Beato John Henry Newman

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BEATO JOHN HENRY NEWMAN “Cor ad cor loquitur” El cardenal John Henry Newman (1801 - 1890) fue un presbítero anglicano - religión protestante fundada por Enrique VIII de Inglaterra - que se convirtió al catolicismo en el año 1845, fue uno de los exponentes más importantes del llamado Movimiento de Óxford, que aspiraba a que la Iglesia Anglicana volviese a sus raíces católicas. Tuvo una gran influencia en la vida religiosa de figuras como G. K. Chesterton, R. Knox, J. R. R. Tolkien y el también cardenal (ex-anglicano y católico) Henry E. Manning. Se le considera uno de los teólogos más importantes de los últimos siglos, y el converso más famoso del anglicanismo al catolicismo. Su vida John nació en una familia de origen calvinista holandesa de clase media alta, creció sin tener demasiado interés por la religión. Hasta los quince años era un asiduo lector de la Biblia y muy supersticioso. Asistió a una escuela privada y sobresalió tanto académica como artísticamente (tocaba el violín, ganó premios de oratoria...). Pero en otoño de 1816 el banco de su padre quebró a causa de las guerras napoleónicas, y tuvo que marcharse para intentar solucionarlo. John tuvo que quedarse en la escuela en verano y le sobrevino una de las tres grandes crisis de su vida: cayó enfermo en agosto y sufrió una conversión del anglicanismo de su familia (más centrado en la Biblia) a un calvinismo evangélico auspiciado por el reverendo Walter Mayers, uno de sus maestros. En esa época llegó a pensar que el Papa era el Anticristo. Logró matricularse en el Trinity College e ingresar en la Universidad de Oxford. Pastor Anglicano

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BEATO JOHN HENRY NEWMAN“Cor ad cor loquitur”

El cardenal John Henry Newman (1801 - 1890) fue un presbítero anglicano - religión protestante fundada por Enrique VIII de Inglaterra - que se convirtió al catolicismo en el año 1845, fue uno de los exponentes más importantes del llamado Movimiento de Óxford, que aspiraba a que la Iglesia Anglicana volviese a sus raíces católicas. Tuvo una gran influencia en la vida religiosa de figuras como G. K. Chesterton, R. Knox, J. R. R. Tolkien y el también cardenal (ex-anglicano y católico) Henry E. Manning. Se le considera uno de los teólogos más importantes de los últimos siglos, y el converso más famoso del anglicanismo al catolicismo.

Su vidaJohn nació en una familia de origen calvinista holandesa de clase media alta, creció sin tener demasiado interés por la religión. Hasta los quince años era un asiduo lector de la Biblia y muy supersticioso. Asistió a una escuela privada y sobresalió tanto académica como artísticamente (tocaba el violín, ganó premios de oratoria...). Pero en otoño de 1816 el banco de su padre quebró a causa de las guerras napoleónicas, y tuvo que marcharse para intentar solucionarlo. John tuvo que quedarse en la escuela en verano y le sobrevino una de las tres grandes crisis de su vida: cayó enfermo en agosto y sufrió una conversión del anglicanismo de su familia (más centrado en la Biblia) a un calvinismo evangélico auspiciado por el reverendo Walter Mayers, uno de sus maestros. En esa época llegó a pensar que el Papa era el Anticristo. Logró matricularse en el Trinity College e ingresar en la Universidad de Oxford.

Pastor AnglicanoEn junio de 1824 se ordenó presbítero anglicano y poco después se convirtió en el párroco de San Clemente, en Oxford; en donde que estuvo durante dos años. Colaboró también con artículos a la Enciclopedia Metropolitana. Durante esa época la relación con Richard Whately le ayudó a desarrollar sus ideas acerca de la Iglesia, asimismo, también conoció a Richard Froude, con el que se ocupó de importantes asuntos universitarios en la oficina de tutorías. En 1827 Newman predicaba en Whitehall, constatando una gran carrera tanto religiosa como profesional. A finales de ese año Newman sufre un colapso nervioso, provocado

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por el exceso de trabajo, los problemas económicos de su familia y la repentina muerte de su hermana pequeña Mary al año siguiente. Pero hubo otro factor que contribuyó al colapso: durante los veranos anteriores se había dedicado a leer asistemáticamente las obras de los Padres de la Iglesia. Esta fue su segunda crisis.

El Movimiento de OxfordJohn Newman y Edward Pusey formaron un movimiento intelectual dentro del propio ambiente de la universidad cuyo fin era demostrar que la iglesia anglicana descendía de los apóstoles. Para eso, pretendieron demostrar la compatibilidad del Concilio de Trento con los Treinta y Nueve Artículos del siglo dieciséis de la Iglesia Anglicana. Lo que al final acabó comprobando la "incorrección" de estos últimos. La deriva católica del grupo tuvo como resultado la destitución de Newman de su cargo universitario y su retiro de la Sociedad Bíblica. Aunque siguió a cargo de su parroquia. Esto ocurrió en 1830, en ese momento Newman y sus seguidores aun eran nominalmente anglicanos. Doce años después Newman decidió retirarse a Littlemore con un grupo de seguidores en condiciones monásticas. Mandó que compilasen las vidas de santos ingleses mientras él se dedicó a estudiar las relaciones entre la Iglesia anglicana y la católica, reconciliándose poco a poco con ella. En febrero de 1843 se retractó mediante una nota anónima en el Diario conservador de Óxford de todas sus afirmaciones contra la Iglesia y en septiembre de ese año predicó su último sermón anglicano.

Su conversiónDos años después se dio cuenta de que sus propios argumentos en favor de la Iglesia Católica eran mucho más sólidos de lo que pensaba, y se rindió frente a ellos a pesar del tremendo sacrificio que significaba para el admitir que él podría no ser en realidad sacerdote de Cristo y renunciar a la carrera y el status de toda su vida. Ingresó oficialmente en la Iglesia el 9 de octubre de 1845, y dos años después se ordenó sacerdote en Roma (Para él no resultó tan difícil, pues mantuvo el celibato aun cuando la Iglesia anglicana no lo exigía). En 1851 el también presbítero H. Manning le siguió hasta la Iglesia de Cristo, no sería el último. Estas fueron sus palabras tras su conversión (escrita 19 años después de la misma): "Desde que me convertí al Catolicismo… yo no sentí más ansiedad de corazón en cualquier forma. Yo ya me encontraba en perfecta paz y conciencia. Yo no volví a tener más dudas…. Fue como volver a puerto después de una tormentosa travesía por el mar; y mi felicidad permanece desde ese día hasta hoy sin interrupción". En 1877, en una reedición de sus trabajos más tempranos, añadió a los dos volúmenes un largo prefacio y numerosas notas en las cuales criticaba y

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contraargumentaba sus argumentos anticatólicos de la versión original. Cuando tenía ya 88 años recibió del Papa León XIII la dignidad de Cardenal. Murió en agosto de 1890, en su epitafio se puede leer: Ex umbris et imagínibus in Veritatem (Pasó de las sombras y las imágenes a la Verdad).

BeatificaciónFue declarado Venerable por el Papa Juan Pablo II en 1991 y beatificado por el Papa Benedicto XVI el 19 de septiembre de 2010. Su memoria se celebra el 9 de octubre. El Papa Benedicto, el día de la beatificación, expresaba: “El servicio concreto al que fue llamado el Beato John Henry incluía la aplicación entusiasta de su inteligencia y su prolífica pluma a muchas de las más urgentes “cuestiones del día. Sus intuiciones sobre la relación entre fe y razón, sobre el lugar vital de la religión revelada en la sociedad civilizada, y sobre la necesidad de una educación esmerada y amplia fueron de gran importancia, no sólo para la Inglaterra victoriana. Hoy también siguen inspirando e iluminando a muchos en todo el mundo. Me gustaría rendir especial homenaje a su visión de la educación, que ha hecho tanto por formar el ethos que es la fuerza motriz de las escuelas y facultades católicas actuales. Firmemente contrario a cualquier enfoque reductivo o utilitarista, buscó lograr unas condiciones educativas en las que se unificara el esfuerzo intelectual, la disciplina moral y el compromiso religioso. Más aún, qué mejor meta pueden fijarse los profesores de religión que la famosa llamada del Beato John Henry por unos laicos inteligentes y bien formados: «Quiero un laicado que no sea arrogante ni imprudente a la hora de hablar, ni alborotador, sino hombres que conozcan bien su religión, que profundicen en ella, que sepan bien dónde están, que sepan qué tienen y qué no tienen, que conozcan su credo a tal punto que puedan dar cuentas de él, que conozcan tan bien la historia que puedan defenderla» (La Posición Actual de los Católicos en Inglaterra, IX, 390)”.

Jairo Manríquez Espinoza