misionero adultos

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[Pida a un hombre que presente este informe en primera persona] Y o no sabía mucho sobre los adventistas, pero estaba seguro de que estaban un poco lo- cos. A pesar de ello, cuando me enteré de que en el campus de la Universidad Adventista Zurcher, cerca de mi pueblo, se estaban contratando gente, solicité trabajo. Me contrataron, y comencé a trabajar en la institución. Entonces escuché que los adventistas estaban planificando ofrecer unas reuniones de evangelización en mi pueblo. Quería saber en qué creía esta gente, de mane- ra que comencé a asistir a las reuniones. ¿Verdad o herejía? Cuando el orador habló sobre el bautismo y explicó que era una declaración pública de la de- cisión de seguir a Cristo, entre los oyentes se pro- dujo un gran debate. ¿No es suficiente ser bautiza- do de niño?, pregunté yo. Pero cuando busqué los textos bíblicos que el orador había mencionado MADAGASCAR | 21 de Julio Ranary do y busqué la palabra en el diccionario, me di cuenta de que la Biblia, en efecto, enseñaba que el bautismo por inmersión era una señal de que una persona había tomado la decisión de seguir a Cristo. Tuve que aceptar que estaban en lo correcto al hablar del bautismo, pero cuando el orador se refirió al sábado, tuve la seguridad de que se había equivocado. La semana comienza los lunes, pensé. Eso significa que el séptimo día es el domingo, no el sábado. Pero una vez más fui a la Biblia y al diccionario, y entonces me di cuenta de que en mi idioma se usaba casi la misma palabra que el sábado bíblico para referirse al séptimo día de la semana. Casi sin quererlo, no me quedó más que ad- mitir que los adventistas estaban enseñando las verdades de la Biblia. Sentí que mi propia iglesia no había sido fiel a la verdad. Cuando le conté a mi esposa que pensaba hacerme adventista, me respondió con dureza: ¿Te has vuelto loco? ¡Creía que no te gustaban los adventistas! ¿Qué tiene de malo la iglesia a la que has estado asistiendo todos estos años? Mis hermanos y mis padres tampoco podían entender por qué pensaba unirme a una iglesia que, según ellos, ni siquiera me gustaba. De parte de la verdad Comencé a asistir a una pequeña congregación adventista en un pueblo cercano a mi hogar. Mi esposa se enojó mucho cuando me rehusé a comer un plato preparado con carne de cerdo. Mi padre no podía entender por qué le daba el 8 MISIÓN ADVENTISTA - DIVISIÓN SUDAFRICANA Y DEL OCÉANO ÍNDICO Material adaptado y facilitado por RECURSOS ESCUELA SABÁTICA © A cusado y despreciado A cusado y despreciado

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[Pida a un hombre que presente este informe en primera persona]

Y o no sabía mucho sobre los adventistas, peroestaba seguro de que estaban un poco lo-

cos. A pesar de ello, cuando me enteré de que enel campus de la Universidad Adventista Zurcher,cerca de mi pueblo, se estaban contratando gente,solicité trabajo.

Me contrataron, y comencé a trabajar en lainstitución. Entonces escuché que los adventistasestaban planificando ofrecer unas reuniones deevangelización en mi pueblo.

Quería saber en qué creía esta gente, de mane-ra que comencé a asistir a las reuniones.

¿Verdad o herejía?Cuando el orador habló sobre el bautismo y

explicó que era una declaración pública de la de- cisión de seguir a Cristo, entre los oyentes se pro-dujo un gran debate. ¿No es suficiente ser bautiza-do de niño?, pregunté yo. Pero cuando busqué lostextos bíblicos que el orador había mencionado

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do y busqué la palabra en el diccionario, me dicuenta de que la Biblia, en efecto, enseñaba queel bautismo por inmersión era una señal de queuna persona había tomado la decisión de seguira Cristo.

Tuve que aceptar que estaban en lo correctoal hablar del bautismo, pero cuando el orador serefirió al sábado, tuve la seguridad de que se habíaequivocado. La semana comienza los lunes, pensé.Eso significa que el séptimo día es el domingo,no el sábado. Pero una vez más fui a la Biblia yal diccionario, y entonces me di cuenta de queen mi idioma se usaba casi la misma palabra queel sábado bíblico para referirse al séptimo día dela semana.

Casi sin quererlo, no me quedó más que ad-mitir que los adventistas estaban enseñando lasverdades de la Biblia. Sentí que mi propia iglesiano había sido fiel a la verdad.

Cuando le conté a mi esposa que pensabahacerme adventista, me respondió con dureza:

–¿Te has vuelto loco? ¡Creía que no te gustabanlos adventistas! ¿Qué tiene de malo la iglesia ala que has estado asistiendo todos estos años?

Mis hermanos y mis padres tampoco podíanentender por qué pensaba unirme a una iglesiaque, según ellos, ni siquiera me gustaba.

De parte de la verdadComencé a asistir a una pequeña congregación

adventista en un pueblo cercano a mi hogar. Miesposa se enojó mucho cuando me rehusé acomer un plato preparado con carne de cerdo. Mi padre no podía entender por qué le daba el

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C á p s u l a i n f o r m a t i v a La Universidad Adventista Zurcher es uno

de los tres proyectos de Madagascar que recibirá una ayuda especial este trimestre.

Una escuela adventista en el noroeste de Madagascar necesita nuevos salones de clases para ubicar al creciente cuerpo estudiantil. Muchos de los alumnos no provienen de hogares cristianos.

En la capital de Madagascar viven miles de huérfanos y niños sumamente necesitados. Parte de la ofrenda del decimotercer sábado de este trimestre ayudará o construir un pe-queño orfanato que permita brindar un hogar y educación o los niños más necesitados.

por ciento de mis ganancias a la iglesia cuando apenas podía proveer para mi propia familia. Fue una época difícil, pero tomé la decisión de ser fiel a lo que decía la Biblia y confiar en que Dios me bendeciría.

No me resultó fácil; en ocasiones, me sentía totalmente solo. En mi cultura, la familia es su-mamente importante. Y si bien tenía una familia de la iglesia que se interesaba por mí, mis parien-tes se oponían a mi nueva vida. Aun así, seguí estudiando la Biblia a pesar de que mi esposa me dijo que de tanto leer me volvería loco. Me resul-tó difícil permanecer firme, en especial cuando mi trabajo en la universidad llegó a su fin.

Una gran sorpresaEntonces, poco a poco las cosas comenzaron a

cambiar. Acepté un trabajo en un pueblo distante y estuve lejos de casa durante seis meses. Cuando regresé, mi esposa me dio la noticia de que estaba preparándose para el bautismo. Me enteré que había estado estudiando la Biblia con alguien de la Universidad durante mi ausencia y que se bautiz-aría al día siguiente. ¡Qué sorpresa maravillosa!

Mi madre comenzó a preguntar sobre mi fe y comencé a estudiar la Biblia con ella. Cuando mis hermanos me acusaron de abandonar las creencias

que mi familia había tenido durante tanto tiempo, mi padre les dijo que me dejaran creer lo que quisiera y que me trataran con respeto.

Me sentí muy contento cuando me contrataron como guardia de seguridad en la universidad ad-ventista, porque eso significó que podía tener un empleo fijo cerca de mi hogar.

AcusadoEntonces, una noche, mientras estaba de turno

trabajando, unos ladrones entraron al campus y a punta de pistola me inmovilizaron mientras forza-ban al gerente a que les diera dinero. Los hombres huyeron, y entonces llegó la policía. No podía creer lo que sucedió: la policía me arrestó por supuesta colaboración con los criminales. Pasé más de un año en prisión esperando ser llevado a juicio.

Durante este período, mis hermanos insistieron en que yo mismo era responsable de lo que me estaba pasando por haberme hecho adventista. Mi esposa y mis hijos tuvieron que luchar solos sin la ayuda de mis hermanos. Pero se mantuvie-ron firmes, y mis dos hijas fueron bautizadas.

Al fin, los culpables fueron arrestados, y fui libe-rado de la cárcel. La universidad me ofreció otro empleo.

La vida no me ha resultado fácil desde que me convertí al adventismo. Sin embargo, siempre vale la pena seguir la verdad de Dios, y jamás me he lamentado por mi decisión.

Mi oración es que, un día, todos los integrantes de mi familia, al igual que yo, puedan sentir la cal-idez del amor de Dios.

Una institución que creceLa Universidad Adventista Zurcher continúa cre-

ciendo y está preparando a muchos jóvenes para el servicio. Parte de la ofrenda de este decimoter-cer sábado servirá para construir un edificio multiuso en el campus, que permitirá que la uni-versidad reciba la acreditación de las autoridades nacionales.

Gracias por contribuir con el crecimiento de la Universidad Adventista en Madagascar. w

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