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Memorias de África Isak Dinesen

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MemoriasdeÁfrica

IsakDinesen

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KAMANTEY«LULÚ»

«DesdelosBosquesylasTierrasAltas,venimos,venimos».

I

LagranjadeNgong

YoteníaunagranjaenÁfrica,alpiedelascolinasdeNgong.Elecuadoratravesabaaquellastierrasaltasauncentenardemillasalnorte,ylagranjaseasentabaaunaalturadeunosseismilpies.Duranteeldíatesentíasaunagranaltitud, cerca del sol, las primeras horas de la mañana y las tardes eranlímpidasysosegadas,ylasnochesfrías.

Lasituacióngeográficaylaaltitudsecombinabanparaformarunpaisajeúnicoenelmundo.Noeraniexcesivoniopulento;eraelÁfricadestiladaaseismilpiesde altura, como la intensay refinada esenciadeuncontinente.Loscoloreseransecosyquemados,comoloscoloresencerámica.Losárbolestenían un follaje luminoso y delicado, de estructura diferente a la de losárbolesenEuropa;nocrecíanenarconiencúpula,sinoencapashorizontales,ysuformadabaalosaltosárbolessolitariosunparecidoconlaspalmeras,ounairerománticoyheroico,comobarcosaparejadosconlasvelascargadas,yloslinderosdelbosqueteníanunaextrañaapariencia,comosielbosqueenterovibraseligeramente.Lasdesnudasyretorcidasacaciascrecíanaquíyalláentrelahierbadelasgrandespraderas,ylahierbateníaunaromacomodetomilloyarrayándelospantanos;enalgunoslugareseloloreratanfuertequeescocíalas narices. Todas las flores que encontrabas en las praderas o entre lastrepadorasylianasdelosbosquesnativoserandiminutas,comofloresdelasdunas; tan sólo en el mismísimo principio de las grandes lluvias crecía unciertonúmerodegrandesypesadosliriosmuyolorosos.Laspanorámicaseraninmensamentevacías.Todoloqueseveíaestabahechoparalagrandezaylalibertad,yposeíaunainigualablenobleza.

La principal característica del paisaje y de tu vida en él era el aire. Alrecordarunaestanciaenlastierrasaltasafricanasteimpresionaelsentimientode haber vivido durante un tiempo en el aire. Lo habitual era que el cielotuvierauncolorazulpálidoovioleta,conunaprofusióndenubespoderosas,ingrávidas, siemprecambiantes,encumbradasy flotantes,pero también teníaunvigorazulado,yacortadistanciacoloreabaconunazulintensoyfrescolascadenas de colinas y los bosques. A mediodía el aire estaba vivo sobre latierra, como una llama; centelleaba, se ondulaba y brillaba como agua

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fluyendo, reflejaba y duplicaba todos los objetos, creando una gran FataMorgana.Allíarribarespirabasagustoyabsorbíasseguridadvitalyligerezade corazón. En las tierras altas te despertabas por la mañana y pensabas:«Estoydondedeboestar».

LamontañadeNgong se extiende, comouna largacordillera,denorte asur y está coronada por cuatromajestuosos picos que, como olas inmóvilesazuloscuro,serecortancontraelcielo.Tieneunaalturadeochomilpiessobreelniveldelmaryalestedosmilpiessobrelatierraquelerodea;perohaciaeloestelavertienteesmásprofundayempinada:lascolinasbajanverticalmentehaciaelvalledelaFallaGrande.

Elvientoenlastierrasaltassoplabademodocontinuodenorteanordeste.EselmismovientoqueporlascostasdecostasdeÁfricayArabiallamanelMonzón,elvientodeleste,queeraelcaballofavoritodelreySalomón.Allíarribasesentíasimplementelaresistenciadelaire,comolatierraallanzarsehaciaadelanteenelespacio.Elvientocorríadirectamentecontra lascolinasde Ngong y sus laderas ofrecían un lugar ideal para los planeadores, quepodíanserlevantadosporlascorrientesporencimadelamontaña.Lasnubes,que viajaban con el viento, chocaban contra las laderas de la colina yquedabancolgadasoeranatrapadasenlacimayrompíanenlluvia.Perolasque ibanmásaltasyevitabanelescollosedisolvíanhaciaeloeste, sobreelardientedesiertodelvalledelaFalla.Muchasvecesheseguidodesdemicasael avancede esasmaravillosasprocesiones, admirando susorgullosasmasasflotantes, que en seguida pasaban las colinas, se perdían en el aire azul ydesaparecían.

Las colinas, vistas desde la granja, cambiaban de aspectomuchas vecesduranteeldía,enocasionesparecíanmuycercanasyotrasmuylejanas.Porlatarde,aloscurecer,parecíaalprincipiocomosienelcielosehubieradibujadounadelgada líneaplateadasiguiendo la siluetade lamontañaensombrecida;luego,alcaerlanoche,loscuatropicosparecíanplanosyalisados,comosilamontañasehubieraextendidoyestirado.

Desde las colinas de Ngong se tiene una vista única: hacia el sur seextienden las vastas llanuras del gran cazadero que llegan hasta elKilimanjaro;haciaelesteyhaciaelnortelaregiónqueescomounparque,decolinasbajasconbosquesdetrás,yelterrenoondulantedelareservakikuyu,que llegahasta elmonteKenya, a cienmillasdedistancia—unmosaicodepequeños camposdemaíz cuadrados, huertosdeplátanosypastos, el humoazul aquí y allá de una aldea nativa como un pequeño grupo de toperaspuntiagudas—.Perohaciaeloeste,muyabajo,yaceelseco,ellunarpaisajedelas tierrasbajasafricanas.Eldesiertopardoestá irregularmentemoteadoporpequeñas matas de arbustos espinosos, los serpenteantes lechos de los ríossigueneltrazodetortuosassendasdecolorverdeoscuro;esossonlosbosques

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delaspoderosasmimosasconsusgrandesramas,conespinascomopúas;allícrecenloscactusyeselhogardelajirafayelrinoceronte.

Cuandosepenetraenlaregiónde lascolinasunasedacuentadequeestremendamentegrande,misteriosaypintoresca;variada,consuslargosvalles,matorrales,verdes laderasypeñascosescarpados.Agranaltura,bajounodelospicos,hayinclusounbosquecillodebambúes.Haymanantialesypozosenlascolinas;heacampadoalláarribajuntoaellos.

EnmiépocaenlascolinasdeNgongvivíanelbúfalo,elalceafricanoyelrinoceronte —los nativos más viejos recordaban un tiempo en que habíaelefantes—;ysiemprelamentéquelamontañaenteradeNgongnoestuvieradentrodelaReserva.Sólounapequeñaparteestabadentrodeellayelfarodelpicodelsurseñalabasulímite.AlprosperarlacoloniayconvertirseNairobi,lacapital,enunaciudadgrande,lascolinasdeNgongpodríanhabersidouncazadero sin par. Pero durante mis últimos años en África muchos de losjóvenesquetrabajabanenelcomerciodeNairobiveníanhastalascolinaslosdomingos enmotocicleta y disparaban contra todo lo que veían, y supongoquelacazamayorsehabráidodelascolinas,máshaciaelsur,atravésdelosmatorralesespinososyelterrenopedregoso.

Se caminaba fácilmente por las colinas y hasta por los cuatro picos; lahierba era tan corta como la de un prado y entre ella aparecían de vez encuando piedras grises. A lo largo de la cordillera, subiendo y bajando lospicos, comoun tren de cremallera suavemente empinado, había un estrechosenderodecaza.Unamañana, cuandoestabadeacampada, subíy recorrí elsendero y encontré huellas frescas y estiércol de una manada de alcesafricanos.Losgrandesypacíficosanimalesdebierondesubirhastaallíarribaalamanecer,caminandoenunalargafila,ynopuedoimaginarmequetuvieronotra razón más que la de mirar, flanqueados por grandes profundidades, latierraqueseextendíamuyabajo.

Enmigranjacultivábamoscafé.Latierra,sinembargo,eraunpocoalta,demasiado para ello y resultaba muy difícil sacarlo adelante; nunca noshicimosricosconelcafetal.Perouncafetalesalgoqueseapoderadetiynotesuelta,ysiemprehayalgoquehacer:porlogeneralsiempreestásatrasadaeneltrabajo.

Enlafragosidadeirregularidaddelaregión,untrozodetierracultivadoycuidadosegúnlasreglasparecíamuyhermoso.Mástarde,cuandovolésobreÁfrica yme familiaricé con el aspecto que ofrecíami granja desde el aire,empecéaadmirarmicafetal,queresplandecíadeunverdebrillanteenmediodel gris verdoso de las tierras que lo rodeaban, y me di cuenta de cuántonecesitan las mentes humanas de las figuras geométricas. Toda la zona deNairobi, especialmente el norte de la población, está dividida de la misma

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forma y allí vive una gente que piensa y habla constantemente de plantar,podar o recolectar café, y que durante la noche, en la cama, continúameditandosobrecómomejorarsuscafetales.

Cultivar café es trabajo que requiere mucha paciencia. No se parece enabsoluto al que te imaginabas cuando joven y llena de esperanza cogías tuscajasde relucientesesquejesdecafédelvivero,bajouna lluvia torrencial,yveíascómolostrabajadoresdelagranjaponíanlasplantasenhilerasregularesde agujeros en la tierra húmeda y luego las protegían del sol con ramasarrancadas de los arbustos, porque la oscuridad es privilegio de lo que esjoven.Encuatroocincoaños losárbolescomienzanadar frutos,peroentretantohaysequías,enfermedadesycrecentenacessemillasdemalezanativa—black jack—, cuyas largas y ásperas vainas se pegan a tus ropas y a tusmedias. Algunos de los árboles, mal plantados, con sus raíces primariastorcidas,morirán al empezar a florecer. Se plantan pocomás de seiscientosárbolesporacre;yyoteníaseiscientosacresdetierraconcafé;pacientementemisbueyesarrastrabanlasescarbadorasporloscampos,arribayabajo,entrelas hileras de árboles, muchos miles de millas, esperando una futurarecompensa.Haymomentosdegranbellezaenuncafetal.Cuandoflorecíalaplantación, al principio de las lluvias, había una visión radiante, como unanubedetizaenlaneblinaylallovizna,enseiscientosacresdetierra.Laflordel café tiene un delicado aroma, ligeramente amargo, como la flor delendrino.Cuandolosfrutosmadurosenrojecíanelcampo,todaslasmujeresyniños,alosquedenominabantotos,eranllamadospararecogerelcafédelasplantas, junto con los hombres; luego los carros y carretas llevaban el caféhastalafactoríacercanaalrío.Nuestramaquinarianuncafuemuybuena,peronosotrosproyectamosyconstruimoslafactoríaylaapreciábamosmucho.

Unavezlafactoríasequemóytuvimosquereconstruirla.Elgransecadorde café daba vueltas y vueltas, haciendo sonar los granos en sus tripas dehierrocomosifueranguijasqueelmarlavaensusorillas.Aveceselcafésesecaba en plena noche y entonces había que sacarlo del secador. Era unhermosomomento,conlaslinternasencendidasenlagrandeysombríasaladela fábrica, llena por todas partes de telarañas y cáscaras de café, y losimpacientes y relucientes rostros oscuros, a la luz de las lámparas alrededordelsecador;sentíascomosilafactoríaestuvierasuspendidaenlagrannocheafricanacomouna joya resplandecienteen laorejadeunetíope.Despuéselcafé era descascarillado, clasificado y seleccionado a mano, y luegoempaquetadoensacoscosidosconunaagujadetalabartero.

Alfinal,aprimerahoradelamañana,cuandotodavíaestabaoscuroyyoaúnnomehabíalevantado,oíaloscarroscargadoshastalostopesdesacosdecafé, doce una tonelada, con dieciséis bueyes por carro, que iniciaban sucaminohacialaestacióndeferrocarrildeNairobi,subiendolalargacuestade

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lafactoríaentregritosymatraqueo,yaloscarreterosquecorríanjuntoaloscarros.MegustabapensarqueesaeralaúnicacuestaqueibanaencontrarensucaminoporquelagranjaestabamilpiesmásaltaquelaciudaddeNairobi.Por la tarde salía a encontrarme con la procesión que volvía: los agotadosbueyes, con la cabeza baja, tiraban de los carros vacíos, guiados por unpequeñoyagotadototo,yloscansadoscarreterosarrastrabansulátigoporelpolvodelacarretera.Nopodíamoshacermás.Elcaféestaríanavegandoporelmarenunoodosdíasy loúnicoquepodíamoshacereraesperara tenerbuenasuerteenlasgrandessubastasdeLondres.

Teníaseismilacresdetierray,portanto,muchoterrenosobrante,ademásdel cafetal. Parte de la granja era bosque nativo y unomil acres tierras deaparceros, a losque llamaban shambas.Losaparceroserannativosque, consusfamilias,teníanunoscuantosacresenlagranjadeunhombreblancoyacambiotrabajabanparaélunciertonúmerodedíasalaño.Meparecequemisaparceros veían la relación de unamanera diferente, porquemuchos habíannacido en la granja, al igual que sus padres, y muy probablemente meconsiderabanunaespeciedeaparcerasuperiorasentadaensuspropiedades.Latierradelosaparcerosteníamásvidaqueelrestodelagranjaycambiabaconlas estaciones del año. El maíz sobresalía sobre tu cabeza cuando ibascaminando por los estrechos senderos endurecidos por los pasos, entre losaltos, verdes y susurrantes regimientos, y luego se cortaba. Las mujeresrecogíanydesgranabanlasalubiasquemadurabanenloscampos,juntabanlostallos y vainas y los quemaban, así que, en determinadas estaciones, en lagranja se elevaban delgadas columnas de humo azul. Los kikuyus tambiéncultivabanboniatos,dehojasparecidasalasdelaviña,queseextendíanporelsuelocomouna tupidaycomplicadaestera,ycalabazasgrandesdediversostiposmoteadasdeamarilloyverde.

Al entrar en las shambas de los kikuyus lo primero que te llamaba laatencióneraeltraserodeunaancianarastrillandoelsuelo,comoelcuadrodeun avestruz que esconde su cabeza en la arena. Cada familia kikuyu tienevarias cabañas pequeñas, redondas y puntiagudas, y otras que sirven dealmacén; el espacio entre las cabañas está lleno de vida y su suelo es durocomo el cemento; allí semuele elmaíz, se ordeñan las cabras y corren losniños y las gallinas. Solía cazar faisanes con espolones en los campos deboniatoentornoalascabañas,alaluzazuladadelcrepúsculo,ylaspalomastorcaces zureaban su sonora canción en los árboles de troncos altos yflaqueados, restosqueaúnquedabanen lasshambasde losbosquesqueunavezcubrierontodalagranja.

Tenía, además, dos mil acres de pradera en la granja. Las altas hierbascorríanyhuíancomolasolasdelmarazotadasporelvientoylospastorcilloskikuyusapacentabanlasvacasdesuspadres.Enlasestacionesfríasllevaban

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consigocarbonesencendidosencestitasdemimbre,loqueavecesprovocabagrandes incendiosqueerandesastrosospara elpastoreoen lagranja.En losañosdesequíalascebrasylosalcesbajabanhastalospradosdelagranja.

Nairobi era nuestra ciudad, a docemillas de distancia, allá abajo en unaporción de tierra llana entre colinas. Allí estaba la casa del Gobierno y lasgrandesoficinascentrales;desdeallísegobernabaelpaís.

Esimposiblequeunaciudadnodesempeñeunpapelentuvida,noimportalobuenoolomaloquepuedasdecirdeella,tuespíritusesienteatraídoporlaleymentaldelagravitación.Laluminosacalinadelcielosobrelaciudadporlanoche,queseveíadesdealgunoslugaresdemigranja,mehacíapensarymerecordabalasgrandesciudadesdeEuropa.

Cuando llegué por primera vez a África no había coches en el país yteníamosquecabalgarhastaNairobioíbamosenuncarroarrastradoporseismulas, que dejábamos luego en los establos de The Highland Transport.Durante todami épocaNairobi fueuna ciudadvariopinta, conunos cuantosnuevos y espléndidos edificios de piedra y zonas enteras de viejas tiendas,oficinas y bungalows construidos de chapa ondulada, con hileras deeucaliptos,encallesdesnudasypolvorientas.LasoficinasdelAltoTribunal,elDepartamento deAsuntosNativos y elDepartamentoVeterinario estabaninstalados de cualquier manera: sentía un gran respeto hacia aquellosfuncionarios gubernamentales capaces de trabajar en unas habitacionesasfixiantesyoscurascomounpozo.Apesarde todoNairobieraunaciudaddonde podías hacer compras, enterarte de noticias, almorzar o cenar en loshoteles y bailar en el club. Un lugar animado que se movía como aguafluyendo y crecía como algo joven, que cambiaba de año en año, mientrasestabasfueraenunsafari.LanuevacasadelGobiernoestabayaconstruidayera un edificiomajestuoso y fresco, con un espléndido salón de baile y unbonito jardín; se levantaban grandes hoteles, se celebraban grandes eimpresionantesexposicionesagrícolasyflorales,ynuestraQuasiGenteBiendelacoloniadevezencuandoanimabalaciudadcontrifulcasdemelodramaligero.Nairobitedecía:«Aprovéchateloquepuedasdemíydeltiempo.Wirkommenniewiedersojung»,tanindisciplinadayrapaz,«zusammen».Porlogeneral, Nairobi y yo nos entendíamos muy bien y una vez en que ibaconduciendopor la ciudadypensé:«Elmundonoexistiría sin las callesdeNairobi».

Losbarriosdelosnativosydelosemigrantesdecoloreranmuygrandesencomparaciónconlaciudadeuropea.

La ciudad Swaheli, en la carretera al ClubMuthaiga, gozaba de dudosareputación;eraun lugaranimado,sucioychillón,endondeacualquierhoraocurrían cosas. Estaba construida fundamentalmente con latas viejas de

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parafinaaplanadasamartillazosyendiversosgradosdeoxidación,comoelcoral, de cuyaestructura fosilizadael espíritude la civilizaciónavanzada sealejabacontinuamente.

LaciudadSomalíestabamáslejosdeNairobidebido,supongo,alsistemasomalí de aislamiento de sus mujeres. En mis tiempos había unas cuantasmuchachas somalíes, jóvenes y hermosas, cuyos nombres conocía todo elmundo,que se fueronavivir alBazaary le tomabanelpelo a lapolicíadeNairobi; eran inteligentes y cautivadoras. Pero a las mujeres somalíeshonradasnuncaselasveíaenlaciudad.LaciudadSomalíestabaexpuestaatodos los vientos, sin sombra y con polvo, y a los somalíes les debía derecordarsusdesiertosnativos.Loseuropeos,quevivendurantemuchotiempo,generaciones incluso, en el mismo sitio, no pueden acostumbrarse a lacompleta indiferencia ante lo que les rodea que caracteriza a las razasnómadas. Las casas somalíes estaban diseminadas irregularmente por elterrenodesnudoyparecíacomosihubieransidosujetasporclavosdecuatropulgadasparaqueduraranunasemana.Loqueresultabasorprendenteesquecuando entrabas en ellas te encontrabas con interiores ordenados y frescos,perfumadosconinciensosárabes,conpreciosasalfombrasytapices,vasijasdebronceydeplata,yespadasconempuñadurasdemarfilynobleshojas.Lasmujeressomalíesposeíanunosmodalesdignosycorteses,eranhospitalariasyalegres,conunarisaquesonabacomocampanillasdeplata.Mesentíaagustoen su aldea somalí gracias a mi criado somalí, Farah Aden, que estuvoconmigodurantetodamiépocaafricana,yasistíamuchasdesusfiestas.Unabodasomalíesunasoberbiacelebracióntradicional.Comoinvitadadehonorme llevaban a la habitación de la novia, de cuyas paredes y lecho nupcialcolgabanantiguostejidosresplandecientesybordados,enmediodeloscualesseveíaalamuchachadeoscurosojos,derechacomoelbastóndeunmariscal,vestidaconpesadassedas,oroyámbar.

Lossomalíeserantratantesdeganadoycomerciabanportodoelpaís.Paraeltransportedelasmercancíasempleabanburritosgrisesyavecescamellos,que eran altivos, endurecidos productos del desierto, más allá de lossufrimientosterrenales,comoloscactusylossomalíes.

Lasterriblesdisputastribalesperjudicabanmuchoalossomalíes.Enesteaspecto sentíany razonabande unmododistinto al resto de la gente.Farahpertenecía a la tribu Habr Yunis, así que personalmente, cuando había unariña,meponíadesuparte.UnavezhubounaverdaderabatallaentrelasdostribusdeDulbaHantisyHabrChaolo,condisparoseincendios,ymuriendodiezodocepersonasantesdequepudieraintervenirelGobierno.Farahteníaun jovenamigode supropia tribu, llamadoSayid,muysimpático,que solíavenirpor lagranja,asíquemeapenócuandomecontaron lossirvientesqueestabadevisitaenunacasadelosHabrChaoloruandounmiembroiracundo

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de los DulbaHantis disparó dos tiros al azar a través delmuro de la casa,rompiendolapiernadelmuchacho.LedijeaFarahquesentíaladesgraciadesuamigo.

—¿Qué?¿Sayid?—exclamóconvehemencia—.Selomerecía.¿QuiénlemandóiratomareltéacasadeunHabrChaolo?

Los indios deNairobi dominaban el gran barrio nativo delBazaar y susgrandes mercaderes poseían pequeñas villas en las afueras de la ciudad:Jevanjee,SuleimanVirjee,AllidinaVisram.Les encantaban las escaleras depiedra labrada, las balaustradas y los jarrones, no muy bien tallados en lablanda piedra del país—como las construcciones que hacen los niños conpiezasdecolorrosa—.Dabantéensusjardines,conpastelillosindiosalestilodelasvillas,yerangenteastuta,viajadaysumamentecortés.PerolosindiosdeÁfricasoncomerciantestancodiciososqueunanuncasabíasiestabafrenteaunserhumanooanteelcerebrodeunafirmacomercial.EstuveenlacasadeSuleiman Virjee y cuando una vez vi la bandera a media asta sobre sucomplejocomercial,lepreguntéaFarah:

—¿HamuertoSuleimanVirjee?

—Muertoamedias—dijoFarah.

—¿Ponenlasbanderasamediaastacuandounoestámediomuerto?

—Suleimanhamuerto—dijoFarah—.Virjeeestávivo.

Antes de hacerme cargo de la dirección de la granjame gustabamuchocazar y participé en numerosos safaris. Pero en cuanto me convertí engranjera,guardémisrifles.

Losmasai,lanaciónnómadayganadera,eranvecinosdelagranjayvivíanalotroladodelrío;devezencuandoalgunoveníaacasaaquejarsedequeunleónmatabasusvacasymepedíaque locazara; lohacía,sipodía.Algunossábados,seguidadeunaalegrecomitivadejóveneskikuyus,ibatambiénalasllanuras de Orungui a cazar una o dos cebras para que las comieran misjornaleros.Matabapájarosen lagranja, faisanesconespolonesygallinasdeGuinea, que eran una excelente comida. Pero durantemuchos años dejé lasexpedicionesdecaza.

Sin embargo, con frecuencia en la granja hablábamos de los safaris quehabíamoshecho.Los lugaresde lasacampadasse fijanen tumentecomosihubierasvividodurantemucho tiempoenellos.Recordabas lahuelladeunacurvadetucarroenlahierbadelapraderacomolosrasgosdeunamigo.

Enlossafarishabíavistounamanadadebúfalos,cientoveintinueve,queemergíande lanieblamatinalbajouncielocobrizo,deunoenuno,comosiaquellos oscuros y enormes animales, como de hierro, con sus poderosos

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cuernos que se balanceaban horizontalmente no se acercaran, sino que sefueran creando ante mis ojos y desaparecieran a medida que quedabanterminados.Vi a unamanada de elefantes que viajaba por el espeso bosquenativo, donde la luz solar se derrama entre las espesas trepadoras formandomanchitasyfranjas,yquecaminabanpausadamentecomosituvieranunacitaalfindelmundo.Era,entamañogigantesco,comoelrebordedeunaviejísimae infinitamente preciosa alfombra persa, con matices de verde, amarillo ynegro amarronado.Muchas veces a través de las palmeras vi el paso de lasjirafasconsucuriosaeinimitablegraciavegetal,comosinofueraunamanadade animales, sino una familia de flores enormes, raras, de tallos largos ymoteados, que avanzara lentamente.Había seguido a dos rinocerontes en supaseomatinal,cuandoresoplabanyolisqueabanenelairedelamanecer—tanfrío que duele la nariz—, y que parecían dos enormes pedruscos angularesretozandoen el largovalleydisfrutando juntosde lavida.Y tambiénhabíavisto al león real, antes del alba, bajo la luna menguante, cuando cruza lapraderagriscaminodecasadespuésdelamatanza,ydejaunaoscuraestelaenla hierba plateada, con el rostro todavía rojo hasta las orejas, o durante lasiesta,almediodía,cuandoreposabasatisfechoenmediodesufamiliasobrelahierba corta y a la delicada sombra primaveral de las anchas acacias de suparqueafricano.

Eraagradableevocaresascosasenlosmomentosaburridosenlagranja.Ylagrancazaestabaallítodavía,ensupropiopaís;podíairensubuscaunavezmás si quería. Su proximidad otorgaba brillo e interés a la granja. Farah—aunqueconeltiempollegóaocuparsemásdelosasuntosdelagranja—ymisantiguosservidoresdesafarivivíanconlaesperanzadeotrascacerías.

Enlaespesuraaprendíarecelardelosmovimientosbruscos.Lascriaturasconquienestratassontímidasyvigilantes,sabenesquivartecuandomenosteloesperas.Ningúnanimaldomésticoescapazdeunaquietudigualaladeunanimalsalvaje.Lagentecivilizadahaperdidolacapacidaddeestarsequietaydebeaprenderensilenciodelavidasalvajeantesdequeéstateacepte.Elartedemoversesuavemente,sinbrusquedades,esloprimeroquedebeestudiarelcazador,sobretodosillevaunacámara.Loscazadoresnopuedenhacerloquequieran,debenmezclarseconelvientoyconloscoloresyoloresdelpaisajeyadaptarsealtempodetodoelconjunto.Avecesunmovimientoserepiteunayotravezydebencopiado.

CuandoatrapaselritmodeÁfricatedascuentadequeeselmismoqueelde toda sumúsica.Loqueaprendíde la cazaenelpaísme fueútil con losnativos.

Elamora lamujerya la feminidadesunacaracterísticamasculina,yelamoralhombreyalamasculinidadesunacaracterísticafemenina,yhayunasensibilidad especial hacia los países y razas del sur que es una cualidad

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nórdica. Los normandos debieron enamorarse de los países extranjeros,Francia primero, luego Inglaterra. Aquellos viejos milords de la historia yliteratura del siglo XVIII que están siempre viajando por Italia, Grecia yEspañanoteníannadademeridionalensusnaturalezas,sinoquelesatraíayles fascinaba algo que era completamente distinto a ellos. Los antiguospintores, filósofos y poetas germánicos y escandinavos cuando llegaban porprimeravezaFlorenciayRoma,searrodillaban,paraadoraralsur.

Aquella gente tan impaciente tenía una curiosa e ilógica paciencia conrespectoaaquelmundoajeno.Delamismamaneraqueescasiimposiblequeunamujer irrite a un hombre verdadero, y que ningún hombre desdeña porcompleto a lasmujeres, ni las rechaza del todo, así la impulsiva y pelirrojagente del norte era capaz de soportar cualquier cosa de los países y razastropicales.Había cosas que no hubieran soportado ni en sus países ni a susallegados, pero aceptaban las sequías de las tierras altas africanas, lasinsolaciones, la ictericia hematúrica del ganado y la incompetencia de lossirvientes nativos, con humildad y resignación. Su misma sensación deindividualidadseibaperdiendoporlasinfinitasposibilidadesderelacionarsequeexistenentrepersonasquepuedenllegaraformarunaunidad,aunqueseaa través de lasmuchas diferencias de carácter que las separan. La gente deEuropameridionalylaspersonasdesangremezcladanotienenesacualidad;lacondenanoladesprecian.Así,loshombresmuyvaronilesdesprecianalosenamorados melancólicos y las mujeres muy racionales, que no tienenpacienciaconsushombres,sesientenindignadasanteGriselda.

En cuanto amí, desdemis primeras semanas enÁfrica sentí un intensoafectoporlosnativos.Eraunsentimientomuyfuertequecomprendíaatodaslasedadesylosdossexos.Eldescubrimientodelasrazasdepieloscurafueunamagníficaampliacióndemimundo.Comounapersonaconunasimpatíainnatahacialosanimalesquecreceenunmediodondenoloshayyentraencontacto con ellos en su madurez; o como una persona a la que le gustaninstintivamente losbosquesy las selvasyentra enunodeellosporprimeravez en su vida cuando tiene veinte años; o como alguien con oído para lamúsicaquelaoyeporprimeravezyamayor,casosasípuedensersimilaresalmío. Una vez que hube conocido a los nativos acordé la rutina demi vidacotidianaconlaorquesta.

Mi padre fue oficial de los Ejércitos danés y francés y cuando era unjovencísimotenienteenDüppel,escribióacasa:«AllíenDüppelfuioficialdeunacolumnagrande.Erauntrabajoduro,peroespléndido.Elamoralaguerraes una pasión como cualquier otra, amas a los soldados como amas a lasmujeresjóvenes,hastalalocura;perounamornoexcluyealotro,comosabenlaschicas.Elamoralasmujeresesparaunacadavez,mientrasqueelamoralos soldadosabarcaal regimientoentero,que tegustaríaque fuera lomayor

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posible».Amímepasabalomismoconlosnativos.

No era fácil llegar a conocer a los nativos. Eran rápidos de oído yevanescentes;silosasustabas,enunsegundopodíanretirarseasumundo,aligualquelosanimalessalvajesdesaparecenanteunbruscomovimientoquetúhagas:simplementeyanoestánahí.Hastaquenoconocesbienaunnativoesimposibleconseguirunarespuestasuyaaderechas.Anteunapreguntadirectadecuántasvacastiene,terespondeevasivamente:«Tantascomoledijeayer».Va contra los sentimientos de los europeos ser respondidos de una manerasemejante,comomuyprobablementevacontralossentimientosdelosnativosser interrogadosde esa forma.Si les presionábamoso acosábamosparaquenos explicaran su comportamiento, esquivaban la respuesta cuanto podían yluego empleaban una grotesca fantasía humorística para conducimos a unapistafalsa.Hasta losniñospequeños,enunasituacióndeesetipo,adquiríanlas cualidades de un veterano jugador de póker, que no se preocupa sisobrevaloras o infravaloras su jugada con tal de que no conozcas sus cartasverdaderas. Cuando realmente lográbamos entrar en la existencia de losnativos actuaban como hormigas cuando metes un palo en un hormiguero;reparabaneldañoconunaincansableenergía,rápidaysilenciosamente,comosiborraranunaacciónvergonzosa.

No podíamos saber ni imaginar qué clases de peligros temían que lespodíandepararnuestrasmanos.Yocreoquenos(temíandelamismamaneraquesetemeunterroríficoruidorepentino,nocomosetemealamuerteoaldolor.Peroeramuydifícildesaber,porquelosnativosposeenelgranartedelmimo. En las shambas, por lamañana, te encontrabas a veces faisanes conespolonesquecorríanante tucaballocomosi tuvieranelalarotay temieranque lecogieran losperros.Perosualanoestaba rotani teníanmiedode losperros—podíanalzarelvueloanteelloscuandoquisiera—,loquepasabaesquesunidadadepolluelosestabacercayqueríanllamarnuestraatenciónparaquenoladescubriéramos.Aligualqueelfaisán,losnegrossimulabanquenostenían miedo, porque había otra amenaza más profunda cuya naturaleza nopodíamos adivinar. O quizá resultara que su comportamiento con nosotrosentrañabaunaextrañabromayqueaquellagente tantímidanonostemíaenabsoluto.Los nativos tienenmuchomenos sentido de los riesgos de la vidaqueloshombresblancos.Avecesenunsafarioenlagranja,enmomentosdesuma tensión,mimirada se encontraba con la demis compañerosnativosysentíaqueestábamosmuylejosunosdeotrosyqueellosnocomprendíanmitemor ante el peligro. Pensé que tal vez fueran en su vida, dentro de suelemento, como nosotros no podremos ser nunca, como peces en aguasprofundasquepormuchoqueseesforzarannopodríanentendernuestrotemora ahogamos. Esta seguridad, este arte de nadar, lo tenían, en mi opinión,porquehabían conservadoun conocimientoquepara nosotros se haperdidoconnuestrosprimerospadres;entretodosloscontinentesesÁfricaquiennos

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lopuedeenseñar:queDiosyelDiablosonunaunidad,lamajestadcoeterna,no dos seres increados, sino uno sólo, y los nativos nunca confunden a laspersonasnidividenlasustancia.

Ennuestrossafarisyen lagranjamiconocimientode losnativos llegóaconvertirseenunarelaciónestableypersonal.Éramosbuenosamigos.Aceptéelhechodequenuncallegaríaaconocerlesniaentenderlesdeltodo,mientrasqueellosmeconocíanperfectamenteysabíanquédecisiónibaatomarantesde que yomisma estuviera segura.Durante algún tiempo tuve una pequeñagranjaalláarriba,enGil-Gil,dondevivíaenunatiendadecampañayviajabaporferrocarrilentreGil-GilyNgong.EnGil-Gilalomejordecidíadeprontovolveracasacuandocomenzabaallover,perocuandollegabaaKikuyu,queeranuestraestaciónenlalíneadeferrocarril,ydesdedondehabíadiezmillashastalagranja,unodelosmíosestabaallí,conunamula,paraquehicieraelcamino cabalgando. Cuando les preguntaba cómo sabían que iba a bajar,mirabanparaotrolado,parecíansentirseincómodos,asustadosoaburridos,dela misma manera que nos sentiríamos nosotros si una persona sorda seempeñaraenqueleexplicáramosunasinfonía.Cuandolosnativossesentíanasalvo de nuestros ruidos repentinos y de nuestros bruscosmovimientos, noshablabanconmuchamásfranquezadeloquelohacenloseuropeosentresí.Nuncaerandefiar,perosínoblementesinceros.Unbuennombre—loquesellamadeprestigio—significabamuchoenelmundonativo.Parecíacomosienunmomentodeterminadohubieranhechounavaloraciónconjuntasobreti,delaquenuncaseecharíanatrás.

A veces la vida en la granja era muy solitaria y en la quietud de losatardeceres, cuando los minutos goteaban del reloj, la vida parecía caergoteandodeti tambiénsóloporquenoteníasgenteblancaconlaquehablar.Perodurantetodoeltiempotuveconcienciadequelaexistenciasilenciosayapartadadelosnativoscorríaparalelaconlamía,enunplanodiferente.Losecospasabandelaunaalaotra.

Los nativos eran África en carne y hueso. El alto volcán extinguido deLongonot,quedominaelvalledelaFalla,lasgrandesmimosasquesealzanalo largode losríos, loselefantesy las jirafas,noeranmásafricanosque losnativos—pequeñas figuras enunvasto escenario—.Todaseranexpresionesdiferentesdeuna idea,variacionessobreelmismotema.Noeraunrevoltijocongénito de átomos heterogéneos, sino un revoltijo heterogéneo de átomoscongénitos,comoocurreconlahojaderoble,labellotayelobjetohechoderoble.Nosotros,mandandoysiempreconprisas,chocábamosfrecuentementeconelpaisaje.Losnativosestánenarmoníaconélycuandoesagentedetallaelevada,esbelta,oscuraydeojosnegrosviaja—siempreenfilaindia,asíquehastalasgrandesvenasdeltráficonativosonestrechossenderos—,trabajanlatierra,cuidandelganado,celebransusgrandesdanzasotecuentanuncuento,

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esÁfricalaquevaga,danzayteentretiene.Enlastierrasaltasrecordabalaspalabrasdelpoeta:

Siempreencontré

noblealNativo

einsípidoalemigrante.

Lacolonia cambiayyahacambiadomuchodesdequeviví allí.Cuandoescribocontodalaprecisiónquemeesposiblemisexperienciasconlagranja,conelpaísyconalgunosde loshabitantesde las llanurasyde losbosques,puedequetengaalgúntipodeinteréshistórico.

II

Unniñonativo

Kamante era un pequeño kikuyu, hijo de uno de mis aparceros. Solíaconoceraloshijosdemisaparcerosporquetrabajabanparamíenlagranjayporque solían rondarmi casa, dejando a sus cabras pastar en el prado, a laesperadequeocurrieraalgodeinterés.PeroKamantedebíadellevarviviendounosañosenlagranjaantesdequeyoleviera;supongoquehabíallevadounavidadereclusión,comounanimalenfermo.

Meencontréconéllaprimeravezcuandoyoibacabalgandoporlallanuradelagranjayélestabaapacentandolascabrasdesugente.Eraelobjetomásdignodepiedadquepodíasimaginar.Teníalacabezagrandeysucuerpoeraterriblementepequeñoydelgado,suscodosysusrodillasparecíancomolosnudosdeunacañaysuspiernasestabancubiertasdellagasabiertas,desdelosmuslos hasta los talones. Allí, en la llanura, se le veía extraordinariamentepequeño,tanto,queteimpresionabaquesemejantecantidaddesufrimientoseconcentraraenunsolopunto.Cuandomedetuveylehablénomecontestóypareciónoverme.Ensurostroinexpresivo,anguloso,acosadoeinfinitamentepacientesusojoscarecíandebrillo;eranopacoscomolosojosdeunmuerto.Parecíacomosinofueraavivirmásdeunassemanasyesperabasverbuitres,que nunca están lejos de lamuerte en la pradera, allí arriba, en el pálido yardienteairesobresucabeza.Ledijequevinieraacasaalamañanasiguienteporqueibaaintentarcurarle.

Yohacíademédicopara lagentede lagranjacasi todas lasmañanas,denueveadiez,y,comotodoslosgrandescuranderos,teníaunnumerosocírculode pacientes, y generalmente entre dos y doce enfermos me esperabanalrededordelacasa.

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Los kikuyu están preparados para lo imprevisto y acostumbrados a loinesperado. En esto son diferentes de los blancos, que en gran medida seesfuerzanenprecaversecontralodesconocidoydelosasaltosdeldestino.Losnegrosestánenbuenasrelacionesconeldestino,porquetodasuvidaestáensusmanosdesdesiempre;enciertomodoparaellosessuhogar,lapenumbrafamiliar de la cabaña, el molde profundo de sus raíces. Se enfrentan concualquiercambioensusvidascongrancalma.Entrelascualidadesquebuscanenunamo,enunmédicooenDios,laimaginación,meparece,ocupaunodelos primeros lugares. Quizá esta inclinación sea la que haga que el califaHarunalRaschidconserveenloscorazonesdeÁfricaydeArabiasuposiciónde gobernante ideal; con él nadie sabía nunca lo que iba a hacer ni quépensaba.CuandolosafricanoshablandelapersonalidaddeDioshablancomoenlasMilyUnaNochesocomolosúltimoscapítulosdelLibrodeJob;loquelesimpresionaesesamismacualidad,elpoderinfinitodelaimaginación.

Fueesacaracterísticademigentelaquemeproporcionótantapopularidadofamacomomédico.CuandovineporprimeravezaÁfricaviajéenelmismobarcoqueungrancientíficoalemán,quehacíasuvigésimotercerviajeparaestudiar lacurade laenfermedaddelsueño,yque teníamásdecien ratasyconejillos de Indias consigo. Me contó que su principal dificultad con lospacientesnativos residíanoenquecarecierandevalor—frentealdoloroauna importanteoperaciónquirúrgicageneralmentemostrabanpocomiedo—,sino en su profunda animosidad contra todo lo que significara regularidad,tratamiento continuado, sistematización; yeso era algo que el gran médicoalemánnopodíacomprender.Perocuandoyo lleguéaconocera losnativosesa cualidad suya fue la quemásmegustó.Poseíanun coraje auténtico: ungusto no adulterado del peligro —verdadera respuesta creativa a lamanifestacióndesusuerte—,elecodelatierracuandohahabladoelcielo.Aveceshepensadoqueenelfondodesuscorazonesloquetemíandenosotroseralapedantería.Enmanosdeunpedantesemoríandepena.

Mis pacientes esperaban en una terraza pavimentada fuera de casa. Sesentabanencuclillaslosviejosesqueletosdehombrescontosesdesgarradorasyojos llorosos, los jóvenesalborotadoresdecuerpoesbeltoy tersoconojoshinchados y bocas magulladas, y las madres con sus niños febriles, comoflorecillas resecas, colgados de sus cuellos. Con frecuencia tenía que tratarquemadurasgravesporqueloskikuyusduermenporlanochealrededordelasfogatas de sus cabañas y a veces se les caían encima las pilas de maderaardiendoydecarbóndeleña—entonces,cuandosemeagotabalareservademedicamentos,descubríquelamielnoeramalungüentoparalasquemaduras—.Elambientedelaterrazaeraanimado,electrizante,comoeldeloscasinosenEuropa.Elmurmullode lasbulliciosas conversaciones sedetenía al saliryo,peroelsilencioestabapreñadodeposibilidades,habíallegadoelmomentoen que podía ocurrir cualquier cosa. Sin embargo, siempre esperaban a que

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escogieraamiprimerpaciente.

Yo sabíamuy poco demedicina, sólo lo que aprendes en un cursillo deprimeros auxilios. Pero mi renombre como médico se extendió por puracasualidad gracias a unas cuantas curas afortunadas y no menguó por loserrorescatastróficosquecometíotrasveces.

Sihubierasidocapazdegarantizar lacuracióndemispacientesentodosloscasos,¿quiénsabesisucírculonohubieradisminuido?Hubieraadquiridoprestigioprofesional—heaquíunadoctoramuyeficientedeVolaia—,¿peroestarían segurosdequeelSeñor seguíaconmigo?PorqueconocíanalSeñorporloslargosañosdesequía,porlosleonesqueporlanochevagabanporlallanura, por los leopardos que merodeaban las cabañas cuando estaban losniñossolosenellasyporlosenjambresdelangostasquedescendíansobreelsuelo, nadie sabía de dónde, sin dejar una brinza de hierba a su paso. Loconocían por las horas de increíble felicidad cuando los enjambres pasabansobre los campos demaíz sin detenerse, o en primavera, cuando las lluviasllegaban temprano y en abundancia, haciendo que prados y llanurasflorecieranydieranbuenascosechas.AsíqueaquelladoctorataneficientedeVolaia podía ser una intrusa en lo que respecta a las cosas verdaderamenteimportantesdelavida.

Para mi sorpresa Kamante apareció en casa a la mañana siguiente denuestroprimerencuentro.Sequedóallí,depie,unpocoapartadodelostresocuatroenfermosquehabía,erguido,consurostrollenodesignosdemuerte,como si después de todo sintiera más apego a la vida y hubiera decididointentaraprovecharesaúltimaoportunidaddeagarrarseaella.

Con el tiempo demostró ser un excelente paciente. Venía cuando leordenabaqueviniera, sin falta,y sabíamedirel tiempocuando ledecíaquevolviera cada tres o cuatro días, cosa poco habitual entre los nativos.Soportabaeldifícil tratamientode sus llagas conunestoicismocomo jamáshabía visto. En todos estos aspectos podía presentarlo como modelo a losdemás, pero no lo hice porque al mismo tiempo me producía una graninquietudenelespíritu.

Raras,muyrarasveces,habíaconocidoaunacriaturatansalvaje,aunserhumanotantotalmenteaisladodelmundo,y,conunaespeciederesignacióntenaze implacable, totalmentecerradoa lavidaque le rodeaba.Podíahacerque me contestara cuando le preguntaba algo, pero nunca decíavoluntariamenteunapalabraynuncamemiraba.Noteníaningunapiedadysereíadespectivamente,comosiestuvieradevueltadetodo,antelaslágrimasdelos otros niños enfermos cuando les lavaba y vendaba, pero tampoco lesmirabanunca.Nosentíaningúndeseodecontactoconelrestodelmundo,loscontactosquehabíatenidodebierondeserdemasiadocrueles.Suenterezade

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ánimofrentealdoloreralaenterezadeunviejoguerrero.Ningúnmalpodíaya sorprenderle porque estaba, por su vida y su filosofía, preparado para lopeor.

Todo ello con gran estilo y haciendo recordar la profesión de fe dePrometeo: «El dolor es mi elemento y el odio es el tuyo. Podéis hacermepedazos.Nomeimporta»,y«Tuperfidiaesatroz.Eresomnipotente».Peroenuna persona de aquel tamaño te resultaba incómodo, era algo que tedescorazonaba.«¿YDiosquépensará»,medije,«alvereseánimoenunserhumanotanpequeño?».Recuerdomuybienlaprimeravezquemehablóymemiró espontáneamente. Debió de ser bastante después de nuestro primerencuentro,porquehabíarenunciadoaltratamientoprimitivoyestabaprobandounonuevo,unacataplasmacalientequeveníaenmislibros.Mideseodehacerlascosaslomejorposiblemellevóacalentadademasiadoycuandolepuselacataplasmaenlapiernayapretélavendaconfuerzaexcesiva,Kamantehabló:

—Msabu—dijo,ymemiróprofundamente.

Losnativosusanesapalabraindiacuandosedirigenaunamujerblanca,pero la pronuncian de un modo un poco diferente, convirtiéndola en unapalabraafricana,conunaresonanciadistinta.EnbocadeKamanteeraungritodeauxilio,perotambiénunapalabradeadvertencia,comolaquepodíadecirteunamigolealparaquedejarasdehaceralgoindignodeti.Penséenelloconesperanza después. Tenía mis ambiciones como doctora y sentí haberleaplicado una cataplasma demasiado caliente, pero por otra parte me alegréporquefueelprimeratisbodeentendimientoentreaquelniñosalvajeyyo.Elduro sufridor, que no esperaba más que sufrimiento, no lo esperaba de mimano.

Pese a las curas que yo le suministraba, las cosas no parecían muyesperanzadoras.Durantemuchotiemposeguílavandoyvendandolapierna,pero laenfermedadmesuperaba.Devezencuandomejorabaunpoco,peroentonces las llagas aparecían en nuevos sitios. Por fin decidí llevarle alhospitaldelaMisiónescocesa.

Estadecisiónmíaresultódramáticay tuvo lavirtudde impresionarle:noquiso ir.Suvidaysu filosofía le impedíanprotestarmuchocontracualquiercosa, pero cuando le llevé a la Misión y le dejé en el largo edificio delhospital,enunambientetotalmenteextrañoymisteriosoparaél,temblaba.

Tenía como vecinas la Misión de la Iglesia escocesa a doce millas alnoroeste, quinientos pies más alta que la granja; y la Misión de la Iglesiacatólica francesa, a diez millas más al este, sobre tierra más llana y aquinientospiesmenosdealtitud.Nosentíaningunasimpatíaporlasmisiones,peropersonalmentemellevababienconellasylamentabaquevivieranentresíenunestadodehostilidadconstante.

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Lospadresfranceseseranmismejoresamigos.SolíairacaballoconFarahaoírmisa con ellos los domingospor lamañana, enparte porque así podíahablarunpocoenfrancésyenparteporquehabíaunhermosopaseohastalaMisión.DuranteunlargotrechoelcaminocorríaatravésdeunaplantacióndeacaciasdelDepartamentoForestal,ysuvirilyfrescoolorapinoeradulceygratoporlasmañanas.

EsextraordinariocomprobarcómolaIglesiadeRomallevasuatmósferadoquieraquevaya.Lospadreshabíanproyectadoyconstruidosuiglesiaellosmismos,conayudadesucongregaciónnativa,yestaban,contodarazón,muyorgullosos de ella. Era una iglesia grande y hermosa, de color gris con sucampanario; se erguía sobre un amplio atrio sobre terrazas y escalinatas, enmediodeuncafetal,queeraelmásantiguodelacoloniayqueadministrabanmuyhábilmente.Enelatrio,aunlado,estabaelrefectorioconsusarcadasyalotroelconvento,conlaescuelayelmolinojuntoalrío,yparallegarhastalaiglesiateníasquepasarporunpuentedearcos.Todaslasconstruccioneserande piedra gris y cuando bajabas cabalgando se las veía, ordenadas eimpresionantesenelpaisaje,demaneraquepodíanestarenuncantóndelsurdeSuizaoenelnortedeItalia.

Cuando lamisa había terminado, los amables padresme esperaban a lapuerta de la iglesia para invitarme a un petit verre de vin en el espacioso yfrescorefectorio,alotroladodelatrio;eramagníficooírcómoestabanaltantodetodoloqueocurríaenlacolonia,hastasusrinconesmásremotos.También,socapadeunaconversacióntranquilaybenevolente,tesonsacabantodaclasedenoticias,comounpequeñoyanimadogrupodeabejaspardasypeludas—porque todos tenían espesas y largas barbas— pegado a una flor paraproveersedemiel.Peroalavezqueselesveíataninteresadosenlavidadelacoloniaseguíansiendo,asuestilo francés,exiliados,pacienteyalegrementesometidos a elevadas órdenes de misteriosa naturaleza. Si no fuera por ladesconocidaautoridadqueleshacíapermanecerenaquellugartedabascuentade que no estarían allí, ni tampoco la iglesia de piedra gris con su altocampanario,nilasarcadas,nilaescuela,nisuordenadocafetal,nilaMisión.Porque cuando les llegara la orden de relevo dejarían que los asuntos de lacoloniasecuidaranporsímismosyvolveríanlomásrápidoposibleaParís.

Farah,quesequedabacuidandoa losdosponismientrasyoestabaen laiglesiayenelrefectorio,devueltaalagranjapercibíamibuenhumor.Eraunpiadosomahometanoynotocabaelalcohol,peroconsiderabaqueelvinoylamisaeranpartedelosritosdemireligión.

A veces los padres franceses venían hasta la granja en sus ciclomotoresparaalmorzar,mecitabanfábulasdeLafontaineymedabanbuenosconsejossobremicafetal.

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NoconocíatantolaMisiónescocesa.Desdealláarribasecontemplabaunavista espléndida, que abarcaba todo el país kikuyu, pero de todosmodos laMisiónmedabaunaimpresióndeceguera,comosinopudieravernadaporsímisma.LaIglesiadeEscociahacíaloposibleparaquelosnativossepusieranropas europeas, lo que enmi opinión no era bueno desde ningún punto devista.PeroteníanunhospitalmuybuenoenlaMisión:cuandoyovivíaallálodirigíaeldoctorArthur,unmédicofilantrópicoeinteligente.Salvaronlavidademuchagentedelagranja.

EnlaMisiónescocesatuvieronaKamantedurantetresmeses.Entodoeseperíodo le vi una vez. Cabalgaba yo más allá de la Misión, camino de laestación ferroviaria Kikuyu, por la carretera que corre paralela durante untrechoalosterrenosdelhospital.ViaKamante,estabasolo,aciertadistanciadelosgruposqueformabanlosdemásconvalecientes.Porentoncessehabíarecuperado notablemente y podía correr. Cuandome vio se acercó hasta lavalla y corrió conmigo mientras ésta bordeaba el camino. Siguió trotandocomo un potrillo en su corral por su lado de la valla mientras yo pasabacabalgandoyclavósusojosenmiponi,peronodijounapalabra.Alllegaralaesquinadelosterrenosdelhospital tuvoquedetenerse,ymientrasyoseguíami camino,miré hacia atrás, le vi de pie, totalmente inmóvil, con la cabezaerguidamirándomefijamente,comohaceunpotrillocuandotealejas.Ledijeadiósconlamanounpardeveces;laprimeranoreaccionóenabsoluto,luegosubrazosealzócomounastadebombaperosolamenteunavez.

KamantevolvióamicasalamañanadeldomingodePascuaymeentregóuna carta del hospital en la que me decían que estaba mucho mejor y quecreíanqueestabacuradoparasiempre.Debíadeconoceralgodesucontenidoporquemiró con atenciónmi rostromientras lo leía, pero no quería hablarporquehabíacosasmásimportantesensumente.Kamanteteníaunportedeserena o refrenada dignidad, pero esta vez se le veía resplandeciente de unreprimidotriunfo.

Todos los nativos poseen un fuerte sentido de los efectos dramáticos.Kamantesehabíaatadocuidadosamenteviejasvendasa laspiernas,hasta larodilla,paradarmeunasorpresa.Eraevidentequesedabacuentade lavitalimportanciadelmomento,noporqueél estuvierabien, sino,generosamente,porlaalegríaquemeibaadar.Probablementerecordabalostiemposenquemeveíadescorazonadaporloscontinuosfracasosdemiscurasysabíaqueelresultado del tratamiento en el hospital era asombroso. Así que lenta, muylentamente,desenrollólasvendasdesdelasrodillashastalostalonesydebajoaparecieron sus piernas, totalmente lisas, sólo ligeramente marcadas porcicatricesdecolorgris.

CuandoKamante,consuestilososegado,hubodisfrutadocompletamentedemi asombro y de mi placer, dio otro golpe de efecto declarando que se

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habíahechocristiano.

—Soycomotú—dijo.

Añadióquecreíaquedebíadarleunarupia,porqueCristohabíanacidoenesemismodía.

Semarchóaver a sugente.Sumadre eraviudayvivíamuy lejos en lagranja.Porloqueellamecontómástarde,aqueldíacontrariósuscostumbresysefranqueóconellacontándolesusimpresionesdelagenteextrañaycómolehabían tratadoenelhospital.Perodespuésdeesavisitaa lacabañadesumadrevolvióamicasa,comosidieraporsentadoqueformabapartedeella.Estuvoamiserviciodesdeentonceshastaqueabandonéelpaís:durantedoceaños.

CuandoviaKamanteporprimeravezparecíacomosi tuviera seisaños,pero tenía un hermano con aspecto de andar por los ocho, y los dos semostrabandeacuerdoenqueKamanteeraelmayor,asíquesupongoquesucrecimiento se vio retrasado por su larga enfermedad; probablemente teníaentoncesnueveaños.Creció,perosiemprediolaimpresióndeserunenanoodeforme de algunamanera, aunque no pudiera concretarse cómo. Su rostroanguloso,conel tiempo,seredondeó;caminabaysemovíafácilmente,ynocreo que fuera feo, aunque quizá yo le mirara con ojos de creadora. Suspiernas siguieron siendo delgadas como palos. Siempre fue una figurafantástica, conalgode traviesoyalgodediabólico; conunos ligeros toquespodríahabersesentadomirandohaciaabajoenloaltodelacatedraldeNotreDame de París.Había algo en él brillante y vivaz; en una pintura sería unamancha de color extraordinariamente intensa; daba una pincelada depintoresquismoamicasa.Nuncaestuvodeltodobiendelacabezaoalmenosfue siempre lo que tratándose de un blanco llamaríamos una persona muyexcéntrica.

Era reflexivo. Tal vez los largos años de sufrimiento que había vividodesarrollaron en él una tendencia a reflexionar sobre las cosas y sacar suspropias conclusiones sobre todo lo que veía. Fue durante toda su vida, a sumanera, una figura aislada. Hasta cuando hacía las mismas cosas que losdemáslashacíadeunmododiferente.

Teníaunaescuelanocturnaparalagentedelagranjaconmaestrosnativos.Conseguímismaestrosdeunadelasmisionesyenmistiempostuvetres:unocatólicoromano,otrodelaIglesiadeInglaterrayotrodelaIglesiadeEscocia.Laeducaciónnativaerarigurosamentereligiosa;porloqueyosénohayotroslibros traducidosal swahelique laBibliay los librosdehimnos.Yomisma,mientras viví en África, pensé en traducir las fábulas de Esopo para losnativos, pero nunca encontré tiempo para llevar a cabo mi proyecto. Sinembargo, tal como fueron las cosas, mi escuela se convirtió en mi sitio

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favoritoenlagranja,elcentrodenuestravidaespiritual,ypasémuchashorasagradablesenelviejoalmacénalargado,construidodechapaondulada,dondeestabainstalada.

Kamanteseveníaconmigo,peronosesentabaconlosniñosenlosbancosdelaescuela,permanecíaunpocoaparte,comosiconscientementecerraralosoídosalaenseñanza,riéndosedelasimplicidaddelosqueconsentíanenserengañados,paraescuchar.Peroenlaintimidaddelacocinaloveíacopiardememoria,muylentayabsurdamente,algunasdelasmismasletrasycifrasqueobservaraen lapizarrade laescuela.Nocreoquehubierapodido tratarconotra gente, aunque hubiera querido; cuando era muy niño algo había sidoretorcidoycerradoensuinterioryahora,porasídecirlo,paraéllonormaleraestar fuera de lo normal. Era consciente de su aislamiento con la arrogantegrandeza de alma de un enano verdadero que, cuando se ve distinto a losdemás,sostienequelosdemássonlosdeformes.

Kamanteeraastutoenmateriadedinero:gastabapocoehizoventajosostratos de cabras con los otros kikuyus, se casó joven y elmatrimonio en elmundo kikuyu es un caro empeño.Almismo tiempo le escuchaba filosofarprofundayoriginalmentesobrelainutilidaddeldinero.Manteníaunarelaciónpeculiarconlaexistenciaensuconjunto;ladominaba,peronoteníaunaideamuyaltadeella.

No estaba dotado para la admiración. Podía reconocer y respetar lasabiduríadelosanimales,peroduranteeltiempoquelotratéúnicamenteleoíhablar aprobadoramente de un ser humano: era una joven somalí que añosdespuésvinoaviviralagranja.Teníaunarisaburlona,queutilizabaentodaslas circunstancias, pero sobre todo ante la suficiencia o grandilocuencia deotraspersonas.Todoslosnativostienenunafuertevenademalicia,unagudodeleitecuandolascosasvanmal,loqueensíhiereyrepugnaaloseuropeos.Kamante elevó esa característica a una rara perfección, hasta conseguir unaespecial ironía consigomismo que le hacía disfrutar con sus decepciones ydesastrescasitantocomoconlosdelademásgente.

Encontréesemismotipodementalidadenlasancianasnativasquehabíanpasadopormuchaspruebas,quehabíanmezcladosusangreconlafatalidad,yreconocían su ironía al encontrarla, acogiéndola con simpatía, como a unahermana. En la granja solía decir a los sirvientes que repartieran rapé —tombacco ledicen losnativos—a lasancianas losdomingospor lamañana,mientras yo estaba en la cama. Por esa razón había muchas mujeresestrafalarias en torno a mi casa los domingos, parecidas a viejas gallinasarrugadas, calvas y huesudas; y su débil cacareo—porque los nativos casinuncahablanenvozalta—entrabaporlasventanasabiertasdemidormitorio.Una mañana de domingo el vivaz flujo de las conversaciones kikuyu selevantóenrizosycascadasdejúbilo;algúnincidentemuyhumorísticodebía

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dehaberseproducidofuerayllaméaFarahparaqueentraraymelocontara.Farah no sentía el menor deseo de contármelo porque resulta que se habíaolvidadodecomprarrapé,asíqueaqueldíalasancianashabíanhechounlargocaminoparanada—booricomoellasdicen—.Elhechoseconvirtióenfuentedediversiónpara las ancianas kikuyus.Aveces, cuandome encontraba conalguna de ellas en un sendero enmedio de losmaizales, se quedaba quietafrenteamí,señalándomeconundedohuesudoytorcido,consurostroviejoyoscuro disolviéndose en carcajadas, como si las arrugas fueran estiradas yfruncidasporunacuerdaescondidaaltensarse,mientrasmerecordabaloqueleshabíasucedidoconelrapéaellayasushermanasaqueldomingo,enquehabíancaminadoycaminandohastamicasaparaencontrarseconqueyomehabíaolvidadoyquenohabíaniungramoencasa:

—Ja,ja,Msabu!

Losblancossuelendecirqueloskikuyusnosabenloqueeslagratitud.Encualquiercaso,Kamantenoerauningratoeinclusoexpresósusentimientodeobligación hacia mí con palabras. Muchas veces, años después de nuestroprimerencuentro,seesforzabaporhacermeunservicioquenolehabíapedidoycuandolepreguntabaqueporquélohacía,merespondíaquesinohubierasido por mí estaría muerto hacía mucho tiempo. También demostraba sugratituddeotraforma,conunaespeciedeactitudespecialdebenevolencia,deayuda, o tal vez la palabra indicada fuera condescendencia. Puede ser quepensaraqueélyyopertenecíamosalamismareligión.Enunmundodetontosyo era para él,me parece, de losmayores. Desde el día en que entró amiservicioyligósudestinoalmío,sentísusojosvigilantesypenetrantessobremíymimodusvivendienterosujetoaunacríticaclaraysinprejuicios;creoque desde el principio consideró el esfuerzo que había hecho para curarlecomounamuestradeexcentricidadsinsentido.Perosiempremostróhaciamíun gran interés y simpatía, y se esforzaba por vencer mi gran ignorancia.Algunas veces descubrí que había gastado tiempo y reflexión preparando eilustrandosusinstruccionesparaquefueramásfácilparamícomprenderlas.

Kamantecomenzóatrabajarenmicasacomototodeperros,peroluegoseconvirtióenauxiliarmédicomío.Asímedicuentaquébuenasmanostenía,loque no se hubiera creídomirándoselas, y lo envié a la cocina comopinche,comomarmitón,bajolasórdenesdemiviejococineroEsa,quefueasesinado.DespuésdelamuertedeEsalesustituyóysiguiósiendomichefhastaquememarché.Generalmentealosnativosnolesimportanmucholosanimales,peroen esto, como en otras cosas, Kamante era diferente; fue un autoritariocuidadordeperrosyseidentificóhastatalpuntoconlosanimalesqueveníaacomunicarmeloquedeseaban,loquelesfaltabaoloquepensabansobrelascosas.Les quitaba las pulgas, que enÁfrica son una peste, y en numerosasocasionesélyyo,enlamitaddelanoche,despertadosporlosladridosdelos

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perros,acudíamosy,alaluzdeunalinterna,lesquitábamosdeunaenunalasenormeshormigasasesinas, lassiafu,queviajansolasydevorantodoloqueencuentranensucamino.

También debió de tener los ojos muy abiertos mientras estuvo en elhospitalde laMisión—aunquecomosiempreenél, sinelmenorasomodereverencia o entrega— porque fue un auxiliar médico concienzudo eingenioso.Despuésdedejardesermiayudanteenlaconsulta,salíadevezencuandodelacocinaparaintervenirenalgúncasoydarmeconsejosmuyútiles.

Perocomocheferamuydiferenteydedifícilclasificación.Lanaturalezahabíadadounsaltoysehabíaburladodelordendeprecedenciasdefacultadesytalentos,convirtiéndoseenalgomísticoeinexplicable,comoocurresiemprecuandotratascongenios.Enlacocina,enelmundoculinario,Kamanteposeíatodos los atributos del genio, incluso su fatalidad —la impotencia delindividuo frente a sus propios poderes—. Si Kamante hubiera nacido enEuropayhubiera caído enmanosdeunmaestro inteligente sehabríahechofamoso, pasando a la historia comouna curiosa figura.Y aquí enÁfrica sehizounnombre,suactitudhaciasuarteeraladeunmaestro.

AmímeinteresabamucholacocinayenmiprimerviajeaEuropatomélecciones de un chef francés de un celebrado restaurante, porque pensé queseríadivertidohacerbuenascomidasenÁfrica.

El chef, monsieur Perrochet, me hizo una oferta para asociarme a sunegocio por la devoción que demostré a ese arte. Cuando me encontré aKamante a mano, un espíritu familiar con quien podía cocinar, aquelladevociónseapoderódemídenuevo.Seabríangrandesperspectivasparamíal trabajar juntos.Enmiopiniónnadahabíamásmisteriosoqueese instintonatural de un salvaje para el arte culinario.Me hizo ver con una nueva luznuestra civilización; después de todo quizá fuera divina y estuvierapredestinada.MesentíacomounhombrequerecuperarasufeenDiosporqueunfrenólogolemostraraellugardondeseasientalaelocuenciatealógicaenelcerebrohumano:sisepuedeprobarlaexistenciadelaelocuenciatealógica,se puede probar la existencia de la propia teología y, por tanto, del mismoDios.

En materia de cocina Kamante tenía una sorprendente destreza manual.Losgrandesartificiosytours-de-forcedelacocinaeranjuegosdeniñosensustorcidasmanos oscuras; sabían por sí solas todo lo que había que saber detortillas, vol-au-vent, salsas ymayonesas. Tenía un don especial para hacerligeras las cosas, al igual que en la leyenda elNiño Jesús forma pájaros debarroyluegolesmandavolar.Despreciabatodoslosutensilioscomplicados,como si le impacientara que fueran tan independientes, y cuando le di unamáquinaparabatirhuevosladejóoxidar,batiendolasclarasconuncuchillo

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queyousabaparaquitarmaleza,y susclarasdehuevoseesponjabancomonubes livianas. Como cocinero tenía un ojo penetrante e inspirado, sabíaescogerelpollomásgordodelgallineroysopesabaunhuevoenlamanocongran seriedad y sabía cuándo había sido puesto. Se le ocurrían ideas paramejorarmimesay,mediantealgúntipodecomunicaciónconunamigosuyoque trabajabaparaunmédico enuna lejana zonadel país,me consiguió lassemillas de una lechuga realmente excelente que llevaba años buscando envano.

Poseíaunagranmemoriaparalasrecetas.Nosabíaleerytampoconadadeinglés,demodoquenoleservíandenadadeloslibrosdecocina,perodebióde almacenar todo lo que había aprendido en su poco agraciada cabeza, deacuerdoconunaclasificaciónhechaporélmismo,quenuncasupecómoera.Nombrabaalosplatossegúnelacontecimientoquesehabíaproducidoeldíaenqueloshabíaaprendido,asíquehablabadelasalsadelrayoquehendióalárbolydelasalsadelcaballogrisquemurió.Perojamáslasconfundía.Sólohubounacosaqueintentégrabarensumentesinéxito,yeraelordendelosplatos durante una comida. Tuve, cuando había invitados, que hacer unaespecie de menú pictórico para mi chef: primero, un plato de sopa; luego,pescado; después, perdiz o una alcachofa.No estaba convencida de que esedefectosedebieraafallosdememoria,sino,meparece,aqueensucorazóncreíaquetodoteníaunlímiteyquenopensabagastareltiempoensemejantesmenudencias.

Esemocionantetrabajarjuntoaundemonio.Normalmenteyomandabaenla cocina, pero durante nuestra cooperación me di cuenta que no sólo lacocina, sino el mundo entero en el que cooperábamos, pasaba a manos deKamante.Porquecomprendíaalaperfecciónloqueyoqueríadeélyavecesrealizabamisdeseosantesdequeloshubieraexpresado;peronoacababadecomprendercuáleraelsecretodesutrabajo.Meparecíadelomásextrañoquealguienfueratangrandeenunartecuyoverdaderosignificadonocomprendíayporelcualnosentíamásquedesprecio.

Kamantenoteníanilamenorideadecómodebíasaberunplatonuestroy,adespechodesuconversiónydesurelacióncon lacivilización,sucorazónseguíasiendoeldeunkikuyuerrante,enraizadoenlastradicionesdesutribuy creyendo en ellas como la única manera de vivir dignamente de un serhumano. A veces probaba la comida que hacía, pero con expresión dedesconfianza, como una bruja que toma un sorbo de su caldero. Seguíaapegado a la mazorca de maíz de sus padres. Aquí incluso le fallaba suinteligenciaymeofrecíaunmanjarkikuyu—unboniatoasadoounburujodegrasa de oveja— como un perro civilizado que ha vivido durante muchotiempoconpersonasydejaunhuesodelantedeti,comoregalo.Ensufuerointerno me parece que consideraba los trabajos que nos tomábamos con la

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comidacomocosadelunáticos.Avecesintentésacarlesuopiniónsobreesascosas,peroaunquehablabacongranfranquezademuchostemas,enotrossemostrabamuyreservado,asíque trabajábamosuno juntoaotroen lacocinasintocarlasideasdecadacualsobrelaimportanciadelcocinar.

EnviéaKamanteahacerprácticasenelclubMuthaigayconloscocinerosde mis amigos en Nairobi en cuyas casas había probado un plato que megustara,yunavezrealizadosuaprendizajemipropiacasasehizofamosaenlacoloniaporsubuenamesa.Locualmeprocurabaungranplacer.Anhelabaunpúblicoparamiarteymealegrabamuchocuandomisamigosveníanacenarconmigo;peroaKamanteno le importaban loselogiosdenadie.Peseaellorecordabalosgustos individualesdeaquellosamigosmíosqueveníanmásamenudoalagranja.

—Haré pescado al vino blanco para bwana Berkely Cole —decíagravemente, comosi estuvierahablandodeun loco—.Élmismo teenvíaelvinoblancoparahacerelpescado.

Para conseguir la opinión de una autoridad invité a mi viejo amigo, elseñorCharlesBulpett deNairobi, a cenar conmigo.El señorBulpett era ungranviajerodelageneraciónanterior,sólounageneraciónposterioraPhineasFogg; había viajado por todo el mundo y había probado lo mejor que éstepodíaofrecerle,yno sepreocupabadel futurocon taldepoderdisfrutardelpresente.LoslibrosdedeportesymontañismodehacecincuentaañoshablandesushazañascomoatletaycomomontañeroenSuizayenMéxico,yhayunlibrodeapuestasfamosas,tituladoComovieneseva,enelqueseleecómo,porunaapuesta,nadóporelTámesisvestidodeetiquetayconsombrerodecopa—pero después,más románticamente, atravesó nadando elHelespontocomoLeandro y LordByron—.Me sentíamuy contenta cuando venía a lagranjaparaunacena tete-a-tete; se sienteuna felicidadespecial endar aunhombrequetegustamuchounabuenacomidaquetúmismahascocinado.Acambiomedababuenasideassobrecocinaysobreotrasmuchascosasenelmundo,ymedijoquejamáshabíacenadomejorenningúnsitio.

ElPríncipedeGalesmehizoelgranhonordeveniracenaralagranjayelogiarme lasalsaCumberland.Fue laúnicavezqueviaKamanteescucharcon gran interés cuando repetí los elogios que había hecho de su cocina,porque los nativos tienen una idea muy elevada de los reyes y les encantahablar sobre ellos. Muchos meses después sintió el deseo de escuchar loselogiosunavezmásymepreguntórepentinamente,comounlibrodelecturasfrancesas:

—¿LegustóalhijodelSultánlasalsadecerdo?¿Lacomiótoda?Kamantemostraba también su buena voluntad hacia mí fuera de la cocina. Queríaayudarmedeacuerdoconsusideashablándomedelasventajasypeligrosde

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lavida.

Unanoche,medianochepasada,entrórepentinamenteenmihabitaciónconunalámparaenlamano,silenciosamente,comosiestuvieradeguardia.Debiódeserpocodespuésdequevinieraamicasaporprimeravez,porqueeramuypequeño;sepusojuntoamicamacomounoscuromurciélagoextraviadoenlahabitación, con sus grandes orejas desplegadas, o como un pequeño fuegofatuoafricano,yconlalámparaenlamano.

—Msabu —dijo muy solemnemente—. Creo que debes levantarte. Mesentéenlacamadesconcertada;penséquesihubieraocurridoalgoserioseríaFarah quien vendría a avisarme. Pero cuando le dije a Kamante que semarchara,nosemovió.

—Msabu—repitió—,creoquedebeslevantarte.CreoquevieneDios.

Cuandooíesome levantéy lepreguntéporqué lopensaba.Mecondujosolemnementeal,comedororientadoaloeste,hacialascolinas.Atravésdelascristalerasdelasventanasviunextrañofenómeno.Habíaungranincendioenlaspraderasyenlascolinas,ylahierbaardíadesdelacimahastalallanura;desde la casa era casi como una línea vertical. Parecía como si una figuragigantesca semoviera y viniera hacia nosotros. Permanecí un ratomirandocon Kamante a mi lado, luego comencé a explicárselo. Mi intención eratranquilizarlo porque creí que había recibido un gran susto. Pero miexplicaciónnoparecióhacerlemuchaimpresión,niparabienniparamal;seveíaclaramentequepensabaquehabíacumplidoconsudeberalllamarme.

—Bueno—dijo—, puede que sea así. Pero pensé que era mejor que televantarasenelcasodequevinieraDios.

III

Elsalvajeenlacasadelemigrante

Unañonohubograndeslluvias.

Esunaexperienciaterrible,tremenda,yelgranjeroquehapasadoporellano la olvida jamás. Años después, lejos de África, en el clima húmedo dealgúnpaísdelnorte,se incorporarápor lanochealescucharel ruidodeunalluviarepentina,ygritará:

—Porfin,porfin.

En los años normales la estación de las lluvias comienza en la últimasemana de marzo y duran hasta mediados de junio. Hasta que llegaba el

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tiempo de las lluvias, el mundo se iba calentando progresivamente yhaciéndosemásseco,febril,comoenEuropaantesdeunagrantormenta,sóloquemuchomás.

Losmasai,misvecinosdelotroladodelrío,enesaépocaprendíanfuegoalasllanurasdeespartoparaquecrecierahierbaverdeparasuganadoconlasprimeras lluvias, y el aire de las praderas danzaba en un gran incendio; laslargas capas grises y teñidas como el arco iris del humo rodaban sobre latierra,yelcaloryeloloraquemado llegabaenoleadasal terrenocultivadocomosivinierandeunhorno.

Nubesgigantescassereuníanysedisolvíandenuevosobreelpaisaje;unalejanalloviznapintabaunarayaazulalsesgoenelhorizonte.Todoelmundopensabalomismo.

Unatarde,justoantesdelapuestadesol,elpaisajesecerrabaentornoati,las colinas se acercaban y adquirían un aspecto sólido, expresivo en sucoloridoclaro,azuloscuroyverde.Unpardehorasdespuéssalíasyveíasquehabíandesaparecidolasestrellasyqueelairenocturnoerasuave,profundoypreñadodebeneficios.Cuandoelsonidocadavezmásaceleradopasabasobretucabeza,eraelvientoenlosaltosárbolesdelbosque,ynolalluvia.Cuandocorría a lo largo de la tierra, era el viento en los arbustos y en las largashierbas,ynolalluvia.Cuandosusurrabaysonabasobrelamismatierra,eraelvientoenlosmaizales—dondesonabadeunaformatanparecidaa la lluviaque teengañabaunayotravezyhastaciertopunto tecompensaba,comosiestuvierasviendounarepresentacióndeloquedeseabas—,ynolalluvia.

Perocuandolatierrarespondíacomounacajaderesonancia,conunruidofértilyprofundo,yelmundocantabaentornotuyo,entodaslasdimensiones,porencimaypordebajo,esaeralalluvia.Eracomovolveralmarcuandohasestadomuchotiempolejosdeél,comoelabrazodeunamante.

Peroun añonovinieron las lluvias.Entonces fue como si el universo tedieralaespalda.Empezóahacermásfresco,inclusoenalgunosdíashizofrío,peronohabíaelmenorsignodehumedadenlaatmósfera.Todosevolviómássecoymásduro,yfuecomositodalafuerzaylagraciasehubieranretiradodelmundo.Noesquehubierabuentiempoomalo,sinoqueeralanegacióndecualquiertiempo,comosisehubierapostergadosinedie.Unvientosombrío,comounacorriente,pasabasobretucabeza,desaparecíanloscoloresdetodaslascosas;desaparecíanlosoloresdeloscamposydelosbosques.Teoprimíaelsentimientodehabercaídoendesgraciaantelosgrandespoderes.Alsur,lasllanuras quemadas yacían negras y desoladas, listadas de cenizas grises yblancas.

Cada día en que esperábamos en vano la lluvia las perspectivas yexpectativas de la granja iban disminuyendo, hasta que desaparecían. Arar,

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podar y plantar en los últimos meses resultaron trabajos de insensatos. Eltrabajo de la granja se hacía cada vez conmayor lentitud y, finalmente, seacabó.

En las llanuras y en las colinas se secaron las charcas ymuchas nuevasclasesdepatosygansosveníanamiestanque.Alestanque,enellímitedelagranja,lascebrasveníanaprimerahoradelamañanayalapuestadelsol,abeber, en largas filas de doscientas o trescientas, y los potrillas caminabanjuntoalasyeguasynosentíanmiedodemícuandocabalgabaentreellas.Perointentábamosechadasdenuestratierraporelbiendenuestroganado,porquecadavezhabíamenosaguaenelestanque.Pero,contodo,eraunplacerbajarhasta allí, donde los juncos que crecían en el barro formaban una manchaverdeenunpaisajepardo.

Losnativossevolvíansilenciososconlasequía,nopodíasacarlesniunapalabradeloquepensaban,aunquesindudacomprendíanmejorlossignosdeltiempoquenosotros.Se jugaban lapropia existencia; para ellosno era algoinsólito—ytampocolohabíasidoparasuspadres—perderlasnuevedécimaspartesdesuganadoenlosgrandesañosdesequía.Susshambasestabansecas,conunascuantasplantasdeboniatoydemaízcaídasymarchitas.

Despuésdeunciertotiempoaprendíacomportarmecomoellosydejédehablar de los tiempos difíciles o a quejarme como una persona desdichada.Peroyoeraunaeuropeaynohabíavividoeltiemposuficienteenelpaíscomopara adquirir la absoluta pasividad de los nativos, como hacen algunoseuropeosquellevanmuchosdeceniosenÁfrica.Yoerajovenyporinstintodeconservación teníaqueconcentrarmisenergíasenalgosinoqueríadejarmearrastrarcomoelpolvode loscaminosde lagranjaoelhumoen la llanura.Porlastardescomencéaescribircuentosdehadasyrelatosfantásticosquemellevabanlejos,aotrospaísesyaotrostiempos.

Había contado alguno de aquellos cuentos a un amigo cuando venía avisitarlagranja.

Cuando me levantaba y salía, afuera soplaba un viento insoportable, elcieloestabadespejadoyengarzadodemillonesdedurasestrellas;todoestabaseco.

Al principio escribía únicamente por las tardes, pero después empecé aescribir tambiénpor lasmañanas,cuando teníaqueestar fuera,en lagranja.Eradifícil,allífuera,decidirsidebíamosarardenuevolosmaizalesyplantarunasegundavez,osidebíamosarrancar losgranosmarchitosdecaféde lasplantasparasalvadasono.Retrasabalasdecisionesdeundíaparaotro.

Solíasentarmeyescribirenelcomedor,conpapelesesparcidosportodalamesa,porqueteníaquehacerlascuentasylospresupuestosdelagranja,entre

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mis relatos y las notitas desoladas del administrador, a las que tenía quecontestar.Missirvientesmepreguntabanquéhacía;cuandolesdijequeestabaintentandoescribirunlibroloconsideraroncomoelúltimointentodesalvarlagranjaenlosmalostiemposyseinteresaron.Luegomepreguntabancómoibamilibro.Entrabanypermanecíanlargoratomirándometrabajar,ycomosuscabezaserandeuncolormuyparecidoaldelamaderadelasparedes,porlanoche tenía la sensación de estar en compañía de batas blancas, con lasespaldasapoyadasenlapared.

Micomedorseorientabahaciaoccidenteyhabíatreslargasventanasquese abrían sobre una terraza pavimentada, el prado y el bosque. La tierraformaba una pendiente que bajaba hacia el río, que era el límite entre losmasaiyyo.Nosepodíaverelríodesdelacasa,perosíseguirsuserpenteantecursoporlasiluetadelasgrandesacaciasverdeoscuroquecorríanalolargodeél.AlotroladosealzabadenuevolatierracubiertadebosquesymásalláestabanlasverdesllanurasquellegabanhastaelpiedelascolinasdeNgong.

«Ysimifefueratanfuertequemovieralasmontañas,esaseríalamontañaqueharíavenirhaciamí».

El viento soplaba del este: las puertas del comedor, a sotavento, estabansiempreabiertas,yporesarazónelladooccidentaldelacasagustabamuchoalosnativos;sereuníanallíparasaberquépasabadentro.Poresamismarazónlospastorcillosnativostraíansuscabrasylashacíanpastarenelprado.

Esos chiquillos, que vagaban por la granja apacentando los rebaños decabrasydeovejasdesuspadresybuscandopastos,formabanunaespeciedevínculoentrelavidademicivilizadacasaylavidasalvaje.Missirvientesnose fiaban de ellos y no les gustaba verlos entrar y salir de las habitaciones,peroaquellosniñossentíanverdaderoamoryentusiasmopor lacivilización;para ellos no encerraba ningún peligro, porque podían dejarla cuandoquisieran. El símbolo central de la civilización era un viejo reloj de cucoalemán colgado en el comedor.Un reloj era un objeto de lujo en las tierrasaltas africanas.Durante todo el añopodías saber la horapor la posicióndelsol,ycomonoteníasquepreocuparteporlosferrocarrilesypodíasorganizartu vida en la granja según tus propios deseos, el reloj no tenía importancia.Pero era un reloj muy bonito. El cuco daba la hora con una voz clara einsolentemientras seabríaunapuertecilladeparenpar,queestaba rodeadaporunramilletederosas.Suapariciónfascinabaalosmuchachosdelagranja.Mirando la posición del sol sabían con precisión el momento del toque demediodíaya lasdocemenoscuartoselesveíaacercarsea lacasaportodoslos lados tras los rabos de sus cabras, que no se atrevían a abandonar. Lascabezasde loschicosyde lascabras flotabanentre losarbustosy las largashierbasdelbosquecomolascabezasdelasranasenunestanque.

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Dejabansusrebañosenelpradoyentrabandescalzos,sinhacerruido;losmayores tenían unos diez años y los más pequeños, dos. Se portaban muybien,siguiendounceremonialinventadoporellosmismos,queconsistíaenlosiguiente: podían circular libremente por la casa con tal de que no tocarannada,nisesentaran,nihablaranalmenosquealguienlesdirigieralapalabra.Cuandoelcucosedisparabahaciaellosungranmovimientodeéxtasisyderisasreprimidasrecorríaelgrupo.Tambiénocurríaavecesqueunpastorcillomuy pequeño, que no sentía ninguna responsabilidad con respecto a suscabras,volvíamuytempranoypermanecíaduranteunlargoratoanteelreloj,ya cerradoy silencioso,y sedirigía a él enkikuyu, conun lento sonsonete,declarándole su amor, y luego se marchaba con toda solemnidad. Missirvientes se reíande lospastorcillosymeconfiabanque losniños eran tanignorantesquecreíanqueelcucoestabavivo.

Luegoeranmispropiossirvientesquienesveníanaverelfuncionamientodelamáquinadeescribir.AvecesKamantesequedabaapoyadoenlaparedduranteunahorapor la tarde,susojoscorríandeun ladoaotrocomogotasoscuras bajo los párpados, como si intentara aprender cómo funcionaba lamáquinadeescribir,paraluegoarmadaydesarmada.

Unanoche,allevantarlavista,meencontréconaquellosojosprofundosyatentos,yalcabodeunmomentomedijo:

—Msabu,¿creesquetúmismapuedesescribirunlibro?

Lerespondíquenolosabía.

Para figurarse una conversación con Kamante hay que imaginarse unapausa larga y grávida antes de cada frase, como si tuviera una profundaresponsabilidad.Todoslosnativossonmaestrosenelartedelaspausasydeestemodo dan perspectiva a una discusión. Kamante hizo una pausa así, yluegodijo:

—Yonolocreo.

Yonoteníaanadieconquienhablardemilibro;asíquedejéaunladomipapelylepreguntéporquéno.Descubríquehabíaestadopensadoenaquellaconversaciónpreviamenteyquesehabíapreparadoparaella;teníadetrássuyolamismísimaOdiseayladepositósobrelamesa.

—Mira,Msabu—dijo—,esteesunbuenlibro.Estáunidodeunextremoaotro. Hasta si lo levantas y lo sacudes con fuerza no se hace pedazos. Elhombreque lohaescritoesmuy listo.Pero loqueescribes—prosiguióconunamezcla de desprecio y de amable compasión—está un poco ahí y otropocoallá.Cuandolagenteseolvidadecerrarlapuerta,elvientolomueve,secaealsueloyentoncesteenfadas.Noseráunbuenlibro.

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LeexpliquéqueenEuropalojuntaríantodo.

—¿Tulibroserátanpesadocomoéste?—preguntóKamantesopesandolaOdisea.

Cuando vio que yo vacilaba me lo dio para que pudiera juzgar por mímisma.

—No—ledije—,noloserá,perohayotroslibrosenlabiblioteca,comotúsabes,quesonmásligeros.

—¿Ytanduro?—preguntó.

Ledijequeeracarohacerunlibrotanduro.

Permaneció durante un tiempo en silencio y luego expresó mayoresesperanzas hacia mi libro, y quizá algún arrepentimiento de sus dudas,recogiendolaspáginasesparcidasporelsueloycolocándolassobrelamesa.

Aunquenosemarchó;sinoquepermaneciójuntoalamesa.Despuésdeunratomepreguntómuyserio:

—Msabu,¿quéhayenloslibros?

ComoejemplolecontélahistoriadelaOdisea,delhéroeydePolifemo,decómoUlisessellamóasímismoNadie,cómolearrancósuojoaPolifemo,ycómoseescapósujetoalabarrigadeuncordero.

Kamanteme escuchó con gran atención y expresó su opinión de que elcarnero debía de ser de la misma raza que las ovejas del señor Long, deElmentaita,quehabíavistoenunaexposicióndeganadoenNairobi.VolvióaPolifemoymepreguntósihabíasidonegrocomoloskikuyus.Cuandoledijequeno,quisosabersiUliseserademitribuofamilia.

—¿Cómo—me preguntó— dijo la palabra Nadie en su propia lengua?Dime.

—DijoOutis—lecontesté—.SellamóasímismoOutis,queensulenguasignificaNadie.

—¿Tienesqueescribirsobrelomismo?—mepreguntó.

—No —le dije—. La gente puede escribir sobre lo que quiera. Quizáescribasobreti.

Kamante, que se había mostrado muy abierto en el curso de laconversación, se cerró súbitamente de nuevo, se miró a sí mismo y mepreguntóenvozbajadequépartedeélmegustaríaescribir.—Talvezescribade cuando estabas enfermoy estabas con las ovejas en la pradera—dije—.¿Quépensabasentonces?

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Susojosibandeunladoaotrodelahabitación;porfindijovagamente:

—Sejui.Nosé.

—¿Teníasmiedo?—lepregunté.

Despuésdeunapausa:

—Sí—dijoconfirmeza—.Todosloschicosenlapraderalotienenalgunavez.

—¿Dequéteníasmiedo?—lepregunté.

Kamantesemantuvoensilencioduranteunratito,surostroadquirióunaexpresióndesosiegoyseriedad,susojosmirarondentrodesí.Luegomemiróconunamuecaligeramenteburlona.

—VeOutis—dijo—.LoschicosenlapraderatienenmiedodeOutis.

Unosdíasmás tardeoícómoKamante leexplicabaa losotrossirvientesqueenEuropaellibroqueyoestabaescribiendopodíaserpegadoyqueconun costomuy grande lo harían tan duro como laOdisea, que les enseñó denuevo.Sinembargo,pensabaquenopodíaserazul.

Kamanteposeíaunafacultadespecialque leresultómuyútilenmicasa.Podía,meparece,llorarcuandoquería.

Silereñíaenseriosemanteníaerguidoantemíymemirabaalacaraconaquellavigilanteyprofundatristezaqueadquierendeprontolosrostrosdelosnativos;luegosusojossellenabandelágrimasquelentamente,deunaenuna,se derramaban por sus mejillas. Sabía que eran simplemente lágrimas decocodriloyenotraspersonasnomehubieranafectado.PeroconKamanteeradiferente.Surostrochatoeinexpresivo,enestasocasionessesumergíaenelmundo de oscuridad e infinita soledad donde había vivido tantos años.Aquellas lágrimas pesadas y silenciosas se parecían a las que derramabacuando era un chiquillo en la pradera, rodeado por sus ovejas. Me hacíansentirme incómoday ledabana lospecadospor losque le reñíaunaspectodiferente, insignificanteasíquenoqueríaseguirhablandodeellos.Enciertomodoeradesmoralizante.Sigocreyendoquedebidoalafuerzadelaauténticacomprensiónhumanaqueexistíaentrenosotros,Kamantesabíadentrodesucorazónqueyoconocíaloquehabíatrassuslágrimasdecontriciónynolastomabapormásdeloqueeran—paraélnoeranmásqueunaceremoniaquesedebíaalosaltospoderes,ynounintentodeengaño.

Con frecuencia hablaba de símismo como cristiano.Yono sé qué ideasvinculaba a ese nombre y una o dos veces intenté catequizarle, pero él meexplicóluegoquecreíaloquecreíayo,ypuestoqueyoteníaquesaberloquecreía,noteníaningúnsentidoquelehicieraaélpreguntas.Medicuentaqueera más que una evasión, que era a su modo un programa positivo o una

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profesióndefe.SehabíaentregadoalDiosdelosblancos.Asuservicioestabadispuesto a cumplir cualquier orden, pero no veía por qué tenía que dar lasrazones de una forma de actuar que podía ser tan irracional como la de lospropiosblancos.

AvecessucedíaquemicomportamientochocabaconlasenseñanzasdelaMisiónescocesadondelehabíanconvertido;entoncesmepreguntabaquéeralojusto.

La carencia de prejuicios en los nativos es algo que te resulta llamativoporque esperas encontrar siempre oscuros tabúes en la gente primitiva. Sedebe, supongo, a su trato con una variedad de razas y tribus y al intensointercambio humano que ha habido en el África oriental, primero con losantiguos comerciantes de marfil y de esclavos y, en nuestros días, con loscolonos y cazadores. Casi todos los nativos, hasta los pastorcillos de laspraderas,sehanencontradoalgunavezconunaampliagamadenacionestandiferentes entre sí y de ellos mismos, como un siciliano de un esquimal:ingleses, judíos,boers, árabes, indios, somalíes, swaheli,masaiykavirondo.Encuantoalaaceptacióndeideas,elnativoesmuchomáshombredemundoqueloscolonosdelossuburbiosoprovincianos,oquelosmisioneros,quesehandesenvueltoenunacomunidaduniformeyde ideasestables.Muchosdelosmalentendidosentrelosblancosylosnativostienenahísuorigen.Esunaexperiencia alarmante que tu persona represente a la cristiandad para losnativos.

HabíaunjovenkikuyullamadoKitau,queprocedíadelareservakikuyu,al que tomé como sirviente. Era un muchacho reflexivo, observador y uncompetentesirviente,asíqueestabacontentaconél.AlcabodetresmesesundíamepidióqueledieraunacartaderecomendaciónparamiviejoamigoeljequeAlíbinSalim,elLewalidelacosta,enMombassa,porquelohabíavistoen casa y quería ir allá y trabajar para él. Yo no quería queKitau se fueracuando ya había aprendido el trabajo de la casa y le dije que preferíaaumentarle el sueldo.Medijoqueno.No se iba enbuscadeunapagamásalta, pero no podía quedarse. Me contó que había decidido en la reservaconvertirse en cristiano o en mahometano, pero que no sabía aún. Por esarazón había trabajado paramí, porque yo era cristiana y había permanecidotresmesesenmicasaparaverlastesturde—lasmanerasycostumbres—delos cristianos.Desde aquí se iría tresmeses con el jequeAlí enMombassaparaestudiarlastesturdedelosmahometanos;luegodecidiría.Creoquehastaunarzobispohubieradicho,oalmenoshubierapensado,lomismoqueyodijeantesuconducta:

—Diosmío,Kitau,podíashabérmelodichocuandoviniste.

Losmahometanosnopuedentomarcarnedeningúnanimalsinohasido

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degollado por otromahometano demanera ortodoxa.Con frecuencia eso esorigendeproblemasenunsafari,dondellevaspocasprovisiones,ydependesdelacazaqueconsigasparatussirvientes.Cuandodisparasaunkongoniysecae, tus mahometanos corren hacia él, como si tuvieran alas, para llegar atiempo de cortarle el cuello antes de que muera y entonces permanecesmirando impaciente, con ojos inquietos, porque si se quedan con los brazoscolgandoylacabezagachaquieredecirqueelkongonihamuertoantesdequepudieran llegar, y tendrás que cazar otro o tus porteadores de rifles nocomerán.

En una ocasión, a principios de la guerra, iba a salir conmis carros debueyes,ylanocheanteriormeencontréconeljerifemahometanoenKijabe;le pregunté si no podría dispensar de la ley a mi gente mientras durara elsafari.

Eljerifeeraunhombrejoven,peroprudente,yhablóconFaraheIsmail,yluegosepronunció:

—EstaseñoraesdiscípuladeJesucristo.Cuandodisparesurifledirá,oalmenoslodiráensucorazón:EnelnombredeDios,loqueharáquelasbalasequivalgan al cuchillo del mahometano ortodoxo. Durante todo ese viajepodréistomarlacarnedelosanimalesqueellamate.

ElprestigiodelareligióncristianaenÁfricasedebilitaporlaintoleranciaquelasIglesiascristianasmuestranentresí.

SiemprequeestabaenÁfricaenNavidadsolíairalaMisiónfrancesaparaoírlaMisadelGallo.Generalmenteenesaépocadelañohacíacalor;mientrasatravesabasconduciendolaplantacióndeacaciasescuchabaselcampaneodelatorredelaMisiónenelairelímpidoycaluroso.Cuandollegabaslaiglesiaestabarodeabaporunaalegreybulliciosamultitud,allíestaban los tenderositalianosyfrancesesdeNairobiconlasmonjasdelaescueladelconventoylacongregaciónnativavestidaconchillones ropajes.Lahermosa iglesiaestabailuminada por centenares de velas y grandes transparencias que hacían lospropiospadres.

EnNavidad,enelprimerañoqueKamantepasóenmicasa,ledijequeibaallevarloalamisaconmigo,comouncristianomás,yledescribílashermosascosasqueibaaver,enelestilodelospropiospadres.Kamanteescuchótodoaquello, profundamente conmovido y se puso las mejores ropas que tenía.Perocuandoelautomóvilestabaenlapuertavolviópresadegranagitaciónymedijoquenopodíavenirconmigo.Nomequisodarlasrazonesyesquivómis preguntas; al final se descubrió.No, no podía venir conmigo porque sehabía dado cuenta que era a la Misión francesa adonde quería llevarle, ycuando había estado en el hospital le habían advertido muy seriamente encontra de esaMisión. Le expliqué que todo eso era unmalentendido y que

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debíavenir.Perosepusorígidoyempezóapalidecer,altiempoqueponíalosojosenblancoyelrostroselecubríadesudor.

—No,noMsabu—susurró—.Novoyaircontigo.Sémuybienquedentrode esa iglesia tan grande hay unaMsabu que es mbaia sana, terriblementemala.

Enelmomentoquéescuchéesomequedémuytriste,peropenséquedebíallevarleconmigoparaquelapropiaVirgenleiluminase.Lospadresteníanenlaiglesiaunaimagendetamañonatural,encartón,blancayazul,ylosnativosgeneralmenteseimpresionanmuchoconestasfigurasmientrasquelesesmuydifícil concebir siquiera la idea de un cuadro.Leprometí aKamante que leprotegeríay cuandoestuvoen la iglesia, pegadoamis talones, olvidó todossusescrúpulos.SucedióquefuelamejorMisadelGalloquesehubierahechonunca en la Misión. Había en la iglesia un Nacimiento muy grande—unagrutaconlaSagradaFamilia,reciénllegadadeParís,queestabailuminadaporradiantesestrellasdeuncieloazul,yrodeadaporuncentenardeanimalesdejuguete, vacas demaderay corderosde resplandeciente blancura, hechosdepuro algodón, sin ningunamezquina consideración sobre proporciones, quedebiódeextasiarloscorazonesdeloskikuyus.

DesdequeKamantesehizocristianoperdióelmiedoatocaruncadáver.

Antes le aterrorizaba y cuando trajeron un hombre en camilla hasta laterraza de mi casa y murió allí, Kamante, como los otros, fue incapaz deayudarparallevárselo;peronoretrocedió,comolosotros,hastaelprado,sinoquesequedóinmóvilenelpavimento,comounpequeñooscuromonumento.Porquéloskikuyus,quepersonalmentetienenmuypocomiedodelamuerte,seaterrantantoanteelcontactodeuncadáver,mientrasquelosblancos,quetemen morir, los tocan sin mayor problema, es algo a lo que no puedoresponder. En este caso, una vez más, te das cuenta que su realidad esdiferentedenuestrasrealidades.Perotodoslosgranjerossabenqueeseesundominio en el cual no pueden controlar a los nativos y que te evitascontratiempos si te haces a la idea enseguida, porque prefieren morir acomportarsedeotromodo.

El terrordesapareciódelcorazóndeKamante;despreciabaestemiedoensusparientes.Inclusopresumióunpoco,comosiseenorgullecieradelpoderdesuDios.TuvoocasióndeprobarsufeporqueKamanteyyotuvimosquevérnoslascon tresmuertosdurantenuestravidaen lagranja.Laprimera fueunajovenkikuyuatropelladaporuncarrodelantedemicasa.Elsegundounjovenkikuyuquesematómientrascortabaárbolesenelbosque.Latercerafueunancianoblancoquevinoaviviralagranja,compartiósuvidaconnosotrosyallímurió.

Eraunpaisanomío,unancianodanésciegollamadoKnudsen.Undía,en

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Nairobi,seacercóatientasamiautomóvil,sepresentóymepidióqueledierauncobijoenmitierraporquenoteníasitioenelmundodondequedarse.Poraqueltiempoestabareduciendoelpersonalblancodelaplantaciónyteníaunbungalow vacío que podía prestarle, así que se vino y vivió en la granjaduranteseismeses.

Era una figura singular para tener en una granja de las tierras altas: unacriatura del mar, que parecía un viejo albatros con las alas cortadas entrenosotros.Estabadeshechoporlasadversidadesdelavida,lasenfermedadesyelalcohol,encorvadoytorcido,conesecuriosocolordelpelodelospelirrojoscuandoencanecen,comosilehubieranechadocenizaporlacabeza,comosihubierasidomarcadoporsupropioelementoysalado.Peroenélhabíaunallama inextinguible que las cenizas no podían cubrir. Era de una familia depescadoresdanesesyhabíasidomarineroymástardeunodelosmásantiguospionerosenÁfrica—quiénsabelosvientosquelohabíantraídohastaallí.

ElviejoKnudsenhabíaintentadomuchascosasensuvida,conpreferenciaquetuvieranqueverconelagua,lospecesylospájaros,peroningunalehabíasalidobien.Unavez,mecontó,habíatenidounhermosonegociodepescaenellagoVictoria,conmuchasmillasdelasmejoresredesdelmundo,yconunamotora. Pero durante la guerra lo había perdido todo.Al volver a contar lahistoriasiemprehabíaunmomentosiniestrodefatalequívoco,odetraicióndeunamigo.Nosémuybiendequé,porqueelrelatonoerasiempreigualyelviejoKnudsensufríaunaterribleagitacióncuandollegabaaesepunto.Debíade haber, de todas maneras, algo de verdad en esa historia porque, encompensacióndesuspérdidas,elGobierno,mientrasestuvoconmigo,lepagóunaespeciedepensióndeunchelíndiario.

Todoestomelocontabacuandoveníaavisitarmeacasa.Confrecuenciaserefugiabaamilado,porquesesentíaincómodoensupropiobungalow.Loschicosnativosquelehabíadadocomosirvienteshuíandeélunayotravez,porque les asustaba al arremeter contra ellos a ciegas con la cabeza haciaadelante,altiempoqueagitabatorpementeelbastón.Perocuandosesentíaagusto se sentaba conmigo en la veranda con una taza de café yme cantabaviejascancionespatrióticasdanesascongranenergía.Eraunplacerpara losdos hablar en danés, así que charlábamos de los acontecimientos másinsignificantesdelagranjasóloporelgustodehablar.Peronosiempretuvepacienciaconél,porqueunavezquellegabaeradifícilquitárselodeencima;ennuestrasdiariasconversacionestraía,comoeradeesperar,muchodentrodesídelViejoMarineroodelViejodelMar.

Habíasidoungranartistaenlaconfecciónderedesdepesca—lasmejoresredesdepescadelmundo,medecía—,yaquí,enelbungalowde lagranja,hacía kibokos —los látigos nativos hechos con la piel del hipopótamo—.Compraba las pieles de hipopótamo a los nativos o a los colonos del lago

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Naivasha,ysiteníasuertepodíahacercincuentalátigosdeunapiel.Todavíaconservo una fusta de jinete queme dio; excelente. Ese trabajo esparcía unhedorterribleentornoalacasa,comoelhedorquehayalrededordelosnidosdeciertasviejasavescarroñeras.Luego,cuandohiceunestanqueenlagranja,se le encontraba siempre por allí, en profunda reflexión, con su imagenreflejándosefrenteaél,comounagaviotaenunzoo.

El viejo Knudsen conservaba en su frágil y hundido pecho el sencillo,orgulloso, irascible y salvaje corazón de un muchacho que ardía con elauténticoamoralcombate;eraunrománticopendencieroyluchador.Odiabacon toda sualma, siempreardíade indignacióny rabiacontra casi todas laspersonas e instituciones que conocía; pedía al cielo que hiciera descendersobreellosunfuegoinfernal,y«pintabaeldiabloenlapared»,comodecimosen danés, a la manera deMiguel Ángel. Se sentía encantado cuando podíaazuzaraunoscontraotros,comounchiquilloqueponedosperrosapelear,oun perro y un gato.Era algo impresionante y formidable que el espíritu delviejoKnudsenconservara—despuésdeunavida tanduraycuando,porasídecido,habíaarribadoaunariberatranquiladondepodíareposarconlasvelasplegadas—sucapacidaddeoposiciónydelucha,comounmuchacho.Yolerespetaba,comosituvieraelalmadeunberserk.

Siempre hablaba de sí mismo en tercera persona, como «El viejoKnudsen», y siempre jactándose y vanagloriándose. No había cosa en elmundo que el viejo Knudsen no hubiera intentado y llevado a cabo, nicampeóndeluchaquenohubieravencido.Enloquerespectaalosdemás,erauntotalpesimistaypredecíaunpróximo,catastróficoybienmerecidofindesus actividades. Pero en cuanto a sí mismo era un furioso optimista. Pocoantes de morir me confió, bajo promesa de secreto, un plan tremendo.ConvertiríafinalmentealviejoKnudsenenunmillonarioydejaríaenridículoa sus enemigos. Iba, me contó, a sacar del fondo del lago Naivasha loscentenares de toneladas de guano que habían sido allí excretadas desde eltiempodelacreacióndelmundoporlasavesacuáticas.Enunúltimoycolosalesfuerzohizounviajedesdelagranjahastael lagoNaivashaparaestudiaryconcretarlosdetallesdesuplan.Murióensugloria.Elplanposeíatodosloselementosqueenéleranqueridos:aguasprofundas,pájaros,tesorosocultos;hastaelsabordelascosasquenodebendecirsealasseñoras.Porencimadetodo,con losojosdesuespíritu, sevioasímismocomoelviejo triunfadorKnudsen,conun tridente,ordenando lasaguas.Norecuerdoquemecontaracómoseibaasacarelguanodelasprofundidadesdellago.

LasgrandeshazañasyéxitosdelviejoKnudsenysusuperioridadentodo,talcomomecontabaamí,estabaclaramenteencontrastecon ladebilidadeimpotenciadelancianoquehablaba; finalmente tedabascuentaque tratabascondosindividuosdistintosyesencialmentediferentes.Lapoderosafiguradel

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viejoKnudsenseerguíasobreelfondo,imbatibleytriunfante,yeraelhéroede todas las aventuras, mientras que yo conocí a su anciano y derrotadosirviente, que no se cansaba nunca de hablar del otro. Aquel humildehombrecitosehabíapropuesto lamisióndeencumbraryensalzarelnombredelviejoKnudsenhastalamuerte.Porqueéleraelúnico,ademásdeDios,quehabíavistoalviejoKnudsen,ynotolerabaherejíasennadie.

Unasolavezleoíhablardesímismoenprimerapersona.Fueunpardemesesantesdemorir.Habíatenidoungraveataquealcorazón,elmismoqueiba a matarle, y como llevaba sin verlo por la granja una semana fui a subungalowparasabercómoestaba,yloencontréenmediodelahediondezdelas pieles de hipopótamo, metido en cama en una habitación desnuda ydesordenada. Su rostro estaba ceniciento, los ojos muy hundidos. No merespondiónimedijoniunapalabracuandolehablé.Sólodespuésdeunlargorato,ycuandoyaibaalevantarmeymarcharme,repentinamentemedijoconvozdébilyronca:«Estoymuyenfermo».Enesemomentoyanosetratabadelviejo Knudsen, quien seguramente nunca estuvo enfermo o vencido; era elsirviente que por una vez se permitía expresar su miseria y angustiaindividuales.

ElviejoKnudsenseaburríaenlagranja,asíquedevezencuandocerrabalapuertadesucasa,semarchabaydesaparecíadenuestrohorizonte.Creoquesolíaocurrircuandoteníanoticiasdequealgúnviejoamigo,otropionerodelgloriosopasado,habíallegadoaNairobi.Podíaestarfueraunaodossemanas,hastaquecasinoshabíamosolvidadode suexistencia,y siemprevolvía tanterriblemente enfermo y derrengado que apenas podía arrastrarse y abrir lapuertade su casa.Luego sequedaba encerradounpardedías.Creoque enesas ocasiones tenía miedo de mí, porque pensaba que seguramentedesaprobabasusescapadasyquepodríaaprovecharsudebilidadparasobreél.ElviejoKnudsen,aunqueavecescantaselacancióndelanoviadelmarineroqueamaelmar,enlomáshondodesconfiabadelasmujeres,porinstintolasconsiderabaenemigasdelhombrey,porprincipio,aguafiestas.

Eldíaenquemurió llevabaquincedíasfueraynadieenlagranjasediocuentadequehabíavuelto.Peroesavezdebiódequererhacerunaexcepciónde su regla, porque iba camino de su casa a la mía, por un sendero queatravesabalaplantación,cuandocayóymurió.Kamanteyyoloencontramostendidoenelsenderoalatardecer,cuandoíbamosabuscarsetasenlapradera,entre la hierba nueva y corta, porque era abril, al principio de las grandeslluvias.

FuebuenoqueloencontraraKamante,porqueeraelúnicodelosnativosde la granja quemostraba simpatía hacia el viejoKnudsen.Hastamostrabaciertointerésporél,comosilesunieraelhechodequeambosestabanfueradelocorriente,yalgunasveces,porvoluntadpropia,lellevabahuevosyvigilaba

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paraquesustotosnoleabandonaran.

El anciano yacía de espaldas, su sombrero se había ladeado un poco alcaer, sus ojos no estaban cerrados del todo. Muerto parecía esencialmenterecogido.«Aquíestásfinalmente,viejoKnudsen»,pensé.

Queríallevarlohastasucasa,perosabíaquehubierasidoinútilpedirayudaaalgunodeloskikuyusqueandabanporallíoquetrabajabanenalgunadelasshambas cercanas; se habrían escapado inmediatamente cuando vieran paraqué le llamaba.Ordené aKamantequevolviera a la casay llamara aFarahparaquemeayudase.PeroKamantenosemovió.

—¿Porquéquieresquemevaya?—preguntó.

—Yaloves—ledije—.Yosolanopuedollevaralviejobwanayvosotros,loskikuyu,soistontos,tenéismiedodellevaraunmuerto.

Kamantelanzóunapequeñacarcajadaburlona,sinruido.

—Hasvueltoaolvidar,Msabu—dijo—,quesoycristiano.

Levantóalancianoporlospiesmientrasyososteníasucabeza,yentrelosdos lo llevamos hasta el bungalow. De vez en cuando nos parábamos, lodejábamos en el suelo y descansábamos; luegoKamante se erguía ymirabafijamentea lospiesdelviejoKnudsen,enelquesupongoeraelestilode laMisiónescocesaenpresenciadelamuerte.

Cuando lo hubimos dejado tumbado en su cama, Kamante buscó por lahabitaciónyenlacocinaunatoallaparacubrirsurostro,perosóloencontróunviejoperiódico.

—Loscristianoshacíanestoenelhospital—meexplicó.

Mucho tiempodespuésKamantemostró todavía unagran satisfacción alrecordarmiignorancia.Estábamostrabajandojuntosenlacocinayderepente,llenodeíntimoregocijo,echóareír.

—¿Teacuerdas,Msabu—dijo—cuandotúteolvidastequesoycristianoypensastequetendríamiedodeayudarteallevaralMsunguMsei?—alancianoblanco.

Al ser cristiano, Kamante dejó de tenerle miedo a las serpientes. Le oídeclararalosotroschicosqueuncristianopuedeencualquiermomentopisarlacabezadelamáslargadelasserpientesyaplastarla.Nuncaleviintentarlo,pero levipermanecermuy tranquilo,conel rostro resueltoy lasmanosa laespalda, a poca distancia de la cabaña del cocinero en cuyo techado habíaaparecidounavíbora.Todosloschicosdelacasaformaronunampliocírculoentornoalacabaña,comobriznasdepajaenelvientoal tiempoquedabangrandesgritos.MientrasFarahfuealacasaarecogermiescopetaylamató.

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Cuandotodohubopasadoylasaguasvolvieronasucauce,Nyore,elhijodeSice,ledijoaKamante:

—¿Porqué,Kamante,nopusistetutacónsobrelacabezadeesaserpientetangrandeytanmalaylaaplastaste?

—Porqueestabaeneltejado—dijoKamante.

Una vez intenté disparar con arco y flechas. Yo era fuerte, pero meresultabadifíciltensarelarcoWanderoboqueFarahhabíatraídoparamí;porfin,ydespuésdeunalargapráctica,meconvertíenunahábilarquera.

Kamante,queeraentoncesmuypequeño,solíamirarmecuandodisparabaenelprado,parecíapococonvencidodemiintento,yunavezmedijo:

—¿Siguessiendocristianacuandodisparasconunarco?

Yocreíaquelamaneracristianaeraconunrifle.

LemostréenmiBibliailustradaundibujodelahistoriadelhijodeHagar:«yDiosestabaconelmuchacho;ycrecióyhabitóen losbosquesysehizoarquero».

—Bueno—dijoKamante—,comotú.

Kamanteteníabuenamanoconlosanimalesenfermosaligualqueconmispacientesnativos.Arrancabaastillasdelaspatasdelosperrosyunavezcuróaunoquehabíasidomordidoporunaserpiente.

Durantealgúntiempotuvimosencasaunacigüeñaconunalarota.Teníauncaráctermuydecidido,sepaseabaporlashabitacionesycuandoveníaamidormitorioentablabatremendosduelos,comosituvieraunestoque,congranmovimiento y meneo de alas, contra su imagen en mi espejo. Seguía aKamante entre las casas y era imposible no pensar que imitabadeliberadamente su paso rígido y mesurado. Sus piernas eran casi igual dedelgadas. A los chiquillos nativos les gusta la caricatura y gritabanalegremente cuando veían pasar a la pareja. Kamante comprendió que seburlaban,peronuncaprestabamuchaatenciónaloquelosotrospensabandeél. Enviaba a los chiquillos a buscar ranas al pantano para que comiera lacigüeña.

TambiéneraKamantequienseocupabade«Lulú».

IV

Unagacela

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«Lulú» llegó ami casa procedente de los bosques comoKamante habíavenidodelaspraderas.

HaciaelestedemigranjaseencontrabalaReservaForestaldeNgong,queescasitodaellaselvavirgen.Medoliómuchocuandotalaronelviejobosqueyplantaronensulugareucaliptosygrevileas;hubierapodidoserunlugarderecreoyunparqueúnicoparaNairobi.

Un bosque africano es una región misteriosa. Te adentras en lasprofundidades de un antiguo tapiz, en unos lugares descolorido y en otrososcurecidoporlosaños,peromaravillosamentericodematicesverdes.Desdeallí nopuedesver el cielo, pero la luzdel sol hace losmásvariados juegoscayendoatravésdelfollaje.Loshongosgrises,comobarbasflotantes,delosárbolesytrepadorasquecuelganportodaspartes,ledanunairemisteriosoyrecóndito al bosque nativo. Solía cabalgar por allí con Farah los domingos,cuando no había nada que hacer en la granja, subíamos y bajábamos lascuestas y atravesábamos los serpenteantes arroyuelos. El aire del bosqueestabafríocomoelaguayllenodelaromadelasplantas,yalprincipiodelasgrandeslluvias,cuandoflorecíanlastrepadoras,ibasrodandodeunaesferaaotra llena de fragancia. Una especie de dafne africana de los bosques, queflorece en pequeños brotes cremosos y viscosos, tiene un perfumeexcesivamentedulce,comolalilayelliriosilvestredelosvalles.Aquíyallá,colgabantroncoshuecoscontirasdepielenlasramas;loskikuyuslosponíanallíparaquelasabejassefijaranenellasypoderconseguirmiel.Unavez,altomarunacurvaporunsenderoenelbosque,vimosaunleopardosentadoenelcamino,comounanimalenuntapiz.

Allá arriba vivía una nación parlanchina e inquieta, los pequeñosmonosgrises.Cuandounamanadademonospasabaporelcaminodejabasuolorenel aire durante largo rato, un olor seco y rancio, como de ratón. Mientrascabalgabasoíasdeprontosupasoysussusurrossobretucabezamientraslacoloniaseguíasucamino.Sipermanecíasquietaenelmismositioduranteunratoveíasaunodelosmonossentadoinmóvilenunárbolyunpocodespuésdescubríasqueelbosqueenteroestaballenodevida,lafamiliacolgandocomofrutosdelasramas,figurasgrisesuoscurassegúnlasiluminaralaluzdelsol,todosconsuslargascolaspendientesdetrás.Hacíanunruidoespecial,comounbeso sonoro al que seguía una tosecilla; si desde el suelo tú lo imitabas,veíasa losmonosmover lacabezadeun ladoaotroconafectación,perosihacías un movimiento brusco se iban inmediatamente, oías el bulliciodecreciente al sacudir las copas de los árboles, y desaparecían en el bosquecomouncardumendepecesenlasolas.EnelbosqueNgongtambiénvi,enunestrecho sendero, a través de la espesamaleza, en un día muy caluroso, aljabalígigantedelbosque,queesmuyrarodeencontrar.Derepentepasóantemíconsuesposaytrescachorros,atodaprisa;lafamiliaenteraparecíacomo

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unasfigurasuniformes,unasmásgrandes,otrasmáspequeñas,recortadasenpapeloscuro,contralaverdurailuminadaporelsol.Fueunavisióngloriosa,como una imagen reflejada en un estanque del bosque, como una cosa quehubieraocurridohacíamilaños.

«Lulú»erauna jovenejemplarde la tribude losantílopes jeroglífico, talvez el más bello de los antílopes africanos. Son un poco mayores que losgamos;vivenenlosbosquesoenloschaparrales,ysontímidosyfugitivos,demanera que se les ve menos que a los antílopes de las praderas. Pero lascolinas deNgongy la comarcaque les rodea eranunbuen lugar para estosanimales jeroglíficos, y si acampabas en las colinas y salías a cazar por lamañanatempranooalatardecerlosveíassalirdelchaparralhacialosclaros,ysupiel,bajolaluzdelsol,brillabarojizacomoelcobre.Elmachoteníaunpardecuernosdelicadamentecurvados.«Lulú»seconvirtióenunmiembrodemifamiliadelasiguientemanera:UnamañanaibaenautomóvildesdelagranjahastaNairobi.Elmolinodelagranjasehabíaquemadopocotiempoantesyyotuvequeirvariasvecesalaciudadencocheparaarreglarlodelseguroycobrarlo;aesahoradelamañanateníalacabezallenadecifrasydecálculos.Mientras iba conduciendo a lo largo de la carretera deNgong unos cuantoschiquillos kikuyus me llamaron a gritos desde la cuneta, y vi que meenseñabanunagacelamuypequeñaquellevabaunodeellosenbrazos.Sabíaquelahabíanencontradoenloschaparralesyquequeríanvendérmela,peroyaibatardealacitaenNairobiynoteníatiempoparaesasrosas,asíqueseguíadelante.

Cuando volví por la tarde y pasé por el mismo sitio escuché de nuevogritosqueprocedíandeun ladode la carreterayvique lapequeñapandillaseguíaallí,unpococansadaydecepcionadaporquehabíanintentadovenderlelacríaaotrosquepasaronduranteeldía,perodeseabancerrareltratoantesdequesepusieraelsolymelaenseñabanlevantándola,paratentarme.Peroyohabía tenido un díamuy atareado en la ciudad y ciertas contrariedades conrespecto al seguro, así que ni me paré para hablarles y pasé de largo. Nisiquierapensabaenelloscuandoestuvedevueltaencasa,cenéymefuialacama.

Apenasmehabíadormidocuandomedespertéconunasensacióndeterror.Elcuadrodelosniñosylapequeñagacelaaparecióantemícontodaclaridad,comosiestuvierapintado,ymesentéenlacamatanasustadacomosialguienhubieraintentadoestrangularme.¿Quélepasaría,pensé,alacríadegacelaenmanosdesuscapturadoresquelahabíantenidotodoaquellargodíaexpuestaal calor y sostenidapor suspatas atadas?Seguramente erademasiado jovenpara comer por sí sola. Había pasado dos veces en el mismo día, como elsacerdote y el levita, y sin preocuparme, y ahora, en esemomento, ¿dóndeestaría?Me levanté presa de verdadero pánico y desperté a los criados.Les

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dijequeteníanqueencontrarlacríadegacelaytraérmelaporlamañana,osinolosdespediríaatodos.Sepusieronenmarchainmediatamente.Dosdeloscriados habían ido conmigo en el automóvil ese mismo día y no habíanmostrado el más mínimo interés por los niños ni por la cría; ahora seadelantaronydieronalosotrosunalargalistadedetallesdellugar,delahoraydelafamiliadeloschiquillos.Eraunanochedelunallena;migentesalióysediseminóporelcampodiscutiendoanimadamentelasituación:lesoídecirquelosdespediríaatodossinoencontrabanalagacela.

Alamañanasiguiente, temprano,cuandoFarahmetraíael té,Jumavinoconéltrayendoalacríaenbrazos.Eraunahembraylepusimos«Lulú»,queenswahelisignificaperla.

Por aquel tiempo«Lulú» era sólo del tamañode un gato, con grandes ytranquilos ojos purpúreos.Tenía unas patas tan delicadas que temías quenopudierasoportareldoblarlasydesdoblarlasotravezcuandoestabatumbadayse levantaba. Sus orejas eran suaves como la seda y extraordinariamenteexpresivas.Sunarizeranegracomounatrufa.Susdiminutaspezuñasledabanelairedeunadamachinadelaviejaescuela,conlospiesceñidosporlazos.Eraunacuriosaexperienciatenerunacosatanperfectaentusmanos.«Lulú»seadaptóalacasayasushabitantes,comportándosecomosifuerasuhogar.Durantelasprimerassemanaslossuelosenceradosdelashabitacionesfueronunproblemaparaella,ycuandosalíadelasalfombrassuspatasresbalabanencuatro direcciones; parecía catastrófico, pero no se dejó impresionar y,finalmente,aprendióacaminarporlossuelosdesnudosconunsonidoqueeracomo una sucesión de pequeños tecleos de dedos irritados. Sus costumbreserandeunalimpiezaextraordinaria.Eratantercacomounniño,perocuandole impedías hacer las cosas que quería se comportaba como si dijese:Cualquiercosamenosunaescena.

Kamante la crio conun biberón y la encerraba durante la noche, porquehabía que tener cuidado, ya que los leopardos rondaban la casa después delatardecer.Asíqueellaseencariñóconélyloseguíaatodaspartes.Devezencuandosiélnohacíaalgoqueellaquería,ledabaconsujovencabezaenlasdelgadaspiernasyeratanhermosoquenopodíasmenosdepensar,cuandolosveíasjuntos,queerancomounanuevayparadójicailustracióndelaBellaylaBestia. Su gran belleza y su gracia le consiguió a «Lulú» una posiciónprivilegiadaenlacasay todosla tratabanconrespeto.EnÁfricanuncatuveotrosperrosquenofuerangalgosescoceses.Nohayperromásnoblenimásgracioso. Tienen que haber vivido muchos siglos con los hombres paracomprenderlos y adaptarse tan bien a nuestra vida y sus condiciones de lamanera que ellos lo hacen. Se les encuentra amenudo en viejas pinturas ytapiceríasytiendenaconvertir,porsuaspectoysusmaneras,loquelesrodeaentapices;llevanconsigounaatmósferafeudal.

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Elprimerodemitribudegalgosescoceses,quesellamaba«Dusk»,melodieron como regalo de boda y vino conmigo cuando empecé mi vida enÁfrica, en «The Mayflower», por así decido. Tenía un carácter galante ygeneroso.Meacompañabacuando,durante losprimerosmesesde laguerra,hacía transportes para el Gobierno conmis carros de bueyes, en la reservamasai. Pero un par de años después lo mataron las cebras. Cuando «Lulú»vinoaviviramicasateníadosdesushijosconmigo.

Los galgos escoceses se adaptan muy bien al paisaje africano y a losnativos.Quizásedebaalaaltitud—lamelodíadelastierrasaltasenestostreselementos—,porquenose lesveía tanbienalniveldelmar, enMombassa.Eracomosiaquelpaisajegrandeydesnudo,consuspraderas,colinasyríosnoestuvieracompletohastaquenoaparecieron losgalgos.Todos losgalgossongrandescazadoresytienenmásolfatoqueloslebreles.Cazanalavista,yes algo muy hermoso ver a dos de ellos trabajando juntos. Los llevabaconmigo cuando iba a cabalgar al cazadero, aunque no estaba permitido, yhacíanhuirporlallanuraalasmanadasdecebrasyñúes,yentoncesparecíacomosi todas lasestrellascorrieran furiosamenteporel cielo.Cuando ibaacazar a la reserva masai nunca perdía a un animal herido si llevaba a losgalgosconmigo.

También estaban hermosos en los bosques nativos, su gris oscurocontrastaba con los sombríos matices verdes. Allí uno de ellos mató a unbabuinomachomuygrande,yenlapelearecibióunmordiscoenlanarizcasihasta el hueso que estropeó su noble perfil, pero todos en la granja loconsiderabancomounaheridahonrosa,porquelosbabuinossondestructivosylosnativoslosdetestan.

Losgalgoseranmuylistosysabíanquésirvientesmíoseranmahometanosynopodíantocaralosperros.

EnmisprimerosañosenÁfricatuveunporteadorderiflessomalíllamadoIsmail, quemurió cuando todavíayoestaba allí.Eraunporteador a laviejausanza,deuntipoquehoyyanoqueda.Habíasidoadiestradoporlosgrandescazadoresdeprincipiosde siglo, cuando toda.Había sidoadiestradopor losgrandescazadoresdeprincipiosdesiglo,cuandotodaÁfricaeraunverdaderoparquedeciervos.Sucontactoconlacivilizaciónseprodujoenteramenteenloscazaderosysuingléseraeldelmundodelacaza,asíquehablabademiriflegrandeymiriflejoven.CuandoIsmailvolvióaSomaliarecibíunacartasuyadirigida a laLeonaBlixenyque comenzaba:HonorableLeona. Ismaileraunmahometanoestrictoypornadadelmundohubieratocadoasuperro,loquelecreabamuchosproblemasensuoficio.Perohizounaexcepcióncon«Dusk»ynuncasemolestóporquelollevaraconnosotroseneltílburitiradopromulas,yhastalepermitíadormirensutiendadecampaña.Porque«Dusk»reconocía a unmahometano al verlo y no le tocaba. Ismailme aseguró que

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«Dusk»podía darse cuenta si uno era unmahometano sincero.Unavezmedijo:

—Séque«Dusk»esdetumismatribu.Seríedelagente.

Mis perros aceptaron el poder y la posición de «Lulú» en la casa. Laarroganciade losgrandescazadoresno tenía lamenor importanciaparaella.Losempujabaapartándolosdelplatodelecheydesussitiospreferidosjuntoalfuego.Atéunlazoconuncascabelalcuellode«Lulú»yllegóunmomentoenquelosperros,alescucharelcascabeleoqueseaproximabaatravésdelashabitaciones, se levantaban resignadamente de los calientes lechos junto alfuegoeibanatumbarseenotrapartedelahabitación.Sinembargo,nadiesecomportaba tan educadamente como «Lulú» cuando llegaba y se tendía alestilo de una perfecta dama, bajándose púdicamente las faldas y nomolestandoanadie.Tomaba su leche conaire cortésymelindroso, como sicedieraanteunaanfitrionaexcesivamenteamable.Legustabaquelerascaranpor detrás de las orejas, pero con cierta condescendencia, como una jovenesposapermiteasumaridoacariciarla.

Cuando «Lulú» creció y llegó a la flor de su adorable juventud, seconvirtió en un antílope de esbeltas formas delicadamente torneadas,increíblementehermosadesdelanarizhastalaspatas.Parecíaunaminuciosailustración de la canción de Heine sobre las gacelas sabias y dulces de lasorillasdelríoGanges.

Pero«Lulú»noeratandulce,teníaeldemonioenelcuerpo.Poseía,enelmásaltogrado,lafemeninacualidaddeaparentarqueestabaexclusivamenteala defensiva, concentrada en defender la integridad de su ser, cuando enrealidadestabaalaofensivacontodassusfuerzas.¿Contraquién?Contraelmundo entero. Sus cambios de humor eran incontrolables e imprevisibles yhubiera atacado a mi caballo si le hubiese molestado. Recordaba al viejoHagenbeck en Hamburgo, que decía que de todas las razas de animales,incluidos los carnívoros, los ciervos son los menos de fiar, y que puedesconfiarenunleopardo,perosiconfíasenunjovenvenadomásprontoomástardeteatacaráporlaespalda.«Lulú»eraelorgullodelacasahastacuandosecomportaba como una coqueta completamente desvergonzada: pero no sesentía feliz.A veces se iba de la casa durante horas o hasta toda una tarde.Otras, cuando cambiaba de humor y su descontento por lo que la rodeaballegabaalcolmo,paraaliviarsucorazónemprendíaunadanzaguerreraenelpradoqueparecíacomounabreveyzigzagueantesúplicaaSatanás.

«Oh“Lulú”»,pensaba,«séqueeresmaravillosamentefuerteyquepuedesdar saltosmásaltosque túmisma.Estás furiosaconnosotros,desearíasqueestuviéramostodosmuertosydesdeluegoqueloestaríamossi temolestarasen matarnos. Pero el problema no es lo que piensas, que hayamos puesto

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obstáculosdemasiadoaltosparaquepuedassaltarlos,¿cómoíbamosahacerlosieresunagransaltadora?Nohemospuestoobstáculosenabsoluto.Tugranfuerzaestáenti,“Lulú”,ylosobstáculostambiénestándentrodeti,yelcasoesquenohallegadotodavíaelmomento».

Una tarde «Lulú» no volvió a casa y la buscamos en vano durante unasemana. Fue un duro golpe para todos nosotros. La casa perdió alegría yparecíaunacasamás.PenséenlosleopardosquehabíajuntoalríoyunatardelehablédeelloaKamante.

Como de costumbre, dejó pasar cierto tiempo antes de responder, paradigerirmifaltadeentendimiento.Hastaquepasaronunosdíasnovolviósobreelasunto.

—Msabu,túcreesque«Lulú»estámuerta—dijo.

No quería decirlo de una manera tan directa, pero le contesté que mepreguntabaporquénovolvía.

—«Lulú»—dijoKamante—nohamuerto,esquesehacasado.

Eraunanoticiaagradableysorprendente,ylepreguntécomolosabía.

—Oh, sí —dijo—, se ha casado. Vive en el bosque con su bwana, sumarido, o su amo. Pero no se ha olvidado de la gente;muchasmañanas seacerca hasta la casa.Ledejomaízmolido en la parte trasera de la cocinayantesdesalirelsolvienedelosbosquesyselocome.Sumaridovieneconella,pero tienemiedode lagenteporqueno laconoce.Sequedadebajodelárbolblancograndequehayalotro ladodelprado.Perohasta lacasanoseatreveaacercarse.

DijeaKamantequemeavisaralapróximavezquevieraa«Lulú».Pocosdíasdespués,antesdelamanecer,vinoallamarme.

Era una preciosa mañana. Las últimas estrellas desaparecieron mientrasesperábamos, el cielo estaba claro y sereno, pero el mundo por el quecaminábamos seguía estando oscuro y profundamente silencioso. La hierbaestaba húmeda; bajo los árboles, donde comenzaba la pendiente, brillaba elrocíocomoplataoscura.Elairedelamañanaerafrío,punzabacomoenlospaíses nórdicos cuando va a haber helada. A pesar de haber tenido confrecuenciaesaexperienciapenséqueeraimposiblecreer,conestefríoyestaoscuridad, que dentro de unas pocas horas el calor del sol y la claridad delcieloseharíancasiinsoportables.Lanieblagrispermanecíasobrelascolinas,ytomabacuriosamentesusformas;losbúfalosdebíandepasarmuchofríosiestabanporallí,pastandoenlasladeras,comodentrodeunanube.

Lagranbóvedasobrenuestrascabezasse llenógradualmentedeclaridadcomounvasode vino.Depronto, con suavidad, las cumbres de las colinas

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recibieron la primera luz del sol y tomaron un tinte rosado. Y lentamente,como si la tierra se inclinara hacia el sol, las herbosas laderas al pie de lamontañaadquirieronuncolordeoropálido,ytambiénlosbosquesmasaiqueestaban más abajo. Y ahora las copas de los altos árboles del bosque, ennuestrapartedelrío,sesonrosaroncomocobre.Era lahoradelvuelodelasgrandes palomas purpúreas del bosque, que anidaban al otro lado del río yveníanacomeraloscastañosdeElCabodemibosque.Permanecíansólounacorta temporada durante el año. Los pájaros venían sorprendentementerápidos,comosihicieranunacargadecaballeríaenelaire.PorestarazónamisamigosdeNairobi lesgustaba tanto la cazamañaneradepalomasen lagranja; para llegar a mi casa a tiempo, cuando el sol sale, solían venir tantemprano que llegaban hasta mi carretera con las luces de sus automóvilestodavíaencendidas.

Allí de pie, en la nítida sombra, contemplabas las cumbres doradas y elcieloclaro,yteníaslasensacióndequeenrealidadcaminabasporelfondodelmar,entrelascorrientes,mirandohacialasuperficiedelocéano.

Unpájarocomenzóacantary luegoescuché,allá lejosporelbosque,eltintineo de una campanilla. ¡Qué alegría, «Lulú» volvía a su antigua casa!Estaba cada vez más cerca, podía seguir sus movimientos por su ritmo;caminaba,sedetenía,caminabaotravez.Aparecióantenosotrospordetrásdelacabañadeunsirviente.Depronto,veraunantílopetancercadelacasaseconvirtió en algo insólito y agradable. Se quedó inmóvil, parecía preparadaparaveraKamante,peronoamí.Peronosemarchó,memirósinmiedoysinningúnrecuerdodenuestrasescaramuzasdelpasadoodesupropiaingratitudquelallevóairsesinavisar.

La «Lulú» de los bosques era un ser superior, independiente, habíacambiado,eradueñadesí.Siyohubieraconocidoaunajovenprincesaenelexilio,cuandoerapretendientedeltrono,yvolvieraavedayaenposesióndesusderechos,comoreina,nuestroencuentrohubieratenidoelmismocarácter.«Lulú»mostrabalamismagenerosidadqueelreyLuisFelipecuandodeclaróqueelreydeFrancianorecordabalosrencoresdelduquedeOrleans.Erala«Lulú»completa.Elespíritudeofensivahabíadesaparecidodeella:¿Aquiény por qué tenía que atacar? Se asentaba tranquilamente sobre sus derechosdivinos.Me recordaba lobastantepara saberqueno teníaporqué temerme.Duranteunminutomemiró;susojospurpúreosyhumososnoteníanningunaexpresiónenabsolutoynoparpadeaban,yrecordéquelosdiosesylasdiosasnunca parpadean: sentí que estaba frente aHera, la de los ojos bovinos.Alpasarjuntoamímordisqueóligeramenteunahojadehierba,diounhermososaltito y caminó hasta la parte trasera de la cocina donde Kamante habíaesparcidomaízenelsuelo.

Kamante tocó mi brazo con un dedo y luego señaló hacia los bosques.

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Seguí la dirección que me indicaba y vi a un antílope macho bajo un altocastaño de El Cabo, una pequeña silueta leonada en la linde del bosque,inmóvilcomountronco.Kamanteloobservóduranteunmomentoyluegoseechóareír.

—Mira—dijo—,«Lulú» le ha explicado a sumarido que no tiene nadaque temer en las casas, perode todasmaneras él no se atreve avenir.Cadamañanapiensaquehoyvaavenir,perocuandovelacasaylagentesienteunfríoenelestómago—algoque lessueleocurrir tambiéna losnativosyquecreatantosproblemasdetrabajoenlagranja—,yseparaalladodelárbol.

Durantemuchotiempo«Lulú»siguióviniendoalacasaaprimerahoradela mañana. Su clara campanilla anunciaba que el sol se levantaba por lascolinas,solíaquedarmeen lacamayesperado.Avecesestabafueraduranteunaodossemanas, laperdíamosycomenzábamosahablara losque ibanacazar a las colinas. Pero luego los sirvientes me anunciaban: «“Lulú” estáaquí», como si fuera la hija casada de la casa, que viene de visita. Unascuantas vecesmásvi la silueta del antílope entre los árboles, peroKamanteteníarazón,nuncareuniócorajesuficienteparaacercarsehastalacasa.

Undía,alvolverdeNairobi,Kamantemeesperabaalapuertadelacocinayseacercómuyexcitadoparadecirmeque«Lulú»habíaestadoenlagranjaesemismodíaytraíaconsigoasutoto(subebé).Unoscuantosdíasdespuéstuveelhonordeencontrarlaentrelascabañasdeloscriados,muyatentaysinganas de juegos, con una críamuy pequeña detrás suyo, tan delicadamentetorpedemovimientoscomoloeralapropia«Lulú»cuandolaviporprimeravez.Esofuedespuésdelasgrandeslluviasyduranteaquellosmesesdeverano«Lulú» se acercaba a las casas, por las tardes al igual que por alba. Podíaaparecerinclusoamediodía,moviéndosealasombradelascabañas.

El cervato de «Lulú» no teníamiedo de los perros, y se dejaba olfatear,pero no podía acostumbrarse ni a mí ni a los nativos, y si intentábamoscogerlo,lamadreyelhijoseiban.

Lapropia«Lulú»,despuésdesuprimeraausencia largadelacasa,nosepuso nunca tan cerca de nosotros que pudiéramos tocarla. Por otra parte, semostraba amistosa, comprendía que quisiéramos ver a su hijo y tomaba untrozodecañadeazúcardeunamanoextendida.Subíahastalapuertaabiertadel comedor,miraba pensativa la oscuridad de las habitaciones, pero nuncacruzóelumbraldenuevo.Porentoncesyahabíaperdidolacampanillaeibayveníaensilencio.

Mis sirvientes me sugirieron que podía coger el cervato de «Lulú» ytenerloconmigocomolahabíatenidoaella.Peropenséqueseríaunamanerabastantegroseradecorresponderalaeleganteconfianzaque«Lulú»noshabíamostrado.

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Tambiénmeparecíaquelauniónlibreentremicasayelantílopeeraalgoraroyhonroso.«Lulú»veníadelmundosalvajeparamostrarqueestábamosenbuenostérminosconél,yqueconsiderabaquemicasaformabapartedelpaisaje africano, de manera que nadie podía decir dónde terminaba una yempezabaotro.«Lulú»sabíadóndeestabalamadrigueradeljabalígiganteyhabíavistocopularalrinoceronte.EnÁfricahayuncucoquecantaenmediode los días calurosos, en medio del bosque, como el sonoro corazón delmundo,nuncahetenidolasuertedevedo,ninadiequeconozca,asíquenomelohanpodidodescribir.Pero«Lulú»quizáhubierapasadoporel estrechoyverde sendero de los ciervos, bajo la rama en la que está sentado el cuco.Estaba leyendo un libro sobre la grande y antigua emperatriz de China ycontabacómodespuésdelnacimientodesuhijo,lajovenYahanolahabíaidoavisitarsuviejacasa;marchódelaCiudadProhibidaenunpalanquíndorado,amadodeverdura.«Micasa»,pensé,«esahoracomo lacasadelpadrey lamadredelajovenemperatriz».

Los dos antílopes, la grande y el pequeño, rondaronmi casa todo aquelverano;aveceshabíaun intervalodedoso tressemanasdurante lasvisitas,pero otras veces los veíamos todos los días. Al principio de la siguienteestacióndelaslluviasmissirvientesmedijeronque«Lulú»habíavueltoconunnuevocervato.Nolleguéaveralcervatoporqueestaveznoseacercaronmuchoalacasa,perodespuésvitresantílopesjuntosenelbosque.

El vínculo entre «Lulú» y su familia ymi casa durómuchos años. Losantílopes aparecían amenudo en las proximidades de la casa, salían de losbosquesyvolvíandenuevocomosimisterrenosfueranunaprovinciadelpaíssalvaje.Lamayorpartedelasvecesveníanantesdelcrepúsculoyalprincipioseveíansusdelicadasyoscurassiluetascontraelverdeoscuro,perocuandopastabanenelpradoalaluzdelatardecersupielbrillabacomoelcobre.Unodeellosera«Lulú»,porqueseacercabaalacasa,caminabasosegadamenteylevantabalasorejassioíallegarunautomóvilocuandoseabríaunaventana;ylosperroslaconocían.Sucolorsefuehaciendomásoscuroconlosaños.Unavezlleguéconduciendoacasaconunamigoymeencontrécontresantílopesenlaterrazaentornoalasalpreparadaparamisvacas.

Era curioso que, aparte del primer antílope grande, el bwana de «Lulú»,quesequedabaconlacabezalevantadaalasombradelcastañodeElCabo,nohabía ningún macho entre los antílopes que venían a casa. Parecía queteníamosantenosotrosunmatriarcadoforestal.

Los cazadores y naturalistas de la colonia tornaron interés por misantílopesyelmonteromayorvinohasta lagranjaparaverlos.UnperiodistaescribióunartículoenEastAfricanStandard.

Losañosenque«Lulú»ylossuyosveníanamicasafueronlosmásfelices

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demividaenÁfrica.Poresta razón lleguéaconsiderarmi relacióncon losantílopesdelbosquecomounabendiciónyunsignodelaamistaddeÁfrica.Todoelpaísestabaenello,buenosaugurios,antiguasalianzas,unacanción:

Hazlopronto,amormío,ysécomouncorzo

ouncervatilloenlamontañaperfumada.

EnlosúltimosañosenÁfricavicadavezmenosa«Lulú»yasufamilia.Enelañoenquemefuimeparecequenovinieronnunca.Lascosashabíancambiado.Latierraalsurdemigranjahabíasidodadaaunosgranjeros,yelbosque, talado, y se construían casas. Los tractores iban y venían por losantiguos claros.Muchos de los nuevos colonos eran puros deportistas y losrifles cantaban en el paisaje. Yo creo que la caza se retiró hacia el oeste ymarchóalosbosquesdelareservaMasai.

No sé cuánto tiempo viven los antílopes, probablemente «Lulú» habíamuertohacíamuchotiempo.

Con frecuencia, con mucha frecuencia, en las tranquilas horas delamanecer soñaba que había oído la clara campanilla de «Lulú» y mientrasdormía mi corazón latía lleno de alegría; me despertaba y esperaba queocurrieraalgomuyextrañoymuydulceencualquiermomento.

Cuandomeechabaotravez,pensabaen«Lulú»,preguntándomesiensuvidaenlosbosquessoñaríaconsucampanilla.¿Pasaríanporsumente,comosombrasporelagua,imágenesdegenteydeperros?

«AunqueyoséunacancióndeÁfrica»—pensaba—,«delajirafaydelalunanuevaafricanatendidadeespaldas,delosaradosenloscamposydelosrostrossudorososdelosrecolectoresdecafé,¿sabráÁfricaunacanciónsobremí?¿Vibraráelaireenlallanuraconuncolorqueyohellevado,olosniñosinventaránun juego en el cual estéminombre, la luna llenaproyectaráunasombrasobrelagravadelcaminoqueeracomoyo,omebuscaránlaságuilasdeNgong?».

No tuvenoticiasde«Lulú»desdequeme fui,pero sídeKamanteymisotros sirvientes en África. La última carta de Kamante me llegó no hacetodavíaunmes.PeroesascomunicacionesdeÁfricamellegandeunamaneraextraña,irreal,máscomosombrasoespejismosquecomonoticiasreales.

PorqueKamantenosabeescribirynosabeinglés.Cuandoaélolosotrosse leocurreenviarmenuevas,vanaunode losamanuenses indiosonativosquesesientanconsupupitre,supapel,suplumaysutintajuntoalaoficinadecorreosy leexplican loquequierenponeren lacarta.Estosamanuensesnosabenmuchoinglés,ydesdeluegonotienenmuchaideadecómoescribirlo,aunqueestánconvencidosdelocontrario.Paramostrarsupericiaeneloficio

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enriquecen las cartas conuna seriede florituras, loque lashacedifícilesdedescifrar.También tienen lacostumbredeescribir lascartasen tresocuatroclases de tinta y, sea cual fuere el motivo, dan la impresión de que andanescasos de ella y están aprovechando las últimas gotas de las botellas. DetodosesosesfuerzossaleeltipodemensajesquelagenterecibíadeloráculodeDelfos.Hayalgomuyprofundoenlascartasquerecibo,sientesqueloquetratandecomunicarteesalgodevital importanciaquevadentrodelcorazóndel que la envía, que le hamovido a hacer el largo camino entre la reservakikuyuylaoficinadecorreos.Peroquedaenvueltoenelmisterio.Elpapelitobarato y sucio que cuando llega a ti ha hechomuchasmilesmillas, parecehablarteyhablarte,gritarincluso,peronotedicenadaenabsoluto.

Sinembargo,Kamante,enestocomoen lasdemáscosas,esdiferentedelosotros.Comocorresponsaltieneunestilopropio.Ponetresocuatrocartasen el mismo sobre y luego las marcas. Primera carta, segunda carta, y asísucesivamente. Todas contienen lasmismas cosas, repetidas una y otra vez.Quizá lo que quiere conseguir con las repeticiones es provocarme unaimpresiónmásprofunda,porqueélmehablabadeestamaneracuandoqueríaque yo comprendiera o recordara algo en particular.Quizá es difícil para éldejar de escribir cuando siente que está en contacto con una amiga a unadistanciatangrande.

Kamantemeescribequehaestadosintrabajodurantemuchotiempo.Nome ha sorprendido, porque es un manjar demasiado delicado para gentevulgar.Eduquéauncocinerorealylodejéenunacolonianueva.Fueuncasode«Sésamo,ábrete».Ahoralaspalabrasmágicassehanperdidoylapiedrasehacerradosobrelosmíticostesorosqueescondía.Ahora,cuandollegaelgranchef, lleno de conocimientos, nadie ve en él más que un pequeño kikuyupatizambo,unenanodecarachataeinexpresiva.

¿QuéquieredecirmeKamantecuandovahastaNairobi,sepresentaanteelcodiciosoyengreídoamanuenseindioyledictaunmensajequevaaatravesarmediomundo? Las líneas están torcidas y no hay orden en las frases de lacarta.PeroKamante tiene talgrandezadealmaquequien leconoceescuchaen las notas de esa música rota y desordenada, casi un eco del arpa delpastorcilloDavid.

Estaesunasegundacarta.

«No teolvidoMemsahib.HonorableMemsahib.Ahora tus siervosyanoestán nunca alegres porque tú te has ido. Si fuéramos pájaros volaríamos eiríamosaverte.Luegovolveríamos.Entoncestugranjaeraunbuensitioparavacasterneritosnegros.Ahoranotienenvacascabrasovejas,notienennada.Ahora toda lagentemalagozaensuscorazonesporque tusantiguossiervossonpobresahora.Diossabetodoensucorazónparaayudaralgunasvecesatu

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siervo».

Yenuna terceracartaKamanteofreceunejemplode lamaneraconquelosnativospuedendecirtealgohermoso,escribe:

«Escribeydinos sivuelves.Pensamosquevuelves.¿Porqué?Pensamosque nunca puedes olvidarnos. ¿Por qué? Pensamos que sigues recordandonuestrascarasyelnombredenuestrasmadres».

Un hombre blanco que hubiera querido decirte una cosa hermosa,escribiría:«Nopuedoolvidarte».Losafricanosdicen:«Pensamosquenuncapuedesolvidamos».

****

2

UNACCIDENTEENLAGRANJA

I

Elaccidente

Lanochedel19dediciembresalídecasaapasearantesdeirmealacamaparaversiibaallover.Muchosgranjerosdelastierrasaltasestarían,supongo,haciendolomismoaesahora.Aveces,enañosafortunados,podíamostenerunoscuantoschaparroneshacialaNavidad,locualeraimportanteparaelcafé,que comenzaba a aparecer en los árboles después de florecer en las cortaslluvias de octubre. Esa noche no había indicios de lluvia. El cielo estabaserenoytriunfalmentesilencioso,cuajadodeestrellas.

Elcieloestrelladodelecuadoresmásricoqueeldelnorteyselevemásporqueestásmástiempofueraporlasnoches.EnlaEuropaseptentrionallasnoches invernal es sondemasiado fríascomoparaqueunapuedapermitirsedisfrutarlas contemplando las estrellas, y en el verano apenas se las puededistinguirenelclarocielonocturno,queestanpálidocomoelalhelí.

Lanochetropicalposeeelaireacogedordelacatedralcatólicaromana,encontrasteconlasiglesiasprotestantesdelnortequepuedesvisitarsólocuandotedejan,durantelosoficios.Aquí,enestagranestancia,lagentevieneyva,eselsitiodondeocurrenlascosas.EnArabiayÁfrica,dondeelsoldelmediodíate mata, la noche es el tiempo para viajar y trabajar. Las estrellas tienennombres aquí porque han guiado a los seres humanos durante siglos,conduciéndolespor largas líneasa travésde lasarenasdeldesiertoyelmar,

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una hacia el este y otra hacia el oeste, una al norte y otra al sur. Losautomóviles funcionan bien por la noche y es agradable conducir bajo lasestrellas,yadquiereslacostumbredefijarlascitascontusamigosdelcampoparaeltiempodelapróximalunallena.Empiezaslossafarisconlalunanuevapara beneficiarte de un ciclo entero de noches de luna. Te resulta extrañocuandovuelvesaEuropaencontrarteconquetusamigosdelasciudadesvivensintenerencuentaloscambiosdelalunaycasilaignoran.Lalunanuevafuela señal de acción para el camellero de Kadija, cuya caravana se puso enmarchacuandoaparecióenelcielo.Consurostrovueltohaciaellafueunodelos«filósofosquetejensussistemasdelUniversodelaluzdelaLuna».Debiódecontemplarlamucho,porquelatomócomoelsignodelaconquista.

Adquiríprestigioentrelosnativosporquemuchasvecessucedióqueenlagranjafuilaprimerapersonaqueviolalunanueva,comoundelgadoarcodeplataenelcrepúsculo;sobretodoporquedosotresañosseguidosviantesquenadie la luna nueva del mes del Ramadán, el mes sagrado de losmahometanos.

Elgranjerodirigesusojoslentamenteportodoelhorizonte.Primerohaciaeleste,porqueserádelestededondevengalalluvia,siesqueviene,yallíseveclaramentelaEspigaenlaconstelacióndeVirgo.Luegoalsur,parasaludaralaCruzdelSur,porteradelinmensomundo,fielalosviajerosyamadaporellos, ymás altas, bajo la huella luminosa de laVíaLáctea,Alfa yBeta enCentauro.Haciael sudoeste resplandeceenelcieloelgranSirio,Canopoelmeditativo,yhaciaeloeste,sobreelfinodibujodelascolinasdeNgong,casiininterrumpido, los adornos de radiante diamante, Rigel, Betelgeuse yBellatrix. Finalmente se vuelve hacia el norte porque al norte terminará porvolver,dondeseencuentranadamenosqueconlaOsaMayor,sóloqueahoraestátranquilamentecabezaabajodebidoalaperspectivaceleste,loqueledaunairedechisteosuno,quealegraelcorazóndelosemigrantesnórdicos.

Lagentequesueñamientrasduermeporlanochesienteunaclaseespecialdefelicidadquenotieneelmundodiurno,unplácidoéxtasisyunaligerezadecorazónquesabencomo lamiel.Tambiénsienteque laverdaderagloriadelsueñoresideensuatmósferadeilimitadalibertad.Nolalibertaddeldictador,queimponealmundosuvoluntad,sinolalibertaddelartista,quenoempleasuvoluntad,porquesehalibradodeella.Elplacerdelverdaderosoñadornoreside en la sustancia de su sueño, sino en esto: que las cosas ocurren sinninguna interferencia por su parte y, además, completamente fuera de sucontrol.Grandespaisajescreadosporsímismos,grandesyespléndidasvistas,ricos y delicados colores, caminos, casas que nunca ha visto y de las quenuncahaoídohablar.Aparecenextrañosysonamigosoenemigos,aunquelapersonaquesueñanohayahechonuncanadaporellos.Lasideasdehuidaypersecución son recurrentes en los sueños e igualmente propiciadoras del

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éxtasis. Todos dicen cosas inteligentes. Es cierto que si lo recuerda al díasiguiente las cosas se borran y pierden su sentido, porque pertenecen a unplanodiferente,perotanprontocomoelquesueñasetumbaporlanoche,elcircuitosecierrayrecuerdasuesplendor.Durantetodoeltiempolerodeaunsentimiento de inmensa libertad y le invade, como el aire y la luz, unafelicidadultraterrena.Esunapersonaprivilegiada,alguienqueno tienenadaquehacer,peroparacuyoenriquecimientoyplacersejuntantodaslascosas;elreydeTharsislellevarásusdones.

Participaenunagranbatallaoenunbaileysepreguntacómopuedesertanafortunadoqueparticipeenesosacontecimientosaltiempoqueduerme.Escuando se empieza a perder la conciencia de la libertad, cuando la idea denecesidadpenetraenelmundo,cuandohayprisay tensiónpor todaspartes,cuando hay que escribir una carta o tomar un tren, cuando tienes que ir atrabajar,hacerqueloscaballosdelsueñogalopenohacerquesedisparenlosrifles,cuandoelsueñodecaeyseconvierteenunapesadilla,queperteneceala categoríamás pobre ymás vulgar de los sueños. Lomás parecido en elmundoenvigiliaaunsueñoesunanocheenunagranciudaddondenadieteconoce o en la noche africana. Ahí también hay una infinita libertad: ahíocurrencosas,seforjanlosdestinosentornotuyo,bulledeactividadynadateconcierne.

Aquí, tanprontocomoseponeelsolelairesellenademurciélagos,quevuelansinruido,comoautomóvilesporelasfalto.Pasaelhalcónnocturno:eraeseelpájaroposadoenelcaminoyencuyosojosbrillaronrojizoslosfarosdetu coche antes de que ascendiera verticalmente delante de las ruedas.A loslados de la carretera las pequeñas liebres jugaban a su aire, se sentaban deprontoycorríanluegohaciaadelante,siguiendounritmo,comocangurosenminiatura.Lacigarracantasucancióninterminableentrelashierbasaltas, latierrahueleylasestrellascaenporelcielocomolágrimasporunamejilla.Túereslapersonaprivilegiadaalaquetodoleesdado.ElreydeTharsistetraerásuspresentes.

Unascuantasmillasmásallá,enlareservamasai,lascebrascambiansuspastos, los rebañosvaganpor lapraderagrisy el colorde sus rayas esmásclaroqueésta,losbúfalospastanenlaslargasladerasdelascolinas.Pasanmisjóvenesdelagranja,dosotresjuntos,caminandoenfilaindiacomodelgadassombrasoscurassobreelprado,vanalosuyo,noeshoradetrabajoynoescosamía loquehagan.Me lo recuerdanellosmismosalhacermás lentosupaso cuando ven la punta encendida de mi cigarrillo junto a la casa y mesaludansindetenerse.

—JamboMsabu.

—JamboMorani—jóvenesguerreros—,¿adóndevais?

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—Vamos al manyatta de Kathegu. Kathegu tiene un gran Ngoma estanoche.Adiós,Msabu.

Si fueran en gruposmayores llevarían su propio tambor al baile y se leescucharíadesdemuylejos,comoellatidodeunavenaeneldedodelanoche.Ydeprontollegaaloído,quenoestabapreparado,loquemásqueunsonidoes una profunda vibración del aire, el breve y distante rugido de un león.Camina, caza, hay movimiento allá donde él está. No se repite, pero haagrandadoelhorizonte;teacercaalosgrandesestercolerosyalascharcasdeagua.

Estabadelantedecasacuandosonóundisparo.Unosolo.Luegodenuevolatranquilidaddelanochesecerróportodaspartes.Trasuninstante,comosihubierahechounapausaparaescucharyahoraempezaraotravez,escuchéalacigarraconsumonótonacancioncillaentrelahierba.

Un disparo en la noche tiene algo de curiosamente definitivo y fatal. Escomosialguienhubieragritadounmensajepara tideunasolapalabraynopudiera repetido.Estuveunmomentopreguntándomequéhabríasido.Aesahoranopuedesapuntaranadayparaasustaraalguienunapersonadispararíadosomástiros.

QuizáhubierasidomiviejocarpinteroindioPooranSinghalláabajoenelmolino,disparandocontraunaparejadehienasquesehubierandeslizadoenelcercado y se estuvieran comiendo las tiras de piel de buey, colgadas conpiedrascomopesos,quesirvenparahacercorreasparanuestroscarros.PooranSingh no era ningún héroe, pero pudo haber entreabierto la puerta de sucabaña por amor a las correas y disparado su vieja escopeta. Pero hasta élhubieradisparadolosdoscañonesyprobablementehubieracargadootravezyvuelto a disparar, una vez sentida la dulzura del heroísmo. Pero un solodisparo,¿yluegoesesilencio?

Esperé durante un rato un segundo disparo; no pasó nada y me puse amirardenuevoalcieloqueseguíasinseñalesdelluvia.Demodoquemefuiala cama, llevé un libro conmigo y dejé encendida la lámpara. En África,cuandotomasun librodignodeser leído,entreelmontóndemala literaturaque losbuenosbarcos traendesde ladistanteEuropa, lo leescomounautorquierequeseleasulibro,pidiendoaDiosquesigasiendotanbuenocomoloes al principio.Tumente corre, transportada, por un sendero fresco y verdeoscuro.Dosminutosmástardeaparecióunamotocicletaatodavelocidadenelcamino,sedetuvofrentealacasayalguienllamóconfuerzaalaventanademisaladeestar.Mepuseunafalda,unachaquetayunpardezapatos,cogílalámparaysalí.Afueraestabamigerentedelmolinoconlosojosextraviadosysudando.SellamabaBelknap,eranorteamericanoyunmecánicodetalentoyexcepcionalmentecapaz,perodecarácterinestable.Conéllascosasunavez

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parecían al borde del milenio y otras oscuras y sin el menor signo deesperanza.Cuandocomenzóatrabajarparamímetrastornóconsustornadizasopiniones sobre la vida, las condiciones y las perspectivas de la granja,sometiéndome a una enorme tensión mental; luego me acostumbré. Estosaltibajos no eran más que una especie de gimnasia mental diaria de untemperamento nervioso, con gran necesidad de ejercicio y para el que noocurría casi nada; es un fenómeno corriente entre los enérgicos jóvenesblancosenÁfrica,particularmenteentrelosquehanpasadosusprimerosañosde vida en ciudades. Pero he aquí que acababa de ocurrirle una tragedia ytodavíasesentíaindecisodesidebíasaciarsualmahambrientayaprovecharlatanto como fueraposibleohuir de suhorrorminimizándola, y en el dilemaaparecíacomounmuchachomuyjovenquecorre,comosienellolefueralavida, para anunciar una catástrofe; hablaba tartamudeando. Finalmente sedecidió por minimizada, porque no tenía ningún papel que interpretar, y eldestinolohabíadejadodeladounavezmás.

Por entoncesFarahyahabía llegadodesde su casay escuchaba el relatojuntoamí.

Belknap me contó que la tragedia había comenzado pacífica yagradablemente.Sucocineroteníaeldíalibrey,ensuausencia,secelebróunafiestaenlacocinaorganizadaporsutotodecocina,Kabero,desieteaños,hijodemiantiguoaparceroyvecinodelagranja,elviejozorroKaninu.Aúltimahoradelatardelacompañíaestabamuyalegre,Kaberotrajolaescopetadesuamoy,antesussalvajesamigosde laspraderasyde lasshambas,asumióelpapeldehombreblanco.Belknaperaunnotableavicultor,preparabacaponesy pulardas y compraba pollos de pura raza en las tiendas deNairobi; en laverandateníaunaescopetaparaespantaraloshalconesyalosgatosmonteses.Cuandoposteriormentehablamosdelcaso,sostuvoquelaescopetanoestabacargada, sino que los chiquillos habían ido a buscar cartuchos y la habíancargado,peromeparecequesumemorialefallaba,porqueeramuydifícilquepudieranhacer, aunquehubieranquerido,y lomásprobableque la escopetaestuvierayacargada.Sinembargo,fueracomofuera,habíauncartuchoenelcargador cuando Kabero, embriagado de juventud y popularidad, apuntó elarmacontrasusinvitadosyapretóelgatillo.Eldisparoresonóentodalacasa.Tresde loschiquillos resultaron ligeramenteheridosyhuyeronaterrorizadosdelacocina.Dosestabanheridosgravesomuertos.Belknapterminósurelatocon un largo anatema contra el continente africano y las cosas que en élocurrían.

Mientras hablaba, mis sirvientes permanecieron en completo silencio;luego se fueron de nuevo y trajeron un quinqué. Cogimos vendas ydesinfectantes.Hubierasidounapérdidadetiempotratardeponerenmarchael coche y lo que hicimos fue ir corriendo por el bosque hasta la casa de

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Belknap. El oscilante quinqué proyectaba nuestras sombras de un lado delestrecho sendero a otro. Mientras corríamos nos llegaron los gritosdesgarradoresyentrecortadosdeunniñoagonizante.

Lapuertadelacocinaestabaabiertacomosilamuerte,despuésdeentrarviolentamente, se hubiera ido delmismomodo, dejándola en una espantosadevastación, como un gallinero después de una visita del tejón. Sobre unamesa había una lámpara que lanzaba humo hacia el techo y la pequeñahabitaciónseguíaoliendoapólvora.Alladodelalámparaestabalaescopeta.Lacocinaestaba llenadesangreyresbaléenella.Conunquinquéesdifícililuminarunpuntodeterminado,peroproporcionaunavisiónimpresionantedeunahabitaciónodeunasituaciónporentero;recordarésiempreloquevialaluzdeunquinquémejorqueconcualquierotrailuminación.

Conocía a los niños heridos de las praderas de la granja, dondeapacentabanlasovejasdesuspadres.Wamai,elhijodeJogona,unchiquillollenodevidaquehabíasidodurantealgúntiempoalumnodelaescuela,yacíaenelsuelo,entrelapuertaylamesa.Aúnnoestabamuerto,peroibaamorirmuypronto,gemíadébilmente,apesardeestarinconsciente.Lopusimosaunlado para poder movemos. El niño que gritaba era Wanyangerri, el máspequeño de los participantes en la fiesta de la cocina. Estaba sentado,inclinadohaciadelante,hacialalámpara;lasangresalíaachorros,comoaguadeunabomba,desurostro—siesquesepodíahablardeeso,porquedebíadeestar frente a la escopeta cuando dispararon ya que no tenía mandíbulainferior. Tenía los brazos levantados y los movía como un asta de bomba,arribayabajo,comolasalasdeunpollocuandolehancortadolacabeza.

Cuando te ves metida bruscamente en presencia de un desastre de talmagnitud,noseteocurreotracosaqueelremediodelcazaderoydelcorraldela granja: rematar rápidamente y a cualquier costo. Pero tú sabes que nopuedesmatary tucerebro se llenademiedo.Enmidesesperaciónpusemismanosenlacabezadelniñoyapreté,ycomosirealmentelohubieramatadodejódegritarysesentóerecto, losbrazoscaídos,comosi fuerademadera.Desdeentoncessécómosesienteunaalcurarporimposicióndelasmanos.

Esdifícilvendaraunpacientelamitaddecuyorostrohasidoarrancada,porque en tu empeño por parar la hemorragia puedes sofocarlo. Recliné alchiquillosobrelasrodillasdeFarahehicequesostuvierasucabeza,porquesicaíahaciadelantenopodíaapretarbienlavendaysicaíahaciaatráslasangrese agolparía y taparía su garganta. Finalmente, mientras estaba sentado yquieto,pudevendarle.

PusimosaWamaisobrelamesayacercamoslalámparaparaexaminarlo.Habíarecibidolacargaenteradelaescopetaenlagargantayenelpecho,nosangrabamucho, sólo lecaíaunhilillodesangrede lacomisurade laboca.

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Parecíamentira que aquel chiquillo nativo, antes tan llenodevida comouncervatillo,estuvieraahoratanquieto.Mientraslomirábamossurostrocambióy adquirió una expresión de sorpresa profunda. Envié a Farah a buscar elautomóvilacasaporqueteníamosquellevarlosniñosalhospitalsinpérdidadetiempo.

MientrasesperábamospreguntéporKabero,elchicoquehabíadisparadolaescopetayderramado todaaquella sangre.Belknapmecontóunaextrañahistoriasobreél.Unpardedíasanteshabíacompradounosviejospantalonescortosasuamoy teníaquepagarleuna rupiadesusalario.CuandosonóeldisparoyBelknapentrócorriendoenlacocina,Kaberoestabaenmediodelahabitación con la escopeta humeante en las manos. Miró un segundo aBelknapyluegobuscóenlosbolsillosdelospantalonescortosqueacababadecomprarquesehabíapuestoparalafiesta,sacóunarupiayladepositósobrela mesa con la mano izquierda, mientras con la derecha ponía la escopetatambién sobre la mesa. Y cancelada esta deuda con el mundo se fue; enrealidad, aunque entonces no podíamos saberlo, con ese gran gestodesapareció de la faz de la tierra. Era un comportamiento inhabitual en losnativos,quenosuelendaralasdeudas,sobretodoalasdeudasconunhombreblanco,mayor importancia.Quizá aquelmomento le pareció aKaberopocomenosqueeldíadeljuicioydecidiórepresentarsupapelhastaelfinal;quizáintentaba, en una hora de necesidad, asegurarse un amigo. O lo que habíaocurridoesqueelchoque,elruido,lamuertedesusamigosgolpeólapequeñaesferadelasideasdelchiquillo,demodoquefragmentosdelaperiferiafueronproyectadosalmismísimocentrodesuconciencia.

Enaquellaépocayo teníaunviejoautomóvilmarcaOverland.Nuncaheescritonadacontraélporquemesirviómuybienduranteaños.Peroraramentese dejaba convencer de andar conmás de dos cilindros. Los faros tampocofuncionaban,asíquecuandoibaenélalosbailesdelclubMuthaiga,llevabacomoluztraseraunquinquéenvueltoenunpañuelorojo.Paraquearrancarahabíaqueempujarlo,yaquellanochetardómucho.

Los visitantes que venían a casa se quejaban del estado demi cartera yduranteelviajemortaldeaquellanoche,medicuentadequeteníanrazón.Alprincipio dejé conducir a Farah, pero cuando creí que se estaba metiendodeliberadamenteenlosbachesmásprofundosyenlasrodadasdeloscarros,toméyomismaelvolante.Peroantesfuialavarmelasmanosenlasoscurasaguas del estanque. El viaje hasta Nairobi me pareció infinitamente largo,penséquedurantetodoaqueltiempopodíamoshaberllegadohastamipatria,aDinamarca.

ElHospitalNativodeNairobi se asienta justamente antes de empezar lacuestaabajoquellevahastalahondonadadondeestálaciudad.Estabaoscuroyparecíatranquilo.Noscostótrabajodespertaraalguien;alfinalaparecióun

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viejomédico o un ayudante goano, vestido con un curioso negligé. Era unhombre grande y gordo, demanerasmuy apacibles y que tenía una extrañaforma de hacer elmismo gesto primero con unamano y luego con la otra.CuandoayudabaasacaraWamaidelautomóvilmeparecióqueseestremecíayluegoseestiraba,perocuandolointrodujimosenunahabitacióndelhospitalcompletamenteiluminada,estabamuerto.Elviejogoanoseñalóconlamanohaciaél,diciendo:«Estámuerto».

Y luego haciaWanyangerri, diciendo: «Está vivo». Nunca volví a ver aaquel anciano, porque nunca más volví al hospital por la noche, cuandoprobablementeera su turno.Enaquelmomentosusmanerasmemolestaron,pero luego pensé que fue como si el destino mismo, envuelto en grandesmantosblancos,unoencimadeotro,noshubierarecibidoenelumbraldelacasadistribuyendoimparcialmentelavidaylamuerte.

Wanyangerrisedespertódeundesvanecimientocuandolometíamosenelhospitalyfueposeídoporunpánicoterrible;noqueríaquedarseyseagarróamíyacualquieraqueestuvieracerca,mientrasgritabayllorabaconlamayorangustia. El viejo goano, finalmente, lo calmó mediante una inyección ymirándome sobre sus lentes,me dijo: «Está vivo». Dejé a los niños allí, almuertoyalvivo, sobredoscamillas, abandonadosa susdiferentesdestinos.Belknap,quehabíavenidoconnosotrosensumotocicleta,másquenadaparaayudamos a empujar el automóvil para que arrancara si se detenía en lacarretera, pensaba que debíamos informar del accidente a la policía.Condujimos por la ciudad hasta el puesto de policía de la calle River,encontrándonos así en el corazón de la vida nocturna deNairobi.No habíaningún policía blanco cuando llegamos y mientras iban a llamado nosotrosesperamosafuera,enelcoche.Lacalleteníaunaavenidadealtoseucaliptos,elárboldetodaslasciudadesdelospionerosenlastierrasaltas;porlanochesus hojas largas y delgadas despiden un perfume extraño y agradable yadquierenuncuriosoaspectoalaluzdelasfarolas.Unagrandeyrollizajovenswahelieraconducidaalpuestodepolicíaporungrupodepolicíasnativos,seresistíacontodassusfuerzas,lesarañabaenlacaraygritabacomounacerda;trajeron a un grupo de camorristas que todavía en las escaleras del puestoqueríanseguirpeleando,yaunladrónquemeparecequeacababandecoger,queveníaporlacalleseguidoporungrupodenoctámbulos,discutiendoentresíenvozalta,unosdepartesuyayotrosdelapolicía.Porfinllegóunjovenoficialdelapolicía,directamente,creo,deunajuerga.ABelknapleprodujounadesilusiónporquedespuésde comenzar su informecongran interésy auna tremenda velocidad, se sumió en profundos pensamientos, arrastró sulápizlentamenteporelpapelyporfindejódeescribirysemetióellápizenelbolsillo.Yo tenía fríodebidoalairede lanoche.Porúltimo,volvimosenelautomóvilacasa.

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A la mañana siguiente, todavía en la cama, sentí, por la concentradaquietudquerodeabalacasa,quehabíamuchagentefuera.Sabíaquiéneseran:los ancianos de la granja, que acuclillados en las piedras, masticaban,aspiraban el tabaco, escupíanyhablaban envozbaja.También sabía lo quequerían: venían a informarme de su deseo de celebrar una kyama sobre elasuntodeldisparodelanochepasadaylamuertedelniño.

Unakyamaesunaasambleadelosancianos,autorizadaporelGobierno,para dirimir las diferencias locales entre los aparceros. Losmiembros de lakyamasereúnenporuncrimenounaccidenteypuedenpermanecerreunidosdurante muchas semanas, alimentándose de carnero, cháchara y desastres.Sabíaqueahoralosancianosqueríanhablardetodoelasuntoconmigoyquetambiénquerían,sipodían,queyofuerajuezydijeralaúltimapalabra.Nomeapetecía una interminable discusión sobre la tragedia de aquella noche ymandéabuscarmicaballoparaalejarmedelacasaydeellos.

Como esperaba, al salir de la casame encontré al círculo entero de losancianoscercadelascabañasdeloscriados.Paraquesuasambleanoperdieradignidadhicieronquenomeveían,hastaquesedieroncuentadequemeiba.Selevantaronrápidamentesobresusviejaspiernasycomenzaronaagitarsusbrazoshaciamí.Lessaludéconlamanoymefui.

II

Cabalgandoenlareserva

Cabalgué hasta la reservamasai.Había cruzado el río para llegar; desdeallí a caballo llegaba al cazadero en un cuarto de hora. Me costó muchotiempo,mientrasestuveen lagranja,encontrarun lugarpordondevadearelrío a caballo: la bajada era pedregosa y la subida de la otra orilla muyempinada,pero«unavezallí,¡cómoelespírituencantadopalpitadealegría!».

Allí,antelavista,seextendíauncentenardemillasparagaloparsobrelatierraabierta,ondulanteycubiertadehierba;nicercos,nizanjas,nicaminos.Nohabíaconstruccioneshumanassalvolasaldeasmasai,yesasestabanvacíasla mitad del año, cuando los grandes nómadas se iban con sus rebaños enbuscadeotrospastos.Habíapequeñasacaciasdiseminadasregularmentesobrela pradera, y largos y profundosvalles con secos lechos de ríos, de grandespiedrasplanas,dondehabíaquebuscarsenderosdeciervosparacruzarlos.Alcabodeunrato tedabascuentade lo tranquiloqueera todoaquello.Ahora,recordandomi vida enÁfrica, pienso que en su conjunto puede describirsecomolaexistenciadeunapersonaquevinodeunmundoagitadoyruidosoa

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otrotranquilo.

Un poco antes de las lluvias, losmasai quemaban la vieja hierba seca ymientraslaspraderasaparecíanyermasynegraserapocoagradableviajarporellas: las pezuñasde tu caballo levantaban ceniza chamuscadaque te cubríaportodaspartes,incluidoslosojos,ylostallosquemadosdelashierbaseranagudoscomocristalesycortabanlaspatasdelosperros.Perocuandolleganlas lluvias y la hierba nueva está fresca en las llanuras, sientes como sicabalgarassobremuellesyloscaballoshacenunpocoellocodepurogusto.Lasdiversasclasesdegacelasvienenaloslugaresverdesapastaryparecencomoanimalesdejugueteenunamesadebillar.Avecescabalgasenmediodeun rebaño de antílopes; las poderosas y pacíficas bestias dejan acercarte yluego se escapan trotando; sus largos cuernos flamean hacia atrás sobre suserguidos cuellos y los grandes colgajos de piel del pecho, que les hacenparecercuadrados,oscilanacadapaso.Parecensalidosdeunantiguoepitafioegipcio,peroallíacabandeararloscamposysuaireesfamiliarydoméstico.Lasjirafasenlareservapermanecenalejadas.

A veces, en el primermes de las lluvias, la reserva se cubre de blancosclavelessilvestres,y,adistancia,laspraderasparecensembradasdenieve.

Delmundodeloshombrespasabaalmundodelosanimales,latragediadela noche pesaba sobre mi corazón. Los ancianos ante mi casa me hacíansentirme incómoda; en la antigüedad la gente debía de sentirse así cuandocreíaqueunabrujade lavecindad lehabíaechadomaldeojooqueenesemomentollevabaunmuñecodecerabajosusfaldasparaserbautizadoconsunombre.

Misrelacionesconlosnativosenlosasuntoslegalesdelagranjaeranmuycuriosas.Siqueríapazenmistierrasnopodíadejardeparticipar,porqueunadisputaentreaparcerosquenofuerasolemnementeresueltaeracomounadeesasheridasquetehacesenÁfrica,queellosllamanheridadeveld:securanenlasuperficieysupuranbajolapielhastaquelatratasderaízylalimpiasporcompleto.Losnativoslosabenysiqueríanqueunasuntoseresolvieradeverdadveníanamíparaquedieramisentencia.

Como yo no sabía nada de sus leyes la figura que representaba en esosgrandestribunalesdejusticiaeranladeunaprimadonnaquenorecuerdaniunasolapalabradesupapelyelrestodelrepartotienequeayudarla.Esatarealasumíanmisancianoscontactoypaciencia.Habíatambiénocasionesenquela ofendida prima donna rechazaba su papel y se negaba a seguir,abandonandoelescenario.Cuandoestoocurría,mipúblicoselotomabacomoun duro golpe del destino, un acto divino que estaba más allá de sucomprensión;reflexionabasobreelloensilencioyescupía.

LasideasdejusticiadeEuropayÁfricasondistintaseincompatiblesentre

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sí.Paralosafricanosnohaymásqueunamaneradecontrapesarlascatástrofesde la existencia, y eso sólo se puede hacer mediante la restitución; no sepreocupan por el motivo de la acción. Sea que esperas a tu enemigo y lodegüellasenlaoscuridad;seaquecortasunárbolysecaeencimaymataaundespreocupadoforastero:enloquerespectaalcastigo,paraelnativolosdoscasos son lo mismo. En la comunidad ha habido una pérdida y hay queresarcirla en donde sea y por quien sea. El nativo no pierde el tiempo enpensamientossopesandoculpasocastigos;quizápiensequeesopuedellevarledemasiadolejosorazonequeesascosasnoleconciernen.Perosededicaráainterminables especulaciones sobre elmétodomediante el cual se compenseenovejasycabraselcrimenodesastre—eltiemponotieneimportanciaparaél—; te conduce solemnemente por un sagrado laberinto de sofismas. Enaquellostiemposesoibacontramisideasacercadelajusticia.

Todoslosafricanossonlosmismosenesosritos.Lossomalíestienenunamentalidadmuydiferentedeloskikuyusylosdesprecianprofundamente,perosesentarándeidénticamaneraparasopesarunasesinato,unaviolaciónoundañocontrasusanimalesenSomalia—suscamellasycaballosamados,cuyosnombresypedigreellevanescritosensuscorazones.

Una vez llegó la noticia de Nairobi de que un hermanito de Farah, queteníadiezaños,lehabíatiradounapiedraaunchicodeotratribuenunlugarllamadoBuramur, rompiéndoledosdientes.Representantesde lasdos tribusse reunieron en la granja, sentándose en el suelo de la casa de Farah, yhablaronnochetrasnoche.Llegaronflacosancianos,quehabíanestadoenLaMecayllevabanturbanteverde;arrogantesjóvenessomalíesque,cuandonoatendíanasusasuntosverdaderamenteimportantes,servíancomoporteadoresdelosgrandesviajerosycazadoreseuropeos,ymofletudosmuchachosdeojososcuros que representaban tímidamente a sus familias y que no decían unapalabra, pero escuchaban y aprendían devotamente. Farah me dijo que elasunto se consideraba grave porque el aspecto del chico había quedadoestropeado; le ibaa resultardifícil,cuando llegara lahora,casarse,y tendríaquerebajarsuspretensionesencuantoalabellezaonacimientodesunovia.Alfinal lapenafuefijadaencincuentacamellos, loquesignificabalamitadde la dote, siendo la dote entera de cien camellos. Cincuenta camellos quefueron comprados luego enSomalia para ser, dentro de diez años, parte delpreciodeunadoncellasomalíquenosefijaraenlosdosdientesperdidosporsu novio; tal vez se ponían los cimientos de una tragedia. Farah mismoconsiderabaquehabíasalidobienlibrado.

Losnativosdelagranjanuncatuvieronencuentamisopinionessobresusistema legal y cuando les ocurría una desgracia venían a mí para que losindemnizara.

Una vez, durante la recolección del café, una joven kikuyu llamada

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Wamboifueatropelladaporuncarrodebueyescercademicasaymuerta.Loscarrosllevabancafédesdeelcampohastaelmolinoyhabíaprohibidoatodoelmundoquesesubieraaellos.Deotramaneracadaviajehubieraconsistidoen una alegre partida de chicas y niños recolectores a paso lento, porquecualquierapuedeirmásrápidoqueunbuey,portodalagranjaylosanimalesse hubiesen cansado excesivamente. Pero los jóvenes boyeros no sabíandecirlequenoalasjóvenesdeojossoñadoresquelespedíanquelesdejarandarseesegusto; lomásquehacíaneradecirlesquesebajarancuandose lespodíaverdesdemicasa.PeroWamboicayóalsaltarylaruedadelcarropasósobre su cabecita oscura y le aplastó el cráneo; el carro dejaba un pequeñorastrodesangre.

Hice que llamaran a sus ancianos padres, que vinieron del campo ygimieron sobre ella. Sabía que eso significaba para ellos una grave pérdida,porquelamuchachaestabaenedaddecasarseyleshubieravalidosuprecioen ovejas, cabras y algún novillo. Era lo que habían deseado desde quenaciera.Estabapensadoencómopodríaayudarlescuandosemeadelantaronexigiéndome,conenergía,unacompletaindemnización.

«No»,lesdije,noibaapagar.Habíadichoalaschicasdelagranjaquenoqueríaquesesubieranaloscarros,todoelmundolosabía.Losviejosdijeronque sí con la cabeza, estaban totalmente de acuerdo, pero repitieron suexigenciainamoviblemente.Suargumentoeraquealguiendebepagar.Nolescabíaen lacabezaalgoquecontradijera susprincipios,de lamismamaneraquenolescabríalateoríadelarelatividad.Ynoeraavariciaorencorloque,cuandocerréladiscusiónymevolví,leshizoseguirmepisándomelostalones;eracomosiyofueramagnética,unaleydelanaturaleza.

Se sentaron y esperaron fuera demi casa.Eran pobre gente, pequeños ydesnutridos; parecían un par de pequeños tejones demi prado. Se sentaronhasta que el sol se puso y podía distinguirlos difícilmente contra la hierba.Estabanhundidosenunprofundodolor;sucongojaysupérdidaeconómicaseconfundíanenunaangustiaabrumadora.Farahestaba fueraaqueldía; en suausencia,enelmomentoenqueseencendieron las lámparasenmicasa, lesenvié dinero para que compraran un cordero para comer. Fue una malainiciativa, lo tomaron como el primer signo de cansancio de una ciudadasediadaysequedaronsentadosallídurante todalanoche.Yonosésielloshubierantomadoladecisióndeirsesinohubierasidoporqueaúltimahoradelatardeselesocurriólaideadedenunciaraljovenboyeroporsudesgracia.Laidealeshizolevantarsey,sinunapalabra,sefueronalamañanasiguienteaDagoretti,dondevivíanuestroayudantedelComisionadodelDistrito.

Asípues,lagranjaseconvirtióencentrodeuncasodeasesinatoyaellaacudíanjóvenespolicíasnativosdándoseairesdeimportancia.TodoloqueseleocurrióalayudantedelComisionadodelDistritofueofreceralospadresel

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ahorcamientodelcarretero,pero tuvoqueolvidarloa lavistade laspruebasdelcaso,alavezquelosancianosrenunciaronalakyamacuandoelayudanteyyonosapartamosdelasunto.Demaneraquealfinallosdosviejostuvieronque someterse a una ley de la relatividad de la cual no entendían ni unapalabra,tantosotros.

Avecesmehartabademisviejosdelakyamaylesdecíaloquepensabadeellos.

—Vosotroslosviejos—lesdecía—,ponéismultaselevadasalosjóvenespara que no puedan ahorrar. Los jóvenes no tienen un céntimo y entoncespodéiscompraralasmuchachas.

Losancianosmeescuchabanconatención, susojillosnegros relucíanensusrostrossecosyarrugados,susdelgadoslabiossemovíansuavementecomosirepitieranmispalabras:sesentíanlamardefelicesdeoírundiscursollenodeprincipiostanelevados.

A pesar de nuestra diversidad de opiniones, mi posición de juez de loskikuyus teníamuchas posibilidades yme gustaba. Yo era entonces joven yhabía meditado acerca de la justicia y la injusticia, pero fundamentalmentedesdeelpuntodevistadelapersonajuzgada;nomehabíasentadonuncaenelsitiodeljuez.Meesforzabaporjuzgarconimparcialidadymantenerenpazalagranja.Aveces,cuandolosproblemassecomplicabanmucho,meretirabaparapensarenellos,cubríamicabezaconuna túnicamentaldemaneraquenadie pudiera venir y me hablara de ellos. Era una actitud que me hacíaaparecermuyeficazantelagentedelagranjaymuchotiempodespuéslesoíahablarconrespetodelcasoqueera tancomplicadoquenadiepudoaclararloenmenosdeunasemana.Alosnativossiemprelesimpresionabaquegastaramás tiempo que ellos en un asunto, lo que pasaba es que era difícilconseguido.

Pero que los nativosme quisieran como juez y consideraran valiosomiveredictoesalgocuyaexplicaciónseencuentraensumentalidadteológicaomitológica.Loseuropeoshanperdidolafacultaddeedificarmitosodogmas,ycuando losnecesitamosdebemosrecurrira las reservasdenuestropasado.Pero lamentede losafricanossemueveconnaturalidadyconfacilidadporcaminostanoscuroseintrincados.Estedonsuyosalearelucirconfuerzaensusrelacionesconlosblancos.

Puedes encontrar esto ya en los nombres que ponen a los europeos queconocen, trasun ligero trato.Debessaberlosiquieresenviaraunmensajerocon cartas para un amigo o encontrar el camino de una casa cuando vas enautomóvil,porqueelmundonativolosconocesóloporesenombre.Yoteníaporvecinoaun insociablesujeto,que jamás teníaun invitadoensucasa,alquellamabanSahaneModja(SolounCubierto).MiamigosuizoEricOtterera

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ResaseModja(UnSoloCartucho), loquesignificabaquenonecesitabamásque un cartucho para matar, y ese era un nombre muy lisonjero. Unapasionado automovilista que yo conocía era llamadoMedio hombre-medioautomóvil.Cuandolosnativosdabanaloshombresblancoselnombredeunanimal —el Pez, la Jirafa, el Toro Gordo—, sus pensamientos seguían lasantiguas fábulas yesos hombres blancos eran para ellos, me parece, en lasprofundidadesdesusconciencias,tantohombrescomobestias.

Y haymagia en las palabras: una persona que durantemuchos años erallamadapor losque leconocíanconelnombredeunanimal, terminabaporsentirsefamiliarizadoconéste,porreconocerseenél.CuandovolvíaaEuropaseextrañabadequenolerelacionaranconelanimal.

Unavez,enelzoodeLondres,volvíaverdenuevoalviejofuncionarioretirado del Gobierno que en África conocí como Bwana Tembu (el SeñorElefante).Estaba a solasdelantede la jaulade los elefantes, profundamenteabsorto en la contemplación de esos animales. Quizá iba a menudo. Sussirvientes nativos hubieranpensadoque era algo absolutamente lógico, peroprobablemente nadiemás enLondres que yo, que iba a estar allí sólo unosdías,podríaentenderlo.

Lamentedelosnativosfuncionadeunamaneraextraña,yestárelacionadacon la mentalidad de los pueblos desaparecidos, para quienes era naturalimaginarqueOdín,paramirarelmundoentero,sequitabaunodesusojos;yque se figuraba al dios del amor como un chiquillo ignorante de éste. Esprobable que los kikuyus de la granja creyeran quemi grandeza como juezresidía en el hecho de que yo no sabía nada de las leyes según las cualesjuzgaba.

Debido a su donpara losmitos, los nativos también puedenhacer cosascontralascualesnopuedesguardarteniescapar.Tepuedentransformarenunsímbolo. Yo era consciente de ese proceso y privadamente utilizaba unapalabra para ello —en mi interior decía que ellos me convertían en suserpientedebronce—.Loseuropeosquehayanvividodurantemuchotiempoentrelosnativoscomprenderánloquequierodecir,aunquelapalabranoestéusada correctamente de acuerdo con la Biblia. Creo que a pesar de todasnuestrasactividadesenlatierra,delosprogresoscientíficosymecánicosquehemosllevadoallíyhastadelapropiaPaxBritanicaeselúnicousoprácticoquelosnativoshanhechodenosotros.

No utilizaban a todos los hombres blancos para ese propósito y desdeluego no a todos por igual. Nos daban, dentro de su mundo, un orden deprecedencias de rango según nuestra utilidad como serpientes de bronce.Muchosdemisamigos—DenysFinch-Hatton,GalbraithyBerkeleyCole,SirNorthrupMacMillan—teníanunaposiciónmuyelevadaentrelosnativos.

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LordDelamereeraunaserpientedebroncedeprimeramagnitud.Recuerdoqueunavezviajéporlastierrasaltasdurantelaépocaenquelagranpestedesaltamontes asolaba la tierra. Las langostas habían estado el año anterior,ahorahabíaaparecidosupequeñaynegraprogenieparacomerloquelosotroshabíandejadoyquenorestaraniunabriznadehierbapordondenohubieranpasado. Para los nativos era un golpe terrible, demasiado para soportardespués de lo que ya habían pasado. Con los corazones rotos gemían oaullabancomoperrosmoribundos,mientrasmovíansuscabezascomosi lasgolpearancontraunmuroqueselevantasedelantedeellos.Lesdijequehabíaatravesado conduciendo la granja de Delamere y que había visto lossaltamontes por todas partes, en las dehesas y en los pastos, y añadí queDelamere estaba furioso y desesperado. En aquel momento los oyentes sequedaron silenciosos y casi tranquilos. Me preguntaron qué había dichoDelameredesudesgracia,ydenuevomepidieronquelorepitierayluegosecallaron.

Comoserpientedebronceno tenía tantoprestigio comoLordDelamere,perohuboocasionesenlasquefuiútilalosnativos.Durantelaguerra,cuandoeldestinodelCuerpodePorteadoresdependíaporenterodelmundonativo,los aparceros de la granja solían venir y sentarse en torno a mi casa. Nohablaban,nisiquieraentresí,memirabanymeconvertíanensuserpientedebronce. No podía echarlos porque no hacían nada malo y, además, si lohubiera hecho, irían a sentarse en otro lugar. Era difícil de soportar. Meayudabaelhechodequeel regimientodemihermanohubiera sidoenviadopor entonces a la primera línea en Vimy: podía volver mis ojos hacia él yconvertirloenmiserpientedebronce.

Loskikuyusmeconvirtieronensuprincipalplañidera,omujerdedolores,cuandounagrandesgracia se abatía sobre la granja.Era loque ahorahabíaocurridoconaquelaccidentedelaescopeta.Comoyoestabaapenadaporlosniñoslagentedelagranjasepermitiódejarelasuntoyprescindirdeélporelmomento. En nuestra desgracia me consideraban como la congregación, alsacerdote que apura el cáliz, pero en nombre de todos.Ocurre como con labrujería,quecuandolahanpracticadocontigonuncateliberascompletamentede ella. Me producía un gran dolor un proceso tan penoso de soportar ydeseaba huir de él. Muchos años después, en ocasiones, me sorprendíapensando: «¿Cómome pueden tratar de esa manera? ¡Yo, que he sido unaserpientedebronce!».

Cabalgabahacialagranja,yalcruzarelrío,cuandoestabadentrodelagua,me encontré a un grupo de hijos de Kaninu, tres jóvenes y un chiquillo.Llevabanlanzasymarchabanrápidamente.CuandolesdetuveylespregunténoticiasdesuhermanoKaberosequedaron,elaguaalaalturadesusrodillas,muy serios y con los ojos bajos; me hablaron lentamente. Me dijeron que

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Kaberonohabíavueltoyquenadasabíandeéldesdequehabíadesaparecidoanoche.Tenían la certidumbredequeestabamuerto.Fueraquedesesperadodehabíamatadoasímismo—laideadesuicidiosobrevienedemaneramuynaturalatodoslosnativos,incluidoslosniños—oquesehubieraperdidoenlamalezayquelohubierandevoradolosanimalessalvajes.Sushermanoslehabíanbuscadoportodaspartesyahoraestabanencaminodelareservaparaintentarencontrarlo.

Cuando llegué a la orilla del río enmi tierra, me volví y miré hacia lapradera;mitierraeramásaltaqueladelareserva.Nohabíaningúnsignodevidaporlapradera,exceptoalolejosunascebrasquepastabanygalopaban.Alsalirdelchaparralde laotraorilladel ríoelgrupodebuscadorescaminócon rapidez, marchando en fila india; el grupito parecía como un pequeñogusanoqueavanzaravelozysinuosamenteentrelahierba.Devezencuandoel sol se reflejaba en sus armas. Parecíanmuy seguros de la dirección quehabíantomado,¿perocuálera?Ensubúsquedadelniñoperdido,suúnicaguíaseríanlosbuitres,quesiempreseciernenenelcielosobreloscadáveresdelapraderaeindicanelpuntoexactodondehamatadoelleón.

Peroeseseríauncuerpecillomuypequeño,muypocacosaparaelfestíndelosglotonesdelaire,nohabríamuchosdeellosparaavistarlo,nosequedaríandurantemuchotiempo.

Eramuytristepensado.Cabalguéhastacasa.

III

Wamai

FuialakyamaseguidaporFarah.SiemprellevabaaFarahconmigoenlostratosconloskikuyus,porquemientrasqueenloconcernienteasusasuntosprivadosdemostrabaescasosentidocomún,ycomotodoslossomalíesperdíala cabeza cuando se trataba de sentimientos y luchas tribales, sobre lasdiferenciasentreotrasgentesmostrabasabiduríaydiscreción.Ademáseramiintérprete,porquehablababienelswaheli.

Medicuenta,antesde llegara laasamblea,queelobjetivoprincipaldelprocedimientoeraesquilmarlomásposibleaKaninu.Veríacómolequitabanlasovejasportodosloslados,unasparaindemnizaralasfamiliasdelmuertoydel niño herido, otras para mantener la kyama. Desde el principio eso medisgustó. Porque yo pensaba que Kaninu había perdido a su hijo como losotros padres y el destino del chiquillo me parecía el más trágico de todos.Wamai estabamuerto y no contaba, yWanyangerri en el hospital, donde lo

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cuidaban,peroKabertohabíasidoabandonadoportodosynadiesabíadóndeyacíansushuesos.

Kaninu seprestabaexcepcionalmentebienpara supapeldebueycebadoparaunafiesta.Eraunodemisaparcerosmásricos;enmilistadeaparcerosfiguraba con treinta y cinco cabezas de ganado, cinco mujeres y sesentacabras.Sualdeaestabaalladodemibosque,constantementeveíaasushijosyasuscabras,ycontinuamentehabíabroncasconsusmujeresporqueveníanacortarmisárbolesgrandes.Loskikuyusnoconocenellujo,losmásricosdeentre ellos viven como los pobres, y en la cabaña de Kaninu no habíamobiliario, salvo quizá un escabel de madera. Pero en la aldea de Kaninuhabíamuchascabañasyunbulliciosoenjambredeancianas, jóvenesyniñosportodaspartes.Yalatardecer,alahoradeordeñar,seveíaunalargahilerade vacas que avanzaban hacia la aldea por la pradera, con sus sombrasazuladas caminando a su lado entre la hierba.Todo ellodaba al viejo flaco,envueltoenunmantodecuero,consurostrooscuroyastutosurcadoporunareddearrugasllenasdeporquería,elhaloortodoxodeunnababdelagranja.

Kaninu y yo habíamos tenido muchos litigios, incluso había llegado aamenazarlo con echarlo de la granja por determinado negocio al que sededicaba.Kaninuse llevababiencon la tribumasaivecinayhabíacasadoacuatroocincodesushijasallí.Lospropioskikuyusmehabíancontadoqueenelpasadolosmasaiconsiderabandegradantecasarseconunakikuyu.Peroennuestros días la extraña y agonizante nación, para retrasar su desapariciónfinal, había olvidado su orgullo. Lasmujeresmasai no tenían niños y en latribu había demanda de jóvenes y prolíficas mujeres kikuyus. Toda laparenteladeKaninueragenteagraciada,yél trajo, acambiode sushijas, aunascuantasesbeltasyalborotadorasnovillasdelareserva.Másdeunpaterfamiliaskikuyudeesteperíodosehizoricoporelmismoprocedimiento.Medijeron que el gran jefe de los kikuyus, Kinanjui, había enviado a más deveintedesushijasalosmasai,recibiendoacambiouncentenardecabezasdeganado.

Perounañoanteslareservamasaihabíasidopuestaencuarentenaporunaepidemiadeglosopedaynosepodíasacarganadodeella.Eseeraungravedilema para la existencia de Kaninu. Porque los masai eran nómadas ycambiabansumoradadeacuerdoconlaestación,lalluviaylospastos,ylasvacasdesusrebañosquelegalmentepertenecíanaKaninueranllevadasdeunladoaotro,pudiendoestarenesosmomentosacienmillasdeallí,dondenadiesabía qué pasaba con ellas. Los masai eran unos tratantes de ganado sinescrúpulos con todo el mundo, y más aún con los kikuyus, a los cualesdespreciaban.Eranbuenosguerrerosysedecíaquegrandesamantes.EnsusmanosloscorazonesdelashijasdeKaninuseestaríanvolviendocomolosdelasmujeres sabinasdel pasadoyyanopodía seguir confiando en ellas.Por

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tanto,elviejoymañosokikuyucomenzóatraersuganadoamigranjaatravésdelrío,durantelanoche,porquesesuponíaqueelComisionadodelDistritoyelveterinariodelDepartamentoestaríandormidos.Erauncomportamientodelo más bellaco por su parte, porque la reglamentación de la cuarentena secontaba entre las que los nativos entendían y tenían en alta estima. Si seencontraban esas vacas enmi tierra, la propia granja hubiera sidopuesta encuarentena.Portanto,pusevigilantesporelríoparaahuyentaraloscriadosdeKaninu,yenlasnochesdelunallenahubomuchasdramáticasemboscadasyveloces huidas por la corriente plateada, con las novillas, objeto de lapreocupacióngeneral,chapoteandoycorriendoentodaslasdirecciones.

Jogona,elpadredelniñoWamaiquehabíamuerto,eraunpobrehombre.No teníaenelmundomásqueunaancianaesposay trescabras.No tendríanunca más porque era una persona muy simple. Yo conocía muy bien aJogona.Unañoantesdel accidenteyde la reuniónde lakyamahuboen lagranjaunterribleasesinato.Dosindiosquemehabíanalquiladounmolinoríoarribaymolíanmaízparaloskikuyus,fueronmuertosunanoche,robadassusmercancíasyalosasesinosnoselesencontrónunca.Elcrimenasustóatodosloscomerciantesytenderosindiosdelazona,quedesaparecieroncomosiselosllevaraelviento;yotuvequearmaraPooranSingh,enmipropiomolino,con una vieja escopeta para que se quedara allí, Y aun así necesité muchapersuasión. Yo misma pensé, las primeras noches después del crimen, quehabía oído pasos en torno a la casa, así que durante una semana tuve unvigilante nocturno, y ese hombre era Jogona.Eramuy amable y no hubieraservidodenadacontraunosasesinos,peroeraunancianomuysimpáticoyeraagradablecharlarconél.Teníaelairedeunalegrechiquillo,suanchorostromostrabaunaexpresiónpurayanimada,ycadavezquememirabaseechabaareír.Parecíamuycontentodevermeenlakyama.

PerohastaelCoránqueyoestabaestudiandoporaquellosdíasdecía:«Notorceráslajusticiadelaleyenbeneficiodelpobre».Ademásdemíhabíaporlo menos un miembro de la asamblea consciente de que su propósito eraesquilmaraKaninu:elpropioKaninu.Losotrosancianosestabanallísentadosinfinitamente atentos y con toda su inteligencia preparada para el desarrollodelprocedimiento.Kaninu,enelsuelo,sehabíacubiertolacabezaconsugrantúnicadecuerodecabraydevezencuantolanzabaunlamentooungimoteo,comounperrocansadodeladraryqueensumiseriaselimitaasobrevivir.

LosancianosqueríancomenzarconelcasodelniñoheridoWanyangerri,porque les daba infinitas posibilidades de cháchara. ¿Cuál sería laindemnización siWanyangerrimoría? ¿Si quedabadesfigurado? ¿Y si habíaperdidolafacultaddehablar?Farah,enminombre,lesdijoqueyonopodíadiscutir sobre ese asunto hasta que no fuera a Nairobi y hubiera visto almédicoenelhospital.Setragaronsudecepciónyprepararonsusargumentos

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paraelpróximocaso.

Era el kyama, les dije por mediación de Farah, quien arreglaríarápidamenteelcasoynoteníanporquéestarallísentadosparaesoduranteelrestodesusvidas.Estabaclaroquenosetratabadeuncasodeasesinato,sinodeundesgraciadoaccidente.

Loskyamahonraronmidiscursoconsuatención,perotanprontocomosehuboacabadomostraronsuoposición.

—Msabu, nosotros no sabemos nada —dijeron—. Pero vemos que tútampocosabesmuchoysóloentendemosunpocodeloquenosdices.SetratadequeelhijodeKaninu fueelquehizoeldisparo.Sino,¿porquénoestáherido?SiquieressabermásdeestotelodiráMauge,queestáaquí.Suhijoestabaallíyeldisparolearrancóunaoreja.

Maugeeraunodelosaparcerosmásricos,unaespeciederivalenlagranjadeKaninu.Eraunhombredeaspectomuysolemneysuspalabrasteníanpeso,aunquehablabamuylentamenteycadadosportressedeteníaparapensar.

—Msabu —me dijo—, mi hijo me ha contado lo siguiente: todos loschicoscogieron la escopetauno trasotroyapuntaronaKabero.Perono lesexplicócómosedisparaba,no se loexplicóenabsoluto.Al final cogióotravezlaescopetayenelmismomomentosedisparó,hirióatodoslosniñosymatóaWamai,elhijodeJogona.Asíesexactamentecuraocurrió.

—Ya sé todo eso —dije—, y fue lo que se llama mala suerte y unaccidente.Puedehacerelmismodisparodesdemicasaotú,Mauge,desdelatuya.

Estoprovocóungranrevueloenlakyama.TodosmiraronaMauge,quesesintiómuy incómodo.Luego durante un rato hablaron entre sí, en vozmuybaja,comoenunsusurro.Alfinalretornaronaladiscusión.

—Msabu—medijeron—,estavezsíquenoentendemosniunapalabradeloquehasdicho.Nosparecequeestáshablandodeunrifle,porquetúdisparasmuybienconunrifle,peronotanbienconunaescopeta.Sisehubieratratadodeun riflehubieras tenido toda la razón.Peronadiepuededispararconunaescopeta desde tu casa o desde la casa deMauge, hacia la casa de BwanaMenanyaymatargentedentrodelacasa.

Despuésdeunacortapausadije:

—Todos saben ahora que fue el hijo deKaninu el que disparó el arma.Kaninupagará a Jogona conuna cantidaddeovejas para compensarle de lapérdida.PerotambiénsabéisqueelhijodeKaninunoeraunchicomaloynoqueríamataraWamai,yqueKaninunopagarátantasovejascomosihubierasidootroelcaso.EnestepuntounancianollamadoAwaruhabló.Habíatenido

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uncontactomásíntimoconlacivilizaciónquelosotros,porquehabíapasadosieteañosenlacárcel.

—Msabu—dijo—,túdicesqueelhijodeKaninunoeramaloyque,portanto,Kaninunotieneporquépagarcontantasovejas.PerosisuhijohubieraqueridomataraWamai,demostrandoasíqueeraunchicomuymalo,¿seríaeso bueno paraKaninu? ¿Le hubiera gustado tanto que hubiera pagado conmuchasmásovejas?

—Awaru—dije—, tú sabesqueKaninuhaperdido a suhijo.Túmismovasalaescuela,asíquesabeslolistoqueeracomoescolar.SieratanbuenoenlodemásesunadesgraciaparaKaninuhaberloperdido.

Hubounalargapausa,enelredondel.Alfinal,Kaninu,comosirecordararepentinamenteundoloroundeberolvidado,lanzóunlargogemido.

—Memsahib—dijoFarah—,dejaqueestoskikuyusdiganlacantidadquetienenensuscorazones.

Me habló en swaheli, de manera que la asamblea podía entenderle, yconsiguióquelosnativosserevolvieraninquietos,porqueunacantidadesalgoconcretoyaellosesonolesgusta.Farahrecorrióconlamiradaelcírculoysugirióaltivamente:

—Cien.

Uncentenardeovejaseraunacifrafantásticaenlaquenadiepodíahaberpensado en serio.Un silencio cayó sobre la kyama. Los ancianos se dieroncuentaqueestabanalamerceddelasburlasdelsomalíydecidieronnodarsepor enterados.Uno de losmás viejos susurró «Cincuenta», pero la cantidadcarecíadepesoarrastradaporlacorrientedeairedelasbromasdeFarah.

TrasunmomentoFarahdijo rápidamente«Cuarenta»conel estilodeunexperimentado tratantedeganado, agustoconcifrasyanimales.Lapalabracomenzó a revolver las ideas que latían en la reunión; empezaron a hablaranimadamente entre ellos. Ahora necesitaban tiempo, meditar y parlotearabundantemente, pero ya estaban puestos los cimientos de una negociación.CuandoregresamosacasaFarahmedijoconfidencialmente:

—MeparecequeesosviejosconseguiráncuarentaovejasdeKaninu.

Kaninu tuvo que soportar todavía otra prueba en la kyama. El viejo ybarrigudoKathegu,otro importanteaparcerode lagranja,padreyabuelodeunaenormeparentela, se levantóypropusoquese fueranaver lasovejasycabras deKaninu, para escogerlas una por una. Esto iba contra los usos decualquierkyama,ya Jogonanose lehubieraocurridonunca,por loqueyopensé que debía haber un acuerdo entre él y Kathegu, en beneficio de esteúltimo.Esperéaverquépasaba.

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En primer lugar Kaninu pareció resignarse al martirio, bajó la cabeza ycomenzóagemircomosiporcadaanimalnombradolearrancaranunamuela.PerocuandofinalmenteKathegu,untantovacilante,señalóunacabragrandey amarilla, sin cuernos, el corazón de Kaninu se rompió y las fuerzas leabandonaron. Avanzó quitándose la túnica con un solemne ademán. Por unmomentobramócomoun toro frente amí; lanzóunbramidode auxilio, unespantosodeprofundishastaquesediocuenta,conunarápidamirada,queyoestabadesuparteyquenoibaaperderlacabraamarilla.Sesentósinhacerruido; únicamente al cabo de un rato lanzó a Kathegu unamirada llena desarcasmo.

Después de una semana de sesiones ymás sesiones de la kyama se fijófinalmente la indemnización en cuarenta ovejas que Kaninu debía pagar aJogona,peronoseespecificabanlasquedebíantransferirse.

Quince días más tarde Farah me contó, mientras cenaba, las últimasnoticiasdelcaso:

«TresancianoskikuyusdeNyeri»,mecontó,«llegarona lagranjaeldíaanterior.HabíanoídohablardelcasoensuscabañasdeNyeriysepusieronencaminoparallegaralescenarioydeclararqueWamainoeraelhijodeJogona,sinodeldifuntohijodeunhermanosuyoyque,por tanto, lacompensaciónporsumuertelegalmentelescorrespondíaaellos».

MereídelaimpudiciayledijeaFarahqueeramuypropiodeloskikuyusde Nyeri. «No», dijo Farah reflexivamente, creía que tenían razón. JogonahabíavenidodesdeNyerialagranjahacíaseisañosyporloqueFarahhabíapodido saber,Wamai no era hijo suyo «ni lo había sido nunca». ProsiguiódiciendoqueJogonahabíatenidolagransuertederecibirya,desdedosdíasantes,veinticincodelascuarentaovejas.«SinoKaninuhubieradejadoqueselas llevaran a Nyeri para ahorrarse el dolor», decía Farah, «de verlasconstantementeenlagranjaahoraquenosonsuyas.PeroJogonadebíatenercuidadoporqueloskikuyusdeNyerieranmuytercos.SehabíaninstaladoenlagranjayamenazabanconllevarelcasoalComisionadodelDistrito.

AsíqueyaestabapreparadacuandounosdíasdespuésdepresentaronantemicasalosdeNyeri,queerankikuyusdeclaseinferioryteníanelaspectodetres hienas hirsutas y sucias que habían hecho ciento cincuenta millassiguiendoelrastrodelasangredeWamai.ConellosvinoJogonaenunestadodegranangustiayagitación.SusdiferentesactitudesprobablementeresidíanenqueloskikuyusdeNyerinoteníannadaqueperder,mientrasqueJogonateníaveinticincoovejas.Lostresforasterossesentaronsobreunaspiedrassindarmásseñalesdevidaquetresgarrapatassobreunaoveja.Nosentíaningunasimpatíapor su causaporque, fueran cuales fueran las circunstancias, nuncahabíanmostradoelmenorinterésporelniñomuertomientrasestuvovivo,yle

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sentía por Jogona, que se había portado bien en la kyama y estaba muyafectado,meparece,porlodeWamai.Jogona,cuandolepregunté,temblabaysuspiraba,demaneraqueera imposiblecomprenderleynoadelantamosmásadelanteenesaocasión.

PerodosdíasdespuésJogonavolviótempranoporlamañana,cuandoyoestabaescribiendoamáquina,ymepidióqueescribieraparaéllahistoriadesusrelacionesconelniñomuertoyconsufamilia.QueríallevarleelinformealComisionadodelDistritoen

Dagoretti. Jogoname impresionóhondamenteporsusencillez,porquesele veía muy afectado y no disimulaba sus emociones. Estaba claro queconsideraba que su decisión era un paso muy serio y peligroso; sentía untemorreverente.

Escribí aquelladeclaración.Me tomómucho tiempoporqueeraun largoinforme de acontecimientos que habían hacía más de seis años yextremadamentecomplicados.Mientrashablaba,Jogonateníaconfrecuenciaqueinterrumpirse,volvíasobrelascosasylasreconstruía.Lamayorpartedeltiempo tuvo la cabeza entre lasmanos, golpeándose a veces gravemente elcogotecomosideallífueranasalirloshechos.Unavezselevantóyapoyólacaracontralapared,comohacenlasmujereskikuyuscuandoparen.

Hiceunacopiadeeseinforme.Losigoteniendoconmigo.

Era muy difícil de seguir, estaba lleno de complicadas circunstanciasirrelevantes detalles.Nome sorprendía que para Jogona hubiera sido difícilrecordar, lo más sorprendente es que hubiera conseguido recordarlo todo.Comenzaba:

«Cuando Waweru Wamai, de Nyeri, iba a morir», nataka kufa, queríamorir, como dicen en swaheli, «tenía dos esposas. Una de las esposas, quetenía tres hijas, después de lamuerte deWaweru se casó con otro hombre.Wawerunohabíaterminadodepagarporlaotraesposa,seguíadebiéndolealpadredoscabras.Estaesposahizounesfuerzoexcesivoallevantarunhazdeleñayabortó,ynadiesabíasipodríatenermáshijos…».

Continuabaeneseestiloyarrastrabaallectoralintrincadolaberintodelascondicionesyrelacionesdeloskikuyus:

«Esa esposa tenía un niño pequeño llamado Wamai. En aquel tiempoestabaenfermoylagentecreíaqueteníalaviruela.Waweruqueríamuchoasu esposa y a su hijo, y cuando estaba agonizando sufríamucho porque nosabíaqué seríade ella cuandomuriera.Entonces envió abuscar a su amigoJogonaKanyagga,quevivíanomuylejos.JogonaKanyaggadebíaaWaweruen aquel tiempo tres chelines por un par zapatos. Waweru le propuso unacuerdo…».

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ElacuerdoconsistíaenqueJogonadebíahacersecargode laesposayelhijo de su amigo agonizante, y pagar al padre de ella las dos cabras quetodavíaledebíadelasumadelpreciodecompra.ApartirdeahíelinformeseconvertíaenunalistadelosgastosquehabíatenidoJogonadesdelaadopcióndelniñoWamai.Decíaquehabíacompradounamedicinaextraordinariamentebuenapara la enfermedaddeWamaicuando sehizocargodeél.Aveces leteníaquecomprararrozen la tienda indiaporqueconelmaíznocrecía.Enunaocasióntuvoquepagarcincorupiasaungranjeroblancodelascercanías,quedijoqueWamaihabíatiradoaunodesuspavosalestanque.Estaúltimacantidadendinerocontanteysonante,quedebiódecostarle reunir, sehabíaimpresoenlamentedeJogona,puesvolvíasobreellaunayotravez.Porlamaneraconque seexpresaba Jogonadaba la impresiónqueporentonces sehabíaolvidadoqueelniñonoerasuyo.Estabatrastornadoporlaapariciónylas reclamaciones de los tres de Nyeri. La gente sencilla parece tener untalentoespecialparaadoptarniñosy losquierencomosi fueranpropios; loscorazonessencillosdeloscampesinoseuropeoshacenlomismosinesfuerzo.

CuandoJogonaterminósurelatoyyoterminélatrascripción, ledijequeiba a leérselo. Se volvió como para concentrarse mejor. Pero apenas habíaleídosunombre,«yenvióabuscara JogonaKanyagga,queerasuamigoyvivíanomuy lejos», sevolvió rápidamenteymemiróconojoschispeantes,tan llenos de alegría que transformaron al anciano en un chico, en elmismísimosímbolodelajuventud.Denuevocuandoterminabaeldocumentoyleíasunombre,quefigurabacomocomprobacióndebajodelamarcadesudedo pulgar, me miró otra vez con expresión vivaz, pero esta vez másprofundaycalmada,conunanuevadignidad.

UnamiradacomolaqueAdánlanzóalSeñorcuandoloformódelpolvoyéste lanzóen susnarices el soplode lavidayelhombre seconvirtió enunalma viviente. Yo lo había creado y le había mostrado como era: JogonaKanyagga para siempre. Cuando le entregué el papel, lo tomó respetuosa yávidamente,lodoblóenunaesquinadesutúnicaysequedóconlamanoallípuesta.Nopodíapermitirseperderlo,porquesualmaestabaallíyaquellaeralapruebadesuexistencia.AllíestabaloqueJogonaKanyaggahabíahechoyque conservaría su nombre para siempre: la carne se había hecho palabra yvivíaentrenosotrosllenadegraciaydeverdad.

ElmundodelapalabraescritaserevelóalosnativosdeÁfricacuandoyovivíaallí.Tenía,siquería,unaoportunidaddeatraparelpasadoporlacolayvivirunpequeño fragmentodenuestrapropiahistoria: elperíodocuando sereveló la escritura al pueblo llano de Europa. EnDinamarca había ocurridounoscienañosantesy,por loquemecontaronpersonasmuyviejascuandoera niña, me parece que la reacción en ambos casos había sido casiexactamentelamisma.Rarasveceslossereshumanospuedenhabermostrado

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unadevocióntanhumildeyextáticaalosprincipiosdelarteporelarte.

Lascartasdelosjóvenesnativosseguíansiendogeneralmenteescritasporamanuenses profesionales, porque aunque algunos de los viejos se dejabanllevarporelespíritudelostiemposyunoscuantosancianoskikuyusasistíanamiescuelaytrabajabanpacientementesuabecedario,lamayorpartedelosdelaviejageneraciónsemostrabanendesacuerdoconel fenómeno.Sólounospocos de los nativos podían leer, y mis sirvientes, los aparceros y losjornalerosdelagranjatraíancartasparaqueyoselasleyera.Cuandolasabríayestudiabaunacartatrasotra,memaravillabadesuinsignificancia.Cometíaelmismoerrorquetodaslaspersonascivilizadasyconprejuicios.Eracomotratar de herborizar la ramita de olivo que llevó la paloma al arca de Noé.Fueracualfuerasuaspecto,eramásimportantequeelarcaenteracontodoslos animales en ella; contenía un mundo nuevo y verde. Las cartas de losnativos se parecíanmucho unas a otras, seguíanmuy de cerca las fórmulassancionadas y sacralizadas, y eran más o menos como sigue: «Mi queridoamigoKamauMorefu.Tomolaplumaenmimano»,enunsentidonoliteral,porque era el escriba profesional quien lo hacía, «para escribirte una carta,porquehacemuchotiempoquequeríaescribirte.Yoestoymuybienyesperoquetútambiénestés,graciasaDios,muybien.Mimadreestámuybien.Miesposanoestámuybien,peroesperoquetuesposaestémuybien,graciasaDios,bien»,aquíveníaunalargalistadenombres,conunapequeñanoticiadecada uno de ellos, la mayor parte de las veces insignificante, aunque otrascompletamente fantásticas. Luego acababa la carta. «Ahora, amigo Kamau,termino esta carta porque tengomuypoco tiempopara escribirte.Tu amigoNdwettiLori».

Parallevarsimilaresmensajesentrejóvenesestudiososeuropeoshacecienaños,lospostillonessesubíanasusmonturas,galopabanloscaballos,sonabanlas trompas del correo y se imprimía papel con bordes dorados y ligulados.Las cartas eran recibidas con ilusión, acariciadasy conservadas;yohevistoalgunas de ellas.Antes de que aprendiera a hablar swaheli,mi relación conaquelmundodecartasnativasteníaunascuriosascaracterísticas:podíaleerloqueescribían sinentenderuna solapalabra.La lengua swahelinoposeíaunlenguaje escrito hasta que los blancos asumieron la tarea de crearlo; concuidado se escribía como se pronunciaba y no tenía ninguna anticuadaortografíaqueengañeallector.Mesentabayleíasuscartasdelamaneramásortodoxa,palabraporpalabra, con los receptoresdeellasescuchandoconelaliento cortado en torno mío, y podía seguir el efecto de mi lectura sinentender nada de lo que decía. A veces estallaban en lágrimas ante mispalabras o se retorcían lasmanos, otras gritabande alegría; la reacciónmáscomúneralarisaysedoblabanconvulsivamentemientraslasleía.

Cuando más tarde llegué a comprender lo que leía aprendí el efecto

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magnificador de las noticias escritas. Los mensajes que hubieran sidorecibidoscondudaocondespreciooralmente—porquetodoslosnativossongrandesescépticos—erantomadosahoracomolaverdaddelEvangelio.Losnativossontambiénmuyrápidosparacaptarcualquierconfusióndepalabrasen un discurso; una equivocación de ese tipo les proporciona un maliciosoplacer,noloolvidannuncaypuedennombraraunhombreblancoparatodasuvidaporunerrordelenguaje;perosielerroresenloescrito, locualocurreconfrecuenciadadoquelosescribassongenteignorante,seempeñanendarlecierto sentido, inquieren y se preguntan sobre ello, creyendo las cosas másabsurdasenvezdebuscarendondeestálafalta.

Enunadelascartasqueleleíaunmuchachodelagranja,elamanuense,entre otras noticias, daba el siguiente y lacónicomensaje: «He cocinado unbabuino». Le expliqué que seguramente quería decir que había cazado unbabuino,porqueenswahelilasdospalabrassonparecidas.Peroelreceptordelacartasemostróenabsolutodesacuerdo.

—No,Msabu,no—dijo—,¿quéesloquehaescritoenmicarta?¿Quéesloqueestáescritoahí?

—Ha escrito—le dije— que ha cocinado un babuino, ¿pero cómo va acocinaraunbabuino?Ysilohubierahechodeverdadtediríaporquéycómolohizo.

Eljovenkikuyusemostróconfusoporesacríticaalapalabraescrita,mepidióqueledevolvieralacarta,laplegócuidadosamenteysemarchó.

En cuanto a la declaración de Jogona le fuemuy útil, porque cuando laleyóelComisionadodelDistritorechazólaapelacióndelosdeNyeri,quesemarcharonmalhumoradosparasualdea,sinllevarsenadadelagranja.

Eldocumentoseconvirtióenelmayor tesorodeJogona.Pudevedomásveces.Jogonahizounabolsitadecueroparaél,bordadaconbolitas,ylacolgóconuncordeldelcuello.Devezencuando, sobre todo losdomingospor lamañana, podía aparecer súbitamente enmi puerta, se quitaba la bolsa ymedabaelpapelparaqueloleyera.Unavez,cuandoyohabíaestadoenfermayeralaprimeravezquemontabadenuevoacaballo,meviodesdelejos,corrióunlargotrechoparaalcanzarme,llegósinalientoalladodemicaballo,paradarmesudocumento.Encadalecturasurostroadquiríalamismaexpresióndeprofundo triunfo religioso y al acabar alisaba solícitamente el papel, lodoblabay lovolvíaa colocar en labolsa.La importanciadeldocumentonodisminuyó, sinoque aumentó con el tiempo, como si la granmaravilla paraJogonafueraquenocambiaba.Elpasado,quehabíasidotandifícildetraerala memoria, y que probablemente le parecía que cambiaba cada vez quepensabaenél,habíasidoatrapado,conquistadoydelimitadoantesusojos.Sehabíaconvertidoenhistoria;contraélnoprevalecíannilavariabilidadnilas

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sombrasdelcambio.

IV

Wanyangerri

Cuando volví a Nairobi fui a ver aWanyangerri en el Hospital Nativo.Comoteníatantosaparcerosenmitierracasisiempreteníapacientesallí,erauna habituée de la maison y me llevaba muy bien con la matrona y losenfermeros.Nuncahevistounapersonaquesepusieraunacapatanespesadepolvosycolorescomolamatrona:consucofiablancasuanchorostroparecíacomo el de esas muñecas rusas que se desatornillan y tienen dentro otramuñecayotrayotra,quesevendenconelnombredeKatinka.ComoeradeesperardeunaKatinkaeraunamatronaamableyeficaz.Losjuevesremovíantodas las camas y las llevaban a un patio abierto, mientras limpiaban yaireaban las casas. Era un díamuy agradable en el hospital.Desde el patiohabíaunaespléndidavista,conlassecasllanurasdeAthienprimertérminoy,allálejos,lasmontañasazulesdeDonyoSaboukylasgrandescolinasdeMúa.Eracuriosoveramisancianaskikuyusen lacama,con lassábanasblancas,comomulas cansadas o como alguna otra paciente bestia de carga; se reíanconmigo de la situación, pero agriamente, como lo hubiera hecho una viejamula,porquelosnativostienenmiedodeloshospitales.

LaprimeravezqueviaWanyangerrienelhospital,estabatantrastornadoyabatidoquepenséque lomejorparaélhubierasidomorir.Seasustabadetodo,lloróduranteeltiempoqueestuveconélymepidióquelollevaraalagranja;temblabayseagitababajosusvendas.

Pasóuna semanaantesdequevolvieraotravez.Leencontré tranquiloysosegado, me recibió con dignidad. Sin embargo, estaba muy contento devermeyelenfermeromecontóqueselenotabamuyimpacienteesperandomivisita.Porqueteníaquecontarme,conabsolutaconvicción,ydespidiendolaspalabrasatravésdeuntuboqueteníaenlaboca,quehabíasidomuertoayeryquevolveríanamatarlodentrodeunosdías.

El médico que trató aWanyangerri había hecho la guerra en Francia yhabía arregladomuchos rostros. Se preocupó por él y tuvo éxito. Puso unapieza demetal en sustitución del hueso de lamandíbula y la atornilló a loshuesosquequedabanen la cara, recogió los trozosdecarnearrancaday loscosió, haciéndole una especie de barbilla. Según me dijo el propioWanyangerri,cogióuntrozodepieldesuhombroparacompletarelremiendo.Cuandoalfinaldeltratamientolequitaronlasvendas,elrostrodelniñohabía

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cambiadomuchoyparecía raro, como la cabezadeuna lagartija,porquenoteníabarbilla.Peropodíacomerdemaneranormalyhablar aunquedespuésdelaccidentececeabaunpoco.Todoeso llevómuchosmeses.Cuando ibaaver a Wanyangerri me pedía azúcar, así que solía llevar unas cuantascucharadasenuntrozodepapel.

Los nativos, si no están paralizados y aterrorizados por lo desconocido,gruñenyrezonganenelhospital,einventanloqueseaparaquelosdejenirse.Lamuerte es una de esas invenciones; no la temen. Los europeos que hanconstruidoyequipadoloshospitales,que trabajanenellosyqueconmuchoesfuerzoconsiguentraerlosaquí,sequejanconamarguradequelosnativosnosaben nada de gratitud y que da lomismo lo que hagas por ellos. Para losblancos hay algo de vejatorio ymortificador en ese estado de ánimo de losnativos.Porsupuesto,dalomismoloquehagasporellos;puedeshacermuypocoyloquehacesdesaparece,ynosevuelveaoírhablardeello;notedanlasgracias,nosientenrencory,aunqueloquieras,nadapuedeshacer.Esunacualidadalarmante;pareceanular tuexistenciacomoserhumano individual,obligarteaasumirunpapelquenohasescogido,comosifuerasunfenómenodelanaturaleza,comosifueraselclima.

Enesteaspecto losemigrantessomalíessondiferentesde losnativosdelpaís.Tucomportamientoparaconellos losafectaprofundamente,enverdades muy difícil que lo que haces no afecte de un modo u otro a esosapasionados y orgullosos jaques del desierto, y a veces les hieresprofundamente.Tienenunprofundosentidodelagratitudypuedenconservarun rencor para siempre. Un beneficio, como una ofensa o unmenosprecio,quedaescritoenpiedradentrodesuscorazones.Sonseverosmahometanosy,comotodoslosmahometanos,tienenuncódigomoraldeacuerdoconelcualte juzgan. Con los somalíes puedes crearte un prestigio o destruirlo en unahora.

En esto los masai tienen una posición peculiar entre las tribus nativas.Recuerdan,puedensentirseagradecidosypuedensentiranimosidad.Cuandotetomananimosidaddesaparecerásólocuandodesaparezcalatribu.

Pero los desprejuiciados kikuyus, wakambas o kavirondos no tienenningúncódigo;Piensanquecasitodoelmundoescapazdecualquiercosa,asíque no puedes escandalizarlos con nada, aunque te lo propongas. Se puededecirqueunkikuyuesuninfelizounpervertidosinimportarleloquehagasconél.Segúnsupropiomododeserylastradicionesdesunación,considerannuestras actividades como propias de la naturaleza. No te juzgan, pero sonagudosobservadores.Delasumadesusobservacionesdependenuestrabuenaomalafama.

LagentemuypobreenEuropaes,enesteaspecto,parecidaaloskikuyus.

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Notejuzgan,perosacansusconclusiones.Silesgustaoquierenaalguienesde la manera misma que aman a Dios; no por lo que haces por ellos, deningunamanera,sinoporloquetúeres.Undía,durantemiserrabundeosporelhospital,viatrespacientesnuevos,unhombremuynegroconunacabezamuygrandeydoschiquillos, los trescon lagargantavendada.Aunode losenfermeros de la sala, que era jorobado y le gustaba contar cuentos, leencantabaexplicarmeloscasosmásintrigantes.Comomeviodetenermeanteloslechosdelosreciénllegadosseacercóymecontósuhistoria.

Erannubios,delabandadelosFusilerosAfricanosdelRey,lossoldadosnegros de Kenya. Los chiquillos eran tamborileros y el hombre corneta. Elcorneta teníagravesproblemasensuvidayperdió lacabeza,cosafrecuenteentre los nativos. Primero se dedicó a disparar con su rifle a derecha eizquierdasobrelosbarraconesy,cuandovacióelcargador,seencerróconlosdos chiquillos en su cabaña de chapa ondulada e intentó degollarlos ydegollarseasímismo.Elenfermerosentíaquenoloshubieravistocuandolostrajeron,lapasadasemana,porqueestabanenteramentecubiertosdesangreyyocreeríaqueestabanmuertos.

Mientraselnarradorcontabasuhistoria, los tresestabanen lacamay leescuchaban con profunda atención. Le interrumpían para corregirle detallesdel cuento, y los chiquillos que tenían una gran dificultad para hablar, sevolvíanhaciaelhombrequeestabaenlacamaentreellosparaqueconfirmaraloquedecían,confiadosenqueélmecontaríalahistoriacontantaprecisióncomofueraposible.

—¿Noechabas tú espumapor laboca, no aullabas?—lepreguntaban—.¿Nodecíasquenosibasacortarenpedazostanpequeñoscomosaltamontes?

Elhomicidadecíaapesadumbrado:

—Sí,sí.

A veces tenía que quedarme en Nairobi durante media jornada algunacuestióndenegociosoesperandoelcorreoeuropeo,cuandoeltrendelacostallegaba tarde. En esas ocasiones, cuando no sabía qué hacer, solía conducirhastaelHospitalNativoyrecogerunaparejadeconvalecientesy llevarlosadarunavueltaenelautomóvil.CuandoWanyangerriestabaenelhospital,elgobernador,sirEdwardNorthey,teníaenjauladosenlosterrenosdelaCasadeGobiernounaparejadecachorrosdeleón,quedebíaenviaralzoodeLondres.Eran la gran atracción de los que estaban en el hospital; todos querían ir averlos.PrometíalospacientesdelabandadelosFusilerosAfricanosdelReyque los llevaría cuando estuvieran bien, pero ninguno quería ir hasta quepudieranhacerlatodosjuntos.Elcornetafueelmáslentoenrecuperarse;unode los chiquillos fue incluso dado de alta en el hospital antes de que él sesintiera lo suficientemente bien como para venir conmigo. El chiquillo iba

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todos los días al hospital a preguntar por él, para asegurarse de que no seperdería su paseo. Una vez me lo encontré por la tarde y me dijo que elcorneta seguía teniendo unos terribles dolores de cabeza, lo que no era deextrañar,porquelahabíatenidollenadedemonios.

Porfinvinieronlostresypermanecieronabsortosfrentealajaula.Unodelosjóvenesleones,irritadoporqueleestuvieranmirandodurantetantotiempo,se levantórepentinamente,seestiróydiounpequeñorugido,con loque losmironessedieronunsusto,yelmáspequeñoseescondiódetrásdelcorneta.Cuandoíbamosdevuelta,ledijo:

—Eseleóneratanmalocomotú.

DurantetodoesetiempoelcasodeWanyangerripermanecióensuspensoen la granja. Sus familiares a veces venían yme preguntaban cómo estaba,pero,con laexcepcióndesuhermanopequeño,parecían tenermiedode iraverlo.Kaninutambiénaparecíapormicasaaúltimahoradelatarde,comounviejotejónque—anduvieradereconocimiento,parasondearmesobreelniño.Entre nosotros, Farah y yo, a veces sopesábamos sus sufrimientos y lostraducíamosenovejas.

TambiénFarah, dosmeses después del accidente,me informó sobre unanuevacaracterísticadelcaso.

Enestasocasionesveníamientrasyocenaba, sequedabamuyerguidoalotroladodelamesaysededicabaailustrarmiignorancia.Farahhablababieninglésyfrancés,peroseempeñabaenciertoserrorespeculiaressuyos.Decía«exactamente» en lugar de «excepto» —«han vuelto todas las vacas,exactamente la vaca gris»— y en vez de corregirle tomé la costumbre deutilizarlamismapalabracuandohablabaconél.Tomóunaexpresiónseriaydigna,peroempezódeunamaneravaga:

—Mensahib—dijo—,elKabero…

Eseeraelprograma.Esperéaquesiguiera.

DespuésdeunapausaFarahretornóelasunto.

—Túcrees,Mensahib—dijo—,queKaberoestámuertoylohancomidolashienas.Noestámuerto.Estáconlosmasai.

Pococonvencidalepreguntécómolosabía

—Oh,losé—dijo—.Kaninutienedemasiadaschicascasadasconmasai.Cuando Kabero pensó que no conocía a nadie que pudiera socorrerleexactamente losmasai, fueaveralmaridodesuhermana.Esverdadquelopasó muy mal, estuvo toda una noche sentado en un árbol con las hienasesperandodebajo.Ahoravivecon losmasai.Hayunviejomasai,muy rico,dueñodemuchoscentenaresdevacas,queno tienehijosyquiere recogera

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Kabero. Kaninu lo sabe muy bien y hablado de eso con los masai muchasveces. Pero tiene miedo de decírtelo, cree que si los blancos se enteranahorcaránaKaberoenNairobi.

Farahsiemprehablabadeloskikuyusdeunamaneraarrogante.

—Lasmujeresmasai—dijo— no pueden tener hijos. Les gusta recogerniñoskikuyus.Robanmuchos.PeroKabero—prosiguió—volveráalagranjacuandocrezca,porquenoquierevivircomolosmasai,quesiempreandandeunladoparaotro.Loskikuyussondemasiadoholgazanesparaeso.

Desdelagranjasepodíaseguireltrágicodestinodelatribumasaidelotrolado del río, que iba desapareciendo de año en año. Eran luchadores quehabían dejado de luchar, un león agonizante con las garras cortadas, unanacióncastrada.Leshabíanquitadosuslanzasyhastasushermososescudosy,enelcazadero,losleonesperseguíanasusrebaños.Unavez,enlagranja,tuvetresnovillosqueconvertimosenpacíficosbueyesparaeltiroylalabranza,yluegolosencerramosenelpatiodelagranja.Aquellanochelashienasolieronlasangre,vinieronylosmataron.Penséqueeseeraeldestinodelosmasai.

—LamujerdeKaninu—dijoFarah—estámuyapenadaporperderasuhijodurantetantosaños.

NoenviéabuscaraKaninu,porquenosabíasicreeronoloqueFarahmehabíadicho,perocuandoapareciópormicasahabléconél.

—Kaninu —le pregunté—, ¿está vivo Kabero? ¿Está viviendo con losmasai?

NuncaconsiguesencontraraunnativodesprevenidoanteunaaccióntuyayKaninu,inmediatamente,estallóenlágrimasporsuhijoperdido.Leescuchéylomiréunosinstantes.

—Kaninu—dije de nuevo—, trae aquí a Kabero. No lo ahorcarán. Sumadrepodrátenerloconellaenlagranja.

Kaninu no había dejado de lamentarse, pero escuchó mi desafortunadaalusiónalahorcamiento;suslamentoscrecieronenintensidad,medescribiólapromesaquehabía sidoKaberoymecontóqueera supreferidoentre todossushijos.

Kaninuteníaunmontóndehijosydenietosquienescomosualdeaestabatan cerca demi casa, andaban siempre por allí. Entre ellos tenía a un nietomuypequeño,hijodeunade lashijasdeKaninuque sehabía casadoen lareserva masai, pero que había vuelto a la granja trayéndose a su hijo. ElnombredelchicoeraSirunga.Lamezcladesangreenélhabíaproducidounararavitalidad,unaprofusióntansalvajedeinventivaycaprichoquenoparecíahumano:eraunallamita,unpájaronocturno,undiminutogeniodelagranja.

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Peropadecíaepilepsiayporellolosotrosniñosleteníanmiedo,noledejabanjugarconellosylellamabanSheitani(eldiablo),aqueloadoptéenmicasa.Como estaba enfermo no podía trabajar, pero conmigo cumplíaestupendamenteelpapeldeunpayasoounbufón,ymeseguíaatodaspartescomounainquietasombranegra.Kaninuconocíaelefectoqueyosentíaporelniñoyhastaentonceshabíasonreídocomounbuenabuelo;ahoralocogió,lovolviócontramíyseaprovechótodoloquepudo.DeclarócongranenergíaquepreferíaquesecomierandiezveceslosleopardosaSirungaqueperderaKabero;sihabíaperdidoaKaberopodíaperder tambiénaSirunga,nohabíadiferencia,porqueKaberoeralaniñadesusojosylasangredesucorazón.

Si Kabero estaba muerto, aquello era, como David llorando por su hijoAbsalón,unatragediasolitaria.Perosiestabavivoyescondidoentrelosmasaieramás que trágico, era una pelea o una fuga, una lucha por la vida de unniño.

Había visto en las praderas a las gacelas desarrollar ese mismo juegocuandoporsorpresallegabaallugarendondeteníanasucervatillo.Bailabanparati,caminabananteti,saltaban,dabancabriolasosimulabanestarcojaseincapacesdecorrer,todoparadistraertuatencióndesucriatura.Ydepronto,bajoloscascosdetucaballo,veíasalcervatillo,inmóvil,lacabecitaapoyadasobrelatierra,pegadoalsueloparasalvarlavidamientrassumadredanzaba.Lospájarospuedenhacerlosmismostrucosparaprotegerasuscrías:aletearyrevolotear,yhastaasumirelpapeldeunpájaroheridoquearrastrasualarotaporelsuelo.

AllíestabaKaninuinterpretandoparamí.¿Cómopodríahabertantocariñoehistrionismoenelviejokikuyupara intentarsalvar lavidadesuhijo?Sushuesoscrujíanenladanza,hastacambiabadesexoytomabaelaspectodeunaanciana, una gallina, una leona, porque todo el juego era típicamentefemenino. Era una interpretación grotesca, pero a la vez enormementerespetable,comocuandoelavestruzmachosustituyealahembrayseponeraincubarloshuevos.Ningúncorazóndemujerpodíadejardeconmoverseporlamaniobra.

—Kaninu—le dije—, cuando Kabero quiera regresar a la granja podráhacerlaynadieleharáelmenordaño.Perotúdebestraerloantemí.

Kaninu se sumió en un completo silencio, inclinó la cabeza y se fuetristementecomosihubieraperdidosuúnicoamigoenelmundo.

DebodecirqueKaninurecordóehizo loque lehabíadicho.Cincoañosdespués, cuandoyomehabía olvidadodel asunto casi por completo, undíapidió tener una entrevista conmigo, a través de Farah. Lo encontré de pie,apoyadoenunasolapierna,fueradelacasa,muydigno,peromuyadisgusto.Sedirigióamíamablemente.

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—Kaberohavuelto—dijo.

Enaquellostiemposyahabíaaprendidoelartedelaspausas,nodijenada.Elviejokikuyusopesómisilencio,cambiódepieysuspárpadostemblaronunmomento.

—MihijoKaberohavueltoalagranja—repitió.

Pregunté:

—¿Havueltodelosmasai?

De inmediato, por el hecho de que me hubiera hecho hablar, Kaninuconsideróquenoshabíamos reconciliado; todavía no sonreía, pero todas lasastutasarruguitasquecubríansurostroseajustaronparasonreír.

—Sí,Msabu, sí,havueltode losmasai—dijo—,havueltopara trabajarparati.

Entre tanto el Gobierno había introducido el Kipanda, el registroobligatorio de cada nativo del país, así que teníamos que llamar a unfuncionariopolicialdeNairobiparaconvertiraKaberoenunhabitantelegaldelagranja.Kaninuyyoseñalamoslafecha.

AqueldíaKaninuysuhijollegaronmuchoantesqueelfuncionariodelapolicía.KaninumepresentóaKaberoalegremente,perosucorazónestabaunpoco asustado por su hijo recuperado. Tenía razón, porque la reservamasaihabíarecibidounpequeñocorderodelagranjaydevolvíaunjovenleopardo.Kaberoteníaquetenersangremasaienél,loshábitosyladisciplinadelavidamasai no podían haber realizado por sí solos aquella metamorfosis. Allíestaba,unmasaidelospiesalacabeza.

Unguerreromasaiesapuesto.Estos jóvenesposeen,engradosumo,esaforma particular de la inteligencia que nosotros llamamos chic; audaces ysalvajementefantásticoscomoson,siguenadaptándosedeformaimplacableasu propia naturaleza y a un ideal inmanente. Su estilo no es una maneraasumida,nilaimitacióndeunaperfecciónextranjera;crecedesdesuinterioryesunaexpresióndelarazaysuhistoria,ysusarmasysusadornosformabanpartedesusercomoloscuernosdeunciervo.

Kabero había adoptado la moda de peinado de los masai, llevaba suscabellos largos y trenzados con cuerda en una gruesa coleta, y una cinta decuerorodeabasufrente.Habíaadoptadolamaneradellevarlacabezadelosmasai,conlabarbillaapuntandohaciaadelantecomosiofrecierasuhoscayarrogante faz en una bandeja. También tenía la severa, pasiva e insolenteactituddelosmorani,quehacedeellosunobjetodecontemplacióncomolasestatuas,unafiguraparaservistaperoquenove.

Losjóvenesmorani-masaisealimentandelecheydesangre; talvezesta

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dietaeslaquelesproporcionasuhermosasuavidadytersuraenlapiel.Losrostros,conlospómulossalientesylasprominentesmandíbulas,sonlisos,sinunaarrugaounaestría, llenos; losojosopacos, invisibles, están engarzadoscomodospiedrasnegrasenunmosaico;entodo,losjóvenesmoraniparecenparte de un mosaico. Hinchan los músculos del cuello de una formaespecialmentesiniestra,comoelcuellodeunacobraencolerizada,elleopardooeltoropeleando,ysugrosoresunaindicacióntanclaradesuvirilidadqueequivaleaunadeclaracióndeguerraatodoelmundoexceptoalasmujeres.Elgran contraste, o armonía, entre esos rostros suaves y llenos, los cuellospoderososylasanchasyredondasespaldas,conlasorprendenteesbeltezdelacinturaylascaderas,ladelgadezdelasrodillasydelosmuslos,ylaslargas,derechasymusculosaspiernas, lesdaelaspectodecriaturasentrenadasconunaduradisciplinaparaconvertirseenseres rapaces,codiciososyávidosenextremo.

Losmasaicaminanrígidamente,pisandoconfirmezaconsusesbeltospies,pero susmovimientos de brazo, muñeca ymano son delicados. Cuando unjovenmasaidisparauna flechaysuelta lacuerdadelarco,parecequevasaescucharlostendonesdesulargamuñecacantandoenelaireconlaflecha.ElfuncionariodePolicíadeNairobieraunjovenreciénllegadodeInglaterrayllenodecelo.Hablabamuybienswaheli,asíqueKaninuyyonoentendimoslo que decía y se engolfó en el viejo caso de los disparos, e interrogó conminuciosidadaKaninu,porloqueéstesepusotenso.Cuandohuboterminadomedijo quepensabaqueKaninuhabía sidomonstruosamente tratadoy quetodoelcasodebíaserllevadoaNairobi.

—Esosignificaríaañosdesuvidaylamía—lecontesté.

Medijoquesepermitíaseñalarqueesonodebíatenerseencuentacuandose trataba de la ejecución de la justicia. Kaninumemiró, por unmomentopensóquehabíasidoatrapado.Alfinal,sedecidióqueelcasoerademasiadoviejocomoparavolverloaplantearynadamássehizo,excepto,exceptoqueKaberofuelegalmenteregistradoenlagranja.

Pero todas esas cosas ocurrieron sólo mucho tiempo después. Durantecinco años Kabero estuvo muerto para la granja, vagabundeando con losmasai, y Kaninu todavía tuvo que pasar mucho. Antes que el caso hubieraterminado con él, entraron en juego fuerzas que lo cogieron y lo hicieronpolvo.

Deellonopuedodecirmucho.Primero,porqueerandenaturalezasecretay, segundo, porque me estaban ocurriendo cosas que apartaron mispensamientosdeKaninuysudestino,yquellevaronlosasuntosgeneralesdelagranjaalfondodemimente,comolalejanamontañadelKilimanjaro,queunas veces podía ver desdemi tierra y otras no. Los nativos tomaban esos

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períodosmíosdedistracciónconfilosofía,comosihubieradesaparecidodesuexistencia y me hubiera ido hasta otro mundo; en adelante se refirieron aaquellaépocacomoelperíodoenqueyohabíaestadofuera.

—Aquelárbolgrandecayó—decían—.Mihijomuriómientrastúestabasconlosblancos.

Cuando Wanyangerri estuvo lo bastante bien como para abandonar elhospital, lotrajealagranjay,desdeentonces,sóloloviaintervalos,enunaNgomaoenlaspraderas.

Unospocosdíasdespuésdesuregreso,Wainaina,supadreysuabuelasepresentaronenmicasa.Wainainaeragordito,cosararaenKikuyu,porquecasitodossonhombresdelgados.Teníaunabarbaralayotradesuspeculiaridadesestribaba en que no podía mirarte de frente. Te hacía la impresión de untrogloditamental,quequeríaquelodejaranasuaire.Conélvinosumadre,unamujerkikuyumuyanciana.

Lasmujeresnativasseafeitanlascabezasyescuriosocuánrápidamentetúmisma llegas a pensar que esos cráneos redondos y calvos, que parecíannuecespardas,eranelsignode laverdaderafeminidad,yqueunmontóndecabellos en la cabeza de una mujer es tan impropio como una barba. Laanciana madre de Wainaina había dejado crecer pequeños mechones decabellosblancosensuencogidocuerocabelludoy,comomuchoshombressinafeitar, daba la impresión de disolución y de desvergüenza. Se apoyó en subastónydejóhablaraWainaina,peroensusilencioechabachispas;parecíatenerunavitalidadsingracia,quenohabíatransmitidoasuhijo.LosdoseranrealmenteUrakayLaskaro,peroesonolosupehastamástarde.

Habían venido arrastrando los pies hasta mi casa con una pacíficaintención.Wanyangerri,me dijo su padre, no podíamascarmaíz; ellos erangentepobre:teníanpocaharinaynadadelechedevaca.¿Podía,hastaqueelcaso de Wanyangerri estuviera resuelto, dejarles un poco de leche de misvacas?De otramanera no sabían cómo podría sobrevivir el niño hasta querecibieran la indemnización. Farah estaba fuera en Nairobi, en uno de suslitigiossomalíes,yensuausenciapermitíqueWanyangerritomaraunabotellade leche diaria de mi rebaño de vacas nativas y di instrucciones a missirvientes que parecían extrañamente disgustados o incómodos por el trato,queseladejarancogercadamañana.

Habían pasado dos o tres semanas cuando Kaninu apareció en casa.Apareciósúbitamenteenlahabitacióndondeyoestabaleyendojuntoalfuegodespuésdecenar.Comolosnativos,porlogeneral,prefierenhablarfueradecasa, la manera con que cerró la puerta tras él me preparó para unasorprendente comunicación. Pero la primera sorpresa fue que Kaninupermanecíamudo.La sutilymelosa lenguaestaba tanmuertacomosi se la

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hubierancortadoylahabitación,conKaninudentro,permanecióensilencio.Elviejoygrandekikuyoparecíamuyenfermo,seapoyabaensubastón,eracomosinohubieracuerpobajosutúnica,susojoseranopacoscomolosojosdeuncadávery semojó los labios con la lengua.Cuandoal fin comenzóahablarfuesóloparamanifestar, lentaydesconsoladamente,quepensabaquelas cosas ibanmuymal.Un poco después añadió demanera vaga, como sifueraapasaralgoporalto,quehabíapagadodiezovejasaWainaina,yahoraéste,prosiguió,queríatambiénunavacayunbecerroeibaadárselos.—¿Porquélohashecho—lepregunté—,sinosehacelebradoaúneljuicio?

Kaninuno respondió,ni siquieramemiró.Aquellanocheeraunviajero,unperegrino sin ciudadadonde ir.Habíavenidocomo si yoestuviera en sucaminoainformarmeyluegosemarchaba.Loúnicoquepodíapensaresqueestabaenfermo.Despuésdeunapausa,ledijequelellevaríaaldíasiguientealhospital.Conestome lanzóunabreve,dolorosamirada: el antiguoburladorestaba siendo ahora amargamente burlado. Pero antes de irse hizo una cosacuriosa,sepasólamanoporlacaracomosifueraaenjugarseunalágrima.Eramuyextraño, comoel florecimientodelbastóndeunperegrino,queKaninutuvieralágrimasquederramar,ymásextrañoaúnquenolasaprovechara.Mepreguntabaquéhabíapasadoenlagranjamientrasmispensamientosestabanlejosdeella.CuandosefueKaninumandéllamaraFarahylepregunté.

AvecesFarahsemostrabapocodadoahablardetemasnativos,comosifuera algo indigno para él tratar de ello y para mí escucharlo. Finalmenteconsintió en contármelo,mientrasmirabapordetrásdemíhacia la ventana,hacia las estrellas. En el fondo del descorazonamiento de Kaninu estaba lamadredeWainaina,queeraunabrujayquelohabíahechizado.

—PeroFarah—ledije—,Kaninuesdemasiadoviejoysensatocomoparacrecerenhechizos.

—No—dijoFarahlentamente—.No,Memsahib.Porqueesaviejakikuyupuedehaceresascosasdeverdad,creoyo.

La anciana le había dicho aKaninu que sus vacas vivirían para ver quehabría sido mejor para ellas si se las hubiera dado a Wainaina desde elprincipio.AhoralasvacasdeKaninuseestabancegandounatrasotra.Yconesa prueba, el corazón deKaninu se iba rompiendo poco a poco, como loshuesosylostejidosdeesaspersonasqueenlosviejostiemposeransometidosalastorturasdeimponerlespesoscadavezmayores.

Farahhablabadelabrujeríakikuyudeunamaneraseca,preocupado,comosihablaradelaglosopedaenlagranja,quenopodíamoscogernosotros,peroquepodíahacerestragosenelganado.

Me acosté tarde aquella noche pensando en la brujería que había en la

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granja.Deentradateníamalaspecto,comosivinieradeunaantiguatumbaaaplastarsurostrocontraloscristalesdemisventanas.Oíalashienasaullaralo lejos, hacia el río. Recordé que los kikuyus tenían sus hombres lobos yancianas que de noche tomaban la forma de hienas. Quizá la madre deWainaina corría ahora a lo largo del río, enseñando sus dientes al airenocturno. Y me acostumbré a la idea de la brujería, me parecía una cosarazonable,¡tantascosasocurrenporlanocheenÁfrica!

«Esa vieja es dañina», pensé en swaheli, «usa sus artes para cegar a lasvacas deKaninu y deja que su nieto continúe vivo gracias a una botella delechedemisvacas».

Pensé:«Eseaccidenteylascosasquehadesencadenadoestánllenandodesangre la granja y yo tengo la culpa. Debo buscar nuevas soluciones, o lagranja desembocará en un mal sueño, en una pesadilla. Sé lo que hay quehacer,mandarébuscaraKinanjui».

V

Unjefekikuyu

ElgranjefeKinanjuivivíaaunasnuevemillasalnordestedelagranja,enlareservakikuyu,cercadelaMisiónfrancesa,ygobernabasobremásdecienmil personas. Era un anciano astuto, de excelentesmaneras y una grandezareal,aunquenohabíanacidojefe,sinoquelohabíanhechomuchosañosatráslosingleses,hartosdeljefelegítimodeloskikuyusdeldistrito.

KinanjuieraamigomíoymehabíaayudadoendiversasSumanyatta,alacual yo había ido en varias ocasiones, era tan sucia y estaba tan llena demoscascomoladecualquierotrokikuyu.Peroeramuchomásgrande,porqueel jefe Kinanjui se había otorgado a sí mismo todos los placeres delmatrimonio.Laaldeaestaballenadesusmujeres,desdeviejastarascas,flacasysindientes,queseapoyabanenmuletas,hastaesbeltasmuchachasderostroscomo lunasyojosdegacela, con susbrazosy sus largaspiernas enrolladascon resplandecientes aros de cobre. Sus hijos estaban por todas partes, enracimos,comolasmoscas.Losjóvenes,sushijos,muyerguidos,conlacabezallenadeadornos,ibanyveníansiempreprovocandoproblemas.Kinanjuimehabíadichounavezqueenaquelmomentoteníacincuentaycincohijosqueeramorani.

Aveceselviejojefeseacercabahastamigranja,vestidoconunavistosatúnicadepiel,acompañadopordosotressenadoresdeblancacabellerayunoscuantos de sus hijos guerreros, en una visita amistosa o para descansar un

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momentodesusasuntosdegobierno.Sepasabala tardeenunabutacadelaverandaqueyohacíasacarhastaelpradoparaél,fumandoloscigarrosqueyoleenviaba,ysusconsejerosysusguardiaspermanecíanacuclilladosentornosuyo.Mis sirvientes y aparceros, cuando se enteraban que había venido, seacercaban y se agrupaban a su alrededor, entreteniéndolo con losacontecimientos de la granja; la compañía era una especie de club políticoreunido bajo los árboles. Kinanjui se comportaba en esas reuniones con unestilo muy personal: cuando pensaba que las discusiones se estabanprolongando demasiado, se echaba hacia atrás en la butaca, y aunque sucigarroseguíaencendido,cerrabalosojosysurespiraciónsehacíaprofundaylenta,enunronquidobajoyregular,unaespeciedesueñooficial,proforma,que solía utilizar en las reuniones de su consejo de Estado. En algunasocasiones yo llevaba una butaca fuera para hablar con él, y en estos casosKinanjuimandabairseatodos,paraseñalarquedesdeesemomentoelmundoibaasergobernadoenserio.Cuandoyoloconocíyanoeraelquehabíasido,porque la vida lo había desgastadomucho. Pero cuando hablábamos libre yfrancamente, en privado, demostraba una mente original, un espíritu rico,audaz e imaginativo; había meditado mucho sobre la vida y tenía sólidasopinionessobreella.

Unos pocos años antes ocurrió una cosa que fortaleció la amistad entreKinanjuiyyo.

Llegóacasaundíacuandoestabaalmorzandoconunamigoqueviajabaporelpaís;nopodíaocuparmedel jefekikuyuhastaquemiamigosefuera.Kinanjuisuponíaqueleofreceríaunacopamientrasesperaba,despuésdesulargopaseoalsol,peronoteníasuficientebebidadeunasolaclase,demaneraquemi invitadoy yo llenamosun vaso con todo tipo de licores fuertes quetenía en casa.Penséquecuantomás fuerte se lohicieramejor aguantaría laespera, y se lo llevé yo misma fuera de casa. Pero Kinanjui, después dehumedecerse los labios con una cortés sonrisa, me lanzó la mirada másprofundaquemehalanzadounhombre,echóparaatráslacabezayvacióelvasodeunsolotrago.

Media horamás tarde, cuandomi amigo acababa de irse,mis sirvientesvinieronymedijeron:

—Kinanjuihamuerto.

Penséenaquelmomentoen la tragediayel escándaloque semeveníanencimacomosombrassepulcrales.Salíaverlo.

Yacíaenelsuelo,enlapenumbradelacocina,conelrostrosinexpresión,loslabiosazuladosylosdedosfríoscomolosdeunmuerto.Eracomohabermatadoaunelefante:porunactotuyounacriaturapoderosaymajestuosa,quese paseaba por el mundo y tenía sus opiniones sobre todas las cosas, no

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volveríaalevantarse.Seleveíatambiénhumillado,porqueloskikuyushabíanvertido agua encima de él y le habían quitado su túnica de piel de mono.Desnudoeracomounanimalcuandolehasquitadoeltrofeoporelcuallohasmatado.

PenséenmandaraFarahabuscaralmédico,peronoconseguimoshacerarrancar el automóvil y la gente deKinanjui nos pidió que esperáramos unpocomásantesdehacernada.

Unahoradespués,cuandoibaairotravez,conelcorazónacongojado,ahablarconellos,vinieronmiscriadosymedijeron:

—Kinanjuisehaidoacasa.

Según parece se había puesto repentinamente en pie, se echó la túnicaencima, sus servidores le rodearon y se puso a andar, haciendo las nuevemillashastasualdeasindecirunasolapalabra.Despuésdeesto,meparece,Kinanjui pensó que yo había asumido un riesgo, incluso que me habíaexpuesto a un peligro, porque no estaba permitido dar alcohol a los nativospara hacerle feliz. Volvió a la granja varias veces y fumaba un cigarro connosotros, pero no volvió a mencionar una copa. Se la hubiera dado si lahubierapedido,peroyosabíaquenoibaapedirlanuncamás.

EnviéunmensajeroalaaldeadeKinanjuiyleexpliquétodoelasuntodelaccidente.Lepedíquevinieraalagranjaparaacabarconaquellodeunavez.Le insinuéquepodíamosdar aWainaina la vacay la cabrade la quehabíahabladoKaninuydejarasíqueseacabaraelasunto.Esperéconansiedad lallegada de Kinanjui, porque tenía la cualidad que todos valoramos en unamigo,yesqueeraeficaz.

Conmicarta,elcaso,queduranteuntiempoparecíacalmado,seencrespódenuevoyterminódramáticamente.

Una tarde, cuando cabalgaba de vuelta a mi caso, vi un automóvil quevenía por el camino a tremenda velocidad, tomando una curva sobre dosruedas.Eraunautomóvilescarlata,conmuchosadornosdeníquel.Sabíaquepertenecía al cónsul norteamericano en Nairobi y me pregunté qué urgenteasunto podía traer al cónsul a mi casa a semejante velocidad. Pero cuandoestaba dejando el caballo en la parte trasera de la casa, Farah apareció paradecirmequeacababadellegareljefeKinanjui.Veníaensupropioautomóvil,porqueeldíaanteriorselohabíacompradoalcónsulnorteamericanoynoibaasalirhastaquenoleviera.

Me encontré a Kinanjui sentadomuy derecho en el automóvil, como sifueraunídolo.Llevabaunalargatúnicadepielesdemonoazul,yenlacabezauncasquetedeltipoqueloskikuyushacenconestómagosdeoveja.Siemprehabíatenidounafiguraimpresionante,alto,yrobusto,sinungramodegrasa

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encima; su rostro también era altivo, grande y huesudo, con la frente haciaatráscomoladeunpielroja.Teníaunanarizancha,tanexpresivaqueparecíacomosifueraelpuntocentraldelhombre,comosi todala imponentefiguraexistierasóloparasustentaraquellanariz.Comolatrompadeunelefante,eraalavezinquisitivayextremadamentesensibleyprudente, tandispuestaa laofensivacomoladefensiva.Y,enfin,Kinanjuihubieratenidounacabezatannoblecomoladeunelefante,sinofueraotanastuto.

Kinanjuiescuchómiscumplidossobreelautomóvilsinabrirlabocaysinpestañear,mirandofijamentealfrente,demaneraqueyosóloveíasurostrodeperfil,comounacabezagrabadaenunamedalla.Mientrasyodabavueltasalcoche, él volvía su cabeza demanera que su regio perfil se dirigía siemprehaciamí,quizáporqueverdaderamenteestabapensandoenlacabezadelreyquehabía en las rupias.Unode sushijosmás jóvenesera el conductory elmotorestabaardiendo.CuandohuboterminadolaceremoniainvitéaKinanjuia salirdel automóvil.Recogió sugran túnicaalrededorde sucuerpoconungestomajestuosoydescendió.Enaquelmomentodiounpasoatrásdedosmilañosparaserjuezkikuyu.

Enlaparedoccidentaldemicasahabíaunasientodepiedray,frenteaél,una mesa hecha con una piedra de molino. Esa piedra tenía una trágicahistoria: era la muela superior del molino de los dos indios asesinados.Despuésdelasesinatonadieseatrevióahacersecargodeaquel.Permanecióvacíoysilenciosoduranteunlargotiempoehicetraerlapiedrahastamicasapara tener unamesa queme recordaraDinamarca.Losmolineros indiosmehabían dicho que su piedra demolino había venido a través delmar desdeBombay,porquelaspiedrasdeÁfricanosonlosuficientementedurasparaeltrabajodemolturación.En la parte superior había talladounmotivoy teníaunas grandesmanchas, quemis sirvientes decían que eran la sangre de losindiosyquenuncasepudieronquitar.Lapiedrademolinoseconvirtióenelcentrodelagranja,porqueyosolíasentarmeallícuandohacíamistratosconlosnativos.Desde el asientodepiedray la piedrademolino,DenysFinch-HattonyyovimosunAñoNuevo,lalunanuevaylosplanetasVenusyJúpiterjuntos,formandoungrupoenelcielo;eraunavisióntanradiantequeapenaspodíascreerquefuerareal,ynuncamáslavolvíatener.

MesentéenelbancoconKinanjuiamiizquierda.Farahestabadepieamiderechaydesdeallípodíavigilaraloskikuyus,quesehabíanreunidoentornoalacasayquehabíanvenidoaldifundirselanoticiadequeKinanjuiestabaenlagranja.

LaactituddeFarahhacialosnativosdelpaíseraalgopintoresca.Aligualque las vestiduras y el porte de los guerreros masai, no era cosa de díaanterior: era el producto de siglos. Las fuerzas que la habían levantadoconstruyerontambiéngrandesedificiosdepiedra,perosederrumbaronenel

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polvohacemuchosaños.

CuandoacabasdellegaralpaísydesembarcasenMombasa,veslasruinasdepiedragrisdecasas,minaretesypozosentrelosbaobabdecolorgrisclaro,que no parecen pertenecer a ninguna clase de vegetación terrestre, sino queson porosas fosilizaciones, belemnitas gigantescos. Las mismas ruinas seencuentranpor toda lacosta,enTakacinga,KalifiyLamy.Sonlosrestosdelas ciudades de los antiguos comerciantes árabes en marfil y esclavos. Lasembarcaciones de los comerciantes conocían bien todos los canalizosafricanosyhollabanlasazulessendashastalaplazadelmercadodeZanzíbar.Losconocíandesdelostiemposenque

Aladinoenvióalsultáncuatrocientosesclavosnegroscargadosconjoyas,ydesdequelasultanagozabaconsuamantenegromientrassumaridocazaba,porloquefuemuerta.

Probablemente al enriquecerse esos grandesmercaderes llevaron consigosusharenesaMombasayKalifiyseestablecieronensusvillas, frentea loslargosrompientesdelocéanoylosflorecientesárbolesdecolorrojo,mientrasenviabanexpedicionesalastierrasaltas.

Porquedeaquelpaísásperoysalvaje,delasllanurasardientesysecasydelasdesconocidasextensionessinagua,delatierradelasgrandesacaciasquebordeaban los ríos y de las diminutas y olorosas florecillas silvestres de lastierrasnegras,procedíasuriqueza.Aquí,juntoaltechodeÁfrica,vagabanlospesados,lossabiosymajestuososportadoresdemarfil.Estabanensimismadosen sus pensamientos y querían que les dejaran en paz. Pero les seguían ycazabanconflechasenvenenadas lospequeñosyoscuroswanderobos,yconlargasescopetasrecamadasenplata,quesecargabanporlaboca,losárabes;losatrapabanymetíanenfososporsuslargosyparduscoscolmillos,mientraslosmercaderessesentabanyesperabanenZanzíbar.

Aquí también se talaban y quemaban pequeños trozos de bosque, paraplantar boniatos y maíz por una nación tímida y amante de la paz, que noservía ni para combatir ni para inventar, pero que quería que la dejarantranquilayque,comoelmarfil,eramuysolicitadaenelmercado.Porallísereuníanlospájarosdepresagrandesypequeños.

Touslestristesoiseauxmangeursdechairhumaine…

S’assemblent.Etlesunslaissantuncránechauve,

Lesautresauxgibetsessuyantleurbecfauve

D’autres,d’unmatrompuquittantlesnoirsagreés…

Llegaron los árabes fríos y sensuales, que despreciaban lamuerte, cuyasmentes,cuandonoseocupabandelosnegocios,sededicabanalaastronomía,

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el álgebra y sus harenes. Con ellos vinieron sus nuevos medio hermanosilegítimos, los somalíes —impetuosos, pendencieros, abstemios y avaros,celososmahometanospara compensar subajonacimientoymás fieles a losmandamientos del profeta que los hijos legítimos—. Con ellos venían losswaheli,esclavosydecorazónesclavo,crueles,obscenos,ladrones,llenosdesentidocomúnybufones,proclivesaengordarconlosaños.

Seencontraronconlospájarosdepresanativosdelastierrasaltas.

Llegaronlosmasai,silenciososcomoaltasyestrechassombrasnegras,conlanzas y pesados escudos, recelosos hacia los extranjeros, con las manospintadasderojo,paravenderasushermanos.

Los diferentes pájaros se sentaron y hablaron.Farahme contó que en elpasado,antesdequelossomalíestrajeransuspropiasmujeresdesdeSomalia,susjóvenessólopodíancasarseconlashijasdelosmasaientretodaslastribusdelpaís.Debióde ser en todos los aspectosuna extrañaalianza.Porque lossomalíes eran un pueblo religioso y los masai no tienen ningún tipo dereligión,nodemostrabannielmásmínimointerésporloquehabíaporencimadelatierra.Lossomalíessonlimpiosysepreocupanmuchodesusablucionesehigiene,mientrasquelosmasaisonunanaciónsucia.Lossomalíestambiénotorgangranimportanciaalavirginidaddesusdoncellas,perolasmuchachasmasai se toman lamoralmuya la ligera.Farahme lo explicóunavez.Losmasai,medijo,nohansidonuncaesclavos.Nopuedenserio,hastasemuerenenprisión.Semuerensilosencierrantresmeses,demodoquelaleyinglesadel país no considera la pena de encarcelamiento, sino el castigo mediantemultas.Estarigurosaincapacidaddeseguirvivosbajoelyugohadadoalosmasai, entre todas tribus nativas, un lugar especial entre la aristocraciaemigrante.

Todaslasavesdepresateníansusojosávidossobrelosamablesroedoresdelatierra.Lossomalíes,allí,teníanunaposiciónparticular.Lossomalíesnoerancapacesdeobrarporsísolos,sonmuyexcitablesydoquieraquevayanpierdenmucho tiempo y sangre con sus sistemasmorales tribales. Pero sonexcelentes lugartenientesyquizápor eso los capitalistas árabes les daban laresponsabilidaddeaudacesempresasydedifíciles transportesmientrasellospermanecían en Mombasa. Además, su relación con los nativos eraexactamente la de un perro pastor con las ovejas. Los vigilabanincansablemente, enseñando los dientes. ¿Se morirían antes de llegar a lacosta?¿Seescaparían?Los somalíes tienenunvivo sentidodeldineroydelvalorde lascosas,podíanprescindirdel sueñoydelalimentopara llevar sucarga y volvían de sus expediciones convertidos en unmontón de piel y dehuesos. La costumbre continúa en su sangre. Cuando tuvimos la gripeespañolaenlagranja,Farahestuvomuyenfermo,ytiritabaporlafiebreperoseguía yendo a todas partes, para llevar medicamentos a los aparceros y

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obligarlesatomarlos.Lehabíandichoquelaparafinaeramuybuenaparalaenfermedadyentoncescompróparafinaparalagranja.Suhermanopequeño,Abdullai,queestabaconnosotrosentonces,sepusotambiénmuyenfermo,yaFarahlepreocupabamucho.Peroesonoeramásquedebilidaddesucorazón,algofrívolo.Eldeber,elpanylareputaciónregíaneltrabajoenlagranja,yelperropastormoribundocontinuabaensupuesto.Farahconocíatambiénmuybienloquepasabaenloscírculosnativos,aunqueporloqueyosabíanoteníatratosconningúnkikuyu,exceptoconlosmásricos.

Lasovejas,lasnacionespacientes,sindientesysingarrassinpoderysinprotectorterrenal, ibanhaciasudestino,comolosiguenhaciendoahora,consuinmensacapacidadderesignación.Nomoríanbajoelyugocomolosmasai,niserebelabancontraeldestino,comolossomalíes,cuandoseconsiderabaninsultados, engañados o menospreciados. Eran amigos de Dios en tierrasextranjerasyencadenados.Tambiénconservaronunapeculiarautoestimaciónen sus relaciones con los que les perseguían. Eran conscientes de que elprovechoyelprestigiodesusatormentadoresresidíaenellos:eranlasfigurascentralesenlacazayenelcomercio,eranlasmercancías.Enellargocaminode lágrimas y sangre, las ovejas, en lo profundo de sus corazonesmudos ysombríos,sehabíanhechounahumildefilosofíaynoteníanenmuchonialospastores ni a los perros. «No descansáis ni de día ni de noche», decían,«camináis con la lengua fuera, jadeáis, veláis por la noche de modo quedurante el día tenéis los ojos irritados, y todo por nosotros. Estáis aquí pornosotros.Existíspornosotros,peronosotrosnoexistimosporvosotros».LoskikuyusdelagranjaavecesparecíanprovocaraFarah,comouncorderohuyeanteelperroguardián,sóloparahacerlolevantarycorrer.

FarahyKinanjuiestabanallí, elperroguardiányelviejocarnero.Farahpermanecíaenpieconsuturbanterojoyazul,consujustilloáraberecamadoen negro y su túnica de seda árabe, pensativo como una digna figura quepodíasencontrarencualquierlugardelmundo.Kinanjuiestabasemiechadoenel asiento de piedra, desnudo, sin más ropa que el manto de piel de monosobreloshombros,unviejonativo,unterróndelastierrasaltasafricanas.Setrataban mutuamente con respeto, aunque, cuando no tenían que hablarsedirectamente,deacuerdoconalgúnceremonial,pretendíannoverse.

Era fácil imaginarios a los dos, cien años antes, omás, sosteniendo unaconversación sobre una partida de esclavos, demiembros indeseables de latribu,delosqueKinanjuiqueríalibrarse.DurantetodoeltiempoFarahhabríaacariciadolaideadeapoderarsedelpropiojefe,unbuenbocado,paraincluirloenelgrupo.Kinanjuiseguiría,sinunfallo,todoslospensamientosdeFarah,ydurantetodalaconversaciónestaríasopesandolasituación,comosopesabasucorazón inquieto y amedrentado. Porque era él la figura central, él era lamercancía.

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La gran reunión para solventar el caso del accidente empezópacíficamente.La gente de la granja estaba contenta de ver aKinanjui.Losaparcerosmásantiguosvinieroneintercambiaronunascuantasobservacionesconél,luegoseapartaronysesentaronsobrelahierba.Unaparejadeancianasdelaperiferiadelaasambleamegritósaludándome:«¡JamboJerie!».Jerieesun nombre kikuyu con el que me nombraban las ancianas de la granja, ytambiénlosniñospequeños,peronilosjóvenesnilosancianosmellamabanasí.Kaninuestabapresenteenlareunión,enmediodesugranfamilia,comoun espantapájaros que hubiera cobrado vida, con los ojos ávidos y atentos.Wainainaysumadrevinieronysesentaronaciertadistanciadelosotros.

Ledijealagente,lentayfirmemente,queelcontenciosoentreKaninuyWainainasehabíaarregladoyelacuerdoescritoenunpapel,Kainanjuiveníaacertificarlo.KaninuhabíadadoaWainainaunavacayun ternero lechalyaquelasuntohabíaqueconcluido,porquenadiepodíasoportarlomás.

Kaninu yWainaina habían sido advertidos previamente de la decisión yKaninuinformadodequedebíadetenerpreparadaslavacaylaternera.Lasactividades deWainaina eran de naturaleza clandestina, a la luz del día eracomountopobajoelsuelo,yparecíatanblandocomounodeesosanimales.

CuandohubeleídoelacuerdoledijeaKaninuquetrajeralavaca.Kaninuse levantó y movió los brazos hacia arriba y hacia abajo varias veces endirecciónadosdesushijos jóvenes,queteníanamarradalavacajuntoa lascabañasdelossirvientes.Elcírculoseabriómientras llevabanlentamentelavacaylaternerahastasucentro.

En elmismomomento la atmósfera de la reunión cambió como cuandollegaunatormentaporelhorizonteyalcanzaenpocossegundossucenit.

Nohaynadaenelmundoaloquedenloskikuyusmásimportanciaqueauna vaca con su ternera al lado.El derramamiento de sangre, la brujería, elamorsexualo lasmaravillasdelmundodelhombreblancoseevaporabanydesaparecíanantelallamaradadesupasiónporelganadoquehueleaedaddepiedra,comoelfuegodeunpedernal.

LamadredeWainaina lanzóun largoalaridoyseñalóconsubrazoysudedosecoytemblorosoalavaca.Wainainaseunióaella.Hablabademaneraentrecortada y tartamudeante, como si alguien se expresara a través suyo,elevandosuvozalcielo.Noaceptabalavaca,eralamásviejadelrebañodeKaninuy la terneraquetraíaasu ladoera laúltimaquehabíaparido,yanopodríatenermás.

ElclandeKaninugritóyleinterrumpióconunfuriosoinventarioenformadestaccatodelascualidadesdelavaca,detrásdelocualsepercibíaunagranamarguraydesprecioporlamuerte.

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La gente de la granja consideró que no tenía por qué permanecer ensilenciomientrassediscutíasobreunavacayunaternera.Todoslospresentesdieron su opinión. Los ancianos se cogían unos a otros de los brazos ylanzabansuúltimoasmáticoenelogioocondenadelavaca.Lasvocesagudasdesusancianasmujerescaíanylesseguíancomoenuncanon.Losjóvenesseescupíansusmortíferasobservacionesunosaotrosconvozprofunda.Encosadedosotresminutoselclarodondeestabamicasabullócomoelcalderodeunabruja.

Miré a Farah y élmemiró amí, como en un sueño.Vi una espada queempezaba a salir de la vaina, y que podía comenzar a golpear a diestro ysiniestro.Porquelossomalíessonganaderosytratantesdeganado.Kaninumelanzóunamiradacomounhombrequeseestáahogandoyalquearrastrasinremedio lacorriente.Miréa lavaca.Eraunavacagriscon loscuernosmuycurvadosyaguantabapacientementeenelmismísimocentrodelciclónquehabíadesencadenado.Cuandotodoslosdedoslaapuntabansepusoalamersuternera.Penséquedeunaformauotrateníaelaspectodeunavacavieja.

Por último miré hacia Kinanjui. No sé si había estado observando a lavaca.Mientras lemirabanisiquierapestañeó.Sesentabainmóvil,comounamasasininteligenciaosimpatías,simplementeallíjuntoamicasa.Sevolvióde lado hacia la chillona muchedumbre y me di cuenta que el perfil es elverdadero rostro de un rey. Los nativos tienen la facultad de transformarse,conunsimplemovimiento,enmateriasinvida.YocreoqueKinanjuinopodíadecirunapalabraomoversesinavisarlasllamasdelapasión,porqueestabasentadosobreellasparaaplacarlas.Notodospodíanhacerla.

Pocoapocolafuriaamainó,lagentefuedejandodegritaryadoptandoeltonocotidiano,finalmentequedóensilencio.LamadredeWainaina,cuandocreyó que nadie lamiraba, se acercó unos pasos apoyada en su bastón paraobservarmejora lavaca.Farahsevolvióyregresóalacivilizaciónconunasonrisita irónica. Cuando todos se tranquilizaron hicimos que las partes seacercaran a la mesa de piedra, metieran el pulgar en grasa de carro y loestamparanenlapartedeabajodeldocumentodelacuerdo.Wainainalohizode muymala gana, murmurando entre dientes cuando puso el pulgar en elpapel,comosilequemara.Elacuerdodecíalosiguiente:

Seha firmadoel siguiente acuerdoenNgonghoy,día26de septiembre,entre Wainaina wa Bemu y Kaninu wa Muture. El jefe Kinanjui estuvopresenteylopresenciótodo.

ElacuerdodeclaraqueKaninupagaráaWainainaunavacaconsuternera.LavacaylaterneraserándadasaWanyangerri,hijodeWainaina,elcualel19dediciembrepasadofueheridoporundisparoaccidentaldelhijodeKaninu,Kabero.LavacaylaterneraseránpropiedaddeWanyangerri.Conelpagode

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esta vaca y su ternera queda resuelto definitivamente el Shaurie. Nadiedespuésdeestodebehablardeélomencionadoenabsoluto.

Ngong,26deseptiembre.

HuelladeWainaina.

HuelladeKaninu.

Yoestabaaquíyescuchélalecturadeldocumento.

LahuelladeljefeKinanjui.

LavacaylaternerafueronentregadasaWainainaenmipresencia.

BaronesaBlixen.

****

3

VISITANTESENLAGRANJA

PostResPerditas

I

Lasgrandesdanzas

Teníamos muchos visitantes en la granja. En países de pioneros de lahospitalidadesunanecesidaddelavidanosóloparalosviajeros,sinoparaloscolonos.Unvisitanteesunamigo,nostraenoticias,buenasomalas,quesonelpandelasmenteshambrientasenloslugaresaislados.Unverdaderoamigoquellegaalacasaesunmensajerocelestialquetraeelpanisangelorum.

Cuando Denys Finch-Hatton volvía de una de sus largas expediciones,estabaansiosoporhablarymeencontrabaamítambiénansiosadelomismo,así que nos sentábamos a la mesa del comedor hasta altas horas de lamadrugada, hablando de todo lo que se nos ocurría, metiéndonos en todo,riéndonosdetodo.Losblancosquevivenmuchotiemposolosconlosnativosadquieren la costumbre de decir lo que piensan, porque no tienen razón nioportunidadparaeldisimulo,ycuandoseencuentrandenuevomantienenensusconversacioneselmismotonoqueconéstos.Manteníamoslateoríaquelatribusalvajemasai,queteníasumanyattajuntoalascolinas,veíalacasatodaencendida, como una estrella en la noche, como los campesinos deUmbríaveíanlacasadondeSanFranciscoySantaClarahablabandeteología.

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Lamásimportantedelasfuncionessocialesdelagranjaeranlasngomas—las grandes danzas nativas—. En esas ocasiones teníamos entre milquinientosydosmilinvitados.Sinembargo,nuestrahospitalidaderamodesta.Dábamos a las madres calvas de los danzantes moranis y de las nditos—doncellas—rapé,yalosniños—enaquellasdanzasenquesetraíanniños—azúcar,distribuidoporKamanteencucharasdemadera.Enocasiones,pedíalcomisionadodelDistritopermisoparaquemisaparcerostomarantembu,unamortífera bebida fabricada con azúcar de caña. Pero los verdaderosprotagonistas,losinfatigablesjóvenesbailarines,quetraíanconsigolagloriayel lujo de la festividad, eran inmunes a la influencia extranjera y seconcentrabanenladulzurayelfuegoquellevabandentrodesí.Únicamentepedían una cosa del mundo exterior: un espacio liso donde danzar. Esto lopodíanencontrarcercademicasa,enelpradograndebajolosárboles,yenlaplazaquehabíasidonivelada,enelbosqueentrelascabañasdemissirvientes.Por esa razón los jóvenes del país estimaban mucho la granja y lasinvitacionesamisbailes.

Lasngomassecelebrabanunasvecesdedíayotrasdenoche.Duranteeldía las ngomas necesitaban más espacio, porque convocaban a tantosespectadorescomodanzantes;secelebrabanenelprado.Enlamayorpartedelasngomaslosdanzantesformabanuncírculogrande,ounaseriedecírculoslosmáspequeños,ysaltabanconlacabezaechadahaciaatrás,opateabanelsuelo siguiendoun ritmo, echándoseadelante sobreunpie,y luego sobre elotro,ydenuevolentaysolemnementedandovueltasconlosrostrosdirigidoshacia el centro del redondel, mientras los bailarines más destacados seseparaban de éste para actuar, saltar y correr enmedio.A la luz del día lasngomas dejaban sus señales estampadas en el prado, círculos grandes ypequeños secos ymarrones, como si el fuego hubiera quemado la hierba yestosredondelesmágicosquedesaparecíanmuylentamente.

Las grandes ngomas diurnas se parecenmás a una feria que a un baile.Muchedumbresdeespectadoressiguenalosbailarinesyseagrupanbajolosárboles. Si el rumor de que se iba a celebrar una ngoma se difundíaampliamente podía ver incluso cómo llegaban las mujeres mundanas deNairobi —las malaya, una bonita palabra en swaheli—, que venían a logrande, en calesas arrastradas por mulos de Ali Khan, envueltas en largaspiezasdepercaldecoloresalegres,yquecuandosesentabanparecíancomograndesfloressobrelahierba.Laschicashonradasdelagranja,vestidasconsus faldas ymantones tradicionales de piel, aceitados y grasosos, se poníancercadeellasydiscutíanabiertamentesobresusvestidosysusmodales,perolas bellezas de la ciudad, cruzadas de piernas, permanecían quietas comomuñecas con ojos de cristal, hechas de madera oscura, y fumaban suspequeñoscigarros.Bandadasdechiquillos,extasiadosporladanzaydeseososdeaprendereimitar,ibantumultuosamentedecorroencorro,oformabanlos

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suyospropios,máspequeños,enlosmárgenesdelprado,yallísededicabanasaltararribayabajo.

Los kikuyus, cuando van a una ngoma, se frotan el cuerpo con un tipoparticulardetizadecolorrojopálido,delaquehaymuchademanda;lesdaunaspecto curiosamente rubio.El colornoperteneceni almundovegetal ni alanimal,conéllosjóvenesparecenfosilizados,comoestatuasexcavadasenlaroca.Las chicas con sus recatadosvestidosde cuero curtido, adornados conabalorios,secubrendetierrahastaconfundirseconella—estatuasvestidas,enlascualeslosplieguesycolgadurassondelicadamenteformadosporunartistaexperimentado—.Losmuchachosvandesnudos aunangoma,pero en estasocasiones cuidan mucho su peinado, se echan tiza sobre la cabellera y lascoletas,yllevanmuyaltassuscabezasdepiedracaliza.DurantemisúltimosañosenÁfricaelGobiernoprohibióa lagenteponersetizaenlacabeza.Enambos sexos el aderezo es lo que más importa: ni los diamantes ni otrosgrandesadornosdanaquieneslosllevanunairetandegala.Seacualsealadistanciaalaquetehallesdeungrupodekikuyusteñidosderojomarchando,sienteselairevibrarfestivamente.

Una danza al aire libre durante el día sufre de falta de limitación. Elescenario es demasiado grande —¿dónde empieza y dónde acaba?—. Laspequeñasfigurasdelosdanzarinesindividualespuedenestarteñidasdearribaaabajo,conlapartetraseraenteradeunavestruzflotandosobresuscabezasycomobravoscaballeros,conespuelasen los taloneshechasdepieldemonoColobus,peroselesvediseminadosbajolospequeñosárboles:Elespectáculo—enelquegrandesypequeñoscorrosdebailarines,gruposdeespectadoresportodaspartesychiquillosquecorrendeunladoparaotro—teobligaaestarmirando constantemente de aquí para allá. Toda la escena recuerda a esasviejaspinturasdebatallasvistasdesdeunaelevacióndelterreno,enlascualespuedesveralacaballeríaqueavanzaporunlado,mientraslaartilleríatomaposiciones por otro, y aisladas figuras de oficiales de órdenes galopandiagonalmenteporelcampo.

Losngomasdiurnosson,además,muyruidosos.Lamúsicadedanzadelasflautas y los tambores queda con frecuencia ahogada por el clamor delpúblico,losbailarineslanzanunextraño,prolongadoycuriosoaullidocuandoen una de las figuras ejecutadas por los bailarines unmoran da un salto, oblande la lanza sobre su cabeza de unamanera excepcionalmente hermosa.Sentados en la hierba los viejos seguían conversando agradablemente y sinparar.Erabonitoveraunaparejadeviejaskikuyuspasándolobien,conunacalabazaentreellas,charlandotancontentas,presumiblementedelosdíasenqueellasdestacabanenelcorrodedanzas, losrostrosradiantesdefelicidad,mientras, por la tarde, el sol comienza a bajar y el tembu de la calabazatambién.Aveces,cuandounaparejadeviejosmaridosseacercabaalgrupo,

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unadelasmujeresselevantabafrescadesusrecuerdos,moviendolosbrazos,ydabaunoodospasosrápidosenpuroestilondito.Lamultitudnosefijabaen ella, pero era entusiásticamente aplaudida por el pequeño círculo de suscontemporáneos.

Perolasngomasnocturnaseranmuchomásserias.

Secelebrabansóloenotoño,despuésdelarecoleccióndelmaízydurantelalunallena.Piensoquenotienenningunasignificaciónreligiosaparaellos,pero quizá la tuvieron alguna vez; la actitud de los intérpretes y de losespectadoressugiereunmomentosagradoymisterioso.Losbailarinespodríantenermilaños.Algunasdelasdanzas—plenamenteaprobadasporlasmadresylasabuelasdelosdanzarines—eranconsideradasinmoralesporloscolonosblancos,puespensabanquedebíanserprohibidasporlaley.

Unavez,cuandovolvídeunasvacacionesenEuropa,meencontréconqueenplenarecoleccióndelcaféveinticincodemisjóvenesguerreroshabíansidoenviados a la cárcel por mi administrador por haber bailado una danzaprohibidaenunngomanocturnaen lagranja.Miadministradorme informóquesuesposanopudosoportaraquelladanza.Cuandoreñíalosmayoresdelos aparceros por haber celebrado su ngoma cerca de la casa de miadministrador,me explicaron gravemente que habían estado danzando en lamanyattadeKathegu,acuatroocincomillasdeallí.LuegomefuiaNairobiahablar del asunto con el comisionado del Distrito, que dejó que todos losbailarinesvolvierana lagranjaarecogercafé.Lasdanzasnocturnaseranunhermosoespectáculo.Aquínoteníasdudassobreelescenario,estabaformadoporlashoguerasyseextendíahastadondellegabalaluz,porqueelfuegoerael principio central de la ngoma.En realidad no es necesario para la danza,porquelaluzdelalunaenlastierrasaltasafricanasesmaravillosamenteclaray blanca; creaba un gran efecto.El fuego convertía el lugar del baile en unescenariodeprimeracategoría:reuníatodosloscoloresymovimientosdentrodeunaunidad.

Los nativos pocas veces exageran un efecto. No encendían grandeshogueras.Lasaparcerasdelagranja,queseconsiderabanlasanfitrionasdelafiesta,traíanlaleñaduranteeldíaantesdeladanzaylaapilabanenelcentrodel redondel. Las ancianas, que honraban el baile con su presencia, sesentaban alrededor de la pila central, y desde allí alimentaban una fila depequeñas hogueras, que era como un círculo de estrellas, a lo largo de lanoche.Losbailarinesvolvíanadanzarycorrerentornoalashogueras,conelbosquenocturnocomotrasfondo.Ellugardebíaserlobastantegrandeporqueelcaloryelhumonomolestaralosojosdelosviejosespectadores,peroeraunlugarcerradoenelmundo,comounacasagrandecontodosdentro.

Los nativos carecen del sentido o el gusto del contraste, el cordón

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umbilicalde lanaturalezanohasidocortadoenellosdel todo.Celebransusngomassóloduranteeltiempodelalunallena.Cuandolalunadabalomejorde sí ellos daban lomejor de ellosmismos. Cuando el paisaje se bañaba ynadaba en una delicada y poderosa luz que venía del cielo, a la graniluminaciónsobreÁfricaañadíansupequeñoresplandorrojo.

Losinvitadoslleganenpequeñosgrupos,avecestresocuatroalavez,avecesdoceoquince—amigosquevienenjuntosporquesehancitadooquesehanañadidoa lacompañíaduranteelcamino—.Muchosdeestosbailarineshan caminado durante quincemillas para llegar a la ngoma. Cuando viajanmuchosjuntostraenconsigoflautasytambores,asíque,enlanochedelgranbaile, todos loscaminosy senderosde lacomarca resuenany retiñencon lamúsica,comocascabelesqueseagitanbajolaluna.Alllegaralcírculodondese celebra ladanza los caminantes sedetieneny esperan aque se abraparaellos;aveces,cuandovienendesdemuylejososonhijosdelosgrandesjefesvecinos, son recibidospor losancianosaparceros,por losmejoresbailarinesdelagranjaoporlosmonitoresdeladanza.

Losmonitoresdelangomaeranjóvenesdelagranjacomolosotros,perodebíanhacerrespetarelceremonialyseaprovechabandesuposición.Antesdequecomenzaraladanzasepavoneabanarribayabajofrentealosbailarinesconelceñofruncidoyexpresióngrave;amedidaqueladanzaseibahaciendomás animada corrían de un lado a otro para que todo marchara como eradebido. Iban eficazmente armados llevando haces de palos atados, cuyoextremomanteníanencendidometiéndolodecuandoencuandoenlahoguera.Vigilabandecercaalosbailarinesyenelmomentoqueveíanalgoquenolesgustaba se acercaban en seguida; con una terrible expresión y un furiosogruñidolanzabantodoelhazdepalosconelextremoencendidopordelante,contraelcuerpodel transgresor.Lavíctimasedoblabaporelgolpe,peronoemitíaelmenorsonido.Talvezunaquemaduradeestaclasenoeraunaheridadeshonrosacomorecuerdodeunangoma.

Enunadelasdanzaslasmuchachasseapoyabanpudorosamentesobrelospiesdelosjóvenesguerrerosylosceñíanporlacintura,mientrasellos,conlosbrazosestiradosacadaladodelacabezadelamuchacha,cogíanlalanzaconambasmanos,ylalevantabandevezencuandotirándolaalsuelocontodasufuerza.Eraunbonitocuadroveralasjóvenesdelatribubuscandorefugioenel pecho de sus hombres contra algún gran peligro, y a los hombresprotegiéndolas,inclusodejándolespisarsuspies,contralasserpientesuotrospeligrosdelsuelo.Amedidaquesedesarrollaladanzadurantehorasyhoras,losrostrosdelosbailarinestomanunaexpresióndeéxtasisangélico,comosiverdaderamenteestuvierandispuestosamorirunosporotros.

Había otras danzas en las cuales los bailarines corrían de un lado a otroentrelashogueras,dondeunbailarínprincipaldabagrandessaltosybrincos,

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conmuchaoscilacióndelanzas;seinspiraba,meparece,enlacazadelleón.

Habíacantantesenlasngomas,aligualqueflautasytambores.Algunosdeesos cantantes eran famosos en todo el país y se les hacía venir desdemuylejos. Su canto era más bien un recitado rítmico que una canción. Eranimprovisadoresyhacíansusbaladasespontáneamente,uniéndoselaselrápidoy atento coro de los bailarines. Daba gusto escuchar, en el aire nocturno,alzarseunasuavevoz,comoel llamamientoregularmenterepetidoymedidodelasjóvenesvoces.Peroamedidaquepasabalanoche,acompañadodevezen cuando por los tambores, se convertía en algomortalmentemonótono yextraordinariamente penoso de oír, como si no pudieras soportarlo ni unmomentomás,niquisierasqueseparara.

ElcantantemásfamosodemiépocaprocedíadeDagoretti.Teníaunavozclara y fuerte y era, además, un gran bailarín. Mientras cantaba paseaba ocorría por el redondel del baile dando largos, deslizantes pasos, medioarrodillándose.Poníasumanoalladodelaboca;probablementelohacíaparaconcentrarelsonido,peroparecíacomosiconfiaraungranypeligrososecretoa la congregación. Parecía el propio eco africano. Era capaz de llenar defelicidadodesentimientosbelicososasupúblicoohacerledesternillarderisa.Cantabaunaformidablecanción,unacanciónguerrera,enlacualelcantante,meparece,seimaginaquecorredealdeaenaldea,parallamaralanaciónalaguerra,ydescribelasmatanzasyelbotín.Hacecienañoshubierahechoquelasangredelosemigrantesblancosseleshelaraenlasvenas,peroporlogeneralnoeratanterrorífico.Unanochecantótrescanciones,quepedíaKamantequeme tradujera. La primera era fantástica: se imaginaba que todo el grupo debailarines se encontraba un barco y navegaba hasta Volaia. La segundacanción,meexplicóKamante,eraenalabanzade lasancianas, lasmadresylas abuelas del cantante y de los danzantes. Aquella canción sonaba muydulce,eralargaydebíadedescribirdetalladamentelasabiduríaylabondaddelasdesdentadasycalvasmujereskikuyus,queescuchaban juntoa lapiladeleñaenelcentrodelapista,moviendolacabeza.Laterceracancióneracorta,pero provocó grandes carcajadas en todo el mundo, el cantante tenía queelevarsuagudavozporserescuchadoysereíatambiénmientrascantaba.Lasancianas, que estaban de buen humor por los elogios que les habían hecho,batían sus muslos y estaban boquiabiertas, como cocodrilos. Kamante semostró reacioa traducirlaparamí;medijoqueeraabsurdayme laabreviómuchísimo. El tema era simple: después de una epidemia de peste, elGobiernohabíapuestoprecioacadaratamuertaquesellevaraalcomisionadodeldistrito.Lacancióndescribíacomolasratas,perseguidasuniversalmente,buscabanrefugioen los lechosde lasmujeresviejasy jóvenes,y loqueallíhacían. Debía de ser muy divertida en los detalles, que yo no entendía;Kamante,quemelatraducíacontrasuvoluntad,nopodíareprimirunaagriasonrisa.Enunadelasngomasnocturnasocurrióundramáticoincidente.

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La ngoma era una fiesta de despedida que dieron enmi honor un pocoantes de que yome fuera a hacer una visita aEuropa. Era un buen año, secelebró por todo lo alto, había mil quinientos kikuyus presentes. La danzallevabaunaspocashoras:salíaecharunvistazoantesdeirmealacama,mepusieronunabutacaconelrespaldodandoaunadelascabañasdeloscriados,yyocharlabaconunaparejadeviejosaparceros.

Deprontohubounagranconmociónenelcorrodebailarines,unprofundomovimientodesorpresaydemiedo,uncuriososonido,comocuandoelvientosopla entre los juncos. La danza fue disminuyendo, disminuyendo, pero nomuriódel todo.Pregunté aunode los ancianosquépasaba.Mecontestó envozbaja:«Masaina-kudja»(vienenlosmasai).

Lanoticialahabíatraídounmensajero,porquepasóciertotiempoantesdeque ocurriera algo más, probablemente los kikuyus lo habían mandado devuelta para decir a sus invitados que podíanvenir. Iba contra la ley que losmasai fueran a una ngoma kikuyu, pues en el pasado había habidomuchosproblemasporestetipodecosas.Missirvientesvinieronysepusierondetrásde mi butaca; todo el mundo miraba hacia la entrada de la pista de baile.Cuandollegaronlosmasai,ladanzasedetuvoporcompleto.

Eran doce jóvenes guerreros masai los que llegaron y cuando hubierondado unos pasos se detuvieron, esperaron, sin mirar ni a derecha ni aizquierda;parpadeabanunpocoanteelfuego.Ibancompletamentedesnudos,sin más adornos que sus armas y sus magníficos peinados. Uno de ellosllevaba la cabezade leónqueunmoranporta en la guerra.Desde la rodillahastaelpiellevabaunaanchabandaescarlatapintadaverticalmente,comosilecorriera lasangrepor lapierna.Permanecíanerguidos, laspiernasrígidas,las cabezashacia atrás, silenciososymortalmente serios, enunaactitudqueeralavezladelconquistadoryladelprisionero.Sesentíaquehabíanvenidoalangomacontrasupropiavoluntad.Elmonótonobatirdelostamboreshabíallegadohastalareservaatravésdelrío,seguido,sinparar,yhabíainquietadoelcorazóndelosjóvenesguerreros;docedeentreellosnopudieronresistirlallamada.

Los kikuyus estaban profundamente conmocionados también, pero secomportaronbienconsusinvitados.Elbailarínprincipaldelagranjalesdiolabienvenidaen lapistadebaile,dondesemetieronenprofundosilencio,y ladanza comenzó una vezmás. Sin embargo, era diferente a comohabía sidoantes, el aireestabacargado.Los tamborescomenzaronabatir convozmásgraveyconunritmomásrápido.Silangomahubieracontinuadohubiéramosasistidoaungranespectáculo,cuandoloskikuyusylosmasaiseentregaranamostrarsuvigorysuhabilidadcomobailarines.Peronosiguió:haycosasquenopuedenmarcharpormuchabuenavoluntadqueseleseche.

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No sé lo que ocurrió. De repente el círculo osciló y se rompió, alguiengritó con fuerza. En unos segundos el espacio entero que había ante mí seconvirtióenunaapiñadamasadegente,quecorría.Luego llegóel ruidodegolpes y de cuerpos cayendo al suelo, y sobre nuestras cabezas el airenocturno se llenóde lanzas ondulantes.Nospusimos todosdepie, hasta lassabiasmujeresdelcentro,quetreparonporlaspilasdeleñaparaaveriguarquéestabapasando.

Cuandolaemociónsecalmóylaturbulentamuchedumbresedisolviódenuevo,meencontréenelcentrodelenjambre,conunpequeñoespacioquemerodeaba. Dos de los viejos apareceros seme acercaron y demala ganameexplicaronloquehabíaocurrido:laviolacióndelaleyyelordencometidaporlosmasaiyelestadoactualdelascosas:unmasaiytreskikuyusgravementeheridos, «cortados en pedazos», fue su expresión. Me preguntaronpreocupados si podía coserlos de nuevo—si no todos iban a tener grandesproblemas con el Selikali (el Gobierno)—. Le pregunté al anciano qué sehabían cortado los combatientes. «La cabeza»,me contestó orgullosamente,conelinstintonativodeexagerarlascatástrofes.EnaquelmomentovimosaKamante avanzar por el recinto con una larga aguja de zurcir y mi dedal.Seguía dudando, y en aquel momento el viejo Awaru se adelantó. Habíaaprendidoeloficiodesastreenlossieteañospasadosenlaprisión.Debíadeestarbuscandounaoportunidadparapracticarymostrarsutalento,seofrecióvoluntarioparahacersecargodelcasoyel interésseconcentróenél.Desdeluegoquezurcióalosheridos,quecuraronbajosusmanos,yconfrecuenciadespués presumió de lo que había hecho, aunque Kamante me dijo, enconfianza,quelascabezasnohabíansidocortadas.

Como la presencia de los masai en la danza había sido ilegal, tuvimosescondidomuchotiempoalmasaiheridoenlacabañareservadaaloscriadosdelosvisitantesblancos.Allíserecuperóydeallídesapareció,sindarnilasgraciasaAwaru.Debíadeserduroparaelcorazóndeunmasaiquedarheridoycuradoporunkikuyu.

Cuando hacia el final de la noche de la ngoma salí a preguntar por losheridos,encontré,enelairegris,lashoguerastodavíaardiendo.Unoscuantosjóveneskikuyus lasrodeaban,mientrassaltabanymetían largospalosen lasbrasasbajoladireccióndelaesposa,muyanciana,deunaparcero, lamadredeWainaina.Hacíanunconjuroparaimpedirquelosmasaituvieranéxitoenelamorconlasmuchachaskikuyu.

II

UnvisitantedeAsia

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Losngomaseranfuncionessocialesamistosasytradicionales.Conelpasodeltiempofueronlashermanasyhermanosmásjóvenesy,después,loshijosylashijasdelosprimerosbailarinesqueconocí,losquevinieronalterrenodebaile.

Pero tambiénveníanvisitantesdepaíses lejanos.Elmonzón sopladesdeBombay:gentemayor,sabiayexperimentada,navegabaenlosbarcos,desdelaIndia,yllegabaalagranja.

HabíaenNairobiungrancomercianteindioenmaderasllamadoCholeimHussein,conquienhicemuchostratoscuandoporprimeraveztalémitierra,yqueerauncelosomahometanoyamigodeFarah.UndíaaparecióporlacasaymepidiópermisoparatraeraunaltosacerdotedelaIndiadevisita.«VeníapormarparavisitarasuscongregacionesdeMombassayNairobi»,medijoCholeim Hussein; por su parte, las congregaciones estaban ansiosas porentretenerlecomoeradebidoydespuésdeexprimirseelcerebronopudieronpensarnadamejorqueunavisitaalagranja.¿Podríatraerloconsigo?Cuandoledije que sería bienvenido,CholeimHusseinme explicóque el rangoy lasantidad del anciano eran tales que no podía comer nada que hubiera sidococinadoenollasusadaspor infieles.Peroañadió rápidamentequenodebíadepreocuparmeporeso,lacongregaciónmahometanadeNairobiprepararíalacomida y me la enviaría con el debido tiempo. ¿Permitiría que el altosacerdote la consumiera enmi casa?Comomemostréde acuerdo,CholeimHussein, tras un momento, volvió embarazosamente al asunto. Había otroproblema, sólo unomás. Doquiera que fuera, el alto sacerdote, ordenaba laetiquetaquedebíarecibirunregalo,queenunacasacomolamía,nopodíaserde menos de cien rupias. Pero, se apresuró a explicarme, tampoco debíapreocuparme por eso, que el dinero había sido recolectado entre losmahometanos deNairobi. Sólome pedían que se lo entregara yomisma alsacerdote.¿Perosecreeríaéstequeelregaloeramío?Deesonopudesacarlenada a Choleim Hussein, hay momentos en que las personas de color sonincapacesdehablarconclaridad.Alprincipiodeclinéelpapelpreparadoparamí,peromirandolosrostrosdecepcionadosdeCholeimHusseinyFarah,queunmomentoantesestabanradiantesdeesperanzas,dejémiorgulloaunladoymedijequeelaltosacerdotepensaraloquequisiera.

Meolvidéporcompletodeldíadelavisitaymefuialcampoaprobaruntractornuevo.EnviaronenmibuscaaTiti,elhermanopequeñodeKamante.El tractor hacía tal ruido que no podía oír lo que quería decirme y era tandifícilhacerlaarrancarquenomeatrevíaaapagarlo;Titicorriócomounperroloco todo el campo, jadeandoy alborotando entre los surcos profundos y lalargaydelgadaesteladepolvo,hastaquecuandollegamosalfinalhubounapausa.

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—Hanvenidolossacerdotes—rugió.

—¿Quésacerdotes?—lepregunté.

—Todoslossacerdotes—meexplicóorgullosamente.

Habíanvenidoencuatrocarros, seisencadauno.Mefuiconélhacia lacasa y, al acercarme, pude ver un enjambre de figuras vestidas de blancodiseminadasporelprado,comosiunabandadadegrandespájarosblancossehubieraasentadojuntoamicasa,ounacompañíadeángelesvolarasobrelagranja.Era todaunacorteespiritualenviadadesde la Indiaparamantener lallama de la ortodoxia en África. Pero era imposible no reconocer la dignafigura del gran sacerdote, que avanzó hacia mí, escoltado por dossubordinados y, a una respetuosa distancia, por Choleim Hussein. Era unviejecito de baja estatura, con un rostro delicado y refinado, que parecíaesculpido en un marfil viejísimo. El séquito se quedó cerca, para guardarnuestroencuentro,yluegoseretiró,sesuponíaqueyosoladebíaentreteneramihuésped.

No podíamos hablarnos ni una palabra, porque él no entendía nada deinglés ni de swaheli y yo no conocía su lengua.Expresamos nuestromutuorespetomedianteunapantomima.Medicuentaqueyalehabíanenseñadolacasa,todalaplataqueteníaestabasobrelamesaylasfloresdispuestassegúnel gusto indioy somalí.Fui yme senté con él en el asientodepiedra en laparte occidental. Allí, bajo la atención emocionada de los espectadores, leentregué las cien rupias que estaban envueltas en un pañuelo verdepertenecienteaHussein.

Habíasentidociertosprejuicioscontralapuntillosidaddelviejosacerdote—porunmomento,alvedotanviejoypequeño,penséquelasituaciónpodíaserembarazosaparaél—.Perocuandonossentamosjuntosbajoelsoldelatarde, sin pretender que manteníamos ningún tipo de conversación, sinosimplementehaciéndonosamistosacompañía,penséquenadadebíaresultarleembarazoso. Me daba la curiosa impresión de que se sentía a salvo,completamente seguro. Tenía unas maneras muy delicadas y corteses, ysonreíaymovíalacabezamientrasyoleseñalabalascolinasylosarbolillos,comosiestuvieramuyinteresadoentodoeincapazdesorprendersepornada.Mepreguntésiesaconsistenciaseríafrutodeunaignoranciacompletadelmalen el mundo o de su profundo conocimiento y aceptación. Sea que no hayserpientes venenosas en elmundo o que tú hayas conseguido, inyectándotedosis cada vez más fuertes de veneno en la sangre, un estado de perfectainmunidad,al finalelefectoeselmismo.Elaspectodel tranquilo rostrodelancianoeraeldeunniñomuypequeño,quetodavíanohaaprendidoahablaryqueestáinteresadoentodoyesincapazdesorprenderseporlanaturalezadelascosas.Podríahaberpasadounahoraallísentada,enelasientodepiedra,en

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compañíadeunniñomuypequeño,unnoble infante,unniño Jesúspintadoporunviejomaestro—devezencuandomecíalacunaconunpieespiritual—. Los rostros de las mujeres más viejas del mundo, que lo han visto ycomprendido todo, deben tener el mismo aspecto. No era una expresiónmasculina,encajabaconlasropasdeunbebéydeunamujer,eibamuybiencon lasvestidurasdecasimirdemi invitado.Lahabíavistosólounavezenunapersonaconropasmasculinas,uninteligentepayasoenelcirco.

El ancianoestabacansadoyno teníaganasde levantarseymientras, losotros sacerdotes se fueron con Choleim Hussein hasta el río para ver elmolino.Porqueeracomounodeellosparecíatenerinterésenlospájaros.Enaquellos tiemposyo tenía en casauna cigüeña amaestradayunamanadadegansos, que no eran para matar, sino para que el lugar se pareciera aDinamarca.Elancianosacerdotemostróungran interésporellos; tratabadecomprender de dónde y venían señalando los puntos cardinales.Mis perrosestabanenelprado,loqueacababadedaraaquellatardeunperfectoaspectode milenio. Creí que Farah y Choleim Hussein los habían encerrado en laperrera,porqueesteúltimo,comobuenmahometanosentíahorrorhaciaelloscuandovenía a lagranja a arreglar algúnasunto.Peroallí estabanpaseandoentreelclerovestidodeblanco,comoelleónjuntoalcordero.EranlosperrosqueIsmailsuponíaqueconocíanaunmahometanosóloconmirarlo.

Antesdemarcharseelaltosacerdotemedio,comorecuerdosuvisita,unanillo conunaperla.Penséqueyo tambiéndebíadedarle algo, ademásdelfingidoregalodelasrupias,yenviéaFarahparaquefueraabuscaralalmacénlapieldeunleónquehabíacazadopocotiempoantesenlagranja.Elancianocogióunadelasgrandesgarrasyconojosclarosyatentosprobósuagudezaenlamejilla.Despuésdequesehubieraidomepreguntésisunobleyhuesudacabezahabríacaptadotodaslaspequeñascosasquehabíadentrodelhorizontede lagranja,onadadenada.Dealgo sí sedebiódedarcuenta,porque tresmesesmástarderecibíunacartadelaIndia,conladirecciónmuymalpuestayquesehabíaretrasadoencorreos.Enellaunpríncipeindiomepedíaquelevendieraunodelos«perrosgrises»quelehabíamencionadounaltosacerdoteyquefijarayomismaelprecio.

III

Lasmujeressomalíes

Deungrupodevisitantesquerepresentóunpapelimportanteenlagranjano puedo decir mucho, porque no les gustaría. Se trata de las mujeres deFarah.

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CuandoFarahsecasóytrajoasumujerdesdeSomaliaalagranja,conellavinieronunabandadavivazydelicadadepalomasdepieloscura:sumadre,suhermanapequeñayuna jovenprimaquehabíacrecidocon la familia.Farahmedijoqueeraunacostumbrede supaís.LosmatrimoniosenSomalia sonarregladosporlosmayoresdelafamilia,quetienenencuentaelnacimiento,lariquezaylareputacióndelosjóvenes;enlasmejoresfamiliaslosnoviosnose ven hasta el día de la boda. Pero los somalíes forman una caballerosanaciónynodejanalasdoncellasdesprotegidas.Esdebuentonoenunmaridorecién casado irse a vivir a la aldea de su esposa seismeses después de laboda;duranteesetiempoellahacesuvidacomoanfitrionaypersonaconocidaeinfluyente.Aveces,élnopuedehacereso,yentonceslasmujeresallegadasalanovianovacilanenacompañarlaporalgúntiempoensuvidamatrimonial,hastacuandoesosignificamarcharseyviajarapaísesdistantes.

Elcírculodemujeressomalíesenmicasasecompletóposteriormenteconunamuchachahuérfanademadredelatribu,queFarahadoptó,nosinpensar,creo,quepodríaconseguirprovechoconellocuando le llegarael tiempodecasarse,comoMordecaiyEsther.Estachicaeramuysimpáticaydespierta,yfue muy curioso cómo, al crecer, las doncellas se hicieron cargo de ella yescrupulosamente le dieron una formación de joven virgen comme il faut.Cuandovinoavivirconnosotros teníaonceañosysiempreseescapabadelcontroldelafamiliaparaseguirme.Cabalgabaenmiponiyllevabamirifleocorríaconlostotoskikuyushastaelestanquedelospeces,arremangándoselasfaldasysaltandodescalzaporlajunqueradelaorillayconunsalabardo.Lasmuchachas somalíes llevan el pelo afeitado, dejando sólo un cerco de rizososcuros y un largo bucle encima; es una moda agradable y le daba a lachiquillaelairedeunfrailejovenmuyalegreymalicioso.Peroconeltiempo,y bajo la influencia de las chicasmayores, se transformó y fue fascinada yposeídaporelprocesodesutransformación.Exactamentecomosilehubieranpuestopesasen laspiernas,empezóacaminarcadavezconmayor lentitud;bajaba los ojos siguiendo los mejores modelos y convirtió en un punto dehonordesaparecerantelapresenciadeunextraño.

No se volvió a cortar el pelo y cuando llegó el día en que ya era losuficientemente largo, las otras chicas lo peinaron y dividieron en variastrencitas.Lanoviciaseentregóseriayorgullosaalasfatigasdelrito;seveíaquehubierapreferidomoriraincumplirlosdeberesqueleimponían.

La anciana, la suegra de Farah, era, como él me dijo, una mujer muyestimadaporlaexcelenteeducaciónquehabíadadoasushijas.Eranelespejodelamodayelmodelodelasdoncellas.Desdeluegolastresjóvenesposeíanla más exquisita dignidad y recato; no he conocido nunca damas tanseñoriales.Sumodestiadedoncellasseacentuabaporelestilodesus ropas.Vestían faldas de imponente amplitud, que exigían —lo sabía, porque a

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menudocomprabasedaopercalparaellas—diezyardasdetelaparahacerlas.Dentrodeaquellasmasasdepañosusesbeltasrodillassemovíanconunritmoinsinuanteymisterioso:

Tesnoblesjambes,souslesvolantsqu’elleschassent

Tourmenentlesdésirsobscursetlesagacent,

Commedeuxsorcieresquifont

Tournerunphiltrenoirdamunvaseprofond.

La propia madre era una figura impresionante, muy vigorosa, con lapoderosa y benevolente placidez de una elefanta, satisfecha de su fuerza.Nunca la vi enfadada. Maestros y pedagogos hubieran envidiado la graninspiraciónquetenía;ensusmanoslaenseñanzanoeraimposición,ni labormonótona, sinouna conspiracióngrandeynoble en la cual suspupilas eranadmitidas mediante un privilegio. La casita que construí para ellas en losbosques,eraunapequeñaescuelapreparatoriademagiablanca,yaquellastreschicas,quetangentilmentepaseabanporlossenderosdelbosque,erancomotresjóvenesbrujasqueestudiabandíaynoche,yquealfinaldesuaprendizajedispondrían de un gran poderío. Competían para ver cuál iba a ser la másdestacada, pero con un espíritu de lo más amable; quizá cuando estásrealmente en el mercado y se discute tu precio en público, la rivalidadadquiereun carácter francoyhonrado.La esposadeFarah, queyano teníaque pensar en su precio, disfrutaba de una posición especial, como la deldiscípulopreferidoqueyahaconseguidolalicenciaturaenbrujería;seleveíahablar confidencialmente con la maga principal, y tal honor no les estabapermitidoalasdoncellas.

Todaslasmujeresjóvenestienenunaelevadaideadesupropiovalor.Unavirgenmahometananosepuedecasarconalguienqueestépordebajodesunivelsocial,porquesemejantecosasignificaríalainfamiaparasufamilia.Unhombresípodíacasarsepordebajodelsuyo—locualerabastantebuenoparaél—yhahabidojóvenessomalíescasadosconmujeresmasai.Peromientrasqueunamuchacha somalí puede casarse enArabia, unamuchacha árabenopuede casarse en Somalia, porque los árabes son raza superior debido a surelaciónmáscercanaconelProfeta,yentreellosunadoncellapertenecientealafamiliadelProfetanopuedecasarseconunmaridodefuera.Envirtuddesusexo las jóvenes hembras de la raza pueden esperar ascender en la escalasocial. Inocentemente ellas mismas comparan el principio con el de unacaballaderodepurasangre,yaquelossomalíestienenunaltoconceptodelasyeguas.

Cuando ellas y yo tuvimos suficiente confianza, me preguntaron si eraverdad que en algunos países de Europa se entregaban las doncellas a sus

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maridosacambiodenada.Leshabíandichoincluso,peronopodíancreertalcosa,quehabíaunatributandepravadaenquesepagabaalnovioparaquesecasaraconlanovia.Vergüenzayludibrioportalespadresytalesmuchachasquesedejabantratarasí.¿Endóndeestabalapropiaestimación,surespetoporlamujerolavirginidad?Sihubierantenidoladesdichadenacerensemejantetribu,medijeronlasmuchachas,hubieranhechoelvotode ira la tumbasincasarse.

En nuestros días, en Europa, ya no tenemos oportunidad de estudiar latécnica de lamojigatería de las doncellas, y a través de viejos libros no hepodidocaptarsuencanto.Ahorayaentiendocómomiabueloymibisabuelotuvieronquerendirse.Elsistemasomalíeraalavezunanecesidadnaturalyunaformadelasbellasartes,a lavezreligión,estrategiayballet,practicadaen todos los aspectos con ladebidadevoción, disciplinaydestreza.Lagrandulzura reside en el juego de las fuerzas opuestas en su interior.Detrás deleternoprincipiodelrechazo,habíamuchagenerosidad;detrásdelapedantería,cuántohumorydespreciode lamuerte.Aquellashijasdeuna razaguerrerainterpretaban el ceremonial de la modestia vital como una danza de guerragrandeyelegante;nosehacían lasmosquitasmuertas,peronodescansabanhastahaberbebidolasangredelcorazóndesusadversarios,yerancomotresferoceslobasdisfrazadasconpielesdeovejas.Lossomalíesformanunpuebloresistente, endurecido desiertos y en el mar. Profundas dificultades, fuertestensiones, altas olas ymuchos años debieron pasar para que susmujeres seconvirtieranenunámbartanbrillanteyduro.

Lasmujereshicieronde lacasadeFarahunhogaralestilodeunpueblonómada, que levantaba su tienda de vez en cuando, con muchos tapices ycolgaduras ornamentadas en las paredes. Para ellas el incienso era unimportantecomponentedeunhogar:lamayorpartedelosinciensossomalíessonmuydulces.Enmividaenlagranjayoveíaapocasmujeresyadquirílacostumbredesentarme,al finaldeldía,parapasarunahora tranquilacon laancianaylasmuchachasenlacasadeFarah.

Les interesaba todo y las cosas pequeñas les gustabanmucho.Menudosincidentesenlagranjaybromasreferidasanuestrosasuntoslocaleslashacíanreírcomouncarillóndecampanillas.Cuandolesenseñéahacerpuntosereíanconellocomosifueraunamarionetacómica.

Nohabíaignoranciaensuinocencia.Habíanasistidoapartosymuertesydiscutíansusdetallesfríamenteconsumadre.Aveces,paraentretenerme,mecontabancuentosdehadasalestilodeLasMilyUnaNoches,lamayorpartede género cómico, que trataban del amor con mucha franqueza. Había unrasgocomúnentodosesoscuentos,yeraquelaheroína,castaono,vencíaalospersonajesmasculinosy terminabael cuento triunfante.Lamadreestabasentadayescuchabaconunasonrisitaenelrostro.

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Dentro de aquel cerrado mundo femenino, detrás de sus muros yfortificaciones,percibíalapresenciadeungranidealsinelcualnosehubierandefendido tan valientemente; la idea de un milenio, cuando las mujeresreinaran como soberanas en el mundo. En esos tiempos la anciana madretomaríaunanuevaformaysesentaríaenuntronocomounenormeyoscurosímbolodeaquellapoderosadeidadfemeninaquehabíaexistidoenelremotopasado,antesdeltiempodelProfetadeDios.Nuncaloperdíandevista,peroeransobretodogenteprácticaatentaalasnecesidadesdelmomentoyconunainfinitaceleridadderecursos.

Lasjóvenespreguntabanmuchoporlascostumbreseuropeasyescuchabanatentamentedescripcionesdelasmaneras,educaciónyvestidosdelasseñorasblancas, como si quisieran completar su educación estratégica con elconocimientodecómolosvaronesdeunarazaextranjeraeranconquistadosysometidos.

Susropasdesempeñabanuntremendopapelensusvidas,locualnoesdeextrañar, porque para ellas aquello eramaterial de guerra, botín de guerra ysímbolos de victoria, como banderas conquistadas. Sumarido, el somalí, essobriopornaturaleza, indiferentea la comida, a labebidaya la comodidadpersonal, duro y frugal como el país de donde procede: su lujo es lamujer.Paraellaesinsaciablementecodicioso,paraéllasmujeressonelsupremobiende lavida:camellos,caballosyganadospuedenser tambiéndeseables,peronopuedencompararseconellas.Lasmujeressomalíesestimulanalhombreenlas dos inclinaciones de su naturaleza. Desprecian con crueldad cualquierblanduraenelhombre;ycongrandessacrificiospersonalesponenmuyaltosupropio precio. Estas mujeres no pueden ni siquiera comprar un par dezapatillas como no sea a través de un hombre, no pueden ser dueñas de símismas y necesitan pertenecer a algún varón, un padre, un hermano o a unmarido, pero siguen siendo el supremo valor de la vida. Es sorprendente, yhonraalasdospartes,lascantidadesdeseda,oro,ámbarycoralquesacanlasmujeressomalíesdesushombres.

Alfinaldeloslargosyagotadoressafariscomerciales,lasdificultades,losriesgos, las estratagemas y los sufrimientos se convierten en adornosfemeninos. Las jóvenes que no tienen hombres a los que exprimir, en laspequeñas tiendas en que viven se arreglan lomejor que pueden sus bonitoscabellos y sueñan con el momento en que conquisten al conquistador yextorsionenalextorsionador.Notieneninconvenienteenprestarselasjoyasylesencantavestiralahermanapequeña,queeslamásbella,conlasmejoresgalasdelahermanacasada;eincluso,entrerisas,lecubrenlacabezaconunpañodeoro,adornoquelavirgennopuedelegalmenteusar.

Los somalíes son muy dados a litigios y luchas encarnizadas, y casisiempre había algún asunto que Farah tenía que ir a arreglar a Nairobi, o

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estabaenreunionesdelatribuenlagranja.Enestoscasos,laanciana,cuandoyo iba a su casa, me sonsacaba de una manera cortés e inteligente. Podíapreguntarle aFarah,que lehubieradicho todo loquequisiera saber,porqueteníaungranrespetoporella.Peroellabuscabaotravía,meparecequepordiplomacia. De esta manera podía seguir, si le venía bien, mostrandoignorancia de los asuntos masculinos, y una incapacidad de entender lostípicamente femeninos. Si daba un consejo lo daba de manera sibilina, deinspiracióndivina,ynadiepodíareprochárselo.

En las grandes reuniones de los somalíes en la granja o en las grandescelebracionesreligiosas,lasmujeresteníanqueocuparsedelaorganizaciónyde la comida. No asistían al banquete y no podían ir a la mezquita, perodeseaban con todas sus fuerzas el éxito y el esplendor de la fiesta. Nuncahablabanentreellasde loquepensabansobreestehecho.Enesasocasionesmerecordabanmuchoalasdamasdelageneraciónmásviejademipaís,quemefigurabasiempreconpolisónyvestidosdecola.Lasmujeresescandinavasdelosdíasdemimadreydemiabuela,esclavascivilizadasdeunosbárbarosafables, hacían los honores de aquellos tremendos y sagrados festivalesmasculinos:lacaceríadelfaisánylasgrandesbatidasotoñales.

Los somalíes habían sido propietarios de esclavos durante innumerablesgeneraciones y susmujeres se llevaban bien con los nativos, y su trato conelloseradespreocupadoyplácido.Paralosnativosservirasomalíesoaárabesesmenos difícil que a los blancos, porque el tiempode vida de la gente decoloresentodasparteselmismo.LaesposadeFaraheramuyqueridaporloskikuyusdelagranjayKamantemedijomuchasvecesqueeramuylista.

Conmisamigosblancosquefrecuentabanlagranja,comoBerkeleyColeyDenysFinch-Hatton, las jóvenes somalíes semostraban amistosas, hablabancon frecuencia de ellos y sabían sorprendentemente mucho de sus vidas.Cuandoseencontrabanconversabanconelloscomosi fueransushermanas,consusmanosescondidasentrelosplieguesdelasfaldas.Perolasrelacioneseran complicadas, porque tanto Berkeley como Denys tenían sirvientessomalíesylasmuchachasnopodían,pornadadelmundo,tratarconellos.TanprontocomoJamaoBilea,esbeltosydeojososcuros,tocadosconturbantes,aparecíanporlagranja,misjóvenessomalíesdesaparecíansindejarnirastro.Siduranteesetiempoqueríanverme,veníanaescondidaspegadasalacasa,yelrostroselotapabanconlasfaldas.Losinglesesdecíanquelesencantabalaconfianzaquelesdemostraban,peroenelfondodesuscorazonescreoquesesentíandesencantadosdequelosconsiderarantaninofensivos.

Avecesmellevabaaalgunadelasmuchachasparadarunpaseoencocheo hacer una visita; precavidamente preguntaba a lamadre si podía hacerlo,porquenoqueríaempañarreputacionesfrescascomoelrostrodeDiana.Cercade lagranjavivíauna jovenaustralianacasada,queparamíeradesdehacía

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unospocosañosunavecinaencantadora;invitabaatomareltéalassomalíes.Eraungranacontecimiento.Seponíanvestidos tanbonitosqueparecíanunramodefloresycuandoíbamosenelautomóvilgorjeabandetrásdemícomounapajarera.Demostrabanungraninterésporlacasa,losvestidos,hastaporelmaridodemi amiga cuando lo veían cabalgar o cavar en la distancia.Alservir el té sólo lahermanacasaday losniñospodían tomarlo,porquea lasjóveneslesestabaprohibidopordemasiadoexcitante.Teníanqueconformarseconpastelesy lohacían conmuchagraciay compostura.Habíadiscusionessobre la chiquilla quenos acompañaba: ¿podía seguir tomándolooyahabíallegado a una edad en que hacerla era demasiado peligroso? La hermanacasada sostenía que podía hacerla, pero la chica nos lanzaba una miradaprofunda,oscurayorgullosayrechazabalataza.

Laprimaeraunamuchachapensativa,conojospardos,podíaleerenárabeysabíapasajesdelCorándememoria.Teníaunespírituproclivealateologíay nos enzarzábamos en muchas discusiones religiosas y charlas sobre lasmaravillasdelmundo.DeellaaprendílaverdaderaparáfrasisdelahistoriadeJoséy lamujerdePutifar.AdmitíaqueCristohubieranacidodeunavirgen,pero no que fuera hijo deDios, porqueDios no podía tener hijos de carne.Marammo,queera lamásadorablede lasdoncellas, estabapaseandoporeljardínyungranángel,enviadoporelSeñor,letocóelhombroconsualadepluma,ydeelloconcibió.Enelcursodenuestrasdiscusionesundíaleenseñéuna postal de la estatua de Cristo de Thorvaldsen en la catedral deCopenhague. Con ella se enamoró de una manera delicada y extática delSalvador.No se cansaba de escuchar hablar de él, suspiraba y cambiaba decolormientraslehablaba.LepreocupabamuchoJudas.¿Quéclasedehombresería?, ¿cómo podía haber gente como esa?, le encantaría poder sacarle losojos.Eraunagranpasión,delamismanaturalezadelinciensoquequemabanen sus casas,yque,hechode lasoscurasmaderasquecrecenen las lejanasmontañas,esdulceyextrañoanuestrossentidos.

Le pregunté a los padres franceses si podía llevar mi grupo de jóvenesmahometanashastalaMisión,ycomosemostrarondeacuerdoensucordialysimpáticoestilo—encantadosdequeocurrieraalgo—unatardefuimosallá,yuna por una entraron solemnemente en la fresca iglesia. Las jóvenes nuncahabíanvistounedificio tanelevado,mientras locontemplabanseponían lasmanossobrelacabezaparaprotegersesiselescaíaencima.Habíaimágenesenlaiglesiay,conlaexcepcióndelapostal,jamáshabíanvistoensusvidasnadasemejante.EnlaMisiónfrancesahabíaunaestatuadetamañonaturaldelaVirgen,todablancayazulceleste,conunlirioenlamano,yalladootradeSanJoséconelniñoenbrazos.Sequedaronsuspensasanteellas,labellezadelaVirgen les hizo suspirar. Ya conocían a San José, del cual tenían lamáselevadaopiniónporserunmaridotanlealyprotectorde laVirgen,ahora lemiraban profundamente agradecidas porque también llevaba al niño. La

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esposadeFarahqueesperabaunhijo,estuvotodoeltiempoenlaiglesiacercadelaSagradaFamilia.Lospadresestabanmuyorgullososdelasvidrierasdelaiglesia,hechasdeunpapelqueimitabalosvitralesyrepresentabalapasióndeCristo.Laprimajoven,queparecíaperdidayabsortaporaquellasventanas,diovueltasalaiglesiaconlosojospuestosenellas,retorciéndoselasmanosydoblando las rodillas comobajo el pesode la cruz.Alvolver a casa apenashablaron;nohacíanpreguntaspormiedo,yocreo,detraicionarsuignoranciadeaquellas cuestiones.Sólounpardedíasmás tardemepreguntaron si lospadrespodíanhacerquelaVirgenoSanJosésebajarondesuspedestales.

Laprimajovensecasóenlagranja,enunbonitobungalowqueentoncesestaba vacío y que presté a los somalíes para esa ocasión. La boda fueespléndida y duró siete días. Estuve presente en la ceremonia principal,cuandounaprocesióndemujeresquecantaban,llevóalanoviaalencuentrodeunaprocesióndehombresquetambiéncantabanyquetraíanalnovio.Nole había visto nunca y me pregunté si se lo imaginaría como el Cristo deThorvaldsen, o si tendría dos ideales, un amor celestial y un amor terreno,comoenloslibrosdecaballería.Durantelasemanafuihastaallímásdeunavez.Alahoraquellegarasiempreencontrabalacasaresonantedeanimacióny llena del incienso de la boda. Había danzas de espadas y grandes bailesfemeninos; se hacían tratos sobre ganado entre los ancianos, se disparabanarmasdefuegoyllegabanomarchabancarretastiradaspormulas.Denoche,alaluzdelosfanalesdelaterraza,enloscarrosyenlacasa,ibanyveníanlostintesmás apreciados deArabia ySomalia: carmesí, ciruela pura, pardo delSudán,rosadebengalaazafranado.

Al hijo de Farah nacido en la granja, Ahamed, le llamaban Sauce, quesignifica,creo,sierra.Ensucorazónnohabíalamenortrazadelatimidezdelosniñoskikuyus.Cuandoeraunpequeño,envueltocomounabellota,sincasicuerpoparasuoscuracabeza,sesentabamuyrectoytemirabadirectamentealacara:eracomotenerunpequeñohalcónenlamano,ouncachorrodeleónenlasrodillas.Habíaheredadolaalegríadesumadreycuandopudoempezara correr se convirtió en un divertido y gran aventurero, que ejerció muchainfluenciaeneljovenmundonativodelagranja.

IV

ElviejoKnudsen

AveceshabíavisitantesdeEuropaqueafluíanalagranjacomorestosdeunnaufragio llevadoshastaaguas tranquilas,girabanygirabanhastaque,alfinalvolvíanmaradentro,osedisolvíanyhundían.

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ElviejoKnudsen,eldanés,vinoalagranjaenfermoyciego,ypermanecióen ella hasta quemurió como un animal solitario. Paseaba por los caminosabrumadoporsusmiserias;eraunatareatanduraqueledejabasinfuerzas,ydurantelargoperíodosnodecíaniunapalabra,ocuandohablaba,suvozcomoladeunloboodeunahiena,eraunalarido.

Pero cuando recobraba aliento y pasaba un tiempo sin dolores, el fuegoagonizantelanzabachispasunavezmás.Veníaavermeymeexplicabacómohabía luchado contra su mórbida disposición a la melancolía, una absurdatendencia a verlo todo negro. Tenía que razonar sobre ello, porque lascircunstancias no eran tan malas, el diablo se lo lleve, no eran tandespreciables.Sólopesimismo,pesimismo,¡menudovicio!

Fue Knudsen quien me aconsejó que hiciera carbón de leña paravendérseloalosindiosdeNairobienunmomentoespecialmentemaloparalagranja.Measeguróqueseganaríanmillaresderupias.

Y no podía fallar bajo la dirección del viejo, porque una vez, en unmomentodesutumultuosacarrera,sehabíaidohastalapartemáslejanadelnortedeSueciayhabía aprendido al dedillo el oficio.Asumió el trabajodeenseñarles a losnativos aquel arte.Mientras trabajamos juntos en el bosquehablé mucho con el viejo Knudsen. Hacer carbón de leña es un trabajoagradable.Hayalgodeembriagadorenelloyessabidoquelosquelofabricanven las cosas de una manera diferente al resto de la gente; son dados a lapoesíayalasfantasías,ylosduendesdelbosqueleshacencompañía.Cuandoelhornodecombustiónestáincandescenteyseabre,eshermosovercómoelcarbóndeleñasaleexpulsadoysedesparramaporelsuelo.Lisocomolaseda,materiadefecada,ligeradepesoeimperecederalapequeña,oscurayexpertamomiadelamadera.

Lamise-en-scenedelartedequemarcarbóndeleñaestállenadebelleza.Como se cortan solamente lasmatas, porque el carbón de leña no se puedehacerdemaderagruesa,trabajábamosbajolascopasdelosárbolesaltos.Enlapaz y quietud sombría del bosque africano, la madera cortada olía comogrosellas; y el punzante, fresco, exuberante y agrio olor del hornoincandescenteeratonificantecomolabrisamarina.Todoellugaradquiríaunaatmósfera teatral, locual,comopordebajodelEcuadornohay teatros, teníaun encanto infinito. Las delgadas espirales de humo azul que salen de loshornosselevantanadistanciasregularesylospropioshornososcurosparecencomo tiendas de campaña en el escenario; el campamento de unoscontrabandistasodesoldadosenunaóperaromántica.Lasoscurasfigurasdelosnativossemovíansinruido.Cuandohaslimpiadolamalezaenunbosqueafricanoacudesiempreunagrancantidaddemariposas,alasqueparecequelesgustareunirseenlascepas.Todoeramisteriosoeinocente.Allíentonabamuy bien la encorvada figurilla del viejo Knudsen, todo agitado, pelirrojo,

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ágil.Ahoraqueteníauntrabajoquelegustaba,criticabayanimaba,comounPuck que se hubiera hecho viejo, ciego y muy malicioso. Era muyconcienzudo en su trabajo y sorprendentemente paciente con sus discípulosnativos.No siempre estábamosde acuerdo.Cuando era unamuchacha fui aunaescueladepinturaenParísdondeaprendíque losolivoshacenelmejorcarbón de leña, peroKnudsenme explicó que los olivos no tenían nudos y,¡sietemildemoniosdel Infierno!, todoelmundo sabequeel corazónde lascosasestáensusnudos.

UnacircunstanciaparticularenelbosquecalmóelmalgeniodeKnudsen.Losárbolesafricanos tienenun follajedelicado, lamayorpartede lasvecesdigitado, asíquecuandohas taladoeldensomatorral, ahuecandoelbosque,porasídecirlo,laluzescasicomoladeunhayedoenelmesdemayoenmipatria,cuandoapenashanbrotadooestánempezandoabrotarlashojas.LlamélaatencióndeKnudsensobreelparecidoylaidealeencantó,porquemientrasfabricábamoselcarbónde leñase leocurrióuna fantasía:estábamosenunaexcursión del domingo después dePentecostés enDinamarca.Le puso a unviejotroncohuecoelnombrededeLottenburg,queeselnombredeunlugardediversióncercadeCopenhague.Cuandoescondíunascuantasbotellasdecerveza danesa en el interior de Lottenburg y le invité a beberlas,condescendióadecirqueeraunabuenabroma.

Cuando teníamos todos nuestros hornos de combustión encendidos nossentábamosyhablábamosdelavida.AprendímuchascosasacercadelpasadodeKnudsenyde lasextrañasaventurasque leocurrieronpordonde iba.Enesas conversacioneshabíaquehablar del viejoKnudsen, elmáshonradodelos hombres, o te hundías en el más negro pesimismo contra el cual teprevenía. Había probado de todo: naufragios, peste, peces de coloresincreíbles, remolinos, trombas de agua, soles al mismo tiempo en el cielo,falsos amigos, negra villanía, breves éxitos y lluvias de oro que se secabaninmediatamente de nuevo. Un fuerte sentimiento recorría toda su odisea: laabominación de la ley en cualquiera de susmanifestaciones.Era un rebeldenatoqueveíauncamaradaen todos losproscritos.Paraélunactocontra laleyeraunactoheroico.Legustabahablardereyesyfamiliasreales,bufones,enanosylunáticos,porqueconsiderabaqueestabanfueradeella,ytambiéndecualquiercrimen,revolución,bromayburlaquefueraencontrasuya.Sentíaun profundo desprecio por los buenos ciudadanos y el respeto a la ley leparecíaunsignodeespírituservil.Nisiquierarespetabaocreíaenlaleydelagravedad,comoaprendímientrascortábamosárbolesjuntos.Noveíaporquérazónlagentesinprejuiciosyemprendedoranopodíacambiadaexactamenteensentidocontrario.

Knudsen ansiaba grabar enmimente los nombres de la gente que habíaconocido,sobretodoeldelosestafadoresysinvergüenzas.Ensusnarraciones

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nuncaaparecíaelnombredeunamujer.EracomosieltiempohubierabarridodesumentetantoalasdulcesmuchachasdeElsinore,comoalasinsensiblesmujeresde lospuertosde todoelmundo.Almismotiempo,cuandohablabacon él, notaba la presencia constante de una mujer desconocida. No puedodecir qué fue: esposa, madre, maestra o mujer de su primer jefe. En mispensamientos la llamaba la señora Knudsen. La imaginaba bajita porque éltambiénerabajito.Eralamujerqueechaaperderlosplaceresdelhombreyqueademássiempre tiene razón.Laesposade lossermonesen lacamayelama de casa de los grandes días de limpieza, la que fastidia todas lasiniciativas, la que lava la cara a los niños y quita la copa de ginebra de lamesa,laquepersonificalaleyyelorden.Ensusexigenciasdepoderabsolutotieneciertoparecidoconladivinidadfemeninadelasmujeressomalíes,sóloque la señora Knudsen no soñaba con esclavizar mediante el amor, sólogobernaba mediante el razonamiento y la rectitud. Knudsen debió deencontrársela cuando era joven, cuando su espíritu era lo suficientementemoldeablecomopararecibirunaimpresiónimborrable.Huyódesuladopormar,porqueellaloodiabaynoseleacercabanunca,peroentierradenuevo,allíenÁfrica,nopodíaescaparporqueseguíaconél.Ensalvajecorazón,bajosucabellerablanquirroja, latemíamásqueacualquierhombreysospechabaquecualquiermujereraenrealidadlaseñoraKnudsendisfrazada.

Nuestrocarbónde leñano resultóunéxito financiero.Devezencuandounodeloshornosdecombustiónardíaaccidentalmenteynuestrosbeneficiosse hacían humo.Knudsen semostrómuy preocupado por nuestro fracaso yespeculabasobreél;por finmanifestóquenadieenelmundopodía fabricarcarbóndeleñasinodisponíadeunabuenacantidaddenieveamano.

Knudsentambiénmeayudóahacerunestanqueenlagranja.Lacarreteradelagranjaatravesabaunaampliadepresióncubiertadehierba,dondehabíaunmanantial,y semeocurrióconstruirunapresayconvertirel lugarenunlago.SiempreseandaescasodeaguaenÁfrica.Podíaserunaventajaparaelganadobeberenelcampoyahorrarseunlargoviajehastaelrío.Estaideadeunapresaocupódíaynocheatodalagranjayhablábamosconstantementedeltema al final, cuando se terminó, apareció ante nosotros como un triunfomajestuoso.Teníadoscientospiesdelarga.ElviejoKnudsensetomóungraninterés y enseñó a Pooran Singh a fabricar un cangilón. Cuando estuvoconstruidalapresacomenzamosatenerproblemasporquenopodíacontenerel agua cuando, después de un largo período de sequía, comenzaban lasgrandeslluvias;cedíaenvariossitiosymásdeunavezfuecasibarrida.FueKnudsenquientuvolaideadefortalecerelterraplénllevandoalosbueyesdela granja y al ganadode los aparceros a pisar la presa cuando ibanhacia elestanque a beber. Cada cabra y oveja tenía que contribuir a la gran obra yreforzarlaestructura.TuvovariasfuriosasbroncasconlospastorcillosporqueKnudsen se empeñaba en que el ganado pasara lentamente y los salvajes y

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jóvenes totos en que lo hicieran galopando, con los rabos levantados. PorúltimocuandomepusedepartedeKnudsenyvencióalostotos,alalargafilade ganado, marchando parsimoniosamente a lo largo de la estrecha orilla,parecía,aldibujarsecontraelcielo,comolaprocesióndelosanimalesdeNoéhacia el arca. El propio Knudsen contándolos con el bastón bajo el brazo,parecía constructor de barcos Noé, feliz por pensar que muy pronto sehundiríantodosmenosél.

Coneltiempotuveunagranextensióndeagua,enalgunoslugaresdeunaprofundidad de siete pies; la carretera atravesaba el estanque y quedó muybien.Coneltiempoconstruimosdosestanquesmásabajoydeesamaneraseformó una hilera de ellos, que parecían perlas ensartadas. El estanque seconvirtióenelcorazónde lagranja.Bullíadevida, rodeadodeganadoydeniños,yenlaestacióncálida,cuandolospozossesecabanenlaspraderasyenlascolinas,aparecían lospájaros:garzas, ibis,martínpescador,codornicesydocenas de variedades de gansos y patos. Por la tarde, al salir las primerasestrellas en el cielo, solía pasear hasta el estanque y sentarme; luego lospájarosvolvíanasusnidos.Lospájarosquenadanvuelanconunpropósito,alcontrarioquelosotrospájaros:viajan,vandeunladoparaotro,¡yquéesloquenoveránensusvuelosnocturnos!Elpatoterminasuórbitabajoelcielodespejado como un espejo, lanzándose sin ruido en picado hacia el aguaoscura,comopuntasdeflechaslanzadashaciaatrásporunarquerocelestial.Unavezcacéuncocodriloenelestanque,fuealgomuyextraño,porquedebiódevagarunasdocemillasdesdeelríoAthihastallegarallí.¿Cómopudosaberquehabíaaguaenunsitioquenuncalahabíatenidoantes?

Cuandoconcluimoselprimerestanque,Knudsenmecomunicósuplandeponerenélpeces.EnÁfricahabíaunaespeciedeperca,demuybuensabor,ycavilábamossobrecómopodríamostenerpescaabundanteenlagranja.Noerafácildeconseguir;desdeluego,elDepartamentodeCazacultivabapercasenestanques, pero todavía no se podía ir a pescarlas. PeroKnudsenme confióque sabíadeunestanquedesconocidopara todoelmundodondepodríamoscogerelpescadoquequisiéramos.Podíamosirenautomóvilhastaallí,lanzaruna red en el estanque, y meter los peces en latas y cubos en los cualesseguiríanvivosduranteelviajedevuelta,sinosacordábamosdeponeralgasen el agua. Estaba tan empeñado en su idea que temblaba mientras me loexplicaba; hizo una de sus inimitables redes con sus propiasmanos. Pero amedidaqueseacercabaeltiempodelaestaciónempezóaadquirirunaspectomásmisterioso. Dijo que debíamos ponemos enmarcha una noche de lunallena,alrededordelamedianoche.Alprincipioseentendíaqueíbamosallevartressirvientesconnosotros,luegoredujoelnúmeroadosyauno,yterminópreguntandosiéseseríatotalmentedefiar.Porúltimo,confesóqueseríamejorquefuéramosélyyosolos.Meparecióquenoeraunbuenplan,porquenopodríamosmeterlosrecipientesenelautomóvil,peroKnudsenseempeñóen

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queesoera lomejorquepodíamoshacer,yañadióquenodebíamosdecirlenadaanadie.

TeníaamigosenelDepartamentodeCaza,asíquenopudepormenosquepreguntarle:

—Knudsen,¿aquiénpertenecenrealmenteesospeces?

Knudsen no me respondió nada. Escupió como un auténtico marinero,estirósupiecalzadoconunviejozapatoremendado,yaplastóelescupitajoenelsuelo,sevolvióysepusoaandarmuydespacio.Llevabalacabezametidaentre los hombros.Ahora que ya no podía ver nada, tanteaba ante sí con elbastón. Era una vez más el hombre derrotado, el fugitivo sin hogar en unmundodesolado…Ycomosiconsugestomehubierahechizado,mequedévictoriosaenellugardondemedejó,enzapatillascomolaseñoraKnudsen.

Knudsenyyonovolvimosahablarnuncadelproyectodelospeces.Sólociertotiempodespuésdesumuertepusepercasenelestanque,conayudadelDepartamentodeCaza.Allíprosperaronyañadieronsuvidasilenciosa, fría,mudae inquietaa laotravidaquehabíaenelestanque.En lamitaddeldíapasabasporelestanqueylasveías,cercadelasuperficie,comopeceshechosdecristaloscuroenlaopacaaguasoleada.Ycuandollegabaalgúninesperadohuéspedalacasa,enviabaamitototumboalestanqueconunacañaprimitivapara que pescara una perca de dos libras. Cuando me encontré al viejoKnudsenmuertoenelcaminodelagranjaenviéunmensajeroalaPolicíadeNairobiparainformardesumuerte.Esperabaenterrarloenlagranja,peroyaentrada la noche llegarondospolicías en cochepara llevárselo, trayendounataúd consigo.Mientras tanto había estallado una tormenta y teníamos trespulgadas de agua porque acababa de empezar la estación de las lluvias.Condujimos hasta la casa a través de torrentes y masas de agua; cuandollevábamos a Knudsen al automóvil los truenos sonaban sobre nuestrascabezascomocañonazosy los relámpagosnosrodeabanportadaspartes, tanabundantescomomazorcasdemaíz.Elautomóvilnoteníacadenasyapenaspodíamantenerseen lacarretera,sebalanceabadeunaparteaotra.AlviejoKnudsenlehubieragustado,sehubierasentidosatisfechoconestamaneradedejarlagranja.

Más tarde tuve una disputa con el Ayuntamiento de Nairobi sobre losfunerales,seconvirtióenunaacaloradadiscusiónytuvequeirporesemotivomásdeunavez a la ciudad.Era la herenciaquemehabíadejado, la últimaarremetida,porpoderes,contralaley.YoyanoeralaseñoraKnudsen,erasuhermana.

V

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Unfugitivodescansaenlagranja

Hubounavezunviajeroquevinoa lagranja,durmióenellanocheysefue para no volver, sobre el que pienso de vez cuando. Su nombre eraEmmanuelson;erasuecoycuandoleconocíeramaitred’hotelenunodeloshotelesdeNairobi.Eraunjovenregordete,derostrohinchadoyrojizo,yteníalacostumbredeponersejuntoamiasientocuandoalmorzabaenelhotelparaentretenermehablandoconvozuntuosadelviejopaísydenuestrosconocidos.Hablabatantoytantoquedespuésdeunatemporadamecambiéalotrohotelqueenaquellostiemposhabíaenlaciudad.Luegooívagamentehablaralgunavezde él; parecía tener undon especial parameterse en líos y sus gustos eideassobrelosplacereserantambiéndiferentesdelocomúnmenteaceptado.Eramuypocoqueridoporlosotrosescandinavosdelpaís.Unatardeaparecióde improviso en la granja,muy inquieto y asustado yme pidió dinero parapasar aTanganyka, porque si no iba a terminar en la cárcel.Omi ayuda lellegótardeoEmmanuelsonselagastóenotrascosas,porquepocodespuésmedijeronquehabíasidodetenidoenNairobi;duranteuntiempodesapareciódemivistaaunquenofuealacárcel.

Una tardevolvía a caballohacíamicasa tanal anochecerqueyahabíansalidolasestrellasyviaunhombrequeesperabafuera,sobrelaspiedras.EraEmmanuelsonysemepresentóconvozcordial:

—Aquítieneaunvagabundo,baronesa.

Le pregunté qué hacía allí y me dijo que se había perdido y habíaterminadoaterrizandoenmicasa.¿Ibacaminodedónde?DeTanganyka.

No podía ser cierto porque la carretera de Tanganyka era una autopistagrandey fácil de encontrar ymipropia carreterade lagranjapartíade ella.¿CómoibaallegaraTanganyka?,lepregunté.Ibaairandando,merespondió.Eso,ledije,eraimposible,porquesignificabatresdíasdecaminoatravésdelareservamasaisinagua,ylosleonessemostrabanmuypeligrosos;losmasaihabíanvenidoesemismodíaaquejarseypedirmequefueraacazaralguno.

Sí,sí,Emmanuelsonsabíatodoeso,peroasegurabaqueiríaandandohastaTanganyka de todosmodos. Porque no sabía qué otra cosa podía hacer. Sepreguntaba, yaque sehabíaperdido, si aceptaríayo su compañíadurante lacenaysepodríaquedaradormirenlagranjaparasaliraprimerahoradelamañana.Siyodecíaqueno,seguiríaviajeenseguidaaprovechandoelbrillodelasestrellas.

Mehabía quedado sobremi caballomientras le hablaba para dejar claroque no era un invitado en la casa, porque no quería que se quedara a cenarconmigo.Peromientrashablabamedicuentaquenoesperabaserinvitado,no

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teníafeenmihospitalidadniensupropiopoderdepersuasión.Eraunafigurasolitariaenlaoscuridadfuerademicasa,unhombresinamigos.Susinceridadteníacomofinsalvarlacara,nolasuya,queyanoerasalvable,sinolamía,porquesiloechabadeallínoseríadescortés,sinoalgonatural.Eralacortesíadeunanimalacosado.LlaméamiSiceparaquerecogieraelponiydesmonté.

—Venga,Emmanuelson—le dije—, puede cenar aquí y quedarse por lanoche.

AlaluzdelalámparaelaspectodeEmmanuelsoneralamentable.Llevabaun gabán negro y largo, que nadie lleva en África, no se había afeitado nicortado el pelo y sus viejos zapatos tenían abiertas las punteras.No llevabanadaconsigoaTanganyka,susmanosestabanvacías.ParecíacomosihubieraasumidoelpapeldelaltosacerdotequellevalacabravivaalSeñoryladejaen el desierto. Pensé que necesitábamos vino. Berkeley Cole, quegeneralmente abastecía la casa de vino,me había enviado hacía tiempo unacajadeexcelenteborgoñayledijeaJumaqueabrieraunabotella.Cuandonossentamos para cenar y estuvo llena la copa de Emmanuelson, se bebió lamitad, laacercóa la lámparaysequedómirándoladuranteunlargotiempo,comounapersonaqueescuchaatentamentelamúsica.

—Fameux,fameux;esunChambertin1906—dijo.

AsíerayesomehizosentirrespetoporEmmanuelson.

Por otra parte, él no sabía cómo empezar y yo no sabía qué decirle. Lepreguntéquecómonohabíapodidoencontraruntrabajo.Medijoquenosabíahacer ninguna de las cosas que enÁfrica eran útiles. Le habían echado delhotel;además,noerarealmentemaitred’hoteldeprofesión.

—¿Sabeustedalgodecontabilidad?—lepregunté.

—No.Nadaenabsoluto—mecontestó—.Siempremeharesultadodifícilsumardoscifras.

—¿Sabealgodeganado?—proseguí.

—¿Vacas?—preguntó—.No,no.Tengomiedodelasvacas.

—¿Puede conducir un tractor, entonces? —le pregunté. En su rostroaparecióunligerovislumbredeesperanza.

—No—dijo—,peropiensoquepuedoaprenderlo.

—Noenmitractor—dije—,pero,dígameEmmanuelson,¿quéhacíaustedantes?¿Quéhacíaenlavida?

Emmanuelsonseirguió.

—¿Quéerayo?—exclamó—.Yoeraunactor.

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Pensé:«GraciasaDiosnopuedoayudaraestehombreperdidodeningunamanerapráctica».Habíallegadoelmomentodehablarsobrecualquiercosa.

—¿Actor? —dije—. Es algo muy bonito. ¿Y cuáles eran sus papelesfavoritoscuandoactuabaenelescenario?

—Oh, yo soy un actor trágico —dijo Emmanuelson—, mis papelesfavoritos eran los de Armand en La Dama de las Camelias y Oswald enEspectros.

Hablamos durante un rato de estos dramas, de los diversos actores quehabíamosvistointerpretadosydelamaneraquepensamosquedebíanhaberactuado.

—¿Tieneustedaquí—preguntó—,por casualidad, losdramasdeHenrikIbsen?PodríamoshacerjuntoslaúltimaescenadeEspectros,sinolemolestahacerelpapeldeseñoraAlving.

YonoteníalosdramasdeIbsen.

—¿Pero quizá lo recuerde, no? —dijo Emmanuelson, cada vez másentusiasmadoconsuplan—.YolosémemoriaelOswalddesdeelprincipiohastaelfin.Laúltimaescenaeslamejor.Paraunverdaderoefectotrágicoesinsuperable.

El cielo estaba estrellado, era una noche tibia y muy hermosa, prontovendrían las grandes lluvias. Le pregunté a Emmanuelson si de verdadpretendíairandandohastaTanganyka.

—Sí—dijo—.Mevoyparasermipropioapuntador.

—Esbuenoparausted—ledije—noestarcasado.

—Sí—dijo—,sí.

Alcabodeunmomentoañadióconmodestia:

—Aunquesíestoycasado.

DurantenuestraconversaciónEmmanuelsonsequejódelhechodequeunhombreblancoallínopudieracompetirconlosnativos,quetrabajabanmuchomásbarato.

—EnParís—dijo—siemprepodía,duranteunatemporada,trabajarcomocamareroenuncaféoalgoporelestilo.

—¿PorquénosequedóenParís,Emmanuelson?—lepregunté.

Melanzóunamiradarápidaypenetrante.

—¿París? —dijo—, no, no. Me fui de París en el momento justo.Emmanuelson tenía un amigo por el mundo del cual habló varias veces

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duranteaquellanoche.Sipudieraencontrarlamaneradecomunicarseconél,lascosasvariarían,porqueeraricoymuygeneroso.Eraunprestidigitadoryviajabaportodoelmundo.LaúltimavezqueEmmanuelsonsupodeélestabaenSanFrancisco.

Devezencuandohablábamosdeliteraturaydeteatroyluegovolvíamosahablar del futuro deEmmanuelson.Me contó que enÁfrica sus paisanos lehabíanvueltolaespalda.

—Estáustedenunasituaciónmuydifícil,Emmanuelson—ledije—.Noconozcoanadiequeestépeorqueusted.

—No, si ya lo sé —dijo—. Pero hay una cosa en la cual he pensadoúltimamenteyquequizáaustednoselehayaocurrido:siemprehayalguienquetienequeestarenpeorposiciónquelosdemás.

Habíaterminadosubotellayempujóunpocosucopa.

—Paramíesteviaje—dijo—esunaespeciedejuegodeazar,lerougeetlenoir.Tengolaoportunidaddelibrarmedeciertascosas,quizáhastapuedalibrarmedetodo.Pero,tambiénpuedeserquememetaenlíosenTanganyka.

—CreoquepuedellegarhastaTanganyka—dije—.Puedequelelleveunodeesoscamionesindiosquevanporesacarretera.

—Sí,perotambiénhayleones—dijoEmmanuelson—ymasai.

—¿CreeenDios,Emmanuelson?—lepregunté.

—Sí, sí, sí—dijoEmmanuelson.Permanecióunmomentoensilencio—.Talvezcreaquesoyunterribleescéptico—continuó—cuandoledigaloquevoyadecirle.ConlaexcepcióndeDiosnocreoabsolutamenteennada.

—Escuche,Emmanuelson,¿tieneustedalgúndinero?

—Sí,tengo—dijo—ochentacentavos.

—Esonoessuficiente,yyonotengonuncadineroencasa.PerovamosaversitieneFarah.

Farahteníacuatrorupias.

Al día siguiente, antes del alba, le dije a mis criados que despertaran aEmmanuelsonyquenoshicieraneldesayuno.Habíapensadodurantelanocheen llevarle en automóvil las diez primerasmillas de su camino.No suponíamuchoparaEmmanuelson,quetodavíatendríaquehacerochentamillasapie,peronomegustabapensarqueibaasalirdesdeelumbraldemicasahaciaunincierto destino y, además, quería de algunamanera entrar en su comedia otragedia.LehiceunosbocadillosyunoshuevosdurosylediunabotelladelChambertin1906quetantolegustaba.Penséquepodíaserelúltimotragode

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suvida.

Emmanuelson, al amanecer, parecía uno de esos legendarios cadáverescuyas barbas crecen con rapidez bajo tierra, pero salió de su tumba muygentilmenteysemostrótranquiloyequilibradocuandoíbamosenelcoche.

Cuando llegamos al otro lado del ríoMbagathi le dije que se bajara delautomóvil.Eldíaestabaclaroynohabíaningunanubeenelcielo.Ibahaciaelsuroeste. Mientras miraba hacia el horizonte apareció el sol, rojo pálido:«Como layemadeunhuevoduro», pensé.En treso cuatrohoras estaría alrojoypegaríacontodasufuerzasobrelacabezadelcaminante.

Emmanuelsonmedijoadiós;comenzóacaminaryluegosevolvióydijoadiós una vezmás. Sentada en el automóvil le contemplaba y pensé que leencantabatenerunespectador.Penséquesuinstintodramáticoeratanfuerteen él que en aquel momento sería consciente de estar abandonando elescenario, de desaparecer, viéndose a sí mismo con los ojos de su público.Sale Emmanuelson. ¿No podrían las colinas, las zarzas y el caminopolvorientocompadecerseyduranteunsegundoconvertirseencartón?

Labrisadelamañanahacíaflotarlosfaldonesdesugabánentornoasuspiernas, el cuello de la botella asomaba por uno de sus bolsillos. Sentí micorazónllenoconelamorylagratitudquelosquesequedanencasasientenporlosviajerosycaminantesdelmundo:losmarineros,losexploradoresylosvagabundos.Alllegaralacimadelacolinaysevolvió,sesacóelsombreroymesaludóconél,suslargoscabelloscaíanalborotadossobrelafrente.

Farah,queestabaconmigoenelautomóvil,mepreguntó:

—¿AdóndevaeseBwana?

Farah llamaba a EmmanuelsonBwana por respeto a su propia dignidad,porquehabíadormidoenlacasa.

—ATanganyka—dije.

—¿Apie?—preguntó.

—Sí—dije.

—QueAláleacompañe—dijoFarah.

Durante todo el día pensémucho enEmmanuelson y de casa amirar lacarreteradeTanganyka.Porlanoche,sobrelasdiez,escuchéelrugidodeunleónalolejos,porelsuroeste;mediahoradespuéslovolvíaoírdenuevo.Mepregunté si no estaría sentado sobre el viejo gabán. Durante la semanasiguiente intenté conseguir noticias de Emmanuelson y le dije a Farah quepreguntaraasusconocidos indiosqueconducíancamioneshastaTanganyka,sialgúncamiónlohabíapasadooselohabíaencontradoenlacarretera.Pero

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nadiesabíadeél.

Medio año después me sorprendió recibir una carta certificada desdeDodoma,dondenoconocíaanadie.LacartaeradeEmmanuelson.Conteníalascincuentarupiasquelehabíadejadocuandointentabamarcharsedelpaísylascuatro rupiasdeFarah.Apartedeesasuma,queeraelúltimodinerodelmundoqueesperabavolveraver,Emmanuelsonmeenviabaunacarta,larga,sensible y encantadora. Tenía un trabajo como encargado de un bar enDodoma,cualquieraque fuerael tipodebarquepudierahaberallí, y le ibabien.Seveía que sabía ser agradecido, recordaba todo lo de sunoche en lagranjay repetíavariasvecesque sehabía sentidoentreamigos.Mecontabadetalladamente suviajeaTanganyka.Hablabamuybiende losmasai.Se lohabíanencontradoenelcamino,lohabíanllevadoconellos,mostrándosemuyamablesyhospitalarios,yhabíahechocasitodoelviajeensucompañía,pormuchosatajos.Leshabíaentretenidocantándolessusaventurasendiferentespaísesyselopasarontanbienquenoqueríandejarle.Emmanuelsonnosabíaniunapalabrademasai,asíqueparacontarlessuodiseatuvoquerecurriralapantomima.

Era justo, pensé, que Emmanuelson hubiera buscado refugio entre losmasaiyqueellosselohubierandado.Laverdaderaaristocraciayelverdaderoproletariadodelmundocomprendenla tragedia.Paraelloseselfundamentalprincipio de Dios y la clave, la clave menor, de la existencia. En esto sediferenciandelaburguesíadetodaslasclases,queniegalatragedia,quenolatolera y para la cual la propia palabra es desagradable. Muchas de lasincomprensiones entre la clase media de colonos emigrantes y los nativosnacían de ese hecho. Los taciturnos masai, que son a la vez aristócratas yproletarios, reconocerían en el solitario caminante de negro a una figuratrágica;yelactortrágico,conellos,habíadadolomejordesí.

VI

Visitasdeamigos

Las visitas demis amigos eran siempre alegres acontecimientos, y en lagranjasesabía.

CuandounodeloslargossafarisdeDenysFinch-Hattonestabatocandoasufin,meencontrabaunamañanaaunjovenmasaiapoyándoseenunalargayesbeltapiernafuerademicasa.

—Bedarestádevuelta—meanunciaba—.Estaráaquídentrodedosotresdías.

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Por la tarde, un toto de una aparcería de los confines de la granja sesentabaymeesperabaenelpradoparadecirmeencuantoyollegaba:

—HayunabandadadegallinasdeGuineaenunrecododelrío.Siquierescazar para Bedar, cuando llegue, te acompañaré en el crepúsculo paramostrartedóndeestán.

Para los grandes viajeros que había entremis amigos creo que la granjateníasuencanto,porqueerainalterableyallíestaba,vinierancuandovinieran.Viajabanporvastospaísesylevantabansustiendasenmuchoslugares,ylesgustaba encontrarse con que mi camino seguía siendo inmutable como laórbitadeunaestrella.Lesgustabavolveraencontrarseconrostrosfamiliaresy yo tuve los mismos criados todo el tiempo que permanecí en África. Yoestabasiempredeseandoirmelejosdelagranjayellosveníanconeldeseodelibros, sábanas de lino y la fresca atmósfera de una habitación grande y laspersianasbajadas;ensusfuegosdecampamentopensabanenlasalegríasdelavidaenlagranja,ycuandollegabanmepreguntabanansiosamente:

—¿Hasenseñadoatucocineroahacerunaomelettealachasseur?¿TehanllegadolosdiscosdePetrouchkaenelúltimocorreo?Llegabanysequedabanenlacasa,aunqueyoestuvierafuera,yDenyssolíahacerlacuandoestabadevisitaenEuropa.«Miretirosilvestre»,lellamabaBerkeleyCole.

Enpagoporlosbeneficiosdelacivilización,losviajerosmetraíantrofeosde suscacerías:pielesde leopardoydegatopardoparahacermegabanesenParís,pielesdeserpientesydelagartoparazapatos,yplumasdemarabú.

Paraque se sintieran a gusto,mientras estaban fuera, experimentaba conmuchas recetas curiosas de los viejos libros de cocina, e intentaba quecrecieranfloreseuropeasenmijardín.

Unavez,cuandoestabaenmipatria,Dinamarca,unaviejadamamediouna docena de hermosos bulbos de peonía que yo traje al país con bastantedificultades, porque las regulaciones de la importación de plantas eranestrictas.Cuandolosplantésalieroncasiinmediatamenteunagrancantidaddetalloscurvilíneos,decolorcarmesíoscuro,ydespuésmuchashojasdelicadasy redondos capullos. A la primera flor que se abrió le puse Duchesse deNemours, era una larga peonía blanca, muy noble y rica, que daba unabundanteperfume frescoydulce.Cuando lacortéy lapuseenaguaenmisala de estar, todas las personas blancas que entraban en la habitación sedeteníanylacontemplaban.«¡Cómo,unapeonía!».Peropocodespuéstodosloscapullosdemisplantassemarchitaronycayeronynopudetenermásqueaquellaúnicaflor.

Unos años después hablé con el jardinero inglés de lady McMillan, enChiromo,sobrepeonías.

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—No hemos conseguido que crecieran peonías en África —me dijo—.Hastaquenoconsigamosqueflorezcaunbulboimportadoypodamoscogerlasemilladeesaflor.Asíhemosconseguidoespuelasdecaballeroenlacolonia.

Deesamanerahubierapodidointroducirlaspeoníasenelpaísyhacerminombreinmortal,comoeldelaDuchessedeNemours;yarruinélagloriadelfuturo cortandomi única flor y poniéndola en agua.Amenudo soñé que lapeonía blanca crecía y me alegraba, porque después de todo no la habíacortado.

Amigosdeotrasgranjasydelaciudadveníanalacasa.HughMartin,delaOficina Territorial, venía de Nairobi a hacerme compañía; era una personabrillante, versada en literatura rara del mundo, que había pasado la vidapacíficamenteenelServicioCivildeOriente,yallí,entreotrascosas,habíadesarrolladouninnatotalentoparaasemejarseaunídolochinoinmensamentegordo.MellamabaCándidoyélmismoerauncuriosoDoctorPanglossdelagranja, firme y apaciblemente arraigado en su convicción de lo absurdo ydespreciablequeeralanaturalezahumanayelUniverso,ycontentodesufe,¿porquéibaaserdeotromodo?Apenassemovíadesubutacaunavezquesehabíasentadoenella.Conlabotellaylacopafrenteaél,elrostrotranquiloyradiante,unhombregordo,enpazconelmundoyconfiadoeneldiablo,conesesellodelimpiezaquetienensusdiscípulosconpreferenciaalosdelSeñor,explayaba sus teorías sobre la vida, iluminadas por ideas que eran comocentelleantesyfosfóricasemanacionesdemateriaypensamiento.

Joven, de gran nariz, Gustav Mohr, noruego, irrumpió una tardesúbitamente en la casa procedente de la granja que dirigía al otro lado deNairobi.Eraunespléndidogranjeroymeayudóenlastareasdelagranjadepalabra y de hechomás que cualquier otro hombre en el país—con alegredisposición, como si fuera algo razonable que los granjeros, o losescandinavos,sematarantrabajandounosporotros.

Aterrizóenlagranja,comolalavadeunvolcán,porqueteníaunamenteinquieta.Decíaqueeracomoparavolverselocounpaísdondeseesperabaqueun hombre sobreviviera hablando de bueyes y de sisal, su alma estabahambrientaynosoportabamás.Nadamásllegaralacasaseponíaahablar,hastamásalládelamedianoche,deamor,comunismo,prostitución,Hamsun,laBiblia,envenenándoseconunhorribletabacotodoeltiempo.Apenascomíay nome escuchaba si yo intentabameter baza.Gritaba, resplandecía con elfuegoquehabíaensuinterioryembestíaconsusalvajeyrubiacabeza.Teníamuchascosasquedeciryamedidaquehablabamáscosasseleocurrían.Derepente,a lasdosde lamañana,dejabadehablar.Sequedabapacíficamentesentado durante un ratito, el rostro con expresión humilde, como unconvalecienteeneljardíndeunhospital,selevantabayseibaensuautomóvilaunaterriblevelocidadpreparadoparaseguirviviendo,unavezmás,delsisal

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ydelosbueyes.

IngridLindstromveníaaquedarseen lagranjacuandopodíadejarunoodosdíaslasuya,suspavosysuhuertodelegumbresenNjoro.Ingridteníalapiel tanclaracomoelalmayerahijayesposadeoficialessuecos.EllaysumaridohabíanvenidoconsushijosaÁfricacomoenunaalegreaventura,unaexcursión, para hacer fortuna rápidamente y compraron un campo paracultivarlino,porqueenaquellostiemposlatoneladaibaaquinientaslibrasycuando,pocodespués,bajóacuarentayelcampodelinoylamaquinarianovalíannada,sededicócontodassusfuerzasasalvarlagranjaparasufamilia,poniendoungallineroyunahuertay trabajandocomounaesclava.Durantetodosaquellosapurosseenamoróperdidamentedesugranja,desusvacasyde sus cerdos, de los nativos y de las legumbres, de su trocito de sueloafricano, con tan grande y desesperada pasión que hubiera vendido a sumarido y a sus hijos para conservarlos. Ella y yo, en los malos tiempos,habíamos llorado la una en brazos de la otra, ante el pensamiento de quepodíamosperdernuestratierra.ErafelizcuandoIngridveníaaestarconmigoporqueteníalasinceraeinsinuantejovialidaddeunaviejacampesinasueca,yen su rostro curtido brillaba la vigorosa y fuerte dentadura de una valkiriasonriente.Además,todoelmundoquierealossuecos,porqueenmediodesuspenas se las guardan dentro de su pecho y se muestran tan valerosos queirradiansuluzalolejos.

IngridteníaunviejococineroycriadokikuyuquesellamabaKemosa,quedesempeñabadiversosoficiosparaellayseentregabaalosplanesdesuamacomosifueranpropios.Trabajabadíaynocheenelhuertoyenelgallinero,yhacíatambiéndeayaparalostresniñospequeños,llevándolosytrayéndolosasu internado.Cuando yo iba a visitar su granja enNjoro,Kemosa perdía lacabeza, lo abandonaba todo y hacía los mayores preparativos posibles pararecibirme. Tan impresionado estaba por la grandeza de Farah que inclusomataba pavos. Ingrid decía que consideraba su relación con Farah como elmayorhonordesuexistencia.

LaseñoraDarrellThompson,deNjoro,aquienyoapenasconocía,vinoavermecuandolosmédicosleinformaronquesololequedabanunosmesesdevida. Me dijo que acababa de comprar un poni en Irlanda, un saltador deconcurso—porque los caballos eran para ella, en la vida y en lamuerte, lacumbreylagloriadesuexistencia—,yqueahora,despuésdehablarconlosmédicos,habíapensadoenmandarun telegramaparaquenose loenviaran,peroqueluegohabíandecididodejármeloamícuandosehubieramuerto.Novolví a pensar apenas en ello hasta quemedio año después de sumuerte elponi, «Poor-box», apareció enNgong. «Poor-box», cuando vino a vivir connosotros,demostróserelsermásinteligentedetodalagranja.Deaspectonovalíamucho,gruesoyyamayor;DenysFinch-Hattonsolíamontarlo,yocasi

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nuncalohacía.Peromediantesuastuciaysuprudencia,sabiendoexactamentelo que quería, entre los jóvenes, lustrosos y orgullosos caballos compradospara la ocasión por la gentemás rica de la colonia, ganó la competición desalto deKabete, celebrada en honor del Príncipe deGales. Con su habitualaspectomodesto y recatado volvió a casa con una granmedalla de plata y,después de una semana de extrema ansiedad, hubo grandes y radiantesestallidos de éxtasis y triunfo en mi casa y en la granja entera. Murió deenfermedad caballar seismeses después y se le enterró fuera de su establo,bajoloslimoneros;todoslelloramos;sunombreseguiráviviendodespuésdeél.

ElviejoseñorBulpett,queenelclublellamabanTíoCharles,solíaveniracenarconmigo.Eraungranamigoyunaespeciedeidealparamí,elcaballeroinglés de la época victoriana y que se sentía a gusto en nuestra casa.Habíacruzado a nado elHelesponto, había sido uno de los primeros en escalar elMattherhornyensuprimerajuventud,quizáenlosañosochenta,fueamantedelaBellaOtero.Mecontaronqueellalearruinóyluegolodejó.Paramíeracomosi tuvierasentadoacenaraArmandDuvaloalChevalierdesGrieux.TeníapreciososretratosdelaOteroylegustabahablardeella.

UnavezcenandoenNgong,ledije:

—HevistoquesehanpublicadolasmemoriasdelaBellaOtero.¿Apareceustedenellas?

—Sí—dijo—,aparezco.Conotronombre,perosoyyo.

—¿Quéescribedeusted?

—Escribe—dijo—queyoeraunjovenquegastécienmillibrasporellaenseismeses,peroqueloquerecibívalíalapena.

—¿Ycreeusted—dijeriendo—quevalíalapena?

Sequedópensandoenmipreguntaunmomento.

—Sí—dijo—.Yalocreo.

DenysFinch-HattonyyohicimosunaexcursiónconelseñorBulpetthastala cimade las colinasdeNgongparacelebrar su setentay siete aniversario.Cuando nos sentamos allí comenzamos a discutir qué haríamos si nosofrecieran un par de alas de verdad, de las que no podríamos despojarnosnunca,silasaceptaríamosolasrechazaríamos.

ElancianoseñorBulpettcontemplabalagranextensiónqueestabadebajodenosotros,lasverdestierrasdeNgongyelValledelaFallaGrandealoeste,comosisedispusieraavolarsobreellasencualquiermomento.

—Aceptaría—dijo—, seguro que aceptaría.No nadamejor.Después de

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pensarduranteunmomentoañadió:

—Supongoquesifueraunadamamelopensaría.

VII

Elnoblepionero

En lo que respecta a Berkeley Cole y Denys Finch-Hatton, casa era unestablecimiento comunista. Se sentían orgullosos de que todo lo que en ellahabíafuerasuyoytraíancosasquecreíanquelefaltaba.Consiguieronquelacasa tuvieraunaelevadacategoría envinoyen tabaco,yme traían librosydiscosdegramófonodeEuropa.Berkeley llegabaconunautomóvilcargadode pavos, huevos y naranjas de su propia granja enMonteKenya. Los dosquerían que me convirtiera en una experta en vinos como ellos y gastabanmucho tiempo e ideas en la tarea. Les gustaba mucho mi cristalería y miporcelana danesas, y solían montar en la mesa del comedor una alta yresplandeciente pirámide con toda la cristalería, una pieza sobre otra; lesgustabaverla.

Berkeley,cuandoestabaenlagranja,sebebíaunabotelladechampáncadamañanaenelbosquealasonce.Unavez,cuandoseestabadespidiendodemíydándomelasgraciasporeltiempopasadoenlagranja,añadióquehabíaunúnico borrón en el cuadro, y era que habíamos utilizado copas toscas yvulgaresparanuestrovinoquetomábamosbajolosárboles.

—Ya lo sé, Berkeley —le dije—, pero es que tengo muy pocas copasbuenasyloscriadospuedenromperlasaltraerlashastatanlejos.

Memirógravemente,sumanoenlamía.

—Pero,querida—dijo—,hasidotantriste.

Apartirdeentonceshizollevarmismejorescopasalbosque.

HabíaalgomuycuriosoenBerkeleyyDenys—susamigosenInglaterrasintieronmuchoqueemigraranyenlacoloniaeranmuyqueridosyadmirados—yesque,apesardetodo,eranunosinadaptados.Noesquelasociedadloshubiera echadonique loshubieranexpulsadode lugar algunoenelmundo,sino que era una cuestión de tiempo, no pertenecían a su siglo. No podíahaberlos producido otra nación que Inglaterra, pero eran ejemplos deatavismo,lasuyaeraunaInglaterraprimigenia,queyanoexistía.Enaquellaépocanoteníanhogar,viajabandeunladoparaotroyconeltiempollegaronhasta la granja. De eso no se daban cuenta. Tenían un sentimiento deculpabilidad por haberse ido de Inglaterra como si sólo hubiera sido por

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aburrimiento, esquivando un deber que sus amigos seguían cumpliendo.Denys,cuandohablabadesusañosjóvenes—aunqueseguíasiendojoven—,del futuroyde losconsejosque ledabansusamigosen Inglaterra,citabaalJacquesdeShakespeare:

Sialgunavezocurre

Quecualquierhombreseconvierteenasno,

Dejandosuriquezaycomodidades

Paraagradarasutercavoluntad…

Pero se equivocaba sobre símismo, tambiénBerkeley y también, quizá,Jacques. Se creían desertores que alguna vez tendrían que pagar por suobstinación,peroenrealidaderanexiliadosquesoportabansuexilioconbuenhumor.

Berkeley,sihubieratenidosupequeñacabezaadornadaconunapelucadelargos rizos sedosos, hubiera podido pasearse por la corte del reyCarlos II.Hubiera podido sentarse, como un ágil y joven inglés, a los pies deD’Artagnan, el anciano D’Artagnan de Vingt Ans Aprés, para escuchar susabiduría,yguardar suspalabrasensucorazón.Meparecíaque la leyde lagravedad no se aplicaba a Berkeley, sino que él podía, cuando estábamossentados por la noche charlando junto al fuego, desvanecerse en cualquiermomentoatravésdelachimenea.Eraunexcelentejuezdeloshombres,queno se hacía ilusiones sobre ellos y no sentía rencor. Por una especie demalignidadpodíaserdelomásencantadorconlagentesobrelaqueteníalamásbajaopinión.Cuandoseesforzabapodíaseruninimitablebufón.Peroserun hombre ingenioso a la manera de Congreve y Wycherley en pleinvingtiéme siécle precisaba de unas cuantas cualidades más que las quetuvieron Congreve y Wycherley: una luz interior, grandezza, una salvajeesperanza.Cuandolaburlaibademasiadolejosensuaudaciayarrogancia,avecesresultabapatético.CuandoBerkeley,unpocobebido,conelvinoenlacabeza, se subía al rocín de su altanería, detrás suyo se movía y crecía susombra, seprecipitaba enun arrogantey fantásticogalope como si fueradenoble estirpe y su padre se llamara Rocinante. Pero el propio Berkeley, elinvencible burlón, solo en su vida africana,medio inválido, porque siempretuvoproblemasconsucorazón,consuadoradagranjadeMonteKenyacadavezmásenmanosdelosbancos,hubierasidoelúltimoenreconocerotemeralasombra.

Pequeño, muy esbelto, pelirrojo, con manos y pies delgados, Berkeleycaminaba muy recto, con una manera un tanto d’artagnanesca de girar lacabeza a derecha e izquierda, el paso gentil de un duelista imbatible.Caminaba sin hacer ruido, como un gato. Y, como un gato, convertía la

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habitación en donde se sentaba en un lugar cómodo, como si tuviera unafuenteensídecalorydealegría.SiBerkeleyveníaysesentabaatuladoenmediode lashumeantes ruinasde tucasapodíahacer,comoungato,que tesintierascómodayresguardaba.Cuandoestabaagustopensabasqueseibaaponeraronronearcomoungatograndeycuandoestabaenfermoeradelomástriste y angustioso, inspiraba temor como un gato enfermo. No teníaprincipios, pero sí una sorprendente cantidad de prejuicios, como se puedeesperardeungato.

SiBerkeleyerauncaballerodelostiemposdelosEstuardo,Denyshubieraestadomuybienenunantiguopaisajeinglés,delostiemposdelareinaIsabel.Se pasearía junto a Sir Philip o Sir Francis Drake. Y la gente de la épocaisabelina lequerría,porque les recordaríaa laAntigüedad,a laAtenasen lacualsoñabanydelaqueescribían.Denyspodíasersituadoarmoniosamenteen cualquier período de nuestra civilización tout comme chez soi, hastaprincipiosdelsigloXIX.Hubieradestacadoencualquierépocaporqueeraunatleta,unmúsico,unamantedelarteyunexcelentedeportista.Destacabaensu época, pero no se adaptaba en ninguna parte. Sus amigos de Inglaterrasiemprequeríanquevolviera, leescribíancontándolesusplaneseideasparasucarreraallí,peroÁfricalehabíaatrapado.

Elapegoparticular,instintivoquetodoslosnativosdeÁfricasentíanhaciaBerkeleyyDenysyunascuantaspersonasporelestilo,mehizopensarenquequizá los hombres blancos del pasado, de cualquier pasado, se hubieranentendidoysimpatizadomejorconlasrazasdecolorquenosotros, losdelaeraindustrial.Cuandoseconstruyólaprimeramáquinadevapor,sesepararonloscaminosdelasrazasdelmundoynosehanvueltoaencontrar.Habíaunasombra en mi amistad con Berkeley debido a que Jama, su joven criadosomalí,eradeunatribuqueestabaenguerraconladeFarah.Parapersonasque estaban familiarizadas con los sentimientos de clan de los somalíes,aquellas oscuras y profundas miradas que se intercambiaban sobre la mesamientras nos servían a Berkeley y a mí, no presagiaban nada bueno. Demadrugada nos encontrábamos hablando de qué haríamos si, al salir por lamañananos encontráramos aFarahy Jama fríos, condagas clavadas en suscorazones.Enestolosenemigosnoconocíannielmiedonilasensatez,ysólolos refrenaba de un baño de sangre y de la destrucción sus sentimientos deapegohaciaBerkeleyyhaciamí.

—Nome atrevo—decíaBerkeley—a decide a Jama esta noche que hecambiadodeideayquenoiremosaEldoret,dondevivelamuchachadelaqueestáenamorado.Porquepuedeperdermeelcariño,dejarádepreocuparsedesimiropaestácepilladayvendráymataráaFarah.

Sin embargo, Jama nunca dejó de querer a Berkeley. Llevaban juntosmuchotiempoyconfrecuenciaBerkeleyhablabadeél.Mecontóunavezque

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discutiendosobreunasuntoenelqueJamapretendíatenerlarazón,Berkeleyperdiólacabezaygolpeóalsomalí.

—Pero entonces, querida —dijo—, en el mismísimo momento merespondiógolpeándomeenlacara.

—¿Yquépasódespués?—lepregunté.

—Oh, todo fuemuybien—dijoBerkeleymodestamente.Despuésdeunmomentoañadió—:Noestuvomal.Esveinteañosmásjovenqueyo.

Esteincidentenodejóhuellasenlaactitudnidelamonidelcriado,Jamatrataba de unamanera tranquila, ligeramente protectora aBerkeley, como lamayor parte de los sirvientes somalíes a sus patronos. Cuando Berkeley semuriónoquisoquedarseenelpaís,sinoquesevolvióaSomalia.

Berkeleysentíaunamorgrandeysiempreinsatisfechoporelmar.Unodesussueñosfavoritoseraqueélyyo,cuandotuviéramosdinero,compráramosunaembarcaciónyfuéramosacomerciaraLamu,MombasayZanzíbar.Losplanesyalosteníamosyhastaunatripulacióndispuesta,peronuncatuvimoseldinero.

CuandoBerkeleyestabacansadooenfermopensabaenelmar.Sequejabade su estupidez por haber vivido siempre lejos del agua salada y usabapalabras muy duras sobre ello. Una vez, cuando yo iba a hacer un viaje aEuropayélestabadeesetalante,paracomplacerleconcebíelplandetraerdosfanalesmarinos,deproaydepopa,paracolgarlosenlaentradademicasa,yselodije.

—Sí, seríabonito—dijo—, la casa sería así comounbarco.Pero tienenquehabernavegado.

AsíqueenCopenhague,enuna tiendadeobjetosmarinosenunode losviejos canales, compré un par de fanales viejos y pesados, que habíannavegadoduranteañosporelBáltico.Loscolgamosacadaladodelapuerta,hacia oriente, y nos alegró pensar que los fanales estaban correctamentecolocados; como la tierra, en su curso a través del éter, iba siempre haciaadelante,peronohabíapeligrodecolisión.LosfanalesfueronunaalegríaparaBerkeley.Solíaveniralagranjamuytardeyporlogeneralagranvelocidad,perocuandolosfanalesestabanencendidosconducíadespaciomientrassubíael camino, para dejar que las estrellitas verdes y rojas de la noche sesumergieranensualmaytrajeranalasuperficieviejoscuadrosreminiscentesdeviajesenbarco,ysentirqueseaproximabaaunnavíosilenciosoenaguasoscuras.

Desarrollamos un sistema de señales con los fanales, cambiándolos delugarodesmontandouno,demaneraquepodíasaber,aúnenelbosque,dequé

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humoribaaencontrarasuanfitrionayquéclasedecenaleesperaba.

Berkeley, como suhermanoGalbraithCole y su cuñadoLordDelamere,era uno de los primeros colonos, un pionero de la colonia, e íntimo de losmasai,queenaquellostiemposconstituíanlanacióndominantedelpaís.Losconocíadesdeantesquellegaralacivilizacióneuropea—queenelfondodesus corazones ellos odiabanmás que nada en elmundo— y les cortara susraíces;antesdequelesobligaranaabandonarsuhermosopaísdelnorte.Leshablabadelosviejostiemposensupropialengua.CuandoBerkeleyestabaenlagranja,losmasaiveníanhastaelríoparavedo.Losviejosjefessesentabany discutían sus problemas actuales con él, sus bromas les hacían reír y eracomosiserieraunapiedradura.

ElconocimientoylaamistadqueBerkeleyteníaconlosmasai,hizoqueseescogieralagranjacomoescenariodeunaimponenteceremonia.

Cuando estalló la gran guerra y los masai se enteraron, su sangre deantigua tribuguerrerahirvió.Soñaronconespléndidasbatallasymatanzasyyaveíanvolverlagloriadelpasado.Sucedióqueyoestuvefueradurantelosprimeros meses de la guerra, sola con nativos y somalíes, haciendo untransporte para el Gobierno inglés; llevaba laboriosamente tres carromatostiradosporbueyesa travésde lareservamasai.Doquieraquelagentedeunnuevo distrito oía que yo llegaba venían y rodeaban mi campamento, parahacermecienpreguntasacercade laguerrayde losalemanes—¿eraverdadqueibanavenirporelaire?—.Ensusmentescorríansinalientoenbuscadepeligroymuerte.Porlanochelosjóvenesguerrerossecongregabanentornoami tienda,pintadoscon loscoloresde laguerra,consus lanzasyespadas;aveces,parademostrarmecómoerandeverdaddabancortosrugidos,imitandoalosleones.Nodudabanquelesdejaríaniraluchar.

Pero elGobierno inglés pensó que no era sensato organizar a losmasaipara hacer la guerra a hombres blancos, aunque fueran alemanes, y lesprohibiópelear,poniendofinasusesperanzas.Loskikuyustomaronparteenlaguerracomoporteadores,perolosmasaituvieronquemantenersealejadosde lasarmas.Peroen1918,cuandoseaprobóel reclutamientode losdemásnativosdelacolonia,elGobiernoconvocótambiénalosmasai.UnoficialdelKARconsuregimientofueenviadoaNarokparabuscaratrescientosmoranique sirvieran como soldados. Pero por esa época los masai habían perdidointeréshacia laguerray rehusaron ir.Losmoranideldistritodesaparecieronentrelosbosquesylaespesura.PersiguiéndoleslastropasdelKARdispararonpor equivocación contra una manyatta y mataron a dos ancianas. Dos díasdespués la reserva masai estaba en abierta rebelión, multitud de moranisrecorríanelpaís,mataronaunoscuantoscomerciantesindiosyquemaronmásdecincuentadukhas.LasituacióneragraveyelGobiernonoqueríaforzarla.EnviaronaLordDelamereanegociarconlosmasaiy,alfinal,seconsiguióun

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compromiso.Alosmasaiselespermitiónoenrolaralostrescientosmoranisyse les sancionó con unamulta conjunta en castigo por su devastación de lareserva.Noaparecióningúnmorani,peroelarmisticiopusofinalasunto.

Duranteeltiempoenquesucedieronesosacontecimientos,algunosdelosancianos grandes jefesmasai fueronmuy útiles a los inglesesmilitarmente,enviandoalosjóvenesavigilarlosmovimientosdelosalemanesenlareservay en la frontera. Ahora que la guerra había acabado el Gobierno queríamostrarleselreconocimientodesusservicios.DesdelapatriaseenviaronunaciertacantidaddemedallasparadistribuirentrelosmasaiyaBerkeley,quelosconocíatanbienypodíahablarensulengua, lepidieronquehicieraentregadedocedeellas.

Migranja lindabaconlareservamasaiyBerkeleyvinoapreguntarmesipodíaquedarseconmigoyentregarlasmedallasenmicasa.Sesentíaunpoconervioso por el acto y me dijo que no tenía una idea muy clara de quéesperabanquehiciera.Undomingohicimosenautomóvilunlargoviajeporlareservayhablamosconlagentedelasmanyattasparaconvocaralosjefesencuestiónenlagranjataldía.CuandoeramuyjovenBerkeleyhabíasidooficialenelIXdeLancerosy,segúnmedijeron,fuesuoficialmásapuesto.Cuandovolvíamosalatardecerenelautomóvilcomenzóahablardelaprofesiónydelamentalidadmilitares,comouncivil.

La distribución demedallas, aunque en sí no tenía especial importancia,fue un acontecimiento de grandes dimensiones y peso. Tanta sabiduría,sagacidadytactofuerondesplegadosporambaspartesqueloconvirtieronenunactoparalahistoriadelmundooensímbolo:

SuOscuridadysuResplandor,

intercambiaronsaludosdeextremadacortesía.

Los ancianosmasai llegaron seguidos por sus servidores o sus hijos. Sesentaron y esperaron en el prado, discutiendo de vez en cuando sobre misvacasqueallípastaban,quizácon la lejanaesperanzadequeenrecompensadesusservicioslesdaríanunacomoregalo.Berkeleyleshizoesperarunlargoratopara,yocreo,mantenerlosensusitio,entretantosehizollevarunabutacaal prado en frente de la casa, para sentarsemientras distribuía lasmedallas.Cuandofinalmentesaliódelacasaparecía,enaquellaoscuracompañía,detezmuyblanca,pelirrojo,ydeojosmásclarosquenunca.Teníatodoelporteylaexpresiónvivazysimpáticadeunjovenyeficienteoficial,demaneraquemedicuentaqueBerkeley,quepodíadecirconsurostrotantascosas,eracapaz,en un momento de necesidad, de mostrar una absoluta inexpresividad. LeseguíaJama,vestidoconunjustilloárabemuyhermoso,todoadornadodeoroy plata, que Berkeley le había hecho comprar para aquella ocasión, y quellevabaunestucheconlasmedallas.

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Berkeley se puso de pie delante de la butaca para hablar y tanta energíahabíaenlaerguida,delgadaypequeñafigura,quelosancianossepusieronenpie frente a él, mirándole gravemente. No puedo decir lo que dijo en sudiscurso porque fue en masai. Sonaba como si estuviera informandobrevemente a losmasaiqueun increíblebeneficio les eraotorgadoyque laexplicacióndeelloresidíaensupropioeincreíblecomportamiento,dignodetodo elogio. Pero viendo a Berkeley hablar y los rostros de los masai noentendías nada, así que podía estar diciendo todo lo contrario de lo que yoimaginaba.Cuandohuboterminado,sinunmomentodepausa,hizoqueJamatrajera el estuche, tomó las medallas, leyó solemnemente uno tras otro losnombres de los jefes masai y se las entregó con un brazo generosamenteextendido. Losmasai las cogíanmuy silenciosos, con lamano abierta.Unaceremoniaasísólopodíasalirbiencondospartesque teníannoblesangreygrandestradicionesfamiliares;lademocracianotieneporquéofenderse.

Unamedalla tiene un inconveniente para dársela a un hombre desnudo,porqueno tienedóndeponérselay losancianos jefesmasaisequedaronconellasenlamano.Alcabodeunratounhombremuyviejoseacercóamíconlamedallaenlamanoymepreguntóquédecía.Seloexpliquélomejorquepude.Lamedalladeplata tenía,porun lado,unacabezadeBritannia, enelotrolaspalabras:LaGranGuerraporlaCivilización.

Más tarde conté a algunos amigos ingleses el incidente aquel de lasmedallas,ydijeron:

—¿Porquénoestabalacaradelreyenlasmedallas?Fueungranerror.

Yo no pensaba lo mismo, me parece que las medallas no deben serdemasiadoatractivasyquetodohabíaquedadomuybien.Quizásonlascosasquenosdaráncuandorecibamosnuestrarecompensaenelcielo.

CuandoBerkeleysepusoenfermoyoestabaapuntodeirmeaEuropadevacaciones. Pertenecía entonces al Consejo Legislativo de la colonia y letelegrafié: «Ven a Ngong durante duración consejo, trae botellas». Surespuesta fue:«Tu telegrama llegódelcielo,voyconbotellas».Perocuandollegóa lagranja con suautomóvil llenodevino,no teníaganasdebeberlo.Estabamuypálidoyavecesmuysilencioso.Sucorazónibamalynopodíaestar sin Jama, quehabía aprendido aponerle las inyecciones, teníamuchaspreocupacionesqueleabrumaban;vivíaconelmiedodeperdersugranja.Apesardetodo,porsupresenciaconvirtiómicasaenunlugarprivilegiado,uncómodorincóndelmundo.

—Hallegadoelmomentodemivida,Tania—medijogravemente—,enquesólopuedoandarenlosmejoresautomóviles,fumarlosmejorescigarrosybeber losmejoresvinos.Undíamedijoque elmédico lehabíaordenadopasarunmesenlacama.LedijequelohicieraysequedaraunmesenNgong,

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yorenunciaríaalviaje, lecuidaríaeiríaaEuropaalañosiguiente.Pensóunmomentomioferta.

—Querida—dijo—nopodría hacerlo.Si lo hiciera para agradarte, ¿quéseríademídespués?

Medespedí de él con el corazón entristecido.Mientras navegaba a casa,pasandoLamuyTakaunga,pordondeibanuestrobarco,penséenél.PeroenParísmedijeronquesehabíamuerto.Habíacaídofulminadoantesucasa,alsalirdesuautomóvil.Fueenterradoensugranja,dondeélhubieraquerido.

AlmorirBerkeleyelpaíscambió.Susamigos sedieroncuenta, conunagran tristeza,yamuchagente lepasóesomás tarde.Conél se terminóunaépocadelacolonia.Conelcursodelosañosmuchascosassefecharonapartirdeesepuntodereferencia,ylagentedecía:«CuandovivíaBerkeleyCole»o«Desde que murió Berkeley». Hasta que murió el país había sido el «felizcazadero», ahora comenzaba a cambiar lentamente y a convertirse en unaempresaparahacernegocios.Cuandosefuealgunosnivelesbajaron:elniveldeingenio,comosevioenseguida,yalgomuytristeenunacolonia:elniveldegallardía—muyprontodespuésdesumuertelagentecomenzóahablardesusproblemas;unniveldehumanidad.

Cuando Berkeley desapareció una triste figura hizo su entrada en elescenariodesdeelladoopuesto:ladurenécessitémaitressedeshommesetdesdieux.Eraextrañoqueunhombrepequeñoydelgadolahubieramantenidoaraya mientras tuvo aliento. Faltaba la levadura del pan de la tierra. Habíadesaparecidounapresenciallenadegracia,dealegríaydelibertad,unfactordepotenciaeléctrica.Ungatosehabíalevantadoyabandonadolahabitación.

VIII

Alas

DenysFinch-HattonnoteníaotrohogarenÁfricaquelagranja.Vivíaenmicasaentresafarisyallíteníasuslibrosysugramófono.Cuandoélvolvíaalagranja,éstaseponíaahablar;hablabacomopuedenhablarlasplantacionesde café cuando con los primeros aguaceros de la estación de las lluviasflorecía,chorreandohumedad,unanubedetiza.CuandoesperabaqueDenysvolviera y escuchaba su automóvil subiendo por el camino, escuchaba, almismo tiempo, a las cosas de la granja diciendo lo que enverdad eran.Erafeliz en la granja; venía sólo cuando quería venir, y ella percibía en él unacualidadque el restodelmundonoconocía, humildad.Siemprehizo loquequiso,nuncahuboengañoosuboca.

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HabíaunrasgoenelcarácterdeDenysqueparamílohacíaespecialmenteprecioso,yeraquelegustabaquelecontaranhistorias.PorqueyosiemprehepensadoquehubieradestacadoenFlorenciadurantelapeste.Lascostumbreshan cambiado y el arte de escuchar un relato se ha perdido enEuropa.Losnativos de África, que no saben leer, lo siguen teniendo; si empiezas acontarles:«Unavezunhombrecaminabapor laspraderasyseencontróconotrohombre»,estaránpendientesdeti,susmentesseguiránalosdoshombresde lapraderaporsussendasdesconocidas.Pero losblancos,aunquepiensenque deben hacerla, son incapaces de escuchar un relato. Si no se ponenintranquilos y recuerdan cosas que deberían estar haciendo, se quedandormidos.Esamismagenteospuedepediralgoparaleerysepuedensentarabsortosdurantetodaunanocheconcualquiercosaimpresaquelesdes,hastaun discurso. Están acostumbrados a recibir sus impresiones a través de losojos.

Denys, que vivía principalmente a través del oído, prefería escuchar uncuentoaleerlo;cuandollegabaalagranjamepreguntaba:

—¿Tienesalgúncuento?

Durante su ausencia yo preparaba muchos. Por las noches se poníacómodo,tendiendocojineshastaformarcomounsofájuntoalfuegoyyomesentaba en el suelo, las piernas cruzadas como la propia Scherezade, y élescuchaba, atento, un largo cuento desde el principio hasta el fin. Llevabamejor la cuenta que yomisma y ante la dramática aparición de uno de lospersonajes,meparabaparadecirme:

—Esehombremurióalprincipiodelahistoria,peronotepreocupes.

Denysmeenseñó latínya leer laBibliaya lospoetasgriegos.SabíadememoriagrandespartesdelAntiguoTestamentoyllevabalaBibliaconsigoentodos sus viajes, le que hizo que los mahometanos tuvieran una elevadaopiniónacercadeél.

Tambiénmeregalóelgramófono.Eraunadeliciaescucharlo,ledionuevavida a la granja, se convirtió en su voz —«El alma de un claro es elruiseñor»—. A veces Denys llegaba inesperadamente a la casa mientras yoestabaenelcafetaloenelcampodemaíz, trayendonuevosdiscosconsigo;poníaelgramófonoycuandoyovolvíaacaballoenelcrepúsculo,lamelodíallegaba hasta mí a través del aire claro frío de la tarde anunciándome supresencia,comosiestuvierariéndosedemí,loquehacíaconfrecuencia.Alosnativoslesgustabaelgramófonoysolíanmerodearmicasaparaescucharlo;algunos demis criados llegaron a tener sus aires favoritos yme los pedían,cuandoyoestabasolaconellosencasa.EracuriosoqueKamantesemostraratan apegado, con gran devoción, al adagio del Concierto en Sol Mayor deBeethoven; la primera vez que me lo pidió tuvo ciertas dificultades para

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describírmelo,asícomoparadecirmequéairequería.

Denysyyonoteníamoslosmismosgustos.Porqueamímegustabanloscompositores antiguos y Denys, como si quisiera reconciliarse cortésmentecon su épocapor undesentonar con ella, era lomásmodernoposible en sugustoportodaslasartes.Legustabaescucharlamúsicamásavanzada.

—MegustaríaBeethoven—decía—sinofueratanvulgar.

Denysyyo,dondequieraquefuéramosjuntos,teníamosmuchasuerteconlosleones.AvecesvolvíairritadodesafaridecazadedosotresmesesporquehabíasidoincapazdeconseguirunbuenleónparalagentedeEuropaaquienhabíaacompañado.Mientrastantohabíanestadomasaisenmicasaapedirmequesalieraycazaraaciertoleónoleonaquelesestabamatandoelganado,yFarahyyonosíbamos,acampábamosensumanyattaacechandoparamatarocaminábamosaprimerahoradelamañanasinencontrarlamenorhuelladeunleón. Pero cuandoDenys y yo salíamos a dar un paseo los leones parecíanestaresperándonos,podíamoscaerlesencimamientrascomíanovedescruzarloslechossecosdeunrío.

UnamañanaantesdelamanecerdeldíadeAñoNuevonosencontrábamosDenys y yo conduciendo por la nueva carretera de Narok tan rápido comopodíamosporuncaminomuymalo.

EldíaanteriorDenyshabíaenviadounriflepesadoaunamigoqueibaairhacia el sur enunapartidade cazaydurante lanoche recordóque sehabíaolvidadodeexplicarledeterminado truco, conel rifle, sin conocer el cual elgatillopodíadispararse.Estabapreocupadoytemíaquealcazadorlefueraaocurriralgoporignorancia.Nosenosocurriómejorremedioquesalirlomástempranoposible, tomar lanuevacarreterae intentarabordara lapartidadecaza en Narok. Eran setenta millas a través de un terreno difícil; el safariviajabaporlacarreteraviejaeiríaconlentitudsillevabacamionescargados.Nuestro único problema consistía en que no sabíamos si la carretera nuevallegabahastaNarok.

El aire de la mañana temprana en las tierras altas africanas tiene tantangiblefrialdadyfrescuraqueunayotravezseteocurrelamismafantasía:noestásentierra,sinoenaguasoscurasyprofundas,caminandoporelfondodelmar.Quizánisiquieratemovías:elflujodefrescuraquellegabaaturostropodían ser las profundas corrientes marinas y tu automóvil, como ciertosperezosos peces eléctricos, estabamuy quieto en el fondo delmar,mirandofrenteasíconlosojosfijosdesusfaros,dejandoquelavidasubmarinapasaraa su lado. Las estrellas son tan grandes porque no son estrellas verdaderas,sino reflejos, quebrillanbajo la superficie delmar. Junto a tu camino en elfondodelmar,aparecíancosasvivas,másoscurasquesuscontornos,saltandoymetiéndoseentrelaslargashierbas,comocangrejosypulgasdeplayaquese

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abrenpasoenlaarena.Laluzesmásclarayalalbaelfondodelmarsealzahacia la superficie, como una isla recién creada. Torbellinos de olores nospasabanconrapidez:elfrescoyexuberanteolordelosolivos,elolorsalinodelahierbaquemada,unsúbitoysofocanteolorapodrido.

Kanuthia,elcriadodeDenys,queibaenlapartetraseradelautomóvil,metocócortésmenteenelhombroymeseñalóhacialaderecha.Aunladodelacarretera, a diez o doce yardas de allí, había un bulto oscuro, un manatídescansandosobrelaarena,yporencimaalgosemovíaenlasaguasoscuras.Era,comovidespués,unajirafamachogrande,muertadosotresdíasantes.No podíamos matar jirafas y posteriormente Denys y yo tuvimos quedefendemosdelaacusacióndehabermatadoaaquélla,peropudimosprobarqueyaestabamuertacuandollegamosallí,aunquenuncasupimosquiényporqué la habíanmatado. Sobre el enorme cuerpo de la jirafa había una leonacomiendo,quelevantólacabezayloshombrosparaverpasaralautomóvil.

DenysdetuvoelautomóvilyKanuthialepasóelrifle,queélllevaba,sobreelhombro.Denysmepreguntóenvozbaja:

—¿Puedo cazarla? —porque muy cortésmente consideraba la colina deNgongcomomicazaderoparticular.

Estábamos atravesando la tierra de losmismosmasai que habían venidohastamicasaparalamentarlapérdidadesuganado;sieseeraelanimalquehabíaidomatandounatrasotrasusvacasyterneras,habíallegadoelmomentodeacabarconél.Dijequesíconlacabeza.

Saltódelautomóvilysedeslizóunospocospasos,enelmismomomentolaleonasezambullódetrásdelcuerpodelajirafa,Denysrodeóalanimalparaver a la leonaydisparó.No la vi caer; cuandomeapeéyme acerqué la viyaciendomuertaenunacharcanegraygrande.

No teníamos tiempo para despellejada, teníamos que seguir camino siqueríamosalcanzar el safari enNarok.Echamosunvistazoy tomamosnotadel lugar, el olor de la jirafa muerta era tan fuerte que no podía pasardesapercibido.

Perocuandoanduvimosdosmillasmásseacabólacarretera.Allíestabanlasherramientasdelostrabajadoresdelacarretera;alotroladoestabalaanchatierra pedregosa, gris en la luzdel alba, no tocadapor lamanodel hombre.Miramoslasherramientasylatierra,tendríamosqueesperarqueelamigodeDenys tuviera suerte conel rifle.Másadelante, cuandovolvió,nosdijoquenuncatuvolaoportunidaddeemplearlo.Regresamosycuandoestuvimosdecara al cielooriental, enrojecía sobre laspraderasy las colinas.Condujimoshablandotodoeltiempodelaleona.

Ya se veía la jirafa y por entonces ya se podían distinguir las oscuras y

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cuadradas manchas de su piel por donde la luz caía sobre su flanco. Y alacercarnosvimosquejuntoaellahabíaunleón.Alaproximarnosestábamosun poco más bajos que el cadáver; el león estaba a su lado, firmementeerguido,ydetrássuyoelcielollameaba.LionPassantOr.Elvientolevantabaunpocosumelena.Mepusedepieenelautomóviltanfuertefuelaimpresiónquemehizo,yDenysdijo:

—Estavezdisparatú.

Nuncamehabíagustadodispararconsurifle,queerademasiadopesadoylargoparamí,yteníaunretrocesomuyfuerte;perocomoaquíeldisparoerauna declaración de amor, ¿no era mejor que el rifle fuera del más gruesocalibre?Aldispararmeparecióqueelleóndabaunsaltoenelaireycaíaconlaspatasjuntas.Permanecíjadeandoenlahierba,radiantedelaomnipotenciaquetedaundisparo,porquepuedesversuefectoadistancia.Dilavueltaalcadáverdelajirafa.Allíestabaelquintoactodeunatragediaclásica.Estabanmuertos.Lajirafaparecíaterriblementegrande,austera,consuscuatropatasrígidas y su largo y rígido cuello, su barriga, por los leones. La leona, queyacía de espaldas, tenía una granmueca altanera en el rostro, era la femmefataledelatragedia.Elleónestabatendidocercadeella,¿ycómoesquenohabía escarmentado por su destino? Su cabeza yacía sobre sus dos patasdelanteras, su poderosa melena le cubría como un manto real, tambiéndescansabaenunacharcagrandeyahoraelairedelamañanasehabíavueltotanligeroqueparecíaescarlata.

Denys y Kanuthia se arremangaron y comenzaron a despellejar a losleones.Cuandosetomaronundescansobebimosunabotelladeclareteypasasy almendras que llevábamos en el automóvil; las había traído para que lascomiéramosduranteelcaminoporqueeraeldíadeAñoNuevo.Nossentamosen la hierba, comimos y bebimos. Los leonesmuertos,muy cerca, parecíanmagníficos en su desnudez, no había en ellos ni una partícula de grasasuperflua,cadamúsculoeraunacurvacontroladaydecidida,nonecesitabanvestiduras,eran,ahora,loquedebíanser.

Alsentarnos,unasombraseproyectósobre lahierbaysobremispies,ymirandohaciaarribapudedistinguir,enloaltodelcieloazulclaro,elcírculodelosbuitres.Sentímicorazónligerocomosilohubieraechadoavolarconunhilo,comounacometa.Hiceunpoema:

Lasombradeláguilarecorrelapradera,

hacialaslejanasycelestesmontañassinnombre.

Perolassombrasdelasredondasyjóvenescebras

sesientanquietasentresusdelicadaspezuñastodoeldía.

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Yesperanalatarde,esperanparaestirarse,azules

sobrelallanura,pintadadecolorrojoladrillo

porelcrepúsculo

ymarcharhastalascharcas.

Denysyyopasamosotradramáticaaventuracon los leones.En realidadsucedióantesdeésta,enlosprimerosnuestraamistad.

Unamañana,durantelaslluviasestivales,llegóamicasatodoexcitadoelseñorNichols,unsudafricanoqueeramiadministrador,paradecirmequedosleonesdurantelanochehabíanentradoenlagranjaymatadoadosdenuestrosbueyes.Habíanrotolaalambradadelcorralyarrastradoalosbueyesmuertoshastaelcafetal;aunodeelloslohabíancomidoallímismo,peroelotroestabatirado entre las plantas de café. ¿Podía escribir una carta para que fuera ycompraraestricninaenNairobi?Queríaecharlaenelcadáver,porqueestabasegurodequevolveríanesamismanoche.

Mequedépensando;nomegustabaecharestricninaalosleonesyledijequenoveía lanecesidaddehacerlo.Suexcitaciónse trocóenexasperación.Los leones, si no se castigaba por ese crimen, volverían en cualquiermomento.Losbueyesquehabíanmatadoeranlosmejoresqueteníamosynopodíamospermitimosperdermás.Merecordóqueelestablodemisponisnoestabalejosdelcercadodelosbueyes,¿nolohabíapensado?Leexpliquéqueno quería que hubiera leones en la granja, pero que pensaba que debían sercazados,noenvenenados.

—¿Yquiénlosvaacazar?—dijoNichols—.Nosoyningúncobarde,perosoyunhombrecasadoynotengoganasdearriesgarmividainnecesariamente—eraverdadquenoeraningúncobarde,eraunhombrecillomuyenérgico—.Noleveosentido—dijo.

—No—ledije.

Yo no pensaba que tuviera que cazar él los leones. Pero el señor Finch-Hattonhabíallegadolanocheanterioryestabaenlacasa,iríamosélyyo.

—Oh,esoestábien—dijoNichols.

FuiabuscaraDenys.

—Ven—le dije—, y vamos a arriesgar nuestras vidas innecesariamente.Porquesi tienenalgúnvaloresqueno tienenninguno.Frei lebtwersterbenkann.

Bajamosyencontramosalbueymuertoenelcafetal,comomehabíadichoNichols;apenashabíasidotocadoporlosleones.Sushuellaseranprofundasyclarasenelsueloblando,dosgrandesleoneshabíanestadoallíporlanoche.

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Eranfácilesdeseguira travésde laplantaciónysubíanhastaelbosquequerodeaba la casa de Belknap, pero cuando llegamos había llovido tanto queapenassepodíaveralgo,yenlahierbayenlamalezadellinderodelbosqueperdimoslapista.

—¿Quépiensas,Denys—lepregunté—,volveránestanoche?Denysteníaunagranexperienciaconlosleones.Dijoquevolveríanaprimerahoradelanoche para terminar la comida y que debíamos darles tiempo para que seacomodaran, y volver al campo nosotros a las nueve. Deberíamos usar unalámparaeléctricadesuequipodesafariparacazarlosymepermitióescogerelpapel que quise, pero yo prefería que él disparara mientras yo sostenía lalámpara.

Para que pudiéramos encontrar el camino hasta el buey muerto en laoscuridad cortamos trozos de papel y los fuimos pegando entre las filas deplantasdecaféqueteníamosquepasar,marcandonuestrasendacomoHanselyGretelconsuspiedrasblancas.Nosllevaríandirectamentehastaelcadáver,yaveinteyardasdeésteatamosunpedazograndedepapelalárbol,porqueallídebíamosdetenemos,encenderlalámparaydisparar.Alfinaldelatarde,cuando cogimos la linterna para probarla, nos encontramos con que lasbaterías estabanmuy gastadas y daban una luz bastante débil. Pero no nosquedaba tiempo para ir a Nairobi, así que teníamos que arreglarnos comopudiéramos.

EraeldíaantesdelcumpleañosdeDenysymientrascenábamossepusomelancólico;decíaquehastaenentonceslavidanolehabíadadosuficiente.Le consolé diciéndole que podía ocurrirle algo antes de la mañana de sucumpleaños. Le dije a Juma que tuviera preparada una botella de vino paranosotroscuandovolviéramos.Empecéapensarenlosleones,¿dóndeestaríanenesemomento?¿Estaríancruzandoelríolenta,silenciosamente,unodelantedelotro?¿Lasuaveyfríacorrientedelríobañaríasuspechosysusflancos?

Alasnuevenosfuimos.

Llovíaunpoco,perohabíaluna;devezencuandosurgíasurostrotristeyblancoenelcielo,detrásdecapasydedelgadasnubes,y luegose reflejabaopacamenteenlasblancasfloresdelcafetal.Pasamoslejosdelaescuela,queteníasuslucesencendidas.

Alverlasentíunagranoleadadetriunfoydeorgullopormigente.Penséenel reySalomón,quedecía:«Elhombre indolentedice:Hayun leónenelcamino:unleónestáenlascalles».Habíadosleonescercadesupuerta,peromiscolegialesnoeranindolentesynodejabanquelosleoneslosapartarandelaescuela.

Encontramos nuestras señales en dos filas de plantas de café, nos

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detuvimos un momento y caminamos entre ellas, uno detrás de otro.Llevábamosmocasinesymarchábamossilenciosamente.Empecéatemblardeexcitación,nomeatrevíaaandardemasiadocercadeDenysportemoraquese diera cuenta y me mandara volver, pero tampoco me atrevía a alejarmedemasiadoporquepodíanecesitarmilinternaencualquiermomento.

Descubrimosdespuésquelosleonesestabanalacecho.Cuandonosoyerono nos olieron, se apartaron un poco por el cafetal para dejarnos pasar.Probablementeporquecreíanestábamospasandocondemasiadalentitud,unodeellosdiounrugidomuybajo,enfrenteyaladerechanuestra.Fuetanbajoque no estábamos seguros siquiera de haberlo oído. Denys se detuvo unmomento;sinvolversemepreguntó:

—¿Lohasoído?

—Sí—dije.

Caminamos un poco más y se repitió el profundo rugido, esta vez a laderecha.

—Enciendelaluz—dijoDenys.

No era sencillo, porque él eramuchomás alto que yo y debía poner lalinternasobresuhombro,porencimadelrifleeiluminarmásallá.Alencenderla linterna el mundo entero se convirtió en un escenario brillantementeiluminado, las hojas húmedas de las plantas de café resplandecieron, losterronesdelsueloaparecieronconclaridad.

Primeroelcírculodeluziluminóunpequeñochacaldegrandesojos,queparecíaunzorrito;lomovíyallíestabaelleón.Estabajustofrenteanosotrosy parecía muy esbelto, con la fresca y negra noche africana detrás de él.Cuando sonó el disparo cerca de mí no estaba preparada, ni siquieracomprendí lo que significaba, como si hubiera sido un trueno, como si yoestuvieraenellugardelleón.Cayócomounapiedra.

—Sigue,sigue—megritóDenys.

Girémás la linterna,peromimano temblaba tantoqueel círculode luz,dondecabíaelmundo,yconelcualyomandaba,danzabalocamente.EscuchéaDenysreírenlaoscuridad.

—Eltrabajodelalinternaenelsegundoleón—medijodespués—fueunpocotemblón.

Pero en el centro de la danza estaba el segundo león, alejándose denosotros y medio oculto por una planta de café. Cuando lo iluminó la luzvolviólacabezayDenysledisparó.Cayófueradelcírculo,peroselevantó,sevolvió rápidamente hacia nosotros y cuando le alcanzó el segundo disparoemitióunlargoeirritadorugido.

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EnunsegundoÁfricasevolvió infinitamentegrandeDenysyyo,allídepie,infinitamentepequeños.Fueradelaluzdenuestralinternanohabíamásqueoscuridad; en laoscuridad, endosdirecciones,había leones,ydel cielocaía lluvia.Perocuandoelprofundorugidoseapagónadasemovió,el leónseguía echado, su cabeza vuelta, como conun gesto de disgusto.Había dosgrandesanimalesmuertosenelcafetalelsilenciodelanocheportodaspartes.

Caminamos hasta los leones y medimos la distancia. Desde dondehabíamosestadohastaelprimerleónhabíatreintayardasyalotroveinticinco.Erandosleonescrecidosjóvenes,fuertesyvigorosos.Dosíntimosamigosdelascolinasodelaspraderas,ayerseleshabíaocurridolamismagranaventurayhoyhabíanmuerto juntos.Ahora todos los chicosde la escuelavenían entropelpor lacarretera, sedetuvieronalvemosynos llamaronenvozbajaysuave:

—Msabu.¿Estásahí?Msabu.Msabu.

Mesentésobreunleónycontestéagritos.

—Sí,soyyo.

Luegosiguieron,envozmásaltaymásaudazmente:

—¿HamatadoBedara los leones?¿A losdos?Cuandosupieronqueeraasíllenaronellugar,comounacamadadeliebresenlanoche,saltandounayotra vez. En el propio lugar hicieron una canción sobre el acontecimiento;decíaasí:«Tresdisparos.Dos leones.Tresdisparos.Dos leones».Amedidaque la cantaban, una clara voz tras otra, la embellecían y adornaban: «Tresbuenos disparos, dos grandes, fuertes y malos kali leones». Y luego sejuntaban todas repitiendoun excitante estribillo: «ABCD»,porque acababandesalirdelaescuelayteníanlascabezasrepletasdesabiduría.

Enmuypocotiempounagrancantidaddegentevinoallugartrabajadoresdelmolino,losaparcerosdelasmanyattascercanasymissirvientesquetraíanlámparas.Rodearonalosleones,hablabandeellos;luegoKanuthiayelsice,quehabíantraídocuchillosconsigo,losdesollaron.Fuelapieldeunodeesosleones la que después le di al alto sacerdote indio. Hasta el propio PooranSingh apareció en el escenario, en un negligé que le hacía parecerincreíblemente frágil, sumeliflua sonrisa india resplandecía entre su espesabarbanegra,ytartamudeabadeplaceralhablar.Deseabaquedarseconlagrasadelosleones,quesugenteteníaengranestimacomomedicamento,segúnlapantomima con la que se expresó creo que contra el reumatismo y laimpotencia.Con todo eso el cafetal se llenóde animación, la lluviadejódecaer,lalunacomenzóabrillarsobrenosotros.

Volvimos a casa y Juma abrió nuestra botella. Estábamos demasiadomojados, demasiado sucios de barro y sangre para sentarnos, pero nos

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quedamosdepieybebimosdeuntragonuestroalegreycantantevinojuntoalfuego llameante del comedor.No hablamos ni una palabra. En nuestra cazahabíamosformadounaunidadynadateníamosquedecirelunoalotro.

Nuestraaventuradivirtiómuchoanuestrosamigos.ElviejoseñorBulpett,cuandofuimosabailaralclub,nonoshablóentodalanoche.

DeboaDenysFinch-Hattonelmayor,elmásdeliciosoplacerdemividaen la granja: volar con él sobreÁfrica.Allí, donde no hay carreteras o haymuy pocas y donde se puede aterrizar en las llanuras, volar se convierte enalgo de real y vital importancia en tu vida, te abre unmundo.Denys habíatraídosuaviónMoth;podíaaterrizarenmipraderade lagranjasóloaunoscuantosminutos de la casa y volábamos casi todos los días.Cuando vuelassobre las tierras altas africanas tienes unas vistas tremendas, sorprendentescombinacionesycambiosde luzydecolor,elarco iris sobre la tierraverdeiluminadaporelsol,lasgigantescasnubesverticalesylasgrandesysalvajestormentasnegras,queterodeabanatodavelocidadcorriendoydanzando.Lasfuertesycontundenteslluviasblanqueanelaireoblicuamente.Ellenguajesequeda corto para expresar la experiencia de volar y tienes que terminarinventando nuevas palabras. Cuando has sobrevolado la Falla Grande y losvolcanes de Suswa y Longonot, has viajado más allá, hasta las tierras quehayal otro lado de la luna. Otras veces puedes volar tan bajo que ves losanimalesenlaspraderasytesientescomoDioscuandoacababadecrearlosyantesdequeleencargaraaAdánquelespusieranombre.

Peronosonlasvisiones,sinolaactividadloquetehacesentirtefeliz,ylaalegría y la gloria del aviador es el vuelo en sí. La gente que vive en lasciudades vive triste y esclavizada porque en todos los movimientos sóloconoce una dimensión; sigue una línea, como si fuera conducida por unacorrea.Latransicióndesdelalíneahastaelplanoendosdimensiones,cuandopaseasporuncampooporunbosque,esespléndida,esunaliberacióndelosesclavos, como la Revolución Francesa. Pero en el aire eres llevada a lacompletalibertaddelastresdimensiones;despuésdelargasépocasdeexilioydesueños,elañorantecorazónselanzaenlosbrazosdelespacio.Lasleyeslagravitaciónytiempo.

«…enelverdebosquecillodelavida,

juegancomobestiasdomesticadas,¡nadiecreería

loamablesquepuedenser!».

Cadavezquesuboenaeroplanoymirohaciaabajomedoycuentaquemehelibradodelsuelo, tengoconcienciadeundescubrimientograndeynuevo.Pienso:«Esaeralaidea.Ahoralocomprendotodo».

UndíaDenysyyovolamoshastaellagoNatron,noventamillasalsudeste

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delagranjaymásdecuatromilpiesmásabajo,dosmilpiessobreelniveldelmar.EllagoNatronesellugardedondesesacalasoda.Elfondodellagoylas orillas son como una especie de cemento negruzco, con un olor fuerte,ácidoysalino.

Elcieloestabaazul,peroalentrarvolandodesdelaspraderassobreelpaísmásbajo,pedregosoydesnudo, todos loscoloresestaban tanquemadosquehabíandesaparecido.Elpaisajeenterodebajodenosotrosparecíaunaconchade tortuga delicadamente dibujada. De repente, en medio de todo esto,apareció el lago. El fondo blanco, resplandeciendo a través del agua, le da,cuandolovesdesdeelaire,unsorprendente,increíblecolorazulado,tanclaroqueporunmomentotienesquecerrarlosojos;laextensióndeaguayaceentrela desolada y leonada tierra como una grande y brillante agua marina.Volábamos alto, luego volamos amenos altura;mientras bajábamos nuestrasombraazuloscuraflotabadebajodenosotrossobreellagoazulceleste.Aquívivenmiles de flamencos, aunque no sé cómopueden subsistir en ese aguasalobre, seguramente no hay peces ahí. Al aproximarnos se desplegaban enlargos círculos y abanicos, como los rayos del sol poniente, como un hábildibujochinoensedaoporcelana,formándoseycambiandoantenuestravista.

Aterrizamosenlablancaorilla,queestabaalrojovivocomounhorno,yalmorzamosresguardándonosdelsolbajoelaladelaeroplano.Siestirabaselbrazomásalládelasombraelsoleratancalientequetehacíadaño.Nuestrasbotellasdecervezacuandoaterrizaronconnosotros,venidasdirectamentedeléter,estabandeliciosamentefrías,peroantesdeque las termináramos,enuncuartodehora,estabantancalientescomounatazadeté.

Mientrasestábamosalmorzandoaparecióporelhorizonteaproximándosecon rapidezungrupodeguerrerosmasai.Debíandeestarespiandoel avióndesdelejoscuandoaterrizóydecidieronvedodecerca,porqueunlargopaseo,hastaenunterritoriocomoaquél,noeranadaparaunmasai.Venían,enfilaindia, desnudos, altos, y delgados, con sus armas resplandecientes; oscuroscomolaturbasobrelaarenagrisyamarilla.Antelospiesdecadaunodeellosseproyectabaymarchabaunapequeñamanchadesombra,queeran,juntoconlas nuestras, las únicas sombras en todo lo que la mirada podía abarcar.Cuandollegaroncercadenosotrossealinearon,erancincoentotal.Juntaronsus cabezas y empezaron a hablarse entre sí sobre el aeroplano y sobrenosotros. Hace una generación un encuentro semejante hubiera sido fatal.Después de un rato uno de ellos avanzó y nos habló. Como sólo hablabanmasai y nosotros únicamente entendíamos un poco de su lengua, laconversación languideció en seguida; volvió con sus compañeros y, pocosminutosdespués, se alejaron en fila india, hacia el ancho, blancoy ardienteterritoriosalino.

—¿Tegustaría—dijoDenys—volaraNaivasha?Peroelterrenoquehay

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hasta allí es muy áspero, no podremos aterrizar en ningún sitio durante elviaje.Debemosvolaraltoymantenernosadocemilpies.

ElvuelodesdeellagoNatronhastaNaivashaeraDasdingassich.Fuimoscomouna flechaynosmantuvimos a docemil pies durante todo el viaje y,comoestástanarriba,nosepuedevernadaabajo.EnellagoNatronmehabíaquitadoelgorroforradodepieldecordero,yahoraelaireapretabamifrente,tanfríocomoelaguahelada;miscabellosvolabanhaciaatráscomosialguienquisiera arrancarme la cabeza. Era elmismo camino, sólo que en direcciónopuesta,queelquecadatardeemprendíaRoccuando,conunelefanteconsushijosencadagarra,volabadesdeUgandahastasuhogarenArabia.

Cuandovassentadadelantedetupilotosinnadamásqueespaciofrenteati, teparecequete llevaenlaspalmasestiradasdesusmanos,comoelDjinllevaba al príncipeAlí por el aire, y que las alas son suyas.Aterrizamos encasadenuestrosamigosdeNaivasha; lascasas,diminutasyasustadas,y losarbolillos que las rodeaban parecían arrojarse de espaldas cuandodescendíamos. Cuando Denys y yo no teníamos tiempo para largos viajessalíamoshaceruncortovuelosobrelascolinasdeNgong,porlogeneralhaciaelatardecer.Estascolinas,quesecuentanentrelasmáshermosasdelmundo,sonquizámásbonitasvistasdesdeelaire,cuandoloslomosdesnudossevanlevantando hacia los cuatro picos y corren junto al aeroplano y súbitamentebajanyseallananenunpequeñoprado.

Allíenlascolinashaybúfalos.Enmisprimerostiempos,cuandonopodíavivirsinomatabaunejemplardecadatipodecazaafricana,habíamatadoaun búfalo. Más tarde, cuando preferí mirar a los animales salvajes quecazarlos,fuiavisitarlosdenuevo.Acampéenlascolinas,juntoaunmanantiala la mitad del camino hacia la cumbre, llevando conmigo a mis sirvientes,tiendas y provisiones, y Farah y yo gateábamos y nos arrastrábamos en lasheladasmañanas,atravésdelamalezaydelashierbasaltas,conlaesperanzadepoderecharunvistazoalamanada;peropordosvecestuvequevolveracasasinéxito.Porquelamanadaqueallívivía,devecinosmíosporeloeste,seguía siendo algomuy importante para la granja, pero sus miembros eranmuy serios, autosuficientes, la vieja nobleza de las colinas, ahora un tantodisminuida;norecibíanmucho.

Perounatarde,cuandotomabaeltéconunosamigosdelinterior,fueradela casa, Denys llegó volando desde Nairobi y pasó sobre nuestras cabezashaciaeloeste;pocodespuésvolvióyaterrizóenlagranja.LadyDelamereyyofuimosenautomóvilhastaelaeroplanopararecogerle,peroélnosalió.

—Los búfalos están paciendo en las colinas—dijo—.Venid y vamos aecharlesunvistazo.

—Nopuedo—dije—.Tenemosunameriendaencasa.

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—Iremos,losveremosyestaremosdevueltaenuncuartodehora—dijoél.

Me sonó como esas proposiciones que te hacen en los sueños. LadyDelamerenoqueríavolar,asíquefuiyoconél.Volamosbajoelsol,perolasladerasdelascolinasestabanenvueltasenunatransparentesombramarrón,enla que pronto nosmetimos.No tardamosmucho en poder ver a los búfalosdesdeelaire.Sobreunodeloslargosyredondeadoslomosquecorrencomoplieguesdeunatelatodosunidosencadapico,haciaelladodelamontañadeNgong, estabapaciendoun rebañodeveintisietebúfalos.Primero losvimosdesde lejos, como ratones moviéndose graciosamente por el suelo, perobajamos, dando vueltas y a lo largo de la ladera, ciento cincuenta pies porencima de ellos y al alcance de un arma; los contamos mientras estabanpacíficamentemezcladosyseparados.Habíaunmachonegroygrande,muyviejo, en la manada, uno o dos más jóvenes y una cantidad de crías. Laextensión de césped por donde andaban estaba limitada por lamaleza; si seacercaba un extraño por el suelo podían olerlo u oírlo, pero no estabanpreparados para que les llegara desde el aire. Tuvimos que seguirmoviéndonossobreellossinparar.Oyeronelruido,denuestroaviónydejaronde pastar, pero no parecían tener ganas de mirar hacia arriba. Finalmentecomprobaron que había algomuy extraño; el viejo búfalo, primero se pusodelante de lamanada, levantando sus pesadísimos cuernos, enfrentándose alinvisibleenemigo,lascuatropatasplantadasenelsuelo;derepentecomenzóatrotar ladera abajo y, al cabo de un momento, a galopar. Le siguió el clanentero, la cabeza baja, en plena estampida, y al meterse en la malezalevantaronpolvoypiedrassueltas.Enlaespesurasedetuvieronysequedaronmuy juntos, parecía que un pequeño claro en las colinas hubiera sidopavimentadoconpiedrasdecolorgrisoscuro.Allísecreíanacubiertodelasmiradas y, en efecto, lo estaban de quien anduviera por la tierra, pero nopodíanocultarsedelosojosdeunpájaro.Recuperamosalturaynosalejamos.FuecomoentrarenelcorazóndelascolinasdeNgongporuncaminosecretoydesconocido.

Cuandovolvíamitélateteraquehabíasobrelamesadepiedraseguíatancaliente que me quemé los dedos al tocarla. El Profeta tuvo la mismaexperienciacuando tiróuna jarradeaguayelArcángelGabriel le cogió, lollevóvolandoatravésdelossietecielos,ycuandovolvióelaguatodavíanohabíasalidodelajarra.

En lascolinasdeNgongvivían tambiénunpardeáguilas.Denys,por latarde,solíadecir:

—Vamosavisitaralaságuilas.

Unavezhabíavistoaunadeellasposadaenunarocacercadelacumbre

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de lamontañay luego levantar el vuelo, pero se pasaban la vida en el aire.Muchas veces habíamos perseguido a una de esas águilas, carenando yladeándonos sobreun alaprimeroy luego sobre laotra, ymepareceque elpájarodeagudavista jugabaconnosotros.Unavez,cuandovolábamosasulado,Denysdetuvoelmotoryasípudoescucharelgraznidodeláguila.

Alosnativoslesgustabaelaeroplanoyduranteuntiempoestuvodemodaenlagranjadibujado,demaneraqueencontrabahojasdepapelenlacocinaoen sus muros, cubiertos con dibujos que lo representaban, con las letrascuidadosamente copiadas. Pero no se tomaron ningún interés en él ni ennuestrosvuelos.

A los nativos les disgusta la velocidad, como a nosotros nos disgusta elruido, que espara ellos, en elmejorde los casos, difícil de aguantar.Viventambiénenbuenasrelacionesconeltiempoyelplandeengañadoomatadonose les ocurriría nunca.De hecho, cuantomás tiempo les das,más felices sesienteny si le encargasaunkikuyuque teguardeel caballomientrasvasahacer una visita, puedes ver en su expresión que espera que tardes lo másposible.Nointentapasareltiempo,sinoquesesientayvive.

Los nativos tampoco sienten simpatía alguna por ninguna clase demaquinariaomecánica.Algunosdela jovengeneraciónhansidoarrastradosporelentusiasmoeuropeohacialosautomóviles,perounancianokikuyumedijo que morirían jóvenes, y es posible que tuviera razón, porque losrenegados proceden de la estirpe más débil de una nación. Entre lasinvencionesde lacivilizaciónque losnativosadmiranyapreciansecuentanlas cerillas, las bicicletas y los rifles, pero de todasmaneras nada de eso escomparableparaellosconunavaca.

FrankGreswolde-Williams,delvalleKedong,sellevóaunmasaiconsigoa Inglaterra como sice y me dijo que una semana después de su llegadacabalgabaporHydeParkcomosihubieranacidoenLondres.Lepreguntéaaquel hombre qué es lo quemás le había gustado de Inglaterra. Reflexionósobremipreguntaconrostroserioy,despuésdeunlargorato,medijoqueloshombresblancosteníanunospuentesmuybuenos.

Nuncahevistoaunancianonativoqueantecosasquesemuevenporsímismas, sin aparente interferencia del hombre o de las fuerzas de lanaturaleza,mostraramásquedisgustoyuncierto sentimientodevergüenza.La mente humana aparta su vista de la brujería como algo de mal gusto.Puedes tenerque interesartepor sus efectos, pero esono tienenadaqueverconloquehaydentro,ynadiehaintentadosacarleaunabrujalacomposiciónexactadesusbrebajes.

Unavez,cuandoDenysyyohabíamosestadovolandoyaterrizamosenlapraderadelagranja,unkikuyumuyancianoseacercóynoshabló:

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—Habéisestadomuyaltohoy—dijo—,nopodíamosverlos,sóloescucharelaeroplanocantandocomounaabeja.

Ledijeque,efectivamente,habíamosvoladomuyalto.

—¿HabéisvistoaDios?—preguntó.

—No,Ndwetti—dije—,nohemosvistoaDios.

—Ajá,luegonohabéissubidolobastantealto—dijo—.Peroahoradime:¿creesquepodréissubirtantoquelleguéisaverlo?

—Nolosé,Ndwetti—dije.

—Ytú,Bedar—dijovolviéndosehaciaDenys—,¿quépiensas?¿LlevarástanaltotuaeroplanoqueverásaDios?

—Deverdadnolosé—dijoDenys.

—Entonces—dijoNdwetti—,noséporquévosotrosdosvoláis.

****

4

DELAAGENDADEUNINMIGRANTE

I

Elsalvajevieneenayudadelsalvaje

DurantelaguerramiadministradorcomprababueyesparaelEjército.Mecontóquehabíacompradoenlareservamasaiunaciertacantidaddebueyesjóvenes que eran resultado del cruce entre ganado masai y búfalos. Se hadiscutido bastante si es posible cruzar animales domésticos con animalessalvajes; muchos han intentado crear un tipo de caballito adecuado al país,mezclandocebrasycaballos, aunqueyonuncahevistohíbridos semejantes.Peromiadministradormeaseguróqueaquellosbueyeserandeverdadmediobúfalos.Losmasailehabíandichoquecrecíanmáslentamentequeelganadoordinario y, aunque se sentían muy orgullosos de ellos, por aquel entoncesestabandeseososdequitárselosdeencimaporqueeranmuysalvajes.

Era muy difícil adiestrar a esos bueyes para arrastrar carretas o para lalabranza.Unodeesosjóvenesyvigorososanimalesledioamiadministradory a los carreteros nativos infinidad de problemas. Atacaba a las personas,rompía el yugo, echaba espumarajos y bramaba; cuando lo ataban pateaba

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levantandounapolvaredanegrayespesa,losojosseleinyectabandesangrey,según decían los hombres, le salía sangre por la nariz. Al final el hombre,comolabestia,quedabarendido,corriéndoleelsudorporelcuerpodolorido.

—Paradomaraesebuey—contabamiadministrador—lollevéalcercadode los bueyes con las patas atadas y una rienda por bozal, pero aun así,tumbado y acallado, lanzaba chorros de espuma hirviente por la nariz yterribles resoplidos y quejidos por la garganta.Quería verle uncido al yugodurantemuchosaños.Mefuiaacostaramitiendadecampañaysoñéconelaquelbueynegro.Medespertóunagranalgarabía, losperros ladrabany losnativoschillabanygritabanenelcorral.Dospastoresirrumpieronenlatiendatemblandoymedijeronquecreíanquehabíaunleónentrelosbueyes.Fuimoscorriendo hasta el recinto, con linternas y yo tomé mi rifle. Cuando nosacercábamosalcorralelruidocomenzóadisminuir.Alaluzdelaslinternasviunacosamoteadaqueseescapaba.Unleopardohabíaatacadoalbueyatadoylehabíadevorado lapataderecha.Ahorayano loveríanunca conel yugo.Luego—dijoeladministrador—cogíelrifleymatéalbuey.

LasLuciérnagas

Aquí, en las tierras altas, cuando han pasado las grandes lluvias y en laprimera semana de junio las noches comienzan a enfriar, aparecen lasluciérnagasenlosbosques.

Una tardeveíasdoso tres, audaces estrellas solitariasque flotaban en elaire claro, subiendo y bajando como si montasen sobre una ola o como sihicieranreverencias.Siguiendoelritmodesuvuelosusdiminutaslámparasseencendíanoseapagaban.Podíascogeruninsectoyresplandecíaenlapalmadetumano;producíaunacuriosaluz,unmisteriosomensajequeconvertíalacarne verde pálido en un pequeño halo a su alrededor.A la noche siguientehabíacentenaresycentenaresenlosbosques.

Por alguna razón semantenían a una cierta altura, a cuatro o cinco piessobreelsuelo.Eraimposiblenoimaginarquetodaunapandilladechiquillosdeseisosieteañoscorríaporeloscurobosqueconvelas,varitasconunfuegomágico, mientras saltaban alegremente, hacían cabriolas, y giraban suspequeñasypálidasantorchas.Losbosquesse llenabandeunavidasalvajeyretozonaytodoquedabaenunperfectosilencio.

Loscaminosdelavida

Cuando yo era niñame enseñaban unos dibujos, una especie de dibujosanimadosqueseibanformandoantetusojosy,mientras,elartistacontabasurelato.Esterelatosecontabasiempreconlasmismaspalabras.

Habíaunhombrequevivíaenunacasita redonda,que teníaunaventanaredondayunjardíntriangulardelante.

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Nolejosdelacasahabíaunestanqueconmuchospeces.

Unanocheelhombresedespertócongranruidoysemetióenlaoscuridadparaencontrarlacausa.Tomóelcaminohaciaelcaminohaciaelestanque.

Enestepuntoelnarradorcomenzabaadibujar,comosobreunmapadelosmovimientosdeunejército,unplanodeloscaminosquetomabaelhombre.

Primerocorrióhaciaelsur.Allí tropezóconunapiedragrandequehabíaenmediodelcaminoy,unpocomásallá,cayóenunazanja,selevantó;cayóenotrazanja,selevantó;cayóenunatercerazancada,ysaliódeella.

Luegosediocuentaquesehabíaequivocadoycorrióhaciaelnorte.Peroallíotravezleparecióqueelruidoveníadelsurydenuevocorrióhaciaallá.Primero tropezó con una piedra grande que había enmedio del camino, unpocomásallá cayóenunazanja, se levantó; cayóenotrazanja, se levantó;cayóenunatercerazanja,ysaliódeella.

Ahoraescuchóclaramentequeelruidoprocedíadelfondodelestanque.Seprecipitohaciaallíyvioquehabíahechounabrechagrandeeneldiqueyquesalíaelaguajuntoconlospeces.Sepusoalaobraycerróelagujeroysólocuandohuboterminadosefuedevueltaalacama.

Cuando a lamañana siguiente el hombre se puso amirar a través de laventanitaredonda—elcuentoterminabadelamaneramásdramáticaposible—,¿quéesloquevio?

—¡Unacigüeña!

Mealegromuchodequemecontaranesecuento.Lorecordéenmomentosdenecesidad.Elhombredelcuentoescruelmenteengañadoyencuentratodaclase de obstáculos en su camino. Podía haber pensado: «¡Cuántas idas yvenidas! ¡Vayamalasuerte!».Podíahabersepreguntadocuálera lacausadetodas sus tribulaciones, no podía saber que era una cigüeña. Pero con todosiguióteniendounpropósito,nadalehizoabandonaryvolveracasa,terminósutrabajo,conservósufe.Aquelhombretuvosurecompensa.Porlamañanavioalacigüeña.Cuántodebiódereírse.

Elaprietoenquemeencuentro,elpozooscuroenqueahoraestoysumida,¿dequépájaroseráelcalcañar?Cuandoeldibujodemividaestécompleto,¿veré yo, verá la gente, la ciglieña? Infandum, Regina, iubes renovaredolorem.Troyaenllamas,sieteañosdeexilio,trecebuenosbarcosperdidos.¿Qué sale de allí? «Insuperada elegancia, majestuosa grandeza y suaveternura».

Nos quedamos perplejos al leer el segundo artículo de fe de la Iglesiacristiana:Quefuecrucificado,muertoysepultado,descendióalosinfiernosy,altercerdía,resucitódeentrelosmuertos,ascendióaloscielosydesdeellos

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volverá.

Cuántasidasyvenidas,tanterriblescomolasdelhombredelcuento.¿Quésaledetodoeso?:ElsegundoartículodelCredodemediomundo.

HistoriadeEsa

Durante la guerra tenía un cocinero llamado Esa, un anciano de muchosentidocomúnydecarácterbondadoso.UndíaenqueestabaenlatiendadecomestiblesdeMackinnonenNairobi,comprandotéyespecias,semeacercóunaseñorapequeñaydecaraangulosa,ymedijoquesabíaqueEsaestabaamiservicio;ledijequeasíera.

—Peroestuvoconmigoantes—dijolaseñora—yquieroquevuelva.

Ledijequelosentía,peroquenopodíallevárselo.

—Oh, no lo creo —dijo—. Mi marido es funcionario del Gobierno.¿QuerríausteddecirleaEsa,por favor,cuando llegueacasaquequieroquevuelva y que, si no lo hace, le reclutarán en el Cuerpo de Porteadores?Entiendo—añadió—quetieneustedsuficientessirvientessinEsa.

NoledijenadaaEsadeloquehabíaocurridohastanochesiguienteenquelorecordéylecontéquehabíaencontradoasuantiguaamayloquemedijo.Para mi sorpresa Esa se puso inmediatamente fuera de sí de miedo y dedesesperación:

—¡Oh, por qué nome lo dijiste antes,Memsahib!—dijo—, esa señoraharáloquetedijo,deboirmeestamismanoche.

—Esabsurdo—dije—.Nocreoquepuedanllevarteasícomoasí.

—QueDiosmeayude—dijoEsa—.Deloquetengomiedoesdequeyaseademasiadotarde.

—¿Peroquévoyahacersincocinero,Esa?—lepregunté.

—Bueno—dijoEsa—,nometendráusteddecocineronicuandoestéenelCuerpodePorteadores,nicuandoestémuerto,comoseguramenteloestarémuypronto.

TaleraelmiedoalCuerpodePorteadoresenlagenteenaquellostiempos,queEsanoquisoescucharme.Mepidióque leprestaraun faroly se fueenplenanochehaciaNairobi,con todas laspropiedadesque teníaenelmundometidasenunhatillo.

Esa estuvo fuera de la granja durantemás de un año. Durante todo esetiempoloviunpardevecesenNairobiyunavezloencontréenlacarretera.Había envejecido y adelgazado durante aquel tiempo, su rostro se habíaafiladoysuredondayoscuracabezasevolvíagris.Enlaciudadnosehubiera

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paradoparahablarme,perocuandonosencontramosenlacarreterayparéelautomóvil, dejó en el la cesta depollosque llevaba en la cabezay se sentóparacharlar.

Seguíateniendocomoantesuncarácterbondadoso,perohabíacambiadoyahora era difícil comunicarse con él; durante toda nuestra conversaciónpermaneciócomoausente,comosiestuvieralejosdeallí.Eldestinolohabíamaltratado, había sufrido un miedo mortal y había tenido que encontrarrecursosdesconocidosparamíy,a travésdeesasexperiencias,sepurificóoclarificó.Eracomohablarconunantiguoconocidoquehubieraentradoenelnoviciadodeunmonasterio.

Me preguntó cosas de la granja, convencido, como suelen estarlo lossirvientesnativos,dequesuscompañeros,ensuausencia,seportandelapeormaneraposibleconsusamosblancos.

—¿Cuándoterminarálaguerra?—mepreguntó.

Ledijequemehabíancontadoquenopodría seguirdurantemuchomástiempo.

—Si tarda diez años más —dijo— debe saber que habré olvidado losplatosqueustedmeenseñó.

Lamente del pequeño y viejo kikuyu, en la carretera que atravesaba lallanura, se parecía a la de Brillat Savarin, que dijo que si la Revoluciónhubieraduradocincoañosmás,sehubieraperdidoelartedeprepararragoutdepollo.

EraevidentequelospesaresdeEsaeranpormí,asíqueparaterminarconsuconmiseraciónlepreguntécómoestabaél.Pensósobremipreguntaduranteunminuto,haypensamientosquesedebenrecogerdesdemuylejosantesdepoder contestar.—¿Recuerdas, Memsahib—me dijo finalmente—, que medecíasloduroquedebíaserparalosbueyesdeloscontratistasindiosdeleñaseruncidos todos losdíasyno tenerniundíadedescanso,comotenían losbueyes de la granja? Ahora, con la señora, estoy como el buey de unoscontratistasindiosdeleña.

Esa miraba para otro lado mientras hablaba, como disculpándose, losnativosnosemuestransensiblesconlosanimales;loqueyohabíadichosobrelosbueyesdelosindiosprobablementelehabíallamadolaatencióncomoalgomuyexagerado.Quevolvieraaesahistoriaeraalgoqueniélmismoentendíamuybienporqué.Durantelaguerramemolestabamuchoquetodaslascartasqueescribíaoquerecibíavinieranabiertasporunpequeñoysoñolientocensorsueco deNairobi.No pudo encontrar nunca nada sospechoso en ellas, perollegó, supongo, en su monótona vida a tomar interés por la gente de quetratabanyleíamiscartascomoseleeunserialenunarevista.Yosolíaañadir

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en mis cartas unas cuantas amenazas contra el censor, diciendo lo que lepasaríaalterminarlaguerra,paraquelasleyera.Nosésiseríaporquerecordólasamenazas;oporquésearrepintió,elcasoesquecuandoterminólaguerrameenvióaunmensajeroalagranjaconlanoticiadelarmisticio.Estabasolaencasacuandollegóelmensajero;salíacaminarporelbosque.Todoestabaallísilenciosoyresultabacuriosopensarquetambiénestaríansilenciososlosfrentes de Flandes y Francia. Todas las armas se habían callado. En aquelsilencio Europa y África parecían más cercanas entre sí, como si pudierasllegar caminandopor el senderodel bosquehasta la lomadeVimy.Cuandovolvíacasaviaunapersonaqueesperabafuera.EraEsaconsuhatillo.Medijoquevolvíayquetraíaunregalo.

El regalo de Esa consistía en un dibujo, enmarcado y con cristal, de unárbol realizado con mucho cuidado en tinta, cada una de sus cien hojaspintadasenverdeclaro.Sobrecadahoja,endiminutas letrasarábigas,habíaunapalabraescritaentintaroja.PenséqueerancitasdelCorán,peroEsaeraincapazdeexplicarmequésignificaban,continuó limpiandoelcristalconsumangayasegurándomequeeraunregalomuybueno.Medijoqueselohabíaencargado durante su año de tribulación al viejo sacerdote mahometano deNairobi,quedebíahabertrabajadomuchashorasenél.

Esasequedóconmigohastaquemurió.

Lasiguanas

En la reserva, a vecesme encontraba con iguanas, los grandes lagartos,mientrastomabanelsolsobreunapiedraplanaenellechodeunrío.Notienennadadebonitoensuforma,perosucoloridoesextraordinariamentehermoso.Brillan como piedras preciosas o como las vidrieras de una vieja iglesia.Cuando,alacercarte,huyenrápidamente,hayunrelámpagodeazul,verdeypúrpura sobre la piedra, los colores parecen permanecer tras ella en el aire,comolacolaluminosadeuncometa.

Unavezmatéaunaiguanapensandoquepodríahaceralgobonitoconsupiel.Ocurrióalgoextraño,deloquenomepodréolvidarnunca.Cuandofuihaciaella,queyacíamuertasobreunapiedra,realmentemientrasandabaunospocos pasos, se fue apagando y volviéndose pálida. Todos los coloresdesaparecieron como en un largo suspiro y, cuando la toqué, estaba gris yopaca comoun grumode cemento.Era la viva e impetuosa pulsación de lasangredentrodelanimallaqueirradiabahaciaafueraaquelbrilloyesplendor.Ahora que la llama se había apagado, que su alma se había ido, la iguanaestaba tan muerta como un puñado de arena. Con frecuencia he matadoiguanasysiemprerecordabaladelareserva.Unavez,enMeru,viaunajovennativa con un brazalete, una banda de cuero de dos pulgadas de ancho yadornadaconcuentasdecolorturquesamuypequeñasquecambiabandecolor

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ysevolvíanverde,azulcelesteyultramar.Eraalgoextraordinariamentevivo;parecía que el brazo respiraba, así que me encapriché y mandé a Farah acomprarlo.Tanprontocomolopusesobremibrazoloabandonóelespectro.Ahoranoeranada,eraunapiezadebisuteríapequeñaybarata.Habíasidoeljuego de los colores, el duelo entre la turquesa y el negre—esemovedizo,dulcenegroamarronado,comoturbaycerámicanegrade lapielnativa—loquelehabíadadovidaalbrazalete.

EnelmuseoZoológicodePietermariztzburgviunpezdeaguasprofundasdisecado en una vidriera, con la misma combinación de colores, que habíasobrevividoalamuerte;mehizopreguntarmequéclasedevidahabráallí,enelfondodelmar,queencierraalgotanvivoyfresco.Allí,enMeru,mirabamipálido brazo y el brazalete muerto, era como si se hubiera cometido unainjusticiaconalgonoble,comosisehubieraeliminadolaverdad.Mepareciótantristequerecordélafrasedeunhéroeenunlibroquehabíaleídodeniña:«Losconquistéatodos,peroyazgoentretumbas».

En un país extranjero y con especies de vida extrañas se debe de tenercuidado para ver qué cosas conservan su valor después de lamuerte.A loscolonosdelÁfricaOrientallesdoyunconsejo:«Porelbiendevuestrosojosydevuestrocorazón,nomatéisiguanas».

FarahyelMercaderdeVenecia

Una vez un amigome escribió desdemi país yme describía una nuevaescenificacióndeElMercaderdeVenecia.Porlatardeleílacartaunayotravez,laobrafueadquiriendovidaparamíymeparecíaquellenabalacasa,asíquellaméaFarahparahablarconélyexplicarleelargumentodelacomedia.

AFarah,comoatodaslaspersonasdesangreafricana,legustabaescucharuncuento,perosólocuandoestabasegurodequeélyyoestábamossolosenla casa consentía en escucharlo. Yo narraba y él escuchaba, cuando lossirvientes habían vuelto a sus cabañas y cualquiera que anduviera por lagranja,mirando por las ventanas, hubiera creído que estábamos discutiendoasuntos domésticos, Farah inmóvil de pie, al otro lado de lamesa, con susgravesojosenmirostro.

FarahsiguióatentamentelosasuntosdeAntonio,BassanioyShylock.Eraunasuntograndeycomplicado,dealgúnmodoalmargendelaley,algomuyrealparaunsomalí.Mehizounaodospreguntassobrelacláusuladelalibradecarne;estabaclaroqueleparecíauntratoexcéntrico,peronoimposible;loshombrespodíandedicarseaesetipodecosas.Yaquílahistoriacomenzabaaoler a sangre, su interés creció.CuandoPortia apareció en escena aguzó losoídos;meimaginoquelaveíacomoaunamujerdesupropia tribu,Fátima,con todas las velas desplegadas, hábil e insinuante, más lista que cualquierhombre.Las gentes de color no toman partido en un cuento, el interés para

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ellos reside en lo ingenioso de la trama; y los somalíes, que en la vida realtienen un sólido sentido de los valores y un don de indignación moral, seolvidandeesoenlasficciones.LassimpatíasdeFarahestabanconShylock,queprestabaeldinero;lerepugnabasuderrota.

—¿Cómo?—dijo—.¿Porquérenuncióeljudíoasuexigencia?Nodebíahaberlohecho.Ledebíanlacarne,eramuypocaparatantodinero.

—¿Pero qué otra cosa podía hacer —le pregunté— cuando no podíaderramarniunasolagotadesangre?

—Memsahib—dijoFarah—,podíahaberusadouncuchilloal rojovivo.Asínosalesangre.

—Pero—le dije— no le permitían tomar más que una libra, ni más nimenos.

—Y qué —dijo Farah—, ¿se asustaría por eso precisamente un judío?Podíahaberidocogiendopedacitoscadavez,conunabalanzapequeñaenlamanoparairpesando,hastaquetuvierajustamenteunalibra.¿Esqueeljudíonoteníaamigosqueleaconsejaran?

Todos los somalíes tienen en su talante algo extraordinariamentedramático.Farah,conunligerocambioenelaireyenlaactitud,habíatornadounaspectopeligroso,comosideverdadestuvieraenelTribunaldeVenecia,dandoánimosasuamigoosocioShylockfrentealamuchedumbredeamigosdeAntonio y almismísimoDux deVenecia. Sus ojos inquietosmiraban dearriba abajo al Mercader que estaba delante de él, con su pecho desnudoofreciéndosealcuchillo.

—Mira,Memsahib—dijo—,podíahabercogidopedazospequeños,muypequeños.Podíahaberlehechosufrirmuchobastanteantesdecogerlalibradesucarne.

Dije:

—Sí,peroenelcuentoeljudíorenuncia.

—Sí,perofueunagranlástima—dijoFarah.

LaélitedeBournemouth

Teníacomovecinoauncolonoquehabía sidomédicoen supatria.Unavezcuandolaesposadeunodemissirvientesestabaapuntodemorirenunpartoyyonopodía llevarlahastaNairobiporque lasgrandes lluviashabíandestrozadoloscaminos,leescribíamivecinoylepedíqueporfavorvinieraymeayudara.Muyamablementevinoenmediodeuna terrible tormentaydetorrentesdelluviatropicaly,enelúltimomomento,graciasasupericia,salvólavidadelamujeryelniño.

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Despuésmeescribióunacartaparadecirmeque,aunquehabíaunavez,apeticiónmía,tratadoaunanativa,debíadeentenderqueesetipodecosasnopodíanocurrirmás.Estabaconvencidodequeyomedaríaplenamentecuentade ello cuando supiera que él antes había ejercido con la élite deBournemouth.

Sobreelorgullo

LavecindaddelCazaderoylapresencia,alotroladodelafronteradelacazamayor,dabauncarácterparticularalagranja,comosifuéramosvecinosde un gran rey. Nos rodeaban cosas llenas de orgullo y hacían sentir supresencia.

El bárbaro ama su propio orgullo y odia o descree del ajeno.Yo quieroconvertirmeenunsercivilizado,amarelorgullodemisadversarios,demiscriados y de mi amante; y mi casa será, con toda su humildad, un lugarcivilizadoenmediadelaselva.

Elorgulloes lafeenla ideaqueDios tuvocuandonoscreó.Unhombreorgulloso es consecuente de esa idea y aspira a realizada. No lucha por lafelicidad o por la comodidad, que quizá sean irrelevantes con respecto a laidea que Dios tiene de él. Su realización es la idea de Dios, plenamentelograda, y está enamorado de su destino. Al igual que el buen ciudadanoencuentrasufelicidadenelcumplimientodesudeberhacialacomunidad,asíelhombreorgullosoencuentrasufelicidadenelcumplimientodesudestino.

LagentequenotieneorgullonoesconscientedequeDioshayatenidounaideaalcrearla,yaveces tehacendudardequehayaexistidounaidea,odeque sihaexistido seperdió, ¿yquién la encontrarádenuevo?Aceptacomorealizaciónloqueotrosordenanquelosea,ytomansufelicidad,einclusosupropioser,delamodadeldía.Tiemblan,yconrazón,antesudestino.

AmaelorgullodeDiosporencimadetodaslascosasyelorgullodetusvecinos como algo propio. El orgullo de los leones: no los encerréis en loszoológicos. El orgullo de vuestros perros: no les dejéis engordar. Ama elorgullodetuscompañerosynolespermitaslaautocompasión.

Amaelorgullodelasnacionesconquistadasydéjaleshonrarasuspadresyasusmadres.

Losbueyes

Elsábadoporlatardeerauntiemposagrado.Loprimerodetodoesquenohabíacorreohastael lunespor la tarde,asíqueno tepodíanhacerperdereltiempo las angustiosas cartas de negocios hasta entonces, yeso parecíaencerrar al lugar como una ciudadela. Lo segundo era que todo el mundopensaba en el día siguiente, el domingo, cuando podían descansar o jugar

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durantetodotiempo,ylosaparcerostrabajarsutierra.Másquecualquierotracosamegustabapensarenelsábadodelosbueyes.Solíairavisitarsuredilalasseisdelatarde,cuandovolvíandespuésdeltrabajodelajornadaydeunascuantashorasdepasto.«Mañana»,pensaba,«notendránnadaquehacer,sinopastardurantetodoeldía».

Teníamoscientotreintaydosbueyesenlagranja,loquesignificabaochoyuntasyunoscuantosbueyesmásdereserva.Ahora,enelpolvodoradodelatardecer, venían paseando hasta casa a través de la pradera, en una largahilera, caminando sosegadamente, como lo hacían todo; mientras yo estabasosegadamentesentadasobreelcercadodelredil,fumabauncigarrillodepazylesmiraba.Allíllegaban«Nyose»,«Ngufu»y«Faru»con«Msungu»—quesignificahombreblanco—.Loscarreteros,confrecuencia,poníanasusyuntaselnombredealgúnhombreblanco,yDelamereeraunnombrecorrienteparalosbueyes.Allíveníaelviejo«Malinda»,elgranbueyamarillo,mipreferido;su piel estaba curiosamente marcada con imprecisas figuras, parecidas aestrellas de mar, de cuya semejanza quizá le viniera su nombre, porque«Malinda»significafalda.

Comoen lospaísescivilizados todoelmundosufredeunacrónicamalaconcienciaconrespectoalosbarriosmiserablesysesienteincómodocuandopiensa en ellos, así enÁfrica tienesmala conciencia y sientes una punzadacuandopiensasenlosbueyes.Peroconrespectoalosbueyesdelagranjamesentía,supongo,comounreyconrespectoasusbarriosmiserables:«Vosotrossoisyoyyosoyvosotros».

LosbueyesenÁfricahanllevadoencimalapesadacargadelavancedelacivilizacióneuropea.Dondequieraquesehayaroturadonuevatierrahansidoellosquieneslohanhecho,arrastrandofatigosamenteelarado,metidoshastalascorvasen la tierra,y los látigossilbandosobresuscabezas.Dondesehahechouncaminoelloslohanhecho;yhanarrastradopenosamenteelhierroylas herramientas a través de la tierra, bajo los gritos de los carreteros, porsenderosenelpolvoylaslargashierbasdelaspraderas,antesdequehubieraningúncamino.Se lesunceantesdelalbaysudanalsubirybajar las largascolinasyatravésdedunasylechosderío,durantelashorasmásardientesdeldía.Loslátigoshanmarcadosusflancosyconfrecuenciasevenbueyesconuno o con los dos ojos arrancados de un latigazo.Los bueyes que arrastrancarrosdemuchoscontratistasindiosyblancostrabajantodoslosdías,durantetodasuvida,ynosabenloqueesunsábado.

Es extraño lo que les hemos hecho a los bueyes. Los toros están en unconstante estado de furia: giran sus ojos, escarban la tierra con las patas,excitadosporcualquieraqueentredentrodesucampodevisión,perotienenuna vida propia, echan fuego por sus belfos y una nueva vida crece de susijares; llenansusdíasconsusdeseosysatisfaccionesvitales.Todoesose lo

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hemos quitado a los bueyes y como recompensa les hemos reclamado suexistencia.Losbueyespasanalolargodenuestravidacotidiana,arrastrandocon fuerza todoel tiempo,criaturas sinvida, cosashechasparanuestrouso.Tienenojoshúmedos, límpidos,violetas,hocicossuaves,orejassedosas,sonpacientesytorpesensusmovimientos;avecesparecenpensar.Enmitiempohabíaunaleyqueobligabaaqueloscarrosylascarretasllevaranfrenoyloscarreterossesuponíaquedebíanecharelfrenoalbajarlaslargascolinasdelpaís.Peronadie respetaba la ley; lamitadde loscarrosycarretasenusonollevabanfrenosyen losotrosseechabamuypocasveces.Estohacíaqueeldescensode lascolinasfuera terriblementeduropara losbueyes.Teníanquesoportarlascarretascargadas,echabanhaciaatrássuscabezasconelesfuerzo,demaneraquesuscuernostocabanlasjorobasdesuslomos;suscostadosseconvertían en un par de fuelles. Muchas veces he visto los carros de losmercaderesdeleñaquepasabanporelcaminodeNgonghaciaNairobi,yendounotrasotro,comounalargaoruga,tomandovelocidadalbajarporlacolinaenlareservaforestal,mientraslosbueyeszigzagueabanviolentamentedelantedeellos.Tambiénhevistoalosbueyestropezarycaerbajoelpesodelcarro,alfondodelacolina.

Los bueyes piensan: «Así es la vida y las condiciones del mundo. Sonduras,muyduras.Todoesporhabernacido—nohaynadaquehacer—.Esalgoterriblementedifícilllevarloscarroscolinaabajo,esunacuestióndevidaomuerte.Nohayremedio».

Si los gordos comerciantes indios de Nairobi, dueños de los carros, sehubierangastadodos rupiasypusieran los frenosenorden,osi los lentosyjóvenescarreterosnativossobreloscarroscargados,lehubieranechadovalorbajandoyponiendolosfrenos,siloshabía,sihubierasidoasí,habríaremedioylosbueyesmarcharíantranquilamentecolinaabajo.Perolosbueyesnosabenysiguen,díatrasdía,ensuluchaheroicaydesesperadacontralascondicionesdelavida.

Delasdosrazas

La relación entre las razas blancaynegra enÁfrica recuerdademuchasmanerasalarelaciónentredossexos.

Siaunodelosdossexosseledijeraquejuegaunpapelmenosimportanteen la vida delOtro sexo, que ese otro sexo desempeña dentro de su propiaexistencia, se sentiría escandalizado y herido. Si al amante o al marido ledijeranquedesempeñaunpapelmenosimportanteenlavidadesuesposaodesu amante, del que ella desempeña en su propia existencia, se sentiríaconfundido e indignado. Si a una esposa o a una amante se le dijera quedesempeñaunpapelmenosimportanteenlavidadesumaridoodesuamante,queelqueellasdesempeñanensuvida,sesentiríaexasperada.

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Lasverdaderashistoriasparahombresquenuncaseconfíaneneloídodelasmujeres,pruebanestateoría;ylaconversacióndelasmujerescuandoestánconotrasmujeresyningúnhombrepuedeoídas,también.

Los cuentos que los blancos cuentan de sus sirvientes nativos estánconcebidosenelmismoespíritu.Siselesdijeraquenodesempeñanunpapelmás importante en la vida de los nativos que éstos en sus propias vidas, sesentiríanmuyindignadoseincómodos.

Silesdijerasalosnativosquedesempeñanunpapelnomásgrandeenlavida de los blancos que éstos en sus vidas, nunca os creerían, sino que sereiríandevosotros.Probablementeenloscírculosnativossecuentanhistoriasyserepiten,quepruebanelabsorbenteinterésdelosblancosporloskikuyusoloskavirondosysucompletadependenciaconrespectoaellos.

Unsafarientiempodeguerra

Cuandoestallólaguerra,mimaridoydosayudantessuecosdelagranjasepresentaronvoluntariosyfueronalafronteraalemana,dondeLordDelamereestabaorganizandoun serviciode informaciónprovisional.Mequedé, pues,sola en la granja. Pero poco después se comenzó a hablar de un campo deconcentración para las mujeres blancas del país; se pensaba que estabanexpuestasapeligrosporpartedelosnativos.Yoestabaaterrorizada,pensaba:«Sivoyauncampodeconcentraciónparaseñorasenestepaísduranteunosmeses»,¿yquiénsabecuántovaadurarlaguerra?,«memoriré».Unospocosdíasdespuéstuvelasuertedeirconunjovengranjerosueco,vecinonuestro,aKijabe,unaestaciónmásalláenlalíneaferroviariayallímehicecargodeuncampamentoalcuallosmensajerosdelafronteratraíanlasnoticias,queluegodebíansertelegrafiadasalcuartelgeneralenNairobi.

EnKijabe yo teníami tienda de campaña cerca de la estación entre losmontonesdeleñaparalasmáquinasdeferrocarril.Comollegabanmensajerosatodaslashorasdeldíaydelanoche,tuvequetrabajarmuycercadeljefedeestacióngoano.Eraunhombrepequeñoyapacible,conunaardiente seddeconocimientos, al que no afectaba la guerra en absoluto. Me preguntabamuchascosasdemipaísymehizoqueleenseñaraunpocodedanés,porquepensabaquedentrodeuntiempolepodríasermuyútil.TeníaunhijodediezañosllamadoVíctor;undía,cuandoibapaseandoporlaestación,atravésdelvarasetodelaveranda,leoíexplicándoleaVíctorsugramática:

—Víctor,¿quéesunpronombre?¿Quéesunpronombre,Víctor?¿No losabes?¡Telohedichoquinientasveces!

Los que estaban en la frontera nos pedían constantemente provisiones ymuniciones;mimaridome escribió dándome instrucciones para que cargaracuatrocarretasdebueyesylasenviaraallátanprontocomomefueraposible.

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Pero de ninguna manera debía mandadas sin que estuvieran a cargo de unhombre blanco, porque nadie sabía dónde estaban los alemanes y losmasaiestabanmuyexcitadosporlaideadeguerrayporlosmovimientosquehabíaen toda la reserva. Por aquellos días se creía que los alemanes estaban portodos los lados y teníamos puestos centinelas en el gran viaducto deKijabeparaimpedirquelovolaran.

Contratéaunjovensudafricano,llamadoKlapprott,paraquefueraconlascarretas,perocuandoyaestabancargadaslanocheantesdequeempezaralaexpediciónfuearrestadoporalemán.Noeraalemánypudodemostrarlo,asíquepocodespuésfuepuestoen libertadycambiódenombre.Peroenaquelmomento vi en su detención el dedo deDios, porque ahora yo era la únicapersona que podía hacerse cargo de las carretas para atravesar el país. Y aprimera hora de la mañana, cuando las viejas constelaciones de estrellasseguían en el cielo, comenzamos abajar por la larga e inacabable colinadeKijabe, lasgrandespraderasdelareservamasai—grishierroenladébil luzdel amanecer—extendiéndose a nuestros pies, con lámparas atadas bajo losvagones,oscilando,yconmuchogriteríoychasquidodelátigos.Teníacuatrocarretas,conunayuntacompletadedieciséisbueyescadaunaycincobueyesdereserva,yconmigoibanveintiúnkikuyusytressomalíes:Farah,Ismail,elporteador,yunviejococinerotambiénllamadoIsmail,unancianomuynoble.Miperro«Dusk»caminabaamilado.

FueunapenaquecuandolaPolicíadetuvoaKlapprottdetuvieratambiénasumula.NopuderecuperadaenabsolutoenKijabe,asíquelosprimerosdíastuvequecaminarentreelpolvoalladodelascarretas.Peroposteriormentelecompré unamula y unamontura a un hombre que encontré en la reserva ypocodespuéscompréotraparaFarah.

Estuve fuera durante tres meses. Cuando llegamos a nuestro punto dedestino nos enviaron a recoger las provisiones de un gran safarinorteamericanoquehabíamontado sus tiendas cercade la fronterayque sehabíalevantadoenunsantiaménalllegarlasnoticiasdelaguerra.Desdeallílascarretasteníanqueiranuevoslugares.Aprendíaconocerlosvadosylospozos de la reservamasai y a hablar un poco su lengua. Los caminos eranincreíblementemalos,llenosdepolvoydebloquesdepiedramásaltosquelascarretas;despuésviajamosmásatravésdelaspraderas.Elairedelastierrasaltasafricanassemesubióalacabezacomoelvino,estabasiemprecomounpoco borracha y la alegría de aquellosmeses fue algo indescriptible.Habíaparticipadoensafarisdecaza,peronuncacomoahorahabíaestadosolaentrelosafricanos.

Lossomalíesyyo,quenossentíamosresponsablesdelaspropiedadesdelGobierno,vivíamosconelmiedoconstantedeperderlosbueyesporculpadelos leones. Los leones estaban por los caminos, siguiendo los grandes

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transportes de abastecimientos y de ovejas que viajaban continuamente a lolargo de la frontera. Por las mañanas temprano, cuando avanzábamos,podíamosverlashuellasfrescasdelosleonesenelpolvosobrelasrodadasdelascarretas.Porlanoche,cuandolosbueyesestabandesuncidoshabíasiempreel riesgo de que los leones rondaran el campamento, asustándoles yproduciendounaestampida,quelosdispersaríaportodoelterritorio,dondenolos volveríamos a encontrar. Así que construíamos cercados circulares deespino en torno a los lugares donde estaban los animales desuncidos y lastiendas,ynossentábamosconriflesjuntoalashogueras.

AllíFarahe Ismail,yelpropio Ismailelviejo, se sentían tan lejosde lacivilización que sus lenguas se soltaban y contaban extraños sucedido s deSomalia, o cuentos extraídos del Corán y de LasMil yUnaNoches. TantoFarahcomoIsmailhabíanestadoenelmar,porque lossomalíeshabíansidounanaciónmarinerayfueron,meparece,enlaantigüedad,grandespiratasenelmarRojo.Meexplicaroncómocadacriaturavivientesobrelatierrateníasuréplicabajoelmar:loscaballos,losleones,lasmujeresylasjirafasallívivíany de cuando en cuando los marinos podían verlas. También me contabancuentosdecaballosquevivíanenelfondodelosríosdeSomaliayqueenlasnochesdelunallenasalíanalospradosparacopularconlasyeguassomalíesqueallípastaban,produciendopotrosdeextraordinariabellezay rapidez.Labóveda del cielo nocturno oscilaba sobre nuestras cabezas, nuevasconstelacionesestelaresse levantabandesdeOriente.Enelaire fríoelhumoestabacargadodechispas,laleñafrescateníaunoloragrio.Devezencuandolos bueyes repentinamente se removían, pataleaban y se poníanmuy juntoshusmeando el aire, así que el viejo Ismail se subía a lo alto de la carretacargadaymovíasufarolparamiraryespantaraquienanduvierarondandolacerca.

Tuvimosgrandesaventurasconlosleones:

—Cuidado con Siawa —dijo el jefe nativo de un transporte queencontramos en el camino—. No acampéis allí. Hay doscientos leones enSiawa.

Intentamos pasar Siawa antes de que cayera la noche; nos dimos prisa,pero el exceso de ésta es siempremalo, sobre todo en un safari, y hacia elatardecerlaúltimacarretachocóconunapiedragrandeynopudimosseguir.Mientras sostenía el farol sobre la gente que intentaba levantarla, un leóncogió uno de nuestros bueyes de reserva a menos de tres yardas de mí.Gritando y haciendo restallar los látigos porque mis rifles estaban con elsafari,pudimosasustar al leónyelbuey,que sehabíaescapadoconel leónsobresusespaldas,volviójuntoanosotros,peroestabatangravementeheridoquemuriódosdíasdespués.

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Nos ocurrieronmuchas otras cosas extrañas. Una vez un buey se bebiótoda nuestra provisión de parafina, semurió y nos dejó sin luz de ningunaclasehastaqueencontramosunadhukaindiaenlareserva,abandonadaporsudueño,enlaquecuriosamentealgunosdelosartículosestabansintocar.

Duranteunasemanaacampamoscercadeungrancampamentodemorani-masaiylosjóvenesguerreros,pintadosparalalucha,armadosdelanzasydelargos escudos, con pieles de león en la cabeza, rondaban mi tienda decampañadedíaydenocheparaque lesdieranoticiasde laguerrayde losalemanes. Ami propia gente del safari le gustaba ese campamento, porquepodíancomprarlechedelrebañoqueviajabaconlosmoraniyquepastoreabanloschiquillosmasai,loslaioni,demasiadojóvenesaúnparaserguerreros.Lasjóvenes guerreras masai, muy vivaces y bonitas, venían a mi tienda avisitarme. Siempre me pedían que les prestara mi espejo y, cuando se lopasabandeunaaotra,descubríansudoblefiladedientesresplandecientesenél,comojóveneseirritadascarnívoras.

Todas lasnoticiasdemovimientosdelenemigo teníanquepasara travésdelcampamentodeLordDelamere.PeroLordDelameresedesplazabaporlareservaenmarchastanincreíblementerápidasquenadiesabíadóndesepodíaencontrar su campamento. Yo no tenía nada que ver con el servicio deinformación,peroqueríasabercómofuncionabaelsistemaparalagentequeestaba en él. Una vez mi ruta pasó a dos millas del campamento de LordDelamere, cabalgué con Farah hacia allí y tomé té con él. El lugar, aunqueLordDelamereibaalevantaruncampamentoaldíasiguiente,eracomounaciudadrebosantedemasais.Porquesiemprefuemuyamigodeellosyensucampamento se les atendía tan bien que se convirtió en algo parecido a lamadrigueradelleóndelafábula:todaslashuellasllevabandentroyningunafuera.SienviabasaunmensajeromasaiconunacartaalcampamentodeLordDelamere,posiblementenolovolvíasavermásconsurespuesta.EnelcentrodetodaaquellaagitaciónestabaLordDelamere,bajodeestatura,tanelegantey cortés como siempre sus blancos cabellos cayéndole sobre los hombros;parecíaestarcompletamenteagusto,mecontócosasdelaguerraymeofrecióuntéconlecheahumadoalestilomasai.

Mi gente demostró una enorme paciencia hacia mi ignorancia de losbueyes,arreosycostumbresdelossafaris;estabantandispuestosadisimularlacomoyomisma.Trabajaronmuybienparamí a lo largodel safari y nuncarezongaron, apesardequepormi inexperiencia exigíademasiadode todos,tanto de los bueyes como de las personas. Llevaban agua de baño paramísobrelacabezaduranteunlargotrechoporlapradera,ycuandodesuncíamosamediodíamemontabanunbaldaquinoparapreservarmedelsol,conlanzasysábanas donde descansaba. Temían un poco a los salvajes masai y lespreocupaban mucho los alemanes, sobre los cuales circulaban extraños

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rumores.Enaquellascircunstanciasyoeraenlaexpedición,meparece,comounaespeciedeángelguardiánodemascota.

Seis meses antes del comienzo de la guerra vine por primera vez en elbarcoaÁfricaconelgeneralVonLettowVorbeck,queahorateníaelmásaltomandodelasfuerzasalemanasenÁfricaoriental.Noteníaideadequeibaaconvertirse en un héroe y nos hicimos amigos durante el viaje. Cuandocenamos juntos enMombasa, antesdeque él se fueraparaTanganykayyohaciaelinterior,mediounafotografíasuyaenuniformeyacaballo,yescribióenella:

DasParadiesaufErde

IstaufdemRückenderPferde,

UnddieGesundheitdesLeibes

AmBusendesWeibes.

Farah,quehabíavenidoabuscarmeaAdényquehabíavistoalgeneralysabíaqueéramosamigos,habíatraídolafotografíaconnosotrosenelsafariylaguardabajuntoconeldineroylasllavesdelaexpediciónparamostrarlaalossoldadosalemanessinoshadanprisioneros,dándoleungranvalor.

Qué hermosas eran las noches en la reserva masai cuando llegábamosdespués del crepúsculo al río o al pozo de agua donde desuncíamos,marchandoenuna largafila.Las llanuras,consusacacias,yaestabancasiaoscuras,peroelaireestaballenodeclaridad,ysobrenuestrascabezas,haciaeloeste,una solaestrella,que seharíamayorymás radianteenel cursode lanoche,eraapenasvisibleaún,comounpuntoplateadoenelcielodetopaciocetrino. El aire penetraba fresco por los pulmones, las largas hierbaschorreabanhumedadyexhalabansuaromaausteramentesazonado.Dentrodeunmomentoportodaspartescomenzaríaasonarelcantodelascigarras.Yoera la hierba y el aire, yo era las lejanas e invisibles montañas, yo era losagotadosbueyes.Respirabaconelsuavevientodelanocheenlasacacias.

Alcabodetresmesesrecibíderepentelaordendevolveracasa.ComolascosasempezabanasersistemáticamenteorganizadasytropasregularesveníandesdeEuropa, sepensó,creo,quemisexpediciones teníanalgode irregular.Volvimos,pasandopornuestrosantiguoslugaresdeacampada,contristeza.

Aquel safari vivió durante mucho tiempo en la memoria de la granja.Posteriormenteyohicemuchossafaris,peroporalgunarazón,yafueraporqueenaquelmomentoestábamosalserviciodelGobierno,yéramosunaespeciedefuncionariosofueraporelambientecasideguerra,aquellaexpediciónenconcretofueparticularmentequeridaporquienesestuvieronenella.Losquehabíanestadoconmigollegaronaconsiderarseunaespeciedearistocraciadel

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safari.

Muchosañosdespuésveníanacasayhablabandelsafaripararefrescarlosrecuerdosyvolversobreunauotradenuestrasaventuras.

ElsistemanumeralSwaheli

Cuandoyoacababade llegaraÁfricaun tímido joven lechero suecomeenseñólosnúmerosenswaheli.Comolapalabraswaheliparanuevetiene,aoídossuecos,unsonidodudoso,nolegustabadecírmelaycuandocontábamos«siete,ocho»,sedetenía,mirabaparaotraparte,ydecía:

—Noexisteelnúmeronueveenswaheli.

—¿Quieredecir—lepreguntéyo—quesólopuedencontarhastaocho?

—Oh, no—dijo con rapidez—. Ellos tienen diez, once, doce y todo lodemás. Pero carecen del nueve. Tampoco tienen el diecinueve —dijoenrojeciendo, pero muy firme— ni noventa, ni novecientos —porque esaspalabras,enswaheli,estánconstruidassobreelnúmeronueve—.Peroapartedeesotienentodoslosnúmeros.

La idea de ese sistema me hizo pensar mucho y por alguna razón meproporcionaba un gran placer. He aquí, pensé, un pueblo con un espírituoriginalyconcorajepararomperconlapedanteríadelasseriesnumerales.

Uno,dosytressonlosúnicosnúmerosprimossecuenciales,pensé,asíqueocho y diez son los únicos números pares secuenciales. La gente puedeintentar probar la existencia del número nueve sosteniendo que es posiblemultiplicarelnúmerotresporsímismo.Pero¿porquéhacerla?Sielnúmerodosnotieneraízcuadrada,elnúmerotrespuedetambiéncarecerdecuadrado.Sisedescomponelasumadedígitosdeunnúmerohastareducirloaunasolacifra,nocambiaelresultadosiestáelnúmeronueveocualquiermúltiplodenueve,desdeelprincipio,asíquesepuededecirqueelnueveesrealmenteunnoexistente,locual,pensaba,hablaenfavordelsistemaswaheli.

SucedióquetuveunsirvienteencasallamadoZachariaquehabíaperdidoelcuartodedodelamanoizquierda.Quizá,pensé,esoseacorrienteentrelosnativosysehaceparafacilitarles laaritméticacuandotienenquecontarconlosdedos.

Cuandoempecéadesarrollarmis ideas anteotragentemepararonymeexplicaron. Pero seguí pensando que existía un sistema nativo de caracteresnumeralessinelnúmeronueve,que lessirveyconelcualpuedesdescubrirmuchascosas.

EnrelaciónconestomeacuerdodeunviejoclérigodanésquenocreíaqueDioshubieracreadoelsigloXVIII.

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«Notedejarémarcharsinomedastubendición»

Cuando en África, en marzo, las grandes lluvias comienzan después decuatromesesdetiempocálidoyseco,lariquezadeloquefloreceylafrescuraylafraganciaportodaspartessonabrumadoras.

Peroelgranjerorefrenasucorazónynoseatreveacreerenlagenerosidadde la naturaleza, temiendo escuchar un decrecimiento del ruido de la lluviaque cae. El agua que bebe la tierra debe nutrir a la granja y a toda la vidahumana,animalyvegetalquehayenelladuranteloscuatromesessinlluviaqueseavecinan.

Es unamaravillosa visión la de los caminos de la granja convertidos encorrientesdeaguaquerugeyelgranjerovadeaelbarroconuncorazónalegre,hacia los cafetales florecidos y empapados. Pero sucede en medio de laestaciónde las lluviasqueen lanoche lasestrellasaparecenentre las tenuesnubes; entonceselgranjero salede lacasaymiraa loalto, comosi fueraacolgarsedelcieloyaordeñarlemáslluvia.Legritaalcielo:«Damemás,aúnmás.Micorazónestádesnudoante tiahorayno tedejarémarcharsinomedas tu bendición.Ahógame si quieres, pero nomemates con tus caprichos.Nadadecoitusinterruptus,¡cielo,cielo!».

Aveces,undíafríoe incoloro,enlosmesesdespuésde la temporadadelas lluvias, me recordaba el tiempo de los marka mbaya, el año malo, eltiempodelasequía.Enesosdíasloskikuyusolíantraerapacersusvacasentornoamicasayunchiquilloque teníauna flauta tocabaunacorta tonada.Cuandoheescuchadoesatonadaotravezmehatraídoalamemoria,degolpe,todasnuestrasangustiaydesesperacióndelpasado;Tieneelsaborsaladodelas lágrimas. Pero al mismo tiempo encontré en la tonada, inesperada ysorprendentemente, un vigor, una curiosa dulzura, una canción. ¿Había todoesorealmenteenlosmalostiempos?Habíaennosotrosjuventudentonces,unasalvajeesperanza.Duranteaquelloslargosdíastodosformábamosunaunidad,asíqueenotroplanetanoshubiéramosreconocidounosaotros,ylascosassehablabanentresí,elrelojdecucoymislibrosconlasflacasvacasenelpradoy los doloridos ancianos kikuyu: «También vosotros estabais aquí.Vosotrostambién erais parte de la granja de Ngong». Que los malos tiempos nosbendigany sevayan.Losamigosde lagranjaveníana la casay se ibandenuevo.Noerandeesaclasedegentequesequedamuchotiempoenelmismositio.Nisiquieraerandelosqueenvejecen,semuerenynuncamásvuelven.Perohabíansidofelicesjuntoalfuegoycuandolacasasecerrabaentornoaellos diciéndoles «No os dejaré marchar si no me bendecís», se reían, labendecíanyseiban.

Unaviejadamaenunafiestahablabadesuvida.Decíaque laviviríadenuevoyconestoqueríaprobarquehabíavividosabiamente.Pensé:Sí,suvida

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hasidodeesaclasequehayquerepetirlaparadecirquesehavivido.Puedeshacer un da capo con una pero no con una pieza musical entera, con unasinfonía,ni conuna tragediaencincoactos.Y si se repite esquenoha idocomodebíahaberido.

Mivida,notedejarémarcharhastaquenomehayasbendecido,entoncestedejaré.

EleclipsedeLuna

Un año tuvimos un eclipse de luna. Un poco antes de que se produjerarecibílasiguientecartadeljovenjefedeestaciónindiadelareservakikuyu:

«HONORABLE SEÑORA:He sido amablemente instruido sobre que laluzdelsolseretirarádurantesietedías.Dejandoapartelostrenes,leruegoquetengalaamabilidaddeinformarme,porquenocreoquenadiemásqueusted,pueda tener la amabilidad de informarme, ¿debo, durante ese período detiempo,dejarquemisvacaspastenporlosalrededoresodeborecogerlasenelestablo?Tengoelhonordeser,señora,suobedienteservidor».

PATEL

Losnativosyelverso

Losnativos,quetienenunpoderososentidodelritmo,nosabennadadelverso,o almenosno sabennadahastaquenovana las escuelas, donde lesenseñan himnos. Una tarde en el campo de maíz, donde habían estadorecolectando,arrancandolasmazorcasyechándolasen loscarrosdebueyes,paradivertirmemepuseahablarenversoswahelialostrabajadores,queensumayor parte eran muy jóvenes. Los versos no tenían sentido, los hacíasimplemente siguiendo la rima: Ngumbe na penda chumbe,Malaya-mbaya,Wakambana-kulamamba(«Albueylegustalasal/lasputassonmalas,/elWakamba come serpientes»), conseguí captar el interés de los chicos, queformaronuncorroentornomío.Captaronrápidamentequeelsignificadoenpoesía no es lo importante y no se planteaban la tesis del verso, sino queesperaban ansiosamente la rima y se reían cuando llegaba. Intenté que ellosmismosencontraran la rimay terminaranelpoemaqueyohabía empezado,pero no podían o no querían hacerla, y miraban para otro lado. Cuando sehubieron acostumbrado a la idea de la poesía,me pedían: «Habla otra vez.Hablacomo lluvia».Porquésentíanqueelversoeracomo la lluviaesalgoque no sé. Quizá sea una expresión de aplauso, porque en África la lluviasiempreesdeseadaybienvenida.

Delmilenio

En el tiempo en que el próximo regreso de Cristo a la tierra se habíaconvertidoenunacerteza,seformóuncomitéparadecidircómoseprepararía

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surecibimiento.Despuésdeunascuantasdiscusionesseenvióunacircularenlaqueseprohibíaagitarolanzarpalmasaligualquegritar«Hosanna».

Cuando ya estábamos en pleno milenio y la alegría era universal, unanocheCristoledijoaPedroquequería,cuandotodoestuvieratranquilo,haceruncortopaseoasolasconél.

—¿Adóndequeréisir,Señor?—preguntóPedro.

—Megustaría—respondióelSeñor—simplementedarunpaseodesdeelPretorioporaquellargocaminohastalaColinadelCalvario.

LahistoriadeKitosch

LahistoriadeKitoschhaaparecidoenlosperiódicos.Hubounprocesoyse formó un jurado para ir desde el principio hasta el fin en busca de unesclarecimiento, que en parte se puede encontrar aún en los viejosdocumentos.

KitoscheraunjovennativoalserviciodeunjovencolonoblancodeMalo.Unmiércolesdelmesdejunio,elcolonoprestósuyeguamarrónaunamigoparaquefuerahastalaestación.EnvióaKitoschparaquetrajeradevueltalayeguayledijoquenolamontara,sinoquelacondujeradelasriendas.PeroKitoschsemontóenlayeguayvolviócabalgando,yelsábadoelcolono,suamo, supo la falta porque se la contóunhombrequehabía visto aKitosch.Comocastigoelcolono,eldomingopor la tarde,azotóaKitoschy luegoloatóenelalmacén,yesemismodíaporlanocheelsirvientemurió.

El alto tribunal se reunió por este motivo en Nakuru en el InstitutoFerroviario,eldía1deagosto.

Los nativos se reunieron y se sentaron en torno al Instituto Ferroviariopreguntándoseaquéveníatodoaquello.Paraelloselcasoestabamuyclaro;Kitoschhabíamuerto,deesonohabíaduda;entoncesloquehabíaquehacer,segúnlasideasdelosnativos,eracompensarporsumuerteasugente.

Pero la idea de justicia europea es diferente de la de los africanos y aljurado, formadoporhombresblancos,se lepresentóenseguidaelproblemade culpa e inocencia. El veredicto en el caso tenía que ser de asesinato, dehomicidioimpremeditadoodeheridasgraves.Eltribunallerecordóaljuradoque el grado de un delito depende de las intenciones de las personasimplicadas y no de los resultados. ¿Cuáles eran, pues, las intenciones y laactitudmentaldelaspersonasimplicadasenelcasoKitosch?

Para decidir cuáles habían sido las intenciones y la actitud mental delcolonolointerrogaronalolargodeundía.Intentarontrazaruncuadrodeloquehabíaocurridoyponerenéltodoslosdetallesalosquetuvieronacceso.Así, escribieron que cuando el colono llamó a Kitosch, éste acudió y

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permanecióatresyardasdeél.Esteinsignificantedetalleenelinformefuedegran efecto. Aquí se iniciaba el drama, el hombre blanco y el negro a tresyardasdedistancia.

Pero desde ese momento, cuando la historia avanza, el equilibrio delcuadro se rompe,y la figuradel colono sehacemásborrosaypequeña.Nohay más remedio. Se convierte sólo en una figura accesoria en un paisajegrande, un rostro pálido e insignificante, pierde su peso, parece como unrecortable de papel y es empujado, como por una corriente de aire, por ladesconocidalibertaddehacerloqueledalagana.

El colono declaró que había comenzado preguntando aKitosch quién lehabía dado permiso para montar su yegua marrón y que había repetido lapreguntaunascuarentaocincuentaveces;almismotiempoadmitióquenadiepodíahaberledadoaKitoschsemejantepermiso.Aquícomenzósuperdición.EnInglaterranohubierapodidohacerunapreguntacincuentaveces,sehabríadetenido,deunaformauotra;muchoantesdellegaralacuarenta.

Aquí en África a la gente le podía chillar la misma pregunta cincuentaveces. Finalmente Kitosch respondió que él no era un ladrón y el colonodeclaró que fue la insolencia de esa respuesta la que le hizo azotar almuchacho.

En este punto, en el informe, hay un segundo detalle, irrelevante perosignificativo. Dice que durante la flagelación dos europeos, consideradosamigosdelcolono,vinieronaverle.Estuvieronmirandodurantediezminutosouncuartodehorayluegosefueron.

DespuésdelaflagelaciónelcolononopodíadejarqueKitoschsefuera.Aúltima hora de la tarde ató a Kitosch con unas correas y lo encerró en elalmacén.Cuandoel jurado lepreguntóporqué lohizodijoqueelchicoeratonto,quequeríaimpedirqueunmuchachosemejanteanduvieraporlagranja.Después de la cena volvió al almacén y se encontró con queKitosch yacíainconsciente, un poco apartado de donde él lo había atado, con las correasaflojadas.LlamóasucocineroBagandayconsuayudaatóalmuchachomásfuertementequeantes;sujetósusmanosaunpostequeteníadetrásylapiernaizquierdaaotroqueestabaenfrente.Se fuedelalmacén,cerrando lapuerta,peromediahoramás tardevolviócon sucocineroy su totodecocinay losdejóallí.LuegosefuealacamaylasiguientecosaquerecordabaesqueeltotovinodelalmacéndiciéndolequeKitoschhabíamuerto.

Eljuradorecordabalaspalabrasdequeelgradodeundelitoresideenlaintenciónybuscóesaintención.Hicieronunacantidaddedetalladaspreguntassobre la flagelación de Kitosch y sobre lo que había ocurrido después, ycuandoleeslospapeleslesvesmoviendolascabezas.

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¿Pero cuál había sido la intención y la actitudmental deKitosch? Esto,cuando comenzaron a hurgar, resultó algo diferente. Kitosch tenía unaintención y al final pesó en la balanza del caso. Se puede decir que suintenciónysuactitudmental,ladelafricano,salvaronaleuropeo.

Kitosch no tuvo mucha oportunidad de expresar su intención. Loencerraronenelalmacén;sumensaje,además, llegódeformamuysimpleyenunúnicogesto.Elvigilantenocturnodeclaróquesepasólanochegritando.Peronofueasí,porquealrededordelaunahablóconeltoto,queestabaenelalmacén con él. Le dijo al niño que le gritara porque los azotes le habíandejadosordo.Peroalaunalepidióaltotoqueleaflojaralospiesyleexplicóquedeningunamanera podía escapar.Cuando el toto hubohecho lo que lepidió,Kitoschledijoquequeríamorir.Elniñodeclaróquealascuatrovolvióadecirquequeríamorir.Unpocodespuésseestremeciótodosucuerpo,gritó«¡Memuero!»,ysemurió.

Tresmédicosdeclararonenelproceso.

El cirujano del Distrito, que había realizado el examen postmortem,manifestó que la muerte se había producido por los golpes y heridas queencontró en el cuerpo.Creía que ninguna atenciónmédica inmediata podríahabersalvadolavidadeKitosch.

LosdosmédicosdeNairobi, llamadospor ladefensa,eran, sinembargo,dediferenteopinión.

Losazotesporsísolos,sostuvieron,nofueronsuficientesparaprovocarlelamuerte.Un factor importante se encuentra en el hecho, que no puede serignorado, de la voluntad demorir. En este punto el primero de losmédicosdeclaróquepodíahablarconautoridadporquellevabaveinticincoañosenelpaís y conocía la mentalidad de los nativos. Muchos médicos estarían deacuerdoconélenquecuandounnativoquieremorirrealmentesemuere.Enuncasocomoelpresenteestababienclaro,porqueKitoschhabíadichoquequeríamorir.Elsegundomédicoleapoyóenestepunto.

Esmuyprobable,prosiguióelmédico,quesiKitoschnohubieratomadoesaactitud,nosehubieramuerto.Si,porejemplo,hubieracomidoalgunacosanohubieraperdidosuvalor,porqueyasesabequeelhambrereduceelcoraje.Añadió que la herida que había en el labio seguramente no se debía a unapatada,sinoqueselahabíainfligidoelpropiomuchacho,almorderseporeldolor.

Elmédico, además, no creía que Kitosch se hubiera hecho a la idea demorir hasta después de las nueve, porque hacia esa hora parece que intentóescaparse. No se había muerto hasta después de las nueve. Cuando fuesorprendidoenelintentodeescaparyleatarondenuevo,elhechodeserun

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prisionero,dijoelmédico,seguramentepesóensumente.

Los dos médicos de Nairobi resumieron su opinión sobre el caso. LamuertedeKitosch,sostuvieron,sedebióalosazotes,alhambreyaldeseodemorir,siendoéstalacausaprincipal.Eldeseodemorir,admitieron,pudoserprovocadoporlosefectosdelaflagelación.

Despuésdelasdeclaracionesdelosmédicoselasuntogirósobreloqueenel tribunal fue llamada«Teoríadeldeseodemorir».ElcirujanodelDistrito,que era el único que había visto el cadáver deKitosch, rechazó la teoría, ypusoejemplosdepacientesdecáncerquehabía tratadoquedeseabanmorir,peroquenosemorían.Sinembargo,sedescubrióquesetratabadeeuropeos.

El jurado, finalmente, dio su veredicto: culpable de heridas graves. Elmismo veredicto se aplicó a los nativos acusados, pero se consideró quehabían actuado bajo las órdenes de su amo, un europeo, por lo que seríainjustometerlesenprisión.Eljuezimpusounasentenciadedosañosalcolonoydeundíaacadaunodelosnativos.

Cuando lees el caso te resulta un hecho extraño, humillante, que uneuropeoenÁfricanotengapoderparaquitarlavidaaunafricano.Elpaísesla tierra de los nativos, y hagas lo que hagas con ellos, cuando quieren semarchanporsupropiavoluntadyporquenoquierenquedarse.¿Quiéntienelaresponsabilidaddeloqueocurreenunacasa?Elhombrequeessudueño,elquelahaheredado.

Porsuvigorososentidodeloqueesjustoydecoroso,lafiguradeKitosch,con su firmevoluntad demorir, aunque alejada de nosotros por losmuchosaños pasados, destaca con una belleza propia. En ella se encuentra lafugacidaddelascosassalvajesqueson,enlahoradelanecesidad,conscientesdeunrefugioenalgúnlugardelaexistencia;quesevancuandoquieren;aloscualesnuncapodemosretener.

Algunospájarosafricanos

Alprincipiodelasgrandeslluvias,enlaúltimasemanademarzooenlaprimera de abril, he escuchado al ruiseñor de los bosques deÁfrica. No lacanción entera, sólo unas cuantas notas: los primeros compases de unconcierto, un ensayo, repentinamente suspendido y vuelto a comenzar. Eracomosienlasoledaddelosbosquesempapadosdelluviaalguienenunárbolestuvieratocandounpequeñocello.Era,sinembargo,lamismamelodíayconlamismaabundanciay suavidadquepronto llenaría losbosquesdeEuropa,desdeSiciliaaElsinore.

Teníamos lascigüeñasblancasynegrasenÁfrica, lospájarosquehacensus nidos sobre los tejados de bálago de las aldeas del norte deEuropa.EnÁfrica tienen un aspectomenos imponente que allá, porque hay pájaros tan

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altos y voluminosos como el marabú y el serpentaria que se le puedencomparar.LascigüeñastienenunoshábitosdistintosenÁfricaqueenEuropa,dondevivencomosi fueranparejascasadasysonel símbolode la felicidaddoméstica.Aquíselasveengrandesbandadas,comoenclubs.Lesllamanlospájaros-langostaenÁfricaysiguenalaslangostascuandoéstascaensobrelatierra, viviendo por todo lo alto gracias a eso. Sobrevuelan las praderastambién cuando arde la hierba, enfrente de la línea de avance de pequeñasllamassaltarinas,porencimadelcentelleanteairedelcolordelarco irisyelhumogris,enbuscade las ratasy las serpientesqueescapandel fuego.LascigüeñasselopasanmuybienenÁfrica.Perosuverdaderavidanoestáaquíycuandolosvientosprimaveraleslestraenpensamientosdeapareamientoydeanidar,suscorazonessevuelvenhaciaelnorte,yrecuerdanlosviejostiemposylugaresyvuelanhaciaallá,dedosendosypocodespuésselasencuentravadeandolasfríasmarismasdesuslugaresdeorigen.

En las praderas, en el principiode las lluvias, donde losvastos tallosdehierbaquemadaempiezanamostrarbrotesverdes,haymuchoscentenaresdechorlitos.Laspraderassiempretienenalgodemarino,loshorizontesabiertosrecuerdanelmarylaslargasplayasmarinas,elvientovagabundoeselmismo,lahierbachamuscada tieneunolormarinoycuandocrece, correenoleadassobre la tierra. Cuando los claveles blancos florecen en las praderas terecuerda lasaltasolascrestadasdeblancoalnavegarporelSund.Sobre laspraderasloschorlitostomanelaspectodeavesmarinasysecomportancomotales en una playa, correteando sobre la hierba espesa, tan rápidos comopuedenduranteuncortotiempo,yluegolevantanelvueloantetucaballoconagudos chillidos, así que el cielo claro se llena de vida con alas y voces depájaros.

Las grullas coronadas, que acuden a los maizales recién apisonados yplantados a robar el maíz, compensan su robo por ser pájaros de buenosaugurios,queanuncianlalluvia,ytambiénporquebailanparanosotros.Esunhermoso espectáculo cuando los altos pájaros están juntos, verlos desplegarsusalasybailar.Esunadanzaconmuchoestiloyconunpocodeafectaciónporque, ¿si pueden volar, por qué saltan una y otra vez como si estuvieranatadosalatierrapormagnetismo?Todosubailetieneunairesagrado,comociertasdanzasrituales;talvezlasgrullasintentenjuntarcieloytierracomolosángeles con alas que subían y bajaban por la escalera de Jacob. Con sucolorido gris pálido, el pequeño casquete negro de terciopelo y la cresta enformadeabanico,lasgrullastienentodoelairedefrescosclarosyllenosdevida.Cuandodespuésdeladanzalevantanelvueloysevan,paramantenereltonosagradodelespectáculoquehandado,sueltanunaclaranotatañidaconlas alas o con la voz, como si un grupo de campanas de iglesia se hubieraalzadoyvolara.Laspuedesescucharduranteunlargorato,hastacuandolospropiospájaroshandesaparecido en el cielo: campanadasquevienende las

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nubes.

El cálao rinoceronte era otro visitante de la granja y venía a comer lascastañasdelcastañodeElCabo.Eranpájarosmuyextraños.Esunaaventuraounaexperienciaencontrártelos,aunquenoagradabledeltodoporqueparecenmuy listos. Una mañana antes del amanecer fui despertada por un ruidosoguirigayfueradelacasa,ycuandosalíalaterrazaviacuarentayuncálaosposadas en los árboles del prado. Parecían, más que pájaros, fantásticosartículosdelujopuestosenlosárboles,aquíyallá,porunniño.Negroscomoeran, con el suave y noble negro africano, profunda oscuridad absorbida atravésdeunaépoca,comohollínviejo,tehacíanpensarqueporsuelegancia,vigoryvivacidadningúncolorpuederivalidadconelnegro.Todosaquelloscálaos hablaban entre sí alegremente, pero con porte distinguido, como ungrupodeherederosdespuésdeunfuneral.Elairedelamañanaeraclarocomoelcristal,elgruposombríosebañabaenfrescuraypureza,elsolsalíacomounaopacapelotadecolorrojizo.Tepreguntabasquéclasededíateesperabadespuésdeunamanecersemejante.

Losflamencossonlospájarosafricanosdecoloresmásdelicados,rosadosy rojos como la ramita voladora de un arbusto de adelfas. Tienen patasincreíblementelargasyensuscuerposysuscuelloscurvasdelomásextrañoyrebuscado,comosidebidoaunaexquisitaytradicionalmojigateríahicieranlasposturasylosmovimientosvitaleslomásdifícilesposible.

Una vez, viajé desde Port Said hastaMarsella, en un barco francés quellevaba a bordo una carga de ciento cincuenta flamencos para el Jardind’AcclimatationdeMarsella.Losteníanencerradosengrandesysuciasjaulasconcostadosdelona,diezencadaunaymuyapretadosunoscontraotros.Elguardiánquelosllevabamedijoqueesperabaperderunveinteporcientodeellosenelviaje.Noestabanhechosparaaquellaclasedevida,cuandohacíamaltiempoperdíansuequilibrio,serompíanlaspatasylosotrospájarosdelajaula les pisoteaban. Por la noche, cuando soplaba fuerte el viento en elMediterráneo y las olas golpeaban el barco, a cada golpe demar oía en laoscuridadalosflamencoschillar.Todaslasmañanasveíaalguardiánconunoo dos pájaros muertos y echarlos por encima de la borda. La noble avezancudadelNilo,hermanadelloto,queflotasobreelpaisajecomounanubevagabunda en el ocaso, se había convertido en un inertemontón de plumasrosadas y rojas con un par de largos y delgados palos pegados.Los pájarosmuertosflotabanenelaguaduranteunpocodetiempo,balanceándoseenlaesteladelbarcoantesdehundirse.

«Pania»

Los galgos, que han vivido innumerables generaciones con los hombres,han adquirido un sentido del humor humano y pueden reír. Su idea de una

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bromaescomolade losnativos,quesediviertencuandolascosasvanmal.Quizánopuedassuperaresaclasedehumorhastaquenotienesunarteyunaiglesiaestablecida.«Pania»erahijode«Dusk».Undíapaseabaconélcercadel estanque donde había un grupo de altos y espesos árboles gomíferoscuandoseapartódemípara subir aunode losárbolesyvolverdenuevoamedio camino para hacerme ir con él. Fui hasta el árbol y vi a un servalsentadoenloalto.Losservalessededicabanacomernuestrasgallinas,asíquegritéauntotoquevinierayleenviéalacasaabuscarmiescopeta;cuandolatrajo,matéalserval.Cayódesdelaalturaconungolpetazoy«Pania»sepusoa su lado en un segundo,moviéndolo y arrastrándolo,muy contento con laexhibición.

Algúntiempodespuésibaporelmismocamino,pasadoelestanque;habíaido a cazar perdices, pero no encontré ninguna y «Pania» y yo estábamosdesanimados.Depronto,«Pania»salióatodocorrerhaciaelmáslejanodelosárboles del bosquecillo, ladrando con gran excitación, luego vino comounaflecha hacia mí y después volvió al árbol. Contenta de tener la escopetaconmigoydequemefueraaencontrarunsegundoserval,porquetienenunapielmoteadamuybonita,meacerquéalárbol.Perocuandomiréhaciaarribahabíaungatodomésticonegrosentadolomásaltoposibleymuyenfurecido,enlaoscilantecopadelárbol.Bajélaescopeta.

—«Pania»—ledije—,¡túerestonto!Esungato.

Mientras me volvía hacia «Pania» éste permanecía a cierta distancia,mirándomeydesternillándosederisa.Cuandosusojosseencontraronconlosmíosselanzósobremí,danzó,moviósurabo,gimoteó,pusosuspatassobremishombrosysunarizenmirostro,luegosaltóhaciaatrásotravezparadarriendasueltaasurisa.

Se expresaba mediante una pantomima: «Ya sé. Ya sé. Era un gatodoméstico. Lo supe siempre. Por supuesto tienes que perdonarme. ¡Pero sisupierasquépintateníaslanzándotecontraelgatoconunaescopeta!».

Durante todo aquel día, de vez en cuando, «Pania» tuvo la mismaexcitación y el mismo comportamiento; expresaba los sentimientos másabrumadoramenteamistososhaciamí,yluegoseseparabaunpocoparareírseasusanchas.

Habíaunanotainsinuanteensuamistad.«Sabes»,decía,«queenestacasasólomeríodetiydeFarah».

Hastadenoche,cuandoestabadormidofrentealfuego,leoíqueensueñosgruñía y gimoteaba de risa. Yo creo que recordaba el hechomucho tiempodespués,cuandopasábamoselestanqueylosárboles.

LamuertedeEsa

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Esa,alquesellevarondejuntoamídurantelaguerra,volvió,despuésdelarmisticio y vivió pacíficamente en la granja. Tenía una esposa llamadaMariammo,unamujerdelgada, negraymuy trabajadora, que traía leña a lacasa.Esaeraelsirvientemáseducadoquetuveynuncareñíaconnadie.

PeroalgolehabíaocurridoaEsaensuexilioyhabíavueltocambiado.Avecesteníamiedodequefueraamorirsepocoapoco,comounaplantaa laqueselehancortadolasraíces.

Esaeramicocinero,peronolegustabacocinar,queríaser jardinero.Lasplantaseranlasúnicascosashacialasquehabíaconservadoauténticointerés.Pero mientras que tenía otro jardinero, no tenía cocinero, e hice que Esavolvieraalacocina.Lehabíaprometidoquevolveríaasutrabajoeneljardín,peroloibaretrasandodeunmesaotro.Esa,porsucuenta,habíadesecadountrocito de terreno junto al río, rodeándolo de unmurete y plantándolo paradarmeunasorpresa.Perolohabíahechosoloyyanoeraunhombrefuerte.Elmureteresultónoserlobastantesólidoylasgrandeslluviasloecharonabajo.Laprimera perturbaciónde su tranquila no-existencia le llegó aEsa cuandomuriósuhermanoenlareservakikuyuyledejóunavacanegra.EntoncessehizoevidentetodoloquelavidahabíagastadoaEsa,yanopodíasoportarsusemocionesmásfuertes.Creo,sobretodo,quenoaguantabalafelicidad.Peropidióunpermisodetresdíasparairatraeralavaca,ycuandovolviómedicuentaqueestabaintranquiloyagitado,conlasmanosylospiesdequienhaestadoentumecidoporelfríoylollevanaunahabitacióncaliente.

Todos los nativos son jugadores y bajo la ilusión de que la fortuna lesonreía,creadaporlavacanegra,Esacomenzóatenerunaterribleconfianzaenlascosas,a tenergrandessueños.Leparecióquelavidatodavía lepodíadaralgo;decidiótomarunanuevaesposa.Cuandomecontósuplanyaestabanegociandoconsufuturosuegro,quevivíaenlacarreteradeNairobiyteníaunamujerswaheli.Intentéconvencerleparaquecambiaradeidea.

—Tienes una esposa muy buena—le dije— y tu cabeza es ya gris, nopuedesnecesitarotra.Quédateconnosotrosyviveenpaz.

A Esa no le ofendieron mis palabras, el pequeño y cortés kikuyupermanecióantemímuyerguidoy,asumanera,mantuvosudecisión.Pocodespuéstrajoasunuevaesposa,Fatoma,alagranja.

Que Esa creyera que podía venirle algo bueno de su nuevomatrimoniodemostraba que había perdido el juicio. La novia era muy joven, dura,malhumorada,vestidaalamaneraswaheli,conlalasciviadelanacióndesumadre,perosinelmenorasomodegraciaodealegría.PeroelrostrodeEsaestabaradiantedetriunfoydegrandesplanes;ensuinocenciasecomportabacomounhombreatacadopor laparálisis.Mariammo, lapacienteesclava,semantuvoensegundotérmino,aparentementedespreocupada.

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EsposiblequeEsa tuvierauncortoperíododegrandezaygoce,peronoduróysupacíficaexistenciaenlagranjasehizopedazosconsunuevaesposa.Ésta,unmesdespuésdelaboda,seescapó,ysefueaviviraloscuartelesdelossoldadosnativosdeNairobi.DurantemuchotiempoEsasolíapedirundíadepermisoparairalaciudadytraerlaconsigo,volviendoporlanocheconsuoscura y maldispuesta esposa. La primera vez se fue confiado ycompletamentedecididoatraerla—¿noeraacasosuesposalegal?—.Luegose ponía en camino en una azorada y triste búsqueda de sus sueños y de lasonrisadelafortuna.

—¿Para qué quieres que vuelva, Esa?—le decía yo—. Déjala. Ella noquierevolvercontigoynadabuenovaasalirdeeso.

Pero Esa no quería dejarla. Hacia el final ya había renunciado a susexpectativas de vida y era tan sólo el valor monetario de su mujer lo quequeríaconservar.Losotroscriadossereíandeélcuandoseibapenosamenteensubuscaymedecíanque los soldados tambiénse reían.PeroEsanuncahabía prestado mucha atención a lo que la otra gente pensaba de él y encualquiercasoahoranoleimportaba.Ibaobstinadayfielmentearecuperarsupropiedadperdida,comounhombrequebuscaaunavacafugitiva.

Unamañana,FatomavinoadeciramiscriadosqueEsa,estabaenfermoyque no podía cocinar ese día, pero que se levantaría al día siguiente. YaentradalatardeloscriadosvinieronadecirmequeFatomahabíadesaparecidoyqueEsa,habíasidoenvenenadoysemoría.CuandosalíhabíansacadoaEsaensulecho,poniéndoleenlaplazoletaentrelascabañasdeloscriados.Estabaclaroqueno tardaríaenmorir.Lehabíandadocierto tipodevenenonativo,parecidoalaestricnina,ydebiódesufrirmuchoensucabañabajolosojosdesu joven esposa y asesina, hasta que ésta supo con seguridad que habíaacabadoconélysemarchó.Seguíateniendounosespasmosquecontraíansucuerpo,peroestabarígidoyfrío,comounmuerto.Surostrohabíacambiadomucho y por las comisuras de su boca azulina salía sangre mezclada conespumarajos.FarahsehabíaidoaNairobiconelautomóvil,demodoquenopodía llevar a Esa al hospital, pero no creo que en cualquier caso hubieranpodidohacernadaporél;nadiepodíaayudarle.

AntesdemorirEsamelanzóunalargamirada,peronosésimereconoció.Conlaconcienciaensusoscurosyanimalesojosseibaelrecuerdodelpaístalycornoyosiemprehabíadeseadoconocerlo,cuandoeracornoenelArcadeNoé, con la caza mayor paseando al lado de los pastorcillos nativos queapacentabanlascabrasdesuspadresenlapradera.Tornésumano,unamanohumana, una ingeniosa herramienta que había sostenido armas, plantadolegumbres y flores, acariciado; a la que yo había enseñado a hacer tortillas.¿QuépensaríaEsa,quesuvidahabíasidounéxitoounfracaso?Seríadifícildecirlo.Habíacaminadoalolargodesuspropios,lentos,revueltossenderos,

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pasando,entremuchascosas,siemprecornounhombreapacible.

CuandoFarahvolvióacasasepreocupómuchodequeEsafueraenterradode acuerdo con el ceremonial ortodoxo completo, porque había sido unpiadosomahometano.Elsacerdote,queavisamosenNairobi,nopodíavenirhasta la tarde siguiente, así que el funeral de Esa se celebró por la noche,cuandolaVíaLácteaestabaenelcieloylaprocesiónfúnebreestuvollenadefaroles. Su tumba fue tapiada, almodomusulmán, bajo un gran árbol en elbosque.Mariammo se puso delante y ocupó su lugar entre las plañideras ylloróaEsaenvozaltaenelairedelanoche.

Farah y yo tuvimos una reunión para discutir qué hacer con Fatoma yfinalmentedecidimosnohacernada.HubieraidocontralavoluntaddeFarahhacerqueunamujerfueracastigadaporlaley.Farahmeexplicóporélquelaleymahometananotomabaalamujerencuenta.Sumaridoeselresponsabledeloqueellahaceydebepagarlamultaporlasdesgraciasqueporsuculpaacaezcan,comodebehacerlosielcausanteessucaballo.¿Peroquépasasielcaballotiraaldueñoylomata?Bien,dijoFarah,esunlamentableaccidente.Después de todoFatoma tenía razón en quejarse de su destino, ahora podíacumplidocomohabíaelegido,enloscuartelesdeNairobi.

Sobrelosnativosylahistoria

Lagentequeesperaque losnativos saltenalegrementedesde la edaddepiedra hasta la época de los automóviles, olvidan las fatigas y trabajos quepasaron nuestros padres para traernos a través de la historia hasta dondeestamos.

Podemos fabricar automóviles y aeroplanos y enseñar a los nativos ausados.Peroelverdaderoarriar a losautomóvilesno sepuedeconseguir enlos corazones humanos en un momento. Lleva siglos producido y en elprocesohansidonecesariosSócrates,lasCruzadasylaRevoluciónFrancesa.Actualmente nosotros, que amamos a nuestras máquinas no podemosimaginamoscómolagenteenlostiemposantiguospodíavivirsinellas.PeronopodemoshacerelCredoAtanasiano,latécnicadelamisa,unatragediaencincoactosy,quizá,nisiquieraunsoneto.Ysinolashubiésemosencontrado,noshubiésemostenidoquearreglarsinellas.Sinembargo,podemosimaginar,porque están hechas, que hubo un tiempo en que los corazones de lahumanidad ansiaban esas cosas, y cuando se hicieron satisficieron un deseoprofundamentesentido.

Un día, el padre Bernardo con su rostro barbado resplandeciente debendiciones y triunfo, llegó en ciclomotor para almorzar conmigo ycomunicarme su gran alegría. Me contó que el día anterior nueve jóveneskikuyus de la iglesia de laMisión escocesa se presentaron y le pidieron serrecibidos en la Iglesia Católica Romana porque después de meditaciones y

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discusiones habían aceptado la doctrina de la Transubstanciación de esaiglesia.

Todoelmundo,cuandolescontéestehecho,seriodelpadreBernardoymeexplicaronque los jóveneskikuyushabían considerado laposibilidaddesalarios más altos, menos trabajo o conseguir una bicicleta en la Misiónfrancesa, y que así se inventaron su conversión en lo referente a laTransubstanciación.Porquesinosotros,decían,nopodemosentenderlaysinisiquierapodemospensarenella,paraloskikuyusdebedeseralgoinadmisiblepor completo. Pero no era absolutamente seguro que fuera así; el padreBernardo conocía bien a los kikuyus. Las mentes de los jóvenes kikuyusdebían de estar ahora caminando por los sombríos senderos de nuestrosantepasados, de los que no debíamos de renegar ante ellos, para los que laTransubstanciacióneraalgomuyimportante.Aesagentedehacecincosiglosles ofrecieron en su tiempo salarios más altos y promoción, mejorescondiciones de vida, a veces amenazándoles de muerte, y a todo esoprefirieron sus convicciones sobre la Transubstanciación. No les ofrecieronunabicicleta,peroelpadreBernardo,queteníaunabicicletademotorledabamenosvalorquealaconversióndenuevekikuyus.

Los blancos modernos en África creen en la evolución y no en unrepentino acto creador. Podrían traer a los nativos, mediante una corta ypráctica lección de historia, adonde estamos nosotros ahora. Conquistamosestas naciones no hace todavía cuarenta años; si comparamos esemomentoconel nacimientodelSeñory lesdamos,paraponerse anuestra altura, tresañosporcadaciento,estiempoyadeenviadeshastaSanFranciscodeAsísydentro de unos años a Rabelais. Amarán y apreciarán mejor a ambos quenosotrosennuestrosiglo.LesgustabaAristófanescuandohaceunosañoslestraduje el diálogo entre el granjero y su hijo de Las nubes. En veinte añospodrían estar listos para los enciclopedistas y podrían llegar, en otros diez,hasta Kipling. Debemos dejar que tengan sus soñadores, filósofos y poetasparaquepreparenelterrenoalseñorFord.

¿Dóndenosencontraránentonces?¿Leshabremoscogidoentre tantoporelrabo,sujetándolosinsoltado,ennuestrabúsquedadealgunapenumbra,dealguna sombra, mientras tocan el tam tam? ¿Podrían entonces adquirirnuestros automóviles al precio de coste como pueden hacer ahora con ladoctrinadelaTransubstanciación?

Elterremoto

Un año, cerca deNavidad, tuvimos un terremoto; fue lo suficientementefuertecomoparaquesevinieranabajounciertonúmerodecabañasnativas;es probable que tuviera la fuerza de un elefante irritado. Llegó en trestemblores, cada uno de los cuales duró unos cuantos segundos y hubo una

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pausadeotrossegundosentreellos.Esosintervalosledierontiempoalagenteparaformarseunaideadeloquehabíasucedido.

DenysFinch-Hatton,queestabaenesemomentoacampadoen la reservamasai y que dormía en su camiónme contó, cuando estuvo de vuelta, quecuandoledespertóeltemblorpensó«Hayunrinocerontedebajodelcamión».Yo estaba en mi dormitorio disponiéndome a meterme en cama cuando seprodujoelterremoto.Alaprimerasacudidapensé:«Hayunleopardosobreeltejado».Cuandoseprodujoelsegundotemblorpensé:«Mevoyamorir,asíescomo se siente una cuando se va amorir». Pero en la corta calma entre elsegundoyeltercertemblor,medicuentadequeeraunterremotoyquenuncahabía creído que pudiera vedo. Durante un momento creí que el terremotohabía pasado. Pero cuando llegó el tercer y último temblor, tuve unsentimientodealegría tangrandequeno recuerdoquenuncaenmividamehubierasentidotanrepentinaycompletamentearrebatada.

Loscuerposcelestiales,ensucurso,tienenelpoderdellevaralasmenteshumanas hasta desconocidas cumbres de delicia. En general no somosconscientes de ello; pero cuando bruscamente recordamos su idea y esactualizadapara nosotros, abre unas tremendasperspectivas.Kepler escribiócontandoloquesintiócuando,despuésdemuchosañosdetrabajo,encontróalfinlasleyesdelosmovimientosdelosplanetas:«Meabandonéamiéxtasis.Los dados estaban echados. Nunca había sentido nada como aquello.Temblaba, mi sangre saltaba. Dios había esperado seis mil años por unobservadordesuobra.Susabiduríaesinfinita,tantoloqueignoramoscomolo poco que sabemos vive en ella». Era exactamente la misma clase dearrebatoqueseapoderódemíymeconmovióenelmomentodelterremoto.

El sentimiento de ese colosal placer reside principalmente en laconscienciadequealgoqueadmitíascomoinmóvilsemueveporsímismo.Esaesquizáunadelasmásfuertessensacionesdealegríaydeesperanzaenelmundo.Elgloboopaco,lamasamuerta,lapropiaTierrasealzaysedespliegadebajo de mí. Me envía un mensaje, un ligero toque, pero de inabarcablesignificación.Serioechandoabajolascabañasdelosnativosygritó:Eppursimuove.

Alamañanasiguiente,Jumametrajoeltéymedijo:

—ElreydeInglaterrahamuerto.

Lepreguntécómolosabía.

—¿NosentistealaTierra,Memsahib—dijo—,cómoseagitabaysacudíalaúltimanoche?EsosignificaqueelreydeInglaterrahamuerto.

Pero afortunadamente el rey de Inglaterra vivió durante muchos añosdespuésdelterremoto.

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George

En un buque de carga en el que viajaba a Áfricame hice amiga de unchiquillo llamadoGeorge, que viajaba con sumadre y con su joven tía.Undía, en la cubierta, se separó de lasmujeres y, seguido por susmiradas, seacercó a mí. Me anunció que al día siguiente era su cumpleaños y que sumadreibaainvitaralospasajerosinglesesaunté,¿podríayoasistir?

—Peroesqueyonosoyinglesa,George—ledije.

—¿Quéeres?—mepreguntómuysorprendido.

—Soyhotentote—dije.

Sequedófrenteamíymemirógravemente.

—Notepreocupes—dijo—,quieroquevengas.

Sefuehaciasumadreysutíaylesanunciódespreocupadamente,peroconunafirmezaquenoadmitíaningunaobjeción:

—Esunahotentote.Peroquieroquevenga.

Kejiko

Unaveztuveunamulamuygordaalaquellamábamos«Molly».Elsicedelasmulaslediootronombre,lepuso«Kejiko»,quesignifica«lacuchara»,ycuandolepreguntéporquélallamabaasí,merespondió:

—Porquepareceunacuchara.

Le di la vuelta para encontrar lo que él tenía en la cabeza, pero no separecía,porningúnlado,aunacuchara.

Algúntiempodespuéssucedióqueyoconducíaa«Kejiko»conotrastresmulasenuncarro.Cuandomesubíalasientodelconductortuveunavistadepájarode lasmulas.Medi cuentaqueel sice tenía razón.«Kejiko» tenía ellomo extremadamente estrecho y los cuartos traseros anchos; se parecíamuchoaunacucharadadalavuelta.

Si Kamay, el sice, y yo hubiéramos pintado un retrato de «Kejiko», losdibujos hubieran sido completamente diferentes. PeroDios y los ángeles lahubieranvistocomo laveíaKamau.Elquevienede loaltoprevalece sobretodo,yloquehavistolotestifica.

LasjirafasvanaHamburgo

MeencontrabaenMombasa,encasadeSheikAlíbinSalim,ellewalidelacosta,unancianocaballeroárabe,hospitalarioycaballeroso.

Mombasa parecía el paraíso pintado por un niño pequeño. El profundobrazodemarquerodealaislaformaunpuertoideal;latierraestáformadapor

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blancosacantiladoscoralinoscongrandesmangosverdesyfantásticosbaobabgrisesypelados.ElmarenMombasaesazulcomounacianoy,fueradelabradel puerto, los largos rompientes del océano Índico forman una delgada ytorcidalíneablancayemitenunsordobramidohastaenelmáscalmodelostiempos. La ciudad deMombasa, llena de callejuelas, está construida sobreuna roca de coral, en bonitos matices de amarillo, rosa y ocre, y sobre laciudad se levanta la maciza y antigua fortaleza, con murallas y aspilleras,donde trescientos años antes los portugueses y los árabes se resistíanmutuamente; tiene unos colores más fuertes que la ciudad, como si en eltranscursodelosaños,ensualtura,hubieraabsorbidomásdéuntormentosocrepúsculo.

LasresplandecientesfloresrojasdeacaciadelosjardinesdeMombasasonincreíblementeintensasdecolorysushojassonmuydelicadas.ElsolquemaytuestaMombasa;elaireessalado,labrisatraetodoslosdías,nuevosalobredelOriente,yelsueloestátansaladoqueapenascrecehierbaylatierraestádesnuda como una pista de baile. Pero los viejos mangos tienen un densofollajedecolorverdeoscuroydanunabenignasombra;bajoellossecreaunpozocirculardenegrafrescura.Másquecualquierotroárbolqueconozcolosmangos sugieren un lugar de encuentro, un centro donde se produce larelaciónhumana;sonsociablescomofuentesdepueblo.Bajo losmangossecelebran grandes ferias y el terreno que los rodea se cubre de jaulas paragallinasyenélseapilanlosmelonesdeagua.

AlíbinSalim teníaunabonitacasablancaen lacurvadelbrazodemar,con una larga escalinata de piedra que descendía hasta el mar. Junto a ellahabíacasasparalosinvitadosyenlahabitaciónmayordeledificioprincipal,detrás de veranda, una colección de hermosas cosas árabes e inglesas; viejomarfil y cobre, porcelana de Lamu, butacas de terciopelo, fotografías y ungramófono grande. Entre ellos, dentro de un estuche forrado de satén,quedaban los restos de un juego de té en exquisita porcelana inglesa de losañoscuarenta,quehabíasidoelregalodebodadelajovenreinadeInglaterraysumaridocuandoelhijodelsultándeZanzíbarsecasóconunahijadelShadePersia.Lareinayelpríncipedesearonalaparejareciéncasadalamismafelicidadqueellosdisfrutaban.

—¿Yfueronfelices?—lepreguntéaljequeAlícuandocogiólastazas,unaporuna,ylascolocósobrelamesaparaenseñármelas.

—Ay,no—dijo—,lanovianoquisodejardemontaracaballo.Trajosuscaballosconsigo,enelmismodhowenqueveníasuajuar.PeroalpueblodeZanzíbarno legustabaque lasmujerescabalgaran.Hubomuchosproblemasporesoycomolaprincesapreferíarenunciarasumaridoquealoscaballos,alfinalelmatrimoniosedisolvióylahijadelShasevolvióaPersia.

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EnelpuertodeMombasaestabaancladounherrumbrosocargueroalemánquevolvíaacasa.PaséasuladoaliryalvenirdelaislaenlabarcadeAlíbinSalimconremerosswaheli.Sobrelacubiertahabíaunacajagrandedemaderay,sobreella,asomaban lascabezasdedos jirafas.Farah,quehabíaestadoabordo, me dijo que procedían del África Oriental portuguesa e iban haciaHamburgo,paraunzoológicoambulante.

Las jirafas volvían sus delicadas cabezas de un lado a otro, como siestuvieransorprendidas,locualdebíadeserverdad.Nuncahabíanvistoanteselmar.Disponían sólo de espacio para estar de pie en la estrecha jaula. Elmundosehabíacontraído,cambiadoycerradoentornosuyo.Nopodíansabero imaginar la degradación hacia la cual navegaban. Porque eran criaturasorgullosas e inocentes, delicadas ambladoras de las grandes praderas; notenían ni elmásmínimo conocimiento de la cautividad, el frío, el hedor, elhumoylasarna,nidelterribleaburrimientodeunmundodondenuncaocurríanada.

Vendríanmuchedumbresvestidasconapestososvestidososcuros,decallesllenas de vientos y de cellisca para ver a las jirafas y comprobar lasuperioridaddelhombresobreelmundomudo.Lesseñalaríanconeldedoyse reirían de los cuellos largos y esbeltos cuando las cabezas graciosas,pacientes, de ojos humosos, aparecieran sobre la baranda del zoológico;pareceríandemasiadolargos.Losniñosseasustaríanantelavisiónylloraríano se enamorarían de las jirafas, y les ofrecerían pan en lamano. Luego lospadrespensaríanquelasjirafassonanimalesamablesycreeríanquelastratanbien.

En los largos años que les quedan, ¿soñarán algunavez las jirafas en supaísperdido?¿Dóndeestán,adóndesehanidolahierbaylasacacias,losríosylospozosylasmontañasazules?Elaltoydulceairedelaspraderassehalevantadoysehaido.¿Adóndesehanidolasotrasjirafas,lasqueibanjuntoaellasygalopabanporlatierraondulada?Lashandejado,sehanidoyparecequenuncamásvolverán.

Enlanoche,¿dóndeestálalunallena?

Las jirafas se agitany sedespiertanen la caravanadel zoológicoenunacajaestrecha,quehueleapajapodridayacerveza.

Adiós, adiós, os deseo que muráis en el viaje, las dos, de manera queningunadeesasnoblescabecitasqueahoraselevantan,sorprendidassobrelajaula, recortándose contra el cielo azul deMombasa, sea llevadadeun ladoparaotro,sola,enHamburgo,dondenadiesabenadadeÁfrica.

Encuantoanosotros,nos tienenquehacerundañomuygrandeantesdequepodamosdecentementepedira las jirafasquenosperdoneneldañoque

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leshacemos.

Enelzoológicoambulante

Hace unos cien años un viajero danés en Hamburgo, el condeSchimmelmann,seencontróconunpequeñozoológicoambulanteylegustóextraordinariamente.MientrasestuvoenHamburgotodoslosdíaslovisitaba,aunque le hubiera resultado difícil explicar cuál era el atractivo real de lascaravanassuciasydesvencijadas.Laverdaderaqueelzoológicorespondíaaalgoqueestabadentrodesumente.Afueraera inviernoyhacíamuchofrío.Enelcobertizoelguardiánhabíaencendidolaviejaestufahastaquehubounrosadoesplendorenlasombraamarronadadelcorredor,juntoalasjaulasdelosanimales,pero lascorrientescontinuabanyelairemecortantepenetrabahastaloshuesos.

El condeSchimmelmann estaba absorto en la contemplación de la hienacuandoelpropietariodelzoológicoambulantellegóylehabló.Elpropietarioera un pálido hombrecillo de nariz aplastada, que en el pasado había sidoestudiantedeTeologíahastaquetuvoquedejarlaFacultadporunescándaloyhabíaidocayendo,pasoapaso,cadavezmásbajo.

—Suexcelenciahacemuybienenmiraralashienas—dijo—.Hasidounagrancosa traerunahienahastaHamburgo,dondenuncahabíahabidoantes.Todas las hienas son hermafroditas y en África, de donde proceden, en lasnochesdelunallenasereúnen,sejuntanenuncírculoycopulan;cadaanimaltomaeldoblepapeldemachoydehembra.¿Losabíausted?

—No —dijo el conde Schimmelmann con un ligero movimiento dedisgusto.

—¿Nocreesuexcelencia——dijoelempresario—que,alavistadeestehecho,debesermásduroparalahienaqueparaotrosanimalesestarencerradaenuna jaula?¿Sentiráundobledeseooestará,porque se reúnenenella lascomplementariascualidadesdelacreación,satisfechayenarmonía?Enotraspalabras,yaquesomostodosprisionerosenlavida,¿somosmásfelicesomásdesgraciadoscuantomástalentoposeemos?

—Es curioso—dijo el conde Schimmelmann, que estaba absorto en suspropiospensamientosynoprestabaatenciónalempresario—comprobarquetantos cientos, hasta miles de hienas han vivido y han muerto para quepodamos, finalmente, traer aquí a este espécimen, para que el pueblo deHamburgo pueda saber lo que es una hiena y que los naturalistas puedanestudiada.

Avanzaronparamirarlasjirafasdelajaulavecina.

—Los animales salvajes —continuó el conde— que corren por tierras

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salvajesnoexistenrealmente.Ésteexiste,lehemosdadounnombre,sabemoscómo es. Los otros pueden no haber existido; sin embargo, son la inmensamayoría.Lanaturalezaesextravagante.

Elempresarioseechóhaciaatráselgorroforradodepiel,debajodelcualnohabíayaniuncabello.

—Sevenmutuamente—dijo.

—Hastaesosepuedediscutir—dijoelcondeSchimmelmanndespuésdeunacortapausa—.Estasjirafas,porejemplo,tienenmanchascuadradasenlapiel. Las jirafas, mirándose entre sí, no saben lo que es un cuadrado y, enconsecuencia,noloven.¿Sepuededecirdeellasquesevenunasaotras?

Elempresariomiróunmomentoalajirafa,yluegodijo:

—Dioslasve.

ElcondeSchimmelmannsonrió.

—¿Alasjirafas?—preguntó.

—Oh,sí,excelencia—dijoelempresario—.Diosvealasjirafas.MientrascorrenyseentretienenenÁfrica,Dioslasveylegustaloquehacen.Lashahechoparacomplacerse.EstáenlaBiblia,excelencia—dijoelempresario—.Diosamaa las jirafasquehacreado.Dioshainventadoelcuadradoal igualqueelcírculo;seguramentesuexcelencianopodránegaresto.Élhavistoloscuadradosdesupielytodolodemásquelesconcierne.Losanimalessalvajes,excelenciasonquizáunapruebadelaexistenciadeDios.PerocuandovienenaHamburgo—concluyóponiéndoseelgorro—elargumentoseconvierteenmásproblemático.

ElcondeSchimmelmann,quehabíaordenadosuvida según las ideasdeotras personas, caminó en silencio para mirar a las serpientes, que estabanjuntoa laestufa.El empresario,paradivertirle, abrió la jauladondeestabanencerradaseintentódespertaralaserpientequehabíadentro;porfinelreptil,lenta y soñolientamente, se enroscó en su brazo. El conde Schimmelmannmiróalgrupo.

—Desdeluego,mibuenKannegieter—dijoconunarisitadesabrida—,siestuvieraustedamiservicio,osiyofuerareyyustedministromío,locesaríaenelacto.

Elempresariolemirónervioso.

—¿Porqué, señor?—dijoydeslizó la serpiente en la jaula—.¿Porqué,señor?Siesquepuedopreguntarlo—añadióalcabodeunmomento.

—Ah,Kannegieter,noesustedunhombretansencillocomopretende—dijoelconde—.¿Porqué?Porque,amigomío,laaversiónhacialasserpientes

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esunprofundoinstintohumano,lagentequelotienesehaconservadoviva.Laserpienteeslamáspeligrosaentrelosenemigosdelhombre,¿peroquién,salvo nuestro propio instinto de lo bueno y lo malo puede decírnoslo? Lasgarrasdelosleones,eltamañoyloscolmillosdeloselefantes,loscuernosdelosbúfalos saltan a lavista.Pero las serpientes sonhermosos animales.Lasserpientessonredondasylisas,comolascosasquenosgustanenlavida,deexquisitoscoloressuaves,graciosasensusmovimientos.Sóloparaelhombrebuenoesabellezay esagracia resultan repugnantes, huelen aperdicióny lerecuerdan la caída del hombre. Algo en su interior le hace apartarse de laserpiente como del diablo, y a eso se le llama la voz de la conciencia. Elhombre que acaricia a una serpiente lo puede hacer todo —el condeSchimmelmannseriounpocodesuspropiospensamientos,seabotonósuricogabánysevolvióparasalirdelcobertizo.

Elempresariosequedóunmomentosumidoenprofundospensamientos.

—Suexcelencia—dijofinalmente—,necesitáisamaralasserpientes.Nohayvueltasquedarle.Segúnmiexperienciaenlavidaoslopuedodeciry,porsupuesto,eselmejorconsejoquepuedodaros:Amadalasserpientes.Tenedloencuenta,excelencia;tenedloencuenta,quecasicadavezquelepedimosalSeñorunpescadonosdaunaserpiente.

Compañerosdeviaje

EnlamesadelbarcoaÁfricamesentabaentreunbelgaqueibaalCongoy un inglés que había estado once veces enMéxico para cazar una especieparticulardecabramontésyqueahoraibaacazaralbongo.Conversandoconambos mezclaba los idiomas y cuando quise preguntarle al belga si habíaviajadomuchoensuvida,ledije:

—Avez-vousbeaucouptravaillédansvotrevie?

No se sintió ofendido; sacándose un palillo de la boca, respondiógravemente:

—Enormément,Madame.

Desdeesemomentomepropusocontarmelostrabajosdesuvida.Fueraloque fuera de lo que estaba hablando siempre volvía a una determinadaexpresión:Notremission.NotregrandemissiondansleCongo.

Unanoche,cuandoíbamosajugaralascartas,elviajeroinglésnoshablódeMéxico y de cómo una anciana dama española, que vivía en una granjaaislada entre las montañas, cuando supo de la llegada de un extranjero lomandóbuscaryleordenóqueledieralasnoticiasdelmundo.

—Bueno,ahoraloshombresvuelan—ledijo.

—Sí,yamelohandicho—comentóella—,yhediscutidomuchasveces

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con mi confesor sobre ello. Usted puede informarme, señor. ¿Vuelan loshombres con las piernas encogidas bajo el cuerpo, como los gorriones, oestiradashaciaatrás,comolascigüeñas?

También,durantenuestracharla,hablóde la ignoranciade losnativosdeMéxico y de las escuelas de allí.El belga, que repartía en esemomento, sedetuvoconlaúltimacartaenlamano,lanzóunamiradapenetrantealinglés,ydijo:

—Ilfautenseignerauxnégresaetrehonnetesetatravailler.Riendeplus—dejandocaerlacartaconungolpesobrelamesarepitiócongrandecisión—.Riendeplus.Rien.Rien.Rien.

Elnaturalistaylosmonos

Unprofesor suecodeHistoriaNaturalvinoa lagranjaparapedirmequeintercedieraporélanteelDepartamentodeCaza.HabíavenidoaÁfrica,medijo,paraaveriguarenquéfasedelestadoembrionariolospiesdelosmonos,que tienen un pulgar, comenzaron a diferenciarse de los pies humanos.ConestefinintentabairacazarmonoscolobosenelmonteElgon.

—Novaa encontrarnuncamonoscolabas—ledije—,vivenen lapartemáselevadadeloscedros,ysontímidosydifícilesdecazar.Tendríaunagransuertesiconsiguieraelembriónquebusca.

El profesor estaba lleno de esperanzas, conseguiría aquel pie aunquetuvieraqueestarallíduranteaños.SehabíadirigidoalDepartamentodeCazasolicitando el permiso para cazar los monos que quería. Estaba seguro deconseguirlo, dado el alto interés científico de su expedición, pero hastaentoncesnohabíalogradounarespuesta.

—¿Cuántosmonosquiereustedquelepermitancazar?—lepregunté.

Me dijo que, para empezar, había pedido un permiso para cazar milquinientos.

ComoyoconocíaalagentedelDepartamentodeCazaleayudéamandarunasegundacartapidiendounarespuestaavueltadecorreo,yenlaquedecíaque el profesor estaba ansioso por iniciar su investigación. Por una vez larespuestadelDepartamentodeCazavinoavueltadecorreo.Leescribíanparacomunicarle que el Departamento se sentíamuy complacido de informar alprofesor Landgreen que, a la vista del objetivo científico de su expedición,habían decidido hacer una excepción con sus reglas y elevar el número demonosautorizadosdecuatroaseis.

Tuve que leerle la carta dos veces al profesor. Cuando entendió sucontenidosequedótandeprimido,tanabatidoquenoeracapazdearticularniunapalabra.Nocontestóamisexpresionesdecondolencia,sinoquesalióde

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casa,semecióensuautomóvilysemarchóentristecido.

Cuando lascosasno le iban tanmal,elprofesoreraunhombreamenoyconsentidodelhumor.Durantenuestrasconversacionessobrelosmonosmeilustrósobrevarioshechosydesarrollóparamíalgunasdesusideas.Undíamedijo:

—Levoyacontarunaexperienciamíamuyinteresante.

En loaltodelmonteElgonme fueposible,porunmomento,creeren laexistenciadeDios,¿quéleparece?

Le dije que era interesante, pero pensé para mis adentros: «Hay otrainteresantecuestión:¿LeseríaposibleaDios,enelmonteElgon,creerporunmomentoenlaexistenciadelprofesorLandgreen?».

Karomenya

HabíaenlagranjaunchiquillodenueveañosllamadoKaromenyaqueerasordomudo.Podíaemitirunsonido,unaespeciedecortoyásperorugido,perolo hacíamuy raras veces y no le gustaba ni a élmismo, así que se paraba,jadeandounosmomentos.Losotrosniños le teníanmiedoy sequejabandeque les pegaba. Cuando conocí a Karomenya sus compañeros de juegos lehabían golpeado con la rama de un árbol, así que sumejilla derecha estabahinchadaeinfectadaporlasastillasquehuboquesacarconunaaguja.Estonosignificaba para Karomenya el martirio que una podía pensar; si le dolíatambiénlepermitíaestablecercontactoconlagente.Karomenyateníalapielmuyoscura,conbonitosyhúmedosojosnegrosyespesascejas;suexpresióneragraveyapenas se leveía sonreír;parecíaun ternerillonegronativo.Erauna criatura activa y segura de sí misma, y como estaba incomunicado delmundoporlapalabra,laluchasehabíaconvertidoenlamanifestacióndesuser. Eramuy bueno tirando piedras y podía dar con ellas donde quería congranexactitud.DuranteuntiempoKaromenyatuvounarcoyflechas,peronoselasarreglababienconeso,porqueescucharelsonidodelacuerdadelarcoesparteimprescindibledelahabilidaddelarquero.Karomenyaeradecuerpovigorosoymuyfuerteparasuedad.Probablementenohubieraintercambiadoesasventajasconotroschicospor la facultaddehablaryoírpor lasquenosentía,meparece,particularadmiración.

A pesar de su espíritu combativo Karomenya era una persona bastanteamistosa. Si se daba cuenta que te dirigías a él, su rostro se iluminaba noprecisamente con una sonrisa, sino con una expresión de ansiosa y resueltadisposición. Karomenya era un ladrón y cogía azúcar y cigarrillos cuandoteníaunaoportunidad,peroenseguidadabalosobjetosrobadosaotrosniños.Una vez lo encontré cuando estaba dando azúcar a un grupo de chiquillos;comoestabaenmediodeellos,nomevioycasifuelaúnicavezenquelevi

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casireír.

DuranteuntiempointentédarleaKaromenyauntrabajoenlacocinaoenlacasa,perofracasó,alcabodeunratoseaburríaconsu trabajo.Loque legustabaeratrasladarcosaspesadasyarrastrarlasdeunlugaraotro.Habíaunafila de piedras encaladas en el sendero demi casa y, con su ayuda, un díatrasladéunaylallevamosrodandohastalacasa,paraqueelsenderoestuvierasimétrico.Aldíasiguiente,mientrasyoestabafuera,Karomenyacogiótodaslas piedras y las llevó hasta la casa haciendo un gran montón; parecíaimposiblequeunapersonadesutamañofueracapazdehacerla.EracomosiKaromenyaconocierasulugarenelmundoyaélseaferrara.Erasordomudo,perotambiénmuyfuerte.Karomenyaqueríasobretodaslascosasenelmundoun cuchillo, pero yo no me atrevía a dárselo porque me parecía que podíafácilmente,ensusesfuerzosporentrarencontactoconotragente,mataraunoo más chiquillos de la granja. Su deseo era tan vehemente que quizá hayaconseguidounodespuésyDiossabequéusohabráhechodeél.

LoquemásimpresiónlehizoaKaromenyafuecuandolediunsilbato.Yolohabíausadoduranteunciertotiempoantesparallamaralosperros.Cuandoselomostrénohizomuchocaso;luegocuando,siguiendomisinstrucciones,selopusoenlaboca,soplóylosperrosaparecieronportodaspartesyseleacercaron corriendo, tuvo una gran impresión, su rostro se oscureció desorpresa.Lointentóunavezmás,sediocuentadequeelefectoeraelmismoyme miró. Una mirada severa y resplandeciente. Cuando se acostumbró alsilbato quiso saber cómo funcionaba. No miraba el silbato, pero cuandosilbabaparallamaralosperrosyéstosacudían,losobservabadecerca,conelceñofruncido,comobuscandodóndeleshabíaherido.DespuésKaromenyaletomóun gran cariño a los perros y amenudo, por así decirlo,me los pedíaprestados, para llevados a dar un paseo. Yo solía, cuando se iba con ellossujetosporunacorrea,señalarleunpuntoenelcielooccidentaldondedebíaestarelsolcuandoélestuvieradevuelta,élseñalabahaciaelmismopuntoysiemprellegabacontodapuntualidad.

Undía,cuandoyoestabacabalgando,viaKaromenyayalosperrosmuylejosdelacasa,enlareservamasai.Nomeveía,sinoquepensabaqueestabaasolasysinquenadieleobservara.Allídejócorreralosperrosyluegolesllamóconelsilbato,repitiéndolotresocuatrovecesmientrasyomirabadesdeelcaballo.Enlapradera,dondepensabaquenadieloveía,seentregabaaunanuevaideayformadevida.

Llevabaelsilbatoenunacuerdaatadaalcuello,peroundíaapareciósinél. Le pregunté por gestos qué había pasado, yme respondió por elmismosistema que se había ido (desaparecido). Nunca más me pidió otro nuevo.Quizá pensó que no debía haber un segundo silbato o que lo mejor eraapartarsedealgoquenoerarealmenteasuntosuyoenlavida.Noestoysegura

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de que no haya sido él mismo quien se deshizo del silbato, incapaz dereconciliadoconsusotrasideasdelaexistencia.

En cinco o seis años Karomenya sufriríamucho o subiría de repente alcielo.

PooranSingh

La pequeña forja de Pooran Singh, cerca del molino, era el infierno enminiaturadelagranja,contodoslosatributosortodoxosdeeselugar.Estabaconstruida con chapa ondulada y cuando el sol le pegaba en el tejado y lasllamasdelhornose levantabandentro,elpropioaireentornoa lacabañaseponía al rojo vivo. Durante todo el día el lugar resonaba con el ruidoensordecedordelaforja—hierrosobrehierro,sobrehierrounavezmás—ylacabaña estaba llena de ejes y ruedas rotas, que le daban el aspecto de unhorripilantecuadroantiguodeunlugardeejecución.

Alavez,laforjaposeíaungranpoderdeatracciónycuandobajabaaveraPooran Singh trabajando siempre encontraba gente por allí. Pooran Singhtrabajaba con un ritmo sobrehumano, como si su vida dependiera de acabardeterminado trabajo en cinco minutos: saltaba sobre la forja, aullando susórdenesasusdosjóvenesasistenteskikuyusconunaagudavozdepájaro,ysecomportabacomounhombrequeibaaserquemadoenlahogueraocomounenfurecido diablo principal. Pero Pooran Singh no era un diablo, sino unapersonadelcaráctermáshumilde;fueradelashorasdetrabajosusademaneseranunpocoafectados,casifemeninos.Eranuestrofundeeenlagranja,quesignifica nuestro artesano para todo: carpintero, talabartero y ebanista, ytambién herrero; construyó más de un carro para la granja él solo. Pero legustabamástrabajarenlaforjayeraunavisiónhermosaygloriosaobservarlomientrasponíaunallantaaunarueda.

La apariencia de Pooran Singh tenía algo de engañosa. Cuando estabaadecuadamentevestido,congabánysublancoturbantedelargospliegues,ysu gran barba negra, parecía un hombre corpulento, voluminoso. Pero en laforja,desnudohastalacintura,eraincreíblementeágilydelgado,coneltorsoindioenformadeclepsidra.

MegustabalaforjadePooranSingh,yéstaerapopularentreloskikuyuspordosrazones.

Primero,debidoalpropiohierro,queeslamásfascinantedelasmateriasprimas, que echa a volar la imaginación de la gente.El arado, la espada, elcañónylarueda—lacivilizaciónhumana—,enpocaspalabras,laconquistadelanaturalezaporelhombre,losuficientementesencillaparaserentendidaoadivinadaporlospueblosprimitivos,yPooranSinghbatíaelhierro.

En segundo lugar, los nativos eran atraídos a la forja por su canción.El

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vivo,monótono, agudo y sorprendente ritmo de la herrería tiene una fuerzamítica.Estanvirilqueasombrayenterneceloscorazonesdelasmujeres,esdirectoynadaafectadoydicelaverdad,nadamásquelaverdad.Avecesesmuyfranco.Alaveztieneunexcesodefuerzayesalegre,temimaytecuida,teproporcionaplacer,comoenun juego.Losnativos,queamanel ritmo,sereunían en la cabaña de Pooran Singh y se sentían cómodos. Según unaantigualeynórdicaelhombrenoesresponsabledeloquediceenunaforja.También en África se soltaban las lenguas en la herrería y la charla fluíalibremente;lacancióndelmartilloinspirabaaudacesfantasías.

PooranSinghestuvoconmigodurantemuchosañosyeraunempleadodela granja muy bien pagado. No había proporción entre su salario y susnecesidades, porque era todo un asceta. Ni comía, ni bebía, ni fumaba, nijugaba. Sus viejas ropas las vestía hasta que se deshilachaban. Enviaba eldineroalaIndiaparalaeducacióndesushijos.

Unodesushijos,elpequeñoysilenciosoDelipSingh,vinounavezdesdeBombay para visitar a su padre. Había perdido cualquier contacto con elhierro:elúnicometalconquelevifueunaplumaestilográficaensubolsillo.Lascualidadesmíticasnohabíanllegadoalasegundageneración.

PeroPooranSingh,rugiendosobrelaforja,conservósuhalodurantetodoel tiempoque estuvo en la granjay esperoquedurante toda suvida.Era elservidor de los dioses, encendido, al rojo vivo, un espíritu elemental. En laherreríadePooranSinghelmartillocantabaloquetúqueríasescuchar,comosi le diera voz a tu propio corazón. Paramí elmartillo cantaba unos viejosversosgriegosquemetradujounamigo:

Erasgolpeacomounherreroconsumartillo,

asíquechispasvuelandemidesafío.

Enfríamicorazónconlágrimasylamentos,

comoelhierroalrojoenelagua.

Unextrañoacontecimiento

Undía en que estaba en la reservamasai haciendoun transporte para elGobiernovi una cosa extraña, comonunca jamáshabía visto anteriormente.Sucedióamediodía,mientrasíbamosporlapradera.

El aire enÁfrica tienemás significadoenel paisajequeenEuropa, estállenodevislumbresyespejismosy,enciertomodo,eselescenariorealdelasactividades.Enelcalordelmediodíaelaireoscilayvibracomolacuerdadeun violín, levanta capas de herbazal con acacias y colinas encima y crea lailusióndevastasextensionesdeaguaplateadaenlahierbaseca.

Caminábamosentreaquelairevivoyabrasadory,contramicostumbre,yo

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ibamuyadelantadaaloscarros,conFarah,miperro«Dusk»yeltotoquelocuidaba. Íbamos en silencio porque hacía demasiado calor. De pronto, lapradera en el horizonte comenzó a moverse y a galopar, una gran manadaveníahacianosotrosporladerecha,diagonalmenteatravésdelescenario.

LedijeaFarah:

—Miracuántosñúes.

Peroapocodejédeestarseguradequelofueran;tomémisprismáticosymepuseamirarlos,peroeramuydifícilamediodía:—¿Creesquesonñúes,Farah?—lepregunté.

Me di cuenta que «Dusk» había fijado toda su atención en aquellosanimales,teníalasorejaslevantadas,susojosseguíandesdelejossuavance.Amenudo le dejaba echar una carrera detrás de las gacelas y antílopes de laspraderas, pero aquel día hacía demasiado calor y le dije al toto que no lesoltaralacorrea.Enaquelmomento,«Dusk»diouncortoyfuriosoempellónysaltóhaciaadelante,porloqueeltotosecayóalsueloytuvequesujetaryomismalacorreacontodasmisfuerzas.Miréalamanada.

—¿Quéson?—lepreguntéaFarah.

Enlaspraderasesmuydifícilcalibrarlasdistancias.Elairevibranteylamonotoníadelescenarioson loscausantes,pero tambiénlanaturalezade lasdiseminadasacacias,quetienenexactamentelamismaformaquelosgrandesyviejosárbolesdelbosque,peroqueenrealidadsondedocepiesdealtura,demaneraquelasjirafasasomanporencimadeellassuscabezasysuscuellos.Continuamente te equivocas en cuanto al tamaño de la caza que ves en ladistancia y a mediodía puedes confundir un chacal con un antílope y unavestruzconunbúfalo.UnminutodespuésFarahdijo:

—Memsahib,sonperrossalvajes.

Losperrossalvajessuelenpresentarsetresocuatroalmismotiempo,peroavecesocurrequepuedesencontrarteunadocenadeellosjunta.Losnativosles tienen mucho miedo y te dirán que son muy feroces. Una vez estabacabalgando por la reserva, cerca de la granja, cuandome encontré a cuatroperros salvajes queme siguieron a una distancia de quince yardas. Los dospequeñosterriersquellevabaconmigosevinieronamilado,realmentebajolapanzadelponihastaquecruzamoselríoyestuvimosenlagranja.Losperrossalvajesnosontangrandescomolashienas.Sonmásomenosdeltamañodeunperroalsacianogrande.Sonnegros,conunmechónblancoenlapuntadelrabo y las orejas puntiagudas. Su piel no es buena, tienen un pelo áspero eirregular,quehuelemuymal.

Allídebíadehaberunosquinientosperrossalvajes.Veníanagalopelento

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de una manera extraña, sin mirar ni a derecha ni a izquierda, como siestuvieran asustados por algo, o como si viajaran rápidamente siguiendo unrastro.Giraronunpococuando llegaroncercadenosotros;almismo tiemponoparecíanvemosyseguíanalmismopaso.Cuandoestuvieronmáscercadenosotrosfueacincuentayardas.Corríanenunalargafila,dedos,tresocuatroenfondo,laprocesióntardóenpasarunrato.Enmediodeella,Farahdijo:

—Esosperrosestánmuycansados,llevanmuchotiempoviajando.Cuandohubieron pasado y desaparecido, de nuevomiré en busca del safari. Seguíaallí, a cierta distancia detrás de nosotros, y cansados por la conmoción nossentamos en la hierba hasta que llegó. «Dusk» estaba terriblemente agitado,tiraba de su correa para correr detrás de los perros salvajes. Lo cogí por elcuello,sinolehubieraatadoatiempoposiblementeestaríacomido.

Los carreteros se adelantaron al safari y vinieron a todo correr hacianosotros,parapreguntarnosquéhabíapasado.Nopudeexplicarlesaellos,niamímisma,quéhabíaprovocadoquelosperrossalvajesvinierandetanlejos,en tan gran número y de aquellamanera. Los nativos lo tomaron como unpresagio muy malo, un presagio de guerra, porque los perros salvajes soncomedoresdecarroña.Nosededicaronadiscutirentreelloslosucedidocomosolíanhacerconotrosacontecimientosdelsafari.

Hecontadoestehechoamuchagenteyalgunosnomehancreído.Peroesverdadymiscriadospuedentestificarlo.

Elloro

Unviejoarmadordanésrecordabalosdíasdesujuventudycómounavez,cuando tenía dieciséis años, se pasó una noche en un burdel de Singapur.Habíaidoconlosmarinerosdelbarcodesupadreysesentóacharlarconunaanciana china.Cuando ella oyó decir que era nativo de un paísmuy lejanotrajounviejoloro,queerasuyo.Contóquehacíamucho,muchotiempo,selohabía regaladounnoble inglésquehabía sido su amante en su juventud.Elmuchachopensóqueelloropodíatenerhastacienaños.Podíadecirfrasesentodos los idiomas delmundo, aprendidas en la atmósfera cosmopolita de lacasa.Peroelamantede lamujerchina lehabíaenseñadouna fraseantesderegalárselo,queellanoentendía,niningúnvisitantelehabíapodidodecirquésignificaba. Así que llevaba muchos años preguntándolo. Pero como elmuchacho era de tan lejos quizá fuera en su idioma y pudiera traducirle lafrase.

Elmuchachoquedóprofunda,extrañamenteconmovidoporlasugerencia.Cuandomiróalloroypensóquepodíaoírdanésdeaquelterriblepicoestuvoa punto de marcharse corriendo de la casa. Sólo se quedó por ayudar a laancianachina.Perocuandoellahizoqueellorodijerasufrase,resultóserengriego clásico. El pájaro dijo sus palabras muy lentamente y el muchacho

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sabíaelgriegosuficientecomoparareconocerlas;eranunosversosdeSafo:

LalunaylasPléyadessehanpuesto,

ymedianocheespasada,

ylashorashuyen,huyen,

yyoestoyechada,sola.

Laanciana,cuandoélletradujolosversos,chascóloslabiosehizogirarsusojosrasgados.Lepidióqueselosdijeraotravezymoviólacabeza.

****

5

ADIÓSALAGRANJA

«Diosesyhombres,todossomosasíengañados»

I

Tiemposdifíciles

Mi granja estaba un poco alta para el cultivo del café. A veces, en losmesesfríospodíamostenerheladasenlastierrasmásbajas,yporlamañana,losbrotesdelaplantadecaféysusfrutosaparecíanparduscosymarchitos.Elvientosoplabadesdelaspraderasyaunenlosañosbuenosnuncateníamoslamismacantidadde cafépor acreque lagentequevivía en losdistritosmásbajosdeThikayKiambu,acuatromilpies.

AndábamosescasosdelluviatambiénenlacomarcadeNgongyportresvecestuvimosunañodeverdaderasequía,quenosdejómuydesanimados.Enun año en que teníamos cincuenta pulgadas de lluvia recogíamos ochentatoneladasdecaféyenunañodecincuentaycincopulgadas,cercadenoventa;pero hubo dos años malos en los que sólo tuvimos veinticinco y veintepulgadas de agua, respectivamente, y tan sólo recogimos dieciséis y quincetoneladasdecafé,undesastreparalagranja.

Almismotiempolospreciosdelcafésevinieronabajo:deconseguircienlibras por una tonelada pasamos a sesenta o setenta. Llegaron los malostiemposalagranja.Nopodíamospegarnuestrasdeudasynoteníamosdineroparaelmantenimientode laplantación.Misparientesenmipaís,que teníanunaparticipaciónenlagranja,meescribieronymedijeronquedebíavender.

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Hicemuchosplanespara salvada.Unaño intentéplantar lino ennuestratierraenbarbecho.Elcultivodelinoesuntrabajomuybonito,perorequieremucha habilidad y experiencia. Tenía un refugiado belga que me dabaconsejossobreelloycuandomepreguntócuánta tierrapensabaplantar,y lerespondíquetrescientosacres,exclamóinmediatamente:

—Çamadame,c’estimposible.

Podíacultivarcincoacreseinclusodiezconéxito,peronomás.Perodiezacresnonosllevabananadayplantécientocincuenta.Uncampocubiertodefloresdelinodecolorazulcelesteesunavisiónmaravillosa:escomountrozodecieloenlatierraynoexistenadacuyoprocesoseatangratificantecomoeldelafibradelino,fuerteybrillante,yligeramentegrasientaal tacto.Lavassiguiendo con el pensamiento mientras la envías fuera y la imaginasconvertidaensábanasycamisones.Peroloskikuyusnopodían,delanochealamañanaysinunaconstantesupervisión,aprenderaestirar,enriaryespadarellino;yporesomicultivonotuvoéxito.

La mayor parte de los granjeros del país se dedicaron, en esos años, aintentar cosas por el estilo y a unos cuantos de ellos al final les llegó lainspiración. Le salieron bien a Ingrid Lindstrom de Njoro; cuando yoabandonéelpaís,ella,despuésdeestaresclavizadadurantedoceañosporsushortalizas,cerdos,pavos,plantasparaelaceitedericino,saja, fracasandoentodo y desesperada, salvó la granja para su familia y para ella mismaplantandopiretro,queexportabaaFranciayseusabaenperfumería.PeroyonotuvesuerteconmisexperimentosycuandoveníaeltiemposecoyelvientosoplabadesdelasllanurasdeAthilasplantasdecafélanguidecíanylashojasse volvían amarillas; en algunas partes de la granja tuvimos malasenfermedadesdelcafé,comotripsyantestia.

Para cuidar el café intentamos abonar los campos. Educada en las ideaseuropeas sobre cultivos, siempre había estado contra las plantaciones sinabono. Cuando los aparceros de la granja se enteraron del proyecto seadelantaron a ayudarme yme trajeron de las bomas de su ganado y de suscabras, el abono de decenios. Era un delicadomaterial, de aspecto turboso,fácil de manejar. Abrimos un surco entre las filas de plantas de café, conaradospequeñostiradosporunsolobueyqueacababadecomprarenNairobi,ycomonopodíamosmeteruncarroenloscampos, lasmujeresde lagranjallevabanelabonoensacosasuespaldayloechabanenelsurco,unsacoporcadaplanta,demaneraquepodíamoshacerqueretrocedieranlosaradosylosbueyes para cubrirlo. Era un trabajo muy bonito de mirar y yo esperabagrandescosasdeél,perotalycomoocurrieronlascosasnadieviolosefectosdel abonado. Nuestro verdadero problema era que andábamos escasos decapital,porquesehabíagastadoenelpasado,antesdequeyomehicieracargode la granja. No podíamos llevar a cabo ninguna mejora radical, sino ir

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viviendoaldía,yeso,en losúltimosaños, seconvirtióennuestromododevidanormalenlagranja.

Si yo hubiera tenido capital hubiera dejado el café, talado las plantas yplantadounbosque.EnÁfricalosárbolescrecenconrapidez,endiezañostepaseascómodamentebajolosaltosárbolesdelagomaazulesyacaciasquetúmismahastraído,bajolalluvia,encajasdesdeelvivero,condoceárbolesencadaunadeellas.Hubierapodidotener,creo,unbuenmercadoparalamaderaylaleñaenNairobi.Esunanobleocupaciónplantarárboles,piensasenellomuchosañosdespués conalegría.Antes, en lagranja,habíahabidograndesextensionesdebosquenativo,perolashabíanvendidoalosindiosparaquelostalaranantesdequemehicieracargodeella;eramuytriste.Yomisma,enlosaños difíciles, tuve que talar el bosque que había junto a la factoría para lamáquina de vapor y nadame duele más enmi vida que haber cortado esebosque,cuyosaltostroncosysombrasverdesyvivientesmeobsesionaron.Devez en cuando, cuando podía permitírmelo, plantaba en pequeños trozos deterrenoeucaliptos,peronoeragrancosa.Haciéndolodeesamanerahubieratenidoquepasarcincuentaañosantesde tenercienacresplantadosyque lagranjasehubieraconvertidoenunbosquerumoroso,científicamentellevado,conunaserraderojuntoalrío.Losaparcerosdelagranja,cuyasideasacercadeltiempoeranmuydiferentesquelasdelosblancos,esperabaneltiempoenquehabríaabundanciadeleñadelbosquequeestabayoempezandoaplantar,comoenelpasado.

También teníamisplanesdecrearunaganaderíaydeponeruna lecheríaenlagranja.Estábamosenunazonaafectada,loquesignificaqueenesapartedel país teníamos las fiebres de la costa oriental y que si criábamos ganadocruzadohabríaquedesinfectarlo.Seríadifícilcompetirconlosganaderosdelaszonassanasdelinterior,peroyoteníaNairobitancercaquepodíaenviarlaleche en automóvil por la mañana. Una vez tuvimos un rebaño de vacascruzadasyconstruimosunbonitolavaderoparaladesinfeccióndelganadoenlapradera.Perotuvimosquevenderlasyellavadero,invadidoporlashierbas,tomó el aspecto de las ruinas de un castillo hundido e invertido en el aire.Después,cuandoporlatarde,alahoradelordeño,paseabahastalasbomadeMaugeoKaninu,ysentíaeldulcearomadelasvacas,añorabalosestablosyuna lecheríapropia.Cuando ibapor lapraderame la imaginabamoteadadevacas de piel leonada, como si fueran flores. Pero estos planes se fueronhaciendo cada vez más distantes a medida que pasaban los años y al finalapenaspensabaenellos.Loúnicoquemepreocupabaeraqueelcaférindierayquelagranjasiguieramarchando.

Es una pesada carga dirigir una granja.Mis nativos, e inclusomi genteblanca, echaban sobremí todo el temor y las preocupaciones, y a vecesmeparecía que los bueyes de la granja y las plantas de café hacían lomismo.

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Parecíahaberunacuerdoentrelascriaturasparlantesylasmudasporelqueyoeralaculpabledequelaslluviastardaranyquelasnochesfuerantanfrías.Y por la noche parecía que no era adecuado que me sentara a leertranquilamente;meechabademicasaeltemoraperderla.Farahconocíatodosmispesaresynolegustabanmispaseosnocturnos.Hablabadelosleopardosquesehabíanvistocercadelacasacuandoseestabaponiendoelsol;ysolíapermanecerdepieenlaveranda,unafiguravestidadeblanco,sólovisibleenlaoscuridad,hastaqueyoestabadevuelta.Peroyomesentíademasiadotristepara acordarme de los leopardos, sabía que era peligroso andar por loscaminosdelagranjadenocheyseguíhaciéndolo,igualqueunfantasma,sinsaberporquénihaciadónde.

DosañosantesdeirmedeÁfricafuiaEuropa.Volvíenlaestacióndelarecolección del café, así que no pude tener noticias de la cosecha antes dellegar a Mombasa. Durante todo el tiempo pasado en el barco sopesaba elproblemaenmimente:cuandomesentíabienylavidameparecíapropicia,suponíaqueíbamosarecogersetentaycincotoneladas,perocuandomesentíamalonerviosapensaba:porlomenosconseguiremossesenta.

FarahvinoabuscarmeaMombasayyonomeatrevíapreguntarleporlacosecha de café directamente; al principio nos limitamos a hablar de otrasnoticias de la granja. Pero por la noche, cuandome iba a la cama, no puderetrasadomásylepreguntécuántastoneladasdecafésehabíanrecolectadoentotalenlagranja.Porlogeneral,a lossomalíeslesgustaanunciardesastres.PeroenestecasoFarahnosesentíanadaalegre,sequedómuyserio,depieenlapuerta,entrecerrólosojos,echólacabezahaciaatrás,tragándosesudolor,ydijo:

—Cuarentatoneladas,Memsahib.

Entoncessupequenopodíamosseguiradelante.TodoelcolorylavidadelmundoquemerodeabasedesvanecieronlasombríaysofocantehabitacióndehotelenMombasa,consusuelodecemento,conlaviejacamadecabeceradehierro y el desgastado mosquitero, adquirieron una tremenda significacióncomosímbolos,lavidahumanaaldesnudoysinningunabelleza.NofuicapazdedecidenadamásaFarahyélnopudohablarmástampoco,sinoquesefue,elúltimoseramigoenelmundo.

Pero el espíritu humano tiene grandes poderes de recuperación y en lamitaddelanochepensé,comoelviejoKnudsen,quecuarentatoneladaseranalgo,peroqueelpesimismoeraunviciofatal.Yencualquiercasoestabadevuelta a casa, subiría el camino una vez más. Mi gente estaba allí y misamigosvendríanavisitarme.Dentrodediezhoraseneltrenibaaver,haciaalsuroeste,lasiluetaazulrecortándosecontraelcielodelascolinasdeNgong.

En aquelmismo año las langostas cayeron sobre la tierra. Se decía que

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veníandeAbisinia;despuésdedosañosdesequíaviajabanhaciaelsurysecomían toda la vegetación que encontraban a su paso. Antes de que lasviéramos nos empezaron a llegar extraños relatos del país que dejabandevastado. Por el norte las granjas de maizales, trigo y frutas se habíanconvertidoenunvastodesiertopordondeellaspasaron.Loscolonosenviabanmensajerosasusvecinosdelsurparaanunciarleslallegadadelaslangostas.Pero no podías hacer gran cosa, aunque estuvieras prevenida.Los granjerospreparaban grandes pilas de leña y de tallos de maíz y les prendían fuegocuando llegaban las langostas, los trabajadores de las granjas eran enviadosconlatasyselesdecíaquegritaranychillaran,altiempoquelasbatíanparaasustarlas. Pero eso suponía un corto respiro, porque por mucho que losgranjeros pudieran asustar a las langostas éstas no se podían mantenerindefinidamenteenelaire,asíqueloúnicoquepodíasesperareramandarlashacialagranjamáspróximaenelsur,yamedidaquelasibanechandodeunladoydeotro,máshambrientasymásdesesperadasestabancuandoporfinseposaban.Haciaelsuryoteníalasgrandespraderasdelareservamasaiytodoloquepodíadeseareramantenerlasvolandoyenviarlasalotro ladodel río,haciadondeestabanlosmasai.

Mehabíanllegadotresocuatromensajerosanunciándomelallegadadelaslangostas,enviadosporlosgranjerosvecinosdeldistrito,peronoacababandeaparecer y empecé a pensar si no sería una falsa alarma. Una tarde iba anuestradhuka,alalmacéngeneraldelagranjaqueusabanlostrabajadoresylosaparcerosyquellevabaAbdullai,elhermanopequeñodeFarah.Estabaenla carretera cuando un indio que iba en un carrito tirado por unamulamellamóymehizoseñasparaquemeacercara,porquenopodíaalcanzarmeenlallanura.

—Las langostas están llegando a tu tierra, señora —me dijo cuandocabalguéhaciaél.

—Melohandichomuchasveces—dije—,peronohevistoninguna.Alomejornoestangravecomodicen.

—Porfavor,señora,datelavuelta—dijoelindio.

Me di la vuelta ymiré: a lo largo del horizonte septentrional había unasombraenelcielo,comolaanchabandadehumodeunaciudad,«unaciudadcon un millón de habitantes vomitando humo en el aire resplandeciente»,pensé,ocomounadelgadanubesubiendo.

—¿Quéeseso?—pregunté.

—Langostas—dijoelindio.

Al regresar vi a unas cuantas langostas, tal vez veinte en total, en elsenderoqueatravesabalallanura.Paséporlacasademiadministradoryledi

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instrucciones para que todo estuviera preparado para recibir a las langostas.Cuandomiramoshaciaelnortelanegrahumaredaenelcielosehabíahechounpocomayor.Devezencuando,mientrasmirábamos,unalangostapasabasilbandoporelaireocaíaentierraysalíagateando.

Alamañanasiguiente,cuandoabrímipuertaymiréhaciaafueratodoelpaisaje era del colormate pálido de una terracota. Los árboles, el prado, elcamino,todoestabacubiertoporlatintura,comosiporlanochehubieracaídouna espesa capa de nieve de color terracota sobre la tierra.Allí estaban laslangostas. Mientras permanecía de pie, mirando, el escenario comenzó aagitarse,laslangostassemovíanyselevantaban,alcabodeunosmomentoslaatmósferavibróconlasalas:seestabanmarchando.

Aquella vez no habían hecho mucho daño en la granja, porquepermanecieron sóloduranteunanoche.Vimosqueerandealrededordeunapulgada y media, de un gris amarronado y rosado, pegajosas al tacto.Rompieron dos grandes árboles que había en mi camino simplementeposándoseencima;cuandomirabaslosárbolesyrecordabasquecadaunadelaslangostassólopesaríaladécimapartedeunaonza,empezabasaconcebircuálseríasunúmero.

Las langostas volvieron; durante dos o tres meses tuvimos continuosataquesdeellasenlagranja.Prontorenunciamosaasustarlas,porqueeraunatarea desesperada y tragicómica. A veces venía una pequeña nube, unaavanzadilla separadade la fuerzaprincipal,quepasabade súbito.Perootrasveces las langostas llegabanengrandesbandadasque tardabandíasenpasarsobrelagranja,docehorasdeincesanteavanceporelaire.Cuandolabandadaestabaensumomentoculminanteeracomounaventiscaenmipaís,silbandoyaullandocomounvientomuyfuerte,alitasdurasyfuriosasportodaspartes,terodeaban,resplandecientescomofinashojasdeaceroalsol,peroalavezlooscurecían todo.Las langostasformabanuncinturón,desdeelsuelohasta lacopa de los árboles,más allá el aire era claro. Chocaban contra tu cara, semetíanentucuello,entusmangas,entuszapatos.Suacometidatemareabayte llenaba de una rabia y desesperación enfermizas, el horror a lamasa. Loindividualnocuenta;mátalasynoimporta.Despuésdequehayanpasadolaslangostasysehayanidohaciaelhorizontecomounafinamanchadehumo,elsentimientodedisgustoen turostroyen tusmanos,queellashanrecorrido,permanececontigodurantemuchotiempo.

Unagranbandadadepájarosseguíaalavancedelaslangostas,volabanencírculossobreellas,posándoseypaseandoporloscamposdondesequedaban,alimentándose magníficamente de la horda: cigüeñas y grullas, pomposasacaparadoras.

De vez en cuando las langostas se instalaban en la granja. No hacían

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mucho daño en la plantación de café porque las hojas de las plantas,semejantesallaurel,erandemasiadodurascomoparaquepudieranmascarlas.Loúnicoquepodíanhacereraromperunárbolaquíyalláenelcampo.

Perover losmaizalesdespuésdequehubieranpasadoporelloseramuytriste, no quedaban más que unas cuantas hojas secas que colgaban de lostallos quebrados.Mi jardín al lado del río, que se regaba y estaba verde, seconvirtió en un montón de flores, verduras y hierbas trituradas, todo habíadesaparecido.Las shambasde losaparceroserancomoextensionesde tierrasaqueadayquemada,aplastadoporlosarrastradosinsectos,conlaslangostasmuertas en el polvo como si fueran el único fruto que daba el suelo. Losaparcerosselasquedabanmirando.Lasviejasquehabíancavadoyplantadolas shambas encorvadas, confundidas, agitaban sus puños contra la últimaydébilsombranegraquedesaparecíaenelcielo.

Detrásdelejército,entodaspartes,quedabaunagrancantidaddelangostasmuertas. En la carretera, donde se habían posado y donde carros y carretashabían pasado sobre ellas, las rodadas estaban marcadas, hasta dondealcanzabalavista,comolavíadelferrocarril,porlospequeñoscuerposdelaslangostasmuertas.

Laslangostasdejabansushuevosenelsuelo.Alañosiguiente,despuésdelasgrandeslluvias,apareceríanlospequeñosinsectosdecolormarrónoscuro,saltamontesenelprimerestadiodesuvida,quenopodíanvolarperoquesearrastrabanycomíantodoloqueencontrabanensucamino.

Cuandosemeacabóeldineroy lascosasyanoeran rentables, tuvequevender lagranja.LacompróunagrancompañíadeNairobi.Pensaronqueellugarestabademasiadoaltocomoparacultivarcaféynoqueríantampocootrotipodecultivos.Loquequeríaneraarrancarlasplantas,dividirlatierrayabrircaminos para con el tiempo, cuando Nairobi se extendiera hacia el oeste,venderlatierrayconstruirenellabloquesdeconstrucciones.Esoerahaciaelfinaldelaño.

Inclusocomoestabanlascosasyonocreoquehubieraencontradofuerzaspararenunciaralagranjasinohubierasidoporunacosa.

Lacosechadecafé,queaúnnoestabamaduro,pertenecíaa losantiguospropietariosde lagranjaoalbancoquehabía realizado laprimerahipoteca.Aquelcafénoseríarecogido,manipuladoenlagranjayexportadohastamayoo después. Durante ese período yo seguiría dirigiendo la granja y las cosascontinuarían aparentemente como siempre. Y durante ese tiempo, pensaba,podríaocurriralgoquelocambiaratodoporque,alfinyalcabo,elmundonoeraunlugarregularoprevisible.

Deestamaneracomenzóunaextrañaépocademiexistenciaenlagranja.

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Laverdad,quesubyacíaentodo,eraqueyanomepertenecía,peroquetalycomo iban las cosas, esa verdad podía ser ignorada por la gente que no losabía,ynocambiabaelcursodiariode lascosas.Fue,dehoraenhora,unaleccióndelartedevivirelmomentoo,porasídecirlo,laeternidad,porqueloqueestabapasandonoimportabanada.

Eraalgomuycuriosoqueyo,duranteaquelperíodo,nuncamecreyeraqueteníaquecederlagranjaodejarÁfrica.Quienesmerodeaban,todaspersonasrazonables, me decían que debía hacerlo; recibía cartas demi país en cadacorreo que lo probaban y los hechos demi vida cotidiana apuntaban en esadirección.AlmismotiemponadapodíaestarmáslejosdemipensamientoyseguíacreyendoquedejaríamishuesosenÁfrica.Aquella firmefeno teníaotro fundamento ni otra razón quemi compleja incapacidad de imaginarmeotracosa.

Duranteaquellosmesesforméenmimenteunprograma,ounsistemadeestrategia, contra el destino y contra la gente queme rodeaba, que eran susaliados.Cederé,pensé,deahoraenadelanteentodoslosasuntosmenoresparaevitarme problemas innecesarios. Dejaré que mis adversarios hagan lo quequieran en los asuntos cotidianos, hablando y por escrito. Porque al finalsaldré triunfanteyconservarémigranjay lagentequehayenella.Pensabaquenopodíaperderlos;sinopodíaimaginarlo,¿cómopodíasuceder?

Deestemodoyoeralaúltimapersonaquemedabacuentaqueteníaquemarcharme.CuandorecuerdomisúltimosmesesenÁfricameparecequelascosasinanimadaseranconscientesdemimarchamuchoantesdequelofuerayomisma.Las colinas, losbosques, el viento, laspraderasy los ríos sabíanquenosíbamosaseparar.Cuandoporprimeravezlleguéaunacuerdoconeldestinoyseiniciaronlasnegociacionessobrelaventadelagranja,laactituddelpaisajehaciamícambió.Hastaentoncesyohabíaformadopartedeélylasequíaeraparamícomounafiebreyelflorecerdelapraderacomounvestidonuevo.Ahoraelpaís seseparabademíydabaunpasohaciaatrásparaquepudieraverloclaramenteycomountodo.

Las colinas hacían lomismo que la semana antes de que empezaran laslluvias.Una tarde, almirarlas,de repentehicieronungranmovimientoy sedescubrieron,seconvirtieronenalgopatente,concretointensoenformayencolor,comosiquisieranentregársetecontodoloquecontenían,comosidesdedondeestabaspudierasdarunpasoyllegaralasverdesladeras.Piensas:siungamosepasearaporunclaroenestemomento,podríasversusojoscuandogiralacabeza,susorejasmoviéndose;siunpajaritoseposaraenlaramadeunarbusto le oirías cantar. En las colinas, en el mes de marzo, este gesto deabandonosignificaquelaslluviasseaproximan,peroaquí,paramí,significaquememarchaba.

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Había visto otros países de lamismamanera, que se te entregan cuandovasadejados,perohabíaolvidadoloquesignificaba.Loúnicoquepensabaesque nunca había visto al país tan hermoso, como si su contemplación fuerasuficiente para hacerte feliz durante toda tu vida. La luz y la sombracompartíanelpaisaje;habíaarcoirisenelcielo.

Cuando estaba con otros blancos, abogados y hombres de negocios, enNairobi, o con mis amigos que me daban consejos sobre el viaje, miaislamientomehacíasentirmuyextraña,yaveceseraalgofísico,comosimesofocara.Meconsiderabacomolaúnicapersonaresponsableentreellos;perounaodosvecessemeocurrióquesiestuvieralocaentrepersonascuerdasmesentiríaigual.

Los nativos de la granja, con el desolado realismo de sus almas, eranconscientesde lasituaciónydemiestadodeánimo,comosise loestuvieradiciendo en una conferencia o lo hubiera escrito en un libro para ellos. Almismo tiempo venían amí en busca de ayuda y socorro, y en ningún casointentaron resolver su futuro por símismos. Intentaban lomejor que sabíanque me quedara y con este propósito inventaban toda clase de planes, quevenían a confiarme. Cuando se hizo la venta de la granja vinieron y sesentaronen tornoamicasa,no tantoparahablarconmigocomoparaseguircada uno de mis movimientos. Hay un momento paradójico en la relaciónentreundirigenteysusseguidores:éstospuedenvercadadebilidadydefectoque tiene, juzgarle con agudeza y sin prejuicios, pero siguen necesitándolo,como si en la vida no hubiera, físicamente, posibilidad de abandonarle. Unrebañodeovejassientelomismohaciasupastorcillo,conocenmuchomejorqueélelpaísyeltiempo,perocontinúansiguiéndole,siesnecesario,hastaelabismo. Los kikuyus comprendían la situación mejor que yo, teniendo encuentasusuperiorconocimientodelbienyelmal,perosesentabanentornoala casa y esperabanmis órdenes; quizá hablaban libremente durante todo eltiempoentreellosacercademiignoranciaymicompletaincapacidad.

Sepodríapensarquesuconstantepresenciaalrededordemicasa,cuandoyosabíaquenopodíaayudarlesyquesudestinopesabasobremí,seríamuydifícildesoportar.Peronoeraasí.Sentimos,creo,hastaelúltimomomento,uncuriosoconsueloyalivioen lacompañíadeotros.Lacomprensiónentrenosotroseramásprofundaquecualquierrazón.Enesosmesespensabamuchoen Napoleón durante la retirada de Moscú. Generalmente se piensa en suagonía al ver a su gran ejército sufriendo y muriendo a su alrededor, perotambiénesposiblequesehubieramuertoallímismosinolotuvieraalavista.Porlanochecontabalashorashastaelmomentoenqueloskikuyusvolveríanalacasa.

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II

LamuertedeKinanjui

EnelmismoañoeljefeKinanjuimurió.Unodesushijosvinoamicasaaúltima hora de la tarde yme pidió que fuera con él a la aldea de su padreporque se estabamuriendo:Na taka kufa—quieremorir—, como dicen losnativos.

Kinanjuieraahoraunanciano.Sehabíaproducidorecientementeungranacontecimientoensuvida:sehabíanlevantadolasregulacionesdecuarentenadelareservamasai.Tanprontocomoseenteróelviejojefekikuyusefueenpersona,conunoscuantosdesusseguidores,hastamuyalsurde la reserva,pararesolverdeunavezsusmúltiplescuentasconlosmasai,ytraerconsigolasvacasquelepertenecíanjuntoconlosternerosquehubierantenidoensuexilio.Mientrasestabaallásehabíapuestoenfermo;porloquepudeentenderhabíasidocorneadoenunmusloporunavacaylaheridaselegangrenó.Fueunamuertedignadeun jefekikuyu.Cuandodecidióvolveracasa,Kinanjuillevaba demasiado tiempo con losmasai o ya se sentía demasiado enfermoparaemprenderellargoviaje.Probablementeestabatanempeñadoentraersuganado que no quiso moverse hasta que estuvo todo reunido y es tambiénposibleque sehubieradejadocuidarporunade sushijas casadashastaquesintióunaligerasospechadequenoteníamuchasganasdequesecurara.Porfinsefueyparecequesusseguidoreshicierontodoloquepudieronporélyles supuso un gran trabajo traer hasta su casa al anciano agonizante en unacamilla y a lo largo de una gran distancia.Ahora se estabamuriendo en sucabañayhabíaenviadoabuscarme.

El hijo deKinanjui había venido a casa después de la cena y ya era denoche cuando Farah, él y yo condujimos hasta la aldea, pero la luna habíasalidoyestabaensucuartocreciente.Porelcamino,Farahplanteólacuestióndequién ibaa sucederaKinanjuicomo jefede loskikuyus.Elanciano jefetenía muchos hijos, parecía que había diversas influencias en juego en elmundodeloskikuyus.Fatahmedijoquedosdesushijoserancristianos,perounoeracatólicoromanoyelotrounconversoalaIglesiadeEscocia,ylasdosmisioneseraseguroqueharíantodoloposibleparaquesupretendientefueraproclamado. Los kikuyus parecían preferir a un tercer hijo, más joven ypagano.

Enlaúltimamillaelcaminonoeramásqueunasendaparaelganadoentreelcésped.Lahierbaestabagrisporelrocío.Antesdellegaralaaldeahabíaque cruzar el lecho de un río con una pequeña y serpenteante corrienteplateadaenmedio;porallípasamosa travésdeunablancaneblina.LagranmanyattadeKinanjui,cuandollegamos;estabatranquilaalaluzdelaluna,un

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amplio recinto de cabañas, cabañas pequeñas con techo puntiagudo queservíandealmacénybomasparaelganado.Cuandoentrábamos,a la luzdenuestrosfarosvi,bajounatechumbredebálago,elautomóvilqueKinanjuilecompróalcónsulnorteamericanoporeltiempoenquevinoalagranjaadarsujuicioenelcasodeWanyangerri.Parecíacompletamenteabandonado,todooxidado y estropeado, y ahora Kinanjui no le dedicaría ni un pensamiento,sinoquehabríavueltohacialamaneradevivirdesuspadresypediríaveralasvacasyalasmujeresrodeándole.

La aldea que parecía tan oscura no estaba dormida, la gente estabalevantada y nos rodeó cuando oyó el automóvil. Pero no estaba igual quesiempre. La manyatta de Kinanjui era siempre un lugar ruidoso y lleno devida,comounmanantialquebrotadelsueloyelaguasaleportodosloslados;seentrecruzabanplanesyproyectosentodaslasdirecciones,bajolamiradadela pomposa, benevolente y central figura de Kinanjui. Ahora el ala de lamuerte se cernía sobre la manyatta y como un poderoso imán alteraba losmodosdevida,formandonuevosgruposyconstelaciones.Estabaenjuegoelbienestardecadamiembrodelafamiliaydelatribu,yesasescenaseintrigasque siempre se desarrollan en torno a un lecho de muerte real, las sentíasbullir, entre el olor de las vacas y bajo lamortecina luz de la luna.Cuandosalimos del automóvil llegó un chiquillo con un farol y nos llevó hasta lacabañadeKinanjui,ungruponumerosovinoconnosotrosysequedóafuera.

NuncahabíaestadoantesdentrodelacasadeKinanjui.Estamansiónrealera notablemente mayor que la cabaña kikuyu normal, pero su moblaje noteníanadadelujoso.Habíalaarmaduradeunacamahechadepalosycorreasy unas cuantas banquetas demadera, así comodos o tres hogueras sobre elsuelodearcillapisoteada.Elcaloren lacabañaerasofocanteyelhumotandensoquealprincipionopudeverquiénestabaallí,aunquehabíaunfarolenla tierra. Cuando me acostumbré un poco a aquella atmósfera vi a tresancianos calvos en la habitación, consejeros o parientes de Kinanjui, unamujermuyviejaquellevabaunbastónyestabajuntoalacama,unamuchachamuy,bonitayunchicodetreceaños:¿quénuevaconstelacióneraésta,atraídaporelimán,enlacámaramortuoriadeljefe?

Kinanjui estaba completamente tumbado en la cama. Semoría, estaba amitaddelcaminoentrelamuerteyladescomposiciónyelhedorquedespedíaeratansofocantequealprincipionomeatrevíaabrirlabocaparahablarpormiedoaponermeenferma.Elancianoestabacompletamentedesnudo,echadosobre una alfombra de tela escocesa que yo le había regalado, peroprobablemente no podía soportar el más mínimo peso sobre su piernainfectada. La pierna tenía un aspecto terrible, estaba tan hinchada que nopodíasdistinguirdóndeestabanlasrodillasy,alaluzdelalámpara,pudeverque la tenía cubierta desde la cadera hasta los pies con manchas negras y

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amarillas.Bajolapierna,latelaestabaoscurayhúmedacomosisalieraaguadeellacontinuamente.

ElhijodeKinanjui,quehabíavenidoalagranjaabuscarme,metrajounaviejasillaeuropeaconunapatamáscortaquelasotrasylacolocómuycercadelacama,paraquemesentara.

LacabezayeltroncodeKinanjuihabíanenflaquecidotantoqueportodaspartes sobresalía la estructura de su gran esqueleto, parecía una enormeesculturademaderanegra,rudimentariamentetrabajadaconuncuchillo.Susdientes y su lengua aparecían entre sus labios. Sus ojos estaban medionublados,lechososenlaoscuridaddesurostro.Peropodíaverycuandomeacerquéalacama,volviósusojosyestuvomirándomedurantetodoeltiempoquepermanecíenlacabaña.Lenta,muylentamente,arrastrósumanoderechaalolargodesucuerpoparatocarmimano.

Tenía unos dolores terribles, pero seguía siendo él mismo, con todo supeso,desnudoenlacama.Porsuaspectopenséquehabíavueltotriunfantedesuviaje,trayendosuganadoconsigo,apesardesusyernosmasai.Recordabaallí sentada y mientras le miraba que tenía una debilidad: sentía terror deltruenoycuandoestallabaunatormenta,siestabaenmicasa,parecíaunratónynohacíamásquemirarentornobuscandounamadriguera.Peroahorayanotemía los rayos,ni las amenazadorasdescargas: sencillamente,pienso,habíacumplidosutareaenelmundo,deregresoacasayrecibíasusalarioentodoslos sentidos.Si sumente estaba aúnclarapara recordar suvida, encontraríapocosmomentos en los que no hubiera extraído lomejor de ella.Una granvitalidadycapacidaddegoceseterminabanallí,enel lechodondereposabaKinanjui.«Mueretranquilo,Kinanjui»,pensé.

Losancianosenlacabañaseguíanensilencio,comosihubieranperdidolafacultaddehablar.Fueelchiquillo,queestabaallícuandolleguéyalquetoméporelhijomásjovendeKinanjui,quienseacercóallechodesupadreymedijo,supongo,loquesehabíaacordadoantesdemillegada.

MeexplicóqueelmédicodelaMisiónsehabíaenteradodelaenfermedady había venido a vede. Le dijo a los kikuyus que volvería de nuevo parallevarse al jefe agonizante al hospital de laMisión, y estaban esperando uncamiónquevendríaesamismanoche.PeroKinanjuinoqueríairalhospital.Poresohabíadichoquemefueranabuscar.QueríaqueyolellevaraamicasaperoantesdequevolvieralagentedelaMisión.Mientrashablabaelchiquillo,Kinanjuimemiraba.

Leescuchécontristeza.

Si Kinanjui hubiera enfermado de muerte en cualquier momento delpasado, un año o tres meses antes, le hubiera llevado conmigo, si me lo

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hubierapedido.Peroenaquelmomentolascosashabíancambiado.Lascosasme iban muy mal últimamente y temía que fueran todavía peor. Me habíapasadodíasenterosenoficinasdeNairobiescuchandoahombresdenegociosyabogados,yreuniéndomeconlosacreedoresdelagranja.LacasaalaqueKinanjuiqueríaquelollevarayanoeramicasa.

Kinanjui,penséallísentadaymirándole,seestabamuriendoynadiepodíasalvarle.Semoriríaenmiautomóvilduranteelviajeoalllegaralacasa.Lagente de la Misión vendría y me criticarían por esa muerte; cualquiera lesdaríalarazón.

Todo eso, allí en mi silla rota en la cabaña, me parecía una cargademasiadopesadaparaasumida.Yanomequedabanfuerzasparaenfrentarmecontralasautoridadesdelmundo.Yanomequedabanánimosparadesafiarlasatodas.

IntentédosotresvecesdecidirmeyllevarmeaKinanjui,peromefallóelcoraje.Penséquedebíadejarlodondeestaba.

Farahestabaenlapuertayescuchólaspalabrasdelchiquillo.Cuandomevio sentada en silencio se acercó y, en voz baja y ansiosa, comenzó aexplicarme la mejor manera de levantar a Kinanjui para meterle en elautomóvil.Me levantéy fuiconéla lapartedeatrásde lacabaña,unpocoapartadosdelavistaydelhedordelancianoqueestabaenlacama.LedijeaFarahquenoibaallevaraKinanjuiconmigo.Farahnoseesperabaesegiroenlascosas,susojosysurostroseensombrecieronconlasorpresa.

MehubieragustadopermanecerunpocomásconKinanjuiperonoqueríaveralagentedelaMisiónllegaryllevárselo.

Meacerquéhastael lechodeKinanjuiy ledijequenopodía llevármeloconmigo a casa.No había necesidad de dar razones, así que lo dejamos talcual. Los ancianos de la cabaña, cuando comprendieron mi negativa, merodearonmuynerviosos,elchiquilloseechóhaciaatrásysequedóinmóvil,noteníamásquehacer.Kinanjuinisemovióniremovió,siguiómirándomealosojoscomohizodurantetodoeltiempo.Parecíacomosialgoasílehubieraocurridoantes,locualeramuyposible.

—Kwaheri,Kinanjui—ledije—.Adiós.

Susdedosardiendosemovieronunpocoenmipalma.

Cuandomevolvíymiréhaciaatrásal llegara lapuertade lacabaña, laopacidad y el humo de la habitación ocultaban la larga figura de mi jefekikuyu.Alsalirdenuevodelacabañahacíamuchofrío.Lalunahabíabajadoen el horizonte, debía de ser pasada lamedianoche.En esemomento, en lamanyatta,unodelosgallosdeKinanjuicantódosveces.

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Kinanjuimurióaquellamismanocheenelhospitalde laMisión.Dosdesus hijos vinieron ami casa a la tarde siguiente para decírmelo. Almismotiempomeinvitaronalfuneral,quesecelebraríaaldíasiguientecercadesualdea,enDagoretti.

Cuandopueden,loskikuyusnoentierranasusmuertos,sinoquelosdejanen el suelo para que se encarguen de ellos las hienas y los buitres.Aquellacostumbresiempremehabíagustado,piensoqueseríaagradableyacerbajoelsolylasestrellas,yserrápida,ordenadayabiertamentemondadaylimpiada;para fundirse con la naturaleza y ser un componente más de un paisaje.Cuandohubogripeespañolaenlagranja,escuchabaalashienasrondandolasshambasdurantetodalanocheyconfrecuencia,despuésdeaquellosdías,meencontraba una calavera limpia y parda entre las altas hierbas del bosque,como una nuez caída de un árbol, o en la pradera. Pero la práctica no seconllevabaconlascondicionesdelavidacivilizada.ElGobiernosetomóungran trabajo para lograr que los kikuyus cambiaran sus costumbres yenseñarlesaenterrarasusmuertos,peroaellosseguíasingustarleslaideaenabsoluto.

MedijeronqueKinanjuiseríaenterradoypenséqueloskikuyussehabríanmostrado dispuestos a hacer una excepción por tratarse de un jefe. Quizáquerríanmontarungranespectáculoyreunióndenativos.FuienautomóvilaDagaretti la tarde siguiente pensando encontrar a todos los viejos jefesmenoresdelpaísyverungranfestivalkikuyu.

Peroel funeraldeKinanjui fueunasuntoeuropeoyclerical.Habíaunospocos representantes del Gobierno, el Comisionado del Distrito y dosfuncionariosdeNairobi.Peroelclerosehabíaapoderadodeldíaydellugar;yhabían cubierto de negro la pradera bajo el sol de la tarde.Tanto laMisiónfrancesa, como las iglesias de Inglaterra y Escocia, estaban profusamenterepresentadas. Si lo que querían era impresionar a los kikuyus con elsentimientodequehabíanpuestosumanosobreeljefemuertoyqueahoralespertenecía,loconsiguieron.Eratanobvioqueteníanelpoderqueestabafuerade lugar pensar enquitarles aKinanjui.Esunavieja trampade las Iglesias.Allíviporprimeravez,encantidadapreciable,a loschicosdelasmisiones,los nativos conversos, con atuendo medio sacerdotal, fuera cual fuere sufunción, jóveneskikuyusgorditos,con lentesycon lasmanoscruzadas,conaspecto de antipáticos eunucos. Probablemente los dos hijos cristianos deKinanjui estabanallí, suspendidasporundía susdiferencias religiosas,perono les conocía. Algunos de los viejos jefes asistieron al funeral, allí estabaKeoy y hablé con él un rato sobre Kinanjui. Pero se mantuvieron en unsegundoplanoduranteelespectáculo.

HabíancavadolatumbadeKinanjuibajounaparejadealtoseucaliptos,enlapradera,yunacuerda la rodeaba.Llegué tempranoymequedé juntoa la

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cuerda,cercadelatumba,desdedondepodíaverllegaralagente,queacudíacomomoscas.

TrajeronaKinanjuidesdelaMisiónenuncamiónylodejaroncercadelatumba.Creoquenuncaenmividahequedadomássorprendidayespantada.Habíasidounhombregrandeylerecordócomolehabíavistocuandoveníahastalagranjaentresussenadores,inclusocomoseleveíahacíadosnoches,ensucama.Peroelataúdenquelohabíametidoeraunacajacasicuadrada,quenoteníamásdecincopiesdelargo.Cuandolamirénopenséquefueraunataúd;penséqueseríaunacajadeaparatosparaelfuneral.PeroeraelataúddeKinanjui.Nuncasupecómolohabíanescogido,quizáporqueeraalgoqueyateníanenlaMisiónescocesa.Pero¿cómohabíanpodidometeraKinanjuiallí,y cómo estaba dispuesto dentro? Colocaron el ataúd en el suelo, cerca dedondeyomeencontraba.

El ataúd teníauna chapagrandeplateada conuna inscripciónqueponía,segúnmedijeronposteriormente, que lehabía sidodonadapor laMisión aljefeKinanjui,yconunacitadelasEscrituras.

Fue un largo servicio funerario. Uno tras otro los misioneros seadelantaron y hablaron, me imagino que haciendo profesiones de fe ylanzandoadmoniciones.Peronolesescuché,estabaagarradaalacuerdaquerodeabalatumbadeKinanjui.Algunosdelosnativoscristianoslessiguieronysededicaronarebuznarporlaverdellanura.

FinalmenteKinanjui fuebajadoa la tumbaycubiertocon la tierrade supaís.

LlevéconmigoamissirvientesaDagorettiparaquevieranelfuneral,ysequedaronhablandoconsusamigosyparientesyvolvieronapie,demaneraqueFarahyyovolvimosenautomóvil.Farahibatansilenciosocomolatumbaque dejamos atrás. Le había costadomucho tragarse el hecho de que yo nohubieratraídoaKinanjuiacasa,durantedosdíashabíaestadocomounalmaenpena,sumidoengrandesdudasydepresiones.

Ahora,cuandollegamosantelapuertadecasa,medijo:

—Notepreocupes,Memsahib.

III

Latumbaenlascolinas

DenysFinch-Hattonhabíavenidodeunodesussafarisysehabíaquedadounapequeñatemporadaenlagranja,perocuandocomencéadeshacerlacasa

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yaprepararlascosasynopudoquedarseallí,sefueaviviralacasadeHughMartinenNairobi.Desdeallíveníatodoslosdíasenautomóvilhastalagranjaycenabaconmigo,sentándose—haciaelfinal,cuandoyohabíavendidomismuebles—enuncajónyconlacomidasobreotro.Nosquedábamosallíhastamuyavanzadalanoche.

UnascuantasvecesDenysyyohablamoscomosideverdadfueraadejarel país. Él consideraba a África su hogar y me entendía muy bien,compartiendomipenaconmigo,aunqueserierademiangustiapordejaramigente.

—¿Crees—decía—quenopuedesvivirsinSirunga?

—Sí—respondí.

Perolamayorpartedelasveces,cuandoestábamosjuntos,hablábamosyactuábamoscomosielfuturonoexistiera;nuncasehabíapreocupadomuchopor él, como si supiera que podía aprovechar fuerzas desconocidas paranosotros,siquería.Naturalmenteestabadeacuerdoconmiplandedejarquelascosasmarcharanyquelagentepensaraloquequisiera.Cuandoélestabaallíparecíaalgocompletamentenormalyanuestrogustoestarsentadossobreunascajasdeembalajeenunacasavacía.Mecitabaunpoema:

Debesdejartutristecantinela

porotramásalegre.

Nuncavendréporpiedad,

siemprevendréporplacer.

Durante aquellas semanas solíamoshacer cortos vuelos sobre las colinasde Ngong o sobre la Reserva. Una mañana Denys vino a buscarme muytemprano,cuandoestabasaliendoelsolyluegovimosaunleónenlallanura,alsurdelascolinas.

Habló de empaquetar sus libros, que llevabanmuchos años enmi casa,peronuncalohizo.

—Tenlostú—medijo—,yonotengodóndemeterlos.Nosepodíadecidiradónde iría cuando se cerrara mi casa. Una vez, siguiendo los insistentesconsejos de un amigo, llegó a ir en automóvil hasta Nairobi para echar unvistazoalosbungalowsquehabíaparaalquilar,perovolviótandisgustadoporlo que había visto que ni siquiera quería hablar de ello y durante la cena,cuandoempezóahacermeunadescripcióndelascasasydesusmuebles,secalló y se quedó sentado en silencio, conuna repulsiónyuna tristeza en surostro que eran muy raras en él. Había estado en contacto con un tipo deexistenciaqueleresultabainsoportable.

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Era, sin embargo, una desaprobación completamente objetiva eimpersonal,sehabíaolvidadoquefuerapartidariodeesaexistenciaycuandolorecordémeinterrumpió.

—Oh, en cuanto a mí —dijo—, seré totalmente feliz en una tienda decampañaenlareservamasaiotomaréunacasaenlaaldeasomalí.

Pero en esa ocasión, por una vez, habló demi futuro en Europa. Quizáfueramásfelizallíqueenlagranja,pensaba,lejosdeesaclasedecivilizaciónqueestabainvadiendoÁfrica.

—Sabes —prosiguió—, este continente posee un sentido del sarcasmotremendo.

Denysteníauntrozodetierraalláabajoenlacosta,treintamillasalnortedeMombasa, en la ensenada de Takaunga. Allí quedaban las ruinas de unantiguo asentamiento árabe, con un pequeño minarete y un poro —unaprotuberancia gastada por los años, de piedra gris en el suelo salitroso y enmediodeunospocosmangos—.Habíaconstruidounacasitaenaquellacierray yo estuve allí. El escenario era de una grandeza marina divina, limpia,desolada,conelazulocéanoÍndicoanteti,laprofundaensenadadeTakaungaalsurylalarga,escarpadaeininterrumpidalíneacosteradecolorgrispálidoyrocasdecoralamarillentas,dondelavistaseperdía.

Cuandolamareaestababajapodíasirandandodurantemillasmaradentrodesde la casa, como por una tremenda y en ocasiones irregularmentepavimentada piazza, recogiendo curiosas conchas, grandes y picudas, yestrellas de mar. Los pescadores swaheli vagaban por allí vestidos con untaparrabosytocadosporturbantesazulesorojos,comosiSimbadelMarinohubieraresucitado,paravenderpecesconpúasymulticolores,algunosdeloscualeserandeexcelentesabor.Lacostabajolacasaestabahoradadaporunafila deprofundas cuevasygrutas, donde te sentabasymirabas la distanteyresplandecienteaguaazul.Cuandosubíalamareallenabalascuevashastaelnivelde la tierra sobre laque estaba construida la casa, y en laporosa rocacoralinaelmarcantabaysuspirabadelamaneramásextraña,comosielsuelodebajodetiestuvieravivo;laslargasolasveníancorriendoporlaensenadadeTakaungacomosifueranunejércitolanzándosealasalto.

Había luna llena cuando estuve en Takaunga y la belleza de las nochesradiantesysilenciosaseratanperfectaqueelcorazónsesentíaconmovido.Sedormíaconlaspuertasabiertasalmarplateado;labrisatibiayjuguetonahacíaentrarlaarenasueltasusurrandohastaelsuelodepiedra.Unanochepasóungrupo de dhows árabes, muy cerca de la costa, corriendo sin ruido bajo elmonzón;erauna filadesombríasvelasmarrónoscurobajo la luna.AvecesDenyshablabadehacerdeTakaungasuhogarenÁfricayempezardesdeallísus safaris.Cuandocomencéahablardedejar lagranjameofreció sucasa,

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como yo le había ofrecido la mía en las tierras altas. Pero los blancos nopueden vivir en la costa al menos que puedan disponer de muchascomodidadesyTakaungaestabademasiadobajayerademasiadocálidaparamí.

EnelmesdemayodelañoenqueyomefuideÁfrica,DenysfueapasaraTakaungaunasemana.Proyectabahacerunacasamayoryplantarmangosenelterreno.SefueensuaeroplanoyqueríavolversobrevolandoVoiparaversihabíaelefantesparasussafaris.LosnativoslehabíanhabladomuchodeunamanadadeelefantesquehabíallegadohastaVoidesdeeloeste,yenparticularde un macho grande, el doble de cualquier otro elefante, que andabavagabundeandosoloporlamaleza.

Denys, que era una persona excepcionalmente racional, a veces estabasujetoahumoresypresentimientos,bajocuya influenciasequedabacalladodurantedíasenterosohastaduranteunasemana,aunquenosedabacuentaysequedabamuysorprendidocuandolepreguntabasquélepasaba.Losúltimosdías antes de ese viaje hasta la costa estaba de ese humor ausente, como siestuvieraensimismado,perocuandoselodijeseechóareír.

Lepedíquemedejarairconél,porquemeparecíaqueseríamuybonitoverelmar.Primeromedijoquesí,pero luegocambiódeopiniónymedijoqueno.Nopodíallevarme;pensabaqueelviajehaciaVoiibaasermuyduro,quizá tuviera que aterrizar y dormir en la maleza, de manera que le seríanecesario llevar consigo a un criado nativo.Le recordé queme había dichoquemellevaríaavolarsobreÁfricaensuavión.«Sí,meacuerdo»,dijo;ysihabía elefantes enVoime llevaría para verlos desde el aire, cuandohubieralocalizadoloslugaresparaaterrizaryparaacampar.FuelaúnicavezenquelepedíaDenysquemellevaraconsigoensuaeroplanoymedijoqueno.

Sefueeldía8,unviernes:

—Espérameeljueves—medijoalirse—,volveréparaalmorzarcontigo.

Cuando ya se había ido hacia el aeródromo de Nairobi en automóvil,volvióhaciaatrásparabuscarunvolumendepoemasquemehabíaregaladoyquequeríallevarconsigoenelviaje.Conunpieenelestribodelautomóvilyundedoendlibromeleyóunpoemaquehabíamosestadocomentando.

—Aquíestántusgansosgrises—dijo.

Vigansosgrisessobrevolandolosllanos

patossalvajesenelairealto

inmutablesdehorizonteahorizonte

consusalmasendurecidasensusgargantas

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ysugrisblancuraondulandoenlosenormescielos

ylosrayosdesolsobrelascolinasarrugadas.

Luego se fue para siempre, despidiéndose con la mano. Al aterrizar enMombasaelavióndeDenysserompióunahélice.TelegrafióaNairobiparaque lemandaran laspiezasde recambioquequeríay laEastÁfricaAirwayCompanyleenvióaunmuchachoaMombasaconellas.Cuandoelaeroplanoestuvo reparado y Denys listo para volver a volar, le dijo al empleado deAirwaysquefueraconél.Peroelmuchachonoquiso.Aquelmuchachoestabaacostumbrado a volar, lo había hecho con muchas personas, entre ellas elpropioDenys,queeraunbuenpilotoyademásgozabademuchafamaentrelos nativos, por eso y por otras cosas. Pero esa vez el muchacho no quisovolar.

Muchotiempodespués,cuandounavezseencontróaFarahenNairobiyestuvieronhablandodeaquello,ledijo:

—NiporcienrupiashubieravoladoconBwanaBedar.

La sombra del destino, que el propio Denys había sencido durante losúltimosdíasenNgong,fuesentidaconmásfuerzatodavíaporelnativo.

Demanera que Denys llevó a su propio criado, Kamau, consigo a Voi.¡Pobre Kamau, qué terror tenía a volar! Me había dicho en la granja quecuandoalzabaelvueloelaviónclavabalosojosensuspiesylosmanteníaallíhastaque tomabatierraotravez, tantomiedoteníademirarelpaisajedesdeunagranaltura.

EsperéaDenysel juevesycalculéquevolaríadesdeVoi al amanecer,yqueendoshorasllegaríaaNgong.Perocomonollegabayyoteníacosasquehacer en Nairobi, me fui a la ciudad. Cuando estaba enferma o llena depreocupaciones en África sufría como una especie de idea obsesiva. Meparecíaqueelambientequemerodeabaestaballenodepeligrosodeangustia,queenmediodeaqueldesastreestabadondenodebíaestar,yademás todosmemirabancondesconfianzayconmiedo.

Aquella pesadilla era en realidaduna reminiscencia de los tiemposde laguerra.Porqueduranteunpardeañoslagenteenlacoloniamehabíacreídogermanófilaenel fondodemicorazónymemirabancondesconfianza.Sussospechas las desencadenó el hecho de que, con toda inocencia, yo hubieracomprado, un poco antes de estallar la guerra, enNaivasha caballos para elgeneralVanLettow,delÁfricaOrientalalemana.Mehabíapedido,seismesesantes cuando viajábamos hacia África juntos, que le comprara diez yeguasabisinias,perocuando lleguéalpaís teníaotrascosasen lasquepensary loolvidé, así que sólo después de escribir hablándome de las yeguas, fui aNaivashaacomprárselas.Pocodespuésestallólaguerra,asíquelasyeguasno

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llegaron a salir del país. Lo cual no borraba que; al estallar la guerra, yoestuviera comprando caballos para el Ejército alemán. Pero las sospechascontramí no duraron toda la guerra, se olvidaron cuandomi hermano, queestabacomovoluntarioentre las tropas inglesas,ganó laCruzVictoriaenelasaltodeAmiens,alnortedeRoye.ElEastAfricananuncióelacontecimientoconunostitularesquedecían:«UnaV.C.delÁfricaOriental».

Por entonces, el aislamiento no me preocupó porque no tenía nada degermanófila y pensaba que podía aclarar las cosas si fuera preciso. Peroaquello había caladomás hondo de lo que yo creyera, porquemuchos añosdespués,cuandoestabamuycansadaoteníafiebre,aquelsentimientovolvía.Durante mis últimos tiempos en África, cuando todo me iba mal, a vecessucedía que seme venía encima de repente, como una sombra, y en ciertomodomeasustaba,comosiestuvieratrastornada.

AqueljuevesenNairobilapesadillainesperadamenteseapoderódemíycon tanta fuerza que me preguntaba si no estaría volviéndome loca. Unaprofundatristezaparecíaenvolverlaciudadylagentequemeencontrabasealejabademí.Nadiequeríadetenerseyhablarme,misamigosencuantomeveían subían a sus automóviles y se iban. Hasta el viejo señor Duncan, elabaceroescocés,alquecomprabadesdehacíamuchosañosyconelcualhabíabailadoenelgranbailedelpalaciodelGobierno,memiróconunaespeciedehorrorysefuedelatienda.EmpecéasentirmetansolaenNairobicomoenunaisladesierta.

HabíadejadoaFarahenlagranjaparaquerecibieraaDenys,demodoqueno tenía a nadie con quien hablar. Los kikuyus, en estos casos, no sirvenporque sus ideas sobre la realidad y la realidadmisma son diferentes a lasnuestras.PeroteníaqueiraalmorzarconLadyMcMillanenChiromoypenséque allí encontraría blancos con los que podría hablar y recuperaría elequilibriodemimente.

FuienelcochehastalaviejaypreciosacasadeChiromo,alfinaldeunalargaavenidadebambúes,ymeencontréconunafiesta.PeroenChiromoeraigualqueenlascallesdeNairobi.Todoelmundoparecíamortalmentetristeyen cuanto les empezaba a hablar se callaban.Me senté al lado demi viejoamigo el señor Bulpett y se puso amirar para el suelo y dijo unas cuantaspalabras tansólo. Intentéquitarmedeencima lasombraquemeabrumabaycomencéahablarledesusescaladasalasmontañasdeMéxico,peroparecíahaberolvidadotodo.

Pensé:Estagentenomeva,mevolveréa lagranja.Denysyaestaráallí.Charlaremosynoscomportaremoscomodospersonassensatas,recuperarélacorduraysabréyentenderétodo.

Perocuandoel almuerzo se terminó,LadyMcMillanmepidióque fuera

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con ella hasta su pequeña sala de estar y me dijo que había habido unaccidenteenVoi.ElavióndeDenyshabíacapotadoyélsehabíamatadoenlacaída.

Así que fue comohabía pensado: al sonidodel nombredeDenys semerevelólaverdadylosupeyloentendítodo.

PosteriormenteelComisionadodelDistritodeVoimeescribióymecontólosdetallesdelaccidente.Denysyélhabíanpasadolanochejuntosysaliódelaeropuertopor lamañana,conelcriadoque leacompañabahaciamigranja.Después de despegar giró y volvió rápidamente, volando bajo, a doscientospies.Derepenteelaeroplanoseinclinó,diolavueltaycayóatierracomounpájaro que vuela en picado. Al chocar contra el suelo comenzó a arder, lagentequeacudióseviorechazadaporelcalor.Cuandotrajeronramasytierraylasarrojaronalfuego,seencontraronconqueelaeroplanoestabaaplastadoyquelasdospersonasquehabíadentrosehabíanmatadoenlacaída.

Muchos años después de aquel día, la colonia siguió sintiendo que lamuertedeDenyseraunapérdidade laquenopodía recuperarse.Algomuyhermoso se produjo en la actitud del colonomedio hacia él, una reverenciahaciavaloresqueestabanfueradesucomprensión.Cuandohablabandeéllamayoría de las veces era comode un atleta; hablaban de sus hazañas comojugadordecricketydegolf,decosasquejamáshabíaoído,asíquemeenteréentonces de su gran fama como deportista. Después de hablar de él comodeportistaañadíanqueeramuybrillante.Porloqueelloslerecordabaneraporunaabsolutacarenciadevanidad,odeegoísmo,unasinceridadincondicionalqueapartedeélsóloheencontradoenlostontos.Enunacoloniageneralmenteesascualidadesnosonconsideradasdignasde imitación,perodespuésde lamuertedeunhombreson,quizá,admiradasconmássinceridadqueenotroslugares.

LosnativosconocíanaDenysmejorquelosblancos;paraellossumuerteeraacongojante.

Cuando enNairobime comunicaron lamuerte deDenys intenté ir hastaVoi. La Airway Company iba a enviar a Tom Black para que hiciera uninformesobreelaccidenteyfuienautomóvilhastaelaeródromoparaquemellevara consigo, pero cuando llegué su aeroplano ya había despegado haciaVoi.

Esposibleirenautomóvil,peroyahabíanempezadolasgrandeslluviasyno sabía cómo iba a encontrar las carreteras. Mientras esperaba que meinformarandesuestadorecordéqueDenysmehabíadichoquequeríaqueloenterraranenlascolinasdeNgong.Eraextrañoquenolohubierarecordadoantes,peroesqueloúltimoenquehubierapensadoesqueloibanaenterrar.Ahoralorecordabacontodanitidez.

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Habíaunlugarenlascolinas,sobrelaprimeralomaenelcazadero,queyomisma,cuandopensabaqueibaavivirymorirenÁfrica,selahabíaseñaladoa Denys como mi futuro enterramiento. Por la tarde, cuando estábamossentados y contemplábamos las colinas desde mi casa, me dijo que a él legustaría también que lo enterraran allí. Desde entonces, cuando íbamos enautomóvilporlascolinas,Denysdecía:

—Vamosairhastanuestrastumbas.

Una vez, cuando acampamos en las colinas en busca de búfalos, fuimospor la ladera en la tarde para ver más de cerca el lugar. Hay una vistainfinitamente grande desde allí; a, la luz del crepúsculo vimos los montesKenyayKilimanjaro.Denys,queestabatumbadoenelsuelo,comiendounanaranja, dijoque legustaríaquedarse.Mipropia tumbaestabaunpocomásarriba.Desde los dos lugares se podía ver a lo lejos, al este,mi casa en elbosque. Volveríamos al día siguiente, para siempre, pensé, a pesar de laextendidaopinióndequetododebemorir.

Gustav Mohr se fue desde su granja a mi casa cuando se enteró de lamuertedeDenysy,cuandonomeencontró,fueabuscarmeaNairobi.Alcabodeun ratovinoHughMartinysesentóconnosotros.LescontéeldeseodeDenys, lode la tumbaen las colinasy ellos telegrafiaron a lagentedeVoi.AmesdequeyovolvieraalagranjameinformaronquetraeríanelcuerpodeDenysenelpróximotrendelamañana,asíqueelfuneralpodríacelebrarsealmediodíaenlascolinas.Debíatenersutumbapreparadaparaentonces.

GustavMohr se vino conmigo a la granja, para quedarse allí a dormir yayudarme por la mañana. Debíamos estar en las colinas un poco antes delamanecerparadecidirellugaryabrirlafosaatiempo.

Llovió durante toda la noche y lloviznaba cuando salimos de casa. Lasrodadas de los carros en el camino estaban llenas de agua.Conducir en lascolinaseracomoconducirentrenubes.Noveíamoslallanuraabajo,anuestraizquierda, ni las laderas ni los picos de las colinas a nuestra derecha; loscriados, quevenían connosotros enun camión, desaparecierondetrás a unadistanciadediezyardasylanieblasehacíamásespesaamedidaquesubíaelcamino.Poruncartelen lacarreterasupimosqueestábamosenelcazadero,asíque seguimosenel automóvilunoscuantoscientosdeyardasy luego lodejamos. El camión y los criados se quedaron en la carretera hasta queencontramosellugar.Elairedelamañanaeratanfríoquenoshacíadañoenlosdedos.

Ellugardelatumbanodebíaestarmuylejosdelacarreteranielsuelosertan escarpado que no permitiera llegar a un camión. Caminamos juntosduranteunratito,hablandoentrelaniebla,luegonosseparamosyfuimospordiferentes senderos, y en pocos segundos nos perdimos de vista. La gran

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comarca de las colinas se abría con desgana ami alrededor y se cerraba denuevo,parecíaundíalluviosoenunpaísnórdico.Farahcaminabaamiladoconunriflemojado;pensabaquepodíamosencontrarunamanadadebúfalos.Las cosas cercanas, que surgían súbitamente delante de nosotros, parecíanfantásticamente grandes. Las hojas de los grises matorrales de aceitunassilvestresylashierbas,másaltasquenosotros,goteabanydespedíanunolormuy fuerte—llevaba un impermeable y botas de goma, pero al cabo de unrato estaba empapada como si hubiera vadeadouna corriente—.Las colinasestabanmuysilenciosas,sólodevezencuando,alllovermásfuerte,seoíaunsusurroportodaspartes.Unavezlanieblaselevantóyvienfrenteyalolejosunaextensióndetierraazulíndigocomounapizarra—quizáfueraunodelospicosaltosdelejos—,queunmomentodespuésfuecubiertaporunaoleadadelluviagrisydeniebla.Seguícaminandoyalfinalmedetuve.Nohabíanadaquehacerhastaqueaclararaeltiempo.

GustavMohrgritóminombre treso cuatrovecesparaencontrarmey semeacercó,conelrostroylasmanosempapadas.Mecontóquehabíaestadodandovueltasenlaniebladuranteunahora,yquesinopodíamoslocalizarlatumbanoestaríadispuestaatiempo.

—Pero es que no puedo ver en dónde estamos—dije—, y no podemosenterrarloenuna lomadondenohayvistaalguna.Vamosaesperarunpocomás.

Permanecimosensilencioentre lasaltashierbasyyo fuméuncigarrillo.Enelmomentoenquelotiré,laniebladespejóunpocoyunaclaridadpáliday fría comenzó a llenar el mundo. En diez minutos pudimos ver dóndeestábamos.Anuestrospies se extendían laspraderasydistinguí la carreteraporlacualhabíamosvenido,queserpenteabaentrelasladeras,trepabahacianosotros y serpenteaba de nuevo. Muy lejos, hacia el sur, bajo las nubescambiantes,seveíanlasquebradasestribacionesdelKilimanjaro,decolorazuloscuro.Alvolvernoshaciaelnortelaluzibaaumentando,habíacálidosrayosoblicuosyunalíneaplateadaybrillantesalíadedetrásdelmonteKenya.Derepente,muchomáscercano,haciaelestedebajodenosotros,unamanchitaroja,elúnicorojoquehabía,entreelgrisyelverde,eltejadodemicasaensuclaro del bosque. No tenía que ir más lejos, estábamos en el sitio. Pocodespuéscomenzólalluviaotravez.

Unas veinte yardas más arriba de donde nosotros estábamos, había unaestrechaterrazanaturalenlaladeradelacolina,allímarcamosellugarparalatumba,conlabrújula,deesteaoeste.Llamamosaloscriadosylesindicamosquecortaranlahierbaconpangasycavaranelsuelomojado.Mohrsellevóaunoscuantosconsigoparaabriruncaminoalcamióndesdelacarreterahastala tumba,nivelaronel terreno,cortaron ramasde losarbustosycubrieronelsenderoporqueelsueloestabaresbaladizo.Nopudimosabrirelcaminohasta

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latumbaporqueelsueloerademasiadoempinado.Hastaentoncestodohabíaestadosilencioso,perocuando loscriadoscomenzarona trabajarescuchéuneco en las colinas, respondía a los golpes de las azadas, como un perritoladrando.LlegaronunoscuantosautomóvilesdesdeNairobiyenviamosaunmuchachoparaquelesenseñaraelcamino,porqueenaquelamplioparajenohubieran visto a un pequeño grupo de gente junto a la tumba en lamaleza.Vinieron somalíes de Nairobi, habían dejado sus carros de mulas en lacarretera y caminaban lentamente, tres o cuatro juntos, en duelo, al estilosomalí,comocubriendosuscabezasparaapartarsedelavida.AlgunosdelosamigosdeDenysdel interior,quesehabíanenteradodesumuerte,vinierondesdeNaivasha,Gil-GilyElmenteita,consusautomóvilescubiertosdebarroporellargoyrápidoviaje.Eldíayahabíaclareado,yloscuatroaltospicosdelascolinasaparecíanporencimadenosotrosrecortándosecontraelcielo.

AprimerahoradelatardetrajeronaDenysdesdeNairobi.HabíanseguidolaantiguarutadesafarihastaTanganyka,conduciendodespacioporelcaminomojado. Cuando llegaron al último tramo empinado, levantaron el estrechoataúd,queibacubiertoconlabanderaylotrajeron.Cuandolocolocaronenlafosa,elpaisajecambióyseconvirtióensumarco,absolutamentesilencioso,las colinas se irguieron gravemente, sabían y comprendían lo que se estabahaciendoenellas;alcabodeunmomentosehicieroncargodelaceremonia,era una acción entre ella y él, y las personas que estábamos presentesformábamosungrupitodeespectadoresenelpaisaje.

Denys había escrutado y seguido todos los caminos de las colinasafricanas,ymejorquecualquierotrohombreblancoconocíasuterrenoysusestaciones, la vegetación y los animales salvajes, los vientos y los olores.Habíaobservadoloscambiosatmosféricos,susgentes,lasnubes,lasestrellasenlanoche.Hacíamuypocotiempolehabíavistoallí,conlacabezadesnudabajoelsoldelatarde,mirandoconlosgemelosparadescubrirlotodo.Habíaabsorbido al país, en sus ojos y en su mente, África le había cambiado,marcadoporsupersonalidad,convirtiéndoseenpartesuya.Ahoraestatierralarecibía,lotomabaasucargoyseuníaaél.

ElobispodeNairobi,medijeron,nohabíaqueridovenirporquenohabíahabidotiempodeconsagrarlafosa,peroestuvootroclérigopresente,queleyóunserviciofúnebre,queyonuncahabíaoído,ysuvozsonópequeñayclaracomo lavozdeunpájaroen lascolinas.PenséqueaDenys legustaríamáscuandohubieseterminadotodoaquello.ElsacerdoteleyóunSalmo:«Elevarémisojoshacialascolinas».

GustavMohryyonosquedamosunpocodetiempodespuésquelosotrosblancossehubieranido.Losmahometanosesperaronhastaquenosfuimosyluegoseacercaronorarenlatumba.

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En los días que siguieron a la muerte de Denys sus sirvientes de safarivinierony se reunieronen lagranja.Nodijeronporquévenían,ni pidieronnada, sinoquesesentaroncon laespaldaapoyadaen laparedde lacasa,eldorsodesusmanossobreelpavimento,lamayorpartedeltiempoensilencio,contralacostumbredelosnativos.VinieronMalimuySarSita,losintrépidos,astutos,arrojadosporteadoresybatidoresquelehabíanacompañadoentodoslossafaris.HabíanestadoconelPríncipedeGalesymuchosañosdespuéselprínciperecordabasusnombresydecíaquelosdosjuntoseranimbatibles.

Losdosgrandesbatidoreshabíanperdidoelrastroysesentaroninmóviles.Kanuthia, su conductor, vino también; él que había hechomuchosmiles demillasdeásperoscaminosyeraunjovenyágilkikuyuconlosojosvivarachosdeunmono,ahorasesentabacomounmonotristeymedrosoenunajaula.

BileaIsa,elcriadosomalídeDenys,vinodesdeNairobialagranja.Bileahabía estado dos veces en Inglaterra con Denys, asistió allí a la escuela yhablabaingléscomouncaballero.HacíaañosDenysyyohabíamosasistidoalabodadeBileaenNairobi;fueunafiestamagníficaquedurósietedías.Enaquellaocasión,elgranviajeroyestudiosohabíavueltoa lascostumbresdesusantepasados,vestidoconunropajedorado,haciendounareverenciahastael suelo al recibimos y bailado la danza de la espada, lleno del salvaje ydesesperadoespíritudeldesierto.Bileavinoaverlatumbadesuamo,sesentósobreella;volvióyhablómuypoco,despuésdeunratitosesentójuntoalosotrosconlaespaldaapoyadaenlaparedyeldorsodesusmanosdescansandoenelpavimento.

Farahsalióyhablóconlosenlutados.Estabamuyserio.

—Noseríatanmaloquetútefueras—medijo—,siBedarestuvieraaúnconnosotros.

LoscriadosdeDenyspermanecieronallíunasemana,luegounotrasotrosefueronmarchando.

AmenudoibaencochehastalatumbadeDenys.Enlínearectanohabíamás que cinco millas desde mi casa, pero dando un rodeo por la carreterahabía quince. La tumba estaba mil pies más alta que mi casa, el aire eradiferente,clarocomounvasodeagua;vientosligerostealborotabaelcabellocuando te descubrías; sobre los picos de las colinas vagaban las nubes quevenían del este, lanzaban su sombra hecha de vida sobre la tierra amplia yonduladayluegosedisolvíanydesaparecíansobrelaFallaGrande.

Compréen ladhukaunayardadeesa telablancaque losnativos llamanamericani, y Farah y yo levantamos tres palos altos en el suelo junto a latumba,clavamoslatelaenellosyasí,desdemicasa,podíadistinguirsulugarexacto,comounpuntitoblancoenlacolinaverde.

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Las lluviashabían sidomuyabundantesy temíque las hierbas crecierantanto que cubrieran la tumbay la hicieran desaparecer.Undía tomamos laspiedras blancas que había en el sendero de mi casa, las mismas que habíatraídoKaromenyahastalapuertaprincipal;lascargamosenelportaequipajesdemi automóvil y fuimos hasta la colina.Cortamos la hierba en torno a latumbaycolocamoslaspiedrasenuncuadradoparaseñalarla;ahorasepodríaencontrarsiempre.

Comoyoibatanamenudoalatumbayllevabaconmigoaloshijosdemiscriados, se convirtió en un lugar familiar para ellos; enseñaban el camino aquienesveníanaveda.Construyeronunpequeñocenadorentrelosmatorralesdeunacolinacercana.DuranteelveranovinodeMombasaAlíbinSalim,quehabíasidoamigodeDenys,seechóenlatumbaylloró,alestiloárabe.

UndíameencontréaHughMartinalladodelarumba.,nossentamosenlahierba y charlamos un largo rato. La muerte de Denys había afectadoprofundamenteaHughMartin.Siunserhumanohabíadesempeñadounpapelen la extraña y retraída existencia de aquel hombre, había sido Denys. Unidealesalgomuyextraño,nadiehubierapensadoqueHughpodíateneruno,niquesupérdidaleafectaratantocomosi,dealgunaforma,hubieraperdidounórganovital.PerodesdelamuertedeDenyshabíaenvejecidoycambiado,su rostro estaba lleno de ronchas y ojeroso.A la vez conservaba su plácidasonrisa, como la de un ídolo chino, como si supiera algo enormementedivertidoqueestabaocultoparalosdemás.Medijoquedurantelanochehabíahallado de repente el epitafio para Denys. Creo que lo había cogido de unautorgriegoantiguo,porquemelocitóengriego,luegolotradujoparaquelocomprendiera: «Nome preocupa si el fuego semezcla con la ceniza enmimuerte.Paramí,ahora,todoestábien».

LuegoLordWinchilsea,hermanodeDenys,hizoponerunobeliscoensutumba con una inscripción extraída del El viejo marinero, un poema queDenysadmirabaespecialmente.YonuncalohabíaescuchadohastaqueDenysme lo citó—la primera vez, que yo recuerde, cuando íbamos a la boda deBilea—.Nohevistoelobelisco;lopusierondespuésdequeyomemarchédeÁfrica. También en Inglaterra hay un monumento a Denys. Sus antiguoscompañerosdecolegiopusieron,ensumemoria,unpuentedepiedrasobreunarroyoquedivideloscamposdeEton.EnunadelasbalaustradasescribieronsunombreylasfechasdesupasoporEtonylaspalabras:«Famosoenestoscamposymuyamadoporsusnumerososamigos».

Entre el río en el suave paisaje inglés y los montes africanos, corre elsenderodesuvida;esunailusiónópticaqueparezcatorcerseydesviarse,loquelerodeabaesloquesedesvía.ElarcosedisparóenelpuentedeEton,laflechadescribiósuórbitayalcanzóelobeliscoenlascolinasdeNgong.

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DespuésdequemefueradeÁfrica,GustavMohrmeescribiócontándomeunacosamuyextrañaquehabíasucedidoenlatumbadeDenys,nuncahabíaoído nada semejante. «Los masai», me escribió, «han informado alComisionadodelDistritodeNgongquemuchasveces,alalbayalcrepúsculo,hanvisto leones en la tumbadeFinch-Hatton en las colinas.Un leónyunaleonahanaparecidoallíysequedandepie,oseechan,enla tumbadurantemuchotiempo.AlgunosindiosquepasanporellugarensuscamionescaminodeKajadotambiénloshanvisto.Despuésdequetefuisteelsueloquerodealatumba fue nivelado, formando una especie de gran terraza, supongo que ellugartanplanoesunbuensitioparalosleones,desdeallípuedenvertodalapradera,elganadoylacazaquehayenella».

ErajustoquelosleonesfueranhastalatumbadeDenysylaconvirtieranen un monumento africano. «Y renombrada sea tu tumba». Pensé que elpropioLordNelson,enTrafalgarSquare,sólotieneleonesdepiedra.

IV

Farahyyovendemos

Ahoraestabasolaenlagranja.Yanoeramía,pero lagentequelahabíacompradoseofrecióadejarmepermanecerenlacasaeltiempoquequisiera,yporrazoneslegalesmelaalquilabanporunchelíndiario.

LaventademismueblesnosdiomuchotrabajotantoaFarahcomoamí.Tuvimosqueponer toda laporcelanay lacristaleríaa lavistasobre lamesadel comedor;más tarde, cuando vendimos lamesa, las colocamos en largasfilasenelsuelo.Elcucodelrelojcantabalashorasarrogantementeporencimade las filas, luego fue vendido y voló fuera. Un día vendí mi cristalería yluego, durante la noche, lo pensé mejor, así que por la mañana me fui enautomóvil a Nairobi a pedirle a la dama que la había comprado queanuláramoseltrato.Noteníasitiodondemeterlacristalería,perolosdedosylos labios de muchos amigos la habían tocado, me habían regalado vinosexcelentes para beberlos en ella; retenían un eco de las antiguas charlas desobremesaynoqueríacompartirla.Despuésdetodo,pensé,esfácilderomper.

Teníaunviejobiombodemaderaconfiguraspintadasdechinos,sultanesynegros,conperrossujetosporlacorreaqueseponíajumaalfuego.Enlosatardeceres,cuandolasllamasresplandecían,lasfigurasseanimabanyservíancomo ilustraciones para los cuentos que le contaba a Denys. Después demirarlodurantemuchotiempolodobléyloempaquetéenunacaja,dondelasfiguraspodíandescansarpor elmomento.LadyMcMillan, en aquel tiempo,

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habíaterminadoelMcMillanMemorial,quehabíahechoconstruirenNairobienrecuerdodesumarido,SirNorthrtupMcMillan.Eraunbonitoedificioconbibliotecasysalasdelectura.Ahoraellasolíavenirenautomóvilalagranja,hablabade los tiempospasadoscon tristezaymecompró lamayorpartedemisantiguosmueblesdaneses,queyotrajerademipaís,paralabiblioteca.Megustósaberquelosalegres,sabiosyhospitalariosarconesygabinetesibanapermanecer juntos, en medio de libros y de estudiosos, como un pequeñocírculo de señores que en tiempos revolucionarios encuentran asilo en laUniversidad.

Mis libros losempaquetéencajasymesentabaocomíasobreellos.Loslibrosenunacoloniadesempeñanunpapeldiferenteen tuexistenciaqueenEuropa; toda una parte de tu vida depende de ellos; y por eso, según sucalidad, te sientes de lo más agradecida o indignada, en una escala muchomayorqueenunpaíscivilizado.

Los personajes de ficción de los libros corren en la granja, junto a tucaballo o pasean contigo por los maizales. Por sí mismos, como buenossoldados, saben encontrar el alojamiento que les conviene. Una mañana,después de haberme pasado la noche leyendoCromeYellow—nunca habíaoídohablardelautor,perocogíellibroenunalibreríadeNairobiymequedétan contenta como si hubiera descubierto una nueva isla, cubierta devegetación, en el mar— cuando galopaba por un valle del cazadero, unpequeño antílope saltó, y se convirtió en un cervato para SirHércules y suesposaconsutraílladetreintadagasfalderosnegrosyamarillentos.Todoslospersonajes deWalter Scott se encontraban a gusto en el país y topabas conellos por todas partes; lo mismo pasaba con Ulises y sus hombres, ycuriosamenteconmuchospersonajesdeRacine.PeterSchlemihlpasabasobrelascolinasconsusbotasdesieteleguasy«ClownAgheb»,laabeja,vivíaenmijardínjuntoalrío.Otrascosassevendieron,seempaquetaronyseenviaronfuera,demaneraquelacasa,duranteesosmeses,seconvirtióendasDingansich,noblecomounacalavera,un lugar fríoyespacioso, llenodeecos,y lahierbadelpradocreciótamoqueempezóacubrirlospeldañosdelaescalera.Al final, ya no quedaba nada en las habitaciones y paramí, en ese estado,comenzaronaparecermemásacogedorasqueantes.

LedijeaFarah:

—Asíescomodebíamosdehaberlatenidosiempre.Farahmecomprendiómuy bien porque los somalíes tienen algo de ascético. Durante esa épocaFarah estaba enteramente dedicado a ayudarme en todo; pero cada vez separecía más a un auténtico somalí, tal como era en Adén, donde le habíanenviado a buscarme, la primera vez en que vine a África. Le preocupabanmuchomisviejoszapatosymeconfióquerezabaaDiostodoslosdíasparaquemeduraranhastaquefueraaParís.

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Durante esos meses Farah se ponía cada día sus mejores ropas. Teníamucharopabonita:chaquetillasárabesbordadasdeoroqueyolehabíadadoyotra, muy elegante, de color escarlata con encajes dorados que le regalaraBerkeley Cole, además de turbantes de seda de hermosos colores. Por logenerallosteníaguardadosenarcasysólolosusabaenocasionesespeciales.Peroahoraseponíalomejorquetenía.Caminabaunpasodetrásdemíporlascalles de Nairobi o me esperaba en las sucias escaleras de los edificiosgubernamentalesodelosbufetesdelosabogados,vestidocomoSalomónentodosuesplendor.Sólounsomalípodíahacerlo.

Teníaquedecidireldestinodemiscaballosydemisperros.

Durantemucho tiempopenséenmatarlos,perovariosdemisamigosmeescribieron pidiéndome que se los dejara. Después de esto, cuando salía acabalgar acompañada por los perros, no me parecía justo matarlos a tiros,tenían demasiada vida dentro. Tardé mucho en decidirme, no creo habercambiado tantas veces de opinión sobre unmismo tema. Por último, decidídárselosamisamigos.

CabalguéalpasohastaNairobienmicaballofavorito,«Rouge»,mientrasmiraba todo de norte a sur.Debió sermuy extraño para «Rouge», pensé, irhastaNairobiporlacarreteraynovolverporelmismocamino.Loinstalé,nosinesfuerzo,enelvagóndeloscaballosdeltrendeNaivasha,mequedéallíysentí por última vez su morro sedoso en mis manos y en mi rostro. No tedejarémarchar, «Rouge», si nome das tu bendición. Juntos encontramos elsendero para bajar galopando al río entre las shambas y las cabañas de losnativos,bajabaspor laresbaladizapendienteconlaprudenciadeunmulo,yenlapardacorrientetucabezaylamíasereflejabanjuntas.Quepuedasahora,enunvalledenubes,comerclavelesaladerechayalhelíesalaizquierda.

Los dos jóvenes galgos que yo tenía, «David» y «Dinah», hijos de«Pania»,selosdiaunamigodeunagranjacercanaaGil-Gil,dondepodríantenerbuenacaza.Eranmuyfuertesyjuguetonesy,cuandolosmetieronenunautomóvilysefueronengranestilo, jadeaban,suscabezas juntasasomandoporlaventanilla,laslenguasfueracomosiestuvieransiguiendolapistadeunaespléndidapresa.Conlosojosylaspatasrápidas,alegrescorazones,losdosperrossemarchabandelacasaydelapraderapararesollar,husmearycorrerllenosdefelicidadporotroslugares.Partedemigentecomenzóaabandonarlagranja.Comoyanohabíacafénimolinodecafé,PooranSinghseencontrósintrabajo.NoquisocogerotrotrabajoenÁfricay,alfinal,decidióvolveralaIndia.

PooranSingh,elquedominabalosminerales,erafueradesutrabajocomounniño.Nolecabíaenlacabezalaideadequesehabíaterminadolagranja;seafligía,llorabaconclaraslágrimasquecorríanporsunegrabarbaydurante

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muchotiemponomedejabaenpazconsusintentosdequemequedaraenlagranja y con sus planes para que ésta continuara funcionando. Estabaorgulloso de nuestra maquinaria y parecía como si estuviera clavado a lamáquinadevaporyalsecadordecafédelafactoría,sussuavesojososcurosdevorabancadaunadesustuercas.Luego,cuandofinalmentesediocuentadelodesesperadodelasituación,selevinotodoencimadepronto,siguiómuytristeperoabsolutamentepasivoyaveces,cuandoleveía,mehablabamuchode sus planes de viaje. Cuando se fue el único equipaje que llevó consigoconsistíaenunapequeñacajadeherramientasyútilesdesoldadura,comosiyahubieraenviadosucorazónysuvidaalotroladodelocéanoysóloquedaraaquellapersonaflaca,modestaypardaconsusoldadorparaseguirles.

QueríahacerleunregaloaPooranSinghantesdequesefuerayesperabateneralgoconmigoquelegustara,perocuandoselodijemanifestócongranalegría que quería un anillo. Yo no tenía ningún anillo ni dinero paracomprarlo.Estoocurrióyaunosmesesantes,cuandoDenysveníaacenaralagranja,yunanoche ledije loquepasaba.Denysmehabíadadounavezunanilloabisiniodeoroblando,quesepodíaadaptaracualquierdedo.PensóqueproyectabadárseloaPooranSingh,porquesolíaquejarsedequetodoloquemeregalabayo,amivez,selodabaamigentedecolor.Paraimpedirlomeloquitóde lamano, se lopuso en la suyaydijoque se loquedaríahasta quePooranSinghsemarchara.FuepocosdíasantesdequesefueraaMombasayasíelanillofueenterradoconél.Sinembargo,antesdequePooranSinghsefuera reuní suficiente dinero, vendiendo mis muebles, como para podercomprarleelanilloquequeríaenNairobi.Eradeoropesado,conunapiedraroja grande, que parecía de cristal. Pooran Singh se puso tan contento quederramóunascuantaslágrimasmásymeparecequeelanilloleayudóensuseparaciónfinaldelagranjaydesumaquinaria.Porqueensuúltimasemanaseloponía todoslosdíasycuandoveníaacasalo traíaenlamanoymeloenseñabaconunasonrisaradianteygentil.EnlaestacióndeNairobiloúltimoquevideélfuesudelgadamanomorena,quehabíatrabajadoenlaforjaatanfuriosa velocidad. La extendía a través de la ventanilla del abarrotado ycalurosovagóndeferrocarrilparanativosenelcualsehabíainstaladoPooranSinghconsucajadeherramientas,ylapiedrarojabrillabacomounaestrellitamientrassubíaybajabadiciendoadiós.

PooranSinghsefueaPenjabconsufamilia.Hacíamuchosañosquenolaveía,pero siempreestuvieronencontactoconél, enviándole fotografíasqueguardaba en su casita de chapa ondulada en la factoría y queme enseñaballeno de ternura y de orgullo.Me escribió muchas cartas, algunas desde elbarco que le llevaba a la India. Todas empezaban de la misma manera:«Querida señora.Adiós», y luegome daba noticias suyas yme contaba susaventurasduranteelviaje.

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UnasemanadespuésdelamuertedeDenys,unamañanameocurrióunacosaextraña.

Estabaenlacamapensandoenlosacontecimientosdelosúltimostiempose intentando entender lo que realmente había ocurrido.Me parecía que, dealguna manera, me había salido del curso normal de la existencia humana,metiéndome en unmaelstrom donde nunca debía haber entrado. Por dondefuera que yo caminaba, el suelo fallaba bajo mis pies y las estrellas caíandesde el cielo. Pensaba en el poema sobreRagnarok, donde se describe esacaídadelasestrellasylosversossobrelosenanosquegemíanensuscuevasde lasmontañas ymorían demiedo. Todo esto, pensaba, no puede ser unacoincidenciadecircunstancias,loquelagentellamaunarachademalasuerte,sinoquedebetenerunfundamento.Siloencontraba,mesalvaría.Sibuscabadondedebía, reflexioné, la coherencia de las cosas seme aclararía. Pensabaquedebíalevantarmeybuscarunaseñal.

Muchagentecreequenoesrazonablebuscarunaseñal.Sedebeaqueparahacerla hay que estar en un determinado estado de espíritu y mucha gentenuncalologra.Sienesadisposicióndeánimopidesunaseñal,nopuedefallarla respuesta; se produce como consecuencia natural de una petición. De lamismamaneraunjugadordecartasinspiradoreúnetrecenaipesenlamesaylevantaloquesellamaunamano-unaunidad.Dondelosotrosnovennada,éles capaz de ver el gran capote que lo estámirando. ¿Es que existe el grancapoteenlascartas?Sí,paraeljugadorquesabe.

Salídecasaenbuscadeunaseñalyvaguéalazarentrelascabañasdelossirvientes.Acababandesoltarasusgallinasquecorríandeunladoaotroentrelascasas.Medetuveunratoymepuseacontemplarlas.

ElgrangalloblancodeFathimasepavoneabadelantedemí.Deprontosedetuvo,ladeólacabezaenunadirección,luegoenotraylevantósucola.Enelotroladodelsendero,porlahierba,aparecióunpequeñocamaleóngrisque,comoelgallo, estabahaciendo su reconocimientomañanero.Elgallo se fuederechohaciaél—porqueloscomen—cloqueandodesatisfacción.Alverloelcamaleónsequedócompletamenteparalizado.Teníamiedo,peroa lavezeravaliente,plantólaspatasenelsuelo,abriólabocatantocomopudoy,paraasustarasuenemigo,lesacósulenguaenformadeporra.Elgallosequedóquieto un momento como si estuviera sorprendido, luego rápida ydecididamente bajó su pico como un martillo y arrancó la lengua delcamaleón.

Elencuentrode losdosanimalesnodurómásdediezsegundos.Echéalgallo de Fathima, tomé una piedra grande y maté al camaleón, porque nopodíavivirsinlengua;loscamaleonescogenconlalengualosinsectosdelosquesealimentan.

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Mequedétanhorrorizadaporloquehabíavisto—porquehabíasidoalgohorribleyformidableenformatodeminiatura—quemealejéymesentéenunbancodepiedrajuntoalacasa.EstuveallídurantemuchotiempoyFarahmetrajomitéylopusoenlamesa.Mequedémirandofijamentealaspiedras,sinatrevermeaalzarlavista,porqueelmundomeparecíaunlugarpeligroso.

Sólomuydespacio,amedidaquepasaronlosdías,medicuentaquehabíarecibido la más espiritual de las respuestas posibles a mi petición. Inclusohabíasidohonradaydistinguidadeunaextrañamanera.Lospoderesalosqueinvoquérespetaronmásmidignidadqueyomisma,¿porquequéotrarespuestapodíandar?Estabaclaroquenoeraelmomentoparacaprichosydecidieronignorarmi invocación.Los grandes poderes se habían reídodemí y su risahabía resonado en las colinas, me habían dicho entre trompetas, gallos ycamaleones,¡ja,ja!

Estaba contenta de haber salido aquella mañana a tiempo de salvar alcamaleóndeunamuertelentaydolorosa.

Fuemásomenosporentonces—aunqueunpocoantesdequemehubieradesprendidodemiscaballos—cuandoIngridLindstrombajódesdesugranjaenNjoroparaquedarseconmigoalgún tiempo.FueungestodeamistadporpartedeIngrid,porqueparaellaeradifícilestarfueradesugranja.Sumarido,para hacer dinero conquepagar su tierra deNjoro, trabajaba para unagrancompañía de sisal en Tanganyka y allá estaba, sudando a dos mil pies dealtura,comosiIngridlohubieraalquiladoencalidaddeesclavoporelbiendelagranja.Ella,mientrastanto,ladirigía;habíaaumentadoelespaciodedicadoalacríadegallinasydehortalizas,teníacerdosycriabapavos,loquelehacíadifícildejarkgranja,aunquefueraporunosdías.Pero,pormí,lodejótodoalcuidado de Kemosa y acudió a verme como hubiera corrido a ayudar a unamigocuyacasasequemaba,yvinosinKemosaestavez, loque,dadas lascircunstancias, probablemente fue bueno para Farah. Ingrid comprendía ysimpatizabadetodocorazón,conunafuerzaqueeracomoladeloselementos,conloqueocurrecuandounamujergranjerahavendidosugranjaytienequeabandonada.Mientras Ingridestuvoconmigonohablamosdelpasadonidelfuturo,nomencionamoselnombredeningúnamigoniconocido,estábamosjuntaseneldesastredeaquellosmomentos. Íbamosdeunacosaaotrade lagranja, nombrándolas al pasar, una por una, como si estuviéramosalmacenandomentalmenteloqueyoperdíaocomosiIngridestuviera,enminombre, recogiendo material para un memorial de agravios a presentar aldestino. Ingrid sabía de sobra, por experiencia propia, que no existe talmemorial,perosuideaformapartedelamaneradeserdelasmujeres.

Bajamos hasta la boma de los bueyes y nos sentamos en la valla,contándolosamedidaquevenían.SindecirunapalabraseñalabaunoaIngrid:«Estos bueyes», y sin palabras, ellame respondía: «Sí, esos bueyes», y los

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apuntaba en el memorial. Fuimos hasta los establos para dar azúcar a loscaballosycuandoterminaronempecéalloraryextendíhaciaellamispalmas,pegajosasyllenasdebabas:«Estoscaballos».Ingridsuspirabaapenada:«Sí,esoscaballos»,ylosanotaba.Enmijardín,juntoalrío,nopudohacersealaidea de que yo debía de dejar las plantas que había traído desde Europa;retorcía sus manos sobre la menta, la salvia y la lavanda y luego volvió ahablardeellas,comosiestuvieraelaborandounplanparaquemelaspudierallevarconmigo.

Nos pasábamos las tardes contemplando mi pequeño rebaño de vacasnativas que pastaban en el prado. Yo hablaba de su edad, características yproduccióndeleche,eIngridgemíaygruñíaaloírlascifrascomosiestuvierafísicamente herida. Calculaba con cuidado mirándolas una por una, no porinteréscomercial,porquepasaríanamiscriados,sinoparavalorarysopesarmi pérdida.Miraba las suaves terneras, de dulce olor; después de una duraluchahabíaconseguidotenerunascuantasvacasconternerasensugranjay,contratodarazónysupropiavoluntad,melanzabaacerbasmiradasdecríticaporabandonaraquellosanimales.

Unhombrequecaminajuntoaunacongojadoamigoyquedurantetodoeltiempo se repite mentalmente las palabras: «Gracias a Dios que no me hatocado amí», se sentiría culpable y trataría de reprimir ese sentimiento,meparece.OcurrealgomuydistintocondosmujerescuandosonamigasYunaexpresatodasusimpatíaconlaangustiadelaotra.Nohacefaltadecirquelamás afortunada estará todo el tiempo repitiendo en su corazón lo mismo:«Menosmalquenomehatocadoamí».Noprovocamalossentimientosentrelasdos,sinoque,porelcontrario,lasacercamáslaunaalaotrayotorgaalaceremoniaunelementopersonal.Yocreoqueloshombresnopueden,fácilnitranquilamente,envidiaralosdemásotriunfarsobreellos.Nohacefaltadecirque la novia triunfa sobre las damas de honor y que las visitantes de laparturientaenvidianalamadredelniño;ynadie,sesienteincómodaporello.Unamujerquehayaperdidoasuhijopuedeenseñarsusropasaunaamiga,consciente de que ésta está repitiendo: «Menosmal que nome ha tocado amí», y ambas lo consideran algo lógico y natural.Así pasaba con IngridYconmigo.Mientraspaseábamosporlagranjasabíaqueellapensabaenlasuya,dandograciasporconservarlayagarrándoseaellacontodassusfuerzas,ynossentíamosmuybien.Apesardenuestrasviejaschaquetasypantalonescaqui,éramos en realidad, un par demíticasmujeres, con velos blancos y negros,formandounaunidad,éramoslosgeniosdelavidagranjeraenÁfrica.

Despuésdeunoscuantosdías,IngridsedespidiódemíysefueentrenaNjoro.

Yanopodíacabalgarymispaseos sin losperroseranmuysilenciososysedantes, pero seguía teniendo mi automóvil, lo cual era estupendo porque

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teníamuchascosasquehacer.

Eldestinodemisaparcerosmeoprimíaelcorazón.Comolagenteaquienhabía vendido mi granja proyectaba quitar las plantas de café y dividir yvender la tierra para construir en ella, no necesitaban a los aparceros y tanprontocomoelacuerdoentraraenvigorteníanunpreavisodeseismesesparadejar la granja. Para los aparceros aquella era una decisión inesperada yabrumadora, porque habían vivido con la ilusión de que la tierra era suya.Muchos de ellos habían nacido en la granja y otros habían venido con suspadrescuandoeranniños.

Losaparcerossabíanqueparapermanecerenlagranjateníanquetrabajarparamídurantecientoochentadíasalaño,porlocualeranpagadoscondocechelines cada treinta días; las cuentas se hacían en la oficina de la granja.También sabían que tenían que pagar al Gobierno un impuesto de docechelinesporcadacabaña,unacargamuypesadaparaunhombre,queconunpoco más podría tener dos o tres cabañas con techado de hierba, según elnúmerode susmujeres, porqueunmaridokikuyudebeproporcionar a cadauna de ellas una cabaña.De vez en cuandomis aparceros eran amenazadosconserechadosdelagranjaporalgúndelito,demaneraqueenciertomododebíansaberquesuposiciónnoeraenteramenteintocable.ElimpuestosobrelascabañasnolesgustabanadaycuandoibaarecogerloparaelGobiernoportoda la granja, se resistían y tenía que escucharles. Pero consideraban esascosas como las vicisitudes comunes de la vida y nunca renunciaban a laesperanzadeencontrarunaescapatoria.Noseimaginabanquepudierahaberparatodosunsubyacenteprincipiouniversal,queensuhorasemanifestabademanera fatal y aplastante. Durante algún tiempo prefirieron considerar ladecisión de los nuevos propietarios de la granja como un fantasma al quepodían valientemente ignorar. En algunos aspectos, aunque no en todos, loshombresblancosocupanenlamentedelosnativosellugarque,enlamentedeloshombresblancos,ocupalaideadeDios.Unavezhiceuncontratoconunmadereroindio,queconteníalaspalabras:unactodeDios.Noconocíalaexpresión y el abogado que estaba redactando el contrato trató deexplicármela.

—No, no señora —me dijo—, no ha comprendido en absoluto elsignificadodeltérmino.LoqueescompletamenteimprevisibleyalmargendelasreglasodelarazónesunactodeDios.

Por último, cuando la certeza de la noticia era evidente, los aparceroscomenzaron a congregarse en mi casa en grupos sombríos. Creían que ladenunciaeraunaconsecuenciademimarchadelagranja,mimalasuerteeracadavezmayoryseextendíatambiénsobreellos.Nomecriticabanporello,porqueyalohabíamoshabladoentrenosotros;mepreguntabanadóndeibanair.

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Paramíeramuydifícilresponderles.Losnativosnopueden,segúnlaley,comprartierrayyonoconocíaotragranjalobastantegrandecomotomarloscomo aparceros. Les dije lo que a mí misma me habían dicho después depreguntarsobreelasunto,quesefueranalareservakikuyuyqueencontraranallíunatierra.Entoncesmepreguntaronsihabríasuficientetierranoocupadaen la reserva comoparapoder llevar suganado,y si tendrían lagarantíadeencontrar todos, tierra en el mismo lugar, para que la gente de la granjapermanecierajunta,porquenoqueríansepararse.

Me sorprendió que estuvieran tan decididos a permanecer juntos, porqueenlagranjahabíasidodifícilmantenerlapazynuncahablabanmuybienunosde otros. Pero allí estaban los jactanciosos y grandes ganaderos comoKarhegu, Kaninu y Mauge, cogidos de la mano, por así decirlo, de loshumildesydesheredadostrabajadoresdelatierracomoWaweruyClotha,queno tenían ni siquiera una cabra; y allí estaban, impregnados del mismoespíritu,tandecididosapermanecerunidoscomoaconservarsusvacas.Sentíquemepedíannosólounlugarparavivir,sinosupropiaexistencia.

Esalgomásquesutierraloquearrebatasalagentealaquequitassutierranativa.Sontambiénsusraícesysuidentidad.Silesquitaslascosasquesuelenveryqueesperanseguirviendo,lesquitas,enciertomodo,losojos.Estoseaplicaenungradomáselevadoalospueblosprimitivosquealoscivilizados,y los animales son capaces de reemprender un largo camino y, a través depeligros y sufrimientos, recobrar su identidad perdida, en el medio queconocen.

Cuandohicierontrasladarsealosmasaidesdesuantiguopaís,alnortedelalíneadeferrocarril,hastalaactualreserva,llevaronconsigolosnombresdesuscolinas,praderasyríos;yselospusieronalascolinas,praderasyríosdesu nuevo país. Lo cual deja perplejos a los viajeros. Los masai llevan susraícescortadasconelloscomounamedicinayenelexiliointentanconservarsupasadomedianteunafórmula.

Ahoramis aparceros se agarrabanunos aotros conelmismo instintodeautoconservación.Siteníanqueirsedesutierradebíanhacerlacongentequeles conocía y que así podía testificar su identidad. Durante algunos añosseguirían hablando de la geografía e historia de la granja, y lo que unoolvidara lo recordaría otro. En aquel momento sentían pesar sobre ellos lavergüenzadelaextinción.

—Ve,Msabu—medijeron—,vepornosotrosalSelikaliyconsiguequenos deje llevar el ganado al nuevo lugar y que podamos permanecer juntosdondequieraquevayamos.

Conestocomenzóparamíunlargoperegrinaje,oelviajedeunamendiga,queocupómisúltimosmesesenÁfrica.

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Comomensajeradeloskikuyusfui,enprimerlugar,aloscomisionadosdeDistritoenNairobiyenKiambu,luegoalDepartamentoNativoyalaOficinadelaTierra,llegandoalfinalhastaelgobernador,SirJosephByrne,alquenoconocía porque acababa de llegar de Inglaterra.Al final olvidé hasta lo queestaba haciendo. Era como si me arrastrara la marea. A veces tenía quequedarme un día entero en Nairobi o ir dos o tres veces en el mismo día.Siemprealvolverhabíaunciertonúmerodeaparcerosjuntoamicasa,peronunca me preguntaban las noticias, vigilaban para comunicarme, mediantemagianativa,fuerzapararesistir.

Los funcionarios del Gobierno eran gente paciente y servicial. Lasdificultades del asunto no las inventaban ellos: en verdad era problemáticoencontrar en la reserva kikuyu una extensión de tierra no ocupada dondepudierainstalarsetodaaquellagenteysuganado.

Lamayor parte de los funcionarios llevabanmucho tiempo en el país yconocían bien a los nativos. Lo único que vagamente sugerían era que loskikuyusvendieranpartedesuganado.Sabíanquedeningúnmodoloharíanyquesillevabansusrebañosaunlugardemasiadopequeñoprovocarían,enelfuturo,problemassinfinconsusvecinosenlareserva,delosquetendríanquehacersecargootroscomisionadosdeDistrito.

Pero cuando llegaba a la segunda petición de los aparceros, la depermanecer juntos, los que mandaban me dijeron que no había ningunanecesidadrealdeello.

«Oh,noescuestióndenecesidad»,pensaba,«hastanuestrosmendigosmásmiserablestienencosassuperfluas»,yasísiempre.

Durante todamividahesostenidoquepuedasclasificara lagentesegúnpuedasimaginarlos tratandoconelreyLear.NosepuederazonarconelreyLear, como tampoco se puede con un anciano kikuyu, y en cuanto a aquélexigía demasiadode todo elmundo; pero es que era rey.Es verdadque losnativos africanos no han entregado su país a los blancos con gesto degenerosidad, así que el asunto es distinto que el del viejo rey y sus hijas;fueronlosblancoslosqueconvirtieronalpaísenunprotectorado.Peronohayqueolvidarquenohacemucho tiempo,enun tiempoquesepuederecordaraún,losnativoshabíansidodueñosdelatierrasinquenadieseladisputarayjamás habían oído hablar de los blancos y de sus leyes. Dentro de lainseguridad general de su existencia, la tierra seguía siendo algo constante.Algunosdeellosfueronllevadosporlostratantesdeesclavosyvendidosenelmercado, pero otros permanecieron siempre. Los que fueron conducidos alexilioylaesclavitud,portodoelmundooriental,soñabanconlastierrasaltas,porque eran suyas. Los ancianos nativos de piel oscura y ojos claros y losviejos elefantes de piel oscura y ojos claros, eran parecidos; los veías allí,

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sobreaquelsuelo,repletosdelasimpresionesdelmundocircundantequehanreunido y amontonado en sus confusasmentes; son parte de la tierra. Cadacualasumanera,sesienteperplejoalavistadelosgrandescambiosquesehanproducidoentornosuyoysitepreguntandóndeestán,debesresponderlesconlaspalabrasdeKent:«Entureino,señor».

Al final, cuando empezaba a creer quemepasaría todamividayendoyviniendo a Nairobi y hablando en las oficinas gubernamentales, meinformaron repentinamente que mi solicitud había sido concedida. ElGobierno estaba de acuerdo en conceder una parte de la reserva forestal deDagoretti a losaparcerosdemigranja.Allípodrían formarunasentamientopropio,nolejosdesuantiguoemplazamiento,ydespuésdeladesaparicióndela granja podrían seguir conservando sus rostros y sus nombres comocomunidad.

La noticia de esta decisión fue recibida en la granja con una profundaemociónsilenciosa.Era imposibledecir,mirandoel rostrode loskikuyus,sihabíantenidofeenqueelcasoseresolveríao,porelcontrario,desesperaban.Tanprontocomoestuvoresuelto,entraroninmediatamenteenunacarrerademúltiples y complicadas peticiones y propuestas en las cuales me negué aentrar.Permanecíanjuntoalacasa,ymemirabandeotromodo.Losnativostienentalconfianzaytalfeenlafortunaquedespuésdequealgohabíasalidobien,empezabanaconfiarenquetodosaldríaadelanteyquemequedaríaenlagranja.

Resueltoeldestinodelosaparcerosmesentíenormementetranquila.Rarasvecesmehesentidotancontenta.

Luego,alcabodedosotresdías,elsentimientodequehabíaterminadomiobraenelpaísseapoderódemí,ypenséquedebíairme.Habíaterminadolarecoleccióndel café, elmolino estaba cerrado, la casavacía y los aparcerosteníansucierra.Laslluviashabíanpasadoylanuevahierbacrecíaaltaenlaspraderasyenlascolinas.

Elplanquehabía ideadoalprincipiodecederen lascuestionesmenorespara resistir en las de vital importancia había sido un fracaso. Habíaconsentido en dar todas mis posesiones una por una, como una especie derescatepormipropiavida,peroahorayanomequedabanada,yomismaeralamásligeradetodas,eldestinopodíaencargarsedemí.

Había luna llena en aquellos días, brillaba en la habitación desnuda yreflejabaenelsuelolaformadelasventanas.Penséquelalunasepreguntaríacuánto tiempo pensaba permanecer en un lugar del que todo se habíamarchado.«Oh,no»,dijolaluna,«eltiemposignificamuypocoparamí».

Mehubiera gustado quedarmehasta ver a los aparceros instalados en su

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nuevo lugar. Pero la medición de la tierra llevaba tiempo y no era segurocuándopodríanir.

V

Adiós

Porentoncesfuecuandolosancianosdelavecindaddecidieroncelebrarunngomaparamí.

Esas ngomas de los ancianos habían sido grandes celebraciones en elpasado,peroahoralasdanzabanenrarasocasionesydurante todoel tiempoqueestuveenÁfricanovininguna.Mehubieragustadomuchoverla,porquelos propios kikuyus las tenían enmuy alta estima.Se consideraba un honorpara la granja que se celebrara en ella la danza de los ancianos, mi genteempezóacomentadomuchoantesdequesecelebrara.

Hasta Farah, que habitualmente menospreciaba las ngomas nativas, estavezestabaimpresionadoporladecisióndelosancianos.

—Estagenteesmuyvieja,Memsahib—dijo—,peroquemuy,muyvieja.

Eracuriosooíralosjóvenesleoneskikuyushablarconreverenciaytemorrespetuoso de la próxima actuación de los viejos danzantes.Había una cosarespecto a estas ngomas que yo desconocía: estaban específicamenteprohibidasporelGobierno.Nosécuálera la razónpara laprohibición.Loskikuyusdebíandeconocerdesobralaprohibición,peroprefirieronignorada,fuera porque razonaban que en tiempos tan revueltos se podían hacer cosasquenosehacíanentiemposnormales,oenverdadseolvidaranpresadelasgrandesemocionesquelesdespertabaladanza.Nisiquierafueroncapacesdemantenerseensilenciosobrelangoma.

Cuandollegaronlosancianosdanzantesfueunavisiónrara,sublime.Eranunoscien,llegaronalmismotiempoyalgunosdebíandeprocederdelugaresdistantesdelacasa.Losancianosnativossonmuyfriolerasyporlogeneralsecubren y embozan en pieles ymantas, pero he aquí que vinieron desnudos,como si quisieranmanifestar solemnemente la formidable verdad. Llevabandiscretos atavíos y pinturas de guerra, pero unos cuantos traían sobre susviejoscráneoscalvoseltocadodeplumasdeáguilanegraqueseveíasobrelascabezasdelosjóvenesdanzantes.Nonecesitabanningúnadornomás,estabanimpresionantesasí.Nonecesitaban,comolasantiguasbellezasenlossalonesdebaileeuropeos,esforzarseporconseguirunaspectojuvenil,porquetodoelcentro y el peso de la danza, tanto para ellos como para los espectadores,estribaba en la vejez de los intérpretes. Llevaban unas curiosasmarcas, que

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antes nunca había visto. Sobre sus torcidosmiembros llevabanpintadas contiza unas rayas, como si quisieran, con su profunda sinceridad, resaltar larigidezyfragilidaddesushuesosbajolapiel.Alavanzar,enunalentamarchaintroductoria,susmovimientoserantancuriososquemepreguntéquéclasededanzaíbamosaver.

Mientras loscontemplabamesobrevinouna fantasíaqueyahabía tenidoantes:nome ibaamarchardeÁfrica,nopodíadejarÁfrica,sinoqueeraelpaís quien lenta y gravemente se separaba de mí, como el reflujo de unamarea. La procesión que pasaba por delante demí estaba formada pormisfuertes y carnosos danzantes de ayer y de antes de ayer que se ibanmarchitandoantemisojos,queseibanextinguiendoparasiempre.Seestabanyendoasumanera,cortésmente,conunadanza;lagenteestabaconmigoyyoconlagente,todoscontentos.

Los ancianos no hablaban, ni siquiera uno con otro, estaban ahorrandofuerzasparaelesfuerzoquetendríanquehacer.

En el mismo momento en que los danzantes se habían alineado paraempezarladanzallegóacasaunaskarideNairobiconunacartaparamí,enlaquemedecíanquesesuspendieralangoma.

Noloentendí,detaninesperadoqueera,ytuvequeleerlacartadosotresveces. El askari que la trajo estaba tan impresionado por la importancia delespectáculo suspendido que no dijo una palabra ni a los viejos ni a missirvientes, ni molestó ni fanfarroneó, como suelen hacerla porque les gustamostrarlaplenituddesupoderalosdemásnativos.DurantetodamividaenÁfricanopaséjamásporuntrancetanamargo.Nuncamesentítanirritadaporlas cosas quemeocurrían.Ni siquiera semeocurrió hablar; las palabras sehabíanvueltoalgoinútil.

Los viejos kikuyus permanecieron quietos como un rebaño de ovejas,mirándomefijamentealacaraconsusojosqueasomabanbajolosarrugadospárpados.Nopodían,enunsegundo,renunciaraalgoqueansiaban,algunosde ellos hacían movimientos convulsivos con las piernas; habían venido adanzar e iban a danzar. Al final les dije que nuestra ngoma había sidoprohibida. Sabía que la noticia en sus mentes tomaría un aspecto distinto,aunquenosabíacuál.Quizásedieroncuentaenseguidaquenosepodíahacerlangomaporqueyanohabíanadieparaquiénbailar,puestoqueyonoexistíadesdehacía tiempo.Talvezcreyeranqueya sehabía celebrado,unangomasin par, con tal fuerza que reducía a la nada todo lo demás, y que cuandoterminó,todosehabíaterminado.

Unperrillonativoenelpradoaprovechólaquietudparaladrarconfuerzayelecomehizorecordar:

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…losperritosytodo,

Iray,BlanchySweetheart,mira,meladran.

Kamante,queteníaasucargoeltabacoparadaralosancianosdespuésdela danza, con su habitual habilidad silenciosa pensó que había llegado elmomento de repartirlo y se acercó con una calabaza grande llena de rapé.Farah le indicó con lamano que se apartara, peroKamante era un kikuyu,comprendía a los viejos danzantes y se salió con la suya. El rapé era unarealidad.Lodistribuimosentrelosviejos.Alcabodeunratitosefueron.

Laspersonasdelagranjaquesintieronmásmimarchafueron,meparece,las viejas. Las ancianas kikuyus soportaban una vida dura y se habíanencallecido tanto que, como viejasmulas, temordían si podían. Soportabancualquierenfermedadquematabaaloshombres,comopudecomprobarenmiprácticacomodoctora,eranmássalvajesqueéstostodavíamásincapacesdela facultad de admiración. Habían tenido muchos hijos y les habían vistomorir;noteníanmiedodenada.Llevabancargasdeleña,conunacorreaporlafrenteparasujetadas,de trescientas libras, tambaleándosebajosupeso,peronoestabanvencidas; trabajabanenelduro terrenodesusshambas,dobladasde sol a sol. «Desde allí ella busca la presa y sus ojosmiran a lo lejos. Sucorazónes firmecomounapiedra, tandurocomounapiedrademolino.Seburlabadelmiedo.Cuandoseerguíadesdeñabaalcaballoyaljinete.¿Creesquevaasuplicarte?¿Quevaadecirtesuavespalabras?».Yteníantodavíaunagran reserva de energía; irradiaban vitalidad. Las viejas estaban muyinteresadasportodoloquesucedíaenlagranjaypodíancaminardiezmillasparaasistiraunangomadelosjóvenes;unabroma,unacopadetembuhacíaque sus arrugados rostros se disolvieran en una carcajada. Esta fuerza y suamor a la vida me resultaban no sólo muy respetables, sino gloriosos yfascinadores.

Lasancianasdelagranjayyosiemprefuimosamigas.

Ellaseran lasqueme llamabanJerie; loshombresy losniños—exceptolos muy pequeños— nunca me llamaban así. Jerie es un nombre femeninokikuyu, pero tiene algo de especial: cuando nace una chica en una familiakikuyumuchotiempodespuésdesushermanosyhermanas,lallamanJerieysupongoqueenelnombrehayunanotaafectuosa.

Ahoralasancianassedolíandequeyolasdejara.Deesosúltimostiemposconservolaimagendeunamujerkikuyu,sinnombre,porqueyonolaconocíabien,creoqueeradelaaldeadeKatheguydebíaserlaesposaoviudadeunodesushijos.Veníahaciamíporunsenderoen lapradera llevandosobre lasespaldasunacargade las largasypesadasvarasque loskikuyusempleabanparaconstruirlostechosdesuscabañas—loqueesuntrabajofemeninoparaellos—.Lasvarasdebían tenerquincepiesde largo; cuando lasmujeres las

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cargaban lasatabanpor losextremosy losaltosycónicos fardos ledabanaquienlosllevaba,cuandocaminaba,lasiluetadeunanimalprehistóricoodeuna jirafa. Los palos que llevaba aquella mujer estaban todos negros ychamuscados, tiznados por el humo de la cabaña durantemuchos años; esosignificaba que había desmontado su casa y llevaba los materiales deconstrucciónhaciaelnuevosuelo.Cuandonosencontramossequedóquieta,obstaculizándomeelpasoporel sendero,memirabacomouna jirafaenunamanada,queteencuentrasenlallanurayquevive,sienteypiensadeformainconcebible para ti. Después de unmomento rompió a llorar, las lágrimascorríanporsurostrocomounavacaqueseponeahaceraguasenla llanuradelantedeti.Nodijoniunapalabra,niyotampocoyalcabodeunosminutoscedióelpasoynosseparamos,caminandoendireccionesopuestas.Penséquedespuésde todo llevabaconsigoalgunosmaterialescon loscualescomenzarsu nueva casa y me la imaginé, poniéndose a trabajar, atando los palos yhaciendountechado.

Lospequeñospastorcillosdelagranja,queensusvidashabíanconocidoun tiempoenqueyonohubieravividoen la casa, estabanmuyexcitadosynerviososantelaideadequemeibaamarchar.Paraellos,debíaserdifícilyarriesgado imaginarse el mundo sin mí, como si la providencia les fuera aabandonar.Emergíanentrelasaltashierbascuandoyopasabaymegritaban:«¿Cuántotevas,Msabu?¿Msabu,dentrodecuántosdíastevas?».

Cuandoalfinllegóeldíademarcharseaprendílaextrañaleccióndequeocurrencosasqueteesimposibleimaginar,seadeantemano,oenelmomentoenqueseproducenodespuésalrecordarlas.Lascircunstanciaspuedenteneruna fuerza motriz que genera acontecimientos sin ayuda de la mente opercepción humana. En esas ocasiones eres consciente de lo que pasa alseguidoconatenciónmomentoamomento,comounciegoalqueguíanyquepone un pie delante del otro con prudencia, pero sin saber dónde pisa. Lascosasteocurrenytúlosabes,perosalvoesonotienesningunarelaciónconellas,noconoceslaclavedesucausaosusignificado.Losanimalessalvajesenuncircomeparecequehacensuprogramadelamismaforma.Losquehanpasadoporacontecimientos semejantespuedendecir,dealgunamanera,quehan pasado por la muerte—no mediante la imaginación, sino mediante laexperiencia.

GustavMohrllegóensuautomóvilporlamañanatempranoparairhastala estación de ferrocarril conmigo. Era unamañana fresca, pero había pococolorenelaireoenelpaisaje.Estabamuypálidoyparpadeaba,meacordédeloquemedecíaunviejocapitánnoruegodeunballeneroenDurban,quealosnoruegosnolesafectaunatormenta,peroquesusistemanerviosonoaguantauna calma.Tomamos el té, juntos en lamesa de la piedra demolino, comohabíamoshechomuchasveces.Aquí,aloeste,lascolinasdelantedenosotros,

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conunaneblinagrissobrelosarroyos,vivíangravementeunmomentomásensusmilesymilesdeaños.Sentíamuchofrío,comosiestuvieraalláarriba.

Mis criados seguían en la casa vacía, pero ya habían, por así decido,trasladadosuexistenciaaotraparte;susfamiliasysuspertenenciassehabíanmarchado.LasmujeresdeFarahySaufe sehabían idoa la aldea somalídeNairobi en un camión, el día anterior. Farah iría conmigohastaMombasa ytambiénelhijomásjovendeJuma,Tumbo,porqueeraloquemásdeseabaenelmundoycuandoleofrecieroncomoregalounavacaounviajeaMombasa,escogióestoúltimo.

Medespedídecadaunodemiscriadosycuandomemarché,apesardequehabíanrecibidocuidadosas instruccionesdequecerraran laspuertas, lasdejaronabiertasdeparenpar.Eraungestotípicodelosnativos,comosiconelloquisierandecirqueyovolvería,otalvezlohicieronparaindicarquenoexistíarazónparacerrarlaspuertasyquedabaigualdejadasabiertasatodoslosvientos.Farahfueconduciendolentamente,alpasodeuncamello,porelcaminoyfueradelavistadelacasa.CuandollegamosalestanquelepreguntéaMohr si teníamos tiempopara parar unmomento, bajamosy fumamosuncigarrilloen laorilla.Vimospecesenelagua,quepescaríaycomeríagentequenosabíasuimportanciayquenuncahabíavistoalviejoKnudsen.AquíSirunga,elnietopequeñodeKaninu,queeraepiléptico,aparecióparadarmeel último adiós, porque había estado rondando la casa incesantemente parahacerlalosúltimosdías.Cuandonosmetimosenlosautomóvilesotravezparamarcharnos, comenzó a correr tras ellos tan rápido como pudo, como si elviento le empujara en el polvoporque eramuychiquitito, como la últimaypequeña chispa de mi hoguera. Corrió hasta donde el camino de la granjadesembocaba en la carretera y temí quepudiera seguimos aún; hubiera sidocomo si la granja se dispersara y saliera volando en todas las direcciones,como cáscaras de maíz. Pero se detuvo en la esquina, después de todopertenecíaalagranja.Sequedóallíynosmiródurantetodoeltiempoqueyoseguíviendoelcaminodelagranja.

CaminodeNairobivimosciertacantidaddelangostasenlahierbayenlamismacarretera,unascuantaschocaroncontraelautomóvil,comosifueranaasolarelcampodevezmás.

Muchosdemisamigoshabíanvenidoalaestaciónparadespedirsedemí.AllíestabaHughMartin,tristeynonchalant,ycuandovinoadespedirseviamidoctorPanglossdelagranjacomounafigurasolitariayheroica,contodasu soledad a cuestas, y fue como un símbolo de África. Nos despedimosafectuosamente: lo habíamos pasado muy bien juntos y habíamos tenidomuchasysabiasconversaciones.LordDelamereestabaunpocomásviejo,unpocomás pálido y con el pelomás corto que cuando tomé con él té en lareservamasai,alirallíconmisbueyes,alprincipiodelaguerra,peroseguía

Page 236: Memorias de Áfricafrica.pdf · 2019-10-06 · La granja de Ngong Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong. El ecuador atravesaba aquellas tierras altas a un

siendotanextraordinariamentecortéscomoantes.LamayoríadelossomalíesdeNairobiestabanenelandén.ElviejotratantedeganadoAbdallahseacercóymeregalóunasortijadeplata,conunaturquesa,paraquemedierasuerte.Bilea,elsirvientedeDenys,medijogravementequepresentarasusrespetosalhermano de su amo en Inglaterra, en cuya casa había vivido en los viejostiempos.Lasmujeressomalíes,medijoFarah,habíanestadoenlaestaciónenrickshas,pero,alveratantoshombressomalíesjuntos,tuvieronvergüenzaysefueron.

GustavMohryyonosdimoslamanocuandoyaestabaeneltren.Ahoraqueeltrenempezabaamoverserecuperósuequilibriomental.Queríadarmeánimoscon tanta fuerzaquesesonrojó;su rostro llameabaysusojosclarosresplandecíanalmirarme.

EnlaestaciónSamburudelalíneabajédeltrenmientrasechabanaguaalamáquinaypaseéconFarahporelandén.

Desdeallí,alsuroeste,vilascolinasdeNgong.Lanobleondulacióndelamontañasealzabasobrelatierrallana,todaazuladacomoelaire.Peroestabatan lejosque loscuatropicosparecían insignificantes,apenasdistinguiblesymuydiferentesacomoselesveíadesdelagranja.Lasiluetadelamontañafueborradayniveladalentamenteporlamanodeladistancia.

FIN