Mente y Cerebro Nº 64

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    n.o64/2014

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    SUPERSTICINLas razones que nos impulsanhacia el pensamiento mgico

    9 7 7 1 6 95 0 8 8 7 0 3

    0 0 0 6 4

    PSICOLOGAEl dolor dela exclusin

    MEDICINAClaves dela anestesia general

    NEUROLOGASida y demencia

    PSICOTERAPIALa terapia de esquemas

    NUEVA SERIENeurofilosofa

    de las emocionesy la moral

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    2 MENTE Y CEREBRO 64 - 2014

    SUMARIO

    PSICOLOGA SOCIAL

    10 El dolor de la exclusinLos incidentes ms triviales de ostra-

    cismo pueden hacer aicos el amor

    propio. Sin embargo, es posible miti-

    gar el malestar psquico y aprender

    de l.Por Kipling D. Williams

    COGNICIN

    18 Neuromagia:

    entre la ilusin y la cienciaLos magos deslumbran a su pblico

    aprovechando las espordicas in-

    terrupciones en las redes cerebrales

    que permiten percibir el entorno

    y fijar la atencin.Por S. L. Macknik,

    S. Martinez-Conde y S. Blakeslee

    PSIQUIATRA

    36 La fuerza del autismoLos rasgos autistas resultan venta-

    josos en ciertos mbitos laborales,

    entre ellos, la investigacin cientfica.

    Por Laurent Mottron

    SERIE NEUROFILOSOFA DE L ASEMOCIONES Y LA MOR AL ( I)

    42 Qu significa sentir?El cerebro explica las emociones y

    las pasiones humanas, sostiene la

    neurociencia. Se nos escapa parte

    de la realidad si concebimos los sen-timientos solo como una activacin

    neuronal?Por Giovanni Frazzetto

    PSICOTERAPIA

    48 Terapia de esquemas:

    la transformacin interiorUn trastorno psquico se acompaa

    a menudo de sentimientos y conduc-

    tas arraigadas en la primera infan-

    cia. Estos esquemas disfuncionales

    pueden transformarse.Por Eckhard

    Roediger

    MEDICINA

    62 Claves moleculares

    de la anestesia generalLos procesos cerebrales que acon-

    tecen durante la anestesia total

    constituyen todava un enigma.

    Por Christian P. Mller

    NEUROLOGA

    68 Neurosida: alarma vrica

    en el cerebroMillones de personas han muerto

    vctimas del sida. Su agente causal,

    el virus de la inmunodeficiencia hu-

    mana, destruye ciertas neuronas del

    sistema nervioso, provocando una

    demencia.Por Gabriele Arendt

    NEUROCIENCIA

    74 La hidrocefalia crnica

    del adultoA medida que avanza la edad,

    aumentan los casos de personas

    con demencia. Muchas son diagnos-

    ticadas de alzhimer o prkinson,

    pero en realidad sufren hidrocefalia

    normotensiva idioptica o crnica

    del adulto, la nica enfermedad de-

    menciante que puede curarse con

    una intervencin quirrgica.Por

    Johannes Lemke y Ullrich Meier

    ARTCULOS

    Excluido

    El ostracismo activa los centros cerebrales

    del dolor, incita a la tristeza y al enfado y

    reduce la autoestima, entre otros efectos.

    Enero / Febrero de2014

    N.o

    64

    No solo neuronas

    Si bien las emociones pueden describirse

    desde la fisiologa cerebral, se hallan insertas

    en un contexto vital personal.

    Sida en el cerebro

    El VIH llega tambin al cerebro, donde

    lesiona tanto directa como indirectamente

    las neuronas, causando demencia.

    10 42 68

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    MENTE Y CEREBRO 64 - 2014 3

    PSICOLOGA

    26 La supersticin

    en la mente

    La creencia en fenmenos para-normales se halla ampliamente

    extendida entre los humanos.

    Los mismos mecanismos ce-

    rebrales que subyacen a estas

    ideas construyen casi todo nues-

    tro pensamiento.Por Richard

    Wiseman

    ENTREVISTA

    32 Soy un creyente

    convertidoEn su momento, Peter Brugger,

    de la Universidad de Zrich,

    estuvo convencido de que los

    fenmenos paranormales exis-

    tan. Quiso escudriar ms el

    asunto. En su pesquisa, aunque

    no experiment vivencias sobre-

    naturales, descubri el motivo

    por el que los fantasmas moran

    en la cabeza de tantas personas.

    Por Andreas Jahn y Amelie Tokaj

    SECCIONES

    4 Encefaloscopio

    > Generosidad y felicidad

    > Altruismo contagioso

    > Ms olfato durante la ovulacin

    > Cambios emocionales durante

    la menstruacin

    > Inteligencia aviaria

    > Habilidades de las aves

    > Implantes sensoriales

    > Excitacin neuronal inversa

    durante el descanso

    > Relacionan la conmocin cerebral

    con la deficiencia hormonal

    54 Sinopsis

    Neurobiologa del tabaquismo

    56 Avances

    > Medidor de la consciencia.

    Por Christof Koch

    > Estimulacin cerebral profunda

    para tratar la anorexia resistente.

    Por Cristina Torres Daz

    > Tabaco y demencia.Por Ins

    Moreno Gonzlez

    79 Instantnea

    Barrera hematoenceflica

    80 Syllabus

    La introspeccin.Por Christian Wolf

    85 Ilusiones

    Ms verdadero que la verdad.

    Por Susana Martinez-Conde y Stephen

    L. Macknik

    89 Retrospectiva

    Encuentro con la psicologa alemana.

    Por Annette Mlberger

    93 Libros

    Enfermedades mentales. Filosofa

    de la mente.Por Luis Alonso

    www.menteycerebro.es

    ESOTERISMO Y CEREBRO

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    ENCEFALOSCOPIO

    La mayora de nosotros he-

    mos experimentado al-guna vez la satisfaccin de

    gastar dinero en otra persona,

    sea a travs de un regalo o un

    donativo. Un equipo interna-

    cional de psiclogos da cuenta

    ahora de que la relacin entre

    el gasto generoso y la felicidad

    constituye un fenmeno vli-

    do en todo el mundo, incluso

    en pases empobrecidos como

    India o Uganda. Aqu, en Nor-teamrica, podemos pensar

    que podemos permitirnos el

    lujo de gastar dinero extra en

    otros, mientras que a los habi-

    tantes de lugares ms pobres

    les resultara preferible inver-

    tir en s mismos sus limitados

    recursos, explica la autora

    principal del estudio, Lara Ak-

    nin, de la Universidad Simon

    Fraser. Y apunta: Pero hemosvisto que la generosidad es pro-

    vechosa en los pases ricos y en

    los pobres.

    Esta conclusin brota de una

    encuesta realizada a200

    .000

    personas adultas de 136pases

    a quienes se les preguntaba

    sobre sus donativos y su bie-

    nestar subjetivo. Tras descartar

    ciertas variables (demogrficas,ingresos familiares y otras), se

    observ una correlacin po-

    sitiva entre los donativos y la

    felicidad en 120de estos pases,

    tanto ricos como pobres. Segnlas respuestas, el refuerzo en el

    LABOCA

    PSICOLOGA SOCIAL

    Generosidad y felicidadLas personas son tanto ms felices cuanto ms donan a las obras de caridad

    PERCEPCIN

    Ms olfato durante la ovulacinRelacionan la capacidad olfativa de las mujeres con las funciones del sistema reproductor

    El estado de nimo y el apetito de la mujer se encuentran enrelacin con su ciclo menstrual. Tambin se dan cambios,aunque ms sutiles, en la forma de pensar y el comportamiento.En particular, el sentido del olfato se agudiza cuando la fertilidad

    es mxima, es decir, en la segunda mitad del ciclo.

    Un estudio publicado en marzo pasado en Hormones and Be-

    havior comparaba la sensibilidad olfativa de 16mujeres que to-

    maban anticonceptivos orales con la de otras 17que seguan su

    ciclo natural. Se analizaron dos perodos: en torno a la fecha de

    ovulacin y durante la fase lutenica (justo despus de la ovu-

    lacin). Las participantes olisquearon aromas de limn, menta,

    rosa, almizcle, as como las feromonas masculinas androstenona y

    androsterona. Las mujeres que seguan su ciclo menstrual natural

    mostraron, en las proximidades de la ovulacin, ms acusada

    sensibilidad al almizcle y a las feromonas que las que tomaban

    anticonceptivos. No obstante, el efecto puede que no se limite alos aromas masculinos. Un estudio de marzo de 2013publicado

    enPhysiology and Behaviorapuntaba que la mujer posee, en ge-

    neral, un sentido olfativo ms agudo durante su fase lutenica. A

    fin de comprobarlo, los investigadores midieron la capacidad de

    las participantes para detectar el olor de n-butanol, un alcohol

    de aroma muy sutil.

    Los resultados son tpicos de la investigacin en este mbito,

    pues los efectos son leves y no todos los estudios concuerdan en

    los detalles. Aun as, los hallazgos respaldan la hiptesis extendida

    de que las concentraciones hormonales en el organismo femenino

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    ENCEFALOSCOPIO

    PSICOLOGA

    Cambios emocionales durante la menstruacinLos sentimientos femeninos hacia la pareja varan sutilmente cuando la fertilidad es mxima

    COGNICIN

    Inteligencia aviariaLos hallazgos en la capacidad cognitiva de los crvidos contribuyen al conocimiento

    de la evolucin de las destrezas sociales

    La inteligencia de la familia de los cr-vidos, grupo de aves al que pertene-cen cuervos, grajos, grajillas, cornejas yurracas, entre otras especies, rivaliza con

    la de monos y delfines. Estudios recientes

    revelan impresionantes detalles relativos

    al razonamiento social de los crvidos y

    ofrecen indicios acerca del modo en que

    pudo evolucionar nuestra propia inteli-

    gencia interpersonal.

    Una de las capacidades que ha merecido

    la atencin en fecha reciente es la respues-

    ta de estas aves al ver rostros humanos.

    Segn informaban Barbara Clucas y suscolaboradores, de la Universidad estatal

    Humboldt, en Ethology en abril de 2013,

    los grajos alzan el vuelo con mayor rapidez

    cuando la persona que se les acerca los mira

    directamente que si fija la vista hacia otro

    lado. Los investigadores se aproximaron a

    pie a grupos de grajos de tres zonas de los

    alrededores de Seattle, ora con la mirada

    fija en los pjaros, ora observando algn

    punto distante. Los crvidos se dispersaron

    antes cuando les observaban, a diferencia

    de otros animales, que evitan a las personas

    sea como sea.

    Clucas conjetura que el hecho de ignorara los humanos que se acercan mirando a

    otro lado constituye una adaptacin apren-

    dida de la vida en la gran ciudad. Mltiples

    estudios han demostrado que los grajos

    aprenden conductas de prudencia unos

    de otros.

    El equipo de John Marzluff, de la Univer-

    sidad de Washington y coautor con Clucas

    del artculo citado, comprob las faculta-

    des de aprendizaje de estos pjaros. Los ex-

    perimentadores se aventuraron en diversosparques de Seattle divididos en dos grupos

    que se distinguan por una mscara que

    les cubra el rostro. Unos enmascarados

    atraparon pjaros; los dems, con otra ca-

    reta, sencillamente, pasaron de largo. Cinco

    aos despus, ambos grupos volvieron al

    parque portando sus respectivas msca-

    ras. Los pjaros que fueron capturados la

    primera vez recordaban qu careta corres-

    ponda a los capturadores; acto seguido,

    transmitieron la informacin a sus cras y

    a otros grajos. Todos ellos graznaron con

    fuerza y huyeron de los investigadores queportaban la mscara amenazante.

    Segn Marzluff, aunque esta reaccin

    pueda considerarse normal, resulta un tipo

    de aprendizaje social complejo a nivel cog-

    nitivo, adems de raro en el reino animal.

    Una cosa es aprender por experiencia pro-

    pia y otra muy diferente observar lo que les

    ocurre a otros individuos e inferir de ello lo

    que nos pasar a nosotros, subraya.

    Los cuervos reconocen rostros humanos

    valindose de las mismas vas visuales ce-

    En los das de mxima fertilidad, las mujeres tienden a pre-

    ferir hombres sexualmente deseables, constatan variosestudios. Quedaba por saber si estas variaciones afectan a sus

    relaciones sentimentales a largo plazo. Psiclogas de la Univer-

    sidad de California en Los ngeles encuestaron a65mujeres con

    pareja estable para indagar cmo variaban sus sentimientos

    hacia su consorte a lo largo del mes. Los resultados indicaron

    que los das ms frtiles, las mujeres que consideraban a su

    compaero menos deseable sexualmente se sentan menos

    ligadas a l y eran ms crticas con sus fallos. Por el contrario,

    las mujeres con una pareja ms atractiva fsica y sexualmente

    manifestaban una mayor satisfaccin con su relacin y se sen-

    tan ms unidas a su compaero durante esas mismas fechas.

    No obstante, la intencin general de mantener su relacin novariaba en funcin del momento del mes.

    Las investigadoras afirman que sus resultados apoyan la teo-

    ra de que las mujeres seleccionan a su pareja poniendo en la ba-

    lanza su deseo hacia genes de elevado rendimiento (hombres

    sexy posiblemente promiscuos) y varones fiables y dispuestos

    a comprometerse como padres. Muchos hombres renen am-

    bas cualidades, por lo que es probable que numerosas mujeres

    experimenten tan solo variaciones sutiles en la atraccin y sa-

    tisfaccin durante su ciclo menstrual.

    Tori Rodrguez

    THINKSTOCK

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    8 MENTE Y CEREBRO 64 - 2014

    ENCEFALOSCOPIO

    Nuestros cinco sentidos

    delimitan el mundo quepercibimos. No alcanzamos a

    or tonos que sean demasiado

    agudos o graves, ni podemos

    ver la luz ultravioleta o la in-

    frarroja, a pesar de que estos fe-

    nmenos no son diferentes de

    los sonidos y las imgenes que

    nuestros odos y ojos pueden

    detectar. Pero y si fuera posi-

    ble alejar las fronteras senso-

    riales allende las l imitacionesde la anatoma?

    En un estudio publicado en fe-

    cha reciente enNature Commu-

    nications, se utilizaron implantes

    cerebrales para ensear a ratas

    a ver la luz infrarroja (por lo co-

    mn, este tipo de luz les resulta

    invisible). Si el cerebro fuese tan

    verstil que aprendiera a proce-

    sar seales sensoriales de nuevo

    tipo, tal vez llegsemos a tenertacto mediante extremidades

    protsicas, ver el calor por la luz

    infrarroja e incluso desarrollar

    un sexto sentido para la orien-

    tacin magntica.

    Miguel Nicolelis, de la Univer-

    sidad Duke, y sus colegas, entre-naron a seis ratas para que me-

    tieran el hocico en un portillo

    cuando se encenda un led azul

    situado sobre aquel. Despus, fi-

    jaron cmaras infrarrojas en la

    cabeza de las ratas y las conec-

    taron a electrodos implantados

    en la corteza somatosensorial

    primaria de los roedores, regin

    cerebral responsable de proce-

    sar las seales de los sentidos.Cuando la cmara detecta-

    ba luz infrarroja, estimulaba

    neuronas correspondientes a

    los bigotes de los animales. El

    estmulo se intensificaba cuan-

    to ms se acercaban a la luzinfrarroja, o cuanto ms vol-

    van la cabeza en esa direccin,

    emulando la activacin cerebral

    correspondiente a la luz que ven

    los ojos. A continuacin, se dej

    a los mridos sueltos en sus

    jaulas. Esta vez se utiliz luz in-

    frarroja, en lugar de los led azu-

    les, para sealarles los portillos

    que deban visitar.

    Al principio, ninguna de lasratas entendi las seales in-

    frarrojas. Sin embargo, pasa-

    dos 26das de entrenamiento,

    todas haban aprendido a usar

    la luz antes invisible para ellas

    para localizar los portilloscorrectos. Incluso seis meses

    despus, los roedores eran

    capaces de responder a la es-

    timulacin neuronal a travs

    de sus bigotes; tambin a la

    luz infrarroja. Segn los in-

    vestigadores, ello sugiere que

    las neuronas sensoriales son

    capaces, en caso necesario, de

    responder a mltiples tipos

    de indicaciones.Esta metodologa podra

    contribuir en la creacin de

    canales sensoriales desti-

    nados a personas necesitadas

    de prtesis. Los miembros ar-

    tificiales les proporcionaran

    retroalimentacin sensible

    y les facilitaran su control.

    Adems, segn los hallazgos, el

    cerebro es capaz de gestionar

    un repertorio sensorial msextenso. Es posible que algn

    da veamos, oigamos, olamos

    o toquemos lo que ahora no

    podemos percibir.

    Melinda Wenner Moyer

    SUEO

    Excitacin neuronal inversa durante el descanso

    Una actividad cerebral peculiar podra contribuir a fijar los recuerdos mientras dormimos

    PERCEPCIN

    Implantes sensorialesDescubren en ratas la posibilidad de ampliar la capacidad perceptiva de los sentidos

    Aunque se conoce desde hace tiempola importancia del dormir para laformacin y conservacin de los recuer-

    dos, persiste el misterio sobre el modo

    en que operan estos procesos. Un estu-

    dio publicado en marzo pasado propone

    que una extraa actividad elctrica, con

    intervencin de neuronas antidrmicas,

    interviene en ello.

    De ordinario, la actividad neuronal exi-

    ge una seal que llega a los sentidos (un

    sabor, o un olor, por ejemplo) y que reciben

    las dendritas de las clulas nerviosas. Se-

    guidamente, esa seal se transmite en for-

    ma de mensaje electroqumico, mediante

    largos axones, hasta otras neuronas. El ce-

    rebro, al dormir, se encuentra en su mayor

    parte cerrado a las seales sensoriales,

    puede pensarse. Sin embargo, los datos

    indican que, durante el sueo, impulsos

    elctricos que se propagan por el cerebro

    a modo de ondas controlan la neuronas.

    En 2011 se descubri que estas ondas

    elctricas inducen a ciertas clulas nervio-

    sas del hipocampo (centro de la memoria) a

    activarse en una direccin inversa a la habi-

    tual (antidrmica) mientras dormimos, en-

    SCIENCESOURCE/TONYMCCONN

    ELL

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    MENTE Y CEREBRO 64 - 2014 9

    Cuando el cerebro es sacudido por una

    explosin, la conmocin resultantedesemboca a veces en problemas psico-

    lgicos irreductibles, como depresin,

    ansiedad, irritabilidad, trastornos del sue-

    o, dolores y dificultades de recordacin

    o aprendizaje. Se estima que, tan solo en

    EE.UU., decenas de miles de militares vete-

    ranos padecen este sndrome postconmo-

    cional (SP), antes asociado al trastorno de

    fatiga de combate. Nuevos indicios apun-

    tan a que esta cronificacin podra deberse

    a un desequilibrio hormonal. De ser as,un tratamiento de reemplazo hormonal

    podra lograr una impresionante recuperacin.

    Desde la Primera Guerra Mundial, la medicina ha tratado de

    averiguar la causa de que al menos un diez por ciento de las con-

    mociones cerebrales en adultos (de cualquier causa, trtese de

    accidentes, cadas o lesiones deportivas) provocan dolencias psi-

    colgicas y fsicas persistentes. Charles Wilkinson, endocrinlogo

    de Asuntos de los Veteranos de Puget Sound y de la Universidad

    de Washington, y sus colegas se sintieron intrigados por estudios

    que sealaban deficiencias hormonales pituitarias (afectan solo al

    uno por ciento de la poblacin general) en numerosas personasque haban sufrido una conmocin cerebral. Hasta entonces no

    se haba investigado si la conmocin a causa de una explosin

    podra perturbar al sistema hormonal.

    El equipo de Wilkinson examin a 35soldados que haban ex-

    perimentado el estallido de una bomba cercana. Descubrieron que

    alrededor de la mitad de los sujetos

    mostr un descenso abrupto de lashormonas sexuales y de crecimien-

    to comparados con otros soldados

    movilizados que no sufrieron nin-

    guna conmocin. Los datos fueron

    presentados en el Congreso de Biolo-

    ga Experimental de 2013, en Boston.

    Los investigadores conjeturan

    que la fuerza de una explosin per-

    turb la capacidad de la glndula

    pituitaria para producir o trans-

    portar sus hormonas. En el cerebroexisten receptores de la hormona de

    crecimiento y de su subproducto, la hormona IGF-1. La ubica-

    cin de estos receptores (regiones como la amgdala, la corteza

    prefrontal, el putamen y el hipocampo) se corresponde con la

    de funciones trastornadas en el SP (entre ellas, el estado de ni-

    mo, el sueo y la memoria). Se cree, adems, que las hormonas

    afectan a la plasticidad, el mantenimiento y la proteccin del

    cerebro. Wilkinson y sus colaboradores prevn ensayar si la te-

    rapia de sustitucin hormonal podra beneficiar a pacientes de

    SP. El investigador se muestra optimista, pues se ha demostrado

    que dicha terapia mejora esos mismos sntomas en personas condeficiencias hormonales por otras causas. Existen indicios de

    que los problemas cognitivos y anmicos consiguientes a la defi-

    ciencia en la hormona del crecimiento pueden tratarse mediante

    sustitucin hormonal, ratifica Wilkinson.

    Stephani Sutherland

    PSIQUIATRA

    Relacionan la conmocin cerebral con la deficiencia hormonalEl hallazgo podra explicar por qu las lesiones cerebrales en apariencia leves pueden provocar enfermedades persistentes

    viando, en vez de recibir, una seal elctricadesde sus axones hacia sus propias dendri-

    tas, no hacia otras neuronas. Un reciente

    trabajo, publicado en Proceedings of the

    National Academy of Sciences USAconfir-

    ma el inslito comportamiento neuronal.

    Tambin propone que esta activacin a la

    inversa debilita la capacidad de las dendri-

    tas para recibir seales de otras neuronas.

    Segn R. Douglas Fields, director de

    laboratorio en los Institutos Nacionales

    de Salud de Estados Unidos y coautordel estudio, el debilitamiento de las co-

    nexiones neuronales puede tener una

    doble funcin. Los autores proponen que

    esta conduccin antidrmica contribu-

    ye a reforzar las seales elctricas de las

    neuronas vecinas, fenmeno necesario

    para consolidar los recuerdos, as como

    para liberar en el cerebro espacio donde

    almacenar los nuevos recuerdos una vez

    despiertos.

    Aunque el estudio se ha llevado a caboen ratones, los cientficos creen que el sue-

    o podra inducir a una excitacin inversa

    en las neuronas humanas. Fields explica

    que este peculiar comportamiento elctri-

    co puede subyacer a los efectos positivos de

    la estimulacin cerebral profunda, mtodo

    que todava no se comprende del todo. Sin

    embargo, ha demostrado mejorar los snto-

    mas de la enfermedad de Parkinson y otros

    trastornos neurolgicos. Erica Westly

    ISTOCKPHOTO

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    10 MENTE Y CEREBRO 64 - 2014

    PSICOLOGA SOCIAL

    U

    na tarde, a mediados de los aos

    ochenta, me encontraba en el par-

    que sentado con mi perra en una

    manta cuando un disco voladorme

    golpe la espalda. Me di la vuelta y

    vi a dos chavales no muy lejos de m esperandoque se lo devolviera. Me levant y se lo lanc, pero,

    para mi sorpresa, los dos extraos me lo volvie-

    ron a tirar invitndome a participar. Formamos

    un tringulo en la hierba y empezamos un jue-

    go espontneo a tres bandas. Sin embargo, unos

    minutos despus, sin razn aparente, dejaron de

    lanzarme el disco. Al principio me pareci un poco

    raro, pero cuando qued claro que no me iban a

    incluir ms en el juego, me sent un poco estpido,

    incmodo y dolido. Me sent excluido.

    Regres cabizbajo junto a mi perra. En ese mo-

    mento una idea me ilumin el da. Como profesor

    de psicologa, en aquel entonces en la Universidad

    Drake, siempre haba querido estudiar el ostracis-

    mo, aunque nunca supe cmo abarcar el tema.

    En el episodio del parque no hubo conversacinni conocimiento previo ni expectativas de una

    futura interrelacin; aun as, fue impactante a ni-

    vel emocional. Me di cuenta de que poda recrear

    aquella experiencia en un juego virtual de pelo-

    ta o de lanzamiento de disco volador, en el que

    ciertos jugadores fueran excluidos; de este modo

    poda llevarme el experimento al laboratorio.

    El ciberbaln, como bautic al juego de orde-

    nador, simplificaba enormemente el incidente en

    el parque, pues eliminaba, por ejemplo, el modo

    El dolor de la exclusinLos incidentes ms triviales de ostracismo pueden hacer aicos nuestro amor

    propio. Pero es posible mitigar el malestar psquico y aprender de l

    KIPLING D. WILLIAMS

  • 8/10/2019 Mente y Cerebro N 64

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    MENTE Y CEREBRO 64 - 2014 11

    exacto en que otras personas miran y actan; aun

    as, captaba la esencia emocional del ostracismo.

    Hoy, los investigadores utilizamos varias estra-

    tegias para estudiar este fenmeno: excluimos

    a propsito a algunos participantes en conversa-

    ciones cara a cara, en discusiones grupales en unasala o a travs de mensajes de texto. A partir de

    estas experiencias, analizamos el modo en que

    reaccionan las personas cuando sus interlocuto-

    res apartan la mirada o cmo responden cuando

    se les explica que otros individuos se niegan a

    trabajar con ellos. Algunas veces pedimos a los

    participantes que rememoren incidentes en los

    que se sintieron apartados, de esta manera obser-

    vamos los efectos de esos recuerdos en su estado

    anmico y su comportamiento.

    No importa el modo en que se excluye a la

    persona, su reaccin ser rpida e intensa y la si-

    tuacin le induce a sentir una agona social que

    su cerebro registra como dolor fsico. Incluso inci-

    dentes breves con extraos o individuos que nos

    desagradan activan los centros del dolor, incitana la tristeza y al enfado, aumentan el estrs, re-

    ducen la autoestima y nos privan de la sensacin

    de autocontrol. Sorprende que todos sintamos ese

    dolor inicial ms o menos por igual, no importa lo

    fuertes o sensibles que seamos. Sin embargo, los

    rasgos de personalidad s influyen en el modo de

    reaccionar: si nos recuperamos rpido ante tal si-

    tuacin o nos lamentemos sin cesar, si trabajamos

    para restablecer los vnculos sociales o estallamos

    en clera.

    EN SNTESIS

    La agonadel ostracismo

    1

    Incluso episodios breves

    de exclusin por partede extraos o personas que

    nos desagradan activan los

    centros cerebrales del do-

    lor, incitan a la tristeza y al

    enfado, aumentan el estrs

    y reducen la autoestima y la

    sensacin de control.

    2Todas las personas

    sentimos el dolor del

    ostracismo ms o menos por

    igual, no importa lo fuertes

    o sensibles que seamos. Sin

    embargo, los rasgos de la

    personalidad influyen en el

    modo de sobrellevarlo.

    3Detectar pronto esta

    situacin de aislamiento

    aumenta la probabilidad

    de reaccionar y seguir en el

    grupo y de superar la mala

    experiencia.

    T H I N K S

    T O C K

  • 8/10/2019 Mente y Cerebro N 64

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    12 MENTE Y CEREBRO 64 - 2014

    PSICOLOGA SOCIAL

    Todos los animales sociales utilizan esta forma

    de rechazo del grupo para librarse de miembrosonerosos. Entre las especies sociales no humanas,

    un miembro que no es aceptado, por lo general,

    acaba muerto. Cuando un individuo detecta con

    prontitud que se le va a excluir, aumentan sus po-

    sibilidades de reaccionar con el fin de permanecer

    en el grupo y, literal o figurativamente, sobrevivir

    a la terrible experiencia.

    El aguijn del silencio

    Fueron los atenienses quienes acuaron la palabra

    ostracismo; escriban el nombre de la persona que

    deseaban desterrar en fragmentos de arcilla (los

    ostraca). Pero parece que el fenmeno se manifies-

    ta desde que existen animales. Por lo general, el

    trmino (que significa ser ignorado y excluido)

    define una situacin en la que un grupo rechaza a

    un individuo; no obstante, tambin podra referir

    el tratamiento de silencio por el que un individuo

    ignora a otro, o en el que un grupo excluye a otro

    grupo, o un individuo rechaza a un grupo.

    Empec a interesarme por el ostracismo cuan-

    do era estudiante de posgrado, hace algo ms de36aos, tras ver un documental sobre James Pe-

    losi, un cadete de la Academia de West Point. Sus

    superiores le haban pedido que abandonara la

    academia porque no obedeci cuando al final de

    un examen se le requiri que dejara de escribir.

    Sin embargo, Pelosi se neg a renunciar. A cambio,

    sufri la regla no escrita del silencio durante casi

    los dos aos siguientes. Su compaero de cuarto

    se mud; nadie hablaba con l ni lo miraba; cuan-

    do se sentaba en la cafetera junto a los dems,

    todos se levantaban y se cambiaban a otra mesa.

    Me impresion tanto el poder del silencio que

    promet analizarlo algn da.Por supuesto, los psiclogos ya saban, incluso

    entonces, que el deseo de pertenencia influye en

    numerosos comportamientos. Las personas obe-

    decen, cumplen las normas, cooperan, participan

    en las decisiones de grupo e incluso pueden ser

    reacios a ayudar a otros, todo para seguir forman-

    do parte de la pandilla. Salvo unas pocas inves-

    tigaciones aisladas que analizan los efectos de la

    exclusin, nadie se ha dedicado en serio a estudiar

    el ostracismo como tema de investigacin. Hace

    unos18

    aos, mis colaboradores y yo empezamosnuestros experimentos con juegos de pelota. Al

    principio fueron reales; ms tarde, virtuales.

    En el ciberbaln, el usuario juega a lanzar una

    pelota o un disco a, en su opinin, dos jugadores

    humanos (en realidad son figuras animadas que

    aparecen en la pantalla del ordenador). Cuando se

    lanza el baln al sujeto, quien aparece represen-

    tado por una mano animada, este se lo devuelve

    a uno de los otros dos jugadores pinchando en el

    icono del dibujo animado correspondiente. Algu-

    nos de los participantes son excluidos; recibenel baln una o dos veces al principio del juego,

    pero nunca ms. Los otros jugadores, los incluidos,

    reciben la pelota una de cada tres veces, como se

    esperara en un juego de grupo igualitario.

    En el ao 2000, llevamos a cabo una de las pri-

    meras investigaciones junto con los estudiantes

    Christopher Cheung y Wilma Choi. Pedimos a un

    total de 1486probandos procedentes de 62pases

    que jugaran al ciberbaln en lnea; tras la parti-

    da deban evaluar su estado psicolgico a partir

    de un cuestionario estndar. Descubrimos que

    Incluso

    episodios deostracismo

    con personas

    desconocidas

    o indeseadas

    pueden originar

    reacciones

    emocionales

    fuertes

    SENTIDO EVOLUTIVOComo todos los animales so-

    ciales, los lmures de cola ani-llada excluirn a un miembro

    de su grupo si se convierte en

    una carga. Un lmur aislado

    no suele salir bien parado.

    THINKSTOCK

  • 8/10/2019 Mente y Cerebro N 64

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    MENTE Y CEREBRO 64 - 2014 13

    aquellos que haban sido ciberexcluidos por

    solo unos minutos manifestaban niveles inu-

    sualmente bajos de pertenencia al grupo o a la

    sociedad, disminucin de la autoestima y sen-

    sacin de que su vida careca de sentido y que

    no la controlaban; tambin se mostraban tristes

    y enfadados. En otro estudio pedimos a los par-ticipantes que registraran en un diario durante

    dos semanas incidentes de este tipo en su vida

    real. Declararon experimentar un promedio de

    un evento de exclusin al da, lo que sugiere que

    mltiples acontecimientos diarios, presumible-

    mente insignificantes, desencadenan este tipo de

    reaccin. Adems, segn sus propios registros, es-

    tos episodios cotidianos tambin aumentaban la

    tristeza y el enfado y disminuan su autoestima,

    as como sus sentimientos de pertenencia.

    Esos trabajos revelaron que la exclusin, aunsutil, artificial o claramente insignificante, pue-

    de provocar una fuerte reaccin emocional. Una

    respuesta as tendra sentido cuando, por ejemplo,

    somos rechazados o ignorados por nuestra fami-

    lia poltica o nuestro crculo de amigos ntimos,

    porque esas personas nos importan. An ms

    sorprendente es que no sean necesarias grandes

    muestras de exclusin para que emerja en noso-

    tros una sensacin intensa de rechazo. Podemos

    sentirnos fatal con el simple hecho de que una

    persona que ni siquiera conocemos mire haciaotro lado.

    Esta reaccin cumple una funcin: advertirnos

    que algo falla, que existe una amenaza seria para

    nuestro bienestar social y psicolgico. Roy Bau-

    meister, de la Universidad del estado de Florida,

    y Mark Leary, de la Universidad Duke, ya explica-

    ban, en un artculo aparecido en 1995, que perte-

    necer a un grupo constituye una necesidad, no undeseo o una preferencia; cuando esta se frustra,

    provoca dolencia psicolgica y fsica. Otros inves-

    tigadores apuntan que la pertenencia, la autoes-

    tima, la sensacin de control sobre nuestra vida y

    la creencia de que la existencia tiene sentido cons-

    tituyen cuatro necesidades psicolgicas funda-

    mentales que debemos satisfacer para funcionar

    como individuos sociales [vase El sentimiento

    de pertinencia a un grupo, por Bernd Simon;

    Mente y cerebron.o 10, 2005].

    Pronto me di cuenta de que el ostracismo ame-naza todas y cada una de estas necesidades. Inclu-

    so en un altercado verbal o fsico, los individuos

    siguen conectados. Sin embargo, la exclusin total

    rompe todos los lazos. El rechazo social asesta un

    golpe especialmente duro a la autoestima, por-

    que implica haber obrado mal. Lo peor es que

    el silencio impuesto nos fuerza a reflexionar; en

    nuestra bsqueda de explicaciones, generamos

    pensamientos de autorreprobacin. El aislamiento

    forzoso tambin nos provoca sensacin de inde-

    fensin: puedes protestar, pero nadie responde.Por ltimo, el ostracismo resta sentido a nuestra

    Solo un juego?

    Las experiencias de ostracismoen apariencia triviales pueden pro-

    vocar reacciones emocionales fuertes. En la Universidad Purdue

    pedimos a un grupo de personas que participara en un videojue-

    go de pelota con dos avatares. En algunos casos, los personajes

    virtuales se negaban a lanzar el baln al probando. Estos ltimos

    deban puntuar su estado de nimo en un marcador durante la

    partida. Al principio, la mayora de los jugadores excluidos por

    los avatares intentaba rerse del rechazo; pronto esta reaccin

    inicial se converta en enfado, despus en abatimiento. Un joven

    (derecha) sonri primero con desdn cuando no le devolvan el

    baln; tras darse cuenta de que era muy improbable que se lo

    volvieran a lanzar, hizo un

    gesto despectivo a la pan-

    talla del ordenador. Al fi-

    nal pareci resignarse a

    que lo dejaran fuera.

    CORTESADEKIPLINGD.W

    ILLIAMS

    http://www.investigacionyciencia.es/mente-y-cerebro/numeros/2005/1/el-sentimiento-de-pertenencia-a-un-grupo-4018http://www.investigacionyciencia.es/mente-y-cerebro/numeros/2005/1/el-sentimiento-de-pertenencia-a-un-grupo-4018http://www.investigacionyciencia.es/mente-y-cerebro/numeros/2005/1/el-sentimiento-de-pertenencia-a-un-grupo-4018http://www.investigacionyciencia.es/mente-y-cerebro/numeros/2005/1/el-sentimiento-de-pertenencia-a-un-grupo-4018http://www.investigacionyciencia.es/mente-y-cerebro/numeros/2005/1/el-sentimiento-de-pertenencia-a-un-grupo-4018http://www.investigacionyciencia.es/mente-y-cerebro/numeros/2005/1/el-sentimiento-de-pertenencia-a-un-grupo-4018http://www.investigacionyciencia.es/mente-y-cerebro/numeros/2005/1/el-sentimiento-de-pertenencia-a-un-grupo-4018http://www.investigacionyciencia.es/mente-y-cerebro/numeros/2005/1/el-sentimiento-de-pertenencia-a-un-grupo-4018http://www.investigacionyciencia.es/mente-y-cerebro/numeros/2005/1/el-sentimiento-de-pertenencia-a-un-grupo-4018http://www.investigacionyciencia.es/mente-y-cerebro/numeros/2005/1/el-sentimiento-de-pertenencia-a-un-grupo-4018http://www.investigacionyciencia.es/mente-y-cerebro/numeros/2005/1/el-sentimiento-de-pertenencia-a-un-grupo-4018http://www.investigacionyciencia.es/mente-y-cerebro/numeros/2005/1/el-sentimiento-de-pertenencia-a-un-grupo-4018http://www.investigacionyciencia.es/mente-y-cerebro/numeros/2005/1/el-sentimiento-de-pertenencia-a-un-grupo-4018http://www.investigacionyciencia.es/mente-y-cerebro/numeros/2005/1/el-sentimiento-de-pertenencia-a-un-grupo-4018
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    PSICOLOGA SOCIAL

    misma existencia, porque este tipo de rechazo nos

    hace sentir invisibles y poco importantes.

    La magnitud del impacto emocional del ostra-

    cismo posee incluso un sentido evolutivo. Des-

    pus de todo, la exclusin social interfiere en elxito reproductivo; tambin en la supervivencia.

    A las personas que no pertenecen al grupo no se

    les incluye en las tareas comunes necesarias para

    obtener y compartir comida; adems, carecen de

    proteccin contra los enemigos.

    Seal de advertencia

    De hecho, la secuela emocional resulta tan intensa

    que el cerebro la registra como un dolor fsico.

    En un estudio llevado a cabo en 2003, pedimos a

    13estudiantes de licenciatura que jugaran al ci-

    berbaln mientras yacan en un escner de imge-

    nes por resonancia magntica (IRM). Los proban-

    dos pensaban que jugaban con otros participantes

    metidos asimismo en escneres, sin embargo, sus

    compaeros de juego eran personajes de ordena-

    dor automatizados. Tan pronto como los alumnos

    empezaron a sentirse excluidos, se registr una

    oleada de actividad en la corteza cingulada ante-

    rior dorsal, regin cerebral asociada a los aspectos

    emocionales del dolor. Los participantes que s se

    mantuvieron incluidos en el juego no mostraron

    ningn incremento de actividad en dicha regin

    de dolor.

    Los analgsicos pueden aliviar el golpe de la se-

    paracin social, tanto como el dolor fsico. En 2010,

    el psiclogo C. Nathan DeWall y sus colaboradoreseligieron a 25 universitarios y les pidieron que se

    tomaran, dos veces al da, durante tres semanas,

    bien dos comprimidos de paracetamol o bien

    una pastilla placebo idntica. A continuacin, los

    estudiantes acudieron al laboratorio a jugar al ci-

    berbaln mientras se encontraban tumbados en

    un aparato de IRM. Los jugadores excluidos que

    haban tomado paracetamol mostraron una menor

    actividad en la corteza cingulada anterior dorsal

    (tambin en otras regiones cerebrales asociadas

    con las respuestas emocionales) que los jugadoresexcluidos que tomaron placebo. En un experimento

    paralelo, los informes diarios de 62estudiantes que

    recibieron dos dosis diarias de paracetamol duran-

    te tres semanas revelaban menos declaraciones de

    que sentan afliccin y dolor por rechazo social en

    comparacin con los efectos de un placebo. Estos

    descubrimientos sugieren que el rechazo social y el

    sufrimiento fsico no son sensaciones tan distintas

    y comparten vas neuronales subyacentes.

    Ese dolor afecta por igual a individuos con dis-

    tinta personalidad, no importa lo duros que

    CERO A LA IZQUIERDALa exclusin social destroza la

    autoestima; sugiere que se ha

    fallado. El afectado se siente

    indefenso: haga lo que haga,

    la respuesta es el silencio.Ser invisible, irrelevante y,

    como muestran los estudios,

    sentir dolor.

    THINKSTOC

    K

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    MENTE Y CEREBRO 64 - 2014 15

    aparenten ser. Se podra esperar que el ostracismo

    produjera ms dolor a personas con gran ansie-

    dad social, carentes de autoestima, introvertidas,

    solitarias o con riesgo de depresin. No obstante,

    cuando pedimos a los participantes en el ciber-

    baln que rellenaran cuestionarios ideados para

    medir estas caractersticas, descubrimos que lasdiferencias individuales desempeaban una in-

    fluencia escasa en la intensidad del dolor provoca-

    do por el ostracismo. Lisa Zadro, de la Universidad

    de Sdney, y sus colaboradores descubrieron que

    las personas socialmente ansiosas no sufran ms

    angustia inicial por ser excluidas en el ciberbaln

    que aquellas que registraron menor ansiedad so-

    cial en el cuestionario.

    El poder de ese tipo de dolor tambin trans-

    ciende razones y circunstancias. Convencer a los

    jugadores de ciberbaln de que es un ordenadory no una persona quien los excluye no calma el

    malestar. Ser excluido por gente que desprecias

    junto con la psicloga Karen Gonsalkorale, de

    la Universidad de Sydney, prob las reacciones al

    rechazo del Ku Klux Klan provoca tanto dolor

    como si son personas de ideas afines las que ma-

    nifiestan tal aversin. Incluso cuando nosotros,

    como investigadores, aportbamos incentivos por

    ser excluidos, los participantes todava se sentan

    disgustados cuando los apartaban del juego. En

    2006, Ilja van Beest, entonces en la Universidad

    de Leiden, y el autor observamos que las personas

    se sentan mal cuando no les lanzaban el baln,

    incluso sabiendo que, si se lo pasaban, perdan

    dinero. Si manipulamos el juego para que los par-

    ticipantes lancen una bomba en vez de un baln

    y les decimos que la bomba puede explotar en

    cualquier momento y matar a todo el mundo,

    aun as se sienten excluidos y experimentan dolor

    cuando la bomba no se les lanza a ellos. Es como

    sentirse mal por no haber sido invitado a jugar a

    la ruleta rusa.

    Sobrellevar la exclusin

    Aun as, el dolor es funcional. Da lugar a un apren-

    dizaje que mejora nuestra supervivencia, ya quenos hace reflexionar sobre la situacin, determi-

    nar su significado y beneficiarnos de cualquier

    error que hayamos cometido. Algunas veces se

    nos excluye por una buena razn; cuanto ms

    pronto nos demos cuenta de que estamos ac-

    tuando de forma inapropiada, antes podremos

    corregir nuestro comportamiento. Si a un indi-

    viduo lo apartan los compaeros del trabajo por

    haraganear, la experiencia puede motivarle a ser

    ms productivo. El puro miedo a ser rechazado

    podra motivarnos a comportarnos, a diario, deforma socialmente apropiada.

    La mayora de nosotros responde al ostracismo

    en la vida real marchndose cabizbajo o escapan-

    do de la camarilla opresiva. Pero un individuo

    puede defenderse si est o se siente atrapado en

    una situacin social; tambin si se le da la opor-

    tunidad de hacerlo. En 2010, junto con Eric Wes-

    selmann, por entonces estudiante de posgrado en

    nuestro equipo, pedimos a 48universitarios que

    se reunieran por separado con un pequeo grupo

    de personas que nosotros habamos congregado;despus pedimos a los miembros de ese colectivo

    que eligieran a uno de los estudiantes para traba-

    jar en un proyecto compartido. Mientras que a

    algunos de los sujetos les explicamos que todos

    los miembros de su grupo le haban elegido como

    compaero, a otros les comunicamos que no los

    haba elegido nadie. A continuacin les indicamos

    que, debido a ciertas circunstancias, tenamos que

    Incluso en un

    altercado, las

    personas siguenconectadas.

    En cambio,

    la exclusin

    rompe todos

    los lazos

    RESPUESTA NEURONALSer ignorado y apartado

    activa la corteza cingulada

    anterior dorsal, una regin

    ligada a los aspectos emocio-

    nales del sufrimiento fsico.

    Tambin estimula la nsula,

    un rea decisiva para estimar

    la intensidad del dolor. Tomar

    paracetamol sofoca ambas

    respuestas neuronales al

    ostracismo.

    nsulaCorteza cingulada

    anterior dorsal

    ADAPTADODE:ACETAMINOPHENREDUCESSOCIALPAIN:BEHAVIORALAND

    NEURAL

    EVIDENCE.C.N.D

    EWALLETAL.E

    NPSYCHOLOGICALSCIENCE,

    VOL.21,

    N.o7,2010

  • 8/10/2019 Mente y Cerebro N 64

    18/100

    16 MENTE Y CEREBRO 64 - 2014

    PSICOLOGA SOCIAL

    emparejarles con una persona que haba llegado

    ms tarde para otro experimento.

    Solicitamos a cada pareja que participara en

    una nueva prueba. En esta, los probandos ver-

    daderos deban cocinar un plato para los sujetos

    que se haban presentado a ltima hora. Aunque

    saban que sus compaeros de ensayo detesta-ban la comida picante, los estudiantes a los que

    se haba advertido de que nadie quera trabajar

    con ellos atiborraron el manjar de salsa picante

    (14,35gramos de media), en comparacin con la

    pequea cantidad (1,75 gramos) que aadieron

    al alimento quienes pensaban que haban sido

    elegidos. En estudios similares, los individuos

    excluidos arremetieron contra los perpetrado-

    res evalundolos negativamente en un trabajo o

    aturdindoles con un ruido al final de un juego

    de ordenador.Las personas excluidas pueden reaccionar con

    hostilidad porque sienten la necesidad de recupe-

    rar la sensacin de control o, en casos de agresin

    abierta, porque quieren hacerse notar despus de

    que se les ha hecho sentirse invisibles. Actan

    de esta manera incluso aunque su ofensa verbal

    o fsica pudiera reducir las posibilidades de ser in-

    cluidos, al menos en ese grupo concreto. En la vida

    real, algunas personas llegan a la agresin abierta

    con mayor facilidad que otras; ello depende de

    factores de la personalidad como el narcisismoy la extroversin. Sin embargo, casi todas suelen

    sentirse obligadas a castigar a aquellos que los

    excluyen cuando disponen de una buena oportu-

    nidad para ello. En casos extremos, los humanos

    apartados pueden recurrir a actos violentos o

    agresivos cuando han perdido la esperanza de ser

    incluidos en cualquier grupo social aceptable. En

    consecuencia, el sentimiento de exclusin podra

    convertirse en la motivacin del comportamientode los autores de tiroteos en los colegios y de los

    miembros de organizaciones extremistas (sectas

    y clulas terroristas, entre otras).

    Aun as, el ostracismo suele engendrar en la

    mayora de las personas un esfuerzo concertado

    para ser incluidas de nuevo, aunque no necesa-

    riamente por el grupo que las ha rechazado. Ello

    se consigue aprobndolo, imitando, obedecien-

    do o cooperando con otros sujetos. En 2000, en

    el marco de nuestro estudio, Cheung y Choi pi-

    dieron a los participantes que desarrollaran unatarea de percepcin en la que deban memorizar

    una figura sencilla (un tringulo, por ejemplo) e

    identificarla dentro de una figura ms compleja.

    Antes de que tomaran su decisin, les mostramos,

    en la pantalla, las supuestas respuestas de otros

    probandos. Aquellos que previamente haban sido

    excluidos en la prueba del ciberbaln se decanta-

    ron ms que los jugadores incluidos por dar las

    mismas respuestas que la mayora de los partici-

    pantes, aunque esta mayora se equivocara siem-

    pre. Aquellos que haban sido excluidos queranencajar, aunque ello significara ignorar su propia

    opinin, ms certera.

    Los sentimientos

    de exclusin

    pueden ser

    la motivacin

    de los autores

    de tiroteos

    en colegios

    REACCIN EXTREMAQuienes se sienten totalmen-

    te excluidos por la sociedad

    pueden recurrir a la violencia

    si han perdido la esperanza de

    que se les incluya en cualquier

    grupo social aceptable.THINKSTOCK

  • 8/10/2019 Mente y Cerebro N 64

    19/100

    MENTE Y CEREBRO 64 - 2014 17

    Aunque la personalidad no parezca influir en

    nuestra reaccin inmediata al ostracismo, los ras-

    gos del carcter s afectan a la rapidez con que nos

    recuperamos de la experiencia y al modo de so-

    brellevarla. Junto con Jim Wirth, de la Universidad

    de Florida del Norte, y Katie Poznanski, estudiante

    de mi laboratorio, descubrimos que las personascon ansiedad social, las que tienden a cavilar de-

    masiado, as como las propensas a deprimirse,

    tardaban ms en recuperarse del ostracismo. En

    2006, Zadro y sus colaboradores descubrieron que

    los participantes con ansiedad social no se haban

    recuperado por completo del ostracismo sufrido

    en el juego del ciberbaln 45minutos despus de

    la partida; en cambio, los participantes menos an-

    siosos ya haban superado su pesar.

    Alivio del dolor

    Ante una experiencia de ostracismo, la persona

    afectada debe alejarse de la situacin con el fin de

    evitar una respuesta agresiva, la cual puede degra-

    dar an ms su posicin social. En otras palabras,

    debe distraerse para superar el golpe. En vez de

    regodearse en recuerdos involuntarios, incesantes

    conjeturas y sentimientos de culpa, es recomen-

    dable aparcar ese oscuro tren del razonamiento y

    reemplazarlo con pensamientos sobre deportes,

    sexo o incluso el clima. Tambin cicatriza ms

    rpido la herida si se alimenta el amor propio. Eneste contexto, resulta importante recordarse a s

    mismo las fortalezas personales a travs de un di-

    logo interno (dicindose, por ejemplo: Soy un

    buen padre o una buena madre, un buen jugador de

    tenis, una buena amiga o compaera). Ello ayu-

    da a contrarrestar la amenaza que el ostracismo

    supone para la autoestima.

    En vez de volverse agresivo es preferible lograr

    esa sensacin de control siendo decidido. Si debe

    elegir un restaurante o una pelcula para salir con

    un amigo, haga una sugerencia antes de dejar queel acompaante decida. Puede incluso crearse la

    ilusin de tener el control aunque no sea as: si

    lanza una moneda, sea el primero en elegir cara

    o cruz. De esta forma conseguir lo que quiere,

    aunque resulte irrelevante para la probabilidad

    de ganar la apuesta. Elaborar este tipo de ilusiones

    proporciona ms poder que el hecho de atacar. Por

    otro lado, la atribuicin del ostracismo a factores

    que se encuentran fuera del propio control, como

    los prejuicios, juega en contra de uno mismo e

    influye negativamente en la recuperacin de la

    experiencia, segn comprob junto con Stephanie

    Goodwin y Adrienne Carter-Sowell, de la Univer-

    sidad Purdue y de la A&M de Texas, respectiva-

    mente. En nuestro estudio solicitamos a una serie

    de personas que jugaran al ciberbaln con figuras

    virtuales (avatares) de diferentes razas.

    Aunque con frecuencia resulta difcil que unapersona sea aceptada en un grupo que ya la ha

    excluido, otro colectivo de individuos la aceptar

    si colabora, se muestra agradable y trabajadora.

    Reavivar los lazos con los miembros de la familia

    o antiguos amigos tambin ayuda a recuperar la

    sensacin de pertenencia. Cuando los jugadores

    del disco volador me rechazaron en el parque

    aquel da, me retir; de ese modo evit una con-

    frontacin. Despus intent, quiz de manera

    subconsciente, reafirmar mis lazos sociales y

    emocionales a travs de mi perra. La acariciabay jugaba con ella ms de lo habitual. Sent un gran

    deseo de ser afectuoso con el animal para que as

    se mostrara feliz por estar conmigo.

    Para saber ms

    The social outcast: Ostracism,social exclusion, rejectionand bullying.Dirigido por

    K. D. Williams, J. P. Forgas y W.von Hippel. Psychology Press,2005.

    The KKK wont let me play:Ostracism even by a despisedoutgroup hurts.K. Gonsalko-rale y K. D. Williams enJournal

    of Social Psychology, vol. 37,

    pgs. 1176-1185, 2007.

    Ostracism.Kipling D. WilliamsenAnnual Review of Psycho-

    logy, vol. 58, pgs. 425-452,

    2007.

    Ostracism: A temporal need-threat model.Kipling D.

    Williams. Dirigido por M. P.Zanna enAdvances in Experi-

    mental Social Psychology,

    vol. 41, pgs. 279-314, 2009.

    Acetaminophen reduces socialpain: Behavioral and neuralevidence.C. N. DeWall et al. enPsychological Science, vol. 21,

    n.o7, pgs. 931-937, 2010.

    Bullying and OstracismScreening Scales (BOSS):Development and applica-tions.C. F. Saylor, S. A. Nida,K. D. Williams et al. en

    Childrens Health Care, vol. 41,

    n.o4, pgs. 322-343, 2012.Cold-blooded loneliness:Social exclusion leads tolower skin temperatures.H. Ijzerman, M. Gallucci,

    W. T. J. L. Pouw, et al. enActa

    Psychologica, vol. 140, n.o3,pgs. 283-288, 2012

    A focused attention interven-tion for coping with ostra-cism.M. Molet, B. Macquet,O. Lefebvre y K. D. Williams en

    Consciousness and Cognition,

    vol. 22, n.o4, pgs. 1262-1270,

    2013.Kipling D. Williamses profesor de psi-

    cologa en la Universidad Purdue.

    MALA EXPERIENCIALas personas con ansiedad

    social no sienten ms dolor

    inicial por sentirse excluidas.

    Sin embargo, les cuesta ms

    recuperarse de la experiencia.

    GETTYIMAGES

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    AARON

    GOODMAN

    ARTISTAS DE LAMANIPULACINLos magos e ilusionistas con-

    trolan los procesos cognitivos

    humanos ms complejos, entre

    ellos, la atencin y la memoria.

    Gracias a este saber consiguen

    engaar al pblico.

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    20 MENTE Y CEREBRO 64 - 2014

    COGNICIN

    del expresidente de Estados Unidos, Jimmy Carter.

    Sin embargo, al fijarnos en la persona que el mago

    ha seleccionado al azar de entre el pblico para

    que le acompae en el escenario, el resto de los

    asistentes nos cruzamos miradas de complicidad.

    El caballero en cuestin no es un cientfico. Se trata

    de George Johnson, reportero cientfico del NewYork Times.

    Apollo contina tantendole mientras le lanza

    el fuego graneado de su bien afinada verborrea.

    Lleva usted tantas cosas en los bolsillos que

    no veo claro por dnde empezar. Oiga, esto es

    suyo? le pregunta, poniendo con fuerza algo en

    la mano de George, quien frunce el ceo y baja la

    mirada. Aqu haba un bolgrafo, sigue con su

    monlogo Apollo, mientras abre el bolsillo de la

    pechera de George. Pero no es lo que yo buscaba.

    Y, qu hay en ese otro bolsillo? El periodistavuelve haca all la mirada. Es una servilleta o un

    pauelo de papel. Mire, lleva tantas cosas encima

    que me estoy haciendo un lo. Si quiere que le

    diga la verdad, hasta ahora nunca haba desplu-

    mado a un cientfico. Jams he tenido que hacer

    un inventario mientras le repasaba a alguien los

    bolsillos.

    La verborrea constituye uno de los instrumen-

    tos primordiales dentro del utillaje del mago para

    guiar la atencin. En realidad, el repertorio del

    ilusionista alberga solo una docena o dos (segn

    a quin se pregunte) de efectos principales; en

    otras palabras, la aparente variedad de trucos se

    fabrica a base de la presentacin y los detalles.

    Desde luego, el dominio de la prestidigitacin, as

    como la rapidez con las manos, resultan crticas

    para el trabajo de un carterista, pero tambin de-

    sempea una funcin esencial la capacidad dearticular palabras de forma rpida, de soltar una

    riada de comentarios afables y con tono de com-

    plicidad, una habilidad que le permite mante-

    ner, orientar o dividir la atencin del observador.

    Mientras Apollo le dice algo a George, efecta con

    sus manos dos tareas diferentes. De esta manera,

    las posibilidades de que George se percate del ob-

    jeto que le estn sustrayendo se reducen de tres

    a una. Incluso son muchas menos, pues Apollo

    es cinturn negro con dcimo dan en la gestin

    de la atencin. Sin cesar, toca a George en diver-sos lugares del cuerpo (el hombro, la mueca, el

    bolsillo de la pechera, la parte externa del muslo,

    etctera); con ello consigue que la atencin de su

    vctima salte de un sitio a otro, como una suerte

    de imn que arrastra consigo la aguja de la br-

    jula. Mientras George se esfuerza en seguirle, el

    ladrn de guante blanco introduce con delicadeza

    la otra mano en sus bolsillos, ayudndose de su

    chchara de blido para mantener la atencin del

    voluntario clavada en sus fintas y sus estocadas

    cognitivas, esto es, bien apartada de los bolsillosque est vaciando.

    DESTRIPAMOS EL TRUCO!

    Artimaas sensoriales para

    despojar a alguien de su reloj

    Apollo le roba a George el bolgrafo, las notas, la

    grabadora digital, algunos recibos, la calderilla,

    la cartera y, muy al principio, el reloj. Una forma

    clsica de despojarle del reloj de pulsera a unapersona consiste en asirle la mueca, justo por

    encima de la correa, y presionar con los dedos. De

    este modo se crea una postimagen sensorial (tctil,

    en este caso) que se va atenuando. La postimagen

    logra que las neuronas del tacto de la piel y la m-

    dula espinal resulten menos sensibles a la carencia

    del reloj; de esta manera se crea una percepcin

    duradera de que el reloj sigue en su lugar mucho

    despus de su desaparicin. George no se percata

    de que le falta el reloj porque su piel le indica que

    sigue all. El resto del pblico advierte la accin de

    MAESTRO CARTERISTAApollo Robbins, el famoso la-

    drn de guante blanco, mani-

    pula con enorme habilidad la

    atencin de sus espectadores

    para evitar que se percaten de

    que les despoja de reloj, bille-

    tero, llaves, gafas y dinero.

    EN SNTESIS

    Desviar la atencin

    1La red cerebral respon-

    sable de los procesos de

    atencin y consciencia en

    los humanos se presta a la

    manipulacin.

    2Cuando fijamos la aten-

    cin, el cerebro suprime

    de forma automtica cuanto

    sucede alrededor. Los magos

    han ideado numerosas tc-

    nicas que aprovechan esta

    visin de tnel.

    3Existen diversos proce-

    sos atencionales. Los

    magos explotan a travs defenmenos externos tanto

    la atencin descendente

    (voluntaria) del sujeto como

    la ascendente (involuntaria).

    CORTESADEAPOLLOROBBINS

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    MENTE Y CEREBRO 64 - 2014 21

    Apollo en el momento en que este levanta la mano

    por detrs de George, muestra el reloj a los asis-

    tentes y cruza los brazos por detrs de su espalda,

    se lo abrocha a la mueca, mientras su chchara

    gua la atencin de George por un nuevo sendero

    del jardn mental.

    Dos o tres veces, durante el despojo, Apollo alza

    alguno de los objetos que ha robado por encimade la cabeza de George, para que el pblico los

    vea. Logra as que todo el mundo se ra, excepto

    la vctima, quien mira cohibida a su alrededor,

    preguntndose cul ser la gracia. Despus, entre

    la carcajada general, Apollo devuelve uno por uno

    los objetos a George. Como colofn final, le comen-

    ta: Hemos hecho una colecta entre todos para

    comprarle un reloj muy parecido al que llevaba

    cuando vino aqu. El mago se desabrocha el reloj

    de pulsera que luce en su mueca y se lo entrega

    al espectador estupefacto. Cmo he podido estartan inatento?, se pregunta George con la boca

    abierta; incluso pone los ojos en blanco.

    La atencin diseccionada

    Seguramente, la mejor definicin de la atencin

    sea la propuesta en 1890por William James, el fi-

    lsofo por excelencia de la psicologa moderna. Es-

    cribi: Todo el mundo sabe qu es la atencin. Es

    la toma de posesin por la mente, de forma clara

    y vvida, de un objeto o un curso de razonamien-

    to, seleccionado entre los varios que se presentan

    como simultneamente posibles. A su esencia

    pertenecen la focalizacin, la concentracin de la

    consciencia. Implica el abandono de ciertas cosas,

    para ocuparse eficazmente de otras. Los neuro-

    cientficos han aprendido desde los tiempos de

    James que la atencin concierne a cierto nmero

    de procesos cognitivos. Podemos prestar atencin

    de manera voluntaria al televisor, un proceso de

    atencin descendente (top-down); pero el llanto

    de un beb puede apartar nuestra atencin de lapantalla, un proceso distinto, ascendente (bottom-

    up). Podemos observar de forma directa aquello a

    lo que prestamos atencin (atencin manifiesta)

    o mirar una cosa estando secretamente atentos

    a otra (atencin subrepticia); podemos conseguir

    que otra persona dirija su mirada hacia un obje-

    to concreto mostrndole que tambin nosotros

    miramos el mismo elemento (atencin conjunta)

    o, sencillamente, podemos no prestar atencin a

    nada en particular. En la actualidad se empiezan

    a comprender algunos de los mecanismos cere-brales que controlan tales procesos. Los humanos

    disponemos de un foco de atencin que limita

    la cantidad de informacin que tomamos de una

    regin del espacio visual en un momento dado.

    Cuando nos hallamos pendientes de algn asunto,

    es como si nuestra mente orientase hacia all un

    proyector de luz. De manera deliberada y activa

    dejamos de lado casi todo lo dems, ello nos pro-

    porciona una especie de visin de tnel, como si

    llevsemos orejeras. Los ilusionistas explotan al

    mximo esta caracterstica de nuestro cerebro.

    Los magosbuscan, a travs

    de su verborrea,

    generar un

    dilogo mental

    interno en el

    espectador que

    provoque su

    confusin

    EL TRUCO EN EL CEREBROCuando enfocamos nuestra

    atencin (por ejemplo, en

    alguien de la acera de enfren-

    te), se activan las neuronas

    que gobiernan la percepcin

    de esa regin concreta del

    espacio visual (naranja). Demanera simultnea, neuronas

    inhibidoras (azul) inactivan

    las clulas nerviosas vecinas

    responsables de percibir las

    reas circundantes (marrn

    oscuro). Al fijar la atencin en

    un objeto, resulta ms difcil

    percibir su entorno: si centra-

    mos nuestra atencin en la

    persona que pasea, no vere-

    mos el gato que se escabulle

    ante nosotros.CORTESADELINSTITURONEUROLGICOBARROW

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    COGNICIN

    Todava no est claro si existe un nico centro

    cerebral que se encarga de controlar la atencin.

    Dados los numerosos tipos de atencin, cabe la

    posibilidad de que varias regiones del cerebro

    intervengan en esta regulacin y que operen en

    concierto. Un dato clave a tener en cuenta es que

    los mismos circuitos cerebrales que controlannuestros movimientos oculares intervienen en

    los cambios de ubicacin atencional. Los circuitos

    de movimiento ocular se encargan de orientar la

    mirada hacia regiones concretas del espacio vi-

    sual, por lo que parece lgico que tales circuitos

    pudieran tambin orientar nuestro proyector de

    atencin. No cabe duda de que resulta esencial

    determinar lo que nos interesa para decidir qu

    es lo siguiente que vamos a mirar. Los ilusionistas

    as lo han comprendido de forma intuitiva, por lo

    que controlan nuestros ojos y nuestra atencincomo si fusemos marionetas.

    Asimismo, la atencin se encuentra vinculada

    a la memoria a corto plazo; presenta la capacidad

    para enfocar lo que ocurre a nuestro alrededor. En

    ocasiones un estmulo es tan exigente, tan vigoro-

    so, que no podemos dejar de prestarle atencin (la

    sirena de una ambulancia, el llanto de un nio o,

    cmo no, el aleteo de una paloma al salir de una

    chistera). Esta informacin fluye en sentido ascen-

    dente, de nuestros sentidos primarios a niveles de

    anlisis ms elevados que se encuentran en elcerebro. Se trata de la captura sensorial.

    En otras ocasiones, desplazamos la atencin a

    voluntad de forma descendente. Las seales flu-

    yen de la corteza prefrontal (la directora general

    de nuestras redes de atencin) a otras regiones

    que contribuyen a procesar la informacin. No

    llegamos a or la sirena o el llanto infantil, o a

    ver la paloma porque estamos concentrados en

    alguna otra cosa (quiz la ltima pgina de esa

    fabulosa novela de misterio que estamos a punto

    de terminar de leer). Segn se ha comprobado,cuanto mayor es nuestra capacidad de memoria

    operativa o a corto plazo, ms capaces somos de

    resistir a la captura sensorial.

    La neurociencia comienza a diseccionar la na-

    turaleza de la atencin y a identificar sus corre-

    latos neuronales. Las primeras reas cerebrales

    que procesan una escena visual se valen de cir-

    cuitos que exponen el espacio visual como un

    mapa. Cuando decidimos de manera consciente

    prestar atencin a una ubicacin concreta de este

    espacio retinotpico, neuronas alojadas en nive-les superiores de nuestro sistema visual poten-

    cian la activacin de los circuitos de bajo nivel

    e intensifican su sensibilidad a las seales de los

    sentidos. Al mismo tiempo, se inhiben de forma

    activa neuronas de regiones visuales circundan-

    tes. Junto con un grupo dirigido por Jos Manuel

    Alonso, de la Facultad de Optometra de la Uni-

    versidad estatal de Nueva York, demostramos que

    las neuronas de la corteza visual primaria no solo

    exhiban esta pauta de actividad centro-periferia

    durante tareas que exigan atencin, sino queel grado de activacin se hallaba modulado por

    la dosis de atencin aplicada a la realizacin de

    una tarea. Cuanto ms difcil resultaba una labor,

    ms activa se mostraba la regin de atencin; en

    cambio, ms se inhiba la circundante.

    En un espectculo de magia, el espectador se

    enfrenta a una tarea de una dificultad extraordi-

    naria, pues debe desvestir la escena de los velos y

    seuelos ideados para distraer su atencin, ade-

    ms de averiguar el secreto que subyace a cada

    efecto de ilusionismo. Sin embargo, cuanto mayor

    QU PONE AQU?Los ilusionistas desvan de

    forma activa la atencin del

    espectador (pidindole que

    lea el ao grabado en una

    moneda, por ejemplo). De

    este modo ejecutan otra ac-

    cin sin que se les descubra.

    Al llevar al

    sujeto a que

    fije la atencin

    en un objeto

    concreto, el

    mago aprovecha

    para extraerle

    las gafas del

    bolsillo

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    sea el esfuerzo de atencin, ms difcil resultar

    conseguirlo; a mayor atencin dedicada al centro

    focal, ms se suprime la dedicada a otros lugares.

    El centro de enfoque atencional ya se encuentra

    donde el mago desea; all no sucede nada que

    valga la pena. De esta manera, los lugares que

    rodean al centro de atencin (donde s ocurre lo

    interesante) han quedado suprimidos en el cere-

    bro del espectador: sus ejrcitos de neuronas se

    han vuelto cmplices del mago.

    De qu ao es la moneda?

    Apollo trabaja a sus vctimas con un domino al

    parecer perfecto de estos circuitos neuronales. Es

    capaz de hacer creer a cualquier espectador que

    extrae una moneda del bolsillo de su pechera; a

    continuacin le pregunta: Es suya esta mone-

    da?. El sujeto sabe a la perfeccin que no le per-

    tenece, pues nunca lleva monedas en ese bolsillo

    (de hecho, nadie suele guardar el dinero en ese

    sitio), mas, sin poder evitarlo, clava la mirada en

    la efigie de la pieza como si buscara sus iniciales

    inscritas en ella. De qu ao es la moneda?,

    contina el mago. Obediente, el individuo trata

    de averiguarlo. Pero los nmeros son demasiado

    pequeos, no los distingue bien, as que decide

    usar sus gafas de lectura, las cuales suele tener

    siempre a mano, en la pechera. No las encuentra.

    Pruebe con estas, le ofrece amablemente Apo-

    llo, quitndose las que lleva colocadas sobre su

    nariz. Como cabe esperar, las lentes son las del

    espectador. El mago ha aprovechado que el espec-

    tador se hallaba concentrado en la moneda queestaba inspeccionando y que supona haba salido

    de su bolsillo para sustraerle las gafas, literalmen-

    te por debajo de sus narices; en pocas palabras,

    la propia vctima suprime la visin sobre lo que

    acontece ms all de la moneda.

    Tras desplumar a George, Apollo se vuelve hacia

    el pblico. No les gustara ver la trastienda de

    lo que acabo de hacer?, les instiga. Es bien sabido

    que los magos detestan revelar sus secretos, pero

    Apollo no acudi al simposio solo para entrete-

    nernos.

    Francotiradores mentales

    Los ilusionistas recurren a tcticas psico-

    lgicas refinadaspara desviar la atencin

    del pblico, de manera que pueden llevar

    a cabo movimientos mgicos a espaldas

    de los espectadores, con frecuencia incluso

    ante sus propios ojos. Entre sus maniobras

    mentales se encuentran:

    Postimgenes.El mago presiona una parte

    del cuerpo del sujeto (la mano o la mue-

    ca) para simular la presencia de un objeto

    real (un reloj o una moneda); el individuo

    tiene la impresin de que el objeto se en-

    cuentra donde cree, no siendo as.

    Verborrea.A base de preguntas e insinua-

    ciones, el mago llena la mente del obser-

    vador con informacin irrelevante, que le

    desconcierta y distrae de los movimientos

    del mago.

    Desviacin pasiva.Los objetos nuevos en

    la escena, sean en movimiento, brillantes o

    relucientes, reclaman la atencin del espec-

    tador. Los cientficos hablan en este caso de

    captura sensorial.

    Desviacin activa.El ilusionista solicita al

    sujeto que desarrolle una accin irrelevante,

    desviando as su atencin hacia esa actividad.

    Desviacin temporal.Al dejar una pausa

    entre el mtodo subyacente a un truco y su

    efecto, el mago impide que el espectador

    los relacione.

    Seuelos.Si una accin parece tener una

    finalidad evidente, como rascarse o calar-

    se el sombrero, el pblico no suele perca-

    tarse de que el mago se ha aprovechado

    del movimiento para deslizar un objeto

    bajo el ala de la chistera o encajarlo de-

    trs de la oreja.

    GESTOS SOSPECHOSOSHa deslizado el mago algn objeto

    bajo el ala de la chistera o simplemente

    se ha ajustado el sombrero de copa a

    la cabeza?

    AARONGOODMAN

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    COGNICIN

    DESTRIPAMOS EL TRUCO!

    Trampas cognitivas

    para desviar la atencin

    Los magos crean marcos, es decir, ventanas vir-

    tuales que acotan un espacio, con el objetivo de

    confinar la atencin del espectador. El tamao deun marco puede ir desde una sala de espectcu-

    los entera, pasando por la superficie de una mesa,

    hasta las dimensiones reducidas de una tarjeta de

    visita. Al pblico no le queda otra opcin que mi-

    rar en el marco, explica Apollo. Recurro a mo-

    vimientos, al contexto y a los tiempos para crear

    cada marco y controlar la situacin. El ladrn de

    guante blanco hace una demostracin. Se arrima

    a George, toma su mano y finge depositar en ella

    una moneda cuando en realidad est creando en

    la palma de la mano del periodista una postima-gen sensorial con el dedo pulgar. Apriete con fuer-

    za, le pide. George baja la mirada y se observa la

    mano; ya est preso en un marco. Aprieta el puo.

    Tiene la moneda?, insiste Apollo. El sujeto asien-

    te con la cabeza, est convencido de que as es.

    Pues, entonces, abra la mano, le pide el mago. La

    palma esta vaca. Quizs se halle en el hombro..

    George vuelve la mirada hacia all, donde sus ojos

    encuentran la pieza desaparecida.

    Si la atencin del sujeto se localiza en un marco,

    las maniobras que se ejecutan fuera de l (como de-positar la moneda en el hombro) rara vez se detec-

    tan, revela Apollo. Los magos, prosigue, manejan

    de modo concienzudo la atencin en todo momen-

    to. Las personas tienden a pensar que la desviacin

    consiste en el arte de hacer que alguien mire hacia

    su izquierda mientras se ejecuta un movimiento

    rpido a su derecha, mas Apollo asegura que se

    trata de algo ms que conseguir que el centro de

    atencin se dirija de manera obligada a un lugar

    concreto durante un tiempo determinado.

    Los magos sacan partido de diversos principiospsicolgicos y neuronales en su objetivo de fijar

    la atencin del espectador. Entre ellos destaca la

    captura sensorial, proceso que en el mundo de

    la magia se conoce bajo el trmino desviacin

    pasiva. Cuando vemos un objeto nuevo, brillan-

    te, reluciente o en movimiento (la paloma blan-

    ca que sale de la chistera, por ejemplo), la acti-

    vidad aumenta en nuestro sistema de atencin

    ascendente, desde los sentidos sensoriales hasta

    el cerebro. En este caso, el espectador atiende al

    aleteo del pjaro, instante en que el mago puede

    pasar desapercibido y, de este modo, maniobrar

    de manera furtiva. La desviacin pasiva recibe

    su nombre precisamente porque el mago deja en

    manos del propio pblico todo el trabajo, pues l

    se limita a preparar la situacin.

    Cuando los movimientos visibles son ms de

    uno (la paloma describe un arco sobre el escena-rio mientras el mago introduce la mano en una

    caja para preparar el efecto siguiente), las personas

    tendemos, de manera espontnea, a seguir el mo-

    vimiento mayor y ms llamativo (la paloma, no la

    mano). De aqu el axioma: Un movimiento gran-

    de encubre uno pequeo. De hecho, un estmulo

    vigoroso y grande (el aleteo de la paloma) puede

    disminuir la relevancia de un estmulo pequeo o

    de un movimiento lento (la mano del mago en la

    caja), de modo que la atencin se ve arrastrada

    hacia el ave, no hacia la mano.Adems, los elementos nuevos (la sbita apari-

    cin de la paloma) provocan respuestas ms inten-

    sas en ciertas partes del cerebro que resultan crti-

    cas para la atribucin de atencin. La notoriedad

    de un objeto aumenta tambin cuando el mago,

    de forma activa, orienta hacia este la atencin del

    individuo. Apollo puede pedir al espectador que

    hojee un libro mientras se guarda en un bolsillo

    la billetera que le acaba de robar. La vctima se

    encuentra tan absorta en la tarea de pasar las

    pginas que no se da cuenta. Entra aqu en juegola desorientacin activa: el control atencional des-

    cendente se encuentra enfocado sobre el libro, por

    lo que la persona ignora la mano del ilusionista.

    Apollo embrolla la mente del pblico de otras

    formas. Su chchara pretende crear un dilogo

    mental interno en el espectador para que, men-

    talmente, debata consigo mismo qu est pasando.

    El resultado, afirma, es una gran perplejidad por

    parte del sujeto, quien muestra un tiempo ms

    lento de reaccin y duda de lo que piensa. Asimis-

    mo, numerosos magos introducen pausas entre elmtodo que subyace al truco y su efecto, estrategia

    que les permite ocultar la relacin entre ambos

    (desorientacin temporal). En muchos juegos de

    magia, la accin secreta se lleva a cabo mientras

    el sujeto cree que el truco no ha empezado todava,

    o por el contrario, que ha terminado ya.

    Movimiento con finalidad

    Otra idea importante, indica Apollo a los cientfi-

    cos reunidos en Las Vegas, estriba en que los tru-

    En muchosjuegos de magia,

    la accin secreta

    se lleva a cabo

    cuando el

    pblico piensa

    que todava no

    ha empezado el

    truco

    THINKSTOCK

  • 8/10/2019 Mente y Cerebro N 64

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    MENTE Y CEREBRO 64 - 2014 25

    cos deben enmarcarse en actos naturales. Con una

    mano balancea un bolgrafo frente a la audiencia

    de cientficos. Ninguno se fija en su gesto rpido

    con la otra mano por detrs de la oreja, como si

    quisiera rascarse. El movimiento resulta natural,

    gil, sin nada especial. De repente, el pblico se

    percata de que el bolgrafo ha desaparecido. Apo-

    llo vuelve la cabeza: detrs de su oreja cuelga el

    objeto.

    Teller, la mitad bajita del do de ilusionistas y co-mediantes estadounideses Penn & Teller, aparca su

    personaje silente para explicar el mismo plantea-

    miento. La accin es movimiento con una finali-

    dad, afirma. En las interacciones sociales normales,

    los humanos indagamos sin cesar qu propsito

    motiva las acciones de otras personas. Una accin

    que carece de objetivo nos resulta anmala; nos

    llama la atencin. Sin embargo, cuando la finalidad

    es palmaria, no indagamos ms all. Teller asegura

    que, si alzase la mano sin motivo aparente, provoca-

    ra sospechas entre las dems personas, fenmenoque no sucedera si llevase a cabo una accin tan

    natural como ajustarse las gafas, rascarse la cabeza,

    sacarse un lpiz del bolsillo o colgar la chaqueta en

    el respaldo de una silla.

    Los neurocientficos conocen hoy por hoy ms

    en detalle la razn de la eficacia de este tipo de

    engaos. Las neuronas espejo nos ayudan a enten-

    der los actos e intenciones de nuestros semejantes

    gracias a la imitacin automtica de las acciones

    ajenas y el aduearse de los propsitos de los

    dems. Cuando el espectador observa que Teller

    alarga el brazo y la mano para alcanzar un vaso

    de agua, realiza otro tanto con su mente. Tambin

    le adscribe una motivacin sencilla: tiene sed y

    va a llevar el vaso hasta sus labios. En sntesis,

    el cerebro efecta una prediccin y ejecuta una

    simulacin de forma automtica y, por lo general,

    subconsciente.

    Las neuronas espejo forman parte de nuestra

    capacidad para entendernos unos a otros, imitar-

    nos, aprender, ensear y enfatizar. Sin embargo,tambin pueden despistarnos. Un buen ilusionista

    sabe encubrir cierta accin con otra o falsear de

    forma convincente una que en realidad no est

    cometiendo, de tal manera que induce a las neuro-

    nas espejo a proveernos de inferencias falsas so-

    bre lo que lleva (o no) a cabo en esos momentos.

    Teller alza el vaso lleno de agua hasta sus labios,

    parece que bebe; parece que la prediccin auto-

    mtica del espectador se cumple. No obstante, ha

    bebido en realidad? O quizs ha transferido un

    objeto de su mano a la boca, o viceversa?

    Para saber ms

    Mind tricks.S. Martinez-Con-

    de y S. L. Macknik en Nature,

    vol. 448, pg. 414, 26de julio

    de 2007.

    Attention and awareness instage magic: Turning tricks

    into research.S. L. Macknik,

    M. King, J. Randl, A. Robbins

    Teller, J. Thompson y S. Mar-

    tinez-Conde en Nature Reviews

    Neuroscience, vol. 9, pgs.

    72-79, diciembre de 2008.

    Magia y cerebro.S. L. Mack-

    nik y S. Martinez-Conde en

    Investigacin y Ciencia, marzo

    de 2009.

    Los engaos de la mente.

    S. L. Macknik y S. Martinez-

    Conde. Editorial Destino, 2012.

    AS BAJO LA MANGAEl mago desva la atencin del

    pblico, hacindole mirar un

    objetivo grande o en movi-

    miento (una paloma que ale-

    tea hacia lo alto), para que sus

    maniobras sutiles y menores

    (como ocultar una carta en la

    manga) pasen desapercibidas.

    Susana Martinez-Condey Stephen L. Macknik investigan

    en el Instituto Neurolgico Barrow, en Phoenix. Macknik

    dirige el laboratorio de neurofisiologa conductual; Mar-

    tinez-Conde, el de neurociencia visual. Sandra Blakeslee

    es colaboradora habitual del New York Timesy autora de

    varios libros sobre ciencia.

    GETTYIMAGES

  • 8/10/2019 Mente y Cerebro N 64

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    26 MENTE Y CEREBRO 64 - 2014

    PSICOLOGA

    El rostro de Jesucristo, se le ha apareci-do alguna vez en la superficie de una

    patata frita o en la pared de la cocina?

    Seguramente la respuesta del lector

    sea un no rotundo; incluso puede

    que piense: Qu tontera de pregunta. Sin em-

    bargo, si ahondamos en el tema, es probable que

    en algn momento de su vida haya sucumbido

    ante la creencia de un fenmeno no menos in-

    verosmil. Muchas personas opinan que cierto

    nmero les trae suerte, aseguran que existen

    fantasmas o que sus sueos son premonitorios.Tampoco falta a quien se le ha revelado el rostro

    de la Virgen en uno de los lados de la tostada o

    quien ha descubierto la cara de la Madre Teresa

    de Calcuta en un bollo.

    Pese a que semejantes creencias suenen a puro

    dislate, sorprende su frecuencia entre los mor-

    tales. Una encuesta de opinin llevada a cabo

    en 2005confirm que tres de cada cuatro esta-

    dounidenses crean en la existencia de fenmenos

    paranormales y uno de cada tres indicaba que

    haba experimentado una vivencia sobrenatural.La manifiesta ubicuidad de tales experiencias ha

    llevado a numerosos psiclogos a preguntarse por

    la existencia de posibles mecanismos cerebrales

    subyacentes a algunas de estas convicciones tan

    extendidas entre los humanos.

    La lista de efectos inslitos a los que se otorga

    credibilidad rebasa, con mucho, los lmites de las

    pruebas cientficas: telepata, clarividencia, pre-

    cognicin del futuro, control de la materia con

    la propia mente, comunicacin con los muertos,

    por citar algunos. Ante este panorama esotrico,

    los psiclogos han comenzado a elucidar por qulas personas consideran posibles los fenmenos

    refractarios a toda explicacin lgica.

    Los resultados revelan una conclusin cuando

    menos llamativa: la creencia en lo paranormal

    no pertenece a un selecto grupo de individuos

    distintos al resto, ms bien, el cerebro humano

    se halla configurado para tolerar los fenmenos

    anormales o sobrenaturales.

    El sueo de la profeca

    En los aos treinta del siglo xx, la investigacincientfica de los fenmenos hipotticamente

    paranormales comenz su andadura del brazo

    de Joseph Banks Rhine, de la Universidad Duke.

    Este botnico de carrera asisti a una conferen-

    cia sobre espiritismo que imparta Arthur Conan

    Doyle. El escritor alert a Rhine y al resto de la

    audiencia de la posible existencia de percepcin

    extrasensorial. Los cuarenta aos siguientes a esas

    palabras del escritor, Rhine los dedic a investigar

    si existan personas que, dotadas de facultades

    psquicas, pudieran determinar la ordenacin delos naipes en una baraja mezclada.

    Aunque los primeros resultados parecan espe-

    ranzadores, se mostraron de difcil reproduccin.

    El investigador decidi abandonar la adivinacin

    de naipes e idear experimentos de otro tipo para

    sondear los fenmenos paranormales. Esta pau-

    ta de trabajo ha venido repitindose durante los

    ltimos ochenta aos, en la que cientficos como

    Rhine comunicaban disponer de un novedoso m-

    todo experimental que por fin haba proporciona-

    do pruebas slidas de percepcin extrasensorial.

    La supersticinen la menteLa creencia en fenmenos paranormales se halla

    ampliamente extendida. No por casualidad: los mismos

    mecanismos cerebrales que subyacen a estas ideas

    construyen casi todo el pensamiento humano

    RICHARD WISEMAN

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    CHIPSIMONS

    TESTIGOLas personas que aseguran

    haber fotografiado a entes

    supranaturales insisten en la

    veracidad de sus imgenes.

    EN SNTESIS

    Observacionesextramundanas

    1Muchas personas afir-

    man creer en poderes

    supranaturales, como la

    clarividencia y la telepata.

    Tambin en la existencia de

    fantasmas o espritus.

    2La abundante cosecha

    de informes de expe-

    riencias paranormales pudie-

    ra ser fruto de los mismos

    mecanismos que nos facili-

    tan la decisin en situacio-

    nes de la vida diaria.

    3Segn ciertas investiga-

    ciones, las personas con

    un hemisferio cerebral dere-

    cho hiperactivo son propen-

    sas a creer en fenmenos

    inverosmiles.

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    PSICOLOGA

    No obstante, al poco comprobaban que sus xitos

    iniciales no podan replicarse.

    Hace algo ms de treinta aos, investigadores

    de diversas universidades de todo el mundo de-

    cepcionados al ver cmo se oscureca cada nuevo

    amanecer y que los laboratorios de parapsicologa

    se clausuraban uno tras otro, centraron su aten-cin en un planteamiento que vesta mayor robus-

    tez: descubrir el porqu de la extendida tendencia

    a creer en fenmenos paranormales.

    Algunos de estos, en apariencia, efectos sobre-

    naturales pueden explicarse a travs de los descu-

    brimientos psicolgicos de los ltimos decenios.

    Las personas manifestamos en muchas facetas

    de nuestra vida conductas irracionales. Un buen

    ejemplo lo hallamos en la precognicin onrica, es

    decir, la conviccin de que un sueo sirve de prea-

    viso de una realidad. Se trata de una de las formasms corrientes de creencia paranormal. Segn ha

    revelado la investigacin cientfica del sueo, la ma-

    yora de las personas tiene unos cuatro sueos por

    noche, de unos quince minutos de duracin cada

    uno. Existen personas que, una y otra vez, infieren

    una concordancia entre una de sus ensoaciones

    y un acontecimiento posterior. A partir de ah con-

    cluyen que poseen el don de la profeca.

    En 1993, Scott F. Madey, hoy en la Universidad

    Shippenburg, y sus colegas se propusieron averi-

    guar cun extendida se encontraba la tendenciade vincular los sueos con la realidad. Los in-

    vestigadores pidieron a un grupo de estudiantes

    que leyeran un diario personal, escrito, presun-

    tamente, por una mujer que se crea iluminada

    con sueos precognitivos. El cuaderno contena

    una descripcin de todos los sueos de su autora,

    la cual se acompaaba de una resea de aconte-

    cimientos de su vida, que o bien sugeran que lo

    soado haba sido predictivo o bien lo contrario.

    Al solicitar a los probandos que evocasen tantos

    de esos sueos como les fuera posible, se cons-tat que los voluntarios recordaban cerca del 60

    por ciento de aquellos concordantes con sucesos

    de la vida real; en cambio, solo un 40por ciento