Rasgos geográficos y geológicos del Estrecho-

de Gibraltar y de Ias comarcas que lo limitan (*)•

por

Francisco Hernández-Pacheco

R E S U M E N

Trata estre trabajo de Ia génesis y características del Estrecho de Gibraltar,que tiene como antecedentes, Ia serie de fenómenos orógeno-tectónicos alpinosque afectaron al conjunto penibético dei sistema orográfico Bético- y ai Rif, yque precedieron a la formación del Mar de Alborán y a la apertura del Estrecho.

Se analiza geològicamente el àmbito propio de! Estrecho, así como el de lasáreas que hacia el Este y el Oeste lo enmarcan, dándose de ellas los rasgos fun-damentales de su geología, así como de la batimetría, especialmente del Estrecho.

En relación con el amplio Golfo de Cádiz se dan sus caracteres geológicocstratigráficos, teniendo en cuenta sondeos mecánicos llevados a cabo en zonas-litorales, prelitorales y en las Marismas del Guadalquivir, así como sondeos me-cánicos efectuados en la plataforma continental del citado Golfo niarhiv».

Se dan también algunos datos geotectónicos del Mar de Alborán, destacando elacentuado carácter cratógeno de sus fondos, hendidos por grandes fracturas, ja-lonadas a veces por fenómenos volcánicos, área que vs además acusadamentesísmica.

Finalmente, teniendo en cuenta la morfología batimétrica del Estrecho, se trataóe su génesis, en la qvie se quiere ver una intensa acción erosiva-de las corrientes-marinas, directamente relacionada con la estructura tectónica de esta gran des-garradura que separa Europa de África, en el extremo occidental del Mediterráneo.

ANTECEDENTES

El Estrecho de Gibraltar tiene antecedentes geotécnicos muycomplejos, que se han venido desarrollando durante mucho tiem-po. Se relaciona tal accidente geográfico-geológico de un modo ya.

(*) Trabajo en relación con la conferencia desarrollada en el Instituto de Estu-dios Africanos en 17 de febrero de 19(50.

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relativamente directo, con el geosinclinal alpino, una de cuyas ra-mas se establece en estos lugares meridionales en la Península his-pánica, en zona de borde del antiguo macizo hespérico, al iniciarselos tiempos mesozoicos, rama que corria, fundamentalmente, entrelas zonas que hoy ocupa el Estrecho y el archipiélago balear.

Las transgresiones y regresiones marinas se van a suceder, ini-ciándose en el Trías médio (Muschelkalk), y van a proseguir duran-te un largo período de tiempo, que va a abarcar todo el secundarioy los comienzos del paleógeno, para restringir mucho después.

Gribraltar hoy, además de dar origen a un estrecho paso marí-timo de extraordinaria importancia, es el paraje hacia el que concu-rren las alineaciones geotectónicas alpinas que pueden dar erigenal gran arco bético-rifeño, roto hoy precisamente en el Estrecho,•o a la zona dode tales alineaciones, corriendo hacia occidente, másse aproximan entre sí a uno y otro lado del Mediterráneo occidentalo Mar de Alborán. Las opiniones respecto a esto, de los geólogos,«stán muy divididas y cambian según transcurre el tiempo.

El Estrecho además es zona de separación de dos ambientes muy•diferentes, situados a Occidente y Levante de tal paso marítimo, éstemuy complejo, y en el que han acaecido en estos últimos tiemposfenómenos oro-tectónicos de gran importancia, aquél más estables yhacia el que remiten las complejas estructuras alpinas.

El enlace del citado sistema bético hacia el Este con el archipié-lago balear, es admitida por casi todos los geólogos ; no así la exis-tencia del mencionado arco bético-rifeño, pues dice Solé Sabarís : «laconcordancia entre elementos estratigráficos y tectónicos a uno yotro lado del Estrecho, no es tan clara como parece a primera vista,por lo que autores como Kober, Staub y Termier fueron partidariosde prolongar la directriz de los plegamientos héticos hacia el Oeste.Hoy el problema parece muy adelantado, gracias a los notables es-tudios de Marín y Fallot sobre la Cordillera rifeña y de Cávala sobrela provincia de Cádiz. Para estos autores, el Paleozoico malagueñoy rifeño formarían parte de un mismo macizo, que se extenderíaa manera de pilar antiguo, entre África y España, y que durante losplegamientos alpinos obró a manera de interpaís, contra cuyos bor-des se estrujaron las capas sedimentarias al norte y sur de dichomacizo, que finalmente se hundiría en su mayor parte en el Medi-terráneo.

Por consiguiente, dichos autores admiten la continuidad del Pa-leozoico en ambas orillas del Mare Nostrum, pero, en cambio,

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las sierras mesozoicas que lo bordean serian independientes y no re-presentarían más que elementos empujados al norte y al sur de estemacizo o pilar. No hay, pues, arco de Gibraltar, sino interrupción,tanto estratigráfica como tectónica, entre ambas orillas del Es-trecho».

Antes de volver sobre esta cuestión tan discutida, es convenienteanalizar en sus grandes líneas los fenómenos orotectónicos que die-ron origen al conjunto de alineaciones de las montañas boticas.

Las fases orogénicas

Sabido es que la génesis de estas montañas del sur de Españafue compleja, larga y de tipo peculiar, abarcando un gran espacio•de tiempo de la historia geológica en el transcurso del Terciario.La primera fase del plegamiento o movimientos larámicos se inició en-tre el Cretáceo superior y el comienzo del Eoceno, emergiendo asídel geosinclinal mesozoico los primeros relieves, poco acusados, a unoy otro lado de la masa de tierras o pilar paleozoico que ocupaba elespacio que hoy es Mar de Alborán, o sea, el interpaís entonces exis-tente.

Seguidamente, mi proceso enérgico de erosión va a permitir eldesarrollo de la caracterstica y potente formación del flysch, alternan-cia de bancadas de areniscas y de margas arcillosas que amplia-mente ocupa el Campo de Gibraltar^ y extensas zonas de la pen-ínsula de Yebala, países en donde tales sedimentos cubren hoy arelieves jurásico-cretáceos, en parte dominantemente calcicos y su-mamente acusados.

La segunda fase orogénica es la que tuvo lugar entre el Eocenosuperior y el Oligocene, dando origen a movimientos pirenaicos quedeterminaron el plegamiento del conjunto penibético, o sea, los re-lieves más meridionales de las actuales serranías andaluzas. Tal fasepirenaica fue seguida por la de mayor intensidad que se desarrolló¡entre el Oligocene superior y el Mioceno, o sea, la fase Sávica, se-guida por la Estaírica, que tuvo lugar en el Mioceno inferior bur-digaliense, alzándose as! las alineaciones subbéticas, viniendo a ca-balgar sus frentes de plegamiento el borde meridional del EscudoHespérico y cubriendo a veces a los sedimentos del Burdigaliense.

Así pues, el plegamiento que hacia el Sur comenzó con las fasesiniciales, larámicas, seguidas de las pirenaicas, terminó hacia el Nor-te con la fase estaírica. Las grandes oleadas orogénicas se fueron

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trasladando en el tiempo y en el espacio de Sur a Norte, plegando asíel país que hoy constituye la zona meridional de la Península.

Mediados los tiempos terciarios, las cordilleras del sur de Es-paña quedaron constituidas, siendo en el conjunto peninsular estosfenómenos orogénicos alpinos que originaron los relieves del sistemahético, los más retrasados. Al mismo tiempo, entre el borde meridionaldel Macizo Hespérico y los relieves más septentrionales del conjuntosubbético, se estableció la amplia depresión bética que vino a cons-rtituir la prefosa de esta orogenia alpina, depresión que fue ocupadapor un gran brazo de mar con anchura de unos 200 kilómetros^ queuniendo al Atlántico con el Mediterráneo a través de lo que boy esel valle bético y su campiña, y su prolongación bacia el Este por nues-tra Península, constituyó lo que se ha denominado Estrecho bético,que ya estaba esbozado con anterioridad, pues el viejo Escudo Hes-périco, desde tiempos pre-terciarios, había dado frente hacia el Sura amplias áreas de bajos fondos que el mar epicontinental invadíao abandonaba, según se sucedían en tiempos mesozoicos las regre-siones y transgresiones marinas.

Durante el Terciario, los fondos marinos más acusados se fuerondesplazando hacia el Norte, dando origen finalmente a la citadadepresión bética, que desde entonces va a dar origen a una cuencamarina relativamente profunda, que va a recibir con el tiempo po-tentes masas de sedimentos ; primero, de acusado carácter litoral, de-trítico, hacia sus zonas meridionales, al proceder del borde de losrelieves héticos y más finos, y de facies más profunda, más hacia elNorte, zonas donde quedaron localizadas las más acusadas profun-didades (fig. 1).

El límite norte ríe este brazo de mar era muy preciso, pues quedóformado por el frente meridional de Sierra Morena, que es debidoa una gran fractura y no flexión ; el meridional era mucho más du-doso e irregular, pues estaba marcado por el borde de los relievessubbéticos que aún no eran muy acusados y que en parte estaban so-terrados por potentes masas de sus propios derrubios. Tal brazo demar o Estrecho bético alcanzó su máxima amplitud durante el Hel-veciense, o sea, en el Vindoboniense inferior, ya bien avanzados lostiempos miocenos.

Entre las montañas penibéticas, o sea, las más meridionales delconjunto bético, las que primeramente comenzaron a formarse y lasalineaciones subbéticas, se estableció una gran discontinuidad ja-lonada por depresiones en general bien acusadas y que de Levante

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a Occidente dan origen a los hoyas de Baza, Guadix, Granada, An-tequera, que ocupados por sedimentos terciarios de facies continen-tal, van marcando tal zona de contacto entre los dos conjuntos oro-génicos, zonas deprimidas o de presión intrabéticti o penibéticaque más o menos relacionadas o enlazadas entre sí, facilitan las co-municaciones en un país de la complejidad y acusado relieve como

Fig. 1.—Zonas sedimentarias durante el Mioceno en la Península. 3 : Máximatrasgresión marina. 2: Zonas marinas de mayor profundidad. 3: Derrubios de-tríticos depositados en el litoral durante el Mioceno y en las zonas marginales<le las cuencas continentales. 4: ¡Litoral mioceno. 5: Litoral plioceno. Según Solé

Safaris'.

es todo este conjunto de serranías que forman el sistema montañosohético (figs. 2 y 3).

Coincidiendo con esta serie de fenómenos, se abismó el bloquecortical paleozoico de Alborán que quedaba situado al sur del con-junto de montañas subbéticas y penibéticas, no existiendo discon-tinuidad de tierras hasta entonces, entre estas montañas y los relie-ves del Rif, pues no existía entonces el paso o Estrecho de Gibraltar.

Mas hacia el Sur, en tierras africanas, otro brazo de mar seme-jante al estrecho bético, ponia también en comunicación el Atlánticocon el Mediterráneo, corriendo entre el Rif y el Atlas a lo largo-'de

la depresión Casablanca-Fez-Orán, seguida hoy por el Sebú y elMuluya.

Avanzando el Mioceno, los intensos fenómenos orogénicos quevienen sticediéndose van remitiendo, alcanzando los procesos sedi-mentarios gran desarrollo, pues los ciclos de erosión actúan congran violencia en los relieves alpinos recién constituidos. Tales ma-sas de aluviones no sólo tienden a rellenar las depresiones que almismo tiempo en el país se habían formado, sino que cubrieron enparte con sus potentes masas determinados relieves, los que en con-

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Fig. 2.—Unidades estructurales de Andalucía, según Fallot. 1: Macizo hercínicoo Escudo Hespérico. 2: Cobertura mesozoica plegada. 3, Depresión terciariao antefosa bélica. 4: Zona subbética del geosinclinal alpino mesozoico. 5: Flysch"xiel Campo de Gibraltar. 6: Unidades de la Cordillera Penibética. 7: Manto tíeMálaga fundamentalmente Paleozoico. 8: Núcleo metamòrfico de Sierra Nevada.

Línea de puntos : dominio del conjunto penibético.

junto y al mismo tiempo perdieron altura al estar sometidos a tanacusados fenómenos de erosión.

Finalmente, todo el conjunto montañoso y especialmente el pe-nibético, fue afectado por amplios pliegues de fondo de muy granradio, lo que determinó su elevación en masa a relativa gran altura,al mismo tiempo que se efectuaba el desagüe de la depresión intrabé-tica situada entre los dominios del conjunto subbético y penibéticoy de la situada más al Norte o depresión bética que había venidofuncionando como un amplio estrecho entre Atlántico y Mediterráneo.Por entonces, ambas zonas deprimidas comenzaron a rellenarse

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por un aluvionamiento intenso, sedimentos que son de acusado carác-ter continental al finalizar el Mioceno, en el Pontiense a lo largo dela depresión intrahética, donde tales formaciones alcanzan granderpotencias.

En el Plioceno, el mar de nuevo vuelve a invadir estas regiones, es-pecialmente a la depresión hética, pero en áreas ya mucho más re-ducidas y sin que exista comunicación directa entre el Atlántico yel Mediterráneo. Esta transgresión del mar plioceno dio origen ados acentuados golfos marinos, uno que desbordó las actuales costa&

Fig. 3.—Unidades inorfoestructura!es de Andalucía y Penibética. 1: Borde defEscudo Hespérico. 2: Extremo SE. de la Cordillera Ibérica.' 3: Cordillerasubbétka. 4: Cordillera Penibética. 5: Depresión bét.'ca. 6: Limite entre las Cor-dilleras Bética e Ibérica. 7: Límite N. de la Cordillera Penibética. 8: Límite

occidental de las sierras ibérico andaluzas. Según Fallot.

levantinas, penetrando en tierra hasta alcanzar los parajes de Bazay Guadix fundamentalmente. El otro golfo, mucho más amplio, pe-netró en la depresión hética viniendo del Atlático, alcanzando sufondo los parajes situados al Sureste de Linares y las zonas de basede la Loma de Ubeda.

Tales golfos marinos pliocenes, comenzaron a rellenarse rápida-mente por acarreos fluviales, al mismo tiempo que nuevos movimien-tos de elevación en masa afectaron más o menos intensamente a es-tas zonas meridionales de la Península, ya constituida casi con su ac-tual configuración. Los movimientos de elevación en las zonas orien-tales de la depresión intrabética, hicieron que determinadas masassedimentarias marinas del Plioceno inferior aparezcan hoy situadas a

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más de 1.000 metros de altitud. El mismo fenómeno acentuó la -re-tirada del mar de ambos golfos marinos pliocenos, desapareciendo rá-pidamente el oriental y persistiendo algo más el occidental o hético,que pronto dio origen a amplio estuario, luego a un gran lago máso menos aislado del mar libre, terminando por colmatarse y degene-rar en el Cuaternario, al constituir el lago Ligo.stinus, y finalmentelas actuales zonas de marismas (fig. 4).

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Fig-. 4.—.Extension del lago Ligustinus en la época romana, ocupando la zona, ac-tual de las Marismas, según Bonsor.

Así pues, la historia geológica ya directamente relacionada con«1 Estrecho de Gibraltar, comienza en tiempos terciarios, ya ade-lantados, y alcanza hasta muy avanzados los tiempos pliocenos t(üees cuando la apertura del Estrecho de Gibraltar tuvo lugar.

iijectos de la transgresión marina pliocena y los niveles de playascuaternarias en el ámbito del Estrecho

La transgresión marina pliocena casi no modificó el perfil de lascosías mediterráneas, salvo en el tramo meridional bético donde losfenómenos de plegamiento y de epirogcnesis han sido más recientes

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que'.en .el resto-del ámbito peninsular. En estas costas del Mar-deAlborán se formaron pequeños golfos, a veces muy acusados al aden-trarse el mar en las depresiones erosivas de los valles, al alcanzar és-tos la costa. Tal es lo que sucedió en zona próxima a los parajes queahora nos interesan, desde Málaga hasta Estepona, y en relación conlas desembocaduras del Guadalhorce y Guadiario fundamentalmente.Existen también en este litoral importantes depósitos pliocenos en-tre Marbella y Estepona, en los dominios francamente costeros, de-pósitos que dispuestos con fuerte inclinación hacia el mar, denuncianfuertes y muy recientes movimientos post-pliocenos

I'ig. 5.—Sedimentos marinos pliocenos y cuaternarios en el litoral mediterráneodel S. y SE., y en el Golfo de Cádiz.

Puenteado, limite de las manchas p'iocenas ; trazos, depósitos tirrenienses ; tra-zo seguido, límite de !os golfos pliocenos ; flechas, trayectoria seguida por las

faunas tirrenienses. Segmi Solé Sabaris.

En relación ya con depósitos cuaternarios, en el tramo costerocercano al ámbito c'el Estrecho, o sea, en el dominio occidental be-tico, los niveles de playas levantadas son frecuentes, pudiendo dis-tinguirse un nivel marino bastante generalizado, pero sin, fauna fó>-sil, situado a unos ochenta metros de altitud, que descansa sobre de-pósitos pliocenos, existiendo a su pie un pronunciado escarpe de ero-sión marina. Se han reconocido también. a altitudes iilferiores.de21, 20. 1P>. y 2 metros, diferentes playas levantadas que ma-remi;los

REV. DE LA REAL ACADEMIA DE CIENCIAS.—1961 8

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cambios constantes del nivel relativo del Mediterráneo, debido afenómenos eustáticos y también a oscilaciones epirogénicas.

En estos depósitos se acusa, en relación con la fauna fósil de-moluscos, un marcado endemismo que denuncia incluso los ragosde una facies de ascendencia miocena (fig. 5).

En el Plioceno sobre todo y también durante el Cuaternario, du-rante el Pleistoceno, se acusa patentemente la diferenciación de unconjunto faunistico nórdico que afecta a todo el dominio bético, lo-que indica la franca comunicación del Mediterráneo con el Atlán-tico a través del Estrecho, influencia que alcanza patentemente Has-ta las Baleares, pero que ya no es tan acusada sobrepasando el Cabo-de San Antonio, disminuyendo mucho en el litoral de Cataluña,,como hace observar Solé Sabarís.

Tal influencia denuncia de modo patente la existencia del Es-trecho a partir de un Plioceno superior.

Postreras fases de la orogenia alpin-a

Este conjunto de fenómenos tan complejos y prolongados, yamuy aminorados, puede seguirse a lo largo del Cuaternario hastaépoca actual.

Se acusa la inestabilidad en las áreas del Estrecho a lo largo delCuaternario, por la existencia de diferentes niveles de playas le-vantadas y sin duda de otras hundidas, pudiendo reconocerse las-primeras en ambas orillas y muy especialmente en Tarifa, en elPeñón de Gibraltar y hacia Punta Leona en la costa marroquí delEstrecho, así como en la arrasada superficie de la pequeña IslaPeregil.

En la actualidad, la inestabilidad continúa, pues notoria es lasismicidad de todo el conjunto bético y acusada en determinadas-zonas de la penibética.

En el mar de Alborán, tal inestabilidad persiste y con ella estárelacionada la actividad volcánica que en los últimos tiempos ter-ciarios ha caracterizado a estas zonas mediterráneas. Al fin y alcabo, la apertura del Estrecho no fue liî más ni menos que tino delos accidentes y por cierto el más espectacular que en tales zonasha tenido lugar, ya en tiempos limites, entre el Plioceno y el Pleisto-ceno, siendo tal paso marítimo un postrer fenómeno notorio de laorogenia alpina.

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Ahora bien, la línea de costas actual en estas zonas es límite geo-gráfico, pero no geològico, pues tanto hacia el SW., en la prolon-gación de los dominios del valle hético, como en el mismo Es-trecho de Gibraltar a uno y otro lado del mismo, las formacionesgeológicas se continúan, siendo pues conveniente analizar estos pa-rajes para ver qué relaciones tengan los espacios hoy ocupadospor el mar, con aquellos otros emergidos y tratar de establecer en-tre ambos la continuidad de las formaciones geológicas que lasforman y deducir qué es y significa el Estrecho de Gibraltar geo-gráfica y geológicamente.

Rasgos orogcnicos del ámbito del Estrecho de Gibraltar

Como es sabido, el largo y complejo período orogénico alpinoocasionó empujes tangenciales de componente norte-sur y sur-norte,muy enérgicos a uno y otro lado del Estrecho, lo que unido a lapresencia de grandes masas sedimentarias preponderantemente ar-cillosas del Keuper y del Flysch eoceno-oligoceno, determinaronuna tectónica movilista de corrimientos y mantos de superposición muycompleja. No es ahora ocasión de descubrirla, puesto que en otrostrabajos, diversos especialistas se han ocupado amplia y magistral-mente de ello.

Pero sí creo necesario hacer referencia a fenómenos y a acciden-tes de gran trascendencia derivados de tales hechos, y que en ciertomodo explican la apertura del Estrecho, y qué rasgos caracterizana las áreas continentales en las que éste se ha abierto.

Rasgos geotectónicas del Est récit o de Gibraltar

Queda situado el Estrecho en zona cortical de mínima resisten-cia. Esta comarca ha sido estudiada tectónicamente por Cavala, alque se debe un mapa geotectónico del país. Posteriormente, tam-bién trabajaron en estas zonas diferentes geólogos y muy especial-mente Marín y Fallot, y posteriormente García Siñeriz. Reciente-mente ha descrito la tectónica del Estrecho Reig Villaplana.

De los diversos trabajos llevados a cabo se deduce que las fallasque individualizan a un cierto número de bloques corticales dan«rigen a un conjunto conjugado, que entre sí forman ángulos com-

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prendidos entre 105 y lüO, según hace ver este ùltimo autor, loque está de acuerdo con afectar a una masa cortical no absolutamen-mente rigida. Se aprecia al mismo tiempo, que la dirección prin-cipal, bisectriz de Jas citadas fallas, está desplazada hacia el Oesteunos "20° respecto a la dirección meridiana. Tal desplazamiento indi-ca movimientos de traslación lateral de las masas continentales, enlas que se asienta el Estrecho, que queda establecido con un para-lelismo muy marcado en relación con fallas de tensión arrumbadasde SW. a NE., pudiendo así localizarse la zona de mínima resis-tncia, con desenganche lateral más o menos acusado, hacia elcentro de este accidente geográfico-tectónico, siendo sensiblemen-te paralelo a las indicadas fracturas longitudinales el angosto paso,coincidiendo en general las líneas de costa del Estrecho con zona defracturas más o menos probables, o al menos con zonas de mí-nima resistencia (figs. (> y 11).

Se han reconocido también fallas orientadas en sentido meridia-no, es decir, de N. a S., no tan importantes como aquellas otras.Pudieran representar estos accidentes esfuerzos de distensión, perocomo estas zonas han estado sometidas a fuertes presiones tangen-ciales también, tales accidentes pudieran ser debidos a discontinui-dades existentes entre diferentes mantos de corrimiento.

Como todo este conjunto de fractura se entrecruza entre sí, enlas inmediaciones del Estrecho, hay que admitir un conjunto debloques individualizados mediante planos de fractura que, en ciertomodo, se han movido y «se siguen moviendo» en la vertical más omenos acusadamente, pudiendo algunos haber basculado, a lo quees debida la complejidad geotectónica de este angosto paso marí-timo y su atormentada batimetría.

La apertura del Estrecho no fue un fenómeno casual, sino remi-tencia, constancia, en el funcionamiento y en el juego de las líneasde fractura preexistentes ya desde épocas muy anteriores al Mio-ceno;

Para Hernández-Pacheco, Ed., la apertura del Estrecho de Gi-braltar está en relación directa con la fractura más meridional detas hispánidas. Es, pues, un episodio de los movimientos postumosalpinos que'tienen lugar al finalizar el Terciario, ya en tiempos :riuyavanzados ;dél Plioceno.

Pero este gran accidente, enclavado en zona de tan.acusada mí-nima resistencia cortical, denuncia que toda esta comarca gibralta-refia ha cíe ser de acusada inestabilidad, a lo que es debido los

Fig, 6.—Esquema batimétrico del Estrecho de Gibraltar y de las zonas mediterráneas y atlánticas que lo limitan. Datos tomados en la Carta Batimétrica delEstrecho de Gibraltar, levantada por el Instituto Español de Oceanografía a escala 1:100.000. Madrid, 1957. i

En el blanco, fondo hasta 100 metros; rayado vertical, de 100 a 700 metros ¡cuadriculado grande, de 700 a 850 metros, y cuadriculado pequeño, más de 850 metros.

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fenómenos epirogcnicos que se han venido sucediendo a lo largodel Cuaternario, lo que bien claro está demostrado en los dife-rentes niveles de playas levantadas existentes en las costas del Es-trecho, hacia Tarifa, en Punta Leona en el litoral africano, y muyespecialmente en diversos parajes y a diferentes altitudes en el Pe-ñón de Gibraltar.

Es difícil fijar el valor real de estos movimientos epirogénicos,pues al mismo tiempo, como ya se ha indicado, se han venido su-cediendo variaciones en el nivel eustàtico del mar, lo que complica'mucho tales determinaciones.

Como resumen, puede indicarse, según Hernández-Pacheco, E.,que el Estrecho «corresponde a una alineación geotectónica de mini-ma resistencia de la corteza terrestre, que hacia el W se adentraen el Atlántico y se diversifica en digitaciones, señaladas por gru-pos de islas volcánicas y bancos submarinos de naturaleza basáltica,mientras que hacia el E., tal accidente geotectónico se prolonga enzona de grandes fondos por el Mediterráeo occidental».

Una vez abierto el Estrecho, efectos de erosión en el área delmismo debidos a corrientes marinas muy enérgicas, fueron confi-gurando y ahondonando sus fondos, hasta alcanzar su actual ba-timetría, no sin que a lo largo del Cuaternario no cambiase de as-pecto, pues bien claramente se acusan en sus costas, como se hadicho, los diferentes niveles alcanzados por el mar, que labró así lasplayas levantadas. No es posible fijar con exactitud el momento desu apertura, pero queda tal hecho localizado en el tiempo, al fi-nalizar el Pliocene, casi alcanzando va el Pleistoceno.

Características del ámbito oriental del Estrecho

Hacia el Este, los rasgos geotectónicos son ya muy diferentes.En las tierras actualmente emergidas, que forman las costas de estazona o Mar de Alborán, destacan las alineaciones boticas en susconjuntos penibéticos de orogenia típicamente alpina. Estas alinea-ciones se caracterizan por una estructura muy compleja en la quedomina la disposición imbricada dada por mantos de corrimiento,que se han desplazado en general de Sur a Norte del lado de laPenínsula, y de Norte a Sur del lado rifeño.

En relación con el valor del desplazamiento de tales mantos,las opiniones han venido siendo muy diferentes, pudiendo decirse

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que desde las primeras hipótesis de Staub y de los geólogos de laEscuela holandesa, hasta los estudios más modernos especialmentede Fallot y Blumenthal, y de la opinión de los geólogos españoles,dichos desplazamientos se han ido reduciendo hasta el punto de serconsiderados hoy como locales en muchos espacios, adquiriendo grandesarrollo en otros casos, pero siempre localizados en el dominio delsistema hético.

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Fig-. 7.—Esquema de los elementos geográfico-g-eológicos en relación con laszonas que limitan el ámbito norte del Estrecho y el Golfo de Cadix, y alineacio-nes fundamentales en el extremo occidental del Sistema l'ètico y del Algarbe.

La directriz de las alineaciones orogénicas, es opinión muy man-tenida que corriendo de Este hacia el Oeste, pasase al Norte de Áfri-ca, enlazando con el arco rifeíío a través del Estrecho, dando asíorigen en el espacio ocupado por éste, al arco bético-rifeño. Unavez salvado el Estrecho, las montañas se prolongan hacia el E.-SE.,SE. y E., a lo largo del Rif, hasta alcanzar los campos situadosal Oeste de Melilla, siendo, pues, estos relieves africanos paralelosa los que corren en el ámbito mediterráneo por el sur de Es-paña (figs. 7 y 8).

Hay que hacer destacar que en relación con la estructura geo-tectónica, las montañas rifefías son más complejas que las del con-

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junto penibético, pero sus mantos corridos y cabalgamientos al-canzan desarrollo semejante a los observados en estas otras zonas.

Por ello hay que admitir, como ya se ha hecho notar, la existen-•cia en lo que hoy es Mar de Alborán, de una masa continentalemergida, cuando las fases orogénicas .alpinas* tenían lugar, se-

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O I 4 I I 10K

l'ig. 8.—Alineaciones de los ejes .iiiticlinales y sinclinales y de las corridas delos estratos en las zonas meridionales de la provincia de Cádiz, en relacióncon el Estrecho de Gibraltar y directriz general de los plegamientos, con la pro-

bable virgación en el arrumbamiento general de estos accidentes.

gún indican Marín y Fallot, masa de tierras rígida y de edad pa-leozoica, contra la que vendrían a replegarse las formaciones másmodernas que dieron fundamentalmente origen a este gran arcomontañoso que hoy circunda al Mediterráneo en su porción más oc-cidental entre la Península y el África, enlace que, como ya se haindicado, para unos existe, para otros no, siendo probable que existauna virgación de pliegues en ésta, como se ha hecho noíar (fig\ 9).

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Pero este enlace no para todos los especialistas es innegable.Para Suess y Stille, el arco bético-rifeño es indudable. El Peñón deGibraltar y el Yebel Musa no son sino dos formidables jalones en

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Fig. 9.—Diversas interpretaciones sobre la (raza de ios Alpicles españoles.

este gran accidente orógeotectónico. Para otros, este arco seria miaccidente local (tal es la opinión de Termier, Kober, Staub), per-diéndose las alineaciones orogénicas fundamentales hacia Occidente,,tanto al N. como al S. del Estrecho, al rebajarse y adentrarse en etAtlántico (fig. 0). Tal es lo que ocurre de modo muy marcado cort

la gran alineación dui Atlas y del Antiatlas del lado africano, y corilos qne quedan más al Norte del Campo de Gibraltar en los domi-nios del conjunto subbético, al correr hacia el SW., alcanzando yael borde de la depresión hética.

De todos modos, el problema sigue en pie, pues la geotectónicade esta región ts muy compleja y el conocimiento que de ella setiene no es aún perfecto.

Como pequeños núcleos resistentes, por su gran potencia y rigideren estas zonas plegadas del arco bético-rifeño, destacan en la porción,más occidental los macizos calizos jurásicos de Gibraltar y delYebel Musa, que han jugado por ello con cierta autonomía. Comoconjuntos blandos y de gran plasticidad están las potentes masasde arcillas del Trías superior, y muy especialmente en pleno Es-trecho, las formaciones del flysch, que desde el Cretácico superioral Oligocene inferior, tan gran desarrollo alcanza, especialmente alNorte de la península de Yebala, y fundamentalmente del lado deKspaña, y de época eocena en todo el campo de Gibraltar, siendoestas masas las que de modo destacado han favorecido, los reple-gamiento.s y cabalgamientos que caracterizan a la compleja tectónicade esta zona.

Probable bifurcación de ¡as alineaciones penibcticas <il Oeste delEstrecho

Las alineaciones orogénicas que bien marcadas y seguidas alcan-zan el Estrecho viniendo del liste, al llegar a éste se incurvati de-terminando, como se ha indicado, el arco bético-rifeño Pero máshacia el Norte, Noroeste y Oeste de tales parajes, dentro de la pro-vincia de Cádiz, por Jerez de la Frontera, Arcos de la Frontera yGrazalema, y hacia el Suroeste por Chiclana, Medina Sidonia yAlcalá de los Gazules, los pliegues tienen marcada tendencia a reba-jarse y distenderse, marchando hacia el Suroeste, alcanzado el bor-de meridional de la depresión hética. En tales zonas, las corridas delos pliegues quedan cubiertas por la formación neogena, perdiéndoseen tal depresión, soterrados, pero avanzan hacia la plataforma con-tinental del Golfo de Cádiz, lo que claramente puede deducirse dedeterminadas alineaciones mesozoicas y paleogenas. que en el bordedel Golfo de Cádiz aparecen en el litoral de Huelva y en él te-rritorio portugués, dando origen desde el estuario del Guadiana,

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¡hasta el Cabo de San Vicente, a lo largo de la orla litoral de Al-garbe a alineaciones bien mantenidas y orientadas de E. a W (fi-gura 7).

Hay pues, en estás zonas centrales de la provincia de Cádiz, unatendencia manifiesta a la bifurcación (fig. 8), una distorsión de losplegamientos orogénicos, fenómeno que no se ha efectuado sinacusada violencia, pues es peculiar que los materiales rocosos du-ros y rígidos en los espacios donde los arrumbamientos son de traza•dudosa, se ofrezcan francamente milonitizados, hasta extremos ex-traordinariamente acusados. Tal es lo que sucede con las calizas delTrias medio, en parajes inmediatos a Jerez de los Caballeros, y ha-cia el Este, zonas donde dan origen a apuntamientos rocosos, nocontinuos, que se explotan en cantera, pero no pudiendo obtenerse•de ellos más que gravas y gravillas, sin posibilidad de conseguirbloques, ni siquiera de medianas dimensiones. Son además en ta-les campos frecuentes los afloramiento'.s de arcillas yesíferas delTrías, dando origen a fenómenos cliapíricos que van acompañadospor erupciones locales de tipo ofítico. Tal es lo que sucede haciala Sierra de Gibalvín, donde además la tectónica del Paleogeno y.'Secundario ofrece caracteres de extrema complejidad.

A medida que se avanza hacia Occidente, la estructura de las for-maciones geológicas tiende a hacerse cada vez más sencilla, loque indica un amortiguamiento de los fenómenos orogénicos, de talmodo que en el amplio Golfo de Cádiz, las series geológicas super--puestas al subestrato paleozoico aparecen ya con disposición mu-cho más tranquila, como se deduce de las investigaciones geofísicas,<le carácter sísmico llevadas a cabo en tales zonas en estos últimostiempos.

Geotectónica de la plataforma continental del Golfo de Cádiz

Por lo que hoy se sabe en relación con la geología y estructuradel amplio Golfo de Cádiz, esta zona es una entidad geomorfoló-gica que prolonga bajo el Atlántico el subestrato y la cobertura dela depresión bética Este conjunto ha tenido un proceso geotectó-nico mucho más sencillo que el de los espacios situados más haciael Este.

Como accidente principal en tal zona es necesario destacar lagran fractura existente entre el subestrato paleozoico del Golfo de

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•Cádiz y el borde meridional del Escudo Hespérico a lo largo deel Algarbe, fractura que no es más que la continuación natural ha-cia el Oeste de la que constituye el frente meridional de Sierra Mo-rena, accidente, como es sabido, de extraordinaria importancia, quepor haber jugado con movimiento de cizalla se pierde hacia Le-vante, alcanzando el nudo de Alcaraz, donde ya el desnivel de talfalla es mínimo, mientras que hacia Occidente, frente al Atlántico, enlos dominios del Algarbe el salto ha de ser grande, quedando así•el bloque, hundido, dando origen a la plataforma continental.

Rogos geológicos del Golfo de Cádiz, según sondeos mecánicos

Como no es posible directamente y en detalle reconocer las series•sedimentarias que descansan sobre el subestrato paleozoico que for-ma el zócalo del Golfo de Cádiz, ni tampoco las que constituyen am-plios espacios de la provincia de cádiz, al estar éstas cubiertas porlos depósitos eocenos, ha sido necesario tener en cuenta los datossuministrados por un conjunto de sondeos mecánicos, efectuados entales dominios, y llevar a cabo una prospección geofísica sísmica enlos dominios del Golfo de Cádiz, lo que hn permitido deducir elcarácter de la serie sedimentaria en tales zonas.

Como resumen de lo conseguido por dichas labores, puede indi-carse lo siguiente: Los sondeos mecánicos tenidos en cuenta hansido 12, y los perfiles sísmicos tres. La situación y demás caracte-rísticas de los sondeos quedan indicadas en la figura 11.

El sondeo número 1 situado al Oeste y cerca de Tarifa, y enla misma costa, alcanzó 435 metros de profundidad. La serie atra-vesad;!, representa al flysch ecoceno. cuya potencia en estos parajeses superior a la hondura alcanzada por el sondeo.

Comienza la serie, por una gran masa de arcillas de 240 metrosde potencia, seguida de monótono conjunto de calizas, á veces muyduras, y arcillas, en general grises, hasta alcanzarse los 435 metros.

El sondeo ninnerò 2, situado entre Punta Ferdigna y el valle delLiam en la costa marroquí del Estrecho, alcanzó 425 metros. Atrave-sándose igualmente la formación del flysch constituida por monóto-na alternancia de arcillas y margas grises o azules y calizas, corres-pondientes también al Eoceno, con ¡unto representativo de una fa-

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cies más profunda que la del sondeo 1°, por lo que la potencia de talformación ha.de crecer de S. a N., en estos parajes del Estrecho

El conjunto atravesado hacia las zonas de Tarifa, ofrece un bu-zamiento de unos 45° hacia el E.-SE., estando mucho más levantadohacia el lado africano. Se trata ya de zonas de culminación de lospliegues que ofrecen apretado régimen isoclinal, corriendo en ge-neral de Norte a Sur, siendo la formación más superficial del ladoafricano. No se puede deducir la potencia total de este conjunto,pues el sondeo no io atravesó, pero de todos modos ha de ser muyconsiderable.

Además de estos dos sondeos practicados en las mismas márge-nes del Estrecho, se llevaron a cabo otros diez en relación ya conprospecciones petrolíferas. Estos quedan situados en las zonas bajasdel Guadalquivir, hacia las marismas, en las provincias de Cádiz,.Sevilla y Huelva.

Uno de ellos, denominado número 3, se estableció al SE. de laprovincia de Cádiz ; el número 5, dentro de la provincia de Sevilla ; elnúmero O, hacia el Norte, en los límites de la provincia de Cádiz conla de Sevilla ; el número 12, al norte del Campo de Gibraltar, y losrestantes, números 7, 10 y 11, en las zonas litorales de la provinciade Huelva.

Los resultados obtenidos por estas perforaciones han sido resu-midos por Ríos en 1958, habiéndose alcanzado en una de ellas, elnúmero G, la profundidad de 3.455 metros a partir de la superficiedel terreno.

Los sondeos más profundos abarcaron una serie sedimentariabastante variada y de acusada facies litoral, siendo abundantes losniveles arcillosos, calizos, margosos y de areniscas, con intercalacionessalinas con yeso y sal en determinadas zonas.

Representan tales conjuntos sedimentarios un Terciario paleoge-ne, no habiéndose alcanzado en ningún caso la base de tal for-mación.

Más interesantes fueron los cuatro sondeos efectuados en la cos-ta del Golfo de Cádiz (sondeos 7, í), 10 y 1.1), llevados a cabo por laCompania «Valdebro» y cuyos datos son conocidos por referenciadel Sr. Gavala, indicándose en el cuadro adjunto sus características ysituación.

Las deducciones geológicas por el análisis de estos sondeos sonde gran interés, pues en el caso del sondeo 7, situado en Asperillo,y que alcanzó los .1.107 metros de hondura, se atravesó primero un

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Cuaternario con gravas y arenas con potencias de 99 metros, se-guido luego de un Terciario marino plioceno-mioceno de unos000 metros de espesor, y un Oligoceno dudoso de unos 2ü metros.A continuación se alcanzó el Mesozoico, en su zona superior, re-presentado por un Cretáceo-jurásico preponderantemente calizo con958 metros de potencia, y un Triásico de carñiolas con 275 metros,y finalmente el conjunto margoso del Keuper con 847 metros de po-tencia, que descansa ya sobre el subestrato pizarroso paleozoico

El sondeo 9, localizado en Isla Mayor, con 2.377 m. de profun-didad, atravesó un Cuaternario detrítico cascajoso-arenoso de 128-metros de potencia, un Plioceno arcilloso gris con 558 m. de espesory un Mioceno muy semejante con 1.490 m., que hacia la base pasa acalizas y areniscas con 21 m. de potencia.

En esta zona faltan los niveles secundarios, pues el Mioceno des-casa directamente sobre el pizarral paleozoico del subestrato quese atravesó en 17G m.

En el sondeo 10, situado en las inmediaciones de Moguer, con2.473 m. de hondura, se atravesaron 125 m. de arenas y cascajoscuaternarios, 562 m. de arcillas y margas del Cenozoico, 1.200 m. decalizas infracretáceas y jurásicas, y 133 m. de margas irisadas deKeuper, 49 de calizas triásicas y arenas del Trías inferior, y 178 m. demateriales detríticos del bunter. Por debajo comienza el subestratopizarroso paleozoico que se atravesó en 54 m.

El sondeo 11, localizado en Almocete, con 1.345 m. de hondura,se atravesó 24 m. de arenas y gravas cuaternarias, un Mioceno ar-cilloso gris con 681 m. de espesor, un conjunto calizo jurásico concapas interestratificadas de areniscas verdes bacia la base con 245metros de potencia ; 325 m. de margas grises del Keuper, y 70 m. delpizarral paleozoico.

Esquemáticamente estos cuatro sondeos están representados enla figura 10.

Se aprecia por estos sondeos, y especialmente por cuatro de losprincipales, que el recubrimiento cuaternario acusadamente detrítico-oscila entre 24 a 152 m. el conjunto plioceno, margoso gris muyuniforme de facies litoral entre los 558 y 59G m., siendo tal forma-ción continua en el subsuelo del país. El Mioceno no muy diferentey fundamentalmente margoso-arcilloso es algo más variable en po-tencia, pues oscila entre 51.1 a 1.511 m. Existe también una pequeñamasa caliza, sondeo 7, con sólo 20 m. de potencia, que pudiera, conduda, representar al Oligoceno.

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El Secundario queda representado por una serie de borde degeosinclinal bien desarrollada en sus tres principales períodos, alcan-zando el conjunto Cretáceo-jurásico potencias comprendidas entre245 a 1.^00 m. y el Triásico de 320 a 847 m.

La sonda perforó siempre un subestrato paleozoico pizarroso-con valores de 34 a 17(5 m., pero sin salir de él, como es natural.

Se deduce además que todas las formaciones han estado some-tidas, en este amplio espacio, a intensas fases de erosión, debiendo-existir además de las discordancias por falta de depósito, otras detipo tectónico.

La ausencia muy probable del oligocene) y de las formaciones-del Flysch hacia estos parajes, tan potentes hacia las zonas delEstrecho, hacen ver que la geosinclinal paleogena debió quedar si-tuada más hacia el Este de la actual desembocadura del Guadalqui-vir, mientras que las zonas de sedimentación neogenas se extendie-ron más hacia el W., en zonas de borde, materiales que son los quese han alcanzado con los sondeos, creciendo en potencia, al aden-trarse en la depresión del Guadalquivir, como lo demuestra el son-deo 7, que atravesó este conjunto con 1.137 m. de espesor, y el son-deo !) en el que alcanzaron estos mismos materiales potencia de2.069 m.

La serie mesozoica queda ahora localizada hacia el S.-SW. de Se-villa, zonas donde ya alcanza potencias de 1.75!) m. y de 2.075 m. se-gún los sondeos 10 y 7. Si la potencia de tal conjunto es débil o llega afaltar, como sucede hacia las marismas de la Isla Mayor, ello puedesignificar el haber desaparecido, conjuntamente con el Oligoceno,debido a fenómenos erosivos, antes de iniciarse las transgresionesmiocenas. De todos modos, las potencias del Mesozoico deben aumen-tar hacia la depresión botica, debiendo enlazar tales conjuntos conlos del Algarbe, a través del borde norte de la plataforma submarinadel Golfo de Cádiz, en donde en parte están cubiertos por formacio-nes geológicas modernas.

Las complejas estructuras orogénicas que ofrecen estas forma-ciones han disminuido intiero al alejarse del Estrecho hacia el Oeste.El zócalo paleozoico es muy extenso y forma, como es lógico, eísubestrato en los dominios del amplio Golfo de Cádiz, quedandoen él muy profundo, por cuanto ha sido alcanzado directamente en-tre los 1.275 y los 2.439 m.

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Características geológicas del Golfo de Cádiz, según prospeccióngeofísica sísmica

En el dominio de esta plataforma continental del Golfo de Cádizno es posible deducir, como se ha indicado, sus características geo-lógicas y tectónicas, más qué por métodos de exploración indirecta,habiéndose empleado en este caso el geofísico sísmico, operacionesque se desarrollaron en el verano de 1956. Mediante seis perfilessísmicos se ha podido determinar la existencia de cuatro horizontesde diferentes características sísmicas, teniendo en cuenta las veloci-dades medias de compresión de los mismos, con valores de 1,85, 2,37,307 y 504: km/seg., los que corresponden según los técnicos que in-tervinieron en estas investigaciones a las formaciones detríticas delPliocene y Mioceno, al complejo sedimentario calizo del Cretáceo-Jurásico, a las masas margosas del Keuper y las últimas al zócalopizarroso paleozoico que aflora hacia el noroeste del área marinainvestigada, en el borde paleozoico meridional del Escudo Hespérico.

No podemos entrar en el fondo de estas investigacines geofísicasllevadas a cabo en el Golfo de Cádiz, remitiendo al que se interesepor el detalle de ellas, al trabajo ya anteriormente citado. Pero sí esnecesario tener en cuenta las interpretaciones geológicas que se de-rivan de tales estudios. Así, el Neogeno, aumenta en potencia engeneral-hacia el Norte en la amplia zona explorada, 'teniendo encuenta la distribución .espacial de sus potencias relativas, variando«stas.entre 200 y 1.000 m. La formación caliza del Mesozoico aumen-ta en potencia hacia el Oeste, teniendo en cuenta su distribuciónespacial, oscilando entre .0 m. y los 2.000 m. El Triásico, con do-minio casi absoluto del Keuper margoso salino, se aprecia que au-menta claramente hacia el Sur, oscilando su potencia de O a 2.500 m.

En cuanto al fecho de subestrato paleozoico, ofrece acentuadainclinación-hacia el Sur, en dirección de los dominios de los grandesfondos oceánicos, situados más allá y lejos de là plataforma conti-nental,-'ahora por-éstos métodos: explorada.

Teniendo en cuenta la gran valriedad de espesores de las diferentesformaciones, el aumento de éstas en determinadas direcciones y lainclinación más o menos acusada de los diferentes conjuntos cudeterminados rumbos, es preciso admitir que entre ellos existan acu-

sadas discordancias, tanto erosivas como tectónicas, y muy espe-cialmente entre él Terciario y el Mesozoico y entre la base del Tríasy el basamento paleozoico.

Características geotectónicas del Mar de Alborán

Se indicó anteriormente que hasta tiempos muy avanzados delTerciario la zona mediterránea más occidental, o sea, el Mar deAlborán, estuvo ocupada por una masa paleozoica emergida, alre-dedor de la cual se plegaron las series sedimentarias mesozoicas ydel Paleogene inferior. Su hundimiento al finalizar el Terciare dioorigen al Mar de Alborán, y por compensación isostática se alzaronepirogénicamente el macizo de Sierra Nevada y relieves a ella subor-dinados, así como las alineaciones rifeñas.

Dado el carácter cratónico de este bloque cortical, situado entrezonas meridionales de la Península y los relieves rífenos, hoy hun-dido, ha de estar hendido por grandes fracturas, unas arrumbadasen general de E. a W., y otras más o menos oblicuas a tal dirección.

De tales tierras, en la actualidad abismadas en el Mediterráneo,sólo se conocen restos paleozoicos en el litoral de Málaga y del Rifoccidental, formaciones que debieron estar enlazadas a través delespacio marino íioy existente entre ambos países. Tal es la opiniónde Marín y Fallot. Tal macizo funcionó, pues, durante el periodoorogénico alpino como interpaís.

Es muy probable que sobre este verdadero zócalo paleozoico des-canse un conjunto sedimentario mesozoico bastante completo, asícomo un paleogene representado muy fundamentalmente por sedi-mentos de facies flysch, que no han de esta muy afectados por la oro-genia alpina, pues los esfuerzos y presiones máximas tuvieron lugarhacia la periferia de tal macizo, zonas representadas hoy por lasalineaciones penibéticas y rifeñas, de orogenia muy compleja, queocuparon los bordes del mismo.

Pero así como el carácter geotectónico de los sedimentos quecubren el zócalo paleozoico nos es desconocido, si se deduce elacentuado carácter cratónico del subestrato.

Las grandes fracturas longitudinales pasan de los dominios pro-pios del Estrecho hacia los del Mar de Alborán, pero además sepuede situar en estas zonas, al menos, una gran fractura que correde SW. a NE., y que partiendo de los campos eruptivos del Cabo

REV. DE LA REAL ACADEMIA DE CIENCIAS.—1961 ít

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Kilates, en 'el extremo oriental de la bahía de Alhucemas, continúaseñalada mediante bajos fondos eruptivos hacia la Isla de Alborán,alcanzando seguidamente los parajes del Cabo de Gata. Antes otrosbajos fondos pueden indicar también masas eruptivas en relacióncon esta gran fractura'. Sigue ésta a partir del Cabo de Gata, laserranía de Gata y prolongándose da origen a los campos eruptivosde Vera, terminando finalmente en las zonas volcánicas del Campode Cartagena y del Mar Menor, así como en los afloramientos erup-tivos del Cabo de Palos. No tiene menos tal fractura de 380 km. derecorrido, entre los extremos señalados, fractura que pudiera serincluida entre los de tipo Hispánidas de Hernández-Pacheco, E., pero-que ha tenido ya origen en el fondo del mar, y una vez abismada lamasa de tierras paleozoicas que ocupó estos dominios mediterráneos.

Por sondeos recientes efectuados al Oeste de Alborán, entre lacosta malagueña y los grandes fondos, se han podido localizar otrosbancos orientados en general de NW. a SE., los que pudieran repre-sentar bloques alineados en tal arrumbamiento e individualizadosentre sí, por fracturas en tal dirección orientadas.

Vemos, pues, que la diferencia fundamental entre el comparti-miento oriental, que hoy constituye el Mar de Alborán respecto alEstrecho, y el que se extiende hacia Occidente, dando origen a laplataforma continental submarina del Golfo de Cádiz, es que éste esprolongación natural del valle bético, ofreciendo en su conjunto muysemejantes características, estando aislado del bloque del EscudoHespérico, por la gran fractura del frente meridional de Sierra Mo-rena, al correr hacia Occidente y pasar por las zonas meridionalesde Portugal, o sea el Algarbe (fig. 7), mientras que aquella otra zonadel Mar de Alborán da origen a un compartimiento con personalidadmuy acusada, acentuadamente cratónico y que actuó como interpaísa lo largo de la orogenia alpina.

Características físicas dei Estrecho

Se abre el Estrecho de Gibraltar en los dominios de la Españacalcica de Hernández-Pacheco, Ed., pero los materiales calizos queforman en gran parte el terreno van entremezclados, embutidos enmasas arcillo-margosas que alcanzan gran potencia, conjuntos blan-dos y de gran plasticidad, que han dejado sentir acusadamente suinflujo en el carácter y morfologia de estas zonas, tanto en las

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•tierras emergidas, como en los fondos marinos que acusan una bati-metría muy compleja.

Existen también variación grande de materiales silíceos represen-tados por arenas paleogenas, debido a lo cual una vegetación muycompleja de matorral y arboleda residual silicícola cubren al terreno,que por su relieve, vegetación y roquedo, da origen a un paisaje deextraordinaria variedad y muy pintoresco.

Entre la Punta de Tarifa, extremo más avanzado del tómbolo dela isla de las Palomas y Punta Alcázar Seguer en. tierras africanas, ladistancia es de unos 12 km. Hacia el E. y el W. se ensancha estaangostura, que pudiera quedar limitada del lado de España entrePunta Carnero al W., límite por Occidente la bahía de Algeciras, aPunta Camarina! al W., trayecto litoral de unos 30 km., que puedequedar dividido en dos tramos, uno oriental entre Tarifa y la citadaPunta del Carnero, bastante rectilíneo, muy escarpado con escasas yestrechas playas, orientado de YV.-SW. a E.-NE., con un desarrollo deunos 18 km., y otro occidental que desde Tarifa a Punta Camarinalalcanza un desarrollo de 21 km., siendo mucho menos escarpado ycon grandes frentes playeros, destacando en él las ensenadas de Val-devaqueros y de Bolonia (fig. G).

La costa marroquí del Estrecho quedaría comprendida entre Pun-ta Almina, extremo oriental del promontorio del Hacho, en Ceuta, aCabo Espartel al W., en un recorrido de G4 km. Este litoral es muyescarpado, en general acantilado e inabordable, con muy escasas es-cotaduras y' playas, no mereciendo destacar más que la amplia bahíade Tánger al W. y la menos pronunciada de Ceuta al E.

Caracteres generales de los fondos del Estrecho

La angostura del Estrecho de Gibraltar queda reducida entreU.¿550 y 15.420 m., en un espacio a lo largo del eje de este pasomarítimo de unos 8,5 km. Hacia el E. y el W. el Estrecho se ensanchaacusadamente, y pasadas las puntas del Camarinal y del Carnero alE. y W. en el litoral español, y Punta Leona al E. y Punta Alboasa•il W., en el litoral africano, al Estrecho como tal tiende a desapare-cer, si bien como acusado accidente geográfico pudiera quedar limi-tado por los cuatro puntos de Cabo Trafalgar, Punta Europa, PuntaAlmina y Cabo Espartel (fig. G).

En la zona francamente angosta, la batimetría es muy compleja y

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muy acusada, pero destaca en todo este estrecho paso una platafor-ma que rara vez deja de existir, limitada por la curva batomètricade los 100 ni.

Del lado de España, a partir del Cabo Trafalgar, este verdaderozócalo litoral se desarrolla ampliamente, alcanzando anchuras má-ximas de irnos 14,5 km. a la altura de la ensenada del Barbate oZahara. Se estrecha mucho en Punta Caraminal, pues queda reducida

Fig. 11.—Esquema geológico del ámbito del Estrecho de Gibraltar y corrida dé-las fundamentales alineaciones de fracturas, con indicación del desenganche la-

teral a lo largo del eje de! Estrecho. Datos de Reig Villaplana.

tan sólo a 4 km., ensanchándose de nuevo a la altura de Punta Palo-mas, en donde alcanza los 8 km., teniendo en estos parajes la (plata-forma fondos bastante destacados de la costa y muy adentrados enel Estrecho, de tan sólo 20 m. (figs. 6 y 11).

A partir de la Isla de las Palomas, o de Tarifa, este zócalo con-tinental da origen a un verdadero andén de gran regularidad, que semantiene paralelo a la línea de costa con anchuras de 2 y 2,5 km. has-ta alcanzar Punta Carnero e iniciarse la Bahia de Algeciras, zonadonde también el litoral occidental del N. y NE. está seguido por tal

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zócalo submarino con anchura bastante regular de unos -í km., re-duciéndose bastante y especialmente del lado de Gibraltar y especial-mente en el extremo Sur del Peñón, donde sólo alcanza de 1 a 2 km.,para volver a ensancharse y ya irregularmente entre 2 y 6 km., sal-vando Punta Europa, hasta rebasar la desembocadura del Guadiaro.

Del !ndo de África, esta plataforma se ensancha mucho hacia elAtlántico, salvando Cabo Espartel, pues a poco y ya en pleno At-lántico, alcanza anchuras muy superiores a 18-20 km.

Dentro del Estrecho la plataforma, que sólo alcanza unos 1.800metros a la altura del Cabo Espartel, se ensancha hasta 10 km alalcanzarse la bahía de Tánger, destacando un bajo fondo casi en el.iorde del accidente submarino con sólo 50 de profundidad (fig. 6).

Hacia punta Lababata, que limita la bahia de Tánger por el Este.,la plataforma alcanza unos 7 km., avanzando mucho la curva batí-métrica de los 50 m. hacia afuera. En Punta Albosa el zócalo se re-duce a 4 km., manteniéndose con tal anchura hasta la Punta Ferdi-guera. Vuelve a dar origen a un gran ensanchamiento a la altura dePunta de Alcázar Seguer, donde al iniciarse la máxima angosturadel Estrecho este zócalo casi alcanza los 7 km.

Desde este punto tiende rápidamente a estrecharse, oscilando suanchura entre 1 y 2 km. entre Punta Cires y Punta Leona, desapa-reciendo casi en este paraje y poco después de la Isla de Peregil coniotal acidcente. A la altura de la ensenada de Ceuta, el zócalo vuelvea ensancharse hasta unos 4 km., para ya en el dominio del litoral me-diterráneo y salvada punta Almina en el promontorio de Ceuta, darorigen a un zócalo irregular por su anchura que varía entre 3 y8 km. hasta más allá de Cabo Negro.

Dentro del Estrecho y concretamente entra la Isla de las Palomasen Tarifa y la Punta de Alcázar Seguer en África, y entre la Puntadel Carnero al iniciarse la bahía de Algeciras y Punta Leona, laangostura del Estrecho entre los bordes de este zócalo de 100 m. estan sólo de unos 11,5 km. (11.350 m.), pero algo más hacia el W. ala altura de la isleta de Algeciras la distancia mínima entre los bor-des del zócalo queda reducida a máximo, o sea. a unos 10,5 kilóme-tros (10.650 m.) (figs. 6 y 12).

El estrecho submarino, sumamene marcado con anchuras muysemejantes de unos 11 km., se prolonga hasta alcanzar la bahía deTánger, donde cesa la angostura, al mismo tiempo que los fondoshan ido disminuyendo mucho, de tal modo que estos parajes no al-canzan ya, salvo en reducidas zonas, fondos superiores a los 450 m.

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Más hacia el Atlántico, a partir de estas zonas, el estrecho co-rredor submarino se ensancha acentuadamente, perdiéndose comotal acídente, en los dominios del Atlántico. Al comienzo del estre-chamiento se alcanzan en zonas restringidas fondos de hasta 500-GOO.metros.

A partir de este zócalo litoral, que tan notoriamente destaca enlos dominios del Estrecho, los fondos a uno y otro lado se inicianmediante un escarpe muy pronunciado, que rápidamente desciendehasta alcanzarse fondos en la máxima angostura de 850 m. del ladoile Africa y de (500-050 m. del lado de España Ambos surcos quedanseparados por un alargado y pronunciado promontorio submarinolongitudinalmente centrado en la angostura del Estrecho, y que desdelos fondos indicados se levanta hasta alcanzar la curva batimétricade los 500 m. (fig. tí).

Un corte transversal desde Punta Cires en África, al litoral es-pañol en el punto medio situado entre la Boca del Moro y Algeciras,ofrece el perfil que muestra la figura 12.

Si analizamos los fondos en sentido longitudinal, al iniciarse la.angostura del lado del Atlántico, son muy desiguales y no excesiva-mente profundos, pues sólo en parajes muy restringidos, en verda-deras y pequeñas fosas, se alcanzan fondos de hasta GOO m. Tal es loque sucede a la altura de la bahía de Tánger, quedando desplazadosalgo hacia el Sur. Por el contrario, más hacia el N. un verdaderobajo fondo derivado de la plataforma o zócalo de los 100 m. avanzairregularmente, limitando un pequeño banco de 100 m. fondos mayo-res, pero no acusados (fig. 6).

Más hacia el E., las profundidades aumentan en el eje del Es-trecho, alcanzándose pronto los 000-650 y 700 m., lo que sucede ala altura de Tarifa, creciendo más y más los fondos que a la altura<le Punta Cires han rebasado los 800 m. Precisamente en este espacioes donde destaca la loma central longitudinal, que en su extremooriental desde 500 m. domina fondos de hasta 900 m., los que quedansituados en el eje del Estrecho a partir de Punta Cires hacia el E.

Esta loma o gran banco submarino central por el N. no dominacomo se dijo a un surco tan acentuado como el que queda al Sur,pues en éste se alcanzan los 750 m., mientras que al N. los fondosson sólo de COO a G50.

Las profundidades mayores pues, en la angostura del Estrecho,quedan en la zona de máxima estrechez y un poco hacia el Este.Más hacia el Mediterráneo, los fondos son mucho más homogéneos,

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sí bien éstos en un amplio espacio sean ya siempre superiores a losÜ5Ö-900 metros, alcanzándose a poco los 1.000 entre la embocadu-ra del Estrecho del lado del Mediterráneo y la Isla de Alborán.

Significación de los accidentes submarinos del Estrecho.

Dado el desarrollo de la plataforma litoral del Esltrecho, sugran uniformidad y sobre todo su continuidad, pudiera muy bien re-presentar los límites del Estrecho durante los períodos glaciaresmáximos, en los que el nivel eustàtico del Océano debió quedarunos 100-120 metros más o rriènos por bajo del nivel actual. Ello-hace pensar en la existencia de un paso francamente angostó du-rante las máximas glaciaciones últimas, pues durante las anterioresseria cuando por abrasión marina debió labrarse la indicada plata-forma submarina. A.«t hoy, dentro de los dominios del Estrecho exis-te un verdadero canal estrecho y profundo, submarino (fig. G).

La gran loma longitudinal de 1. a 2 kilómetros de anchura porlo de longitud, centrada en la máxima angostura, no se explica sindse admite la presencia de un gran macizo de rocas de gran resis-tencia y compacidad. Pudiera quizá representar tal accidente unagran mole caliza del tipo de las del Peñón de Gibraltar y del YebelMusa (fig. G).

Los dos surcos que al Norte y especialmente al Sur de esta granmole existen, deben estar excavados o bien en el Flysch paleogeneo en las zonas del Keuper triásico, los que deben estar en rela-ción además, y especialmente el meridional, con grandes fracturaslongitudinales, los que seguidos por las corrientes primero del Atlán-tico al Mediterráneo, al abrirse el Estrecho, y luego por los de des-carga del Mediterráneo hacia el Atlántico, han ahondado estas zonasde mínima resistencia, ocupadas además como se ha indicado por ma-teriales de escasa consistencia (figs. G y 11).

La gran hondonada situada más hacia el Este, en zona de con-fluencia de ambos surcos, no sería sino zona del ahondamiento pri-mitivo, efectuado fundamentalmente por la «caída» de aguas atlánti-cas hacia el Mediterráneo.

Como las corrientes bien en uno u otro sentido no han cesado,estos surcos y pequeñas fosas, situadas en la entrada del Estrecho'del lado del Mediterráneo, persisten al lio existir en estos parajes

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sino el proceso erosivo y de arrastre, que mantienen limpios los gran-des fondos de toda sidementación.

En relación con el pronunciado y profundo surco que inicián-dose en el fondo de la bahía de Algeciras, alcanza los grandesfondos de los ítüO metros del Estrecho, del lado del Mediterráneo,ha de estar en relación con una gran fractura transversal y se-mejante a la que ha dado origen a la cara oriental del Peñón deGibraltar, la que mira hacia el Mediterráneo (figs. 6 y 11).

Todo esto nos habla de la reciente, geológicamente hablando, quees la apertura del Estrecho y cuya configuración es debida al dobleefecto de una tectónica de fractura muy movida, que afecta muy in-tensamente a uno de los arcos más importantes y occidentales deestas alineaciones alpinas, y a un proceso erosivo muy enérgico,debido a muy fuertes corrientes marinas que han removido y conti-núan socavando los fondos de este angosto paso marítimo, acci-dente situado entre las zonas fundamentales del Viejo Mundo, yprecisamente en zona donde más enérgicamente se han desarolladosus acciones y reacciones en época alpina.

Como resumen, el Estrecho de Gibraltar es un accidente geográ-fico-geológico de extrema importancia, una de las postreras e im-portantes manifestaciones derivadas de las fases orogénicas alpi-nas. No es posible con precisión localizar en el tiempo, el momentopreciso de su apertura, que queda comprendida en las últimas fasesdel Plioceno, antes de comenzar el Plioceno, o quizá ya al iniciarseéste.

Las zonas occidentales a partir de Tarifa hacia el W., y que en-lazan con la plataforma continental del ampio Golfo de Cádiz, re-presentan al umbral de entrada del Estrecho ; la angostura entreTarifa y la bahía de Algeciras, da origen al profundo canal excava-do por las aguas, si bien con antecedentes geotectónicos muy mar-cados ; los grandes fondos, sobrepasados Gibraltar y Ceuta, es ladepresión erosiva en gran parte debida a la acción socavadora delas aguas al irrumpir en el Mediterráneo. Cada una de estas zonasofrece rasgos geológicos, en sentido más amplio, muy peculiares, yaanteriormente reseñados.

El Estrecho de Gibraltar es hoy una discontinuidad, una desga-rradura de las zonas superficiales y aún bastantes profundas de lacorteza terrestre, afectadas por diversas fracturas (figs. 11 y 12), quesepara patentemente las masas continentales de Eürásia y África, enel punto mas avanzado hacia Ocidente, del Mar Mediterráneo.

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