Nestor O. Míguez - La Apocaliptica y La Economia

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    Revista BblicaAo 59 (1997)Pgs. 17-31

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    LA APOCALPTICA Y LA ECONOMALectura de textos apocalpticos

    desde la experiencia de la exclusin econmica

    Nstor O. Mguez

    Introduccin

    La lectura bblica se ha enriquecido en los ltimos tiempos con nuevas perspectivas

    surgidas de los aportes de los "nuevos sujetos teolgicos". La lectura popular de la Bibliay los estudios realizados desde la visin de la mujer han permitido destacar lneas de laEscritura y conflictos en el mismo texto que permanecan ocultos para la erudicinacadmica noroccidental. Las teologas surgidas en frica, Asia, y en las comunidadesnegras de Amrica han trado profundos cuestionamientos que nos obligan a releer lostextos con nuevos ojos crticos. En general las teologas "de la liberacin" han idoacompaadas de enfoques hermenuticos que abrieron caminos para profundizar elmensaje bblico, sus condicionamientos y posibilidades. Ello ha llevado a sealar connfasis la situacin contextual, tanto de los textos como de los lectores.Por otro lado, el surgimiento de un nuevo instrumental metodolgico, debido aldesarrollo y aplicacin al texto bblico de ciencias lingsticas y sociales tambin ha

    producido un significativo impacto. El carcter revelatorio de los textos aparece ahoramucho ms enraizado en el suelo humano. Y este suelo, y los elementos que de l nutrena los libros bblicos son estudiados y expuestos con mayor rigor. De esta manera lainterpretacin bblica ha encontrado una nueva primavera, permitiendo que broten otrasramas y se renueve la vieja savia de las ciencias bblicas.

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    La incidencia del eje econmico

    Todas estas aportaciones han producido un desplazamiento del eje de anlisis de los

    textos bblicos. No en todas estas lecturas alternativas este desplazamiento ha ocurridoen el mismo sentido. Por razones obvias, segn el lector y el contexto, ha tomado

    prioridad la cuestin cultural, el lugar social, el tema racial o los prejuicios sexistas, ouna combinacin de ellos. En algunos casos se han jugado algunas de estas opcionescontra otras. Mi inters es destacar que las nuevas condiciones que se han generado enLatinoamrica (y no solamente en ella) en los ltimos aos, y especialmente en lo queva de la presente dcada, llevan a poner nuevamente el acento en el eje econmico.Este nfasis fue fuerte en los primeros momentos de la teologa de la liberacinlatinoamericana. Hoy, tras permanecer cierto tiempo en un segundo plano, aparecenuevamente como decisivo.1

    Efectivamente, el "nuevo orden internacional real" que se ha establecido a partir de laaplicacin irrestricta de las recetas del neo-liberalismo econmico, con sus planes deajuste del Estado, de privatizaciones, de redistribucin del mercado mundial y deexclusin de las necesidades de los pobres de las consideraciones administrativas,genera nuevas y ms graves formas de pobreza y miseria, una exclusin real del accesoa los bienes fundamentales para la vida, que estn afectando en forma decisiva, an

    biolgicamente, la condicin humana en nuestro continente.Una descripcin somera, pero que refleja estudios documentados de nuestra realidad,muestra una fuerte acumulacin econmica, que ha extremado la ya desigualdistribucin de riqueza y poder en nuestra sociedad. Es la primera seal visible de laaplicacin de un capitalismo extremo, sumamente coherente y tecnificado, segn una

    lgica instrumental. Se ha ampliado la brecha entre los ricos y pobres, y tiende adesaparecer el sector medio. La concentracin de capacidad econmica en una cada vezms "selecta minora" ha creado una clientela para los productos suntuarios -generalmente de origen extran-

    1

    Cf. Jung Mo Sung:Economia: um assunto central e quase ausente na teologia da Libertao. Unaabordagem epistemolgica. Tesis doctoral presentada al Centro de Post-graduao em Ciencias da Religio,Instituto Metodista do Ensino Superior, So Bernardo do Campo, SP., Brasil, 1993.

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    su dignidad en su capacidad de relatar.2Y por lo tanto, de identificar a su verdugo. Es en eseproceso que la vctima puede recuperar su condicin humana, y nuevamente construir laesperanza y la solidaridad. Desde esa perspectiva, planteada desde las vctimas del nuevo

    orden econmico, es que vamos a incursionar en el texto bblico.

    Desde una perspectiva apocalptica

    Si bien se puede sealar que una gran parte de los textos bblicos son relatos desde los pobres,marginados, victimizados, la literatura apocalptica constituye un lugar por excelencia para suexpresin. Porque la apocalptica trata de ubicar el presente en una perspectiva histricaglobal, desentraar las dimensiones trascendentes de los hechos histricos. En la apocalpticatambin el futuro es ledo desde la vctima, desde una vctima que no se resigna, quemantiene la esperanza de la justicia, que espera la irrupcin de lo absoluto. Desde su

    impotencia histrica no se resigna al fatalismo de la historia, sino que la deja abierta para lapresencia de lo inesperable esperado. A diferencia de los determinismos histricos (seanmarxistas o hegelianos, fatalistas u optimistas), sabe que la historia humana sigue abierta,

    porque frente a las fuerzas que la moldean desde lo humano se revela (de all su nombre) unajusticia que la trasciende. La conviccin de la victoria final de la vctima (el Reino delCordero degollado), lejos de constituir un nuevo determinismo, cuestiona todos losdeterminismos histricos, toda posibilidad de historia nica. Al hacerse sujeto de una fe vital,se devuelve la dignidad humana de la vctima. Al pensarse partcipe de un futuro, se hacesujeto de esperanza, y por lo tanto, sujeto de otra historia, espacio para una construccinhistrica alternativa. Esta superacin del determinismo es lo que marca la diferencia entre elapocalipticismo y la apocalptica.3

    Lo econmico no est ausente de la apocalptica. Desde que lo econmico es tambin unaforma de victimacin, la redencin

    2Para una exposicin ms amplia de estos conceptos ver mi "Desde el lugar de la vctima. Lectura de Apocalipsis 5 trasquinientos aos de incorporacin de Amrica al dominio occidental".Revista de Interpretacin Bblica

    Latinoamericana(RIBLA), N 12, 19923Cf. Croatto, J. Severino: "Apocalptica y esperanza de los oprimidos (contexto socio-poltico y cultural del gneroapocalptico)"RIBLA. N 7, 1990.

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    de la vctima implica tambin la reversin de los mecanismos econmicos de victimacin.Esta verdad no ha escapado a los autores bblicos. Excede a las posibilidades de este artculouna recorrida exhaustiva por la apocalptica, siquiera de la neotestamentaria, para estudiar la

    significacin de la isotopa econmica en ella. Me limito, pues, tomado a modo de ejemplo, alcaptulo 18 del Apocalipsis, donde la cuestin de la riqueza de la Babilonia condenada essignificativa.

    La cada de Babilonia: condena a un sistema econmico

    a) Lugar y estructura del texto

    Los caps. 17 y 18 del Apocalipsis de Juan conforman una de las visiones finales de la seccindestinada a la lucha escatolgica antes del fin y el triunfo del Cordero, convertido en el

    victorioso guerrero ecuestre que finalmente doblega a la bestia (cap. 19; cf. 17:14). Es decir,que dentro de la dinmica propuesta por el Apocalipsis, nos encontramos dentro del tiempo.El juicio y cada de Babilonia, expresada por los ngeles portadores de las copas,corresponden a la temporalidad, y son condiciones para la irrupcin de la eternidad. Loabsolutamente nuevo (cap. 21) slo es posible cuando el mal ya no existe, ni siquiera comocondena (20: 14-15).Dentro de esa visin, el cap. 18 ofrece un anticipo-revisin del momento de la cada. A travsde las sucesivas voces que van presentando al lector la imaginera del episodio, se produceuna descripcin simblica de la causa y condicin del juicio de Dios sobre la ciudad-sistemaopresor. En esta presentacin la isotopa econmica aparece como dominante, segn hemosde ver ms en detalle a lo largo de esta ponencia.

    El lugar del cap. 18 dentro de la trama total del Ap. y su estructura literaria ya han sidomotivo de estudio como para que nos detengamos aqu con demasiado detalle.4Reconocemosal nivel de la superficie una estructura concntrica, donde las intervenciones anglicas, queinician y cierran el captulo, sirven

    4Ver Collins, Adela Y.: "Revelation 18: Taunt-song or Dirge?", en: Lambrecht, J. (ed):L'Apocalyse johannique et

    1'Apocalyptique dans le Nouveau Testament. Editions Duculot, Paris-Gembloux et Leuven University Press, Louvain,1980, pp. 185-204, esp. pp. 188-200; Ramrez, Dagoberto: "El juicio de Dios a las Transnacionales. Apocalipsis 18".RIBLA, N 5-6, 1990, pp. 55-74.

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    de inclusin para las instrucciones a los fieles y las endechas sucesivas de reyes, comerciantesy navegantes. Dentro de esta sucesin, podemos marcar el siguiente esquema:

    A intervencin anglica (1) y anuncio de la cada (2-3)B instruccin a los fieles (4) y juicio divino (5-8)

    C lamentacin de los cmplices:c' los reyes: descripcin de la complicidad (9-l0a)

    endecha de los reyes (10b)c" los comerciantes: descripcin de la complicidad (11;15)

    [X excurso sobre la mercanca (12-13)condena-endecha sobre la mercanca (14))

    endecha de los comerciantes (16-17a)c"'los navegantes: descripcin de la complicidad (17-19a)

    endecha de los navegantes (19b)B' instruccin a los fieles (20a) y juicio divino (20b)A' intervencin anglica (21a) y anuncio de la cada (21b-24).

    A los efectos de nuestra intencin especfica en este trabajo, es de sealar la importancia delexcurso sobre las mercancas, y la condena-endecha que la acompaa, que se ubica en elcentro mismo del quiasmo, interrumpiendo la descripcin de la complicidad de loscomerciantes. De esa manera, la descripcin de la complicidad de los mercaderes se expande,y se duplica la referencia a su llanto.

    b) Cdigos semiolgicos

    Para profundizar este anlisis a nivel semitico nos interesa poder sealar los campossemnticos dominantes y los cdigos que estructuran el discurso. En esa lnea aparecenciertos conjuntos figurativos que renen, a travs del texto, temas descriptivos que nos

    permitirn centrar el sentido del texto. Excusndonos de presentar ahora todo el procesodetallado de anlisis, podemos sealar algunas conclusiones:

    Hay un conjunto vinculado a las figuras de poder y grandeza (skhura, exousa; megs):Dios (8) y los ngeles son descriptos como poderosos (1,2,21), pero tambin Babilonia (2, 10,16, 18, 19, 21) y sus mercaderes (23). Tambin han de incluirse en este conjunto las figuras

    vinculadas al gobierno (raz *basil): la reina Babilonia (7), y los reyes de la tierra (3; 9).Cabe notar que en este ltimo caso siempre aparece en el contexto inmediato

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    la figura de la prostitucin. En la anttesis de este conjunto aparecen los privados de todopoder: los muertos (profetas y santos) y los degollados (24). Identificamos as, a nivelsemiolgico, un eje: poder-vctima, que expresa una polaridad del texto.

    No muy lejos de ste aparece un conjunto figurativo en torno del tema de las riquezas:Babilonia (17a) es rica, y con ella se enriquecieron comerciantes (4; 15) y navegantes (19). Elcatlogo de bienes suntuarios de 12-13 debe inscribirse en este conjunto. El otro catlogo, elde los bienes negados (22-23) puede tambin vincularse en esta isotopia, pero con signocontrario. A diferencia de los bienes suntuarios, el catlogo de 22-23 indica las alegras de lavida cotidiana. As se integran los negativos: no habr nada, ya no existir ms (14; 21; 22).De esa manera se constata un segundo eje: enriquecerse-ser despojado.Hay un conjunto vinculado con las imgenes de juicio. La raz *kri figura en 8 y 20 atribuidaa Dios. Regocijarse aparece como una consecuencia de la justicia (20). Babilonia esconsiderada injusta (5: adike) y sometida a juicio (10). Dentro de este conjunto pueden

    considerarse, en el contexto de esta obra, los resultados condenatorios -su retribucin (6)-:fuego (8; 9; 18), plaga (5; 8), tormento (9), desolacin (17; 19). Frente a estas consecuenciasdel pecado, el "pueblo mo", para participar de la justicia de Dios debe separarse (salir) del

    pecado acumulado por Babilonia. Aqu el eje abarca la oposicin: ser justo-ser injusto.Al ver cmo se entrecruzan estos ejes semiolgicos en torno de los actores del relato aparecenciertos desplazamientos que permiten ir planteando el sentido del texto: una clasificacin

    primera de los actores nos permite distinguir entre seres celestiales (ngeles, voz, Dios) yseres terrenos en dos agrupaciones: [lista A] Babilonia, reyes, comerciantes, mercaderes,navegantes; pero tambin: cuerpos y almas humanas, santos, apstoles y profetas, todos lossacrificados de la tierra [lista B]. Entre los seres terrenos, los de la lista A aparecen comocmplices en torno de la figura de Babilonia; los de la lista B han sido negados por los de la

    lista A, ya que han sido considerados mercadera (13), o han sido muertos (24).Los seres divinos participan de las imgenes de poder y de justicia, pero no de las de riqueza.En cambio, entre los terrenos, los de la lista A participan del poder y la riqueza, pero no de

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    la justicia. Los de la lista B carecen de poder y de riqueza, pero participan por simpata de lajusticia de los seres divinos. En un esquema:

    Seres divinos: poder justicia no-riquezaHumanos [A]: poder no-justicia riquezaHumanos [B]: no-poder (justicia) no-riqueza.

    Esto nos permite distinguir un poder que se asocia a la riqueza de otro que se asocia a lajusticia. As, justicia y riqueza quedan como antagnicos en la circulacin del texto. Altrasladarlo a un cuadrado semitico, se puede sealar que la dinmica del poder quedadescompuesta as:

    regocijo bienes suntuariosretribucin justicia riqueza mercanca humana

    vida cotidiana dar muertesalir no riqueza no justicia prostituirse

    c) Cdigo temporal

    Ya ha sido destacada la dificultad que presenta el Ap. por su uso aparentemente arbitrario delos tiempos verbales. Este captulo en particular es un buen ejemplo de cierta incoherencia en

    este sentido. Para no exponer ahora todas las argumentaciones al respecto, nos limitamos aacompaar la propuesta de P. Prigent. Este autor reconoce la dificultad de conciliar lostiempos verbales, pero ve en ello no solamente una deficiencia de la lengua del autor sino unainsuficiencia de todo lenguaje humano ante la irrupcin de lo absoluto, cuando dice: "Elfuturo escatolgico no es de naturaleza distinta al presente de la vida cristiana. La victoria deCristo es una revelacin que tambin subvierte nuestras categoras temporales. Y nuestro

    pobre lenguaje humano no nos permite traducir de manera satisfactoria, esto es, totalizante,esta certidumbre".5Con todo, conviene hacer ciertas precisiones: las descrip-

    5Prigent, Pierre:LApocalypse de Saint Jean. Labor et Fides, Genve, 1988, p. 265. Mi traduccin.

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    ciones del poder perdido de Babilonia aparece en las voces de los dems, como hechopretrito; su cada es dada como algo realizado (2: pesen = aoristo) en la primeraintervencin anglica. En cambio en la segunda es anticipada por un gesto proftico (20:

    blethesetai = futuro). El anuncio del castigo en 6-8 est en futuro. Pero los lamentos de loscmplices lo da como un hecho sbito, ya realizado. Es decir, el cdigo temporal del relato, al

    plantear tiempos superpuestos, crea un efecto de subversin de la temporalidad. El futuro esalgo que puede conocerse ahora, lo que habr de pasar hay que considerarlo como pasado. El

    presente no es la eternizacin de las condiciones impuestas por lo existente. Hay una alteridadque viene del futuro -de lo eterno, de lo celestial-, que muestra lo pasado de lo presente.Babilonia, aunque dice que reina (7b). ya ha cado. Y aunque su cada sea anunciada comofuturo, corresponde ya lamentar su ruina.Lo celestial es visin, mientras ausente, sin embargo siempre presente. Babilonia es presente,sin embargo, se visualiza como pasado. Babilonia no es lo que es sino lo que va a ser. Su

    poder es un dato de su presente-pasado. Su presente-futuro es su juicio y condena. La visines un dato que hace del futuro un presente.

    d) Cdigo espacial

    El cdigo topogrfico plantea dos espacios: los cielos (origen de visiones, voces, acciones) yla tierra, con un epicentro en Babilonia (lugar de los acontecimientos). Se impone sealar quelas figuras de la isotopa de juicio provienen del espacio celestial, mientras que los elementosde la isotopa econmica son terrenos. Hay, sin embargo, un elemento que establece un

    puente: "se han acumulado sus pecados hasta el cielo" (5a). El verbo kollaw,juntar; acumular,pero tambin adherir, unir, en forma pasiva, permite un juego interpretativo: por un lado se

    han acumulado los pecados, pero por otro lado, Babilonia ha quedado adherida a sus pecados,de tal manera que no es posible condenar a los pecados sin condenar a Babilonia misma. Se

    produce una interaccin entre los dos espacios: el espacio terreno accede al cielo por laacumulacin de sus pecados. El cielo acta sobre la tierra como respuesta a esa acumulacin(una anamnesis de Gn 11 sobre la figura de Babilonia? logr Roma, con sus emperadores"divinos", lo que no logr Nimrod?).

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    Corresponde sealar que en el espacio terreno hay distancias. Toda la tierra no esBabilonia. El "pueblo mo" es invitado a salir de Babilonia, pero no es trasladado al espaciocelestial. Tampoco los reyes y comerciantes estn en Babilonia. Tras participar y estar en

    Babilonia, al momento de su cada ponen gran distancia entre ellos y la ciudad en ruinas.No caen ellos, pero cae la fuente de su poder o riqueza. Mientras que en el cielo hay un soloespacio, en la tierra es posible distinguir el espacio donde estn (estaban) acumuladas lasriquezas (Babilonia), de un espacio donde su ubican los humanos, ya sean el "pueblo mo",

    para no participar de su pecado, ya sean sus cmplices, para escapar de su ruina. El texto noestablece la identidad de estos espacios terrenos alternativos.

    e) Distinciones e identidades

    Toda bsqueda de sentido se hace sobre el establecimiento de identidades y distinciones.

    Nos limitaremos, de momento, a las identidades y contrastes intratextuales. La proyeccinextra-textual la intentaremos en la sntesis hermenutica final.Ya se ha destacado la oposicin cielo-Babilonia. Babilonia es todo lo que el cielo no es. Lalectura de los cdigos semiolgico, temporal y espacial confirman esta anttesis total,evidente ya en la lectura superficial. Sobre la base de esta oposicin fundamental seestructuran las otras oposiciones e identidades.A nivel de los actores se establecen correspondientes identidades y oposiciones, si bienstas son calificadas. Los seres celestiales se contraponen a los cmplices de Babilonia,

    pero a la vez se identifican con las vctimas de Babilonia. Pero en esta identidad hay unadistincin: mientras los seres celestiales tienen poder, su pueblo terreno no lo tiene, ni andespus de la cada de Babilonia. Participan del juicio por simpata, no por accin. De esa

    manera se distinguen tambin de los cmplices de Babilonia. Ellos se gozan mientras loscmplices de Babilonia se lamentan. Pero mientras los cmplices de Babilonia han tenido

    poder, riqueza y grandeza, en la reversin final estos atributos son destruidos y notraspasados.Tambin entre los cmplices de Babilonia hay distinciones. En primer lugar, se distinguende Babilonia misma, estableciendo distancia en el momento de su ruina. Se condenan a s

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    mismos en su lamento,6 aunque su castigo significa no disponer ms del poder y de lariqueza de la que gozaban. Pero en segundo lugar, se distinguen entre s, ya que mientraslos reyes levantan su endecha porque lleg la hora de su juicio (10) (pierden el poder y

    posicin que deviene de su participacin en la corrupcin), los mercaderes lloran por losbienes suntuarios y la desolacin de las riquezas (17a) (pierden la fuente de su "grandeza" -23b) y los navegantes se quejan porque desaparece su posibilidad de enriquecerse y ladesolacin de la ciudad (19) (mostrando la naturaleza instrumental de su actividad).El paralelismo entre las endechas, si bien establece distinciones, tambin permite estableceridentidades: juicio y desolacin son dos momentos de la misma actividad divina, segn seapliquen al poder terreno, siempre corrupto, o a la acumulacin de bienes. Esta desolacines la cara verdadera de la ciudad que acumula: "Una vez ms Juan predice la decadencia dela gran ciudad, cuando se rompe su encanto: su verdadero moho aparece en esta visin delas ruinas visitadas por demonios, fantasmas y pjaros repugnantes. Es el rostro verdadero,

    una vez quitado su maquillaje.

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    Tambin entre los catlogos de 12-13 y de 22-23 hay una distincin fundamental. Laprimera lista seala los bienes suntuarios, acumulables. La segunda se conforma conelementos de la cotidianeidad, fundamentalmente actividades que hacen a la alegra y

    produccin que permiten la vida humana. Ntese que no son los bienes mismos, sino lasactividades, o los signos de esa actividad y alegra (no acumulables), principalmente lasvoces y luces, los que conforman este catlogo. Mientras que en la primera lista los cuerposy la vida humana (13 in fine) aparecen como una mercanca, en la segunda son el contenidomismo del catlogo. Por eso, los comerciantes han hecho de su poder y sus bienes un"fetiche engaador"(23b) que termina por destruir la vida (24). Babilonia acumul los

    bienes suntuarios, y en ese mismo acto niega la vida cotidiana. La razn instrumental

    (acumulacin de poder y riqueza, que producen victimacin) es negadora de la raznhumanizadora (justicia y actividad creativa, que producen alegra). Donde se

    6Collins, A .Y.: op. cit., p. 203.7Brtsch, Charles:La Clart de LApocalypse. Labor et Fides, Genve, 1966, p. 291. Mi traduccin.

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    establece como reina una, la otra ya no existe. Finalmente, la endecha del v. 14 muestraque, en la visin revelatoria, la imposicin de la pura razn instrumental termina pordestruir su objeto. Y este es el centro mismo del texto.

    Es el comercio, el "mercado", el que ha mostrado la naturaleza homicida de Babilonia. La"acumulacin de su pecado" es revelada en la acumulacin de sus bienes suntuarios, que haterminado por hacer de la vida misma un bien negociable. Si no hay negocio, no hay vida,es el lema babilnico. Pero cuando ese mercado se establece como suprema autoridad,tampoco puede expresarse la plenitud de la vida en su actividad creadora. El poder terrenose establece desde la corrupcin y la acumulacin, pero su grandeza no es sino engaadorahechicera, puro fetiche (23b). La "isotopia econmica", centrada en el mercado, expandiday ubicada en el centro estructural del texto, ha servido para calificar y distinguir dentro delas isotopas del poder y la justicia instancias de vida e instancias de muerte, devictimacin. El poder celestial se ve movido a actuar por esa acumulacin de pecado,

    ordena a su pueblo excluirse de esa lgica fetichista de muerte y regocijarse en la lgicavitalista de la justicia.

    Sntesis hermenutica: desde el lugar de las vctimas

    Es posible mostrar la pertinencia de esta visin en su referencia a las condiciones objetivasen que se desenvolva la vida de los cristianos pobres y perseguidos de Asia Menor, en elsistema esclavista romano de los siglos I y II. No intentar por el momento estableceridentidades puntuales extratextuales (Babilonia=Roma; los reyes=reyezuelos aliados, etc.).Ya varios comentarios lo han hecho como para abundar en ello. Pero creemos que ellenguaje mito-potico de la apocalptica y la polisemia revelatoria de la Escritura nos

    permiten aventurarnos a leer este texto tambin desde el lugar de las vctimas de laimposicin de la lgica instrumental del mercado capitalista neo-liberal.Es en las vctimas de este sistema donde se refleja su verdadera naturaleza. Hay unamscara pintada de suntuosidad y progreso, tras la cual aparece el rostro real de ladestruccin humana. Los fantasmas repugnantes de la violencia, el odio racial, lamutilacin y la explotacin recorren las calles de

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    nuestras babilonias latinoamericanas (y mundiales), se hacen presentes en cuanto uno mirams all de las rutilantes luces de los carteles publicitarios. Es la propia acumulacin la quelos genera. La visin de Juan es "revelacin" tambin en este sentido. No slo los santos

    cristianos y los profetas perseguidos son las vctimas del poder corrupto de Babilonia."Todos los degollados de la tierra" han experimentado la dimensin de muerte que estimplcita en el "principio Babilonia".8Babilonia no es slo la ciudad, la Roma imperial o an la Jerusaln corrupta del templo. Esel mismo sistema que ha entronizado el mercado, elevndolo a categora de Dios, con poder

    para discernir quin vive y quin muere. Es todo inters que hace del cuerpo y la vidahumanos mercadera. La necesidad que existe es la necesidad del que tiene con qu pagar,

    por eso las necesidades son cada vez menos las necesidades vitales de todos, y cada vezms el comercio suntuario de grandes comerciantes y traficantes. Donde se acumulan estos

    bienes suntuarios, se excluyen las voces y luces de la actividad creadora, de la

    cotidianeidad de todos. Esto no es slo diagnstico de futuro: el sistema hace aparecercomo lgica simultneamente la pobreza, la escasez, y la falta de trabajo. La actividadproductiva de los pobres es limitada por las necesidades de los ricos. Las leyes del mercadohacen que se pierdan las cosechas, mientras crece en todo el pas el ndice de desnutricininfantil. Y estos ejemplos pueden multiplicarse hasta el infinito. Hasta el cielo, mostrandocmo con la acumulacin de la riqueza y el poder se acumula el pecado que destruye lavida humana, despertando la memoria del Dios de justicia.La lgica del mercado va atada con la corrupcin de los gobernantes. Tambin ac puedenmultiplicarse los ejemplos: Collor de Melo en Brasil, o Carlos Andrs Prez en Venezuela,han sido la punta de pirmide de una corrupcin poltica que recorre toda Amrica Latina, yque acompaa al sistema en todos los lugares donde se impone. Es que como muestran las

    endechas que reproduce Juan, ambos dependen de una misma lgica, son cmplices en elmismo pecado, lamentarn una misma decadencia.La imposicin de la razn econmica excluye la razn de

    8La idea del "principio Babilonia" como principio de acumulacin explotativa la expone E.Dussell:Etica comunitaria, Ediciones Paulinas, Buenos Aires, 1986,passim, esp. pp. 37-47.

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    justicia. El poder que se genera en el mercado (el poder de hoi emporoi) es antittico con lajusticia que se afirma en el Dios de la vida. El hechizo de este poder impostor es justamenteocultar la posibilidad de algo distinto: "El fetiche econmico, en cuanto objeto idoltrico,

    ha cautivado a naciones y reyes de la tierra. Los santos apstoles y profetas (21 y 24) nocayeron bajo este hechizo, y por eso sufrieron la persecucin y la muerte".9Como ocurricon Juan, el sistema condena a quienes muestran la naturaleza fetichista del mercado. Elreclamo de unicidad del sistema, su constante prdica de ser el nico camino, la conviccinque impone del fracaso de cualquier construccin alternativa es parte de su lgica demuerte. Pero esa lgica incluye, finalmente, el autoaniquilamiento. Para afirmarse en sulgica excluyente, el sistema necesita demonizar al enemigo, al otro, al distinto. Genera asuna violencia victimizadora que se instala constitutivamente en el sistema. El sistema no

    puede vivir, entonces, sin matar a sus propios hijos, sin destruir lo mismo que genera. "Sonlas vctimas, y solamente las vctimas, las que pueden interrumpir esta violencia sin fin".10

    El sistema produce una exclusin victimizadora que priva de la vida a los que no necesita.Pero tambin destruye la vida de los que son sus cmplices. Lo que el sistema produce noson sino remedos, fetiches engaadores de la vida verdadera. Porque las expresiones de lavida quedan reducidas a un valor comercial, se "inertizan" como mercadera. Y laacumulacin de mercadera, segn el texto apocalptico, no asegura la vida sino queconvoca a la muerte. Quienes pretenden hacernos creer que Babilonia es la nica realidad, yque con el sistema de acumulacin la humanidad ha llegado a su plenitud y la historia hallegado a su fin, que murieron las ideologas, y con ellas las alternativas, algn da tendrnque llorar la cada de Babilonia. Aunque algunos de ellos, si bien participan de la lgica

    babilnica, por las dudas, en conferencias y encclicas, empiecen a tomar distancia.Para quienes sostenemos una fe apocalptica (es decir, una fe que confa en la capacidad

    desenmascaradora de la revelacin y en el poder de la justicia divina) la tierra no slo esBabilonia. La voz celestial invita al pueblo a excluirse de esa lgica. La

    9

    Ramrez, D.: op. cit. p. 70.10Cf. Hinkelammert, Franz: Sacrificios humanos y sociedad occidental., DEI, San Jos de Costa Rica, 1991, p.194.

  • 8/13/2019 Nestor O. Mguez - La Apocaliptica y La Economia

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    alteridad no slo es posible sino necesaria para no quedar confundidos en la dinmicahomicida del mercado. La vida con msica, tcnica, produccin, luz y familia no est en elsistema sino fuera de l. Desde el no-poder es posible pensar y proyectar otro futuro, otra

    lgica, el revs de esta historia. El poder de Babilonia es finito, temporal. La esperanza dela justicia de Dios es infinita, es eterna. As se construye una dignidad que no se afirma enel tener sino en el confiar, no en el acumular sino en el alegrarse. No en el poder corruptoque esclaviza, sino en la celebracin de la vida cotidiana.