1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

download 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

of 22

Transcript of 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    1/22

    I D E N T I D A D E S

    Dossier 2, Ao 6Abril 2016

    pp. 05-26ISSN 2250-5369

    Populismo y democracia liberalUna tensa relacin1

    Gerardo Aboy Carls2

    ResumenEl presente trabajo explora las relaciones entre el populismo y la democracia liberal. Con este fin, seaboca inicialmente a clarificar una definicin mnima de ambos trminos capaz de sortear losequvocos que han atravesado los debates sobre la materia. Posteriormente se someten a revisincrtica tanto las interpretaciones que consideran al populismo un rasgo constitutivo de la polticademocrtica como aquellas que sostienen que la coexistencia de la democracia liberal y el populismoes imposible en cualquier circunstancia. Finalmente se abordan los rasgos ms disruptivos del

    populismo para un rgimen democrtico liberal, intentando fundamentar como, paradojalmente, enesos mismos rasgos anidan formas de adaptacin que en ciertas circunstancias habilitan una tensacoexistencia.Palabras Clave

    populismo democracia Estado de derecho

    AbstractThis paper explores the relationship between populism and liberal democracy. Thus, we initially payattention to clarify a definition of both terms in order to overcome the misunderstandings thatcharacterize the discussions on the matter. Then, we critically rethink the interpretations in whichpopulism is considered a constitutive feature of democratic politics as well as those who claim thecoexistence of liberal democracy and populism as impossible under any circumstances. Finally we

    inquire the most disruptive traits of populism to a liberal democratic regime, trying to explain how,paradoxically, in those same traits nest forms of adaptation that enabled a tense coexistence in certaincircumstances.Key wordspopulism democracy Rechtsstaat

    1 Una primera versin de este trabajo fue presentada al 8 Congreso Latinoamericano de CienciaPoltica de la Asociacin Latinoamericana de Ciencia Poltica (ALACIP) desarrollado en Lima del 22 al24 de Julio de 2015.2

    Investigador Independiente del CONICET y Profesor Titular del Instituto de Altos Estudios Sociales(IDAES) de la Universidad Nacional de San Martn. Contacto: [email protected]

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    2/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 6 -

    No cabe democracia sin respeto a la singularidad o a la alteridad irreductible, pero no cabedemocracia sin comunidad de amigos, sin clculo de las mayoras, sin sujetos identificables,

    estabilizables, representables e iguales entre ellos. Estas dos leyes son irreductibles la una a la otra.Trgicamente irreconciliables y para siempre ofensivas. La ofensa misma se abre con la necesidad de

    tener que contaruno a sus amigos, de contar a los otros, en la economa de los suyos, all dondecualquier otro es completamente otro.

    Jacques Derrida, Polticas de la amistad

    Introduccin

    La polisemia del trmino populismo es un lugar comn aceptadogeneralizadamente en las ciencias sociales de la regin. Pese a ello, la palabra, con lasambigedades conceptuales del caso, contina siendo utilizada, ms comnmentecon una denotacin condenatoria, para aludir a ciertos rasgos de distintas

    experiencias polticas. Menos claro resulta que un uso igualmente ligero sueleacompaar a otras palabras que gozande una mejor reputacin en las cienciassociales. Nos referimos particularmente a la palabra democracia. As, el trminopopulismo puede oscilar entre su identificacin con una prctica demaggica ymanipulatoria cuyo nico norte sera el fortalecimiento de liderazgos discrecionaleso, por otro lado, aludir al proceso de constitucin del sujeto soberano en lamodernidad. Con los usos del trmino democracia ocurre otro tanto: se podr referircon el mismo a las llamadas poliarquas como formas institucionales que garantizanuna participacin ampliada en la eleccin de los gobernantes y el estricto respeto delibertades polticas y civiles, o en cambio, se podr aludir con este nombre a toda

    realidad que suponga que la voluntad popular gobierna mientras se verifique ciertogrado de identidad entre gobernantes y gobernados. Por supuesto que ambaspalabras pueden ser susceptibles de definiciones ms ricas y rigurosas que las queaqu han sido esbozadas con la sola intencin de ejemplificar la amplitud de los usosde los trminos en cuestin.

    Ahora bien, esa polisemia que nos aleja de la conceptualizacin para evocarobjetos anexactos3se torna dramtica cuando objetores o defensores en diverso gradode las experiencias a las que se suele identificar como populistas intentan polemizaracerca de las relaciones entre populismo y democracia. As, con mayor o menorbuena fe de parte de los polemistas, asistimos a un verdadero juego de tahres en el

    que pocas veces existe algn tipo de concordancia entre los significados que estosdos significantes el de populismo y el de democracia- implican para loscontendientes, pudindose afirmar perfecta y fundadamente que el populismo es lanegacin misma de la democracia o una cabal expresin de la misma.

    Por supuesto que han existido tambin trabajos rigurosos que han intentadodelimitar conceptualmente los trminos implicados a la hora de explorar la relacin

    3 La referencia a objetos anexactos, utilizada por Benjamn Arditi (2009) para caracterizar alpopulismo, es tomada de Deleuze y Guattari, quienes en Mil Mesetasevocan esta figura acuada porHusserl. Refiere a aquello que no puede ser inexacto como las cosas sensitivas ni exacto como las

    esencias ideales. As, si el crculo es una esencia fija, ideal, la redondez es una esencia vaga y fluida,diferente tanto del crculo como de las cosas redondas.

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    3/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 7 -

    entre los mismos4, pero stos han sido ms la excepcin que la regla en un debate quemuchas veces se dio a la luz de movimientos y experiencias polticas concretas, alcalor de una lucha en la que el prisma de los usos acadmicos resultabaconstantemente desbordado por esa beligerancia y donde antes que un abordaje

    sistemtico de la relacin en cuestin se lanzaba un hallazgo parcial y mdico comordago devastador de las posiciones contrarias. Institucionalistas convencidos o

    juglares de un retorno de lo poltico, difcilmente escaparon a esa tentacin.Si queremos desbrozar el terreno y llevar nuestros debates a una lengua ms o

    menos compartida es preciso sealar ante todo que la democracia, cuya relacin decompatibilidad o no con el populismo se busca desentraar, no es cualquier forma dedemocracia. Se trata de la democracia liberal, ese complejo hbrido de tradicionespolticas que ha tomado forma en una parte de Occidente a travs del desarrollo delos gobiernos representativos y que supone la eleccin de gobiernos por intervalosregulares mediante el sufragio universal5, una administracin de justicia que no seadependiente de los dictados de los otros poderes del Estado y la garanta para elejercicio efectivo de los derechos civiles y polticos por parte de la poblacin (Sartori,1997; Manin, 1997).

    Est absolutamente claro que la democracia no se agota en la democracialiberal y que el debate sobre la compatibilidad del populismo con diferentes formasde la democracia puede ser mucho ms rico y provechoso que el recorte que aquproponemos. La democracia como poder del pueblo puede ser incluso ajena a lasideas que el constitucionalismo occidental ha construido acerca de la representacin,los lmites del poder y los derechos individuales, pero ello no obsta a que existanbuenos argumentos para fundar una preferencia por ese complejo hbrido al quellamamos democracia liberal ni para evadir, conforme a la polisemia de lostrminos, la rigurosidad de un debate que amerita la concesin de una lenguacomn.

    Como casi toda existencia poltica empricamente dada, la democracia liberales,como sealamos, un complejo hbrido de formas y principios polticosprovenientes de diversas vertientes del pensamiento y la prctica poltica deOccidente. Es preciso tener en cuenta que cuando hablamos de democracia,republicanismo o liberalismo no nos estamos refiriendo a realidades empricasconcretas que as puedan ser exclusivamente caracterizadas. Tampoco podemosreferirnos en forma cabal con estas palabras a un conjunto de autores, cuya obra serala absolutaencarnacin de lo que entendemos por ellas. Democracia, republicanismoy liberalismo son en verdad tradiciones polticas, entendiendo que toda tradicinsupone un tipo especial de intervencin intelectual que asla y filia determinadas

    4Entre otros, resulta ineludible mencionar aqu los trabajos de Margaret Canovan (1999); de BenjamnArditi (2005); de Sebastin Barros (2006); de Abts y Rummens (2007); y de Francisco Panizza (2008).5Aqu el trmino universaldebe ser tomado con todas las salvedades y matices de los distintos casosparticulares. As, este sufragio puede ser voluntario u obligatorio, puede excluir a los habitantesextranjeros que no son nativos o naturalizados, a los condenados en prisin o privados de derechospor causa penal al momento de la eleccin, a los declarados rebeldes en una causa penal mientras no

    cese o prescriba la rebelda, a los declarados dementes en juicio y a los menores de determinada edad(generalmente 18 o 16 aos).

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    4/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 8 -

    recurrencias tpicas sobre un conjunto de prcticas sociales empricas y tericas. Esostres nombres con los que designamos a las grandes corrientes del pensamientopoltico occidental se constituyen por lo tanto como el producto de una operacinintelectual que, al modo de los tipos ideales weberianos, vertebran una sntesis de

    rasgos paradigmticos que componen tres conglomerados de fundamentaciones yformas de interaccin comunitaria con diferentes nfasis, y, cuya relacin entre s,est lejos de ser armnica. As, el pluralismo es un rasgo tpico de ciertorepublicanismo y del liberalismo, pero no necesariamente de la democracia; larepresentacin puede tener una relacin ms armnica con el liberalismo, en tantosupone cierta idea de liberacin de parte de la ciudadana de las cargas de la gestinpblica, pero su articulacin con variantes del republicanismo y la democracia puederesultar ms compleja6.

    Las distintas tradiciones funcionan as como una suerte de iluminadores, demarcos de referencia que nos permiten caracterizar en su complejidad tanto distintosrdenes polticos histricamente dados como las fundamentaciones de los mismos.

    Cuando nos aproximamos a la nocin de democracia liberal advertimos quela misma se refiere en primer lugar a la nominacin de un orden polticoempricamente dado en el que se entrecruzan prcticas e ideas que parecen tpicas dela democracia, del republicanismo y del liberalismo, componiendo un complejoequilibrio no exento de tensiones. Pero desde la segunda mitad del siglo XIX, a esecomplejo hbrido resultante de la historia poltica y las prcticas institucionales deuna parte de la civilizacin occidental,se lo comenz a denominar, en formageneralizada, democracia a secas. El proceso de esta reconversin nominal ha sidosugestiva y detalladamente descripto por Giovanni Sartori (2000).7

    Con el correr del tiempo, esa realidad compleja de la democracia liberalcomenz a ser tematizada y estudiada en su especificidad. Cada vez se nomin mscomo democracia a un conjunto de instituciones que regulan la lucha y el ejerciciodel poder, as como a los principios y valores que animan la vida de esasinstituciones. Ese complejo hbrido alcanz entonces el status de un rgimen polticoparticular y definido que ya no facilitaba la identificacin de la compleja trama deelementos provenientes de distintas tradiciones que le daban forma. Usos propios delsiglo XVIII, como cuando Immanuel Kant sealaba en 1795 que la democracia es, enel genuino sentido de la palabra, un despotismo (Kant, 1999: 86), se tornaron enexpresiones difciles de comprender por las nuevas generaciones. Cuandopromediando el siglo XX, autores como Isaiah Berlin (2004) o Jacob Talmon (1952)compusieron sus estudios sobre Rousseau y establecieron una lnea de continuidadentre democracia y totalitarismo, la agudeza de sus reflexiones parecicircunscribirse al pblico de un reducido ncleo de especialistas en teora y filosofapoltica. La naciente ciencia poltica y el conjunto de la sociedad ya hablaban

    6 As, ciertos neorrepublicanos como HannaArendt ven en la representacin un obstculo a laparticipacin de los ciudadanos en la esfera pblica, nico mbito en que los hombres pueden serautnticamente libres; mientras que autores como Carl Schmitt no advierten en el liderazgobice paraque se produzca una democrtica identidad entre gobernantes y gobernados (Arendt, 1992; Schmitt,

    1992).7Ver especialmente el Captulo XI.

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    5/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 9 -

    crecientemente otra lengua, para la cual aquellos usos se tornaban incomprensibles.An un autor de la profundidad y la agudeza de Claude Lefort (2004b) demostrara,pocas dcadas ms tarde, que la nueva lengua poda ser tambin la de los filsofospolticos.

    Con el cambio de lengua no slo parecieron ser enviadas al arcn de losrecuerdos caracterizaciones muy certeras del desarrollo de los gobiernosrepresentativos como aquella que los concibe como una aristocracia electiva de baseampliada;tambin se perdieron algunos marcos conceptuales para establecerfehacientemente cun democrticas, cun republicanas o cun liberales son nuestrasdemocracias de hoy.

    Esta transformacin en la nominacin tiene consecuencias de importancia paraexplicar dnde se origina esa suerte de dilogo entre sordos que caracteriza a losdebates sobre la relacin entre populismo y democracia. As, es frecuente quequienes ponen el acento en subrayar las incompatibilidades entre ambos partan deconcepciones de la democracia que siguen los usos ms actuales del trmino,aquellos que la identifican con la democracia liberal. Cabe sealar que stos ltimosestn lejos de constituir un grupo homogneo, ya que entre los mismos habr, tantoautores que conciben a la democracia bsicamente como un sistema institucionalasociado a la idea de la poliarqua (Dahl, 1989), como quienes lo hacen desde unams amplia caracterizacin de inspiracin tocquevilleana que entiende a lademocracia como una forma de sociedad.8Entre quienes tienden a tener una visinms matizada de esa relacin o an entre quienes afirman un nexo indisoluble entrela democracia y las experiencias populistas, es comn que existan usos ms clsicosdel trmino; aqu la democracia liberal tiende a ser un uso esquivo en algunos oincluso una realidad poco atractiva para otros. En este contexto es sencillocomprender por qu decimos que los debates alrededor de la relacin entrepopulismo y democracia se encuentran generalmente viciados no slo por lapolisemia del trmino populismo, sino tambin por la existencia de diferenteslenguas que mentan el trmino democracia. Aclarado este punto, nos abocaremosseguidamente a realizar una definicin mnima de los trminos de la polmica.

    Qu democracia? Qu populismo?

    No nos proponemos en este apartado realizar un estudio en profundidad ni dela democracia liberal, ni del populismo. Nuestro objetivo es bastante ms mdico enun terreno que, alejado de las certezas, est atravesado por las diferentesperspectivas de aproximacin. Nos limitaremos entonces a esbozar unacaracterizacin conceptual sencilla de ambos fenmenos, cuya nica pretensin es sucomunicabilidad para evitar aquellos malentendidos reseados en la seccin anteriory poder avanzar en la exploracin de las relaciones entre populismo y democracia,entendida esta ltima al uso de nuestros das.

    8

    As, por ejemplo, la influencia de un autor como Claude Lefort es central en el argumento del yacitado trabajo de Abts y Rummens (2007).

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    6/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 10 -

    Aunque como bien sabe el historiador de las ideas polticas no existe ningunarelacin entre la forma poltica de la democracia como identidad entre gobernantes ygobernados y el elemento propio del Estado de Derecho, lo cierto es que distintoselementos provenientes de ambas tradiciones convergieron en diferente grado en la

    sedimentacin de aquellas rutinas que definieron a una parte de los regmenespolticos occidentales.

    Carl Schmitt nunca le concedi al liberalismo inspirador del Estado deDerecho un estatuto poltico, esto es, la posibilidad de definir un orden poltico capazde fijar lmites entre la comunidad poltica y su exterior a travs de la posibilidadsociolgico poltica de crear una distincin entre amigos y enemigos. La igualdadindiferenciada de todos los hombres sustentada en la idea de Humanidad era, para elautor alemn, una idea ajena a cualquier magnitud poltica y un elementoneutralizador de los principios de diferenciacin que todo Estado requera paraerigirse como tal. As, para Schmitt:

    El elemento liberal especfico, de Estado de Derecho, que se unecon el elemento democrtico de una Constitucin, lleva adulcificar y debilitar el poder del Estado en un sistema decontroles y frenos. La Democracia como forma poltica es noesencial, quizs incluso extraa, a esta tendencia. (Schmitt, 1992:232)

    Es por esta razn que para el terico de Plettenberg solo la igualdad y no lalibertad es un principio democrtico, ya que la libertad poltico interna es unprincipio propio del Estado burgus de Derecho que puede modificar los principiospolticos formales, sean stos democrticos, aristocrticos o monrquicos (Schmitt,1992: 222). En la recuperacin de las aproximaciones clsicas que hace Schmitt, elEstado de Derecho es no solo un principio ajeno a la democracia, sino un elementoque puede contraponerse al desarrollo de su principio poltico formal de laidentidad. El elemento de Estado de Derecho se convierte as, para el autor alemn,en un principio no poltico que puede hibridarse en distintas formas polticas. Poresta razn es que histricamente el Estado de Derecho puede coexistir con formasdemocrticas, aristocrticas o monrquicas.

    El sentido actual del trmino democracia contradice radicalmente lopostulado por el terico alemn, al punto de que hoy, nuestra idea de democracia sehace inescindible de la vigencia del Estado de Derecho como una de suscaractersticas definitorias.

    Ernst Wolfgang Bckenfrde (2000: 18 y ss.), profesor emrito de laUniversidad de Friburgo y antiguo miembro del Tribunal Constitucional de laRepblica Federal Alemana, nos recuerda cmo la expresin Estado de Derechosurge en el liberalismo temprano alemn de las primeras dcadas del Siglo XIX. Paraeste autor, el Estado de Derecho funda un nuevo espritu para el Estado, cuyarealizacin relativiza las antiguas formas de Estado a meras formas de Gobierno.Los conceptos que se contraponen a l polmicamente ya no son la monarqua o laaristocracia, sino la teocracia o el despotismo (Bckenfrde, 2000: 22).

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    7/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 11 -

    Bckenfrde es plenamente consciente de las tensiones que existan entre eloriginal concepto de Estado de Derecho y la Democracia:

    El concepto del Estado de Derecho incluye una tendencia hacia

    la libertad, pero no se inclina de forma incondicionada hacia lademocracia. La libertad poltica de los ciudadanos, suparticipacin activa en la vida del Estado, vale como garanta yculminacin de la libertad civil, pero encuentra su lmite alldonde no llega la proteccin de la libertad civil, donde esta sepone en peligro o, en otras palabras, donde deja de darpreferencia a la razn y se inclina a favor de los meros deseos ointereses. (Bckenfrde, 2000: 22-23).

    La apelacin a una razn que garantizara la intangibilidad de la primacade los derechos civiles y se contrapone a los meros deseos e intereses no pasadesapercibida para el profesor alemn, quien en nota recuerda al jurista suizo JohannKaspar Bluntschli, para quien el domnio de la razn solo podra hacerse efectivo atravs de la mediacin de las clases dotadas de formacin, fundamentando por tantola instauracin del sufragio censitario.

    Si con el correr del tiempo el concepto de Estado de Derecho tendi aformalizarse en Alemania, algo bastante distinto ocurri en Suiza. All, encondiciones polticas y econmicas ms tranquilas y seguras, el concepto de Estadode Derecho logr mantener su contenido bsico liberal y una cierta unidad entre suscaractersticas formales (divisin de poderes, control jurdico de la Administracin,imperio de la ley) y aquellos aspectos materiales como los derechos individuales delibertad. All, los usos republicanos permitieron una mayor armona y una relacinde apoyo y condicionamiento recproco entre la libertad poltica y la libertad civil(Bckenfrde, 2000: 33-34). La Ley aparece as con un carcter unitario que nopermite distinguir entre aspectos formales o materiales, ya que, como nos recuerdaBckenfrde, al carcter de norma general se suma el ser un producto delasentimiento de la representacin del pueblo en un proceso caracterizado por ladiscusin y la publicidad.

    En el proceso de evolucin histrica de los gobiernos representativos hastallegar al sufragio universal encontramos esta compleja combinacin, no exenta detensiones, entre elementos liberales, democrticos y republicanos a los que a falta demejor expresin nuestro tiempo ha denominado democracia, haciendo tabla rasade los usos del pasado. En la misma, si bien se mantiene la tensin entre el elementoclsicamente democrtico del poder popular y el aspecto liberal de proteccin de losderechos individuales, encontramos tambin importantes aspectos de apoyo ycomplementacin entre los mismos.

    La democracia liberal de nuestros das reconoce as dos dimensiones bsicas:en primer lugar, aquella que heredada del principio de la soberana popularestablece que el pueblo es portador y titular del poder del Estado. Este principio esconsustancial a toda democracia. Es la herencia de la modernidad poltica occidentalque estableci la figura del pueblo como sujeto soberano ms all de las distintas

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    8/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 12 -

    formas institucionales que este proceso adquiri en la estela de las tres grandesrevoluciones de los siglos XVII y XVIII: la Inglesa, la Americana y la Francesa.Sabemos que este principio de la soberana popular en la evolucin de los gobiernosrepresentativos no conlleva la suposicin de que en los mismos la voluntad popular

    gobierne por s misma en forma directa o an indirecta (Manin, 1998). Implica, encambio, esa competencia primaria del pueblo para establecer una Constitucin,mantenerla, transformarla o derogarla. Ese poder constituyente no es una facultadepisdica o circunstancial, una capacidad prepoltica que acaba en el acto mismo dela fundacin del nuevo orden. Por el contrario, es algo que mantiene su vigencia enforma permanente sin lo cual, el orden estatuido, carecera de la legitimidad que leotorga su aquiescencia. Pero la soberana popular se expresa tambin a travs de unsegundo derecho que es la eleccin de los gobernantes a intervalos temporalesregulares, lo que permite la ratificacin o el despido de los mismos. Este criterio de laeleccin de los gobernantes no es suficiente sin embargo para hablar de democracia.Sabemos que la eleccin ha sido siempre para el pensamiento poltico un principioaristocrtico en la medida en que la ciudadana tiende a depositar su confianza enaquellos candidatos que por alguna capacidad especfica y destacada se apartan de lamedia de los ciudadanos. Por otra parte, la eleccin por parte de los ciudadanos nonos dice nada acerca de la extensin de los derechos de ciudadana. As, lasrepblicas de antao cumplan con la eleccin de sus gobernantes a intervalosregulares manteniendo vedado al grueso de la poblacin el acceso a los derechospolticos. Hoy hablamos de democracia cuando el derecho de voto ha sidouniversalizado9 y no en otro caso; y cuando ese derecho a elegir tiene comocontracara el simtrico derecho a postularse y resultar elegido. Esta circunstancia,aunque lo modere, no elimina el carcter eminentemente aristocrtico de la eleccin,pero en trminos rigurosos convierte a las democracias actuales en aristocraciaselectivas de base ampliada.

    Si la primera dimensin de la democracia liberal se circunscribe a esareferencia al principio de la soberana popular, la segunda dimensin concierne a lavigencia de una serie de derechos que se asocian a la idea misma de Estado deDerecho. Nos referimos a aquel conjunto compuesto por la libertad de opinin(incluyendo la libertad de informacin y de prensa), la libertad de reunin, la libertadde asociacin y el consiguiente derecho a peticionar a las autoridades. Bckenfrde(2000: 78-81) nos recuerda que estos derechos tienen el carcter de derechosconstitutivos para la democracia. El autor nos dice que los mismos son denaturaleza tanto liberal como democrtica, constituyendo derechos unitarios,porque si de una parte despliegan sus efectos garantistas protegiendo a losindividuos, de otra parte posibilitan la puesta en marcha de un proceso abierto deformacin de la opinin y de la voluntad poltica de abajo arriba, es decir, desde losindividuos y desde la sociedad hacia el poder poltico de decisin del Estado.

    Lo postulado por Bckenfrde requiere de algunas precisiones. El carcterunitario de los derechos liberales y democrticos a la vez, oculta ciertasdificultades inherentes al pensamiento terico poltico alemn para pensar la idea de

    9Universal en el marco de las circunstancias que hemos descripto en la nota 5.

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    9/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 13 -

    Repblica. As, pensadores de la talla de Carl Schmitt construyeron buena parte desu obra en la tensin entre democracia y liberalismo, subalternizando, cuando nososlayando por momentos, cualquier dimensin republicana. Bckenfrde estdiciendo algo que no es una novedad y que ha sido tratado por muchos autores 10:

    aquellos derechos caracterizadosprima faciecomo liberales tienen un papel central enla garanta de la libertad poltica, esto es en posibilitar la participacin en laformacin de la voluntad poltica. No pueden ser reducidos sin ms a su dimensinde una libertad negativa que protege a los hombres de la interferencia del poder11.Asociar la posibilidad de emitir opiniones, reunirse y asociarse a una dimensindemocrtica nos remite ya a la compleja hibridacin de tradiciones que dan forma alos actuales gobiernos representativos, donde cada componente particular resultacondicionado y resignificado por mltiples orientaciones.

    En segundo lugar, la tajante separacin de cuo liberal que hace Bckenfrdeal escindir estrictamente sociedad y Estado y suponer un privilegio societalista, en elque la voluntad poltica se construye exclusivamente de abajo hacia arriba, nosplantea serias dudas acerca del potencial que el fenmeno mismo de larepresentacin adquiere en los procesos de construccin del lazo poltico ms all deaquella topografa tan taxativa de sus polos intervinientes. Ello con independencia depoder suscribir su sugerente caracterizacin de la representacin en las democraciasde nuestros das:

    La formacin de la voluntad poltica y el ejercicio del dominioen ella estn configurados de tal forma que la disociacin entrehomme y citoyen, y la correspondiente disociacin entre volontde tousy volontgnraleen el pueblo, no solo no se niegan, ni sedejan de lado en la organizacin, sino que son plenamenteasumidas. (Bckenfrde, 2000: 152).

    Ahora bien: esa correspondencia que pone de un lado al hombre y la voluntadde todos y del otro al ciudadano y la voluntad general, vuelve a construirse sobre unespectro que contrapone liberalismo y democracia. Los derechos del hombre comoindividuo y lo pblico. Nuevamente se soslaya que el autogobierno evoca tanto a lademocracia como identidad entre gobernantes y gobernados, como al elementoestrictamente republicano de participacin en la vida pblica. La conjuncin dealgn grado de autogobierno con la inerradicable pluralidad de la esfera pblica esas nominada sin ms como democracia borrando los complejos trazos que ledieron origen.

    Para el autor alemn, la libertad como autonoma individual de las personas sehace as inescindible de su dimensin de libertad poltica, reapareciendo como

    10Particularmente sugestivo es el desarrollo de Bernard Manin (1998: 206 y ss.) al abordar la libertadde opinin pblica.11El concepto de libertad negativa fue desarrollado por Isaiah Berlin en Dos conceptos de libertad,su Conferencia Inaugural como Profesor de la Ctedra Chichele de Teora Social y Poltica,

    pronunciada el 31 de Octubre de 1958 en el Schools Building de la Universidad de Oxford (Berlin,2000).

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    10/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 14 -

    libertad colectiva del pueblo soberano. Es este el punto central para rechazar aquellasaproximaciones que, con el objeto de describir cuando no de despreciar- a lademocracia liberal incorporan a la democracia adjetivos como formal oprocedimental. Ni los derechos civiles carecen de materialidad y sustancia, ni la

    imbricacin entre los aspectos liberales, democrticos y republicanos, que devienenen la triple vala de muchos derechos particulares, puede equipararse a losprocedimientos que los garantizan. Es la forma misma del constituirse de unavoluntad popular y con ello el carcter mismo de esta voluntad como contenidoinherente al gobierno democrtico (al uso actual) lo que desmiente los paressustancial/procedimental, real/formal, etc.

    En una direccin muy similar, Jrgen Habermas (1999) nos recuerda que lafilosofa poltica nunca se tom demasiado en serio la tarea de equilibrar aquellatensin entre la soberana popular y los derechos humanos, o, expresado conforme ala distincin de Benjamn Constant, entra la libertad de los antiguos y la libertadde los modernos12.

    Si el republicanismo concedi siempre prioridad a la autonoma pblica de losciudadanos frente a las libertades prepolticas de las personas privadas, elliberalismo, en cambio ha siempre antepuesto los derechos humanos, la defensa deuna esfera privada no sometida ni a los designios ni al escrutinio de la colectividad yla salvaguardia contra los peligros de las mayoras tirnicas.

    En una lnea muy similar a la de Bckenfrde, Habermas va a sostener quelas libertades subjetivas de accin del sujeto privado y la autonoma pblica delciudadano se posibilitan recprocamente. La idea misma de autonoma jurdica delos ciudadanos supone que los destinatarios del derecho puedan comprenderse almismo tiempo como autores del mismo. Existe pues, para Habermas una conexininterna entre los derechos humanos y la soberana popular. Es precisamente a travsde los derechos humanos mismos que debe satisfacerse la existencia de unainstitucionalizacin jurdica de una prctica ciudadana del uso pblico de laslibertades. De esta forma, para el mximo exponente de la segunda generacinfrankfurtiana, los derechos humanos, que posibilitan el ejercicio de la soberanapopular, no pueden ser impuestos a dicha prctica como una limitacin desde fuera(Habermas, 1999: 253-255). Y as llegamos al punto ms importante del recorridoargumental de estos tericos del vnculo entre Estado de Derecho y democracia: decirque los derechos humanos posibilitan el ejercicio de la soberana popular yargumentar que esa condicin de posibilidad no puede entenderse como unalimitacin externa de los primeros sobre la segunda, sino que remite a un vnculointerno de reciprocidad, supone afirmar que para la democracia liberal de nuestrosdas no hay soberana popular sin derechos humanos. Sin la autonoma, la discusiny la publicidad que supone el proceso de conformacin de la voluntad polticainherente a la soberana popular, lo que tendremos ser ni ms ni menos que otro

    12Benjamn Constant populariz esta distincin en su clebre discurso De la libertad de los antiguoscomparada con la de los modernos, pronunciado en el Ateneo Real de Pars en febrero d e 1819. Estadistincin puede rastrearse en sus trabajos previos, por ejemplo en Del espritu de conquista, que data

    de cinco aos antes o an incluso en los manuscritos de Madame de Stal de fines del siglo XVIII a losque Constant habra contribuido.

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    11/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 15 -

    tipo de soberana pero no aqul que es fundamento de la democracia al uso denuestros das.

    No pocos autores califican esta aproximacin como normativa, entendiendoque la misma privilegia un modelo ideal frente al cual todas las realidades deberan

    acomodarse. Lo dijimos anteriormente: la democracia liberal es para algunos autoresun rgimen poltico (Sartori, 2000) y para otros un tipo de Estado (Bckenfrde,2000), pero es uno entre otros. Que para muchos autores, entre los que me incluyo, lademocracia liberal sea adems un rgimen deseable es otra cuestin. Lo que se debeevitar es que la comparacin est guiada por aquellos supuestos teleolgicos quehacen de un tipo de desarrollo poltico el nico destino posible, patologizandoaquellas realidades que se aparten del modelo ideal. Para el caso, quien asigna a lasexperiencias populistas un verdadero ejercicio de la soberana popular, no estarapartiendo de supuestos menos normativos que aquellos correspondientes a losadversarios que pretende combatir. De lo que aqu se trata es de intentar alcanzaruna lengua medianamente comn que nos permita aproximarnos a identificaralgunas caractersticas de la relacin entre el populismo y las democracias liberales.

    Muchas de las actuales democracias liberales han unido a la dimensin de lasoberana popular y la del Estado de Derecho, una apelacin a lo social que deriva enla nocin de Estado Social de Derecho. El Estado Social tiende a crear los supuestossociales necesarios para que el ejercicio de las libertades civiles y polticas se extiendaal conjunto de la poblacin a travs de medidas que tiendan a combatir o atenuar ladesigualdad social. En el debate acerca de si estos contenidos son propios de serintroducidos en la Constitucin o corresponden a la legislacin y la Administracin,est lejos de haber acuerdo. Entre el Estado de Derecho y el Estado Social sepresentan no menos tensiones que aquellas que reseamos entre aqul y el elementode la soberana popular. Ahora bien: aunque el Estado Social est lejos de constituirun elemento propio del Estado de Derecho, bien podramos preguntarnos qu clasede Estado de Derecho Democrtico es aqul en que los derechos fundamentales noestn extendidos en su ejercicio al conjunto de la poblacin? Un nuevo vnculointerno, como el trazado por Habermas entre soberana popular y derechos humanospodra ser esbozado aqu respecto de los derechos sociales.

    Acercarnos al trmino populismo ameritara un recorrido similar al que hemosdesarrollado para caracterizar a la democracia liberal. Nos resistimos sin embargo ahacer caso de los usos asistemticos, cuando no francamente incorrectos, que tanto ellenguaje corriente como los usos acadmicos, crecientemente colonizados por aqul,desarrollan a diario.

    Aun cuando partimos de las principales contribuciones de la sociologa y lateora poltica a travs de autores como Germani, Weffort, Touraine, Laclau o depola, hemos realizado nuestra propia caracterizacin del populismo a partir de ladelimitacin de un complejo de formatos y funcionamientos, profundamenteinterrelacionados, que podemos detectar como presentes invariablemente en aquelloscasos que han sido designados como modelos ejemplares de los populismos clsicoslatinoamericanos: el yrigoyenismo y el peronismo argentinos, el cardenismomexicano y el varguismo brasileo.

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    12/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 16 -

    Nos limitaremos aqu por tanto a resear muy brevemente nuestracaracterizacin del populismo (Aboy Carls, 2014). Este fenmeno es en nuestraperspectiva una realidad sociolgico-poltica particular y no puede por lo tantoidentificarse con una lgica de lo poltico en general.13 Algunas de sus lgicas son

    propias y especficas, mientras que otras son compartidas por una serie defenmenos sociolgico-polticos diversos. En nuestra aproximacin particular, elpopulismo es una forma especfica de constitucin y funcionamiento de lasidentidades polticas as como de relacin con el resto de las identidades quecomponen el espacio comunitario. Cuando hablamos de identidades polticas, si bienel concepto abarca mltiples dimensiones que hemos desarrollado en trabajosprevios, nos estamos refiriendo a solidaridades polticas. Colectivos en los que el lazopoltico alcanza relativa estabilidad definiendo un precario orden de pertenencias yexclusiones. Los fenmenos populistas tienen, entre aquellas caractersticas que no leson exclusivas, una dimensin fundacional de pretender fijar una frontera entre unpasado repudiado y un futuro venturoso: este es el rasgo rupturista de lospopulismos. La segunda caracterstica no exclusiva de los populismos estntimamente vinculada a ese rasgo rupturista, pero sus efectos son los opuestos.Con qu rompe el populismo? Su ruptura es con un orden al que se acusa de no serrepresentativo, de constituir una mscara, una mera excrecencia que no tiene encuenta y excluye al verdadero pas. La nueva solidaridad que se constituye enoposicin a ese poder denunciado como mera excrecencia irrepresentativa, reclamapara s la representacin del pueblo en su conjunto. Este es la dimensinhegemonista de los populismos que les otorga un rasgo opuesto al de la dimensinrupturista: la representacin del pueblo en su conjunto como un colectivo del que elantagonismo ha sido expulsado.

    Estas dos dimensiones del populismo que contraponen tendencias a laparticin y a la conciliacin del espacio comunitario no son, como dijimos,exclusivas del fenmeno. Hay rupturas fundacionales que como veremos no puedenser asociadas al populismo: el intento de construccin de una democracia liberal en laArgentina de 1983, por ejemplo, reviste las caractersticas de una empresafundacional que pretenda apartarse tanto de la dictadura inmediatamente anteriorcomo del ms lejano populismo de las fuerzas polticas argentinas de la primeramitad del Siglo XX. De igual forma, la pretensin hegemonista de representar enforma unitaria a una sociedad no atravesada por antagonismos, tampoco puedecaracterizarse como una aspiracin privativa de los populismos:es un rasgocaracterstico de todos los movimientos totalitarios, cuya distancia con el populismodejaremos en claro ms adelante.

    Ahora bien, si estas dimensiones en cierto punto contradictorias, la unatendente a la particin social y la otra dirigida a la conciliacin y la representacinunitaria de la comunidad, son para nosotros centrales para comprender la forma deconstitucin y funcionamiento de una identidad populista, pero al mismo tiempo, noson exclusivas del populismo, el lector bien podra preguntarse en dnde radicaentonces la especificidad de este fenmeno.

    13Esta es la perspectiva asumida por Ernesto Laclau (2005).

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    13/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 17 -

    La particularidad del populismo no est dada por la presencia de estas doslgicas sino por los mecanismos especficos a travs de los cuales se procesan sustensiones y efectos contrarios. Es la particular relacin que el fundacionalismo y elhegemonismo establecen entre s la que nos permite caracterizar la particularidad del

    fenmeno. As, el populismo es una forma especfica de negociar la tensinirresoluble entre una ruptura fundacional y la aspiracin de representar al conjuntode la comunidad. Consiste en un movimiento pendular que agudiza las tendencias ala ruptura y las contratendencias a la integracin del espacio comunitario,incluyendo y excluyendo la alteridad constitutiva del demos legtimo; esto es, re-inscribiendo y borrando, a veces alternativa, a veces simultneamente, su propiafrontera fundacional.

    Este rasgo de la inestabilidad del demoslegtimo es central para comprender lanaturaleza de los fenmenos populistas y es al mismo tiempo lo que los distanciaabiertamente de las experiencias totalitarias: cuando los populismos se enfrentan conel hecho de que su pretensin hegemonista de representacin unitaria de lacomunidad es desmentida por la presencia de una oposicin que comprende a entreun tercio y la mitad de los ciudadanos; su camino no es el propio de lostotalitarismos: la eliminacin fsica o la represin masiva. Podrn existir formas derepresin selectiva, pero est claro que, con diferencias en la magnitud y la escala,este mecanismo no es ajeno a las ms conspicuas democracias liberales de Occidente.Los populismos ingresan entonces en un mecanismo molecular en el que tanto ladefinicin del demos legtimo como su promesa fundacional son objeto denegociaciones y redefiniciones que permiten el sostenimiento del funcionamiento delas dos lgicas contrapuestas dirigidas a la ruptura y la conciliacin social. Llamamosa este mecanismo particular de las experiencias populistas regeneracionismo.14 Esprecisamente esta lgica particular de articular las tendencias opuestas a representara una parte, o representar al todo comunitario, expresada por la doble vala deltrmino pueblo, como plebs y como populus, la que recorta la especificidad delpopulismo.

    Junto a estas dos lgicas primarias y al mecanismo que crea una economade su administracin, los populismos suelen presentar otros rasgos derivados. Elprimero es una particular beligerancia en la ciudadana y las instituciones que replicaen forma directa la inestabilidad permanente de los lmites del demos: los derechos nosern solo una marca comunitaria sino que expresarn activamente un carcter deconquista frente a un enemigo que haba medrado a expensas de excluir a laidentidad emergente en el antiguo orden. Es de subrayar la co-presencia de esterasgo contradictorio producto del mecanismo de inclusin/exclusin, lo que tiende ahacer de este elemento una caracterstica bastante particular del populismo.

    14Aun cuando somos plenamente conscientes del uso del trmino regeneracionismopara caracterizar adiferentes procesos poltico culturales de antao el regeneracionismo espaol de fines del Siglo XIX ysus antecedentes, por ejemplo -hemos decidido mantener esta nominacin que no evoca aqu lainspiracin de dejar atrs una etapa de decadencia sino de resolver una situacin, que amenaza

    precipitarse en la violencia poltica sin lmites, a travs de algn tipo de transigencia y reformulacinde distintos aspectos identitarios de las fuerzas en disputa.

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    14/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 18 -

    Otro rasgo derivado, habitualmente presente, es la generacin de oposicionesbipolares, la una rivalizando con su componente rupturista y la otra como respuestaa sus impulsos hacia la conciliacin comunitaria. Se trata de una caracterstica que noes exclusiva del populismo ya que es posible que una fuerza centrista o cualquier

    fuerza, por diversas circunstancias, enfrente oposiciones de este tipo.Finalmente, un ltimo rasgo derivado, que tampoco es exclusivo de los

    populismos, es su tendencia a homogeneizar y desparticularizar el espaciocomunitario; subsumiendo y sobredeterminando otros espacios de conflictoparticulares, regionales o corporativos. Esta tendencia nacionalizadora de lospopulismos no es exclusiva de ellos, es propia de la tradicin democrtica a la viejausanza y tal vez su expresin ms conocidaest dada por el papel del jacobinismofrancs frente a la oposicin de raigambre federal de los girondinos durante elproceso de la Revolucin Francesa.

    Hemos preferido omitir aqu un rasgo que ha estado presente en las cuatroexperiencias populistas que tomamos como base para nuestros estudios. Nosreferimos al papel central que los liderazgos personalistas han ocupado en losmismos. Esta omisin responde a dos razones: en primer lugar, estamos convencidosde que el mecanismo populista de negociar las contradictorias tendencias a laruptura y a la conciliacin social puede repetirse aun en ausencia de un liderazgo deese tipo. En un trabajo reciente, Julin Melo (2013) ha explorado como muchas de lascaractersticas que hacen del primer peronismo argentino una identidad populista sereplicaban en un sector opositor: la intransigencia radical de la Provincia de BuenosAires. Pero Melo plantea adems una pregunta de mayor importancia y sobre la quevarios estudiosos del populismo venimos trabajando desde hace tiempo. Siestuviramos en lo correcto y el populismo es no solo un mecanismo de negociar lastendencias contradictorias del fundacionalismo y el hegemonismo, sino que a travsde ello desarrolla formas particulares de relacionarse con las otras identidadespresentes en la comunidad poltica: Hasta qu punto una relacin puedeproyectarse exclusivamente sobre una de las partes intervinientes en la misma, estoes sobre la identidad poltica emergente del proceso fundacional? Hemos estado muypreocupados por caracterizar a las identidades populistas emergentes y hemosperdido muchas veces de vista a los Otros de esas identidades, considerndolos unfenmeno marginal y reactivo. Ante la evidencia de mecanismos populistas que sereplican en el campo adversario y en las relaciones que involucran a ms identidadesque la habitualmente caracterizada como populista, bien cabe preguntarnos si elpopulismo no trasciende a una identidad particular para comprender una suerte degramtica; esto es, una matriz de co-constitucin y funcionamiento de identidades.

    Avatares de la relacin entre populismo y democracia liberal

    Concebir al populismo como una realidad sociolgico-poltica, esto es, comoun modo de construirse y relacionarse las fuerzas polticas, nos debera alertar sobrela importancia de las relaciones que se establecen entre esta realidad y el rgimenpoltico.Generalmente se entiende al rgimen poltico como el conjunto de lasinstituciones que regulan la lucha y el ejercicio del poder, as como de los valores y

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    15/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 19 -

    principios que animan la vida de tales instituciones (Levi, 1986). Ahora bien, existetambin otra dimensin de los regmenes polticos que hace a las formas de ejerciciodel poder, a las prcticas segn las cuales, en un pas determinado, los hombres songobernados.15A partir de all podemos concluir que si bien no es posible caracterizar

    a una realidad sociolgica en trminos de rgimen poltico, sta no es ajena a lasprcticas y las resignificaciones que los distintos elementos que definen un rgimenadquieren. Para el caso que nos ocupa, aquellos mecanismos particulares deconstitucin, funcionamiento y relacin de las identidades polticas que describimosen el apartado anterior, no sern ajenos al establecimiento de ciertas caractersticasque provocarn distintos niveles de tensin que podrn oscilar entre una coexistenciaconflictiva o una transformacin del rgimen de la democracia liberal.

    Es habitual que los autores que con mayor profundidad han explorado larelacin entre populismo y democracia tiendan a ver al fenmeno populista comouna dimensin propia de la vida democrtica. As, para Canovan (1999), elpopulismo surge en la brecha entre la carapragmtica y la cara redentora de lademocracia, como un intento de contrarrestar el exceso de pragmatismo de nuestrosregmenes actuales. Por eso, para la autora el populismo constituye una sombrapropia de la poltica democrtica. Barros (2006: 155), por su parte, nos habla delpopulismo como un espectro inerradicable que ronda a la poltica democrtica: elespectro del pueblo que aparece y desaparece de la escena remitindonos a esaheterogeneidad excluida siempre necesaria. Benjamn Arditi (2009) se separa de estapostura. Si bien indica que los populismos pueden introducir caracteres particularesen la forma de representacin propia de la democracia, considera que muchas vecesel populismo se ubica en los mrgenes ms turbulentos de la poltica democrtica,como una suerte de invitado problemtico que desafa la normalizacin de la vidapblica. As, Arditi, va ms all de Canovan al suponer que como sombra de lademocracia, el populismo puede constituir tambin un peligro para la misma: unreverso que lleve a su cancelacin a travs de la irrupcin del Pueblo Uno.Por eso noshabla del populismo como una periferia interna de la poltica democrtica. Algoque puede habitar la misma con sus tensiones o constituir tambin la posibilidad desu cancelacin, caso este ltimo en el que su postura anticipa en dos aos algunas delas caracterizaciones realizadas por Abts y Rummens (2007).

    Creo que estas valiosas contribuciones pierden de vista cierta especificidad delpopulismo para hablar en cambio de las tensiones que caracterizan a la democraciamisma desde el momento en que la figura del pueblo se convirti en fuenteprivilegiada de la fundamentacin del poder poltico. As, la compleja relacin entreel poder constituyente y el poder constituido en un caso, o el espectro evocado porLefort (2004a: 252) del totalitarismo como algo que surge de la democracia paradestruirla y apropiarse de algunos de sus rasgos en unafantstica prolongacin, en elotro, parecen no ser las aproximaciones ms precisas. Las primeras porque diluyenuna realidad sociolgico-poltica particular en el orden de todas las democracias,muchas de las cuales jams vivieron experiencias populistas como las que aqu se

    15

    Sobre el particular, ver el volumen V del Trait de sciencepolitiquede Georges Burdeau (1953, 450 yss).

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    16/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 20 -

    describen. Las aproximaciones de matriz lefortiana, en cambio, porque suelenentender al populismo a partir de los modelos contrapuestos de la democracia y eltotalitarismo; cuando el particular juego regeneracionista de una plebsy un populusque nunca se conservan idnticos a s mismos introduce un elemento pluralista

    disruptivo que,si tensiona a la democracia de una parte a travs de la inestabilidaddel demos legtimo, lo aleja del totalitarismo de la otra.16

    El populismo suele ser asociado a la tradicin democrtica ms por ciertoscomponentes que rememoran su fuerza homogeneizadora y su concepcinantropomrfica de una voluntad unanimista del pueblo, que por su parentesco con lademocracia liberal. Es el sealamiento de esa fuerza centralizadora que subyace a lanocin rousseauniana de voluntad general la que ha estado en la base deposicionamientos contrapuestos: los unos subrayando su potencia igualitarista, losotros denunciando el riesgo totalitario. Rasgos estos que, como hemos expresado, secorresponden ms a ciertas concepciones de la democracia en un sentido clsico queal populismo propiamente dicho. Tambin suele ser bastante comn atribuir uncarcter democrtico a los populismos aduciendo los procesos de expansin dederechos que ciertas experiencias latinoamericanas llevaron a cabo. Parece indudableque muchas sociedades de la regin fueron ms igualitarias luego de queexperiencias de tipo populista expandieran derechos civiles, sociales o polticos asectores hasta entonces vedados de su disfrute. Por este camino lo que se produce esun deslizamiento y confusin entre lo que son procesos de democratizacin social ylo que es el rgimen poltico democrtico. Un gobierno fuertemente autoritario,tambin puede producir efectos de democratizacin social. La democratizacinpuede ser concebida como un requisito para la existencia de una democracia slida,pero no puede confundirse con la misma.

    Pero s central y muy clara es la filiacin del populismo con la tradicindemocrtica, su realidad no es ajena a la hibridacin con otras tradiciones. Los rasgosantiliberales del populismo han sido sealados hasta el cansancio tanto por susdetractores como por buena parte de sus defensores y, algunos de ellos, ciertamentetienen asidero. Sin embargo, lo que pasa desapercibido a unos y otros es la creacinde sujetos de derechos que los populismos han supuesto.17 Sin percibir el carcterfuertemente liberal de esta realidad, Sebastin Barros (2009) seala, en un trabajodestinado a explorar el impacto del peronismo sobre los trabajadores de la Patagoniaargentina, cmo stos reiteraban que, a partir de la legislacin social, sintieron queeran tenidos en cuenta, que eran considerados gente.

    Eduardo Rinesi (2008) ha asociado al populismo con el republicanismomaquiaveliano, recordando como en los Discursos sobre la primera dcada de Tito Livioel autor florentino elogia aquellos alborotos y tumultos que supusieron la desunin

    16Lo que subyace aqu es una confusin entre las identidades populares en general, que surgen comouna oposicin al poder y el fenmeno mucho ms especfico de las identidades populistas. En untrabajo reciente hemos realizado una distincin entre tres tipos diferentes de identidades populares:las identidades totales, las identidades parciales y las identidades con pretensin hegemnica, de lascuales el populismo constituye una subvariedad particular (Aboy Carls, 2013).17

    Mi agradecimiento a Julin Melo y Miguel Angel Rossi ya que en este punto mis consideracionesson tributarias de nuestros debates.

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    17/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 21 -

    entre la plebe y el senado romano tras la muerte de Tarquino y que dieron lugar a lacreacin de los tribunos, haciendo ms libre y poderosa a aquella repblica. Rinesillega al exceso de considerar al populismo como la autntica forma delrepublicanismo en nuestros das, algo que a la luz de algunas experiencias sin lugar a

    dudas soslaya el apego a la ley y el respeto del pluralismo que caracterizan a estatradicin. A favor de Rinesi, cabe argir que su intervencin ha tenido lugar en uncontexto especialmente polarizado entre los acadmicos de la regin y cuando ciertoconsensualismo naive parece poner en tela de juicio el mismo principio de lasoberana popular. Aqu, cabe repetir aquellas palabras de Bckenfrde al analizar elvnculo entre Estado de Derecho y democracia:

    El derecho de la mayora a tomar decisiones vinculantes nopuede ser puesto en cuestin tomando pie en la idea de que lademocracia debe basarse de modo continuado en el consenso yde que, sobre todo en cuestiones de importancia poltica, debeestar orientada a lograr el consenso. (Bckenfrde, 2000: 94)

    Si el debate ha estado guiado por el respeto de las libertades de opinin,reunin y asociacin, el derecho a tomar una decisin no puede cercenarse. Y queesta decisin se sujete a la regla de la mayora constituye una consecuencia necesariade la igualdad y la libertad democrticas.

    Por lo general, las mayores tensiones de las experiencias populistas con lademocracia liberal se han suscitado en torno a la vigencia y calidad del Estado deDerecho. Sin embargo, hemos dejado en claro en el apartado anterior que todamerma en esta dimensin supone al mismo tiempo el cuestionamiento acerca delcarcter de voluntad popular de cualquier voluntad poltica surgida de un procesoen el que la publicidad, el debate, las libertades de opinin y reunin (esto es, losderechos constitutivos) no estn garantizados. La democracia liberal, en tantohibridacin de elementos provenientes de diferentes tradiciones, no es compatiblecon el menoscabo del Estado de Derecho, corriente entre algunos defensores delpopulismo, ni con la subeltarnizacin de la soberana popular presente en las vocesde muchos de sus crticos.

    Francisco Panizza ha realizado una aguda caracterizacin del problema quenos ocupa al sostener:

    Es cuando se busca instituir un nuevo orden poltico que sehacen evidentes las fisuras entre populismo y democracia.Porque la construccin del orden en que laplebese convierte endemos es un proceso de transicin de ser un desposedo arepresentar a toda la comunidad. Este proceso plantea alpopulismo las cuestiones esenciales de la democracia, a saber:quines son los miembros legtimos del demos, cmo se ejerce lasoberana y cul es el afuera constitutivo del nuevo orden.(Panizza, 2008: 86)

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    18/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 22 -

    Es la conjuncin de las dos tendencias coexistentes a la ruptura y laconciliacin unanimista del cuerpo poltico presentes en el populismo la que msdisruptiva resulta para el orden democrtico liberal. Hemos visto como elmecanismo especfico de resolver esas fuerzas contradictorias, entre la representacin

    de la parte y la representacin del todo, est dado en el populismo por un juegopendular particular de exclusin/inclusin del adversario en el demos legtimo.Ahora bien, ese juego particular toma en el populismo la forma propia de unaempresa regeneracionista que borrando y reinscribiendo la ruptura fundacionalamortigua el carcter de una conciliacin que, lejos de ser el simple sometimientoforzoso a los designios de la fuerza emergente, es el producto de un complejo sistemamolecular de negociacin no exento de mecanismos represivos selectivos. Es esto loque diferencia radicalmente la mecnica totalitaria de la populista: mientras que en elprimer caso se produce una reconversin forzada delpopulusa los lmites de laplebsemergente, en el caso del populismo vemos una constante reconversin de los lmitesde la identidad emergente, de la de sus opositores y del demoslegtimo.

    Julin Melo (2009) ha desarrollado una aguda crtica a nuestra imagen de unproceso pendular entre la ruptura fundacional y la conciliacin propia delhegemonismo al sostener que ese movimiento nunca recorre un espacio definido deuna vez y para siempre, sino que son los contenidos mismos que definen la ruptura yla conciliacin los que no dejan de transformarse a lo largo de las experienciaspopulistas. Es precisamente en esta movilidad que constantemente redefine loslmites de la identidad emergente, la de sus opositores y la comunidad polticalegtima misma, donde anida el juego regeneracionista.

    As, la principal tensin que el populismo guarda con la democracia liberalestar dada por ese juego pendular de inclusiones y exclusiones que provoca unaconstante inestabilidad del demos legtimo: el quin goza del derecho a decir y hacerqu. Este movimiento repercute sobre el tipo de ciudadana que construyen lospopulismos: la misma ser no solo una marca de pertenencia comunitaria sino lasiempre reeditada experiencia de una particin de esa comunidad.

    Pero paradjicamente es este mismo juego que tensa las relaciones entrepopulismo y democracia liberal el que, al oscilar siempre entre polos que se vanredefiniendo conforme a la coyuntura (polos que definen la naturaleza de laidentidad emergente, de sus antagonistas y de la comunidad legtima) el queamortigua a travs de su dimensin regeneracionista los efectos ms gravosos que elpopulismo puede tener sobre la democracia liberal.

    Pese a su profunda labor democratizadora, el cardenismo mexicano emergien un contexto ajeno a la democracia al uso de nuestros das y dej el poder en unmarco similar, signado por las violentas elecciones de 1940. El yrigoyenismoargentino tens con una fuerte concepcin monista de la voluntad popular y suliderazgo mesinico algunos aspectos de la naciente democracia argentina. Sinembargo, su profesin de fe constitucional y la presencia de fuertes oposiciones tantodentro como fuera de la Unin Cvica Radical a Yrigoyen, redundaron en una tensacoexistencia. En el caso del primer peronismo, la amplitud del juego regeneracionistade los primeros aos contrasta con el creciente encerramiento del rgimen hacia finesde la dcada del 40 y el ocaso represivo de la segunda presidencia. Para 1953, los

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    19/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 23 -

    rasgos esenciales del Estado de Derecho eran ya un recuerdo del pasado. En el casodel segundo varguismo, entre 1950 y 1954, vemos en todo momento el intento oficialde separar a la nueva experiencia de las reminiscencias autoritarias del Estado Novo(1937-1945), garantizndose niveles de libertad de expresin hasta entonces sin

    precedentes en la historia brasilea, junto al funcionamiento de los mecanismoselectorales.18

    En definitiva: las tensiones entre el populismo y la democracia liberal nopueden ser interpretadas en trminos de una simple oposicin entre ambos.Depender del juego regeneracionista particular de cada experiencia populista questa pueda mantener una relacin de tensin compatible con aspectos sustancialesdel rgimen poltico democrtico o signifique su colapso.

    Palabras finales

    A lo largo de este trabajo hemos tratado de dejar en claro que los debatesacerca de la relacin entre populismo y democracia suelen partir de un problema deinicio. Contra lo que comnmente se piensa, no es solo la polisemia expandida hastael absurdo del trmino populismo la que ha vuelto incomprensible los intercambios.Otro tanto sucede con los usos de la palabrademocracia, siempre oscilante entre unainterpretacin clsica o sus referencias a la democracia liberal.

    Clarificar entonces conceptualmente el debate constituye el primer paso parahacer posible cualquier intercambio y a esta tarea hemos dedicado buena parte denuestros esfuerzos aqu, siendo plenamente conscientes de lo precarios e inestablesque los intentos de formalizar un lenguaje comn resultan ser.

    Creemos que el principal inconveniente que los estudios ms profundosacerca de las relaciones entre el populismo y la democracia liberal poseen es que losmismos no advierten el particular complejo de hibridaciones entre elementosliberales, republicanos y democrticos que la conjuncin de democracia y Estado deDerecho supone. As, guiados por el nfasis que ciertas experiencias populistas hacenen la soberana popular y su tcita, cuando no manifiesta, subalternizacin dedistintos aspectos del Estado de Derecho, concluyen en que lo que existe es unacontraposicin entre el componente democrtico y la dimensin liberal de losgobiernos representativos. Por este camino, lo que se pierde, es la especificidad de larelacin del populismo con la democracia liberal, ya que si todo el problema seconcentrara en la tensin entre una dimensin democrtica y otra liberal, el trminopopulismo no agregara nada al de democracia, y su otro en esa relacin ya no seraesa compleja hibridacin que la democracia liberal supone sino tan solo elliberalismo.

    Consideramos que el populismo y la democracia liberal pueden tenerrelaciones de diverso tipo, todas ellas caracterizadas por la tensin que la

    18Ello con las salvedades del caso: Brasil no conoci algo parecido al sufragio universal hasta el actualproceso democrtico. Al estar excluidos los analfabetos y no garantizarse el derecho en reas rurales,

    hacia 1950 los electores inscriptos representaban apenas el 46,5% de la poblacin de 20 aos o ms y elporcentaje de votantes rondaba el 22% del total de habitantes (Weffort, 1998: 141).

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    20/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 24 -

    inestabilidad del demos legtimo, propia de la realidad sociolgicopoltica delpopulismo, introduce en las prcticas y los valores que animan al rgimen polticodemocrtico entendido al uso de nuestros das. Es sin embargo el elementoregeneracionista, que habita la lgica pendular del populismo, aqul que puede

    hacer de sus intentos de conciliacin para alcanzar una representacin de lo comnde la comunidad un factor moderador de sus efectos ms disruptivos para el ordendemocrtico liberal. Esta es la paradoja del populismo: en los mismos mecanismosque erosionan la estabilidad del demos se encuentran los efectos que atenan susconsecuencias ms adversas para la democracia.

    No es posible por tanto establecer una caracterizacin general para unarelacin que puede variar entre una tensa coexistencia y el colapso del rgimendemocrtico liberal. Los mecanismos especficos de funcionamiento y el desarrollo dela dimensin regeneracionista son propios de cada experiencia populista particular.A lo largo de este trabajo hemos pretendido aportar elementos para guiar esa tareaimprescindible de investigacin.

    Gino Germani (1962 y 2003) intuy tempranamente que los populismos eranmecanismos especficos que permitan que una sociedad procesara, con indudablesdficits de calidad institucional en su perspectiva, profundos y rpidos cambiossociales. Dcadas ms tarde, Alain Touraine (1989) observaba en las polticasnacional-populares un mecanismo que haba permitido procesar esos cambios enforma relativamente pacfica. Cuando se intentan abordar las complejas relacionesentre el populismo y la democracia debemos tambin preguntarnos hasta qu puntomuchas experiencias populistas no fueron una alternativa eficaz a reordenamientosde neto corte autoritario, cuyo avance sobre el Estado de Derecho hubiera sidosignificantemente mayor.

    Bibliografa

    Aboy Carls, G. (2013). De lo popular a lo populista o el incierto devenir de laplebs,en: Aboy Carls, G.; Barros, S. y Melo, J., Las brechas del pueblo. Reflexiones sobreidentidades populares y populismo, Los Polvorines, UNGS-UNdAVEdiciones.

    Aboy Carls, G. (2014). El nuevo debate sobre el populismo y sus races en latransicin democrtica argentina, Revista Colombia InternacionalN 82, Bogot,Universidad Nacional de Los Andes.

    Abts, K. y Rummens, S. (2007). Populism versus Democracy,Political StudiesN 55.Arditi, B. (2009). El populismo como periferia interna de la poltica democrtica,

    en:Panizza, F. (comp.), El populismo como espejo de la democracia, Buenos Aires,Fondo de Cultura Econmica.

    Arendt, H. (1992) [1963]. Sobre la revolucin, Buenos Aires, Alianza.Barros, S. (2006). Espectralidad e inestabilidad institucional. Acerca de la ruptura

    populista, Revista Estudios SocialesN 30, Santa Fe, Universidad Nacional delLitoral.

    Barros, S. (2009). Literalidad y sobredeterminacin en el anlisis poltico deidentidades. El peronismo en la Patagonia. En Actas del IV Coloquio de

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    21/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 25 -

    Investigadores en Estudios del Discurso y Jornadas Internacionales sobre Discurso eInterdisciplina, Crdoba, Asociacin Latinoamericana de Estudios del Discurso.

    Berlin, I. (2004) [1952]. La traicin de la libertad. Seis enemigos de la libertad humana ,Ciudad de Mxico, Fondo de Cultura Econmica.

    Berlin, I. (2000) [1958]. Dos conceptos de libertaden, Berlin, I., Cuatro ensayos sobre lalibertad, Madrid, Alianza.

    Bckenfrde, E.W. (2000). Estudios sobre el Estado de Derecho y la democracia, Madrid,Trotta.

    Burdeau, G. (1953). Trait de sciencepolitique, Tomo V L'Etatlibral et les Techniquespolitiques de la dmocratie gouverne, Paris, Librairie Gnrale de Droit et

    Jurisprudence.Canovan, M. (1999). Trust the People! Populism and the Two Faces of Democracy.

    Political StudiesN 47.Constant, B. (1988) [1819]. De la libertad de los antiguos comparada con la de los

    modernos, en: Constant, B., Del espritu de conquista, Madrid, Tecnos.Dahl, R. A. (1989) [1956]. Un prefacio a la teora democrtica, Buenos Aires, Grupo

    Editor Latinoamericano.De pola, E. (1987). Ideologa y discurso populista, Ciudad de Mxico, Plaza y Valds.De Ipola, E. y PortantieroJ.C. [1981] (1989). Lo nacional-popular y los populismos

    realmente existentes, en: de Ipola, E. Investigaciones Polticas, Buenos Aires,Nueva Visin.

    De pola, E. (2009). La ltima utopa. Reflexiones sobre la teora del populismo deErnesto Laclau, en: Hilb, C. (comp.), El poltico y el cientfico. Ensayos enhomenaje a Juan Carlos Portantiero, Buenos Aires, Siglo Veintiuno.

    Germani, G. (1962). Poltica y sociedad en una poca de transicin, Buenos Aires, Paids.Germani, G. [1978] (2003). Autoritarismo, fascismo y populismo nacional, Buenos Aires,

    Temas.Habermas, J. (1999). El vnculo interno entre Estado de derecho y democracia, en,

    Habermas, H., La inclusin del otro. Estudios de teora poltica, Barcelona, Paids.Kant, I.(1999) [1795].Hacia la paz perpetua, Madrid, Biblioteca Nueva.Laclau, E. (1978). Hacia una teora del populismo,en, Laclau, E.Poltica e ideologa en

    la teora marxista. Capitalismo, fascismo, populismo, Madrid, Siglo Veintiuno.Laclau, E. (2005). La razn populista, Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica.Lefort, C. (2004a) [1981]. La imagen del cuerpo y el totalitarismo, en, del autor, La

    incertidumbre democrtica. Ensayos sobre lo poltico, Barcelona, Anthropos.Lefort, C. (2004b) [1986]. Permanencia de lo teolgico poltico?, en, Lefort, C., La

    incertidumbre democrtica. Ensayos sobre lo poltico, Barcelona, Anthropos.Levi, L. (1986) [1976]. Voz rgimen poltico, en: Bobbio, N. y Matteucci, N. (Dir.),

    Diccionario de Poltica, Ciudad de Mxico, Siglo Veintiuno.Manin, B. (1998). Los principios del gobierno representativo, Madrid, Alianza.Maquiavelo, N. (2000) [1531]. Discursos sobre la primera dcada de Tito Livio , Madrid,

    Alianza.Melo, J. (2009). Fronteras populistas: Populismo, federalismo y peronismo entre 1943 y

    1955,Tesis de Doctorado en Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales dela Universidad de Buenos Aires.

  • 7/25/2019 1 Aboy Dossier 2 Identidades 2016

    22/22

    ABOY CARLS POPULISMO Y DEMOCRACIA LIBERAL

    I D E N T I D A D E S ( dossier 2 | ao 6 | abril 2016 ) - 26 -

    Melo, J. (2013). La frontera invisible. Reflexin en torno al populismo, el pueblo y lasidentidades polticas en la Argentina (1946-1949),en:AboyCarls, G; Barros, S.y Melo,J.,Las brechas del pueblo. Reflexiones sobre identidades populares y populismo,Los Polvorines, UNGS-UNdAV Ediciones.

    Panizza, F. (2008). Fisuras entre Populismo y Democracia en Amrica Latina,StockholmReview of Latin American Studies N 3.

    Rinesi, E. (2008). Democracia, populismo y repblica,Revista Pampa, edicinespecial, Seminario Pensamiento crtico y poltica, Buenos Aires, ATE.

    Sartori, G. (2000) Qu es la democracia?,Ciudad de Mxico, Nueva Imagen.Schmitt, C. (1992) [1928]. Teora de la Constitucin, Madrid, Alianza.Talmon, J. (1952). The Origins of Totalitarian Democracy, London, Secker &Warburg.Touraine, A.[1988] (1989). Poltica y sociedad en Amrica Latina, Madrid, Espasa Calpe.Weffort, F.[1969] (1998). El populismo en la poltica brasilea, en:Mackinnon, M. y

    Petrone, M.A. [comps.], Populismo y neopopulismo, el problema de la Cenicienta,Buenos Aires, Eudeba.