Dialogo de Melos_Tucídides

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    (Slo para fines acadmicos)

    AO DECIMOSEXTO: 416-415 a C.

    EXPEDICION ATENIENSE CONTRA MELOS

    Alcibades efecta una depuracin en Argos.Los atenienses marchan contra Me/os

    En el verano siguiente, Alcibades se hizo a la vela hacia Argos con veinte naves ycaptur a los argivos que todava parecan sospechosos y partidarios de los lacedemonios;fueron trescientos hombres, y los atenienses los deportaron a las islas vecinas sobre las queejercan su dominio. Por otra parte, los atenienses hicieron una expedicin contra la isla deMelos con treinta naves suyas, seis de Quos y dos de Lesbos, y con unas fuerzas propias demil doscientos hoplitas, trescientos arqueros y veinte arqueros a caballo, amn de unos milquinientos hoplitas de los aliados e isleos. Los melios son colonos de los lacedemonios yno queran someterse a los atenienses como los otros isleos, sino que primero permaneclantranquilos en una posicin de neutralidad, pero despus, al forzarles los ateniensesdevastando sus tierras, entraron abiertamente en guerra. Acamparon, pues, en su territoriocon las fuerzas mencionadas los estrategos Cleomedes, hijo de Licomedes, y Tisias, hijo deTismaco, y, antes de causar algn dao a sus tierras, les enviaron primero embajadorespara entablar negociaciones. Pero a estos enviados los melios no los condujeron a presenciadel pueblo, sino que les invitaron a exponer el motivo de su venida ante las autoridades ylos notables. Y entonces los embajadores atenienses dijeron en esencia lo siguiente:

    EL DILOGO DE MELOS

    En vista de que nuestros discursos no tienen lugar ante el pueblo, sin duda para quela masa no sea engaada al or de nuestros labios palabras seductoras e incontestablesdichas de una vez en una argumentacin seguida (nos damos cuenta, en efecto, de que stees el objetivo de nuestra introduccin ante este auditorio de notables), vosotros, los queaqu tenis asiento, procuraos una mayor seguridad todava: exponed vuestras razonespunto por punto y no recurris tampoco vosotros al discurso nico, sino replicad deinmediato a los argumentos que no os parezcan adecuados. Y en primer lugar decidnos siestis de acuerdo con el procedimiento que os proponemos.

    La comisin de los melios respondi:La oportunidad de explicarnos mutuamente nuestros puntos de vista no merece

    reproche; pero la realidad de la guerra -algo que ya est aqu y que no pertenece al futuro-parece estar en desacuerdo con esta propuesta. Vemos, en efecto, que vosotros habisvenido como jueces de lo que aqu se diga y que a nosotros el fin del debate nos traer contoda probabilidad el siguiente resultado: si logramos imponernos en el campo del derecho ypor ello no cedemos, la guerra, y si nos dejamos convencer, la esclavitud.

    Atenienses: Bueno, si habis venido a este coloquio para formular suposicionessobre el futuro o para cualquier otra cosa que no sea deliberar acerca de la salvacin devuestra ciudad, partiendo de la situacin presente y de la realidad que est ante vuestros

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    ojos, ya podemos levantar la sesin; pero si vuestro objetivo es ste ltimo, podemos seguirhablando.

    Melios: Es natural y merece disculpa el hecho de que personas en una situacincomo la nuestra encaminen sus palabras y conjeturas en ms de una direccin. Sinembargo, es indudable que est aqu este encuentro y que ha de versar sobre nuestra

    salvacin; que el debate vaya, pues, si os parece, por el camino que proponis.Atenienses: En ese caso, pues, no recurriremos, por lo que a nosotros atae, a unaextensa y poco convincente retahla de argumentos, afirmando, con hermosas palabras, queejercemos el imperio justamente porque derrotamos al Medo o que ahora hemosemprendido esta expedicin contra vosotros como vctimas de vuestros agravios; perotampoco esperamos de vosotros que creis que vais a convencernos diciendo que, a pesarde ser colonos de los lacedemonios, no os habis alineado a su lado, o que no nos habishecho ningn agravio; se trata ms bien de alcanzar lo posible de acuerdo con lo que unos yotros verdaderamente sentimos, porque vosotros habis aprendido, igual que lo sabemosnosotros, que en las cuestiones humanas las razones de derecho intervienen cuando se partede una igualdad de fuerzas, mientras que, en caso contrario, los ms fuertes determinan loposible y los dbiles lo aceptan.

    Melios: Segn nuestra manera de ver las cosas al menos, lo til (es necesario, enefecto, moverse en esos trminos, puesto que vosotros habis establecido que se hable de loconveniente dejando aparte de este modo las razones de derecho), lo til, decimos, exigeque nosotros no acabemos con lo que es un bien comn, sino que aquel que en cualquierocasin se encuentre en peligro pueda contar con la asistencia de unos razonables derechosy obtenga provecho de ellos si con sus argumentos logra un cierto convencimiento de suauditorio, aunque sea dentro de unos lmites estrictos. Y esto no es menos ventajoso paravosotros, tanto ms cuanto que en vuestra cada constituirais un ejemplo para los demspor la magnitud de las represalias.

    Atenienses: Nosotros no nos angustiamos por el final de nuestro imperio, en elsupuesto de que vaya a tener fin. Porque no son los que ejercen el imperio sobre otros,como es el caso de los lacedemonios, quienes son temibles para los vencidos (y ademsahora no estamos en lucha con los lacedemonios), sino los sbditos si un da llegan a atacary a vencer a sus dominadores. Pero, respecto a eso, que se nos deje correr el riesgo. Ahoralo que queremos demostraros es que estamos aqu para provecho de nuestro imperio y queos haremos unas propuestas con vistas a la salvacin de vuestra ciudad, porque queremosdominaros sin problemas y conseguir que vuestra salvacin sea de utilidad para ambaspartes.

    Melios: Y cmo puede resultar til para nosotros convertirnos en esclavos, delmismo modo que para vosotros lo es ejercer el dominio?

    Atenienses: Porque vosotros, en vez de sufrir los males ms terribles, seraissbditos nuestros y nosotros, al no destruiros, saldramos ganando.

    Melios: De modo que no aceptarais que, permaneciendo neutrales, furamosamigos en lugar de enemigos, sin ser aliados de ninguno de los dos bandos?

    Atenienses: No, porque vuestra enemistad no nos perjudica tanto como vuestraamistad, que para los pueblos que estn bajo nuestro dominio sera una prueba manifiestade debilidad, mientras que vuestro odio se interpretara como una prueba de nuestrafuerza.

    Melios: Tal es la idea que vuestros sbditos se forman de lo razonable, que ponenen un mismo plano a los pueblos que no tienen ningn lazo con vosotros ya todos aquellos

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    que en su mayora son colonos vuestros y de los que algunos han sido reducidos tras unasublevacin?.

    Atenienses: Es que piensan que ni a los unos ni a los otros les faltan razones dederecho; pero que unos se mantienen libres gracias a su fuerza y que nosotros no vamoscontra ellos por miedo. As que, amn de acrecentar nuestro imperio, por el hecho de ser

    conquistados nos proporcionarais seguridad, especialmente en vista de que vosotros,siendo isleos, y ms dbiles que otros, no habrais logrado manteneros libres frente a losseores del mar.

    Melios: y no apreciis seguridad en aquello que os propusimos? Porque llegados aeste punto, del mismo modo que vosotros nos habis hecho renunciar a los argumentos dederecho y tratis de persuadirnos a que nos sometamos a vuestra conveniencia, es precisotambin que a nuestra vez os hagamos ver lo que es til para nosotros a fin de intentarpersuadiros si se da el caso de que nuestra conveniencia coincide con la vuestra. Vamos aver, todos aquellos pueblos que actualmente no son aliados de ninguno de los dos bandos,cmo no los convertiris en enemigos cuando dirijan su mirada a lo que est pasando aquy se pongan a pensar que un da tambin marcharis contra ellos? y con esecomportamiento, qu otra cosa haris sino reforzar a vuestros enemigos actuales e incitar aconvertirse en enemigos bien a su pesar a los que ni siquiera tenan intencin de serio?Atenienses: No lo vemos as, puesto que no consideramos ms peligrosos para nosotros atodos esos pueblos de cualquier parte del continente que, por la libertad de que gozan , setomarn mucho tiempo antes de ponerse en guardia contra nosotros, sino a los isleos queen cualquier parte no se someten a nuestro imperio, como es vuestro caso; ya los que ahoramismo ya estn exasperados por el peso ineludible de este imperio. sos son, en efecto, losque, dejndose arrastrar por la irracionalidad, podran ponerse a s mismos, ya nosotros conellos, en un peligro manifiesto.

    Melios: Pues, si vosotros corris un tan gran peligro para no ser desposedos devuestro imperio, y tambin lo afrontan aquellos que ya son esclavos a fin de liberarse, paranosotros que todava somos libres sera ciertamente una gran vileza y cobarda no recurrir acualquier medio antes que soportar la esclavitud.Atenienses: No, si deliberis con prudencia; pues no es ste para vosotros un certamen dehombra en igualdad de condiciones, para evitar el deshonor; se trata ms bien de unadeliberacin respecto a vuestra salvacin, a fin de que no os resistis a quienes son muchoms fuertes que vosotros.

    Melios: Pero nosotros sabemos que de las vicisitudes de las guerras a vecesresultan suertes ms equilibradas de lo que la diferencia entre las fuerzas de las dos partespermitira esperar. y para nosotros, ceder significa la desesperanza inmediata, mientras quecon la accin todava subsiste la esperanza de mantenerse en pie.

    Atenienses: La esperanza, que es un estmulo en el peligro, a quienes recurren aella desde una situacin de superabundancia, aunque llegue a daarles, no les arruina; peroa aquellos que con ella arriesgan toda su fortuna en una sola jugada (la esperanza es prdigapor naturaleza) les muestra su verdadera cara en compaa de la ruina, cuando ya no dejaninguna posibilidad de guardarse de ella una vez que se la ha conocido. Vosotros, que soisdbiles y os jugis vuestro destino a una sola carta, no queris pasar por esta experiencia;no queris asemejaros al gran nmero de aquellos que, teniendo todava la posibilidad desalvarse dentro de los lmites de su naturaleza humana cuando, en una situacin crtica, lesabandonan las esperanzas claras, buscan apoyo en ilusiones oscuras, tales como laadivinacin, los orculos y todas aquellas prcticas que, junto con las esperanzas, acarrean

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    la desgracia, Melios: Tambin nosotros -sabedlo bien- consideramos difcil luchar contravuestro podero y contra la fortuna, si sta no ha de repartirse por igual. No obstante, en lotocante a la fortuna, confiamos en que no seremos peor tratados por la divinidad, puessomos hombres piadosos que nos enfrentamos a un enemigo injusto, y, en lo que concierne

    a la inferioridad de nuestras fuerzas, contamos con que estar a nuestro lado la alianza delos lacedemonios, que se ver obligada a acudir en nuestra ayuda, si no por otra razn, acausa de la afinidad de raza y por el sentimiento del honor. En modo alguno es, pues,nuestra confianza tan irracional como afirmis.

    Atenienses: Bueno. En cuanto a la benevolencia por parte de la divinidad, tampoconosotros creemos estar en desventaja. Porque ninguna de nuestras pretensiones o accionesse aparta del pensamiento de los hombres con respecto a la divinidad ni de su voluntadrespecto a las relaciones mutuas. Pensamos, en efecto, como mera opinin en lo tocante almundo de los dioses y con certeza en el de los hombres, que siempre se tiene el mando, poruna imperiosa ley de la naturaleza, cuando se es ms fuerte. Y no somos nosotros quieneshemos instituido esta ley ni fuimos los primeros en aplicarla una vez establecida, sino quela recibimos cuando ya exista y la dejaremos en vigor para siempre habindonos limitado aaplicarla, convencidos de que tanto vosotros como cualquier otro pueblo harais lo mismode encontraros en la misma situacin de poder que nosotros. As que, por lo que respecta ala divinidad. es razonable que no tengamos miedo de recibir un peor trato. Y en cuanto avuestra opinin sobre los lacedemonios, por la que confiis que van a acudir en vuestraayuda debido a su sentido del honor, celebramos vuestro candor, pero no envidiamosvuestra inconsciencia. Porque los lacedemonios, en sus relaciones entre ellos y en lo queconcierne a las instituciones de su pas, practican la virtud en grado sumo; respecto a sucomportamiento con los dems, en cambio, cabra decir muchas cosas, pero, para resumirbrevemente, podramos manifestar que de los pueblos que conocemos son los que, de laforma ms clara, consideran honroso lo que les da placer y justo lo que les conviene, y laverdad es que esta actitud no est de acuerdo con esa salvacin irracional en la que ahoraconfiis. Melios: Pero precisamente por esa misma razn nosotros abrigamos la mayorconfianza de que, en su propia conveniencia, no querrn traicionar a los melios, que somoscolonos suyos, para suscitar la desconfianza de. los griegos que son amigos suyos y prestaras un servicio a sus enemigos.

    Atenienses: y no creis que la conveniencia es compaera de la seguridad y que lojusto y lo honroso comportan peligros, en los que los lacedemonios, por lo generalmuestran escassima audacia? Melios: Pensamos, sin embargo, que por nuestra causa arrostrarn incluso esospeligros, y que los vern con mayor seguridad que si los corrieran por otros, por cuanto,para el caso de una intervencin militar, nosotros estamos situados cerca del Peloponeso, y,en lo que concierne a nuestros sentimientos, por nuestra afinidad de raza somos ms dignosde confianza que otros.

    Atenienses: Pero la garanta de seguridad para quienes han de combatir en auxiliode otros no reside en los sentimientos de amistad de quienes solicitan la ayuda, sino en si elaliado se destaca en gran manera por la potencia de sus efectivos. Y esto es algo que loslacedemonios todava miran ms que otros (al menos marchan contra sus vecinos con ungran nmero de aliados por desconfianza respecto a sus propias fuerzas), de suerte que noes razonable que pasen a una isla siendo nosotros los dueos del mar.

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    Melios: Pero podran enviar a otros. El mar de Creta es vasto y en sus aguas es msdificultosa una captura por parte de quienes lo dominan que la salvacin para el que quiereburlar la vigilancia. Y si fracasaran en esto, podran volverse contra vuestro territorio ycontra vuestros restantes aliados, los que no fueron atacados por Brsidas, y entoncesvuestros esfuerzos ya no sern por un pas que no tiene ningn lazo con vosotros, sino por

    algo que os toca ms de cerca, por las tierras de vuestros aliados y por vuestro propioterritorio).Atenienses: Cualquiera de estas posibilidades no sera una experiencia nueva, y

    vosotros tampoco ignoris que los atenienses nunca han levantado un solo asedio por temora otros enemigos. Pero estamos observando que, a pesar de haber afirmado que bais adeliberar sobre vuestra salvacin, en todo este largo debate no habis dado ni una solarazn con la que los hombres puedan contar para creer que van a salvarse; por el contrario,vuestros ms fuertes apoyos estn en las esperanzas y en el futuro, y los recursos a vuestradisposicin son muy escasos para que podis sobrevivir frente a las fuerzas que ya estnalineadas contra vosotros. Evidenciaris, pues, la enorme irracionalidad de vuestra actitud,si, una vez que nos hayis despedido, no tomis una decisin que muestre una mayor sen-satez que la de ahora. No vayis a tomar la senda de aquel sentimiento del honor que, ensituaciones de manifiesto peligro con el honor en juego, las ms de las veces lleva a loshombres a la ruina. Porque a muchos que todava prevean adnde iban a parar, el llamadosentido del honor, con la fuerza de su nombre seductor, les ha arrastrado consigo, de modoque, vencidos por esa palabra, han ido de hecho a precipitarse por voluntad propia endesgracias irremediables, y se han granjeado adems un deshonor que, por ser consecuenciade la insensatez, es ms vergonzoso que si fuera efecto de la suerte. De esto vosotros debisguardaros si tomis el buen camino. No consideris indecoroso doblegaros ante la ciudadms poderosa cuando os hace la moderada propuesta de convertiros en aliados suyos,pagando el tributo pero conservando vuestras tierra, ni dejar de porfiar por tomar el peorpartido cuando se os da la oportunidad de elegir entre la guerra y la seguridad. Porqueaquellos que no ceden ante los iguales, que se comportan razonablemente con los msfuertes y que se muestran moderados con los ms dbiles son los que tienen mayoresposibilidades de xito. Reflexionad, pues, cuando nos hayamos retirado, y no dejis detener presente, que estis decidiendo sobre vuestra patria, y que de esta nica decisin sobreesta nica patria que tenis, segn sea acertada o no, depender que sea posible mantnerlaen pie, Entonces los atenienses se retiraron del debate; y los melios, tras estar deliberandoentre ellos, como su decisin estaba en consonancia con su postura anterior y en desacuerdocon los atenienses, respondieron lo siguiente: Atenienses, ni nuestras opiniones sondistintas a las que sostenamos al principio, ni en un instante vamos a privar de su libertad auna ciudad que est habitada desde hace setecientos aos, sino que, confiando en la fortunaotorgada por la divinidad que hasta ahora la ha mantenido a salvo y en la ayuda de loshombres, y en particular de los lacedemonios, intentaremos salvarla. Nuestra propuesta esser amigos vuestros, sin enemistarnos con ninguno de los dos bloques, y que vosotros osretiris de nuestra tierra despus de concluir un tratado que resulte satisfactorio para ambaspartes.Esto es cuanto respondieron los melios; y los atenienses, dando ya por terminadaslas negociaciones, hicieron la siguiente declaracin: Verdaderamente, a juzgar por estasdecisiones, sois, a nuestro parecer, los nicos que tenis por ms cierto el futuro que lo queestis viendo y que, con los ojos del deseo, contemplis como si ya estuviera ocurriendo loque todava no se ve. En fin, cuanto mayor sea la confianza con que os abandonis a loslacedemonios, a la fortuna ya las esperanzas, tanto mayor ser vuestra cada.

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    Los embajadores de los atenienses se retiraron entonces adonde estaba el ejrcito, y susestrategos, en vista de que los melios no se sometan, se dispusieron de inmediato a iniciarlas hostilidades y, repartindose el trabajo entre los contingentes de las distintas ciudades,construyeron un muro de asedio en torno a los melios. Despus, los atenienses dejaron unaguarnicin de tropas propias y aliadas para que montara guardia por tierra y por mar y se

    retiraron con el grueso de su ejrcito. y los que se quedaron all siguieron asediando laplaza.Por aquella misma poca, los argivos invadieron el territorio de . Fliunte y, cayendo

    en una emboscada que les tendieron los de Fliunte y sus propios exiliados, perdieron unosochenta hombres. Los atenienses que operaban desde Pilos capturaron un importante botna los lacedemonios. Y ni siquiera por este motivo los lacedemonios denunciaron el tratadopara entrar en guerra con los atenienses, sino que se limitaron a efectuar una proclamaautorizando al que de ellos lo deseara a saquear a los atenienses. y los corintios, a causa deciertas diferencias particulares, hicieron la guerra a los atenienses; pero los restantespueblos del Peloponeso permanecieron quietos.

    Los melios, en un ataque nocturno, tomaron la parte del muro de asedio atenienseque daba al mercado; mataron a algunos hombres, introdujeron en la ciudad vveres y lamayor cantidad de cosas tiles que pudieron, y luego se retiraron y permanecieron quietos.Desde entonces los atenienses se preocuparon de mejorar la vigilancia. Y as acab elverano.

    En el invierno siguiente, los lacedemonios se disponan a emprender una expedicincontra el territorio de Argos, pero, como en la frontera no les resultaron favorables lossacrificios para el paso, se retiraron. Entonces los argivos, sospechando de ciertoselementos de la ciudad a causa de la tentativa de aqullos, apresaron a algunos de ellos,mientras que otros se les escaparon.Por los mismos das, los melios tomaron de nuevo, por otro punto, una parte del muro deasedio ateniense, donde no haba mucha guardia. Pero despus, cuando, a causa de estoshechos, lleg de Atenas un nuevo cuerpo expedicionario al mando de Filcrates, hijo deDemeas, los meliosya se vieron asediados con todo rigor; entonces, al aparecer poraadidura la traicin entre ellos, se rindieron a los atenienses, entregndose a su discrecin.

    Los atenienses mataron a todos los melios adultos que apresaron y redujeron a laesclavitud a nios y mujeres. Y ellos mismos, con el posterior envo de quinientos colonos,poblaron el lugar.

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