Vida del Papa Pío XII HATCH

8/21/2019 Vida del Papa Pío XII HATCH

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(Contraportada)

Ninguna figura universal de nuestros días tiene elrespeto y la admiración de las gentes de todas las creencias

y posiciones sociales que Eugenio Pacelli, Papa Pío XII,felizmente reinante. En pocos momentos de la istoria lavida !a"r# sido m#s tur"ulenta, de mayor agitación quedurarte el pontificado de Pío XII. $ m#s del cam"io de faz política del mundo, a consecuencia de la %egunda &uerra'undial, de la ascensión y caída del fascismo, de la ame(naza comunista, de los cam"ios de la geografía política ydel modo de vida, el tiempo !a traído variaciones

sustanciales en lo científico y sociológico. En medio de tandesasosegada e"ullición se alza la serena y augusta personadel Pontífice, pastor de paz, altísima mentalidad,temperamento místico, personalidad de e)cepción paracatólicos o no católicos, como lo prue"a el respeto delmundo actual al sucesor de Pedro.

%eamus *als!e y $lden atc!, autores de +orona de&loria, !an logrado, tal vez, la "iografía m#s completa,

ordenada y asequi"le al lector medio, de cuantas se !anescrito so"re el omano Pontífice. an sa"ido insuflar aldato fidedigno y erudito un soplo de gran relato, sin perderse en rodeos o invenciones. -oda la vida de %u %an(tidad, desde su nacimiento romano !asta su recienteenfermedad, desfila por este li"ro con viveza y amenidad.Puede decirse que no !ay !om"re, piense como piense,cualquiera que sea su dedicación, a quien no importe

+N$ /E &I$.%eamus *als!e 1nacido en 2324, en /u"lín, Irlanda

1, católico, !a sido durante a5os profesor en la EscuelaInternacional de Nuestra %e5ora, en oma, y est# muyvinculado a los círculos vaticanos. $lden atc!, protestante, norteamericano nacido a finales del siglo XIX,es conocido "iógrafo de persona6es políticos de su país7Eisen!o8er, oosevelt, *ilson, +lara 9oot! uce,

etc:tera, etc. a cola"oración de tales autores da a esta o"rauna o"6etividad que magnifica la e)traordinaria figura!umana de Pío XII.

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$/EN $-+ y %E$';% *$%E

+N$ /E &I$VIDA DEL PAPA PÍO XII

$ /E

?EIPE XI'@NEA /E %$N/


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-ítulo original7

+*N ? &-E I?E ? PPE PI;% XII

Nihil obstat.

/. E'ENE&I/

. &NA$

'adrid, F de mayo de 23CF

Imprímase.

B;$N, "ispo $u). y


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RECONO CIMIENTO

El profesor Seamus Walshe reali! sus in"esti#a$iones para estelibro en las fuentes "ati$anas aut%nti$as, $on la #rata $oopera$i!n demu$hos fun$ionarios de la Santa Sede. Sin embar#o, deseo re$ono$er

p&bli$amente la $olabora$i!n inestimable del 'adre ran$is . Thornton * de red +erner. Tambi%n, para re"isar * a$larar el manus$rito, heutiliado los si#uientes libros- El Papado, de ohn M$+ni#ht/ El


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Cuando est3bamos terminando la impresi!n de +orona de &loria.


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L N / I + E

+$PL-;

I....................................................................................................................3Ma"emus papam .......................................................................................................3

+$PL-; II.................................................................................................................24;n !i6o de oma..........................................................................................................24

+$PL-; III................................................................................................................DC%e forma una inteligencia............................................................................................DC

+$PL-; I


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+$PL-; X


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>sí, al apare$er el 'astor soberano, re$ibir%is la $oronainmar$esible de la #loria.

%an Pedro, I, C. K.

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+apítulo I

M$9E';% P$P$' 2

a alta y asc:tica figura vestida de carmesí cruzó lentamente laoscura estancia del tercer piso del


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-ras lo cual Eugenio Pacelli se levantó otra vez y salió lentamente dela estancia.

a en los largos corredores del


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+omo de"ían estar totalmente li"res de ruidos e influencias e)ternas,las grandes ventanas en lo alto de los muros fueron pintadas de "lanco ycu"iertas de lonas que envolvían el interior en una nie"la gris crepuscular.as amplias escaleras que partían de las macizas puertas de "ronce de la

sala del +onclave fueron tapiadas, de6ando sólo un peque5o portilloa"ierto, ante el que !acía guardia, para evitar cualquier entrada o salida ile(gal, el Príncipe +!igi, &o"ernador del +onclave.

-odo esta"a dispuesto para la ceremonia inaugural del 2 de marzo.$quella ma5ana los +ardenales asistieron a una 'isa del Espíritu %anto,cele"rada en la 9asílica de %an Pedro. Eugenio Pacelli implorófervientemente al /ador de la %a"iduría que guiase a sus !ermanos y a :len la elección. %u rostro delgado y aristocr#tico esta"a p#lido y tenso

cuando se dirigió con los dem#s a ocupar su lugar en las celdas reci:nconstruidas. +uando cada uno llega"a a la que le !a"ía sido destinada,entra"a en ella. Pacelli vio su nom"re escrito so"re el nRmero 2G, y entrótam"i:n para rezar y meditar !asta la !ora de la ceremonia inaugural.

Por la tarde el +ardenal Pacelli se unió a la procesión que partió !aciala +apilla %i)tina.


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$l fondo de la +apilla se !a"ía colocado una estufa de !ierro, cuyac!imenea salía al e)terior por una ventana. $l día siguiente, sesenta mil pares de o6os contemplarían an!elantes el final del ca5ón, esperando lase5al de que se !a"ía elegido un nuevo Papa.

El corte6o de los +ardenales, avanzando so"re el suelo de mosaico,con el leve rumor de sus pies calzados con pantuflas, se acercó almaravilloso altar incrustado de n#car, en el que solamente puede oficiar elPapa. $nte :l, Eugenio Pacelli se arrodilló y formuló con grave lentitud el 6uramento sagrado de votar li"re y deli"eradamente, sin de6arse influir por razones políticas u otras consideraciones mundanas.

;no por uno, los restantes miem"ros del +olegio +ardenaliciorepitieron el solemne 6uramento. $ continuación, los familiares de los

+ardenales, el &o"ernador del +onclave, los 'ariscales y todos losau)iliares y servidores 6uraron o"servar las reglas de la +onstitución$postólica que rige el +onclave.

El +ardenal Pacelli aRn tenía un de"er que cumplir7 inspeccionar lasala de los conclavistas y el espacio reservado, para asegurarse de que no!a"ía intrusos y de que esta"an aislados totalmente del mundo. 'ientrasrecorría los amplios corredores pudo oír el tintineo de las campanas y elgrito de los u6ieres7 AEBeant omnes. El +onclave !a"ía comenzado y

ninguna persona e)tra5a podía permanecer en el recinto secreto.El día siguiente, D de marzo de 23G3, Pacelli cumplía sesenta y tres

a5os. /esde primera !ora de la ma5ana toda oma se dirigió a la plaza de%an Pedro. &randes se5orasQ botones que olvida"an sus recadosQseminaristas, cuyos "alandranes de diferentes colores indica"an susnacionalidadesQ inquietos colegiales y c!icas reposadasQ vie6os y vie6as que!a"ían acudido ya otras veces con el mismo o"6eto, y miles de cl:rigos desotana negra forma"an la vasta muc!edum"re que afluía por la amplia


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siglos y siglos de un mundo !ostil por la curva del -í"er, !asta el angostod:dalo de calle6uelas oscurecido por los altos y som"ríos palacios de laoma renacentista e iluminado a!ora por el desacorde ne!nD, llega"an losm#s romanos de los romanos, cuyos antepasados vivieron en :l desde que

Pu"lio oracio defendió el puente de madera en el saliente recodo del río.$unque su car#cter era tan !eterog:neo como la estructura de su ciudad,los deseos de aquella muc!edum"re eran sorprendentemente un#nimes.-odos espera"an que aquel día, despu:s de muc!os siglos, !a"rían de ver un Papa romano, un !om"re que fuera, como ellos, un romano di Roma,.

/entro del


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'ientras los leían, el nom"re de Eugenio Pacelli se oyó con m#sfrecuencia que los dem#s. +uando se !izo el cómputo resultó que losescrutadores !a"ían leído las pala"ras MEugenio, +ardenal Pacelli treintay cinco veces. a"ía o"tenido m#s de la mitad de los votos en el primer

escrutinio, pero no los dos tercios necesarios para ser elegido.?uera, en la plaza, el pue"lo se movía, c!arla"a y mira"a a lasdescoloridas paredes del


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mente, pero se esforzó en desvanecerlos recordando que +risto !a"ía dic!ouna vez7 MNo me !a":is elegidoQ !e sido yo quien os !a elegido.

+uando cruzó el peque5o y cerrado patio de %an /#maso leyendo su "reviario, los miem"ros de la &uardia No"le advirtieron el e)tra5o aspecto

de su rostro y su paso vacilante. $lgunas veces levanta"a los o6os del li"ro!acia el cielo como diciendo7 M%e5or7 si. es posi"le, !az que pase de míeste c#liz.

legada la !ora de reanudar la votación, Eugenio Pacelli volvió !aciala +apilla con paso penoso. I"a tan a"sorto en sus pensamientos que, sinver donde pisa"a, tropezó y cayó so"re los pelda5os de m#rmol. $lgunos&uardias y +ardenales le ayudaron a levantarse. +o6eando un poco, ytem"loroso, llegó !asta su trono.

En el profundo silencio de la +apilla las plumas rasguearon de nuevoal empezar la tercera votación. as papeletas se volcaron so"re la mesaverde, y a!ora todas, con una sola e)cepción, contenían el mismo nom"re.os votos fueron un#nimes para Pacelli, salvo el suyo, que esta vez fue para el +ardenal &ranito di 9elmonte, /ecano del %acro +olegio. +uandolos escrutadores leyeron por Rltima vez su nom"re, los que estuvieron presentes dicen que el rostro de Pacelli parecía lleno de angustia.

;na vez verificado el cómputo de papeletas, el +ardenal(/i#conotocó una campana y a"rió la puerta de la +apilla. El %ecretario del+onclave entró acompa5ado por el 'aestro de +eremonias y el %acrist#ndel $$eptas ne ele$tionem

/urante un tremendo instante no !u"o respuesta. uego, en un d:"ilsusurro, el nuevo Papa contestó7

1 >$$eptoF$!ora cada +ardenal !izo descender su "aldaquinoQ todos los tronos

quedaron descu"iertos, menos el del +ardenal Pacelli, que conservó esesigno de so"eranía.

/e nuevo !a"ló el +ardenal m#s antiguo7

1 VUu: nom"re dese#is llevarW

Esta vez la respuesta se dio con voz m#s firme7

1Pío.-ras lo cual el Papa se puso en pie, y con grave dignidad se dirigió a

la sacristía. $llí se despo6ó de la pRrpura cardenalicia y se vistió la sotana2C


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papal de purísimo "lanco, color que nunca !a"ría de de6ar, ni siquieramuerto. egresó a la +apilla, y los +ardenales, que !asta momentos antes!a"ían sido sus iguales, se fueron arrodillando ante :l para "esar su mano ysu estrec!o pie en se5al de sumisión a su autoridad. -odo el tiempo que

duró el "esamanos los la"ios del Papa estuvieron en movimiento, y los+ardenales, arrodillados, le oyeron repetir sin cesar estas pala"ras7 Miserere mei.

El gentío en la plaza !a"ía aumentado !asta apretu6arse entre lascolumnas del peristilo circular, api5arse alrededor del o"elisco y a"arrotar las calles laterales !asta donde alcanza"a la vista. /e pronto adivinó lanoticia, como captada por una radio !umana supersensi"le. Incluso antesde que el !umo "lanco saliera de la c!imenea, el pue"lo supo que !a"ía

sido elegido un nuevo Papa, y por esa misma misteriosa comunicacióntelep#tica, un nom"re "rotó a la vez en diez mil la"ios7

1OPacelli... OPacelli... OPacelli... OPacelli

a nu"ecilla de !umo "lanco confirmó lo que ya se sa"ía. a masa!umana encaramada en el o"elisco pareció ladearse, y sus o6os sevolvieron del ca5ón de la c!imenea a la gran galería "a6o la cRpula doradade %an Pedro. /e pronto, el silencio se rompió por el c#ntico7

1OEl Papa OEl Papa

El clamoreo incesante su"ía y "a6a"a de tono, !asta que se que"ró enmedio de un verso y se !izo un silencio asom"roso cuando dos figurasvestidas con el "rillante uniforme de la &uardia No"le aparecieron a trav:sde los "alcones al fondo de la galería. $vanzaron lentamente y colocaronso"re la "alaustrada de piedra una colgadura de damasco "lanco "ordadoen oro, que rieló como una tela de ara5a a la luz de la tarde.

os dos &uardias No"les se retiraron en silencio, y avanzó un

sacerdote que, reverentemente, llevó una cruz procesional a la izquierda dela colgadura. e siguió un +ardenal vestido de pRrpura, que se dirigió muydespacio !acia un micrófono oculto.

No se oía el menor rumor entre la ingente muc!edum"re. asta losc!iquillos, en pie o en "razos de sus padres, calla"an como invadidos por la inmensa tensión emocional.

a clara voz del +ardenal resonó a trav:s de la plaza, penetró en lascolumnatas y se difundió por el :ter !asta el Rltimo rincón de la -ierra.

2H


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1s anuncio una gran alegría 1di6o1. -enemos Papa. %uEminencia everendísima Eugenio Pacelli, que !a tomado el nom"re dePío XII.

u"o un instante de silencio que estalló en un trueno, cuando sesenta

mil gargantas rugieron7 1OPacelli

a multitud "ullía y se agita"a como la superficie de las aguas en unmaremoto.

omanos y forasteros, llevados por la corriente de 6R"ilo, se volvíanunos a otros y se a"raza"an, riendo y llorando a la vez, porque Pacelli eraPapa. Era uno de ellos. e conocían "ien. e !a"ían oído predicar. a"íanvisto su delgada figura andando por las calles. Era un romano nacido enoma.

El griterío se acalló de pronto, como una orquesta interrumpe lamRsica a una se5al de la "atuta de su director. ;na al"a figura vestida de "lanco apareció en un "alcón y se adelantó !asta la "alaustrada cu"ierta por la colgadura resplandeciente. de nuevo, como impelida por unase5al, una enorme e)plosión sonora, vi"rando por el ímpetu de loscorazones7

1 O


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+apítulo II

;N IB /E '$

ace casi ciento cuarenta a5os, 'arcantonio Pacelli leía una cartasentado en su despac!o. $l terminarla levantó los o6os tur"ados para

contemplar las ricas tierras que rodean la ciudad de nano. a campi5a see)tendía con sus campos de cereales, sus !ileras verde oscuras de vi5edosy el verde plateado de los olivares. $l mirarla, 'arcantonio murmuró7

1 V/e"o cam"iar por la ciudad esta !ermosa tierraW

a carta era imperiosa. Procedía de su tío, el +ardenal +aterini, y lesuplica"a 1me6or sería decir le ordena"a1 acudiese con toda urgencia aoma para ayudarle en grandes asuntos.

En 2423 Italia empeza"a a agitarse. /esde el !undimiento delImperio omano, trece siglos antes, la península !a"ía permanecidodesmem"rada, fragmentada en un grupo de peque5os Estados y reinos,enemigos casi siempre. $!ora los italianos empeza"an a tener concienciade su origen comRn y aspira"an a ser una nación.

En aquel tiempo Italia esta"a dividida en cuatro grandes Estados. Enel Norte, +erde5a 1go"ernada por los reyes de la +asa de %a"oya1 y el


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Papa como su so"erano temporal. $!ora que su go"ierno se veíaamenazado, tenían la o"ligación moral de acudir en su defensa.

$sí, pues, la pregunta que se !izo 'arcantonio fue puramenteformularia. %a"ía que tenía la o"ligación de a"andonar su amada tierra y

marc!ar a oma. &eogr#ficamente no esta"an muy distantes, pero encuanto a manera de vivir las separa"an dos mundos.

En oma, 'arcantonio estudió /erec!o +anónico "a6o la direcciónde su tío el +ardenal, no tardando muc!o en ser admitido a actuar en lostri"unales del


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?ilippo siguió la carrera de su padre y estudió eyes. En 24F0 era un!om"re imponente con unos enormes "igotes y un arco iris decondecoraciones que llevar en la solapa de su levita negra. %us o6ososcuros y penetrantes advertían inteligentemente que comenza"a para :l y

para todos los italianos una nueva era.Por primera vez desde el Imperio omano, Italia esta"a unida. +onun !ondo conocimiento del significado y las posi"ilidades de este !ec!o,?ilippo Pacelli se dedicó a la política nacional. %u padre nunca !a"íasalido de los círculos vaticanistas, pero ?ilippo, d#ndose cuenta de lanecesidad de un enlace entre la antigua Iglesia y el nuevo Estado, se movíaen el mundo político y social de oma. $l mismo tiempo e6ercía el/erec!o +anónico, y llegó a ser el decano de los a"ogados del


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alineación. a "arriada es una mara5a de calle6uelas, que en la :poca de laslluvias est#n tan sucias como una mendiga zarrapastrosa. a lluvia caeso"re los gastados gui6arros del pavimento, enc!arc#ndolo, y los vecinostienen que correr y refugiarse en los portales para esquivar a los automó(

viles y motos que avanzan sin precauciones por las calles sin aceras.

'as cuando "rilla el espl:ndido sol romano, la "arriada e)perimenta

un cam"io trascendental. as vie6as piedras toman el tono dorado y el "ru5ido del #m"ar, ti5:ndose del color del tiempo. as calles se llenan degentes que gritan, cantan y ríen, sin de6ar sitio a los coc!es. as a"uelas,sentadas a las puertas, c!ismorrean a grito pelado con las vecinas de laacera de enfrento.

En la planta "a6a de casi todas las casas e)iste una bara$$a o peque5oalmac:n, propiedad del 'ater familias, en el que tra"a6a la familia enteraQla generación m#s 6oven, como o"rerosQ la madre, como vendedora. %e

cierran !erm:ticamente por la noc!e con pesados postigos de !ierro, y ella"erinto de calle6as tortuosas queda silencioso, desierto y a oscuras, salvode vez en vez la fran6a de luz de una ta"erna.

a


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espaciosas, con tec!os altos e !istoriados. En la parte de atr#s se a"ríanaltas ventanas que da"an a un agrada"le patio lleno de ar"olitos y macizosde flores. $dosada a una esquina de la fac!ada !a"ía una fuente y so"reella un relieve de piedra representando la cara de un angelote gordinflón y

sonriente. -odo coronado por un #guila protectora. a continua corrientede agua clara de la fuente producía un ruido fresco y delicioso al caer so"re el tazón de piedra. os días de verano los transeRntes gusta"an deasomarse a fisgar a trav:s de la alta y arqueada entrada del palacio, entradaque se cerra"a por la noc!e con unas enormes puertas de madera.

El D de marzo de 24FH nació Eugenio Pacelli 1tercer !i6o delmatrimonio1 en aquella típica casa romana. -res días m#s tarde fue

"autizado en la peque5a y ovalada iglesia de %an +elso y %an Buli#n, a lavuelta de la esquina de la casa de los Pacelli. a familia y los amigosíntimos se reunieron en el Palazzo Pediconi para dirigirse en alegre

DD


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procesión !acia el templo. ?ilippo Pacelli, vistiendo una levita negraPríncipe $l"erto y reluciente de medallas, capitanea"a el corte6o con eltierno infante en los "razos. $ su lado i"a su "ella esposa. /etr#s, y muycerca, sus !i6os mayores, &iuseppina y ?rancesco, el Rltimo con su tra6e de

terciopelo negro y un cuello de enca6e "lanco. $ continuación todos losinvitados, llenos de algazara.

%ólo el ni5o no parecía de "uen !umor. %e sa"e de "uena tinta que "erreó en:rgicamente cuando su tío(a"uelo, el sacerdote &iuseppe Pacelli,le impuso los nom"res de Eugenio 'aría &iuseppe &iovanni.

%e conta"a en la familia Pacelli que uno de sus me6ores amigos faltóa la ceremonia. 'onse5or Baco"acci tuvo una ma5ana demasiado cargadade ocupaciones. +uando se vio li"re de ellas era demasiado tarde para el

"autizo, por lo que fue directamente al Palazzo Pediconi para felicitar a los padres y participar en la fiesta !ogare5a. os Pacelli no !a"ían regresado,y tuvo que esperarles al sol del mediodía, !asta que vio volver la esquina auna risue5a y alegre comitiva, todos vestidos con sus me6ores galas, los!om"res de levita negra, las mu6eres y las ni5as ataviadas de colorines.+orrió !acia ellos dando mil e)cusas por el retraso.

1-e !emos ec!ado de menos 1di6o ?ilippo alegremente1Q pero alfin nos !as llegado.

1VPuedo ver al ni5oW 1 preguntó 'onse5or Baco"acci.Pacelli se lo puso en los "razos. +on gran delicadeza apartó el velo de

enca6e que cu"ría su carita y miró con fi6eza los o6illos entornados y losDG


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mec!ones de pelito negro que salían del gorrito. +uando sintió el calor delnuevo cuerpo le invadió una ternura indescripti"le.

as personas que !an contado este episodio dicen que se produ6o ungran silencio en el grupo mientras el anciano sacerdote contempla"a al

ni5o. uego miró al padre con mirada prof:tica y di6o con una voz e)tra5ay clara7

1/entro de sesenta y tres a5os 6ustos el pue"lo, en la plaza de %anPedro y en toda oma, aclamar# ruidosamente a este ni5o.

DK


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+apítulo III

%E ?'$ ;N$ IN-EI&EN+I$

El car#cter del ni5o empieza a formarse en el momento en que se dacuenta de las cosas. a madre representa un papel e)cepcional, casi Rnico,

al ir sacando a la criatura de la oscuridad y confusión que la rodean.


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desea"a un altar e)clusivamente suyo. @l mismo se lo construyó con unaservilleta de damasco "lanco, unos trozos de enca6e y unos 6arrones de plata que, con !a"ilidad, consiguió de su madre y de su adorada !ermanamayor. %iempre tenía flores en los 6arrones, y cuando 6uga"a a las

ceremonias religiosas encendía velas en los candela"ros de plata de sualtar.

a Rnica pasión secular de &enio era entonces, y lo sería durante todasu vida, la mRsica. %iendo muy peque5o aprendió a tocar el violín,mientras su !ermana menor, Eliza"etta, mostra"a igual precocidad para el piano. %egRn parece, las Rnicas discusiones entre los dos !ermanos, tanunidos, surgían a propósito de la interpretación de alguna pieza favorita.

En esto Eugenio sostenía en:rgicamente sus puntos de vista.$ Eugenio le encanta"a oír !istorias del Evangelio y de los m#rtires.%u familia !a contado esta an:cdota7 ;n día un tío suyo le !a"ló de un

DH


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sacerdote misionero que, despu:s de largos tormentos, aca"ó siendocrucificado por sus verdugos. El ni5o se quedó tan preocupado despu:s deoírle que el tío empezó a temer !a"er sido demasiado e)presivo.

1 VNo te !a gustado la !istoria, &enioW 1le preguntó.

Eugenio, mirando a su tío, contestó con una voz d:"il y vacilante7 1+reo que a mí tam"i:n me gustaría ser un m#rtir.

19ueno... 1empezó su tío.

Eugenio le ata6ó, y prosiguió decidido7

1%íQ me gustaría ser un m#rtir, pero sin clavos.

$ los diez a5os Eugenio sa"ía todo cuanto las !ermanas de la /ivinaProvidencia pudieran ense5arle. Precisamente por entonces &iuseppe

'arc!i, que goza"a de gran reputación como profesor, a"rió un colegio particular en su casa, en la Piazza di %anta ucia de &innasi, enfrente de laIglesia Nueva. %u fama atra6o a muc!os c!icos de la Noblea ne#ra. Elcolegio parecía !ec!o a la medida de Eugenio.

/esde el momento en que se le puso "a6o la inteligente dirección del profesor 'arc!i, las puertas de su cere"ro se a"rieron de par en par.

'arc!i le !izo entrar en contacto con los cl#sicos, y el ni5o se entusiasmócon las o"ras de los antiguos griegos y con la !istoria de la gran ciudad enque !a"ía nacido. 'as para lo que demostró mayor facilidad fue para los

DF


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idiomas. os empezó sin el menor esfuerzo, y muy pronto pudo !a"lar corrientemente el franc:s, el alem#n y un poco tam"i:n el ingl:s. $ estaslenguas a5adiría otras muc!as en el curso de su vida.

Era inevita"le que el desarrollo físico de Pacelli no correspondiera al

intelectual. %u cere"ro parecía consumir su cuerpo. no porque el c!icono tratase de ser un atleta. Era demasiado inteligente para no darse cuentade que para servir a /ios se necesita un cuerpo fuerte. $prendió a nadar ya remar en el !istórico -í"er, y da"a largos paseos. %u deporte favorito eramontar a ca"allo por los ata6os y las llanuras de la dorada +ampania, puesmientras ca"alga"a le resulta"a f#cil pensar. acía todas estas cosas con elmismo sentido del de"er con que otros muc!ac!os se dedican al estudio.

En su camino de casa al colegio, Eugenio tenía que pasar por la

iglesia de BesRs, situada frente a la casa donde en 2CK0 vivió %an Ignaciode oyola, el ?undador de la +ompa5ía de BesRs. En aquellos tiempos sellama"a Nuestra %e5ora de la +alle. $ causa de la cone)ión del %anto conella, la peque5a iglesia se convirtió en el gran edificio que es a!ora,aunque el altar primitivo, con su antiguo y !ermoso cuadro de la


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diecinueve a5os, a quienes adiestra"a en la vida ciudadana y en la religiosacon !umana comprensión y e6emplaridad de conducta. os muc!ac!os sereunían en una amplia !a"itación de la iglesia, donde les permitía 6ugar, siquerían, o escuc!ar sus sencillas pl#ticas. 'uc!as veces los lleva"a al

campo para dar largos paseos, correr, trepar y saltar. Eugenio pertenecía,encantado, a este grupo.

El Padre ais era tam"i:n un conocido astrónomo y tenía untelescopio en el te6ado de su vivienda. En las claras noc!es de oto5o,cuando las estrellas "rillan con m#s intensidad en el profundo cieloromano, los muc!ac!os acudían allí para estudiar la inmensidad del;niverso. 'ientras aguarda"an su turno para mirar por el telescopio, seentretenían contando las l3#rimas de San


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$costum"rado a la especie de incu"adora intelectual en que se !a"íaformado, el iceo


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"landos. -am"i:n le ofreció las venta6as de la aut:ntica erudición, quea"ría el camino a las m#s altas cimas del sa"er, ense5#ndole cómoutilizarlo. Era demasiado sensi"le para despreciar la filosofía materialistasólo por encontrarla errónea. Prefería estudiarla a fondo, a fin de poder

com"atirla. Pero a diferencia de muc!os de sus compa5eros que se creíanm#s tolerantes, leía tam"i:n la Rerum no"arum y las Confesiones de %an$gustín.

+onocida es la an:cdota del profesor comunista de istoria, deliceo, que puso a sus alumnos un e6ercicio titulado7 MV$ qui:n considerausted el !:roe m#s grande de la istoriaW

Era muy natural que los alumnos que quisieran agradar al profesor dieran el nom"re de algRn revolucionario. Pacelli, en cam"io, contestó que

a %an $gustín.$quello parecía un desafío. El profesor leyó el nom"re en voz alta, y

di6o7

1ev#ntese el se5or que !a !ec!o esta elección pueril.

Pacelli se puso en pie. Era tan alto y tan delgado que da"a lasensación de que una r#faga de aire podría do"larle, pero sus o6osresplandecían a trav:s de los cristales de sus gafas con armadura de acero.

1 VUu: es estoW 1preguntó el profesor1. V;na "romaW 1Estoy dispuesto a demostrar que mi elección no es una fantasía 1

di6o Pacelli1, sino que se fundamenta en la verdad. estoy preparado para sostenerla con argumentos lógicos.

%e volvió !acia la clase y preguntó7

1 Vay aquí alguien que !aya leído a %an $gustín

a respuesta fue un silencio em"arazoso. 'irando fi6amente al

profesor, que tam"i:n parecía intranquilo, Pacelli continuó7 1%i usted lo !a !ec!o, sa"r# seguramente que %an $gustín fue unode los pensadores m#s profundos de la $ntigTedad cristiana.

El profesor no tuvo m#s remedio que reconocerlo.

$unque con muc!a frecuencia discrepara de ellos, sus profesoresconcedían a Eugenio las m#)imas calificaciones. /e nuevo eran suespecialidad los idiomas. %us condiscípulos recuerdan que era tranquilo yreservado. $ pesar de esta desventa6a 1así se suelen considerar tales

virtudes en un centro escolar1, todos le querían y respeta"an por su "uenadisposición para salir de su conc!a y luc!ar por sus ideales cuando eranatacados, cosa que ocurría muy a menudo.

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Pero todo ello resulta"a agotador. $l final de su segundo curso en eliceo, Eugenio Pacelli esta"a m#s flaco y p#lido que nunca. %e resfria"acon gran facilidad y siempre tenía tos. Por primera vez se alegró cuandoterminaron las clases. $unque su espíritu seguía siendo tan ardoroso como

siempre, comprendía que cada nervio y cada mRsculo de su cuerpo e)igíanun descanso.

a familia Pacelli conserva"a todavía su peque5a finca en nano, yla madre de Eugenio propuso enviarle allí para que se fortaleciera y pudiera soportar otro duro invierno de tra"a6o. $ Eugenio le encantó laidea. En Mla amada tierra, a"andonada por su a"uelo para trasladarse aoma, recuperaría la salud y tam"i:n la decisión con la que !asta a!ora nose !a"ía atrevido a enfrentarse.

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+apítulo I<

E;&ENI %E /E+I/E

a vida en nano transcurría maravillosamente lenta. %u ritmo no!a"ía cam"iado en dos mil a5os, y la manera de vivir difería muy poco de

la de los días remotos en que +incinato tocó con su espada un arado quede"ía ser muy parecido al que Eugenio veía arrastrar so"re la tierra parda alos "ueyes de curvada cornamenta. -odas las ma5anas, al amanecer, losla"radores y sus familias "a6a"an de la ciudad a los campos y vi5edos. $ la!ora dorada del crepRsculo regresa"an fatigados y alegres, unos ca( "algando so"re sus "orriquillos, otros encaramados en las calmosascarretas de "ueyes, otros m#s su"iendo a pie la colina.

Eugenio da"a grandes paseos por los olivares y los "lancos senderos polvorientos que cruza"an los campos y los vi5edos. 'uc!as vecesmonta"a algRn ca"allo de la alquería, y casi todos los días se c!apuza"a enun frío riac!uelo de monta5a.

$unque estudia"a para a"ogado, no se !a"ía decidido del todo por una carrera. -enía ya diecioc!o a5os y se da"a cuenta de que no podríademorar muc!o tiempo su elección. Esta"a seguro de cu#les eran losdeseos de su padre, pero tam"i:n sa"ía que ?ilippo Pacelli no !aría lamenor presión so"re su #nimo. El "uen 6urista considera"a la li"ertad deelección como un don de /ios. Eugenio tampoco !a"ía !a"lado del asuntocon su madre, por sa"er de so"ra lo que desea"a.

El 6oven Pacelli se sentía atraído por la profesión 6urídica. %uinteligencia era muy adecuada para dedicarse a ellaQ poseía un cere"ro#vido de sa"er, tra"a6ador, ordenado y amante de la verdad. %er un letradoeminente era un magnífico designio, con el que continuaría la tradiciónfamiliar de su famoso a"uelo y su respetado padre. /emasiado sensi"le

para caer en la falsa modestia, tenía conciencia de sus dotes para triunfar en esa carrera.

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Por otra parte Eugenio se sentía muy atraído por la Iglesia. asrecompensas espirituales y morales tenían muc!a m#s importancia para :lque la fama o el dinero. +omprendía que las nuevas ideas y el fermentointelectual de los tiempos reducían el nRmero de 6óvenes dispuestos a

dedicar su vida a /ios. a necesidad de sacerdotes era muy grande, paraque actuasen como guías de una 6uventud que se i"a formando falta deconse6eros espirituales. -am"i:n 1a su 6uicio1 se necesita"an, m#s quenada, para mediar en la luc!a de clases y servir de contrapeso entre losricos y los po"resQ para conciliar, razonar y, so"re todo, para consolar.

No o"stante, Pacelli no llegó a una decisión en nano. +uandovolvió a oma su familia se llenó de alegría al verle de "uen color y conaire saluda"le, y no le apremió para que eligiese carrera.

El 6oven sintió deseos de meditar a fondo antes de dar el pasodefinitivo. Pidió y o"tuvo el permiso paterno para !acer la egla +anónicaen la


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El paso siguiente consistía en ser aceptado por el "ispo de ladiócesis. ;n 6oven no puede decidir por sí solo !acerse sacerdote, entrar enun %eminario y ordenarse. -enía que ser adoptado por su "ispo, es decir,el "ispo de"ía aceptarle como candidato para tra"a6ar en aquella diócesis.

No puede !a"er un sacerdote independiente.En vista de su e)pediente y sus recomendaciones, el "ispo aceptócon alegría a Pacelli. $ su de"ido tiempo el 6oven ingresó en el +olegio+apranica como estudiante de -eología.

El colegio fue fundado en 2KCF por el +ardenal +apranica. -odavía!oy conserva un aspecto marcadamente medieval. %u severa fac!ada, puntuada de !ileras de ventanas, da a la peque5a Piazza +apranica, situadasólo a tiro de piedra de la casa de los Pacelli, en el corazón de la oma de

la Edad 'edia.Era un colegio peque5o, dentro de cuyos muros no podía vivir m#s de

medio centenar de estudiantes. Pero su calidad era e)celentísima. 'uc!os!om"res que estudiaron en :l alcanzaron fama en diferentes aspectos de laIglesia7 unos como profesores, otros como +ardenales, y algunos 1muy pocos1 ci5endo la triple tiara de la %o"eranía pontificia. Pero el 6ovenPacelli no parecía tener grandes am"iciones. Uuienes le conocieron en el+apranica dicen que no quería ser m#s que un cura p#rroco al servicio de

su grey.Eugenio ingresó en el +apranica a principios de noviem"re de 243K.

+uando cruzó sus altas y pesadas puertas y su"ió por la anc!a escalera dem#rmol que lleva"a al primer piso, vio so"re :l, en la pared, un grancrucifi6o. a cruz era de madera y, clavado a ella, un +risto agonizante, demadera tam"i:n. a figura era delgada y "ien proporcionada, en la flor dela edad. $ pesar de la sangre que mana"a de sus p#lidas sienes coronadasde espinas y res"ala"a por las finas líneas del "igote y la "ar"aQ a pesar de

la terri"le tensión de los dedos crispados y de la manc!a carmesí de la!erida a"ierta en el costado, la imagen da"a la sensación de reposo que produce una victoria alcanzada en dura lid.

$ Eugenio le e)altó aquella imagen, y siempre que entra"a o salía delcolegio la mira"a y murmura"a una corta oración, como el primer día.

/espu:s de inscrito se le mostró su !a"itación en el segundo piso.Era la cuarta a la izquierda del pasillo. 'uy reducida, su mo"iliario

consistía en una cama peque5a y estrec!a que seguramente no tentaría aec!arse en ella7 una mesa, una silla, y un armarito para la ropa. En unrincón, un trípode de !ierro con una 6ofaina y un 6arro de agua. ;na

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peque5a ventana da"a a un antiguo patio lleno de naran6os y limoneros malcuidados y medio secos.

os tres pisos destinados a vivienda de los estudiantes esta"andivididos en !a"itaciones casi iguales. En el segundo piso vivían los m#s

6óvenes, que pasa"an al tercero al ser mayores. En aquella !a"itación, o enotra por el estilo, tenía que pasar Pacelli cuatro a5os. +on sus diecioc!oa5os, era muc!o mayor que sus compa5eros, ya que la mayoría ingresa"aen el colegio directamente desde la escuela graduada, a los trece o los ca(torce. Eugenio se propuso estudiar intensamente para ganar el tiempo perdido.

El r:gimen del colegio era muy severo. $l lado de la puerta de Pacelli!a"ía una gran campana de "ronce como las de los "arcos. -odas las

ma5anas, a las seis en punto, su estruendo le !acía saltar del lec!o. $ lasseis y media !a"ía plegaria y meditación colectiva en la capilla, situada enel mismo piso que su cuarto. Era muy peque5a y mal arreglada. os "ancos de madera, sin respaldo, llega"an !asta el #ngulo derec!o del altar,separado de la pared e iluminado por detr#s por un gran ventanal cuyasvidrieras de colores filtra"an una luz muy d:"il, incluso en el verano.

$ las siete los estudiantes oían misa, y a las siete y mediadesayuna"an. +omo es costum"re en Europa, el desayuno consistía,

sencillamente, en una taza de lec!e caliente te5ida de caf: o c!ocolate./urante las cuatro !oras y media siguientes tenían que escuc!ar las

lecciones e)plicadas por los profesores, a pesar de que en los otroscolegios de oma se rumorea"a que no !a"ía clases en el +apranica. $ lasonce y media los alumnos !acían su primera comida verdadera del día. acomida era "astante "uena, pero monótona y m#s "ien escasa.

/espu:s de comer venía la !ora del descanso, pues en Italia serespeta la siesta incluso en el claustro. Pacelli y sus compa5eros podíanec!arse o estudiar en sus !a"itaciones, si querían, o salir del colegio y pasear en grupos por la ciudad. Pro"a"lemente, para que sus pensamientosno se apartasen de su misión, sólo se les autoriza"a a visitar a sus familiascon un permiso especial. $unque rara vez se les nega"a, los estudiantes nosolían pedirlo, a menos que la visita fuese indispensa"le. /e vuelta alcolegio tenían otras tres o cuatro !oras de clase antes de cenar. /espu:s dela cena !a"ía un rato de recreo, que consistía en reunirse en una sala para!a"lar de sus cosas7 es decir, de los estudios o de teología.

$ las nueve y media se acosta"an, permiti:ndoseles, si lo desea"an,estudiar a la luz de las l#mparas de petróleo en sus !a"itaciones. $ntes y

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despu:s de cada comida, y otra vez antes de retirarse, se reunían todos enla capilla para rezar.

as reglas de la comunidad se "asa"an en la confianza mutua y en elrespeto a la vocación sacerdotal, a la que cada alumno se considera"a

llamado. Eugenio Pacelli se aficionó en seguida a aquel g:nero de vida quele de6a"a tiempo para las dos cosas que m#s le gusta"an7 estudiar y rezar.

Eugenio Pacelli fue siempre muy delgado y predispuesto a losresfriados. El rigor de la vida en +apranica, sin vacaciones estivales en lasque nadar, montar a ca"allo y fortalecerse, le !izo adelgazar m#s todavía.Por otra parte, estudia"a como ninguno de sus compa5eros, pues tenía queganar tres a5os, los tres a5os que creía malgastados mientras se preparó para la carrera de eyes y no para el servicio del %e5or. 'uc!o tiempo

despu:s, Pacelli comprendería que aquellos a5os no fueron malgastados ena"soluto, sino utilísimos 1y quiz# dispuestos por la Providencia1, ya quele capacitaron para servir me6or las necesidades de la Iglesia.

$l ca"o de un a5o en +apranica, el esfuerzo realizado por Pacellidemostró ser e)cesivo para su fr#gil naturaleza. %ufrió un terri"leenfriamiento, a consecuencia del cual le quedó una tos pertinaz que lea!oga"a día y noc!e, pertur"ando incluso las !oras dedicadas a lameditación y la plegaria. +uando al fin consultó al m:dico de su familia,

Eugenio escuc!ó un diagnóstico muc!o m#s tremendo entonces que a!ora7esta"a amenazado de tu"erculosis. %ólo el descanso y el aire li"re podíansalvarle.

leno de a"atimiento volvió a la finca de nano.

a :poca de su convalecencia fue una de las m#s pat:ticas de sue)istencia. $ veces, en su des#nimo, sentía que su enfermedad era unase5al de que /ios le rec!aza"a. tras, su naturaleza mística le inclina"a a pensar que la dolencia no era sino una prue"a m#s puesta a la firmeza desu car#cter, a su aptitud para servir. Entonces reaparecía su valor y sesentía casi orgullosamente aliviado, y le inunda"a el af#n de recuperar lasalud. o m#s difícil de todo era tener que limitar sus devociones diarias afin de conservar sus fuerzas.

Pasadas unas semanas Eugenio decidió volver a oma para ver a sum:dico. Para trasladarse a la estación pidió prestado al cartero del pue"losu ca"allo y su carro. +uando llegó a la ta"erna que !a"ía al pie de la

colina, el ca"allo se detuvo, sin que !u"iese modo de !acerle seguir, porque el cartero compartía siempre una "otella de vino con su compa5eroequino. Pacelli, impaciente por el retraso, entró en la ta"erna, compró un

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litro de vino y se lo dio al terco animal. $gradecido por la do"le ración, elca"allo arrancó al galope, que pronto se convirtió en trotecillo y, por fin,en un paso zigzagueante de un lado a otro del camino. Eugenio !izoímpro"os esfuerzos para guiar en línea recta a la em"riagada "estia, pero

no lo consiguió. Por Rltimo el ca"allo se detuvo, se despatarró y se cayó profundamente dormido. Eugenio volvió a su casa a pie y meditando so"relos perniciosos efectos de un e)ceso de celo.

o mismo que antes, el aire puro y la serenidad rural o"raron a!ora elmilagro. El cuerpo de Eugenio engordó y reco"ró firmezaQ su piel se "ronceó y no volvió a sentir por las tardes el tremendo escalofrío de lasu"ida de la fie"re. a tos se redu6o a un peque5o carraspeo de cuando encuando. $l convencerse de que su vitalidad era mayor que nunca, volvió a

oma.Esta vez el m:dico fue m#s optimista. a enfermedad esta"adetenida, quiz# vencida, pero la victoria no era completa todavía. /eninguna manera esta"a dispuesto a consentir que el paciente volviese a laasc:tica vida de +apranica. $qu:lla fue la m#s amarga desilusión paraPacelli. V+ómo podría entonces llegar a ser sacerdote2W

'ientras refle)iona"a lleno de tristeza en su casa, las noticias de su penosa situación fueron llevadas al %anto Padre por algunos amigos. %u

%antidad eón XIII ya sa"ía algo y tenía noticia de la profundareligiosidad y del "rillante e)pediente escol#stico del 6oven seminarista. ElPapa decidió que de ninguna manera podía perderse para la Iglesia un 6oven como aqu:l. Por primera vez en la dilatada !istoria de +apranica, elPapa concedió a Pacelli una dispensa e)traordinaria para que pudieraseguir sus estudios sacerdotales como alumno e)terno, sin su6etarse a larígida disciplina de la vida en comunidad.

$sí, pues, Eugenio volvió a sus estudios dentro de un r:gimen

modificado. /ado su car#cter, tal privilegio especial no sólo no leenvanecía, sino que le !umilla"a, por lo que, con gran tenacidad, puso todosu empe5o en !acerse digno de :l.

Por aquella :poca 1en 243H1 fue cuando Eugenio Pacelli, quequiz# sea el Papa que m#s !a via6ado, !izo la primera de sus innRmerassalidas al e)tran6ero. +on el Padre ais, que seguía siendo su íntimoamigo, se trasladó a París para asistir a una reunión de astrónomos. /esdeel tren o"servó el contraste del grandioso y po"re paisa6e italiano con laordenada a"undancia de los campos y los "osques de ?rancia, y cómo conel cam"iante aspecto de la tierra la naturaleza !umana pasa"a asimismo de

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la alegre miseria de los la"riegos italianos al "ienestar de los gran6eros de?rancia. -al diferencia en unos cientos de ilómetros !izo pensar a Pacellien lo infinitamente variada que de"ía de ser la umanidad en el mundo yen la espl:ndida universalidad de la Iglesia, capaz de a"arcar y unificar el

espíritu !umano en sus diferentes manifestaciones.En París Pacelli conoció y escuc!ó a los astrónomos de todo elmundo. Por primera vez captó el resplandor del pensamiento científico enacción, y su respeto por la visión y el valor intelectual de aquellos !om"resque e)plora"an los misterios del ;niverso le !icieron considerarse parasiempre su discípulo. El pragmatismo de los m:todos científicos no enti"iósu fe. '#s "ien la confirmó y enriqueció al sa"er que el !om"re !a"ía sidocreado con aquella maravillosa capacidad para adquirir conocimientos y

valorarlos sin pre6uicios preconce"idos./e vuelta a su patria, el Padre ais y Eugenio recorrieron 9:lgica,olanda y parte de $lemania. otra vez, cruzando las fronteras deaquellas naciones de tanta personalidad, Pacelli admiró la infinita variedadde la naturaleza !umana. El via6e fue el principio de la rica e)periencia delas gentes de todas partes que !a"ría de llevar m#s tarde a la %illa de %anPedro.

;na vez terminados sus estudios en +apranica, Pacelli pasó a la

famosa ;niversidad Pontificia del %eminario omano. $!ora, m#s fuerteque nunca, y con la llama del espíritu de"idamente sostenida por un cuerpore6uvenecido, sus estudios fueron tan "rillantes en la ;niversidad que eldía de su doctorado el Papa eón XIII le invitó a visitarle en sus!a"itaciones del


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la ceremonia, aunque no lo pensara, esta"a tan puro y consagrado como%an $gustín.

El domingo siguiente, y en la misma capilla, el Padre Eugenio ofició por primera vez el %anto %acrificio de la misa.

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+apítulo <

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que le !a"ía conocido de ni5o y a!ora yacía enfermo, tal vez agonizante, yasustadísimo.

$lgunos domingos don Eugenio predica"a en la Iglesia Nueva.Uuienes recuerdan todavía aquellos tiempos le descri"en su"iendo al

pulpito con paso r#pido y nervioso. a"la"a con la firme confianza de unromano a los romanos que tan "ien conocíaQ ense5a"a la doctrina a susgentes, amonest#ndolas y e)!ort#ndolas con una inspirada claridad querevestía de autoridad su 6uventud.

Eugenio ama"a su tra"a6o, y cuando pensa"a en el porvenir siemprese imagina"a al frente de alguna parroquia por el estilo de aqu:lla,tra"a6ando y luc!ando alegremente por sus feligreses.

Pero aunque su am"ición era tan simple, su cere"ro era un

instrumento demasiado sutil para ser desde5adoQ ningRn "uen cristiano puede esconder su talento. En el poco tiempo li"re de que disponía, donEugenio acudía al colegio de $pollinaris, en donde o"tuvo su doctorado eneyes canónicas y civiles, Summa $um


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Interior, llamado +ongregación de $suntos Eclesi#sticos rdinarios, queen 2302 regenta"a 'onse5or &iacomo della +!iesa. $ la ca"eza de am"os/epartamentos esta"a 'ariano, +ardenal ampolla, %ecretario de Estado.

En aquella :poca el Papa eón XIII !a"ía conseguido restaurar en

parte el prestigio internacional del


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iguales a los o6os de /ios y de que los tra"a6adores son dignos de todos losrespetos. ;no de sus primeros pasos fue a"rir los arc!ivos y "i"liotecas del


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descri"e. 'i deseo era, y es, tra"a6ar con las gentes de mi parroquia, sea:sta u otra. Es mi Rnica am"ición.

'onse5or &asparri sonrió mirando a los o6os negros del 6ovensacerdote tras los cristales de sus gafas.

1-am"i:n sirven a /ios quienes tra"a6an en la administración de %uIglesia 1contestó1. MEn la +asa de 'i Padre !ay muc!as mansiones.+onsideramos que usted, por sus condiciones especiales, ser# m#s Rtil ennuestros despac!os que en su tra"a6o actual. Pero, adem#s, le quedar#algRn tiempo li"re para la parroquia. No queremos que nuestrosfuncionarios pierdan contacto con el pue"lo. Necesitamos tenerle a ustedcon nosotros. V$ceptaW

1 VUu: puedo !acer sino aceptarW 1di6o Eugenio1. %íQ ir: y servir:

todo lo me6or que pueda, pero a disgusto, pues mi deseo no era :se./esde aquel momento la vida del Padre Pacelli cam"ió radicalmente.

Pocos días despu:s, sus vecinos veían al 6oven sacerdote dirigi:ndosetodas las ma5anas !acia la Piazza Navona y su colegio. $ veces toma"a elrum"o opuesto, !acia el -í"er y el +astillo de %antZ$ngelo. +ruza"a el río por el puente um"erto y entra"a en el 9orgo, una ruinosa parte de omaque en aquella :poca rodea"a al


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%ecretaría se trasladó al


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de flamencos. Pacelli se da"a cuenta de su singularidad, pero no leimporta"a muc!o, ya que para :l la li"rea de /ios que vestía era m#sresplandeciente que todo el esplendor secular. %upo alternar, con modestiay dignidad, con las personalidades m#s famosas de la era victoriana, y no

tardaron en llegar al


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+apítulo


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$ continuación dio lectura a un documento en latín en el cual elEmperador presenta"a o"6eciones a la elección de ampolla y recorda"aque $ustria tenía el derec!o de poner el veto a la elección de cualquier candidato al Papado.

$quel discutidísimo dere$ho se llama"a El EB$lusi"o. os em( peradores de $ustria lleva"an varios siglos reivindic#ndole, y, aunque el


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del


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empezó a ayudar a su familia desde su m#s corta edad. $unque acudía a lamísera escuela de la aldea, tra"a6a"a !oras y !oras en el campo. $l volver a su casa ayuda"a tam"i:n en las tareas dom:sticas. Era demasiado tra"a6o para una criatura tan peque5a.

El p#rroco de iese se dio cuenta do que 9eppe era digno de protección, y le preparó para optar a una "eca en la escuela superior de+astelfranco, ciudad situada a unos siete ilómetros de iese. -odos losdías el c!ico de"ía recorrer a pie quince ilómetros para ir y volver,llevando en el "olsillo un pedazo de pan para el almuerzo. $unque tenía un par de zapatos, camina"a descalzo para no estropearlos, poni:ndoselossólo cuando llega"a a la ciudad.

En +astelfranco, 9eppe ganó otra "eca para el %eminario de Padua, al

que llegó para empezar sus estudios vistiendo una raída sotana regalada por el "ondadoso cura p#rroco de su pue"lo.

&iuseppe %arto se ordenó en septiem"re de 24C4, siendo nom"radocura de la aldea de -om"olo, donde sirvió nueve a5os, durante los quecompartió su casa y los escasos alimentos que podía comprar con los po"res de la parroquia. '#s tarde fue promovido p#rroco de %alzano./esde entonces empezó a crecer r#pidamente la fama de sus predicacionesy de sus o"ras de caridad. uego reci"ió una canon6ía en la catedral de

-reviso y fue consagrado "ispo de 'antua. Por Rltimo, el Papa le !izoPatriarca de


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'uc!os a5os despu:s el Papa Pío XII le calificaría de Mardiente llama decaridad y "rillante luz de santidad.

$ menudo se !a dic!o que Pío X de"ió su elección al e6ercicio delderec!o al veto de ?rancisco Bos:. No es cierto del todo. a interferencia

del Emperador casi estuvo a punto de favorecer la elección de ampolla.o que en realidad inclinó la votación del %acro +olegio en favor de %artofue la su"lime "ondad y la fuerza espiritual de aquel !om"re que !a"ría deser m#s tarde el primer Papa canonizado en doscientos cuarenta a5os.

%in em"argo, el primer acto de %an Pío X como Papa fue denunciar elderec!o de e)clusión, del que nunca volvería a !a"larse. El segundo fuenom"rar +ardenal a 'erry del


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El primer a5o del Pontificado de Pío X, /om Pacelli terminó suaprendiza6e. En 230K ascendió al rango de minutante, especie de secretarioconfidencial. En tal calidad asistía a las conferencias de alto nivel, prepara"a informes secretos y escri"ía las minutas de importantes

documentos de Estado. Es decir, goza"a de la a"soluta confianza de sussuperiores.

$quel mismo a5o Pacelli fue nom"rado c!am"el#n del Papa y !ec!o'onse5or. Este título no se confiere con ceremonia religiosa especialQ esconcedido por el Papa como prue"a de distinción. a recompensa se da aconocer por medio de una $arta patente que anuncia al recipiendario quese le otorga Mpara todos los privilegios de precedencia y rango que puedanresultar.

%on peque5os y apreciados privilegios que, si el nuevo 'onse5or est# al servicio personal del %anto Padre, suponen un tra"a6o m#s intensoque el de antes.

/om Pacelli tuvo que quitarse la lisa sotana del simple sacerdote. %usotana seguía siendo negra, pero de una tela m#s fina y con ri"etes yvueltas ro6as, lo mismo que la larga !ilera de "otones desde el cuello a los pies. %o"re la sotana lleva"a una esclavina, y el alzacuello era ro6o en vezde negro. Estando en oma calza"a zapatos con !e"illa de plata.

En 230C Pacelli fue !onrado nuevamente con el título !onorario y dedistinción de Prelado /om:stico, que el Papa concede por serviciosrendidos al


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demasiado de su cuerpo, sino que le e)igía m#s de lo que podía resistir normalmente.

a d:cada 230K(232K fue tranquila en apariencia, aunque la presiónde las am"iciones nacionales y la carrera de armamentos entre Inglaterra y

?rancia de un lado, y el Imperio alem#n de otro, !a"rían de desem"ocar enla cat#strofe de la primera guerra mundial. /urante aquellos a5os deserenidad, Eugenio Pacelli tomó parte muy activa en una tremenda la"or emprendida por el +ardenal &asparri "a6o la dirección de Pío X7 nadamenos que la codificación del /erec!o +anónico, a cuyo lado los tra"a6osde :rcules parecen cosa "aladí. a egislación de la Iglesia se !a"íaedificado durante mil a5os de edictos, "ulas papales, instrucciones,decretos, regulaciones y precedentes, aplica"les cada uno en su :poca,

pero muc!as veces contradictorios y tan enmara5ados que muc!asautoridades eclesi#sticas considera"an a"solutamente imposi"le sucodificación.

Poner en orden aquella ingente monta5a legal requería no sólo un profundo conocimiento 6urídico, sino tam"i:n una firme interpretación delas doctrinas de la Iglesia.

El +ardenal &asparri escogió como cola"orador al !om"re m#sapropiado. 'onse5or Pacelli puso mano en la organización del tra"a6o y,

en seguida, un e6:rcito de cl:rigos se puso a investigar asiduamente entodos los arc!ivos del mundo. %us !allazgos se envia"an a oma, dondeeran e)aminados, cri"ados, catalogados y, finalmente, codificados por &asparri y Pacelli. El tra"a6o fue concluido poco despu:s de la muerte dePío X, en 232K, proporcionando a 'onse5or Pacelli unos conocimientoslegales superiores a los de cualquier !om"re que !aya ascendido al trono papal.

'as ni siquiera aquellos tra"a6os mantuvieron a Pacelli unido a su

mesa de despac!o. En otras dos ocasiones volvió a Inglaterra. a primeracomo conse6ero y ad6unto del +ardenal 'erry del


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Estados ;nidos se convertirían muy pronto en un gran factor en losasuntos internacionales.

-anto el Papa como el +ardenal 'erry del


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El Em"a6ador austríaco, vestido de rigurosa etiqueta, avanzó, y, derodillas, "esó el $nillo del Pescador. uego dio a conocer su misión.

1%anto Padre 1di6o17 millares de católicos figuran en los e6:rcitosde $ustria y de $lemania. $ trav:s de mi persona, %u 'a6estad el

Emperador de $ustria(ungría pide a %u %antidad que "endiga a suse6:rcitos en esta luc!a.

El fr#gil anciano, vestido de "lanco inmaculado, pareció sR"itamentelleno del fuego de la 6uventud. %us nudillos "lanquea"an so"re los "razosdel sillón, sus o6os azules flamea"an y su voz resonó en la estancia aldecir7

1o "endigo la paz, no la guerra.

%e levantó, y apoyado en el "razo de 'onse5or Pacelli se dirigió con paso vacilante !acia sus !a"itaciones particulares.

-res semanas m#s tarde, el DD de agosto de 232K, fallecía %u %antidadPío X.

CF


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+apítulo


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a qui:nes eran los agresores, no podía, como


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prevista seme6ante eventualidad, y sin sa"er qu: !acer con los cientos demiles de cautivos, se limitó a reunirlos en campos rodeados de alam"radas,donde pronto empezaron a morir como c!inc!es.

En el frente del Este la situación era m#s grave aRn. En su avance por

la Prusia riental los rusos !a"ían !ec!o muc!os miles de prisionerosalemanes, y el e6:rcito zarista, cuyas deficiencias eran notorias, seencontra"a desconcertado y desesperado por el pro"lema. +omo por otra parte los rusos eran menos !umanos que los alemanes, la situación de sus prisioneros era pavorosa.

Pacelli decidió utilizar a todas las 6erarquías de la Iglesia parasuavizar las tremendas condiciones en que vivían tantos seres !umanos./esde el


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alimentos a las personas que !a"ían perdido sus !ogares, arrasados por laguerra.

/urante tres a5os 'onse5or Pacelli dirigió aquella amplísima red deimportantes actividades, creyendo se trata"a de una tarea que sólo se !ace

una vez en la vida. /e !a"er sospec!ado que era un aprendiza6e para otrasresponsa"ilidades m#s pesadas en una guerra todavía muc!o m#s !orri"le,quiz# no !u"iera podido soportarla.

Por enero de 232F, despu:s de casi tres a5os de increí"le carniceríasin resultado decisivo, todo el mundo, e)cepto los generales, parecíacansado de guerra, perci"i:ndose síntomas de que, incluso los militares, "usca"an una solución. El Papa 9enedicto X< presintió que a!ora podía!a"er posi"ilidad de intentar con :)ito una acción directa en favor de la

paz.En diciem"re de 232H el Presidente *ilson !a"ía preguntado a los

"eligerantes en qu: condiciones aceptarían la paz. El Papa estudiócuidadosamente con &asparri y Pacelli las respuestas, y llegó a laconclusión de que e)istía "astante terreno comRn para a"rigar una remotaesperanza. En íntima cola"oración con Pacelli durante varios meses, trazósu plan de paz. El pro"lema principal estri"a"a en el modo de present#rselo a los países "eligerantes. El Papa no quería arriesgarse a

lanzarlo a"iertamente si no tenía seguridad de que, por lo menos, se le prestaría atención. Necesita"a sondear antes el estado de #nimo de los&o"iernos. Esto !u"iera sido muy sencillo de tener representantesdiplom#ticos en todas las capitales, lo que no ocurría. o m#s pró)imo aun contacto con el &o"ierno del ]aiser &uillermo II era la Nunciatura$postólica en la corte del ey uis III de 9aviera. En fe"rero de 232Ffalleció el Nuncio en 'unic!, $rzo"ispo &iuseppe $versa. El Papa decidiósustituirle con un !om"re al que considera"a capaz de llegar !asta el

propio ]aiser y poner los cimientos de la paz. Naturalmente, ese !om"reno era otro que 'onse5or Eugenio Pacelli. %u nom"ramiento se anuncióen a"ril de 232F. 9enedicto X< decidió consagrar $rzo"ispo de %ardes alnuevo Nuncio.

El 2G de mayo de 232F un reducido grupo de espectadores secongregó en la +apilla %i)tina. El color negro de sus vestidurascontrasta"a violentamente con el "rillante colorido de las pinturas muralesque adorna"an las paredes y el tec!o y los tra6es de ceremonia de los"ispos y 'onse5ores. El peque5o y oscuro grupo lo forma"a la familia

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Pacelli. %ólo falta"a el padre de Eugenio, muerto seis meses antes. -odoslos parientes acudían a la +apilla para presenciar la consagración deEugenio como $rzo"ispo titular de %ardes.

$ la fría luz del día, que entra"a por las ventanas colocadas en lo alto

de los muros, las velas del "ellísimo altar reservado al Pontífice ardían conun d:"il resplandor ro6izo. %e a"rieron las puertas y entró el peque5ocorte6o eclesi#stico. Eugenio i"a detr#s de su mitra, llevada so"re unalmo!adón de seda "lanca. %eguidamente i"an 'onse5or $c!ille atti y el+ardenal &asparri con su ropa6e carmesí. Por Rltimo la menuda y vi"rantefigura del %anto Padre.

El +ardenal &asparri podía !a"er consagrado a su su"ordinado, pero9enedicto X< quiso actuar en persona en la ceremonia, como muestra

especial de su afecto a Pacelli y, tam"i:n, como reconocimiento pR"lico dela grave y difícil misión que le !a"ía encomendado.

El corte6o se dividió al llegar al santuario de la +apilla %i)tina, permitiendo al %anto Padre y a 'onse5or Pacelli acercarse al altar, en elque ardían siete cirios. as vestiduras de %u %antidad 1la casulla, la mitrade oro, la cruz pectoral de pedrería y los guantes de finísima seda1 forma"an so"re la piedra del altar un ordenado montón de "lanco "ordadoen oro.

El Papa y el 'onse5or se inclinaron primero ante la +ruz, y luego,uno delante del otro, se arrodillaron so"re los co6ines carmesíes y oraronen silencio. 'ientras el Papa se revestía, Pacelli se dirigió a un altarcitocolocado a un lado para su uso.

+uando el Papa 9enedicto estuvo ataviado, se sentó en un faldistoriodando la espalda al altar. 'onse5or Pacelli, escoltado por los dos "isposad6untos, avanzó !asta los tres ta"uretes instalados en semicírculo frente al%anto Padre. El "ispo de la derec!a de Pacelli requirió en tono !umilde a%u %antidad para e)altar a 'onse5or Pacelli al Episcopado de acuerdo conlas órdenes reci"idas de la Iglesia. Presentó el documento al Papa, quien lo pasó a su %ecretario para que lo leyera en voz alta.

ec!o esto, Pacelli, arrodill#ndose, con la ca"eza inclinada a los piesde su Pontífice, prestó el 6uramento de fidelidad a la %anta %ede. uego sesentó en su ta"urete y, segRn la antigua costum"re, se le sometió a unminucioso e)amen. $firmó de manera pR"lica y solemne su creencia en las

doctrinas de la Iglesia y declaró estar dispuesto a asumir las onerosasresponsa"ilidades del Episcopado, así como su voluntad de defender

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aquellas doctrinas y cumplir estas responsa"ilidades a costa de su vida sifuera menester. uego, p#lido de emoción, "esó el $nillo del Pescador.

Empezó la misa. En el altar lateral Pacelli empezó a cele"rarla !astaantes de leer el Evangelio, en cuyo momento se volvió y se preparó para el

rito de la consagración. $cerc#ndose al altar principal, donde esta"a el%anto Padre, se postró y permaneció tendido a los pies del Papa mientras%u %antidad recita"a la larga letanía de los %antos, en la que invocó a los$póstoles y a todos los primitivos m#rtires y %antos por sus nom"res paraque ayudasen e inspirasen al nuevo $rzo"ispo. +uando la terminó, Pacellise incorporó, se arrodilló de nuevo, y el gran li"ro del misal fue a"ierto yapoyado en su ca"eza y su espalda.

El %anto Padre y los "ispos ad6untos de6aron descansar ligeramente

sus ca"ezas so"re la oscura ca"eza inclinada ante ellos e imploraron alEspíritu %anto para que entrase en ella.

uego la ca"eza de Pacelli fue envuelta en un lienzo "lanco mientrasel coro canta"a el @eni Creator Spiritus. 9enedicto X< trazó la se5al de la+ruz so"re el postulante reci:n consagrado. /espu:s de aplicarle el %anto+risma, le "endi6o con triple "endición.

;na vez "endecido, ungido y con una estola de lienzo rode#ndole elcuello, Eugenio Pacelli permaneció en pie, casi vencido por la emoción.En una de sus naturalezas místicas se sentía verdaderamente transportado yfundido con la gran compa5ía del electoQ en otra, en cam"io, seconsidera"a indigno de esa unión. -em"loroso, sacó de entre los plieguesdel lienzo una mano para reci"ir el "#culo episcopal, el cayado pastoral,sím"olo de la severidad con que podía corregir los vicios, mas tam"i:n deque de"ía 6uzgar sin cólera y alentar y consolar las almas de su re"a5o. %insoltar el "#culo, e)tendió el tercer dedo de la mano con que le sostenía, enel que el %anto Padre puso el anillo episcopal como se5al de su autoridad.

+ontinuó la cele"ración de la misa. Pacelli y su Pontífice participaronde la misma comunión y "e"ieron del mismo c#liz. acia el final, so"re laca"eza del nuevo $rzo"ispo se colocó la mitra, sím"olo de que, como losca"alleros de la antigTedad, se convertía en paladín de la causa de +risto.+on aquel yelmo de salvación de"ía parecer terri"le a los enemigos de la


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-erminada la ceremonia, el $rzo"ispo Pacelli, con la mitra en laca"eza y el "#culo en la mano, se volvió !acia su madre.


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+!am"el#n de la +orte, el $rzo"ispo llegó al famoso vie6o Palacio eal,vuelto a decorar en el estilo rococó m#s e)tremoso por el antepasado y!omónimo del monarca, el demente ey uis. %u frívola alegríacontrasta"a violentamente con las caras de angustia y fatiga de la corte

"#vara.Pacelli fue reci"ido con gran pompa. 'iem"ros de la +asa ealaguarda"an al Nuncio de %u %antidad en el amplio zagu#n. $scendió por laEscalera Negra, en la que se alinea"an soldados de la &uardia eal enuniforme gris de campa5a con cascos puntiagudos, y llegó al suntuososalón del trono, donde le aguarda"an el ey y su 'inistro de $suntosE)teriores, +onde ertling.

Pacelli no perdió tiempo en e)poner el verdadero o"6eto de su misión.

En su discurso !a"ló al vie6o ey de luenga "ar"a "lanca de los deseos delPapa de actuar como intermediario en una negociación de paz. a5adió7

1a tarea de cola"orar en esta misión de paz !a sido confiada a misd:"iles manos en una :poca sin paralelo en la istoria.

/espu:s de su respuesta oficial, el ey uis, poco aficionado alceremonial, pasó con el Nuncio a su despac!o para cele"rar unaconversación privada. Pacelli, seguro de que uis era el me6or camino parallegar al Emperador, e)puso con lógica y elocuencia el alcance de sumisión, encareciendo que, con la ayuda del ey, sería posi"le llegar a la paz, tan deseada por el %anto Padre7 una paz "asada en los principioscristianos de la ley y la 6usticia.

El ey uis esta"a muy cansado de la guerra y temeroso ante sus perspectivas, por lo que accedió a utilizar su influencia con el Emperador afin de conseguir que Pacelli fuese reci"ido por el &o"ierno alem#n.

En efecto7 el Nuncio fue invitado a acudir a 9erlín para conferenciar

con el +anciller del Imperio -!eo"ald von 9et!man(oll8eg, el D0 de 6unio de 232F. /esde la estación de $n!alter, Pacelli se dirigió por lassom"rías calles "erlinesas al 'inisterio de elaciones E)teriores delImperio. El +anciller le !izo pasar a su despac!o, cerrando :l mismo la puerta.

uego de unos "reves cumplidos iniciales, Pacelli e)puso firmementelas condiciones en que el Papa espera"a poder llegar a la paz. El +anciller esta"a preocupado, casi enloquecido, pues comprendía la situación

desesperada de $lemania y sa"ía el car#cter infle)i"le de su imperialse5or. %e dice que se lamentó en voz alta cuando Pacelli !a"ló de la

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devolución de $lsacia y orena a ?rancia. Pero quedó muy impresionado por las pala"ras graves y lógicas del Nuncio.


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discusión de la propuesta de paz se aplazaría, desvió la conversación conel ruego de que el ]aiser pusiera fin a la pr#ctica de llevarse a los "elgas a$lemania como o"reros semiesclavos. $l oírle, el ]aiser se mostró de pronto sumamente razona"le. $l parecer no le era del todo indiferente la

opinión mundial. +on sus modales m#s encantadores prometió a Pacellique se pondría fin a aquella pr#ctica. 9a6o esta impresión, un poco m#sconciliadora, el Nuncio y su acompa5ante a"andonaron el cuartel general.

No o"stante la poco !alagTe5a acogida en la corte imperial, lasesperanzas de Pacelli reverdecieron cuando fue llamado de nuevo a 9erlín para entrevistarse con el reciente +anciller, &eorge 'ic!aelis, que el 2K de 6ulio sustituyó a 9et!man(oll8eg. 'ic!aelis declaró que el &o"iernoalem#n esta"a dispuesto a !a"lar de paz so"re la "ase de las proposiciones

del Papa. $unque la reacción aliada a los tanteos papales !a"ía sido m#s "ien esquiva, 9enedicto X< decidió !acer pR"lico su plan el 2K de agostode 232F. #pidamente los periódicos alemanes lo denunciaron comoinspirado por Inglaterra, en tanto que los franceses suponían que se trata"ade una manio"ra alemana.

%egRn el diputado alem#n Erz"erger, que se encontra"a con Pacellien el momento de reci"ir la larga y retorcida nota en la que 'ic!aeliscontesta"a a las proposiciones del Papa, los o6os del Nuncio se llenaron de

l#grimas al decirle7 1O-odo se !a perdido OPo"re $lemania

%iguieron días de angustia, agotamiento y fracaso para el $rzo"ispo.as entrevistas se sucedían, inRtiles y pesadas. %e !acían promesasdiplom#ticas que seguidamente se rectifica"an. Pacelli pasó por toda laescala de las emociones7 desde las m#s altas esperanzas a la m#s negradesesperación.

o cierto es que ninguna de las partes "eligerantes desea"a negociar, porque confia"an ciegamente en la victoria. os aliados porque losEstados ;nidos, con sus vastas e inagota"les reservas de !om"res derefresco y de producción industrial, aca"a"an de entrar en la liza. el]aiser porque, como el e6:rcito ruso !a"ía desaparecido virtualmente conla evolución, conta"a con las divisiones del frente oriental, a!ora li"res, para de6ar fuera de com"ate a ?rancia e Inglaterra antes de que el e6:rcitonorteamericano llegase al campo de "atalla.

En octu"re Pacelli llegó a la amarga conclusión de que 'ic!aelis no!a"ía !ec!o m#s que 6ugar con :l al ratón y al gato. %in esperanzas de

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alguna acción inmediata, volvió a oma para informar de su fracaso al%anto Padre.

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+apítulo


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prue"a de que el espíritu es capaz de superar los desfallecimientos de lacarne.

a tarea caritativa llevada a ca"o por Pacelli durante aquellos días deespanto todavía es recordada !oy en $lemania.

El desenlace de la tragedia alemana llegó en noviem"re de 2324. El]aiser y su s:quito, cargados de condecoraciones, !uyeron a olanda enun tren especial, mientras los !umildes ciudadanos, puestos al frente deuna epR"lica organizada apresuradamente, !u"ieron de soportar laingrata misión do rendir $lemania a los aliados victoriosos.

$unque callaron los ca5ones en el frente occidental, dentro de$lemania no !a"ía paz. 'illones de soldados, al volver a su patria "a6o laslluvias oto5ales con el fusil al !om"ro y las cartuc!eras repletas todavía demuniciones, comprendían que no !a"ían sido derrotados en el campo de "atalla, sino traicionados en su país. $l aumentar el frío, la miseria de la po"lación se !izo mayor aRn que en los días de la guerra, tanto por el caoseconómico como por el !ec!o de que los aliados se nega"an a suavizar el "loqueo, lo que impedía la llegada de víveres para la po"lación

!am"rienta. a amargura desem"ocó en la revolución, atizada por los "olc!eviques, que despu:s de dominar en usia esta"an dispuestos ae)plotar la miseria para sus planes de e)tender el comunismo a toda

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Europa. as "anderas ro6as ondea"an so"re las multitudes rugientes y enlos $yuntamientos de las grandes ciudades navales de am"urgo y de]iel.

a revolución comunista estalló en 'unic! el D2 de fe"rero de 2323,

al ser asesinado ]urt Eisner, 6efe del &o"ierno provisionalsocialdemócrata. $l ca"o de seis semanas de espor#dicos com"atescalle6eros, el K de a"ril las masas comunistas tomaron las riendas del poder y declararon a 9aviera Estado comunista independiente. En aquelmomento todos los diplom#ticos acreditados en 'unic! metieron susequipa6es en automóviles y camiones y !uyeron para cruzar la frontera en "usca de la seguridad relativa de 9erlín. %ólo el Nuncio Pacelli anuncióque permanecería en su puesto.

En los meses transcurridos desde el armisticio, Pacelli !a"íaaumentado sus esfuerzos para remediar tanta desdic!a. En los díasdram#ticos que mediaron entre el asesinato de Eisner y la proclamacióndel Estado comunista, continuó recorriendo la ciudad para !acer visitas decaridad. ;nas veces i"a en su automóvil a"iertoQ otras 1las m#s1 a pie.$l llegar a las "arricadas, guarnecidas por !om"res y mu6eres fren:ticos,a"ría con toda sencillez su manteo para ense5ar la cruz pectoral de oro querefulgía so"re su pec!o, y trepa"a tranquilamente por encima de ellas para

proseguir su camino.Pero los dirigentes comunistas sa"ían que las "uenas o"ras y la

implaca"le oposición al comunismo del $rzo"ispo les eran tan peligrosascomo las fuerzas armadas del vacilante &o"ierno democr#tico de 9erlín.$penas se apoderaron del mando en 9aviera, emprendieron una campa5ade odio contra el Nuncio de %u %antidad. $l regresar un día de visitar unode los "arrios po"res de la ciudad, Pacelli encontró rotos los cristales de lasventanas del piso "a6o de la Nunciatura y la fac!ada acri"illada por las

ametralladoras.$quella misma tarde oyó voces tumultuosas dentro del edificio. %alió

de su despac!o y vio el vestí"ulo invadido por una tur"a desgre5ada yarmada con toda clase de armas, desde cuc!illos de carnicero !asta vie6os pistolones. Pacelli avanzó !acia ella. %e !izo un "rusco silencio cuando losasaltantes vieron la alta y delgada figura vestida de negro, con una fa6avioleta en la cintura y una cruz reluciente so"re el pec!o.

1es ruego que se marc!en 1di6o tranquilamente1. Esta casa no pertenece al &o"ierno "#varo, sino a la %anta %ede. El /erec!oInternacional la !ace inviola"le.

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;n murmullo sordo corrió por el grupo, y uno de sus 6efecillos gritó7

1ONos tiene sin cuidado la %anta %ede no nos marc!aremos si nonos ense5a su depósito de víveres y de dinero.

1No tengo ni dinero ni víveres 1replicó Pacelli con sencillez1,

pues como sa":is, !e dado todo cuanto tenía a los po"res de la ciudad. 1OEso es mentira 1gritó el comunista.

1 ONoQ es verdad 1gritaron otras voces1. O


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El c!ófer le miró como si se !u"iera vuelto loco y gritó7

1ONo, no

1aga lo que le digo. 9a6e la capota.

El conductor, muy asustado, se apeó y, nerviosamente, cumplió la

orden. El $rzo"ispo se puso en pie y se su"ió en el asiento para queincluso los que esta"an en las Rltimas filas de la muc!edum"re pudieranverle. +on su capa de pRrpura ofrecía un "lanco deslum"rador paracualquier comunista que tuviera el suficiente valor de sus convicciones para disparar.

Pero nadie lo !izo. -odos quedaron silenciosos, y la voz alta y clarade Pacelli les !a"ló7

1'i misión es de paz, la Rnica arma que llevo es esta santa cruz. Noos !ago da5o alguno, sino todo el "ien que puedo. VPor qu: podríaisvosotros !acerme da5oW

evantando su mano derec!a con el adem#n antiguo, impartió so"reellos su "endición en el nom"re del Padre, del i6o y del Espíritu %anto.

Ni una voz salió de la muc!edum"re cuando el Nuncio se sentó.'#gicamente, a"rieron paso al coc!e.

as fuerzas del &o"ierno de la epR"lica $lemana mandadas por el&eneral


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momento. En cam"io, en una cervecería de 'unic!, un peque5o grupo dedescontentos organiza"a un nuevo g:nero de movimiento su"versivo "asado en los fant#sticos sue5os de un oscuro ca"o austríaco.

acía muc!o tiempo que el Papa 9enedicto desea"a tener un Nuncio

para toda $lemania. En un r#pido via6e a oma, Pacelli anunció al Papaque el momento parecía propicio para intentarlo. Empezaron lasnegociaciones, llevadas por el $rzo"ispo. /uraron casi un a5o, y el G0 de 6unio de 23D0 Pacelli pudo presentar por fin sus cartas credenciales alPresidente E"ert como el primer Nuncio $postólico en el eic! alem#n. $lmismo tiempo conserva"a su car#cter de Nuncio en 9aviera, dondecontinua"a teniendo su residencia, aunque i"a con frecuencia a 9erlín.

Pocos meses despu:s de aquel acontecimiento, Pacelli reci"ió la

gratísima visita de su vie6o amigo el $rzo"ispo $c!ille atti.$ renglón seguido de proclamarse la independencia polaca, el Papa

9enedicto X< nom"ró a atti primero


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política. Esta ansiedad se desvaneció cuando el H de fe"rero de 23DD fueelegido Papa $c!ille atti, quien tomó el nom"re de Pío XI.

El nuevo Papa, que !a"ía via6ado muc!o, enfrent#ndose personalmente con los pro"lemas de una nación nueva en período de

adaptación a la li"ertad, esta"a m#s convencido aRn que el difunto9enedicto X< de la urgente necesidad de esta"lecer acuerdos con losnuevos Estados, como +!ecoslovaquia y ugoslavia, surgidos comoconsecuencia del -ratado de


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a prue"a de la 'adre Pasqualina dio tan "uen resultado, que al ca"ode cuarenta a5os continRa al frente de la casa de Eugenio Pacelli,infatiga"le en su devoción !acia :l. a Priora no e)agera"a al decir que eramuy lista. $dem#s de sus o"ligaciones en el


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/urante su estancia en 9erlín continuó recorriendo de arri"a a"a6o el país para pronunciar sermones y conferencias. +ada vez que !a"la"a en el pulpito o ante un auditorio político, su tema era la paz. $uerdo, que pudo firmarse alfin el DK de 6unio de 23D3, permitía a la Iglesia católica funcionar en un país donde aca"a"an de separarse la Iglesia y el Estado. %e podían crear nuevas diócesis y elegirse y nom"rarse "ispos. a situación del +lero

católico y su li"ertad para cumplir sus de"eres se esta"lecía con todaclaridad. a delicada cuestión de la ense5anza no se especifica"a, peroacuerdos ver"ales con los estadistas alemanes garantizaron que lasescuelas parroquiales podrían funcionar sin impedimento alguno.

El -ratado fue ratificado por el eic!stag el 2G de agosto de 23D3.+onstituyó un sorprendente :)ito diplom#tico de Pacelli ante la progresivamarea del nazismo en un país donde la vie6a +ultur2ampf amenaza"aconvertirse en ateísmo y, so"re todo, en anticatolicismo.

En noviem"re de 23D3 el $rzo"ispo Pacelli se trasladó a %uiza paradisfrutar de un merecido y necesario descanso. En la pl#cida calma de unestrec!o valle nevado, al pie de escarpados y "lancos picac!os, pudo gozar al fin de la a"soluta soledad para la meditación y la oración, que noencontra"a !acía muc!o tiempo. $llí le sorprendió un despac!o del %antoPadre en el que le anuncia"a que sería nom"rado +ardenal en el pró)imo+onsistorio, orden#ndole volver a oma.

Eugenio Pacelli no se alegró ante la idea de convertirse en un

Príncipe de la Iglesia. +onsidera"a que aRn no !a"ía terminado su tra"a6oen $lemania. $ntes al contrario, en vista de los progresos de lo que m#starde llamaría Mel sat#nico espectro del nazismo, creía que esta"aempezando. %e lo di6o así al Papa cuando estuvo en oma para informarlede la firma del +oncordato con Prusia. Pero el %anto Padre, en susa"iduría, 6uzga"a que Pacelli !acía falta en oma.

$l día siguiente de reci"ir el mensa6e, el Nuncio emprendió el regresoa 9erlín para ocuparse de los asuntos de la Em"a6ada y resolver los que pudiera antes de su marc!a a oma. a noticia de su pró)ima partida fueacogida con vivo sentimiento por todos sus amigos de $lemania. a

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Nunciatura esta"a llena durante todo el día y parte de la noc!e de unamultitud de sensi"les alemanes que se despedían con l#grimas en los o6os.

El 'ariscal PaRl von inden"urg, entonces Presidente de laepR"lica alemana, ofreció una comida de despedida al Nuncio. El vie6o

gran soldado, con su maciza ca"eza y su anc!o rostro surcado de a5os ye)periencias, levantó su copa para "rindar por Pacelli. %u voz resonó en elamplio comedor al decir7

1e agradezco cuanto !a !ec!o durante estos largos a5os en favor de la paz, inspirado siempre por un alto sentido de la 6usticia y un profundo amor a la umanidad. Puedo asegurarle que nunca leolvidaremos, ni tampoco sus tra"a6os.

$ estas e)presiones contestó Pacelli con un "reve discurso lleno de

sincero afecto al pue"lo alem#n, terminado con estas pala"ras7 1'is me6ores deseos al despedirme son para esta tierra y este

pue"lo confiados en su &o"ierno.

a escena m#s emocionante ocurrió el día de la marc!a del Nuncio.Era ya de noc!e cuando el $rzo"ispo su"ió a un carrua6e a"ierto enviado por el &o"ierno alem#n para conducirle a la estación. +uando los ca"allossalieron del parque, Pacelli pudo ver que la auc!strasse esta"a llena,!asta donde sus o6os podían alcanzar, de miles y miles de personas,muc!as de las cuales agita"an antorc!as encendidas por encima de susca"ezas. $l verle prorrumpieron en un gran vítor que atronó la calle.

Pacelli, con l#grimas en los o6os, se volvía a derec!a e izquierda paraimpartir su "endición a la muc!edum"re. 'uc!as personas la reci"ieron derodillas en el enfangado pavimento. %in poderlo remediar, el Nunciorecordaría otra !Rmeda noc!e en 'unic!, en que las tur"as le !a"íaninsultado en vez de aclamarle. Pero, despu:s de todo, tam"i:n aca"aron

por aceptar su "endición.a tremenda ovación se prolongó a lo largo del camino !asta laestación de $n!alter, donde la multitud era m#s compacta todavía. /e piea!ora en el coc!e, con la luz de las antorc!as "rillando so"re su rostrotenso y mo6ado de llanto, el $rzo"ispo Pacelli impartió su Rltima "endición al pue"lo alem#n. Por muc!o que este pue"lo se e)traviara enlos a5os sucesivos, Pacelli no olvidaría nunca el amor que le demostróaquella noc!e, y siempre creería que :sta era la verdad de su corazón.

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+apítulo IX

E +$PE B

El via6e desde 9erlín fue largo y fatigoso. a segunda ma5anadespu:s de a"andonar la capital de $lemania, el tren entró en la campi5a

romana cuando la luz del amanecer te5ía las colinas que rodean a oma.Pacelli se despertó al oír unos golpecitos en la puerta de su departamento.;n 'onse5or entró, se dirigió a la ventanilla, levantó la cortina y permaneció un momento mirando a trav:s del cristal. uego se volvió al$rzo"ispo y di6o7

1'ire, E)celencia. VNo es realmente un paraísoW

El Nuncio no respondió, pero clavó su mirada en el paisa6e que

pasa"a ante la ventanilla. e6os, !acia el Este, la cum"re del monte %orattese ilumina"a de oro mientras el sol su"ía r#pidamente por detr#s de :l parao"ligar a las Rltimas som"ras de la noc!e a retroceder en profundaconfusión so"re la lisa planicie. a luz primera da"a sus pinceladas #ureasa las copas de los pinos y de los cipreses, !aciendo c#lida y alegre suoscuridad. +uando pasa"a por las casitas de campo, las ventanas cerradasse a"rían como o6os so5olientos, y las palomas, en un "atir de alas,revolotea"an en el amanecer. a primera luz llegó !asta la ciudad, y lacRpula de %an Pedro apareció como flotando en una nie"la gris perla./etr#s de ella, las dem#s cRpulas y agu6as coronadas de cruces de lostemplos romanos se fueron di"u6ando en el cielo.

os o6os del $rzo"ispo se nu"laron de recuerdos nost#lgicos alcontemplar la silueta de su ciudad natal.


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alcanzando r#pidamente los primeros puestos de su profesión, llegando aser +onse6ero del Papa en el arreglo final del 'roblema Romano, es decir,en la posición política del poder temporal del Papa.

/esde 24F0, en que Italia se unió en un solo reino y la %anta %ede perdió sus dominios temporales, el Papa se encerró en el


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impresiones. 9arone, en nom"re de 'ussolini, desea"a sa"er so"re qu: "ases sería posi"le enta"lar negociaciones. ?rancesco Pacelli !a"ló con el+ardenal &asparri, %ecretario de Estado a la sazón, coincidiendo en que!a"ía dos puntos principales7 uno, el esta"lecimiento de un peque5o

Estado so"eranoQ otro, el reconocimiento del aspecto legal de los ritosreligiosos, particularmente el del matrimonio. as conversaciones comen(zaron en noviem"re de 23DF, fec!a en la que 'ussolini indicó que era posi"le a"rir negociaciones oficiales. El ey de Italia delegó en 'ussolini,como 6efe del &o"ierno, la dirección del asunto, y el Papa concedióid:nticos poderes a ?rancesco Pacelli.

asta el 22 de fe"rero de 23D3 no se firmó el Pacto. a firma secele"ró al mediodía, en el Palacio de etr#n, que daría su nom"re al

acuerdo. El +ardenal &asparri estampó su firma en el -ratado enrepresentación del Papa, y 'ussolini la suya en nom"re del ey de Italia.

$quella ma5ana Pío XI dirigía una pl#tica cuaresmal a todos los p#rrocos de oma. En el momento en que el relo6 dio las doce interrumpiósu sermón para anunciar lo que esta"a ocurriendo en aquel momento enetr#n. @ste fue el primer anunció oficial, aunque todo el mundo sa"ía quei"a a suceder algo e)traordinario, y los m#s raros rumores corrían por Italia desde !acía varios meses.

?rancesco !a"ía tra"a6ado muc!o y "ien, y Eugenio, reclinado en suasiento del tren, pensa"a con cari5oso orgullo en el !ec!o de que su!ermano !u"iera sido el instrumento para restaurar parte del prestigio perdido en la %anta %ede. Por aquel -ratado la %anta %ede no reco"ra"a losterritorios go"ernados por ella durante m#s de mil a5os y de los que fueradespo6ada en 24F0, pero recupera"a su 6erarquía de Estado so"erano eindependiente y reci"ía del Estado italiano una indemnización en dinero por los territorios arre"atados. El acuerdo contenía muc!as cl#usulas, pero,

en sustancia, lo que el &o"ierno italiano reconocía era72. El Estado de la +iudad del


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K. a instrucción religiosa se daría en los centros de primera y segundaense5anza por eclesi#sticos o profesores seglares con certificadosdiocesanos.

C. %e proscri"ía el divorcio, y la ceremonia religiosa del matrimonio

constituía un lazo legal.H. %e reconocía legalmente el %acramento de la confesión.

F. El &o"ierno italiano esta"lecería relaciones diplom#ticas con elnuevo Estado


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Pacelli descendió del coc!e y se enfrentó con la recepción cívica, pasandolentamente ante la larga !ilera de carabinieri con sus uniformes negrosllenos de adornos de plata, sus largas espadas y sus napoleónicos som"re(ros con escarapelas. En seguida se dirigió al


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tra vez se arrodilló Pacelli ant

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