Moai y Rongorongo en Museos del Mundo

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5 Moai y Rongorongo de Rapa Nui por el mundo Historia de un expolio Texto: Alex Guerra Terra Como muchos lugares en la Tierra que fueron colonizados en siglos pasados por el hombre del mundo occidental, la Isla de Pascua ha sido sometida desde el siglo XVIII hasta bien entrado el XX a saqueos sistemáticos de sus reliquias históricas. Ni siquiera los pesados y colosales moai han logrado evitar el saqueo furtivo, acabando algunos en conocidas exhibiciones museológicas del mundo, al igual que las tablillas rongorongo, los moai kavakava, y muchísimos otros elementos artísticos y culturales del pasado rapanui. Y a la Convención de la UNESCO de 1970 regula el tráfico de objetos cultu- rales. Incluso el Código Ético del Consejo Internacional para Museos, su- giere que si se cree que un objeto cultural ha sido extraído de su país de origen de forma ilegal, no debería continuar siendo comercializado, expuesto o man- tenido en un museo. El tráfico de bienes culturales es el más lucrativo después del de drogas y armas. La exhibición de estos objetos en museos de todo el mundo, y la venta de los mismos en subastas, provoca una reacción cada vez más enérgica de países latinoamericanos ricos en Patrimonio atractivo desde el punto de vista estético y/o económico, como México, Perú, Costa Rica, Co- lombia, Chile, Guatemala o Ecuador, que cada vez con más fuerza reclaman su repatriación inmediata al origen. En este artículo veremos concretamente el caso de los moai y las tablillas rongorongo de Isla de Pascua (Chile). Existen varios trabajos de investigación reuniendo información sobre la ubicación y el estado de las innumerables piezas extraídas de la isla. Francisco Torres, direc- tor del Museo Antropológico Padre Sebastián Englert, y Betty Haoa, del Mu- seo Fonck de Viña del Mar, poseen completas listas, y la investigadora rapanui Piru Hucke ha viajado por todo el mundo catastrando en un grueso archivo el patrimonio de la isla presente en museos y colecciones privadas, en los que se encuentran 12 moai (las enormes estatuas de toba volcánica) y 25 tablillas rongorongo (la escritura antigua rapanui no descifrada) originales. LOS MOAI DE BRUSELAS Y PARÍS Francia y Bélgica organizaron en el primer tercio del siglo XX una expedición dirigida por el etnólogo belga Alfred Métraux, quien visitó entre 1934 y 1935 la isla, con el propósito de investigar y estudiar las costumbres, leyendas, tra- diciones y expresiones de arte de sus habitantes. Sin embargo, en medio de

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Glyphos nº3 (España) 2015Revista de Arqueología

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Moai y Rongorongo deRapa Nui por el mundoHistoria de un expolio

Texto: Alex Guerra Terra

Como muchos lugares en la Tierra que fueron colonizados en siglos pasados por el hombre del mundo occidental, la Isla de Pascua ha sido sometida desde el siglo XVIII hasta bien entrado el XX a saqueos sistemáticos de sus reliquias históricas. Ni siquiera los pesados y colosales moai han logrado evitar el saqueo furtivo, acabando algunos en conocidas exhibiciones museológicas del mundo, al igual que las tablillas rongorongo, los moai kavakava, y muchísimos otros elementos artísticos y culturales del pasado rapanui.

Ya la Convención de la UNESCO de 1970 regula el tráfico de objetos cultu-rales. Incluso el Código Ético del Consejo Internacional para Museos, su-

giere que si se cree que un objeto cultural ha sido extraído de su país de origen de forma ilegal, no debería continuar siendo comercializado, expuesto o man-tenido en un museo. El tráfico de bienes culturales es el más lucrativo después del de drogas y armas. La exhibición de estos objetos en museos de todo el mundo, y la venta de los mismos en subastas, provoca una reacción cada vez más enérgica de países latinoamericanos ricos en Patrimonio atractivo desde el punto de vista estético y/o económico, como México, Perú, Costa Rica, Co-lombia, Chile, Guatemala o Ecuador, que cada vez con más fuerza reclaman su repatriación inmediata al origen. En este artículo veremos concretamente el caso de los moai y las tablillas rongorongo de Isla de Pascua (Chile). Existen varios trabajos de investigación reuniendo información sobre la ubicación y el estado de las innumerables piezas extraídas de la isla. Francisco Torres, direc-tor del Museo Antropológico Padre Sebastián Englert, y Betty Haoa, del Mu-seo Fonck de Viña del Mar, poseen completas listas, y la investigadora rapanui Piru Hucke ha viajado por todo el mundo catastrando en un grueso archivo el patrimonio de la isla presente en museos y colecciones privadas, en los que se encuentran 12 moai (las enormes estatuas de toba volcánica) y 25 tablillas rongorongo (la escritura antigua rapanui no descifrada) originales.

LOS MOAI DE BRUSELAS Y PARÍS

Francia y Bélgica organizaron en el primer tercio del siglo XX una expedición dirigida por el etnólogo belga Alfred Métraux, quien visitó entre 1934 y 1935 la isla, con el propósito de investigar y estudiar las costumbres, leyendas, tra-diciones y expresiones de arte de sus habitantes. Sin embargo, en medio de

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su estudio y, probablemente, notando la distancia que existía entre la isla y la protección de la administración continental, se llevó a Europa varios objetos artísticos, entre los que figuraba el moai llamado “Pou Hakanononga”, que se encuentra hoy en el Museo Real de Bruselas. La pieza es una de las más interesantes e intrigantes entre este tipo de estatuas, completamente diferente al resto de los casi mil moai que existen en total. También en Bélgica, en la Biblioteca de la Universidad Católica de Lovaina, se guarda la tablilla rongo-rongo llamada “Keiti”.

CORTANDO CABEZAS

Pero esto no es todo. Mucho tiempo antes, y tras desembarcar a principios del año 1872 en Hanga Roa, los marinos franceses del buque “La Flore”, al mando del almirante Lappelin y del que formaba parte el poeta y pintor Julian Viaud (más conocido como Pierre Loti), derribaron los moai del ahu Vaihu y destruyeron uno de ellos para cortar y subir sólo la cabeza, valiéndose de una sierra (Diario “El Mercurio”, reportaje del domingo 14 de abril de 2008). La pieza figuraba hasta hace un tiempo en la exhibición permanente del Museo del Hombre de París, aunque fue transferida a otro museo parisino, el Museo Branly. En el Museo del Hombre de París se guarda sí, una pequeña cajita, una tabaquera, confeccionada a partir de una tablilla rongorongo, llamada la “Tabaquera”. Parece existir una confusión con otra pieza, pues figura una ca-

El rapanui Sebastián Paoa con moai “Pou Hakanononga”. Museo Real de Bru-selas (Bélgica). Foto: Simone Schneider.

El periodista de investigación Luis Ma-riano Fernández observando cabeza de moai. Museo del Louvre (París, Francia).

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beza de 1,70 metros de altura, datada de entre los siglos XI y XV, en el Museo de Louvre de París, pero que correspondería a un obsequio del Gobierno de Chile otorgado en 1935, durante la presidencia de Arturo Alessandri Palma, para la expedición del Museo del Hombre realizada por Henri Lavachery y Alfred Métraux que, irónicamente, también habrían de llevarse el moai hoy exhibido en Bruselas.

MUSEO BRITÁNICO: EL BELLO “HOA HAKANANAI’A”

En 1868, fue extraído de la isla uno de los más atractivos moai del centro ce-remonial de Orongo, el “Hoa Hakananai’a” (el “Rompeolas” en rapanui), de gran tamaño, y casi único por ser de basalto (y no de toba volcánica como la mayoría) y con hermosos grabados en su espalda, que hoy se encuentra en el Museo Británico, siendo uno de los que mayor interés ha causado entre la comunidad rapanui, que ha pedido su regreso. El hecho lo cometió la tripu-lación de la nave HMS “Topaze” con ayuda, eso sí, de los propios lugareños, cuando faltaban veinte años todavía para que la isla fuese incorporada a la soberanía chilena. Para llevarse el moai se tuvo que derribar la gran casa de Orongo en la que se enclavaba, y en su camino hacia la bahía de Hanga Roa, le frotaron tanto por el cuello que desaparecieron las pinturas blancas y rojas que le adornaban. Su transporte precisó de nada más y nada menos que trescientos marineros y unos doscientos rapanui (según el padre Kaspar Zumbhom), que lo desplazaron mediante palancas, cuerdas y rodillos. Iróni-camente, el navío “Topaze”, al mando del Capitán Richard Ashmore Powell, había sido encargado por la Real Sociedad Geográfica de Londres para una misión científica por el Pacífico Sur, viaje en el cual se llevaron la estatua. A la fecha de los hechos, la isla seguía siendo un centro de operaciones de piratas y contrabandistas internacionales. La estatua fue conducida hasta Inglaterra, y Ashmore Powell la regaló a la Reina Victoria, quien la “donó” a su pueblo, yendo a parar a la gran colección arqueológica del Museo Británico, constitu-yendo una de las piezas más atractivas del complejo. La comunidad rapanui actualmente le llama “el amigo robado” y ha pedido su regreso a partir de 1995, cuando la Isla de Pascua fue declarada Patrimonio de la Humanidad, y actualmente existe una campaña con el slogan “¡Moai, vuelve a casa!”. El entonces alcalde de Isla de Pascua, Pedro Edmunds Paoa, intentó un plan de intercambio mandando a construir una pieza similar que pretendía cambiar por el original. La idea no prosperó, y la réplica fue a adornar el jardín de la Municipalidad de Peñalolén. El documental “Te Kuhane o te Tupuna” (“El es-píritu de los ancestros”, de Leonardo Pakarati, 2012) cuenta la historia de este moai, y manifiesta el deseo y la necesidad de que éste y otros moai, así como otras piezas arqueológicas que se encuentran en museos del mundo, vuelvan a la isla. También en este museo se hallan en exhibición tres tablillas rongoron-go: la “Pequeña de Londres”, el “Reimiro I” y el “Reimiro II”.

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NUEVA YORK Y WASHINGTON

El oficial William Thompson llevó un moai con pukao (el moño rojizo de “hani hani” o escoria roja que les adorna la cabeza) en 1886, además de una cabeza, a Estados Unidos, a bordo de su buque “USN Mohican”, tras realizar una exploración en la isla. Las piezas son exhibidas hoy junto con muchas de la isla llevadas por Thompson. La estatua mayor está expuesta en el Mu-seo de Historia Natural Smithsonian de Washington D.C., donde también se encuentran dos tablillas rongorongo: la “Grande de Washington” y la “Atua Mata Riri” o “Pequeña de Washington”. Un moai con pukao, en la American University de Washington D.C., correspondería a un “obsequio” de la Emba-jada de Chile en los Estados Unidos. La cabeza tomada de ahu “O’Pepe”, de 1,19 metros de alto y que data de entre los siglos XII y XVII, aparece en la ex-hibición permanente del Museo de Arte Metropolitano de New York, depen-diente del Departamento de Antropología (Institución Smithsonian). Con una tonelada de peso, para muchos es la más atractiva de las piezas de la colección desde su apertura, el año 2001. También en Nueva York, en la colección Ar-man, se halla un fragmento de la tablilla rongorongo llamada “Stephen Chau-vet”. En 1968 cuando comienzan las obras para la construcción del aeropuerto de Mataveri en Isla de Pascua, se dan cuenta que muchos moai deberían ser desplazados o destruidos. El consejero de cultura de la ciudad de Nueva York, Samuel Adams Green, llamó la atención del hecho, consiguiendo el apoyo de The International Fund for Monuments y de la UNESCO, y viajando a la isla y rescatando una pequeña cabeza de moai que había sido separada del cuer-

El periodista de investigación Luis Mariano Fernández junto a cabeza de moai. Museo del Louvre (París, Francia).

Los rapanui Richard y Vivita Muraccioli Tuki frente al moai “Hoa Hakananai’a”. Museo Bri-tánico (Londres, Reino Unido). Foto Lola Tuki.

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po, en 1960. Fue llevado a la ciudad de Nueva York, donde se emplazaría en la Seagram’s Plaza de Park Avenue. Sin embargo, este moai ha vuelto a Chile, donde se encuentra en Santiago, frente al Museo de Historia Natural.

OCEANÍA: AUCKLAND Y OTAGO

Un moai con pukao de dos metros fue llevado por el colono tahitiano de ori-gen escocés que se avecindó en la isla, llamado Norman Brander, quien se lo apropió en 1929, quedando después en manos de su controvertida familia, que poseía vastas extensiones de terre-

nos en la isla hacia 1880. Desde allí, probablemente después de la incorpora-ción a Chile, la estatua pasó a manos de Tahití y luego a Nueva Zelanda, donde permanece hasta hoy. Se puede ver exhibida en el Museo de Otago de Dunedin, constituyendo la pieza más atractiva del Salón de Culturas del Pacífico dentro del museo. También existe una cabeza de moai en el Museo de Auckland, pero no existen suficientes antecedentes sobre esta pieza, como para permitirnos contar la historia de su expolio.

SANTIAGO DE CHILE, LA SERENA,VALPARAÍSO Y VIÑA DEL MAR

No todas las estatuas y piezas sacadas de la isla están fuera de Chile. Una de las remociones más abundantes fue realizada por la corbeta chilena “O’Higgins”, hacia 1870, muchas de las cuales hoy forman parte de la colección del Museo de Historia Natural de Santiago. Aunque esta expedición subió a la nave un moai de Hanga Piko, dos tablillas rongorongo que hoy están en el museo, junto con otras (“Pequeña de Santiago”, “Grande de Santiago”, el “Bastón de Santiago” y “Poike”), parece haber tenido un carácter bastante amistoso, pues a petición de los misioneros embarcaron a doce muchachos rapanui para for-marlos como aprendices de grumetes y camareros de oficiales. En el Museo Fonck de Viña del Mar, además, está el moai “One Makihi”, llevado al conti-nente en 1953, además de una cabeza. Y en el Salón de la Polinesia del Museo de La Serena existe desde 1950 otro moai que fue donado por la comunidad rapanui para los serenenses durante el Gobierno del presidente Gabriel Gon-zález Videla. En el Museo de Historia Natural de Valparaíso se encuentra la tablilla llamada “Gabriel Veri Veri”.

El rapanui Richard Muraccioli Tuki ob-servando cabeza de moai. Museo Quai Branly (París, Fracia). Foto: Lola Tuki.

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VENTA ILEGAL DE ANTIGÜEDADES

En el plano más anecdótico, también es preciso recordar que se han detectado ventas de supuestos moai entre anticuarios de Estados Unidos y Europa, aun-que es altamente probable que la mayoría se trate de réplicas y falsifi caciones. Aun así, es preciso destacar el caso revelado en enero de 2003, sobre dos moai de una tonelada cada uno, puestos a la venta en una galería de arte de Miami por el chileno residente en Florida, Hernán García Vidal, ex vicerrector de la Universidad de Chile y ex subsecretario de ODEPLAN durante el régimen militar.

LA EXTRAÑA ODISEA DEL “PEPE” DE BUENOS AIRES

Existe un moai de 2,20 metros de altura y 1 tonelada, llamado “Pepe”, que había sido regalado por la comunidad rapanui al Presidente Carlos Ibáñez del Campo. Según algunas notas de prensa, el obsequio fue hecho en 1927, en su primer gobierno. Según otros, fue más tarde, como muestra de agradeci-miento por sus medidas de desalojo de la Williamson & Balfour. Fuera como fuese, la pieza terminó retenida en el jardín de un particular argentino, en Buenos Aires. ¿Cómo llegó allí? La respuesta la encontramos al ver que, poco antes, el anticuario chileno residente en Argentina, Mario Velasco, lo había comprado en 10.000 dólares al Corredor de Propiedades Carlos Ossandón, en 1970. Ossandón la había recibido de Ibáñez del Campo, aunque no está claro si por venta o por obsequio. La idea de Velasco, a principios de los setenta, era vender la pieza a un coleccionista norteamericano y al triple de lo que él había pagado, pero el comprador no quedó convencido de su autenticidad y el aspecto extraño de la pieza le hizo dudar al punto de rechazar la oferta. Otra versión dice que se lo vendió a dos coleccionistas, uno argentino y otro estadounidense, que se lo llevaron a Holanda, pero pagaron con cheques sin

Moai “Hoa Hakananai’a”a bordo del “Topaze”, 1868.

Moai con tahua (plaza). Museo Arqueológico deLa Serena (La Serena, Chile). Fotos: MUARSE.

Moai “Hoa Hakananai’a”

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fondos. Esto parece ser lo más probable, porque después Velasco inició un juicio contra los compradores. Durante el proceso judicial, se comprobó que el moai estaba construido con material rocoso de la Isla de Pascua pese a que se seguía dudando de su autenticidad por el estilo de la estatua, algo distinta a las más comunes de Rapa Nui (en realidad había sido “rebajado” para quitar volumen y peso para el transporte). Durante la disputa, “Pepe” fue a parar a las bodegas de una aduana argentina luego de su fugaz viaje a Amsterdam, y, desde allí, a un patio privado de un químico bonaerense, al no poder pagar Velasco el impuesto de las bodegas aduaneras, entrando a remate en 1982. La artista Rosa Velasco, hija de Mario, realizó gestiones para recuperarlo, y fue traído de vuelta a Santiago el 21 de abril de 2006, desde donde volvió otra vez a la isla.

RONGORONGO: TESTIGOS DE UNA ESCRITURA PERDIDA

Más tablillas rongorongo se encuentran en museos de Europa, Asia y Oceanía: una en el Museo Etnológico de Berlín (“Boomerang”), dos en el Museo de Et-nología de Viena (fragmentos de “Pequeña de Viena”), cuatro en los Sagrados Corazones Picpus de Roma (“Tahua”, “Mamari”, “La Hendida” y “Aruku Kurenga”), dos en el Museo de A. y E. Pedro El Grande de San Petersburgo (“Pequeña de San Petersburgo” y “Grande de San Petersburgo”), cuatro frag-mentos de tablillas diversas en el Museo del Obispo Bernice Pauahi (Honolu-lu, Hawaii) y una en el Museo de Tahití y las Islas Papeete.

LAS RÉPLICAS DE MOAI Y RONGORONGO

Además de los moai y kohau (tablillas) rongorongo originales, existen en al-gunas ciudades europeas y americanas réplicas esculpidas y talladas por ar-tesanos rapanui contemporáneos. En Hanga Roa (capital de Isla de Pascua), el Museo Antropológico Padre Sebastián Englert exhibe una única pieza de kohau rongorongo que corresponde a una reproducción. En Santiago de Chile la réplica del “Hoa Haka Nanai’a” que mandó construir el entonces alcalde de Isla de Pascua, Pedro Edmunds Paoa, y que pretendía cambiar por su original que se exhibe en el Museo Británico de Londres, descansa en el jardín de la Municipalidad de Peñalolén.

EL MOAI DE OLOT

También en Europa se hallan algunas réplicas. En La Garrotxa (España) fue esculpido uno para el hermanamiento de la capital de La Garrotxa, Olot, con la capital de Isla de Pascua, Hanga Roa. Se mandó esculpir de roca volcánica de La Garrotxa (Castellfollit de la Roca), por el artesano rapanui Manuel Tuki, en 1982. En aquella ocasión Olot fue la ciudad elegida por Antoni Pujador y el juez de Isla de Pascua Orasmin Gillies Gil, que junto a las autoridades munici-

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pales de ambas ciudades, se mostraron favorables a llevar a cabo las gestiones de hermanamiento. El moai de Olot es un ahu moai que dispone de los cuatro elementos constitutivos y estructurales básicos: los muros exteriores, la plata-forma (ahu) que sirve de soporte a la estatua elevada, la rampa (tahua) inclina-da y el elemento escultórico imprescindible, la estatua (moai), representación de los “rostros vivientes de los antepasados” (“aringa ora o te tupuna”), en toba volcánica de la cantera del Rano Raraku. Por razones evidentes, faltan las alas laterales y los enterramientos. Al moai de Olot le fueron incluso colocados los ojos de coral y obsidiana, y para que fuera considerado totalmente acaba-do, se le colocó encima el moño (pukao) de escoria roja (“hani hani”), material sacado de la cantera de Puna Pau (Rapa Nui).

RÉPLICAS EN DUBLÍN Y PRAGA

El moai es una réplica esculpida por el artesano rapanui Alejandro Pakarati, obsequiada por el Gobierno de Chile (representado por el Ministro de Asun-tos Extranjeros, Cristian Barros) a la ciudad de Dublín (representada por el Alcalde de Dublín Michael Conaghan), en una ceremonia que tuvo lugar en Clontarf Promenade, al norte de la Vernon Avenue. Está esculpido de roca volcánica y mide 3 metros de altura. En los jardines de la Embajada de Chile en Praga existe un moai del que desconocemos la historia.

¿TRAER TODOS LOS MOAI DE VUELTA?

Los moai fueron sacados de su hábitat en una práctica de colonialismo, es cierto. Sin embargo, todo tiene su doble cara, y esta situación ha derivado ex-trañamente en algo benefi cioso para la isla, ya que los moai que se conservan en ella, se deshacen, algunos están desapareciendo por la erosión, el descui-do, negligencia y falta de protección, mientras que los que se exhiben en los museos son visitados por varios millones de personas al año, admirados y perfectamente bien conservados, lo que genera un deseo de visitar la isla. Se-ría ideal tener todas las piezas originales en Isla de Pascua, sin embargo no es

LOS MOAI POR EL MUNDO

• Museo Real de Bruselas (Bélgica). Moai “Pou Hakanononga”• Museo del Louvre (París, Francia). Una cabeza de moai• Museo Quai Branly (París, Francia). Una cabeza de moai• Museo Británico (Londres, Reino Unido). Moai “Hoa Hakananai’a”• American University de Washington (EEUU). Un moai con pukao• Museo de Arte Metropolitano de New York (EEUU). Cabeza de moai “O’Pepe”• Museo de Historia Natural de Santiago (Chile). Un moai• Museo Fonck (Viña del Mar, Chile). Moai “One Makihi”• Museo de Otago de Dunedin (Nueva Zelanda). Un moai con pukao• Museo de Auckland (Nueva Zelanda). Una cabeza de moai

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una decisión que se pueda tomar sin una campaña previa de sensibilización y protección, pues recuperarlos para dejarlos abandonados a su suerte, como es el caso de la mayoría de los casi mil moai en la isla, sobre todo de los que no están restaurados y erigidos nuevamente sobre sus ahu, no tendría ningún sentido. •

LAS TABLILLAS RONGORONGO POR EL MUNDO

• Museo del Obispo Bernice Pauahi (Honolulu, Hawaii). 4 fragmentos de diversas tablillas• Museo de Tahití y las Islas Papeete (Tahití). Una tablilla (1)• Museo del Hombre (París, Francia)). “Tabaquera” (1)• Biblioteca de la U. Católica de Lovaina (Bélgica). “Keiti” (1) • Museo Británico (Londres, Reino Unido). “Pequeña de Londres”, “Reimiro I” y “Reimiro II” (3)• Museo Etnológico de Berlín (Alemania). “Boomerang” (1)• Museo de Etnología de Viena (Austria). Fragmentos de “Pequeña de Viena”, y una más -sin

nombre- (2)• Sagrados Corazones Picpus de Roma (Italia). “Tahua”, “Mamari”, “La Hendida” y “Aruku

Kurenga” (4)• Colección Arman (Nueva York, EEUU). Fragmento de tablilla “Stephen Chauvet” (1)• Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian (Washington, EEUU). “Grande de

Washington”, “Pequeña de Washington” y “Atua Mata Riri” (3)• Museo de A. y E. Pedro El Grande de la A. de C. (San Petersburgo, Rusia). “Pequeña de San

Petersburgo”, “Grande de San Petersburgo” (2)• Museo de Historia Natural de Santiago (Chile). “Pequeña de Santiago”, “Grande de Santiago”,

“Bastón de Santiago”, y “Poike” (4)• Museo de Historia Natural de Valparaíso (Chile). “Gabriel Veri Veri” (1)

Detalle tablilla rongorongo.

Reproducción de tablilla rongorongo “ika” (pez). Museo Padre Sebastián Englert. Isla de Pascua.

Alex Guerra con una reproducción de tablilla rongorongo, de Arturo Alarcón.