Asi Dice El Senor, Lourenco Gonzalez (320)

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Pág. 1 ASÍ DICE El SEÑOR Derechos de Publicación en Portugués reservados para: Editora ADOS Tv. Júlio Fróes 112 24.110-440 Engenhoca Niterói RJ. Brasil Fono: (55-21) 628-0534 Fax: (55-21) 624-1523; 628-0341 E-mail: [email protected] 1ª Edición 5.000 Ejemplares 56º Millar Impreso en las oficinas de la: EDITORA ADOS Impreso en Brasil Printed in Brazil 1999 Copyright © by Lourenço Gonzalez Silva CIP-Brasil. Catalogación en la fuente Sindicato Nacional de los Editores de Libros, RJ. Gonzalez, Lourenço Silva G652 Así Dice el Señor/Lourenço Silva Gonzalez 1a. Edición - Río de Janeiro. 1999 1. Biblia - Crítica y interpretación 2. Biblia - Estudios I. Título CDD - 220.6 220.07 84-0371 CDU - 22.01 “Religión es lo que la Biblia hace de mi y no lo que yo hago con la Biblia” ASÍ DICE EL SEÑOR editado en Portugués 1ª Edición 1982 3.000 Ejemplares 3º Millar 2ª Edición 1984 3.000 Ejemplares 6º Millar 3ª Edición 1986 5.000 Ejemplares 11º Millar 4ª Edición 1990 5.000 Ejemplares 16º Millar 5ª Edición 1993 10.000 Ejemplares 26º Millar 6ª Edición 1995 5.000 Ejemplares 31º Millar 7ª Edición 1997 20.000 Ejemplares 51º Millar

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ASÍ DICE El SEÑOR

Derechos de Publicación en Portugués reservados para:

Editora ADOS

Tv. Júlio Fróes 112

24.110-440 – Engenhoca – Niterói – RJ.

Brasil

Fono: (55-21) 628-0534

Fax: (55-21) 624-1523; 628-0341

E-mail: [email protected]

1ª Edición

5.000 Ejemplares

56º Millar

Impreso en las oficinas de la: EDITORA ADOS

Impreso en Brasil

Printed in Brazil

1999

Copyright © by Lourenço Gonzalez Silva

CIP-Brasil. Catalogación en la fuente

Sindicato Nacional de los Editores de Libros, RJ.

Gonzalez, Lourenço Silva

G652 Así Dice el Señor/Lourenço Silva Gonzalez

1a. Edición - Río de Janeiro.

1999

1. Biblia - Crítica y interpretación

2. Biblia - Estudios I. Título

CDD - 220.6 220.07 84-0371 CDU - 22.01

“Religión es lo que la Biblia hace de mi y no lo que yo hago con la Biblia”

ASÍ DICE EL SEÑOR editado en Portugués

1ª Edición 1982 – 3.000 Ejemplares – 3º Millar

2ª Edición 1984 – 3.000 Ejemplares – 6º Millar

3ª Edición 1986 – 5.000 Ejemplares – 11º Millar

4ª Edición 1990 – 5.000 Ejemplares – 16º Millar

5ª Edición 1993 – 10.000 Ejemplares – 26º Millar

6ª Edición 1995 – 5.000 Ejemplares – 31º Millar

7ª Edición 1997 – 20.000 Ejemplares – 51º Millar

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¡ASÍ DICE EL ... ser humano!

“Como ya vimos, los sabatistas son abundantes en sus errores y en sus herejías. El hecho de que

en determinadas doctrinas, mezclen la verdad con el error, hace con que engañen a muchas personas

sinceras y interesadas en encontrar la verdad.

Cualquier persona que tenga un mínimo conocimiento de reglas de interpretación y del texto bí-

blico, ciertamente no tendrá dificultad para comprender el enmarañado de errores y interpretaciones fal-

sas del adventismo”. Misionero R.R. Soares, Los Profetas De Las Grandes Religiones, pág. 114.

Mi amado hermano, para combatir el error, basta realmente presentar la Verdad. ¡Si! La Verdad

siempre y eternamente fluirá como la luz de la aurora que ahuyenta todas las tinieblas. La Verdad nunca

precisará ser defendida. Ella se impone porque es la Verdad. Por eso dice el Señor Jesús: “Y conoceréis

la Verdad y la verdad os libertará”. – Juan 8: 32.

En Julio de 1996, los Adventistas de Río de Janeiro, estaban con fecha marcada en el Maracana-

zinho para la realización de la inolvidable SUPERMISIÓN, una semana de super evangelismo con ropa

de trabajo: Toneladas de alimentos para los pobres, árboles plantadas, centenas de bolsas de sangre, y

un regalo para el Hospital Gaffré Guinle: una ambulancia nueva, fruto del trabajo de este pueblo que

juntó más de dos millones de latas, recogidas del piso y del basurero. El festival en el hielo “Holliday

On Ice”, quería el Maracanãzinho a todo costa. Todavía la fecha ya nos pertenecía. Imaginaron un ne-

gociado, a lo que el Dr. Marcos Almeida, Director de la SUDERJ respondió: “¡Imposible! La Iglesia

Adventista del Séptimo Día es una iglesia muy seria”.

“La Iglesia cambió la observancia del Sábado para el domingo por el derecho divino y la autori-

dad infalible concedida a ella por su fundador, Jesús Cristo. El protestante, proponiendo la Biblia como

su único guía de fe, no tiene ninguna razón para observar el domingo. En esta cuestión, los Adventistas

del Séptimo Día son los únicos protestantes coherentes.” Boletín Católico Universal, pág. 4, de 14 de

Agosto de 1942.

“Me impresiona la cantidad de eventos, por eso es que se llama Supermisión. Son varias (misio-

nes) y creo que cada una es más importante que la otra, porque da la oportunidad para que todos parti-

cipen. Todas ellas bajo mi punto de vista, son extremamente importantes y muestran que los Adventis-

tas del Séptimo Día están ampliando cada vez más su conciencia social, su compromiso con el cambio

de esa sociedad.” Betinho (Sociólogo Herbert de Souza), hablando a los 25.000 adventistas que estre-

mecieron la Plaza de la Apoteosis, en la entrega de la ambulancia al final de la Supermisión.

“Queridos, esto es una felicidad que nunca tuvimos antes. ¡Es la primera vez que nosotros vivi-

mos una alegría tan maravillosa! ¡Ustedes son fantásticos! Dios existe y vive en el corazón de todos no-

sotros. Muchas gracias a todos ustedes. Que Dios los bendiga.” Dr. Edgar S. Maia, Director del Hospi-

tal Gaffré Guinle, recibiendo la llave de la ambulancia, donada por los Adventistas de Río de Janeiro

después de haber recogido 2.300.000 latas de los basureros.

“QUERIDO HERMANO ADVENTISTA DEL 7º DÍA: Permítame llamarlo de ‘hermano’, aún

cuando no estemos de acuerdo en todos los puntos de vista doctrinarios de su admirable iglesia. Pero en

lo que se refiere a temas esenciales de la fe Cristiana, estamos juntos – la divinidad de Cristo y del Es-

píritu Santo; la inspiración da Biblia, siendo regla única de fe y práctica; el énfasis en la breve vuelta de

Cristo en gloria y majestad; la salvación de los pecadores por la gracia de Cristo y mérito de Su muerte

expiatoria; la santificación por la acción del Espíritu en la vida del redimido, etc.

Sobre los dos últimos puntos, es importante aclarar que en el pasado los Adventistas eran vistos

como meros herejes debido a informaciones equivocadas sobre la posición de esa iglesia en relación al

tema de la justificación por la fe y otras de sus enseñanzas singulares. Mas recientemente, ha habido en-

tre los evangélicos una corrección de la concepción en relación a eso, sobretodo gracias a las investiga-

ciones y escritos de Walter Martin y Geoffrey Paxton, este último, autor de El Abalo del Adventismo.

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Así, en un artículo de K.R. Samples, en la revista Christian Research Journal (Revista Cristiana de In-

vestigación), en el verano de 1988, el adventismo es evaluado según una nueva perspectiva. Es conside-

rada una iglesia aceptable en la comunidad de cristianos evangélicos conservadores en sus prácticas y

doctrinas. Si no es mas visto como hereje, sin embargo, el adventismo aún es visto como heterodoxo, lo

cual, sea como sea, constituye un gran progreso teniendo en vista la consideración del adventismo co-

mo poco mejor que una secta hereje, en general colocada conjuntamente con los mormones y testigos

de Jehová, como sucedía en el reciente pasado ...”. Luiz Araújo Bezerra.

A mis padres: CARLOS GONZÁLEZ MARTÍNEZ SALVATIERRA y GALIANA SILVA GONZÁ-

LEZ (in-memoriam)

Mi esposa : Marlene Cardoso González

Mis hijos : Samuel, Priscila, Daniel

Mis hermanos: María de Lourdes, Afonso, Sérgio

Nuestra buena ayudante: Luci Costa Pinheiro y a todo el pueblo de Dios, ofrezco este libro.

Los textos utilizados en este libro son de la traducción Juan Ferreira de Almeida

Edición Revisada y Corregida, en la Grafía Simplificada.

Si usted desea adquirir este libro, escriba para:

Lourenço González

Travessa Júlio Fróes 112, Engenhoca, Niterói, RJ, Brasil

Cep 24.110-440 - Fono: (55-21) 628-0534; Fax: (55-21) 628-0341/ 624-1523

(Si desea conocer otras obras del autor, consulte la página ...).

PRESENTACIÓN.-

Hace más o menos unos diez años que conocí a Lourenço González. Apenas llegué a la ciudad de

Niterói, comencé a oír su nombre y a saber de su dedicación, su celo por las Verdades bíblicas, y luego

lo conocí personalmente. Al conversar con este joven luego noté que la preocupación más intensa de su

vida es la diseminación del evangelio.

Era un joven simple, sin mayores pretensiones literarias, pero un estudioso incansable de las Ver-

dades bíblicas, Lourenço González se ha vuelto un heraldo del evangelio, un paladín de las Verdades

bíblicas y un líder de la validez de las enseñanzas escriturísticas. Conocido en los medios evangélicos

de su región, al no poder estar en todas partes donde su presencia se hace necesaria para la defensa y

propagación de las verdades que cree, ama y defiende, tuvo la luminosa idea de usar la imprenta para

distribuir sus más acariciadas convicciones sobre la Biblia como la Palabra de Dios, y así comunicar el

Plan de Dios revelado para la salvación de los hombres.

De su pluma celosa y fiel, recibimos el libro “Así Dice El Señor”. Estos escritos son, por así de-

cirlo, una tesis simple en defensa de la importancia del significado, y por sobre todo de la validez, aún

hoy, de la orientación y propósito divinos exhalados en Su Palabra para la salvación de los pecadores

penitentes.

Tan buena fue la aceptación de esta obra que seis ediciones se agotaron rápidamente, y aquí, te-

nemos, revisada, mejorada y ampliada la séptima edición.

“Así Dice El Señor” es un esfuerzo sincero y celoso para aclarar a miles de personas que han si-

do mal orientadas sobre el asunto, la Verdad cristalina de las Santas Escrituras, sobre la salvación que

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podemos encontrar por la fe en nuestro Señor y Salvador Jesús Cristo, y como consecuencia de ello la

vida de obediencia que caracteriza al verdadero cristiano.

Me alegro con Lourenço González, por su celo y fervor en defensa de la Verdad bíblica, y por la

determinación de exponer sus convicciones de manera tan cristalina y simple, y por eso mismo tan

comprensible, como lo hizo en “Así Dice El Señor”.

Los resultados financieros resultantes de este libro no son menos dignos y loables, pues serán

empleados para la conclusión del bello templo del barrio de Barreto, Niterói, RJ, donde estas mismas

verdades son continuamente enseñadas y defendidas.

Es un placer y una honra para mi, presentar esta valiosa obra y su autor al mundo evangélico de

nuestro país, y a todas las personas que desean conocer el verdadero plan de Dios para la salvación

eterna.

Pastor Floriano Xavier dos Santos

Secretario de la División Sudamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día

PREFACIO.-

Cuando un libro llega a su séptima edición, necesariamente se debe a uno de los dos motivos si-

guientes: o el libro es bueno o existe por detrás de todo una maquinaria publicitaria y empresarial. Este

segundo caso, no es el caso de “Así Dice El Señor”. Luego, tenemos que concluir que el libro es bueno.

Puede no ser agradable, pero es bueno. Sólo así, un libro de naturaleza polémica y doctrinaria puede

llegar a su séptima edición.

Leí el libro con atención y analicé, especialmente, los capítulos que están siendo añadidos en esta

séptima edición. El libro es simple, claro y directo como su autor, Lourenço González.

El lector no puede tratar de leer el libro como si fuese obra erudita de teología, pues no es un teó-

logo que escribe. El autor es un hombre sincero, estudioso aplicado y cristiano ejemplar que tiene como

objetivo apenas exponer la Verdad bíblica de manera franca, abierta y sin rodeos, de modo que, a veces,

puede hasta herir la sensibilidad de muchas iglesias. Pero, es un asunto de interés saber que la mayor

parte de su público lector está formada por miembros de esas iglesias, que, aún amando sus agremia-

ciones religiosas, aman mucho más al Señor y Salvador Jesús Cristo, y, procuran, incansablemente, la

Verdad apoyada en un simple “Así Dice El Señor”. La prueba de esto es que más de 3.000 personas ya

aceptaron el mensaje bíblico Adventista a través de la lectura de este libro.

Es un asunto de suprema importancia entender que cristianismo no es amor a una iglesia o a una

denominación religiosa, sino que por sobre todo amor a Cristo. Cristianismo, antes que estar afiliado a

un cuerpo religioso, es estar ligado a Cristo, pero, aquel que ama realmente a Jesús, andará “como Él

anduvo”, tratará de seguirlo, obedecerle y el libro “Así Dice El Señor” pretende mostrar precisamente

eso: cómo seguirlo, cómo obedecerle, cómo andar en Sus caminos.

El problema no es simplemente si e puedo o no comer carne de cerdo, si debo o no debo guardar el do-

mingo, si está correcto o errado participar de manifestaciones histéricas pretendiendo ser eso la obra del

Espíritu Santo. El problema es muy serio. Es una cuestión de vida o muerte, de salvación o perdición,

de amarlo o no amarlo, porque si realmente Lo amo será muy simple y placentero unirme a una iglesia

formada por hombres y mujeres que están dispuestos a obedecer no a los hombres, sino a Dios porque

“Así Dice El Señor”.

Deseo, sinceramente, que la verdadera y primera obra del Espíritu Santo que es “convencer al

mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16: 8), ilumine la mente del lector para que o sueño de

Lourenço González de ver almas sinceras aceptando la Verdad, sea realizado.

Pastor Alejandro Bullón

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Departamental de Evangelismo de la División Sudamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día,

y orador del Programa de TV “Escrito Está”.

UNA PALABRA AMIGA.-

Cuando escribí el libro Así Dice El Señor en 1982, lo hice con profundo amor, sin embargo bas-

tante herido por la lectura que hice de todas las publicaciones evangélicas que combaten los Adventis-

tas, y yo quería responder a todas ellas.

Es posible, pues, que, el amor que de mi salió, en aquella ocasión, no estuviese completamente envuel-

to en la ternura y suavidad cristianas. Tal vez, un amor racional fue lo que expresé en aquella oportuni-

dad.

Esta séptima edición, es una edición histórica. Primero porque nuestra propia EDITORA ADOS

(la Editora de Así Dice El Señor) lo está publicando. Nuestras máquinas, nuestro personal, nuestras

mismas manos se envolvieron desde la digitación hasta el acabamiento final. Fue maravilloso.

Segundo, añadí algunos capítulos que hacían falta a nuestros queridos hermanos. Tercero, retiré

algunas palabras y también cambié, por libre y espontánea voluntad, algún tratamiento que no estaba

repleto de amor y ternura, o que de alguna manera, pudiese impedir a alguien de continuar la lectura.

Busqué a los pastores Floriano y Bullón y les pregunté si se podría considerar la presentación y el

prefacio que hicieron en 1986 para la 3ª edición, y a medida que las ediciones se sucediesen apenas

cambiaría el número de la edición, permaneciendo sus textos. Ellos lo admitieron con cariño.

Por eso espero que a usted le guste mucho este libro, que el pueda hacerlo amar más la Palabra de

Dios y encontrar en ella la Verdad que restaura, salva, santifica, trae profunda confianza y produce gozo

en el Espíritu Santo.

Yo y Raquel digitamos todo el libro. Cleber Coutinho, gerente de nuestro sector de informática,

fue mi “mano” en la diagramación. Con gran paciencia, sacaba, colocaba, transfería, alteraba, hacía

box, sacaba box, me iba hacia la izquierda, para la derecha, centro, encima, debajo, levantaba, bajaba,

etc. No se cansó en hacer lo que yo le pedía. Acabé aprendiendo y rediagramé, emocionado, todo el li-

bro.

Allá en el retiro espiritual del 96, en la sede del majestuoso Campamento Adventista de la Playa

de Guarapari/ES, Wilson Silva y Evelyn me dieron una gran ayuda en la revisión que hice, y la revisión

final le cupo a mi hermano Sérgio y a su hija Raquel. Al final, José Maurício y Sérgio Jr. terminaron la

obra y Janete González, mi cuñada, hizo todo el montaje. ¡Gracias a todos!

UNA PALABRA NECESARIA.-

La trayectoria del libro Así Dice El Señor está siendo marcada por grandes sorpresas. Un enorme

número de sinceros teólogos no Adventistas, al manosearlo, descubren nuevos vislumbres en la Palabra

de Dios.

Uno de ellos llegó a exclamar: “Este autor no puede estar en lo correcto. ¿Estuve errado más de

treinta años?” Este amado Pastor, es hoy un fiel Adventista. ¡Aleluya!

Otro Ministro afirmó: “Nunca vi tanta claridad en la diferenciación de leyes en la Biblia, como lo

hace Así Dice El Señor”. Este amado pastor me dijo en Agosto/96, que estaba considerando definiti-

vamente su ingreso en nuestra iglesia en Brasilia.

Otro, que ya descansa en Cristo, atribuyó al Así Dice El Señor las palabras: “Es maravilloso, a

través de él descubrí toda la Verdad”. Otro Pastor no Adventista, aseveró: “El libro Así Dice El Señor

es una preciosa joya”. Etc.

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Mi hermano, querida hermana, es posible que usted posea, o alguien ya le recomendó o emprestó

algunos de los libros que combaten a los Adventistas, considerándonos como una secta hereje de saba-

tistas. Ellos proliferan en las librerías evangélicas. Yo los tengo en mi estante. El último que vi fue:

TREINTA RAZONES POR QUE NO GUARDO EL SÁBADO (11a. edición), del Pastor Amilto Jus-

tus. En este libro me sorprendí con estas frases:

Exactamente en la primera página: “Los Diez mandamientos fueron temporarios y no tienen más

ningún valor, porque fueron abolidos por Cristo”.

Exactamente en la última página: “La ley usada sabiamente lleva al hombre a Cristo y, conse-

cuentemente, a la salvación de su alma. Pero usada en forma errada lleva al ser humano a la confusión,

a la herejía y a la perdición de su alma”.

¿No parece una contradicción? Bien, mi sorpresa es aceptable, porque todos los sinceros Minis-

tros y renombradas autoridades eclesiásticas admiten la validez de los Diez Mandamientos. El proble-

ma, para ellos, no está en el todo, sino ... en parte. Entre paréntesis, en una única parte: ¡el Sábado!

(Confiera en las páginas 66, 67, 74, 75, 78, 83, 86, 100, 102, 110, 149, 180 etc.).

Tanto yo como estos escritores somos libres para hablar y escribir. Una diferencia apenas hay en-

tre nosotros: Ellos consiguen colocar en todas las librerías evangélicas sus libros. Yo ... ya traté, traté,

traté, casi lloré ...y no conseguí. Me topo siempre en una discriminación preconcebida que hiere doloro-

samente. En determinada librería, después de días de insistencia, el gerente que rehusó siquiera dejar el

libro en consignación, sin ningún gasto, dijo que no lo podría vender.

Entonces le pregunté: ¿Por qué aquellos allí pueden? (Señalé para el estante donde estaban los li-

bros: “El Abalo del Adventismo”, “Sectas, Religiones, Herejías”, “Adventismo del Séptimo Día”.

“Sectas Proféticas”, “El Caos de las Sectas”, “Las Nuevas Sectas”, “Los Profetas de las Grandes Reli-

giones”, “Desenmascarando las Sectas”, etc.) Él no respondió y, con delicadeza, me expulsó del local.

En otra librería, la gerente me permitió colocarlo en consignación. Dejé 5 libros. Algún tiempo

después volví. Ella me informó que casi fue despedida del empleo. Trajo los libros que estaban empa-

quetados me pidió que me los llevase rápidamente. Dejo, pues, a nuestros lectores, el juicio.

Mi amado hermano, querida hermana, usted tiene el derecho, como miembro regular de una Igle-

sia Evangélica, de ser enseñado a respecto de los grandes puntos doctrinarios, proféticos y escatológi-

cos de la Biblia, pues esto constituye su alimento espiritual. Por lo tanto, por favor, escuche todo, lea

todo, pero ... es indispensable comparar todo con la Biblia, y... sin superficialidades, si?

DE CORAZÓN A CORAZÓN.-

Aún cuando vivimos en la era de la comunicación, teniendo al alcance, a cualquier momento, to-

das las informaciones, por vías electrónicas, televisadas, irradiadas y escritas, nuestra época se caracte-

riza por una estupenda negación del manoseo y estudio de las Escrituras Sagradas. ¡Es más fácil oír,

que estudiar! ¡Oír distrae, estudiar enfada!

He ahí que reside el gran peligro de los creyentes para que se vuelvan discípulos de su Pastor, en

vez de seguidores de Jesús. Por lo tanto, amados, esta debe ser la hora de reactivar el “espíritu” be-

reano en los campamentos cristianos.

Está en sus manos un libro que representa mucho esfuerzo, dedicación, sacrificio, amor y celo por

la Verdad. Fue mi deseo despertar en usted, precioso hermano, querida hermana, el gusto por el estudio

criterioso y metódico de la Biblia Sagrada. ¡Aprovéchelo bien! Ningún asunto está agotado. Un cariño-

so abrazo. En el Señor Jesús y siempre por la Gracia. Lourenço González

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN .............................................................................................................. 09

1.– SALPICADOS .............................................................................................................. 14

“Recoger Espigas en Sábado” ........................................................................................ 14

“Mi Padre Trabaja Hasta Ahora” .................................................................................. 15

“Jesús Mandó Cargar la Cama en Sábado” .................................................................... 15

“Jesús Mandó al Ciego Lavar el Ojo Sucio en Sábado”................................................. 15

“El Sábado No Salga de Su Lugar” ................................................................................ 17

“Quien No Trabaja No Debe Comer” ............................................................................ 18

“¿Bajo la Gracia o Bajo la Ley?” ................................................................................... 18

“¿Cuál es el Gran Mandamiento de la Ley?” ................................................................. 18

“Yo Fui Arrebatado en el Día del Señor” ...................................................................... 18

“¿Puesta de Sol o Medio Día?” ...................................................................................... 20

“¿Todo es Bueno Para ser Comido?” ............................................................................. 20

“¿Carne de Cerdo Implica algo en la Salvación?” ......................................................... 20

“¿Cabello o Velo?” ......................................................................................................... 20

“¡Ósculo Santo y Paz del Señor!” ................................................................................... 21

“¿Guardó la Ley, Está Bajo la Maldición?” ................................................................... 22

“¿Quiénes Son los 144.000?” ......................................................................................... 22

“¿Restauración de Todo o Sólo Una Parte?” .................................................................. 23

“La Famosa Tablita ......................................................................................................... 23

“Predicar a los Espíritus en Prisión” ............................................................................... 25

“Evangelio Predicado a los Muertos” ............................................................................. 26

“Bautismo Por Los Muertos” .......................................................................................... 26

“Almas Debajo del Altar” ............................................................................................... 27

“¿Cancelado el Antiguo Testamento?” ........................................................................... 28

“¿Puedo o No Puedo Comer de Todo?” .......................................................................... 30

“¿Vino, Con o Sin Alcohol?” ......................................................................................... 31

“Hojas del Árbol de la Vida... Para a Salud de las Naciones?” ...................................... 31

“¿Todo Milagro es de Dios?” ......................................................................................... 32

2.– MÁXIMAS PAULINAS .............................................................................................. 33

3.– ¿PEDRO, PAPA? ......................................................................................................... 39

• “¿Bautismo por Aspersión?” .......................................................................................... 42

4.– LOS DOS PACTOS – (2 CORINTIOS 3) ................................................................... 43

5.– PREDESTINACIÓN .................................................................................................... 48

6.– LA SANTA LEY DE DIOS ........................................................................................ 50

• Distinción de Leyes en la Biblia — Moral y Ceremonial ............................................... 51

• Contraste Entre las Leyes ................................................................................................ 54

• ¿Qué es Abrogar la Ley? ................................................................................................. 59

• ¡Lo Que Usted Debe Saber Sobre la Ley Ceremonial! .................................................... 61

• ¡La Verdad Sobre el Cambio de la Ley Moral! ................................................................ 64

• ¿Cuándo Fue “Enterrada” la Ley Ceremonial? ................................................................. 71

Pág. 8

• “La Ley y los Profetas Duraron Hasta...?” ........................................................................ 73

• Ley Moral Antes del Sinaí, del Edén y de la Caída de Lucifer ......................................... 76

• Perfección Divina .............................................................................................................. 77

• Exactitud Divina ............................................................................................................. 78

• Excelencia Divina .......................................................................................................... 78

7.– SÁBADO ...................................................................................................................... 79

• ¿Del Hombre, de los Judíos o de Dios? ........................................................................... 80

• El Sábado en la Semana de la Glorificación .................................................................. 82

• ¿Se Perdió el Tiempo del Sábado? ................................................................................. 82

• ¿Puede Ser Guardado en la Región Polar? ..................................................................... 86

• El Sábado Se Perdió en el Día Largo de Josué ............................................................... 87

• ¿Puede Ser Guardado en un Mundo Esférico? ............................................................... 87

• ¿Del Hombre y de Dios? ................................................................................................. 90

• El Sábado en el Nuevo Testamento ................................................................................. 92

• El Sábado Fue Hecho Por Causa del Hombre ................................................................. 96

• ¿Cuándo Sería Restaurado el Sábado? ............................................................................ 97

• El Sábado en la Nueva Jerusalén ................................................................................ 100

• El Sábado en el Génesis No Tuvo “Tarde y Mañana”.................................................. 101

8.– PABLO Y EL SÁBADO ............................................................................................... 102

• En el Libro de Hechos ...................................................................................................... 102

• ¿En la Sinagoga? .............................................................................................................. 110

9.– DOMINGO: BÍBLICO O PAGANO? ......................................................................... 111

10.– GÁLATAS — A LA LUZ DE LA BIBLIA ............................................................... 120

11.– ESPÍRITU SANTO ..................................................................................................... 133

• Dones Necesarios ........................................................................................................... 133

• ¿Cura o Salvación? ........................................................................................................ 136

• ¿Tengo el Espíritu Santo? .............................................................................................. 141

• ¿Qué es Bautismo con el Espíritu Santo? ...................................................................... 144

• Cómo Descubrir el Verdadero Profeta ........................................................................... 151

• El Falso Profeta .............................................................................................................. 156

• Lenguas Extrañas, de los Ángeles y Celestial ................................................................ 160 1

Corintios 14:2 ................................................................................................................... 170

• Encuentro Íntimo Con Dios ............................................................................................ 176

• Éxtasis Pentecostal .......................................................................................................... 177

• Pentecostalismo Católico ................................................................................................ 181

• Profecías del Dr. Fritz ..................................................................................................... 187

12.– ¡El HOMBRE! ¿MORTAL O INMORTAL? ........................................................... 188

• ¿Qué es el Hombre? ....................................................................................................... 189

• Después de la Muerte, ¿Qué Sobra? ............................................................................... 191

• ¿Cuerpo, Alma y Espíritu? ............................................................................................. 193

• Inmortalidad – ¿Cuándo? ............................................................................................... 202

13.– ¡MUERTE! – SUEÑO, FINAL O COMIENZO? ................................................... 205

14.– ¡PARTIR Y ESTAR CON CRISTO! ....................................................................... 207

15.– 1 SAMUEL CAPÍTULO 28 ........................................................................................ 209

16.– ¿ARREBATAMIENTO SECRETO?......................................................................... 210

17.– LA PARÁBOLA DEL RICO Y LÁZARO ................................................................. 211

18.– ¡CASTIGO ETERNO! – SIN FIN? ............................................................................ 219

Pág. 9

19.– ¿CUÁNDO IRÁ PARA EL CIELO EL BUEN LADRÓN? ....................................... 224

20.– EL MILENIO ............................................................................................................... 228

21.– GRACIA EN TODA LA BIBLIA .............................................................................. 230

22.– OBEDECER A LAS POTESTADES, ¡SI! – PERO, A DIOS EN PRIMER LUGAR 233

23.– “COMED TODO LO QUE SE VENDE EN LA CARNICERÍA” ................................. 240

24.– ¿QUÉ HACE MAL? LO QUE ENTRA O LO QUE SALE DE LA BOCA? ............... 245

25.– ROMANOS CAPÍTULO 14 & OTROS ........................................................................ 248

Primera Parte .................................................................................................................... 248

Genealogías, Leyes, Fábulas .............................................................................................. 248

Segunda Parte ................................................................................................................... 250

¿Todo Para la Gloria de Dios? ........................................................................................... 253

“¿Toda Criatura es Buena?” .............................................................................................. 253

Dios Creó Todo Para los Fieles? ....................................................................................... 254

¿Todas las Cosas son Puras? ............................................................................................. 254

Jesús Mandó Comer Todo ................................................................................................ 255

26.– HEBREOS 4, 7, 8, 9 y 10 ............................................................................................. 256

27.– LIENZO ZOOLÓGICO DE HECHOS 10 ..................................................................... 259

28.– SIETE – ¿NÚMERO DE LA PREFERENCIA DIVINA? ............................................. 263

29.– ¿CUÁNDO MURIÓ JESÚS? – MIÉRCOLES O VIERNES? ........................................ 266

30.– ¿2.300 o 1.150 DÍAS? – ¡DIOS RESPONDE! ............................................................ 273

31.– ¡DIOS SÓLO TIENE UNA IGLESIA! – LA ESPOSA DEL CORDERO .................. 276

32.– GUILLERMO MILLER, PADRE DEL MOVIMIENTO DEL ADVENTO EN E.U.A... 279

33.– DON DE PROFECÍA RESTAURADO A LA IASD ................................................... 288

• “Tiempo, Tiempos, y Mitad de un Tiempo” ...................................................................... 288

• El Libro Sellado ............................................................................................................... 291

• El Libro Abierto ............................................................................................................... 294

• Restaurado el Don Profético ............................................................................................. 298

34.– ELLEN G. WHITE, LA MENSAJERA DE DIOS ......................................................... 301

35.– UNIDAD DE LA FE EN LA IGLESIA ADVENTISTA DEL 7º DÍA ........................... 307

36.– “¿EL SALVO NO SE PIERDE!?” ................................................................................ 312

INTRODUCCIÓN.-

Existe por parte de un gran número de buenos hermanos de otras religiones un pensamiento equi-

vocado a respecto de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Esta pequeña gran iglesia, relativamente

nueva (se inició en 1863), y que predica el evangelio en 213 países (más que las grandes corporaciones

evangélicas) y en muchas islas, siendo que, en algunas, son todos sus habitantes de la misma fe, paran-

do por lo tanto, todas las actividades en el Sábado, con excepción de los hospitales.

Esta iglesia, trescientos años más nueva que las grandes Iglesias Cristianas, se ha constituido en

una “estructura internacional, adaptable a las diferentes culturas y circunstancias geográficas. Una red

intercontinental de escuelas, colegios y universidades, orientados por los principios de una filosofía di-

vinamente inspirada. Una cadena multinacional de hospitales, clínicas y ambulatorios, en los cuales los

pacientes reciben la terapia para las enfermedades del cuerpo y el bálsamo divino para las enfermedades

del alma. Un expresivo conjunto de Casas Publicadoras dispersas por todos los cuadrantes de la Tierra,

produciendo literatura con el mensaje de redención para un mundo sin esperanza.” (Son 59 las Editoras

Adventistas, y la brasileña recibió en 1982 y en los años subsiguientes el trofeo Cualidad del Brasil en

Pág. 10

el área de la industria gráfica a través del International Exporter’s Service). Vea estadística en la página

452.

Esta Iglesia, cuyos miembros están conscientes de ser los únicos religiosos que traen en el propio

nombre (Adventistas del Séptimo Día) el fundamento de su mensaje, cuyo concepto doctrinario motiva

la prisa y la urgencia, ha recorrido un siglo de “gloriosa caminada misionera y evangelística”, advirtien-

do al mundo de la inminente vuelta del Señor, realzando la santidad y vigencia de los Mandamientos de

Dios, y restaurando las verdades que una vez fueron lanzadas por tierra (Dan. 8:12; 7:25), constituyén-

dose, pues, en “reparador de las brechas, y restaurador de veredas”. Isaías 58:12.

Si, esta iglesia que ama al Señor y al prójimo, que posee un mensaje definido y a el se dedica, ha

sido incomprendida, volviéndose blanco de las más desamorosas críticas, sin que de ella partiese cual-

quier acusación. ¡Simplemente porque ama y predica la vigencia de la Ley Moral y la santidad del Sá-

bado!

Pues bien, la dificultad reside en el total desconocimiento de ese movimiento, su actividad reli-

giosa, y de su benéfica influencia alrededor del globo terrestre, así como su fantástica obra mundial, de

asistencia social al desvalido, donde son empleados aviones, lanchas, ambulancias, camiones, clínicas

rodantes, hospitales, sanatorios, orfanatos, asilos, remedios y alimentos.

La ADRA (Asociación de Desarrollo de Recursos Asistenciales) órgano de la Iglesia Adventista

del Séptimo Día, sediado en los EUA, venía alimentando 5.000 etíopes diariamente, antes que el drama

de Etiopía despertase la atención del mundo.

En nuestro país, la ASA (Asistencia Social Adventista) ya mereció del Gobierno Brasileño varias

mociones honrosas en Cámaras Estatales, Municipales y en el Congreso Nacional.

El Pastor Scofield, capitán de una de las lanchas hospitalares Adventistas, fue condecorado con la

medalla de la “Orden de los Inconfidentes”, por el entonces gobernador de Minas Gerais, Magalhães

Pinto. También el Pastor Léo Halliwell y su esposa Jessie recibieron del Gobierno Brasileño la Comen-

da de la Orden de Cruzero del Sur, por los 25 años de servicios prestados al pueblo a bordo de la Lan-

cha Luzeiro-1. “Esta fue la primera vez, en la historia del país, que una mujer fue condecorada con la

Comenda Nacional”. En 1981 la ASA mereció de la Empresa Brasileña de Correos y Telégrafos, en

Brasil, un sello conmemorativo de sus 50 años de intenso trabajo en favor de nuestros coterráneos.

Este pueblo, que recibió merecidamente el nombre de “pueblo de la Biblia” por alcanzar siempre los

primeros lugares en los concursos bíblicos nacionales e internacionales (ver pág. 464), ha sido, injusta-

mente, atacado sin piedad, no solamente por las palabras proferidas personalmente, en los púlpitos, sino

que vorazmente en folletos y libros a los miles, casi todos apoyándose en los escritos paulinos, donde

piensan escudarse, a fin de lanzar a la benefactora Iglesia Adventista del Séptimo Día el apodo de “sec-

ta hereje de sabatistas”.

He leído de los más diferentes ramos protestantes, acusaciones tan duras, extrañas y cortantes al

pueblo que Dios quiso levantar en esta Tierra (Apoc. 14:12), que me llevaron a copiosas lágrimas. Cris-

tianismo es amor. Sólo el amor despertará interés por el evangelio y nunca los mejores y más contun-

dentes argumentos sobre Ley o Gracia.

Uno de estos inflamados escritores evangélicos, llegó al punto de decir que la Iglesia Adventista

del Séptimo Día es una “herejía defecada del cristianismo.” Esta dolorosa afirmación, parte de un co-

razón sincero, no creo lo contrario, sin embargo, no es verdadera. Procure conocernos. Usted tendrá

sorpresas.

Por una feliz ironía del destino, otro escritor, que blandió su pluma de forma impiedosa contra es-

te pueblito del Señor, estuvo internado en el Hospital Adventista Silvestre/RJ, siendo tratado con todo

amor y consideración.

En la área de salud, es la Iglesia Adventista que hinca los pies en el piso en favor del pueblo bra-

sileño, con una red hospitalar de altísima cualidad en la medicina preventiva y curativa con elevado

Pág. 11

concepto y reconocimiento general. Es en el hospital Adventista que se trata a los enfermos del pénfigo

(fuego salvaje) de Brasil, reconocido y apoyado plenamente por el Gobierno Brasileño.

Fue en el Hospital Adventista Silvestre (RJ) que se hizo el primer transplante de páncreas del

mundo. Fue este hospital escogido por las figuras reales inglesas cuando vinieron en visita a Brasil. Hay

en nuestro país, actualmente, 11 grandes Hospitales Adventistas, fuera de las múltiples clínicas móviles

y fijas, esparcidas en este suelo querido, y más 502 unidades hospitalares alrededor del mundo. El Hos-

pital de Loma Linda en California (EUA) es donde especialistas de todo el mundo realizan investiga-

ciones científicas, transplantes y las más intrincadas cirugías del cuerpo humano.

La Golden Cross fue fundada por un Adventista que hoy ocupa el lugar de presidente de honra.

Los productos Superbom, alimentos puros e integrales, recomendados por médicos y cientistas, cuya

pureza es absoluta y absoluta la honestidad en su fabricación y en los valores proteínicos, que reciben

medallas y premios alrededor del mundo, también son fabricados por la Iglesia Adventista.

Sólo en Brasil, hace ya más de 50 años ininterrumpidos, “La Voz de la Profecía” (La Voz de la

Esperanza aquí en Chile) lanza al aire “un mensaje de fe y esperanza que anuncia la vuelta de Jesús”,

habiendo ya llevado cerca de doscientas mil personas a los pies de Cristo. En la actualidad, 400 emiso-

ras en Brasil transmiten este querido programa semanal, y muchas, diariamente, penetrando en 4.000

municipios. (La Revista Vea Nº 794 de 23/11/83, dedicó dos páginas enteras al programa radiofónico

“La Voz de la Profecía”).

El programa de TV “Fe Para Hoy” hace 12 años pionero en este sector de la evangelización, en

São Pablo, fue substituido por “Encuentro Con La Vida” y llevado al vídeo por una cadena de televi-

sión, diariamente. El programa “Escrito Está”, es llevado al aire, los domingos a las 9:00 hrs, en cadena

nacional de televisión, conquistando corazones para Jesús. Este programa tiene un enfoque creativo y

bastante actual. El índice de audiencia le concedió el primer lugar en Brasil. El también pionero “Tele-

paz”, el teléfono de la paz, que salva vidas instantáneamente, hace parte de la filosofía de salvación in-

totum del hombre, en esta iglesia.

El SISAC, Sistema Adventista Brasileño de Comunicación, hace parte del Sistema Adventista

Internacional Global de evangelización. La sede del SISAC está en Friburgo/RJ, y ocupa un área de 18

mil metros cuadrados. En uno de los tres edificios funciona el estudio y el centro operacional de TV.

En otro edificio, están centralizadas la administración, la Red ADSAT Nuevo Tiempo, La Voz de la

Profecía, el Escrito Está y la Escuela Bíblica. En otro edificio está el estudio de grabación y el Depar-

tamento Comercial.

En medio a este bellísimo complejo de comunicación de masas, está la Plaza de las Parabólicas

dotadas de cuatro super antenas: dos para transmisión y dos para recepción.

El SISAC realiza sus transmisiones de radio y TV a través del potente y exclusivo Satélite Intelsar

709. Son 20 MHZ de capacidad y potencia disponibles hasta para tres canales de vídeo y 12 de audio,

alcanzando toda América del Sur, América Central y América del Norte, excepto su Costa Oeste.

INTERPRETACIÓN DIVINA.-

Dios jamás permitirá que Su Palabra sea interpretada por cualquier agente humano. Dice ella en 2

Pedro 1:20: “Sabiendo primeramente esto: que ninguna profecía de la Escritura es de particular inter-

pretación”. En Isaías 34:16 dice “Buscad en el libro del Señor, y leed; ninguna de estas cosas fallará,

ni aún una faltará; porque Mi propia boca lo ordenó, y Su mismo Espíritu las juntará”.

Observe, entonces, que el interpretador de las Escrituras Sagradas es el propio Espíritu que las

inspiró. Entonces deberá haber una manera específica de estudiar y comprender la Biblia, ¿no es así?

Eclesiastés 7:27: “Ha aquí lo que encontré, dice el predicador, confiriendo una cosa con otra para

a respecto de ellas formar su juicio”.

Pág. 12

Y eso, hermanos, es una sagrada verdad y quien nos la presenta es el mesiánico profeta Isaías, en

las cristalinas palabras y de manera singular, vea: Isaías 28:10 –“Porque es mandamiento sobre man-

damiento, mandamiento sobre mandamiento; regla sobre regla, regla sobre regla; un poco aquí un poco

allí”.

Como se ve, es excusada la hechura humana en la interpretación de aquello que es divino. Del

Cielo vino la Escritura, de allá vendrá su interpretación.

Si ya está aclarado que la interpretación deberá ser siempre por la propia Biblia y que para descu-

brirla tendremos que comparar los textos, es válida la preciosa afirmación del Señor Jesús, y realza la

tristeza del profeta Oseas: “Examinad las Escrituras, porque cuidáis encontrar en ellas la vida eterna, y

son ellas que testifican de Mi.” Juan 5:39.

“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.” Oseas 4:6.

El estudio de la Biblia es esencial para la vida cristiana, pero lea este consejo: “Jamás trate escu-

driñar las Escrituras a menos que esté listo para oír, a menos que esté listo para aprender, a menos que

esté listo para oír la palabra de Dios como a su propia voz hablándole directamente a usted por medio

de Sus profetas vivos.” – Ellen G. White, The Seven Day Bible Commentary, vol. 7, pág. 919.

Por lo tanto, teniendo ya un principio, más fácil será el caminar; deberemos pues, sin tardanza,

tratar de descubrir la verdad sobre un determinado texto, colocarlo en pauta y nunca olvidar lo que

quiere enseñar el versículo, el capítulo, el libro, la parábola, la epístola, etc.

La Historia Universal, Diccionario Bíblico, Concordancia Bíblica, Atlas Bíblico, traducciones

modernas (cuidado con las traducciones preconcebidas), deben ser siempre consultados, para probar la

autenticidad de los hechos, y, en algunos casos, facilitar, situar y revivir el momento bíblico. Es indis-

pensable utilizar la siguiente regla:

• Estudiar cada asunto separadamente.

• Nunca interpretar un versículo aisladamente del contexto. (Cuando hay dificultad para entender el

versículo, se lee el capítulo. Persistiendo la dificultad, se lee el libro en cuestión, y si fuese necesario

aún, se lee toda la Biblia).

• Nunca entender una parábola literalmente. Parábola es “una narración alegórica”.

• Para entender un versículo, será necesario “preguntar” al propio versículo: donde, por que, cuando y

para que fue escrito.

Aún cuando las lecciones de todos los versículos bíblicos sean sin fin, esto es, pasan de genera-

ción a generación, perpetuándose en la eternidad, sin embargo, en muchos acontecimientos ellas tuvie-

ron más peso y fueron de más necesidad, llevando en cuenta la época, el momento, la necesidad y difi-

cultad regionales que predominaban cuando fueron escritos.

Para ejemplificar, basta leer 1 Corintios 5 y se verá allí una iglesia con la terrible facilidad de

despeñarse para el pecado hediondo de adulterio entre los propios familiares. Pablo entonces se dirige a

ella de manera contundente. Hoy el mensaje del capítulo permanece válido, aún cuando tal pecado no

reine en la Iglesia Cristiana.

Por otro lado, ya con la Iglesia de Galácia, se nota la infiltración de dogmas ceremoniales aboli-

dos por Cristo, introducidos por los judaizantes y el apóstol nuevamente segura la huasca, pero ahora de

forma diferente. En ambos casos, fue necesaria la corrección, y esa, ejecutada de forma distinta. Hoy,

el versículo continua existiendo y hablando; sin embargo, no tiene el mismo peso que tuvo en aquella

ocasión, pues no hay más judaizantes en la Iglesia Cristiana.

El mensaje de Pablo debe ser interpretado llevando en cuenta la dificultad existente en la época.

El problema del velo, por ejemplo, no fue focalizado por él en todas las iglesias, sino solamente en

aquella que con él se inmiscuyó: Corinto.

Pág. 13

AISLAR TEXTOS BÍBLICOS.-

Muchos sacan, hoy, conclusiones precipitadas de las epístolas de Pablo, basándose en textos ais-

lados. Este no es el camino correcto. El propio apóstol Pedro ya percibió eso; escuche:

2 Pedro 3:16 - “Hablando de esto, como en todas las epístolas, entre las cuales hay puntos difíciles de

entender, que los indoctos e inconstantes tuercen, e igualmente las otras Escrituras; para su propia

perdición”.

Por favor, comprenda que es gravísima la afirmación de Pedro. Parafraseándolo, él quiere decir

que hay cristianos que están con la Biblia en la mano, participan de la iglesia, hablan del evangelio, pe-

ro ... su fin es lo que afirma el Señor Jesús, escuche:

“No todo el que Me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino del Cielo, sino solamente aquel que hace la

voluntad de Mi Padre, que está en los Cielos. Muchos Me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profe-

tizamos nosotros en Tu Nombre? ¿Y en Tu Nombre no expulsamos demonios? ¿Y en Tu Nombre no

hicimos muchas maravillas? Y entonces les diré abiertamente: Nunca os conocí; apartáos de Mi, voso-

tros los que practicáis la iniquidad.” Mateo 7:21-23. ¡Piense en eso con cariño y sinceridad sobre todo.

El sincero estudiante del Libro Santo no debe aceptar el mensaje aislado del verso bíblico para

determinar su convicción religiosa, pues así, va a trabajar erradamente, y, fatalmente, dejará de descu-

brir las maravillosas joyas del tesoro del Señor. Solamente el estudio profundo, comparado, con medi-

tación y oración fortalece también la fe de que no hay contradicción en la Biblia.

La sinceridad de corazón es la manera que tenemos de decir al Espíritu Santo: ¡Habita en mi!

¡Haz la obra en mi! ¡Imprime Tu verdad en mi!

A veces, por diversas circunstancias, alguien no abandona el preconcepto, e impide la operación

maravillosa del Espíritu Santo. Fue lo que sucedió con un amigo, observador del domingo, a quien amo

mucho, que refiriéndose al libro Así Dice El Señor, dijo categóricamente: “Este libro puede presentar

mil pruebas a favor del Sábado, pero no lo acepto”.

Que pena, no está queriendo ser guiado por el Espíritu a toda Verdad. Evidentemente, si el estu-

dio hecho, comparándose los textos, dentro de una perfecta exégesis apoya la validez del Sábado, ¿có-

mo iremos negarlo? Nosotros no debemos dejar que el preconcepto empañe el brillo de la verdad bíbli-

ca.

¡Vamos a revisar el caso de Caín! Dios había determinado que la ofrenda a ser ofrecida era un

animal, pues había necesidad del derramamiento de sangre, cuyo símbolo apuntaba para el Cordero de

Dios que un día substituiría esta ofrenda. Aún sabiendo eso, pues le era enseñado diariamente por sus

padres, ¿qué ofreció Caín? – Frutas. Simplemente Caín ofreció frutas. Las mayores, suculentas, visto-

sas. Eran las mejores, decía, y listo. ¿De qué sirvió? Trágicamente substituyó la voluntad de Dios por su

propia voluntad y estaba todo bien, pensaba.

Muchos hermanos, imperceptiblemente actúan así, procurando dar lo mejor, pero, es lo “mejor”

lo que puede no agradar al Señor. Creo que en este momento, nos haría profundamente bien, el presente

consejo de una mujer extraordinaria, Ellen G. White. Dijo ella:

“Tenemos que ejercer todas las facultades del espíritu en el estudio de las Escrituras, y aplicar el inte-

lecto en comprender las profundas cosas de Dios, tanto cuanto puedan hacer los mortales; no debe-

mos, sin embargo, olvidarnos de que la docilidad y sumisión del niño es el verdadero espíritu del

aprendiz... Muchas porciones de las Escrituras que hombres doctos declaran ser misterio, o que no con-

sideran como teniendo importancia, están repletas de confort e instrucción para aquel que aprende en

la escuela de Cristo. Uno de los motivos por que muchos teólogos no tienen una comprensión más clara

de la Palabra de Dios, es porque cierran los ojos a las verdades que no quieren practicar” – Conflicto

de los Siglos, pág. 598, destaques míos.

Pág. 14

Es mi sincero deseo que hagamos del contexto el hilo que salvaguarda el sentimiento del escritor

bíblico cuando tomó su pluma para escribir la carta de Dios, y que coloquemos en el molde de nuestro

corazón esparcido por los peldaños del alma y mente el mensaje de 2 Corintios 13: 8 - “Porque nada

podemos contra la Verdad, sino por la Verdad”.

Usted va a estudiar a partir del próximo capítulo, asuntos interesantes, pero, no lo haga sin medi-

tar profundamente en esta simple declaración, de un hombre sincero. Escuche:

“Soy bautista, no por fanatismo, sino por convicción. Sin embargo no me considero fanático. Ya

fui ‘padre’ y abandoné todo aquello. Mi convicción bautista parte de haber adoptado la Biblia como

Única Regla de Fe y Práctica. Excluyo, por consiguiente, toda y cualquier otra Fuente de revelación Di-

vina. Pues bien, si un día alguien me demuestra que mi actual Denominación cree diversamente de las

enseñanzas de las Escrituras y me muestra otro grupo que cree correctamente en todo conforme la Pala-

bra de Dios enseña, no tendré ninguna duda en dejar de ser bautista...”.

Dr. Aníbal Pereira dos Reis, Católicos Carismáticos y Pentecostales Católicos, pág. 8. Énfasis mío.

Yo también fui Bautista, con santo orgullo lo afirmo, y trabajé con emoción para Jesús, con el

pastor Mario Daniel de Lima, en la Iglesia Bautista en Alegría, Calle Ubatinga, 73, São Cristóvão/RJ, y

por ocasión de la Campaña Evangelística de Billy Graham, en la década de 1960, llevé decenas de per-

sonas al Maracaná. Pero, no resistí la Verdad, cuando la descubrí.

Usted puede ser Bautista, Católico, Metodista, Presbiteriano, Espírita, Pentecostal, Judío, Mu-

sulmano, etc. ¡No importa! Dios colocó dentro de nosotros este anhelo de escudriñar Su palabra, pues

eso produce el relacionamiento de amor que Él desea tener con nosotros, fortaleciendo nuestra fe. Por

lo tanto, no se olvide: Cristianismo es carrera. La carrera cristiana. Es avanzar en la Luz como dice el

predicador en Proverbios 4:18

“Pero la vereda de los justos es como la luz de la aurora que va brillando más y más hasta ser día

perfecto”.

Mi hermano, querida hermana, no rechace la luz, si ustedes la encuentran en este estudio que haremos

a partir de aquí. Les dejo como grato recuerdo, una frase que leí y amé, no me acuerdo adonde, pero que

es de gran significado:

“Me entristezca con una verdad; pero, nunca me engañe con una mentira”.

¡Que Dios nos bendiga!

CAPÍTULO 1: SALPICADOS.-

“Los Discípulos Recogen Espigas en Sábado”. Mateo 12:1-2.

Por favor, amado, ¿eso es transgredir el Sábado?

– ¿Qué mal existe en que alguien en Sábado, con hambre, arranque una espiga de maíz o una fruta para

comer? Sólo una mente farisaica puede pensar así.Y, de hecho, fueron los fariseos sus acusadores. Je-

sús les dijo a los fariseos: “...es lícito hacer bien en Sábado”. Mateo 12:12. ¿Quién es que hoy, yendo

para la iglesia, quedando en pana el auto en la calle, en Sábado, no irá a tratar de arreglarlo?

– Abandonarlo allí, seguir a pie, tomar un bus, llamar un taxi – ¿qué sería más racional? Mi hermano, el

Sábado del cual Jesús es Señor (Mat. 12:8) es un día delicioso, agradable, sin yugos o fardos. Es un día

alegre, que da placer y no enfado. El Sábado de los fariseos es que es frío y escudado en la letra que

mata.

Pág. 15

Jesús comparó el acto de David (con hambre entró en el templo y comió los panes del altar, lo

que sólo a los sacerdotes era permitido) con la actitud de los fariseos. Y después arremató categórica-

mente: “Está aquí quien es mayor que el templo.” Mateo 12: 3-6.

¿Por qué Jesús no dijo: “Está aquí quien es mayor que el Sábado?” Si, ¿por qué no afirmó eso?

Jesús no puede contradecirse. Si Él hubiese declinado ser mayor que el Sábado, sería un fuerte argu-

mento para su cancelamiento. Pero el hecho de no afirmar es un guía seguro de que jamás el Sábado se-

ría abolido o transferido para cualquier otro día. Lea, por favor, Mateo 24:20. Esto fue dicho por Cristo

antes de morir y focalizaba un hecho que iba a ocurrir 39 años después de Su ascensión al Cielo. ¿No

es, por consiguiente, prueba incuestionable a favor del Sábado, después de Su muerte?

“MI PADRE TRABAJA HASTA AHORA, Y YO TRABAJO TAMBIÉN”. Juan 5:17.

¡Ahora! ¿Cuál era el trabajo de Jesús? Bien, en la infancia, Jesús fue carpintero, y con Su familia

iba siempre a la iglesia los Sábados (Luc. 4:16). Sin embargo, cuando asumió el Ministerio que anun-

ciaron los profetas, Su trabajo fue puramente espiritual (Mat. 8: 14-17; Mar. 1: 29-32; Luc. 4: 38-41;

Luc. 6: 6-8; Luc. 6: 18; Mat. 8: 2-4; Mar. 1: 40-44; Luc. 5: 12-14), etc. Para la salvación de los pecado-

res, no hay hora, ni día, mes o año para parar de trabajar, porque este trabajo es permitido y es lícito ha-

cerlo los Sábados – Escuche, lo que dijo un sincero teólogo Asambleano:

“Pero Él les dijo: ‘Mi Padre trabaja hasta ahora, y Yo también’. En otras palabras, Dios trabaja en Sá-

bado, sosteniendo el Universo, comunicando vida, bendiciendo a los hombres, respondiendo las oracio-

nes.” – Pr. Myer Pearlman, Juan – Oro Para Enriquecerte, pág. 59.

JESÚS NO GUARDABA EL SÁBADO, LO TRANSGREDIÓ CURANDO Y MANDANDO AL PA-

RALÍTICO CARGAR LA CAMA. Pasemos en limpio los hechos a respecto de los paralíticos bíblicos.

El Paralítico de Cafarnaum.

MATEO CAPÍTULO 9

verso 1 – “Y, entrando en el barco, pasó para la otra banda, y llegó a Su ciudad, y he aquí que Le traje-

ron un paralítico acostado en una cama”.

verso 6 – “...(Dijo Jesús entonces al paralítico): Levántate; toma tu cama, y vete a tu casa.”

Observaciones:

• Se puede leer todo el contexto y se verá que no fue en día de Sábado esta cura.

• Por lo tanto, no cabe recriminar a Jesús o cancelar el mandamiento del Sábado.

MARCOS CAPÍTULO 2

verso 3 – “Y E vinieron a tener con Él conduciendo un paralítico, traído por cuatro.”

verso 4 – “Y, no pudiendo aproximarse de Él, por causa de la multitud, descubrieron el techo donde Él

estaba y, haciendo un hoyo, bajaron el lecho en que estaba el paralítico”.

verso 11 – “(Dijo Jesús): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete para tu casa.”

verso 12 – “Y levantándose y, tomando el lecho, salió de la presencia de todos...”

Observaciones:

• El estudiante apresurado, leyendo estos versos y cerrando la Palabra de Dios, entiende que este lecho

debe ser una cama de madera, pesada y robusta. Sin un estudio profundo del tema, se puede, con la ma-

yor naturalidad llegar a tal conclusión. Sin embargo, ¿será una conclusión verdadera?

• Esta es una lógica. Pero, ¿existirán otras? Si las hay, ¿cuál es la más racional?

• Si nos apegamos a esta lógica para basar nuestra fe, el mandamiento del Sábado no fue quebrado,

porque este incidente no se dio en un Sábado. (Léase todo el contexto).

Pág. 16

• Ahora la otra lógica, con subsidios palpables. En el Diccionario de la Biblia de John D. Davis, pág.

97, hay esta aclaradora definición de la dicha cama: “Utensilio doméstico que sirve para dormir. Los

pobres y los viajantes, muchas veces duermen en el piso, cubriéndose con su propia vestimenta. La

cama puede ser hecha con un carpete, o manta, que se enrolla para ser transportada.” Mateo 9:6. (Este

Diccionario es destacada autoridad eclesiástica no Adventista). Destaques míos.

Por lo tanto, aún cuando haya sido traído por cuatro personas, este lecho no podría ser más que

una manta reforzada, asegurada por las cuatro puntas estiradas, y la prueba de eso es que apenas por un

hoyo del tejado, lo bajaron. Y para disipar todas las dudas, el relato dice que el paralítico, en la presen-

cia de todos, tomó su lecho y salió. Cabe, entonces, la pregunta: ¿Será que el paralítico era más fuerte

que los cuatro hombres que lo cargaron con la cama? ¿O será que él enrolló la manta, la colocó debajo

del brazo y se fue? ¡Usted decide, mi amado!

LUCAS CAPÍTULO 5

verso 17 – “Y sucedió que, en aquellos días...”

verso 18-19 – “Y he aquí que unos hombres transportaron en una cama un hombre que estaba paralíti-

co, y procuraban hacerlo entrar y ponerlo delante de Él. Y, no encontrando por donde lo pudiesen lle-

var, por causa de la multitud, subieron al tejado, y por entre las tejas lo bajaron con la cama, hasta el

medio, delante de Jesús”.

verso 24 – (Dijo Jesús) “A ti te digo: Levántate, toma tu cama, y vete para tu casa.”

verso 25 – “Y, levantándose luego delante de ellos, y tomando la cama en que estaba acostado, se fue

para su casa, glorificando a Dios.”

Observaciones:

• La expresión clara y definida: “En aquellos días...” descarta la posibilidad total de ser Sábado. Pues si

fuese Sábado, los fariseos no perderían la oportunidad de acusar a Jesús de transgredirlo, así como re-

criminarían al paralítico.

• “Por entre las tejas”. Esta expresión denota claramente que la cama no era de madera, ni de fierro,

sino simplemente una manta o un carpete. Por una abertura del tejado fue ella bajada. Y hay más, el

evangelista sinóptico, Lucas, es más explícito en su afirmación, al decir: “tomando la cama en que esta-

ba acostado, se fue para su casa...” Por lo tanto, la cama que subió al tejado fue la misma que bajó,

siendo la misma que el paralítico sanado, enrolló, colocó debajo del brazo y se fue.

• Otra prueba bíblica se encuentra en la cura del ciego Bartimeo (Mar. 10:46-52). Destacamos el verso

50: “Y él (Bartimeo) lanzando de si su capa (manta) se levantó, y fue a tener con Jesús”. Esta capa era

la cama de Bartimeo. (Pedro también dormía sobre su capa. Hechos 12:7-8; Deut. 22:12).

EL PARALÍTICO DE BETESDA – Juan Capítulo 5

El tanque de Betesda poseía cinco alpendres (v.2).

Alpendre es definido en el diccionario como: “tejado, mediagua, varanda cubierta”.

En estos alpendres había gran “multitud de enfermos, ciegos, mancos y resecados” aguardando el mo-

vimiento de las aguas (v.3). Ellos crían que de vez en cuando un ángel agitaba las aguas del tanque y el

primero que allí descendiese sanaba (v. 4). Entre estos, estaba “un hombre que, hacía treinta y ocho

años se encontraba enfermo”. Y Jesús entonces le ordenó:

verso 8 – “Levántate, toma tu cama, y anda”.

verso 9 – “Luego aquel hombre quedó sano; y tomó su cama, y partió. Y aquel día era Sábado.

Pág. 17

verso 10 – “Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido curado: es Sábado, no te es lícito “llevar

la cama.”

Observaciones:

• En Sábado es lícito hacer el bien (Mat. 12:11-12; Mar. 3:4, etc.). Por lo tanto no es ningún peca-

do curar un paralítico, ciego o resecado, en este día.

• Los judíos – fariseos y doctores de la ley – tenían tanto odio al Señor que no ahorraban esfuerzos

para condenarlo viéndolo realizar alguna cura. Más rencor demostraban cuando Jesús perdonaba peca-

dos (Mar. 2:7; Luc. 5:21).

• Nuevamente afirmo en la fuerza de este relato bíblico – “y tomó su cama” – que esta cama era de

hecho una manta gastada, que, después de enrollarla, la colocó debajo del brazo y salió satisfecho. Eso

no es, también, ninguna obra ni trabajo.

• Egoístamente los judíos – fariseos y doctores de la ley – reprendían los beneficiados por Jesús, en

vez de alegrarse con sus hermanos que se curaban milagrosamente de la ceguera y deficiencia física

(Mar. 3:1-5). Sólo un fariseo puede encontrar que es trabajo cargar trapos rotos de paños viejos y usa-

dos, enrollados debajo del brazo. No es por acaso que Jesús los clasifica de “raza de víboras”. Mat.

23:33; 12:34.

• Cuando los judíos le dijeron al paralítico que no era lícito cargar la cama, no es porque él estuvie-

se transgrediendo el mandamiento del Sábado, no. ¡Mil veces, no! Los judíos lo estaban recriminando

por quebrar la “multitud de leyes” creada por los doctores de la ley (Luc. 11:46; Mat. 23:14). Eran 39

tradiciones inconsecuentes, vacías, escandalosas e indigestas (léalas en la pág. 171, par. 2º), y... no se

escandalice.

• El Sábado del cual Jesús es Señor (Mat. 12:8) – repito, es un día feliz, delicioso, aplasible, sin

yugos o fardos. Es un día alegre que da placer y no enfado (Isaías 58:13-14). El Sábado de los fariseos y

doctores de la ley, enemigos de Dios y de la Verdad, es que era frío y escudado en la letra que mata.

Conclusión – Entienda, mi hermano, cargar una manta enrollada, aún cuando sea sin necesidad,

en Sábado, no es ninguna obra o trabajo. Los fariseos recriminaban al paralítico porque fueron enseña-

dos que cargar un lienzo o una peineta en el bolsillo, en Sábado, era transgresión del mandamiento. Só-

lo eso. ¡Nada más que eso! ¿INCOHERENCIA?

Vea a que punto de falta total de entendimiento llegaron los judíos, fariseos y doctores de la ley:

dijeron que Jesús no era de Dios (Juan 9:16) sólo porque en Sábado, hizo lodo y lo colocó sobre los

ojos de un ciego para curarlo. Juan 9:11.

La acusación de los fariseos contra Cristo fue que transgredió el Sábado curando, haciendo lodo y

mandando al ciego lavarse el rostro. ¡Increíble! ¡Que trabajo! ¡Que obra! Sólo un fariseo podría llegar a

esta conclusión tan triste. Imagine, tomar algunos granitos de tierra, humedecerlos con la punta de los

dedos, ¿es trabajo? Lavar el rostro sucio ¿es obra? Hacer el bien en Sábado ¿es pecado? No se olvide:

Fueron los fariseos que dijeron que Jesús transgredió el Sábado. Juan 5:16,18.

Mi querido hermano, los fariseos estaban errados, ciegos de envidia, odio y celos, que fueron los

sentimientos que llevaron a Lucifer a la transgresión. El Sábado nunca fue cuestionado ni transgredido

por el Señor Jesús. Si Jesús desease, apenas daría una orden y el ciego quedaría curado. Al pasar lodo

en los ojos del ciego y mandarlo lavar el rostro, Jesús estaba probando la fe del pobre ciego físico, y es-

peraba que fuesen abiertos los ojos de los ciegos espirituales.

“EN SÁBADO NO SALGA DE SU LUGAR”

Muy bien, el texto está correcto. Precisamos sólo no sacarlo del contexto. La orden no es para

permanecer estático, paralizado en algún lugar mientras pasan las horas sagradas del Sábado. La orden

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fue dada para “no salir del lugar” para “recoger maná”, en Sábado (Éxo. 16:23-29). Esto realza la santi-

dad de ese día. El viernes Dios enviaba el maná en porción doble para que en el Sábado nadie lo trans-

grediese saliendo a los campos para cogerlo. El Sábado es santo, en el Sábado la “panadería” del Cielo

se cerraba.

“PABLO DIJO QUE QUIEN NO TRABAJA, NO DEBE COMER”

Eso es verdadero aún en los días actuales. Sólo que no debemos olvidarnos de imitarlo (Fil. 3:17),

ya que el así lo exige, ¿ok? Pablo trabajaba durante toda la semana, pero en el Sábado, el iba siempre a

la iglesia (Hechos 18:1-4). Esta costumbre – ir a la iglesia los Sábados – era evidente en la vida de Pa-

blo (Hechos 17:2). Lea el cap. Pablo y el Sábado.

“ESTAMOS DEBAJO DE LA GRACIA Y NO DEBAJO DE LA LEY”

Esta es más una declaración sincera, proferida por todos los evangélicos: laicos, seminaristas,

Pastores. Sin embargo, se vuelve una expresión sin el peso que le dan cuando es aislada del contexto

bíblico. Vea bien: ¿Qué es un “fuera de la Ley”?

– Es aquel forajido de la justicia. El que transgredió la ley existente para proteger la os ciudadanos. Si

está “fuera de la ley”, evidentemente está bajo su penalidad. De la misma manera, los cristianos que es-

tán “debajo de la Gracia” no pueden estar “fuera de la ley”. La Gracia se vuelve una dádiva para los que

obedecen. Pero Dios también tiene una ley para identificar a los obedientes. Por eso decimos: ¡Sólo se

puede estar “debajo de la Gracia” estando “dentro de la ley”! (Lea el capítulo Gracia, en Toda la Bi-

blia).

¿CUÁL ES EL GRAN MANDAMIENTO DE LA LEY? – Mateo 22:36

Jesús definió la ley como siendo: Amor a Dios y amor al prójimo. Sabia y divinamente Dios divi-

dió Sus Diez Mandamientos en dos partes. Así que, los primeros cuatro mandamientos dicen de nuestra

obligación para con Dios, y los seis restantes, de nuestra obligación y respecto a nuestro semejante. Por

consiguiente, de estos “dos” mandamientos depende toda la ley.

– Entonces, ¿cuál es el gran mandamiento de la Ley? Respuesta: ¡Toda la ley!

“YO FUI ARREBATADO EN EL DÍA DEL SEÑOR” – Apocalipsis 1:10

¿Cuál es este Día del Señor? Observe:

Dios llama el Sábado de: “Mi santo día”. Isa. 58:13.

Mateo denomina el Sábado de Día del Señor. Mat. 12:8.

Marcos y Lucas hacen lo mismo. Mar. 2:28; Luc. 6:5.

Dios dice: “Acuérdate del día de Sábado para santificarlo...” Éxo. 20:8-11.

Pablo, al implantar el cristianismo en Europa, lo hizo en un día de Sábado. Hechos 16:13,11,12.

Pablo era fabricante de tiendas y trabajaba durante la semana, pero en el Sábado cerraba la oficina y se

dirigí a la iglesia. Hechos 18:1-4.

Santiago dice que quien quiebra un mandamiento (ciertamente esta palabra tiene dirección cierta – el

Sábado) es culpado de todos; transgredió conscientemente toda la ley. Santiago 2:10.

Juan llama de mentiroso quien dice guardar la ley sólo con la boca (I Juan 2:4), y la Ley Moral incluye

el Sábado. Éxo. 20:8-11.

Jesús exhortó a Sus discípulos a orar para evitar transgredir el Sábado. Mat. 24:20.

Pág. 19

Jesús dijo que quien Lo ama, guarda Sus mandamientos (Juan 14:15); por eso Él creó y conservó el Sá-

bado. Éxo. 20:8-11; Luc. 4:16.

Jesús afirmó que quien Lo ama debe andar como Él anduvo (1 Juan 2:6). Él guardaba el Sábado. Luc.

4:16; Mat. 5:17-18.

Los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas escribieron sus evangelios alrededor del año 61, d.C.; Pablo

escribió sus epístolas en un espacio comprendido entre los años 51 al 68 d.C., y Juan escribió el Apoca-

lipsis en el año 97 d.C. Hay por lo tanto una diferencia muy pequeña entre ellos (treinta años, más o

menos) en que pueda haber sucedido el cambio del día de reposo y no quedase definido como tal. Es

imposible que en tan poco tiempo el mundo se hubiese olvidado o dejado de tomar conocimiento del

cambio del Sábado para el domingo.

Más imposible aún es que, en apenas este espacio de tiempo, Juan se haya referido al domingo (Apoc.

1:10) y no al Sábado, llevándose en cuenta que todos los evangelistas y apóstoles sólo mencionaban el

Sábado como el Día del Señor. Mat. 12:8; Mar. 2:28; Luc. 6:5, etc.

DOMINGO – no aparece en la Biblia ninguna vez.

SÁBADO – sólo en el Nuevo Testamento, ocurre 59 veces.

Además, no sería una tremenda contradicción pensar que Juan enseñe que sea el domingo el Día del

Señor (Apoc. 1:10), y después Dios le da una visión y en ella presenta el arca que contenía los Diez

Mandamientos, y allí incluya el Sábado escrito por Su propio dedo? Apoc. 11:19; Éxo. 31:18; 32:16.

¿Cómo conciliar el pseudo domingo de Apocalipsis 1:10 con el inexorable Sábado en Apocalipsis

11:19? (La Ley de Dios está dentro del Arca y el Sábado es el cuarto mandamiento de la Ley – Éxo.

31:18, Deut. 10:4; 1 Reyes 8:9. Si no hay contradicción en la Palabra de Dios, tenemos entonces que

aceptar lo que es más correcto y lógico, apoyándose en el conjunto de Escrituras paralelas contextuales,

esto es: que el Día del Señor mencionado en la Biblia es el Sábado, siempre lo será, puesto que Él es

claro y contundente en toda la Biblia.

– Entonces, ¿cuál es este Día del Señor? – Lógico, ¡el Sábado!

La suposición de que el domingo sea el Día del Señor tomó gran impulso con el pasar de los años, ini-

ciado por la Iglesia Romana y continuado por las miles de religiones cristianas esparcidas por el mundo.

El proceso fue el mismo ocurrido con el cruzeiro nuevo y antiguo, ¿se acuerda?

Al ser introducido el cruzeiro nuevo, se creó un pequeño problema, pero luego pasó, y nadie más se

acuerda del cruzeiro antiguo. Ocurre que, aún así, el cruzeiro no dejó de ser cruzeiro. (En su época, ob-

viamente).

Aún cuando el número de religiones cristianas que adopte el domingo y lo denomine el Día del Señor

sea casi la totalidad, se contradice con la Biblia, que es el yunque de la verdad; ella no dice jamás que el

domingo es el Día del Señor, sino el Sábado. Si. También la Biblia no asegura en ninguna de sus pági-

nas que el Sábado, ahora, es el “domingo cristiano”. Eso es tradición, y la tradición tiene que someterse

a la Escritura Sagrada, ya que ésta es divina y aquella, humana.

ANTIGUO TESTAMENTO – cristianos guardan el Sábado

NUEVO TESTAMENTO – cristianos guardan el domingo

¿Cómo será en la Nueva Tierra? Isaías 66:23 informa que allá todos guardarán el Sábado. ¿Pero enton-

ces se aprende a guardar el domingo hoy, para volver a guardar el Sábado en la Nueva tierra? Esto, para

mi, es una gran prueba a favor del Sábado.

– ¡El Sábado es la gran prueba del cristiano!

Pág. 20

Si Adán resucitase hoy y descubriese que el domingo es el día de descanso, se sorprendería mucho, ya

que él guardó el primer Sábado en este mundo, junto al propio Dios (Gén. 1:27; 2:2-3). Por eso es in-

concebible que Dios le de el Sábado a Adán, y el domingo al cristiano.

Evidentemente que es tan imposible cambiar el día de reposo del Sábado para el domingo, como es im-

posible cambiar la fecha de nuestro nacimiento.

Los hombres pueden no aceptar el Sábado, pero, negarlo es imposible, a menos que lo retiren de la Bi-

blia, lo que será un crimen imperdonable. Si eso ocurre, habrán transbordado la “medida del cáliz de la

ira de Dios”. Apoc. 14:10.

“JESÚS DIJO QUE EL DÍA TIENE DOCE HORAS, POR ESO NO ACEPTO LA PUESTA DE SOL

COMO LÍMITE PARA EL DÍA”

Jesús tiene absoluta razón al declinar: “...hay doce horas en el día...” (Juan 11:9). Sin embargo, es una

equivocación pensar que por eso el día ahora comienza a media noche.

Como base escriturística no se puede negar que la cuenta bíblica del día es de una tarde a otra tarde, un

ocaso al otro ocaso (Gén. 1:5,8,13,19,23,31). Observe: “Y fue la tarde (noche) y la mañana (día), el

primer día.” (Gén. 1:5).

No es raro que una cosa comience por la mitad? (Media noche...).

Por la cuenta humana, es que nunca serán doce, las horas del día. Si tiene dudas, haga un gráfico y, co-

menzando por la medianoche, sume 12 horas y vea donde irá a llegar.

Por la cuenta humana, difícil será destacar las doce horas, que son las horas claras del día. Experimente.

(La única solución es comenzar una cuenta de llegar, sacar, aproximar, etc., para conciliar la complica-

ción que se hacen con algo tan simple; ¡cuán simples son las cosas de Dios!) El día (ciclo de 24 horas),

no hay dudas, es contado por el declinar de la tarde (ocaso). ¡Sólo eso!

“YO COMO DE TODO PORQUE LO QUE DIOS HIZO ES BUENO”

Si, realmente es bueno lo que Dios hizo, pero, para el fin que Dios lo creó. Ejemplo: el gusano es

bueno, pero no para ser comido y sí para fertilizar la tierra. Los jotes son buenos y útiles, y está prohi-

bido por ley matarlos. Por consiguiente, al afirmar el Señor que “todo es bueno” no fue para que noso-

tros hoy nos valgamos de eso para satisfacer nuestra voluntad. Esta debe ser sometida a la voluntad del

Señor.

“LA CARNE DE CERDO NO IMPIDE MI SALVACIÓN”

Dios quiere que tengamos buena salud (III S. Juan 2), porque nos compró con Su sangre (I Cor. 6:20), y

espera que seamos puros (Rom. 12:1), para que seamos realmente morada del Espíritu Santo. I Cor.

3:16.

Si alguien, por ingerir carnes inmundas (Lev. 11; Deut. 14), se vuelve impuro, Dios no puede morar en

él, y peor aún, será destruido en el último día. I Cor. 3:17.

Por ejemplo, Dios Se “irrita” con los comedores de cerdo (Isaías 65:3-4). También los consumirá

(Isaías 66:17 – compare con los versos 22-23). Vea, Dios está diciendo que los comedores de carne de

cerdo quedarán fuera de la Nueva Tierra. Eso merece, por lo tanto, implica o no en la salvación?

¿Por qué la carne de cerdo no es consumida en los hospitales? Deut. 14:8.

Una vez oí: “La diferencia del jote para el cerdo es que uno vuela y el otro anda sobre patas.” – De he-

cho, la función de ambos es la limpieza de la tierra.

Pág. 21

¿CABELLO O VELO?

El incansable Pablo es quien habla sobre el velo, y apenas lo mencionó en la problemática Iglesia de

Corinto (I Cor. 11:5,6,10,13); y en ninguna otra epístola; y aún en todo el Nuevo Testamento, nada hay

al respecto, ni otros apóstoles o el Señor Jesús a el se refirieron.

No discuto que estos textos homologuen tal práctica, sin embargo se trata de un asunto enteramente re-

gional y bien personal de la iglesia corintiana. Tanto es verdad que Pablo afirmó que las iglesias de

Dios y él mismo, no tenían la costumbre de usar velo (I Cor. 11:16), y de hecho no la tenían, como hoy

no la tienen.

De esa manera, no se debe andar por ahí con un metro para medir cabellos o gritar que la mujer no lo

puede ordenar, y que ella necesita usar velo. Lo que Dios abomina es la confusión de sexo.

El hombre tiene que tener cabellos de hombre y la mujer cabellos de mujer. El hombre tiene que vestir-

se como hombre y la mujer vestirse como mujer. No puede el hombre tener cabellos que, mirado desde

atrás, de a entender que se trata de una mujer o viceversa (por lo menos en nuestra época, porque Jesús

usó cabellos y vestiduras largas; era la costumbre; aún hoy los orientales se visten así; es la costumbre

de su región). Pero en Brasil, el cabello del hombre es corto y el de la mujer, largo. Lógicamente, el

pantalón largo es apenas para el hombre y el vestido y la falda, para la mujer solamente.

En relación al cabello de la mujer, notorio es que se vuelve fuerte y brillante ordenado (nunca corto,

para evitar la confusión de sexo, esto es: que no parezca con corte masculino); además el aseo es más

fácil; también , en clima tropical o épocas de calor, es menos angustioso para la mujer evitar aquellos

cabellos enormes.

Fuera de eso, esos cabellos no rejuvenecen, por falta de corte. (Una señora o señorita que tenga el cabe-

llo cortado y que la haga permanecer femenina de frente y de atrás, tiene libertad, seguridad, comodi-

dad, y, si su corazón es puro para con Dios, he ahí una “israelita en quien no hay engaño”).

– ¿Y el velo? ¡No es necesario!

– ¿Por qué?

– Porque el cabello le fue dado en lugar del velo. Lea I. Cor. 11:15.

ÓSCULO SANTO – PAZ DEL SEÑOR.-

¿Ósculo y Paz del Señor están en la Biblia? – ¡Si! Entonces, yo lo creo.

Antes, sin embargo, debo decir que hay una gran diferencia entre mandamiento y consejo, así como de-

ben analizarse las implicaciones de determinados dogmas, si se aplican en nuestra época.

“SALUDO A LA IGLESIA CON LA PAZ DEL SEÑOR” – “LA PAZ DEL SEÑOR” – “LA PAZ” –

“SALUDO LOS HERMANOS CON LA SANTA PAZ DEL SEÑOR”

Estas cuatro expresiones, muy usadas hoy en el medio pentecostal y en las iglesias renovadas, aún

cuando sean simples, no son bíblicas. Pero, no hay ningún mal en usarlas. Yo mismo saludo a los her-

manos pentecostales como a ellos les gusta, y me siento muy bien haciéndolo. Realmente hay un saludo

bíblico que era común a ciertos apóstoles al escribir sus epístolas a la iglesia; por ejemplo:

“Gracia, misericordia y paz” (1 Tim. 1:2). “Paz sea con los hermanos” (Efé. 6:23). “Gracia y paz a

vosotros” (I Tes. 1:1; Fil. 1:2; 2 Tes. 1:2; Apoc. 1:4). “La paz sea contigo” (3 Juan 15). “Gracia y paz os

sean multiplicadas” (2 Ped. 1:2). “La misericordia, paz...” (Jud. 2), etc.

El propio Señor Jesús, las únicas veces en que saludó a los discípulos, lo hizo con la expresión: “Paz

sea con vosotros” (Luc. 24:36; Juan 20:21,26).

Por lo tanto, el saludo bíblico es: “Paz sea con vosotros”.

Pág. 22

No nos olvidemos, sin embargo, que el creyente debe tener paz (Juan 14:27); vivir en paz (1 Tes. 5:13;

2 Cor. 13:11); transmitir paz por el ejemplo, palabras, acciones, y su vida ser la propia paz. Amado

hermano, “paz sea con vosotros”. ¡La paz del Señor!

ÓSCULO SANTO

Un ósculo es un beso. Aún cuando aparentemente fuese una costumbre en Palestina, es apenas mencio-

nado seis veces en la Biblia. Una por el apóstol Pedro, cuatro por Pablo, y una vez por Jesús, al referir-

se a María Magdalena, cuando Le secaba los pies con los cabellos. Dijo el Señor: “No me diste ósculo,

pero esta, desde que entré, no ha cesado de besarme los pies.” Luc. 7:36-50.

Se nota, por lo ocurrido, que el ósculo era un hábito raro, o practicado esporádicamente, pues se des-

prende del texto citado que Jesús entró en la casa de Simón (Luc. 7:44,45) y no recibió ósculo. Y María

“ósculo” los pies de Jesús.

Así pregunto: ¿El ósculo es realmente necesario? ¿Es un consejo? ¿Doctrina? ¿Es en los pies, en la

mano, en el rostro o en los labios? Y aún más: ¿es hermano con hermano, hermana con hermana, o am-

bos? (el beso en la mejilla que las hermanas siempre se dan hoy, cuando se encuentran, ¿es ósculo o es

una costumbre?).

En esta parte de la religión, amado, tenemos que ser criteriosos.

Cierta vez, fui obligado a conversar con algunos muchachos de nuestra iglesia, pues ellos estaban intro-

duciendo “unos” besos en la mejilla de nuestras jóvenes, y quedé un podo triste al hacerlo, pues ellos lo

hacían con la mayor naturalidad e inocencia. Sin embargo, pude vislumbrar que Satanás podría preparar

una brecha para mandar su tentación.

Por otro lado, ese hábito es una costumbre mundana de los artistas, de los viciados, de los impuros.

Basta ver en la TV, en la calle y en otras partes. Es el “primo” de la tal “amistad colorida”. Debemos

evitarlo, substituyéndolo por un caloroso saludo de mano y un festivo abrazo al hermano, y apenas un

leve y rápido saludo de mano a la hermana, “abstenéos de toda la apariencia de mal...” 1 Tes. 5:22.

“TODOS LOS QUE GUARDAN LA LEY ESTÁN BAJO MALDICIÓN”

Esta frase es muy común en el medio evangélico de nuestros días. Sin embargo, ella no refleja la

veracidad del texto de Gálatas 3:10, que dice:

“Todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: maldito sea

el que no permanezca en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para cumplirlas”.

Esta expresión, “libro de la ley”, cristalinamente identifica que la ley focalizada por Pablo es la Ley ce-

remonial, pues que esta fue, de hecho, escrita en un libro (Deut. 31:24); al paso que la Ley Moral lo fue

en piedras. Éxo. 31:18.

Ya que la Ley Ceremonial fue abolida en la Cruz (Col. 2:14; Dan. 9:27), descartémonos de ella para

afirmar: la Ley Moral no es, no contiene, no trae maldición. Sin embargo, su transgresión, si, produce

maldición sobre el transgresor.

Es diferente estar bajo la autoridad de la ley y bajo la maldición de la ley. Hay un abismo enorme entre

ambas.

Así siendo, si observamos la Ley Moral, estaremos bajo su autoridad. Pero, si la transgredimos (aunque

sea sólo un mandamiento) estaremos bajo maldición (muerte eterna). Efectivamente, quien obedece en

parte, está transgrediendo.

Pág. 23

“AL FINAL, ¿QUIÉNES SON LOS 144.000?” Apocalipsis 7:4; 14:1-4.

• ¿Solamente será este el número de los salvos?

• ¿Son esos salvos las primicias de los muertos o de los vivos por ocasión de la venida del Señor?

• ¿Son esos salvos primicias de toda la siembra?

• ¿Son esos los representantes universales de los salvos?

Se Dios hubiese predestinado solamente 144.000 para que se salven, Jesús no habría necesitado

venir al mundo, pues este número ya habría sido completado en los 4.000 años antes que Él viniera, y

de hecho, no se contaminaron con mujeres (iglesias).

Los millones de mártires muertos por causa de Cristo y del evangelio superan en muchos los 144.000.

Y ellos también no se contaminaron con mujeres (iglesias), pues murieron justamente para evitar eso.

Los niños muertos por Herodes fueron los primeros mártires que murieron por Cristo Infante y estos no

se contaminaron de ninguna manera.

– ¡Es imposible que solamente 144.000 sean salvos!

Si Dios decidió escoger 144.000 de entre los millones de salvos para una función y deleite especiales,

alegrémonos, ellos bien que lo merecen. Si usted y yo vamos a hacer parte de ese grupo, o si moriremos

como mártires en los fuegos de los últimos días, Él nos dará la fuerza y fe de mártir. Lo verdaderamente

importante es estar entre los salvos. Me sentiré honrado en estar en un lugar donde hayan 144.000 privi-

legiados por el Señor por causa de la tremenda experiencia que tuvieron. Por eso, sólo ellos entonan el

cántico de Moisés y del Cordero, “pues es el cántico de su experiencia y nunca nadie tuvo una expe-

riencia semejante.” – El Gran Conflicto, pág. 646:3, Ellen G. White.

De mi parte solamente habrá alegría, mucha felicidad, y ni una puntita siquiera de envidia por este gru-

po maravilloso de personas que se dieron por el evangelio de Cristo, dando la vida como mártir.

– ¿Quién sabe si los 144.000 (primicias) irán a estar dentro de la Santa Ciudad y a cada Sábado recep-

cionarán a los salvos venidos de toda la Tierra? Isaías 66:22 y 23.

“Y, si las primicias son santas, también la masa lo es...” Rom. 11:16.

RESTAURADORES.-

Los “restauradores” evangélicos de la actualidad están restaurando aquello que en la Iglesia Adventista

del Séptimo Día es doctrina básica practicada desde su fundación:

– Pan ázimo – Puro jugo de la vid – lava-pies – exclusión de ropas masculinas en la mujer – pinturas –

adornos – aros, etc....

Cuándo será que “restaurarán” otras doctrinas bíblicas como:

– Ley de Dios – Sábado – límite de tiempo divino (ocaso y no medianoche) – reforma pró-salud –

temperancia – abstinencia de carnes inmundas – régimen alimenticio natural (vegetarianismo) – morta-

lidad del alma, etc....

Tales doctrinas también componen el cuerpo doctrinario Adventista desde su fundación.

CURIOSIDAD.-

No establecemos como regla la guarda de los Mandamientos de Dios para ser salvo; sin embargo, no

sería error afirmarlo, ya que, Jesús mismo fue quien, explícitamente, lo enseñó. Mat. 19:16-19.

LA TABLITA.-

Pág. 24

En los diversos libros que combaten a los Adventistas, hay una tablita refiriéndose a los mandamientos

de la Ley Moral, como siendo repetidos en el Nuevo Testamento, menos el mandamiento del Sábado.

De ahí, aseguran: el Sábado está nulo. He aquí la insistente tablita:

Antiguo Testamento Nuevo Testamento

1.-No tendrás otros dioses delante de Mi (Éxo. 1.- Nosotros os predicamos que os convirtáis de

20:3). estas vanidades al Dios vivo, que hizo el Cielo,

la Tierra y el mar. Hechos 14:15.

2.- No harás para ti imágenes de escultura... no te 2.- Hijitos, guardáos de los ídolos (1 Juan 5:21).

curvarás delante de ellas ni las servirás (Exo.

20: 4-5).

3.- No tomarás el nombre del Señor tu Dios en 3.- Pero, por sobre todo, mis hermanos, no juréis,

vano; porque el Señor no tendrá por inocente al ni por el Cielo, ni por la Tierra, ni por cualquier

que tome Su nombre en vano (Exo. 20:7) otra cosa (Santiago 5:12).

4.- Acuérdate del día de Sábado para santificarlo 4. Y descansaron el Sábado conforme al

(Éxo. 20:8). mandamiento. Lucas 23:56.

5.- Honra a tu padre y a tu madre (Éxo. 20:12). 5. Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor,

pues esto es justo (Efé. 6:1).

6.- No matarás (Éxo. 20:13). 6. No matarás (Rom. 13:9).

7.- No adulterarás (Éxo. 20:14). 7. Ni fornicarios, ni idólaras, ni adúlteros ... he

redarán el reino de Dios (1 Cor. 6:9-10).

8.- No hurtarás (Éxo. 20: 15). 8. No hurte más (Efé. 4:28)

9.- No dirás falso testimonio (Éxo. 20:16). 9. No mintáis (Col. 3:9).

10.- No codiciarás (Éxo. 20:17). 10. Codicia ni sea mencionada entre vosotros

(Efé. 5:3).

Mi amado, lea nuevamente cada comparación de esta tablita. Por favor, confiera con lo que está

escrito en la página 133. Ahora lea:

Lucas 4:16 – “Y, llegando a Nazaret, donde fuera criado, entró en un día de Sábado, según Su costum-

bre, en la Sinagoga, y se levantó para leer”.

1 Pedro 2:21 – “Porque para esto sois llamados; pues también Cristo padeció por nosotros, dejándonos

ejemplo, para que sigáis Sus pisadas”.

Jesús por 33 años guardó el Sábado. Ahora escuche lo que Él afirmó para un evento que iba a suceder

39 años después de Su resurrección – la destrucción de Jerusalén:

Mateo 24:20 – “Orad para que a vuestra fuga no suceda ni en invierno ni en Sábado”.

Texto por texto, ¿cuál tiene más peso? Usando la regla de la tablita, esta preocupación de Jesús en no

transgredir el Sábado, ¿no es a favor de este santo mandamiento?

ILUSTRACIÓN.-

Dos muchachos cristianos, observadores del domingo, estaban viajando en un tren. En frente de ellos,

sentado, se encontraba un Padre. Decidieron predicarle el evangelio.

– Padre, dijo uno, usted está errado, pues la Biblia es contraria a las imágenes.

– ¿Dónde está escrito eso hijo? Replicó el Padre.

– En la Ley de Dios, dijo el muchacho. Abrió la Biblia en Éxodo 20, y leyó el verso 4.

– Hijo, dijo el Padre, lea el verso 5. El joven lo leyó.

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– Ahora el 6, volvió a la carga el Padre. El joven lo leyó.

– ¡El 7 también!

– El 8 ahora, dijo el Padre.

– En vez de leer el verso 8, el joven saltó para el 12. El Padre le dijo: Lea el 8 hijo. Dijo el joven: Este

no necesito leerlo, fue abolido.

En medio al silencio que se hizo, el Padre arremató:

– Hijo, cada vez que te mires al espejo, verás un mentiroso.

PREDICAR A LOS ESPÍRITUS EN PRISIÓN.-

1 Pedro 3:19-20: “En el cual también fue, y predicó a espíritus en prisión; los cuales en otro tiempo fue-

ron rebeldes, cuando la longanimidad de Dios esperaba en los días de Noé, mientras se preparaba el ar-

ca; en la cual pocas (esto es, ocho) almas se salvaron por el agua.”

Tres grupos “disputan” este texto con el intento de abonar sus doctrinas. El grupo espírita, para aceptar

la existencia de “espíritus desencarnados, encarnación”, etc. El grupo evangélico para apoyar la inmor-

talidad inherente del alma. Los católicos en estos versos se apoyan para probar el purgatorio.

Muchos, así, entienden que en un espacio entre Su crucifixión y resurrección, Jesús predicó a los su-

puestos “espíritus desencarnados” de los antediluvianos.

Efectivamente, tal texto debe ser analizado bajo la luz de otros textos paralelos para descubrir la verdad

y lo que pretendía Pedro en su explicación. Antes, sin embargo, usted no debe prescindir de la eterna

verdad que la Gracia termina por ocasión de la muerte de la persona, y no hay, en hipótesis alguna, se-

gunda oportunidad de arrepentimiento para el pecador, después de su fallecimiento. Con la muerte ce-

san las oportunidades de salvación. Heb. 9:27; Ecl. 9:10; Gál. 6:10.

Dice la Biblia que el alma es mortal (Eze. 18:20), y que los muertos están con la consciencia apagada

en la muerte (Sal. 146:4; Ecl. 9:5-6; Job 14:14 y 21; Juan 11:11; 1 Tes. 4:13). No hay esperanza alguna

de que los muertos acepten la salvación (Isa. 38:18 y 19). Por consiguiente, es horrible admitir que en la

sepultura haya seres conscientes, capaces de oír y aceptar el evangelio. Peor aún con referencia a los

contemporáneos de Noé que fueron ahogados por las aguas del diluvio.

Además, aceptar que Cristo predicó a los “espíritus desencarnados” de los antediluvianos en el hades

(sepultura-infierno), es aceptar, de cierta forma, la extraña doctrina del purgatorio.

Fuese también verdad que tal predicación existió, tendremos que admitir que Jesús actuó con parciali-

dad, esto es, concedió una segunda oportunidad de salvación a los pecadores del tiempo de Noé y a los

demás pecadores de otra generación, no.

Hasta Lucifer, así, tendría razón al reivindicar una segunda chance de perdón.

El propio Señor aseguró que el único pecado que no tiene perdón es el pecado contra el Espíritu Santo

(Mat. 12:31). Y este pecado es la resistencia sistemática y deliberada a los apelos de este divino Ser. La

persona que comete tal pecado, está sellada para la perdición.

Los antediluvianos tuvieron ciento veinte años de Gracia (Gén. 6: 3). Todo ese tiempo el Espíritu Santo

apeló insistentemente a sus corazones a través del pregonero de la justicia – Noé (2 Pedro 2:5); y estos,

rebelados, resistieron, rehusaron la longanimidad de Dios, hasta que la paciencia divina se agotó y, así,

cometieron el pecado imperdonable. Y, si es imperdonable, no puede haber una segunda oportunidad de

perdón ni aún vivo, mucho menos muerto.

Finalmente, Pedro no dice que eran “espíritus desencarnados”. Informa apenas: “espíritus”. Por lo tan-

to, en esta declaración del apóstol, lo lógico y razonable es aceptar que el “espíritu” es un símbolo de

persona. Ejemplo:

Mi espíritu significa mi, yo.

Tu espíritu significa tu, usted.

Pág. 26

Adam Clark, concluyendo por la imposibilidad de tratarse de “espíritus desencarnados” dice que la fra-

se “los espíritus de los justos perfeccionados” (Heb. 12:23) “ciertamente se refiere a hombres justos, y

hombres que se encuentran aún en la iglesia militante; y el Padre de los ‘espíritus’ (Heb. 12:9) tiene re-

ferencia a hombres aún en el cuerpo; y el ‘Dios de los espíritus de toda la carne’ (Núm. 16:22; 27:16)

significa hombres, no en estado desencarnado.” – Clarke’s Commentary, Vol. 6, pág. 862.

Eminentes teólogos partidarios de la doctrina inmortalista, rehusan la teoría de que Pedro, en este texto,

enseña la inmortalidad del alma. He aquí algunos: Dr. Pearson, de la Iglesia Anglicana, dice:

“Es cierto pues, que Cristo predicó a aquellas personas que en los días de Noé eran desobedientes, en

todo el tiempo en que la ‘longanimidad de Dios esperaba’ y, consecuentemente, mientras era ofrecido el

arrepentimiento, y es igualmente cierto que Él nunca les predicó después de haber muerto.” – Exposi-

ción del Credo, Dr. Juan Pearson, destaques míos.

Ahora el testimonio de Juan Wesley:

“¿Por medio de qué Espíritu predicó Él? – A través del ministerio de Noé, a los espíritus en prisión, es-

to es, los hombres perversos antes del diluvio. ... Cuando la longanimidad de Dios esperaba. Durante

ciento veinte años, por todo el tiempo en que estaba siendo preparada el arca; cuando entonces Noé los

amonestaba a que huyesen de la ira futura.” – Explanatory Notes Upon the New Testament, pág. 615.

Finalizando, hermano, la obra de Jesús fue la “apertura de la prisión a los presos” (Luc. 4:18-21; Isa.

42:6,7 y 6; 61:1). Toda persona desobediente está presa al pecado (Prov. 5:22). Pecado es la prisión de

Satanás. Quien muere en pecado está irremediablemente preso hasta el juicio final. Heb. 9:27.

Seguramente, los apelos al arrepentimiento hechos por Jesús a los hombres de sus días, fueron los mis-

mos vehementes apelos hechos por Noé en su época. En otras palabras: Jesús Cristo predicó a los ante-

diluvianos por el Espíritu Santo a través del ministerio de Noé, durante el tiempo de construcción del

arca: 120 años.

EVANGELIO PREDICADO A LOS MUERTOS.-

1 Pedro 4:6 = “Porque por eso fue predicado el evangelio también a los muertos...”

Este texto no es soporte para apoyar la doctrina de los “espíritus en prisión”; mucho menos es base para

creer que un difunto tenga condición de oír y aceptar el evangelio. Tampoco es probable la sugestión

de que Pedro se refiera figuradamente a los muertos espirituales. No hay un vislumbre de una transición

de lo literal para lo figurado. Los muertos aquí son los muertos literales, el contexto lo confirma. 2 Pe-

dro 4:5. Por lo tanto, la conclusión coherente y simple, es que tales difuntos habían oído el evangelio

ANTES de morir.

SINTETIZANDO: El evangelio – FUE – predicado para aquellos muertos, cuando aún estaban vivos.

El evangelio no les – ES – predicado ahora al estar muertos. ¿Por qué? – ¡Los muertos están incons-

cientes! Ecl. 9:5.

BAUTISMO POR LOS MUERTOS.-

1 Corintios 15:29 = “De otra manera, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si absolutamente

los muertos no resucitan? ¿Por qué se bautizan ellos entonces por los muertos?”

Mi querido hermano, al retirar este versículo de la Biblia, aislarlo del contexto, olvidando la manera co-

rrecta de estudiar las Escrituras, el creyente entra en colapso total. No hay duda que la exégesis para es-

te texto tendrá que ser muy meticulosa, exigiendo cavar hondo, estudiar, mucha oración, ya que, aislado

como está, sugiere lo siguiente:

• ¿Existía bautismo por los muertos, entre los cristianos primitivos?

Pág. 27

• ¿No hay resurrección de los redimidos?

• La enfática, patética y supuesta conformación indagatoria de Pablo al decir: “¿Por qué se bautizan

ellos entonces por los muertos?”, deja antever la necesidad de tal práctica?

Aislar un versículo, no compararlo como dice la Biblia, podrá llevar a una persona a los caminos pre-

conizados por el predicador como “caminos de muerte”. Al final, ¿qué quería enseñar Pablo? Este es

uno de los pasajes más difíciles de la pluma paulina, y no hay aún una explicación satisfactoria, aún

cuando muchos comentaristas de peso, famosos exegetas, PHD’s y doctores en religión, ya han presen-

tado diversas interpretaciones, como por ejemplo J.W.Horsley, Newbery House Magazine (Junio de

1890), que colocó nada menos que 36 diferentes explicaciones al respecto; sin embargo, la “mayoría de

ellas tuvo poca atención, y algunas pocas merecen seria atención”. Lo que tiene relevancia en el texto es

que este tema, que ha provocado intensa polémica entre los comentaristas bíblicos, es un texto aislado

en el Nuevo Testamento, pues sólo aparece en este punto y en ningún lugar más. De ahí la premisa que

entró en la discusión de Pablo accidentalmente, en una iglesia llena de accidentes: Corinto.

Aun más, consultando el contexto y el discurrir del pensamiento desarrollado por Pablo, iremos a des-

cubrir que el tema central del capítulo quince de 1 Corintios es la resurrección. Lógicamente, este ver-

so, por fuerza de tal circunstancia, deberá ser interpretado teniendo su base en esta doctrina.

Dice la historia que los padres de la iglesia mencionaban haber en el principio una costumbre hereje en

que los cristianos vivos eran bautizados en favor de los muertos, amigos o parientes no bautizados. Así,

al practicar tal acto, pensaban que ellos serían salvos como que por encargo. Crisóstomo, por ejemplo,

explica como ese ritual era practicado en su tiempo:

“Después que un catecúmeno (alguien que aún no fuera bautizado, pero que ya estaba preparado para el

bautismo) fallecía, ponían un hombre vivo oculto debajo de su lecho; entonces, aproximándose del le-

cho del muerto, hablaban con el e indagaban si él quería recibir el bautismo. No dando él ninguna res-

puesta, el otro respondía en su lugar. Así bautizaban ‘el vivo por el muerto.’” – El Nuevo Testamento

Interpretado Versículo por Versículo, vol. 4, pág. 256, Russel Norman Champlin.

Pablo al referirse a esa costumbre no quería nunca enseñar o abonar la idea de que ese ritual fuese san-

cionado o admitido por Dios. En verdad aquellas personas practicaban esa ceremonia porque creían en

la resurrección, pues si así no fuese, ¿por qué habrían de practicarla ya que sus parientes y amigos no se

beneficiarían de ella? Siendo así, Pablo, lejos de apoyar esa práctica para financiar o apoyar una doctri-

na cristiana, simplemente afirma que, si os propios paganos tienen esperanza en la resurrección, mucho

más nosotros, cristianos esclarecidos, deberíamos amarla, preparándonos para la primera, si no estamos

vivos por ocasión del regreso del Señor.

La Biblia no enseña en ningún lugar que el cristiano puede ser bautizado en favor de terceros, sea ami-

go o pariente. Ella enseña, y apela si, a que el hombre crea en el Sacrificio de Jesús, Lo acepte como

Salvador, y, bautizándose está apto para la eternidad, ya que, con la muerte, cesan todas las oportuni-

dades. Pero gracias a Dios que, los que ya durmieron en el Señor, resucitarán para habitar la Tierra Re-

novada.

ALMAS DEBAJO DEL ALTAR.-

Apocalipsis 6:9.

“Y habiendo abierto el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que fueron muertos por amor

de la Palabra de Dios y por amor del testimonio que dieron”.

Aquí, los cristianos que acostumbran aislar los textos sagrados, se apoyan para decir que el alma del

creyente es inmortal y que va al Cielo al morir. Esa creencia pierde su valor cuando es comparada con

el verso siguiente (10). Vea:

Pág. 28

“Y clamaban con gran voz, diciendo: Hasta cuando oh verdadero y santo Dominador, no juzgas y ven-

gas nuestro sangre de los que habitan sobre la Tierra”.

Si esos “seres” clamaban, ya no podrían ser almas, o forzosamente, estas almas tendrían que poseer

una capa corporal con todos los elementos necesarios para mantenerlas en pie, pensar, actuar, sentir,

amar y clamar. (Así, tales “almas” no pasan de personas reales).

El libro de Apocalipsis es una perfecta simbología. Cuando el cuarto sello fue abierto (Apoc. 6: 7-8),

surgió un “caballo amarillo”, color no muy natural en este animal. “El símbolo evidentemente se refiere

a la obra de persecución y matanza efectuadas por la Iglesia Romana contra el pueblo de Dios desde el

tiempo decorrido entre el comienzo de la supremacía papal, en 538 d.C., y el tiempo en que los Refor-

madores comenzaron a exponer el verdadero carácter del papado, siendo detenida la obra de destruc-

ción.” – Estudios Bíblicos, pág. 258 – CPB.

En la apertura del quinto sello, Juan ve los mártires (almas) muertos por la gran persecución desenca-

denada en el cuarto sello. “Cuando los Reformadores expusieron la obra del papado, fue entonces traída

a la memoria el gran número de mártires que habían sido muertos por la fe”. (Ibídem). Sucumbieron

como herejes, “cubiertos de ignominia y vergüenza.”

Este vilipendio y cruel tratamiento al pueblo de Dios clama por venganza, pero los clamores simbólicos

de los mártires no son evocados del Cielo, sino que de la Tierra, precisamente debajo del altar bajo el

cual fueron muertos (v.8). El altar está en la TIERRA y no en el CIELO. El altar de Abel fue el campo

(Gén. 4:8; Heb. 11:4). El de Cristo, la Cruz (Juan 19:31); el de Esteban, la plaza pública (Hechos 7:57-

60); el de los reformadores y mártires, fueron hogueras, arenas y guillotinas.

Escuche esto: Cuando un asesino es preso, se abre inmediatamente un proceso contra él. Figurativa-

mente, la víctima estará clamando por venganza, a través del proceso, hasta el día en que sea hecha jus-

ticia.

Es exactamente eso lo que ocurre en Apocalipsis 6: 9-10, la sangre de los justos continuará clamando

por venganza, hasta que Dios juzgue y sentencie a los criminosos, lo cual se dará en el Juicio Final.

Bien, para que usted comprenda que este incidente se trata de un relato figurado, lea los siguientes pa-

sajes: Hebreos 11:4; Romanos 4:17; Habacuc 2:11; Jueces 9:8-15,20. Aquí, pues, “es usada la figura de

la personificación, en que objetos inanimados son representados como vivientes y hablando, y cosas

que no son, como si fuesen.” – Estudios Bíblicos pág. 259 – CPB.

Por lo tanto, debajo de este altar permanecerán esos muertos hasta la vuelta de Jesús, cuando entonces

despertarán para la vida e inmortalidad, bajo el fragor de la voz del rescatador de Sión. ¡Gloria a Dios!

¿CANCELADO EL ANTIGUO TESTAMENTO?

Muchos sinceros cristianos están afirmando que el Antiguo Testamento fue abolido. Por ejemplo, el

Pastor Antenor Santos de Oliveira (pentecostal), afirmó en su libro, lo siguiente:

“Si todo el mundo evangélico me viniese a decir que el Antiguo Testamento no fue abolido, yo me

quedaría con lo que la Biblia me dice, a través de las palabras claras del apóstol Pablo en 2 Cor. 3:6-

16, donde muestra su abolición”. – Adventismo del Séptimo Día, pág. 43. Énfasis mío.

Sobre 2 Cor: 3:6-16, por favor, lea el capítulo: LOS DOS CONCIERTOS. Allí traté de explicar este

asunto minuciosamente. Ahora, escuche esto:

Efésios 2:20 = “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles (Nuevo Testamento) y de los profetas

(Antiguo Testamento), del cual Jesús Cristo es la principal Piedra de esquina.”

2 Pedro 3: 2 = “Para que os acordéis de las palabras que primeramente fueron dichas por los santos

profetas (Antiguo Testamento), y del mandamiento del Señor y Salvador, mediante vuestros apóstoles

(Nuevo Testamento).” Bastante claro, ¿¡no!?

Pág. 29

Jesús repelió a Satanás utilizando las Escrituras del Antiguo Testamento (Mat. 4:4 – Deut. 8:3). (Mat.

4:7 – Deut. 6:16). (Mat. 4:10 – Deut. 6:13; 10:20). El Maestro ratifica la verdad. ¡Aleluya! El Antiguo

Testamento es el fundamento. Es como una casa, sin fundamento no se puede construir. Pero, después

que la casa caída lista, el fundamento jamás quedará inutilizado. Por el contrario: sin fundamento, nada

se construye.

Moisés profetizó la venida de Cristo (Deut. 18:15,18). Pedro y Esteban la confirmaron (Hechos 3:22;

7:37). Y el Señor Jesús dijo:

Juan 5: 39 = “Examinad las Escrituras, porque os cuidáis tener en ellas la vida eterna, y son ellas que

de Mi testifican.”

• Cuando Jesús dijo eso, ¿qué Escritura había? – ¡Solamente el Antiguo Testamento!

• ¿Cuál es la Escritura que testifica de Jesús? – ¡El Antiguo Testamento!

“El Nuevo testamento es un árbol, cuyo tronco es Jesús y cuyas raíces se ahondan en el Antiguo Testa-

mento”.

Profecías Cumplidas por Jesús

Antiguo Testamento Nuevo Testamento

Génesis 1: 27; 2: 24 Mateo 19:3-8

Génesis 6 y 9 Lucas 17:26-30

Génesis 15:4-6; 18:11 Romanos 4:3; 9:21

Génesis 1:3-26; 4:4; 5:24; 6:13,22; 12:14 Hebreos 11:3-22

Miqueas 5:2 Mateo 2:1

Isaías 11:1 Hechos 13:22,23

Isaías 9:6,7 Lucas 1:31,32

Isaías 7:14 Mateo 1:18-23

Salmo 89:4; 34-37 Lucas 1:32-33

Zacarías 9:9 Mateo 21:1-9

Isaías 40:3; Malaquías 3:1 Mateo 3:1-3; 11:7-10

Isaías 61:1 Lucas 4:16-19

Isaías 9:1-2 Mateo 4:13-17,23

Isaías 49:6; 42:6 Lucas 2:27-32

Salmo 110:4 Hebreos 7:24; 5:10

Isaías 40:11 Juan 10:11,14

Salmo 69:8 Juan 1:11; 7:3-5

Salmo 69:9 Juan 2:13-17

Salmo 69:4 Juan 15:24

Zacarías 11: 12-13 Mateo 27:5

Zacarías 13: 7 Mateo 26:31

Isaías 50:6 Lucas 22:63-64

Miqueas 5:1 Mateo 27:30; 26:67

Salmo 22:7,8 Mateo 27:39,43

Salmo 22: 16; Zacarías 13:6 Juan 19:18; 20:25

Salmo 22:18 Mateo 27:35

Daniel 9:26; Isaías 53:9 Lucas 23:46

Salmo 16:10 Lucas 24:6-7; Hechos 2:24-27

Isaías 53:12 Lucas 22:37

Pág. 30

Además, el Nuevo Testamento hace 637 referencias al Antiguo Testamento. Por eso, es elemental: El

Antiguo Testamento jamás perderá su valor. De sus páginas emanan salvación (“...cuidáis tener en ellas

la vida eterna...”) Juan 5:39.

Así, los dos testigos de Dios (Apoc. 11), o sea: El Antiguo y el Nuevo Testamentos, jamás caerán en

desuso. El nuevo no puede existir sin el antiguo, y este no tendrá valor sin el nuevo. De ahí que Pablo

afirme: “Toda la Escritura es divinamente inspirada...” 2 Tim. 3:16. Por lo tanto, sólo nos resta con-

cluir: El Pastor Antenor, es como tantos otros, sinceros, sin embargo – precipitados.

Una doctrina no puede ser asentada apenas sobre un verso. Un texto tiene que ser disecado por el con-

texto. El capítulo, por el contexto del capítulo. El libro, por el contexto de toda la Biblia. Por favor, mi

querido hermano, nunca olvide: El radicalismo obscurece la visión espiritual impidiéndola de ver luces

brillantes.

Cuanto a lo demás, Jesús Cristo que es la Verdad, afirmó: “...y la Escritura no puede ser anulada”, Juan

10:35. Él se refería a las Escrituras del Antiguo Testamento, pues el contexto lo dice claramente (verso

34); la referencia nos lleva al libro de Salmos, que, efectivamente, es Escritura del Antiguo Testamento.

Por lo tanto, quien dice que no puede ser anulado el Antiguo Testamento, es el Salvador Jesús Cristo,

¿no es así?

AL FINAL, ¿PUEDO O NO COMER DE TODO?

Cierto pastor predicaba a su iglesia: “Podemos comer todo lo que nuestro corazón desee, pues Dios así

lo autorizó”. Después abrió la Biblia para confirmar, y leyó:

Deuteronomio 12:15 = “Con todo, conforme a todo el deseo de tu alma, degollarás y comerás carne se-

gún la bendición del Señor tu Dios, que te da dentro de todas tus puertas; el inmundo y el limpio de

ella comerá, como de gacela y de venado”.

En el mismo libro de Deuteronomio hay otros textos que pueden ayudar aquel pastor en su raciocinio.

Son estos:

Deuteronomio 15: 22 = “En tus puertas lo comerás; el inmundo y el limpio lo comerán juntamente co-

mo de gacela y venado”.

Deuteronomio 12:22 = “Con todo, como se come la gacela y el venado, así lo comerás; el inmundo y el

limpio juntamente comerán de ella”.

Inicialmente tenemos que admitir que aquel amado Pastor no discute la existencia de animales inmun-

dos y limpios. Su dificultad está en saber verdaderamente lo que es uno y lo que es el otro. También es

verdad gacela y venado son animales limpios (Deut. 14:4-5).

Sin embargo, podemos asegurar que la declaración del pastor es un equívoco sincero. Una afirmación

no profundizada en lo que dice el Señor.

Él entiende que, por el hecho de que el verso menciona LIMPIO e INMUNDO, entonces es lícito comer

de todo. Él no comprendió bien el texto bíblico y está induciendo a la iglesia al camino errado, lamen-

tablemente. ¡Vea bien lo que dice la Biblia!

Primero: Dios hizo separación entre los animales, aves y peces:

a) – limpios: Lev. 11:3,9.

b) – Inmundos: Lev. 11:4-8, 10-20,29-30, 41-42.

Segundo: Cualquier persona que tocase en algún cadáver de hombre o de animal, también quedaba in-

munda (Lev. 11:24-28, 31, 39-40; 5:2. Núm. 19: 11,13, 17. Isa. 52:1).

Tercero: Cualquier objeto que tocase algún cadáver de hombre o animal, igualmente quedaba inmundo

(Lev. 11:32-35,38).

Pág. 31

Cuarto: La casa, también las terrazas, donde se quemaba incienso a los dioses paganos (Sol – Luna –

estrellas – ídolos de palo y de piedra), se volvían inmundos (Jer. 19:13).

Por consiguiente, como no hay contradicción en la Biblia, todo se aclara colocándose la palabra –

HOMBRE – en el texto presentado por el pastor. ¿Vamos a colocarlo?

Deuteronomio 12: 15 = “Con todo, conforme a todo el deseo de tu alma degollarás y comerás carne se-

gún la bendición del Señor tu Dios, que te da dentro de todas tus puertas; el (HOMBRE) inmundo y el

(HOMBRE) limpio de ella comerá”.

Para que no quede ninguna duda cuanto a la veracidad del asunto, estos textos finales posibilitan mejor

el entendimiento.

2 Crónicas 23: 19 = “E puso porteros en las puertas de la casa del Señor, para que no entrase en ella na-

die inmundo en cosa alguna”.

Ageo 2: 13 = “E dijo Ageo: Si alguien, que se haya vuelto impuro por el contacto con cuerpo muerto,

toca en alguna de estas cosas, ¿quedará eso inmundo? Y los sacerdotes, respondiendo, dijeron: quedará

inmunda”.

LOS ANIMALES INMUNDOS no pueden ser comidos por hombres limpios ni hombres inmundos.

LOS ANIMALES LIMPIOS pueden ser comidos por hombres limpios e inmundos.

Acuérdese: Jesús no murió para purificar ningún animal inmundo.

VINO, CON O SIN ALCOHOL.-

Recientemente sintonicé la Radio Copacabana y uno de los pastores hacía la siguiente invitación:

“Mañana en Copacabana íbamos a distribuir vino. Es bíblico. Pablo mandó a Timoteo para que tomara

un poco de vino. Por lo tanto es bíblico y vamos a distribuir un cáliz de vino, en una mesa redonda”.

¡Que pena! Que peligro tremendo corren aquellos hermanos que, sinceramente, siguen un líder que no

está usando la Biblia correctamente. “Es bíblico...”, dijo él.

Para que una persona se vicie en alguna cosa nociva, basta apenas que comience. Está, pues, él, abrien-

do un precedente de repercusiones negativas incalculables. (¡Imagine un creyente que ya fue alcohóla-

tra!... ¡Será fatal apenas un cáliz!).

Del punto de vista cristiano, ninguna bebida alcohólica debe ser ingerida, sea por placer o para saciar la

sed. No existe en el alcohol ningún elemento terapéutico o medicinal, a no ser, externamente.

Las investigaciones modernas han demostrado que aún hasta una pequeña cantidad de alcohol, en la co-

rriente sanguínea, mata células cerebrales, y estas son las únicas que no se recomponen.

Por eso es que, cuando Pablo orientó a Timoteo a usar un poco de vino (1 Tim. 5:23), creo sinceramen-

te que fuese el puro jugo de la vid, extraído de uvas frescas.

Pablo no apoyaba el consumo de bebidas alcohólicas, razón por la cual afirmó: “Nuestro cuerpo es el

templo del Espíritu... quien lo destruya, Dios lo destruirá en el último día”. 1 Cor. 3:16-17.

Pablo coloca el hábito de beber en el nivel de la inmoralidad, idolatría y hechicería. Gál. 5:21. Nunca

olvide: ¡Lo socialmente!

HOJAS DEL ÁRBOL ... ¿PARA SALUD DE LAS NACIONES? Apoc. 22:2.

Antes del pecado, el hombre comía del fruto del Árbol de la Vida, para nunca enfermarse ni morir. Al

pecar, Dios prohibió ese acto para que el hombre no se volviese un pecador inmortal. Gén. 3: 22, 24. El

hombre poseía el libre albedrío.

Sólo Dios es inmortal, sin principio y sin fin. El hombre lo sería bajo condiciones. Después de la erra-

dicación del pecado y con la Tierra renovada, todo volverá a ser como era en el Edén. El hombre conti-

nuará a comer del fruto del Árbol de la Vida y tendrá el libre albedrío, pues no es del carácter divino

crear autómatas.

Pág. 32

Como ya no existen más ángeles malos, y los salvos conocen el precio de la transgresión, el pecado “no

se levantará segunda vez” (Naum 1:9). ¡Aleluya!

¿TODO MILAGRO ES DE DIOS?

¿SE PUEDE CONSULTAR A TODO HACEDOR DE MILAGROS?

Mateo 12:26-28. Marcos 9:38-40

¡Alto ahí! Aún hay profeta en “Israel”. 2 Reyes 5:8.

Estos textos no están franqueando a ningún transgresor de la Ley de Dios a hacer lo que bien entienda

en Nombre de Jesús; y mucho menos están autorizando al creyente a ir en busca de tales transgresores

para cualquier consulta, llevados por la “corriente” de los “milagros” de aquí y de allí.

Existe, en este momento, una onda creciente de cura, en iglesias romanas (en nombre de varios santos),

centros umbandistas e iglesias evangélicas. En algunas, la oración de la fe es precedida de canciones de

Rock and Roll, cantadas por conjuntos que, inclusive, estuvieron en el Rock in Río. Apenas cambian la

letra.

Escuche lo que dijo un famoso roquero: “El diablo es el padre del rock”. Raul Seixas. Folha de São Pa-

blo, 12/08/91. (Quien dude, escuche cualquier disco de rock en rotación invertida).

Si el diablo es el padre del rock, puede muy bien engañar personas con sus milagros, curas, señales y

prodigios de mentira, al sabor de estos cantos.

Bien, negar tales hechos es no querer ser sincero. Y aceptarlos no es menospreciar a nadie. Es apenas

aceptar la verdad. (Una vez le preguntaron a Mohamed Alí: “¿Quién es el mayor pugilista del mundo?”

– Él respondió: “¡Soy yo!”. Él fue apenas sincero. En aquella época, era la pura verdad).

Jesús Cristo tenía muchos discípulos fuera de los doce apóstoles. Aún cuando estos no perteneciesen al

círculo íntimo de los doce, eran discípulos. Ciertamente si Jesús aprobó el acto de aquel exorcista

(Marcos 9:38-40) es porque efectivamente él era un condiscípulo (Juan 11:16). Aún cuando no estuvie-

se entre los doce, fatalmente compondría la Iglesia Apostólica a surgir y se encuadraría perfectamente a

todos los mandamientos de Dios.

Sin embargo, no podemos generalizar todos los acontecimientos parecidos. Aquella era una época, hoy

es otra. Era el nacimiento de la incipiente Iglesia Cristiana. Muchos estaban aceptando a Jesús como el

Mesías y el tratar de realizar Sus milagros, no siendo del grupo de los doce, era prueba de que tales per-

sonas seguían a Jesús de lejos. Veladamente eran Sus discípulos, y, en la oportunidad correcta tomarían

posición firme al lado del Señor, uniformizando sus vidas a toda verdad bíblica. ¿Por qué no? – Pedro

sólo se convirtió casi tres años después de haber sido llamado, apesar de estar diariamente con el Maes-

tro.

Pues bien, no habiendo iglesia organizada, surgieron seguidores aislados de Jesús deseando operar Sus

milagros, porque esto los fascinaban. Creo que ellos trataban de operar milagros no por deseo de ga-

nancia ni por piedad de los sufridores, sino porque estaban maravillados con lo que nunca habían pre-

senciado. Ciertamente tales factores contribuyeron para la aprobación de Jesús.

Posteriormente, el propio Señor estableció Su iglesia, determinó los reglamentos e incentivó los discí-

pulos a la obediencia (Mat. 5:17-18; Mat. 24:20). Efectivamente, la prueba de discipulado fiel es hacer

la voluntad de Cristo, una obediencia irrestricta a todos los reclamos de la Biblia. Quien, pues, teniendo

tal testimonio, hiciere algún milagro en el Nombre de Jesús, podemos tener la certeza de que proviene

de Dios, con la aprobación del Maestro.

Sin embargo, nunca olvide lo que dijo Jesús:

“Muchos Me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos nosotros en Tu Nombre? ¿Y en Tu

Nombre no expulsamos demonios? ¿Y en Tu Nombre no hicimos muchas maravillas? Y entonces les

diré abiertamente: Nunca os conocí; apartaos de Mi, vosotros que practicáis la iniquidad”. Mateo 7:21-

23.

Pág. 33

CAPÍTULO 2 - "MÁXIMAS PAULINAS"

“Hablando de esto, como en todas sus epístolas, entre las cuales hay puntos difíciles de entender, que

los indoctos e inconstantes tuercen, e igualmente las otras Escrituras, para su propia perdición”. 2 Pe-

dro 3:16.

“Las mujeres estén calladas en las iglesias, porque no les es permitido hablar... Y, si quieren aprender

alguna cosa, interroguen en casa a sus propios maridos, porque es indecente que las mujeres hablen en

la iglesia”. 1 Corintios 14:34-35.

“Porque, para con Dios, no hay acepción de personas”. Romanos 2:11.

“...y que para Él (Dios) no hay acepción de personas”. Efésios 6:9.

¿CONTRADICCIÓN? – ¡No!

La iglesia de Corinto era la “piedrecita dentro del zapato” de Pablo. Él no quiere efectivamente transfe-

rir para la Iglesia Cristiana las ideas del judaísmo farisaico que reducía a la mujer a una condición in-

significante, inferior aún a un niño.

Ciertamente, esto fue más un consejo oportuno del apóstol, preservando las hermanas de la onda cre-

ciente de prostitución entre las mujeres de esta ciudad y que estaba alcanzando la iglesia.

Pablo era maravilloso en sus colocaciones. Increíblemente profundo. Allá en el Cielo, después que yo le

agradezca a Jesús Su gran amor por haberme salvado, voy a abrazar a mi madre. Después de esto con-

vidaré al apóstol Pablo para sentarnos debajo de un árbol y voy a acribillarlo a preguntas.

El estudio de la Biblia es necesario. Pero es imperativo que sea criterioso, metódico y comparado, en el

descubrimiento de las doctrinas básicas para la iglesia del Señor. Acompañe al apóstol Pablo, para ver

la necesidad del contexto.

¿PABLO MANDA O NO MANDA AUXILIAR?

Gálatas 6:2 – “Llevad las cargas unos de los otros...”

Gálatas 6:5 – “Cada cual llevará su propia carga.”

¿Contradicción? – ¡Aparente apenas! Muchas de nuestras cargas son las cargas de nuestro próji-

mo.Debemos, pues, servirle de auxilio.

PABLO DIJO QUE LOS DÉBILES COMEN LEGUMBRES – Romanos 14:2

Daniel y sus compañeros mostraron en la Corte Babilónica (Daniel 1:12) que la alimentación vegetaria-

na fue superior a todas las demás comidas del rey, haciéndolos más fuertes, dispuestos y colorados, en

diez días apenas. Daniel 1:15.

PABLO MANDÓ OBEDECER A LOS GOBERNANTES – Romanos 13:1

Sadrac, Mesac y Abedenego, esto es: Ananías, Mizael y Azarías, los tres hebreos fieles en Babilonia,

actuaron diferente (Daniel 3:12), no curvándose delante de la estatua pagana. Ni Daniel dejó de orar

tres veces al día, como fue prohibido por decreto real. Daniel 6:8-9.

Por acaso, ¿Pablo no conocía el Antiguo Testamento? Lógico que si, pues lo citó decenas de veces,

como por ejemplo en Romanos 3:10-18; vea las referencias en la Biblia. Este pasaje es una serie de ci-

taciones del Antiguo Testamento, principalmente de los Salmos.

¿El error está en Pablo? ¡Nunca! Otra vez le digo: ¡Nunca jamás! El error está en aquellos que leen al

apóstol Pablo, salvaguardando, posiblemente, sus conveniencias y no los intereses de Dios.

¿PABLO ERA JUDÍO O ROMANO?

Hechos 22:3 = “Cuanto a mi, soy varón judío...”

Hechos 22: 27-28 = “Y, viniendo el tribuno, le dijo: Dime, ¿eres tu romano? Y él (Pablo) le dijo: si...”

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PABLO MANDÓ COMER “TODO LO QUE SE VENDE EN LA CARNICERÍA” 1 Corintios 10:25.

Por la lectura de los versos 18,19 y 20 de 1 Corintios capítulo 10, desprendemos con claridad que Pablo

sabía que en la carnicería eran vendidas carnes limpias, pero sacrificadas a ídolos, estableciendo inclu-

sive un paralelismo con el Sistema Sacrificial israelita (v. 18), cuando los sacerdotes, al comer la ofren-

da, se volvían participantes del altar y del sacrificio en sí. Semejantemente, comer carnes sacrificadas a

los ídolos, como hacían los paganos, era participar con los demonios, lo cual Pablo no deseaba para los

discípulos (v. 20). Éxo. 34:15.

Por otro lado, el mismo Pablo fue escogido para llevar el resultado del Concilio de la Iglesia de Jerusa-

lén (Hechos 15), cuya preocupación principal eran las carnes sacrificadas a los ídolos. Y la decisión fue,

no comerlas.

¿No parece a primera vista una contradicción? Por eso el hermano tendrá siempre que ir a la época del

autor bíblico y, a la luz de aquella ocasión, situar el problema y concluir por lo razonable y lógico, ya

que aceptamos la infalibilidad de la Escritura y la inspiración de los escritos paulinos.

Pablo le dijo a los Corintios en 2 Corintios 6:17 = “Por lo que salid de en medio de ellos, y apartáos di-

ce el Señor; y no toquéis nada inmundo, y Yo os recibiré”.

No necesitamos explicar que el apóstol, en este texto, establece una línea divisoria entre lo inmundo y

lo limpio. Inclusive que una condición para ser recibido por el Padre Celestial era “apartarse” y no “to-

car” nada inmundo. Esta enseñanza fue clara para los Corintios.

PABLO LE DIJO A LOS ROMANOS

Romanos 14:14 = “Yo se, y estoy cierto en el Señor Jesús, que ninguna cosa es en si misma inmunda a

no ser para aquel que la tiene por inmunda; para ese es inmunda”.

Parece, hermano, haber divergencia de una región para otra, en este caso Corinto y Roma, cuando a una

iglesia Pablo ordena no tocar algo inmundo, y a otra, asegura que nada es inmundo. Lógicamente tales

eventos tienen que ser estudiados a la luz de otros textos y en el contexto paulino, para que alcancemos

lo que quiere enseñar el apóstol. Por el si, por el no, una cosa es cierta: para el desempate, Dios dice en

Levítico 11 que hay carnes inmundas.

PABLO Y LA JUSTICIA DE LA LEY

Gálatas 2: 16; 3:11 = “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley... porque por las

obras de la ley ninguna carne (persona), será justificada... Y es evidente que por la ley nadie será justi-

ficado...”

Romanos 2:13 = “Porque los que oyen la ley no son justos delante de Dios, sino los que practican la ley

han de ser justificados”.

PREGUNTO: ¿El hombre es o no es justificado por la ley?

PABLO Y LA JUSTICIA DE LA LEY

Gálatas 2:21; Filipenses 3:6 = “No aniquilo la Gracia de Dios, porque si la justicia proviene de la ley,

síguese que Cristo murió en vano...”.

Romanos 8:4; Filipenses 3: 6 = “Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros... Según el celo,

perseguidor..., según la justicia que hay en la ley, irreprensible”.

Responda: ¿Hay o no hay justicia en la ley?

Querido hermano, es profundísima la fuerza de pensamiento del apóstol Pablo. Para alcanzarla es nece-

sario pedir auxilio al Espíritu Santo, pues fue Él quien lo inspiró. Jamás pensaría, y ni imaginaré que

entre los escritos paulinos haya controversia, pero, acuérdese:

2 Pedro 3:15-16 = “...como también nuestro amado hermano Pablo os escribió... Hablando de esto, co-

mo en todas sus epístolas, entre las cuales hay puntos difíciles de entender, que los indoctos e incons-

tantes tuercen, e igualmente las otras Escrituras, para su propia perdición”.

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Parece que ahora, después de este preámbulo, podemos comprender con más claridad algunos textos

mal comprendidos hoy por nuestros amados hermanos, en relación a la Ley de los Diez Mandamientos.

¿Vamos a ver lo que Pablo dijo?

Gálatas 3:10 = “Todos aquellos que son de las obras de la ley están debajo de maldición...”

Gálatas 3: 13 = “Cristo nos rescató de la maldición de la ley...”

Efésios 2: 15 = “En Su carne (en Si mismo) deshizo la enemistad, esto es, la ley de los mandamientos

que consistían en ordenanzas...”

AHORA OBSERVE LO QUE DICE EL MISMO APÓSTOL

Efésios 6:2 = “Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento...”

Sería ilógico, si es que el “mandamiento” hubiese sido deshecho, que Pablo mandara observar ese

mandamiento, ¿no le parece? Y hay más, afirma él que hay una promesa para los que lo observan. ¿Sa-

be cuál es? Longevidad (vida larga). Y ese es el quinto mandamiento de la Ley de Dios.

Romanos 3:31 = “¿Anulamos la ley por la fe? De manera ninguna...”

1 Timoteo 1:8 = “Sabemos, sin embargo, que la ley es buena...”

Romanos 7:16 = “Y, si hago lo que no quiero, consiento con la ley que es buena”.

Romanos 7:12 = “Y así la ley es santa y el mandamiento santo, justo y bueno”.

¿Percibió? Para los creyentes de Roma, la ley también era y es: buena, santa y justa. Eso es maravilloso,

¿no es verdad? ¡Pero! ¿No fue “deshecha” la ley? ¿No es maldito el que la observa? ¿Por qué entonces

“establecer” una ley en estas condiciones, y aún más sobre la base de la fe? ¡Extraordinario! ¿Y ahora?

¡Para donde ir, amado! Es inconcebible que una cosa maldita, deshecha, anulada, sea buena. ¿Concuer-

da?

Preste atención para esta expresión: “Según el hombre interior”. Pablo se refiere al hombre espiritual.

Si, los creyentes espirituales tienen placer en la Ley de Dios.

Romanos 7:22 = “Porque, según el hombre interior, tengo placer en la Ley de Dios.”

Romanos 7:25 = “Doy gracias a Dios... así que yo mismo con el entendimiento sirvo a la Ley de

Dios...”

OBSERVE – Pablo ya dijo que la ley es: santa, justa, buena, espiritual, tenía placer en guardarla y ahora

afirma que da gracias a Dios por eso. ¡Que maravilloso!

Para quien estudió hasta aquí, es posible comprender que hay diversidad de leyes en la Biblia. Pablo

menciona mucho el término ley, en los asuntos que enfoca. Muchas veces lo hace de forma explícita y

clara. Algunas veces de forma difícil al entendimiento inmediato, y en algunos textos da a entender ha-

ber ligado varias leyes, para externar su punto de vista.

Sien embargo, en ninguna ocasión dejó entrever el cancelamiento de la Ley Moral de los Diez Manda-

mientos, sino que afirma con vehemencia el fin de la Ley Ceremonial, y hay momentos que, al referirse

a la ley, lo hace teniendo en vista el Pentateuco, y aún hasta toda la Biblia.

1 Corintios 14:21 = “Está escrito en la ley: Por gente de otras lenguas, y por otros labios, hablaré a este

pueblo; y así no Me oirán, dice el Señor”.

1 Corintios 14:34 = “Las mujeres estén calladas en las iglesias... estén sujetas como ordena la ley”.

1 Corintios 9:9 = “Porque en la ley de Moisés está escrito: No atarás la boca del buey que trilla el

grano...”

1 Timoteo 5:18 = “Porque dice la Escritura: No ligarás la boca al buey que trilla...”

¿Vio cómo queda claro el estudio de comparación texto con texto? Con base en un mismo texto, una

vez Pablo lo atribuye a la ley, otra, suprime el término ley, usando la palabra Escritura, dando a enten-

der que toda la Escritura es ley, o que es verdad.

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Por lo tanto, ese es el sincretismo de Pablo, que muchos dejan de alcanzar porque evitan “cavar hondo”.

Cierto es que Pablo establece la diversidad de leyes, realzando una, la Ley Moral (los Diez Mandamien-

tos), y mostrando la caducidad de otra, la Ley Ceremonial, ¿correcto?

De aquí en adelante estudiaremos algunos textos más de la obra paulina concernientes a la ley, y el

hermano los va guardando todo dentro del corazón.

Romanos 7:14 – “Porque bien sabemos que la ley es espiritual...”

Romanos 8: 7 – “Por cuanto la inclinación de la carne es enemistad contra Dios, pues no está sujeta a

la ley de Dios.”

Pablo nuevamente realza la ley de los Diez Mandamientos, enfatizando la incapacidad del hombre car-

nal para guardarla, lo cual sólo es posible a los creyentes espirituales. Arremata diciendo que el trans-

gresor de la ley es enemigo de Dios, lo que es grave.

Romanos 7:6 = “Pero ahora estamos libres de la ley, pues morimos para aquello en que estábamos rete-

nidos; para que sirvamos en novedad de espíritu, y no en la vejez de la letra”.

“Libres de la ley”. – ¿Por qué? Simple. Antes, sin embargo, jamás pensemos que ese “libre” faculte la

liberación general, porque la Ley Moral jamás envejece.

La ley sólo tiene una finalidad: apuntar pecados. Y la transgresión de la ley es pecado (1 Juan 3:4). So-

bre eso Pablo no deja duda, al decir: “...El pecado no es imputado no habiendo ley” (Romanos 5:13).

Entonces, guardando los mandamientos de la Ley de Dios, no estaremos bajo condenación y así “esta-

mos libres” de su penalidad. No libres de la ley. Vea bien, ¿por qué?

La ley es espiritual, como afirmó Pablo. El hombre carnal no está sujeto a la Ley de Dios. El hombre

carnal transgrede la ley despreocupadamente, porque es carnal. Este hombre roba y la ley dice: “no hur-

tarás”. Al convertirse, este hombre deja de robar; de esa forma pasa de la esfera carnal para la espiritual,

que es la propia esfera de la ley, y entonces ella deja de acusarlo de robo.

Todavía (no lo deseo), si un día ese hombre vuelve a robar, nuevamente la ley volverá a acusarlo: “no

hurtarás”. ¿Comprende cómo la ley no pierde el valor cuando el hombre se convierte? Ella simplemente

no tendrá dominio sobre él, no lo acusará por todo el tiempo que no la transgrede.

Romanos 7:8 = “Pero, el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, obró en mi toda concupiscen-

cia; porque sin ley estaba muerto el pecado”.

El apóstol Pablo descubrió y enseñó que no habría conocido el pecado si no fuese por la ley (Rom. 7:7).

Dijo que el pecado estaría muerto, si no existiese la ley (Rom. 5:13). La ley le rebeló la hediondez del

pecado; por eso afirma: “El pecado revivió y yo morí”. Romanos 7: 9.

Si, pero Pablo no permaneció muerto; observando la ley, el pecado desapareció, el revivió para una vi-

da nueva, y quien “murió” ahora fue el pecado, mientras el vivía en obediencia, libre de la penalidad de

la ley.

I Corintios 15:56 = “Ahora, el aguijón de la muerte es el pecado. Y la fuerza del pecado es la ley”.

¿Por qué? Lógico, la ley apunta el pecado. Es su exclusiva función. Ella posee fuerza para mostrar el

pecado en la vida del hombre, y más, su fuerza es tal que el morirá, si no procura el remedio divino: Je-

sús Cristo.

Romanos 7:7 = “¿Qué diremos, pues? Es la ley pecado? De modo ninguno; yo no conocí el pecado sino

por la ley; porque yo no conocería la concupiscencia, si la ley no dijese: No codiciarás”.

Querido hermano, dicen que Pablo llama la ley de maldita (Gál. 3:10); lógicamente esta que menciona

ahora, realzando sorpreso “de modo ningún”, forzosamente no puede ser la misma. Vamos entonces a

descubrir cuál es. En su Biblia, después de los dos puntitos que anteceden las palabras “no codiciarás”

(Rom. 7:7), hay un número “8”, bien diminuto. Vaya a la referencia de la Biblia y ella lo conducirá has-

ta Éxodo 20:17, que es la Ley Moral (los Diez Mandamientos), o Decálogo.

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Nunca fue difícil aún en medio a la profunda dialéctica paulina descubrir su exaltación a la Ley Moral.

Enseñaba él, que sin la vigencia actuante de la Ley de Dios no puede existir el pecado. El “pecado es la

fuerza de la ley”, o sea: el pecado existe porque la ley lo rebela.

Una vez me dijeron: “Usted adora un Dios muerto, la Ley Moral fue clavada en la cruz, por eso está ba-

jo su maldición”. Mi amado, para Pablo no es así, ¿está claro? “De modo ninguno”, enfatiza él. Pablo

sólo se dio cuenta de la malignidad del pecado cuando se miró en la Ley de Dios. Delante de ella, ésta

lo acusó de concupiscencia.

Por otro lado, cuando Pablo era carnal (esto es, antes de su conversión), codiciaba, mataba (poseía carta

de autorización para eso), hacía sufrir a los creyentes, y su consciencia no le dolía. Participó de la

muerte de Esteban y todo le era absolutamente normal.

Pero, ahora, Saulo es Pablo, el impío es cristiano, el carnal es espiritual, y así descubrió él el verdadero

valor de la ley, y en el poder de Cristo la guardó mientras vivió.

Más tres textos claros definen, si hubiese dudas, que la ley es imprescindible en la dispensación cristia-

na para que podamos presentar al mundo que el pecado aún impera, y, por lo tanto, existe la necesidad

del Salvador Jesús.

Romanos 3:19-20 = “...Porque por la ley viene el conocimiento del pecado”.

Romanos 4:15 = “...Porque donde no hay ley, también no hay transgresión”.

Romanos 5:13 = “...Pero el pecado no es imputado no habiendo ley”.

Es bastante clara la enseñanza de Pablo. Él no tiene dudas. La ley permanece en vigor, mientras exista

el pecado. Cuando el pecado sea erradicado de la Tierra, la vigencia de la ley cesa.

Preste atención ahora para este ángulo de la ley:

1 Timoteo 1:9-10 = “Sabiendo esto, que la ley no es hecha para el justo, sino para los injustos y obsti-

nados, para los impíos y pecadores, para los profanos e irreligiosos, para los parricidas y matricidas;

para los homicidas; para los fornicarios, para los sodomitas, para los robadores de hombres, para los

mentirosos; para los perjuros y para el que sea contrario a la sana doctrina”.

Observe que el creyente está exento ahí en esta relación pavorosa. ¿Por qué? – Porque la ley sólo apun-

ta pecados. Entonces sólo los pecadores son “blancos” de la Ley de Dios. Pero el creyente que guarda

sólo nueve mandamientos cae de la “sana doctrina” y pasa a ser transgresor de la Ley de Dios. Escuche:

Santiago 2:10 = “Porque cualquiera que guarde toda la ley, y tropiece en un sólo punto, se hizo culpado

de todos”.

Ese “un sólo punto” es el Sábado que muchos insisten que fue abolido. Evidentemente, si Pablo afirma

que la ley está en vigor, el Sábado también lo está, y, porque es parte integrante de ella, quien no lo

observa se hace transgresor y la Ley de Dios lo acusará.

Estudiemos el último verso de esta batería. Él es muy interesante. Romanos 10:4 = “Porque el FIN de la

ley es Cristo, para justicia de todo aquel que cree”.

El término “fin” empleado aquí en este texto proviene de la palabra griega telos, y muchos quieren dar-

le el sentido de “término”, “encerramiento”, “abolición”. Pero escuche esto:

1 Pedro 1:9 = “Alcanzando el FIN de vuestra fe, la salvación de vuestras almas”.

Ahora, el telos aquí es el mismo; también lo es el sentido, ¡pero jamás aceptaremos el “término”, “ence-

rramiento” y “abolición” de la fe del creyente, por este texto!

Mi amado, la palabra “FIN”, aquí empleada, tiene el sentido de finalidad, objetivo y propósito. ¿Usted

nunca escribió cartas así?

“Esta tiene el fin (objetivo) de informarle ...”

“Con el fin (propósito) de convidarlo...”

“Con el fin (finalidad) de explicarles...”

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Imagine hermano, si aceptásemos que el “fin” de Romanos 10:4, canceló la Ley de Dios; estaríamos de-

lante de una tremenda contradicción. Al final, Pablo, a través de innumerables Escrituras, probó que la

Ley Moral está en vigor. Ahora, vea:

Eclesiastés 12:13 = “De todo lo que se ha oído el FIN es: teme a Dios y guarda Sus mandamientos...”

Considere: Este fin ahí, ¿nos desobliga a temer a Dios y transgredir Sus mandamientos? ¡Claro que no!

Juntando estas Máximas Paulinas, escuche lo que ocurrió conmigo. En la Empresa que trabajábamos, el

jefe de la bodega mandó enviar una encomienda por avión y designó a alguien para ir al Aeropuerto

(término usado por él). Aquí se permite reírse. De ahí para una reunión de portugués fue una cuestión

de segundos. Me llamaron, como gerente de la Empresa, para dirigir la reunión. Después de enterarme

de el problema, delante de ánimos bien acalorados, traté de omitirme, para que recurriesen al Dicciona-

rio. Este no podría “decir” otra cosa sino aeropuerto. Pero, escuchen, ¿saben lo que dijo aquel mi buen

compañero de trabajo, en alto y buen sonido? – “El Diccionario está errado”.

Mis amados, es un gran peligro la falta de humildad, y peor aún la falta de sinceridad. Sabio es el que

aprende con la experiencia de los otros, ¿cierto?

En otra oportunidad, para no aceptar una verdad bíblica que no concordaba con su personal punto de

vista, un querido hermano, miembro de una tradicional Iglesia Evangélica, dijo que mi Biblia estaba

errada.

Me entristecí de verdad, ¡porque amo mucho este hermano!

Para que usted sepa cómo es peligroso sacar una doctrina de un texto aislado, y peor aún, llegar a este

insólito extremo (encontrar que la Biblia está errada), voy a darle el texto con el cual aquel amado her-

mano quiso probarme que las segundas tablas de piedra de los Diez Mandamientos fueron escritas por

Moisés, y no por Dios.

El texto aislado que, con enorme énfasis me lo leyó, es este:

Éxodo 34:28 = “Y estuvo allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió

agua, y escribió en las tablas las palabras del Concierto, los Diez Mandamientos”.

Él afirmó con toda vehemencia, apoyándose sólo en este verso, que Moisés fue quien escribió la Ley en

las segundas tablas de piedra. Sin embargo, he aquí lo que dice el contexto:

Éxodo 34:1 = “Entonces dijo el Señor a Moisés: Labra dos tablas de piedra, como las primeras; y YO

escribiré en las tablas las mismas palabras que estaban en las primeras tablas, que tu quebraste”.

Vea: Dios dijo: ¡YO escribiré! (Capítulo 34:1)

¡Y escribió! – ¿Quiere verlo?

Éxodo 34:28 = “Y estuvo (Moisés) allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan ni

bebió agua, y (Dios) escribió en las tablas las palabras del concierto, los Diez Mandamientos”.

Apenas el contexto, Éxodo 34:1, bastaría para probar que quien escribió por segunda vez, y si fuese

preciso, mil veces más, fue Dios. Esta parte de la Biblia el Señor no permitió que el hombre escribiese.

Lo hizo para probar al mundo que Su santa Ley es intocable.

Los textos adicionales que comprueban esta verdad, y que en aquella oportunidad le ofrecí, son: Deute-

ronomio 10:1,2,4; 5:1-22, etc. ¿Qué le parece a usted, amado?

PRESTE ATENCIÓN – ¿Sabe por qué Dios hizo una “fotocopia” de la Ley, al quebrarla Moisés? Por-

que Él es inmutable, Su voluntad es soberana. Cuando Dios dice:

• “Mujeres sean sumisas a sus maridos”. Él no va a cambiar las reglas por causa de los movimientos

feministas.

• “Honra a tu padre y a tu madre”. Él no va a cambiar las reglas para que los hijos desobedezcan a los

padres.

• “Maridos, amad a vuestras mujeres”. Él no va a cambiar las reglas para que el esposo se sienta libre

para quebrar los sagrados lazos matrimoniales.

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• “Acuérdate del Sábado para santificarlo”. Él no va a cambiar las reglas para que el domingo sea un día

santo.

Cuando Dios le dijo a Moisés:

“Labra dos tablas de piedra, como las primeras...” Éxo. 34:1, Dios no permitiría que un hombre

mortal reescribiese los Diez Mandamientos, porque tales mandamientos son el reflejo de Su carácter.

Entre paréntesis, ¿tendría Moisés los mismos recursos para reescribirlas?

– Acuérdese, cuando Dios escribió Sus Diez Mandamientos el Monte Sinaí se estremeció cual tremen-

do terremoto. Piense: ¿Qué más hizo Dios para reescribir Su ley?

Donde no hay ley, el más fuerte es el que domina. Fuera de eso, la ley protege. Vivas a Dios que creó

con eterno amor una ley para regir a Sus hijos.

CAPÍTULO 3: ¿Pedro, Papa?.-

"¿Pedro Apóstol Príncipe de los Apóstoles?"

“El nombre original de Pedro viene del hebraico Simeón, resultando Simón, en griego (Hechos. 15: 14;

2 Pedro 1: 1)... nació en Betsaida (Juan 1:44), situada a las márgenes del lago de Galilea. Durante el

ministerio de Jesús, Pedro vivía en Cafarnaum (Mar. 1: 21, 29)”. – Lección de la Escuela Sabática Nº

10, año 96, pág. 3.

Pedro, en griego, quiere decir petros, esto es: pedacito de piedra. Era el apellido de Simón, hijo de Jo-

nás, hermano de Andrés. Pescador profesional de Galilea (Mat. 4: 18). Obstinación y cobardía se mez-

claban momentáneamente en su carácter. Era impulsivo y siempre la primera persona a hablar. Fue el

único que le pidió a Cristo para andar sobre las aguas. (Mat. 14. 28). Fue una de las columnas principa-

les de la Iglesia Apostólica. Figuraba en primer lugar en la relación hecha por los evangelistas (Mat. 10:

2-4. Mar. 3: 16-19. Luc. 6: 13-16). El cantar del gallo despertó su fe.

Los teólogos más criteriosos niegan que Pedro haya vivido 25 años en Roma y que haya establecido ahí

cualquier episcopado. Sin embargo es probable, admiten, que él haya pasado sus últimos días allí su-

friendo el martirio a través de Nerón, Emperador Romano.

Cuando Cristo estaba formando Su ministerio, llamó también a Pedro:

Juan 1: 41-42 = “Este encontró primero a su hermano Simón, y le dijo: Encontramos el Mesías (que

traducido, es el Cristo). Y lo llevó a Jesús. Y, mirándolo Jesús, le dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás;

tú serás llamado Cefas (que quiere decir Pedro)”.

Más tarde ocurrió la célebre declaración de Pedro, al preguntarle el Maestro:

Mateo 16:15-19 = “Le dijo Él: Y vosotros, quién decís que Yo soy; Y Simón Pedro, respondiendo, di-

jo: Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Y Jesús, respondiendo, le dijo: Bien aventurado eres tu,

Simón Barjonas (hijo de Jonás), porque no te lo reveló carne ni sangre, sino Mi Padre que está en los

Cielos. Pues también Yo te digo que tu eres Pedro, y sobre esta Piedra edificaré Mi iglesia, y las puer-

tas del infierno no prevalecerán contra ella. Y Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo

que ligues en la Tierra será ligado en los Cielos, y todo lo que sea desligado en la Tierra será desligado

en los Cielos”.

¿Sería Pedro “esta piedra”? ¿La Piedra que los profetas exaltaron y sobre la cual Jesús establecería Su

iglesia? Escuche lo que dicen los teólogos:

“Tal vez la mejor evidencia de que Cristo no apuntó a Pedro como la ‘piedra’ sobre la cual edificaría Su

iglesia sea el hecho de que ninguno de los que oyeron esta afirmación de Cristo, ni el propio Pedro así

entendió Sus palabras, ni durante el tiempo en que Cristo estuvo en la Tierra ni posteriormente. Si Cris-

to hubiese nominado a Pedro jefe entre los discípulos, después de esto ellos no se verían envueltos en

discusiones sobre cuál de ellos sería considerado el mayor.” – The Seventh-Day Adventist Bible Com-

mentary, vol. 1, pág. 431.

Pág. 40

Volvámonos al Antiguo Testamento:

Salmo 118: 22 = “La Piedra que los edificadores rechazaron se volvió cabeza de esquina”.

La piedra angular determinaba el esquema y el formato del edificio. Por ocasión de la construcción del

Templo de Salomón, donde fueron empleadas 183.300 personas durante 46 años (Juan 2:20), trajeron

una piedra enorme para ser empleada en la fundación del edificio. Los constructores no encontraron un

lugar para ella y no querían usarla. Expuesta al Sol, lluvia, aire y tempestad, no presentó ni siquiera una

hendidura. Los constructores la sometieron a la fuerte prueba de presión; como resistió decidieron uti-

lizarla. La colocaron en el lugar que le era designado y vieron que se ajustaba tan perfectamente como

un guante. Posteriormente Dios le reveló en visión a Isaías que esta Roca era un símbolo de Cristo. La

Escritura confirma:

Isaías 28:16 – “...una Piedra, una Piedra probada, Piedra preciosa de esquina...”

Isaías 8:14 – “Entonces Él... Piedra de tropiezo, y de Roca de escándalo...”

Mat. 21:42 – “...La Piedra... rechazaron, esa fue puesta por cabeza de ángulo...”

Hechos 4:11 – “Él es la Piedra ... rechazada..... puesta por cabeza de esquina...”

Rom. 9:33 – “...Sión una Piedra de tropiezo, y una Roca de escándalo...”

(Los judíos creían que era un escándalo que el Mesías muriese en la cruz, ya que Lo esperaban para

sentarse en el trono de David y dominar el mundo).

Efésios 2:20; 11:22; 5:23.

“...Jesús Cristo es la principal Piedra de esquina... cabeza de la iglesia”.

En toda la Biblia Jesús Cristo es la piedra, la Roca Eterna.

Números 20:11 – “...Moisés levantó la mano, e hirió la Roca dos veces...”

1 Corintios 10:4 – “Y bebieron... de la Piedra espiritual... y la Piedra era Cristo”.

Deut. 32:4 – “Él (Jesús) es la Roca, cuya obra es perfecta...”

Salmo 18:2 – “El Señor es mi Roca...”

Salmo 19:14 – “...Señor, ¡Roca mía y libertador mío!”

Salmo 28:1 –“A Ti clamaré, oh Señor, Roca mía...”

Salmo 89:26 – “... la Roca de mi salvación”.

Salmo 95:1 – “... la Roca de nuestra salvación”.

Salmo 144:1 – “Bendito sea el Señor, mi Roca...”

LA PIEDRA ES CRISTO, EL PROPIO PEDRO LO CONFIRMA:

1 Pedro 2: 4 = “...Y allegándoos a Él (Jesús) – Piedra viva...”

1 Pedro 2: 7-8 = “Por el que también en la Escritura se dice: He aquí que pongo en Sión la Piedra prin-

cipal de esquina, elegida y preciosa; y quien en ella crea no será confundido. Y así para vosotros, los

que creéis, es preciosa, pero, para los rebeldes, la Piedra que los edificadores reprobaron esa fue la

principal de esquina. Es una Piedra de tropiezo y Roca de escándalo, para aquellos que tropiezan en la

palabra...”

PABLO, DEFINE LA CUESTIÓN CON ESTAS PALABRAS INCISIVAS:

1 Corintios 3:11 = “Porque nadie puede poner otro fundamento, fuera del que ya está puesto, el cual es

Jesús Cristo”.

JESÚS CRISTO ES LA PIEDRA, ÉL MISMO LO AFIRMÓ:

Mateo 21:43-44 = “ ... Y quien caiga sobre esta Piedra, se despedazará; y aquel sobre quien ella caiga

quedará reducido a polvo”.

SI PEDRO FUESE EL PAPA...

• Los discípulos no pelearían por la primera posición entre sí (Mat. 23:8,10; Luc. 9:46; 22:24-30).

• No sería el apóstol de la Circuncisión (Gál. 2:8).

• ¿Cómo quedaría su casamiento? (Mat. 8:14; Mar. 1:30; Luc. 4:38).

Pág. 41

• No llevaría a su esposa en sus viajes misioneros (1 Cor. 9:5).

• No negaría a Jesús (Luc. 22:57).

• No mentiría al ser identificado como apóstol (Luc. 22:58).

• No disfrazaría delante de la verdad (Luc. 22:60).

• Enviaría otros apóstoles para Samaria en vez de ser enviado (Hechos 8:14).

• No se justificaría delante de la iglesia, por haber bautizado a Cornélio (Hechos 11:1-11).

• El primer Concilio Cristiano, ocurrido en el año 52 d.C., sería presidido por él y no por Santiago (He-

chos 15:13,19).

• La Carta Oficial de este Concilio sería firmada por él, pero no lo fue (Hechos 15:22-23).

• Pablo no lo reprendería públicamente, siendo “infalible” (Gál. 2:11-14).

• Estaría en la primera posición y no en la segunda, como columna de la iglesia (Gál. 2:9).

• Jesús no reprendería a los discípulos diciendo que quien “quiera ser el primero sea vuestro siervo”

(Mat. 20:20-28).

• Jesús no diría que quien “quiera ser el primero, será el último de todos y el siervo de todos” (Mar.

9:35).

• Jesús no diría que entre ellos quien “quiera ser grande, será vuestro servicial” (Mar. 10:35-45).

• Jesús no diría que “aquel que entre vosotros todos sea el menor, ese mismo es grande” (Luc. 9:48).

• Jesús no diría esto: “Pero no seréis vosotros así; antes el mayor entre vosotros sea como el menor; y

quien gobierna como quien sirve” (Luc. 22:26).

ÚLTIMO DETALLE

1 Pedro 5:13 = “Vuestra cosecha en Babilonia os saluda...”

“Los comentaristas en general, admiten que, con esa expresión, él se refiere a Roma, y no al insignifi-

cante lugarejo que era todo cuanto restaba de Babilonia literal...” – The Seventh-Day Adventist Bible

Commentary, vol. 7, pág. 113.

Pedro, sin duda, hizo un paralelo entre el primero y el último Imperio Mundial. La antigua Babilonia de

Nabucodonosor, fue, en los días de su gloria, un centro de crueldad organizada. Roma, por su vez, en

los días de Pedro, era una copia de aquella impiedad babilónica.

Roma, en esta ocasión, “estaba volviéndose la opresora del nuevo Israel”. Nada más lógico, entonces, la

connotación de Pedro.

¿Y LAS LLAVES? – ¿QUÉ SERÍAN?

El consagrado pastor Pedro Apolinário, responde: “Si las llaves son usadas para abrir y cerrar, la figura

indica que las llaves del Reino de los Cielos, sirven para abrir y cerrar el Reino de los Cielos.

“El abrir y cerrar es expresado en el texto por ligar y desligar o desatar.

“Las llaves, que abren y cierran la casa de Dios, ligan los hombres a la iglesia, o lo desligan; son los

principios del evangelio, las condiciones de la salvación, aceptadas o rechazadas por los hombres. Pe-

dro abrió, con la llave de la Palabra de Dios, las puertas del Reino de los Cielos a tres mil personas que

se convirtieron (Hechos 2:14-47). Este privilegio no fue apenas concedido a Pedro, sino que a todos los

discípulos. Mateo 18:18”. Estudios de Pasajes con Problemas de Interpretación, pág. 150-151, énfasis

míos.

Si usted hace parte de la Comisión de su iglesia, entonces está insertado en este contexto. También us-

ted, en asamblea, después de la lectura del ACTA, al dar su voto para recibir un miembro o excluir un

miembro de la iglesia, está ejerciendo esta orientación de Jesús.

OBSERVACIÓN:

Pedro (griego petros) significa piedra pequeña. Griego (petra) significa roca grande e inmóvil. ¿Usted

no cree que una piedra pequeña es impropia para la construcción de la Iglesia de Dios? ¡Claro! Jesús

hizo un intercambio de palabras, refiriéndose a Sí mismo como la Roca (1 Cor. 3:11;10:4).

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PARA CONCLUIR, RESPONDA CONSIGO MISMO:

• Si usted ofende a Mario, y pide perdón a “Joaquín”, ¿está correcto?

• Si usted peca contra Dios, ¿debe pedir perdón a “Antonio” o a Dios?

EL BAUTISMO BÍBLICO.-

Efesios 4:5 = “Un sólo Señor, una sola fe, un sólo bautismo”.

1 Timoteo 2:5 = “Porque hay un sólo Dios, y un sólo Mediador entre Dios y los hombres, Jesús Cristo

hombre”.

El bautismo es algo solemne, definitivo y marcante en la experiencia cristiana. Es emocionante este día.

El Cielo se pone de fiesta, y Jesús se alegra, pues el catecúmeno está demostrando públicamente que

acepta el Sacrificio del Calvario para su vida. Como el bautismo es la puerta de entrada para la Iglesia

de Dios, Él entonces especificó cómo debe ser. ¿Quiere comprobar? – Jesús comisionó a los discípulos:

Mateo 28:19-20 = “Id, por lo tanto, haced discípulos... bautizándolos en el Nombre del Padre y del Hijo

y del Espíritu Santo...”

¿Percibió? El Señor Jesús fue quien estableció esta norma para el cristianismo, el bautismo bíblico.

Después de bautizada la persona, inicia una vida nueva en comunión con Cristo, creciendo en la Gracia

y en la fe. He aquí como surgió este ritual bíblico:

Mateo 3:1-6 = “Y en aquellos días apareció Juan Bautista predicando en el desierto de Judea. Y dicien-

do: Arrepentíos, porque es llegado el reino de los Cielos... Y eran por él bautizados en el río Jordán,

confesando sus pecados”.

Vamos al Jordán. Aguas cristalinas y voluminosas. ¡Jesús llegó! No preguntó cuál era la forma de bau-

tismo, no cuestionó por qué Juan bautizaba las personas. Él entró en las aguas, y fue hasta donde estaba

Juan y pidió que éste Lo bautizase. Juan bautizaba con muchas aguas. Si el bautismo fuese una gotita

de agua en la cabeza, ¿Jesús precisaría ir a un río? ¿Entrar en el?

Es maravilloso como Jesús vivió para ser nuestro ejemplo en todo. Vivió una vida correcta, digna y po-

sible de ser imitada por todos. No olvidó nada. Confirmó que el bautismo es bíblico y por inmersión.

Escuche:

Marcos 1:9-10 = “Y sucedió en aquellos días que Jesús habiendo ido de Nazaret, de Galilea, fue bauti-

zado por Juan, en el Jordán. Y, luego que salió del agua vio los Cielos abiertos, y el Espíritu que como

paloma descendía sobre Él”.

No hay ninguna duda que Cristo fue bautizado por inmersión, en el río, pues dice el texto que Él salió

de las aguas, ¿correcto? Entre paréntesis, sería hasta incoherente entrar dentro del agua, mojarse todo, y

dejar caer algunas gotas de agua en la cabeza, ¿no cree? Si el bautismo fuese por aspersión, Jesús po-

dría haber permanecido solamente a las márgenes del río y Juan Bautista también, ¿no es así? Pedro

también, enseñó:

Hechos 2:38 –“Y les dijo Pedro: Arrepentíos, y cada uno de vosotros sea bautizado en el Nombre de Je-

sús Cristo, para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”.

La palabra griega usada en este texto es baptizo, que significa sumergir, sumergir, cubrir con agua. Esta

palabra es exactamente lo opuesto de aspergir o derramar agua sobre alguien. Por lo tanto, cuando Pe-

dro le dijo al pueblo: “Arrepentíos y cada uno de vosotros sea bautizado”, ellos entendieron que debían

“arrepentirse y ser sumergidos”, esto es: ser sumergidos en el agua. Observe que el bautismo es para

“lavar” pecados. Sólo pecadores precisan bautizarse, y por inmersión, porque es preciso sepultar en las

aguas, simbólicamente, los pecados. Escuche esto:

Hechos 8: 26-39 = “... Y mandó parar el carro, y descendieron ambos al agua, tanto Felipe como el eu-

nuco, y lo bautizó...”

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Nuevamente con clareza absoluta se percibe que el bautismo en la iglesia primitiva era por inmersión.

No hay ninguna duda; los pormenores indican que el eunuco y Felipe entraron dentro del río para un

bautismo por inmersión.

Romanos 6: 3-6 = “¿O no sabéis que todos cuantos fuimos bautizados en Jesús Cristo, fuimos bautiza-

dos en Su muerte? De suerte que fuimos sepultados con Él por el bautismo en la muerte; para que, co-

mo Cristo resucitó de los muertos, por la gloria del Padre, así andemos nosotros en novedad de vida.

Porque, si fuimos plantados juntamente con Él en la semejanza de Su muerte, también lo seremos en la

de Su resurrección. Sabiendo esto, que nuestro antiguo hombre fue con Él crucificado, para que el

cuerpo del pecado sea deshecho, para que no sirvamos más al pecado”.

Esto es muy lindo. Altamente significativo. Nunca olvidé mi bautismo. ¡Qué experiencia marcante en la

vida de un joven, jovencita, señor o señora. Escuche:

“El bautismo es una ordenanza evangélica en conmemoración de la muerte, sepultamiento y resurrec-

ción de Cristo. En el bautismo es dado un testimonio público de que el catecúmeno fue crucificado con

Cristo, con Él sepultado y resurgió para andar en novedad de vida. Sólo un bautismo puede representar

debidamente esos hechos en la vida, y ese es la inmersión, el modo seguido por Cristo y la iglesia pri-

mitiva.” – Estudios Bíblicos, pág. 79 – CPB, énfasis míos.

En el bautismo muere el pecador, y resucita una nueva criatura. Esto es: cuando las aguas cubren al pe-

cador, esto simboliza su muerte para la antigua vida. Al levantarse de las aguas es como nacer de nue-

vo. Por eso el bautismo bíblico jamás puede ser con gotas de agua en la cabeza. Anote esto:

“El Concilio de Ravena, en 1311, fue el primer concilio que legalizó el bautismo por aspersión, deján-

dolo a criterio del ministro oficiante.

“Durante mil trescientos años el bautismo fue general y regularmente por inmersión de una persona en

el agua y sólo en casos extraordinarios por aspersión o efusión, pero esta última práctica era tenida co-

mo prohibida por aquellos que discutían el asunto.” – Brenner, Demostración Histórica de la Adminis-

tración del Bautismo desde Cristo a Nuestros Días, pág. 306.

“Podemos demostrar por las actas de los Concilios y por los rituales antiguos, que durante mil trescien-

tos años el bautismo fue administrado por inmersión en toda la iglesia, tanto cuanto era posible.” –

Bossuet, Obispo de Meaux, Ídem, pág. 42. – Citado en Sígueme.

CAPITULO 4 - "LOS DOS PACTOS".-

2 Corintios 3.

Mi hermano, este texto de 2 Corintios 3, jamás financia la abolición de 39 libros de la Biblia, como

afirma en su libro, el Pastor Pentecostal Antenor Santos de Oliveira (Ver pág. 41). En él, Pablo real-

mente se refiere a la Ley Moral escrita en tablas de piedra, porque ella era, y es el único instrumento

que Dios tiene para revelar el pecado, y dice claramente que lo que fue abolido es Antiguo Concierto y

no el Antiguo Testamento.

Pablo establece, en el capítulo tres de 2 Corintios, un contraste entre los dos Pactos; a saber:

ANTIGUO PACTO NUEVO PACTO

(V. 7) “Ministerio de Muerte” (V. 8) “Ministerio del Espíritu”

(V. 9) “Ministerio de Condenación” (V. 9) “Ministerio de la Justicia”

(V. 6) “Letra que Mata” (V. 6) “Espíritu que Vivifica”

(V.14) “Fue Abolido” (V.11) “Permanece”

(V.10) “En Gloria” (V.10) “En Excelente Gloria”

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NOTA:

a) – El Antiguo Pacto, fue con sangre de animales (Heb. 9:19-20). El Nuevo Pacto fue con la sangre

de Jesús.

b) – La base fundamental de estos dos Pactos fue una sola: Los Diez Mandamientos, llamados de Ley

Moral.

La función de la Ley es revelar el pecado. Rom. 7:7. El objetivo de la Ley es llevar el hombre a Cristo.

Rom. 7:8.

2 Corintios 3:3 = “...sois la carta de Cristo...escrita no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en el

corazón”.

Tablas de “piedra y de carne”: Esto es una metáfora, para comparar los dos Pactos. ¿Quiere compro-

barlo? Lea lo que dice el profeta, en las siguientes palabras:

Jeremías 31:31-33 = “He aquí que vienen días, dice el Señor, en que haré un Nuevo Pacto con la casa

de Israel y con la casa de Judá. No conforme al Pacto que hice con sus padres, en el día en que los tomé

por la mano, para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron Mi Pacto, apesar de haberlos

desposado, dice el Señor. Pero este es el Pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días,

dice el Señor: Pondré Mi Ley en su interior, y la escribiré en su corazón: y Yo seré su Dios y ellos se-

rán Mi pueblo”.

Vea, Dios está hablando de un Nuevo Pacto y Se refiere a la misma Ley que escribió con Su dedo en el

Sinaí. Por lo tanto, nada hay indicativo de cancelamiento de la Ley Moral. Observe:

Ezequiel 11:19-20 = “Y les daré un mismo corazón y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y sacaré

de su carne el corazón de piedra, y les daré un corazón de carne. Para que anden en Mis estatutos, y

guarden Mis juicios (leyes), y los ejecuten; y ellos serán Mi pueblo, y Yo seré su Dios”.

Hebreos 8:10 = “Porque este es el Pacto que después de aquellos días haré con la casa de Israel, dice el

Señor; pondré Mis leyes en su entendimiento, y en su corazón las escribiré; y Yo les seré por Dios, y

ellos Me serán por pueblo”.

En el Nuevo Pacto, la Ley de Dios sería impresa no en piedra, sino en carne (en el corazón). Eso prueba

que jamás sería abolida. Sin sombra de duda, bajo el evangelio, sólo puede participar del Nuevo Pacto

quien tenga conocimiento de la Ley de Dios, pues ella será colocada en el corazón del creyente.

QUÉ ES UN PACTO: Dice el Diccionario: Combinación, acuerdo. Pacto no es una Ley, sino un pacto

normativo entre personas. En este caso, con el pueblo de Dios, los cristianos. Y la norma o base es la

Ley Moral.

Atención:

• Si Dios acaba con el objeto (norma/base) de Su acuerdo, ¿cómo sabrá si la otra parte (nosotros) está

cumpliendo el acuerdo?

• ¿Qué legislador ejecutará la sentencia si no posee una ley reguladora?

• Cuando Dios juzgue al mundo (Juan 12:47; Hechos 17:31), lo hará a través de esta ley (Santiago

2:12). ¿Cómo lo haría, estando cancelada?

Por consiguiente, el problema de 2 Corintios 3 no es el cancelamiento de la Ley de Dios, porque el pro-

pio Pablo dice que la fe no anula la Ley. Romanos 3:31.

Resumen.-

ANTIGUO Pacto – Obras – Guardar la ley para ser salvo.

NUEVO Pacto – Fe – Guardar la ley porque fue salvo.

ANTIGUO PACTO: El pueblo no era capaz por sí mismo, de cumplir su parte en el Pacto, y este no le

proporcionaba el auxilio para cumplirla. Era un pacto de obras, y no de Gracia, porque Jesús no estaba

en el. Este Pacto sólo valía para revelar que precisaban reconocer su propia pecaminosidad, así como su

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necesidad del auxilio divino. Por eso Jesús dice: “... Sin Mi, nada podéis hacer”. (Juan 15:5). Con Jesús

es fácil guardar la ley.

En ninguna hipótesis o circunstancia la Ley Moral puede ser abolida, porque ella es la base, el funda-

mento del gobierno de Dios en el presente y lo será en el futuro, para todos Sus súbditos fieles y leales.

Razón por la cual dice el apóstol Pablo: “...porque sin la ley está muerto el pecado”. Romanos 7:8.

“El gran objetivo del Antiguo Pacto era, pues, enseñarle al pueblo sus debilidades e incapacidad de

guardar la ley sin el auxilio divino”.

“MINISTERIO DE LA MUERTE” – 2 Cor. 3:7.

“MINISTERIO DE LA CONDENACIÓN” – 2 Cor. 3:9.

“Sin derramamiento de sangre, no hay remisión de pecados”. Hebreos 9:22. Si alguien transgredía la

Ley Moral, debería morir. Sin embargo, el pecador podría conseguir un substituto para asumir su lugar.

El Antiguo Pacto fue establecido en esta base. “El alma que pecare, esta morirá”. Eze. 18:20.

EJEMPLO: La ley realiza su función (ministerio de la condenación). Al revelar el pecado, exige la

muerte del pecador (ministerio de la muerte).

Cuando pecaba (transgrediendo la Ley de Dios), ¿qué hacía, entonces, el pecador? Adquiría un cordero

sin defectos físicos y lo llevaba al sacerdote para ser muerto por su pecado.

Hoy la base (Ley Moral – único instrumento que revela el pecado) continua la misma, apenas, el sacri-

ficio es mejor. El Cordero es Jesús, el “Cordero que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).

“LETRA QUE MATA” – 2 Cor. 3:6

La función (ministerio) de la ley era definida. Su “letra que mata”, resultaba evidentemente en muerte

para los transgresores. Hoy, sin embargo, la función (ministerio) de la ley continua, pero “basada en la

justicia de Cristo a través de la acción del Espíritu Santo en el corazón del pecador, resulta en vida”.

Así, “el primer ministerio fue letra muerta, por incompetencia por parte del pueblo; el último, ‘Espíritu

que vivifica’, por ser Cristo que habilita al hombre a obedecer”.

En ambos Conciertos, nada sugiere la abolición de la ley de Dios.

“FUE ABOLIDO” – 2 Cor. 3:14

Cuanto a lo que fue “abolido”, es claro, fue el Antiguo Concierto y no la Ley de Dios. El Nuevo Con-

cierto permanece, y la Ley Moral como su eterna base, continua en vigor. Mientras haya pecado, la ley

tendrá que existir. Ella es el más perfecto instrumento que Dios posee para revelar el pecado. Pero, in-

dagará alguien: ¿Estaría Dios circunscrito a una ley para definir el pecado?

– ¿Qué es pecado? Usted puede decir: beber, fumar, decir insolencias son pecados. ¡Si! Pero Dios en Su

suprema sabiduría, juntó todo el pecado, de cualquier especie, nombre o títulos, en Diez Mandamien-

tos. Por eso la mejor definición para el pecado es bíblica: “Pecado es la transgresión de la Ley de Dios”.

1 Juan 3: 4 (edición actualizada). Por eso, la ley sólo perderá su valor cuando el pecado acabe.

“EN GLORIA” – 2 Cor. 3:10

El Sinaí fue envuelto en gloria cuando Dios proclamó la ley. Sin embargo, mayor gloria vio la Tierra

cuando Cristo descendió del Cielo para “salvar al pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).

La gloria de Jesús en el Sinaí, produjo reflejos en el rostro de Moisés, que precisó cubrirlo con un velo.

Pero, la gloria de Jesús en persona en la Tierra, visible y palpable entre los hombres, empalideció la

gloria del Sinaí.

Y cuando exaltó Su ley (Isaías 42:21), liberándola de la gran cantidad de tradiciones (39 clases de re-

glamentos, véalos en la página 171), que llevaban a las personas a considerarla fardo pesado; cuando la

aclaró, la explicó, la honró y la obedeció, Jesús la hizo mucho más gloriosa.

Y cuando pidió que orásemos para no transgredir el Sábado (Mateo 24:20), Jesús demostró, de hecho,

ser una ley extremamente gloriosa.

Pág. 46

OBSERVACIÓN – El texto de 2 Corintios tres, menciona dos palabras que muchos cristianos sinceros

aplican a la Ley de Dios, equivocadamente. Son estas:

ABOLIDO – Está claro que es el Antiguo Pacto. Pacto de Obras.

TRANSITORIO – Esta palabra no puede referirse a la Ley Moral, porque:

1º) – Pablo, en ningún lugar de la Biblia habló contra ella.

2º) – Pablo, decenas de veces realza la santidad, legitimidad, utilidad y necesidad de ella.

3º) – El Señor Jesús mencionó cinco de los Diez Mandamientos de ella, para el joven rico, diciéndole

de la necesidad de observarla, para entrar en la vida eterna (Mateo 19:16-19).

4º) – En la Nueva Tierra (Isaías 66:22-23), el Sábado será eternamente el Día del Señor. Y él hace par-

te de la Ley Moral.

5º) – Dios no Se contradice.

6º) – Ningún cristiano admite el cancelamiento de nueve mandamientos de esta ley, sino apenas uno.

Observe lo que dijeron dos famosos hermanos Bautistas:

CHARLES SPURGEON: “Antes de que venga la fe, éramos mantenidos bajo la ley, retenidos dentro

de la fe que después se revelaría. Por esa causa la ley era nuestro aio para conducirnos a Cristo, a fin de

que seamos justificados por la fe. Os digo que, poniendo a un lado la ley, despojasteis al evangelio de

su auxiliar más competente. Sacaste de él el guía que lleva los hombres a Cristo. Ellos nunca aceptarán

la Gracia sin que tiemblen delante de una ley justa y santa. Por consiguiente, la ley sirve al más necesa-

rio y bendito propósito, y no debe ser removida del lugar que ocupa.” – C.H. Spurgeon, The Perpetuity

of the Law of God, pág. 11.

WILLIAN CAREY TAYLOR: “Sería una bendición si cada púlpito del mundo tronase al pueblo la voz

divina del Decálogo, pues la ley es el guía para llevar a Cristo.” – W. C. Taylor, Los Diez Mandamien-

tos, pág. 5.

7º) – Dios no daría una ley en las circunstancias que lo hizo, para después decir que fue cancelada o

que sólo valdría para un pueblo, una época o una ocasión.

8º) – En la ley, específicamente en el cuarto mandamiento, está el sello de Dios, esto es: Su Nombre:

“Señor tu Dios”. Su cargo o posición: “Creador del Universo“. Territorio sobre el cual domina: “Los

Cielos y la Tierra”. Abolida, pues, la Ley de Dios, la idolatría se generalizaría en la proliferación de

dioses a granel.

9º) – Si Dios dice que en la Nueva Alianza colocará Su ley en el corazón del creyente, entonces ella

jamás sería transitoria.

Mi amado, el texto de 2 Corintios tres, presenta apenas la función, el propósito de la ley. Pablo jamás

podría concluir por la abrogación de la ley en este texto aislado, porque contradiría decenas de otros

textos suyos, que exaltan la Ley de Dios.

Por lo tanto, transitorio y destinado a la extinción fue el Antiguo Concierto que abrigaba el Sistema Sa-

crificial – la ley de Moisés, escrita en un libro. Deut. 31:24.

PERCIBA ESTE DETALLE

2 Corintios 3:13 = “Y no somos como Moisés, que se ponía un velo sobre su faz, para que los hijos de

Israel no mirasen para el fin de aquello que era transitorio”.

• ¿Por qué el velo era puesto sobre el rostro de Moisés y no sobre las tablas de piedra?

• La Ley de Dios es un hecho consumado en toda la Biblia, y confirmado por todos los escritores bíbli-

cos, inclusive el propio Pablo.

“La gloria del rostro de Moisés era muy penosa para los hijos de Israel, por motivo de su transgresión

de la santa Ley de Dios. Esto es una ilustración de los sentimientos de los que violan la ley divina.

Desean remover de ella su luz penetrante, que es un terror para el que la transgrede, al paso que para los

leales ella aparece santa, justa y buena. Apenas los que tienen justa consideración para con la Ley de

Pág. 47

Dios pueden estimar debidamente la expiación de Cristo, hecha necesaria por la violación de la Ley del

Padre”. – Mensajes Selectas, vol. 1, pág. 232. E. G. White.

NB – Acuérdese de 2 Pedro 3:16. Lea el capítulo: “MÁXIMAS PAULINAS”. Pablo deja clarísimo que

la Ley de Dios jamás será abolida. Concluyendo, escuche:

2 Corintios 3:14-15 = “.... Porque hasta hoy el mismo velo está por levantar en la lección del Antiguo

Concierto (nunca Antiguo Testamento), el cual fue por Cristo abolido; y hasta hoy, cuando es leído

Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos”.

“De ellos” ¿quiénes? Pablo se está refiriendo a los “judaizantes”.

Pablo escribió esta epístola en el año 52-54 d.C.; en esta ocasión los judíos porfiaban en practicar el ri-

tual abolido (Ley Ceremonial) por Jesús al morir en el Calvario. Solamente en el año 70 con la des-

trucción del Templo por los romanos es que cesó definitivamente lo que fuera transitorio.

La Ley Moral, tanto al tiempo de Moisés como en nuestros días “nunca tuvo el poder para libertar una

persona del pecado”. Esta atribución pertenece apenas a Cristo por medio de la Gracia de Dios, faculta-

do a todos “antes de la fundación del mundo”.

La Ley Moral es el padrón del carácter y no una “avenida de salvación”. Por lo tanto, el “velo de la in-

comprensión” sólo podría ser removido de aquellos judaizantes cuando se convirtiesen a Cristo (2 Cor.

3:16).

SEMEJANZAS ENTRE LOS DOS PACTOS

1. Ambos son llamados pacttos.

2. Ambos fueron ratificados con sangre.

3. Ambos fueron hechos con base en la Ley de Dios.

4. Ambos fueron hechos con el pueblo de Dios.

5. Ambos fueron establecidos sobre promesas.

DIFERENCIAS ENTRE LOS DOS PACTOS

Antiguo Pacto Nuevo Pacto

Llamado antiguo pacto Llamado nuevo pacto

Llamado primer pacto Llamado segundo pacto

Un pacto temporario Un pacto eterno

Ratificado con sangre de animales Ratificado con la sangre de Cristo

Era reprensible Es una mejor promesa

Establecido sobre las promesas del pueblo Establecido sobre las promesas de Dios

No tenía mediador Tiene un Mediador

No contenía providencia para perdón de los pecados Provee el perdón de los pecados

La ley fue escrita en piedras La ley es escrita en el corazón

Era de obras Es de gracia

Obedece y vive. Desobedece y muere. Arrepiéntete y serás perdonado.Cree y serás salvo.

El Antiguo: El Nuevo:

Si. Si vosotros. Si vosotros hiciereis Yo, Yo haré.

Si vosotros hiciereis todo Yo haré todo

Si vosotros hiciereis todo, entonces seréis Mi

pueblo, y Yo

Yo haré todo y seré vuestro Dios, y vosotros

Seré vuestro Dios Sereis Mi pueblo”.

Estudios Bíblicos: pág. 367

Pág. 48

CAPÍTULO 5 - "PREDESTINACIÓN".-

Lo que la Biblia presenta sobre predestinación son estos cinco textos:

2 Pedro 1:10 = “Por lo tanto hermanos, procurad hacer cada vez más firme vuestra vocación y elec-

ción...”

Efesios 1:5 = “Y nos predestinó para hijos de adopción por Jesús Cristo...”

Efesios 1:11 = “...habiendo sido predestinados, conforme el propósito de Aquel que hace todas las co-

sas según el consejo de Su voluntad”.

Romanos 8:29 = “Porque los que de antes conoció también los predestinó para ser conforme a la ima-

gen de Su Hijo...”

Romanos 8:30 = “Y a los que predestinó a estos también llamó; y los que llamó también justificó ...”

En el concepto Calvinista, Dios estableció dos decretos: Uno seleccionando el grupo de salvos; otro el

grupo de los perdidos. Calvino mismo dijo que este es el “terrible decreto de Dios”.

Según Calvino, existiría en el mundo un grupo de personas que podrían hacer todo errado, pero serían

salvas. Y otro grupo de personas que podrían hacer todo correcto, pero que jamás se salvarían. Escuche

lo que Juan Calvino, declaró en 1537:

“La simiente de la Palabra de Dios sólo se enraíza y produce frutos en las personas que el Señor, por Su

elección eterna, predestinó para ser hijos y herederos del Reino Celestial. Para todos los otros (que por

el mismo consejo de Dios fueron rechazados antes de la fundación del mundo) la clara y evidente pre-

dicación de la verdad sólo puede ser un olor de muerte para muerte”. – Instruction in Faith (Pablo T.

Fuhrmann. 1949, pág. 136). Citado por el Pr. Pedro Apolinário.

La predestinación Calvinista por lo tanto, es:

• Dios ya decretó quien va a ser salvo y quien se perderá. No precisa obediencia ni desobediencia para

que Dios manifieste Su justicia o misericordia.

• Los que Dios destinó para la salvación serán salvos aún pecando o no queriendo ser salvos. Y los

que destinó a la perdición no serán salvos aún aceptando el Sacrificio de Jesús, y viviendo una vida san-

tificada.

• Que Jesús no murió por todos los hombres, sino tan solamente por los que fueron predestinados.

Juan Calvino, fue innegablemente, uno de los grandes Reformadores Protestantes, pero el principio de

fe que estableció para sus seguidores, no concuerda con la Palabra de Dios. Creo que, los textos aisla-

dos de los cuales se valió para crear su arcabuz doctrinario, son estos:

“El Señor hizo todas las cosas para sus propios fines, y hasta el impío para el día del mal”. Proverbios

16:4.

“... se compadece de quien quiere, y endurece a quien quiere”. Romanos 9:18

“... Yo endureceré su corazón (del Faraón), para que no deje ir al pueblo”. Éxodo 4:21.

“Como está escrito; amé a Jacob, y aborrecí a Esaú”. Romanos 9: 13.

“...En verdad os digo que uno de vosotros Me ha de traicionar”. Mateo 26:21.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

En Adán todos son predestinados a morir:

1 Corintios 15:22 = “Porque así como todos mueren en Adán, así también todos serán glorificados en

Cristo”.

En Jesús todos son predestinados a salvación:

Juan 1:12 = “Pero, a todos cuantos Lo recibieron, les dio el poder de ser hechos hijos de Dios; a los

que creen en Su Nombre”.

Tito 2:11 = “Porque la Gracia de Dios se ha manifestada, trayendo salvación a todos los hombres”.

2 Pedro 3:9 = “ ... no queriendo que ninguno perezca, sino que todos lleguen al arrepentimiento”.

Pág. 49

Apocalipsis 22:17 = “...quien quiera reciba de gracia el agua de la vida”.

¿Está claro? Dios no predestinó a nadie para la perdición. Por el contrario, es Su deseo que nadie se

pierda, pero no puede interferir en las decisiones del hombre, a causa del libre albedrío que le confirió

al ser humano. Todos tienen la oportunidad de salvarse, pero eso es exclusivamente una decisión per-

sonal. Por lo tanto, el principio bíblico es que el hombre es libre para decidir su destino. Sin embargo,

es innegable el deseo de Dios por la salvación de todas Sus criaturas, observe:

1 Timoteo 2:4 = “El cual desea que los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad”.

Juan 3:16 = “Porque Dios amó el mundo de tal manera que dio Su Hijo unigénito, para que todo aquel

que en Él crea, no perezca, mas tenga la vida eterna”.

OBSERVE: • ¡Murió por todos!

• ¡Todos los que crean, serán salvos!

Jesús mismo ratificó este principio, garantizando que la salvación no es un premio sólo para algunos

privilegiados, sino que es extensiva a todos los que perseveren en la carrera cristiana hasta el día final.

Vea:

Apocalipsis 2:10 = “...se fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida”.

Apocalipsis 3:5 = “Al vencedor, de ninguna manera borraré su nombre del libro de la Vida...”

Dios empeñó Su palabra en favor de todos los hombres, de todas las eras y de todas las condiciones: fi-

nancieras, culturales y étnicas. He aquí la prueba:

Ezequiel 18:32 = “Porque no tengo placer en la muerte de nadie, dice el Señor. Por lo tanto, convertíos

y vived”.

Mateo 7:21 = “No todo el que Me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el Reino del Cielo, sino aquel que ha-

ce la voluntad de Mi Padre que está en los Cielos...”

¿Comprendió? Dios sufre si la persona decide no aceptarlo. Por eso, los que no se salven, se perderán

de libre y espontánea voluntad. Dios hizo todo para salvarlos. Preste atención a los textos finales:

Jeremías 21:8 = “...he aquí que pongo delante de vosotros el camino de la vida y el camino de la muer-

te” (Lea también Deut. 30:15-19).

Josué 24:15 = “...escoged hoy a quien sirváis...”

¿Por qué? ¡Dios es la esencia de la liberdad! Se comprometió a jamás interferir en la voluntad humana,

y en toda la Biblia demuestra el profundo amor e interés en la conversión del pecador, pues desea que él

viva para siempre. ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios! Es el hombre quien escoge y determina su destino eterno, y

no Dios.

Hechos 17:30 = “... notifica a los hombres que todos en toda parte se arrepientan”.

1 Timoteo 2:4 = “Que quiere que todos los hombres se salven...”

Hechos 16:31 = “...cree en el Señor Jesús y serás salvo tu y tu casa”.

Dios no puede hacer nada más que apelar. ¡Apelar! ¡Apelar! ¿Y por qué? – Lógico, un día Él va a puri-

ficar esta Tierra para ser la morada de los salvos, y para eso, tendrá que destruir el pecado, Satanás, sus

ángeles rebeldes, y los impíos que rehusaron la salvación. Pero, si como ocurrió en Nínive, todos se

arrepienten, Dios quedará muy feliz, porque todos así se salvarán.

1 Corintios 10:12 = “Aquel, pues, que cuida estar en pie, mire para que no caiga”.

Mis amados, la doctrina de la predestinación es que nadie precisa arrepentirse porque el caso de todos

ya está preestablecido. Entonces, ¿por qué Pablo, lleno del Espíritu conclama a que todos para que se

arrepientan? También, no encuentra usted que sea una preocupación desnecesaria del apóstol, mandar

“cuidarse” para no caer en la vida espiritual, si el destino de todos estuviese ya trazado?

1 Tesalonicenses 5:9 = “Porque Dios no nos destinó para la ira, sino para la adquisición de la salvación,

por nuestro Señor Jesús Cristo”.

Jesús Cristo, el Salvador bendito pagó el precio de la redención de todos. Por eso puede afirmar:

Juan 6:37 = “...el que viene a Mi de manera ninguna lo lanzaré fuera”.

Pág. 50

Juan 6:47 = “...aquel que cree en Mi tiene la vida eterna”.

Apocalipsis 3:11 = “...guarda lo que tienes para que nadie tome tu corona”.

Querido hermano, Dios jamás vendrá a nosotros diciendo: “Cambié de idea contigo, Mi sacrificio está

anulado, ahora las reglas del Plano de la Redención son otras”.

¡No! – ¡El hombre escoge! ¡El precio está pago para todos sin excepción! Un día Jesús quedó tan triste

con la indiferencia de Su pueblo, que afirmó:

Juan 5:40 = “Y no queréis venir a Mi para tener vida”.

¿Comprende? ¡El problema no es quién será o no será salvo! Si la predestinación fuese una doctrina

verdadera, creo que no precisábamos de Jesús, de Su sacrificio, ni del evangelio, ni de la iglesia, mu-

cho menos del Plano de la Salvación. Bastaba vivir y aguardar la muerte. Sin embargo, he ahí el Señor

Jesús, demostrando claramente que los que deciden ir a Él tendrán vida y vida eterna. Los que rehusan,

asumen su desventurada decisión, siendo exterminados cuando sea destruido el pecado.

Complemente su estudio. Dios ama a todos: Eze. 33:11; Mat. 5:45. Faraón fue quien se endureció: Éxo.

7:13-14,22; 8:15,19, 32; 9:7,34-35; 13:15. Los propios paganos reconocieron que Faraón se endureció

deliberadamente: 1 Sam. 6:6.

MEDITE EN ESTO CON CARIÑO

Mateo 25:34 = “...venid benditos de Mi Padre, poseed por herencia el reino que os está preparado desde

la fundación del mundo”.

Mateo 25:41 = “...apartáos de Mi, malditos, para el fuego eterno, preparado para el diablo y sus ánge-

les”.

Si hubiese predestinación realmente, Jesús le diría a los perdidos como así como le dijo a los salvos:

“...preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Eso es obvio, porque ahí están los dos gru-

pos de personas: ¡salvos y perdidos!

Aquí pues, la inequívoca verdad que Jesús murió por todos, pero no todos quieren ser salvos, y Dios

respeta la decisión de todos. El fuego, pues, fue preparado para el diablo y sus ángeles y no para el

hombre.

Como en el Juicio Final la Tierra se volverá una bola de fuego, todos los perdidos, Satanás y sus ánge-

les serán destruidos por sus llamas. Dios, los ángeles, el Señor Jesús, el Espíritu Santo y todos los sal-

vos lamentan, pero ... ¿qué hacer?

CAPÍTULO 6 - "LA SANTA LEY DE DIOS".-

• Distinción de Leyes

• Contraste Entre las leyes – Moral y Ceremonial

• ¿Qué es abrogar la Ley?

• Lo Que Usted Debe Saber Sobre la Ley

• ¿Cuándo Fue “Enterrada” la Ley Ceremonial?

• La Verdad Sobre el Cambio de Ley

• “La Ley y los Profetas, Duraron Hasta...(?)”

• Ley Moral Antes del Sinaí

• La Perfección Divina

• Exactitud Divina

• Excelencia Divina

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“Ahora es el tiempo de mostrarse el pueblo de Dios leal a los principios. Cuando la religión de Cristo

sea más despreciada, cuando Su Ley sea más despreciada, entonces debe nuestro celo ser más ardoroso

y nuestro ánimo más inabalable. Permanecer en defensa de la verdad y justicia cuando la mayoría nos

abandone, dar las batallas del Señor cuando son pocos los campeones – esta será nuestra prueba. En

aquel tiempo debemos sacar calor de la frialdad de los otros, coraje de la cobardía y lealtad de su trai-

ción”. – E.G. White, Testimonios Escogidos, vol. 2, pág. 31.

“El cuerpo del hombre es gobernado por la ley natural y su comportamiento por la Ley Moral; estas dos

leyes deben reflejar la armoniosa voluntad de Su autor”.

“La ley de Dios es divina, santa, celestial, perfecta... No hay mandamiento en exceso; no falta nin-

guno; es tan incomparable que su perfección constituye una prueba de divinidad”. – Spurgeon (teólogo

Bautista), Sermon On The Law.

“La Ley es la voluntad de Dios, en el Decálogo”. – Pr. Carlo Johansson (teólogo Asambleano), Síntesis

Bíblica del Antiguo Testamento, pág. 48.

“La ley es una parte vital del gobierno divino en el mundo de nuestros días... la santa Ley de Dios es un

prérequisito para una experiencia más profunda de la Gracia”. – Pr. Harold J. Brokle (teólogo Asam-

bleano), Prosperidad Por la Obediencia, pág. 10.

“Los mandamientos representan la expresión décupla de la voluntad de Jehová y la norma por la cual

gobierna Sus súbditos”. – Pr. Myer Pearlman (teólogo Asambleano), A través de la Biblia, pág. 27.

“El Señor no anuló la Ley Moral, contenida en los Diez Mandamientos, y observada por los profetas. El

objetivo de Su venida no fue abolir ninguna parte de ella... Todas sus partes tienen que permanecer en

vigor para la humanidad de todas las épocas, pues no dependen de tiempo, de lugar, o de otra cualquier

circunstancia sujeta a cambios, de la naturaleza de Dios y del hombre, y de las relaciones inmutables

que existen ente ellos”. – Juan Wesley, Bible Readings for the Home Circle, pág. 375. (Citado en Sí-

gueme, pág. 140). Énfasis mío.

“El ritual, o la Ley Ceremonial, dada por Moisés a los hijos de Israel, conteniendo todas las injunciones

y ordenanzas que estaban relacionadas con los antiguos sacrificios y servicios del templo, nuestro Señor

en verdad vino para destruir, disolver, y enteramente abolir. Ese hecho trae el testimonio de todos los

apóstoles... Esas ordenanzas eran transitorias, nuestro Señor las apagó, removió y clavó en Su cruz. Pe-

ro la Ley Moral conteniendo los Diez Mandamientos y reforzada por los profetas, Él no la abolió. No

fue el objetivo de Su venida abolir cualquier parte de ella. Ella es una ley que nunca puede ser anulada

y que ‘permanece como fiel testigo en el Cielo’. La moral (ley) reposa sobre un fundamento diferente

de las Leyes Ceremoniales o rituales... Cada parte de esa ley tiene que permanecer en vigor para la hu-

manidad de todas las épocas, ya que no depende de tiempo, de lugar, o de otra cualquier circunstancia

sujeta a cambios de la naturaleza de Dios y del hombre, y de las relaciones inmutables que existen entre

ellos”. – Juan Wesley (fundador de la Iglesia Metodista) – Sermon 25, On The Sermon on The Mount,

págs. 221 y 228. (Citado en Sígueme, págs. 184-185). Énfasis mío.

DISTINCIÓN DE LEYES.-

Cree, buena parte de los cristianos de hoy, que la Ley de Dios fue abolida cuando Cristo murió en la

cruz. Así admiten esos hermanos, por el hecho de aceptar que la Biblia presenta apenas una ley, la Ley

de Moisés. Entienden por el término “ley”, encontrado en las Escrituras, como definiendo todas las le-

yes de la Biblia. No comprenden la separación que hay entre ellas, y discordan que haya distinción entre

las mismas. Todo se resume, piensan, en la Ley de Moisés. No aceptan la existencia de un código parti-

cular, como la Ley Moral (Los Diez Mandamientos), o la Ley Ceremonial (ritualismo judaico).

El estudiante sincero encontrará en las Escrituras muchas leyes, entre las cuales destaco: Ley Moral –

los Diez Mandamientos (Éxodo 20:3-17). Ley Ceremonial (Levíticos 23). Ley Dietética – de Salud

Pág. 52

(Levíticos 11). Ley Civil (que regía el gobierno de los judíos). Leyes de Casamiento. Leyes de Divor-

cio. Leyes de Esclavitud. Leyes de Propiedad. Leyes de Guerra, etc.

Cayó en el dominio popular cristiano que, cuando se menciona o se lee en la Biblia la palabra ley, todo

se resume en la Ley de Moisés, lo cual no es correcto. De hecho, existen muchas leyes que fueron

enunciadas, escritas y entregadas por Moisés, aún cuando provenían de Dios, y entre ellas está la Ley

Ceremonial, consistiendo de un ritual que los judíos deberían practicar hasta la llegada del Mesías Je-

sús. Ese ritual simbolizaba el evangelio para los judíos, y se componía de ordenanzas como: ofrendas

diversas, holocaustos, abluciones, sacrificios, días anuales de fiestas específicas y deberes sacerdotales

(2 Crón. 23:18; Lev. 23; 2 Crón. 30:16; Esd. 3:2).

Hay sin embargo un código particular y distinto, escrito y entregado por el propio Dios a Moisés; es la

Ley Moral de los Diez Mandamientos, y en ninguna parte de las Escrituras es esta ley llamada de Ley

de Moisés. Por lo tanto, estudiando con cuidado y cariño, cualquiera encontrará en la Biblia esa varie-

dad de leyes.

Billy Graham, considerado el mayor evangelista de la actualidad y fundamentalista, así se expresó sobre

la Ley de Dios. Reproducimos la pregunta específica de un repórter y consiguiente respuesta textual,

como están en la columna de un diario londrino (reproducidas en Signs of the Times de 23-08-1955,

pág. 4).

“Pregunta: Mr. Graham, algunos hombres religiosos que conozco, dicen que los Diez Mandamientos

son parte de la ‘ley’ y no se aplican a nosotros hoy. Dicen que nosotros, como cristianos, estamos ‘li-

bres de la ley’. ¿Está esto correcto?

“Respuesta: No, no está correcto, y espero que usted no sea desencaminado por estas opiniones; es de

suma importancia comprender lo que quiere decir el Nuevo Testamento cuando afirma que estamos ‘li-

bres de la ley’. Como es evidente, la palabra ‘ley’ es usada por los escritores del Nuevo Testamento en

dos sentidos. Algunas veces ella se refiere a la Ley Ceremonial – del Antiguo Testamento, que se rela-

ciona con materia ritualística y reglamentos concernientes a manjares, bebidas y cosas de este género.

De esta ley, los cristianos están libres en verdad. Pero el Nuevo Testamento también habla de la Ley

Moral, la cual es de carácter permanente e inmutable y está sumariada en los Diez Mandamientos”. –

A.B. Christianini, Sutilezas del Error, pág. 63-64. Énfasis míos.

Este famoso predicador Bautista confirma lo que la Biblia presenta con enorme claridad. Bien, aguce su

audición ahora y vamos a consultar, también, al apóstol Pablo, a respecto del asunto:

1 Corintios 14:21 = “Está escrito en la ley: Por gente de otras lenguas, y por otros labios, hablaré a este

pueblo...”

Aquí, Pablo no se refiere ni a la Ley Moral, y mucho menos a la Ley Ceremonial. Su referencia sólo

puede ser al Pentateuco o aún a todo el Antiguo Testamento, nunca a un código definido, como la Ley

Moral o la Ley Ceremonial.

Gálatas 3:10 = “Todos aquellos pues que son de las obras de la ley están debajo de maldición... porque

escrito está: Maldito todo aquel que no permanece en todas las obras que están escritas en el libro de la

ley, para hacerlas”.

Aquí, lógico y evidente, se refiere el apóstol a otra ley. ¡Es innegable! Inclusive la define como siendo

escrita en un libro.

Hay otros pasajes contundentes de la pluma de Pablo que presenta la diversidad de leyes; sin embargo,

llamo su atención para un hecho altamente importante y de real destaque en dos textos:

Efésios 2:15 = “En Su carne deshizo la enemistad, esto es, la ley de los mandamientos, que consistía en

ordenanzas...”

Romanos 3:31 = “¿Anulamos, pues, la ley por la fe? De manera ninguna, antes establecemos la ley”.

Relea lo que dijo Billy Graham ahí atrás (pág. 75). Ahora considere lo que escribió este eminente teólo-

go:

Pág. 53

“El contraste entre las afirmaciones es nítido cuando se llama la atención para el hecho de que Pablo

usó la misma raíz griega para las palabras aquí traducidas por ‘deshizo’ y ‘anulamos’. Esta raíz, katar-

geo, significa volver ‘inoperante’, ‘hacer cesar’, ‘alejar’ alguna cosa, ‘anular’, ‘abolir’. Pero el escritor

inspirado Pablo le dice a una determinada iglesia que la ‘ley’ está deshecha, y a otra iglesia exclama:

‘De manera ninguna (Dios nos libre es el sentido original)’, al pensamiento mismo de que la ‘ley’ esté

abolida; ¿y se refiere a la misma ley en cada caso? Obviamente Pablo debe estar hablando de dos leyes

diferentes. Esos dos textos son suficientes en sí mismos para exponer la falacia de que la Biblia habla

de una sola ley”. – Francis D. Nichol, Objeciones Refutadas, págs. 3-4. Énfasis míos. Vamos aún a oír

al apóstol Pablo.

Efésios 6:2 = “Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa”.

Esto sería irrazonable, no encuentra: ¡que el “mandamiento” fuese deshecho, y que Pablo mandase a los

efesios que lo observen! Y hay más, afirma él tener su obediencia una linda promesa – larga vida – con

salud y paz; si la ley de la salud también es observada, ¡evidentemente!

1 Timoteo 1:8 = “Sabemos, sin embargo, que la ley es buena, se alguien de ella se utiliza legítimamen-

te”.

¡Percibe, mi hermano! Jamás puede ser buena una cosa “maldita”. ¿Correcto? También, si es buena y

útil, ¿por qué tendría que ser abolida y deshecha?

Romanos 7:14 = “Porque bien sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal...”

Note, Pablo toma mi palabra y su palabra ahora y dice: “sabemos que la ley es espiritual”. ¿Sabía usted

eso, hermano? O sea: La ley proviene del Espíritu de Dios. Si su fuente es tan sagrada, ¿no le sorprende

verla tan rechazada?

Romanos 7:16 = “Y si hago lo que no quiero, consiento con la ley que es buena”.

Observe nuevamente la afirmación paulina: “La ley es buena”. No deja él ninguna rendija para suposi-

ciones o interpretaciones falseadas. La ley es buena dijo. Entonces, si la ley es buena y contribuye para

que el hombre sea espiritual, no puede ni debe ser anulada, deshecha, interrumpida, caducada. ¡Nunca!

¿Concuerda? ¡Nunca jamás, usted dirá con certeza!

Romanos 7:12 = “Y así la ley es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno”.

Permítame repetir las palabras de Pablo más una vez: Ley santa, Ley justa, Ley buena. Es innegable

que Pablo hace alusión a leyes diferentes, porque jamás podría afirmar que una ley no sirve y sea buena

al mismo tiempo. Que fue anulada, y es santa, justa y buena. Que es maldición y que tenga una promesa

de larga vida al observarla.

Romanos 7:22 = “Porque, según el hombre interior, tengo placer en la Ley de Dios”.

¿Vio? Ley de Dios y no de Moisés. Claro, ¿no es verdad? ¿Qué cree usted que es “hombre interior”?

– Si, es el hombre espiritual, el creyente fiel y sincero, el hombre que no transgrede la voluntad divina,

que no consiente con el pecado, y, como Pablo, tiene placer en la Ley de Dios.

Romanos 7:25 = “Doy gracias a Dios por Jesús Cristo, nuestro Señor, así que yo mismo con el enten-

dimiento sirvo la Ley de Dios...”

Querido hermano, Pablo ya afirmó que la Ley de Dios es santa, justa, buena, espiritual, tenía placer en

guardarla, y ahora da “gracias a Dios por Jesús Cristo” por la oportunidad y privilegio de poder, con to-

do su entendimiento, servir a la Ley de Dios. ¡Que maravilloso! ¡Crea esto, sinceramente, amado!

Por consiguiente, es contundente y claro que hay distinción de leyes en la Biblia. Nadie debe suponer

que toda referencia a la ley en las Escrituras se refiera a Moisés como siendo el legislador. De hecho,

sus primeros cinco libros son considerados la “ley”, pues, forma el compendio más exacto de las obli-

gaciones mutuas y orientaciones divinas para el establecimiento del gobierno de Dios, Sus métodos y

reglamentos.

Pero, es bueno saber y, dar lugar a la Ley Moral de los Diez Mandamientos, que no fue escrita por Moi-

sés, como se cree, sino por el propio Dios, en tablas de piedra (Éxo. 31:18). Es la única parte de las Es-

Pág. 54

crituras que Dios no permitió al hombre escribir; Él mismo lo hizo, por la primera y segunda vez, cuan-

do Moisés quebró las tablas, sobre o becerro de oro, al bajar él del Monte Sinaí (Éxo. 34:1,28).

Así actuó Dios, para patentar la sacrosantidad de Su ley, así como llamar la atención del hombre para el

hecho de que Él mismo la escribió, y más, sobre piedras, para dejar clara la eternidad, perpetuidad y du-

rabilidad de esta ley, que es eterna y gloriosa, como Él lo es.

“Algunas personas dan énfasis a la distinción entre mandamientos ‘morales’ y mandamientos ‘ceremo-

niales’. Las exigencias ‘morales’ son aquellas que en sí mismas son justas y nunca pueden ser elimina-

das. Al contrario, las leyes ‘ceremoniales’ son aquellas sobre observancias, sobre el cumplimiento de

ciertos ritos, por ejemplo: los mandamientos acerca de los holocaustos y el incienso... Las leyes ‘cere-

moniales’ pueden ser abrogadas en el cambio de dispensación, pero no las leyes ‘morales’. Es cierto

que existe tal distinción”. – Pr. O. S. Boyer (teólogo Asambleano), Marcos: El Evangelio del Señor,

págs. 38-39. Énfasis míos.

¿QUÉ SERÍA DE NOSOTROS SIN LA LEY?

En el día 7 de Octubre de 1969, la policía de una de las mayores ciudades de América del Norte entró

en huelga. Dos hombres fueron asesinados, cuarenta y ocho personas quedaron heridas en tumultos,

fueron asaltados siete bancos, hubo muchos otros robos y fueron quebradas cerca de mil vitrinas en el

centro de la ciudad. Los perjuicios excedieron a un millón de dólares.

¿Qué sería de nosotros sin la ley y su aplicación? ¿Qué sería del mundo y del Universo sin la Ley de

Dios y Su poder moderador?

En el andar de los siglos, grandes pensadores reconocieron que la Ley Moral de Dios constituye la base

de sociedades ordenadas. Cuando la Ley de Dios es despreciada, los seres humanos se vuelven víctimas

de su raciocinio subjetivo. El resultado es permisividad destructiva, libertinaje y degradación moral y

ética. En esto se está transformando nuestra sociedad después que el adulterio dejó de ser crimen en la

ley del Estado.

REFLEXIÓN.-

• Si Dios escribió Diez Mandamientos, ¿Cuántos Él quiere colocar en nuestro corazón hoy?

• ¿El amor se expresa por la obediencia?

• ¿Cristo podrá salvar a un transgresor?

• ¿El hombre tiene capacidad para corregir a Dios?

• Si Dios dice Sábado, ¿por qué el hombre dice domingo?

CONTRASTE ENTRE LAS LEYES MORAL Y CEREMONIAL.-

Según el breve estudio anterior, es posible que alguien haya quedado perplejo, pues hay textos en la Bi-

blia que positivamente declaran ser la Ley de Dios eterna, y que no cambia, y que todos deben obede-

cerla. Por otro lado, existen otros pasajes que parecen significar que la ley es transitoria, que nada per-

fecciona, que es inútil y que el creyente salvo en Jesús Cristo no tiene obligación de guardarla.

De entre todas las leyes mencionadas en la Biblia, dos tienen destaque preeminente: la Ley Moral y la

Ley Ceremonial, hecho que muchos, pero muchos hermanos, no comprenden, pero que es claro en toda

la Biblia.

“La Ley Moral, los Diez Mandamientos, la llamamos de Ley de Dios. Esta ley viene de la eternidad.

Los principios de esta ley son la base del gobierno de Dios. Es inmutable como el trono de Jehová. La

ley es por naturaleza indestructible, adaptándose al gobierno de seres morales libres en todos los siglos,

ALCIDIEL
Resaltado

Pág. 55

en todo el Universo de Dios. Ni un mandamiento puede ser sacado del Decálogo. Permanece, todo,

irrevocable, y así permanecerá para siempre. Esta ley no puede ser abrogada, ni por hombres de la Tie-

rra, ni por seres del Cielo. Ni aún Su autor – con reverencia lo decimos – la puede abrogar, a menos que

cambie Su naturaleza, y la forma de Su gobierno. Dijo Jesús: “Es más fácil que pase el Cielo y la Tierra

que caiga un tilde de la ley” (Luc. 16:17). Por lo tanto, esta ley permanece para siempre. Por lo menos

mientras dure el Cielo y la Tierra.

“Lo mismo no se da con la Ley Ceremonial, frecuentemente llamada de Ley de Moisés, que vino a exis-

tir después de la caída del hombre. Esta ley ‘consistiendo en manjares y bebidas, y varias abluciones y

justificaciones de la carne’ y sacrificios, se destinaba a llamar la atención para la primera venida de Je-

sús; viniendo Él, pasó, pues en El tuvo su cumplimiento. Ahí se encontraron el tipo y el antítipo; la

sombra encontró al cuerpo. Cuando Cristo, el Cordero de Dios, murió en la cruz, ‘el velo del templo se

rasgó en dos de alto a bajo’ (Mat. 27: 51). Los servicios del templo dejaron entonces de tener lugar. El

sistema sacrificial cesó, y la ley que a él pertenecía dejó de existir. Fue clavada en la cruz (Col. 2:14).

Fue dada para satisfacer condiciones temporales, locales, y una vez que esas condiciones cambiaron en

virtud de la entrada de la nueva dispensación, los estatutos ceremoniales no tenían más razón de ser”. –

Folleto Nº 22 – CPB.

A continuación, a través de innumerables textos bíblicos, consolidaremos la gran verdad entre las dos

leyes, específicamente. Usted va a notar que, de hecho, existe una distinción entre los dos códigos, y

que, con cierta facilidad, veremos que los textos que se refieren a uno no pueden referirse al otro, ¿co-

rrecto?

La Ley Moral - es denominada la “Ley del Señor”

Salmo 1:2; 19:7 = “... tiene placer en la Ley del Señor. Y en Su ley medita de día y de noche. La Ley

del Señor es perfecta y refrigera el alma...”

La Ley Ceremonial - fue denominada la “Ley de Moisés”

Nehemías 8:1 = “... dijeron a Esdras, el escriba, que trajese el libro de la Ley de Moisés...”

Hechos 15:5 = “Algunos, sin embargo, de la secta de los fariseos... se levantaron, diciendo que era pre-

ciso circuncidarlos y mandarles que guardasen la Ley de Moisés”.

La Ley Moral – es llamada la “Ley Real”

Santiago 2:8 = “... si cumples, conforme la Escritura, la Ley Real...”

La Ley Ceremonial – es llamada la “Cédula de Ordenanzas”

Colosenses 2:14 = “Habiendo borrado la cédula que era contra nosotros en sus ordenanzas...”

Efésios 2:15 = “En Su carne deshizo la enemistad, esto es, la ley de los mandamientos que consistían en

ordenanzas...” (La Ley Ceremonial es llamada también de Ley Ritual).

La Ley Moral – existía antes del Pecado del Hombre

Romanos 4:15 = “... donde no hay – ley – también no hay transgresión”.

Lógicamente, si Adán y Eva pecaron, es porque transgredieron la ley de Dios. De eso Pablo da pruebas

cabales e incuestionables, al declarar: “Como por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pe-

cado la muerte... Pero el pecado no es imputado no habiendo ley (Rom. 5:12-13). Caída entonces claro,

que la Ley de Dios existía antes del pecado del hombre, en el Edén.

Pág. 56

La Ley Ceremonial – fue dada después de la caída de Adán

Los símbolos y ceremoniales de esta ley (Ley Ceremonial) deberían conducir los hombres al Mesías

que vendría para rescatar los pecadores. (Lea Hebreos 10:1).

La Ley Moral – fue escrita por el PROPIO Dios

Éxodo 31:18 = “Y dio a Moisés... dos tablas del testimonio, tablas de piedra, escritas con el dedo de

Dios”.

La Ley Ceremonial – fue escrita por Moisés

Deuteronomio 31:9 = “Y Moisés escribió esta ley, y la dio a los hijos de Leví...”

La Ley Moral – fue escrita en Tablas de Piedra

Éxodo 31:18 = “Y dio a Moisés... dos tablas del testimonio, tablas de piedra...”

La Ley Ceremonial – fue escrita en un libro

Deuteronomio 31:24 = “Y sucedió que, acabando Moisés de escribir las palabras de esta ley en un li-

bro, hasta del todo acabarlas”.

La Ley Moral – fue colocada dentro del Arca

Deuteronomio 10:5 = “Y me di vuelta y descendí del monte, y puse las tablas en el arca que hiciera; y

allí están como el Señor me ordenó”.

La Ley Ceremonial – fue colocada fuera del Arca

Deuteronomio 31:26 = “Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca...”

La Ley Moral – es una Ley Perfecta

Salmo 19:7 = “La Ley del Señor es perfecta y refrigera el alma...”

La Ley Ceremonial – “Ninguna cosa perfeccionó”

Hebreos 7:19 = “Pues la – ley – ninguna cosa perfeccionó...”

La Ley Moral – es una Ley Eterna

Mateo 5:18 = “... en verdad os digo que hasta que el Cielo y la Tierra pasen, ni una jota o un tilde se

omitirá de la ley, sin que todo sea cumplido”.

La Ley Ceremonial – era transitoria

Hebreos 10:1 = “Porque teniendo la ley sombra de los bienes futuros, y no la imagen exacta de las co-

sas...”

La Ley Moral – es Santa, Justa y Buena

Romanos 7:12 = “... así la ley es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno”.

La Ley Ceremonial – nada perfeccionó o santificó

Hebreos 10:1 = “... nunca, por los mismos sacrificios que continuamente se ofrecen a cada año, puede

perfeccionar los que a ellos se allegan”.

La Ley Moral – es una Ley Espiritual

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Romanos 7:14 = “Porque bien sabemos que la ley es espiritual...”

La Ley Ceremonial – era carnal

Hebreos 9:10 = “Consistiendo solamente en manjares, y bebidas, y varias abluciones y justificaciones

de la carne...”

La Ley Moral – contiene un Sábado semanal

Éxodo 20: 8-11 = “Acuérdate del día Sábado para santificarlo...”

La Ley Ceremonial – tenía siete Sábados anuales

Levítico 23: 27; 23:32 = “Pero a los diez de este mes séptimo, será el día de la expiación; tendréis santa

convocación... sábado de descanso os será; entonces afligiréis vuestras almas, a los nueve del mes, en la

tarde...”

Querido hermano, grabe en los lugares más importantes de su alma estas dos comparaciones finales.

Guárdelas en el corazón y en la mente.

La Ley Moral – no fue abrogada (anulada) por Cristo

Mateo 5: 17-19 = “No penséis que vine a destruir la ley o los profetas: No vine abrogar, sino a cumplir.

Porque en verdad os digo que, hasta que el Cielo y la Tierra pasen, ni una jota o un tilde, se omitirá de

la ley, sin que todo sea cumplido...”

La Ley Ceremonial – Si – fue clavada en la Cruz

Colosenses 2:14 = “Habiendo borrado la cédula que era contra nosotros, en sus ordenanzas, la cual de

alguna manera nos era contraria, y la sacó de entre nosotros, clavándola en la cruz”.

La Ley Moral – no fue abolida ni anulada por la Fe en Cristo

Romanos 3:31 = “¿Anulamos, pues, la ley por la fe? De ninguna manera; antes, establecemos la ley”.

La Ley Ceremonial – fue deshecha o cancelada por Cristo

Efésios 2:15 = “En Su carne (Su sacrificio) deshizo la enemistad, esto es, la ley de los mandamientos,

que consistía en ordenanzas...”

Finalmente, le digo amado: la Ley Moral no da instrucciones o informaciones sobre ofrendas quema-

das, de manjares, pascua, erección de altares, circuncisión, orden sacerdotal, etc. La Ley Ceremonial es

que engloba y exige la práctica de estos ritos.

Considere estos hechos, ¡con cariño! ¡Y no se olvide de esto!

¿FALTA DE UNIDAD? ¿CONTRADICCIÓN? ¿EQUIVOCACIÓN?

“Los Adventistas y la Ley de Moisés dividen la Ley de Moisés en dos partes, una moral, incluyendo los

diez mandamientos y la otra ceremonial, comprendiendo el resto de la ley. Dicen que Cristo abolió la

ley ceremonial, pero la ley moral precisa ser obedecida. Inventaron esa manera de argumentar, porque

se vieron en dificultad delante de la declaración bíblica de que la ley fue abolida por Cristo”. – Pastor

Rui Franco, Revista Mocedad y Adulto, Ediciones Brasil Bautista, 10 de Octubre de 1976. Énfasis mío.

Pág. 58

• “Debemos hacer distinción entre la ley ceremonial y la ley moral. La ley ceremonial quedó circunscri-

ta al Antiguo Testamento. Se refería a costumbres propios del pueblo de Israel, alimentación, etc. No

tenemos ninguna obligación, hoy, para con esa ley.

“Existe, sin embargo, la ley moral. Esta permanece. Los diez mandamientos, por ejemplo, hacían parte

de la ley, pero permanecen hasta hoy, porque son principios eternos, establecidos por Dios para las re-

laciones humanas”. – Pastor Walter Kaschel (teólogo Bautista), Lecciones de Mayordomía, Suplemento

de la Revista de Jóvenes y Adultos, Casa Publicadora Bautista (teólogo Bautista), 4a. impresión, 1964.

Énfasis mío.

• “No hay tal cosa como dos leyes diferentes dadas a Israel. Tal distinción no es mencionada en ningún

lugar de la Biblia” – Gordon Lindsay (teólogo Asambleano) – Los Hechos Sobre el Séptimo Día, pág.

39.

• “Las ideas que algunos tienen de la Ley de Dios, son erradas y muchas veces perniciosas. El arrojo y

osadía de ellos, llega al punto de enseñar o hacer sentir que la Ley ya fue abolida y que ningún valor

más le resta, tampoco tiene autoridad para corregir las costumbres e influir en la vida del individuo...

Los que enseñan la mentira que la Ley no posee más valor o autoridad, aún no leyeron con certeza los

versículos que nos sirven de texto (Mat. 5:17-19). ¿Cómo se puede decir que la Ley fue abolida?

“Otros dicen que Jesús no hizo más que aflojar la Ley. Pero, aún así, el absurdo es grande; pues será

posible, para aquellos que poseen un poco de sentido común, ¿que Dios cambie Su Ley cuando Él es

inmutable? ¡No! Todo puede cambiarse, todo puede transformarse o degenerarse, pero Dios no cambia,

ni Su poder, ni Su gloria; Sus preceptos son eternos.

“Vamos más lejos aún: Esa Ley es la base de la moralidad social; ¿y será posible que tal base sea aboli-

da, esto es, que se mate, adultere, hurte y calumnie? ¡No! Esa Ley es toda digna de nuestra admiración,

de nuestro respeto y acatamiento.

“Jesús vino a poner en práctica la Ley y no a abolirla. Miremos todos para ese modelo y pidamos fuerza

para obedecer los preceptos divinos”. – S. L. Ginsburg (Ministro Bautista) El Decálogo o los Diez

Mandamientos de la Ley de Dios, págs. 4-7, énfasis mío.

• “La Biblia afirma que existe una sola Ley. Lo que existe, en verdad, son preceptos morales, preceptos

ceremoniales, y preceptos civiles. Es llamada Ley de Dios, porque tuvo origen en Él. Ley de Moisés,

porque fue Moisés el legislador que Dios escogió para promulgar la Ley en el Sinaí. Los preceptos, tan-

to del Decálogo como los fuera de el, son llamados alternadamente Ley de Dios o del Señor y Ley de

Moisés (Luc. 2:22 y 23; Heb. 10:28). Son, por lo tanto, sinónimos y, por eso no hay distinción alguna

(Neh. 8:1, 2, 8,18). – Pr. A. Gilberto (teólogo Asambleano)Lecciones Bíblicas Jóvenes y Adultos, Casa

Publicadora de las Asambleas de Dios, 2º trim/97, pág. 45.

• “Algunas personas dan énfasis entre mandamientos ‘morales’ y mandamientos ‘ceremoniales’ . Las

exigencias ‘morales’ son aquellas que en sí mismas son justas y nunca pueden ser abrogadas. Por el

contrario, las leyes ‘ceremoniales’ son aquellas sobre observancias, sobre el cumplimiento de ciertos ri-

tos, por ejemplo: los mandamientos acerca de los holocaustos y el incienso... Las leyes ‘ceremoniales’

pueden ser abrogadas en el cambio de dispensación, pero no las leyes ‘morales’. Es cierto que existe tal

distinción. – Pastor O. S. Boyer (teólogo Asambleano) – Marcos: El Evangelio del Señor, pág. 38-39.

LA LEY Y EL PECADO.-

“Cuando los judíos rechazaron a Cristo, rechazaron la base de su fe. Y, por otro lado, el mundo cris-

tiano de hoy, que tiene la pretensión de tener fe en Cristo, más rechaza la Ley de Dios, comete un error

semejante al de los engañados judíos. Los que profesan apegarse a Cristo, polarizando en Él sus espe-

ranzas, al mismo tiempo que desprecian la Ley Moral y las profecías, no están en posición más segura

que los judíos incrédulos. No pueden llamar inteligentemente los pecadores al arrepentimiento, pues

Pág. 59

son incapaces de explicar debidamente de qué se deben arrepentir. El pecador, al ser exhortado a aban-

donar sus pecados, tiene el derecho de preguntar: ¿Qué es pecado? Los que respetan la Ley de Dios

pueden responder: Pecado es la transgresión de la Ley (1 Juan 3:4). En confirmación de esto, el apóstol

Pablo dice: “...Yo no conocería el pecado, si no fuese por la Ley...” (Rom. 7:7). – Mensajes Selectos,

vol. 1, pág. 229, E. G. White. Énfasis míos.

¿QUÉ ES ABROGAR LA LEY?

Ahora que sabemos cual es la ley que fue abolida por Cristo, nos caída saber la finalidad de la Ley Mo-

ral, de los Diez Mandamientos. Antes, sin embargo, déjeme explicarle lo que es cumplir la ley, porque

muchos piensan que, por haber dicho Jesús: “Yo vine a cumplir la ley”, Él la canceló.

Tomemos, por ejemplo, una cosa simple, como una placa de contra el tránsito. Esta placa, hecha por la

Municipalidad, consiste de un círculo rojo con una franja blanca atravezándola. En cualquier país del

mundo esta placa indica que es prohibido al auto seguir por la calle donde ella esté. Pues bien, entonces

el conductor va guiando su auto y de repente ve delante de él tal placa. Si se devuelve, o dobla a la iz-

quierda o a la derecha, el está cumpliendo la “ley” representada por aquella placa que le prohibió seguir

por aquella calle. Entonces, cumplir es obedecer aquel reglamento. Como se ve, el cumplir no fue hacer

nulo ni cancelar aquel dispositivo que le prohibía seguir adelante.

De la misma forma, el pedestre que va a atravesar una calle, se coloca entonces en la vereda, y espera

que el semáforo esté rojo para los autos; cuando esto ocurre, se prende la luz verde para que él atraviese

tranquilamente la calle. La “ley” es representada allí por la señal roja para los autos y por la señal verde

para él. Si el auto para cuando tiene luz roja, el conductor está cumpliendo aquel reglamento, la ley del

tránsito; y, si la persona atraviesa cuando la luz está verde para ella, de la misma manera está cumplien-

do el requisito legal que determina estas normas.

Ahora pregunto: ¿Cumplir es cancelar, inutilizar, acabar? ¡Ciertamente usted responderá que no! Cum-

plir entonces es obedecer, en este caso, los estatutos de la Municipalidad. De la misma manera, cual-

quier prohibición legal, obedecida, es cumplida, por quien la obedece.

Esto sucede con los gobiernos, industrias, comercios, escuelas, universidades, que tienen reglamentos y

leyes. Cualquier ciudadano brasileño que es fiel en sus obligaciones en el pago de sus impuestos, y que

cumple las normas y leyes establecidas para nuestro bien estar, está libre de su condenación; pero, ape-

nas las transgrede, caída sujeto a sus penalidades.

Recientemente, en un programa radiofónico de mucha audiencia en Río de Janeiro, un abogado dijo:

“La ley cumplida, protege; la ley transgredida, condena”. ¡Qué bella verdad dijo un hombre que ni es

evangélico!

De la misma manera ocurre con la Ley de Dios. Aún cuando no diésemos ninguna explicación, sería

ilógico pensar que Jesús “canceló”, “acabó” con Su propia ley. Primero, porque ella es eterna, como es

eterno nuestro grande Dios. Sobretodo es el fundamento de Su gobierno. Segundo, por ella será juzgada

toda criatura, conforme las palabras de Santiago 2:12: “Así hablad, y así proceded, como debiendo ser

juzgados por la ley de la libertad”. Tercero, ella es tan importante y útil que está guardada en el Cielo.

Observe: “Y se abrió en el Cielo el templo de Dios, y el arca de Su concierto fue vista en Su templo...”

(Apoc. 11:19). Por lo tanto, están en el Cielo, dentro del arca, los originales de la santa Ley de Dios, es-

critos por Su propio dedo. Esto es muy significativo, hermano. Quiera leer: Éxo. 31:18; Deut. 10:5.

Pues bien, la finalidad de la Ley de Dios es apuntar, mostrar el pecado. La ley es el espejo espiritual del

cristiano. Si usted está con el rostro sucio, el espejo le muestra la suciedad y, entonces, ¿qué hace? Se

lava, ¿no es verdad? El mismo papel desempeña la Ley de Dios; ella muestra donde está la suciedad en

la vida del hombre. Cuando eso ocurre, la suciedad, esto es, el pecado, precisa ser removido.

Se dice mucho que estamos debajo de la Gracia. Que la Gracia canceló la ley, etc. Sin embargo, afirmo,

con base en las Escrituras Sagradas, que la ley jamás puede ser abolida, porque si tal cosa aconteciese

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no habría necesidad de la Gracia. Si, Gracia es un favor inmerecido. Es extendida al hombre para justi-

ficarlo de su pecado, cuando él expresa fe en el sacrificio de Jesús.

– ¿Qué es pecado? Preguntó Billy Graham, cuando estuvo en su campaña evangelística en Río de Janei-

ro en su folleto intitulado: “¿Qué importancia le da usted a Dios?” Él mismo responde: “Pecado es la

quiebra de la Ley Moral... Porque todos nosotros hemos quebrado los Diez Mandamientos...” Él está

correctísimo, porque la Biblia revela tal verdad con estas palabras: “Cualquiera que comete pecado,

también transgrede la Ley, porque el pecado es la transgresión de la Ley” (1 Juan 3:4 – Edición revisada

y actualizada). Esta es la más clara y divina definición de pecado.

No se olvide: la ley funciona como un espejo. Cualquier pecado en la vida del hombre es apuntado por

ella, e inmediatamente ella lo acusa, restándole al hombre una única salida para librarse de su incómoda

penalidad: recurrir a la Gracia de Dios, que es la aceptación del sacrificio de Jesús para su vida.

Por consiguiente, para haber Gracia, necesario es que haya pecado. Y para saber se hay pecado, preciso

es que exista un código que lo identifique. Por favor, hermano, preste la máxima atención a este silo-

gismo:

Romanos 4:15; 5:13 = “Porque donde no hay ley también no hay pecado... pero el pecado no es impu-

tado no habiendo ley”.

Así que, si alguien predica que la Ley de Dios fue abolida, forzosamente las personas tendrán que creer

también que no existe pecado, y si así es, todos son justos, y todos se salvarán, posean o no fe en Cristo,

hayan o no nacido de nuevo, sin la manifestación de la Gracia.

Si, porque Dios no puede condenar ni destruir aquellos que no pecaron. Aceptándose que la Ley Moral

fue abolida por Cristo, no hay más necesidad de fe y mucho menos angustiarse por causa de una perdi-

ción eterna, en llamas crepitantes, en el Juicio Final. Ahora observe lo que dice el evangelista:

Mateo 1:21 = “Y dará a luz un hijo y Su nombre será Jesús; porque Él salvará Su pueblo de sus peca-

dos”.

Entonces, ¿cómo es eso? Jesús nació para salvar hombres del pecado?

Pablo afirma que, “...Si no hay ley, también no hay pecado...” (Rom. 5: 13). Y si hoy en día se alega

que la ley fue abolida, el raciocinio lógico es que, si no hay pecado (en virtud del cancelamiento de la

Ley de Dios), no puede haber salvación, pues ella es la consecuencia de la conversión del pecador. Si

todos, sin embargo, son justos (pues no hay una ley que apunte y muestre pecados), ¿para qué salva-

ción?

Ahora, si no hay salvación, ¿qué necesidad tenemos de Jesús? Se concluye por la palabra de los que

apoyan la tesis de la abolición de la Ley de Dios que – informa el apóstol Pablo – “no hay pecado”. No

habiendo pecado, decimos nosotros, todos se salvarán, y el sacrificio de Jesús fue en vano, inútil y des-

necesario, y es eso lo que Satanás desea, llevando los hombres a pensar que la Ley de Dios fue abolida.

Le digo hermano, apoyado en la Biblia, la Ley Moral de Dios existirá siempre, mientras haya pecado.

Permanecerá ella como la expresa voluntad de Dios para con el hombre. Ella acusará siempre todo

aquel que cometa pecado.

Sepa, mi hermano, cuando se afirma que estamos libres de la ley, esto es, de su penalidad, fácil es saber

si es verdad. Cumpliendo los Diez Mandamientos en su vida, la ley no lo acusará. Es como estar delan-

te del espejo, y este muestra su rostro completamente limpio. Pero, aún libre de la condenación de la

Ley de Dios, por la justificación del sacrificio de Cristo, no quiere decir que el cristiano esté libre del

pecado; en cualquier tiempo que el cristiano vuelva a cometerlo, nuevamente la ley lo acusará, y así su-

cederá hasta la vuelta de Cristo, cuando entonces, y sólo entonces y para siempre, será eliminado el pe-

cado de esta Tierra. Después lea estos textos: 1 Juan 1:8,10. Juan 8:7.

Ahora escuche, amado hermano, ¿de qué sirve decirse justificado, salvo por la Gracia, y guardar apenas

nueve mandamientos, como es el caso de muchos, si la ley es compuesta de diez? Para estos hay una

dura palabra en la Biblia:

Pág. 61

Santiago 2:10 = “Porque cualquiera que guarde toda la ley, y tropiece en un sólo punto, se volvió cul-

pado de todos”.

Si la Biblia dice que “pecado es la transgresión de la ley”, por lo tanto, aún siendo apenas un manda-

miento quebrado, el pecado se vuelve patente en la vida del transgresor, pues para Dios el pecado no

tiene categoría ni tamaño. ¡Pecado es pecado! Escuche:

1 Juan 2:3-4 = “Y en esto sabemos que lo conocemos, si guardamos Sus mandamientos; aquel que dice:

Yo Lo conozco y no guarda Sus mandamientos, es mentiroso y en él no está la verdad”.

¿Percibe cómo es grave la situación? Mi amado, si a la luz de esta dura palabra, y si la Ley de Dios le

muestra alguna transgresión, lávese en la sangre de Jesús; sea fuerte, decídase. Pues la Biblia determi-

na:

Eclesiastés 12:13 = “De todo lo que se ha oído, el fin es: Teme a Dios y guarda Sus mandamientos,

porque éste es el deber de todo hombre”.

Jesús le dijo al joven rico: “... si quieres, sin embargo, entrar en la vida, guarda los mandamientos”

(Mat. 19:17).

Usted hermano, sólo tendrá absoluta certeza de que la ley no lo acusa, si está guardando los Diez Man-

damientos de que ella está compuesta. Esta es la única manera de certificarse de estar libre de su con-

denación.

Alguien podrá decir, como ya lo oí: “¡Eso es legalismo!” Yo responderé: “Eso es lo que dice la Biblia”,

y yo creo en ella. Otros dicen: “Nadie puede guardar toda la ley”. Así actúan, porque no depositan en

Dios sus debilidades, para de Él recibir fuerza. Eso dicen los que limitan el poder de Dios. Eso dicen

los cristianos de pequeña fe. Eso dicen los que no quieren ver los milagros de Dios.

Querido hermano, ¿quiere ser victorioso y fuerte para poder guardar la Ley de Dios? Lea Filipenses

4:13, Mateo 6:33, Isaías 49:15 y 16. Léalo varias veces. Ore. Y el Dios del Cielo lo bendecirá ricamen-

te. Si toma la decisión de ser fiel a Dios en esta parte de la Biblia, reclame de Dios Su bendición. ¡Glo-

ria a Dios! ¡Aleluya!

SANTIDAD EN EL SANTUARIO.-

Para el gentil – El campamento era santo

Para el israelita – El patio era santo

Para el sacerdote – El primer compartimiento era santo

Para el Sumo Sacerdote – El segundo compartimiento era santo

En el segundo compartimiento – El Arca era santa

En el Arca – La ley era santa

En la Ley – El cuarto mandamiento es santo (contiene la firma de Dios)

El gentil – Podía entrar en el campamento para hacer negocio, pero no podría pasar la noche

El pecador – Podía entrar en el patio sólo para llevar una ofrenda

El Sacerdote – Podía entrar en el Lugar Santo sólo en servicio

El Sumo Sacerdote – Podía entrar en el santuario, sólo en el Día de la Expiación

Hoy, sin embargo, todos pueden, en el Sábado, entrar en el Santuario para encontrarse con el Todo-

Poderoso. ¡Aleluya!

NB: Vea el cuadro de la pág. 92

Pág. 62

LO QUE USTED DEBE SABER SOBRE LA LEY CEREMONIAL.-

Cuando usted, hermano, repite las palabras de Juan: “... He ahí el Cordero de Dios que quita el pecado

del mundo” (Juan 1:29), bien puede desconocer sus raíces que, reportadas al pasado, alcanzan el Edén.

Esta expresión única y sublime proviene del centro de la Ley Ceremonial – el Sistema Provisorio judai-

co.

Después de la transgresión expresa a la voluntad del Creador, Adán experimentó, traumatizado, el im-

pacto de la muerte de un corderito, para que su piel le sirviese de abrigo. Aquel animalito a sus pies,

inerte, sin vida, era una escena dantesca jamás experimentada; huía a su percepción. Indagativo imagi-

na: ¿No vivirá más? ¿Por qué murió? Esos pensamientos deben haberlo perseguido por todo el tiempo

en que, abrigado con la piel de la indefensa víctima, protegía su cuerpo del frío nocturno. Para Adán, el

cordero muerto fue una experiencia amarga, pero comprendía ahora que la transgresión ocasiona la

muerte.

Si, las palabras divinas: “... en el día en que de ella comieres (árbol de la ciencia del bien y del mal)

ciertamente morirás” (Gén. 2:17), encuentran resonancia en los escondrijos de su alma. La muerte, des-

conocida para Adán, se transforma en un espectro terrible.

Por otro lado, Adán comprende también que el corderito muerto es un símbolo del Salvador que Dios

prometió enviar para rescatar al hombre de la maldición del pecado. La sangre que corría del indefenso

animal muerto prefiguraba la sangre inmaculada del Hijo de Dios, que un día moriría de brazos abiertos

en una cruz, como emblema eterno de victoria.

Con el pecado, se interrumpió temporariamente el relacionamiento íntimo que Adán y Eva entretenían

con el Señor “... por el cambio del día... ” (Gén. 3:8). El Cielo se distanció de la Tierra, y ésta, que de-

bería ser una extensión del Cielo, quedó separada de la familia celestial, por un gran abismo.

Entretanto, el amor de Dios no dejaría al hombre sólo, y, ya que personalmente no podría privarlo de Su

compañía, se manifestaría a Su pueblo de otra manera. De ahí que ordenó a Moisés: “Y Me harán un

santuario, y habitaré en medio de ellos” (Éxo. 25:8). Este santuario era comúnmente llamado de taber-

náculo. Era una tienda con paredes de madera, teniendo el forro cuatro camadas de materiales. Medía

6x18 m, y el patio 30x60 m. Era una casa móvil. Cuando fue construido, Israel caminaba por el desier-

to. Las tablas no eran clavadas una a la otra, sino que eran separadas y cada una de ellas estaba en pie

por medio de una base de plata. El patio era cercado con cortinas que pendían de pilares fijos en base de

cobre (Éxo. 38:9-20).

“El edificio entero, aún cuando era hermoso y magnífico en sus líneas, revelaba su naturaleza transito-

ria. Se destinaba a servir solamente hasta el tiempo en que Israel se estableciese en la Tierra Prometida

y un edificio de naturaleza más estable pudiese ser erigido”. – El Ritual del Santuario, M. L. Andreasen,

pág. 22.

Como de hecho sucedió más tarde, con el suntuoso Templo de Salomón, substituido por el de Zoroba-

bel y este por el de Herodes, que fue destruido en el año 70 d.C., en cumplimiento a la profecía de

Nuestro Señor (Mat. 24:2).

El tabernáculo poseía dos compartimientos, separados por una riquísima cortina, también llamada velo.

El primer compartimiento era mayor y se llamaba Lugar Santo, y tenía tres muebles: la mesa de los pa-

nes de la proposición, el castizal con 7 lámparas y el altar de incienso. El segundo compartimiento era

menor y se llamaba Lugar Santísimo. En él solamente existía un mueble – el Arca del Concierto. Era en

forma de caja y medía 1,00x0,60 m, más o menos. Su cobertura se llamaba propiciatorio. Sobre éste

habían dos querubines (ángeles) de oro en “obra batida”, habiendo uno de cada lado, cubriéndolo con

sus alas. Exactamente sobre el propiciatorio, Dios Se comunicaba con Sus hijos (Éxo. 25:22). Dentro

del arca estaban las dos tablas de piedra donde Dios había escrito, con Su propio dedo, los Diez Man-

damientos.

Pág. 63

En el patio que estaba delante existía una pía gigante, donde los sacerdotes se lavaban las manos y los

pies antes del servicio religioso. También quedaba en el patio el altar de los holocaustos. En este se

efectuaban todas las ofrendas sacrificiales. Medía más o menos, 3,00 x 3,00 m, con 1,50 m de altura y

todo cubierto de bronce (Éxo. 27:1).

Una vez listo el tabernáculo, fue establecido el sacerdocio, y, este recayó sobre la tribu de Leví, siendo

consagrados a este ministerio Aarón y sus hijos. Fue determinado el ceremonial, que consistía de ofren-

das quemadas, pacíficas, de manjares, por el pecado y por las culpas. Más el servicio diario, el holo-

causto de la mañana y de la tarde, ininterrupidamente; el día de la expiación y las fiestas de santas con-

vocaciones, que eran en número de siete, conforme encontradas en Levítico 23; y los días

en que caían, eran considerados sábados, por ser feriados religiosos revestidos de toda la solemnidad y

santidad del Sábado del séptimo día de la semana (Isaías 1:13 y 14; Oseas 2:11).

Estas fiestas eran: la pascua, y de ella sólo podía participar el israelita que entró para el judaísmo por el

ritual de la circuncisión. Fiesta de los panes ázimos, fiesta de las primicias (Pentecostés), memoria de la

jubilación (fiesta de las trompetas), día de la expiación, primer día de la fiesta de los tabernáculos y el

último día de esta fiesta.

Anexo a todo este ceremonial complejo y esplendoroso, estaba el ritual de la circuncisión que, de entre

todos, parece aquel al que más se apegaron los judíos.

En el primer compartimiento, ministraba el sacerdote, diariamente. En el Lugar Santísimo (2º compar-

timiento), ministraba apenas el sumo sacerdote, y una sola vez al año, en el día de la expiación, el Yom

Kippur (Yom Kippur – 10º día del 7º mes).

Así, querido hermano, resumiendo, le presenté este conjunto maravilloso de ceremonias y ordenanzas

establecidas por Dios, revestidas de un profundo significado y todas siendo sombra y figura del Mesías

Jesús y de Su obra expiatoria y redentora del hombre. (Lea Hebreos, capítulos 7-9).

Entre todas las ceremonias, destaco la más impresionante, bella y terrible por su significado, cuya exi-

gencia era el derramamiento de sangre. Se trata del Sistema Sacrificial. Era lo siguiente: Cuando algún

israelita pecase, él debería morir, pues así lo reclamaba la ley. Vea:

Ezequiel 18:20 = “... toda alma (persona) que pecar, esa morirá”.

Entre paréntesis, Dios permitía que el pecador trajese al templo una ofrenda (animal), por su pecado, el

cual se transformaría en un substituto y moriría en su lugar. El primer requisito del ritual del sacrificio

consistía en que el pecador colocase el animal sobre el altar en el patio (atrio) del tabernáculo, delante

del sacerdote, que colocase sus manos sobre la cabeza del animal, confesase su pecado y, después, con

sus propias manos, inmolase la indefensa víctima. Con eso, deseaba Dios inculcar en la mente de Su

pueblo que, el perdón sólo puede ser obtenido únicamente por la confesión e intercesión de la sangre.

También quería el Señor enseñar, a través de ese ritual marcante, la repulsión por el pecado. Quería

Dios que la aversión al pecado fuese tan grande que los hombres procurasen evitarlo.

“Ninguna persona normal tiene placer en matar un animal indefenso e inocente, y eso de modo especial

se comprende que es por causa de sus propios pecados que el animal debe morir”. – El Ritual del San-

tuario, M. L. Andreasen, pág. 43.

Esa era una de las grandes lecciones del Sistema Sacrificial: enseñarle al sacerdote y al pueblo en gene-

ral a aborrecer y a huir del pecado. Sin embargo, la mayor lección que el Señor deseaba imponer es que

un día el verdadero Cordero moriría por él y por nosotros: Jesús Cristo.

Bello, horrible e impresionante como era ese ritual, debería producir en los participantes el arrepenti-

miento y la tristeza por el pecado, hecho que, lamentablemente, se hizo raro.

Ese Sistema Sacrificial era, para los judíos, su evangelio. Evangelio que profetizaba claramente el ad-

vento del “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Juan 1:29.

Positivamente, a las 15:00 horas de un viernes, hace 20 siglos, Jesús, pendiendo de la cruz, exclama en-

tre gritos lacerantes: “... Está consumado...” (Juan 19:30). Moría para dar vida a miles que en Él creen.

Pág. 64

Milagrosamente se rasga el velo del templo que separaba el Lugar Santo del Santísimo, de alto abajo

(Luc. 23:45); el corderito que estaba amarrado sobre el altar para el sacrificio de la tarde se suelta, por

manos invisibles, y huye, dejando al sacerdote espantado, mientras allá, en el Gólgota, el centurión ro-

mano exclama: “...Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios” (Mar. 15:39). Toda la naturaleza

demuestra repulsión por el cuadro pavoroso. El Sol retiró su luz, los elementos entraron en conmoción,

provocando extraños terremotos. El viento silbaba furiosamente. Era el Creador que moría.

Así, amado hermano, llegó al fin la Ley Ceremonial, clavada allí en aquella cruz sangrienta. Todo aquel

sistema ritualístico que prefiguraba este inolvidable acontecimiento del Calvario cesaba, volviéndose

obsoleto, porque Jesús vino, murió y venció, y de eso certifica Pablo al declarar:

Colosenses 2:14 = “Habiendo borrado la cédula que era contra nosotros en sus ordenanzas, la cual de

alguna manera nos era contraria, y la sacó de en medio de nosotros, clavándola en la cruz”.

Efésios 2:15 = “En Su carne deshizo la enemistad, esto es, la ley de los mandamientos, que consistía en

ordenanzas...”

Así como las profesoras enseñan a los niños con figuras y franelógrafos, el Señor Dios expuso el gran

Plano de la Redención a través del santuario y sus símbolos. Los panes de la proposición significaban

que “Jesús es el pan de la vida” (Juan 6:48).

El candelabro con 7 lámparas prendidas significaba que “Jesús es la luz del mundo” (Juan 8:12). El in-

cienso quemado en el altar, su humo simbolizaba los méritos de Cristo.

La función de sacerdote sería desempeñada por Jesús al ascender al Cielo, y la de Sumo Sacerdote des-

pués del año 1844, cuando comenzó la purificación del santuario celestial (Heb. 4:14).

Si hermano, estos detalles revelan el glorioso Plano de Redención de la raza humana. El salmista tiene

razón al afirmar:

“Tu camino oh, Dios, está en el Santuario...”. Salmo 77:13.

LA VERDAD SOBRE EL CAMBIO DE LA LEY MORAL.-

Hace aproximadamente dos milenios atrás, explotó en el espacio, por la boca de Pilatos delante de Je-

sús, la milenar pregunta registrada en Juan 18:37 y 38: “... ¿qué es la verdad?”. Pilatos quiso saber lo

que es la verdad, estando delante de ella, y sin embargo, no le hizo caso. La búsqueda de la verdad es la

tónica de esta generación desencontrada. Churchill dijo en cierta ocasión: “De vez en cuando los hom-

bres tropiezan en la verdad y rápidamente se levantan, como si nada hubiese pasado”.

El profeta Isaías, a través de la inspiración divina, dice que, “... la verdad anda tropezando por las calles

...” (Isa. 59:14 y 15). La búsqueda de la verdad que hacen hoy los que dicen quererla, es hecha apenas

parcialmente. La verdad está al alcance de todos y son muchos los que pasan por ella, no haciendo nin-

gún esfuerzo por obedecerla. Cierran el corazón, oídos y ojos. Rechazan así la oportunidad de descubrir

lo que es la Verdad. Es necesario encontrar la verdad, y Jesús asegura:

Juan 8:32 = “Y conoceréis la verdad y la verdad os libertará”.

Se concluye entonces que, si la verdad liberta, el hombre efectivamente está preso. Y, ¿preso a qué? Al

pecado, a los vicios, errores, a la ignorancia, preso a alguna religión por tradición, sentimentalismo,

obligación o camaradería.

La verdad de cada uno asume proporciones grandiosas cuando entran en choque con otras verdades.

Son las verdades particulares de cada uno. Y son defendidas con todo ardor. Y existen aún los que se

sacrifican para defender la verdad que aceptaron. De ahí la gran necesidad de encontrar la verdad que

sólo Dios tiene y puede santificar, libertar, traer paz, felicidad y salvación.

Es común oír cristianos, de las más variadas Iglesias Evangélicas, defender fervorosamente la idea de

que posen la verdad, lo que en parte es aceptable. Así se levantan todos a una sola voz y grita: “¡Noso-

tros estamos con la verdad!” No lo dudo, porque Jesús Cristo es la verdad. Dios es la verdad. La Biblia

Pág. 65

es la verdad. Y quien se fundamenta en estas verdades puede enunciar poseerlas. Pero ... , pregunto: ¿Es

solamente eso la verdad de Dios? ¿Qué es la verdad para Dios?

Antes de continuar, hermano, raciocine conmigo: ¿Qué es una casa? Ciertamente, para ser una casa, es

preciso que tenga: piso, paredes, techo, compartimientos, etc... Habiendo apenas paredes y piso, no se

puede decir que sea una casa. Lo máximo que se puede admitir es ser una casa incompleta.

Un árbol también, para ser considerado como tal, tendrá que tener raíces, tronco, hojas, etc. Teniendo

apenas raíces y un tronco quebrado o cortado no es en sí mismo un árbol, sino un pedazo de árbol. Así,

hermano, la verdad que Dios desea que el hombre encuentre es un conjunto de verdades que en sí for-

man la verdad pura y cristalina que restaura, liberta, santifica y salva. Y, esta verdad completa, es pre-

sentada por la Biblia como siendo un conjunto de cinco partes, que forman, por lo tanto, la verdad total

de Dios.

Primera – Dios es la verdad (Isa. 65:16).

Segunda – Jesús Cristo es la verdad (Juan 14:6).

Tercera – El Espíritu Santo es la verdad (Juan 16:13).

Cuarta – La Biblia es la verdad (Juan 17:17).

Si usted hermano, tiene, cree y vive estas verdades, está en el camino, pero... aún le falta alguna cosa, y

esta es la:

Quinta – La Ley de Dios es la verdad (Sal. 119:142).

He aquí, amado, la verdad completa, presentada por la santa Biblia. Pero, lamentablemente, una verdad

de este conjunto glorioso está siendo despreciada. Una de estas verdades santificadoras fue lanzada por

tierra (Dan. 8:12), y pocos son los que la han levantado, reconduciéndola a su debido lugar.

La Ley de Dios de los Diez Mandamientos ha sido ridicularizada y desdeñada, y eso para alegría de to-

dos los demonios. El profeta Daniel, casi 600 años antes de Jesús nacer, profetizó esta atrocidad di-

ciendo:

Daniel 7:25 = “Y proferirá palabras contra el Altísimo, y destruirá los santos del Altísimo y cuidará en

cambiar los tiempos y la Ley...”

Si, la Ley de Dios fue alterada, arrancaron de ella el Sábado y colocaron en su lugar un día espurio, ex-

traño a la Palabra de Dios. Todas las disculpas y suposiciones pueden ser levantadas para la defensa del

cancelamiento del Sábado como día santificado de guarda, sin embargo, quedará patente, siempre y

eternamente, que fue cancelado por el hombre y no por Dios.

Si, lo digo otra vez, una de estas verdades ha sido lanzada al piso, y de eso los cristianos sinceros y lea-

les tienen que concientizarse. Dios espera que nos levantemos en favor de Su santa Ley.

Querido hermano, nada existe más precioso que andar en la luz. Cuando eso ocurre, huyen las dudas y

la intranquilidad. La verdad brota cuando es expuesta y es sometida al cierne de las Escrituras. Y ella

sólo dejará de ser una teoría para el cristiano, cuando éste, humildemente, al descubrirla, decide obser-

varla, aún cuando sea perseguido o azotado. El cristiano que se prepara para el Cielo no se intimida ni

se avergüenza de tomar decisiones firmes al lado de la verdad global de Dios.

Muchos hoy, sin darse cuenta, enseñan que no importa lo que se crea, desde que sea sincero. Este es un

pensamiento criminoso que no tiene base escriturística. Nadie será salvo, creyendo en una mentira,

aunque lo haga con toda la sinceridad de su corazón.

En tiempos de ignorancia (desconocimiento de la verdad divina) Dios tolera lo que, de otro modo, sería

pecado, pero, llegando la luz, la voluntad de Dios caída expuesta claramente, y hay peligro en obedecer-

la por la mitad, y quien lo afirma es Jesús, escuche:

Pág. 66

Juan 15:22 = “Si Yo no hubiese venido, ni les hubiese hablado, no tendrían pecado, pero ahora no tie-

nen disculpa de su pecado”.

El conjunto global que compone la verdad completa de Dios fue fragmentado, modificado, y eso no es

novedad para los cristianos que conocen las profecías de la Biblia, porque está escrito en el libro del

profeta Daniel, con claridad meridiana, que tal hecho se daría:

Daniel 8:12 = “...y lanzó la verdad por tierra, hizo eso y prosperó”.

Vea usted, hermano, que tal declaración merece crédito, primero porque es bíblica; segundo, porque es

confirmada por la historia universal. Observe:

En el año 31 d.C. fue la muerte de Jesús, y en esta época, la Verdad completa de Dios estaba en pie, o

sea, no había sido aún “lanzada por tierra”.

En el año 58 d.C., la Iglesia Apostólica mantenía aún en pie esta verdad sacrosanta, aún cuando Pablo

advirtiese proféticamente lo siguiente:

Hechos 20: 29-30 = “Porque yo se esto, que, después de mi partida, entrarán en medio de vosotros lo-

bos crueles, que no perdonarán al rebaño; y que de entre vosotros mismos se levantarán hombres que

hablarán cosas perversas, para atraer a los discípulos a ellos”.

En el año 62 d.C., aún continuaba en pie la verdad, y en este año Pablo asevera con todo celo, instru-

yendo a los discípulos que alguien se atrevería contra la verdad de Dios para lanzarla por tierra. Note:

2 Tesalonicenses 2:3-4 = “Nadie de manera alguna os engañe, porque no será así sin que antes venga la

apostasía, y se manifieste el hombre del pecado, el hijo de la perdición; el cual se opone, y se levanta

contra todo lo que se llama Dios, o se adora; de suerte que se sentará, como Dios, en el templo de Dios,

queriendo parecer Dios”.

En el año 100 d.C., la verdad aún continuaba en pie. Fue por vuelta de este año que murió Juan, el últi-

mo de los apóstoles, otro defensor intransigente de la verdad completa.

La verdad global de Dios va avanzando intacta por los años, apesar de la apostasía del 2º y 3º siglo. A

partir, sin embargo, del 4º siglo, el cumplimiento de las profecías de Daniel y Pablo se van a cumplir.

Ponga atención.

En la primera parte del siglo 4º, el emperador romano Constantino dice que se convirtió al cristianismo,

pero eso no pasó de una maniobra política, con intereses personales, porque (dicen), de hecho, su cora-

zón permaneció pagano. En el año 321, exactamente el 7 de Marzo, Constantino, el Grande, lanza el

siguiente edicto:

“Que los Jueces y el pueblo de las ciudades, así como los comerciantes, reposen en el venerable día del

Sol; a los moradores de los campos, sin embargo, concédase atender libre y desembarazadamente a los

cuidados de su trabajo, ya que sucede frecuentemente que no hay día más adecuado para sembrar y para

plantar las viñas, por lo que no conviene dejar pasar la ocasión oportuna y privar a la gente de las provi-

siones deparadas por el Cielo”.

Corpus Juris Civillis Cord. Liv. 3, Tit. 12,3 . El original se encuentra en la Biblioteca de Harward-

College (Univ. Libre de Cambridge, EUA).

Esta fue la primera ley original del domingo en la Tierra y modelo de todas las leyes dominicales que se

seguirían. Este edicto unió la Iglesia Cristiana y el Estado Romano. Se fundían así el poder político y el

religioso. Estaba abierto el camino para el fraude. La verdad global de Dios comienza a estar en peligro,

y el domingo inicia su escalada para engañar la cristiandad, tomando el lugar del santo Sábado del Se-

ñor.

Había cristianos, sin embargo, que guardaban el Sábado y el domingo paralelamente. Así satisfacían a

“griegos y troyanos”, y otros, para salvar el pellejo, obedecían al emperador que, dando libertad a sus

planos, revelando celo y temor que el pueblo viniese a adorar dioses paganos (?), trajo para dentro de la

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Iglesia Cristiana imágenes de la virgen María, de Cristo y de los apóstoles. “Los días de fiesta de los

paganos fueron dedicados al servicio de Dios”. Entre estos, el destaque era para el “dios Sol”, que, del

día de domingo se hizo señor, haciéndolo santo y reverenciado por la cristiandad hasta hoy.

Los antiguos antepasados de la humanidad adoraban el Sol en el primer día de la semana. El dios Sol,

era como lo llamaban. Egipto, fue, en la antigüedad, el foco central de adoración al Sol, que recibió el

nombre de Amon-Rá.

Los griegos y romanos también adoraban el Sol – el dios Mitra, en el primer día de la semana. Los ba-

bilonios dedicaban el primer día de la semana al culto del Sol. En el año 274 a.C., el emperador Aure-

liano también “adoptó el culto del Sol como la religión oficial del Imperio Romano”, del cual Constan-

tino también era adorador. El primer día de la semana fue así dedicado al culto del sol – Sol Invicto,

que por eso era llamado en Latín dies solis – día del Sol. El vocablo inglés para domingo es SUNDAY

y quiere decir: Día del Sol (lo mismo sucede en Alemán: Sontag).

No hay dudas que la observancia del domingo como día santo tiene sus raíces y orígenes en el paganis-

mo. Lea como famosas Enciclopedias confirman esto. En el artículo domingo, dicen:

“La más antigua documentación de la observancia del domingo como imposición legal es el edicto de

Constantino, en 321 d.C., que decreta que las cortes de justicia, los habitantes de las ciudades y el co-

mercio en general, debiesen reposar en el domingo (venerabili die solis), exceptuandose apenas los que

se empeñaban en trabajos agrícolas”. – Enciclopedia Británica, Novena Edición.

“Constantino, el grande, hizo una ley para todo el Imperio (321 d.C.), estableciendo que el domingo

fuese observado como día de reposo en todas las ciudades y villas; pero permitiendo que los campesi-

nos prosiguiesen en sus trabajos”. – Enciclopedia Americana.

Con su permiso, abro un paréntesis especial para decirle que el propio Cardenal Gibbons, primaz de la

Iglesia Católica Romana en los Estados Unidos, afirmó:

“Podréis leer la Biblia del Génesis al Apocalipsis y no encontraréis una única línea que autorice la san-

tificación del domingo. Las Escrituras ordenan la observancia del Sábado, día que nosotros nunca santi-

ficamos.” – Faith of our Fathers, pág. 89. Énfasis míos.

Finalmente hermano, en el Concilio de Laodicéa, en el año 364 d.C., la Iglesia Romana transfirió defi-

nitivamente la solemnidad del Sábado para el domingo, ahora como día santificado y obligatorio para

todos los cristianos. Está por lo tanto cumplida la profecía (Dan. 8:12; 7:25). He aquí el referido decre-

to:

“Los cristianos no deben judaizar (guardar el Sábado), o estar ociosos en el Sábado, sino trabajando en

ese día; el día del Señor (domingo), sin embargo, honrarán especialmente, y como cristianos no deben,

si es posible, hacer cualquier trabajo en él. Si, sin embargo, fueren sorprendidos judaizando, serán sepa-

rados de Cristo”. – Cánon 29 del Concilio de Laodicéa.

La verdad fue así lanzada por tierra. Esto es: la Ley de Dios, escrita por Su propio dedo, dos veces, en

tablas de piedra, fue alterada por el hombre y hoy son millones los que aceptan esa infeliz modificación.

El poder profetizado por Pablo en 2 Tesalonicenses 2:3-4, modificó los Diez Mandamientos a su bello

placer. Como quiso, alteró, cambió, retiró, mudó, transfirió, “hizo y deshizo” con la única parte de la

Biblia que Dios no permitió al hombre escribir; y los cristianos, que deberían posicionarse contra eso,

aceptaron, en parte, este crimen cometido contra la Ley de Dios. Ahora, aceptar una parte, también es

una contribución para la destrucción del todo (Santiago 2:10).

Vea, a seguir, las dos leyes y, sienta cómo el hombre se colocó sobre Dios, y después decida. Se está

correcto, acepte la ley mayor... la de Dios. ¡Prepárese!

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La Ley de DIOS

Falsificada por el Hombre

La Legítima LEY de DIOS

Éxodo 20:3-27

I - Amar a Dios sobre todas las cosas I - No tendrás otros dioses delante de Mi.

II - No tomar Su santo nombre en vano II - No harás para ti imágenes de escultura, ni alguna se-

mejanza de lo que hay encima en los Cielos, ni abajo en la

Tierra. No te encorvarás a ellas ni las servirás; porque Yo

el Señor tu Dios, soy Dios celoso, que visito la maldad de

los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación

de aquellos que Me aborrecen, y hago misericordia en mi-

les a los que Me aman y guardan Mis mandamientos.

III - Guardar domingos y fiestas III - No tomarás el Nombre del Señor tu Dios en vano;

porque el Señor no tendrá por inocente al que tome Su

Nombre en vano.

IV - Honrar padre y madre IV - Acuérdate del día de Sábado para santificarlo. Seis

días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es

el Sábado del Señor tu Dios; no harás ninguna obra, ni tu,

ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal,

ni tu extranjero, que está dentro de tus puertas. Porque en

seis días hizo el Señor los Cielos y la Tierra, el mar y todo

lo que en ellos hay, y al séptimo día descansó; por lo tanto

bendijo el Señor el día Sábado y lo santificó.

V - No matar V - Honra tu padre y tu madre, para que se prolonguen

tus días en la Tierra que el Señor tu Dios te da.

VI - No pecar contra la castidad VI - No matarás.

VII - No hurtar VII - No adulterarás.

VIII - No levantar falso testimonio VIII - No hurtarás.

IX - No desear la mujer del prójimo IX - No dirás falso testimonio contra tu prójimo.

X - No codiciar las cosas ajenas X - No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la

mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey,

ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

– 46 Palabras — 267 Palabras

Conforme el Segundo Catecismo de la

Doctrina Cristiana, pág. 9, Edición Ofi-

cial, 1930.

Suprimiendo el segundo mandamiento, quedaron nueve;

para completar los diez, se dividió el décimo en dos. Fue

cambiado el Sábado por el domingo, se modificó el pri-

mer mandamiento, para que ayudase con la retirada del

segundo. ¡Qué fantástico cumplimiento profético!

Daniel 8:12; Daniel 7:25; 2 Tesalonicenses 2:3 y 4.

¿Será que este poder religioso, que engañó a los cristianos, se cree mayor que el Rey? Creyó que Dios

debería ser sucinto, o Se hizo multiplicador de palabras? ¡Increíble!

DIOS ES SU LEY ES

Santo = Lev. 19:2 Santa = Rom. 7:12

Justo = Sal. 145:17 Justa = Rom. 7:12; Sal. 119:172

Bueno = Sal. 34:8 Buena = Rom. 7:12 y 16

Eterno = Isa. 40:28 Eterna = Sal. 119:144; Mat. 5:18

Inmutable = Santiago 1:17; Mal. 3:6 Inmutable = Sal. 89:34

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OBSERVACIONES:

Profecía de que la ley de Dios sería cambiada = Dan. 7:25

El transgresor de la Ley de Dios, consciente, hasta su oración es abominable = Prov. 28:9

¿Quién será justificado? ¿Los que oyen o los que practican (guardan) la ley? = Rom. 2:13

Requisito básico para quien pretende enseñar la verdad = Isa. 8:20

Los himnos 138 y 468 del Cantor Cristiano hablan de la Ley de Dios (Éxo. 20:3-17)

CURIOSIDAD:

La Primera Iglesia Bautista de Niterói (RJ), distribuyó recientemente el folleto “Los Diez Mandamien-

tos”, debidamente timbrado (guardo en mi archivo un ejemplar). Consideremos:

Distribuir tal literatura, aún más con el timbre de la iglesia, con el día y la hora del culto, es señal con-

tundente de que aquel mensaje es correcto, y es lo que la iglesia desea para quien irá a recibirlo. Ahora,

imaginemos que alguien recibe una de estas invitaciones, y va al culto. Por fin, ve que aquella iglesia,

apesar de distribuir una literatura donde realza la vigencia y santidad del Sábado bíblico, como lo con-

firma el folleto, al decir al pie de la página: “Esta selección bíblica es parte de las Escrituras Sagradas –

Éxodo 20:1-17”. Sin embargo, ¡la Iglesia Bautista guarda el domingo! Cómo decirle eso a los visitan-

tes?

Si la iglesia dice que el referido folleto está errado, caerá en contradicción, pues entonces estaría dando

un mensaje errado. Si afirma que el Sábado fue cambiado por cualquier motivo, la contradicción conti-

nua, pues no existe ningún pasaje en la Biblia que consigne tal modificación.

Entonces, ¿qué dirá la iglesia? ¿Que la ley fue abolida? ¿Pero cómo? Distribuir literatura cuyo mensaje

está anulado, y aún con el timbre indicativo del día y la hora del culto?

¡El Sábado no fue cancelado, ni abolido! La ley, si, fue alterada, y los evangélicos saben eso, pero no se

deciden a tomar una posición definida en favor del Autor de la ley. ¡Que no sea así con usted, hermano!

(Lea algo interesante en la pág. 137).

SÓLO RECORDANDO:

¿Qué es pecado? – Respuesta: “Transgresión de la Ley de Dios” (1 Juan 3:4 – Versión Revisada y Ac-

tualizada).

Dicen que Jesús abolió la Ley de Dios. – Pablo sin embargo dice: “... donde no hay ley, no existe peca-

do” (Rom. 4:15; 5:13).

La Biblia dice que Jesús salvará al pueblo de sus pecados (Mat. 1:21). – Sin embargo, si la ley está abo-

lida, el pecado desaparece; sin pecado, todos son justos, no hay entonces necesidad de salvación. No

habiendo salvación, Jesús para nada vale, y Su sacrificio fue en vano. ¡¿Ve el engaño satánico?!

Que los cristianos levanten el estandarte ensangrentado del Hijo de Dios, posicionándose al lado de Su

santa Ley, con coraje y bravura.

PARA FIJAR

Solamente tres cosas hizo Dios con Sus propias manos:

Al hombre (Gén. 2:7), a la mujer (Gén. 2:21), y la Ley Moral (Éxo. 31:18).

Cuando el hombre pecó, Jesús murió en su lugar, para satisfacer la exigencia de la ley, probando la

eternidad de este código moral de conducta. Nada lo puede cambiar. Nadie lo puede alterar. Dios lo hi-

zo para dirigir y proteger al hombre, y eso para siempre (Isa. 66:22-23; Mat. 5:17-18).

“Nuestro amor a Dios encuentra su manifestación en la observancia a los mandamientos de Dios...

Obediencia a los mandamientos de Dios en imitación de Cristo... Así siendo, él (el apóstol Juan) ordena

a los hombres que den prueba de su conocimiento de Dios. Para saber si tienen o no el conocimiento de

Dios, la prueba es simple: ¿guardan los mandamientos de Dios?” – Pr. Myer Pearlman (teólogo Asam-

bleano), A través de la Biblia, págs. 344, 341. (refiriéndose a 1 Juan 2:2-6 y 5:2-3). Énfasis míos.

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Los hugonotes, albigenses y valdenses, que rehusaron vehementemente el cambio de la Ley de Dios,

guardaron el Sábado, más de mil años después que la Iglesia Romana lo cambió, pues estos pueblos

preservaron las Escrituras en su pureza original.

En Etiopía, en el Siglo XVII, el Sábado era observado como memorial de la creación.

“Los Diez Mandamientos son un código de principios, no de reglas y reglamentos, de ‘haga esto’ y ‘no

haga aquello’. Dios desea que esos principios se vuelvan los principios evidenciados en nuestro carác-

ter”. – Lección de la Escuela Sabática, Nº 7, 24/8/1984.

CONTRASTE ENTRE LAS DOS LEYES.-

LEY MORAL.-

1 – Proclamada por el propio Dios (Éxo. 20:1,22).

2 – Escrita por Dios (Éxo. 31:18; Deut. 9:10).

3 – Escrita en tablas de piedra (Éxo. 31:18).

4 – Entregada por Dios, Su escritor, a Moisés (Éxo. 31:18).

5 – Depositada por Moisés “dentro del arca” (Deut. 10:5).

6 – Tiene que ver con preceptos morales (Éxo. 20:3-17).

7 – Muestra el pecado (Rom. 7:7).

8 – Su quebrantamiento es pecado (1 Juan 3:4).

9 – Es preciso “guardar toda la ley” (Santiago 2:10).

10 – Porque “debemos ser juzgados” por esta ley (Santiago 2:12).

11 – El cristiano que guarda esta ley es bienaventurado (Santiago 1:25).

12 – “Ley perfecta de la libertad” (Santiago 1:25; compare con Santiago 2:12).

13 – Pablo tenía placer en esta ley (Rom. 7:22; compare con Rom. 5:7).

14 – Establecida por la fe en Cristo (Rom. 3:31).

15 – Cristo debía “engrandecer” la ley, y hacerla gloriosa (Isa. 42:21).

16 – “Sabemos que la ley es espiritual” (Rom. 7:14; compare con v. 7).

17 – Es establecida en la dispensación evangélica (Rom. 3:31).

18 – Es una ley eterna, inabrogable (Mat. 5:18).

19 – No puede ser cambiada (Luc. 16:17).

20 – Contiene un Sábado semanal (Éxo. 20:8-11).

21 – Contiene un Sábado que continuará, aun en la eternidad (Isa. 66:23).

“Nosotros no podemos comprender la salvación sin entender la Ley de Dios...Dios revela Su voluntad,

en lo referente al procedimiento del hombre, por medio de los mandamientos que le presenta... El pro-

pósito de la ley es hacer con que los hombres sientan su necesidad de Jesús Cristo y de Su evangelio de

perdón... Por la ley viene el conocimiento del pecado. Los hombres precisan buscar a Dios, recono-

ciéndose pecadores, o sea, criaturas que saben haber desobedecido la ley y el gobierno de Dios, reco-

nociéndose verdaderos enemigos del propio Dios por el desrespeto a Sus leyes”. – Pr. Harold J. Brokle,

( teólogo Asambleano), Prosperidad Por La Obediencia, págs. 14,15,16,17.

“Los mandamientos de Dios son cercas, por así decirlo, que le impiden al hombre entrar en territorio

peligroso y de esa manera sufrir perjuicio para su alma”. – Pr. Myer Pearlman (teólogo Asambleano),

Conociendo las Doctrinas de la Biblia, pág. 91.

“El Decálogo – el fundamento del pacto es lo más esencial de la ley, como también la condición para

vida y felicidad”. – Pr. Carlo Johansson (teólogo Asambleano) Síntesis Bíblica del Antiguo Testamen-

to, pág. 116.

Pág. 71

LEY CEREMONIAL.-

1 – Anunciada por Moisés (Éxo. 24:3).

2 – Escrita por Moisés (Éxo. 24:4; Deut. 31:19).

3 – Escrita en un libro (Éxo. 24:4,7; Deut. 31:24).

4 – Entregada por Moisés, su escritor, a los levitas (Deut. 31:25 y 26).

5 – Depositada por los levitas “fuera del arca” (Deut. 31:26).

6 – Trata con materia ceremonial y ritual (Lev. 23).

7 – Prescribe ofrendas para el pecado (Leer todo el libro de Lev.).

8 – No hay ningún pecado en quebrarla; fue abolida (Efé. 2:15; Col. 2:14).

9 – Los apóstoles no dieron órdenes para guardarla (Hechos 15:24).

10 – No seremos juzgados por esta ley (Col. 2:16).

11 – El cristiano que guarda esta ley no es bendecido (Gál. 5:1-6).

12 – El cristiano que guarda esta ley pierde la libertad (Gál. 5:1,3).

13 – Pablo la clasificó de yugo de esclavitud (Gál. 5:1 ver Hechos 15:10).

14 – Abolida por Cristo (Efé. 2:15).

15 – Cristo borró “la cédula que era contra nosotros...” (Col. 2:14).

16 – “Ley del mandamiento carnal” (Heb. 7:16).

17 – Fue abolida en la dispensación evangélica (Efé. 2:15).

18 – Se constituye en mera sombra de las cosas futuras (Heb. 10:1)

19 – Fue cambiada por necesidad (Heb. 7:12).

20 – Contenía Sábados anuales (Lev. 23:24, 27, 32, 39).

21 – Abrigaba sábados ceremoniales que cesaron en la cruz (Col. 2:14-17).

“Los Diez Mandamientos fueron escritos en tablas: una en relación a Dios y otra en relación al prójimo.

En la primera tabla están las directrices que nos enseñan a reverenciar a Dios y en la segunda a respetar

al prójimo. Son principios eternos de Dios, por lo tanto, inmutables”. – Pastor Fanini (Teólogo Bautis-

ta), Diez Pasos Para Una Vida Mejor, pág. 21.

“El hombre no puede entender verdaderamente la cruz de Cristo sin primero entender la Ley de Dios.

El pecado es la transgresión de la ley ... y esta declara que estamos bajo sentencia de condenación. El

hombre es un criminoso delante del tribunal de juicio de Dios... Cuando miramos para la cruz y vemos

a Cristo muriendo allí, somos amonestados por las Escrituras a vernos, no sólo perdonados por causa de

la sangre derramada, sino también condenados a la muerte con Cristo. Aquí la ley y la cruz combinan

en divina armonía. Tanto la ley como la cruz de Cristo condena a la muerte al viejo yo egoísta”. – Ha-

roldo J. Brokke, La Ley Es Santa, págs. 136-137.

¿CUÁNDO FUE “ENTERRADA” LA LEY CEREMONIAL?

Mateo 24: 2 = “... En verdad os digo que no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada”.

Mateo 24:15 = “Cuando pues veáis que la abominación de la desolación, de que habló el profeta Da-

niel, está en el lugar santo; quien lee, entienda”.

La profecía de Mateo 24 es impresionante. Al final, fue pronunciada por los santos labios del Señor Je-

sús. Fue el último sermón del Señor Jesús. Si usted quiere conocerlo en detalles, lea mi libro El Sexto

Milenio.

El último procurador romano de Judea (64-66 d.C.), fue Géssio Floro. Hombre malo e injusto, cometió

muchos abusos y crímenes en Jerusalén y en otras ciudades de la Palestina, haciendo nacer un tremendo

odio entre los judíos que se insurgieron contra él, creando grupos rebeldes y también criminosos. Roma

tendría que enviar ejércitos para combatir estos revoltosos. Y lo hizo. Sitiaron Jerusalén.

Pág. 72

El 07/11/66 d.C., el General romano Céstius Gallus, sin ninguna razón aparente, se retira de Jerusalén

con sus ejércitos. Era la señal que los discípulos, orando durante 35 años, esperaban (Mat. 24:15-21).

Los judíos fueron a la siga del ejército en fuga, atacándolo por la retaguardia y matando seis mil solda-

dos. Los cristianos entonces huyeron de Jerusalén para la ciudad de Perla, al otro lado del Jordán. No

fue ni Sábado ni invierno (Mateo 24:20). Estaban a salvo. Luego, Jerusalén cayó en poder de grupos fa-

náticos y extremistas, que, sin saberlo, estaban apresando la ruina total de la ciudad.

Nerón, Emperador romano, aborrecido con la derrota de Céstius Gallus, nombró a uno de sus mejores

generales, Vespasiano (Tito Flávio Vespasiano) que, con 60 mil hombres, mucho alimento, máquinas

de guerra (arietes y lanzadoras de piedras), se dirigió a la Tierra Santa.

En el año 70 d.C., el General romano Vespasiano, llegó resuelto a destruir Jerusalén sin piedad. Sin

embargo, recibió un comunicado que debería retornar para asumir el trono de Roma por la muerte de

Nerón. Tito (Tito Vespasiano Augusto), su hijo, asume el comando viniendo más tarde a ser uno de los

mayores Emperadores romanos. Tito marchó sobre Jerusalén, llegando allá en el mes de Abril del 70

d.C. Jerusalén fue retomada, por Tito, conforme informa el historiador judío, Flávio Josefo, en el día

08/09/70 d.C.

Tito pidió que preservasen el Templo, a todo costo. El diablo quería contradecir la profecía de Jesús:

“No quedará aquí, piedra sobre piedra que no sea derribada”.

Uno de sus soldados, sin embargo, lanzó una tea sobre una ventana del Templo, las cortinas se incen-

diaron y luego todo era fuego. El oro de las paredes, se derritió y se fue infiltrando entre las piedras.

Los soldados, entonces, movieron los bloques de piedra, para quedarse con aquella riqueza. Y así, las

palabras de Cristo se cumplieron hasta en los mínimos y precisos detalles. El precio pago por tanta into-

lerancia fue 1.100.000 judíos muertos, entre hombres, mujeres y niños.

Sesenta y cinco años después de esta destrucción y dispersión de la nación judaica, Bar Kochba, en el

año 135 d.C., organizó un movimiento para restablecer el ceremonialismo judaico. Inmediatamente

comenzó a reconstruir el Templo, pero el ejército romano sofocó la insurrección e interrumpió la obra.

Más tarde, en el 380 d.C., el Emperador Juliano, rebelándose contra el cristianismo, decidió reconstruir

el Templo para probar que la profecía de Jesús de que “no quedará aquí piedra sobre piedra”, no era

verdadera.

Prometió protección y riqueza a los judíos que lo ayudasen en la ejecución del proyecto. Sin embargo,

él no contaba con una sucesión de ocurrencias sobrenaturales que lo llevaron a abandonar la imposible

tarea.

“Juliano, el apóstata”, como pasó a ser conocido, fue mortalmente herido en el campo de batalla.

Reuniendo las últimas fuerzas, exclamó: “Oh Galileo, ¡Tu venciste!”

Más tarde, el Imperio Otomano se apoderó de toda el área donde estaba el templo, en la cual erigieron

dos Mezquitas. Están allí hasta el día de hoy.

Mi amado, por ocasión de la pascua en el año 70 d.C., sucedió la gran destrucción de Jerusalén, y el

majestuoso Templo Herodiano, considerado por muchos la octava maravilla del mundo, se volvió la

sepultura de un Sistema Religioso que había de desaparecer después de la muerte del Señor Jesús. La

Ley Ceremonial, con todos sus ritos envolventes e impresionantes, fue allí enterrada para siempre.

“Mateo 24:20: Jesús instruyó a Sus discípulos a observar el Sábado, durante la gran tribulación, rela-

cionada con la destrucción de Jerusalén, que se daría cuarenta años después de Su resurrección. La

misma instrucción se aplica al pueblo de Dios en el tiempo del fin, teniendo que enfrentar sus enemi-

gos.

“Ese texto es parte de la interpretación de la profecía de Daniel a respecto del poder del ‘cuerno peque-

ño’ (Mat. 24:15. Dan 8:13-14,25; 9:27; 11:31; 12:11). La actuación del cuerno pequeño va hasta el

tiempo del fin. Como los cristianos enfrentaron a Roma pagana en el año 70 y aún observaron el Sába-

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do, también el pueblo de Dios de los últimos días debe enfrentar los enemigos y proseguir observando

el Sábado.

“Apocalipsis 14:6-7: El mensaje del primer ángel es el evangelio eterno. El incluye la instrucción de

que debemos adorar ‘Aquel que hizo el Cielo, la Tierra, el mar, y las fuentes de las aguas.’ (v. 7). Esa es

una obvia mención al cuarto mandamiento. ‘Porque en seis días hizo el Señor los Cielos y la Tierra, el

mar y todo lo que en él hay, y al séptimo día descansó (Éxo. 20:11).’” – Lección de la Escuela Sabática,

3/96, pág. 4.

“LA LEY Y LOS PROFETAS, DURARON HASTA...” (?)

Los buenos y sinceros hermanos que militan hoy bajo las más diversas banderas denominacionales, que

aún no descubrieron la verdad de la Ley de Dios en su esplendor magno, admiten y creen que ella ter-

minó en la cruz, apoyándose para eso en Colosenses 2:14 “Habiendo borrado la cédula que era contra

nosotros en sus ordenanzas, la cual de alguna manera nos era contraria, y la sacó de en medio de noso-

tros, clavándola en la cruz”.

Por otro lado, existen también los que enseñan que la ley duró hasta la posteridad, que es Cristo (Gál.

3:16). Y otros, afirman que el fin de la ley se dio con el advento de Juan Bautista, y para eso citan: “La

ley y los profetas duraron hasta Juan...” Lucas 16:16.

Deducimos de ahí, lamentablemente, que los que predican la abolición de la Ley de Dios, ni siquiera

llegan a un acuerdo mutuo, una unidad. Si hubo tres aboliciones intercaladas en el tiempo, ¿en cuál de-

be basarse el creyente para afirmar su fe?

La columna básica para unos es que fue hasta Juan. Para otros terminó con Jesús. Al final, ¿cuándo fue

exactamente que la Ley de Dios fue abolida, o “cesó de vigorar?” Porque la premisa lógica es que, “si

duró hasta Juan, ya estaba abolida y nada más tendría Jesús que abolir”, ¿correcto? Fuera de eso, escu-

che lo que dice el verso siguiente: Luc. 16:17 “Y es más fácil pasar el Cielo y la Tierra que caiga un til-

de de la ley”.

Nuevamente, le recuerdo a usted mi hermano, para descubrir la Verdad que el versículo quiere enseñar,

no lo aislemos del contexto, sino podemos engañarnos. Sabe, es imposible rehusar que, después de

Juan, hubo profetas. Observe:

Hechos 2:17-18 = “Y en los últimos días acontecerá, dice Dios, que de Mi Espíritu derramaré sobre to-

da carne; y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán ... y también sobre Mis siervos... y profetizarán”.

Hechos 19:6 = “E imponiéndole Pablo las manos... profetizaban”.

Hechos 21:9-10 = “Y tenía cuatro hijas doncellas, que profetizaban. Y demorándose allí... llegó de Ju-

déa un profeta, por nombre Ágabo”.

1 Corintios 14:29,32 = “Y hablen dos o tres profetas... Y los espíritus de los profetas están sujetos a los

profetas”.

Por la lectura de estos textos del Nuevo Testamento, caída comprobado que después de Juan hubo pro-

fetas, efectivamente.

En relación a la existencia y permanencia de la Ley de Dios después de Juan, es un axioma. Sino, vea:

Después que Lucas registró: “La ley y los profetas duraron hasta Juan...”, un mozo rico procuró Jesús

con estas palabras: “Buen Maestro, ¿qué bien haré para conseguir la vida eterna?” (Mat. 19:16). Escu-

che lo que dijo Jesús:

Mateo 19:17 = “...Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”.

Estas son palabras de Jesús y nadie puede negar que estos mandamientos son los del Decálogo. ¿Quiere

comprobarlo? Jesús le afirmó al mozo lo que está en Mateo 19:18-19 =

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“No matarás” — 6º mandamiento

“No cometerás adulterio” — 7º mandamiento

“No hurtarás” — 8 º mandamiento

“No dirás falso testimonio” — 9º mandamiento

“Honra a tu padre y a tu madre” — 5º mandamiento

Ya me dijeron que Jesús canceló el Sábado, porque no se lo repitió al mozo rico para que lo guarde. Mi

amado, escuche lo que le voy a decir con solemnidad ahora:

Si por el hecho de que Jesús no le dijo al mozo – “Acuérdate del Sábado, para santificarlo”, Jesús can-

celó este mandamiento; entonces el Maestro hizo al peor, al omitir la prohibición de aquello que es re-

pulsivo para Él mismo y para Su Padre, que es la idolatría, admitiendo la negación del propio Dios. Si,

porque Jesús también no le recitó al mozo: – “No tendrás otros dioses delante de Mi;... no harás para ti

imágenes de escultura...”

Por estas omisiones de Jesús, ¿dejaremos de darle culto a Dios, o estamos libres para adorar ídolos?

¡Lógico que no! Entonces, no podemos aceptar una declaración y negar la otra, ¿correcto? Como ve, es

cosa seria entrar en la vida, por eso Jesús estableció la condición: ¡obediencia a los mandamientos de la

Ley Moral!

Sabe, aquel mozo era un israelita fiel en la guarda del Sábado, como, entre paréntesis, todos los judíos

religiosos lo eran. Para ellos, el mandamiento del Sábado era el de mayor valor, porque eran desamoro-

sos con sus propios padres, avarientos, indiferentes a las necesidades de los pobres y grandemente codi-

ciosos. Por eso, Jesús le dijo al mozo, solamente los mandamientos de la segunda tabla de piedra que

escribió con Su dedo, en el Monte Sinaí, y que presenta nuestra obligación para con el prójimo.

Cuanto al Sábado, estaban todos ciertos, es el día de guarda, Jesús no precisaría recordarles eso. Jesús

apenas focalizó lo que negligenciaban en Su ley. ¡Eso es maravilloso! ¡Gloria a Dios!. ¡Aleluya!

AHORA LE PREGUNTO:

Si la Ley fue abolida, o vigoró hasta Juan Bautista apenas, ¿por qué ordenaría Cristo obediencia a esta

Ley abolida? Y más: ¿cómo podría el Maestro establecer la guarda de esta Ley como norma para la sal-

vación?

Si la ley duraría solamente hasta Juan, ¿por qué Pablo reconoce y establece la santidad de ella, la nece-

sidad de ella, y la presenta como la única manera de detectar el pecado? Escuche:

Romanos 7:12 – “Y así la ley es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno...”

Romanos 7:22 – “ ...según el hombre interior, tengo placer en la Ley de Dios...”

Romanos 7:25 – “... así yo mismo con el entendimiento sirvo la ley de Dios...”

Romanos 5:13 – “...pero el pecado no es imputado, no habiendo ley...”

Romanos 8:7 – “Porque la inclinación de la carne es enemistad contra Dios, pues no está sujeta a la

Ley de Dios...”

El apóstol amado, Juan, es más claro y contundente, vea:

1 Juan 2:4 y 3:4 – Edición Revista = “Aquel que dice: Yo Lo conozco y no guarda Sus mandamientos

(la ley) es mentiroso, y en él no está la verdad ... Todo aquel que practica el pecado también transgrede

la ley; porque el pecado es la transgresión de la ley”.

La verdad es clara, ¿no es así hermano? ¡La Ley de Dios no fue abolida! ¡Los mandamientos permane-

cen inalterados! Esto es real en la vida de todos los cristianos, apenas hay una pequeña equivocación

que se revela en una gran falta de fe, posiblemente. ¿Quiere comprobarlo?

Usted, mi amado, es miembro de una iglesia evangélica, fiel, activo, misionero y amigo de todos.

– ¿Usted guarda el primer mandamiento? – ¡Claro que si!

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– ¿El segundo? – ¡Claro que si!

– ¿El tercero? – ¡Claro que si!

– ¿El quinto? ¿El sexto? ¿El séptimo? – ¡Claro que si!

– ¿El octavo, noveno y décimo? – ¡Claro que si!

¿Percibió? Usted demuestra que la Ley de Dios no fue abolida. Ella fue, sí, alterada, modificada. Pero

Dios no apoya esto. Si Él hizo Diez Mandamientos, nadie puede cambiarlos. Al final... ¡Dios es el

Creador! ¿Quiere ver cómo esto es una verdad bíblica incuestionable? Escuche:

Santiago 2:10 = “Porque cualquiera que guarde toda la ley, y tropiece en un sólo punto, se vuelve cul-

pado de todos”.

La verdad, amado, es que en la matemática del Cielo, diez menos uno, es igual a cero. Por lo tanto, la

Ley de Dios no terminó con la predicación de Juan, pero había una profecía diciendo que ella seria

cambiada, alterada (Daniel 7:25). Y se cumplió.

Este asunto, mi hermano, es personal, carece de fe, por eso le envío con ternura a Hebreos 11:6, donde

Pablo le dice: “...Sin fe es imposible agradar a Dios...” Use la fe, mi hermano, y reclame la palabra

empeñada de nuestro Dios y Él lo ayudará a poner esta fe en práctica, en la obediencia, por amor. ¡No

temas!

Entonces, ¿cómo vamos a entender el versículo de Lucas 16:16 que dice: “La ley y los profetas duraron

hasta Juan”? Volvamos al texto; léalo. Verifique con cuidado y bastante atención cómo está siendo es-

crita la palabra “duraron”. ¿Lo observó? Está escrita en el texto, esto es, escrita con las letras de una

forma diferente a las demás, un poco inclinadas. El traductor la colocó así para llamar la atención de los

lectores de que ella no consta en el original griego. (Esto es en la versión Revisada y Corregida en Por-

tugués). Ahora, escuche cómo Mateo deja clara y explícita la verdad que Jesús quería enseñar:

Mateo 11:13 = “Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan”.

La “ley y los profetas” forman una expresión que designa las enseñanzas del Antiguo Testamento (Juan

1:45), incluyendo el Pentateuco y los escritos de todos los profetas, porque “los escritos del Antiguo

Testamento constituían el primer guía del hombre para la salvación. Estos escritos eran todo lo que los

hombres tenían en materia de revelación. El evangelio vino, no para abolir los escritos antiguos, sino

para suplementarlos, reforzarlos y confirmarlos. El evangelio vino, no para ser colocado en lugar del

Antiguo Testamento, sino al lado de él”. – A. B. Christianini, Sutilezas del Error, pág. 97.

Luego, quiso el Maestro decir que, hasta Juan Bautista, todas las Escrituras de los profetas, referentes a

Su primera venida, contenidas en los libros del Antiguo Testamento, con Su advento, bautismo y minis-

terio, encontraron cumplimiento in-loco.

Hasta Juan Bautista, la ley y los profetas (escritos del Antiguo Testamento) indicaban, a través de la pa-

labra escrita, los símbolos y el Sistema Sacrificial (sombras de Jesús), si, indicaban el tiempo en que el

Reino de Dios sería anunciado, y, de hecho, con la predicación del Reino, surgía un nuevo tiempo. El

propio Juan Bautista, con claridad, afirmó: “... Arrepentíos porque ha llegado el Reino de los Cielos...”

Mateo 3:2.

El tiempo por milenios profetizado, y con ansiedad esperado, tiene su cumplimiento. El Mesías llegó.

Jesús semejantemente dijo: “El tiempo está cumplido y el Reino de Dios está próximo...” (Marcos

1:15). Daniel es uno de los profetas mesiánicos que más profundamente y con muchas minucias focali-

zó el surgimiento del Mesías, específicamente en el capítulo nueve de su libro.

“Desde entonces, esto es, desde la proclamación del Reino de Dios por Juan Bautista, luz adicional y

supletiva ha estado a brillar sobre la vereda de la salvación, y no hay excusa para los fariseos, ‘que eran

avarientos´”. – Ídem.

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Para sedimentar la verdad cristalina de que la Ley de Dios no “duró” hasta Juan, que Jesús extendió su

vigencia milenios más allá de Juan; que ella trasciende el Cielo y la Tierra, el Maestro declaró:

Mateo 5:18 = “Porque en verdad os digo que, hasta que el Cielo y la Tierra pasen, ni una jota o un tilde

se omitirá de la Ley...”

Por lo tanto, mientras la bóveda celeste cubra nuestra cabeza, y nuestros pies pisen el suelo terrestre, es

una señal patente de que la Ley de Dios permanece, siempre y eternamente. ¡Amén!

PIENSE: Pablo previó que las profecías indicaban ser Roma quien atentaría contra la Ley de Dios; por

eso su epístola a los Romanos es un himno de exaltación a la Ley Moral.

Una señora evangélica fue llamada a la Comisión de su iglesia a fin de ser excluida de la lista de miem-

bros, en razón de estar en adulterio.

Al tomar conocimiento de la sentencia, replicó entusiasmada: “¿En qué se basaron ustedes para con-

cluir que yo adulteré?”

“Usted transgredió el séptimo mandamiento de la Ley de Dios”, le dijeron.

Irritada, dijo la hermana: “Si la Ley de Dios está en vigor para condenar el adulterio, ¿por qué no está

en vigor para guardar el Sábado?”. Esta experiencia ocurrió literalmente. ¡Saque sus conclusiones!

“Antes de la caída, la ley se destinaba a proteger a Adán y Eva, evitando que incurriesen en dificulta-

des. El relato que tenemos de aquel tiempo indica que la ley era muy simple. Contenía una prohibición:

Mantenerse alejado y no comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si hubiesen se-

guido ese simple precepto, jamás les sobrevendría algún problema. Esa ley era la salvaguardia de la ar-

monía entre Dios y Sus criaturas.

“Con la entrada del pecado, la ley se volvió mucho más específica, y sus funciones fueron ampliadas.

La violación de ciertas reglas de conducta en un hogar también impone el aumento de otros reglamen-

tos. Sucede la misma cosa con la sociedad.” – Lección de la Escuela Sabática, 9/83.

LA LEY MORAL ANTES DE LA CAÍDA DE LUCIFER, DE LA CAÍDA DE ADÁN Y DEL SINAÍ

“El carácter de Dios no cambia (Mal. 3:6; Heb. 13:8; Santiago 1:17). En los tiempos eternos, antes que

nuestro mundo fuese creado, Dios ya era perfectamente justo. Él estaba en perfecta conformidad con la

ley da vida, por Él establecida. Esa ley define Su manera de ser y la de los seres perfectos creados por

Él. Si la Ley de Dios pudiese ser abolida o cambiada, el padrón de Su carácter también sería cambiado.

En tales circunstancias, Él no podría ser reconocido como teniendo una justicia inmutable. La Ley de

Dios es tan inmutable como Su carácter justo. Lucifer y un tercio de los ángeles pecaron contra Dios (2

Ped. 2: 4; Apoc. 12:4,7-10). Pablo dice: ‘Donde no hay ley, también no hay transgresión.’ Rom. 4:15.

Por lo tanto la Ley de Dios existía antes que nuestro mundo fuese creado”. Lección de la Escuela Sabá-

tica, 28/07/96.

La Ley Moral (los Diez Mandamientos) también ya existía desde el Edén, representada primeramente

por el árbol de la ciencia del bien y del mal, que Dios prohibió tocar – Génesis 2:17; 3:3. Era esa ley

transmitida oralmente de padre a hijo a través de la enseñanza familiar – Éxodo 13:9. También era co-

nocida y practicada en la casa del patriarca Jacob, lo que se denota de la actitud de su hijo José, al de-

clarar, cuando asediado por la impura mujer de Potifar:

Génesis 39:9 = “Nadie hay mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me vedó, sino a ti, porque tú eres

su mujer; ¿cómo pues haría yo tamaño mal, y pecaría contra Dios?”

De la misma forma, Tamar, la nuera de Judá, fue acusada de adulterio (Gén. 38:24). Claramente se ve

que el adulterio es la quiebra del séptimo mandamiento de la Ley Moral y esto es pecado. Por lo tanto,

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antes que Dios escribiese la Ley Moral en piedras, con Su propio dedo, Él ya exigía su observancia de

forma clara. Lea: Éxodo 16:4-5, 22-23, 25-26, 29. En el Sinaí, entonces, entre truenos y relámpagos,

fue ella dada al pueblo en forma escrita, como definitivo código de conducta.

“No se debe pensar que no existía nada de estos mandamientos antes de Moisés. Fueron escritos en las

mentes y en las conciencias de los hombres desde el principio.” – Pr. Orlando S. Boyer (teólogo Asam-

bleano), Pequeña Enciclopedia Bíblica, pág. 198.

REFLEXIONE

• ¿Será que la Ley sólo era buena y perfecta para el pueblo del pasado?

• ¿Por acaso el pueblo del pasado es diferente del pueblo actual?

• ¿Haría Dios alguna cosa imperfecta que precisase de modificaciones humanas?

• ¿Lo que Dios hace es perfecto y dura para siempre?

LA PERFECCIÓN DIVINA.-

Cuando un amado hermano afirma que la Ley Moral fue abolida, que caducó, que nada perfecciona y

no sirve, ciertamente él lo hace por desconocer algunos trazos del carácter del maravilloso Jehová. Sa-

be, Dios no hizo solamente la Ley Moral.

Procure contemplar el Cielo en la noche, de un lugar donde no haya luces prendidas. Usted comprende-

rá por qué David compuso el Salmo 19.

Pues bien, dirija su vista para una espesa faja blanca lechosa que se extiende casi en el centro del fir-

mamento. Es nuestra Vía Láctea, una alfombra de millones y millones de estrellas. Nuestra Vía Láctea

es una nebulosa (“agrupamiento de estrellas indistintas”). Tiene ella una circunferencia de nada menos

que 900 millones de años luz, o sea: si fuese posible volar con la rapidez de la luz (300 mil kilómetros

por segundo), llevaríamos 900 millones de años para atravesarla. El diámetro de ella es de trescientos y

doce quintillones, y doscientos cuatrillones de kilómetros (312.200.000.000.000.000). En nuestra Vía

Láctea existen 350 millones de sistemas solares (inclusive el de la Tierra) con sus Soles, Planetas y Sa-

télites. Hay también una infinita y linda nebulosa Cyranus que está formada por cinco millones de Vías

Lácteas.

Existen catalogadas por los astrónomos once mil nebulosas. De estas, más de mil ya fueron exploradas

con potentes telescopios que revelaron en ellas, millones de sistemas solares.

Júpiter, el mayor Planeta de nuestro sistema solar es 1.330 veces mayor que la Tierra. El Sol (que es

una estrella de quinta magnitud) si fuese partido, daría 64 millones de Lunas iguales a la nuestra.

En la Constelación de Orión hay cuatro grandes estrellas: Entre ellas, Rigel, la gigante blanca, es

10.000 veces mayor que el Sol. La gigante roja, Betegeuse, es 250 veces mayor que el Sol.

En la Constelación del Boyadero está Arturus, la estrella más bonita del Cielo, y es 24 veces mayor que

el Sol. Ella viaja, conforme información de los astrónomos, a casi 113 kilómetros por segundo. Un año

luz es aproximadamente 9.460.800.000.000 (nueve trillones, cuatrocientos y sesenta billones y ocho-

cientos millones) de kilómetros. Esta es la distancia recorrida en un año, por un rayo luminoso.

Arturus está a 32,6 años luz de distancia de la Tierra. Esto quiere decir lo siguiente: Si usted tiene 33

años de edad, mire para el Cielo en esta noche. ¿Ya lo hizo? La luz que usted está viendo salió de Artu-

rus exactamente cuando usted nació, y llegó hoy.

En la Constelación del Escorpión, la super gigante roja Antares, es 390 veces mayor que el Sol. En la

Constelación de Toro, está Aldebaran, que es 35 veces mayor que el Sol. ¿Y qué decir de Canopus, la

brillante estrella que, para igualar su brillo, precisaríamos de 80.000 Soles iguales al nuestro? En la

Pág. 78

Constelación de Andrómeda, la estrella Alpheratz forma, con otras dos compañeras un diámetro mayor

que nuestra Galaxia.

El centro de nuestra Galaxia contiene cerca de 100 billones de estrellas semejantes a nuestro Sol, y hay

más de 100 billones de Galaxias en el Universo conocido. Esta Galaxia donde vivimos, se desloca a la

velocidad aproximada de 790 mil kilómetros por hora. Apesar de esa velocidad increíble e inconcebi-

ble, nuestra Galaxia precisa de 200 millones de años para dar una vuelta completa, dicen los astróno-

mos. Pasme ahora: Existen, en el Universo, más de un billón de Galaxias como la nuestra.

Ahí por el espacio infinito, dicen los astrónomos que ya existen al alcance de los telescopios, diez tri-

llones de estrellas.

Con reverencia y loor al grande y Omnipotente Dios, concluyo diciéndole: estos miles de cuerpos celes-

tes siguen elegantemente en sus órbitas, no se chocan uno con el otro, porque obedecen a leyes perfec-

tas, fijas e inmutables. Leyes que Dios creó para regir Su vastísimo Universo. Todo en su curso correc-

to. Nada perdiendo su trayectoria. Dios es perfecto. Su Ley es perfecta.

EXACTITUD DIVINA.-

• ¿Por qué el invierno, la primavera, el verano, el otoño, se suceden ininterrumpidamente?

• ¿Por qué las frutas nacen siempre en sus estaciones propias?

• ¿Por qué las plantas nacen donde existe tierra?

• ¿Por qué las flores florecen en sus épocas ciertas?

• ¿Por qué un minúsculo semen sigue un ciclo de nueve meses en un vientre materno para que después

nazca una linda guagua?

• ¿Por qué los científicos pueden prever un eclipse con absoluta exactitud con años de antecedencia?

• ¿Por qué saben los astrónomos que el Cometa Halley va a pasar sobre la Tierra a tal día, hora, mes y

año?

Es porque el Señor Dios Jehová hizo leyes perfectas para comandar toda Su maravillosa creación. ¡Glo-

ria a Dios! ¡Aleluya!

EXCELENCIA DIVINA.-

La Tierra gira en torno de su eje a una velocidad de 1.600 kilómetros por hora. Sin embargo, si ella gi-

rase a una velocidad de apenas 160 kilómetros por hora, nuestros días y noches serían diez veces más

largos que lo que lo son hoy.

Y, así, toda la vegetación terrestre sería arrasada por el Sol en su curso interminable del día. Y si so-

brase alguna cosa durante el día, sería exterminada por las heladas que proporcionaría la larga noche.

La Tierra es una bola y nosotros estamos por el lado de afuera de ella seguros por la fuerza atractiva de

la ley da gravedad. Si esta ley de gravitación dejase de existir, nosotros desapareceríamos en el espacio

cósmico.

El Sol es una bola de fuego con una temperatura superficial de 6.648 grados centígrados. Él fue creado

para calentar nuestra Tierra, promover la salud de las plantas y de nuestros huesos. Y él está a una dis-

tancia de la Tierra lo suficientemente grande como para cumplir exactamente esta orden divina.

Imagine usted, si el Sol diese apenas la mitad de su calor, nos convertiríamos en bloques de hielo. Y si

nos calentase apenas la mitad más de lo que nos calienta, todo sería reducido a cenizas.

Si la Luna saliese de su lugar y se aproximase 75 kilómetros de distancia de la Tierra en vez de conti-

nuar donde fue colocada por Dios en el espacio, nuestros mares se transformarían en gigantescas y tre-

mendas mareas y sumergirían los Continentes dos veces por día; y las montañas no demorarían en ser

destruidas por la erosión de esa monstruosa masa de agua.

Pág. 79

– Pero, eso no sucede, porque toda la creación de Dios obedece Sus perfectas leyes. ¡Aleluya! ¡Gloria a

Dios!

– Si, Dios está al comando. Hizo una ley para el bien de cada obra creada. ¡Leyes perfectas e inmuta-

bles!

– Los cuerpos celestes, las plantas, la vida, en fin, toda la naturaleza es fiel en el cumplimiento de Sus

leyes. ¡Sólo el hombre insiste en desobedecer, transgrediendo la Ley que Dios creó para regir los mora-

dores de la Tierra!

– ¡Qué pena!

Dios escogió a los israelitas como Su pueblo. Les dio la más perfecta ley que existe para ser su código

de conducta – los Diez Mandamientos. Ellos fallaron. Dios conclamó otro pueblo bajo la misma base.

Lo que Dios exigió de los israelitas no puede ser menos que lo exigido de nosotros, sino habría dos pe-

sos y dos medidas, y ahí, alguien, con razón, podría reclamar. Por lo tanto, lo que Dios le pidió a Su

pueblo en el pasado, lo requiere en el presente, lo exigirá en el futuro, y es apenas – OBEDIENCIA a

Su santa Ley.

CAPÍTULO 7 - EL SÁBADO.-

• Sábado: ¿del Hombre, del Judío o de Dios?

• El Sábado en la Semana de la Glorificación

• ¿Se Perdió en el Tiempo el Sábado?

• ¿Puede Ser Guardado el Sábado en un Mundo Esférico?

• ¿Se Perdió el Sábado no Día Largo de Josué?

• El Sábado: ¡del Hombre y de Dios!

• ¡El Sábado en el Nuevo Testamento!

• El Sábado Fue Hecho Por Causa del Hombre

• ¿Cuándo Sería Restaurado el Sábado?

• El Sábado en la Nueva Jerusalén

• El Sábado en el Génesis No es Contado Como “Tarde y Mañana”

Si el hombre va a vivir eternamente sin pecado después de la restauración de la Tierra, y si el Sábado

fue hecho antes de haber pecado en el mundo, es evidente que después de la extinción del pecado, el

hombre continuará santificando el Día del Señor: el Sábado.

“El hecho de que el Sábado será aún celebrado en la Nueva Tierra como un día de culto (Isaías 66:23)

es una clara indicación de que Dios jamás intentó tener su observancia transferida para otro día.” –

EGW – The Seventh-Day Bible Commentary, vol. 7 pág. 981.

“El tiempo que la Tierra gasta en su movimiento de oeste para este, describiendo una elipse alargada en

torno del Sol, forma el año. El espacio de tiempo necesario para una revolución completa de la Luna al-

rededor de la Tierra forma el mes. El período que la Tierra lleva para completar el movimiento de rota-

ción alrededor de su propio eje forma el día. En efecto, el año, el mes y el día están asociados, como

unidad de tiempo, a los fenómenos astronómicos. La semana, sin embargo, constituye un ciclo inde-

pendiente, de origen divina, sin cualquier relación con las posiciones de la luna o movimiento de trasla-

ción y rotación de la Tierra.” – Revista Adventista, 09/78, pág. 8.

El Sábado fue creado por Dios para marcar perpetuamente el período de la semana. Al final de cada

seis días – vendrá el séptimo que es el Sábado. Entonces, ¿cuál es el día del aniversario de la creación?

– ¡El Sábado!

“El Sábado es una recordación semanal de que el Dios Todo Poderoso todo hizo y de todo cuidó en Su

creación, para probar que fue, es y será fiel”.

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OBSERVACIÓN – El Sábado era, y es tan bueno, que el Creador lo separó como día santificado. Las

naciones se originaron en Adán. Por consiguiente, el Sábado fue hecho para todos los hombres, de to-

das las naciones.

EL SÁBADO: ¿DEL HOMBRE, DEL JUDÍO O DE DIOS?

Ahora, vamos a tener una buena conversación, profunda e íntima. Usted que me acompañó hasta aquí,

ciertamente debe comprender que mi deseo es revelar verdades eternas y tratar de aclarar dudas que tal

vez divagan en muchas mentes. Así que, en este sentimiento, voy a tratar de responder a las muchas in-

dagaciones que se hacen y que, de cierta forma, incomoda a muchos corazones. Por ejemplo: ¿Por qué

creó Dios el Sábado? ¿Cuál es la finalidad del Sábado? ¿Se perdió en el tiempo, a lo largo de los mile-

nios interminables, el Sábado de la creación? ¿Tenía tiempo de duración el Sábado? Que Dios, pues,

nos dé Su Gracia y el entendimiento. ¡Aleluya!

Sepa que, como usted, hermano, hace 32 años tomé una decisión definitiva: ir a la Nueva Jerusalén,

abrazar afectuosamente al Salvador Jesús, besarle la regia frente herida. Si, después de mi conversión,

me dediqué con ahínco a encontrar respuestas a las decenas de declaraciones negativas que oí con rela-

ción a la Ley de Dios y al Sábado. Lo que estudié, comprendí y vivo, es lo que le estoy pasando ahora.

“EL SÁBADO ES DEL JUDÍO”

Afirmaciones como esta son comúnmente proferidas por personas bondadosas y sinceras, pero que des-

conocen completamente el asunto. Lo dicen porque lo oyeron. Pero, no lo confirmaron. Y nosotros te-

nemos que confirmar todo con la Biblia, ¿no es así? Para comenzar, puedo garantizar que es muy frágil

esa afirmación, pues que, la verdad es que el Sábado no es del judío ni del gentil, es de Dios, que lo

creó.

“EL SÁBADO FUE HECHO PARA LOS JUDÍOS”

Esta expresión, también largamente usada por los hermanos evangélicos en general, es otra afirmación

precipitada y sin ninguna base escriturística. ¿Por qué? Escuche, hermano: ¿Usted sabe de dónde pro-

vienen los judíos? ¿Sabe por acaso cómo surgieron? ¿Cuándo aparecieron en la Tierra? Si la persona no

posee respuesta para estas preguntas, nunca debe decir que el Sábado fue hecho para los judíos.

Si, lo afirmo con convicción, porque el Sábado fue hecho en la semana de la creación y solamente había

dos personas presentes – Adán y Eva – y ellos no eran judíos, eran hijos de Dios de los cuales descen-

demos. De esta pareja, que nació adulta, surgió el pueblo de Dios al comienzo, y sepa, amado, no eran

judíos, y sí hebreos. Aquí está la prueba: “Y les dirás: El Señor, el Dios de los hebreos...” Éxodo 7:16;

9:13.

El judío sólo vino a existir en el escenario mundial, dos mil años después de que Dios hubo creado el

Sábado. Por lo tanto, el Sábado fue hecho conocido en el Edén, al hombre. De ahí, esta afirmación deja

de tener contenido y cae por tierra, ¿no es así?

“EL SÁBADO FUE DADO A LOS JUDÍOS”

Esta expresión también es otra equivocación doctrinaria, sin respaldo bíblico o teológico. Efectivamen-

te el Sábado fue proclamado en el Monte Sinaí, a una multitud judía. Pero, concluir que nosotros, los

gentiles, no estamos obligados a observarlo, no está correcto. ¿Sabe por qué? Medite en esto:

“Cuando los tres discípulos Pedro, Santiago y Juan – todos judíos, estaban con Cristo en el Monte de la

Transfiguración, vino una voz del Cielo, diciendo: ‘... Este es Mi Hijo amado; a Él oid’ (Luc. 9:35).

¿Debemos entonces comprender de aquí que esta orden del Padre de ‘oír’ a Cristo debiese ser obedeci-

da únicamente por aquellos tres discípulos, o, cuando mucho, únicamente por la raza judía, de la cual

Pág. 81

hacían parte? Esto, sin embargo, sería tan razonable como la conclusión acerca del mandamiento del

Sábado”. – Francis D. Nichol, Objeciones Refutadas, pág. 23.

Como se ve, tanto en el Monte Sinaí, como en el Monte de la Transfiguración, Dios está delante de per-

sonas judías. En el Sinaí, al dar la Ley, el monte entró en llamas; en la transfiguración, los tres discípu-

los vieron a Jesús, Moisés y Elías brillando como el Sol. En uno y otro caso, los circunstantes eran to-

dos judíos. Escuche ahora:

“...el simple hecho de que el auditorio se compusiese de judíos, no justifica la conclusión de que la or-

den sólo a esos se destinase. Basar una objeción a un mandamiento bíblico en el hecho de que él tiene

ligaciones positivas con los judíos, nos llevará a las más extrañas conclusiones. Toda la Biblia fue es-

crita por judíos, y la mayor parte se dirige especialmente a los judíos. Todos los profetas fueron judíos,

y el propio Cristo ‘... tomó la descendencia de Abraham’ (Heb. 2:16) y anduvo en la Tierra como judío.

Y Él también declaró: ‘... la salvación viene de los judíos’ (Juan 4:22). ¿Debemos entonces concluir

que... los profetas bíblicos, los apóstoles, el Salvador y la salvación debiesen ser limitados a los ju-

díos?” – Ídem, pág. 24.

Evidentemente que no. Sin embargo, si usamos el silogismo de que el Sábado se refiere a los judíos,

nosotros los gentiles, no tenemos obligación de observarlo, – de la misma manera – , la Biblia es de los

judíos, nada tenemos con ella. ¿Cómo quedamos ahí? Querido hermano, entienda la claridad de este

verso:

Marcos 2:27 = “... El Sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del Sábado”.

Esta expresión Neo-Testamentária encierra estas verdades:

Primera – El Sábado fue hecho por causa del hombre (y no del judío), y Jesús tiene absoluta certeza en

esta afirmación, porque, al ser creado el Sábado, no existía el judío.

Segunda – El valor del Sábado es aquí realzado y confirmado. Si, porque si no existiese el hombre Dios

no precisaría crear el Sábado. Habiendo, sin embargo, sido creado el hombre, el Sábado pasó a ser de

vital utilidad. Es Dios quien dice. Yo creo, y Usted?

Eso quiere decir que el hombre y el Sábado están unidos. Íntimamente ligados. Y el propósito divino es

que el Sábado sea un día deleitoso para el hombre (Isaías 58:13-14). Si Dios así lo desea, aceptemos.

Este es el imperativo divino, escuche:

Eclesiastés 12:13 = “De todo lo que se ha oído, el fin es: Teme a Dios y guarda Sus mandamientos;

porque este es el deber de todo hombre”.

Nuevamente, y con absoluta claridad es realzada la expresión hombre y no judío. Con esto es evidente

que el Sábado fue creado por Dios para el hombre.

“EL SÁBADO ES SEÑAL PERPETUA PARA LOS JUDÍOS”

Esta expresión también pierde su razón, y ahora alcanza real significado y responsabilidad para todos

los cristianos, porque, delante de lo que presenta la Biblia, el Sábado no es señal para los judíos y sí pa-

ra los hombres, y eso es confirmado por la Biblia, consubstanciado por el propio Señor Jesús. Por lo

tanto, mi amado, reconsidere el asunto y nunca se olvide: Dios empeñó la palabra para dar poder a

quien desea obedecerle. Sabe, hermano, el propósito divino al crear el Sábado y hacerlo santo, no se li-

mitaba apenas a los judíos. El pueblo de Israel debería haber hecho resplandecer la luz de su religión

para las naciones vecinas. Aceptando la adoración del Dios verdadero, esas naciones con placer obser-

varían las leyes divinas como Israel. Escuche:

Números 15:16 = “La misma ley y el mismo rito habrá para vosotros, como para el extranjero que mo-

rará con vosotros”.

Esto incluye, sin duda, el Sábado. Y la confirmación viene de los comienzos del Antiguo Testamento.

Observe:

Pág. 82

Números 9:14 = “... Un mismo estatuto habrá para vosotros, así para el extranjero como para el natural

de la tierra”.

En el mismo cuarto mandamiento del Decálogo, la observancia del Sábado alcanza “... al forastero de

tus puertas para dentro”. (Éxodo 20:10). Posteriormente Dios promete al extranjero que Lo acepte co-

mo Dios verdadero, y que placenteramente observe el Sábado como el “santo día del Señor”, las mis-

mas bendiciones prometidas a Israel. He aquí la promesa:

Isaías 56:6-7 = “Y a los extranjeros que se allegan al Señor, para servirle, y para amar el Nombre del

Señor, siendo de este modo Sus siervos, si, todos los que guardan el Sábado, no profanándolo, y abra-

zan Mi alianza, también los llevaré a Mi santo monte, y los alegraré en Mi casa de oración. Sus holo-

caustos y sus sacrificios serán aceptados en Mi altar, porque Mi casa será llamada casa de oración para

todos los pueblos”.

“MEMORIAL DE LA CREACIÓN”

El Sábado es el gran memorial de la creación y del poder de Dios, un constante recordatorio del Dios

vivo y verdadero. El deseo divino al crear el Sábado y en ordenar que sea santificado es que Dios quiere

que el hombre nunca se olvide del Creador de todas las cosas. Siendo el Sábado original una perpetua

memoria de Dios, convidando al hombre para imitarlo en la observancia del mismo, no puede el hom-

bre observar el Sábado original y olvidarse de Dios.

“Al recordarnos que dos tercios de los habitantes del mundo son hoy idólatras, y que desde la caída a la

idolatría, con su séquito de males asociados y resultantes, siempre ha sido un pecado dominante, y pen-

samos entonces que la observancia del Sábado, conforme ordenado por Dios, habría evitado todo eso,

podemos apreciar mejor el valor de la institución del Sábado y la importancia de observarlo”.

¿Por qué las naciones de los periseos, cananeos, heteos, jebuseos y otros, fueron desarraigadas de la

Tierra? Eran idólatras, tenían dioses de palo y de piedra, sacrificaban vidas humanas. ¿Y por qué baja-

ron tanto en el pecado hasta llegar a este punto? ¿Por qué el conocimiento de Dios y de Su voluntad se

les salió de tal manera de la mente?

Le digo, mi hermano, si al final de cada semana esos hombres observasen el Sábado, en honra al Crea-

dor, no existirían otros dioses, porque en el centro del mandamiento sabático se encuentra la eterna ver-

dad que apunta a Dios como el único Creador de todas las cosas. Si el hombre observase el santo Sá-

bado, adoraría al único Dios, y la idolatría no habría sido conocida. Finalmente, amado, en la Nueva

Tierra, donde habrá personas de todas las naciones y razas, el Sábado será guardado por todos y para

siempre. Escuche: Isaías 66:22-23 = “Porque, como los Cielos nuevos, y la Tierra Nueva, que He de

hacer... Y será que desde una Luna nueva hasta la otra, y desde un Sábado al otro, vendrá toda la carne

(personas) a adorar delante de Mi, dice el Señor”.

EL SÁBADO EN LA SEMANA DE LA GLORIFICACIÓN.-

“Y habiendo abierto el séptimo sello, se hizo silencio en el Cielo, por casi media hora”. Apoc. 8:1. To-

dos los moradores del Cielo, vienen, con Jesús, a buscar a los salvos.

CONCLUSIÓN – 1/2 hora (profética) = 7,5 días comunes (1 semana)

La semana de la Creación comenzó en domingo (1º día de la semana) Gén. 1:5.

La semana de la redención comenzó en domingo (1º día de la semana) llamado Domingo de Ramos

(Mat. 21:1-11. Mar. 11: 1-11. Luc. 19:29-44. Juan 12:12-19).

La semana de la glorificación ciertamente comenzará en domingo y durará una semana hasta el trono de

Dios. En el trayecto todos guardarán el Sábado. Todas las personas salvas, antes de entrar en el milenio,

guardarán un Sábado. Por eso, todos los salvos llegarán delante del trono de Dios como un Adventista

del Séptimo Día. ¡Aleluya!

Pág. 83

“¿SE PERDIÓ EN EL TIEMPO EL SÁBADO?”

Para que el Sábado se perdiera en el tiempo, sería necesario cortar la semana, sin embargo, no existe la

más mínima prueba “en favor de la ruptura del ciclo semanal a través de la historia. Apenas afirmacio-

nes vagas, imprecisas, hipotéticas”. Verdad es que, al tiempo del diluvio, de los patriarcas, de los profe-

tas, y aún en el “período anárquico de los Jueces”, la semana se ha mantenido intacta, inviolable. Es un

espacio de tiempo que corre sobre siete rieles interminables.

Consecuentemente, el Sábado no se perdió en la era pré-cristiana, porque la semana se mantuvo intacta.

En nuestra época jamás se perdería. Sabe, hermano, es humanamente imposible que alguien pruebe que

el Sábado se perdió en el tiempo; es una tarea impracticable, aunque, para tal, se valga de todas las En-

ciclopedias, museos y de la ciencia, ¿sabe por qué? Porque la semana nunca perdió su continuidad.

Siempre hubo el primer día, seguido de los demás, hasta llegar al séptimo que es el Sábado, ininterrum-

pidamente, a través de los siglos, hasta hoy.

Vea como es irrazonable la afirmación de que se perdió el contaje de los días:

“Una simple persona difícilmente pierde el contaje de un día. Más difícil es que una familia lo haga.

Sería posible que un poblado, o ciudad, o país, perdiese el contaje de un día? Sería, pues, absurdo admi-

tir que el mundo, con sus billones de habitantes, gran parte observando el primer día de la semana,

¡perdiese el contaje de un día!” – A. .B. Christianini, Sutilezas del Error, pág. 147.

Acuérdese que la Biblia dice ser Dios Omnisciente. Sería entonces absurdo “suponer que Dios exija la

observancia de una institución – como en el caso del Sábado por un mandamiento – ¿y permita que este

día se extravíe a través de los tiempos?” – (Ídem). ¡No! No es posible. ¡Dios es exacto!

“En los tiempos de Jesús, los judíos eran extremados en la guarda del Sábado. Al ser dispersos por to-

das las naciones de la Tierra, después de la destrucción de Jerusalén, llevaron consigo la observancia

sabática. En tiempo alguno se perdió el séptimo día en las naciones en que se establecieron”. – Ibídem.

Si, amado, la semana, en la era cristiana, también permaneció intacta, inmutable, pues el Sábado siem-

pre llegó y continua a llegar a su final. “El pastor Willian Jones, de Londres, con la cooperación de

competentes lingüistas de todo el mundo, elaboró un mapa de la semana en 162 idiomas o dialectos.

Todos reconocieron el mismo orden de los días de la semana, y 102 de ellos denominaron el séptimo

día como siendo Sábado”. – Ibídem, 147-148. ¡He aquí la nata de la verdad! ¿Cierto?

“Abran las Enciclopedias, cronologías seculares o eclesiásticas, y el domingo es reconocido como el

primer día de la semana, luego después de pasado el Sábado. Quiere decir que no hubo extravío de nin-

gún día”. – Ibídem.

Hecho de realce y de la más alta importancia para consolidar el asunto, es la información exacta de que

“los registros astronómicos y fechas que remontan al 600 a.C., concuerdan con o cómputo de los astró-

nomos de hoy, de que jamás se alteró en tiempo alguno el ciclo semanal”. – (Ibídem). ¿Quien podrá

contradecir a los astrónomos?

Otro acontecimiento que permite una consideración seria, pues es claro como la luz solar, es la disposi-

ción de todos los que guardan el domingo, lo hacen siempre después que pasa el Sábado. Eso prueba

que, llegando el primer día de la semana, pasó el Sábado y comienza una nueva semana, que terminará

nuevamente en un Sábado, en una secuencia interminable, llueva, haga Sol, en el invierno, en el verano,

etc.

No hay por lo tanto, ninguna plausibilidad de que el Sábado se pierda, ¡nunca, jamás! El ciclo es ininte-

rrupto, nada lo obstruye, es una máquina bien aceitada por nuestro Padre del Cielo. Por eso, aquí en

Brasil, en las Américas, en los Continentes, en fin, en toda la Tierra, todos viven la semana en su día-a-

día. Ricos y pobres, mozos y viejos, hombres y mujeres y, siempre al final de la semana, llega el santo

Sábado. Preste atención a esto:

Pág. 84

“Lo que más se aproxima de una prueba (y es donde los que afirman haberse perdido el Sábado, es que

se apoyan ) es la declaración de que, desde los tiempos bíblicos, el calendario sufrió varias modifica-

ciones, ¡como si esas modificaciones fuesen tan complicadas y obscuras que nadie pudiese comprender

los acontecimientos que las acompañaron!” – Objeciones Refutadas, Francis D. Nichol, pág. 28.

Innumerables calendarios fueron utilizados por civilizaciones diferentes. El calendario árabe, usado por

los pueblos mahometanos, está basado en el movimiento de la Luna. Los griegos primitivos, mongoles,

chinos, judíos e indianos, usaban calendarios luni-solares, con el mismo período que los demás calen-

darios, y los meses eran regulados de manera a comenzar y terminar con una lunación. Pero, todos sin

afectar la semana. A continuación, anote lo que dicen las autoridades sobre el asunto:

“Hubo, de hecho, cambios en el calendario. Ninguno de ellos, sin embargo, cambió el orden de los días

de la semana. No vamos a referirnos a las reformas precarias que no fueron adoptadas, o apenas simbó-

licas, como el calendario positivista, o el de la Revolución Francesa, y otros. Analizaremos sucintamen-

te los cambios que alteraron el cómputo de los meses, días y años. El calendario judaico viene de los

primeros tiempos bíblicos, y consignaba el Sábado. Los calendarios de las demás naciones del Antiguo

Oriente, aun cuando diferentes en cuanto a los meses y años, eran sin embargo idénticos en la división

semanal. El calendario romano más antiguo, que se cree fuera dado por Rómulo, aumentó dos meses,

elevando el año civil para 365 días. Cuando Julio Cesar subió al poder supremo de Roma, notando que

el calendario vigente era deficiente, llamó al famoso astrólogo Alexandre Sosígenes para estudiar la

cuestión. Este determinó que se abandonase el calendario de los nombres lunares, y se adoptase el egip-

cio. Fue hecha la reforma en el año 45 a.C., y la semana que venía en el calendario egipcio era paralela

al del calendario judaico, y fue mantenida.

“Así el orden setenario de los días de la semana no se alteró. Eso fue antes del nacimiento de Cristo. En

los tiempos de Jesús y de los apóstoles, la semana en Palestina coincidía con la semana de los romanos

cuanto al orden de los días. También la denominación de los días era la designación ordinal, pues los

nombres dados a los días de la semana se deben a Constantino, el mismo que, por decreto, legalizó la

observancia del primer día...El calendario quedó alterado, sin afectar el orden de los días semanales. Es

la reforma llamada Juliana.

“La otra reforma que alteró el cómputo, pero no la semana, es denominada Gregoriana, hecha por orden

del Papa Gregório XIII. Los países latinos: España, Portugal e Italia, la aceptaron en 1.582”. – A. B.

Christianini, Sutilezas del Error, págs. 148-149.

“Al ser organizado el Calendario Gregoriano, notó el astrónomo Luiz Lílio que había un atraso de diez

días, de acuerdo con los calendarios existentes. Luiz Lílio dio consejos al Papa Gregório XIII, y este

decidió que el día siguiente al 4 de Octubre de 1582 se llamase 15 de Octubre. La misma reforma fue

ordenada por Carta Patente del Rey Henrique III y el lunes , 20 de Diciembre de 1592, sucedió al do-

mingo 9, esto es, el día siguiente al 9 de Diciembre debía ser 10 y pasó a ser 20. Hubo protestos. Los

protestantes no se conformaron con las decisiones del Papa. Los ingleses concuerdan en 1572. Hacen

suceder al día 2 del mes de Septiembre del referido año, el día 14, esto es, el día 3 pasa a ser día 14,

quedando todos los pueblos cristianos con un mismo calendario, el Gregoriano”. – Itanel Ferraz, Sí-

gueme, pág. 13.

Muy bien, lo que ocurrió en Octubre de 1582, en los países que hicieron tal cambio, fue lo siguiente:

¡Busque lápiz y papel! Haga un calendario y escriba el título (que es el mes) Octubre. El año es 1582.

Escriba ahora, en la horizontal, los días de la semana, como los encontramos en todas los calendarios:

dom. lun. mar. mier. jue. vie. sáb.

¿Cierto? Ahora iremos a transcribir, totalmente, los numerales referentes a estos días de la semana, tal

como estaban en octubre de 1582. Entonces escriba debajo del lunes el número uno. El número dos de-

bajo del martes. El tres debajo del miércoles, el cuatro debajo del jueves, y ahora – note bien – escriba

Pág. 85

el número quince debajo del viernes, y de ahí para adelante, el número dieciséis en delante hasta com-

pletar los 31 días de este mes de octubre de 1582.

¿Notó lo que sucedió? Hubo un salto del 4 para el 15, una alteración en los números, pero no modificó

en absoluto la secuencia semanal.

En síntesis, lo que simplemente sucedió, y es tan fácil de comprender, fue que el “jueves, 4 de octubre,

fue seguido del viernes, día 15. De ahí resultó que, aun cuando fueron removidos ciertos días del mes,

el orden de los días de la semana no se alteró. Y es el ciclo de la semana el que nos trae los días Sába-

dos. Al pasar los años, las otras naciones fueron gradualmente adoptando el Calendario Gregoriano en

lugar del Juliano, como se llama el antiguo. Y cada nación, al hacer el cambio, empleó la misma regla

de saltar días del mes, sin tocar en el orden de los días de la semana”. – Francis D. Nichol, Objeciones

Refutadas, pág. 28.

Lo importante a destacar es que en todas las alteraciones con el afán de corregir los días, minutos, horas

y segundos, nada, nada mismo alteró el ciclo semanal. Si, mi hermano, cuando el buen Padre Celestial

afirmó en el libro de Génesis que:

Génesis 8: 22 = “Mientras dure la Tierra, sementera y siega, frío y calor, y verano e invierno, y día y

noche, no cesarán”.

Dios le garantizó a los “seres humanos de todas las épocas, de todas las latitudes y longitudes del Uni-

verso”, que la semana jamás sería modificada. Dios no la ligó a ningún cuerpo celeste que pudiese alte-

rarla. Ella es un camino eterno, donde corren siete días interminables e inmodificables, mientras “dure

la Tierra”. La semana nunca fue alterada. Escuche aún esto:

“Cuando se realizó el calendario, ni aún se pensó en interrumpir de cualquier modo el ciclo semanal.

Hablando en la variedad de los planos sugeridos para la corrección del calendario, dice la Enciclopedia

Católica, volumen IX, página 251: ‘Se hicieron todas las propuestas imaginables; una sola idea nunca

se propuso, esto es, la de abandonar la semana de siete días”. – Francis D. Nichol, Objeciones Refuta-

das, pág. 28.

“¿Por qué debería haberse perdido el contaje del tiempo? ¿Quién lo habría deseado así? La civilización

y el comercio existieron a través de todos los siglos y, ¿no podremos creer que los que vivieron antes

que nosotros eran capaces, como nosotros, de conservar el contaje de los días?” – Ídem.

“Cierto, ni toda la sabiduría ni la ciencia se encuentran limitadas al siglo actual. Además la rigurosa

conservación de los registros de tiempo es de vital necesidad en el culto religioso, tanto para cristianos

como para judíos. El cristianismo y el judaísmo han recorrido todos los siglos, desde los tiempos bíbli-

cos. Son ellos probablemente los eslabones que más fuertemente nos ligan a los tiempos antiguos”. –

Ibídem.

Le pregunto hermano: “¿Sería posible que todos los pueblos cristianos, así como los judíos, perdiesen

el contaje de la semana?... ¿podríamos entonces llegar al punto de creer que todos los cristianos de to-

das las partes del mundo, y todos los judíos de los cuatro cantos de la Tierra perderían la misma canti-

dad de tiempo?... Es un hecho que los judíos, que mantuvieron a través de los siglos su propio calenda-

rio, se encuentran en exacta armonía con los pueblos cristianos, en lo que respecta a los días de la se-

mana”. – Ibídem, 29.

Si, amado, reafirmo con vehemencia: el ciclo semanal no tiene ninguna relación con cualquier fenó-

meno de la naturaleza, como el día, el mes o el año. La semana tiene su origen en un Dios santo, que

creó el mundo en seis días y, al séptimo, descansó, terminándola con un cierre de oro, y ella ha cortado

los milenios y ha llegado hasta nosotros hoy, tal cual la hizo nuestro Creador. ¡No hay duda! Negar esta

verdad es un gran desamor. Las reformas del Calendario no alteraron en nada la semana. Ni en tiempo

alguno sufrió ella cualquier alteración. La verdad es que siempre y eternamente surgirá, al final de cada

semana, el santo Sábado del Señor, como el marco eterno del encierramiento del ciclo semanal.

Pág. 86

“La reforma de Gregório XIII ordenaba que el día 4 de Octubre, un jueves, fuese seguido del día 15 de

Octubre, viernes, quedando así, inalterada la semana que ya venía de milenios, esto es, de la creación”.

– Atalaya, 07/54.

“En 1931 se reunieron en Ginebra representantes del mundo político, comercial y religioso para la lla-

mada ‘Conferencia para la reforma del calendario’. El cambio requerido por los presentes iría a quebrar

el ciclo semanal y hacer con que el Sábado cayese en diferentes días de la semana cada año. Como

siempre sucede, Dios en todos los tiempos tuvo defensores ardorosos de las verdades sagradas. Así, on-

ce observadores del Sábado – componentes de la delegación de los Adventistas del Séptimo Día – pro-

testaron y consiguieron la no reforma del calendario. La célebre conferencia fue adiada para una oca-

sión oportuna. El Espíritu de Dios estuvo presente y guió a Sus humildes hijos a más un triunfo en fa-

vor de las verdades contenidas en las páginas lapidares del Libro Sagrado”. – Itanel Ferraz, Sígueme, p.

137.

Querido hermano: Dios creó la semana de siete días, y al séptimo lo llamó Sábado. ¿Por qué tanta indi-

ferencia a un día que Dios creó, separó y santificó? ¡Reflexione en eso, amado!

¿EL SÁBADO PUEDE SER GUARDADO EN LAS REGIONES POLARES?

En las Regiones Polares, días y noches duran seis meses. ¿Se guarda el Sábado allá? ¡Lógico que si!

¿Cómo? Vea:

“Viendo que las Escrituras Sagradas enseñan la observancia del Sábado de la puesta del sol hasta la

puesta del sol, hay personas que concluyen ser eso imposible en el Extremo Norte, donde hay todos los

años un período durante el cual el Sol permanece en lo alto, y otro en que permanece oculto abajo del

horizonte, durante las completas veinte y cuatro horas del día.

“Es cierto que residen allí numerosos observadores del Sábado, los cuales afirman no ser difícil saber

cuándo llega la hora de la puesta del sol, para entonces iniciar la observancia del día de reposo. Se sor-

penden en efecto, al saber que haya quien eso juzgue imposible.

“En el período en que el Sol está oculto abajo del horizonte, los guardadores del Sábado en el Extremo

Norte observan el día del viernes al medio día hasta el Sábado al medio día, porque esa hora correspon-

de a la puesta de sol en la región ártica en el invierno. Pues todos los días, mientras el sol se oculta bajo

el horizonte meridional, él alcanza su cenit al medio día, ya que en esa hora tanto se levanta como se

pone, abajo del horizonte.

“De ahí por delante, pasa a ser visible la puesta de sol, señalando el comienzo y el fin del séptimo día.

Cada día el sol se levanta un poco más temprano y se pone un poco más tarde, de modo que el 21 de

marzo (equinoccio vernal), el nacimiento del sol ocurre a las 6 horas de la mañana, poniéndose a las 6

horas de la tarde.

“En los días de verano, en que el sol no se pone, cuando alcanza el cenit (el punto más alto en su apa-

rente camino circular en el Cielo) los habitantes que están fuera del círculo ártico saben que es medio

día. Y cuando llega al nadir (el punto más bajo en su aparente camino circular en el Cielo), en los días

de verano, ellos saben que es media noche. Este punto más bajo en el aparente circuito solar de veinte y

cuatro horas en el Cielo es denominado por los habitantes de aquella región punto del norte. Corres-

ponde, como dijimos, a la puesta del sol. Así, los habitantes de fuera del círculo ártico, observan en el

verano el séptimo día de media noche del viernes hasta la media noche del Sábado, pues el Sol está en-

tonces en su nadir (el ´sumergimiento’), que es también el punto de la puesta de sol.

“Ni los observadores del domingo ni los del Sábado tienen cualquier dificultad en saber cuando co-

mienza su día de reposo religioso, en el Extremo Norte. En dos períodos del año la visible puesta de sol

sirve de señal para marcar el principio y el fin del séptimo día para los adventistas en la región ártica. Y

en los días en que el Sol no aparece sobre el horizonte, el Sábado es observado del viernes, al medio

día, hasta el medio día del Sábado, por eso que esa hora corresponde al tiempo de la puesta del sol, se-

Pág. 87

gún lo prueba la última puesta del sol visible ocurrida en el principio del período, y la primera puesta de

sol visible ocurrida en el final del período. Pero durante el tiempo en que el Sol está en el Cielo conti-

nuamente, el Sábado es observado del viernes a la media noche, hasta la media noche del Sábado, por-

que el Sol está en su nadir en ese momento del día, como lo prueban la última puesta del sol visible en

el principio del período, y la primera puesta del sol visible ocurrida en el final del período”. R.L. Odom,

The Lord’s Day On a Round World, págs. 121, 122,138,140,141,143,144. Citado en Consultoría Doc-

trinaria, pág. 154.

“Y aún en la tierra del ‘Sol de la media noche’, pregúntele a un explorador de los polos y él encontrará

ridícula la idea de no haber allí una noción del día, su comienzo y su fin. Los exploradores árticos man-

tienen el exacto contaje de los días y semanas en sus diarios, relatando lo que hicieron en determinados

días. Ellos dicen que en aquella extraña y casi deshabitada tierra, es posible notar el transcurrir de los

días durante los meses en que el Sol está sobre el horizonte, por las posiciones variables del Sol, y du-

rante los meses en que el Sol está abajo del horizonte, por el vestigio perceptible del crepúsculo vesper-

tino. Y si un sabatista se encontrase allá en el polo, y tuviese algún recelo de perder el contaje de las

semanas, le bastaría dirigirse, por ejemplo, a una misión evangélica entre los esquimales, y allí obten-

dría la información que desea, pues los misioneros sin duda sabrían cuándo es domingo para en ese día

realizar su Escuela Dominical... Ciertamente ellos no perderían el ciclo semanal”. – Arnaldo B. Chris-

tianini, Sutilezas del Error, pág. 177-178.

¡EL SÁBADO SE PERDIÓ EN EL DÍA LARGO DE JOSUÉ! (Josué 10: 12-14).

Con Dios no hay imposibles. ¡Parar cualquier día! ¡Para deslocar el Universo! ¡Detener la órbita del Sol

o de la Luna! Retroceder los rayos solares, es tarea fácil.

Los cananeos adoraban el dios Sol (Baal) y la diosa Luna (Astoret). Por lo tanto, al ordenar Josué que el

Sol y la Luna parasen, demostraba él la impotencia de aquellos dioses paganos delante del Dios de Is-

rael. Por eso Josué no dijo: “¡Para, Tierra!”.

Dios operó el milagro alargando suficientemente el día para que Su pueblo destruyese completamente

al enemigo. Aún en aquel largo día, conquistaron la ciudad de Maquedá (Josué 10:28). Pero el día con-

tinuaba siendo miércoles. El día posterior fue jueves y, así, sucesivamente, hasta hoy, siglo XX. Por

consiguiente, el Sábado no se perdió, porque la semana se mantuvo intacta.

Josué usó el lenguaje popular de sus días al entrar en asuntos científicos. En verdad, el día no es el re-

sultado de que el Sol se mueva en el Cielo, y sí que la Tierra gire sobre su eje imaginario, una rotación

completa de 360 grados.

Mi hermano, lea en la página 114, de este libro, lo que los doctores cientistas, con propiedad, informan

a respecto de este maravilloso Universo de Dios. ¿Lo leyó? ¡Es todo verdad! La verdad no se discute.

¡Se acepta y punto!

Pero, también es una verdad incuestionable que Dios puede intervenir en las leyes naturales y detener

la rotación de la Tierra, cuando desee, sin que haya efectos desastrosos para el planeta, para el Sistema

Solar y aun para el Universo.

Nunca se olvide, amado, que este famoso día se extendió por más tiempo que lo normal, pero, continuó

siendo miércoles, en nada alterando el ciclo semanal. ¡El Sábado es el Día del Señor! Dios sabe como

cuidarlo para nosotros.

¿PUEDE SER GUARDADO EL SÁBADO EN UN MUNDO ESFÉRICO?

En cierta ocasión dijo un cristiano que “el Sábado no puede ser guardado en un mundo esférico, pues

aquel que viaja alrededor de la Tierra, pierde o gana un día”.

Pág. 88

Otro fue más allá y garantizó que: “Cuando son las seis horas de la mañana en un Sábado aquí en Río

de Janeiro, en el Japón son las seis horas de la tarde; esto significa que, cuando los adventistas aquí se

levantan para guardarlo, ya sus hermanos japoneses lo acabaron de guardar...”

Por este prisma ilusorio, se cree que se puede transgredir el mandamiento del Señor y todo caída bien.

Es impresionante cómo se modifican las cosas de Dios. Cómo se trata livianamente con el Creador. Di-

jo, en síntesis, este hermano: “El Sábado no puede ser guardado en un mundo esférico”. ¡Espera ahí!

Cuidado, usted está queriendo ser mayor que el Rey. ¡Usted quiere suplantar a Quien hizo el mundo es-

férico!

Lo que se nota es que todo aquello que exija algún sacrificio en materia de religión, lo más fácil es tran-

sigir, transgredir, modificar, contornar y se aplican las conveniencias particulares. Eso, sin embargo, no

es correcto y, sin duda, impide los milagros.

Muchos cristianos hoy están tomando una posición peligrosa, viviendo sus ideas sin confrontarlas con

un seguro “Así dice el Señor” de las Escrituras. Están, sin saberlo, tratando de tomar el lugar de Dios.

Observe: Dios creó el Sábado para el hombre (Mar. 2:27). Dios también creó la Tierra. Y, al crearla, la

hizo sabiendo que, siendo esférica, sería mañana aquí en Río de Janeiro, cuando fuese tarde en el Ja-

pón, y sin embargo determinó: “ACUÉRDATE DEL SÁBADO PARA SANTIFICARLO” (Éxo. 20:8-

11). Dijo estas palabras para el japonés así como para el brasileño, sin distinción.

Y ahora pregunto: ¿Cuál es el problema de este huso horario? ¿Acaso el Sábado no llega allá en el Ja-

pón así como aquí en Brasil? ¿También la semana en el Japón no es de siete días y el día de 24 horas?

¿Cómo puede el hombre decir que el Sábado no puede ser guardado por causa del huso horario? Preci-

samos tener más reverencia para con Dios; al final, Él es el Creador, ¿y quién es el hombre para cues-

tionar Su orden? No se deben buscar disculpas para solapar un mandamiento divino, porque quien así

lo desee, hasta para el adulterio encontrará una justificativa.

“Solamente una persona santa puede observar un día santo. Solamente alguien que está totalmente vuel-

to para Dios puede guardar un día santo”.

Ciertamente cuando aquel hermano afirmó ser imposible guardar el Sábado, en virtud de perder o ganar

un día debido al huso esférico, no pensó él en un simple – tan simple – hecho. Preste atención, y vea si

usted concuerda con esto. Supongamos que dos hermanos gemelos están listos para efectuar un crucero

marítimo. Respectivamente con sus navíos irán: Uno para el este y el otro para el oeste, y así circunda-

rán la Tierra continuamente en dirección opuesta. ¡Después de mucho tiempo de viaje, uno estará tan

viejo que podrá ser padre del otro! Y el padre de ambos, quedándose aquí en Río de Janeiro, deberá ha-

ber rejuvenecido, en contraste con uno de los hijos. Fuera del gran espanto de los parientes y amigos.

Esta es la conclusión lógica a que se llega. Pero eso es un pensamiento pueril, utópico que jamás ocurri-

rá, “porque el problema no es ganar o perder tiempo, sino el cómputo. ¡¡¡Son las revoluciones de la tie-

rra que determinan los días, y no el número de veces que se viaja alrededor de ella!!!” – Sutilezas del

Error, pág. 155, A. B. Christianini. ¡Esa pérdida o ganancia es apenas aparente, y nunca real!

Escuche con cariño: “A cualquier país que lleguemos en nuestros viajes, encontramos todo tipo de per-

sonas allí: científicos, laicos, judíos, cristianos y ateos de perfecto acuerdo en relación a los de la sema-

na... Pregúnteles, individual o colectivamente, cuando llega el séptimo día de la semana, y todos darán

la misma respuesta. No importa se alguien está en el Polo o en el Ecuador, ni si viaja por mar o por tie-

rra, ni si se dirige para el Oriente o para el Occidente; el día es cierto espacio de tiempo absolutamente

fijo en cualquier parte de la superficie de la Tierra”. - Objeciones Refutadas , F. D. Nichol, pág. 31.

Si, hermano, lo que la Biblia enseña, y claramente, es que el día Sábado debe ser guardado de una pues-

ta de sol hasta la otra puesta de sol (Lev. 23:32). No importa si aquí en Brasil comienza hoy a las 18:00

horas y mañana por la mañana en el Japón. Nosotros tenemos que guardar el Sábado cuando este llegue,

Pág. 89

aunque nuestros hermanos del otro lado del mundo ya lo hayan hecho o lo harán horas antes o después.

No importa. Lo esencial es que el Sábado siempre llega al final de cada semana, y que usted lo debe

guardar, pues es un tiempo separado por Dios para probar quien Le obedece o no. Dijo Dios: “Acuérda-

te” ¿Usted no se está olvidando?

“El mandamiento del Sábado no dice nada en relación a que tenga que ocurrir al mismo tiempo en to-

dos los lugares de la Tierra. Simplemente ordena guardar el ‘séptimo día’. Y este séptimo día, ¿acaso

no llega en todas las partes de la Tierra? ¡Si!”. (Ibídem). ¡Elemental! Llegó el Sábado, observémoslo!

El séptimo día fue el único de la semana que recibió un nombre por parte del Creador. Dios lo denomi-

nó de: El SÁBADO, y él llega siempre al terminar la semana, aquí en Río de Janeiro, como en Hong

Kong, en la Indonesia, o en la India, “pues los ciclos semanales se mantuvieron intactos tanto en un lu-

gar como en el otro”. – (Ibídem).

Finalmente hermano, lo convido a presenciar algo extraordinariamente bello y fascinante, que habla

profundamente al corazón. El viernes que viene, procure saber, aunque sea por curiosidad, cuándo se

pone el sol. Pregunte en las emisoras de radio, en el servicio meteorológico, o lea cualquier diario. Una

vez que lo sepa, procure estar a esta hora próximo a alguna vegetación: árboles, plantas, etc... Usted ve-

rá maravillado un gran milagro que, hasta entonces, posiblemente, le pasó desapercibido.

Usted oirá el cantar de miles de animalitos, aves, grillos, langostas y centenas de otros insectos hacien-

do vibrar sus voces, alabando a Dios, el Creador, al surgir un nuevo día, exactamente a la puesta del

sol, como asegura la Biblia Sagrada.

Usted quedará extasiado y conmovido. Verá como son fieles las criaturas de Dios, que ni siquiera serán

salvas. Usted comprobará cómo son obedientes y puntuales, pues exactamente a aquella hora por algu-

nos minutos toda la creación irracional alaba al unísono a Su Creador, mientras el hombre, obra prima

de la creación, poco menor que los ángeles, lleno de gloria y honra, inteligente, auto-suficiente, blanco

del gran amor divino, y de eterno sacrificio, dejó de lado las Escrituras Sagradas para aceptar la tradi-

ción humana – espera un nuevo día, a la media noche.

Si, hermano, estos animalitos, que nunca fueron a la escuela, no saben leer ni posen reloj y, sin embar-

go, exactamente a la hora de la puesta del sol, se unen a los ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA,

formando un coro magistral para alabar a Dios, el Creador, y recibir el santo Sábado.

Mi hermano, el apóstol Pablo, como que anteviendo la disposición del hombre en modificar la voluntad

divina, escribió acertadamente:

Romanos 1:20 = “Porque Sus cosas invisibles, desde la creación del mundo, tanto Su eterno poder,

como Su divinidad, se entienden y claramente se ven por las cosas que son creadas, para que ellos que-

den sin excusas”.

La propia creación irracional de Dios testificará contra los desobedientes.

Lo desafío hermano, sea del credo religioso que sea, a que haga esta experiencia en la puesta del sol del

próximo viernes, y si no sucede lo que le he dicho, búsqueme y cóbreme lo que quiera. Haga esta prue-

ba para que compruebe de una vez para siempre que, si los propios animalitos irracionales no pierden el

contaje de los días, ¿cómo podrá perderlo el hombre? ¿Cómo rehusar su llegada aquí o en el Japón?

¿Cómo?

“¡Cuán simple pues, es el mandamiento de Dios para guardar el ‘séptimo día’! Las objeciones contra la

observancia del Sábado provienen, no de viajar lejos por otras tierras, sino, de alejarse de Dios”. – Ob-

jeciones Refutadas F. D. Nichol, pág. 31.

“El Sábado puede ser considerada la bandera de Dios. Él la hastió sobre la Tierra como símbolo de Su

soberanía, como señal de Su gobierno. Para Su pueblo, el Sábado es la insignia de la ciudadanía en Su

reino”. – Lección Nº 9 de la Escuela Sabática, pág. 122 – Set/1984.

El Sábado era conocido y observado por los hebreos antes del Sinaí. El Sábado fue instituido en el

Edén, como memorial. En Egipto, lo perdieron de vista, como también negligenciaron otros aspectos de

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la Verdad y del culto a Dios. De ahí que, el propósito divino, en sus andanzas por el desierto, era tam-

bién reeducarlos en las verdades negligenciadas y olvidadas.

YO GUARDO EL SÁBADO PORQUE:

• Dios lo creó, bendijo y santificó – (Gén. 2:2-3).

• Jesús descansó en ese día – (Luc. 4:16).

• Los discípulos lo guardaron – (Luc. 23:54-56).

• La madre de Jesús lo observó – (Luc. 23:56).

• Es señal entre Dios y Sus hijos – (Eze. 20:20).

• Es el día del Señor – (Éxo. 20:8-11; Mar. 2:28).

SÁBADO: DEL HOMBRE Y DE DIOS.-

Muchos hermanos que no admiten la diversidad de leyes en la Biblia, afirman que el Sábado es cere-

monial. Se valen de ciertos pasajes aisladas y deslocadas de las Escrituras, para garantizar que el Sába-

do está nulo hoy. Pero, ¿qué dice la Biblia?

El Santo Libro hace referencia clara e indiscutible a dos Sábados. A saber: el sábado ceremonial y el

Sábado moral. En forma simple: Uno de Dios y el otro del hombre. Uno abolido, el otro en vigor. Uno

es el Sábado del séptimo día de la semana. El otro ocurría en fechas fijas del año, como si fuera un fe-

riado nacional. Era llamado de Sábado porque al llegar se revestía de toda la solemnidad del santo Sá-

bado del Señor. Eran los “FESTIVALES” sabáticos (Isaías 1:13; Oseas 2:11).

SÁBADOS MORALES.-

Consideremos, en primer lugar, el Sábado del séptimo día de la semana, pues es el día de guarda esta-

blecido por Dios, después de la creación del mundo. Santificado, separado y bendecido. Es encontrado

en la Biblia en varios lugares, de los cuales destacamos: Éxo. 20:8-11; 23:12; 31:15; 35:2; Mar. 2:28;

Mat. 24:20; Apoc. 1:10 (Juan lo denominaba “El Día del Señor”, etc.).

ES EL ÚNICO DÍA BENDECIDO Y SANTIFICADO POR DIOS.-

“Y bendijo Dios el séptimo día, y lo santificó...” Gén. 2:3. (Más: Éxo. 20:11; 31:14; 35:2; Deut. 5:12;

Jer. 17:22,27; Eze. 20:20, etc.).

ES TAMBIÉN UNA SEÑAL ENTRE DIOS Y SUS HIJOS.-

“Y santificad Mis sábados, y servirán de señal entre Mi y vosotros...” Eze. 20:20. (Más: Éxo. 31:13, 17;

Eze. 20:12; Apoc. 7:2 y 3; 9:4, etc...).

DIOS LOS LLAMA DE “MIS SÁBADOS”.-

“Guardaréis Mis Sábados...” Lev. 19:30. (Más: Lev. 19:3; Éxo. 31:13; Lev. 26:2; Isa. 56:4; Eze.

20:12,13,16; 20:21, 24; 22:8,26; 23:38; 44:24, etc...).

SON TAMBIÉN CLASIFICADOS COMO SÁBADOS DEL SEÑOR.-

“...Mañana es reposo, el santo Sábado del Señor...” Éxo. 16:23. (Más: Éxo. 16:25; 20:10,11; 31:15;

Lev. 23:38; Deut. 5:14; Neh. 9:14, etc...).

Estimado hermano, a través de estos pasajes bíblicos, no hay dudas de que el Sábado del séptimo día de

la semana es el cuarto mandamiento de la santa, justa y buena Ley de Dios (Rom. 7:12). Y este Sábado

fue abonado de la siguiente manera, por Su Creador, el Señor Jesús: “Y orad para que vuestra fuga no

suceda en el invierno NI EN UN SÁBADO” (Mat. 24:20). Y arremata categóricamente: “...así el Hijo

del Hombre, hasta del SÁBADO ES SEÑOR”. (Mar. 2: 28).

He ahí por lo tanto, delante de usted el santo Sábado del Señor. El sello de la creación, que revela y

apunta a Dios como el verdadero y único Creador de todas las cosas. Por consiguiente, este manda-

Pág. 91

miento es parte integrante de la Ley Moral, y clasificado por Dios como: “DÍA SANTIFICADO”, “MI

SÁBADO” y “SÁBADO DEL SEÑOR”.

SÁBADOS CEREMONIALES.-

El tratamiento que Dios da a estos sábados es bien diferente. Apelo al Espíritu Santo para que el her-

mano alcance esta diferencia y la haga valer.

DIOS LOS LLAMA DE “VUESTROS SÁBADOS”.-

“...de una tarde a otra tarde, celebraréis vuestro sábado.” (Lev. 23:32).

TAMBIÉN LO CLASIFICA EL SEÑOR DE “SUS SÁBADOS”.-

“Y haré cesar... sus lunas nuevas, y sus sábados...” Oseas 2:11.

(Más: Lev. 16:29-31; 23:5-8, 15-16, 24, 37, 39; 26:34, 35, 43; Lam. 1:7; (2:6); Isaías 1:13 y 14, etc...).

Esos sábados ceremoniales eran en número de siete. Ellos tenían una finalidad: “Eran sombras de las

cosas futuras” (Heb. 10:1). Sucedían durante el transcurso del año judaico. Eran fechas fijas en días

móviles; fecha fija quiere decir un día de determinado mes. Día móvil indica que ese día podía caer un

lunes, miércoles, viernes, etc. Cuando el sábado ceremonial caía en un Sábado del séptimo día, este era

considerado “Sábado grande”. Juan 19:31.

Ejemplo: 15 de Noviembre es feriado nacional, pero él no cae todos los años en el mismo día de la se-

mana. Hay ocasiones en que cae un lunes, un jueves, un domingo y hasta en un Sábado.

Vea, entonces, la fecha es fija: 15 de Noviembre. Pero el día es móvil: puede caer en cualquier día de la

semana, y cuando llega, es feriado. Eran feriados fijos. Esos festivales sabáticos están en Levíticos capí-

tulo 23 y eran los siguientes:

1º Sábado – Pascua – 15º día del primer mes.

2º Sábado – Fiesta de los Panes Ázimos – 21º día del primer mes.

3º Sábado – Fiesta de las Primicias (Pentecostés) – 6º día del tercer mes.

4º Sábado – Memoria de la Jubilación (Fiesta de las Trompetas) – 1º día del séptimo mes.

5º Sábado – Día de la Expiación (Yon Kippur- Grande Yoma) – 10º día del séptimo mes.

6º Sábado – 1º Día de la Fiesta de los Tabernáculos – 15º día del séptimo mes.

7º Sábado – Último Día de la Fiesta de los Tabernáculos – 22º día del séptimo mes.

Esos días eran llamados sábados, porque, al llegar, imprimían en la mente de los israelitas la misma

santidad del Sábado semanal. Como ve, hermano, en este exhaustivo consultar de la Biblia, se ve que

hay una diferencia entre el Sábado de Dios (semanal) y el Sábado del hombre (ceremonial).

Efectivamente, hay un abismo entre los dos. El Sábado semanal Dios lo llama de “MI SÁBADO” y

“SANTO SÁBADO”, y el sábado ceremonial lo clasifica de “SU SÁBADO” y “VUESTRO SÁBA-

DO”. El Sábado del hombre está siempre ligado con ceremonias, abluciones, ofrendas, manjares, y or-

denanzas, al paso que el de Dios está ligado con acciones morales.

Si alguien aún duda, tome la Biblia nuevamente y vamos a leer pausadamente: “FUERA DE LOS SÁ-

BADOS DEL SEÑOR...” (Lev. 23:38). Vea la claridad de la expresión divina: “FUERA ... de los Sá-

bados del Señor”. Denota con seguridad la existencia de otros sábados. (Efectivamente, los sábados ce-

remoniales).

Sabe hermano, el Sábado semanal fue instituido en la creación, y en él Dios descansó. El Sábado cere-

monial fue instituido en el Sinaí, y en él Dios no descansó. El Sábado del séptimo día era guardado 52

veces al año (una vez por semana); el ceremonial lo era 7 veces al año. El Sábado del séptimo día fue

creado antes de la caída del hombre; el ceremonial, después de la entrada del pecado. El Sábado del

Pág. 92

séptimo día de la semana fue creado “en el ambiente de la original perfectibilidad edénica, en que el

hombre, sin la plaga del pecado, se comunicaba con su Padre Celestial.” – Sutilezas del Error, pág. 136,

A.B. Christianini. Por eso él es exclusivamente moral.

“El Sábado parece haber sido ordenado a nuestros padres luego que fueron creados; y juntamente con

la institución del casamiento constituyen las únicas reliquias que nos restan de la vida sin pecado en el

Paraíso. El mandamiento de santificarlo fue incluido entre los Diez Mandamientos, la ley moral, QUE

ES DE OBLIGACIÓN PERPETUA”. – Comentario del Evangelio de Mateo, Vol. 1, pág. 344, de John

A. Broadus (teólogo Bautista) – Énfasis míos.

“El Sábado es de OBLIGACIÓN PERPETUA... Su institución es anterior al Decálogo y forma parte de

la Ley Moral”. – Teología Sistemática, pág. 408, de A.H. Strong (teólogo Bautista) – Énfasis míos.

Bien hermano, como el Sábado del Decálogo no es ceremonial, de acuerdo con lo que fue presentado

en este estudio, y apoyado en estas dos declaraciones, le reafirmo: Él no fue abolido, y ahora será fácil

entender los pasajes de Isaías 1:13; Oseas 2:11; Colosenses 2:16; Romanos 14:5 y Gálatas 4:10, etc.,

¿no es verdad?

Resumen.-

Sábado Semanal Sábado Ceremonial

1 - Instituido en la creación. 1 – Instituido no Sinaí.

2 - Dios descansó. 2 - Dios no descansó.

3 - El propio Dios lo anunció y lo escribió con Su

dedo (Éxo. 32:15-16).

3 - Dios no procedió de la misma manera

(Deut. 31:24-26).

4 – Guardado cada semana (Éxo. 20:8). 4 – Guardado una vez por año.

5 – El cuarto mandamiento no incluye sábados

anuales (Éxo. 20:8).

5 - El Sábado anual no incluye Sábados del Señor

(Lev. 23:37-38).

6 - Es una señal eterna (Éxo. 31:16-17) 6 - Debía cesar (Oseas 2:11).

7 - No fue abolido (Hechos 15:21;17:1 y 18:4;

Mat. 24:20; Luc. 23:56).

7 - Acabó en la cruz (Efé. 2:14-15; Col. 2:14-17).

8 - Dios lo llama de Mi Sábado (Eze. 20:20; Lev.

19:30)

8 - Dios lo llama su Sábado (Oseas 2:11; Isaías

1:13).

EL SÁBADO EN EL NUEVO TESTAMENTO.-

Los libros que acusan y combaten a los Adventistas del Séptimo Día son unánimes en afirmar que

NUEVE mandamientos del Decálogo son repetidos en el Nuevo Testamento, menos el SÁBADO. ¿Se-

rá verdad? ¡Compruébelo! Lea la pág. 35.

Existen, en el Nuevo Testamento, nada menos que – cincuenta y nueve pasajes – que nombran el Sába-

do del séptimo día de la semana, y apenas una que se refiere al sábado ceremonial. Es, por consiguiente,

una diferencia formidable, en favor de los que creen y aman la Ley Moral de los Diez Mandamientos,

fuera de que, dejan en “mal pie” a esos escritores.

¡Vamos a consultar la Biblia para comprobarlo! Destacaremos 53 pasajes, pues los otros 5 son repeti-

ciones de un mismo verso, y la última es una comparación (Hechos 1:12).

JESÚS REVELÓ SER EL SÁBADO EL DÍA DEL SEÑOR.

• Mat. 12:8; Mar. 2:27 y 28; Luc. 6:5.

JESÚS, LOS DISCÍPULOS Y LOS APÓSTOLES HACÍAN TRABAJO MISIONERO EN SÁBADO.

• Mat. 12:1; Mar. 2:23 y 24; Luc. 6:1 y 2; 14:1; Juan 5:9; Hechos 16:13.

JESÚS DEDICABA EL SÁBADO PARA OBRA DE ASISTENCIA SOCIAL.

Pág. 93

• Mat. 12:2, 10-12; Mar. 3:2,4; Luc. 6:7-9; 13:14-16; 14:3-5; Juan 9:14.

JESÚS HIZO DEL SÁBADO UN DÍA ESPECIAL DE CULTO, DANDO EL EJEMPLO, YENDO A

LA IGLESIA.

• Mar. 1:21; 6:2; Luc. 4:16,31; 6:6; 13:10

JESÚS REPRENDIÓ SEVERAMENTE LA MANERA FARISAICA DE GUARDAR EL SÁBADO.

• Mat. 12:5

LOS DISCÍPULOS Y LOS APÓSTOLES OBSERVARON EL SÁBADO.

• Mat. 28:1; Mar. 15:42; 16:1; Luc. 23:54, 56; Hechos 13:14, 27, 42, 44; 15:21; 17:2; 18:1-4.

JESÚS RECONOCIÓ QUE EL CELO SIN ENTENDIMIENTO DE LOS FARISEOS LE QUITÓ LA

ALEGRÍA AL SÁBADO.

• Juan 5:10, 16, 18; 7:22 y 23; 9:16; 19:31.

JESÚS TENÍA UNA GRAN PREOCUPACIÓN: TEMÍA QUE SUS DISCÍPULOS TRANSGREDIE-

SEN EL SÁBADO.

• Mat. 24:20.

El único pasaje referente al Sábado ceremonial en el Nuevo Testamento está en Colosenses 2:16, y es

un rebate decisivo del apóstol Pablo a los judaizantes que querían imponer su perniciosa doctrina entre

los cristianos. Y Pablo establece cristalinamente que este sábado es ceremonial puro, al decir, en el ver-

so 17, que es “sombra” de los bienes futuros.

SITUACIÓN BÍBLICA EN EL NUEVO TESTAMENTO.-

Sábado del Séptimo Día de la Semana – 59 Referencias

Sábado Ceremonial, abolido – 1 Referencia

Domingo (nombre no bíblico) – 0 Referencia

Primer Día de la Semana – 8 Referencias

Hasta por la lógica, es innegable que el santo Sábado no puede ser cancelado.

“La violación del mandamiento sabático no es tanto un pecado como tal, sino un síntoma que revela

una actitud que toca todos los mandamientos. La quiebra del Sábado en su naturaleza esencial es un re-

chazo a Dios, una especie de rebelión. No es como matar, o robar, o cometer adulterio. Ella revela un

estado interior de desobediencia; y desobediencia es la esencia de todo pecado”. – M. L. Andreasen,

The Sabbath, págs. 76 y 77.

Observe esta simple estadística:

1º – Mandamiento – 7 Palabras

2º – Mandamiento – 76 Palabras

3º – Mandamiento – 25 Palabras

4º – Mandamiento – 98 Palabras

5º – Mandamiento – 24 Palabras

6º – Mandamiento – 2 Palabras

7º – Mandamiento – 2 Palabras

8º – Mandamiento – 2 Palabras

9º – Mandamiento – 8 Palabras

10º – Mandamiento – 36 Palabras

CONSIDERE:

Pág. 94

• El número de vocablos no elimina el valor implícito del mandamiento; de ahí que dos o más pa-

labras insertadas en él tienen el mismo valor real y vital; sin embargo, se nota que, si el número de pa-

labras en algún mandamiento es mayor, caracteriza entonces que fue mayor la preocupación de Dios al

redactarlo. Por eso es de extrañar que Dios, un día, tuviese planos de anular el Sábado.

• El cuarto mandamiento contiene más palabras que siete mandamientos juntos, y, diferentemente

de los demás, comienza con el vocablo: “Acuérdate”. Dios previó la locura humana, razón por la cual

se preocupó con las minucias en este mandamiento, para que el hombre no lo olvidase jamás. En él,

Dios se revela como el Creador del Universo.

• Lo incuestionable es que la Ley Moral no tiene mandamientos demás, no tiene de menos, no tiene

mandamiento que se cambiaría con este o aquel evento, con esta o aquella resurrección, pues, si así fue-

se, Dios se sujetaría al tiempo y a ocasiones, no manteniendo firme Su palabra; y la Biblia dice que el

carácter de Dios no cambia (Mal. 3:6). Lo que hace es perfecto y dura para siempre, pues es un Dios

Santo, que no Se confunde, que sabe lo que es correcto, y lo que es mejor y necesario para el hombre.

• Jesús dijo que no vino a abolir ni a abrogar la Ley Moral (Mat. 5:18). Y como Su digno autor,

prohibe que se le retire siquiera un “tilde” (minúsculo señal gráfico). El hombre subestima Su orden y

arranca de ella 98 palabras. ¿Cómo puede ser esto?

Se encuentra en el libro Diez Pasos Para Una Vida Mejor, segunda edición, del Pastor Fanini, en la pá-

gina 71, este sorprendente comentario. Él pregunta:

– “¿Cuántas especies de hurto hay?” Después él mismo responde:

– “Hay los que hurtan a Dios. Roban el día del Señor: (y añade): ‘Acuérdate del día de Sábado para

santificarlo’”.

Este brillante y famoso Pastor, Presidente Mundial de la Iglesia Bautista, define bien la posición huma-

na en contraste con la sabiduría de Dios que aglutinó en este mandamiento 98 palabras escritas por Su

propio dedo, para que se volviese, como de hecho es, una vertiente de bendiciones al que “fiel obede-

ce”.

Lamentablemente, aún así, los cristianos le han “robado” a Dios, transgrediéndolo. Jesús llamó de

“conductores ciegos” (Mat. 15:14), a algunos de su tiempo. Acuérdese de esto. Mi amado, ore y decída-

se por la Verdad, ¡por favor!

“Acuérdate del día Sábado para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; pero el séptimo

día es el Sábado del Señor tu Dios; no harás ninguna obra, ni tu, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu

sierva, ni tu animal, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo el Señor los

Cielos y la Tierra, el mar y todo que lo que en ellos hay, y al séptimo día descansó; por lo tanto bendijo

el Señor el día Sábado y lo santificó”. Éxodo 20:8-11.

• Como sucede en todos los tribunales, la ley para ser ejercida, mantenida y cumplida, precisa te-

ner a su retaguardia el legislador. En la Ley Moral (los Diez Mandamientos), el cuarto mandamiento

revela a Dios como el gran legislador de la Ley, el Creador de todo el Universo. El cancelamiento de

este mandamiento por el cambio del día de reposo fatalmente retiraría el nombre de Dios como legisla-

dor de la ley, y consecuentemente perdería su valor, pues “ley sin legislador, nada vale”.

• Cristo hizo del séptimo día de la semana, al establecerlo como día de reposo, el memorial de Su

poder creador. Si fuese verdad que Cristo abolió o transfirió el día de reposo, sería forzoso creer que

Cristo no estaría más interesado en ser reconocido “como Creador delante de los habitantes de la Tie-

rra”, y también daría razón a los ateos que dicen que “Dios no existe y que la Tierra no fue creada por

nadie, sino que surgió por sí sola, mediante un proceso evolutivo, así como le es dado a los hombres el

derecho de pose definitiva y permanente del Planeta, y Él, como legítimo Creador, nada más sería aquí

Pág. 95

y jamás vendría, como prometió, para solucionar los problemas de la civilización y establecer Su

reino”.

• “Aquello que es establecido como memorial de un determinado acontecimiento no puede ser em-

pleado como memorial de otro acontecimiento opuesto. Así, el reposo semanal original, establecido por

Cristo como conmemorativo de un acto Suyo – la creación del mundo – jamás sería por Él transferido

para otro día de la semana, y mucho menos para conmemorar otro acto Suyo – Su resurrección”.

JESÚS CRISTO ES EL SEÑOR DEL SÁBADO – Marcos 2: 27-28.-

Por lo tanto, cualquier cambio en la observancia del cuarto mandamiento sólo podrá ser hecha por Él

mismo. Entretanto, escuche lo que dijo Él:

Mateo 5:17-18 = “...hasta que el Cielo y la Tierra pasen, ni una jota o un tilde se omitirá de la ley...”

Estos dos testigos (Cielo y Tierra), mientras existan, estarán clamando contra aquellos que deliberada-

mente rechazan en reconocer la eternidad de la Ley Moral de Dios y la sacrosantidad del Sábado.

Jesús es el “Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14:6).

Jesús es el único ejemplo, “para que sigáis Sus pisadas” (1 Pedro 2:21).

El cristiano debe andar “como Jesús anduvo” (1 Juan 2:6).

“Vosotros seréis Mis amigos, si hicieres lo que os mando” (Juan 15:14).

LO QUE JESÚS MANDÓ:

“Examinad las Escrituras...” (Juan 5:39)

Que la ley no fue abolida (Mat. 5:17-18)

LO QUE JESÚS ENSEÑÓ:

• No violar el Sábado (Mat. 24:20)

• Frecuentar la iglesia los Sábados (Luc. 4:16).

¡JESÚS NO TENÍA PECADO! ¿Por qué entonces se bautizó?

¡DIOS NO SE CANSA! ¿Por qué entonces descansó?

Respuesta: Para nuestro ejemplo.

CONSIDERANDO QUE:

• Jesús instituyó el Sábado (Éxo. 20:8-11).

• Por precepto y ejemplo, Jesús reverenció el Sábado en la Tierra (Luc. 4:16).

• Jesús se denominó “Señor del Sábado” (Mar. 2:28).

• “Jesús es el mismo ayer, hoy y eternamente” (Heb. 13:8).

PREGUNTA: ¿Qué día Jesús guardaría si estuviese hoy entre nosotros?

OBSERVACIÓN: Dios permite que usted escoja donde vivir, donde trabajar y lo que quiere vestir, pe-

ro el día de guarda, Él lo determina para usted: el Sábado.

Un pastor pentecostal “apretaba” tanto a los fieles para el “pago” del diezmo con palabras hasta ofensi-

vas, que algunos miembros exigieron una reunión para tratar el asunto. En esta, uno de los presbíteros

dijo:

“Pastor, como usted sabe, el diezmo no es un mandamiento. Si usted continua exigiéndolo de esa for-

ma, tenemos entonces que guardar el Sábado porque, este sí, es un mandamiento” (Palabras textuales

que él me dijo a mí).

La Iglesia Bautista de Jerusalén se constituye en un hecho singular y motivo de sorpresa para los turis-

tas Bautistas. Es que, desde 1949, ella realiza sus cultos el Sábado por la mañana. Los miles de Bautis-

tas que la visitan cada año inquieren sobre tal acontecimiento, y la respuesta textual de Robert Lindsay,

pastor local, es:

Pág. 96

– “Respondo que nosotros aquí oramos en el mismo día en que Jesús acostumbraba hacerlo”. – R.A.,

Marzo/84.

– Efectivamente, esta actitud está de acuerdo con Lucas 4:16.

– Quiera Dios que esa disposición de la Iglesia Bautista de Jerusalén sea la puerta abierta para el enten-

dimiento final de todos que el Sábado es el Día del Señor.

�En Octubre/96, una comitiva de Pastores de la Asociación de Río de Janeiro fue a la Tierra Santa. El

día 14/10/96, el Pastor Euzélio, integrante de la caravana, estuvo en Jerusalén llevando un libro “Así

Dice el Señor” con la orientación de mostrarle al Pastor Robert Lindsay esta página 137. El Pastor

Lindsay falleció un año antes, sin embargo, su substituto la leyó, y dijo que “el Sábado es un día espe-

cial para el creyente, y es el día de guarda bíblico”, y que la Iglesia Bautista aún hace los cultos los Sá-

bados. Para mi alegría él escribió en la contra tapa de este ejemplar del libro “Así Dice el Señor”, lo si-

guiente:

Traducción: “Para mi hermano Lourenço González, yo le envío mi amor cristiano y te abrazo con mi

afecto. Continúe con la Gracia del Señor Jesús (Yeshua) bendiciéndote. Paz de Jerusalén. Charles Kopp

– 14-10-1996” – Pastor.

EL SÁBADO FUE HECHO POR CAUSA DEL HOMBRE

“El Sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del Sábado”. Marcos 2:27

Ese texto bíblico ha sido utilizado por personas sinceras para predicar que, siendo el Sábado creado por

causa del hombre, este nada tiene con él, está abolido, cancelado, nulo, etc. Usted va a ver que este pen-

samiento, aún cuando sea sincero, está lejos de lo que Dios tenía en mente al crear el Sábado. Medite en

esto:

• La Biblia fue hecha por causa del hombre, y no el hombre por causa de la Biblia.

• La Santa Cena fue hecha por causa del hombre, y no el hombre por causa de la Santa Cena.

• La oración fue hecha por causa del hombre, y no el hombre por causa de la oración.

• La Iglesia fue hecha por causa del hombre, y no el hombre por causa de la Iglesia.

• La salvación fue hecha por causa del hombre, y no el hombre por causa de la salvación.

Entonces, ¿la Biblia perdió su valor y está cancelada? ¿La Santa Cena fue abolida? ¿La oración cadu-

có? ¿La Iglesia es dispensada? ¿La salvación es una utopía? ¡No!. ¡Y no! El Sábado tiene que ser guar-

dado, así como usted lee la Biblia, toma la Santa Cena, ora, va a la iglesia y es salvo. (La mujer también

fue hecha por causa del hombre – 1 Cor. 11:9. ¿No fue bueno?!) Dios siempre está cierto. Génesis 2:18.

EL VALOR DEL SÁBADO

Una dueña de casa despierta por la mañana, ordena la cama, varre la casa, prepara el desayuno, “pone la

mesa y retira la mesa”, lava los platos, hace la vianda del marido, “despacha” al marido, lava la ropa,

saca el polvo de los muebles, ordena las plantas, limpia los vidrios, prepara los niños para llevarlos y

traerlos de la escuela, hace el almuerzo, “pone la mesa y retira la mesa”, lava los platos, limpia la coci-

na, prepara la once, lava los servicios, hace la cena, “pone la mesa y retira la mesa”, lava los platos y las

ollas, limpia la cocina... y se va a dormir, pensando en lo que va a hacer (cocinar) para el día siguiente.

Esta maratón puede comenzar al amanecer y terminar por la madrugada, dependiendo del tamaño de la

familia y de las condiciones de cada uno. Imagine eso durante varios años. Esta dueña de casa se trans-

forma en una verdadera máquina. Por eso, el buen Dios creó el Sábado. Ahora es fácil entender por qué

“el Sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del Sábado”, ¿no es verdad?

Imagine lo que sucede con un obrero que hace puro trabajo pesado.

Pág. 97

Si, mi hermano, Dios creó el Sábado por causa de esta dueña de casa y del trabajador en general. Para

que, en este santo día, pudiesen parar, para que puedan recobrar las fuerzas y tener tiempo suficiente,

libre de fatigas, y de los trastornos, descansando de sus labores, para meditar de forma total en el gran

amor de Dios.

Experimente, hermano o hermana, el próximo viernes, exactamente a la puesta del sol, encerrar todas

las actividades. Tenga la casa lista, cambie las sábanas, almohadas y cubrecamas, la comida listita, la

ropa planchada y guardada, los zapatos lustrados, la televisión y la radio apagados. Los diarios y revis-

tas seculares recogidos.

Reúna la familia, canten himnos de loor a Dios, lean la Biblia, oren. Estarán así recibiendo el Sábado

bíblico en su casa. Después diríjanse a la mesa, cenen y prepárense para un reposante sueño. La noche

será diferente y más agradable. Por la mañana, tomen su desayuno y estén desde ya convidados a asistir,

en una de nuestras 67.237 Escuelas Sabáticas, al culto de adoración y loor a Dios, que comienza pun-

tualmente a las 9:00 horas. En la tarde, salgan con la familia a contemplar la naturaleza, muéstrenle los

campos y las flores, el mar y todo el Universo a los hijos, y díganles que todo fue creado por el buen

Padre Celestial. Y hasta ellos comprenderán que Dios tenía razón al crear el “Sábado por causa del

hombre”. Dios continua en lo cierto: ¡El hombre precisa del Sábado! No seamos ingratos al rehusar lo

que Dios hizo para nosotros.

“Así como Dios completó Su obra en seis días, de modo que pude ser dicho que ella estaba ‘terminada’

en el séptimo día, debemos completar nuestro trabajo durante los seis días destinados para eso, y des-

cansar mirando más allá de nuestros intereses y necesidades terrenas, para el privilegio de mantener

comunión con nuestro Creador. El día de reposo de Dios no es meramente una señal de parada, sino

una invitación para creciente amistad...” – Lección de la Escuela Sabática, 14/07/85.

¿CUÁNDO SERÍA RESTAURADO EL SÁBADO?

Daniel 8:12 = “...y lanzó la Verdad por tierra; hizo eso y prosperó”.

La Verdad, como ya lo dijimos, es: DIOS (Isa. 65:16); JESÚS CRISTO (Juan 14:6); EL ESPÍRITU

SANTO (Juan 16:13); LA BIBLIA (Juan 17:17); LA LEY MORAL (Sal. 119:142).

Por lo tanto: Negar o matar a Cristo; usurpar el lugar de Dios; olvidar la actuación del Espíritu Santo;

substituir la Biblia y modificar la Ley Moral es “lanzar la Verdad por tierra”.

Cuando Daniel profetizó eso (600 a.C.), la verdad estaba en pie. O sea: los judíos fueron separados co-

mo nación elegida para ser la luz de los pueblos. El templo era la Iglesia (Éxo. 25:8). El evangelio era

el Sistema Sacrificial que prefiguraba al Mesías, y la Ley Moral era la norma de conducta. El Espíritu

Santo, aún cuando estaba actuando, no había sido dado en forma clara, lo que sólo ocurrió en el Pente-

costés, al ser Jesús glorificado en el Cielo por el Padre (Juan 17:5). En el Pentecostés se dio la obra

inaugural del Espíritu Santo como representante de Jesús.

Los años pasaron. El Mesías llegó, y lo mataron. Pero, en el año:

31 d.C. (muerte de Cristo) la Verdad estaba en pie.

58 d.C. Aún permanecía en pie sustentada por Pablo (Hechos 20:29-30).

62 d.C. Pablo advierte vehementemente: 2 Tes. 2:3-4 (el apóstol define quién atentaría contra la

Verdad para lanzarla por tierra).

100 d.C. Muere Juan, el último de los apóstoles. La Verdad aún está en pie.

200/300 d.C. Aún permanece en pie, toda la Verdad de Dios.

321 d.C. Ocurre la conversión nominal del emperador Constantino al cristianismo (apenas una ma-

niobra política para asegurarle la permanencia en el gobierno). El 07/03/321 d.C. él emite el famoso

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edicto dominical que iría abrir la puerta a las leyes dominicales futuras (vea este decreto en la página Nº

96). Posteriormente afirmó: “Juntarse a la iglesia o perder la vida”.

364 d.C. En el Concilio de Laodicéa la Iglesia Romana transfirió definitivamente la solemnidad del

Sábado para el domingo (ver pág. Nº 97).

503/508 d.C. En estos años, se consolidó la posición religiosa de apostasía total. Se abría el camino

para la “abominación asoladora”. El papado contaba con el apoyo eclesiástico (en el Sínodo del 503

d.C. en Roma, el Papa fue declarado como el substituto de Dios, no pudiendo ser juzgado por ninguna

persona). Recibió también el apoyo civil (503 a 508 d.C.) a través de Clóvis (Clodoveo) rey de los

Francos que, aceptando el cristianismo por influencia de su esposa cristiana, Clotilde, se vuelve ardoro-

so defensor del papado, luchando contra todos los pueblos hostiles al Papa. Esto le valió el título de “el

hijo más antiguo de la Iglesia Católica”.

533 d.C. Justiniano, emperador de Roma Oriental, con sede en Constantinopla, declara al papa como

la “cabeza de todas las iglesias”, pasando el papado a dominar Europa.

538 d.C. Exactamente en este año fue expulsado de Roma el último poder opositor del papado – los

Ostrogodos. Con su caída se desarrolló notablemente la supremacía papal. Virgílio, obispo de Roma, se

vuelve el 1º Papa con jurisdicción temporal. La verdad es que, paulatinamente, ya venía siendo modifi-

cada, bajo este poder, seria, definitivamente, lanzada por tierra.

La profecía de Daniel 8:12 se completa con la de Pablo (2 Tes. 2:3-4), sino, vea lo que dice la Historia

Universal: en el año 321 d.C.: hubo un cambio del Sábado para el domingo; 370 d.C.: culto a los san-

tos; 400 d.C.: oración por los muertos y señal de la cruz; 500 d.C.: origen del purgatorio; 609 d.C.: cul-

to a la virgen María; 758 d.C.: confesión auricular; 787 d.C.: culto a las imágenes; 880 d.C.: canoniza-

ción de santos; 998 d.C.: fiesta de finados; 1.190 d.C.: venta de indulgencias; 1.215 d.C.: consagrada

definitivamente la confesión auricular; 1.220 d.C.: adoración a la hostia; 1.414 d.C.: uso del cáliz sólo

para sacerdotes; 1.563 d.C.: el Concilio de Trento determina que la tradición tiene el mismo valor que

la Biblia, y acepta como canónicos los libros apócrifos; 1.870 d.C.: es declarada la infalibilidad del Pa-

pa cuando habla ex-cátedra, por el Concilio Vaticano.

El mundo entonces se sumergió en densas tinieblas. Fue retirada la Biblia de la mano del pueblo y fue-

ron colocadas en su lugar las tradiciones romanas. Las conciencias fueron cauterizadas en el engaño.

Supersticiones inventadas, nadie raciocinaba libremente, fueron dominados por el poder católico ro-

mano. Todos vivían recelosos de la bula papal. Reyes, príncipes y el pueblo común temían la excomu-

nión de la santa Sede. Vinieron entonces los cismas y las indulgencias. La intolerancia religiosa esta-

blecida por Roma Cristiana nubló la visión de un Dios amoroso, piadoso, misericordioso y compasivo.

Entonces llega el siglo XVI, y con el, el embrión de la Reforma Protestante. Muchos hombres santos

dieron sus vidas en favor de la Verdad con el deseo de restaurarla; antes y después de este siglo, a sa-

ber:

Wiclef: Reformador inglés, llamado la “estrella de la mañana de los Reformadores”. Tradujo la Biblia

del latín para el inglés en 1.380 d.C. Su protesta vehemente fue contra la venta de indulgencias. Sus

huesos fueron a parar en la hoguera.

Jerónimo y Juan Huss, dos exponentes máximos de la Reforma; en defensa de la verdad fueron también

devorados por la hoguera.

Willian Tyndale, suscitó el odio de los prelados al traducir las Escrituras Sagradas para el idioma ma-

terno. Por orden de Carlos V de Alemania, fue estrangulado en el día 6 de Octubre de 1536 y quemado

en un poste de Vilvorde, próximo a Bruselas.

Martín Lutero, Reformador alemán. La estrella central de la constelación inolvidable de los valientes

reformadores. Cuando él subía de rodillas los peldaños de la “escala de Pilatos” en Roma, una voz le

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sonó en los oídos: “El justo vivirá por la fe” (Rom. 1:17). Miró para todos lados. No vio nada. Conti-

nuó. La voz cálida se repitió: “El justo vivirá por la fe”. No dudó más. Prontamente se levantó.

Lutero creía en las torturas y sacrificios, esto es, en la justificación por las obras como lo había aprendi-

do en la Iglesia Católica. Interrumpió inmediatamente su via-crucis, pues había entendido la voz y el

mensaje divino. Penitencias, obras de cualquier especie, promesas, sacrificios de auto flagelación, nada

de eso puede justificar a nadie (Isaías 64:6).

Corrió hasta su iglesia en Würtenberg en Alemania y colocó 95 tesis contrarias a la Iglesia Católica

(31/10/1517) y por eso fue llevado a los tribunales de la Santa Sede.

“Retráctese hereje”, vociferaban los obispos y padres. ¿De qué? Serenamente preguntaba este hombre

de Dios: “¡Pruébenme por la Biblia mi error!” (¿Y se puede?).

Lutero fue salvado por el Señor para desencadenar el gran proceso de restauración de las Verdades que

estaban lanzadas por tierra. Y comenzó por la Biblia. La tradujo para el alemán en 1.534 d.C., y más

tarde fundó la Iglesia Luterana. Pero,

• Continuó guardando el domingo;

• Creyendo que en la muerte de la persona, se le salía el alma; (inmortalidad);

• Y practicando el bautismo por aspersión (asperjando agua en la cabeza).

Lamentablemente, la Reforma de Lutero, aún cuando fue providencial y necesaria, fue una Reforma in-

completa. ¿Juzgarlo? ¡¿Quién?!

Un hombre que se levantó sólo contra un Sistema Eclesiástico poderoso que dominaba al mundo. ¿Có-

mo también exigir de él, que vivió apenas 63 años, una reforma total de las Verdades que fueron lanza-

das por tierra hace tantos años?

Agradezcamos a Martín Lutero la bendición de haber restaurado la autoridad de la Biblia y la gran ver-

dad de la justificación por la fe. Su sinceridad nos lleva a entender que, 1.300 años de engaño, efecti-

vamente le ofuscaron la visión espiritual concerniente al Sábado, pues tenemos de él el siguiente testi-

monio:

“Es muy sorprendente para mí que alguien pueda afirmar que yo rechazo la Ley o los Diez Mandamien-

tos... No conozco ningún modo en que nosotros no los usemos... Pues, ¿quién podría saber que, y por

que, Cristo sufrió por nosotros, sin saber lo que es pecado o la ley? Por lo tanto, la Ley precisa ser pre-

dicada donde quiera que Cristo sea predicado”. – Martín Lutero, Luther’s Works (Filadelfia: Fortress

Press, 1971), vol. 47, págs. 109 y 113.

Por lo tanto, como cada época de la historia tuvo su Verdad Presente, la Verdad Presente en la era de

Lutero fue la justificación por la fe. Ninguna otra Verdad podría ser restaurada en primer lugar a no ser

esa; porque el pueblo había sido enseñado que el perdón se compraba con dinero (indulgencias). Y el

libro del profeta Daniel estaba “sellado” aún.

Lo cierto es que, con Lutero, la iglesia comenzó a ser despertada del sueño milenar para nuevamente

entrar en el camino de la verdad y santidad. Importaba seguir adelante. Rayos de fulgurante luz ahuyen-

taban las espesas tinieblas de las enseñanzas pervertidas y de las prácticas paganas de Roma papal. Sin

embargo, aún cuando la Reforma surgiese en una hora gloriosa, el restablecimiento de todas las Verda-

des no ocurrió.

Era exigir demasiado que los Reformadores abandonasen todos los errores de sus antepasados, o que

ellos restaurasen todas las Verdades “lanzadas por tierra”. Todo el conjunto de Verdades divinas altera-

das milenariamente por la iglesia dominante tendrían que ser gradualmente restauradas, y no todas de

una vez.

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Efectivamente, algunas verdades estaban ocultas a sus ojos, aguardando otra oportunidad para ser res-

tauradas a su primitivo fulgor, hecho que está plenamente de acuerdo con los reclamos de la profecía.

El bautismo por aspersión (infantil) es un ejemplo. Dios lo aceptó hasta que la forma original pudiese

destruir las tinieblas y revelarse, también fulgurante. Cuando este bautismo (gotas de agua en la cabeza)

era la luz que los creyentes tenían, o sea, no comprendían con exactitud la verdadera forma de bautizar,

Dios aceptaba su fidelidad a la luz entonces creída. De ahí, la certeza de que la persona sólo será res-

ponsable por el conocimiento que tuvo de la verdad en su época. Ella sólo prestará cuenta de la luz re-

cibida y vivida, según las explicaciones obtenidas.

Pues bien, las Iglesias Reformadas que se siguieron a la Luterana, también no complementaron la Re-

forma; por eso mismo continuaron iguales, todas guardando el domingo, creyendo en la inmortalidad

inherente del alma y bautizando por aspersión. Sólo en 1.609, la Iglesia Bautista restauró otra Verdad

que fue el bautismo por inmersión y sólo de adultos. De ahí para adelante, ninguna iglesia más hizo

ningún progreso en el sentido de restaurar las Verdades que aún se encontraban en el “piso”.

Evidentemente, ni Martín Lutero ni nadie, podría contrariar la profecía. La restauración de todas las

Verdades sólo se daría cuando llegase el tiempo predicho en la profecía, esto es: el Tiempo del Fin,

1844 (lea la pág. 424). Dan. 8:12,14,17,19,26. Dios cuidó para que la profecía se cumpliese tal cual se

encontraba en la Biblia. Dios espera que los cristianos del final de este siglo, sean los valientes atalayas

de Sión, defensores de la Verdad.

VERDADES CONFIRMADAS EN EL TIEMPO DEL FIN

• Biblia Sagrada sin los libros apócrifos.

• Justificación por la fe.

VERDADES RESTAURADAS a partir de 1844, por la Iglesia Adventista del 7º Día:

TEMPERANCIA (amplia reforma pró-salud).

• Abandono de las carnes inmundas.

• Abandono de cigarros y bebidas alcohólicas.

MORTALIDAD DEL ALMA

• El alma es el hombre. Él no abriga algo que se desprende o se desgarra en la muerte.

SANTA CENA

• Lava-pies, puro jugo de uva y pan ázimo (sin fermento).

LEY DE DIOS

• Restauración de todos los Diez Mandamientos (aquí está el Sábado). Etc.

OBSERVACIÓN: El Sábado no podría ser restaurado antes del cumplimiento de la profecía. El tiempo

del fin comenzó en el siglo XVIII y no en el siglo XVI cuando ocurrió la Reforma Protestante. – La Bi-

blia está cierta, la Historia Universal lo confirma. ¡Amén!

Complemento de la página 145:

Esdras 7:7-9 = “También subieron a Jerusalén... en el séptimo año del rey Artajerjes... Y en el mes

quinto vino él a Jerusalén; y era el séptimo año de este rey. Porque en el primer día del primer mes fue

el principio de su subida de Babilonia, y en el primer día del quinto mes llegó a Jerusalén, según la

buena mano de su Dios sobre él”.

“Mes quinto” – Quinto mes del reinado de Artajerjes I, el monarca Persa que hizo el tercer decreto para

la reconstrucción de Jerusalén.

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“Séptimo año” – El rey Artajerjes reinó del 465 al 423 a.C. Para descubrir el séptimo año basta sacar la

cuenta decreciente: 464 (1º año); 463 (2º año); 462 (3º año); 461 (4º) año); 460 (5º año); 459 (6º año);

458 (7º año). Cinco meses después, ya es el año 457 a.C.

“Primer día del primer mes” – Esdras salió de Babilonia con su caravana en el primer día del primer

mes (Nisan) del año 457 a.C..

“Primer día del quinto mes” – Esdras llegó a Jerusalén en el primer día del quinto mes (Abib), del año

457 a.C.

EL SÁBADO EN LA NUEVA JERUSALÉN.-

Alguien me dijo: "No habiendo en la Nueva Jerusalén noche para marcar los límites ni el inicio o el fin

de cada día, será imposible guardar el Sábado allí, por lo tanto el Sábado está abolido".

¿Está correcta o errada, esta persona? Vamos a ver:

Volvamos al lejano pasado. Jesús, al resucitar, empeñó Su palabra diciendo que iría a preparar un lugar

para los salvos, ¿se acuerda? Juan 14:1-3.

• Este lugar es la Nueva Jerusalén: Apoc. 21:2,10.

• La Nueva Jerusalén es el Templo de Dios: Apoc. 21:3,22.

• Va a ser la capital de la Nueva Tierra: Zac. 14:4,5,9.

La Nueva Jerusalén no necesitará de la luz del Sol ni la luz de la Luna: Apocalipsis 22:5 (Isa. 60:19;

Apoc. 21:23).

"Y allí no habrá más noche, y no necesitarán de lámpara ni de la luz del Sol, porque el Señor Dios los

alumbra..."

OBSERVACIONES:

• ¿Por qué se prenden las lámparas en la noche?

• Los postes de iluminación pública están provistos de un sistema con célula fotoeléctrica

que, automáticamente se conecta, cuando la luz del Sol desaparece. Y se desconecta instantáneamente

cuando, al día siguiente, reaparece el Sol.

• ¿La luz (lámpara) prendida por la mañana se ofusca delante de la luz del Sol? – ¡Claro que

si!

En la Nueva Jerusalén no habrá ninguna instalación eléctrica y estará toda iluminada en la noche por la

luz que emana del Señor Jesús.

Si esta magnífica ciudad no posee templo, si el Señor es Su templo, si Su gloria la ilumina, entonces

ella será la morada de Jesús. Su trono estará allí. ¡Y así mismo será! Jesús es nuestro para siempre,

¿Dios no lo dio para nosotros? (Juan 3: 16).

Pero... cuanto al Sábado, ¿algún problema? ¡Lógico que no! Observe:

• Dios creó la Tierra para nosotros, los seres humanos (los terráqueos). Le dio forma, separó las tinie-

blas de la luz y las llamó: Noche y Día. Gén. 1:2-13.

• Creó el Sol para iluminar el día, y la Luna para clarear la noche. Gén. 1:16-18.

• Después creó una pareja maravillosa ordenándoles crecer y multiplicarse. Esta pareja sería el embrión

de la familia humana. Gén. 1:27-28.

• El Sol y la Luna realizaban sus funciones necesarias a la mantención de la vida en la Tierra, mientras

Adán y Eva vivían felices, sin pecado, en el Edén.

Un día el pecado entró en este mundo. ¡Que lástima! El Sol y la Luna continuaron y continúan realizan-

do la obra para la cual Dios los destinó.

Un día el pecado será desarraigado de la Tierra, y el Sol y la Luna continuarán brillando, porque el

hombre vivirá en ella, ahora, sin pecado, todo nuevo. Y a cada Sábado iremos al templo (Nueva Jerusa-

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lén) para adorar, y allá nos recepcionará el Señor Jesús, cuya gloria ilumina toda la ciudad – de día y de

noche. Escuche:

“Y será que desde una luna nueva hasta la otra (mensual), y desde un Sábado hasta el otro (semanal),

vendrá toda la carne (personas) a adorar delante de Mi, dice el Señor”. – Isa. 66: 23.

Yo no me quedaré al lado de afuera, ¿y usted? ¡Gloria a Dios!

“EL SÁBADO ES DIFERENTE DE LOS SEIS DÍAS DE LA SEMANA PORQUE EN EL GÉNESIS

NO DICE TARDE Y MAÑANA”.

Impresionante. Cuando una persona decide no aceptar la claridad bíblica de la validez del Sábado, ella

procurará “mil” cosas para cuestionar. Bien, anote ahí:

“Diferente de los otros seis, el séptimo día de la Creación no es designado como ‘tarde y mañana’. Al-

gunos estudiosos quieren defender que los seis días corresponden a períodos de tiempo y el séptimo no

tenía límites fijos. Así, sugieren que el Sábado es un tiempo anterior a la caída del hombre, a ser res-

taurado cuando el pecado y los pecadores no existan más. Eso omite tres hechos importantes:

1.- “El séptimo día es llamado ‘un día’ (yom, en hebraico; Gén. 2: 2), de la misma forma que los seis

días anteriores (Gén. 1:5-31).

2.- “El último día de la semana de la creación es llamado ‘el séptimo’.

3.- “El cuarto mandamiento iguala los siete como partes iguales de una semana (Éxo. 20:8-11). Por lo

tanto, el Sábado de la Creación no fue un período de tiempo extenso, de la misma forma que no lo fue-

ron los demás seis días de la Creación.

“La palabra ‘día’ (yom, en hebraico), siempre significa un día de 24 horas, cuando usada con el numeral

(primero, segundo, tercero, etc.). Luego, Génesis 1, habla de la creación en seis días literales.

“El sentido de la expresión ‘séptimo día’ en Génesis 2:2 es el mismo que cuando aplicado a los seis

días anteriores. Diferente de los meses y años, que son determinados por el movimiento de la Luna al-

rededor de la Tierra y por la Tierra alrededor del Sol, respectivamente, no hay un fenómeno natural para

determinar la semana. El origen de la semana tiene que ver con la Creación”. Lección de la Escuela Sa-

bática, 04/08/96.

ACUÉRDESE:

• El Sábado no es de los judíos. Es del Señor tu Dios.

• El Sábado fue el primer día entero que Adán y Eva vivieron.

• Si Jesús viniese para destruir el Sábado, Él no lo habría guardado. Lucas 4:16.

• Fue en un Sábado que Jesús se levantó, y leyendo al profeta Isaías, dijo ser el Mesías.

• El Sábado, fuera de ser el marco de que Dios es el Creador, es el refugio contra el stress. En este día

se debe dejar todo para adorar a Dios.

• ¿Qué sentido tendría que Jesús mandara orar, 39 años después de Su vuelta al Cielo (Mat. 24:20), si

los discípulos no guardaran el Sábado?

• Si Jesús fuese a transferir el Sábado para el domingo, los discípulos no irían con bálsamo y tristeza a

la tumba (Marcos 16:2); sino, con flores y mucha alegría.

CAPÍTULO 8: PABLO Y EL SÁBADO EN EL LIBRO DE HECHOS.-

En su primer viaje misionero, Pablo fundó las IGLESIAS de Antioquía de Psídia, Icónio, Listra y Der-

be, y muchas otras en su segundo y tercer viaje; sin embargo, a ninguna de ellas le dijo que el Sábado

cedió su lugar al domingo.

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“Es posible que alguien imagine que la transgresión de ese cuarto mandamiento es menos grave de lo

que la transgresión de los otros nueve. La verdad, sin embargo, es que quien se dispone a transgredir el

cuarto mandamiento ya tiene en el corazón la inclinación de transgredir uno o más de los otros manda-

mientos...

“¿Por qué debe el hombre guardar el Sábado del Señor? ¡Porque es justo! Aquí se sigue el mismo prin-

cipio de no hurtar porque no es justo”. – Pr. Harold J. Brokle (teólogo Asambleano), Prosperidad Por la

Obediencia, págs. 58,59.

Muchos apoyan la tesis de que, por los escritos paulinos, el domingo es el día de guarda. Sin embargo,

sucede exactamente lo contrario, según el propio Pablo. Si hubiese habido una alteración en el día de

reposo del Sábado para el domingo, ciertamente él nos lo habría dicho a nosotros, los gentiles, pues, al

final, él es nuestro apóstol.

Acompañemos a Pablo en una sinuosísima maratón sabática, entre gentiles, judíos, prosélitos, en todos

los lugares, ratificando incuestionablemente la santidad del Sábado.

PRIMER VIAJE MISIONERO: CHIPRE – ANTIOQUÍA DE PSÍDIA

Pablo hizo muchos viajes, estableció diversas iglesias (Hechos 16:5; 18:22; Gál. 1:22; 1 Cor. 16:19; 2

Cor. 8:1; Hechos 14:21-27, etc.), pero nunca dijo nada a respecto del domingo substituyendo al Sábado.

Tome su Biblia. Como punto de partida, examinaremos el libro de Hechos, y, en el capítulo 13, verso 2,

por orden del Espíritu Santo, fueron Pablo y Barnabé separados para la obra del Ministerio. Emprendie-

ron inmediatamente el primer viaje misionero, que abarcó muchas ciudades:

Hechos 13:14

“Y ellos, saliendo de Perge, llegando a Antioquía, de Psídia, y, entrando en la Sinagoga, en un día de

Sábado, se sentaron ”.

Pablo y su compañero fueron a la Sinagoga en el día del Señor, el Sábado, y fue convidado a predicar el

evangelio. Muchos admiten que Pablo sólo predicaba en las Sinagogas de los judíos. Por eso predicaba

en los Sábados.

Bien, continúe la lectura y aguarde la respuesta. Mientras tanto no se olvide: Pablo está en un Sábado

delante de judíos y gentiles, y va a predicar. ¡Qué excelente oportunidad para anunciar el cambio del día

de reposo! ¿Será que va a mencionar esta alteración? Dice la Biblia:

Hechos 13:16 = “Y, levantándose Pablo, y pidiendo silencio con la mano, dijo: Varones israelitas, y los

que teméis a Dios, oid”.

Note sus palabras: “Israelitas, y los que teméis a Dios”. Esto lo dijo porque estaban congregados judíos

y gentiles. Pablo discursa poderosamente hasta el verso 41 de este capítulo, y el tema central es la resu-

rrección de Jesús. Por lo tanto, estaba al frente de la Sinagoga predicando, y nada dijo del cambio del

día de Sábado para el domingo, en virtud de la resurrección del Señor, como quieren muchos cristianos.

Escuche:

Hechos 13:27 = “Por no haber conocido a Este, los que habitaban en Jerusalén, y sus príncipes, Lo con-

denaron, cumpliendo así las voces de los profetas que leen todos los Sábados”.

Pablo está confirmando que todos los Sábados era leída la Biblia conocida, esto es, el Antiguo Testa-

mento. Pablo le recordó a una Sinagoga repleta de judíos y gentiles el bello hábito de la lectura de la

Biblia los Sábados. Escuche aún más:

Hechos 13:42 = “Y, saliendo los judíos de la Sinagoga, los gentiles le rogaron que en el Sábado si-

guiente les fuesen dichas las mismas cosas”.

Mi querido hermano, es contundente la expresión bíblica: los GENTILES le rogaron a Pablo que nue-

vamente les predicase en el Sábado siguiente. Por eso concluyo: sería deshumano y cruel si aquellos

gentiles que amaban a Jesús y deseaban servirlo fuesen enseñados erróneamente. Pablo atendió la soli-

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citación de los gentiles. Pasó una semana entera trabajando y preparándose para en el próximo Sábado

volver a predicarles el evangelio. Vea:

Hechos 13:44 = “... al Sábado siguiente se juntó casi toda la ciudad para oír la Palabra de Dios”.

¡Qué oportunidad magna para Pablo! Estaba delante de casi toda la ciudad (de Antioquía de Siria).

¡Qué grande responsabilidad! Yo pregunto: Por qué Pablo no dijo abiertamente: Hermanos, ustedes

tendrán ahora que guardar el domingo en lugar del Sábado, por causa de la resurrección de Jesús... ¿Al

final, no predicaba Pablo a respecto de la resurrección del Señor? Querido hermano, Pablo ni siquiera

insinuó o dejó transparecer algo a ese respecto. Partió de allí, dejando a los hermanos exactamente co-

mo los encontró: guardando el Sábado, y con un regalo aún, vea:

“Muchos creyeron y, fue organizada la primera congregación gentil fuera de la Sinagoga”. – Conciso

Diccionario Bíblico, editado por la Convención Bautista Brasileña, en 1983, 12ª edición, pág. 138. Es-

cuche lo que dijo el referido Diccionario, en la página 137:

“Después del martirio de Esteban, en la época de la dispersión, algunos judíos de Chipre y de Cirene,

que se criaron en tierras griegas llegaron a Antioquía (de Siria) y en la Sinagoga predicaron a los judíos

y prosélitos griegos. Las predicaciones fueron coronadas de éxito. Un mezcla de judíos y prosélitos

griegos formó la congregación primitiva que, poco a poco, creció hasta que llamó la atención de la

IGLESIA EN JERUSALÉN...” (¿Vio? Iglesia, y no Sinagoga).

La iglesia en Jerusalén envió a Barnabé a Antioquía para ver el milagro que estaba ocurriendo. Millares

de gentiles estaban aceptando a Jesús por la predicación de los discípulos que fueron dispersos por la

persecución desencadenada por el apedreamiento de Esteban – Hechos 11:19-22.

Barnabé fue y quedó maravillado. Encontró una iglesia floreciente y vibrante. Eso lo motivó a tal punto

que decidió ir a Tarso a buscar a aquel que fuera el perseguidor de la iglesia – Saulo. Lo condujo a An-

tioquía. Durante un año Barnabé y Pablo permanecieron allí, fortaleciendo la IGLESIA. Escuche nue-

vamente:

“De ahí en adelante Antioquía se volvió un local de gran desarrollo evangelístico y de interés histórico

para la iglesia”. Ídem, pág. 137. Y es la pura verdad, al punto que el Dr. Lucas, registra lo siguiente:

Hechos 13:1 = “Y en la IGLESIA que estaba en Antioquía había algunos profetas y doctores, a saber:

Barnabé y Simeón, llamado Níger, y Lucio Cirineo, y Manaem, que fuera criado con Herodes el tetrar-

ca, y Saulo.” (Pablo-verso 9).

Ciertamente Pablo fortaleció la fe y esperanza de los hermanos, pero cuanto al día de guarda, no hubo,

de hecho, ningún cambio. Fue exactamente en Antioquía, donde, por primera vez, los discípulos fueron

llamados cristianos (Hechos 11:26). Ahora, siendo una ciudad donde surgieron los primeros cristianos,

y la primera iglesia sedimentada y fortalecida por Pablo, ¿cómo no les ordenó claramente que el do-

mingo había tomado el lugar del Sábado? ¡Considere esto hermano!

¿Percibió? Pablo predica en la Sinagoga y el cristianismo se beneficia. Acuérdese: Pablo NUNCA dijo

que el Sábado fue cambiado por el domingo. No lo dijo en la Sinagoga, y tampoco en la Iglesia.

ICONIO – LISTRA – DERBE.-

En las ciudades de Iconio y Listra, Pablo no prosperó en la predicación del evangelio, a la ida. Pero, en

Derbe, “el evangelio fue predicado con mucho éxito”. (Ibídem, pág. 139). Pablo y Barnabé “dejaron de

predicar, cuando regresaron, para poder dedicarse a la tarea de organizar nuevas iglesias, eligiendo an-

cianos (Hechos 14:21,23) o pastores en cada una”. – Ibídem.

Hechos 14:1 = “Y sucedió que en Iconio entraron juntos en la Sinagoga de los judíos, y hablaron de tal

modo que creyó una gran multitud, no sólo de JUDÍOS, sino de GENTILES”.

Pablo siempre comenzaba su trabajo misionero por la Sinagoga. Aquí predicó de “tal modo” que hubo

una inmensa conversión, inclusive de gentiles. ¿Usted cree que después de esa decisión al lado de Cris-

to, Pablo no haya orientado a los hermanos en toda la doctrina del Señor, en el establecimiento de la

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Iglesia Cristiana? Ciertamente que si. Ellos continuaron guardando el Sábado, porque el propio Pablo lo

consideraba el Día del Señor, ¡no hay dudas! Escuche aún esto:

Hechos 14:21, 23 = “Y, habiendo anunciado el evangelio en aquella ciudad y hecho muchos discípulos,

volvieron para Listra, Iconio y Antioquía... Y habiendo elegido, por común consentimiento, ancianos en

cada IGLESIA, orando con ayunos, los encomendaron al Señor, en Quien habían creído”.

Pues bien hermano, Pablo hizo muchos discípulos en Derbe, y así la primera providencia sería la adqui-

sición de una casa donde pudiesen acomodarse. Si fueron organizadas iglesias, como dice el texto, for-

zoso sería delinear las normas, reglamentos, doctrinas y todo lo que tiene que ver con la liturgia cristia-

na. Si eso es verdad, sería un grave error de Pablo no determinar también el día que debían santificar y

reservar para el encuentro especial de los hermanos con Dios. Si Pablo explícitamente no lo hizo, es

porque el Sábado ya era conocido de todos. Nada más lógico. De la misma manera, se establecieron an-

cianos (auxiliares de pastor – presbíteros) en cada iglesia, ciertamente dio todas las instrucciones nece-

sarias en la conducción del rebaño de Dios, y el Sábado permaneció intocable e inalterado. Nada se dijo

al respecto, ni siquiera hubo vestigios a favor del domingo.

Hechos 14:28 = “Y se quedaron allí no poco tiempo con los discípulos”.

Es una gran falta de amor dejar a alguien engañado con relación a alguna doctrina bíblica. Si Pablo es-

tuvo tanto tiempo con esos discípulos y nada les dijo sobre el cambio del Sábado para el domingo, ten-

dremos que admitir dos razones.

Primera: Él concordaba que el Sábado era el día de reposo, aceptado por todos, judíos y gentiles, por

eso ni siquiera lo mencionaba, pues era un caso encerrado.

Segunda: Fue mucha falta de consideración dejar a los hermanitos engañados, sin comunicarles que

ahora el domingo era el día santificado. ¿Qué cree usted?

SEGUNDO VIAJE MISIONERO: TRÓADE – MACEDÓNIA – FILIPOS.-

¡Es maravilloso! Dios “perdió” a Esteban, pero Pablo lo substituyó, y el cristianismo ganó al mayor de

todos los baluartes. Y él dice:

Hechos 16:13 = “Y un día Sábado salimos fuera de las puertas, para la orilla del río, donde juzgábamos

haber un lugar para la oración; y, sentándonos, le hablamos a las mujeres que allí se juntaron”.

Esa costumbre bonita de Pablo, nosotros todos podríamos tenerla. Lo más importante del relato es que

Pablo no está en la iglesia, ni en la Sinagoga, sino que predicando en la plaza pública (al aire libre) en

el Día del Señor. Por lo tanto, Pablo iba a la iglesia por la mañana, en el día Sábado, y en la tarde salía

para el Trabajo Misionero. Exactamente como lo hacemos nosotros, los Adventistas del Séptimo Día.

Aún hay que resaltar el brillante hecho de que Pablo viajó de Tróade (Asia) para Macedónia (Europa),

por orden divina (Hechos 16:9). Fue directamente para la ciudad de Filipos, una colonia romana (He-

chos 16:12,21). Allí, en un día Sábado, predicó para un grupo de mujeres, y entre ellas está Lídia, una

comerciante de púrpura inmigrante de Asia, mujer pagana, que aceptó las enseñanzas de Pablo, y se

convirtió con toda su casa (Hechos 16:14-15). Así se convirtió en la primera cristiana en Europa, fruto

del trabajo misionero de Pablo. Ella lo ayudó a establecer la iglesia de Filipos, y el Sábado permaneció

siendo guardado como antes (Hechos 16:13). Comenzó por lo tanto el cristianismo en el Continente Eu-

ropeo, en un Sábado.

ATENCIÓN – Escuche con cariño el contexto comprobatorio:

Filipenses 1:1 = “Pablo y Timoteo, siervos de Jesús Cristo, a todos los santos en Cristo Jesús, que están

en Filipos, con los obispos y diáconos”.

¿Percibió? Pablo está aquí refiriéndose a una Iglesia Cristiana (sus miembros) y no a una Sinagoga. Es-

ta es la IGLESIA que Pablo fundó en su segundo viaje misionero un Sábado. Y Lídia y sus parientes

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fueron sus primeros miembros. Y el Sábado quedó como siempre: El Día del Señor. ¡Porque Pablo no

dijo nada sobre el domingo!

TESALÓNICA – BERÉA

Hechos 17:2 = “Y Pablo, como tenía por costumbre, fue a tener con ellos y por tres Sábados disputó

con ellos sobre las Escrituras”.

¡Vea cómo es clarísimo e incuestionable! La costumbre de Pablo era ir a la iglesia los Sábados. ¿Quién

lo duda? Me valgo de la expresión de Lucas – “disputó” – , para decirle que: si Pablo disputó sobre las

Escrituras, ¿cómo es que nunca disputó a respecto del Sábado? Lógico que no lo haría, pues el Sábado

es el Día del Señor, confirmado por todos, judíos, prosélitos y gentiles. Por eso nunca disputaron sobre

este santo día.

Hechos 17:17 = “Así que disputaba en la Sinagoga con los judíos y religiosos, y todos los días en la

plaza con los que se presentaban”.

El texto es aclarador. ¡Todos los días! Pablo predicó el evangelio durante años y años, y nada dijo del

cambio del día de reposo del Sábado para el domingo. ¿Por qué no lo hizo? Escuche lo que Pablo dijo:

1 Tesalonicenses 1:1-9 = “Pablo, Silvano y Timoteo a la IGLESIA de los tesalonicenses... como de los

ídolos os convertisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero”.

¡Ve! Una iglesia sólo de gentiles convertidos del paganismo. Pablo nada les dijo sobre el domingo en

lugar del Sábado.

MIRE ESTE DETALLE:

Pablo confirmaba las iglesias (Hechos 15:41).

Pablo enseñaba en las iglesias (1 Cor. 4:17; 7:17).

Pablo predicaba en todas las iglesias (2 Cor. 8:18-19).

¿Percibe? Pablo no predicaba sólo en la Sinagoga.

CORINTO.-

En esta ciudad fue que Pablo le hizo una deferencia y exaltó el Día del Señor, el santo Sábado. El após-

tol partió de Atenas para Corinto, y allí encontró un matrimonio misionero – Aquila y Priscila, que eran

constructores de tiendas, y Pablo a ellos se asoció, vea:

Hechos 18:3-4 = “Y, como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaba; pues tenían por oficio

hacer tiendas. Y todos los días disputaba en la Sinagoga, y convencía a JUDÍOS y GRIEGOS”.

¿Percibió? Judíos y griegos (gentiles), todos escuchaban maravillados las grandezas de Dios y se con-

vertían al Señor Jesús. Anote ahora:

Hechos 18:11 = “Y se quedó (Pablo) allí un año y seis meses, estudiando entre ellos la Palabra de

Dios”.

Por favor, hermano, preste atención: Ya me dijeron que Pablo trabajaba día y noche para no ser pesado

a nadie. ¿Ya escuchó eso? Pues bien, no cuestiono que él, como cualquier ser humano, trabajaba, pero

... solamente de domingo a viernes, pues acabamos de leer que los Sábados, él, Áquila y Priscila cerra-

ban la oficina e iban para la iglesia, pues Pablo era el pastor, y eso en la mañana, porque en la tarde sa-

lían para el trabajo misionero, dejando la oficina cerrada (Hechos 16:13). Tal enseñanza duró, en aque-

lla ciudad, un año y seis meses.

Pág. 107

¿Sabe usted cuántos Sábados hay en un año y seis meses? Eso mismo: 78 Sábados, en los cuales Pablo

fue a la iglesia, trabajando en los días precedentes. ¿No fue tiempo suficiente para que adoctrinase a los

corintios en relación a la observancia del domingo en lugar del Sábado? ¿Por qué no lo hizo?

Medite en esto: Por visión celestial, Pablo predicó en esta ciudad (Hechos 18:9-10). Por visión celestial,

se convirtió, en el camino de Damasco (Hechos 9). ¿No podría el Señor darle una visión celestial a res-

pecto del domingo? ¡Pero no lo hizo!

ATENCIÓN – Anote estos textos:

1 Coríntios 1: 2 = “La Iglesia de Dios, que está en Corinto...”

2 Coríntios 1:1 = “Pablo, apóstol de Jesús Cristo... a la Iglesia de Dios que está en Corinto...”

No hay dudas, para un sincero lector, para comprender que estos 78 Sábados, Pablo no los guardó en la

Sinagoga, sino que en la iglesia junto a los hermanos. En realidad tanto en la Sinagoga (judíos) como

en la iglesia (gentiles, prosélitos griegos y judíos convertidos), todos guardaban el Sábado. Pero quiero

resaltar la gran verdad: Pablo nunca dijo nada a respecto del domingo como si hubiese tomado el lugar

del Sábado.

TERCER VIAJE MISIONERO – ÉFESO.-

Pablo embarcó para Éfeso y dejó a los coríntios guardando el Sábado, que tanto amaban, exactamente

como dice la Biblia. En esta ciudad Pablo también apoyó la prerrogativa de ser el Sábado el Día del Se-

ñor, tanto en la Sinagoga, como en la Iglesia Cristiana. Vea:

Hechos 19:8,10 = “Y, entrando en la Sinagoga, habló con osadía por espacio de tres meses, disputando

y persuadiéndolos acerca del Reino de Dios... Y duró esto por espacio de dos años, de tal manera que

todos los que habitaban en ASIA oyeron la Palabra del Señor Jesús, tanto JUDÍOS como GRIEGOS”.

Sabe, 2 años y 3 meses son 116 Sábados guardados por Pablo. Es tiempo suficiente para adoctrinar, de

manera que quedase patente, sin sombra de dudas. Sin embargo, ¡qué silencio tumular! Nada de do-

mingo. Toda Asia escuchó del apóstol que trabajaba durante la semana haciendo tiendas y, los Sábados,

iba a la iglesia a predicar el evangelio y a estar con los hermanos. Era el día más festivo y feliz, pues se

reunían, viniendo de todas partes, al encuentro de Dios, en Su casa.

Convengamos, el Sábado circundaba la vida de Pablo. Su vivir fue una demostración inequívoca de que

el Día del Señor para él era el Sábado. ¡Cómo le gustaba ir a la iglesia en ese día!

ATENCIÓN – Analice con ternura este detalle:

Apocalipsis 2:1-3 = “Escribe al ángel de la IGLESIA que está en Éfeso (Asia)... Trabajaste por Mi

Nombre...”

Jesús está diciendo iglesia y no Sinagoga. Y el detalle es el siguiente: ¿Es en la Iglesia Cristiana o en la

Sinagoga que se “trabaja” por el Nombre de Cristo? Por lo tanto, los 116 Sábados guardados por Pablo

en Asia resultaron en un gran avance para el cristianismo. Confirme:

1 Coríntios 16:19 = “Las iglesias de Asia s os saludan afectuosamente en el Señor...”

Efésios 1:1 = “Pablo, apóstol de Jesús Cristo... a los santos que están en Éfeso...”

Efésios 2:11 = “... acordáos de que vosotros en otro tiempo erais gentiles en la carne...”

Efésios 4:17 = “Y digo esto, y testifico en el Señor, para que no andéis más como andan los

otros gentiles...”

¿PERCIBIÓ? – ¿Una iglesia sólo de gentiles? – ¡Si! ¡Asiáticos, europeos, ciudadanos libres del Imperio

Romano y esclavos, todos guardaban el Sábado!

GRABE ESTE DETALLE – Éfeso era una ciudad en el corazón de Asia.

RATIFICANDO: Está claro que el apóstol Pablo no mencionó ser el domingo el día de guarda, en las

iglesias de Chipre, Antioquía, Salamina, Perge, Derbe, Iconio, Listra, Macedónia, Tróade, Filipos, Te-

salónica, Corinto, Éfeso y Galácia, por ocasión de sus viajes misioneras. Al contrario, focalizó el Sába-

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do como día sagrado de reunión semanal de los cristianos, del cual él mismo participaba, dejando eso

bien claro y específico, durante 1 año y 6 meses (78 Sábados) en Corinto. Y en Éfeso, durante 2 años y

3 meses, guardó 116 Sábados. En esta ciudad, Pablo también testimonió para el mundo cristiano su cos-

tumbre de observar el Sábado.

Si Pablo, en estas dos ciudades, guardó 194 Sábados seguidos, y, en ninguno de ellos enseñó que hubie-

se sido abolido, es porque no lo fue. Consecuentemente, debemos admitir que Pablo era a favor y ob-

servaba el Sábado, y nunca fue contra el, como muchos sinceros cristianos hoy piensan, y la iglesia

Romana determina.

Ahora finalizaremos, acompañando al apóstol por las ciudades de Tiro, Cesaréa y finalmente Roma, y

el hermano irá a ver que nada dirá con respecto a la santidad del domingo, el primer día de la semana.

Antes, analice conmigo un episodio de real significado para aquellos que de hecho desean examinar las

Escrituras y vivir según sus enseñanzas. Fue después del regreso de los apóstoles Pablo y Barnabé del

primer viaje misionero a Antioquía de Siria, en el año 49 d.C. Se creó un gran problema como conse-

cuencia de los nuevos conversos al cristianismo, que eran obligados a circuncidarse, satisfaciendo así

los caprichos de los judaizantes, que decían ser este ritual (ya abolido por Cristo) esencial para la salva-

ción. El conflicto fue tan grande, que se determinó enviar tales apóstoles a Jerusalén a fin de consultar a

la Iglesia madre, al respecto. Confirme leyendo Hechos 15:1-2. Ahora, escuche:

Hechos 15:6 = “Se congregaron pues los apóstoles y los ancianos para considerar este asunto”.

¿QUÉ ASUNTO? – Aquel pertinente a la Ley Ceremonial que estaba incomodando a los creyentes de

Antioquía. Observe: El Sábado era punto en común entre ellos. No había ninguna divergencia a respec-

to de él como día de guarda.

Por lo tanto, se reunió en asamblea general la Comisión de la iglesia, encabezada por los apóstoles que

Cristo estableció. Y la decisión fue:

Hechos 15:28-29 = “En verdad pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros, no os imponer más ningún

encargo, sino estas cosas necesarias: Que os abstengáis de las cosas sacrificadas a los ídolos y de la

sangre, y de la carne sofocada, y de la fornicación; de estas cosas hacéis bien en os guardar. Bien os

va”.

Observe que después de una demorada reunión a respecto de un asunto tan serio y necesario par la igle-

sia, la decisión no enfocó nada que hablase a respecto del domingo como el día que tomó el lugar del

Sábado. Por la lógica del raciocinio correcto y del buen sentido, se concluye que, si este punto no fue

tocado, es porque no merecía ni siquiera consideración. Entre paréntesis, una cosa es cierta: El Sábado

era el día de guarda, para todos, apóstoles, judíos y conversos gentiles. Eso es incuestionable; escuche

lo que dice el contexto:

Hechos 15:21 = “Porque Moisés, desde los tiempos antiguos, tiene en cada ciudad quien lo predique, y

cada Sábado es leído en las Sinagogas”.

Por lo tanto, no apenas en Jerusalén, la sede del cristianismo, sino en todas las ciudades de Asia por

donde Pablo pasó predicando el evangelio, todos observaban el Sábado, conforme el relato de la Biblia.

Lo más contundente es que fue el propio apóstol Pablo el portador de estas nuevas para aquellos disi-

dentes. Todo volvió a la calma, el cristianismo venció y el Sábado continuó santo y separado como

siempre. ¡Gloria a Dios!

GRABE ESTO:

Hay dos impresionantes controversias en el Nuevo Testamento, entre la Iglesia Cristiana y el judaísmo.

La cual es, Cristo en el cristianismo y la circuncisión en el judaísmo. Entre paréntesis, no hay y nunca

hubo ninguna polémica entre estos dos grupos religiosos en el Nuevo Testamento, en lo referente al Sá-

bado. ¿Por qué?

Pág. 109

Imagine, si la Iglesia Cristiana guardase el domingo y el judaísmo el Sábado, ¡¿no sería una tremenda

incoherencia?! Pero nada hay a este respecto en el Nuevo Testamento, porque, como estamos viendo

comprobado por la Biblia, el día de reposo bíblico, tanto de judíos como de cristianos, es el mismo: el

Sábado.

¡Caminemos con Pablo, mi hermano!

Hechos 20:20-21 = “Como nada que sea útil, dejé de os anunciar, y enseñar públicamente y por las ca-

sas, testificando, tanto a los judíos, como a los griegos, la conversión a Dios y la fe en nuestro Señor

Jesús Cristo”.

Pablo aquí usa de una clarividencia meridiana, y de la sinceridad de un santo. Fue explícito: “Nada dejé

de os anunciar”. Por lo tanto, si dijo TODO que era útil y necesario y nada mencionó sobre el domingo,

y si en el Nuevo Testamento nada hay que lo abone; si Pablo lo omitió en todos sus viajes, predicacio-

nes, epístolas, iglesias, Sinagogas, trabajos misioneros personales y públicos, es porque para él era caso

encerrado. De la misma manera, en las iglesias que estableció, el Sábado permaneció como el Día del

Señor. ¡No hay cómo negarlo! Escuche aún esto:

Hechos 20:27 = “Porque nunca dejé de os anunciar todo el consejo de Dios”.

Nuevamente usa Pablo la expresión global y abarcante: “TODO”. Ahora, si enseñó todo más una vez, y

nada mencionó a respecto del domingo como siendo el día de guarda, tenemos que admitir que el do-

mingo no es bíblico y debe ser considerado entonces de origen puramente humano – ¡una tradición de

hombres! Por otro lado, todo lo que Pablo enseñó, conforme hemos estudiado juntos, lo hizo siempre

los Sábados, porque este era el día consagrado al culto de los fieles. Era también, en su tiempo, el Día

del Señor. Continua el apóstol Pablo:

Hechos 20:31 = “Por lo tanto, vigilad, acordándoos que durante tres años no cesé, noche y día, de

amonestar con lágrimas a cada uno de vosotros”.

Mis amados, si Pablo estuvo tanto tiempo entre los hermanos, adoctrinándolos hasta las lágrimas, sería

cruel dejarlos engañados en relación al día santificado por Dios. ¿Por qué él nunca dijo que el domingo

substituyó el Sábado? No podía hacerlo, pues él mismo observaba el Sábado y, de esa forma, no podría

contradecirse a sí mismo. Él afirmó:

2 Coríntios 11:28 = “Fuera de las cosas exteriores, me oprimen cada día el cuidado de todas las igle-

sias”.

TIRO.-

Hechos 21:4 = “Y, hallando discípulos, nos quedamos allí siete días; los cuales por el Espíritu le decían

a Pablo que no subiese a Jerusalén”.

Bien, Pablo partió de la ciudad de Tiro, sin embargo, los discípulos permanecieron guardando el Sába-

do a cada final de semana, reuniéndose en este santo día en sus iglesias.

CESARÉA.-

Hechos 21:8,10 = “Y al día siguiente, partiendo de allí Pablo, y nosotros que con él estábamos, llega-

mos a Cesaréa y, entrando en la casa de Felipe, el evangelista, que era uno de los siete, nos quedamos

con él... y, demorándonos allí por muchos días...”

Nuevamente tuvo Pablo amplias oportunidades y tiempo bastante para pronunciar el cambio del día de

reposo, pero no lo hizo. Aún más, teniendo en cuenta que su hospedero era evangelista y uno de los sie-

te diáconos establecidos por el Espíritu Santo para la Iglesia Cristiana. Era por lo tanto indispensable

que este siervo de Dios recibiese las instrucciones, en el caso que hubiese ocurrido un cambio del día de

reposo. Pero, ¿qué pasó? Silencio total sobre el primer día de la semana. Continuó siendo un día común

de trabajo y negocios seculares. Un día que ni al menos recibió un nombre por parte del Creador, ape-

nas es mencionado en la Biblia como primer día. Hecho que no ocurre con el Sábado; fuera de que el

Señor lo designa como el séptimo día, lo realza y lo define como el santo Sábado, para que nadie se en-

gañe. Éxodo 20:8-11.

Pág. 110

ROMA.-

Hechos 28:30 = “Y Pablo se quedó dos años enteros en su propia habitación que arrendara, y recibía a

todos los que venían a verlo”.

Roma es el punto final de la gran jornada del apóstol Pablo. Hasta aquí nada dijo que sancionase o abo-

nase el domingo como siendo el día de guarda en lugar del Sábado. Quien acepta el domingo como día

santificado lo hace por imposición humana, no tiene el sello ni la aprobación del apóstol de los gentiles.

Y en la Carta a los Romanos, destacamos estas gemas preciosas para patentar su aprobación “ipsis lit-

teris” a la santa Ley de Dios que tiene como uno de los mandamientos el Sábado, que Pablo reverenció

en toda su vida cristiana.

Romanos 7:12 = “Y así la ley es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno”.

Romanos 7:22 = “Porque, según el hombre interior, tengo placer en la Ley de Dios”.

He aquí el secreto del amor de Pablo por el Sábado. Él tenía placer en guardarlo. Bello placer del após-

tol, observar la ley de la cual el cuarto mandamiento es el Sábado.

Por fin, estimado hermano, como usted cree en Pablo y sabe que él es el mayor misionero después de

Jesús, así como un siervo fiel, escuche su consejo, como que encerrando su maratón sabática. Leamos

juntos:

1 Cor. 4:16; Fil. 3:17 = “Os amonesto por lo tanto, a que seáis mis imitadores; ... sed también mis imi-

tadores, hermanos, y tened cuidado, según el ejemplo que tenéis en nosotros...”

Pues bien, Pablo fue claro. Pide para que usted y yo lo imitemos. ¿Usted sabe lo que es imitar? Eso

mismo, seguir el ejemplo de alguien en su costumbre. ¿Costumbre? – ¡Si! Costumbre. Ahora, ¿cuál era

la costumbre de Pablo? – Ir a la iglesia los Sábados, he aquí la confirmación:

Hechos 17:2 = “Y Pablo, como tenía por costumbre, fue a tener con ellos; y por tres Sábados raciocinó

con ellos sobre las Escrituras”.

Entre paréntesis, esta era la misma costumbre de Jesús (Luc. 4:16). Costumbre que nosotros adventistas

seguimos en el Siglo XX. Y es la costumbre de la Iglesia Bautista de Jerusalén, en Israel – la Tierra

Santa (lea en la página 137 esta preciosa verdad).

Estimado hermano, para volverse un ciudadano del Cielo, el primer paso usted ya lo dio: Ir a Cristo.

Los demás son seguir Sus pisadas, en obediencia irrestricta a Su Palabra. Yo oro para que usted haga

eso.

Creo que, en verdad, que usted es un cristiano sincero y obediente, así que, si no hay un mandamiento

cierto, específico, claro, incuestionable, en relación a la transferencia del Sábado para el domingo, sino

apenas suposiciones humanas, es mejor quedarse entonces con lo que es claro y abonado por Pablo y el

propio Lucas que, siendo GENTIL de nacimiento, no se omitió de escribir que los Hechos de los Após-

toles fueron, dentro del contexto cristiano y del puro evangelio de Jesús, enseñar que el Sábado era, es y

será eternamente el Día del Señor, y eso es lo que probó Pablo, observándolo en todos sus viajes, en las

Sinagogas de los judíos y en todas las IGLESIAS que estableció entre los gentiles.

ATENCIÓN – El Sábado fue guardado por todos los cristianos, desde Pablo hasta mediados del siglo

IV. A partir de ahí los judíos continuaron guardándolo en las Sinagogas, pero... la Iglesia Cristiana, que

pena, se metió en un camino extraño y triste. (Lea el capítulo DOMINGO BÍBLICO O PAGANO en es-

te libro). Sin embargo, la Iglesia Bautista Tradicional en Jerusalén, también guarda el Sábado. Confiera

en la pág. 137. Le dejo el último mensaje paulino:

Romanos 15:18 = “Porque no osaré discutir sobre cosa alguna, sino de aquellas que Cristo hizo por mi

intermedio, para conducir a los GENTILES a la obediencia, por palabras y por obras”.

SINAGOGA.-

Pág. 111

“Antes del cautiverio, las prácticas religiosas eran celebradas en el Templo en Jerusalén. Mientras duró

el cautiverio en Babilonia, era imposible asistir al culto en el Templo en Jerusalén, y por eso se fueron

erguiendo Sinagogas en diversas partes, dentro y fuera de Judéa. En la Sinagoga no se ofrecían sacrifi-

cios; se leían las Escrituras y se oraba. En el Antiguo Testamento no se encuentran referencias a estos

lugares de adoración. Desde el primer siglo de la Era Cristiana que hay noticias de la existencia de la

Sinagoga en los lugares donde había judíos. La Sinagoga era el lugar de reunión para oraciones y lectu-

ra de los primeros cinco libros de la Biblia, llamados la Ley. En ese lugar el pueblo adoraba durante el

año. El único Templo grande estaba en Jerusalén, pero Sinagogas eran encontradas en toda la Palestina.

Donde diez o más familias moraban, frecuentemente, había una Sinagoga. Quedaba en el punto más al-

to de la ciudad o villa. El edificio era más largo que ancho. Del lado de afuera había una escala que lle-

vaba a la parte alta. Dentro de la Sinagoga casi siempre había un armario; quedaba al lado de la pared

que estuviese en dirección a Jerusalén. Este armario o cómodo era el Arca donde los Rollos Sagrados

eran guardados. Estos eran la Ley, los Profetas y los Escritos. Una fina cortina era colgada ante el Arca.

“En la mitad de la Sinagoga se erguía una plataforma donde eran colocados los púlpitos de lectura. A la

misma altura de la plataforma y al frente de la sala había bancos llamados asientos de los ancianos. Allí,

las personas importantes se sentaban durante el culto. Alrededor de la sala había una galería con baran-

das para las mujeres y los niños. La Sinagoga durante la semana, era Escuela, así como lugar de reunión

los Sábados. Cuando un niño completaba seis años de edad entraba para la Escuela de la Sinagoga y

asistía hasta los trece años. Allí aprendía a leer la Ley y a recitar largos trechos de ella de memoria.

También aprendía a escribir partes de los primeros cinco libros de la Biblia en hebraico, la lengua en la

cual estos eran escritos. El aramaico y no el hebraico, era la lengua hablada diariamente por el pueblo.

Las niñas aprendían en casa con sus madres.

“Los materiales escritos eran raros y preciosos. Algunos alumnos escribían en pedazos de barro endure-

cidos, otros anotaban sus lecciones con cierto objeto puntiagudo sobre pedazos de jarro quebrado que

ellos encontraban en la calle o lo traían de la casa. Pocos alumnos poseían tablitas cubiertas de una fina

capa de cera y un estilete o varilla de acero, con lo cual escribían en ellas. La tablita servía para muchas

veces, porque después de terminada la lección escrita podía ser borrada. Zacarías escribió en una tablita

el nombre de su hijo: Juan (Lucas: 1:63)”. – Pr. Braulino J.Vieira, teólogo Bautista.

Bien, la Sinagoga nada más era que una iglesia, ¿no cree?

Recordando: Hay escritores evangélicos que, para tratar de probar la santidad del domingo, dicen que

los “padres de la iglesia” (patrística) lo observaron en los primeros siglos.

Perdón, ¡quiero refutarlo! Sólo si fueron los “padrastros”, porque los padres de la iglesia (apóstoles), así

como Su fundador (Jesús Cristo), observaron el Sábado.

CAPÍTULO 9: EL DOMINGO: ¿Bíblico o pagano?

“Guardamos el domingo... porque el mundo en general guarda ese día”. – Citación del libro: “Sabatis-

mo a la Luz de la Palabra de Dios”.

“Que todos los Jueces, y todos los habitantes de la ciudad, y todos los mercaderes y artífices descansen

en el venerable día del Sol (domingo)”. – (Codex Justinianus, lib.13, tit.12, par. 2/3).

“Aquí en Brasil ocurrió, hace 40 años, un hecho interesante. Los Bautistas, movidos por un espíritu po-

lémico, atacaban, por la prensa, el aspersionismo y el pedobautismo, por el hecho de que un órgano

presbiteriano defendía esas prácticas. En uno de esos ataques, El Diario Bautista aventuró la idea de que

no hay en la Biblia una prueba tajante para justificar el bautismo de niños, y esa era una razón para no

aceptarlo. En la réplica, El Puritano, órgano entonces oficial de la Iglesia Presbiteriana de Brasil, edita-

do en Río de Janeiro, en la edición del 7 de Mayo de 1925, afirmaba:

Pág. 112

“Si por el hecho de no existir en la Biblia una prueba absoluta y tajante para el bautismo infantil, esto

retira el valor de la doctrina, díganos aquí al puro y buen diario (órgano Bautista): ¿En que queda el co-

lega con la guarda del domingo y no del Sábado?

“¿Puede el colega mostrar en el Nuevo Testamento, de modo positivo, un mandamiento para guardar el

domingo? Le damos dos mil contos (moneda de la época en Brasil), al colega, si lo encuentra...” – Suti-

lezas del Error, pág. 171, A.B. Christianini.

Delante de tal argumento, el órgano bautista se calló, y “perdió la óptima oportunidad de ‘ganar’ dos

millones de cruzeiros, en aquellos tiempos... ¿por qué? Porque la guarda del domingo, así como el as-

persionismo y el pedobautismo son prácticas paganas que se infiltraron en la Iglesia Cristiana”. – Ídem.

En este conflicto, los Adventistas, otra vez, salen ganando, porque aceptan el bautismo por inmersión y

observan el Sábado, que son doctrinas fundamentales del Nuevo Testamento.

Dicen que el Sábado es del Antiguo Testamento y el domingo del Nuevo Testamento, razón por la cual

predican los evangélicos ser el domingo el día de guarda hoy.

Sólo existen ocho textos en las Escrituras que hablan del primer día de la semana; sin embargo, no lo

llaman de domingo. Tal nombre es extraño a la Biblia.

Si las Escrituras Sagradas mandan o autorizan el cambio del séptimo día para el primer día de la sema-

na, tiene que estar en estos ocho textos.

El día como Dios lo creó está compuesto de dos partes. Oscura y clara (Gén. 1:1-5). Contado de una

tarde (puesta de sol) a la otra tarde (puesta de sol). Esta es la manera en que Dios definió el período de

24 horas que es un día. – He aquí la prueba:

Génesis 1:5 = “Y fue la tarde y la mañana, el primer día”.

Nehemías 13:19 = “Sucedió pues que, dando a las puertas de Jerusalén ya sombra antes del Sábado...”

Marcos 15:42 = “Y habiendo llegado la tarde, porque era el día de la preparación, esto es, víspera del

Sábado”.

Pues bien, estudiemos entonces los textos del Nuevo Testamento que mencionan el primer día de la

semana.

1.- “Y, al final del Sábado, cuando ya despuntaba el primer día de la semana, María Magdalena y la otra

María fueron a ver el sepulcro”. Mateo 28:1.

Este texto fue escrito en el año 62 d.C., o sea, 31 años después de la resurrección de Jesús, y no hay na-

da en él que sea indicativo del cambio del Sábado para el domingo. Apenas define que dos Marías, dis-

cípulas del Señor, guardaban el Sábado, y al terminar este, a la puesta del sol, corrieron al sepulcro, es-

peranzosas de poder ver de nuevo el cuerpo del Maestro. Prueba que, después de la muerte de Jesús, el

día que se guardaba, era el Sábado.

2.- “E, no primero día da semana, fueron al sepulcro, de mañana cedo, al nacer do Sol.” Marcos 16:2.

En el verso 1, las mujeres esperaron pasar el Sábado, el santo día del Señor; cuando llegó el primer día,

ellas fueron al sepulcro. Consecuentemente el domingo era extraño a todos los discípulos; sin embargo,

el Sábado continuaba como día santificado. También esta Escritura fechada 31 años después de la

muerte de Jesús, y Marcos menciona que el Sábado es el Día del Señor (Mar. 2:28), al paso que desco-

noce completamente el domingo.

3.- “Y Jesús, habiendo resucitado en la mañana del primer día de la semana, apareció primeramente a

María Magdalena, de la cual había expulsado siete demonios”. Marcos 16:9.

También este texto fue escrito 31 años después de la resurrección de Jesús y nada hay aquí que abone la

santidad del domingo. Simplemente vemos que la profecía de que el Señor iba a resucitar al tercer día

se cumplió. Y Jesús así demostró fidelidad a Su santa ley, pues descansó en el Sábado, de la obra de

creación, y ahora da pruebas que descansó de la obra de redención, permaneciendo en el sepulcro en el

Sábado. Por consiguiente, Sus trabajos de creación y redención fueron realizados sin la transgresión del

Sábado.

Pág. 113

4.- “Y en el primer día de la semana, muy de madrugada, fueron al sepulcro, llevando las especiarías

que habían preparado”. Lucas 24:1.

Lucas escribió eso en el año 64 d.C., 33 años después de la resurrección del Señor, y, como los otros

evangelistas, nada abona en favor de la santidad del domingo. Sin embargo, una cosa Lucas deja claro,

en el verso 56 del capítulo 23, esto es: que el Sábado era y es el día del Señor. Leemos: “Y volviendo

ellas, prepararon especiarías y ungüentos, y en el Sábado reposaron, conforme el mandamiento”.

5.- “Y en el primer día de la semana María Magdalena fue al sepulcro de madrugada, siendo aún oscu-

ro, y vio la piedra retirada del sepulcro”. Juan 20:1.

Este texto fue escrito en el año 97 d.C., 66 años después que Jesús resucitó, y también nada agrega a fa-

vor del domingo. ¡Nada en absoluto!

6.- “Llegada, pues, la tarde de aquel día, el primero de la semana, y cerradas las puertas donde los dis-

cípulos, con miedo de los judíos, se habían juntado, llegó Jesús... y les dijo: Paz sea con vosotros”. Juan

20:19.

Los cristianos que no concuerdan con el Sábado, creen que este texto les asegura ser una reunión reli-

giosa dominical, y por eso el Sábado cedió su lugar al domingo. ¿Será realmente así? ¡No! ¿Cómo lo

se? He aquí las razones:

• Los discípulos se juntaron con miedo de los judíos y no para una reunión religiosa regular. La in-

tención era esconderse.

• Los discípulos no creían que Jesús había resucitado. Lea: Mar. 16:11;13-14; Luc. 24:37; Juan

20:24-27. Si no lo creen, evidentemente no era esta una reunión religiosa, ni dominical.

• Jesús también no transformó esta reunión en una ceremonia religiosa, y mucho menos en una

Santa Cena. Comió, si, pez asado y miel (Luc. 24:38-43), para probarle a los discípulos que era Él

mismo, y no un fantasma.

OBSERVACIÓN: ¿No fue una excelente ocasión para que Jesús les diga a los discípulos que el domin-

go era ahora el día santificado? ¿Por qué no lo dijo? Porque el Sábado es eterno y santo, como Él mis-

mo. (Esta “reunión” se produjo en la habitación de los discípulos – Hechos 1:13).

Observe que ya estudiamos seis de los ocho versos donde es mencionado el primer día de la semana. Y

nada de concreto, definido, claro con relación al cambio del Sábado para el domingo.

7.- “Y, en el primer día de la semana, juntándose los discípulos para partir el pan, Pablo que había de

partir al día siguiente, hablaba con ellos; y alargó la práctica hasta la media noche”. Hechos 20:7.

Este texto, después de ser investigado y comparado con otros, apoyado en la lógica y el buen sentido,

dará un mensaje diferente de aquel que hoy se cree, que tal acontecimiento fuese una reunión de Santa

Cena.

CONSIDEREMOS:

• No se puede asegurar que ésta fue una Santa Cena, porque “partir el pan” era una costumbre, una

cena, una comida entre los hermanos para alargar el sentimiento cristiano y el desarrollo del amor mu-

tuo (Hechos 2:42, 46). Era una práctica buena, tan buena que motivó la unidad que el Espíritu Santo

necesitaba en el Pentecostés. Esta costumbre también imprimió en ellos un profundo sentimiento hu-

manitario, pues no había necesitados entre ellos (Hechos 2:45), y los pobres de Jerusalén por ellos fue-

ron socorridos (Rom. 15:25 y 26). Finalmente, no podía ser Santa Cena, pues no usaron el jugo de la

vid, no procedieron al lava-pies (Juan 13:1-15; 1 Tim. 5:10); y mucho menos hay indicios siquiera de la

Santa Cena celebrada por el mismo Pablo (1 Cor. 11:23-29). Además, la costumbre era partir el pan en

casa (de casa en casa – Hechos 2:46), lo que prueba ser una comida amigable, apenas.

• En esta descripción – “Y en el primer día de la semana se juntaron los discípulos...” se entiende

con claridad que se trata de la noche del Sábado; ya que el día es contado de la puesta del sol a la otra

puesta del sol. Si así es, ¿qué ocurrió entonces? Pablo pasó con los discípulos el Sábado, como era su

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costumbre (Hechos 17:2); y, al terminar el día, a la puesta del sol, y al comenzar el primer día (inicio de

la noche del Sábado), Pablo que tendría de partir al día siguiente (parte clara del

primer día de la semana), deseó compartir de la presencia de los discípulos, y eso fue hasta la media

noche (lógicamente del Sábado). Sin embargo, fue una reunión ocasional, cuyo motivo principal era el

hecho de tener Pablo que ausentarse de los hermanos, en cuya presencia estuviera durante una semana

(Hechos 20:6). Si esta partida se diese en un martes, miércoles o jueves, Pablo, como lo deseaba, alar-

garía la práctica hasta la media noche anterior a su viaje.

EN RELACIÓN A LO DEMÁS, OBSERVEMOS:

• Pablo, como buen judío, no podría iniciar un viaje un Sábado. De manera que lo aprovechó en

asuntos espirituales, extendiendo la práctica por toda la tarde (conforme su costumbre: Hechos 16:13),

e iniciando una vigilia hasta el domingo en la mañana, cuando el navío había de partir (Hechos 20:11).

• En el caso que admitamos que la reunión sucedió un domingo, y como la noche de domingo ya es

el inicio del lunes

(según el contaje del tiempo de Dios), por consiguiente la “Santa Cena” sucedió el lunes, y no el do-

mingo.

• Aún cuando esta reunión haya sucedido un domingo, y aún cuando fuese una Santa Cena, aún así

no hay una autorización expresa, específica, comprobatoria del cambio del Sábado para el domingo. Al

contrario, en relación al Sábado, Pablo lo menciona diversas veces, en una proporción de 10:1, en com-

paración al primer día de la semana (Hechos 18:1-3,4,11;19: 8,10).

8.- “En el primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte, en casa, conforme a su prosperi-

dad, y vaya juntando para que no se hagan colectas cuando yo vaya”. 1 Coríntios 16:2.

Sometamos también este texto al cedazo de las Escrituras, para que los hermanos se sirvan de él para el

bien. La traducción Almeida Revisada y Corregida omite la palabra EN CASA. Sin embargo, la propia

traducción Almeida, Revisada y Actualizada, le agregó esa expresión, porque, de hecho, ella consta en

el original. Aquí se nota la sinceridad del traductor que, siendo adepto del domingo, incluyó la expre-

sión en casa, pues, si no lo hiciese, porporcionaría un fuerte argumento a favor de la creencia de que la

colecta era en la iglesia. De aquí podemos deducir:

• Pablo supo que los creyentes de Jerusalén (Hechos 11:28-29) estaban en grandes necesidades, y

los discípulos decidieron ayudarlos.

• El apóstol entonces les pidió a los hermanos que sistemáticamente, en casa, en el primer día de la

semana, fuesen juntando alguna cosa; dinero, alimento, ropa, sandalias, etc. ¿Y por qué, en el primer

día de la semana? Porque es el primer día no solamente de actividades y trabajos, sino que como marca

el inicio de un nuevo ciclo semanal, luego después del Sábado del Señor. (Lea estos versos y comprue-

be como Pablo se envolvió en esta colecta filantrópica: Rom. 15:25-26; compare con Hechos 19:21;

20:3; 24:17; 1 Cor. 16:1-5; 2 Cor. 8:1-4; 9:1-2). Debían, por lo tanto, ir juntando conforme su prosperi-

dad para que, cuando Pablo fuese a tener con ellos, en el Sábado, tomase la ofrenda. Ahora, ¿cómo se

que Pablo iría a la iglesia el Sábado?

RAZONES

• Era el día que Pablo tenía por costumbre ir a la iglesia (Hechos 17:2), por lo tanto era e ese día

que los hermanos, judíos y gentiles, llevarían sus dádivas a la casa de Dios.

• Pablo trabajaba durante la semana y en el Sábado iba a la iglesia. Hechos 18:1-4.

Bien, se acabaron los textos (8 apenas), en que los cristianos hoy se basan para apoyar la tesis de la san-

tidad del domingo. En ellos no encontramos nada que de, al menos, alguna pista para la aceptación del

domingo tomando el lugar del Sábado. Por otro lado, acompañe a Pablo y vea cómo él trataba el Sába-

do.

Pág. 115

Hechos 18:1-3 = Aquí prueba que Pablo trabajaba haciendo tiendas, durante la semana.

Hechos 18:4 = En este, prueba que Pablo no trabajaba los Sábado, sino que iba a la iglesia, a predicarle

a los griegos, prosélitos y judíos.

Hechos 18:11 = Lucas dice que Pablo así procedió en Corinto, trabajando durante la semana, descan-

sando los Sábados, durante un año y seis meses (18 meses). O sea, 78 Sábados guardados y, en ninguno

de ellos, Pablo mencionó que el Sábado hubiese sido abolido o cedido su lugar al domingo.

Hechos 19:8-10 = Pablo, en Éfeso, predicó el evangelio durante dos años y tres meses (27 meses), inin-

terrumpidamente. Esto es, 116 Sábados guardados. Nada de domingo.

La Epístola a los Romanos, que es la carta de exaltación a la Ley de Dios, fue escrita de Corinto, duran-

te el tercer viaje misionero de Pablo (Hechos 20:1-3), en el invierno del 57-58 d.C. (Rom. 16:23; 1 Cor.

1:14; 2 Tim. 4:20). En esta ciudad, donde Pablo implantó el cristianismo puro y genuino, confirmando

por ejemplo la santidad del Sábado, escribió su epístola a los cristianos del otro lado del mar, y nada les

dijo sobre la pseudo-santidad dominical.

La Epístola a los Gálatas también fue escrita de Corinto, por la misma época, y es un severo rebate a los

profesores judaizantes que trataron de inyectar la perniciosa doctrina de la justificación por las obras de

la Ley Ceremonial; sin embargo, nada promulgó Pablo en favor del primer día de la semana.

La Epístola a los Tesalonicenses también fue escrita de Corinto (1 Tes. 3:1,6 – comparar con Hechos

17:15) por el año 51-52 d.C. Era este grupo una iglesia exclusivamente de gentiles (1 Tes. 1:1,9), y, sin

embargo, Pablo nada les informó de la santidad del domingo.

La Epístola a los Coríntios fue escrita de Éfeso (1 Cor. 16:8), en la primavera del 57 d.C. donde Pablo

trabajó durante tres años (Hechos 20:31). La Iglesia de Corinto fue establecida en su segundo viaje mi-

sionero, donde Pablo hizo 18 meses de evangelismo, y nunca habló sobre la guarda del domingo.

En las iglesias de Corinto y Éfeso (esta era, principalmente, de formación gentílica – Efé. 1:1; 2:11;

4:17), donde pasó gran parte de su vida ministerial, Pablo estableció entre otras doctrinas, los dones es-

pirituales, pero nunca situó el domingo como tomando el lugar del Sábado. ¡Es inconcebible que, al es-

tablecerse una iglesia, el cuerpo doctrinario no quede definido! – ¿Por qué entonces Pablo nunca habló,

ni siquiera una vez, de la santidad del domingo?

CONCLUSIÓN – Pablo, el misionero que implantó el cristianismo entre los gentiles, estableció varias

iglesias (Hechos 16:5; 18:22; Gál. 1:22; 1 Cor. 16:19; 2 Cor. 8:1, etc.). Ungió diversos presbíteros y

diáconos (Hechos 14:23; 20:17). Ordenó líderes en la iglesia (1 Cor. 12), pero nunca mencionó nada

que abonase el domingo entre los cristianos judíos o gentiles convertidos. Al contrario, en Éfeso y Co-

rinto guardó y predicó en 194 Sábados, durante tres años y nueve meses, estando semanalmente con los

hermanos. Convengamos, si no dijo en ninguna oportunidad que el domingo ocupó el lugar del Sábado,

es porque no era así.

El escritor de Hechos fue el gentil Lucas. Escribió todo sobre los Hechos de los Apóstoles, especial-

mente los de Pablo, y nada dijo del cambio del Sábado para el domingo. Hermano, no resista más. Nada

hay de concreto, palpable, claro a respecto del domingo en el Nuevo Testamento, lo que no sucede con

el Sábado, que es una realidad en toda la Biblia. Sólo en el Nuevo Testamento hay 59 referencias al Sá-

bado (ver pág. 133). Pablo cumplió en su vida la Ley Moral de los Diez Mandamientos, trabajaba seis

días de la semana, y descansaba un día; y la Biblia asegura que era el Sábado.

PARA QUE USTED PIENSE – Después de la resurrección, Cristo pasó 40 días instruyendo Sus discí-

pulos sobre el establecimiento de Su iglesia y, sin embargo, no dijo que el Sábado fue transferido para

el domingo por causa de Su resurrección. ¡Sería deshumano, y también una gran crueldad y falta de

amor, dejar a Su madre, al apóstol amado, a Pedro y a tantos otros engañados! Si realmente el Sábado

hubiese sido abolido, Jesús lo diría abiertamente. ¡Créalo!

Pág. 116

Sin embargo, la enseñanza clara de Cristo fue esta, preste atención: Mirando el Maestro la inminente

destrucción de Jerusalén cerca de 40 años después de Su ascensión, Él le dio este consejo a los discípu-

los:

Mateo 24:20 = “...Orad para que vuestra fuga no acontezca en el invierno ni en un Sábado”.

Hermano, Jesús deja claro como la luz solar que, mucho tiempo después de Su resurrección, Su pueblo

debería guardar el Sábado y no el domingo. La preocupación divina salta a los ojos. “Orad”, les recordó

el Maestro. Esta expresión denota la sacrosantidad del Sábado. Estaba Jesús preocupado en que Sus

amados discípulos pudiesen violar el santo Sábado después que subiese al Cielo.

Lo que Jesús deseaba es que los cristianos tuviesen el Sábado en mente todas las veces que orasen, ya

que se acercaba la gran destrucción de su ciudad. (La fuga sucedió un miércoles del año 70, cuando Je-

rusalén fue destruida, y así se evitó la transgresión del Sábado, con cargas, ruido, nerviosismo, etc.).

Consecuentemente, ni la muerte, ni la resurrección de Cristo, ejercieron cualquier efecto en relación al

cambio que hoy se propaga en los medios evangélicos. Por lo tanto, queda claro: el domingo no es,

nunca fue, y nunca será símbolo de la resurrección. ¡El bautismo sí, lo es!

Jesús fue el mayor defensor del Sábado. Creó, santificó, bendijo, guardó y enseñó que él estaría eter-

namente en vigor (Mat. 5:17-18), porque el Sábado es el memorial, el Sello de Su Creación.

En los días de Jesús, el mandamiento del Sábado era oficial, reverenciado, observado y definido. He

aquí el testimonio del evangelista a respecto de la muerte de Jesús:

Lucas 23: 53-56 = “Y habiéndolo sacado, Lo envolvió en una sábana, y Lo puso en un sepulcro hecho

en una peña, donde nadie había sido puesto. Y era el día de la preparación, y amanecía el Sábado. Y las

mujeres, que habían venido con Él de Galilea, también siguieron y vieron el sepulcro, y cómo fue pues-

to Su cuerpo y, volviendo ellas, prepararon especiarías y ungüentos: y en el Sábado reposaron, confor-

me el mandamiento”.

El Sábado era amado por Jesús, de ahí Su suprema preocupación en que no fuese transgredido por Sus

amigos. El Señor nunca fue contra este mandamiento, ni jamás intentó cambiarlo; al contrario, ordena-

ba que los discípulos diesen oídos a las enseñanzas de los sacerdotes, y estos eran celosos del Sábado.

Su preocupación, sin embargo, era para observarlo de una forma diferente a esos enseñadores(Mat.

23:3); ¿y por qué? – Porque colaban un mosquito y engullían un camello (Mat. 23:24). El Sábado debe-

ría ser un día deleitoso, digno de honra (Isaías 58:13), un día aplacible, agradabilísimo, pero los legalis-

tas hicieron de él un día de la mayor tristeza, un fardo más pesado que un elefante.

Destaco del comentario de Taylor, Evangelio de Juan, Vol. 1, págs. 126, 127 y 129, algunas tradiciones

impuestas sobre el Sábado:

“Los rabinos hicieron una lista de cuarenta formas de trabajo menos una. Si un hombre practicase en el

Sábado una cualquiera, debía ser apedreado. Esas 39 categorías de trabajo eran llamadas ‘padres’ y ca-

da ‘padre’ tenía ‘hijos’ de tradición sabática. Por ejemplo, trabajar en el campo era uno de los treinta y

nueve padres. Un hijo de trabajar en el campo era cavar. Y cavar envolvía muchas cosas. Era prohibido

arrastrar una silla de un lugar para otro en el Sábado, pues podía cavar una línea en el piso.

“Se permitía que un hombre escupiese en la calle en el Sábado y que tratase de desparramar el escupo

con el pie, pues en la calle el pie no hacía un surco; pero el mismo acto en el piso era pecado, pues el

pie, apagando la señal del escupo en el piso, haría un surco en la tierra, y por lo tanto cavaba.

“Otro padre era cargar peso, ¡y qué numerosa descendencia tenía! No se permitía a un hombre que se

llevase a la boca la dentadura postiza en el Sábado, pues era hijo de ese padre prohibido.

“Un sastre no podía salir con su aguja ni el escriba con su pluma, el viernes por la tarde, para no arries-

garse a la posibilidad de volver después de la puesta del sol, y estar cargando esos pesos en el Sábado.

Pág. 117

“Otro padre prohibido era cosechar. Tenemos la narrativa de la ofensa de los discípulos comiendo gra-

nos de trigo. Una señora no debía mirarse al espejo en el Sábado; podía ver un cabello blanco y ser ten-

tada a arrancarlo.

“Era prohibido andar más de 2.000 cúbitos (1.320 metros) en el Sábado. Pero un fariseo que quisiese ir

más allá, el viernes podría poner su comida en ese punto. Llegando al final de los dos mil cúbitos y en-

contrando allí la comida, diría: ‘¡Ah! yo estoy en casa!’

“No se podía comer un huevo que la gallina pusiese en el Sábado. Pero si se dijese: ‘Esta gallina se des-

tina a la mesa más tarde’ – entonces podría comer el huevo. Era apenas un pedazo de la gallina que ha-

bía caído, y se comía con la intención de equipararla al banquete de gallina asada que se tendría, al otro

día.

“Había un reglamento largo sobre el nudo que se podría amarrar en el Sábado, siendo prohibido el nudo

de marinero y del conductor de camellos. No se podía escribir juntas dos letras del alfabeto.

“Zapatos en que había clavos no se podía calzar, pues eso sería cargar peso. Sólo se podría calzar zapa-

to cosido (lo que solamente los ricos y los fariseos podrían adquirir). También era lícito usar los dos za-

patos, pero no uno sólo, caso un hombre estuviese con un callo o herida en el pie. Un pan no se consti-

tuiría peso si era cargado por dos hombres, pero, un hombre sólo cargándolo, entonces sería un peso.

Un judío no podía colocar vinagre en la boca, en el Sábado, para aliviar el dolor de dientes haciendo

gárgaras, sin tragarlo. Pero podía mojar la escoba en el vinagre”.

PIENSE EN ESTO: Dos fariseos saliendo de la panadería cargando una marraqueta. Cada uno asegu-

rando un lado del pan. ¿No es para sonreír? ¡Es mucha “sinceridad”!

Así, la letra mató el deleite del Sábado. Felizmente Jesús liberó la alegría del Sábado de estas tradicio-

nes odiosas e inconsecuentes y realzó el Sábado a su debido lugar. Si, el Sábado, el memorial de la

creación de Dios es un día deleitoso, agradable, espiritual. Debe servir al hombre y no el hombre escla-

vizarse por él, con infinitas tradiciones tontas (Mat. 23:4; Luc. 11:46). Este Sábado feliz, Jesús lo

aprueba.

Por eso dijo el Maestro: “...el Sábado fue hecho por causa del hombre y no el hombre por causa del Sá-

bado”. (Mar. 2:27). Si, el Sábado no necesita del hombre. El hombre es que necesita del Sábado, pero,

libre de los disparates mencionados. Por eso Dios creó el hombre primero, después el Sábado, para

atender sus necesidades: reposo, meditación, devoción espiritual, etc.

“El Sábado fue hecho por causa del hombre...” – Si, para su felicidad, para su beneficio, para el bienes-

tar de su cuerpo. Lógicamente, el hombre debe guardarlo, porque Dios lo hizo por su causa; sería por lo

tanto falta de respeto e ingratitud para con el Creador, si el hombre rehusa aceptar algo creado para él

mismo. Dios no haría nada para el hombre que no fuese bueno. Y, si es bueno, ¿por qué cancelarlo o

cambiarlo? El carácter de Dios no cambia. Sal. 89:34; Deut. 4:2.

Se trata de causa y efecto: la causa, el hombre; el efecto, el Sábado. Mientras la causa (hombre) exista,

el efecto (Sábado) existirá como reposo de Dios para él. Debemos ser coherentes con la palabra del

Maestro. El Sábado fue hecho por causa del hombre y no del judío. Y Su Palabra proclama la universa-

lidad del Sábado, porque el hombre habita todo nuestro planeta. “Dios ordenó que el Sábado fuese una

bendición, no una carga, y es de interés del hombre, y no en su perjuicio, observarlo. Fue designado pa-

ra aumentar su felicidad, no para causarle dificultad”. – The Seventh-Day Adventist Bible Commentary

– Vol. 5, pág. 588.

Esta verdad no se prende al domingo (primer día de la semana) que ya existía cuando el hombre fue

creado, cinco días después. Por consiguiente Jesús no solamente es Señor del Cielo, de la Tierra, del

mar, sino hasta del Sábado (Mar. 2:27; Mat. 12:8). Entonces, ¿cuál es el Día del Señor?

– Respuesta: El Sábado, reconocido por Juan en Apocalipsis 1:10. Dios lo llama: “Mi santo día”. Isaías

58:13.

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Efectivamente, ninguno de los apóstoles, y mucho menos el apóstol amado, Juan, le dio un título sagra-

do al domingo. Simplemente lo llamaron “el primer día de la semana”. Es evidente que no se le podía

dar. Ni el propio Creador se lo dio. Si los apóstoles no le dieron santidad al domingo, si Jesús no se la

dio, ¿quién entonces lo hizo? ¡Que pena! Quien le dio santidad al domingo, quien lo hizo símbolo de la

resurrección de Jesús, quien lo estableció como día santificado y de guarda, fue justamente aquel que

los protestantes hoy están apoyando: la Iglesia Romana. He aquí las pruebas transcritas del libro Estu-

dios Bíblicos, páginas 405-407, editado por la CPB:

“Nosotros, católicos romanos, guardamos el domingo, como recuerdo de la resurrección de Cristo, y

por orden del jefe de nuestra iglesia, que preceptuó tal orden del Sábado ser del Antiguo Testamento, y

no ser obligatorio en el Nuevo Testamento”. – Pe. Júlio María, en Ataques Protestantes, pág. 81.

“Fue la Iglesia Católica que, por autoridad de Jesús Cristo, transfirió ese descanso para el domingo, en

memoria de la resurrección de nuestro Señor: de modo que la observancia del domingo por los protes-

tantes es un homenaje que prestan, independientemente de su voluntad, a la autoridad de la Iglesia”. –

Monitor Parroquial del 26 de Agosto de 1926, Socorro, SP. Énfasis míos.

“Por el propio acto del cambio del día de descanso para el domingo, el cual todos los protestantes acep-

tan; y por lo tanto, se contradicen positivamente, observando estrictamente el domingo, y violando la

mayoría de los otros días de fiesta ordenados por la misma iglesia”. – Abridgment of Christian Doctri-

ne, Rev. Henry Tuberville, D.D. do Douay College, Francia, 1649, pág. 58, énfasis míos.

“La Iglesia Católica, por su propia infalible autoridad, creó el domingo como día santificado para subs-

tituir el Sábado, de la antigua ley”. – Kansas City Catholic, 9 de Febrero de 1893.

“La Iglesia Católica... en virtud de su divina misión, cambió el día Sábado para el domingo”. Catholic

Mirror (espejo católico), órgano oficial del Cardenal Gibbons, del 23 de Setiembre de 1893, énfasis

míos.

“El domingo es una institución católica, y su observancia sólo puede ser definida por principios católi-

cos. Del principio al fin de las Escrituras no es posible encontrar un único pasaje que autorice el cambio

del culto público semanal, del último para el primer día de la semana”. – Catholic Press – Sidney, Aus-

tralia. 25 de Agosto de 1900 – énfasis míos.

“La Iglesia de Dios sin embargo, encontró conveniente transferir para el domingo la solemne celebra-

ción del Sábado... en virtud de la resurrección de nuestro Salvador”. – Catecismo Romano, edición

1566, pág. 440, párrafo 5:18.

“Observamos el domingo en vez del Sábado, porque la Iglesia Católica en el Concilio de Laodicéa (364

a.C.) transfirió la solemnidad del Sábado para el domingo”. – The Convert’s Catechism of Catholic

Doctrine, Rev. Peter Geierman, C.S.S.R.) pág. 50 – tercera edición, 1913, obra que recibió la bendición

apostólica del Papa Pío X, el 25 de Enero de 1910.

“Podéis leer la Biblia del Génesis al Apocalipsis y no encontraréis una única línea que autorice la santi-

ficación del domingo. Las Escrituras ordenan la observancia religiosa del Sábado, día que nosotros

nunca santificamos”. – Cardenal Gibbons en The Faith of Ours Fathers, edición de 1892.

“La Biblia manda santificar el Sábado, no el domingo; Jesús y los apóstoles guardaron el Sábado. Fue

la tradición católica que, honrando la resurrección del Redentor, ocurrida en un domingo, abolió la ob-

servancia del Sábado”. – El Biblismo, pág. 106, Padre Dubois – Belém.

“No tuviese ella (Iglesia Católica) ese poder, y no podría haber hecho aquello en que concuerdan todos

los religionistas modernos – no podría haber substituido la observancia del Sábado del séptimo día, por

la del domingo, el primer día, cambio para el cual no hay autoridad escriturística”. – Un Catecismo

Doctrinal, Rev. Stephan, pág. 174, énfasis míos.

Ahora observe el respaldo de los citados “religionistas modernos”:

Pág. 119

CONGREGACIONALISTAS: “No existe en la Biblia mandamiento que requiera de nosotros la obser-

vancia del primer día de la semana como siendo el Sábado cristiano”. – Mode and Subjects of Baptism,

por Fowler.

METODISTAS: “Es cierto que no hay un mandamiento positivo para el bautismo infantil... Tampoco

lo hay para santificar el primer día de la semana”. – Theological Compend (1902), Rev. Amós Binne-

yas, 180 y 181.

LUTERANOS: “La observancia del domingo no se basa en ningún mandamiento de Dios, sino que en

la autoridad de la iglesia”. – Augsburg Confession of Faith citado en Cox’s Sabbath Manual, pág. 287.

PRESBITERIANOS: “Dios instituyó el Sábado en la creación del mundo separando para este fin el

séptimo día, e impuso su observancia como obligación universal, moral y perpetua”. – Dr. Archibaldo

A. Hodge, de la Comisión Presbiteriana de Publicidad.

PENTECOSTALES: “La Biblia nos muestra la sagrada Ley de Dios: ‘haga esto’, ‘¡no harás!’. Éxo. cap.

20. Y esa Ley debería ser observada, cumplida rigurosamente – y hasta a nuestros hijos la deberíamos

hacer conocer. Deut. 6: 1-13. La Palabra de Dios es, bajo ciertos aspectos, ¡autoritaria! Ella nos habla

de modo imperativo” – Lecciones Bíblicas, 07-12-1966, Dir. Respons. Pastor Emílio Conde, pág. 12.

BAUTISTAS: “Creemos que la Ley de Dios es la base eterna e inmutable de Su gobierno moral (Rom.

3:31. Mat. 5:17. Luc. 16:17. Rom. 3:20); que esa Ley es santa, justa y buena (Rom. 7:12; Sal. 119); que

la incapacidad de los hombres decaídos, de la cual hablan las Escrituras, para cumplir sus preceptos,

proviene únicamente de su amor al pecado (Rom. 8: 7-8. Jos. 24: 19. Jer. 13:23. Juan 6:44); que uno de

los principales objetivos del evangelio es el de libertar a los hombres del pecado y restaurarlos en Cristo

a una obediencia sincera de esa santa ley, concurriendo para eso los medios de la Gracia proporciona-

dos en conexión con la iglesia visible (Rom. 8:2-4. Heb. 8:10. Heb. 12:22-25)”. – Manual de las Igle-

sias Bautista, por William Carey Taylor, 4a. Edición, 1949, pág. 178, Artículo XII – Casa Publicadora

Bautista.

PRESBITERIANOS: “La Ley Moral obliga para siempre a todos a prestarle obediencia, tanto las per-

sonas justificadas como las otras, y esto no solamente cuanto a la materia en ella contenida, sino tam-

bién por el respeto a la autoridad de Dios, el Creador, que la dio. Cristo, en el evangelio, no deshizo de

modo alguno esta obligación, antes la confirma” – Confesión de Fe y Catecismo Mayor de la Iglesia

Presbiteriana, 1951, pág. 43, énfasis míos.

He ahí, declaraciones sinceras. El Sábado es innegable. Es bíblico. Es eterno. Es divino. Infelizmente

sólo no es colocado en práctica. Lea, hermano, Hechos 5:29.

Así, amado, gran número de escritores protestantes y autoridades evangélicas en general admiten que

fue por la autoridad de la Iglesia Romana y no por orden divina o apostólica que el domingo tomó el

lugar del Sábado, y pasó a ser santificado por la cristiandad. Destaco por fin, el Dr. Edward T. Hiscox,

autor del Manual Bautista, que hizo delante de un grupo de ministros, la siguiente honesta afirmación:

“Había y hay un mandamiento para santificar el Sábado, pero aquel Sábado no era el domingo. Será

dicho, tal vez, y con ostentación de triunfo, que el Sábado fue transferido del séptimo para el primer día

de la semana, con todos sus deberes, privilegios y sanciones. Deseando ardientemente informaciones

sobre este asunto, que he estudiado por muchos años, pregunto: ¿Dónde se puede encontrar el relato de

tal transferencia? ¡No en el Nuevo Testamento, absolutamente no! No hay en la Escritura ninguna evi-

dencia de cambio de la institución del Sábado, del séptimo día de la semana.

“Es para mi incomprensible que Jesús, viviendo durante tres años con Sus discípulos, conversando con

ellos muchas veces sobre la cuestión del Sábado, tratándolo en sus varios aspectos, protegiéndolo de las

falsas interpretaciones, nunca Se refiriese a una transferencia de ese día; aún durante los cuarenta días

de vida después de Su resurrección, tal cosa no fue indicada. Ni tampoco, que sepamos, el Espíritu San-

to, que fuera enviado para hacerles recordar todo cuanto habían aprendido, trató de esta cuestión. Ni

Pág. 120

aún los apóstoles inspirados, predicando el evangelio, fundando iglesias, aconsejando e instruyendo,

discutieron o abordaron el asunto.

“...estoy seguro de que el domingo fue puesto en uso como día religioso, bien al principio de la historia

cristiana, pues así lo aprendimos de los padres de la iglesia y de otras fuentes. Pero qué pena que haya

venido estigmatizado con la marca del paganismo y crismado con el nombre del Dios Sol, cuando fue

adoptado y sancionado por la apostasía papal, y dado al protestantismo como un legado sagrado”. – De

un discurso hecho el 13 de Noviembre de 1893, – (citado en Sutilezas del Error, A.B. Christianini,

págs. 169-170 – CPB, énfasis míos). Este discurso fue reproducido parcialmente en The Watchman

Examiner, Órgano Bautista editado en Nueva York, edición del 16 de Noviembre de 1893.

¡Lea lo que viene a continuación, para la conclusión!

Así, mi hermano, si nada hay de concreto que abone el domingo como substituyendo el Sábado, y el

propio Señor ni siquiera lo menciona, ¿para dónde ir? La Verdad es que Jesús:

• No transgredió el Sábado (Mat. 24:20);

• No lo alteró (Mat. 5:17-18);

• Y al morir dijo: “Está consumado” (Juan 19:30).

Por lo tanto, nadie se atreva a anular o a añadir algo (Apoc. 22:18-19).

• El Sábado es el día del Señor: (Mat. 12:8; Mar. 2:28; Apoc. 1:10).

• Dios lo confirma: “No cambiaré” (Deut. 4:2; Sal. 89:34).

• No miente (Tito 1:2). La palabra del Maestro tiene que prevalecer (1 Tim. 6:3).

El domingo no es bíblico. ¿Qué hará Dios?

• La “planta” domingo será arrancada.

“...toda planta que Mi Padre Celestial no plantó, será arrancada”. Mateo 15:13. Piénselo bien: Si Jesús

surgiese hoy enseñando públicamente, ¿no repetiría las palabras de 2.000 años atrás? Estas:

“¿Por qué transgredís vosotros también los Mandamientos de Dios por vuestra tradición?” (Mateo

15:3).

“Pero en vano Me adoran, enseñando doctrinas que son preceptos de hombres”. (Mateo 15:9).

“Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo”. (Heb. 10:31).

CAPÍTULO 10 - GÁLATAS, A LA LUZ DE LA BIBLIA.-

La circuncisión (que se volvió la señal personal de la fe de Abraham) fue una manera especial creada

por Dios, una señal de separación del mundo, un símbolo de santidad para hacer Su pueblo diferente de

los idólatras.

Eso se volvió un orgullo tan grande para los judíos – una simple práctica exterior – tan idolatrada, que

sobrepasó la visión de que la circuncisión que tiene valor de hecho es la del corazón, esto es: la trans-

formación del carácter.

Efectivamente, la mayor negación de esta fe fue denunciada por Jeremías (Jer. 9:26), cuando reveló no

haber diferencia entre paganos y el “pueblo circuncidado” de Dios. “La forma exterior substituyera la

experiencia del corazón”.

“El principio de que el hombre puede salvarse por sus propias obras, el cual está en la base de toda reli-

gión pagana ... donde quiera que sea mantenido, los hombres no tienen una barrera contra el pecado”. –

Ellen G. White, El Deseado de Todas las Gentes, pág. 25.

Pág. 121

“Si Satanás pudiese tener éxito en llevar el hombre a dar valor a sus propias obras como obras de méri-

to y justicia, él sabe que puede vencerlo por sus tentaciones y hacerlo su víctima y presa... Marquemos

los umbrales de las puertas con la sangre del Cordero derramado en el Calvario, y estaremos a salvo” –

Ellen G. White, Review And Herald, 3 de Octubre de 1889.

Esbozo de la Epístola a los Gálatas según el Diccionario Bíblico, editado por la Imprenta Bíblica Brasi-

leña:

Y – La autoridad apostólica de Pablo y la revelación por él recibida justifican el evangelio de la sal-

vación por la Gracia, contra la espuria enseñanza de los legalistas (1:1-2 y 14).

II – La justificación que proviene de la Gracia divina por la fe humana, y no por las obras infructífe-

ras de la ley, vindica el Evangelio de Cristo (2:15; 4:31).

III – Con ardorosas exhortaciones Pablo concita a los gálatas a permanecer firmes en la libertad y en

la espiritualidad de la Gracia (cap. 5 y 6).

CIRCUNCISIÓN.-

“Cuando Ismael estaba con la edad de trece años, Abraham y todos los hombres de su familia fueron

circuncidados. En Egipto la circuncisión había sido practicada en una fecha memorable, y se volvió el

sello del pacto entre Dios y la descendencia de Abraham, cuyo nombre, al mismo tiempo, fue cambiado

para Abraham, significando así que él no era más babilonio”. – Diccionario Bíblico de la Imprenta Bí-

blica Brasileña.

Cuando Abraham fue justificado (Gén. 15:6) no era circuncidado, hecho que sucedió posteriormente.

Consecuentemente, se volvió Abraham padre de circuncisos e incircuncisos. Abraham no fue salvo por

la circuncisión. Él fue salvo por la Gracia, aceptada por la fe. La circuncisión era la señal o sello de la

experiencia salvadora. Después de la Cruz, la circuncisión como rito religioso es innecesario (Romanos

2:28-29).

La primera referencia y el establecimiento de la circuncisión como pacto entre Dios y Abraham están en

Génesis 17:10-14.

Pablo usó en todas sus epístolas las siguientes palabras:

CIRCUNCIDAR – DOCE VECES

CIRCUNCISIÓN – VEINTE Y SEIS VECES

INCIRCUNCISIÓN – NUEVE VECES

CIRCUNCISO – CINCO VECES

INCIRCUNCISO – SIETE VECES

(Total: 59 veces)

Solamente en la Epístola a los Gálatas, Pablo mencionó dieciséis veces la circuncisión. Siendo que el

libro de Gálatas contiene seis capítulos, tenemos una media de tres palabras por capítulo.

El libro de Gálatas ha sido usado como columna maestra para la aceptación del cancelamiento, destruc-

ción y término de la “ley” por Cristo Jesús. Por eso nada más lógico que estudiarlo, desmenuzarlo, a fin

de saber si realmente es como se dice. Vamos a ver.

El escritor de Gálatas fue el comentado apóstol Pablo, cuya descendencia, origen y ministerio ya cono-

cemos bien (consulte pág. 348, párrafo 8). Sirviéndonos del Diccionario Bíblico de la Imprenta Bíblica

Brasileña, tenemos la siguiente descripción a respecto de la epístola de Pablo a los Gálatas:

“Pablo apreciaba mucho todas sus iglesias; sin embargo, tenía una excepcional simpatía para con las de

la Galácia. Durante su ausencia, profesores judaizantes tuvieron acceso a ellas y en ellas insuflaron la

Pág. 122

perniciosa herejía de que solamente por la puerta del judaísmo es que se podía entrar en el redil cris-

tiano. La naturaleza de esos argumentos convenció a Pablo que él se estaba enfrentando con una gran

crisis y, si el cristianismo había de ser la religión universal, y no meramente una secta judaica, tendría

que aclarada, de una vez por todas, la relación entre Cristo y la Ley Mosaica”. – Énfasis míos.

Esta bella descripción nos lleva a la época del autor y nos coloca al par del problema que motivó a Pa-

blo a escribir su famosa epístola. “Profesores Judaizantes” estaban corrompiendo el rebaño, haciéndolo

volver a la esclavitud de las ceremonias establecidas por Moisés.

Considerando aún el diccionario antes mencionado, encontramos a respecto de JUDAIZANTES, esta

significativa referencia:

“Nombre dado entre los primitivos cristianos a aquellos que no podían creer que todo lo que se conce-

diera al hombre por la LEY les fuese entonces, transmitido de manera más amplia por medio del

EVANGELIO. Así insistían en la circuncisión como el medio de otorgarle al hombre el derecho de

creer en Jesús como Salvador de Israel”. – Énfasis míos.

Usted, querido amigo, como un buen y correcto cristiano, que está interesado en crecer en la fe, y ase-

mejarse al máximo al Señor Jesús, por cierto, después de ya haber leído los capítulos anteriores, estará

en condiciones de comprender con sinceridad lo que Pablo tenía en mente al escribir Gálatas. Por favor,

no se olvide de que estamos delante de una iglesia donde, estando su pastor, Pablo, ausente, queda a

merced de hombres malos, “profesores judaizantes” arraigados a dogmas ceremoniales abolidos por

Cristo. Y, en especial, en ese particular, el motivo principal de la epístola fue exactamente el punto que

con mayor énfasis predicaban los tales “profesores judaizantes”: la circuncisión. Le imploro que no ol-

vide ese detalle.

Recurramos nuevamente al Diccionario Bíblico mencionado, y consultémoslo a respecto de la palabra

“ley”, largamente usada en esa epístola. Dice:

“La ley contenía dos elementos. El eterno y el efímero. Un elemento es eterno, por lo tanto, trata de la

moral, que no cambia. Lo encontramos en los Diez Mandamientos, frecuentemente denominados el

Decálogo, y en estatutos con este relacionado. El elemento efímero se compone de leyes, tanto civiles

como ceremoniales. Evidentemente las leyes civiles se cambiarían o se cancelarían conforme a los

cambios existentes en la vida de la nación y en sus relaciones con los pueblos vecinos. Y las leyes ce-

remoniales cuya finalidad era enseñar por medio de los sacrificios y cultos ritualísticos el designio re-

dentor de Dios, habrían de terminar con el advento del Mesías, cuya obra de redención ese ritualismo

prefiguraba, y hoy los cristianos tienen certeza de que Cristo vino a ser el cumplimento y el fin de la

ley”. – Énfasis míos.

Lógicamente, según la palabra fidedigna del citado Diccionario Bíblico, si la Ley Moral de los Diez

Mandamientos es eterna y no cambia, ¿qué ley entonces sería esa de la cual nosotros, los cristianos, te-

nemos certeza que Cristo se volvió el cumplimiento y el fin? Evidente, aquella que el propio dicciona-

rio clasifica de ceremonial, y “cuya finalidad era enseñar por medio de los sacrificios y cultos ritualísti-

cos el designio redentor de Dios”, o sea, que prefiguraba la muerte de Jesús. Por esa tan bella y tan bien

colocada referencia a la “ley”, agradezcamos al autor del Diccionario Bíblico que estamos usando.

El diccionario en cuestión es un compendio de la más alta importancia e imparcialidad, de autoridad re-

conocida, así como de profunda responsabilidad evangélica. Tanto que es anexado a la Biblia impresa y

distribuida por la Casa Publicadora Bautista. Y es el que presenta con tamaña claridad algo que para

muchos ha sido obscuro y continúa encubierto, esto es: la diferenciación entre las leyes de la Biblia.

Menciona este buen diccionario, y el fue claro, lo siguiente:

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1.- LEY MORAL: Llamada de los Diez Mandamientos, o Decálogo. Que no cambia. Es eterna.

2.- LEYES CIVILES: Podían cambiar según la conveniencia de la nación israelita.

3.- LEY CEREMONIAL: Su finalidad única era enseñar la obra redentora de Jesús.

Por lo tanto, en este estudio sobre Gálatas, deberemos partir de la siguiente premisa: No enfoca la epís-

tola la Ley Civil, pues se trata de un tema religioso. La dificultad, por consiguiente, encuadra las dos le-

yes finales: la Ley Moral y la Ley Ceremonial. Como no hay más dudas que existe distinción de leyes

en la Biblia, (confirme leyendo la página 79), apoyados por el citado diccionario, iremos a cada paso

desvendando el misterio de los gálatas, y colocaremos la ley que es mencionada en la epístola en su de-

bido lugar, y eso con su ayuda y paciencia, mi amado hermano.

Gálatas 1:13-14 = “Porque ya oísteis cual fue antiguamente mi conducta en el judaísmo, cómo sobre-

manera perseguía la iglesia de Dios y la asolaba. Y en mi nación excedía en judaísmo a muchos de mi

edad; siendo extremadamente celoso de las tradiciones de mis padres”.

Pablo, irritado, tomó conocimiento de los tales “profesores judaizantes” y de su hereje y nefasta obra.

Siendo el apóstol profundo conocedor de sus herejías, y sobremodo a ellas contrario, discurre al inicio

de su epístola a los gálatas, su condición inicial, como gran practicante de aquella secta, el judaísmo.

Como su miembro efectivo, antes del encuentro con Cristo, el había sido, como se dijo: “extremada-

mente celoso de las tradiciones” de sus padres; de ahí entendemos su descontentamiento y preocupa-

ción con los cristianos de la Galácia, pues sabedor que era de aquellas interminables ceremonias, si

nuevamente eran aceptadas, irían a retirar la libertad concedida por el evangelio de Cristo, y de alguna

forma, oscurecer el cristianismo que crecía con bases sólidas en la Galácia antes del acceso de los “pro-

fesores judaizantes”.

En el corazón de la epístola, notamos la acentuada preocupación de Pablo, así como su profunda admi-

ración al notar que los gálatas apresuradamente dejaron el evangelio que les predicó, anulando la Gracia

de Cristo y volviéndose a aquello que denominó de anatema (Gál. 1:6-9). Pablo era contrario de “cuer-

po y alma” al judaísmo (ritualismo ceremonial judaico), porque en poco benefició, y además fuera can-

celado para siempre con el sacrificio de Jesús.

Aún en el preámbulo que hizo Pablo para introducir su epístola, entendemos de su lectura y podemos

hasta visualizar el judaizante Saulo de Tarso, con todo celo y dedicación empuñando su ensangrentada

espada, munido de las cartas de los sacerdotes judaizantes, para matar a los creyentes en Cristo. Pero,

en el camino de Damasco, se produce el feliz encuentro del judaizante Saulo con Aquel que canceló tal

sistema religioso. Ese encuentro lo marcó para el resto de la vida, no solamente por el cuadro maravi-

lloso de ver a Jesús, sino porque su vista quedó defectuosa mientras vivió, debido al resplendor de la

gloria del Señor Jesús. Saulo murió. Terminó para él el judaísmo. Nació Pablo, la gloria del cristianis-

mo, el apóstol de los gentiles.

Totalmente transformado, verdaderamente convertido al cristianismo, Pablo tomó su Biblia y se dirigió

a los campos misioneros, siempre haciendo discípulos y construyendo iglesias, hasta que, después de

catorce años de su conversión al cristianismo y consecuente rechazo del judaísmo, cuenta que:

Gálatas 2:1,3-4 = “Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Barnabé, llevando tam-

bién conmigo a Tito... Pero ni aún Tito, que estaba conmigo, siendo griego, fue constreñido a circun-

cidarse; y esto por causa de los falsos hermanos que se habían entrometido, y secretamente entraron a

espiar nuestra libertad, que tenemos en Cristo Jesús, para ponernos en esclavitud”.

Pablo, completamente transformado, está en Jerusalén. Cuando aceptó a Cristo como Salvador, aban-

donó el judaísmo y las ceremonias que, si eran necesarias antes, se volvieron inútiles después de la

muerte de Jesús. Y esto fue objeto de rechazo por parte de los judíos cristianos, que Pablo después de

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larga ausencia veía de nuevo en la Ciudad Eterna, los cuales eran, aún, partidarios y afectos a las cere-

monias rituales, y entre ellas, la circuncisión tenía predominio.

Gálatas 2:7-9,12-13 = “Antes, por el contrario, cuando vieron que el evangelio de la incircuncisión me

estaba confiado, como a Pedro el de la circuncisión (porque Aquel que operó eficazmente en Pedro para

el apostolado de la circuncisión, Ese operó también en mí con eficacia para los gentiles), y conociendo

Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados como las columnas, la gracia que se me había dado, nos

dieron las diestras, en comunión conmigo y con Barnabé, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y

ellos a la circuncisión... Porque, antes que algunos hubiesen llegado de parte de Santiago, comía con los

gentiles; pero después que llegaron, se fue retirando, y se apartó de ellos, temiendo a los de la circunci-

sión. Y otros judíos disimulaban con él (Pedro), de manera que hasta Barnabé se dejó llevar por su di-

simulación (de Pedro)”.

Observe mi amado, que la discusión, el elemento que generó tanta confusión y polémica, fue simple-

mente un dogma de aquella “ley” que el Diccionario Bíblico clasifica de Ceremonial y que fue abolida

con la muerte de Jesús. Sin embargo, aún estaba causando tanta discusión, y lo que es lamentable, entre

los propios discípulos. Sin filosofar, la confusión creada ahí fue pura y simplemente por causa de la

CIRCUNCISIÓN. Es el elemento predominante en toda la epístola. Tanto es verdad que Pablo, el de-

clarado enemigo del judaísmo, va a tomar una actitud a la altura de su posición de apóstol llamado por

Jesús. Escúchelo:

Gálatas 2:14 = “Pero cuando vi que no andaban bien y derecho, conforme a la verdad del evangelio, le

dijo a Pedro en la presencia de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles, y no como judío, ¿por

qué obligas a los gentiles a vivir como judíos?”

VAMOS A REPASAR: En el verso 4, Pablo menciona que los hermanos están secretamente “espiando

nuestra libertad, que tenemos en Cristo Jesús, para ponernos en esclavitud”. En otras palabras, el hom-

bre que cree en el sacrificio de Jesús y Lo acepta como su Salvador personal ya no está preso a aquella

multitud de ceremonias y rituales que hacían parte de la Ley Ceremonial, ya no está cautivo, sino que

tiene libertad. Libertad concedida por el evangelio, mediante la expiación del Hijo de Dios. Esta liber-

tad los judaizantes no la aceptaban para sí ni para nadie.

Después del Calvario no era más necesario proceder a ninguno de los rituales exigidos por la Ley Ce-

remonial, y mucho menos circuncidarse, pues tal sistema era el antítipo que apuntaba para el tipo (Je-

sús). Así, con la muerte vicaria de Jesús se volvió de ninguna importancia, inútil y sin valor la ley Ce-

remonial. En la transición del judaísmo para el cristianismo, la circuncisión tuvo su fin, y el bautismo

por inmersión ocupó su lugar. Col. 2:11-12.

Pedro hasta que lo comprendía así, pero, para agradar a “griegos y troyanos”, como dijo Pablo – “disi-

mulaba”, y por eso fue reprendido duramente delante de todos. Pero, en verdad, nuevamente afirmo:

Todo eso por causa de la circuncisión, que era parte integrante y destacada de la Ley Ceremonial.

El verso siguiente, emitido por Pablo, inmediatamente después de amonestar a Pedro, ha sido incom-

prendido por los hermanos en general, porque no lo comparan con el contexto general de la epístola.

Sin embargo, para usted ahora, le va a decir algo diferente, con certeza.

Gálatas 2:16 = “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino que por la fe en

Jesús Cristo, hemos también creído en Jesús Cristo, para ser justificados por la fe de Cristo, y no por

las obras de la ley; porque por las obras de la ley ninguna carne será justificada”.

Pablo como que frunce el ceño, mirando a Pedro y a los demás apóstoles y discípulos, lleno do poder

espiritual, les muestra el valor del evangelio. La CIRCUNCISIÓN era una exigencia de la Ley Ceremo-

nial, necesaria antes de Cristo. Pero, después de la muerte del Señor, cumplir ese ritual era buscar la

JUSTIFICACIÓN POR LAS OBRAS. Esto es: justificarse a sí mismo por méritos propios.

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La práctica de la circuncisión después de la cruz, era negar la eficacia de la sangre redentora de Jesús,

así como contradecir el evangelio de la justificación por la fe en el sacrificio expiatorio de Jesús. Por

eso Pablo enfatiza:

“POR LAS OBRAS DE LA LEY NADIE SERÁ JUSTIFICADO”

Correctísimo. La Ley Ceremonial no se componía solamente del dogma de la circuncisión, sino que de

una infinidad de ceremonias. Sin embargo, el problema traumatizante de los gálatas, la confusión entre

aquellos buenos hermanos de la Galácia, era a causa de la CIRCUNCISIÓN. Este es el tema eferves-

cente de la epístola.

Gálatas 2:21 = “No aniquilo la Gracia de Dios, porque, si la justicia proviene de la ley, se sigue que

Cristo murió en balde”.

Antes del advento del Mesías Jesús, Dios le había dado a los judíos, en especial, un ritual maravilloso.

Un conjunto de ceremonias, acompañadas de variadas ordenanzas, denominado Ley Ceremonial. Su

obligación era exigible, pues todo el ceremonial apuntaba para Jesús. Era por lo tanto necesario hasta

que Él viniese.

Viniendo, sin embargo, el Hijo de Dios, todo aquel impresionante y provisorio sistema ritualístico, se

volvía inútil, pues era sombra de Jesús (Heb. 10:1). Pablo lo comprendió así, y lo colocó en práctica en

su fe. Por eso, se indignó al ver, ahora, nuevamente a los discípulos volviéndose a circuncidar.

Más irritado quedó Pablo, al notar que los propios apóstoles presenciando esa disposición de sus ove-

jas, no hicieron nada. Permanecían inertes. Esto le ocasionó un rechazo tan grande que lo llevó a re-

prender no solamente a los discípulos, sino también a Pedro. ¿Cómo, pensaba Pablo, podrían los hom-

bres que tuvieron el Plan de la Salvación tan claro y tan detallado su cumplimiento en la muerte vicaria

de Jesús, podían volver ahora a los rituales abolidos? Y si la práctica de esos ritos pudiese justificar al

ofrendante, entonces Jesús murió en vano, aseguraba Pablo.

Resáltese aún que la “ley” focalizada es la Ley Ceremonial, pues todo está dentro del mismo asunto y

es una secuencia del pensamiento hecho por Pablo en el capítulo 2. Muchos hermanos, hoy, utilizan es-

te texto (Gálatas 2:21), para anular la Ley Moral. Pero, como usted ve, no es lo correcto. Aislando este

texto del contexto general de la epístola, él pierde su sentido real. Separarlo del contexto es cortar el hi-

lo de la madeja. Es destruir el pensamiento propuesto y ardorosamente defendido por Pablo. El capítulo

3 de esta epístola es dramático para el apóstol. Vea:

Gálatas 3:1-5 = “¡Oh insensatos gálatas! ¿QUIÉN OS FASCINÓ para no obedecer a la verdad, a voso-

tros, delante de los ojos de quien Jesús Cristo fue representado como crucificado? Sólo quisiera saber

esto de vosotros: ¿recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por la predicación de la fe? ¿Sois tan

insensatos que, habiendo comenzado por el Espíritu, acabéis ahora por la carne? ¿Será en vano que ha-

yáis padecido tanto? Si es que eso también fue en vano. Aquel pues que os da el Espíritu, y que obra

maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por la predicación de la fe?”

Pablo está muy enojado con los “profesores judaizantes” que en su ausencia infiltraron en la Iglesia de

la Galácia los dogmas ceremoniales, dando, preferencialmente, más peso a la circuncisión. Califica a

los gálatas de “insensatos”, ¿y quién no concuerda? Imagine: Recibieron del apóstol el evangelio de la

libertad, libertad que los libraba de continuar matando animales para justificarse, y sin embargo, vuel-

ven a ofrecer las más variadas ofrendas, practicando el desnecesario rito de la circuncisión, todo aquello

que Jesús había abolido en Su muerte en la cruz.

Aún así, hasta aquí, la “ley” que está en foco es clara, incuestionable y definida: es la Ley Ceremonial,

enfatizada por el Diccionario Bíblico como abolida por Cristo. Y de esa ley, la “ordenanza” que generó

tamaña confusión fue la circuncisión. ¿Correcto?

Pág. 126

El versículo siguiente a ser estudiado exige de nuestra parte, para comprenderlo, mucha humildad, sin-

ceridad y lealtad para con la Biblia. Debido a su solemnísimo mensaje, al leerlo tenemos que despojar-

nos de todo preconcepto denominacional, así como desarmarnos de toda idea preconcebida. Yo hice

eso, un día, ¡gracias a Dios!

Este versículo es más una pieza sobresaliente en la epístola a los Gálatas, el centro y la roca de la cual

se valen miles de buenos hermanos de todas las religiones cristianas, para aceptar que la Ley Moral de

los Diez Mandamientos fue abolida, que Pablo es contrario a ella. Evidentemente es innegable que Pa-

blo demuestra repulsión por una ley. Pero... ¿cuál ley?

Usted verá que, sin aislar el versículo de su contexto, quedará fácil de entenderlo y descubrir cuál ley él

enfoca. Eso es posible, pues estamos con la humildad de un sincero estudiante de la palabra de Dios,

desarrollando el pensamiento de Pablo, ¿no es verdad? Por lo tanto, conocedores que somos de los he-

chos iniciales de la epístola, estamos cabalmente en condiciones de comprenderlo. Vamos a leer:

Gálatas 3:10 = “Todos aquellos pues que son de las obras de la ley están debajo de la maldición; porque

escrito está: maldito todo aquel que no permanece en todas las cosas que están escritas en el libro de la

ley, para hacerlas”.

Si hubiésemos abierto la Biblia ahora, leyéramos este versículo y, después la hubiésemos cerrado, el

mensaje “sonaría” diferente. Felizmente, nosotros estamos estudiando toda la epístola, y por eso el

mensaje de ella para nosotros ahora será aquella que Pablo quería de hecho transmitir, y no el mensaje

aislado que pareciera, encierra el versículo, y que ha engañado a tanto creyente sincero.

Convidamos al hermano a parar aquí y leer o releer el capítulo LA SANTA LEY DE DIOS y las MÁ-

XIMAS PAULINAS, esto es, si usted aún tiene dudas en relación a la “ley” que Pablo focaliza en esta

epístola; pero si todo está claro ante sus ojos, camine. Destaco, sin embargo, para que el hermano lo

grabe bien, que la ley exhaustivamente enfocada por Pablo en esta epístola, y especialmente en este ver-

so, es la ley que el Diccionario Bíblico califica de Ley Ceremonial, porque:

• Quien practica o guarda sus mandamientos está bajo maldición. Lógicamente no podrá ser jamás

la Ley Moral de los Diez Mandamientos que el Diccionario Bíblico dijo ser eterna y que no cambia. Si,

porque en estos Diez Mandamientos, que fueron divididos sabiamente en dos partes por el Creador, los

cuatro primeros tienen relación con nuestra obligación para con Dios, y los seis restantes, para con

nuestro prójimo. Por lo tanto, amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y pensamiento, es

cumplir los primeros cuatro mandamientos de la primera tabla de piedra. Y amar a nuestros semejantes

como a nosotros mismos es cumplir los seis restantes de la segunda tabla de piedra. Por favor, respón-

dame: ¿Eso es ser maldito? Amar a Dios y al prójimo, que son los reclamos de la Ley Moral, ¿es estar

bajo maldición? – ¡Claro que no! ¿Correcto?

• Esa ley que Pablo menciona fue escrita en un libro (2 Crón. 35:12). Por lo tanto, sólo eso bastaría

para que todos comprendan que esa ley focalizada por el apóstol en la epístola a los Gálatas es la Ley

Ceremonial, porque la Ley Moral de los Diez Mandamientos fue escrita por el propio Dios y en PIE-

DRAS (Éxo. 31:18). Evidentemente, piedra es granito, libro es pergamino, piel de animal y cáscara de

madera. ¡Muy diferente! Además, quien escribió esta ley insistentemente abordada en Gálatas, no fue

Dios, y sí Moisés. Es lo que descubriremos ahora, ¿quiere verlo?

Deuteronomio 31:24 = “Y sucedió que, acabando Moisés de escribir las palabras de esta ley EN UN

LIBRO, hasta del todo acabarlas”.

Pablo quería y necesitaba urgentemente librar de las garras de los “profesores judaizantes” a su indefen-

so rebaño y, para tal, trata con toda la fuerza del corazón sacar de su mente la inútil observancia de una

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“ley” que ya había caducado y había sido abolida por la muerte de Cristo (Col. 2:14; Efé. 2:15). Por eso

es que, en el transcurso de todo el capítulo 3, fomenta la incapacidad de la Ley Ceremonial para justifi-

car al hombre. Ese papel sólo le compete a Jesús. Sin embargo, esta ley, ya que fue dada, tuvo su valor

y desempeñó su papel, pero necesariamente tenía que acabar cuando realizase toda la obra para la cual

había sido creada. Así, pues, es que lo dice Pablo:

Gálatas 3:24 = “De manera que la ley nos sirvió de guía, para nos conducir a Cristo, para que por la fe

fuésemos justificados”

La Ley Ceremonial, repetidamente mencionada por Pablo en Gálatas y referendada por el Diccionario

Bíblico de la Imprenta Bíblica Brasileña, que mucho nos está auxiliando, estaba constituida de muchas

ceremonias y no solamente de la circuncisión, que fue la piedra de tropiezo de los gálatas. Esas cere-

monias fueron creadas para desarrollar en el hombre, al practicarlas, la fe en el Mesías que vendría futu-

ramente. De entre ellas, tal vez, la más contundente y que hablaba más profundamente al corazón del

judío, por lo menos Dios deseaba que así fuese, era el sistema sacrificial. Al transgredir uno de los Diez

Mandamientos, el hombre debería morir. Esa era la exigencia de la Ley Moral; sin embargo, el pecador

tenía una “válvula de escape”. Él no precisaría morir, bastaba que providenciase un substituto, que de-

bía ser un cordero sin manchas o defectos físicos.

Tomaba entonces el pecador el animalito en sus brazos y lo llevaba al sacerdote, en el templo. Este, a su

vez, lo colocaba sobre el altar, y el pecador colocaba sus manos sobre la cabeza del animal y confesaba

su pecado, y después, con sus propias manos, inmolaba la indefensa víctima de su pecado, viendo la

sangre correr por entre las vísceras cortadas. Era un ritual marcante. Una ceremonia cuya finalidad era

mostrarle al hombre que:

• Quien debería morir era él, pues fue quien pecó.

• Debería permanecer grabada en su mente la hediondez del pecado. El pecado genera la muerte. El

pecado, a los ojos de Dios es tan aborrecible, maligno y abominable, que, para obtenerse el perdón,

existe la necesidad de derramamiento de sangre.

• Debería impresionarlo aquella escena, al contemplar en aquella indefensa víctima la figura del

Mesías que el tanach (la ley) profetizaba. Comprender el papel del Mesías al transformarse en la ofren-

da viva por el pecado, el “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Juan 1:29.

Por consiguiente, la Ley Ceremonial era un conjunto de ritos creados por Dios para desarrollar la fe en

el futuro Mesías y de esa forma abrir los corazones para recibirlo y amarlo. Así que, tienen mucha ra-

zón las palabras de Pablo: “La ley nos sirvió de guía para conducirnos a Cristo”. Lógico, era su única y

específica función. Viniendo sin embargo Cristo, ¿qué necesidad había de continuarla? ¡Ninguna! Al

hombre ahora, le bastaba creer y aceptar aquella ofrenda viva, Jesús, haciendo de Él su Señor y Salva-

dor; nada más claro.

La belleza de ese ritual le decía a los israelitas que, el sistema sacrificial constituía el evangelio. Les

mostraba el camino para tener una comunión con Dios y mantener con Él siempre un relacionamiento

amistoso. Sobretodo, deseaba el Señor impresionarlos con el centro de ese sistema, que era la solemne

verdad que el pecado ocasiona la muerte. Por eso, durante todo el año, en el templo, diariamente, en la

mañana y en la tarde, era ofrecido en holocausto un animal.

Por otro lado, deberían comprender que el perdón del Cielo sólo sería posible única y exclusivamente a

través de la confesión del pecador y la intercesión de la sangre; en ese caso, la sangre del animal inmo-

lado. Después del ritual, el pecador salía de la presencia del sacerdote. Estaba perdonado. Justificado de

sus faltas y pecados. Pero... ¿cuál fue el precio? La vida del animal. Por lo tanto, el perdón cuesta caro.

Eso debería impresionar de tal forma al pecador que lo llevase a vivir en rectitud y obediencia a los

Diez Mandamientos. Cada vez que cualquier israelita pecase debería seguir esos pasos, y la escena se

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repetiría una y otra vez, hasta que surgiese Aquel que daría Su vida para salvar al hombre de sus peca-

dos – Jesús – para quien apuntaba todo ese ritual.

Por otro lado, la Ley Moral también es el guía que lleva al pecador a Cristo, cuando ella lo acusa por

alguna transgresión de sus mandamientos, y este siente la necesidad del perdón, y lo busca por la fe, en

la Gracia de Cristo.

El capítulo 4 de Gálatas es fascinante en su apología. Pablo va a mostrar aquello que para mi y para us-

ted está claro: “El evangelio nos exenta de la ley”. Pero... lógicamente, de la Ley Ceremonial. No se ol-

vide de lo que dijo el Diccionario Bíblico. Así es que en el verso 4 del capítulo 4, dice Pablo: “Pero vi-

niendo la plenitud de los tiempos, Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley”.

¡Correctísimo! Al nacer Jesús, el ritual mosaico, o sistema sacrificial, estaba en pleno funcionamiento,

aún cuando estuviera bien distante de aquello que el Señor Dios pretendía. Los judíos pervirtieron todo

aquel bello y tremendo ritual, y lo transformaron en mero “traga-monedas”. Los propios sacerdotes se

empeñaban en fomentar e incentivar el pecado, para que el pecador les comprase las ofrendas, que, para

facilitarles la vida, ya las tenían dentro de las dependencias del templo, transformando la Casa de Dios

en un mercado ruidoso y mal oliente (el atrio era de hecho un corral), para venderlas al precio que les

conviniese más (Mat. 21:12). Por eso está correcto Pablo: Jesús nació cuando este estado de cosas era

evidente. Y para confirmar la palabra paulina, les recordamos que los padres terrestres de Jesús siguie-

ron todos los trámites legales de la Ley Ceremonial, inclusive circuncidándolo, dentro del plazo esta-

blecido por Moisés. Por lo tanto, “nacido bajo la ley”, esto es: bajo su actuación y vigencia, está claro.

Gálatas 4:5 = “Para redimir los que estaban debajo de la ley, para recibir la adopción de hijos”.

Si la Ley Ceremonial apuntaba para Cristo, como afirma Pablo, pues era su único papel, Él vendría

exactamente para tomar el lugar de la ofrenda que era muerta en el ritual de la mañana, de la tarde y por

el pecado, y acabar con todos los símbolos que apuntaban para Su obra redentora. Por eso recibimos la

“adopción de hijos”, o sea: fuimos creados a la imagen de Dios; arrebatados por el pecado, perdimos

esa condición de hijos; sin embargo, ahora, arrancados de las garras de Satanás, fuimos “adoptados” por

Cristo, por Su sangre y maravilloso sacrificio en la cruz del Calvario, ¡gracias a Dios! Pablo procuraba

insistentemente mostrarle a los gálatas que, con la venida del Mesías Jesús, el hombre no podía más ser

salvo bajo el judaísmo, apoyado en la Ley Ceremonial.

El paso siguiente sería también difícil de dar, no fuese por la manera como estamos estudiando esta

epístola. Felizmente usted y yo adoptamos la manera correcta de estudiar la Biblia, ¿no es así? Así es

que, Gálatas 4:9 y 10, estudiado en concordancia con el contexto, dentro de la secuencia del pensamien-

to paulino, dará también su mensaje correcto, y no aquel que los predicadores de hoy están enseñando,

que no corresponde a la verdad y, mucho menos, al deseo del apóstol. Dice él:

Gálatas 4:9-10 = “Pero ahora, conociendo a Dios, o antes, siendo conocido de Dios, ¿cómo volvéis otra

vez a esos rudimentos débiles y pobres, a los cuales de nuevo queréis servir? Guardáis días, y meses y

tiempos y años”.

Tengo certeza que usted sabe donde encuadrar “esos rudimentos débiles y pobres”. Naturalmente se us-

ted leyó las MÁXIMAS PAULINAS, ya sería suficiente. Sin embargo, dejaremos bien grabado que la

“ley” enfocada nuevamente por Pablo, ahora en este capítulo, es aquella que nuestro buen diccionario

bíblico dice ser: la Ley Ceremonial, porque:

• En la secuencia del pensamiento de Pablo, él está mostrando la inutilidad de aquellas ceremonias

introducidas por los judaizantes en su ausencia. Dice que es maldito (Gál. 3:10) todo aquel que practi-

que aquellas obras, después que se volvieron obsoletas. Por otro lado, en la Ley Moral no existen cere-

monias. Ella ennoblece el hombre, lo moraliza, lo dignifica, por eso no contiene una maldición.

• Menciona Pablo que la Ley Ceremonial fue escrita en un libro (Gál. 3:10), al paso que la Ley

Moral fue escrita en bloques de piedra (Éxo. 31:18).

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• Dice Pablo que la Ley Ceremonial tenía un propósito: mostrar la obra redentora de Cristo. Y eso

no puede ser requerido de la Ley Moral. En los Diez Mandamientos no hay orden para circuncidar, ni

matar animales, u otro ritual cualquiera, los cuales simbolizaban y apuntaban hacia la obra expiatoria de

Jesús.

• Nadie será maldito por guardar la Ley Moral; al contrario, ella ayuda al hombre a volverse eleva-

do, noble, de buenos principios, correcto. Al final, es la “Ley Real”. La ley del Cielo (Santiago 2:8).

• La Ley Moral no tiene “rudimentos”, y si, “mandamientos”.

Pablo, refiriéndose a la Ley Moral, dijo:

Romanos 7:12 = “Y así la ley es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno”.

– ¿Lo comprobó? ¡Mandamiento, y no rudimento!

Romanos 3:31 = “¿Anulamos pues la ley por la fe? De manera ninguna; antes, establecemos la ley”.

Queda, por consiguiente, clarísimo que la “ley” de “rudimentos débiles y pobres” jamás puede ser la

Ley Moral de los Diez Mandamientos, que es enaltecida por Pablo, y que aún la fe no la puede anular.

• Por lo tanto, la Ley Ceremonial es la que se encuadra en el texto, pues ella, sí, tiene “rudimentos”,

y estos son, sin duda, “débiles y pobres”, fueron y son impotentes para justificar. Cumplieron su misión

y listo. Se acabó. Y note la paradoja: los rudimentos fueron anulados por la fe en Cristo.

• La Ley Moral no exige la guarda de “días” y sí de “un” día, ordenado por Dios – el Sábado –

memorial eterno del poder Creador de Jehová.

• En la Ley Ceremonial había sí: “días”, “meses” y “años”. Eran siete fiestas anuales, consideradas

feriados altamente solemnes, a saber:

1º Sábado – Pascua – 15º día del primer mes.

2º Sábado – Fiesta de los Panes Ázimos – 21º día del primer mes.

3º Sábado – Fiesta de las Primicias (Pentecostés) – 6º día del tercer mes.

4º Sábado – Fiesta de las Trompetas – 1º día del séptimo mes.

5º Sábado – Día de la Expiación (Yom Kippur) – 10º día del séptimo mes.

6º Sábado – 1º Día de la Fiesta de los Tabernáculos – 15º día del séptimo mes.

7º Sábado – Último Día de la Fiesta de los Tabernáculos – 22º día del séptimo mes.

Esas fiestas se celebraban durante el transcurrir del año judaico. Eran fechas fijas en días móviles. Por

ejemplo, fecha fija quiere decir: un día de determinado mes. Día móvil indica que ese día podía caer un

lunes, miércoles, jueves, Sábado, etc. (Así como nuestro siete de Setiembre que es feriado nacional, no

cae continuamente en el mismo día de la semana, sin embargo, es una fecha fija – siete de Setiembre).

Eran “días” guardados con tanta solemnidad por los judíos que se asemejaban al Sábado del séptimo

día de la semana, pues, en aquellos “días” en que caían tales fiestas, toda la nación paraba. Los trabajos

cotidianos y seculares terminaban, semejante a lo que hacían durante el Sábado del Señor. Entre parén-

tesis, también esos “días” eran llamados de sábados (Isa. 1:13; Osé. 2:11).

OBSERVE ESTE PORMENOR:

La pascua ocurrida en la última semana de vida del Señor coincidió en caer en un día Sábado del sépti-

mo día de la semana; por eso fue “grande aquel Sábado” (Juan 19:31). Era un sábado ceremonial, den-

tro del Sábado moral.

Así es que, los gálatas guardaban “días” (eran esos feriados), “meses” (porque eran meses fijos), y

“años” (durante todos los años, hasta la muerte de Jesús – Heb. 10:1). Exactamente como lo enfatizó

Pablo a los gálatas, que volvían al judaísmo, empujados por los profesores judaizantes.

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Por lo tanto, nada más claro y lógico que la “ley” insistentemente abordada por Pablo a los gálatas no es

otra sino la Ley Ceremonial. Es lo que dice la Biblia. Queda a cargo suyo, hermano, la decisión para

aceptarla.

El capítulo 5 de Gálatas es altamente importante, dada su claridad meridiana en el contexto de toda la

epístola, cuyo tema principal abordado innegablemente es la circuncisión.

Gálatas 5:1-4 = “Estad pues firmes en la libertad con que Cristo os libertó, y no volváis a meteros deba-

jo del yugo de la servidumbre. He aquí que yo, Pablo, os digo que, si os dejáis circuncidar, Cristo de

nada os aprovechará. Y de nuevo protesto a todo hombre que se deja circuncidar, que está obligado a

guardar toda la ley. Separados estáis de Cristo, vosotros, los que os justificáis por la ley; de la Gracia

habéis caído”.

Pare un poquito, pero no pierda de vista Gálatas. Vamos a dar un saltito hasta Jerusalén.

Hechos 15:5 = “Algunos, sin embargo, de la secta de los fariseos... se levantaron, diciendo que era ne-

cesario circuncidarlos y mandar que guardasen la LEY DE MOISÉS”.

GRAVE ESTE DETALLE: Pablo le dice a los gálatas, que, quien “se deja circuncidar... está obligado a

guardar toda la ley”. – Responda: ¿Cuál es la ley que contenía la CIRCUNCISIÓN como un manda-

miento: la Moral o la Ceremonial?

Observe que Pablo nuevamente enfatiza el tema central especulativo de la epístola: la circuncisión. Los

gálatas buscaban con “denuedo y mucha severidad” la justificación por sus propias obras, y el apóstol

sabía que nada de eso tenía valor; aún cuando ellos observasen todos los ritos mosaicos con la mayor

sinceridad, de nada serviría. El hombre sólo será justificado y salvo por su fe en Cristo, nada más. Pa-

blo entonces determina, como que cansado de hablar, argumentar y reprender: “Si os dejáis circuncidar,

Cristo de nada os aprovechará”. Y eso es fácil de comprender ahora, por el estudio que hemos hecho de

toda la epístola, ¿no es verdad?

Cristo Jesús murió. Su muerte canceló la Ley Ceremonial. Ahora era necesario apenas ejercer fe en el

resucitado Hijo de Dios, para que el hombre fuese justificado. Eso es Gracia. Si los gálatas continuasen

a buscar justificación por el cumplimiento y práctica de las obras de la Ley Ceremonial, la Gracia no

tendía ningún valor para ellos. Por cierto, “de la Gracia cayeron”. ¿Por qué?

Gálatas 5:6 = “Porque en Jesús Cristo ni la circuncisión ni la incircuncisión tiene virtud alguna; sino la

fe que opera por caridad”.

¡Qué claridad meridiana! ¡Que declaración limpia! ¡Inteligible! ¡Perceptible! Sólo la mente infantil, de-

sinteresada, o enferma, dejará de alcanzar lo que Pablo pasó toda la epístola luchando para colocar en la

mente de los gálatas que el ritual de la circuncisión, siendo parte integrante y sobresaliente de los dog-

mas ceremoniales, había perdido su valor y significado con el advento del Mesías. Entre paréntesis, pa-

ra ellos eso no era una doctrina nueva; era el evangelio que Pablo les había predicado anteriormente.

Ellos lo habían aceptado de esta forma y hasta lo habían puesto en práctica, pues lo que se desprende

del versículo siguiente es eso:

Gálatas 5:7 = “Corríais bien; ¿quién os impidió para que no obedezcáis a la verdad?”

“¿QUIÉN OS IMPIDIÓ...?”

Observe la enfática indagación de Pablo: ¿Quién?... Los profesores judaizantes herejes. Ellos endulza-

ron su mensaje de tal manera, que no demoró mucho y los gálatas estaban todos engatuzados y apega-

dos a la circuncisión. Los tales profesores, naturalmente, deben haberse servido de argumentos contun-

dentes, ya que, dejar las enseñanzas de Pablo anteriormente recibidas, para aceptar aquellas ordenanzas

ahora canceladas, sin vida o cualquier significado cristiano, es demasiado. Lea con atención estas decla-

raciones:

“En casi todas las iglesias había algunos miembros que eran judíos de nacimiento. En estos conversos

los enseñadores judíos encontraron fácil acceso, y, por medio de ellos, obtuvieron apoyo en las iglesias.

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Era imposible, por argumentos escriturísticos, subvertir las doctrinas enseñadas por Pablo; por eso

ellos recurrieron a las medidas más inescrupulosas para neutralizar su influencia y debilitar su autori-

dad. Declararon que él no había sido discípulo de Jesús y no había recibido de Él ese encargo; y sin

embargo tenía la osadía de enseñar doctrinas directamente opuestas a aquellas mantenidas por Pedro,

Santiago y otros apóstoles. Así los emisarios del judaísmo tuvieron éxito en alienar muchos de los con-

versos cristianos de su instructor del evangelio. Habiendo logrado su designio, los indujeron a volver a

la observancia de la Ley Ceremonial como siendo esencial para la salvación. La fe en Cristo y la obe-

diencia a la Ley de los Diez Mandamientos fueron consideradas de importancia secundaria. División,

herejía y sensualismo rápidamente ganaron terreno entre los creyentes de la Galácia.” – The Seventh

Day Adventist Bible Commentary, vol. 6, pág. 1108. Énfasis míos.

“Su relación con la Ley Ceremonial (Col. 2:15-16). Las fiestas, los días santos y otras observancias ce-

remoniales judaicas no pasan de símbolos y figuras representando a Cristo. Ahora, desde que Cristo

vino y cumplió los símbolos, los mismos se vuelven innecesarios”. – Pr. Myer Pearlman (teólogo

Asambleano), A través de la Biblia, pág. 293.

Nuevamente el paladino de la verdad no se hace esperar y levanta su voz ya casi ronca:

Gálatas 5:10,12 = “Confío de vosotros, en el Señor, que ninguna otra cosa sentiréis; sino aquella que os

inquieta, sea ella lo que sea, sufrirá la condenación... Yo quería que fuesen cortados aquellos que os an-

dan inquietando”.

Pablo había predicado el evangelio de la libertad. Cristo había concedido la libertad facultada por el

evangelio. Fe, solamente fe en Su sacrificio. Fe y testimonio en favor de Cristo, he ahí todo lo que era

necesario. Sin embargo, querían nuevamente los gálatas meterse debajo de la servidumbre del ritual

mosaico; revivir los momentos del sistema sacrificial y de la infinidad de ceremonias, ahora inútiles y

sin ninguna expresión, pues Jesús Cristo, el Justo, se había vuelto la ofrenda viva por el pecado, el Cor-

dero Pascual y, así, había abolido la Ley Ceremonial, conforme a la misma segura y abalizada palabra

del apóstol Pablo, escuche:

Colosenses 2:14 = “Habiendo borrado la cédula que era contra nosotros en sus ordenanzas, la que de

alguna manera nos era contraria..., clavándola en la cruz”.

Efesios 2:15 = “En Su carne deshizo la enemistad, esto es, la Ley de los Mandamientos, que consistía

en ordenanzas, para crear en Si mismo de los dos, un nuevo hombre, haciendo la paz”.

Fue realmente lo que sucedió. Cuando exánime el Salvador expiraba en la cruz, allá en el templo de Je-

rusalén, el sacerdote se preparaba para oficiar el ritual de la tarde, ajeno al magistral acontecimiento de

aquel fatídico día. El corderito estaba amarrado sobre el altar, semejante a lo que era hecho por mile-

nios. En aquella tarde, como de costumbre, el animalito sería sacrificado. Al exclamar Jesús en la cruz,

“está consumado”, toda la naturaleza demostró su repulsión por el tétrico cuadro, retirando su luz natu-

ral, y los elementos, entrando en conmoción, suspiraban por la vida de su Creador, mientras que, mila-

grosamente, el pobre corderito se desprende del altar y huye, dejando espantado al sacerdote ministrante

que, para su completo torpor, nota que el velo del templo que separaba el Lugar Santo del Santísimo, se

rasga de alto abajo por manos potentes e invisibles (Mat. 27:51). Era el cumplimiento in-loco de todas

las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento. En especial la de Daniel, que ahora se cumple fide-

dignamente:

Daniel 9:27 = “Y Él firmará un concierto con muchos por una semana; y en la mitad de la semana hará

cesar el sacrificio y las ofrendas de manjares...”

Había terminado por lo tanto el ritual que, por milenios, impresionara los judíos. Pendía altanero del

Gólgota el Mesías Jesús, la sombra y figura que apuntaban todos aquellos ritos ceremoniales (Heb. 9).

Por consiguiente, ahora la cruz se volvía el emblema de fe, símbolo de salvación. Se había terminado el

tiempo de la justificación por las obras de la Ley Ceremonial, y comenzaba el tiempo de la justificación

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por la fe en Cristo. Y eso los gálatas lo rechazaban, absorbidos que estaban por el viento de las doctri-

nas de los “profesores judaizantes”.

Pablo va ahora a exteriorizar su descontentamiento abiertamente, por aquellos enseñadores herejes que,

a su entender, querían apenas gloriarse de que habían llevado a los gálatas de vuelta al judaísmo, recha-

zando así el mensaje puro y genuino del Evangelio Cristocéntrico.

Gálatas 6:12 = “Todos los que quieren mostrar buena apariencia en la carne, esos obligan a circuncidá-

ros, solamente para no ser perseguidos por causa de la cruz de Cristo”.

Pablo quiere decir que los “profesores judaizantes” combatían el cristianismo, porque este exige re-

nuncia y decisión; sobretodo vivirlo era exponerse al escarnio, así como a la muerte, riesgos a los cua-

les Pablo nunca huyó (2 Cor. 11:23-28). Y ellos no deseaban eso. Como bien había dicho el apóstol, lo

que no querían era “ser perseguidos por causa de la cruz de Cristo”. Sin embargo, en la iglesia parecían

verdaderos corderitos, de voz suave y gestos delicados. Todo era fingido. Lo que deseaban, de hecho,

era minar, destruir la fe de los creyentes de la Galácia. Lamentablemente lo consiguieron. Los llevaron

a enamorarse de la circuncisión y a colocarla en práctica, en plena ascensión del cristianismo. (Consi-

guieron, inclusive, llevarlos a se constituir en enemigos del apóstol Pablo – Gál. 4:16).

Es como hoy: Si por un lado no se corre ningún riesgo al nombrarse el nombre de cristiano, pudiendo

por lo tanto testimoniar abundantemente de la cruz del Salvador, hay por otro lado, una enorme tenden-

cia de transigir con el pecado, conformándose con el error, y por poco, o casi nada, se deja caer el es-

tandarte ensangrentado del Hijo de Dios.

Millares también aceptan el Sábado, el 4º mandamiento de la Ley Moral, como el Día del Señor, sepa-

rado y santificado para su observancia, pero, porque les falta coraje para colocar en práctica esa fe, por

miedo de pedírselo al patrón, no lo observan. Cierran así la llave de las bendiciones celestes. Desobede-

cen a Dios y se someten a los hombres. Por favor, amado, no se conforme con “chauchas”. Satisfágase

sólo con “millones”. Usted es el que determina la cantidad de bendiciones que quiere recibir. El reser-

vatório celeste continúa lleno. Fe es el medio de abrirlo, pero una fe operante, traducida en obediencia.

Reclame la palabra empeñada de su Poderoso Dios. ¡Aleluya!

Aún está en la arena el paladino de la verdad – el defensor del cristianismo:

Gálatas 6:13 = “Porque ni aún esos mismos que se circuncidan guardan la ley, sino que quieren que os

circuncidéis para gloriarse en vuestra carne”.

En este versículo, Pablo deja claro que todo el tema y preocupación de la epístola son motivados por la

circuncisión. Así lo aceptarán los sinceros de corazón que son los “ciudadanos del Cielo”, porque,

afirma el apóstol, aquellos herejes enseñadores (“profesores judaizantes”) que insuflaron nuevamente la

circuncisión en la iglesia de los gálatas, ellos mismos no guardaban la Ley Ceremonial, ya que esta no

se componía apenas del rito de la circuncisión, sino de una infinidad de abluciones, ofrendas, sacrificios

y ordenanzas.

Ahora, estimado hermano, apelo a la suprema sinceridad de su corazón anhelante por la verdad, para el

término de la epístola, que fue dramáticamente enfatizado por Pablo:

Gálatas 6:15 = “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión tiene alguna virtud, sino el

ser una nueva criatura”.

Ser una nueva criatura, rescatada por la sangre de Jesús, transformada por la fe en el inmaculado Salva-

dor, era este el deseo de Pablo para los creyentes de la Galácia. Y eso sólo era y es posible cuando el

hombre cree en Cristo Jesús como su Salvador personal, demostrando su fe a través de una vida de

obediencia, culminada con el acto público del bautismo cristiano. Por lo tanto, ceremonias, ritos, cir-

cuncisión, eran inútiles, impracticables en lo que concierne a la justificación por parte del Señor Jesús.

“Una nueva criatura”. He ahí lo que Dios quiere. ¿Le gustaría ser una nueva criatura? ¡Ojalá así sea! ...

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Viaje en pensamiento hasta la Iglesia de Corinto, siéntese en el primer banco, colóquese delante del

Rey del Cielo, pues convidamos al campeón de la cruz, para predicar un grandioso sermón para usted.

Escuche:

1 Corintios 7:19 = “La circuncisión no es nada y la incircuncisión nada es, pero sí la observancia de los

mandamientos de Dios”.

¿Lo oyó? ¿Lo grabó?

Aquí, Pablo define claramente las dos leyes en el conflicto de los gálatas. Niega con vehemencia la ley

de la circuncisión (ceremonial) y realza los mandamientos de Dios (Ley Moral).

Así, querido hermano, descubierta cuál fue la Ley que Pablo menciona insistente y exhaustivamente en

la Epístola a los Gálatas, cuya preocupación general fue la circuncisión, esto es, la Ley Ceremonial, le

resta a usted una alternativa, así como una oportunidad, si es que hasta hoy no la comprendió: Guardar

la “ley” que Pablo menciona a los coríntios, que es la Ley Moral de los Diez Mandamientos, aquella

que no cambia, es eterna, (Rom. 7:12) es justa, es buena, escrita dos veces por el dedo de Dios (Éxo.

31:18), en tablas de piedra, y hoy, bajo el Nuevo Concierto, escrita en las tablas de carne de nuestro co-

razón, conforme a las palabras de Hebreos 8:10 y Jeremías 31:33.

Esta gloriosa ley que revela la condición del hombre, que le muestra el pecado, que es sobretodo el fun-

damento del gobierno de Dios, y de Su carácter, será la norma de justicia en el gran juzgamiento del

Señor, el Día del Juicio. Santiago 2:12.

Mi hermano, cada decisión envuelve coraje. Usted tiene coraje. Decídase. Siga las pisadas de su Maes-

tro. Él es su sustentáculo. Él le dará poder. Usted será un vencedor, al aceptar y practicar lo que dice la

Biblia.

CAPÍTULO 11 - EL ESPÍRITU SANTO – DONES Y BAUTISMO.-

• Dones Necesarios

• ¿Cura o Salvación?

• ¿Tengo el Espíritu Santo?

• ¿Qué es Bautismo con el Espíritu Santo?

• Cómo descubrir al Verdadero Profeta

• El Falso Profeta

• Lenguas Extrañas, de los Ángeles y Celestial

• 1 Coríntios 14:2

• Encuentro íntimo con Dios

• Éxtasis Pentecostal

• Pentecostalismo Católico

• Profecías del Dr. Fritz

PABLO AFIRMÓ: Aún cuando el creyente hable en “lenguas”, si no tiene amor, de nada vale. (1 Cor.

13:1).

JESÚS DIJO: “Si Me amáis guardaréis Mis mandamientos”. (Juan 14:15).

LA BIBLIA DICE: “Sus mandamientos no son pesados” (1 Juan 5:3).

Entonces es fácil distinguir la procedencia de la lengua extraña. Use la regla: Amor = Obediencia. Pa-

blo ordenó:

• No permitir los gritos en los cultos (Efé. 4:31).

• Que haya reverencia (Heb. 12:28).

• Que haya decencia y orden (1 Cor. 14:40).

POR ESO, SE DEDUCE QUE:

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El Espíritu Santo jamás podrá estar en una casa de culto donde haya:

grito – bulla – desorden – irreverencia – golpes de pie en el piso – puñetazos en la mesa, en el púlpito,

etc.

• Dios no se agrada de griterías – Eze. 8:18; Lam. 3:8.

• Los gritos entristecen al Espíritu Santo – Efé. 4:30 y 31.

• Ana oró apenas moviendo los labios y Dios la escuchó. – 1 Sam. 1:12 -13.

EL ESPÍRITU SANTO — Y LOS DONES NECESARIOS

Pablo instó a que los cristianos buscasen “con celo” los dones espirituales. Pablo sabía de esta necesi-

dad, sin embargo, no desconocía el hecho de que, en esta búsqueda, si hecha en forma descuidada, fuera

del plan del Cielo, podría haber una gran confusión y perversión que redundaría en maleficio para el

cristiano y para la iglesia. Creo sinceramente en los dones espirituales. Los encuentro fundamentales y

necesarios hoy. Pero, como investigador del santo Libro, recelo que algunas personas estén siendo en-

gañadas por las artimañas del maligno.

Los dones espirituales que son necesarios a la iglesia, parece que fueron concentrados en dos apenas, el

de curar y el de lenguas. Por lo menos, tanto cuanto se sabe, son los más buscados y deseados. Afirmo

otra vez: hay necesidad de vigilancia, ya que, para toda gran verdad de Dios, Satanás ha creado una

gran mentira paralela. Satanás es un gran conocedor de la Biblia, y se está valiendo de ella para introdu-

cir sus propias ideas, y así alcanzar, imperceptiblemente, sus reales objetivos, cauterizando mentes en el

engaño.

Aún hasta en su disposición simple y sincera, un cristiano que busca y se esfuerza por obtener un don

espiritual, puede ser envuelto por este ser que desea engañar a todos.

DON DE CURAR.-

La preocupación de Pablo, que se percibe en los capítulos 12,13 y 14 de 1 Coríntios, me lleva a creer

que, ciertamente, él preveía la obra siniestra que envolvería a Satanás en la creación de dones semejan-

tes a los de Dios, para confundir a los creyentes. Y lo que se ve hoy, es la comprobación no solamente

en los medios evangélicos, sino por la propia ciencia, que existen manifestaciones prodigiosas, cuyo

origen no es divina. Y, sin embargo, son reales, patentes e innegables. ¿Quién podrá negar el hecho

comprobado de un enfermo que se cura, de un ciego que ve, de un deficiente físico que recupera sus

movimientos? Eso es notorio en varias corporaciones cristianas y Centros Espíritas, y es acreditado al

poder de Dios, ¡hecho que debe ser considerado con cuidado!

Alguien puede cuestionar, alegando que la fuente no es importante, desde que la persona se beneficie de

algún bien, ya que el pueblo está sumergido en una gran onda de dificultades, dolencias, carencias de

toda especie. En medio a tanta infelicidad, está, así, la búsqueda de cualquier escape, venga de donde

venga. De eso se valen los “milagreros” que, casi siempre, omiten a los carentes, que la salvación en

Cristo Jesús es más importante, tiene más valor, y es lo que el pueblo necesita buscar ardientemente,

pues ella le traerá paz, ahora, y para toda la eternidad (Mat. 18:8 y 9).

Pablo afirmó que Satanás tenía el control sobre los elementos de la naturaleza (Efé. 2:2; Job 1:10-

12,19). Puede ejecutar grandes prodigios en operaciones milagrosas (2 Tes. 2:9; Apoc. 16:14), también

se transforma en ángel de luz (2 Cor. 11:13-15); y hace caer fuego del Cielo a la vista de los hombres

(Apoc. 13:13; Job 1:16,10-12). Jesús dice que Satanás es el príncipe de este mundo (Juan 12:31;14:30);

con capacidad de imitar milagros y dones a través del hipnotismo (Éxo. 7:10-12, 20-22; 8:5-7, 17-19).

Finalmente, Satanás imitará la venida de Cristo (Mat. 24:24-26), tal es su fuerza para el engaño.

Por eso, cuando lo carismático impera, y los operadores de milagros apuntan para tales eventos como

prueba de fe, abra los ojos, porque el diablo va a aprovechar esta brecha, mandando su engaño, y des-

viando así al creyente.

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Él es un enemigo sutil y fraudulento, y sus ardides, son los más variados. Hay ocasiones en que de-

muestra hasta pesar por la desgracia humana (de la cual es el único causador), manifestando su poder en

aminorar los sufrimientos (curando un doliente, haciendo andar al cojo, hacen ver al ciego, etc. Estas

curas también ocurren cuando son provenientes de desórdenes neurológicos), pero, en realidad, su obje-

tivo es uno sólo: destruir la fe en el Todo-Poderoso, infiltrando un engaño, para que se crea en la menti-

ra en lugar de la verdad. Y ambas conviven tan juntas que, solamente por un minucioso estudio del Li-

bro santo, se pueden distinguir (Isaías 8:20).

DON DE LENGUAS.-

Con relación al don de lenguas, hay una flagrante desvirtuación en la actualidad, pues miles son los que

creen que sólo se recibe el Espíritu Santo si habla una “lengua extraña”. Y hay aún quien afirme que,

quien no habla “lengua extraña” es un cristiano incompleto, no restaurado, cristiano de segunda clase,

etc.

El escritor pentecostal Grant es categórico: “...recibir el bautismo sin hablar lenguas extrañas es impo-

sible... la lengua Celestial será la señal para la entrada en el Cielo”. – El Bautismo en el Espíritu Santo,

Grant, págs. 97, 99, 123, 81. (Citado por Elemer Hasse).

Y afirma aún que los pentecostales llegarán al Cielo en avión, y los demás creyentes que ignoran el

bautismo con el Espíritu Santo, serán salvos, pero, llegarán en tren (pág. 84). Y que, no hablando una

“lengua”, es cristiano carnal (pág. 54). Ídem.

Mi querido hermano, ¿qué dice la Biblia? La doctrina de que el cristiano que no habla en “lenguas” no

fue bautizado con el Espíritu Santo, no tiene fundamento en ella, porque, estas personas recibieron el

Espíritu Santo y no hablaron lenguas:

Los samaritanos - Hechos 8:15-17

Juan, el Bautista - Lucas 1:15

María, la virgen virtuosa - Lucas 1:35

Isabel, prima de la virgen María - Lucas 1:41

Zacarías, el padre de Juan Bautista - Lucas 1:67

Jesús Cristo, el Señor y Salvador - Lucas 3:22

Los siete diáconos de la Iglesia Apostólica - Hechos 6:1-7

Esteban, el primer mártir - Hechos 6:5; 7:55

Finalmente, Pablo, el apóstol celoso de los dones espirituales, nunca habló las lenguas que son usadas

en el neo-pentecostalismo actual, como siendo la prueba de que el creyente haya recibido el Espíritu

Santo (Hechos 9: 1-9,17-18). Pablo y Barnabé recibieron la imposición de manos, fueron separados pa-

ra el ministerio y bautizados con el Espíritu Santo, y no hablaron lenguas (Hechos 13: 2-3).

¿LENGUA “EXTRAÑA” O IDIOMAS?

En la expresión “lenguas extrañas” en 1 Coríntios 14:2,4-6, se puede notar que la palabra “extraña” está

destacada, esto es, escrita de forma diferente para informar que el traductor no la encontró en el origi-

nal; allí fue colocada para dar un sentido más amplio. Sin embargo, en el mismo capítulo, verso 19, está

explícito: “lengua desconocida”, y, ésta sí, está correcta, en el original.

Para entenderlo mejor, lea en 1 Coríntios 12:10, 28 donde Pablo declina la expresión “variedad de len-

guas”, que indudablemente lo define como otros idiomas, y no un tipo de sonidos desconexos y extáti-

cos que muchos pretenden hoy, que es el don de lenguas.

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Sonidos y enunciaciones inintelegibles siempre fueron características del paganismo, y hoy son comu-

nes en las reuniones espíritas, en el candomblé y en centros umbandistas. Allí son habladas también di-

versas lenguas extrañas. Y ahora, sorprendentemente es un hecho real también en la Iglesia Católica.

Los términos “lengua desconocida y variedad de lenguas” son más correctos que “lenguas extrañas”,

porque, en verdad, la manifestación del don que cayó sobre los discípulos en el Pentecostés fue la gran

verdad de que ellos hablaron lenguas desconocidas, sí, para ellos, pero lenguas existentes; eran idiomas

extranjeros. Sobretodo, esa era una reunión especial. El don era necesario, supremamente necesario.

¿Sabe por qué? Escuche – Jesús comisionó a los discípulos:

Mateo 28:19 = “Por lo tanto, id, enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el Nombre del Padre,

del Hijo y del Espíritu Santo”.

¿Y a quién Jesús le dio esta orden? A personas indoctas, pescadores y campesinos, que hablaban apenas

el aramaico, limitado, simple. Y sin embargo la orden de ámbito mundial resonaba: ¡ID! Sabe, mi her-

mano, Dios nunca pidió o pedirá nada al hombre sin concederle los medios y condiciones de cumplir

Su orden.

Se encontraban, pues, los discípulos reunidos en Jerusalén, delante de una multitud “de todas las nacio-

nes que están debajo del Cielo... partos y medos, elamitas; y los que habitaban en la Mesopotamia; Ju-

déa, Capadócia, Punto, Asia, Frígia, Panfília, Egipto, Libia, Cirene; romanos, cretenses y árabes”. He-

chos 2: 5,9-11.

El escenario está listo, y, delante del “mundo”, los discípulos. ¿Qué hacer cercado de esos representan-

tes de todas las naciones de la Tierra? ¿Cómo aprovechar mejor la magna oportunidad? Observe la na-

rración de Lucas:

Hechos 2:4 = “Y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar EN OTRAS LEN-

GUAS conforme el Espíritu Santo les concedía que hablasen”.

Gracias a Dios, fue resuelto el problema; los discípulos hablaron OTRAS LENGUAS, no lenguas ex-

trañas. Hablaron la lengua de los cretenses, árabes, romanos, egipcios, libios, en fin, los idiomas de

aquellos que fueron a Jerusalén, procedentes de todas las naciones de la Tierra. Si ahí hubiesen brasile-

ños, ciertamente el Espíritu Santo concedería el don de hablar el portugués.

La preocupación de Lucas, al hacer una lista tan extensa de los países (16) presentes en Jerusalén, deja

antever claramente que se trata de idiomas existentes, esto es, lenguas extranjeras.

Quiero que usted entienda, mi hermano, que el término “lengua extraña” es extraño a los propósitos de

Dios, porque, en verdad, los discípulos hablaron lenguas que no eran extrañas; eran lenguas desconoci-

das para ellos, sin embargo, existían, y pasaron, por el poder de Dios, ahora, a hablarlas fluentemente.

Reafirmo: Eran las lenguas de los extranjeros que afluían para Jerusalén con el propósito de participar

de la fiesta de Pentecostés, y estos mismos se maravillaron de que aquellos discípulos, aún cuando eran

indoctos, hablasen en sus propias lenguas, de las grandezas de Dios (Hechos 2:11). Qué gran bendición

les concedió Dios a los discípulos, capacitándolos para cumplir el ID.

Cuando aquellos forasteros volvieron a sus naciones, cada uno llevó, maravillado, el mensaje de Jesús

que salva y libera del pecado; y entonces fueron mensajeros a sus coterráneos, dando un testimonio vi-

vo a favor del evangelio de Cristo. ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios!

EJEMPLO DE LENGUA EXTRAÑA.-

“Reid Simonns (nombre alterado) paró un momento en su sermón, para dar tiempo a que el intérprete

tradujese sus últimas frases. La multitud de japoneses, reunida en aquella esquina de Tóquio para oír lo

que el soldado americano tenía a decir, súbitamente dio demostraciones de espanto. Todos mantenían

sus ojos fijos en el joven occidental, sin siquiera mirar al intérprete. Reid repitió la sentencia y esperó

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nuevamente por la traducción. Ahí fue cuando alguien dijo: ‘Usted no necesita de traductor. ¡Está ha-

blando japonés!’” – Atalaya, 03/76, pág. 4.

Si, hermano, era lo que realmente estaba sucediendo. Allí estaba un joven que, aún cuando tuviese una

gran pasión por los pecadores, al punto de dejar su patria y atravesar los mares en busca de los paganos,

nunca habló japonés en su vida, pero predicaba ahora en esta lengua, apelando a los nipones para que

aceptaran a Cristo como su Salvador. En esa reunión, seis preciosas almas aceptaron a Cristo.

Oh, amados, he aquí el verdadero don de lenguas. Este sí, es el don de Dios; el don derramado en el

Pentecostés. Sepa, hermano, hoy, si estuviesen agotados todos los medios que tenemos para hablar

otras lenguas, si estuviesen cerradas todas las Sociedades Bíblicas alrededor del mundo, imposibilitán-

dolas de poder traducir para las lenguas maternas; si estuviesen cerradas todas las Universidades, Cole-

gios y Escuelas, donde hubiesen misioneros preparándose para aprender lenguas extranjeras, Dios vol-

verá a repetir el Pentecostés, y hasta la última alma será advertida del breve regreso del Señor Jesús, a

quien sean dadas ahora y para todo siempre, honras y glorias.

CURA O SALVACIÓN.-

Los dones del Espíritu Santo son reales. Pertenecen a la iglesia de Dios. Son para nosotros y están a

nuestro alcance. Entre paréntesis, tenemos que concientizarnos de que hay condiciones impuestas por

Dios para que sean concedidos.

El don de lenguas acabaría (1 Cor. 13:8). Otros serían más necesarios en determinada ocasión de la his-

toria de la iglesia de Cristo. Otro concluiría la Obra del Señor, como es el caso de la “Lluvia Tardía”,

etc.

Efectivamente, Dios quiere agraciar a Sus hijos con tales bendiciones, porque Él es el mismo y Su po-

der no cambia. Si fuese útil en un momento dado, Dios lo dará (1 Cor. 12:7).

Infelizmente, lo que vemos hoy es mucho exhibicionismo. Hombres y mujeres “usando” al Espíritu

Santo en vez de ser usados por Él. No hay como negar que, una verdadera desvirtuación de los dones

solapa a la Iglesia Evangélica. Una “rueda-viva” que está llevando de paso muchas personas sinceras y

tementes a Dios. Es preciso tener cautela, y adecuarnos a lo que el buen sentido exige.

EJEMPLO: Para alcanzar al mundo con el ID, Dios capacitó a Sus discípulos con el don de lenguas

(Hechos 2:1-13). ¿Por qué? Sería imposible cumplirlo en aquella época, sin escuelas preparatorias,

universidades, academias de letras y buenos profesores. ¿Cómo aprender 16 lenguas sin tales recursos?

Y, tiene que llevar en cuenta, que los discípulos eran hombres que, en media, tenían cuarenta años de

edad, de pequeña cultura y bastante rudos (Hechos 4:13).

Hoy, sin embargo, el panorama es otro. En el área de la educación, el mundo evolucionó incompara-

blemente con respecto al tiempo de los apóstoles. Un niño de diez años hoy puede comenzar a estudiar

cualquier lengua y estará capacitada para hablarla antes de los veinte años.

Otro ejemplo: El Espíritu Santo transportó a Felipe por centenas de kilómetros como si fuese por “arte

de magia” (Hechos 8: 39-40). Hoy existen aviones que vuelan a una velocidad casi increíble. Si Felipe

en aquella ocasión gastase veinte horas para cubrir la distancia que tenía que andar, hoy llevaría no más

de una hora, y creo que aún es mucho, en aviones especiales. Por eso, distancias no son, también, barre-

ras hoy en día.

El don de cura en la época de Jesús era no sólo necesario, sino vital. La promiscuidad de vida (falta de

higiene, de red de alcantarillado y de agua potable) facilitaba las enfermedades. No había hospitales,

médicos, remedios suficientes, ni recursos para todo eso. Las operaciones eran hechas sin anestesia. Las

personas estaban enfermas 10, 20, 40 años y morían fatalmente, si no fuese por el don de cura (Juan 5:

4-5; Mat. 9: 20). Hoy, todo cambió. La ciencia médica evolucionó a tal punto que hasta el hígado se

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transplanta con éxito. Fuera de eso, se prolongó, comprobadamente, la vida humana, gracias al avance

médico.

¿Qué decir de la Red Hospitalar? Equipos computadorizados y a rayo laser a servicio de la medicina.

Procesos avanzadísimos para exámenes de salud. Se conectan algunos alambritos a un cuerpo y, en el

monitor aparece su corazón latiendo con tanta nitidez que, la primera reacción es alabar a Dios por ha-

ber el hombre llegado a tal punto en la tecnología médica. Cambiar un corazón enfermo por otro bueno,

hoy, es tarea sin misterios.

Médicos bien preparados y capaces, remedios eficaces para cualquier tratamiento de salud. Si, las con-

diciones hoy son opuestas a aquellas; fuera de eso, un hospital evangélico puede realizar un gran trabajo

para Dios, porque, fuera de promover la salud del paciente, puede orientarlo a evitar las enfermedades,

a través de una vida saludable, orientada por principios naturales, descritos en la Biblia.

Bien, dirá usted, ¿y el poder de Dios? – ¡Es el mismo, hermano! Sin embargo Dios actúa cuando “sa-

camos la piedra” (Juan 11:39), salvo en casos especiales que a Él le parecen necesarios. Incuestiona-

blemente, nuestra parte tenemos que hacerla, porque Dios sólo hará lo que no podemos hacer. Nuestra

imposibilidad se vuelve la posibilidad de Él. (Fui a una iglesia carismática en el centro de Niterói, y, a

mi lado se sentó una señora con una herida enorme, llena de pus, en la pierna. ¡Daba lástima! El pastor

iba a orar por la pierna de esa señora. Pero, la única cosa que ella necesitaba inmediatamente, era ser

llevada al hospital).

IMAGINE: Una reunión de cura. El predicador quiere “curarlos” a todos. Sin embargo, lo correcto se-

ría, primero, asegurarse de que muchas enfermedades provienen de una abierta transgresión de la Ley

de la Salud (Juan 5:7-14). Las personas tienen que ser enseñadas a no transgredirla para gozar buena sa-

lud. Si una persona sale curada de esta reunión y continúa con sus hábitos incorrectos de salud, volverá

a tener los mismos problemas de salud, ¿y nuevamente Dios tendrá que curarla? Dios no efectuará un

milagro para curar a alguien que no cuida de su salud, ¿no cree?

La salud no es producto del acaso, ni surge por “arte de magia”, y sí, por el respeto a las leyes de la vi-

da. Dios quiere que Sus hijos tengan buena salud... por eso, creó leyes preservativas de la salud, que, al

ser violadas, traen enfermedades. El apóstol Pablo es claro:

Gálatas 6:7 = “Aquello que el hombre siembra, esto también cosechará”.

Esta es la ley de la causa y efecto y el hombre está subordinada a ella. Los dirigentes pues, tiene la obli-

gación de instruir los miembros de la iglesia a cultivar una completa Reforma de Salud, que, sobretodo,

es una orientación divina.

Creo absolutamente en el poder de Dios. En nuestro culto del poder los Sábados y domingos a las 6:00

h de la mañana, en la amada Iglesia de Barreto, hemos tenido evidencias del poder curativo de Dios.

Entre otros, cito el caso del niño Rodrigo, nieto de la hermana María Magdalena que, desahuciado por

la medicina, recuperó la salud plenamente, dejando médicos y enfermeros estupefactos, y a todos noso-

tros alegres por la confianza que habíamos depositado en que Dios operaría según Su beneplácito.

La cura, como milagro, ocurre en un momento crítico, específico y circunstancial. No puede ser un co-

mercio vanidoso, ni modismo, o presión psicológica. Debe traducir el profundo amor y misericordia

por el sufridor. Esto me ocurrió a mí:

Nelson vivía en nuestra casa (Calle Expedicionario 28 – Barreira do Vasco/RJ). Cierta vez cayó de una

escalera y quedó con los órganos internos lesionados, lo que le causaba terribles dolores.

Procuró diversos médicos, hospitales y clínicas con la esperanza de quedar curado, sin embargo, todo

fue sin resultado. Era penoso verlo pasar noches en claro, llorando de dolor.

Un día, movido de enorme compasión por aquel joven, fui para nuestra sala y clamé en voz alta: Quien

crea en el poder de Dios, venga para acá. Vamos a orar por Nelson ahora.

Mi madre, Galiana González, mis hermanos Afonso y Sérgio González, y Jorge Laureano (otro joven

que vivía con nosotros), se aproximaron.

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Fuimos entonces hasta el cuarto de Nelson que se contorcía en dolores. Nos arrodillamos y oré por él,

reclamando la bendición de Dios. Instantáneamente el dolor desapareció. Está curado hasta hoy, y ya

hacen más de 30 años. ¡Gloria a Dios! ¡Aleluya!

La cura milagrosa también ocurre como respuesta a las oraciones fervorosas, eficaces, amorosas, mise-

ricordiosas. Vea esto:

Recibo miles de cartas y telefonemas maravillosos de todo Brasil. Un día me llamó el hermano Mili-

tino. No lo conocía. Me dijo que deseaba donar un libro “Así Dice El Señor” a cada padre, obispo y

monja de Pernambuco. Me compró centenas de ejemplares. Iba personalmente a la casa de estas perso-

nas, cargando en las espaldas una pesada bolsa de libros. Como era mucho peso, por tratarse de un

hombre ya de edad, convenimos que yo le enviaría el libro directamente de nuestra Editora vía Reem-

bolso Postal pagado, hasta la residencia de cada uno.

El hermano Militino fue hasta la Sede Episcopal de la Iglesia Católica, consiguió un manual contenien-

do todas las direcciones que necesitaba. Confeccionó un folleto, donde, con palabras amorosas y deci-

sivas, convidaba a la persona a descubrir y amar la Verdad.

De aquí de nuestra Editora ADOS salieron centenas de ejemplares de “Así Dice El Señor” y “Verdad

Presente”, conteniendo dentro de ellos el panfleto del hermano Militino. Fuera de Pernambuco, otros

Estados del Norte y Nordeste fueron alcanzados con este lindo trabajo, de este santo misionero.

Para mi alegría y gratificante sorpresa, un día el hermano Militino me llama marcando un encuentro en

la Iglesia Adventista de Botafogo/RJ, pues pasaría una temporada con sus parientes en Río de Janeiro.

Fui corriendo a conocerlo. Ochenta años. Lúcido, objetivo, desenvuelto. Visitó algunas veces nuestra

Editora, viniendo de Copacabana. Y me dijo: “Hermano Lourenço, yo ando despacito porque poseo un

cáncer de próstata”. Me pidió que todos orásemos por él.

Este amado hermano, se transfirió para una Clínica Adventista de tratamiento natural en São Pablo,

donde moraría, cuidando de la salud. Me adquirió tres paquetes más de literatura pues está en su sangre

el ministerio de la página impresa. Ni la edad, o el cáncer lo imposibilitan de andar distribuyendo libros

a mano llena.

El día 02/01/1996, el hermano Militino me telefonó deseándome un año de victorias y entre las buenas

noticias, me dijo: “Hermano Lourenço, mi cáncer desapareció. Los médicos no comprenden lo que

aconteció. Yo quiero agradecer las oraciones de todos ustedes que oraron por mi” ¡Gloria a Dios!. ¡Ale-

luya!

El día 28/04/1996, a las 22:00h el teléfono sonó y una voz fuerte dijo: “¿Lourenço González?” Emo-

cionado respondí: Mi amado Clóvis, ¿por qué usted desapareció?

No nos veíamos desde cuando el programa radiofónico de la ARJ – “AVANTE MOCIDADE”, fue re-

tirado del aire, hace diez años. Clóvis dijo: “Estoy muy triste. Un dolor enorme rasga mi corazón. Mi

hijo Rubinho, un joven de 28 años, la esperanza que continuase mi carrera con su voz metálica... El

médico me abrazó el viernes y me dijo: ‘Sr. Clóvis, lo que era posible hacer a través de la medicina, lo

hicimos. No puedo garantizarle que vea a su hijo en mi próximo turno”.

Clóvis continuó: “Soporté el viernes y ayer, pero ahora, estoy precisando oír a un amigo. Creo que us-

ted es este amigo. Después de rebuscar en la memoria me acordé de su teléfono. Venga aquí a orar por

él mañana”. Yo le dije: Clóvis, voy a orar ahora y de madrugada, y mañana estaré ahí.

El día 29/04/1996, a las 15:00h, coloqué aceite en un vidriecito, fui a mi lugar de encuentro íntimo con

el Cielo y lo presenté a Dios en oración. Llegué al hospital a las 18:00h. Al ver a Rubinho comprendí el

diagnóstico del médico. El virus HIV ya había hecho su ruina total en el esófago y en el estómago.

En aquel momento, me invadió un profundo sentimiento de compasión por aquel joven. Le dije pala-

bras motivadoras de la fe. Lo llevé a creer en el milagro. Le leí parte del Salmo 64 y después Santiago

5:14-15. Le aseguré con firmeza: Rubinho, estoy aquí para reclamar esta promesa. Crea y confíe.

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Le di el vidriecito de aceite a su madre y le dije: Hermana Felizarda, cuando yo esté orando, el Espíritu

Santo le va a pedir que unja a su hijo. Entonces colóquele un poco de aceite sobre la cabeza y cúbrala

con su mano. Después coloque un poco de aceite sobre su estómago y masajéelo todo, con cariño. Nos

arrodillamos con fe y emoción. Después de la oración, nos levantamos y fuimos, los tres, hasta el as-

censor. Llevé a la hermana Felizarda a su casa y Clóvis volvió al cuarto del hijo.

Al entrar al cuarto, Clóvis vio a Rubinho sentado en la cama y los tubos los había lanzado al piso. En-

tonces dijo: “Hijo mío, ¿qué pasó?”. “No se, la goma de la nariz que estaba ligada al estómago, sal-

tó...”, respondió Rubinho.

Rubinho tuvo alta, y el día 14/05/1996 yo y mi esposa fuimos a visitarlo a su casa. Rubinho, con los

cabellos peinados, dispuesto, alegre y feliz, entre tantas cosas bonitas, dijo: “Yo estaba seis meses sin

masticar nada. Después de la unción, mis úlceras cicatrizaron inmediatamente, entonces bajé y fui a

comer un sandwich allá en el trayler”.

Después, la hermana Felizarda dijo: “En aquella noche que Clóvis le telefonó, yo fui a dormir muy tris-

te, porque, el médico dijo que estaba todo abierto dentro de Rubinho, sin más ninguna esperanza de ci-

catrización. Pero, en la noche siguiente a la unción, el médico que había dicho que estaba todo abierto

dijo: ‘No comprendo, está todo cerrado”.

La médula no fabricaba más glóbulos blancos (leucocitos), que son la defensa del organismo. Dijo Ru-

binho: “Antes de la unción los exámenes daban cuenta que yo tenía apenas 500 leucocitos. Nadie puede

vivir con eso. Por eso me desahuciaron. Sin embargo, después de la unción, inexplicablemente, los leu-

cocitos subieron para 2500, y, después de los exámenes, continuó subiendo.

El día 25/05/1996, volvimos a visitarlo y su madre dijo: “Rubinho comió huevos, mantequilla, legum-

bres y su estómago no lo rechazó. Él está curado completamente”.

El día 29/05/1996, Rubinho falleció de parada cardio-respiratória. En el sepultamiento, le hablé a una

multitud que, morir no es problema, porque ricos y pobres, grandes y pequeños, un día morirán. Allí es-

taba pues, para celebrar la vida y comprobar que hay siempre un propósito en el milagro y el tiempo pa-

ra Dios no es lo mismo que el nuestro. ¡Dios siempre sabe lo que hace!

El rey Ezequías vivió quince años después del milagro. Pedro fue salvo de la prisión, pasando por de-

lante de 16 guardias romanos armados, sin que lo viesen, y sin embargo, murió asesinado en una cruz

de cabeza para abajo.

Pablo Rubem tuvo treinta días de vida, ni uno más ni uno menos. ¿Para qué? ¿Por qué? No es hora de

preguntas y sí de reflexión. De sacar lecciones necesarias y estar convencidos que treinta días es tiempo

suficiente para que la juventud sepa de una vez por todas que el mundo sólo ofrece dolor y sufrimiento,

que lejos de Jesús no existe ninguna seguridad, ningún placer y nada de felicidad.

Treinta días también es tiempo suficiente para que los que están dentro del redil revisen su situación

espiritual y los que están fuera vuelvan corriendo. ¡Gloria a Dios!. ¡Aleluya!

Rubinho murió convertido y salvo. Al volver del hospital, volvió también para Cristo. En estos treinta

días, repetidas veces, demostró, en forma clara, su religación con el Cielo, diciéndole a la hermana Fe-

lizarda: “Mamá, nuestro estilo de vida ahora es otro”.

Hoy, el don de curar está personificado en la medicina. Sin embargo, nunca dudé en el gran poder de

Dios para curas inmediatamente, si es de Su voluntad y para Su gloria. He oído también de muchos

hermanos nuestros, verdaderos milagros.

Es en estos parámetros que tenemos que actuar, y con la máxima prudencia, primero para que nadie

piense que el poder es suyo propio y no de Dios; y, segundo, Lucifer desfigura todo lo que promana de

Dios, y una cura puede representar el precio de un alma que costó la sangre de Jesús. Esto es, el diablo

puede curar a alguien, y retenerlo así para la perdición.

– ¿Lo duda?

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– Entonces, explíqueme las “curas” fantásticas operadas por los ET’s, ocurridas en el espiritismo, por

ejemplo. (Lea el capítulo: PROFECÍAS DEL DR. FRITZ, en la pág. 267).

Por eso, lo que tenemos que darle al pueblo es la certeza de la salvación en Cristo Jesús, enseñándoles

los principios de salud presentados en la Biblia, adoctrinándolos para que desarrollen una fe firme y una

confianza en el Padre Celestial, y no en los milagros o en los milagreros.

¿ES LA VOLUNTAD DE DIOS O DEL HOMBRE?

Jesús enseñó claramente: “Tu voluntad, Señor, sea hecha” (Mat. 6:10). Si observamos bien, los opera-

dores de milagros y curas modernos no están exaltando la persona de Cristo, aún cuando pronuncien es-

te sagrado Nombre constantemente. Infelizmente se están promoviendo como si Dios fuese una agencia

de publicidad. Si, ellos no dicen que las enfermedades son el resultado de la transgresión de las leyes

divinas, sino que van dando órdenes de cura, y Dios, según ellos, tendrá que atenderlos. Con claridad se

observa, en muchos centros de curas, que no es la voluntad de Dios la que ha de prevalecer, sino la de

ellos.

“MI GRACIA TE BASTA”

Pablo fue agraciado por el Cielo con una revelación de Jesús. Lo vio en gloria (1 Cor. 9:1). Recibió el

poder del Espíritu Santo y la incumbencia de evangelizar a los gentiles (Hechos 13:46-47). Sin embar-

go, estaba con la salud debilitada. Una espina en la carne (enfermedad a los ojos, 2 Cor. 12:7; Gál.

4:15; 6:11) le perjudicaba el trabajo. Tres veces oró pidiendo la cura. Dios le respondió: “Mi gracia te

basta” (2 Cor. 12:7-9).

¿Será que no hay aquí una lección práctica, objetiva y oportuna para los predicadores de cura? He aquí

que indiscriminadamente el hacedor de curas quiere que Dios los cure a todos. El interés del milagrero

es la cura, pero el deseo de Dios es la salvación del ser humano, porque, en la primera resurrección, los

salvos que murieron enfermos o sanos recibirán cuerpos glorificados, perfectos y con salud total.

Es un error exigir que Dios cure a un enfermo de bronquitis o cáncer pulmonar causados por el cigarro

sin que él deje el hábito de fumar. Es una irreverente pretensión y enorme presunción no instruir al en-

fermo a confesar sus pecados a Dios y a suplicarle perdón y poder para abandonarlos.

Tales operadores de cura deberían saber que, muchas enfermedades son “mensajeras” de Dios. Esto es,

tienen propósitos misericordiosos y disciplinares. Precisan saber que, muchos de los que desean una cu-

ra, no la obtendrán, porque los planos de Dios son insondables, razón por la cual afirmó:

Apocalipsis 14:13 = “Bien aventurados los muertos que desde ahora mueren en el Señor, sí dice el Es-

píritu Santo, para que descansen de sus trabajos, y sus obras lo sigan”.

FINALIZANDO: Dijo Pablo: “Sed mis imitadores” (1 Cor. 4:16).

Dijo Pedro: “Mira para nosotros” (Hechos 3:4).

¿Soportará esta prueba el testimonio personal de tales operadores de curas y milagros? Por experiencia

propia, por la vivencia con muchos de ellos: ¡No!

El tremendo abuso de milagros y curas hoy, llegando aún a una indecente explotación de la buena fe de

personas humildes y sinceras, es una prueba elocuente del cumplimiento de una de las señales del fin

(Mat. 24:24).

“Si oyeres atentamente la voz del Señor tu Dios, e hicieres lo que es recto delante de Sus ojos, e incli-

nares tus oídos a Sus MANDAMIENTOS, y guardares todos Sus estatutos, ninguna de las enfermeda-

des pondré sobre ti, que puse sobre Egipto; porque Yo Soy el Señor que te sana”. – Éxodo 15:26.

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¿TENGO O NO EL ESPÍRITU SANTO?

Hay una desconfortable doctrina corriente en los anales evangélicos pentecostalistas de que los creyen-

tes que no hablan lenguas “son templos desiertos, apesar de tener diez o quince años de convertidos y

de fidelidad al Señor, llevándolos de este modo a llorar y lamentar su orfandad y abandono”. – Luz So-

bre el Fenómeno Pentecostal, Elemer Hasse, pág. 24.

Son pues, así, enseñados los creyentes a buscar, con sufrimiento y tenazmente, la “señal” del bautismo

– (lenguas). Si las emociones desenfrenadas y las algarabías (lenguas) que son la confirmación de su fe

no ocurren, quedan en dudas cuanto a su experiencia con Cristo, mostrando así que no tienen certeza de

su salvación; pero, si ocurren las “lenguas”, todo está resuelto, ¡piensan!

Precioso hermano, si somos hijos de Dios (Rom. 8:16), cristianos legítimos, tengamos la dulce convic-

ción que nos inflame el alma, de que tenemos el Espíritu Santo. Si, todos los hijos del Padre Celeste es-

tán sellados con Él. Sino, “piensa en tu experiencia con Cristo. Acuérdate del tiempo en que andabas

sin paz, no teniendo ninguna esperanza en el mundo. Mientras tanto, silenciosa y pacientemente Al-

guien tocaba en tu conciencia; eran aquellos tus momentos de duda. Cierto día la insistencia fue mayor:

‘He aquí que estoy a la puerta, y llamo; si alguien oye Mi voz, y abre la puerta, entraré en tu casa y ce-

naré contigo y tu Conmigo’ (Apoc. 3:20). Usted abrió la puerta. (¡Bendito aquel día!). Y se hizo la luz

dentro de usted. Usted vio cuan negra era su vida. Aquel Ser divino comenzó una reforma amplia en el

templo de su corazón. Expulsó a Satanás con sus deseos; varrió, lavó, ordenó, adornó y perfumó la ha-

bitación ahora renovada para morada del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (1 Cor. 3:16; 6:13-20; 2

Cor. 6:16; Efé. 2:22). Cuando todo estaba listo, ¿el Espíritu de Dios salió, dejando el templo purificado

de su alma a merced de los demonios? – ¡No, gracias a Dios! Desde entonces Él nunca más le ha deja-

do. Habitó en su corazón, lo cerró por dentro, sellándolo así para el Cielo. Cuando Satanás volvió y

llamó a su puerta, vino una voz interior y dijo: ‘¡Aquí no hay lugar para usted. Este corazón está cerra-

do para el mundo y sellado para el día de la redención!’” – Luz Sobre el Fenómeno Pentecostal, Elemer

Hasse, pág. 23 y 24.

Si, hermano, esta actuación silenciosa, pero, positiva, sin ningún gesto extraño o bullicioso en su cora-

zón, que desea una completa satisfacción, es la actuación del Espíritu Santo. Escuche al apóstol Pablo:

2 Coríntios 1:22 = “El cual también nos selló y dio en garantía el Espíritu en nuestro corazón”.

“Garantía” es una expresión proveniente del griego arrabón. Arrabón es “una señal usada en las

transacciones comerciales para garantizar el resto del pago de una compra”.

Como fuimos definitivamente “comprados en el Calvario”, tenemos la plena, absoluta y total garantía

de recibir el Espíritu Santo, para guiarnos, convencer, orientar, apelar, interceder, ayudar, etc. (Juan

14:16, 17 y 26; 16:8 y 13). Por lo tanto, la promesa divina es que, el creyente tiene el Espíritu Santo.

Esa certeza debe invadir la mente y el corazón del cristiano (Efé. 4:30; 1:13). El Espíritu Santo es una

promesa segura del Cielo para nosotros. Hace parte de nuestra herencia eterna. Él habita en cada perso-

na regenerada (Rom. 8:9; 1 Cor. 3:16; Juan 14:17; Hechos 5:32).

FUNCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO.-

Juan 16:8 = “Cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”.

Es a través de la actuación del Espíritu Santo que el hombre reconoce su pecado y lo abandona, para

volverse una morada de este santo Ser (1 Cor. 3:16).

El ladrón, normalmente, sólo asalta a escondidas; y, ¿por que actúa así? – Porque sabe que lo que hace

está errado. Y, ¿quién lo lleva a reconocer eso? – ¡El Espíritu Santo! (Lo convence).

De la misma manera, lejos de la civilización, sin contacto con el hombre blanco, un indio, en su tribu,

cuando roba una flecha de su compañero, lo hace también a escondidas.

Y, ¿por qué el indio actúa así? – Es porque él siente que no es correcto hacer eso.

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¿Y quién lleva al indio a sentir el saber que lo que hace es errado? – Es el Espíritu Santo que actúa en

todos los corazones, y también en el del indio..

(No le ha sucedido alguna vez que tiene la impresión de haber cometido alguna falta, y su conciencia

comienza a dolerle, produciéndole un profundo pesar y tristeza? ¡Esa es la operación diaria del Espíritu

Santo!).

La influencia actuante del Espíritu Santo se volverá mayor o menor en el corazón humano, dependiendo

de la manera como el hombre actúe. Si no rechaza Sus apelos y actuaciones, progresará y se volverá

“llena” del Espíritu, y un vaso de bendición; rehusando, podrá incurrir en el pecado imperdonable (Mat.

12:31), y se perderá.

La actuación del Espíritu en la vida del creyente es tan esencial como lo la parafina en la lámpara y la

bencina en el automóvil. La luz brilla y el auto anda por la actuación de estos combustibles. Ambos, sin

embargo, se volverán inútiles cuando los depósitos estén vacíos.

Por eso, hay una suprema necesidad de llenarse del Espíritu, no sólo una vez, sino, diariamente, cons-

tantemente, para testimoniar y brillar para el Señor Jesús. El creyente sin el Espíritu Santo nada realiza.

El Espíritu Santo nos “convence” de pecado, esto es, nos hace sentirlo, y entonces, nuestras naturalezas

(carnal y espiritual) entran en lucha; quien prevalezca, reinará. Pablo, refiriéndose a esta guerra (Rom.

7:20), nos da un vislumbre de que no puede haber un vacío en el corazón humano, más de lo que podría

haber en la naturaleza o en el mundo físico. La naturaleza tiende, a llenar rápidamente el vacío, para

evitar la proliferación de los grandes vendavales, tornados y huracanes.

El viento es el aire en movimiento, llenando todos los espacios. El vacío hace con que el viento cambie

de dirección. Tan luego como el viento vuelva a llenar el vacío, el caos puede ser evitado.

De la misma manera, el corazón humano debe estar constantemente siendo habitado, poseído por el Es-

píritu Santo. Su influencia santificadora debe ser una constante en nuestro vivir, a fin de que evitemos

una catástrofe espiritual.

El viento sopla (Juan 3:8), no lo vemos, pero oímos su “voz” y los resultados de su actuación en el es-

pacio; de la misma forma, la actuación silenciosa del Espíritu Santo en el corazón humano se traduce

por los frutos en la vida del cristiano.

Así, como la manguera (un árbol típico del Brasil) sólo produce mangas, la bananera, banana, el cris-

tiano lleno del Espíritu Santo produce los frutos del Espíritu (Gál. 5:22) normalmente.

Como esas árboles dan sus frutos porque fueron creadas para eso, de la misma forma el cristiano reple-

to del Espíritu, producirá gestos y actitudes que le son pertinentes.

Es fácil saber si el Espíritu Santo habita en el corazón de una persona, o si apenas la convence de peca-

do. Pablo nos da la pista: Son los frutos del Espíritu (Gál. 5:22) y los frutos de la carne (Gál. 5:19-21).

Por lo tanto, una manera simple, correcta y segura de saber si una persona es bautizada con el Espíritu

Santo, no es si ella habla una lengua extraña, y sí, sus frutos (Mat. 7:16).

Ser bautizado con el Espíritu es vivir en el gozo de Este Ser. Es ser semejante a los discípulos de la in-

cipiente Iglesia Cristiana (Hechos 2:44). Es vivir en perfecta unión, despojado de todo sentimiento de

supremacia, egoísmo, cólera, ira, odio, amándose mutuamente y todos a Dios.

Ser bautizado con el Espíritu Santo es compadecerse del pobre, socorrer a los huérfanos y a las viudas

en sus necesidades, ayudar al hermano carente, auxiliar al necesitado. Esta sí, es la mayor prueba del

cristiano bautizado con el Espíritu Santo. Estos son, de hecho, los frutos de una vida santificada, lava-

da, bañada, bautizada con el Espíritu Santo, que vive, sobretodo, en conformidad con los mandamientos

de Su santa Ley.

Tal cristiano está plenamente apto para ser agraciado por el Señor (cuando Él lo desee), de recibir la

“Lluvia Tardía”, esto es, la plenitud del Espíritu Santo, para la conclusión de la obra del evangelio en el

planeta Tierra.

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OBSERVACIÓN:

¿Por qué escogió el Señor hacer de la paloma el símbolo del Espíritu Santo? Lucas 3:22. La paloma,

como este Ser divino, es cariñosa, sublime, suave, cálida, calma y tranquila. Por eso, el Espíritu de Dios

sólo actúa así:

En el silencio absoluto - Hab. 2:20

Sin confusión - 1 Cor. 14:33

Con decencia y orden - 1 Cor. 14:40

Con reverencia - Heb. 12:28

Sin griterías - Efé. 4:31

“VOZ MANSA Y DELICADA” (1 Reyes 19:12)

Alabado seas, Señor, por los siglos de los siglos. ¡Aleluya!

MEDITE EN ESTO:

Mi hermano, Dios no abandona la santidad y no negocia con principios. Es muy fácil para usted y para

mi comprender y aceptar que Jesús vino a morir en la cruz y a concedernos la victoria, la salvación, la

paz y la felicidad. Nada nos cuesta y nada tenemos a perder – sólo ganar, ¿no es verdad?

Pero, ¿qué le parece si le digo que el Espíritu Santo vino para colocarlo a usted y a mi en la cruz? Esto

es, el Espíritu Santo vino para crucificarnos. ¿Es fácil o difícil creer y aceptar eso?

Es mucho mejor pedir el bautismo del Espíritu Santo sin que haya cualquier necesidad de reforma o

cambio de vida, ¿no es verdad? Es mejor recibir todo de gracia y sin esfuerzo, ¿no?

Esto es propio de la naturaleza humana. Nos gusta sólo recibir sin dar nada. Es más fácil comer lo que

es perjudicial para la salud que evitarlo. Tomar una coca-cola (que es veneno comprobado) que beber

agua pura, estando con sed. Es más fácil comer una carne de cerdo (otro veneno) que substituirla por

carne vegetal (de soja).

Mi amado, el Espíritu Santo precisa colocarnos en la cruz, para que Jesús Se siente en el trono de nues-

tro corazón. En la cruz tendrán que ser crucificados el egoísmo, ira, cólera, transgresión, intemperancia,

presunción y la indiferencia al estudio profundo y sistemático de las Verdades bíblicas.

Cuando usted escuche a predicadores – dialogando con los pseudo demonios – incorporados en perso-

nas dentro de iglesias llenas, acuérdese de lo que dijo Jesús:

Lucas 4: 41 y Marcos 1:33 = “... y Él (Jesús) reprendiéndolos (a los demonios), no los dejaba hablar...”;

“... sin embargo (Jesús) no dejaba hablar a los demonios...”

¿QUÉ ES EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU?

Como dicen los pentecostales, la prueba de quien fue bautizado con el Espíritu Santo es el hablar en

lenguas. Sin embargo, reafirmo que eso no es bíblico, y mucho menos puede ser establecido como re-

gla, ya que no ha sucedido con muchos personajes bíblicos (ver pág. 197), fuera de que, los más de 50

millones de mártires muertos por la inquisición para no deshonrar al Salvador, nunca hablaron lenguas,

y decir que ellos no fueron bautizados con el Espíritu Santo es lo mismo que negar el Sol del medio día,

en pleno verano, sin lluvia.

Por otro lado, ¿cómo aceptar el hecho irrecusable y, claro, de personas de diversas corrientes pentecos-

talistas, de vida cristiana dudosa y hasta impura, hablar lenguas y profetizar a todo instante? La moral

cristiana, la rectitud de carácter, la pureza de vida no ha tenido el peso que Cristo siempre enfatizó; y

hombres y mujeres en condiciones malsanas, están ahí hablando lenguas a todo vapor.

En esta área de la religión, hay que abrir los ojos, hermano. Como la experiencia propia habla más alto,

le digo que, en una investida misionera de casa en casa, yo y mi esposa llamamos a una puerta y encon-

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tramos un matrimonio, aún joven. En el transcurso de los estudios, nos contaron que eran egresados de

determinada Iglesia Pentecostal. La joven era actuante en esa iglesia, hasta el día en que, con sus pro-

pios ojos, presenció la impureza moral de su líder en flagrante adulterio. Horrorizada, abandonó la igle-

sia. (Este pastor continuó haciendo curas, profecías, revelaciones...). Hechos semejantes ocurren por

decenas, y miles son los que de ellos toman conocimiento.

En la actualidad, las iglesias se están transformando en un comercio espiritual, bastante lucrativo, cuya

base se ha firmado en las curas y revelaciones “divinas”, provenientes dicen, de los dones espirituales,

cuyos pastores se dicen bautizados en el Espíritu, grandes habladores de lenguas y profetizadores. Poco

saben de la Biblia, poco hablan de ella, y consideran aún desnecesario el estudio bíblico.

Otros miles de cristianos están buscando el bautismo del Espíritu, sin, con todo, estar con la vida en or-

den con Dios. Y pasan días, meses y años pidiendo el bautismo, cuando, en verdad, deberían pedirle al

Espíritu Santo para que los hiciese ACORDARSE de andar en toda la verdad de Dios, pues es eso lo

que Jesús enseñó (Juan 16:13).

Conocí uno que en el pasado decía despertar siempre de madrugada para pedir el bautismo, y sin em-

bargo, en el sótano de su casa tenía un chiquero de cerdos, los cuales, fuera de incomodar y ofender a

los vecinos posibilitando enfermedades, era una abierta transgresión a la Ley de la Salud Pública.

El Espíritu Santo está esperando sí, que nosotros, los cristianos, se sometan más plenamente a Su po-

der, sin embargo, son indispensables la sabiduría y el discernimiento espiritual, para que se pueda de-

tectar el fraude satánico.

Reafirmo convencido, que creyentes que no conozcan toda la Verdad del Señor, son presas fáciles de

Satanás sin que lo perciban, en estos momentos finales de la historia del Cristianismo Reformado, en el

planeta Tierra.

ANDAR EN EL ESPÍRITU.-

Andar en el Espíritu es cuando el creyente despierta, por su testimonio personal, el testimonio de los

demás, como por ejemplo:

¿Diría un vecino? Aquel es un hombre diferente. Una mujer diferente. Una familia diferente. No se es-

cuchan murmuraciones, peleas o lamentaciones entre ellos. Están siempre contentos y felices; son son-

rientes y animosos. Ayudan a todos los que los procuran, tienen siempre una palabra de conforto y

animación en los labios. ¡Son los mejores vecinos que tenemos! (Una familia tal puede morar en una

casa de vidrios transparentes. Vive en el Espíritu).

¿Dirían los colegas de trabajo? Fulano es diferente. No le roba el tiempo al patrón. Trabaja con alegría,

corrección y dignidad. No responde a los insultos o provocaciones de los colegas; su ejemplo es digno

de ser imitado. ¡Me gustaría poder ser igual a él!

¿Dirían los impíos?

“Llegó él, cambia la conversación...” ¡Su sola presencia hace callar al contador de chistes, al profano

que sólo abre la boca para proferir inmoralidades, palabras bajas y blasfemias!

Andar en el Espíritu sólo será posible a aquel que, constantemente, se está alimentando del Pan de Vi-

da, las Escrituras Sagradas. Mientras más se conoce la Biblia, más fácil será andar en el Espíritu. De

hecho, “aquel que abre las Escrituras Sagradas, y se alimenta del maná celestial, se vuelve participante

de la naturaleza divina”. – E.G. White, Review and Herald, 28/06/1892.

Los que andan en el espíritu pueden recibir la capacitación especial del Espíritu Santo para la realiza-

ción del trabajo de Dios.

LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO (bautismo espiritual).-

El Espíritu Santo nos guía en toda la verdad, nos anima, consuela, conforta, advierte, nos hace recordar

las palabras de Cristo (Juan 14:26). Es quien convence al impío de su pecado, operando la regenera-

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ción de su corazón malo, impulsionándolo en la aceptación de Cristo como Salvador, y esto es lo que la

Biblia clasifica de: “nacidos del Espíritu”. Juan 3:8.

Sin embargo, el Espíritu Santo hace más. Él capacita al creyente con un poder especial para el servicio

de Dios; esto es ser “lleno del Espíritu” (Hechos 4:8). Es este el bautismo del Espíritu Santo. Jesús

mandó que lo pidiéramos (Luc. 11:9-13); Pablo también (Efé. 5:18); Ellen G. White, dice:

“Dios quiere que tengáis la graciosa dotación espiritual; entonces trabajaréis con un poder que antes

nunca os sentisteis conscientes... Dios desea refrigerar a Su pueblo mediante el Don del Espíritu Santo,

bautizándolos nuevamente en Su amor”. – Servicio Cristiano, pág. 250.

Por lo tanto, el bautismo espiritual es una realidad y una bendición gloriosa. Es nuestro, actual, y urgen-

te. Es una dádiva Celestial que nos toca. Precisamos de Él. Sin el bautismo del Espíritu Santo no reali-

zaremos el trabajo del Señor satisfactoriamente.

Sin embargo, el bautismo del Espíritu Santo, o, ser “lleno” del Espíritu, no es una experiencia aislada,

temporaria y dramática, ocurrida en determinado momento; sino, una dotación especial de poder al cre-

yente salvo, que se coloca en el altar de Dios como sacrificio vivo (Rom. 12:1); que hace una entrega

sin reservas de su vida, andando lado a lado con el Señor y que tiene certeza plena de la vida escondida

en Cristo, hecho que genera entonces profundo gozo y gran autoridad en la Palabra, así como lo califica

para realizar los milagros que Dios crea necesarios.

Andar en el Espíritu es el primer paso para el bautismo espiritual, esto es, la capacitación del do poder

especial. El creyente va andando en el Espíritu (creciendo en la fe), el poder del Espíritu va descendien-

do (capacitándolo), hasta que él dirá: “Ya estoy crucificado con Cristo, y vivo, no más yo, sino que

Cristo vive en mi...” Gál. 2:20. He ahí el creyente bautizado con el Espíritu Santo. ¡Aleluya!

Efectivamente, el creyente bautizado en las aguas en el nombre de la Trinidad está completo. Él tiene el

Espíritu Santo, Jesús y Dios en el corazón, porque los Tres son uno y no se puede recibir uno sin los

demás. “En el Don de Cristo y del Espíritu Santo los Cielos se vaciaron. Nada más fue dejado para ser

dado”. Atalaya 03/76 – pág. 5.

Por lo tanto, al salir de las aguas el creyente puede garantizar: YO FUI BAUTIZADO CON EL ESPÍ-

RITU SANTO. Deberá pues proseguir en su experiencia cristiana, andando en el Espíritu en el cual fue

bautizado.

Sin embargo, el creyente puede, después del bautismo, resistir someter su vida al Espíritu Santo (He-

chos 7:51); pudiendo de esta forma entristecerlo (Efé. 4:30); y peor aún, extinguirlo (1 Tes. 5:19). De

aquí podemos afirmar: el creyente puede ser bautizado en el Espíritu Santo, pero nunca llegar a ser para

siempre “lleno” del Espíritu Santo.

“Ser continuamente lleno del Espíritu es, en verdad, un desafío de cada día. Nada, a no ser una continua

vida de oración, continua disciplina espiritual y constante vigilancia, capacitará al cristiano de continuar

a ser lleno del Espíritu Santo”. – Dr. Wilson Endruveit, teólogo Adventista.

El creyente bautizado en el Padre, Hijo y Espíritu Santo tiene todas las condiciones de crecer en la Gra-

cia y en la fe y tener una vida cristiana victoriosa, sana, fructífera, poderosa y plena, volviéndose

“lleno” del Espíritu Santo. Basta sólo consagración.

Sin errar, le puedo decir: El SER o ESTAR continuamente “lleno” del Espíritu Santo deberá ser una ca-

racterística de vida del cristiano, y no meramente una momentánea y pasajera emotividad venida, qui-

zás, de un desgaste impulsivo de, a veces, cuarenta y cinco minutos orando, en medio a una febril grite-

ría.

Bautismo significa inmergir. El bautismo del Espíritu Santo sugiere pues que, somos inmersos en Cris-

to, que no es otra cosa, sino la experiencia diaria en el proceso de la santificación. El vaciarse en forma

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voluntaria del propio YO para la entronización del Espíritu Santo. De ahí, que todos perciben cuando

alguien fue bautizado con el Espíritu Santo. ¿Por qué?

¿Habló lenguas? ¡No! ¿Dio gritos de aleluyas? ¡No! ¿Saltó? ¡No! ¿Lloró? ¡No! Ser bautizado con el

Espíritu Santo es percibir que su vida cristiana cambió para mejor. Por lo tanto, amados, ser bautizado

con el Espíritu Santo es la experiencia diaria de una vida de amor con Jesús y no una mera emoción

ocurrida una vez en un momento dramático y explosivo, en medio a la gritería de centenas de personas

reunidas.

El creyente bautizado con el Espíritu Santo percibe, en su vivir, que fueron abandonados todos los de-

fectos de carácter; vencidos el odio, el orgullo, el hábito de hablar de los otros, egoísmo, envidia y, toda

la maldad e impureza que, imperceptiblemente, estaban escondidas en el corazón. Tiene, tal creyente,

poder en la palabra y loor en los labios.

Así, pues, actúa el Espíritu Santo: en la regeneración del pecador Él liberta el alma del poder del peca-

do; en la consagración del creyente Él dota la vida con el poder para el servicio. En otras palabras: antes

de la conversión, el Espíritu Santo trabaja de afuera hacia adentro. Después de la conversión, es de

adentro hacia afuera.

Me falta reafirmarle hermano, que el Espíritu Santo sólo precisa encontrar consagración en su vida para

revestirlo de Su plenitud. El creyente fiel y obediente, que se encuentra en avanzado estado de santidad,

recibe del Señor el bautismo de poder para ejecutar Su trabajo. Y, así, va volviéndose un vaso de bendi-

ción hasta el día en que el Señor pueda usarlo de forma a concluir Su obra, en el derramamiento de la

“Lluvia Tardía”.

BUSCAR EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU

Amado hermano, usted no debe buscar el bautismo del Espíritu Santo para hablar “lenguas” o para con-

firmarlo como verdadero hijo de Dios, o para ser salvo, o para sentir la alegría de la salvación, o aún

para tener certeza de la salvación, ya que, así, podrá ser envuelto por una sutileza de Satanás.

El bautismo del Espíritu Santo no es un suplemento de su fe y sí un bendición espiritual, una capacita-

ción continua y progresiva. (David, cuando se arrepintió de su terrible pecado, experimentó el gozo del

perdón, de la salvación, del amor de Dios, de la misericordia divina, sin contodo hablar lenguas. Sal.

51:1-12). El gozo de la salvación proviene del arrepentimiento sincero y abandono de todos los pecados

cometidos. La certeza de la salvación está en la aceptación del sacrificio expiatorio de Cristo. Y el don

de hablar lenguas (lenguas de naciones) cuando necesario, para recibirlo, basta apenas CREER (Mar.

16:17).

Infelizmente, se nota, en la búsqueda de este poder, como sucede en el pentecostalismo actual, como

quien lo busca apenas una vez, necesitándolo por una sola vez; basta apenas una vez, piensan. En ver-

dad, una persona que busca este poder sólo por una vez, será tentada a dejar de experimentar aquella

íntima y diaria comunión con Cristo que produce una vida cristiana ascensional, plena de gozo, felici-

dad y poder. Al final... ¿ya no encontró lo que buscaba? He ahí la trampa del diablo para seducirlo.

“El recibimiento del Espíritu Santo una vez no es suficiente para toda la vida. Triste en verdad, es la

experiencia del hombre que aún se encuentra testificando que hace veinte años atrás el Espíritu vino

sobre él. Al contrario, nuestro testimonio debería ser que hoy el Espíritu Santo NUEVAMENTE me

bautizó”. – Atalaya 03/76 pág. 4.

Aprenda hermano “que lo que es necesario es el bautismo diario, la sumisión diaria, la victoria sobre el

pecado, mediante un diario bautismo del Espíritu Santo”.

No busque el bautismo del Espíritu sin la plena certeza de tener todos sus pecados confesados y perdo-

nados; sin estar en uniformidad con los reclamos de la Omnipotencia, porque el diablo puede enviarle

un poder contrario para engañarlo, y que lo hará enorgullecerse, sentirse auto-suficiente, mejor que los

otros, envanidecerse, perderse.

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Sepa también que, “una profunda emoción de algunas horas no es el bautismo espiritual: alegrías y

transes neuróticos no tienen valor en si, como fin de esa bendición gloriosa. Lo que importa es des-

pués, es la duración de ella en el día a día, y año a año de la vida de servicios y de consagración. Poco

importa el ‘certificado del día de mi bautismo en el Espíritu’; importa sí, ‘mi hoja de servicios en el po-

der del Espíritu Santo!’ El día es fecha mía; la obra realizada a través de meses y años son frutos y re-

sultados para la iglesia y el mundo. ¡El valor no reposa sobre lo que yo sentí, sino lo que los hermanos y

el mundo sienten y ven en mi vida, en los resultados consecuentes de mi bautismo pentecostal!” – Luz

Sobre el Fenómeno Pentecostal, Elemer Hasse, pág. 40. Énfasis míos.

Si, querido hermano, si nuestra vida está envuelta en la vida de Cristo, si la consagración es real en no-

sotros, si nos encontramos en el ápice de la fe y obediencia, entonces es nuestra esa dádiva del Cielo: la

capacitación positiva del Espíritu Santo. Nos es ofrecida como garantía eterna, no para producir arrobos

de emoción y gozo una sola vez, sino, para diaria y constantemente revestidos del poder, vencer las “as-

tutas celadas del diablo”, realizar el trabajo de Dios con intrepidez y vivir en supremo deleite espiritual

siempre. ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios!

OBSERVACIÓN:

La obra del Espíritu Santo es Cristocéntrica. Esto es, el Espíritu Santo nada hace contrario a lo que

Cristo enseñó. Jesús garantizó, con relación al Espíritu Santo:

a) Sería enviado - Juan 16:7

b) Convencería al pecador - Juan 16:8

c) Testificaría de Cristo - Juan 15:26

d) Guiaría en TODA la Verdad - Juan 16:13

e) Nos recordaría TODO lo que Cristo dijo - Juan 14:26

Si una persona está en la iglesia 10, 15, 20 años, se dice bautizada con el Espíritu Santo y aún no le fue

recordada por Él de que el Sábado es el Día del Señor y que existe la necesidad de una Reforma de Sa-

lud, absteniéndose de alimentos inmundos, ¡hay algo errado!

OBSERVACIONES PERSONALES.-

Tengo muchos amigos pentecostales. Hermanos sinceros, trabajadores, fieles; sin embargo, sin mucho

conocimiento bíblico fuera de aquello que es o común en sus congregaciones. Por eso conozco varios

casos interesantes a respecto de este asunto. Permítame relatarle dos apenas.

Contraté un hermano Pentecostal, buen obrero, para construir nuestra iglesia de Aldeia Velha/RJ. Él

era un conocido cazador de la región. Poseía un genio irascible. Un día, estábamos sobre el andamio

donde se construía una de las paredes, cuando alguien le avisó que la policía lo estaba buscando. Bajó

del andamio “blanco” y, “disimuladamente”, se fue hasta su casa. Vio aún a la policía forestal y al

vehículo dar vuelta la esquina, como me contó después. Al volver para continuar su servicio, vino con

aires de victoria, dejando claro que continuaría burlando la vigilancia de la policía en la práctica prohi-

bida de la caza. Lo llevé a reconocer que tal actitud era transgresión de la ley del país, sujeta a dura pe-

nalidad, lo cual no sirvió de nada.

Mi amado, no cuento esto para herir aquel buen hermano, ¡no! Tenemos el deber de ilustrar la vida cris-

tiana de la forma como ella se presenta, porque sabio es aquel que aprende con la experiencia de los

otros, ¿no es así? Lo que me duele, en este episodio, es saber que, aquel buen hermano se decía bauti-

zado con el Espíritu Santo, y que se enorgullecía mucho de ese bautismo.

Bien, el otro Pentecostal, es un cristiano sincero dentro de su concepción cristiana. Lee mucho su Bi-

blia, es bien calmado y equilibrado. No falta a las reuniones de su iglesia, y no participa de la “gritería”

que es normal en esos casos. Siempre queda reservado a la hora en que la reunión se “calienta”, como

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él mismo dice. No es cazador, pero es de la misma congregación del otro. Le pregunté, un día, si era

bautizado con el Espíritu Santo. Él me respondió con estas palabras:

“¡No!” Y continuó: “Parece que al Espíritu Santo sólo le gusta bautizar a los más bulliciosos y a los que

gritan alto”.

Mis queridos hermanos, es preciso someterse a toda la voluntad divina, pautando nuestra vida en los

Mandamientos de Dios, que es la única salvaguardia contra las “astutas celadas del diablo”. Hay nece-

sidad de vigilancia, ya que, muchos que dicen haber sido bautizados con el Espíritu Santo no tienen, sin

embargo, una vida santificada. Entonces, dígame: ¿Qué bautismo es ese?

¿Cómo también es posible que el Espíritu Santo bautice a alguien que está en desacuerdo con las nor-

mas de moral y disciplina, reconocido por los propios miembros de la congregación?

¿Qué espíritu es este que mantiene una preferencia en bautizar a los más bulliciosos de la iglesia? Y,

¿por qué los creyentes más calmados, honestos, fieles y mansos no son agraciados con el bautismo del

espíritu? ¿Por qué no son bautizados los más reverentes y celosos de la doctrina?

Mi hermano, es preciso atender al consejo del Maestro: “¡Vigilad! ¡Vigilad!” Por favor, déjeme insertar

estos comentarios, profundamente personales.

Un cristiano que es extremamente celoso en la guarda de los mandamientos de Dios, que en el Sábado

no permite ni siquiera lavar los servicios usados en el almuerzo; cuenta los minutos que anteceden al

Día del Señor, para no transgredirlo. Es fiel al extremo en su mayordomía, diezmando todo lo que gana

y no se olvida de las ofrendas voluntarias. Ama tan profundamente el cargo que tiene en la iglesia, que

va al extremo del sacrificio, para con perfección desempeñarlo. Las almas que ganó, son por él incenti-

vadas en la fe, a través de fervientes oraciones, constante visitación personal, apelos y orientaciones.

Estudia diariamente la lección de la Escuela Sabática, su Biblia, y hace el año bíblico.

Si hay alguien que anda sobre las rodillas, con oraciones eficaces y devotas, en una ligación íntima con

el Cielo, que conduce a las lágrimas, es ese cristiano. No come carnes inmundas, ni bebe bebidas de la

línea “coca-cola”. Se preocupa extraordinariamente con las horas de sueño, y es metódico en las demás

horas porque aprendió lo que la Biblia enseña: “vuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo” (1 Cor.

6:19). Es altamente preocupado con el culto doméstico (matutino y vespertino), al punto de que nada

hace por la mañana, sin que sea realizado por la familia. Tiene un corazón tan abierto a las necesidades

y sufrimientos humanos que sensibiliza hasta a los materialistas y endurecidos. Cree en el poder de la

oración y de ella se alimenta constantemente. Hay ocasiones en que se liga en oración con el Padre Ce-

lestial, se olvida del tiempo. Absorbió de tal modo la sentencia bíblica – “en todo dad gracias...” (1 Tes.

5:18) que, hasta para comer una fruta y tomar un vaso de agua, ora agradeciendo. Cree que, en la ora-

ción eficaz, según la voluntad de Dios, está la solución de todos los problemas aflictivos, y vive en la

práctica de esta fe. Ayuda en los lugares de predicación, da estudios bíblicos a varios alumnos, es asi-

duo en la iglesia y tiene una gran preocupación por la salvación de sus hermanos menores (Priscila y

Daniel), cuando estos, casualmente, negligencian el estudio de la lección de la Escuela Sabática. Vive

en un hogar cristiano y es feliz en la esperanza de la vuelta del Señor Jesús.

Este cristiano de quien hablo, lo conozco hace 19 años y estoy, en el Señor, en condiciones de firmar

este testimonio que es verdadero, pues es mi hijo Samuel.

¿No debería él, como miles de cristianos iguales, recibir este “bautismo” tan propalado en el medio

pentecostal, y hablar las “lenguas” allí preconizadas? Cristianos de ese quilate, de vida tan íntegra, san-

ta e impoluta, no podrían jamás dejar de recibirlo, si de hecho, fuese del Cielo.

El Señor Jesús, en las muchas y prodigiosas manifestaciones divinas en mi vida, ya me agració con la

presencia de varios ángeles. Uno de ellos me libró de ser muerto por un asaltante que me dijo que me

estaba esperando (en esa ocasión yo dirigía una reunión religiosa en un humilde barrio de Niterói), para

matarme.

Pág. 150

A solas, yo y él, en un lugar desierto, cuando todos ya se habían ido al término de la predicación, él me

dijo: “Yo vine a matarte. Usted es de Dios. Yo soy del diablo. Yo vine a matarte. Pero esa águila blanca

en tu pecho no me deja. Usted es de Dios. Yo soy del diablo”.

En aquel instante levanté los ojos al Cielo en una silenciosa oración y, de repente, el hermano Waldir

Chaves, diácono de la Iglesia Adventista de Fonseca, Niterói, RJ (en esta ocasión él pertenecía a esta

iglesia donde yo predicaba – Brasil Para Cristo), volvía corriendo, impelido por Dios, llegó hasta noso-

tros, resollando, queriendo saber lo que sucedía, y entonces, aquel marginal, visiblemente drogado, con-

fesó haber huido de la penitenciaria de Fonseca, asaltado en esta misma noche una casa, y estaba con un

revólver dentro del bolsillo, pero su mano no consiguió retirarlo para matarme.

En otra oportunidad, entré con mi esposa e hija, sin saber, dentro de una plaza de guerra entre trafican-

tes de drogas, en la favela Nueva Brasilia, en Niterói/RJ. Había decidido llevar a mi albañil en aquel

Sábado para aceptar a Jesús, en la amada iglesia de Barreto. Como él no estaba donde combinamos, fui

a buscarlo, y acabé entrando, inadvertidamente, en un campo de fútbol donde estaban más de 30 jóve-

nes armados hasta los dientes.

Nuestro auto, un monza negro con vidrios fumé, deportivo, era tremendamente sospechoso. Abrí la

puerta y salí para preguntar por la persona que yo iba a llevar. Luego percibí la ley del silencio y volví.

Entré en el auto, fui hacia adelante, di la vuelta y me dirigí hacia la salida.

Entonces, nos cercaron. Oré al Señor que me librase a mí, a mi esposa y nuestra hija Priscila. Nos apun-

taron sus armas poderosas, mientras dos traficantes se aproximaron a la puerta del auto, uno de cada la-

do. Pero, el Señor nos libró. ¡Aleluya! Gloria a Dios. ¡Escapamos, por milagro!

Mi hermano, fui así agraciado por el Señor con tan grandes libramientos; sin embargo, yo nunca hablé

una lengua “extraña” ni nunca recibí ese “bautismo” aceptado en el pentecostalismo moderno, aunque,

predico a plenos pulmones, conquistando pecadores para Jesús.

Una noche, allá por 1970, le dije a un joven creyente que le robaba dinero a su patrón, que eso era des-

honesto y hería al Señor Jesús. Entre lágrimas apelé que abandonase aquel mal hábito. Lo incentivé a

confiar en el poder de Dios. Lo desafié a creer que Dios puede transformar piedras en dinero, pues para

Él nada es imposible.

A la mañana siguiente fui al centro de Río de Janeiro a servicio de la firma para la cual trabajaba y, en

plena Calle del Ouvidor, donde miles de personas transitaban, encontré en el piso, un paquete conte-

niendo cien billetes de mil cruzeiros nuevitas. ¿Cómo nadie se dio cuenta, si miles de pies andaban para

uno y otro lado, pasando por sobre el paquete de billetes?

Recogí el dinero del piso y me dirigí hacia donde trabajaba aquel joven; el de la noche anterior. Le con-

té lo ocurrido y le mostré aquellos billetes super nuevos; una fortuna en aquella época. Él reconoció el

milagro. ¡Aleluya!

Veinte años después, nuevamente me arrodillé en el lugar especial de mi encuentro íntimo con Dios, y

oré: Mi Señor, una vez me hiciste encontrar cien mil cruzeiros. Tu no cambiaste, Señor. Aún eres el

dueño del Universo. Yo necesito de una guillotina para poder llenar Brasil de folletos como te lo pro-

metí. Padre, por favor, Tu puedes repetir aquel milagro. Tu puedes hacerme encontrar cien millones.

Yo necesito de una guillotina, para cortar los folletos. Oh Señor, dame una guillotina, igual a aquella de

la Gráfica de la Unión Este Brasileira de los Adventistas del Séptimo Día. La marca de ella es GUA-

RANI.

Me fui a dormir confiante y esperanzado. Antes que aquella semana terminase, Dios motivó a un hom-

bre, no creyente, a regalarme cien mil cruzados nuevos, seis meses antes que el ex-Presidente Collor

entrara al gobierno. La guillotina GUARANÍ está en funcionamiento en nuestra Editora junto a otras

máquinas, realizando el santo trabajo de Dios: inundar Brasil de folletos. ¡Gloria a Dios! ¡Aleluya! (Si

usted desea saber más sobre el poder de Dios en mi vida a través de milagros, lea mis libros: EL

PUENTE DEL RÍO TANGUÁ y JÓVENES AVANTE).

Pág. 151

Amado, hablo como un simple mortal, y, si atropello la modestia, perdóneme, pues eso es por amor a

usted. No hay jactancia en estas palabras, sino sólo amor; por favor, créame:

Si Dios, muchas veces, reveló Su fantástico poder en mi vida, ¿no me dispensaría también ese bautis-

mo?

Eso me lleva a pensar: Si Dios me libra de la muerte y no me “bautiza” con tal espíritu. Si Dios me

atiende en súplicas tan definidas, específicas y objetivas, pero no me da ese don de “lenguas” que es

super común en las iglesias neo-pentecostales, ¡alguna cosa está errada! Y concluyo con sinceridad y

preocupación: otro espíritu, sin duda, anda “bautizando”, y es preciso tener cautela.

Agradezco a Dios, pues diariamente me ha bautizado con Su Espíritu, sino, yo no permanecería en pie

delante de Él. ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios!

Mi esposa estaba, en cierta ocasión, predicando el evangelio en una casa de creyentes de la Asamblea.

Muchos Pentecostales estaban allí reunidos y, a cierta altura, ella quedó tan conmovida con el tema que

presentaba, que llegó a las lágrimas, con mucha emoción. Hubo un silencio profundo. Y después prosi-

guió presentando el gran amor de Dios. Era este el tema de su mensaje. Al final de la reunión, las her-

manas presentes le dijeron:

“Hermana Marlene, si usted fuese Pentecostal, hoy sería bautizada con el ‘Espíritu Santo’ y hablaría

una ‘lengua extraña”’.

Mi amado, ¿comprendió? Si, ¿comprendió? Mis entrañas se mueven por usted; permítame preguntarle

otra vez: ¿Comprendió?

Entiéndame, hermanos, es el celo que me lleva a estos relatos, que son hasta dispensables. Pero yo se

los presento a usted, con el deseo de que los considere en su corazón, pues hablé de lo VI, SENTÍ y

VIVÍ. ¡Amén!

REFLEXIÓN.-

– ¿Por qué en una iglesia que guarda los Diez Mandamientos de Dios, que mantiene una obra de Asis-

tencia Social Internacional, reconocida como de Utilidad Pública por los Gobiernos del mundo entero,

que prima por un régimen alimentar natural, comprobadamente como el mejor para la salud, que tiene

una organización tan bien fundamentada para contribuir sistemáticamente, a través de una mayordomía

organizada y fiel de diezmos y ofrendas, que practica el lava-pies y la Santa Cena con pan ázimo, no

existe este bautismo? Si, este de la línea pentecostal?

– ¿Por qué en una iglesia que no se preocupa con nada de eso, inclusive el pastor toma un pedazo de

pan comprado en la panadería, después se levanta delante de los fieles y dice que, después de la ora-

ción, será pan santo para la Santa Cena?. Si, ¿por qué en una iglesia así, ocurre a todo instante tal bau-

tismo?

– ¡Hay algo extraño en todo eso!

Si Pablo admite que nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo (1 Cor. 3:16-17), ¿cómo podrá tal

cuerpo ser alimentado con carnes inmundas, prohibidas por Dios, y aún ser habitado por el Ser Divino?

– ¡Hay algo extraño en todo eso! ¡Abra los ojos, hermano amado!

Escuche lo que dijo una joven señora miembro de una Iglesia Pentecostal hace cinco años:

“Yo no consigo ese bautismo con el E.S. que ellos tanto hablan. No consigo hacer todo aquel ruido;

aquella gritería. Yo no tengo visiones y quedo siempre destacada. Ya hay algunos hermanos criticán-

dome porque no consigo hablar aquellas lenguas, que yo no entiendo nada. Yo ya percibí que allí no es

mi lugar, pero mi marido es diácono de allí... Y él me dijo: ‘yo no dejaré mi Pentecostés”’.

– Mis queridos hermanos, ¡saquemos las lecciones!

Pág. 152

CÓMO DESCUBRIR AL VERDADERO PROFETA.-

Jesús, antes de ir para el Cielo, prometió:

Mateo 28:20 = “He aquí que estoy con vosotros todos los días, hasta la consumación de los siglos”.

¿Cómo estará Jesús con nosotros? ¡Por el ministerio del Espíritu Santo!

La Biblia afirma que Dios dio, a través de los dones espirituales, unos para apóstoles, otros para profe-

tas, otros para doctores (Efe. 4:11), y así enumera una serie de dones que deben existir en la iglesia para

que exista el perfeccionamiento de los santos y el evangelio pueda ser predicado con poder y discerni-

miento.

La Palabra de Dios, al mismo tiempo que nos aconseja a buscar los dones, nos advierte del cuidado que

debemos tener, especialmente en los últimos días, con relación a los falsos dones. El solemne consejo

bíblico es:

1 Juan 4:1 = “Amados, no deis crédito a cualquier espíritu: antes probad los espíritus, si proceden de

Dios, porque muchos falsos profetas han salido por el mundo afuera”.

Por lo tanto, el creyente precisa estar alerta y distinguir los espíritus. Vivimos en un tiempo en que hay

muchas “señales y maravillas”, por consiguiente, debemos orar y pedirle a Dios sabiduría para distin-

guir la Verdad del error.

Dependiendo de la época o situación, cierto don puede ser más necesario que otro. Fue lo que sucedió

en el Pentecostés, en que el don de lenguas fue imperioso, pues los apóstoles debían predicar a otros

pueblos cuyas lenguas desconocían, y esto era un obstáculo. La propia Biblia dice que es el Espíritu

Santo quien distribuye los dones a cada uno, como quiere; a saber, como lo desea el Agente Celestial, y

no como nosotros queremos. El Espíritu es quien nos usa, según Su voluntad, y conforme le agrade, pa-

ra lo que sea útil.

Era útil, necesario y urgente que los discípulos pudiesen hablar en otras lenguas, para difundir el evan-

gelio. Así siendo, Dios les otorgó el don de lenguas, exactamente en el momento correcto: ¡En el Ce-

náculo!

¿Qué diremos de la actuación de los dones en la iglesia en los días en que vivimos? Los dones conti-

núan existiendo en la iglesia. Dios da el don a cada uno, como quiere. No escogemos lo que queremos

ser, sino que el Señor, según Su presciencia y voluntad, ve en nosotros y a nuestro alrededor cuáles son

los dones necesarios, en la ocasión y situación en que nos encontramos, y que deben ser desarrollados.

Sin embargo, es notorio, en la Biblia, que en los últimos días un don estaría en preeminencia. ¿Y cuál

es ese don? Preste atención a dos pasajes del Nuevo Testamento.

Apocalipsis 12:17 = “Y el dragón se airó contra la mujer y fue hacer guerra al resto de su simiente, los

que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús”.

Observe hermano, como es clara la descripción del apóstol Juan al decir que Satanás (el dragón) se

enojó contra la mujer (la iglesia de Dios) y fue hacer guerra al resto de su simiente (los cristianos que a

través de todos los tiempos, en medio a todas las circunstancias, permanecen fieles a las doctrinas bíbli-

cas, tales cuales fueron dadas al comienzo por Dios).

Ese restante, fiel y obediente, tiene dos características singulares: guardan los Mandamientos de Dios y

tienen el Testimonio de Jesús. Llamo su atención para esta expresión: Testimonio de Jesús. ¿Qué es

eso? La propia Biblia lo define:

Apocalipsis 19:10 = “Y yo me arrojé a sus pies para adorarlo; pero él me dijo: mira, no hagas tal; soy tu

consiervo, y de tus hermanos, que tienen el testimonio de Jesús; adora a Dios; porque el Testimonio

de Jesús es el Espíritu de Profecía”.

¡Gloria a Dios! ¡Aleluya! Aleluya al gran Jehová que cuida de Su iglesia y le otorga el don que hoy es

el más necesario, el más importante: el Don de Profecía. El propio apóstol Pablo reconoce que el mayor

de todos los dones es el de profecía, y aquí está la prueba:

Pág. 153

1 Corintios 14:5 = “Yo quiero que todos habléis lenguas extrañas, pero mucho más que profeticéis,

porque el que profetiza es mayor que el que habla lenguas extrañas...”

Queda claro entonces que, en los últimos instantes de la historia terrestre, existiría un remanente fiel,

que guardaría los mandamientos de Dios y recibiría el don de profecía – el mayor de todos los dones.

¿Y por qué Dios piensa así? Tengo por convicción nunca cuestionar lo que el Señor dice. Siempre creo

que, siendo Dios el Creador, nadie debe dudar de Su palabra: si Él dijo que el don de profecía es el ma-

yor de todos, debemos aceptarlo sin dudar. Este don es el mayor porque “edifica la iglesia” (1 Cor.

14:4); también conduce a la iglesia en una perfecta unidad y por camino seguro. El sabio Salomón nos

da esta oportuna palabra: “No habiendo profecía el pueblo se corrompe...” (Prov. 29:18). Verdad es que

el pueblo de Dios, cuando guiado por un profeta, en los tiempos del Antiguo Testamento, siempre se

mantuvo fiel a los reclamos divinos, pero, así que moría el profeta, el pueblo caía en el pecado y la ido-

latría. La función del profeta (que tiene el Don de Profecía) es altamente importante, sobretodo, para

conducir al pueblo del Señor seguro y orientado. “... Creed en sus profetas y seréis prosperados” (2

Crón. 20:20).

El Espíritu de Profecía (el mayor de todos los dones), es Dios hablando por medio de un profeta para

conducir al remanente que guarda los Diez Mandamientos, ayudándolo a pasar por la gran crisis final,

en la controversia del error con la verdad, y a soportar la gran angustia, mayor que la de Jacob (Dan.

12:1).

Jesús dijo que, en los últimos días iban a levantarse falsos profetas (Mat. 24:24). Entonces, ¿cómo sa-

bremos si un profeta es verdadero o falso? Como primero paso, es fácil concluir dónde el verdadero

profeta surgiría. Afirma la Biblia, inconfundiblemente, que él se levantaría de entre el remanente que

guarda los mandamientos de Dios (Apoc. 14:12; 12:17). En segundo lugar, hay un fenómeno físico que

le ocurre al profeta verdadero, cuando es arrebatado por el Señor para recibir los mensajes transmitidos

al pueblo, conforme el relato de Daniel:

Daniel 10:16-17 y 19 = “Y he aquí que una como semejanza de los hijos de los hombres tocó mis la-

bios; entonces abrí mi boca, y hablé, y dijo Aquel que estaba delante de mi: Señor mío, por causa de la

visión me sobrevinieron dolores y no me quedó ninguna fuerza ... y no hubo aliento en mi. Y dijo: No

temas, hombre muy deseado, paz sea contigo, anímate, sí, anímate. Y hablando Él conmigo, me esforcé

y dije: Habla, mi Señor, porque me confortaste”.

Dentro de este panorama físico, se le va la fuerza natural; en seguida, una fuerza sobrenatural le substi-

tuye la fuerza que le fue retirada (Dan. 10:7-8).

Cuando Dios le da al profeta alguna visión, eso es hecho tan solemnemente que hay un arrebatamiento

de los sentidos, y durante la visión él no percibe lo que está sucediendo a su alrededor, quedando su

respiración paralizada. Todo, sin embargo, dentro de un clima calmo y reverente.

Números 24:3-4 = “Y alzó su parábola, y dijo: Habla Balaán, hijo de Beor, y habla el hombre de ojos

abiertos: Habla a aquel que oyó los dichos de Dios, el que ve la visión del Todo-Poderoso, cayendo en

éxtasis de ojos abiertos”.

Note que este texto informa lo que ocurre cuando Dios le da una visión al profeta. Es arrebatado, te-

niendo los ojos abiertos, pero ajeno a todo a su alrededor.

Finalmente, el remache paulino:

2 Corintios 12:2-4 = “Conozco un hombre en Cristo que, hace catorce años (si en el cuerpo no se, si

fuera del cuerpo, no se, Dios lo sabe), fue arrebatado hasta al tercer Cielo. Y se que el tal hombre (si en

el cuerpo, si fuera del cuerpo, no se, Dios lo sabe), fue arrebatado al paraíso; y oyó palabras inefables,

de las cuales al hombre no le es lícito hablar”.

Pablo habla de sí mismo, reconociendo haber sido arrebatado en visión del Señor. Así siendo, para re-

conocer al verdadero profeta, hay caminos seguros:

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Sus sentidos le son arrebatados, los ojos quedan abiertos, permanece en éxtasis, y su respiración es pa-

ralizada totalmente. El tiempo que el profeta permanece en ese estado, es el tiempo que Dios tiene para

transmitirle el mensaje.

“Durante ese tiempo, el corazón y el pulso continúan latiendo, los ojos están siempre abiertos, pare-

ciendo mirar un objeto distante, y nunca fijos en cualquier persona o cosa... Están siempre vueltos para

arriba. Tienen una expresión agradable. No hay un mirar espantado o cualquier apariencia de desmayo.

Puede aproximársele de repente la más brillante luz, o fingir que se le arroja alguna cosa dentro de los

ojos, sin que haya nunca el más leve pestañeo o cambio de expresión a causa de esto... Mientras está en

visión, cesa todo movimiento respiratorio. Ninguna respiración escapa de sus narices o labios”. – Creed

en Sus Profetas, Denton E. Rebok, págs. 123-124.

Estas son, por lo tanto, cuatro pruebas de autenticidad del don de profecía (profeta verdadero):

Ojos abiertos, ausencia de hálito, falta de fuerza natural y, en seguida, fuerza sobrenatural.

Así, pues, una forma simple de saber si el profeta fue arrebatado por el Señor, es colocar un espejo de-

lante de sus narices, durante el tiempo de su éxtasis (arrebatamiento). Si el vidrio se empaña debido a

su respiración, hay embuste.

Ser profeta no es hacerse profeta, o ser capaz de adivinar lo que va a sucederle al hermano fulano o ci-

clano, de aquí a algunos días, o decir que algún hermano está en pecado, o preconizar alguna ocurrencia

(dolor – dolencia – conversión), sin haber tenido, para tal, una revelación específica, proveniente direc-

tamente de Dios.

En una multitud reunida, especialmente para los “problemáticos” como dicen las propagandas, fatal-

mente habrán allí TODAS las dolencias que el “profeta” mencione. Eso sin llevar en cuenta el doloroso

fraude confirmado, de los “auxiliares” ciego, mudo, inválido, contratados por los “profetas” y milagre-

ros. Hay pruebas.

Existe hoy una enorme especulación al respecto, un sin fin de “profetas” en el medio evangélico, que

más parece espíritu de adivinación, el cual en la Palabra de Dios es totalmente condenado. Dice la Pa-

labra:

Deuteronomio 18:10-12 = “No se encontrará entre ti... ni adivinador, ni pronosticador, ni hechicero...

Pues todo aquel que hace tal cosa es abominación al Señor, y por estas abominaciones tu Dios los lanza

fuera de delante de Él”.

Ser profeta de Dios es tener visiones, sueños, donde el Señor, directamente, o a través de ángeles, le

comunica Su voluntad y orienta a Su pueblo. El profeta Joel, en su libro, capítulo 2:28, da la certeza de

ese hecho.

En general, la profecía es dada teniendo en cuenta a toda la iglesia, revelando cosas futuras que van a

ocurrir con el pueblo de Dios y, en algunos casos especiales, es dada directamente a alguna persona, pa-

ra llevarla al arrepentimiento, como fue el caso del profeta Natán con David (2 Sam. 12).

Así, hermano, está claro que, el mayor don, el don más necesario en la actualidad, cuando se aproxima

el desenlace final del conflicto entre Cristo y Satanás, la verdad y el error, es el Don de Profecía, por-

que, él habrá de conducir a la iglesia por la senda de la Verdad, de la pureza y del amor, haciéndola pa-

sar ilesa por el fuego del engaño, abriendo los ojos de los hijos de Dios para ver todos los dardos infla-

mados del maligno, que se presentan para macular la doctrina del Señor.

Estimado hermano, crea eso y reciba del Señor Sus bendiciones profusas. ¡Amén!

OBSERVACIÓN:

Aún cuando Ellen G. White nunca se haya intitulado profetisa, su obra la revela como tal. Teniendo no

más que tres años de escolaridad, escribió más de 50 libros, de los cuales, compendios sobre salud y

educación no superados hasta hoy; reconocido por la ciencia estar, en su época en que los escribió, 50

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años adelantada a su tiempo. Vivió ella 88 años, de los cuales, 71 fueron dedicados a la Obra de Dios.

Tuvo cerca de 2.000 sueños y visiones del Señor (semejantes a los relatados en el libro de Daniel, como

se dijo aquí) que consolidaron efectivamente esta gloriosa iglesia en la Tierra.

Lea los libros La Ciencia Médica y el Espíritu de Profecía; Ellen G. White y la Iglesia Adventista del

Séptimo Día; Creed en Sus Profetas; editados por la Casa Publicadora Brasileira, que son una biografía

de esta humilde sierva del Señor, hecha por cientistas y autoridades correctísimas, y vea si ella es “de-

mente”, “enferma de la cabeza”, “loca”, “epiléptica”, “farsante” (y otros adjetivos inconsecuentes),

como los desamorosos escritores la tildan. ¡Confirme lo que le estamos diciendo, hermano!

“Su libro Educación mereció los más honrosos elogios de altas autoridades responsables por la educa-

ción del pueblo. El gobierno de un adelantado país europeo mandó reimprimirlo a expensas del herário

público y lo distribuyó en todas las escuelas secundarias”. – Sutilezas del Error A.B. Christianini, pág.

31.

“Una reina de Rumania pidió que su libro La Ciencia del Buen Vivir fuese traducido para su idioma na-

cional y difundido entre su pueblo”.

Otro libro de Ellen G. White, El Deseado de Todas las Gentes, fue considerado por W.E. Bement, bi-

bliotecario del Congreso Nacional de los EUA, como el primero entre los libros publicados en los últi-

mos 300 años, a respecto de la vida de Jesús.

El libro de Ellen G. White – Camino a Cristo – ya fue publicado en más de 100 lenguas, con un tiraje

superior a los 10 millones de ejemplares, y el Conflicto de los Siglos (4 millones ya vendidos) ha es-

tremecido las bases de Satanás, llevando miles de almas a Cristo. Millares de una sola vez. ¡Gloria a

Dios! ¡Aleluya!

COMA CORRECTO: VIVA MÁS.-

Pablo Harvey. ¿Usted ha dudado de que vale la pena cuidar de la salud? La mayoría de los médicos

modernos concuerda en que debemos hacer ejercicio, mantener bajo el peso y no fumar.

Un número cada vez mayor de médicos desaconsejan el alcohol, alimentos que contienen mucho coles-

terol y pan y arroz blanco. Estas recomendaciones se basan en los más recientes conocimientos de la

medicina, pero también puedo mostrarles la misma prescripción para tener buena salud, en un libro

(“Consejos Sobre Régimen Alimentar”) que tiene cien años de edad.

Ellen White es la autora de ese libro. Hasta hoy los Adventistas del Séptimo Día aceptan su padrón de

juzgamiento. Ya que ella estaba correcta en tantas cosas, tal vez convenga examinar lo que más ella en-

fatizó. Los beneficios de las enseñanzas de Ellen White pueden ahora ser aquilatados.

Existen, en California, 57.000 Adventistas. Recientemente fueron “entrevistados los muertos”. El Esta-

do de California, el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos y la Iglesia Adventista de la Unión

del Pacífico analizaron los certificados de óbito accesibles de todos los Adventistas fallecidos en un pe-

ríodo de cinco años.

98,8 por ciento de todos esos certificados fueron investigados. A juzgar por esos registros, los Adven-

tistas del Séptimo Día tienen una perspectiva de vida de cinco o seis años más que los otros california-

nos.

70 por ciento menos de Adventistas mueren de todos los tipos de cáncer, 68 por ciento menos de las

molestias del aparato respiratorio, 88 por ciento menos de tuberculosis y 85 por ciento menos de enfi-

sema pulmonar.

Entre todos los Adventistas, hubo apenas nueve casos de cáncer al pulmón y, como lo revelaron nuevas

investigaciones, cada uno de esos habían sido antes fumantes.

Los Adventistas tienen 46 por ciento menos casos de paros, 60 por ciento menos dolencias cardíacas.

Cerca de 50 por ciento de los Adventistas son vegetarianos. Los Drs. Richard Walden y Raymond

Pág. 156

West, de la Universidad de Loma Linda, publicaron un estudio conteniendo ciertos datos relativos a

comedores de carne y vegetarianos.

Uno de los subproductos de la abstinencia de los Adventistas en relación al alcohol tal vez sea la averi-

guación de que ellos sufren apenas un tercio (35 por ciento) de accidentes, en relación a los otros.

Ha servido para fortalecer la fe de los fieles el hecho de que las más avanzadas descubiertas científicas

apoyan lo que fue escrito y enseñado por esta maravillosa y pequeña señora, Ellen G. White, más de

cien años atrás.

Si las descubiertas científicas futuras continúan a apoyarlas, veamos lo que han de prescribir los médi-

cos de mañana.

Ellen White advirtió contra el comer en exceso, así como contra regímenes drásticos (“No defiendo ex-

tremos”).

Pan de trigo integral, no blanco. Pocos dulces (el azúcar no hace bien al estómago).

Ella recomienda cereales, legumbres, frutas – especialmente manzanas (“la manzana es superior a todas

las demás frutas”).

Ella no recomienda carne, ni café ni té.

Y, ¡que pena! “Nada de pancitos calientes”.

Si algunas de sus recomendaciones parecen extremadas, ¡imaginen cómo deben ellas haberle parecido

en 1863! Sin embargo, la ciencia moderna continúa a decir, cada vez más: “¡Ella tenía razón!” – Paul

Harvey News, Marzo 1969.

ATENCIÓN: No deje de leer el capítulo Ellen G. White – La Mensajera de Dios.

EL FALSO PROFETA.-

El último de los profetas del Antiguo Testamento fue Malaquías. Dada la dureza de corazón, relaja-

miento espiritual, poco caso por las leyes divinas, abandono del celo del Señor, y una tremenda rebelión

del pueblo judío, hubo, por parte del Señor, a partir de ahí, un silencio de aproximadamente 400 años,

hasta la llegada del gran profeta Jesús. Este es el período llamado intertestamentario.

Después de la ascensión del Señor Jesús, hubo profetas esporádicos (Hechos 19:6; 21:9 y 10; 1 Cor.

14:29,32), que, no ejerciendo el ministerio profético (semejante al Antiguo Testamento) en función de

la Iglesia Cristiana, esta se descarrió y, en el 3º siglo, apostató completamente (aún cuando siempre ha

permanecido un remanente fiel). En el siglo XVI, surgió la providencial Reforma, y en el XIX, la resti-

tución del don profético a la iglesia de Dios (Apoc. 12:17;19:10).

Sin embargo, como Satanás está siempre atento, y queriendo confundir siempre las cosas divinas, trató

luego de crear medios y maneras de mezclar el error con la Verdad, lo falso con lo verdadero, y así su

actuación a través del “don profético” es vista hoy en día en centros espíritas, terreiros de macumba,

candomblé y, hasta aún en iglesias que se dicen evangélicas, (con profundo pesar lo digo).

Si usted me pregunta qué son las “profecías” ocurridas hoy en las iglesias pentecostales renovadas, con

sinceridad daría la respuesta en forma de silogismo, para que usted raciocine fríamente. Sin embargo,

evoco, inicialmente, dos hechos irrecusables. Tales “profetas” son profundamente sinceros y, están, sin

darse cuenta, engañados por un poder destructor, o son sagaces embusteros (me quedo mejor con el

primer hecho).

De ahí, creo, tiene que existir un padrón identificador, seguro y fiel, para que el creyente camine firme y

no se vuelva una presa de Satanás. He aquí el silogismo:

IGLESIA “A”.-

En esta iglesia, el “pastor” toma una marraqueta, la levanta sobre la cabeza, dice ser un pan común, y

sin embargo, después de su oración será transformado en pan santo. La “rasga” en pedazos y la distri-

buye a los fieles, y dice ser esto una “santa cena”.

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Ese “pastor”, antes de orar por los problemáticos, cobra la cantidad de 10; 50 y hasta 100 reales o más

(1 real = 1,2 dólares aproximadamente). La Iglesia donde es notoria la falta de idoneidad moral en los

dirigentes, reconocida por los propios adeptos; donde el “pastor” no da un testimonio inmaculado, hay

manchas en su carácter, y, sin embargo, tiene la “revelación divina”, “profetiza” y, “habla lengua extra-

ña” en toda la reunión.

IGLESIA “B”.-

En esta iglesia, aún cuando es de la misma línea pentecostal, no prolifera esta falta de idoneidad en los

dirigentes, pero sobra la “profecía”, “revelaciones divinas” y “lenguas”, idénticas a las de la iglesia

“A”.

ENTONCES PREGUNTO:

• ¿El espíritu que actúa en estos fenómenos es el mismo?

• Si el espíritu no es el mismo, una cosa queda probada: hay un espíritu paralelo al de la iglesia

“B”.

• ¿Qué hacer entonces para identificar tal espíritu?

Mi hermano, las personas necesitan ser enseñadas en toda la Verdad, guiadas por el Espíritu de Dios

(Juan 16:13), pues, probado está que la mente retiene todo lo que le es enseñado. Así que, al enseñárse-

le el error a una persona, y esta, no teniendo una opción para poder comparar y estudiar, pasa a creer en

el error con la mayor sinceridad, y este error se transforma en verdad para ella; sin embargo, es aposta-

sía para Dios.

Dígale a un católico convicto, que hace 50 años adora ídolos, que esto es abominación, idolatría conde-

nada por Dios (Éxo. 20:4). Él aprendió errado y cree que es la verdad.

Dígale a un miembro de la Sociedad Torre de Vigía que el rehusar la vida a través de una transfusión

de sangre es quiebra del 6º mandamiento (Éxo. 20:13). Él aprendió errado y cree que es verdad. Es vi-

tal, hermano, creer en toda la Verdad. Es la única salvaguardia contra las “astutas celadas de Satanás”

(Efé. 6:11). Observe el peligro:

Mateo 7:22-23 = “Muchos Me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos nosotros en Tu

nombre? ¿Y en Tu nombre no expulsamos demonios? ¿Y en Tu nombre no hicimos muchas maravi-

llas? Y entonces les diré abiertamente: Nunca os conocí, apartaos de Mi, vosotros os que practicáis la

iniquidad”.

Querido hermano, si el Señor Jesús dijo palabras tan claras y objetivas, aclarando el surgimiento de tal

estado de cosas, que hoy son largamente comprobadas, es preciso dar una señal de alarma. Este es el

tiempo en que se cumple esta palabra. Hombres y mujeres, en nombre de la religión, de la Biblia y de

Jesús, operan milagros y prodigios que nada tienen que ver con el Espíritu de Dios. Es lo que dice Je-

sús:

Mateo 24:24 = “Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, y harán tan grandes señales y prodigios

que, si fuese posible, engañarían hasta a los propios escogidos”.

La verdad y el error se están mezclando de tal modo que, la distinción o la línea divisoria entre ambos

se está desvaneciendo, y muchas sinceras y buenas personas están siendo desviadas de la cristalina Ver-

dad del Cielo. Pero no es difícil descubrir donde está la Verdad y donde está el error.

Cuando Jesús hizo esta advertencia, Él no lo hizo por acaso; el Señor quiso abrir nuestros ojos, alertar

nuestra visión espiritual de que Satanás, como príncipe de este mundo (Juan 12:31; 14:30), astuto y sa-

gaz como es (Efé. 2:2; 2 Tes. 2:9; 2 Cor. 11:13-15; Apoc. 13:13), trataría, de todas las maneras posi-

bles, engañar al creyente sincero, haciéndolo creer en un poder que es suyo propio, como si fuese de

Cristo. Fue Satanás con su poder quien contrahizo con una escena hipnótica las señales de Dios en

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Egipto (Éxo. 7:22; 8:7). Este sagaz archienemigo de Dios y de los cristianos trató de engañar al propio

apóstol Pablo. Observe:

Hechos 16:16-18 = “Y sucedió que, yendo nosotros a la oración, nos salió al encuentro una joven, que

tenía espíritu de adivinación (maligno) la cual, adivinando, daba grande lucro a sus señores. Esta, si-

guiendo a Pablo y a nosotros, clamaba diciendo: estos hombres que nos anuncian el camino de la salva-

ción son siervos del Dios Altísimo. Y esto ella lo hizo por muchos días. Pero, Pablo, perturbado, se

volvió y le dijo al espíritu: En nombre de Jesús Cristo, te mando que salgas de ella. Y al instante salió”.

Por este fiel y aclarador texto estamos en condiciones de advertir a los sinceros y fieles que:

• Satanás profetiza; (profetizó que eran “siervos del Dios Altísimo”).

• Satanás da testimonio del Altísimo; (presenta el “camino” de la salvación).

(Siendo un poquito realista, ¿no sería este el “espíritu” de la pseudo iglesia “A”?)

Y, sin embargo, Pablo reconoció el engaño de este ser y lo expulsó de la joven. Vea que lo que ella pro-

fetizaba era cierto, realmente se trataba de siervos del Dios Altísimo. Eso indica que, este mismo espíri-

tu que actuó en la joven para revelar la condición de Pablo y sus compañeros, puede muy bien estar hoy

haciendo las mismas “revelaciones” y “bautizando” a las personas incautas, sinceras e inocentes, y, sin

embargo, no es de parte de Dios y, semejante a lo que hizo Pablo, tendrá que ser expulsado en el nom-

bre de Jesús Cristo.

Note hermano, cómo es fundamental andar en toda la Verdad de Dios, para que podamos ver las “astu-

tas celadas de Satanás”, en todo su engaño. (1 Reyes 22:22-23; 18:29; 1 Sam. 18:10).

Delante de eso, amado hermano, tiene que haber un padrón para distinguir, identificar la procedencia de

la “profecía”, que es el seguro riel del cristiano fiel. He aquí ese riel:

Isaías 8:20 = “¡A la Ley y al testimonio! Si ellos no hablan según esta palabra, nunca verán el alba”.

Inconfundiblemente, la obediencia irrestricta a toda la voluntad de Dios (Éxo. 20), y testimonio perso-

nal (Mat. 7:16), son la segura guía divina para distinguir lo falso de lo verdadero. Antes de finalizar,

abro un paréntesis.

Creo en la sinceridad de corazón del creyente cuando él actúa con desconocimiento de la Ley de Dios

(“Dios no lleva en consideración los tiempos de ignorancia” – desconocimiento de Su Verdad y volun-

tad – Hechos 17:30; 1 Tim. 1:13), al cual puede muy bien el Señor concederle alguna revelación, que

servirá para su crecimiento en la fe y en la búsqueda de toda Su Verdad. ¿Por qué no?

Los transgresores, sin embargo, confesos, fatalmente serán enlazados por el “espíritu” de la pseudo

iglesia “A”.

Aunque en este estado de la supuesta iglesia “A” alguien, en su sinceridad, asegure que le el Señor lo

hizo hablar a través de una “profecía”, y sucedió lo que dijo, consideremos: ¿Fue coincidencia, presen-

timiento o fue real? Si fue real, hay, de hecho, dos “espíritus” actuando juntos, ¿el de lo alto y el de

abajo? Dos poderes, ¿el de Dios y el de Satanás? Hermano, ponga todo en la balanza y examine para

dónde se va el péndulo, y tome su decisión. Sea valiente. Que Dios te bendiga.

Ninguna oración sincera se pierde, no importa de donde ella sea proferida ni en que circunstancias. Los

que buscan a Dios con sinceridad de propósito, Lo encuentran (Jer. 29:13; Prov. 8:17). Puede el Señor

atender el deseo de un creyente en este lugar, pero esto no quiere decir que Dios aprueba todo.

Jesús, cierta vez, se compadeció al ver a Su pueblo como “ovejas sin pastor” (Mar. 6:34). Sin embargo,

eran ellos guiados y orientados por sacerdotes y sumos sacerdotes. Estos eran los líderes, el templo era

la iglesia, las Escrituras del Antiguo Testamento la Biblia, sólo que el Espíritu no era el de Cristo. Dios

habla y actúa en el corazón de Sus sinceros y escogidos en todos los lugares, llamándolos para congre-

garlos “bajo Sus alas”, en Su inmaculada iglesia.

NOTAS:

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Hermano, mi sinceridad se excedió en este capítulo, porque la hermana Edir, de quien hablamos en la

página 441, siendo anteriormente espírita, macumbera, trabajando con la más profunda brujería, deseo-

sa de abandonar tales prácticas, procuró varias iglesias pentecostales y las de la línea renovada, en la

búsqueda de la Verdad y, según su propio testimonio, quedaba apavorada al presenciar allí las mismas

ocurrencias de su “terreiro” (terreiro es el lugar donde se reúnen los macumberos en Brasil) . Según

ella, el aspecto era el mismo en todos sus detalles. Hoy, sin embargo, salva, feliz y contenta, aguarda la

breve vuelta del Señor.

MOISÉS MUNIZ DE OLIVEIRA. Querido hermano y particular amigo. Es un actuante y fiel Adventis-

ta del Séptimo Día. Frecuenta la iglesia de la ciudad de Luziânia, en Goiás, donde mantiene un progra-

ma radiofónico semanalmente. Él fue miembro de la Asamblea por 17 años, haciendo inclusive, parte

del cuerpo de evangelistas (Rev. Adv. 02/77). A mi pedido, en el día 27/11/1985, me envió un oportuno

e importante documento del cual, con su permiso y autorización, extraje estos testimonios:

“Yo os digo que conviví 17 años como miembro de cierta agremiación pentecostal y allá asistí a toda

clase de iniquidad, quien dude pídale emprestada el acta de reunión de obreros; sin embargo, la ceguera

es tan grande que ellos creen que Dios hace pactos con el error, manteniendo esos pseudos dones que

los guardan para sí, presentes entre ellos. Lo que hay de real en toda esa creencia errónea de los llama-

dos pentecostales es que, el apóstol Santiago, por las luces de la inspiración divina, aclara toda duda, en

su epístola acerca de los dones perfectos e imperfectos, dando a entender que, si un don no funciona

perfectamente es imperfecto, y por eso no viene de lo alto, no viene de Dios, el Padre de las luces (San-

tiago 1:17).

“En 1967, aún joven, participé de la 8ª Conferencia Mundial Pentecostal en el estadio de Maracaná y

Maracanazinho, RJ. Casa llena, gente de casi todas las partes del mundo. Un grupo de jóvenes estaba

reunido a parte y resolvieron ‘orar al Señor en busca de poder’. Participé, algunos jóvenes extranjeros

estaban presentes, ‘el poder cayó’, vinieron las lenguas, hablé lenguas, los extranjeros hablaron, sin

embargo, nadie entendió nada, hubo algo errado; en aquel tiempo yo no sabía, no se repitió la escena de

Hechos 2, en la cual Pedro y los apóstoles fueron entendidos en lo que decían a los extranjeros.

“En 1964, participé de reuniones espirituales en la Av. W.5, en Brasilia en el templo de la Asamblea, el

predicador de aquellas reuniones era un ‘misionero’ que había venido de São Pablo con la idea de pro-

mover un ‘reavivamiento espiritual’. Acompañé los hechos de este hombre. Vi curas. Cierta noche un

hombre dejó las muletas y, atendiendo al llamado del ‘misionero’, corrió en dirección al púlpito de la

iglesia. El ‘misionero’ Wilson hacía creer al pueblo que todo provenía del poder de Dios. Este misio-

nero colocaba las manos sobre la cabeza de los fieles y estos, recibían el llamado don de lenguas. Se-

manas después, los pastores NARBAL SOARES y MANOEL VARELA, constataron y el propio pastor

MANOEL VARELA me confidenció que sorprendiera al misionero en actitudes sospechosas, esto es,

el hombre era afeminado (1 Cor. 6:9). En Egipto, tanto Moisés como los magos, operaron prodigios y

sólo podemos distinguir los de la obra de Dios de los de la obra satánica, porque sabemos que los ma-

gos eran hechiceros. Por lo tanto, Dios jamás los usaría.

“En 1978, juntamente con el hermano Domingos Rodrigues, actual dirigente de la Iglesia Adventista

del Séptimo Día del sector oeste de Gama – DF, visité una señora en la cuadra 7 de la SHIS Central do

Gama y oí de esa señora el siguiente testimonio: Durante años ella frecuentaba los centros espíritas, era

médium y recibía como guía a un ‘cacique’. Después de mucho sufrimiento, ella procuró apartarse del

centro y huir de aquel indio. Viajó para Recife – Pernambuco. Cierta noche, procuró la Iglesia Pente-

costal Asamblea de Dios liderada por el fallecido pastor JOSÉ AMARO. La reunión era de oraciones.

Como visitante, por la primera vez, en el momento de la oración también se arrodilló. Durante la ora-

ción recibió una sensación extraña, se convulsionaba. Al terminar el culto, el pastor vino a saludarla,

preguntándole si estaba feliz por recibir aquella bendición. Ella preguntó: – “¿Qué bendición, pastor?”

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Él respondió: – Usted fue sellada con el Espíritu Santo. – “No pastor”, respondió ella. – “Aquello es el

indio que me persigue que bajó en mi. Yo estaba procurando un medio de apartarme de él, pero veo que

él anda por aquí y, ustedes lo llamaron de ‘espíritu santo’, pues nunca más volveré aquí”, y – se fue.

“La hermana Luzia de Oliveira, fue pentecostal durante 22 años. Ella nos contó de un joven que era po-

seído de espíritus inmundos. Durante las oraciones hechas en favor del enfermo, este comenzaba a ha-

blar en lenguas extrañas al mismo tiempo en que estaba endemoniado.

“Es interesante notar que, durante los 17 años que estuve en el movimiento pentecostal, siempre obser-

vé, aún cuando sin explicación, que todo médium espírita que ingresaba en la Asamblea era inmediata-

mente contemplado con aquel ‘don’. Amigos, continúen observando. ¡La cosa no cambió!

“Conocí una ‘profetisa’ de la Asamblea de nombre Odraci. Esta mujer era muy idolatrada por las otras

hermanas, inclusive por mi esposa que también era profetisa. Cierta vez, ella testimoniaba públicamen-

te algunas visiones que había tenido, y, en una de ellas, fue ‘arrebatada’ hasta los Cielos. Allá vio ‘al-

mas’ de personas conocidas que ya ‘dormían’ en el Señor. Paseó por las calles de la Nueva Jerusalén,

después dijo ella que un ángel la condujo hasta donde estaba David, y este le dio la Santa Cena; a se-

guir, fue traída de vuelta a la Tierra. Bien, la Nueva Jerusalén sabemos que existe, es un hecho bíblico.

Sabemos que hay calles y ángeles en la Ciudad Santa, sin embargo, la Santa Cena que ella afirma haber

participado de la mano de David en los Cielos, es un hecho falso, porque David no subió a los Cielos

(Hechos 2:29, 34). Sabemos que la táctica de mezclar la verdad con el error tiene orígenes en Lucifer

(Juan 8:44). Él no solamente es mentiroso, sino que, no se afirma en la verdad. Ahí está la verdad sobre

la procedencia de las visiones. Jer. 23:25-26”.

LA HORA ES DE VIGILANCIA.-

En el día 10/11/1985, domingo, sintonicé la Radio Copacabana, RJ, a las 12:30h, el programa era “Je-

sús el Salvador”. En un dado momento, el predicador, obispo Arlindo, de la Iglesia Evangélica Monte

Sinaí, dijo: “En uno de estos días, llegó allá en nuestra Iglesia de Monte Sinaí, tres profetisas de una

iglesia ahí que no quiero citar el nombre. Oré por ellas, ellas se manifestaron y cayeron. Entonces yo

pregunté: ¿Cuál es tu nombre? Yo soy Satanás respondió. Yo dije: ¿Qué está haciendo en las iglesias?

Él respondió: yo toco piano y toco guitarra. Entonces yo lo expulsé y lo mandé para su lugar en el in-

fierno y, aquellas hermanas, llorando, se abrazaron a mi”.

OBSERVACIÓN: – Tres profetisas... ¡¡endemoniadas!! – ¿Percibió?

CONSIDERACIONES FINALES.-

Jesús dijo: “El Señor te reprenda Satanás” – Zac. 3:2. Mat. 16:23. Judas 9.

• Los pastores están diciendo: “Yo expulsé. Yo expulso. Yo reprendo”.

Jesús dijo: “El Señor te bendiga y te guarde...” Num. 6:24.

• Los misioneros están diciendo: “Yo te bendigo. Yo voy a bendecirte”.

Jesús dijo: “Todo lo que pidas ...en Mi Nombre”. Juan 14:13.

• Los pastores están diciendo: “Yo ordeno: sal demonio, sal enfermedad”.

Otros pastores y obispos están induciendo al pueblo a traer a sus iglesias: una rosa roja, sal grueso, un

vaso, un pañuelo, etc... Y el pueblo es enseñado a centralizar su fe en tales objetos, cuando esta debería

ser canalizada al gran Dios.

El diablo es muy sagaz. Pretendió destruir a Jesús cuando nació (Mat. 2:13-15). En la inquisición, hizo

de todo para apagar la imagen de Cristo destruyendo a los cristianos. En la Pascua, trata de transferir la

atención del pueblo del establo para el viejito pascuero, y, en la actualidad, está desviando la atención

de Cristo para los transgresores de la Ley de Dios, produciendo milagros mentirosos de mañana, tarde

y noche, achatando cada vez más la fe de personas sufridas. Les arranca todo el dinero con promesas

ilusorias y anti-bíblicas.

Pág. 161

¡Qué capacidad de persuasión tienen!; cómo humillan, hieren y odian con las palabras. Las personas pa-

san a ser juguetes bajo el fragor de las palabras de orden. Son expuestas al ridículo en una demostra-

ción de profundo desamor del “pastor” dirigente, al obligar a personas a vomitar un demonio; a revelar

un secreto familiar para identificar al demonio causador de la desgracia en la familia. La pobre criatura

queda oprimida y temerosa porque todo se resume y se restringe a demonios que, si no la atacaron, van

a atacarla si no hace lo que dice el “pastor”. Yo vi eso. Yo oí eso. Yo demostré mi repulsión por eso, a

quien hacía eso.

“Cosa espantosa y horrenda se anda haciendo en la Tierra. Los profetas profetizan falsamente, y los sa-

cerdotes dominan por las manos de ellos, y Mi pueblo así lo desea: ¿y qué haréis al fin de todo esto?”

Jeremías 5:30-31.

¿LENGUAS EXTRAÑAS?

Jesús le garantizó a Sus discípulos la capacidad de hablar otros idiomas como un don del Cielo. Obser-

ve:

Marcos 16:17 = “... en Mi Nombre expulsarán los demonios; hablarán OTRAS LENGUAS”.

Esta promesa fue hecha exactamente después de la gran Comisión Evangélica – ID (Mar. 16:15). Por lo

tanto, Dios capacitaría Sus discípulos para predicar el evangelio a todas las naciones, tribus y lenguas,

con este don. Es innegable que se trata de la capacidad de hablar otros idiomas sin conocerlos o haber-

los estudiado en la escuela. Y no se trata de ruidos labiales indefinidos o extáticos.

LA LENGUA DEL PENTECOSTÉS.-

El Pentecostés fue la comprobación incuestionable, cristalina, de que este don es realmente la capacita-

ción divina para cumplir la orden de predicación del evangelio.

En el Cenáculo, aguardando la promesa de Cristo (Luc. 24:49), estaban casi 120 hermanos reunidos

(Hechos 1:15) con un mismo pensamiento, un sólo propósito, ligados por un puro y genuino amor fra-

ternal (Hechos 2: 44-47), unos con los otros y todos al Señor. La pureza de Cristo emanaba de estos

discípulos y era vista y sentida por el pueblo.

Había una orden para predicar el evangelio a todo el mundo y una ocasión oportunísima para tal – la

reunión en Jerusalén – de representantes de todas las naciones de la Tierra para asistir a la fiesta de Pen-

tecostés que, en la oportunidad, se llevaría a cabo. El ambiente era altamente favorable, y entonces se

cumplió la promesa. Vino el Espíritu Santo, capacitándolos con el Don de Lenguas, e, inmediatamente,

pasaron a predicar el evangelio en el idioma de los extranjeros presentes a la fiesta. Escuche:

Hechos 2:4,6,11 = “...comenzaron a hablar EN OTRAS LENGUAS... cada uno (los extranjeros en Je-

rusalén) los oía hablar en su propia lengua... cretenses y árabes, todos los hemos oído en nuestra propia

lengua (idioma)”.

La glosolalia (don de lenguas) del Pentecostés, fue prácticamente una reproducción del milagro ocurri-

do en Babel (Gén. 11: 1-9), cuando Dios, de una lengua única, produjo muchos idiomas. Y de entonces,

las personas se agruparon de acuerdo con el entendimiento de cada lengua y poblaron la Tierra.

Pablo también reconoció y, enseñó, que el Don de Lenguas es, realmente, la capacitación para hablar

nuevas lenguas (otros idiomas) por el poder de Dios, al mencionar términos fácilmente identificables,

conforme al capítulo 12 de 1 Coríntios, a saber:

verso 10 – “... y a otra variedad de lenguas”

verso 28 – “... variedad de lenguas”

verso 30 – “... hablan todos diversas lenguas”

Con esta verdad meridiana, también concuerdan los pentecostales. Escuche:

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“Es claro que se trataba de un don, un milagro que se operó, cuando los creyentes, sin haber estudiado,

sin conocer idiomas, hablaron de forma a ser entendidos en el lenguaje de los que asistían al gran acon-

tecimiento... Los creyentes hablaron claramente en la lengua de los extranjeros presentes ‘las grandezas

de Dios’ (Hechos 2:7-11), y muchos de ellos se convirtieron al ser amonestados por el Señor” – El

Mensajero de la Paz, 01/09/54, pág. 5.

El entonces director responsable por la publicación mundial del periódico de las Asambleas de Dios,

Donald Gee, también aseveró:

“La señal se volvía aún más impresionante cuando la providencia divina le concedía al creyente que

hable en el propio idioma del no creyente, como en el día de Pentecostés. – Acerca de los Dones Espi-

rituales, pág. 77. Citado por Elemer Hasse, en Luz Sobre el Fenómeno Pentecostal.

Finalmente, el festejado intérprete pentecostal Brumback, así se expresa, a respecto de este envolvente

tema:

“Millares de judíos emocionados se desviaron del camino para resolver el misterio del sonido de una

tormenta en aquella mañana calma. Al juntarse, encontraron más un misterio – las lenguas repartidas de

fuego sobre las cabezas de los galileos. Pero iban a presenciar un mayor misterio que aquel sonido ex-

traño de las lenguas flameantes – el hablar en otras lenguas. Los observadores quedaron muy perplejos

al notar que esos galileos, identificados como seguidores de Jesús de Nazareth, no estaban hablando el

idioma simple de Galilea, sino ‘otras lenguas’; ¡eran sus propios idiomas! De hecho, casi toda la multi-

tud, al escuchar, podían discernir su propio idioma o dialecto hablado por los adoradores extasiados”. –

¿Qué Quiere Decir Esto?, págs. 18-19. Citado por Elemer Hasse, ídem.

El liderazgo pentecostal reconoce: El Don de Lenguas es, de hecho, hablar idiomas extranjeros sin co-

nocerlos o haberlos estudiado. ¡Es don de Dios!

LA LENGUA DE CORINTO.-

Como este don es divino, útil y necesario a la iglesia, lógicamente también tiene relación con los cre-

yentes de coríntios, y Pablo quería que tuviesen esta capacidad. Dijo él:

1 Coríntios 14:5 – “Y yo quiero que todos vosotros habléis en (OTRAS LENGUAS...)”

Cuanto al don, él es real. No hay dudas de que es la condición de hablar un idioma desconocido por el

poder de Dios. Sin embargo, los coríntios se “perdieron” en la búsqueda de este don. Me permito decir

que, solamente allá, en aquella iglesia, y en ninguna otra, aún en el Nuevo Testamento, el Don de Len-

guas se volvió un problema, y él nunca fue un problema en la Iglesia Cristiana.

Esta bendición del Cielo, Dios la repetirá cuando Le plazca. Esperamos hasta que, será más luego de lo

que se piensa, pues, el Evangelio del Reino aún tiene que penetrar en 23 países (vea la pág. 454), y es-

tos tienen centenas de difíciles lenguas y dialectos.

Imagine a los cristianos aprendiendo tales idiomas y después predicando en esos idiomas. ¿Cuánto

tiempo llevaría? Dios no puede esperar mucho tiempo más para sacarnos de este valle de lágrimas.

Ciertamente Él dará el don de lenguas para finalizar Su Obra (Rom. 9: 28). Él precisa hacerlo. Él lo ha-

rá.

Pues bien, examinando algunos aspectos de la iglesia de Corinto, nos deparamos con situaciones real-

mente desconcertantes, como: disensión (1 Cor. 1:11; 11:18); demandas (1 Cor. 6:6-7); adulterio (1

Cor. 5:1); carnalidad (1 Cor. 3:1,3). ¿Qué se puede esperar de los carnales?

No es posible tapar el Sol con una malla, como es innegable rehusar que el ambiente en esta iglesia no

era, de hecho, favorable a la descida del Espíritu Santo.

Amado hermano, observe la diferencia: Mientras había unidad perfecta y armoniosa en Jerusalén, había

discordia, división y contienda en Corinto; y, lo peor es que en la demanda entre los miembros, predo-

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minaba la grave inmoralidad “no vista entre los propios gentiles” (1 Cor. 5:1), como afirmó Pablo. Y

había otros problemas como: prostitución (2 Cor. 12:19-21); velo (1 Cor. 11:5-6); cabello (1 Cor.

11:15-16); usura (2 Cor. 11:8-9); desvirtuación de la Santa Cena (1 Cor. 11), etc... Un competente y es-

tudioso intérprete bíblico afirmó, a respecto de esto:

“Si el bautismo con el Espíritu Santo mantiene compañía con libertinos, con la desunión de los creyen-

tes y con la perversión del culto cristiano, ¿cuál es entonces el padrón para probar la obra del Espíritu

Santo?” Dr. Edward Heppenstall, prof. de Teología y Filosofía Cristiana de la Universidad de Loma

Linda, EUA. Atalaya 03/76, pág. 12.

Entonces, ¿qué hubo en Corinto, aquella iglesia dilacerada por divisiones doctrinarias, sofocada por

prácticas inmorales, destruida por el orgullo y la licenciosidad?

Pablo se convenció que aquellos hermanos estaban desvirtuando el don de lenguas, pues procedían con-

trario a lo determinado por el Espíritu Santo. Deseaban el don a cualquier costo, completamente con-

fundidos. Pero, el dispensarlo o no, le compete a Dios (1 Cor. 12:11), y como el ambiente no era propi-

cio, por causa de las desaveniencias y carnalidad, ignorantemente emitían, a tontas y a locas, sonidos

“que nadie entiende”. 1 Coríntios 14:2.

El apóstol, entonces, para no herir los bríos de los hermanos, evitando también de entristecerlos o atri-

buir falsedad a su don, los llevó para dentro del cuarto y los incentivó a la oración particular (ellos y

Dios solamente – 1 Cor. 14: 28), en vez de estar haciendo ruido en la iglesia, desvirtuando un don que

querían pero que no poseían, por encontrarse fuera de los parámetros divinos. Dice nuevamente el pro-

fesor Heppenstall:

“...cuando llegamos a la condición espiritual de la iglesia de Corinto, y cuando procuramos interpretar

la naturaleza del don de lenguas, nos defrontamos con el hecho de que algo está radicalmente errado.

Por primera vez en la Iglesia Cristiana, el hablar en lenguas se vuelve un problema. Esto levanta la pre-

gunta: Si la manifestación era el genuino don del Espíritu, o si era una farsa, una manifestación demo-

níaca, o una forma de histeria. Si bien que Pablo no denuncie esa manifestación, procura reprimirla.

Ella se había vuelto causa de situaciones complicadas. ¿Debemos creer que, en medio al desorden y a la

confusión de la iglesia, ellos eran guiados por el Espíritu?” – Ídem.

Delante de este desconcertante episodio, Pablo encontró la única salida sabia y divina que, puesta en

práctica, reconocería lo falso de lo verdadero. Escuche:

1 Coríntios 14:13 – Edición Revista y Actualizada

“...el que habla en lengua desconocida, ore para que la pueda interpretar”.

En las demás manifestaciones de este don en el Nuevo Testamento, tanto quien hablaba, como quien

oía, entendieron la lengua. Aquí, sin embargo, en Corinto, fue necesario tal orientación en virtud de la

visible desfiguración del don. Así es que, si no fuese una lengua interpretable, semejante a cualquier

idioma terrestre, o no habiendo quien la traduzca, la lengua para nada se aprovecha. Estará hablando al

aire, trayendo confusión y no edificando a la iglesia.

1 Coríntios 14:6,14 – Edición Revista y Actualizada

“...si yo fuese a tener con vosotros hablando en OTRAS LENGUAS, ¿de qué os aprovecharé?... El en-

tendimiento queda sin fruto”.

Si, hermano, ¿qué provecho traerán a la iglesia, al individuo y al mundo, la emisión de sonidos que no

se entienden? Pablo deja clarísimo que el problema es realmente de un idioma extranjero y no de ruidos

y sonidos desconexos, histéricos, incomprensibles y raros. Y más, Pablo clasifica de indocto aquel que

sólo conoce y habla su propio idioma, cerca de quien habla otros (1 Cor. 14:16). Más una prueba de que

se trata de lengua de naciones y no ruidos sin sentido, hechos con la boca.

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Efectivamente, la lengua sólo es útil cuando entendida no sólo por quien la pronuncia, como por quien

la oye. Caso contrario, no tendría ningún valor. Pablo era un políglota, esto es, hablaba varios idiomas

(lenguas de otras naciones), por ejemplo: griego (Hechos 21:37,40); hebraico (Hechos 22:2); y más el

aramaico y el latín, entre otros, porque estudió en las mejores escuelas judaicas y romanas; pero él sólo

predicaba para los coríntios en su propio idioma. Dice él:

1 Coríntios 14:18-19 – Edición Revista y Actualizada

“...porque hablo MÁS LENGUAS que todos vosotros...quiero (sin embargo) hablar cinco palabras en

mi propia inteligencia... que diez mil palabras en lengua desconocida”.

EJEMPLO: Imaginemos a Pablo llegando a una iglesia donde todos sólo hablan el hebraico y él predica

en griego. Nadie entendería y en nada se beneficiarían. Tiempo perdido.

1 Coríntios 14:10 = “Hay, sin duda, muchos tipos de voces en el mundo, NINGUNA DE ELLAS, sin

embargo, sin sentido”.

Observe la claridad del pensamiento de Pablo:

“MUCHOS TIPOS DE VOCES EN EL MUNDO” – Esto es: Muchos idiomas (las lenguas de las na-

ciones, de los pueblos del mundo entero).

“NINGUNA DE ELLAS, SIN SENTIDO” –O sea: Cada ciudadano conoce su lengua materna. Y los

que estudian otras lenguas pasan a entenderlas, porque todas tienen sentido claro para quien las conoce.

N.B. El Papa Juan Pablo II, es un ejemplo vivo y extraordinario de esta capacidad lingüística: habla de-

cenas de lenguas (idiomas de otros pueblos).

1 Coríntios 14:7-8 = “De la misma manera, si las cosas inanimadas (sin vida) que hacen sonido, sea

flauta, sea cítara, no forma sonidos distintivos, ¿cómo se conocerá lo que se toca con la flauta o con la

cítara? Porque si la trompeta da un sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?”

Vea también esta otra ilustración de Pablo. Una banda de música compuesta de personas que nunca to-

caron los instrumentos que tienen en sus manos. ¿Qué sucederá? Un desorden, una zalagarda infernal

de sonidos que nadie podrá identificar los instrumentos de la banda. ¿Comprendió?

Es lo mismo que decir: – Oh coríntios, estos sus sonidos (“lenguas”) no tienen ningún valor. Nadie lo

entiende. Ustedes están hablando al aire. Están haciendo ruido con la boca solamente. Esta confusión

contagiante no produce ninguna edificación espiritual, sino apenas emocionalismos y delirio, que son

(perdóneme), manifestaciones de la carne.

Es innegable que Pablo está probando que el don de lenguas es la capacitación de hablar otro idioma

(lengua de las naciones) y no pronunciar ruidos sin sentidos o sonidos inintelegibles – alocuciones extá-

ticas. Por consiguiente, en el impase de los coríntios, la preocupación mayor no era el hablar la lengua,

sino interpretarla, conforme a la instrucción paulina. Dentro de este plan, la lengua se constituía en se-

ñal:

1 Coríntios 14:22-23 = “De manera que las lenguas son una señal no para los fieles, sino para los infie-

les. Si pues, toda la iglesia se reuniesen... y todos se pusieran a hablar en otras lenguas, y entraren... in-

fieles, ¿no dirían acaso que estáis locos?”

Este cuadro ilustrativo de Pablo no es difícil de ser encontrado hoy. Hay iglesias en estas condiciones.

¿Quién puede negarlo? La reacción inequívoca de cualquier no creyente al llegar allí, será esta evocada

por el apóstol. Pero, ¿por qué sucede eso? – Simplemente por falta de una buena comprensión y por la

rehusa del consejo de Pablo: No pudiendo interpretar la lengua, quédese callado. 1 Coríntios 14:28.

Si la lengua desconocida (extranjera) tiene que ser una señal para los INFIELES, no puede por eso

mismo llevarlos a llamar a los cristianos de “locos”. La lengua extranjera se constituye en señal para el

impío, cuando este nota que hay en el creyente la capacidad de hablar inglés, aramaico, japonés, sin ha-

ber estudiado estas lenguas. Esta es la señal. Señal, no de “locura”, sino, del poder de Dios. ¡Aleluya!

Pág. 165

Esta señal fue la que llevó a los creyentes partos, medos, elamitas, mesopotámicos etc., a indagar:

“¿Qué quiere decir esto? ... los hemos oído en nuestras propias lenguas...” (Hechos 2:12,11). Aquí en el

Pentecostés, el Don de Lenguas se constituyó, sin duda, en la señal mencionada por el apóstol.

Pablo, en todos los pormenores, estaba preocupado con la iglesia de Corinto, y queriendo evitar que ella

llegase a la condición de volverse un escarnio o “locura” para los no creyentes, determinó juiciosamen-

te:

1 Coríntios 14:27 – Edición Revista y Actualizada

“...en el caso que alguien hable LENGUA DESCONOCIDA, que no sean más que dos o tres, y cada

uno a su vez, y HAYA INTÉRPRETE”.

Al limitar con reservas la diseminación de esta lengua corintiana y la presencia obligatoria de un tra-

ductor, evidencia que el don que permeaba esta iglesia no era verdadero. Era una desfiguración del Don

de Lenguas.

Ahora, por favor, amado, preste atención: ¿cuál es el papel de un traductor? Él oye la lengua extraña

(idioma de alguien que está hablando) y la traduce para la lengua de los oyentes.

Ejemplo: En su iglesia llegó un pastor de Francia y va predicar. Si todos conocieran la lengua francesa,

no hay problema. Caso contrario, es preciso designar a alguien que lo traduzca.

Así, es necesario entender, definir, aceptar lo que claramente viene a ser el Don de Lenguas, cual es su

finalidad y actuación, uniformizar los dictámenes del Espíritu Santo (dos o tres – uno de cada vez – ha-

ya intérprete). Evidentemente que, alborozo, confusión, gritería, desorden, zalagarda, palabras incom-

prensibles, sin lógica, gemidos prolongados, es la desfiguración de este don, y va a desviar a la iglesia

de su función doctrinaria y ahuyentar a cualquier impío que llegue por ahí. Aún hasta la reacción de

quien pase cerca de una iglesia donde haya este estado de cosas, será la de escandalizarse, temer y es-

pantarse.

Pablo estableció estas normas para que los hermanos coríntios no insistiesen más con aquellos ruidos.

“HAYA INTÉRPRETE, O ENTONCES, CÁLLESE”. (1 Coríntios 14:28). Este es el lema, válido hoy

para la Iglesia Cristiana, por quien Pablo, también se hizo mártir.

RESUMEN: La ciudad de Corinto fue reedificada por Julio Cesar en el año 46 d.C., y se volvió el lugar

de reunión de todas las camadas sociales de la época. Fue la metrópolis de la provincia romana de

Acaia, desarrollando grandemente el comercio entre Asia e Italia. Por esta razón, era común existir una

población fluctuante, de diversos pueblos, que hacían de esta ciudad su punto de encuentro y trampolín

para el mundo. Era un palco de lenguas extrañas. (Para que usted entienda eso, pase un día en el puerto

de Santos en São Pablo, o en el puerto de Río de Janeiro. Cuando los navíos llegan de todas partes de la

Tierra, aproxímese de las personas que bajan de los barcos. Escúchelos conversar).

Interesante sería ver a los coríntios ir al puerto, donde miles de personas transitaban, y predicarles. Si se

hubiesen decidido a hacer algo en esa dirección, ciertamente vendrían muchos milagros de allá. Gloria

a Dios. ¡Aleluya! Sin embargo, prefirieron quedarse dentro de la iglesia aumentando la confusión, que

ya había.

Efectivamente, no tengo dudas, los coríntios fueron envueltos en las mallas del maligno, influenciados

de alguna forma por la diversidad de idiomas en su Tierra. Como el Don de Lenguas es bíblico y ellos

lo deseaban ardientemente, se confundieron con sus gritos y murmuraciones, porque estaban fuera del

plan divino por encontrarse en precarias condiciones espirituales. He ahí lo tanto, para su análisis, las

diferencias del Pentecostés y Corinto.

Confirmando con la Biblia que: prohibe la gritería en los cultos (Efé. 4:31); recomienda orden y decen-

cia (1 Cor. 14:40); apela a la reverencia (Heb. 12:28); ¿qué decir de la iglesia hoy, repleta de personas,

todos hablando al mismo tiempo lenguas “extrañas”, gritando y gimiendo? Mi querido hermano, pre-

ciosa hermana, escuche el vehemente apelo del apóstol Pablo:

Pág. 166

Romanos 12:1-2 = “Os ruego pues, hermanos, por la compasión de Dios... transformáos por la renova-

ción de vuestro entendimiento, para que experimentéis cual sea la buena, agradable y perfecta voluntad

de Dios”.

No niego, pues ya lo vi, que hay entre los que hoy creen en esas lenguas misteriosas, personas sinceras

y convertidas, y cuya experiencia emocional y sus vibraciones varían de intensidad de persona para per-

sona.

Por eso, movido por un profundo amor por su vida espiritual, es que presenté este tema y con sincera

preocupación, afirmo: Las “lenguas extrañas”, habladas en las iglesias pentecostales y renovadas, no

representan el verdadero don de hablar en lenguas ocurrido en el Pentecostés, conforme descripción de

Hechos 2, sino que tiene mucha semejanza con el fenómeno emocional de Corinto que, como vimos,

Pablo evitó que prosperase.

LA LENGUA DE ÉFESO.-

Hechos 19.

Cualquier persona criteriosa, observa la manera reservada de Pablo en el trato de este don con los corín-

tios. Tal hecho no se dio con los efésios. El apóstol encontró en esta ciudad un grupo de cristianos,

“unos doce varones” (Hechos 19:7). El cristianismo precisaba ser implantado en este foco de adorado-

res de la diosa Diana y de los hacedores de ídolos (Hechos 19:27). Una ciudad pagana, precisando ser

evangelizada y doce hombres despreparados, y más aún, que habían sido apenas bautizados en el bau-

tismo de Juan (Hechos 19:3) y nunca habían oído a respecto del Espíritu Santo (Hechos 19:2). Era un

desafío sin precedentes. Estaban, ciertamente, destinados a la derrota.

La primera e inmediata providencia sería el rebautismo en nombre de la Trinidad, para poder recibir el

poder celestial, y lo recibieron.

Hechos 19:6 = “E, imponiéndoles Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y TANTO habla-

ban en lenguas COMO profetizaban”.

Pablo impuso las manos, y los hermanos no se contorcieron, ni abrieron la boca en una gritería inconse-

cuente, emitiendo rumores incomprensibles o sonidos inintelegibles.¡No! Ellos, por el poder del Espíri-

tu Santo, pasaron a poseer estos dones, para edificar la iglesia (Don de Profecía) y hablarle a los extran-

jeros (Don de Lenguas).

Estaban esos hermanos, por lo tanto, capacitados para la implantación del Evangelio del Reino en Éfe-

so. (En aquel tiempo, Éfeso era una gran metrópolis, y su puerto altamente importante le daba la pre-

rrogativa de ser “la puerta de Asia Menor”). Dios, pues, los capacitó, no para satisfacer caprichos o va-

nidades, o porque querían el don, sino para una obra definida, necesaria y urgente: predicar a Cristo

crucificado en esta importante y pecaminosa capital del Continente Asiático.

Nadie, por consiguiente, debe valerse de este texto para afirmar ser doctrina de que el hablar “lengua

extraña” (sonidos inintelegibles) sea señal o consecuencia del recibimiento del Espíritu Santo, ya que,

fuera del Pentecostés, que fue un acontecimiento especialísimo, y de Cornélio en Cesaréa, sólo existe

este texto de Efésios en que ocurrió la pose inmediata de este don a través del poder del Espíritu Santo.

Fuera de eso, en este caso, también era necesario que esta “pose” fuese semejante al Pentecostés, en vir-

tud de que la ciudad precisaba ser evangelizada (ciudad que vivía llena de extranjeros, con las más dife-

rentes lenguas), y por causa del pleno desconocimiento del Espíritu Santo. Resáltese que, por otro lado,

el Nuevo Testamento registra 14 casos de derramamiento del Espíritu y, en ninguno de ellos fue conce-

dido el don de lenguas (Ver pág 197).

LA LENGUA DE CESARÉA.-

Hechos 10; Hechos 10:44-47 = “Y, diciendo Pedro aún estas palabras, cayó el Espíritu Santo sobre to-

dos los que oían la palabra. Y los fieles que eran de la circuncisión, todos cuantos habían venido con

Pág. 167

Pedro, se maravillaban de que el don del Espíritu Santo se derramase también sobre los gentiles. Por-

que los oían hablar lenguas, y magnificar a Dios. Respondió, entonces, Pedro: ¿Puede alguien por acaso

rehusar el agua, para que no sean bautizados estos, que también recibieron como nosotros, el Espíritu

Santo?”

La enfática “también recibieron como nosotros” es una expresión afirmativa, así como comparativa

(Pedro se está refiriendo a la bajada del Espíritu Santo en Jerusalén, siete años antes: Hechos 2). El

Pentecostés se repitió con Cornélio, que, efectivamente, los había convidado a todos, especialmente a

los que se encontraban bajo sus órdenes y jurisdicción, para recepcionar al apóstol.

Positivamente, había entre esos hermanos, personas que no hablaban el dialecto de Pedro (aramaico).

Sin embargo, al serles dado el Don de Lenguas, el apóstol pudo distinguir, en la reunión, su propio

idioma, de ahí su afirmación: “también recibieron como nosotros”. Pedro sólo podría así asegurarlo si,

de hecho, presenciase ahora, un acontecimiento semejante al Pentecostés. (Era el mismísimo don. He-

chos 11:15 y 17; 15:8).

Cornelio, incuestionablemente, fuera del latín, pasó, entre otros, a hablar el aramaico, y estaba ahora,

como un cristiano fervoroso, apto a testimoniar de Cristo, y a hablar de las grandezas del amor de Dios,

en cualquier país, sin la barrera de las lenguas de las naciones (Eze. 3:5-6).

En Jerusalén fueron los circunstantes que notaron el don (Hechos 2:8); en Cesaréa fue Pedro quien lo

percibió (Hechos 10:46). Siendo Cesaréa una residencia de procuradores romanos, ciertamente era una

metrópolis que abrigaba muchos pueblos, y ahora este grupo de creyentes estaba capacitado para minis-

trarles las buenas nuevas de la salvación.

Este don sólo es dado para un fin definido y específico: la propagación del evangelio, y nunca para sa-

tisfacción propia. En Cesaréa, se dio la repetición del Pentecostés, sin sombra de dudas. No fue un so-

nido sin sentido, ininteligible o extatizado, lo que hablaron. Ellos recibieron el don para hablar idiomas

extranjeros, a los miles de extranjeros.

¿CUÁNDO EL CREYENTE RECIBE EL ESPÍRITU SANTO?

Consecuentemente, la doctrina de que sólo tiene el Espíritu Santo quien habla lenguas, no tiene apoyo

bíblico. El don de lenguas es, innegablemente, uno de los dones del Espíritu, pero este don no es infali-

blemente, la única y última prueba de quien es bautizado con el Espíritu Santo.

Lo que la Biblia afirma, y con claridad, es que, el Espíritu Santo viene al creyente cuando él se convier-

te (Hechos 2:38); obedece (Hechos 5:32); ora (Luc. 11:13); posee fe (Gál. 3:14). Después, pasa a morar

en el creyente (1 Cor. 3:16), y, este entonces, producirá en su vida los frutos del Espíritu (Gál. 5:22).

“Teológicamente, tendremos que decir que nadie puede ser salvo, nacer de nuevo, aceptar a Cristo co-

mo Salvador, sin, al mismo tiempo, tener al Padre y al Espíritu Santo, pues Dios no Se divide y no hay

tres dioses, sino uno sólo. ¡Nadie puede tener un tercio o dos tercios de Dios! O Lo tiene, o no Lo tie-

ne”. – A.B. Oliver, Movimiento de Lenguas, pág. 96.

Jesús afirmó de la forma más clara que, cuando viene a morar en nuestro corazón, no viene sólo. Ob-

serve:

Juan 14:21-23 = “Aquel que tiene Mis mandamientos y los guarda, ese es el que Me ama; y aquel que

Me ama será amado de Mi Padre, y Yo lo amaré, y Me manifestaré a él... y vendremos a él, y haremos

en él morada”. (Compare con 1 Juan 3:24; 4:13; Rom. 8:9-11).

Efectivamente, quien recibe al Hijo, recibe al Padre y al Espíritu, pues son todos un sólo Dios. Por lo

tanto, cuando decimos que tenemos a Cristo en el corazón, es lo mismo que afirmar: Tenemos el Espíri-

tu Santo (Gál. 4:6).

Mi querido hermano, ay de nosotros, como cristianos, si no fuésemos bautizados diariamente con el

Espíritu Santo; no podríamos vencer al maligno.

LA LENGUA DE LOS ÁNGELES.-

Pág. 168

La “lengua de los ángeles”, es mencionada una única vez en el Nuevo Testamento (1 Cor. 13:1), y es

una comparación de idiomas hecha por Pablo, entre el Cielo y la Tierra, para enfatizar el hecho de que

el amor a todo sublima. No hay tampoco, ninguna connotación con el pseudo “fenómeno” descrito en 1

Coríntios 14: 2. Y, de paso, tiene que quedar claro que Pablo también no hablaba la lengua de los ánge-

les, pues afirmó:

1 Coríntios 13:1 = “Aún que yo hablase... la lengua de los ángeles”.

Esa preposición “aún que”, traduce una negación: por lo tanto, no hablaba. Y hay más aún: ningún ser

humano puede hablar la lengua de los ángeles. Pablo lo confirma, escuche:

2 Coríntios 12:2-4 = “Conozco un hombre... que... fue arrebatado hasta el tercer Cielo... y oyó PALA-

BRAS inefables, de las cuales al HOMBRE no le es LÍCITO HABLAR”.

Se trata, sí, de la “lengua de los ángeles”, como bien podría ser la lengua de los seres de otros mundos

no caídos. Pablo se refirió a los ángeles, ya que estos son de nuestra esfera, esto es: están envueltos con

nosotros, nos guardan y nos protegen, saben de nuestra precaria situación y tienen con nosotros alguna

afinidad. Ya estuvieron presentes físicamente entre nosotros, conversaron diversas veces, etc. (Gén.

18:1-22; 32: 1-2. Jueces 2: 1-4. 2 Reyes 1:3. Mat. 28:5. Hechos 12:8-10 etc.). Tres de ellos ya me soco-

rrieron en situaciones diversas; uno gritó mi nombre (en portugués) y me tomó del brazo. Por eso guar-

do con el mayor cariño una capa de lluvia que usaba en esa ocasión. Creo que allí están sus marcas digi-

tales. Sobre el ministerio de los ángeles, si lo desea, lea mi libro EL PUENTE DEL RÍO TANGUÁ.

Por consiguiente, la “lengua de los ángeles” tiene algo en común con la de los terrestres, dentro de un

definido vocabulario o construcción gramatical. Por eso se la recordó, apenas y tan solamente como una

comparación, como le gusta hacerlo el apóstol Pablo. También la teofanía (“aparición o revelación de la

divinidad, manifestación de Dios”) documentadas en la Biblia, son pruebas reales de que, la “lengua de

los ángeles”, es compatible con la terrestre. Por lo tanto, no es lengua extraña.

Cuanto a la glosolalia, no hay que negarlo, es la capacidad de hablar idiomas extranjeros sin haberlos

estudiado. Por lo tanto, el don es la glosolalia (1 Cor. 14:27); y el pseudo “fenómeno” del verso dos (1

Cor. 14:2) es un “desvío”, un derivativo de ella, ya que, al afirmar Pablo en este texto – “porque nadie

lo entiende” – no puede ser atribuido al genuino Don de Lenguas, pues este sí, es entendible, como lo

prueba el Pentecostés y las clarísimas declaraciones de Pablo, confrontadas y comparadas con otros tex-

tos.

LENGUA CELESTIAL — ¿LENGUA SÓLO COMUNICABLE A DIOS?

La Biblia no habla de esa “lengua” con claridad. Hay apenas imaginables vislumbres, indicios o relan-

ces al respecto, y, en una iglesia, lamentablemente, bastante problemática – la de Corinto (1 Cor. 14:2).

Consecuentemente, su aceptación y comprensión varía de persona para persona. Apenas tenemos que

estar atentos para no seamos envueltos en las mallas de Lucifer. Reitero con vehemencia que Pablo no

era favorable a la divulgación de esta lengua. La prohibió claramente. Escuche:

1 Coríntios 14:27-28 = “Y si alguien habla una lengua extraña... que haya intérprete. Pero, si no hubiese

un intérprete, esté callado en la iglesia, y hable consigo mismo, y con Dios”.

Efectivamente, “hable consigo mismo” es una fuerza de expresión. En verdad, lo que Pablo quiso decir

es: “Quédese en meditación con Dios”. ¿Cuál es el valor de, en nuestra oración, formular palabras que

nadie entiende? – ¿Qué beneficio traerá a quien escucha?

Pablo dice que, tenemos que orar con inteligencia (1 Cor. 14:15). Esto es: con lucidez y claridad. Por lo

tanto, no cabe, en la iglesia, en el hogar o en otro lugar cualquiera, que el creyente abra la boca y profie-

ra palabras que nadie y, ni aún él mismo entiende, porque sólo hace eso aquel que es débil mental. (1

Coríntios 14:23).

Por lo tanto, no hay “lengua celestial” en la Biblia. Lengua es una forma clara de expresarse. Los corín-

tios es que, contrario a Pablo, “crearon” un sonido extraño, sin nexo, sin sentido, sin ningún valor, una

Pág. 169

algarabía que contagiaba a todos, por eso Pablo puso orden en la iglesia, diciendo con firmeza: “Haya

intérprete, o entonces, cállese”. 1 Coríntios 14:27-28. (Estos sonidos llegaron hasta nosotros hoy, en el

siglo veinte, bautizados con estos nombres: “lengua celestial, lengua extraña y lengua de los ángeles”).

Hay personas hoy que comienzan a predicar y, de repente, repiten frases hechas de “lenguas extrañas”.

Y los demás quedan encantados, entusiasmados, alegres, excitados, se contagian luego. Pero, hermanos,

¿qué dice Pablo? “Si no hubiese intérprete, quédese callado”. (1 Coríntios 14:28). Entonces, le pregun-

to:

• Aquellas frases de “lengua extraña” ¿tienen algún valor?

• ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! La Biblia las codifica de “vana repetición”. (Mateo 6:7).

¡Perdón, mi querido! Reconocer la verdad no es pecado. Se trata de puro exhibicionismo, manifestación

satánica o un descontrol del sistema sensor (mental).

Hay otros que comienzan a orar y, de repente, repiten las frases hechas de “lenguas extrañas”. Frases

cortas. Siempre frases cortas de “lenguas extrañas” proferidas en medio al sermón u oración (vea las

págs. 249-250). Es un hábito que no tiene ningún valor, porque nadie entiende, y Pablo es claro, vea:

1 Coríntios 14:16 = “...¿cómo dirá el que ocupa el lugar del indocto, el amén, sobre su acción de gra-

cias, ya que no sabe lo que dices?”

1 Coríntios 14:9 = “Así también vosotros, si con la lengua no pronunciáis palabras bien inteligibles,

¿cómo se entenderá lo que se dice? Porque estaréis como que hablando al aire”.

Hermano, ¿puede haber claridad mayor? Por favor, ¡no rehuse la Palabra de Dios! No se deje llevar por

la persuasión y emoción. Use la verdad de Dios para quebrar los grillos de la cadena magnética, de la

vibración de la multitud creada por los diestros actores carismáticos con sus altisonantes frases de efec-

to dentro de las casas de culto. Usted es muy precioso para Jesús.

Pablo dice que, tales lenguas extrañas no tienen ninguna utilidad, “indoctos hablando al aire”. Es lo

mismo que si una persona sin sentido común, volviendo la cabeza hacia atrás, comenzase a escupir para

el aire.

¡Que pena! Millares de personas sinceras están siendo engañadas. ¡Creyendo en el error pensando ser la

Verdad! ¡Que pena! ¡Que pena! Las personas que hablan “lenguas” hoy, sin percibirlo, se quedan repi-

tiendo frases extáticas, ¡observe! Dios condena la “vana repetición” (Mat. 6:7).

Recibió

Estas personas recibieron el Don de Lenguas dado por el Espíritu Santo:

• Los 12 discípulos en el Pentecostés (Hechos 2:1-13).

• Los 12 efésios (Hechos 19: 2-7).

• Cornélio en Cesaréa (Hechos 10:44-47).

Para estos no hay barrera de lenguas; por eso, no necesitan de intérprete. Hoy, habiendo necesidad, Dios

lo repetirá.

Adquirió

Este, aprendió en la escuela algunas lenguas. Ejemplo: inglés, francés, alemán, aramaico, etc.

Al llegar en alguna iglesia en que todos hablen en tales lenguas, tiene libertad para predicar, pues no

hay una barrera lingüística. Sin embargo, en alguna iglesia que no hablen esas lenguas, será necesario

un intérprete. Si no lo hay, quédese callado. No predique.

Quiere de cualquier manera

Este, produce sonidos ininteligible, extáticos, sin sentido. Ni el intérprete, ni nadie, ni él mismo entien-

de la “lengua”.

Este “don”, el apóstol Pablo lo PROHIBIÓ en la iglesia. 1 Cor. 14:28.

Pág. 170

OBSERVACIÓN.-

Lo interesante es que Pablo afirmó: “QUÉDESE CALLADO EN LA IGLESIA”. Pero, las personas in-

sisten en hacer lo contrario, multiplicando las frases extáticas de lenguas extrañas. Y peor aún, ahora

está aumentando el número de los que repiten estas frases. El culto se vuelve un delirio generalizado,

una gritería estridente, una locura desenfrenada y peligrosa, apagando la voz del apóstol que dijo:

“quédese callado”, “quédese callado”, “¡quédese callado!”

• Sinceramente, ¿cómo aceptar que tal “ruido” es la señal del Espíritu Santo? Abran los ojos, ama-

dos, ¡por favor!

CURIOSIDAD.-

Las iglesias que hoy tienen como doctrina principal hablar “lenguas extrañas”, siguiendo al “pie de la

letra”, lo que entienden de los SONIDOS de los coríntios, deberían también determinar que, todas “las

mujeres estén calladas en la iglesia... Porque es indecente que las mujeres hablen en la iglesia”. 1 Co-

ríntios 14:34-35.

Aquí está creado el impase, ya que, en la actualidad, parece que las mujeres hablan más “lenguas extra-

ñas” que los hombres en las iglesias pentecostales renovadas.

OTRO PROBLEMA.-

Al final: hombre y mujer; negros, blancos y amarillos, ¿no fueron todos alcanzados por la Cruz y son

libres en Cristo Jesús? Esta exhortación de Pablo a las mujeres, ¿lo coloca en una posición discrimina-

toria, haciendo acepción de personas?

• ¡No! Él es contra tal actitud. He aquí las pruebas:

Romanos 2:11 – “Porque para con Dios, no hay acepción de personas”.

Efésios 6:9 – “Y vosotros señores, haced lo mismo para con ellos, dejando las amenazas, sabien-

do también que el Señor de ellos y vuestro está en el Cielo, y que para con Él no hay acepción de per-

sonas”.

Entonces, ¿hay contradicción en la Biblia?

• ¡No! Pablo está apenas dando consejos para “establecer orden en la confusión reinante” en la

iglesia de Corinto por causa del “desvío” del Don de Lenguas.

EL DON PERFECTO.-

Feliz es la iglesia que posee el don de profecía, pues fuera de ser el más importante, somos instados por

el apóstol Pablo a buscarlo. 1 Coríntios 14:1. – ¿Por qué?

• Porque edifica la iglesia (1 Coríntios 14:4).

• Es señal de los fieles (1 Coríntios 14:22).

Dos jóvenes evangélicos conversaban en una cola de caja del Supermercado Sendas-Barreto, Ni-

terói/RJ, cuando, uno de ellos, que “imitaba” a un predicador, dijo: “Él cuando predica la Palabra no

convence a nadie, sólo cuando habla lengua extraña, ¡entonces convence!”

Aquel joven confirma con claridad meridiana la gran verdad de que el Espíritu Santo nada tiene que ver

con estos movimientos carismáticos, envolventes, seductores, contagiantes que mencionan el sacrosan-

to Nombre del Señor Jesús.

1 CORÍNTIOS 14:2 = “Porque el que habla lengua extraña no habla a los hombres, sino a Dios; porque

NADIE ENTIENDE, y en espíritu HABLA DE MISTERIOS”.

Los hermanos pentecostales hacen de este texto la fortaleza inexpugnable para probar las “lenguas ex-

trañas” que hablan. Interesante, la palabra “extraña”, aquí en este verso, adquiere para ellos una aureola

Pág. 171

de misterio, algo impenetrable, ininteligible. Dicen, por eso, ser la lengua de los ángeles o lengua celes-

tial.

No se debe olvidar sin embargo que, el vocablo “extraña” es una adición especial de los traductores (no

consta en el original) y el sentido que querían dar es de desconocido o extranjero.

EJEMPLO: Una persona extraña, no quiere decir que sea misteriosa, anormal, rara o extraordinaria,

sino, simplemente que es desconocida.

Bien, este texto no puede, de forma ninguna, ser aislado del contexto general que focaliza el asunto, por

fuerza de la honestidad bíblica. Y, su interpretación también carece de nuestra parte, de santa humildad

para alcanzar la profunda sabiduría del apóstol Pablo.

Realmente, “... nuestro amado hermano Pablo tiene en sus epístolas cosas difíciles de entender, que los

indoctos e ignorantes tuercen, como también las demás escrituras, para su propia perdición”. 2 Pedro

3:15-16. Por eso, es importantísimo que usemos la regla áurea en la interpretación de la Biblia, la cual

es: dejar que “las cosas fáciles de entender derramen su luz sobre las difíciles”.

Antes de proseguir, transcribo lo que dijo uno de los mayores líderes pentecostales – Brumback – refi-

riéndose al Don de Lenguas:

“Quien ya vio el verdadero, reconocerá ciertamente el falso. Hablar OTRAS LENGUAS VERDADE-

RAS como el Espíritu Santo concede que hable, excede grandemente la imitación falsa y fanática”. –

Que Quiere Decir Esto, pág. 102. Énfasis míos. Citado por Elemer Hasse.

Observe que este afamado escritor pentecostal admite haber el falso y el verdadero, esto es, las manifes-

taciones divinas y las de la carne, juntas, en la iglesia. Por eso, todo cuidado es poco en la aceptación de

como se piensa enseñar el texto de 1 Coríntios 14:2.

Pues bien, el verdadero Don de Lenguas es la capacitación divina para hablar un idioma extranjero para

predicar el evangelio, sin haberlo estudiado en la escuela y, esto es, circunstancialmente, visto y proba-

do en Hechos 2:5-11 y ratificado por los ya citados líderes pentecostales Brumback y Donald Gee. En-

tienda, por estos textos adicionales, lo que es lengua extraña:

Isaías 33:19 = “No verás más a este pueblo cruel... de lengua extraña que no se puede entender”.

Ezequiel 3:5-6 = “Porque tu no eres enviado a un pueblo de extraña habla, ni de lengua difícil... Ni a

muchos pueblos de extraña habla, y de lengua difícil, cuyas palabras no puedas entender...”

Por lo tanto, lengua extraña que “no se puede entender” es el idioma de otra nación, cuya lengua desco-

nocemos. Apesar de todo, ella deja de ser extraña para aquel que la aprenda en la escuela.

Amado, el problema todo de 1 Coríntios 14:2 reside en dos expresiones:

• Nadie entiende.

• Habla de misterio.

“NADIE ENTIENDE” – no se está refiriendo a todos los moradores de la Tierra, ¿sabe por qué?

• El verdadero Don de Lenguas es entendible por aquel que habla y por quien oye. El Pentecostés

es la incuestionable prueba. Hechos 2:5-11. Todos los presentes a la fiesta ENTENDIERON las lenguas

habladas.

• Si un creyente hablase una de las 3.000 lenguas existentes en el mundo, habrá alguien que la en-

tenderá; por lo menos por aquellos que pertenecen a su grupo lingüístico, o sea, sus coterráneos. Por lo

tanto, ya no será “extraña” para estos.

OBSERVACIÓN:

Si nadie entiende, nadie en absoluto (ni en el Cielo y ni en la Tierra), sino sólo Dios, como afirman, en-

tonces los amados hermanos pentecostales se equivocan al decir que se trata de lengua de los ángeles,

ya que, dentro de la premisa lógica – nadie entiende – ¡¡¡ni los propios ángeles la entenderían!!!

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Tampoco podrán afirmar (como lo hace Emílio Conde en El Testimonio de los Siglos, págs. 50-51,

115, 139-140, 152, y 156; Brumback en Que Quiere Decir Esto, págs. 102-103) que aquí y allí se habló

una lengua extraña que alguien entendió. Al final – nadie entendió, dice el texto sagrado.

Vea que, por los escritos de los autores pentecostales antes citados, se anticipa una divergencia, o tal

vez una contradicción entre los que apoyan la tesis de la “lengua extraña”. Por eso mismo, le reitero a

usted, amado, que tenemos que usar el buen sentido, la humildad y la sinceridad de un niño en el en-

tendimiento de este texto, comparándolo con el contexto general del capítulo. La dificultad desaparece

y el entendimiento preciso del texto aflora al ser colocadas tres palabritas en el texto. Vea:

“Nadie EN LA IGLESIA entiende”.

EJEMPLO: En una iglesia donde sólo hay quien hable portugués, llega un creyente de la Unión Sovié-

tica. En un dado momento, él comienza a orar en la lengua rusa. Ninguno de los presentes entiende lo

que él está hablando; sólo Dios comprende porque fue quien creó todos los idiomas. Para los demás,

por lo tanto, el ruso “habla de misterios” mientras oyen sin nada entender.

Sólo el ruso se edificó en su oración a Dios, nadie más (1 Cor. 14:4). Puede hasta suceder que alguien

diga “amén”, sin embargo, lo hará simplemente por impulsos emotivos, en virtud de su desconocimien-

to de este idioma.

Pablo clasifica de indocto a aquel que dice “amén” al oír una oración o una predicación en lengua ex-

tranjera que no conoce (1 Cor. 14:16). Y él tiene razón; ¿cómo puede alguien concordar con alguna co-

sa que no entiende?

Sin embargo, queda claro que, la lengua rusa, aún cuando sea extraña para muchos, es un idioma exis-

tente, hablado en Rusia y en muchos otros países y por aquel que lo aprendió en la escuela. No es, por

lo tanto, “sonido sin sentido”, sin nexo, extático, imperfecto o misterioso. Es un idioma. Una lengua ex-

tranjera.

“PORQUE EL QUE HABLA LENGUA EXTRAÑA” (en el ejemplo, el ruso orando)

“NO HABLA A LOS HOMBRES” (porque nadie en la iglesia habla el idioma ruso)

“SINO A DIOS; PORQUE NADIE ENTIENDE” (la oración del ruso sólo era entendida por Dios)

“Y EN ESPÍRITU HABLA DE MISTERIOS” (la súplica del ruso era misterio para los demás, porque

nadie hablaba esta lengua en la iglesia, pero no era misterio para Dios).

Toda la dificultad sería contornada si hubiese, en la reunión, un creyente apenas que hablase el idioma

ruso. Él entonces funcionaría como traductor para los demás, y, así, la lengua dejaría de ser extraña, el

misterio también desaparecería y todos serían confirmados en la fe.

Así pues, los coríntios no estaban hablando un idioma extranjero como un don del Cielo, ya que, ese

sólo es dado para un fin específico – predicar a los extranjeros – y nunca para satisfacción personal o

porque se quiere, a todo costo, por capricho o para simple exhibicionismo.

Lo cierto es que, Pablo, aunque de manera velada, extrañó lo que estaba aconteciendo en la iglesia de

Corinto. No aprobó, de ninguna manera, aquellos sonidos, por eso es que, por orientación del Espíritu

Santo, para evitar la confusión generalizada, dio estos mandamientos:

• “Hablen dos o cuando mucho tres, durante la reunión”.

• “Cada uno de una vez”.

• “No habiendo intérprete permanezca callado en la iglesia”. 1 Coríntios 14:27-28.

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Esta es una prueba inequívoca de que aquella lengua no tenía la aprobación de Pablo. Él fue benévolo

con los coríntios, no deseando decir que su don era falso o extraño; los orientó apenas para que estuvie-

sen alertas, ya que, el verdadero Don de Lenguas es diferente; no precisa de la interferencia humana

(traductores) porque Dios es perfecto. Hechos 2: 4, 6-11.

Hermanos, estos mandamientos son válidos, hoy, de la misma forma que lo fueron en aquella ocasión.

El Espíritu Santo aún es la autoridad en la iglesia. El Espíritu Santo está vigilante y muy entristecido

por ver el mismo fenómeno de Corinto hoy en las iglesias, y las personas piensan que Él es el autor.

Observe:

¿Qué sucede en las reuniones pentecostales hoy? Decenas de personas, todas al mismo tiempo, hablan-

do las llamadas “lenguas extrañas”. Nadie consigue mantener el control. Al contrario, en muchas igle-

sias, el orden es gritar más, gemir más, emocionarse más, ya que, así entienden estar agradando al Es-

píritu Santo, o por lo menos, permitiendo ser usado por Él.

Oh, hermanos, es un equívoco. El deseo del Espíritu Santo es otro. Él no actuaría de una forma en Co-

rinto y de otra forma en Brasil. No, amados, lamentablemente Sus mandamientos son transgredidos. Pa-

rece que las personas no quieren dar oídos a Su voz cálida: “no habiendo intérprete, cállese”.

Si, amado, la sinceridad me obliga a afirmar, y lo hago por amor, crea: Las griterías ensordecedoras de

decenas de personas balbuceando y gimiendo con un zumbido dirigido, son manifestaciones de la car-

ne, “... ya que no está sujeta a la Ley de Dios, ni en verdad lo puede estar”. Romanos 8:7. Yo me siento

libre para decir esto, porque tengo el apoyo de los líderes pentecostales mencionados en este capítulo,

que fueron claros al definir la “imitación falsa y fanática” del Don de Lenguas.

Delante de eso, le digo, con respeto y amor, no existe en la Biblia, “lengua extraña”, “lengua de los án-

geles”, ni “lengua celestial”. Lo que hay fue esta dificultad creada en Corinto, por la desfiguración del

verdadero Don de Lenguas.

Está Probado que, la condición espiritual de la iglesia de Corinto no favorecía el aparecimiento del Don

de Lenguas por el Espíritu Santo (lea la pág. 233). Sin embargo, ellos lo querían de cualquier forma. Y

quien hace o desea algo del Cielo por su propia voluntad, en la carne, puede ser envuelto con facilidad

por el engaño del diablo.

Verdadero Don de Lenguas = Capacidad de hablar otros idiomas sin haberlos estudiado en la escuela.

Recurso divino para facilitar la predicación del evangelio a los extranjeros.

Falso Don de Lenguas = Palabras complicadas, raras, místicas, incomprensibles, proferidas por alguien

en delirio, en “transe”, o aún en estado normal (en este caso es pura vanidad, acondicionamiento de la

mente, o exhibicionismo).

En el deseo de hablar “lenguas”, muchos creyentes, sin darse cuenta, excitan sus emociones, se estimu-

lan con vehemencia y emotividad, fustigan y activan los nervios (*), “con el fin de precipitar desenlaces

emocionales, para producir sollozos y gemidos extáticos, o risas arrebatadoras, la llamada ‘risa santa’...

pero, denominar el producto de estos arrebatamientos (los sollozos y gemidos) de lenguas, es confu-

sión, porque sollozo y gemido no es lengua. Mucho menos lenguas. Lengua es un sistema de lenguaje

por el cual los seres, dotados de inteligencia, se comunican y se entienden” – Luz Sobre El Fenómeno

Pentecostal, Elmer Hasse, pág. 99.

El supracitado, fiel Adventista del Séptimo Día, Elemer Hasse, nos da al respecto, una aclaración opor-

tuna por experiencia propia, ya que, fue un profundo estudioso de la materia, teniendo pleno conoci-

miento de los bastidores pentecostales. Con relación a las lenguas ahí habladas, y, por él oídas, dice:

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“La diferencia de sus algarabías residía en producir, algunas veces sonidos guturales, otras veces soni-

dos nasales, y otras veces silbantes; en unas predominando las sílabas ‘la’ y ‘que’, en otras ‘ma’ y ‘si’,

en desenfrenado descontrol, más o menos lo siguiente: ‘Laralaque, laque, laque! Lique! Lique! Lique!

Lique! Salalaque, mamauá, meneasiri, si – sis – si – si – sisi... cára, cá, cá, que!’ etc. Son así, con algu-

nas variantes, las estructuras centrales de las llamadas ‘lenguas extrañas...”’ – Ídem, pág. 156.

Estas lenguas no contienen substantivos, verbos, adjetivos ni otros componentes lógicos del lenguaje

humano. Por favor, ¿qué es eso, entonces?

EJEMPLO: Si yo le dijese:

“Páter Remond Ro En Tóis Uranóis”.

¿Usted entendería? ¿Dirá que estoy hablando lengua extraña? Bien, esta frase quiere decir: “Padre

nuestro que estás en el Cielo”, en griego, un idioma conocido. Aquí hay concordancias verbales tradu-

cibles.

(*) Esta es la práctica usada en los exámenes de electroencefalograma, donde los pacientes, después de

habérsele conectado los hilos en los cabellos de su cabeza, reciben órdenes del profesional para inspirar

y expirar suavemente. Después va intensificando la aceleración gradualmente, hasta que, de repente, en

muchos casos, el paciente sufre alteraciones neurosensoriales, teniendo reacciones enteramente descon-

troladas.

Semejantemente, eso ocurre en una reunión donde hay intenso ruido, gritos, gemidos y mucha música,

y donde la participación física y activa del creyente es real, con palmas, movimiento del cuerpo, ojos

entreabiertos e intermitentes órdenes del líder. De repente, la persona entra en estado psiquico-mental-

emocional y comienza a emitir descontrolada y extrañamente, sonidos sin sentidos por el descontrol del

sistema sensor, y dicen ser eso “lenguas extrañas”. Cualquier persona que presencie los delirios provo-

cados por alteraciones orgánicas acentuadas como: estupor, fiebre violenta, deshidratación, descompre-

sión, etc., dirá: ¡está hablando lengua extraña! Es todo un descontrol mental.

El Dr. Tancredo Vilhena Sobrinho estuvo, convidado por amigos, antes de ser Adventista del Séptimo

Día, en dos reuniones a las cuales describió así:

Primera = “Comparecimos... en una noche de verano de 1944... a una reunión en el interior paulista, en

una iglesia de uno de esos grupos religiosos que proliferan en todas partes... Alguien oraba en voz alta,

suplicantemente y casi llorando, en medio a... ‘glorias’, ‘aleluyas’, ‘améns’, ‘glorias a Jesús’, proferidas

por toda la congregación... La oración... era secundada por fervorosas confirmaciones de ‘bautiza oh

Padre’, ‘bautiza ahora’, ‘dame el sello’, ‘bautiza si’,... hasta que uno de los presentes comenzó a expre-

sar esto:–‘ tabititi, tabititi, tabititi (muy repetido), maralá, maralá, maralá, maralá. Siquiá, siquiá, si-

quiá”’

Segunda = “En julio de 1948, en una ciudad menor, próxima a aquella... vino de São Pablo un notable

médium especializado en efectos de materializaciones espíritas, realizaba prácticas para sus adeptos...

fuimos para allá... De repente, uno de los médiuns comienza a rezongar. Está ocurriendo la incorpora-

ción, esto es, un espíritu llegó y entró en l médium... Uno de los presentes... comienza a articular pala-

bras repetidas... más o menos así: Macaliti, macaliti, macaliti (o probablemente ‘nacaliti’ pues el sonido

no era muy claro, aún cuando era alto). Izabu, izabu, izabu. Macaliti, macaliti... Lambantá, pororó, ci-

quidi.’” – Revista Adventista, 10/76.

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He ahí pues, el origen común del fenómeno glosolálico, en una sesión espírita y en un Templo Pente-

costal y, ahora, en el catolicismo, de forma impresionante. El libro Católicos Pentecostales informa que

padres, monjas y laicos, están, también, hablando en lenguas normalmente. Continúe leyendo, luego

conocerá esta lengua.

Bien, tales lenguas son de cinco décadas atrás, y oídas por personas distantes una de la otra, y tiene una

semejanza tremenda, ya que ocurrieron en dos polos diametralmente opuestos. Ahora, perciba las len-

guas de hoy:

“Cantaialas, alarraias, raleluias ele cantaialas, gloria cantaiala, narraias laia lanarraias”. Marta Ander-

son (Pentecostal).

“ALABAXÚ, ALABAXÚ, ALABAXAIA, ALABAXAIA,” (Pentecostal)

¿Notó la diferencia de las lenguas extrañas habladas por hermanos pentecostales, en un espacio de 50

años entre sí? No hubo uniformidad entre las lenguas, aún cuando el Espíritu Santo sea perfecto. Por

eso, las lenguas relatadas por Elemer Hasse y Dr. Tancredo Vilhena, se asemejan tanto que debe preo-

cupar a los sinceros.

Ahora, escuche las lenguas habladas en el candomblé, y vea la increíble semejanza con las lenguas pen-

tecostales, predominando la sílaba “ma” y “la”:

“Tierra de Cantarinamaia. Rimaracaxó Select manaios”.

Un querido hermano, egresado del candomblé, hoy miembro actuante de la Iglesia Adventista del Sép-

timo Día, dijo que, realmente, allá se hablan lenguas idénticas, tremendamente semejantes; y otro afir-

mó que “MANAIOS” es origen de otra palabra que quiere decir: árbol de la mata. En el candomblé,

prosiguió, MATA está muy ligada con Exú, que es Satanás.

El Dr. Fernando Pretti, funcionario del Gobierno de Espíritu Santo, fue, durante once años, miembro

super actuante de la Iglesia Pentecostal Maranata. Relató en el libro que escribió y editamos – LA

IGLESIA DEL MONTE, su increíble conversión a la Iglesia Adventista del Séptimo Día donde está ha-

ce tres años. En el día 04/01/1996, estuvo en mi casa y mencionó las lenguas que se hablan en la Iglesia

Pentecostal Maranata:

“I Uandalamarrai I Chirrai Sirraz (Balabarrás) I Ulaissí, Oh Surriei”

Él dijo que todos allá hablan estas lenguas, pero hizo hincapié en destacar: “La lengua Balabarrás era

exclusivamente mía”.

– Entonces yo le pregunté: ¿Qué quiere decir ella?

– Él respondió: “¡No Se!”

Las lenguas del Movimiento Carismático Católico son producidas después de cantar una linda canción

pidiendo que el Espíritu Santo descienda como el fuego, en la hora de la oración por la cura. La persona

que las habla e interpreta, lo hace en nombre de Jesús, en nombre de la virgen María y en nombre de

otros santos, que menciona a medida que habla. Las lenguas suenan bastante repetitivas e intermitentes,

así:

“SHALABABALALA... BABALABABALA... BALABAIAM... BALABAIAM... BALABAIAM...”

Al día siguiente de la reunión en que estuve, conversé con la persona que habló tales lenguas y le pedí

que me las repitiese. Ella me informó que era imposible, pues era un influjo del Espíritu Santo cuando

descendía en la reunión.

Entonces le dije: Al comienzo de este siglo, este “don” era una reivindicación apenas pentecostal, des-

pués fue visto en el espiritismo y ahora en el medio católico carismático. Ella entonces me dijo: “Los

cristianos se van a unir. ¿No dice la Biblia que habrá un sólo rebaño y un sólo pastor?” (A propósito,

lea algo interesante en la pág. 261).

Mi amado, lea con cariño y saque las conclusiones correctas:

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Santiago 1:17 – “Toda buena dádiva y todo DON PERFECTO viene de lo alto, descendiendo del Padre

de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación”.

Ahora escuche lo que dijo Robert J . MacDonald discursando para los fideicomisarios, dirigentes y de-

legados de la Septuagésima Séptima Convención Anual Espírita:

“Uno de los más recientes fenómenos observados en el campo de la religión es el interés por la glosola-

lia (don de lenguas extrañas), que ya alcanza a las Iglesias Protestantes tradicionales... Cuando el espiri-

tismo moderno surgió, en 1848, muchos médiuns de entonces, experimentaron el fenómeno, y hasta

hoy él sigue manifestándose en cierta extensión en nuestro medio” – The Summit 07 Understanding (El

Clima de la Comprensión Espiritual), Noviembre de 1964. Todo cuidado es poco, ¿no cree?

El querido Pastor Roberto Rabelo, orador emérito de la Voz de la Esperanza, conocido, amado y respe-

tado por los evangélicos en general, afirma lo siguiente:

“Competentes lingüistas han oído centenas de grabaciones de estos sonidos y opinan que ellos nada tie-

nen en común con cualquiera de las tres mil lenguas habladas en la Tierra. Uno de ellos, de fama mun-

dial, el Dr. Willian Welmers, profesor de lenguas africanas de la Universidad de California, en Los An-

geles, dice:

‘Hasta ahora ningún lingüista identificó cualquier emisión ‘de estos sonidos’ como cualquier lengua

humana real, existente hoy, en el pasado o en el futuro’ (These Times, 04/70 pág. 11). El profesor

Welmers, que es cristiano, cree también que ellas no representan lenguas de los ángeles. Lo citamos de

nuevo:

‘Aún una lengua celestial si ella es traducible, debe mostrar algo de las características del lenguaje co-

mo lo conocemos. Dios no es irracional, y el lenguaje humano existe simplemente porque fuimos crea-

dos a Su imagen’” – Atalaya 03/76, pág. 11.

Efectivamente, no fue glosolalia, no fue lengua de los ángeles y no fue lengua Celestial, el sonido que

los coríntios emitieron, y sí, las mismas lenguas monosílabas oídas en reuniones carismáticas de hoy,

instigados por un descontrol total de sus emociones. Y lo que es peor, corriendo el gran peligro de ser

enlazados por los engaños y celadas de Satanás. Y hoy, miles caen en la trampa de Lucifer, yendo por el

mismo camino de los coríntios. Que usted no sea uno de ellos.

OBSERVACIÓN CURIOSA:

1 Coríntios 14:21 = “Está escrito en la ley: Por gente DE OTRAS LENGUAS, y por otros labios, habla-

ré a este pueblo; y aún así no Me oirán, dice el Señor”.

Este texto entró en este famoso capítulo 14 de 1 Coríntios como una ilustración hecha por Pablo para

dejar claro que, cuando él menciona el término “lenguas” quiere referirse a idioma y nunca a sonidos

sin sentidos. Si no fuese así, este verso está perdido (frase anacoluta), pues no tiene ninguna ligación

lógica con el pensamiento discurrido por el apóstol. Mi amado, el Don perfecto viene de lo Alto (San-

tiago 1:17). Lógicamente, el don imperfecto viene de bajo. Por favor, medite en esto con cariño, leyen-

do todo el capítulo con calma.

ENCUENTRO ÍNTIMO CON DIOS.-

No cuestiono que cada creyente tenga su “encuentro íntimo” con el Señor. Conforme a las circunstan-

cias, podemos “embriagarnos” de Dios, experimentando momentos de profundo placer espiritual, que

se dan como un sentimiento expresivo, entusiasmo agudo y momentáneo, porque nosotros fuimos he-

chos para Dios, y sólo en Él encontramos completa satisfacción. Eso ocurre bastante conmigo.

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Entiendo también que este deseo por Dios, varía de intensidad de persona para persona en el vigor de su

edad. La experiencia personal con Cristo es inexplicable, pues es vivida y sentida bilateralmente: el

creyente y Cristo.

Algunos son de vibración intensa. Su comunión con Dios es un amplexo vibrante; en muchos casos se

trata de personas muy emocionables e impulsivas. Sin embargo, no se pierde el control mental si el Es-

píritu Santo actúa en su vida.

En verdad, cuando cerramos la puerta de nuestro cuarto (Mat. 6:6) y, a solas con el Padre Celestial, po-

demos entretener una mayor y mejor comunión; y dependiendo del estado del alma y del sentimenta-

lismo de cada uno, pueden ocurrir momentos de indecible gozo. Y, en este supremo deleite podemos

alegrarnos mucho, traduciendo los deseos de nuestro corazón en las vibraciones de lo más profundo de

nuestro ser, y sin embargo, desacompañado de contorsiones, explosiones, convulsiones o empujones; y

mucho menos palabras inintelegibles.

Así como el Espíritu Santo intercede por nosotros con gemidos inexprimibles (Rom. 8:26), no será de-

más que, en el ápice de nuestra comunión con Dios, Él nos inunde de gozo, satisfacción plena, paz con-

fortante, confianza, todo eso en medio a copiosas y benéficas lágrimas.

Nosotros debemos colocarnos en condiciones para que las delicias de este “encuentro íntimo” ocurran

con nosotros. Si suceden, será una experiencia más en nuestra vida cristiana. Si, a pesar de todo, no

ocurren, no nos hará falta, ya que no las buscamos como si nos faltase alguna cosa para confirmarnos

como cristianos verdaderos, reales herederos del Rey Jesús, o para ser salvos.

Nunca debemos buscar nada del Cielo a través de emoción para fortificar nuestra fe. Fe no es emoción.

La emoción generalmente es aprovechada por Lucifer para crear sus sutiles desfiguraciones.

Comprendo también que, sólo debemos buscar ese “encuentro íntimo” en la tranquilidad del hogar, a

solas con Dios, lejos de todo lo que se pueda volver motivo de vanagloria, escarnio, exhibicionismo o

vanidad.

Al actuar así, una cosa fatalmente ocurrirá, aunque no experimentemos todo el gozo de este profundo

coloquio con el Señor: iremos a fortalecer el proceso vital de la oración particular (sangre de la vida es-

piritual). Y no será sin tiempo, advertir que, aún allí, hay posibilidad segura de que Satanás interfiera y

engañe al creyente, pues él tiene acceso al cuarto del cristiano, caso este no ande en toda la Verdad, de

manera que los ángeles de Dios levanten una “barrera de fuego” a su alrededor. Con esta “cobertura”,

estará el creyente protegido y en condiciones de oír la voz cálida y suave del Espíritu Santo. ¡Aleluya!

¡Gloria a Dios!

ÉXTASIS PENTECOSTAL.-

Sintonicé la Radio Metropolitana, en un domingo a las 14:00 h, en el culto de la Iglesia Pentecostal del

Rev. David Miranda. Cuando este hombre inició la oración que duró más de treinta minutos, todos co-

menzaron a gritar haciendo un increíble alarido; no se oía nada. Allegué la radio al oído para, por lo

menos entender la oración; y las palabras de él sonaban así:

ooooooaleluuuuuuuuuuuuuyaaaa bendiceeeeee mi Diooooooooooooooos, etc.

Entre los gemidos emitidos, y, en medio de la oración, soltaba impresionantemente una carcajada ex-

traña y horripilante. Y la multitud aplaudía y gritaba frenéticamente.

Estos hermanos pentecostales, creen que tal ruido es la actuación del Espíritu Santo llenándolos de po-

der, y de ahí para hablar lenguas, es un saltito. (Lo aconsejo a leer mi libro BABILONIA Y SUS HI-

JAS, donde encontrará material adicional para aclarar este tema).

Una joven explicó cómo las personas en una iglesia pentecostal que ella frecuentaba se volvían “llenas

del espíritu”. Dijo ella:

“Todos los que nunca habían sido ‘llenos’ se sentaban juntos, frente a frente, en hileras con casi ningún

espacio entre las piernas, de manera que, prácticamente se tocaban unos a los otros. Aquellos que tenían

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más experiencia se sentaban atrás. El director de música quedaba en una plataforma y los dirigía en co-

ros. Dentro de poco tiempo, aquellos que estaban en la parte de atrás eran ‘llenos del espíritu’. A seguir,

hilera por hilera, los iniciados comenzaban a hablar lenguas”. – Lección de la Escuela Sabática, 03/86.

Otros describen eso como una corriente eléctrica que se inicia en el pie y sube para la cabeza, produ-

ciendo reacciones y sensaciones completamente fuera de control. Como usted ve, todo es premeditado

por personas que descubrieron ser la mente altamente influenciable y, por eso mismo, pueden accionar-

la para sus propósitos. ¡Es lamentable! ¡Es una pena! Pero... ¡es la verdad!

Entré en una de esas iglesias, en un domingo en la noche. Tan luego que me senté, el ventilador que

quedaba próximo a mí, se echó a perder. Llegó alguien para arreglarlo, mientras el pastor pedía a un

diácono para orar. Como de costumbre, todos participaron, gimiendo, gritando y clamando.

Lo interesante es que, mientras todos oraban, el pastor, por el micrófono, y en voz alta, daba orientacio-

nes sobre el ventilador. Hasta que, finalmente dijo: “Pare, déjelo así...” Al mismo tiempo, varias perso-

nas transitaban de un lado para otro y otros abrían y cerraban los ojos, etc. Percibí que el ruido tiene

más valor que la reverencia en estos locales. Y que la intención es envolverlos a todos en arrobos de

emoción.

Lo que sucede en estas reuniones es un contagio generalizado, que es muy natural. A rigor, no se sonríe

en un velorio, ni se llora en una fiesta de cumpleaños. Donde hay un grupo de personas sonriendo, la

tendencia natural es sonreír. De la misma forma, donde hay personas llorando, fatalmente todos, o mu-

chos, llorarán. El estado emotivo contagia hasta a los insensibles.

Todo ser humano tiene una vasta región subliminar que envuelve la inestabilidad nerviosa, por eso ocu-

rren los vértigos, alergias o el llanto descontrolado; “visiones”, enunciaciones vocales involuntarias

(lenguas extrañas) que, en realidad, son crisis emocionales.

La mente es fantástica. Usted se olvida, por ejemplo, algo que pasó en su infancia. Sin embargo, no está

apagado en su memoria; apenas desapareció de su memoria, quedando alojado en el subconsciente.

Tales recordaciones pueden aflorar a nuestra conciencia naturalmente o en estado de profunda emoción,

transes psíquicos, sueños, etc. Un golpe en la cabeza puede hacer con que alguien olvide muchas cosas,

o recuerde hechos que había olvidado por completo. No es sin motivos que es en la mente donde actúa

el Espíritu Santo. Ella es fantástica.

A propósito, destaco del libro “Fuerzas Misteriosas Que Actúan Sobre la Mente Humana” del Dr. Fer-

nando Chaij, editado por la Casa Publicadora Brasileira, cuya lectura aconsejo a los hermanos, este pre-

cioso párrafo, es de la pág. 239. Énfasis míos.

“Un clima de excitación general y fuerte sugestión colectiva puede curar muchas dolencias de naturale-

za histérica o neurótica. La ciencia sabe que neurosis pueden producir en el cuerpo toda especie de irre-

gularidades funcionales. Hasta ceguera y parálisis pueden tener causa puramente emocional, y tales dis-

funciones pueden desaparecer instantáneamente si algo alcanza el subconsciente con un impacto, ya

que es la raíz de muchos traumas psíquicos”.

La mente es el más perfecto “computador” existente. Ella funciona con la exactitud de una máquina fo-

tográfica, captando todo lo que alcancen los ojos. La mente es donde actúa el Espíritu Santo. Es ella

que comanda toda reacción de nuestro cuerpo.

Todos nuestros sentimientos normales, emociones profundas, deseos frenéticos, vienen del cerebro por

vías naturales; sin embargo, pueden sufrir la falsificación de Satanás. Por eso, tenemos que celar por

nuestra mente, trayéndola siempre cautiva a Cristo, con pensamientos nobles y puros; sentimientos de

alegría y gratitud, etc.

Hay personas que viven buscando emociones diferentes. Un joven evangélico me dijo haber descido en

cierta ocasión una ladera de bicicleta y con los ojos cerrados, logrando sentir así emociones diferentes.

Felizmente está vivo.

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De igual forma, el arrobo, emocionalismo y éxtasis son, para muchos creyentes pentecostales, la razón

de su fe. La satisfacción de intensa excitación nerviosa o psíquica llevándolos a extasiarse, es lo que

desean dentro de su religión. Por eso es que, cuando él va a otra iglesia no pentecostal, dice que es una

reunión débil, fría, sin poder, etc. Es porque su mente se acostumbró con aquellos excitamientos, y todo

lo que sea contrario no lo satisface. Su mente no consigue alcanzar nada más que no sea excitable o

ruidoso. (La mente tiene estas características: ella puede ser inducida, sugestionada, cauterizada... todo

cuidado es poco, con ella).

TRANSE.-

Transe es el traspaso psíquico de arrebatamiento, del estado consciente para el subconsciente. El arrobo

entonces llega a alcanzar el clímax, el punto máximo, que es la línea divisoria de un estado del alma pa-

ra el otro. Es lo siguiente:

La persona se excita de emoción en emoción, clamando, gritando, llorando, implorando, gimiendo. De

repente viene un desequilibrio mental. Las emociones quedan descontroladas y la persona en este “go-

zo” hace caretas, muecas, se ríe, llora, grita y gime; entonces ocurre la dificultad en articular las pala-

bras. Ahí surgen las “lenguas extrañas”.

En tal estado, todo puede suceder; por vías normales y sobrenaturales. Por el lado normal (físico) la

persona extravasa sus arrobos de emoción (muchos gritos, llanto, sonrisas, etc.); por el lado espiritual,

el maligno aprovecha el estado emocional y lanza su desfiguración. (Hay hechos comprobados de cre-

yentes que, en estas circunstancias – llenos del “espíritu” – hasta crímenes cometieron. Los diarios lo

publicaron).

Los creyentes de temperamento muy fuerte llegan con más facilidad al clímax del transe. Y de este es-

tado contagiante nadie escapa, o por lo menos casi nadie, porque los más emocionables contagian a los

menos emotivos.

Un hecho singular es que las personas que fueron espíritas o tienen tendencias neuróticas e histéricas, al

entrar para una iglesia de fe pentecostal, hablan lenguas en la primera reunión (esto es una realidad

comprobada); lo que no ocurre con creyentes de temperamento pacato y que no tienen la facilidad de

emocionarse. Amado, eso es fruto de investigación. Hechos comprobados.

PUERTAS CERRADAS PARA FACILITAR.-

Usted ya puede haber oído a alguien decir:

• “El hermano fulano casi fue bautizado con el Espíritu Santo. Yo lo estaba observando. Si él hu-

biese orado un poco más, habría recibido el bautismo”. Esto equivale a decir:

• “Si él se hubiese excitado un poco más, habría caído en transe”.

¿Usted sabe por qué existen aquellas reuniones pentecostales de puertas cerradas, sólo para ellos? Al-

guien observó que esto ocurre porque, si hubiese un no creyente allí, podría perturbar o impedir que el

creyente llegue al ápice o éxtasis de su “emoción diferente” (“bautismo del espíritu”).

¿Quedaría el Espíritu Santo inhibido de manifestarse sólo por causa de la presencia de un extraño? –

Ahí está la razón por la cual creo que tales manifestaciones son enteramente carnales.

Lo que ocurre es, que, todos sabemos que personas extrañas inhiben nuestros sentimientos, sofocando

así, lágrimas y sonrisas.

Otro hecho a considerar es que, sin entusiasmo, ruido, grito o gemido, no sucede el desencadenamiento

emocional. Cuando no hay mucha música y mucha excitación, hay menos “bautismos”.

Las personas entonces se quedan años practicando este ritual: Gritos + ruido + gemidos = emociones

fuertes que resultan en “lenguas”. Y la mente, así, va siendo deteriorada.

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Para facilitar la excitación y precipitar el transe, los creyentes son enseñados con insistencia a no “resis-

tir” al Espíritu Santo, a “entregarse”, a “dejar la mente vacía”, etc. Oí decir que tales consejos son los

mismos del espiritismo y del hipnotismo. ¡Fui a conferir y es la pura verdad!

¿POR QUÉ ES DIFÍCIL PARAR DE HABLAR LENGUAS?

Después de años repitiendo la “lengua”, el sistema nervioso pasa a funcionar como una llave eléctrica –

“conecta” y “desconecta” – automáticamente.

En muchos casos hay una deterioración de la mente por el exceso de esta práctica, de modo que la per-

sona se vuelve incapaz de controlar su sistema nervioso. Siempre que ella desea expresarse en su idio-

ma natural, el órgano del habla se expresa en la lengua extraña. En esos casos, existe la necesidad de un

reejercício de la mente. Una reeducación mental.

Un hermano que perteneció a una de esas iglesias renovadas (que se volvió Adventista, leyendo “Así

Dice El Señor”), dijo que había allá una señora que, constantemente “enrollaba” la lengua, soltando

una inmensidad de extraños sonidos, que nadie entendía. Esto sucedía casi que involuntariamente. El

diácono entonces, conocedor que era del fenómeno, la tocaba ordenándole que se calle, lo que ocurría

de inmediato. Ella se “conectaba” y el diácono la “desconectaba”.

Querido hermano, la Verdad pura del Creador, por la actuación del Espíritu Santo, tiene que entrar en el

corazón a través de las facultades mentales por el proceso racional del pensamiento, y producir cambios

radicales en la vida. Deteriorar la mente es el plan de Satanás, para que ella no alcance la Verdad que

liberta, salva, trae paz y gozo en el Espíritu Santo.

CULTO RACIONAL.-

La religión de que el hombre precisa entrar en transe para sentir gozo espiritual, alegría, contentamien-

to, y penetrar una “nueva realidad”, no concuerda con los principios cristianos, porque, tales emociona-

lismos y éxtasis son, fundamentalmente, reminiscencias de los cultos paganos del pasado que la Biblia

relata que Dios ordenó su destrucción total (1 Reyes 18:22-39). Hoy, sin embargo, imperceptiblemente,

el diablo está mezclando lo santo con lo profano, lo cierto con lo errado, lo calmo y equilibrado con lo

nervioso, irritadizo y ruidoso. Lamentablemente, existen cultos rotulados de evangélicos que más pare-

cen ceremonias paganas del remoto pasado, o, se asemejan mucho.

Los cultos paganos (religiones de misterio) practicados por los magos del antiguo Egipto y hechiceros

primitivos, eran rituales con mucha música y participación física de sus adeptos, colectivamente. No di-

fieren tampoco hoy, sino vea:

Las tribus africanas promueven sus rituales con danzas exhaustivas, intenso ruido de tambores, bebidas

y pruebas de fuerza y coraje.

Los faquires de la India, mezclan mágica y sufrimiento (cama de clavos); encantamientos y manoseo de

serpientes venenosas, con mucha música, canciones, bebidas y ceremonias.

Las modernas sesiones de espiritismo, consisten en una mesa grande donde, los adeptos, sentados, co-

mienzan a cantar músicas (puntos) aplaudiendo intermitentemente.

En el candomblé, los tambores rugen, acompañados de otros instrumentos musicales, con palmas, mar-

car el ritmo con el pie, girar el cuerpo, la cabeza para adelante y para atrás, etc.

En la umbanda , la “gira” (ceremonia), generalmente se inicia con invocaciones de las falanges (líneas

de los santos) a través de “puntos cantados” (cánticos con ritmo marcado por atabaque – tambor).

Todos esos rituales son extremamente contagiantes porque exigen la participación física del adepto al

compás de estridentes y músicas rítmicas, haciéndolo llegar al transe espírita que es, sin sombras de du-

da, producido por los espíritus de demonios (Apoc. 16:14).

Ahora, responda hermano con sinceridad: ¿No ocurren cosas semejantes en las iglesias renovadas y ca-

rismáticas? ¿Y en el catolicismo? ¿Quién está imitando a quién?

Pág. 181

Como ve, hermano, el culto que tenemos que ofrecer al Señor tiene que ser un culto racional (Rom.

12:1), esto es, con raciocinio e inteligencia; si, que exprese también nuestra gratitud y alegría, y esta se

completa con la música, pero... la música es para alabar a Dios y no para llevar al delirio y éxtasis fre-

néticos.

La música que tiene la propiedad de excitar y “mover” el cuerpo, la cabeza, los hombros, el pie... FUE-

RA CON ELLA – esta música es del maligno. La música divina y que debe hacer parte de nuestra ado-

ración es aquella que levanta al creyente espiritualmente. Que lo hace sentirse junto a Dios, en suaves

acordes de melodía eterna.

Por lo tanto, nuestro culto no puede, jamás, asemejarse a las múltiplas formas de rituales explorados

por el diablo. Además, llevándose en cuenta que nuestra mente es muy influenciable por su propia es-

tructura, tenemos que traerla cautiva a los principios santificadores, subyugándola al Señor en santidad

y reverente adoración, porque, música altisonante, ruido intenso, aplausos, luces, rituales y ceremonias

emocionantes y excitadas son artificios que facilitan romper las barreras de la realidad cotidiana y en-

trar en transe, pues tales artificios, son potencialmente capaces de provocar alteraciones en nuestro sis-

tema sensor. Abra los ojos amado, y... lea la página siguiente con atención y cariño.

“Hay en el ministerio hombres que obtienen éxito dominando los espíritus por medio de influencia hu-

mana. Ellos juntan la voluntad con las emociones haciendo que los oyentes lloren, y dentro de algunos

minutos sonrían. Con un trabajo de esta especie, muchos son, por impulso, llevados a profesar a Cristo,

y se supone que hubo un maravilloso reavivamiento; pero, al sobrevenir la prueba, el trabajo no perdu-

ra. Los sentimientos son excitados, y muchos son llevados con la onda que parece dirigirse para el Cie-

lo; pero, en la fuerte corriente de la tentación, vuelven atrás, como un gancho fluctuando. El obrero se

engaña a si mismo, y extravía sus oyentes”. – Ellen Gould White.

PARAPSICOLOGÍA, dice el diccionario: “Ciencia que estudia experimentalmente los fenómenos di-

chos ocultos, considerándolos fenómenos psíquicos”. Escuche lo que la parapsicología dice sobre las

“lenguas”:

“El llamado fenómeno glosolálico, ocurre en casos colectivos (reuniones) y en casos individuales (fuera

de las reuniones). En cualquier caso, no pasa de un acondicionamiento psicológico que acaba extrava-

sando. En las reuniones hay una excitación colectiva, avivada, por sugestiones verbales, sermones,

mensajes, oraciones, ‘glorias’ (en el caso pentecostal), que forma una ‘corriente’ mental, denominada

campo magnético. Los más sugestionables tienen el cerebro inducido por los impulsos del inconsciente,

el cual tiene almacenada la idea obsecante de manifestar el ‘don’, o ser ‘sellado’, como dicen. Entonces

sobreviene el éxtasis psíquico, y la persona habla cosas sin nexo. Se extravasó el acondicionamiento. Al

salir del transe, siente un alivio indescriptible, que supone ser el ‘gozo del Espíritu Santo’. Satisfizo la

doctrina y su deseo.

“En las reuniones espíritas, el mecanismo difiere un poco. La concentración, por el silencio, produce

una tensión-ambiente, que todos perciben. El aire parado y pesado, indica que algo va a ocurrir, y pre-

dispone a la expectativa. El campo magnético ya se formó, esta vez sin los estímulos verbales. La idea

dinámica lleva al sensitivo (médium) al transe, con ronquidos, algunas perturbaciones motoras, y des-

pués el extravasamiento en un lenguaje que, prácticamente no difiere del pentecostal. Otras veces ocu-

rren ‘incorporaciones’ y el médium habla mensajes claras e inteligibles. Puede ocurrir, aún cuando sea

muy raro, que el sensitivo hable una lengua extranjera conocida, pero esto se sitúa en otra área que huye

al caso que estamos considerando.

“El fenómeno de las lenguas extáticas también ocurre en una persona fuera de las reuniones. En este ca-

so, el individuo queda condicionado por el monodeísmo (idea fija, de hablar lenguas, en este caso), y

forma, alrededor de sí mismo, aún cuando sea inconscientemente, un aura ‘magnética’. Forma su cam-

Pág. 182

po mental con el pensamiento concentrado en hablar lenguas, en ser ‘sellado’, y ese pensamiento se vi-

taliza y se planifica con oraciones persistentes en busca del ‘don’. Llegará un día en que se romperá el

represamiento del inconsciente, se extravasa el acondicionamiento y ocurrirá el fenómeno. Es el trans-

bordamiento de la energía contenida. Y habla cosas que ignora, en expresiones desconexas, articuladas

en sílabas generalmente repetidas.” – RA, 10/76.

PENTECOSTALISMO CATÓLICO.-

Mi hermano, ¿será que no podemos visualizar el mayor acontecimiento de la historia, esto es, la venida

gloriosa del Señor Jesús cercado de todos los ángeles? ¿Será que todo que la televisión presentó recien-

temente a respecto de la posición tomada por el Vaticano, no lo lleva a una profunda reflexión religio-

sa? Tengo algo para usted, lea:

“Crece el Pentecostalismo en la Iglesia Católica.” Cada domingo, por lo menos 50.000 brasileños re-

niegan una parte del sueño matinal para acompañar las oraciones que la Renovación Carismática – una

corriente pentecostal fundamentalista de la iglesia – lleva al aire a las 8:30 h por la Red Bandeirantes

de Televisión... Los carismáticos ya pasan de 2 millones y mantienen comunidades de preces en todo el

territorio nacional. La Renovación aún cuenta con un programa semanal en la Radio São Pablo, que es

retransmitido por otras 52 emisoras...

“CURAS – Durante sus reuniones, los carismáticos alegan mantener un contacto directo con el Espíritu

Santo. Esa aproximación de la divinidad les daría poderes de cura, profecías, discernimiento... Otro fe-

nómeno en esas sesiones es el ejercicio del don de lenguas – locución e interpretación de preces y dia-

lectos extintos o desconocidos... Hoy, 135 de las 245 diócesis brasileñas ya aprueban oficialmente los

trabajos de la Renovación Carismática. Más de 1.500 sacerdotes ya pasaron por los cursos y retiros

promovidos por la organización... El Obispo de Formosa, en Goiás, Don Victor Tielbeek, afirma que la

Renovación es un camino de retorno a las enseñanzas bíblicos,... pero ni por eso descuidamos los man-

damientos de la iglesia y el loor a la figura de Nuestra Señora”. – Vea, 23/03/88. Énfasis míos.

¿CONFUSIÓN PELIGROSA?

Las Iglesias Pentecostales y renovadas tienen, en sus liderazgos, personas que unánimemente afirman

ser la Iglesia Católica Romana, una iglesia hereje, idólatra y “mariólatra”. Pero,... ¿cómo será ahora?

Esta iglesia que combaten, está también produciendo curas, exorcismo, milagros, éxtasis, lenguas ex-

trañas, revelaciones “divinas”, palmas y danzas en sus cultos. Y como dicen, el agente es el Espíritu

Santo, sin embargo, con la mediación de María.

Amado, ¿haría el Espíritu Santo alguna cosa contraria a la voluntad de Jesús? Es innegable que hay un

engaño satánico solapando la fe de miles de personas sinceras.

PRESTE ATENCIÓN: Comentando en el Diario Espírita del 06/91, el decrécimo de adeptos del catoli-

cismo romano y la evidente preocupación de la Iglesia Católica, el Sr. Durval Ciamponi, encabeza su

materia con el expresivo título: “ESPÍRITUS AHORA ENTRAN EN LA IGLESIA”. Dijo él: “Con el

movimiento amplio del espiritismo y su creciente aceptación por el pueblo; el creciente movimiento de

las Iglesias Pentecostales (que aceptan las manifestaciones mediúnicas, bajo la acción del Espíritu San-

to);... Para evitar la fuga de los fieles la iglesia busca el misticismo y el sincretismo religioso. Conforme

(dice) el Obispo Don Aloisio Sinésio Bom. – ‘O Globo’, de 18/04/91: ‘Esto significa valorizar expe-

riencias místicas, utilizar elementos de las religiones orientales y hasta realizar rituales de cura’”.

El Sr. Durval concluyó: “El movimiento carismático nada más es que un conjunto de prácticas espíri-

tas: captación y donación de fluidos, mediante cura por imposición de manos (pase)”. Énfasis míos.

Pág. 183

Mi hermano, esta autoridad espírita está diciendo simplemente que, lo que ocurre en el Centro Espírita,

es el mismo fenómeno que sucede en las Iglesias Evangélicas Renovadas y ahora invade la Iglesia Ca-

tólica en su área carismática.

Analice, confronte los hechos y vea si no está más igual que parecido. ¡Así es!

Entre paréntesis, esto no es nuevo ni es una novedad. Un espíritu maligno ya, al tiempo de Pablo, astu-

tamente trató de confundirlo y engañarlo operando maravillas, confesando, inclusive, el Nombre de Je-

sús y dando testimonio del Altísimo. El apóstol, sin embargo, discerniendo que se trataba del diablo, lo

expulsó en el Nombre de Jesús. Hechos 16:16-19.

El Espíritu Santo fue dado para “guiar a toda la Verdad” (Juan 16:13); si el espíritu que está haciendo

milagros, curas, señales, prodigios y produciendo lenguas extrañas al revelar al pueblo que el Sábado es

el Día del Señor y que el alma es mortal, no puede ser jamás el Espíritu de Dios. Juan 14:26. Preste

atención:

Católicos Espíritas Evangélicos

Lenguas Extrañas hablan hablan hablan

Liberación predican predican predican

Curas hacen hacen hacen

Exorcismo practican practican practican

Revelación Divina dicen tener dicen tener

Bautismo en el Espíritu

Santo

enseñan enseñan

Mi amado hermano pentecostal, mi querido hermano católico pentecostal, como ve, en todo esto hay

algo muy común. ¿Qué está ocurriendo por detrás de todo esto? Yo se que usted ya comienza a descon-

fiar de esta igualdad. Sabe, la seguridad está solamente en la obediencia a la Palabra de Dios. No tema

en decidirse al lado de la Verdad.

PIENSE EN ESTO: Si lo que separaba católicos y evangélicos ya no existe más, podemos visualizar

pasos largos en la caminada para un decreto religioso, sancionado por el Estado, donde el domingo, con

el apoyo de los creyentes, va a volverse la piedra de tropiezo. Ahí entonces estará formada la “imagen

de la bestia” (unión de la iglesia con el Estado, usando el poder secular para alcanzar objetivos religio-

sos – Apoc. 14:9), entonces le tocará a usted, buscar la Iglesia de la Verdad, que mantiene la Verdad,

por amor a la Verdad.

Hay, en el mundo, un proceso silencioso, para la unión de las iglesias. Muchos evangélicos, miembros

de tales iglesias garantizan: “¡No nos uniremos!” Partiendo de la premisa de que el cañón doctrinario

habla más fuerte y, si hay uniformidad en su propia base, ¿cómo rehusar esta unión? Grabe esto:

“El Papa quiere cristianos unidos para el año 2000” – O Globo 22/05/1995 “.... El portavoz del Vati-

cano Joaquin Navarro-Valls afirmó que el Papa ‘quiere eliminar las distancias cavadas en las luchas

históricas’ para la unión de los cristianos al llegar al tercer milenio...’”

En el día 24/11/96 el líder mundial de los Bautistas, estuvo con el Papa. El diario “Jornal do Brasil”

publicó la foto de ambos y el Pastor Fanini dijo: “... Las diferencias entre la fe bautista y la fe católica

son menores de lo que se imagina...”

“En la nueva Encíclica, el Papa defiende la unión de los cristianos” – O Globo 31/05/1995. “El Vati-

cano divulgó ayer la 12ª. encíclica del Papa Juan Pablo II, Ut unum sint (Que todos sean uno), dedicada

totalmente al ecumenismo. En sus 114 páginas, el Papa afirma que el compromiso de la Iglesia Católica

con la unidad de todos los cristianos es irreversible... Pero el problema más complicado, a que la encí-

clica dedica más de diez párrafos, es el de la primacía del Papa sobre la iglesia universal. Juan Pablo II

reconoce que ese es un tema delicado para la mayoría de los cristianos, pero recuerda que, en los evan-

Pág. 184

gelios, Pedro aparece como el jefe y portavoz del colegio de apóstoles designados por Jesús. Como su-

cesor de Pedro, el obispo de Roma – esto es, el Papa – debe asegurar la comunión de todas las iglesias.

Él tiene el deber de advertir, alertar, declarar a veces que una u otra opinión son incompatibles con la

unidad de la fe; debe hablar en nombre de todos los obispos y, en determinadas circunstancias, puede

declarar que una doctrina es fe...” – (Énfasis míos).

¡Comprenda como es “irreversible” esta unión!

¿Y cómo será conquistada? Las profecías se cumplirán fatalmente. Aquí, va un preámbulo del desenla-

ce final. Escuche:

O Globo – 2ª edición, 08/07/98, pág. 30.

“El Papa Juan Pablo II lanzó ayer un apelo... a los católicos del mundo entero: que vuelvan a considerar

el domingo un día sagrado... El apelo del Papa fue hecho en una Carta Apostólica de cien páginas, titu-

lada ‘Dies Domini’ (Día del Señor)... En nombre de todos los cristianos, el Pontífice pidió para que to-

das las legislaciones civiles lleven en cuenta el deber... de santificar el domingo”. – Énfasis míos.

En su encíclica Veritatis Splendor (El Esplendor de la Verdad), el Papa Juan Pablo II, dirigiéndose es-

pecíficamente a los obispos dijo: “La oposición a las enseñanzas de los pastores de la Iglesia no puede

ser vista como legítima expresión ni de libertad cristiana ni de diversidad de dones espirituales. Es

prohibido violar tales preceptos. A ellos deben someterse todos, no importa a que costo”. ¿Percibió?

Escuche más:

“¿LEY DOMINICAL EN LOS EUA? – Vida moderna, tiempos de libertad. Dictadura, ni pensarlo. Pa-

sado, ¡nunca más! Pero, si de repente tuviésemos un giro de 180 grados en la Historia y volviésemos al

totalitarismo medieval, ¿cómo reaccionaría usted?... Nos llega la noticia de que los Estados Unidos

tendrán, en breve, tal vez ya en el próximo mandato que se inicia en Enero del 97, una nueva constitu-

ción, con profundas alteraciones en los derechos individuales. Los autores de la propuesta alegan que la

libertad es responsable por la inmoralidad creciente en el país. Y por la primera vez discutirán, tratando

de colocar en práctica, asuntos relacionados con la religión, tema antes evitado de mezclarse con la po-

lítica”. – Jornal O Estado do Paraná, 01/05/96.

Anote lo que dijo el presidente mundial de los Adventistas, Pastor Robert S. Folkenberg, en Agosto/96,

Edición Especial de From The G.C. President:

“ALERTA LEGISLATIVO: En el día 16 de Julio, el liderazgo de la Cámara de los Diputados reveló su

tan esperada revisión de la así llamada enmienda de la ‘igualdad religiosa’ a la Constitución de los Es-

tados Unidos (HJR 184). La enmienda propuesta es expresada en términos benignos pero representa un

ataque a las nociones fundamentales de la libertad religiosa y de la separación de la iglesia del estado al

requerir del gobierno que subsidie difusamente actividades sectaristas y entidades, y que autorice prác-

ticas potencialmente coercitivas tales como sancionar oficialmente la oración en las escuelas y el reco-

nocimiento gubernamental de la religión.

“La enmienda propuesta echará por tierra la práctica consagrada de la neutralidad gubernamental en las

cuestiones religiosas y la substituirá por un favoritismo estatal a la religión. Como tal, esa propuesta

amenaza la libertad religiosa de todos los

americanos al perturbar el delicado equilibrio entre las relaciones iglesia-estado que se ha comprobado

ser de un grado sin paralelos de protección para todas las fes, por más de 200 años. ¡Se espera la vota-

ción para septiembre! Esa iniciativa debe captar la atención de los Adventistas del Séptimo Día dada

nuestra comprensión de los eventos de los últimos días como descritos en los capítulos finales del libro

El Gran Conflicto y el capítulo sobre Libertad Religiosa en el libro Servicio Cristiano. (Ambos de E. G.

White).

Pág. 185

“De acuerdo con la información y análisis proporcionada vida por Wintley Phipps y Alan Reinach, el

Departamento de Deberes Cívicos y de Libertad Religiosa de la Asociación General y Unión del Pacífi-

co, respectivamente, esa enmienda propuesta irá efectivamente a anular la Cláusula Sobre Iglesia Ofi-

cial, en la Constitución, permitiendo al gobierno reprimir, controlar y desacreditar la religión en los si-

guientes términos:

1.- La enmienda autoriza (a nivel federal, estatal, municipal, regional, etc.) a los oficiales del gobierno a

actuar en su capacidad oficial para favorecer una fe religiosa sobre otra. Los estudiantes de las escuelas

públicas pueden estar sujetos a enseñanza religiosa, aún cuando su fe no sea enseñada. El principio de

la regla de la mayoría irá a anular los derechos y libertad de las minorías. Eso es dominación religiosa y

no igualdad religiosa. Así cada nivel del gobierno puede experimentar una intensa competencia entre

las religiones que buscarán una condición de favoritismo teniendo sus creencias y prácticas promovidas

por el gobierno.

2.- El gobierno puede declarar a América, o a cualquier porción de ella, una nación o Estado o Munici-

pio Cristiano, o Mormón o Nueva Era y promover tales prácticas y enseñanzas de la fe dominante. Las

minorías religiosas en cada comunidad podrán ser presionadas a cambiar y vivir donde podrán ser ma-

yoría para proteger su libertad religiosa. ¿Purificación religiosa? ¿Otra Bósnia?

3.- El gobierno podrá ser requerido a financiar la religión, sujetando inevitablemente los grupos religio-

sos a la reglamentación, monitoreo y prestación de cuentas. Actualmente, los grupos religiosos pueden

y, de hecho, reciben fondos para servicios no-sectaristas, especialmente los servicios sociales desde que

no hagan proselitismo o estén efectuando actividades sectarias. La enmienda, inicialmente, permitiría a

las iglesias promover su religión con los fondos gubernamentales.

4.- Los fondos gubernamentales para grupos religiosos inevitablemente conducirá a una competencia

pecaminosa por dinero. Una vez que el gobierno no puede financiarlos a todos, los grupos más fuertes

probablemente recibirán una porción desproporcional de los fondos proveyendo una ventaja injusta en

su capacidad de competir en el mercado de las ideas.

5.- La enmienda violará la libertad de conciencia de los contribuyentes, ya que serán compelidos a fi-

nanciar religiones en las cuales no creen.

6.- La enmienda da a entender que prohibe la discriminación gubernamental contra los individuos debi-

do a sus creencias o prácticas religiosas. Pero tal discriminación ya está prohibida en la Cláusula del

Ejercicio de la Libertad y de la Ley de Restauración de la Libertad Religiosa.

“La enmienda, falsamente, alega ‘aclarar’ la ley existente. Antes, ella puede lanzar la ley en medio a

una confusión de miles de demandas judiciales y conflictos. La Constitución ya protege contra los abu-

sos que se están buscando ‘corregir’ por medio de esa enmienda. Verdaderamente la oración voluntaria

siempre fue permitida en las escuelas públicas. Las predicaciones y actividades religiosas ya están pro-

tegidas de la coerción gubernamental.

“Al requerir tratamiento igual para las religiones y actividades seculares, los grupos religiosos pueden

perder muchos de los beneficios actualmente disfrutados bajo muchas provisiones legales. Los grupos

religiosos pueden quedar sujetos a las leyes de no-discriminación, requiriendo que se unan en activida-

des que estarán en conflicto con sus creencias.

“Para informaciones adicionales, contacten a Wintley Phipps del Departamento de Deberes Cívicos y

de Libertad Religiosa de la Asociación General: 12501 Old Columbia Pike, Silver Spring, MD – 20904,

USA; Teléfono: (301) 680-6000”.

Puede ir anotando esto aquí: Tiempos atrás, una comitiva Adventista visitó al entonces presidente de

los EUA, Ronald Reagan. Este, informó que la plenitud de libertad amenaza la estabilidad del país. Que

los EUA ganaron la guerra atómica contra Japón, pero que está perdiendo la guerra económica con este

Pág. 186

pequeño país. Que la deuda interna de los EUA es muy grande. Que el desequilibrio económico perju-

dica a los pobres. Que la soberana Constitución americana no puede continuar intocada.

Dijo más el presidente Reagan: Que los musulmanos guardan el viernes. Que los judíos y Adventistas

el Sábado y los Católicos y Protestantes el domingo. Que el éxito del Japón es el trabajo, y una nación

endeudada no puede dejar de trabajar tres días por semana. ¡Todo verdad! Esto equivale a decir: El

domingo será el motivo para ecuacionar este grave problema mundial. – ¡ Quien viva, lo verá!

Tomás de Aquino, eminente católico del siglo 13, enseñó algo que nunca fue repudiado. Escuche:

“En relación a los herejes, dos puntos deben ser observados: uno, cuanto a ellos, y otro cuanto a la igle-

sia. Cuanto a ellos, existe el pecado, por el cual deben ser separados de la iglesia por la excomunión y

también alejados del mundo por la muerte... Si falsificadores de dinero y otros malhechores son conde-

nados a muerte por la autoridad secular, con mucho más razón con relación a los herejes, después de

convencidos de la herejía, no solamente serán excomulgados como también muertos”. – Tomás de

Aquino, Summa Theologica, Parte 2 de la 2ª Parte, Cuestión XI, Artículo 3º.

Hereje, para este teólogo, es todo aquel que insiste en vivir de acuerdo con la Biblia y no de acuerdo

con la tradición.

Existe, hoy, una enorme presión en los EUA para reducir la separación entre Estado e iglesia. El tiempo

para el desenlace final en el conflicto entre el bien y el mal se aproxima. Luego, todos tendrán que op-

tar: Verdad o Mentira.

– ¿Qué es la Verdad? Lea la página 93.

Tres grandes poderes en el fin del tiempo tratarán de subvertir la Verdad y destruir a Su pueblo. Ellos

son:

“El dragón (Apoc. 12), la bestia semejante al leopardo (Apoc. 13:1-10), y la bestia semejante al cordero

(Apoc. 13:11-18). En general, en el Apocalipsis, son llamados de ‘el dragón’, ‘la bestia’ y ‘el falso pro-

feta’ (Apoc. 16:13). El dragón es Satanás (Apoc. 12:9), que usó el imperio romano (verso 4) y la iglesia

medieval (versos 6, 14-15) en la tentativa de destruir a Cristo y a Su pueblo. La bestia semejante al leo-

pardo de Apocalipsis 13:1-10 representa al papado, tanto en su fase medieval, como en el final de los

tiempos. La bestia semejante al cordero (Apoc. 13:11-18) representa al protestantismo apostatado, el

cual, en cooperación con el papado, irá a provocar al gobierno de los Estados Unidos para aprobar leyes

religiosas en oposición a las verdades bíblicas”. – Lección de la Escuela Sabatina, Nº 9, 3º Trim./96,

pág. 2.

Ahora, escuche lo que está en el diario “O Globo” del 05/08/96:

“El Senado aprobó ayer el proyecto del senador Pedro Simon (PMDB-RS) que crea el número único de

registro civil, por el cual cada ciudadano será identificado en todas sus relaciones con la sociedad y con

los organismos gubernamentales y privados.

“Cinco años después de la promulgación de la ley que pasó antes por la Cámara, los números de los ac-

tuales documentos perderán la validez. Documentos como certificado de nacimiento, cédula de identi-

dad, licencia de conductor, título de elector, CIC/CPF, cédula profesional, pasaporte, cuenta bancaria,

tarjeta de crédito, certificado de casamiento o separación, registro en el INPS (equivalente al Servicio

de Seguro Social en Chile), PIS/Pasep, FGTS (equivalentes a las AFP en Chile) y hasta certificado de

óbito deberán tener un extenso número. Todos tendrán que rehacer sus documentos dentro de este pla-

zo.

“La atribución de un número para cada persona va a facilitar el control y dificultar fraudes en la Previ-

dencia Social, por ejemplo. Si el ciudadano murió, el número muere con él, no puede ser resucitado pa-

ra otro ciudadano.

Pág. 187

“Modestia a parte, ese proyecto mío es fantástico. Es el huevo de Colón. Esa superabundancia de núme-

ros, cada cual para una finalidad, es irracional y contra producente. La convivencia con esa cantidad de

números deja al ciudadano aturdido – dijo el autor del proyecto”.

Ahora anote lo que extraje del libro El Gran Conflicto:

“... Cuando, sin embargo, la observancia del domingo sea impuesta por ley, y el mundo sea aclarado en

relación a la obligación del verdadero Sábado, quien entonces transgreda el mandamiento de Dios para

obedecer a un precepto que no tiene autoridad mayor que la de Roma, honrará de esta manera al papado

más que a Dios. Prestará homenaje a Roma, y al poder que impone la institución que Roma ordenó.

Adorará la bestia y a su imagen...” – Pág. 449, Ellen G. White.

“Como el Sábado se volvió el punto especial de controversia por toda la cristiandad, y las autoridades

religiosas y seculares se pusieron de acuerdo para imponer la observancia del domingo, la rehusa per-

sistente de una pequeña minoría en ceder a la exigencia popular, hará con que la minoría sea objeto de

execración universal”. – Pág. 614, Ellen G. White. Énfasis míos.

¿Y los derechos humanos tan popularmente defendidos? ¿La libertad de conciencia? ¿Y los líderes reli-

giosos que se enorgullecían de nunca ceder a presiones eclesiásticas contra cualquier credo? Mi amado,

¿se acuerda de lo que dijo el sumo sacerdote Caifás a la violenta turba en Jerusalén? Escúchelo: “Con-

viene que un hombre muera por el pueblo, y que no perezca toda la nación”. Juan 11:50. Este es el des-

tino glorioso de la Iglesia de Dios – el pequeño rebaño, en los momentos finales de la historia del peca-

do. “Acuérdese que Jesús murió por las manos de personas que profesaban ser religiosas”. – Lección de

la Escuela Sabatina, 11/06/98.

El profeta Sofonías dijo que un decreto saldría en situación idéntica, y entonces las personas deberían

congregarse entre el pueblo de Dios. Sof. 2:1-2. Los acontecimientos finales serán rápidos y luego esta

iglesia militante se volverá la iglesia triunfante, bajo la égide de Su Gran Comandante – el Señor Jesús.

Gloria a Dios. ¡Aleluya!

Trajeron aquí en la Editora ADOS, el día 26/05/96, una invitación, formato oficio, letras grandes de

computador: (la copié en la íntegra, párrafos, comillas, letras bold, comas y paréntesis).

PENTECOSTÉS EN ENGENHOCA.-

Vamos a alabar a nuestro “DIOS” glorificado en su hijo “JESÚS” que vino a derramar sobre nosotros el

“ESPÍRITU SANTO”. Venga... pues debemos ver lo que nos une, y no lo que nos separa: no importa su

denominación, nosotros te amamos y queremos llamarte de “HERMANO”, el día 26 de Mayo (domin-

go) de 09 a 18:30 terminando con la misa carismática en la iglesia MADRE DE LA DIVINA PROVI-

DENCIA. Te aguardamos con cariño.

Renovación Carismática Católica

GRUPO DE LA DIVINA PROVIDENCIA.

LAS PROFECÍAS DEL DR. FRITZ.-

Observe este artículo de la Revista Destino, Nº 66/94, pág. 4: “Fuera de realizar curas milagrosas, con

la ayuda de seres extraterrestres, el espíritu del Dr. Fritz hace revelaciones impresionantes, que van a

marcar el paso hacia la Nueva Era.

“Hace casi diez años, el espíritu del Dr. Fritz, un médico alemán que murió en 1918, realiza curas fan-

tásticas por medio del pintor de paredes Juan Pérez... más que esos milagros, lo que llama la atención

en el trabajo realizado por el Dr. Fritz son los mensajes que transmite en sus charlas. En ellas, ese men-

sajero del astral afirma que la Tierra va a pasar por cambios climáticos, en una especie de purificación

Pág. 188

necesaria para la construcción de un mundo nuevo, en el cual la violencia y el miedo no tendrán lugar...

las curas serán hechas sin instrumentos cortantes, apenas con energía de seres de luz y ET’s... de acuer-

do con el Dr. Fritz ya existe una nave-laboratório instalada a 4 mil metros sobre la Tierra y, bajo ella,

hay una pirámide de cristal transparente. Esta nave proyecta energía para la pirámide, la cual a su vez,

emite rayos capaces de curar cualquier tipo de enfermedad. El médico explica que, por estar en una di-

mensión diferente de la nuestra, esos objetos sólo pueden ser vistos por personas sensitivas.

“El Dr. Fritz afirma que los seres que están por detrás de estas naves vivieron un proceso semejante al

nuestro, y también obtuvieron ayuda de habitantes de otros planetas.

“Y la ayuda que recibimos de ellos es necesaria porque la Tierra está viviendo un momento de transmu-

tación, el final de un ciclo. Por eso, fuera de proporcionar alivio físico a los dolientes, él trata de utilizar

las curas como un instrumento para modificar el modo de pensar de las personas... De acuerdo con el

médico, esos seres van a reencarnarse en otro planeta, aún desconocido, donde quedarán por mil años.

“Cuando hay muchas personas para ser atendidas, el Dr. Fritz actúa en el centro (chacra) cardíaco de

cada paciente, una forma de tratamiento que actúa sobre dolencias de cualquier parte del cuerpo. En si-

tuaciones especiales, cuando es necesario un atendimiento en masa, será posible medicar las personas

sin aún tocar en ellas, apenas con la ayuda de los extraterrestres. En relación al tiempo de cura, él varía

de persona para persona: para unas, la cura ocurre instantáneamente; para otras, demora algún tiempo.

Y hay también aquellas que no consiguen ser curadas, por tener una deuda cármica a rescatar”.

Amados, vivimos en un momento histórico. Dios se está anticipando para que Su Iglesia avance victo-

riosamente. Derrumbando muros y rasgando cortinas de fierro, acabando con los “aparteides” seculares,

abriendo camino para la victoria final. Piense bien: ¿Quién podría imaginar que el “Kremlin” se volve-

ría un Centro Evangelístico, donde Cristo es exaltado como el Salvador? Luego, muy luego, el conflicto

final se dará, y, entonces, prepárese: Usted verá tantas maravillas que sólo no se dejará engañar si está

afirmado en toda la Verdad de Dios. Aleluya.

La medicina avanza modernizando equipamientos y descubriendo drogas potentes para la cura que,

efectivamente, aumenta la longevidad del ser humano. Sin embargo, los gobiernos al no colocar la sa-

lud en primer lugar, dejan al pueblo a merced de su propia suerte.

Cuando falta el pan, ni la religión solucionará el problema. Conflictos y revueltas explotarán. Amargu-

ra, tristeza, decepción y dolencias, especialmente de fondo neurológico, causadas por la carencia total,

alcanzarán a las personas sensibles con sus “vientos de doctrinas”. Entonces Lucifer sabe, definitiva-

mente, que llegó la hora de cosechar. Al final, un pueblo sufrido, relegado a su propia suerte, no quiere

saber de donde pueda venir la solución para sus problemas. Por eso, Lucifer hará de las curas “...un ins-

trumento para modificar el pensamiento de las personas”, como él mismo se lo garantizó al Dr. Fritz.

No creer que Lucifer no realiza curas, y, curas sobrenaturales, es rehusar la luz del Sol al mediodía. Hay

contundentes relatos bíblicos que prueban su tremenda capacidad a través de la hipnosis, persuasión,

mentira, engaño y fraude, realizar curas, milagros, señales y maravillas. Confiera en la Biblia:

“A ese cuya venida es según la eficacia de Satanás, con todo poder, y señales y prodigios de mentira.” 2

Tes. 2:9.

“Y no es maravilla, porque el propio Satanás, se transfigura en ángel de luz.” 2 Cor. 11:14.

“Y hace grandes señales, de manera que hasta fuego hace descender del Cielo a la tierra, a la vista de

los hombres.” Apoc. 13:13.

“Y Faraón también llamó a los sabios y encantadores y los magos de Egipto hicieron lo mismo con sus

encantamientos...” Éxo. 7:11-12.

“Sin embargo los magos de Egipto también hicieron lo mismo con sus encantamientos: de manera que

el corazón de Faraón se endureció, y no los oyó, como el Señor había dicho.” Éxo. 7:22.

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“Entonces salió Satanás de la presencia del Señor, e hirió a Job de tumores malignos, desde la planta

del pie hasta lo alto de la cabeza.” Job 2:7. ¡Si el diablo pone la enfermedad, también puede sacarla!!

“Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, y harán tan grandes señales y prodigios que, si fuese

posible, engañarían hasta los escogidos.” Mat. 24:24.

Luego, muy luego, las curas, milagros, señales y maravillas de Satanás dejarán de existir para dar espa-

cio a los milagros, curas, señales y maravillas de Dios, definitivamente. La desfiguración luciferiana

caerá impotente delante de la majestad de Dios. Para el fin, será un paso rápido. Aleluya.

Cabe a nosotros, amados, como representantes del Cielo, baluartes de la Verdad, vivir una vida consa-

grada, santa y separada. Coloquémonos en el altar Divino para que, revestidos del poder del Espíritu

Santo, seamos los instrumentos que Dios usará para revelarse al mundo en este momento final. La vic-

toria es nuestra por la Sangre de Jesús. Amén. ¡Gloria a Dios!

CAPÍTULO 12 - ¡EL HOMBRE! ¿MORTAL O INMORTAL?

• ¿Qué es el Hombre?

• Después de la Muerte, ¿Qué Sobra?

• ¿Cuerpo, Alma y Espíritu?

• ¿Inmortalidad? ¿Cuándo?

Nuestro siglo es conocido por su extraordinario avance tecnológico, y en la ciencia se ha buscado la

respuesta para la inquietante pregunta: “¿Qué es el hombre?” Apesar de los esfuerzos usados en el afán

de responderla, la incógnita persiste.

Alexis Carrel, famoso científico y Premio Nobel de Filosofía, declaró que el hombre es “un gran desco-

nocido y extraño”.

De la ciencia se deslizó para la filosofía, en una tentativa super-humana de satisfacer la tremenda curio-

sidad: “¿Qué es el hombre?”

“Por siglos la idea sobre el hombre ha sido influenciada por el filósofo griego Platón. Él sugirió que el

hombre consiste de dos partes: el alma inmortal y el cuerpo corrupto, mortal. Esos dos elementos él los

veía como totalmente diferentes: uno eterno y bueno, otro malo, débil y temporario. Durante la vida en

la Tierra, enseña Platón, el alma tiene que residir en el cuerpo, como en una prisión de la cual se ve li-

bre en la muerte. Él habla del cuerpo como ‘fuente de interminables problemas’, y creía que el puro co-

nocimiento de todo podría ser alcanzado cuando el alma se libertase del cuerpo”. – Lección de la da Es-

cuela Sabatina, 1975, pág. 29.

Esta idea platónica se choca frontalmente con la enseñanza bíblica de que el “cuerpo es el templo del

Espíritu Santo” (1 Cor. 6:19). De ahí, se nota el gran contraste “entre la idea del cuerpo como una pri-

sión del alma y el concepto bíblico de que él es el templo del Espíritu Santo”. Por otro lado, la Biblia es

clara al afirmar que el hombre fue creado por Dios como “alma viviente” (Gén. 2:7). Él no “abriga un

alma” dentro de sí, él mismo es un “alma viviente”.

El entendimiento a respecto del cuerpo y del alma llevará al hombre a determinar su concepto sobre la

muerte y el espiritismo. Por lo tanto, es necesario discernir a través del estudio del santo Libro, lo que

es uno y lo que es el otro.

¿QUÉ ES EL HOMBRE?

El hombre, ese ser maravilloso, hecho un poco menor que los ángeles, ha sido objeto de muchas espe-

culaciones cuanto a su estructura. Y preguntas como – ¿Qué es el hombre? ¿Tiene un alma? ¿Sale de él,

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cuando muere, una entidad abstracta que se va a incorporar en otro ser, racional o irracional? Estas son

indagaciones cotidianas.

Para esas preguntas, la Biblia solamente tiene la respuesta, y nosotros la estudiaremos para descubrir la

verdad al respecto. El primer paso es saber lo que es el hombre. La Biblia dice:

Génesis 2:7 – “Y formó el Señor Dios al hombre del polvo de la tierra, y sopló en sus narices el hálito

de la vida, y el hombre fue hecho alma viviente”. (Isa. 29:16; 45:9; 1 Cor. 15:45).

Vea como es simple: Dios unió dos elementos: el barro y el hálito de vida, lo que resultó en un alma vi-

viente, o sea: un ser viviente, y este ser viviente sólo existirá a través de la unión de estos dos elementos

que lo trajeron a la existencia, esto es: cuerpo (barro) y hálito de vida.

Para que usted entienda claramente, observe lo siguiente:

• La luz eléctrica es la resultante de la unión de dos elementos: energía o corriente eléctrica, y la

ampolleta. De esta unión, tenemos la brillante luz.

• La silla no tiene silla, ella es una silla, que es la unión clavos y madera.

• La mezcla de tinta azul con tinta amarilla da como resultado el color verde. El verde no tiene ver-

de, él es verde.

Claro que la corriente eléctrica sola, no ilumina. La luz es el resultado de la unión correcta de la energía

o corriente eléctrica con la ampolleta. Si usted corta el hilo que lleva la electricidad hasta la ampolleta,

esta no producirá luz. De la misma manera, la ampolleta sola, sin energía, también no ilumina.

El verde también sólo existirá cuando continúe mezclado el azul y el amarillo. Estos colores, azul y

amarillo, son colores básicas y tienen existencia propia; el verde, sin embargo, es un color derivado y

sólo existirá cuando esté perfectamente mezclados el azul y el amarillo.

De esta forma, el “alma” es el resultado de la unión de estos dos elementos utilizados por Dios al crear

al hombre: el polvo de la tierra y el hálito de vida. Ambos se juntaron y se produjo un alma viviente – el

hombre.

El cuerpo por sí sólo no puede pensar, actuar, raciocinar. Sin embargo, Dios, al introducir en él el hálito

de vida, lo hizo más que una simple materia. Entre paréntesis, así como la corriente eléctrica, sola, no

ilumina, de la misma manera el hálito de vida sólo no puede pensar, raciocinar, sentir, llorar, sufrir, ni

realizar alguna función de vida inteligente.

Pero, la unión del hálito de vida (que es la propia vida dada por Dios) con el polvo (barro) produjo in-

mediatamente un hombre inteligente, con capacidad de raciocinar, soñar, sentir, pensar, actuar, decidir.

Por lo tanto, la idea de que el hombre tiene un alma dentro de sí es contraria a la Biblia. El hombre, se

volvió sí, un alma viviente. Él no tiene un alma, él es un alma. Así, queda fácil entender las expresiones

bíblicas:

“Mi alma tiene sed de justicia...”

“Mi alma clama al Señor... ”

“¡Loco! esta noche pedirán tu alma...”

“Alma, tienes en depósito muchos bienes”, etc...

Son expresiones de lenguaje que denotan todo el deseo del hombre en dirección a su Creador. Es lo

mismo que decir: “Yo tengo sed... yo clamo... usted morirá esta noche... ella, él, yo, usted, tenemos mu-

chos bienes, etc.

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De toda la creación, fue el hombre el único ser que no surgió por una orden de Dios, sino que fue hecho

por Sus propias manos, moldeado con todo cariño y después sopló en sus narices el hálito de vida, y el

barro se transformó en una criatura, un alma viviente, un ser racional e inteligente.

El apóstol Pablo confirma esta verdad afirmando: “...el primer hombre, Adán, fue hecho un alma vi-

viente...” (1 Cor. 15:45). Y Juan abona la palabra paulina: “Y el segundo ángel derramó su salva en el

mar, el cual se volvió en sangre como de un muerto, y murió en el mar toda alma viviente”. Apoc.

16:3.

Por lo tanto, no solamente el hombre, sino también todos los animales tienen el mismo hálito prove-

niente de Dios para que puedan ser almas vivientes, criaturas vivientes (Lev. 11:10, 46). El libro de Gé-

nesis del mundo, nos da, entre otros, el siguiente texto aclarador:

Génesis 7:21-22 = “Y expiró toda carne que se movía sobre la tierra, tanto de ave como de ganado y de

fiera, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre, todo lo que tiene hálito de espíritu

de vida en sus narices, todo lo que había en lo seco murió”.

Note, hermano, la claridad del texto: animales, aves, peces y hombres... todos tienen el mismo hálito de

vida, que, al serles retirado, mueren. Salomón lo aclara de la siguiente manera:

Eclesiastés 3:19-20 = “Porque lo que le sucede a los hijos de los hombres, eso también le sucede a los

animales; la misma cosa les sucede; como muere uno, así muere el otro, todos tienen el mismo hálito; y

la ventaja de los hombres sobre los animales no es ninguna, porque todos son vanidad. Todos van para

el mismo lugar, todos son polvo, y al polvo volverán”.

Queda claro entonces que, en relación al hálito (Sal. 150:6), no hay diferencia entre el hombre y el ani-

mal. Ambos respiran, viven y mueren cuando les es retirado el hálito de vida. Por eso no tiene ninguna

ventaja el hombre sobre el animal. La gran diferencia, sin embargo, es que, a los ojos de Dios, el hom-

bre está en una posición muy elevada. El animal muere, desaparece y queda por eso mismo.

Con el hombre, sin embargo, es diferente. Si él lo desea, está a su alcance una vida eterna que le es

concedida por el Hijo de Dios, muerto en una cruz. Sólo aquí, por lo tanto, reside la gran diferencia en-

tre el alma viviente (animal racional) y el alma viviente (animal irracional).

La expresión hálito de vida es algunas veces empleada de forma diferente por los escritores inspirados,

como por ejemplo:

Job llama de aliento y soplo — Job 27:3

De espíritu — Job 14:10-12

David llama de respiración — Sal. 104:29

De espíritu — Sal. 146:4

Salomón llama de hálito — Ecl. 3:19

De espíritu — Ecl. 12:7

Santiago llama de vapor — Santiago 4:14

Moisés llama de soplo — Éxo. 15:8

De espíritu — Gén. 7:22.

“El concepto de vida inmediatamente después de la muerte jamás fue presentado en la parte hebraica o

griega de la Biblia. Se originó con la filosofía griega y penetró en el judaísmo en el período helenista

(entre el cuarto y el primer siglo antes de Cristo). Los fariseos asimilaron de fuentes griegas la doctrina

de la inmortalidad del alma. Esa doctrina entró en la Iglesia Cristiana principalmente por influencia del

autor judío Filo y los teólogos cristianos de Alejandría: Clemente (cerca de 150 a 215 d.C.) y Orígenes

(cerca de 185 a 254 d.C.). La doctrina de la inmortalidad del alma es la base del espiritismo y también

de la filosofía de la Nueva Era”. – Lección de la Escuela Sabatina, Nº 12, pág. 2, – l5/09/1996.

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DESPUÉS DE LA MUERTE, ¿QUÉ SOBRA?

LA MORTALIDAD del alma ha sido un asunto divergente entre la cristiandad, aún cuando esté claro

en la Biblia. Antes de la mezcla del paganismo con el cristianismo, no se creía que los santos al morir

iban para el Cielo.

El origen de la natalidad sucedió con la orden de Dios: “...multiplicáos y llenad la Tierra...” (Gén.

1:28). La mortalidad, sin embargo, lamentablemente sucedió, cuando el hombre desobedeció la orden

expresa del Creador, dando oídos a la serpiente, representante de Satanás.

Cuando Adán y Eva fueron creados, les fue ofrecido para habitación un lindo jardín. De todas las árbo-

les fructíferas podrían comer; inclusive del fruto del árbol de la vida, para que este les prolongase la

existencia. El Señor, sin embargo, los sometió a una prueba, prohibiéndoles tocar en el fruto de un de-

terminado árbol que estaba en el centro del jardín. Representaba la Ley de Dios, la voluntad divina. To-

car o no en aquel árbol, revelaría la línea de conducta del matrimonio. Y entonces la voz de Dios reso-

nó:

Génesis 2:17 = “Pero del árbol de la ciencia del bien y del mal, no comerás; porque en el día en que de

él comieres, ciertamente moriréis”.

Satanás, sin embargo, refiriéndose a este fruto, afirmó categóricamente:

Génesis 3:4 = “CIERTAMENTE NO MORIRÁS”.

Como padre de la mentira que es, Satanás utilizó las mismas palabras divinas, colocando astutamente la

mentira entremedio. Eva, tristemente, se olvidó de la palabra de Dios para atender al maligno y, por

eso, muchos la condenan. Pero, gran parte de la cristiandad hoy da oídos a esta misma voz, creyendo en

la misma mentira: “ciertamente – no – morirás”.

Para mostrar que el hombre no era inmortal, sino que poseía inmortalidad condicional a su obediencia,

la primera e inmediata providencia de Dios después del pecado fue vedarle el camino del árbol de la vi-

da. ¿Por qué? Para que el hombre no se volviese un pecador inmortal. Aquí está la prueba:

Génesis 3:22-24 = “... Ahora, pues, para que no extienda su mano, y tome también del árbol de la vida,

y coma y viva eternamente... lo lanzó fuera del Jardín del Edén... puso querubines al oriente del Jardín

del Edén, y una espada inflamada que andaba alrededor, para guardar el camino del árbol de la vida”.

¿Qué mayor prueba existe que esa? El hombre no podría más comer del fruto del árbol de la vida, para

no vivir eternamente, esto es: volverse inmortal. Evidentemente, está probado que él no poseía inmorta-

lidad propia, sino que ésta le era emprestada por Dios, bajo esta condición: obediencia.

Así, el primer plan de Satanás (y lo realizó) fue llevar a Adán y Eva a transgredir la voluntad divina. El

segundo plan diabólico era llevarlos a comer del fruto del árbol de la vida, perpetuando así el pecado

(pero fue frustrado, gracias a Dios). La verdad prevaleció, el hombre se volvió mortal. Los escritores

bíblicos son, en esto, concordantes. He aquí el testimonio de algunos:

David: - “¿Qué es el hombre mortal para que de él te acuerdes?” (Sal. 8:4).

Pablo: - “... Cristo también vivificará vuestros cuerpos mortales” (Rom. 8:11).

- “... esto que es mortal se revista de la inmortalidad” (1 Cor. 15:54).

- “Jesús Se manifieste también en nuestra carne mortal” (2 Cor. 4:11).

- “... revestidos para que, lo mortal, sea absorbido por la vida” (2 Cor. 5:4).

La mortalidad inherente del alma es una doctrina clara de la Biblia, y el apóstol Pablo, de una forma

abarcante, eficaz y cristalina, la endosa. Vea:

1 Timoteo 1:17; 6:16 = “al Rey de los siglos, inmortal... Aquel que tiene, Él sólo, la inmortalidad...”

Si sólo Dios es inmortal, Sus criaturas, evidentemente, son mortales. La inmortalidad que o hombre po-

seía antes de pecar era derivada de Dios. La tenía al comer del fruto del árbol de la vida, mientras obe-

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deciese al Señor. Pero, cuando escuchó a la serpiente, transgredió, volviéndose, por lo tanto, mortal. Es

lo que enseña la Biblia. Y, al morir la persona, la Biblia responde:

Eclesiastés 12:7 = “Y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios, que lo dio”.

Esto es: el cuerpo (materia), que es barro, vuelva al polvo, pero el hálito de vida (aquí traducido por es-

píritu), vuelva a introducirse en Dios, que es el gran autor de la vida. Y, ¿qué sucede? Simple: el hom-

bre deja de existir.

Es la misma cosa que separar el azul del amarillo: el verde desaparece. Al desconectarse la corriente

eléctrica de la ampolleta, la luz se acaba. De la misma manera, la silla: si se lanza al fuego su madera y

si se entierran los clavos, ella deja de existir.

Infelizmente, muchos no aceptan esta simple verdad, pero los escritores sacros así lo creen, afirmando

que, en el desenlace, no sale una entidad abstracta, para que sea galardonada, recompensada o no, yen-

do al Cielo o al infierno. Dicen, sí, que van para la sepultura. Por ejemplo: Job 14:14, 21; 19:25 y 26;

Sal. 115:17; 6:5; y muchos otros pasajes.

La significativa expresión: “tu eres polvo y al polvo volverás” (Gén. 3:19), establece la naturaleza mor-

tal, clara y evidente del hombre. Podrá, sin embargo, alguien cuestionar, naturalmente, los que apoyan

la tesis de la inmortalidad, y decir: “Perece el cuerpo, el alma no”.

Entonces preguntaré: ¿Dónde está la sed del amor, de la envidia, del odio; en el “cuerpo” o en el “al-

ma”? Probablemente usted dirá que es en el alma, el espíritu, la memoria, el pensamiento, la concien-

cia, etc. Entonces, la Biblia disipa las dudas:

Salmo 146:4, Eclesiastés 9:6 = “Sale el espíritu (hálito de vida) y ellos vuelven a la tierra (sepultura –

polvo); en aquel mismo día (el de su muerte) perecen sus pensamientos... hasta su amor, su odio, su

envidia ya perecieron, y ya no tienen parte alguna en este siglo, en cosa alguna de lo que se hace debajo

del Sol”.

Pues bien, perece todo en la disolución del cuerpo. (Isaías 38:18 y 19). Por lo tanto, hermano, enseña la

Biblia que el hombre es mortal. No tiene un alma fluídica dentro de sí; él es un alma viviente, nada

más. Cuando muere, va para la sepultura y el hálito de vida vuelve para Dios, y todo queda en completo

olvido.

Si en aquel mismo día (el de la muerte), perecen todos los pensamientos, está claro que no hay concien-

cia después de la muerte. No queda el espíritu pensando, actuando con raciocinio, sea en el Cielo, en el

purgatorio, en el más allá, en el infierno o en algún paraíso.

Si alguien aún se opone a la clara enseñanza de las Escrituras, otra vez razonaré: ¿Qué decir de Jesús

cuando afirmó que Lázaro, el hermano de María y Marta, que había muerto hacía 4 días, estaba dur-

miendo? (Juan 11:11). Y después, categóricamente, afirma: “Lázaro está muerto” (Juan 11:14). El Se-

ñor quería enseñar que la muerte es un sueño y este es pasado en la sepultura, en completo olvido. Note

aún: Jesús no dijo que Lázaro descendiera del Cielo; ciertamente siendo Lázaro un buen cristiano, al

morir, debería estar allá, consubstanciado en la creencia inmortalista de hoy, pero Jesús, mirando la se-

pultura, dijo: “Lázaro, ven para fuera”. Juan 11:43.

Piense bien: Si Lázaro estuviese gozando las delicias celestiales después de morir, ¿le gustaría que Je-

sús lo trajese de vuelta a esta tierra de pecado, odio, guerra, maldad, tristeza, enfermedad y muerte? Y

Jesús, lo traería?

Es, mi amado, la enseñanza clara de la Biblia que la muerte es un sueño. “El polvo vuelve al polvo, y el

espíritu (hálito de vida) vuelve a Dios”.

Ah, ¡pero eso es muy simple! Es muy simple de creer, dirán los teólogos. Entonces, escuche: Cuando

Jesús le dio gracias al Padre por haber ocultado “estas cosas a los sabios y entendidos, y se las reveló a

los pequeñitos” (Mateo 11:25-26), Él está diciendo, ciertamente, que algunas cosas están, de hecho, es-

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condidas de los investigadores sofisticados (PHD’s, MHD’s y Doctores en Divinidad). Volverse como

niños es la actitud que Jesús dijo ser la más adecuada para estudiar la Biblia.

ESPIRITISMO ENCUBIERTO.-

La doctrina fundamental espírita, y ramos congéneres, es que el hombre tiene un alma dentro de sí, que

le sale al morir y va a reencarnarse en este o en aquel ser vivo.

El cristiano que cree que el hombre tiene un alma, que sale por ocasión de la muerte, yendo al Cielo o

al infierno, antes que nada, ya está pensando igual al espiritismo, apenas con la diferencia de los fines

propuestos. Se vuelve, sin darse cuenta, en un espírita en potencial, ¿comprende?

PIENSE EN ESTO: ¿Tendrá el alma brazos, piernas, cabeza con raciocinio, sentimiento, emociones? Si

el alma que sale del muerto tiene estos elementos y sentidos, jamás podrá ser un alma, y sí una persona.

Una persona reluciente, translúcida, diáfana o transparente, pero, una persona semejante a las que viven

en este Planeta. Y, si así es, tenemos que admitir que, una persona sale de dentro de otra persona cuan-

do muere, y ahí se complica aún más. Ciertamente favorecerán a los “fantasmas”.

La verdad es que, en el Cielo o en el infierno, las “almas” tendrán que tener sentimientos que las lleven

a gozar las delicias del paraíso o sufrir los horrores del fuego del infierno, sino la recompensa y el cas-

tigo no serían físicamente efectivados.

Lo que sale del hombre cuando muere, va para Dios y se le devuelve en la resurrección, es apenas el há-

lito de vida emprestado por Dios a todos los seres vivientes.

CUERPO, ALMA Y ESPÍRITU.-

Admiten muchos hermanos en la actualidad que el hombre tiene doble naturaleza, o sea: Cuerpo y Al-

ma. Otros añaden el Espíritu. (Son las teorías dicotomista y tricotomista). Sin embargo, estos conceptos

son terminantemente contrarios a la Biblia, pues esta enseña que el hombre es el resultado directo de

dos elementos: polvo de la tierra (cuerpo, materia) y hálito de vida o “espíritu”, de cuya unión resultó

un alma viviente – un ser viviente, racional, pensante, con capacidad intelectual y moral, etc. Gén. 2: 7.

Tres textos, por lo menos (1 Tes. 5:23; Mat. 10:28; Zac. 12:1), son siempre utilizados apresuradamente,

a fin de sancionar la creencia de que el hombre posee una “entidad” que le sale, al morir, tomando rum-

bos al Cielo o al infierno; respectivamente, el bueno y el malo, tratándose de cristiano o ateo. Siendo

espírita, el destino puede ser un animal, enfermo físico, etc.

Antes de analizar tales doctrinas, cuyos textos estudiaremos más adelante, descubramos lo que son “es-

píritu” y “alma”, según los escritores sagrados.

Las Santas Escrituras son pródigas en ofrecer saludables consejos y sabias enseñanzas que edifican y

deshacen las dudas humanas. Hay, contenidas en ellas, 390 referencias a “alma” que, después de com-

pulsadas, el lector atento notará los diversos sentidos en que aparece, pero NUNCA financiando la doc-

trina de la inmortalidad natural o inherente. Basta un conjunto de versículos para comprobarlo; me val-

dré de ellos, aún cuando sea sucintamente, pues el espacio así lo exige.

El vocablo “alma”, del hebraico “nephesh”, y del griego “psyché”, puede ser traducido de varias mane-

ras, como, por ejemplo:

“ALMA” – CON SIGNIFICADO DE “VIDA”.-

Levíticos 17:11 = “Porque el alma (vida) de la carne está en la sangre; por lo que os la he dado sobre el

altar, para hacer expiación por vuestras almas (vidas); porque es la sangre que hará expiación el alma

(vida, persona)”.

Levíticos 17:14 = “Porque (la sangre, v. 13) es el alma (vida) de toda carne; su sangre es por su alma

(vida); ... les he dicho a los hijos de Israel: no comeréis la sangre de ninguna carne, porque el alma (vi-

da) de toda carne es su sangre...”

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Hechos 20:10 = “Pablo sin embargo, descendiendo, se inclinó sobre él y, abrazándolo dijo: No os per-

turbéis, que su alma (vida) está en él”.

Y aún estos textos: Gén. 9:4-5; 1 Reyes 19:14; Job 6:11; Mar. 3:4; 2 Cor. 12:15; Heb. 10:39; Mat.

16:26; Luc. 12:20; Mat. 11:29; Mar. 8:37, etc.

“ALMA” – CON SIGNIFICADO DE “PERSONA”.-

Génesis 46:27 = “Y los hijos de José, que le nacieron en Egipto, eran dos almas (personas). Todas las

almas (personas) de la casa de Jacob, que vinieron de Egipto, fueron setenta”.

Levíticos 17:12 = “... Ningún alma (persona) de entre vosotros comerá sangre...”

Hechos 7:14 = “... su parentela, que era de setenta y cinco almas (personas)”.

Hechos 2:41 = “En aquel día se agregaron casi tres mil almas (personas)”.

Hechos 27:37 = “Y éramos... doscientas setenta y seis almas (personas)”.

Y aún estos textos: Gén. 36:6; 46:15,18,22,25-26; Lev. 17:10,15; Jer. 52:29-30; Eze. 13:18-20; 22:25;

Sal. 109:20; Prov. 11:30; Hechos 3:23, etc.

“ALMA” – CON SIGNIFICADO DE “CORAZÓN”.-

Génesis 34:3 = “Y se apegó a su alma (corazón) con Diná, hija de Jacob, y amó a la moza...”

1 Samuel 20:17 = “Y Jónatas hizo jurar a David de nuevo, porque lo amaba... con todo el amor de su

alma (corazón)”.

1 Reyes 11:37 = “Y te tomaré, y reinarás sobre todo lo que desee tu alma (corazón), y serás rey sobre

Israel”.

Hechos 2:43 = “En toda alma (corazón) había temor...”

Y aún estos textos: Sal. 42:5; Ecl. 6:2; Cant. 3:4: Miq. 7:3; Mar. 14:34, etc.

PIENSE – El individuo puede diversificar su dialéctica, direccionar su raciocinio, perderse en detalles,

en estos significados; pero nunca podrá negar que el “alma” es el hombre, el ser vivo, la persona huma-

na.

El vocablo “espíritu”, que en hebraico es “neshamah” o “ruach”; y en griego, “pneuma”, es empleado,

en la Biblia, también en diversos sentidos, a saber:

“ESPÍRITU” – CON SIGNIFICADO DE FACULTADES MORALES – ÍNDOLE – CARÁCTER –

PENSAMIENTO – SENTIMIENTO.-

Salmo 51:10 = “Crea en mi, oh Dios, un corazón puro, y renueva en mí un espíritu (carácter, índole)

recto”.

Lucas 1:17 = “E irá adelante de él en el espíritu (carácter) de Elías...”

1 Coríntios 4:21 = “¿Qué queréis? Iré a tener con vosotros con vara o con amor y espíritu (sentimiento)

de mansedumbre”.

Filipenses 1:27 = “...sea que vaya a veros ... y escuche acerca de vosotros que estáis en un mismo espí-

ritu (pensamiento), combatiendo juntamente... por la fe del evangelio”.

Y aún estos textos: 2 Tes. 2:2; Rom. 1:9; 7:6, etc.

“ESPÍRITU” – CON SIGNIFICADO DE SABIDURÍA – DISCERNIMIENTO – RACIOCINIO – CO-

NOCIMIENTO.-

Lucas 1:80 = “Y el niño crecía, y se robustecía en espíritu (conocimiento)...”

Mateo 5:3 = “Bien aventurados los pobres de espíritu (raciocinio), porque de ellos es el reino de los

Cielos”.

Y aún estos textos: Éxo. 31:3; Núm. 14:24, etc.

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“ESPÍRITU” – CON SIGNIFICADO DE – ÁNIMO – ENERGÍA.-

Génesis 45:27 = “Sin embargo, habiéndole ellos contado todas las palabras de José... revivió el espí-

ritu (ánimo) de Jacob”.

Job 17:1 = “Mi espíritu (energía, ánimo) se va consumiendo...”

Salmo 143:7 = “Escúchame rápidamente, oh Señor; mí espíritu (ánimo) desfallece; no escondas de

mí Tu face...”

Jueces 15:19 = “Entonces el Señor abrió la caverna que estaba en Leí, y salió de ella agua; y bebió,

y su espíritu (ánimo) volvió, y revivió...”

Y aún estos textos: 1 Sam. 30:12; Prov. 15:13; 17:22; Eze. 18:31; Dan. 7:15; Ageo 1:14, etc.

“ESPÍRITU” – CON SIGNIFICADO DE HÁLITO – RESPIRACIÓN – SOPLO.-

Génesis 7:15 = “Y de toda la carne, en que había espíritu (hálito) de vida, entraron de dos en dos

para Noé en el Arca”.

Job 14:10 = “Pero, muerto el hombre es consumido; si, rindiendo el hombre el espíritu (hálito),

¿entonces dónde está?”

Eclesiastés 12:7 = “Y el polvo vuelva a la tierra como era, y el espíritu (hálito) vuelva a Dios, que lo

dio”.

Lucas 8:55 = “Y su espíritu (hálito, respiración) volvió, y ella luego se levantó; y Jesús mandó

que le diesen de comer”.

Y aún estos textos: Job 27:3; Apoc. 11:11, etc.

“ESPÍRITU” – CON SIGNIFICADO DE – VIDA.-

Job 12:10 = “Que está en su mano el alma (vida) de todo lo que vive; y el espíritu (vida) de toda

carne humana”.

Apocalipsis 13:15 = “Y le fue concedido que diese espíritu (vida) a la imagen de la bestia...”

“ESPÍRITU” – CON SIGNIFICADO DE – ÁNGEL.-

Hechos 8:26, comparar con el verso 29; Heb. 1:13-14, etc.

“ESPÍRITU” – PODER DIVINO – ESPÍRITU DE DIOS.-

Gén. 1:2; Isa. 44:3; 61:1; 1 Cor. 6:19, y aún 301 textos.

OBSERVACIÓN – De los 283 pasajes bíblicos sobre “espíritu” (exceptuando los 305 que mencionan

espíritu – Poder Divino), y en los significados presentados, nada hay indicativo de que sale de dentro

del hombre algo que tenga forma y se identifique como un ser – vaporoso, translúcido, siluético o fan-

tasmagórico.

IMPORTANTE – Aún cuando existan en las Escrituras estas variadas formas en que alma y espíritu

son empleados, no hay en ninguna de ellas cualquier indicio que signifique una “entidad abstracta que

sobrevive a la materia”. No hay en la Biblia ningún texto que autorice la doctrina de un alma o un espí-

ritu inmortales. Sólo Dios es inmortal. 1 Tim. 1:17; 6:16.

ACLARANDO EL ASUNTO.-

Isaías 11:2 = “Y reposará sobre Él el Espíritu del Señor; el espíritu de sabiduría, y de inteligencia, el

espíritu de consejo y de fortaleza, el espíritu de conocimiento y de temor del Señor”.

Pág. 197

Como se ve, hay tantos y tan variados significados aclaradores de espíritu, que es imposible aceptar que

en muchos lugares son expresiones metafóricas, figuras de lenguaje o aún comparaciones simultáneas.

Jamás podremos confundir el espíritu como una personalidad, un ser (no me refiero a la Tercera Perso-

na de la Trinidad), para que no vengamos a admitir que sólo de una vez “reposaron” en el Señor Jesús

cuatro espíritus.

El testimonio fiel de las Escrituras es que “Dios es Espíritu, los ángeles son seres espirituales, pero

nunca el hombre”.

Siendo así, será fácil entender los textos que han confundido a muchos sinceros estudiantes de la Biblia,

como es:

1 Reyes 17:22 = “Y el Señor oyó la voz de Elías, y el alma (vida-hálito) del niño volvió a entrar en él”.

(El alma que salió del niño es la centella de vida = hálito).

Génesis 35:17-18 = “Y sucedió que, habiendo ella (Raquel) trabajado en su parto... saliéndosele el alma

(vida, sangre) (porque murió)...”

Observación – Raquel tuvo una hemorragia y perdió toda la sangre (alma), muriendo en seguida (Leer:

Lev. 17:11,14).

1 Corintios 5:5 = “Sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, para que el espíritu (carácter)

sea salvo en el día del Señor Jesús”.

El apóstol está corrigiendo la “complicada” Iglesia de Corinto. En los versos 3 y 4 menciona otros dos

“espíritus” que, con este del verso 5, precisan ser entendidos correctamente, pues Pablo no está dicien-

do que el hombre tiene dos “cosas” que pueden ser divididas, una para Satanás, otra para Dios.

Evidentemente, Pablo está realzando aquí la lúcida doctrina de la resurrección. El “día del Señor Jesús”

es Su segunda venida, cuando entonces serán resucitados todos los salvos, con la restitución del hálito

de vida, ya que éste les fue retirado al morir. Efectivamente, en la muerte ocurre lo que es simple y fácil

de entender. La “carne” (polvo, cuerpo, barro) vuelve al polvo, y el espíritu (hálito de vida) vuelve a

Dios. El carácter del hombre es el que será salvo, y esto es comprobado en el hecho de que, al resucitar,

vendrá a su memoria, de inmediato, los últimos pensamientos, con los cuales murió. En la resurrección,

Dios vuelve a recomponer al hombre, ahora con un cuerpo glorificado; le devuelve la misma vida (háli-

to) que lo hace recuperar su capacidad intelectual y moral.

Lucas 1:17 = “E irá adelante de él en el espíritu... de Elías, para convertir los corazones de los padres a

los hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos, con el fin de prepararle al Señor un pueblo bien

dispuesto”.

Alegar que este texto financia la existencia de un espíritu que puede salir de la persona es lo máximo en

la falta de comprensión bíblica. Si, pregunto, qué “espíritu” sería, ¡ya que Elías no murió! (¿fue sepul-

tado vivo? 2 Reyes 2). La venida de Elías fue una profecía (Mal. 4:5) que se cumplió fielmente con el

primo de Jesús. Juan iría a efectuar la misma obra que Elías realizó, esto es: una reforma espiritual,

preparando el camino del Señor (Mat. 17:10-13). ¡Solamente eso!

1 Tesalonicenses 5:23 = “Y el mismo Dios de paz os santifique en todo; y todo vuestro espíritu y alma

y cuerpo, sean plenamente conservados irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesús Cristo”.

OBSERVACIÓN – Esta expresión tricotómica “es una forma redundante y enfática de definir la perso-

nalidad integral del hombre”. En otras palabras: Pablo, deseando preparar un pueblo especial, como es

el pueblo que aguarda la vuelta de Jesús, usa una expresión global para designar al hombre en el sentido

lato de la palabra, en la santificación de todo su ser para tener la aprobación del Cielo. Pablo deseaba

que todas las facultades morales y espirituales, así como el propio templo (cuerpo, 1 Cor. 3:16) del cre-

yente, estuviesen preparados para el gran día de Dios (la vuelta de Jesús).

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Hebreos 4:12 = “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que espada alguna de dos

filos, y penetra hasta la división del alma y del espíritu, y de las juntas y médulas, y es apta para discer-

nir los pensamientos e intenciones del corazón”.

OBSERVACIÓN – Esta es otra expresión “redundante y enfática”. Aquí, Pablo suprime el término

cuerpo, pero se subentiende que él (en las entrelíneas) está en las “juntas y médulas”. Sin embargo, este

texto quiere decir, nada más, nada menos, que la Biblia, cuando es examinada por un “corazón” since-

ro, penetra hasta los recónditos de su ser. Su poder transformador es innegable.

Mateo 10:28 = “Y no temáis los que matan el cuerpo (materia, barro), y no pueden matar el alma (vi-

da); temed antes Aquel que puede hacer perecer en el infierno el alma (vida) y el cuerpo (materia)”.

OBSERVACIÓN – Observe primero para la palabra perecer. Jesús no deja duda de que todo va a aca-

bar (acabar y no continuar quemándose). Por lo tanto, todo lo que se fuerce aquí para probar la inmorta-

lidad o imperecibilidad del alma, caerá en el vacío. Lo que está claro en este texto y si con él alguien

desea probar alguna cosa, es que el alma perece. Por consiguiente, ella no es inmortal.

Jesús enseña aquí que el hombre puede matar, esto es, hacer con que alguien cese de vivir, pero jamás

podrá impedir la resurrección de un justo, lo que no sucede con Dios, que puede matar el cuerpo y hacer

desaparecer la vida por completo; sin embargo, eso sólo sucederá con los impíos, y con el fuego que los

destruirá Él purificará la Tierra para que se vuelva la morada de los salvos. En la resurrección, Dios le

dará un cuerpo nuevo y la misma vida (hálito), ya que Él es la propia vida, la fuente, “usina generadora”

de vida.

Específicamente en este texto, alma tiene el sentido de “vida”, la “naturaleza espiritual del hombre”. Y

no es difícil admitir esta verdad cuando aceptamos lo que dice la Biblia, que el hombre no tiene un al-

ma, sino que él es un alma. Un alma viviente, que fue el resultado de la inoculación del hálito de vida

por Dios en el barro original, que inmediatamente le dio raciocinio, la capacidad de amar, soñar, sentir,

vivir, en fin. La “matriz” divina es perfecta, incuestionable, insubstituible.

Para ilustrar y facilitar su comprensión, volvamos al pasado. Los mártires, aquellos cristianos persegui-

dos y muertos impiadosamente de diversas maneras, murieron en la fe. Los impíos mataron sus cuerpos

– les sacaron la vida; pero no les mataron la esperanza de la resurrección ni la promesa de una vida

eterna. En suma, hermano amado, ninguna parte de las Escrituras, y mucho menos este texto, enseñan

que hay una “entidad abstracta e inmortal, que sobrevive a la materia”.

SINTETIZANDO – Los pasos dados por el Creador, con claridad, en Su Palabra, con la simplicidad de

un niño, es que: Él hizo un muñeco de barro (estatua), sopló en sus narices el hálito de vida y el muñe-

co se volvió un alma viviente, con raciocinio, emociones y sentimientos. Gén. 2:7. Ejemplo:

MUÑECO DE BARRO + HÁLITO DE VIDA = ALMA VIVIENTE

No fueron colocados dentro del muñeco, un alma ni un espíritu. Él se volvió un alma viviente.

OBSERVACIÓN – Mientras el alma viviente respire, estará viva. Continuará siendo alma viviente. Pe-

ro, así que pare de respirar, será un alma muerta.

PRUEBAS:

Sal. 104:29 = “...si les sacas la respiración (hálito), mueren”.

Ecle. 12:7 = “Y el polvo (muñeco) vuelva a la tierra, como era, y el espíritu (hálito) vuelva a

Dios, que lo dio”.

Santiago 2:26 = “...el cuerpo (muñeco) sin el espíritu (hálito) está muerto...”

RESULTADO: ALMA VIVIENTE – HÁLITO DE VIDA = ALMA MUERTA

Completo olvido – Sal. 146:4; Ecl. 9:6. Evidente, lo que hace vivir el cuerpo es el hálito.

Indudablemente, el “espíritu” es la más clara traducción de “hálito”, y debe así ser aceptado por los

cristianos, ya que, un “espíritu” (ser fluídico, etéreo, reluciente, translúcido, personalizado, fantasmagó-

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rico o cosa parecida) que “desencarna”, “se purifica” a través de “gradación”, “reencarna”, “que sobre-

vive a la materia”, etc... es doctrina exclusiva del espiritismo y debe ser abandonada, retirada de los

arrayales del Señor, por aquellos que se preparan para el Cielo.

Fuera de la lógica, hay una enorme coherencia en aceptar que el hombre es un alma. No hay dentro de

él dos seres. Acompañe las siguientes conjeturas y vea si no es mejor aceptar la simplicidad elocuente

de Génesis 2:7.

Dice el profeta que, “el alma que peque, esa morirá...” (Eze. 18:20). Pregunto, entonces, a los que acep-

tan que el hombre tenga un alma y un espíritu, que salen por ocasión de la muerte:

– Si el alma peca, ¿qué ocurre con el cuerpo y el espíritu? O, en este caso, quién pecará de hecho: ¿el

alma, el cuerpo, o el espíritu? – Si solamente el alma peca, el cuerpo y o espíritu, ¿deben o no deben

morir?

La doctrina evangélica creída hoy es que, al morir el hombre, siendo bueno, va para el Cielo; siendo

malo, para el infierno, inmediatamente. Entonces, consideremos:

JUSTO – ¿Quién va a recibir el galardón? ¿El cuerpo, el alma, o el espíritu?

IMPÍO – ¿Quién será castigado? El cuerpo, el alma, o el espíritu?

La enseñanza doctrinaria de las Iglesias Neo-Pentecostales, conforme el Prof. A. Gilberto, del Instituto

Bíblico Pentecostal, es que, quien peca es el alma (ser vivo que vive dentro del hombre, según su ense-

ñanza). Siendo así, permítame levantarme como abogado del cuerpo y del espíritu; si, porque estos no

pueden ser responsabilizados por el pecado del alma y, de esa forma, no pueden perderse. Y entonces el

veredicto incuestionable será:

• El alma va para el infierno.

• El cuerpo y el espíritu van para el Cielo.

¿Ve el despeñadero que nos presenta cuando se intenta colocar alguna cosa dentro del hombre? Será

complicado sacarlo de ahí después. Este es un argumento que nos es enteramente favorable para la

aceptación correcta de que el alma es el hombre in-totum.

Querido hermano, no compliquemos lo que es simple y fácil. Alma, proferida por los diversos escrito-

res bíblicos – “Mi alma clama, suspira y desfallece”. “Bendice, mi alma, al Señor...” “Mi alma, ansía

por el Señor...” etc. – quiere decir el hombre completo, el ser vivo, alma viviente, yo, usted, y nunca al-

guna cosa fluídica, etérea o nebulosa que resida dentro del hombre. ¡YO CLAMO...!

CONSIDERE ESTO, HERMANO.-

Si el galardón (Cielo para el justo, infierno para el impío) ocurre en la hora exacta de la muerte, tres

doctrinas bíblicas quedan sin sentido, y canceladas, a saber: el juicio (Hechos 17:31); la resurrección (1

Cor. 15); y la vuelta de Jesús (Juan 14:1-3). La recompensa está, pues, precediendo a todas.

La enseñanza del citado profesor, Antonio Gilberto, es que el espíritu y el alma del hombre vuelven pa-

ra Dios; entonces nuevamente pregunto:

¿CUÁLES ESPÍRITUS Y ALMAS VUELVEN PARA DIOS?

¿Del justo o del impío?

Si usted dice que solamente el alma y el espíritu del justo vuelven para Dios, los del impío tienen que ir

para el infierno, es obvio. A no ser que ellos se queden dando vueltas por ahí, “desincorporados”, o en

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el “purgatorio”, “encarnados” en algún ser vivo, o “penitentes” en algún lugar. Realmente, la Biblia di-

ce que el espíritu vuelve para Dios. Vea:

Eclesiastés 12:7 = “El polvo vuelve a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios, que lo dio”.

Aquí hay que considerar, honestamente, que el alma es una intrusa. Lo que vuelve, mi hermano, es el

“espíritu”. No coloquemos un alma dentro del hombre, para que ambos vuelvan para Dios, pues así será

forzar demasiado el texto para adaptarlo a una creencia anti-bíblica.

El espíritu también es mencionado en forma genérica (el texto es contundente: “...y el espíritu vuelva a

Dios que lo dio”), y nadie puede negarlo. Siendo así, ambos espíritus (del justo y del impío) van para

Dios, y esta es la clara y simple verdad de la Biblia.

Así, pues, si se acepta que algún ser real, corpóreo o no, que “sobrevive a la materia”, esto es: continúa

a vivir liberado del cuerpo, si no va a sufrir un proceso evolutivo de “gradación”, entonces tendrá que

tomar rumbo al Cielo fatalmente, porque de allá vino. Ahora, si va para el Cielo, ya está – por la óptica

de la lógica – con la salvación garantizada, tanto el espíritu del justo como el del impío.

Sin embargo, las doctrinas del juicio, resurrección y la vuelta de Jesús que son expuestas por las Igle-

sias Evangélicas, precisan ser conciliadas, ya que son bíblicas. ¿Qué hacer entonces? Sólo hay una sali-

da, y esta sería:

• El espíritu del justo desciende del Cielo, entra en el cuerpo (anteriormente muerto), permanece en

la sepultura mientras es juzgado. Después del juzgamiento, Jesús vuelve, el espíritu resucita y vuelve

para el Cielo. ¿Pero para qué todo eso? ¿Ya no estaba él allá gozando la bendita esperanza? Evidente,

sólo se va para el Cielo para este fin. Por otro lado, imagine usted si este “espíritu” tuviese algún peca-

do escondido, y en el juicio fuese descubierto, y... en vez de ir para el Cielo, ¿fuese ahora para el in-

fierno?

• El espíritu del impío desciende del Cielo, entra en el cuerpo (anteriormente muerto), permanece

en la sepultura, es juzgado, Jesús vuelve, él resucita y va para el infierno.

¡Qué diferencia! Estaba ya en el Cielo, experimentó la cálida armonía celestial y, ahora, va para siem-

pre arder, arder y arder.

OBSERVACIÓN – Hay aún algo a armonizar, o sea: los justos, según la Biblia, resucitan en la primera

resurrección (Apoc. 20:6), y los impíos, en la segunda. Siendo así, el espíritu del impío va a permanecer

aún 1.000 años sepultado (Apoc. 20) y,

según lo enseña el referido profesor, el espíritu es un “ser vivo, inmortal e inteligente”, por lo tanto no

muere, evidentemente estará sepultado vivo, lo que le aumentará sobremanera la sorpresa, porque algún

tiempo antes estaba en el Cielo.

Si estas conjeturas no fuesen reales, tendremos que admitir que el espíritu del justo es diferente del es-

píritu del impío. Y, si así es, somos forzados a “admitir la preexistencia del alma consciente”, o sea, to-

dos los hombres y mujeres ya existían antes de nacer aquí en la Tierra, lo que es, antes de todo, contra-

rio a la propia razón.

¿No encuentra usted mucho más coherente admitir que el espíritu es el hálito de vida?

PARA SU MEDITACIÓN.-

¿Usted nunca encontró extraño que casi nunca se oye una predicación sobre la resurrección en las Igle-

sias Evangélicas? Naturalmente que esta predicación traería una tremenda contradicción, ¿no es ver-

dad? Evidente, si el galardón y la condenación ocurren por ocasión de la muerte, vuelvo a afirmar, tales

eventos preceden el juicio, queda cancelada la resurrección, y la vuelta de Cristo se vuelve desnecesa-

ria.

Amado hermano, es peligroso pensar igual al espiritismo, porque fatalmente se caerá en esta confusión.

El espiritismo no cree en la resurrección. Él acepta la reencarnación. Los nombres son parecidos, sin

embargo hay un abismo entre ellos. Y es preciso tomar cuidado para no caer en ese engaño.

Pág. 201

Es una tarea inglória la de defender la inmortalidad del alma, como lo hacen hoy los evangélicos, ya

que, si las almas y espíritus salen de dentro del hombre al morir, como “seres vaporosos e invisibles”,

iremos a tener, lo queramos o no, un Cielo vaporoso, “una habitación aérea de espíritus rarificados que,

evidentemente, son pintados volando incesantemente al acompañamiento de arpas, porque sería ilógico

pensar en ellos haciendo cualquier cosa más substancial”. – Objeciones Refutadas, F.D. Nichol, pág.

83.

La doctrina de la inmortalidad del alma es puramente espírita; surgió de una “sesión espírita” (Gén. 3:1-

6) y está apoyada en una milenar mentira, y lo que es peor, proferida para subestimar y poner en duda la

Palabra Divina, pues:

Dijo Dios: “CIERTAMENTE MORIRÁS” (Gén. 2:17).

Satanás respondió: “CIERTAMENTE – NO – MORIRÁS” (Gén. 3:4)

Evidente, si Dios dice que muere, entonces muere; nada podrá salir vivo de dentro del hombre, sino Sa-

tanás tendría razón en su afirmativa. Sin embargo, este ser logró un tremendo éxito en su artimaña, ya

que, asustadoramente, el espiritismo está rodeando la Tierra, enlazando a todos en sus mallas sutiles y

fantasiosas. Hasta os alicerces de los evangélicos están cayendo, al aceptar la doctrina de la inmortali-

dad inherente del alma. ¿Quiere verlo? – Lea esta declaración:

“Esa doctrina de la inmortalidad del alma hace con que el espiritismo parezca razonable. La visión po-

pular, que pinta nuestros queridos muertos como estando cerca de nosotros y profundamente interesa-

dos en nuestras actividades, está apenas un paso distante del espiritismo, que simplemente agrega el as-

pecto de la comunicación. Así, en vez de erguir una pared contra ese culto, que virtualmente todos los

ministros consideran como malo, para él se abre una puerta”. – Ídem, 84 – Énfasis míos.

Y eso es tan verdadero que, en el afán inglório de confirmar la doctrina de la inmortalidad, hay una gran

semejanza en los términos usados por los evangélicos con el pensamiento espírita. Por ejemplo:

El espiritismo dice que el cuerpo es el “envoltorio o cárcel” del alma. Que hay “evolución del espíritu”

y “espíritus desencarnados”. – Evangelio Según el Espiritismo, Allan Kardec.

El Profesor A. Gilberto, del Instituto Bíblico Pentecostal, enseña que: el cuerpo es la “vaina” del alma.

Que hay “gradación” (“progresión por grados sucesivos” – Delta Larousse) del alma, y que el alma “so-

brevive a la materia”. – Estudios Elaborados, del Profesor A. Gilberto, pág. 2.

Acaso, ¿no es exactamente eso lo que enseña el espiritismo? ¡Claro que sí! ¡Sólo que con nombres dife-

rentes! Abra los ojos, amado hermano, ese es el terreno encantado del maligno. Vea también que, lejos

de establecerse una diferencia, una barrera entre las doctrinas espíritas y evangélicas, al contrario, ellas

se identifican y sólo difieren en el hecho de que los evangélicos aceptan que el alma y el espíritu van

para el Cielo, y los espíritas, que irán a “encarnarse” en algún ser vivo, a fin de proceder a la “grada-

ción” hasta la purificación tan ansiada. La perfección absoluta, como enseñan.

En una cosa sin embargo, los espíritas están adelante de los evangélicos inmortalistas, y es que ellos no

aceptan que Dios permitirá que los pecadores se queden para siempre ardiendo en el fuego del infierno.

Eso, afirman ellos, no coincide con el carácter de Dios, lo que lleva nuestro pleno endoso.

Nosotros no caemos en estas mallas, ya que, al aceptar la mortalidad natural del alma, no tenemos nin-

guna dificultad en enseñar que, al morir el hombre, la “materia, polvo, cuerpo”, va al polvo (Ecl. 12:7),

y el hálito de vida va a Dios. Lo demás se queda en la memoria del Gran Jehová, y está muy bien así, ya

que Él es el Omnisciente Creador. En relación a los actos buenos y malos, omisiones, etc., del muerto,

Pág. 202

están escritos en los libros (Dan. 7:10) que se abrirán en la investigación de su juzgamiento. Hechos

17:31.

También, “no tenemos que enseñar la increíble doctrina de que existe dentro del ‘hombre’ algo que es

el hombre real, pero que no es discernible a cualquiera de los sentidos, y no está en conformidad con

cualquiera de las leyes comprobadas de la ciencia. Vemos la palabra hombre como significando algo

muy real y concreto. No vagamos en el laberinto de las discusiones metafísicas en la tentativa de com-

prender o explicar cómo Dios pudo insuflar en las narices del hombre el hálito de vida, y el hombre se

volvió un alma viviente. Simplemente afirmamos, con la fuerza del relato bíblico, que cuerpo, alma y

espíritu son todos necesarios para dar existencia y significado a aquello que la Biblia se refiere cuando

habla del hombre en el sentido lato de la palabra” – Ibídem, pág. 85 – énfasis míos.

Nosotros nos colocamos al lado de los postulados bíblicos, junto a Dios, que le dijo al hombre, “cier-

tamente morirás” y que, después de muerto, no hay conciencia, ni sabe él nada de lo que sucede debajo

del Sol (Ecl. 9:6), su memoria está en completo y perfecto olvido (Ecl. 9:5), durmiendo hasta la resu-

rrección (Apoc. 20:6). El hálito de vida se reintegra a Dios, que es la propia fuente de vida.

Así, “nuestra visión de la naturaleza del hombre no interfiere de modo alguno en la doctrina del fuego

final del infierno. De hecho, si el hombre es un ser literal, entonces el lugar de la pena debe ser cierta-

mente un lugar literal, y el castigo debe ser algo muy literal. Pero lo que nuestra visión del hombre co-

mo mortal nos libra, es de la enseñanza de que los fuegos del infierno nunca terminarán ... y que hay un

ente inmortal a resistir eternamente a las llamas.

“Finalmente, tenemos un fuerte argumento contra el espiritismo, con sus materializaciones; el catoli-

cismo con sus súplicas a los santos que hace mucho tiempo ya murieron y sus oraciones a los muertos;

y a cualquier sistema que se basa en la doctrina de la inmortalidad inherente del alma. De hecho, los

que aceptan el punto-de-vista bíblico de que el hombre está silencioso en la tumba hasta la resurrección,

son los únicos que firmemente se pueden oponer al espiritismo o dar respuesta ala embarazosa pregunta

de los espíritas (como está hecha por un médium):

“¿Por qué se oponen los ministros cristianos a las investigaciones del espiritismo, cuando nuestro éxito

simplemente serviría para establecer una de las grandes doctrinas de la Iglesia Cristiana – la inmortali-

dad?” – Ibídem, pág. 86 – énfasis míos.

Si, hermano amado, huir de la simplicidad de Génesis 2:7, es colocarse en el terreno encantado de Luci-

fer, el que, efectivamente, Dios no desea que usted ande con él. Reestudie el asunto, considere estos he-

chos.

Zacarías 12:1 = “Peso de la Palabra del Señor sobre Israel: Habla oh Señor, el que extiende el Cielo, y

que funda la Tierra, y que forma el espíritu del hombre dentro de él”.

Después de estudiar todo lo que la Biblia presenta sobre espíritu, este texto aislado de Zacarías no será

problema para nosotros, ¿no es verdad? El profeta está aquí, tratando de la creación. Dios creó el Cielo,

la Tierra y también el hombre y, al crearlo, ¿cómo lo hizo? Relea Génesis 2: 7. ¿Comprendió? Dios co-

locó la vida dentro del hombre. Espíritu aquí, es un significado clarísimo de vida; ¡y es lo opuesto de

espiritismo!

CURIOSIDADES

En su cuadernillo “Estudio Elaborado”, pág. 2, el Prof. A. Gilberto, del Instituto Bíblico Pentecostal, a

respecto del asunto, afirmó que el “alma” es que peca. Después, con un espacio de seis líneas, dijo que

el “alma” es inmortal. Lamentablemente, fuera de contradecirse, está contra la enseñanza divina, ya que

Pág. 203

dice la Biblia que Dios expulsó a Adán y Eva del Jardín del Edén, para evitar que comiesen del fruto

del árbol de la vida y así se volviesen pecadores inmortales. Ahora, si Dios dice que el hombre poseía

inmortalidad condicional, tanto que le impidió la fuente de la longevidad, después de la transgresión,

¿cómo puede alguien encontrarse en el derecho de dar inmortalidad al alma? Por favor, amado, no entre

en este camino.

El citado profesor Gilberto, consultor doctrinario y teológico de la CPAD en su “Estudio Elaborado”,

dio las siguientes definiciones para espíritu:

“Un ser vivo inteligente, invisible, sin carne y huesos. Vida divina inmortal. Hálito de vida. Energía di-

vina que Dios sopló en el hombre. Sed de razón. Sed del intelecto. Sed de la voluntad. Sed de la con-

ciencia. Sed de la adoración”.

OBSERVACIÓN – Amado profesor, es preciso definir claramente lo que es espíritu, para que se tenga

un punto de partida en el descubrimiento de lo que sea el hombre. Ahí, disculpe, está confuso, y tal vez

contradictorio, y nos lleva a dudas crueles. Nosotros, ovejas, precisamos de pasto verde, suculento y

agua cristalina. Vea si la historia ayuda:

INCRÉDULO: No creo en la Biblia porque ella dice que el caballo habla. (Referencia al caso de Balan

y su mula).

CRISTIANO: Haga un caballo que yo lo haré hablar.

INCRÉDULO: Si, tiene razón, quien creó el caballo, puede también hacerlo hablar.

¿Por que inventar? Si Dios dice que, con el hálito de vida, apenas, le dio la capacidad de raciocinio al

hombre, ¿por qué colocar dentro de él otros dos seres (un alma y un espíritu)? ¿Por qué dudar que Dios

tiene el poder de apenas con el hálito y el barro producir un ser con capacidad intelectual y moral?

Aunque esta enseñanza no fuese bíblica (gracias a Dios que lo es), es mejor aceptarla, porque es lo

opuesto de espiritismo.

CURIOSIDADES:

• El alma puede morir — Eze. 18:4

• El alma puede ser muerta — Jos. 11:11

• El alma tiene sed — Isa. 29:8

Porque ALMA es la persona humana.

¡INMORTALIDAD! ¿CUÁNDO?

Inmortalidad X Resurrección (Quien sustenta una doctrina, tendrá que rechazar la otra)

Finalizaré ahora esta serie de charlas donde fue focalizado el hombre, la obra-prima de la creación de

Dios, comprobando, por la Biblia, que él es un alma viviente con raciocinio; no teniendo dentro de sí

un alma, y que cuando va para la sepultura perecen todos sus pensamientos y deseos (Ecl. 9:6). La vida

(espíritu, vapor, aliento, soplo o respiración) que son traducciones aplicadas al hálito de vida que Dios

inyectó en las narices del hombre (Gén. 2:7), vuelve para Dios. Pero todos sus actos, buenos y malos,

negligencias, oportunidades perdidas y actitudes falsas, están registrados en los libros de Dios y se tor-

narán de los registros para su juzgamiento, en el día del juicio. No importa dónde esté sepultado el

hombre. En el mar, en la tierra, en las cavernas o en los sepulcros rocosos; comido por animales o pe-

ces, quebrado o descuartizado. Ahí permanecerá durmiendo hasta el gran día de la vuelta de Jesús.

La Biblia presenta dos resurrecciones:

Pág. 204

Apocalipsis 20:6 = “Bien aventurado y santo aquel que tiene parte en la primera resurrección; sobre es-

tos no tiene poder la segunda muerte, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él

mil años”.

Juan 5:28 y 29 = “...Todos los que están en los sepulcros oirán Su voz, y los que hicieron el bien sal-

drán para la resurrección de la vida; y los que hicieron el mal para la resurrección de la condenación”.

1 Tesalonicenses 4:16 = “Porque el mismo Señor descenderá del Cielo con alarido, y con voz de arcán-

gel, y con la trompeta de Dios; y los que murieron en Cristo resucitarán primero”.

El numeral ordinal, primero, empleado por Pablo, revela que habrá una segunda resurrección, que es la

de los impíos.

Delante de esa doctrina bíblica – la resurrección – expuesta por todas las Iglesias Evangélicas, hago esta

conjetura: La mayoría de los cristianos hoy, cree que los muertos reciben el galardón después de la

muerte, esto es: siendo bueno y fiel, murió y va para el Cielo; siendo malo, va para el infierno. ¿Cómo

armonizar, entonces, la doctrina de la resurrección y la doctrina del galardón post-mortem? Sólo hay

una solución empírica. Admitir que, en la época de la resurrección, los justos descienden del paraíso ce-

lestial, devuelven la corona, se despojan de las vestiduras blancas, vuelven a la sepultura, resucitan, son

juzgados y después vuelven para la bendita esperanza, reciben de vuelta la corona y las vestiduras blan-

cas. Si, sólo puede ser esto, o entonces negar la resurrección de la cual habla la Biblia.

Lo mismo entonces se dará con el impío: volverá del infierno, irá a la sepultura, será juzgado y retorna-

rá a su martirio. Es preciso coraje para creer en eso. En ese va y viene infinito, le diré a usted que podrá

haber una confusión generalizada, pues note, en el país de las estadísticas (EUA) muere una persona a

cada 21 segundos, o sea: 3 por minuto, 180 por hora, 4.320 por día y 1.554.200 por año. Pues bien, eso

en un país altamente desarrollado, donde las condiciones de vida son excelentes. Imagine en todo el

mundo.

¡Piense! Va muriendo la persona y recibiendo la recompensa, una aquí, otra allá. ¿Ya pensó si por acaso

hubiese algún error, después de la muerte? Algún impío era justo, o algún justo, impío; si, porque la re-

compensa está precediendo al juzgamiento; ¿y si después del juicio fuese comprobado el engaño? En-

tonces el justo desciende del Cielo y va para el infierno, el que ya había experimentado las delicias de

allí, y el impío sale del infierno y va para el Cielo; ¡que sorpresa! Y aún más, tendrán que haber espera-

do algunos milenios antes de poder hacer este cambio.

(Señor, mi Dios, Tu sabes que no dudo de Tu poder, sabiduría, Omnisciencia y capacidad. Así hablo,

para despertar en mis hermanos el interés profundo para este importantísimo tema. Bendice ahora este

querido hermano, esta preciosa hermana, que está leyendo estas páginas, en este momento. Tu los amas,

y yo también. En el Nombre de Jesús, amén).

No hay duda, hermano, el galardón, recompensa, inmortalidad, sólo después del juicio final, que la Bi-

blia establece para el juzgamiento de todos. Hechos 17:30 y 31. Querido hermano, refuerzo este asunto

con las palabras del sabio Salomón:

Eclesiastés 9:10 = “Todo cuanto te venga a la mano para hacer, hazlo conforme a tus fuerzas, porque en

la sepultura, para donde vas, no hay obra, ni industria, ni ciencia, ni sabiduría alguna”.

Es clara la enseñanza del sabio Salomón, que, después de muerto el hombre, sus facultades mentales

son totalmente apagadas, e irá aguardar en un sueño que, aún cuando sea de siglos, para el que durmió

en el Señor, es como si hubiese pasado una noche apenas, hasta el gran día de Dios, la vuelta de Jesús,

cuando, sólo entonces, la recompensa será dada, hecho comprobado por las Escrituras. Vea:

Pág. 205

Lucas 14:14 = “Y serás bienaventurado; porque ellos no tienen con que recompensarte; pero serás

recompensado en la resurrección de los justos”.

Salmo 17:15 = “Cuanto a mi, contemplaré Tu rostro en la justicia; me satisfaré de Tu semejanza

cuando despierte”

2 Timoteo 4:8 = “Desde ahora la corona de la justicia me está guardada, la cual el Señor, justo juez,

me dará en aquel día; y no solamente a mí, sino también a todos los que aman Su ve-

nida”.

Mateo 16:27 = “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de Su Padre, con Sus ángeles; y en-

tonces dará a cada uno según sus obras”.

1 Tes. 4:13-14 = “No quiero, sin embargo, que seáis ignorantes acerca de los que ya duermen, para

que no os entristezcáis, como los demás, que no tienen esperanza. Porque, si creemos

que Jesús murió y resucitó, así también a los que en Jesús duermen, Dios los volverá

a traer con Él”.

Si, ese sueño será interrumpido, cuando la clarinada de Sión resuene por los Cielos; cuando las altiso-

nantes trompetas hagan sonar el clarín de la victoria en la vuelta gloriosa del Señor Jesús. ¡Aleluya!

¡Gloria a Dios!

Así, hermano, queda decidido el caso de todos y la inmortalidad tan deseada sólo será concedida a los

que, vivos, permanezcan fieles, y a todos los justos resucitados en la primera resurrección, inmediata-

mente, en un abrir y cerrar de ojos. 1 Cor. 15:52. Con indecible alegría y felicidad, leamos esta joya en

la Biblia:

Lucas 20:36 = “Porque ya no pueden más morir; pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios,

siendo hijos de la resurrección”.

Esto nos anima, como cristianos, a avanzar confiantes en la Palabra de Dios. Finalmente, amado, lo

convido a reflexionar:

• Si la doctrina de la resurrección es plan de Dios, es evidente que la vida sólo será devuelta al

muerto en esta ocasión, y no en la hora de su muerte. Isaías 26:19.

• Si el hombre permaneciese consciente después de la muerte, o si le saliese algo (alma/espíritu)

que viviese en algún lugar, ¿qué sería resucitado?

• “Cuando esto que es mortal se revista de la inmortalidad” (1 Cor. 15:54). Si el alma fuese inmor-

tal, ¿cuál sería la necesidad de revestirla de inmortalidad?

Después de esta reflexión, considere esto con cariño: Una señora bautista, hermana muy querida nuestra

falleció. Con mi esposa fuimos al entierro. En el cementerio fue hecho el culto de despedida junto a los

fieles y parientes. El pastor leyó los pasajes bíblicos referentes a la resurrección (1 Cor. 15:50-55; 1

Tes. 4:15-17) y después, en la mitad del sermón, dijo dirigiéndose a los parientes:

“No se preocupen con ... (mencionó el nombre de la hermana), ella ya está en el Cielo, guardadita junto

a Cristo. En la resurrección, después que suene la última trompeta, su cuerpo resucitará de la sepultu-

ra”.

Amado, pregúntese:

¿Para qué será resucitado el cuerpo?

Pág. 206

¿Por qué resucitado el cuerpo?

¿El “alma” va a dejar el Cielo, donde todo es tan maravilloso y va a volver a la Tierra para posesionarse

del cuerpo y volver al Cielo?

No es mucho más fácil aceptar que el hálito de vida va a Dios y dejar que Él cumpla lo que prometió?

Al Cielo irá, si, apenas quien resucite o sea trasladado, pero ..., ¡después de la glorificación!

La glorificación tiene fecha marcada – ¡la vuelta de Jesús!

“Confieso abiertamente que no estoy persuadido de que ellos (los cristianos muertos) ya estén en la

plena gloria en que Cristo Se encuentra, o en la que están los ángeles escogidos de Dios. Tampoco es

esto artículo de mi fe; pues, se así fuese, no veo en esto sino que, predicar la resurrección de la carne se-

ría cosa vana”. – Guillermo Tyndale, citado en El Gran Conflicto, pág. 547.

CAPÍTULO 13 - ¡MUERTE! ¿SUEÑO, FINAL O COMIENZO?

El sueño tranquilo, indeleble, aplacible, de alguien que durante el día gastó bastante energía, fuera de

rehacer sus fuerzas, lo hace levantarse bien dispuesto, sin que tenga una noción exacta de las horas que

pasaron entre el anochecer y la madrugada. Así es el sueño de la muerte.

“Cuán consolador es para el cristiano saber que el sueño de la muerte no es eterno, y que habrá resu-

rrección y transformación. Ahora podemos vivir en la esperanza de morir en Jesús y ‘dormir’ en Sus

brazos de amor. El cristianismo puro mira más allá de los portales de la tumba. Hay consuelo y confort

en estas palabras de Jesús: ‘Yo Soy la resurrección y la vida’”. Sígueme, pág. 116.

Amado, si usted comprende bien este tema, estará definitivamente oponiéndose al pensamiento espírita

de la reencarnación.

Hay una cosa en común en todos los libros editados para combatir a los Adventistas: figura en primer

plano la negación de la doctrina que los muertos duermen en la sepultura después de la muerte. Así son

apuntados los cañones contra este pueblo amante de la Biblia, asegurando a través de la prensa que esta

es una doctrina personal nuestra, extraña y caduca. Que “fuerzan el texto”. Que “es un absurdo”. “Un

error muy grande”. – Estudios Bíblicos Sobre Errores de los Sabatistas, Rev. Epaminondas Moura.

Lo interesante es que los textos presentados para oponerse a esa doctrina, fuera de que son escasos, son

de poca importancia y de ningún peso, después de analizados por el contexto. Usted va a sacar las con-

clusiones. Usted verá si la doctrina del “sueño de la muerte” es Adventista o bíblica. También decidirá

quién está con la razón: los Adventistas que aceptan esta doctrina de Dios o los hombres que la niegan

con tanta emoción.

Citaremos apenas dos textos del Antiguo Testamento para hacer brotar la verdad cristalina del sueño en

la muerte. Y también realzar que es una doctrina antigua, creída por los patriarcas y profetas y expuesta

por los discípulos y apóstoles.

Daniel 12:2 = “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra resucitarán ...”

Salmo 17:15 = “Cuanto a mi, contemplaré Tu rostro en la justicia, me satisfaré de Tu semejanza

cuando despierte”.

Son tremendamente claros los textos. Daniel dice que los muertos duermen y David asegura que el

muerto va a despertar, a la vuelta de Jesús. Y ahora, el Nuevo Testamento:

Mateo 27:52 = “Y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que dormían fueron resu-

citados”. Este texto informa lo siguiente:

Santos dormían (estaban muertos).

Resucitaron (porque estaban muertos).

¿Qué fueron resucitados? ¡Cuerpos!

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CONSIDERE: Si eran santos, ¿cuál era la necesidad de ser resucitados? ¿Ya estaban gozando la bendi-

ta esperanza? ¡No! Estaban durmiendo en la sepultura, y despertaron cuando Cristo resucitó. Esta fue

una resurrección especial. Después que salieron de la sepultura fueron hasta Jerusalén (v. 53); poste-

riormente subieron al Cielo con Cristo.

Juan 11:11-14 = “Así habló; y después les dijo: Lázaro, nuestro amigo duerme, pero voy a despertarlo

del sueño... Le dijeron pues Sus discípulos: Señor, si duerme, estará salvo. Pero Jesús decía esto de su

muerte; ellos, sin embargo, creían que hablaba del reposo del sueño. Entonces Jesús les dijo claramen-

te: Lázaro está muerto”.

¿Quién podrá oponerse al Señor? ¿Quién osará decir que la doctrina del sueño de la muerte es Adven-

tista? Jesús aquí es claro, definido e incuestionable: Muerte es sueño. Negar esto es traicionar al Señor.

Escuche más:

2 Pedro 3:4 = “Y diciendo: ¿Dónde está la promesa de Su venida? Porque desde que los padres durmie-

ron, todas las cosas permanecen como desde el principio de la creación”.

Lucas 8:52 = “Y todos lloraban, y se lamentaban; y Él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duer-

me”.

Marcos 5:39 = “Y, entrando, les dijo: ¿Por qué os alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino que

duerme”.

Mateo 9:24 = “Les dijo: Retiráos, que la niña no está muerta, sino que duerme. Y se reían de Él (de Je-

sús)”.

¿Será que no hay muchas personas por ahí, en la misma condición? ¿Riéndose de los Adventistas, por-

que nosotros, así como el Señor Jesús, creemos sinceramente en la doctrina del sueño de la muerte?

Bien, si este fuese su caso, por favor, medite bien, pues es el propio Dios que ha asegurado ser la muer-

te un sueño. Sonría para Jesús pero no se ría de Él, ¿correcto?

Hechos 13:36 = “Porque, en verdad, habiendo David en su tiempo servido conforme a la voluntad de

Dios, durmió, y fue puesto junto a sus padres”.

Hechos 7:60 = “Y, poniéndose de rodillas, clamó con gran voz: Señor, no les imputes este pecado. Y,

habiendo dicho esto, adormeció”. (Hechos 8:2. Esteban fue muerto).

1 Tesalonicenses 4:13-15 = “No quiero, sin embargo, hermanos, que seáis ignorantes acerca de los que

ya duermen, para que no os entristezcáis ... así también a los que en Jesús duermen, Dios los volverá a

traer con Él. Os decimos ... que nosotros los que quedamos vivos para la venida del Señor, no precede-

remos a los que duermen”.

1 Coríntios 15:6 = “Después fue visto, una vez, por más de quinientos hermanos, de los cuales aún vive

la mayor parte, pero algunos ya duermen también”.

Observe el paralelo que Pablo establece entre el vivo y el muerto. ¿No es innegable? También él acepta

que el muerto está durmiendo. ¡Qué claridad!

1 Coríntios 15:18 = “Y también los que durmieron en Cristo...”

1 Coríntios 15:20 = “Pero ahora Cristo resucitó de los muertos, y fue hecho las primicias de los que

duermen”.

Pablo hace alusión a las primicias, refiriéndose al Antiguo Testamento. Era una práctica bella, cuando

se ofrecía al Señor la primera gavilla de la cosecha (Lev. 23:10). Semejantemente, Jesús se volvió la

primicia de la resurrección, precediendo la resurrección de los justos, así como haciéndola figura de la

resurrección de todos los salvos, en todos los tiempos, que duermen en el polvo de la tierra.

1 Coríntios 15:51 = “He aquí os digo un misterio: en verdad, no todos dormiremos, pero todos seremos

transformados”.

Pablo infiere que, por ocasión de la venida del Señor, habrá dos clases de cristianos en la Tierra:

Los que duermen (muertos).

Pág. 208

Los vivos.

Todos sin embargo, serán “transformados” al sonar la última trompeta.

Si predican que el creyente al morir va directamente para el Cielo a disfrutar de la inmortalidad al igual

que un espíritu nebuloso, pregunto:

¿Qué será resucitado?

¿Qué será transformado?

Pablo es claro, todos (justos vivos y justos muertos) serán transformados.

1 Coríntios 15:52 = “En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, ante la última trompeta; porque la

trompeta sonará, y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados”.

“Si esos mismos muertos ya estuviesen disfrutando la incorrupción de la inmortalidad, no necesitarían

de ningún cambio. La verdad es, sin embargo, que ellos sucumbieron a la corrupción de la tumba y ca-

recen del ministerio transformador de Cristo no menos que sus hermanos y hermanas vivientes”. – Lec-

ción de la Escuela Sabática, pág. 130–3º Trim., 1981. Énfasis mío.

Por consiguiente, los justos muertos despertarán de su sueño, cuando la voz de Dios resuene en el Cie-

lo, llamando a Sus hijos a la vida, para recibir entonces, la inmortalidad soñada. Juan 6:39, 40, 44, 54.

Como puede ver amado hermano, la doctrina del “sueño de la muerte” no es de los Adventistas como

dicen los innumerables escritores que combaten esta amada iglesia, sino que es una doctrina también

neo-testamentária, y nosotros la aceptamos porque es una verdad incuestionable. Y usted, si estuvo

equivocado hasta ahora a respecto de este asunto, escuche por favor el apelo de Pablo:

1 Tesalonicenses 4:1 = “Finalmente, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que, así

como recibisteis de nosotros, de la manera que conviene andar y agradar a Dios, así andad, para que

abundéis cada vez más”.

NOTA – En la Biblia la muerte es llamada “sueño” cincuenta y cuatro veces.

CAPÍTULO 14 - PARTIR Y ESTAR CON Cristo.-

“Y serás bienaventurado; porque ellos no tienen con que recompensarte; pero te será recompensado en

la resurrección de los justos”. (Luc. 14:14).

Si una persona al morir, va luego a encontrarse con Cristo en la gloria, entonces responda:

• ¿Por qué llorar en el velorio?

• ¿Por qué temer la muerte?

• ¿A quién no le gustaría subir inmediatamente al Cielo?

“Pero de ambos lados estoy en aprieto, teniendo el deseo de partir, y estar con Cristo, porque esto es

aún mucho mejor”. Filipenses 1:23

“Pero tenemos confianza y deseamos antes dejar este cuerpo, para habitar con el Señor” 2 Coríntios 5:8

Estos textos paulinos se han vuelto, a lo largo de los años, un fuerte pilar para la creencia de que el ga-

lardón es conferido inmediatamente después de la muerte. Esta fe ha sido real en la vida de muchos

Ministros, hecho que ya presencié en varias oportunidades, en el sepultamiento de creyentes.

En el libro Angeología, del Pastor Bautista Ebenézer Soares Ferreira, destaqué del prefacio hecho por el

autor, sobre la tesis presentada, el siguiente párrafo:

Pág. 209

“Que alcance los objetivos por lo cual fue escrita y que la memoria del gran idealista, Pastor Barreto,

que me estimuló a escribirla, sea siempre honrada, pues en el Cielo ya se encuentra desde el 09-07-63,

sirviendo al Señor con los ángeles que tanto amaba”. – Énfasis míos.

Como se ve, no solamente es creída esta doctrina en la esfera teológica, como patentada en libros y lan-

zada en la corriente evangélica. Y así son doctrinados los cristianos, en base a un verso aislado, lo cual

es muy peligroso, ya que, bien analizado el texto de Fil. 1:23, será fácil descubrir cuando Pablo llegaría

después de su partida.

Tener deseo de partir es una cosa, llegar el mismo día al Cielo, es otra bien diferente. Perdóneme, ¡mu-

chos están confundiendo partida con llegada!

Estar con Cristo es un deseo real del cristiano, y el Señor bien conocía este deseo, razón por la cual

afirmó: “...y he aquí que Yo estoy con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos”. Ma-

teo 28:20. Pablo comprendió eso al punto de quedar “impregnado” de Cristo y confesó a la iglesia de la

Galácia:

Gálatas 2:20 = “Ya estoy crucificado con Cristo; y vivo no más yo, sino que Cristo vive en mi; y la vida

que ahora vivo en la carne la vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y Se entregó a Sí mismo

por mi”.

Por otro lado, el deseo del Señor para con Sus hijos fue declarado: “Jesús respondió y le dijo ... Ven-

dremos para él, y haremos en él morada” (Juan 14:23). Por consiguiente, la fusión de Cristo y el cris-

tiano es inherente a ambos. Uno desea estar

con el otro. La diferencia, sin embargo, es realzada y establecida, cuando nos preguntamos: ¿Quién es

el hombre? ¿Quién es Jesús? Esta comparación sólo es posible mediante el amor revelado en la cruz.

Por eso yo también anhelo estar con Jesús.

Pues bien, lamentablemente el día de la partida de Pablo fue precedido por dos largos años en la prisión

en Roma. Y la manera en que se dio no fue menos dolorosa. Su cabeza fue descepada por el verdugo.

Así partió Pablo. Esto es: murió. Pero, ¿cuándo estará con Cristo? Si, ¿cuándo llegará al Cielo? Él

mismo nos responde:

2 Timoteo 4:8 = “Desde ahora, la corona de la justicia me está guardada, la cual el Señor, justo juez, me

dará en aquel día; y no solamente a mí sino que también a todos los que aman Su venida”.

En el contexto paulino, este verso infunde una gran luz sobre el asunto y revela la confianza del após-

tol. Él tenía certeza absoluta de su galardón; su corona era cierta, sin embargo la pose de ella tiene día

marcado: “En aquel día” – la vuelta de Jesús.

Pablo sabía que la resurrección lo traería de vuelta a la vida, pero en relación al día de este aconteci-

miento nunca dejó a nadie engañado. También a los coríntios les garantizó:

1 Coríntios 15:23 = “Pero cada uno en su orden; Cristo, las primicias, después los que son de Cristo, en

Su venida”.

Una de las más bellas páginas de la pluma paulina, en lo que se refiere a la doctrina de la resurrección,

para total aclaración del asunto en pauta, es esta:

1 Coríntios 15:52-54 = “En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, ante la última trompeta; porque la

trompeta sonará, y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque

conviene que esto que es corruptible se revista de la incorruptibilidad, y esto que es mortal se revista de

la inmortalidad. Y, cuando esto que es corruptible se revista de la incorruptibilidad, y esto que es mortal

se revista de la inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: tragada fue la muerte en

la victoria”.

No hay nada a que oponerse. Pablo deja claro como la luz del Sol, que el día de su partida es el día de

su muerte, pero el día para estar con Cristo es el de su resurrección. Esta fue su fe. Este fue su enseñan-

za. Esta es una doctrina básica de la Escritura.

Pág. 210

Así, el cuerpo del amado apóstol fue enviado a la sepultura, estando guardado por los ángeles hasta el

ansiado día del encuentro con el Señor en los aires, cuando entonces las tumbas se abrirán bajo el im-

pacto de la voz de Dios, para devolver a la vida a los que la muerte retiene bajo su aguijón.

Como no hay conciencia en la muerte, el día de la resurrección de Pablo le dará a él la nítida impresión

que ocurrió “en el instante inmediato al de su muerte”. Y esto, amado hermano, ocurrirá con todos los

muertos, que “mueren en el Señor”. Esta es la enseñanza de la Biblia. Simple y claro. Por favor, le

reitero con emoción, no confunda partida con llegada, pues Pablo no tenía dudas de que su llegada al

Cielo sólo se daría con su resurrección. Es él quien lo afirma escribiendo a los creyentes de Filipos:

Filipenses 3:11 = “Para ver si de alguna manera puedo llegar a la resurrección de los muertos”.

Hermano, he ahí el testimonio fiel de los propios labios de Pablo y firmado con su puño, dándole valor

eterno. ¿Quién lo negará?

Acuérdese del amado del Señor, David, que también murió y no fue para el Cielo inmediatamente. Pero

irá, por ocasión de la resurrección de los justos. Escuche:

“Varones hermanos, que me sea lícito decíros libremente acerca del patriarca David, que él murió y fue

sepultado, y entre nosotros está hasta hoy su sepultura. Siendo pues él profeta, y sabiendo que Dios le

había prometido con juramento que del fruto de sus lomos, según la carne, lo levantaría Cristo, para

sentarlo sobre Su trono. En esta previsión, dijo de la resurrección de Cristo: que Su alma no sería deja-

da en el Hades, ni Su carne vio la corrupción. Dios resucitó a este Jesús, de lo que todos nosotros so-

mos testigos. De manera que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa

del Espíritu Santo, derramó esto que vosotros ahora veis y oís. Porque David no subió a los Cielos, sino

que él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a Mi derecha”. Hechos 2:29-34.

OBSERVACIÓN – Querido hermano, ¿no cree usted desconcertante que Pablo destaque con tamaña

claridad que aguardaba su resurrección, y nosotros aceptamos que él esté en el Cielo hoy?

“Pequé y me arrepentí; confié y amé; ahora descanso y resucitaré; y por la Gracia de Cristo, aunque in-

digno, reinaré”. (Inscripción en la sepultura de un leal siervo de Dios).

CAPÍTULO 15 - 1 Samuel Capítulo 28

Los filisteos se preparaban para atacar Israel. Como el profeta Samuel ya había muerto (cap. 28:3), Saul

se desespera delante del enemigo (cap. 28:5). Entonces consulta al Señor (cap. 28:6) sin obtener cual-

quier respuesta. En vez de humillarse, arrepentirse, convertirse de sus malos y desobedientes intentos,

toma la decisión más degradante de su vida, escuche:

1 Samuel 28:7 = “Entonces dijo Saul a sus criados; buscadme una mujer que tenga el espíritu de hechi-

cera, para que yo vaya donde ella, y consulte por ella...”

Pobres seres humanos, a semejanza de Saul, cuando pierden de vista la obediencia a la Ley de Dios,

piensan que todo es posible en el cristianismo. Saul comienza un proceso de engaño periódico: “Se dis-

frazó (cap. 28:8) y fue a encontrarse con la hechicera. Al llegar, aquella mujer demostrando obediencia

al decreto real, definió la situación, sin saber de quien se trataba. Escuche:

1 Samuel 28:9 = “... he aquí que tu sabes lo que Saul hizo, como ha destruido de la tierra a los adivinos

y a los encantadores; ¿por qué me armas un lazo a mi vida, para hacerme morir?”. Delante de la preo-

cupación de la hechicera, Saul la tranquiliza y, ella, entonces, indaga:

1 Samuel 28:11 = “... ¿a quién te haré subir? Y dijo él: Háceme subir a Samuel”.

En este instante, desesperada, la hechicera imagina haber caído en la trampa, pues reconoce en el

“cliente”, al propio rey Saul, el exterminador de la hechicería (cap. 28:12).

Saul mandó que la mujer se calmase y la sesión espírita prosiguió. La hechicera, entonces, hace apare-

cer al propio Satanás personificando al fallecido profeta Samuel (cap. 28:14). Y este diálogo se procesó,

preste atención:

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1 Samuel 28:15-19 = “Samuel dijo a Saul: ¿por qué me inquietaste, haciéndome subir? Entonces dijo

Saul: Muy angustiado estoy, porque los filisteos guerrean contra mi, y Dios se ha desviado de mi, y no

me responde más, ni por el ministerio de los profetas, ni por sueños; por eso te llamé a ti, para que me

hagas saber lo que he de hacer.

“Entonces dijo Samuel: ¿Por qué pues me preguntas a mí, ya que el Señor te ha desamparado, y se ha

hecho tu enemigo?

“Porque el Señor ha hecho contigo lo que te dijo por mi boca, y ha rasgado el reino de tu mano, y lo ha

dado a tu compañero David. Como tu no distes oídos a la voz del Señor, y no ejecutaste el fervor de Su

ira contra Amalec, por eso el Señor te hizo hoy esto. Y el Señor entregará también a Israel contigo en la

mano de los filisteos, y mañana tu y tus hijos estaréis conmigo; y el campamento de Israel el Señor lo

entregará en la mano de los filisteos”.

Esta materialización espírita ocurrida en la ciudad de En Dor, es la obra prima del archienemigo – Luci-

fer. Desaforadamente utiliza términos divinos y evoca al Señor Dios Todo Poderoso presentándolo co-

mo enemigo, cuando en verdad el enemigo de los seres humanos es él mismo.

Astuto y competente actor, profetiza en el Nombre del Señor, con el mayor descaro y toma toda la tra-

ma en las manos para que el cumplimiento de su profecía ocurriese como él lo dijo – 24 horas de vida

apenas para el rey en rebeldía.

De hecho Saul perdió la batalla y la vida como Lucifer lo había predicho (1 Sam. 31:4). Pero, esto sólo

ocurrió porque Saul le dio las espaldas a Dios y quedó delante de Satanás. Si hubiese habido un arre-

pentimiento sincero del rey, un cambio de vida y fe en el Todo Poderoso, la historia sería completamen-

te diferente.

Un rey incrédulo, atrevido, rebelde y desafiador jamás podría crecer en la fe en su experiencia cristiana.

Por eso, en vida, Samuel definió la conducta que debería tener delante del Cielo:

1 Samuel 15:22 = “... he aquí que obedecer es mejor que sacrificar...”

Mi amado, nunca entre en el terreno encantado de Lucifer, nunca consulte sus colaboradores, nunca

salga de la presencia del Padre Celestial, para que las trampas y ardides de este enemigo lo alcance.

Como usted puede comprobar leyendo el capítulo 12 (¡HOMBRE! ¿MORTAL O INMORTAL? – pág.

270), cuando la persona muere – creyente o impía, va para la sepultura y todo queda entregado al com-

pleto olvido. Eclesiastés 9:5-6.

Por lo tanto, el Samuel de este episodio, que la hechicera hizo aparecer, fue el propio Lucifer, con per-

fecta apariencia facial y la voz de Samuel, para engañar y destruir al rey. Este siempre fue su papel.

Abra los ojos mi hermano.

CAPÍTULO 16 - ARREBATAMIENTO SECRETO.-

“Entonces, estando dos en el campo, será llevado uno, y dejado otro. Estando dos moliendo en el mo-

lino, será llevada una, y dejada la otra. Vigilad, pues, porque no sabéis a que hora ha de venir vuestro

Señor”. Mateo 24:40-42.

Este texto (Mateo 24: 40-42) es utilizado para afirmar que los santos serán raptados secretamente antes

de la vuelta de Jesús.

Esta teoría afirmada en este texto aislado es un mito medieval creado por los adeptos de la Contra Re-

forma. Esta enseñanza empaña el majestuoso brillo de la resurrección bíblica. En Mateo 24 Jesús pre-

senta la mayor profecía de Su venida. Y en el contexto (Mat. 24:48-51) se evidencia la enseñanza clara

de Jesús: Estar alerta, porque al volver el Señor, uno será “tomado”, otro será “dejado”.

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En Sodoma y Gomorra apenas tres personas fueron “llevadas”, esto es: escaparon de la destrucción. En

el diluvio, ocho se salvaron. En la destrucción de Jerusalén, quien estaba alerta (Mat. 24:15-20), huyó y

se salvó. Ninguna de aquellas personas fue arrebatada. Arrebatados en la Biblia sólo hubo Enoc y Elías,

y el arrebatamiento no fue secreto. La Biblia es clara al presentar la doctrina de la resurrección:

“He aquí os digo un gran misterio: en verdad, no todos dormiremos, pero todos seremos transforma-

dos. En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, ante la última trompeta; porque la trompeta sonará, y

los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque conviene que esto

que es corruptible se revista de la incorruptibilidad, y que esto que es mortal se revista de la inmortali-

dad. Y, cuando esto que es corruptible se revista de la incorruptibilidad, y esto que es mortal se revista

de la inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Tragada fue la muerte en la victo-

ria”. 1 Cor. 15:51-54.

“No quiero, sin embargo, hermanos, que seáis ignorantes acerca de los que ya duermen, para que no os

entristezcáis como los demás, que no tienen esperanza. Porque, si creemos que Jesús murió y resucitó,

así también los que en Jesús duermen Dios los volverá a traer con Él. Os decimos, pues, esto, por la Pa-

labra del Señor: que nosotros, los que quedemos vivos para la venida del Señor, no precederemos a los

que duermen. Porque el mismo Señor descenderá del Cielo con alarido y con la voz de Arcángel, y con

la trompeta de Dios; y los que murieron en Cristo resucitarán primero. Después nosotros, los que que-

demos vivos, seremos arrebatados juntamente con Él en las nubes, a encontrar el Señor en los aires, y

así estaremos siempre con el Señor”. 1 Tes. 4:13-18, etc.

En la primera resurrección, participarán todos los justos muertos de todas las épocas (1 Tes 4:16). Con

los justos vivos, son todos arrebatados (1 Tes. 4:17). Mil años más tarde ocurre la segunda resurrección,

que es la de los impíos (Apoc. 20:5).

OBSERVACIÓN – Un poco antes de la vuelta de Jesús, ocurre una resurrección parcial, menor, según

Daniel 12:2. En esta resurrección parcial, resucitarán para contemplar al Señor los que lo rechazaron,

traspasaron, crucificaron, se burlaron y se rieron de la agonía de Cristo (Apoc. 1:7). Estas personas mo-

rirán tres veces. Primera: la muerte natural. Segunda: Después de esta resurrección especial, después

que hayan contemplado al Señor Jesús, volverán a morir. Tercera: Después del milenio resucitan para

ser exterminados con todos los rebeldes. ¿Percibe cómo es linda y clara la doctrina de la resurrección?

Escuche esto:

1 Coríntios 15:20 = “Pero ahora Cristo resucitó de los muertos, y fue hecho las primicias de los que

duermen”.

La resurrección de Moisés, del hijo de la viuda de Naim, de la hija de Jairo y Lázaro, dependían de la

resurrección de Jesús. Esto fue posible porque Cristo resucitaría. Cristo quedó como fiador de estas re-

surrecciones. Por eso Jesús es la primicia. Si hubiese arrebatamiento secreto, ¿existiría la necesidad de

la resurrección? Relea este texto aclarador:

Apocalipsis 1:7 = “He aquí que viene con las nubes, y Todo ojo lo verá, hasta cuantos lo traspasaron

...”

ATENCIÓN

Cuando es de día aquí en Brasil es de noche en Japón. Pero, no lo dude – TODO ojo verá a Jesús vol-

viendo. Dios estirará la Tierra si fuese necesario. Y más aún, los que asesinaron a Jesús no poseían fe,

luego, no es el ojo de la fe. Todos los seres humanos, un día verán a Dios. Con la vuelta de Jesús, unos

serán “llevados”, otros serán “dejados”.

EL RETORNO DE CRISTO SERÁ:

• Audible (1 Tes. 4:16).

• Glorioso (Mat. 16:27; Apoc. 19:11-16).

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• Súbito e inesperado (Apoc. 1:7; Mat. 24: 38-39).

Después de todo lo que Jesús pasó por amor a nosotros; vilipendiado, masacrado, burlado, bofeteado,

ridiculizado, ¿no es mejor que en vez de volver a nuestra Tierra de forma secreta, llegase Él triunfal-

mente con el sonido de todas las trompetas, delante de los ojos de todos los mortales? ¡Claro que sí!

¿No es verdad?

CAPÍTULO 17 - LA PARÁBOLA DEL RICO Y LÁZARO.-

Lucas 16:19-31

LITERALMENTE HABLANDO: Por sus actitudes, ¿quién merece de hecho, el Cielo? – ¿El Rico o

Lázaro?

Manda la sinceridad que toda esta parábola sea interpretada literalmente, ya que en parte así es hecha,

para financiar la fugaz doctrina de la inmortalidad del alma.

“Y con muchas parábolas les dirigía la palabra, según lo que podían comprender. Y sin parábolas nunca

les hablaba; sin embargo todo declaraba en particular a Sus discípulos”. Marcos 4:33 y 34.

Vamos, con la ayuda del Espíritu Santo, a entender la parábola del Rico y Lázaro. Como punto de par-

tida, descubramos por el diccionario cuál es el significado de la palabra parábola. Dice el Pequeño Dic-

cionario de la Lengua Portuguesa que es una “narración alegórica”. Esto es: Parábola es una alegoría y,

según el mismo diccionario, alegoría es: “Exposición de un pensamiento bajo la forma figurada; ficción

que representa un objeto para dar la idea de otro; continuación de metáforas que significan una cosa en

las palabras y otra en el sentido”.

La palabra griega traducida por “parábola” significa: “comparación”, “tipo”, “figura”. Esto es: Un len-

guaje en códigos.

Mal comparando, y con la debida anuencia del hermano, digo: Una historia engendrada, un cuento, que

esconde y encubre una verdad importante (Eze. 17:2; 24:3). La parábola, pues, tiene el objetivo de

transmitir una verdad; pero ella misma no es esta verdad. Escuche el testimonio de Jesús y del evange-

lista Mateo:

“Por eso les hablo por parábolas; porque ellos viendo, no ven; y, oyendo, no oyen ni comprenden. Y en

ellos se cumple la profecía de Isaías, que dice: Oyendo, oiréis pero no comprenderéis. Y viendo, veréis,

pero no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo está endurecido. Y oyeron de mal grado con sus

oídos, y cerraron sus oídos; para que no vean con los ojos, y escuchen con los oídos, y comprendan con

el corazón, y se conviertan, y Yo los cure”. – Mateo 13:13-15.

“Todo eso dijo Jesús por parábolas a la multitud. Y nada les hablaba sin parábolas, para que se cum-

pliese lo que fuera dicho por el profeta que dijo: Abriré en parábolas Mi boca; publicaré cosas ocultas

desde la fundación del mundo”. – Mateo 13: 34-35.

Componer parábolas era el método particular que Jesús usaba para enseñar. Al exponer a través de estas

ilustraciones la verdad que quería presentar, Él lo hacía por un motivo todo especial; y al respecto, nos

dice Ellen G. White, abalizada escritora:

“Entre las multitudes que Lo rodeaban, había sacerdotes y rabinos, escribas y ancianos, herodianos y

mayorales, amantes del mundo, beatos, ambiciosos que deseaban, antes que nada, encontrar alguna acu-

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sación contra Él. Espías le seguían los pasos, día a día, para encontrarle alguna palabra que Le causase

la condenación, e hiciese silenciar para siempre aquel que parecía atraer a Sí a todo el mundo.

“El Salvador comprendía el carácter de esos hombres y presentaba la verdad de manera tal, que nada

podían encontrar que les diese motivo para llevar su caso delante del Sanedrín. En parábolas, Él censu-

raba la hipocresía y el procedimiento impío de aquellos que ocupaban altas posiciones. Y, en lenguaje

figurada, vestía la verdad de tan penetrante carácter, que, si las mismas fuesen presentadas como acusa-

ciones directas, no darían oídos a Sus palabras y habrían dado un fin rápido a Su ministerio”. – Palabras

de Vida del Gran Maestro, pág. 22.

Está claro entonces que había un motivo especial para que el Maestro hablase en parábolas, sobretodo

para que se cumpliese también la profecía mesiánica que dice: “Abriré en parábolas Mi boca...” Salmo

78:2.

Hay una corriente de lectores de la Biblia que afirman con vehemencia ser la narrativa de Jesús sobre el

Rico y Lázaro no una parábola, y sí una doctrina real. Al actuar así, fuera de contradecirla, chocan con

una barrera evangélica, formada por los más respetables teólogos de los más variados ramos protestan-

tes, que concuerdan ser este cuento puramente parábolico. Por lo tanto, es preciso que quede claro, sin

ninguna sombra de dudas, que la narración es una parábola: la parábola del Rico y Lázaro.

Por consiguiente, la doctrina de la inmortalidad del alma y del galardón después de la muerte, extraída,

como hacen, de esa parábola, es sobre todo inconveniente, pues sabido es, y aceptado por los más emi-

nentes exegetas, que no se puede afirmar una doctrina sobre parábolas, pues ella es una ficción, una

alegoría, una metáfora.

El Doctor Joseph Angus, teólogo evangélico (de la Iglesia Bautista), en su obra – Historia, Doctrina e

Interpretación de la Biblia, pág. 181 nos aconseja judiciosamente a respecto de las parábolas. Dice él:

“Convertir delicados pormenores en grandes verdades escriturísticas es obscurecer el gran designio del

todo. Y así traemos un significado para la parábola en vez de extraer de ella el significado. Eso es un

hábito que nos puede llevar a los engaños más serios” – Énfasis míos.

Particularmente, no creo que exista un “engaño más serio”, que esconder el verdadero sentido parabóli-

co de esta historia, para presentar la doctrina de la inmortalidad del alma, la doctrina del Cielo y del in-

fierno, o sea: el Cielo para el bueno, y el infierno para el malo, inmediatamente después de la muerte.

Escuche, aún, a E. G. White:

“En esta parábola Cristo se acerca del pueblo en su propio terreno. La doctrina de un estado consciente

de existencia entre la muerte y la resurrección era mantenida por muchos de los que oían las palabras de

Cristo. El Salvador les conocía las ideas y compuso Su parábola de modo a inculcar verdades importan-

tes en lugar de esas opiniones preconcebidas”. – Palabras de Vida del Gran Maestro, página 263.

En síntesis, estimado hermano, estamos delante de una historia contada por Jesús, que, si la estudiamos

diligentemente (cavando hondo), notaremos la belleza de la verdad que el Salvador quería enseñar. An-

tes de comenzar a estudiar la parábola, déjeme decirle lo que dijo un eminente teólogo:

“Es regla aceptada en teología que las doctrinas no deben ser basadas sobre parábolas”. – F. D. Nichol,

Answers to Objections, nota al pie, pág. 567 – citado en Sutilezas del Error.

Pues bien, supongamos que estos teólogos, investigadores y escritores estén errados, y llegamos a la in-

congruencia de considerar esa parábola literalmente, como la aceptan muchos sinceros cristianos. En-

tonces vamos a considerarla así, toda literalmente, ¿cierto? Coloquemos, por lo tanto, en pauta, el Rico

de la parábola.

Pág. 215

• Ni la Biblia ni Jesús dijeron que el rico era malo. Dicen apenas que era rico. Y ser Rico no es ca-

racterística del desagrado de Dios; al contrario, la riqueza del cristiano es señal de bendiciones del Cie-

lo.

• Abraham fue llamado “amigo de Dios” y los cristianos saben del cuidado del Señor sobre él y su

familia, y, sin embargo, leemos en Génesis 13:2: “Era Abraham muy rico en ganado, en plata y en

oro”.

• Job, el habitante de la tierra de Uz, hombre sincero, recto y temente a Dios, fue también amado

por Él y leemos en su libro, capítulo 1 versículos del 1 al 3: “...y era su ganado 7.000 ovejas, 3.000 ca-

mellos y 500 yuntas de bueyes y 500 asnas, era también muchísima la gente a su servicio, de manera

que este hombre era mayor que todos los del Oriente”. Ahí está el hombre más rico del Oriente y tam-

bién un gran amigo de Dios, y por Él recordado y amado.

• Salomón, José de Arimatéa, Nicodemos, este, afirman, era tan rico, que su fortuna daría para sus-

tentar la nación judaica por 10 años, y sin embargo no fue repelido por Jesús; al contrario, el Maestro lo

amó profundamente.

Entonces, querido hermano, desprendemos de ahí que no es ningún pecado ser rico. Y la Biblia informa

simplemente, en esta parábola: “Había un hombre rico... y él murió...” (Luc. 16:22). Y eso no es, nunca

fue, jamás será pecado tan grave que lo pueda lanzar al infierno. Ve, si fuésemos a tratar esta parábola

literalmente, le pregunto: ¿Qué está errado? ¿Qué hizo el Rico para perderse y ser lanzado en el in-

fierno?

No se olvide que, Jesús presentó simplemente a un hombre Rico. No dijo que él era transgresor de la

Ley de Dios, ni malo, ni avariento. Ni que haya adquirido su riqueza con fraude, injusticia o robo. Ape-

nas un hombre rico. Coloquemos en pauta, ahora, al mendigo Lázaro.

• Ni la Biblia, ni Jesús, mencionan que él haya sido un creyente bueno y fiel, y mucho menos cum-

plidor de la Ley de Dios. Dice, simplemente: Era un mendigo.

• Escuche hermano, y no se escandalice: Mendicidad es prueba del desfavor de Dios (¡perdón Se-

ñor!). No necesita levantarse de la silla, ni tragar en seco, estamos considerando literalmente la parábo-

la, y es eso lo que dice la Biblia, y aquí está David para probar; dice él: “Fui joven, y ahora soy viejo;

pero nunca vi desamparado al justo, ni a su descendencia mendigar el pan”. Sal. 37:25.

(Por consiguiente, literalmente hablando, nuestro buen mendigo parabólico, pobrecito, no era justo, ni

mucho menos descendiente de algún justo. Además, la Biblia silencia cuanto al hecho de que por lo

menos él haya hecho algo de bueno, para merecer el Cielo).

Por eso, hermano, aceptar esa parábola literalmente, como se quiere admitir, forzoso será creer que el

mendigo fue salvo por los “méritos de la pobreza”, lo que contraría frontalmente el plan de la salvación,

pues es notorio que el hombre sólo será salvo mediante su fe en la aceptación de Jesús Cristo como su

Salvador.

La Biblia no enseña, en ningún lugar, que por ser pobre o haber sufrido muchas agruras, padecido mu-

chos dolores, alguien gane por eso el Cielo como recompensa. ¡Eso no es bíblico! Lo que las Escrituras

mencionan al respecto es que los pobres siempre los tendremos con nosotros (Mat. 26:11), y que tene-

mos el deber de ampararlos, pero también ellos deberán tomar su decisión al lado de Cristo, si es que

desean habitar en el Cielo algún día. (Sabe, yo ya fui tan pobre, mi padre murió dejando a mi madrecita

con 4 hijos. Mi hermana, que era la más adulta, tenía 10 años. Viví en morro y en favela. Llevo con or-

gullo una marca de hambre en mi brazo izquierdo. Con ella iré para el Cielo, pero ... sólo porque yo

también hice mi decisión por Cristo).

Literalmente hablando, la beneficencia de este Rico parabólico asumió proporciones mayores, porque

Lázaro no era un mendigo solamente, era un harapo de gente, con el cuerpo todo carcomido por una en-

fermedad terrible, posiblemente la lepra.

Pág. 216

¿Sabe usted cómo era que un leproso debería andar cuando no estaba enclausurado? Su obligación, por

Ley, era pasar a lo largo y gritar: “Soy leproso”, “estoy inmundo”, “apártense”. (Lev. 13:44-46). Esto

cuando no eran apedreados. ¡Pobres! ¡Pobres criaturas!

Ahora mi hermano, imagine lo siguiente:

– Usted despierta en la mañana, y junto con sus hijos se prepara para salir, cuando, al abrir el portón, se

depara con ese pobre “trapo” de gente, cayendo a los pedazos, y os sus perros lambiendo aquellas heri-

das en carne viva, devorada por la lepra. Diga sinceramente, ¿cuál sería su reacción? ¿Le daría comida,

aunque sean migajas (migajas de rico es hartura) de su mesa o llamaría la Policía o la Salud Pública?

– Si, ¿cuál sería su actitud al encontrar, en la puerta de su casa a un leproso, en avanzado grado de en-

fermedad?

Su reacción, mi amado, es una incógnita, pero la del Rico de la parábola, no. Le permitió comer miga-

jas y no lo expulsó de su puerta; y, del relato, imaginamos haber durado días esa beneficencia. Por lo

tanto, ese Rico parabólico no es un hombre malo, sino bueno, de corazón inclinado a apiadarse de los

desvalidos de la suerte, ¿no cree?

Ahora le pregunto sinceramente: Considerando las virtudes de ambos, (ciertamente basándose en lo li-

teral, que es lo que estamos haciendo con toda la parábola), ¿quién merece el Cielo? Si, argumentando

literalmente, si Lázaro por ser mendigo fue para el Cielo, el Rico no puede dejar de ir también, porque

no es pecado ser rico, y, ese de la parábola, demostró genuina humanidad, no expulsó al mendigo de su

puerta, no llamó a la Policía ni a la Salud Pública, y aún le permitió alimentarse del pan de su mesa.

Esto bastaría para derrumbar la tesis de que esa parábola tiene que ser aceptada literalmente para fun-

damentar la doctrina de la inmortalidad del alma y del galardón inmediato después de la muerte; pero,

no paremos aquí.

Continuemos considerándola literalmente, y asegúrese firme, para que la tierra no huya de debajo de

sus pies, porque dice el relato ficticio que Lázaro murió, y fue para el “seno de Abraham”. Lucas 16:23.

Entonces, enseña esta parábola, si tomada al pie de la letra (literalmente), que el hombre, siendo pobre,

mendigo, desvalido, al morir, tiene como premio, o recompensa, el Cielo (seno de Abraham). Entonces,

hagamos las siguientes preguntas:

• ¿Usted no cree que el seno de Abraham sea muy pequeño, porque como máximo este patriarca

debía tener de altura, unos 2,30 m?

• Y los pobres y mendigos que murieron antes de Abraham, ¿para que seno fueron?

• Cabrán en el seno de Abraham todos los pobres del mundo cuando mueran, pues es sabido que la

mayor parte de la población mundial, que ya se aproxima de los 6 mil millones, son pobres?

• Bien, si apenas por ser mendigo alguien tiene derecho al Cielo, el creyente entonces jamás podrá

quedar fuera de él, y ¿qué seno es ese para que quepa tanta gente? Abel, que vivió antes de Abraham,

¿para qué seno fue?

• Ahora, pasme hermano. Para donde huir, delante de esta pregunta: ¿Y Abraham, llamado el ami-

go de Dios, hombre justo y bueno, el padre de la fe, murió, ¿y para dónde fue? ¿Para su propio seno?

¿Percibió?

Como se puede notar, una parábola jamás podrá ser interpretada literalmente, porque, se así fuese, ten-

dríamos que admitir que Abraham tiene un seno descomunal para acoger tanta gente. Los que aceptan

esta parábola literalmente, tendrán que creer en ese absurdo, o entonces aceptarla en lo que les satisface,

lo que es una gran deshonestidad para con la Palabra de Dios.

Pues bien, continuemos considerando la parábola literalmente, y como tal, en seguida, tenemos en la

narrativa de Jesús que admitir sea la frontera entre el Cielo y el infierno tan próxima una de la otra que

permite conversación, diálogo entre las personas que gozan las delicias del paraíso con las del suplicio

eterno.

Pág. 217

Si la parábola enseña así (como quieren los inmortalistas), que los elegidos de Dios personificados por

el mendigo conversan con los impíos en el infierno, personificados por el Rico; imaginemos por ejem-

plo, que usted, hermano, esté en el Cielo, gozando la bendita esperanza, contemplando el rostro glorio-

so del Salvador, gozando de la calma celestial, paseando por entre aquel bello jardín, sintiendo el fres-

cor y el perfume de las flores, cuando, de repente, usted oye gemidos, y estos aumentan gradualmente.

Entonces, usted contempla su pariente en el infierno, el fuego inclemente devorándolo; dolores, gritos

horripilantes, tormento indecible. Medite: ¿Cómo se sentiría usted en el Cielo, viendo del lado de allá,

allí bien cerquita, un querido suyo en ese estado? Al final, el Cielo y el infierno, ¿están separados por

una pared tan delgada? Hermano, es inadmisible; ¡es insoportable creer en una cosa de esa! Pero es lo

que se tendrá que admitir al aceptar que esta parábola fue un cuento real, una doctrina de Jesús.

¡No terminemos aquí! Aún debe impresionarnos el hecho de que, al basarse en esa parábola para afir-

mar que el alma es inmortal, y si, el creyente, va para el Cielo después de la muerte, vuelvo a preguntar:

¿Qué almas eran esas? ¿Sabe por qué?

• Tenían dedos (Luc. 16:24).

• Tenían lenguas (Luc. 16:24).

• Tenían ojos (Luc. 16:23).

• Tenían sed (Luc. 16:24).

• Hablaban y oían (Luc. 16:27-31).

Ahora, si esas almas tenían dedos, es lógico que deberían tener brazos. Se tenían lenguas, forzoso es

creer que tenían boca, si poseían ojos, era preciso que tengan rostros.

– Mi hermano, un rostro precisa de un pescuezo, el pescuezo precisa de un tronco, un tronco precisa de

miembros, brazos, piernas, pies, etc. Y, si hablaban y oían, ciertamente tenían sentimientos, y ese era

traducido por la sed, y todo eso porque el cerebro funcionaba.

Entonces, por favor, ¿qué “almas” eran esas que tienen un cuerpo completo, con cabeza, tronco y

miembros? ¿O no eran almas? Y ahora amado, ¿para dónde ir?

Bien, aún así, los que preconceptuosamente creen en la inmortalidad inherente del alma, y del galardón

inmediato después de la muerte, aseveran que esa parábola es una doctrina porque las “almas” estaban

conscientes a través del diálogo que mantuvieron. Pero, discúlpeme, esto es una equivocación, porque

el diálogo existente no fue entre las “almas” que se imaginan, pues según la narrativa los personajes

eran personas reales con cuerpo y todo.

¿Quiere ver algo más extraño e inquietante? Relea la parábola y considere también que en ella no apa-

recen el Señor Jesús, ni Dios, ni ángeles. Ahora, ¿qué Cielo es ese donde no se encuentra al Creador?

¿Ni Su trono? ¡¡Desprovisto de toda la belleza que le pertenece!!

Finalizando, para los que aceptan esa parábola literalmente y sobre ella fundamentan la doctrina men-

cionada, no podrán, entonces, huir de la aceptación de otras parábolas similares relatadas por la misma

Biblia, en el campo literal.

Está, por ejemplo, en el libro de Jueces 9:7-15, la parábola de Jotán. Leemos allí que los árboles habla-

ban, y que levantaron Reyes sobre ellos, ciertamente otros árboles. ¿Usted cree que los árboles habla-

ban? ¿Estaban conscientes? Ciertamente que no. Tenemos absoluta certeza. Pero es una parábola. En-

tonces, ¿se acepta una y la otra no? ¿Cómo es eso?

Observe esta otra parábola bíblica:

2 Reyes 14:9 = “Sin embargo Jeoás, rey de Israel, envió a Amazías, rey de Judá, diciendo: el cardo que

está en el Líbano envió al cedro que está en el Líbano, diciendo: Dame tu hija por mujer a mi hijo; pero

los animales del campo que estaban en el Líbano, pasaron y pisaron el cardo”.

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Entonces, ¿qué le parece? Cardo y cedro son árboles. Árboles de ley y están hablando. ¿Y qué casa-

miento de hijos de árboles es ese? Querido hermano, son parábolas, y parábolas son metáforas, ficción,

historia, no pueden ser entendidas literalmente. Jamás. Todo ahí es figurado. Es una ilustración. Nada

más que dos Reyes: el de Judá (Amazías), y el de Israel (Jeoás); son personificados por los árboles.

Jeoás compuso la parábola para Amazías. Este no la atendió (2 Reyes 14:11), y por eso, el pueblo del

“cardo” (Amazías) fue herido por los “animales del campo” (ejército del “cedro” – Jeoás).

En la parábola de la oveja perdida, la oveja es un animal, pero representa al pecador (Lucas 15). No hay

como negarlo, parábola es un ilustrativo para extraerse una verdad. En la parábola del sembrador, la

simiente es el evangelio. La viña del Señor es la casa de Israel. Isaías 5:1-7.

Ninguna de las cuarenta y cuatro parábolas proferidas por Jesús pueden ser aceptadas literalmente, por-

que parábola es una ilustración para aclarar la enseñanza. Llegamos entonces a la conclusión de que es

una equivocación considerar parábolas por el lado literal y aplicarlas para sedimentar una doctrina bí-

blica. Queda, por consiguiente, claro, que Jesús no enseñó lo que se predica hoy en día, basándose en

esta parábola.

Finalmente, afirmo, esa parábola no fue mencionada por Jesús como una doctrina. Se lo digo en el Se-

ñor. La única cosa de escatológica y doctrinaria, en toda la narración, es el verso 31, que es el final de la

historia y que trata de la resurrección, nada más. ¿Qué deseaba enseñar al final el Señor? Es el asunto

que estudiaremos a seguir, con toda la sinceridad de un niño.

Hicimos el estudio literal de esa parábola, apenas para demostrar a que absurdos llegaríamos en el caso

que la aceptásemos como una doctrina y no como una historia, ficción, como realmente es, una vez que

ella ha sido usada literalmente para abonar la doctrina de la inmortalidad del alma.

El Rico de la parábola era un “símil” de los judíos, a quien Dios hizo los depositarios de los oráculos

divinos. Deberían por eso ser la luz de las naciones. Los Reyes de la tierra deberían caminar viendo la

gloria de Dios sobre ellos. Isaías 60:3.

El mendigo parabólico también era un “símil” (analogía - semejanza) de los gentiles, que eran, pobreci-

tos, considerados como perros, inmundos e indignos del favor del Cielo, por los judíos.

Destacamos aún, de la pluma de esta célebre escritora evangélica, Ellen G. White, este otro pensamien-

to:

“El Señor había hecho de los judíos depositarios de la verdad sagrada. Los nombró mayordomos de Su

gracia. Les dio todas las ventajas temporales y espirituales, los encargó de compartir estas bendiciones.

Una instrucción especial les fue dada concerniente al tratamiento de hermanos empobrecidos, de los ex-

tranjeros dentro de sus puertas y de los pobres entre estos. No deberían procurar ganar todo para el pro-

vecho propio, sino que deberían acordarse de los necesitados y repartir con ellos. Y Dios prometió ben-

decirlos de acuerdo con las obras de amor y misericordia. Como el rico, sin embargo, no extendían la

mano auxiliadora para aliviar las necesidades temporales y espirituales de la humanidad sufridora. (Le

permitía comer de las migajas. Pero él podría haber hecho mucho más por el mendigo y no lo hizo).

Llenos de orgullo, se consideraban el pueblo escogido y favorecido de Dios; sin embargo no servían ni

adoraban a Dios. Depositaban confianza en la circunstancia de ser hijos de Abraham. ‘Somos descen-

dencia de Abraham’ (Juan 8:33), decían, con altivez. Al llegar la crisis, fue revelado que se habían di-

vorciado de Dios, y habían confiado en Abraham como si fuese Dios”. – Palabras de Vida del Gran

Maestro, págs. 267/268, énfasis míos.

Así que, fueron los judíos comparados al hombre Rico de la parábola, porque tenían las riquezas del

evangelio; sin embargo, no cumplieron la voluntad de Dios al respecto, que era de ser la luz de los gen-

tiles. En el campo religioso, los pobres gentiles comían realmente, apenas las migajas.

Pág. 219

En el patio del Templo de Jerusalén había una línea demarcatoria que, si los gentiles la ultrapasasen,

eran muertos en el acto, eso porque eran considerados indignos de adorar a Jehová en este santuario.

(Lea la página 379).

Sin embargo, encontramos en las Escrituras bellos ejemplos de verdadera fe entre los gentiles, como es

el caso del centurión romano de Cafarnaum pidiéndole a Jesús que curase a su criado, conforme se lee

en Mateo 8:5-13. En esta experiencia el centurión expresó exactamente lo que los judíos pensaban de

los gentiles: “No soy digno de que entréis en mi casa” (verso 8).

Sin embargo, el centurión demostró una gran fe cuando dijo: “Diga solamente una palabra y mi criado

sanará...” (verso 8). Jesús curó el siervo de aquel gentil y públicamente elogió su fe con estas palabras:

“...Ni aún en Israel encontré tanta fe...” (verso 10), asegurando que muchos gentiles se sentarán a la me-

sa con Abraham (Vea Gálatas 3:27-29; Romanos 10:12). Anote ahora, este otro bello ejemplo de su-

blime y sincera fe:

“Y, partiendo Jesús de allí, fue para las bandas de Tiro y Sidon. Y he aquí que una mujer cananéa, que

saliera de aquellas cercanías, clamó diciendo: Señor, hijo de David, ten misericordia de mi, que mi hija

está miserablemente endemoniada. Pero Él no le respondió nada. Y los discípulos, llegando al pie de

Él, le rogaron diciendo: Despídela, que viene gritando atrás de nosotros. Y Él respondiendo dijo: Yo no

fui enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces llegó ella y Lo adoró diciendo: Se-

ñor, socórreme. Él sin embargo, respondiendo dijo: No es bueno tomar el pan de los hijos y dárselo a

los perros. Y ella dijo: Si, Señor, pero también los perros comen de las migajas que caen de la mesa de

sus señores. Entonces respondió Jesús, y le dijo: Oh mujer, grande es tu fe: Sea esto hecho para contigo

como tu lo deseas. Y desde aquella hora su hija quedó sana”. – Mateo 15:21-28.

Jesús no poseía el preconcepto de los judíos con relación a los gentiles. Él apenas procedió así para que

fuese revelada, públicamente, la fe de aquella mujer gentílica, en aquel que vino para Su propio pueblo,

y este no Lo aceptó.

Aquí hay, amados, dos ejemplos de gran fe, revelada por aquellos que eran literalmente considerados

como “canes”, indignos de los favores y bendiciones divinas, por ser gentiles. Sin embargo, mereció del

Maestro elogios tales, por una fe que no había encontrado en Su propio pueblo. Por favor, observe la

preferencia de Jesús por los HIJOS. ¿Quiénes son ellos?

Mateo 10:5-6 = “Jesús envió estos doce, y les ordenó, diciendo: No iréis por el camino de las gentes, ni

entraréis en ciudad de samaritanos; sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel”.

Eran, por lo tanto, los hijos, la casa de Israel, la nación judaica, aquel pueblo tan amado por Dios, na-

ción diferenciada entre todas con innumerables bendiciones; y ahora, para sedimentar, probar el cuida-

do, el amor, la preferencia de Dios por ella, el propio Jesús viene, y envía discípulos a predicarles las

buenas nuevas del Reino.

Por consiguiente, Jesús quería enseñar, en la parábola del Rico y Lázaro, que los judíos (Rico) se ban-

queteaban en la mesa de la verdad, mientras los gentiles (Lázaro), pobrecitos, eran los perros que bus-

caban de cualquier manera encontrar las migajas del evangelio. Y felicitaciones para ellos, pasaron de

las migajas para las gemas puras y cristalinas del santo evangelio del Señor.

Los ricos se vestían de lino blanco. El blanco significa paz, pureza, y era eso lo que Dios les deseaba,

caso oyesen, y fuesen fieles al legado divino. Los gentiles eran el Lázaro tan repelente como el leproso.

Eran los leprosos espirituales. No tenían derecho, como pensaban los judíos, a las bendiciones y favores

de Dios. Pero, hermano, la mesa de la verdad, de la cual se enorgullecían los judíos, se volvió una

trampa para ellos.

Romanos 11:9 = “Y David dice: que se les vuelva su mesa en lazo, y en trampa, y en tropiezo, por su

retribución”.

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Y, en verdad, esa fue la recompensa de un pueblo recalcitrante, endurecido por tanta desobediencia y

rebeldía. Aún cuando representasen la preferencia nacional de Dios, los judíos rechazaron y mataron al

Señor del evangelio, por eso fueron “quebrados” y otras “ramas” fueron “injertadas” en la Vid – noso-

tros, los gentiles – representados en la parábola, por Lázaro, el mendigo. Romanos 11:17-21.

La mayor prueba de que el Rico (nación judaica) recibió “sus bienes en su vida”, como informa la pará-

bola, fue el hecho de haber sido llamada para ser el sacerdocio real de Dios en la Tierra, nación santa,

peculiar. Sobre ella dispensó el Señor, por siglos, bendiciones sin medidas, les dio una tierra donde ma-

na leche y miel y por fin les dio el propio Mesías. ¿Y cuál fue la reacción del Rico (judíos)?: “...Vino

para los que eran Suyos, y los Suyos no Lo recibieron...” Juan 1:11.

Los judíos, por lo tanto, rechazaron al Mesías (el Rico muere). Este rechazo se consolidó con el ape-

dreamiento de Esteban, el primer mártir (Hechos 7:54-60), cuando entonces los hijitos o el Rico de la

parábola, perdieron definitivamente la preferencia divina, así como el derecho a la salvación como un

pueblo, aún cuando individualmente tengan derecho a ella.

Después del apedreamiento de Esteban, vino una gran persecución a los cristianos (Hechos 8:1). Esta

persecución, aún cuando no lo parezca, se constituyó en una milagrosa operación celestial, pues el

evangelio fue anunciado poderosamente a los gentiles (Lázaro), para que ellos también participasen del

banquete de la salvación. Ahora, no comerían más migajas de la mesa de su Señor, sino que harían par-

te de la mesa de la verdad. Vea que maravilloso:

“Pero Pablo y Barnabé, usando de osadía, dijeron: Era necesario que a vosotros se predicase primero la

Palabra de Dios; pero como la rechazáis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí que nos vol-

vemos para los gentiles; porque el Señor así nos lo mandó: Yo te puse para luz de los gentiles, para que

seas de salvación hasta los confines de la Tierra. Y los gentiles oyendo eso, se alegraron, y glorificaban

la Palabra del Señor; y creyeron todos cuantos estaban ordenados para la vida eterna. Y la Palabra del

Señor se divulgaba por toda aquella provincia”. Hechos 13:46-49.

“Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judéa, que también los gentiles habían recibido la

Palabra de Dios.” Hechos 11:1.

Perciba el cuadro actual:

El Rico en tormento (judíos). Perdieron la hegemonía nacional, conforme la Parábola. Perdieron el pri-

vilegio de ser el pueblo escogido de Dios (Deut. 7:6). Perdieron el majestuoso templo, la nación, y fue-

ron dispersos por todo el mundo. Aún cuando Dios los ame a todos, e, individualmente tengan derecho

a la salvación, desde que acepten a Jesús Cristo como Salvador personal.

Lázaro consolado en el seno de Abraham (gentiles). Poseen la verdad, ejercen fe, creen, viven y predi-

can el evangelio, esperan la vuelta de Jesús y se transformaron en la generación escogida de Dios, escu-

che: “Pero vosotros sois la generación escogida, el sacerdocio real, la nación santa, el pueblo adquirido,

para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas para Su maravillosa luz; vosotros

que en otro tiempo no erais pueblo, pero ahora sois pueblo de Dios; que no habías alcanzado misericor-

dia, pero ahora alcanzasteis misericordia”. 1 Pedro 2:9-10.

Abraham. Entró en esta parábola, porque es considerado el padre de la fe, según la Biblia. Y todos los

que se salven, lo serán por la fe en Cristo, y nunca por obras o méritos propios; y serán llamados hijos

de Abraham por la fe. Gálatas 3: 9.

El seno de Abraham. Quiere decir, simplemente: Privilegios y favores. ¡Oh gentiles! ¡Cómo Dios nos

ama!

Para finalizar, tengamos en mente este pensamiento:

“En la parábola del Rico y Lázaro, Cristo muestra que en esta vida los hombres deciden su destino

eterno. Durante el tiempo de Gracia de Dios, esta es ofrecida a toda alma. Pero, si los hombres desper-

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dician las oportunidades en la satisfacción propia, se apartan de la vida eterna. No les será concedida

una nueva oportunidad. Por su propia elección cavaron entre ellos y Dios un abismo intransponible”.

Palabras de Vida del Gran Maestro:260. E. G. White. Énfasis míos.

Mis queridos hermanos, está claro que, en esta parábola, Jesús continua presentando la lección iniciada

con la parábola del mayordomo infiel de Lucas 16:1-12, y la tónica de Su enseñanza es que el “destino

eterno” de una persona es determinado por el uso que ella hace de las oportunidades que se le presentan

HOY.

Así, pues, sin sombras de dudas, la parábola del Rico y Lázaro fue presentada por Jesús para aclarar de-

finitivamente que el destino del hombre – rico o pobre - es decidido aquí en esta vida, “por el uso hecho

de los privilegios y oportunidades” conferidos por Dios.

Lea, como complemento: Mateo 16:27; 25:31-41. 1 Coríntios 15:51-55. 1 Tesalonicenses 4:16-17.

Apocalipsis 22:12, etc.

Tengo deseos de explotar en palabras de aleluyas al Señor, pues Él es bueno, y nos da sabiduría para

andar en la luz. – ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios!

CAPÍTULO 18 - ¿CASTIGO ETERNO (SIN FIN) PARA LOS PECADORES?

“Porque, he aquí que Yo creo Cielos nuevos y nueva Tierra, y no habrá recuerdo de las cosas pasadas,

ni se recordarán más”. Isaías 65:17.

No coincide con el pensamiento divino que los pecadores se queden quemando para siempre en una

Tierra renovada.

Dios le dijo al hombre: “CIERTAMENTE MORIRÁS” – Génesis 2:17.

Satanás respondió: “CIERTAMENTE NO MORIRÁS” – Génesis 3:4.

¿Quién dijo la verdad?

Esta mentira satánica, de que “los pecadores vivirán para siempre, y que ni el fuego del infierno podrá

extinguir la centella de vida”, ha sido predicada de los púlpitos, en flagrante rechazo a la Palabra de

Dios.

El castigo de los impíos es por tiempo limitado. El galardón de los justos es para siempre.

La idea medieval del infierno predomina aún entre buena parte de la cristiandad. Un infierno semejante

al creado por la superstición romana, en que hombres se quedarán eternamente quemando, fustigados

por los tridentes de los demonios que lo habitan. Este pensamiento de que el pecador se quemará para

siempre, es expuesto por ilustres cristianos que lo aceptan siempre asociado con suplicio, terror, tor-

mento y dolor, interminables. Para eso, se basan en tres textos bíblicos:

Mateo 25:46 = “E irán ellos para el tormento eterno, pero los justos para la vida eterna”.

Marcos 9:43,46 = “Y, si tu mano te escandaliza, córtala; mejor es para ti entrar en la vida manco, que,

teniendo dos manos, ir para el infierno, para el fuego que nunca se apaga. Donde su bicho no muere, y

el fuego nunca se apaga”.

Mateo 25:41 = “Entonces dirá también a los que estén a Su izquierda: Apartáos de Mi, malditos, para el

fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles”.

Cualquier hermano, con sinceridad, al leer estos pasajes aislados, irá a creer en ese infierno que por ahí

es propalado. Pero, en verdad, ¿qué es realmente lo que enseña la Biblia al respecto? Consultémosla.

Infierno quiere decir sepultura, lugar de silencio, parte inferior, lugar de los muertos. Es traducido de la

palabra hebraica “sheol” del Antiguo Testamento y de la palabra griega “hades” del Nuevo Testamento.

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Es para allá que, después de la muerte, todos, tanto buenos cuanto malos, ricos y pobres, salvos o no,

irán a aguardar la resurrección. Pues infierno es sepultura. Escuche:

Jonás 2:1-2 = “Y oró Jonás al Señor, su Dios, de las entrañas del pez, y dijo: en mi angustia clamé al

Señor, y Él me respondió; del vientre del infierno grité, y Tu oíste mi voz”.

Observe que, aquí, infierno no da la idea de suplicio, ni de fuego, ni de punición, tormento o agonía,

sino simplemente de un lugar inferior – en este caso, las profundidades del Mar Mediterráneo.

Salmo 89:48 = “¿Qué hombre hay, que viva, y no vea la muerte? ¿O que libre a su alma del poder del

mundo invisible?”

Aclara, pues, el salmista, que todos los seres humanos morirán, yendo a la sepultura (infierno), que de-

nomina lugar invisible.

Job 17:13 = “Si yo mirase la sepultura como a mi casa, si en las tinieblas extendiese mi cama”.

El patriarca llama a su casa de sepultura (infierno), y Salomón, el gran sabio, así afirma, vea:

Proverbios 5:5 = “Sus pies descienden a la muerte, sus pasos se afirman en el infierno”.

Evidentemente, no hay duda de que el infierno creído por los autores bíblicos es un lugar inferior, deba-

jo de la tierra, la sepultura, lugar de todos los mortales.

Llamo la atención del hermano, ahora, para el aspecto más contundente de la verdad que deseo presen-

tar. Observe estos dos textos de la Escritura:

Salmo 16:10 = “Pues no dejará a Mi alma en el infierno, ni permitirá que Tu Santo vea la corrupción”.

Hechos 2:27 = “Pues no dejarás a Mi alma en el hades, ni permitirás que Tu Santo vea la corrupción”.

¿Lo notó? Lucas cambia la palabra infierno, que David usa, por el vocablo hades, y en el verso 31 acla-

ra cristalinamente que cuando se reportaba al infierno, esto es, que Cristo no permanecería en el in-

fierno, se estaba refiriendo al infierno como sepultura, al aseverar:

Hechos 2:31 = “En esta previsión dijo de la resurrección de Cristo que Su alma no fue dejada en el ha-

des...”

Por lo tanto, nada más claro que el infierno es la sepultura, así demostrado por los textos leídos, a través

de la inspiración de los expositores bíblicos, patriarcas, profetas, apóstoles y el médico Lucas.

De esta forma, ninguno de estos pasajes que se refieren al infierno quiere dar la idea de suplicio, castigo

o fuego. No enseña la Biblia en ninguna de sus páginas que hay un lugar especial en el Cosmos o en la

Tierra, sobre ella o debajo de ella, que se haya transformado en el infierno, con demonios, fuego y su-

plicio.

En relación al “fuego que nunca se apaga”, “ni su verme muere”, aparentemente sugiere el castigo in-

terminable, pero ... vamos a examinar estos textos a la luz de la Palabra de Dios, confrontando con la

Historia Universal, para que la verdad aflore y edifique nuestra fe, ¿cierto?

Antes, sin embargo, ¡observe que el fuego no devora al bicho! Ahora, ¿quién ejecuta el juicio? ¿El fue-

go o el bicho? También, si el bicho no muriese, la destrucción no sería completa, sería media destruc-

ción, ¿no es verdad?

Había alrededor de los muros de Jerusalén, un valle muy grande donde los paganos quemaban niños vi-

vos en honra al dios Moloc, y también eran allí lanzada las basuras, cadáveres de malhechores, supli-

ciados, cuerpos de animales y toda suerte de inmundicias recogidas en la ciudad.

Era un depósito de basura. Allí era encendido un “fuego que nunca se apagaba”, esto es, estaba constan-

temente ardiendo, ya que todos los días había depósito de basura y mucha “carniza”.

De esa forma, los desechos que no eran consumidos por la acción intermitente del fuego, lo eran por la

acción devastadora de los “vermes”, que proliferaban tremendamente en aquel montón de basura. Le

digo, amado, aquel fuego “que no se apagaba” era esencial, sobretodo, para la preservación de la salud

del pueblo del lugar, por eso es que era reencendido a todo instante, para que nunca se apagara.

Ese era el llamado Valle de Hinon o Geena (Jer. 7:31). Ciertamente la escena había impresionado a los

escritores bíblicos. Estando, pues, indeleble en sus mentes, hacen aplicación de ese cuadro en el campo

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espiritual, haciéndolo así un “simbolismo del fuego consumidor del último día del juzgamiento y puni-

ción de los impíos”.

Muchos aplican la expresión “fuego eterno” al deseo mórbido de ver pecadores (aunque lo sean) que-

mándose por toda la eternidad sin fin, entre gritos alucinantes. Pero, esto no está correcto; ¿Sabe por

qué? Respóndame: Las ciudades de Sodoma y Gomorra se están quemando hasta hoy? Escuche:

Judas 7 = “Así, Sodoma y Gomorra... habiéndose corrompido... fueron puestas por ejemplo, sufriendo

la pena del fuego eterno”.

¿No es tremenda la claridad del texto? Fue puesta como EJEMPLO de la pena del fuego eterno. Vale

enfatizar que estas ciudades fueron mencionadas por el hermano de Jesús como siendo un ejemplo de

quien recibe el castigo del fuego eterno.

Pero, mi querido hermano, aún cuando hayan sufrido la pena del fuego eterno, no están esas impías

ciudades quemándose hasta hoy, ¿correcto? La eternidad de aquel fuego devorador fue tan rápida, que

duró apenas “un momento”. He aquí la prueba:

Lamentaciones 4:6 = “Porque mayor es la maldad de la hija de mi pueblo que el pecado de Sodoma y

Gomorra, la cual se subvirtió como en un momento...”

Dios tomó las providencias para la aclaración definitiva del hecho. ¿Sabe usted lo que existe en el lugar

de esas impías ciudades? ¡Un mar! Si, el Mar Muerto. (85 km. de agua super salada al sur de Palesti-

na). Y el fuego eterno, ¿dónde está?

Aún hay una segura y fiel palabra profética sobre el asunto. Preste mucha atención:

Jeremías 17:27 = “Pero, si no Me das oído, para santificar el día Sábado, para no traer ninguna carga,

cuando entres por las puertas de Jerusalén en día de Sábado, entonces encenderé fuego en sus puertas,

el cual consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará...”

El profeta dice que tal fuego es semejante a un fuego eterno. Ahora el hermano va a ver el cumplimien-

to in-situ de esa formidable profecía:

2 Crónicas 36:19-21 = “Y quemaron la casa del Señor y derrumbaron los muros de Jerusalén, y todos

sus palacios los quemaron a fuego ... para que se cumpliese la Palabra del Señor, por la boca de Jere-

mías, hasta que la Tierra se agradase de Sus Sábados...”

Pues bien, la profecía de Jeremías se cumplió religiosamente, demostrando al mundo la sacrosantidad

del Sábado; apenas el fuego que él mencionó que no se apagaría, ¡se apagó! Y ahora: ¿el profeta min-

tió? ¿No fue él inspirado por el Espíritu Santo? ¡Aguarde! Los edomitas estaban bajo la indignación del

Señor e Isaías entonces dijo:

Isaías 34:9-10 = “Y sus riberas se transformarán en pez (alquitrán), y su polvo en azufre, y su tierra en

pez ardiente. Ni de noche ni de día se apagará, para siempre su humo subirá...”

Si, amado, fue profetizado que los ríos de la ciudad de Edom se transformarían en alquitrán ardiente y

su humo subiría al Cielo para siempre, y nunca se apagaría. Pero, le pregunto: ¿Dónde están los edomi-

tas? Ya desaparecieron hace milenios y en su tierra el humo no está subiendo ni quemando y mucho

menos el alquitrán (materia prima del asfalto) está ardiendo hasta hoy (Eze. 25: 13-14). ¿El eterno, en-

tonces, tuvo limitaciones? – Si, las tuvo, con sinceridad debemos creer. Grave esta declaración:

“Para cualquier persona exenta de preconceptos, las palabras que se traducen por ‘eterno’ y ‘todo siem-

pre’ no significan necesariamente que nunca tendrán fin. En el Nuevo Testamento, viene del griego

“aión”, o del adjetivo “aiónios”. Es imposible forzar este radical griego para que signifique siempre un

período que no tiene fin. Cuando es aplicado a cosas terrenas tiene un sentido restricto de duración,

mientras dura la cosa a la que se relaciona; cuando junto a Dios o cosas derivadas de Dios, entonces, sí,

exprime una duración sin fin”. – Sutilezas del Error, págs. 236/7, A. B. Cristianini, énfasis míos.

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¿Comprende? Que habrá un castigo eterno de los pecadores, a través del “fuego eterno”, no se puede

dudar. ¡Es innegable! Sin embargo, el fuego eterno dura mientras exista “materia” para ser quemada.

Sin embargo, acabándose los elementos, sea animal o vegetal, el fuego se apagará, así como se apagó

en las ciudades de Sodoma y Gomorra, en las puertas de Jerusalén y en las ciudades de Edom.

Ciertamente el castigo que Dios infligirá a los pecadores será de acuerdo con el grado de pecado come-

tido. Los pecadores pagarán hasta el “útimo cuadrante” (Mat. 5:26). Lógicamente si uno pecó más que

otro, ese se quemará más que aquel, pero tendrá un fin, por tres razones fundamentales y simples:

Primera: Desear que seres humanos, aunque sean pecadores, se quemen por toda una eternidad, entre

gritos lacerantes de dolor, es un deseo mórbido, inconcebible en el cristiano y extraño para Dios.

Segunda: Dios, a través del profeta Malaquías, deja claro que el aniquilamiento del pecador será segui-

do inmediatamente después de haber pagado todos sus pecados, en la tercera venida de Cristo. Vamos a

leer:

Malaquías 4:1-3 = “Porque he aquí que aquel día viene ardiendo como horno; todos los soberbios, y to-

dos los que cometen impiedad, serán como la paja, y el día que está para venir los abrasará, dice el Se-

ñor de los Ejércitos, de manera que no les dejará ni raíz ni rama. Y pisaréis los impíos, porque se harán

cenizas debajo de las plantas de vuestros pies, en aquel día que haré, dice el Señor de los Ejércitos”.

ACLARANDO:

“Raíz”: Satanás. “Ramos”: Todos los que le dieron oídos. Todos serán extirpados de la face de la Tie-

rra. “En aquel día” – de la vuelta de Jesús”.

Tercera: La erradicación de todo resquicio de mal es “esencial al bienestar de toda la creación”. El pro-

feta Isaías consolida el asunto afirmando que Dios “aniquilará la muerte para siempre...” (Isa. 25:8). Yo

no lo dudo, ¿y usted?

Finalizando, le digo amado, los impíos desaparecerán bajo la acción del fuego de Dios, junto con Sata-

nás y sus huestes de maldad, y con ese fuego, que los destruirá para siempre, Dios purificará toda la

Tierra, para recibir de vuelta el Jardín del Edén y posteriormente donándola en posesión eterna para los

salvos (Mat. 5:5).

Sería desconcertante habitar una Tierra nueva y pura, restaurada, repleta de gozo, felicidad y paz, oyen-

do gritos horribles de pecadores quemándose, ¿no es verdad? ¡Claro que si!

Qué cree usted que sea mejor: ¿Gozar de las delicias eternas, sabiendo que, en algún lugar, están peca-

dores, parientes y amigos, quemándose, entre gritos de desespero, o el placer del salvo será mejor sa-

biendo él que el pecador ya recibió su castigo, pagó lo que debía, y desapareció completamente?

LOS ATRIBUTOS DEL CARÁCTER DE DIOS SON: — AMOR, JUSTICIA, MISERICORDIA —

Ninguno de los actos divinos puede estar disociado de estos elementos.

AMOR: Dios no quiere que el hombre se pierda (perdiéndose, será por su exclusiva voluntad, porque

Dios perdona a todo pecador y cualquier pecado, desde que sea confesado y abandonado), pero no pue-

de interferir en su voluntad. Si él rechaza la salvación, Dios tiene que ejecutar la justicia.

JUSTICIA: Erradicar el mal completamente de la Tierra. Destruir a Satanás, a sus ángeles malos y a los

pecadores que rehusaron la salvación, quedando presos del pecado.

MISERICORDIA: La muerte del pecador, aún cuando parezca un acto extraño de la divinidad, es un

gesto de misericordia de Dios, ya que, sería un suplicio para el impío estar en un ambiente donde no tu-

viese los placeres y deleites que amó y decidió no renunciar, en toda su vida.

Aún cuando el pecador, por libre decisión, rehuse la vida eterna y sea condenado al infierno para ser

devorado por las llamas, padeciendo sin nunca morir, caracterizaría la justicia sin misericordia, y así el

amor de Dios sería puesto en duda.

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CONSIDERE:

Si el pecador se quedase quemando para siempre, sería una prueba de que él tiene vida eterna, razón por

la cual no muere. Pero la Biblia afirma que el don de la vida eterna es para los justos y salvos, apenas.

La muerte, por consiguiente, hace cesar la vida, y no continuarla.

Si el pecador va a quemarse en sufrimiento, ¿cómo conciliar eso con la afirmación bíblica de que el su-

frimiento será erradicado de la Tierra? (Apoc. 21:4). La Nueva Tierra también no puede abrigar cosas

antiguas, principalmente pecadores quemándose.

La madre es la más preciosa dádiva divina. Usted, como un hijo amoroso, supongamos, tiene una ma-

dre que rehusa aceptar el evangelio. Usted insiste, apela, pues quiere verla en el Cielo. Ella rehusa, se

muestra indiferente, y entonces, con profunda tristeza y pesar, usted percibe que ella no fue salva. Esto

no interfiere en su amor de hijo. Aún cuando está “perdida” usted jamás desearía verla en el fuego para

siempre, ¿cierto? El amor filial explotaría en su pecho y haría que usted rehusara esta idea profunda-

mente cruel.

Si la relación del hijo para con la madre, es así, ¿cómo no será la del padre (el Padre del Cielo) para

con los hijos?

Este amor tiene el Padre Celestial por los pecadores. Aunque, como tales, perezcan, el amor de Dios no

permitirá que queden sufriendo en el fuego para siempre.

– Simplemente desaparecerán, ¡después de pagar todos sus pecados!

Presentando cierta vez este tema a un querido hermano observador del domingo, me dijo enfáticamente:

“Si el pecador no se quedase quemando en el infierno, entonces comamos y bebamos que mañana mori-

remos”.

Él dejó transparecer que, sin infierno y suplicio eterno, mejor sería vivir gozando hoy del pecado. Este

es un preconcepto que surge imperceptiblemente hasta en corazones muy sinceros, sin embargo, este

sentimiento en relación al impío de exigirle que se queme para siempre, es extraño a la Biblia y no en-

cuentra eco en el corazón de Dios.

Usted, mi querido hermano, jamás olvide que: Es el amor que nos debe constreñir a la obediencia y no

el terror del castigo.

En la Obra Católica “La Luz del Infierno”, hay esta descripción infernal:

“Escuchad la tremenda, horrible gritería de millones y millones de criaturas atormentadas y enloqueci-

das de furia en el infierno. Oh, ¡los gritos de terror, los gemidos de dolor, los brados de agonía, los mo-

vimientos desesperados de millones y millones!

“Escuchadlos allí bramar como leones, sibilar como serpientes, ladrar como canes; lamentaciones de

dragones. Oid allí el crujir de dientes y las terribles blasfemias de los demonios. Por sobre todo, escu-

cháis el tronar de los rayos de la ira divina, que abalan el infierno hasta las profundidades.

“Pero, hay otro sonido ... es el sonido de los océanos de lágrimas que vierten los incontables millones

de ojos”.

¡Uf! Este tipo de infierno fue el que, por muchos años, ofuscó la creencia en un Dios justo.

Esta doctrina diabólica, trajo descrédito al carácter de Dios y creó millones de ateos.

“Un infierno ardiendo eternamente, predicado del púlpito y conservado delante del pueblo, es una injus-

ticia al benévolo carácter de Dios. Esto Lo presenta como el mayor tirano del universo. Este divulgado

dogma ha encaminado miles al universalismo, a la infidelidad y al ateísmo”. – EGW, 1JT:119-120.

MEDITE EN ESTO:

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• Si Dios “no tiene placer en la muerte del impío” (Eze. 33:11), y menos aún verlo sufrir para

siempre, después que la historia del pecado acabe.

• Imagine, Dios exige de una persona que pecó durante 70, 80 o 90 años que se quede quemando

millones y millones de años en la eternidad sin fin. No tiene ninguna lógica, ¿no es verdad?

Querido hermano, la vida es una decisión constante. Si usted cree en la doctrina del “castigo eterno”

como acabo de presentársela, decídase a vivirla y a enseñársela a los que aún la desconocen.

CAPÍTULO 19 - ¿CUÁNDO FUE PARA EL CIELO EL “BUEN” LADRÓN?

“Cuando los libros de la Biblia fueron escritos, no existían ni la división de las palabras, ni las señales

de puntuación. Por la mitad del Siglo III d.C., Ammonio de Alexandría dividió los evangelios en sec-

ciones cortas, para comparar los pasajes paralelos o parecidos”.

“La división actual de todos los libros de la Biblia en capítulos fue hecha por el cardenal Hugo de San-

cher, en la mitad del Siglo XIII d.C. El Nuevo Testamento fue dividido en versículos en el Siglo IX

d.C., por Roberto Estiene, en su edición griega de esta segunda parte de la Biblia”.

“Debería ser observado que la coma entre las palabras ‘te’ y ‘hoy’ fue intercalada por los traductores. El

texto griego original, que no tiene puntuación ni división de palabras, dice: ‘amem soi legó sémeron

met emou esé en tó paradisó’

literalmente: ‘en verdad a ti Yo digo hoy conmigo tu estarás en el paraíso’

“El adverbio “sémeron”, ‘hoy’, se encuentra entre los verbos “legó”, ‘yo digo’, y “esé”, ‘tu estarás’, y

puede con propiedad aplicarse tanto a uno como al otro. Su posición inmediatamente siguiente al verbo

legó, ‘yo digo’, puede implicar en una relación gramatical más íntima con este verbo que con el verbo

siguiente, esé, ‘estarás’. – The Seventh-day Adventist Bible Commentary.

“Y LE DIJO JESÚS EN VERDAD TE DIGO HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO” Lucas

23:43

Este versículo es una fuerte base para los hermanos que admiten el galardón post-mortem. Esto es: des-

pués de la muerte.

¿Qué diría usted si le dijese que la interpretación depende entera y exclusivamente de su puntuación? –

¿Cómo lo encuentra?

El Nuevo Testamento fue escrito en griego, y las palabras eran separadas una de la otra, por un pequeño

punto. Siendo así, “la colocación de la coma dependerá de la comprensión del traductor en relación al

sentido de las palabras originales”.

Por lo tanto, cualquier traductor, con la mayor sinceridad, hará una puntuación que esté de acuerdo con

su fe al respecto. Es por eso que no podemos aceptar que Dimas tenga, el ladrón que fue transformado

por la presencia de Jesús, ido inmediatamente al Cielo a gozar de la bendita esperanza, después de su

muerte.

La exégesis bíblica demuestra cabalmente que el galardón del justo sólo le será conferido cuando regre-

se Jesús. Con eso concuerdan los patriarcas, profetas y apóstoles.

Todos de igual modo, esperaban su recompensa no inmediatamente después de la muerte, sino cuando

Jesús volviese. Hay, para confirmar este hecho, centenas de textos bíblicos; apenas mencionaré tres, pa-

ra que usted sedimente su fe.

Job 19:25-26 = “Porque yo se que mi Redentor vive, y que por fin Se levantará sobre la Tierra; y des-

pués de consumida mi piel, aún en mi carne veré a Dios”. (Job tenía absoluta certeza que sería recom-

pensado, galardonado, en la venida de Jesús).

Salmo 17:15 = “Cuanto a mi, contemplaré Tu face en la justicia; me satisfaré de Tu semejanza cuando

despierte”. (David, el amado de Dios, esperaba su galardón cuando despertase, esto es, en la resurrec-

ción, y esa sólo se dará en la vuelta de Jesús).

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2 Timoteo 4:8 = “Desde ahora, la corona de la justicia me está guardada, la cual el Señor, justo Juez,

me dará en aquel día, y no solamente a mi, sino también a todos los que aman Su venida”.

¿La venida de quién informa Pablo? Lógico: ¡Del Señor Jesús! Nerón, el maldadoso emperador ro-

mano, en breve le quitaría la vida al apóstol de los gentiles, pero en lo más hondo de su corazón, lanza-

do en una prisión fría y subterránea, su fe era la esperanza siempre viva de los demás apóstoles. ¿Re-

compensa? – ¡Si! ¿Galardón? – ¡También! Pero solamente “en aquel día”, o sea, en la vuelta de Jesús.

La puntuación silábica es tan importante en cualquier escrito, que, apenas una coma, una de las meno-

res señales gráficas, puede causar o evitar una muerte, acabar o crear una guerra, separar o juntar ami-

gos. Para que usted comprenda, vea estas dos experiencias, las anote en el corazón y se alegre en el Se-

ñor Jesús.

La emperatriz de Rusia, cambiando apenas una coma, salvó a un prisionero del exilio. El mensaje que

recibió, decía así:

“Perdón imposible, enviar para Siberia”.

Con mucho tacto y cuidado, ella transfirió la coma para otro lugar, y la orden pasó a ser:

“Perdón, imposible enviar para Siberia”.

Hubo una rebelión en determinada ciudad, y el gobernante comunicó la revuelta a su superior, diciendo:

“¿Debo hacer fuego o proteger la ciudad?”. La respuesta del superior fue: “Fuego no, proteja la ciu-

dad”. Lamentablemente, el funcionario del Correo cambió la coma y escribió en el telegrama de res-

puesta: “Fuego, no proteja la ciudad”. La ciudad fue arrasada. Puntuación en la escritura, págs. 16-17,

énfasis míos.

Mi hermano, ¿cómo le gustaría a usted que fuese traducido el texto de Lucas 16:6, que habla de la re-

surrección de Jesús?. Observe:

así – “¡Resucitó! no está aquí”.

o así – “¿Resucitó? ¡No! Está aquí”

Por lo tanto, tiene lógica el hecho de que una coma colocada fuera de lugar podrá cambiar el sentido del

texto o de una frase, con resultados funestos. Aún más, cuando ya se tiene la creencia vertida para la re-

compensa después de la muerte.

Hermano, si cuando la persona muere, siendo buena va para el Cielo, a gozar de las delicias del paraíso

y, siendo mala, va a quemarse eternamente en el fuego, inmediatamente después de la muerte, ¿qué va-

lor tiene la predicación del evangelio sobre la vuelta de Jesús? ¿Qué provecho tendrá el juicio de que

habla la Biblia? ¿Y cuál es la finalidad de la resurrección, que es una doctrina básica de todas las igle-

sias protestantes? Delante de eso, es necesario que se de una atención más precisa al problema, sino

tendremos un amontonado de contradicciones en la Biblia, lo que es inconcebible, ¿no es verdad?

Lucas 23:43, como se dijo, es una cuestión personal de traducción. Por consiguiente, es vital que aten-

temos para el pedido del ladrón, antes de la respuesta dada por Jesús. La versión Almeida, edición revi-

sada y corregida, menciona este pedido de Dimas:

Lucas 23:42 = “...Señor, acuérdate de mi, cuando entres en Tu reino”.

Por otro lado, “buenas traducciones dicen que el ladrón le pidió a Jesús que se acordase de él, ‘cuando

VENGAS en Tu reino’. Así, por ejemplo, lo hacen Matos Soares, la Trinitariana, la Versión Italiana de

G. Deodatti, la Francesa L. Segond, la Inglesa de King James, y otras”. – Sutilezas del Error, A. B.

Christianini, pág. 221, énfasis míos.

Pág. 228

Es más racional admitir que la traducción correcta sea: “cuando vengas en Tu reino”, y no “cuando en-

tres en Tu reino”, porque la comprobación escriturística, incuestionable, es de que los salvos sólo entra-

rán en el Reino cuando Cristo vuelva, por los versos ya mencionados y ahora en las palabras cristalinas

del evangelista:

Mateo 25:31-34 = “Y cuando el Hijo del Hombre venga en Su gloria y todos los santos ángeles con Él,

entonces Se sentará en el trono de Su gloria; y todas las naciones serán reunidas delante de Él, y aparta-

rá unos de los otros, como el pastor aparta de los cabritos las ovejas; y pondrá las ovejas a Su derecha,

pero a los cabritos a la izquierda. Entonces dirá a los que estén a Su derecha: Venid, benditos de Mi Pa-

dre, poseed por herencia el Reino que os está preparado desde la fundación del mundo”.

Por consiguiente, solamente en esa ocasión el ladrón irá al paraíso, y no solamente él, sino como dijo

Pablo: “Todos los que aman Su venida”. Yo, usted, nuestros queridos fallecidos que resucitarán en ese

día. ¡Aleluya!

Querido hermano, pienso que esté todo claro, sin embargo como lo hemos hecho en estos estudios, es

bueno dejar que la Biblia hable poderosamente, ese debe ser nuestra costumbre. Particularmente creo

haya ocurrido una impropiedad de traducción en Lucas 23:43, pues caso contrario tendríamos una tre-

menda contradicción, porque la Biblia dice que ¡JESÚS NO SUBIÓ AL CIELO EN AQUEL DÍA!

¿Usted lo sabia? Si, no se espante. Hay pruebas. La Escritura Sagrada es clara: Tres días después de Su

muerte, Jesús le dijo a María Magdalena:

Juan 20:17 (Matos Soares) = “No Me toques, porque aún no subí para Mi Padre...”

Ahora, si el Señor afirmó que no subió tres días después de muerto, ¿quién podrá decir lo contrario?

Por eso no es correcto aceptar que Jesús haya prometido estar con el ladrón en aquel día, esto es, el de

Su muerte, ¡en el paraíso! ¿O será que el paraíso es en la sepultura? Es lógico que la coma fue mal co-

locada, ¿no cree?

Queda claro entonces, comprobado por las Escrituras Sagradas que el único lugar para donde Jesús

puede haber ido cuando murió, fue la sepultura, y allí descansó, reposando en el Sábado, de Su obra de

redención, semejante a lo que hiciera en el Sábado de la creación.

Vuelvo mis pensamientos para el hermano ahora; tal vez usted ya crea en esta gran verdad, pero ... si

aún duda, permítame decirle con todo amor, respeto y celo:

EL LADRÓN NO MURIÓ EN AQUEL DÍA EN QUE LE HIZO SU DRAMÁTICA SÚPLICA A JE-

SÚS.-

Por consiguiente, ¿cómo iría al paraíso?

La Biblia confirmará esta palabra, pues ella es nuestra regla de fe, solamente. Pero para eso, tendremos

que ser humildes al analizar las últimas escenas del Calvario:

Juan 19:31-33 = “Los judíos pues, para que en el Sábado no quedasen los cuerpos en la cruz, ya que era

la preparación (pues era grande el día de ese sábado), le rogaron a Pilatos que se les quebrasen las pier-

nas, y fuesen sacados. Fueron pues los soldados, y, en verdad, le quebraron las piernas al primero, y al

otro que con Él fuera crucificado; pero viendo a Jesús, y viéndolo ya muerto, no le quebraron las pier-

nas”.

¿Comprendió?

Pág. 229

Quebrar las piernas de los crucificados (“castigo del crucifragium”) es la mayor prueba de que ellos

normalmente no morían en el mismo día, y, cuando se trataba de una persona robusta, duraba, en la

cruz, hasta siete días, en su martirio. Al respecto dice el comentarista bíblico, no Adventista, J. B. Ho-

well:

“El crucificado permanecía colgando en al cruz hasta que, exhausto por el dolor, por el debilitamiento,

por el hambre y la sed, le sobreviniese la muerte. Duraban los padecimientos generalmente tres días, y a

veces siete”. – Énfasis míos.

Ahora, vea usted, querido hermano: si fue imperioso quebrarle las piernas a los malhechores en la pues-

ta de sol del viernes, que era el día de la preparación para el Sábado, es lógico, fue preciso porque ellos

no habían muerto aún. Pero, note bien, Jesús había muerto. Es evidente que los dos ladrones no fueron

supliciados como lo fue el Maestro. No recibieron las chicotadas, las bofetadas, ni pasaron por la ago-

nía del Getsemaní, no fueron heridos con las lanzas de los soldados, ni tuvieron el corazón partido por

los pecados del mundo, ni fueron clavados, sino que, fueron solamente amarrados; por eso es que aún

permanecían vivos mientras Jesús ya había muerto.

Si Dimas no fuese robusto de físico, fuerte, bastante vigoroso como para permanecer siete días colgan-

do en la cruz, o quien sabe, 5, 4, 3 días, una cosa es cierta, en última análisis, en la peor de las hipótesis,

él tuvo un día más de vida que Jesús. Entonces le pregunto: ¿CÓMO PODÍA ESTAR DIMAS CON

JESÚS EN EL PARAÍSO EN EL MISMO DÍA, estando Jesús muerto y él vivo?

Si, hermano, hubo un lapso en la colocación de la coma. Consecuentemente, el texto correcto de Lucas

23:43, en buen español es:

“...En verdad te digo HOY (dos puntos) estarás Conmigo en el paraíso”.

O: “...Te afirmo ahora:

O sea, cuando Jesús vuelve y dice:

Mateo 25:34 = “Venid, benditos de Mi Padre, poseed por herencia el reino que os está preparado desde

la fundación del mundo”.

Por lo tanto, no es preciso consultar hermeneutas, exegetas, ni el griego o el aramaico; basta estudiar la

santa Biblia, comparando texto con texto, y el Espíritu Santo aclarará la verdad para el corazón sincero.

Finalizando, mi oración por usted, amado hermano, son estas palabras de Jesús:

Mateo 11:25 = “...gracias Te doy, oh Padre, que ocultastes estas cosas a los sabios y entendidos, y las

revelastes a los pequeñitos”. ¡Gloria a Dios!

CAPÍTULO 20 - MIL AÑOS DE PAZ.-

Milenio, una pausa, antes de la eternidad.

Milenio es una contracción latina derivada de las palabras mile y annum, que significa mil años.

MILENIO – “UN GRAN SÁBADO DE REPOSO PARA LA TIERRA Y EL PUEBLO DE DIOS”

Milenio es una palabra que no se encuentra en forma explícita en la Biblia. Es usada para designar un

período de tiempo que las Escrituras Sagradas mencionan.

Apocalipsis 20:4 = “Y vi tronos; y se sentaron sobre ellos... y les fue dado el poder de juzgar... y vivie-

ron y reinaron con Cristo durante mil años”.

Estas palabras – mil años – son encontradas en la Biblia diez veces.

Pág. 230

Según los textos de Apocalipsis 20:6 y Juan 5:28 y 29, la Biblia afirma que habrá dos resurrecciones, y

que, en la primera, solamente participan los que murieron en Cristo. Así, los muertos resucitados y los

vivos justos, son inmediatamente transformados, “en un abrir y cerrar de ojos” (1 Coríntios 15:52) y se-

rán llevados inmediatamente al Cielo, donde “reinarán” con Cristo por mil años.

Apocalipsis 7:9 = “Después de estas cosas miré y he aquí una multitud, la cual nadie podía contar, de

todas las naciones y tribus, y pueblos, y lenguas, que estaban delante del trono, y delante del Cordero,

vistiendo trajes blancos y con palmas en sus manos”.

Es claro que esta visión se refiere al período de los mil años, porque los santos heredarán la Tierra y no

el Cielo (Mat. 5:5); allí estarán apenas durante este tiempo (mil años), para una obra especial, fuera de

“vivir y reinar con Cristo”, que también es el cumplimiento de las palabras de Jesús:

Juan 14:1-3 = “...voy a preparáros lugar. Y, si Yo voy, y os preparo un lugar, vendré otra vez, y os lle-

varé para Mi mismo, para que donde Yo esté estén ustedes también”.

Cuando regrese el Señor para buscar a Su iglesia amada, todos los impíos morirán delante del resplan-

dor de la gloria de Dios, y al ser los justos llevados al Cielo, la Tierra quedará completamente vacía, sin

un alma viva siquiera, a no ser Satanás y sus ángeles.

Jeremías 4:23-26 = “Observé la Tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y los Cielos no tenían su

luz. Observé los montes, y he aquí que estaban temblando; y todos los collados se estremecían. Observé

y vi que ningún hombre había y que todas las aves del Cielo habían huido. Vi también que la tierra fér-

til era un desierto, y que todas sus ciudades estaban derribadas delante del Señor, delante del furor de

Su ira”.

Si, estimado hermano, “Por ocasión de la venida de Cristo la Tierra estará reducida a un estado caótico

– a un montón de ruinas. El cielo habrá desaparecido como un rollo que es enrollado; las montañas es-

tarán removidas de sus lugares; y la Tierra quedará en estado de oscuridad, terror, desolación y desier-

to”. – Ver Isaías 24:1-3; Apocalipsis 6:14-17. – Estudios Bíblicos, pág. 327. Escuche ahora el profeta:

Isaías 24:21- 22 = “Y será que en aquel día el Señor visitará a los ejércitos de los cielos en lo alto, y los

Reyes de la Tierra sobre la tierra. Y serán amontonados como presos en una mazmorra, y serán ence-

rrados en una cárcel; y serán visitados después de muchos días”.

Serán visitados si, hermano, después de los mil años, para ser destruidos completamente. Juan, otra vez,

tiene la palabra:

Apocalipsis 20:1-3 = “Y vi descender del Cielo un ángel, que tenía la llave del abismo, y una gran ca-

dena en su mano. Él prendió al dragón, la antigua serpiente, que es el diablo, y Satanás, y lo amarró por

mil años, y lo lanzó al abismo, y allí lo encerró, y puso el sello sobre él para que no engañe más a las

naciones, hasta que los mil años se acaben”.

“El término abismo... aquí empleado, se aplica a la Tierra en su estado desolado, desierto, caótico, os-

curo y deshabitado. En este estado permanecerá ella durante mil años. Esta será la tenebrosa prisión de

Satanás durante ese período. Aquí, por entre los huesos de los impíos muertos, y que sufrieron la muer-

te por ocasión de la segunda venida de Cristo; las ciudades destruidas, y los destrozos y ruinas de toda

la pompa y el poder de este mundo, Satanás tendrá oportunidad de reflexionar en los resultados de su

rebelión contra Dios. Pero la profecía de Isaías dice: ‘Serán visitados después de muchos días’.” Ídem –

énfasis míos.

Si, mi hermano, Satanás será preso por una cadena de circunstancias. No teniendo a quien tentar, pues

es su quehacer cotidiano, está como que preso y amarrado, quedándose así durante mil años. Note lo

que aún dice Juan:

Apocalipsis 20:5 = “Los otros muertos no revivirán, hasta que los mil años se acabaron...”

Pág. 231

¿Quiénes son esos otros muertos? Es claro que son los impíos que estarán sepultados, mientras en el

Cielo están los santos, pasando el milenio; la Tierra completamente vacía y desierta, y Satanás medi-

tando en su nefasta obra de destrucción, y tendrá bastante tiempo para tal reflexión: Mil Años.

Este es un período de tiempo muy especial en que el pueblo de Dios estará en el Cielo, también reali-

zando una obra no menos especial. Grave bien lo que dirá Pablo:

1 Coríntios 6:1-3 = “¿Osará alguno de vosotros, teniendo algún negocio contra otro, ir a juicio delante

de los injustos, y no delante de los santos? ¿No sabéis vosotros que los santos han de juzgar al mundo?

... ¿no sabéis vosotros que iremos a juzgar a los ángeles...?”

Vea como es claro. Los santos juzgarán a los impíos y a los ángeles caídos. Esta es la obra que estarán

haciendo los santos salvos, durante el período de mil años en el Cielo.

Daniel 7:21-22 = “Yo miraba, y he aquí que esta punta hacía guerra contra los santos, y los vencía. Has-

ta que vino el Anciano de días, y fue dado el juicio a los santos del Altísimo...”

Los santos salvos estarán en el Cielo, realizando la obra de juzgamiento. No es que Dios desconozca el

destino de cada uno, el galardón y recompensa de todos. Dios permite este juzgamiento para patentar

delante de los hombres, de los ángeles y de todos los seres creados que no pecaron, la mentira que Luci-

fer lanzó en el Universo, de que Dios era arbitrario, exigía un servicio tirano y una obediencia literal; y

quien no Le obedeciese, sería muerto de inmediato.

Ahora, sin embargo, se deshace la obra de engaño. Satanás es desenmascarado y todos comprenden,

maravillados, la justicia, el amor y la misericordia de Dios.

Este juzgamiento no es sino, la comprobación final del amor de Dios y de la maldad de Lucifer, que fue

destruido por la envidia, celos y odio contra el Hijo de Dios. Este juzgamiento es simplemente para

aclarar, despejar la intempestiva mancha de duda lanzada por Lucifer contra toda la creación de Dios,

de que su Creador es un tirano despótico, cruel e implacable. También servirá de ayuda para nuestra

comprensión de la extraña obra divina, esto es: quemar (destruir) hombres, mujeres y niños. Isaías

28:21. ¿Qué ocurre al final de los mil años?

Apocalipsis 20:3 = “... y después importa que sea suelto por un poco de tiempo”.

“Al final de los mil años, Cristo, acompañado de los santos, viene de nuevo a la Tierra, para ejecutar el

juicio de los impíos, y preparar la Tierra, por medio de una recreación especial de todo, donde habitará

Su justicia para ser la morada eterna de los justos. En ese tiempo, en respuesta al llamado de Cristo, los

injustos muertos de todos los tiempos despertarán para la vida. Esta es la segunda resurrección, la resu-

rrección de la condenación. Los impíos resucitan con el mismo espíritu rebelde que antes poseían. En-

tonces Satanás es suelto de su largo cautiverio e inactividad”. – Ibídem, pág. 328.

Después de la resurrección de los impíos, Satanás es suelto porque ya tiene a quien tentar; en efecto, se

lanza al último ataque y es finalmente destruido, juntamente con todos los impíos y ángeles malos.

Apocalipsis 20:7-9 = “Y, acabándose los mil años, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar

las naciones que están sobre los cuatro cantos de la Tierra, Gog y Magog, cuyo número es como la are-

na del mar, para juntarlos en batalla. Y subieron sobre la anchura de la Tierra, y cercaron el campamen-

to de los santos y la ciudad amada, pero descendió fuego del Cielo, y los devoró”.

Estimado hermano, según la lectura de Apocalipsis 21:2 y 10 y Zacarías 14:4,5 y 9, la santa ciudad, la

Nueva Jerusalén, la ciudad cuyo artífice y constructor es el propio Dios, descenderá del Cielo, y el

Monte de las Oliveras se partirá en dos, formando una gran planicie donde ella posará, para ser la capi-

tal de la Nueva Tierra. Satanás entonces, con todos los impíos resucitados, entre ellos los mayores ge-

nerales de guerra, marcharán contra ella, y, al aproximarse, contemplarán al Hijo del Altísimo sobre los

muros; inmediatamente investirán contra la ciudad con todo odio; entonces, el fuego de Dios caerá del

Cielo y los consumirá a todos, purificando también toda la Tierra.

Pág. 232

“Este es el último acto en el gran conflicto entre Cristo y Satanás. Toda la raza humana se encuentra allí

por la primera y última vez. Allí ocurre la separación eterna de los justos y de los impíos. En esa oca-

sión es ejecutado el juicio divino sobre los impíos en el lago de fuego. Esta es la segunda muerte. Ella

puso fin a la gran rebelión contra Dios y Su gobierno. Se escucha entonces la voz de Dios, al sentarse

en Su trono y decirle a los santos: ‘He aquí que hago nueva todas las cosas’. Y de las ruinas humeantes

de la vieja Tierra surgen, ante las miradas extasiadas de millones de redimidos, ‘un nuevo Cielo y una

nueva Tierra’, en que encontrarán una herencia eterna y una eterna morada”. – Ibídem, énfasis míos.

Entonces, ¿vamos a ser vecinos en la Nueva Tierra?

CAPÍTULO 21 - LA GRACIA EN TODA LA BIBLIA.-

“La ley es dada para que la Gracia pueda ser exigida; la Gracia es concedida para que la ley pueda ser

cumplida” – (Agustín).

Los judíos, queriendo ser salvos por la ley, sin la Gracia, erraron; hoy, los cristianos quieren ser salvos

por la Gracia, sin la ley, yerran también. Las dos que comenzaron juntas a actuar en la entrada del peca-

do, juntas actuarán, hasta la eliminación del mismo.

La salvación únicamente por la Gracia de Dios es ofrecida a los que la aceptan por la fe. Pero la genui-

na experiencia de Gracia y fe resulta siempre en obediencia a la Ley de Dios.

La Gracia encarnada se dio con el advento de Jesús. Por lo tanto, la Gracia jamás debe ser comerciali-

zada, tiene que ser presentada graciosamente.

La santa Ley de Dios ha sido despreciada hoy en día, por buena parte de hermanos bondadosos y since-

ros, por el desconocimiento de su eterno papel, afirmando que la Gracia la inutilizó, dejándola sin nin-

gún efecto. Esa creencia se originó de la lectura de estos textos:

Juan 1:17 = “Porque la ley fue dada por Moisés; la Gracia y la verdad vinieron por Jesús Cristo”.

Romanos 6:15 = “...no estamos debajo de la ley, sino debajo de la Gracia ...”

Se asevera así que la Gracia vino de Jesús para acá y por lo tanto no debemos obediencia a la Ley Mo-

ral. ¿Será así mismo?

Es enseñanza obvia de las Sagradas Escrituras que la salvación de los hombres es solamente por medio

de la Gracia (Efé. 2:8). Siendo así, cabe de primera mano una pregunta: Si la Gracia existió apenas de

Jesús para acá, como se afirma, ¿qué será de los hombres del Antiguo Testamento? ¡Los grandes ami-

gos de Dios, patriarcas, profetas y demás creyentes que aguardaban la venida del Mesías! Ciertamente,

si la Gracia no existió antes de Jesús, ¡están perdidos! Este es un raciocinio absurdo, y sin embargo ca-

be, dentro de la aceptación de que la Gracia sólo vino después de Jesús que, según se piensa, canceló la

ley y estableció la Gracia.

Entre paréntesis, tengo certeza que todos los cristianos aceptan que estos santos del Antiguo Testamen-

to están salvos. Ahora, note: Si no existía Gracia, ¿cómo fueron salvos? Lógico, si la Gracia se mani-

fiesta a través de la fe en Jesús, y si Jesús sólo vino en el Nuevo Testamento, estos hombres fueron sal-

vos, entonces, por sus obras. Si así es, ¿cómo será en el Cielo? ¿Habrán dos clases de santos? Los que

se salvaron por las obras (Antiguo Testamento) y los que se salvaron por la Gracia (Nuevo Testamen-

to)? ¡Absurdo! Un grupo por sus propios méritos y esfuerzos se salvaron; el otro, por los méritos de

Cristo (Gracia). Eso es una blasfemia, reduce el sacrificio de Jesús a una posición bastante insólita.

¡No, amado! La Gracia antecede el advento de Jesús, vea:

“Ahora, Aquel que es poderoso para os confirmar según mi evangelio y la predicación de Jesús Cristo,

conforme la revelación del misterio que desde tiempos eternos estuvo oculto”. Romanos 16: 25.

Pág. 233

“Y lo adoraron todos los que habitan sobre la Tierra, esos cuyos nombres no están escritos en el libro de

la vida del Cordero que fue muerto desde la fundación del mundo”. Apocalipsis 13: 8.

“Que nos salvó, y nos llamó con una santa vocación; no según nuestras obras, sino según Su propio

propósito y Gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos”. 2 Timoteo 1:9.

Es por lo tanto la Gracia una verdad reiterada por los apóstoles, y Pablo consolida el asunto de manera

clara y definida, afirmando categóricamente que la Gracia es extendida a todos los hombres en sentido

genérico, y en todos los tiempos, antes o después de Cristo, con estas palabras:

Tito 2:11 = “Porque la Gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres”.

Por consiguiente, todos serán salvos, sólo y exclusivamente por la Gracia, y nada más; de esta forma no

se puede creer en la predicación de que ella sólo vino después de Jesús, basándose en un versículo ais-

lado.

La Gracia ya era plan de Dios antes aún de la caída del hombre, y la primera revelación escrita de la

misma, se encuentra en Génesis 3:15, que fue la promesa de un Salvador. A partir de ahí los hombres

pasaron a esperarlo por la fe. Por lo tanto, desde el inicio de la humanidad, precisamente con el primer

matrimonio, tuvo comienzo la operación de la Gracia. Noé también fue blanco de la Gracia de Dios.

Génesis 6:8.

El Pastor Bautista Zacarías Campello en su libro “Luz Sobre Bautismo”, pág. 66, informa: “Los que

murieron antes de Cristo, y que fueron salvos, lo fueron por la fe en el Salvador que había de venir. Eso

iba siendo lanzado en la cuenta de Cristo. Cuando Cristo murió, Su sangre saldó esa vieja deuda”. –

(énfasis míos). Si fueron salvos por la fe, obvio es que fue por la Gracia, ¿no es así?

Hebreos 11 es la galería de los salvos por la Gracia (fe). Si, porque la Gracia se manifiesta cuando el

hombre ejerce fe en el sacrificio de Jesús. Escuche:

Efésios 2:8 = “Porque por la Gracia sois salvos, por medio de la fe...”

Siendo así, en el Cielo sólo habrá una clase de redimidos. ¿Cuál? La de los salvos por la Gracia, me-

diante su fe en el sacrificio expiatorio de Jesús; patriarcas, profetas, discípulos y los creyentes de todas

las épocas. Aquí está la prueba:

Apocalipsis 5:9 = “Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro, y abrir sus se-

llos; porque fuistes muerto, y con Tu sangre comprastes para Dios, hombres de toda tribu, y lengua y

pueblo y nación”.

Sabe, hermano, rigurosamente uno de los mayores ejemplos de salvación por la Gracia, mediante su fe

en el Salvador que había de venir, fue el de Job, cuyo libro los exegetas presumen que haya sido el pri-

mero a ser escrito, y de él destaco:

Job 19:25 = “Porque yo se que mi redentor vive, y que por fin Se levantará sobre la Tierra”.

Esta magistral declaración fue expresada milenios antes que Jesús naciera, y revela la claridad de esta

doctrina. Queda claro, entonces, que todos los que murieron antes de Cristo, siendo salvos, lo serán ex-

clusivamente por la Gracia, mediante la fe siempre viva, demostrada en la esperanza de un Salvador

que había de venir.

No hay, por lo tanto, como se ve, un conflicto entre Ley y Gracia que hoy ven muchos hermanos. Gra-

cia y Ley subsistieron juntas, y juntas coexistirán mientras haya pecado; ¿sabe por qué? La Ley y la

Gracia andan de manos dadas, así como dos enamorados bien apasionados. Sino, vea: ¿Por qué existe

la Gracia?

Pág. 234

Usted tendrá que responder: ¡porque existe el pecado! No hay otra respuesta. Ciertamente para haber

Gracia es necesario que exista pecado. Porque caso contrario la Gracia sería desnecesaria. ¿Cómo sa-

bemos que existe pecado? Pablo responde:

Romanos 5:13 = “... pero el pecado no es imputado, no habiendo ley”.

Romanos 4:15 = “Porque donde no hay ley también no hay pecado”.

Consecuentemente, si no hubiese una ley que apuntase, mostrase, revelase el pecado, él no existiría.

¿No es simple? Efectivamente la ley y la Gracia están hermanadas, caminando juntas: la ley revelando

el pecado en la vida del hombre, y la Gracia trayendo el remedio para este pecado. Queda claro, enton-

ces, que la Gracia antecede la presencia física de Jesús en esta Tierra. Ella pasó a vigorar, después de la

transgresión a la voluntad expresa del Creador en el Edén, por nuestros primeros padres.

Por eso, amado hermano, la Gracia no nos excluye de guardar la Ley de Dios. Al contrario, siendo que

es la ley que apunta el pecado, ciertamente si transgredimos cualquiera de sus mandamientos, estaremos

incurriendo en pecado (1 Juan 3:4). Agradezcamos a Dios por la Gracia que nos fue otorgada, pero vi-

vamos de manera que la ley en nada nos acuse.

UN CONSEJO – Los santos tendrán al cerrarse la puerta de la Gracia el carácter de Jesús, pero aquí en

la Tierra, no en el Cielo. Por lo tanto es necesario que lo afiramos aquí y ahora. ¿Y cuál es el elemento

aferidor? ¡La Ley de Dios de los Diez Mandamientos! Isaías 8:20. Santiago 2:10-12.

UNA CURIOSIDAD – Cuando la Biblia menciona que los redimidos entonarán el cántico de Moisés

y del Cordero (Apoc. 15:3), ¿usted nunca se preguntó por qué el cántico no es de Juan, Pedro o Pablo?

– No lo es, porque es el cántico de la Ley (Moisés) y de la Gracia (Cordero). Y así, ¡hasta en este detalle

Ley y Gracia están juntas!

UNA CERTEZA – La sangre de Cristo es el único medio de salvación, y la Ley Moral eternamente será

el padrón de conducta del ser humano.

El apóstol Pedro negó a Cristo, así como hizo de todo para esconder su propia identidad. ¿Se acuerda?

(Mateo 26:31-35, 69-75). En ese caso, la fe de Pedro, sin las obras (testimonio personal), fue absoluta-

mente muerta.

“Nuestra fe sin las obras es muerta, Esta es la primera estrofa del bellíssimo

Fue así que el Señor enseñó poema “LA FE SIN LAS OBRAS” cantado

Si el amor realmente no hay por el Pastor Bautista Feliciano Amaral, en

Ni las obras ni la fe tienen valor” su LP – “Oración de David”.

Realmente él tiene razón y es esto lo que creemos y predicamos. Las obras son frutos del amor. Noso-

tros guardamos la Ley de Dios no para ser salvos, sino porque fuimos salvos. Esta obediencia (obra) es

fruto de la fe envuelta en el amor por aquel que por nosotros murió. Por eso acuérdese: Somos salvos

por la fe, pero seremos juzgados por nuestras obras.

CAPÍTULO 22 - ¿OBEDECER A LAS POTESTADES? — ¡SI! PERO A DIOS, EN PRIMER

LUGAR.-

“Cada persona en este mundo vive dentro de alguna especie de orden política, sea bajo una constitu-

ción, bajo una ley tribal, bajo una monarquía o régimen militar. Naciones y comunidades tienen gobier-

nos, y ninguna persona puede por mucho tiempo aislarse de esta realidad. Mientras algunos gobiernos

tienen filosofías cristianas al punto de establecer en el gobierno la fe cristiana, otros son basados en

otras tradiciones o son francamente ateístas.

Pág. 235

“Sean cuales fueren las circunstancias, la persona cristiana mantiene una relación básica con Dios y pa-

ra con Cristo, la cual ningún poder en la Tierra puede anular o decirle al cristiano lo que debe hacer.

Del punto de vista bíblico el Estado no posee una soberanía absoluta, siendo sus derechos limitados por

los reclamos de Dios. Jamás fue propósito de Dios, que hizo al hombre un ser moral libre, que viviese

bajo un orden basado apenas en la coerción, y el propio Dios reservó en la mente y en la voluntad del

hombre el derecho de escoger a Dios antes que cualquier otra cosa.

“Obediencia a Dios en primer lugar puede resultar en el pago de un elevado precio bajo un gobierno

opresivo, y millones de cristianos a lo largo de la Historia han pagado ese precio. El verdadero cristiano

siempre teme a Dios antes que a los hombres, y entre la obediencia a Dios o a los hombres, él escoge la

primera”. – Lección Nº 9, Escuela Sabática; Feb./78.

“Por lo tanto dad a cada uno lo que le debéis: a quien tributo, tributo; a quien impuesto, impuesto; a

quien temor, temor; a quien honra, honra.” Rom. 13:7.

Dios no negocia con principios ni hace excepciones con la santidad. A esta altura de nuestras conside-

raciones, creo que los sinceros creyentes ya admiten que la santa Ley de Dios no fue abolida y jamás lo

será, pues ella es la transcripción del carácter de Dios y el fundamento de Su gobierno, y según Santia-

go 2:12, es también la norma para el juzgamiento de todos los hombres. Puede, sin embargo, surgir un

aparente conflicto delante de estas palabras:

Tito 3:1 = “Amonéstalos a que se sujeten a los principados y potestades, que les obedezcan, y estén

preparados para toda buena obra; toda alma esté sujeta a las potestades superiores...”

Para los que aceptan el cancelamiento de la Ley Moral y no comprenden la santidad del Sábado, esas

palabras son muy apreciadas. Sin embargo, usted verá que no es así como imaginan y que es fácil con-

ciliar una cosa con la otra. Al comparar los textos, descubriremos la verdad.

Alguien podrá decir: Guardamos el domingo, porque este es el día aceptado como santificado en todo el

país, por todas las iglesias cristianas, por orden de las autoridades eclesiásticas. Otros podrán admitir:

Yo no puedo guardar el Sábado, aún cuando lo reconozca como el Día del Señor y en vigor en la dis-

pensación cristiana, porque la firma donde trabajo funciona los Sábados, y yo tengo que estar sujeto a

mis superiores, por lo tanto no puedo observarlo. Y así este texto, ¡cómo ayuda!

Pero, mi hermano, eso es prueba de que ese cristiano no es un cristiano fuerte, sino de una débil fe. Ya

que, actuar así es limitar el poder de Dios. Dice la Biblia que Dios es el dueño de todo: Plata, oro, em-

pleo, dinero, etc (Ageo 2:8). Y Su poder no es menor hoy que en los días de Pablo. Lo que ocurre es

que muchos cristianos de la actualidad no creen en las promesas de la Biblia ni en el gran poder del

Cielo. Recuerde estas dos promesas:

Filipenses 4:13 = “Puedo todas las cosas en aquel que me fortalece”.

Isaías 49:15-16 = “¿Puede una mujer olvidarse tanto de su hijo que cría, que no se compadezca de él,

del hijo de su vientre? Pero aunque esta se olvide, Yo, todavía, no Me olvidaré de ti. He aquí que en las

palmas de Mis manos te tengo grabado; tus muros están continuamente delante de Mi”.

Jesús fue categórico al empeñar Su palabra, escuche:

Mateo 6:33 = “Buscad primero el reino de Dios y Su justicia, y todas las cosas (casa, comida, empleo,

etc) os serán añadidas”.

Y Pedro arremata dramáticamente cuando está delante de un problema idéntico:

Hechos 5:29 = “...más importa obedecer a Dios que a los hombres”.

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Las grandes decisiones envuelven mucho coraje, y ese es movido por la fe, y sin fe es imposible agradar

a Dios (Heb. 11:6). Es muy simple, y propio del ser humano, acomodarse a las circunstancias. Hay una

conocida experiencia de un hombre que trabajaba en determinada firma y nadie supo que él era un cre-

yente; por eso nunca tuvo problemas con nada, pues sacrificaba los principios cristianos, para estar bien

con todo y con todos. Hasta que otro creyente fue a trabajar en la misma firma, y surgieron enormes di-

ficultades con este, simplemente porque exaltó el Nombre de Cristo, testimoniando como verdadero hi-

jo de la luz.

Es más fácil contemporizar con el pecado que rechazarlo, principalmente cuando está en juego un ex-

presivo salario, un buen empleo. Lejos, sin embargo, de ser la mejor actitud, demuestra ser la mayor

falta de fe en aquel que dijo al resucitar: “Me es dado todo el poder en el Cielo y en la Tierra” (Mat.

28:18). Y este poder es facultado a todos, en las expresivas palabras: “Pedid, buscad, llamad” (Mat.

7:7). Y eso enseñó Jesús que fuese hecho con insistencia, ejemplificado en el caso de la viuda y el juez

inicuo (Luc. 18:1-8). Si ella perseverase, sería victoriosa, como de hecho ocurrió.

Por consiguiente, no hay disculpas para el fracaso, imposibilidades, pseudo-limitaciones, porque la

fuente de todo el poder está ahí. Lo importante es creer.

Querido hermano, es muy común escudarse en las palabras citadas por Pablo, de que el cristiano tiene

que sujetarse a las potestades, y por eso queda libre de guardar los mandamientos de Dios. Los que así

creen y predican, se olvidan de un detalle que debe ser la norma para estudiar la Biblia: Saber por qué,

cuando, dónde y para qué fue escrito tal verso. Eso facilitará descubrir la verdad que ella encierra. Pres-

te atención:

“Pablo estaba escribiendo a cristianos romanos, en uno de los turbulentos tiempos de la historia judaica.

Incidentes de rebelión contra la autoridad romana eran frecuentes entre los judíos. No debían los cris-

tianos envolverse en esas rebeliones, por malo y despótico que fuese el poder del momento”.

Vea, ahora ya podemos vislumbrar la exhortación paulina sobre la sujeción obligatoria a las potestades,

bajo un ángulo más límpido. Un comentario muy serio nos da estas informaciones:

“Esa instrucción fue especialmente necesaria en los días de Pablo, pues por aquella época los judíos vi-

vían en una turbulencia política y habían ya suscitado una rebelión en varias partes del Imperio Ro-

mano. Caso los cristianos revelasen idéntico espíritu de insumisión, incurrirían en el mismo odio que

comenzaba a ser manifestado contra los judíos. También resultaría en la pérdida de la protección del

Estado Romano, lo que muchas veces había sido una bendición para los primitivos cristianos, como

Pablo testificó de su propia experiencia.” (Ver Hechos 22:24-30) – The Seventh-day Adventist Bible

Commentary. (Pare aquí y lea las páginas 104-105, allá atrás).

Si, mi hermano, no debemos aislar un versículo y hacer de él ley o doctrina. Antes, es nuestra obliga-

ción cristiana compararlo con otros, para que no sacrifiquemos lo que es sagrado en el cristianismo,

nuestra fe y obediencia a Aquel que murió por nosotros.

Antes de proseguir, quiero dejarle claro que, creo píamente en la Palabra de Dios y en lo que ella ense-

ña. Nosotros, Adventistas del Séptimo Día, respetamos a todas las autoridades constituidas así como

oramos por ellas. Creemos en lo que dice la Biblia que todas las autoridades son instituidas por Dios

(Juan 19:11), sin embargo, también es cierto, que no todas siguen los dictámenes del Cielo. Creemos

sinceramente que el cristiano debe apoyar tanto cuanto pueda la autoridad en vigor, no debe presumir

de ella, ni resistirle, ni mucho menos indisponerse contra la misma, desde que no seamos forzados a

transgredir la autoridad del Cielo, que la estableció a todas; pues en el conflicto entre las leyes de nues-

tro País Terrestre con las de nuestro País Celestial, la primacía penderá en favor de la ciudadanía del

Cielo. ¿No es así? ¡Evidente que si!

A partir de ahora, le pido que aguce la mente y verá como los hechos cambian de figura, aún cuando

permanezcamos buenos ciudadanos y quien sabe, mejores cristianos.

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¿Por qué hubieron tantos muertos en las arenas de los Cesares? ¿Por qué murieron tantos cristianos

transformados en tochas vivas, para iluminar el camino de los emperadores tiranos y crueles? ¿Por qué

miles de cristianos, jóvenes, viejos, mujeres y niños murieron comidos por fieras en el Coliseo Ro-

mano? ¿Por qué miles de siervos de Dios se refugiaron en las montañas y cavernas, volviéndose esas en

su última habitación en este mundo? ¿Por qué miles depusieron sus vidas como mártires, muriendo de

las más deshumanas formas?, sí ... ¿por qué? Simplemente porque no obedecieron a los “principados y

potestades”.

Más de 50 millones de cristianos fueron descuartizados, triturados, quemados y sepultados vivos, en la

masacre de San Bartolomeo, en la persecución a los hugonotes, albigenses y otros fieles de Europa, se-

gún el negro relato de la Historia, en la llamada “santa inquisición” de la Edad Media.

Esos hermanos prefirieron obedecer a Dios en primer lugar. Felicitaciones para ellos. Eso es cristianis-

mo vivo y genuino. Saquémosle el sombrero. Nunca se indispusieron contra las autoridades constitui-

das, nunca se rebelaron ni crearon conflictos, simplemente no concordaban en negar al Maestro, y por

eso murieron, preservando sus creencias cristianas (Juan 16:1-3).

Tengo certeza que aquellos cristianos, mientras no fueron odiados en su fe, fueron verdaderos ciudada-

nos. Correctos y

cumplidores de sus deberes patrios. Contribuyendo con su sudor para el engrandecimiento de su tierra –

no lo dudo. Pero,

cuando colocados injustamente bajo la presión de la espada para negar la fe, sacrificando los principios

divinos, y coercitivamente obedecer a los dogmas establecidos por los gobernantes de entonces, ellos

optaron por obedecer primero a Aquel por quien, con placer, darían, en cualquier ocasión, su propia vi-

da, sin temor. Esta fue la decisión tomada por los hijos del Rey Jesús, creyentes de fibra, veraces, que

sabían en Quien habían creído, en Quien depositaban su esperanza. Obedecieron a Dios en primer lugar

y por eso murieron, pero dejaron un bello ejemplo, digno de ser honrado e imitado. Esos ejemplos nos

apelan a que coloquemos siempre al Señor en primer lugar.

¿Piensa usted hermano, que muchos no desistieron delante del verdugo, viendo a sus hermanos murien-

do de aquella forma tremenda? ¿Piensa usted que muchos no retrocedieron cobardemente, obedeciendo

a la “potestad” dominante que exigía renegar contra el Hijo de Dios y negarlo? – Felizmente el mundo

sólo tomó conocimiento de aquellos que prefirieron morir a aceptar aquella conducta cruenta. Se queda-

ron al lado de la verdad, de la Autoridad Celestial, y no al lado de la autoridad mala, de la mentira y de

leyes deshumanas, de hombres que tenían el poder, civil y eclesiástico, y lo imponían por la fuerza y la

violencia. Nuestra fe, por la fe de esos mártires, se robustece. ¡Aleluya!

Los tres hebreos – Ananías, Azarías y Mizael – no se curvaron delante de la estatua de oro en el campo

de Dura (Dan. 3:1 y 12). ¿Por qué? Simplemente no lo hicieron, porque si hubiesen concordado con

aquella ley injusta, estarían frontalmente transgrediendo la Ley de Dios. Estarían quebrando el segundo

mandamiento de ella. Prefirieron, pues, con el riesgo de la propia vida, quedarse al lado de Dios y de Su

ley.

Aún cuando hubiesen sido condenados a morir en la hoguera, los tres hebreos no fueron desamparados;

Dios que ve todo y todos, envió al propio Jesús para que pasaran intactos con Él por las llamas ardien-

tes que mataron a aquellos que la encendieron, tal era su intensidad. Qué bello ejemplo. ¡Qué testimo-

nio y que libramiento espectacular! Pero...

A la reunión ordenada por el rey, ellos fueron (Dan. 3:2 y 3). Obedecieron a la potestad. Cumplieron la

ley del Estado.

Rehusándose a adorar la imagen; obedecieron a Dios. Hechos 5:29.

Esa decisión al lado de Dios fue benéfica, pues de ella resultó la adoración al Dios verdadero, llevando

a los paganos a amar al Creador de todas las cosas.

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Ahora, le digo: Si aquellos tres jóvenes, para escapar de la muerte, o para satisfacer sus conveniencias,

se hubiesen doblado delante de la estatua, un cosa era cierta: No habrían sido lanzados en el horno; por

otro lado, no habrían llevado el conocimiento del Dios verdadero a aquella masa humana que, perverti-

damente, adoraba dioses paganos, y el mundo no conocería el poder de Dios revelado en su favor, li-

brándolos de las crepitantes llamas.

Daniel, el muy amado de Dios, oraba tres veces al día (Dan. 6:10). Hubo sin embargo una ley en Babi-

lonia que prohibía la adoración a cualquier dios, durante determinado espacio de tiempo. De esa forma

estaba Daniel prohibido por ley (una ley injusta, ¿no es verdad?) de adorar a Dios. Y ahora, ¿qué hacer?

Si concordase con ella, interrumpiría su comunión tan benéfica con el Cielo y demostraría su infideli-

dad para con el Padre Celestial.

La actitud de Daniel fue la de siempre: Continuar adorando al Creador, aún cuando su decisión lo lleva-

se a la cueva de los leones. Ahora observe: Si Daniel, por comodidad o conveniencia, le diese oídos a

los enemigos de Dios, aquella generación, así como su posteridad, no habría conocido al poderoso

Jehová. Daniel fue salvo de las hambrientas fieras y ese cuidado de Dios por Su obediente hijo llevó a

la autoridad gobernante a establecer, por decreto real, la adoración de Dios (Dan. 6:26 y 27). Pero eso

sólo fue posible, dada la posición asumida por alguien obediente y veraz. Así sucedió con aquellos que

colocan en primer lugar el servir a Dios. El libramiento, el respeto, la posición, el destaque, fueron ac-

tos continuos en la vida de Daniel, hecho que nunca será extraño en la vida de todo aquel que, por la fe,

determina servir a Dios en primer lugar, cueste lo que cueste.

Ahora, usted puede decir que eso ocurrió en el pasado y, en el presente, las cosas son diferentes. Pues

bien, tome un avión y vaya hasta un país comunista y procure allí, con cuidado, y encontrará hombres y

mujeres, ciudadanos respetables, cumplidores de sus deberes patrios, creyentes fieles y sinceros que de-

terminaron seguir a Cristo aún con el peligro de la vida. Son los cristianos que viven por los “subterrá-

neos”, que no aflojan sus principios ni transigen con la imposición de las autoridades y potestades de la

cortina de fierro en negar al Señor, y por eso viven bajo intenso peligro, camuflados por las circunstan-

cias, pero testimoniando del puro y genuino evangelio. Y con riesgo de perder la vida, marginalizados,

perseguidos, en desaliento y agonía, decidieron obedecer a Dios en primer lugar. (Lea la pág. 388).

¿Por qué viven así escondidos esos cristianos? ¿Por qué? Si aceptasen la determinación de las autorida-

des y potestades estarían libres; sin embargo, actuando así, demostrarán la más alta traición al Hijo de

Dios, que sufrió y murió, garantizando con Su resurrección el descanso en breve de sus luchas y perse-

cuciones, “en las blancas arenas del mar de vidrio de la eternidad”.

Aquellos cristianos viven al margen de la vida, sin libertad religiosa y bajo intensa amargura, ni siquie-

ra pudiendo educar los hijos en la doctrina del Señor, porque si eso sucede y es descubierto, quedarán

sin ellos para siempre. Experimente, hermano, quedarse sin sus hijos, ¡durante una semana apenas!

¿Por qué vivir así, si es tan fácil renunciar, aceptar los dogmas estatales de aquellas autoridades? No

viven bien esos cristianos, no tienen tranquilidad, ni paz, seguridad o calma, simplemente porque de-

terminaron obedecer a Dios en primer lugar, aunque eso les cueste la cabeza. ¡Felicitaciones! ¡Felicita-

ciones cristianos!

Sabe, hermano, para escapar de esta terrible persecución que padecen esos hermanos, esa guerra fría

que produce una morbidez insoportable, esa ansiedad interminable, bastaba apenas negar sus principios,

su fe y obediencia a Dios y, todo estaría bien. La paz vendría. Pero, ¿por qué no lo hacen? Solamente

los cobardes y traidores se rinden. Sólo los que se engañan a si mismos, rotulados con la capa del cris-

tianismo, pero sin la pureza del mismo, teniendo apenas apariencia de cristiano, negando sin embargo

su fe.

Es evidente que en un país cristiano la posibilidad de tiranía es ínfima, pues la libertad religiosa le es

franqueada al ser humano, por eso el gran privilegio de demostrar verdadera obediencia. Por eso esos

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bellos ejemplos deberían constituirse en un ferviente apelo a nuestra decisión de servir a Dios en estos

días de paz, con más decisión, dispuestos a hacer todo para obedecer al Dios del Cielo, aunque nos

cueste la pérdida del empleo, la amistad antigua, buenos salarios y la posición tan deseada, y creída, pe-

ro nada de eso nos llevará a correr riesgo de vida, pues vivimos en un país libre, donde los derechos

humanos son una realidad.

Muchas veces Dios espera la decisión de determinados cristianos a Su favor, para poder mostrarles a

ellos y al mundo Su poder, amor y cuidados, pero infelizmente, los cristianos se han conformado con la

estagnación espiritual. No se esfuerzan en guardar los mandamientos de Dios; deponen las armas sin

luchar, transgreden, sin poner a prueba la Palabra del Señor (1 Juan 5:3, Juan 14:15). ¡Imagine cuando

venga la “inundación del Jordán!” Cuando el verdugo pida las razones de nuestra fe; exija nuestra abdi-

cación del evangelio, y tengamos que decidir: ¿Al lado de Dios o contra Él?

Muchos hoy no ven una manifestación del poder celestial en sus vidas, porque han bajado las normas

divinas al nivel del mundo, pues el mundo no les exige sacrificio o determinación. Se ajustan así en un

conformismo peligroso. Se desaniman en luchar por la fe que tienen, de que el Sábado, como un man-

damiento de la santa Ley de Dios, está en vigor, y por eso, debe ser observado, porque piensan: Son

tantos los que no lo aceptan y ¿cómo sería si todos lo observaran? Le digo, hermano amado, usted prac-

ticando su fe, en este caso, observando el Sábado, será un obediente más y un transgresor menos en la

Tierra. Por lo tanto, sea Dios loado. Como no todos serán salvos, luche por estar entre los que no se

perderán, y deje el mundo que continúe su marcha de desobediencia.

Escuche estas experiencias en que son demostradas la lealtad para con Dios, sin con eso, ser anarquista,

rebelde o fomentador de discordia. Un militar, hermano nuestro (Nicanor Mariano de Lima) fue escogi-

do por su nuevo Comandante para quedar de servicio un Sábado, en su corporación. Entonces compare-

ció delante de esta autoridad y en la firmeza que el Espíritu Santo le confiere a los que desean antes de

todo servir a Dios en primer lugar, dijo:

“Comandante, se que usted necesita de un buen soldado, pero Cristo necesita de un fiel cristiano”.

Palabras puras, sinceras, simples, objetivas. Después de algunos minutos de estudios bíblicos, se hizo

amigo íntimo de su Comandante y este ciertamente un cristiano en potencial. No podría ser diferente;

delante de la lealtad, verdad y sinceridad, todos los sinceros y leales tendrán que doblarse. Preconceptos

desaparecen y las puertas se abren, bajo la actuación del Espíritu Santo.

Y aquel hermano no tuvo más turno los Sábados. Su posición firme al lado de la verdad posibilitó que

Dios operase en el corazón de aquella autoridad que, tal vez, de otra forma, no hubiese tenido el cono-

cimiento del evangelio. Felicitaciones para ese cristiano que se posicionó al lado de Pedro, cuando ex-

clamó: “Más importa obedecer a Dios que a los hombres” (Hechos 5:29). Y, por extensión, se puso al

lado de todos los mártires que depusieron sus vidas para no transgredir la voluntad divina.

Zelinho, dinámico joven de nuestro Distrito (São Gonçalo/RJ), fue a servir al Ejército. Un Sábado esta-

ba designado para quedar de guardia. Su superior no aceptó el clamor de un joven fiel. Ningún arreglo

entre colegas fue permitido. Zelinho quedó preso 23 días.

La juventud de la amada Iglesia de Barreto de la cual era miembro, lo visitaba siempre. Su Pastor, Eva-

nir Roca Pires, lo apoyó. Yo lo visité y le di, en la prisión, el libro “Columnas del Carácter” diciéndole:

Usted es un privilegiado, sufriendo por Jesús. ¡Yo te envidio!

Al final de 1995, Zelinho dejó la Facultad de Teología Adventista (IAE “Campus” Central) con su di-

ploma. Es, ahora, el Pastor Euzélio Vaz Hijo, y en el día 08/05/97 se casó con una joven preciosa –

Priscila, mi hija, y están realizando un eficaz ministerio.

Estimado hermano, de hoy en adelante, cuando le digan que puede transgredir el Sábado, el cuarto

mandamiento de la Ley Moral, porque tiene que obedecer a los superiores, no se olvide: El Superior de

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los superiores, Creador del Universo, El Rey de los Reyes precisa de “un fiel cristiano”. Él es poderoso

para ayudarlo a solucionar cualquiera que sean sus problemas cuando demuestre decisión para obede-

cerle. Sobretodo, acuérdese que Pablo nunca autorizó a nadie a transgredir los mandamientos de Dios,

por una pseudo-orden de obedecer ciegamente las potestades, porque él mismo aseguró que nada debe

separar al hombre de la comunión con Dios en obediencia. Ni aún las potestades, ni los principados, o

superiores. Lea Romanos 8: 38-39, ¡y vea si no es así! Efectivamente, la decisión envuelve gran coraje,

y este es movido por la fe en la Palabra de Dios. Destaco con placer una de esas decisiones con el deseo

de que ella lo motive en la práctica de su fe.

Melik Afif Aziz Yacoub es un empresario de Río de Janeiro, con un complejo de 8 locales en el “Saha-

ra” y una fábrica de ropas con 174 empleados. Este hombre entendió que la Ley de Dios está en vigor, y

que el Sábado, como uno de sus mandamientos, tiene que ser observado. Así creyó y lo puso en prácti-

ca. Determinó a todos sus gerentes cerrar los locales a la puesta de sol del viernes y no abrir más los

Sábados, rehusando una “gorda feria” de dos horas los viernes y ocho horas los Sábado.

Otro local (Calle Señor de los Pasos, 195 – sobrado, RJ) ese hermano la transformó en iglesia, rehusan-

do una alta cantidad en “derechos” y un excelente arriendo. Edificó un “oasis” en el Sahara, como es

conocida la iglesia. Un día estuve allí orando, fue confortador.

El hermano Melik es un fiel adventista en nuestra Iglesia Central de Río de Janeiro, situada en la Tra-

vessa Dr. Araújo, 115 – Praça da Bandeira.

REFLEXIONE:

• La lección importante que tenemos que aprender de la planicie de Dura (Daniel 3) es que la Ver-

dad no estaba con la mayoría. Usted precisa conocer la Verdad por usted mismo para no ser engañado

por la multitud, pues quien acompaña la multitud permite que otros dicten sus acciones.

• Los creyentes vivos, por ocasión de la vuelta gloriosa de Jesús, irán a rescatar una deuda eterna a

los miles de muertos, mártires que, para no transgredir los Mandamientos de Dios, depusieron sus vi-

das. Todos, por la Gracia de Jesús, irán a obedecer los Mandamientos de Dios, incluyendo el Sábado,

porque:

“El Sábado es la señal peculiar que identifica a Dios como nuestro Creador y Padre. Es aún la señal de

que Su pueblo entró en el descanso celestial, por la fe; descansando no del trabajo, sino de la rebeldía,

del pecado y de la justicia propia”.

PONGA ESTOS PENSAMIENTOS EN EL MARCO DE SU CORAZÓN.-

“Dios no permitas que me excluya. Estoy resuelto a hacer lo que es recto sin perturbarme acerca da mi

corona. Deseo confesar el Señor. Mi sombrero de elector y mis armarios no son para mi tan preciosos

como la cruz de Jesús Cristo... Si la honra de mi Señor Jesús Cristo lo exige, estoy listo ... para dejar

mis bienes y mi vida. Renuncio de preferencia a mis súbditos y a mis dominios, dejaría de preferencia

el país de mis padres, con el manto en la mano a recibir cualquier otra doctrina que no sea la que está en

esta Confesión”. – Juan, Elector de Sajonia (Confesión de Augsburgo).

“Nosotros somos la execración y la escoria del mundo; pero Cristo mirará para Su pueblo y lo preserva-

rá”. – Melancton (Reformador).

“Hay efectivamente un espíritu extraordinario en estos hombres; ¿pero qué Espíritu?... De un lado evi-

tamos entristecer el Espíritu de Dios, y del otro, de ser desgarrados por el espíritu de Satanás”. – Me-

lancton.

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“Consiento en renunciar al salvoconducto. Coloco mi persona y mi vida en las manos del emperador,

pero la Palabra de Dios – ¡nunca!” – Lutero.

“Tenemos el derecho de hablar; no tenemos el derecho de actuar. Prediquemos; el resto pertenece a

Dios”. – Lutero.

“En lo relacionado con la Palabra de Dios y la fe, todo cristiano es juez tan bueno como puede ser el

propio Papa, aún cuando sea apoyado por un millón de concilios”. – Lutero.

“El evangelio de Cristo no puede ser predicado sin daño... ¿Por que, pues, debería el temor o la apren-

sión del peligro separarme del Señor, y de la divina Palabra que, únicamente, es la verdad? ¡No! Entre-

garía antes mi cuerpo, mi sangre y mi vida”. – Lutero.

“Aún cuando hubiese tantos demonios en Worms como tejas en los tejados, yo allí entraría”. – Lutero.

“Aunque ascendiesen por todo el camino de Worms a Würtenberg una hoguera cuyas llamas llegasen al

Cielo, en el Nombre del Señor yo caminaría por en medio de ellas; comparecería delante de ellos; entra-

ría por las mandíbulas de ese hipopótamo y le quebraría los dientes, confesando al Señor Jesús Cristo”.

– Lutero.

“Tan solamente evitemos que el evangelio sea expuesto al escarnio de los impíos; y por él derramemos

nuestra sangre, antes que dejar que ellos triunfen. No me compete decidir si mi vida o muerte contribui-

rá para la salvación de todos... Podéis esperar todo de mi... excepto fuga y abjuración. Huir no puedo, y

menos aún retractarme”. – Lutero.

“Aquel que desea proclamar la verdad de Cristo al mundo, debe esperar la muerte a cada momento”. –

Lutero.

“Dios no me guía. Él me impele adelante. Me arrebata. No soy señor de mí mismo. Deseo vivir en re-

poso; pero soy arrojado en medio del tumulto y de las revoluciones”. – Lutero.

“No había púlpito como la hoguera del mártir. La serena alegría que iluminaba el rostro de aquellos

hombres, al encaminarse ... para el lugar de la ejecución; su heroísmo, estando ellos entre las llamas

atroces; su cariñoso perdón a las injurias, en no pocos casos transformaban la cólera en piedad y el odio

en amor, mostrando con irresistible elocuencia en pro del evangelio”. – Wilie.

“Oh Padre, Tu sacrificio apaciguó Tu ira; Tu sangre lavó mis impurezas; Tu cruz encaró mi maldición;

Tu muerte hizo expiación por mi. Imaginamos para nosotros muchas tonteras inútiles, pero Tu colocas-

te Tu Palabra delante de mí como una antorcha, y me tocaste el corazón, para que yo abominase todos

los otros méritos, con excepción de los de Jesús”. – Calvino.

“No podéis defender nuestra fe; cada uno debe creer con su propio riesgo y peligro”. – Lutero.

“Yo se que Tu eres nuestro Padre y nuestro Dios, y que dispersarás los perseguidores de Tus hijos; pues

Tu mismo corres peligro con nosotros. Toda esta causa es Tuya, y es únicamente constreñidos por Ti

que lanzamos manos a la misma. ¡Defiéndenos, pues, oh Padre!”. – Lutero.

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CAPÍTULO 23 - “COMED DE TODO CUANTO SE VENDE EN LA CARNICERÍA”.-

Hay personas tan endurecidas que no tienen siquiera conciencia de sus errores; otras son tan sensibles

que a cada momento se están policiando y lloran con el pensamiento de que pueden o hayan cometido

algún pecado.

Textos accesorios: 1 Cor. 8:9; 10:28 y 29; 8:7, 10-13.

“Los principios dietéticos de Levítico 11, juntamente con otros reglamentos sanitarios y de salud, fue-

ron planeados por un sabio Creador, a fin de promover salud y longevidad. Basados como son en la na-

turaleza y en las necesidades del cuerpo humano, tales principios de modo alguno podrían ser afectados

por la cruz o por el desaparecimiento de Israel como nación. Principios que contribuyeron para la salud

3.500 años atrás, producirán los mismos resultados hoy”. – The Sevent-Day Bible Commentary, Vol. 1,

pág. 757.

Antes del diluvio, la media de vida fue de 900 años, y después del diluvio no superó los 200. ¿Habrá

sido una influencia del régimen alimenticio?

• Comida de los hombres antes del diluvio: Cereales, legumbres, frutas y nueces (Gén. 1:29).

• Comida de los animales antes del diluvio: Hierbas verdes (Gén. 1:30).

ANIMALES QUE ENTRARON EN EL ARCA DE NOÉ:

Limpios = 7 parejas (Gén. 7:2); Para ofrecer sacrificios (Gén. 8:19 y 20); Para alimento del hombre

(Lev. 11; Deut. 14).

Inmundos = 1 pareja (Gén. 7:2); Apenas para preservación de la especie, que es lo suficiente en el

desempeño de la función para la que fue creada.

Antes del diluvio, Noé ya conocía la distinción entre animales limpios e inmundos (Gén. 7:2, 3 y 8;

8:20). De ahí el presupuesto que tal conocimiento proviene de tiempos bastantes remotos, así como nos

da la certeza absoluta de que sólo los animales limpios eran ofrecidos en sacrificio.

Ahora, estudiaremos un verso que, aislado del contexto, ha traído un mensaje equivocado y muchos

problemas. Es de la pluma paulina y dice:

1 Coríntios 10:25 = “Comed de todo cuanto se vende en la carnicería...”

Así, aquellos que no comparan los textos con el fin de descubrir la verdad que el apóstol quería enseñar

retiran de ahí este verso, cierran la Biblia, y listo. Están, según piensan, libres para comer todo lo que

exista en la carnicería: Batráquios, moluscos gastrópodes, ofidios, reptiles, etc. Y en esa disposición in-

tolerable, piensan quedarse con la conciencia tranquila, pues quien lo autorizó fue Pablo.

¡Espera un poco! Pablo jamás podría enseñar tal aberración, pues si así fuese, lanzaría por tierra la pro-

pia Palabra de Dios, y él mismo estaría cometiendo una tremenda contradicción, ya que había advertido

también a los coríntios:

1 Coríntios 10:20 = “Antes digo que las cosas que los gentiles sacrifican, las sacrifican a los demonios,

y no quiero que seáis participantes con los demonios”.

Entonces, ¿se debe escrupular la compra de la carnicería? ¡Ciertamente que si!

La discrepancia en el aparente sincretismo paulino no está en la letra, sino en el apetito desreglado de

muchos cristianos que se están preparando para el Cielo.

Si, porque en realidad, sólo la primera parte de 1 Cor. 10:25 está focalizada en el sentido de la pseudo-

autorización para consumir animales inmundos, prohibidos por Dios; sin embargo, atenerse apenas a

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esta parte del verso, sin concluirlo, desfigura el mensaje del apóstol. El verso 25 de 1 Cor. 10 dice en su

segunda parte:

“... Sin preguntar nada, por causa de la conciencia”.

Observe la enfática paulina: “Por causa de la conciencia”. A partir de ahí, las cosas cambian de figura y

el sonar de la bocina ya tiene más notas. El problema, por lo tanto, no es el de la comida en sí, sino de

la conciencia de alguien. Antes de proseguir, convidemos el apóstol Pablo a presentarse ante nosotros:

Hechos 22:3; Fil. 3:5 y 6; Hechos 26:4 y 5 = “Cuanto a mi, soy varón judío, nacido en Tarso de Cilícia,

y en esta ciudad criado a los pies de Gamaliel, instruido conforme a la verdad de la ley de nuestros pa-

dres, celador de Dios, como todos vosotros hoy sois... circuncidado al octavo día, del linaje de Israel,

de la tribu de Benjamin, hebreo de hebreos, según la ley fui fariseo, según el celo, perseguidor de la

iglesia, según la justicia que hay en la ley, irreprensible... mi vida pues, desde la juventud, cual haya si-

do, desde el principio, en Jerusalén, entre los de mi nación, todos los judíos lo saben, sabiendo de mi

desde el principio (si lo quisieran testificar), que, conforme a la más severa secta de nuestra religión,

viví fariseo”.

Sería por lo tanto increíble pensar que Pablo, celoso como se dice, hebreo de hebreos, fariseo de fari-

seos, consumiese o autorizase a alguien a comer carnes inmundas. ¡Jamás! Eso nunca pasó por su cabe-

za. Entonces, ¿cómo entender tal verso? Simple. La propia Biblia, por el Espíritu Santo, trae la solución

para el problema, cuando comparados los textos en el sentido de verse aflorar la verdad enseñada.

Una cosa que no es misterio para ningún cristiano es que, al ser creado el hombre, su comida era pura-

mente vegetal. Antes del diluvio, dentro del plan original del Creador, ningún animal destruiría a otro

para su mantención. Y por lo menos durante 1650 años aproximadamente, el hombre no tuvo autoriza-

ción para comer carne. Viniendo sin embargo el diluvio, las aguas, que llevaron un año y diez días para

bajar (Gén. 7:11 y 24; 8:3-14), exterminaron toda la vegetación; consecuentemente el hombre quedó sin

alimento, y hasta que nuevamente plantase para cosechar, ¿qué comería? Por lo tanto, dadas las condi-

ciones prevalecientes en la Tierra, Dios, como Lo quiso, decidió permitir que el hombre se alimentase

de carne, sin embargo, en Su omnisciencia especificó cuales debería o no comer.

En Levítico 11, el Señor enseñó que los animales que no tuviesen uñas partidas y no rumiasen deberían

ser evitados. Por otro lado, Dios mencionó los nombres de algunos que jamás deberían ser comidos por

el hombre, entre ellos, el cerdo (verso 7). Si hubo la preocupación divina con este animal, es porque, sin

lugar a dudas, él es nocivo y tiene que ser evitado.

La verdad es que Pablo, al afirmar – “comed de todo cuanto se vende en la carnicería” – tenía absoluta

certeza que la carne allí vendida era limpia, aún cuando fuese ofrecida a los ídolos, hecho que para el

apóstol no tenía relevancia, pues su concepto era de, el ídolo, nada ser (1 Coríntios 10:19), como de he-

cho, nada es. Sin embargo, es innegable que el escrúpulo por animales sacrificados no fue perdido

cuando el cristianismo fue introducido a los gentiles. Por consiguiente, había hermanos que no tenían

una fe sedimentada, y tales cristianos se escandalizaban cuando otros comían aquella carne. Por eso di-

jo Pablo con claridad meridiana: “por causa de la conciencia”. ¿Qué conciencia? Lógico, la conciencia

del hermano más débil en la fe. Así, todos los cristianos podrían comprar cualquier carne en la carnice-

ría, porque allí sólo era vendida carne limpia, desde que, esta actitud, no ofendiese la conciencia de un

hermano débil de fe, que es nuestro deber respetar y conservar. La libertad espiritual de un cristiano en-

tendido no puede volverse piedra de tropiezo para los que son débiles en la fe. 1 Cor. 8:9.

La prueba incuestionable que los idólatras sacrificaban animales limpios está en el incidente ocurrido

con Pablo y Barnabé en la ciudad de Listra, cuando después de haber Pablo curado un paralítico, el

pueblo pensó que eran las divinidades por ellos adoradas, Júpiter y Mercurio, y querían sacrificarles to-

ros (Hechos 14:12 y 13). Y el toro es limpio. Lev. 11:3.

Uno de los sabios de aquellos tiempos – Plutarco (46-120 d.C.), que vivía en Corinto, relató este hecho

de una comida privada, usando carne limpia:

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“El cocinero de Ariston tuvo éxito entre los convidados a la cena, no sólo por causa de su habilidad ge-

neral, sino porque el gallo servido a los comensales, aún cuando estaba recién abatido como sacrificio a

Hércules, era tan blando como si fuese de un día”. – Citado por Jerome Murphy – O’Connor, St. Paul’s

Corinth, pág. 101.

De una cosa no dudamos: Pablo no deja implícito en este texto (1 Cor. 10:25), que la distinción entre

carnes limpias e inmundas haya sido abolida. Tal asunto no está bajo consideración. En la pauta está la

debilidad de la fe de alguien super-escrupuloso que, siendo un ser humano, también es blanco del sacri-

ficio de Cristo, y así merecía todo respeto y amor. Cuando Pablo focaliza en este asunto la conciencia

super-escrupulosa, él sabe que tal conciencia evita constantemente hacer algo errado. Por eso se debe

respetar el hermano y recibirlo en comunión, apesar de su super-escrupulosidad. Consecuentemente, el

asunto bajo análisis es específicamente el comer carnes que puedan haber sido sacrificadas a los ídolos.

“Muchos de los gentiles convertidos estaban viviendo entre personas ignorantes y supersticiosas, que

hacían frecuentes sacrificios y ofertas a ídolos. Los sacerdotes de este culto pagano negociaban exten-

samente con las ofertas a ellos traídas; y los judíos temían que gentiles conversos pudiesen llevar des-

crédito al cristianismo por comprar aquello que había sido sacrificado a los ídolos, sancionando así, en

cierta medida, costumbres idólatras”. – Hechos de los Apóstoles, E. G. White, pág. 19. Énfasis míos.

Por eso el Concilio de Jerusalén (Hechos 15), determinó que los cristianos se abstuviesen de las carnes

sacrificadas a los ídolos (Hechos 15:29).

Por consiguiente, a la luz de la razón, en el Espíritu Santo, para entender el significado de tales proble-

mas, hay que entender en que punto los cristianos gentiles y judíos estarían aptos a concordar en asun-

tos de conciencia. “Algunos, como Pablo, pudieron rápidamente cambiar de la ‘esclavitud’ ceremonial

del judaísmo para la ‘libertad cristiana’. Otros no pudieron abandonar así tan rápidamente las convic-

ciones y prácticas de una vida entera”. Pablo absorbió de tal modo el cristianismo que, en ciertas oca-

siones, da a entender una amplia libertad, a punto de chocarse con el pensamiento de los demás apósto-

les. 2 Pedro 3:15-16.

El tiempo gradualmente se encargaría de aclarar la mente del hermano super-escrupuloso, sin embargo,

no le lancemos piedras, porque, para situarse dentro de su conciencia, en este hecho, basta que alguien

compre una gallina que fuese tomada de un sacrificio de macumba en la encrucijada, mande cocinarla y

se la coma.

Experimente: Si usted consigue comérsela, conforme 1 Coríntios 8:4; 10:31, usted es un cristiano fuer-

te. Por otro lado, si esta carne no consigue descender hasta su estómago, usted es un cristiano débil y

débil en la fe. Yo jamás haré eso, porque soy un aficionado radical del naturalismo. Y usted, aún no

siendo vegetariano, ¿conseguiría comérsela?

Por lo tanto, “flaqueza” o “debilidad” en la fe, insertadas en este contexto, y en toda esta narrativa, será

medida por el grado de conocimiento y maduridad cristiana, apoyándose en la afirmación de que el ído-

lo nada es.

Así siendo, la preocupación paulina no era que fuese inmunda o limpia la carne, sino si la conciencia

del cristiano, porque es errado violar la conciencia de alguien, principalmente cuando ella está en desa-

rrollo espiritual, o se trata de una conciencia super-escrupulosa.

Pues bien, ahora vamos a hablar de algo bien serio. Aceptar que Pablo no admite la separación de carne

limpia e inmunda, es concluir que Dios habla una cosa en el Antiguo Testamento y otra en el Nuevo

Testamento, lo que jamás puede ser creído.

Dios es omnisciente: Lo que dijo en las primeras páginas del Génesis, Lo reafirmó en todo el Pentateu-

co y en los demás profetas, Lo confirmó en los evangelios y Lo ratificó en las epístolas y en el Apoca-

lipsis. El profeta Isaías dice claramente que quien come carne de cerdo (inmunda) no será salvo (Isa.

66:17; 65: 4). Es chocante leer tal afirmación, sin embargo está en la Escritura, y más: la escatología

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bíblica indica claramente en este capítulo que esto es extensivo a la Nueva Tierra, hecho que se des-

prende de los versos 20 al 24, razón por la cual, confirma el profeta Isaías, que allá no entrarán los que

comen carnes inmundas.

Jesús dijo que hay peces inmundos (Mat. 13:47-48), y finalmente en el libro de Apocalipsis 18:2 lee-

mos que la gran Babilonia “se volvió morada de demonios... y coito de toda ave inmunda y aborreci-

ble”. Por consiguiente, la ley dietética de Levítico 11 es amplia, abarcante y clara en toda la Biblia Sa-

grada, destacando que encima, sobre y debajo de la Tierra, existen “seres” inmundos que no deben ser

consumidos. Sin embargo, no se puede prohibir a nadie que los coma, desde que el individuo decidió

comerlos. Una cosa sin embargo es cierta: Dios lo prohibió.

Se puede hasta citar otros versículos aislados, donde se quiere creer que hay libertad para comer las

carnes prohibidas; pero cuidado, pensar así es decir que Dios Se desdice. Dios no es un rey terreno o un

ser limitado. Hay peligro en no aceptar la voluntad divina.

Tal disposición nos lleva a admitir que el hombre del Antiguo Testamento poseía una composición bio-

lógica diferente de la del hombre del Nuevo Testamento. Ya que allá era prohibido comer carnes in-

mundas, y es liberado en el Nuevo Testamento.

¿Sufrió mutaciones fisiológicas el organismo humano? ¡Jamás!

No hay problemas de orden genética con el hombre, él es el mismo desde su génesis, cuando salió de

las manos del Creador, compuesto de todos los óligo elementos de la tierra, allá (Antiguo Testamento)

y aquí (Nuevo Testamento).

Si hubiese habido evoluciones o mutaciones en el sistema digestivo humano, él no habría sido creado,

como creemos, por un Dios sabio y santo; sino, admitiendo que tal aberración hubiese ocurrido, esta fue

al contrario, porque los hombres del Antiguo Testamento fueron siempre más longevos que los del

Nuevo testamento. Ciertamente esto es debido a su estricto régimen alimenticio, evitando las carnes

prohibidas por Dios.

Sabe, hermano, para que no haya dudas, convidemos a la mayor autoridad de este Universo para resol-

ver esta cuestión – Jesús Cristo. Preste atención:

– Andaba el Señor por las praderas de Gadara (Mar. 5:1-20), cuando con Él se deparó una legión de

demonios. Estos le rogaron a Jesús que los enviase para una manada de cerdos que por allí andaba (v.

12-13). El Maestro ordenó que se lanzasen al mar, y así, dos mil cerdos fueron destruidos. Imagine, si

cada cerdo pesase por ejemplo, 40 kg.; multiplicados por los 2.000, tendremos 80 toneladas de “carne”

que daría, sin dudas, para matar el hambre de miles de pobres de la región.

En otra oportunidad, el Señor se encontraba cerca de Betsaida (Juan 6:1-5), cuando los discípulos se

dieron cuenta que la multitud que durante todo el día estuviera con el Maestro, nada había comido. Je-

sús entonces multiplicó 5 panes y dos peces (Juan 6:11), sació el hambre de 5.000 personas, y después

ordenó:

Juan 6:12 = “...recoged los pedazos que sobraron, para que nada se pierda”.

¿Cómo es eso? ¿Quién se atrevería a responderle al Salvador? ¿En una ocasión ordena que se pierdan

80 toneladas de carne, y en otra, manda recoger restos de panes y peces, para que no se pierdan? Si, ¿no

es una incoherencia? No, ¡mil veces no! Amados, lo que tenemos que admitir es que cerdo nunca fue

alimento. Dios creó el cerdo para una función específica: Limpiar la tierra de las suciedades e inmundi-

cias, como lo hace el jote sobre la tierra y el camarón, el siri, el cangrejo, los mejillones, la langosta y

los peces de cuero bajo las aguas. ¡Nada más!

De esa forma, nadie podrá oponerse al Señor Jesús, si Él deja claro que hay animales puros e inmundos.

Es nuestro deber, pues, aceptar y practicar, dejando de consumirlos, advirtiéndole también a los demás,

pues al final, somos guardadores de nuestros hermanos. Otro incidente en la vida del Maestro que

muestra la discriminación entre lo inmundo y lo puro está en estas limpias palabras:

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Mateo 13:47-48 – “Igualmente el Reino de los Cielos es semejante a una red lanzada al mar, y que atra-

pa toda cualidad de peces. Y estando llena, la tiran hacia la playa; y, sentándose, colocan en los cestos

los buenos; los malos, sin embargo, los lanzan fuera”.

Considere lo que dijo el Salvador del mundo: “Pez malo”. Sabe, este pez es aquel considerado inmundo

y prohibido a través de la ley dietética de Levítico 11 versos 9 al 12, ¡el pez de cuero! – ¿Quién lo ne-

gará?

Ahora, mi hermano, ¡hoy existe un deseo incontrolable para comer las carnes que Dios prohibió! Sin

embargo, hasta las que Él permitió ya es peligroso consumirlas. Quien puede garantizar que el bistec

bovino que usted comió ayer no estaba enfermo?

Si, aún cuando la Salud Pública actúe en el pleno ejercicio de sus funciones higiénico-sanitárias en la

fiscalización de los animales de abate, la carnicería, así como los grandes frigoríficos no están libres de

ser engañados, y así son enviados para las ciudades animales con dolencias de toda especie, para ser

consumidos por aquellos que, esclavos del apetito, ni siquiera se preocupan con el valor de la salud, el

mayor bien y don de Dios.

Por fin, usted podrá decir: “A nadie le importa lo que yo como”. Si, puede ser cierto que no sea de la

cuenta del hermano fuerte o super-escrupuloso, pero es de la cuenta de Cristo, pues fue Él quien lo

creó, y por usted murió de brazos abiertos en una cruz (1 Cor. 6:19-20). Por lo tanto, ¡considere esos

hechos!

PIENSE: – Usted nunca consideró consigo mismo, ¿por qué no come los dulces dedicados a Cosme y

Damião, distribuidos el día 27 de setiembre? ¿Qué hay de malo en los dulces? ¿Hay algo o no hay?

– ¡Hay para los frágiles en la fe! 1 Cor. 8:13.

– No hay, para los fuertes, de fe madura. 1 Cor. 8:13.

Por causa de esa conciencia débil, escrupulosa, para no llevarla a escandalizarse, se debe evitar cosas

ofrecidas a ídolos.

En la Nueva Tierra no habrá más muerte (Apoc. 21:4); consecuentemente, los animales no serán muer-

tos también. Vivos, no los comeremos; ¿cuál será, entonces, nuestra alimentación?

CAPÍTULO 24 - ¿QUÉ HACE MAL? — ¿LO QUE ENTRA O LO QUE SALE DE LA BOCA

DEL HOMBRE?

¡Cuidado! No haga la experiencia para comprobarlo.

“Pero lo que sale de la boca procede del corazón, y eso contamina el hombre. Porque del corazón pro-

ceden los malos pensamientos, muertes, adulterios, prostitución, hurtos, falsos testimonios y blasfe-

mias. Son estas cosas que contaminan el hombre; pero comer sin lavarse las manos, eso no contamina

el hombre”. Mateo 15:18-20

¿Observó? – ¡Lavar las manos!

NUNCA SE OLVIDE: Dios hizo nuestro cuerpo perfecto para vivir en él. 1 Cor. 3:16.

Me dijo alguien enfáticamente:

“Yo como cangrejo, siri, langosta, camarón, pez de cuero, en fin, todo lo que Moisés prohibió, porque

quien autorizó a comer, no fue el hombre, sino el propio Jesús”.

Después, aquel amigo querido, citó el verso 11 de Mateo 15, que dice:

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“Lo que contamina el hombre no es lo que entra en la boca, sino lo que sale de la boca, eso es lo que

contamina el hombre”.

Este apetito descontrolado está fundamentado en un verso aislado que desfigura el contexto, hecho que

me propongo disecar ahora, por amor a usted.

En primer lugar, aquel hermano se equivocó al decir que quien prohibió comer carnes inmundas fue

Moisés. ¡No! Dios es quien lo prohibió. Levíticos 11.

En segundo lugar, Jesús es Dios, y como tal, fue Quien prohibió las carnes inmundas. Si las abonase

ahora, estaría contradiciéndose. Las Escrituras revelan el carácter de Dios. Escuche:

“Dios no cambia” – Malaquías 3:6

“No hay sombra ni variación” – Santiago 1:17

“No hará cosa alguna, sin antes haber revelado Su secreto a Sus siervos, los profetas” – Amós 3:7

“No alteraré lo que salió de Mis labios” – Salmo 89:34

“La palabra de nuestro Dios subsiste eternamente” – Isaías 40:8

Lógicamente, Jesús no podrá desdecirse, aunque el hombre así lo desee. Tito 1:2.

Por lo tanto, para entender lo que Jesús quiere enseñar en este verso, es preciso leer todo el capítulo 15

de Mateo, sino, usted va a capitular y, como los discípulos, va a quedar boquiabierto. Vea:

Mateo 15:15-16 = “Y Pedro, tomando la palabra, le dijo: explícanos esta parábola. Jesús, sin embargo,

le dijo: ¿Hasta vosotros mismos estáis sin entender?”

Los discípulos quedaron atónitos delante de aquello que ellos juzgaban una parábola. Si, era la única

conclusión. Sólo podía ser una parábola. Tal conjetura es posible, ya que la ley dietética de Levítico 11

era demasiado sagrada para todos los judíos, tanto para los discípulos, como judíos comunes, fariseos,

irreligiosos, etc. La confusión de los discípulos, por consiguiente, es natural, dada la posición en rela-

ción a las cosas inmundas condenadas y prohibidas por Dios.

La diferencia, sin embargo, es que para la solución del problema y consiguiente aclaración, los discípu-

los fueron humildemente a suplicarle a Jesús y Él los atendió, clareando las nubes negras que envolvie-

ron las palabras divinas: “Lo que contamina el hombre no es lo que entra en la boca, sino lo que sale de

la boca...”

Hoy, lamentablemente, percibí en centenas de personas con quienes estudié la Biblia que, habiendo al-

go obscuro o encubierto a primera vista, en vez de ir a Jesús y con humildad estudiar Su Palabra, com-

parando el texto, para llegar a la Verdad que el versículo quiere enseñar, simplemente concordaban con

aquello que, para ellas, era más conveniente. Evidentemente, es mucho más fácil transgredir que sacri-

ficar. Leer que estudiar. Consentir que renunciar. Transigir que obedecer. Eso es propio de la naturale-

za humana. Pero ... ¡no es lo correcto!

Con los discípulos fue diferente. Tomados que fueron de estupefacción tal, pues para ellos, apenas ver o

sentir algo inmundo les causaba ojeriza (hasta de su sombra corrían), mucho más la idea de comer car-

nes inmundas, prohibidas por Dios. ¡Era inconcebible! Por eso le rogaron a Jesús que les explicara ese

versículo. Y eso hizo el Maestro, con todo amor.

Solicitémosle ahora al Señor, que nos aclare el asunto.

El título “La Tradición de los Ancianos” del capítulo quince de Mateo, no es inspirado (fue añadido por

el traductor) como se sabe; sin embargo, es de mucho significado. Escuche el argumento de los fariseos

con Jesús:

Mateo 15:2 = “¿Por qué transgreden Tus discípulos la tradición de los ancianos? Pues no se lavan las

manos cuando comen pan”.

Observe que el asunto comienza con una tradición. Entre las muchas, interminables y enfadosas tradi-

ciones de los judíos, tenía preeminencia aquella de, antes de cualquier comida, lavarse las manos mu-

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chas veces (Mar. 7:3), como si fuera una ceremonia solemne. Entre paréntesis, era de hecho una ablu-

ción impuesta, un ceremonial preceptuado. Se lavaban tanto las manos, no para tenerlas limpias, como

es normal, ¡sino antes de cualquier comida!

Simplemente era un hábito para satisfacer una tonta tradición que más parecía un capricho de los ancia-

nos, doctores de la Ley. ¡Y ay de quien no procediese así! Escuche esto, y vea si no es para sonreír:

“No se trataba simplemente de lavarse con jabón y agua y limpiarse. No, no. Habían movimientos espe-

ciales que debían ser hechos, todo perfecto. La cantidad mínima de agua que podría ser usada debía ca-

ber por lo menos en la mitad de la cáscara de un huevo. Entonces era preciso derramar un poco de agua

en los dedos y palmas de la mano, primero una, después la otra, erguiendo la mano lo bastante como

para que el agua corriese por los puños, pero no más allá de este punto. Fuera de esto la persona tenía

que cuidar que el agua no corriese por la parte superior de la mano. Y después la persona debería res-

tregar una mano con la otra, yendo y viniendo, para allá y para acá. Si no hubiese agua, podría ser hecha

una especie de lavado a seco, simplemente haciendo los movimientos como si hubiese agua. Pero de

ningún modo la persona podría sentarse a la mesa para comer sin haber practicado esta ceremonia”. –

Inspiración Juvenil, 1979, pág. 349, Jan. S. Doward.

Pues bien, Jesús y los discípulos, aún cuando se preocupasen con la higiene, no aceptaban ni concorda-

ban con ese ritual, esa tradición vacía y sin ningún sentido. Por hablar en tradición, hay una que predo-

mina en cierta parte del cristianismo (yo la noté cuando fui un fiel bautista). Parece que el diploma de

un cristiano sabio en las Escrituras le es conferido por el hecho de pertenecer a una iglesia – 30, 40, 50

años – o haber leído la Biblia otras tantas veces. Ocurre que, leer es una cosa, estudiar es otra bien dife-

rente, y, frecuentar una iglesia décadas enteras no quiere decir que tan solamente por eso, la palabra de

esta persona sea doctrina y ley.

¿Se acuerda? Jesús con apenas doce años de edad dejó aturdidos a hombres veteranos, con enseñanzas

que jamás penetraron en sus oídos, haciendo que sus corazones quedasen maravillados. (Lea también

Job 32:6,9).

Entonces, estudiando todo el capítulo 15 de Mateo, entendemos que aquellos ancianos transgredían los

mandamientos de Dios, pero sus tradiciones personales eran intocables, y las colocaban en un lugar

destacado (Mat. 15:3). ¿Será que hoy ocurre lo contrario? Vea: la voz corriente del moderno cristianis-

mo es adaptarse al mundo, haciendo lo que la mayoría hace, antes que oír y hacer lo que dice la santa

Biblia.

Ya leí de un escritor, pastor de la mayor Iglesia Evangélica del mundo, decir que guarda el domingo,

porque todo el mundo lo guarda. Se que usted no concuerda con eso, ¿verdad? Bien, escuche lo que Je-

sús les respondió a aquellos “conductores ciegos”:

Mateo 15:7-8 = “Hipócritas, bien profetizó Isaías a vuestro respecto, diciendo: Este pueblo Me honra

con los labios, pero su corazón está lejos de Mi”.

Por consiguiente, el problema suscitado en aquella oportunidad no es el de la comida en sí, sino la ma-

nera de comer, eso es muy claro. El verso 2 informa cristalinamente que la dificultad residía en lavar o

NO lavar las manos. Con relación a la comida, los propios fariseos dijeron: “comer pan”.

Lavar las manos siete veces era la tradición. Cosa que Jesús y los discípulos no apoyaban, tanto que

comían sin practicar aquella ablución. En relación a la comida, era caso encerrado: los judíos poseían

una verdadera repulsión a las carnes inmundas, prohibidas por Jehová. Y como Jesús Cristo es el mis-

mo Jehová, autor de la prudente, buena y sabia ley dietética, nada más fiel aceptar que, sobre aquella

mesa cercada de gente para comer, no había comidas prohibidas por Él.

Eso es tan verdadero como comprobatorio, pues tiempos más tarde después de este incidente, Pedro de-

claró, en alto y buen sonido, muy dramáticamente, cuando fue por Dios ordenado a comer alimentos

que estaban en el lienzo de su visión en Hechos 10:14: “Nunca Señor, comí cosa común, o inmunda”.

Pág. 249

Ahora, ¿no estaría Pedro mintiéndole a Dios ahora, si en aquel acontecimiento con Jesús y aún poste-

riormente, hubiese comido carnes inmundas?

Por lo tanto, está claro que, en aquella oportunidad, cuando Jesús mencionó el verso que estamos estu-

diando, no había sobre aquella mesa ninguna carne prohibida por Dios, y mucho menos hubo autoriza-

ción para su consumo, pues desde este incidente de Mateo 15 hasta Hechos 10, se pasaron algunas dé-

cadas y Pedro dijo categóricamente, delante del lienzo lleno de animales que descendía del Cielo:

“Nunca, Señor, comí cosa... inmunda”.

Bien, es posible que alguien aún cuestione esta Verdad, agarrándose ciegamente a la declaración de Je-

sús en Mateo 15:17:

“Todo lo que entra por la boca desciende para el vientre, y es lanzado fuera”.

Mi amado, Jesús siempre Se sirvió de parábolas y expresiones metafóricas, para ilustrar verdades eter-

nas. Por eso es que, relativo a este verso, no podemos hacer una aplicación literal, porque el Señor Je-

sús nunca tuvo tal intención. ¿Sabe por qué? Porque no todo lo que entra por la boca va para el vientre

y es lanzado fuera. Por ejemplo: arsénico, soda cáustica, etc. Y... ¿usted cree que Jesús no sabe eso?

¿No fue Él quien hizo nuestro estómago? (En sana conciencia y usando el buen sentido, también nadie

comería alguna cosa envenenada para poner a prueba este texto. Esto sería tentar al Señor, lo cual es

prohibido por Él mismo).

– Dirá alguien: ¿erró Jesús? ¡No queridos! ¡Mil veces no! Jesús jamás se equivoca.

Claro como la luz solar, para los hijos de la luz, fue el hecho de que Jesús quería enseñar, con esta ilus-

tración, no la autorización para consumir carnes que Él mismo prohibió un par de milenios antes, sino

la verdad de que:

Mateo 15:18-19 = “Lo que sale de la boca, procede del corazón. Y eso contamina al hombre. Porque

del corazón proceden los malos pensamientos, muertes, adulterios, prostitución, hurtos, falsos testimo-

nios y blasfemias”.

Jesús usa el vocablo “corazón” para representar la facultad que planea y decide. En verdad la mente es

la sede de los pensamientos y decisiones. Es ahí donde actúa el Espíritu Santo, y todos los actos y ges-

tos son dirigidos por este comando motor (sensorial). De esta manera, estas “cosas” proceden, no del

corazón en sí, sino, de la mente.

El Maestro conocía aquellos corazones farisaicos de memoria. Y era esta relación de impurezas que

poblaba sus mentes. Añádese a esto la repulsión que mantenían en no aceptar al humilde Nazareno y

Sus enseñanzas.

Pero, usted, mi amado hermano, ahora que ya conoce toda la historia de este texto bíblico, y puede

comprender con claridad que Jesús no está abonando el consumo de carnes prohibidas por Él mismo,

sino que es el “corazón” (mente) el centro de todo, en lo relacionado con los sentimientos y, por eso di-

ce la Biblia:

Proverbios 4:23 = “Sobre todo lo que se debe guardar, guarda tu corazón, porque de él proceden las sa-

lidas de la vida”.

Por consiguiente, hermano, tenga siempre una mente pura y demuéstrele su amor al querido Jesús no

comiendo lo que Él prohibió. ¿Cierto?

PS – El hombre mencionado, que me motivó a escribir este capítulo, se liberó de las carnes inmundas y

murió siendo un fiel Adventista del Séptimo Día.

“Aquí reafirmo mi confianza en Dios y en la infalibilidad de Su santa Palabra: Creo honestamente que

los hijos de Dios, sinceros y leales, no deben ser enfermos”. Profesor Durval Stockler de Lima – Autor

del extraordinario libro “NUTRICIÓN ORIENTADA”, editado por la CASA PUBLICADORA BRA-

SILEÑA. Para quien desea ser vegetariano, este libro es la “cartilla” más apropiada.

Pág. 250

RECADOS:

Pensé que estaba escuchando un programa evangélico en la Radio Río de Janeiro. A medida que este se

desarrollaba, mi atención más se aguzaba: Es que, apesar que el “predicador” hablaba de Dios, Jesús,

oración, etc., algo estaba fuera de foco.

Finalmente, por la oración hecha por él, pude notar que era un programa espírita. Pero, observe bien,

sólo al final del programa (oración final), es que el velo fue sacado. Era de hecho, hasta entonces, un

programa evangélico de curas.

Amado hermano, el cerco se está cerrando (Apoc. 16:13). Sólo tenemos un refugio y seguridad para es-

tablecer la diferencia: Isaías 8:20.

El Jueves, a las 7:45 hrs. En la Radio Bandeirantes/RJ, sale al aire el Programa “La Hora de la Eucaris-

tía”, bajo la dirección del Padre Jair Pereira de la Parroquia Buen Jesús de los Milagros, situada en la

Calle Guarapuava Nº 174, Mooca – SP.

Si no existiese esta información, nadie diría que se trata de una Iglesia Católica. Es que él predica el

bautismo en el Espíritu Santo, cura divina, lengua extraña, etc. etc. Ciertamente, ¡están todos diciendo

casi lo mismo! ¡Abra los ojos!

CAPÍTULO 25 - ROMANOS 14 — PRIMERA PARTE.-

La epístola a los Romanos fuera de ser un himno de exaltación a la Ley Moral, es también, por excelen-

cia, un doctrinal de la justificación por la fe. Y aquí, de la misma forma que se nota en las otras cartas

paulinas, los “judaizantes” no le daban tregua. Por el “filtro” del capítulo 14 de esta epístola, vemos

como solapadamente ellos tratan de introducir la herejía de la justificación por las obras de la Ley Ce-

remonial, entre los discípulos.

Por eso, vamos a abrir bien los ojos para alcanzar en forma clara, lo que Pablo dice en este capítulo pa-

ra despejar la confusión generada en los lectores actuales de esta epístola que, con la mayor sinceridad,

piensan que el Sábado fue cancelado, al leer:

Romanos 14:5 = “Uno hace diferencia, entre día y día, pero otro juzga iguales todos los días...”

La persona sincera, que aún no entendió la santidad del cuarto mandamiento de la Ley de Dios, piensa

que en este texto Pablo lo está desdeñando. No, ¡no es así!

El primer paso a ser dado para entender este asunto, es descubrir de qué DÍA se trata. Conviene recor-

dar que este problema también ocurrió con los Gálatas, y Pablo así los reprendió. Observe:

Gálatas 4:10 = “Guardáis DÍAS , y MESES, y TIEMPOS, y AÑOS”.

No se olvide: los “profesores judaizantes” trabajaban asiduamente para subvertir el cristianismo. Tam-

bién trataron de infiltrarse entre los creyentes de Colosos, y Pablo nuevamente los repele; vea:

Colosenses 2:16 = “Por lo tanto, nadie os juzgue ... por causa de los DÍAS de fiesta, o de la LUNA

NUEVA, o de los SÁBADOS”.

Específicamente, en este texto, Pablo extravasa el asunto de manera muy clara y abarcante, asegurando

que la exigencia de los “judaizantes” en todos los lugares donde se infiltrasen era la misma:

Guardar DÍAS, MESES, TIEMPOS, AÑOS, LUNAS NUEVAS y “SÁBADOS”

Esto aquí, mi hermano, eran los festivales sabáticos de los judíos religiosos. Usted los encontrará en es-

tos libros: Isaías 1:13. Oseas 2:11. Amós 5:21-22. Jeremías 6:20; 7:21-24; 14:12. Miqueas 6:6-7. 1

Crónicas 23:31. Esdras 3:4-5, etc.

Por lo tanto el – DÍA y DÍAS – de Romanos 14:5, es el mismo de Gálatas, también el mismo de los Co-

losenses, y no es otra cosa sino las fiestas judaicas que componían la Ley Ceremonial, a saber:

Pág. 251

1º Sábado – Pascua – 15º día del primer mes.

2º Sábado – Fiesta de los Panes Ázimos – 21º día del primer mes.

3º Sábado – Fiesta de las Primicias (Pentecostés) – 6º día del tercer mes.

4º Sábado – Memoria de la Jubilación (Fiesta de las Trompetas) – 1º día del séptimo mes.

5º Sábado – Día de la Expiación (Yonkipur - Grande Yoma) – 10º día del séptimo mes.

6º Sábado – 1º Día de la Fiesta de los Tabernáculos – 15º día del séptimo mes.

7º Sábado – Último Día de la Fiesta de los Tabernáculos – 22º día del séptimo mes.

Estos festivales obedecían a un calendario anual y cuando llegaban, el DÍA era considerado sábado y

revestido de toda la santidad conferida al Sábado del séptimo día de la semana. Para que usted com-

prenda bien el asunto, lea el capítulo GÁLATAS A LA LUZ DE LA BIBLIA y SÁBADO – DEL

HOMBRE Y DE DIOS.

Estas ceremonias fueron exigidas antes de la cruz porque eran sombras de Cristo (Col. 2:17). Viniendo

Él, se acabaron. La insistencia de los “judaizantes” al revivir tales fiestas era la declarada rehusa a las

doctrinas cristocéntricas presentadas por Pablo. Antes que Cristo muriese en la Cruz del Calvario, aque-

llos rituales envolventes e impresionantes, se constituían en el evangelio para los judíos, pero con la

muerte de Cristo, se volvieron desnecesarios.

Así, le digo: en todo eso nada hay contra el Sábado del séptimo día de la semana, que, como un man-

damiento de la santa Ley de Dios, permanece como señal entre Jehová y Sus leales hijos. (Ezequiel

20:20). Aunque el Sábado haya emprestado su nombre a los festivales ceremoniales, nada tiene que ver

con ellos. Lamentablemente, el Sábado semanal permanece hoy como el gran mandamiento olvidado.

Reflexione sobre esto hermano: Por ocasión de estos incidentes, TODOS guardaban el Sábado (Hechos

15:21).

El propio Pablo lo guardó en todos sus viajes y establecimiento de iglesias. Por favor, lea el capítulo

PABLO Y EL SÁBADO EN EL LIBRO DE HECHOS. Los discípulos de Jesús guardaban el Sábado.

Pruebas: Mateo 28:1. Marcos 15:42; 16:1. Lucas 23:54-56. Hechos 13:14, 27, 42, 44; 17:2; 18:1-4. Fi-

nalmente, anote:

Pablo escribió la epístola a los Romanos en el año 58 d.C. Jesús antes de morir (año 31 d.C.) advirtió a

los discípulos que no transgrediesen el Sábado (Mat. 24:20) cuando fuese la destrucción de Jerusalén,

que se daría en el año 70 d.C.

Por lo tanto, doce años después que Pablo escribió a los romanos (año 70 – año 58 = 12 años), el Sába-

do era guardado por los discípulos por orientación de Jesús. Por lo tanto, la conclusión coherente es de

que Pablo se está refiriendo a los DÍAS (sábados ceremoniales) y nunca al Sábado semanal, en el capí-

tulo 14 de Romanos.

GENEALOGÍAS – LEY – FÁBULAS.-

Tito 3:9 = “Pero no entres en cuestiones locas, genealogías y contiendas, y en los debates sobre la ley,

porque son cosas inútiles y vanas”.

1 Timoteo 1:4 = “Ni se den a fábulas, o a genealogías, que más producen discusiones que la edificación

de Dios, que consiste en la fe; así lo hago ahora”.

Pablo siempre encontró acérrimos “judaizantes” en su camino, preocupados en promover debates acer-

ca del ritualismo y fábulas judaicos. Estos dos textos dicen de la preocupación del apóstol en preservar

su rebaño de la esclavitud enfadosa de la Ley Ceremonial que tales contendores deseaban acirradamente

colocar en uso, en todos los lugares.

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Cuanto a la palabra Ley ahí focalizada, usted no debe confundirla con la Ley de Dios, cuyos manda-

mientos son de cuño moral. Efectivamente: no robar – no matar – no adulterar – no tener otros dioses,

no son “cosas inútiles”, ni mucho menos “cosas vanas”, ¿cierto?

Pablo incuestionablemente, está focalizando a sus hijos en la fe – Tito y Timoteo, exactamente lo que

siempre fue el problema más próximo de su ministerio: el Ritualismo Ceremonial Judaico – Ley Cere-

monial.

ROMANOS 14 — SEGUNDA PARTE.-

Este capítulo cristaliza la amplia libertad de Pablo y del evangelio, así como realza la fragilidad de la fe

de ciertos hermanos. Así, Pablo nos anima, como cristianos fuertes, a ejercer tolerancia para con los

débiles en la fe, evitando todo y cualquier juzgamiento a respecto de la experiencia cristiana de alguien.

1 Coríntios 8:12.

Romanos 14:2 = “Porque uno cree que de todo se puede comer, y otro, que es débil, come legumbres”.

La Biblia garantiza, apoyados en la presentación personal del apóstol Pablo (Fil. 3:5-6), que él no comía

alimentos inmundos (apeló con vehemencia para que los creyentes preservasen sus cuerpos santos y

aceptables a Dios como sacrificio vivo. Rom. 12:1. 1 Cor. 3:16-17. Sin embargo, no se oponía a comer

carnes sacrificadas a ídolos, porque eran carnes limpias. 1 Cor. 8:4; 10:19).

Pues bien, Pablo comienza su carta usando una expresión que confunde a los menos estudiosos – TO-

DO. Y después, confunde aún más, diciendo ser – DÉBIL – quien come legumbres. Evidentemente, hay

necesidad de cavar hondo y “pescar” lo que el apóstol quiere enseñar, porque la alimentación vegetal se

ha demostrado más saludable para el ser humano, y fue el régimen alimenticio establecido por Dios an-

tes del pecado (Gén. 1:29). Daniel y sus compañeros en la corte babilónica probaron esta verdad. Daniel

1.

Cuando Pablo menciona el TODO, su referencia es direccionada a las carnes sacrificadas a los dioses

paganos (Hechos 14:12-13. Levíticos 11:3), y estas eran limpias (Vea pág. 351). Y el DÉBIL es sola-

mente quien aún no maduró espiritualmente y, como tiene una conciencia débil (1 Cor. 8:11), no admi-

tía el consumo de esta carne.

Por consiguiente, comer o dejar de comer carnes sacrificadas a los ídolos es un asunto personal. Nadie

debe volverse en conciencia ajena para esto, porque en el verso 3, Pablo coloca los “platos” en la mesa,

diciendo:

“QUIEN COME NO DEBE DESPRECIAR A QUIEN NO COME”

¿Por qué? Pablo mismo responde en Romanos 14:

Primero: Porque todos comparecerán delante del tribunal de Dios (verso 10).

Segundo: Cada uno dará cuentas de sí mismo a Dios (verso 12).

Tercero: Nadie debe constituirse en tropiezo de un hermano (verso 13).

Romanos 14:14 = “Yo se, y estoy cierto en el Señor Jesús, que ninguna cosa, es en sí misma inmunda, a

no ser para aquel que la tiene por inmunda; para ese es inmunda”.

Le reafirmo, amado hermano, con toda la fuerza del amor, que esta “ninguna cosa” son las carnes sacri-

ficadas a los ídolos, hecho que se confirma cristalinamente en los versos 15 al 20. Efectivamente Pablo

está capitulando el mismo asunto, tratando el mismo problema, discurriendo sobre alimentos; por lo

tanto, lógico, racional y evidente que son las carnes sacrificadas a los dioses paganos, y nunca a los se-

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res prohibidos en la Ley Dietética de Levíticos 11, pues no hay contradicción en la Biblia. Como sabe-

mos, el Espíritu que inspiró Moisés a determinar esta necesaria ley, fue el mismo que inspiró a Pablo en

sus epístolas y cartas. Vea la posición de Pablo:

2 Coríntios 6:17 = “Por lo que salid de en medio de ellos, y apartáos dice el Señor: y no toquéis nada

inmundo y Yo os recibiré”.

La libertad que Pablo da a entender no es sobre las carnes inmundas que Dios prohibió, sino sobre las

carnes limpias que algunos de sus compatriotas consideraban inmundas al ser sacrificadas a los ídolos.

Para consolidar el asunto vamos a recurrir a los coríntios, que, idénticamente, tuvieron la misma difi-

cultad, que fue ecuacionada de la manera correcta. Sin embargo, anote este detalle:

– La Epístola a los Coríntios fue escrita menos de un año antes de la de Romanos, por eso es bastante

razonable y lógico concluir que en Romanos 14 y 1 Coríntios 8 y 10 Pablo trate, en esencia, del mismo

asunto, cual sea: Carnes sacrificadas a los ídolos.

1 Coríntios 10:27-28 = “Y, si alguno de los infieles os convida, y quisiereis ir, comed de todo lo que se

ponga delante de vosotros, sin preguntar nada, por causa de la conciencia. Pero, si alguien os dijere: Es-

to fue sacrificado a los ídolos, no comáis, por causa de aquel que os advirtió y por causa de la concien-

cia...”

Observe esta ilustración:

Imaginemos que usted está en esta época en Corinto, y un amigo idólatra lo convida para un banquete.

¡Usted va! Entonces, allá en la casa de este amigo suyo pagano, al colocar él un pedazo de carne en su

plato, no pregunte si ella fue sacrificada a los ídolos. Al comer la carne, sin preguntar nada, su concien-

cia no lo acusará, pues nada sabes a respecto de ella.

Sin embargo, si alguno de los hermanos coríntios pasa por allí, o está presente, y le informa que fue sa-

crificada a los ídolos – no coma – (1 Cor. 10:28), aunque sea deselegante para con su amigo. Evítela

por causa de la conciencia de quien le advirtió. La conciencia de él lo impide de comer y usted por

amor a él, debe dejar de comer también (1 Cor. 8:1)

– Por que Pablo no dijo así:

“Si alguien os dijere: Esto es carne de cerdo o inmunda, no comáis”.

– Él tan solamente afirmó:

“Si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos, no comáis”.

Como se ve, se trata de cuestiones de conciencia y no de cualidad de comida, pues notoria era la posi-

ción de todos cuanto a las carnes inmundas.

Ahora, a mi pregunta: ¿Será la conciencia un guía seguro? Si es una conciencia cautiva a los principios

y voluntad de Dios, ¡si! La directriz del cristiano es la Palabra de Dios quien establece.

Sabe, es posible que alguien esté hiriendo su conciencia por falta de dominio propio, tal vez cauterizán-

dola y arrasando la salud por una mala interpretación de los textos paulinos. La conciencia precisa de

reflejos santos para que se vuelva un guía seguro. Sobretodo, la persona debe usar el buen sentido, que,

en la mayoría de los casos, es más útil que la actuación de la conciencia.

EJEMPLO: Siglo veinte, en una lanchonete se venden pasteles de carne bovina, de gallina y de cama-

rón. Alguien puede pedir un pastel de gallina o de carne de buey para comer. ¿Y lo va a hacer sin pre-

guntar nada por causa de la conciencia? ¿Va a cerrar los “ojos” de la conciencia, por causa de la con-

ciencia? Es la guerra: Razón x apetito.

– Bien, los “cuadros” son diferentes, ¿o no?

En aquel tiempo, Siglo uno, la industrialización era cero. El consumo moderado, en función de la canti-

dad de personas. Además, la duda levantada cuanto a haber sido o no la carne ofrecida a los ídolos de-

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muestra que eran limpias; y aún siendo limpias, no toda la carne era sacrificada a los dioses paganos,

pues caso contrario todos los creyentes se abstendrían de ella sin preguntar nada.

Hoy, sin embargo, hubo una tremenda inversión de valores; fuera de que el consumo cárneo adquirió

proporciones alarmantes, las carnes consideradas inmundas por Dios (cerdo, rana, langosta, etc. Lev.

11. Deut. 14) son largamente comercializadas, y su precio excede, en mucho, al de las carnes limpias;

una penalidad al contrasentido.

Por otro lado, nada había de malo en comprar carne sacrificada a los ídolos en la carnicería o comerla

en la casa de algún gentil, porque siendo el ídolo una estatua inanimada, no podía influir de forma nin-

guna en tal carne. Lo que hay que condenar, y con vehemencia, era el hecho de que ciertos cristianos

(¿de conciencia “fuerte” o plenamente cauterizada?) frecuentaban los templos paganos para banque-

tearse con las ofrendas hechas en honra a los ídolos (1 Cor. 8:10; 9,7,11-12).

Por eso, en el “cuadro” actual, usando el buen sentido, en nada la conciencia precisa ser accionada. Bas-

ta imaginar: ¿los pasteles de camarón, son fritos en la misma olla en que se fríen los pasteles de carne y

de gallina? En que son fritos: ¿aceite vegetal o grasa de cerdo? Y el cuchillo o la máquina eléctrica que

corta el queso, en un restaurante: ¿son las mismas que cortan el jamón o la mortadela con que se hace

un sandwich? – Lamento decir, amado, está todo contaminado. Eso sin decir que la grasa o aceite en es-

tos establecimientos no se renuevan durante meses. Está super saturada y es altamente cancerígena. Use

el bueno sentido, substituya estas cosas por avena, soja, legumbres, hortalizas, cereales, frutas bien la-

vadas y pan integral. Adicione ejercicio físico, agua pura y un buen sueño.

Bien, creo que puedo decirle: el buen sentido ayudó a la conciencia a ser fuerte y así constituirse en un

guía seguro, ¿no es verdad?

“TODO PARA LA GLORIA DE DIOS”

1 Coríntios 10:31 = “Por lo tanto, ya sea que comáis o bebáis, o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo to-

do para la gloria de Dios”.

Un hermano nuestro fue convidado por sus parientes que son de fe bautista, para un almuerzo especial

para celebrar un cumpleaños. Cuando la mesa fue puesta, alguien tuvo, a propósito, el cuidado de colo-

car bien en el centro, una lechona asada, recitó el verso arriba mencionado y solicitó al hermano Noel

para que pidiera la bendición sobre los alimentos. Este, con la calma peculiar de los santos, oró:

– “Señor, lo que puedas bendecir en esta mesa, bendícelo, por amor de Jesús, amén.” (*)

– No puedo entender que un hermano coma un animal inmundo prohibido por el propio Dios (Levíticos

11: 7-8) ¡y creía que así haciendo iba a ser para la gloria de Dios! ¿Dígame cual es la diferencia de co-

locar también en aquella mesa, un litro de cachaza (parecido al pisco), una botella de cerveza o de

whisky?

Positivamente, dentro de ese raciocinio (“todo es para la gloria de Dios”), no podemos aceptar (ni aquel

hermano de la lechona aceptaría) que algún creyente va a tomar cachaza, vino o whisky, y lo haga para

la gloria de Dios, y todavía cuando el texto dice con la mayor claridad: “... ya sea bebáis”. ¿Percibe có-

mo el problema es más profundo que lo que muchos piensan? Si, porque lo que sucede es que ya “sea

que comáis” está siendo usado como autorizando para comer de todo. Y, el “ya sea que bebáis” no au-

toriza a beber tales bebidas alcohólicas. ¿Sería eso una actitud coherente? Aún dice más el texto: “ha-

gáis cualquier otra cosa”.

¿Será que el creyente puede hacer lo que el impío hace y que eso sea para la gloria de Dios? – ¡Cierta-

mente que no! Pero si alguien aplica el “ya sea que comáis” como que autorizándolo a comer todo lo

que Dios prohibió no podrá contestar quien crea que “otra cosa cualquiera” abone la práctica de un pe-

cado abierto y declarado, o velado y acariciado con el respaldo de este texto paulino.

Amado hermano, el “hagáis cualquier otra cosa” son únicamente las cosas lícitas a los cristianos, y el

“bebáis” y el “comáis” se refieren solamente a lo que Dios le permitió al hombre usar. Por consiguien-

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te, lo que Pablo quiere decir es que los coríntios y los romanos deberían abstenerse de carnes sacrifica-

das a los dioses paganos por amor a los cristianos de conciencia sensible. Y esto sí, puede ser atribuido

a la gloria de Dios.

(*) Trece años después, me encontré con el hermano Noel y le pregunté: y el hombre de la lechona,

¿cómo le va? Me respondió: “Ya es Adventista con casi toda la familia”. ¡Aleluya!

“¿TODA CRIATURA ES BUENA?”

1 Timoteo 4:4 = “Porque toda criatura de Dios es buena, y no hay nada que rechazar, siendo recibido

con acciones de gracias”.

También aquí hay que usar el buen sentido para entender claramente lo que Pablo quiere decir. Cierta-

mente el apóstol dice ser buena toda criatura para la finalidad para la cual fue creada. Ejemplo: el buey

para ser comido, el jote para limpiar la tierra.

Vea la suprema necesidad de comparar los textos bíblicos para extraer la verdad que ellos encierran.

Pablo no está queriendo decir aquí que se puede comer toda criatura indistintamente, sino tendremos

que disculpar al caníbal que come carne humana. Fuera de que habría un tremendo choque con Isaías,

vea:

Isaías 66:17; 65:4 = “Los que se santifican, y se purifican en los jardines unos después de otros, los que

comen carne de cerdo, y la abominación, y el ratón, juntamente serán consumidos, dice el Señor... Co-

miendo carne de cerdo... abominables”.

¿Percibió la claridad del texto? Isaías, inspirado por el Espíritu Santo dice: el creyente que come estas

dos criaturas – cerdo y ratón – no será salvo. No pensemos que exista contradicción en la Biblia. El

Espíritu Santo jamás se contradice.

Tengo certeza que usted mismo no acepta que todo se vuelva santificado después de la oración, como

parece sugerir el texto. Es imposible que una persona esclarecida, creyente en Cristo, pueda cocinar una

cobra o un sapo y después pedir la bendición para ellos, y comer. No creo que serán santificados por la

“acción de gracias”, ¡aunque sean criaturas de Dios!

– Y, ¿por qué no? – Porque tales animales no fueron creados para ser consumidos. Entre paréntesis, ...

¡ninguno lo fue!

Así pues, tenemos que comparar los textos y las ocurrencias de los diversos lugares en que Pablo fue

llamado a actuar sobre el asunto y veremos que todo giraba alrededor de carnes limpias, sin embargo,

sacrificadas a los dioses paganos.

Como afirmé, hay necesidad de usar el buen sentido para obtener el mejor resultado en la vida espiri-

tual, porque Pablo también mandó que Timoteo tomara vino (1 Tim. 5:23); permitió también al diácono

(1 Tim. 3:8). Y ahora, ¿el creyente llena el frigidaire con cerveza? ¡Es tan razonable una cosa como la

otra!

Con relación al vino que Pablo le recomendó tomar – como remedio – , no tengamos la menor duda que

se trata del mejor jugo de uva. Sólo puede ser el puro jugo de la vid (Deut. 32:14; Isa. 25:6); sin embar-

go, Pablo no explicó eso, ¿no es verdad?

¿Y cómo se que es el purísimo jugo de la uva? Es porque no se concibe un creyente tomando bebidas

alcohólicas, pues él es templo del Espíritu Santo (1 Cor. 3:16), y los borrachos no entran en el Cielo (1

Cor. 6:10). El Gobierno Brasileño comprobó que medio vaso de cerveza ya altera el comando sensor de

un chofer. Si dirige, será preso; porque puede ocasionar un desastre. ¡Está borracho!

– Entre paréntesis, ¿quién fue que dijo que los borrachos no entran en el Cielo? ¿No fue Pablo? (1 Cor.

6:10). Dijo también para que no se embriaguen (Efé. 5:18). ¿Percibió? Estamos yendo más allá del ve-

lo, usando el buen sentido, ¿no es así? Ya está probado que de cada siete bebedores ocasionales uno se

vuelve alcohólatra inveterado. Es, el socialmente.

Pág. 256

“¿DIOS CREÓ TODO PARA LOS FIELES?”

1 Timoteo 4:3 = “Prohibiendo el casamiento, y ordenando la abstinencia de los manjares que Dios creó

para los fieles, y para los que conocen la verdad, a fin de usar de ellos con acciones de gracias”.

En la Biblia, hermano, sólo hay autorización para comer carnes limpias (Lev. 11; Deut. 14). Por consi-

guiente, es de estos manjares que Pablo está hablando. Son las carnes limpias, que, usadas con “accio-

nes de gracias” se constituyen los “manjares de los fieles”.

Este texto específicamente, es una profecía que, como un guante, se encaja en la Iglesia Romana. Ella

mantiene la tradición de prohibir el casamiento de padres y monjas, y también prohibe comer carne los

viernes, llamado viernes santo, ¿se acuerda de eso?

Ahora, hermano, no hay nada demás en comer carne limpia (gallina, buey, vaca, toro, carnero, oveja,

cabrito, etc) los viernes santos. Puede pedir la bendición sobre ella, Dios la bendecirá y podrás comer

libremente, porque son estas las criaturas que, separadas para los fieles, “por la Palabra de Dios y por la

oración es santificada” (1 Tim. 4:5), los viernes o en cualquier otro día de la semana; sin embargo, si

optáis por el vegetarianismo, harás mejor. Si, ¡mucho mejor!

Cuanto al casamiento, es un derecho inalienable del joven y de la señorita amar y ser amado, y consti-

tuir su familia. Dios estableció este sacramento en el Edén al oficiar el casamiento de nuestros primeros

padres, Adán y Eva. ¡Por lo tanto...!

“¿TODAS LAS COSAS SON PURAS?”

Tito 1:15 = “Todas las cosas son puras para los puros, pero nada es puro para los contaminados e infie-

les; antes su entendimiento y conciencia están contaminados”.

Este es más un texto aislado, y usted no lo puede aceptar literalmente, fundamentado en la expresión

abarcante de la palabra: “todas las cosas son puras”, porque ni todo es puro para el puro. ¿Quiere ver?

Revistas pornográficas, filmes obscenos, violentos, fantasiosos, novelas, bailes, cinema, etc.

¿Estas cosas son puras para los puros? – Claro que no, ¡usted dirá! ¿Entonces cual es el problema de es-

ta epístola?

El verso 15 de Tito cap. 1, hace parte de una secuencia donde Pablo le ordena al discípulo la organiza-

ción de la Iglesia de Creta, dándole orientaciones diversas conclamándolo a precaverse contra cierta

clase de enseñadores – los de la circuncisión – v. 10.

En el decir del apóstol, a tales “profesores” convendría taparle la boca pues de allí sólo brotaban here-

jías (v.11), que eran fábulas judaicas y mandamientos de hombres (v. 14).

Sabe, si era enseñanza judaica, estos nunca jamás autorizarían el consumo de carnes inmundas. Y... se

eran – los de la circuncisión – ahí es que el “tiempo se ponía feo”. Estos fanáticos eran extremados en

todo, inclusive en el régimen alimenticio y hasta aún de la sombra de un animal inmundo huían.

Por eso, lo más lógico es raciocinar en la dirección de que estas “todas las cosas” que son puras, para

los puros, ciertamente son los pensamientos, deseos, sentimientos y anseos del creyente. Esto es: el cre-

yente sólo piensa lo que es bueno, puro y santo, ¿no es así? Lo que no se da con los infieles que tienen

sus mentes poluídas, contaminadas por toda suerte de impurezas.

Efectivamente, una persona pura, mantendrá su corazón puro, una mente pura, practicando la tempe-

rancia al evitar el consumo de carnes inmundas. Pablo concluye hablando a nuestro corazón:

Filipenses 4:8 = “Cuanto a lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero... honesto... justo... puro...

amable... de buena fama... en eso pensad”.

¡“JESÚS MANDÓ COMER DE TODO”!

Pág. 257

Lucas 10:8 = “Y, en cualquier ciudad en que entrares y os recibieren, comed de lo que os pusieren

delante”.

Jesús no está aquí destruyendo Su Ley Dietética, ni mucho menos acabando con la distinción y separa-

ción de los animales y peces limpios e inmundos. ¿Quiere ver? El Señor Jesús enseñó:

“Igualmente el Reino de los Cielos es semejante a una red lanzada al mar, y que recoge toda cualidad de

peces. Y estando llena, la tiran para la playa; y, sentándose, lanzan para los cestos los buenos; los ma-

los, sin embargo, los lanzan fuera.” Mateo 13:47-48.

Evidentemente, cuando Jesús le dijo a los discípulos que coman lo que les diesen al hacer el trabajo mi-

sionero, no sería preciso añadir lo que era obvio, practicado y vivido. Sus discípulos conocían profun-

damente la buena y prudente Ley Dietética. Obedecían sin cuestionar y sabían distinguir bien lo limpio

de lo inmundo, como Jesús los enseñó.

Escuche lo que Jesús dijo en Su Ley Dietética:

“De todos los animales que hay en las aguas, comeréis los siguientes: todo el que tiene barbatanas y es-

camas, en las aguas, en los mares y en los ríos, esos comeréis. Pero todo el que no tiene barbatanas ni

escamas, en las aguas, en los mares y en los ríos, todo el reptil de las aguas, y todo ser viviente que hay

en las aguas (rana, mejillón, camarón, langosta etc), estos serán para vosotros abominación”. Lev. 11:9-

12.

¡Pregunto! ¿Estaría Jesús contradiciéndose? ¿Prohibe al hombre del Antiguo Testamento comer cosas

inmundas y las libera al hombre del Nuevo Testamento? ¿Jesús hizo acepción de personas? ¡No! ¡Mil

veces no! Mi amado, Jesús es el Creador, no le respondamos jamás.

CAPÍTULO 26 - HEBREOS 4, 7, 8, 9 y 10.-

CAPÍTULO CUATRO

Hebreos 4:9 = “Por lo tanto resta aún un reposo para el pueblo de Dios”.

¿Estaría el escritor de Hebreos hablando del Sábado? Escuche más:

Hebreos 3:11 = “Así juré en Mi ira que no entrarán en Mi reposo”

Hebreos 3:18 = “¿Y a quién juró que no entrarían en Su reposo, sino a los que fueron desobedientes?”

Hebreos 4:1 = “Temamos pues que, porventura, dejada la promesa de entrar en Su reposo...”

Hebreos 4:3 = “Por que nosotros, los que hemos creído, entramos en el reposo...”

Hebreos 4:5 = “Y otra vez en este lugar: No entrarán en Mi reposo”.

Hebreos 4:11 = “Procuremos pues entrar en aquel reposo, para que nadie caiga en el mismo ejemplo de

desobediencia”.

Escuche ahora:

Hebreos 4:4 = “Porque en cierto lugar dijo así del día séptimo: “Y reposó Dios de todas Sus obras en el

séptimo día”.

En este verso 4 del capítulo 4, antes de la palabra: “Y reposó ...”, tiene la referencia (Nº 3). Yendo al

pie de página, encontramos los pasajes a que se refiere: Gén. 2: 2. Éxodo 20:11 y 31:17. Estos textos

mencionan el santo Sábado.

Mi hermano, no piense que esta palabra “reposo” de Hebreos cuatro, está ahí para abonar el Sábado de

la Ley Moral, porque el escritor de hebreos no pensó así.

De hecho él se está reportando al Sábado porque este es el día de descanso bíblico, pero el Sábado aquí

es una ilustración divina para que entremos en el reposo de Cristo, esto es: lanzando sobre Él nuestras

ansiedades, culpas y disabores. Descansando en Él. Reposando en Él. Lanzándose en Sus brazos de

amor.

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Realmente, la palabra usada en el verso 4 del capítulo 4 de Hebreos proviene del vocablo griego para

Sábado. La versión de la Biblia en ingles Revised Standard Version, tradujo el versículo de esta mane-

ra:

“Por lo tanto, resta un reposo sabático para el pueblo de Dios”.

Pero, reitero con sinceridad y vehemencia, el autor no está refiriéndose al reposo semanal del Sábado, el

santo Día del Señor.

Los israelitas, al salir de Egipto, se dirigieron para una tierra que sería su reposo – Canaán. Construirían

sus casas, plantarían viñas, vivirían en comunidad, liderados por el Señor. Bajo el comando de Moisés,

los miedosos israelitas, incrédulos en el poder de Dios, no desarraigaron de la tierra a sus enemigos.

Moisés falleció y delegó la tarea a Josué, pero, este, por la cobardía de los israelitas, también no conso-

lidó el reposo. No destruyeron a todos los enemigos, sino que se consolaron en convivir con ellos y has-

ta se emparentaron con algunos, “en la tierra que mana leche y miel” (Hebreos 4:8). Con el enemigo no

se juega, ni se hace juego de cintura, porque él será siempre enemigo y sólo desea destruirnos.

El Rey David y el sabio Salomón casi consolidaron el reposo de los israelitas, pero la incredulidad, in-

diferencia y el pecado acariciado del pueblo lo impidieron. Por eso nunca reposaron en paz, en la Tierra

Prometida.

Así siendo, la razón de mencionar el Sábado en este capítulo, es porque el Sábado, es el eterno reposo

semanal del pueblo de Dios ahora, y lo será por la eternidad sin fin. El escritor entonces torna un símil

del reposo en Cristo.

CAPÍTULO SIETE.-

Aquí surge Melquisedec, rey de Salém, sacerdote del Dios Altísimo, rey de justicia, rey de paz. “Sin

padre, sin madre, sin genealogía, no teniendo principio de días ni de vida, pero siendo hecho semejante

al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre”. Heb. 7:3.

Solamente los levitas servirían en el tabernáculo, y apenas los hijos de Aarón podían ser sacerdotes. Ni

Melquisedec, ni Jesús pertenecían a la línea sacerdotal. Melquisedec ni siquiera era judío y Jesús des-

cendía de la real tribu de Judá.

Por consiguiente, con el surgimiento de un sacerdote como Melquisedec, sería necesario un cambio en

la ley que reglamentaba el sacerdocio levítico.

El sacerdocio de Melquisedec era una figura del sacerdocio real, superior y eterno de Cristo. Y, a partir

de este capítulo, el escritor de Hebreos comienza a enfocar el cambio de la ley, por fuerza del cambio

de sacerdocio. Observe:

Hebreos 7:12 = “Porque, cambiándose el sacerdocio, necesariamente se hace también el cambio de la

ley”.

Lo que necesitamos saber es de cual Ley está el escritor hablando. ¿Cierto?

En el verso 16, esta ley es denominada de “ley del mandamiento carnal”. En el verso 19 dice que, esta

ley “ninguna cosa perfeccionó”.

Esta no es la Ley Moral de los Diez Mandamientos. Vea porque:

• La Ley Moral no está circunscrita a sacerdocio humano. La Ley que constituía sacerdotes era la

Ley Ceremonial y no la Ley Moral.

• La Ley Ceremonial es de hecho ley de mandamiento carnal, esto es: está asociada a sacrificios de

animales, ceremonias ritualísticas, etc.

• Realmente nada perfeccionó. Apenas se volvió un hábito sin substancia para algunos, y comercio

para otros.

CAPÍTULO OCHO.-

Pág. 259

Hebreos 8:4 = “Ahora, si Él estuviese en la Tierra, ni siquiera sacerdote sería, habiendo aún sacerdotes

que ofrecen dones según la ley”.

Jesús, en la esfera terrenal, no podía ser sacerdote ya que no descendía de Aarón ni era de la tribu de

Leví. Jesús pertenece a un sacerdocio superior y celestial.

Este capítulo presenta el tabernáculo conforme Dios se lo mostró a Moisés (Hebreos 8:5). La Ley que

regulaba este tabernáculo fue llamada de Ley Ceremonial, constituyéndose en innumerables abluciones

que apuntaban para el Mesías. Los Sacerdotes ministraban diariamente ofreciendo las ofertas pacíficas

y por el pecado, y el Sumo Sacerdote entraba una vez por año, en el Lugar Santísimo en el Día de la

Expiación (Hebreos 9:7). Lea el capítulo: LO QUE USTED DEBE SABER SOBRE LA LEY.

CAPÍTULO NUEVE.-

El capítulo nueve muestra el desdoblamiento de los sacrificios del tabernáculo que apuntaban para Cris-

to. Este capítulo describe, en minucias, todo el Santuario, en sus muebles, utensilios y atribuciones del

sacerdote y sumo sacerdote. En el verso 9, dice:

“Que es una alegoría (*) para el tiempo presente...”

Este asterisco (*) se encuentra al pie de la página del capítulo y dice que es una parábola. Realmente, el

Santuario es un conjunto de reglamentos y normas, es una parábola para enseñar ciertas verdades espiri-

tuales básicas. Por eso el verso 10 es específico, vea:

“Consistiendo solamente en manjares, y bebidas, y varias abluciones y justificaciones de la carne...”

¿Cuál es la Ley que consistía de manjares, bebidas y ceremonias envolviendo muerte de animales? –

Claro, la Ley Ceremonial.

Hebreos 9:22 = “Y casi todas las cosas, según la ley, se purifican con sangre...”

Compare con el Decálogo: NADA en los Diez Mandamientos está ligado a rituales de purificación con

sangre. Sus mandamientos son morales. La Ley Moral sólo existe para revelar el pecado.

El israelita, al transgredir uno de los Diez Mandamientos, tenía que llevar un carnerito para ser inmola-

do por su pecado. Este cordero era una representación de Cristo, que un día Se volvería “El Cordero de

Dios que quita el pecado del mundo” Juan 1:29. Jesús fue el sacrificio suficiente, perfecto y completo.

CAPÍTULO DIEZ.-

Hebreos 10:1 – “Porque teniendo la ley la sombra de los bienes futuros, y no la imagen exacta de las

cosas...”

Esto es: Cada animal sacrificado prefiguraba al Señor Jesús, el Cordero de Dios que surgiría en el futu-

ro. Cada sacrificio ofrecido por el pecador, lanzaba luz al sacrificio de Cristo. La cruz, en el futuro,

proyectaría sombra al santuario, en el pasado.

La Ley Ceremonial era “la sombra de los bienes futuros”, porque ella era un tipo de la obra expiatoria

de Cristo, nuestro gran Sumo Sacerdote. La Ley Moral revela el pecado, poniendo al pecador bajo con-

denación, forzándolo a ir a Cristo en busca del perdón y purificación. La Ley Ceremonial se encerró de-

finitivamente con la muerte de Jesús, por tratarse de un código provisorio. Pero la Ley Moral fue esta-

blecida, restablecida y confirmada tanto por la vida, como por la muerte de Jesús.

Hebreos 10:3 – “En esos sacrificios, sin embargo, cada año se hace conmemoración de los pecados”.

Un día por año (el décimo día del séptimo mes) era el Día de la Expiación. En este día toda la nación

era “juzgada”. El sumo sacerdote recibía de la congregación dos machos cabríos y un carnero. Él tam-

bién traía su propia ofrenda por el pecado, un toro (novillo), y presentaba todo al Señor.

Entonces el sumo sacerdote mataba el novillo, tomaba la sangre y con el dedo asperjía siete veces sobre

el propiciatorio que estaba en el Lugar Santísimo del santuario y sobre el altar en el patio (vea la pág.

92). Esta era la expiación que hacía por sí y su casa. (Lev. 16:5-6). En relación a los machos cabríos,

era:

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“... lanzada suerte. Una por el Señor, otra por el macho cabrío emisario” (Lev. 16:8).

Es común a una clase de escritores evangélicos, decir que nosotros los Adventistas hacemos de Satanás

nuestro salvador, en el caso de la expiación hecha por el macho cabrío azazel. Entonces, escuche lo que

creemos.

Al comienzo de este mundo Dios le ordenó a Moisés construir un Santuario (Éxo. 25: 8 – vea la página

92, y relea las págs. 89-91). Entonces fue organizado todo el Sistema Sacrificial y Sacerdotal. En este

Santuario eran ofrecidos sacrificios (Heb. 9:9). Dios vendría a encontrarse con Su pueblo sobre el pro-

piciatorio (Éxo. 25:22). El sacerdote oficiaba todos los días en el patio y en el primer compartimiento.

El Sumo Sacerdote apenas una vez por año y en el Lugar Santísimo.

Cuando una persona transgrediese uno de los Diez Mandamientos que estaban dentro del arca sobre el

propiciatorio, estaba sujeta a muerte. Entonces ella debía traer un substituto para morir en su lugar

(Lev. 4:27-29).

Colocaba sus manos sobre la cabeza del animal, confesaba su pecado, y lo mataba, luego después. La

sangre de esta víctima era puesta en las puntas del altar que estaba en el patio y el resto era derramado

en su base (Lev. 4:34). Los pecados de aquella persona estaban perdonados, y, simbólicamente transfe-

ridos para el santuario, permaneciendo allí hasta el día de la expiación, cuando entonces eran borrados.

Centenas de estos sacrificios eran hechos diariamente y miles durante el año e iban siendo acumulados,

de manera simbólica, en el edificio. Entonces era preciso efectuar la purificación del santuario que se

hacía apenas una vez por año, en el 10º día del 7º mes (Lev. 16:29-30).

Cuando el macho cabrío azazel iba para el desierto, la expiación ya estaba completamente hecha. Nada

más había por hacer. Azazel, el macho cabrío emisario, sólo aparecía después que todo estaba purifica-

do, para ser tan solamente el portador de todos los pecados perdonados al pueblo de Dios.

Sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecado. Azazel no era muerto. Azazel representa Sa-

tanás y no tiene parte alguna en la expiación hecha simbólicamente por el macho cabrío del Señor. El

primer macho cabrío representa a Cristo. La sangre de este macho cabrío muerto para hacer expiación,

representa la sangre de Cristo que sería derramada en el Calvario.

En este servicio típico Cristo efectuó una obra completa sin auxilio de Satanás. ¡Gloria a Dios! ¡Alelu-

ya! Jesús Cristo es el único, exclusivo y poderoso Salvador. Esto es lo que creemos, predicamos y en-

señamos porque es lo que enseña la Biblia.

El macho cabrío cuya suerte fue por el Señor, el Sumo Sacerdote lo mataba como expiación por el pe-

cado del pueblo. Nuevamente tomaba la sangre y retornaba al Lugar Santísimo y, con el dedo, asperjía

la sangre sobre el propiciatorio y también sobre el altar de las ofrendas quemadas, en el patio, como lo

hizo con la sangre del novillo. (Lev. 16:15-16, 18, 19 y 33). De esa forma, simbólicamente, cada parte

del santuario era purificada de los registros de pecados perdonados, que se acumulaban anualmente por

los sacrificios y confesiones que los pecadores hacían diariamente.

Al asperjar la sangre de los animales inmolados, en el ceremonial diario, el pecador era perdonado, y

simbólicamente sus pecados eran transferidos y se acumulaban en el santuario. Entonces, una vez por

año, en el Día de la Expiación, era necesario el ritual de la purificación. Así, tanto el santuario, cuanto

las personas quedaban purificadas. A partir de este día – el décimo del séptimo mes, todos comenzaban

una nueva vida.

Hebreos 10:4 = “Porque es imposible que la sangre de toros y de los machos cabríos quite los pecados”.

Todo aquel ceremonial impresionante era para enseñar que “sin derramamiento de sangre, no hay remi-

sión de pecado” (Heb. 9:22). La sangre de aquellos animales era un tipo de la sangre de Cristo, que se-

ría derramada una sola vez, lo que sucedió sobre la Montaña del Calvario.

No era aquella sangre (de animales) que quitaba los pecados o redimía al pecador, sino el acto de de-

rramarla a través de aquel sacrificio, era, por la fe, una garantía en el sacrificio futuro de Cristo.

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Hebreos 10:8 = “... Sacrificio y ofrenda, holocaustos y oblaciones por el pecado... (los cuales se ofrecen

según la ley)”.

¿No es insistente el autor de Hebreos a respecto de los holocaustos, ofrendas, ceremonias? Esos son

componentes de la Ley Ceremonial. Nada tiene que ver con la Ley Moral.

Por lo tanto, mi hermano, la sinceridad me obliga a decirle: Este reposo reclamado por el escritor de

Hebreos en el capítulo cuatro no es un apoyo a la santificación del Sábado. Y la ley que él menciona en

los capítulos siete, ocho, nueve y diez, no es la Ley Moral de los Diez Mandamientos.

– El reposo es el descanso en Cristo para todos los que están “cansados y sobrecargados” (Mateo

11:28).

– Y la ley, es la Ley Ceremonial. Esta terminó en la cruz. Col. 2:14; Efé. 2:15.

CAPÍTULO 27 - EL LIENZO ZOOLÓGICO DE HECHOS 10.-

“Durante Su ministerio terrestre Cristo dio inicio a la obra de derribar el muro de separación entre ju-

díos y gentiles y predicó la salvación a toda la humanidad”. – E. G. White, Hechos de los Apósto-

les:19.

Basta estudiar la Palabra de Dios para descubrir la simple verdad de que es repudiada la discriminación

racial, por el hecho de que Jesús moriría hasta por una única persona. Por consiguiente, no debe haber

racismo entre los hombres.

La Biblia comprueba que el pecado alcanzó a todos, por eso no hay una raza de elite, separada, exenta

de pecado. De la misma manera, fue por todos indiscriminadamente que el Salvador depuso Su vida en

una ignominiosa cruz, cuya sangre inmaculada puede justificar la más degradada y pobre criatura de la

selva, como a la más bien preparada de cualquier Continente. Todos de igual manera merecen la opor-

tunidad de conocer y vivir el evangelio que restaura y salva; todos pueden volverse ciudadanos de la

familia celestial. En esta familia no puede haber hombres separados por cualquier status. La intoleran-

cia del judío contra el gentil es un deplorable procedimiento, una actitud anticristiana.

En el Templo de Jerusalén había un límite para los gentiles. Una placa indicativa decía:

“Ningún extranjero puede pasar más allá de la balaustrada y de la pared que cerca el lugar santo. Quien

quiera que sea sorprendido violando este reglamento será responsable por su muerte, la cual se segui-

rá”.

La visión de Pedro del lienzo repleto de animales, puros e inmundos, relatada en Hechos 10, ha sido

utilizada para probar la liberación divina para comer las carnes que fueron prohibidas al hombre, dejan-

do los que así creen con la conciencia tranquila. ¿Será sin embargo que esa tranquilidad continuará, al

descubrir ahora exactamente lo contrario?

La expresión divina – “Levántate, Pedro, mata y come” (Hechos 10:13), aislada de su contexto, se

convirtió en el resorte principal del engranaje de los que se conforman apenas con la superficie del ver-

sículo, pero a usted, apelo otra vez: nunca se satisfaga con un texto aislado. No es bueno ni correcto. Es

preciso estudiarlo junto al contexto, y, necesariamente, comparando con otras escrituras.

Descubramos, por lo tanto, cómo debe ser estudiado este capítulo maravilloso de Hechos 10:

Verso 1 = “Y había en Cesaréa un varón por nombre Cornélio, centurión de la corte llamada italiana”.

Cesaréa era un “puerto marítimo de Sarón, construido por Herodes, el grande, en el año 13 a.C. Resi-

dencia de los procuradores romanos”. Por consiguiente, se trata, posiblemente de un hombre romano el

buen Cornélio, pues fuera de un cargo militar altamente importante, servía en una base radicalmente

romana. En último análisis, una cosa es líquida y cierta, no se olvide, él no era judío, era un gentil. ¿Us-

ted por acaso sabe lo que un judío pensaba a respecto de un gentil en esa ocasión?

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Verso 2 = “Piadoso y temente a Dios, con toda su casa, el cual daba mucha ayuda al pueblo, y conti-

nuamente oraba a Dios”.

¡Qué cuadro lindo! ¡Solemnemente espectacular! Un proscrito para los judíos amaba y servía al Dios de

los judíos, y este amor era la prueba de crítica. Vestido con ropa de trabajo, pues dice la Biblia que él

auxiliaba, socorría con sus bienes a los menos favorecidos, y de entre los tales, quien sabe, a muchos

judíos. Era desprendida su devoción, sincera, partía de un corazón anhelante por conocer más al Dios

de Israel. Y lo más maravilloso es que Dios “miró” para aquel que a los ojos de los judíos no merecía ni

siquiera conocerlo.

De la lectura de los versos 3 al 8, concluimos que el amor de Dios envolvió a Cornélio y lo prestigió

con la comisión de un ángel que traía del Cielo, la aprobación para su gesto caritativo y amante, orien-

tándolo a ir en busca del apóstol Pedro, dándole para eso las indicaciones, como: ciudad, calle, casa y

Nº., etc.

Versos 9-10 = “Y al día siguiente, yendo ellos en su camino, y estando ya cerca de la ciudad, subió

Pedro a la terraza para orar, casi a la hora sexta (medio día). Y teniendo hambre, quiso comer; y mien-

tras se lo preparaban, le sobrevino un arrebatamiento de sentido”.

Querido hermano, imploro ahora su esmerada atención, para que usted alcance la sabiduría del Dios

que yo y usted amamos. Toda vez que Él quería enseñar alguna cosa al hombre, utilizaba algo que le

fuese peculiar. Como por ejemplo: Al labrador, – la tierra. Al ganadero, – el ganado. Al Pastor, – la

oveja, al pescador, – la red; etc. Como Dios deseaba transmitir algo sublime y maravilloso a Pedro, que

mejor ilustración utilizaría sino aquella que estuviese más íntimamente ligada a su condición en el mo-

mento, esto es: ¿comida? (Pedro estaba con hambre).

El Señor preparaba a Pedro para el gran mensaje. Así, conforme dicen los versos 11 y 12, Dios le mos-

tró en visión, el famoso lienzo zoológico, y patéticamente declaró:

Verso 13 = “... levántate Pedro, mata y come”.

Tal orden suscitó inmediatamente del obediente apóstol la dramática, sincera e inolvidable declaración:

Verso 14 = “...De modo alguno, Señor. Porque nunca comí ... cosa inmunda”.

Observe hermano, la magnitud del acontecimiento, que se repitió por tres veces, volviendo a recogerse

al Cielo, conforme los versos 15 y 16.

Los versos 17 y 18 relatan que Pedro estaba desconcertado con aquella visión, y, tratando de llegar a

una conclusión razonable, poner en orden sus pensamientos, cuando – pasme – llaman a la puerta.

Eran los hombres que el buen Cornélio enviara, conforme instrucción de Dios. Atención ahora para el

verso siguiente:

Verso 19 = “...He aquí que tres varones te buscan”.

En medio al aturdimiento de Pedro, Dios le avisa que “tres varones” lo buscaban y que él, sin demora,

debería bajar y presentarse a los extranjeros, pues había sido Dios quien los había enviado. Observe es-

timado hermano las variaciones de la visión, los detalles divinos.

• La visión le apareció a Pedro tres veces.

• También tres varones le aparecieron, enviados por Cornélio, con la indicación del ángel del Señor

• Dios le dio la visión exactamente en la hora en que Pedro estaba con hambre, para mejor aguzar

la lección que deseaba enseñarle al apóstol. El apetito es una gran prueba. Todo es maravilloso, ¿no

cree? En el verso 22, los varones hablaron con Pedro a respecto de Cornélio, de la aprobación de Dios

para con él y del ángel que los envió a buscarlo.

Pedro entonces, inmediatamente los recibió en casa, y al día siguiente, tomando algunos hermanos de

Jope, se dirigió para

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Cesaréa, a fin de realizar un grandioso trabajo misionero, conforme la lectura del verso 23. Un día des-

pués, llegan a su destino, y maravillados contemplan un grupo de gentiles, sedientos del evangelio,

deseando la salvación así como andar en los caminos de Dios, según se desprende de la lectura de los

versos 24-27.

Delante de este cuadro, Pedro reprime las lágrimas, saluda a los gentiles afectuosamente, y se prepara

para anunciarles las buenas nuevas de la salvación.

Sinceridad, sumisión y humildad son características de aquellos que de hecho desean hacer la voluntad

de Dios y prepararse para el Cielo; bajo esa bandera es que debe ser mi actitud y su actitud para con la

Biblia; escuchemos el apóstol Pedro:

Verso 28 = “Y les dijo: vosotros bien sabéis que no es lícito a un varón judío juntarse o allegarse a ex-

tranjeros: pero Dios me mostró que A NINGÚN HOMBRE LLAME COMÚN O INMUNDO”.

Los judíos se creían los únicos dignos de la gracia de Dios, y por eso consideraban a todos los demás

como inmundos, en la más pura acepción de la palabra. Sin embargo el evangelio no es exclusivo de

grupos privilegiados o nación aislada (aún cuando Israel ya haya tenido ese privilegio hasta la muerte

de Esteban); y, como el mensaje del Evangelio Eterno debería alcanzar a todas las personas, quiso Dios

forjar un encuentro entre el judío y el gentil, y eso por medio del apóstol Pedro, que entre todos, parecía

ser el más apegado a las tradiciones y al exclusivismo nacional y espiritual.

Del verso 29 al 33, Cornélio, el gentil a quien Dios amaba y quería que oyese el evangelio que viene de

los judíos, relata la visión que había tenido y como tomó la decisión de mandar a buscar a Pedro, decla-

rando:

Verso 33 = “...Ahora, pues, estamos todos delante de Dios para oír todo cuanto por Dios te es manda-

do”.

Delante de hechos tan sublimes, viendo la operación maravillosa del Espíritu Santo en aquellos corazo-

nes, observando como el Señor estaba demostrando Su amor por personas de otra raza, Pedro deja caer

por tierra su tradición y preconcepto de que los gentiles no eran dignos de la salvación ni del favor de

Dios, y, exclamando con toda vehemencia, quedado delante de la Omnipotencia divina, dice:

Versos 34 y 35 = “...Reconozco por verdad que Dios no hace acepción de personas; sino que Le es

agradable aquel que, en cualquier nación, Lo teme y obra lo que es justo”.

¡Cómo es clara la verdad divina enseñada al apóstol Pedro! Dios ama a todos los hombres, quiere salvar

a todos indistintamente. Murió por todos: judíos y gentiles. La cruz atrae a todas las razas y une todos

los pueblos.

De los versos 36 al 48, es relatada la convicción de Pedro de que aquellos gentiles fueron aceptados por

Dios, y así no dudó en predicarles con poder las buenas nuevas de la salvación. Y en esta oportunidad,

para sedimentar Su aprobación por aquel sincero grupo de creyentes gentiles, revelando públicamente

Su agrado, Dios les envió el Espíritu Santo, causando espanto general. Era la aprobación total. El amor

de Dios alcanza a todos, judíos y gentiles, en todos los lugares, ¡gracias a Dios!

El episodio no termina aquí. Cuando la iglesia en Jerusalén supo de lo ocurrido, se levantó contra Pe-

dro, con la prerrogativa de haberse mezclado con gente tan repelente e inmunda, los gentiles. Lo inti-

man a retractarse. El apóstol entonces, lleno del Espíritu Santo, se presenta delante de la Iglesia Madre,

y relata cómo Dios actuó con él, a través de una visión de animales en un lienzo, que todas las perso-

nas, de toda tribu, raza y lengua, desde que Lo teman y guarden Sus mandamientos, son dignas del

amor, de la Gracia y de la salvación por el sacrificio eterno de Jesús.

¡Y mucho más! Dios no solamente reveló Su amor por los gentiles, sino que los agració con el derra-

mamiento del Espíritu Santo (Lea Hechos 11:1-17).

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Contra este argumento no hubo reacción, y por lo tanto, la posición de la Iglesia Madre no podría ser di-

ferente. Leamos:

Hechos 11:18 = “Y oyendo estas cosas, se apaciguaron, y glorificaron a Dios, diciendo: en verdad has-

ta a los gentiles dio Dios el arrepentimiento para la vida”.

Como ve, hermano amado, es simple, puro y cristalino como agua en una hoja de inhame (un fruto típi-

co brasileño). No hay aquí interpretación humana. No hay necesidad de torcer nada y mucho menos

adaptarse a cualquier tipo de conveniencia. Es una verdad clara que brota como luz de la aurora en el

corazón sincero. La Iglesia de Jerusalén no cambió la Biblia, cambió sí, su posición en relación a los

gentiles por el testimonio de Pedro, que a su vez cambió su opinión a través de la enseñanza de Dios

por medio de un lienzo de animales.

Hoy, lamentablemente ocurre lo contrario. Muchos prefieren cambiar la Biblia, o por lo menos, tratan

de adaptarla a su opinión. Que no sea esta su actitud, mi querido hermano.

Pues bien, queda determinado por la Biblia, sin ninguna duda, que Dios utilizó un lienzo de animales

puros e inmundos para enseñarle a Pedro, cuando este estaba con hambre, que “ningún hombre es co-

mún o inmundo” y “que Dios no hace acepción de personas”, pues todos de igual modo merecen la

oportunidad de conocer y vivir el evangelio que restaura y salva. Todos pueden volverse ciudadanos de

la familia celestial, pero..., si no hubiese sucedido esa visión, jamás Cornélio y su familia hubieran oído

de Pedro este mensaje que salva, dada su posición contra los pobres gentiles. Esto sí, pero nunca para

autorizar a comer carnes inmundas.

Hermano, la Iglesia de Jerusalén fue humilde y sincera. ¿Usted también decidirá por la Verdad? ¡Deci-

sión envuelve coraje! Usted es fuerte, pues Cristo le da poder.

¡Dios estaba llevando a Su apóstol a sentir “HAMBRE” por la salvación de todas las personas, de todas

las razas, en todos los lugares del Planeta Tierra!

“Esa visión tanto sirvió para reprender a Pedro como para instruirlo. Le reveló el propósito divino – de

que por la muerte de Cristo los gentiles debían volverse coherederos de los judíos en las bendiciones de

la salvación. Hasta entonces ninguno de los discípulos había predicado el evangelio a los gentiles.

“En su pensamiento, el muro de separación derrumbado por la muerte de Cristo aún existía, y sus traba-

jos se limitaban a los judíos, pues habían considerado a los gentiles excluidos de las bendiciones del

evangelio. El Señor buscaba entonces enseñarle a Pedro la extensión universal del plan divino”. – Ellen

G. White, Hechos de los Apóstoles, págs. 135-136.

PIENSE EN ESTO:

La visión del lienzo de Hechos 10 fue una predicación divina para mostrarle a Pedro que todos son

iguales y, simultáneamente, prepararlo para el derramamiento del Espíritu Santo sobre Cornélio, seme-

jante al Pentecostés (Hechos 10:44-47). Y esta fue la comprobación ipso-facto, de que Dios no hace

acepción de personas. Ahora escuche a Pablo, escribiendo a los Romanos 10:12-13:

“Porque no hay diferencia entre judío y griego; porque uno es el Señor de todos, rico para con todos los

que Lo invocan. Porque todo aquel que invoque el Nombre del Señor será salvo”.

CURIOSIDAD

Hechos 11:12 – Dijo Pedro: “...y también estos SEIS hermanos fueron conmigo, y entramos en la casa

de aquel varón (Cornélio)”.

En la ley egipcia que los judíos conocían bien, eran necesarios SIETE testigos para probar completa-

mente un caso judicial o cualquier otro. En la ley romana también, y eran necesarios SIETE sellos para

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certificar un documento que fuese realmente importante como un testimonio. Por lo tanto, había SIETE

testigos de este hecho. Pedro + 6 = 7.

CAPÍTULO 28 - SIETE - NÚMERO DE LA PREFERENCIA DIVINA.-

SIETE son los días de la semana, son los colores del arco-íris, son las maravillas del mundo antiguo,

son las notas musicales.

¡SIETE indica plenitud! ¿El SIETE no le recuerda nada a usted?

Hay personas enseñando que basta “guardar un día en siete”, o “cualquier día puede ser el séptimo”, o

aún, “no precisa guardar ningún día”; actitud semejante asumió Lucifer, tratando de subestimar la orden

divina, cuestionando la Ley de Dios, queriendo implantar su propia voluntad, llevando ángeles, con su

enseñanza, a perderse también.

Muchos hoy están recorriendo el mismo camino de desobediencia, contornando la voluntad de Dios,

con el deseo de hacer prevalecer su propia voluntad.

Dios le ordenó al hombre que trabaje seis días y descansase en el séptimo (Sábado). El hombre, sin

embargo, está descansando en el primer día (domingo), antes de trabajar los seis. – Todo está cambiado.

¿Es justo eso? ¿Será que Dios se conformará con tal actitud? ¡Cuidado!

Dios no dijo: Acuérdate de un Sábado, ni de un día Sábado. Él lo definió claramente para usted (Éxo.

20:8-11).

“El Sábado tiene su origen en la creación. Génesis 2:1-3”. – Pastor Carlo Johansson (teólogo Asam-

bleano), Síntesis Bíblica del Antiguo Testamento, pág. 48.

“El Gran Arquitecto del Universo completó en seis días Su obra de la creación, y descansó en el sépti-

mo día... En el séptimo día Él descansó, dándole al hombre el ejemplo, trabajando en seis días y des-

cansando en el séptimo”. – Pastor Myer Pearlman (teólogo Asambleano), A Través de la Biblia, págs.

14 y 15.

Dicen que siete es cuenta de mentiroso. La Biblia, sin embargo, contradice frontalmente ese concepto.

El siete es predominante en ella. En el Nuevo Testamento, por ejemplo, existen estas referencias:

Jesús dijo que cuando Satanás sale del corazón del hombre, y los frutos del Espíritu no lo habita, él

vuelve y trae siete espíritus peores. Mat. 12:45.

Siete fueron los pancitos que Jesús multiplicó para darle comida a una multitud, y aún sobraron siete

cestos llenos (Mat. 15:34-37). Pedro deseaba saber el límite del perdón. ¿Siete veces? ¡Le preguntó a

Jesús! No hasta siete, sino hasta setenta veces siete, le respondió Jesús. Mat. 18:21 y 22.

Los saduceos, en abono de su creencia hereje, le preguntaron a Jesús de quién sería la mujer de los siete

hermanos que la poseyeron (Mat. 22:24-28). Cuando Jesús resucitó, la primera persona que Lo vio fue

María Magdalena, de la cual había expulsado siete demonios. Mar. 16:9.

Siete años también fueron los días de felicidad que tuvo al lado de su esposo la profetisa Ana (Luc.

2:36). Jesús enseñó que si nuestro hermano peca contra nosotros siete veces en un día, siete veces de-

bemos perdonarlo. Luc. 17:4.

Siete hombres fueron escogidos para ser diáconos y ayudar en la Iglesia Apostólica (Hechos 6:3). Siete

naciones fueron destruidas por Israel hasta que se estableció definitivamente en la Tierra Prometida

(Hechos 13:19). Siete fueron los hijos de Esceva, judío principal de los sacerdotes, que trataba de imitar

a Pablo, en sus maravillas y milagros (Hechos 19:14). Siete días quedó Pablo en Tiro, cuando el navío

en que viajaba paró para ser descargado. Hechos 21:4.

Felipe era uno de los siete diáconos (Hechos 21:8). Siete días era el plazo para la purificación del tem-

plo (Hechos 21:27). Siete días se quedó Pablo con los hermanos de la Iglesia de Potéoli (Hechos 28:13

y 14). Siete mil fueron los fieles que no doblaron sus rodillas delante de Baal (Rom. 11:4). Siete días

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fue el plazo en que el pueblo de Dios rodeó los muros de Jericó hasta derrumbarlo (Heb. 11:30). Siete

personas fueron las únicas que se salvaron juntamente con Noé, de las aguas del diluvio. 2 Pedro 2:5.

Siete son las iglesias de Asia que Juan relata en su visión; siete son los espíritus que están delante del

trono de Dios (Apoc. 1:4). Siete castizales de oro Juan vio en su visión (Apoc. 1:12 y 13). Siete estre-

llas vio Juan en la diestra de Jesús (Apoc. 1:16). Juan dijo que las siete estrellas son los siete ángeles de

las siete Iglesias, y los siete castizales, son las siete iglesias (Apoc. 1:20). “Yo conozco tus obras”, dijo

aquel que tenía en Su diestra las siete estrellas (Apoc. 2:1 y 2). Los siete espíritus delante del trono de

Dios son comparados por Juan a siete lámparas, o siete tochas. Apoc. 4:5.

Juan vio en la mano de Dios un libro sellado con siete sellos. Solamente Jesús podía abrir aquellos siete

sellos (Apoc. 5:1 y 5). Jesús es simbolizado por un Cordero con siete puntas y siete ojos, que son los

siete espíritus (Apoc. 5:6). “El Cordero abrió uno de los siete sellos” (Apoc. 6:1). En la apertura del se-

llo número siete, hubo “silencio en el Cielo por casi media hora” y Juan vio delante de Dios siete ánge-

les y le fueron dadas siete trompetas (Apoc. 8:1-2). Entonces los siete ángeles con las siete trompetas se

prepararon para tocar (Apoc. 8:6). “Los siete truenos hicieron sonar sus voces” cuando un ángel vino

del Cielo con un librito en la mano, colocando un pie sobre la tierra y otro en el mar. Apoc. 10:3.

Siete mil hombres morirían a través de un terremoto, según la profecía de Apocalipsis 11:13. Juan vio

en el Cielo un dragón con siete cabezas y siete diademas (Apoc. 12:3). Después vio subir del mar una

bestia que tenía siete cabezas (Apoc. 13:1). Divisó también una gran señal en el Cielo: siete ángeles con

las siete últimas plagas (Apoc. 15:1). Posteriormente “uno de los cuatro animales le dio a los siete ánge-

les copas de oro, llenas de la ira de Dios” (Apoc. 15:7). Después el que le ordenó a los siete ángeles,

que derramen sobre la Tierra las siete copas de la ira de Dios. Apoc. 16:1.

En espíritu Juan fue llevado al desierto, donde vio una bestia de color escarlata que tenía siete cabezas

(Apoc. 17:3). Las siete cabezas son los siete montes (Apoc. 17:9). Son también, según el apóstol, siete

Reyes (Apoc. 17:10). Hay un enigma más en Apocalipsis 17:11: “La bestia que era y ya no es, es ella

también el octavo, y es de los siete, y va a la perdición”.

La multiplicidad de esta palabra siete es como que un insistente y constante llamado a nuestra concien-

cia para alguna cosa. El siete es el número de la perfección y predilección divina, tanto que, al crear

nuestro mundo, Dios lo hizo en seis días y descansó en el séptimo. No es que Dios se canse, sino para

nos dar el ejemplo.

¿Usted ya observó que en la Ley de Dios, ocho mandamientos comienzan con la injunción NO, y sola-

mente uno se inicia con la palabra acuérdate? ¡Es el cuarto mandamiento! Dios desea que a cada final

de un ciclo semanal Sus hijos se acuerden de santificar el Sábado.

Previendo Dios que con el pasar del tiempo el hombre iría a olvidarse, focalizó tanto el número siete,

para, ciertamente, traer a su recuerdo que el Sábado es el séptimo día de la semana y debe ser dedicado

en adoración al Señor, ¿no cree?

Algunas personas piensan que el domingo es el séptimo día de la semana, porque cuentan a partir del

lunes. Pero, dígame, ¿puede existir un segundo día sin el primero? (En portugués el lunes es “segunda

feira”) Evidente que no. Así, el primer día de la semana es el domingo. Nadie podrá engañarse, porque,

en este particular Dios no dejó brechas para dudas, pues dijo que el séptimo día es el Sábado del Señor.

Éxo. 20:10. Gráficas y Editoras podrán imprimir calendarios y colocar en ellos el lunes como primer

día, y el domingo como el séptimo. Eso, sin embargo, jamás inutilizará el calendario de Dios.

¿Por qué ustedes, padres y madres, no adoptan una buena costumbre? ¿Sabe cual es? Hagan que sus hi-

jos se aprendan de memoria la Ley de Dios, los Diez Mandamientos. Entonces, ¿no lo encuentran una

buena idea? Es un buen método. Manos a la obra; ella está relatada en Éxodo 20:1-17. De esa forma us-

tedes estarán atendiendo a la invitación divina: “ACUÉRDATE ... ”. “ACUÉRDATE” ... ¿De qué? –

“Del Sábado para santificarlo”.

Pág. 267

Esta amorosa expresión escrita por el dedo de nuestro Dios en la piedra, prueba que el Sábado ya exis-

tía mucho antes del Sinaí.

“Mary Morril fue enviada a China como misionera, no siendo bien recibida. Ella y los otros misioneros

que allá estaban, recibieron un sobrenombre muy humillante: ‘Los diablos extranjeros’. Aún así, trata-

ban de ser amables y bondadosos con el pueblo, y no vivían atemorizados.

Cierto día, un líder juntó una multitud, y enfurecidos fueron maldiciendo y gritando hasta el portón de

la Misión. Decían que querían matar a todos los que allí estaban.

En la Misión había un policial alto y fuerte, cuyo nombre era Feng. Él tenía apenas 19 años de edad.

Apesar de ser el guardia del lugar, él simpatizaba con la turba enfurecida. Reía alto y daba carcajadas

cuando el pueblo sacudía el portón, y amenazaba con entrar en la Misión.

De repente, surgió una joven vestida de blanco, con aire tranquilo. Era la misionera Mary que serena-

mente abrió el portón. Parándose delante de la multitud, pidió silencio para hablar. No demostró mie-

do ni timidez, y poco a poco el silencio tomó cuenta de todos. Dijo ella:

– ¿Por qué quieren matarnos? Nosotros somos sus amigos. No vinimos aquí para hacerle mal a nadie,

sino para ayudarlos. Ustedes saben que visitamos sus hogares, les enseñamos a sus hijos, cuidamos de

sus enfermos. ¿Es por eso que quieren matarnos? Todas las vidas que salvamos, ¿no valen nuestra vi-

da?

Pero la multitud parecía querer avanzar sobre ella. Entonces otra vez, Mary pidió silencio y sin demos-

trar miedo, hizo una propuesta.

– Por favor, pueden matarme, déjenme morir por los otros, pero no invadan la Misión. Dejen a los otros

misioneros que están allá adentro vivir – dijo apuntando para el edificio. – Aquí estoy indefensa, ¡tó-

menme!

Delante de tanto coraje, uno a uno, aquellos hombres se fueron retirando y desaparecieron.

Días después... la multitud volvió. Invadieron la Misión y mataron cinco misioneros. Se llevaron a

Mary y Anita Gould como prisioneras. Al día siguiente, las arrastraron para fuera de la prisión y las de-

capitaron.

Feng al ver esa terrible masacre de cristianos y la forma como reaccionaban delante de la muerte, ex-

clamó: ‘Si estos cristianos no temen la muerte, y como Mary, son hasta capaces de dar la vida por los

otros, yo también quiero ser uno de ellos’. Este joven es actualmente una columna del evangelio en su

patria, y es conocido como el General Cristiano.

Ser fiel en esta vida significa tener la victoria garantizada a través de Cristo Jesús nuestro Salvador.

Meditación Matinal, 1997, 1º de Diciembre.

CAPÍTULO 29 - AL FINAL, ¿CUÁNDO MURIÓ JESUCRISTO? ¿MIÉRCOLES O VIERNES?

Pascua es un término hebraico “que significa pasaje (el ángel de la muerte ‘pasó’ sobre las casas de los

israelitas”).

“Los judíos computaban el tiempo por el sistema inclusivo. El día inicial era el ‘primer’ día, aún cuan-

do sólo quedasen algunas horas; el día inmediato era el ‘segundo’; y las primeras horas del día que ve-

nía en seguida ya eran consideradas del ‘tercer día’”.

Hay un grupo religioso que defiende con mucha determinación la idea de que Jesús murió el miércoles

y resucitó el Sábado. Para eso, se apoya en un único verso existente en la Escritura. Este:

Mateo 12:40 = “Pues, como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre de la ballena, así estará el

Hijo del Hombre tres días y tres noches en el seno de la tierra”.

Pág. 268

Los miembros de esta iglesia entienden que Jesús tendría que pasar, muerto, setenta y dos horas, sin un

segundo a menos o a más, lo que es tarea difícil de probar. Interesante que, si por un lado hay apenas un

único texto que informa “tres días y tres noches”, por otro existen siete que, tratando del mismo aconte-

cimiento (muerte del Señor), cristalinamente consignan tres días. Son estos:

Mateo 26:61 = “... derribar el templo de Dios y reedificarlo en tres días”.

Mateo 27:40 = “... y en tres días lo reedificas...”

Mateo 27:63 = “... después de tres días resucitaré”

Marcos 8:31 = “... que después de tres días resucitaría”

Marcos 14:58 = “... y en tres días edificaré”

Marcos 15:29 = “... derribas el templo, y en tres días lo reedifica”

Juan 2:19 = “... derribaré este templo, y en tres días Lo levantaré”

Observe que son siete contra uno, y el mismo Mateo relata otras tres veces apenas tres días. Ahora, si

una vez informa “tres días y tres noches” y si tres veces menciona “tres días”, es evidente que más peso

deberá tener la referencia repetida por el mismo evangelista, ¿no cree? Eso indica que la expresión “tres

días y tres noches” fue una expresión casual, no absoluta. ¿Ya pensó por qué los demás evangelistas no

repitieron la misma expresión? ¿Y siendo aún sinópticos?

Los diez pasajes siguientes mencionan que Jesús iría a resucitar en el tercer día, contado de Su muerte,

sin importarse con los minutos o segundos: Luc. 9:22; Mat. 17:23; Luc. 18:33; Mat. 20:19; Mar. 9:31;

Luc. 13:32; Mar. 10:34; Luc. 24:7 y 46; Mat. 16:21. ¿Los comprobó?

IMPORTANTE – La muerte de Jesús ese viernes no fue accidental ni casual, sino profética, por estas

dos razones fundamentales y bíblicas:

1ª – Todas las profecías del Antiguo Testamento que apuntaban para Jesús y Su obra de redención ne-

cesitaban tener un cumplimiento literal, para que quedase que caracterizado que Él es el Mesías. Una de

ellas evidencia Su resurrección en el primer día de la semana. Era la fiesta de las primicias. El sacerdo-

te, en este ritual, movía la gavilla delante de Dios “al siguiente día del Sábado” (Lev. 23:10 y 11). Así,

Cristo tendría que resucitar en este día, para cumplir esta profecía y ser “las primicias de los que duer-

men” (1 Cor. 15:20 y 23).

2ª – Jesús Cristo necesitaba pasar el Sábado de la redención descansando de Su obra redentora, como lo

hiciera en el Sábado de la creación, para confirmarlo eternamente como el día de reposo para todos los

cristianos. Por eso es que Jesús no podría morir ni un lunes, martes, miércoles o domingo.

PRUEBAS ESCRITURÍSTICAS DE LA MUERTE DEL SEÑOR EL VIERNES, CONFORME EL

EVANGELISTA MARCOS – (Marcos 15:1-4)

Estos versos narran los últimos acontecimientos en la vida de Jesús. Fue Él crucificado a la hora tercera

(9:00h – v. 25) y murió a la hora novena (15:00h – v. 34).

Verso 42 = “Y, llegada la tarde, ... el día de la preparación, esto es, víspera del Sábado”.

Se nota claramente por esta escritura que Jesús murió el viernes, y Lucas, el médico gentil, lo define

cristalinamente, identificando el viernes (día de la preparación) como el día que antecede al Sábado se-

manal. Dice él:

Lucas 23:54 = “Y era el día de la preparación, y amanecía el Sábado”.

Colocándolo en palabras simples: el viernes es el día de la preparación, víspera del Sábado. La propia

palabra “preparación” quiere decir viernes (parasceve).

Pues bien, en este viernes fatídico, José de Arimatéa, uno de los ricos príncipes de Israel, fue a pedir el

cuerpo de Jesús a Pilatos, para sepultarlo. Mar. 15:43.

CONSIDERE:

Pág. 269

• ¿No es extraño que, si Jesús hubiese realmente muerto el miércoles, José sólo haya ido a pedir el

cuerpo del Maestro dos días después?

• ¿No estaría este cuerpo descompuesto, ya que sus carnes estaban heridas bajo el pesado cuerpo en

la cruz?

• ¿No habría sido una deshumanidad dejar el cuerpo del Señor expuesto a la intemperie y desalien-

to durante 48 horas?

• ¿Cuál sería la finalidad de dejar a Jesús dos días colgando del madero?

Preste atención ahora para la reacción de Pilatos al solicitar el cuerpo del Señor:

Verso 44 = “Y Pilatos se maravilló de que ya estuviese muerto...”

¿Por qué Pilatos se sorprendió de que Jesús ya hubiese muerto en aquel viernes? – Lógico, su admira-

ción se debía al hecho de que hacía algunas horas apenas Jesús había sido crucificado, y los supliciados

duraban en la cruz a veces de 2 a 7 días – vivos – pero Jesús, pobrecito, aún cuando era fuerte, después

de haber pasado por la agonía del Getsemaní, padecido azotes, murió de dilaceramiento del corazón,

por causa de los pecados del mundo. Por eso Jesús no duró mucho tiempo vivo (apenas de las 9 a las

15:00 hrs.), razón por la cual motivó la admiración del Gobernador.

Pilatos jamás se habría “maravillado” de la muerte de Jesús, caso ella hubiese ocurrido el miércoles y

José sólo hubiese pedido Su cuerpo el viernes; habrían transcurrido dos días, lo que era perfectamente

normal. Pilatos, sin embargo, para tener absoluta certeza de que Jesús había muerto, se certificó con su

jefe de la guardia, y después liberó el cuerpo (v. 45).

No hay por consiguiente ninguna razón plausible, para negar que el Señor haya muerto el viernes. La

tangente por donde salen los que no aceptan esta verdad cristalina es afirmar que este día de la prepara-

ción mencionado por los evangelistas no antecedió al Sábado del séptimo día de la semana, sino al sá-

bado ceremonial que fue la “pascua que se dio el jueves”, de la última semana de vida del Señor, antes

de Su muerte (Véase Doctrinal, págs. 151 y 152 – Iglesia Adventista de la Promesa). ¿Será que fue así?

– ¡No! La Biblia aclara.

Marcos 16:1 = “y, pasado el Sábado, María Magdalena, y María, madre de Santiago y Salomé, compra-

ron aromas para ir a ungirlo”.

Si Jesús hubiese muerto el jueves, habría una tremenda contradicción en la secuencia evangelística,

pues dice el verso 2:

Marcos 16:2 = “Y, en el primer día de la semana, fueron al sepulcro, temprano, al nacer el Sol”.

Otra vez está claramente identificado que se trata del Sábado del séptimo día de la semana, el día que

viene después del viernes, pues afirma Marcos: “...pasado el Sábado (v. 1), surgió el primer día de la

semana (v. 2)”.

Aplicada esta escritura a la creencia de que la pascua se dio el jueves, llegaremos al siguiente panora-

ma:

MIÉRCOLES • Día de la muerte del Señor.

• Día de la preparación (?!)

JUEVES • Día de la pascua (¡¿sábado ceremonial?!)

VIERNES • Este día tendrá que ser transformado en el primer día de la semana, pues dicen los

evangelistas que aquella tarde del día de la muerte de Jesús era el día de la preparación – víspera del

Sábado (Mar. 15:42; Luc. 23:54; Mat. 27:57; Juan 19:42). Y, pasado el Sábado – surgió – el primer día

de la semana – domingo (Mar. 16:1 y 2; Luc. 24:1; Mat. 28:1; Juan 20:1).

EVIDENTE: En el lenguaje de los hermanos de la Iglesia Adventista de la Promesa, si el jueves fue la

pascua (sábado ceremonial), el miércoles tendría que ser la preparación, y el viernes ... (??!!) Esto

prueba que Jesús no murió el miércoles.

Finalizando esta maratón en el evangelio de Marcos, él finaliza con esta joya de verdad:

Pág. 270

Marcos 16:9 = “Y Jesús, habiendo resucitado en la mañana del primer día de la semana, apareció pri-

meramente a María Magdalena, de la cual había expulsado siete demonios”.

Este texto tremendamente claro en la definición del día de la resurrección del Señor, fue alterado por

los hermanos promesistas que colocan la coma después de la palabra resucitado. (“Y Jesús habiendo re-

sucitado, en la mañana del primer día de la semana apareció primeramente a María Magdalena ...”).

Se desfigura así la Escritura para sustentar una doctrina que no tiene fundamento sólido, ni apoyo bíbli-

co, porque está firmada apenas sobre un texto aislado.

SEGÚN EL TESTIMONIO DE LUCAS –– (Lucas 23:33-49)

Nuevamente son narrados los últimos acontecimientos de la vida del Maestro. Después de muerto, Je-

sús fue retirado de la cruz (v. 53); “Y era el día de la preparación (viernes) y amanecía el Sábado.” (v.

54). Lucas define cristalinamente que el día que antecede al Sábado es el viernes (día de la prepara-

ción), “conforme el mandamiento” (v. 56). ¡Vea cómo es claro! ¿Qué mandamiento? – ¡Moral, y no

ceremonial!

Jesús murió y fue retirado de la cruz el viernes. Fue colocado en el sepulcro también en ese día (v. 55),

después los discípulos prepararon los ingredientes para el embalsamamiento del cuerpo y descansaron

en el Sábado (v.56). En el primer día de la semana bien temprano, fueron las discípulas al sepulcro

(Luc. 24:1). Dos ángeles aparecieron y les recordaron las palabras de Jesús que resucitaría al tercer día

(Luc. 24:7).

Otros dos discípulos, en este mismo PRIMER DÍA de la semana (Luc. 24:13), se dirigían para Emaús,

y, en el trayecto, desconsolados, se acordaron de los acontecimientos del viernes recién pasado, cuando

el propio Jesús se les aparece (Luc. 24:15) y los interpela sin que ellos Lo reconozcan (Luc. 24:16-17).

Entonces los discípulos le relatan al viajante (Jesús) los acontecimientos del Calvario (Luc. 24:19-20),

finalizando con esta aclaradora declaración:

Lucas 24:21 = “Y nosotros esperábamos que fuese Él el que redimiese a Israel; pero ahora, sobre todo

eso, ya es HOY el tercer día desde que esas cosas sucedieron”.

OBSERVE:

DOMINGO – 3º Día (“ ... que esas cosas sucedieron ...”)

SÁBADO – 2º Día

VIERNES – 1º Día – Muerte de Jesús

Jesús, entonces, identificándose los confortó con palabras mesiánicas y proféticas (Luc. 24:31-49). Para

aclarar las dudas, vamos a destacar este verso:

Lucas 24:46 = “... convenía que Cristo padeciese, y al tercer día (domingo - primer día de la semana)

resucitase de los muertos”.

Vea, tercer día, y no “tres días y tres noches”. ¡Todo claro! ¡Todo cierto! Ahora, imagine, si hubiese

muerto Jesús el miércoles, el cuadro sería este:

CORRECTO ERRADO

DOMINGO 3º Día 4º Día

SÁBADO 2º Día 3º Día

VIERNES 1º Día 2º Día

JUEVES ? 1º Día

MIÉRCOLES ? ?

Pág. 271

Si Jesús hubiese resucitado el Sábado, el discípulo habría errado al decir: “Es ya hoy el tercer día...”,

pues en realidad sería entonces – el domingo – el 4º día, y no el 3º, “desde que esas cosas (suplicio del

Salvador) sucedieron”, y peor aún, para ser verídica esta hipótesis, el Señor tendría que haber muerto el

jueves (?!).

SEGÚN EL TESTIMONIO DE MATEO — (Mateo 27:32-56)

Estos versos narran las escenas finales de la crucifixión.

Murió Jesús a la hora novena (15:00 horas, v. 45,46,50). Era viernes. Y luego después de Su muerte,

antes que el Sol se pusiese, José fue a pedir el cuerpo a Pilatos para sepultarlo en su tumba (v. 57-58).

Ahora el aclaramiento cristalino:

Verso 62 = “Y al día siguiente, que es el día después de la preparación, se reunieron los príncipes de

los sacerdotes y los fariseos en casa de Pilatos”.

MIRE BIEN:

• “Día siguiente” – (Sábado, pues el óbito se dio el viernes).

• “Que es el día después de la preparación” – (Sábado, es el único día que viene luego después del

viernes, que siempre fue y será el día de preparación bíblico).

Mateo se sirve de una circunlocución (rodeo de palabras) para dejar bien claro y patente que Jesús mu-

rió el viernes. Después de muerto, los ánimos no se serenaron. Los sacerdotes se reunieron el Sábado

con el Gobernador, recelosos de la resurrección de Cristo (v. 63-64) que se daría, sin dudas, conforme

la profecía, en el tercer día (domingo), lo que ocurrió de hecho. Mateo 28:1.

NO SE OLVIDE: El viernes, hasta hoy, es conocido bíblicamente como el día de la preparación para el

santo Sábado del séptimo día de la semana.

RESUMEN

VIERNES • Muere Jesús Cristo a las 15:00 horas.

SÁBADO • Jesús descansa en el sepulcro, de Su obra de redención.

• Sacerdotes traman boicotear Su resurrección.

DOMINGO • Resurrección. Victoria.

Como usted puede comprobar, y con claridad: Tres días del calendario. Profecía cumplida. ¡Aleluya!

SEGÚN EL TESTIMONIO DE JUAN — (Juan 19:17-42)

Este evangelista, en forma clara e incisiva, establece el día de la muerte de Jesús el viernes, como tam-

bién identifica que la pascua fue el Sábado, en aquella última semana del ministerio de Jesús. Vamos a

leer:

Juan 19:14 = “Y era la preparación de la pascua, y casi a la hora sexta (*); y dijo a los judíos: He aquí

vuestro Rey”.

Ahora, si los acontecimientos que culminaron con la muerte de Jesús fueron el viernes, y Su óbito se

dio también el viernes, y este día era la preparación de la pascua, lógicamente la pascua se dio el Sába-

do del séptimo día de la semana. Sino, vea lo que dice Juan 19:

Versos 17-27 = narran las escenas de la crucifixión;

Verso 30 = focaliza la muerte de Jesús;

Y el verso 31 dice:

Pág. 272

“Los judíos, pues, para que el Sábado no quedasen los cuerpos en la cruz, ya que era la preparación

(pues era GRANDE aquel día de Sábado), le rogaron a Pilatos que se les quebrasen las piernas, y fue-

sen sacados”.

Claridad mayor no puede haber. ¿Por qué era “GRANDE” aquel Sábado, después de la muerte del Se-

ñor, a punto de llamar la atención del evangelista en su registro?

– Porque en esta semana, la de la muerte de Cristo, la pascua coincidió que cayó en el Sábado del sép-

timo día de la semana, y no el jueves. Así, el Sábado ceremonial ocurrió en un Sábado moral.

El cordero de la pascua era muerto en el día 14 y comido en el día 15 de Nisan (Éxo. 12: 6-10). El cor-

dero pascual fue muerto el viernes (día 14), y comido el Sábado (día 15), de la última semana ministe-

rial de Jesús. Por eso Jesús jamás podría morir en otro día que no fuese el viernes.

Juan 19:42 = “Allí pues (por causa de la preparación de los judíos, y por estar cerca aquel sepulcro),

pusieron a Jesús”.

– ¿Por causa de qué? – ¡DE LA PREPARACIÓN!

Ahora, ahí está más que claro – VIERNES – es el día de preparación de los judíos hasta el día de hoy.

Este vocablo – preparación – identifica SIEMPRE el día siguiente que es el Sábado moral y nunca ce-

remonial.

(*) Equivalente a 12:00 hrs. del sistema palestino de contar el tiempo. Juan fue el único de los evange-

listas que empleó el sistema romano de contar el tiempo, pues escribió en su evangelio, “en la última

década del primer siglo, cuando las costumbres de los conquistadores (romanos) se imponían en las

áreas conquistadas”.

Recapitulando. Los evangelistas confirman:

• ¡Jesús tendría que morir! ¡Y murió!

• ¡Tendría que resucitar al tercer día! ¡Y resucitó!

Jesús entonces murió el viernes. ¿Por qué negarlo?

Por eso, las 72 horas completas, sin un minuto más o menos, es una exigencia que no debe prosperar,

porque no tiene respaldo en los evangelios, y es apenas, un texto aislado.

Esta expresión “tres días y tres noches”, tenía para los orientales, especialmente de los tiempos de Je-

sús, un significado diferente que para los occidentales. Específicamente los palestinos usaban el “conta-

je inclusivo” para contar el tiempo, y, este “incluía el día (o el año) inicial, así como el día (o el año) fi-

nal; sin considerar cuán pequeña, fuese la fracción del día iniciante o el que lo terminase” – Atalaya,

04/81, pág. 11.

EJEMPLO: un niño nacido en el día 15 de diciembre de 1995, al llegar el día 31 de diciembre de 1995,

para los judíos tendría un año y no quince días; y a partir del día 1º de enero, ya contaba con dos años.

“La manera de contar el tiempo empleada en la Biblia es llamada contaje inclusiva, que considera tanto

la primera como la última unidad de tiempo incluidos en el período. Este sistema era también usado por

otras naciones, como se puede ver a través de documentos. Una inscripción egipcia que registra la

muerte de una sacerdotisa en el cuarto día del 12º mes, relata que el sucesor llegó en el 15º día, cuando

se habían pasado 12 días. Es evidente que, por nuestra manera de contar, diríamos que los doce días,

pasados a partir del 4º día, llegarían a la fecha de 16”. – The Seventh-Day Adventist Bible Commen-

tary, Vol. II, pág. 136. Énfasis míos.

Pág. 273

Arnaldo B. Christianini, en su libro “El Ídolo del Miércoles”, presenta una enormidad de ejemplos de

contaje inclusiva en la Biblia. Extraeremos de allí, apenas dos, para aclarar al hermano lo que es contaje

inclusiva. Están en las páginas 17 y 21.

“El bebé israelita era circuncidado cuando tuviese ‘ocho días’ de edad, según leemos en Génesis 17:12.

Sin embargo, la circuncisión ocurriría ‘en el octavo día’ (Lev. 12:3), o mejor ‘al octavo día’ (Luc. 1:

59). Es evidente, es indesmentible, que el octavo día se incluía en el contaje. El octavo día era parte in-

tegrante del período de ocho días, simplemente porque el contaje bíblico es inclusivo, y no occidental,

como lo usamos hoy.

“En la descripción del episodio de la enfermedad, muerte y resurrección de Lázaro, tenemos más una

prueba de contaje inclusiva y para eso basta un simple cotejo de versículos:

“Juan 10:40; 11:3 – Jesús estaba en Betania... aldea de Marta y María...Esas mujeres le enviaron un

emisario para avisarle a

Jesús de la enfermedad de Lázaro. El emisario gastó un día para ir allá, y en esa ocasión Lázaro ya ha-

bía muerto.

“Juan 11:6 – Jesús deliberadamente decide demorarse allí dos días más.

“Juan 11:7 – Decidió Jesús volver a Judéa, y en eso gastó un día de viaje, completando cuatro días, y

llegó en el cuarto día.

“Ahora lo más importante. En Juan 11:39 leemos la expresión de María: ‘Es ya de cuatro días.’ Sin

embargo, en el original griego está: “ya es del cuarto día”.

“Es conclusiva la expresión ‘es ya del cuarto día’. Tan lógica que el propio Taylor, así la tradujo y co-

mentó:

‘Es cadáver de cuatro días. El ‘del cuarto día’. El viaje de quien trajo el recado sobre la enfermedad de

Lázaro llevó un día. La vuelta de Jesús gastó otro día. El Maestro se demoró dos días antes de partir’.

“Resumiendo: en el ‘cuarto día’ Jesús constató que Lázaro falleciera hacía ‘cuatro días’ (v. 17). Era el

contaje inclusivo, en uso en el Oriente. Necesariamente el cuarto día estaba incluido en el período”. Én-

fasis míos.

Retirada pues la dificultad para entender el contaje de tiempo bíblico, nos resta ver patentada la armo-

nía de los evangelios, que confirma con claridad absoluta la muerte de Jesús el viernes y Su resurrec-

ción el domingo, satisfaciendo plenamente lo que dicen las Escrituras.

VIERNES – Muerte de Jesús – (pasó parte de ese día en la sepultura).

SÁBADO – Descansó – (pasó todo ese día en la sepultura).

DOMINGO – Resucitó – (pasó parte de ese día en la sepultura).

Tres Días – (Mar. 8:31; 14:58. Mat. 26:61; 27:40, 63. Juan 2:19. Mar. 15:29). ¡Claro, clarísimo! Tres

días del calendario.

Vale resaltar aquí la perpetuidad y santidad del Sábado, pues en ese día, sí, Jesús pasó sus veinte y cua-

tro horas con todos sus minutos y segundos descansando de Su obra redentora.

El “contaje inclusivo”, que fue el contaje de tiempo de los días de Jesús, como vimos, indicaba que dos

días pueden ser un día y medio, o un día y parte de otro, etc. Por eso nadie debe exigir que los “tres días

y tres noches” mencionados por Mateo deban ser rigurosamente setenta y dos horas exactas.

Mi hermano, mi querida hermana, no haga de la señal de Jonás, un “caballo de batalla”, que le robe la

capacidad de distinguir las cosas simples de Dios. La señal de Jonás debe ser aplicada honestamente,

como una representación de la muerte de Jesús, en sus fases maravillosas (Creación y Redención), pues

los evangelistas así lo creían y la describieron, pero no se perdieron en minucias de minutos y segundos.

Dicen ellos:

Pág. 274

Lucas 11:30 – Jonás fue señal para los ninivitas.

Mateo 16:4 – Jonás sería señal para la generación de Jesús.

Mateo 12:39 – No sería dada otra señal, sino la de Jonás.

Mi amado, la señal de Jonás no son los minutos y segundos, y sí el acontecimiento, porque realmente la

experiencia de este profeta fue cercada por acontecimientos fantásticos del poder y de la misericordia

de Dios. Así como le Dios ordenó al gran pez para que lo lanzara a tierra, le ordenó a la sepultura de-

volver a la vida al donador de ella. Jesús y Jonás descendieron al “infierno”. Ambos escaparon de él

victoriosamente.

“Así como Jonás escapara de la muerte para predicar a los ninivitas el mensaje de arrepentimiento y

salvación, del mismo modo Cristo, a través de Su resurrección, llevaría a todos los que Lo aceptasen la

salvación” – Atalaya, 04/81, pág. 10.

En esto aquí se debe dar la debida atención como la gran señal de Jonás, y no a los minutitos que nadie

puede probar fueron observados rigurosamente en el seno de la tierra. Acuérdense, que pedir una señal

era una costumbre judía. 1 Cor. 1:22.

DETALLES

Otra interesante señal de Jonás, está en los cuatro capítulos del libro que lleva su nombre. En el primer

capítulo Jonás – corrió lejos de Dios. En el segundo Jonás – corrió hacia Dios. En el tercero Jonás – co-

rrió con Dios. En el cuarto Jonás – corrió adelante de Dios.

Mi querido hermano, preciosa hermana, si usted toma al pie de la letra este texto aislado de los “tres

días y tres noches”, deberá hacerlo también para otros textos aislados de la Escritura, como por ejem-

plo: Marcos 9:43. Lea.

• Usted cree en la literalidad de este texto?

• Usted cree que los pecadores quedarán eternamente quemándose?

• Y el gran pez, puede engullir un hombre?

Por favor, eviten correr adelante de Dios, porque contaje, cálculo o cómputo inclusivo, indica que:

• Cualquier fracción de un día era contada como un día completo.

• Cualquier fracción de un año era contada como un año completo.

En el Japón, hasta el fin de la segunda guerra mundial, se empleaba este método. Este es el método del

ejemplo del niño nacido el 15 de diciembre, ¿se acuerda? Que el Todo Poderoso Dios lo bendiga rica-

mente. ¡Gloria a Dios!

CAPÍTULO 30 - ¿2300 o 1150 DÍAS? ¡JEHOVÁ RESPONDE!

El folleto “Las Dos Mil y Trescientas Tardes y Mañanas”, del Pastor Genésio Mendes, de la Iglesia Ad-

ventista de la Promesa, dice en la página 5 para consultar la “Biblia Católica de los Frailes Benedicti-

nos”, con la intención de abonar su doctrina de Daniel 8:14, de que son 1.150 días. Él hace referencia

a 1 Macabeos 1:45-47. (Pág. 6 del folleto).

Bien, no creo que sea correcto extraer una doctrina basándose en libros apócrifos. Esto es: Libros que

los cristianos no aceptan como inspirados, y que todas las iglesias cristianas rechazan. Macabeos es uno

de ellos.

Por eso, imagino que el Pastor Genésio se engaña en su doctrina de los 1.150 días, así como se equivo-

có al escribir en su folleto lo siguiente: “... la gentuza Adventista ... algunos con alas de pavo, empolle-

rados en los árboles, ciertamente para facilitar el vuelo, otros de ropas blancas, hechas por ellos mis-

mos, tal vez ... iban a volar para el Cielo, el 22 de Octubre de 1844”.

Pág. 275

¡Esto no sucedió! Fue probado y es reconocido por pastores idóneos, de diversas denominaciones, que

los mileritas (“gentuza Adventista”) no se lo tragaron de esa manera en ese fatídico día 22/10/1844 en

que aguardaban la vuelta de Jesús.

Por lo tanto, no se crea más en esta maldad a los desilusionados, pero sinceros mileritas. (Lea el capítu-

lo GUILLERMO MILLER PADRE DEL MOVIMIENTO DEL ADVENTO EN LOS EUA).

“La frase traducida por ‘días’ significa un período de 24 horas. La frase en hebraico es “ereb boqer”,

que significa literalmente: ‘tarde-mañana’.

Ese mismo conjunto de palabras es usado 22 veces en el Antiguo Testamento hebraico. Cuando la in-

tención es indicar un período de 24 horas, siempre aparece ‘tarde-mañana’ y nunca ‘mañana-tarde’... La

relación entre Daniel 8 y 9 revela que los 2.300 días son años e indica el punto de inicio del período.

La visión de Daniel 9 fue dada en el 538 a.C., 13 años después de la visión de Daniel 8 (551 a.C.).

Gabriel le dijo a Daniel que ‘setenta semanas’ (‘setenta sietes’, en hebraico), serían cortadas de los

2.300 días. Esos ‘setenta sietes’ deben referirse a 490 años, porque ellos deben llegar hasta el tiempo

del Mesías. Como 490 años no pueden ser sacados de 2.300 días literales, esos días deben ser símbolos

proféticos de 2.300 años”. Lección Nº 4 Esc. Sab., 3º Trim/96 p. 5, 24/07/96.

“La teoría de Antioco no tuvo un origen cristiano. Fue un pagano y enemigo del cristianismo llamado

Porfírio, conocido como ‘Sofista’ (que murió en el año 304 d.C.) el inventor de la teoría. Él la forjó con

la intención de desacreditar el libro de Daniel, y tratar de probar que aquel libro fue escrito después de

haber ocurrido los hechos apuntados por la profecía” Énfasis míos. A. B. Christianini, Revista Adven-

tista 04/73, pág. 7.

La gran profecía de Daniel 8:14, la mayor de la Biblia, ha sido especulada de la manera más psicodéli-

ca. De este folleto distribuido por la iglesia que apoya la muerte del Señor el miércoles, el escritor trata

de convencer que las siete tardes y siete mañanas de la creación, son catorce tardes y mañanas. Vamos a

conocer la verdad bíblica.

TARDE y MAÑANA Día Primero (2 Tardes-Mañanas) Gén. 1:5

TARDE y MAÑANA Día Segundo (2 Tardes-Mañanas) Gén. 1:8

TARDE y MAÑANA Día Tercero (2 Tardes-Mañanas) Gén. 1:13

TARDE y MAÑANA Día Cuarto (2 Tardes-Mañanas) Gén. 1:19

TARDE y MAÑANA Día Quinto (2 Tardes-Mañanas) Gén. 1:23

TARDE y MAÑANA Día Sexto (2 Tardes-Mañanas) Gén. 1:31

TARDE y MAÑANA Día Séptimo (2 Tardes-Mañanas) Gén. 2:2

7 + 7 = 14 Tardes-Mañanas ?! (¡Erradísimo!)

Pues bien, dentro de esta premisa (7 días = 14 tardes - mañanas), se transforman 2.300 tardes y maña-

nas, en 1.150 días, llevando al lector, no atento, a aceptar la teoría epifanista. (Quien desee disecar el

asunto, con riqueza de detalles, bastante documentación en una notable disertación, lea las Revistas

Adventistas de Marzo, Abril y Octubre de 1973, donde el Pastor Arnaldo Christianini tritura esta teo-

ría).

Bien, que la creación de todas las cosas se dio en seis días, ninguno de nosotros, cristianos, dudamos.

Que Dios descansó el Sábado y que el día es compuesto de una tarde y una mañana, también es irrecu-

sable, pero ... entender que siete tardes y siete mañanas, son catorce tardes y mañanas es como mínimo,

un sincero, para no decir sutil, descuido matemático.

Pág. 276

Si una tarde y una mañana componen un día de 24 horas, como enseña la Biblia, siete tardes y siete

mañanas son clarísimamente 7 días. Como catorce tardes y catorce mañanas son 14 días. De la misma

forma veinte y ocho tardes y veinte y ocho mañanas son 28 días. Y así sucesivamente.

ACLARANDO:

– “Cuarenta Días y Cuarenta noches” (Gén. 7:4,12. Éxo. 24:18. 1 Reyes 19:8. Mat. 4:2).

• ¿Son 20 días ?

• ¿Son 40 días ?

• ¿Son 40 o 80 tardes y mañanas?

Es evidente que son 40 días completos (ciclos de 24 horas), compuestos de cuarenta tardes y cuarenta

mañanas. Como estamos haciendo juntos, busquemos en la simplicidad de las Escrituras, esta ecuación

divina.

Una tarde y una mañana no pueden ser dos tardes y dos mañanas. Será siempre un día. Así siendo,

2.300 tardes y mañanas son 2.300 días literales, ciclos completos de 24 horas. Y más: como se trata de

tiempo profético, son entonces 2.300 años, porque en el estudio de la profecía un día equivale a un año.

Es la Biblia quien establece el día-año como “padrón para tiempo profético”. He aquí la prueba: “Cada

día representa un año...Cuarenta días te di, cada día por un año”. Núm. 14:34. Eze. 4: 6.

Delante de la contundencia del argumento bíblico, buscan una salida diciendo que “tarde y mañana”

significa holocaustos. ¿Será verdad? El Pastor Adventista Arnaldo Christianini, de grata memoria, nos

da, al respecto, esta luz:

• “En las citas ‘tarde y mañana’ del 1º capítulo de Génesis aún no había ni siquiera la idea de holo-

caustos, los cuales sólo aparecen posteriormente en el código levítico, y ninguna relación se puede esta-

blecer entre tarde y mañana y holocausto, y mucho menos tratar de designar ‘tarde y mañana’ como

unidad separada de un todo. Es contra la verdad, la exégesis, la lógica, el buen sentido y la razón.

• “Siempre que la Biblia se refiere a holocaustos de un día, ella los indica en orden inverso, esto es,

en vez de ‘tarde y mañana’, dice ‘holocausto de la mañana y de la tarde’, siempre incluyendo necesa-

riamente la palabra ‘holocausto’. Importante: viene siempre en primer lugar el holocausto de la mañana,

que era el más importante, continuo, y en segundo lugar el holocausto de la tarde. Leer. Éxo. 29:39.

Lev. 6: 20. Núm. 28: 4. 2 Crón. 2: 4; 31: 3. Esdras 3: 3. 2 Crón. 13: 11. etc.

• “El holocausto de la mañana, como se dijo, era el principal, continuo y su regularidad era absoluta

(Núm. 28: 23. Lev. 9: 17. Amós 4: 4, etc). Por lo tanto es precarísimo el argumento de que ‘tardes y

mañanas’ signifiquen holocaustos. No tiene la menor base, porque los holocaustos también se realiza-

ban en horas intermediarias”. – Revista Adventista, 04/73, pág. 7. Énfasis míos.

Tales argumentos por si sólo bastarían para los que sinceramente buscan la perfección en Cristo, sin

embargo le daremos la palabra al poderoso Jehová:

Daniel 8:26 = “La visión de la tarde y de la mañana ... se refiere a días aún muy distantes”.

¿Percibe? – Si el Creador dice “días”, ¿quién tendrá el coraje de decir “holocaustos”? ¿Quién se opon-

drá al Señor? Que no seamos nosotros, amados.

La última etapa de este estudio es el cumplimiento de esa profecía. El libro Doctrinal (manual de fe de

la Iglesia Adventista de la Promesa), dice en la página 146, que las 2.300 tardes y mañanas, que fueron

reducidas para 1.150 días (lo que no coincide con sus propias interpretaciones); no es exacta en los días,

en los números ni en los años (*), se cumplieron en 168/165 a.C., en la persona de Antioco Epifanio,

rey seléucida.

Pág. 277

CONFIRAMOS: Gracias a Dios ya sabemos que se trata de días, y no holocaustos. Que son 2.300 días

y no 1.150. Ahora, ¿cuándo se cumplirá esto? ¿En 168/165 a.C.?

Daniel 8:17 = “... porque la visión se realizará en el Fin del Tiempo”.

Daniel 8:19 = “... porque ella (la visión) se ejercerá en el determinado Tiempo del Fin”.

El libro de Daniel, como es sabido, estaba “sellado” desde el sexto siglo a.C. (Daniel 12:9). Y si está

sellado, entonces lo está. Solamente sería abierto en el Tiempo del Fin (Daniel 12:4, 9), y no puede ha-

ber dos tiempos del fin, o dos seléucidas (Antioco Epifanio) y el nuestro (siglo XX).

En la época de Antioco, el libro de Daniel estaba en el pergamino, y “sellado”, ya que, en esta ocasión

no le dieron especial atención ni la ciencia había sido multiplicada, como son las características exigi-

das en Daniel 12:4 y que ocurrirían matemáticamente en el Tiempo del Fin.

Querido hermano, si la Biblia afirma que el período profético de los 2.300 años tendría cumplimiento

en el Tiempo del Fin, ¿cómo pues se puede enseñar que se haya cumplido en el tiempo de los seléuci-

das? (168/165 a.C.). (De ese período serían sacados 490 años, ¿se acuerda? ¿Cómo se pueden sacar 490

años de 2.300 días?). ¡Peor será sacarlos de 1.150 días!

(*) “Dicen algunos que da 3 años y 10 días, lo que serían 1.105 días. No da 1.150 días de modo nin-

guno. El problema es el siguiente. Si se toma el año judaico de 360 días, sin admitir que hubiese habido

la inserción del 13º mes (el Ve-Adar) que se destinaba a corregir el tiempo de las estaciones y aproxi-

marse del año solar, entonces tendremos, de hecho, apenas 1.105 días. Pero nunca 1.150 que ‘serían’

los exigidos por la profecía de los epifanistas. Por otro lado, si se admite la insertación del 13º mes

(como se hacía, de cuando en cuando, obligatoriamente, en los calendarios lunares, y el judaico lo era),

entonces tendremos, quien sabe, 1.120 o 1.130 días. Si se toman los meses lunares que suman el año de

354 días, entonces dará menos aún... nunca dará 1.150 días. Siempre quedarán faltando días. Siempre.

Ni aún colocando todo esto en rompe cabezas, con amputaciones o añadiduras, se conseguirá el total

exacto de 1.150 días”. – Revista Adventista 03/73, A.B. Christianini.

Estar viviendo hoy (1999), es una prueba de que este cumplimiento está fallido. Y más, si fuese verdad,

Jesús no habría nacido y así nadie se salvaría. Jesús nació aproximadamente 200 años más tarde, y ya

estamos viviendo 2.000 años después y el fin aún no ha sucedido.

Lógicamente, jamás podría haber sido el “Tiempo del Fin”, la época de Antioco. Estas, pues, son las ra-

zones bíblicas, claras y evidentes. Con sinceridad no dudo que el “Tiempo del Fin”, o el “Determinado

Tiempo del Fin”, comenzó en el siglo pasado, cuando se dieron el cumplimiento de las grandes señales

precursoras de la vuelta de Jesús (Joel 2:30, 31. Isaías 13:10. Amós 8:9. Mateo 24: 6-8, 11, 24, 29. Lu-

cas 21: 9-11, 25, 26), corroborando con el gran avance tecnológico y científico. Daniel 12: 4.

¿No es por consiguiente, más razonable, lógico y correcto, aceptar que el cumplimiento de los 2.300

años haya sido en 1844 (lea el capítulo 31, en la pág. 411), cuando de hecho, tal fecha está dentro del

contexto del final de todas las cosas? La ciencia, los medios de comunicación y los propios pueblos,

nos indican que estamos viviendo en los “Tiempos del Fin”.

CAPÍTULO 31 - DIOS SÓLO TIENE UNA IGLESIA — La Esposa del Cordero.-

“Entrad por la puerta estrecha; porque larga es la puerta, y espacioso el camino que conduce a la perdi-

ción, y muchos son los que entran por ella”. Mateo 7:13 (Aproveche, lea también los versos 21-23).

EL CAMINO DE LA ESPOSA DEL CORDERO ES MUY ESTRECHO

Pág. 278

CAMINO ESTRECHO CAMINO ANCHO

Obediencia a la Ley de Dios – Éxo. 20: 1-17 Abolida

Santificación del Sábado – Éxo. 20: 8-11 Domingo

– Mat. 24: 20

Reforma de Salud – Lev. 11. Deut. 14

– 1 Cor 3:16-17

ABDICACIÓN DE:

Café, Coca-Cola, Pepsi-Cola, Carne, Prietas, y Grasa de Cerdo, Mortadela, Salame, Jamón, Carry, Siri,

Camarón, Langosta, Cangrejo, Mejillón, Pimienta, Picles, Pantalones Largos Femeninos, Aros, Bro-

ches, Cordones, Pulseras, Anillos, Juegos de Suerte, Loterías, Dama, Ajedrez, Juegos de Naipes, Es-

malte, Rouge, Cinema, Teatro, Boates, Bailes, Música Pop, Rock, Reggae, Funk, etc. etc.

El ideal de Dios, por sobre todo, es que tengamos buena salud. Por eso, hermanos, matemos la sed con

agua pura o jugo natural de frutas. Fuera con las bebidas artificiales, las anilinas, azúcares refinados,

aromatizantes y otras drogas artificiales. Comamos sólo lo que preservará nuestro vigor y vivamos en la

pureza de un testimonio fiel.

En el mundo existen más de cuatro mil religiones que se nombran por el Nombre de Cristo. Todas

reivindican ser cristianas, y dicen que tienen la Verdad, y que son iglesias de Dios. Reiteradas veces ya

me preguntaron: ¿Por qué, si Dios es uno sólo, existen tantas iglesias y denominaciones? Tendremos

que concluir: O Dios está equivocado, o está equivocada la iglesia. Lo cierto sin embargo es que Cristo

de hecho tiene una iglesia en la Tierra, fiel y verdadera.

“Sola Scriptura. Sola Scriptura”, decía Lutero cuando defendía la verdad que creía. De la misma mane-

ra le digo: Sólo la Escritura Sagrada tiene la respuesta. Consultémosla:

Efésios 4: 4-5. 1 Timoteo 2:5. Hechos 4:12.

“Hay un sólo cuerpo y un sólo Espíritu, como también fuisteis llamados en una sola esperanza de vues-

tra vocación. Un sólo Señor, una sola fe, un sólo bautismo... un sólo Dios, y un sólo Mediador... un sólo

Salvador”.

Evidentemente, si existe un sólo Dios, un sólo Espíritu, un sólo Cristo, un sólo Mediador, un sólo Sal-

vador, una sólo Esperanza, un sólo cuerpo, una sola fe, un sólo bautismo, un sólo Señor, cierto, lógico y

racional es que haya también una sola iglesia. Eso es un raciocinio coherente.

Le ilustro el asunto: en el mundo existen miles de mujeres, pero, una sola es la esposa del hermano que

está leyendo este libro ahora, siendo usted casado, ¿no es así? De la misma manera existen miles de

iglesias, con sus formas de doctrinas y liturgias, pero una sola es la esposa del Cordero – la iglesia ver-

dadera, no se olvide. Escuche, que lindo:

Sofonías 3:12 = “Pero dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre; y ellos confiarán en el Nombre

del Señor”.

Es clara la palabra profética. Dios dejaría apenas un pueblo (Su iglesia) y no quinientos, mil, cuatro mil

pueblos, como vemos en la actualidad.

El libro Cantares de Salomón, es llamado el libro del idilio. Idilio es una relación de profundo y puro

amor entre dos personas. En él encontramos esto:

Pág. 279

Cantares 6:8-9 = “Sesenta son las reinas, y ochenta las concubinas, y las vírgenes sin número. Pero una

sola es mi paloma. A mi inmaculada, la única de su madre, es la más querida de aquella que la dio a

luz; viéndola, las hijas le llamarán bienaventurada, las reinas y las concubinas la alabarán”.

Observe lo que dice la Biblia: son muchas las reinas y concubinas y sin número las vírgenes (esto es el

paralelo entre las muchas iglesias y sus ramificaciones), “pero, UNA sola es Mi paloma”, afirma el Se-

ñor, o sea, la inmaculada esposa del Cordero. En estas palabras cariñosas, el predicador presenta la re-

lación de Cristo y Su amada iglesia.

Está, pues, claro, que la Biblia garantiza que Dios tiene apenas un pueblo, una sola iglesia. Y el apóstol

Pablo, a su vez, establece otro paralelismo entre la iglesia y Cristo, y la mujer y el marido, vea:

Efésios 5:22-25, 32 = “Vosotros, mujeres, sujetáos a vuestros maridos, como al Señor; porque el mari-

do es el cabeza dela mujer, como también Cristo es la cabeza de la iglesia; siendo Él mismo el Salvador

del cuerpo. De suerte que, así como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las mujeres sean en todo

sujetas a sus maridos. Vosotros, maridos, amad vuestras mujeres, como también Cristo amó a Su igle-

sia, y a Si mismo se entregó por ella... Grande es este misterio: sin embargo, yo me refiero a Cristo y a

la iglesia”.

La narrativa demuestra el cuidado del esposo con su esposa; debe amarla, respetarla, celar y cuidar por

ella, así como Cristo amó y Se entregó por Su iglesia. Pablo evidencia con claridad que la analogía he-

cha es para demostrar que abordó la relación de Cristo con Su iglesia.

Pues bien, si el hermano es casado, sabe que al constituirse un hogar, al entrar en unión matrimonial, es

necesario que haya un pacto delante del civil, de la iglesia, del ministro, y solemnemente existe aquel

intercambio de anillo, cuando entonces uno le promete al otro amor y fidelidad para siempre. Cualquier

persona casada firmó este pacto y oyó las palabras: “Lo que Dios juntó no lo separe el hombre” (Mateo

19:6), porque este pacto debe ser eterno.

Semejantemente, al casarse Jesús con Su iglesia inmaculada, lo hizo por sublime y eterno amor, y con

ella firmó un pacto eterno, así como le dio un “anillo”. Si, hermano, la iglesia de Dios también tiene un

“anillo”, dado por el Esposo Celestial. Es este:

Deuteronomio 4:12-13 = “Entonces el Señor os habló del medio del fuego; la voz de las palabras oís-

teis, sin embargo, fuera de la voz, no visteis semejanza ninguna. Entonces os anunció Él Su alianza, que

os prescribió, los Diez Mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra”. (En portugués, alianza

también quiere decir anillo).

Esta es la “alianza” eterna de la iglesia de Cristo, Su esposa inmaculada – los Diez Mandamientos. Dios

la creó, confirmó, ratificó y garantizó:

Salmo 89:34 = “No violaré Mi alianza, ni modificaré lo que Mis labios profirieron”.

Por lo tanto, es un pacto eterno, que será eternamente cumplido por el Esposo Celestial. ¿Será también

cumplido por el hombre? Esta pregunta sólo usted y yo podemos responderla, nadie mas. Dios garanti-

za no violar Su alianza.

Bien, ciertamente usted ya oyó a alguien decir que Cristo vino alterar, revocar, quebrar, modificar esta

eterna alianza. ¿Será eso verdad? ¡No! La Biblia, lo prueba, vea:

Mateo 5:17-18 = “No cuidéis que vine a destruir la Ley (alianza eterna) o los profetas: no vine a abro-

gar, sino a cumplir. Porque en verdad os digo que, hasta que el Cielo y la Tierra pasen, ni una jota o un

tilde se omitirá de la Ley (alianza eterna), sin que todo sea cumplido”.

Pág. 280

Mire para el Cielo, mi querido hermano, pise en el piso, si aún están en el mismo lugar, y sepa, que los

Diez mandamientos permanecen, también, así como la alianza eterna de la Iglesia del Cordero.

Cristo confirmó la perpetuidad, inmutabilidad, durabilidad y santidad de la Ley. De eso debemos com-

prender que la alianza de Dios con Su iglesia, es eterna e inmutable, jamás podrá ser anulada.

Imagine usted, mi hermano, siendo casado, tiene una única esposa, como es lo correcto. Entremedio,

surge otra mujer diciéndose su esposa y va al juez a cobrar los derechos de esposa. Ciertamente el Juez

le pedirá a esa mujer sus documentos, y el certificado de casamiento. Con certeza el Juez le pedirá la

alianza del pacto hecho en el día del casamiento. Lógicamente, si esta señora no presenta las credencia-

les exigidas, ciertamente ella perdió el equilibrio, y el Juez dirá: ¡es mentirosa!

La gran verdad bíblica, y que muchos cristianos no imaginan, es que el Juez de toda la Tierra, semejan-

temente le dirá a los que se encuentran en la misma condición, palabras semejantes, vea:

1 Juan 2:3-4 = “Y en esto sabemos que Lo conocemos: si guardamos Sus mandamientos. Aquel que

dice: Yo Lo conozco y no guarda Sus mandamientos, es MENTIROSO, y en él no está la verdad”.

Dios llamará a juicio a aquella que se dice Su iglesia, que pretende tener la Verdad y se dice esposa del

Cordero. Y le preguntará:

“¿DÓNDE ESTÁ MI ALIANZA? ¿LA HAS GUARDADO?”

Dirá abiertamente ser mentirosa, si ha quebrado Su alianza, los Diez Mandamientos. Escuche que pala-

bra dura profirió el Señor Jesús – El Esposo Celestial:

Mateo 7:21-23 = “No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! Entrará en el Reino de los Cielos, sino aquel

que hace la voluntad de Mi Padre, que está en los Cielos. Muchos me dirán en aquel día (el día de la

vuelta de Jesús): Señor, Señor, ¿no profetizamos nosotros en Tu Nombre? ¿En Tu Nombre no expul-

samos demonios? ¿Y en Tu Nombre no hicimos muchas maravillas? Y entonces les diré abiertamente:

Nunca os conocí; apartáos de Mi, vosotros que practicáis la iniquidad”.

Amado hermano, esto es lo mismo que el Señor diga: Apartáos de Mi, vosotros que pretendéis tener la

Verdad. Si, dirá el Juez de toda la Tierra, llamándola iglesia mentirosa.

Positivamente, relata la Biblia, que solamente existe una esposa del Cordero, que es la única y verdade-

ra iglesia; y las Escrituras son claras al definirla, así:

Romanos 9:27 = “También Isaías clamaba acerca de Israel: Aunque el número de los hijos de Israel sea

como la arena del mar, el remanente es el que será salvo”.

El diccionario define remanente como: Un resto. Simplificando, le digo: envolviendo el mundo, como

la arena del mar, cristianos de miles de iglesias, tienen en sus manos la Biblia, predican a Cristo, dicen

amarlo, y creo en esta sinceridad, pero nadie sólo por eso puede garantizar el Cielo.

La Biblia asegura: “Muchos son llamados, pero pocos son los escogidos” (Mat. 20:16). También decla-

ra que “los demonios creen y estremecen” (Santiago 2:19). Por lo tanto, el título de creyente no puede

asegurarnos el paraíso.

De esta forma, sabiendo que sólo el remanente será salvo, asume para nosotros que, hacer parte de él,

debe exigir alguna renuncia y clara decisión de nuestra parte. Es preciso esfuerzo y determinación para

hacer parte del remanente, sobretodo cuando la propia Biblia define quien es él, vea:

Pág. 281

Apocalipsis 12:17 = “Y el dragón (Satanás) se airó contra la mujer (iglesia), y fue a hacer guerra al res-

to de su simiente (he aquí el remanente), los que guardan los Mandamientos de Dios, y tienen el Tes-

timonio de Jesús Cristo”.

Apocalipsis 14:12 = “Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los Mandamien-

tos de Dios (Alianza Eterna) y la fe de Jesús”.

Si, hermano, el celo y el amor me llevan a decirle: He aquí delante de usted la esposa del Cordero, la

única verdadera iglesia que tiene Su “alianza”.

Cuando Jesús vuelva, Él buscará la iglesia que tiene la fe, perseverancia (en medio a la persecución y

difamaciones), y guarda la Ley de Dios, esto es: Su alianza eterna.

Mi amado, cuando le digan que otros mandamientos fueron dados como substituto de esta alianza eter-

na, ¡dude! Vaya a la Biblia, compare con otros textos pues la Verdad aflorará para usted, como la luz

brillante de la aurora.

Es mi deber mostrarle los hechos de la Biblia que por acaso usted desconozca. Por eso, y por un pro-

fundo amor y celo por usted, apelo: Verifique si su iglesia tiene la alianza de Dios. Sino, atienda el con-

sejo de Jesús: “...Sale de ella, pueblo Mío...” Apoc. 18:4.

Muchos afirman: “Nadie guarda los Diez Mandamientos”. Y por eso, sólo por eso, nada hacen para

guardar el Sábado. Hay sin embargo una gran diferencia entre los que están en el poder de Dios, esfor-

zándose por observarlo, y los que no hacen ningún esfuerzo, porque decidieron que “nadie lo guarda”.

COMPRUEBE USTED: Si quiere ser perfecto, “como vuestro Padre que está en el Cielo” (Mat. 5:48),

coloque su voluntad en el altar de Dios. Suba al Calvario con Cristo. Vaya al Getsemaní y contemple el

Salvador sufriendo para no transgredir la voluntad del Padre. Escúchelo: “Padre, no sea como Yo quie-

ro, sino como Tu quieres”. Mateo 26:39.

CAPÍTULO 32 - GUILLERMO MILLER – Padre del Movimiento del Advento en los EUA.-

“La línea ‘numerada’ representa el período completo de los 2.300 días-años, el mayor período profético

mencionado en la Biblia. Comenzando el 457 antes de Cristo, cuando fue emitido el decreto para res-

taurar y construir Jerusalén (Esd. 7:11-26; Dan. 9:25), se cuentan siete semanas (49 años), para indicar-

se el tiempo empleado en la obra de la restauración. Estas siete semanas son, sin embargo, parte de las

sesenta y nueve semanas (483 años) que debían extenderse hasta el Mesías, el Ungido. Cristo fue ungi-

do en el año 27 de nuestra era, por ocasión de Su bautismo (Mat. 3:13-17; Hechos 10:38). En la mitad

de la septuagésima semana (año 31), Cristo fue crucificado, o ‘desarraigado’, lo que determinó el tiem-

po en que los sacrificios y oblaciones del santuario terrestre deberían cesar (Dan. 9:26 y 27). Los tres y

medio años restantes de esta semana llegan al año 34, o al apedreamiento de Esteban, y la gran persecu-

ción de la Iglesia de Jerusalén que se siguió (Hechos 7:59; 8:1). Esto fija el final de las setenta semanas,

o 490 años, concedidos al pueblo judío.

“Ahora, las setenta semanas hacen parte de los 2.300 días; y como ellas llegan hasta el año 34, los res-

tantes 1.810 años del período de 2.300 días-años deben alcanzar el año 1.844, en que la obra del juicio,

o purificación del santuario celestial, debía comenzar (Apoc. 14:6 y 7). Por este tiempo comenzaron los

investigadores de la Palabra de Dios a tener comprensión especial de todo el asunto del santuario y de

la obra sacerdotal o mediadora que Cristo en él ejecuta.

“Cuatro grandes eventos se encuentran, por lo tanto, localizados por este gran período profético; el pri-

mer advento de Cristo, Su crucifixión, el rechazo del pueblo judío como nación, y el inicio de la obra

del juicio final”. – Estudios Bíblicos, pág. 205.

Pág. 282

Guillermo Miller era el más viejo de los dieciséis hijos de un soldado de la guerra revolucionaria ame-

ricana. Nació el 15 de Febrero de 1782. Vivía en una región de Nueva York, al sur del Lago Champlain,

en el distrito de Low Hampton. Se casó en 1803 con la Srta. Lucia Smith. Fue alcalde, juez de paz y

cheriff comisionado. Cansado de la política, resolvió hacer carrera militar. Cuando entró en el ejército,

se anunciaba la guerra de 1812. “Recibió el puesto de teniente de milicia en 1810, pasó a capitán de los

voluntarios, al comenzar la guerra, y poco más tarde ingresó en el ejército regular con el puesto de pri-

mer teniente”. – Fundadores del Mensaje, Everetti Dic, pág. 17.

El abuelo de Miller, Phelps, y su tío, Eliú Miller, eran Pastores Bautistas. Su tío pastoreaba la Iglesia

Bautista de Low Hampton, donde Miller pasó a frecuentar asiduamente.

Desde la infancia, Miller había oído de religión, sin embargo nunca se interesó por ella. Siempre fue,

sin embargo, un niño enseñado a respetar las Escrituras. Le gustaba la lectura; muchas veces, mientras

la familia se recogía, se quedaba leyendo “libros emprestados, delante de una luz proveniente de la re-

sina de pino. Más tarde, pasó a frecuentar la biblioteca pública, discursaba en el día de la independencia

y ayudaba a sus vecinos en la composición de sus cartas”.

En contacto con deístas de su comunidad, que le colocaron en las manos obras de Voltaire, Hume y

Paine, escritores deístas (creencia de que Dios es apenas una fuerza infinita), Miller, aún cuando creía

en un Ser Supremo, que a todo creara, se volvió también deísta. Sin embargo, en 1816, un año después

de haber dejado el ejército, decidió estudiar la Biblia profundamente. Adquirió la concordancia bíblica

de Crudens, y, a partir del Génesis comenzó comparando texto con texto. Aprovechaba todos los minu-

tos libres, por la mañana, antes de sacar la leche, y en la tarde, después de haber dejado el arado, hasta

que un día leyó en la Biblia:

Daniel 8:14 = “Y él me dijo: Hasta 2.300 tardes y mañanas y el santuario será purificado”.

Este texto cambió la vida de Guillermo Miller. Miller decidió descifrar este enigma. Dramáticamente

intensificó sus estudios, hasta que encontró, con toda sinceridad, que esta profecía comenzaba en el año

457 a.C.

Había por esa época la creencia de que la Tierra era el santuario. Miller entonces presumió que la puri-

ficación del santuario sería la purificación de la Tierra por el fuego, semejante a la barredura realizada

por las aguas en los días de Noé.

Fue en 1818, después de 2 años de profundo estudio, que Miller llegó a la estremecedora conclusión

que Cristo volvería “más o menos en el año 1843”. Por lo tanto, como lo creía, 25 años lo separaban del

final de todas las cosas. Y ahora, ¿qué hacer? ¿Y los otros? ¿Debían ser advertidos? Miller pasó 5 años

examinando su interpretación profética para certificarse de que no estaba engañado. Creó todas las ob-

jeciones posibles para combatirla y nada lo disuadió de su fe. Escuche esto:

“Mucho tiempo después él declaró haber encontrado más objeciones que aquellas que sus oponentes

presentaron más tarde”. – Fundadores del Mensaje, Everetti Dic, pág. 23.

“Una voz, cual voz de Dios, ardía en el alma de Guillermo Miller. Vaya, dígaselo al mundo. Luchó

tremendamente por más de 13 años con esta voz, hasta que “la convicción se volvió insoportable en el

año 1831”.

Miller, presionado por la intermitente voz de su subconsciente: “Vaya, dígaselo al mundo”, tomó una

decisión. Se arrodilló y oró: “Oh Dios, Tu sabes que yo no soy predicador; Tu sabes que no puedo ir.

No puedo, no puedo... Pero si Tu, mi Padre, quieres que yo vaya, haré un pacto contigo. Si Tu abres el

camino... lo que yo quiero decir es lo siguiente: Si Tu mandas una invitación para que yo predique, en-

tonces... yo iré”. Miller se levantó aliviado, diciendo:

“Ahora tendré paz. Si me convidan, sabré que Dios me llamó. Pero no es probable que alguien venga

rogándole a un viejo campesino de 50 años para predicar sobre la segunda venida de Cristo”.

Pág. 283

No pasaron ni 30 minutos después de la oración, cuando alguien llama a la puerta de Miller excitada-

mente. Era su sobrino Irving, que había caminado 25 kilómetros, en aquel Sábado de mañana, para dar-

le esta noticia:

“Tío Miller, salí antes del café para decirle que nuestro Pastor Bautista en Dresden no nos podrá hablar

mañana. Papá me mandó que lo convide para ir a predicar sobre las cosas que usted viene estudiando en

la Biblia. ¿Usted puede ir?”

Miller trató de retroceder trémulo; sin embargo, era la respuesta que imaginaba, que el Señor le había

dado. Y así, miles de personas encontraban admisible creer que Miller fue llamado por Dios tan cierta-

mente como lo fueron Pedro y Santiago.

Después del almuerzo, Miller partió y predicó durante toda la semana en la Iglesia Bautista de Dresden.

En esa semana, apenas dos personas de 13 familias no aceptaron el mensaje de Miller. Al regresar al

hogar, encontró, sorprendido, una invitación de un ministro para predicar en su iglesia, y este, nada sa-

bía de su conferencia en la Iglesia de Dresden. Así, “el pacto con el Señor estaba doblemente ratifica-

do”, imaginaba Miller.

De ahí para adelante Miller no tuvo más descanso. Invitaciones venían de todas partes, de manera que

no podía atender a todos. “Adonde iba, afluían grandes asistencias, habían enormes y sinceros reaviva-

mientos. Miller prefería predicar en iglesias pequeñas, en los campos y aldeas, hasta el final de un culto

en Exeter Nueva Hampshire, en el año 1839, cuando conoció Josué Vaughan Himes, Pastor de la Igle-

sia Cristiana de la Calle Chardon, en Boston, que, impresionado con su mensaje, le dijo que, las gran-

des ciudades como Boston, Nueva York y Filadelfia, debían ser advertidas. En esta ocasión, el Pastor

Himes llevó a Miller para predicar en su iglesia. Miller predicaba dos sermones diarios, y aún era nece-

sario cerrar las puertas, ‘siempre

con una multitud del lado de afuera’”.

Miller predicó siete series de conferencias en Boston, antes de 1844. Miller y Himes emprendieron una

campaña evangelística, pues todas las puertas de las ciudades de América se abrían ansiosas por oír el

mensaje de la vuelta de Jesús. El pueblo debía ser alertado. Himes se volvió el gerente y agente de

promoción evangelística.

En pocos meses Miller predicó en casi todas las ciudades de los Estados Unidos. Se hizo famoso a tra-

vés de toda la nación. Miller era un hombre simple, nunca dijo poseer grandes conocimientos o alguna

inspiración sobrenatural. Su mensaje era fundamentado en la Biblia, conforme el entendimiento que po-

seía.

El Dr. Armitage, autor del libro “La Historia de los Bautistas”, de quien Miller era amigo, así lo descri-

be:

“Él era un hombre fuerte, de cabeza un tanto larga, con la testa alta, de mirar suave y expresivo, y las

inflexiones de su voz indicaban una devoción de las más sinceras... Él ejercía una benéfica influencia

en todos los que lo cercaban, por las muchas virtudes y por el inmaculado carácter”.

Así era el buen Miller. Íntegro, amante de las cosas de Dios. Sincero en su fe. Su mensaje traía desper-

tamiento. “Un reavivamiento sucedía a otro. Metodistas, Congregacionalistas y Bautistas, todos lo

aclamaban. El entusiasmo continuaba en las ciudades después de las conferencias. Las campanas repi-

caban, llamando el pueblo todos los días, como si fuese domingo. Muchos bares se volvían salones de

reuniones. Habían grupos de oración organizados para todas las horas del día en las diversas denomina-

ciones. En esos cuatro años, la Iglesia Metodista adicionó 40.000 miembros y los Bautistas otros

45.000. Ministros de otras iglesias afluían para el movimiento... Otro prominente predicador Metodista

era Josías Litch, que sólo aceptó el milerismo después de verificar que el mensaje no contrariaba el Me-

todismo, y este acabó escribiendo un libro sobre las profecías de Daniel. Estaba Carlos Fitch, Congre-

gacionalista, Pastor en Boston, y buen organizador. Fue él quien desenvolvió el uso de carteles y gráfi-

cos para los ministros que trabajaban bajo la dirección de Miller. Un gráfico de los más importantes era

Pág. 284

justamente aquel que mostraba las profecías convergiendo en el año 1843. Y estaba la imagen de Da-

niel 2 que se desmontaba. Fuera de estos había tantos – nadie sabe cuantos. Hay indicios que había en-

tre los ministros ordenados y laicos, un total de 1.500 a 2.000 predicadores empeñados en esta campaña

de advertencia de la inminente vuelta de Cristo. De los 174 ministros con éxito, cerca de la mitad eran

metodistas, una cuarta parte era bautista, y el resto dividido entre Congregacionalistas Cristianos, Pres-

biterianos, Episcopales, Luteranos, Quakers y otros.” (Vea la pág. 420 los doce que más se destacaron).

“No se puede enfatizar demasiadamente el hecho que Miller no fue el único milerita. Un gran número

de hombres capaces y bendecidos, con más instrucción que el propio Miller, lo apoyaban. El milerismo

no fue de manera alguna el movimiento de un campesino fanático. La presencia de tantos ayudantes ha-

cía necesario que se realizasen reuniones de obreros. Muchas de esas ‘conferencias generales’ – como

eran llamadas – fueron convocadas por los líderes mileritas, y la primera se realizó en la capilla de la

Calle Chardon, en Boston – la iglesia de Himes – en el mes de Octubre de 1840.

“Los Metodistas habían usado el sistema de reuniones campales desde 1800. La asistencia de Miller era

enorme. La Conferencia General de Mayo de 1842 votó 3 reuniones campales adventistas (mileritas)

para aquel año. La segunda, realizada en Kingston del Este, Nueva Hampshire, el 28 de Junio, y bajo

los cuidados de Josué V. Himes, tuvo 10.000 participantes. El famoso poeta John Green Leaf Whittier

asistió y más tarde escribió sobre la elocuencia de los predicadores y el impresionante lenguaje simbóli-

co de las Escrituras, y sobre la imagen del sueño de Nabucodonosor y los animales del Apocalipsis.

Describía el círculo de las tiendas blancas, el humo de las hogueras, cual incienso, los rostros compene-

trados mirando al orador. Estas reuniones en las florestas eran siempre una oportunidad social donde

los amigos se encontraban y se entristecían al final de la última reunión. El pueblo se demoraba en par-

tir, temiendo no encontrarse más en este mundo. Hacían promesas para el encuentro en la Nueva Tierra,

donde no habrían más despedidas.

“El éxito de la reunión campal de 1842 hizo con que los mileritas levantasen dinero suficiente para

mandar a confeccionar la mayor tienda de América, y la llamaron cariñosamente ‘Tienda Grande’. El

mástil principal tenía casi 20 metros de altura, y el espacio cubierto tenía casi 40 metros de ancho. Ca-

bían 4.000 personas sentadas, 2.000 en pie, y en bueno tiempo, otras 4.000 sentadas al lado de afuera.

En menos de 30 días, la encomienda de la ‘Tienda Grande’ había sido pagada, armada y ocupada. No

había tiempo para perder, ya que quedaba apenas 1 año más o menos para la vuelta de Jesús. El pueblo

quedaba atónito delante de la rapidez con que se desmontaba y armaba nuevamente en otro local. Colo-

cada en una ciudad, el público apostaba que no se llenaría, y sin embargo, luego se espantaban, viendo

las multitudes que se empujaban para entrar. Las ferrovías ponían trenes extras, para atender a las ciu-

dades vecinas... Acuérdense que la Conferencia General había votado 3 reuniones para 1842. Se reali-

zaron 31. En 1843, hubo 40 campales. En 1844, hubo 54. Sólo a estos agrupamientos campales fueron

más de medio millón de personas. Habían otros miles en reuniones campales sin la gran tienda, y esto

sin contar la asistencia de centenas y más centenas de las series en salones. Luego se ve que el mensaje

del advento no fue predicado en una insignificante plaza cualquiera.

“Los mileritas eran editores, y Himes era quien cuidaba de eso. ‘La revista El Grito de la Media Noche’

era vendida a razón de 10.000 copias por día en Nueva York, Boston, Baltimore, Búfalo, Rochester, Fi-

ladelfia, Montreal y Cincinatti. Había aún Buenas Nuevas, Crónicas Adventistas (mileritas), Trompeta

del Jubileo, Alarma de Filadelfia, Voz de Elías, Señales de los Tiempos, Heraldo Adventista (milerita),

Grito de la Media Noche del Sur, Grito de la Media Noche del Oeste, Grito de la Media Noche Verda-

dero, y muchos otros libros, naturalmente. Fueron distribuidos un millón de folletos sólo en el año

1843. De 1839 a 1844 salieron más de 8 millones de piezas de literatura milerita. Admitimos, que no

todos concordaban con Guillermo Miller, y muchos no lo llevaban en serio. Algunos decían que él es-

taba atrás de dinero. Un diputado propuso una ley postergando el fin del mundo hasta 1860. Un chisto-

so ofreció vender asientos numerados en un gran salón, listos para dejar la Tierra – precio del pasaje,

Pág. 285

200 dólares. Noticias maliciosas aparecieron, tales como: ‘Desenmascarados los Sumos Sacerdotes de

Miller’, caricaturas como ‘La Gran Ascensión del Tabernáculo de Miller’, mostrando al Pastor Himes

agarrado por el diablo, que decía: ‘No Josué, usted se queda’”.

Los meses avanzaban rápidamente, el pueblo es sacudido con el mensaje de la vuelta de Jesús. Los

evangélicos que no aceptaban el mensaje de Miller desdeñaban el gran movimiento que abarcaba todo

el mundo. Los cálculos de Miller lo llevaron cerca de 1843, y en ese año él publicó “carta-abierta” en

uno de los mayores diarios de Nueva York diciendo que jamás había dado una fecha exacta, prefiriendo

cualquier día entre el 21 de Marzo de 1843 al 21 de Marzo de 1844 (tomando por base el calendario ju-

dío). Miller comprendía que el año 457 antes de Cristo comenzó el 21 de Marzo, haciendo con que el

último año de los 2.300 años tendría que comenzar también el 21 de Marzo de 1843. Así, en esa fecha

de 1843, se iniciaría el “año del fin del mundo”. Ese año llegaría al fin sólo en 1844 (21-03-1844). Je-

sús podría venir en cualquier día de ese año. Los campesinos, los comerciantes, las dueñas de casa, to-

dos habían sido avisados. Muchos no creían en Miller, pero, aún así, estaban

aprehensivos. Exactamente 10 años antes (12/11/1833) ¿no habían caído estrellas como flocos de nie-

ve? Y ahora en Febrero cortó el Cielo un cometa flameante tan grande que era visible de día. ¿No sería

esto un aviso del Cielo? Hasta los escépticos temblaban. Los diarios comenzaron a aparecer con artícu-

los sobre toda especie de cosas sobrenaturales. Todo visto de verdad, y, a veces, por grupos de perso-

nas. Júpiter con el halo misterioso. Un caballo con caballero en la Luna. Una cruz negra en una luz roja.

Música de algún punto del Cielo. Y todo eso relatado, no tanto por mileritas, sino por incrédulos.

“En el día 29 de Febrero cayó lo que parecían partículas de carne sangrienta en una ciudad de Nueva

Jersey. Las ropas tuvieron que ser relavadas. El 23 de Abril algunos ríos estaban cubiertos de un polvo

parecido con azufre. Multitudes venían a ver... Pero a despecho de todo eso, ‘el año del fin del mundo’

pasó y Jesús no volvió”. Un desánimo general acometió a todos. En una reunión campal realizada en

Agosto de 1844, en la ciudad de Exeter, justamente donde Himes había conocido a Miller, José Bates,

el ex-capitán-de-mar, “trató de animar a los creyentes que ya a esta altura mostraban desaliento. El capi-

tán Bates había aceptado de todo corazón la esperanza del advento, a punto de invertir lo que poseía en

la promulgación del mismo”.

Los mileritas aguardaban la vuelta de Jesús, según los cálculos matemáticos, hasta más o menos el día

21 de Marzo de 1844, que era el final del año judaico. Al pasar esa fecha, medio aturdidos, reexamina-

ron los cálculos, y, uno de los mileritas, (SAMUEL S. SNOW) trajo para los ya desalentados mileritas

dos importantes explicaciones animosas, a saber:

• El decreto de Artajerjes “no salió al principio del 457, sino, en el quinto mes de aquel año, según

Esdras 7:8. Así debemos extender el período cinco meses más allá del 21 de Marzo”.

• Así como “la purificación del santuario de los judíos sucedía en el día de la expiación del santua-

rio, y este era el décimo día del séptimo mes judaico, así (decía Snow) debemos esperar la purificación

del santuario celestial en el 10º día del 7º mes” (22/10/1844).

De esa forma, surgió crepitosamente entre los mileritas el movimiento llamado 10º día del 7º mes que,

en verdad, vino a traer aliento al ya cansado Guillermo Miller. Pero, dígase de paso, él nada tuvo que

ver con esa fecha fija (22-10-1844), ya que, estaba en la ocasión de su surgimiento, en viaje con Himes

por el Oeste.

El mensaje del 22 de Octubre, electrizó los mileritas, que ya eran conocidos como el ‘Movimiento del

Séptimo Mes’. José Bates dijo que las montañas de granito de Nueva Hampshire ecoaron con el clamor

de medianoche. El grito, cual maremoto movido por un huracán, se arrastró para todas las ciudades, vi-

llas, poblados y campos. El poco fanatismo que había se derritió delante del calor del nuevo mensaje.

Guillermo Miller estudió meticulosamente este nuevo mensaje, y escribió una carta entusiasmada a

Himes, diciendo:

Pág. 286

“Yo vejo la gloria del séptimo mes que nunca vi antes. Ya me siento casi en la mansión que mi Padre

me dará. Gloria, gloria, gloria, gloria”.

Según se creía, menos de tres meses separaban a las personas del fin. El milerismo explotó en noticias

en todos los diarios. Los propios candidatos a la presidencia de los EUA de aquel año vieron su campa-

ña empañada por el fragor de las campañas mileritas. Terrible y solemne hora de vivir. “Fantástico clí-

max de la historia universal”. Se aproximaba el día 22 de Octubre de 1844.

“Comerciantes cerraron sus puertas, mecánicos y herreros sus oficinas, empleados dejaron sus trabajos.

En todas las reuniones miles van al pie del púlpito a confesarse y llorar. Grandes sumas son dadas para

que los pobres puedan pagar sus deudas. Las Casas Publicadoras rechazan a los que daban dinero, por-

que ya tienen demasiado y los donadores quedan tristes al ver rehusados sus donativos. En los campos,

los campesinos para probar su fe, abandonaron sus cosechas. Las papas se pudrieron en el suelo, y las

manzanas en los árboles. En Filadelfia una sastrería colocó un letrero: ‘Cerrada en honra al Rey de los

Reyes que ha de venir cerca del 22 de Octubre’. Una gran fábrica en Brooklin cerró sus puertas y le dijo

a sus empleados que se vayan, en la primera semana de Octubre. En las iglesias, grandes y pequeñas,

había dificultad para bautizar tantos en tan poco tiempo. En una ciudad, Carlos Fitch bautizó 127 per-

sonas en una semana. Cuatro de las mayores imprentas imprimen día y noche, produciendo ‘El Grito de

la Media Noche’. Centenas de miles de copias son distribuidas en esas tres semanas. Los correos y los

trenes están abarrotados de paquetes con literatura. Los mensajeros corren”.

Se aproxima el fin de todas las cosas y un frenesí general toma cuenta de todos. Llega el día 15 de Oc-

tubre, faltan siete días; 16 de Octubre, faltan seis días; 17, 18, 19 de Octubre... “En ese día las impren-

tas paran. Las tiendas son desmontadas y enrolladas. Los predicadores vuelven para sus hogares. Josué

V. Himes se junta con Guillermo Miller. Aquellos que permanecían en el movimiento aguardaban, con

júbilo, la hora tan esperada. Entre ellos estaba la adolescente Ellen Harmon, aún no era la mensajera de

Dios Ellen White, que más tarde escribió: ‘Estas eran las horas más felices da mi vida. Mi corazón

transbordaba de expectación’”.

En terrible suspenso todos aguardaban los acontecimientos. Multitudes que rehusaron la advertencia se

preguntaban: “¿Será el fin?” Llegó finalmente el día 22 de Octubre de 1844. “Es una mañana radiante.

Los mileritas están reunidos en grupos grandes y pequeños; en sus tabernáculos, en las iglesias, en los

hogares, en los cementerios, o en solemne adoración o jubiloso loor. En Low Hampton, Estado de Nue-

va York, los amigos más íntimos de Guillermo Miller se reunieron con él entre los árboles y piedras,

atrás de su residencia. Esas piedras hasta hoy llevan el nombre de Rocas de la Ascensión. Ellos allí se

quedaron y vigilaron todo el día, cada minuto más ansiosamente”.

Terrible y grandiosa perplejidad solapó los mileritas. La esperanza tanto tiempo aguardada, se desvane-

cía ahora plácidamente. El día 22 de Octubre de 1844 pasó también, sin ocurrir nada, “el gran movi-

miento se tambaleó”. La decepción de los mileritas fue un golpe fatal en las esperanzas aguardadas por

largo tiempo. Pero, “el gran chasco no probó que el movimiento era falso”. Ese chasco fue profetizado

con claridad meridiana por Juan en Apocalipsis 10:9-11 (confírmelo leyendo el capítulo siguiente de es-

te libro). Los mileritas erraron apenas en parte.

Lo mismo ocurrió con los discípulos cuando, caminando en el camino de Emaús (Luc. 24:13-35), ab-

sortos con los acontecimientos del Calvario. Aún cuando habían convivido íntimamente con el Maestro

por tres años, desconocían muchos aspectos de las profecías mesiánicas. Esperaban que el Rey naciese

en un palacio, he aquí que nació en un pesebre. Ansiaban que Él montase en un caballo blanco, empu-

ñase la espada y librase Israel del yugo romano y, Él afirma: “No vine para ser servido, sino para servir”

(Mat. 20:28). Y el golpe fatal es dado en sus esperanzas de dominio universal cuando Jesús muere en

plena mocedad. ¿Habrá mayor chasco que este?

Pág. 287

Hay que resaltar el hecho de que el chasco de los mileritas fue profetizado y como tal tendría que ocu-

rrir. En relación a los discípulos... ¿Negligencia?

Pues bien, después de “abiertos” los ojos, los discípulos “corrigieron sus defectos y predicaron a Cristo

con renovado vigor. Los mileritas estaban listos para hacer la misma cosa. Pero en aquellos días no po-

dían comprender eso. A través de aquella noche los mileritas oraron y lloraron”.

Otro milerita, Hiram Edson, oró y estudió profundamente en aquella amarga hora de desilusión, con al-

gunos amigos que habían pasado la noche con él. Edson escribió más tarde: “Nosotros aún teníamos

esperanzas hasta que el reloj llegase a la medianoche. Con eso el día había pasado y con él nuestras es-

peranzas. Nuestra más querida esperanza se desmoronó”.

“Este pequeño grupo, como los otros, continuó orando, y cerca del amanecer, todos sintieron un cierto

alivio. Aún incapaces de comprender lo que había sucedido, sintieron una total seguridad de que Dios

existe, y que Su Palabra era cierta y verdadera. Después del desayuno, Hiram Edson le dijo a los otros:

‘Vamos a salir para confortar a nuestros hermanos con la nueva certeza.’ Y así lo hicieron, saliendo a

pie y acortando camino por una plantación de maíz, en la mitad del cual sorpresivamente el hermano

Edson paró, con su rostro vuelto hacia arriba. Le pareció ver una visión del tercer Cielo. Él veía a Cristo

entrar ‘para dentro del velo’ en el santuario celestial justamente como los mileritas sabían que Él iba a

hacerlo en aquel día de la expiación, 22 de Octubre. Pero (escribió Edson más tarde), ‘yo vi en forma

distinta y claramente que en vez de nuestro Sumo Sacerdote salir del Santísimo para ir al mundo en el

décimo día del séptimo mes, al término de las 2300 tardes y mañanas, Él por la primera vez entraba en

la segunda parte del santuario del Cielo, y de ahí Él tendría un importante trabajo a hacer antes de vol-

ver a la Tierra’”.

Algunos meses se pasaron, profundo y preciso estudio se hizo a respecto de esta importante visión, y

cerca de 50 mileritas aceptaron esta nueva luz dada por el Señor. Este grupito de fieles testigos, desilu-

sionados, pero no engañados, fueron de a poco recibiendo nuevas luces. Y así, aceptaron el Sábado co-

mo estando en vigor en la dispensación cristiana. Este mandamiento de la inmutable Ley de Dios fue

introducido en el movimiento por la señora Raquel Preston, egresada de la Iglesia Bautista del Séptimo

Día, aceptado y predicado vehementemente por José Bates, y más tarde ratificado a través de visiones

celestiales, por Ellen G. White. Sin embargo, fue T. M. Preble, el primero a comunicar esta gran verdad

por medio de la imprenta a los mileritas del advento.

Aceptaron esos hermanos la Reforma de Salud, abandonando el uso de carnes inmundas, cigarro y be-

bidas alcohólicas, así como todos los hábitos nocivos a la salud. Aceptaron la mortalidad del alma, co-

mo lo enseña la Biblia. Aceptaron el Don de Profecía, como estaba siendo manifestado por Ellen Har-

mon, y así en 1863, aquel grupito (cerca de 50 personas) se transformó en la Iglesia Adventista del Sép-

timo Día, este complejo eclesiástico que circunda el mundo, hoy.

En verdad, Guillermo Miller y las personas que creyeron y predicaron la preparación para la venida del

Señor en 1844 no tenían en mente fundar otra iglesia. Su deseo era apenas llevar el mensaje de la vuelta

de Cristo a las iglesias de las cuales eran miembros. Sin embargo, los pastores de estas iglesias no so-

lamente rehusaron este mensaje, sino que le pidieron a los mileritas que abandonasen sus congregacio-

nes.

Después del chasco, algunos volvieron a sus iglesias de origen, otros desilucionados abandonaron la fe,

sin embargo, este grupito permaneció decidido a firmemente estudiar la Biblia y seguir obedeciendo a

cada luz dada por Dios.

Así fue que, un “predicador” de la Iglesia Bautista, Guillermo Miller, entendiendo ser la Tierra el san-

tuario, creyó que fuese la vuelta de Jesús al final del cumplimiento profético de Daniel 8:14. Lanzó así,

sin saberlo, los fundamentos de una iglesia a la cual Dios dispensaría especial atención, restaurándole el

Don de Profecía a través de Ellen G. White y cuyas orientaciones hicieron que las verdades lanzadas

por tierra (Dan. 8:12) fuesen restauradas a su debido tiempo.

Pág. 288

¿Y Miller? ¿Qué le sucedió?

“Él construyó una pequeña capilla junto a los árboles y cerca de las Rocas de la Ascensión. Por un arre-

glo especial la Iglesia Adventista hoy es la propietaria, en sociedad con otra, de esta capilla. Apesar de

haber sido abandonado por sus seguidores, Miller, nunca abdicó de su esperanza en la segunda venida

de Cristo... Pero estaba viejo y demasiado cansado para entender la nueva luz. Casi ciego, paralizado y

agotado por los esfuerzos sobrehumanos, él estaba listo para morir”.

Al entregar las armas, este soldado de la cruz, fiel siervo del Dios Altísimo, escribió para “exprimir su

gratitud a los seguidores que tan fielmente habían permanecido a su lado” las siguientes palabras:

“Deseo ahora acordarme con gratitud de todos los que me asistieron en los esfuerzos para despertar la

iglesia y llevar al mundo a que tenga la intuición del terrible peligro en que está... muchos de vosotros

habéis sacrificado bastante vuestro buen nombre, antiguas relaciones, lisonjeras perspectivas de vida,

ocupación y bienes; y conmigo habéis sufrido la burla y las injurias de aquellos a quienes era el deseo

de nuestra alma prestarles un beneficio. Sin embargo, ninguno de aquellos en quien deposité mi con-

fianza se ha, que yo sepa, quejado o murmurado. Habéis alegremente soportado la cruz, despreciado la

ignominia, y conmigo estáis esperando y aguardando al Rey en toda Su gloria”.

Bajo los fuegos de las críticas, de las burlas y del escarnio del mundo, principalmente de los miembros

de las iglesias que rechazaron el mensaje milerita, por haber guiado el pueblo en un movimiento que

terminó en chasco, Miller le escribió a Josué V. Himes, el 10 de Noviembre de 1844:

“Estimado hermano Himes: he aguardado ansiosamente la bendita esperanza, y eso en la confianza de

realizar las cosas gloriosas que Dios dijo de Sión. Si, y aún cuando haya sido dos veces desilusionado,

aún no estoy decepcionado o desanimado. Dios ha estado conmigo en espíritu, y me ha confortado.

Tengo ahora, mucho mayor evidencia de que creo en la Palabra de Dios; aún cuando esté rodeado de

enemigos y de burladores, mi espíritu está, sin embargo, perfectamente calmo, y mi esperanza en la ve-

nida de Cristo es tan firme como siempre. Hice solamente lo que después de años de madura considera-

ción encontré ser mi deber ejecutar. Si erré, fue del lado de la caridad, del amor a mis semejantes, de mi

convicción del deber para con Dios. No podía consentir en perjudicar a mis semejantes, aún ante la su-

posición de que el evento no sucediese en el tiempo determinado, pues nuestro Dios ordena buscarlo,

vigilar, esperarlo y estar listos. Así, si yo pudiese, de cualquier modo, y de acuerdo con la Palabra de

Dios, persuadir a los hombres a creer en un Salvador crucificado, resucitado y pronto a venir, juzgaba

que eso ejercería cierta influencia sobre el bienestar y la felicidad eterna de ellos ...

“Hermanos, afirmáos; a nadie permitáis tomaros la corona. Fijé mi mente en otro tiempo, y aquí quiero

quedarme hasta que Dios me de más luz – eso es hoy. Hoy, y hoy, hasta que Él venga, y yo vea aquel

por quien mi alma anhela”.

Y así, este siervo de Dios demostraba su puro carácter y una convicción tan sincera que lo llevó a errar

por amor. Cierto, sin embargo, es que, desde aquella mañana de Sábado de 1831, sin duda, Dios lo ha-

bía usado de manera poderosa para llamar la atención para Sus profecías, y sacudir y reavivar el mundo.

Bajo su ministerio la Iglesia Metodista aumentó en 40.000 miembros. La Iglesia Bautista, en 45.000, y

el grupo de él en 50.000 miembros. Apesar de la enfermedad, el cansancio y las injurias no le hayan

permitido a Miller proseguir en el descubrimiento de toda la verdad, nunca entendiendo perfectamente

la

purificación del santuario, nunca deleitándose en la guarda del Sábado, por otro lado él se aferró a las

promesas del segundo advento. Su lápida lleva el texto que tanto significaba para él: “La visión aún es-

tá para cumplirse en el tiempo determinado... si demora, espéralo, porque ciertamente vendrá, no tarda-

rá.” Hab. 2:3. – (Adaptación de la Historia de Guillermo Miller de C. Mervyn Maxwell, de la pieza:

“He aquí, Él viene...”) Énfasis míos.

He aquí los que más se destacaron en el milerismo:

Pág. 289

Pastor José Marsch – Iglesia Cristiana

Pastor Erlon Galuscha – Iglesia Bautista

Pastor Samuel S. Snow – Iglesia Congregacional

Pastor Santiago White – Iglesia Cristiana

Pastor Josué Himes – Primera Iglesia Cristiana de Boston

Capitán José Bates – Iglesia Congregacional

Pastor Harry Jones – Iglesia Congregacional

Pastor Charles Fitch – Primera Iglesia Congregacional Libre de Boston

Pastor Josías Litch – Iglesia Metodista Espiscopal de Inglaterra

Pastor George Storss – Iglesia Metodista

Pastor Henry Dana Ward – Iglesia Episcopal

Pastor N. N. Whitting – Iglesia Bautista

RECADO

Este capítulo trató de exponer sucintamente el surgimiento de los Adventistas del Séptimo Día, para

que todos sepan, de una vez por todas, que los Adventistas del Séptimo Día, y mucho menos Ellen G.

White, Santiago White, José Bates, etc., nunca marcaron fechas para la vuelta de Jesús.

Gracias a Dios, muchos ministros idóneos, y escritores de los más variados ramos protestantes, recono-

cen esta verdad. Me gustaría que el hermano Abraham de Almeida, que escribió en su libro – “El Sá-

bado, la Ley y la Gracia”, pág. 89, que marcamos nueve fechas para el retorno de Jesús, ¡supiese que no

dijo la verdad!

Por lo tanto, se trata de una deslealtad con sus lectores. Y su prefaciador, el hermano Gustavo Kessler,

perdón, se equivocó juntamente con el autor.

Si hubiese la posibilidad, le diría también al pastor Sebastião Angélico de Souza, Pastor Antenor Santos

de Oliveira, al Reverendo Epaminondas Moura, Pastor Rinaldi, Pastor Pablo Romeiro, Pastor Pablo

Pimentel, Dr. Ubaldo Torres de Araújo, Profesor Antonio Gilberto, del Instituto Bíblico Pentecostal, y

quizás, a tantos otros, que escribieron y escriben obras “demoledoras” contra los Adventistas, con pro-

fundo desconocimiento de causa; si, yo diría: ¡Eso no es bueno! ¡No es justo! ¡No es cristiano! Perdón.

Organización Adventista

• Un determinado número de personas se juntan para formar un grupo, y posteriormente una igle-

sia.

• Una o más iglesias y grupos forman un Distrito Pastoral, que es el territorio donde actúa el Pastor

Distrital.

• Un conjunto de Distritos Pastorales, dentro de un área geográfica, forma la Asociación o Misión.

• El conjunto de Asociaciones o Misiones, dentro de una determinada área geográfica más amplia,

forma la Unión.

• El conjunto de Uniones, dentro de un Continente o parte de él, forma una División.

• Y, por fin, las Divisiones, que actualmente son 11, hacen parte integrante de la Asociación Gene-

ral, órgano que lidera la Iglesia en todo el mundo, con sede en la capital de los Estados Unidos de

América.

Informaciones extraídas de “Orientaciones Para el Miembro Nuevo”, pág. 23-24. Federación Sur de la

IASD”.

Asociación General

Pág. 290

División

Unión

Asociación o Misión

Distrito Pastoral

Iglesia

Miembro

CAPÍTULO 33 - DON DE PROFECÍA RESTAURADO A LA IGLESIA ADVENTISTA DEL

SÉTIMO DÍA, DE ACUERDO CON LA PROFECÍA.-

• “Un Tiempo, Tiempos y Mitad de un Tiempo”, Matemática Divina

• El Libro Sellado

• El Libro Abierto

• Restaurado el Don Profético

“No habiendo profecía, el pueblo se corrompe...” Prov. 29:18

En el Pentecostés, Dios le dio a Su iglesia el Don de Lenguas. ¡Los discípulos, entonces, cumplieron el

Id!

Dos mil años después, Dios le dio a Su iglesia el Don de Profecía. Y ella también lo está cumpliendo.

“TIEMPO, TIEMPOS Y MITAD DE UN TIEMPO”, MATEMÁTICA DIVINA.-

De la Reforma Protestante del Siglo XVI surgió la Iglesia Luterana (1517), que, aún cuando hubiese

restaurado la grandiosa verdad de la justificación por la fe y la autoridad de la Biblia, aún continuaba

practicando el bautismo por aspersión.

Posteriormente, con las raíces de la Iglesia Luterana, surgió el anglicanismo (1534), que generó a los

Puritanos, Episcopales, Separatistas, Quakers, Congregacionalistas, etc. En seguida surgió la Iglesia

Bautista (1609), cuyos dirigentes aceptaron el bautismo por inmersión, que en verdad es el bautismo

bíblico; surge después la Iglesia Metodista (Siglo XVIII), por creer sus disidentes que existe la necesi-

dad especial de métodos en el culto; finalmente, los pentecostales (Siglo XX), etc.

Surgieron así las grandes Iglesias (ver gráfico en la pág. 460), cada una aceptando diversos puntos doc-

trinarios, sin embargo indiferentes en restaurar completamente la Ley de Dios, así como negando la

doctrina de la mortalidad del alma.

Aún cuando la Biblia mencione la vuelta de Jesús más de 2.500 veces, esta doctrina no recibió un enfo-

que en las Iglesias Reformadas. La Biblia no menciona el día ni la hora de esta vuelta, pero, no por eso

se debe dejar de predicarla. La vuelta de Jesús es un hecho confirmado y urgente, siendo la mayor espe-

ranza del creyente.

Sabemos por la Biblia, específicamente por el libro de Daniel, donde hay una profecía clara y definida,

que el despertamiento para el mensaje del advento del Señor sería después de un determinado período

de tiempo, que se extendería hasta el “Tiempo del Fin”, cuando entonces se levantarían hombres en to-

dos los cuadrantes de la Tierra, para proclamar exclusivamente este mensaje al mundo. Vamos a bus-

carlo:

Daniel 12:5 = “Y yo, Daniel, miré, y he aquí que estaban otros dos en pie, uno a este lado del río y el

otro al otro lado”.

Pues bien, el profeta ve dos ángeles, uno de cada lado del río Tigre de Mesopotámia. Un ángel interroga

al otro:

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Daniel 12:6 = “Y él le dijo al hombre vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río: ¿Qué tiempo

habrá hasta al fin de las maravillas?”.

Querido hermano, ¿cuál cree usted que sea la mayor maravilla que puede ocurrir en este mundo, que es

palco de sufrimiento, lágrimas y violencia? – Si, ¡la vuelta gloriosa del Señor Jesús! Esta es la mayor

maravilla, para decir la verdad, es el fin de las maravillas.

Observemos la pregunta del ángel: “¿Qué tiempo habrá hasta el fin de las maravillas?” Ciertamente, el

fin es la maravilla mayor: la vuelta de Jesús. Pero, sucederían “maravillas” que antecederían la venida

del Señor, y son sin duda ninguna, hermano, las grandes señales proféticas, precursoras de la vuelta de

Jesús – la mayor maravilla de todos los tiempos.

Y estas maravillas, esto es, las grandes señales proféticas, son las señales en el Sol, en la Luna y en las

estrellas; terremotos, angustia entre las naciones, mencionados en Lucas 21, Mateo 24, y en otros libros.

Consideremos ahora la respuesta del ángel:

Daniel 12:7 = “Y oí al hombre vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, cuando levantó su

mano derecha, y su mano izquierda al Cielo, y juró por Aquel que vive eternamente que después de un

tiempo, dos tiempos, y mitad de un tiempo, y cuando hubieren acabado de destruir el poder del pueblo

santo, todas estas cosas serán cumplidas”.

“La respuesta del hombre vestido de lino no se hizo esperar. Erguiendo las manos para el Cielo, juró

por el Eterno, en afirmativa de lo que iba a decir en testimonio de la verdad. Su juramento se refirió al

exacto tiempo en que tendrá lugar el inicio del tiempo llamado ‘fin del tiempo’, y también el tiempo

inicial de las ‘maravillas’ anunciadas”. – Testimonio Histórico de las Profecías de Daniel, pág. 721. A.

S. Mello.

Para descubrir la verdad de esta profecía, y el punto de partida para su interpretación, basta volver una

página atrás:

Daniel 11:13 = “Porque el rey del norte tornará, y pondrá en campo una multitud mayor que la primera;

y al cabo de tiempos, esto es, de años...”.

Vea como es clara la interpretación bíblica, por la Biblia; dice ella que el vocablo tiempos es lo mismo

que años. Siendo así, sabemos que el período de tiempo mencionado por el ángel, en cuyo final sucede-

rían las señales de la vuelta de Cristo, son 3 1/2 años proféticos (1 tiempo, 2 tiempos y 1/2 tiempo).

Daniel 7:25 = “Y proferirá palabras contra el Altísimo, y destruirá los santos del Altísimo, y cuidará en

cambiar los tiempos y la ley; y ellos serán entregados en su mano por un tiempo, dos tiempos y mitad

de un tiempo”.

Aquí nuevamente es focalizado el período de los 3 1/2 años proféticos, durante los cuales la Ley de

Dios sería cambiada, hecho comprobado hoy; el tiempo bíblico que marca el ciclo de 24 horas dejó de

ser de la puesta de sol hasta la puesta de sol, y se acepta de la medianoche hasta la medianoche; el pue-

blo de Dios sería perseguido y muerto, verdad que la historia confirma fielmente. Y palabras contra el

Altísimo, nada más son que la porfiada determinación de cambiar lo que Dios no altera, ni modifica; la

resolución de crear dogmas y enseñarlos, sin la aprobación ni el sello del Cielo, con la prerrogativa de

que: “Ocupamos en la Tierra el lugar de Dios Todo Poderoso”. – Papa León XIII, Encyclical Letter,

Junio 20, 1894, The Encyclical Letters of Leo XIII, pág. 304.

Así, hermano, todo eso sucedería durante el transcurso de este período de “un tiempo, dos tiempos y

mitad de un tiempo”, en cuyo final las “maravillas” (señales) comenzarían a aparecer. A partir de ahora

usted irá a observar cómo los libros de Daniel y Apocalipsis están interligados. Daniel 12:7; 7:25 y

Apocalipsis 12:14, todos estos textos mencionan: “un tiempo, dos tiempos y mitad de un tiempo”, tota-

lizando un total de 3 1/2 tiempos.

Por otro lado, son también 3 1/2 años, por la interpretación de Daniel 11:13. Si un tiempo es igual a un

año, dos tiempos son dos años, y mitad de un tiempo es igual a la mitad de un año. La Biblia transforma

estos 3 1/2 tiempos o años proféticos en 42 meses, dentro del mismo contexto escatológico.

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Apocalipsis 13:5 = “Y le fue dada una boca para proferir grandes cosas y blasfemias; y se le dio poder

para continuar por 42 meses”.

Este es el mismo poder que Daniel presenta como persiguiendo la iglesia, alterando la Ley de Dios, y la

iglesia así, tendría que huir por este período de tiempo, a fin de no sucumbir totalmente.

Entonces entendamos la matemática divina. Ya sabemos que 3 1/2 tiempos son 3 1/2 años. Si un año

tiene 12 meses, 3 1/2 años son exactamente 42 meses. Sino, sumemos: 1 año = 12 meses. 2 años = 24

meses. 1/2 año = 6 meses. Total : 12 meses + 24 meses + 6 meses = 42 meses.

Pero la cronología profética y el desmembramiento de este período, bien a menudo, no paran ahí. La

Biblia transforma estos 42 meses en días.

Apocalipsis 11:3; 12:6 = “Y le daré poder a mis testigos, y profetizarán por 1260 días, vestidas de sa-

co... Y la mujer (iglesia) huyó para el desierto, donde ya tenía un lugar preparado por Dios, para que allí

fuese alimentada durante 1260 días”.

Estos textos son claros y definidos; durante este período la iglesia sería perseguida (en la persona de sus

fieles), sin embargo guardada por el Señor, reservándole, inclusive, un lugar de refugio.

Retornemos a la matemática divina: 3 1/2 tiempos son lo mismo que 3 1/2 años. Y 3 1/2 años son 42

meses. Como en la profecía el mes es de 30 días, multiplicamos 30 días por 42 meses, y llegamos al to-

tal mencionado por Juan: 1260 días, exactamente como dice la palabra profética.

Podrá alguien manifestarse incrédulo y no aceptar esta verdad, creyendo que el mes conforme los tene-

mos hoy, no son solamente de 30 días. Se da el caso que algunos tienen 31 y otros 29 días. Pero esta di-

ficultad no la tuvo Dios cuando determinó que para el aclaramiento de esta profecía el mes tendría 30

días y el año 360 días.

Entre paréntesis, fue Dios quien estipuló tales números, apenas los coloqué en orden para entender el

período en el cual se daría la gran apostasía, persecución de los santos y lanzamiento de las Verdades de

Dios por tierra. Daniel 8:12.

Dios da sabiduría para descifrar Su Palabra; el hombre debe esforzarse por descubrir la Verdad, y cuan-

do la encuentre, debe retenerla como tesoro sin igual. Y esta es la Verdad: Dios estableció que 42 meses

son 1260 días; por consiguiente, el mes profético es de 30 días. Entre paréntesis, el mes de los hombres

es que el que es complicado.

Pues bien, afirma la Biblia que “un tiempo, dos tiempos y mitad de un tiempo” son 1260 días. Como se

trata de un período profético, son entonces: 1260 días proféticos. De acuerdo con las Escrituras (Eze.

4:4-6; Núm. 14:34: Lev. 25:8), tratándose de profecía, un día equivale a un año. Tenemos, por lo tanto,

un período profético de 1260 años literales, que se extendería hasta el “tiempo del fin”.

Daniel 12:9 = “... anda, Daniel, porque estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin

...”.

Esto es, el libro de Daniel estaría “cerrado” hasta el final de los 1260 años, cuando entonces sería abier-

to, o sea: sus profecías serían estudiadas y comprendidas.

Nos queda, por lo tanto, descubrir el inicio de los 1260 años, y este infaliblemente se dio cuando el

“decreto del emperador Justiniano, emitido el 533 d.C. reconoció al papa como la cabeza de todas las

iglesias”. – Código de Justiniano, Libro 1, título 1, Baroniusos, Anls d.C. 533.

“La pesada derrota de los Ostrogodos en el cerco de Roma, cinco años más tarde 538 d.C., fue un golpe

mortal para la independencia del poder ariano que gobernaba a Italia, y constituyó, por lo tanto, una fe-

cha notable en el desenvolvimiento de la supremacía papal. Con el período de 533-538, pues, comenza-

ron los mil doscientos sesenta años de esta profecía, que se extenderían hasta el período de 1793-1798.

El año 1793 fue el año del reinado del terror en la Revolución Francesa, y el año en que la religión cató-

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lica, romana, fue abandonada en Francia, y en su lugar fue instituido el culto a la razón. Como resultado

directo de la revuelta contra la autoridad papal, en la revolución francesa, el ejército francés, bajo el

comando de Berthier, entró en Roma, y el 10 de Febrero de 1798, el papa fue aprisionado, muriendo en

el exilio en la ciudad de Valencia, al año siguiente” – Estudios Bíblicos pág. 196.

He aquí entonces, el testimonio infalible de la Historia General, que confirma la profecía bíblica.

Volvamos a la matemática divina: Año 538 (supremacía papal) + 1260 años (tiempo en que este poder

perseguiría la Iglesia de Cristo; lanzaría sus Verdades por tierra, substituyéndolas por tradiciones) =

1798, fecha de la caída del papado.

Por consiguiente, teniendo fin este poder en el año 1798, terminó así matemáticamente el período de

1260 años, cuando entonces se daría, primero, la apertura del libro de Daniel, y, segundo, el cumpli-

miento (inicio) de las grandes señales proféticas, indicadoras de la vuelta gloriosa del Señor Jesús.

Por consiguiente, 1798 es el término de los 1260 años y el comienzo del Tiempo del Fin. Inicio de las

“maravillas”. ¡Aguarde!

1260 AÑOS DE PERSECUCIÓN - EL LIBRO SELLADO.-

Daniel 12:4, 9 = “Y tú, Daniel, cierra estas palabras y sella este libro, hasta el fin del tiempo; muchos

correrán de una parte para otra, y la ciencia se multiplicará... Anda, Daniel, porque estas palabras están

cerradas y selladas hasta el tiempo del fin”.

La orden que el ángel le dio a Daniel era que su libro debería estar sellado (cerrado) hasta el “tiempo

del fin”, esto es, no sería comprendido, ni se le daría especial atención hasta que se completasen los

1260 años (1798 d.C.). Dijo el ángel que, después de esta fecha (1798 – inicio del tiempo del fin), la

ciencia se multiplicaría, las grandes señales proféticas surgirían en el Cielo y en la Tierra, y el libro de

Daniel sería “abierto”; siendo comprendido por el pueblo, sus misterios serían desvendados, y sus pro-

fecías descifradas.

Esta linda historia profética se confirma, primero, en el campo de la ciencia tecnológica. Observe:

“Cuando George Washington, primer presidente de los EUA, puso su firma en la primera Ley Federal

de Patentes, el 10 de Abril de 1790, nadie podía imaginar, en toda su magnitud, lo que ese acto iría a

significar. ¡Apenas se pasaron 120 años desde aquel hecho hasta que se registró el primer millón de in-

venciones! Esto es, las invenciones que recibieron patente, sólo en aquel país americano, llegaron a un

millón en el año 1910, cuando 1000 sabios escogieron las siete maravillas de sus días: el telégrafo sin

hilos, el teléfono, el aeroplano, la radio, la antisepsia y las antitoxinas, el análisis espectral y los rayos

X. En el año 1934, en aquel país, se registró el segundo millón de invenciones. Para el primer millón

había sido necesario que transcurriese casi un siglo y un cuarto. Para el segundo millón sólo se pasaron

24 años”. – El Mundo del Futuro, pág. 24, D. H. Dupuy.

“¿Y qué diríamos de los millones de invenciones científicas en los demás países? Si en verdad fuese

posible volver 150 años o menos, atrás, no tendríamos ninguna de las maravillosas realizaciones de la

ciencia moderna que ahora tenemos y disfrutamos. Como jamás ocurrió en el mundo pasado, la civili-

zación moderna puede disfrutar confortablemente de beneficios sin cuenta. Del tren o ferrocarril, del

automóvil, de la navegación marítima, de la aviación, de la radio, del teléfono, del telégrafo, de la im-

prenta, de la fotografía, de la electricidad, de la arquitectura. Y pensemos en el interminable cortejo de

invenciones utilísimas que nos legaron los sabios de la ciencia. Sería interesante meditar en la medicina

moderna, con sus aparatos y laboratorios, en las instalaciones sanitarias, y agua y alcantarillado, en las

cámaras refrigeradoras, en la plancha, en las máquinas de lavar, en los grandes telares, en la máquina de

coser, en las innumerables industrias manufactureras, en la máquina de escribir, en el cerebro mecánico,

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en la magia de los discos y cintas que tocan, hablan y cantan, en la música en general, en el fonógrafo,

en la televisión, en las obras de arte e ingeniería, en los perfeccionamientos agrarios, en los trenes eléc-

tricos, en las

letras y en las artes, en la astronomía, en los dientes postizos, en la materia plástica, en la óptica moder-

na, en el elevador, en el reloj, en el gas de iluminación y de cocina, en la energía atómica”. – Testimo-

nio Histórico de las Profecías de Daniel, pág. 717-718, A. S. Mello.

Esta reseña interminable e incompleta, se la muestro a usted, hermano, como algo maravilloso del

cumplimiento de la palabra profética, pues es hecho comprobado: Todos estos inventos se dieron exac-

tamente después del inicio del “tiempo del fin”, esto es, después de 1798. Si retrocediésemos un siglo y

medio, encontraríamos el mundo como lo dejaron los patriarcas. Pero, al comenzar el siglo diecinueve,

“el mundo despertó del sueño milenar, y ... comenzó el tiempo del fin, en que la ciencia se debería mul-

tiplicar”. Ídem.

Paralelamente, las grandes señales deberían también ocurrir y de hecho así sucedió. Yo acepto que haya

sido el gran terremoto de Lisboa, cuando ella casi fue totalmente destruida en 1755, el primero de la ca-

dena de las grandes señales precursoras del regreso del Señor, que ocurrirían inmediatamente después

del término de los 1260 años, en 1798.

Los hermanos que están atentos a estas consideraciones ciertamente deben imaginar: ¿Cómo juntar la

fecha de 1755, en que se dio el terremoto de Lisboa, con la fecha de 1798, que marcó el inicio del tiem-

po del fin, si esta fecha es posterior a aquella? Alguien inquirirá: ¿Qué hará el hermano Lourenço Gon-

zález ahora?

– ¡Nada!, respondo. Simplemente buscaré en la Biblia la solución para el enigma, porque no hay en

ella ningún problema que ella misma no traiga la solución, sobretodo cuando su enseñanza es clara: “...

ninguna profecía de la Escritura es de particular interpretación” (2 Pedro 1:20). Por eso, ¡que la Escritu-

ra hable! Escuche:

Mateo 24:22 = “Y, si aquellos días no fuesen abreviados, ninguna carne se salvaría; pero por causa de

los escogidos serán abreviados aquellos días”.

– ¿Cuáles días serían abreviados?

– Lógico, serían abreviados los días de la gran apostasía y de la persecución ocurrida durante el pe-

ríodo de los 1260 años (desde la supremacía papal, en 538 d.C., hasta su derrocada por el general de

Napoleón Bonaparte, en 1798, millones de creyentes murieron impiedosamente en las manos de este

poder, a medida que era introducida la apostasía total, con adoración de imágenes, culto a los muertos,

substitución de la Biblia por catecismos y formas litúrgicas, santificación de muertos, etc...).

Así, el tiempo necesariamente fue abreviado en cerca de 45 años, pues el último mártir cristiano murió

alrededor del año 1753. Confirme: (1.798 (caída del papado) – 1.753 (fin de los martirios) = 45 años).

Por lo tanto, no tengamos duda que hay veracidad en haber sido el terremoto de Lisboa el primero de la

cadena de las grandes señales proféticas del regreso de Jesús, acontecido exactamente dentro del perío-

do profético focalizado.

Veinte y cinco años más tarde, el 19 de Mayo de 1780, el día amaneció normal como los demás, hasta

que, a las diez horas de la mañana, una oscuridad fantástica se abatió sobre los E.U.A., sin ninguna ra-

zón natural, ni posibilidad de haber sido un eclipse, pues en ese día la posición de la Luna en relación a

la Tierra era justamente opuesta a la del Sol. Herschel, el gran astrónomo inglés, dice: “El día oscuro

de América del Norte fue uno de los más extraordinarios fenómenos de la naturaleza, que será siempre

leído con interés, pero la ciencia es incapaz de explicarlo”. En aquella noche, las tinieblas se disiparon y

la Luna apareció roja como una bola de sangre. Joel 2; Luc. 21.

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Cincuenta y tres años más tarde, en la madrugada del 12 para el 13 de Noviembre de 1833, ocurrió la

notable caída de estrellas candentes, “la mayor demostración de fuegos celestes que ya hubo desde la

creación del mundo, o por lo menos en los anales comprendidos en las páginas de la historia ... La ex-

tensión de la lluvia (de estrellas candentes) fue tal que cubrió una parte considerable de la superficie de

la Tierra”, alcanzando el Atlántico, el Pacífico, la costa norte de América del Sur, hasta las lejanas re-

giones de las posesiones británicas al Norte de los E.U.A. Apocalipsis 6:13.

Las grandes conmociones bélicas, conflictos constantes, bombas atómicas, guerra fría, hambre, peste,

violencia, usinas nucleares, en fin, este rosario de miseria que impide la paz entre los hombres, y los

lleva a atemorizarse y desmayar de terror (Luc. 21:26), son el cumplimiento fiel profetizado por Daniel,

y que ocurriría inmediatamente después del período de los 1260 años.

Particularmente, acepto como siendo la última gran señal de la vuelta de Jesús, que se daría en los Cie-

los, según la lectura de Lucas 21:26 – “Las potencias del Cielo serían abaladas ...”; fue cuando, en el

perfeccionamiento de las grandes máquinas y cohetes propulsores de gran alcance, se colocó en la Luna

a hombres de esta Tierra (1969). Las potencias del Cielo austral fueron así abaladas, ya que las del Cie-

lo atmosférico lo fueron por los aviones que cruzan nuestro espacio aéreo doméstico.

El enfoque importante de esta profecía está en que la ciencia (conocimiento personal) también crecería

en relación al estudio del libro de Daniel, cuando este fuese abierto en el tiempo del fin. Hubo compro-

badamente un gran despertamiento religioso a partir de 1798. Esto era necesario, pues la fe en la Biblia

ya iba decayendo, y los cristianos se acostumbraron a una rutina religiosa, fría y sin motivación.

Se siguió también un espantoso incremento misionero. El “Evangelio del Reino” (Mat. 24:14) debía ser

predicado, y Dios despertó en los creyentes el interés por los paganos, comenzando entonces a surgir

los primeros misioneros que se aventuraban a predicar en las inhóspitas tierras de más allá del mar, con

riesgo de la propia vida.

Surgieron las grandes Sociedades Bíblicas: Británica, 1804; Rusa, 1812; Alemana, 1813; Americana,

1816; la de París, 1822; la de Nueva York, 1825; la de Basiléa, Suiza, 1834; la de Berlín, 1845, etc. A

través de ellas, vinieron a la luz centenas de miles de ejemplares del libro de Dios, folletos y porciones

bíblicas, a fin de advertir al mundo para la salvación.

Los libros de Daniel y Apocalipsis, como afirmé, tienen una maravillosa interligación. Una piedosa es-

critora cristiana dice de ellos lo siguiente:

“Los libros de Daniel y Apocalipsis son uno. UNO es la profecía, el OTRO es la revelación; un libro

sellado, el otro revelado”. – Ellen G. White, 7 – Seventh-Day Adventist Bible Commentary , pág. 971.

Énfasis mío.

Y ella tiene razón. Vea:

Apocalipsis 10:1-2,5-6 = “Y vi otro ángel fuerte, que descendía del Cielo, vestido de una nube; y por

encima de su cabeza el arco celeste, y su rostro era como el Sol, sus pies como columnas de fuego. Y

tenía en su mano un librito abierto, y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra...; y

el ángel que vi estar sobre el mar y sobre la tierra levantó su mano al Cielo, y juró por Aquel que vive

para siempre, el cual creó el Cielo y lo que en él hay, y la Tierra y lo que en ella hay, y el mar y lo que

en él hay, que no habría más demora”.

Si, hermano, el capítulo 10 de Apocalipsis es una continuación del capítulo doce de Daniel, en una uni-

dad perfecta, santa y gloriosa. Atente para los siguientes detalles:

Primero: Un ángel le apareció a Daniel (cap. 12), levantó sus dos manos para el Cielo, y juró que las

maravillas que antecederían a la vuelta de Jesús comenzarían a suceder en esta Tierra, después del pe-

ríodo de “un tiempo, dos tiempos y mitad de un tiempo”, terminado en 1798.

Segundo: Ahora un ángel le apareció a Juan en la Isla de Patmos, también sobre las aguas, sin embargo

levantando apenas una de las manos para el Cielo (porque la otra aseguraba un librito abierto) y tam-

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bién bajo juramento le dice a Juan que no habrá más demora. Aquí hay sabiduría y un sincronismo pro-

fético esplendoroso. Sino, veamos:

Allá en el río Tigre (Dan. 12:5-6) el ángel informa que las “maravillas” (señales), comenzarían después

de los 1260 años; y en el mar de Patmos, el ángel dice que no hay más demora para el regreso del Señor

Jesús, porque las maravillas (señales) que antecederían la mayor maravilla (vuelta de Jesús) ya se cum-

plieron todas, apenas faltando que el Evangelio del Reino alcance la última alma.

Estimado hermano, en el capítulo siguiente estudiaremos el restante del capítulo diez de Apocalipsis,

mostrando qué librito era aquel que estaba en la mano del ángel, y finalizando esta serie, revelándole a

usted, al pueblo que, con hora absolutamente cronometrada, Dios levantó en esta Tierra para restaurarle

el Don de Profecía. Aguce la audición, abra los ojos.

EL LIBRO ABIERTO.-

Apocalipsis 10:2 = “Y tenía en su mano un librito abierto, y puso su pie derecho sobre el mar, y el iz-

quierdo sobre la Tierra”

Este libro, hermano, inconfundiblemente es el libro de Daniel, que estaba sellado, por orden de Jesús,

desde el sexto siglo a.C., y el estar abierto es la forma alegórica de decir que sus “sellos” fueron retira-

dos y ahora sus profecías podrían ser entendidas, desde que sean estudiadas con ahínco y bajo la orien-

tación del Espíritu Santo.

Y fue lo que sucedió. Los estudiosos de la Biblia (a partir del siglo pasado) descubrieron, a través de los

símbolos de Daniel, una motivación especial para el estudio y explicación de las cadenas proféticas allí

contenidas, concluyendo que la vuelta de Jesús era inminente.

Apocalipsis 10:8-9 = “Y la voz que yo del Cielo había oído volvió a hablar conmigo, y dijo: Anda, y

toma el librito abierto en la mano del ángel que está en pie sobre la tierra. Y fui al ángel, diciéndole:

Dame el librito. Y él me dijo: Tómalo, y cómelo, y él será amargo en tu vientre, pero en tu boca será

dulce como la miel”.

Estas palabras son metafóricas, pues comer el librito es lo mismo que decir: se levantarían en el tiempo

del fin, hombres que se lanzarían con tanta “hambre” y voluntad de estudiar y desvendar los símbolos

del libro de Daniel, que es como si se lo estuviesen comiendo.

“Comer” un libro es lo mismo que estudiarlo a fondo, examinarlo minuciosamente, desmenuzándolo

detalle por detalle. Y el ángel le asegura a Juan que, al comer el libro, su mensaje traería un tan gran de-

leite y gozo en el descubrimiento de la inminente vuelta del Señor, hecho que las señales ocurridas pre-

nunciaban con seguridad, que era comparada a la dulce miel en su boca.

Apocalipsis 10:10 = “Y tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y en mi boca era dulce como la

miel; y, habiéndolo comido, mi vientre quedó amargo”.

Hermanos, maravillosa es esta profecía. Como afirmé, hasta cerca del año 1798, los cristianos vivían

una religión fría, y la fe en la Biblia iba decreciendo paulatinamente, tanto que, un poco antes de esta

fecha (1859), Darwin lanzó al mundo su teoría de la evolución (origen de las especies), que es una ne-

gación de la inspiración de la Biblia.

Como la profecía indicaba la apertura del libro de Daniel en el tiempo del fin (Dan. 12:9), en esa época

por lo tanto, se levantaron cerca de 84 hombres alrededor del mundo, sin conocerse, buscando el signi-

ficado de los 2300 días de Daniel 8:14, predicando con denuedo la vuelta de Jesús. Entre ellos: Gui-

llermo Miller, en Nueva York; Davis, en Carolina del Sur; A. J. Krupp, en Filadelfia; David MacGre-

gor, en Maine; dos predicadores en Inglaterra, también dos en Alemania, Escocia, Haya, Amsterdam,

Babaria; también dos, cerca del Báltico y del mar Caspio, y finalmente Lacunza en España. En Suiza, al

ser impedidos los adultos, niños anunciaban el mismo acontecimiento – la vuelta de Jesús.

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Los que se lanzaron al estudio del libro de Daniel imaginaban que si pudiesen descifrar esta profecía

(Dan. 8:14), la mayor de la Biblia, fatalmente descubrirían el tiempo en que se daría el regreso del Sal-

vador. Y, entre estos profundos y sinceros investigadores del santo Libro se encontraba Guillermo Mi-

ller, un fiel miembro de la Iglesia Bautista, y que fue el padre del movimiento del advento en los EUA.

Ellen G. White, en esa ocasión una seguidora de Miller, escribió lo siguiente:

“Según su regla de hacer de las Escrituras su propio intérprete, Miller descubrió que un día en la profe-

cía simbólica representa un año (Núm. 14:34; Eze. 4:6); vio que el período de 2300 días proféticos, o

años literales, se extendería mucho más allá de la dispensación judaica, no pudiéndose referir él así al

santuario de aquella dispensación. Miller aceptó la opinión generalmente acogida, de que en la era cris-

tiana la Tierra es el santuario y, por lo tanto, comprendió que la purificación del santuario predicha en

Daniel 8:14, representaba la purificación de la Tierra por el fuego, la segunda venida de Cristo. Si,

pues, se pudiese encontrar el exacto punto de partida para los 2300 días, concluyó que se podría fácil-

mente determinar la ocasión del segundo advento”. – Conflicto de los Siglos, Vol. 3, pág. 36 y 37.

Como gran estudioso de la Biblia Sagrada, Miller no tuvo dificultades en descubrir que el inicio de los

2300 días se dio con el decreto de Artajerjes en el año 457 a.C. para restaurar Jerusalén, que se encon-

traba en ruinas (Lea Dan. 9:25; Esd. 7:11-26).

A decir verdad, y para que no haya dudas infundadas, pasemos a limpio el hecho de que hubieron tres

decretos, como mucho les gusta decir a los oponentes y antagonistas de la verdad de esta profecía. Es-

dras 6:14.

Tres decretos fueron publicados por los monarcas persas para la restauración de la patria de los judíos.

El de Ciro, el de Darío y el de Artajerjes. El decreto de Ciro se relacionaba solamente con el templo. El

decreto de Darío Histapes fue promulgado para la continuación de la obra de reconstrucción del templo,

que había sido obstruida por Esmerdis. Finalmente, el decreto de Artajerjes restauró completamente en

todos los ángulos el gobierno judío, providenciando, inclusive, la vigencia de sus leyes. Es por consi-

guiente este decreto que sirvió para la restauración total de Jerusalén, conforme exige la profecía, y eso

ocurrió en el Otoño de 457 a.C., incuestionablemente. Esdras 7:12-26. (Confiera en la página 145 y

411).

¡Pues bien! Hizo entonces Miller sus cuentas y llegó matemáticamente a la fecha de 1844, que es inape-

lablemente la última fecha profética de la Biblia, así como el fin de los 2300 años proféticos. Conse-

cuentemente, Miller y sus compañeros pensaban que 1844 era el año de la vuelta de Jesús.

“Con un nuevo y más profundo fervor, Miller continuó el examen de las profecías, dedicando días y

noches enteras al estudio de lo que ahora le parecía de tan estupenda importancia y absorbente interés.

“Devotándose al estudio de las Escrituras, como lo hizo, a fin de probar que ellas eran una revelación

de Dios, Miller no tenía al principio la menor perspectiva de alcanzar la conclusión a que llegó. A duras

penas podía él mismo creer en los resultados de su investigación. Pero la prueba de las Escrituras era

demasiado clara y fuerte para que fuese puesta a un lado”. – Ídem.

“Dos años dedicó él al estudio de la Biblia, cuando en 1818 llegó a la solemne conclusión que dentro de

veinte y cinco años, aproximadamente, Cristo aparecería para la redención de Su pueblo. ‘No necesito

hablar’, dice Miller, del júbilo que me llenó el corazón en vista de la deleitable perspectiva, ni del anhe-

lo ardiente de mi alma para participar de las alegrías de los redimidos”. – Ibídem, 41 y 42.

“Solemnemente convencido de que las Santas Escrituras anunciaban el cumplimiento de tan importante

acontecimiento en tan corto espacio de tiempo, surgió con fuerza en mi alma (de Miller) la cuestión de

saber cual era mi deber para con el mundo, en virtud de la evidencia que había conmovido mi propio

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espíritu... no pudo (Miller) dejar de sentir que era su deber comunicar a otros la luz que había recibido.

Esperaba encontrar oposición por parte de los impíos, pero confiaba en que todos los cristianos se rego-

cijarían en la esperanza de ver el Redentor, a quien profesaban amar. Su único temor era que, en su gran

alegría ante la perspectiva del glorioso libramiento, a consumarse tan brevemente, muchos recibiesen la

doctrina sin examinar suficientemente las Escrituras en demostración de su verdad. Por lo tanto, dudó

en presentarla, temiendo que estuviese errado, y fuese, así, el medio de engañar a otros”. – Ibídem.

Este santo recelo de Miller lo llevó “a revisar las pruebas en apoyo de las conclusiones a que llegara, y

a considerar cuidadosamente toda dificultad que se le presentaba en el espíritu”. – Ibídem.

Miller, escudándose de todo cuidado, para que no suceda que pudiese laborar en el error, pasó a ser su

propio “detective”; él mismo levantó variadas objeciones al mensaje de la vuelta de Jesús en 1844. Re-

estudió toda la profecía. La objetó de todas las formas, y sin embargo, “vio que las objeciones se desva-

necían ante la luz de la Palabra de Dios, como la niebla delante de los rayos del Sol. Cinco años gasta-

dos de esta manera lo dejaron completamente convicto de la corrección de sus opiniones. Y ahora el

deber de hacer conocido a otros lo que creía ser enseñado tan claramente en las Escrituras se le imponía

con una nueva fuerza: ‘Anda a decirle al mundo sobre el peligro que lo amenaza’ ”. – Ibídem.

“Comenzó a presentar sus opiniones en particular, cuando se le ofrecía la oportunidad, orando para que

algún ministro pudiese sentir la fuerza de las mismas y dedicarse a su promulgación. Pero no pudo eli-

minar la convicción de que tenía un deber personal a cumplir, y era dar la advertencia”. – Ibídem.

“Anda, dícelo al mundo, era la voz que sonaba en sus oídos... Durante nueve años esperó, pesándole

siempre ese fardo sobre el alma, hasta que en 1831, por la primera vez, expuso públicamente las razo-

nes de su fe”. – Ibídem

“Miller se lanzó al trabajo de predicar la vuelta de Jesús, como él creía, en 1844, y este mensaje glorio-

so se volvió tan dulce como dulce es la miel, en la boca de los que lo aceptaban.

“Se convertían pecadores, cristianos eran despertados a mayor consagración, y deístas e incrédulos re-

conocían la verdad de la Biblia y de la religión cristiana. Su predicación era de molde a despertar el es-

píritu público a los grandes temas de la religión, y erradicar el creciente mundanismo y sensualidad de

la época. En casi todas las ciudades había decenas de conversos y, en algunas, centenas, como resultado

de su predicación. En muchos lugares las iglesias protestantes de casi todas las denominaciones se

abrieron ampliamente... y... luego se vio (Miller), imposibilitado de atender a la mitad de los pedidos

que llovían sobre él. Muchos que no aceptaron sus opiniones cuanto al tiempo exacto del segundo ad-

vento quedaron convencidos de la certeza de la proximidad de la venida de Cristo, y de sus necesidades

de prepararse. En algunas de las ciudades su trabajo produjo una impresión extraordinaria. Vendedores

de bebidas abandonaban este comercio y transformaban sus locales en salas de culto; antro de juegos

eran cerrados; se corregían incrédulos, deístas, universalistas, y aún los libertinos más perdidos, algunos

de los cuales no habían durante años entrado en una casa de culto. Varias denominaciones efectuaban

reuniones de oración, en diferentes barrios, casi todas las horas del día, reuniendo hombres de negocio

al mediodía para oración y loor. No había ninguna excitación extravagante, pero sí una sensación de so-

lemnidad casi general en el espíritu del pueblo”. – Ibídem, 45.

Si, era un mensaje dulce, que alcanzó a todos. Un mensaje dulce, “dulce como la miel”, en la boca de

los mileritas, como eran llamados.

“En 1833 (Miller) recibió de la Iglesia Bautista de la cual era miembro, una licencia para predicar. Gran

número de ministros de su denominación también le aprobó la obra, y fue con esa sanción formal que

continuó con sus trabajos”. Ibídem, 45 y 46.

En ese año de “1833, dos años después que Miller comenzó a presentar en público las pruebas de la

próxima venida de Cristo, apareció la última de las señales que fueron prometidas por el Salvador como

indicio de Su segundo advento. Dijo Jesús: ‘Las estrellas caerán del Cielo’ (Mat. 24:29). Y Juan, en el

Apocalipsis, declaró, al contemplar en visión las escenas que deberían anunciar el día de Dios: ‘Y las

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estrellas caerán sobre la Tierra, como cuando la higuera lanza de sí sus higos verdes, abaladas por un

viento fuerte’ (Apoc. 6:13). Esta profecía tuvo cumplimiento sorprendente e impresionante en la gran

lluvia meteórica del 13 de Noviembre de 1833”. Ibídem, 46 – énfasis mío.

“Así se mostró la última de las señales (de la venida de Cristo), en relación a las cuales Jesús declaró a

Sus discípulos:

‘... Cuando veáis todas estas cosas, sabed que está próximo a las puertas’, Mateo 24:33.” – Ibídem.

Y así, el bautista Miller, un sincero hermano, al presenciar con sus propios ojos la gran caída de “estre-

llas” en 1833, se quedó contemplativo y reverente delante de aquel extraordinario acontecimiento que,

ocurriendo dentro de los cálculos previstos, según las profecías de Daniel y Apocalipsis, a la cual él le

había dado toda su atención, consolidó su firme creencia de que la vuelta de Jesús se daría exactamente

en 1844, fecha absolutamente cierta, como final del mayor período profético de la Biblia, los 2300 años

de Daniel 8:14. (Vea gráfico en las págs. 145 y 411).

Miller estaba completamente correcto en el análisis del período desde su inicio, medio y fin; erró, sin

embargo, lamentablemente, en el cumplimiento de lo que aceptaba y creía sinceramente ser la purifica-

ción del santuario, esto es: Jesús volviendo a la Tierra.

Así hermano, se dio la gran decepción, pues el Señor no vino, como se esperaba. Tristeza, gran frustra-

ción. Burla general, insultos y chacotas vinieron de aquellos que se decían cristianos. De lo que fueron

blanco los creyentes mileritas del advento en el día 22 de Octubre de 1844, no se comparaba al dolor

del gran chasco que experimentaron. Algunos días atrás, el mensaje era “dulce como la miel” en la boca

del pueblo. Y “comido el librito”, esto es: aceptado el mensaje de la vuelta de Jesús, se volvió amargo

en su vientre, como la hiel.

¡Que tremenda ilustración! ¿Qué mejor alegoría usaría Dios para caracterizar la tan triste decepción de

los mileritas, como la hiel amarga en el vientre del apóstol Juan? – Si, pero gracias a Dios, aleluya,

glorias al Gran Jehová, porque el capítulo 10 de Apocalipsis no termina en la triste decepción amarga

como hiel, en el verso 10. Escuche:

Apocalipsis 10:11 = “Y él dijo: Importa que profetices otra vez a muchos pueblos, y naciones, y len-

guas y reyes”.

Si amados, cristianos de toda la Tierra, Apocalipsis 10:11 revela, con claridad solar, que de las reminis-

cencias de aquella decepción, Dios suscitaría un pueblo al cual le daría el Don de Profecía, para profeti-

zar a los pueblos, naciones, lenguas y reyes.

¡Y así fue! ¡Aleluya!

De vuelta la página, y concluya este episodio de amor.

RESTAURADO EL DON PROFÉTICO.-

Fue en el cumplimiento de la mayor profecía de la Biblia, los 2300 años de Daniel 8:14, que surgió el

pueblo a quien Dios restauraría el más importante don para la iglesia, el Don de Profecía. El antiguo

don de los profetas que dirigieron el pueblo de Dios. El don que Pablo declara ser el de mayor impor-

tancia en la iglesia (1 Cor. 14:5). El don que permitiría identificar los engaños de Satanás, en la propia

desfiguración de este mismo don. Y este don sería otorgado a la iglesia para una función determinada

por el Señor, la cual es: Profetizar a todo pueblo, rey, nación y lengua, esto es, este pueblo, portador de

este mensaje y de este don, alcanzaría el mundo entero. Escuche esto:

Pág. 300

“... El ángel de Apocalipsis 10 es presentado como teniendo un pie en el mar y otro en tierra, mostrando

que el mensaje será llevado a tierras distantes, que el océano será atravesado y las islas del mar oirán la

proclamación del último mensaje de advertencia a nuestro mundo... Este mensaje anuncia el fin de los

períodos proféticos. La decepción de los que esperaban ver el Señor en 1844 fue en verdad amarga para

los que habían tan ardientemente anticipado Su aparecimiento. Era la voluntad del Señor que viniese

esa decepción y se revelasen los corazones”. – Mensajes Escogidas, Vol. II, págs. 107 y 108 – E. G.

White.

¡Dios es muy bueno! Cuando en 1844, el pueblo del advento (los mileritas) se decepcionó, muchos vol-

vieron para sus iglesias de origen; aproximadamente 13 Iglesias Protestantes, cerca de 80.000 personas.

Otros fueron para el mundo desesperanzados; pero un grupito permaneció allí firme, aún cuando tam-

bién estaban decepcionados. Permanecieron inabalables en las palabras de Dios: “Si tardar, espéralo”.

Hab. 2:3.

Medio aturdidos, tratando a todo costo colocar en orden los pensamientos, esos hermanos se unieron en

fervorosa oración, firmes en la esperanza de que el Señor en breve vendría. Y a este grupito Dios le de-

dicó, en gloriosa deferencia, estas palabras:

Apocalipsis 10:11 = “... importa que profetices otra vez a muchos pueblos, y naciones, y lenguas y re-

yes”.

Observe hermano, cómo es claro el mensaje, y cómo son límpidos los acontecimientos y aplicaciones

de todo eso: Innumerables cristianos de diversas iglesias evangélicas de América del Norte se unen al-

rededor de un gran hombre de la Iglesia Bautista, Guillermo Miller. Entienden que la vuelta de Jesús se

daría en 1844, por el estudio de Daniel 8:14, sacuden el pueblo con un mensaje – DULCE COMO LA

MIEL – el mensaje de la vuelta de Jesús. En ese año, sin embargo, no aparece el Salvador; el mensaje

se vuelve amargo como la hiel. Dios, sin embargo, transforma esta hiel en una deliciosa esperanza, una

sublime y específica comisión, capacitándolos con el don mayor: el Don de Profecía. “Importa que pro-

fetices otra vez...” Es el imperativo divino, ¿y quién dudará? ¿Quién contenderá con Dios? ¿Quién Le

responderá?

“Importa que profetices otra vez...” – Vea hermano, cómo es claro. Otra vez. ¿Por qué otra vez? Si, es

porque hubo una primera vez, y esa fue la predicación de Miller y sus compañeros del advento de 1831

a 1844. Deseo resaltar, y espero que usted entienda, hermano amado, aunque todos los demonios se le-

vanten para empañar su mente, o sacar de su corazón la gloriosa verdad que, si aquellos cristianos del

advento (mileritas) profetizaron la vuelta de Jesús, lo hicieron con la mayor sinceridad y amor, celosos

por los pecadores perdidos, sin embargo lo hicieron sin la operación directa del Don de Profecía, que

hasta entonces les era extraño, pero sin darse cuenta, maduraba el tiempo para que tal don fuese resti-

tuido a la iglesia del Señor, en el exacto cumplimiento de la profecía de Apocalipsis 10.

“Importa que profetices otra vez...”, y esto sucedería fielmente, con la aprobación y orientación directa

de Dios por la gloriosa y amada iglesia del Señor, que le sucedió a los mileritas de 1844.

Efectivamente, si Dios dijo: “Importa que profetices otra vez...”, es porque Él capacitaría esta amada

iglesia, con el Don de Profecía. Y la verdad es que Dios nunca le pide nada al hombre sin antes haberlo

capacitado. Por lo tanto, ¡gloria a Dios! Aleluya, loores eternos al gran El-Shaddai, que restauró el Don

de Profecía a Su amada iglesia, para profetizar a los pueblos y reyes y a todo el mundo.

Gloria a Dios, que levantó y preparó en esta Tierra este movimiento, la Iglesia Adventista del Séptimo

Día, para dar el último mensaje a un mundo que perece, así como alertar a todos los cristianos que se

despierten para toda la Verdad que una vez fue lanzada en tierra (Dan. 8:12) por Roma cristiana, en la

Edad Media, durante el período de “un tiempo, dos tiempos y mitad de un tiempo”, de Daniel 7:25.

Pág. 301

Ese pueblo agraciado por el Señor con el Don de Profecía tendría la incumbencia de remover del cris-

tianismo los engaños y errores infiltrados a lo largo del tiempo, advirtiendo al mundo con los tres men-

sajes angélicas de Apocalipsis 14.

Sepa, hermano, no fue el hombre, sino Dios quien levantó este pueblo, ordenando: “Importa que profe-

tices otra vez...” El Señor mismo lo hizo para que nadie pueda dudar o cuestionar. Quien lo rehusa ne-

gará la propia Palabra de Dios, que es la única regla de fe del cristiano.

Ese pueblo que se constituiría en el último período de la Iglesia de Dios en la Tierra “no sólo predicaría

el mensaje de la breve vuelta de Jesús, sino que poseería y enseñaría la verdad cuanto a Dios, al Salva-

dor, al santuario... a la ley, al Sábado y cuanto a todas las demás verdades que fueron pervertidas. Es en

esta iglesia remanente, que el Don de Profecía sería restaurado”. – El Don de Profecía – C. B. Haynes

– pág. 84. Como lo fue de hecho, y quien nos lo dice es un ángel. El ángel de

Apocalipsis 10. Esta iglesia amada “creería y enseñaría la verdad acerca de la verdadera comunión – la

Cena del Señor” (Ídem, 86). Juntamente con la ceremonia de la humildad del lava-pies (Juan 13:14 y

15; 1 Timoteo 5:10). Los símbolos de esta comunión tiene que ser el pan ázimo, sin fermento, y el puro

jugo de uva.

“Creería y enseñaría la verdad a respecto de la verdadera Ley de Dios, la cual, habiendo existido desde

el principio, fue dada bajo truenos en el Monte Sinaí y es una norma perpetua de justicia cuanto al ver-

dadero Sábado, hecho por el Creador y dado en el Edén a la raza humana como un monumento perpe-

tuo del poder Creador de Dios”. – Ibídem.

“Habría de rechazar el falso sábado de la misma manera que todas las demás falsificaciones del falso

sistema religioso; observaría únicamente el verdadero Sábado de Jehová, el séptimo día. Lo presentaría

como la señal entre Dios y Su pueblo”. – Ibídem. Ezequiel 20:12, 20.

“Enseñaría también la verdad acerca de la naturaleza del hombre, y el estado de los muertos, la recom-

pensa de los justos y la suerte de los impíos, los cuales fueron todos pervertidos... en vez de predicar un

purgatorio o un estado de vida consciente en la muerte, enseñaría la verdad de la Biblia que los muertos

están inconscientes (Sal. 146:3 y 4), ‘no saben ninguna cosa’ (Ecl. 9:5 y 6); que ellos (los hombres) son

mortales (1 Timoteo 6:13-16; 1 Cor. 15:51-54); y que el tiempo de la recompensa y de la punición ocu-

rrirá, no por la muerte o en la muerte, sino en la resurrección.” – Ibídem. Sal. 17:15; 1 Timoteo 4:8.

“De esta manera este pueblo, por medio del cual Dios daría al mundo el último mensaje de verdad, de-

bería creer y enseñar todas las verdades pervertidas por el cristianismo apostatado. Sería dirigido en su

obra por el Don de Profecía. El mensaje que presentaría al mundo sería, obviamente, en todos los por-

menores, contrario (al de Roma Cristiana), de modo que, cuando predicado, constituiría una gran adver-

tencia contra la ‘bestia y su imagen’ y contra el recibimiento de su señal”. – Ibídem.

“Por ser la última iglesia contraria al sistema religioso que Satanás estableció para tomar el lugar del

evangelio, no nos maravilla que el “dragón” desease dar una batalla especial al pueblo remanente, que

guardaría los mandamientos de Dios y habría de dar Su mensaje al mundo”. – Ibídem.

Apocalipsis 12:17 = “Y el dragón se airó contra la mujer, y fue hacer la guerra al resto de su simiente,

los que guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesús...”

Apocalipsis 19:10 = “...Porque el testimonio de Jesús es el Espíritu de Profecía”.

¡Cómo son claras estas enseñanzas! ¡Todo límpido! Definición bíblica sin ninguna duda. El Señor dice:

el testimonio de Jesús es el Espíritu de Profecía.

Ahora, Espíritu de Profecía, no es otra cosa sino el Don de Profecía, que Dios restauraría a la iglesia

que guardaría Sus mandamientos. Si, todo lo que dice la Biblia, se cumple en la Iglesia Adventista que

está, conforme a la comisión divina, llevando el “evangelio a todo pueblo, nación y lengua”, este Evan-

Pág. 302

gelio Eterno, que anuncia la vuelta de Jesús por la segunda vez, para poner fin a la gran controversia

con Satanás.

Por eso, mi hermano, debo decirle, sin temor o miedo de errar: este es el pueblo que, en cumplimiento a

la profecía, se agradó el Señor en concederle el Don de Profecía, constituyéndola como la iglesia rema-

nente, la amada iglesia, la única iglesia que cumple las exigencias de Apocalipsis 10. Ninguna otra lo

cumple. Examine la Palabra de Dios, compare, por favor, las 4800 religiones cristianas y sus doctrinas,

con Apocalipsis 10, y vea si alguna satisface las minucias y pormenores de esta profecía.

Tengo certeza, usted reconocerá que la orden divina – “importa que profetices otra vez...” fue dirigida a

la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que surgió de entre aquel sufrido grupito desilusionado de 1844.

Grabe esto:

“Así, el Movimiento Adventista no surgió en el escenario de los acontecimientos histórico-sociales

como mera división del protestantismo o, como fruto amadurecido de una fantástica imaginación en-

fermiza ... sino que, es una verdad positiva, documentada por la profecía bíblica y por el desarrollar de

los acontecimientos universales, apareciendo en el palco de la historia, en el momento exacto en que en

el reloj divino del tiempo, sonó la hora de dar el último mensaje de advertencia, de amor y de esperan-

za, que Dios en Su infinita misericordia reservó a la humanidad en la época actual”. – Dr. Gideon de

Oliveira, citado en Sutilezas del Error, pág. 36 – énfasis míos.

Esos son, amado, hechos bíblicos que tengo el deber de mostrar a su sinceridad, porque, un cuidadoso y

preciso estudio, libre de preconceptos, del Movimiento Adventista del Séptimo Día y su mensaje, jun-

tamente con el tiempo de su surgimiento, revela sucintamente lo siguiente:

Siguió a las Iglesias de la Reforma, y prosiguió en luz siempre creciente. Predicó el primero y el segun-

do mensaje angélico de Apocalipsis 14:6-8, exactamente cuando estos deberían ocurrir, esto es, después

del comienzo del “tiempo del fin”, después de 1798, advirtiendo al pueblo de la hora del juicio, y conti-

nua siendo así hoy, asociado al tercer mensaje angélico (Apoc. 14:9-11) prioritarios, preparando el

pueblo para la segunda venida de Cristo, mientras nuestro Sumo-Sacerdote y Abogado continúa en el

Santuario Celestial. Enseña la observancia de los Diez Mandamientos de la Ley Moral de Dios, y realza

el Sábado como debiendo ser observado. Le fue restaurado el Don de Profecía (Apoc. 12:17; 19:10). Es

contraria en todo y todos los pormenores a las doctrinas falsas de Roma Cristiana. Está predicando el

mensaje de advertencia contra la bestia y su imagen. Y predica la justificación por la fe y la salvación

únicamente por la Gracia, en más de 213 países del globo.

Si, hermano, este Movimiento es verdaderamente la obra finalizadora del Evangelio Eterno entre los

hombres del Planeta Tierra. Y eso, bajo la orientación directa de Dios que le restauró a este Movimien-

to Adventista del Séptimo Día el Don de Profecía. ¡Gracias a Dios! Así dirigida, ciertamente esta igle-

sia triunfará, aunque contra ella Satanás y sus huestes lancen sus impiedosos ataques; habrá de estar

ella, triunfante al final, en la presencia del Cordero, cantando el himno de libramiento, “en las albas

arenas del mar de vidrio de la eternidad”. ¡Amén! ¡Aleluya! Gloria a Dios.

Estimado lector: Este mensaje sólo falta ser predicado en 23 países de este Planeta. Ore para que ellos

sean alcanzados lo más rápido posible, pues de esto depende la vuelta de Jesús (Mat. 24:14). Y juntos

hagamos planos para recibirlo!

En este tiempo de un cristianismo extraño, cuando el Excelso Nombre del Señor Jesús está asociado a

rock, tango, funk, bloques carnavalescos y ... más que vulgarizado; mero accesorio de consumo, en una

insólita agencia de publicidad. Un cristianismo que mezcló lo santo con lo profano, lo puro con lo im-

puro, y que le dio las manos al mundanismo generalizado, Dios define Su remanente. Descubrámoslo

en la Biblia:

Pág. 303

DRAGÓN – Satanás.

MUJER – Iglesia de Dios.

RESTO DE SU SIMIENTE – Los fieles de Jesús que quedaron de resto, firmes e inabalables en la ob-

servancia de los mandamientos de la Ley de Dios (Éxo. 20:1-17; Apoc. 14:12). Quiera Dios, que usted

sea uno más de estos fieles:

“LOS QUE GUARDAN LOS MANDAMIENTOS DE DIOS Y TIENEN EL TESTIMONIO DE JE-

SÚS”

Esta es la identificación correcta y clara de la iglesia a la cual Satanás tiene ostensivo odio. Su objetivo,

su ira no son contra las 800 religiones paganas, ni las 4.800 cristianas, sino apenas contra aquella que

guarda los Diez Mandamientos y tienen el testimonio de Jesús.

Apocalipsis 12:17 = “Y el dragón se airó contra la mujer, y fue a hacer guerra al resto de su simiente,

los que guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesús Cristo”.

Apocalipsis 19:10 = “... el testimonio de Jesús es el Espíritu de Profecía”.

EL DON DE PROFECÍA (Espíritu de profecía) ES SUPERIOR A TODOS

• Porque edifica la iglesia – 1 Cor. 14:4

• Esclarece los hombres – 1 Cor. 14:3

CAPÍTULO 34 - ELLEN GOLD WHITE.-

LA MENSAJERA DE DIOS –– “ESPÍRITU DE PROFECÍA”

La furia del desamor en las fieras acusaciones hechas a la humilde sierva del Señor, Ellen G. White, me

llevaron a insertar este capítulo, que no representa una pálida idea de lo que fue su vida, obra, ministe-

rio y piedad.

Si, escribir sobre esta frágil y extraordinaria mujer es difícil, su obra es espantosa, son más de 25 millo-

nes de palabras. Es impracticable, en este libro, relatar todo el cumplimiento de sus profecías y visiones

en los campos práctico personal, médico, religioso, educacional y de la salud, pero, si es de su interés,

procure el Servicio Educacional Hogar y Salud (órgano de la Iglesia Adventista del Séptimo Día) de su

ciudad y compre el librito – Ellen G. White y la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Es una sinopsis de

su biografía y ministerio, y usted va a comprobar cómo Dios usa los frágiles y simples instrumentos,

cuando estos se colocan en Sus Manos.

Todos los colegios, agrícolas o no, escuelas parroquiales, primarias, secundarias, universidades, hospi-

tales, clínicas, y el avance misionero mundial, en esta iglesia, efectivamente, vinieron por revelaciones

divinas a la hermana White, que las transmitió al liderazgo de la iglesia que las ejecutó, y los resultados

hoy son palpables.

Como afirmé, es imposible en este libro relatar todo a respecto de Ellen G. White, y sin embargo, a gui-

sa de conocimiento, le presentaré a usted una estadística de la Obra Adventista Mundial, del año 1981,

para que quede patente la actuación de Dios a través de esta mujer en la dirección de Su iglesia. (Escribí

este libro en 1982).

Éramos 22.357 iglesias organizadas; 44.880 Escuelas Sabatinas (futuras iglesias organizadas); 9.889

ministros ordenados; 94.891 colaboradores (obreros y profesores); 13 Divisiones cubriendo casi toda la

superficie del Globo (184 países); 79 Uniones sediadas dentro de los países que componen el campo de

las Divisiones; 383 Asociaciones sediadas dentro de los países que componen el campo de las Uniones;

y 294 misioneros (al otro lado del mar); 4.834 escuelas parroquiales; 3.921 escuelas primarias; 832 es-

cuelas secundarias; 78 colegios agrícolas; 41 escuelas de enfermería y 2 universidades; 166 hospitales y

Pág. 304

sanatorios, 269 clínicas y dispensários y 50 editoras; 23 fábricas de alimentos integrales; 86 orfanatos;

63 emisoras de radio (3 en Guatemala; 2 en Haití; 1 en la República Dominicana; Puerto Rico; Guada-

lupe; Martinica y Costa Rica; 12 en Suecia; 4 en Noruega; 5 en Dinamarca; 2 en Bélgica; 9 en Francia;

8 en Italia; 1 en Indonesia y Filipinas; 1 en Canadá y 10 en los Estados Unidos) y 1 canal de TV, en Ca-

tánia, Italia; 13 lanchas para asistencia a los carentes de las regiones fluviales (muchas de ellas con dos

pisos), equipadas con gabinete médico y dental; 45 avionetas (soporte de la obra de Asistencia Social

Adventista para alcanzar lugares de difícil acceso en tierra o agua). (Estadística más actual, ver pág.

456).

P. S. – Hoy, 1996, sólo en Brasil tenemos 21 emisoras de radio Adventista, interligadas por el sistema

SALT (satélite). En 1981, no teníamos ninguna.

Mi hermano, ¿dónde eso sería posible en una iglesia que sólo tiene 133 años de fundación? ¡Y dígase

de paso que estos números son de 1981! Si, esto sólo fue posible gracias a la actuación e influencia de

la sierva del Señor, Ellen G. White. Dios le concedió el Don de Profecía, dándole visiones y revelacio-

nes divinas. Ella fue “la más débil entre los débiles”, para Dios patentar al mundo que Él puede realizar

obras fantásticas a través de quien, pequeño o débil, confía en Él. ¡Aleluya!

Quiero sintetizar, en este capítulo, apenas cuatro, entre las centenas de extraordinarios acontecimientos

proféticos en la vida de Ellen G. White, que posibilitaron el gran éxito de la amada Iglesia Adventista

del Séptimo Día.

1.- PROFECÍA DE LA PÁGINA IMPRESA – LITERATURAS (Noviembre de 1848)

“Tengo un mensaje para ti”, le dijo ella a Santiago White, su esposo. “Debes comenzar a publicar un

pequeño diario y mandarlo al pueblo. Que sea pequeño al principio; pero, leyéndolo el pueblo, te man-

darán medios con que imprimirlo, y alcanzará buen éxito desde el principio. Desde este pequeño co-

mienzo me fue mostrado que se asemejará a torrentes de luz que circundaban el mundo”. – Vida y En-

señanzas, pág. 127.

Era de extrañarse tal orden dada a un grupito de “pobretones”, que ni siquiera estaban organizados co-

mo iglesia, lo que sólo sucedió en 1863. Pero, hoy, no precisamos decir mucho de la literatura Adven-

tista, ya que ella se impuso por la calidad y por lo que transmite al pecador (Revista Decisión); a los ni-

ños (Nuestro Amiguito); a los jóvenes (Mocedad); adultos (Vida y Salud), y a la iglesia (Revista Ad-

ventista).

Desde la época de la predicación de Ellen G. White (1848), los periódicos Adventistas han dado vueltas

alrededor del mundo. Un total de 356 periódicos Adventistas son impresos continuamente en 230 len-

guas. Solamente en los EUA la revista misionera, en colores y con 32 páginas – Signs Of The Times –

circula a razón de un millón de ejemplares mensuales. En Brasil, la revista Nuestro Amiguito llega a

112.000 ejemplares mensuales.

Refiriéndose a la Casa Publicadora Brasileira (Cx. Postal 34, CEP-18.270-000-Tatui-SP), la gigantesca

Editora Brasileña de los Adventistas, que imprime más de un millón de libros por año (“torrentes de

luz”), un acérrimo oponente de esta iglesia, reconociendo la calidad de este emprendimiento, dijo tex-

tualmente en uno de sus libros que ella “causa envidia a la Editora Abril Cultural”. No es preciso decir

nada más, ¿no es verdad? Profecía cumplida. ¡Gloria a Dios!

2.- EVANGELISMO TOTAL Y MUNDIAL, ALIADO A LA PÁGINA IMPRESA (Profetizado en

1885)

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“Dios hará luego grandes cosas por nosotros, si nos allegamos humildes y creyentes a Sus pies... Más

de un millar serán luego convertidos en un día, la mayoría de los cuales atribuirá sus primeras convic-

ciones a la lectura de nuestras publicaciones”. – Colportor Evangelista, págs. 145 y 146.

En verdad, Dios fue muy sabio al idealizar este plan extraordinario de ganar almas. Hoy, yo comprendo

eso con la experiencia personal, a través de la Editora ADOS – la Editora del Así Dice El Señor. La pá-

gina impresa es un instrumento vivo y poderoso para alcanzar pecadores. Sabiduría, también, fue creer

en esta profecía y colocarla en práctica, sin recursos financieros.

El día 3 de Setiembre de 1983 (exactamente 98 años después de esta profecía), en un gran club de la Ti-

juca/RJ, se reunieron 5.000 Adventistas del Gran Río para el Congreso de Colportaje conjugado con los

“Mil Días De Cosecha” (Desafío evangelístico de ganar mil almas por día, a cada día, durante mil días

en el mundo entero). Hubo la hora de los testimonios, cuando entonces fueron presentadas las almas

ganadas a través del colportaje. Tuve el privilegio de presentar 3 preciosas almas que tuvieron su pri-

mer contacto con el cristianismo genuino adquiriendo literaturas Adventistas, y conmigo terminaron los

estudios y se bautizaron.

Destaco que, de estas, una mujer era la más famosa “bruja” de Niterói/RJ, que, con su esposo, leyeron

los libros de la hermana Ellen White – Vida de Jesús y Conflicto de los Siglos; el otro, un funcionario

del Gobierno Estatal y Médico Naturalista, “comió” el libro – Así Dice El Señor.

En esa reunión, el vice-líder mundial de los Adventistas, Pastor Enoch de Oliveira, hizo la extraordina-

ria declaración de que los computadores de la Asociación General, órgano máximo de los Adventistas,

sediado en Washington DC, acusaron la marca de 1.172 almas ganadas por día en los tres primeros me-

ses de 1983, en los “Mil Días De Cosecha”. No es de admirarse, es divino. ¡Profecía cumplida! Amén.

3.- PROFECÍA EDUCACIONAL (Noviembre de 1872)

“Construid una escuela. Enseñad la Biblia a los jóvenes. Preparadlos para que hablen otras lenguas, de

manera que el mensaje del advento pueda ser llevado al mundo”. – Mensaje a los Jóvenes, pág. 225.

Construir escuelas, como implantar iglesias, son partes importantes del compromiso Adventista. Así

que, hay una red de escuelas Adventistas alrededor del mundo, que son una bendición para las familias.

Son los Adventistas que operan “el mayor sistema protestante de escuelas parroquiales fuera de Améri-

ca del Norte”. El mayor complejo de escuelas particulares del mundo, exceptuándose la Iglesia Católica

Romana. Mantienen, los Adventistas, más de 5.500 colegios con 42.000 profesores que instruyen a

828.000 estudiantes.

Aliados están los grandes colegios agrícolas, en áreas de miles de metros cuadrados, donde los alumnos

trabajan y estudian, desenvolviéndose, armónicamente, el físico, “espíritu” e intelecto. Hay, dentro de

estos colegios, el cultivo de la tierra, el trato con bovinos y caprinos, y también la fabricación de pro-

ductos variados para la construcción civil, así como la fabricación de pan integral y jugos naturales.

No es difícil hoy, en cualquier lugar de Brasil, procurar una Escuela Adventista que no esté cerca. ¿Y

por qué eso es así? ¡Es divino! – ¡Profecía cumplida!

No deje de leer, al final de este capítulo, el episodio maravilloso, “El Milagro del Colegio de

Newborn”.

4.- VISIÓN MÉDICA – PROFECÍA MÉDICO-MISIONERA (El 6 de Junio de 1863)

“Vi que era sagrado deber cuidar de nuestra salud y despertar otros para su responsabilidad ... Vi que no

debemos quedarnos callados sobre el asunto de salud, sino despertar las mentes para él”. – Manuscrito

1, 1863.

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Es imposible (a no ser por divina revelación) que alguien que no es graduado en “cualquier ramo de le

dietética, de enfermería o de medicina, revele secretos de cura y de vivir saludable desconocidos a otros

de su tiempo”, y más, cuyos escritos, en esta área, al ser comparados con la ciencia médica de la actua-

lidad, susciten la curiosa pregunta: ¿Cómo puede esta mujer haber escrito esto en su tiempo?

Efectivamente, por causa de estos escritos, de este coraje en el Señor, surgieron las 581 unidades médi-

co-hospitalares en el mundo, incluyéndose los 11 grandes hospitales Adventistas de Brasil. ¿Cómo? Si,

¿cómo? ¡Hay algo de sobrenatural en esto!

Tenemos que parar, amado hermano, sino el libro quedará muy grande y dispendioso, pero, haga esto:

Procure el SEHS o escriba para la CASA PUBLICADORA BRASILEIRA y compre el librito que habla

de esta humilde sierva del Señor que, a costa de sangre, sudor, hambre, frío, sacrificio, muerte prematu-

ra del esposo y de dos hijos, pero, por elección directa de Dios, se volvió la mensajera de esta fantástica

estructura eclesiástica internacional: los Adventistas del Séptimo Día.

Si, retiradas la orientación, influencia y testimonios de Ellen G. White de las Instituciones Adventistas,

la escuela se volverá una mera casa de aulas, y en el puesto misionero que educa para la eternidad. El

hospital será más un local donde se coloca un doliente y no un lugar acogedor, donde médicos y en-

fermeras lo tratan de manera a restaurarle la salud física y espiritual. Las editoras serían simples empre-

sas comerciales y no un complejo gráfico produciendo literatura para despertar un pueblo que duerme

en el maligno, y los colportores serían apenas vendedores de libros y no los misioneros anónimos que

abalan el mundo y las estructuras de Satanás, llevando el mensaje da la página impresa a cada hogar, en

todas las calles del mundo entero.

Finalmente, las fábricas de alimentos y restaurantes vegetarianos Adventistas no estarían envueltos del

mensaje de Reforma Pró-Salud, provenientes también de una de las visiones de Ellen G. White. (lo que

ella escribió sobre nutrición no fue aún superado. Tales escritos fueron reconocidos por la ciencia, estar,

en la época en que los escribió (siglo pasado), 100 años adelantados a su tiempo).

Estas instituciones surgieron por divina revelación dada a esta piadosa mujer, que muchos quieren, de

cualquier manera, apagarla en su influencia al frente del remanente. Pero, ¡es imposible! Lo que va a

suceder fue lo que ocurría con muchos de los espectadores en las graderías del Coliseo Romano, pre-

senciando el descuartizamiento de los cristianos por las fieras. ¡Es una cuestión de tiempo! ¡Tened pa-

ciencia, pueblo de Dios!

El MILAGRO DEL COLEGIO DE NEWBORN – AUSTRALIA.-

“Un incidente en la vida de Ellen G. White ilustra como fue ella providencialmente usada para ayudar a

edificar los intereses del pueblo de Dios en la Tierra. Esta es la historia de un sueño profético y de un

donativo que ayudó a establecer un Colegio Adventista del Séptimo Día en Australia. En el corazón de

esta historia está el milagroso poder operador de Dios revelado por intermedio de Su mensajera, Ellen

G. White. Este es apenas uno de una centena de palpitantes relatos que podrían ser presentados si el es-

pacio lo permitiese.

“Vamos a imaginar que estamos en Australia, en la gran ciudad sureña de Melbourne, en el año 1890.

Somos visitantes invisibles en una reunión de Comisión. La hermana White, como es afectuosamente

llamada por los miembros de la iglesia, llegó recientemente de América para orientar en la expansión

del movimiento, y está hablando a los ministros presentes a la sesión anual de la Asociación de Austra-

lia.

“- Necesitamos tener un colegio en Australia – dijo la hermana White – un colegio con industrias, agri-

cultura y un programa educacional. Debe localizarse en la zona rural, en una hacienda, dijo ella. Las

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verdades y los principios bíblicos deben ser la base de toda la instrucción. Debe la naturaleza unir su

voz con la de las Escrituras, para dar a los estudiantes tanto la preparación espiritual como la práctica.

“Los dirigentes de la iglesia no pensaban que pudiesen lanzar un programa colegial. Dijeron:

“- Tenemos aquí cerca de quinientos miembros apenas, ¿y cómo podremos sustentar un colegio con ese

número de creyentes?

“Pero la hermana White los animó a proseguir, de manera que eligieron un grupo para escoger un local

para este colegio singular.

“Después de algunos meses de búsqueda, la comisión escogida le informó a la Sra. White, entonces en

Sidney, que había encontrado un pedazo de tierra en Cooranbong, a setenta y seis millas al norte de

Sidney, en Nueva Gales del Sur. El costo de la tierra era de aproximadamente cinco mil dólares, siendo

su tamaño de más o menos mil y quinientos acres. Los hombres encontraron que era posible. ¿Le gusta-

ría a la hermana White ir a dar una mirada?

“Y en efecto ella fue. Juntamente con varios obreros, ella tomó el tren en ese día de Otoño para viajar

setenta y nueve millas por la ferrovía hasta la pequeña estación de Dora Creek. Mientras viajaban, ella

le contó a los amigos que la acompañaban a respecto de un sueño que había tenido unos días antes. En

una visión nocturna ella fue transportada para un pedazo de tierra que estaba siendo considerado para

un colegio. La tierra estaba cubierta de espesa foresta. Le pareció estar ella y su grupo andando por en-

tre los árboles. En esto llegaron a una pequeña claridad. En esa claridad había una parte del suelo tra-

bajada por un arado, teniendo una extensión de 180 cm x 20 cm de profundidad. Parecían que ellos es-

taban mirando el surco, cuando dos hermanos se aproximaron de la escena y dijeron: ‘Esta tierra no es

buena. El suelo no es favorable’. Pero la hermana White vio en su sueño un ángel próximo del surco el

cual dijo: ‘Falso testimonio ha sido dado de esta tierra’. El ángel entonces describió las propiedades de

las capas de tierra y explicó la ciencia del suelo. Dijo que la tierra era admirablemente apropiada para el

cultivo de frutas y verduras, y que Dios pondría una mesa en el desierto. Convenientemente cultivada,

la tierra daría su producto abundantemente para el beneficio del hombre.

“Cuando llegaron a la propiedad, la Sra. White descansó un poco junto a un pequeño fuego, mientras

los obreros se distribuían para ver la tierra. Posteriormente, en la parte de la tarde, ella comenzó a ins-

peccionar la propiedad. Con la compañía de un ministro amigo y su esposa, ella comenzó a caminar por

la foresta de grandes eucaliptos. Luego llegaron a una claridad. Cerca del centro – ¡milagro de los mila-

gros! Vieron un pedazo de tierra limpio que había sido arado, con cerca de seis pies de largo (180 cm)

por nueve pulgadas (cerca de 20 cm) de hondo. No había marca de carreta o pies de caballo, sino sola-

mente el pequeño espacio recientemente arado. Mientras estaban inspeccionando la tierra, los dos hom-

bres del sueño de la hermana White aparecieron – ¡literalmente!

“Ellos estaban familiarizados con la rica tierra negra de Iowa (EUA). Se puso uno en cada extremidad

del surco labrado. Examinaron el suelo y dijeron: ‘Esta tierra no es buena. El suelo no es favorable’. Di-

jeron que era arenosa y acre, no valiendo prácticamente nada.

“Los que habían oído a la hermana White relatar su sueño no pudieron evitar de mirar para ella interro-

gativamente, como a decir: ‘Bien, hermana White, ¿no va a repetirles lo que el ángel dijo?’

“Y la hermana White lo hizo. Ella repitió las palabras del mensajero de Dios:

“Falso testimonio ha sido dado sobre esta tierra. Dios puede extender una mesa en el desierto” – Carta

350, 1907.

“Los componentes del grupo quedaron profundamente impresionados. Dijeron: ‘Ciertamente el Señor

nos condujo a este lugar’. Y en la noche tomaron el voto de comprar la propiedad de 1.500 acres como

local del nuevo colegio de Australia.

“En la mañana siguiente, al reunirse los visitantes para el culto, algunos estaban descorazonados. No

tenían la certeza de haber tomado la decisión correcta. La hermana White se sintió impresionada a su-

plicarle a Dios cura para el hermano McCullagh, miembro activo de la Comisión local y que estaba mu-

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riendo de tuberculosis. Inmediatamente el Pastor McCullagh fue curado. Al hablar sobre esto más tarde,

dijo él que le pareció haber recibido un choque eléctrico recorriéndole el cuerpo. Paró de toser y su peso

volvió a lo normal, le volvieron las fuerzas y él vivió aún más de cincuenta años después de eso. Al tes-

timoniar ese milagro, los obreros adquirieron la certeza de que Dios los había guiado en la decisión de

comprar la tierra, decisión que fue confirmada en la sesión siguiente de la Unión-Asociación Australia-

na, el 20 de Noviembre de 1894.

“Por ese tiempo la Sra. A. E. Weasels, de África del Sur, acompañada de su hija Ana y el esposo de es-

ta, Harmon Lindsay, visitaron el local de la nueva escuela de Cooranbong. Quedaron impresionados

con lo que vieron. Naturalmente cuando oyeron del milagro que había habido allí, sintieron que la mano

de Dios estaba guiando. Ana Lindsay, movida por el espíritu de

Dios, dijo: ‘Hago una donación de cinco mil dólares para el emprendimiento’. Y así lo hizo. Este dona-

tivo dio para pagar la tierra, y fue este el tercer milagro en la fundación del Colegio Misionero de Aus-

tralia. Tal vez el mayor milagro de todos haya sido el éxito fuera de lo común alcanzado en el sector de

agricultura. El suelo probó ser fértil y productivo, superando las mejores esperanzas de los pioneros de

la escuela.

“Así fue fundado un colegio en Australia. ¿Cómo? Por una visión de la noche, por la oración, por un

donativo de amor y por el duro trabajo de parte de los que creyeron que Dios estaba dirigiendo. Fue un

triunfo de fe y previsión. Después de mucha ansiedad y muchos días de ferviente trabajo y fe, esta es-

cuela fue formalmente abierta. Hoy, después de más de medio siglo de servicio, este colegio cristiano

está aún operando. Centenas de graduados sirven ahora a la Causa como ministros, profesores, misione-

ros. Muchos han procurado especialización salen como médicos-misioneros.

“Aquí vemos una ineludible evidencia de cómo el Señor usó a Ellen G. White como Su mensajera para

guiar el pueblo del advento en proyectos constructivos que adicionaron fuerza y carácter a la creciente

Iglesia Mundial” – Ellen G. White, y la Iglesia Adventista del Séptimo Día, págs. 64-68.

ADENDO.-

No creo en coincidencias ni fatalismos. Creo sí que “todas las cosas contribuyen para el bien de los que

aman a Dios...” (Rom. 8:28). Así que, en el mes de Agosto de 1984, adventistas de 48 países estuvieron

en un congreso de temperancia en el Hotel Nacional de Río de Janeiro.

El día 1º de Setiembre, Sábado, tres de esos hermanos: Lewis R. Hutchinson y su esposa Jane de EUA

y el pastor Gordon McDowel de Australia, estuvieron en nuestra amada Iglesia de Barreto, São

Gonçalo/RJ. ¡¡¡Increíble!!!

El pastor Gordon, hace diez años es el director del Departamento de Educación de la División Australa-

siana de los Adventistas del Séptimo Día. Y en esa ocasión confirmó el gran avance de la Obra Adven-

tista en las áreas: evangelística, médica, educacional y nutricional; y dijo más:

Que el pueblo australiano es por índole, afecto a la predicación del evangelio, por lo cual hay muchas

conversiones;

Que el conglomerado médico adventista ocupa en Australia un lugar destacado; que en toda la División

Australasiana hay un Hospital Adventista en cada isla y varios en las ciudades.

Que hay una explosión en las fábricas de alimentos, restaurantes vegetarianos y locales revendedores de

los productos integrales fabricados en los Colegios Adventistas, generando centenas de empleos, así

como proporcionando medios para que otros estudien en estas instituciones y así es predicado también

el mensaje del Evangelio de la Salud (temperancia).

Afirmó, sin embargo, que lo más impresionante en Australia es la Obra Educacional, dado a su concep-

to en el país. El propio gobierno, dijo él, la incentiva y apoya.

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Mis hermanos, yo allí sentado, oyendo todo. No nos conocíamos ni nunca tuvimos ningún contacto. Sin

embargo, estábamos allí. Él hablando a través de un traductor, y yo oyendo callado; sin embargo ... mi

corazón declaraba: Todo, gracias a la hermana White que creyó en el mensaje del Señor. ¡Aleluya!

Este libro ya estaba listo para ir a la imprenta, cuando este hecho sucedió. Hubo tiempo para insertarlo,

y yo alabo al Señor por eso. (Supimos después por el Dr. Sebastião Marques, de nuestra Iglesia de Ma-

dureira, RJ, que sería nuestro predicador de aquel Sábado, que los congresistas se distribuyeron por

nuestras iglesias al terminar el Congreso, y que trajera, entonces, esos hermanos a la Iglesia de Barreto).

¿Coincidencia? – ¡Jamás! ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios!

“Debe establecerse aquí (Newborn-Austrália) el negocio de alimentos saludables. Debe ser esta una de

las industrias ligadas a la escuela. Dios me mostró que los padres pueden encontrar trabajo en esa in-

dustria, y mandar a sus hijos a la escuela. Pero todo lo que sea hecho, debe ser hecho con la mayor sim-

plicidad. No debe haber extravagancia en cosa alguna. Es necesario hacer un trabajo bien sólido, por-

que, a no ser que este sea hecho sólidamente, se experimentará, como resultado, el error”. – Ellen G.

White, Australian Union Conference Record, 28 de Julio de 1899.

...Todo se cumplió, ¡amén!

CAPÍTULO 35 - UNIDAD DE LA FE EN LA IGLESIA ADVENTISTA DEL 7º DÍA.-

Mientras un gran número de escritores atacan (y lo hacen ferozmente, Apoc. 12:17) la Iglesia Adventis-

ta del Séptimo Día, se preocupa exclusivamente en curar, socorrer y salvar el ser humano. En esto resi-

de el éxito de ella. Su preocupación es la misma de Dios y por eso el Señor la bendice. Bueno sería se-

guir el consejo de Gamaliel (Hechos 5:34-39); y si pudiésemos comprender que una hoja de papel im-

presa puede volverse conducto de vida y salvación y también de perdición, ¡sería muy bueno!

Es concluyente, incuestionable, el crecimiento vertiginoso de esta Iglesia Mundial en las áreas religiosa,

educativa y médica. Ella vence y triunfará bajo los fuegos de la persecución, teniendo al frente el Gran

General – Cristo Jesús.

Un hecho curioso que realza la dirección divina en este movimiento profético sucedió en 1981, en la

División Transafricana. Apesar de 2.010 iglesias, se hizo necesario construir rápidamente 500 (quinien-

tas) iglesias más, tal es el crecimiento asombroso de la Iglesia Adventista en aquella parte del mundo. Y

en los años 1996-1997-1998 sólo en el Continente Africano fueron construidas 2.700 iglesias, pudiendo

acomodar un millón de personas.

Por otro lado, en São Pablo, que hace parte de la División Sur-Americana, la Obra Adventista es tan in-

tensa que hay, en media, 15 iglesias a cada 5 km.

Cuando lancé la primera edición de este libro, eran 7 los Hospitales Adventistas en Brasil, y hoy cuando

lanzo la séptima edición ya son 11.

La Campaña Evangelística Mundial de los “Mil Días de Cosecha”, esto es, ganar a cada día 1.000 al-

mas para Cristo, durante 1.000 días (de 18/09/82 al 15/06/85) está alcanzando la marca de 1.172 almas

por día, conforme relatório del primer trimestre de 1983. ¡Amén!

En el campo de la educación, son los adventistas que operan “el mayor sistema protestante de escuelas

parroquiales fuera de América del Norte”.

Crecer de esta manera, dentro de la simplicidad y modestia cristiana, con una doctrina que exige la re-

nuncia de aros, broches, anillos, cordones, pulseras, rouge, esmaltes, carne de cerdo, jamón, carry, mor-

tadela, salchicha, longaniza, queso, café, te, picles, cigarro, coca-cola, pepsi-cola, bebidas alcóholicas,

pantalones largos femeninos, escotes y mini-faldas, y aún guardar el

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Sábado, sólo mediante la actuación del Espíritu Santo. ¡Aleluya! El camino es muy estrecho. ( Mateo

7:13). Ser Adventista es vivir por la fe, luchar por la fe, morir en la fe. ¡Es andar contra el tránsito del

mundo!

De hecho, ya somos (en 1982 – cuando escribí “Así Dice El Señor), por la gracia de Dios, 4 millones

bautizados, unidos por una fuerte fe y esperanza, afirmados en los principios de los oráculos divinos,

anunciando la vuelta de Jesús, lo que hacemos, con primacía, desde el nacimiento en 1863. Fue ardua la

caminada, muchos los obstáculos a vencer, pero no hay victoria sin lucha; así, fueron precisos:

111 años para llegar al 1º millón de Adventistas

15 años para llegar al 2º millón de Adventistas

8 años para llegar al 3º millón de Adventistas

5 años para llegar al 4º millón de Adventistas (hoy en 1999 somos 11 millones de Adventistas)

Estimamos sin embargo, en función del éxito de la campaña de los “Mil Días de Cosecha”, todo indica

que no llevaremos 3 años para conseguir llegar al 5º millón. Prevaleciendo la marca, lo que es muy

probable (pues, dice el Espíritu de Profecía: “todo verdadero discípulo nace en el Reino de Dios como

misionero”), los siguientes miles serán acrecentados en mucho menos tiempo (*).

En este supremo anhelo de alcanzar la última alma para cumplir la misión de Cristo (la predicación del

evangelio), para salir de este valle de lágrimas, esta iglesia militante está utilizando en sus literaturas

Cristocéntricas 230 lenguas y dialectos. Sirviéndose de una cadena astronómica de 2.879 estaciones de

radio y 315 de TV, alrededor del mundo, anunciando el Evangelio del Reino (Mat. 24:14), usando 628

lenguas y dialectos, alcanzando 98% del Globo y ahora 198 países. ¿Percibió? Muchas lenguas, pero un

sólo mensaje. (Datos del año 1984).

Este crecimiento ordenado, definido, en la unidad perfecta de la fe y de la doctrina, es que consolida es-

te movimiento profético que como una simiente atómica alcanza todo el Planeta.

Si, lo que creemos, predicamos y estudiamos hoy en Brasil es lo mismo creído, predicado y estudiado

por los Adventistas de los 198 (en 1982) países en que actúan. Este crecimiento uniforme, ordenado, es-

ta coalición divina, resistente, es posible gracias al eslabón de unión que es la Escuela Sabatina.

La lección que estudiamos cada Sábado es estudiada en todas las 67.237 Escuelas Sabatinas, en todo el

Mundo Adventista. Esto es: la lección que yo estudio aquí en la amada iglesia de Barreto el Sábado,

mis hermanitos de Mongolia, de Indonesia, de Francia, de los EUA, de África, en fin, donde haya un

Adventista del Séptimo Día en este mundo, en aquel Sábado, y a cada Sábado, juntos estaremos estu-

diando el mismo tema, cada uno en su lengua materna. Así crecemos juntos e iguales.

(*) Estuvimos en el Congreso en la ciudad de Barbacena – MG los días 18 y 20 de Agosto de 1984 y,

en la ocasión, el Pastor Paul Smith de la Conferencia General de los Adventistas aseveró: “Ya somos

más de seis millones y la iglesia crece a cada mes”. Mi previsión y el vaticinio de la hermana White es-

tán cumplidos. ¡Amén!

Este es el secreto de la unidad del pueblo del advento, todos creciendo al mismo tiempo, uniformemen-

te, creyendo todos la misma cosa en un sólo tiempo, y así hay un solo desenvolvimiento espiritual. Eso

es unidad de la fe, del Espíritu, de los principios y de la iglesia, en Cristo Jesús. ¡Amén! ¡Gloria a Dios!

Eso no sucede con las demás corporaciones evangélicas, que se caracterizan por un individualismo per-

sonalista, esto es, cada iglesia , independientemente, tiene sus normas y orientaciones para dirigirla, lo

que puede no aparentar, pero la hace accesible a divergencias desalentadoras con el pasar de los años,

posibilitando las cisiones y proliferación de iglesias, como hoy ocurre.

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Fuera de eso, parece que el ministerio en tales iglesias es perpetuo. El pastor la dirige años y más años,

hasta jubilar. (¿No fatiga, cansa o lleva a la monotonía?). También, ¿no da la impresión de ser el “due-

ño” de la iglesia?

Esto no ocurre en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que muchos insisten en llamarla de secta. Tan-

to en la División (órgano que dirige las Uniones), o en la Unión (órgano que dirige las Asociaciones),

como en la Asociación (órgano que dirige las iglesias), y en las propias iglesias, hay una rotatividad

ministerial cada tres años para las Asociaciones y cada 5 años para las Uniones, Divisiones y Asocia-

ción General. Y los nuevos pastores de las Uniones, Divisiones y Asociaciones son escogidos en una

asamblea compuesta de delegados (miembros, obreros y pastores) representantes de todas las iglesias

del campo local (y del campo mundial cuando se trata de la Conferencia General).

Por favor, déjeme abrir este paréntesis lindo. Hoy (cuando escribo esto) es domingo, día 04/02/1996.

Ayer, predicó en la amada iglesia de Barreto el Pastor Reinaldo Coutinho. Es nuestro nuevo Pastor Dis-

trital, substituto del Pastor Roberto Souza que fue transferido para el Distrito de Manguinhos/RJ. Fue

una maravillosa fiesta espiritual. La alegría es general y contagiante, tanto en el Pastor y su familia,

como en los miembros. Esto ciertamente ocurrió allá en Manguinhos en el día de la presentación del

Pastor Roberto Souza. Este episodio se repetirá de aquí a tres años, en casi cuatrocientos lugares, sólo

en nuestra Asociación Río de Janeiro.

Esta rotatividad ministerial es sangre y vida nueva. Cuando llega el nuevo pastor, es nueva dinamiza-

ción en la iglesia y eso hace con que la Obra Adventista (no secta) continúe siempre en movimiento, y

la nostalgia del pastor que partió es luego superada por la amistad del que llegó.

Si, hermano, soy impelido a decirle, que, como en el pasado distante, Dios separó un pueblo para ser Su

pueblo santo, para una finalidad específica, aún cuando este fallase. También en la actualidad, Dios

precisa de un pueblo para la misma función: representarlo delante de los pueblos. A este pueblo, la Bi-

blia lo define como “Obra”. Obra de Dios que precisa ser terminada, completada urgentemente para que

Jesús luego vuelva y nos lleve de este valle de lágrimas, para gozar la eternidad. Hebreos 3:2.

Por lo tanto, Dios no tiene una iglesia para vegetar, dar continuidad al tiempo, subdividir, fraccionar,

multiplicando el número de religiones. No es Su plan tener “grupitos” aquí y allí, sin programa definido

para alcanzar el mundo. La misión de Cristo está clara en Mateo 24:14: “Y este Evangelio del Reino se-

rá predicado en todo el mundo, en testimonio a todas las gentes, y entonces vendrá el fin”.

Considerando tales palabras de Jesús, mirando el surgimiento de iglesias aquí y allí, mezclándose a las

4.800 religiones existentes cuyas cisiones y subdivisiones se segregan del Evangelio del Reino (evange-

lio con todas las verdades restauradas), le pregunto: ¿Cómo estas iglesias podrán cumplir Mateo 24:14

si los punteros del reloj profético de Dios ya anuncian la última noche en la Tierra? ¡Reflexione amado!

ESTADÍSTICA MUNDIAL DE LA IGLESIA ADVENTISTA AL 31-12-1994.-

Número de países en el Mundo 236

Países donde está la IASD 213

Lenguas que la IASD utiliza para comunicar el Evangelio 713

Miembros de la Iglesia y Escuela Sabática 13.805.678

Iglesias Organizadas 37.747

Divisiones 11

Uniones 92

Asociaciones 447

Misiones 714

Editoras 57

Periódicos Editados 582

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Fábricas de Alimentos 28

Hospitales y Sanatorios 148

Clínicas, Dispensários y Lanchas 354

Universidades y Escuelas Superiores 85

Escuelas de Primer Grado 4.492

Escuelas de Segundo Grado 953

Profesores 42.328

Alumnos de Primero y Segundo Grados 777.267

Alumnos de Tercer Grado 5l.566

Ministros Ordenados 12.144

Otros Obreros 136.539

Clubes de Conquistadores 23.368

Conquistadores Matriculados 737.403

Centros para Ancianos 79

Hogares de Niños 13

Médicos a Servicio de la Iglesia 2.820

Enfermeros a Servicio de la Iglesia 15.754

INICIO DE LAS PRINCIPALES RELIGIONES CRISTIANAS

LUTERANA 1517

PRESBITERIANA 1530

ANGLICANA 1534

BAUTISTA 1609

METODISTA Siglo XVIII

PENTECOSTAL Siglo XX

CONGREGACIONAL 1853 (*)

ADVENTISTA 1863

NOTA: En 1994, la IASD conmemoró en el Mundo los 150 años, no de su fundación, sino del cumpli-

miento profético que se convertiría en la Obra Adventista. (1994 – 1844 = 150 años). ¡Merecida con-

memoración!

2 Crónicas 20:20 = “... Creed en sus profetas y seréis prosperados”.

El pequeño Israel cuando creyó en sus profetas, vio estas maravillas de Dios: el mar se abrió, llovió

pan, el viento trajo lluvia, el agua salió de la roca, una nube de fuego, ejércitos destruidos por ángeles,

sabiduría, riqueza, etc.

Hoy aún el mundo ve y siente los resquicios de esta “creencia”, en las proezas militares y en el poderío

económico e intelectual de este pueblo, alrededor del mundo.

Comparándose con la pequeña Iglesia Adventista, que, creyendo en el Espíritu de Profecía manifestado

en Ellen G. White (Apoc. 12:17; 19:10), ha experimentado un crecimiento sobrenatural, y espantosa-

mente prospera en todos los sectores, ¿sería demás decir que ella, hoy, es el Israel de Dios? Sof. 3:12 y

13.

– ¡Venga con nosotros hermano! Vamos a predicar el Evangelio del Reino para la última alma, pues es

esto lo que falta para que Cristo vuelva. Vamos “cabalgar sobre las alturas de la tierra”. – Isaías 58:13 y

14.

(*) Me refiero a la brasileña.

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ANOTE ESTO: Hoy existen la Iglesia Adventista de la Reforma, Iglesia Adventista de la Promesa,

Iglesia Bautista del Séptimo Día, Iglesia Pentecostal del Séptimo Día etc., sin embargo... la única igle-

sia que guarda el Sábado y tiene el Espíritu de Profecía actuando en ámbito mundial y en la unidad del

Espíritu, es la Iglesia Adventista del Séptimo Día. (Vea algo lindo en la página 422).

Países sin Ningún Adventista (por ahora)

Ítem Países División Idioma Religión Población

01 Afganistán DTE Pashtu Dari Islámica 17.850.000

02 Arábia Saudita UOM Árabe Islámica 18.000.000

03 Brunei DSP Malayo Islámica 285.000

04 Islas del Canal DTE Inglés, Francés - 147.000

05 Gibraltar DEA Inglés, Español - 32.000

06 Libia UOM Árabe, Inglés, Italiano Islámica 5.057.000

07 Liechtenstein DEA Alemán - 31.000

08 Maldivas DAS Maldívio Islámica 244.000

09 Islas Malvinas DSA Inglés - 2.000

10 Isla Man DTE Inglés - 72.000

11 Mauritánia DAOI Árabe, Francés Islámica 2.270.000

12 Islas Midway DNA Inglés - 2.000

13 Mónaco DEA Francés Católica 31.000

14 Palestina ? Árabe Islámica 2.184.000

15 Sahara Ocidental DEA Árabe, Español Islámica 212.000

16 San Marino DEA Italiano Católica 24.000

17 Somália DAO Árabe, Somalí Islámica 9.854.000

18 Islas Svalvard DTE Noruegués - 3.000

19 Síria UOM Árabe Islámica 13.966.000

20 Toquelao DSP Inglés - 2.000

21 Vaticano DEA Italiano Católica 1.000

22 Islas Wake DAP Inglés - 2.000

23 Yemen UOM Árabe Islámica 12.920.000

TOTAL 83.182.000

Dios ya está levantando jóvenes poderosos que aceptarán el desafío de ir a estos lugares. ¡Sea uno de

ellos!

RADIO MUNDIAL ADVENTISTA (RMA).-

“La Radio Mundial Adventista, que ahora transmite en 36 lenguas, aprobó un plan de aumentar cinco

lenguas a cada año. Las últimas dos lenguas añadidas son: el vietnamita urdu (para Paquistán) y el cin-

galés (para Sri Lanka). “Ya están llegando decenas de cartas, aún de lugares como Vietnam”, informa el

Pastor Walter Scragg (presidente de la RMA), “¡donde el hecho de enviar una carta por el Correo de

Hong Kong, cuesta el equivalente a un día de trabajo de un profesional!” Los oyentes del Paquistán

musulmano han respondido al programa transmitido en su lengua. Fuera de ser la lengua oficial del Pa-

Pág. 314

quistán, con una población de 128 millones de personas, el urdu es hablado por 105 millones de perso-

nas en la India.

“Otras lenguas que la RMA espera añadir en este año: dari (Afganistán), albanés, turco, farsi (Irán),

kannada y punjabi (India), nepalés, ucraniano, georgiano, javanés (Indonesia), tibetano, malgaje y suaí-

le”. – Revista Adventista, 06/95, pág. 35. ¿Vio? Venga con nosotros, ¡llegaremos allá!

EL GIGANTE DE GUAM.-

Es como está siendo denominado el primer proyecto de la Radio Mundial Adventista, a ser instalada en

la isla de Guam. Este es uno de los mayores desafíos evangelísticos jamás asumido por los hombres y

podrá ser la última comunicación de Dios antes que Jesús retorne a la Tierra. La programación de esa

super-emisora alcanzará un universo de 2 billones y 500 millones de habitantes de Asia y Australia y

predicará el mensaje de la vuelta de Jesús en 25 lenguas. (Ya en franco funcionamiento).

CAPÍTULO 36 - “EL SALVO NO SE PIERDE”; ¿UNA VEZ SALVO, SALVO PARA SIEM-

PRE?

“Hay camino que al hombre le parece derecho, pero es camino que lleva a la muerte” (Prov. 14:12).

Abraham es el ejemplo vivo de la obediencia irrestricta, sincera y confiante. Aún cuando fue impresio-

nado con la imposición divina – Obedeció. – ¡Transpuso el Moriá!

Por la sangre de Cristo todo pecador arrepentido obtiene la remisión de los pecados pasados. Se vuelve

una nueva criatura al bautizarse.

Este perdón no nos deja invulnerables al pecado, ni impide que Satanás y sus demonios continúen pre-

sionándonos y nos armen trampas. El diablo tiene mil maneras de enviar la tentación. Pero tentación no

es pecado. Pecado es caer en la tentación.

Aunque estemos perdonados y justificados, nuestra mente continúa siendo bombardeada. Por eso dice

la Biblia que es mentiroso quien dice no tener pecado. 1 Juan 1:10.

Así, cuando el creyente peca (sin querer), Cristo como Sumo Sacerdote hace expiación junto al Padre

por este pecado. Esta es la obra de Cristo en el Santuario Celestial hoy.

“EL SALVO NO SE PIERDE. UNA VEZ SALVO, SALVO PARA SIEMPRE”.

Son frases normalmente usadas por una gran parte de buenos hermanos, hoy. Sin embargo, en estas fra-

ses simples y de profundas convicciones hay un abismo abierto por Satanás. En el pasado, este ser trató

de destruir a los cristianos por la fuerza, creando entonces la arena, las estacas, las hogueras, las grandes

persecuciones, y de hecho, ocurrieron miles de muertes; sin embargo, lejos de diezmar a los cristianos,

estos aumentaron maravillosamente, en medio al martirio, el número de fieles que permanecieron con

Cristo.

Viendo que sus esfuerzos eran impotentes para liquidar el cristianismo por la fuerza y la violencia, Sa-

tanás está usando hoy armas diferentes, más simples, astutas, extremamente poderosas y que ganan po-

siciones definidas en la batalla que traba con los cristianos. Sus armas predilectas son la condescenden-

cia y el desánimo. Pero, subrepticiamente él está ampliando su estrategia para manipular también estas

frases: “El salvo no se pierde. Una vez salvo, salvo para siempre”.

Pág. 315

Sabe, hermano, la vida del cristiano es una constante y tremenda lucha contra el pecado. Eso ningún

cristiano sincero lo niega. Y esa batalla es demostrada por todo el Nuevo Testamento, y sus personajes

fueron los propios apóstoles de Jesús, entre ellos, Pablo, que dijo claramente de esa aguerrida lucha:

“Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, ese hago” (Rom. 7:19). En otra ocasión,

dejó claro que la salvación que nos es ofrecida graciosamente, mediante la fe en Cristo, debe ser opera-

da diariamente, “con temor y temblor” (Fil. 2:12). Y por fin, viviendo por precepto y ejemplo, ya viejo

y cansado, escribió para el mundo cristiano: “Combatí el buen combate, acabé la carrera, guardé la fe”.

2 Tim. 4:7.

Observe la claridad de las palabras. Pablo vivió combatiendo, y ahora, al final de la jornada, se confiesa

convicto que alcanzó, merced a su constante lucha contra el pecado, la estatura de Cristo, al afirmar:

“Ya estoy crucificado con Cristo; y vivo, no más yo, sino que Cristo vive en mí...” (Gál. 2:20). En esa

tremenda lucha contra el pecado, Pablo sólo se encontró preparado y salvo, cuando acabó la carrera y

felizmente la acabó en pie, victorioso y aprobado. Sin embargo, luchó hasta la muerte contra el asedio

del maligno. Jesús aseguró: “Pero aquel que persevere hasta el fin ese será salvo”. Mat. 24:13.

El cristiano debe conservar su salvación y operarla diariamente, confirmándola en el poder de Dios,

porque conformarse con la idea de que el “salvo no se pierde”, condescendiendo con pecaditos y negli-

gencias, es exactamente lo que Satanás desea.

La enseñanza bíblica con respecto a la salvación es clara, concreta, definida y simple. “Cree en el Señor

Jesús y serás salvo...” (Hechos 16:31). Pero, creer en Jesús Cristo implica mucho más de lo que apenas

creer que Él existe. No basta creer y no vivir según esa fe en obediencia a Su palabra. “Los demonios

creen y se estremecen”, dice la Biblia. Roberto Carlos, cantor popular, está diciendo ahí en las boates y

discotecas: “Jesús Cristo yo estoy aquí”. Esta es una forma de creencia en Cristo, pero no por eso Jesús

estará allí. Por lo tanto, es preciso que usted entienda de una vez por todas, que creer en Cristo es vivir

según Su voluntad, haciendo lo que Él quiere, y no lo que deseamos. “No es suficiente declarar ‘yo

creo’ y entonces continuar ignorando o violando las leyes por las cuales Dios gobierna Su vasto Uni-

verso”. El corazón convertido vive en armonía con la Ley Divina.

La salvación es dada de gracia a todos, sin distinción, pero hay una condición para que el hombre la ha-

ga efectiva, después de haberla recibido por medio de la fe, vea: “... Se fiel hasta la muerte y te daré la

corona de la vida” (Apoc. 2:10). Y hay en el libro de Apocalipsis, nueve promesas semejantes, dirigi-

das al vencedor. Ahora, sólo hay vencedor cuando existe conflicto, guerra, lucha y, en al tratarse de co-

sas espirituales, relacionadas con el cristiano, esas promesas prueban que hay entonces una lucha que el

cristiano tiene que vencer, la lucha contra el pecado, y eso diariamente, hasta su muerte; cuando enton-

ces se ratificará su salvación.

Nadie puede asegurar que el creyente no venga a cometer pecado o que esté libre de practicarlo. Lo que

se puede asegurar, y eso con base escriturística, es que si el justo cae siete veces, y si siete veces se le-

vanta, Dios lo perdonará, desde que confiese y deje el pecado.

Mientras exista el pecado en este Planeta, habrá la posibilidad de que el cristiano caiga. Por eso Jesús

enfatizó: “vigilad”. Por consiguiente, es peligroso decir que “el salvo no se pierde”. Decimos que, el

salvo sólo no correrá el riesgo de perderse cuando esté en el Cielo, porque entonces ya habrá desapare-

cido el pecado, y allá sólo llegarán aquellos que sean fieles hasta la muerte, lo que sólo es posible, ope-

rando su salvación a través del proceso apuntado por Pablo: “Con temor y temblor”.

Muchos hacen de la prerrogativa de que “el salvo no se pierde” un salvoconducto para el Cielo, y eso es

peligroso. Y por celo de su salvación aquí alerto. Dice claramente el profeta:

Ezequiel 33:12, 18 y 19 = “Desviándose el justo de su justicia y practicando el pecado, morirá en él”.

El cristiano no tiene una cuenta en el Cielo donde pueda ir depositando los actos practicados cuando es

justo, para descontar posteriormente, caso venga a dejar el camino de la justicia, confiando en el saldo

Pág. 316

que podría tener. La Biblia es clara: Cualquier cristiano que peque, todo lo bueno que realizó cuando

creyente, no tendrá ningún valor en favor de su salvación.

El hombre puede ser un buen cristiano durante 50 años, pero si al día siguiente peca, y si en esta condi-

ción muere, estará perdido. Por otro lado, él puede pecar durante 50 años, pero si en el día posterior en

que aceptó a Cristo muere, estará salvo. Dimas, el ladrón convertido por la presencia de Jesús en el

Calvario es ejemplo de eso.

La tónica del cristianismo es llevar el hombre a Cristo. Es la invitación incesante del evangelio. Y nadie

necesita volverse santo para ir a Cristo. El hombre debe ir a Él como está. De donde esté. Pero, le digo,

hermano, el hombre que va a Cristo, “vuelve por otro camino”, el de la obediencia total e irrestricta a

Su palabra. Ir a Cristo es fundamental; andar como Él anduvo es indispensable. Jesús le dijo al joven ri-

co: “Si quieres entrar en la vida, guarda los Mandamientos... (Mat. 19:16 y 17). El camino de vuelta es

la obediencia. El joven rehusó y se perdió.

Las Escrituras enseñan claramente la manera correcta de servir a Dios. Es prohibido al hombre inventar,

o servirlo como le parezca, según su punto de vista, su propia voluntad o conveniencia. Fue Jesús que

profirió estas palabras:

Juan 14:15 = “Si Me amáis, guardaréis Mis mandamientos”.

Y el propio Señor dice que tales “mandamientos no son pesados” (1 Juan 5:3).

Por lo tanto, es el amor a Dios lo que motiva al hombre a obedecer. Pero el amor que lleva a la obe-

diencia sin reservas está desapareciendo del corazón del creyente, y un conformismo generalizado, tal

vez por las innumerables imposibilidades aquí y allá, en la vida del cristiano, lo ha llevado a obedecer a

Dios así como lo cree mejor, según su posibilidad y conveniencia.

Le pregunto, querido hermano: ¿Qué imposibilidad mayor existe que estar ante la muerte? – Si, Jesús

podría haber evitado los horrores del Calvario, haber preservado Su vida, si desease contornar la volun-

tad de Dios. Sin embargo, no lo hizo. Murió para no transgredir la voluntad del Cielo. Esto es, para

atender la exigencia de la ley que era la muerte del transgresor.

Si Dios consintiese que el hombre obedeciese según sus posibilidades, bastaría abrogar Su ley, o modi-

ficarla de alguna forma.

De la misma manera, Abraham, si quisiese cuestionar la voluntad de Dios, o servirlo conforme lo en-

contrase mejor, no habría llevado a su hijo para sacrificarlo en el Monte Moriá. En Isaac había deposi-

tado todas las esperanzas de que fuesen cumplidas las promesas de Dios. Sin embargo, aún cuando pu-

diese haber estado desconcertado con la imposición divina, obedeció.

La Biblia registra muchos episodios en que el hombre trató de substituir la voluntad de Dios por su

propia voluntad, y tuvo un triste fin. Trataron de vivir el evangelio según su modo personal, su punto de

vista, su opinión, y no al modo que Dios estableció. Es como si dijesen: “el salvo no se pierde”. ¿Será

sin embargo que Dios acepta esta disposición? – ¿Qué dice la Biblia?

Por ejemplo, ¿conoce la historia de Uzá? Está en 2 Samuel 6. Dios había ordenado que solamente los

levitas manoseasen las pertenencias del tabernáculo, así como oficiasen el sacerdocio; nadie más. Nú-

meros 1:47-53.

Era prohibido, por orden divina, a cualquier otro de las demás tribus tocar en el mobiliario del taber-

náculo. Pues bien, cuando estaban en viaje, la carreta de bueyes que transportaba el Arca del Concierto,

dentro de la cual estaban las dos tablas de piedra que contenían los Diez Mandamientos escritos por el

dedo de Dios, se inclinó peligrosamente, y el Arca iba a caer. Para que ella no cayese, Uzá corrió a am-

pararla, en un gesto de extremo celo y cuidado por el utensilio sagrado, y el Señor, como no podía ser

diferente, hizo juicio inmediato. Uzá murió en el mismo instante.

– ¿Fue Dios injusto? ¿Fulminar un hombre cuya intención, aparentemente, fue de las más simpáticas y

amorosas?

Pág. 317

Antes de juzgar, acuérdese: Dios prohibió tocar el Arca. Solamente los levitas deberían hacerlo, y Uzá

no era de la tribu de Leví. Dios no puede jamás ser limitado por el hombre; este sí, debe obedecerle,

nada más. Y eso no por miedo, sino porque Él es digno de nuestra obediencia. Aún cuando lo que Dios

haya exigido parezca extraño, no debe el hombre cuestionar. Uzá, simplemente, con toda su buena fe,

fue irreverente para con lo que dijo el Señor ser santo, e incrédulo en la palabra y en el poder del gran

El-Shaddai. Dios podría muy bien evitar la caída del Arca; ¿por qué anticiparse a Su voluntad? ¿Por

qué modificar Su orden? ¡Esa es una gran lección para nosotros hoy! ¿No cree?

Saúl también es otro ejemplo de aquel creyente que desea servir a Dios, pero, según su deseo y no como

ordena el Señor. Dios instruyó a Su pueblo que solamente los sacerdotes podrían oficiar en los sacrifi-

cios ceremoniales (Éxo. 28:3); aún cuando sabía de esta orden divina, Saul creyó que podría transgre-

dirla cuando hubiese necesidad. Estando en cierta ocasión en apuros, se invistió entonces de sacerdote y

fue él a ofrecer holocaustos, y creyó que todo estaba bien. Saul es el ejemplo típico del creyente que

quiere servir a Dios hoy, no como el Señor determina, sino adaptando su obediencia a las condiciones

impuestas por las circunstancias de la vida.

En otra oportunidad, Dios le dio a Saul una extraña orden. Destruir a los amalequitas, su rey, su ganado,

mujeres y niños (1 Samuel 15:3). Cosa extraña, ¿no es verdad? Pero tenía que ser obedecida; ¡fue Dios

quien lo ordenó! Al final, Dios no es como el hombre: Sus pensamientos no los puede entender el hom-

bre, ¿y quién se atreverá a juzgarlo?

Pues bien, Saul fue y destruyó todo; sin embargo, perdonó al rey y trajo lo mejor de las vacas, ovejas y

corderos; y cuando fue reprendido por Samuel, dijo que había traído los animales para sacrificarlos a

Dios. ¡Bella disculpa! Pero Dios no acepta disculpas cuando el hombre desobedece Sus mandamientos.

Las palabras reprensibles del profeta fueron: “He aquí que obedecer es mejor que sacrificar”. 1 Samuel

15:22.

¡El fin de Saul fue trágico! Y trágico será el fin de aquellos que quieren obedecer la Palabra de Dios de

la manera que más se amolde a sus necesidades. Querido hermano, le digo estas palabras con amor y

sinceridad; son hechos bíblicos, tengo el deber de alertar aquellos que de hecho quieren prepararse para

el Cielo. Dios prohibe que el hombre determine las bases para servirlo, prohibe dictar las normas y re-

glas del cristianismo que imagina debe practicar, por creer ser mejor. Dios es inmutable y omnisciente;

por lo tanto, lo que Él estableció el hombre debe cumplirlo. Esto es: Guardar Sus Mandamientos.

En Hechos 5 está registrado el caso de otro hombre que deseó ser creyente a su propia manera. Creía

que su comunión con Dios le daba el derecho de determinar las bases y condiciones de esa relación.

Creía poder dictar las reglas y normas del cristianismo que imaginaba ser mejor.

La Iglesia Apostólica que surgía en aquella época, con gran responsabilidad de llevar el evangelio a to-

do el mundo, era compuesta por hombres de parcos recursos, y había la necesidad urgente de construir

nuevos templos, así como imprimir el avance de la obra; ¿y cómo hacerlo, dada la condición limitadí-

sima de los recursos financieros?

Entonces he aquí que surge Ananías y su esposa Safira. Delante de la iglesia prometieron vender una

propiedad y traerle a los apóstoles el dinero. Nadie les pidió ese sacrificio, aún cuando otros ya lo hu-

biesen hecho, movidos por el gran ideal de la diseminación del evangelio. Pero, el dinero arrecaudado

movió el egoísmo que estaba incubado en sus corazones.

– ¿Por qué llevar todo eso? ¡Es tanto dinero! ¡Vamos a llevar apenas una parte! Pensaron resueltos.

Y alegre, feliz, despreocupado, satisfecho, Ananías separó lo que llevaría a la iglesia en la próxima

reunión. Al final, podría colaborar en el avance del evangelio del Señor Jesús. Llevaba una alta impor-

tancia que sería de gran ayuda para la iglesia. Tal vez pensó hasta en los elogios que iría a recibir por su

generosidad.

Pág. 318

El resultado de esa actitud fue funesto. Lea Hechos 5, versos 4 al 10 y verá cómo fueron destruidos

aquellos creyentes, delante de todos, por causa de la manera errada de servir a Dios.

Por favor, comprenda que, servir a Dios en una parte y desobedecerle en otra, como guardar algunos

mandamientos de la Ley de Dios y transgredir otros, poco valor tendrá la experiencia cristiana. De Dios

no se desdeña. Tener el nombre en el libro de la iglesia, frecuentarla, manosear la Biblia, cantar himnos

y hablar de Cristo no nos garantizará la pose de la vida eterna.

Los cristianos dicen hoy, con vehemencia, que Dios es el mismo “ayer, hoy y eternamente” (Heb. 13:8).

Y es verdad. La Biblia lo prueba. Pero ... Él ‘es el mismo “ayer, hoy y eternamente” EN TODO: amor

– poder y ... justicia también. Si Dios no perdonó a Uzá, Saul, Ananías, Safira, etc, que, como creyen-

tes pertenecían a la iglesia, vivían el evangelio conocido, oraban, pero ... no fueron salvos por causa del

“cristianismo” que deseaban practicar, esto es: Obedecer en parte; ¿no actuará hoy de la misma mane-

ra? ¿Por qué Jesús dijo estas duras palabras?

Mateo 7:21-23 = “No todo el que Me dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos... Muchos

Me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos nosotros en Tu Nombre? ¿Y en Tu Nombre no

expulsamos demonios? ¿Y en Tu Nombre no hicimos muchas maravillas? Entonces les diré abierta-

mente: Nunca os conocí; apartáos de Mi, vosotros los que practicáis la iniquidad”.

Lo que Jesús afirmó categóricamente es que: Si no obedecemos a Dios en toda la esfera de nuestra ca-

pacidad , ningún valor tendrá nuestro cristianismo. Ciertamente seremos salvos, no por lo que hagamos,

sino por lo que Cristo hizo. Él completará lo que nos falta, pero desde que nos coloquemos en condi-

ciones de recibir y practicar toda la Verdad revelada en Su Palabra.

Mateo: 20:16 – “... muchos son llamados, pero pocos escogidos”.

Dios quiere salvarnos a todos, pero no puede obligar a nadie a aceptar la salvación ofrecida graciosa-

mente. Y los que se salven, serán pocos, pero, serán de hecho, cristianos de oro del mejor quilate, que

no discuten ni sofisman cuanto a la voluntad divina, sino que la viven, aún en medio a las mayores difi-

cultades. Saben que sólo serán salvos por lo que Cristo hizo, pero lo que Cristo requiere de ellos, lo ha-

cen sin discutir. “Amor con amor se paga.” Jesús nos amó primero, amor que probó la muerte, y ahora,

por el mismo amor, iremos a obedecerle aún cuando la muerte sea el resultado de dicha obediencia.

Hay hoy, muchos hermanos que guardan el domingo por una contingencia de la vida, pero saben que el

Sábado es el Día del Señor. Y hasta se entristecen al quebrantarlo. Mi amado, si este es su caso, y si es

en esta parte de la Biblia que reside su gran prueba, confíe en el Señor y reclame Su bendición. Dios ha

de darle poder para, obedeciendo este precepto divino, vivir en perfecta y real conformidad con toda la

Verdad revelada en la Biblia Sagrada. Él no lo desamparará. Que el gran Dios, el amoroso Padre Celes-

tial lo fortalezca en la decisión al lado de Su santa Ley. ¡Amén!

“Nosotros creemos que Dios, en Su infinita sabiduría, vio con clarividencia, al hacer del Sábado la gran

prueba de lealtad a Él en estos últimos días; y que antes de terminar el tiempo de la Gracia para los ha-

bitantes del mundo, estos recibirán el conocimiento de esta Verdad, y tendrán que tomar su decisión

eterna”.

¡Llegó su vez, amado lector!

Pág. 319

Querido hermano: Quiera Dios que, antes que el Señor Jesús retorne, todos los cristianos vivos y que no

morirán más, sientan el gusto delicioso de guardar, aquí en la Tierra, por lo menos, un Sábado, como

Dios lo enseñó en el Edén.

CONCURSOS BÍBLICOS NACIONALES

Esta es la relación de todos los concursos bíblicos, de ámbito nacional, realizados en Brasil, promovi-

dos por el Gobierno de Israel y por la Sociedad Bíblica de Brasil, y todos fueron vencidos por el “pue-

blo de la Biblia”.

1958 – Ocurrió el primer concurso en conmemoración al 10º aniversario de la fundación del Estado de

Israel, y la joven Adventista Irene Santos, de Río de Janeiro, venció; y en Israel, obtuvo el 3º lugar, en

el concurso mundial.

1961 – Era la vez de la Profesora Iolanda Anversa da Silva, de São Pablo, campeona nacional, para re-

presentar a Brasil y a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, en el concurso mundial en Israel. Conquis-

tó también, con brillantismo, el 1º lugar del mundo. De los 17 participantes, 2 eran Adventistas.

1964 – Otro joven Adventista, de Bahía, José Ribamar Menezes, conquistó el título nacional, y el 7º lu-

gar en Israel, pero le cupo a otro joven adventista, Gralan Mitchell, de Australia, el 1º lugar mundial.

De los 9 concursantes en Israel, 3 eran Adventistas.

1966 – El concurso fue promovido por la Sociedad Bíblica de Brasil, y la joven Adventista de São Pa-

blo, Mariazinha Almeida, conquistó el 1º lugar.

1971 – Nuevamente la Sociedad Bíblica de Brasil promovió otro concurso, vencido por la hermana

Gerda de Burgo, Adventista de São Pablo.

1981 – Fue el joven Adventista de São Pablo, Francisco Alves Pontes (Chico Biblia), que conquistó el

1º lugar, cabiendo a Jonás Dias de Carvalho (mi particular compañero misionero), otro Adventista de

Río de Janeiro, el 2º lugar. De los 12 finalistas, 6 eran Adventistas. En Israel, concurriendo con repre-

sentantes de 31 países, Francisco conquistó el 1º lugar mundial, junto con el rabino Aaron Ben Shason.

Los medios de comunicación destacaron a los vencedores, realzando sus conocimientos bíblicos.

EL LIBRO DEL AÑO DE 1990 DE LA ENCICLOPEDIA BRITÁNICA DE BRASIL publicó:

“IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA: el equipo cardiológico de la Universidad de Loma

Linda (CALIFÓRNIA-EUA), perteneciente a la iglesia, conmemoró 25 años de entrenamiento interna-

cional en cirugía cardíaca con programas en Zimbahue y en Quenia. El equipo había llevado a cabo su

primer programa cirúrgico internacional en Paquistán, en 1963. La iglesia nominó una comisión para

posicionarse en relación al SIDA y organizar seminarios educativos sobre la molestia juntamente con

las Divisiones Mundiales de la iglesia y con la ADRA (Agencia Adventista de Desenvolvimiento y

Ayuda).

Después de dos años cerradas, las Iglesias Adventistas de Burundi volvieron a abrir en 1988, gracias a

un cambio de gobierno en Octubre de 1987. La ADRA atendió a los apelos formulados por ocasión de

las catástrofes ocurridas en Venezuela y en las Filipinas, donando alimentos, ropas, acogiendo desabri-

gados y otorgando servicios médicos. El órgano firmó también un acuerdo con China para desarrollar

un proyecto de salud y continuó negociando con la URSS la apertura de una editora en ese país.

El número de adeptos en el mundo, que había llegado a 5.384.417 el 31-12-1987 (6% más que en

1986), continuó a crecer en 1988, principalmente en África y en las Américas Central y del Sur.

LA UNIÓN ESTE BRASILEIRA DE LOS A.S.D. publicó:

Pág. 320

“En la Asamblea Mundial de la Iglesia Adventista en 1980 nació la idea de una meta mundial de con-

quistar personas para Cristo. Al año siguiente vino el plan Mil Días de Cosecha con el desafío de ganar

mil personas por día durante los mil días que faltaban para la Asamblea de 1985 por la gracia del Señor.

Millares de Adventistas alrededor del mundo tomaron sus

Biblias y, en público y por las casas presentaron la verdad bíblica en respuesta al desafío. El blanco era

1 millón (1000 x 1000 = 1.000.000). En el día del contaje en la Asamblea en 1985, la suma dio

1.171.390. El Cielo nos dio 171.390 almas más allá del blanco.

“En esa misma Asamblea de 1985 un nuevo desafío fue lanzado a la Iglesia Mundial. Doblar el blanco

de los Mil Días. Esto es, ganar por la gracia del Cielo 2.000.000 de personas hasta el 30 de Junio de

1990, bajo el slogan: Cosecha 90. En plena Asamblea, el Sábado 7 de Junio, en la tarde, delante de

40.000 adventistas de todo el mundo, los resultados alcanzados en las Divisiones fueron computados

con la grata sorpresa de que el Señor nos había dado 2.503.141. Más de medio millón sobre el blanco”.

PERSONA A PERSONA

A cada cuatro horas, una Escuela Sabatina es organizada en el mundo.

A cada minuto, un nuevo miembro es matriculado en la Escuela Sabatina.

En el mundo, a cada 42 segundos una persona es bautizada en la Iglesia Adventista. Y en África, a cada

minuto una persona se vuelve Adventista y cada una trae, por lo menos, tres nuevos miembros.

1º de Julio de 1990 al 30 de Junio del 2000:

“Ahora, el desafío a la Iglesia Mundial es llegar a un Pentecostés diario. Un Pentecostés diario de un-

ción del Espíritu Santo en la vida de cada Adventista, y un Pentecostés de 3.000 conversos en media

por día hasta el año 2.000”. De casa en casa, persona a persona.

ÁFRICA — El MILAGRO

Si tuviésemos dinero suficiente aquí en la Editora ADOS haríamos un tremendo trabajo misionero en

África. Hemos recibido decenas de cartas de allá y maravillas están ocurriendo con nuestros folletos y

libros. Escuche estas dos:

Dos jóvenes católicos pasaban por el largo del Inzombota en Angola. Un hermano distribuía los folletos

de la Editora ADOS y les dio dos ejemplares: “El Sábado, Memorial de la Creación” y “Domingo,

¿Día del Señor?”

Días después, uno de estos jóvenes me escribió diciendo ser líder de un grupo de diez jóvenes católicos,

y que había quedado maravillado sobre el asunto, pues nunca había leído nada al respecto. Me pidió

más informaciones a respecto de la CRUZADA ADOS DE LITERATURA CRISTIANA e imploró

más literatura. ¡Le envié un tremendo paquete!

Tres meses después, otra carta. Aquel precioso joven me dijo que, con otros cinco de su grupo, se ha-

bían bautizado en nuestra Iglesia Adventista Central de Cazenga. Luanda, R.P. Angola. ¡Aleluya!

Otro joven, de 17 años, después de leer nuestro folleto; LA LEY DE DIOS, escribió una impresionante

carta. Su letra bonita, firme y decidida demostraba su carácter. Perdió toda la familia en la guerra, y es-

taba sólo, irremediablemente sólo, en un campo de refugiados llamado OSIRE-CAMP.

En su carta, me pedía un lugar para vivir y un lugar en nuestro colegio para continuar sus estudios. La-

mentaba que la Iglesia Adventista más próxima del campamento distaba 300 km.

Pág. 321

Esta carta movió mis entrañas. Busqué un lugar para que él viviera, y sólo faltaba la vacante en nuestro

Instituto Petropolitano Adventista de Enseñanza, en Río de Janeiro. Pero el Espíritu me llevó a hablarle

diferente a este joven de diecisiete años, de letra tan maravillosa.

Le escribí diciéndole que Dios lo había colocado allí, en aquel campo de refugiados, para realizar un

gran trabajo. Entonces lo desafié a levantar una iglesia en aquel local para la gloria de Dios.

Menos de sesenta días después, aquel precioso joven inició la primera Escuela Sabatina con 33 perso-

nas, siendo 16 niños y 17 adultos, dentro del Osire Camp. Gloria a Dios. ¡Aleluya!

[email protected]