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São Luís – MA, 25 a 28 de agosto 2009
QUESTÃO SOCIAL E FORMAÇÃO PROFISSIONAL EM SERVIÇO SOCIAL NOS PAÍSES DA REGIÃO AMAZÔNICA: contribuição para a produção do conhecimento e a intervenção
sobre a realidade social em contextos específicos.
Aura Gonzalez Serna Universidade Pontifícia Bolivariana - UPB
Nádia Socorro Fialho Nascimento
Faculdade de Serviço Social da Universidade Federal do Pará
Cristiana Costa Lima Universidade Federal do Maranhão (UFMA)
Claudia Durans
Universidade Federal do Maranhão (UFMA)
RESUMO Esta Mesa Temática apresentará trabalhos de pesquisadoras do Brasil e da Colômbia que expressam esforços de estudo sobre Questão Social e Formação Profissional em Serviço Social em Países da Região Amazônica, destacando a questão da produção do conhecimento e a intervenção sobre a realidade em contextos específicos no Brasil e na Colômbia. Discute-se o Serviço Social nos países da região amazônica, composta por nove países situados no continente latino americano. Esses países, apesar de situados numa região rica e privilegiada pela natureza, do ponto de vista social e econômico, expressam uma questão social profundamente agravada ao longo do processo histórico do continente e dos contextos específicos de cada país. Os processos históricos desencadeados sobre a Amazônia são definidos pelo papel particular da região frente às necessidades históricas de acumulação de capital. A Acumulação Primitiva que se realizou sobre as vastas colônias dominadas pelas nações imperialistas foi direcionada no sentido de reforçar a exportação de matérias-primas necessárias à acumulação capitalista. São estacados os casos do Brasil e da Colômbia. Ressalta-se, no caso da Colômbia o problema da colonização tardia em regiões que historicamente foram excluídas das dinâmicas de desenvolvimento, dado que estas regiões foram marginalizadas dos circuitos do mercado urbano nas regiões central, no norte e no ocidente do país. Nos séculos XIX e XX, marcados por diferentes conflitos armados e por tentativas fracassadas de reformas agrárias, só se logrou manter nestas regiões, denominadas de excluídas, um modo de produção, baseado na extração de recursos naturais, relações feudais de produção e um progressivo aniquilamento das populações tradicionais, fundamentalmente, a população afro-colombiana e indígenas de diferentes etnias. Com esta compreensão tem-se claro que um dos desafios para a formação profissional do Serviço Social na América Latina e Caribe é identificar parâmetros formação profissional capazes de orientar a atividade profissional em relação à diversidade de expressões da questão social e ao papel desempenhado pelo estado e pelas classes dominantes no continente e, em particular na Amazônia.
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CAPITALISMO Y AGRICULTURA, ENCRUCIJADA CONTEMPORÁNEA EN LAS ÁREAS RURALES DE COLOMBIA
Aura Gonzalez Serna1
RESUMO A economia camponesa na Colômbia, continua sendo provedora de emprego e subministro de alimentos básicos. Modos de vida estão sendo impactados pelas determinações do capital financeiro internacional. Os camponeses ficam condenados a níveis de sobrevivencia, desarraigados de seu habitat, em situação precária. A estrutura agrária está sendo transformada drasticamente, buscando sua integração ao regime agro industrial global de geração de lucros, através de modos específicos de exploração e despojo de recursos. Temas associados à multiculturalidade e modos de produção camponesa na perspectiva das lutas e reivindicações sociais deverá ser foco de nossas pesquisas na formação profissionais do Assistente Social. Palavras-Chaves: Estado; Capital;, Trabalho; Economia Camponesa; Economia Agrícola Comercial; Formação Profissional do Assistente Social; Sociabilidade.
1 INTRODUCCIÓN
En Colombia, la economía campesina a pesar de que aún es proveedora
importante de empleo y alimentos básicos, es un modo de vida impactado por las
determinaciones del capital internacional. Los campesinos están siendo obligados a dejar de
ser productores, quedando condenados a intentar sobrevivir, desarraigados de su hábitat y
en situación de precarización de las condiciones de trabajo artesanal. La sociedad rural
campesina está siendo transformada drásticamente, buscando la integración de la
agricultura al régimen agroindustrial global de alimentos, vinculando modos específicos de
explotación de recursos a intereses pertenecientes a corporaciones trasnacionales.
Consecuentemente las transformaciones en las relaciones sociales y técnicas de producción
agraria se profundizan. Las migraciones hacia territorios urbanos han significado
consecuencias dispares para los grupos sociales de las economías nacionales, acentuando
1 Assistente Social. Doutora em Serviço Social.Professora da Universidade Pontifícia Bolivariana –
UPB
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y creando nuevas formas de diferenciación socioeconómica en el sector urbano y rural de
los países. Los procesos de contra-reforma agraria, mecanización, agro-industrialización,
“judicialización” campesina por el señalamiento de “colaboradores” de grupos armados, los
éxodos campesinos, la capitalización y proletarización han generado manifestaciones socio-
económicas-culturales complejas y heterogéneas. El tema de la multiculturalidad y los
modos de explotación de recursos naturales que, en la fase actual de los monopolios, hace
el capital especulativo mundial, no ha sido objeto central de interés para los diseñadores de
la Política Pública. Programas que se dejan en manos de ONG´s internacionales, conducen
al desarrollo de políticas asistencialistas, sin que para nada se toquen las causas
estructurales que vienen expandiendo la problemática. El profesional de Trabajo Social ha
venido participando en calidad de mediador entre las decisiones económico-políticas y la
población beneficiaria, de cara a facilitar interpretaciones/apropiaciones en procesos
puntuales de la implementación de estas Políticas. En algunos casos, este profesional ha
evaluado políticas focalizadas y, en excepciones, ha participado del diseño de las mismas.
Cuando la reflexión se dirige hacia el bagaje que la Formación Profesional en Trabajo Social
ofrece, con miras a identificar el significado social de la profesión y sus contribuciones en la
producción de conocimiento, sobre modos de acumulación del capital en la realidad
contemporánea, el debate inspira posturas diversas y contradictorias. Históricamente la
profesión preserva la memoria del lastre funcionalista, orientando su análisis al diagnostico y
realización de tratamiento a través de practicas especificas. La profesión parece abogarse el
lugar del Hacer. Este mismo profesional es demandado para servirle a los intereses de
operaciones empresariales, en contextos que buscan legitimar formas de realización de
lucros que amplían el campo de las desigualdades. El movimiento de perdida de bienestar
se profundiza para la población que vive del trabajo, condición de la cual participa el
Trabajador Social. En este contexto ¿cómo se sitúa el profesional de Trabajo Social en el
marco de manifestaciones que evidencian la crisis del Neoliberalismo y, consecuentemente,
de cara a la oportunidad para reivindicar el paradigma de reproducción de la economía
campesina?, ¿Cómo el profesional del Trabajo Social, se plantea el debate sobre qué tipo
de sociedad propende en construir?.
2 LA REPRODUCCIÓN DE CULTURAS TRADICIONALES: Encrucijada Contemporánea.
En lo contemporáneo es innegable que se viene atentando contra la
reproducción de culturas tradicionales, al mismo tiempo no se revela que se registre esa
memoria, en cuanto a los conocimientos sobre formas de trabajo y relaciones sociales. A
modo de ejemplo, en Europa actualmente el debate que privilegie identificar las
especificidades de lo urbano y lo rural oscila entre relativizarse y/u ocultarse, en la medida
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en que lo urbano desplaza lo rural, a partir de estrategias diversas que otorgan otros
significados y materialidades. Los esfuerzos profesionales del Trabajador Social, en esta
temática en el contexto Latinoamericano, se dirigen principalmente a develar informaciones
sobre etnias, sin producción de conocimiento sobre modos de producción, procesos de
lavorare y operare, asociados a teleologías que marcan diferencias/distinciones, expresando
particularidades en los procesos de sociabilidad. Al mismo tiempo que al interior de estas
culturas se ejercen transformaciones de materiales/objetos naturales, convirtiéndolos en
nuevos objetos de cultura para la sobrevivencia en condiciones de presión, debido a que a
través de diversas prácticas se atenta contra la reproducción de la vida en contextos
específicos. Este registro, no es un rescate posible desde investigaciones etnológicas: a
partir de las cuales parece volatizarse la cultura a través de los estudios hermenéuticos que
aprecian perspectivas simbólicas, con marcado idealismo que no se corresponde con la
base objetiva desde donde metabolicamente se reproducen artes de vivir y de pensar. La
sistematización de registros que revelen prácticas, usos, explotación de recursos naturales,
así como los objetos que exteriorizan valores de uso en estos ambientes, vienen quedando
subsumidos en el pasar del tiempo.
Parece claro que las agencias multilaterales están dirigidas a omitir/ocultar la
memoria cultural asociada a prácticas que las sociedades han construido históricamente.
Referido esto al patrimonio cultural de labour, que caracteriza el trabajo. El capital siempre
está creando realidades. Genera museos, folcloriza la vida de las culturas locales. El
capitalismo mundializado logró construir las bases materiales de su globalización a través de
procesos objetivos y subjetivos favorables a los modos de realización de lucros. El gran
dilema para la formación en Trabajo Social en la coyuntura actual, será construir propuestas
de interpretación de la vida social sin romantizarla, sin alienar destructivamente, con la
escala que permita comprender la unidad de conocimiento en lo social y no en el individuo,
privilegiando las dinámicas que revelan el movimiento de la vida, las contradicciones del
sujeto en sociedad y especialmente identificando que el desafío contemporáneo está
signado entre la apuesta por la barbarie o por la libertad.
Se hace prioridad visibilizar la encrucijada contemporánea que impide la
reproducción de la cultura campesina, en la dinámica que se libra entre la economía y la
política, para reflexionar sobre el desafío para la Formación Profesional del Trabajador
Social, al interior del vasto campo de la formación en Ciencias Sociales.
Siendo este el foco del debate, continuaremos exponiendo determinaciones del
caso colombiano referido a la situación de barbarie que vive la población campesina.
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3 EL CASO COLOMBIANO
En Colombia, históricamente, el proceso de colonización tardía se localizó en
regiones habitadas por población campesina. Poblaciones que han estado marginadas de
los circuitos del mercado urbano de las regiones central, del norte y el occidente del país.
En estas regiones, signadas por diferentes conflictos armados y por intentos fallidos de
reformas agrarias, durante los siglos XIX y XX se mantuvo un modo de producción basado
en la extracción de recursos naturales, relaciones feudales de producción y un progresivo
aniquilamiento de sus habitantes tradicionales. Fundamentalmente población afro-
colombiana y poblaciones indígenas de diferentes étnias.
En Colombia, a partir de la segunda mitad del siglo pasado los conflictos
armados y sus diferentes actores han determinado la conformación geopolítica de la
propiedad rural que, a su manera y buscando reproducir el capital en sus diferentes
modalidades, han establecido un proceso de colonización caracterizado por el desalojo de la
tierra a colonos tradicionales, desplazamiento de la población rural hacia las cabeceras
urbanas (poblados) de esas regiones, en un proceso migratorio escalonado cuya etapa final
son las ciudades capitales de los departamentos.
Dentro de las anteriores lógicas la industria del narcotráfico ha sido determinante
para la reproducción de la neocolonización y despojo a los pequeños y medianos
agricultores, generando alta concentración de la propiedad territorial, en la expectativa del
desarrollo de proyectos de interés para el capital internacional.
A modo de ejemplo, la producción de palma africana, que desplaza la ganadería
extensiva, la cual, a su vez, ya había desplazado el cultivo de plátano, alimentación
cotidiana de las culturas locales. Ahora grandes extensiones de tierra se deben destinar a
cultivos para el proyecto transnacional de producción de agro combustibles. Extensiones de
territorio se ha reconfigurado poblacional y comercialmente en el magdalena medio, en
Urabá, Chocó, a lo largo del Pacífico colombiano y también en partes de la Amazonia, por
ser su característica favorable a las condiciones para la producción de la palma africana.
Las comunidades indígenas Embera de los resguardos de Uradá, Chageradó,
Turriquitado y Rio Murindó, de los municipios de Carmen del Darién y Murindó, localizados
en el medio Atrato Chocoano-Antioqueño denuncian los acuerdos establecidos entre el
gobierno nacional colombiano y la empresa Muriel Minning Corporation en los que se
autoriza la explotación del proyecto Madé Norte en sus territorios, Cerro Careperro. Los
pueblos autóctonos son las primeras víctimas de los programas de ajuste estructural.
En el norte del departamento del Cauca existe desde mediados de los años
veinte del siglo pasado un pleito entre hacendados e indígenas por tierras; en el sur del valle
del cauca un viejo conflicto similar entre campesinos y ganaderos y uno menos antiguo entre
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obreros e ingenios azucareros. La pequeña minería de batea en el río Suárez entra en
conflicto con la mediana empresa minera que usa motobombas y dragas.
En el departamento del Cauca, marcadamente habitado por población negra e
indígena, se amplían los cultivos de pino y eucalipto de la multinacional Smurfit-Cartón.
Colombia es acusada por ambientalistas y campesinos de graves daños ambientales y
despojo de tierras. La construcción de la hidroeléctrica de Salvajina en 1984 agregó
peligrosas tensiones sociales. A fines de 1989 los paramilitares asesinan a más de 100
personas en Trujillo (Valle) y al año siguiente caen 20 indígenas en la hacienda El Nilo, al
norte del Cauca. Las denominadas Autodefensas Campesinas- AUC inician un sangriento
recorrido desde Tulúa hacia el sur, en el valle, muy próximo al pacífico colombiano.
En 2004, mes de diciembre, 580 hombres del bloque Calima de las AUC se
desmovilizaron al mando de Hébert Veloza, H.H., que se había desmovilizado también a la
cabeza del bloque Bananero unos meses antes. Al parecer, el bloque Calima formaba parte
de uno mayor, el bloque Calima-Pacífico, comandado por el famoso Don Berna. Miembros
de organizaciones internacionales que conocen de cerca el proceso de desmovilización
opinan que el hecho fue más formal que real. Los paramilitares que no han sido
judicializados —y que seguramente no lo serán— continúan, sin uniforme, pero armados
controlando el orden en el costado oriental de la cordillera Occidental, es decir, entre
Buenos Aires, Suárez y Morales; y las Farc, frente Manuel Cepeda Vargas, los cursos
medios y bajos de los ríos Naya y Micay. El escenario del conflicto sangriento se instaló en
las tierras de la población campesina.
No es un secreto que tanto en una como en otra región existen cultivos de coca,
laboratorios de procesamiento y las rutas que permiten hacer los embarques de drogas
hacia Centro América, México y EE.UU. Tampoco se oculta que son ricas zonas mineras
explotadas por pequeños y medianos mineros, pero sobre las que el gobierno de Álvaro
Uribe ha otorgado concesiones a compañías transnacionales como la Anglo Gold Ashanti y
Kedhada.
Los pequeños mineros de bahareque lavan el material que las grandes dragas
no aprovechan y que pertenecen a compañías autorizadas —quien sabe cómo— por las
alcaldías municipales. Sobraría decir que entre las empresas mineras de draga y las
grandes multinacionales hay rivalidades, pero, asimismo, negocios turbios. Para completar
el peligroso cuadro, el Ministerio de Obras Públicas ha autorizado el desvío del río Ovejas
hacia la hidroeléctrica de Salvajina.
De otro lado, en el valle del río Cauca y el piedemonte de las cordilleras, los
grandes cultivos de caña de azúcar, bosques comerciales y latifundios ganaderos
concentran enormes superficies de tierra. Los conflictos con campesinos, indígenas y
comunidades negras son antiguos; los enfrentamientos entre fuerzas de seguridad del
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Estado, sindicatos, colectivos campesinos y cabildos indígenas son cada vez más
frecuentes.
A pesar del terror que sembraron los grupos paramilitares, su presencia fluida, y
las desapariciones y asesinatos continuos, las comunidades se organizan y exigen. Sobre
este conjunto de conflictos se montan las estrategias militares de las fuerzas oficiales, de los
paramilitares y de las guerrillas. Las AUC se reorganizan en Suárez bajo el mando de alias
Jarras y las Farc, después de ser bombardeados sus campamentos por parte de la Fuerza
Área Colombiana-FAC, asaltaron una patrulla dejando muertos a siete de sus integrantes el
pasado 25 de junio de 2009.
Las manifestaciones diversas y encadenadas evidencian el escenario que, en la
fase actual de los monopolios con predominio del capital rentista, va a producir nuevas
expresiones de la desigualdad a partir de generar terror. Decisiones económicas y políticas
optaron por la estrategia de los exterminios. Gana dimensión la reconfiguración de
territorios, estableciendo usos y apropiaciones decididas por grandes capitales trans-
nacionales.
En Colombia la violencia parece ganar autonomía en cada región, mientras
legítima intereses de segmentos económicos, coacta la esfera política, asegura la
acumulación financiera, fragmenta movimientos sociales y profundiza manifestaciones de
denuncia/resistencia de grupos y comunidades por la defensa de la vida.
A seguir capítulos de una misma historia de violencia regional y nacional
asociados a las riquezas de recursos y a la oferta creciente de mano de obra para el trabajo
informal. Panorama que evidencia la situación rehén de la política favorable al proyecto
trans-nacional que se ha instalado para valer.
3.1 La Situación Rehén de La Politica a Través de La Historia En La Revisión Sobre
Colombia
• Colombia es la única democracia del mundo donde se extermina
históricamente la oposición política al régimen, naturalizando esta condición,
como si el único destino fuera la guerra;
• Después de la guerra de los Mil Días (1897-1899) siguió la represión contra el
movimiento sindical e indígena de los años veinte del siglo XX y la masacre
de las Bananeras en 1928;
• Genocidio de los ‘chulavitas’ o ‘pájaros’ (antecesores siniestros de los
paramilitares de hoy) cuando fueron asesinados con alevosía más de 300.000
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campesinos: la denominada violencia en Colombia (1948-1953) fue una
guerra indiscriminada, contra campesinos dueños deminifundios de café2
• Hubo tentativas de procesos de paz remontándose a los diálogos en los
gobiernos de Belisario Betancur (1982-1986), César Gaviria (1990-1994),
Ernesto Samper (1994-1998), y Andrés Pastrana (1998-2002). Voceros de
“Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Farc”, “El Ejercito de
Liberación Nacional-Eln”, este proclamaba la estrategia del Che Guevara para
derrocar al gobierno colombiano y ganó simpatía por la integración del
sacerdote Camilo Torres en 1965. “El Ejército Popular de Liberación –EPL”,
de pensamiento maoísta y que en poco tiempo consiguió extenderse,
particularmente en departamentos de la Costa Atlántica. “El Movimiento 19 de
Abril”, muy popular en el exterior por sus acciones espectaculares como la
toma de la embajada dominicana y su presencia urbana. “El Comando Quintín
Lame” organización no guerrillera de autodefensa indígena surgida al sur del
país, en el departamento del Cauca, 1980;
• Los conocidos grupos insurgentes y de autodefensa indígena buscaron
negociar la paz a través de realizar propuestas que defendían reformas 2 Quemaban el rancho, los cultivos, desaparecían o cambiaban títulos de propiedad; cuando no, el terrateniente compraba los terrenos por precios simbólicos para ‘ayudar’ al campesino perseguido. Han pasado casi seis décadas de barbarie desde el magnicidio del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán (1948), y hasta el presente se sabe que el linchamiento del asesino formó parte del plan de impunidad; con relación al crimen político, algo sabe la CIA y se niega a revelarlo. Hace unos meses le llegó al periodista colombiano Daniel Samper un mensaje de Paúl Wolf, un norteamericano interesado en la historia de Colombia, donde transcribía la negativa de la CIA a suministrar copia de los archivos acerca de lo ocurrido en Colombia el 9 de abril de 1948. El 9 de septiembre de 2000, Paúl Wolf pidió que se revelaran los archivos del ‘Bogotazo’; y dos semanas después una funcionaria de la CIA no negaba, ni afirmaba que existieran archivos al respecto, pero rechazaba la petición de abrirlos, por razones de seguridad nacional. Cuando se comunicó con Wolf, cuenta el periodista Daniel Samper en un artículo, que la respuesta fue la siguiente:
Afirman que los sucesos que ocurrieron en Colombia en 1948 deben permanecer en secreto por razones de seguridad nacional; que los Estados Unidos pueden resultar perjudicados si se liberan estos archivos.
Es habitual que los papeles que abre la CIA, lleven renglones tachados con tinta impenetrable para proteger nombres o lugares. Pero es menos frecuente que se niegue por completo toda información acerca de un caso, hasta el punto de callar si hay o no récords sobre él. La conclusión es obvia: la CIA sabe algo sobre ese 9 de abril que cambió el destino de Colombia, y debe ser tan grave que ni siquiera 61 años después, se acepta exhibir los respectivos registros. Un detallado y completo informe de lo ocurrido es el que envía el Agregado Naval de la Embajada de Estados Unidos en Bogotá, coronel W. F. Hausman. Entre las conclusiones que presenta Hausman en documento secreto del 24 de mayo de 1948 figuran las siguientes:
Los acontecimientos del 9 de abril no fueron el resultado de un plan del Partido Comunista de Colombia; no se han producido pruebas de complicidad comunista foránea en el asesinato de Gaitán[...] El principal factor de motivación de los desórdenes fue el uso de la radio, por elementos antigobiernistas[...] Juan Roa Sierra no tuvo una importancia capital en el crimen, excepto como dócil instrumento[...] La teoría más consistente es que Roa ejecutó un plan diseñado por una pequeña conspiración de furibundos conservadores (cita como cabeza de la misma a Laureano Gómez). Todos, salvo los gaitanistas furibundos, parecen sentirse contentos de que Gaitán se haya ido. No existió una dirección integralmente organizada de los desórdenes.
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económicas y sociales, reestructuración de las instituciones del Estado y
nuevas configuraciones en la participación/representación popular, para la
competencia en la esfera política;
• Algunas de las familias responsables de la violencia de la década del
cincuenta en el siglo pasado, son las que financiaron el narco-paramilitarismo
que ha segado la vida de miles de dirigentes de la Unión Patriótica-UP; y son
los mismos que pagan por el asesinato de líderes y defensores de los
derechos humanos como María Arango, Hernán Henao, Héctor Abad Gómez,
Jesús María Valle; Elsa Alvarado, Carlos Alvarado y Mario Calderón (los
investigadores del Cinep asesinados el 19 de mayo de 1997); de José
Eduardo Umaña Mendoza (abril 18 de 1998), Jaime Garzón, entre otros
muchos. La lista negra se amplía cada día;
• Los profesionales de los medios de comunicación también han sido
intimidados y hasta amordazados para formar en el pensamiento único. A
modo de ejemplo, sólo en el semanario liberal El Espectador fueron
amenazados 10 periodistas en menos de dos años; hay un promedio de 300
sindicalistas asesinados al año, y más de 3.500 trabajadores sindicalizados
han sido víctimas del paramilitarismo desde 1992. “De los 20.000 dirigentes
de la Central Unitaria de Trabajadores-Cut, más del 50% están amenazados,
500 han tenido que salir del país y 157 fueron asesinados en el primer año del
tercer milenio. Las amenazas han aumentado en un 400%” (Diario El Tiempo,
abril 29 de 2001). Sin contar las víctimas de las masacres de La Asociación
de Usuarios Campesinos-AUC;
• Atreverse a opinar es un motivo para pasar al listado de posibles víctimas.
Envían sicarios o paramilitares que se encargan de cumplir la orden, por la
que cobran cifras millonarias; y quienes pagan casi siempre son ganaderos,
terratenientes, empresarios, altos mandos militares o de la política, y
narcotraficantes. La guerra sucia está al orden del día y es uno de los pocos
oficios bien pagados para la juventud de extracción humilde; el comercio con
la muerte y la garantía de impunidad hace que estos profesionales del crimen
sean el peligro mayor en una renovación política y social. Se da la paradoja
de que ‘la democracia más antigua de Latinoamérica’, es la más sanguinaria
del mundo;
• Como diría el escritor uruguayo Eduardo Galeano, estamos viviendo una
‘democradura’, la cual ya no puede ocultar sus vínculos directos con el
narcoparamilitarismo, con un Congreso en donde la coalición que apoyó la
reelección de Uribe Vélez fue financiada con recursos del proyecto para-
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militar, del cual el actual presidente de Colombia es su principal ideólogo;
• Faciolince Héctor Abad escribe (“Boceto para un Retrato”: Una revista
mexicana les pidió a varios escritores del mundo que hicieran un breve retrato
de su país. Héctor Abad Faciolince hizo uno sobre Colombia).
[…]“La política nos apasiona, como a los ciudadanos de cualquier parte del mundo, y también tenemos la ilusión de que la vida depende del cambio ritual de los gobernantes. Desde hace más de seis años nos gobierna un terrateniente antioqueño de baja estatura, ojos claros y buenos modales (aunque los pierde con facilidad cuando se enoja, y se enoja mucho). Un requisito tácito para pertenecer a su gabinete es haber padecido secuestros o asesinatos a manos de la guerrilla. Muchos de sus ministros han tenido esa trágica experiencia, en la propia piel o en la de familiares y amigos muy cercanos. Eso los hace odiar,[…] a las Farc, empezando por el primer mandatario, cuyo padre fue asesinado por ellos”[…]. http://www.elespectador.com/impreso/politica/articuloimpreso125712-colombia-boceto-un-retrato
• De 1953 a la fecha, los procesos de paz han buscado un canje como
propuesta central, y se puede explicar así: la insurgencia se reintegra al
sistema, a cambio del perdón y el olvido, recibirían entonces algunas ventajas
económicas, fundamentalmente para los comandantes y sucederían reformas
políticas menores; es decir, que la política siempre ha sido de reinserción y
sigue siendo de reinserción. No es solamente una política de los gobiernos o
del Estado, es una política del establecimiento; y eso qué quiere decir, quiere
decir que el establecimiento no está dispuesto a hacer ninguna concesión que
limite sus privilegios o limite el ejercicio de su poder;
• Justamente el Plan Colombia, el objetivo principal fue buscar obligar a las
Farc a aceptar el esquema de reinserción, es decir, transformar el poder de
negociación (coersión-consenso) del Establecimiento para imponer un
esquema de reinserción. En ese sentido la política del gobierno hace parte de
una tradición histórica bastante coherente y nada diferente a lo que ha sido el
status quo impuesto por el establecimiento. La mediación para reproducir este
sistema politico ha sido la figura del caudillo. La democracia en América
Latina continua en crisis.
El caudillismo es cíclico. Vuelve con las mañas de siempre, con ambiciones que
se eternizan, con ansias de poder ilimitado, con intenciones de eliminar a los que se le
crucen en su camino. Los nuevos caudillos son el resultado de la confluencia de la
desigualdad, la democracia electoral y la bonanza de las llamadas ilegalidades.
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De ese modo, los caudillos en perspectiva económica son agentes de
redistribución: compran votos con recursos públicos. La desigualdad les asegura la clientela,
la democracia les crea el mercado y el presupuesto público les otorga poder adquisitivo. Los
caudillos son competentes al sistema del capitalismo actual. Por ser monopolistas de la
redistribución que no requieren reglas, su negocio funciona mejor sin restricciones.
Más allá de sus origenes y determinaciones, los caudillos perdurarán incluso si
desaparecen algunas de las condiciones objetivas que permitieron su surgimiento. Algunos
no tienen salida, han creado poco a poco una disyuntiva radical: o se quedan eternamente o
los sacan abruptamente. Pues un caudillo empotrado en el poder sólo puede ser
reemplazado por una figura semejante que inicialmente promete un renacer democratico,
pero que tarde o temprano revela su verdadera naturaleza, su esencia. El caudillismo se
alimenta a sí mismo, crea las condiciones para su propia reproducción y tiende a perdurar.
“Las dictaduras –escribió el constitucionalista francés Benjamin Constant – no sólo son
culpables de los males que infligen mientras duran. Son culpables de los males por venir, de
los males que se desatan después de que han pasado”.
A la par, el proceso de restitución de tierras para comunidades desplazadas no
avanza y se dilata en el tiempo, y la endeble capacidad organizativa de las victimas sufre
intimidación y el asesinato de sus líderes. Un primer informe del Instituto Colombiano de
Desarrollo Rural-Incoder publicado en marzo de 2005 sostuvo que el 93% de las siembras
de palma para producir agro combustible eran ilegales. Se sabe que cerca de 5,5 millones
de hectáreas abandonadas, los paramilitares han entregado 6.600 hectáreas al fondo de
reparación de víctimas, y 60 mil más a los desplazados. Según cifras divulgadas por la
revista Semana, del total de las tierras usurpadas, solo un 1 % ha sido devuelto. Y ello a
pesar de que la violencia reciente ocasionó el desplazamiento de casi la mitad de la
población del Litoral Pacífico.
Nadie se explica cómo un país puede salir de la violencia sin enfrentar
problemas de tal envergadura. Se repite con insistencia que acabadas las Farc, Colombia
será otra. Y aunque con seguridad sería un mejor país, después de las llamadas
desmovilizaciones de los paramilitares el escenario que estamos viviendo no puede ser el
posconflicto y la era de las víctimas al que todos aspiramos. Una contrarreforma agraria
como la que vive Colombia en la actualidad, sólo puede engendrar más violencia.
La prioridad está puesta en la eficiencia/eficacia para la realización de lucro, a
través del circuito productivo regional. Esto compromete la fuerza de trabajo, modos y
medios de producción, uso de recursos naturales y, al mismo tiempo, la disponibilidad de la
esfera política generando condiciones necesarias a esos Acuerdos pactados a escala
internacional.
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3 CONCLUSIONES
La novedad del control territorial ha estado significada en métodos bárbaros de
ejecución de la violencia y de la difusión social del miedo. Pasamos de crímenes masivos y
públicos, a la practica de represión silenciosa, de la que hacen parte las desapariciones
selectivas, los llamados “falsos positivos”, los homicidios cometidos con arma blanca y el
desplazamiento “gota a gota”. Las mujeres son víctimas de violencia sexual. Los jóvenes
son sometidos a reclutamiento forzado. Mientras las fosas comunes continúan siendo
reveladas por los victimarios. El conjunto de hechos evidencia claramente una acción
tendiente a eliminar a los líderes de las organizaciones de base.
Es en este contexto que se propone desde la Mesa Temática generar proyectos
de investigación y contenidos de formación a partir de formular hipótesis que se constituyan
en pauta para interpretar la relación entre la historia y las culturas, sus relaciones espaciales
y ambientales, las relaciones ético-políticas en el contexto LA y global.
Se busca revelar a través de estudios comparativos tensiones/contradicciones/
antagonismos de la política publica para el sector rural, asociándola a resultados
específicos. Estos análisis revelarán intereses de diversos sujetos, vinculados a sectores y
segmentos específicos.
El sociólogo colombiano Fals Borda afirmaba:
[…] El cambio en las formas de organización del trabajo a través de la historia ha llevado a sucesivas respuestas del sector campesino (…) El paso de un régimen de producción a otro ha obligado a que la clase vinculada a la tierra se defienda de la explotación resultante. Las respuestas campesinas son cíclicas; pero su experiencia sobre este particular, no siempre exitosa, puede ser fuente de útiles enseñanzas para la acción actual, cuando el campesinado vuelve a organizarse para responder a la expansión del capitalismo que lo amenaza como clase y como grupo […] (BORDA, 1975,p. 138).
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AMAZÔNIA E DESENVOLVIMENTO CAPITALISTA: a centralidade da região para a acumulação de capital e a produção de expressões da “questão social” nela.
Nádia Socorro Fialho Nascimento 1
RESUMO
As questões que afetam a região amazônica estão relacionadas ao papel que ela desempenha na totalidade do desenvolvimento capitalista. A Acumulação Primitiva, e o sistema colonial a ele inerente, se constituiu no vetor fundamental para aquele desenvolvimento. A expansão imperialista intensificou a exploração das nações ricas em recursos naturais, como é o caso do Brasil e nele, como caso emblemático, da Amazônia brasileira. Nestes países e/ou regiões se encontram os recursos imprescindíveis ao processo de acumulação capitalista, especialmente nos momentos de crise do sistema. A intensificação da exploração dos recursos naturais, e da força de trabalho, nos países e/ou regiões herdeiras da sina colonial, tem produzido e reproduzido expressões da “questão social” no que a Amazônia é um caso clássico. Palavras-Chave: Capitalismo, Acumulação Primitiva, Imperialismo, Amazônia; “Questão Social”.
ABSTRACT The problems that affect the Amazon region are related to the role that it represents in the capitalist development. The Primitive Accumulation and the colonial system inherent to it, constitutes the main vector for that development. The imperialist expansion intensified the exploration of the rich nations in terms of natural resources, as the case of Brazil and in it, as an emblematic case, the Brazilian Amazon. In these countries or regions are found the necessary resources to the capitalist accumulation process, especially during the crisis of the system. The intensification of natural resources exploration and of labor force in the countries and/or regions which were heirs of the colonial fate, has produced and reproduced expressions of “social problem” in which the Amazon is a classical case. Key-words: Capitalism, Primitive Accumulation, Imperialism, Amazon; “Social Problem”.
1 INTRODUÇÃO
1 Assistente Social. Professora da Faculdade de Serviço Social/FASS e do Programa de Pós-Graduação em Serviço Social /PPGSS, ambos da Universidade Federal do Pará/UFPA. Doutora em Serviço Social.
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Os fenômenos que alimentam a mídia nacional e internacional – de todos os
matizes -, sobre a Amazônia, resultam das contradições presentes neste universo particular,
as quais estão, inequivocamente, relacionadas à acumulação capitalista mundial. A
Acumulação Primitiva, e o sistema colonial a ela inerente, produziram inúmeros processos
históricos que, na contemporaneidade, somaram-se a outros, especialmente em função da
crise capitalista das últimas décadas do século XX e início do século XXI.
A Amazônia brasileira se constitui num vasto e rico território, onde a implantação
de empreendimentos diversos, como grandes projetos (especialmente os
mínerometalúrgicos), grandes intervenções do poder público (como rodovias e estradas
federais e estaduais), projetos agroexportadores (como a monocultura da soja) etc., tem
contribuído, dentre outros, para a expropriação do nativo, que foi perdendo aquilo que lhe
permite a reprodução das suas condições materiais de existência - a terra e os espaços da
natureza.
A essa expropriação seguiu-se, para uma expressiva parte deles, como única
alternativa de sobrevivência a migração, o que contribuiu, ao lado de outros processos
decorrentes da dinâmica das relações capitalistas na região, para, por exemplo, a
reconfiguração da rede urbana da Amazônia. Por um lado essa migração produziu uma alta
concentração urbana nas capitais da Região Norte como é o caso de Belém, capital do
estado do Pará, que possui “um grau de urbanização de 99,35%” (PEREIRA, 2006, p. 36).
Esse movimento rumo as grandes cidades também se repetiu em relação às pequenas e
médias, as quais apresentaram índices de crescimento populacional superiores às capitais,
concentrando então “70% da população regional” (idem, p. 25).
Há que se refletir sobre o resultado desses processos na vida desses
contingentes que, ao chegarem nestes centros urbanos, oriundos de uma outra realidade,
não tem garantido as mínimas condições de cidadania, no que a sua exclusão dos espaços
e dos serviços de infra-estrutura, é apenas a parte mais visível do processo.
Concomitantemente, estas transformações na estrutura urbana das cidades na Amazônia se
dão em meio a uma conjuntura econômica extremamente perversa, da qual derivam
políticas públicas pontuais e autoritárias dos sucessivos governos, federal e estadual. A
priorização do crescimento econômico, com vistas à formação de um Superávit Primário,
que passou de “mera ferramenta contábil em ponto essencial de política econômica”
(FILIPINI et all., 2004, p. 7), aprofundou a precariedade e/ou inexistência de políticas
públicas, tanto na área urbana, como na área rural, contribuindo dessa forma para um
processo de empobrecimento generalizado da população brasileira como um todo e da
população amazônica em particular.
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A particular inserção da Amazônia no contexto da acumulação capitalista
contemporânea produziu, e produz novas, expressões da “questão social”2 que chegam, por
exemplo, aos profissionais de Serviço Social, tanto na área urbana, como na área rural,
como demandas de uma população cada vez mais empobrecida. São demandas por
moradia, saúde, educação, renda, transporte, etc., inscritas no contexto maior das
contradições inerentes à sociedade capitalista. O enfrentamento de antigas e novas
demandas postas por essa realidade, requer a compreensão tanto das especificidades da
ação profissional na Amazônia, como da particularidade das expressões da “questão social”
na região. Tomando por base a sua constituição nos marcos do capitalismo, o que refuta
qualquer tipo de naturalização, consideramos que ela deve ser apreendida não apenas nas
suas expressões universais, as quais se revelam tão complexas no estágio atual do
capitalismo dos monopólios, mas também em suas expressões particulares, no que o
estudo da realidade amazônica se coloca como fundamental.
Dada a complexidade das questões presentes nesse universo particular que é a
Amazônia, cumpre destacar que a sua apreensão, imprescinde de uma leitura da realidade
como totalidade social. Esta posição diferencia-se, inequivocamente, tanto das análises
conservadoras, como daquelas que, pretensamente críticas, acabam por resvalar para a
análise pós-moderna. Esta, pela sua visão fragmentária, induz ao equívoco de desviar o
foco de análise, posto que “no mínimo, o pós-modernismo implica uma rejeição categórica
do conhecimento “totalizante” e de valores ‘universalistas’” (WOOD, 1999, p. 9-10).
As reflexões aqui presentes buscam, assim, evidenciar a essência dos
processos desencadeados, historicamente, sobre a Amazônia, os quais, no contexto da
crise capitalista contemporânea, acirram a exploração desenfreada de que ela tem sido
vítima, produzindo e reproduzindo nela expressões da “questão social”.
2 O ESPAÇO AMAZÔNICO: homem e natureza.
Mas caberia perguntar de que Amazônia estamos falando e, por isso mesmo, os
estudos sobre esta região não podem prescindir de uma apreensão da totalidade, ou de sua
tentativa, mesmo que esta seja tão complexa como o é a sua extensão física, social,
2 De acordo com Netto (2001) “Foi a partir da perspectiva efetiva de uma eversão da ordem burguesa
que o pauperismo designou-se como “questão social” (p. 43), daí porque o uso desta expressão está relacionado à emergência da classe trabalhadora no cenário político. O pensamento revolucionário, ao problematizar a ordem econômico-social estabelecida, adquire consciência de que a “questão social” está necessariamente colada à sociedade burguesa. É por esse motivo que o uso da expressão “questão social” se faz, também aqui, com as aspas acrescentadas por Netto (2001) para indicar a sua apropriação pelo ideário burguês no sentido de sua mistificação. No debate que se trava hoje, concorda-se com este autor, para quem não há uma nova “questão social”, mas a emergência de novas expressões dela, dadas pela complexidade da exploração medular do capitalismo.
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cultural, econômica e histórica. Complexidade esta que contribuiu para o desenrolar de
processos históricos próprios, que estão na base da sua configuração atual e que lhe
conferem uma particularidade.
O que primeiro chama a atenção aos olhos dos observadores externos é a sua
extensão geográfica, dificultando a apreensão dos condicionantes que se realizam sobre e a
partir dela. Geograficamente falando, a vasta região do planeta conhecida por Amazônia,
situa-se ao longo da linha do Equador, predominantemente no lado do Hemisfério Sul, no
nível das regiões africanas do Gabão, Quênia, Tanganica e Congo e possui “uma superfície
estimada em torno de 7,5 milhões de km2, representando cerca de 44% do território sul-
americano” (PANDOLFO, 1994, p. 32). Diante desses dados uma constatação: aquilo que
nomeamos Amazônia não é exclusivamente brasileira, é Latino-Americana. Sua área
geográfica abrange 09 (nove) países: Brasil, Bolívia, Peru, Equador, Colômbia, Venezuela,
República da Guiana, Suriname e Guiana Francesa. Dos países Latino-Americanos, o Brasil
é o que possui a maior extensão continental, com aproximadamente 45% da área global. A
Amazônia brasileira corresponde a 60% do território nacional e abrange, em sua totalidade,
toda a Região Norte (Acre, Amapá, Amazonas, Pará, Tocantins, Rondônia, Roraima) e parte
do estado do Maranhão, no Nordeste. Em seus quase 5 (cinco) milhões de km2, abriga um
contingente populacional de 18,7 milhões de habitantes, o que corresponde a 12% da
população nacional, com uma densidade demográfica de aproximadamente 3,46 hab/km2,
situando-se, assim, bem abaixo da média nacional que é de aproximadamente 17 hab/km2 .
A grandiosidade territorial produziu uma espacialidade com feições próprias, na
qual se destacam dois espaços sociais tradicionais “cada qual assinalado por características
bem definidas, mas também marcado por uma forte articulação mútua, [...], o espaço da
cultura urbana e o da cultura rural”. (LOUREIRO, 1995, p. 55)
Os processos sociais de exploração, resistência e assimilação, que conformaram
a ocupação do espaço amazônico, originaram uma cultura com características próprias,
onde o homem nativo vive (vivia!) em relação de complementariedade com a natureza, dela
tirando o necessário a sua sobrevivência. Esta natureza compõe-se de dois elementos
principais na vida do amazônida, a floresta e o rio. A primeira, classificada como floresta
equatorial latifoliada, por sua exuberância foi denominada de Hylæa (do grego hilé que
significa matéria densa), pelo naturalista Alexander Von Humboldt, que esteve nestas terras
ainda no século XVIII. Floresta e rio contribuem para um clima quente e úmido, com
precipitações superiores a 2.000 mm/ano, responsável pela presença quase que diária da
chuva em certas áreas da Amazônia. Quanto ao rio, este se constitui em verdadeira rua
para a sua população, conformando uma “vasta e intrincada rede hidrográfica, formada pela
calha do rio Amazonas e seus afluentes e subafluentes [...], que se capilariza em numerosos
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lagos, igarapés, furos e paranás” (PANDOLFO, 1994, p. 33), constituindo-se na maior bacia
hidrográfica do planeta.
A inconfundível capilarização da bacia hidrográfica foi responsável pelo padrão
de localização dos núcleos urbanos, às margens dos rios, no primeiro momento de sua
ocupação. Esta situação gerou uma quantidade infindável de pequenas comunidades
ribeirinhas, dispersas pelo vasto território e que ainda hoje lhe dão feição própria diante de
outras regiões.
No processo de esfacelamento3 da sociedade indígena pela sociedade colonial,
produziu-se uma absorção de culturas, que constitui-se na base sócio-cultural da Amazônia
e onde o cabôco4 assim originado é o legítimo herdeiro da cultura indígena, “cuja força
cultural tem origem na forma de articulação com a natureza” (LOUREIRO, 1995, p. 68). Esta
articulação com a natureza produziu uma realidade única onde a propriedade da terra5 é
condição preliminar do trabalho. Seu nível de organização é o de famílias extensas, aquela
que “em sua composição incorpora não só o casal original, como outros casais agregados
que vinculam-se por laços de parentesco, à mesma fonte de produção.” (TEIXEIRA, 1991, p.
99).
Compreende-se que a realidade social se constitui numa totalidade em que a
dinâmica do modo de produção capitalista age de forma a alterar as relações dos homens
entre si e com a natureza. Na Amazônia estas alterações têm raízes históricas a partir da
penetração de relações capitalistas nos seus espaços, processo desencadeado desde a
colonização do período mercantil, no qual se substituiu a forma de subordinação social, num
continuum histórico que foi desde a transformação do índio em cabôco e deste em
assalariado. Isso se deu, de forma mais intensa, a partir da segunda metade do século XX,
quando segmentos da população cabôca vieram a se constituir em mão-de-obra
assalariada, nos grandes empreendimentos citados. O surgimento do dinheiro, numa
economia predominantemente desmonetarizada, provocou uma mudança essencial na
qualidade de vida das populações amazônicas. Elas foram substituindo a obtenção da sua
3 Ao lado do poder das armas do colonizador, as nações indígenas foram severamente afetadas pela “catequese e a pedagogia dos padres da Igreja [que] foram os agentes de uma imposição simbólica [e física] sobre à cultura indígena, levando elementos estranhos (...) justapondo-os a cultura indígena, reestruturando a expressão nativa” (LOUREIRO, 1995, p. 71).
4 Entenda-se por cabôco o habitante do interior amazônico que pratica atividades fundamentalmente herdados da cultura indígena, como a prática da caça, pesca, coleta florestal e pequena agricultura, independentemente de uma raiz étnica estrita e necessariamente índia. O termo advém, conforme indica Leal (1982) do nheengatu caá - bôc, que significa “tirado do mato”, subentendendo-o, aí, como um herdeiro legítimo do quadro cultural do índio.
5 No meio cabôco, “é costume considerar-se dono da terra todo aquele que sobre ela detenha o caráter de seu ocupante histórico; há casos de famílias “donas” de territórios há várias gerações, e que deles não possuem nenhum comprovante legal, por terem-nos recebido, às vezes, por doação oral de antepassados seus, e não lhes exigirem os seus costumes e a sua cultura a necessidade de tal comprovação” (LEAL, 1982, p. 50).
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subsistência diretamente da natureza por uma obtenção mediatizada pelo uso do dinheiro
oriundo do salário, com evidente desvantagem dessa segunda condição.
3 AMAZÔNIA E ACUMULAÇÃO PRIMITIVA: as origens da sina colonial.
Abstraindo-se os demais fenômenos apontados por Karl Marx para explicar o
desenvolvimento capitalista, destacamos aqui a Acumulação Primitiva, e o sistema colonial
a ela inerente -, como vetor fundamental para o desenvolvimento do capitalismo. Na
verdade, diz Marx, as condições, nada naturais, para a emergência do Modo de Produção
Capitalista foram dadas pelo que ele chama de Acumulação Primitiva.
É sabido o grande papel desempenhado na verdadeira história pela conquista, pela escravização, pela rapina e pelo assassinato, em suma, pela violência. [...] Na realidade, os métodos da acumulação primitiva nada têm de idílicos (MARX, 1989, liv. I, vol. II, p, 829-830).
Entre os modos nada idílicos a que Marx se refere, podemos destacar a
pilhagem, o saque, a chacina, a ganância com que as primeiras nações a se lançarem ao
além-mar, lograram acumular, algumas efemeramente, grandes tesouros às custas das
regiões não civilizadas do globo6. Dentre os processos históricos que constituem a própria
Acumulação Primitiva, destacam-se a expansão comercial européia e o consequente
sistema colonial.
Para Franco Jr e Pan Chacon (1986), o colonialismo se constituiu numa saída
natural para os objetivos do Mercantilismo – satisfazer a demanda metalista. Durante o
Mercantilismo o comércio em expansão buscou, num primeiro momento, atrair o maior
número possível de metais preciosos e, num segundo momento, favorecer a balança
comercial. Para Luxemburgo (1988) a política colonial levada a efeito no processo de
Acumulação Primitiva se explica pela necessidade incessante do controle dos meios de
produção. Para ela, extrapolado o processo da Acumulação Primitiva no continente europeu,
os meios de produção necessários ao processo produtivo podiam ser obtidos nas terras
6 Lorenzon destaca a contribuição do filósofo mexicano Leopoldo Zea que em seu livro Discurso
desde la marginación y la barbárie (1988), “começa por definir o conceito de bárbaro [grifo do autor], empregado por Heródoto para designar o não-grego, aquele que apenas é capaz de balbuciar [grifo do autor] a verdade e o logos [grifo do autor]. O civilizado (no caso, o grego) é aquele que possui a verdade, aquele que tem o poder de afirmá-la e declará-la contra quem pretenda subvertê-la, isto é, alterá-la. É evidente que o privilégio de possuir a verdade não é apenas do filósofo, mas também do político, de grupos sociais, de povos e de nações. Proprietários do logos, isto é, da cultura (técnica, ciência, arte, religião, direito etc.), os gregos e, na tradição destes, os romanos,os europeus [grifo nosso] julgaram que a única ordem possível a ser aceita e vivida era a dos povos “civilizados (...) Assim, quem conhece a ordem do universo e, conseqüentemente, do homem e da civilização, pode e deve impor a própria visão do mundo e da sociedade [grifo nosso]” (LORENZON, 1994, p. 5-6).
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recém conquistadas. A marcha da acumulação prosseguiu então rumo àquelas sociedades
que Luxemburgo chama de sociedades de economia natural, que independentemente de
serem formadas por
comunidades camponesas primitivas com propriedade comum da terra, relações de servidão feudal ou outras quaisquer – o que a define é a produção em função das necessidades domésticas [...] Entretanto, o ponto essencial é o seguinte: todas as formas de produção da economia natural se baseiam, de um modo ou de outro, numa dependência, tanto dos meios de produção como das forças de trabalho. (idem, p. 317-8).
Dada a dificuldade essencial em obter satisfatoriamente, pela via do comércio,
os meios de produção de que necessita e, ainda, por não se dispor a esperar pelo que
Luxemburgo chama de “processo secular de desagregação”, o capitalismo “considera, como
uma questão vital, a apropriação violenta [grifo nosso] dos meios de produção mais
importantes dos países coloniais” (LUXEMBURGO, 1988, p.319). Foi pela utilização destes
métodos violentos que se deu a colonização das chamadas sociedades de economia
natural, sendo que ao final do processo de Acumulação Primitiva desencadeado pelos
colonizadores sobre as colônias da Ásia, da África e da
América o resultado foi o mesmo produzido originalmente sobre a Europa. Os
objetivos eram os mesmos – a destruição da propriedade comunal e a separação final do
homem dos seus meios de produção. Estava aberto assim o caminho para o apossamento
direto dos recursos naturais e para a “liberação” do homem, condições elementares para o
processo de constituição do próprio capitalismo.
Dentre as nações européias, coube aos países ibéricos7 – Portugal e Espanha -,
a primazia da ação colonial, que aconteceu primeiramente sobre as sociedades da Ásia e da
África e, logo depois, sobre a recém-descoberta América. O imaginário europeu que
identificava o Oceano Índico como o lugar dos sonhos, do exotismo mental necessário
aquela velha e decadente Europa, foi posteriormente empurrado para o Oceano Atlântico,
este identificado ora com terras infernais, ora com o Paraíso Terrestre. Baseados na
primeira versão os europeus esperavam que “(...) tempestades terríveis balançariam suas
naus, como se fossem cascas de nozes, e as arremessariam nas bocas dos monstros”
(GALEANO, 1985, p. 23). O outro lado do imaginário não era menos fantástico pois quando
7 “Entre os elementos que contribuíram para a expansão, não podemos deixar de lado certo espírito
cruzadístico que ainda existia, sobretudo na Península Ibérica [...] Por fim, três outros fatores contribuíram para expansão: a posição geográfica dos ibéricos, a precoce centralização política portuguesa e os progressos náuticos. Sem cair nos extremos de se hiper-valorizar ou de se negar a importância destes fatores, como muitas vezes já se fez, devemos apenas reduzi-los às suas verdadeiras proporções (FRANCO JR e PAN CHACON,1986, p. 99-100). A historiografia oficial fornece as provas de como se deu a junção dos interesses econômicos – expansão comercial -, com os interesses religiosos - salvação das almas selvagens -, tudo realizado sob o signo da espada e da cruz.
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Colombo pisou na nova terra, as Bahamas de hoje, acreditou ter chegado a ilha de Cipango,
no Japão, onde os habitantes “possuem ouro em enorme abundância, e as minas onde o
encontram não se esgotam jamais” (Idem).
O certo é que, especialmente em relação à América – mas não só -, os métodos
utilizados por portugueses e espanhóis na pilhagem que realizaram sobre o ouro e a prata,
destacam-se como os mais violentos, senão genocidas, sobre as culturas nativas.
A conquista da América propiciou aos colonizadores espanhóis o confisco imediato de enormes tesouros diretamente acessíveis ao saque organizado, o ouro acumulado durante um longo período pré-colombiano pelas antigas civilizações da meseta mexicana (azteca e maia) e do altiplano andino (inca). Quando esses tesouros se esgotaram, os colonizadores passaram à exploração das minas de metais preciosos através de processos brutais que provocaram o extermínio em massa das populações autóctenes. [...] transcorrido meio século, a população indígena estava virtualmente extinta. (OHLWEILER, 1990, p. 14).
A violência dos processos desencadeados sobre a América estava
fundamentada no pressuposto de que os índios – assim como o negro e o mestiço -, por
serem indivíduos “inferiores”, nasceram para servir. Essa inferioridade era dada, entre
outros motivos, pela natureza “rude” dos indígenas, em oposição ao “refinamento”, por
exemplo, dos espanhóis. Estes, a exemplo do que foi apresentado anteriormente, eram
enaltecidos como “prudentes, humanos e religiosos, enquanto aos indígenas faltam esses
atributos e neles dificilmente se encontram vestígios de humanidade” (LORENZON, 1994, p.
5).
A chamada conquista da América, inspirada nessa base filosófica,
estendeu-se, como uma maré furiosa, em ondas sucessivas. Os governadores sucediam os almirantes e as tripulações convertiam-se em hostes invasoras [...] nenhuma das culturas nativas conhecia o ferro nem o arado, nem o vidro e a pólvora, nem empregava a roda [...] A civilização que se abateu sobre estas erras, vindas do além-mar, vivia a explosão criadora do Renascimento: O desnível do desenvolvimento de ambos os mundos explica a relativa facilidade com que sucumbiram as civilizações nativas. [...]. Os indígenas foram derrotados também pelo assombro. [...]. Os conquistadores praticavam também, com refinamento e sabedoria, a técnica da traição e da intriga. [...]. As bactérias e os vírus foram os aliados mais eficazes. [...]. Os índios morriam como moscas; seus organismos não opunham defesa contra doenças novas. [...]. [...] os tesouros arrebatados não preenchiam nunca as exigências da imaginação [...].[...] eram tantos os índios que mataram, que se fez um rio de sangue” (GALEANO, 1985, PP. 28-31).
A Acumulação Primitiva que portugueses e espanhóis propiciaram – mesmo que
esta tenha sido transferida ao processo de acumulação de outras nações – se constituiu
assim numa “verdadeira alavanca do desenvolvimento capitalista” (idem). A apreensão
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daqueles processos que estão na base da Acumulação Primitiva é de fundamental
importância para a compreensão das condições que possibilitaram à Inglaterra emergir no
século XIX como grande potência mundial, pois como destaca Mandel (1985)
a Revolução Industrial teve início no Ocidente pelo fato de ali se terem acumulado, nos trezentos anos precedentes, o capital monetário e as reservas de ouro e prata internacionais – em resultado da pilhagem sistemática do resto do mundo através das conquistas e do comércio colonial. (p. 40).
A colonização se constituiu assim no grande e verdadeiro vetor do que Marx veio
a conceituar como Acumulação Primitiva, sendo o saque colonial o método pelo qual as
riquezas das sociedades colonizadas foram transferidas para as sociedades colonizadoras,
que as transformaram, por sua vez, em capital – coisa que até então não eram. O sistema
colonial fez prosperar o comércio e a navegação. As sociedades dotadas de monopólio
eram poderosas alavancas de concentração do capital. As colônias asseguravam mercado
às manufaturas em expansão e, graças ao monopólio, uma acumulação acelerada. As
riquezas apresadas fora da Europa pela pilhagem, escravização e massacre refluíam para a
metrópole onde se transformavam em capital. (MARX, 1989, liv. I, vol. II, p. 871).
A Acumulação Primitiva que se realizou sobre as vastas colônias dominadas
pelas nações imperialistas, foi direcionada no sentido de reforçar a exportação das matérias-
primas necessárias à acumulação de capital. A obtenção, especialmente dos recursos
minerais e energéticos, em condições excepcionalmente vantajosas, auferiu fontes extras de
lucro, o que se fez, e ainda se faz, sobre regiões-nações onde se pode obter tanto mão-de-
obra como matérias-primas a baixos custos. A máxima rentabilidade dada por estas
condições aprisionou os países do chamado Terceiro Mundo, entre os quais destaca-se o
Brasil e nele, como caso exemplar, a Amazônia. Nesta, a abundância de recursos naturais
condicionou, desde a colonização, a sua inserção subordinada aos interesses externos,
nacionais e internacionais. Esta situação pouco se alterou nos séculos seguintes e mesmo
foi agravada a partir do governo militar pós-64, o qual deu continuidade à transformação da
região em fronteira do capital.
4 AMAZÔNIA E OCUPAÇÃO RECENTE: os Grandes Projetos.
A inserção subalternizada do Brasil no quadro do mercado mundial, consolidou-
se, contraditoriamente, no contexto da industrialização tardia e do projeto
desenvolvimentista, que lograram redefinir a inserção do país no contexto da divisão
internacional do trabalho no pós-segunda guerra mundial. A Amazônia, como região rica em
recursos minerais diversos (essenciais ao processo de acumulação capitalista, muito
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especialmente a partir daquela guerra), foi transformada em espaço de expansão das
relações de produção capitalistas, particularmente a partir do golpe militar de 1964. Esse
período, ao qual chamamos de ocupação recente, foi marcado pela estratégia conduzida
pelos militares, atendendo ao duplo interesse de prevenção das idéias socialistas e de
abertura de espaços ricos em matérias primas à exploração capitalista. Os processos
desencadeados a partir daí, lograram produzir uma ocupação desordenada e predatória da
Amazônia, contribuindo decisivamente para a intensificação dos graves problemas agrários
e ambientais de que a região é palco.
Dentre as várias formas de intervenção sobre a região Amazônica, destaca-se, a
partir da década de 1970 do século XX, a implantação de grandes projetos8 mínero-
metalúrgicos. Apesar dos inúmeros estudos sobre este tipo de empreendimento, estudos
estes que informam sobre seus efeitos nefastos, estes empreendimentos do grande capital
(e de grande capital), continuam a ser priorizados, numa retomada permanente do discurso
Saint-Simoniano de crença nos poderes da indústria como redentora da civilização
(RIBEIRO, 1992).
Sob a ótica das elites locais e nacionais, os grandes projetos econômicos
passaram a representar o desenvolvimento da Região, o que se constitui, a nosso ver, o
fenômeno da coisa, impedindo que se veja mais além a essência desse fenômeno, qual
seja, a internacionalização do capital (LIMA, 1994). Foi, sobretudo, a partir da ditadura
militar que o Estado brasileiro criou as condições institucionais para aquela
internacionalização, através do aproveitamento dos recursos naturais da Amazônia pela via
dos grandes projetos, demarcando um novo momento na história da Região.
As empresas transnacionais aqui instaladas, beneficiadas pelos incentivos
fiscais e outros benefícios deste período de desregulamentação, privatização e
flexibilização, organizam a produção de matéria-prima a baixo custo (mão de obra barata,
energia subsidiada, infra-estrutura oferecida pelo Estado, fiscalização ambiental incipiente e
etc), remetendo-a aos países hegemônicos, nos quais é processada e tornada mercadoria,
alimentando, assim, o ciclo de produção e acumulação de capital. Um mercado cartelizado
controla todo esse ciclo produtivo, de acordo com seus interesses, o que implica o controle
dos preços das matérias primas. Assim, se quiserem gerar divisas, os países retardatários
terão que extrair e exportar, cada vez mais (e com maior prejuízo social e ambiental) os
seus recursos naturais.
Um dos exemplos dessa exploração desenfreada e dos efeitos que causa é o do
Programa Grande Carajás – PGC, que situa-se em partes dos Estados do Maranhão, Pará e 8 Para Leal (1996), “o termo grande projeto surgiu na Amazônia da década de 1970 para designar os
empreendimentos-enclaves que operam retirando recursos naturais em grande quantidade, mandando-os para fora (p.10, grifo do autor). Segundo este autor, os dois casos precursores dos Grandes Projetos na Amazônia foram o Projeto FORD e o Projeto ICOMI.
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Tocantins, num total aproximado de 900.000 km2, correspondente a 11% do território
nacional (idem, p. 36). De acordo com Sandroni (1994), em sua área encontra-se a maior
província mineral do planeta - cobre, estanho, ouro, alumínio, manganês, níquel e ferro -,
sendo que as jazidas deste último, localizadas na Serra dos Carajás, no Estado do Pará,
foram estimadas entre 18 (dezoito) e 20 (vinte) bilhões de toneladas; grande potencial
hidrelétrico e ampla cobertura florestal. A Companhia Vale do Rio Doce9, uma estatal
brasileira privatizada na década de 1990 – e sobre a qual se abordará no capítulo III, tem
exclusividade na exploração das jazidas de ferro da serra dos Carajás, constituindo-se na
maior companhia de mineração de ferro no mundo. À grandiosidade – Carajás se constitui
na maior mina de minério de ferro do mundo, exportando ao redor de 90 milhões de
toneladas do minério por ano - e complexidade deste empreendimento, ou do conjunto dos
seus vários sub-projetos, corresponde um gigantesco e complexo conjunto de
conseqüências sócio-ambientais sobre a região onde ele foi decretado. Estes efeitos
abrangem diferentes grupos humanos e diferentes áreas geográficas10, daí decorrendo a
sua complexidade. Entre os muitos efeitos destacam-se aqueles que relacionam
dialeticamente áreas urbanas e áreas rurais, ambas afetadas pelo movimento
industrializador que gera
uma urbanização forçada interpenetrando instalações industriais poluidoras, incluindo-se carvoarias e guzeiras, com aglomerados urbanos, notadamente em Açailândia (MA) e Rondon do Pará (PA). Descrevem mais um capítulo da “guerra ecológica”, sublinhada por Yves Lacoste, ao deteriorarem a qualidade de vida nestas cidades, ao afetarem gravemente a saúde dos trabalhadores. Há uma percepção viva destes efeitos caóticos da industrialização em curso (ALMEIDA, 1995, p. 44).
As políticas fundiárias conduzidas pela ditadura ao priorizarem a implantação de
grandes projetos, como o Carajás, foram fundamentais para o agravamento do caos agrário
nas áreas de sua influência. O fosso social produzido a partir daí agrava-se década após
9 No contexto da gradual modernização brasileira, o presidente Getúlio Vargas desencadeou um
conjunto de medidas, no âmbito econômico, entre as quais se destaca a criação, em 1942, da Companhia Vale do Rio Doce (CVRD). Esta seria responsável pela área de mineração no processo de fortalecimento da empresa estatal conduzida por Vargas. A esse contexto nacional junte-se um dado fundamental: tanto a criação da CVRD, como da famosa Batalha da Borracha (década de 1940), inscrevem-se nos marcos da crescente pressão norte-americana pelo controle de recursos naturais no Brasil.
10 De acordo com Almeida (1995) podemos encontrar na área do Programa Grande Carajás, nos três Estados que o compõem, Unidades de conservação ambiental; Reservas extrativistas; Terras indígenas; Áreas reservadas aos militares; Áreas concedidas, adquiridas ou pretendidas pela CVRD; Áreas desapropriadas, adquiridas e projetos de assentamento; Reservas garimpeiras e províncias auríferas; Áreas de ocorrência de babaçuais e a produção de óleos vegetais; um Polígono de Castanhais; Terras de pretos, Terras de índios; Terras de santo; Terras da Igreja; Cooperativas de pequenos produtores agroextrativistas; Usinas de ferro gusa, de ferro ligas e carvoarias e Latifúndios por dimensão e imóveis rurais com área igual ou superior a 10.000 hectares.
24
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década. Os assassinatos no campo, especialmente no entorno do Projeto Carajás, fazem
parte do dia a dia da região. A maior chacina contra a população sem terra de que se tem
notícia se verificou justamente num dos municípios de influência do projeto – El Dorado dos
Carajás11. Outros municípios próximos como Marabá12 e Parauapebas são exemplos de
uma miséria social sem precedentes. A população destas áreas, ao ser expulsa da terra,
converteu-se numa população flutuante, ao sabor das condições vigentes localmente. Uma
parcela expressiva desse contingente humano vive no entorno de Marabá, sobrevivendo de
fazer carvão, destruindo assim a cobertura vegetal local. Esse carvão é vendido para as
guseiras – fábricas que surgiram na área a partir da disponibilidade de ferro – transformando
Marabá no maior produtor de ferro-gusa do país. Os processos decorrentes da implantação
de Carajás, produziram, assim, uma infindável sucessão de problemas sociais, cujo mais
importante é, sem dúvida, o conflito pela posse da terra13.
A busca desenfreada pela geração de divisas e suas correspondentes práticas,
tendem a submeter, pela desigualdade expressa nas relações de troca do mercado mundial,
as sociedades de economia subordinada, como o são aquelas situadas em toda região
11 No dia 17/04/1996, este município foi palco do assassinato de 19 (dezenove) trabalhadores sem terra pela Polícia Militar do Pará. Em 1995 cerca de duas mil famílias de trabalhadores sem terra acamparam à beira da rodovia PA-275, no município de Curionópolis, Estado do Pará. Os trabalhadores sem terra visavam ocupar a fazenda Macaxeira, uma área reconhecidamente improdutiva. Após contatos com o governo do Estado, este prometeu assentar os acampados e lhes enviar alimentos. Como estes últimos não chegaram, os trabalhadores sem terra resolveram empreender uma marcha de 800 quilômetros até Belém para pressionar. Após uma semana de caminhada acamparam, porque lhes faltava alimentos, num trecho da estrada, próximo do município de El Dorado dos Carajás, bloqueando o trânsito. Após a promessa de que os alimentos finalmente chegariam os sem-terra desbloquearam a estrada. No dia 17 de Abril receberam a notícia de que o acordo não seria cumprido o que os fez bloquear novamente a estrada. No mesmo dia viram chegar 155 (cento e cinqüenta e cinco) policiais militares, tendo início um ataque ao qual os trabalhadores sem terra responderam. O que se seguiu ficou conhecido por massacre de El Dorado dos Carajás e as cenas gravadas por uma equipe de televisão local, bem como o laudo dos legistas sobre as mortes dos trabalhadores sem terra – dos 19 (dezenove) mortos, 12 (doze) receberam tiros certeiros na cabeça e no tórax; 7 (sete) foram mortos com seus próprios instrumentos de trabalho, retirados deles quando já estavam rendidos; 7 (sete) trabalhadores estão desaparecidos até hoje e ainda restaram 69 (sessenta e nove) feridos, muitos deles mutilados - demonstram que o nome de massacre bem se aplica ao ocorrido. Para que não se pense que se tratou de um fato isolado, um ano antes ocorreu um outro massacre, desta vez no município de Corumbiara, em Rondônia, quando famílias lideradas pelo Sindicato Rural ocuparam uma fazenda pertencente a um paulista que a “comprara”, na década de 1970, por ocasião da venda de áreas públicas pelo governo federal. Na ação dos policiais militares que cumpriam ordens de despejo dos ocupantes, 9 (nove) trabalhadores sem terra foram mortos – entre eles uma menina de sete anos -, sendo que o laudo do legista comprovou que os mortos receberam tiros pelas costas e à curta distância. Observa-se assim que a miséria rural criada pelos efeitos do Estatuto da Terra, desembocou num crescente de reivindicações, respondidas com violência pelos órgãos de repressão à serviço do Estado. A selvageria oficial em resposta às reivindicações dos desesperados, especialmente na área rural, tornou-se, assim, frequente. 12 O município de Marabá, no sul do Pará, ficou conhecido na década de 1980 como “marabala” por causa da violência, expressa em constantes assassinatos, decorrente do violento processo de apossamento do território pelos privilegiados pelas leis da ditadura, cujos interesses eram impostos às custas da pistolagem. 13 Em Fevereiro de 2005 a Amazônia brasileira foi destaque nos noticiários nacionais e internacionais devido ao assassinato da missionária norte-americana Doroty Stang, de 73 anos, há 40 anos no Brasil, 3 dos quais no município de Anapu, no Estado do Pará. A morte da missionária, que atuava pela Comissão Pastoral da Terra (CPT) – entidade que assessora os movimentos sociais na área rural – esteve ligada aos conflitos pela posse da terra que, apesar de envolverem toda a Amazônia, são especialmente graves no Estado do Pará. A situação de violência no campo neste Estado, motivada por conflitos pela posse da terra, é tão grave que o Pará lidera, com folga, as estatísticas da violência no campo. Dados da CPT registram a ocorrência de 1335 conflitos pela terra somente no ano de 2003, com 73 pessoas assassinadas. No período de 1985 a 2003 registraram-se 1003 situações de homicídio, com a morte de 1349 pessoas. Em resposta ao assassinato da missionária, já confessado pelos pistoleiros rapidamente presos e que foram contratados por fazendeiros da região, o governo federal desencadeou um conjunto de medidas emergenciais, como, no caso, a presença ostensiva de contingentes do exército, para tentar conter a situação, sem que isso tenha evitado novas mortes pouco tempo depois. A violência no campo, a exemplo da violência urbana, que “projetou” cidades como o Rio de Janeiro, compreendidas como expressões da “questão social”, continuam a ser tratadas como caso de polícia. Na Amazônia os conflitos pela posse da terra se constituem numa problemática complexa porque resultam de infindáveis situações de posse que configuram diferentes personagens: posseiros – nativos e/ou migrantes, grileiros, pequenos proprietários – legais e/ou ilegais -, latifundiários – legais e/ou ilegais -, fazendeiros, madeireiros, seringalistas, multinacionais, grandes empresas nacionais, etc. Entretanto, tem-se como elemento imutável, em meio a essa complexidade, a ação do Estado, ou a falta dela, no sentido de induzir a emergência desses conflitos devido à estrutura mesma da sociedade capitalista, na qual a terra, como meio de produção, encontra-se nas mãos do capital.
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amazônica, a uma exploração cada vez mais implacável, o que rebate, direta e
indiretamente, nas condições de vida de milhares de indivíduos.
5 CONSIDERAÇÕES FINAIS
O desenvolvimento capitalista experimentou, especialmente a partir das três
últimas décadas do século XX, mais uma de suas crises. Em meio a ela, se articulou um
conjunto de estratégias, em diferentes instâncias, que foram prontamente disseminadas
pelos ideólogos burgueses de plantão. Não há dúvida de que o neoliberalismo, embora não
resolva a crise, pela própria natureza contraditória do capitalismo, se constituiu na mais
influente dessas estratégias. As medidas adotadas pelos países capitalistas sob o marco do
neoliberalismo, atingiram duramente a classe trabalhadora, o que se deu, especialmente,
por meio de uma flexibilização das leis trabalhistas, gerando uma infinidade de situações –
redução do número de empregos com carteira assinada, contratação terceirizada, contratos
de trabalho formal com renúncia de direitos trabalhistas, redução de carga horária com
redução salarial, entre outras -, constituindo-se num ataque aos direitos sociais e políticos
arduamente conquistados pela classe trabalhadora no decorrer do século XX.
Importa destacar ainda que as transformações societárias em curso desde a
década de 1970, impactaram de diferentes formas os países de capitalismo central e
aqueles de capitalismo periférico, entre os quais se situa – embora de forma particular - o
Brasil. No caso brasileiro, em virtude da sua inserção subordinada ao mercado mundial
capitalista, as manifestações da “questão social”, tanto as expressas pelo desemprego,
como outras, tornam-se mais dramáticas e se manifestam no agravamento das condições
de vida da imensa maioria da população brasileira.
Em decorrência do receituário neoliberal, que tenta conter os efeitos da crise
sobre os países de capitalismo central, os ônus daquela são remetidos aos países
retardatários como o Brasil. Nestes, as medidas de contenção da crise se dão tanto pela
intensificação das condições de exploração da força de trabalho – de que decorre o
agravamento das condições de vida da população trabalhadora -, como pela intensificação
da exploração dos recursos naturais – do que decorre a destruição da natureza,
especialmente nos países e/ou regiões onde ela é mais rica e abundante. Este é o caso, no
Brasil, da Amazônia, região internacionalmente reconhecida pela abundância de recursos
naturais.
Estes recursos, transformados em riqueza, pela ação do homem, acabam por
condenar à pobreza a grande maioria da população. O homem amazônida, como de resto
nenhum outro homem, se alimenta de bauxita, ferro, níquel, etc., e muito menos de soja, a
mais recente expressão produtiva em alta na Amazônia. Os processos de transformação
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das matérias-primas em mercadorias de alto valor no mercado internacional, pela via de
empresas multinacionais, não reverte em dividendos para a população do estado, mas,
muito pelo contrário, resultam em expropriação, aculturação e empobrecimento.
Neste universo particular que é a Amazônia, as contradições presentes estão,
inequivocamente, relacionadas à acumulação capitalista mundial. Aos inúmeros processos
desencadeados, historicamente, em razão dessa acumulação, somaram-se outros,
especialmente em função da crise capitalista contemporânea, configurando uma realidade
regional onde se pode encontrar, entre tantos outros fenômenos, uma massiva desigualdade
social – expressa no empobrecimento de sua população; uma reincidente agressão à
natureza – expressa nos desmatamentos, nas queimadas e na poluição dos rios; um record
de violência na área rural – em decorrência dos inúmeros conflitos pela posse da terra; um
explosivo adensamento populacional dos centros dos centros urbanos – sem que uma
correspondente infra-estrutura de bens e serviços fosse instalada; uma permanente ameaça
aos grupos indígenas e às comunidades tradicionais em geral – territorialmente e
culturalmente expropriados; uma impune biopirataria – que atualiza o saque colonial à
biodiversidade amazônica; um lucrativo narcotráfico – que na ausência do poder público
prolifera, inclusive como alternativa econômica à pequena produção agrícola; uma crescente
prostituição infanto-juvenil e adulta – que condena gerações; uma criminosa presença do
trabalho escravo e do trabalho infantil – de que a Amazônia,no qual a região se destaca,
isso para ficar apenas nos fenômenos mais divulgados pelos meios de comunicação.
Conclui-se por afirmar que as manifestações da “questão social” na Amazônia
são prenhes de uma particularidade que está a exigir dos seus pesquisadores um esforço
contínuo de apreender a sua lógica e as respostas que os amazônidas – em especial os
trabalhadores, incluindo-se aí os assistentes sociais – têm dado no enfrentamento da
“questão social”.
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SERVIÇO SOCIAL NOS PAÍSES AMAZÔNICOS
Cláudia Alves Durans1
1 INTRODUÇÃO
Trata-se de uma proposta de pesquisa que busca investigar o Serviço Social nos
países da região amazônica, composta por nove países situados no continente latino
americano que, apesar de situarem-se numa região rica e privilegiada pela natureza, do
ponto de vista social e econômico apresenta graves problemas que levam a maioria da
população, que nela habita, a viver em condições de grande pauperismo.
Neste sentido, a “questão social” obtém centralidade, sendo entendida como
resultante das condições históricas, políticas, econômicas e culturais que se estabeleceram
a partir da integração desses países ao capitalismo mundial, desde as invasões européias,
principalmente por Portugal e Espanha, seguida pelo domínio inglês, e mais recentemente
pelo imperialismo norte americano e de parte do europeu.
Na pesquisa busca-se verificar em que medida o processo de formação
profissional responde ou é permeado pela realidade social, econômica, política e cultural
destes países. Quais as repostas dadas às demandas postas pelas lutas das classes
subalternizadas e povos originários. Como estão expressas nas diretrizes curriculares. Que
direção social apontam.
2 A INTEGRAÇÃO SUBORDINADA E DEPENDENTE DOS PAÍSES AMAZÔNICOS AO
CAPITALISMO MUNDIAL
Quando falamos dos países amazônicos nos referimos aos nove países situados
na América do Sul: Peru, Equador, Bolívia, Colômbia,Venezuela, Guiana, Suriname, Guiana
Francesa e Brasil; território definido pela floresta equatorial e bacia amazônica. 60% desse
território situa-se no Brasil, cuja abrangência inclui nove estados: Amazonas, Pará, Acre,
Rondônia, Amapá, Roraima, Mato Grosso, Tocantins e parte do estado do Maranhão (a
oeste do meridiano 44 de longitude oeste).
1 Profa do Departamento de Serviço Social da Universidade Federal do Maranhão/Brasil
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É uma região de grandes riquezas naturais. Possui clima equatorial, apresenta
temperaturas elevadas e alto índice pluviométrico. Pela floresta equatorial e por todos os
elementos naturais combinados, apresenta uma riquíssima biodiversidade, alta capacidade
de produção de energia, imensa riqueza de águas (maior bacia hidrográfica o mundo). O rio
Amazonas, principal da bacia, possui 6.500 km de extensão, tendo como principais
afluentes os rios: Japurá, Negro e Trombetas (margem esquerda) e Juruá, Madeira, Purus,
Xingu e Tapajós (margem direita). Essas características têm colocado a Amazônia numa
posição de grande importância para o planeta, considerando as condições climáticas atuais
de um lado e a grande riqueza de minérios, fauna e flora, necessários ao mercado mundial.
Apesar de ser uma região extremamente rica e privilegiada pela natureza, do
ponto de vista social e econômico apresenta graves problemas que levam a maioria da
população que nela habita a viver em condições subhumanas. A caracterização, como
parte da América subdesenvolvida, marcada pelo pauperismo, nada tem a ver com o clima
ou com os povos que aqui habitavam ou foram trazidos. Tem referência no processo sócio-
histórico, na forma como a região foi integrada ao sistema econômico mundial, desde o
período da colonização.
Os povos originários que habitavam o que conhecemos hoje por América Latina,
possuíam grande diversidade cultural, política, lingüística, na forma como se apropriavam da
natureza para garantir a sobrevivência, estabeleciam uma relação harmônica com o meio
ambiente e possuíam técnicas de produção na agricultura e pecuária bastante avançadas,
segundo suas necessidades e estágio de desenvolvimento das forças produtivas, assim
como na arquitetura, com destaque para os grandes monumentos Incas, Astecas e Maias.
Assim, os povos que invadiram o continente, principalmente os portugueses e
espanhóis, a fizeram com a intenção clara de explorar as riquezas naturais que existiam na
região, desde os minérios (ouro, prata), especiarias, pau brasil, etc., passando pelos
conhecidos ciclos da monocultura (café, açúcar, algodão, borracha, entre outros),
recorrendo à força de trabalho escrava indígena e/ou africana, que serviam a expansão da
indústria na Europa. Mandel (1980) localiza bem o papel da colonização para o
desenvolvimento do capitalismo, ressaltando de onde vieram os capitais comercial e
usurário que propiciaram a acumulação primitiva: da colonização violenta da Ásia, África e
América, primeiro através da pilhagem de metais preciosos, depois como fornecedores de
matérias-primas para a grande indústria e alimentos para seus trabalhadores, através das
grandes plantações sob regimes escravistas.
O descobrimento das regiões auríferas e argentíferas na América, o extermínio, a escravização e o soterramento nas minas da população indígena, a conquista e saque das Índias Orientais, a transformação da África em um quintal reservado para o comércio de peles negras caracterizavam o alvorecer da era de produção capitalista. Esses processos idílicos constituem fatores fundamentais da acumulação primitiva do capital.
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Os atos de barbárie e os perversos ultrajes perpetrados pelas chamadas raças cristãs em todas as regiões do mundo e contra todos os povos que puderam subjugar, não encontram paralelo em nenhuma época da história universal e em nenhuma raça, por mais selvagem e inculta, impiedosa e impudica que fosse. (MANDEL, 1980, p.57).
Dessa forma, localizamos a causa da pobreza e miséria dos povos latino
americanos a partir dessa inserção subordinada e totalmente dependente desde o período o
período de dominação dos países ibéricos, consolidando um padrão de exploração e
opressão aos povos indígenas: destruição física, cultural, religiosa e ideológica dessas
populações, um verdadeiro genocídio dos povos existentes.
Na realidade, esta marca de exploração, opressão e dependência tem sido o
signo histórico não só dos países amazônicos, mas de todo o subcontinente latino
americano que foi inicialmente submetido às coroas portuguesa e espanhola,
posteriormente ao imperialismo inglês e atualmente ao imperialismo estadunidense e a parte
do europeu.
Vale destacar que, mesmo as lutas por independência política dos países para
se constituírem em estado-nação, bem como o fim da escravidão legal no Brasil, tiveram
anuência, e mesmo apoio do imperialismo inglês e dos liberais, que tinham como objetivo
maior assegurar mercados e a nova dominação sobre as nações nascentes, tendo em vista
que entre 1890 a 1914, houve a expansão e o fortalecimento do imperialismo.2 Inglaterra,
França, Rússia, Itália, Japão e Estados Unidos, disputavam encarnicidamente entre si a
ampliação de mercados para seus produtos industrializados. Até esse período os países
2 Aqui recorremos à categoria imperialismo trabalhada por Lênin (1977) quando analisou a economia
capitalista do final do século XIX até meados da segunda década do século XX, no livro conhecido como “Imperialismo, Fase Superior do Capitalismo”. Nessa obra, o autor apresenta um quadro da economia mundial capitalista nas suas relações internacionais, às vésperas da primeira guerra imperialista mundial. Sustentando-se nos estudos de Marx acerca das leis do surgimento, desenvolvimento e decadência do capitalismo, Lênin (1977) apresentou os traços constitutivos dessa nova fase: 1) a concentração da produção e do capital levada a um grau tão elevado de desenvolvimento que criou os monopólios, os quais desempenham um papel decisivo na economia; 2) fusão do capital bancário com o capital industrial e a criação baseada nesse ‘capital financeiro’ da oligarquia financeira; 3) a exportação de capitais, diferentemente da exportação de mercadorias, adquire uma importância particularmente grande; 4) a formação de associações internacionais monopolistas de capitais, que partilham o mundo entre si, e 5) o termo da partilha territorial do mundo entre as potências capitalistas mais importantes. “O imperialismo é o capitalismo na fase de desenvolvimento em que ganhou corpo a dominação dos monopólios e do capital financeiro, adquiriu marcada importância a exportação de capitais, começou a partilha do mundo pelos trusts internacionais e terminou a partilha de toda a terra entre os países capitalistas mais importantes.” (LÊNIN, 1977, p. 642). “Dezenas de milhões de cadáveres e mutilados, vítimas da guerra – essa guerra feita para decidir que grupo de bandoleiros financeiros, o inglês ou o alemão, devia receber uma maior parte do saque -, e depois estes dois ‘tratados de paz’ (Brest-Litovsk e Versalhes), abrem os olhos, com uma rapidez até agora desconhecida, a milhões e dezenas de milhões de homens atemorizados, oprimidos, iludidos e enganados pela burguesia. Em conseqüência da ruína mundial, fruto da guerra, cresce, pois, a crise revolucionária mundial, que, por mais longas e duras que sejam as vicissitudes que atravesse, não poderá, terminar senão com a revolução proletária e sua vitória”. (LÊNIN, 1977, p. 583).
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latino americanos cumprem o papel de fornecedores de matérias-primas aos países centrais
e convivem sob uma pesada opressão.
Os países vão alçar vôos em busca de um desenvolvimento autônomo na
década de 1930. Embora, registre-se na história a experiência do Paraguai, somente nessa
década abre-se espaço para essa empreitada, em função da crise econômica
desencadeada a partir do crack de 1929 e do difícil período vivido na Europa entre a grande
depressão e o fim da segunda guerra mundial. Sabe-se que a primeira metade do século XX
foi um período extremamente conturbado na Europa, marcado por crise, depressão, duas
guerras mundiais, que deixaram o velho continente em ruínas. Isso abriu possibilidades para
os países da periferia do sistema avançarem em processos de industrialização.
Esse modelo, que ficou conhecido como de “substituição das importações”,
possibilitou a emergência burguesias nacionais, preocupadas em criar mercados internos,
contando com o forte e decisivo apoio do Estado.
Diferentemente do que ocorreu na Europa, na América Latina tais processos
foram mais acelerados e incentivados pela ação estatal, que criou todas as condições infra-
estruturais necessárias para desenvolvimento da indústria, principalmente de bens de
consumo.
Condizente com o momento econômico, ocorreu o fortalecimento de setores
nacionalistas burgueses que, em face aos movimentos sociais fortes que se desenvolviam
por todo o continente nesse período, conseguiram capitalizar e ocupar o espaço estatal com
governos nacionalistas, de caráter bonapartista, que contavam com amplo apoio de massas.
São exemplo desses governos Vargas no Brasil, Cárdenas no México, Perón na Argentina.
Nas décadas seguintes, principalmente entre os anos 1950 e 1960, para fazer
frente ao avanço das forças populares e para conter o avanço das idéias socialistas, ocorreu
uma contra-ofensiva imperialista que, se por um lado tem esse objetivo político, por outro
tem a clara intenção de avançar na hegemonia econômica, principalmente dos EUA em todo
o continente, segundo a doutrina monroe, o que é obtido através dos golpes de Estado e
estabelecimento das ditaduras militares.
As ditaduras militares conseguiram desmontar o modelo nacional
desenvolvimentista que vigia e aprofundaram o processo de internacionalização das
economias, abrindo as portas ao capital estrangeiro. As ditas burguesias nacionais
conseguiram implementar um projeto social livre, e rumaram à ampliação da dependência
ao imperialismo, conduzindo os países a cumprirem o papel de subcolônias. Constata-se,
nesse período, a forte penetração de empresas multinacionais como estratégia do grande
capital estrangeiro para fugir da taxação do Welfare State e da legislação ambiental no
centro do capitalismo, para realizar a sua valorização, ingressando nos países latino
americanos onde encontravam: força de trabalho, isenções fiscais, sindicalismo
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desarticulado; condições ideais para seus objetivos de acumulação e reprodução. Vale
ressaltar que essa estratégia econômica foi garantida com uma política de endividamento
externo.
Harvey (1992) analisa que o processo de modernização desenvolvido nos países
centrais, baseado na estratégia fordismo/welfare state/keynesianismo,
que prometia desenvolvimento, emancipação das necessidades e plena integração ao fordismo, na prática, promovia a destruição das culturas locais, muita opressão e numerosas formas de domínio capitalista em troca de ganhos bastante pífios em termos de padrão de vida e de serviços públicos, a não ser para uma elite nacional muito influente que decidira colaborar ativamente com o capital internacional. Movimentos em prol da libertação nacional – algumas vezes socialistas, mas com mais freqüência burgueses nacionalistas – que mobilizaram muitos desses insatisfeitos, por vezes pareciam bem ameaçadores para o fordismo global. (1992, p. 133)
Nas décadas de 1970 e 1980 a América Latina conviveu com golpes militares e
lutas de resistência, incluindo guerrilhas urbanas e rurais. No Brasil, por exemplo, na década
de 1970, sob o regime militar, acelerou-se o desenvolvimento da industrialização e a
modernização tecnológica concentrada nas regiões sul e sudeste. Com isto, cresceu a
proletarização, a urbanização desordenada, o crescimento do setor de bens de consumo
duráveis, a expansão da capitalização da agricultura. Este crescimento célere do processo
de industrialização modificou o perfil da classe trabalhadora brasileira que duplicou de cerca
de 7,7 milhões, passou para 14,3 milhões, representando 33% da população
economicamente ativa (PEA). Evidentemente que isto mudou a feição da sociedade
brasileira e esteve na base do ressurgimento dos movimentos sociais, com destaque para o
movimento sindical operário.
Brasil, a Argentina e México, como economias mais fortes da América Latina,
desenvolveram processos semelhantes. Entretanto, foi somente na década de 1980, que
ressurgiram os movimentos contestatórios, principalmente a partir da crise da dívida
externa, quando os juros internacionais dispararam após as crises do petróleo. Tais
processos foram decisivos para a derrocada das ditaduras militares e ocorreram
simultaneamente ao aprofundamento da crise do capital dos anos 70, que exigiu a
redefinição da estratégia de acumulação, desde as formas de organização e gestão do
trabalho, incluindo a incorporação das novas tecnologias, até a redefinição do papel do
Estado, segundo as tese neoliberais.
Segundo Welmovick (2003), nesta fase denominada globalização, o capital tem
avançado o seu domínio sobre a riqueza produzida mundialmente, em dupla direção: 1) a
ofensiva recolonizadora, a exemplo dos velhos impérios, cuja expressão se verifica na
expansão das áreas de livre comércio, que significa a abertura de mercados e a queda de
uma série de países, com a invasão comercial e industrial das transnacionais; 2) a ofensiva
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exploradora sobre os trabalhadores, com a imposição de ritmos exaustivos de trabalho e
uma extração de mais-valia ainda mais brutal; ataque à legislação trabalhista e conquistas
sociais, conduzindo ao aniquilamento de fontes de trabalho e a uma elevação espantosa do
desemprego. Por fim, a destruição da natureza em função da necessidade do lucro
capitalista. (WELMOVICK, 2003, p. 09).
Com tal estratégia, nos anos 1990 aprofundou-se o processo de dependência
das economias destes países, submissão dos governos e instabilidade política. Na
realidade, foi posto em curso um processo de recolonização da América Latina, como um
movimento de alcance estrutural que buscou a subordinação destes países, a uma condição
semelhante à do século XIX, transformando as burguesias nacionais hoje “sócias menores”
em “administradores coloniais”. Aliado a isso, verificou-se um processo intenso de
desnacionalização, pro intermédio de acentuados processos de fusões, privatizações e
absorções. (WELMOVICK, 2002, p. 09).
Contudo, no início deste século, as políticas recomendadas pelo “Consenso de
Washington”, indicadas como alternativas para a crise do Estado de bem-estar começaram
a entrar em crise e, após duas décadas de ampliação da situação de miséria global,
começamos a assistir ao retorno de lutas e mobilizações populares em várias partes do
mundo. Essas lutas respondem à ofensiva capitalista contemporânea e possuem
características diferenciadas das lutas do período anterior, que contavam com a presença
central da classe operária fabril. (DURANS, 2008)
São lutas transclassistas, antiimperialistas e algumas de caráter anticapitalistas.
Para Antunes (2005), esta fase de mundialização dos capitais corresponde também a uma
nova fase de mundialização das lutas sociais.
Os diferentes movimentos e explosões sociais, bem como a variedade de greves e rebeliões que estamos presenciando, nesta fase de mundialização dos capitais, indicam que adentramos também numa nova fase de mundialização das lutas sociais e das ações coletivas. Ações estas que são desencadeadas ora a partir dos confrontos que emergem diretamente do mundo do trabalho, como as greves que ocorrem cotidianamente em tantas partes do mundo, ora mediante ações dos movimentos sociais dos desempregados, que compreendem a crescente e enorme parcela dos que se integram no mundo do trabalho pela forma do desemprego, da desintegração social... Desde Seattle, passando por Praga, Nice, pela confrontação social e política em Gênova e, ainda mais recentemente, pela explosão social na Argentina, desde dezembro de 2001, e também em vários outros países da América Latina, exemplos por certo multifacetados, mas eivados de significados e conseqüências e que se constituem em importantes sinais de que uma nova era de embates sociais mundializados serão traço constitutivo desse novo Século XXI que se inicia. São, portanto, ricos exemplos das novas formas de confrontação social em curso contra a lógica destrutiva que preside a (des)sociabilidade contemporânea. Morfologia que deve ser compreendida a partir do (novo) caráter multifacetado do trabalho. (grifos do autor). (ANTUNES, 2005, p. 8)
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A América Latina tem sido arena de muitas lutas e manifestações, muitas destas
chegando inclusive a atingir processos insurrecionais.3 Podemos destacar a Argentina (o
argentinazo - desempregados, piqueteiros e os setores médios, Assembléias de Bairros), do
Equador (CONAIE, Assembléia dos Povos); da Bolívia (o movimento operário dirigido pela
COB que enfrentou o presidente Sanches de Losada, a luta dos cocaleros, Coordenação
das Águas de Cochabamba). Rebeliões camponesas que impediram privatizações de
empresas no Paraguai; conflitos na Venezuela que desde o caracazo (1989), colocaram a
população em ebulição, derrubando o presidente Perez e conduzindo Hugo Chavez ao
governo central - desde esse fato a população (partidários de Chavez) já enfrentou com
sucesso duas tentativas de golpes militares; acirramento da luta na Colômbia (FARCs,
ELN); os levantes de Chiapas no México, eleição de um ex-operário metalúrgico no Brasil,
numa evidente demonstração, ainda que pela via eleitoral, da negação da política neoliberal
vigente no país desde 1989, além do Movimento dos Sem Terra e do funcionalismo público
(com destaque para os Docentes das Universidades) na luta permanente contra as reformas
neoliberais (previdência, universitária, sindical e trabalhista, etc.); a luta contra a Área de
Livre Comércio das Américas (ALCA) que na 4ª Cúpula das Américas em Mar Del Plata na
Argentina recebeu manifestações de repúdio em todo o continente. Foram significativas
ainda as manifestações de repúdio em todos os países visitados pelo presidente dos EUA
George W.Bush, numa clara reação ao imperialismo estadunidense. (Durans, 2008)
Inicialmente entendemos que estes movimentos são uma reação aos ataques do
capital às conquistas sociais, que manifestam uma reação dos povos ao aprofundamento da
condição de pauperização absoluta em todo o planeta e uma resposta à falência dos planos
neoliberais. Em segundo lugar, não são movimentos uniformes, homogêneos. São
movimentos que lutam por questões específicas de seus países (lutas econômicas de
reação a perdas) e questões internacionais como guerras, globalização, com a participação
ampla de setores médios, de juventude, entre outros, portanto, expressando um progresso
na mentalidade antiimperialista sem, contudo, apontar para a superação da ordem do
capital, embora alguns sejam de caráter anticapitalista.
Este processo significa um grande avanço, apesar de ainda ser desigual e
contraditório, mas já aponta um início de superação da confusão ideológica que abateu o
movimento de massas pós-queda do muro de Berlim.
3 Nos referimos aqui aos processos ocorridos na América Latina nos quais a população realizou
mobilizações de rua provocando a queda de presidentes, clamando por uma nova realidade, em reação ao aprofundamento da miséria instalada no continente em decorrência da aplicação dos programas de ajustes estruturais. Estes processos, Arcary (2004, p.28) qualificou como revoluções políticas citando como por exemplo: o Equador, Venezuela, Argentina e Bolívia.
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Do ponto de vista de classe, vale dizer que a reorganização atual não conta com
a expressiva participação ou mesmo protagonismo da classe operária fabril tradicional. Isto,
porém, não nos credencia a questionar o papel estratégico do operariado nas
transformações sociais necessárias. Mas, indica que é preciso compreender que, após um
longo período de ataques dirigidos contra esta classe, tanto no plano objetivo quanto
subjetivo, que desmobilizaram e desmoralizaram as organizações dos trabalhadores,
principalmente os sindicatos, estes se encontram recuados, mas já apontam para processos
de reorganização. (Durans, 2008)
Mais recentemente, o mundo assistiu ao anúncio da explosão de uma crise no
coração do sistema, nos EUA, que teve como expressão fenomênica a crise financeira. Pelo
caráter da crise, que caracterizamos como crise de superprodução, determinada pela queda
da taxa de lucro, pela sua profundidade e extensão, terá impactos em todos os países,
exigindo uma redefinição das estratégias de acumulação, em face à falência do modelo
neoliberal. Qual será a posição que assumirão os países amazônicos nesse processo?
3 CONSIDERAÇÕES FINAIS
Na época atual vive-se o aprofundamento dos traços mais destrutivos do sistema
capitalista: destruição das forças produtivas em âmbito global, interdependência das
economias, predomínio dos monopólios comandados pelo sistema financeiro,
superexploração do trabalho, ampliação do desemprego, intensificação dos ataques aos
direitos e conquistas históricas. Os capitalistas diante da crise atual, buscam implementar
alternativas para a retomada do ciclo da acumulação que reafirmam as soluções clássicas:
redução do salário médio, barateamento das comodities, aceleração da substituição
tecnológica, blindagem do capital financeiro, expansão do capitalismo até a última fronteira,
com deslocalização industrial.
Nesse último aspecto, inferimos que aos países amazônicos é reservado um
papel de destaque como expansão de mercado, de disputa pela riqueza natural, pela força
de trabalho disponível. Como se comportarão os governos ditos de centro-esquerda a
exemplo de: Rafael Correa (Equador), Hugo Chavez (Venezuela), Evo Morales (Bolívia),
Tabaré Vasquez (Uruguai), Fernando Lugo (Paraguai), Lula (Brasil); que surgiram na
América Latina nos anos 1990 como alternativa aos governos neoliberais? Os
movimentos organizados dos setores populares, dos povos originários, do conjunto dos
trabalhadores serão capazes de atingir um nível de mobilização e organização, capazes de
reverter as condições históricas de subalternidade, dependência e miséria dos países,
capaz de por em pauta a necessidade de construção de estratégias políticas que apontem
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para uma sociabilidade que busque reconstruir a harmonia dos seres humanos com a
natureza, e caminhe para a emancipação e liberdade humanas?
REFERÊNCIAS
ANTUNES, Ricardo. A nova morfologia do trabalho e o desenho multifacetado das ações coletivas. Cadernos ANDES, Brasília, n. 21, p. 8 – 16, nov. 2005. ARCARY, Valério. As esquinas perigosas da história: situações revolucionárias em perspectiva marxista. São Paulo: Xamã, 2004. DURANS, Cláudia Alves. Limites do sindicalismo e a reorganização da luta social: uma análise a partir das experiências dos metalúrgicos e ferroviários maranhenses. São Luís-MA: EDUFMA, 2008. HARVEY, David. Condição pós-moderna. São Paulo: Loyola, 1992. LENINE, V.I. Obras escolhidas. Tomo I. Lisboa: Edições Avante!. 1977. MANDEL, Ernest. A formação do pensamento econômico de Karl Marx. Rio de Janeiro: Zahar. 1980. WELMOVICK, José. Situação mundial: o cabo de guerra se tensiona.. In: Marxismo Vivo. Revista de Teoria e política Internacional, n. 5, 2002.
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A QUESTÃO REGIONAL AMAZÔNICA E OS DESAFIOS DA FORMAÇÃO PROFISSIONAL EM SERVIÇO SOCIAL: elementos de problematização.
Cristiana Costa Lima ∗
RESUMO
A questão regional na região amazônica e implicações na formação do Assistente Social. Analisa as contribuições de autores de perspectiva marxista que abordaram a temática da questão regional, a exemplo de Lênin, Trotsky, Gramsci, Florestan Fernandes e Francisco de Oliveira. Busca, a partir desses autores, compreender a especificidade da questão regional amazônica. Faz a inter-relação entre essa temática e a formação do profissional de Serviço Social, apontando elementos para o debate. Palavras-Chave: Questão regional. Região Amazônica. Formação profissional do Assistente Social
ABSTRACT
The regional issue in the Amazon region and implications for the Social Service's formation. Examines the contributions of authors from Marxist perspective that addressed the question of regional issue, like Lenin, Trotsky, Gramsci, Florestan Fernandes and Francisco de Oliveira. Search, from these authors, understanding the specificity of the Amazon regional issue. Makes the inter-relationship between this topic and the training of professional Social Services, pointing to the items discussed.
Keywords: Regional issue. Amazon region. Training of the SocialService.
1 INTRODUÇÃO
Nesta reflexão, buscamos apontar elementos para o debate acerca da “questão
regional amazônica” em articulação específica com “a formação profissional do assistente
social”. Para tanto, optamos por construir um movimento analítico em que, necessariamente,
devêssemos investigar as bases teóricas pelas quais se configurou o conceito de questão
regional.
∗
Assistente Social. Doutoranda do Programa de Pós-Graduação em Políticas Públicas da Universidade Federal do Maranhão (PPGPP-UFMA), vinculada ao Grupo de Estudos, Pesquisa e Debate em Serviço Social e Movimento Social (GSERMS).
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A escolha da reconstituição teórico do conceito feita neste texto recaiu sobre a
tradição marxista. Isto porque nos alinhamos à interpretação consolidada pela pesquisa
marxiana de que “A história de toda a sociedade até hoje tem sido a história das lutas de
classe”. Essa síntese continua atualíssima, a nosso ver. Bem como a pesquisa sobre a
questão amazônica somente tem avanço se perfilada nesta perspectiva analítica.
Pois, é evidente o movimento do sistema do capital sobre a Amazônia. O que nos falta é
aprofundar a sistematização das pesquisas em andamento no que toca à região.
Assim, nesse recorte realizado, fizemos um breve resgate de como a questão
regional aparece no pensamento marxista, especialmente nas contribuições de Vladimir
Lênin (1870-1924), Leon Trotski (1879-1940), no âmbito de seus debates sobre as
estratégias da Revolução Russa e do Partido Bolchevique, sobre o conseqüente estágio do
desenvolvimento capitalista identificado cuja lógica estava desnundada pela pesquisa de
Marx e Engels: do desenvolvimento desigual (Lênin) ao desenvolvimento desigual e
combinado (Trotski). Trazemos ainda a contribuição de Antonio Gramsci (1891-1937) – para
além do econômico-espacial, a questão regional embute a luta das classes pela hegemonia.
A eles, acrescentamos a reflexão de dois importantes pensadores marxistas
brasileiros: Florestan Fernandes e Francisco de Oliveira. Ambos fazendo a ligação com a
questão latino-americana na lógica de desenvolvimento do capital internacional: o
subdesenvolvimento econômico resulta da maneira como as classes se organizam e
cooperam ou lutam entre si para preservar, fortalecer e aperfeiçoar, ou extinguir, o regime
de produção econômica capitalista (FERNANDES, 1975). Ou seja, a região é o espaço onde
se imbricam dialeticamente uma forma especial de reprodução do capital; uma forma
especial de luta de classes, onde o econômico e o político se fusionam (OLIVEIRA, 1981).
A questão regional amazônica, numa análise crítica, está inserida nesse debate,
nesse contexto de (re)conhecimento das classes em disputa na região.
A formação do assistente social ante essa problemática, portanto, não pode
estar desconectada dessa análise. Do contrário, sua atuação profissional, à luz do
Movimento de Reconceituração da profissão, torna-se descolada de uma efetiva prática
profissional que se propõe a contribuir com o projeto de emancipação das classes
subalternas.
Portanto, um dos desafios para a formação profissional do Serviço Social na
região amazônica é sistematizar, organizar, refletir e identificar parâmetros curriculares
correlacionados à atividade profissional do assistente social ante a problemática ambiental,
e suas políticas públicas específicas e necessárias, trazidas à tona pela região.
Para tanto, há de se considerar as atuais alterações da questão social na
América Latina, nos padrões da intervenção pública e no trabalho dos assistentes sociais,
que se manifestam mediante a reconfiguração dos espaços de intervenção profissional e
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alterações atinentes às demandas da força de trabalho, funções, competências e
habilidades desses profissionais. Bem como também é imprescindível o reconhecimento das
peculiaridades da realidade da região amazônica a fim de nortear a formação desse
profissional.
Nessa perspectiva, reafirmamos, torna-se fundamental a compreensão da
questão regional amazônica, considerada indispensável para o entendimento da questão
social na região.
2 O CONCEITO DE QUESTÃO REGIONAL: a contribuição dos marxistas
O estudo da teoria neoclássica nos mostra que as diferenças sócio-espaciais
não são tratadas como problema. Para essa corrente, os desequilíbrios espaciais são
resolvidos pelo próprio mercado, que possui uma lógica autônoma e que prevalece sobre as
demais.
Assim, a questão regional é entendida a partir da ideia de que o
desenvolvimento é equilibrado. Ou seja, o fato das atividades econômicas se distribuírem
espacialmente de forma desigual é uma contingência, pois os efeitos do crescimento logo se
fazem sentir não apenas setorialmente, como também espacialmente. Diante desse
contexto, haveria uma tendência à redução “natural” das desigualdades.
Contrapondo-se a essa concepção, a tradição marxista analisa a questão
regional como algo intrínseco ao processo de desenvolvimento do capital.
Apesar de Marx não ter essa problemática como ponto central em sua obra,
pode-se encontrar, no entanto, em alguns de seus escritos, pistas interessantes sobre a
maneira pela qual uma forma de produção dominante exerce a sua hegemonia sobre as
outras.
É o caso, notadamente, deste trecho na “Introdução à Crítica da Economia
Política” (1857), onde Marx demarca que: “Em todas as formas de sociedade, é uma
produção específica que determina todas as outras, são as relações engendradas por
ela que atribuem a todas as outras o seu lugar e a sua importância” (grifo nosso). Essa
formulação ajuda a compreender o tipo de dominação que o capital exerce sobre as
sociedades.
É sob essa pista que Lênin, quase três décadas depois, aprofunda a
problemática em sua “O Imperialismo, fase superior do capitalismo” (1916). O conceito de
desenvolvimento desigual, por ele trabalhado, aparece como a principal descoberta do autor
no campo econômico. O capitalismo, em um mesmo momento histórico, apresenta etapas
diferenciadas que são inerentes à forma como as diversas economias mundiais participam
do mercado.
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Nessa obra, Lênin apresenta um quadro analítico sobre a economia capitalista
mundial da época, analisando as origens e o desenvolvimento do monopólio, do capital
financeiro, do novo colonialismo e a necessidade do capital em partilhar o mundo. Ele
desnuda a verdadeira essência da I Guerra Mundial, ou seja, o fato de ser uma guerra
imperialista. Nesses termos, afirma que o desenvolvimento desigual, por saltos, das
diferentes empresas e ramos da indústria e dos diferentes países, é inevitável sob o
capitalismo. (LÊNIN, 1979, p. 621)
Explica, assim, o aparecimento de uma nova divisão social do trabalho com uma
ampla influência de países desenvolvidos imperialistas sobre economias semicoloniais e
coloniais. Ou seja, uma divisão do mundo regida pelos interesses de acumulação das
grandes potências.
Perspectiva que Leon Trotski (1978) retoma, mas acrescenta um elemento
peculiar em sua reflexão: o desenvolvimento é desigual, mas também combinado. Há uma
comunhão de interesses entre os países desenvolvidos – detentores do conhecimento
técnico e científico – e os países subdesenvolvidos. O desenvolvimento do capitalismo se dá
de forma diferenciada, combinando características atrasadas e avançadas, evidencia
Trotsky. Ele reafirma a importância das dimensões econômica e tecnológica, mas destaca
as dimensões culturais e políticas na explicação do desenvolvimento desigual e combinado.
Trotsky adverte para o fato de que o capitalismo fez do mundo inteiro um só
organismo econômico e político, ligando todos os países entre si pelo seu modo de
produção e seu comércio. A existência de regiões desenvolvidas industrialmente convivendo
com regiões de agricultura primitiva é absolutamente explicável a partir da lógica de
acumulação do capital. Esses diferentes estágios possuem uma coexistência que se
combinam e amalgamam. Esse é o acréscimo trazido por Trotski à reflexão de Marx, já aqui
referida, e que delimita uma característica fundamental à questão regional: a coexistência
perfeitamente compatível, numa mesma sociedade, de espaços de alto desenvolvimento
industrial com espaços de amplo atraso econômico.
Outro pensador marxista que enfrenta a questão regional é Antonio Gramsci.
Sua reflexão advém de sua análise acerca do desenvolvimento desigual entre as regiões do
sul e do norte da Itália. Para Gramsci, as diferenças regionais italianas exprimiriam a forma
como o capital articula os diferentes modos de produção no interior de um mesmo território e
determina as alianças entre as respectivas classes hegemônicas desse território, tanto no
espaço nacional (a burguesia industrial do norte) quanto no regional (os grandes
proprietários de terra do sul). As diferenças espaciais dentro de uma mesma região são
conseqüência das lutas das classes que disputam a hegemonia do desenvolvimento
capitalista no âmbito nacional.
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Com Gramsci, a questão regional ganha um sentido para além do econômico e o
espacial, sem, contudo, desconsiderá-los. Trata-se de evidenciar as relações políticas entre
as classes e nas formas que assume o processo de modernização burguesa.
As análises desses autores marxistas continuam bastante atuais posto que as
bases de sustentação de seus argumentos continuam as mesmas, a sociedade capitalista.
É sobre essa organização da produção que devemos nos debruçar para compreender
temáticas dela decorrentes, a exemplo da questão regional.
2.1 A questão regional e os autores marxistas brasileiros – Florestan Fernandes e
Francisco de Oliveira
Especialmente à temática, dois outros marxistas deixam contribuição significativa
para a abordagem da questão regional: Florestan Fernandes e Francisco de Oliveira.
Com Florestan Fernandes temos estabelecida a inter-relação do conceito até
aqui explanado com a América Latina, onde se situa a região amazônica. Em “Capitalismo
dependente e classes sociais na América Latina” (1975), o autor problematiza a América
Latina e o subdesenvolvimento em termos de capitalismo dependente.
Ele nega as “explicações” correntes, como a do subdesenvolvimento enquanto
atraso, ou como se elas fossem em si mesmas explicativas. Nega, também, as propostas
decorrentes destas supostas “explicações”, como a da superação do subdesenvolvimento
através da aceleração do crescimento econômico. Florestan afirma que não é intrínseco ao
capitalismo um único padrão de desenvolvimento, de caráter universal e invariável. Portanto,
podem existir vários tipos de capitalismo. (FERNANDES, 2006, p. 261)
De acordo com Florestan, a explicação do subdesenvolvimento econômico deve
ser buscada na maneira como as classes se organizam e cooperam ou lutam entre si para
preservar, fortalecer e aperfeiçoar, ou extinguir, o regime de produção econômica capitalista.
(FERNANDES, 1981, p. 27-28). Dessa forma, as classes e suas relações desempenham um
papel central no processo de constituição das sociedades. Diante disso, o autor não entende
a dependência apenas como um fator externo. Para ele o capitalismo tem sua própria lógica
econômica que vai, dialeticamente, dos centros hegemônicos para os países periféricos e
da periferia para os centros hegemônicos.
O entendimento de Florestan Fernandes com relação à questão do
desenvolvimento desigual entre regiões não pode ser limitada a uma relação entre nações,
e nem tão pouco à relação entre burguesias de países periféricos com burguesias de países
centrais. A questão regional é entendida como dominação externa e interna que se expressa
sobre o trabalho e o conjunto da população.
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Desse modo, nas suas análises sobre capitalismo dependente, Florestan afirma
que a acumulação de capital institucionaliza-se para promover a expansão concomitante
dos núcleos hegemônicos externos e internos (ou seja, as economias centrais e os setores
sociais dominantes). Diz o autor:
Em termos abstratos, as aparências são de que estes setores sofrem a espoliação que se monta de fora para dentro, vendo-se compelidos a dividir o excedente econômico com os agentes que operam a partir das economias centrais. De fato, a economia capitalista dependente está sujeita, como um todo, a uma depleção permanente de suas riquezas (existentes ou potencialmente acumuláveis), o que exclui a monopolização do excedente econômico por seus agentes privilegiados. Na realidade, porém, a depleção de riquezas se processa à custa dos setores assalariados e destituídos da população, submetidos a mecanismos permanentes de sobre-apropriação e sobre-expropriação capitalistas” (FERNANDES, 1975, p.45).
Sobre-apropriação capitalista e dependência constituem a base de sustentação
desse processo. Nesse contexto, destaca-se, de um lado, o papel da burguesia local nesse
processo, ainda que de forma subordinada; de outro, a forma em que a luta de classes vai
se constituído internamente, caracterizada, sobretudo, pela exploração do trabalho e da
população.
Há, portanto, um processo de direção, controle, apropriação e expropriação
econômica das economias dependentes pelas economias hegemônicas. As classes de
dominação interna super exploram e, conseqüentemente, super dominam a massa da
população para garantir seus privilégios e a partilha do excedente econômico com as
burguesias externas.
Em síntese, o capitalismo dependente analisado por Florestan Fernandes se
concretiza através de sobre expropriação e de autocracia, caracterizando o que o autor
denomina capitalismo selvagem. Conjuga crescimento econômico dependente com miséria
e exclusão despóticas, além da ausência de direitos fora dos setores sociais dominantes.
Um modelo de desenvolvimento pautado em benefício dos pólos dinâmicos da
expansão capitalista implica conseqüências negativas para os países periféricos, a exemplo
de uma sociedade extremamente desigual, com uma minoria social dominante que retém
para si todos os privilégios e que exclui a grande maioria de todos os direitos como se isso
fosse natural.
Por outro lado, Florestan Fernandes chama a atenção para o fato de que uma
burguesia, assim constituída, não tem forças para se contrapor às estruturas da
dependência dos países centrais. Por isso, diz o autor, ela não consegue assumir
localmente a revolução burguesa. Não lidera nem a revolução nacional nem a revolução
democrática.
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A esse respeito Fernandes afirma que sob essa modalidade predatória de
capitalismo selvagem, as classes sociais não podem preencher suas funções sociais
desintegradoras e nem suas funções sociais construtivas.
Nos países centrais, as classes sociais submetidas à expropriação e à
expoliação conquistaram o direito de serem ouvidas, de usar meios institucionais de protesto
ou de conflito e de manipular controles sociais reativos, mais ou menos eficazes, regulando
assim a sua participação social nos fluxos da renda e nas estruturas de poder
(FERNANDES, 1975, p. 42).
No caso dos países periféricos, as classes operaram unilateralmente, no sentido
de preservar e intensificar os privilégios de alguns e excluir os demais. Elas não atuaram no
sentido de buscar a sua autonomia. Ao contrário, contentaram-se em manter a acumulação
do capital, repartindo o excedente econômico com as burguesias hegemônicas. Como não
vão além disso, convertem-se em meios estruturais de perpetuação do capitalismo
selvagem e de preservação do status quo. (FERNANDES, 1975)
Para o autor, é o confronto entre as classes que leva o dinamismo do
capitalismo. O modelo autocrático-burguês de transformação capitalista, ao inibir esse
conflito e esse confronto acaba por anular as mudanças, mesmo as que são próprias do
desenvolvimento capitalista.
Assim, há, na transformação capitalista e na dominação burguesa ocorrida na
América Latina, uma dissociação entre desenvolvimento capitalista e democracia, que é
resultante da forma própria de acumulação de capital nos quadros do capitalismo periférico
e dependente.
O arremate ao fio condutor do movimento analítico estabelecido neste trabalho –
desenvolvimento e região – nos é fornecido por Francisco de Oliveira. Sintetiza com
precisão o sociólogo brasileiro:
A região deve ser entendida como o espaço onde se imbricam dialeticamente uma forma especial de reprodução do capital; uma forma especial de luta de classes, onde o econômico e o político se fusionam e assumem uma forma especial de aparecer no produto social e nos pressupostos de reprodução. Assim, existem “regiões” em determinado espaço nacional e essas diferenças de regiões são para o próprio proveito do capital (OLIVEIRA, 1981).
Francisco de Oliveira evidencia que as formas avançadas do capital tendem a
estender a sua hegemonia em escala nacional. As regiões tendem a desaparecer sob o
efeito da homogeneização das relações de produção. Essa dependência, no entanto, quase
nunca chega a materializar-se de forma completa e acabada pelo fato de o processo de
reprodução do capital ser, por definição, desigual e combinado.
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3 A QUESTÃO REGIONAL AMAZÔNICA
Nessa perspectiva, temos que a América Latina foi palco de macro-mudanças
espaciais processadas nos anos 1970, 1980 e 1990. Mudanças estas que seguiram
“dependentemente” as macro-mudanças processadas nos Estados Unidos nessas
décadas. Isto porque o sistema capitalista constantemente aprofunda e complexifica a
Divisão Social do Trabalho em todas as suas dimensões e em cada momento histórico ela
ganha nova significação.
Assim, a crise capitalista dos anos 1970 consubstanciada num amplo processo
de reestruturação do capital impôs às classes dominantes a construção de um novo
arcabouço político, social, espacial que implicou na instauração de novas formas de
exploração, produção, dominação e organização do trabalho.
A economia capitalista mundial deixa de ser uma economia internacional e passa
a ser transnacional no sentido de que atravessa as diferentes economias, prejudicando sua
coerência e autonomia, e ultrapassam-nas, ao procurarem emancipar-se dos limites do
Estado-nação, sem, no entanto conseguir totalmente. (BIHR, 1998, p. 109). É nesse sentido
que Alan Bihr afirma que há ao mesmo tempo uma homogeneização, fragmentação e uma
hierarquização do espaço mundial. Homogeneização que se dá através dos fluxos de
mercadorias, de capitais de mão-de-obra, de tecnologias de informação.
Esse processo de transnacionalização é caracterizado por:
a) internacionalização dos mercados, das importações/exportações e dos
investimentos;
b) internacionalização da produção pelas empresas multinacionais que se
deslocam para regiões de baixos salários;
c) pelo movimento de desaglomeração industrial que tende a expandir e
aprofundar a divisão do trabalho baseada na troca de matéria-prima e
produtos manufaturados;
d) pela busca de espaços que lhes dêem condições de competirem no mercado.
Diante disso fica claro que o movimento de acumulação do capital, em sua
dinâmica espacial, se processa de forma diversa, mutável, irregular e,
sobretudo, com alta seletividade. Existe, assim, a busca por espaços que
ofereçam uma maior capacidade de apropriação e acumulação de capital.
O capital estrangeiro, frente ao esgotamento das reservas naturais da Europa,
Estados Unidos e Japão, busca suprir suas necessidades de produtos naturais nos países
da América Latina.
Com isso, o capitalismo cria um “mosaico espacial” com poucas ilhas de
crescimento em meio à extensas áreas deprimidas. Formam-se ilhas de excelência,
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constituídas por enclaves, com abandono de imensas regiões não-importantes para o
capital, em todo o mundo (PACHECO, 1998). Vários motivos determinam essa mobilidade
da plantas industriais, cabe destacar algumas como: busca de recursos naturais; a ação do
Estado em termos de investimentos direto, incentivos regionais e setoriais, construção de
infra-estrutura; organização sindical etc.
E nesse contexto que a questão regional tendo como foco a região amazônica
deve ser entendida. Formada por nove países (Bolívia, Brasil, Peru, Equador, Colômbia,
Venezuela, Guiana, Guiana Francesa e Suriname), a Amazônia foi uma descoberta
espanhola e uma conquista portuguesa (PICOLI, 2006). Desde o seu processo de ocupação
a região oferece produtos naturais para satisfazer as necessidades do mercado mundial.
O processo de colonização, promovida pelo Estado na região, a partir da
segunda metade da década de 60 do século XX, no bojo do “modelo autocrático-burguês de
transformação capitalista” (FERNANDES, 2006), tinha por objetivo distribuir terras devolutas
ao capital ignorando a existência dos povos nativos. Para “povoar” a região, os grupos
capitalistas foram beneficiados pelo poder público com isenção de impostos, incentivos
fiscais, juros simbólicos. Foi nessa ótica que se efetivou a expansão capitalista na região
unindo capital e Estado.
Esse processo expulsou os povos da floresta de suas terras e promoveu a
expansão de grupos econômicos na região. O processo de colonização da Amazônia nas
últimas décadas foi realizado de forma extensiva, agressiva e repressiva, promovido pela
burguesia e dizimando grande quantidade de povos nativos.
No Brasil, por exemplo, a descoberta da Serra de Carajás com
aproximadamente 18 bilhões de toneladas de ferro (a maior do mundo), além de jazidas de
cobre, manganês, bauxita, níquel, cassiterita, ouro, cromo, níquel, carvão, ferro e nióbio,
propiciou a expansão capitalista na Amazônia, sob o argumento da sua industrialização para
ocupação e integração da região. Processo esse que foi se consolidando por meio da
expulsão dos trabalhadores do campo e uma agressiva devastação da natureza.
A internacionalização da exploração da região amazônica submete os países
que a compõe à lógica de desenvolvimento do capital aqui exposta. A privatização da
Companhia Vale do Rio, maior exportadora de minério de ferro do mundo – então estatal
brasileira –, representa a política deliberada do capital (em associação com a burguesia
nacional) de tomar para si, sem as rédeas do Estado Nacional, a total definição do processo
produtivo de extração dos recursos naturais da região. Que traz consigo uma completa
destruição da natureza e profundas conseqüências sociais na região. Os intensos conflitos
que levam à violência tanto sobre os indígenas quanto dos trabalhadores do campo
constituem exemplo da efervescente questão social em ebulição na Amazônia.
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O ponto de partida, portanto, para se fazer entender a questão regional na
Amazônia é o reconhecimento dessas profundas mudanças estruturais que ocorreram nas
últimas décadas do século XX. Mudanças essas determinadas pelo processo de expansão e
mundialização do capital.
Confrontá-la requer problematizar sua gênese de forma radical. Ou seja, ir à raiz
de suas determinações. Problematização essa que depende do correto debate no âmbito da
Academia e dos movimentos sociais, tendo a compreensão, como alerta István Mészáros
(2002, p. 94), de que nenhuma ‘questão única’ pode, realisticamente, ser considerada a
‘única questão’, pois:
Os movimentos de questão única, mesmo quando lutam por causas não-integráveis, podem ser derrotados e marginalizados um a um, porque não podem alegar estar representando uma alternativa coerente e abrangente à ordem dada como modo de controle sociometabólico e sistema de reprodução social (MÉSZÁROS, 2002, p. 96)
A questão regional amazônica, portanto, não é uma questão unicamente
ambiental. Esse é elemento central para o debate da formação profissional do Assistente
Social para a região.
4 A FORMAÇÃO PROFISSIONAL DO ASSISTENTE SOCIAL ANTE À QUESTÃO
REGIONAL AMAZÔNICA: indicações para o debate
O Serviço Social na América Latina surge e se institucionaliza sob o âmbito da
estratégia de controle do capital, mediatizado pela ação do Estado e da Igreja católica no
enfrentamento da questão social.
Impulsionado pela Igreja, o Serviço Social se expande com a função de garantir
o controle da sociedade a partir de suas ações de filantropia e de assistência como forma de
“conter” a pobreza e suas manifestações.
A partir da criação da primeira escola de Serviço Social, Escola Alejandro Del
Rio (Chile), em 1925, o Serviço Social se firma como profissão e como estratégia da
burguesia no enfrentamento à questão social. As determinações históricas, portanto, para o
surgimento e institucionalização do Serviço Social devem ser buscadas no bojo das relações
de produção da sociedade capitalista. O Serviço Social se expande pela América Latina nas
condições objetivas postas pelo capitalismo após a I Guerra Mundial, ao mesmo tempo em
que se defrontava com o surgimento do socialismo real no Leste europeu.
Esse é um período marcado pela ascensão do capitalismo monopolista, pelas
suas dinâmicas e contradições, que o faz permeável às demandas das classes subalternas,
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a fim de minimizar as seqüelas da questão social, objeto de uma intervenção contínua do
Estado. (NETO, 1996)
Diante desse quadro, já não bastava apenas uma intervenção assistencialista da
ação da igreja frente às lutas sociais. Se em um primeiro momento a igreja tem um papel
fundamental no processo de formação profissional dos assistentes sociais, é a partir da crise
de 1929, pautados na necessidade de reestruturação do capital, que se implementa nos
países latinos, políticas populistas de intervenção.
Ao mesmo tempo, a disputa imperialista, sob o domínio norte-americano pós II
Guerra Mundial, colocou a Organização das Nações Unidas (ONU) e a Organização dos
Estados Americanos (OEA) a exercerem forte influência na formação profissional dos
assistentes sociais. Consolida-se, assim, o serviço social tradicional, bem como os
processos de modernização conservadora da profissão pautado na formação profissional
voltada para as disfunções dos indivíduos e/ou da sociedade numa concepção de
integração social. Esse é um período marcado pelo acelerado crescimento econômico e
desenvolvimento industrial na América Latina sob o domínio da ideologia
desenvolvimentista.
A partir da década de 1950 e início dos anos 1960, o Serviço Social inicia um
movimento de rompimento com suas bases tradicionais em toda a América Latina,
oxigenado pelos movimentos progressistas e revolucionários emergentes na região e
também os de resistência às ditaduras militares instaladas nesse período em diversos
países do continente, como: na Argentina, ditadura militar de 1966 a 1983 (com Rafael
Videla – 1976 a 1981 – e Leopoldo Galtieri – 1981 a 1982); no Paraguai, ditadura militar de
Alfredo Stroessner (1954-1989); e no Brasil (1964-1985).
A partir desse período, com especial fortalecimento nos anos 1970, o Serviço
Social avança na construção de um projeto alternativo que vincule a prática profissional, em
suas diferentes formas de expressão, ao processo revolucionário histórico das classes
sociais que lutavam pela construção de uma nova sociedade alternativa ao capitalismo.
(LOPES, 2001).
O chamado Movimento de Reconceituação da profissão é fruto desse
movimento contraditório impulsionado pelas lutas políticas travadas na sociedade. Assim,
conforme Lopes (2001), o Movimento de Reconceituação deve ser entendido no interior das
relações do capitalismo dependente e periférico na América Latina. É produto da crítica, da
insatisfação e da contestação à prática profissional desenvolvida no marco do Serviço Social
tradicional, vinculado à velha condição de dominação que a maioria da população estava
submetida.
No Brasil, o III Congresso Brasileiro de Assistentes Sociais, realizado em 1979, o
“Congresso da Virada”, é o marco histórico deste processo. Também se destacam: (1) a
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construção de um novo currículo mínimo de Serviço Social que atendesse às novas
exigências da prática profissional; (2) um novo código de ética profissional; e (3) uma lei de
regulamentação da profissão.
A partir da últimas décadas do século XX, o Serviço Social tem sofrido profundas
transformações em todo o continente nos marcos das respostas dadas pelo neoliberalismo
frente à crise capitalista a partir da década de 1970. No que diz respeito à política de
formação profissional proposta pelo ajuste neoliberal, o que se percebe é um controle sobre
os processos de formação acadêmica a partir de um padrão profissional voltado para
exigências imediatas do mercado.
A proposta dos organismos internacionais (FMI e Banco Mundial) para os países
dependentes afirma a necessidade de uma formação por competência, pragmática, flexível,
polivalente, em detrimento de uma formação profissional crítica inseridas nas lutas
cotidianas das classes trabalhadores e com horizontes societal claramente definido. Na
contramão desse processo, o movimento de resistência do Serviço Social tem afirmado e
mantido seu compromisso com a luta emancipatória da sociedade, mesmo com a presença
de correntes conservadores presentes hoje na sociedade.
A proposta de formação profissional hoje encampada pelas entidades do Serviço
Social prima por um perfil profissional capacitado teórico, técnico e políticamente para
analisar o movimento histórico da sociedade, apreendendo as determinações do
capitalismo, bem como formuladores de propostas de enfrentamento das manifestações da
questão social em respostas as demandas das classes sociais.
Diante disso, os pressupostos básicos da formação profissional devem
estabelecer uma relação estreita com a questão social, base de fundação sócio-histórica da
profissão e constitutivo da relação profissão-realidade. Ou seja, a questão social deve ser
entendida como o eixo fundamental do Serviço Social e, portanto, o eixo ordenador da
estrutura curricular das unidades de ensino do Serviço Social em toda a América Latina.
Isto rebate, por conseguinte, também na abordagem da questão regional
amazônica. Como alertamos anteriormente, cabe ao profissional do Serviço Social contribuir
para que a questão amazônica não se configure numa questão única. Reafirmamos: a
questão regional amazônica não é uma questão unicamente ambiental.
A estrutura curricular do ensino do Serviço Social deve incorporar esse debate,
sobretudo entre as escolas presentes nos nove países da região amazônica, mas não só.
Pois o debate não é, a nosso ver, dos assistentes sociais da região amazônica. Mas da
categoria (como um todo) dos assistentes sociais ante a questão amazônica.
Nesses termos, vale ressaltar a reflexão de Mészáros, quando alerta:
O denominador comum ou o núcleo estratégico de todos esses grupos [contrários ao capital] não pode ser o ‘trabalho industrial’, tenha ele
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colarinho branco ou azul, mas o trabalho como antagonista estrutural do capital. Isto é o que combina objetivamente os interesses variados e historicamente produzidos da grande multiplicidade de grupos sociais que estão do lado emancipador da linha divisória das classes no interesse comum da alternativa hegemônica do trabalho à ordem social do capital (MÉSZÁROS, 2004, p. 51)
O Assistente Social deve reafirmar cotidianamente seu compromisso com o
projeto político emancipatório da humanidade declarado no III Congresso Brasileiro de
Assistentes Sociais (1979), tendo claro que é essa posição assumida profissional, ética e
politicamente que insere seu trabalho como antagonista estrutural do capital.
5 CONSIDERAÇÕES FINAIS
Os desafios apontados aqui são elementos que vislumbramos com pertinentes
ao debate. É evidente que nos deve ter escapado outros. Por isso a perspectiva desta
contribuição nesta mesa coordenada é de abrir caminhos ao debate no que toca em
específico a formação profissional do Assistente Social.
Nesse horizonte, parece-nos clara que a opção teórico-metodológica traçada dá
conta da análise requerida para a pesquisa do tema em pauta. Contudo, há a necessidade
de aprofundar a investigação com o intuito de captar as múltiplas determinações dessa
totalidade histórica.
Para isso, é necessário uma ampla pesquisa dos currículos mínimos das escolas
de ensino da região, a fim de avaliar até que ponto esse debate está ou não ausente na
formação profissional.
È preciso também identificar o que tem representado, quais os impactos das
políticas específicas para a região, a ação de governos de posição claramente anti-
imperialistas, como os de Hugo Chavez (Venezuela), Rafael Correa (Equador), Evo Morales
(Bolívia) – declaradamente socialistas e herdeiros da experiência cubana – e, em grau
diverso, o de Luís Inácio Lula da Silva (Brasil), que buscam elevar a questão regional
amazônica a um plano mundial de articulação de forças regionais.
E, por fim, confrontar esses resultados com a formação profissional do
Assistente Social no Brasil, pelo menos no que declaram suas organizações profissionais, a
exemplo de Conselho Federal, Conselhos Regionais dos Estados da região amazônica e
Associação Brasileira de Ensino e Pesquisa em Serviço Social (ABEPSS), a fim de
identificar até que ponto essa expressão da questão social vem sendo enfrentada pela
categoria.
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