Desindicalización Del Partido Justicialista de La Provincia de Santa Fe (1983-1989)
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Sexto Congreso Regional de Historia e Historiografía Nombre y Apellido del autor: Andrés Lacher Pertenencia institucional: Facultad de Humanidades y Ciencias, Universidad Nacional del Litoral Dirección electrónica: [email protected]
Desindicalización del Partido Justicialista de la Provincia de Santa Fe (1983-1989)1
Introducción
El cambio en los partidos políticos históricamente ligados a los sindicatos ha
constituido un hecho característico de finales del siglo XX. En lo que concierne al
contexto latinoamericano esta trasformación tuvo lugar en partidos políticos como
el Partido Revolucionario Institucional de México y Acción Democrática de
Venezuela, particularmente durante las décadas de 1980 y 1990.
En relación a nuestro país, los procesos señalados tuvieron lugar en el
peronismo y fueron estudiados en mayor medida a nivel nacional. Más allá de
esto, no abundan estudios de estos procesos a nivel subnacional, como lo
constituye el caso elegido para este trabajo, el Partido Justicialista de la provincia
de Santa Fe (en adelante, PJSF).
Al respecto, cabe señalar que dicha organización partidaria atravesó la
transición de la última dictadura militar con una fuerte impronta sindical, que se
plasmó en la presencia de actores de filiación gremial tanto en los ámbitos de
decisión como en los espacios ejecutivos, legislativos y partidarios. Sin embargo,
seis años más tarde, el PJSF se había desindicalizado, ocupando así los
gremialistas un rol marginal dentro partido y su presencia en las instancias de
relevancia dentro del PJSF se encontraba supeditada a la voluntad de los
liderazgos políticos.
La hipótesis del presente trabajo es que los cambios en las instituciones
formales e informales del partido condicionaron la desindicalización del PJSF.
Específicamente, la implementación de nuevos mecanismos de selección de
1 El presente trabajo se ha iniciado a partir de una Beca de Iniciación a la Investigación Científica
(Cientibeca) y muestra algunos adelantos de un Trabajo Final de Carrera que se encuentra próximo a su
defensa.
autoridades partidarias y la crisis de las normas no escritas que legitimaban la
participación de los sindicalistas al interior del PJSF. Para probar dicha hipótesis
realizaremos dos operaciones; por un lado, identificaremos las formas que asumió
la participación de agentes de filiación sindical en el PJSF; por otro lado,
describiremos la transformación de las reglas y procedimientos internos del PJSF
durante el periodo 1983-19892. De esta manera, el objetivo del presente trabajo,
consiste en describir la relación entre los procesos de trasformación institucional y
la desindicalización de PJSF durante el periodo 1983-1989.
A fin de alcanzar dicho objetivo se ha optado por un estudio de caso y una
estrategia de recolección de la información cualitativa. Es preciso señalar esto,
aún cuando gran parte de las fuentes primarias (entrevistas semi estructuradas en
profundidad a actores políticos involucrados en los procesos históricos señalados)
y secundarias (seguimiento periodístico de las publicaciones del diario “El Litoral”;
entrevistas y trabajos realizados por fuentes académicas y periodísticas) en las
que se sustenta el contenido del trabajo han sido omitidas por cuestiones de
espacio.
Por último, la exposición del trabajo se organiza de la siguiente manera: en
la primera parte, se expondrán los aportes teóricos más relevantes en lo que hace
al análisis del cambio en los partidos políticos desde una perspectiva organizativa
e institucional, junto con los aspectos más salientes del caso estudiado. En la
segunda parte, se desagregará el lapso estudiado en tres periodos, los cuales
serán analizados desde una perspectiva general, institucional e histórica.
Finalmente, en la última sección se expondrán algunas consideraciones finales a
modo de cierre.
2 La relevancia de las variables institucionales descansa en que durante el lapso 1983-1989, el PJSF organizó
sus procesos de elección de dirigentes y representantes para cargos electivos a partir de normas y
procedimientos intrapartidarios, especialmente a través del recurso de las internas con voto de los afiliados.
Por ende, el marco temporal delimitado se presenta como propicio para evaluar la relevancia de los aspectos
institucionales en relación con la desindicalización del PJSF.
La desindicalización del PJSF desde una perspectiva organizativa e
institucional
En función de alcanzar los objetivos establecidos en la introducción se ha
analizado la desindicalización del PJSF a partir de un abordaje organizativo e
institucional. Este enfoque entiende que los partidos políticos son entidades
complejas y dinámicas, compuestas por actores que disputan posiciones de poder
y orientan su accionar estratégico en función de sus objetivos y de acuerdo con
reglas o instituciones. Asimismo, ésta combinación de dos tradiciones teóricas
permite resaltar la relevancia de los factores endógenos como variables
explicativas del cambio partidario, tales como las transformaciones en los actores,
los cambios en los equilibrios de poder al interior de la organización y la
especificidad de sus instituciones durante el lapso 1983-1989.
La primer parte del enfoque empleado se nutre de los aportes del abordaje
organizativo (Panebianco, 2009), mediante el cual se ha resaltado la dinámica
interna del PJSF a partir del análisis de las alianzas y pugnas producidas entre sus
actores por el control de áreas de incertidumbre organizativa, en función de
fortalecer o trastocar las líneas de autoridad al interior del partido. En este sentido,
el estudio se enfoca en el desarrollo de las diferentes líneas internas del PJSF
durante el periodo 1983-1989, sobre todo en aquellas que pusieron de manifiesto
los procesos donde los sindicalistas fueron desplazados de la coalición dominante
del PJSF, siendo ocupado su lugar por dirigentes políticos.
Es por ello, que la desindicalización del PJSF, se define como la
modificación en la configuración de la coalición dominante (Panebianco, 2009) del
partido, que dio lugar a un cambio organizativo que tuvo como resultado la pérdida
de los espacios de poder que detentaban los sindicalistas del PJSF al momento de
la transición democrática.
En miras a constatar lo señalado con anterioridad, en las Tablas 1, 2 y 3 se
analiza la variación en la presencia de sindicalistas3 en la composición de las
3 Es preciso señalar que para la realización de la Tablas 1, 2 y 3 se ha empleado el criterio establecido por
Gutiérrez (2001), quien entiende por sindicalistas, a todos aquellos que ejercieron un cargo dirigencial a nivel
gremial, con anterioridad o posterioridad de asumir un cargo partidario, parlamentario o ejecutivo. Tal como
nóminas partidarias para cargos legislativos, el Consejo Ejecutivo Provincial del
PJSF y el gabinete del poder ejecutivo provincial durante el periodo 1983-1989.
Tabla 1: Cantidad de sindicalistas electos en los espacios legislativos sobre el total del bloque del PJSF.
1983-1987 1987-1991
Cámara de Diputados de la Provincia
7/28 4/28
1983-1985 1985-1987 1987-1989 1989-1991
Cámara de diputados de la Nación
3/9 0/4 2/5 1/5
Fuente: Elaboración propia en base al seguimiento periodístico realizado en la hemeroteca del Diario "El Litoral" y las entrevistas realizadas.
Tabla 2: Cargos ejercidos por sindicalistas en el Poder Ejecutivo provincial
1983-1987 1987-1991
Vice gobernación, Secretaría de Trabajo y Subsecretaría de Educación
Secretaría de Trabajo
Fuente: Elaboración propia en base a Fernández (1993), el seguimiento periodístico realizado en la hemeroteca del Diario "El Litoral" y las entrevistas realizadas.
Tabla 3: Máximo cargo ejercido por un sindicalista en Consejo Ejecutivo Provincial del PJSF
1983-1985 1985-1987 1987-1989 1989-1991
Secretario General Vicepresidente
primero Vicepresidente
primero Prosecretario
general
Fuente: Elaboración propia en base al seguimiento periodístico realizado en la hemeroteca del Diario "El Litoral" y las entrevistas realizadas.
Una vez constatado el declive de la presencia de los dirigentes gremiales
dentro de los espacios legislativos y ejecutivos (no así, en los partidarios) del
PJSF durante el periodo estudiado, es menester continuar el análisis de la
desindicalización del PJSF desde el enfoque organizativo.
De esta manera, el desplazamiento de los sindicalistas de la coalición
dominante del PJSF se explica dentro de esta perspectiva teórica en función del
señala el autor, el criterio empleado incluye a todos aquellos que comenzaron su carrera política como
dirigentes sindicales, aún cuando luego se hayan destacado más por su desempeño político que por sus
vínculos originales con las entidades gremiales. Por su parte, el criterio utilizado excluye a todos aquellos
dirigentes que se han desempeñado como asesores de las entidades gremiales, pero que no han ejercido un
cargo dirigencial a nivel sindical.
retroceso en el manejo de las zonas de incertidumbre (Panebianco, 2009) del
partido por parte de los actores sindicales, situación que alteró los procesos de
intercambio entre los actores gremiales y políticos y a su vez posibilitó el recambio
de los cuadros dirigentes del partido.
Entre estas zonas de incertidumbre organizativa que eran controlados por
los sindicalistas hacia el regreso del orden constitucional, es posible destacar
aspectos como el financiamiento, el reclutamiento de las elites y el control de las
reglas y procedimientos internos. Esta última área de incertidumbre organizativa
ocupa un lugar central en el trabajo en tanto el control de las reglas formales e
informales constituyó un atributo en las relaciones de poder al interior del PJSF, en
función de que tanto los actores políticos como sindicales impulsaron
redefiniciones, ignoraron o bien trastocaron las reglas y procedimientos internos
del partido para concretar sus objetivos.
Entre estas reglas, nos hemos centrado en las transformaciones en la
imposición de las normas informales que fijaban los criterios de participación
sindical dentro del PJSF, como lo eran el tercio y las 62 organizaciones (Levitsky,
2005). La primera de ellas, el tercio, les concedía el derecho informal a los
dirigentes sindicales de obtener un 33% de las candidaturas y de los puestos en la
conducción partidaria. La segunda, las 62 organizaciones, les otorgaba el derecho
informal a dicha entidad para designar representantes sindicales en cargos
electivos o partidarios, es decir, nominar aquellos sindicalistas que ocuparían el
tercio (Levitsky, 2005). Si bien ambas instituciones no se encontraban escritas en
los estatutos partidarios, pudieron ser impuestas por los sindicalistas durante la
transición democrática. Sin embargo, hacia fines del lapso estudiado las mismas
no eran tenidas en cuenta a la hora de dirimir las candidaturas al interior del PJSF.
Además, se han abordado las normas formales del PJSF, sobre todo en lo
que respecta a los cambios en los mecanismos de selección de dirigentes y
candidatos propios del sistema electoral intrapartidario del PJSF. Siendo
modificadas en reiteradas ocasiones, en el año 1983 no fueron impuestas cuando
se debía (según lo establecido por los estatutos) convocar a elecciones
complementarias, luego fueron rediseñadas en para adoptar un sistema de
elección directa que funcionó a partir de 1985 y por último, hacia 1989 fueron
nuevamente modificadas para eliminar la incompatibilidad entre el ejercicio de
cargos públicos y partidarios.
Para complementar el análisis de estas reglas dentro del PJSF y el impacto
de sus transformaciones en la desindicalización del partido, nos hemos servido de
los aportes del segundo marco teórico empleado: el neoistitucionalismo (Acuña y
Chudnovsky, 2013; Helmke y Levitsky, 2003; Levitsky y Murillo, 2010). En primer
término, dicho enfoque ha posibilitado indagar las condiciones que permitieron la
desinstitucionalización de las reglas que sustentaban la participación de los
gremialistas dentro del partido; En segundo término, ha permitido destacar el
papel de las instituciones en la resolución de problemas de coordinación y
conflictos distributivos (Acuña y Chudnovsky, 2013) al interior del PJSF; Por
último, ha puesto en relieve la interdependencia entre la constitución de los
actores sindicales y las instituciones del tercio y las 62 organizaciones.
La escasa estabilidad de las normas que regulaban la participación de los
sindicalistas dentro del partido se debió tanto al bajo nivel de rutinización (Levitsky,
2005) de las normas informales dentro del justicialismo santafesino, las cuales no
pudieron ser impuestas una vez que se produjeron los cambios tanto en los
equilibrios de poder y como en las preferencias políticas de los actores del PJSF.
Por su parte, estas pautas no escritas resultaron ser sensibles a los cambios
reiterados en el diseño de las normas formales4, debiendo acomodarse (Helmke &
Levitsky, 2003) a estas últimas.
Es así que, este enfoque teórico permitió analizar a la desindicalización del
PJSF a partir de la pérdida de legitimidad de las instituciones que coordinaban el
vínculo entre el partido y los sindicatos. La transformación de las normas y
procedimientos internos que sustentaban la configuración de la coalición
dominante de base sindical inclino la resolución de conflictos distributivos en favor
de los dirigentes políticos dentro del PJSF. Esta situación se evidenció a partir de
4 El trabajo de Helmke y Levitsky (2003) ofrece cuatro tipologías que caracterizan el rol desempeñado por las
instituciones informales. A partir de allí, los autores señalan que las reglas no escritas pueden presentar una
relación de acomodación, competición, complementación o sustitución con respecto a los objetivos de los
actores y las normas formales con las que se vinculan.
1985, cuando el cambio en el diseño del sistema electoral intrapartidario forzó la
acomodación de la regla del tercio y la misma fue abandonada como criterio de
distribución de los cargos ejecutivos, legislativos y partidarios dentro del PJSF.
Asimismo, la interdependencia entre los actores sindicales y las
instituciones que legitimaban su participación dentro del partido quedó de
manifiesto cuando, hacia el final del periodo estudiado, la pérdida de legitimidad
de las reglas informales produjo no sólo el retroceso, sino también la
desarticulación los actores gremiales al interior del partido.
La desarticulación de los actores sindicales significó el desmantelamiento
del reconocimiento recíproco de los mismos como un colectivo al interior del PJSF
y las consecuentes dificultades que ello trajo para su capacidad de acción
estratégica dentro del partido. Esto se puso de manifiesto cuando las divisiones y
la pérdida de legitimidad de las 62 organizaciones como entidad encargada de
nominar candidatos sindicales dentro del partido, llevó en un primer momento a los
gremialistas a negociar individualmente sus posiciones al interior del PJSF, para
luego quedar supeditada su incorporación a las listas del partido a la voluntad de
los liderazgos políticos.
Cabe destacar que la crisis instituciones del tercio y las 62 organizaciones
posibilitó que el partido abandonara el paradigma organizativo que le otorgaba una
escasa autonomía con respecto a las entidades gremiales y una serie de
constricciones organizativas (Panebianco, 2009) propias de la dependencia de
recursos que el PJSF tenía para con las mismas.
De esta manera, hacia finales del periodo estudiado la mencionada
desinstitucionalización de los vínculos entre el partido y los sindicatos, posibilitaron
el desplazamiento de los agentes de filiación gremial y, a su vez, dieron lugar a un
incremento en la autonomía de los liderazgos políticos del PJSF, que dotó a las
nuevas elites partidas de un mayor grado de flexibilidad estratégica (Levitsky,
2005).
Estas transformaciones de los actores y las instituciones y su impacto en el
cambio organizativo al interior PJSF, han permitido establecer una periodización
del lapso 1983-1989 para enfocar la desindicalización del PJSF en perspectiva
histórica. La misma consta de tres periodos que han sido denominados como
Laborista (1983-1984), Socialdemócrata (1984-1987) y Profesional-Electoral
(1987-1989)5.
Periodo Laborista (1983-1984)
Como resultado de los años de proscripción del Partido Justicialista tanto a
nivel nacional como a nivel local, en la transición democrática se produjo lo que
Mustapic (2002) denominó como el avance de la estructura gremial peronista
dentro del PJ. Esta situación se vio posibilitada en el caso de la provincia de Santa
Fe por un grado de fortaleza de los sectores gremiales que los ubicaban como
actores privilegiados para distribuir incentivos organizativos al interior del partido.
El dominio por parte de los actores sindicales de varias zonas de
incertidumbre como fueron el financiamiento, el control de las reglas y
procedimientos internos o el reclutamiento de las elites, permite señalar el alto
grado de influencia gremial que poseía la coalición dominante del PJSF hacia el
regreso del orden constitucional. Asimismo, la dependencia de recursos
organizativos por parte de los actores políticos del justicialismo provincial los
ubicaba en un rol subordinado con respecto a los representantes de las
estructuras gremiales.
Este lapso ha sido denominado como laborista debido a que las 62
organizaciones peronistas y la CGT local funcionaron como entidades
patrocinadoras (Panebianco, 2009) del PJSF, en consonancia con lo sucedido con
los partidos laboristas europeos en parte del siglo XX. Ésta situación les permitió a
los actores sindicales ingresar a instancias de relevancia dentro del partido y, a su
vez, condicionar los alineamientos al interior del mismo.
En este sentido, un clivaje fundamental que escindió al PJSF en las internas
de 1983, fue la histórica rivalidad entre la OUM de Rosario y el Sindicato de la
Carne (Fernández, 1993). A partir de aquí, los máximos referentes de ambas
5 El objetivo de las denominaciones presentadas consiste en ilustrar las diferentes etapas de la vinculación
entre los actores sindicales y partido. Es por ello que las mismas no deben ser entendidas como una
caracterización in toto del PJSF durante los periodos estudiados. Por su parte, es preciso mencionar que las
dos primeras denominaciones son deudoras del análisis de Levitsky (2005).
entidades gremiales apoyaron a diferentes sectores internos. En primer caso el
apoyo de la UOM, representada por Miguel Gómez junto con Luis Ghezzi
(Aceiteros) se volcó en favor de la lista Nº 6 “Junta Interdepartamental”, mientras
que el Sindicato de la Carne, liderado por Luis Rubeo, sumando la presencia de
Rubén Cardozo (SMATA), se posicionó en favor de la lista Nº2 “Unidad”.
Los resultados de la elección interna le otorgaron en forma ajustada el
triunfo a la lista nº 6. Dicha nómina fue secundada por la lista nº2, la cual a pesar
de haber obtenido menos sufragios se quedó con la mayoría de congresales de
cara al Congreso partidario.
Una vez consumada la votación, se abrió paso a una etapa de negociación
entre las listas triunfantes, donde los sectores gremiales lograron obtener rédito de
su manejo de recursos organizativos, situación que los ubicó en un lugar
privilegiado de cara al Congreso Partidario. Así lo señalaba la crónica del diario “El
Litoral”, cuando afirmaba días antes del realizarse el conclave del PJSF que “las
62 locales y las rosarinas tendrán un papel fundamental en la formación de las
futuras listas de candidatos provinciales, ya que ambas integran la lista triunfadora
en los comicios peronistas” (El Litoral, 9/8/83).
El Congreso partidario reunido en la ciudad de Santa Fe el 1/9/83 para
nominar las candidaturas a cargos electivos, dejó en claro el manejo por parte de
los actores sindicales de las reglas formales e informales dentro del PJSF. Esta
situación les posibilitó a los gremialistas imponer las instituciones informales del
tercio y las 62 organizaciones, las cuales presentaban una relación de
complementación (Helmke & Levitsky, 2003) con respecto al sistema electoral
indirecto vigente6.
6 Para llevar a cabo las internas de 1893, los estatutos vigentes del PJSF señalaban que, en primer término, la
elección interna debía realizarse a través de un procedimiento indirecto donde los afiliados elegirían a 383
congresales provenientes de todos los departamentos de la provincia que integrarían el Congreso Provincial
del PJSF. Allí, se elegirían las autoridades partidarias y delegados para el congreso nacional del PJ, salvo la
presidencia del partido, la cual se asignaba a la lista que obtuviere la primera minoría, tal como lo prescribía
el artículo 19 de la Carta Orgánica del PJSF.
Además de las elecciones indirectas, el estatuto partidario establecía que se debía convocar a otras elecciones
complementarias para cargos electivos (gobernador, vicegobernador y legisladores), esta vez con el voto
directo de los afiliados. Sin embargo el llamado a las elecciones complementarias fue obviado por los sectores
triunfantes en 1983.
En primer término, el Congreso partidario aprobó la fórmula para competir
por la gobernación integrada por José María Vernet, quien se había desempeñado
como asesor de la UOM a lo largo de la dictadura militar, y Carlos Aurelio
Martínez, dirigente del sindicato de la industria alimenticia de la ciudad de Santa
Fe.
En segundo término, partir de la imposición del tercio dentro del Congreso
partidario, los sindicalistas obtuvieron la tercera parte de las 9 diputaciones
nacionales obtenidas por el PJSF, entre estos se encontraban Luis Rubeo
(Sindicato de la Carne), acompañado por Rubén Cardozo (SMATA) y Anthony
Robson (Viales). La nómina de 28 Diputados Provinciales quedó conformada por 7
gremialistas entre los que se encontraban José Reyes (Sindicato del Vidrio), Julio
Escobar (Gastronómico), Ricardo Centurión (OUM), Pedro Utrera (Viales), Luis
Parra, Juan Santos Diaz (Telefónico) Ricardo Alzugaray (Cuero). Por su parte,
Luis Ghezzi (Aceiteros) y el mencionado Luis Rubeo, fueron designados como
Secretario General y Vocal dentro del Consejo Ejecutivo del PJSF.
Luego de la victoria del PJSF en las elecciones provinciales de 1983, los
gremialistas obtuvieron otros cargos de relevancia dentro del ejecutivo
encabezado por Vernet. Esto se evidenció en ámbitos como la Secretaría de
Trabajo, donde Oscar Barrionuevo (Obras Sanitarias) y Mario Ojeda (Panaderos)
ejercieron el cargo de Secretario y Subsecretario de dicha cartera. Asimismo, se
destacan nombramientos en el ámbito de la Subsecretaría de Educación, junto
con la designación de Antonio “Tedi” Jara (Correos), en el directorio del Banco de
la Provincia de Santa Fe (El Litoral, 13/9/83).
De esta forma, la mencionada presencia en los espacios ejecutivos,
legislativos y partidarios, sumados al control de zonas de incertidumbre dentro del
PJSF, les permitió a los sindicalistas ocupar durante el primer periodo de gobierno
de Vernet (es decir, durante el periodo laborista), la posición que Steven Levitsky
denominó como “el poder detrás del trono” (2005, págs. 126-7).
Más allá de lo señalado hasta aquí, a partir del año 1984 algunas fisuras
dentro de la configuración de la coalición dominante del PJSF y un cambio en los
mecanismos de selección de candidatos pusieron en cuestión el rol hegemónico
de los sindicalistas al interior de la misma.
Periodo Socialdemócrata (1984-1987)
La primera gestión del PJSF estuvo marcada por una serie disputas
intrapartidarias, que evidenciaban algunas fisuras hacia adentro de la coalición
dominante. Esta situación contribuyó a poner en tela de juicio las líneas de
autoridad que se habían conformado al momento de la transición democrática,
especialmente en lo que respecta al papel preponderante que ocupaban los
sindicalistas dentro del PJSF.
De esta manera, el periodo 1984-1987 se encontró atravesado por
sucesivas crisis y reposicionamientos de los actores dentro de la coalición
dominante del PJSF. La concreción de dichos realineamientos internos quedó
plasmada en la conformación de los sectores que dirimieron las dos elecciones
internas, las cuales tuvieron lugar en junio de 1985 y octubre de 1986,
respectivamente.
Estos reposicionamientos se produjeron en forma simultánea con algunos
cambios en el manejo y la distribución de los recursos organizativos entre los
dirigentes políticos y los actores gremiales del PJSF.
Por un lado, a los actores políticos fortalecieron su posición a partir del
acceso a las posiciones dentro del gobierno provincial, lo cual le permitió a estos
dejar de depender en forma exclusiva de los recursos proporcionados por los
sindicalistas (Levitsky, 2005). Por otro lado, la división de los actores sindicales al
interior de las 62 organizaciones (Fernandez, 1993) trastocó la coordinación entre
las entidades gremiales y el partido y a su vez, afectó el monopolio del las 62 en lo
que respecta la nominación de las candidaturas sindicales al interior del PJSF.
De esta manera los alineamientos entre los dirigentes sindicales y políticos
al interior del PJSF durante el periodo 1984-1987 estuvieron atravesados por un
competencia por el liderazgo (Murillo, 2008), en donde distintas líneas tanto del
partido como de las 62 organizaciones buscaron conformar alianzas para
conseguir el triunfo en las elecciones internas de 1985 y 1986. El aspecto distintivo
de estos realineamientos, en contraposición a lo sucedido en el periodo
precedente, fue que a partir del fortalecimiento de los sectores políticos y de papel
determinante que adquirió el ejecutivo provincial7, los dirigentes gremiales no
pudieron condicionar los clivajes dentro de las internas del PJSF.
La denominación de este periodo se sustenta en lo señalado por Levitsky
(2005), quien sostiene que a mediados de la década del ochenta se inauguró en el
justicialismo un lapso que el autor define como “socialdemocracia de facto”. Esto
se justifica en tanto los sindicatos pasaron a ocupar un espacio similar al que
detentaron durante gran parte del siglo XX en los partidos socialdemócratas
europeos, a saber, un lugar de socios relevantes, pero a su vez subordinados (es
decir, sin posibilidades hegemónicas) dentro de la coalición dominante del partido
(Levitsky, 2005).
Las transformaciones mencionadas también fueron posibles debido a la
imposibilidad de los agentes de filiación sindical para controlar las reglas
partidarias, tal como lo habían hecho el periodo precedente. De esta manera, el
cambio en el diseño del sistema electoral intrapartidario a partir de la imposición
de las internas con voto directo de los afiliados y de un sistema proporcional8,
además de privilegiar la posición de los dirigentes políticos en desmedro de los
sindicalistas, forzaron la acomodación (Helmke & Levitsky, 2003) de las reglas del
tercio (y en menor medida de las 62 organizaciones) al contenido de la nueva
regla formal. En este contexto, la imposibilidad de los sindicalistas de imponer las
normas informales que garantizaban su posición dentro del partido, se tradujo en
un retroceso de los mismos al interior del PJSF.
Tal es así, que luego de concluidas las internas de junio 1985 y octubre de
1986, los sindicalistas sólo obtuvieron la Vicepresidencia y la Secretaría General
del Consejo Ejecutivo partidario a manos de Carlos Martínez (Alimentación) y Luis
7 El apoyo del la gestión gubernamental resultó decisivo para posibilitar el triunfo de las listas “oficialistas”
dentro de las elecciones internas del PJSF desde el año 1985 hasta el final del periodo estudiado. 8 En el congreso partidario de 1983, se produjo una modificación en los estatutos del PJSF que consintió en el
cambio de un sistema electoral intrapartidario de votación indirecta, a uno de sufragio directo, donde se
erigirían, a partir de las internas de 1985, por voto de los afiliados y a partir de un sistema proporcional, tanto
cargos electivos como partidarios.
Cabe señalar que los objetivos propuestos por las nuevas normas formales entraban en contradicción con el
mecanismo informal de asignación del tercio sindical, situación por la cual ésta norma debió acomodarse (en
términos de Helmke y Levitsky) al nuevo sistema electoral intrapartidario.
Ghezzi (Aceiteros), respectivamente. La escasa participación que obtuvieron los
gremialistas dentro de las nóminas internas, junto el método de votación directa y
el sistema proporcional, dejaron nuevamente a los candidatos sindicales muy lejos
del tercio de las candidaturas a cargos legislativos dentro del PJSF. De este modo,
la conformación definitiva de las nóminas contaba con cuatro candidatos
sindicales en la lista de diputados provinciales (Luis Ghezzi [Aceiteros], Oscar
Barrionuevo [Obras Sanitarias], José Yódice [SMATA] y Rubén Gaziano [UOCRA])
y dos para diputados nacionales (Rubén Cardozo [SMATA] y Luis Parra), lo cual
representa un retroceso con respecto a los siete legisladores provinciales y tres
nacionales de extracción sindical que fueron electos por el PJSF en las elecciones
de 1983.
De esta manera, durante el periodo 1984-1987 comenzó un proceso donde
los sindicalistas perdieron espacios de relevancia al interior del PJSF y, a su vez,
esos lugares fueron ocupados por actores políticos. Sin embargo, la consolidación
de este cambio organizativo se produjo a partir de la victoria del justicialismo local
en las los comicios de 1987, que significó el afianzamiento de los dirigentes
políticos triunfantes dentro de la coalición dominante del PJSF. Esto último,
sumado al mencionado desplazamiento de los actores gremiales de los espacios
de relevancia dentro del partido, alteró el mapa de poder organizativo dentro del
PJSF, inaugurando una etapa que, en función de sus características específicas
en lo que hace a los actores y las instituciones, es analizada en detalle en el
próximo apartado.
Periodo Profesional-Electoral (1987-1989)
El lapso que se extiende desde la victoria del justicialismo en las elecciones
de 1987 hasta los comicios de 1989 se caracteriza por la consolidación de la
posición obtenida por un sector de los actores políticos dentro de la coalición
dominante del PJSF, luego de haber retenido el gobierno al frente del ejecutivo
provincial. El lugar alcanzado por parte dirigentes políticos se debió al vasto
control de los recursos organizativos al ejercido por los mismos al interior del
PJSF, situación que se evidenció en la polarización producida en la interna
provincial de diciembre 1988 entre el Gobernador y el Vicegobernador electos en
1987.
Si bien la participación y la influencia de los actores sindicales dentro del
PJSF estuvo lejos de suprimirse durante el lapso 1987-1989, estos pasaron a
ocupar un lugar residual en la coalición dominante del partido. Esto se debió tanto
a un retroceso en el control de recursos dentro del PJSF, como a la continuidad en
sus divisiones internas, con la particularidad que estas últimas comenzaron a ser
dirimidas por los liderazgos políticos. De esta manera, es posible afirmar junto con
Levitsky, que a partir de este momento, la posición de los sindicalistas dentro del
PJSF quedó “(…) a merced de los cambios en la distribución del poder y las
preferencias dentro del partido” (Levitsky, 2005, pág. 166).
En este periodo se consolidó una tendencia iniciada en el lapso precedente
mediante la cual los sindicalistas conservaron algunas posiciones en los cargos
partidarios al interior del PJSF, mientras que prácticamente fueron desplazados de
las nóminas a cargos electivos. En el mismo sentido, Mustapic señala que hacia
finales de la década del 80’, “(…) la nominación de candidatos de origen sindical
para cargos electivos fue quedando en manos de los jefes políticos, nuevos
árbitros del poder interno” (Mustapic, 2002, pág. 155).
A partir de las características señaladas, el periodo 1987-1989 retoma la
clásica denominación de Panebianco (2009) de profesional-electoral para señalar
dos características organizativas específicas del PJSF durante la etapa señalada
en lo que hace la coordinación del vínculo del partido con los sindicatos y al
fortalecimiento del papel de los liderazgos.
En primer lugar, en este periodo se consolida lo que Panebianco señala
como una transformación en la relación entre el partido y sus organizaciones
afines, en este caso los sindicatos, los cuales presentan “(…) lazos más débiles y
relaciones con el partido más esporádicas que en otro tiempo” (Panebianco, 2009,
pág. 490).
En segundo lugar, el cambio en el vínculo entre el partido y los sindicatos
significó un incremento considerable de los márgenes de libertad organizativa
(Panebianco, 2009) (o flexibilidad estratégica, en términos de Levitsky [2005]) de
los liderazgos de los dirigentes políticos que ejercían cargos de relevancia en el
gobierno provincial a partir de 1987. Estos márgenes de libertad organizativa
alcanzada por el liderazgo político del PJSF, descansaban en su independencia
con respecto a los recursos organizativos proporcionados por los sindicatos
(Levitsky, 2005), los cuales ocupaban por entonces un lugar secundario con
respecto a los controlados por los dirigentes políticos.
En este periodo también se consolidó la desintitucionalización del vínculo
entre el partido y los sindicatos en función del abandono de las reglas informales
del tercio y las 62 organizaciones. A partir de la crisis de la instituciones informales
que ligaban al PJSF con los sindicatos durante la transición democrática se “(…)
crearon condiciones para que la desindicalización fuera, no sólo posible sino
probable” (Levitsky, 2005, pág. 169).
Es posible señalar que las instituciones informales que legitimaban la
participación del los sindicalistas dentro del PJSF también los constituían como
actores al interior del partido. De esta manera, una vez abandonadas las
instituciones del tercio y las 62 organizaciones, y ante la continuidad de las
elecciones directas y la remoción de la incompatibilidad que existía entre el
ejercicio de funciones de gobierno y los cargos partidarios9, la participación de los
sindicalistas comenzó a definirse en acuerdos individuales, lo cual les impidió
negociar como un actor colectivo sus posiciones y a su vez redujo la capacidad de
acción estratégica de los mismos dentro del partido, a punto tal que su eventual
participación quedó, como ya se ha señalado, supeditada a la voluntad de los
liderazgos políticos.
Esto último se puso de manifiesto en la conformación del gabinete de que
acompañó al gobernador electo, Víctor Reviglio, el papel de los sindicalistas se
9 Las internas de 1988 se realizaron a partir del voto directo de los afiliados y del sistema proporcional. Sin
embargo, más allá de la continuidad del sistema electoral intrapartidario, es preciso destacar que se produjo
una modificación en el diseño de las instituciones formales. Esta reforma consistió en la eliminación del
artículo 40 de la Carta Orgánica que establecía la incompatibilidad entre el ejercicio de cargos públicos y las
funciones partidarias.
Si bien el objetivo inmediato de este cambio le permitió asumir al por entonces gobernador de la provincia,
Víctor Reviglio, la presidencia del Consejo Ejecutivo del PJSF para el periodo 1989-1991, la reforma de la
Carta Orgánica da cuenta del papel predominante ejercido por los liderazgos políticos del partido hacia fines
de los años 80’ y su correspondiente manejo de las reglas formales.
limitó al ámbito de la Secretaría de Trabajo. La misma fue encabezada por Rodolfo
Julio Escobar (Gastronómicos) y a su vez fueron incorporadas tres nuevas
subsecretarías: de Asuntos Jurídicos que donde fue nominado Antonio “Tedi” Jara
(Correos); de Control y Seguridad en el Trabajo, donde se designó a Gerardo
Ángel Cabrera (Carne); y la de Relaciones Laborales donde se nominó a Miguel
Ángel Roldán (APUR) (El Litoral, 8/12/87). Esta conformación de la Secretaría de
Trabajo incorporaba a los gremialistas de ambos sectores de las 62
organizaciones que habían apoyado tanto a la lista triunfante en las internas
(Escobar, Jara y Cabrera), como a los sindicalistas que se volcaron en favor de los
sectores opositores en 1986 (como era el caso de Roldán).
La conformación de la Secretaría de Trabajo a partir de distintos sectores
enfrentados del sindicalismo justicialista permite dar cuenta de como el monopolio
informal de las 62 organizaciones para nominar dirigentes sindicales para puestos
en el gabinete ya no tenía legitimidad al interior del partido. A partir de entonces,
los dirigentes políticos del PJSF serian quienes intervendrían a la hora de dirimir
las disputas gremiales para concretar los nombramientos de los sindicalistas.
La preeminencia de los dirigentes políticos liderados por el entonces
gobernador, Víctor Reviglio, quedó plasmada en las elecciones internas de
diciembre de 1988 donde se definieron cargos partidarios y la nómina de
diputados nacionales para competir al año siguiente en elecciones generales. A
partir del resultado de la compulsa y de la reforma de los estatutos del PJSF que
eliminaron la incompatibilidad entre el ejercicio de cargos públicos y partidarios, el
Consejo Ejecutivo provincial, quedó presidido por el propio Reviglio y, a su vez, el
organismo contó con la presencia de Rubén Sacks (Bancario) como Prosecretario
general, Carlos Aurelio Martínez (Alimentación) como Secretario de Finanzas,
Jorge Cura (SMATA) como Prosecretario de Finanzas y Rodolfo Escobar
(Gastronómico) como Prosecretario de Prensa (El Litoral, 27/7/89).
Sin embargo, como se ha señalado, la presencia de los gremialistas en el
ámbito partidarios, no se corresponde con su escasa participación en lo que
respecta a cargos electivos durante el periodo 1987-1989. Una prueba de ello fue
la solitaria presencia de Gerardo Cabrera (Sindicato de la Carne) dentro de las
primeras posiciones de la lista de diputados nacionales del PJSF para las
elecciones de nacionales de 1989. La relevancia de la elección de Cabrera,
descansa en que la nominación de sindicalistas santafesinos a la Cámara de
Diputados (a nivel nacional) no se repetiría durante toda la década del 90’.
Este dato nos permite ubicar a 1989 como un punto de cierre en nuestro
análisis de la desindicalización del PJSF, es por ello que en lo que sigue nos
limitaremos a señalar algunas consideraciones finales que hacen al desarrollo
organizativo posterior del PJSF.
Conclusión
El lapso estudiado en trabajo culmina en el año 1989 porque los
sindicalistas del PJSF no pudieron acceder a nuevos cargos en los ámbitos
ejecutivos y legislativos y sus mandatos en dichos espacios culminaron en los
años siguientes. Asimismo, la finalización del recorte temporal establecido se
justifica por la sanción la “Ley de Lemas” (ley provincial 10.524) en el año 1990, la
cual transformó las pautas de competencia intrapartidaria desarrolladas durante el
periodo estudiado. Si bien esto último impidió extender los alcances temporales
del trabajo, es preciso realizar al menos dos consideraciones en torno al desarrollo
organizativo posterior del PJSF.
Por un lado, cabe destacar que la presencia y el apoyo de los sindicalistas
al PJSF lejos de desaparecer, continúo hacia principios de la década de 1990. Sin
embargo, esta continuidad se produjo bajo con los patrones evidenciados en la
última parte del trabajo, en función de la desintitucionalización del el vínculo los
gremialistas y el partido, que se tradujo en la presencia residual de los
sindicalistas dentro del PJSF, la cual quedó librada a las negociaciones
individuales de estos con los liderazgos de turno.
Por otro lado, es preciso destacar que el desplazamiento de los actores
sindicales y el mayor grado de autonomía obtenido por los dirigentes políticos del
PJSF hacia el final del periodo estudiado, deben ser entendidos como elementos
decisivos que le otorgaron flexibilidad estratégica al partido para afrontar los
desafíos ambientales que este atravesó hacia finales de la década de 80’ y
principios de los 90’ y el cambio organizativo que devino de ello.
De esta manera, tanto el descredito de las internas partidarias como
mecanismo para la selección de dirigentes y candidatos, como las imputaciones
de delitos de corrupción en las que el partido se vio envuelto, representaron retos
decisivos para las aspiraciones del PJSF de continuar en posiciones de gobierno.
Ante esta situación, la factibilidad de alternativa de alterar las reglas de juego
internas a partir de la mencionada modificación del sistema electoral que le
posibilitó a un outsider como Carlos Alberto Reutemann asumir el liderazgo dentro
del partido, no puede ser pensada sin atender a la precondición interna que
significó el desplazamiento de los actores sindicales de la coalición dominante
PJSF, en tanto estos últimos se encontraban anclados a tradiciones organizativas
(y en algunos casos programáticas) ajenas al desarrollo del partido durante los
años 90’.
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