Universidad Nacional Autónoma de Honduras
Departamento de Letras
Nombre de la clase:
Español
Nombre del Profesor:
Lic. Javier Martínez
Integrantes del Grupo y número de cuenta:
Maria Eugenia Alvarez Baquedano # 20111010951
Claudia Melissa Oliva Matamoros # 20141031334
Jefry Manuel Cantarero # 20151001417
Emir Josue Aguilera Reyes # 20151005848
Allan Jair Aguilar Montoya # 20141030293
Lugar y fecha:
C.U. M.D.C. 11 de abril de 2015
Objetivos.
General.
Mostrar la elaboración de un documento de Francisco Morazán mediante la presentación de
sus documentos y su biografía entre otros Para tener un conocimiento más amplio sobre un
héroe nacional Francisco Morazán.
Especifico
Aumentar el conocimiento de los alumnos y profesor.
Expandir nuestro conocimiento sobre un héroe nacional Francisco Morazán.
Expandir nuestro conocimiento sobre sus escritos, pensamientos entre otros de
Francisco Morazán.
Introducción
La presente investigación presenta la vida, sus pensamientos, obras y el testamento de
Francisco Morazán Quesada, fue un héroe nacional.
Francisco Morazán Quesada fue un valiente militar, político, escritor, pensador y hombre
visionario que gobernó con valentía y rectitud la República Federal de Centro América,
Costa Rica, El Salvador y Honduras en los siguientes períodos:
Honduras: 1827-1830
Rep. Federal de Centroamérica: 1830-1834 y 1835-1839
El Salvador: 1839-1840
Costa Rica: 13 Abril de 1842 – 11 de Septiembre de 1842
Para analizar este documento es necesario mencionar. Una de ellas se puede decir su
pensamiento. Se considera pensamiento a todo aquel producto de la mente, es decir, todo
aquello que es traído a la realidad gracias a la intervención de nuestra razón.
Justificación.
Este trabajo que presentamos muestra la importancia, porque enriquecemos más
nuestro conocimiento sobre un héroe nacional de honduras Francisco Morazán, y
podemos conocer sus pensamientos, el testamento, y su vida (biografía). Rescatar el
valor que tiene Francisco Morazán en nuestro país ya que fue un luchador por la
independencia de Centroamérica, fue un valiente militar, escritor, político, pensador y
un hombre visionario
Marco histórico.
Edad Contemporánea. Es el nombre con el que se designa el periodo histórico
comprendido entre la Revolución francesa y la actualidad. Comprende un total de 226 años,
entre 1789 y el presente. La humanidad experimentó una transición demográfica, concluida
para las sociedades más avanzadas (el llamado primer mundo) y aún en curso para la mayor
parte (los países subdesarrollados y los países recientemente industrializados), que ha
llevado su crecimiento más allá de los límites que le imponía históricamente la naturaleza,
consiguiendo la generalización del consumo de todo tipo de productos, servicios y recursos
naturales que han elevado para una gran parte de los seres humanos su nivel de vida de una
forma antes insospechada, pero que han agudizado las desigualdades sociales y espaciales y
dejan planteadas para el futuro próximo graves incertidumbres medioambientales. Los
acontecimientos de esta época se han visto marcados por transformaciones aceleradas en la
economía, la sociedad y la tecnología que han merecido el nombre de Revolución
industrial, al tiempo que se destruía la sociedad preindustrial y se construía una sociedad de
clases presidida por una burguesía que contempló el declive de sus antagonistas
tradicionales (los privilegiados) y el nacimiento y desarrollo de uno nuevo (el movimiento
obrero), en nombre del cual se plantearon distintas alternativas al capitalismo. Más
espectaculares fueron incluso las transformaciones políticas e ideológicas (Revolución
liberal, nacionalismo, totalitarismos); así como las mutaciones del mapa político mundial y
las mayores guerras conocidas por la humanidad. La ciencia y la cultura entran en un
periodo de extraordinario desarrollo y fecundidad; mientras que el arte contemporáneo y la
literatura contemporánea (liberados por el romanticismo de las sujeciones académicas y
abiertos a un público y un mercado cada vez más amplios) se han visto sometidos al
impacto de los nuevos medios de comunicación de masas (tanto los escritos como los
audiovisuales), lo que les provocó una verdadera crisis de identidad que comenzó con el
impresionismo y las vanguardias y aún no se ha superado. En cada uno de los planos
principales del devenir histórico (económico, social y político), puede cuestionarse si la
Edad Contemporánea es una superación de las fuerzas rectoras de la modernidad o más
bien significa el periodo en que triunfan y alcanzan todo su potencial de desarrollo las
fuerzas económicas y sociales que durante la Edad Moderna se iban gestando lentamente:
el capitalismo y la burguesía; y las entidades políticas que lo hacían de forma paralela: la
nación y el Estado. En el siglo XIX, estos elementos confluyeron para conformar la
formación social histórica del estado liberal europeo clásico, surgido tras la crisis del
Antiguo Régimen. El Antiguo Régimen había sido socavado ideológicamente por el ataque
intelectual de la Ilustración (L'Encyclopédie, 1751) a todo lo que no se justifique a las luces
de la razón por mucho que se sustente en la tradición, como los privilegios contrarios a la
igualdad (la de condiciones jurídicas, no la económico-social) o la economía moral4
contraria a la libertad (la de mercado, la propugnada por Adam Smith -La riqueza de las
naciones, 1776). Pero, a pesar de lo espectacular de las revoluciones y de lo inspirador de
sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad (con la muy significativa adición del término
propiedad), un observador perspicaz como Lampedusa pudo entenderlas como la necesidad
de que algo cambie para que todo siga igual: el Nuevo Régimen fue regido por una clase
dirigente (no homogénea, sino de composición muy variada) que, junto con la vieja
aristocracia incluyó por primera vez a la pujante burguesía responsable de la acumulación
de capital. Esta, tras su acceso al poder, pasó de revolucionaria a conservadora, consciente
de la precariedad de su situación en la cúspide de una pirámide cuya base era la gran masa
de proletarios, compartimentada por las fronteras de unos estados nacionales de
dimensiones compatibles con mercados nacionales que a su vez controlaban un espacio
exterior disponible para su expansión colonial. En el siglo XX este equilibrio inestable se
fue descomponiendo, en ocasiones mediante violentos cataclismos (comenzando por los
terribles años de la Primera Guerra Mundial, 1914-1918), y en otros planos mediante
cambios paulatinos (por ejemplo, la promoción económica, social y política de la mujer).
Por una parte, en los países más desarrollados, el surgimiento de una poderosa clase media,
en buena parte gracias al desarrollo del estado del bienestar o estado social (se entienda este
como concesión pactista al desafío de las expresiones más radicales del movimiento obrero,
o como convicción propia del reformismo social) tendió a llenar el abismo predicho por
Marx y que debería llevar al inevitable enfrentamiento entre la burguesía y el proletariado.
Por la otra, el capitalismo fue duramente combatido, aunque con éxito bastante limitado,
por sus enemigos de clase, enfrentados entre sí: el anarquismo y el marxismo (dividido a su
vez entre el comunismo y la socialdemocracia). En el campo de la ciencia económica, los
presupuestos del liberalismo clásico fueron superados (economía neoclásica,
keynesianismo -incentivos al consumo e inversiones públicas para frente a la incapacidad
del mercado libre para responder a la crisis de 1929- o teoría de juegos -estrategias de
cooperación frente al individualismo de la mano invisible-). La democracia liberal fue
sometida durante el período de entreguerras al doble desafío de los totalitarismos estalinista
y fascista (sobre todo por el expansionismo de la Alemania nazi, que llevó a la Segunda
Guerra Mundial). En cuanto a los estados nacionales, tras la primavera de los pueblos
(denominación que se dio a la revolución de 1848) y el periodo presidido por la unificación
alemana e italiana (1848-1871), pasaron a ser el actor predominante en las relaciones
internacionales, en un proceso que se generalizó con la caída de los grandes imperios
multinacionales (español desde 1808 hasta 1898; ruso, austrohúngaro y turco en 1918, tras
su hundimiento en la Primera Guerra Mundial) y la de los imperios coloniales (británico,
francés, holandés, belga tras la Segunda). Si bien numerosas naciones accedieron a la
independencia durante los siglos XIX y XX, no siempre resultaron viables, y muchos se
sumieron en terribles conflictos civiles, religiosos o tribales, a veces provocados por la
arbitraria fijación de las fronteras, que reprodujeron las de los anteriores imperios
coloniales. En cualquier caso, los estados nacionales, después de la Segunda Guerra
Mundial, devinieron en actores cada vez menos relevantes en el mapa político, sustituidos
por la política de bloques encabezados por Estados Unidos y la Unión Soviética. La
integración supranacional de Europa (Unión Europea) no se ha reproducido con éxito en
otras zonas del mundo, mientras que las organizaciones internacionales, especialmente la
ONU, dependen para su funcionamiento de la poco constante voluntad de sus componentes.
La desaparición del bloque comunista ha dado paso al mundo actual del siglo XXI, en que
las fuerzas rectoras tradicionales presencian el doble desafío que suponen tanto la tendencia
a la globalización como el surgimiento o resurgimiento de todo tipo de identidades,
personales o individuales, colectivas o grupales, muchas veces competitivas entre sí
(religiosas, sexuales, de edad, nacionales, estéticas, culturales, deportivas, o generadas por
una actitud -pacifismo, ecologismo, alter mundialismo- o por cualquier tipo de condición,
incluso las problemáticas -minusvalías, disfunciones, pautas de consumo-).
Particularmente, el consumo define de una forma tan importante la imagen que de sí
mismos se hacen individuos y grupos que el término sociedad de consumo ha pasado a ser
sinónimo de sociedad contemporánea.
Marco Biográfico
Biografía de José Francisco Morazán Quezada
José Francisco Morazán Quezada nació el 3 de octubre de 1792, en Tegucigalpa,
Honduras, y fue el Presidente de la República Federal de Centroamérica, siendo el Jefe de
Estado de Honduras, Guatemala, El Salvador y Costa Rica. Su nombre está fuertemente
relacionado con el ideal unionista centroamericano, por lo que es considerado uno de los
personajes más importantes la historia de América Central.
Hijo de Eusebio Morazán y Alemán y de Guadalupe Quezada y Borjas, sus primeros
estudios los realizó con el fraile José Antonio Murga, y luego se convirtió en autodidacta
lo que, acompañado de su fuerza intelectual y física, ayudaron a forjar una impecable
disciplina.
Su primer trabajo lo obtuvo como asistente del Alcalde Narciso Mayol, con quien
aprendió varias técnicas importantes sobre la administración de la capital de Honduras.
En el año 1824 fue nombrado "Secretario general del gobierno" del primer Jefe de Estado
de Honduras, Dionisio de Herrera. Luego de que los conservadores se hicieran cargo del
gobierno de su país, estalló una guerra civil en Centroamérica. En medio de dicho
acontecimiento bélico, Morazán fue tomado preso en Ojojona.
Una vez puesto en libertad, comandó al ejército de Honduras con el fin de liberar a su país
del dictador Justo Milla, objetivo que consiguió luego de un avasallante triunfo en la
"Batalla de La Trinidad". Gracias a esto, fue nombrado líder de los liberales
centroamericanos, consiguiendo el puesto de "Presidente de Honduras". Pero el objetivo
del militar era algo más que eso, por lo que se lanzó a liberar a El Salvador, dejando al
mando de Honduras a Diego Vigil. Luego de juntar un ejército de 600 hombres, partió
hacia el país centroamericano, al cual, luego de ganar la memorable "Batalla de El
Gualcho", declaró la libertad de El Salvador.
Gracias a sus reiterados triunfos, cada vez más soldados se alistaban a su ejército, por lo
que decidió partir hacia Guatemala, en donde agrupó fuerzas indígenas y criollas, que le
permitieron vencer en la "Batalla de Las Charcas" el 15 de marzo de 1829. A pesar de su
heroica lucha, las fuerzas guatemaltecas no se rindieron, por lo que el ejército libertador
debió partir hacia la capital. Una vez que pisaron el territorio de la Ciudad de Guatemala,
fueron sorprendidos por un ataque sorpresa que venció a un pelotón del ejército. Pero no les
alcanzó a los conservadores para acabar con las fuerzas de Morazán, que el 13 de abril de
ese mismo año, sitió la ciudad y derrocó al gobierno de los conservadores.
Luego de que se realizaron las elecciones constitucionales, Morazán fue nombrado
"Presidente de la República Federal de Centroamérica". Una vez que comenzó a ocupar
su cargo, propuso una serie de reformas con la intención de acabar con el subdesarrollo de
los pueblos de Centroamérica, por lo que estableció el libre comercio, modificó la ley de las
exportaciones, fomentó al proteccionismo en la industria textil, llamó a la libertad de culto,
impulsó políticas para la educación de todos los ciudadanos e implementó el Código de
Livingston, el cual establecía un nuevo sistema penitenciario.
Luego de varios intentos de derrocar al Presidente, los grupos opositores consiguieron
llevar la desestabilizad en el país, por lo que Rafael Carrera, líder de los conservadores,
consigue derrocar de su cargo al militar hondureño aunque nunca le pudo ganar una batalla.
Fue así como Guatemala volvió a ser un país gobernado por los conservadores.
El 11 de julio de 1839, fue declarado "Jefe de Estado de El Salvador", aunque este cargo
lo mantendría muy poco tiempo, debido a que la inestabilidad política estaba en toda
Centroamérica, por lo que fue obligado a renunciar de su cargo.
En su reclusión, el líder político escribió: "Y para que nada faltase de ignominia y funesto
a la revolución que habéis últimamente promovido, apareció en la escena el salvaje
Carrera, llevando en su pecho las insignias del fanatismo, en sus labios la destrucción de
los principios liberales y en sus manos el puñal que asesinara a todos aquellos que no
habían sido abortados, como él, de las cavernas de Mataquescuintla. Este monstruo debió
desaparecer con el cólera morbus asiático que lo produjo. Al lado de un fraile y de un
clérigo se presentó por la primera vez revolucionando los pueblos contra el Gobierno de
Guatemala, como envenenador de los ríos que aquellos conjuraban, para evitar, decían, el
contagio de la peste. Y contra este mismo Gobierno, fue el apoyo de los que en su
exasperación le dieron parte en la ocupación de la Ciudad de Guatemala. Fue su peor
enemigo cuando éstos quisieron poner término a sus demasías y vandalismos, y su más
encarnizado perseguidor y asesino cuando el salvaje se uniera con vosotros".
Pero ese no había sido el fin de la carrera de Morazán, debido a que varios opositores del
gobierno de Braulio Carrillo en Costa Rica le pidieron ayuda para derrocar al gobernador
que se había autoproclamado "Jefe Vitalicio de Costa Rica". Por esta razón, el general
partió junto a 500 hombres y logró librar, por segunda vez, a Costa Rica de las manos
conservadoras: "Costarricenses: Han llegado a mi destierro vuestras suplicas... Vuestros
clamores han herido por largo tiempo mis oídos, y he encontrado al fin los medios de
salvaros, aunque sea a costa de mi propia vida".
El general Antonio Pinto Soares y el coronel Florentino Alfaro Zamora iniciaron una
campaña para derrocar al líder costarricense, por lo que, luego de capturarlo, se lo llevó al
paredón de fusilamiento junto a algunos de sus colegas. El 15 de septiembre de 1842, fue
fusilado por el ejército conservador revolucionario. Las últimas palabras
de Morazán fueron: "Aun estoy vivo".
Marco teórico
Testamento de Francisco Morazán
San José de Costa Rica, 15 de septiembre de 1842
Día del aniversario de la independencia, cuya integridad he procurado mantener.
En nombre del Autor del Universo, en cuya religión muero.
DECLARO: que estoy casado y dejo a mi mujer como única albacea.
DECLARO: que todos los intereses que poseía, míos y de mi esposa, los he gastado en dar
un Gobierno de Leyes a Costa Rica, lo mismo que dieciocho mil pesos y sus réditos, que
adeudo al señor General Pedro Bermúdez.
DECLARO: que no he merecido la muerte, porque no he cometido más falta que dar
libertad a Costa Rica y procurar la paz a la Republica. De consiguiente, mi muerte es un
asesinato, tanto más agravante cuanto que no se me ha juzgado ni oído. Yo no he hecho
más que cumplir los mandatos de la Asamblea, en consonancia con mis deseos de
reorganizar la República.
PROTESTO que la reunión de soldados que hoy ocasiona mi muerte la he hecho
únicamente para defender el departamento de El Guanacaste, perteneciente al Estado,
amenazado, seguían las comunicaciones del Comandante de dicho departamento, por
fuerzas del Estado de Nicaragua. Que si ha cabido en mis deseos el usar después, de
algunas de estas fuerzas para pacificar la República, solo era tomando de aquellos que
voluntariamente quisieran marchar, porque jamás se emprende una obra semejante con
hombres forzados.
DECLARO: que al asesinato se ha unido la falta de palabra que me dio el comisionado
Espinach, de Cartago, de salvarme la vida.
DECLARO: que mi amor a Centroamérica muere conmigo. Excito a la juventud, que es
llamada a dar vida a este país que dejo con sentimiento por quedar anarquizado, y deseo
que imiten mi ejemplo de morir con firmeza antes que dejarlo abandonado al desorden en
que desgraciadamente hoy se encuentra.
DECLARO: que no tengo enemigos, ni el menor rencor llevo al sepulcro contra mis
asesinos, que los perdono y deseo el mayor bien posible.
Muero con el sentimiento de haber causado algunos males a mi país, aunque con el justo
deseo de procurarle su bien; y este sentimiento se aumenta, porque cuando había rectificado
mis opiniones en política en la carrera de la revolución, y creía hacerle el bien que me había
prometido para subsanar de este modo aquellas faltas, se me quita la vida injustamente.
El desorden con que escribo, por no habérseme dado más que tres horas de tiempo, me
había hecho olvidar que tengo cuentas con la casa de Mr. M. Bennet, de resultas del corte
de maderas en la costa del Norte, en las que considero alcanzar una cantidad de diez a doce
mil pesos, que pertenecen a mi mujer, en retribución de las pérdidas que ha tenido en sus
bienes pertenecientes a la hacienda de Jupuara, y tengo además otras deudas que no ignora
el señor Cruz Lozano.
Quiero que este testamento se imprima en la parte que tiene relación con mi muerte y los
negocios públicos. “Quiero que mis cenizas descansen en el suelo de El Salvador, cuyo
pueblo me fue tan adicto.”
-Francisco Morazán”
Pensamientos de Francisco Morazán
1. Un pueblo que rompiendo las cadenas de la esclavitud, se arroja, digámoslo así, de
repente en el camino de la libertad, no puede marchar sin tropiezos por él, sino
buscando en la educación el cultivo de su inteligencia e instruyéndose en el
cumplimiento de sus deberes.
2. La sencilla educación popular es el lema de las naciones libres, para destruir los
errores y preparar el triunfo de la razón y la libertad.
3. Los rehenes que los enemigos tienen en su poder son para mí sagrados y hablan
vehemente a mi corazón; pero soy el Jefe de Estado y mi deber es atacar; pasaré sobre
los cadáveres de mis hijos, haré escarmentar a mis enemigos y no sobreviviré un solo
instante a tan escandaloso atentado (respuesta a una comisión de los facciosos que le
propuso depusiera las armas).
4. La grandeza de una patria no se mide por la extensión de su territorio sino por la
dignidad y honor de sus hijos.
5. Si aristocracia puede haber, solo será la aristocracia que yo respeto, que yo admiro: la
aristocracia de la virtud y el tiempo.
6. La fortuna jamás protege a los que huyen de los peligros de la guerra para poder
disfrutar de las ventajas del triunfo.
7. Morir hoy o mañana es lo mismo.
8. Los pueblos libres calculan los años de su vida social por la existencia de su poder,
respectivamente.
9. Declaro… que ni el menor rencor llevo al sepulcro contra mis asesinos, que los
perdono y deseo el mayor bien posible.
10. La posteridad nos hará justicia.
11. No he de huir, señor, ni me falta valor para ir al patíbulo.
12. Si amáis la libertad, dejad libre y expedita la acción del Gobierno que la protege.
¿Cómo queréis que sea fuerte contra la opción que conspiró, si vosotros le quitáis la
fuerza?
13. Los pueblos me han confiado sus destinos; yo seré todo para los pueblos. Una lágrima
menos, una espiga más, un retoño de la planta que no se había cultivado. Será el
máximum de mi felicidad.
14. Jamás se pueden hacer obras con hombres forzados.
15. Si vosotros teneis vocación para ser esclavos, yo no la tengo para ser tirano.
16. Declaro: que mi amor a Centroamérica muere conmigo. Exito a la juventud, que es
llamada a dar vida a este país que dejo con sentimiento por quedar anarquizado, y
deseo que imiten mi ejemplo de morir con firmeza antes que dejarlo abandonado al
desorden en que desgraciadamente hoy se encuentra.
Conclusiones.
Como resultado de la investigación presentada, es posible concluir que
Francisco Morazán fue un valiente militar ya que fue un luchador por la
independencia de Centroamérica y fue un grande político y escritor.
la experiencia ha mostrado la investigación, se puede concluir en que Francisco
Morazán fue hombre visionario que gobernó con valentía y rectitud la
República Federal de Centro América, Costa Rica, El Salvador y Honduras.
Este trabajo nos sirvió para interiorizarnos y aprender de una manera
adecuada sobre los pensamientos y testamento entre otras cosas que realizo
Francisco Morazán.
Bibliografía.
http://www.biografias.es/famosos/francisco-morazan.html
http://www.xplorhonduras.com/testamento-de-francisco-morazan/
http://nacerenhonduras.com/2010/09/pensamiento-de-francisco-morazan.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Edad_Contempor%C3%A1nea
Anexos.
Francisco Morazán
Testamento de Francisco Morazán.
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