del doctor Sánchez. El 5 demarzo de 1950 escribe:

Ya Cuba es mucha Cuba o va siéndolo, lo que nosva a costar, que un bonito día los yanquis enfurecidosde remordimientos nos van a dar con la punta de labota en los mismísimos fondillos, lanzándonos al

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Polo Sur, por ser el rabo de los polos. Menos malque el comunismo los detiene.

Advierte tempranamente el peligro que representan losEE. UU. para una Cuba que no se ajustará a sus intereses.

En carta a Eduardo Chibás del 19 de mayo de 1947Sánchez comenta:

La lucha pasada (…) me costó el destierro a este apar-tado lugar de La Maestra, en la nueva, aunque melleve a vivir a las faldas del mismo Turquino, quede aquí veo, me tienen en la misma línea de luchapara una Cuba mejor.

El concepto de la integración regional también está den-tro del pensamiento de Sánchez. En una carta que dirige aAgustín Guerra con fecha 31 de diciembre de 1950 apun-ta: «Tradiciones, esclavitud, lengua, mezcla de razas, idea-les, religión, bailes, juegos, costumbres (…). Todo nos uneen Las Antillas formando un solo pueblo, una sola na-ción, un solo ideal».

Muchos años después de la muerte de su esposa, quese produjo en diciembre de 1926, Manuel establecióuna nueva relación amorosa con una medialunera llama-da Humbelina Alarcón. Esta relación duró hasta su muertey la correspondencia sostenida entre ellos resulta muy elo-cuente y brinda una valiosa información acerca de otrascaracterísticas del doctor Sánchez.

La relación entre Humbelina y las hijas de Manuel noera buena, celos por ambas partes parecen haber juga-do su papel, unido a las costumbres de la época. Todoparece indicar que en algún momento Humbelina se ex-presó en forma descompuesta al referirse a las hijas deManuel. El amor de padre se pone de manifiesto, a pesarde lo mucho que quiere a Humbelina, y reprochándolapor hablar así de sus hijas, le escribe: «Los hijos se quierenbuenos o malos, para mí, mis hijas son buenas, aunque

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tengan mil defectos para los demás. Yo no puedo tolerarque se les desprecie o se les quiera mal. Son mis hijas».

En una de las cartas que le escribe, con fecha 8 de mar-zo de 1951, se pone de manifiesto la falta de prejuiciosque adorna la personalidad del doctor Sánchez. Ma-nuel había comprado un apartamento en La Habana dondeella vivía y donde se reunían cuando el trabajo se lo per-mitía. A pesar de la distancia, en su forma de ser no estabanpresentes los celos. A modo de sugerencia le escribe: «Megustaría que me dijeras que paseas, que te distraes y noestás todo el día sola en la casa, porque eso te aburre de-masiado», y en tono de broma añade: «Bueno, casi es me-jor que no salga para que no se alborote el barrio, lapiropeen y la sigan».

Pero también está presente la picardía y el buen hu-mor. En carta que le escribe en mayo de 1953, refiriéndosea la colocación del busto de Martí en el Turquino, a lasdificultades, a los costos de la aventura y a su estado físi-co, dice: «El viaje lo hice relativamente bien portándomecomo un hombrecito —dicen que yo soy capaz de cual-quier cosa—, Vd. tiene la palabra».

También se pone de manifiesto la perenne angustia eco-nómica en que vivía, en carta del 17 de junio de 1953 dice:

El ganado no se puede vender, nadie sale a comprar,no hay dinero y la situación se presenta angustiosapor la falta de trabajo. Todo se une para estar en ladesesperación en que estoy (…) tengo pocos deseosde escribir y de hablar.

Y apunta en la del 8 de marzo de 1951, antes mencio-nada: «… no me creas tacaño, yo mientras tengo, gasto,pero cuando no hay, tengo que llorar». Este comentariodemuestra que nunca fue un médico que se sirvió de laprofesión para enriquecerse a costa de la salud de su pueblo.

Una idea de quién es Manuel Sánchez, de su cultura,de su trayectoria como investigador, de su mentalidad

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científica; que lo presenta como el hombre de pensamien-to y sentimiento, entretenido para muchas cosas, perosiempre muy concentrado en sus estudios y en sus pro-yectos investigativos, nos lo brinda Gerardo Castellanos,quien contactó a Manuel con el objetivo de escribir su libroEn busca de San Lorenzo. Dice allí Castellanos sobre Ma-nuel:

Destacase por su actividad viajera y conocimientosgeográficos e históricos de la comarca. Anda porlos campos más satisfecho y orondo que por su ga-binete (…), tiene mejor tino para guiar por un trillooculto en la serranía, que para localizar en su gabi-nete-biblioteca-museo un maxilar de indio extraídodel cementerio de Macaca.

Y añade más adelante:

Afable, aunque no festivo. Sobre investigacionesgeográficas e históricas puede monologar horas sindarse cuente del desconcierto que produce en susoyentes. Es popular y querido en la comarca (…),sus clientes y convecinos exclusivamente le hablande huesos de indios, vasijas, fósiles (…), ni una vezoí que le hablaran de enfermedad.

Y a modo de conclusión escribe Castellanos:

Quedé anonadado, desconcertado. ¿Para qué me ha-bían servido tantos libros y mapas? Un hombre prác-tico, con pocas palabras, había hecho papillas losplanos y a mis autores fundamentales (…). Melan-cólicamente dudé de mis pobres conocimientos deHistoria y de Geografía.

Muere Manuel el 24 de junio de 1958, a escasos mesesdel triunfo revolucionario del primero de enero de 1959.No pudo ver la revolución victoriosa ni a su querida hija.

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Falleció en un pabellón del hospital Calixto García queestaba dedicado a los médicos. Allí se asombraban por lacantidad y la diversidad de personas que lo visitaban,desde el campesino humilde de paso por La Habana has-ta el más importante médico, el científico famoso o elrenombrado escritor; todos los que le conocieron, lo ad-miraron y apreciaron. Su hija se encargó de tejer una delas más bellas leyendas de la historia de la participaciónfemenina en un proceso revolucionario y en esa leyenda,con toda seguridad, estuvo siempre el ejemplo de Manuel.

Así fue el padre de Celia, ese fue el doctor ManuelSánchez Silveira, un hombre excepcional que dejó unahuella imborrable en la memoria de quienes tuvieron elprivilegio de conocerlo y que con su ejemplo marcó la vidade quien se convertiría, con los años, en la legendaria gue-rrillera y la fibra más sensible de la Revolución Cubana:su flor más autóctona. No es una casualidad que tantosmuseos lleven su nombre.

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El Ocuco: una leyenda picaresca(quinta leyenda)

En todos los pueblos hay “aparecidos” y “encapuchados”;en Media Luna, en los años 60 del siglo XX, tomó cuerpola leyenda del Ocuco. Todo aconteció en el barrio La Ma-rina, barrio de pescadores situado al oeste del núcleopoblacional urbano del municipio. La Marina es un ba-rrio muy peculiar; sus vecinos sienten de manera especialalgo que se puede describir como “patriotismo local”. Losvecinos de La Marina tienen características propias, ado-ran su entorno, sus costumbres, sus comparsas en los car-navales; se puede decir que es el barrio de Media Lunaque se siente más orgulloso de sí mismo y de su gente.

En los años 60, comenzó a correr el comentario de queen horas de la madrugada, había sido visto un hombreenvuelto en una capucha negra que corría por los rinco-nes, que cruzaba muy veloz las calles y que desaparecíamisteriosamente sin que nadie supiera cómo. Para todosera un gran misterio.

Nosotros, los muchachos de la secundaria, estábamosintrigados con el asunto y el tema del Ocuco; ocupaba parteimportante de los comentarios del día en la escuela. Todosse aventuraban a elaborar conjeturas, hipótesis, a emitirlos más diversos criterios. Recuerdo que hasta deextraterrestres se hablaba. Ni qué decir de las historiasde muertos aparecidos y cosas por el estilo.

Así comenzaron las temerarias expediciones a La Mari-na —siempre de noche—, a cazar al Ocuco. Uno de losequipos de cazadores estaba formado por Walterio Núñezy Rafael (Indo) Bastarrechea, alias Café claro. En otra opor-tunidad nos embullamos, después de muchas discusio-nes y análisis, un trío de amigos de la escuela formado porJorge Socarrás, Guillermo Dalmau y yo. Llevamos una ba-

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yoneta de Guille y una manopla que no sé de dónde salió.Partimos en una fría noche de diciembre —serían comolas 8:30—, muy dispuestos a desentrañar el misterio. Des-pués que pasamos la curva de la valla —se llamaba asíporque hacía algunos años en ese lugar había una valladonde se jugaba a las peleas de gallos—, nos mirábamoslos unos a los otros como queriendo decir: «Caballeros,vamos a virar para atrás», pero nadie pronunciaba pala-bra alguna. Cada hoja que caía de un árbol nos provocabasobresaltos.

Por aquella época, cuando no había más que cinco oseis televisores en Media Luna, todo el mundo se acostabatemprano, de modo que las casas estaban cerradas y losportales, desiertos. Estábamos solos, rodeados de callesoscuras, expuestos a un “ataque” del Ocuco. Poco a poconos fuimos uniendo más y más, los tres pegaditos y cami-nando por el centro de la calle. Así hicimos el teatro deque teníamos valor suficiente para cumplir con la tareaque nos habíamos propuesto hasta que alguien dijo: «ca-ballero, aquí no hay nada» y todos aplaudimos la deci-sión de retirarnos. No regresamos corriendo porque nosdaba pena, pero sentíamos que nos agarrarían por la es-palda. La aventura terminó alrededor de las 11:00 p.m. Aldía siguiente hicimos la historia en la escuela, pero a nues-tra manera; todos muy heroicos, muy valerosos. Año trasaño se “corrió” el comentario: «Que si fulano vio al Ocuco»,«que si tocó la puerta de una casa», «que si lo vieronentrar a la casa de…»; pero nosotros no volvimos a expe-rimentar nunca más otra incursión. Pasados los años yabandonada la ingenuidad de la adolescencia, supimos laverdadera historia del Ocuco.

Media Luna creció al compás de la Industria Azucarera.El central, con sus pitos a media noche, anunciaba el comien-zo de los turnos de trabajo. Uno de esos turnos comenzabaa las 3:00 a.m. y se prolongaba hasta las 11:00 a.m., untotal de 8 horas de trabajo. Los abnegados trabajadoressalían alrededor de las 2:00 a.m. a cubrir sus turnos de

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trabajo. Ese era el momento que aprovechaba el Ocuco, olos Ocucos; vaya usted a saber. El marido para el trabajo yel amante…, aún bajo el riesgo de ser capturado por unvecino. Alguien dijo: «¡No hay nada como el amor de unamujer casada!…; es algo de lo que los maridos no tienenla menor idea». El hecho es que el tremendo atractivo dela infidelidad, de lo prohibido, de lo secreto, motivaba aciertos “Don Juanes” a arriesgarse, a vestirse de oscuro,y corriendo como el diablo, cruzar calles, saltar cercas yventanas para guarecerse en la cama de una esposa insa-tisfecha, en una fría noche de invierno.

Hace muchos años que no se habla del Ocuco, pues losamantes infieles ya no necesitan salir por las madrugadas.

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Epílogo(decimocuarta historia)

La historia de Media Luna es muy rica. Es en nuestro queri-do pueblo que el domingo 9 de mayo de 1920, en el barriode Pueblo Nuevo, nace Celia Sánchez Manduley, legen-daria guerrillera, fiel colaboradora de Fidel. Tambiénen Media Luna nace, el martes 27 de enero de 1925, JuanVitalio Acuña (Vilo), el Joaquín de la guerrilla del Cheen Bolivia, su segundo jefe. Se funda la Agrupación Co-munista en fecha tan temprana como el 11 de agosto de1925; por esos días es asesinado Elías Zaldiba Álvarez, des-tacado combatiente de la lucha clandestina. En la últimaetapa de la lucha contra la tiranía batistiana, nuestro pue-blo jugó un importante papel. Eran tiempos difíciles, tiem-pos de hambre, de asesinatos y torturas.

Después de todo un desfile de gobiernos corruptos, deabusos, de explotación y de olvido de las más mínimasnecesidades de la población, Media Luna se había con-vertido en un poblado muy pobre donde se disponía detrabajo en el ingenio sólo para una parte de la gente ydurante tres meses a lo sumo, que era el tiempo que dura-ba la zafra azucarera. Después venía «el tiempo muerto»,sinónimo de miseria en la zona del campo y en los barriosmarginales de la zona urbana. Las esperanzas del pueblocubano estaban aferradas al Partido Ortodoxo, pero conla trágica muerte de Eduardo Chibás, esas esperanzas sedisolvieron; no obstante, quedaba un proceso electoral enel que dicho partido, por el prestigio acumulado, aún con-taba con algunas opciones; pero el 10 de marzo de 1952,Fulgencio Batista, como para asegurar su candidatura, dioel sonado Golpe de Estado que sumergió a todo el país enla oscura noche política, en la peor de las incertidumbres

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y en el caos, iniciándose así uno de los más tristes perío-dos en la historia cubana. Después del Asalto al CuartelMoncada y del presidio sufrido por sus protagonistas,comienza a organizarse un movimiento que estaría lla-mado a conducir a todos los revolucionarios y almismísimo pueblo, por el camino de la lucha armada y lalibertad definitiva: el M-26-7. La organización de dichomovimiento comienza a partir de mayo de 1955 y ya seconsolida en el mes de junio. En el propio 1955 se organizala primera célula del M-26-7 en Media Luna. Su funda-ción se realiza en el Parque de los Mártires, en un momen-to posterior al mes de junio aún sin precisar. RolandoAlarcón funge como su primer Jefe de Acción y Sabotaje,era él quien impartía las orientaciones al grupo de jóve-nes revolucionarios del lugar.

Mientras esto ocurría, en México se creaban las condi-ciones para lo que sería después el Desembarco del YateGranma. Mientras tanto el M-26-7 realiza entrenamientosen espera del desembarco, dígase sabotajes y otras accionesclandestinas. La situación del país empeora por días. Cuan-do el desembarco está próximo, se crean las condicionespara su recibimiento a partir de un plan minucioso elabo-rado por Celia y un grupo de cercanos colaboradores. Laacción estaba preparada en el sur del Guacanayabo, lugarpor donde se decide realizar el desembarco. Junto a Celiaha colaborado otro medialunero, Randol Cossío, quien seha infiltrado entre las tropas de la tiranía, llegando a serpiloto de Chaviano, el Jefe de la Fortaleza Militar delMoncada, y es quien suministra los planos e itinerarios delos guardacostas, además de accionar para suprimir elpatrullaje aéreo por la costa sur en los días próximos aldesembarco. En este contexto Celia prepara todas las con-diciones para un exitoso recibimiento. Establece una redde recepción formidable en la zona del campo, en particu-lar en la Sierra Maestra, aprovechando el conocimientode las montañas y el liderazgo que allí ejercen Monguito

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y Crecencio Pérez, además de otros muchos amigos quetenía. La eficiencia de esta red se demostraría meses des-pués, a la hora del desembarco, en Cinco Palmas.

Otras acciones tienen lugar en Media Luna durante estaetapa. El combate de Pimental, varias escaramuzas ytiroteos, pero, por su importancia, hay que destacar elenfrentamiento armado de Cisneros. Allí se produjoun combate entre una escuadra dirigida por el capitánFernando Basante, de las fuerzas rebeldes y tres camionesescoltados por guardias de la tiranía. Resulta que Basantetenía la misión de sabotear el tiro de caña y el ejército losabía, de modo que se dedicaban a escoltar los camiones.En febrero de 1958, tres de estos camiones se dirigían haciala zona de Cisneros, hoy Consejo Popular no. 5. Dos deestos camiones se adelantaron y la tropa de Basante abriófuego. En medio del combate llegó el tercer camión convarios refuerzos. Se dio la orden de retirada. ManuelDieppa había sido herido en la refriega y sus compañerostrataron de ocultarlo, para dejarlo en manos amigas hastaque se repusiera. A Israel Licea le correspondía la tarea deproteger la retaguardia. Un guardia bien ubicado enposición de francotirador cazó, literalmente, a Licea, y ledio un tiro en la frente, matándolo de inmediato. Despuésencontraron a Dieppa, lo arrastraron hasta el lugar delcombate, lo recostaron herido sobre el tronco de una palmacaída y lo remataron cobardemente. Ambos cuerposfueron subidos a una camioneta y trasladados hasta Jíbaro,donde los enterraron.

El clima político y social en esos últimos meses dedictadura era sumamente tenso. Baste decir que todas lasnoches salía un grupo de soldados a patrullar las calles deMedia Luna: “la ronda”; ¡pobre del que sorprendieran enla calle! Llevar a la fuerza a un joven al Cuartel de laGuardia Rural y darle plan de machetes, o hacerle tragarun cartucho de sal, o comer un jabón, apagarle un tabacoen el pecho; esto y mucho más era lo común. Lo peorera los traslados para Manzanillo. Consistían en montarlos

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en un jeep y salir por el terraplén que conducía hacia laCiudad del Golfo; en cualquier recodo del camino sedesviaba la comitiva, bajaban al joven y lo asesinabanfríamente. La familia se cansaba de buscarlo en loscuarteles y prisiones hasta que aparecía el cadáver. Eseera el clima de terror existente. Nadie estaba en la calledespués de las ocho de la noche.

Pero nada pudo detener el ímpetu revolucionario. Lospetardos siguieron explotando, los carteles siguieronapareciendo; Wilfredo Núñez y otros compañeros de luchaquemaron una lancha perteneciente al ejército batistiano;la gente seguía escuchando, clandestinamente, RadioRebelde. El M-26-7 siguió operando, los miembroscontinuaron entrenando y subiendo a la Sierra desdeMedia Luna. Yurin Poll y otros compañeros gestionaron,a pesar del peligro que esto implicaba, zapatos, ropa ymedicinas a los guerrilleros. Era famoso Carlos Díaz, aquien todos le conocían por Caslodia, un campesinotemerario que transportaba los recursos para la guerrilla,pasando por las mismas narices del ejército.

Esta es una modesta parte de nuestra historia. Este esnuestro Media Luna.

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Iconografía

1. La Ensenada de Media Lunaque da nombre al poblado.

2. Corrientes migratorias depoblamiento aborigen.

3. Sumergidor de redes de prea-groalfarero de Media Luna.

4. Fragmento del borde de unavasija de cerámica del pro-toagricultor medialunero.

5. Lasca de sílex con retoqueutilizada para cortar.

6. Hacha petaloide protoagrí-cola, sin pulir.

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7. Baibrama, deidad de la mi-tología aruaca.

8. Hachas petaloides pulidas,neolíticas. Pertenecen al agroalfa-rero de Media Luna.

9. Revolver encontrado en elpoblado de Vicana Abajo.

10. Adolfina de Céspedes junto aun sobrino nieto, 1928.

11. Casa de vivienda de Don Ri-cardo Beattie Brooks en MediaLuna.

12. Cinco Palmas. Lugar delreencuentro de Fidel y Raúl endiciembre de 1956.

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13. Manifestación del 7 de agos-to de 1957.

Img. 14. Capitán Raúl PodioSaborit.

15. Adolfina Cossío Esturo.(Cucha Cossío).

16. Aida Mestre Esturo.

17. El día de la inauguracióndel parque de Media Luna.

18. Manuel Sánchez, amigos yfamilia junto al busto de Martí.

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19. Celia Sánchez Manduley. 20. Manuel en la base del Martídel Turquino junto a Celia yGilma Madera, mayo de 1953.

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Citas y Notas

1 Esta historia se construyó a partir de una entrevista personal con elMsc. Ángel Lago Vieito a la que el autor le añadió algunos elemen-tos extraídos del diario personal de Elvira Esturo Izaguirre.

2 Ibíd.3 Ibíd.4 El grueso de las referencias bibliográficas asociadas a esta historia

aparecen en el trabajo Historia de Media Luna, primera parte. Comuni-

dades Aborígenes. Material impreso en formato de libro plegado quese encuentra en la Biblioteca Municipal “Mártires del 34”, de MediaLuna, por ello se hacen sólo las citas más importantes.

5 Un etnos o comunidad étnica es un organismo que ocupa un territorioal que le corresponde una comunidad de lengua, rasgos comunes decultura y modo de vida, comunidad de religión o creencias.

6 Colectivo de Autores: Historia de Cuba: La Colonia. Editora Política.La Habana 1994. p. 7.

7 Ibíd.8 Consulta personal con el Dr. José Manuel Guarch Delmonte.9 Historia de Media Luna, primera parte. Comunidades Aborígenes. Ob

Cit.p. 8.10 Colectivo de Autores. Historia de Cuba: La Colonia. Obcit. p. 10.11 Historia de Media Luna, primera parte. Comunidades Aborígenes. Ob

Cit. p. 12.12 Ibíd. pp. 22-25.13 Ibíd. p. 24.14 Ibíd. pp. 28-34.15 Ibíd. pp. 44-49.16 Consulta personal con el Msc. Ángel Lago Vieito.17 La mayoría de la historia que aquí se cuenta ha sido extraída del

trabajo Historia de Media Luna. Segunda Parte: 1492–1898, de los au-tores Ángel Lago Vieito y A. Ricardo Vázquez Mestre, material im-preso en formato de libro plegado que se encuentra en la BibliotecaMunicipal “Mártires del 34”, de Media Luna. Por ello se hacen sólolas citas más importantes.

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18 Tomado de Historia de Media Luna. Segunda Parte: 1492–1898. Inves-tigación realizada por el Msc Ángel Lago Vieito en ANC. Realengos.Legajo 76, número 13. Documentos que se pasaron al señor Condede Mopox, relativos al fomento de Cuba y su jurisdicción. Año: 1777–1803. Documentos relacionados con Vicana 1792–1795. 24 de mayode 1793.

19 Ibíd.20 Ibíd. Documentos relacionados con Vicana (1792–1795). Carta de

Francisco Sánchez Griñán al Gobernador de Santiago de Cuba, 24de mayo de 1793.

21 Esta leyenda se obtuvo como resultado de entrevistas realizadas apersonas de la tercera edad del poblado de Vicana Abajo, entre lasque se destacan Esperanza Alarcón y Ángel Árias, quienes aporta-ron información muy útil.

22 Historia de Media Luna. Segunda Parte: 1492–1898. Ob. Cit. p. 64.23 Ibíd.24 Tomado de Historia de Media Luna. Segunda Parte: 1492–1898. Inves-

tigación realizada por el Msc. Ángel Lago Vieito en Archivo Histó-rico Provincial de Santiago de Cuba. Fondo: Gobierno Provincial.Materia: Centrales. Legajo 300, número 27, 1883. Expediente ma-nuscrito que contiene carta pasada al Gobernador Civil de Orientepor el Gobierno General el cual manifiesta interés en saber el núme-ro de ingenios y centrales que existen en las provincias.

20 Ibíd. Materia: Fundación de Poblaciones. Legajo 659, número 8, año1900. Expediente mecanografiado que contiene noticias de la fun-dación del pueblo de Manzanillo y de cada uno de los que componensu término municipal.

26 Historia tomada de Resumen sobre la Historia de Media Luna, de A.Vázquez Mestre y Dennys Álvarez Acuña. Inédito. Este trabajo seelaboró gracias a entrevistas realizadas a Nelson Reyna y Antonio(Niño) Acuña por los autores.

27 Tomado del trabajo Toda la Nobleza y la Hidalguía Cubana, de A.Vázquez Mestre. Inédito. Trabajo confeccionado gracias a las entre-vistas realizadas a Sofía Acuña Núñez, esposa de Hermes Cardero ya Primitivo Pérez, uno de los protagonistas del reencuentro. Se to-maron datos del libro La Conquista de la Esperanza, de Heinz Dieterichy Paco Taibo II, publicado en La Habana por la Casa Editora Abril

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en 1996 y de La Epopeya del Granma, de la Oficina de Publicacionesdel Consejo de Estado, publicado en La Habana en 1986.

28 Entrevista personal con Pedro Solano, aún trabajador de la finca apesar de sus 83 años de edad.

29 Basado en una entrevista realizada a Ermilio (Nango) Rey en MediaLuna.

30 Tomado de Resumen de la Historia de Media Luna, de A. VázquezMestre y Dennys Álvarez Acuña.

31 Información acopiada gracias a una entrevista realizada al Lic. JuanRamón Acuña.

32 En esta historia se aprovechó la correspondencia citada por la inves-tigadora Nydia Sarabia en su libro Dr. Manuel Sánchez Silveira: mé-

dico rural, así como algunos datos biográficos y la correspondenciaestablecida entre el doctor Manuel Sánchez y Umbelina Alarcón,quien fuera su compañera hasta el momento de su muerte. Estacorrepondencia llegó a manos del autor gracias a la gentileza deEduardo Basterrechea Alarcón y hoy se encuentra protegida en laOficina de Publicaciones del Consejo de Estado.

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