Sentido del positivismo latinoamericanoinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía...

5
Ángel José Cappelletti Sentido del positivismo latinoamericano In Memoriam Ángel José Cappelletti murió el 24 de no- viembre de 1995 en Rosario (Argentina), su ciu- dad natal. Después de terminar su doctorado en la Universidad de Buenos Aires en 1954 empezó como profesor de filosofía y lenguas en las uni- versidades del Litoral y Cuyo (Argentina) y Montevideo (Uruguay). En 1969 se trasladó a Venezuela, donde fue profesor en la Universidad Simón Bolívar hasta pensionarse en 1988. Coor- dinó allí los estudios de Posgrado en Filosofía y en varias ocasiones fue Jefe del Departamento; posteriormente colaboró en el Posgrado de Filo- sofía en la Universidad de Los Andes. Sus ensa- yos aparecieron regularmente en la Revista Ve- nezolana de Filosofía desde su inicio. Uno de sus últimos libros Positivismo y evolucionismo en Venezuela recibió el Premio Nacional de Ensayo en ese país; también en ese país fue honrado con la orden Andrés Bello. Ángel José Cappelletti tuvo mucha relación con la Universidad de Costa Rica, en particular con la Revista de Filosofía, en la que aparecieron varios de sus artículos, y con el Programa de Pos- grado en Filosofía, en el que impartió un curso en 1991 acompañado de charlas al público y de acti- vidades con el Grupo de Lógica. Aceptó ser miembro del Consejo Académico del Instituto de Investigaciones Filosóficas. Escritor incansable, su bibliografía completa llena muchas páginas. Mencionamos algunos de sus libros: - Ensayo sobre los atomistas griegos ( Caracas: Sociedad Venezolana de Ciencias Humanas, 1979) - Lafilosofía de Anaxágoras (Caracas: Sociedad Venezolana de Filosofía, 1984) - Lucrecio: la filosofía como liberación (Cara- cas: Monte Ávila Editores, 1987) - Protágoras: Naturaleza y Cultura (Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la His- toria 1987) - Las teorías del sueño en la filosofía antigua (México: Fondo de Cultura Económica, 1989) - Hechos y figuras del anarquismo hispanoame- ricano (Móstoles, España: Ediciones Madre' Tierra, 1990) - La Estética Griega (Mérida: Universidad de los Andes, 1991) - Introducción a la edición en español de la obra de P. Kropotkin El apoyo mutuo, factor de la evolución (Móstoles, España: Ediciones Madre Tierra) Poco antes de morir Cappelletti envió a la Re- vista el artículo que ahora se publica. titulado "Sentido del positivismo latinoamericano". Que su publicación tardía en Costa Rica sirva de hu- milde homenaje a un insigne trabajador en el cam- po de la filosofía, cuyos numerosos amigos y co- nocidos en Costa Rica siempre lo recordaremos con aprecio y con admiración. Luis A. Camacho N. Rev. Filosofia Univ. Costa Rica, XXXV (85),77-81,1997

Transcript of Sentido del positivismo latinoamericanoinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía...

Page 1: Sentido del positivismo latinoamericanoinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía UCR/Vol.XXXV/No. 85/Sentido del...desarrollado también una Iglesia positivista (Mi-guel Lemas,

Ángel José Cappelletti

Sentido del positivismo latinoamericano

In Memoriam

Ángel José Cappelletti murió el 24 de no-viembre de 1995 en Rosario (Argentina), su ciu-dad natal. Después de terminar su doctorado enla Universidad de Buenos Aires en 1954 empezócomo profesor de filosofía y lenguas en las uni-versidades del Litoral y Cuyo (Argentina) yMontevideo (Uruguay). En 1969 se trasladó aVenezuela, donde fue profesor en la UniversidadSimón Bolívar hasta pensionarse en 1988. Coor-dinó allí los estudios de Posgrado en Filosofía yen varias ocasiones fue Jefe del Departamento;posteriormente colaboró en el Posgrado de Filo-sofía en la Universidad de Los Andes. Sus ensa-yos aparecieron regularmente en la Revista Ve-nezolana de Filosofía desde su inicio. Uno de susúltimos libros Positivismo y evolucionismo enVenezuela recibió el Premio Nacional de Ensayoen ese país; también en ese país fue honrado conla orden Andrés Bello.

Ángel José Cappelletti tuvo mucha relacióncon la Universidad de Costa Rica, en particularcon la Revista de Filosofía, en la que aparecieronvarios de sus artículos, y con el Programa de Pos-grado en Filosofía, en el que impartió un curso en1991 acompañado de charlas al público y de acti-vidades con el Grupo de Lógica. Aceptó sermiembro del Consejo Académico del Instituto deInvestigaciones Filosóficas.

Escritor incansable, su bibliografía completallena muchas páginas. Mencionamos algunos desus libros:

- Ensayo sobre los atomistas griegos ( Caracas:Sociedad Venezolana de Ciencias Humanas,1979)

- La filosofía de Anaxágoras (Caracas: SociedadVenezolana de Filosofía, 1984)

- Lucrecio: la filosofía como liberación (Cara-cas: Monte Ávila Editores, 1987)

- Protágoras: Naturaleza y Cultura (Caracas:Biblioteca de la Academia Nacional de la His-toria 1987)

- Las teorías del sueño en la filosofía antigua(México: Fondo de Cultura Económica, 1989)

- Hechos y figuras del anarquismo hispanoame-ricano (Móstoles, España: Ediciones Madre'Tierra, 1990)

- La Estética Griega (Mérida: Universidad delos Andes, 1991)

- Introducción a la edición en español de la obrade P. Kropotkin El apoyo mutuo, factor de laevolución (Móstoles, España: Ediciones MadreTierra)

Poco antes de morir Cappelletti envió a la Re-vista el artículo que ahora se publica. titulado"Sentido del positivismo latinoamericano". Quesu publicación tardía en Costa Rica sirva de hu-milde homenaje a un insigne trabajador en el cam-po de la filosofía, cuyos numerosos amigos y co-nocidos en Costa Rica siempre lo recordaremoscon aprecio y con admiración.

Luis A. Camacho N.

Rev. Filosofia Univ. Costa Rica, XXXV (85),77-81,1997

Page 2: Sentido del positivismo latinoamericanoinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía UCR/Vol.XXXV/No. 85/Sentido del...desarrollado también una Iglesia positivista (Mi-guel Lemas,

Por una parte, los positivistas pretenden cance-lar el orden esclavista y feudal vigente en los paí-ses colonizados por España y Portugal, así comola monarquía absoluta y el dominio cultural de laIglesia católica. Por otra parte, sin embargo, conno menos vigor y empeño, desean impedir que elliberalismo se transforme en democracia; que lamonarquía absoluta sea sustituida por una repúbli-ca popular; que a la esclavitud y al feudalismo lesucedan el ascenso de las clases inferiores y de lasrazas no europeas y, eventualmente, una sociedadsin clases.

Los positivistas latinoamericanos son liberalespero fuertemente anti-jacobinos; son republicanospero no demócratas. Su ideal político sigue siendola sociocracia, donde el poder, como en la Repú-blica de Platón, corresponde a los sabios y, de nin-guna manera, al pueblo en su conjunto. Su visiónde la sociedad futura está dominada por la idea dela emancipación mental: se trata de liberar al es-clavo, al siervo y al trabajador por el saber, es de-cir, por la ciencia, sustituyendo las viejas creen-cias religiosas por una cosmovisión científica y, almismo tiempo, de sustraerlo a las ilusiones "meta-físicas" del liberalismo radical y del socialismo.

"El positivista latinoamericano -dice Zea- seconsidera continuador de la acción que para ponerfin al coloniaje ha realizado el liberalismo. Lospositivistas son, también liberales, pero realistas.La libertad no puede confundirse con la anar-quía."

"Anarquía" quiere decir, sin duda, "democracia"y, sobre todo, "democracia directa" y "socialismo".

Pero éstos, según los positivistas, no se funda-ban en la ciencia sino en la utopía. Por eso, no po-dían tener éxito en las nuevas repúblicas. Era pre-ciso, pues, fundar la independencia nacional sobresólidos fundamentos científicos, para sustraerla ala "anarquía".

Luis Pereira Barreto, en la "Carta Prefacio" desu obra Las tres filosofías, publicada en 1874, di-ce: "Los conflictos que los libres pensadores pre-tenden resolver resurgirán inevitablemente, y qui-zás más terribles, después de la división, si no pro-tegemos a la sociedad desde este mismo momentomediante las convicciones inquebrantables queemanan de las ciencias positivas. La divulgaciónde las verdades científicas es el único dique eficazcontra la ola del "ultramontanismo" ... Por otraparte, todos confiesan abiertamente que hasta elmomento ha sido imposible la existencia de unapolítica especialmente popular; aprovechamos,

78 ÁNGEL J. CAPPELLETTI

Summary: In Latin America, Positivism hasan ambivalent socio-political meaning. On onehand, it is an ideological instrument in the strug-gle both against the hispanic-catholic culture ofcolonial times, and the vestiges of feudalismo Onthe other, by means of science exaltation, up to thelevel of a new religion, it serves both as the ba-rrier which avoids to the autochthonous massesaccess to political power, and it is the key for thepower of the new criolla bourgeoisie.

Resumen: El positivismo tiene en América La-tina un sentido socio-político ambivalente. Poruna parte es un instrumento ideológico en la lu-cha contra la cultura hispano-católica de la Colo-nia y contra los remanentes del feudalismo. Porotra, sirve, mediante la exaltación de la ciencia,elevada casi al rango de nueva religión, para evi-tar el acceso al poder de las masas autóctonas ypara asegurar el dominio de las nuevas burgue-sías criollas.

Durante el medio siglo que transcurre entre elcomienzo de la guerra franco-prusiana y el finalde la primera guerra mundial, el pensamiento lati-noamericano se desarrolla bajo el signo dominantedel positivismo.

Esto no significa, sin embargo, que en dichoperíodo haya habido una básica unidad filosóficaen el mismo grado en que la hubo durante el pe-ríodo colonial, dominado por la Escolástica. Enésta se dieron, sin duda, escuelas diferentes (to-mismo, escotismo, suarismo, etc.), pero la unidadbásica estaba salvaguardada por la adhesión inex-cusable a la cosmovisión católica y al dogma ecle-siástico. El sentido social y político de la Escolás-tica era claro y consistía en asegurar en las colo-nias españolas y portuguesas el régimen de castasy la fidelidad a la monarquía absoluta.

En la filosofía positivista la unidad básica ape-nas estaba fundada en factores negativos: el re-chazo de la teología y de la metafísica. Pero aúnesto no resultaba enteramente claro, puesto quetampoco 10 era el significado de los términos"teología" y "metafísica". De hecho, el propioComte intenta fundar una nueva teología (y unanueva Iglesia), mientras algunos de sus descen-dientes intelectuales reinstalan nuevas formas demetafísica. Por eso, no puede extrañar que el sig-nificado social y político del positivismo resulteambivalente.

Page 3: Sentido del positivismo latinoamericanoinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía UCR/Vol.XXXV/No. 85/Sentido del...desarrollado también una Iglesia positivista (Mi-guel Lemas,

POSITIVISMO LATINOAMERICANO 79

pues, esta oportunidad para demostrar de maneraconcreta que la nueva filosofía es la única capazde constituirla a cabalidad. No venimos a pertur-bar el orden, sino a ocupar un lugar impreciso de-bido a la extinción gradual y normal de las anti-guas creencias. Vemos el organismo social comoa un gran enfermo, al cual le hemos aplicado todaclase de terapias, de medicamentos empíricos yracionales, de analgésicos y fortificantes, de palia-tivos e intempestivos, y, ya que el mal continúa,nos preguntamos si no será ya el tiempo de susti-tuir el empirismo y el racionalismo por el punto devista puramente naturalista, tal como lo está ha-ciendo con buenos resultados la medicina moder-na o científica. En otras palabras, agotados todoslos recursos, gastados todos los engranajes de unmecanismo que casi durante un siglo han hechooscilar constantemente la sociedad entre la teolo-gía, que lleva al retroceso para salvar el orden, ylas invasiones metafísicas, cada vez más impor-tantes y que en el frenético afán del progreso so-brepasan fatalmente el objetivo hasta conducimosa la anarquía, ¿qué haremos?". Y sintetizando, po-co más adelante, añade Pereira Barreta: "A nues-tro modo de ver, el mayor mal que hoy amenaza lasociedad consiste en los intentos prematuros de re-construcción política basada en una confusión em-pírica, cuando en realidad la urgencia de los recla-mos populares indica terminantemente, como pri-mer paso, la reconstrucción espiritual basada en laciencia demostrable".

Las ciencias de la naturaleza debían cultivarse,para los positivistas, por la necesidad de desarro-llar la técnica y por la enorme eficiencia que ha-bían demostrado al aplicarse a la industria, a laagricultura, a la salud, a la educación, etc. Perodebían cultivarse, sobre todo, en cuanto consti-tuían el único sólido fundamento de una concep-ción del mundo, del hombre y de la sociedad.

Dicha concepción "positiva" del mundo y de lasociedad, tenía que contener el desenfrenado espí-ritu crítico (de la metafísica o de la dialéctica) querepresentaba una concepción "negativa", y desem-bocaba en la "anarquía" y en el socialismo. Pero,al mismo tiempo, debía barrer con los restos de lateología y de la Escolástica, que sustentaban aúnel viejo orden esclavista y feudal, no mediante unacrítica dialéctica (como la ejercida por los "meta-físicos" racionalistas o empiristas) sino "positiva-mente", presentando un cuerpo de sólidos conoci-mientos "científicos". La ciencia adquiere así elcarácter de una nueva "revelación", cuyas conclu-

siones tienen la solidez y el carácter inapelable deldogma. No debe sorprender, pues, que tal "cienti-ficismo" desemboque muchas veces en una nuevametafísica, como el monismo materialista de Ra-zetti o el monismo espiritualista de Villavicencio,en Venezuela, o como la metafísica inductiva deIngenieros, en la Argentina. Pero, sobre todo, nodebe sorprender que en Brasil y en Chile se hayadesarrollado también una Iglesia positivista (Mi-guel Lemas, Jorge Lagarrigue, etc.)

De tal manera, el positivismo se convierte en laideología de una burguesía en formación y en as-censo, que pretende liquidar los restos del feuda-lismo y de la cultura colonial ibérica y, al mismotiempo, impedir el acceso al poder de las grandesmasas populares, es decir, de los campesinos, losartesanos y del incipiente proletariado industrial.

Su tarea consiste en destruir la jerarquía socialvigente durante tres siglos de coloniaje y la cultu-ra católica peninsular que era inherente a dicho or-den social, pero no sin impedir el advenimiento deun nuevo orden democrático y socialista. Se tratade combatir el pasado aristocrático conjurando si-multáneamente el amenazador fantasma de un fu-turo proletario y popular.

En efecto, nada más eficaz que la ciencia paraponer de relieve los ilusorios fundamentos del de-recho divino de los reyes y de la mitología nobi-liaria y para demostrar, sobre todo a partir delevolucionismo y las leyes de la herencia, la nece-sidad (y la justicia) de la supervivencia del másapto y de la raza mejor dotada.

La espada de doble filo de la filosofía positivis-ta sirve a la nueva burguesía latinoamericana tantopara atacar los remanentes del pasado (aristocra-cia) como para conjuntar los peligros del futuro(proletariado). Con ella combate simultáneamentela monarquía y la anarquía, la Iglesia católica y laInternacional obrera.' Se trata de propiciar la evo-lución (científica) y de evitar la revolución (meta-física).

El uruguayo Martín C. Martínez, en un artículotitulado "Influencia del dogmatismo espiritualistaen los problemas políticos", publicado en 1885, enlos Anales del Ateneo de Montevideo, considerapor eso que las únicas dos democracias sudameri-canas exitosas son las de Brasil y Chile, dondeprimaron principios conservadores.

"El imperio se lo debe a su intuición monárqui-ca, a la sabiduría con que D. Pedro I dirigió laevolución de la independencia, sólo comparable ala sabiduría con que su sucesor se ha manejado en

Page 4: Sentido del positivismo latinoamericanoinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía UCR/Vol.XXXV/No. 85/Sentido del...desarrollado también una Iglesia positivista (Mi-guel Lemas,

80 ÁNGEL J. CAPPELLETTI

medio del embate de los grandes partidos que divi-den al país; y principalmente a que no hubo, comolo acabo de decir, revolución sino evolución de laindependencia, lo que impidió la formación delcaudillaje o del militarismo, y dio siempre en elgobierno imperial participación preeminente a laclase civil. Chile se lo debe al partido pelucón, for-mado casi todo de elementos católicos, que apenasbebieron en las fuentes agitadas de los pensadoresracionalistas. Ese partido, al formular la constitu-ción del año 33, se apartó de los entusiasmos libe-ralescos y estableció el sufragio restringido, la re-novación poco frecuente de los poderes políticos,la presidencia nominalmente renovable cada cincoaños, pero en realidad sólo renovable cada diez,pues se permitía la reelección, y Prieto y Bulnesfueron ambos reelectos; y, lo que vale más que for-mular Constituciones, consagró toda su energía aconsolidar esos principios conservadores".

Esto, según el positivista uruguayo, ha dependi-do de la diversidad de los criterios filosóficos:Uruguay y Venezuela son para él frutos del racio-nalismo y la metafísica, que llenan las mentes" defantasmagorías y de ilusiones", por su democratis-mo extremado y nivelador; Brasil y Chile preanun-cian el positivismo, basado en la ciencia. "Por esohe esperado mucho del nuevo giro impreso al pen-samiento público por la filosofía positiva y he di-cho, hace ya años, que la política que de ella se de-rive con la fe de que las instituciones se elaboranlentamente, operará un saludable progreso en nues-tros partidos de principios, atemperando las espe-ranzas exageradas y los desencantos prematuros".

El carácter ambivalente del positivismo lati-noamericano hace que, en ciertos momentos y endeterminados países, aparezca su faz "progresis-ta", y en otros su faz "conservadora". Así, porejemplo, aparece como fuerza modernizante allídonde la esclavitud no ha sido aún abolida, comoen Brasil, o donde existe en forma larvada, aunquelegalmente haya sido suprimida, como en Colom-bia, Perú o Venezuela. También en circunstanciasen que se lucha por la enseñanza pública y laica,como en Argentina y Uruguay; en que se trata desustituir la monarquía por la república, como enBrasil; en que se trata de intercomunicar las regio-nes de un país y de dotarlo de ciertos servicios pú-blicos y obras de infraestructura, como en Argen-tina y Venezuela durante las tres últimas décadasdel siglo XIX.

Por el contrario, aparece como fuerza conser-vadora y aun reaccionaria, allí donde el pueblo,

tras las guerras de la independencia, se esfuerza,más o menos conscientemente, por convertir enrealidades concretas los ideales de libertad e igual-dad proclamados durante aquellas guerras. Allídonde el liberalismo amenaza con sacar las últimasconsecuencias derivadas de sus principios y puedellevar a una forma de democracia directa y social;allí donde el federalismo parece dispuesto a traspa-sar los límites de la descentralización administrati-va y del particularismo regionalista para transfor-marse en comunalismo autogestionario (según lastradiciones pre-hispánicas del ayllu y del ealpul),el positivismo presenta como solución la "dictadu-ra progresista". Constituye en México el partido delos "científicos", que ..apoya el continuismo ilimita-do de Porfirio Díaz; formula en Venezuela la teoríadel "gendarme necesario", encarnado en la tosudezcazurra de Juan Vicente Gómez,

Un brillante escritor positivista, Laureano Va-lIenilla Lanz, habla del "cesarismo democrático" yrecoge, ya en las décadas de 1920 y 1930, los elo-gios de fascistas italianos y franceses. Desarrollalargamente la oposición entre las constitucionesde papel, ideadas por los doctrinarios liberales, ylas constituciones reales, que deben defender loscientíficos sociales positivistas. Estas últimas pro-claman, en Venezuela, el cesarismo democrático.Citando a Hipólito Taine, habla así Vallenilla del"gendarme necesario": "Si en todos los países yen todos los tiempos -aún en estos modernísimosen que tanto nos ufanamos de haber conquistadopara la razón humana una vasta posición del terre-no en que antes imperaban en absoluto los instin-tos- se ha comprobado que, por encima de cuantosmecanismos institucionales se hallan hoy estable-cidos, existe siempre, como una necesidad fatal,"el gendarme electivo o hereditario de ojo avizor,de mano dura, que por las vías de hecho inspira eltemor y que por el temor mantiene la paz" (Taine,Les Origines t. 1 p.341), es evidente que en casitodas las naciones de Hispanoamérica, condena-das por causas complejas a una vida turbulenta, elCaudillo ha constituido la única fuerza de conser-vación social, realizándose aún el fenómeno quelos hombres de ciencia señalan en las primerasetapas de integración de las sociedades: los jefesno se eligen sino se imponen. La elección y la he-rencia, aún en la forma irregular en que comien-zan, constituyen un proceso posterior.

Es el carácter típico del estado guerrero, en quela preservación de la vida social contra las agre-siones incesantes exige la subordinación obligato-

Page 5: Sentido del positivismo latinoamericanoinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía UCR/Vol.XXXV/No. 85/Sentido del...desarrollado también una Iglesia positivista (Mi-guel Lemas,

POSITIVISMO LATINOAMERICANO

ria a un Jefe. Cualquiera que con espíritu despre-venido lea la historia de Venezuela, encuentraque, aún después de asegurada la independencia,la preservación social no podía de ninguna maneraencomendarse a las leyes sino a los caudillos pres-tigiosos y más temibles, del modo como había su-cedido en los campamentos".'

Es importante advertir, sin embargo, que lasdos caras del positivismo no corresponden necesa-riamente a países y épocas diferentes, sino que sedan a veces en una misma época y país y aún den-tro de la obra de un mismo autor. Así, por ejem-plo, en la Venezuela de Gómez, mientras Valleni-lIa Lanz exalta al caudillo prestigioso y temible,Julio César Salas lo critica con fuerza (aunque sinnombrarlo) en su Civilización y barbarie, obra detítulo y espíritu sarmientino, elogiada por José In-genieros, quien la considera "cartilla política" paraAmérica Latina.

Más aún, inclusive la obra de Vallenilla Lanzhay, junto al aspecto reaccionario, una faceta quepodría considerarse también "progresista", ya que,en su polémica con el colombiano Santos, reivin-dica para Venezuela la gloria de haberse sustraídoal predominio tiránico del clero y de la Iglesia ca-tólica, tan patente en la vecina Colombia.

La intrínseca ambivalencia del positivismo lati-noamericano queda claramente revelada cuando sesigue su desarrollo lógico y cronológico: por unaparte desemboca en actitudes abiertamente fascis-tas y aún anarquistas. Baste recordar, frente a Va-Ilenilla Lanz y los "científicos" mexicanos, a JoséIngenieros y Juan B. Justo en Argentina, a Gonzá-lez Prada en Perú y a Flores Magón en México.

Con la independencia llega al poder en los nue-vos estados latinoamericanos una clase criolla, in-tegrada por comerciantes, militares y juristas. Estanueva clase tiende a conformar una burguesía au-tóctona, que aspira a la propiedad de la tierra y vadesplazando a los antiguos terratenientes hispanosy lusitanos. Se trata, pues, de una lucha entre laburguesía criolla y la feudalidad ibérica. La ideo-logía adoptada por los nuevos burgueses no puedeser ya la filosofía de la Ilustración, cuyo caráctercrítico y negativo sirvió sin duda para atacar elviejo orden colonial y la cultura ibero- católica,pero no para construir el nuevo orden nacionalburgués. Tampoco resultan útiles para tales finesel espiritualismo romántico (a veces fuertementeanti-católico) y el socialismo utópico, que másbien pueden alentar las aspiraciones de las masaspopulares de campesinos, artesanos y obreros. La

81

única filosofía disponible era, pues, el positivis-mo. Con su confianza en la ciencia y su entusias-mo por el progreso técnico, podía brindar una nue-va fe y constituir una revelación apta para corro-borar el predominio de la burguesía criolla, parabarrer con los restos del feudalismo y el colonia-lismo, para poner coto a las aspiraciones desmesu-radas de la plebe.

El positivismo latinoamericano tiene primerosus fuentes en Francia (Cornte); después en Inglate-rra (Spencer). Sólo acude en segundo término aAlemania (Haeckel) y a Italia (Lombroso). Pero nopor nada su gran modelo y su arquetipo son los Es-tados Unidos de América del Norte. Dos ilustrespensadores argentinos, a quienes podemos conside-rar pre-positivistas o, si se quiere, positivistas au-tóctonos y espontáneos, Juan Bautista Alberdi yDomingo Faustino Sarmiento, así lo demuestran.

El primero de ellos expresaba, ya en 1852, ensus Bases, el deseo de que la educación científicagenerara en la República Argentina "el yankeehispanoamericano". Tres décadas más tarde, el se-gundo, escribía en su Argirópolis: " Alcancemos alos Estados Unidos. Seamos la América, como elmar es el Océano. Seamos Estados Unidos".

Los positivistas latinoamericanos admiran en larepública del norte el progreso técnico, industrial yagrícola, la fuerza de sus iniciativas mercantiles, sueconomía pujante y expansiva, su eficacia admi-nistrativa; y, en lo político, la continuidad de susgobiernos, la paz interna y el orden constitucional,el federalismo exento de caudillaje. Pero añoran,por encima de todo, el predominio de una burgue-sía vernácula que, al superar los extremos igual-mente detestables del esclavismo y del igualitaris-mo libertario, asegura el orden y el progreso:

Notas

l. L.Zea, Pensamiento positivista latinoamericano,Caracas -1980- I p.XXXl.

2. J.Franco, Introducción a la literatura hispanoa-mericana -Caracas- 1970 -p.106.

3. L.Vallenilla Lanz, Cesarismo democrático -Obras completas - Caracas- 1983 - I p.79.

4. Hubo a fines del siglo XIX y comienzos del XXescritores positivistas, como Zumeta en Venezuela yMartí en Cuba, que se mostraron adversos al imperialis-mo yanqui, pero puede decirse que se trataba de pensa-dores que, inicialmente formados en el positivismo, ten-dían ya a traspasar sus fronteras hacia nuevas concep-ciones filosóficas (Nietzsche, Fouillee, Guyau, etc.).