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FORMACIÓN INTERDISCIPLINAR DE LA CONCIENCIA CRISTIANA:
UN REQUISITO IMPRESCINDIBLE PARA LA DEFENSA DEL DERECHO A LA VIDA
EN LA CUESTIÓN DEL ABORTO
Educación, Ciencia y Religión
FORMACIÓN INTERDISCIPLINAR DE LA CONCIENCIA CRISTIANA: UN REQUISITO IMPRESCINDIBLE
PARA LA DEFENSA DEL DERECHO A LA VIDA EN LA CUESTIÓN DEL ABORTO
Rocío Bernat Llinares Gracia Ripoll Martí Beatriz Turiel Rey
SUPERVISIÓN DEL TRABAJO: Natalia Álvarez Castro
FORMACIÓN INTERDISCIPLINAR DE LA CONCIENCIA CRISTIANA:
UN REQUISITO IMPRESCINDIBLE PARA LA DEFENSA DEL DERECHO A LA VIDA
EN LA CUESTIÓN DEL ABORTO
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
1. APROXIMACIÓN BIOLÓGICA 1.1. ¿CUÁNDO SE CONSIDERA QUE YA EXISTE VIDA HUMANA?
1.1.1. Modelo de construcción 1.1.2. Modelo de desarrollo
1.2. ¿QUÉ ES REALMENTE LA VIDA?
2. APROXIMACIÓN FILOSÓFICA 2.1. DESDE LA ANTROPOLOGÍA: ¿ES LO MISMO VIDA HUMANA QUE VIDA PERSONAL?
2.2. DESDE LA ÉTICA: ¿QUÉ CRITERIOS SE APORTAN PARA VALORAR ÉTICAMENTE EL ABORTO? 2.2.1. Enfoque subjetivo 2.2.2. Enfoque objetivo
3.APROXIMACIÓN JURÍDICA 3.1. ¿CUÁLES SON LOS LÍMITES JURÍDICOS DEL ABORTO?
4. APROXIMACIÓN TEOLÓGICA 4.1. ¿POR QUÉ EL ABORTO ES UNA CUESTIÓN QUE ATAÑE A LA DSI?
4.2. ¿CUÁL ES LA CONTRIBUCIÓN DE LA DSI AL PROBLEMA DEL ABORTO?
PERSPECTIVAS Y CONCLUSIONES
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UN REQUISITO IMPRESCINDIBLE PARA LA DEFENSA DEL DERECHO A LA VIDA
EN LA CUESTIÓN DEL ABORTO
INTRODUCCIÓN
“No puedo compartir, ni aún comprender, la convicción de que un punto microscópico- sin más conciencia que una piedra, más primitivo que un gusano-
tiene los mismos derechos que el lector de este artículo”.
Michael Kinsley, «False Dilemma on Stem Cells» The Washington Post (July 7, 2006), A 17.
Por supuesto que no compartimos la cita con la que encabezamos esta introducción. Pero
muchísimas personas, incluso mujeres que dicen defender a otras mujeres, piensan así.
Nuestra profesora de Filosofía y Religión de 1º de Bachillerato mostró una gran sorpresa
cuando le propusimos presentarnos al concurso al que se nos había invitado desde SSCC de
Fomento de Centros de Enseñanza con el tema del aborto. Quizá fuese más actual, en el
campo de la Bioética, hablar de cyborgs, de inteligencia artificial o incluso de células madre.
Pero también es verdad que muy rápido captó nuestra inquietud. ¿Por qué sigue siendo un
tema de discusión el estatus de persona humana desde el momento de la concepción? ¿No
hay un ADN humano desde el comienzo? ¿Por qué no es un sujeto jurídico el ser recién
concebido? ¿Por qué no se empodera a esta mayoría silenciosa, la más débil de todas, cuyo
número ya alcanza las cifras de un verdadero genocidio? ¿Por qué se habla de interrupción
voluntaria del embarazo y no de crimen abominable, como ya citó el Concilio Vaticano II y ha
seguido reiterando el Magisterio de la Iglesia? ¿Estas preguntas solo nos las hacemos
nosotras? ¿Hemos sido adoctrinadas o podemos hablar desde diferentes perspectivas con
cualquier persona que quiera abordar este tema con serenidad y objetividad?
A continuación, presentamos las diferentes perspectivas o aproximaciones que hemos
trabajado para intentar entender el drama de la aceptación social y jurídica del aborto. El
tema, sus implicaciones, consecuencias, datos… han superado la naturaleza de este trabajo.
Pero queremos presentar la información recabada y las conclusiones que hemos extraído
porque, después de todo ello, cada vida humana importa, cada persona es única y es un ser
amado hasta las últimas consecuencias por el mismísimo Dios que se ha encarnado y que quiso
identificarse con los más pequeños.
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1. APROXIMACIÓN BIOLÓGICA
1.1. ¿Cuándo se considera que ya existe vida humana?1
El fracaso de los debates sobre el aborto se debe a distintas concepciones e intuiciones acerca
del proceso de gestación. Distinguimos dos principales corrientes: el modelo de construcción y
el modelo de desarrollo.
1.1.1. Modelo de construcción
Pensemos en algo claramente construido, fabricado, montado, juntado. Pensemos en un
coche: ¿en qué punto del proceso aparece por primera vez el automóvil? Algunas personas
dirían que hay coche cuando “tiene pinta” de serlo, es decir, juzgarían sin más por su aspecto
exterior (tenemos aquí la analogía con el feto de aproximadamente diez semanas). Otros
esperarían a que tuviera la capacidad de ponerse en movimiento (analogía con el feto de unos
cuatro meses aproximadamente). O incluso hasta que pudiese funcionar, o estuviera ya
terminado (analogía con la viabilidad o nacimiento, aunque el recién nacido no es completo ni
viable por sí solo). Y puede haber otras opiniones distintas.
Aunque serían diversos los juicios sobre cuándo empieza a existir un coche, cabe señalar un
punto en el que estamos todos de acuerdo: que partiendo de este enfoque, no es posible una
sola respuesta, ya que todo será relativo al concepto de vida y ser humano de cada individuo.
Esta postura defiende que nada puede ser algo hasta que tenga la forma de ese algo.
Ciertamente, una construcción al principio no tiene la forma de la construcción final. La
analogía con la cadena de montaje puede explicar la posición de las personas que piensan que
un aborto al principio del embarazo no es asesinato. Este símil explica que solo después de que
llegue un cierto punto en el que el feto ha adquirido la forma esencial de un ser humano,
puede considerarse ciertamente ser humano y por tanto exige el derecho de ser protegido.
Esto explica cómo muchos pueden pensar que el ser humano comienza a existir alrededor del
tercer mes de gestación.
Sin embargo, este modelo presenta una serie de inconvenientes. Por ejemplo, si el coche fuera
de un tipo muy apreciado por algunas personas (como es el ser humano), podemos imaginar
que a sus aficionados les parecería muy mal destruir ese coche, aunque esté en construcción.
Asimismo, si el autor de la construcción (en este caso Dios) es alguien a quien respetamos, no
querremos destruir su obra aunque esté muy incompleta.
1.1.2. Modelo de desarrollo
Pensemos en algo que claramente se desarrolla. Por ejemplo, un naranjo. ¿Cuándo diríamos
que una planta llega a ser naranjo, que existe un naranjo? ¿Cuándo brota algo de la tierra y
1Cfr. R. Stith (2008).
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comienza a crecer? (analogía con el feto creciendo activamente después de la fecundación)
¿Cuando parece un árbol? (analogía con el feto de diez semanas) ¿Cuándo cesa de precisar un
cuidado especial? (situación análoga a la viabilidad) ¿Cuando por fin produce naranjas?
La respuesta más evidente según esta postura es que la pregunta inicial no fue adecuada. La
planta no llega nunca a ser naranjo porque ha sido siempre naranjo. Se desarrolla, sí. Es verdad
que llega a ser árbol, es decir, naranjo adulto o maduro. Pero “ser maduro” es solo una etapa
posterior de una misma planta, de un mismo organismo. Este es el modelo de desarrollo. Un
ser que se desarrolla desde sí mismo no tiene que esperar para recibir desde fuera la forma
que le da su naturaleza. Esta forma o diseño está dentro del ser desde el principio, guiando su
progreso hacia su perfección. De modo que su identidad no depende de su apariencia. Esta
opinión ni es vaga ni depende de opiniones variables, como la de que un coche exista. Un
organismo viviente no se define según nuestros pensamientos porque se define a sí mismo. El
desarrollo implica continuidad en el ser.
La estructura de la palabra «desarrollar» indica esta continuidad de forma y de ser. Algo que se
des-arrolla ha sido previamente “arrollado”. Ha estado ahí siempre, en potencia (utilizando la
nomenclatura aristotélica) pero ahora se manifiesta, se ve, desplegado por primera vez. Otras
lenguas utilizan metáforas semejantes, indicando también continuidad. La traducción aceptada
de «des-arrollar» en alemán es «ent-wickeln», que literalmente viene a ser «des-envolver». En
inglés, se habla de «de-velop», que es lo contrario a «en-velop» (envolver). En el centro de la
palabra «develop» parece indicar que hay un velo que se saca para revelar lo que estaba antes
oculto.
Para los que conciben la reproducción como desarrollo, el embrión no es el primer paso hacia
el ser humano, es un ser humano dando su primer paso.
1.2. ¿Qué es realmente la vida?2
Desde el aspecto biológico, la vida son aquellas capacidades que posee un ser vivo de nacer,
crecer, metabolizar, responder a estímulos externos, reproducirse y morir.
La célula es la unidad más pequeña que puede vivir por sí sola, capaz de realizar las tres
funciones vitales que son nutrición, relación y reproducción, que constituye todos los
organismos vivos y los tejidos del cuerpo.
La fecundación se conoce como el proceso por el cual se origina un nuevo individuo mediante
la unión de dos células sexuales (gametos), que han sido formadas por medio de una división
especial, la meiosis. En el caso de los hombres, se produce una fecundación cruzada: se une el
óvulo de la mujer y el espermatozoide del varón creando el cigoto. En este proceso tiene lugar
la unión de los cromosomas de ambos que determina cómo será el feto. A partir de este
momento se producirá el desarrollo embrionario, terminando con la formación del embrión.
2Cfr. N. López Moratalla (coord.).(2008).
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Una vez aclarados los conceptos anteriores, analicemos en qué momento realmente podemos
considerar que ya existe vida humana.
Esta primera célula del hombre, el cigoto, cumple todas y cada una de las condiciones que
describen la vida; por lo tanto, ya es considerado un ser humano. Pero se preguntarán: ¿Qué
es lo que diferencia a esta célula de la de cualquier otro ser vivo? La respuesta es tan clara
como sencilla: la genética. El cigoto formará por crecimiento y diferenciación celular los
tejidos, órganos, aparatos y sistemas del cuerpo del nuevo individuo. Todas ellas tendrán en su
núcleo el mismo genoma, ya que proceden de la primera célula, por divisiones mitóticas; sin
embargo, gracias a la regulación de la expresión de esos genes desde la primera, se forman
diversos tipos celulares. La diferencia del genoma permite la variedad de seres vivos.
Estamos, por tanto, en presencia de un ser autónomo. El embrión es autónomo porque tiene
la capacidad de autogestionarse y de integrar sistemáticamente todas sus funciones y su
completo desarrollo. Es capaz de autogobierno biológico. Esta ontogénesis, que determina la
propia identidad personal está coordinada por el genoma.
Una vez realizado el estudio sobre los aspectos físicos de la reproducción y de las posturas
acerca de ella, procedamos a ver qué tienen que decir la Antropología y la Ética sobre el tema.
2. APROXIMACIÓN FILOSÓFICA
2.1. Desde la antropología: ¿Es lo mismo vida humana que vida
personal?3
Llegados a este punto, ya hemos esclarecido el concepto de vida humana, y por qué el
embrión es humano; pero el hombre es mucho más que genética: es persona. Hay una
profunda razón metafísica: la vida humana es la vida de una persona que es una unidad
corpóreo-espiritual; no es solamente bios, pero tampoco es espíritu puro. La vida vegetativa de
un embrión humano es una vida personal humana, porque su principio vital único es el alma
espiritual. No pueden funcionar independientemente.
Se debe diferenciar que el hecho de que el hombre esté constituido de cuerpo y alma no
implica dualismo sino dualidad. El dualismo divide al hombre en un sector auténtico, el
espíritu, y otro inauténtico y transitorio, la materia. En cambio, la dualidad defiende la unidad
del hombre.
El cuerpo humano no puede considerarse solo un complejo de órganos. Es la dimensión
espiritual lo que hace noble a todo hombre y lo constituye como tal: ser individual de
naturaleza espiritual. Respetar la dignidad del hombre implica en consecuencia salvaguardar
3Cfr. Ramón Lucas Lucas (2001).
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su identidad. Con persona humana se quiere indicar todo lo que es específico del hombre, lo
que lo diferencia de los otros seres, cuanto funda su dignidad y sus derechos, y existe en un
individuo concreto.
La persona es sujeto e individuo. Los conceptos de individuo y persona están inseparablemente
unidos; en el concepto de persona está inscrito el carácter de la individualidad con su doble
significado de unidad interna y diversidad respecto de los demás; es decir, la persona es
unidad y unicidad. Estos términos indican que existe por sí misma, separada de los demás en
su esencia, lo que lo hace singular, inconfundible, insustituible, irrepetible, única. La persona
es también un ser de naturaleza racional. Esto no es solo la capacidad de razonar en acto, sino
que es suficiente que esté presente como capacidad esencial. Un individuo no es persona
porque se manifieste como tal, sino al contrario, se manifiesta así porque es persona.
2.2. Desde la ética: ¿Qué criterios se aportan para valorar éticamente el
aborto?4
La filosofía moral es la disciplina que se ocupa de examinar a partir de qué criterios
catalogamos unas acciones como buenas o malas, es decir, las bases de un juicio ético. Este, a
su vez, se define como la facultad de razonar y determinar qué acción, conducta o actitud es la
más adecuada, de entre un conjunto de alternativas, en función del sistema de valores que
compartimos con la sociedad donde vivimos. Esto es lo que desde las éticas formales del
consenso se suele afirmar. Asimismo, se aprecian dos perspectivas: la del sujeto y la del
objeto.
2.2.1. Enfoque subjetivo
Desde este punto de vista, se acepta que el juicio ético es análogo, lo cual lleva a la pérdida de
toda opción de universalizar esta postura, quedando reducido todo juicio ético a la posición de
un individuo determinado. Sin embargo, se debe examinar este enfoque centrándonos en los
aspectos antropológicos que definen realmente a una persona.
Uno de los más remarcables es la dignidad humana. Esta se conoce como el derecho que tiene
cada ser humano, de ser respetado y valorado como ser individual y social, con
sus características y condiciones particulares, por el solo hecho de ser persona. Por tanto,
como hemos demostrado anteriormente, el cigoto ya es vida humana y posee dignidad. Sin
embargo, la sociedad actual se olvida de que “cuando se aplica el concepto de persona a un
individuo, concedemos a este un estatus determinado, el estatus de la ‘inviolabilidad’. Con la
concesión de este estatus aceptamos su relevancia, contrayendo el compromiso de respetarlo
y velar por sus derechos. Un compromiso ineludible para toda la población, que
indudablemente se desconoce en el caso del aborto. A la persona humana se le quita su
categoría de persona porque aún no ha nacido o porque tiene una enfermedad que le puede
dificultar o impedir desplegar todas las cualidades y características inherentes al ser humano.
4https://juliantonio.wordpress.com/2009/10/04/el-aborto-una-vision-desde-la-filosofia-moral/
Cfr. A. Polaino (2009).
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¿Tiene derecho una vida a decidir sobre otra vida? Procedamos a analizar al segundo sujeto: la
madre. A priori, la respuesta más evidente sería “no”, ya que ningún ser humano tiene la
autoridad para darle más importancia a una vida que a otra. Sin embargo, el debate va mucho
más allá. Ante esta situación, se han de tener en cuenta dos principios bioéticos y su
ponderación: el de autonomía y el de no-maleficencia. El primero indica que se deben seguir
las decisiones autónomas de los pacientes; y el segundo subraya como uno de los deberes
primarios del personal sanitario el no provocar daño. Éstos pueden entrar en conflicto a la
hora de valorar su primacía, como ocurre en algunos casos médicos, entre ellos, el aborto.
Si dicha ponderación la realiza una ardiente feminista, dirá que prevalece el principio de
autonomía, pues de otro modo la mujer queda considerada como un simple “contenedor de
fetos”. Si la hace un aguerrido pro-life dirá que, teniendo en cuenta la dignidad de la nueva
vida, en este caso la prioridad toca al principio de no-maleficencia, ya que el daño para el feto
sería fatal y definitivo. Pero vamos a esclarecer la realidad de la situación: cuando nos
encontramos ante un conflicto moral, la posible ponderación no se da a nivel de principios. En
realidad, son los bienes -que los principios o normas morales tratan de proteger- lo que
valoramos y ponderamos en esos casos. Decir que la autonomía tiene prioridad con respecto a
la no-maleficencia no tiene habitualmente significación alguna: nunca sostendremos que en
esa situación esté justificado dañar.
Otro de los temas en el que encontramos más distensiones en este debate es el de la libertad,
conciencia y responsabilidad que asume la madre. Esta discusión puede deberse a las
diferentes concepciones sobre la definición de libertad. Esta teóricamente es la capacidad para
elegir entre el bien y el mal siendo plenamente consciente de ambos.
A menudo, el conflicto de intereses o de derechos no se da entre la madre y los seres que le
rodean con la vida concebida; sino que se habla de posibles problemas que van a venir ligados
a esta nueva persona, se habla de futuro. Alguien (pro-aborto) podría entonces argumentar
que no están negando ahora ningún derecho a persona alguna, puesto que el producto de la
concepción todavía no es una persona. Lo único que están diciendo es que la futura
coexistencia entre dos seres humanos será problemática, y así, están ahora evitando la
situación, con la ventaja de que no hacen ningún daño a una de las partes de esta relación, el
hijo, porque éste aún no existe. Estos defienden también que la madre, al ser libre, está
capacitada para elegir el destino de su hijo. Pero no siempre se puede demostrar esa relación
entre el hecho actual y el futuro: ¿Cómo se puede demostrar que la madre sufrirá trastorno
psicológico, por ejemplo? Por la misma razón, el que se oponga al aborto podrá aludir que, en
muchos casos, las madres que se sometieron a un aborto sufrieron trastornos psicológicos y
emocionales, causados, en gran parte, por el sentimiento de culpabilidad ante la acción
cometida y, por tanto, en orden a evitar un trastorno futuro de la madre, no se debería
permitir el aborto. El derecho al aborto no se basa en la libertad de disponer del cuerpo sino
en la libertad de conciencia.
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2.2.2. Enfoque objetivo
De otro lado, podríamos igualmente pretender que tal juicio logre trascender la opinión
individual logrando validez más allá de la persona. Hay que referirse al contexto vital y familiar
en que la mujer toma esa decisión. En este punto se debe enfatizar la dramática experiencia de
soledad y desvalimiento de la mujer. Es la mujer embarazada, y solo ella, la que toma esa
decisión. Y, sin embargo, influye tanto el contexto y la presión de las circunstancias que su
decisión está psicológicamente condicionada, la mayoría de veces, de forma poderosa.
Pasemos a analizar algunas de ellas.
La primera y más influyente es su entorno más próximo, tanto familiares como amistades, ya
que son estos los que la han acompañado durante toda su vida y con los que ha desarrollado
su personalidad en las socializaciones primaria y secundaria. El consejo médico contribuye
también, no en la misma medida, a tomar la decisión. Asimismo, lo que respalde la sociedad
será importante puesto que esta busca la aceptación de sus iguales. Si la religión tiene un
papel crucial en su vida y en la de su familia, será un factor a tener en cuenta. Por último, uno
de los más evidentes es la situación económica porque si la madre no dispone de los medios
necesarios para mantenerlo, no se verá capaz de tener al niño.
No son solo estas las circunstancias externas que influyen en esta decisión, que como ya
hemos dicho, se trata de valores de consenso, que muchas veces no reflejan o protegen los
bienes objetivos, en este caso, la dignidad de la persona desde el momento de su concepción,
sino que es también la sociedad la que marca qué es lo bueno, lo malo, lo justo y lo injusto
mediante las leyes, como estudiaremos en el siguiente apartado.
3. APROXIMACIÓN JURÍDICA
3.1. ¿Cuáles son los límites jurídicos del aborto?5
Solo seis países en el mundo (Chile, República Dominicana, El Salvador, Nicaragua, el Vaticano
y Malta) prohíben a las mujeres interrumpir un embarazo, de acuerdo con un estudio del
Centro de Investigación Pew con base en las cifras más recientes (2013) de la Organización de
las Naciones Unidas, correspondiente a 196 países.
El Vaticano y Malta, ambos en Europa, son una excepción a lo que sucede en ese continente,
en donde casi tres cuartos de los países (Francia, Alemania, Grecia y Rusia entre ellos) han
legalizado los abortos sin imponer una justificación médica (por ejemplo, salvar la vida de la
madre) específica.
5http://www.rtve.es/noticias/20150218/leyes-del-aborto-espana-ley-supuestos-1985-plazos-2010/828240.shtml.
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En España, la interrupción voluntaria del embarazo o aborto inducido se regula actualmente
en el Título II de la Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción
voluntaria del embarazo.
En 2009 se tramitó la reforma de la ley de 1985 que la regulaba en tres supuestos delimitados
por una nueva ley en la que se permitiría, en cualquier circunstancia, durante las 14 primeras
semanas de gestación, y, hasta la semana 22, en caso de que exista grave riesgo para la vida o
la salud de la embarazada o riesgo de graves anomalías para el feto. En caso de que se
detecten anomalías fetales incompatibles con la vida no hay límite temporal para abortar. La
nueva ley permitirá también a las jóvenes de 16 y 17 años abortar sin necesitar la autorización
de sus padres.
4. APROXIMACIÓN TEOLÓGICA
4.1. ¿Por qué el aborto es una cuestión que atañe a la DSI?6
El Papa Juan Pablo II consideró al aborto como un problema socio-ético singular y emblemático
que merece atención central en el pensamiento social católico. Para ilustrar la singularidad del
aborto como un asunto de justicia social, aquí hay seis características que lo distinguen de los
fenómenos sociales relacionados:
1. El aborto supone la destrucción de vida inocente. Aunque toda vida es de inestimable valor,
la teología moral siempre ha diferenciado la destrucción de “vida inocente” como algo
particularmente atroz que merece ser condenado siempre y en todo lugar, como ya
explicaremos a propósito de las aportaciones al tema en el Vaticano II.
2. Otro factor que distingue el aborto como fenómeno social es la mismísima magnitud del
problema: el aborto es un problema social de proporciones increíbles, algunos lo llegan a
calificar de genocidio.
3. Un tercer factor que diferencia el aborto de otros asuntos de la justicia es su situación legal.
Este cuenta con sanción legal.
4. Un cuarto aspecto distintivo del aborto es la división arbitraria de los seres humanos en
aquellos que merecen vivir y aquellos que no. El aborto trata de circunscribir toda una clase de
seres humanos (los no nacidos) como no personas, excluidas de los derechos básicos y las
protecciones concedidos a todos los otros seres humanos.
5. El aborto incluso se distingue de las cuestiones de ética médica relacionadas como la
eutanasia y el suicidio asistido, por la ausencia de toda posibilidad de consentimiento
consciente. La condición del niño no nacido como carente de voz y el más vulnerable agrega
otra dimensión a los debates sobre la moral y la gravedad del aborto.
6https://www.prolifedallas.org/EL_ABORTO_Y_LA_DOCTRINA_SOCIAL_CATOLICA_-_2_sided_BI_version.pdf.
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6. Finalmente, el aborto se lleva a cabo a puertas cerradas y no se comenta en público. Como
en el caso de la esclavitud, terminar con la injusticia social del aborto depende principalmente
de que también hablen con valentía y voluntad en contra del aborto las personas e
instituciones que no están directamente involucradas, colaborando en la imparcialidad de este
debate.
4.2. ¿Cuál es la contribución de la DSI al problema del aborto?
Nos remitiremos al Magisterio “más reciente” y a sus hitos clave: el concilio Vaticano II,
Evangelium Vitae y el Catecismo de la Iglesia Católica.
En el Concilio Vaticano II, en la constitución Gaudium et Spes, en el número 51, se llama a
armonizar el amor conyugal y el respeto a la vida humana, en consonancia con la doctrina que
siempre ha mantenido la Iglesia, y en la que profundizó más tarde y especialmente san Juan
Pablo II en el magisterio de su pontificado: las dos dimensiones inseparables de amor
conyugal: la unitiva y la procreativa, que reflejan la imagen divina de Dios Trinidad, Comunidad
de Amor y Dador de Vida:
No puede haber contradicción verdadera entre las leyes divinas de la transmisión obligatoria de la vida y del
fomento del genuino amor conyugal. Pues Dios, Señor de la vida, ha confiado a los hombres la insigne misión
de conservar la vida, misión que ha de llevarse a cabo de modo digno del hombre. Por tanto, la vida desde su
concepción, ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes
abominables […]7
En continuidad con el magisterio conciliar, en el CIC, en la III parte, se propone el fundamento
antropológico y teológico de la protección y cuidado de la vida humana desde su primer
instante: existe un imperativo absoluto ético que emana del derecho de la persona, dentro del
cual está el derecho inviolable de todo ser inocente, ya recogido en la Sagrada Escritura.
También acude a la Tradición de la Iglesia desde el siglo I que ha condenado “la malicia moral
de todo aborto provocado”, ya sea como fin o como medio. Se acude también a la Tradición
apostólica y patrística citando la Didajé, la Epístola a Diogneto y a Tertuliano, así como el nº 51
de la Gaudium et Spes, ya mencionado8.
Asimismo, explica a continuación de qué modos se participa en un aborto y la pena canónica
de excomunión que conlleva por la gravedad intrínseca de esta acción. Aclara, como lo
explicará también Juan Pablo II en la Evangelium Vitae, que no se trata de “restringir el ámbito
de la misericordia” de Dios, sino de dejar muy clara la gravedad del aborto9.
Por último, en el nº 2273, se explica cómo este bien sagrado e inviolable de la vida humana
debe ser custodiado en la legislación positiva. Porque el derecho a la vida es “un elemento
constitutivo de la sociedad civil [sic]”. Queda expuesto claramente que el aborto no es solo una
cuestión bioética, sino social; no solo los profesionales biosanitarios deben comprometerse en
la defensa de la vida. Las leyes, las instituciones educativas y políticas; la misma célula de la
7 GS, 51.
8 Cfr. CIC 2270-2271.
9 Cfr. CIC 2272.
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sociedad (la familia) deben proteger este don precioso con la responsabilidad que les exige la
verdad sobre la persona10.
En la Evangelium Vitae, se habla, desde el comienzo, del valor incomparable de la vida humana
(EV 1), y de que el aborto, entre otros gravísimos atentados contra la vida humana, es una
verdadera amenaza a la vida (EV 3). San Juan Pablo II, contrapone la civilización de la vida
frente a la de la muerte. A este propósito, son especialmente esclarecedores los siguientes
párrafos, en los que hemos resaltado los aspectos más destacados:
El Señor dice a Caín: « ¿Qué has hecho? Se oye la sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo » (Gn 4,
10). La voz de la sangre derramada por los hombres no cesa de clamar, de generación en generación,
adquiriendo tonos y acentos diversos y siempre nuevos.
La pregunta del Señor « ¿Qué has hecho? », que Caín no puede esquivar, se dirige también al hombre
contemporáneo para que tome conciencia de la amplitud y gravedad de los atentados contra la vida, que
siguen marcando la historia de la humanidad; […]
Pero nuestra atención quiere concentrarse, en particular, en otro género de atentados, relativos a la vida
naciente y terminal, que presentan caracteres nuevos respecto al pasado y suscitan problemas de gravedad
singular, por el hecho de que tienden a perder, en la conciencia colectiva, el carácter de « delito » y a asumir
paradójicamente el de « derecho », hasta el punto de pretender con ello un verdadero y
propio reconocimiento legal por parte del Estado y la sucesiva ejecución mediante la intervención gratuita
de los mismos agentes sanitarios. Estos atentados golpean la vida humana en situaciones de máxima
precariedad, cuando está privada de toda capacidad de defensa. Más grave aún es el hecho de que, en gran
medida, se produzcan precisamente dentro y por obra de la familia, que constitutivamente está llamada a
ser, sin embargo, « santuario de la vida ».
¿Cómo se ha podido llegar a una situación semejante? Se deben tomar en consideración múltiples factores.
En el fondo hay una profunda crisis de la cultura, que engendra escepticismo en los fundamentos mismos del
saber y de la ética, haciendo cada vez más difícil ver con claridad el sentido del hombre, de sus derechos y
deberes. A esto se añaden las más diversas dificultades existenciales y relacionales, agravadas por la realidad
de una sociedad compleja, en la que las personas, los matrimonios y las familias se quedan con frecuencia
solas con sus problemas. No faltan además situaciones de particular pobreza, angustia o exasperación, en las
que la prueba de la supervivencia, el dolor hasta el límite de lo soportable, y las violencias sufridas,
especialmente aquellas contra la mujer, hacen que las opciones por la defensa y promoción de la vida sean
exigentes, a veces incluso hasta el heroísmo.
Todo esto explica, al menos en parte, cómo el valor de la vida pueda hoy sufrir una especie de « eclipse »,
aun cuando la conciencia no deje de señalarlo como valor sagrado e intangible, como demuestra el hecho
mismo de que se tienda a disimular algunos delitos contra la vida naciente o terminal con expresiones de
tipo sanitario, que distraen la atención del hecho de estar en juego el derecho a la existencia de una persona
humana concreta.
En efecto, si muchos y graves aspectos de la actual problemática social pueden explicar en cierto modo el
clima de extendida incertidumbre moral y atenuar a veces en las personas la responsabilidad objetiva, no es
menos cierto que estamos frente a una realidad más amplia, que se puede considerar como una verdadera y
auténtica estructura de pecado, caracterizada por la difusión de una cultura contraria a la solidaridad, que en
muchos casos se configura como verdadera «cultura de muerte». Esta estructura está activamente promovida
por fuertes corrientes culturales, económicas y políticas, portadoras de una concepción de la sociedad
basada en la eficiencia. Mirando las cosas desde este punto de vista, se puede hablar, en cierto sentido, de
una guerra de los poderosos contra los débiles. La vida que exigiría más acogida, amor y cuidado es tenida por
inútil, o considerada como un peso insoportable y, por tanto, despreciada de muchos modos. Quien, con su
enfermedad, con su minusvalidez o, más simplemente, con su misma presencia pone en discusión el
bienestar y el estilo de vida de los más aventajados, tiende a ser visto como un enemigo del que hay que
defenderse o a quien eliminar. Se desencadena así una especie de «conjura contra la vida», que afecta no sólo
a las personas concretas en sus relaciones individuales, familiares o de grupo, sino que va más allá llegando a
perjudicar y alterar, a nivel mundial, las relaciones entre los pueblos y los Estados.
10
Cfr. CIC 2273.
FORMACIÓN INTERDISCIPLINAR DE LA CONCIENCIA CRISTIANA:
UN REQUISITO IMPRESCINDIBLE PARA LA DEFENSA DEL DERECHO A LA VIDA
EN LA CUESTIÓN DEL ABORTO
Para facilitar la difusión del aborto, se han invertido y se siguen invirtiendo ingentes sumas destinadas a la
obtención de productos farmacéuticos, que hacen posible la muerte del feto en el seno materno, sin
necesidad de recurrir a la ayuda del médico. La misma investigación científica sobre este punto parece
preocupada casi exclusivamente por obtener productos cada vez más simples y eficaces contra la vida y, al
mismo tiempo, capaces de sustraer el aborto a toda forma de control y responsabilidad social11.
11
EV 10-13.
FORMACIÓN INTERDISCIPLINAR DE LA CONCIENCIA CRISTIANA:
UN REQUISITO IMPRESCINDIBLE PARA LA DEFENSA DEL DERECHO A LA VIDA
EN LA CUESTIÓN DEL ABORTO
PERSPECTIVAS Y CONCLUSIONES
Al final de este trabajo hemos adquirido una visión más objetiva y más crítica sobre el tema del
aborto, a la vez que seguimos manteniendo que es un problema social y bioético de especial
gravedad y de escala global, que solo se puede abordar interdisciplinariamente: Genética,
Biología, Antropología, Ética, Derecho, Teología, como disciplinas destacadas, tienen mucho
que decir en torno a este tema. La verdad es un compromiso social y acorde a la dignidad
humana. No se trata de tener una opinión, sino de adquirir conocimientos, para acercarnos a
la verdad sinfónica sobre la vida humana desde su primer instante y comprometernos con que
esa verdad conquistada transforme nuestra sociedad en sus valores, en sus tópicos y en sus
praxis profesionales.
Esta pequeña investigación ha sido, además, una ocasión de trabajar hábitos intelectuales
importantísimos como el rigor, la objetividad y la concentración; y estrategias indispensables
como el trabajo colaborativo, el aprendizaje basado en cuestiones y problemas, y el rigor
metodológico.
Hemos ampliado nuestro vocabulario, no solo técnico, sino simplemente de nuestro registro
académico. Y hemos constatado, en todas las fuentes consultadas, que las aproximaciones
propuestas en nuestro trabajo han aparecido siempre de forma explícita o en forma de
preguntas o cuestiones inacabadas que apuntan implícitamente a la necesidad de una
aproximación integradora. De ahí que sea imprescindible una formación interdisciplinar de la
conciencia, y más aún en la formación cristiana. Por último, quisiéramos destacar la
oportunidad que hemos tenido de consultar fuentes actuales del Magisterio con su respectiva
actualización de la Sagrada Escritura y de la Tradición.
Al final, pero desde siempre, CADA VIDA HUMANA IMPORTA.
Alicante, 11 de abril de 2018
FORMACIÓN INTERDISCIPLINAR DE LA CONCIENCIA CRISTIANA:
UN REQUISITO IMPRESCINDIBLE PARA LA DEFENSA DEL DERECHO A LA VIDA
EN LA CUESTIÓN DEL ABORTO
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