Revista Soberania Alimentaria BiodiversIdad y Culturas 4
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8/7/2019 Revista Soberania Alimentaria BiodiversIdad y Culturas 4
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Soberana Alimentaria
Biodiversidad y CulturasENERO201
1/NM.4LATIERRA,
UNDEBATEARETOMAR
SHARA, LATIERRAASEDIADA
ELCONTROLCORPORATIVO
ENLAGANADERA
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8/7/2019 Revista Soberania Alimentaria BiodiversIdad y Culturas 4
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ORGANIZACIONESCOEDITORASLa Va CampesinaPlataforma RuralFundacin Agricultura Viva-COAGGRAIN
ORGANIZACIONESCOLABORADORASACSUR-Las SegoviasAmigos de la TierraEcologistas en AccinEntrepueblosIngeniera Sin Fronteras ValenciaMundubatVeterinarios Sin FronterasXarxa de Consum SolidariFundacin Biodiversidad
COMIT EDITORIAL-Paul Nicholson.-Jernimo Aguado Martnez.-Eduardo Navarro.-Henk Hobbelink.-Helen Groome.-Beln Verdugo Martn.-Marta G. Rivera Ferre.-Ismael Sanz Remn.-Fernando Fernndez Such.
-Carlos Vicente.
COORDINACIN YEDICINGustavo [email protected]: +34 616 114 005
ARTEYMAQUETACINwww.mareavacia.com
DIRECCINPOSTAL:GRAINc/ Girona 25, principal08010 Barcelona
WWW.SOBERANIAALIMENTARIA.INFO
Depsito Legal B-13957-2010ISSN 2013-7567
EDITORIALEl deber de cuidar la tierra.
AMASANDO LA REALIDADResacralizar la tierra.La propiedad privada de la tierra.Defender el comunal.Mapa de la distribucin y tenencia de la tierra
en el Estado espaol.EN PIE DE ESPIGA
La mano que mece la cunaEl acaparamiento de la tierra agraria.
PALABRA DE CAMPOLa tica del campesino.
ATAQUES Y RESISTENCIASProyecto microvia.Tren de Alta Velocidad.El eufemismo del bien comn.Tentayape, cuando un pueblo dice no.
DE UN VISTAZO Y MUCHAS ARISTASShara, tierras y pueblos sin soberanas.
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Soberana AlimentariaBiodiversidad y Culturas
ENERO2011/NM.4
Soberana Alimentaria, Biodiversidad yCulturas es una publicacin trimestral parael Estado espaol de informacin, debate yrefl exin sobre temticas rurales bajo unaptica poltica de Soberana Alimentaria. Unnstrumento de pensamiento crtico hecho
por las manos y para las manos de las gentesque integran los movimientos campesinos quedefi enden un mundo rural vivo.
El ejemplar que tienen entre manos revisa la relacin campesina con la tierra. El acceso a ella, si es que es posible; el uso quee decide darle o como se fuerza a un cambio de usos ; los intereses del capital fi nanciero y corporativo por la mis ma y el poconters que el sector pblico demuestra sobre un bien tan preciado...Y se ilustra con relatos de resistencia concreta en el Estadospaol y fuera de l que tambin hemos querido refl ejar en las fot ografas que acompaan a muchos ar tculos. Se trata de unaerie fotogrfi ca del autor brasileo Eduardo Seidl elaboradas entre el ao 2006 y 2008 en un seguimiento a las actividades del
Movimiento de los Sin Tierra, en sus campamentos, en su da a d a rural o en las an necesarias o cupaciones de fi ncas. Porqueo se puede hablar de campesinado y tierra sin mirar hacia el Sur, sin mirar a las gentes luchadoras del Brasil. Muchas gracias,
Eduardo.
Y para acabar es te primer ao de andadura de la revista, nos despedimos de las obras de Rafael Zabaleta con el retrato Parejade Campesinos. Desde la revista damos las gracias por la comprometida colaboracin que nos ha brindado el Museo Zabaleta,
ue sabemos ya se suma a la lista de colectivos defensores de la soberana alimentaria de los pueblos.
Les invitamos a que se comuniquen con el equipo redactor ([email protected]) y nos envenus experiencias, sugerencias y comentarios as como aportaciones grfi cas para prximos nmeros. Los ar tculos
fi rmados son responsabilidad de sus autores. El material aqu recogido puede ser divulgado libremente, aunqueagradeceramos que citaran la fuente.
Las organizaciones que coeditamos la revista Soberana Alimentaria, Biodiversidad y Culturas somos:
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El deber de cuidar la tierra.
Dicen los pronsticos demogrfi cos que para el
2.050 conviviremos en el planeta una poblacin
mundial de 9.200 millones de personas, lo queobligar a un aumento en la produccin agrcola y gana-
dera. Si slo nos quedamos con este dato como muchas
veces quieren hacernos creer pareciera que el futuro de
a humanidad requiere de cultivos ms productivos, de
ganadera ms industrializada, de nuevos milagros tecno-
gicos, etc. Seguro?
El gran reto de reducir el hambre y la pobreza actual
para aspirar a un 2.050 posible no tiene que ver con
ncrementos en la produccin de alimentos. De un modo
ncuestionable debe resolverse prioritariamente, el pro-
blema del acceso de la poblacin mundial a los recursos
que hacen posible la alimentacin (y la dignidad del
rabajo campesino): las semillas, el agua y la tierra; y a los
propios alimentos.
La mayora de las personas pobres y hambrientas del
mundo viven paradjicamente en zonas rurales donde
a produccin de alimentos es la principal actividad
conmica. Pero su agricultura, la agricultura de pequea
scala, est siendo continuamente atacada por el modelo
de negocio agroexportador, que entre otras muchas cosas
depende de la disposicin de tierras para sus cultivos. Aspues existe una clara competencia entre dos modelos que
e disputan un a misma tierra. Debemos entonces reafi r-
marnos en la importancia de preservar (y cuidar) la tierra
para asegurar una agricultura duradera y la soberana
limentaria de los pueblos.
Es decir, fi nalmente hablamos como se analiza en
varios artculos de este nmero de la revista de una
EDITORIAL*
*
Hablamos comose analiza en variosartculos de este nmerode la revista de unaconcentracin de latierra en pocas manos,auspiciada por lasmultinacionales, algunosestados y los lobbies de la
especulacin, que ponengravemente en riesgo lasupervivencia de millonesde familias campesinas.
La crisis, europea y global, ha demostrado el fracaso deas polticas agroalimentarias orientadas al libre mercado.
concentracin de la tierra en pocas manos, auspiciada por
las multinacionales, algunos estados y los lobbies de la
especulacin, que ponen gravemente en riesgo la supervi-vencia de millones de familias campesinas. Ah es donde
hemos de focalizar nuestras reivindicaciones y proponer
opciones transformadoras.
En la Unin Europea de los 27, tenemos 13,7 millones
de unidades o explotaciones agra rias y la fi nca media tiene
una dimensin de 12,6 hectreas. Pero este modelo agr-
cola el que piensa en alimentar y no en negociar tiene
serios problemas, lo que lleva, por ejemplo a que, de todas
estas unidades, un 36,4% de ellas son pequeas unidades
familiares que se ven obligadas a complementar sus rentas
con otras actividad remuneradas. Adems un tercio de los
y las titulares de esas explotaciones tienen ms de 65 aos
y ms del 20% son trabajadas por personas de entre 55 y
64 aos. Tambin la desigualdad de gnero de este modelo
patriarcal, se evidencia en el acceso a la tierra, tenencia,
uso y derechos de produccin de las mujeres campesinas.
Una estructura cada vez ms concentrada en la propie-
dad de la tierra con fi ncas ms grandes, desplazando a la
agricultura campesina y biodiversa, empieza a dominar en
la agricultura de la UE con una tasa anual de disminucin
del nmero de explotaciones del 2,2%.Efectivamente, la funcin ms importante que deben
cumplir quienes trabajan en la agricultura y la gana-
dera es la de proporcionar alimentos para la sociedad,
siendo su desempeo garanta de su propia subsistencia.
Lgicamente, las cuestiones relativas a cmo se produce,
dnde se producen y quin debe producirlos estn intrn-
secamente vinculadas a una correcta distribucin de la
tierra, as como al uso sostenible y adecuado de este y
otros recursos naturales, que compartimos con el resto de
seres vivos del Planeta.
La crisis, europea y global, ha demostrado el fracaso de
las polticas agroalimentarias orientadas al libre mercado.
Esas son las causas reales de la pobreza y hambre en el
medio rural. No conduce a nada plantear debates sobre
el aumento de produccin si no aseguramos previamente
una transformacin del modelo agroalimentario domi-
nante. La agricultura tienen que basarse en la tierra para
llegar a un equilibrio agroambiental, pero en el acceso a
dicha tierra tienen que primar valores socia les y no fi nan-
cieros para llegar a un equilibrio agrosocial.
Los artculos que presentamos en este nmero de la
revista analizan cmo la relacin mercantilizada entre la
agricultura y la tierra est en la base de muchas desigual-
dades: el abuso de los supuestos derechos de la propiedadprivada, la especulacin con la tierra agraria para otros
usos (proyectos energticos, industriales, tursticos, inmo-
biliarios), el precio de la tierra inalcanzable para nuevos
proyectos campesinos, etc. Por ello es el momento de vol-
ver a exigir herramientas reguladoras y de intervencin
pblica, as como replantear nuevas formas de tenencia,
gestin y uso colectivo de la tierra, que aseguren que la
tierra frtil t iene un fi n prioritario: producir alimentos.
El ser humano no tiene derechos sobre la tierra, tiene
ante todo deberes. El deber de cuidar la tierra.
PCuando tenga la tierra(Daniel ToroAriel Petrocelli)Cuando tenga la tierraSembrar las palabrasQue mi padre martin fi erroPuso al viento...
Mulheres Sem Terra fazem bloqueio da entrada
da Fazenda Tarum. 04.03.2008. Eduardo Seidl.
3EDITORIAL / SABC / ENERO 2011 / NM.4
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*AMASANDOLAREALIDAD
Resacralizar la tierra
ELAPEGOALATIERRA.
En los ltimos aos, sobretododespus de la crisis alimentaria,hemos visto mayoritariamenten los pases del Sur cmo el capital
fi nanciero (bancos, fondos de inver-
in, etc.) est comprando millones de
hectreas de tierras para desarrollar
proyectos de agricultura intensiva y
de agrocombustibles, sabiendo que
on sus producciones tendrn muchas
acilidades para ganar dinero. Una
rmula clara de especulacin. Se da
ste fenmeno en Espaa o existen
otros nuevos usos sobre la tierra que
difi culten su funcin bsica de produ-
ir alimentos?Julio, que recorre las zonas centro
del territorio espaol dando cursos
obre agricultura biodinmica, habla
de dos cuestionas a tener en cuenta.
No es muy evidente la presencia de
apital fi nanciero comprando tierras
grcolas en el territorio del Estado,
xcepto la ya lamentablemente
lsica especulacin con proyectos
nmobiliarios, bien sea en zonas turs-
icas o en zonas cercanas a grandes
iudades. Una realidad que la crisis
conmica ha detenido, pero an as,
n esas zonas, el precio del suelo hace
En esta ocasin, y para abordar la relacin entre el campesinado y la tierra en el estado espaol, reprodu-
cimos la tertulia mantenida entre Charo Snchez, horticultora, ganadera ecolgica y representante del
Sindicato Labrego Galego; Camino Fernndez agricultora en la Vega de Zamora; Julio Arroyo agricultor
biodinmico en Cercedilla, Madrid; y los histricos dirigentes sindicales agrarios, Pep Riera agricultor enla comarca del Maresme y Juan Manuel Snchez Gordillo del Sindicato Obrero del Campo en Andaluca.
Conversatorio
imposible la adquisicin de tierras
para dedicarse a la agricultura. Por
otro lado continua Julio las per-
sonas campesinas del Estado tienen
una mentalidad conservadora de la
tierra, en el sentido estricto de la pala-
bra: la tendencia a conservar la tierra,
a no desprenderse de ella.
Exacto, en Galicia las luchas
para recuperar las tierras en manos
de los caciques han sido muchas y
muy largas explica Charo y la
gente tiene un aprecio fuerte a la
tierra, al terruo, y no se vende por
que s. Lo que s est existiendo y es
alarmante son muchas maniobras
de grandes grupos empresarialeslocales y forneos que, apoyados con
legislaciones favorables de la admi-
nistracin, consiguen expropiaciones
para proyectos que sern considera-
dos de benefi cio social o de bien
pblico. Un terrible mecanismo que
en realidad es un robo legal. Lo ms
comn en estos ltimos aos son las
expropiaciones ligadas a nuevos culti-
vos energticos, empresas de biomasa
o fi nes mineros. Cuando se declara
expropiacin forzosa los precios
que pagan son simblicos. Entonces
puntualiza Charo claro que no hay
compraventa de tierras, directamente
los grandes empresarios que requie-
ren ms tierras, utilizan estas vas. O
bien buscan arrendamientos, que por
la propia presin de la expropiacin
son tambin a precios irrisorios: para
las mejores tierras agrarias en Galicia
estn ofreciendo 200 ridculos euros
por hectrea.
Camino, que junto a su compa-
ero Rubn trabajan tierras en la
Vega de Zamora, conocen de primera
mano lo que es el asedio a su trabajo,
por supuestamente un bien pblico
(ver artculo en la seccin ATAQUES
Y RESISTENCIAS: El eufemismo del
bien comn), nos habla de esteapego campesino a la tierra. La gente
que vimos lo que supuso a nuestros
padres y madres tener suelo agrcola,
le damos un valor muy alto, que no es
monetario.
En Andaluca explica Juan
Manuel s que podemos advertir un
nuevo fenmeno: la compra de fi ncas
agrcolas por parte de empresas de la
agroindustria. Grandes corporaciones
crnicas o las grandes superfi cies
como Mercadona y sus fi liales, se
hacen con tierras dnde producir
los alimentos que luego colocarn
directamente en las estanteras,
olvidando en todo ese trayecto la
funcin del campesino y campesina,
que acabarn siendo simplemente
asalariados. Se trata de tener todo el
control en la cadena alimentaria, que
se inicia por asegurar el control de
la tierra. Pero seguramente el pro-
ceso ms grave en este asunto es la
reconcentracin de la propiedad de
tierras. Las directrices de la Poltica
Agraria Comn primando en funcin
del nmero de hectreas, ha signifi -
cado que los principales cazaprimas
sean la Duquesa de Alba, los Domecq
o el Duque del Infantado, y que el
pequeo campesinado est cayendoen la ruina. La concentracin de la
propiedad de la tierra, hoy 2010, es
superior en 10 puntos a la que haba
a mitad del siglo pasado: el 2% de
los propietarios y propietarias posee
el 50% de las tierras. A ms concen-
tracin, ms desaparicin de campe-
sinos y campesinas. Y aqu, s, a los
y las terra tenientes de ofi cio se le
han aadido banqueros, presidentes
de equipos de futbol y todo este
linaje capitalista que nada sabe de
agricultura.
La situacin en Catalunya sera
una combinacin de lo que comentis
especifi ca Pep la crisis de la agricul-
tura, la falta de relevos en el campo,
los intereses para otros usos, y todo
bajo la mano invisible del mercado,
ha llevado a que muchas familias
campesinas sin futuro vendan sus
tierras a quien mejor la pague, en
nuestro caso, las multinacionales
agroalimentarias catalanas, como Vall
Companys.
LASTIERRASPBLICASY/OCOLECTIVAS.
Cada una de estas cinco personas
destaca la importancia de sistemas
colectivos de tenencia de tierras, que
han venido existiendo en el Estado.
Hay diferentes ejemplos (ver cuadro)
Laconcentracinde la propiedadde la tierra, hoy2010, es superioren 10 puntos ala que haba amitad del siglopasado: el 2% de
los propietariosy propietariasposee el 50% delas tierras. A msconcentracin,ms desaparicinde campesinos ycampesinas.
Charo Snchez
5AMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2011 / NM.4
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que, garantizados por leyes que vie-
nen de muchos aos atrs, aseguran
que esas tierras se mantengan activas
para diferentes usos agrarios, que no
e pueden partir ni vender, para el
uso comunal de aquellos vecinos y
vecinas (como en Galicia) que viven
n el monte, con una casa abierta
chando humo por la chimenea
nueve meses al ao.
Es necesario reclama Charo
mantenernos fi rmes en la def ensa de
sas tierras colectivas que tanta lucha
ha representado, a la vez que necesita-
mos nuevas frmulas de tenencia de
as tierras que aseguren que su uso es
y ser para agricultura. Si, por unado hay que preservar y revalorizar
os diferentes tipos de uso colectivo
de la tierra, pero tambin necesitamos
dice Julio nuevos mecanismos para
segurar que las tierras agrcolas que
stn hoy en propiedad privada no se
vean afectadas por la especulacin, el
ambio de uso, etc. Hay que destacar
la existencia de iniciativas de colecti-
vos de personas campesinas y de con-
sumidoras que (en base a la propiedad
privada) se hacen con tierras que,
entre ellos y ellas, pactan se dediquen
exclusivamente a la produccin de
alimentos para sus familias.
En este sentido, Pep introduce
la experiencia francesa del mercado
de tierras. Desde 1962 existe en
Francia la Sociedad de Planifi cacin
Territorial y de Establecimiento
Rural (SAFER) que regula las
transacciones de tierras evitando, en
buena medida, la especulacin con las
mismas, la concentracin de tierras
y facilita el acceso al medio rural anuevas y nuevos pobladores. En
Galicia cuenta Charo tenemos una
experiencia similar pero no podemos
estar de acuerdo con ella, porque ha
ampliado el objeto del uso de la tierra
a otras funciones que no las propia-
mente agrcolas. Pep recuerda que
tambin debemos volver la mirada
hacia los sistemas verdaderamente
cooperativistas para defi nir nuevos
proyectos comunitarios, pero que, en
defi nitiva, hay que conseguir la est a-
bilidad del campesinado en la tierra
con las frmulas que sean necesarias.
Y Camino, puntualiza que la defensa
de modelos de tierra colectivos son
compatibles con un manejo indivi-
dual de la tierra, de la fi nca, de la
unidad agraria donde el campesino o
campesina desarrolla toda su creati-vidad, su desempeo y su propia sobe-
rana que despus aunar con otros
compaeros y compaeras. Se trata
de distinguir adecuadamente entre la
tenencia pblica o social del suelo (la
tierra), y el uso privado o particular
del suelo.
Pero, el enfoque actual, parece
diferente escuchando a Juan Manuel
denunciar que la Junta de Andaluca
est vendiendo las pocas tierras
pblicas que an gestiona. Con los
argumentos de la crisis econmica y
la necesidad de dinero para las arcas
del estado, se est favoreciendo la pri-
vatizacin de esos suelos comunales.
No quieren el engorro de tener que
gestionar tierras pblicas. Otro ejem-
plo ha sido la supresin del Instituto
de Reforma Agraria de Andaluca.
No necesita ya Andaluca la reforma
agraria? se cuestiona.
ENTONCES LATIERRANONOSPERTENECE, ELSERHUMANOPERTE-
NECEALA TIERRA.En la base de estas reclamaciones,
explica Camino, hay unos valores
espirituales e inmateriales, no eco-
nmicos, que nos llegan de nuestra
ascendencia no contaminada por
tanto capitalismo. Debemos recuperar
el respeto por la tierra y la cultura
campesina. Nos hemos blindado con
hormign armado, prepotencia e
individualidad, y hemos perdido la
relacin con la tierra, como madre, la
madretierra.
Julio explica que, desde su opi-
nin, esa forma de relacionarnos con
Necesitamosnuevas frmulasde tenencia delas tierras queaseguren que suuso es y ser paraagricultura.
La tierra esla condicin
primaria para laregeneracin de lanaturaleza, de laalimentacin y dela vida social, porlo que debemostratarla ypreservarla comoalgo sagrado.
Papel de la mujer?Camino Fernndez
Considero que uno de los pilares fundamentales del mundo campesinoes la familia (u otros modelos relacionales y convivenciales). Yo herecibido una cultura campesina a travs de mis ascendientes. Mi
guardera fue el aire libre y a medida que creca tambinayudaba en las tareas del campo. Ahora con lo recibido,
aprendido y descubierto quisiera ser capaz, yo tambin, de
transmitir esta cultura asociada a la tierra y luchar por ella.
Para m las hijas e hijos son el futuro. Los que vivimos en elcampo tenemos la oportunidad de rescatar y transmitir los valores
campesinos a nuestros hijos. Las mujeres debemos luchar paraque el campo pueda ser una alternativa real para ellos, porque sin
posibilidades la gente se seguir yendo de los pueblos a unas ciudadescada vez ms populosas, ms inhumanas y ms insostenibles.
En esta revalorizacin de la cultura campesina, que pasanecesariamente por el acceso a la tierra productiva, las mujeres
tenemos un papel fundamental y decisivo. Para nosotras, desde nuestrarealidad, tenemos clara la defensa del uso de la tierra en su funcin
de proveedora de alimentos, antes que ponerla a generar, digamos,benefi cios empresariales que ahora sabemos cotiz an en bolsa.
P
Cuando tengala tierraLa tendran losque luchanLos maestros,los hacheros,Los obreros
Julio Arroyo
SABC / ENERO 2011 / NM.4 / AMASANDO LA REALIDAD6 7AMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2011 / NM.4
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La propiedad privada
de la tierra
Sofa Monsalve Sureza tierra en el campo, se est recupe-ando. La tierra es un ser vivo y loseres humanos somos parte de ella,
i cuidamos la Tierra, nos cuidamos
nosotros mismos. Hay un acerca-
miento nuevo a la tierra, de volver
l campo y de trabajar en agricultura
colgica. As pues la conclusin,
egn Julio es obvia, se ha recupe-
ado el verdadero sentimiento cam-
pesino, de proveedor y proveedora de
limentos, en armona con la tierra,
que no es un simple medio de produc-
in; lo que ahora falta son polticas
ctivas a favor de estos principios.
La base de estas polticas dice
uan Manuel debera ser la defensadel uso colectivo de la tierra, no de la
propiedad individual y privada que
s la base del capitalismo. La tierra
s un prstamo de nuestros hijos e
hijas que tenemos que devolverles
mejorada. Si es as, adems de romper
con una dinmica mercantilista, se
asegura una relacin armoniosa con
la tierra. Aunque hemos de recono-
cer que este discurso tampoco ha
sido el habitual entre los sindicatos
agrarios espaoles. Si las polticas
que regulan el sector agrario dice
Camino entiende la alimentacin
como una mercanca, la tierra slo
ser un medio de produccin, con-
fundiendo aade Julio valor con
precio.
La defensa que la tierra tiene
que estar dedicada a la produccin
de alimentos (sosteniblemente, con
valores ticos y sociales, etc.) afi rma
Charo es la base del paradigma dela Soberana Alimentaria. La tierra es
la condicin primaria para la regene-
racin de la naturaleza, de la alimen-
tacin y de la vida social, por lo que
debemos tratarla y preservarla como
algo sagrado.
*Algunos tipos de explotacin colectiva de la tierra en Espaa:
Explotacin en mano comn
Tiene una ley especial, que establece el Jurado de Montes de Mano Comn, y se rige por la comunidad de
vecinos que habitan ese territorio en el que se encuentra el Mano Comn. Esta competencia inicialmente eradel estado, pero con las transferencias ahora corresponde a la Administracin regional. Esta catalogacin es
minoritaria en Espaa, y slo se encuentra en Sanabria (Zamora), Galicia y As turias. Se caracteriza porque esgestionado por la comunidad de habitantes, que adquieren ese derecho por ser vecino o vecina en ese territorio ylos benefi cios que del mismo se obtengan, tienen que revertirs e en el co mn no se heredan, ni transfi eren, etc.
Montes comunales
Son propiedad del ayuntamiento y normalmente lo que gestionan son los pastos,mediante subasta. Tambin adjudican las quionadas, que son las porciones que
corresponden a cada vecino o vecina de lea, pasto e incluso tierra de cultivo.
Montes de Utilidad Pblica
Principalmente son zonas de masas forestales, pero tambin hay zonas de cultivo y pasto. Parael pastoreo se hace un contrato de granjera en el que se pagan unas tasas que se destinan al
Ayuntamiento y otra parte al fondo de mejoras que gestiona la Comunidad Autnoma.
Rompiendo las cercas mentales
Aunque cueste admitirlo, los saberes culturales ligados a la tenencia y la gestin colectiva de la
tierra y los recursos naturales han ido desapareciendo y, en muchos casos, el mismo campesi-nado sobre todo en el Norte no puede imaginar otra cosa distinta a la propiedad privada de la tie-
rra. Hay que subrayar el hecho de que incluso en los pases industrializados no existe un derecho
absoluto a la propiedad privada y mejores o peores siguen existiendo instrumentos de interven-
cin pblica. El presente artculo propone examinar los lmites de la propia propiedad privada de la
tierra como supuesta garanta de continuidad para las actividades campesinas y el desarrollo de
la soberana alimentaria, a la vez que presenta que, pese a todo, tambin en estos pases, siguen
existiendo formas colectivas/pblicas de manejo de la tierra y los recursos naturales que se redes-
cubren/reinventan ahora como una manera de enfrentar las crisis contemporneas. No se trata de
proponer frmulas mgicas, ni soluciones homogneas, sino de estimular la discusin sobre res-
puestas que slo podrn ser encontradas en cada valle, cada bosque, comarca, pas y regin.
PCuando tengala tierraTe lo juro semillaQue la vidaSer un dulceracimo
Y en el marde las uvasNuestro vinoCantar...Cantar...
Acampamento Jair Antnio da Costa,
municpio de Nova Santa Rita-RS
06.08.2008. Eduardo Seidl.
SABC / ENERO 2011 / NM.4 / AMASANDO LA REALIDAD8 9AMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2011 / NM.4
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El desafo ahoraes dar a conocer lasexperiencias localesconcretas, promover ladiscusin sobre esteenfoque y proponernuevas polticas de tierray reforma agraria a nivelnacional e internacional.
Generalmente la propiedad privada de la tierra esdefendida como la forma ms segura y econmi-camente ms efi ciente de tenencia de la tierra. Ladefi nicin precisa de los lmites de la propiedad y toda l a
nstitucionalidad desarrollada en sociedades capitalistas
catastro, registro, cdigos civiles, tribunales, etc.) para
garantizar la proteccin especial del Estado a la propiedad
privada incluyendo la concepcin de algunos sectores de
que se trata de un derecho absoluto hacen que sea vista
omo una de las formas ms seguras de la tenencia de la
ierra. Por otra parte, la capacidad que la propiedad pri-
vada le confi ere al propietario/a de disponer sobre la tierra
su antojo, de controlar los bienes y el provecho que se
derive de su usufructo y de transferir la propiedad a quien
ms le convenga son consideradas condiciones esenciales
para estimular la iniciativa privada, las inversiones y el
recimiento, la productividad y la efi ciencia econmica.La propiedad privada de la tierra pareciera estar en
vas de constituirse en la forma principal de tenencia de
a tierra en todo el mundo. Por lo menos as lo propagan
lgunos intereses. Los y las defensores de esta visin consi-
deran que se trata de un proceso evolutivo con estatus casi
que de ley natural: entre ms desarrollada una sociedad,
quiere decir, entre ms urbanizada e industrializada, ms
necesidad tendr de expandir la propiedad privada de
la tierra. Esta visin, en combinacin con los procesos
sociales y econmicos que han destruido o que hicieron
fracasar formas de tenencia y manejo colectivo o pblico
de la tierra, han calado profundamente en el imaginario
cultural incluso de los y las campesinas mismas.
Pero como veremos la propiedad privada tiene limita-
ciones claras para asegurar la soberana alimentaria, mien-
tras que se debe recuperar el derecho de las comunidades
al autogobierno de sus recursos naturales, entendido como
un derecho a la libre determinacin de los pueblos, lo cual
no lo hace dependiente del Estado. Y al mismo tiempo,
s le impone restricciones a sus funcin reguladora, que
siempre tiene que ir just ifi cada por el bien comn/pblico
y por la garanta y realizacin de los derechos humanos,
en este caso, de las y los campesinos.
LASVENTASVOLUNTARIASDETIERRA.Como cuentan Germn Jcome y Natalia Landivar, al
entrar en el sector El Samn de la Ciudad de Quevedo, en
la Provincia de Los Ros en Ecuador. se observa como el
avance de las plantaciones de palma aceitera es notorio.
Algunas tienen ms de 10 aos y otras son ms actuales
y se ubican en tierras que antes fueran de pequeos y
medianos campesinos/as. Avanzadas tecnologas de dre-
naje, dragado de esteros y construccin de pozos profun-
dos para extraer y almacenar agua para riego evidencian
la presencia de una agroempresa. En septiembre de 2006
tres campesinos del sector El Samn todos con ttulos de
propiedad de sus respectiva s tierras f ueron califi cados
como invasores por un informe emitido por el Instituto
Nacional de Desarrollo Agrario (INDA) el cual procedi a
emitir una orden de desalojo en contra de los campesinos.
El INDA actu de esta manera a raz de una demanda
presentada por un supuesto propietario de dichos predios.
Si bien los campesinos lograron suspender el desalojo
haciendo valer la legalidad de sus ttulos, en los cuatro
aos que han transcurrido desde entonces, las empresas
interesadas en adquirir estas tierras han recurrido a mlti-
ples formas de presin y hostigamiento con el fi n que los
campesinos abandonen sus tierras. El asedio y el ambiente
confl ictivo terminaron obligando a dos de ellos a vender
voluntariamente sus tierras.
En este caso de nada les sirvi a los campesinos tener
ttulos de propiedad privada de la tierra. De nada sirvi
que formalmente sus derechos sobre la tierra estuvie-
ran claramente defi nidos y legalmente reconocidos. Las
instituciones del Estado no fueron capaces de proteger los
derechos a la tierra del campesinado bien sea por negli-
gencia, por corrupcin, o por complicidad con los inte-reses empresarios. Y si en algunos casos las instituciones
del Estado cumplen con su obligacin de proteger a los
legales propietarios/as de la tierra, los intereses empresa-
riales recurren entonces a otros mtodos: la coaccin y el
hostigamiento hasta que los campesinos y las campesinas
vendan voluntariamente las tierras.
Podra decirse que casos como estos slo pasan en los
pases empobrecidos donde los poderes de facto se ponen
por encima del estado de derecho y las leyes; y que este
no sera el caso de Europa. Puede ser que el empleo de
la fuerza bruta no sea parte del men de opciones para
obligar al campesinado europeo a abandonar sus tierras
*Ejemplos de intervencin estatal y/o colectiva
En Francia existe la SAFER, un organismo mixto (Estado y sociedad civil) con competencia para intervenir elmercado de tierras agrcolas. As, si alguien quiere vender su tierra, la SAFER tiene prelacin para comprar la
fi nca en venta, y puede fi jar el precio de venta en cas o de que ste sobrepase los promedios usuales en la regin.
En Colombia, las poblaciones campesinas que fueron despojadas de sus tierras en el centro del pasy fueron a colonizar tierras de la Amazonia colombiana lograron el reconocimiento legal de Zonas
de Reserva Campesina. La propuesta fue diseada con el fi n de protegerles de perder nuevamentesus tierras a causa del endeudamiento con los comerciantes de insumos agrcolas y otros. Las
familias tienen propiedad privada de una parcela, pero dentro de una zona debidamente demarcadacomo zona de reserva campesina en la que nadie puede acumular ms de una cierta cantidad de
tierra y en la que la gestin y el manejo de todo el territorio se realiza de manera colectiva.
Y por supuesto estn las formas colectivas de propiedad de la tierra, como elcaso de los ejidos y las comunidades en Mxico, donde las familias tienen derechos
individuales de uso pero las decisiones sobre la transferencia de los derechos de usoson controladas por los rganos de gobierno de los ejidos y las comunidades.
Senhor ganha gua durante marcha Fazenda Drago na BR290, perto de Eldorado do Sul-RS. 30.11.2006. Eduardo Seidl.
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pero tambin se ven forzados a vender voluntariamente
y abandonar sus tierras porque su manera de producir
ambin es considerada econmicamente inviable. Bien
onocida es la estadstica que cada hora desparece una
xplotacin campesina europea. Una mezcla de bajos pre-
ios de los productos agropecuarios, altos costes de insu-
mos y polticas de subsidios agropecuarios altamente dis-
riminatorias contra la agricultura campesina y en favor
de la agricultura empresarial son algunas de las causas.
LARELATIFUNDIZACINDE EUROPA.Las polticas agropecuarias que favorecen la produc-
in industrial y a gran escala, y el concomitante aban-
dono del campesinado europeo de sus tierras ha llevado
una reconcentracin de la propiedad de la tierra en
Europa. Las tierras campesinas en rgimen de propiedad
privada se tran sfi eren a grandes product ores o empresasin mayor inconveniente. En Alemania, por ejemplo,
ntre 2003 y 2007 desaparecieron 45.000 explotaciones
ampesinas. Las fi ncas de ms de 100 hectreas p asaron a
ontrolar en 2007 el 52% de la tierra agrcola, incremen-
ando en 4 puntos su porcentaje con respecto a 2003. En
Alemania oriental esta tendencia es an ms acentuada:
as fi ncas con ms de 500 hectreas contro lan, por ejemplo
n el estado de Turingia el 72,9% de la superfi cie agrcola.
Ante la sed actual de los fondos fi nancieros de comprar
ierras agrcolas en Alemania, los precios de la tierra estn
disparados y las perspectivas de mayor concentracin de
a tierra son abrumadoras.
As pues queda claro que la propiedad privada de la
ierra tampoco vale para proteger la agricultura campesina
y/o el uso campesino de la tierra y los recursos naturales.
El marco de polticas de proteccin y fomento de la agri-
ultura campesina tiene que contar tambin con formas
de regulacin pblica o colectiva para intervenir en la ges-
in de la tierra. Por ejemplo, deben existir mecanismos
para intervenir en los mercados de tierra, y concretamente
n la transferencia de los derechos sobre la tierra, con elfi n de preserva r sufi ciente tierra, agua y dems recursos
naturales para que el campesinado pueda producir alimen-
os. Hay muchas formas para hacer esto como puede verse
n el cuadro adjunto.
LADESTRUCCINMEDIOAMBIENTAL.Otra de las limitaciones de un enfoque individualista
de la propiedad de la tierra est relacionada con el uso
ostenible de los recursos naturales para la produccin de
limentos. Tomemos para ilustrar el caso la historia de la
omunidad de Tekojoja en el distrito de Vaquera, en el
departamento de Caaguaz, en Paraguay, recogido por
a misin investigadora de FIAN y La Va Campesina.
La comunidad fue creada por la reforma agraria en 1976
pero slo unas pocas parcelas recibieron ttulos de pro-
piedad. La mayora de familias slo tienen derecheras
o derechos de ocupacin de sus tierras, los cuales son
intransferibles. Su condicin econmica es precaria, y la
falta de control por parte del Estado sobre sus propias tie-
rras hace que la poblacin de Tekojoja sea muy vulnerable
a la introduccin de un nuevo modo de produccin meca-
nizado como el de la soja transgnica, que tanto afecta a
los precios de la tierra, la situacin laboral de la juventud
y el medio ambiente.
Cuando la soja transgnica lleg a las comunidades
cercanas a Tekojoja en el 2000 y 2001, el cambio fue
asombroso. Separados de una zona mayoritariamente bra-
silea y sojera por un angosto arroyo, los pueblos del lado
oeste sufrieron un avance repentino de intereses sojeros
buscando tierras y ofreciendo mucho dinero por ellas.
No import que estas compras fueran ilegales, en abiertacontradiccin de varios artculos del Estatuto Agrario
paraguayo. A medida que algunas personas de las comu-
nidades vendan sus tierras a los intereses sojeros, otras
familias campesinas se vieron obligadas a dejar sus tierras
porque en los lotes de sus antiguos vecinos y vecinas ahora
se fumigaba intensamente con agrotxicos. En pocos aos,
muchas comunidades desaparecieron completamente; las
escuelas se cerraron y la mayora de la gente se traslad a
otros lugares.
Los linderos de mi fi nca no la protegen del agua
contaminada ni de los agrotxicos que usan mis vecinos
dice un campesino afectado, resumiendo as la difi cultad
que tiene la gestin exclusivamente privada de la tierra,
sin ningn tipo de regulacin pblica o colectiva, para
proteger un modelo de agricultura campesina frente a
otro.
ELCUIDADODELA MADRETIERRAYELRESURGIMIENTODELOSBIENESCOMUNES.
Como hemos visto la natu-
raleza no funciona de manera
fragmentada, lo cual debe de estarmuy presente en el debate sobre
el control de la tierra. Dicen los
pueblos indgenas que la natu-
raleza es un ser vivo y tiene sus
ciclos propios de vida que debe-
mos respetar si no queremos poner
en peligro nuestra existencia, de
ah la propuesta de reconocer los
derechos de la Madre Tierra. Por
otra parte, es necesario reforzar
los abordajes de manejo colectivo
de recursos naturales que sean
ms apropiados para cuidar los
ecosistemas.
Rescatar del olvido las institu-
ciones campesinas que gobiernan
los bienes comunes es uno de
los grandes mritos de Elionor
Ostrom, la mujer que gan el
Premio Nobel de economa en
2009. En sus investigacionesella muestra cmo las familias
campesinas de Suiza y de Japn
an mantienen sus sofi sticados
sistemas de tenencia y manejo
colectivo de la tierra en zonas de
montaa y praderas que les han
permitido aprovechar y cuidar
estos ecosistemas caracterizados
por su fragilidad a lo largo de
siglos enteros. No es que toda la
tierra en estos pases sea propie-
dad colectiva. El secreto radica en
saber encontrar la mejor forma de
tenencia para un cierto uso de la
tierra en un cierto ecosistema. En el caso de las praderas
de alta montaa alpina en Suiza, cerca de cuatro quintas
partes de estas zonas estn bajo rgimen de tierra comu-
nal, garantizando un uso sostenible de los recursos.
La experiencia de las Cooperativas Territoriales del
norte de Holanda es tambin digna de mencionar en
este marco. Las Cooperativas Territoriales surgieron en
Puede ser que elempleo de la fuerzabruta no sea parte delmen de opciones paraobligar al campesinadoeuropeo a abandonar
sus tierras pero tambinse ven forzado a vendervoluntariamente yabandonar sus tierrasporque su manerade producir tambines consideradaeconmicamenteinviable.
Mulheres Sem Terra fazem bloqueio da entrada
da Fazenda Tarum. 04.03.2008. Eduardo Seidl.
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Flix Rodrigo Mora
LOCOMUNALSIEMPREENPELIGRO.
Los rumores sobre que el comu-nal sobreviviente al aciagoproceso desamortizador ilus-trado, constitucional y liberal de los
siglos XVIIIXX podra ser en breve
apropiado por el ente estatal (lo que
es ilegtimo e incluso ilegal, a mi
entender), subastado y entregado al
mejor postor, ya son sealados con
aprensin por Alejandro Nieto, autor
de Bienes comunales y otros trabajos
sobre esta materia, en el libro Arabako
Kontzejua XXI. Mendean, de manera
que el artculo arriba citado slo viene
a confi rmar que algo inquiet ante est
siendo planeado en las alturas.En primer lugar se ha de expo-
ner que no se comprende por qu
estos caballeros fi jan su atencin en
el comunal para reducir el endeu-
damiento del Estado, en vez de
considerar otras posibilidades.Los
bienes y terrenos comunales han
estado y estn siendo expoliados de
manera regular. Por ejemplo, hay
montes que aparecen en los catlo-
gos y relaciones como propiedad de
los Ayuntamientos, cuando lo cierto
es que son de las y los vecinos. Esto
lleva siglos sucediendo, lo que explica
que el consistorio de Cuenca sea, al
parecer, el mayor terrateniente del
pas, y que las corporaciones locales
se inmiscuyan a menudo en lo que
no les compete, el control y rentabi-
lizacin monetaria del comunal all
donde an perdura. Otras veces son
las voraces Comunidades Autnomas,
que inscriben en ocasiones como
suyos lo que es del vecindario organi-
zado en concejo abierto.Lo expuesto viene a signifi car que
si el Estado central fue quien aniquil
coercitivamente lo sustantivo del
comunal (y del orden social sobre l
constituido, lo que es califi cable de
etnicidio) sobre todo con las leyes
desamortizadoras de tierras y otraspropiedades colectivas populares de
1770, 1813 y 1855, en el presente ste
y las otras dos expresiones de lo esta-
tal, las Comunidades Autnomas y
los Ayuntamientos, se proponen liqui-
dar ya por completo aqul, haciendo
que en el agro slo existen dos tipos
de propiedad particular, la estatal
(errneamente tenida por pblica) y
la privada capitalista, con una pre-
sencia cada vez ms reducida de la
pequea hacienda campesina. La pro-
piedad comunal es cualitativamente
diferente de ambas, y es la nica que
puede ser califi cada sin comilla s de
pblica, puesto que es del comn de
las y los vecinos, al realizarse la toma
de decisiones respecto a ella por todas
y todos los adultos de cada localidad.
Por tanto, teniendo en cuenta que
la bancarrota de facto del Estado se
Holanda despus de las crisis agrarias de los aos ochenta
y como una salida a la s asfi xiantes e inadecuadas regula-
iones impuestas por el Estado. El objetivo era entonces
ransformar las relaciones entre ste y el campesinado de
manera que fuera posible crear nuevas formas de auto
egulacin y estrategias para negociar desarrollo rural. Las
egulaciones ambientales, por ejemplo, eran altamente
egmentadas, no eran consistentes y terminaban siendo
una mera limitacin para las unidades campesinas sin
umplir con el cometido de cuidar el ambiente. Por otra
parte, es obvio que el agua y el aire puro no se producen
n las fi ncas individuales. As, la proteccin y el manejo
del medio ambiente requieren cierta escala regional y
oordinacin. Las cooperativas entonces buscan construir
se espacio de cooperacin regional que integre en las
prcticas agrcolas actividades para el cuidado del medio
mbiente, la naturaleza y el paisaje, al mismo tiempo quequieren democratizar las estructuras de gobernanza del
mundo rural.
Las Cooperativas Territoriales, adems, tienen un
uerte sentido de pertenencia a sus comunidades, han
desarrollado un robusto tejido social no slo para la pro-
duccin agropecuaria y el manejo de los bienes comunes
naturales, sino tambin para el manejo de otros asuntos
polticos y sociales; por ejemplo, se comprometen a resol-
ver los confl ictos internos por su propia cuenta, resaltan
a importancia de la unidad entre los seres humanos y
a naturaleza, y se consideran, por lo tanto, guardianes y
guardianas de las tierras de sus ancestros para las prxi-
mas generaciones; son conscientes de la responsabilidad
special que tienen de cultivar la tierra de una manera que
espete la unidad entre los seres humanos y la naturaleza;
y reclaman su derecho a participar en todas las decisiones
que afecten sus reas. La cooperativa territorial Noardlike
Fryske Wlden, por ejemplo, tiene cerca de 900 miem-
bros, campesinas/os y no campesinas/os, y cubre un rea
aprximada de 50 mil hectreas.
LOSTERRITORIOSCAMPESINOS.Experiencias similares a sta en Holanda, e inspirados
por las luchas indgenas por la tierra y el territorio han
movido a los movimientos campesinos a lo largo y ancho
de las Amricas y de Asia a renovar su reinvindicacin por
la tierra en trminos de territorio. El reciente congreso de
la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del
Campo as lo discuti: la reforma agraria del siglo XXI
tiene que tener una dimensin territorial. Por territorio
se entiende generalmente la manera como un determi-
nado grupo/colectivo humano se apropia de su entorno
bioecolgico para satisfacer sus necesidades materiales y
econmicas, para construir sus relaciones sociales y pol-
ticas, y para desarrollar su cultura y su espiritualidad. El
territorio comprende elementos dinmicos en el espacioy en el tiempo, de modo que est en permanente recrea-
cin. El proceso de dilogo entre campesinos/as, pueblos
indgenas, pescadoras/es, pastores/as nmadas, trabajado-
res/as rurales y comunidades tradicionales con respecto al
tema de tierra y reforma agraria iniciado en Porto Alegre
en el marco de la Conferencia Internacional de Reforma
Agraria y Desarrollo Rural (CIRADR) y continuado en
el Foro de Soberana Alimentaria de Nyleni tiene un eje
articulador: el enfoque de territorio. El desafo ahora es
dar a conocer las experiencias locales concretas, promo-
ver la discusin sobre este enfoque y proponer nuevas
polticas de tierra y reforma agraria a nivel nacional e
internacional.
Sofa Monsalve Surez
FIAN Internacional
El comunal,lejos de seruna institucinesencialmente
econmica debeser percibidacomo laplasmacin de unideario sublimede convivencia yrelacin a un nivelsuperior entre losseres humanos.
Defender el comunalfrente a un nuevo proceso desamortizador
El artculo de J. Lamo de Espinos a La lucha contra el dfi cit: una nueva desamortizacin? publicad o
en ABC el pasado 2752010 propone la venta de la parte enajenable de las tierras comunales an exis-
tentes, aunque por lo general bastante desnaturalizadas ya, hasta 3,5 millones de hectreas, por las cua-
les el Estad o de Espaa ingresara unos 21.000 millones de euros, destinad os a enjugar su dfi cit, exige
una respuesta. Es un nuevo proceso privatizador el modelo de gestin de la tierra a defender? En este
artculo se analiza y reivindica, con una visin histrica, otra frmula de entender la relacin con la tierra.
*
PCuando tenga la t ierraLe dar a las estrellasAstronautas de trigalesLuna nueva
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tolerada para municipios de menos
de 100 electores (por la legislacin
emanada de la Constitucin de 1978,
no democrtica, en particular la Ley
de Rgimen Local de 1985) lo que
permite es una parodia de institucin
concejil, tan constreida y ningu-
neada por instituciones y leyes, y tan
sometida a los poderes estatales y
empresariales vigente, que no puede
ser tomada en serio. Por tanto, el
batallar por el comunal ha de ser tam-
bin la brega por un sistema concejil
soberano, no desnaturalizado, por un
nuevo orden asambleario, libre, plural
y colectivista, en el que la asamblea
sea el centro de la vida poltica detodas y todos los adultos. En conse-
cuencia, el concejo abierto hoy es
asunto ms del futuro que del pasado.
Las metas ltimas del comunal,
como institucin y como trama de
relaciones sociales, era maximizar la
convivencia y la buena relacin entre
el vecindario, esto es, el amor y el
afecto mutuo, como algunas orde-
nanzas locales del pasado recogen, la
de Munain (lava) por ejemplo. Era
pues dicha sociedad de naturaleza
convivencial, esto es, cualitativamente
diferente a la actual, que se propone
incrementar el poder de las elites
mandantes, el poltico tanto como el
econmico.
Los fi nes de dicha f ormacin
social eran inmateriales, segn se ha
expuesto, y las necesidades materiales
desempeaban una funcin secun-
daria, lo que no puede ser olvidado,
pues los que pretenden explicar la ins-
titucin popular del comunal desde
criterios economicistas, o productivis-
tas, se equivocan en lo ms sustantivo,
error adems que contribuye a ofrecer
una imagen deformada y manipu-
lada, de aqulla y de la sociedad rural
popular tradicional en su conjunto.
En defi nitiva, aqu l satis fi zo la
necesidad humana ms acuciante, de
tipo inmaterial, la de relacin, afecto,
compaa y cario, de generosidad y
servicio desinteresado, hoy casi por
completo ahogada, adems de demo-
nizada, por el statu quo y sus voceros.Es cierto, no obstante, que el
comunal proporcionaba una parte
sustantiva de las necesidades vitales
de las comunidades rurales en las
que, hasta su desnaturalizacin, la
propiedad privada era bastante rara,
as como su correlato, el espritu de
posesividad. Pero se realizaba con
subordinacin a la meta nmero uno
de aquella formacin social, la opti-
mizacin de la convivencia, designio
a que se diriga tambin el concejo
abierto. Sin propiedad privada y sin
instituciones estatales de mando y
dominio los vnculos de amistad,
cooperacin, simpata y amor entre
las y los vecinos podan alcanzar su
mxima expresin.
Tambin el medio natural desem-
pe una funcin de importancia en
Sin propiedadprivada y sininstitucionesestatales demando y dominiolos vnculosde amistad,cooperacin,simpata y amor
entre las y losvecinos podanalcanzar sumxima expresin.
ha convertido ya en una situacin
onsolidada, a causa de la crisis econ-
mica iniciada en 2008, que por su
naturaleza tiene muy difcil y larga
uperacin, podemos estar seguros
de que, tarde o temprano, aqul se
anzar a aniquilar el comunal subsis-
ente. Esto nos llama a la resistencia y
la lucha, para:
1) mantener lo que de l perdura,
2) recuperar su prstina condicin,
3) hacer que las porciones de
omunal expoliadas por el Estado
o por particulares sean devueltas al
cervo colectivo,
4) conocer mejor su naturaleza
oncreta,5) contribuir a crear comunidades
humanas rurales aptas para la vida
omunitaria, vale decir, sustentada en
os bienes comunales,
6) cooperar en forjar seres huma-
nos de la s ufi ciente calidad y virt ud
omo para poder ser sujetos agentes
de los objetivos expuestos. El primer
paso en esa direccin es comprender
on objetividad la cuestin.
COMPRENDERLOCOMUNAL.La propiedad comunal se forma
n la Alta Edad Media, poca calum-
niada con ferocidad por la historio-
grafa progresista hoy devenida en
ofi cial y ortodoxa, en los territorios
ibres del norte peninsular, como
consecuencia y causa al mismotiempo de la gran revolucin civiliza-
toria que tuvo lugar en ellos a partir
del siglo VIII, de la que es expresin
la obra escrita de Beato de Libana.
Desde sus orgenes est ntimamente
vinculada a la institucin asamblearia
del concejo abierto. En efecto, sin
comprender ste no puede inteligirse
con objetividad el comunal, que lejos
de ser una institucin esencialmente
econmica debe ser percibida como
la plasmacin de un ideario sublime
de convivencia y relacin a un nivel
superior entre los seres humanos,
lo que Felipe Esquroz plasma en la
nocin de espritu de comunalidad.
Antes de seguir he de advertir que
la institucin del concejo abierto hoy
**
*
Beato de Libana fue un monje cntabroque vivi en el siglo VIII, vinculado al ala
revolucionaria del cristianismo, en concreto almovimiento insurgente norteafricano denominadodonatista. Es ms conocido por las maravillosas
iluminaciones que ilustran los manuscritosde sus obras que por estas mismas, lo cual es
injusto. En aqullas aparece la cosmovisin quedio origen al concejo abierto y al comunal.
El concejo abierto es la asamblea gubernativa delas aldeas, organismo propio de la pennsula ibrica,
donde viva la mayora de la poblacin. Una de susfunciones era decidir todo lo relacionado con el
manejo de las tierras y dems bienes comunales.El concejo abierto, surgido en el norte de la
pennsula Ibrica, con los cambios emancipatoriosde la alta Edad Media, se hizo concejo cerrado
en las villas y ciudades a partir del siglo XIV porimposicin de la corona que designaba a sus
integrantes, un pequeo grupo de notables locales.
La desamortizacin
Antes de la revolucin liberal iniciada por laConstitucin de 1812, la gran mayora de las
tierras no era una mercanca, estaban muertaspara el mercado. La desamortizacin consisti en
convertirlas en bienes mercantiles, en propiedadprivada. El proceso tuvo su momento culminante
con la Ley de Desamortizacin Civil de 1855. Entotal, al menos 17 millones de hectreas fueron
usurpadas a las comunidades rurales y privatizadas.
Mulher trabalhadora rural
Sem Terra man tm-se fi rme
frente presso militar na
entrada da PUC, durante
Frum Mundial da Reforma
Agrria em Porto Alegre.
08.03.2006. Eduardo Seidl
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quella sociedad, porque al poseer
metas espirituales reduca al mnimo
as exigencias materiales, lo que la
permita vivir con la naturaleza y
no contra ella, como acontece ahora,
dado que el consumo y la abundancia
de bienes eran tenidos por negativas
indeseables. Al ser el orden social
oncejil y comunal un vasto agregado
de aldeas, en el que cada comunidad
deba subsistir con lo local, la preser-
vacin del medio se converta en una
xigencia estructural. La inexistencia
de ciudades, por la no ausencia o
xtrema debilidad del Estado, siempre
unestas medioambientalmente, con-
ribua al mismo fi n, lo mismo que elmplio consumo humano de frutos
y hierbas silvestres, que limitaba la
ctividad agrcola, estando el resto
ocupado por un bosque alto intermi-
nable, que an exista como tal en el
iglo XV y que fue liquidado en el
Naturaleza, ruralidad y civilizacin de Flix Rodrigo Mora.
Quien dice Cantabria dice concejo abierto (Diagonal Cantabria n 18, 2010). FlixRodrigo Mora.Historia de la propiedad comunal en Navarra y Comunal y utopa de Felipe Esquroz.Beato de Libana. Obras completas y complementarias. II tomos.Beato de Libana. Manuscritos iluminados, Joaqun Yarza.Villamor de Riello: un antiguo concejo leons en la comarca de Omaa, de J.M. Hidalgo.Concellos abertos na Limia, de X. Faria.
Parasaberms
*
XIX, entre otras cosas, por la aplica-
cin de las leyes sobre desamortiza-
cin civil impuestas por el ente estatal
liberal y constitucional, para robuste-
cerse, crear el capitalismo y debilitar
al elemento popular. Finalmente el
ideario de amor a las y los iguales se
hacia extensivo a la naturaleza.
Todo ello, que ya slo sobrevive
como recuerdo que casi hace brotar
las lgrimas, va a ser ahora destruido
hasta en s us ms nfi mas manifes-
taciones. En nuestras manos est el
evitarlo.
Flix Rodrigo Mora
Fernando Fernndez Such
La poblacin rural espaola siguedisminuyendo y ao tras ao lasestadsticas demogrfi cas muestranla sangra de poblacin que vive elmedio rural.
Mapa de la distribucin
y tenencia de la tierra
en el Estado espaol,para seguir pensando.
El aprovechamiento, los diversos usos, la tenencia, la propiedad o la posesin de la tierra han
estado histricamente en el centro de la vida de la poblacin campesina y rural, as como han for-
mado parte de los debates polticos y de las medidas econmicas aplicadas en cada momento.
De hecho, la tenencia de la tierra ha constituido la base de las relaciones polticas y sociales, y
tambin, de muchos de los confl ictos existentes en el campo. Constituye un componente des-
tacado de la cultura y de la identidad de la poblacin rural y de la propia imagen que la socie-
dad rural transmite al exterior. Para un buen anlisis y debate es fundamental conocer los datos
al respecto que como explica el artculo nos revelan algunas conclusiones importantes.
En febrero del 2008, el parla-mentario andaluz por Mlaga,Antonio Romero, revel en unacarta enviada a Manuel Chaves que
la propiedad de la tierra en Andaluca
est hoy ms concentrada y en menos
manos que en 1.930. Romero llamala atencin sobre la cuestin de la
propiedad de la tierra en Andaluca,
y afi rma que segn el Instituto de
Estadstica de Andaluca, depen-
diente de la Consejera de Economa
y Hacienda, en Andaluca en el ao
30, 5.400 fi ncas sumaban el 43,24%
de las tierras de Andaluca, y en los
aos 90, 5.980 fi ncas cuentan con
una superfi cie de correspondiente al
55,05% del total de tierras agrarias
que hay en Andaluca.
Estas declaraciones explican muy
grfi camente como la concentracin
de la tierra lejos de disminuir va
aumentando, dibujando una enorme
complejidad para las actividades
agropecuarias en un futuro. El pro-
ceso de urbanizacin avanza y como
consecuencia la emigracin rural
no cesa; el despoblamiento rural endeterminadas provincias y comarcas
es dramtico; el porcentaje de activos
agrcolas disminuye a cada estadstica
nueva que se publica; el nmero
de fi ncas agropecuarias es cada vez
menor y las que sobreviven cada vez
concentran ms cantidad de tierra y;
los y las jvenes que se incorporan a
la actividad agrcola son muy pocos
pues es casi imposible conseguir tierraagrcola por la fuerte presin especu-
lativa que existe sobre ella.
PCuando tengala tierraFormar conlos grillosUna orquestaDonde cantenlos que piensan
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PRIMERA IDEA. EL 10% DELAPOBLACINESPAOLAVIVEYGES-TIONAEL 80% DELTERRITORIO.
La poblacin rural espaola sigue
disminuyendo y ao tras ao las
stadsticas demogrfi cas muestran
a sangra de poblacin que vive el
medio rural. Las causas son diver-
as. En determinadas comarcas de
Andaluca, Extremadura o Galicia la
migracin sigue ligada a la falta de
oportunidades econmicas o laborales
de las familias. En otras zonas la emi-
gracin se contina concentrando en
a poblacin juvenil. En las comarcas
urales donde ya el ndice de despo-
blamiento es muy grave no existeasa de reposicin, y la mortalidad de
as personas ancianas unida a la falta
de nacimientos hace que la pobla-
in disminuya. Slo determinadas
omarcas agrarias, donde el desarrollo
ha sido intensivo en capital y mano
de obra, la poblacin aumenta incluso
on inmigrantes en busca de oportu-
nidades de empleo.
El mapa del despoblamiento en el
Estado espaol es grave. De un total
de 326 comarcas en las que se divide
el territorio del estado 138 concentran
el 90% de la poblacin. Por lo tanto,
el 10% del resto de la poblacin, es
decir en torno a 3.900.000 de per-
sonas se distribuye a lo largo de 188
comarcas. Todas estas comarcas tienen
una densidad de poblacin menor a
los 10 habitantes por Km2, indicador
que marca la Unin Europea como de
crtica recuperacin demogrfi ca.
Si analizamos los padrones de los
aos 2006 y 2009 vemos como salvo
en el tramo de municipios de menos
de 100 habitantes, la poblacin ha
disminuido perdiendo el medio rural
un total de 112.712 personas.
La poblacin rural adems deutilizar la tierra para la actividad
agropecuaria, vive dentro o alrede-
dor del 90% de los espacios naturales
protegidos. Los pueblos donde residen
estn rodeados de las masas forestales
ms importantes de Espaa, gestionan
montes y prados comunales o residen
al lado de lagos, lagunas y humedales
muy signifi cativos. Al mismo tiempo
pasean a la vera de ros y riachuelos y
en el territorio se concentra el 80% de
las especies silvestres protegidas.
sobre todo en aquellas de un tamao
medio. Adems el proceso de cierre
de una fi nca implica que n ormal-
mente tierras, cuotas y dems bienes
sean adquiridos por otra fi nca de la
zona. Tambin, con l as difi cultades
actuales, la sucesin en la propiedad
de la tierra por parte de la persona de
la familia que decide continuar con
la actividad lleva a la concentracin
de tierras que antes trabajaban varias
personas de la familia. Y, por ltimo
y muy importante, las polticas de
ayuda de la UE han favorecido esta
concentracin.
TERCERA IDEA. LAGRANPRO-PIEDADCONTINAACAPARANDO TIERRAEN ESPAA.
Una de las constataciones queapreciamos es que el proceso de
reconversin que ha vivido el sector
agropecuario espaol desde la entrada
en la Unin Europea se ha concen-
trado sobre todo en las explotaciones
de un tamao medio y medio
pequeo. El nmero de unidades
de produccin de un tamao muy
pequeo se han logrado mantener
porque la renta familiar se sustenta
en otras actividades complementarias.
Si analizamos el ltimo tramo con
ms detalle veramos que las fi ncas
que tienen ms de 1.000 Has de tierra
total, son poco ms de 5.000 explota-
ciones, un 03%, y manejan el 16% de
la superfi cie agraria til total del t erri-
torio espaol, destacando el hecho de
que apenas utilizan en muchos casos
el 50% de sus disponibilidades de
tierra.
Si llevamos estos datos sobre unmapa de comarcas (v. fi g.4) veremos
una imagen muy clara. En marrn
ocre sealamos aquellas comarcas
donde las explotaciones de ms de
1.000 Has superan el 50% de la tierra
total, en marrn claro aquellas comar-
cas donde estas explotaciones ocupan
entre un 30 y un 50%. En amarillo
cuando la gran explotacin se sita
entre el 20 y el 30%. En beige aque-
llas comarcas en las que ocupa entre
el 10 y 20% y los otros dos colores,
blanco y gris aquellas comarcas donde
es inferior al 10%.
De quin es la titularidad de estas
explotaciones mayores a mil hect-
reas? Destacan dos grupos. Por un
lado aquellas grandes explotaciones
propiedad de sociedades mercantiles
(excluidas cooperativas y sociedades
agrarias de transformacin) y por
otro, entidades pblicas como ayunta-mientos, institutos, empresas pblicas
y dems. Sealar cmo de la totalidad
SEGUNDA IDEA. DISMINUYEELNMERODEUNIDADESDEPRO-DUCCINAGROPECUARIAPEROALMISMOTIEMPOAUMENTAELTAMAODELASMISMASYLATIERRAQUEUTILIZAN.
Este proceso es constante desde
hace tres dcadas y tiene varias expli-
caciones. La crisis y endeudamiento
de las fi ncas agropecuarias se produce
Figura 1. Mapa del despoblamiento en Espaa. Nivel municipal.
Elaboracin propia a partir de los datos de INE.
Censo de Poblacin y Vivienda del ao 2009.
En verde los municipios con densidades de poblacin por debajo de los 10 habitantes por km2
y en amarillo los municipios con densidades inferiores a los 50 habitantes por km 2.
Figura 2. Evolucin del n mero de explotaciones con tierras,
de la superfi cie agraria utilizada y del nmero de parcelas.
Fuente: elaboracin propia a partir de datos del Censo Agrario hasta 1999
y Encuesta de explotaciones agrarias del ao 2007.
Figura 3. Clasi fi cacin de las fi ncas agrco las en funci n
de la cantidad de tierra que manejan.
Fuente: Elaboracin propia a partir del Censo Agrcola del ao 1999. INE.
La poblacinrural adems deutilizar la tierrapara la actividadagropecuaria,vive dentro oalrededor del 90%de los espaciosnaturales
protegidos.
Ao Explotacionesagrcolas contierras (miles)
Superfi cie agrcolautilizada (labrada)
(miles de ha)
Parcelas(miles)
1962 2.857 19.442 38.992
1972 2.514 19.488 27.027
1982 2.344 23.672 20.497
1989 2.264 24.767 18.433
1999 1.764 26.247 17.476
2007 1.029 33.162 19.430
Explotacionescon tierras
De 0,1a 1 Ha
De 1 a5 Ha
De 5 a20 Ha
De 20 a50 Ha
De 50 a100 Ha
De 100a 500Ha
Mayorde 500
Ha
TOTAL 1.764.456 455.424 643.128 403.109 137.010 58.994 54.872 11.919
PORCENTAJE 26% 36% 23% 8% 3% 3% 1%
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de tierra disponible por las entidades
pblicas, apenas el 20% es superfi cie
graria til, es decir, mayoritaria-
mente estamos hablando de tierra
orestal o monte.
CUARTAIDEA. LASSOCIEDADESMERCANTILESAUMENTANENLAACTIVIDADAGRCOLAYDOMINANLAGRANPROPIEDAD.
En los ltimos 10 aos el nmero
de sociedades no cooperativas pro-
pietarias de fi ncas agrcolas se ha
duplicado y van acumulando un
porcentaje importante de tierra agr-
ola. No tenemos en este momento
odava datos reveladores de que
groindustrias o grandes empresas
agroalimentarias se estn haciendo
con un verdadero imperio. Sabemos
que grupos empresariales como Ebro,
Siro, Gulln o Pascual acumulan cada
una de ellas ms de 10.000 Has de
tierra.
En el siguiente mapa (v. fi g.6 )
podemos ver a nivel comarcal el por-
centaje de tierra propiedad de socie-
dades mercantiles y de esta manera
comprobar cmo en determinadas
zonas el perfi l del agricultor/a ya ha
cambiado de forma radical. En verde
oscuro se muestran las comarcas en
las cuales el porcentaje de superfi cie
propiedad de las empresas es inferior
al 1%, en verde claro entre el 1 y el
2,5%, en amarillo claro hasta el 5%,
en naranja hasta 7,5%, en rosa hasta
10%, en rojo hasta 15%, en granate
hasta el 25% y fi nalmente, en color
vino, las comarcas que superan este
porcentaje. En total existen 16 comar-
cas en las cuales se supera este valor.
Es en la zona norte (Galicia,
Asturias, Cornisa Cantabria y Norte
de Castilla y Len) es donde existe
una menor infl uencia de las empre-
sas, en contraposicin con la zona
sur, donde salvo en algunas comarcas
de Andaluca oriental, se supera el
10% de la su perfi cie en manos de las
empresas. Hay una si gnifi cativa pre-
sencia de empresas en la zona de agri-
cultura ms intensiva, as como en
las mesetas. De hecho, de las diecisis
SOCIEDADES MERCANTILES ENTIDADES PBLICAS
N fi ncas ST (Has) SAU (Has) N fi ncas ST (Has) SAU (Has)
De 200 a300 Has
902 220.905 164.706 1.243 304.149 76.103
De 300 a500 Has
1.043 398.577 282. 380 1.432 555.910 151. 041
De 500 a1.000 Has
1.170 806 .650 522.827 1 .817 1 .292 .537 341.300
Ms de1.000 Has
788 1.581.118 820.293 2.718 8.044.546 1.942.103 *Discriminacin estadstica
En la elaboracin de este artculo se ha apreciado lo complicado que es obtener informacin desagregadapor sexo. sta falta de informacin es una reivindicacin histrica y muy actual de los movimientos rurales
feministas, pues impide que se pueda dar visibilidad a la presencia de las mujeres. En qu modelos ytamao de tierras estn trabajando? Tienen acceso o no a la propiedad? En qu territorios y por qu?
comarcas en las que se supera el 25%,
diez son andaluzas y estn repartidas
bsicamente entre las provincias de
Sevilla, Huelva y Cdiz.
QUINTA IDEA. ELPRECIODELATIERRAAGRCOLAALEJALAPOSIBI-LIDADDEINSTALACINDEPEQUE-OSAGRICULTORESYAGRICULTORASYFACILITALAESPECULACIN.
Una de las limitaciones ms fuer-
tes de acceso a la tierra es la propia
naturaleza jurdica de la tierra. El
hecho de que la tierra haya terminado
siendo tratada como un autntico
bien privado, fuera de toda regula-
cin pblica y al margen de cualquier
objetivo de inters social (salvo el de
las supuestas infraestructuras para el
bien comn) determina que su mer-cantilizacin haya sido absoluta.
La tendencia general de creci-
miento de los precios de la tierra es
clara. Desde 1993 hasta 2008 se ha
acumulado una tasa media de creci-
miento anual del 5,6%. Sin embargo
en el ao 2008 se acus un primer
descenso que se consolid en el ao
2009. Los precios de la tierra han
bajado en 2009, el 4,6% en trminos
nominales. La crisis generalizada, que
ha tenido un impacto muy fuerte
sobre los bienes inmuebles tanto
edifi caciones como suelo, afectando
claramente tambin a la tierra rstica,
as como un aumento de la oferta (se
increment en el ao 2009 un 39%
sobre la existente en el ao 2008)
son las explicaciones de la bajada de
precios. El precio medio nacional por
Has de tierra agrcola se sita en los10.485 euros.
CONCLUSIN.La mercantilizacin de la tierra
est en la base de las desigualdades
sociales en el medio rural, y entre este
y el medio urbano. Es necesaria una
recalifi cacin de la naturaleza jurdica
de la tierra que haga de sta, y de
su uso agrcola campesino, un bien
pblico. Desde esta base deben desa-
rrollarse polticas regulatorias sobre
la tierra que faciliten, por ejemplo, el
acceso de jvenes o grupos interesa-
dos en ella para repoblar el campo, as
como defi na criterios de u so sociales
y/o ambientales. En defi nitiva en
el estado espaol es necesaria una
Reforma Agraria integral, justa y
sostenible.
Fernando Fernndez Such.
Agricultor y miembrodel Consejo Editor.
Figura 5. Titularidad de las explotaciones con ms de 1.ooo Has de tierra.
Fuente: Elaboracin propia a partir de los datos del Censo Agrario del ao 1999.
Es necesariauna recalifi cacinde la naturalezajurdica de latierra que hagade sta, y desu uso agrcolacampesino, unbien pblico.
Figura 4. Clasifi cacin de las provinci as segn el tamao medio
de las explotacion es con tierras que poseen ms super fi cie.
Fuente: Elaboracin propia a partir de datos del INE. Censo Agrario. 1999.
Figura 6. Porcentaje de superfi cie propied ad de las sociedades mercanti les.
Fuente: elaboracin propia a partir de datos del
Censo Agrario del ao 2009.
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INTRODUCCIN.
Algo huele mal en la cadena alimentaria imperantey el hedor viene del monumental desequilibrio depoder existente en ella. Esto es un hecho con-rastado: los sindicatos agrarios lo denuncian y prueban
un da s y otro tambin; el Observatorio de precios del
Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino
MARM) ofrece datos claros; y a nivel europeo existen dos
omunicaciones de la Comisin que van en ese sentido
y que realizan algunas recomendaciones interesantes.
Adems tambin lo constata el grupo de trabajo espec-
fi co para el caso de la leche de la Comisin Europea y,fi nalmente, por si fa ltara algo ms, el Relator de NNUU
para el Derecho a la Alimentacin ha expresado recien-
emente su preocupacin por este hecho y ha propuesto
medidas correctoras. Pero el hecho contina inmutable:
quien posea los recursos productivos (o quien tenga poder
de coaccin sobre quien los controla) es quien moldea
l modelo de produccin en funcin de sus intereses. Es
decir, que la clave est en el control de lo necesario para
producir y/o distribuir los alimentos.
ALGUNOSSINTOMASDELMALFUNCIONAMIENTO.Durante 20082009, en plena crisis de los precios
limentarios, si bien inicialmente algunos precios agr-
olas incrementaron su precio, a los pocos meses y como
corresponde a un buen ciclo especulativo, stos cayeron a
peso. Entonces se vio con nitidez que mientras los precios
que perciban la agricultura se desplomaban, los que paga-
ban los/as consumidores/as seguan subiendo o permane-
can estables durante mucho tiempo.
Eso hizo saltar algunas alarmas europeas (otras lle-
van aos sonando en el desierto) y fue el inicio de las
dos comunicaciones de la Comisin antes mencionadas.
En ellas se dice que hay algo que no funciona bien en la
cadena agroalimentaria europea, que ese mal funciona-
miento es malo para el consumo y desastroso para la agri-
cultura. Veamos algunos signos del mal funcionamientode las cadenas alimentarias imperantes:
En Europa, el subsector de la produccin repre-
senta aproximadamente el 11% de las ventas totales
del sector agroalimentario pero en cambio soporta
entre un 2030% de todos sus costes. Algunos
casos son especialmente drsticos: en Espaa segn
el sindicato agrario COAG, el 60% del benefi cio
del precio fi nal del producto s e queda en la gran
distribucin, mientras que el sector agrario lleva
acarreando prdidas durante aos. Un caso claro
es el de la leche donde la ganadera lechera pierde
dinero, la distribucin se queda, al menos, con un
60% del benefi cio de la vent a de un litro de leche
(pudiendo llegar a ser del 90%) y la industria lctea
con el resto (10%40%).
Otra manera de mirar la misma cosa es observar
el diferencial de precios de origen (campo) a destino
(mesa), as los precios en origen de los alimentos
han llegado a multiplicarse hasta por once en des-
tino, existiendo una diferencia media de 390% entre
el precio en o rigen y el fi nal.
Las 6 primeras empresas del sector agroalimen-
tario en el Estado tienen unas ventas iguales alpresupuesto del MARM.
La desaparicin de la ganadera familiar (y
ltimamente la no familiar tambin) no deja lugar
a dudas. En el estado espaol en los ltimos 50
aos se han perdido 112 explotaciones al da, pero
la intensidad de la extincin se ha incrementado
ltimamente y en los ltimos 8 aos son 255 las
prdidas al da.
NCLEOSDEPODERENLACADENADEALIMENTOSDEORIGENANIMAL.
Para intentar cambiar esta realidad puede tener inters
determinar primero quen controla realmente la cadena
agroalimentaria, luego sus mecanismos de dominacin
y fi nalmente elaborar la propuest a correctora y luchar
por ella. Este texto trata de la primera parte. La ganade-
ra familiar se encuentra desde hace aos atada de pies y
manos. De pies porque aquello que necesitan para produ-
cir leche, huevos o carne les viene dado y condicionado
por la industria de la gentica animal y de los piensos,
especialmente. De manos porque cuando van a vender su
producto deben aceptar las condiciones y precios que les
impone la industria alimentaria y la gran distribucin.
Ncleos de dominacin
Uno de los datos ms reveladores para analizar el
grado de dominacin o el desequilibrio de poder en la
cadena agroalimentaria, es el share o porcentaje de control
de una empresa o grupo de empresas sobre un elemento
de la cadena. Es el share de la empresa ms que el tamao
total de st a el que defi ne el poder sobre ese eslabn. En el
caso de la ganadera los eslabones clave son la gentica, los
piensos y la venta del alimento a las fases siguientes de la
cadena. En las lneas que siguen nos centramos en los dosprimeros, las ataduras de los pies de la ganadera, como
antes sealbamos.
ELANIMALPIENSO.Es importante resaltar que estos dos elementos, gen-
tica y piensos, no funcionan aisladamente, se coordinan.
Los animales son en realidad animalespienso (animales
que responden al pienso) y el pienso es piensoanimal
(pienso pensado para esos animales).
Gentica animal: La mano que mece la cuna.
Quien ms quien menos ha odo hablar del oligopolio
de las semillas y lo inaceptable que supone la privatizacin
de la vida (y de las semillas depende la nuestra). Menos
La desaparicin dela ganadera familiar(y ltimamente la nofamiliar tambin) nodeja lugar a dudas. Enel estado espaol enlos ltimos 50 aosse han perdido 112explotaciones al da,
pero la intensidadde la extincin seha incrementadoltimamente y en losltimos 8 aos son 255las perdidas al da.
La mano que
mece la cuna
Este texto analiza el desequilibrio de poder en la cadena alimentaria centrndose en
dos elementos clave de la ganadera intensiva: la gentica y los piensos. Se hace, ade-
ms, un esbozo de la importancia de estos tipos de actores en la gobernanza interna
de la cadena sealando su vinculacin con la especulacin alimentaria.
ENPIEDEESPIGA
Ferrn Garca
es la mano que domina el mundo.
25EN PIE DE ESPIGA / SABC / ENERO 2011 / NM.4
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onocida resulta la situacin en el caso de los animales
de los que obtenemos alimentos. La industrializacin
ganadera se basa, como inputs claves, en animales gen-icamente seleccionados y en pienso. Esos animales son
propiedad privada y estn producidos, comercializados
y controlados a nivel mundial por no ms de 10 empre-
as. Cuatro empresas para el porcino (carne), cinco para
l bovino (leche y carne) y cuatro para las aves (carne y
huevos). Ellas son la mano que mece la cuna, en sentido
iteral, y a diferencia de otros sectores la mayor parte de
llas son de capital europeo. Algunas de estas empresas se
epiten en cada subsector.
Las dos mayores empresas de gentica animal del
mundo son Genus y Hendrix. De qu grado de poder
stamos hablando? Pues considerable: veamos, la mitad
de los huevos industriales del mundo los ponen aves
Hendrix. Tambin uno de cada dos pavos que se producen
industrialmente en el mundo lleva el DNI de Hendrix en
el pco. En Espaa Hendrix (a travs de s u fi lial Hypor)
es propietaria de la gentica de 1 de cada 4 cerdos. Pero el
rey indiscutible de la gentica animal es Genus, lder mun-
dial en porcino y bovino (leche y carne). En porcino, 1
de cada 3 cerdos de Norteamrica (el principal productor
mundial despus de China) y uno de cada 10 en Europa
son made in Genus. Por lo que se refi ere a su divisi n
bovina (ABS) vende anualmente 10 millones de dosis
seminales, con las cuales podra inseminar a la mitad de
las vacas lecheras europeas y a 15 veces las vacas lecheras
del estado espaol.
Estas empresas suministran el material sobre el que
se edifi ca la leche, los hu evos o la ca rne industrial, a ese
material se le aade el pienso.
Piensos: la tela de araa.
Los piensos son el principal coste econmico de las
ganaderas llegando a representar hasta el 7080% en el
caso del porcino o la avicultura industrial. Son, por tanto,
un factor clave en la rentabilidad monetaria de su pro-
duccin, adems, su relacin directa con los complejos
de cereales y soja a nivel mundial, as como la enorme
infl uencia de la economa especulati va en la creacin de
los precios de sus materias primas, hacen de este recurso
un ariete primordial del agronegocio. Una sola empresa
(Nutreco) controla casi el 20% del pienso que se produce
en el estado espaol Las cuatro principales empresas,
Nutreco, Guissona, Vall Companys y Coren, controlan el
35% del mercado de piensos
De todas maneras, aunque esas empresas compran los
componentes del pienso y los mezclan, en realidad la llave
de la alimentacin animal est an ms concentrada y
transnacionalizada. En el estado espaol los dos principa-
les componentes del pienso (cereales y soja) son contro-
lados por Cargill y Bunge. En Europa esas dos empresas
ms ADM controlan el 80% de la soja que entra en el
continente. Ese grado de concentracin tambin existe anivel mundial, bsicamente dos actores, Cargill y ADM,
controlan el sector de los cereales en el mundo (ms del
70% del mercado entre los dos), y las 4 grandes, Cargill,
ADM, Bunge y Dreyfus, dominan el de oleaginosas (soja).
En la logstica para la exportacin de los granos, 4 empre-
sas tienen las riendas del 60% (Cargill, Cenex Harvest
States, ADM, General Mills).
Esta tela de araa que captura tanto negocio se cons-
truy promoviendo que la ganadera se basara en los pien-
sos industriales, creando lneas genticas de animales que
respondieran a esos piensos e integrando internamente lo
ms posible toda la cadena. Donde vemos una pechuga de
pollo tenemos que empezar a ver a Cargill, donde vemos
un huevo tenemos que empezar a ver a ADM, Una
chuleta de cerdo? Los mercados de futuros de la bolsa de
Chicago. Un huevo frito? A Hendrix. Un caf con leche?
Adems de Lactalis y Nestl, pensemos en Bunge.
Pero hay una dimensin trascendental que forma parte
de este complejo y no del de otros que tambin inciden en
la cadena alimentaria: la especulacin fi nanciera. Los pre-
cios y cantidades del cereal y la soja que se ponen en circu-
lacin, as como sus condiciones, se deciden en la bolsa
(el mercado CME de Chicago, unin del a ntiguo Chicago
Mercantile Exchange y del Chicago Board of Trade, es
el ms importante en el sector), y con ellos se juega en el
sentido ms descarnado de la palabra. Por ejemplo, para
un producto bsico como el trigo, los fondos de inver-
sin fi nancieros controlan entre el 50% y el 60% del trigo
comercializado en los ms grandes mercados mundiales.
adems del animal, el pienso y la asistencia tcnica y vete-
rinaria. El/la granjero/a integrado pone la granja donde
todas las faenas que requiere el engorde y percibe de la
integradora un pago por sus servicios. El resultado en tr-
minos de poder de la integracin es la prdida de control
sobre los recursos productivos por parte del ganadero/a
y por tanto nula capacidad de incidir en la cadena agroali-
mentaria. Es en realidad un asalariado de la gran empresa
de piensos, del matadero o de la industria alimentaria.
Podemos encontrar interesantes anlisis de la historia y
los porqus de la integracin en numerosos estudios, pero
lo que nos interesa remarcar aqu es que este proceso fue
introducido a partir de los aos 50 en el estado espaol
primeramente con el complejo mazsojaave procedente
de Estados Unidos y un poco ms tarde con el complejo
Dondevemos unapechugade pollotenemos queempezar aver a Cargill,donde vemosun huevotenemos queempezar a
ver a ADM.
cerealsojacerdo. As inicialmente las grandes empresas
estadounidenses de granos y gentica animal lanzaron
en paracadas el modelo integrador sobre un suelo fr-
til, y este no ha hecho otra cosa que crecer y expandirse.
Actualmente se han unido a la dominacin de la integra-
cin, los mataderos y algunas industrias alimentarias, y
an ms recientemente la reina de toda dominacin: la
distribucin moderna que a veces realiza contratos de
integracin pero que tiene sus propios mecanismos de
poder.
El modelo ganadero industrial actual, por tanto, tiene
INTEGRANDOQUEESGERUNDIO.Pero hemos dicho que adems que la produccin
ganadera industrial tiende a integrarse y coordinarse
internamente todo lo posible. En el Estado espaol la prc-
tica totalidad de la produccin estatal de huevos y carne
de pollo y cerdo se encuentra integrada. Las empresas
integradoras son, en general, fbricas de piensos o actores
que tienen la fabricacin de piensos como un eje clave de
su negocio. En el modelo espaol la integracin consiste
en que la empresa integradora suele contratar el cebo del
pollo o cerdo con un/a granjero/a a quien suministra,
Fazenda Finca, Guaiba-RS. 20.01.2008. Eduardo Seidl
Crianas e educadores so obrigados a ter aula a cu aberto, depois que Brigada Militarderrubou barraco improvisado para a Escola Itinerante no acampamento da Fazenda Nen,
Nova Santa Rita-RS. 05.06.2007. Eduardo Seidl.
SABC / ENERO 2011 / NM.4 / EN PIE DE ESPIGA26 27EN PIE DE ESPIGA / SABC / ENERO 2011 / NM.4
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*
GRAIN
Informe del Relator especial de las NNUU sobre el derecho a la alimentacinwww.srfood.org/images/stories/pdf/otherdocuments/20101201_briefingnote03_en.pdfLivestock genetics companies. Concentration and proprietary strategies of an emergingpower in the global food economy. Susanne Gura (2007). www.pastoralpeoples.org/gura_livestock_genetics.htmFood, Inc. Corporate concentration from