Un ticket para recordar

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Un Ticket para Recordar Anónimo

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Un bellísimo anónimo. Léelo, descargalo y compártelo con tus familiares, amigos y conocidos.

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Un Ticket para

Recordar Anónimo

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UN TICKET PARA RECORDAR

Anónimo

Como a todas las personas que entran a mi tienda, le saludé y le pregunté:

¡Hola! Buenas tardes… ¿Le puedo servir en algo?

Después de también decir – ¡hola!-, y con una sonrisa en la boca, fue directo al grano y me dijo:

Si tienes cinco minutos disponibles, permíteme ver si Yo puedo servirte en algo…

Un poco atónita por su respuesta, y con la obligación de siempre cuidar a todos los que entran a

mi tienda, le dije - ¡Sí claro! ¿De qué se trata?

Con una sonrisa de esas picaronas que no muestran los dientes y con sus ojos fijamente puestos

en los míos me dijo con firmeza:

Estoy aquí para ayudarte a recordar…

Con los ojos abiertos a su máximo, le pregunté – ¿recordar qué? -

Él empezó su discurso diciéndome lo siguiente:

Antes de nacer, como todos los seres humanos lo hacen antes de nacer, tú te reuniste con Dios y

le pediste que te dejara vivir de nuevo la vida de un mortal… en pocas palabras, le pediste la

oportunidad de regresar a la Tierra… y, para convencerlo, le prometiste que regresarías a vivir la

vida que hoy vives con un solo propósito: el de vivir una vida feliz y productiva contribuyendo al

bienestar de los demás.

Continuó diciendo muy seriamente:

Desafortunadamente yo no estuve presente el día en que le prometiste eso a Dios y no conozco

todos los detalles de tu promesa. Los únicos que los conocen son Tú y Dios. Pero ¡hoy es tu día de

suerte!

Si me dejas explicarte cómo lo vas a hacer, es muy probable que en los próximos minutos, horas,

días, semanas, meses o años, Tú podrás recordar exactamente qué fue lo que le prometiste a Dios

que harías para vivir esa vida feliz y productiva contribuyendo al bienestar de los demás.

La verdad, en esos momentos sentí que tenía un loco enfrente y, con cierta curiosidad, me quedé

callada esperando a que continuara con su discurso.

Él, al darse cuenta de mi curiosidad, me miró a los ojos y continuó diciendo:

El proceso de recordar la promesa que le hiciste a Dios antes de meterte al cuerpo en el que hoy

vives, es muy fácil… y te lo voy a explicar muy rápidamente.

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Entonces me pidió uno hoja de papel y una pluma o algo para escribir; yo no tenía a la mano más

que el bolígrafo que uso para tomar notas en el cuaderno contable de mi tienda y, al lado, un

ticket impreso por la caja registradora y que un cliente no deseó llevarse junto con su mercancía.

Se los extendí ambos y él empezó a rápidamente escribir de abajo para arriba.

Primero escribió las siguientes cinco líneas: Resentimientos, Remordimientos, Temores,

Incertidumbre, Juicios de Valor.

Arriba de las cinco líneas dibujó una flecha apuntando hacia arriba y escribió: La Doctrina de tus

Padres y de tus Ancestros.

Más arriba dibujó otra flecha igual a la anterior y escribió con letras mayúsculas lo siguiente:

LIBERAR TU CAPACIDAD DE AMAR.

Luego, después de dibujar otra flecha apuntando hacia arriba escribió también con letras

mayúsculas: SENTIR COMPASIÓN.

Finalmente, después de dibujar otra flecha apuntando hacia arriba, escribió con letras mayúsculas:

CONTRIBUIR

Volteando el ticket de forma que yo pudiera leerlo correctamente, continuó diciendo:

Si te interesa recordar exactamente lo que le prometiste a Dios antes de nacer y por lo cual hoy

estás viviendo la vida de un mortal, lo primero que debes hacer es entender que, lo que no te deja

recordarlo con claridad, son estas cinco cosas:

Poniéndole una palomita al lado de cada una de las cinco primeras líneas me dijo:

Tú no puedes recordar lo que le prometiste a Dios antes de nacer debido a que, a lo largo de tu

vida, como todos los mortales lo hacen, has venido acumulando muchos Resentimientos, muchos

Remordimientos, muchos Temores, demasiada Incertidumbre y porque te la vives haciendo Juicios

de Valor innecesarios.

Al notar mi interés, me explicó después más ampliamente el significado de sus afirmaciones:

Los remordimientos son esos sentimientos dolorosos que sientes cuando te acuerdas del daño o el

dolor que en el pasado ocasionaste a otras personas con tus palabras o tus acciones.

Los resentimientos son los sentimientos dolorosos que sientes cuando recuerdas el daño que otras

personas te hicieron a ti en el pasado.

Los temores son aquellos sentimientos paralizantes que te impiden dar pasos hacia adelante para

experimentar cosas nuevas, potencialmente valiosas para ti y los demás y, sobre todo, creativas.

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La incertidumbre es el sentimiento de duda que surge en ti cuando piensas en el futuro; es el

sentimiento de duda que surge por no saber con certeza qué es lo que pasará al rato, más tarde,

mañana, la semana que entra, el mes que entra, el año que entra y así sucesivamente.

Finalmente, ¿qué son los juicios de valor? Los seres humanos emiten juicios de valor cuando todo

el tiempo están buscando encontrar lo bueno o lo malo de las cosas, de las personas y de las

experiencias de la vida. Desafortunadamente, los seres humanos son tan buenos en eso, que

siempre lo encuentran y, consecuentemente, acaban llenado su corazón de... ¿qué crees?

Yo le dije sin dudar: nos llenamos de más resentimientos, de más remordimientos, de más

temores y de más incertidumbre.

Levantando la mano y con una gran sonrisa en la boca me dijo: ¡Exacto! Vengan esos cinco.

Yo, como autómata, levante mi mano, extendí mis cinco dedos y choque mi mano con la suya.

Después me preguntó: ¿Seguimos adelante?

Sin esperar mi respuesta, continuó.

Como puedes ver en este ticket, el gran problema de los seres humanos es que no saben que estas

cinco cosas son lo primero que les impide acordarse de la promesa que le hicieron a Dios antes de

nacer.

Las personas a las que les ayudo a recordar y que me creen que esos son los primeros obstáculos a

vencer, están en muy buenas posibilidades de empezar el proceso mental y espiritual necesario

para recordar su promesa y, eventualmente, la recuerdan y empiezan a vivir la vida feliz y

productiva contribuyendo al bienestar de los demás que le prometieron a Dios vivir antes de

nacer.

Apuntando a la parte baja del ticket y encerrando las primeras cinco líneas en un círculo, me dijo.

Una vez que te comprometas a creer que estas cinco cosas son lo primero que debes eliminar de

tu vida para poder recordar tu promesa a Dios, puedes pasar al siguiente paso: usar la doctrina de

tus padres y de tus ancestros.

Aunque no me lo creas ahora, antes de nacer tú elegiste ser la hija de tus padres y les elegiste a

ellos porque, a lo largo de tu vida, te enseñarían algún tipo de creencia en Dios; en pocas palabras,

les elegiste a ellos porque tus abuelos, tus bisabuelos, tus tatarabuelos y todos tus ancestros

tenían una manera de entender a Dios que a ti te gustó desde antes de nacer.

Quizá hoy no te gusten mucho la ideas de tus padres y de tus ancestros al respecto pero, si me

crees que tú los elegiste cuando Dios te preguntó – Si te dejo regresar, ¿Quiénes quieres que sean

tus padres y tus ancestros?- entonces, todo será más fácil para ti.

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A partir de hoy te recomiendo creer en eso y regularmente “darte un clavado” en las escrituras

sagradas que leían y estudiaban tus padres y tus ancestros; que leas lo más que puedas al respecto

y que reflexiones cómo ellas y otras lecturas complementarias pueden efectivamente ayudarte a

desaparecer de tu vida los Resentimientos, los Remordimientos, los Temores, la Incertidumbre y

los Juicios de Valor.

Guardó silencio y me miró fijamente a los ojos durante unos segundos esperando mi reacción. Yo

por mi parte sentí el deseo súbito de ir a casa de mis padres para pedirles que me contaran en qué

creían ellos, sus abuelos, sus bisabuelos y sus tatarabuelos.

Volteé mis ojos hacia el ticket tendido sobre el mostrador y entendiendo que había tocado mi

corazón y deseaba que siguiera adelante, él continuó diciendo.

¿Sabes qué es lo maravilloso de sacar de tu vida a los Resentimientos, a los Remordimientos, a los

Temores, a la Incertidumbre y a los constantes Juicios de Valor?

Apuntando al ticket exclamó:

¡Que te ayuda a liberar tu capacidad de amar a todo y a todos!

Eliminar estas cinco cosas de tu vida es la clave, el secreto que todo el mundo debería saber.

Después de señalar la parte baja del ticket, volvió a exclamar: ¡Lograr eliminar de tu vida estas

cinco cosas es lo que la gente llama “elevar el nivel de conciencia”! ¡Lograr esto es el principio del

camino de la iluminación del que tanta gente habla y que tan pocos caminan!

Cuando te liberas de tus Resentimientos, de tus Remordimientos, de tus Temores, de tu

Incertidumbre y dejas de hacer Juicios de Valor constantemente en tu vida, literalmente te

conviertes en una persona Iluminada, alguien que es una fuente de luz, que puede amar a todo y a

todos y, lo mejor de todo, que abre las puertas para también poder ser amada y ser objeto del

amor de otras personas igualmente Iluminadas.

Al finalizar lo anterior, sonrió y exclamó de nuevo:

¡WOW! ¡Qué bonito me salió!

Maravillada de tal posibilidad, yo sonreí y él continuó.

Lo único un poco triste de empezar a amar profundamente a todo y a todos es que, tarde o

temprano, las personas Iluminadas también empiezan a Sentir Compasión.

Encerrando en un círculo esa frase en el Ticket, me dijo:

Es un poco triste al principio, porque la compasión duele… pero, la verdad, vale la pena sufrir ese

dolor, ya que sentir compasión es la mejor y más rápida manera de recordar lo que le prometiste a

Dios hacer si te dejaba regresar a vivir la vida de un mortal.

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Haciendo una brevísima pausa volteó a verme y me dijo:

¿Tú Sabes qué es la compasión?

Intuyendo que sabía pero que no podía verbalizar mi respuesta, y sin esperar más tiempo,

continuó.

La compasión es el dolor que se siente en el corazón cuando percibimos cosas que lastiman a otras

personas.

Valga resaltarlo ahora, la compasión, como puedes ver en el ticket, es un sentimiento superior al

amor.

En la Tierra han exaltado al amor como el sentimiento máximo del ser humano… tristemente no es

así, y menos, cuando la inmensa mayoría de la gente no sabe el verdadero significado de la

palabra Amar…

Yo le interrumpí preguntando: Para ti, ¿qué es Amar?

Sin mirarme a la cara, volteó el ticket y escribió la palabra AMAR y dibujó dos flechas apuntando

hacia abajo; debajo de una flecha escribió la palabra SENTIMIENTO y debajo de la otra escribió la

palabra VERBO.

Me miró y me dijo:

Amar son dos cosas; primero que nada, amar es un sentimiento. En muy pocas palabras, Amar “es

el deseo del deseo del otro”. Amar es un deseo profundo que se siente en el corazón… Amar es un

deseo honesto de ver que los sueños, las aspiraciones y los objetivos elevados de los demás se

conviertan en realidad.

Pronto descubrirás que no es necesario hacer nada para sentir amor como sentimiento; ¡solito

llega! Especialmente le llega a las personas que se han liberado de los Resentimientos, los

Remordimientos, los Temores, la Incertidumbre y de constantemente estar haciendo Juicios de

Valor.

Volteó a verme de nuevo a los ojos como para asegurarse de que había entendido y continuó.

Por otro lado, Amar es un verbo. Amar es un verbo que implica acciones amatorias. Como te

podrás imaginar, Amar es algo que sólo lo pueden hacer las personas que primero sienten amor.

Y de sopetón me soltó lo siguiente:

Por ejemplo, yo siento amor por ti y hoy te estoy amando mucho ayudándote a recordar la

promesa que le hiciste a Dios antes de nacer y con ello, ayudándote a eventualmente vivir una

vida feliz y productiva contribuyendo al bienestar de los demás.

Sentí como si me hubieran echado un balde de aguan fría encima.

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Él continuó.

Por favor, en lo que te resta de vida reflexiona mucho acerca de este lado del ticket y convéncete

de que Amar son dos cosas: Amar es un sentimiento y Amar es un verbo que implica acciones

amatorias. ¿OK?

Por lo pronto, sigamos adelante con mi misión hoy aquí. Ya mero acabo contigo.

Esperó unos segundos mientras respiraba profundamente y continuó diciendo:

Al preguntarme qué es para mí Amar, me facilitaste mucho las cosas. Lo aprecio mucho. Y cuando

digo que “lo aprecio” te digo dos cosas al mismo tiempo: que lo valoro mucho y que te lo

agradezco.

Si reflexionas sobre lo anterior, déjame preguntarte algo.

Hizo una breve pausa y me preguntó:

¿Crees que hoy tú puedes inspirar el sentimiento del amor en otras personas aparte de mí?

Yo le contesté casi mordiéndome la lengua: ¡Claro! Creo que hay muchas personas que me aman.

El me dejó terminar, me miró fijamente a los ojos de nuevo durante unos segundos e

inquisitivamente me preguntó:

¿Crees que alguien te puede Amar? ¿Además de mi, hoy hay alguien en tu vida que desea

profundamente hacer lo que esté a su alcance para ayudarte a que tus sueños, tus ilusiones y tus

objetivos se hagan realidad?

Me quedé muda. Por un momento me dio pena no poder contestar con certeza.

Exclamó de nuevo con una sonrisa en la boca.

No te preocupes. ¡Para eso entré hoy a tu tienda! Para ayudarte a recordar la promesa que le

hiciste a Dios antes de nacer y te conviertas en una persona susceptible de inspirar amor, de ser

amada y de recibir la ayuda de los demás para cumplir tu promesa.

Volteando el ticket, me dijo:

Cuando aprendes a sentir compasión estás muy cerca de recordar tu promesa a Dios.

Señalando la frase SENTIR COMPASION en el ticket me dijo:

La compasión que eventualmente sientas por algo o por alguien te permitirá encontrar qué es lo

que vas a hacer en tu vida para resolver eso que le duele a los demás y los lastima… le dará

significado a tu vida… en pocas palabras, la compasión que sientas por otras personas te permitirá

descubrir cómo puedes contribuir al bienestar de los demás buscando soluciones a las cosas que

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las lastiman y que las hacen sufrir; al sentir compasión y decidir qué es lo que harás al respecto,

¡habrás recordado la promesa que le hiciste a Dios antes de nacer!

Con una profunda emoción y mucho entusiasmo continuó diciendo:

Una vez que logres esto, tu vida se convertirá en una aventura maravillosa… serás muy feliz y muy

productiva… todos los días te levantarás con mucho ánimo para avanzar un poco en el logro de lo

que le prometiste a Dios hacer antes de nacer…

Mirándome fijamente a los ojos me dijo:

Verdaderamente elevarás tu nivel de conciencia cada día más y empezarás a Vivir la Vida de una

Iluminada… serás luz de tu casa, de tu tienda y de cualquier lugar al que vayas. Dormirás tranquila

todos los días que te restan de vida y, el día en que te liberes del cuerpo en el que hoy vives, el día

en que mueras, tendrás la paz y la confianza de re-encontrarte con Dios sabiendo que luchaste con

todo tu corazón para honrar tu palabra y cumplir tu promesa.

Él se calló y me volvió a mirar a los ojos diciéndome, sin palabras, que me amaba profundamente.

Yo me quedé pasmada. No tenía palabras qué decir.

Él me tendió la mano, yo extendí la mía y me dio un firme apretón de manos y, finalmente, me dijo

lo siguiente con sus ojos clavados en los míos.

Sé que tú escribes. Sé que eres una mujer profundamente bendecida por Dios y creo que, a lo

mejor, tú le prometiste a Dios escribir esta historia y compartirla anónimamente con los demás.

Soltó mi mano, se volteó y se fue de mi tienda caminando… yo salí a verle partir con mi ticket en la

mano, pero cuando llegué a la puerta de la calle, había desaparecido.

Escribo esta historia anónimamente para ti porque te amo.

Confío en que, al igual que a mi me sirvió para recordarla, esta experiencia a ti también te servirá

para recordar la promesa que tú le hiciste a Dios antes de nacer.

Si así sucede, ¡recibe una bienvenida al camino de la Iluminación!

Lo siento. Perdóname. Te amo. Estoy agradecida.

Mayo 6, 2012