Tratado General de Ajedrez. Tomo IV - Roberto Grau

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  • Roberto G. Grau

    Editorial La Casa del Ajedrez Calle San Marcos, 41 Telfono 91 521 2008 - Fax 91 531 3880 Madrid - 28004 Email: [email protected] Direccin Internet: http: //www.lacasadelajedrez.com

    Supervisin Tcnica: Daniel Elguezabal Varela Direccin Editorial: Andrs Tijman Marcus Transcripcin y Maquetacin: Gustavo Gonzalez Martn Diseo de portada: Claudia Tijman

    1.5.B.N.: Obra Completa l.S.B.N.: Tomo IV

    Depsito Legal:

    Impresin: Lettergraf S.L.

    84-923612-5-5 84-923612-9-8

    M-44354-2000

    Impreso en Espaa - Printed in Spain

    Todos los derechos relativos a las mejoras tcnicas incorporadas en sta obra respecto del original quedan reservadas para la Editorial La Casa del Ajedrez. Queda prohibida su

    reproduccin parcial o total.

  • Clsicos o modernos?

    Los ilustres ajedrecistas de los aos veinte, treinta y cuarenta, como Tarrasch, Capablanca, Nimzowich, Reti, Botvinnik, o Alekhine, nos han fascinado con sus partidas, con sus enseanzas, con su forma de entender el ajedrez, con su inmenso legado. Ellos fueron hijos de un tiempo que hoy juzgamos incierto, catico, aunque de una riqueza de ideas prodigiosa.

    Una vez ms, los genios parecen resistirse a ser encerrados en los estrechos lmites de una definicin. Sin embargo, un interrogante surge cuando pensamos en el papel que les ha correspondido representar en la historia del ajedrez. Eran clsicos o modernos?

    Estos Grandes Maestros completaron la labor iniciada por Philidor en las postrimeras del siglo XVIII: disear la geometra del juego que todava hoy contina vigente. Las novedades que se fueron incorporando durante el siglo XX no hubieran podido producirse sin sus enseanzas.

    Roberto Grau se nutri de la luminosidad de los brillantes talentos de aquellos das. Con ellos compiti con absoluta sensatez y dignidad, y recogi de esa generacin lcida y atrevida las simientes del ajedrez de hoy.

    La intensidad y la forma en que Grau comprendi el ajedrez ha dejado huella en muchas generaciones de amantes del juego, porque les proporcion herramientas claras y concluyentes: las formas de organizar el pensamiento ajedrecstico, cmo operar los temas tcticos, cmo valorar las fuerzas propias y las del rival, cmo prever los finales, en definitiva, un sinnmero de elementos que los Maestros repasan de forma automtica antes de realizar cada jugada ... Grau nos los desgrana en palabras, en diagramas, en conceptos.

    As, hoy los amantes del ajedrez, y quienes sienten curiosidad por conocerlo, pueden contar con las enseanzas que ayer guiaron a las generaciones pasadas.

    La presente obra est separada en cuatro tomos: l. Rudimentos, 2. Tctica y Estrategia*, 3. Conformaciones de peones y 4. Estrategia Superior.

    * El contenido del libro responde realmente a tctica y estrategia, aunque su denominacin original era Estrategia.

  • PRLOGO

    Con este tomo damos por terminada la ltima etapa de Tratado General de Ajedrez. Creemos haber lanzado a la biograjia de habla hispana el curso prctico ms completo entre los asistentes, obra en la que hemos puesto la experiencia de treinta aos de ajedrecistas y de veinte de periodista y de escritor. El volumen que ahora sale a la venta rene los temas ms complejos de la tcnica del ajedrez en el medio juego, y se vincula ntimamente al tomo segundo, sobre Temas de combinacin, y al tercero, sobre Conformacin de peones, ya que de ambos surge el problema de la Estrategia Superior que ahora nos ocupa. Y los tres en realidad nacen del primer libro que publicamos sobre Rudimentos del juego, pues en todos ha dominado el sistema de razonamiento seguido en el trabajo inicial, que es la base de toda la obra.

    El presente volumen contiene temas de singular importancia y algunos nuevos en la bibliografa ajedrecstica. Se inicia con un estudio de las tran.'formaciones de las amenazas, para demostrar cmo la partida maestra es la que se desliza de tema en tema, como una consecuencia lgica e hilvanada. Veremos como la ventaja en espacio en el planteo produce puntos fuertes, y stos, peones pasados; que las columnas abiertas se diluyen en torres en sptima y de esta parte.final nace la victoria impecable. Luego observaremos la lucha de caballo contra a(fil, con algunas incursiones en el final terico, pero al solo ojeto de comprender el problema en la partida viva, que es lo que nos interesa, ya que es ste un libro sobre medio juego y pre.final.

    Estudiaremos despus la fuerza poderosa de ambos a(files, secreto de la tcnica de los grandes maestros, para observar cmo no es posible generalizar sobre los empates cuando hay alfiles de distinto color, e introducirnos ms tarde en un tema cuya paternidad nos atribuimos: se trata nada menos que de probar que el alfil "malo" no es tan malo como la rutina y los viejos tratadistas a.firman, y que, por el contrario, es una necesidad estratgica de gran nmero de planteos. Analizaremos ms adelante la lucha tpica de las casillas "d4" o "e4" ("d5" o "e5" en el caso de las negra:,) contra las columnas abiertas laterales, y .finalmente observaremos la fiterza de las piezas centralizadas y poderosamente apoyadas, para estudiar la lucha tctica y estratgica de dos torres cambiadas por la dama, tema valioso y no debidamente analizado hasta el presente.

    Al terminar el libro veremos la extraordinaria importancia que nace de los cambios de las damas, tema que tampoco ha merecido hasta ahora la debida atencin, para dar remate a nuestra obra con un estudio de .finales de torres y peones, que consideramos como un captulo estratgico vinculado al medio juego, ya que en ms del 70% de las partidas el problema estratgico de la simplificacin est en considerar si el final de torres y peones a que se llega basta para ganar, es .favorable, o por lo menos igual, para el bando que lo proyecta.

    Este trabajo abarca desde la lucha tpica de .finales hasta la accin de las torres en la etapa intermedia del final, cuando hay muchos peones en el tablero, terreno sobre el cual la teora no marcha, por cuanto es d(fcil encontrar las verdaderas matemticas que son en realidad la esencia y base del estudio de los.finales. El libro comprende, pues, una incursin sobre aquellos finales tpicamente estratgicos, o sea, los que acechan constantemente al ajedrecista en la partida viva. Con esto ponemos al alcance del ajedrecista estudioso la base de conocimientos necesarios para comprender el ajedrez de manera cabal, y, sobre todo, intentamos ensearle a proceder en todos los casos por razonamientos, evitando la acumulacin de variantes magramente explicadas, que hacen tan pesado y rido el aprendizaje del juego.

    Conjio an en poder lanzar en el .fi1turo a la venta dos nuevos libros razonados. Uno sobre ideas medulares de las aperturas, con una nueva y racional c/as(/icacin por temas

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  • estratgicos, y no por nombres raros, y otro sobre finales, que ser ms que un acopio de novedades, ya que nada hay nuevo en esta etapa de la partida, una nueva forma de explicarlos para facilitar por medio de reglas el razonamiento del jugador, evitando los confusos anlisis, tan difciles de realizar como improductivos para la gran masa de aficionados.

    Entretanto, aun cuando con algn retraso, he cumplido la promesa tantas veces reclamada por la aficin de poner trmino al estudio sobre Estrategia, que la Editorial Sopena Argentina ha querido agregar a su ya magnfica Biblioteca de Ajedrez, que tuve el honor de inaugurar.

    Roberto G. Grau

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  • CAPTULO 1

    LA TRANSFORMACIN DE LAS AMENAZAS

    La verdadera dificultad del ajedrez est en conocer el grado de trascendencia que para la gravitacin completa de las partidas tienen las posiciones a crearse . Esto hace que las j ugadas ms intrascendentes en apariencia puedan tener importancia decisiva en el curso de las luchas, y brinda al j uego acentuado inters, el cual surge de la dificultad que estas suti lezas tcnicas presentan, aun para el j ugador ms experimentado.

    Hemos dicho en varias oportunidades que el ajedrez no era ese monumento de complej idad que algunos j ugadores vanidosos hacen suponer, e insistimos en lo mismo. Jugar al ajedrez es relativamente fci l , y j ugar discretamente tampoco es una tarea de gigantes. Slo hace falta cierta dedicacin y bastante prctica. Ahora que esto no quiere decir, n i mucho menos, que las dificultades se vayan agotando cuando el ajedrecista avanza. Por el contrario, stas se acentan a medida que se sutil iza, y resulta as el hecho paradj ico de que quien tiene ms dificultad para jugar, como l aspira a hacerlo, es el jugador de primera fuerza, pues pretende a menudo imposibles: quiere agotar los anlisis y trata de l legar a conclusiones definit ivas por medio del examen minucioso de las posibi l idades futuras y por el estudio de las j ugadas y respuestas posibles, sin, de vez en cuando, hacer un examen de conciencia y considerar si su cerebro est en condiciones de real izar tarea tan extensa, sin riesgos de incurrir en errores de anlisis muy graves .

    EL AJEDRECISTA DEBE DEDUCIR SIN ANLISIS PROFUNDOS

    Es por esto que s iempre hemos sostenido que el jugador debe, dentro de lo posible, desechar el sistema anal tico para adoptar el sistema deductivo. Debe, sobre todo durante el medio j uego y en la apertura, creer menos en la verdad matemtica -porque en real idad es sta muy difici l desnudar- y conformarse con la verdad lgica, que siempre resulta ms accesible y posee la virtud de fomentar la deduccin. Es claro que este s istema deductivo resulta ms peligroso, pero lo cierto es que de esta suerte la intuicin j uega un papel mucho ms importante, y la imaginacin halla menos trabas. Si el ajedrez fuera un j uego matemtico, sera por c ierto mucho ms aburrido que en lo presente. La posibi l idad de que quien razone con ms lgica pueda superar a quien analice mejor, o que aun quien est mejor inspirado supere al de ms lgica en muchas oportunidades, hace de este j uego un tan delicioso como i ntrascendente arte, y le asegura perpetua j uventud.

    LA TRANSFORMACIN DE LAS AMENAZAS

    Por eso seguiremos navegando en el agradable mar de la lgica, para entrar en zonas un poco ms complejas. Veremos ahora cmo se avaloran c iertas posiciones y cmo se transforman las amenazas. Observaremos cmo deficiencias aparentemente insignificantes van acentundose en e l transcurso de la lucha, y, a la manera de una bola de mercurio, van agigantando su importancia, derivando en males muy graves. Pero esto es fci l de reducir, en la mayora de las ocasiones, a princ ipios de lgica c lara y bon ita, y trataremos de hacerlo para faci l itar la tarea del j ugador bisofio, y aun de muchos que . creen no serlo porque actan en categoras pomposamente l lamadas superiores. B ien sabemos que hay muchos ajedrecistas que saben muy poco de ajedrez. Juegan "de o do'', y por c ierto que lo hacen bien.

    MAGNFICO EJEMPLO

    Muchos son los ejemplos que se podran mostrar, pero pocas partidas tan expresivas en

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  • este sentido como esa obra de arte que produjo Jos Ral Capablanca en el torneo de Nueva York de 1 927, cuando venci a Aarn Nimzowich, en la primera rueda del importante certamen. En e l la, e l entonces campen del mundo descubre el hi lo sutil de la desventaja del adversario, lo atrapa, y poco a poco va apoderndose por medio de l de toda la partida. Y una vez ms veremos cmo aquello de "a pequeas causas grandes defectos" tiene un gran significado, cuando el encargado de explotar los errores juega con maestra.

    Gambito de Dama (030) Nueva York, 1927

    B lancas: A. N imzowich Negras: J . R. Capablanca

    1 .c4 ll:lf6 2.lllf3 e6 3.d4 d5

    Luego de haber inic iado la partida con la Apertura Inglesa, y haber segu ido con la Zukertort, N imzowich vuelve a las "aguas mansas" del Gambito de Dama. Su propsito de compl icar mucho la partida frente a Capablanca no ha prosperado, como fruto, sin duda, del gran respeto que tena por el maestro cubano.

    4.e3

    Y no slo N imzowich no complica la lucha,sino que adopta la man iobra ms prudente que puede escogerse en e l Gambito de Dama. Bloquea su alfil dama, como en algunas variantes de la defensa Eslava, para l levar la partida por vas estratgicas.

    4 ... ie7 5.lllbd2 0-0 6.id3 c51

    En la Defensa Eslava se efecta contra esta construccin estratgica de las blancas la jugada . . . c5, en dos tiempos. Ahora, con un tiempo de ventaja, debe ser mucho ms fuerte y ya podra asegurarse que las negras tienen la inic iativa. Por regla general, en la apertura del pen dama, cuando el caballo blanco se ha situado

    1 0

    en "d2", la jugada . . . c5 es muy fuerte. Larazn es clara, ya que se especula con e l hecho de que el cabal lo, desde ese sector, no vulnera el cuadro "d5" y la debi l idad del pen "d" negro, apoyado slo por un pen, no puede ser aprovechada.

    7.dxc5 llla61

    Como derivado del planteo defectuoso de las blancas, las negras han logrado dominar el centro . Ahora el caballo dama entrar a cooperar en la fiscal izacin del cuadro "e4" en colaboracin con el caballo de "f6" .

    8.0-0 lllxc5 9.ie2

    Obsrvese cmo, tambin en esta partida, se ha hecho sentir la desventaja que significa tener una pieza carente de apoyo. Las blancas han debido perder un tiempo con el alfil y las negras siguen acumu lando pequeas ventajas .

    9 . . . b6 1 O.cxd5 lllxd5 1 1 .lll b3 ib7 1 2 .lllxc5 ixc5 1 3 .'a4

    COMIENZA A ELABORARSE LA VICTORIA

    Estamos en el momento culminante de la partida y el ms difcil de todos. En ajedrez, la dificultad est, precisamente, en saber cundo ha l legado el momento de inic iar los planes de accin decisivos. Anal cese someramente la posicin, y si el aficionado razona con claridad hallar una desproporc in en e l desarrol lo de las p iezas . Ver que las negras t ienen dos

    ROBERTO G. GRAU

  • tiempos de ventaja, pues han movi l izado todas sus p iezas y les toca jugar, y que, en cambio, e l blanco tiene an e l alfil dama sin desarrol lar. Y habremos puesto el dedo en la l laga. La verdadera desproporcin estratgica y la nica razn que puede permitir la v ictoria al negro, s in necesidad de que algn error providencial del rival le ayude, es la s ituacin de ese alfil que desvincula a las torres. Hecho tanto ms importante cuando existen dos columnas abiertas : la "c" y la "d", por las cuales, s i las blancas no se apresuran, se filtrarn las piezas negras. Tenemos atrapado, pues, el plan, y el problema se nos presenta ms fci l : que jugada puede impedir que el a lfi l dama se coloque en "d2"? Pues simplemente:

    1 3 . . . 'f6!

    Que tiene la virtud de atacar el pen "b que e l alfil de "c l" apoya, y a la vez dar j uego a las torres, sacar la dama de la columna "d" -donde podra ser atacada por la torre rey enemiga- y asimismo tomar el cuadro "e5 " para evitar que eventualmente e l caballo blanco se l legue a ese sector, para seguir con .if3 o llld7, el iminando el valioso alfil de "c5 " .

    1 4 . .ia6

    ALF I L BUENO CONTRA ALF IL MALO

    Nimzowich juega con gran lgica. El iminar ahora el poderoso alfil dama negro, s in duda el ms fuerte de los dos que posee Capablanca, por la presin que ejerce sobre el enroque; pero, para lograr esto, a su vez cambia su mejor alfil, que es siempre el que corre por cuadros de distinto color que los que ocupan los peones del propio bando. Ahora nuevos temas entrarn en la sinfona de amenazas que gesta Capablanca. Al dominio del punto "b2", y la consiguiente anulacin transitoria del alfil r ival , se unir la debi l idad del cuadro "d3 " , que se conjugar con la anterior s i en ese punto se pone un caballo que tambin ataque el punto "b2" .

    14 . . . .ixa6 1 5.'xa6 lllb4!

    EL CONCEPTO MAGISTRAL DE CAPABLANCA PARA SIMPLIFICAR

    Alekhine sostiene en el l ibro sobre el torneo de Nueva York que 1 5 . . . fd8 es ms fuerte . Pero se olvid que Capablanca tena conceptos d iferentes sobre la s impl ificacin. El maestro cubano, que hizo su secreto en ajedrez de la habi l idad para simplificar las posiciones con toda oportunidad, sostuvo en su l ibro "Fundamentos del Ajedrez" que cuando se posee una ventaja hay que cambiar todas las piezas accesorias de la lucha. En la posic in del texto, la verdadera desproporc in estratgica est entre la fuerte accin del alfil negro y la pauprrima del alfil dama blanco. Se agrega a esto, pero como derivado de lo mismo, que esa s ituac in da a las torres negras una movi l idad mucho ms grande. Pues entonces nada interesa s i el caballo que se s ituar en "d3 " puede ser cambiado, pues, por el contrario, eso est de acuerdo con el concepto "capablanquino" -como dira Tartakower- del ajedrez.

    1 6.'e2 fd8 1 7 .a3 llld3 1 8 .llle1

    Es necesario e l iminar a toda costa el cabal lo de "d3 " . Y esto es precisamente lo que desea Capablanca, que, como experto cirujano, lo que quiere es local izar claramente el cncer del juego enemigo. Hay que limpiar de hojarasca las posiciones; ste vendra a ser en buen romance el secreto de la simplificacin que tantos triunfos le brind a Capablanca.

    Y LA LUCHA SE CONCRETA

    Las negras han logrado todo su plan. Obsrvese cmo la lucha ha quedado reducida a las piezas en que hay desequi l ibrio estratgico, y que, entretanto, el alfi l dama blanco est inmovi l izado, con la consiguiente dificultad para las blancas, que ven divorc iada la accin de sus torres. Ambas torres negras dominan las columnas abiertas, la dama sigue con su accin a la distancia, inmovi l izando el juego enemigo, y el alfil negro fija el pen "e3 ",

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  • pues ste no debe avanzar mientras subsista la presin sobre e l punto "t2", por la razn de que desde "e3 " paraliza la accin del alfil adversario.

    20.gb1

    Nimzowich logra por fin iniciar una maniobra para poder avanzar el pen "b" y l iberar su alfil, pero los recursos del maestro Capablanca se ponen nuevamente en evidencia.

    20 . . . W/es

    Esta j ugada significa una transformacin de las amenazas. Ahora las negras tienen que permitir el avance del pen "b", pero tratan de sacar el mximo provecho de su ventaja posicional y transformar el dominio de las columnas en torres en sptima (segunda).

    21 .gl

    Si 2 1 . b4 .id6 22.g3 W/e4, con posicin muy ventajosa por la amenaza de . . . W/xb 1 , . . . l:!c2 y . . . W/f5. Si 2 1 . .id2, sacando de una vez el ominoso alfil de su ridcula situacin, seguira 2 1 . . . .id6 22 .g3 l:!c2 23.W/d3 l:!xb2 24 . .ic3 fb 1 25 . .ixeS l:!xe 1 + 26 .g2 .ie7, con final muy favorable, y ganador, segn Capablanca y A lekhine. Probablemente seguira, si 27 .Wa6 .ic5 28 .W/xa? h6, y luego . . . l:!e2-l:!dd2, etctera.

    LA MANIOBRA TCTICA

    21 . . .WfdSI

    El secreto de la maniobra. La dama negra coopera con la torre en la fiscalizacin de la columna "d" y el a lfil blanco sigue sin tener accin, pues no puede situarse por va "d2" en "c3 " .

    22.b4

    Por fin.

    22 . . . .ifS 23 . .ib2 W/a21

    1 2

    Las blancas han logrado movil izar s u alfil , pero a cambio de ceder las dos columnas abiertas al negro. La j ugada del texto tiende a impedir la rplica .id4 por la presin que la dama ejerce sobre el pen de "a3". Prepara, adems, la rplica . . . a5 para hacer del pen "a3 " un buen punto de ataque.

    Pero lo que en realidad deseaba Capablanca, dentro de todo el "bluff" de su amenaza, era que las blancas realizaran este movimiento, que le ha de permitir entrar con sus torres en la sptima (segunda) l nea. Obsrvese con que maestra y suavidad las amenazas se han ido transformando de pequeas debil idades en planes tpicos de victoria.

    24 . . . Wfbl

    Esta jugada habra sido mala entes, por .ixg7, atacando la dama con la torre en "b 1 " .

    25 . .id4

    Obstruyendo de esta forma una de las columnas abiertas.

    2s . . . gc2 26.Wfa6 es!

    LA "DEBACLE"

    Sacrificio tpico de pen, que permite a las negras colocar ambas torres en sptima (segunda) l nea.

    ROBERTO G. GRAU

  • Esta partida est ya, estratgicamente, definida. Faltan slo detalles tcticos, pero esto es accesorio para el tema que estamos tratando. Las p iezas negras han invadido el j uego adversario y las torres en sptima ganan siempre, cuando no hay algn contraataque, lo que es poco frecuente si e l rey est bien resguardado.

    27 . .txeS gdd2 28.Wfb7

    Si 28.f1 Wxe3! , y si 29.fxe3 g2+ y mate en dos j ugadas.

    28 .. ,gxf2 29.g4 Wf e6 30 . .ig3 gxh21 31 .Wff3

    El cubano Capablanca sigue j ugando con la mxima energa. Las blancas podran ya abandonar, pues s i juegan 3 1 . .ixh2 seguira 31 . . . Wxg4+ 32 .cjh 1 Wh3, con mate inevitable.

    31 . . ,ghg2+ 32 .Wfxg2 gxg2+ 33.c;fxg2 Wfxg4 34.gad 1 h5 35,gd4 Wfg5 36.cjh2 as 37.ge2 axb4 38.axb4 .te7 39.ge4 .if6 40.f2 Wd5 41 .ges+ h7

    Las b lancas abandonaron despus de suspender la partida, ante la desproporcin de material y de posicin. Es ste un magnfico modelo del juego de Capablanca en la poca en que realmente era el mejor ajedrecista del mundo. En l se ve cmo un pequeo detalle basta para que, progresivamente, las amenazas aumenten y se transformen en temas tpicos de victoria.

    1.- CMO SE EMPALMAN LAS AMENAZAS

    Un solo ejemplo es poco para mostrar hasta qu punto estn vinculadas las maniobras en ajedrez y cmo la ms insignificante deficiencia tctica que ofrezca una posicin suele producir verdaderos planes estratgicos que van acentuando su eficiencia, progresivamente.

    La partida muestra tambin que es mejor asumir la ofensiva que mantenerse a la defensiva en ajedrez. El ataque se reduce generalmente en mayor agi l idad con las piezas, y es habitualmente un derivado de la ventaja en espacio. Como es natural, las piezas del bando atacante tienen un radio de acc in mayor y pueden colocarse en situaciones ms cmodas que las del bando atacado, y esto necesariamente debe permitir l legar a situaciones ventajosas en el final. Por otra parte, cuando un j ugador que ataca se equivoca, generalmente slo pierde la iniciativa, pero cuando un jugador que se defiende incurre en un error, entonces e l mal suele no tener remedio. Pero mejor es que este tema lo dejemos para ser considerado en toda su ampl itud en alguna otra oportunidad, y comentemos ahora la partida de Capablanca y Blanco, j ugada por aqul en los albores de su vida ajedrecista. La disput en e l torneo de La Habana de 1 9 1 3 , ms o menos en la fecha de su primera vis ita a la Argentina. En e l comentario que sobre esta partida hace Cheron, la divide en tres fases distintas, que reproducimos por j uzgarlas de inters. Dice as e l notable terico francs :

    Primera etapa.- Las blancas inic ian un ataque que las negras no logran neutral izar s in dejar de crear una debi l idad en su frente de peones.

    Segunda etapa. - E l ataque es rechazado, pero las blancas reagrupan sus piezas y las concentran sobre la debil idad que el las han creado en el juego negro. Las p iezas del segundo jugador son reducidas poco a poco a la defensa y comienzan a verse atacadas de parl is is progresiva.

    Tercera etapa.- Las p iezas negras estn por competo inmovil izadas. Las b lancas preparan entonces la ruptura definitiva del frente adversario, merced a la superior movi l idad de sus piezas, y realizan la maniobra antes que las negras dispongan del tiempo necesario para coordinar las fuerza de que disponen para resistirse.

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  • LA GRAN CREACIN DE CAPABLANCA

    El detal le de la partida, en el que haremos una sntesis de los anl is is que publicaron Capablanca en "Chess Fundamentals" y Cheron en su l ibro, y a los que agregaremos lo que a nosotros nos sugiere la lucha para adaptarla al tema que estamos tratando, ser mucho ms expresivo que toda la expl icac in anterior. Veamos:

    Defensa Francesa (CIO) La Habana, 1 9 1 3

    B lancas: J . R . Capablanca Negras : R. Blanco Estera

    1 .e4 e6 2.d4 dS 3 .llic3 dxe4

    Es sta una de las variantes ms slidas con que cuenta el negro en la Defensa Francesa, pero tiene el defecto de brindar al blanco un tema estratgico desde el planteo. En este caso hay ya una idea a desarrol lar, que es la explotacin del punto fuerte que e l cuadro "e5 " ofrece. Pero como es nuestra norma hacer afirmac iones y fundarlas, estableceremos ahora que debe considerarse punto fuerte toda aquel la cas i l la del tablero que puede ser un eficaz lugar para colocar una pieza con poco riesgo de ser desalojada por peones adversarios. Adems, en este caso se acenta el hecho, porque la cas i l la "e5" est precisamente en una columna abierta que dominarn las torres y la dama blancas, y delante de "e5 " hay un pen adversario. Esta pos icin tpica acenta la importancia de la posesin de ese punto, ya que las negras no pueden jugar cmodamente .. .f6 sin debi l itar el pen de "e6". Eso puede hacerse cuando e l adversario tiene un pen en la columna que se va a debi l itar, pues ste sirve de barrera para sus propias piezas, pero nunca cuando el pen sin apoyo queda en una columna abierta.

    En consecuenc ia, punto fuerte en el planteo es toda casilla que se halle delante de un pen adversario, en una columna abierta.

    1 4

    4.llixe4 llid7 5.llif3 lligf6 6 .llixf6+ llixf6 7.llieS

    Y EL PUNTO "e5" CAY

    Y ya se consum la primera maniobra tendiente a apoderarse del punto en cuestin. Sin duda las negras debieron j ugar, en vez de 6 . . . llixf6 , 6 . . . gxf6, para l levar el pen al dominio del punto "e5" e imped ir que ese cuadro fuera un centro de operac iones adversario. Pero temieron s in duda ais lar e l pen "h", doblarse los peones y tener luego dificultades para enrocarse largo. Esto suceda en 1 9 1 3 , pero ahora la tcnica ha probado que quien est con alguna inferioridad debe buscar la complicacin, pues de ella surgen las contrachances, y que esto es ms eficaz que una resistencia pasiva y normal, que generalmente se transforma en una lenta agon a, o permite un angustioso empate. Ahora se juega un ajedrez ms ambic ioso, aun cuando menos armnico. La jugada de Capablanca tiene, adems, el propsito de evitar el desarrol lo del alfil dama por va "b7", pues si 7 . . . b6 segu ira 8 .\Wf3 u 8.b5+. Tcnicamente la j ugada choca con el principio elementa l de que no debe moverse dos veces la misma pieza en los planteos, antes que hayan s ido puestas en accin las dems piezas menores que se hallan en su cas i l la inicial . Pero en este caso la excepcin es aceptable, por el propsito que pers igue de restarle una maniobra de desahogo al rival . Maniobra muy importante, porque es casualmente el alfil dama encerrado el verdadero cncer en germen de la posicin negra.

    7 . . . id6 8.\Wf3 c6

    LOS PELIGROS DE LA RUTINA

    Esta jugada rutinaria, que se anticipa a un eventual jaque del alfil en "b5 ", es un error estratgico que gravitar poderosamente en e l transcurso de la partida. Encierra el alfil dama, pues coloca otro pen en casi l la blanca, lo que ha de restarle movimiento, y slo tiene el propsito de amenazar 9 . . . xe5, seguido de

    ROBERTO G. GRAU

  • 1 0 . . . 1Mla5+, amenaza que es fci l de neutral izar. Lo ms enrgico era 8 . . . c5, vulnerando la base de apoyo del caballo de "e5" . En cambio, sera malo 8 . . . xe5, porque s i bien se el imina al poderoso caballo, se cede el alfil ms valioso y queda una casi l la muy dbi l en "d6", as como una diagonal muy promisoria para el blanco ("a3-f8"), que puede ser ocupada eventualmente por el alfil .

    9.c3 0-0 1 0 . .igS ie7

    La neces idad de hacer este movimiento, que entraa una grave prdida de tiempo y significa adems la consolidacin automtica del caballo blanco de la casi l la "e5 ", muestra hasta qu punto ha s ido falsa la defensa pasiva de las negras.

    1 1 . .id3 c!l:ie8

    La situacin de las negras no ofrece an otra debi l idad que la del alfil encerrado y la posesin del cuadro "e5" por parte de las blancas. Pero la ventaja en espac io, transformada en inic iativa, est por dar sus primeros frutos. Las blancas amenazaban 'h? 25 .hxg5 1Mlxd4, etctera. Pero se ha l legado, segn Cheron, a una de las posic iones tpicas en las que, si bien es posible prevenir una l nea de ataque, ha de faci l itarse la real izacin de otras . En buen romance, las piezas negras, por la escasez de espac io en que deben actuar, se entorpecen entre s y no tienen la agi l idad necesaria como para neutral izar todas las amenazas que sobre la desventurada columna "e" se ciernen .

    1 9 .dS!

    Y EL EQU ILI BRIO SE ROMPE

    Rompiendo el equi l ibrio. Capablanca ha l legado al l mite de sus preparativos y ahora transformar el pen dbi l en dominio de columna para valorizar de esta suerte sus torres y explotar la s ituac in de la dama negra delante de la torre, que est contra el principio que aconseja no colocar las piezas de mayor valor delante de las de menor valor, porque se anula la eficacia de estas ltimas.

    TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 1 5

  • 1 9 . . . tl:JxeS

    Mejor que 1 9 . . . cxdS, pues esto dara la casi l la "c4" al alfil blanco.

    20.gxeS g6 2 1 .Vfih4 g7 22.Vfid4

    Ingen ioso pase de la dama al centro del tablero.

    22 . . . cs

    Forzado, a causa de la amenaza Vfixa7 y dxe6, especulando con la s ituacin de la torre de "f6", que est " impresionada" por la dama.

    23.V!ic3 b6

    Las negras se deciden a entregar el pen: dado lo penoso que resulta sostenerlo, tratan de simplificar la posicin y buscar por esta va un mayor equi l ibrio. Adems, quieren que sean las blancas las que se preocupen en sostener e l pen aislado.

    24.dxe6 .tea 25 . .te2 1

    La maniobra maestra. Todas las piezas mayores blancas coinciden en la accin sobre la columna "e" , pues hasta la dama, por su presin sobre el rey, que se halla en la gran diagonal, es muy eficaz. Falta colocar el alfil en el punto ms fuerte que le brinda el tablero. Cul es? Fc i l le ser a l aficionado observar que la cas i l la "d5" ha de ser un bastin magnfico para esa pieza. Y para lograrlo no dudan las blancas en devolver a su vez el pen.

    25 . . . .txe6 26 . .tf3 f7 27 . .tdS

    EL FIN DEL DRAMA

    Y entramos en la tercera etapa de la lucha. La pequefta debi l idad inicial se ha transformado en una parl is is absoluta de las p iezas negras, que estn agrupadas, y que slo de esta manera se pueden sostener. Las blancas ahora van a poner la dama en "h6", para seguir luego con h4, b loquear los peones que protegen al rey e

    1 6

    iniciar ms tarde la ofensiva decis iva, una vez que se le quiten todas las posibi l idades de huida al ejrcito negro, que est casi copado.

    27 ... V!id6 28.Vfie3 ge7

    S i 28 . . . f4 29.Vfih3 hS 30.V!ih4 'lie7 3 1 .VfigS g7 32 . h4 V!id7 33.g3 fxg3 34 .f4, y las negras no tendran ninguna jugada para neutralizar la amenaza fS y, finalmente, en e l momento oportuno, 'lixe6, que desmorona de una vez la resistencia adversaria.

    29.Vfih6 g8

    Para evitar que lo ataquen por la retaguardia.

    30.h4 a6 3 1 .hS f4 32 .hxg6 hxg6 33 .gxe6

    Y las negras abandonan. Se observa ahora una de las maniobras de sacrificio tpicas en estas posiciones de bloqueo y piezas clavadas. Capablanca sacrifica

    ROBERTO G. GRAU

  • calidad, para explotar ms tarde la s ituacin de la torre de "f6", que pasar a "e6", y quedar inuti l izada para apoyar el pen de "g6" por la accin del alfil blanco. Por ejemplo: 33 . . . l:!exe6 34 .l:!xe6 l:!xe6 35.W/xg6+, ganando la torre y la partida. Es esta produccin de Capablanca un ejemplo acabado de cmo una pequea debi l idad, aparentemente sin importancia, resiente toda la construccin estratgica de una partida. Hay un principio mecnico, que dice: "toda armazn es tan slida como el ms dbi l de sus tomillos", y esto es un smil perfecto para el tema que hemos esbozado.

    OBRA DE ARTE TCNICA

    No son habitualmente los torneos por equipos los ms a propsito para producir un ajedrez de muy alta calidad. Se juega a razn de 20 movimientos por hora en lugar de 1 6, como sucede en los concursos individuales, y la necesidad de esforzarse para sumar puntos del equipo hace que a menudo se deba buscar la victoria por el pel igroso camino del "bluff' tctico. Pero es tambin natural que en la enorme sutna de partidas efectuadas abunden las de gran valor tcnico. Muchas, en materia de planteos, dejaron un saldo apreciable para la bibl iografia y renovaron e l concepto sobre determinadas l neas de juego. Otras han enriquecido la teora de los finales y dieron tema al comentario abundante en adjetivos.

    UNA PARTIDA MAGNFICA

    Pero no son stas precisamente las partidas de valor medular y las que significan una clase acabada de estrategia. Hay otras menos aparatosas, pero de ms delicada estructura, y s in duda entre ellas pocas han sido ms categricas en materia de tcnica que la que me gan el campen de Letonia, Petrov. La partida comenz con el pen dama y las negras lograron un buen planteo. Omitieron ms tarde una j ugada para mantener el equi l i brio central , y esto permiti a Petrov asegurarse una neta ventaja en espacio en el ala dama, para presionar en este sector y realizar un

    verdadero tej ido estratgico hasta lograr una victoria merecida e impecable. La partida fue as:

    Gambito de Dama (D06) Buenos Aires, 1939 Blancas: V. Petrov Negras: R. G. Grau

    1 .d4 dS 2 .c!ilf3

    El viejo problema sobre la mayor o menor bondad de la jugada del texto en comparacin con 2 .c4 est en vas de quedar disipado. La tcnica moderna reconoce que este ltimo movimiento tiene mayor caudal de iniciativa y restringe en alto grado las posibles rplicas del negro. Contra la j ugada adoptada por Petrov, el negro puede ensayar diversas variantes, que no son posibles si se j uega inmediatamente c4 . Es verdad que esas variantes, como son, por ejemplo, la Defensa Chigorin y e l desarrollo del alfil dama a "f5" , como sucede en la partida del texto, estn lejos de haber demostrado su bondad indiscutible, pero tambin es c ierto que hay que conocerlas en todos sus detalles. La agresin lateral por medio de peones es, en realidad, la base de la estrategia moderna en ajedrez, y aun en los planteos tiene una lgica indudable. Pero e l movimiento del texto es, a pesar de todo esto, tan efectivo como el ms agresivo basado en el avance del pen "c".

    2 . . . ifS

    Esta j ugada slo es posible real izarla en segunda movida, cuando el adversario no puede repl icar en seguida Wlb3. Ahora el b lanco, para atacar al pen "b" negro, debe primero avanzar el pen "c" , lo que da el tiempo necesario al negro para contrarrestar ese plan.

    3.c4 e6 4.Wlb3 c!Llc6 5.id2 b8

    Las negras construirn una posicin de piezas en el ala dama que ha de asegurarlas contra toda tentativa de explotar la debi l idad creada por el antinatural desarrollo del alfil a "f5 " .

    TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 1 7

  • 6.e3 a6

    Necesario para evitar la maniobra cxdS segu ido de bS , que dara neta ventaja posicional al blanco. Ahora el ala dama negra es por el momento inexpugnable.

    7.id3 ixd3 8 .Wxd3 b4 9.ixb4

    Lo mejor. Malo sera retomar a "b3 " con la dama, pues s i 9 .Wb3 seguira 9 . . . dxc4 1 0 .Wxc4 '?:VdS 1 1 .WxdS (no 1 1 .V:Vxc?, a causa de 1 1 . . . d6, seguido, si 1 2 .'?:Vc3, de 1 2 . . . f6 y . . . e4) 1 1 . . . exdS, con cmoda igualdad.

    9 . . . ixb4+ 1 o .bd2 f6 1 1 .0-0 o-o

    EL PRIMER ERROR . . . Y DEFIN ITIVO

    Un error tcn ico grave. Las negras han logrado un planteo cmodo y qu iz preferible. La jugada j usta era mantener el "statu quo" central mediante la agresin lateral al pen ms avanzado del centro blanco. O sea j ugar 1 1 . . . cs. Tambin era mejor que la del texto, pero inferior a . . . cS, la retirada del alfil a "e7" . Ahora, Petrov bloquear el a la dama mediante el avance del pen "c" y se asegurar un dominio estratgico apreciable en ese sector, que en vano las negras intentarn balancear con la amenaza de una ruptura central .

    1 2.cS ixd2

    Se amenazaba b3 , segu ido de a3.

    1 3 .xd2 c6 1 4.f4 d7 1 5 .b4 f5

    La maniobra ms natural 1 S . . .f6 , para seguir con . . . es, no era buena por la rpl ica 1 6 .e4.

    1 6.a4 Wc7 1 7 J:Uc1

    Muy sut i l . Las negras quieren jugar . . . a8 para luego avanzar . . . b6 y quebrar un poco la presin en ese sector. Pero la torre en "c l ", al vulnerar la columna "c", anula ese plan, ya que la debi l idad del pen "c6" sera en ese

    1 8

    caso muy fuerte, pues no habra tiempo de seguir con . . . cS.

    1 7 ... as 1 8 .bS fb8 1 9 .fl

    Las blancas dominan en el ala dama y han evitado la maniobra niveladora basada en . . . b6. Adems, no corren ningn riesgo en el centro, y al colocar el caballo en "f3" inut i l i zan el caballo negro de "d7" , que no puede abandonar la custod ia del punto "e5 " .

    1 9 . . . axbS 20.axbS '?:Vd8

    Las negras preparan la simplificacin en el flanco dama mediante . . . cxbS, segu ido de . . . b6 . No temen b6, por creer que la ventaja minscula de l a columna abierta no bastar para ganar, ya que el bloqueo de peones asigna aparentes perspectivas de tablas. Petrov demuestra cmo se gana una posicin de este tipo.

    21 .b6

    Necesaria por la amenaza 21 . . . aS, seguido de . . . ba8, pasando la columna "a" al poder del segundo j ugador.

    Qu iz esto faci l ite la tarea de las blancas, pero stas amenazaban seguir con a? , con ventaja decis iva.

    EXPLICACIN MAGISTRAL

    Las negras se han hecho el sigu iente razonamiento : mi adversario puede atacar el pen de "b7" slo con dos piezas y puedo defenderlo tambin con dos. Por lo tanto no hay aparentemente ningn pel igro. Pero se han olvidado de algo muy importante y es que el c itado pen que las blancas pueden atacar con la torre en "a7" y un caballo en "a5" , slo puede ser sostenido con la torre y la dama. Queda entonces al blanco l ibre su dama para actuar y

    ROBERTO G. GRAU

  • a las negras slo el cabal lo. Y como ste no podr parar todas las entradas de la dama sin grandes debi l idades, en determinado momento ser factible un sacrificio en "b7", que desmoronar la resistencia negra. "Debo ganar -dijo Petrov en esta posicin a un ajedrecista argentino que miraba la partida y crea que sta deba ser tablas- porque tengo una dama muy activa contra un cabal lo de Grau, que tropieza con la angustia de falta de espacio para moverse" . Y este concepto magistral de la posicin tuvo pronto clara evidencia.

    24.Wle2 g6 25.d2 f6 26.b3 ea 27.as W!ca 2a.WJa2 d7

    nica para evitar la combinacin 29.xb?, seguido, si 29 . . . gxb?, de 30.gxb? Wlxb7 3 1 .Wla?, ganando. Ahora el blanco l levar sus bateras al ala del rey para obligar a que el caballo, que desde "d7" an puede sostener la pos icin, deba radiarse de esa situacin para sostener otros sectores.

    29.Wlf2 f6

    nica ante la formidable amenaza de Wlh4, ya que si 29 . . . @f? 30 .Wh4 h5 3 1 .WgS lllf6 32.Wh6, y las negras estn en la tpica posicin de "zugzwang" . A cualquier jugada que hagan, p ierden, al menos, un pen y la partida.

    30.Wlh4 ga

    Ahora las blancas han logrado poner a l caballo en una s ituacin precaria y realizan una finsima maniobra para dejarlo definitivamente en esa situacin.

    31 .g4 f7 32.gS h5

    Y ahora, una vez resuelto el problema del caballo e inuti l izado en la fiscal izacin del cuadro "bS", Petrov l leva su dama nuevamente al ala dama para finiquitar la combinacin ganadora.

    33.Wlf2 ea 34.Wla2 e7 35.xb7!

    La combinacin que ha estado latente durante toda la partida se efecta ahora, cuando el negro no tiene ya defensa.

    35 .. Jxb7 36.gxb7

    Las negras abandonaron . Fue un caso interesante de transformacin de amenazas. Primero dominio del ala dama con 1 2 .cS. Luego, bloqueo central con 1 9 .lllf3 . Posteriormente, la columna "a" abierta se transforma en pen dbi l en "b7" despus de 2 1 .b6, y luego piezas activas contra piezas trabadas (comentario de la jugada 23). Finalmente, bloqueo en el ala rey para evitar "contrachances", para terminar con el tpico sacrificio en el punto "b7", basado en la ventaja de espacio.

    11.- LOS PUNTOS DE COINCIDENCIA DE LAS PIEZAS

    Veamos un tema de vital importancia en el tratamiento de la estrategia del ajedrez: hasta qu punto la armonizacin de los esfuerzos de las piezas da lugar a partidas maestras, y cmo el tratar que la accin de las fuerzas se conjugue en un determinado sector del tablero, resu lta de notable resu ltado para quien lo efecta. El ajedrez es una de las maneras que ha hal lado e l hombre para divertirse honestamente mediante ese magnfico compresor que es la intel igencia, para que en real idad quien juegue logre en toda su ampl itud gustar de las satisfacc iones artsticas que el juego debe proporcionar, debe tratar, no ya simplemente de mover las piezas e inflarse de dicha cada vez que med iante un lance ms o menos fel iz logra dar mate o ganar una pieza a su rival, sino de desarrol lar una idea en toda la partida y l levarla al triunfo. Es sta, por cierto, la mdula m isma del ajedrez, ya que en esto y en la vida lo que realmente tiene valor no es el accidente fel iz de ser agraciado por la lotera, sino el triunfo por medio de un p lan de trabajo pac iente y bien elaborado.

    TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 19

  • PROBLEMA PRAMENTE TCTICO

    Lo que mostraremos ahora, ms que un problema estratgico, es un problema tctico. Hay partidas que en realidad se inician y se definen simplemente por mtodos tcticos. No es posible hacer estrategia en las guerri l las, pues estrategia en ajedrez y en la guerra es el complejo de una serie de acciones tcticas que se desarrollan en distintos frentes, pero que tienen una idea estratgica, que son distintos eslabones de un mismo plan. Veremos cmo de la unin coordinada de varias piezas surgen ideas, y mostraremos cmo el aficionado rpidamente puede hal lar planes posibles al observar cul es el punto en que se conj uga la accin de sus p iezas. Observaremos partidas en las que la amenaza es directa, y ms adelante estudiaremos este tema con algunas complicaciones, pues se tratar de casi l las vinculadas, o sea, puntos en los que la amenaza es ms directa.

    EJEMPLO DE NIMZOWICH

    En una partida d isputada por los maestros Johner y Nimzowich, durante el torneo de Dresde, de 1 926, se l leg a la posicin del anterior d iagrama. Es evidente que las negras estn mejor, por el dominio de la columna "g", y especialmente porque han logrado que todas sus p iezas coincidan en la agresin que sobre el monarca blanco se est gestando. Ahora bien, cul es el punto realmente dbi l de la posicin blanca? A primera vista la casilla "g3 ", ya que est atacada por tres piezas :

    20

    dos torres y un cabal lo; pero en realidad hay un punto an ms dbi l , que es el de "g4" , que est atacado por cuatro piezas : dos torres, un caballo y un pen. Hemos, pues, descubierto el punto de coincidencia de las piezas negras, y veremos cmo se las ingenia Nimzowich para ganar. La ltima jugada de las blancas fue 3 1 .:B:e2 (esta torre fue a esa casi l la desde "a2"). De haber jugado 3 1 .i.d2, habra continuado 31 . . . :B:g6 (para seguir con . . . \Wg7) 32 .e 1 tllg4+ (sacrificando la pieza en el punto crtico de la posicin) 33.hxg4 hxg4+ 34 . g2 i.xc4 ! 35.\Wxc4 e3 ! ! , ganando. La partida s igui as :

    31 . . . tll h4 32.ge3

    Si 32 .tlld2 i.c8 33.tllxe4 \Wf5 34 .tll f2 \Wxh3+ 35.tllxh3 tllg4 (la casi l la crtica) mate.

    32 . . . icS ! 33 .\Wc2 ixh31

    Nimzowich ha real izado una notable maniobra para acabar de debil itar el punto "g4" , que es su verdadero objetivo estratgico.

    34.ixe4

    Si 34.xh3 \Wf5+ 35.h2 tllg4+, y mate en dos jugadas.

    34 . . . ifS 35 .ixf5 c!Lixf5 36.ge2 h4 37.ggg2 hxg3+ 38.g 1 \Wh3 39.c!Lie3 c!Li h4 40.f1 ges!

    Y las blancas abandonaron. La partida no se ha definido precisamente por la ubicacin fsica de una pieza en "g4" , pero alrededor de las amenazas que por esa causa se cernieron, las negras han ganado magistralmente. Este tema se produce con mayor frecuencia en aquellas posiciones en las que una torre y un alfil convergen en su accin. Por ejemplo una torre en "g l " y un alfil en "b2" unen su acc in, geomtricamente, tendiendo una raya con la imaginacin en el punto "g7" . Una torre

    ROBERTO G. GRAU

  • en sptima o en "fl" une su accin a la de un alfil s ituado en la diagonal a2-g8, en la cas i l la "f7", y ste es , por esta causa, un lugar donde pueden hacerse fuertes los que poseen esos e lementos.

    ALARDE TCNICO DE CAPABLANCA

    Veamos una magnfica partida de Capablanca, en la que se explota este tema y en la que ya se vis lumbra el de las cas i l las vinculadas, que trataremos ampl iamente despus.

    Apertura Espaola (C66) Nueva York, 19 1 8

    Blancas: J. R. Capablanca Negras: Fonaroff

    1 .e4 es 2.liJf3 liJc6 3.ib5 liJf6 4.0-0 d6 5 .d4 id7 6 .liJc3 ie7 1.ge1

    En este momento de la partida se pueden observar cas i l las fuertes que poseen las blancas, casualmente porque sobre el las actan varias p iezas enemigas, cuyas acciones coinciden . Por ejemplo, e pen de "e5 " , atacado por el caballo y el pen, y sobre el que ejerce la torre de "e 1 " una accin indirecta, y mucho ms acentuadamente e l cuadro "d5", en el que actan, por distintas vas, e l pen "e", el caballo dama, y presionar la dama una vez que e l negro cambie . . . exd4.

    7 .. . exd4

    En este momento, de intentar el segundo jugador resistirse a la presin blanca que hace imperioso este cambio y jugar 7 . . . 0-0, se producira la famosa "trampa de Tarrasch" , que e l notable maestro alemn cre en su partida contra Marco, j ugada en e l torneo de Dresde, en 1 892. Esta es as : 7 . . . 0-0 8 .ixc6 ixc6 9 .dxe5 dxe5 1 O .\Wxd8 !!axd8 ( lo mejor) 1 1 .liJxeS xe4 1 2 .lllxe4 ! lllxe4 1 3 .lll d3 f5 1 4 .f3 c5+ 1 5 . liJxcS lllxc5 1 6 .igS, y las blancas ganan por lo menos cal idad gracias a la amenaza ie 7. Estas j ugadas son cas i forzadas.

    8.liJxd4 liJxd4 9.\Wxd4 ixb5 1 0 .liJxbS 0-0 1 1 .\Wcl

    Capablanca tiende sus redes. Colocar la torre en "di" para desde ese sector vulnerar el punto "d5" y de manera indirecta, pero efectiva, e l pen "d6". Adems comienza a concebir una magnfica ubicacin para su caballo, porque conoce profundamente la armona de las casi llas vinculadas. En este caso, al haber desaparecido el alfil dama negro, los cuadros blancos son dbiles y esto hace que e l campen cubano maniobre con e l cabal lo por cas i l las relacionadas entre s estratgicamente, como es la red de liJd4-f5-d6 o liJd4-h6-f7 . Este tipo de maniobras orientadas por el norte de presionar todo ese complejo de cuadros es caracterstico en muchas partidas de ajedrez y ha dado ocasin a multitud de j uegos bri l lantes. Es, sin duda, la maniobra de caballo ms tpica o por lo menos tanto como la que nace de lllf3-g5-e6 o lllf3-g5-f7 . Esta segunda trayectoria de los cabal los y la que nace en las aperturas del pen dama: liJbd2-c4-e5, y la de lllc3-e4-c5 son casi , podramos afirmar, la base medular de la estrategia agresiva del caballo, en ajedrez. A estos puntos engarzados entre s, es a lo que nosotros l lamamos casi l las vinculadas, que en real idad vendran a ser, en estrategia mi l itar, las vas corrientes de comunicacin entre cada uno de los puntos fuertes del ataque.

    1 1 ... c6

    Triste necesidad de esta apertura y este tipo de posiciones. La presin sobre el punto "d5" obl iga a fiscal izarlo con el pen "c" para dar, adems, movil idad a la dama y que las torres puedan maniobrar en cooperacin, pero esto debi l ita el pen "d6" . Capablanca, que quiere l levar su caballo a "f5" , necesita que el pen est dbi l para poder maniobrar con l ibertad con su caballo por toda la red de cas i l las vinculadas.

    1 2.llld4 liJd7 1 3 .liJfS !

    TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 2 1

  • Se s iente la ausencia del a lfil dama negro. Muchas partidas se pierden por estos cambios aparentemente intrascendentes de piezas .

    1 3 . . . .if6 1 4.Wfg3 llJeS 1 5 . .if4 Wfc7 1 6Jad 1 gad8

    CASI LLAS CONJUGADAS

    sta es la posicin que queramos mostrar. Luego de lo que hemos dicho, fci l ser a cualquier j ugador saber cul es en real idad e l punto en que coincide la accin de las piezas . Se observa que cuatro piezas blancas se conjugan sobre e l punto "d6" y que slo el cabal lo de "e5 " se opone, como un dbi l paragolpe, a la accin de dos de e l las. Se ver, adems, que e l punto de apoyo del cabal lo es desgraciadamente para el negro el dbi l pen de "d6", y e l p lan de accin surge con meridiana claridad aun cuando tcticamente sea magnfico.

    Una vez emplazadas armnicamente las piezas, Capablanca, que sabe los recursos que surgen del dominio de cas i l las vinculadas, especialmente la red "f5-d6-f7", remata la lucha de forma magnfica. Veremos cmo al final el tema de las p iezas sobrecargadas entra tambin a danzar en esta notable armona de planes tcticos elementales, que Capablanca eleva a la categora de combinacin de primera agua, por la pureza con que los ejecuta.

    22

    nico recurso posible, aparentemente salvador. No era posible, en cambio, 1 8 . . . ixe5, debido a la rpl ica 1 9 .\Wxe5, atacando la torre y amenazando al mismo tiempo mate en "g7" . Nuevamente el cabal lo abriendo sus amenazas como una red . Tampoco era bueno 1 8 . . . \Wa5 por 1 9 .ic3 ixc3 20. bxc3 gg6 2 1 .lLie?+, etctera.

    1 9.gxd 1 ixe5

    Y ahora parece que las negras hubieran salvado todos los obstculos, pero surge pujante e l tema de las cas i l las vinculadas y e l de las piezas sobrecargadas. Veremos cmo lo evidencia Capablanca.

    20.lLih6+ h8 21 .WfxeS!

    Nuevo sacrificio que especula con la accin del cabal lo sobre e l escaque "f7", que s i bien aparentemente est defendido por la torre negra de "f8", en real idad no lo est, ya que esa torre se halla sobrecargada en la defensa de ese punto y en la fiscal izacin de la octava l nea para evitar el mate con la torre adversaria, y bien sabemos que una pieza que desempea dos funciones, en real idad no real iza ninguna.

    21 . . . WfxeS 22.lLixf7+

    Las negras abandonaron. El caballo ha recorrido toda la red de cas i l las vinculadas : d4-f5-h6 y f7, para dec idir la partida por med io de esa maniobra, de elegante manera. Ahora las blancas quedarn con una pieza de ventaja.

    I I I . - LAS CASI LLAS VINCULADAS

    Seguiremos tratando uno de los temas fundamentales de la tcn ica del plan en e l ajedrez. Es la dificultad que existe en deducir cul es e l punto fuerte del tablero, el motivo estratgico de la partida y la ejecucin de una serie de maniobras que coinciden en la orientacin medular de la lucha.

    ROBERTO G. GRAU

  • El ajedrec ista, por medio de una serie de detal les que hemos esbozado al correr de estos volmenes, debe saber deducir sobre las posiciones que ante su vista se presenten. Ahora veremos con cunta senci l lez un jugador puede saber cul es el punto ms db i l de la posicin enemiga en aquel las comunes situac iones en que e l rival no ha incurrido en ninguna debi l idad . Hemos visto ya que, a travs del jugoso tema del punto de coincidencia de la accin de las piezas, se pueden elaborar muchas victorias. Sabemos que este famoso punto de coincidencia es aquel la cas il la, dentro del juego adversario, en la que se cruza la acc in de las piezas de un mismo bando. Por ejemplo, e l cuadro "d6", cuando se posee la torre en la columna "d", un alfil en "f4", o cualquier otro cuadro de esa diagonal, la dama en "a3", o "b4", o "c5", un cabal lo en "f5" y otro en "c4". Si se colocan todas estas piezas sobre un tablero vac o, se ver que todas el las dom inan la cas i l la "d6", y que si se trazara una serie de l neas geomtricas en el tablero, en ese punto se formara un nudo de unin entre las posibles jugadas de todas las piezas blancas . La cas i l la "d6" adquiere as una jerarqua especial , pues es, no slo el punto central de la presin de las fuerzas blancas, sino que e l la es la que vincula todas las fuerzas de ese bando. En este tipo de posiciones generalmente el adversario, para evitar que se apoderen de punto tan val ioso y de manera tan sl ida, ya que la fuerza que en l se s ita estar muy apoyada, coloca sus fuerzas de modo que domine a su vez ese punto, y esto deja trazado el plan de juego. Ganar la partida quien triunfe en el propsito de sostener o rechazar ese cuadro, y alrededor del mismo girarn los acontecim ientos posteriores de la lucha.

    EL AJEDREZ CLSICO

    Ejemplo vivo de esto nos lo daban las partidas clsicas de fines del siglo XIX y princ ip ios del XX. En la poca moderna, generalmente los jugadores, antes de inic iar la defensa de un punto, consideran s i es posible hacerlo, y habitualmente buscan "contrachances" en otro

    sector. Las partidas no tienen un solo plan como las antiguas, sino que cada bando traza su propia l nea de juego, y esto hace que sean ms dinmicas, ms pel igrosas, ms difici les de conducir, que por esta misma causa haya ms errores, y que la armona del iciosa pero simple del ajedrez clsico, que an imper hasta aproximadamente 1 925 , haya debido ceder plaza a un juego ms lujurioso de ideas, donde la habi l idad tctica se eleva a la mxima potencia.

    CMO VENCI PILLSBURY A TARRASCH

    Estud iaremos ahora una partida monumental desde el punto de vista del plan, jugada por Harry Nelson P i l l sbury, el genial maestro de la Un in, frente al Dr. S iegbert Tarrasch, el teorizador mayor que ha tenido el ajedrez. Veremos, a travs de el la, cmo el tema del punto de coinc idencia de las p iezas se eleva a la categora de una s infona, por la riqueza de su orquestac in.

    Gambito de Dama (D55) Hastings, I 895

    Blancas : H. N . Pi l lsbury Negras : S . Tarrasch

    1 .d4 d5 2 .c4 e6 3 .lll c3 lllf6 4 . .igS .ie7 5 .lllf3 lll bd7 6 .i'!c1

    Hasta la jugada quinta de las negras la partida es igual al 80% de las modernas . Se observa que en este terreno poco de nuevo ha surgido. La nica diferenc ia es que ahora se juega 6 .e3, antes de l:!c 1 , sin que, por cierto, pueda afirmarse que sea mucho mejor.

    6 . . . 0-0 7 .e3 b6

    Las blancas, por transpos icin de jugadas, l legaron a la pos icin ms usual de la Ortodoxa, que aun ahora se considera lo ms satisfactorio para el primer jugador. La jugada de las negras fue durante muchos aos considerada la verdadera forma de poner en juego el

    TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 23

  • alfil dama y sufri un serio traspi luego del match Lasker-Capablanca, no tanto por lo que pas en la quinta partida de ese cotejo, sino por lo que mostraron los anlisis que a raz de la misma se efectuaron. Tiene el defecto de dejar dbi l el cuadro "f5" , porque el alfil al ir a "b7" -una vez que el pen negro de "e6" pase, por ejemplo, a "d5"- dejar de fiscal izar esa magnfica base de operaciones para el blanco. Pero sin duda es jugable si antes el negro tiene la precaucin de efectuar 7 . . . dxc4 .

    8.cxd51

    La explicacin lgica de la situacin de pieza sobrecargada que la jugada 7 . . . b6 le cre al alfil de dama negro. Ahora este alfil se ve en el di lema de ir a "b7" -que es lo lgico- y dejar l ibrada la casil la "f5 " a su propia suerte, o quedarse en la diagonal que ahora ocupa y dejar el cuadro "c6" a merced del rival . Opta Tarrasch por lo primero, y surge la parte inicial del plan, de manera pujante.

    8 . . . exd5 9 . .id3 .ib7 1 0 .0-0 c5 1 1 Je1

    Esta jugada quiz no sea la mejor. Ya en aquella poca provoc sus polmicas, pues se entenda que la torre era muy necesaria en "fl ". En una partida posterior Pil lsbury sigui con 1 1 . .ib 1 , y el analista Hoffer sugera .if5. Steinitz, en cambio, indic como lo mejor 1 1 .dxcS, para evitar que las negras logran preponderancia en el ala de la dama .

    1 1 . . . c4 1 2 . .tb1 a6 1 3.e5 b5 1 4.f4

    Iniciando e l plan sobre el ala del rey.

    1 4 .. Jea 1 5.Yffl fa

    ' En la actualidad se considera mejor 1 1 .ifS E!e8 ( 1 1 . . . c4 1 2 .leS g6 1 3 .ib1 E!e8 1 4.f4 con ventaja, Kuligowski-Radulov, Yugoslavia 1 979) 1 2 .ti'c2 g6 1 3 .ih3 le4 1 4 .ixe7 ti'xe7 1 5.ixd7 ti'xd7 1 6 .dxcS bxc5 1 7 .lxe4 dxe4 1 8.ld2 Eles 1 9.fd 1 ti'g4 20.h3 tih4 2 1 .lc4 con clara ventaja, Gl igoric-Bobotsov Venecia 1 97 1 .

    '

    24

    LA SUERTE EST ECHADA

    La partida entra en su primer acto. Las blancas estn mejor en el ala rey y las negras en el flanco de dama, por lo que significa el pen de ms. Las blancas disponen de un punto fuerte, que es el cuadro "f5", y las negras de otro, que es el cuadro "e4", pues en ambos hay mayor nmero de piezas que atacan que piezas que apoyan. El ala del rey negro est muy bien apoyada por los dos caballos y el alfil. El blanco necesita reforzar su ofensiva, y con este plan, perfectamente delineado, sigue la lucha con:

    1 6.e2 e4 1 7 . .txe7 gxe7 1 8 . .txe4 dxe4 1 9.Yfg3

    La posicin se ha simplificado y es an una incgnita, pero se puede resolver con lgica. Las blancas han cambiado su dos alfiles, pero la situacin cerrada de la posicin hace que este cambio, generalmente inferior, no sea muy criticable. Adems de pasar el pen negro de "d5" a "e4", el pen blanco de "e3 " ha quedado automticamente guarnecido. Por otra parte, el pen de "c4" carece de apoyo para avanzar rpidamente. Existe, adems, la amenaza de f5, y si para evitarla las negras juegan .. . f5, seguira Yf g5 y g3, y por otra parte, el caballo de "e5" estar consolidado en esa excelente posicin. Las blancas siguen, pues, conservando la ventaja inicial.

    19 ... f6 20.g4 q,,h8

    No 20 . . .fS, por 2 1 .h6+.

    21 .ts 1 Yf d7 22Jm gda 23.gf4 Yf d6 24.Yfh4 gde8 25. cl .id5 26.f2 Yfc6

    COMIENZA A MOSTRARSE EL PLAN

    Vemos un caracterstico tema de plan. Todas las piezas de ambos bandos convergen su accin sobre el punto "e4" . Est atacado el pen aislado de ese cuadro por cuatro piezas y apoyado por otras cuatro. Pero la verdadera diferencia es que, mientras el blanco, a la vez que ataca el pen, prepara sus piezas para

    ROBERTO G. GRAU

  • vulnerar el ala rey del adversario, el negro poco puede hacer en este sector y debe resignarse a una espordica maniobra en el ala dama, que no debe bastar. Complica esta situacin del negro, para quien estudie un rato la posicin, la pasiva accin de su caballo y la de su alfi l, reducido a desempei'lar el papel de un pen en "d5" . La nica "contrachance" de las negras est en la situacin elstica de los peones de "b5" y "c4", y la cooperacin que la dama pueda prestarles.

    27Jf1

    Ms lei'la al fuego !

    27 . . . b4 28.cle2 ti'a4 29.clg4 c!d7

    En caso de 29 . . . \Wxa2 seguira 30 .4Jxf6, ganando.

    Si 30 . . . \Wxa2 seguira 31 .clf4 f7 32 .clg6+ ixg6 33.fxg6 h6 (si 33 . . . c!fB 34 .clxf6 gxf6 35.!!xf6 c!d7 36.!!f7, etctera) 34.!!xf6 4Jxf6 35.!!xf6 gxf6 36.\Wxh6+ '!?g8 37 .4Jxf6 mate.

    31 .clc1 c3 32.b3 \Wc6

    CUL ES EL PUNTO CRTICO?

    El punto crtico de la lucha es aquel en el que actan o pueden actuar mayor nmero de piezas de un bando. La casil la "f6" es la que,

    trazndose una l nea imaginaria que haga el recorrido de la dama, deJ caballo y las dos torres, una la accin de estas piezas. Qu impide que este dominio se concrete? Pues la existencia del pen en "f5" , que, por otra parte, en caso de desaparecer el pen de "f6", puede avanzar pujantemente. Hemos, pues, atrapado e l plan, como lo hizo mucho mejor Pillsbury, y lo l lev a cabo. Se imagina el aficionado la fuerza que tendra esta posicin si hubiera un pen blanco en "g5" , atacando al de "f6", especulando con el hecho de que las negras no podran jugar . . .fxg5 por la fuerza del eventual avance f6? Todas las piezas convergiran en ese cuadro, que sera un perfecto ejemplo del tema que estamos tratando.

    33.h3

    Dndole la casilla "h2" al cabal lo para poder avanzar el pen "g" .

    33 . . . as 34.clh2 a4 35.g4 axb3 36.axb3 gas

    Las negras, que nada pueden hacer en el flanco rey por la falta de espacio, intensifican las maniobras en el ala dama, para distraer al bando enemigo, pero esto no se produce.

    37.gS g33 38.clg4

    Se ha l legado de esta forma a la misma posicin anterior en el flanco rey, pero con el pen en "g5" .

    TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 25

  • La presin va agotando la resistencia negra, que se ver en el trance, para evitar que el blanco juegue f5, de entregar la columna "g" . La presin persistente sobre un punto vital de la pos icin adversaria s irve de maniobra tctica para lograr la victoria.

    38 . . . .ixbJ

    Y el negro gan e l pen y l lev tambin a fel iz trm ino su p lan en el ala dama, pero cuando ya su organismo estaba minado. Pero an en este momento pudo, quizs, ape lar al recurso extremo del sacrificio de cal idad, por cuanto en esta posicin, en la que es necesario defender e l flanco rey, el alfi l es mucho ms gi l y eficaz.

    39Jg2! ha

    Es evidente que la jugada natural . . . fxg5 sera fatal porque surgira con toda su fuerza el avance del pen "f' y la poses in del punto "f6" por las fuerzas b lancas sera decis iva por la proximidad del mismo sobre el rey enemigo.

    40.gxf6

    El blanco se conforma ahora con la poses in de la columna "g" .

    40 . . . gxf6 41 .lLixbJ!

    El iminando con este cambio una de las pocas piezas que pueden defender el desmante lado enroque.

    41 ... gxbJ 42.lLihG gg7 4J.gxg7 xg7 44.WgJ+ @xh6

    No se pod a 44 . . . f8, pues 45.Wg8+ ganara la torre.

    45.h 1

    Gracioso y ell>gante golpe que pone u n se l lo de bri l lantez a esta partida tan lgicamente conducida. Ahora, la torre blanca cooperar

    26

    en la mis in de mantener arrinconado al rey enemigo y la dama amenazar darle el golpe de gracia.

    45 .. . WdS 46.gg 1 Wxf5 47.Wh4+ Wh5 48.Wf4+ Wg5 49.gxgS fxgS 50.Wd6+ hS

    En caso de 50 . . . g7 segu ira 5 1 .Wxd7+ y luego de unos pocos jaques ms caera la torre . Por ejemplo: 51 . . . @f8 52.Wd8+ g7 53.\Wxg5+ f8 54 .\Wf6+, segu ido de \We6+, etctera.

    51 .Wxd7 c2 52.Wxh7++

    La ltima jugada de las negras fue un error, pero ya estaban perd idas. Las blancas pueden, mediante jaques, colocarse en la columna "c" y, luego de paral izar los peones, avanzar e l pen "d" , lo que sera decisivo.

    Esta partida constituye un notab le ejemplo de plan bien logrado por la fel iz ap l icacin de un princ ipio estratgico.

    IV.- LA RED DE AMENAZAS

    Ahondemos en el tema de las cas i l las vinculas. Veremos ahora cmo hay re lacin estratgica entre algunos sectores del tablero y cmo una debi l idad engendra otra; que existe una red de cas i l las -como ya ind icamos oportunamente- que mantiene una cohes in estrecha cuando existen ciertas piezas menores sobre el tablero. Por ejemplo, cmo habiendo cabal los, s i un jugador posee, digamos, e l cuadro "f5", ataca ind irectamente toda la red de saltos que esa pieza puede real izar alrededor de ese punto, y lo que debe hacerse para valorizar la accin del cabal lo . Este tema tiene re lacin con otro fundamental que trataremos muy en breve y que es: la importancia que adquieren las piezas en la fase de la apertura, de acuerdo con la configuracin de peones, y lo que s ign ifican los cambios errneos de e lementos tericamente del mismo valor, pero de distinta eficacia estratgica.

    ROBERTO G. GRAU

  • LA GRAVEDAD DE LAS DEBILIDADES CENTRALES

    Queremos hacer notar con esto la gravedad que entraa en debi l itar un punto central del tablero, ya que quien sepa sacar provecho de el lo, necesariamente debe crear nuevas debi l i dades en e l juego adversario y transformar paulatinamente la ventaja estratgica en superioridad de material . Al correr de las pginas precedentes vimos algunas partidas en las que este tema era explotado notablemente. En la de Capablanca con un aficionado se mostraba cul es la ntima relacin de este tema que ahora estudiamos con e l de saber intensificar la accin en el punto de coincidencia de las p iezas.

    LA PARTIDA DE RETI CON BELGRANO

    Detengmonos en una partida jugada por Ricardo Reti, en nuestro pas, frente al malogrado ajedrecista Luis Belgrano Rawson, al que an hoy recuerdan con cario quienes tuvieron la fortuna de ser sus amigos. Para producir una partida digna de menc ionarse como ejemplo hace falta que el vencido colabore en la labor del vencedor con la fiel observac in de principios tcticos ajustados al espritu de la partida y, en la presente oportunidad, sucede eso. Un error de Belgrano en el planteo es el origen de d ificultades insalvables que Reti explot de magistral manera. Y ya que recordamos a uno de los rivales, justo es hacer lo propio con Reti, verdadero maestro de la nueva generacin argentina de jugadores y comentaristas que el 6 de junio de 1 929 apagaba su vida en Praga y privaba al ajedrez de las luces de uno de los ms formidables pedagogos que nunca posey.

    LA NOTABLE LECCIN DE RETI

    Y ahora estudiaremos esa partida, que es un ejemplo tpico del tema de cas i l las vinculadas por la accin de un caballo que domina un punto fuerte del tablero. La partida ya ha sido publ icada por nosotros, pero i lustrando otro tema.

    Defensa Caro-Kann (B 1 5) Buenos Aires, 1 924

    B lancas: R. Reti Negras: L. Belgrano Rawson

    1 .d4 c6 2.e4 dS 3 .c!Lic3

    En la actualidad est de moda la maniobra que nace de 3 .exdS, segu ido de c4, pero est lejos de haberse probado sus ventajas sobre esta continuacin que es, por cierto, mucho ms lgica, pues no crea, como en el caso de la famosa maniobra original de Panov, un pen dbi l en "d4" .

    3 . . . dxe4 4.c!Lixe4 c!LifG

    Es ms practicada la jugada 4 . . . fS, atacando al caballo, pero tampoco es fcil afirmar que sea mejor que la maniobra del texto . En el la, si bien se corre el albur de quedar con un pen aislado en "h7", luego de 5 .lllxf6 gxf6, se logra, en cambio, l levar un pen del flanco hac ia e l centro, abrir la columna "g" y hacer tambin difici l el enroque corto adversario; adems se fiscal iza, econmicamente, el cuadro "e5 ", que en la Defensa Caro-Kann suele ser e l motivo central de la estrategia in ic ial de las blancas.

    s.lllg3 es

    Jugada lgica de desarrol lo, pero un tanto pel igrosa si no se contina con la mayor atencin. El avance del pen "c" ha dejado la cas i l la "d6" sin la natural proteccin de un pen y al abrirse la columna "d" se acentuar la debi l idad de ese punto. M ientras el negro conserve su alfil rey las cosas podrn andar bien, pero desdichado si l lega a tener que cambiarlo.

    6.lllf3 exd4 7.'xd4

    LOS PRIMEROS ACORDES DEL "LE ITMOTIV"

    Reti ha d ispuesto su plan en mrito a las posibi l idades que surgirn de la fiscal izacin del

    TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEG IA SUPERIOR 27

  • cuadro "d6" y del de "c5" apenas se simplifique la lucha y coloque su caballo en "d4", desde donde puede iniciar la marcha por entre la red de casi llas vinculadas: lllf3-d4-f5-d6-f7, y combinarlo con la del caballo que se halla en "g3 " y puede seguir el mismo itinerario por va "f5 " . Ahora bien, por qu son dbiles, casualmente, esas casi l las y no otras por donde tambin podra encauzarse la marcha de los caballos? Pues, simplemente, porque estas casi l las son las que ms directamente vulneran ambos enroques, y son aquel las que por la estrategia actual de las aperturas y la necesidad de avanzar los peones centrales, ms pronto quedan sin la natural proteccin de los peones. Otros puntos vinculados en el pen rey son c3-d5-f6 . Por eso existen, adems de esas casi l las vinculadas -caractersticas de las aperturas de pen rey-, las que nacen de las aperturas del pen dama, que son las que entrelazan la parcha de los cabal los por va d2 (o c3)-e4-c5, o d2-c4-e5, y de ah escoger entre situarseen "c4" o "d3 " y "c5" .

    En sntesis, la raz estratgica es sta: cuando se juega e4 de primera jugada, automticamente hay dos casillas que no podrn ser fiscalizadas de la misma manera que las dems, y son las dos laterales a ese pen: "d4" y ''f4", y cuando se juega d4 los cuadros laterales "c4" y "e4". Esos puntos son debilidadesen germen. A eso se debe que, en las aperturas del pen dama, el plan inicial de las blancas sea dominar el punto "e5 " , y en las de pen rey, el punto "d5 " .

    7 . . . ti'xd4 8 .lllxd4 J.c5

    LOS PELIGROS DE LA RUTINA

    Una vez ms la rutina hace una vctima. Que existe una pieza suelta en el tablero? Pues a atacarla, si con esta maniobra se consigue ganar un tiempo en el desarrollo. "Desconfiad de las jugadas naturales" -dijo Reti-, o lo que es lo mismo: Qesconfiad de la lgica simple. El alfil rey debe cuidarse en esta posicin como oro en polvo, ya que es la pieza encar-

    28

    gada, como hemos dicho, de reemplazar al pen de "c7" en la custodia del cuadro "d6", que se ofrecer, apenas se cambie el alfil, generosamente a las amenazas de los caballos blancos .

    9.J.e3 llld5

    Otra vez la rutina en accin. Belgrano trata de eliminar el a lfil enemigo, observando el clsico principio de que los alfiles son superiores a los caballos en posiciones abiertas, pero no repara que esto es una verdad inconmovible slo en las posiciones que no ofrecen debil idades bsicas serias, y que su juego, una vez eliminado el alfil rey, ofrecer un cncer interno: el del cuadro "d6" con sus correspondientes caminos radiales para la accin de los caballos.

    1 0.llle41

    Se observa en la posicin que muestra e l diagrama anterior la notable desproporcin existente entre el concepto estratgico del maestro y el de un fuerte aficionado. Este ltimo ve jugadas y combinaciones, pero desconoce la esencia de los planes adecuados a cada conformacin de peones. Reti no teme dejarse eliminar ambos alfiles en una posicin abierta con tal de apoderarse del punto crtico de la red de accin de sus cabal los, el que crea, precisamente, el tema de las casi l las vinculadas.

    1 O . . . lllxe3 1 1 .lllxcS lllxf1 1 2 J!xf1

    ROBERTO G. GRAU

  • LA ESTRATEGIA Y SU RELACIN CON LA CONFORMACIN DE LOS PEONES

    Se ha s impl ificado la partida y, para una vista poco afinada, la posicin es igual . Pero, en real idad, es muy i nferior para las negras por la deb i l idad del cuadro "d6". S i e l pen negro estuviera en "c7", la superioridad de desarrol lo blanco no habra tenido mayor u lterioridad. Esto basta para probar una vez ms que la estrategia del ajedrez est en los planteas, fundada en la conformacin que tengan los peones.

    1 2 . . . bG

    Buscando desahogo para e l alfil dama.

    1 3 .e4 0-0

    En estos casos es mejor no enrocarse, pero tampoco resulta agradable tener el rey en columnas abiertas. Todo un d i lema de hierro.

    1 4.0-0-0

    Las blancas s iguen "acaric iando" la cas i l la "d6", pero slo se apoderarn de e l la cuando hayan logrado asegurar la existencia de un cabal lo en ese sector.

    1 4 . . . c5

    Prosiguen las debi l idades engendrando deb i l idades . Para poder mover el a lfil , las negras debieron j ugar . . . b6 y acabar con la amenaza del caballo de "c5" sobre el pen "b". Ahora, para poder mover el caballo, deben jugar . . . c5 y esto da al caballo de "d4" una posicin excelente para colaborar en la presin sobre la desmantelada cas i l la "d6" .

    1 5.b5

    APARECI EL PUNTO DE COINCIDENCIA

    Y ahora ha surgido e l otro tema que tratamos anteriormente, pero como producto de un p lan perfectamente madurado.

    Las negras podrn mover, aun cuando con ciertas l imitaciones, sus fuerzas, mas, en cambio, han debido dejar que tres de las cuatro p iezas adversarias presionen una cas i l la vital del tablero. Es slo una cas i l la y en ella ningn pen o pieza pueden ser capturados, pero por obra de ese dominio veremos cmo se reduce de tal manera la situacin adversaria que, paulatinamente, van apareciendo nuevas rutas de accin para las piezas, y cmo, derivada de ese dominio del espacio, surge la ventaja de material .

    1 5 . . . aG

    Triste necesidad.

    1 6.ed6

    ste y no e l otro cabal lo, pues e l de "e4" podra ser desalojado por un pen mediante . . .f5 .

    1 6 . . . J.eG 1 7.f4

    Este avance hace que colabore en la accin general la otra torre, y comienza ahora el asedio de la otra cas i l la vinculada a "d6" por la accin de un cabal lo : la de "f5 " . La red se va estrechando.

    1 7 . . . gG 1 8.h3 h5

    Para evitar g4 y f5, que sera muy fuerte. Pero la inferioridad estratgica obl iga s iempre a crear nuevas deb i l idades y ste es un magnfico ejemplo. Ahora hay, adems, ataque sobre el flanco rey.

    1 9 .f2 cJ/g7 20 .f5 ! gxf5 2 1 .xf5+ g6

    EL OTRO CABALLO EN DANZA

    Ahora el otro caballo, terminada su mis in de anular al adversario de "a6" , acude en apoyo de su compaero, siempre girando sobre e l punto central de accin de las cas i l las vinculadas : el de "d6" .

    22.bd6 laad8 23.e7+

    TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 29

  • Reti s igue maniobrando de magistral manera con sus caballos. Ahora ir con su cabal lo de "f5" , aparentemente a castigar la osada de la torre de "d8" -que ha pretendido atacar al cabal lo de "d6"- y colocarla fuera de accin, pero en real idad para actuar en colaboracin con el de "d6" sobre e l cuadro "fl", la otracasi l la vinculada a "d6" que resta vulnerar.

    23 . . . g7 24.g4! hxg4 25.hxg4 &i:Jc7

    Si 25 . . . .ixg4 26 .gg1 fd6 27 .gxg4+ h7 28.&i:JfS, segu ido de gh2, etctera.

    26.fd2 f6

    Anticipndose a &i:Jdf5+, seguido de gxd8.

    27.&i:Jc6! .!'!a8

    Y la torre, por obra y gracia de la accin de los cabal los, debe volver a la cas i l la de origen. Obsrvese cmo el alfil, a pesar de hallarse en una diagonal abierta, est prcticamente inutil izado por la poderosa accin del cabal lo de "d6" y por la necesidad de apoyar e l cuadro "fl", actual punto de mira del ataque blanco.

    28.f1 + g7 29.&i:JfS+

    Todava no ha l legado e l momento de &i:Je5. Se har cuando e l rey adversario no est en "g7", y hacia ese objetivo marcha Reti , que en definitiva volver a "d6" con este cabal lo.

    29 . . . g6

    Si 29 . . . .ixfS 30.gxf5, amenazando f6+ , gg2 y luego gh 1 . Si las negras jugasen 30 . . . c;!;>f6 3 1 .gd6+, seguido de f6, y la posicin del rey negro en la banda sera fatal luego de la retirada gd2 .

    30.&i:Jes+ gs

    Malo sera 30 . . . c;!;>h? por la rpl ica 3 1 .gh2+ g8 32 .fh 1 .ixf5 33.gxf5 'tt;>g? 34 .&i:Jd?, con mate en cuatro j ugadas como mximo.

    30

    31 .&i:Jd6!

    Siguen los cabal los girando sobre el punto "d6" y comienza la odisea del pen "f" negro.Reti , primero, ha alejado al rey de la zona en que poda apoyarlo y ahora, al obl igar e l avance, hal lar el mtodo para capturarlo.

    31 . . .f6 32.&i:Je4+ h6 33.&i:Jxf6

    Y la ventaja estratgica derivada de la posesin de "d6" y sus "zonas de explotac in" se traduce en ventaja material y pronto acabar con la tesonera resistenc ia de las negras.

    33 . . . g7

    Ante gh2, seguido de gh5 o gh7 mate.

    34.gS &i:Jd5

    COMENZ LA AGON A DEL NEGRO

    Cuando el caballo negro iba a hacer algo ti l . . .

    35J!h2 !'.f8

    Malo sera 35 . . . &i:Jxf6, a causa de 36.gxf6+ ff6 37.gg2+, seguido de gxf6, etctera.

    36.&i:JhS+! g8 37 .fh 1 !

    Y las negras abandonaron. Mediante una de l i c iosa maniobra final , Reti ha decidido la victoria, luego de una partida impecable. Se amenaza &i:Jf6+, y no es posible huir a causa de &i:Jg6+, ganando la torre.

    ROBERTO G. GRAU

  • CAPTULO 11

    LA LUCHA DEL ALFIL CONTRA EL CABALLO

    Uno de los problemas estratgicos ms que se le presentan al afic ionado en ajedrez es saber cuando le conviene l legar a un final con un alfil o con un caballo. Tanto se ha hablado de la bondad de una pieza sobre otra y tan poco se ha precisado sobre la verdad estratgica que debe orientar el razonamiento del jugador, que, a pesar de lo mucho que se ha escrito, a los ajedrec istas de habla h ispana que no tienen la fortuna de comprender otros id iomas les resu lta difci l saber cules son los principios que orientan esta fundamental parte de la lucha.

    Algunos l ibros alemanes e ingleses han tratado de resolver en parte ese problema. Capablanca, en "Chess Fundamentals", se ocupa del mismo, pero dando ms ejemplos que conceptos. Trataremos de establecer algunos principios generales que pueden ser de mucha uti l idad, ya que este tipo de finales de peones y una pieza menor por bando es muy frecuente en ajedrez. Adems, de la buena interpretacin de nuestras palabras puede l legar el aficionado, por razonamiento, a desentraar el misterio de la simplificacin en ajedrez. Como que sabr d istingu ir, si no todas, por lo menos algunas posiciones en las que la poses in de un caballo basta para asegurar el triunfo, y otras en las que es necesario mantener a toda costa e l nico alfil de que se disponga.

    Podra anticiparse que en real idad el valor de ambas piezas es igual y que slo la situacin que en tablero ocupen los peones de que los jugadores d ispongan es lo que les da mayor o menos importancia. Entra, pues, a gravitar en estos finales, tambin, el fundamental problema del ajedrez, que es la buena o mala conformacin de peones .

    Ya hemos d icho, a travs del curso que estamos desarrol lando, que el ajedrez es simplemente un problema de ubicacin de los peones, y que alrededor de esto, que es la armazn estratgica del juego, giran sus dificu ltades y casi todos sus problemas tct icos.

    1.- ALGUNAS REGLAS FUNDAMENTALES

    En los finales en que hay peones mviles, el alfil es generalmente superior al caballo.

    Si stos se hallan equitat ivamente distribuidos (todos en la misma columna y frente a frente) es difci l ganar, pero apenas haya superioridad

    de peones en uno de los flancos, el a lfil adquiere una influencia decis iva. Por ejemplo: colquese en un tablero ambos reyes en sus casi l las de origen, lo mismo que los peones "h", "g" y "f' de ambos bandos. Agrguese un alfil b lanco en "c 1 " y un caballo negro en "d7". Este final es tablas, s in dificu ltad para ninguno de los dos jugadores, por cuanto los peones no ofrecen desniveles estratgicos. Agrguense ahora en e l mismo tablero otros tres peones por bando ("a", "b" y "c") en sus cas i l las de origen. El final con alfil y seis peones contra caballo y seis peones, s ituados todos en su cas i l la de origen y frente a frente tambin, debe ser tablas, pero con ms dificultad para e l cabal lo que para el alfil, segn la autorizada opin in de Capab lanca, quien agrega que e l jugador que posea un caballo debe actuar con ms caute la, ya que el alfil, por su mayor agi l idad, puede ir rpidamente de un sector al otro y debi l itar la ahora flexible cadena de peones del negro.

    TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 3 1

  • IMPORTANCIA DE LA MAYORA DE PEONES EN UN FLANCO

    Pero si en cambio a esa posicin (interesante resulta hacerlo sobre el tablero) se le quita el pen negro de "h7" y el blanco de "a2", elfinal es muy difcil para quien posee el cabal lo, por la posibilidad de pasar el pen "h" y empujarlo en su avance, por medio del alfil, desde la gran diagonal. Y si ahora sacramos un nuevo pen por bando, por ejemplo, el negro de "g7" y e l blanco de "b2", quedara la siguiente posicin:

    - - m -

    Se llegara a una situacin estratgicamente perdida para el negro, por la enorme presin que ejercer el pen "h", que ser apoyado desde distancia, sin esfuerzo, por el alfil. ste es el grave defecto del caballo en estos finales, ya que no puede sostener a los peones que avanzan, sino tras muchas jugadas, y, adems, porque tiene el defecto fundamental de ser una pieza con la cual no se puede ganar tiempos.

    EJEMPLO ABSURDO

    El caballo necesita siempre un nmero par de jugadas para retomar a una misma posicin ; en cambio con el alfil se puede ir en nmero par o impar de movimientos, y esto se ver a travs de los siguientes dos finales: En el final que muestra el siguiente diagrama, si juegan las blancas, es tablas, y si juegan las negras, stas pierden. A qu se debe esa diferencia fundamental, a pesar de tener un

    32

    caballo y un pen ms? Pues, simplemente, al hecho de que el cabal lo, en el primer caso, no puede nunca desalojar al rey adversario del lugar que ocupa en "c7" o en "c8", y en cambio, en el otro caso, s.

    @ 0 - - - ,

    0

    En una posicin simi lar el alfil siempre gana porque con esa pieza se pueden ganar o perder tiempos. El alfil puede moverse dominando siempre un mismo punto, y el caballo cada vez que se mueve deja de fiscalizarlo, y ste es su mayor defecto para este tipo de posiciones. En la posicin del ejemplo, el caballo necesita l legar a "b6", "d6" o "e7", sin dar jaque al rey adversario, para que ste, al moverse, no pueda ir a "c8" y deba permitir que el rey adversario vaya a "b8" o "b7" . En sntesis, si a quien tiene el caballo en casil la del mismo color del rey le corresponde jugar, nunca podr desalojar del punto que ocupa, con su solo esfuerzo, al rey enemigo. Para hacerlo debe inic iar su marcha cuando el rey est en casilla de distinto color a la que ocupa, en ese preciso momento, el cabal lo.

    LA SUPERIORIDAD DEL ALFIL

    En cambio veamos un final muy parecido de alfil contra rey, en el que el alfil logra liberar a su monarca de una situacin de ahogado, como la anterior, por medio de una hbil prdida de tiempo. En la posicin del diagrama de la pgina siguiente el alfil se halla esclavizado en el dominio de la casil la "b I " , para evitar que el pen adversario se corone.

    ROBERTO G. GRAU

  • No puede, pues, j ugar 1 . .ib 1 , porque luego de 1 . . . f7 2 .ia2+ f8, el a lfil no puede desplazar al rey enemigo por medio de la natural jugada 3 . .ib3, o ic4, o .id5, o ie6 , por la entrada del pen adversario a dama. Debe, pues, obrarse con suti leza. Un caballo no podra desarrol lar la misma accin ofensiva y defensiva a la vez. Colquese, por ejemplo, un cabal lo blanco en "c3 " y se ver cmo el final es "tablas, porque como pieza de tiro corto que es, no puede tomar e l cuadro "b 1 " y actuar en la zona de combate, en la que estn ambos reyes. El final se gana as :

    1 .ic2! f7 2.ib1 f8 3 .ia2

    Como en el caso del caballo, e l alfil debe ir sin jaque a "a2" , para tomar "f7" y obl igar a que el rey se vaya hacia la columna "e" .

    3 . . . b 1

    Triste obl igacin !

    4.ixb1 f7 5 .ia2+ f8 6.id5 (por ejemplo; o a cualquier otro cuadro de la diagonal larga que ahora ocupa el alfil , excepto "f7") 6 . . . e7 (o 6 . . . e8) 7.g7 (o 7 .g8), seguido de 8.h8. ganando en seguida.

    LA FUERZA DE DOS ALFILES JUNTOS

    Adems, podra agregarse que dos alfi les son infin itamente superiores a dos cabal los en el

    90% de las posiciones, ya que ambas piezas se complementan perfectamente . Se podra demostrar, matemticamente, que s i un alfil vale 3 . dos alfiles juntos valen casi ocho, y que si un caballo vale tres, dos caballos j untos valen simplemente seis . Pero esto ser tema prximo. Ahora slo nos interesa el duelo s ingular de un alfil contra un caballo, que en teora son equivalentes, pues la s ituacin es favorable para el a lfil en las posic iones abiertas y generalmente mejor para el caballo en las posiciones de bloqueo de peones.

    EJEMPLO CLSICO

    Empecemos por ver una posic in a la que arribaron Schlechter y Walbrodt, en e l torneo de Viena de 1 898.

    En esta posicin, las blancas ganan matemticamente, a pesar de la igualdad terica de material. Es evidente que s i les tocara j ugar a las negras, estaran perdidas, porque si mueven el rey seguira g5, y s i mueven el alfil , llixc6, ganando. El problema es, pues, l legar a esta misma pos ic in, pero correspond iendo jugar a las negras, para ganar de acuerdo con la maniobra c itada. Y por medio de una serie de precisas jugadas con el rey, Sch lechter logra su propsito. Debe partirse de la base de que e l rey negro no puede avanzar nunca, por la neces idad de evitar la maniobra llif7 seguido de llid6; sobre este detal le especula Sch lechter para sacar provecho de la mayor movi l idad de su rey.

    TRATADO GENERAL DE AJEDREZ. ESTRATEGIA SUPERIOR 33

  • 1 .i>f3 1 i>e7!

    S i 1 . . . i>g7 2 . i>e3 y 3 . i>f4, ganando. S i 1 . . . fS 2 .lll f7, seguido de llld6, ganando. Queda, pues, por estudiar, en lugar de la jugada efectuada, 1 . . . e6, a lo que segu ira 2 .llld3 i>f6 3 .e3! i>fS 4 .ll:\f4 g4 5 .lllxhS! xhS 6 .f4, seguido de es, c6 y c7, ganando. Si en esta variante, en lugar de 3 . . . fS, las negras j ugaran el rey a otra parte, seguira 4 .f4 f6 5 .llleS, y se habra ganado el tiempo, que es lo que se busca.

    2.f2 f6

    No servira 2 . . . e6 por 3.e3 e7 4 .f3 e6 5 .lll d3 , etc. Ni tampoco sera bueno 2 . . . f8 por 3 .e2 ! e8 4 .e3! e? 5. f3, etctera.

    3.e2! .ig4+

    Si 3 . . . i>fS 4 .f3 e6 5 .llld3, etctera. S i 3 . . . e6 4 .e3 e7 5 .f3 e6 6 .llld3, etctera. S i 3 . . . e7 4 .f3 e6 5 .lll d3, etctera.

    4.e3 .tea s .i>f4

    Y se ha l legado a la misma posicin, correspondiendo jugar a las negras, que por esta causa no pueden evitar la entrada del rey enemigo o, en su defecto, la entrega del caballo por el pen de "c6" .

    UNA PARTIDA EXCELENTE

    Terminaremos esta primera parte del estud io sobre la eficacia respectiva del caballo y el alfil en los finales, con e l ejemplo de un nuevo caso en que el cabal lo es superior al alfil , a pesar de no haber peones trabados ni un alfil inmovi l izado. Slo existe un pen central dbi l y un cabal lo que domina los cuadros negros, por los cuales nunca podr ejercer fiscal izacin el a lfil , que, al no contar con la ayuda de su compaero, slo puede vulnerar la mitad de las cas i l las del tablero.

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    Gambito de Dama (D62) Argentina

    B lancas: V. Fernndez Coria Negras: D. Lpez Martnez

    1 .d4 lllf6 2.lllf3 e6 3.e4 d5 4.ig5 lllbd7 5.e3 ie7 6.llle3 0-0 7 .Y!!e2 e5 8 .exd5 exd4 9.c!Llxd4 lllxd5 1 0 . .ixe7 Y!Jxe7 1 1 .c!Llxd5 exd5 1 2.id3 Y!!b4+ 1 3 .Y!!d2 c!Lle5 14 . .ibS Y!!xd2+ 1 5 .xd2 a6 1 6.id3 ie6 1 7.ghe1 mea 1 a .ge2 lllxd3 1 9.xd3 gxe2 20.xe2 ges+ 21 .d2 @ta 22.ge1 gxe1 23.xe1 e7 24.e2 d6 25.e3 .id7

    sta es la posicin que nos interesa realmente. La partida, hasta este momento, ha sido excelente y val iosa por los detalles tcnicos del planteo. Las blancas han logrado fijar e l pen aislado, y, de acuerdo con el c ls ico principio de Capablanca sobre la simplificacin, han cambiado todas las piezas accesorias de la lucha, para reducir sta a las que ofrecen desniveles. El caballo es superior al alfil en esta posicin, por su mayor movi l idad y por el hecho de que el alfil estar obstruido en su propia accin por el pen de "d5" . Ahora, la necesidad de apoyar a ese pen lo convertir paulatinamente en un alfil malo, y la parl isis ir minando el juego negro.

    26.lllf3

    Para darle el cuadro "d4" al rey.

    26 . . .fG

    ROBERTO G. GRAU

  • Si 26 . . . @cs seguira 27 .llle5 e6 28.lll d3+ @d6 29 .@d4.

    27.d4 ibS 28.llld2 b6

    Es necesario tomar los saltos del cabal lo, especialmente los negros, ya que los blancos estn fiscal izados por el alfil . Asimismo hay que quitar la cas i l la "c5 " al rey, pero todo esto ser int i l , a pesar de la notable defensa de las negras.

    29.h4 h5 30.b3 ic6 3 1 .lllf1 e6 32.lllg3 g6 33 .f4!

    Esta jugada tiende a fijar al rey negro en "e6", para impedir f5 . Asimismo la j ugada del texto obl iga a j ugar . . . e8, para apoyar el pen "h" . Poco a poco se va trabando el j uego negro.

    33 . . . ieS 34.a3 if7 35.b4 ieS 36.d3 !

    DETALLE TCTICO FUNDAMENTAL

    Notable movim iento que encierra una suti leza. Femndez Coria quiere jugar a4, pero para que el lo sea posible neces ita que el alfil salga de esa diagonal y esta retirada tiende a eso. Como las negras no pueden jugar . . . f5 por lo grave que sera que las blancas colocaran el caballo en "e5 " por va "e2" y "f3", y tampoco mover el rey a "d6" por la grave amenaza f5 seguido, s i . . . g5, de hxg5 y e4, el tiempo se gana matemticamente.

    36 . . . ibS+ 37.c3 ieS 38.d41

    Y con esto termina una importante escena del final . Ahora deben j ugar las negras y no pueden mover e l rey, por la variante antes mencionada.

    38 . . . if7 39.a4 as

    nic