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  • '1 UNI VERSIDAD NACIQNAL AUT6NOMA DE MEXICORector : Jo rge Carpizo

    Secretario Geiieral '-.losc NaITo Robl es

    Director General de Publicacioues: M argarita Ponce

    INSTITUTO DE INVESTIGACION ES SOCIALES

    Sesio ~ . REVISTA MEXICANA

    SOCIOlOGIDirector : Carlos Martinez Assad

    Secretario Academico: Rafael Loyola Diaz

    REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGIA

    Director: Carlos Martinez Assad

    Fundador [1939J: Lucio Mendi eta y NunezEdit or : Ignacio Marvan Laborde

    Ediciou al cuidado de Hort ensia Moreno

    Dibu jo : Waldo Gomezgil Lar aDistribucion y suscripciones : Armid a Vazquez Alarcon

    T orre II de Humanidades, 79 piso,Ciud ad Universitaria15 10 M exico, D. F.

    Suscripei6n Numeros Numerosanual sueltos at rasad os

    EST ADOS UNIDOS Y CANAD,\ :(correo ordinario ) 60.00 dlls. 18.00 dlls. 18.00 dlls.

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    "

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    18.00 ..

    AMERICA CENTRAL:(correo ordinario) .25.00 .. 8.00 .. 3.00

    "

    AMRICA DEL SUR:(correo ordinario) 25.00

    "

    8.00"

    8.00"

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    "

    18.00"

    18.00 ..

    MEXICO :(eorreo ordinario) 12000.00 min 3500.00 min 3500.00 min

    ANO XLIX/VOL. XLiX/NuM. 3

    387

    JULlOSEPTIEMBRE DE 1987

  • 83

    '- -indice

    Present aci6nVII

    I. C R iT ICA E HISTORIA

    Feudalismo, capitalismo y cl sistema mundia l en Ja perspectivede America Latina y el Car ibe 3

    Steve J. Stern

    El Partido del Estado ante 1a sucesion presidencia] en !\lexico( 1929-1987) 59

    Luis Javier Garrido

    Los con tornos region ales del p roblema de la tier ra en In revolu cionmexi cana

    Antonio Garcia de Le on

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MtXICOInstitute de Investigaciones Bibliograficas, Catalogaci6n en Publicacion

    Del desorden a la crisis (1920-1929)Ricardo Posas Horcasitas

    Educaci6n y conciencia na ciona l : Los ingenieros despues de larevoluci6n mexicana

    R ebeca de Gortari R abiela

    105

    123

    305

    1 SocioIogia. PubI s. period. 2. Ciencias sociales, Publs. period. I. UNAM,Institute de Investigaciones Sociales .

    Revista Mexicana de Sociologia. Afio 1. Marzojabril de 1939. Mexico,UNAM, Instituto de Investigaciones Sociales.

    v, ilus. 23 em. trimestral

    II. CLASE OBRERA E IGLESI A EN Ai\.IER ICA LATINA

    Clase obrera e iglesia en America Lati naE nriqu e D ussel

    R erum Novarum en Mexico: cuarcn rn afios entre la conc iliaci6ny la intr ansigencia (1891-1 931 )

    Manuel Ceballos R amirez

    La Iglesia y los origenes del movimient o obrero en Chil e(188 0-1920)

    A1aximilian o Salina s

    Anticlericali5mo y religion popula r en Chile (1900-1920 )Cristian Parker Gum ucio

    [v]

    H5

    15J

    171

    IS5

  • -- Feudalismo, capitalismo y el sistemamundial en la perspectiva de AmericaLatina y el Caribe ,;,

    STEVE J. STERN

    r .... I "" ......rJoo

  • " The Modern World.System II; Mercantilism and the Consolidation of th eEuropean World-Econ omy , 1600!750 (N ueva Y ork , 1980 ); a partir de este rno-.mcn to World-System II .

    iPor que diferentes modos de organizacion del trabajo [...J en elmismo punto en el tiempo dentro de la econornia mundial? Porquecada modo de control del trabajo esta mas adaptado para detennina-dos tipos de producci6n. Y, ipor que esos modos se concentrab an endiferentes zonas de la economia mundial. .. ? Porque los modes decontrol del trabajo afectan sobremanera el sistema politico (en particu-lar la Iuerza del aparato del Estado) , as! como las posibilidades de quecr ezca una burguesia local . La economia mundial se base precisamenteen el supuesto de que estas tres zonas de hecho existian y que, asimis-mo, tenian diferentes roodos de control del trabajo. Donde no era asi,no hubiera sido posible asegurar la clase de flujo de excedentes que haceposible la existencia del sistema capitalista .

    En el segundo volumen. publicado en 1980," Wallerstein lleva la his-toria hasta el "prolongado" siglo x vn (,circa 1660-1750). Un trabajofascinante por su exposici6n de las industrias y la hegemonia holandesa,y por su innovador giro en la conocida comparaci6n del desarrollo delcapitalismo en Inglaterra y Francia. El segundo volumen hace aiin masprofunda la tesis de Wall erstein y contribuye con muchas revisiones par-.t iculares relativas a las tendencias dclicas y al desarrollo del siglo XVII.

    bios evidentes e importantes entre las unidades 'polltico-culturales que in-corpor6, dificilmente se podria profundizar en el tema enfocando tales uni-dades como entidades separadas. Para Wallerstein, la unidad de analis ises una entidad economics que se mide por la existen cia de una divisiondel trabajo efectiva (p . xi ) , y la division del rrabajo que se form6 duranteel "prolongado" siglo XVI (circa 1450-1640), estudiado por W allerstein,es como sigue : en los centros de Europa occidental surge el mercado detrabajo libre (y el trabajo pOl' cuenta propia) tanto en la agirculturacomo en la produccion pastoral y en la industria; en las periferias deAmerica Latina y Europa Oriental, el uso del trabajo forzado, incluida laesclavitud y el trabajo pesado a destajo para produeir lingotes, azucar Ycereales; en la "serniperiferia" Europa meridional -una region mediado-ra y necesaria que estaba constituida por "antiguas areas cent rales quese convirtieron en estructuras perifericas" (p. 103)- aparecia el uso fre-cuente de una relaei6n de trabajo de m edieros, de aparceria.

    Esta estructura de trabajo complementaria y entrelazada entrega a losestados y clases privilegiadas del .centro, el mas alto beneficio de acumu-laci6n de capital del sistema mundial en conjunto. La explicaci6n de ladistribuci6n de tipos particulates de produccion y las rela ciones de traba-jo, en 111 concepcion de Wallerstein, a traves de varias regiones, se derivade las necesidades del centro (0, mas bien, de los capitalistas y los esrados-centro) asi como de todo ese sistema mundial, y dice:

    Sin embargo, examina poco el gran paradigma delineado en el volumen I,en especial ]0 relativo a su exposicion sobre la periferia." La region cari-bena mas importante, que se extiende desde las colonias meridionales dela Norteamerica britani ca, hasta el noreste del Brasil portugues, se con-vierte en una "nueva" periferia estadunidense agregada a la "antigua"Ameri ca espanola. La discusi6n especifica de los acontecimientos de la pe-riferia dedica acuciosa atenci6n a los confl ictos sociales locales, a las ini-ciativas, y a la geogr afia. No se menciona ni se examina el trabajo for-zado mas que excepcionalmente, como en el caso del salario aparente enlas minas de plata rnexicanas. Pero la vision total es la misma. El tra-bajo forzado prevalece en la periferia (aun en las minas mexicanas, losdu efios abruman a los mineros con medidas coercitivas, inclu yendo elendeudamiento ) y la explicaci6n de modelos econ6micos y laborales sederiva ya sea directamente del sistema mundial 0 de su centro, 0, indirec-tamente, a traves de la respu esta racional de los capitalistas estaduniden-ses locales a un mercado internacional carnbiante."

    Los alcances y los Iimites de la int erpretacion de Wallerstein del siste-ma mundial a la historia e historiograf'ia de America Latina, constituyenel tema central de este ensayo." Sin embargo, en ocasiones me referiretambien a la historia de la esclavitud en el Caribe a fin de redondearel esquema. La region mas grande del Caribe, despues de todo, constituyetanto una periferia estadunidense, como una arena de la colonizacion es-

    S En especial, ver ibid, 7-8 en donde Wallerstein sostiene "la continuidadesencial de los prolongados siglos XVI y XVII, COD la

  • 6 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOG\,\.!'EUDALl S II'IO , CA P IT :\ LIS M O Y E L SISTEMJ\ MUNDIAL 7

    panola, y su experiencia social y economica con la esclavitud colonialtiene, finalm ente, un parecido familiar con el modelo que surge en lapropia America espanola y la portuguesa, La interpretacion hist6rica deWallerstein, muy elogiada pero a la vez muy criticada, provoca un im-portante arpegio entre los estudiantes de los paises lIamados del TercerMundo, del capitalismo, 0 de transicion a este. Entre los doctos de laEuropa moderna temprana, el trabajo de Wallerstein ha estimulado sos-tenidas discusiones de alto nivel." Se hubiera esperado que la reconcep-tualizaci6n de Wallerstein sabre el colonialismo y el rnercantilismo propi-ciara un debate mucho mas amplio y significative, en especial entre losestudiosos del periodo colonial de America Latina. Desde el terr eno dela historia y las ciencias sociales, sin embargo, la provocaci6n de Wallers-tein (en el mejor sentido del termino) no ha parecido tan aguda. La suyacorresponde a una de las varias versiones de la idea de sistema mundial, ylos latinoamericanos pensaron mu y detenidamente en esta idea antes depublicar la obra, The Modern World-System . Si desearnos comprendertanto la idiosincrasia de las respuestas latinoamericanas a Wallerstein comovalorar honestarnente la significaci6n de su sistema mundial referido a lahistoria de Iberoarnerica y a su hermana regi6n caribefia, debemos lIevarprimero a Wallerstein al contexto latinoamericano. Para decirlo breve-mente, debemos ponemos nuevos lentes y verla historia del mundo conuna vision periferica,

    CONTEXTO HISTORIOGRA FICO: LA IDEA DEL SISTEMA M UNDIAL E N LOSESTUDIOSOS LATINOAMERICANOS

    La historia y la rnitologia del periodo colonial aparecieron hace ya mu,cho tiernpo en la interpretacion de 1a America Latina contemporanea,

    6 Di scusiones irnportantes, especialmente desde la perspectiva europea, inclu-yen la de Robert Brenner, "The Origins of Capitalist Development : A Critique ofNeo-Smithian Marxism" , en New Left Review, 104 (julio-agosto, 1977 ): 25.92; lade Robert S. DuPlessis, "From Demesne to W orld-System : A Critical R eview ofth e Literature on th e Transition from Feudalism to Capital ism" , en R adical HistoryReview, 4 : I (invierno de 1977): 3-41 ; la de Peter Kriedte, Peasant s, Landlords,and Merchant Capitalists: Europe and the World-Econom y, 1500-1800 (el t originalen aleman, 1980; W arwickshire, 1983); la de Domenico Stella, "The World Systemand Its Dangers", en Peasant Studies, 6 : I (Jan., 1977): 29-32; y la de ThedaSkocpol, " Wallersteins' s World Capitalist System: A Theoret ical and H istoricalCritique", en A meri can Journal of S ociology, 82:5 (1977): 1075-1 090. T oda laIiteratura europea ha sido revisad a habilrnente en el trabajo de R obert S. DuPlessis :"Wallerstein, World System Theory, and Early Modern European Historiography" ,pre scntado en la Convenci6n de la Asociaci6n Hi st6rica de Am er icanistas, enChicago, del 27 al 30 de diciembre de 1986 . Vel' tarnbien de Brenner , "AgrarianClass Structure and Economic Development in Pre-Industrial E urope", en Past andPresent, 70 (feb . 1976): 30-75, y el debate y comentarios en los numeros siguien-tes de la rnisrna revi sta, Estos importantes ensayos tarnbien pueden consulta rse enT . Aston y C.H.E. Phlpin (eds. ) , T'he Brenner Debate: Agrarian Class Stru ctur eand Economic Development in Pre-Industrial Europe (Nueva Yo rk, 1985 ).

    La "diagnosis" feudal de la herencia colonial retrocede hasta el siglo XIX,a pesar de que el sentido de "feudalismo" en ese siglo se refiera mas alas normas politica s que a las rela ciones econ6micas, sociales y juridicas."En el siglo actual, cuando los analisis de la base econ6mica de la sociedad

    .han ten ido una evidente prioridad, los debates de los especialistas sobrela preeminencia del feudalismo 0 del capitalismo en la America Latinacolonial , y del significado del sistema mundial pOl' cualquiera de talescontribuciones, comenzo a afirmarse en el inicio del periodo 1940-1950.Es decir, la tendencia persistente a invocar el feudalismo 0 la herencia feu-dal a fin de explicar los rasgos distintivos, particularrnente en la cuesti6nagraria, que ubican a las sociedades latinoamericanas totalmente separadas

    .del 'occidente moderno, en especial de los Estados Unidos. Jose Carlos Ma-riategui y Lesley B. Simson, entre 1920 y 1930 ; Luis Chavez Orozco, Gil-berto Freyre, George McBride, Rodolfo Puiggros, y Silvio Zavala de 1930a 1950; Woodrow Borah, Francois Chevalier y Jacques Lambert de1950 a 1970, son algunas figuras de una amplia y diversa lista de promi-nentes historiadores que invocan un pasado de tendencia feudal para lIe-gar a comprender los persistentes rasgos de la vida y la historia de AmericaLatina." Importantes trabajos efectuados pOl' Richard Morse, Octavio Paz,Frank Tannenbaum, sobre la tradici6n politica tomista de la America es-panola, ysobre el contrasts entre la civilizaci6n protestante y la catolica

    7 Vel' Carlos Chiaramonte, Formas de sociedad y economia en Hispan oamerica,(Mexico, D. F. , 1984), primera parte, en especial pp, 21-65.

    8 Jose Carlos Mariategui , 7 ensayos de interpretacion de la realida d per uana(Lima, 1928 ); Lesley B. Simpson, The En comienda in Ne w Sp ain (original 1929:edici6n revi sada, Berkeley, 1950 ); Lu is Chavez Orozco, Hist oria economica y socialde Mexico: ensayo de interpretacion (Mexico, D. P., 1938 ); Gilbert o Freyre ,Casagrande e senzala (origin al 193 3; 4~ edi ci6r. "defi niti va" en 2 vols, Rio deJaneiro, 194 3); George McBride, Chile: Land and Society (Baltimor e, 1936 );Rodolfo Puiggr6s, De La colonia a la reuolucion (original 1940; 2~ edici6n, BuenosAires, 194 3 ) ; Silvio Za vala, " O rigenes co lon iales del peonaje en M exico", en El Tri-mestre Economico, 10 (1944 ): 711-748; Woodrow Borah, New Spain's Century01 Depression (Berkel ey, 1951); Franco is Cheval ier, L and and Society in ColonialMexico! Th e Great Ha cienda , traducida al Ingl es por Alvin Eustis (original, enfrances, 1'952; Berkeley, 1963); Jacques Lambert, Latin America: Social Structureand Political Institutions traducida al Ingles pOI' Helen Katel (original en frances,]963; Berk eley, 1967). Debe destacarse qu e la interpretaci6n de las sociedades deAmerica L atina como feudales 0 neofeudale s, no siempre se en contraba entre laspreocupaciones centrales de estos tr abajos, pero, no obstante, ha contribuido a daruna im agen de feudal. Gilberto Freyre, por ejernplo, se intereso ma s par las rakesde la cultura bra~ileiia y el ca rac te r na cional que del feudalismo, pero su inter-pretaci6n hizo hincapia en los lazos de dependencia y patriarcado que difuminabanlas rela ciones de los amos aristocraticos con la poblaci6n de eselavos sirvien tes ' enlos estados de gr andes tierras, as! que facilmente admiti6 la semejanza con el feu-dalismo. Ci, los trabajo s de la nota 9. Para el contexto intelectual de los trabaj osde los academicos de Est ados Unidos, veas e el excelente ensayo de Benjamin Ke en,"Main Currents in United States Writings on Colonial Sp anish America, 1884-1984", en Hispanic American Hist orical Review (a partir de este momento, HAHR),65 :4 (nov., 1985), 657-682.

  • 8 REVISTA M EXI CANA DE SOCIOLOclA F E UDALlSlII0, CA PlTA LIS M O Y E L SIST E MA ~I U N DIAL 9

    en las Americas, rara vez dirigen sus preguntas en terminos verdadera-mente traducibles a la interpretaci6n del legado colonial del feudalismo.Sin embargo, sus estudios, pOI' demas influyentes, prueban ampliamentesu compatibilidad con tal tesis e indirectamente sirven para reforzarlasubrayando la persistencia en America Latina de tradiciones cuIturalesarra igadas en el medioevo tardio en Europa,"

    En el area del feudalismo, el capitalismo y el sistema economico rnun-dial hay quienes disienten de la int erpretacion del legado colonial quea parecio entre 1940 y 1950; es mas, los disidentes son eminentemente latino-amer icanos. Sergio Bagu ( 1949), Jan Bazant (1950), Alexander Marchand(1942 ) , Jose Miranda (1916 ), y Caio Prado Jr. (1942) mostraron cues-tionarnientos significativos en este jui cio persistente. En sus versiones dela historia colonial, aparecieron nuevos elementos en el centro de la es-cena, para desplazar cl enfasis del ethos aristocratico y la involuci6n feudal.La descripcion y explicaci6n se centraron en el manejo empresarial y elimpulso y afan de lucro de los colonizadores originales; en la fuerza evi-dente de la explotaci6n mercantil como un motor que estructura y rees-tructura la vida econ6mica y las relaciones sociales en las tierras del in-terior de America Latina; en la subord inacion de la America iberica alpapel de prove edor d e bienes primarios y excedente econ6mico para elmercado de una Europa en expansion que experimenta el desarrollo delcap italismo com ercial."? En el Caribe, la reconstruccion de esta experien-cia colonial, como la extens ion explotadora del capitalismo al Nu evo Mun-do, tuvo su analogia en los celebres trabajos de C. L. R. James (1938) yEric Williams (1944 ) .n

    9 Richard M . Morse, "T owa rd a Theory of Spanish Ameri ca Government" ,en Journal of the History of Ideas, 15 (1954) : 71-93; Morse, "T he Heritage ofLatin America", en Louis H arz , et al, The Founding of N ew So cieties (NuevaYork , 1964, 123-177 ; O ctavio Paz. El Laberinto de la Sol edad (original 1950,edici6n revisa-Ia, Mexico, D. F ., 1959) ; Frank Tannenbaum, Sla ve and Citizen .The Negro in the Americas (Nueva York, 1946).

    '10 Sergio Bagii, E conomia de la sociedad colonial: ensayo de historia compa-rada de America Latina (Bu en os Air es, 1949); Jan Bazant, ''Feudalismo y capi-talismo en la historia de Mexico", en El T'rimestre Econ6mi co, 17 (1950 ): 81-98 ;Alex ander Marchant, "Feudal and Capitalistic El ements in th e Portuguese Set-tlement of Brasil " , en H AHR, 22 (ago. , 194 2) , 493-51 2; Jose Miranda "La funclonecon ornica del en comend ero en los origenes del regimen colonia l de Nu eva Espana(1525-1531)", en Anales del Lnstituto Nacional de Antropologia. e Hi storia, 2 (1941-1946): 421-462; Caio Prado, .Jr., Forma cao do Brasil contempordneo: Colonia (SaoPaulo, 1942). Miranda form6 parte de la comunidad de exiliad os espafioles in.tele ctuales que residi eron en Mexico, y ayud6 a la fundacion de EI Colegio deMexico, centro Hder en investigaci6n y altos estudios. (Agra dezc o a mi colegamexi cano Roger Bartra por esta informacion), Marchant residi6 en Estados Unidos,pero naci6n en RIO de J an eiro , a donde iba regularmente, y era un a Iigura no tabl e

    ~ involucrada en los asun tos de Bras il. Ver. A.J.R. Ru ssell-Wood, "United StatesSchol arly Contributions to th e Hi storiography of Col onial Brazil", en HAHR, 65 : 4(nov., 1985) : 694-695 ; y el obituario en ibid, 62 : 3 ,ago .. 1982): 459.

    '1 1 C . L. R . J am es, The Black [a coblns: 'Toussaint L 'O uertur e and the San

    Esas revisiones de la historia, todavia desde un pu nto de vista minori-tario, tuvieron gran resonancia en el med io politico int electual. Estas cons-tituyen un ejemp!o de las discordias escepticas de los beneficios entre lasrelaciones economicas y las ideas promovidas pOI' el capitalisrno avan zado(pOI' ejemplo, el industrializado) de Occidente. Los comienzos de la cri-tica hist6rica de la tesis feudal para America Latina apenas coinciden conel inicio de la critica de la ciencia social en la teoria de la ventaja com-parativa del comercio internacional, la que se asocia especialmente con laCEPAL (Comision Economics para America Latina) y su secretario ejecu-tivo, el economista Raul Prebisch.P En la medida en que avanzaban lasdecadas de los afios 50 y 60, varias medidas (Ia industrializaci6n para sus-tituir importaciones, Ja guerra fri a, la revoluci6n cubana, el aumento dela polarizac ion political contribuyeron a crear un cont exte en el qu e lasdisensiones incipient es de 1940 podrian haberse retomado y discutido am-pliamente. El resultado fue una serie de dialecticas de moda entre polit icosy planificadores de p olitica de origen cepalino y los de la corri ent e masimportante del mundo occidental; entre "moderados" que defendian eldesarrollo y qui enes estaba n influidos poria idea de la CEP AL y la prom esade la sustituci6n de importac iones, con sus criticos latinoarnericanos mas"radicales" y asociados ; entre los colegas de orientaci 6n cepalina, comoparte de un proceso saludable de estima propia. Entre la izquierda orto-doxa, que se inclinaba a conternplar la necesidad de una " revolucion bur-guesa" necesaria para transformar a una Ame rica Latina todavia subyugadapOI' el feudalismo, con una izquierda innov adora cada vez mas convencidade que esto era un a propagaci6n historic a del capitalismo internacional,iniciada en la era del descubrimiento y que explicaba la pobreza de Ame-rica Latina y sus estructuras anacr6nicas econ 6micas tan aparen tes.P Estos

    Dom ingo R evolution (orig. 1938 ; rev. ed., Nu eva York, 1963); Eric Williams,Capitalism and Sla very (Chapel Hill , 1944). La conexion con la redist ribu ci6n dela historia colonial y la critica que surge sobre el occid ent e, est" i1ustrada enen trevistas sosten idas con J am es en 1975 y 1982 y reimpresas en MARHO, Visionsof History (Nueva York , 1984 ) , 266-277.

    12 Ver las sigui entcs publicaciones de la CEPAL: The economic Developmentof Latin America and its prin cipal problems (Ed. orig, en espafi ol, 1949 ; NuevaYork , 1950 ); Economic Survey of Latin America 1949 (Nueva York, 1950) ; Elpensamiento de la CEPAL (San tiago de Chile, 1969 ). Ver tambien las fuent escitadas en la not a 14. Prebisch escribio The Economi c Development y fue 110mbrado Secretario Ej ecutivo de la CEPAL en 1950. Ej ernpl os mas recientes delpensarniento de la CEPAL, incluyendo el de Prebi sch, pueden consultarse en laCEPAL Review (1976-).

    13 Esto es, hast a cier to pun to, una simplificaci6n porque algun as personas cru-zaron los limites de estas ca tegorias para as! obscurecer la distinci6n en tre, porejernplo, "d entro de casa", 0 cri tica "externa" de las ideas de la CEPAL. Los diver-sos ejes del debat e int ercep taron en ocasiones a int elcctu ales de puntos de vistadiferentes qu e 11 ega ron a influenciarse unos a otros, pero la CEPAL era 10 sufi-ciente din arnica como para a tra er a diversas Iiguras baj o su somb ra inst itu cional ,POI' ej ernplo , Andre Gunder Frank, a pesar de sus polemicas en contra de losdesarrolIistas mod emos, escribi6 origina lmente un o de sus celeb res ensa yos como

  • 10 REV1 STA M EXICANA DE SOC10LOGIA FEUDALISMO, CAP 1T.\ LlS MO Y EL SISTEMA MUNDIAL 11

    debates y dialogos criti cos culmina ron en 1960 en 10 que se conoceria va-gamente como la " teoria dc la dependencia" -Ia critica total a la econo-mia neoclasica y a 1a teoria de la modernizaci6n a fin de estructurar unavisi6n altemativa de la histori a de America Latina y su realidad resal-tando las limitaciones del capitalismo internacional.r' No es de sorprender'que aparecieran estudios hist6ric os y sociol6gicos en el mismo periodo paracfectuar una revisi6n, acornpafiados por reediciones de los trabajos masirnportantes de 1940. EI efecto esencial ru e qu e se recortaran los puntosde ,vista mas benignos de la tr adici6n hist6rica de la socieda d, y el senti-do de desuni6n entre modelos de vida " tradicionales" que se asociabancon la carnpifia de tipo colon ial y los patrones ma s "modernos" que seasociaban con ciudades din amicas y enclaves capitalistas."

    reporte de la CEPAL. Vel' Frank , Capitalism ,and Underdeuelopment in LatinAmerica: Hist ori cal S tudies of Ch ile and Brazil (o rig. 1967; ed. rev . Nu eva York,1969), XII. Mi conocimiento de la historia intelectu al de este peri odo se enrique-cio gracias a las fuentes qu e cito en la nota 14. Un a adve rte ncia reveladora encontra de las simplificaciones retrospec tivas de esta histori a int electual la hace Fer-nando Henrique Cardoso, en "The Consumption of Depend ency Theory in theUnited States", L atin A me rican R esear ch Review (de aqui en ade lante LARR ) , 1:~3( 1977 ): 7-12. '

    '" Retrospect ivas muy ut iles por los intelectu ale s Iid eres de America Latinasnbre los origenes y desarrollo de la respuesta a la CEPAL y sobre las ideas dedenendencia, incluyen a Card oso, "The Consumption", 7-24; Card oso, "The ori-gina lity of a copy ; CEPAL and th e idea of devel opment", en CEPAL, Review (se-gunda mitad de 1977): 7-40; Tulio Halperin-Donghi , "'Dep end en cy Theory' andLati n American Hi storiagraph y" , en LARR, 17: 1 ( 1982) : 115-1 30. Es tarnbien utilel t rabajo de Joseph A. K ahl , M odernization, Exploitation and Dep enden cy i"Lat in America: Germ an i, Gonzalez Casanova, and Cardoso (New Brun swik, N. J.,1976 ; . 14-17, 129.1 94 ; Albert O . H irschman, A Bias for H ope: Essays on Develop -me nt and Latin America (New Haven, 1971), 85-8 9, 279- 311; Joseph Love. "RaulPrebisch and th e Ori gins of th e Do ctrine of Unequal Exchan ge" , en LARR, 15: ;;( 1980) : 46-60. Es importante dest acar flue, a pesar del creciente conservadurismode O ccidente, en especia l en Estad os Unidos, las criticas int electu ales a princi-pios de 1950 sobre el Occident e y el cap italismo ava nzado de America Latina, nose llevart n a cabo dentro de un ais lamiento int electual ce rra do herrneticament e.EJ mu ndo del At lantico Norte tarnb ien gcnero import antes criticas; en tre las masimportantes se encon traba la de K arl Polanyi , Th e Breat Transformation: Th ePolitical and Economic Origin s of Our Time (orig. 1944; relrnpresion, Boston1957) ; Paul A. Baran, The Political Economy of Gr owth (Nueva York, 1957 ).En Africa y algu nas part es del Asia este periodo fue testigo del cornienzo del rno-virniento de r'escoloni zacion.

    15 Para ej emplifica r los traba jo s mas importantes en otros palses, pueden ver-se : pa ra Brazil. Roge r Bastide y Fl orestan Fernandez. Br ancos e neeros en S aoPaulo (orig. 1955; 2a. edi cion revisada, Sao Paulo, 1959 ); Fernando HenriqueCradoso, Capitalism o e escravid iio no Brasil A,feridi on al (Sao Paul o, 1962 ), Cudoso,Empresario industr ial e desen volviment o econ6mico no Br asil (Sao Palllo, J964) ;FJorestan Fe r:landez, A integ rtlfii do negro na socieda des de clases (2 vols.. SaoPaulo, 1965); Celso Furtado , Forma fii o economica do Brasil (R io de J a neiro, 1959) ;Emilia Viotti da Costa, Da senzala a Colonia (orig. 1966 ; 2' edicion revisad a ,Sao Paulo. 1982 ) .: para M exico, Pablo Gonzal ez Casanova, La dem ocracia enM ixicp (Mexico, D. F., 1965); Rodolfo Stavenhagen, "Clases, colonialismo y acul-

    La literatura que expli ca y critica las diversas per spectivas y depen-dencia es enormc y se exrendio rapidamente fuera de America Latina yel Caribe hasta alcanzar Afri ca y la teoria de las ciencias sociales en general.No es necesario revisarlas aqui.!" Para el prop6sito de este ensayo, es nece-

    turacion, Ensayo sobre un sistema de rel aciones inter etnicas en Mesoamerica" ,en America Latina, 6 :4 (Rio de Janeiro, oct .vdic., 196 3); 63-10 3 ; c], Alejandro M a-rroquin, La ciuda d tne rcado (Tlaxiaco) (Mexico, D. F., 1957); Carlos Fuentes,La mucrte de Artemio Cru z (Mexico, D. F ., 1962 ) ; par a Per u, Jorge Bra vo Brcsa ni,Desarrollo y sub desarrollo: de la economia d el hombre a la econo mla del hombre(Lima, 1967); Carl os Malpica, Los dueii os del Pe n t (orig. 1964; 3~ edi cion revi-sada, Lim a, 1968 ); Jose Matos Mar et al, Peru-Probl em a (2" ed., Lima, 1969 )y los volurnenes subsecuentes en la serie Peru-Probl em a organizad a por el In stitutede Estudios Peru anos; Auib al Quijano Obregon, "Tendenc ies in Peruvian Develop-ment and in th e Cl ass Stru ctu re", en .Tam es Petras y M auric e Zei tlin (eds.) , LatinAmerica: Reform of R evolut ion? (Nueva Yo rk, 1968), 289-3~8; Quijan o Obregon,N aeionalismo , n eoim peralism o " militarismo ell Peru (Buen os Aires, 1971 ). Ent relos trabajos de la decad a de 1940, citados en la not a 10, los libros de Bagu y Prad ocircularon en nu evas ed iciones en la decad a de 1960, y el ensayo de Mirandafue reimpreso en form a de planfleto poria UNAM (Universid ad Nacional Aut on omade Mexico) en 1965.

    Es natural qu e much os de estos trabaj os se enfoque en los topi cos particulatesde los pai ses en cuesti6n : en Brasil, el mito de la dernocr acia racial y el legado dela esclavitud; en M exico, el orden politico creado poria Revoluci6n .y poria con-tinuacion de la subordi nacion de la gente pobre y las regiones; en Peru, el rep artode la "n ac ion" entre las tierras altas indigen as y la costa criolla, asi como ladorninaci6n de la soeieda d de la costa por oligarquias y capitalistas extranjeros,Sin embargo, los t rab aj os y autores citados tarnbi en form an parte de una con jun-ci6n mas general de critica en America Latina que se ha mezclado :en la cri ticade Iii tesis Ieud al qu e comenzo en la decada de 1940 ; a lgunos autores han tenidouna gra n influen cia en cicrt os paises. (El hecho de que un nu mero de in telectualc scriticos sufrie ra el exilio en la decada de 1960 Iacilito este proceso. ) Otros tra ba-jos de un a influen cia mas general .y de circulacio n, incluyen a Rodolfo Stavenhagen,"Seven Fallacies abo ut Latin America", en Petras y Zeitl in (e ds.), Latin America,13-31; Lu is Vitale, "Latin America: Feudal or Capitalist ?" , er, I bid, 32-4 3; Vitale,Int crpretacion marxista de la historia de Chi le II : La coloniu y la revolu ci6" de1810 (orig . 1969 ; 3~ ed., Santiago de Ch ile, 1972 ) ; Theotonio dos Santo s, " EInuevo carac ter de la depend encia (gra n ernpresa 'f capital extranj ero) ", en Cuad erno sdel Centro de Estu dios S ocioecon6micos 6 (San tiago de Chile, 1967 ); 9-50. " SevenFallacies... " de Stavenh agen es una versi on ampliada de un a r ticulo que apa re-ci6 primero en el periodico mexicano El Dla , 'en junio de 1965; el articulo deVitale apar ecio pri rnero en la revista chilena, Estrategia, 5 ( julio, 1966) , de acue r-do con Vi tale, en Interpreta cion, 19 (num. II ) . .

    1 6 Para un a ori ent acien acerca 'de la Iiteratura desde puntos de vista variado sy para .-nayores referenci as bibli ograficas, vel', ade rnas de lo citado en la nota 14',Jos-siguientes : Carl os Sernpat Assadourian et, al. .Modos de p rodu ccion en A mericaLatina (OI; g. 1975; Lim a, 1976 ); Chiaramonte, Form es de ' sociedad y eeon om ia,89-95; Ron ,'ld H : Chilcote y Joel C. Edelstein, " I ntrod uc tion: Alternative Pers-pectives of L'evelopm ent and Underdevplopment in L?t in Ameri ca", en Chilcotey Edelstein (cds .), Latin America: The Struggle with Dependen cy and Beyond(N ueva York, 1974 ), 1-87 ; Ch ilcote, "Dep end ency or Mode of Production ?Theoretical Issues", en Chilco te y Dal e L. Johnson (eels.), Theories of De uelopmw t:Mode of Producti on of Dep endellcy; (Beverly H ill;,' 1983 ), 9-30; Frederick Coo per ,"Africa and the W orld Econ omy" en African S tudies R eview, 24 : 2-3 (junio/seiJ-

  • 12 RE V1STA II!EX1CANA DE SOCIO LOG fA j'"t:UDALISi\'[Q, CAPITALIS MO Y EL SIST EMA MUNDIAL 13

    sario rernarca r solo t res puntos. Primero, dos trabajos escritos a mediad osde la decada de los 60 qu e destacaron como el esfue rzo teorico mas sis-temati co para constru ir una perspectiva de depend encia para AmericaLati na. EI libra de Fern ando H enriqu e Cardoso y Enzo Faletto sobredepend encia y desarrollo (publicado en 1969, pero qu e cornenzo a circularora lmen te y en copias de mi meografo a med iados de la decada de los 60),Y el estudio de And re Gunder Frank sobre capit al ismo y subd esarrollo(publicado pOl' p rimera vez en 1967) , son las guias inevitab les para valo-rar la teoria de la depen dencia." Segu ndo, la idea de depend encia fue elbaluarte en la er udicion histori ca rela tiva a Am erica Latina a p rincip iosde 1970. En 1969 y 1970, respect ivamente, Tulio H alp erin-Donghi, StanleyJ. Stei n y Barbara H. Stein, pu blicaron dos tr abajos de sintesis historicareconocid os ampliamente.l" Estos trab ajos cornbinan un mat iz de agudeza,una inrnersion profunda en la investigacion ernp irica sobre America Latina,un compromiso favora ble en cuan to a las ideas de dependencia. La esta turade estos libros hizo mas dificil para los histori ad ores serios, descartar del tod oel enfo que de la dependencia, como sucedio con el trabajo de cicnt ificos so-ciales que hici eron una proyeccion actua lizada de teorias del pasado. Se publi-caron en Estados Unidos - cu yos profesiona les en histori a no son nadateoricos, si se les compara con los de America Latina-, libros de textosobre America Lat ina que reflej aban el avance con tinuo de la idea declependencia.l"

    tiernbrc, 1981 ): 1.86 ; Aidan Fo ster-Carter, "The M od es of Producti on C ontroversy",New Left R eview , 107 (1978): 47-77; Pete r F . Kl anin y T ho mas J. Bosse rt (eds.),Promise of De uelopm e-u: T he ories of Change in L atin A me rica (Bou lder, 1986 ),en especial , los ensay os de Klaren y de Bossert en 3.33, 303-334, respecti vam ente;La tin American Perspectives, I: I y 8: 3-4 ( 1974 y 1981 ) ; Bro oke L arson, "S hif-ting V iews of C olon iali sm and Resistan ce" , en Radical H istory R eview, 27 ( 1983 ):3-20 ; Gabrie l Pal ma, "Depen dency: A F orm al T heory of Underdevelopment?" enW orld Development, 6 ( 1978 : 881 924 ); William R oseber ry, Coffe and Capitalismi n th e V enezuelan Andes ( Aus tin, 1983 ) , 59-70; William B. Taylor, "Betwee nGl obal P rocess and L ocal Knowledge : An In q uiry int o Ea rly Latin American Socia lH istory. 1500-19 00" , en O liver Zu nz (ed.}, Reliving the Pas t: The W orlds of SocialHistory (Cha pell Hill . 1985). 115-190.

    11 Cardos o y Faletto, Depend encia y desarrollo en America L at ina ( Mex ico,D. F. 1969 ); Frank, Capita lism and U nde rdev elopment. U na ve rsion revisada eningles del libra de Cardoso y Faletto se p ublico en 1979: Dependency and Develop-me nt in La tin A m erica, tr aduccion de M a rjory Mattingly Urquid i (Be rkeley).

    18 H alperin-D ongh i, Historia contempord nea de America - L atina (Madri d,1969); Stei n y St ein, T he Colonial H eritage of L atin America : Essa ys on Econo micDependence in Perspecti ve (N ueva York, 1970 ). D ebe hace rse mencion de que,no obs tan te. la resonan cia de Historic contemportinea co n las id eas de dep end en cia ,H alperin-D onghi h a cri ticado fu ert ement e el reduccioni smo en bu ena parte de lali te ra tura sob re de pendencia . Ver su "'D ependency Theory' and Lat in Ame ricanHi storiograph y", 115-130.

    19 Ver en esp ecial los sigu ientes lib ros de tex to: E . Bradford Burns, LatinAmerica: A Concise Int erpretive Hi story (Englewood Cl iffs, 1972) ; BenjaminK een y Ma rk W assen nan, A Sh ort o] Latin America (Boston, 1980 ) ; T homas E .Skid mo re y Pet er H . Smi th, M odern Latin America ( N ueva York , 1984 ) ; cf. el

    Tercero, a pesar del amplio consumo (comen ta rio de Cardoso) de laspe rspectivas de dependencia in toto 0 en parte, esta perspectiva genero undebate considerable que an ticipo algunos de los temas que aparecieron enlos ultimos libros de Wallerstein, Andre Gun der Frank Ilarno la at enci6nmas acalorad a del mundo, qu iaa porque publico su analisis origin alm en teen ingles (si bien muy pron to se tradujo al espa fiol, portugues, frances eita liano) , 0 ta l vez porque su analisis es de un a escueta dim ension, inal-terable, si se le compara con cl de Card oso y Falett o, 0 tal vez porq ueera mas anglo qu e latinoam erican o.s? La tesis de Frank apa rece en la act uali-dad para los lat inoamerican istas como un tipo vu lgar deavance del sistemamundial de Wa llerstein, aunque con mas inves tigacion y mas elaborado. Fran kdestaca una cade na de eslabones metropoli-satelites que transfiere sistem at ica-men te los excedentes econornicos de los sate lites (lease "pe riferia") a las me-tropolis (lease "ce nt ro"), para de ahi general' que los sate lites se conviertanen subdesarrollados, La polari zaci6n metropoli-sat elire caracter izaba las rela-ciones en tre las ar eas del mundo (dfgase Eu ropa occidental e Ib eroame-rica) asi Como cl interior de las areas y regiones del mundo a fin de con-ver tir a ciertas metropolis (p OI' ejemplo : Espan a y Portugal frente a suscolonias) en satelites (lease "serniperiferia" ) de metropolis mas poderosas(por ej emplo: H oland a e In glaterra ). El analisis historico d e Frank de-mos tro que, tiempo atras, la cadena explotadora del sistema de comercio

    pop ula r text o int erd iscipl in a rio de E l;C R . W olf y Edward C. Hansen, Th e H umanCo ndition in Latin America (N ueva York, 1972) . Estos textos y el de St ein yStein, The Colonial Herit age, se han vendido bien, suficiente ra zon para ju stifi ca rreimp resiones 0 nuevas ed iciones, y siguieron imp rim iendose hasta po r 1986. (Mieje mpla r personal de W olf y H ansen, The Huma n Condition, indica su tercerareimpresion en 1973 ). Un nuevo text o imp ortan te qu e no muestra g ra n cosa sobrelas ideas de depend encia, es el de J ames Lockh art y Stu art B. Schwar tz, EarlyLatin America: A H istory of Colonial S panish America and Brazil (N ueva Y ork ,(983 ).

    20 L a flexibilidad y evoluc ion de Cardoso y Falle tt o q ued a plas ma da po r losca mbios introducidos en las ed iciones subsecuen tes de su bi en celeb rado libr o, y enun impor tant e articu lo de Cardoso, "Associa ted -Depende n t D evelop ment : Theoret icaland Practical rrnplica t ions", en Alf red Stepan (ed.), Authorita rian Braz il (NewHaven, 1973) , 142-178. Sobre los carn bios en 'las varias edi ciones del lib ra de Car-doso y Falet to, R obe rt H . Packenham, " Plus ca change.. . : T he E ng lish Ed itionof Cardoso an d Faletto's Dependencia y desar rollo en A merica L atina" , LAR R,17 : 1 ( 1982) : 131.1 51, result a u til de algun modo si bien sale da fiado po r latendenciosa hosti lida d del au tor en con t ra de Cardoso y F aletto y por un pu ntode vista cerrado por parte de los me dios de comunicaci6n ora les e irnprcsos por loscuales circu la ron las id eas de Santiago y en otras partes de Am erica Latina . Lareferencia a 1a traduccion de Ca pi talism and Underd evelopm ent de Frank pu ed eh all ar se en el prefacio de la ed icion revisad a de 1969, p. xx. Una raz 6n perspicazde la recepci6n qu e recibi6 el t raba jo de Fran k en America Lat ina y Estad og Uni-d os se en cu entra en Halperin -D ongh i, "'Dep endenc y Theory' and L ati n AmericanH istoriagra ph y" , 115-130; cf. C ar doso "The Consumption of D ependency Theory" ,724.

  • 14 RE\'lSTA MEXICANI\ DE SOCIOLOciA I'EUDAL!SMO, CAl'lTAI.ISMO Y EL SISTEMA MUNDIAL 15

    internac.iona l habia confinado regiones "remoras' y de tipo feudal de La-tinoarnerica al capitalismo; en algunos casos, desde el siglo XVI. La mayorcontribucio n de Frank, entonces, fue tira r por tierra la nocion que preva-Iecia sobre la teoria de la modernizaci6n, de que America Latina era unaregion de "sociedades duales" dividida en zonas din ami cas integradas alcapi talismo rnodern o, y zonas a trasadas qu e langui decian por su aislamien-to feudal. EI cap italismo, entendido este como la produ cci6n de bienes conamp lias ganancias dirigidas a los grandes mercados en terrninos desigualesa fin de beneficiar a los capitalistas y sus metr6p olis, fue la qui ntaesenciadel legado colonia l precisament e en las empobrecidas regiones consideradascomo "feudales" y "aisladas" en el siglo XX.2 1

    Estudiosos de izquierda, definidos asi de man era general, eran los masdispuestos a cornparar seriamen te los temas e impl icaciones de las perspec-tivas de la depend encia, de modo que la valoraei6n crit ica del traba jo deFr ank reaviv6 el interes por el importante debate efectua do en la decadade los 50 par Dobb-Sweezy sobre la tra nsici6n en Europa del feudalismoal capitalismo." En ese debate se discuti a si el enfasis de Sweezy sobre ,laexpansion comerc ial y el lucro en Europa en el medioevo tardio pod iarespond er por las transformaciones cualitativas de la tecnica ("fuerzas pro .ductivas" ) y las relaciones sociales ("relaciones de produccion") que con-fir ieron al modo de pr oduccion capitalista su caracter historico distint ivo.La generacion de ganancias y la int ensa actividad del mercado, a fin deconver tir el prop6si to de la producci6n en amplios territorios para haceruso d el intercambio mas que del valor, podia encontrarse en varias epocashistoricas y sociedades,en donde se inclu ye a la Roma antigua , En reali-dad, se refiere al uni co impulso d el capitalismo ; su metodo nuevo deorgan izar fa produ ccion bajo la base del mercado libre para los capita listasdefa fuerza de trabajo a cambio de un salario fue inclusive un pocorevolucionario en la vida economica. EI trabajo asala riado libre sign ified

    2 1 Frank, Capitalism and Unde rdevelopme nt. F ra nk publico y sigue pu blicandoun gran il\Jm~ro de libros y a rt icu los, pero isu primer t raba jo -en la mayor part eam pliaciones ' de las ideas ce ntra les de Capital ism' and U nderdecc lopment-s-- es elmas impo rta n te para los pr opositos de este en sayo . Otros libros import an tes de SIIp rimer a epoca son L atin ' America: Un derdeve lopment or Re volution (Nueva York,1969 ) ; L umpenb ourgeoisie: L ump endeoelopm ent: Dependence, Class, and Politics inL atin America (Nueva York, 1972 ). Sobre las mo dificaciones introd ucidas en elultimo libro, vease: Brenn er, "Orig ins of C ap italist D evelopment" , 8386 . Una ultimapu blicacion sob re la ag ric ultu ra mexican a de la colonia, la investigo y escribio en1965-1966 en do nde refleja sus p untos de vista an te riores : Mexican Ag riculture,1521; 1630: T ransformation of the Mo de of Produ ction (Nue va York y Pa ris, 1979 ) ,vn-xrr,

    22 V ease la colecci 6n de ar ticu los, la mayo r pa r te p ub lica dos orig inalmente enS cience & S ociety en la decad a de ' 1950, re irnpresos en Rodney Hilton et al, TheTransition from Feudalism to Capit alism (Lo ndres, 1976) ; M aurice D obb, S tudiesin the Developm ent of Capit alism (orig. 1947, ed icion revisad a, Nu eva York, 196::; ) .Sobre el ren ovado in te res de este deb at e en Ame rica La tina, vease las ci tus enAssadouri an et al, Mo dos de producc ion; Ba rtra et al, Modos de produ ccion ,

    la relaci6n de p rodu cci6n que liber6 al ernpresariado de las sofocantes res-tricc iones de las sociedades precapi ta listas, EI trabajo de salari o lib re per-rnitio, adernas, las combinac iones de mejores cambios de maqu inaria ytrabajo, una posibilidad sin paralelo que permitio expe rimenta r la tecnicay el avance en la producci6n j tambien impuls6 el comienzo de los merca-dos de a rticulos de subsistencia en gra n escaIa qu e podia comp rarse conese salario, un avance qu e extendi6 enormernente la esfera de accion dela actividad mercan til. La agudeza creativa de Ma rx consistio en analizarlas causas, mistificaciones, dinami cas internas y consecuencias de largo al-cance de la transformaci6 n del p roceso de producei6n. La critica deSweezy iba en el sentido de que una vez que el mercado se concentra enla produccion, mas que en la circul acion de bienes, los temas estrategicosque requi eren explicacion se aleja n de la expa nsion del lucro y del co-mercio internacional, a fin de reemplazar eI trabajo servil por eI trabaj ode los obreros, desde luego acornpafiado del surgimient o de los mercadosintern os (ejemplo : consum o masivo de bienes). Por 10 tant o, para explicarla transicion al cap italismo se requi ere de un estric to analisis hist6rico delos confli ctos sociales y de clase, de la expropia cion a los pequ efios pro-du ctores y del deterioro de las estra tegias de subsistencia que suscribieronla transici6n del trabajo servil al trabajo libre.P Una gran parte del reocicnte deba te, por cierto europeizante, sobre la transicion cap italisra, enparticular e l important e ensayo de R obert Brenner, continua con la tra-dicion del debate Dobb-Sweezy."

    No obstan te, entre Dobb y Brenn er surgi6 Ernesto Laclau ." AI igualque Dobb y ot ros criticos de Andre Gunder Frank, Laclau invoco el enfasisrnarx ista clasico del capita lisrno como un modo de produc cion para de.mostrar, como 10 hizo Frank para la America Lat ina colonial, que el sur-gimien to de la explotaci6n comercial y el mot ivo-beneficio, no fueron sufi-cientes pa ra categorizar la econo mia de America La tina como "capi talists"desde Cortes y Pizarro. Laclau observ6 que era rnuy evidente que la ex-plotac ion mercantil se ut ilizaba como instrumento coercitivo en las relacio-nes de trab ajo y en las obligaciones tributarias . correspondientes al modode produccion feud al. No se trata de un punta t rivial, pu esto que afectala explicacion del subdesarro llo historico de America Latina. En eI esquemade Laclau, 10 ultimo deriva de que Eu ropa no solo cana lize los excedentesecon6m icos de los satelites a las metropolis, sino que adernas "fij6 sus re-lacicnes de produccion en un molde arcaico de coerci6 n ext raeconomicaque retard6 todo tipo de proceso de diferenciaci6n social y disminuyo el

    2 3 Lo defensores mas energicos de este pu n to de vista fuer on Dobb y T ak ahashi,en Hi lt on et al, The T ransition. Ci , E. H obsbawm . "The Crisis of the Seven teen thC en tury" (o rig ., 1954 ) , en Trevor Asto n (ed.) , Crisis in Eu rope, 1560-1660 (NuevaYork. 1967 ). 5-62. "

    2~ V el' las fu en tes citadas en la nota 6.2S L acl au , ''Feuda lism and Cap italism in , L a tin America", en New Le ft "Review,

    67 (rnayo-junio, 1971) : 1938. L a cita q ue sigue a la de la pagina 35.

  • 16 REVIS TA M EX ICAl'A DE SOCIOLOCl,\ FEUDALISM O, CAI'ITALl S ~IO Y EL S ISTEMA M U N DIAL 17

    tarnaiio de sus mercados int ernes" . Qued.6-i rnplicito qu e en ausencia detran sfor rnacioncs de produ cci6n mas fuertes ( transforrnaciones qu c puedenderi var en algo mas qu e un proceso de come rcializaci6n), la estru cturasocioeconomica feudal impuesta por Europa cn la explotacion come rcialde Am erica Latina podia haber bloqu eado el desarrollo capi ta lista , auncuand o America Latina hubiera retenido gran parte del excedente econo-mico. La implicacion ult erior fuc que el ava nce material en AmericaLatina, en el siglo xx, exigio el resquebrajami ent o de las estructuras socio-economicas feud ales qu e dominaban rnuchas region es atrasadas , Laclausostienc que Frank confundia el "modo de produccio n" con el "sistemaeconomico", Porqu e era perfectamcnte posibl e, y aiin probabl e, quc si sedesviaba la trayectoria del sistema economico prevalcciente, que era pre-domin anternent e capitalista - 0 sea, goberna do por las necesidad es de unmodo de producc ion capi talista dominante y por el principio dc lucro-,se pudieran incIuir vari os modos de producci6n entre sus "partes" consti-tuyentes. Frank tir6 por tierra la tesis de la "socieda d du al" de los teoricosde la modernizacion, al demostrar la inserci6n de las regiones "atrasa-das" de Am erica Latina en termin os de expl otaci6n dentro del sistemacapitalista mundial ; sin embargo, esta contribu ci6n dificilmente demu estraqu e tales regiones fueran capitalistas,

    La distincion de Laelau entre sistema econornico y sus partes hetero -gen eas, cierta men te socavaba el argume nto de F rank; no obsta nte, su ase-veracion del caracter "feudal" de la econornia mundial, sigue siendoreb at ible, EI probl ema es que America Lati na parecia con frecu encia "de n-tro pero no parte de" la economia capitalista del mu ndo del Atlanticonorte . Durante eI periodo colon ial, en particular, America Latin a par eciaun confuso hibrido entre un a era "feudal" p remodern a y una era modern a"capi talista", Ni Frank ni Laelau son hist oriad ores, y mu cho menos histo-riad ores del periodo colonial latin oamericano. Los historiadores qu e esta nmas inm ersos en la h istoria econornica colonial y en las relaciones socia lessup onen qu e eligir entre una economia "feudal" y una "capitalista" esun a interp retacion err onea de la naturaleza del problem a.

    Po r un a parte, America Latin a y eI Caribe sumi nistra ba n, a traves desu comercio colonial, irnpuestos y contrabando qu e era n bien es esenciales,y excedentes economicos al mundo europeo mismo qu e se basaba en lapre misa de !a expansion de los beneficios come rciales y la acurnulacion decapital. Aun mas, los int erescs mercantiles y el pr incipio de la inversioncon grandes gana ncias significaron en Am erica Latina una fuerza pode-rosa para reordenar las economias urbana y regional, reestructurar los tiposy las cantidades de bien es produ cidos, asi como las tecnologias y las rela-ciones sociales que se aplicaban para producirlos. EI .surgimiento de lasgananeias y la produ ccion de bienes como un principio cent ral de la or -ganizacion economi ca ; el detcrioro simultaneo 0 la destruccion de laseconomias locales de susbsistencia; los gastos impresionantes de capi ta lefectu ados en las min as, en las plantaciones de cafia de azuca r y otras em -

    presas; el crecimiento de las ciud ades y regiones mineras, en dond e sedesarrollaron mercados int ernos significativos y Iorm as relativamente librcsde trabajo, incIuid as las relacion es similares al tr abajo asalariado ; todasel1as p arecian reforzar la noci on de que la econornia de Ame rica Latinaen las region es coloni ales mas dinamicas, nunca fu e "feudal", sino qu eseguia una logica "capitalists", no obstante reflejar su posicion especial comocolonia 0 periferia de la econorn ia mundial europea/"

    Por otra parte, una vision a largo plazo de las relaciones sociales y delas tecnologias mediante las cuales la produccion colonial y la vida socialera n organizad as observa el renacimient o en suelo estaduni dense de mo-dos de prcduccion pre capitalista, 0 , al me nos, no capitalistas, La rotacionde reclutamicnto de eselavos y las diversas form as de servidumbr e 0 peona-je consti tuian las relaciones cstrategicas de trabajo en las minas, plan ta-ciones, obradores textiles y haciend as de America Latina. Estas relacionesde trabaj o serviles conducen al mismo tipo de relaciones que prev alecianen Eu ropa an tes de su transicion al capita lismo en cuanto que se apoyaba nen una comp ulsion cxtraeconornica en vez de la libre contratacion detrabajadores prolctarizado s, cuya falta de subsistencia los l1evaba a vendersu fuerza de trabajo por un salar io. En el largo plazo, la explotacion mer-cantil de America Lat ina no impidio la reconstitucion efectiva de econo-mias de subsistencia, a pesar de qu e estas estaba n muy empobrecidas, ni lade las estra tegias de las comunidad es indigenas, ni el usa de metodos "p re-capital istas" (t ribute, ren tas, reelu tamien tos de trabajo, esclavitud, peonajey otros) para extracr el exceden te de los produ ctores directos. Aun lacconomia minera durante el siglo XVll1 en M exico, Peru y Bolivia, reque-ria de la rcducc ion de trabajadores ' rclativamente "Iib res" a un nivel de" cautivos" a fin de lograr utilidades y una expansion mayores,"? Los mer-cados in ternos coloniales y la tecnologia se estancaron en el largo plazo.La transicion a un modo de produ ccion capi talista, al final del siglo XIX

    2 6 Sobre cl peso de la min eria y la exp lotaci6n mercant il en la estru ctura yo rganizaci6n de hi. vida ecori6mica, el trabajo de Carl os Sernpat Assodourian esfun damental: "Modos de pr oducci6n, capitalismo y subd esarrollo en America La-tina", en Assadour ian et ai, .M od os de producci6 n, 47-81 ; El siste ma de la econo-mia coloni al: mcrcado in terno, reglones y espac io econom ico (Lima, 1982) , qu erei mprime ensavos escritos en las decad as de 1960 y 1970; y "La produeci6n de1a mercan cia d in'ero en la fomi aci6n del me rcado in terne colonial : el caso delespacio peruan o, siglo XVI", en Enrique Floresca no (ed.) , E nsayos sabre el desarro-llo econ6m ico de Mi.~ico y Amhica Lat ina (150 0-1975) (Mexico, D . F., 1979 ) ,223-292; c], Steve J. St em , "Ne'w Di rections in Andea n Economic H istory: ACritica l Di alogue with Ca rlos Sempa t Assadou rian", en L atin America Perspect ives,12 : 1 ( invierno, 1985 ) : 133-148. V er tamb ien P. J. Bekewell, Si lver Mining andSociety in Colonial Mexico: Zacate cas, 1546-1700 (Cambridge, Inglat erra, 1971 ) ;D . A, Brad ing y H arry E. Cross, "Co lonial Sliver Mining : Mex ico and Peru" , enH AHR, 52: 4 (nov., 1972): 545-579 ; y cI clasico todavia u til por Eric R. Wolf,Sons o{ the Shaking Earth: The People of M exi co alld Guatemala-Their L and,H istory and Cultll re (C hicago, 1959 ) , 176-187.

    27 Vease la discusi6n de la mine ria de ' la plat a mas' adelante y las fuent esciladas en las no las 6~ . 68 y 6'9.

  • 18
  • 20 REV ISTA MEXICANA DE S OCIOLOCI.... FEUDALISMO, CAP ITALl S ,,10 Y EL S ISTE M A MUNDIAL 21

    no de atenc i6n,yo obstan te, es la rapidez con .la que la literat ura latino-ame ricana fuemas alla de las dcclaraciones iniciales de Laclau. Con todo,el periodo de 1960 a 1980 pr esenci6 en America Latin a el auge de estu-dios creativos en el ma rxismo .P Antes de qu e T he M odern W orld-Systemse uni era a la cont ienda, otros estudios sobre la colonia ya habian reveladouna serie de posiciones complicadas en el feudalismo, el capita lismo y enla econornia mundial.

    Podemos estudiar cuat ro "posiciones", cada una de las cua les tra ta deeludir la trampa que se sefiala con anterioridad. U na de las posiciones,observa las caracteristicas originales, pero .paradojicas, de la econornia co-lonial como la base para aumen tar y enriquecer . nuestras "categorias"heredadas, en vez de observarla como una "anomalia" que debe explicarse. .Sus estudiosos han buscado elaborar teoriasde los modos de produ cci6n"coloniales" y "colonial esclavista", que podrian complernentar las catego-rias heredadas de la historia europea." La segunda posici6n, que es com-patible , con la instancia te6rica de Laclau , afirma la posicion central del

    32 Es evidente para qu ien eslc Iarniliariz ad o con .los estudiosos latinoameri-canos de l periodo, y es muy eviden te en Assadou rian et al, M odos de p r'oducc ion ,'Bartra et al, M odos de producc i6n. Po r "rnarxistas" 'me refiero tant o a los estudio-sos que se def inen a si mismos como "marxistas", como a los que estan fuertemcnteinfluidos o estan :comp rometidos con 1'1 trad icion marxista, pe ro no necesari amentca quienes se han iden tificado COn esa tradi cion, Los lectores de Estados Unidos.deben .no tar; de cualquier mancra, que los, int electu ales d e Ame rica Lat ina son confrecu enc ia menos timidos que los esta dounidenses para sus propios trabajos como "rnar~ 'xistas", y que por Ia variedad de pe rspec tivas ' y debat es " rnarxistas" que p rospe-raron a pa rtir de 1'1 decada . de 1960, esa identificacion sign ifica po co acerca de1'1 intelect ualid ad 0 crea tividad .ortodoxas, Para, tenninar, tarnbien deb o deci r 10'que es vcvid ente, La crea tividad y original ldad del'period o no niega ' ,que tdm biJ"haya sido testigo de u na p lerora de publi caciones crud arnen te ma rxistas, Cad,a'perspectiva genera su pa r te de tr abaj o prosaico, Y .1 '1 Iaccion rnarxi sta no es laexcepciqn. , " , , , ' ,', '

    ;3 3 -Ve r -en vespecia l a ' ,j:::iro F. S, , Cardoso, "Sobre los modes ,de produccion co-.loni ales de . America", en Assadourian et al, M odos de p rodu ccion, 135: 159 ; 'Ca r--doso,.. "El vrnodo ,de produccion .esclavista coiotija l ' en Ame~ica", ,en ibid, i93.242 ;:',Ca rd \>so, "Los rnlldos de pr"feud alismo" estadunidcnsc, a pesar de que bosqueja con todo cuidadosus caracteristicas pa r ticulares, a la vez que destaca el contexto hist6ricoespecifico que une el feudalismo colonia l (y los riesgos mercantiles localese internacionales) con la acumulaci6n capitalista y otros modos de pro-ducci6n. Una versi6n de este enfoque explora la misma economia colonialcomo una articulacion comp leja de varios modos de producci6n, un "todo"unico qu e es combinac icn de varias "partes" dentr o de un contexto his-torico especifico. EI ejemplo mas important e de este enfoque es la inter-pretacion p ionera de Enr ique Semo acerca de la formaci6n colonial me-xicana como un sistema que condujo al feudaJismo, al "cap italismoembrionario" y al " despotismo tribut ario" (el modo de pr odu cci6n de co-munidades indigenas sujetas a una relaci6n tribut aria con el Estado) , enuna coexistencia dinarnica y d esigual.?' La tercera posici6n sostiene bajonuestra responsabilidad los supuestos te6ricos heredados, Este punto devista sostiene que puede ser engafiosa la busqueda de un modo ' de pro-duccion dominant e en la America La tina colonial porque la piedra an-gular de la econornia colonial radicaba precisarnen te en la dorninaci6ndelcap ital comer cial sobre la prbducci6n. Dentr o de esta linca ideanalisis, elobje to 'de' un estudio historico, con fundamentacion teorica, es el de explo-

    3. Vease Pab lo M acera, "Feuda lismo colonial arnericano : el caso de las ha ,ciendas peruan as" , publicado origin alment e en Acta Hist orica (Szged, Hu ngria,1971 ) , reirnpr eso en ' Macera, Trabajos deHistoria (4 vols.,: L ima , 1977 ) , III, 139227; Enri que Semo, 'H istoria de l capualism en Mex ico: los orlgenes, "1521.1 763(M exico; D. F., 1973 ) ;' cf. Roger Ba rt ra, "Sobre 1'1 ar ticu lacic n de mod os' de pr o.duccion en America Lat ina" , en Ba rtra et al, Modos de produc cion, 5-19; MarcelloCar ma griani, 'Formacion y crisi s de 'u n sistema feu da l (Mexico, 'D :' F ., 1976).Publicac iones mas recien tes acerca de estos terna s incluyen a Cl aude Morin, 'M ichoacan en Itt Nueva Espa na del siglo xvrtrr cre cim iento y d esigualdad en , u naecon'oiilia colonia l (Mexico, D. F ., 1979 ) ; R uggiero Roman o, "America n Fe ud alism" ,en ' HAHR, 64 : I (feb. 1984 )': 121-f34 ; M argare t V illanueva, "From vCalpixqul toCorregidor : Appropriat ion of"Womcn' s Cotton"T extile Production in Early Colo nialMex ico" 'en L at"iri' America Perspecti ves , 12 :1 (Invierno,: 1985 ) ; 17-40;' Algu nas delas ideas cent rales sobre las haciendas expuestas en csta Hteratu ra - en 'especialsob re 1'1 cnorme elastiCioad en la "capacidad de los' 'cstados para mezcJar el t'rabajoserv il con Ia: produccion para e1 mercado-- fueron " an ticipadas ' en 'los :cstlJdios pio-ncros de ' Eric Wolf y Sidney 'Win tz, ""H aciendas 'and Plantations in 'M id le Ame ricaan d' the ' An'tilles, en Social and E con omic St udies, 6 : 3 (1957): 380-4 12; Wolf,Sons, ' 202-2 J1; Mario Gon gor a, O Tigen de ' los inquilinos" de Chile ce ntral (San tiagodc C hile, 1960 ) ; Cha rles Gib son, T he A zl ecs ,mdcr SjJanish R u le: A H istory ofthe In d ias of the Valley of Mexico, 1519-18 10 (S tanfo rd ; ' 1964 ) , 326-334 . Los'mej ores estu"d ios sobre los mcca nismos para' obtener util idades en las hacie ndas ',enel curso de los ciclos de fluct uacion ' del mcrca do sc' encuentrah 'en' 'Enr ique Flores-

    c a~lO , Precio s del maiz ' y crisis agrlcolas en M hico (1 708-1810) (Mexico, D : F.,1969 ) ; Br~oke Larson, " Rural R hythms of C las's Confli ct in Eighteenth-Cent ul'yC6chabamba" , en ' HA H R ;'60 : 3 (a go ., "1980 ) : 407-430. Una con tribuci6n pione ra einfluyen te sobre el concepto de ar ticulacion (ue " 1'1 de Pier rePhilippe Rey, L es 'Alliances des clase .' (Paris, 1973 ) ; un peligr'o potehCial para el concepto de ar-tic).llaci6n esta cn Steve J , Stern, "Latin Am erica's Colonial Hi story : I nvita tion ' to~ n Agenda" ', en L at in A m erica Per spe cti ves, 12 : 1 (inv ierno, 1985 ) : 7-8.

  • 22 REYlST.\ MEXICANA DE SOCIOLOClA FEUDALISMO, CAPITALISMO Y EL SISTEMA MUNDIAL ') ~-;)

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    rar las formas en las que el capital comercial organizaba y explotaba di-versas relaciones de producci6n, ninguna de las cuales servia como basepara un modo de produccion totalmente constituido en America Latina."

    Por debajo de las discrepancias entre esas posiciones subyace un im-portante denominador com un : cada una de elias es una vision muy criticasabre Frank y accrca del capitalismo colonial; hacia 1974, cada una habiaavanzado hacia una altemativa teorica, complicada y cuidadosamente in-vestigada, que iba mas alia de los terminos de la critica inicial de Laclau,Hay que decir tarnbien que los trabajos pioneros asociados a esas posicio-nes tal vez han circulado ampliamente en America Latina, no asi en tra-duccion al ingles.8jJ

    La cuarta posicion, casi con certeza un punto de vista minoritario en-tre los intelectuales de America Latina, confirma el caracter "capitalista"de la econornia colonial. Pero aqui, tambien, los mejores trabajos fueronmas alla de los terminos que se destacaron en el intercambio inicial Frank-Laclau. Por ejemplo, Angel Palerm arguyo con vigor en 1973 que el Mexicoespafiol habia constituido un "segmento colonial" del modo de produccioncapitalista. Su argumento, sin embargo, se apoyaba en la demostracion .delajuste del Mexico colonial a la explotacion comercial por la econornia ca-pitalista mundial, asi como una critica muy bien documentada que, en~;U razonamiento, se acercaba grandemente a la reorla;" La investiga-

    35 Vease Assadourian, "Modos de producciori'"; Assadourian, El sistema; JoseCarlos Chiaramonte, HEI problema del tipo hist6rico de sociedad : critica de supues-ros", en Bartra et al, Modos de produccion, 107-125; Juan Carlos Garavaglia,"Iruroduccion", en Assadourian et al , Modos de produccion, 7-21; Garavaglia, "Unmodo de produccion subsidiario: la organizaci6n econornica de las comunidadesgarantizadas durante los siglos XVll-XVIlI en la Iormacion regional altoperuana-rio-platense", en Assodourian et al, Modos de producclon, 16119J. Para un trabajosubsccuente sobre csta materia por estos autorcs, ver Assadourian, "La produc-cion de la mercancia dinero"; Assodourian, Andlisis sobre la [ormacion del sistemacolonial (Mexico, D. F., Grijalbo, de proxima aparicion ) ; Chiaramonte, Formes desociedad y economia; Garavaglia, Mercado interno y economia colonial (tres siglosde historia de la yerba mate) (Mexico, D. F., 1983).

    36 Tengo en la mente especialmente a Assadourian, "Iritegracion y desintegra-cion regional en el espacio colonial: un enfoque hist6rico", publicado originalmenteen el diario chileno EURE en 1972, y bien conocido en America del Sur en foto-copia y mimeogralo antes de ser reimpreso en Lima en 1982, en El sistema, 1091:14; Assadourian et al, Modos de produccioll, publicado originalmente en Argen-tina en 1973, y su novena reimpresion por Siglo XXI (Mexico, D. F., BuenosAires, Madrid) en 1982; Bartra et al , Modos de produccion, publicado original-mente en Mbcico en 1975 y reimpreso en edicion peruana en 1976; y Semo,Hlstoria del capitalism, publicado originalmente en Mexico en 1973, donde al-canzo la 12~ reirnpresion en 1983, y tambien publicado en edicion cubana porCasa de las Americas en 1979. Los importantes ensayos de Ciro F. S. Cardoso in-c1uidos en Assadourian et ai, Modo.' de producion, tambien fueron pubJicados enBrasil en 1975, en Santiago, America colonial, 6114-3. No es exagerado decir quesolo el celebre articulo de Ernesto Laclau circulo ampliamente tanto en AmericaLatina como en Estados Unidos.

    37 Angel Palerm, "i Un modelo marxista para la formacion colonial de Me

    cion de Peter Bakewell en las minas de plata de Zacatecas convencio aPalerm, alia en 1971, del "caracter capi talista" de la Nueva Espana delsigto XVIlI, una economia que podia compararse con el "disefio contern-poraneo de Europa".38 Palerm no apoyo Sill conclusiones en la explota-cion comercial de Mexico por el sistema mundial, cuya fuerza se habiadebilitado en el siglo XVI!, sino en un estudio historico muy cuidadoso de 1:1produccion de plata en Mexico, su tecnologia, sus relaciones de trabajo,inversiones capitalistas y su importancia para toda la economia colonialmexicana.

    Va en contra de este debate medir la importancia de las publicacionesde Wallerstein sobre la historia del sistema mundial moderno y en es-pecial para la historia e historiografia de America Latina. Los latinoame-ricanos pensaron mucho sobre su participacion desigual en el sistema mun-dial antes de la publicacion del volumen I de The Modern World-Systemen 1974. La intensidad del debate, su rapido avance que va mas alii delos fundarnentos expuestos por Frank y Laclau, la cristalizacion de posicio-nes teoricas relativamente complicadas hacia la primera mitad de la de-cada de los afios 70, la corriente de criticas que marco la tesis de Frankde candida e ingenua teoricarnente, todo ello contribuye, tal vez, a explicar"la respuesta sorprendentemente debil" 39 a los volumenes de Wallersteinal final de la decada de los 70 y principios de la de los 80. Esto no quieredecir que sus importantes Iibros pasaran inadvertidos, 0 que no pudieranprovocar ninguna respuesta, en especial por parte de los estudiosos deAmerica Latina y el Caribe en Estados Unidos.'? Podria ser que ahora

    xico?" reimpreso en Palerrn, Antropologla J' marxismo (Mexico, D. r., 1980), 65-88; ct. ibid, 89-14-5; Fernando A. Novais, Estructura e dinamica do antigo sistemacolonial (seculos XVI'XVllI) (Sao Paulo, 1974), que tiene mucho en com un conWilliams, Capitalism and Slavery; Kalki Glausser R . y Luis Vitale, Acerca delmodo de produccion colonial en A. mlrica Latina (Medellin, 1974-), 5-158. La pro-funda critica de Palerm de la teoria y la receptividad pertinente para discutirsobre el capitalismo colonial pueden compararse con dos ensayos importantes deSidney W. Mintz: "The So-Called World-System: Local Initiative and Local Res .ponse", en Dialectical Anthropology, 2: 4- (Amsterdam, nov ., 1977): 253-270; "Wasthe Plantation Slave a Proletarian?" en Review, 2: 1 (verano, 1978); ct. Mintz.Sweetness and Power: The ' Place 0/ Sugar i71 Modern History (Nueva York, 1985 1.

    35 Bakewell, Silver Mining, 225.39 Halperin-Donghi, "'Dependency Theory' and Latin American Historiogra-

    phy", 129, cuyo argumento sobre este punto 'es, en cierto aspecto, similar al mio.

  • 24 REVI STA MEXICAN ,\ DE S OC IOLOGJA Ff.U DALI S M O, C.WITA LIS M O Y EL S ISTEillA M UNDIA L 25

    fueramos testigos del inicio tardio de una rach a de respuestas. Mas , enespecial para Ameri ca Latina, la tentaci6n de ver a Wal1erstein como unAndre Gunder Frank con una vestimenta mas erudita, debi6 haber sidogrande. Fue como si Wall erstein hubiera aparecido demasiado tarde, des-pues de que los latino arnericanos ya hubieran montado su exhaustivo de-bate sobre el sistema mundial y los modos de producci6n; despues de quehubiera delimit ado las posiciones innovadoras que manejaran razonable-ment e bien las paradojas de la idiosincra rica parti cipacion de la AmericaLatina colonial en el sistema capitalists mundial. Ya no era una revelaci6nla idea de la dependencia hist6rica y la manipulaci6n por una Iuerza capi-talista extem a en buena part e, la real idad vivida en America Latina, tan ac-tual en el ambicnte int electual entre 1960 y 1970. Para decirlo de otro modo,Gabriel Garda .M arquez no necesitaba haber leido a Wallerstein para ha-cer un brillante retrato de la dependencia en El Ol ano del Patriarca (pu-blicado en espafiol en 1975): un dictador del Car ibe, acosado por susacreedores extranjeros y el embajador de los Estados Unidos, i al fin aplacala presi6n mediant e la exportaci6n del mar del Caribe a Arizona, dondeel agua des31inizada pod ra irrigar el desierto! Este magistral momento defino humor y pr ofundidad se cia en un trabajo en el cual el lenguaje ver-dadero. jicentua la prol ongada continuidad de la sujeci6n a potencias ca-pitalistas "rap aces. Garcia Marquez entretejc las salidas del siglo XX conpasajes verbatim del diario de Cristobal CoI6n.41

    reimpreso en Palerm , A ntr opologfa )' m arxismo, 89-124; Ro seberry; Coffee andCapitalism, 59.6 6; St uart B. Schw artz, "Indian Labor and New World Plantations:Eu ropean Demands and In dian Responses in Northeaster Brazil", en A merican His-lori cal Review, 83 : 3 (junio, 1978 ) : 43-79; Eric R. W olf, Europe and the Peopleiuithou t History (Berkeley, 1982) : 21-23 , 297-298; Maurice Zeitlin, The civil Warsin Chil e (o r lilt bourgeois revolutions that never were) (Princeton, 1984), 220-237. Para comprometer a W alle rstei n con estudiosos de las zonas Ironterizas espafiolas, vease T omas Alm aguer, " I nterpreting Chican o H istory : The World-Sys-tern Approach to Nineteenth Ce ntury Cal ifornia", en R eview, 4 : 3 (invierno, 1981 ):459-507; D avid J. Weber, "Turner , the Boltonian s, and th e Borderland", AmericanHist orical Review, 91: I (feb ., 1986 ): 81 (n. 71).

    Esta lista no es produ cto de una investigaci6n s is t~matjca Y exhaustiva, peropien so que r eflej a bien la naturalez a de respuestas a Wallerst ein. D estacan trespu nt os. Prirnero, mu y pocos de los que responden son latinoam erican os. Segundo,las respu esta s fueron muy tardias; no fue sino hasta 1980 qu e empieza n a ide~tificarse . como un conjun to de com en tarios, especialmente de los Iationamericanos.Tercero, el asunto tarnbien muy import an te de la calida d . Los cornenta rios de loslatinoam erican os sobre W allerstein no tienen la intensid ad - me dida esta por eIcalor de las polernicas y por la busqueda de una apreciacion siste matica- que fueIan comun en las respu estas a Andre Gunder Frank, al final de la decad a de 1960y prin cipios de la de 1970.

    H G abriel G arcia M arqu ez, The A ulum n of th e Patriarch, en tra duccion alingles de Gregory R abassa (Nueva Yo rk, 1976 ), 187.1 88, 208, 225, 229. EI genioy sentido del hu mor de Garcia Marquez para pon er el ojo sobre Am erica Latinaradic a en q ue no es del lodo improbabl e; este episodio no es un a excepcion-Despues de tod o, los colonizado res en la America espanola sac aban, procesaban yemha rcaba n cl interior de las grandes mo ntaji as de plata a fin de lubricar los en -

    EL RETO DEL TRAHAJ 0 DE W ALLERSTEIN

    Con todo, evitar la evaluaci 6n profunda del trabajo de Wallerstein,desde el angulo de la historia de America Latina, constituye un error. Esdecir, cs comprensible pero no aconsejable dejar de 'lado 0 disminuir apriori la tendencia de Wallerstein en el conte xte historiografico e intelectualde America Latina.

    Por varias razones el trabajo de Wallerstein mere ce una vaJoraci6n massistematica. En primer lugar, su impresionante conocimiento de la litera-tur a historica, sobre todo de Europa, hace que su trabajo sea demasiadorico y profundo como para ignorarlo. El conocimiento que tiene de lacomplej idad historica de los inicios del "centro" moderno y la "sernipe-riferia" sobrepasa la rnayoria de 16s trabajos que adoptan la perspectivadel sistema mundial.P En segundo lugar, el argumento de Wallerstein esel mas sistematico y energico de la propia unidad del analisis historico, envirtud de que el siglo XVI no constituye ni un estado, ni una regi6n, niun pueblo, sino todo un sistema econ6mico mundial europeo. El reto deeste argumento no se resuelve con ignorarlo. Y si el argumento es correc-to tiene implicaciones enormes para las formas en que se conceptualizay practica la investigaci6n hist6rica sobre America Latina.

    En tercer lugar, Wallerstein presenta una respuesta directa c innova-dora al debate Frank-Laclau. Su conceptualizaci6n del capit alismo no solo norestituye unicamente la posicion de Frank, sino que tarripoco discute la com-patibilidad queexiste entre el fcudalismo y la actividad del mercado. Respectoa la aseveracion de Laclau de que las relaciones serviles de producci6n enAmerica Latina correspond en al modo de producci6n feud al, Wallersteinresponde que el contexto total que rodea las relaciones particulares deproduccion ejerce un a influencia decisiva en sus funciones dinamicas masreales . y mas amplias (Uleyes de movimiento" desde el punto de vista dela teoria marxist a). Par esta unica razon sc enti ende mejor al capitalismomas bien como el factor que reernplaza las relaciones coercitivas de tra-bajo por el trabajo de salario libre, que como cl surgimiento de combi-naciones optirnas de relaciones laborales coercitivas que benefician al con-junto del sistema capitalista. Esta es la razon por la cual, desde cl puntade vista de Wall erstein, existe una enorme diferencia cualitativa que dis-tingue la posici6n de los siervos en la Europa del medioevo de la posicionde los "siervos" del siglo XVI, quienes estaban sujetos a relaciones de

    gran ajes de Ja vida economica y obsesiones de Europa. Estoy muy agradecido ami colega, el profesor de litera tura hispanoamericana, Jill Net chin sky (ahora enMiddlebury College ) , por lIam ar rni atenci6n 'para utili zar los pasaj es de GarciaMarquez sobre Col6n.

    4 2 En este sentido , ver los instructivos comentarios de Zeitlin, The Civil Wars,227-228 (n. 15). en World-System I ; cf. mis comentarios sobre W orld-System IIen la nota 4.

    2

  • 26 REVISTA MEXIC,ANA DE ~OC IOLOciAFEUDALISMO, CAPITALISMO Y EL SISTEMA MUNDIAL 27

    producci6n de tipo feudal impuestas poria economia mundial capitalista.El razonamiento que subyace detras de la respuesta de Wl:Il1~~~teinaLaclau bien merece mencionarse con amplitud: 43

    La diferencia entre los siervos de la gleba de la Edad Media y elesclavo 0 trabajador de una encomienda en el siglo XVI en la Americahispana, 0 un "siervo" en Polonia (en la misrna centuria) eratresveces mayor: la diferencia entre asignar "parte" del excedente a unmercado y asignar la "mayor parte del excedente"; la diferencia entrela producci6n para un mercado local y la del mercado mundial; ladiferencia entre la clase explotadora que gastaba las utilidades y la quese motivaba a sacarles el maximo beneficio y reinvertirlas parcialmen-teo . . En cuanto 'a la complicaci6n en el mercado mundial mediantela intensificaci6n del feudalismo, precisamente en esa forma, pero un"feudalismo" de esta nueva variedad. EI punto es si las "relaciones deproducci6n" que definenun sistema son las "relaciones de ' produc-ci6n" detodo el sistema , y el sistema en este ,punto en el tiempo serefiere a la economia mundial europea. EI trabajo libre es indudable-mente un rasgo distintivo del capitalismo, pero no el trabajo libre atraves de las empresas productivas. El trabajo libre esla forma decon~olar la ~no d~.obra cali~~cada en I~ paises del ce~tr?, rnientrasque ~I trabajo coercrtrvo es utilizado en areas de la periferia para lostrabajadores sin calificaci6n. Porconsiguiente, la combinacion de estoses la esencia del capitalismo.

    Es pOI' esta raz6n que Wallerstein considera el "feudalismo" como unconcepto engafioso dentro del contexto del siglo XVI , y se refiere ~I , traba-jo servil bajo el capitalismo como "trabajo coercitivo a destajoI.Sise desea igualar a Wallerstein y Frank debe hacerse de lado este argu-mento. ' " '

    En cuarto lugar, la experieneia del Caribe proporciona . cierto apoyohist6rico a la posicion te6rica de Wallerstein sobre unidades de ahalisis 'ycombinaciones capitalistas de trabajo Iibre y coercitivo. La historia de laesclavitud de las plantaciones del Caribe complica la distirtci6n entre mo-QOs de producci6n no capitalistas, fundadossobre el trabajo servil, , y unmodo de produccion capitalista basado en . el trabajo de ' sa1

  • 28 REVISTA MEXICANA DE. SOCIOLOciA FEUDALlSMO, CAPlTALISMO Y EL SISTEMA MUNDIAL 29

    A pesar de los debates anteriores sobre America Latina, y su conside,rable cornplicacion, la versi6n de Wallerstein de la idea del sistema mun-dial ,.demanda una seria y sistematica apreciaci6n de las perspectivas deAmerica Latina y el Caribe. Para los historiadores, la evaluaci6n criticarequiere de la comparaci6n de estudios de caso con el esquema generalpropuesto en The Modern World System. Aun si se tomara un estudiode caso al a zar, sin tomar en cuenta su import an cia, no contribuiria conmucho a este pro ceso. Pocos oiran con ' atenci6n el llamado que sigue :"Despues de seis afios de cuidadoso estudio, rni conclusi6n es definitiva .i EI modelo de Wallerstein no se aplica bien al caso de las exportacionesde .zarzaparrilla de Santa Rosa de la Frontera de la Oscuridad " En lamedida en qu e los estudios de caso se acerquen mas al meollo de la tesis.mas revel adora sera la evaluaci6n critica . Propongo que nos concentremosen las minas de plata y en las plantacion es de cafia de azucar de laAmeri ca Latina colonial temprana. EI estudio de esos dos casos tiene vari asventajas. La plata de la America espanola y el azucar del Brasil portuguesy del Caribe, constituyeron las dos exportaciones mas importantes deAmerica a Europa durante los prolongados siglos XVI y XVII que estudi6Wallerstein. No es de sorprender que los sector es de plata y azucar de laAmerica espanola y del Caribe llamaran pod erosamente la atencion de lasautoridadesde la metr6poli. En pocas palab ras, estos casos de estudio per-tenecen aLverdadero centro (si puedo apropiarme del termino) de la visi6nde Wallerstcin-sobre el funcionamiento del sistema mundial en la AmericaLatina coloni al y en 'el Caribe. Si estos casos de estudio reve1an mas pr o-blemas a . la interpretaci6n de Wallerstein, todo su paradigma esta enriesgo. Si, por otra. parte, su sistema del mundo proporciona una . intros-peccion genuina de la periferia y las relaciones centro,periferia, esta intros-pecci6n se hace evidente cu ando se estudian las prioridades de Ameri caen el sistema mundial.

    CASOS,.DE PRUEBA -(I) PLATALos temas principales son la descripci6n y la explicaci6n. En el niveldescril?tivo,~ proporciona Wallerstein un a aproximaci6n 2.decuad;::t" en loscasos de la plata y el azucar, acerca de 105 elemen tos que el mismo.consideraesenciales para su argumento? En otras palabras ~ habra logrado el trabajolibre de divisi6n rripartita internacional -en el centro, trabajo 'Iibre, deaparceria en la semiperiferia y el trab ajo forzado (esclavitud y trabajo coer-citi vo a desta jo ) en la periferia- describir las caracteristicas principalcsde los sistemas de trabajo asociadas con la producci6n de plata . y azucar?A nivel de explicaci6n tda razon el metodo 0 razon amiento de Wallers-tein del nacimiento de ' los modelos que considera estrategicos? Dicho deotro modo: ~ se explican los rasgos principales de produccion, 'tra?ajo yde Costa, The Brazilian Empire: My ths and H ist orie s (C hicago, 1985 ) , 152-15:1 ,157-159, 168-169, 222-223, 227-228.

    comercio en 105 sectores de plata y azucar, por su valor funcional en elsistema mundial, es decir, como el resultado de las mejores soluciones irn..puestas por el sistema mundial 0 par capitalistas de la America a fin deresponder a los dictados del mercado intemacional?

    Comencemos con la plata, la expo rtaci6n legendaria de America du-rante el prolongado siglo XVI. La Fuente mas importante que exportabaplata a Europa fue Potosi, esa grande y alta montana en el arid o altiplanoboliviano. Hasta epoc as recientes, la interpretaci6n con vencional del tra-bajo en Potosi proporcionaba una ilustraci6n clasica de la tesis de Wallers-tein. EI primer relato se expone como sigue: Potosi, que fue descubiertoen 1545 para 10 5 prop6sitos coloniales de los espafioles, atrajo primero unaernbestida anarquica de empresarios coloniales que tir anizaron a los indiosy los redujeron a la esclavitud. En 1560 se efectu6 el primer despojo delrico mineral de modo qu e 105 colonizadores se vieron obligados a organizaruna explotaci6n m as racional. La tecnologia y las relaciones de producci6nen la plata cambiaron dramaticarnente bajo el mandato del virrey Fran-cisco de Toledo (1569-1581). Enormes sumas de capital financiaron laconstrucci6n de un a inf raestructura que consistia en lagos, diques, acue-ductos y refinerias ; la ama lgama de mercurio reemplaz6 a las tecnicas sim-pIes de fundici6n y permiti6 refinar el mineral de baja ley en gran escala ;el in fame sistema de trabajo mila;"" un sistema de rotaci on de trabajadoresindios, impuls6 a unos trece mil campesinos a trabajar en las minas por

    ~ . Para las primeras co ntri buc iones import antes de la historia sobre el tra ba jomita en Potosi, ve r .l0rge Basadre, " El regimen de la mit a" , en Jose Manu el Valega(ed .},' El uirreinato d el Per u ' (Lima , 1939 ), 187- 203, Alberto' Crespo Rodas, "Lam ita en POtOSI, ver Jorge Basadre, "El regimen deIa mit a" , en Jos e Manuel' Val egamer, "Net as sobre Ia enco mie nda pe ruana en el siglo X VI" , en R euist a del l nst itut o .d eHist oric del D erech o, 10 , (Buenos Aire s, 1959): 124-14 3; George Ku bler, "TIleQuechua in th e Coloni al World", en Julian Steward (ed . ) , H andbook of SouthAmerican Indian> ( 7 vols., W ashington, D. C.), II (pub. 19'16 ) , 371-373 ; JohnH. Rowe, "The In cas Under Spanish Colonial Institutions" , en HAHR , 37 : 2 mayo,1957): 172-176. C] . Ma nuel Vi cent e Villaran, Apuntes 'sobre la realida d t sociai d'elos lndigenas ante las ley es de indios (Lima, 1961), 101-145 ; David L. Wiedner,"Forced Laber in Colonial Peru ", en The Americas, 16: 4 (abril , 1960): 357-3P,3.Sabre la fre cuen cia del marco "c lasico" del inicio de la decad a de {970, verlos cornentarios de Brading y Cross, " Colonial Silver Mining" , 557-560 '; c[. R.e.Padden, "Editor's I ntrodu ct ion" , en Bartolome Arzans de Orsua y Vela, T'ales ofPot osi, editado por Padd en , tr aducci6n de l frances de M. Lopez-M orillas (Provi-den ce, 1975 ) , X VI[- X VlIl . Sobr e los aspec tos, tecn icos y Ja escala .de produ cci6n, ' verBradi ng y Cross, "Colonial Silver M ining", 547-556, 568-5 79 ; Bakewell, M iner sof " the R ed M oun tain , 8-32, 137-151; Bakewell , '''Registered Silver Produ ctionin th e POtOSI distri ct , 1550-1 '735" , en Jahrbuch [iir Gesch ichte von S ta al , Wirtschaitun d Gesellschajt L ateinam erik as, 12 ( 1975): 67- 103; Bakewell , "Technologica lChange in Potosi : The Silver Boom of the 1570s", ibid, 14 (1'977) : 60-n. Traba-jos anteriores tod avi a {Hiles son los de M odesto Bargall6, L a am algamaci6n de losminerales de p lata (Mexi co, D. F., 1969 ); Bargall6, La m ine ria y la metalurgia enAmerica espanola d urant e la l p oca colonial (Mexico, D. F ., 1955 ) , en esp , 107166; Gwendoline Ballantine Cobb , "Potosi and Huancavelica : Economic Bases ofPeru, 1540 to 1610" (diser taci6n de doctorado, Berkel ey, Cal iforni a, 19-17 ) .

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    un "salario" estipulado cada afio, El "salario" mita era mezquino 'enexceso si se le comparaba con las compras y los debitos que se imponiaa los trabajadores; representa una suerte de ficci6n legal, mas que ' unmedio de subsistencia. Esta forma de "pagar el trabajo forzado" en 1'1primera hitoriografia, constituy6 una relacion de trabajo estrategica, por-que proporcionaba el volumen de fuerza de trabajo en las minas, y porquelos costos de producci6n eran muy bajos, factor que sustentaba 1'1 prosperi-dad de Po tosi. El mit a fij6 las condiciones de trabaj o, productividad, ypago dentro de un molde coereitivo de subsalario a los trabajadores; ori-gino que 1'1 ecoriomia cam pesina mantuviera a los trabajadores redutados ;v lIev6 'II maximo el excedente que acaparaban los productores de plata ylos mercaderes. Ad emas, el diseiio original de tecnologia y relaciones detrabajo que se disefiaron entre 1570 y 1580, resistieron muy bien las fuer-zas de erosion y 1'1 decadencia secular. La mlta en Peru-Bolivia se aboli6en 1812. lD6nde puede encontrarse un mejor ejernplo de un sistema queexplotaba el trabaj o " coercitivo a destajo" en la periferia, y que serviaa his necesidades de 1'1 economia mundial europea?

    S610 algunas pa rtes de este esquema primitivo han sido corroboradasen investigaciones recientes. No es objeto de este trabajo discutir sobrelas cuantiosas inversiones y tentativas por renovar 1'1 tecnologia para 1'1producci6n de plata entre 1570 y 1580, 10 inadecuado del "salario" mitapara sosten er a los trabajadores, y el papel econ6mico de 1'1 mita comotoma de subsidio e n 1'1 producei6n de plata. Pero en las cuestiones del tra-bajo, las de scripciones conyencionales se vienen abajo.

    En la actualidad-sedispone de una historia mas suti! y mejor funda-men tada sobre el trabajo de los indios en las minas de Potosi; una inves-tigaci6n reciente reconstruye 1'1 rela cion de trabajo mita dentro de 'unpapel mas modesto y casual. Durante 1'1 primera centuria de Potosi sepueden distin guir tres estadios que se traslapan en 1'1 historia del trabajoen las minas. En una fase temprana que dur6 hasta el comienzo del pe-dodo 1570-1580, 10 mas notable fue 1'1 dependeneia de los productoreseuropeos de plata de las condiciones de tr abajo y tecnologia definidos engran parte por los indios. Los trabajadores indigenas de las minas eranyanaconas, indios individualistas que h abian cortado 0 aflojado sus lazosde parentela unica de grupo, 0 indios de encomienda, miembros de ungrupo etnico "confiados" por 1'1 corona a colonizadores particulares esp a-iioles (en comend eros). Los yana conas pasaban de un contratante a otroen forma mas independiente, y de hecho, esto les perrnitia explotar venasparticulares de 1'1 mina, a cambio de proporcionar a sus contratantes unap articipaci6n del mineral extraido. Los yanaconas asumian 1'1 responsabi-lidad de organizar, proveer y pagar su trabajo a sus propios grupos. Losindios de encomienda, un grupo te6ricamente mas sujeto, en 1'1 practicacntregaban la plata necesaria para pa gar los tributos a sus encomenderosy guardaban el resto para ellos mismos. En ese primer periodo, la colabo-raeion de los grupo de c71comienda con sus futuros amos era, en todo caso,

    algo endeble porque limitaba los poderes de coercion de los europeos.Adernas, los indios .controlaban la fundici6n de plata. De hecho, miles deguayras, pequefios homos de viento, punteaban 1'1 montana de plata, .y atraves del mereado indio de minerales, en donde se vendia el mineral crude,se refinaba y se vendia como plata. Para obtener plata, los espafioles te-nian que vender de .nuevo a los indios el mineral 'que recibian como tri-buto 0 "participacion't .s" EI penetrante y notable observador Juan deMatienzo se enter6, en 1567, de que los espafioles podian recuperar- unagran parte de 1'1 plata .re finada unicamente de manera indirecta medianteel control de 1'1 provisi on de hojas de coca a Potosi. Las ventas anuales decoca absorbian alrededor de un millen de pesos en plat a, que en 'brutorepresentaban 1'1 mitad del valor de todas las ventas del mercado .P'

    La reorganizaci6n de la tecnologia y el trabajo en la decada de 1570,introdujo una segunda fase que alter6 dramaticamente los niveles de pro-ducci6n y el equilibrio de poder entre espafioles e indios. En este periodode reclutamiento con stituyo, sin duda, 1'1 piedra angular de un sistema detrabajo lucrativo. Las rotaciones mitas no s610 enviaban miles de traba-jadores a las minas y . refinerias por el plaza de un afio, de asignacionesde trabajo mal remuneradas. Tambien faeilitaron el aumento de un "ejer -cito de reserva" de trabajadores voluntarios ya que los mitayos (indios deregime n mita ) se llevabanconsigo a sus p arientes para que los acom paiia -ran duranteese afio , de servicio, 1'1 mita misma 'alternaba ciclos de "traba-jo" y"descanso" (en .teoria, una sernana de trabajo y dos de .descanso )bajoicondiciones de -salario y precio que forzaba a los -raitayos de " des-canso" a vender voluntariamente sus servicios en el mercado .de 'trabajo:De 1570 a 1~90 el. ~.'trabajo coercitivo a destajo"sin durn obro milagros,La produccion de plata aumento en mas de cuatro veces , 1'1 econornia earn-pesina proporcionaba .trabajadores y subsidies a 1'1 economia de la plata,y el. sector europeo .escapo de su antigua dependencia en las condiciones

    .., 50 Para investigaciones recientes sobre las rclacior:es socialcs en Potosi du rantelos primeros afios, vease Assadourian , "La producciorr .de la mer can cia din ero" ,

    2 23 2 9~; Bekewcll, Miry17"s , of th e Red Moun tain, \419,3360 ; josep M. Barnadas,"Una pol emica colonial: 'Potosi; 1579-1584", en ]ahrbuch fur Geschich te von S taat,WimIcha ft und GiJSellschafz 'Lal inain erikas;'10 ( 1973 ) : 1670. Para elcontexto generalde -la primera colonization en -Bolivia, vease Barnadas, Charcas. Orlgenes historicos. deuna sociedad cclonial (La Paz, 1973) . Sobre la fragilidad dc las prirneras rcla -ciones entre blancos y natives, y los lim ites impuestos por el poder europeo, veaseSte ve J. Stem, "The Rise and Fa ll of I nd ian-White All ian ces: A R egional Vi ewo. :Conq uest ' Hi story" , en HAHfl, 61 :3 (agosto, 1981 ): 461- 491. Un esfuerzo irn-port ante de investigacion para reriova r nu.estra comp rens ion de la historia de 1:.>rninena Se . Ile\'o . .a cabq .en . el I nstituto de Estudios Peruanos, y se describe enCarlos Se.mpat Assadourian eta"t,Minerfa y espacio econ6mico .en los Andes, .sigloJXVI XX (Lima. 1980 ). ,. .

    51 Juan de Ma tierizo (or ig. 1567 ) , "G~bierno del Peru " , edi,cion deGuiliermoLohmann Villena, en T ravaux de l'!nsti iud Fran,ais d'Etudes Andines" H (-Paris,1967), .132-133, 162164 ; cf. Assadourian , "La . produccjon de la mer canc\a , d inero" ,231-232. .

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    de trabajo y fundici6n que en gran medida estuvo definida por los indi-vidu os de los Andes .y grupos de parcntesco etnico, Los homos de vientoguayras de los indios, inferiores a la arna lgam a de mercurio, excepci6ndada en los casos de mineral de alta graduaci6n, pasaron a segundo terminoen la refinaci6n del material.f"

    Al final del siglo, la mita habia asumido un lugar y habia cambiadototalmente la producci6n. La mita declin6 en importancia como relaci/mde trabajo qu e proporcionaba trabajadores a las m